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l. Enéadas 1. De principiis
)or eso la Inteligencia, una vez que hubo dado algo de sí misma a
Dios es incomprensible e incalculable... naturaleza intelectual sim-
ateria, fue creando todas las cosas impávida y serena. Mas ese don
s otro que el logos emanado de la Inteligencia. Porque lo que 4iTu-
¡rle, que no admite en sí ninguna adición; de modo que no puede
("rcerse que tiene en sí algo mayor y algo inferioq, sino que es por todas
e la Intéligencia es ellogos, y dimana Perennemente mientras la In-
pirrtes mónada yr por así decirlo, unidad, y mente, y fuente de la cual
encia está presente en los seres. (III,2I47l2,115-18). es cl principio de toda naturaleza intelectual o mente... Pero Dios, por
el arte inefable de su sabiduría, reparando y transformando todas las
i. Enéadas cosLls que ocurren en algo útil y en provecho común para todas, vuelve
ll uno no es ni todas las cosas, pues entonces ya no sería uno; ni la a Ilevar a estas mismas criaturas que distaban tanto de sí mismas por la
Ligencia, pues, de este modo también sería todas las cosas,ya que la vnriedad de sus almas, a un acuerdo único de obra y de fin, de modo
ligencia és todas las cosas; ni el se{, Porque el ser es todas las cosas. (prc aun con distintos movimientos de sus almas lleven a cabo, sin em-
91912,32-3s) trrrrg<r,la plenitud y perfección de un solo mundo,ylamisma variedad
rlt, rnentes tienda a un solo fin de perfección. En efecto, es una sola la
i, Enéadas virtucl que liga y contiene toda la diversidad del mundo... Dios, padre
iíguese forzosamente que la materia es lo ilimitado, pero no en el tle todas las cosas, lo ha dispuesto todo de tal modo, por el inefable
id-o de ilimitado por accidente y porque lo ilimitado le sobrevenga proceder de Verbo y su sabiduría para la salvación de todas sus criatu-
N PLOTINO
Tertuliano
en los poetas"'
i$erlpción retórica muy viva... Las que se en-cuentran trascienden lo
Eñiü;; ;;a tendenciá a la exageráción fabulosa, v
EÉi'úi;;;;;'1 la imaginería oratória lo mejor es siempre su realidad
I verdad.
misma actúa inmediatamente, afirmando Io Bello donde encuentra lArmonia e tnttmldad religiosa]
de acuerdo con la Forma Ideal que hay en ella misma, usando esa
como canon de exactitud en su decisión. Pero ¿qué acuerdo hay
material y lo que antecede a toda Materia?... AEur'rlH, De vera relig. XL, 7 6
8. tá patiia nuestra es allí de donde hemos venido, y allí estl A¡l ¡e ordenan todos los deberes y fines (del hombre) en la belleza del
Padre... ¡nto, de modo que lo que nos repele por separado, si lo considera'
eon la totalidad, Place mucho'
v.8.1
Es un principio para nosotros que quien ha alcanzado la visión dc 77
Belleza Intelectual y ha captado la belleza del auténtico Intelecto t¡t No hay nada ordenado que no sea bello'
capaz también de llegar a entender al Padre, al Transcendente de ese
divino. Nos toca, pues, intentar ver y decir, Para nosotros y en cuant( arbitio II, XVI, 42
llbero
pueden decir tales cosas, cómo la Belleza del Intelecto divino y
Obnerva el cielo y la tierra y el mar y todas las cosas que e-n ellos
Cosmos intelectual pueden revelarse a la contemplación. vuelan,. o nadan; tienen formas
b t"ptatt- abajo' o
Vengamos al reino de las magnitudes. Imaginemos dos bloques E brtllan en lo alto,
ágruu" tienen números: si se les quitan, no serán nada. ¿Por qué existen
piedra, uno en bruto y sin desbastar, el otro fabajado ya por el at p". Aquel por quien hay número?.Para esas cosas sólo hay
y convertido en estatua divina o humana; si divina, de una Gracia o ffnu-
una Musa; si humana, no de un hombre cualquiera, sino de un homl
iliit.'o.¡u "n ".t"ttto ei con número. Y los hombres que trabajanen el
áiiá ,t. todas las formas corporales, configuran sus obras con ellos...
