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4.- SEXUALIDAD HUMANA.

La sexualidad
humana es la capacidad de
sentir experiencias eróticas y
de responder a ellas.
Representa el conjunto de
comportamientos que
conciernen la satisfacción de la
necesidad y el deseo sexual. Al
igual que los otros primates, los
seres humanos utilizan
la excitación sexual con
fines reproductivos y para el
mantenimiento de
vínculos sociales, pero le
agregan el goce y
el placer propio y el del otro.
El sexo también desarrolla facetas profundas de la afectividad y la
conciencia de la personalidad. En relación a esto, muchas culturas dan un sentido
religioso o espiritual al acto sexual, así como ven en ello un método para mejorar (o
perder) la salud.
Egremy define a la sexualidad como la "Construcción bio-socio-
psicológica que nos permite establecer relaciones con los demás desde el eje sexo-
genérico".
La OMS define como "sexualidad es un aspecto central del ser
humano presente a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los papeles
de género la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción.
La sexualidad se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos
y creencias, actitudes, valores, conductas prácticas, papeles y relaciones
interpersonales. La sexualidad puede incluir estas dimensiones, no obstante no
todas ellas se vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la
interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos,
culturales, éticos, legales, históricos y espirituales".
Aunque existen componentes característicos a todos los seres
humanos que conforman la sexualidad, no se puede hablar de una sexualidad única,
sino que existen tantas sexualidades como seres humanos en el mundo porque
cada uno de nosotros posee una construcción individual de su sexualidad.
La complejidad de los comportamientos sexuales de los humanos es
producto de su cultura, su inteligencia y de sus complejas sociedades, y no están
gobernados enteramente por los instintos, como ocurre en casi todos los animales.

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Sin embargo, el motor base del comportamiento sexual humano siguen siendo los
instintos, aunque su forma y expresión dependen de la cultura y de elecciones
personales; esto da lugar a una gama muy compleja de comportamientos sexuales.
En la especie humana, la mujer lleva culturalmente el peso de la preservación de la
especie.
En la sexualidad humana pueden distinguirse aspectos relacionados
con la salud, el placer, legales, religiosos, etc. El concepto de sexualidad
comprende tanto el impulso sexual, dirigido al goce inmediato y a la reproducción,
como los diferentes aspectos de la relación psicológica con el propio cuerpo
(sentirse hombre, mujer o ambos a la vez) y de las expectativas de rol social. En la
vida cotidiana, la sexualidad cumple un papel muy destacado ya que, desde el punto
de vista emotivo y de la relación entre las personas, va mucho más allá de la
finalidad reproductiva y de las normas o sanciones que estipula la sociedad.
TÉRMINOS Y ETIMOLOGÍA
El término sexo deriva del latín sexus, por sectus, "sección",
"separación"; del griego genos (del cual deriva también genitalidad)
INSTINTO
Durante siglos se consideró que la sexualidad en los animales y en los
humanos era básicamente de tipo instintivo. En esta creencia se basaron las teorías
para fijar las formas no naturales de la sexualidad, entre las que se incluían todas
aquellas prácticas no dirigidas a la procreación.
Hoy, sin embargo, se sabe que también algunos mamíferos muy
desarrollados como los delfines, e incluso aves como los pingüinos, presentan un
comportamiento sexual diferenciado, que incluye además de formas de aparente
homosexualidad, variantes de la masturbación y de la violación. La psicología
moderna deduce, por tanto, que la sexualidad puede o debe ser aprendida.
El psicoanálisis diferencia la noción de instinto para el ser humano y
considera la sexualidad en un sentido más amplio que el genital ya que el deseo
sexual humano no se superpone con el instinto de reproducción.
EXPRESIONES Y DESARROLLO DEL COMPORTAMIENTO
SEXUAL

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En el límite de las formas
ampliamente aceptadas de conductas
sexuales, se encuentran las
llamadas expresiones del comportamiento
sexual; como
la masturbación, homosexualidad, éstas
hasta no hace poco tiempo eran
consideradas parafilias o perversiones de
personas degeneradas
o moralmente degradadas en gran parte por
la influencia religiosa en la sociedad. La
evolución en los usos y costumbres y el ensanchamiento del margen
de tolerancia ha hecho que estas conductas se admitan como válidas en el marco
de los derechos hacia una sexualidad libre.
Sólo en los casos de malestar o de conflicto del propio individuo con
sus tendencias, o en aquellos en los que se pone en riesgo la integridad física y
moral de terceros, podemos hablar de trastornos sexuales y en estos casos se
encuentra la necesidad de tratamiento psicoterapéutico e incluso farmacológico.
La mayor parte de las culturas tienen normas sociales sobre la
sexualidad. Por ejemplo, muchas culturas definen la norma sexual como una
sexualidad que consiste únicamente en actos sexuales entre un hombre y una mujer
casados. Los tabúes sociales o religiosos pueden condicionar considerablemente el
desarrollo de una sexualidad sana desde el punto de vista psicológico.
Sexualidad en la prehistoria
Existen huellas históricas que nos hablan del interés por el sexo en el
mundo antiguo.
Se conservan objetos y pinturas prehistóricas que ensalzan distintos
aspectos de la sexualidad. Un ejemplo de ello son las danzas fálicas que aparecen
representadas en pinturas rupestres, las venus Esteatopígicas, las vulvas grabadas
en piedras, los grandes falos en estatuas y grabados. Todos ellos símbolos de
una sexualidad entendida como fecundidad en la mujer, fertilidad de la tierra y
virilidad del varón.
Todas estas representaciones del arte paleolítico tienen un significado
que no se conoce con certeza en su totalidad, sin embargo, se sabe, que en el
mundo antiguo, los genitales no tenían significado obsceno o erótico, por tanto,
cabe pensar que estas figurillas y pinturas eran símbolos de la fuerza fecundadora.
Símbolos de una sexualidad que aseguraba la continuidad de la vida por la
descendencia.

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A lo largo de la historia han existido distintas manifestaciones de la
sexualidad como parte de las conductas humanas. En la época de la prehistoria,
seguramente esta conducta ya se encontraba presente. Aquí la práctica consistía
principalmente en el coito con función reproductora y sin una connotación placentera
consiente. Es posible que gracias al descubrimiento de la agricultura, los primeros
seres humanos contaran con mayor disponibilidad de tiempo y con ello existiese
una disponibilidad explorar el efecto placentero que implicaba el sexo. Algunas de
las evidencias de las manifestaciones de la sexualidad de esta época se
encuentran en pinturas rupestres, y figuras talladas de genitales elaborados por los
primeros seres humanos racionales.
Cultura de la sexualidad en el antiguo Egipto
Si hablamos de las primeras sociedades humanas en la historia,
encontramos que no todas presentaban represiones a las diversas prácticas y
preferencias en torno a la sexualidad. Evidencia de esto es el antiguo Egipto, donde
el acto sexual era comprendido como algo igualitario y permisivo. La sexualidad era
una representación asociada a la creación y un aspecto esencial. Y tampoco existen
pruebas de represiones referentes a la homosexualidad.
Además de que existía una concepción distinta respecto a la
prostitución, la cual incluso podía ser considerada como algo sagrado en aquel
tiempo; las felatrices eran también una forma de prostitución donde las mujeres
ofrecían sexo oral a cambio de una remuneración. El incesto y el adulterio era algo
socialmente aceptado y no existían impedimentos para ello. Por su parte, el divorcio
se presentaba y era algo común, mientras que la infidelidad solía ser castigada en
las mujeres.
Debido a motivos culturales y prejuicios sociales de la civilización
“occidental” moderna, el tema de la Sexualidad y el Erotismo en el antiguo Egipto
apenas ha sido “redescubierto” por los egiptólogos en las últimas décadas del siglo
XX, y, en mucho menor medida, por el público en general: hubo que esperar a 1987
para que se editara el primer estudio integral sobre el tema.
El acto sexual, en el Egipto faraónico, según la evidencia disponible,
se representó de una manera natural y sin tapujos, lo que sólo encuentra un
parangón casi idéntico en las culturas preincaicas Tolita (circa 300 aC-500 dC), del
norte de Ecuador y el sur de Colombia, y Mochica (circa 100-800 dC), de la costa
norte del Perú.
Sin embargo, el arte erótico de esas culturas amerindias se realizó
exclusivamente en ceramios, modelados y pintados en forma de pequeñas
esculturas exentas, ya fueran vasijas u otro tipo de utensilios. Por el contrario, en
Egipto se recurrió a toda clase de expresión artística imaginable: dibujo y pintura
(especialmente en ostraca [3] y papiros), escultura (en piedra, barro o cerámica) y
objetos de fayenza (estatuillas y “objetos fálicos”). En cambio, la “cerámica erótica”

