Vous êtes sur la page 1sur 7

CONSECUENCIAS:

PRINCIPALES
-Desaparición de la Unión Soviética,
Yugoslavia y Checoslovaquia-Creación de la Federación Rusa y de la Comunidad de
Estado -independientes.
-Reunificación de Alemania
-Caída de los regimenes comunistas en toda Europa del Este
-Dominio político y militar de Estados Unidos.
- Hegemonía Económica de Estados Unidos, Alemania y Japón.
-Guerras civiles en Yugoslavia, donde nacen nuevos estados.
-Dominio del nacionalismo en la política rusa.
-Creación de la Unión Europea
La caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, así como la
desintegración política de la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (U.R.S.S.) trajo consigo importantes cambios en la estructura
del Orden Internacional de las potencias hegemónicas del mundo.

La desintegración de la URSS y EEUU


Sin lugar a dudas, los Estados Unidos de América fueron los más
beneficiados tras la desintegración de la URSS. La causa es evidente: era su gran
rival económico y político durante la Guerra Fría. Sin su rivalidad, los EEUU se
erigieron como la gran superpotencia hegemónica del mundo, a nivel
económico, político y militar. También supuso una importante victoria simbólica
para los estadounidenses. Suponía la victoria definitiva del capitalismo como
forma económica imperante, el aplastamiento definitivo del comunismo y la
forma de hacer política que lideraba la URSS.

Repercusiones rusas de la desintegración de la


URSS
Como es evidente, la Federación Rusa fue la más afectada por la rápida
desintegración de la URSS a finales del año 1991, tanto a nivel económico,
político y militar. No obstante, esta desintegración no cambió el hecho de que
Rusia seguía teniendo el potencial militar suficiente para amenazar a cualquier
país del mundo, incluso a EEUU. En Europa y en América se pensaba que, una vez
muerta la URSS, se acabarían los problemas con los soviéticos, los ahora rusos.

La desaparición de este gran bloque hegemónico mundial dejó ya abiertos


muchos de los problemas a los que aun hoy en día nos seguimos enfrentando.
Entre ellos, problemas religiosos, ideológicos y políticos que no quedaron
zanjados tras la desaparición del mundo soviético. Uno de los aspectos más
llamativos es la población de estos países. Uno no deja de ser soviético de la
noche a la mañana. Eso trajo consigo que gran parte de la élite social comunista
de la URSS lo siguió siendo una vez desaparecida ésta, adaptándose al nuevo
panorama internacional sociopolítico.

Mapa que muestra las distintas fronteras con las que colindaba la URSS

Repercusión en los países miembros de la URSS


El verse independientes políticamente desde hacía muchas décadas afectó en
parte negativamente a las repúblicas de Europa del Este y Oriente Medio.
Muchas de ellas se sumergieron en procesos de inestabilidad política, o conflictos
bélicos. Estos conflictos fueron por la conformación de una identidad nacional
basada en unos preceptos ideológicos, religiosos, étnicos o económicos
aparentemente uniformes.

Aunque muy retrasadamente, la UE y EEUU se mantuvieron firmes a la hora


de rechazar la autodeterminación como Estado de algunas de estas minorías
nacionales o religiosas, cuyo único objetivo era construir un país a su medida.
Como consecuencia a todo esto, la década de los 90 abría la puerta a la creación
forzosa de instituciones administrativo-políticas que buscaban la legitimación
internacional.
Mapa que muestra la quincena de repúblicas que componían la URSS en 1991

La desintegración de la URSS y la Unión Europea


La Unión Europea (que hasta el año 1992 se llamó la Comunidad Económica
Europea) fue la otra gran beneficiada tras la desintegración de la URSS en 1991.
Todos los países que antes dependían de Moscú ahora se veían independientes,
y la UE los recibió con los brazos abiertos. Esta bienvenida seguramente era con
el objetivo de crear un mercado y una unidad política y económica que
superara al todo poderoso Estados Unidos. Todo esto se vio reflejado en 1992
con el llamado Tratado de Maastricht.

Uno de los objetivos que buscaba la Unión Europea era la explotación de


los recursos naturales y energéticos de estos países. Solo entre Kazajistán y el
Mar Caspio se calcula que había al inicio de la década de los noventa una reserva
energética suficiente para llenar casi mil millones de barriles de petróleo.

Eran varios los retos y objetivos que debía asumir esta Europa de inicios de los
noventa. En primer lugar, seguir profundizando en los mecanismos políticos y
económicos de unificación y homogeneización europea. Esto llegaría a su cénit a
partir de la idea de crear una moneda única para toda la Unión Europea, el Euro.
En segundo lugar, había que ver como encajaba la nueva y unificada Alemania en
el contexto internacional. Ya podemos ver que no le costó mucho convertirse en
una de las principales potencias europeas. Y, en tercer lugar, había que configurar
cómo iban a ser a partir de ese momento el modelo de relaciones internacionales
con la Federación Rusa.
Imagen que muestra algunas características del Tratado de Maastrich de 1992

La desintegración de la URSS y el Lejano Oriente


Si bien es verdad que países como China, Japón o Corea del Sur habían salido
beneficiados de la desintegración de la URSS, con un gran incremento de su
actividad comercial, también es cierto que poco han avanzado en materia
de integración y cooperación política, económica o incluso militar.

