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Estudios Escénicos
03 de Julio 2017
Introducción
El espacio púbico está en crisis (Borja, 2012), la casi nula participación de los sujetos en la
sociedad produce que el espacio público se deteriores y privatice, siendo que el espacio
público pertenece a todos y debiese ser un espacio de desarrollo de la vida comunitaria, en
convivencia con las diferencia de cada sujeto, creando en conjunto la memoria colectiva,
pasando a ser el espacio público un propiedad común de los ciudadanos.
El cuerpo en su significación humana, cuando vive en sociedad está sometido a las políticas
de subjetivación que cada régimen político establece para validarse dentro del cotidiano de
la sociedad (Rolnik, 2006). Es decir que cuando los cuerpos participan en la sociedad, estos
son influenciados a concebir su forma de vida y de relación con los otros de acuerdo a lo
establecido por cada régimen político presente en la sociedad. Estas políticas de
subjetivación son modificadas de acuerdo a cada régimen dominante en la sociedad, que
van cambiando los paradigmas sociales para que las personas piensen y actúen de
determinada forma.
El cuerpo y cada una de los órganos de los sentidos es portador de una doble capacidad,
según los estudios de la neurociencia, cortical y subcortical (Rolnik, 2006). La capacidad
cortical es aquella que permite percibir el entorno y otorgarle sentido de acuerdo a las
representaciones que se dispone, dependiendo del tiempo, de la historia de la persona y al
lenguaje. La capacidad subcortical es aquella asociada a la aprehensión del mundo a través
de las sensaciones que afectan al cuerpo. Esta capacidad del cuerpo de afectarse por las
sensaciones que le provoca el entorno y que disuelve la separación del cuerpo con el mundo
fue denominada por Suely Rolnik como “Cuerpo Vibrátil”.
Según la misma autora, para que se produzca el pensamiento creativo, para que surja una
cuestión, debe ser a través de problemas que atraviesan los cuerpos creando una crisis de
las referencias propias de este. Es decir que, para que las personas se cuestionen su entorno
deben a travesados por sensaciones e imágenes no conocidas. La vibratilidad del cuerpo
debe ser atravesada por imágenes que no tiene una explicación dentro de lo conocido por
ese cuerpo. Al no poseer una forma de expresión de las sensaciones que le provoca la
problemática del entorno, es que se produce el pensamiento o creación.
Por lo tanto a través de las subjetivación se establece el cotidiano aceptado por la sociedad
que sirva para los propósitos de los regímenes políticos dominantes. De esta forma se fija
la forma de desenvolverse en sociedad, a vez que se determina la forma de relacionarse
con el otro de forma “normal”.
El cuerpo artístico
Durante la década de los 60 se produce un cruce entre la danza y el teatro con la
performance, posibilitando que las artes escénicas sean interdisciplinares, donde el cuerpo
del artista, ya no es solo un cuerpo ejecutor, sino que es un cuerpo pensante (Sánchez,
1999). Bertolt Brecht fue el primero en conceder al actor la capacidad de pensamiento y
de crítica, anterior a esto el actor era solo un mero utensilio que ponía su cuerpo y emoción
al servicio de la satisfacción de la necesidad espectacular, que dominaba el teatro occidental
hasta esa época (Sánchez, 2010).
Por lo tanto anterior a los movimientos artísticos del siglo XX y de los movimientos sociales
de la década de los 60, tanto la danza como el teatro servían como medio de transmisión
de ideas cerradas de formas de interpretación de la realidad. El cuerpo del actor y el bailarín
estaban cuartados por lo que otros decidían que componía el espacio escénico. Con los
movimientos sociales de la década de los 60, los artistas tuvieron una crisis de sus referentes
al no poder incluir dentro de su forma de hacer arte, las demandas sociales. Por otro lado
la proliferación de la performance en la sociedad y su capacidad para abrir espacios que
hasta el momento no eran visualizados, problematizando su propia categorización, y así
inevitablemente inserta nuevas especulaciones teóricas a la dinámica teatral, transformó
tanto la danza como el teatro con su giro performativo. Los artistas salieron de los espacios
cerrados de los teatros a interactuar con la sociedad y al ser su cuerpo atravesado por estas
realidades antes veladas, es necesario que el cuerpo tome relevancia en la creación
artística, es necesario que el cuerpo exprese lo que produce este contacto tanto con la
sociedad como con otras disciplinas artísticas.