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-entendida al estilo de aquellas culturas preincaicas- es casi inexistente en el Valle
del Nilo, si bien existen esporádicos ejemplos: notemos que, en la colección de
erótica aegyptiaca de Museo Egipcio de El Cairo, [4] sobre más de doscientos ítems
solamente se cuenta un fragmento de vaso de terracota en forma de “grupo
obsceno” (hombre y mujer en el acto del coito vaginal).
En el rubro de las “figuras eróticas”, la mayor cantidad de piezas
representa “figuras (humanas, divinas/sobrenaturales) fálicas”, esto es, seres
(humanos o no) siempre itifálicos. Ocasionalmente, la entidad itifálica posee un
miembro viril de proporciones descomunales, que es sostenido por uno o más
personajes subalternos o por su compañera (p.ej., grupo CGCairo 27359). [5]
Asimismo, existen “figuras vaginales” en las que, sin mostrar una posición erótica
precisa, se reconoce fácilmente la “actitud obscena”; p.ej., mujeres sentadas
exhibiendo genitales muy marcados o reclinadas en posiciones “provocativas”. Aquí
deben destacarse los llamados “grupos obscenos”, integrados generalmente por
una pareja humana teniendo sexo o en poses sensuales; p.ej., una mujer de pie que
toma el falo desproporcionado de su compañero sedente.
Dentro de la variedad de posturas representadas en la colección
mencionada, podemos intentar una clasificación general -que podríamos hacer
extensiva al resto de las expresiones artísticas eróticas egipcias -, en la que
distinguimos cinco tipos; a saber:
1. Coito vaginal: las cuatro posiciones usuales son (a) el hombre
acostado encima de la mujer; (b) el hombre arrodillado y la mujer yaciendo boca
arriba; (c) el hombre arrodillado y la mujer apoyada en sus extremidades; y (d) la
posición lateral, con la mujer dándole la espalda a su compañero, mientras ambos
yacen acostados.
2. Coito anal: aunque difícil de distinguir en el arte de superficie, es
muy clara esta postura en las “figuras obscenas” de bulto exento. Entre los ejemplos
más seguros de las primeras encontramos las ilustraciones del Papiro Turín 55001
o Papiro Satírico de Turín, una suerte de panfleto burlesco de tiempos de Ramsés
II, en el que se satiriza al soberano y a la alta sociedad, [6] y en donde vemos al
menos dos posiciones sexuales: posterior, con el hombre arrodillado y la mujer
apoyada en sus extremidades, y lateral, con la pareja reclinada sobre un flanco
(actitud similar a la 1.d).
3. Coito oral: casi desconocido en las representaciones egipcias,
aunque ciertas “figuras obscenas” que muestran a un hombre sentado y dotado de
un falo desmesurado, que es sostenido por su compañera de pie y lo acerca a su
boca. No conocemos ningún ejemplo de fellatio o cunninlingus hasta ahora, pero el
material documental disponible o publicado es muy escaso como para afirmar su
absoluto desconocimiento en el antiguo Egipto.

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4. Onanismo: las “figuras obscenas” en las que una mujer sostiene o
empuña el miembro viril de su compañero, podrían ser consideradas también como
representativas de este “juego” sexual. No se conoce, que sepamos, ningún caso
de masturbación femenina, ya sea con o sin la asistencia de un cuerpo extraño. Es
destacable, sin embargo, la gran cantidad de objetos de barro o piedra que
representan un falo erecto, hecho que podría insinuar su empleo en el onanismo
femenino.
5. Otros motivos: aquí incluimos una serie de pocas figuraciones que
enseñan casos de zoofilia o bestialismo, en las que el animal juega siempre el papel
masculino y la mujer el humano; p.ej., una ninfa acompañada por un babuino o un
asno en el acto del coito vaginal (CGCairo 32950). [9] Merecen mencionarse las
estatuillas de divinidades, especialmente Bes, protector de las parturientas y genio
apotropaico, y Harpocrates u “Horus el Niño”, comúnmente en actitud itifálica. Entre
los derivados de esta clase de imágenes debemos incluir las que muestran a un
hombre itifálico tocando el arpa o en las que esta última es, en realidad, un enorme
falo.
El significado e interpretación que debe darse a esta vasta tipología
erótica está muy disputado, especialmente por la carencia de información sobre la
procedencia cierta de muchos de estos objetos y por su inaccesibilidad para los
interesados en su estudio, muchas veces por timoratas razones “morales”: recién
en 1980 se conoció al Papiro Satírico de Turín en forma integral, gracias al alemán
J. Oslin. De este papiro siempre se reprodujo el registro superior, de carácter
“satírico” -con representaciones que recuerdan las Fábulas de Esopo y similares -,
pero omitiéndose pudorosamente el importante registro inferior, que enseña la única
representación conocida de un prostíbulo en tiempos faraónicos. Allí, los altos
dignatarios de la corte y los grandes sacerdotes retozan con prostitutas
profesionales, exhibiendo sus penes erectos y de tamaño desproporcionado, quizás
como una burla a su incontinencia -porque nos parece obvio que, en este caso, el
descomunal tamaño de sus miembros viriles no tiene el mismo sentido que en las
“figuras obscenas” -. Cada uno de los personajes ilustrados está acompañado por
un breve texto que reproduce el diálogo amoroso; p.ej., una de las prostitutas le dice
a su pareja, quien la penetra por detrás mientras ella se apoya sobre sus
extremidades: “¡Ven y hazme el amor por atrás!”: ¡una frase que pareciera salida de
algún video-porno moderno! Este notorio documento, actualmente muy
fragmentado pero magistralmente reconstruido, lamentablemente es de
procedencia desconocida. Dado el contenido y el estilo, tanto artístico como
epigráfico, y gracias a que contamos con muchos diseños eróticos sobre ostraca
que provienen de la villa obrera de Deir el Medina (Tebas Occidental), que están
bien datados en el Reino Nuevo Tardío (Período Ramésida en adelante), al igual
que el papiro en cuestión (fechado en el reinado de Ramsés II), no es improbable
que este último también provenga de la región tebana, y, porqué no, de la mano de

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algún artista-escriba asignado a aquella villa obrera o a los templos funerarios
soberanos de la orilla occidental.
Las “figuras obscenas” en las colecciones de los grandes museos
parecen dormitar en sus cajas y no son nunca exhibidas -menos aún publicadas-.
Recientemente, el Dr. G.T. Martín descubrió un sustancial escondrijo de este tipo
de objetos en la Necrópolis de los Animales Sagrados, en Saqqara Norte, dentro
del recinto consagrado a varios animales sacros. [10] Un escondrijo similar, pero
muy mal registrado y sin publicar, fue encontrado entre 1905 y 1906 por J.E. Quibell,
en las llamadas “Cámaras de Bes”, al este de la pirámide de Teti, también en
Saqqara Norte: los objetos encontrados se han perdido en los registros del Museo
Egipcio de El Cairo y las “cámaras”, actualmente, han desaparecido sin dejar rastros
visibles.
Por lo menos, estos hallazgos arqueológicos prueban a todas luces
que las figuras eróticas tenían un sentido religioso o que estaban imbuidas de una
significación profunda que iba más allá de lo profano. El escondrijo de las “Cámaras
de Bes” es significativo porque este dios aparece corrientemente entre los motivos
de las “figuras obscenas”.

Dejemos ahora el material arqueológico y volvamos nuestra atención


a la literatura mitológica, que es rica en situaciones de naturaleza sexual y que
permite inferir algunas ideas acerca de las relaciones eróticas aceptables y
aceptadas por la sociedad antigua. Comencemos diciendo que los mitos, aunque le
suene extraño al creyente moderno, abundan en episodios sexuales, lo que no
debería suscitar ninguna sorpresa ya que los mitos son normativos de la conducta
social y sancionan las formas de las relaciones humanas en base a un arquetipo
divino.
Refirámonos, en esta ocasión, a la homosexualidad, tanto masculina
como femenina (lesbianismo): en el ciclo mitológico osiriano, que se constituye
formalmente en tiempos de la Quinta Dinastía y se consigna en los Textos de las
Pirámides de la Sexta (circa 2300-2200 aC), Osiris, Isis, Neftys y Set, son los últimos
“hijos” de la Gran Ennéada o Corporación de los Nueve Dioses de Heliópolis; Osiris
es muerto por su hermano Set, el dios de la Confusión, quien pretende el trono de
Egipto. Osiris e Isis, la Gran Maga, copulan post mortem e Isis queda preñada de
Horus, el Vengador de Su Padre, quien restaurará la memoria de su padre difunto,
ahora convertido en el Rey y Juez de los Muertos, y recibirá, como su legítimo
heredero, el gobierno del país luego de derrotar a su malvado tío. El enfrentamiento
entre Horus y Set perteneció, originariamente, a un ciclo mitológico diferente al
osiriano, que recién lo incorpora cuando es elaborado hacia mediados del Reino
Antiguo: en ese mito primitivo existe un “episodio homosexual” entre ambas
divinidades; en él, Set intenta violar a Horus para, posteriormente, acusarlo ante el
Tribunal Divino de ser indigno para gobernar Egipto. Mediante una artimaña ideada

