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La incógnita del Hombre de Alexis Carrel.


La manera correcta de hacer ejercicios corporales, adentrarse a la cultura,
frecuentar la soledad terapéutica y el desentendimiento del hombre. Son la naturaleza
que conforma este libro del doctor Alexis Carrel, merecedor al premio Nobel de
Medicina en 1912, el cual tuvo su impacto y fue muy leído a mediados del siglo XIX.
No se define como un libro sobre la autoayuda o superación, sino que da a conocer
una de las críticas más severas de cómo el ser humano vive dentro del aspecto
industrial; es así que más allá de lo sobrevalorada que está la ciencia supondría un
problema para el desarrollo del ser humano.

Carrel se centra en la importancia de conservar una sociedad de seres humanos


vigorosos basados en la disciplina, lo moral y el conocimiento: siendo esto uno de los
principios fundamentales para una organización completa. De la misma manera
afirma que el ambiente en cuanto a las organizaciones políticas, financieras y
comerciales explotaban de alguna manera las capacidades del hombre en
administrarlas. Pues el contexto en el que fue publicada la obra se desarrollaba una
serie de conflictos para dar pasó a la segunda guerra mundial destacándose
democracias sin mucho poder.

Por otro lado, actividades innatas del hombre, como la soledad terapéutica y el salir
a caminar sin objetivo alguno solamente por sentir satisfacción, ahora se considera
como una acción referente a un bajo nivel de jerarquía social, ya que la soledad tiende
a ser un castigo o como una acción rara independientemente del caminar, pues hoy
no es muy factible andar, la mayoría usa autobuses, taxis o automóviles, inclusive si
la distancia de caminar hacia su objetivo sea menor. Actividades que requieran de
energía corporal como correr, labrar, cortar madera exponiéndose a cambios de clima
y temperaturas, han llegado a reducirse para abrir camino a los nuevos métodos en
máquinas que reprimen por lapsos el esfuerzo.
Y es que de esta manera con la falta de esfuerzo en actividades corporales y su
relación en el bienestar, los seres humanos han decidido siempre estar en la
necesidad de no estar nunca solos, de ser parte de la multitud y complacerse sin
pensar casi nunca en las repercusiones morales que afectan el espíritu humano. De
igual manera la rudeza de la vida se ve en dificultad pues todo dentro de la persona
se debe mantener en un constante equilibrio, tanto lo moral y lo físico: músculos,
huesos, órganos, conciencia y cerebro. Es así que al carecer de aquellos el cuerpo
no se adapta totalmente al mundo exterior sin desarrollarse en su totalidad.

De igual manera otro aspecto que ralentiza el conocimiento, es la capacidad que


la inteligencia personal saca a flote dependiendo del tema que surgió, y de esta
manera haciéndose mucho más precisa y selectiva ante temas que resultan sencillos,
creando un rechazo y divagación al estar envuelto en temas complejos.

Por otra parte, la ciencia y la tecnología constituyen a otro obstáculo para el


desarrollo moral del humano, el autor del libro explica esto al establecer al hombre
como una incógnita, pues resulta de gran interés determinar cómo a medida que la
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ciencia avanza la persona pierde valores morales, pues sencillamente se ha sustituido


trabajos en los que el hombre se esforzaba continuamente por unos objetos creados
por la tecnología denominados máquinas. Además se puede decir que se ha
dedicado durante las últimas décadas la mayor parte de tiempo en estudiar para lograr
entender la tecnología, a tratar esencialmente a la ciencia del hombre y cómo mejor
sus capacidades propias, es decir que el hombre se ha convertido en un ser ignorante
de sí mismo. Es entonces que se puede afirmar que la ciencia junto con los avances
tecnológicos, en cierta medida, son un avance increíble en la sociedad, sin embargo
resultan también una regresión para el entendimiento del ser humano, que coloca al
mismo a manera de incógnita que aún no está descubierta, lo que resulta complicado
su estudio y generando más confusiones, surgiendo una sociedad con falta de
moralidad e ignorante ante lo innato.

Entonces, si bien la tecnología resulta un arma de doble filo, enfocándose en Carrel


ahora es mucho más interesante estar pendiente a los inventos, la ciencia que ha
venido desarrollándose, y con ello las facilidades de resolver problemas, reduciendo
la comunicación personal a través de un objeto, perdiendo contacto humano y moral,
creando un sinnúmero de estereotipos basados en la creación de una serie de redes
de comunicación, etc. Son aspectos que surgen de las personas mismo, extrayendo
dentro sentimientos de odio, egoísmo, mentiras, y otras conductas inmorales que
hacen que el ser humano caiga en la ignorancia al no saber manejar lo que
propiamente ha creado.

Alexis carel no está criticando negativamente la civilización industrial y su


crecimiento constante sino al comportamiento humano con respecto a su aparición,
llegando a tal punto de llamarlo ignorante ante sí mismo. Además dentro de la
sociedad en general lo único que puede tener relevancia sobre el humano, es el
Humanismo, en donde al contrario de parecer una maquina esclavizada por la ciencia,
el hombre tendrá una tendencia a crear unidad para volver a empezar, es decir
enmendar su personalidad, romper las barreras inmorales que surgen en la escuela,
trabajo, fabricas, oficinas, etc. Y de esta manera hacer a un lado los principios que
tratan de la nueva civilización sumergida totalmente en la tecnología.

En definitiva, para Carrel son más de una las incógnitas que brotan en torno al ser
humano, puesto que cada uno de ellos se encuentra inmersos dentro de una realidad
desconocida y su única defensa es definirse como un desfile de fantasmas que se
esconden debajo de un cuerpo en momentos de complejidad. Es decir, el hombre se
ha visto satisfecho con las facilidades de los avances, más no del desarrollo moral e
intelectual independiente, por lo que se puede decir que objetos sin vida han quitado
el derecho de aprovechar las capacidades que el ser humano puede lograr solamente
con su cuerpo y mentalidad.

Bibliografía
Carrel, A. (1987). La incógnita del hombre. Barcelona: Iberia.
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Giuliano, G. (2008). Tecnología, desarrollo y democracia: hacia otra artificialidad


posible. Obtenido de http://www.scielo.br/pdf/ss/v6n3/v6n3a06.pdf

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