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INFORME FINAL DE PRÁCTICA: CREACIÓN DE UN MANUAL DE

HERRAMIENTAS CLÍNICAS PARA LOS ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA QUE


REALIZAN SU PRÁCTICA EN EL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO
UNIVERSITARIO DEL VALLE

JOSÉ ALEJANDRO VARONA RIASCOS

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA CALI

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

PROGRAMA DE PSICOLOGÍA

SANTIAGO DE CALI

2018
INFORME FINAL PROYECTO DE PRÁCTICA PROFESIONAL: CREACIÓN DE
UN MANUAL DE HERRAMIENTAS CLÍNICAS PARA LOS ESTUDIANTES DE
PSICOLOGÍA QUE REALIZAN SU PRÁCTICA EN EL HOSPITAL
PSIQUIÁTRICO UNIVERSITARIO DEL VALLE

JOSÉ ALEJANDRO VARONA RIASCOS

Cód. 1135771

Asesora académica:

MÓNICA PATRICIA LARRAHONDO

Asesor institucional:

NATALIA CRISTINA ALDANA ALZATE

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA CALI

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

PROGRAMA DE PSICOLOGÍA

SANTIAGO DE CALI,

2018
TABLA DE CONTENIDO
1 INTRODUCCIÓN ......................................................................................................... 1
2 CONTEXTUALIZACIÓN ........................................................................................... 2
3 DIAGNÓSTICO ............................................................................................................ 4
3.1 Situación General en la Sala de Hospitalización Seis.............................................. 5
3.2 Técnicas e instrumentos ........................................................................................... 5
3.3 Metodología usada para el diagnóstico .................................................................... 6
3.4 Justificación ............................................................................................................. 6
4 OBJETIVOS .................................................................................................................. 7
4.1 Objetivo General ...................................................................................................... 7
4.2 Objetivos Específicos .............................................................................................. 7
5 REFERENTES TEÓRICOS ........................................................................................ 7
6. RESULTADOS ............................................................................................................ 13
6.1 Las funciones del estudiante de psicología en el HPUV ....................................... 14
6.2 La descripción de conceptos teóricos referidos al diagnóstico .............................. 16
6.3 Caracterización de la población ............................................................................. 22
7. DISCUSIÓN: UNA POSTURA CRÍTICA ............................................................... 24
8. CONCLUSIÓN ............................................................................................................ 31
9. CRONOGRAMA ........................................................................................................ 32
10. REFERENTES CONCEPTUALES ............................................................................ 33
1 INTRODUCCIÓN:

El interés por desarrollar un manual para el practicante de psicología en el marco de


la práctica profesional en el Hospital Departamental Psiquiátrico Universitario del Valle,
surge ante la identificación por medio de dinámicas conversacionales, de situaciones en torno
al desarrollo de este rol que no logran ser definidas desde el ingreso a la práctica profesional,
por ende, el diseño y aplicación de un manual que se construya desde la opinión de los
mismos practicantes, la cual será recolectada por medio de encuestas estructuradas, permitirá
realizar un reconocimiento aterrizado sobre las problemáticas a las que se enfrenta el
psicólogo practicante y de esta forma identificar la viabilidad de la propuesta para la
implementación de un manual de prácticas. Ante esto, surge el interés por indagar sobre las
distintas perspectivas sobre las que los practicantes de psicología se han posicionado en sus
salas de intervención y a partir de esto generar esta propuesta innovadora que favorezca la
adaptabilidad de los practicantes de psicología del HPUV.

El presente trabajo de investigación, se realiza a partir de la presencia de uno de los


estudiantes en el contexto del Hospital Departamental Psiquiátrico Universitario del Valle.
Ante esto, se ha identificado una dificultad fundamental en el proceso de adaptación del
practicante de la sala, razón por la cual se decide a indagar en torno a la necesidad de un
instrumento que sirva de insumo para favorecer a la generación de dicho proceso de
adaptación, además de proveer al estudiante de información pertinente en torno a diversas
dinámicas propias del hospital, como los horarios, equipos de trabajo y jerarquías
institucionales, e información en torno al llamado “examen psiquiátrico formal”, modelo
utilizado por psiquiatras y residentes al momento de realizar el examen mental de un paciente.

Entonces, ante el interés común que surge de los estudiantes que realizan la presente
producción escrita, se ha decido diseñar e implementar una encuesta que permita reconocer
las ausencias descritas por los autores, pasando por la pregunta entorno a la relevancia o
pertinencia del manual y sumadas a algunos posibles contenidos que les parecería interesante
encontrar. Una vez obtenidos los datos, se procederá a la sistematización de los mismos a

1
través del software SPSS, en su vigésimo-quinta versión, para describir y analizar los
resultados en función de la pregunta de investigación.

2 CONTEXTUALIZACIÓN

En primer lugar, el Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle, es una empresa


social del estado, sin ánimo de lucro, con una personería jurídica autonomía administrativa.
Se conforma como una institución que brinda una atención e intervención en aspectos de la
salud mental, siendo uno de los centros de atención mental más grandes y reconocidos a nivel
del suroccidente colombiano con un recorrido de más de setenta años, iniciando así luego de
varios años de construcción y acoplamiento en el año de 1955, consolidándose como una
institución pionera en aspectos investigativos y tratamientos psiquiátricos.

Años después, luego de pasar por una serie de problemas en la década de los noventa,
en el 2009 recibió el certificado de acreditación en salud por ICONTEC, lo que lo postuló
como el primer centro psiquiátrico del país con un título de este calibre. Hoy en día, el
Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle se posiciona como líder en investigaciones
académicas, contando con la vinculación de estudiantes de medicina, psicología, enfermería
entre otras carreras afines a la salud, contando con unidad de intervención y cuidados, en
diferentes salas y un acompañamiento directivo a los pacientes y sus familiares.

Los pacientes que ingresan a este servicio de hospitalización se caracterizan por ser
individuos del suroccidente colombiano, además de estar en una fase aguda de enfermedad
mental, y en fase de recuperación, rehabilitación y seguimiento en especial a estos
diagnósticos identificados como comúnes:

Ψ Esquizofrenia; indiferenciada, paranoide, hebefrenia, residual y no especificada.


Ψ Trastorno Esquizoafectivo.
Ψ Trastorno Afectivo Bipolar; por síntomas maniformes o depresivos, y con la
presencia o no de síntomas psicóticos.
Ψ Retraso Mental Leve, Moderado, Grave y Profundo; generalmente en patología dual
con un episodio psicótico o una psicosis tóxica.

2
Ψ Trastornos Mentales Orgánicos; causados por traumatismos craneoencefálicos,
derrames, coágulos de sangre o demás afecciones del Sistema Nervioso Central.
Ψ Trastornos y Episodios Depresivos; que pueden estar acompañados de ideación
suicida o intento de suicidio estructurado o no estructurado, eventos de irritabilidad,
síntomas psicóticos o laceraciones en extremidades.
Ψ “Trastornos Psicóticos debidos al uso de múltiples drogas o de ingesta de alcohol”,
llamados frecuentemente “Psicosis Tóxicas”.
Ψ Trastorno Mixto de Ansiedad y Depresión.
Ψ Trastorno Obsesivo-Compulsivo.
Ψ Trastornos de Personalidad; en salas de alta contención, es común la presencia de
pacientes con diagnósticos de Trastorno de Personalidad Disocial (Antisocial) o
Trastorno Límite de la Personalidad.

Igualmente cuenta con jefes de enfermería de sala (de carácter rotativo), enfermeros,
auxiliares de enfermería (cada una de ellas rotativas), un psiquiatra a cargo de la sala,
residentes (estudiantes graduadas de medicina que se especializan en psiquiatría), auxiliares
en terapia ocupacional (igualmente rotativos), un médico general y un estudiante de
Psicología de la Universidad de San Buenaventura que realiza en dicha institución su práctica
profesional. Ahora bien, al interior de las salas, se realizan actividades y procesos de toma
de paraclínicos y de administración de medicamentos, tales como:

Ψ Cuidados médicos, revisión y previsión por parte de enfermería.


Ψ Atención y evolución por parte de psiquiatría.
Ψ Atención y evolución por parte de psicología (aunque sin acceso al sistema, ni una
labor explícitamente esclarecida y que puede variar según el concepto que tenga el
psiquiatra sobre la disciplina o los practicantes con los que ha interactuado en el
pasado, en esto se centra la problemática que busca ser resulta desde la
implementación del manual previamente mencionado.
Ψ Valoración y Seguimiento por Trabajo Social.
Ψ Valoración médica periódica por parte de la médica general para casos que lo
requieran, como otras enfermedades crónicas de carácter no mental.