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por su madre Isis, Horus engaña a Set y recoge su semen; Isis lo pone en una planta
de lechuga (considerada como afrodisíaca por los egipcios), que es entregada a Set
para el desayuno, previamente al juicio definitivo. Al acusar a Horus, Set invoca a
su semen para que surja de donde se encuentre, y, para gran deleite de Horus e
Isis, y para su enorme sorpresa, lo hace sobre su propia cabeza bajo la forma de un
globo o disco (¿solar, lunar?). Ante la evidencia, el tribunal divino decide que Horus
debe ser coronado rey de Egipto.
La caótica personalidad de Set presenta aristas interesantes sobre los
valores sexuales reprobados por la sociedad faraónica: su consorte, Neftys, nunca
entabla relaciones amorosas con él, sino que se muestra como un alter ego de su
hermana, Isis. Su nombre propio, Nebet-Hut, significa “La Señora de la Casa” y
denota su rol “normal” como otro paradigma de la mujer egipcia socialmente
aceptada. Es por ello que se aparta de Set y que puede tener sexo con el marido
de su hermana, Osiris, relación de la que nacerá Anubis, el dios que le embalsama.
Esta relación es consentida por Isis, quien debía ver en su hermana Neftys no más
que una concubina o esposa secundaria -si es que tal concepción existió alguna vez
en la mentalidad egipcia- de su esposo, a quien, por otro lado, protege de Set, el
“anormal”.
En el templo de Edfú, Set es llamado “El Afeminado” (hemety, lit.,
Quien es como Mujer) de una manera despectiva. [13] Por su parte, esta deidad
tiene relaciones sexuales con otras diosas, pero éstas son extranjeras
(propiamente, asiáticas): Anat y Astarté, oriundas precisamente de las regiones que
habitualmente se atribuyen, en la literatura preceptiva o moralista, a las prostitutas
profesionales. La “mujer extranjera” o “desconocida en su ciudad” es la imagen
clásica de la prostituta en los textos de instrucción moral. Por si esto fuera poco, las
relaciones amorosas entre estas diosas y Set se reducen exclusivamente al coito
contra natura o anal, y jamás se menciona al coito vaginal como forma amatoria
entre ellos. Agreguemos que la descripción que se hace de esas diosas remite a su
vestimenta “masculina” y a sus modos “de hombres”, lo que claramente insinúa su
naturaleza sáfica.
En una palabra, Set sólo puede tener tratos sexuales considerados
“aberrantes” o “caóticos” para la sociedad antigua. El coito anal, indudablemente
practicado por los egipcios como vimos en otros testimonios, debe verse aquí, más
apropiadamente, como un símbolo del carácter estéril de Set, cuya actividad sexual
no conduce a la procreación, sino únicamente al desenfreno carnal. Sea como fuere,
encontramos evidencias religiosas que apuntan a que el homosexualismo
masculino y femenino es rechazado por los egipcios antiguos -al menos en un
aspecto formal -, ya que, para ellos, era una práctica no fecundativa o procreativa,
contrariamente al coito vaginal, cuyo modelo es la relación Osiris Isis.
Partidarios de un equilibrio en todas las facetas de su vida, los egipcios
eran plenamente conscientes de que todo exceso en el placer deja de ser un placer,

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razón por la cual si bien vivieron la sexualidad con una atípica libertad, (que en
numerosos sectores de nuestras actuales sociedades generarían todo tipo de
sentimientos contrapuestos, desde un escandaloso rechazo hasta la mas sana de
las envidias), raramente llegaron al grado del libertinaje al que han conducido en
otras ocasiones históricas infinidad de distorsionadas actitudes moralistas,
trasnochadas y represoras. Esta forma permisiva de enfocarla es la que condujo de
forma comprensible a una actitud totalmente radical con uno de los mas
despreciables y abusivos de los actos humanos, como es el de la violación, que
podía ser castigado consecuentemente con la mas dura de las penas: la castración.
Sin embargo, tan particular enfoque nunca dejó de lado una serenidad y equilibrio
proverbial frente el amor, (al que daban los poéticos apelativos de “Elixir de Larga
Vida”, o “Rincón del Paraíso Celestial en la Tierra”), el cual procuraron mantenerlo
alejado de toda pasión ciega y desatada, lo que se tradujo por ejemplo de cara a las
mujeres en una forma de feminidad serena y feliz que debió encantar a los hombres
de tan privilegiada época.
Dentro del terreno sexual los egipcios mantuvieron diversas
peculiaridades dignas de destacar. Así por ejemplo, un signo natural del amor o la
pasión como son los besos hay autores que afirman que no tuvieron costumbre de
darlos en la boca hasta la Baja Época, en que adoptaron en ese sentido el estilo de
los griegos, por lo que como alternativa o complemento a dicha muestra de afecto
habrían desarrollado una práctica en cierto modo equivalente que consistía en
aproximar las narices, para de esta forma intercambiar el aire respirado, ya que
sustentaban la creencia de que aspirar el aliento procedente de otro ser, (fuese éste
una persona o una divinidad), era tanto como adquirir una parte de su esencia. Otro
detalle curioso era que tener los ojos grandes suponía un distintivo de belleza, por
lo que solían alargarlos merced al maquillaje. Y un tercer elemento digno de
mención es la extraña conexión que establecían entre el cabello y la sexualidad, por
lo que llevar éste suelto o despeinado se interpretaba como signo de erotismo,
motivo que les indujo a dedicarle un cuidado extremo. De hecho esta última
característica fue la que dio lugar a que en ocasiones se pusieran en práctica ciertas
acciones, (suponemos que atípicas y puntuales), como por ejemplo el que cuando
entre dos mujeres surgía una rivalidad a la hora de lograr los favores del hombre
soñado, un método ideal de luchar por él era tratar de que la rival disminuyera su
encanto a través de la pérdida del cabello, para lo cual recurrían o bien a la magia,
o bien al empleo de determinadas sustancias, como la anotada en cierta receta del
famoso Papiro Ebers, en el que se aconseja “impregnar con aceite una hoja de loto
quemada y friccionar con ella la cabeza de la persona detestada”. Lo que nos falta
por saber es el método empleado para conseguir que “la persona detestada” se
dejase embadurnar con semejante potingue, aunque en el caso de que se hubiera
logrado, esta última siempre tendría otro presumible remedio para “evitar” la poco
menos que criminal actuación de la fórmula anterior: “untar la calva con escama de
tortuga y grasa de pata de hipopótamo”.

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Practicaron la circuncisión entre los hombres, la cual se llevaba a
efecto al llegar la pubertad, (inicialmente de modo específico entre la clase
sacerdotal, y de forma general a partir de la Baja Época), si bien al contrario que
otras culturas fundamentalmente por motivos higiénicos, no rituales. En cambio no
hay casi constancia de que se diera un tipo de práctica paralelo entre el mundo
femenino, (desarrollándose la clitorictomía), ya que si por un lado todas las momias
de mujeres examinadas hasta la fecha permanecen en ese sentido íntegras, por
otro también hay algún autor que afirma haber encontrado alusiones a vírgenes
circuncidadas en ciertos textos.
Respecto a la homosexualidad, aun siendo una práctica tolerada no
parece que fuera muy bien vista, más que nada y según parece por la esterilidad
que dicha práctica conlleva. Así, se han hallado referencias que nos hablan de
escarceos de esta clase tanto en el mundo de los dioses, (en un episodio de lucha
entre Horus y Set), como en el de los humanos, (desde la documentada relación del
faraón Pepy II con uno de sus generales llamado Sasenet, hasta diversos casos de
sacerdotes del templo de Jnum en Elefantina). Del lesbianismo por contra no existe
la menor mención.
Según se sabe podían evitar con facilidad los embarazos, pues son
diversos los papiros médicos que nos han legado las recetas y remedios mas
dispares. Así, en una de dichas recetas se recomienda mezclar apio y cerveza
dulce, una mezcla con la que se debían untar los genitales; y otro excelente remedio
al parecer consistía en introducir en la vagina una especie de tapón, (¿quizá el más
antiguo antepasado del moderno diafragma?), que se había impregnado
previamente en una mezcla de miel, dátiles, espinos de acacia triturados, y una
planta con propiedades purgantes: el coloquinto. En cuanto al aborto, si bien existe
constancia de que se llegó a realizar en algunas ocasiones, (como el practicado a
una mujer llamada Tarepit, aunque al parecer en contra de su voluntad), en general
era considerado como una de las prácticas más aborrecibles e innobles de cuantas
pudieran llevarse a cabo, condenable desde todo punto de vista.
Como en todas las culturas y épocas, los egipcios tuvieron igualmente diversos
sistemas para incrementar a voluntad el deseo sexual merced al uso de
afrodisíacos. Uno de ellos era a través de la lechuga, de la cual afirmaban que
“enamoraba a los hombres y hacía fecundas a las mujeres”, motivo por el que era
consumida en grandes cantidades. (No en vano, la lechuga rezuma cuando es
cortada un líquido de aspecto lechoso con color y textura similar al semen, razón
por la que estaba consagrada al dios itifálico Min, en cuyo honor tenían lugar
importantes festividades como forma de propiciar los embarazos entre las
muchachas). Otro consistía en un dulce licor de color rojo intenso llamado Shedeh,
y que se piensa que se obtenía del fruto del granado. Y un tercer elemento dentro
de este apartado era la mandrágora, la cual no solo se usaba para despertar la
libido, sino también como favorecedora de la fertilidad.
Como en tantas otras facetas, la sexualidad estaba bajo los auspicios de una