La estabilidad del equilibrio regional que le hacía falta a los países del Lejano
Oriente para despegar como superpotencia económica se veía lastrada por varios
motivos. En primer lugar, por la discordia que siempre ha caracterizado las
relaciones entre los dos gigantes asiáticos por excelencia, Japón y China. En
segundo lugar, no podemos olvidar la falta de estabilidad en países como
Tailandia, Vietnam, Corea del Sur, Birmania… Todos estos países, en mayor o
menor medida, parecían estar más ocupados en realzar sus estrategias de
desarrollo nacional autónomo que en buscar estrategias de cooperación y apoyo
mutuo para el crecimiento político y económico. Sin embargo, sí que es verdad
que las relaciones con Occidente se han visto intensificadas en las dos últimas
décadas como consecuencia de procesos como la globalización o la llegada de
las nuevas tecnologías.
Desintegración de yugoslavia

El final de la Primera Guerra Mundial provocó la caída de la monarquía austrohúngara,


y vio nacer, entre otros muchos acontecimientos históricos, el Reino de los Serbios,
los Croatas y los Eslovenos, que pocos años después se convertiría en el Reino de
Yugoslavia. Durante los años 30 el nuevo estado se alió a Alemania e Italia, pero una
sublevación de oficiales opuestos al nazismo hizo que Hitler ordenara invadir el país
en 1941, situación que fue aprovechada por Croacia, con numerosos simpatízantes
del nacionalsocialismo, para proclamar su independencia. La liberación de los
territorios ocupados fue encabezada por Josip Broz (Tito) al frente de una guerrilla
partisana que se acabó convirtiendo en un gran ejército. Una vez acabada la guerra,
Tito triunfó en las elecciones de 1945 con el Frente Nacional, formado por el Partido
Comunista y la mayoría de las demás fuerzas que habían participado en la guerra
contra el fascismo. “La ‘segunda Yugoslavia’ surgió en 1945 por efecto, ante todo,
del éxito militar de la guerrilla partisana durante la Segunda Guerra Mundial. Tal
circunstancia tiene su relieve porque se vincula directamente con uno de los rasgos
centrales que dieron sentido al nuevo estado: éste no cobró cuerpo en virtud de una
imposición exterior —como la que se hizo valer en buena parte de la Europa central
y balcánica al calor de la presencia del ejército soviético—, sino que vio la luz de
resultas de un proceso autóctono que, inevitablemente, confirió una mayor
legitimidad al régimen naciente” (1).

La nueva constitución hizo de Yugoslavia una federación compuesta por seis


repúblicas (Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y
Serbia), con un gobierno federal que tenía como objetivo principal mantener el
equilibrio entre todas ellas que, sin embargo, disponían una gran capacidad de
autogobierno. En 1948, después de romper las relaciones con la Unión Soviética y
con Stalin, Tito lanzó una nueva política económica más descentralizada, con una
cierta permisividad hacia la propiedad privada y una apertura al turismo o la
emigración, así como un cierto acercamiento a Occidente, si bien se mantuvieron
diferencias significativas entre unas y otras repúblicas y entre las zonas urbanos y
rurales. La ruptura con la URSS facilitó la búsqueda de nuevas fórmulas de
planificación, con un sistema de autogestión consistente en una amplia participación
de las asambleas de trabajadores. Una gestión económica que tuvo unos resultados
contradictorios, en parte por un exceso de burocracia y una cierta falta de estímulos.
Como una nueva muestra de independencia respecto al resto de países del Este, en
1952 el partido dirigido por Tito pasó a denominarse Liga de los Comunistas, y
Yugoslavia fue uno de los máximos impulsores del Movimiento de países No
Alineados. Sin perjuicio de lo anterior, el estado adoptó, en 1963, el nombre de
República Federal Socialista de Yugoslavia.
REUNIFICACIÓN ALEMANA
La incorporación de la antigua República Democrática Alemana (comunista) a la
República Federal. Así, el territorio de la antigua RDA pasó a constituir cinco nuevos
Länder (estados federales) en los que se instauraba la democracia parlamentaria de
occidente. El hecho fue una de los momentos clave en la caída de los sistemas
comunistas de los países del telón de acero, que acabaría con la desintegración de la
Unión Soviética en 1991.
Importancia:

Fue un colapso espectacular, que en su momento dejó perplejos a


muchos y cuyas réplicas se siguen sintiendo hoy en día.
¿Cómo fue que la Unión Soviética, un Estado tan vasto y poderoso, integrado
por 15 repúblicas (con Rusia a la cabeza), ¿se desplomó tan rápida e
inesperadamente hace 25 años?
¿Cómo fue que el bloque socialista, con semejante influencia política,
ideológica, económica y tecnológica, que marcó buena parte de la historia del
siglo XX, dejó de existir casi de un día para otro?
 La internet soviética que competiría con la red occidental, pero que morir antes de
nacer
 Las armas invisibles contra las superbacterias que desarrolló la URSS
Estamos hablando del imperio que nació de la revolución comunista rusa de
1917 y llegó a ocupar un sexto del territorio de nuestro planeta y abarcar
unas 100 nacionalidades.
El que ayudó a vencer a Adolfo Hitler en la Segunda Guerra Mundial,
protagonizó junto a EE.UU. la Guerra Fría y la carrera armamentista nuclear,
y estuvo detrás de las hostilidades en Vietnam y la revolución cubana.
El que envió al espacio el primer satélite, el Sputnik, y al primer hombre, Yuri
Gagarin.

El que asimismo se destacó en los deportes, la danza, el cine, la literatura, el


arte y la ciencia.

1. Autoritarismo y centralización
2. El "infierno" de la burocracia
3. Economía fallida
4. Mejor educación
5. Las reformas de Gorbachov
6. Revoluciones y movimientos independentistas
Enlaces/ fuentes:
https://historiaeweb.com/2016/06/17/consecuencias-desintegracion-urss/

http://caidadelaurss1.blogspot.com/2013/05/situacion-previo-al-colapso.html

https://canalhistoria.es/hoy-en-la-historia/reunificacion-de-alemania/

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-37864744

https://www.rebelion.org/noticia.php?id=249099

Vous aimerez peut-être aussi