3
Ψ Actividades de Terapia Ocupacional (Calistenia, Dibujo, Películas,
Acondicionamiento Físico, Juegos de Mesa. Karaoke entre otros).

De esta forma, se resalta el trabajo efectivo e interdisciplinar al interior de la sala, en


lo que concierne al diagnóstico, tratamiento, evolución y salida de los pacientes que llegan a
la sala de hospitalización. Para darle al sujeto una mirada de mayor integralidad, es posible
ver que trabajo social, terapia ocupacional, psicología, residencia (estudiantes de medicina
que cursan por la especialización en psiquiatría), medicina general y psiquiatría, trabajan
incluso de la mano con los enfermeros y auxiliares de enfermería para ofrecerle al paciente
una salida al estado de psicosis agudo y aliviar los síntomas que generen disrupción con sus
actividades cotidianas por fuera del contexto intramural.

3 DIAGNÓSTICO

Ahora bien, frente al diagnóstico, se identifica que la principal problemática al interior


de la sala corresponde al rol del psicólogo y a los conocimientos previos que éste ha de tener.
Ante la llegada del psicólogo a un servicio del hospital, puntualmente a las salas de
hospitalización, éste debe adaptarse a diferentes particularidades propias de la misma; el
criterio o conocimiento previo del psiquiatra en torno a la psicología, al paciente psicótico
con el que se estima no ha tenido contacto anteriormente, al trato de los enfermeros o
auxiliares de enfermería, entre otras.

Sumado a esto, entre los conocimientos previos con los que debe contar el practicante
de psicología, están; el examen mental (examen psiquiátrico formal), el conocimiento del
funcionamiento del programa utilizado para las evoluciones, el uso de la semiología
psiquiátrica para la comunicación con los mismos, la indagación previa de los manuales
diagnósticos (específicamente el DSM-V), entre otros.

Bien, todos estos conocimientos, habilidades o particularidades de la institución, son


desconocidos para el estudiante de psicología que ingresa a los servicios, razón por la cual
en ocasiones pueden presentarse confrontaciones con los psiquiatras, dificultad para la
comunicación entre las personas del servicio, sobreesfuerzo para la adaptación, ansiedad o
temor, etc.

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Se reconoce entonces la necesidad de una consigna clara para las funciones o roles
que pueden ser exigidos por la institución, además de un los conocimientos anteriormente
mencionados, por lo cual se considera relevante la creación del manual.

3.1 Situación General en la Sala de Hospitalización Seis:

En primer lugar, se resalta el trabajo efectivo e interdisciplinar al interior de la sala,


en lo que concierne al diagnóstico, tratamiento, evolución y salida de los pacientes que llegan
a la sala de hospitalización. Para darle al sujeto una mirada de mayor integralidad, es posible
ver que trabajo social, terapia ocupacional, psicología, residencia (estudiantes de medicina
que cursan por la especialización en psiquiatría), medicina general y psiquiatría, trabajan
incluso de la mano con los enfermeros y auxiliares de enfermería para ofrecerle al paciente
una salida al estado de psicosis agudo y aliviar los síntomas que sean incompatibles con la
sociedad.

De todos estos profesionales, se hará hincapié por un segundo en los trabajadores


sociales, éstos se encargan formalmente de explorar las redes del paciente, de buscar medios
para que el sujeto llegue a su hogar si vive en una ciudad diferente y gestionar a través de las
EPS, las remisiones y exámenes programados con posterioridad con la hospitalización,
controles para evolución y gestiones relacionadas a la medicación, y a los centros de
internación y rehabilitación.

Una de estas labores, consiste en que el trabajador social, tiene contacto con la red de
apoyo familiar del paciente, entendida como sus lazos familiares más próximos, las personas
que le acompañan en la enfermedad, aquellos con quien vive y convive. Bajo este supuesto,
dicho trabajador se encargará de una de las funciones más importantes en el pronóstico y
evolución de la enfermedad: El de realizar una psicoeducación.

3.2 Técnicas e instrumentos:

La técnica que se emplea podría rastrearse en el saber clínico referenciado por los
manuales diagnóstico DSM y CIE, y en el saber disciplinar, en este caso psicoanalítico. En
cuanto a los instrumentos para el diagnóstico, se emplean principalmente la observación y
descripción de las dinámicas propias del hospital (en relación al trabajo interdisciplinar, la

5
semiología y diagnóstico) y la información que puede ser relevante o de interés para el
estudiante que ingresa a realizar su labor de practicante en dicha institución.

3.3 Metodología usada para el diagnóstico:

Para la realización del diagnóstico de la situación problema a abordar, se emplea una


metodología cualitativa, de carácter descriptivo y reflexivo, apoyándose en aspectos
previamente establecidos como manuales diagnósticos o manuales para el ejercicio de la
residencia en el HPUV, lo cual permitirá dar una mirada más integral y desplegar estrategias
efectivas para enfrentar dicho diagnóstico.

3.4 Justificación:

La justificación para el presente proyecto puede verse desde diversos puntos de vista.
En primer lugar, se han presentado casos de desadaptación por parte de algunos estudiantes
de psicología, quejas comunes y recurrentes en torno a la falta de comprensión del lenguaje
propio de la semiología psiquiátrica, sin embargo gran parte de estos términos corresponden
al examen psiquiátrico formal. De esta forma, en segundo lugar tendría lugar información a
profundidad en torno al examen psiquiátrico formal, con la adición del examen mental en
psicología, basado y citado del material proporcionado por el Hospital Universitario del
Valle, en la Unidad de Salud Mental de dicha institución.

La comprensión de esta semiología, permitirá la comprensión y comunicación con el


personal de salud de la sala, familiarizado generalmente a profundidad con dicho modelo de
examen mental. Sin embargo, esto deberá estar acompañado por una descripción y
caracterización de los diagnósticos anteriormente mencionados, para entender las
alteraciones comunes en el examen mental de cada uno y el diagnóstico diferencial para el
caso de trastornos con síntomas similares en apariencia.

Por otro lado, el apartado que tenga en cuenta el trabajo interdisciplinario y los
horarios previstos para las actividades en el hospital y al interior de las salas, permitirá al
estudiante conocer las dinámicas en las que se verá inmerso por un año, sumado a la
información respecto al uso de lenguaje y recomendaciones ante situaciones comunes y/o

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posibles que pueden tener lugar desde las respectivas salas a las que hayan sido asignados,
hasta los pasillos mismos del hospital.

Finalmente, el presente trabajo de investigación busca, entre otras cosas, favorecer la


imagen del paciente mental como una persona con una organización psíquica estructural
particular, donde efectivamente se pueda hallar un sujeto en su subjetividad, por encima del
rótulo o impresión diagnóstica que se pueda emitir sobre él, sin desconocer las necesidades
propias de cada estudiante para su proceso de adaptación en el equipo de trabajo y en su
aprendizaje autónomo.

4 OBJETIVOS

4.1 Objetivo General:

Ψ Realizar un manual de herramientas clínicas para los estudiantes de psicología en el


contexto del Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle.

4.2 Objetivos Específicos:

Ψ Describir las funciones del practicante de psicología en el Hospital Psiquiátrico


Universitario del Valle.
Ψ Recopilar conceptos teóricos que informen al practicante sobre los conocimientos
necesarios para la práctica profesional en el Hospital Psiquiátrico Universitario del
Valle.
Ψ Caracterizar os pacientes en términos de la semiología psiquiátrica y el uso de los
manuales diagnóstico.

5 REFERENTES TEÓRICOS

Una vez esclarecidos los puntos anteriormente mencionados, se realizará el andamiaje


teórico respectivo, y para ello en primer lugar se busca resaltar la importancia que tiene la
adaptación de los estudiantes a su respectivo lugar de práctica, consideración teórica
importante, entendida como el objetivo fundamental, el impacto más grande que se espera
conseguir con el presente proyecto de práctica. Así, se utilizará la palabra de Gabriela
Safranchik, la cual en su texto “Un modelo posible de acompañamiento a practicantes y

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residentes”; realiza una serie de anotaciones que tienen como fin fijar una importancia
específica al proceso de adaptación de los estudiantes en sus lugares de práctica.

En su texto, Safranchik refiere que se observaron en determinado momento ciertas


dificultades en la adaptación del estudiante en su proceso de práctica, razón por la cual se
decide crear un modelo que tenga en cuenta diversos puntos de vista: "Convertimos a nuestro
dispositivo en objeto de estudio e investigación sometiéndolo a distintas miradas teóricas. A
la vez que seguimos nutriéndolo desde lo conceptual, lo sometemos a evaluación permanente
en la práctica misma". (Safranchik, 2016, pp. 3).