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deidad, en este caso Anukis, inicialmente diosa del agua, y más tarde protectora de
la lujuria y el placer sexual. Con posterioridad, durante la Baja Época, sería el dios
enano y deforme Bes, quien al margen de protector de la familia y los nacimientos,
también revistiera aspectos eróticos, al ser asociado con el amor descontrolado y
libertino.
La antigua Grecia
Las características de la cultura griega antigua son de tal relevancia
que perduran y son estudiados en la actualidad; tanto en la filosofía, la literatura, la
música, la educación, la medicina, e incluso la sexualidad. Ya que desde la antigua
Grecia, se especula la sexualidad es considerado como un tema educativo. Pues
también la práctica sexual en esta cultura tiene no solo una connotación de
reproducción de la especie; sino que el placer, el hedonismo y el erotismo son eje
de la concepción del sexo. Existía nula represión a la infidelidad y a la
homosexualidad. Por lo que las orgías eran permitidas y la belleza del cuerpo
humano era una cuestión digna de admiración para los griegos.
De acuerdo a expertos del tema, se apuntan a que las esculturas
griegas de los denominados Guerreros de Riace que poseían un miembro sexual
pequeño, era debido a que se consideraba un elemento estético apreciado y como
un concepto de belleza que representaba la moderación y era un elemento estético
propio del macho alfa. Además de que la virginidad o los vestales eran también
motivo de culto y de admiración. Estas son algunas ideas sobre la sexualidad que
difieren con los clichés de la actualidad.
Antigua Roma
Tal vez uno de los datos más popularizados sobre esta sociedad, eran
la permisividad y las “orgías romanas”. Sin embargo es también importante que
aquellos testimonios de estos actos sean provenientes de autores cristianos;
quienes posiblemente censuraban y apuntaban a la depravación de los romanos.
Existen también investigaciones que argumentan que la
homosexualidad era mal vista, ya que la cultura de la romana se caracterizó por una
idea de la sexualidad como manifestación de control. Así que consideraban que un
hombre penetrado u hombres prostituidos no poseían control y perdía en valor del
control. Por ende la masculinidad tomaba un pale protagónico en la historia de la
sexualidad en la antigua roma y el rol de la mujer en la sociedad era limitado. Pero
también el adulterio, por su parte era mal visto, dependiendo de la gravedad y de
las implicaciones.
Con todo lo anterior mencionado, encontramos una sociedad que vivía
con tabús y prohibiciones respecto a la práctica de la sexualidad. El motivo por el
que exista una idea de una Roma promiscua y liberal es por una negativa

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interpretación a los vestigios y manifestaciones como pinturas y textos de la época
antigua en Roma.
Babilonia
En la antigua Babilonia, como en otras culturas, existía una idea de la
sexualidad como algo sagrado. La mujer era un símbolo de fertilidad y símbolo
sexual. Por otra parte encontramos una sociedad donde existen ciertas
prohibiciones o rechazo a la infidelidad femenina. En este sentido, también era
posible encontrar castigos y represiones a la mujer si esta presentaba conductas
sexuales fuera de lo socialmente aceptable para ese tiempo. Sin embargo en el
hombre le era permitido tener más de una pareja o concubinas.
Japón
Las geishas son un elemento característico de esta cultura.
Originalmente eran solo hombres, y eran considerados como profesionales del
entretenimiento, donde además del erotismo se mezclaban elementos de la cultura
y el arte de Japón. Por otra parte existía también el Shunga que eran
representaciones gráficas de escenas sexuales tanto heterosexuales como
homosexuales, e incluso orgías. Estas viñetas iban más allá de la pornografía, pues
además de ser escenas explicitas, eran artefactos populares entre los siglos XVI y
XVIII que incluso se consideraban educativos para quienes no tenían aún su primer
contacto sexual. Actualmente se considera que estas son representaciones
artísticas, y muestra de cuál era la percepción de la sexualidad en aquella época,
dado su carácter erótico.
Islamismo
El islamismo se caracteriza por un notorio internes por la sexualidad.
Existen muchas referencias literarias donde es notoria la búsqueda y comprensión
de los placeres carnales. Y aunque existen muchos libros sagrados sobre el sexo,
tal vez la obra más representativa sea el Kama Sutra, en la India islámica. Donde
además de mostrar sesenta y cuatro posiciones sexuales y ocho principales;
también aborda otros temas como la elección de esposa, la atracción, y las
cortesanas entre otros temas. Pero a pesar de la apertura de la sociedad islámica
en los temas de sexualidad, también fue característica una represión a la figura
femenina y con un machismo muy marcado.
Culturas precolombinas
Es hasta antes de la llegada de los españoles que las manifestaciones
de la sexualidad eran ampliamente aceptadas. Existía una concepción espiritual y
cósmica en torno al acto sexual, así como una idea de la sexualidad ligada
estrechamente a la fertilidad. Existían además, sofisticadas técnicas para el acto
carnal, por lo que estos actos sexuales no eran vistos con censura o motivo de
vergüenza.

12
En México precolombino la sexualidad también tenía cierta
consideración como un goce mítico, e incluso la práctica era considerada algo
natural donde también posiblemente se realizaban prácticas sexuales bajo los
influjos de alucinógenos y afrodisiacos. Se consideraba la sexualidad algo
importante para la reproducción, el adulterio podía ser penado, también las
relaciones sexuales se daban dentro del matrimonio y podían llegar a ser polígamas.
Las deidades relacionadas con el amor, representaban gran
importancia en estas sociedades. La homosexualidad no era mal vista, ya que
incluso entre los mayas existía el culto a la luna como una diosa de la creación, de
ambos sexos o bisexual. Por lo que para los mayas no existían distinciones
marcadas entre heterosexuales y homosexuales.
Sociedad Judeo Cristiana
Aunque los judíos posiblemente fueron los primeros en reprimir la
sexualidad, no han sido la única cultura en hacerlo; sin embargo la influencia de
esta represión tiene influencia aún en la actualidad de muchas sociedades. Es a
partir de la institucionalización de la religión católica, que comienza las prohibiciones
a las prácticas sexuales como acto placentero, y solo era permitirlo el sexo
procreador, pues se consideraba que este aspecto de la vida humana era vulgar y
alejaba de Dios. Esta idea de la sexualidad marcó muchas sociedades europeas y
posteriormente con la colonización también en América, que sería influenciada por
aquella fuerza política represora, donde además la mujer era considerada como un
objeto sexual.
En Europa medieval también se conservarían estas censuras a la libre
práctica sexual con connotación moralista. La mujer sigue siendo vista como un ser
maligno y corrompedor para el hombre. El erotismo, la homosexualidad y el desnudo
eran severamente castigados. La castidad era considerada una virtud y la mujer
virgen era sinónimo de respeto y de gran virtud. De ahí surgen los cinturones de
castidad como artefactos que ayudaban a conservar la virginidad hasta la llegada
del “santo matrimonio”, donde era permitido el acto carnal entre los cónyuges
únicamente para la procreación.
Es hasta el renacimiento que la filosofía Teo-centrista pierde
protagonismo y en consecuencia hay una revolución ideológica que se ve reflejada
en las manifestaciones artísticas como la pintura, la música y literatura donde la
figura la belleza humana es apreciada y la sexualidad adquiere apreciación,
admiración, y la mujer se considera una figura o ícono de la sexualidad; y ello una
nueva filosofía alrededor de ser humano. Por lo que el interés y los conocimientos
sobre las implicaciones de la sexualidad aumentan, y se abandonan las ideas
tradicionales establecidas por la iglesia católica.
Época Victoriana

13
Uno de los aspectos más relevantes es la influencia de las ideas
religiosas, la moralidad y la represión a las prácticas carnales en la época de la
Victoria. Es aquí que se generan una serie de tabús y mitos respecto a la sexualidad,
que infunden el miedo y la culpabilidad hacia el acto carnal; esto debido a que a se
consideraba el sexo como un acto repulsivo, pero necesario.
Existía una “doble moral sexual”, donde las relaciones sexuales y el
erotismo en general eran censurados. E incluso se habla de que pese a las
costumbres puritanas y lo políticamente correcto, el fenómeno de la prostitución
tenía su lugar en esta época ampliamente difundido, además de conductas sexuales
como la homosexualidad, abuso infantil y las orgías que se llevaban a cabo en un
mundo subterráneo.
Un hecho curioso de la era victoriana era la llamada histeria femenina,
el cual era un tema de interés médico, donde se pretendía dar solución a los males
que aquejaban a las mujeres y síntomas. El método era un masaje pélvico que
pretendía llegar a un paroxismo histérico, es decir un orgasmo. También en
Inglaterra se da lugar a la aparición de los primeros preservativos fabricados con
látex, ya que antes de la popularización de los condones de látex, éstos eran
fabricados con otros materiales como el cuero o las tripas de algunos animales.
Actualidad de la sexualidad
En gran parte de occidente y en algunas culturas orientales, es posible
encontrar una revolución referente a la sexualidad. Son muchos los factores y
movimientos sociales que han contribuido a una nueva noción de este aspecto de
la humanidad. Desde la segunda mitad del siglo pasado y hasta nuestros días
existen cada vez menos tabús respecto al tema. Sin embargo con la incorporación
de las nuevas tecnologías a nuevos estilos de vida y principalmente con la llegada
del Internet, es posible encontrar una inmensa movilización de información
opiniones y perspectivas acerca de la sexualidad.
Más allá de la popularización de los contenidos pornográficos en la
red, existe una amplia difusión sobre la igualdad de género, temas sobre la
orientación sexual, el erotismo, fetiches, parafilias, contenidos educativos, relatos
y literatura erótica, información y datos de estudios científicos y nuevos
descubrimientos de implicaciones psicológicas y fisiológicas de la sexualidad. Por
lo que la fácil accesibilidad a estos contenidos trae como consecuencia nuevas
formas de ver el mundo de la sexualidad.
El fenómeno de la sexualidad tiene cada vez tiene un lugar más
significativo en la cotidianidad de las sociedades modernas que se manifiesta en los
actuales estilos de vida en muchas culturas. Las familias poliamorosas, la
homosexualidad, bisexualidad, pansexualidad, parafilias sorprendentes, el
orgasmo en ambos géneros, etc., son temas que cada día forman parte del interés

