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Competencias docentes, bachiller y modelos didácticos.

Propósito: Relacionar competencias docentes, competencias genéricas


del bachiller y modelos de concreción didáctica centrados en el
aprendizaje.

En la unidad I del modulo 2, tuvimos la oportunidad analizar las competencias docentes


y del bachiller así como los modelos didácticos de Marzano, Esteves y Biggs. Una vez
estudiado y realizado lo anterior, en el presente escrito se muestra la relación entre
competencias docentes, competencias genéricas del bachiller y modelos de concreción
didáctica centrados en el aprendizaje, así como la conclusión del equipo referente a la
importancia de dicha relación entre estos elementos.

El sistema tradicional de enseñanza resulta insuficiente en el entorno social, económico


y cultural actual. Debido a esto, surge la Reforma Integral de Educación Media Superior
(RIEMS), la cual plantea un modelo educativo basado en competencias tanto para el
docente como para el alumno. Estas competencias mantienen una relación de
correspondencia entre si y representan la base para la definición de un modelo de
concreción didáctica. Bajo este nuevo modelo, el maestro debe ser capaz de identificar
las necesidades e intereses específicos del estudiante, lo cual implica el desarrollo de
competencias docentes, las cuales a su vez, permitirán estimular el desarrollo de las
competencias del bachiller definidas en la RIEMS.

Se realizó el análisis de cómo las ocho competencias docentes convergen con las once
competencias genéricas del bachiller así cómo el profesor y el estudiante colaboran
mutuamente para desarrollarlas; este nuevo enfoque, nos obliga a pensar en un modelo
de concreción didáctica que nos permita alcanzar dichos objetivos.

Según Estévez, si los contenidos de los programas de estudio no están centrados en las
necesidades del alumno ni vinculadas a su estructura cognitiva, no habrá una enseñanza
de calidad y por consiguiente el desempeño del alumno en las actividades del
aprendizaje será pésima, porque de acuerdo al autor el estudiante es el centro del
aprendizaje.

Para definir nuestras estrategias de enseñanza, es posible hacer uso, por ejemplo, de
herramientas teóricas tales como las 5 dimensiones del aprendizaje que describe
Marzano, cuyo modelo hace énfasis en la percepción y actitud positiva del alumno ante
el aprendizaje, sin las cuales no puede haber adquisición de conocimientos y mucho
menos un pensamiento crítico y creativo, o el uso significativo del conocimiento, así
como de la importancia que tiene el no olvidarnos del papel que cada una de las partes
estamos desarrollando en el aprendizaje significativo del alumno.

De acuerdo a John Biggs los seres humanos no aprendemos por transmisión, el


conocimiento se construye con base en la actividad del aprendizaje; debemos llevar a
nuestros alumnos de la fase cuantitativa a la cualitativa (comprensión profunda) para
que sean capaces de comparar, contrastar, explicar causas, establecer hipótesis,
reflexionar entre otras, para lograr esto los profesores debemos esforzarnos por llegar y
permanecer en el nivel 3 de enseñanza según Biggs, para enfocarnos en lo que el
alumno hace antes, durante y después de desarrollar el aprendizaje, es decir, el
producto.
Las estrategias de enseñanza que como docentes debemos abordar, deben ser
conscientes, reflexivas, que regulen acciones y procedimientos en condiciones
específicas y operativas sin perder una actitud de investigación y abarcando diversas
disciplinas.
Los contenidos deben comprender todos los aprendizajes que el alumno debe alcanzar
para progresar en las direcciones que marcan los fines de la educación. Para lo que cual
es preciso estimular comportamientos y adquirir valores, actitudes y habilidades de
pensamiento, además de conocimiento.

En conclusión no puede existir un modelo de concreción didáctica único capaz de hacer


frente a todos los estilos de aprendizaje y enseñanza, así como a la diversidad de
alumnos y profesores; sin embargo, parte de nuestra tarea dentro de esta reforma,
consistirá en diseñar un entorno adecuado que facilite el desarrollo integral de los
alumnos; este entorno no deberá ser rígido, tiene que ser susceptible a modificaciones y
lo más flexible posible para ajustarse al perfil particular del alumno.

Es importante a su vez, reconocer las virtudes que otros modelos pueden aportar para
complementar y enriquecer el nuestro. Es necesario que nuestra mente esté abierta para
poder distinguir las alternativas de los diferentes modelos que nos pueden servir para
despertar en el estudiante ese interés que nos permita interactuar de manera recíproca, el
trabajo interactivo y el desarrollo de competencias por parte del profesor y del alumno,
garantizarán la construcción y enriquecimiento de conocimientos.

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