Esto es algo de crucial importancia para el presente proyecto de práctica, pues si bien
se busca generar herramientas clínicas para la adaptación del psicólogo al formato
psiquiátrico, no se busca que la segunda eclipse a la primera, sino todo lo contrario, permitir
al estudiante un espacio de reflexión en torno al paciente psiquiátrico, lo cual se verá más
adelante al introducir la visión del psicoanálisis en torno a la psicosis, y posteriormente en la
reflexión en torno a los manuales diagnósticos.

Entonces, se busca lo que, en palabras de la autora, resultaría una herramienta o


instrumento que posibilite y potencie el proceso de adaptación al estudiante, generando como
consecuencia lógica un proceso reflexivo: "Apuntamos a una práctica profesional
contextualizada y reflexiva, por ende la observamos, desnaturalizamos y conceptualizamos
(...)". (Safranchik, 2016, pp. 3).

Sin embargo, es posible plantear un contra-argumento en este punto, desde la


pregunta ¿acaso no es información que ha sido propiamente elaborada en el ámbito
académico, estadio previo al ingreso al proceso como practicante? Bien, ante esto, es
importante recordar que no se trata de un proceso fácil, el andamiaje entre la teoría y la
práctica puede resultar dificultada por diversos factores, ante esto, la autora refiere haber
observado como especialmente problemático el hecho de encontrar; "un reiterado divorcio
entre la teoría y la práctica, no pudiendo volcar en las situaciones del lugar de trabajo toda
la riqueza de la formación recibida". (Safranchik, 2016, pp. 5).

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Continuando con lo anterior, no se busca realizar una acusación hacia la institución
educativa que cobija a los estudiantes en cuestión, pues las necesidades específicas de un
lugar de trabajo conllevan a generar estrategias particulares. Pero no debe ignorarse el hecho
de que al interior de la clínica formal, de corte más sistémico, conductual o apegado al uso
de manuales diagnósticos; la enseñanza se ha visto en ocasiones empobrecida.

Así entonces, la autora señala esta dificultad como propia de muchas instituciones
educativas, donde; "la organización curricular en asignaturas, muchas veces resultaba
alejada de las necesidades con las que se enfrentaban los estudiantes en las instancias de
práctica". (Safranchik, 2016, pp. 7). Razón por la cual, esta ausencia de conocimientos puede
verse reflejada al interior del ejercicio del practicante, nuevamente un indicador de relevancia
para el material o manual que se pretende realizar en el presente proyecto de práctica.

Ahora por otra parte, se buscará establecer la importancia que tiene la creación de un
manual que pueda servir de insumo a los futuros practicantes del HUV. Para ello, Garay,
Hornes, Etenberg, D’alessandro, & Martini (2010), resaltan la importancia que ha tenido la
implementación de una serie de guías clínicas, las cuales cuentan con procedimientos e
información relevante para los profesionales en distintas áreas y enfoques de la salud mental.

Éstos a su vez, rastrean una gran cantidad de guías clínicas utilizadas en algunos
países de Norte América y Europa, a partir de instituciones con reconocimiento internacional,
permitiendo rastrear la utilidad de esta herramienta o instrumento, que para dichos países,
resultan un canon que puede servir de punto de partida y autocrítica en los primeros pasos de
algunos profesionales, llegando en ocasiones a ser consideradas políticas públicas para el
abordaje clínico en instituciones públicas y privadas:

“Como ejemplo de ello, ya fue mencionado el N.I.C.E. (N.I.C.E., 2006), pero,


también en Gran Bretaña, se pueden referir los esfuerzos de Roth y Fonagy (1995) o
la Autoridad en Salud de Birmingham (Kisely Y Jones, 1999). En EE.UU., La
Agencia De Investigación y Política para la Asistencia en Salud (Agency for Health
Care Policy and Research), la Asociación Americana de Psiquiatría (American
Psychiatry Association) y la Asociación Americana de Psicología (American
Psychology Association) (A.P.A., 1995, 2000, 2003, 2004), con la División 12 de

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Psicología Clínica (Chambless y Hollon, 1998; Chambless y otros, 1996). En Canadá
(Hunsley y otros, 1994), Alemania (Strauss y Kaechele, 1998) y Francia
(I.N.S.E.R.M., 2004) existen desarrollos comparables”. (Garay, Hornes, Etenberg,
D’alessandro, & Martini, 2010).

Por otra parte, resulta llamativo que en los países de habla hispana, el material de
guías clínicas al interior del área de salud mental, se ve impulsado por asociaciones,
alcanzando una difusión local importante aunque sin abarcar la totalidad de ciudades y países
hispanohablantes, los autores estiman que esto se debe a que en muchas ocasiones se han
utilizado modelos anglosajones y traducciones antes que realizar una implementación
contextualizada de las problemáticas y recursos simbólicos propios de cada cultura:

“Como suele acontecer, en América Latina la situación es un tanto más precaria,


pudiendo mencionar las G.C. confeccionadas por el Colegio de Psicólogos del Perú
(Ministerio de Salud del Perú, 2006), el Ministerio De Salud De Chile (Leibovich De
Duarte A, 2004), La Asociación Médica Brasileña (Fleck Y otros, 2003) Y la revisión
de Bernardi y otros (Bernardi Y otros, 2004) en Uruguay”. (Garay, Hornes, Etenberg,
D’alessandro, & Martini, 2010).

Pero entonces surge la cuestión sobre la justificación común para la utilidad e


implementación de estas guías clínicas procedimentales e informativas, ante la cual los
argumentos que se erigen van desde la objetivación del pensamiento hasta la premisa clave
de que estos instrumentos resultan una herramienta para el clínico, no un paso a paso, dando
lugar al modelo teórico predominante en el pensamiento del profesional y a la oportunidad
de seguirse actualizando continuamente.

“La difusión de la evidencia empírica acerca de los tratamientos en salud mental se


ha incrementado de modo sorprendente en los últimos años. El ritmo acelerado con
el que se producen y difunden los nuevos conocimientos sobre las diferentes
patologías y problemas así como los modelos de intervención, llevan al profesional
a dedicar una parte considerable de su tiempo a la actualización de sus
conocimientos”. (Garay, Hornes, Etenberg, D’alessandro, & Martini, 2010).

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Sería útil hasta este punto, hacer un alto sobre el sentido de objetivar la práctica
clínica, postura adoptada por algunos manuales como el ya conocido DSM o el CIE. Los
autores refieren que el surgimiento del pensamiento científico hizo presión sobre los
profesionales en salud mental, que cada vez se veían más remitidos a los aspectos pre-
establecidos de instituciones como la APA o la OMS.

“En los últimos años, el movimiento conocido como Medicina Basada En la


Evidencia (Sacktett et al, 2000; Williams & Garner, 2002). Ha crecido en todo el
mundo sentando las bases para un creciente desarrollo de carácter científico en el
campo de la Salud mental”. (Garay, Hornes, Etenberg, D’alessandro, & Martini,
2010).

Continuando con lo anterior, los contenidos utilizados al interior de estas guías


clínicas, por lo general, tienen en cuenta los lineamientos dispuestos y consensuados por los
comités que emiten estos manuales diagnósticos; “frente a la necesidad de acercar los
conocimientos científicos a la práctica clínica es que comienzan a utilizarse las Guías
Clínicas (G.C.) en el ámbito de la salud mental. Las mismas se estructuran alrededor de las
ya desarrolladas en el campo biomédico”. (Garay, Hornes, Etenberg, D’alessandro, &
Martini, 2010).

Entonces hasta este punto, los autores anteriormente mencionados responden a la


pregunta, ¿qué tipo de información contienen estas herramientas? Pues bien, “El Instituto
Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica del Reino Unido (National Institute for
Health and Clinical Excellence, N.I.C.E.) las define como “recomendaciones, basadas en la
mejor evidencia disponible, para la asistencia de la población por parte de profesionales de
la salud” (N.I.C.E, 2006)”. (Garay, Hornes, Etenberg, D’alessandro, & Martini, 2010). Es
decir, información recopilada, extraída y sintetizada que se basa en el conocimiento
previamente establecido y aceptado por comunidades científicas específicas.