14
colectivo de nuestra contemporaneidad, y con ello una amplia aceptación del
erotismo y la sexualidad como parte de la esencia humana.
Resumen de la sexualidad
La sexualidad varía de una cultura a otra y en el contexto socio-
histórico en que se desarrolle. Durante la prehistoria existieron dos etapas: la
monogamia natural y la monogamia que tenía como finalidad asegurar el patrimonio
familiar. En el Antiguo Testamento, se señalan las normas que regulaban la
conducta sexual de la época. En el judaísmo, el matrimonio tenía como finalidad la
descendencia y la esposa hebrea tenía el “privilegio” de compartir los favores del
esposo con otras esposas secundarias, pero si ella era infiel era apedreada.
En la cultura egipcia el incesto estaba permitido y la circuncisión, tenía
un carácter ritual en la adolescencia. En Grecia, se toleraba la homosexualidad
masculina entre adultos y adolescentes púberes dentro de un contexto educativo.
En Atenas las mujeres no podían andar solas, privilegio exclusivo de las hetairas
(prostituta fina).
En la edad Media, la Iglesia refrenda el matrimonio monógamo y
declara al instinto sexual como demoníaco. En 1530 la Reforma protestante de
Martín Lutero admite el primer divorcio solicitado por Enrique VIII para separarse de
Catalina y casarse con Ana Bolena.
A finales del siglo XV aparecen en Europa las enfermedades de
transmisión sexual, que fueron consideradas como un castigo celestial. Durante los
siglos XVIII y XIX o época victoriana, conductas sexuales como la masturbación,
eran consideradas inapropiadas. En 1882 apareció el trabajo de Richard Kraft-Ebing
“Psychopatia Sexualis”, donde describe comportamientos sexuales patológicos.
Sigmund Freud (1856-1939), médico vienés, demostró la
trascendencia de la sexualidad en los individuos. Su teoría de la personalidad, tiene
como pivote el desarrollo sexual. Introdujo el término de “líbido” como la energía de
la que emanan todas las actividades de los hombres. Por la misma época de Freud,
el médico inglés Havellock Ellis publicó su obra Psychology of Sex. El describe que
el deseo sexual es igual para hombres y mujeres y refuta que la masturbación
ocasionara insannia.
Margaret Sanger inició el movimiento de control de la natalidad en los
Estados Unidos y entre 1922 y 1927 publicó artículos sobre la sexualidad de la
mujer. Geramine Greer, feminista activa, publicó su obra “El eunuco femenino”, que
es considerada el baluarte del movimiento feminista. Alfred Kinsey inició el estudio
sistemático de la sexualidad y en 1966 Masters y Johnson publican su libro
“Respuesta Sexual Humana”, anotando que tanto hombres como mujeres tienen la
misma capacidad de respuesta sexual.

15
El análisis histórico demuestra que el comportamiento sexual no es
simplista, ya que éste dependerá del contexto socio-histórico y cultural en que se
desarrolla.
LA SEXUALIDAD EN EL ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO.
Sexualidad
Don de Dios (Gn 1.27; 2.18-25) que participa de la bondad y perfección
de todo cuanto el Señor creó originalmente (Gn 1.27 Gn 1.31).
El israelita aceptaba la naturalidad y la legitimidad de la sexualidad con
tal franqueza que no tenía reparo en hablar de ella abiertamente, sin eufemismos y
mencionando cada cosa por su nombre (Gn 9.22s; Éx 20.26; 28.42; Lv 18.6; Dt
25.11; Is 3.17; Hab 2.15; para las partes genitales y Gn 18.11; 31.35; Lv 15.19-24;
18.19; 20.18, para la menstruación: «la costumbre de las mujeres»).
La sexualidad se tenía en alta estima en Israel por dos razones:
1. Por el empleo que la Escritura hace del Matrimonio como
símbolo del trato espiritual de Dios (Esposo) y su pueblo Israel (esposa) (Is
54.5s y sobre todo Os 1-3).

2. Por la estrecha colaboración con Dios que implica el que


haya señalado la sexualidad para la propagación de la vida (Gn 3.16, 20; 4.1;
Os 4.10).
La imagen de la Iglesia como «esposa» y de Cristo como «esposo»
en el Nuevo Testamento (Ef 5.22-32; Ap 19.7; 21.2, 9; 22.17) sigue la línea del
Antiguo Testamento, confirmándola. Asimismo, el Nuevo Testamento reconoce la
excelencia de la sexualidad (1 Co 7.3 y siguientes; 1 Ts 4.4 y 1 Ti 5.14), su
naturaleza y los deberes que entraña.
La literatura sapiencial alaba el recto uso de la sexualidad en el
matrimonio y exalta sus ventajas. El lenguaje inspirado suele ser claramente erótico
en estos textos (Pr 5.18-20; Cnt 4.5, 12, 15; 6.4; 7). De igual sentir son los profetas
(Ez 24.16, en donde la mujer del profeta constituía «el deleite de sus ojos»; Mal
2.15), que en esto siguen el ejemplo patriarcal (Gn 26.8). La Biblia, pues, no
condena lo erótico sino las perversiones a que puede ser arrastrada la sexualidad
como consecuencia del pecado.
Dios mismo se encarga de proteger la sexualidad al limitar el ámbito
donde puede hallar su cauce legítimo: el matrimonio. Así el Antiguo Testamento
condena severamente:
1. El Adulterio (Gn 38.24; Dt 22.21-24; Lv 18.6-18).
2. La Prostitución (Dt 23.17s; Pr 5).
3. La Sodomía (Dt 23.17; 1 R 15.12).

16
4. La bestialidad (Éx 22.19; Lv 18.23; Dt 27.21).
El Nuevo Testamento interioriza este concepto y condena la
Concupiscencia, el deseo desordenado o salido de cauce legítimo (Mt 5.28; Ro
1.24-32; 1 Co 6.13-20; Ga 5.19; 1 Jn 2.16-17).
En resumen, la Biblia alaba el recto uso de la sexualidad, pero
condena la pretensión de relaciones sexuales en condiciones pecaminosas que
rebajan, degradan y esclavizan (Pr 5.9; 6.26; 23.27s; 29.3) al consumir energías
tanto síquicas y espirituales como físicas que Dios ha confiado al hombre para
alcanzar su plenitud humana. (Cantares, en especial.)
Fornicación
Relación sexual voluntaria entre personas no casadas. Difiere del
Adulterio en que este último se comete cuando al menos una de las personas es
casada, pero a veces el término se usa indistintamente. Por ejemplo, cuando Cristo
señala la fornicación como una de las causas para el divorcio (Mt 5.32; 19.9).
Debido a que el Cuerpo es templo del Espíritu Santo, Pablo exhorta a
los creyentes a que huyan de la fornicación (1 Co 6.18; v. 13). Aquí el término se
refiere a toda inmoralidad del cuerpo, y Cristo dijo al respecto que toda inmoralidad
sexual tiene su origen en el corazón del hombre (Mt 5.28; Mr 7.21); por tanto
debemos cuidar del corazón (Pr 4.23; Jer 17.9).
En sentido figurado, la fornicación se refiere a toda forma de apostasía
y a la relación inmoral de un creyente con otros dioses.
Adulterio
Relación sexual entre una persona casada y otra que no sea su
cónyuge legal. Sin embargo, en una cultura donde la poligamia se aceptaba, la
unión sexual entre un hombre casado y sus concubinas no se consideraba adulterio.
Bajo la Ley de Moisés este pecado se castigaba con la muerte, ya
fuese por apedreamiento o fuego (Lv 20.10; 21.9; Dt 22.22-24; Jn 8.5, 6). Debido a
que la pena de muerte solo se podía aplicar en el caso de que se sorprendiera a la
persona en el acto mismo (Jn 8.4), el cónyuge acusado tenía que someterse a
ciertos procedimientos acordados para establecer su culpabilidad o inocencia (Nm
5.11-31). No obstante la Ley Mosaica, cuando el rey David se arrepintió de su
pecado de adulterio, Dios lo perdonó (2 S 11.2-5; Sal 51.1, 2).
Cristo también perdonó a la mujer sorprendida en adulterio, pero sin
obviar la gravedad del cargo (Jn 8.11). En el Nuevo Testamento el Señor señala
que al adulterio no se comete únicamente por el acto en sí, sino también por mirar
a una mujer para codiciarla, dando a entender que la sed de este, como de todo
pecado, está en el Corazón (Mt 5.27, 28).

