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Hernández Hubbe Ana Grupo: 1174

La fotografía como una de las bellas artes

¿Puede incluirse la fotografía entre las bellas artes?

Charles H. Caffin, escritor y crítico de arte angloamericano, defensor de las artes


vistas como “una parte integral de la vida”, nos lleva a un análisis de las
diferencias entre los pintores y los fotógrafos, haciendo énfasis en las limitaciones
de éstos, todo viéndolo desde el arte clásico.

“La pintura ha muerto”, expresión realizada por Paul Delaroche al ver las nuevas
imágenes de Daguerre, nos permite presenciar cierto temor de parte de los
pintores al surgir la fotografía, creyendo que ésta tomaría su puesto. No tenían en
cuenta las limitaciones con las que cuentan los fotógrafos.

Para empezar a hablar sobre las limitaciones y posibilidades de realizar una


fotografía, es importante mencionar sus dos caminos: el camino utilitario, en donde
el fotógrafo trabaja en conjunto con la cámara para registrar los hechos, buscando
una definición exacta; aquí sobre sale el retrato, que registra las características del
individuo. Y tenemos el camino estético, en el cual se busca conseguir la belleza
registrando la realidad, pero no como realidad.

En la primera, el fotógrafo se vale de cuestiones científicas y mecánicas; mientras


que, en la segunda, ocupa su imaginación y conocimientos (artísticos, podríamos
llamarles) de composición, valores, técnica, etc.

Una de las primeras limitaciones, como menciona Caffin, es que la fotografía


artística llegó en una mala época, donde se explotó lo más que se pudo,
volviéndose comercial, llena de adornos innecesarios para tener “buenas
fotografías” en el álbum familiar. Pero no era algo único de la fotografía, sucedía
en todas las artes: toda obra era producida sin otra razón más que ser vendida.

Otra limitación que encontramos es que, al ocupar modelos, el fotógrafo puede


indicarles qué expresiones quiere transmitir pero nunca se lograrán en su totalidad
como lo puede realizar un pintor directamente en su pintura.

El fotógrafo debe ser una persona muy hábil y con muchos conocimientos, con el
poder de decidir rápidamente, sobre todo al retratar, para evitar que el sujeto
tenga la sensación de ser fotografiado y se pierda la magia del instante.

Otra limitación considerada por Caffin es la imparcialidad de la cámara para


registrar lo que tiene cercano y la mala interpretación que da a las distancias;
entonces, un paisaje tomado por un fotógrafo sin entrenamiento puede ser un
buen recuerdo (utilitario) pero no es fiel a la naturaleza (estético).

Para Charles, el fotógrafo artístico (o avanzado, como él lo llama) es aquel con


temperamento y entrenamiento, dispuesto a dedicarle a su trabajo estudio, tiempo
y fatiga; sabiendo evadir las limitaciones de su herramienta, pudiendo plasmar y
transmitir sensaciones a través de sus imágenes, siendo un observador
profesional y amante de la naturaleza; capaz de corregir sus fotografías… pero,
¿hasta qué punto?

Stieglitz y Keiley desarrollaron un método para corregir los fallos en sus


fotografías: consiste en controlar los tonos de los platinotipos con pinceladas de
glicerina en algunas partes de la copia, haciendo el revelado más lento y
produciendo tonalidades más suaves en las zonas elegidas. Aquí el problema fue
cuando se abusó de ésta innovación, dejando, según Caffin, dos tipos de
fotógrafos: los honestos, que modifican los resultados mutando la naturaleza para
adecuarla a su impresión; y los “otros”, que se reservaban el derecho de alterarlos.
“¿Si la naturaleza es la fuente de la belleza, somos capaces de obtener tanto
placer de una interpretación de la naturaleza desarrollada en el cerebro de un
hombre, por muy poética que sea, como de otra a partir de la naturaleza misma?”

Charles menciona que no si somos lo suficientemente observadores de la


naturaleza; al conocerla, podemos identificar qué sensaciones nos llega a
transmitir y cómo; cosa que, al no conocer la naturaleza y volverse uno con ella,
simplemente se vuelve una copia vacía.

Según el autor, el artista verdadero (ya incluyendo a los fotógrafos) tendría que
apoyarse en aquello que conocemos y amamos en común para despertar la
imaginación: la naturaleza, en donde su trabajo, si llega a ser auténtico, no pone
límites a sus posibilidades de sugestión y a las impresiones del receptor. Al
alejarse de la naturaleza, acepta sus limitaciones y las impone.

Desde su existencia, el arte no ha podido encasillarse en una sola definición, ni


siquiera con las bellas artes. El arte se encuentra en movimiento, sus
posibilidades son cada día más amplias y hasta más apreciadas. La fotografía es
considerada un nuevo tipo de arte, al que no se le puede juzgar necesariamente
desde las normas y los puntos de vista antiguos. Lo que más se necesita (y lo que
más falta hace) es contar con una mentalidad abierta; el arte no es estático y sus
áreas tampoco.

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