Pero entonces, ¿qué importancia puede cobrar realizar un manual con información
referente a los trastornos psicológicos y/o psiquiátricos? Para ello, Stevens & Méndez (2007),
resaltan el actual crecimiento estadístico-poblacional en materia de diagnósticos en salud

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mental que se experimenta en algunos países, el registro de cada vez más pacientes con
determinados diagnósticos:

“Durante las últimas décadas, se ha observado un crecimiento expansivo de los


trastornos psicológicos y psiquiátricos en diferentes países, lo que ha venido
acompañado del aumento de las demandas de los usuarios hacia los servicios de salud
por tratamientos que demuestren su eficacia (Mustaca, 2004; Vera-Villarroel, 2004).
Esta situación ha tenido diversas implicancias, tanto teóricas como prácticas, para
disciplinas como la medicina y la psicología”. (Stevens & Méndez, 2007).

Esto permite comprender el aumento exponencial en la clínica sistémica y conductual


que se puede observar en la toma de decisiones del panorama clínico actual, pues en general,
es común la presencia de técnicas y procedimientos específicos que se adaptan a las
necesidades propias de cada diagnóstico en específico, los autores argumentan en favor de
esto afirmando que:

“Con respecto al enfoque que más evidencia ha mostrado en cuanto a la eficacia de


sus tratamientos, existe un predominio en la presencia de las terapias cognitivo-
conductuales, fundamentalmente debido a que la evaluación de los resultados es una
preocupación primaria para este enfoque terapéutico”. (Mustaca, 2004; Pérez-Álvarez
& Fernández, 2001; Vera-Villarroel, 2004, rescatado por Stevens & Méndez, 2007).

Además, frente a la información referente al examen mental, y al perfeccionamiento


del ojo clínico frente a los aspectos diagnósticos, Amaya Afanador (2011) resalta la
importancia de esto puesto que:

“Desde el punto de vista de la evaluación formativa, el hecho de poder practicar el


procedimiento paso a paso y autoevaluarse durante el proceso, recibiendo una
retroalimentación continua por medio de la guía y sin tener que esperar hasta el último
momento de una evaluación final para tener certeza con respecto a la forma como se
desempeña, con base en indicadores precisos de las competencias, permite afirmar
que las guías de procedimiento están diseñadas para generar una evaluación formativa
durante toda su aplicación”. (Amaya Afanador, 2011).

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Y por supuesto no es posible desconocer la cualidad de estudiantes, que a pesar de
que estén llevando a cabo una labor clínica en determinada institución, suelen estar aún en
función de un proceso de aprendizaje; “es muy frecuente en ciencias de la salud, antes de
practicar un procedimiento, oír a los estudiantes preguntar al profesor ¿cómo quiere que
realice el procedimiento? Lo cuestiona sobre si prefiere que lo haga como le dijo un
determinado profesor o como lo hacen en otra institución o como les dijeron en clase”.
(Amaya Afanador, 2011). Esta confusión puede verse solucionada ante la práctica y
perfeccionamiento del modelo imperante en algunas instituciones o bajo la supervisión de
determinado profesional, para además, dar lugar al surgimiento de estilos y técnicas propias
del estudiante, en miras a convertirse en profesional.

Esto último resulta relevante, pues con la implementación de estos manuales o de


estas estrategias en base a guías clínicas, no debe dejarse de lado el carácter autónomo y
original de cada profesional, la reactualización constante del conocimiento deberá ser un
objetivo fundamental para el estudiante, tal y como argumenta el autor:

“Esto plantea un objetivo que difiere del planteado para el desarrollo de las guías de
procedimiento, en las cuales no interviene casi el razonamiento clínico y se centran
en el desarrollo de habilidades y destrezas de predominio técnico o instrumental”.
(Amaya Afanador, 2011).

6. RESULTADOS

Los resultados se realizarán en función de los objetivos específicos, con el fin de


responder de manera individual a los alcances puntuales para este proyecto; de esta forma el
presente apartado se dividirá de la siguiente manera:

Ψ Las funciones del estudiante de psicología en el HPUV.


Ψ La descripción de conceptos teóricos referidos al diagnóstico.
Ψ La caracterización de la población.

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6.1 Las funciones del estudiante de psicología en el HPUV:

Ahora, para describir las funciones específicas del estudiante de psicología que realiza
sus prácticas en el Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle, antes es importante definir
y establecer diversas variables, como el servicio al que éste pertenece, el jefe directo
(generalmente un psiquiatra) y su estilo, la cualidad de los pacientes propios del servicio y el
eje multidisciplinar.

Entonces en primer lugar se tiene el servicio al que pertenezca el estudiante, pudiendo


pertenecer a las Salas de Hospitalización o a la modalidad de Hospital Día. La variación entre
estos dos servicios del hospital es fundamental, pues el caso de Hospital Día refiere a una
modalidad de intervención predefinida, de carácter principalmente grupal, donde un equipo
multidisciplinar aborda temáticas y habilidades de manera ambulatoria, generando un
espacio sustancialmente diferente al que se vive al interior de las Salas de Hospitalización,
donde la intervención en la modalidad grupal puede ser más limitada en función de la
cualidad de “desorganización” o de “hostilidad” propias de las salas de mayor contención.
Además de que las intervenciones multidisciplinarias se realizan es espacios independientes
y no durante una misma sesión.

Sin embargo, algo que excluye el servicio al que pertenezca el estudiante, será el
respectivo jefe directo del practicante, el cual por lo general es y será un psiquiatra. El estilo
de estos psiquiatras, el imaginario que tenga frente a la psicología o al profesorado, las
demandas propias de cada uno y las funciones que éste delegue sobre el estudiante,
corresponderán de manera directa a las funciones del practicante en cada servicio del
hospital.

Por otra parte, se entiende por cualidad del paciente al nivel de organización
discursiva y comportamental que cada uno posea, pues aunque esto no corresponda a
aspectos propios de la institución o de la relación con la psiquiatría, afectará directamente a
la intervención con cada uno, teniendo en cuenta los aspectos conceptuales o teóricos de su
preferencia y las recomendaciones específicas para cada caso.

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Y finalmente, el eje multidisciplinar cobrará crucial importancia, desde los servicios
distintivos entre Hospital Día hasta las Salas, la labor de los enfermeros, auxiliares de terapia
ocupacional, estudiantes de medicina, médicos generales, residentes y psiquiatras,
completarán el esquema de totalidad que se busca conseguir con un modelo de intervención
multilateral.

Aclarar a este último respecto que la cualidad rotativa de estos estudiantes o


profesionales en dichas disciplinas, condicionará en la mayoría de casos el trabajo
multidisciplinar, entendiendo que una misma disciplina no corresponde a una misma
personalidad por parte de estos individuos.

Tras este recuento de condiciones, es importante resaltar un pensamiento común


alrededor del estudiante de psicología, el cual debe poder realizar las siguientes funciones:

6.1.1 Intervención en Crisis:

Ésta demanda reaccionar rápidamente y realizar contención a los desbordamientos


que tengan lugar en determinado paciente, procurando sobretodo la seguridad del practicante,
del paciente y de los demás individuos de la sala.

6.1.2 Intervención en familiares:

Además de por supuesto trabajar con los pacientes, se interviene de igual forma con
los familiares, para esclarecer las situaciones de hospitalización y analizar el entorno social
del paciente. Además de posibilitar al acudiente el entendimiento de lo que le sucede a su
familiar, la razón por la cual no será el mismo pero, ante todo, la manera en que el apoyo
puede favorecer la mejoría.

6.1.3 Evaluación y Valoración Mental:

Se plantea hacer una valoración del estado psicológico en función de la recuperación


por la cual llega el sujeto a hospitalización, apoyando los procesos realizados por psiquiatría
para analizar el proceso del paciente en la sala.

6.1.4 Revista Psiquiátrica y de Enfermería:

15
Por otro lado, el practicante en psicología debe asistir a las revistas de psiquiatría, en
las cuales se realizan evoluciones y cambios en la medicación para los pacientes. Y a las
revistas de enfermería, las cuales tienen lugar a las 7 am, a primera hora del día, en el
momento en que los enfermeros del turno de la noche entregan turno a los del día.

6.1.5 Asesorías Académicas:

Asistir semanalmente en el espacio acordado con el asesor académico para una


retroalimentación de los casos encargados y de la asesoría para la creación del proyecto de
práctica. Pese a que esta función parezca no corresponder a algo estipulado por la institución,
este espacio puede resultar vital para el entendimiento de algunos casos que se lleven al
interior de la institución, lo cual se traduciría en una apuesta al bienestar del paciente.