17
Nuestro Señor señala el adulterio como el único motivo de Divorcio (Mt
5.32; 19.3-12). El término Fornicación debe entenderse en estos pasajes como
sinónimo de adulterio. Pablo parece dar otra causa en 1 Co 7.10-15.
El adulterio es un pecado contra la santidad del hogar al que todo
hombre está expuesto. Por esta razón, siempre se debe tener muy presente la
advertencia de Cristo (Mt 5.27, 28) y elevar diariamente la oración de David (Sal
51.2, 10-12).
Sodomita
Estrictamente, la sodomía es la relación sexual entre hombres por
medio del ano. Este nombre se debe al relato de Gn 19. Era práctica común entre
los cananeos (Lv 18.22-26). En las religiones de estos pueblos, la sodomía, tanto
como la fornicación, formaba parte del culto. El prostituto religioso masculino se
llamaba kadesh (palabra hebrea traducida sodomía en 1 R 14.24; 15.12; Job 36.14).
En ocasiones, los israelitas se contaminaron con tales prácticas. La Ley Mosaica
las condenaba severamente (Dt 23.17; Lv 20.13) y durante las épocas de reforma
fueron eliminadas. El término aparece el Nuevo Testamento solo una vez segúnla
Reina Valera (1 Ti 1.10), pero esta aberración sexual se menciona varias veces con
otros términos y se le condena con igual severidad (Ro 1.27; 1 Co 6.9; Jud 7). Es
probable que la palabra «perro» en Dt 23.18 (Ap 22.15) se refiera al sodomita
religioso.
Prostitución
Entrega del cuerpo para fines eróticos por una remuneración o dádiva.
Se distingue de la Fornicación por su carácter comercializado. En la Reina Valera
1960, La palabra aparece como sustantivo tres veces y como verbo, trece ( por
ejemplo, Jue 8.27; 2 R 23.7). Pero la idea y el concepto se aplican figurativamente
también a la profanación de valores (Sal 106.39) y a la entrega de uno mismo a
otros poderes o dioses, y no a Jehová (Lv 20.5, 6).
En su sentido literal, la prostitución puede referirse a cualquiera de los
sexos (Gn 19.1-11), aunque la práctica de la Ramera dedicada comercialmente al
placer de sus amantes masculinos es la forma más ordinaria de la misma (Jos 2.1).
Algunos consideran que esta, «la más antigua profesión», comenzó como deber
religioso en que la mujer entregaba su cuerpo al sacerdorte en sacrificio. Según el
historiador Herodoto, toda mujer babilonia debía trasladarse una vez en su vida al
Templo de Venus, allí venerada como Hellita, para entregarse a un extraño.
También existía una forma de prostitución que constituía un gesto
máximo de hospitalidad: por una noche se entregaba al huésped la propia esposa,
el hijo, la hija ola sirvienta. Probablemente Lotse basó en dicha costumbre pagana
para ofrecer sus hijas a los hombres violentos de su pueblo (Gn 19.8), pueblo que
dio nombre a la Sodomía.

18
Las tres rameras más famosas de la Biblia son Rahab, quien defendió
la vida de los espías de Israel y se salvó por su fe (Heb 11.31); Gomer, esposa del
profeta Oseas (Os 1.1ss); y, según la creencia común, Maria Magdalena, abnegada
seguidora de Jesús (Mt 27.56). De estas, la segunda es escogida por Dios, por su
infidelidad y mala relación con su esposo, para representar simbólicamente la
infidelidad y prostitución espiritual del pueblo de Israel para con su Dios. En este
drama se subraya la paciencia y misericordia de Dios para con su pueblo electo.

4.1.- SEXUALIDAD “NORMAL”.


En sexualidad, “lo normal” es que todos y todas por pasemos por
dificultades alguna vez en la vida, y esas dificultades pueden expresarse en forma
de disfunción o sencillamente de etapa transitoria. Lo “normal” es que la fantasía
llegue a lugares que incluso a nosotros o nosotras mismas nos asustan, pero poder
hacerlo sin culpas y sin desdichas. “Lo normal” es buscar el placer, sin pedir mucho
a cambio y sin avergonzarse por ello. “Lo normal” es pedir ayuda si se necesita y
darte cuenta de que tu situación también es normal. “Lo normal” es que seamos
completamente diferentes y todos muy especiales en esa diversidad, solo hay que
conocer y profundizar en esas particularidades que nos hacen únicos/as y que, por
tanto, nos sacan positivamente de esa “normalidad” impuesta y homogénea.
NORMALIDAD Y ANORMALIDAD EN SEXUALIDAD
El presente artículo corresponde a la elaboración de un criterio de
definición de “normalidad y anormalidad en Sexualidad”, que representa una de las
tendencias contemporáneas de comprensióndel problema.
A partir de una revisión de los criterios tradicionales, para abordar dic
la problemática, se estructura un nuevo modo de enfocar y entender lo “normal”, d
efiniendo yexplicando las ra!ones que lo ori"inan. Esta nueva definición, explicada
en detalle, sirve posteriormente como modelo para clasificar aquellas expresiones
conductuales que difieren de lo normal sus funciones Sexuales y Alteraciones
Sexuales.
CRITERIOS DE NORMALIDAD
Definir qué es lo normal y que lo anormal en "general no es una cosa
fácil, y este problema aplicado a la sexualidad en particular lo es menos. -ay a través
de los tiempos muchos intentos por lograr establecer con la mayor claridad y
precisión posible cuándo se está frente a una conducta o comportamiento normal y
cuándo no, pero sin duda alguna este dilema no tiene en la actualidad una respuesta
definitiva.
DEFINICION DE SEXUALIDAD NORMAL
En el presente artículo y en función de un criterio fenoménico de
normalidad se pretende definir la sexualidad normal como una actividad física

19
En estadística y probabilidad se llama distribución
normal, distribución de Gauss, distribución gaussiana o distribución de Laplace-
Gauss, a una de las distribuciones de probabilidad de variable continua que con
más frecuencia aparece en estadística y en la teoría de probabilidades.
La gráfica de su función de densidad tiene una forma acampanada y
es simétrica respecto de un determinado parámetro estadístico. Esta curva se
conoce como campana de Gauss y es el gráfico de una función gaussiana.
La importancia de esta distribución radica en que
permite modelar numerosos fenómenos naturales, sociales y psicológicos. Mientras
que los mecanismos que subyacen a gran parte de este tipo de fenómenos son
desconocidos, por la enorme cantidad de variables incontrolables que en ellos
intervienen, el uso del modelo normal puede justificarse asumiendo que cada
observación se obtiene como la suma de unas pocas causas independientes.
De hecho, la estadística descriptiva sólo permite describir un
fenómeno, sin explicación alguna. Para la explicación causal es preciso el diseño
experimental, de ahí que al uso de la estadística en psicología y sociología sea
conocido como método correlacional.
La distribución normal también es importante por su relación con la
estimación por mínimos cuadrados, uno de los métodos de estimación más simples
y antiguos.
Algunos ejemplos de variables asociadas a fenómenos naturales que
siguen el modelo de la normal son:
 Caracteres morfológicos de individuos como la estatura;
 Caracteres fisiológicos como el efecto de un fármaco;
 Caracteres sociológicos como el consumo de cierto producto
por un mismo grupo de individuos;
 Caracteres psicológicos como el cociente intelectual;
 Nivel de ruido en telecomunicaciones;
 Errores cometidos al medir ciertas magnitudes; etc.
La distribución normal también aparece en muchas áreas de la propia
estadística.

20
4.2.- IDENTIDAD SEXUAL Y DE GÉNERO.
La identidad sexual es
una vivencia interna y también,
íntima. Es decir, cada persona es
libre de decidir con quién comparte
o no su tendencia sexual. Lo cierto
es que existen distintos tipos de
identidades sexuales, lo que
muestra que también existen
distintas formas de entender el
amor.
Cada ser humano
nace como hombre o mujer, la
identidad sexual permite que uno
elija el género que lo identifica
Cada persona nace siendo hombre
o mujer, una diferencia que se muestra en el plano biológico y también, en el ámbito
emocional. Dicha diferencia también se muestra en el plano reproductivo. Es la
mujer quien tiene el don de dar a luz y de quedarse embarazada. Desde este punto
de vista, hombres y mujeres son complementarios.
La identidad sexual es un concepto que remite a la forma en la que el
individuo se identifica como hombre o mujer desde el punto de vista del género y
también remite a la orientación sexual que tiene esa persona. Además, la identidad
personal de un individuo y su orientación sexual, son muy íntimas, por tanto, el ser
humano se desarrolla de acuerdo a unos parámetros concretos a partir de la
aceptación interna. Un ser humano se va descubriendo a sí mismo. La identidad
sexual remite a la preferencia sexual de un individuo, a su forma de sentir y actitudes
sexuales.