A partir de lo mismo, es que en los últimos tiempos, las compañías o grupos que han
trabajado con el rol activo del espectador han descubiertos que los juegos escénicos
permiten el ascenso a los escenarios de personas que no poseen ninguna formación teatral
ni predisposición a la actuación (Sánchez, 2007). De esta forma es el propio espectador que
pasa de ser el receptor de una idea cerrada de identidad individual y colectiva, de ser el
receptor de un actor de poder, a ser el que dispone las imágenes que serán parte de esta
realidad colectiva e individual, por lo tanto la realidad ya no es impuesta por un grupo
privilegiado de cuerpos que se paran frente a otros cuerpos, sino que estos en conjunto la
crean, en comunidad.
El espacio público
El escenario social o ciudad, donde los cuerpos y objetos interactúan en base a las políticas
de subjetivación (contexto) que están presentes dependiendo de los regímenes políticos y,
que afectan la forma de relación tanto de los cuerpos entre sí (individuos) como con el
entorno (objetos), es el espacio público.
El espacio público, la ciudad, la escena social debiese ser un espacio donde los ciudadanos
puedan sentirse libres e iguales, donde la sociedad se escenifica a sí misma, donde
participen como una colectividad y pueda manifestarse la diversidad propia de cada
comunidad. Debiese ser un espacio donde se expresan las demandas y los conflictos.
También en el espacio público y en la interacción de los cuerpos con su entorno debiese
construirse la memoria colectiva de identificación con el entorno.
En las sociedades actuales el dominio de lo público no está dado como un dominio activo
sino que su construcción es, en todo momento y en cada ocasión, tarea. La producción de
una esfera pública es en las sociedades contemporáneas inevitablemente efímera, eficaz
solo por un tiempo muy breve y cada vez más amenazado (Brea, 2016).
En la década de los 60 con las movilizaciones sociales y la crisis con las instituciones, se
produjo un cambio en la escena artística. Tanto la danza como el teatro se realizaban en
espacios cerrados donde el único medio de inspiración con el entorno eran las cuatro
paredes de los teatros. Con todos los cambios sociales, y al ser los artistas parte de esta
sociedad, escena social o espacio público donde se desarrollaban estos movimientos,
sucede casi de forma inevitable que los actores y bailarines se cuestiones su forma de hacer
arte.
Tanto la danza como el teatro de ven influenciados por estas corrientes, surgiendo tanto el
teatro como la danza contemporánea. Estas nuevas formas buscan salir de los espacios
convencionales de realización de arte, para ir en busca de una inspiración más concreta,
que permita a la vez conectar de mejor manera con el espectador y con el entorno.
Con la salida de la danza de las salas de teatro, en busca de un espacio que determine
radicalmente la danza, que en él se presenta, hasta tal punto en que la danza perdería gran
parte de su sentido si se situara en otro lugar (Pérez, 2010); es que se menciona el concepto
de danza extraescénica.
A este nuevo espectador que accede a la danza extraescénica, que ve un pieza artística
realizada en base a toda la significación que contiene el espacio público escogido, hace que
resignifique el espacio en el cual se desarrolla la danza a la vez que descubre una nueva
forma de expresión artística no siempre accesible al gran público.
Conclusión
La importancia de que las artes estén presentes en el espacio público y en las comunidades
se torna indispensable en el actual sistema socio económico, ya que tanto la danza como el
teatro en su diálogo con el espectador pueden dar una nueva significación de los espacios
públicos o develar lo que en el entorno se está desarrollando y que, los cuerpos bajo la
modalidad en la que se encuentran, no son capaces de percibir. La presencia del cuerpo de
los artistas en el espacio público logra que el entorno y el otro, que está borrado de la
percepción de los cuerpos de los sujetos por las condiciones del actual sistema, sean
visibilizados y sensibilizados para que los espectadores, en este caso el ciudadano común
logre vencer el anestesiamiento de su vulnerabilidad y a través de los sentidos logre una
conexión sensitiva con el entorno, ya que como lo menciona Victoria Pérez, el espacio logra
tener un significado personal para el espectador, logrando de esta forma que el espacio
público sea nuevamente de la ciudadanía y pueda esta hacer uso para su desarrollo
personal, artístico, comunitario e individual. Por lo tanto para que el cuerpo del ciudadano
común se apropie del espacio público y logre un pensamiento crítico de su realidad, es
indispensable que sea catalizada por la presencia de otros cuerpos, en este caso el cuerpo
de los artistas.
Bibliografía
"Danza en contexto. Una introducción", en PÉREZ ROYO, Victoria (ed.), A bailar a la calle!
Danza contemporánea, espacio público y arquitectura, Salamanca, Ediciones Universidad
de Salamanca, 2008, pp. 13-65
Pérez, V.“El giro performativo de la imagen”, en SIGNA 19. Revista de la Asociación española
de semiótica, UNED, 2010, pp. 143-158