6.2 La descripción de conceptos teóricos referidos al diagnóstico:

6.2.1 Trastornos mentales: Una perspectiva psiquiátrica:

Ahora bien, dentro de los conocimientos que se reconocen ausentes para los
estudiantes de psicología, en base a continuas manifestaciones discursivas durante
conversaciones en tiempos libres y pausas dentro de la institución, está el uso del examen
psiquiátrico formal, el cual a su vez resulta similar al examen mental psicológico, y la
división de los diagnósticos en base a los Cinco Ejes que dispone el DSM de la APA.

Pues bien, en primer lugar está el Examen Mental, el cual permite registrar aspectos
anímicos y comportamentales observados durante la entrevista con el paciente. Éste a su vez
cuenta con unos puntos y un orden para los mismos, además de un aspecto a evaluar; Estos
podrían resumirse de la siguiente manera:

1. Aspectos generales de conducta: En este apartado se realizará una


descripción breve del paciente, concerniente a la primera impresión del
mismo. Se describe la edad y si aparenta edad cronológica, se emite un
juicio de valor frente a la presentación personal, si ingresa por sus propios
medios y es o no conocido en la institución.

16
2. Actitud frente a la entrevista: En este apartado, se debe describir la
actitud que adopta el paciente frente a la entrevista, si éste se muestra
colaborador con la misma, negativista frente a las preguntas, ausente u
hostil.
3. Contacto visual con el entrevistador: En este punto, como su nombre lo
indica, se describe si hay un contacto visual directo, intermitente,
demandante o si por el contrario puede ayudar a una impresión tal como la
actitud alucinatoria durante la entrevista.
4. Psicomotor: Para este apartado, se tienen en cuenta los aspectos referentes
a la conducta motora del pacientes, las alteraciones de este punto del
examen mental pueden ser desde cualitativas hasta cuantitativas, según si
se debe describir semiológicamente una alteración o si se realizará
únicamente una impresión frente a la cualidad aumentada o disminuida de
la conducta motora.
5. Afecto: El afecto comúnmente es uno de los aspectos más relevantes dentro
del examen mental, en especial en trastornos depresivos o en el trastorno
afectivo bipolar. Principalmente porque puede significar un riesgo de
agitación por evento maniforme o de ideación suicida o autolesión. Y de
igual manera cuenta con alteraciones cuantitativas o cualitativas.
6. Pensamiento: El apartado que corresponde al pensamiento se define en
ocasiones como el más difícil de describir, pues cuenta con tres sub-
apartados correspondientes al curso, donde se describen principalmente
alteraciones en el lenguaje; el contenido, entendido como el espacio de
descripción de ideas de todo tipo y la posible existencia de delirios; y la
forma, que en consecuencia de los dos puntos anteriores puede
corresponder a una forma lógica o ilógica.
7. Sensopercepción: En este punto, como en el anterior, resuenan las
llamadas crisis psicóticas o los síntomas positivos, albergando las
alteraciones correspondientes a las alucinaciones o las ilusiones,
comúnmente alteradas a nivel visual o auditivo, sin dejar de lado las
pseudo-alucinaciones y las ilusiones.

17
8. Sensorio: El sensorio comprende uno de los apartados más largos, pues
contiene diferentes sub-apartados, tales como la memoria, el cálculo, la
atención, la inteligencia, la orientación en las tres esferas mentales (tiempo,
lugar y persona) y la introspección. Para este apartado, comúnmente se
realiza la prueba Mini-Mental, recurso utilizado para evaluar estos ítems
que buscan aproximarse a descubrir alteraciones en ciertos procesos
cognitivos del individuo.
9. Juicio de la realidad: Y finalmente, se encuentra este apartado, el cual
estará comprometido o no en base a las alteraciones principalmente del
pensamiento y de la sensopercepción; lo cual significa que ante la presencia
de delirios o ideas sobrevaloradas, o de alteraciones tales como
alucinaciones o ilusiones, el paciente se encontrará en ese momento con un
juicio de la realidad comprometido.

Sin embargo, es importante recordar que el examen mental no se realiza cada mes o
bajo criterios específicos de tiempo, sino que tras cada evaluación, los resultados de estos
apartados podrían ser diferentes si se llevan a cabo en lapsos apartados de tiempo.

Y frente a la disposición y clasificación de los trastornos mentales en base a los Ejes


del DSM, conocida como “Evaluación Multiaxial”, se cuenta con cinco ejes principales,
enumerados generalmente en números romanos desde el I hasta el V, los cuales corresponden
a las siguientes grandes clasificaciones:

Ejes Diagnósticos

Eje I Trastornos clínicos y otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica.

Eje II Trastornos de la personalidad y Retraso mental.

Eje III Enfermedades de origen biológico o con compromiso del Sistema Nervioso.

Eje IV Problemas psicosociales y ambientales.

Eje V Evaluación de la actividad global.

18
De esta forma, los ejes sirven paran clasificar mejor a un paciente dentro de una gran
subcategoría, que contiene una específica cantidad de diagnósticos al interior de cada una.
De esta forma la clasificación de trastornos se resumiría de manera adecuada de la siguiente
manera:

Ψ Eje I: En este eje conviven diagnósticos clínicos que comúnmente requieren la


atención debida desde las diferentes áreas; farmacológicas y psicoterapéuticas, y
cuenta con trastornos tales como los Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la
adolescencia, el Delirium, demencia, trastornos amnésicos y otros trastornos
cognoscitivos, los trastornos relacionados con SPA, las esquizofrenias, los trastornos
del estado de ánimo, de ansiedad, somatomorfos, facticios, disociativos, sexuales, de
la conducta alimentaria, del sueño, del control de impulsos, adaptativos y de otros
problemas que puedan ser objeto de atención clínica.
Ψ Eje II: Aquí se albergan los trastornos que corresponden a la personalidad, es decir
que cuentan con un inicio temprano de los síntomas, donde los mismos responden a
una cualidad caracterológica y no episódica u crónica. Entre estos se encuentran el
Trastorno de Personalidad Paranoide, Esquizoide, Esquizotípica, Disocial (o
antisocial), histriónica, narcisista, evitativa, dependiente, obsesivo-compusliva y el
llamado Retraso Mental, sus respectivos niveles.
Ψ Eje III: En este punto se consignan diversas enfermedades de orden médico,
infecciones y afecciones del sistema nervioso, o de cualquier otro sistema del cuerpo
humano.
Ψ Eje IV: Este punto resulta menos objetivado que los demás, pues corresponde al
reconocimiento de la situación psicosocial que atraviesa el paciente en sus diversas
áreas; familiar, económica, laboral, etc.
Ψ Eje V: Para este eje existe una “Escala de evaluación de la actividad global (EEAG)”,
la cual se trata de una escala que se adjunta al DSM IV, utilizada para la valoración
del nivel de funcionalidad del paciente a lo largo de la evolución clínica.

6.2.2 Organización psíquica: Una perspectiva psicoanalítica:

Ahora, por otro lado, se procederá a esclarecer algunos elementos conceptuales y


teóricos propios del psicoanálisis en el entendimiento de la psicosis como una organización
19
psíquica. Para ello Jacques Lacan, en 1956, lleva a cabo algo que revolucionará la teoría
psicoanalítica previamente establecida por Sigmund Freud; la psicosis tiene un lugar dentro
de la clínica.

Recordar entonces que para 1910-1911, Freud publica su artículo "Puntualizaciones


psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito
autobiográficamente", en el cual realiza sus interpretaciones sobre el caso del doctor juris
Daniel Paul Schreber, quien escribe en 1900 su autobiografía, llamándola "Memorias de un
Enfermo de los Nervios".

Entonces, Freud comete una serie de interpretaciones aseveraciones apresuradas y


erradas sobre las psicosis, ubicándolas en un lugar al cual la teoría psicoanalítica, su
emergente psicoanálisis, no llegaría. Ya había realizado tales afirmaciones desde
publicaciones previas, de manera alusiva, nombrando a las neurosis como su objeto único de
estudio.

Para Lacan, las psicosis no fueron objeto de temor o de aislamiento en función de las
neurosis, y es así como en 1956 publica su tercera edición de "El Seminario", el cual lleva
por título: "Seminario III: Las Psicosis", el cual desde su introducción ofrece un recorrido
epistemológico de las psicosis en la historia de la psiquiatría, marcando el acento en la
posibilidad que tienen los psiquiatras para acceder a tratamientos y conceptualizaciones para
estos pacientes, aunque marca continuamente la diferencia entre lo que él desea afirmar y las
definiciones psiquiátricas.