Identidad Sexual es la
comprensión de diversos aspectos
de la vida de una persona.
La identidad sexual es
la suma de diferentes planos:
biológicos, ambientales y
psicológicos. Generalmente, es en la
etapa de la adolescencia en la que el
joven empieza a conocerse a sí
mismo desde un punto de vista más
profundo. En algunos casos, el

21
descubrimiento de una identidad sexual puede estar vinculado con el sufrimiento de
no sentir como la opción mayoritaria (con el consecuente miedo al rechazo).
Respetar la identidad de cada ser humano.
Toda identidad sexual es natural, por tanto, debe de potenciarse la
tolerancia y el respeto hacia todo ser humano que de acuerdo a su dignidad es
dueño de un inmenso amor y respeto. Pero además, también es importante crear
los cimientos de una sociedad libre en la que cada ser humano pueda mostrarse tal
y como es y ser auténtico.
La importancia de quebrar los estereotipos
Es importante evitar los estereotipos que tienden a encasillar a las
personas en unos prejuicios determinados para recordar que todo ser humano es
único e irrepetible. Existen películas muy interesantes para reflexionar sobre este
tema, Brokeback Mountain cuyo argumento muestra una historia de amor
homosexual. La película está protagonizada por Heath Ledger, Jake Gyllenhaal,
Anna Faris, Anne Hathaway y Michelle Williams.
La identidad sexual o la identidad de sexo aluden a la percepción que
un individuo tiene sobre sí mismo en cuanto a sentirse hombre, mujer, en función
de la evaluación que realiza de sus características físicas o biológicas. 123 En
términos generales alude al aspecto psicológico de la sexualidad de un individuo
desde lo corpóreo, desde la genitalidad,14 y está conformada por tres elementos:
la identidad de género, la orientación sexual y el rol de género.
La identidad sexual de una persona está relacionada con la
percepción que cada individuo tenga sobre sí mismo, sobre su cuerpo y los rasgos
físicos que presente, sin embargo esta percepción puede o no corresponder con el
sexo determinado al nacer, generalmente si la persona nace con genitales
femeninos entonces se considera una hembra, si por el contrario nace con genitales
masculinos entonces se considera un varón.
La identidad sexual está vinculada con el género, ya sea femenino o
masculino, es decir, los dos géneros más típicos y comunes dentro de una sociedad.
La creación de la identidad sexual es un procedimiento complicado que se inicia
durante el embarazo, y que representa un elemento de vital importancia durante
la gestación.
Tradicionalmente las sociedades suelen calificar a cada individuo por
la imagen de sus genitales. Ahora bien, si socialmente a una persona se le cataloga
una identidad sexual de hembra pero sus genitales son de varón, esta persona
comenzara a padecer de una inconformidad con la representación de género que
se le asigno.

22
Una de las diferentes formas de identidad sexual es la Transexualidad,
la cual consiste en que un individuo tiene en cuenta que sus genitales externos no
coinciden con lo que realmente siente y se identifica, por lo tanto busca la manera
de hacerse el cambio de sexo, sometiéndose a una cirugía de transformación y
recibiendo tratamiento a base de hormonas.
La identidad sexual es la recopilación de diversos aspectos:
Biológicos psicológicos y ambientales, en donde la persona especialmente durante
la etapa de la adolescencia es donde comienza a comprenderse, a percibirse desde
un punto de vista más amplio, más reflexivo, durante esta etapa es posible que la
persona descubra que la manera como era identificado sexualmente no es la
manera como se siente realmente, conduciendo al individuo a un estado de angustia
y sufrimiento al no sentirse como la mayoría de su género. Es importante que se
tenga en cuenta que la identidad sexual de las personas es una cosa totalmente
natural y que la sociedad debe impulsar la tolerancia y el respeto hacia todos
los individuos, permitiendo que este ser humano pueda mostrarse tal cual es.
IDENTIDAD SEXUAL
Para hablar de sexo y
género se utilizan varios términos:
El sexo suele referirse
a la anatomía de la persona:
masculina, femenina o no claramente
masculina ni femenina (genitales
ambiguos o intersexual).
 La inclinación
sexual se refiere al sexo por el que una
persona se siente atraída
sexualmente.
 La identidad sexual refleja cómo se ve la persona a sí
misma, ya sea masculina, femenina o alguna otra cosa (a veces llamada
sexualidad periférica o genderqueer, en inglés), que puede estar en algún
lugar intermedio, ser una combinación de masculino y femenino o ninguno
de estos, o bien puede cambiar con frecuencia.
 El rol sexual es la manera en que las personas se
presentan ante los demás en términos sexuales. Incluye la manera de vestir,
hablar, peinarse; de hecho, todo lo que se dice y se hace y que es indicador
de masculinidad o feminidad.
En la mayoría de las personas, la identidad sexual concuerda con el
sexo anatómico (de nacimiento) y con el rol sexual (por ejemplo, en el caso de un
hombre que se percibe a sí mismo como varón y que actúa en público como tal).

23
La identidad sexual se establece en los primeros años de vida (18 a
24 meses de edad). Durante la infancia, los niños varones se dan cuenta de que
son niños y las niñas se dan cuenta de que son niñas.
En ocasiones, durante la edad infantil se prefieren actividades que se
consideran más apropiadas para el otro sexo (lo que se denomina comportamiento
no conforme con el género). Sin embargo esta preferencia no significa que una niña
a la que por ejemplo le guste jugar al fútbol o luchar, tenga un problema de identidad
sexual, si se ve a sí misma como mujer y se acepta de ese modo.
De igual manera, un niño que juegue con muñecas y que prefiera la
cocina a los deportes o a los juegos violentos no tiene un problema de identidad
sexual si se reconoce y se acepta como varón. Los niños varones a menudo pasan
fases en las que juegan con juguetes o vestidos de niñas, pero solo muy pocos
tendrán problemas con su identidad sexual en la edad adulta.
La mayor parte de los niños que prefieren actividades consideradas
más apropiadas para niñas no tienen un problema de identidad sexual al llegar a la
edad adulta, aunque muchos de ellos tendrán una orientación homosexual o
bisexual.
Los niños que nacen con genitales ambiguos por lo general no
presentan problemas de identidad sexual si crecen en un entorno en que se les
asigna de manera clara un sexo u otro, incluso aunque se les eduque en un rol
sexual opuesto a su sexo genético. Sin embargo existen algunos casos,
ampliamente difundidos, en los que este enfoque ha fracasado.
A veces la persona siente que su identidad sexual y su sexo anatómico
no coinciden. A veces este sentimiento provoca una angustia considerable o
menoscaba su capacidad para desenvolverse. Esta situación se denomina disforia
de género. Las personas con disforia de género deben ser valoradas por un
profesional de la salud.

24
IDENTIDAD DE GÉNERO
La identidad de género —
del inglés gender identity—1 alude a la
percepción subjetiva que un individuo tiene
sobre sí mismo en cuanto a su
propio género, que podría o no coincidir con
sus características sexuales; este, puede
considerarse como el sexo psicológico o
psíquico2 y se constituye en uno de los tres
elementos de la identidad sexual junto a
la orientación sexual y el rol de género,3
relacionándose «con el esquema ideo-
afectivo de pertenencia a un sexo»,4 por lo
que sería la expresión individual del género.
Todas las sociedades tienen
un conjunto de categorías de género que
pueden servir como base de la formación de la identidad social de un individuo en
relación con otros miembros. En la mayoría de ellas, existe una división básica
entre los atributos de género asignados a hombres y mujeres, 7 un binarismo de
género al que la mayoría de las personas se adhieren y se acoplaría a los ideales
de la masculinidad y la feminidad en todos los aspectos del sexo y género: el sexo
biológico, la identidad de género y la expresión de género.
Sin embargo, también hay algunas personas que no se identifican con
algunos (o todos) los aspectos de género que están asignados a su sexo biológico;
algunos de esos individuos son transgéneros o de género no-binario. Algunas
sociedades tienen categorías adscritas a un tercer género. Subyace a esta
definición, una incógnita mucho mayor, que es la de preguntarse, ¿Alcanza con
decir que pertenecen a otro sexo para ser considerado una persona diferente?
Legalmente si, gracias a la ley de identidad de género, pero socialmente y a su vez
biológicamente, no. La identidad de género es la construcción propia de cada
persona, como psicológicamente se ve a sí mismo, pero no por eso es un organismo
del sexo que asume tener completamente. Son matices que quedan al criterio
social, si deben ser aceptados o solo respetados.
Etimología
El término surgió en Estados Unidos a mediados del siglo XX en los
ambientes médicos y psiquiátricos. En 1955 el psicólogo John Money en sus
primeros trabajos con hermafroditas habla de gender roles9 definida por él como
"Todo aquello que una persona dice o hace para revelarse como poseedor de un
estatus de niño u hombre, niña o mujer. Comprende la sexualidad entendida como
erotismo" .10 El psicoanalista Robert Stoller adopta el término gender de la obra de
Money11 y propone una diferenciación entre sexo (sex) y género (gender), siendo el