ideal, que ha formado el arte reuniendo la hermosura de muchos.
piedra trabajada por el arte parecerá hermosa, pero no por ser p 5ü¡ce de dOnde mueva alguien los miembros del artífice, y será número.
porque entonces cualquier otro pedazo de mármol tendría igual v
Esa forma hermosa no la tenía la piedra, sino que estaba en el
fu ordine lI, 15,42
antes de pasar al mármol. Y no pasa entera, sino que contin¡la en Dc ahí llegó lla razón] al dominio de los ojos-y observando la tierra
.ieto,ti"íio-q,t".to le placía nada sino la belleza, y en la belleza las
mente del artífice, y en el mármol no resulta pura, ni tal como el
imaginaba el artífice, sino en cuanto la materia ha obedecido al ¡u*t, las figuras las dlimensiones, en las dimensiones los números'
"n
8. Eso es entonces la Belleza primariamente: es entera y
sente en su integridad, y por tanto sin que le falte belleza en ninguna 9t clvitate D¿i XI' 18
sus partes o miembros... La belleza del mundo está compuesta de la oposición de los contra-
9. El poder en el otro mundo tiene Ser y Belleza de Ser. No fl¡¡r,
haber Belleza sin Ser, ni Ser vacío de Belleza: abandonado por
Belleza, el Ser pierde algo de su esencia. El Ser es deseable Porquc - ordinel,T,18
Et
idéntico con la Belleza; y la Belleza es amada porque es Ser. ¿Cót La belleza de todas las cosas se rePresenta como en cierto modo
podemos discutir entonces cuál es la causa de la otra cosa, si a pertir de antítesis, esto es, de contrarios.
ñaturaleza es una? La misma imaginación del Ser necesita algt
imagen de Belleza sobreimpuesta para hacerla pasable y aun pt Ee musica VI, ó, ló
asegurar su existencia; existe en el grado en que ha tomado Parte en Hay cinco géneros de números (ritmos).-. Llámense los primeros
belleza de Ia ldea...
ludlciáles, los segundos avanzadores (progtessores), los terceros en
I l. ... Similarmente, cualquiera, incapaz de verse a si mismo .nr."ra (occursores), los cuartos recordables, los quintos sonantes'
poseído por ese Dios, no tiene más que Presentar ante sq conciencia c
divino que lleva dentro y en seguida ve una imagen de sí mismo, De musica VI, I 1, 30
mismo elevado a mejor belleza. Si prescinde entoncaé de esa
por bella que sea, y se hunde en una perfecta identificación, sin Si alguien, por ejemplo, se coloca como una estatua en una esquina
quede separación, al instante forma una unidad múltiple con el de un y bello, no podrá percibir la belleza de esa
-t Iay gtattae p.rte
presente en silencio: en cuanto a su poder y voluntad, los dos se
"iifi"io
ionrt-""i0", de !"e "t él miimo. Ni puede un soldado en la
uno. Y aunque vuelva a la anterior dualidad, sigue siendo puro y pe i ,l mu.iO" oUr"*"t ól ordeñ de todo el ejército. Y si en algún poema las
n€ce muy cerca del Dios: no tiene más que volver a mirar y la m ;ii"b;r vivieran y sintieran tanto cr¡anto suenan, de ningún modo les
presencia está ahí... giirü.iu la belleáa y el ritmo del contexto de la obra' que ?o pueden
ñhr"*ur entera ni aprobar, Porque está hecha y construida de esas
¡n ismas sílabas transitorias.