Lacan (1956), rescata continuamente el aprendizaje freudiano, y es así como a partir


del análisis de las memorias de Schreber, y de la publicación en 1914 de la "Introducción al
Narcisismo" de Freud, observa y afirma que el psicótico, muestra tras el desencadenamiento
un extrañamiento o alejamiento del otro, y no solo del "otro" que corresponde a sus
semejantes, sino también del "Otro", a la representación de la herencia cultural y normativa.

Continuando con lo anterior, Freud (1910) afirma que Schreber retira la energía
libidinal, entendida como las cargas afectivas o montos de afecto, de todas las
representaciones que antes tenían un afecto normal. Por esto, en el momento del

20
desencadenamiento, es posible evidenciar que el sujeto pierde empatía por las cosas que antes
tenían una carga afectiva fuerte, viéndose en un sujeto que puede mostrarse narciso,
referencial con sus seres queridos o en últimas, completamente distanciado de sus relaciones
interpersonales.

De esta forma, Freud afirma que aquella retirada de la energía libidinal sucede porque
el sujeto se enfrenta a una representación inconciliable, entendida como un evento de difícil
resolución, que despliega el mecanismo de generación de síntoma del psicótico; la forclusión
(en el neurótico es la represión). Aquello que se rompe, se desliga o se niega, termina por
distanciar al sujeto de la instancia exterior, lo externo entendido como lo real, es
transfigurado.

Ahora bien, Lacan introduce su esquema R (RSI), para explicar los tres registros que
se encuentran en constante interacción en el ser humano; lo Real, lo Imaginario y lo
Simbólico. El primero de ellos emerge durante la infancia, previo a la adquisición del
lenguaje: El Imaginario, entendido como las nociones imaginarias que el sujeto se hace de
las representaciones. Posterior al lenguaje, emerge lo Simbólico, entendido como aquel
registro por el cual se obtienen significados específicos a determinados significantes. Y, por
último, lo real, que correspondería en resumen a la realidad exterior, completamente inefable
por no poderse describir sin hacer uso del registro simbólico.

"El Otro está excluido verdaderamente de la palabra del delirante, no hay verdad por
detrás, hay tan poca que el sujeto mismo no le atribuye verdad alguna, y está frente a
este fenómeno, bruto a fin de cuentas, en una realidad de perplejidad. (...) estando
pues verdaderamente excluido el Otro, lo que concierne al sujeto es dicho realmente
por el pequeño otro, por sombras de otro, o como se expresa nuestro Schreber para
designar todos los seres humanos que encuentra, por hombrecitos mal paridos, o
hechos a la ligera". (Lacan, 1956, pág.82).

Entonces, una vez entendido esto, es así como las representaciones sociales,
normalistas, políticas, familiares, normativas y en ocasiones morales, quedan retiradas del
sujeto, le resultan ajenas, le son distantes e incomprensibles en algunos casos. Sin embargo,
¿a dónde va la energía libidinal arrebatada? Una vez retiradas estas cargas libidinales de los

21
objetos que antes la tenían, ocurre una regresión y fijación, tal y como Freud lo afirma en su
Introducción al Narcisismo.

Así pues, los registros se desanudan y dejan de tener una interacción lógica y racional,
dando por resultado un sujeto que sobrepone lo imaginario (o lo simbólico), frente a lo real.
Es por esta razón que el delirio aparece completamente ligado a las representaciones propias
del sujeto, el paciente no puede delirar con algo que no haya conocido previamente, y no
evaluará la realidad para llevar a cabo una deducción o una acción, sino que le otorgará razón
a lo imaginario.

6.3 Caracterización de la población

Por otra parte, la población que ha llegado al servicio donde se encuentra el estudiante
de psicología que redacta el presente proyecto, se dividirá de manera porcentual en base a los
diagnósticos recurrentes en estos meses, desde Enero del presente año hasta la actualidad.

Diagnóstico Núm. Pacientes

Esquizofrenias 210

Trastorno Afectivo Bipolar 154

Psicosis por Consumo SPA 70

Trastornos Personalidad 25

Trastorno Esquizoafectivo 16

Retraso Mental 12

Trastorno Obsesivo-Compulsivo 5

Trastorno Mixto Ansiedad-Depresión 1

Trastornos y Episodios Depresivos 56

Trastornos Orgánicos 34

TOTAL 583

22
Como se verá, la mayor incidencia de la Sala 6, o al menos durante el lapso de tiempo
antes mencionado, es de las llamadas “psicosis maniaco-depresivas” y de las esquizofrenias,
teniendo una notable menor concurrencia los demás diagnósticos. Sin embargo se reconoce
que este esquema puede ser absolutamente cambiante al interior de otras salas o del servicio
de Hospital Día.

Censo Sala 6: Enero-Octubre 2018

6%
10%
0%
1%
2% 36%
3%
4%

12%

26%

Esquizofrenias Trastorno Afectivo Bipolar


Psicosis por Consumo SPA Trastornos Personalidad
Trastorno Esquizoafectivo Retraso Mental
Trastorno Obsesivo-Compulsivo Trastorno Mixto Ans-Dep
Trastornos y Ep Depresivos Trastornos Orgánicos

Sin embargo no debe dejarse de lado que diagnósticos como las Esquizofrenias, las
Psicosis Tóxicas y los TAB, poseen mayor incidencia en eventos de agitación, irritabilidad,
referencialidad o auto/heteroagresión, razón por la cual requieren de contención media-alta
al interior de los servicios de hospitalización.

23
También se debe tener en cuenta que la Sala 6 de hospitalización cumple una función
transitoria en muchas ocasiones, recibiendo pacientes de Sala 8 prontos a su egreso, y
pacientes directamente ingresados del servicio de Urgencias del hospital, resultando casos de
contención media y de pronta mejoría, como lo son los Trastornos o Episodios que involucran
la Depresión y las Psicosis Tóxicas, que tras los procesos de psicoterapia y desintoxicación
respectiva, consiguen un egreso más pronto en relación a los TAB o las Esquizofrenias de
difícil manejo y progresiva desestructuración de los síntomas psicóticos como las
alucinaciones o los delirios; en los casos en los que se consigue.

7. DISCUSIÓN: UNA POSTURA CRÍTICA

Una vez esclarecido lo anterior, resulta crucial para la creación del presente proyecto
de práctica, la emergencia de una postura crítica hacia el diagnóstico de manual, el cual tiende
en ocasiones a generar un rótulo que afecta al paciente desde su propia subjetividad, hasta en
su relacionamiento con su familia o su entorno laboral.

De esta forma, no debe olvidarse que hay una familia o un grupo familiar que también
padece por las situaciones que ocurren con su paciente, y es así como Barbagelata (1999),
afirma que favorecer el desarrollo evolutivo del psiquismo, en pacientes con esquizofrenia,
se convirtió en tarea fundamental del grupo familiar o red de apoyo, sin embargo, afirma que
hay cinco objetivos centrales en la utilización de dichas personas con fines terapéuticos:

1. Redefinir y comprender que el sujeto no puede sobreponerse a su enfermedad por


sí sólo, evitando los conflictos comunes y frases como “poner de su parte”, o
demás técnicas o ideales que pretenden suspender la enfermedad mágicamente.
2. Permitir la integración de la historia de vida de los miembros de la familia, lo cual
servirá al paciente para contrastar la “realidad” que él percibe, en función a la
realidad percibida desde la óptica de sus familiares.
3. Buscará además facilitar el desprendimiento de culpas que puede coartar la
autonomía e individuación de cada persona involucrada en la ecuación (paciente-
familiar). Así, se profundizará en cada individuo de acuerdo al rol que ocupa en
dicha ecuación.

24
4. Como es de esperar, no todo puede realizarse desde el desahucio, es importante
resaltar las capacidades y virtudes de los familiares al someterse al cuidado
voluntario del paciente.
5. Permitir a la familia la posibilidad de realizar dicha intervención con las redes
sociales próximas al sujeto, amigos y cercanos que puedan beneficiar o verse
beneficiados por el apoyo psicoeducativo en torno al diagnóstico del paciente.

Esto cobra una importancia fundamental, que estará consignada al interior del manual
propiamente dicho; el paciente psicótico tiene un afecto particular, emergiendo en ocasiones
desde un negativismo marcado o un aplanamiento afectivo cada vez más utilizado para
definir a la esquizofrenia.

Pero esto no solo está cuestionado por el hecho de que se llega a pensar que el paciente
con estas características no podrá realizar una prospección ‘normal’, incluso es perceptible
en algunos familiares que se oponen a esta supuesta consecuencia lógica; demandas tales
como “me gustaría que mi paciente ame como antes, desee como antes, que quiera trabajar,
que quiera salir adelante”.

