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Sociedad, desarrollo y ciudadanía en México

Los mitos que nos dieron traumas - Reflexión

Actualmente en México cargamos con un pesimismo ante nuestra situación y constantemente


justificamos nuestras tragedias o el porqué no progresamos. Siempre anhelando lo que otros
países tienen y poniéndonos en desventaja. La mentalidad de la sociedad mexicana se ha
visto escasamente transformada ya que con el pasado que mantenemos siempre en el presente
no hemos avanzado como debería después de siglos y siglos de evolución y (como en otros
países) para que esto pudiese ocurrir, como menciona el autor “Es vital hablar de los mitos
de nuestro México, del lado oculto de nuestra historia. ¿Para qué?, para comprendernos
mejor a nosotros y a nuestro país, para entender y analizar nuestros errores, para poder
corregirlos, analizar nuestra forma de pensar, corregirla en lo que sea necesario y superar
traumas y complejos.” (Zunzunegui, pág. 37) Es transformar nuestra forma de ver nuestra
historia y recordar nuestro pasado, pero avanzar pensando en el y no estancarnos en el.
México esta lleno de contradicciones, nos dejamos llevar a la voz del pueblo, la falta de
información y el poco interés de la sociedad por entender un poco más el contexto de nuestro
país llamado México porque “resulta que el hombre es quien, socialmente y con el paso del
tiempo, crea el mito” (Zunzunegui, pág. 39) Esto nos ha llevado a aceptar las verdades
transformadas que nuestros ancestros nos han hecho creer. Denominados mitos. “Si en vez
de aceptar dogmas míticos volteásemos a ver a nuestro alrededor a ver nuestro México, y a
nuestro interior, para vernos a nosotros mismos, tendríamos que aceptar que lo más
caracteriza a México, como su idioma predominante, su religiosidad, su arte, podríamos
aceptar lo que en realidad siempre aceptamos aunque sea medio forzados, que México es un
país mestizo…” (Zunzunegui, pág. 33) fuimos un país conquistado, más no destruido, todas
nuestras tradiciones emanan de una “salvación” de nuestras tierras y una evolución gracias a
un país que fue España. Una lista larga de países conquistados como Brasil, Irlanda, Chile,
China, Corea, Vietnam, han podido superar y transformarse como nación, todos tienen un
pasado y han sabido aprovecharlo. “Todos esos países podrían ir por la historia
lamentándose de ser pueblos y países conquistados y, desde luego, hacer que las culpas de
todas sus miserias recaigan sobre ese hecho.” (Zunzunegui, pág. 31) En México la barrera
que nos condena es el pasado insuperable de nuestra historia, adoptándolo como estilo de
vida y justificándonos ante cualquier adversidad.
México es un país contradictorio agradecemos y respetamos nuestras costumbres y
tradiciones, pero simultáneamente las negamos porque adoptamos las tradiciones y
costumbres de un pueblo malo, las queremos, pero no, porque no aceptamos la realidad del
mestizaje “El mexicano popular, el cotidiano, el que no se dedica a la historia y solo
aprendió los mitos y los traumas, tiene esa tendencia inconsciente a sentirse más indio que
español.” (Zunzunegui, pág. 85) es el resentimiento que hemos adquirido de la “educación”
de la clase de historia, lo que nos obligan a creer y jamás investigamos. Este resentimiento
ha generado que ante todo siempre pongamos en desventaja a México y el día en que
comprendamos que no nos conquistaron que nacimos de una conquista a un pueblo y que
somos una mezcla de nuestros “conquistadores” comprenderemos que nunca estuvimos en
desventaja como siempre lo traemos al presente. “No fuimos conquistados, nacimos de la
conquista, de unos sobre otros, pero ninguno de los dos, no somos el conquistador ni el
conquistado, somos sus hijos.” (Zunzunegui, pág. 89) En realidad, esto se ha vuelto una
costumbre, justificarnos, negarnos ante la verdad, y que lo mejor ha sido es adoptar en la que
estamos en desventaja, en la que no progresamos porque no pudimos, no podemos ni
podremos. Siempre habrá alguien más que nos arrebate el triunfo de las batallas. Crecimos
sin la esperanza de ganar siempre de la mano con el consuelo y la mediocridad. “México es
ante todo una experiencia psicológica: reniega de su conquista, pero fundamenta en ella su
identidad, ya que es su pretexto universal para todas sus derrotas.” (Zunzunegui, pág. 80 )
Siempre hemos estados esperanzados a que alguien más haga algo que hacer algo por
nosotros mismos, porque así estamos acostumbrados. Crecimos con la mentalidad del
mexicano, con el empoderamiento sobre la historia inexistente o contada a conveniencia de
quien en su momento fuese conveniente.
La escasa identidad de México como un país transformado nos ha llevado a adoptar la típica
y muy presente actitud del macho mexicano, porque solo así se hace respetar y llamar macho
“el pobre macho mexicano tiene una virilidad muy frágil, por eso avienta tiros, escupe lejos,
bravuconea, habla fuerte, mienta madres, y para que viva México tiene que mandar a todos
a la chingada” (Zunzunegui, pág. 117) porque si no, no está haciéndole justicia a su nación.
México no solo carece de información, aceptación y transformación, si no que, gracias a las
guerras continúas creamos un carácter de mexicano violento, sin tener un proyecto en mente
y sin desarrollar un plan solo pelear porque existe un enemigo. “El carácter del mexicano:
violencia sin proyecto en lugar de acuerdos para obtener algo.” (Zunzunegui, pág. 128)
Antes de leer el libro, considero a mi persona inculta de la historia de México, los hechos son
hechos y la historia que nos han contado son opiniones que a lo largo del tiempo se han ido
modificando. Es una cadenita de pensamientos sobre la conquista de los malvados españoles,
nos han hecho creer que la historia de México pudo haber sido diferente de no ser por ellos,
pero poniendo los hechos sobre la mesa, de no haber sido así, ¿qué sería de la antigua
Tenochtitlán? Realmente pudiésemos contar con todas nuestras costumbres y tradiciones que
a fin de cuenta nos identifican como mexicanos.
Leyendo el libro fui comprendiendo y aceptando todas esas actitudes de gente “humilde” que
muchos tenemos y nos han forjado en nuestra familia, así como la veneración a la virgen de
Guadalupe, es algo con lo que crecimos, pues la humildad y la sencillez nos rescatan de la
situación en la que vivamos y que como mencioné arriba se relaciona en como nos justifica
de la mediocridad “los mitos no buscan la verdad, buscan explicaciones, y en el caso del
mexicano, consuelo.” (Zunzunegui, pág.108 )
Este conjunto de actitudes y pensamientos son difíciles de arrancar porque hemos crecido
así, resulta ser más fácil justificarse que enfrentar una verdad, es por eso por lo que tiene
sentido el origen de todos nuestros traumas y actitudes que “identifican” a un mexicano.

Bibliografía:
Zunzunegui, J. (2014). Los mitos que nos dieron traumas. México, D.F.: Debolsillo.

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