Los antipsicóticos, psicofármacos comúnmente utilizados en el tratamiento de las


esquizofrenias y otras psicosis de manual, resultan un misterio sin resolver en la historia de
la psiquiatría. Sin embargo algo es claro, y es que afecta a la re-captación de los receptores
dopaminérgicos, razón por la cual no se debería desechar la idea de que tal afecto y
negativismo, sean producto del uso de estos fármacos.

A propósito de esto, llegados a este punto, es importante preguntarse por el alcance


que pueda tener esta concepción psiquiátrica, cuestionarse hasta qué punto es importante
hacer un alto y detenerse sobre la importancia de esto en la vida cotidiana, y para ello,
Braunstein (2013) realiza un análisis de lo que significa la medicalización en la cultura.

Antes de empezar con esto, parece crucial dar un primer esbozo sobre aquella palabra,
“medicalización”, utilizada en múltiples ocasiones en su libro Clasificar en psiquiatría,
Braunstein la define de la siguiente manera:

25
"¿A qué llamamos 'medicalización'? A una modalidad discursiva en constante
expansión, iniciada en el siglo XVIII, reforzada después de la primera mitad del siglo
XIX, decretada oficialmente como política de los estados a partir de la
nacionalización de la medicina en Inglaterra en 1942, que dio lugar en todo Occidente
a la constitución de 'institutos de seguro social' y cada vez más visible a medida que
avanza el siglo XXI, por el cual diferentes, cuando no todos, los aspectos de la vida
humana son vistos y tratados en términos del 'saber médico', supuestamente científico,
avalado por cifras y estadísticas que muestran a las claras dónde está el bien (la 'salud',
equiparada a la normalidad) y dónde el mal, la 'enfermedad' que nos acecha".
(Braunstein, 2013, pp. 33).

La definición de medicalización es, en suma, una lógica discursiva de carácter


simbólico, que ha permeado la cultura a partir del siglo XIX, y que trasciende su mensaje a
través del tiempo de manera que, en la actualidad, ha situado al saber médico en un lugar de
privilegio social, lo cual, como se verá a continuación, ha de tener consecuencias.

Sin embargo, a partir de esta definición, ya es posible empezar a situar una crítica del
autor al respecto de esta medicalización que se expandió hasta la cultura: La manera en que
el saber clásico de la medicina sigue vigente bajo la lógica del discurso, entonces, la salud
representa el bien y la normalidad, resaltando la labor de éstos en la superación del mal o de
la enfermedad.

Esto podrá apreciarse mejor en el recorrido posterior que se hará en torno al andar de
la psiquiatría clásica en la reclasificación de los llamados “trastornos mentales”, basados en
los “síntomas” y “comportamientos anómalos” respectivos, permite recordar que la locura
fue la base de la psicosis en general, que el loco, alienado completamente de sí y con
posteriores suposiciones al respecto de sus capacidades cognitivas (como se vio, esto no
queda completamente esclarecido hasta años después tras reediciones y modificaciones
nosográficas), sigue siendo pensado como un sujeto que se inscribe en este “mal” de la
“enfermedad, un anormal.

La medicalización entonces, continúa Braunstein (2013), convierte al médico o al


experto en salud, en un miembro vital de la cultural, un consejero cuya voz es escuchada

26
como principio canónico y, en este caso, ha de permear también a la psiquiatría. La opinión
de estos expertos, entonces, ejerce una fuerza sobre las personas, además de una justificación
por la cual señalar y diferenciar. En palabras del autor: “...todo, es visto como un
acontecimiento que se clasifica como 'sano' o 'enfermo' pero siempre en la perspectiva médica
y con la vista puesta en criterios de "normalidad". (Braunstein, 2013, pp.34)

Ahora bien, para cumplir una función reguladora y que, a su vez, se presente como
una opción verás y comprobable, los llamados expertos utilizan las estadísticas en su favor,
estudios cuantitativos que pretenden englobar en su totalidad una problemática. Esta
característica, propia del modelo denominado por algunos autores como “la medicina basada
en la evidencia”, permite un contraste parcial en la compresión de ciertos fenómenos que, si
bien pueden llegar a mostrar una media o una tendencia, no necesariamente han de acoger
todos los casos y obtener una veracidad intachable.

Es por esto que Braunstein (2013) denuncia el lugar de privilegio que vienen a ocupar
los doctores y la medicalización dentro de la cultura, pues “...el 'doctor' cuyas opiniones
'científicas' son ávidamente recogidas por las revistas y los medios de difusión de masas que
insisten en convocar a los especialistas y a los expertos en salud física o mental que muestran
pasteles con rebanadas de distintos colores, curvas y escalas de estadística en apoyo de sus
juicios". (Braunstein, 2013, pp.35). Lejos de caer en juicios persecutorios o teorías
conspiratorias, es fácilmente contrastable la manera en la que el argumento que emite un
‘especialista’ gana veracidad por el prestigio del sujeto.

Pues bien, por un momento se puede echar un vistazo hacia más allá de la
medicalización, situando al saber científico, y a la idea de progreso, como los principales
autores de la vinculación de la medicina en un lugar privilegiado. El uso de la tecnología se
erigió como un pilar importante en la vida del ser humano, la sensación de progreso y la
emergencia de avances tecnológicos permitió grandes avances en diversas disciplinas, pero,
consigo trajo consecuencias que serán vistas a continuación.

Es importante, a propósito de lo anterior, fijar una crítica más que ofrece Braunstein
(2013), el modelo de progreso, trajo consigo un encubrimiento de intereses personales dentro
del gran modelo capitalista e individualista, pues las empresas de artefactos médicos y la

27
industria farmacéutica, lograron abrirse paso a través del interés constante de mostrar avances
y soluciones evidentes. Vemos entonces que: "Lo que 'progresa' es el mecanismo de
dominación y control de los seres humanos (de sus cuerpos, de sus vidas) al servicio del
'discurso de los mercados'" (Braunstein, 2013, pp.35).

Los impresionantes avances médicos, traen consigo la sensación de veracidad en el


discurso médico, permiten cada vez llegar a datos más exactos y obtener resultados
contrastables de manera ágil y efectiva, estos, son enlistados por el autor de la siguiente
manera:

“...De la cirugía con la anestesia y la asepsia, de la farmacología con sus medicaciones


sintomáticas y etiológicas (digital, insulina, antipiréticos, antidiarreicos, antibióticos,
hormonas) y de los procedimientos de detección de enfermedades que van más allá
de los datos ofrecidos a la semiología sensoperceptiva: rayos X, electrocardio y
electroencefalogramas, exámenes de laboratorio, medición de las funciones vitales,
etc., hasta llegar a los actuales equipos de diagnóstico cibernético que han cambiado
el rostro de la profesión haciendo de cada ser humano un cliente de sus aparatos
tecnológicos”. (Braunstein, 2013, pp.36)

Pero, sin desacreditar por completo los avances en dichas tecnologías, también es
posible hablar de un decrecimiento y una deconstrucción proveniente de estos avances, que
si bien pueden ser tildados como un acto de juicio subjetivo, merecen un lugar de
consideración por ser posibilidades reales y que son ignoradas ante los demás resultados
positivos. El autor, señala las siguientes problemáticas subyacentes a estos avances:

"No por eso se han de olvidar los contragolpes de ese 'progreso': Iatrogenia,
disminución de las defensas naturales del organismo, sobrevivencia en condiciones
en que la vida pierde sentido y dignidad, creación de sustancias adictivas y producción
industrial de narcóticos, regulaciones absurdas e imposiciones de controles al cuerpo
en nombre de la 'salud pública', ingeniería genérica de incalculables consecuencias
(...), etc.". (Braunstein, 2013, pp.40)

28
El sentido de cuestionar los avances y retrocesos en la medicina, no corresponden a
una crítica dirigida explícitamente a la disciplina, como se vio anteriormente al considerar al
progreso y a los ideales de mercado dentro de esta problemática, sin duda alguna existe una
transformación mayormente positiva en la vida de las personas con la llegada de avances en
esta ciencia.

Pero entonces ¿hacia dónde va dirigida la crítica? Al beneficio de terceros en la lógica


de ayudar a las personas y salvar vidas, principio básico de la medicina, y, en especial, a una
lógica discursiva de un amo, que se instauró en la cultura a partir de los dos autores que ya
han sido mencionados con anterioridad.

“La crítica apunta a la ideología subyacente al discurso médico, medicalizante, que


se apuntala en el conocimiento de las posibilidades del cuerpo humano y que
pretende, en nombre de cierta ganancia en cuanto a la duración de la vida y la
prevención o control de las enfermedades, someter esa vida a los mandamientos de
una empresa planetaria de regulación de todos los comportamientos instintivos y
sociales, de las pulsiones y sus destinos, desviando a los hombres y a las mujeres de
las preguntas relacionadas con las circunstancias (sociales, políticas, culturales,
jurídicas, económicas) en que sus vidas transcurren". (Braunstein, 2013, pp.41)

Habiendo comprendido el destino de la crítica, valdrá cuestionar ahora la manera en


que esta ‘medicalización de la vida cotidiana’ alcanza el lugar de discurso de un amo. Para
ello, se hace necesario abordar la problemática que convoca este trabajo de grado, se habla
entonces del lugar que ocupa la salud mental en esta cuestión.

Ahora, para que emerja un discurso de amo, en palabras de Braunstein (2013), se debe
acceder al fantasma de los comensales, apelar a sus fantasías de normalidad, vitalidad y
bienestar y, consigo, expresar a la ‘enfermedad’ como un riesgo. Como se ha dicho hasta
ahora, la medicina general, que se ocupa de los fenómenos corpóreos o fisiológicos, puede
encontrar diversas justificaciones en este, en la promoción de una salud física, aun frente a
las consideraciones anteriormente expuestas, pero, qué ocurre entonces con la salud mental.

29
El modelo de la medicina basada en la evidencia tiene algo que decir a este respecto.
En la salud mental, especialmente en la psiquiatría y demás modelos que realicen la inclusión
de manuales en sus diagnósticos clínicos, muestran una tendencia a excluir al sujeto en su
subjetividad, para considerarlo un agente con síntomas que lo clasificarán de una u otra
manera dentro de un manual que enlista ‘trastornos’ de la vida anímica. Así, el autor lanza
una crítica contundente a este modelo:

"Un espacio privilegiado en ese proceso de medicalización es la inclusión de la


conducta y la conciencia de los seres sociales y políticos en una clasificación que,
bajo la máscara de ocuparse de los 'trastornos de la vida mental', oculta una
distribución de los sujetos humanos en categorías psicopatológicas y los hace clientes
de prácticas y discursos de control tutelar y disciplinario ejercido por el amo a través
de la 'ciencia del cuerpo', de su vida y su muerte...". (Braunstein, 2013, pp.42)

Teniendo esta idea fija en el cuestionamiento de clasificación sintomática en


categorías de síndromes o trastornos, Braunstein (2013) decide diferenciar finalmente a la
medicina de la psiquiatría, estableciendo que la diferencia entre estas deriva de la manera en
que se relacionan con las nociones de normalidad y adaptación. En efecto, la medicina se
relaciona ante la estadística para priorizar ciertos aspectos patógenos que afectan al cuerpo,
ejemplo de esto puede verse en la manera en que se define una tasa de mortalidad para ciertas
enfermedades, lo cual llevará a su vez a reclamar una prioridad ante otras emergencias, en
suma, tiene un fin útil y justificado.

Habiendo considerado esto, entonces qué ocurre con las mismas nociones dentro de
la psiquiatría, el autor hará su crítica más explícita al presentar argumentos en contra de
instaurar una noción de ‘normalidad’ ante la vida de un sujeto, una persona que es un ser
social y que tiene una vida personal regida por sus propias experiencias e interpretaciones:

"Pero esas 'normalidades' estadísticas y fisiológicas son ampliamente cuestionables,


peligrosas y portadoras de prejuicios ampliamente sospechosos de colusión con el
poder establecido cuando se trata del 'funcionamiento' personal y social. ¿Quién es el
normal y a partir de cuándo 'tiene' un 'trastorno' de la personalidad o de cualquier otra
variable psicológica? Los criterios en la medicina general son los de rangos

30
evaluables en términos fisiológicos; los de la psiquiatría son rangos sociológicos,
culturales y, para decirlo rápidamente, políticos pues, en este caso, la atribución de
'enfermedad' es un acto de la polis a través de uno de sus dispositivos". (Braunstein,
2013, pp.45).

Pero entonces ¿qué sentido tiene realizar esta afirmación? Establecer la diferencia
discursiva entre la psiquiatría clásica, y sus reminiscencias que persisten hasta la actualidad,
y el psicoanálisis, que considera al sujeto de una manera estructural, perteneciente a una
estructura clínica, en Freud sería el resultado de la manera en que se ubicó ante la frustración
de la castración y, en Lacan sería la manera en que el sujeto se ubica frente a su deseo.

8. CONCLUSIÓN

Ahora a manera de conclusión, los resultados del presente proyecto corresponden


principalmente al material obtenido tras la indagación de diferentes aspectos conceptuales
que requiere el estudiante que ingresa al HPUV, lo cual tuvo como resultado un
favorecimiento en la comunicación del estudiante con los diferentes discursos semiológicos
de los psiquiatras, residentes, estudiantes de medicina y enfermeros.

Sin embargo, tras la experiencia subjetiva de quien redacta el presente proyecto, en


los diez meses al interior de la Sala 6 de Hospitalización, es posible rastrear que la ayuda o
el servicio que se presta a los pacientes dentro de la institución; corresponde a un equipo
multidisciplinar, donde desde el psiquiatra que se asume como el saber predominante en
cuanto a los diagnósticos y el manejo farmacológico, hasta el individuo que se encuentre
haciendo aseo en la sala (los cuales no deben ser dejados de lado de manera estigmatizante,
y menos en una sala donde comúnmente podían presentarse eventos de falta de contención
de esfínteres), contribuyen a que el ambiente y la estabilidad de los pacientes se logre.

Adicionalmente se han observado múltiples particularidades al interior del Hospital


Psiquiátrico Universitario del Valle, obstáculos y aprendizajes obtenidos en torno al
contenido teórico y conceptual predominante en dicha institución, al trabajo con otros
profesionales de diferentes disciplinas y al abordaje del paciente que cuenta con una
organización psíquica estructural psicótica.

31
A este último respecto, debería hacerse el mayor énfasis en futuros profesionales de
psicología, al interior de esta institución, de la Unidad de Salud Mental del HUV y de
cualquier institución que aborde pacientes con la característica de padecer uno de los
llamados “Trastornos Mentales”, pues si bien esta población puede estar internada bajo la
premisa de ser un riesgo para sí mismo o para la sociedad, también es un sujeto que padece
y que tiene la posibilidad de acceder a una prospección, a cumplir sueños y metas, e incluso
en ocasiones; a sobreponerse a los efectos de los psicofármacos en su diario vivir.

9. CRONOGRAMA

MESES Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre Ene

SEMANAS 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2

Elaboración
del proyecto
de práctica

Observación

Intervención
en crisis

Revista con
enfermería

Revista con
psiquiatría

Asesorías
académicas

Evaluación y
valoración
mental

32
Intervención
con familiares

Aprendizaje
continuo

Recolección
de la
información

Creación del
manual

10. REFERENTES CONCEPTUALES

Amaya Afanador, A. (2011). Importancia y utilidad de las "Guías de simulación clínica" en


los procesos de aprendizaje en medicina. Revista Universitas Médica, 309-314.

Barbagelata, N. (1999). Intervención familiar en la esquizofrenia y otros trastornos


psicóticos: La terapia familiar y la psicoeducación ¿Qué, cuándo y cómo? Revista
Redes, págs. 1-10.

Braunstein, N. (2013). Clasificar en psiquiatría. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.

Freud, S. (1910). Obras Completas. En Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de


paranoia (Dementia Paranoides) descrito autobiográficamente (1911 [1910[) (Vol.
XII, págs. 1-73). Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Freud, S. (1914). Obras Completas. En Introducción al Narcisismo (1914) (Vol. XIV).


Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Garay, C., Hornes, A., Etenberg, M., D’alessandro, F., & Martini, S. (2010). Guías clínicas
en salud mental: Conocimiento, valoración y uso en el área metropolitana de la ciudad
de Buenos Aires. II Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional
en Psicología XVII Jornadas de Investigación Sexto Encuentro de Investigadores en

33
Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires.,
60-65.

Lacan, J. (1984). El seminario, Libro3: Las psicosis. Bs.As.: Editorial Paidós.

Safranchik, G. (Septiembre, 2016). Un modelo posible de acompañamiento a practicantes y


residentes. Repositorio Institucional Digital de Acceso Abierto de la Universidad
Nacional de Quilmes, 1-10.

Stevens, K., & Méndez, D. (2007). Nuevas herramientas para la psicología clínica: Las
Terapias Basadas en la Evidencia. Cuadernos de Neuropsicología / Panamerican
Journal of Neuropsychology, 265-272.

34

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