25
primero biológico y el segundo psicológico y social.1213 Años más tarde, el
término gender identity es introducido en el léxico profesional casi simultáneamente
por Robert Stoller y Evelyn Hooker en 196014 (aunque Money se lo atribuye a
Hooker1213). Seis años más tarde, el término aparece en la prensa y se difunde
mundialmente a las lenguas vernáculas15 pese a la dificultad de su traducción.16
Relación con la identidad sexual
La identidad de género y la identidad sexual convergen en la
construcción que hace el sujeto de sí, sin embargo, la primera es más general e
incluye aspectos no estrictamente biológicos, en tanto que la segunda se relaciona
principalmente con el reconocimiento que los sujetos hacen respecto a sus órganos
sexuales. La identidad de género por tanto añade una dimensión psicológica de
identificación que puede ser independiente de los caracteres fenotípicos que todos
los seres humanos poseen en función de condicionantes biológicos; estos pueden
ser independientes del ámbito psicosocial, a pesar de que en la mayor parte de las
personas existe una correlación entre ambos.
Cuando se hace referencia a la expresión de género se alude a la
exteriorización de la identidad de género de una persona (Ferreyra,
Marcelo, IGLHRC).
Orígenes
Los roles de género se «aprenden», es decir, se desarrollan
mentalmente desde la más temprana niñez. La observación de otras personas de
diferentes identidades de género o sexuales, como los padres, las madres y los
familiares, sirve de modelo para desarrollar una auto-identificación y, con ello
adscribirse a uno u otro género, lo cual puede verse influido por factores biológicos
y genéticos. Los niños y las niñas en sus primeros años aprenden rápidamente a
asociar determinados colores, juguetes, programas de televisión, objetos,
actividades, espacios y vestimentas con identidades psicosociales. Sin embargo,
existen estructuras cerebrales que influyen en la diferenciación sexual entre varones
y mujeres. El hipotálamo, que influye en la temperatura corporal, en la presión
arterial, en las sensaciones de hambre y de sueño, también tiene un papel decisivo
en el comportamiento sexual. De hecho, estadísticamente los hombres tienden a
presentar un mayor desarrollo del núcleo pre-óptico medial.
Al considerar el género, ligado al deseo, como más determinante que
el determinismo genético del sexo genético, ligado a la anatomía, reactivó las
controversias en la comunidad científica acerca de lo innato o adquirido. En la
década de 1950 este tema era de fundamental importancia para los que bregaban
por despatologizar la homosexualidad.
Bases socioculturales

26
Sus articuladores son los «cánones vigentes
20
de masculinidad y feminidad», y «se relaciona con el esquema ideoafectivo de
pertenencia a un sexo»,21 y se trata, por consiguiente, de la expresión individual
del género.
Toda sociedad tiene un conjunto de esquemas de género, una serie
de «normas, prescripciones sociales o estereotipos culturales relacionados con el
género» que sirven de base para la formación de una identidad social en relación
con otros miembros de esa sociedad y que, en consecuencia, dan origen a la
identidad de género.23
La identidad de género es parte de una serie de círculos de
pertenencia, como lo menciona Gilberto Giménez (1996), a los que el sujeto se
adscribe a partir del reconocimiento que hace de sí y de los otros, durante las
interacciones que se suscitan en espacios y momentos específicos.
Bases biológicas
El principal mecanismo responsable de la identidad de género y
orientación sexual implica un efecto directo de la testosterona en el cerebro humano
en desarrollo, como se muestra en los diferentes trastornos del tipo intersexual. 13
El síndrome de insensibilidad completa a los andrógenos es causado
por diferentes mutaciones en el gen para el receptor de andrógenos (AR). Los
afectados son varones XY que se desarrollan como mujeres y tienen una apariencia
fenotípica de mujer y fantasías "heterosexuales", sin los problemas de incoherencia
de género.
Cuando un feto varón tiene una deficiencia de 5 alfa-reductasa-2 o 17
hidroxi-esteroides deshidrogenasa-3, ocurre que la testosterona periférica se
transforma en dihidrotestosterona. Esta deficiencia parece ser una condición
genética, bastante común en esta parte de la República Dominicana, pero muy rara
en otros sitios. Al nacer, se presenta como una "niña" con un clítoris grande. Estos
niños XY son generalmente criados como niñas. Sin embargo, cuando aumenta la
producción de testosterona durante la pubertad, el 'clítoris' crece al tamaño de un
pene, los testículos descienden, y los niños comienzan a masculinizarse y se hacen
más musculosos.13 Una observación que hizo la investigadora Julianne Imperato-
McGinley —una de las primeras personas en indagar en la cuestión de los niños
dominicanos— fue que todos estos chicos, a pesar de ser educados como chicas,
mostraron casi todas preferencias heterosexuales.
Identidades de género
 Cisgénero: Persona que identifica su género con su fenotipo
sexual.
 Transgénero: Persona que se identifica con otro género distinto
al que le atribuiría su fenotipo sexual.

27
 Transexual: Persona que ha modificado su cuerpo o desea
hacerlo, hacia el aspecto del fenotipo sexual contrario, con
métodos quirúrgicos, hormonales o ambos
 Tercer género: Identidad distinta a hombre o mujer. Este
término pertenece a culturas no occidentales, y no debe usarse
en Occidente puesto que es un concepto distinto de nuestras
categorías de género. Existen numerosas formas de tercer
género en culturas indígenas a lo largo de todo el mundo.
México
En México el derecho a la
identidad de Género está protegido por
la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, que estipula en su
Artículo 1. º:
“Todas las autoridades, en
el ámbito de sus competencias, tienen la
obligación de promover, respetar,
proteger y garantizar los derechos
humanos de conformidad.”
Asimismo, la identidad e
igualdad de género está protegido por el
Artículo 1. º:
“Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o
nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones
de salud, la religión, las opiniones,24 las preferencias sexuales, el estado civil o
cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o
menoscabar los derechos y libertades de las personas.”
Identidad de género.
También conocida como
identidad genérica es la forma en cómo se
identifica la persona, si como hombre o
como mujer, la forma en que se reconoce a
sí misma, basando su conducta y su forma
de ser y pensar a ese género con el que se
siente identificada, todo esto va
indistintamente de su sexo, orientación
sexual, edad, nivel socio-económico, etc. Es
la conciencia de la persona de sentir

28
pertenencia al sexo masculino o femenino. Una persona puede sentir una identidad
de género distinta de sus características fisiológicas innatas.
Tipos
 Entre las identidades de género hay tres tipos que son las más
vulnerabilizadas:
 Travesti: Es un hombre o una mujer que de forma eventual o
en situaciones específicas se viste y comporta como una
persona del género contrario (hombre como mujer - mujer como
hombre).
 Transgénero: Es un hombre o mujer que se comporta y viste de
forma permanente como una persona del género contrario y ya
es parte de su estilo de vida sin embargo está conforme con su
sexo biológico.
 Transexual: Es un hombre o mujer que se viste y comporta de
forma permanente como una persona del género contrario
siendo esto parte de su estilo de vida, además de no estar de
acuerdo con su sexo biológico, a diferencia de la persona
transgénero.

4.3.- TRANSTORNOS DE LA IDENTIDAD SEXUAL.


¿Qué es?
El trastorno de identidad
sexual hace referencia a sentir un
persistente malestar acerca de su
condición sexual, junto al deseo de
ser del otro sexo, llegando a
verbalizar repetidamente que se
pertenece a él.
No se considera un
simple cambio de hábitos o de
conductas sino de la alteración
profunda del sentimiento de ser
hombre o mujer.
¿Cómo lo podemos identificar?
Podemos considerar los siguientes aspectos:
En Niños:
 Expresan el deseo de pertenecer al sexo opuesto

29
 Tienen disgusto con sus propios genitales
 Creen que ellos crecerán y llegarán a ser del sexo opuesto
 Son rechazados por su propio grupo y se sienten aislados
 Sufren depresión o ansiedad
En Adultos:
 Deseo de vivir como una persona del sexo opuesto
 Desean deshacerse de sus propios genitales
 Visten de una manera que es típica del sexo opuesto
 Sufren depresión o ansiedad
 Se sienten aislados
¿Qué pretendemos con el tratamiento?
El objetivo del tratamiento es, en primer lugar, la evaluación y
exploración específica de la situación y los conflictos que desarrolla la persona
afectada. Un buen diagnóstico y tratamiento tempranos de este problema
contribuyen a un mejor resultado final y mejoría en el bienestar personal.
¿Cómo lo hacemos?
 Terapia psicológica individual
 Terapia de pareja
 Tratamiento farmacológico
La disforia de género implica la existencia de una discrepancia
significativa entre el sexo anatómico de un individuo y la percepción que tiene de sí
mismo como masculino, femenino, mixto, neutro u otro (identidad sexual). Este
sentimiento de discrepancia hace que la persona experimente una angustia
significativa o menoscaba en gran medida su capacidad para desenvolverse.
La transexualidad es la forma más extrema de la disforia de género.
 Los niños se centran en actividades que tradicionalmente se
asocian al otro sexo y tienen sentimientos negativos en relación
a sus genitales.
 Los médicos basan el diagnóstico en síntomas que indican una
marcada preferencia por ser del otro sexo.
 Las personas que tienen intensos deseos de pertenecer al otro
sexo pueden ser tratados mediante asesoramiento psicológico,
terapia hormonal y, en ocasiones, cirugía genital irreversible.
Las personas con disforia de género creen que son víctimas de un
error de la naturaleza y que están cruelmente encarceladas en un cuerpo
incompatible con su sentimiento interno de masculinidad, feminidad u otro (identidad
sexual). Es decir, personas que son etiquetadas como masculinas al nacer se
sienten como mujeres atrapadas en el cuerpo de un hombre, y viceversa. Algunas

30
personas sienten que no son ni masculinas ni femeninas y que se encuentran en
algún punto intermedio, que son una combinación de los dos o que su identidad
cambia. El término sexualidad periférica (en inglés genderqueer) se refiere a
algunas de estas variaciones de la identidad sexual.
En el travestismo las personas (casi siempre hombres) se excitan
sexualmente al vestirse con ropa del sexo opuesto, pero no tienen un sentido interno
de pertenecer en realidad al otro sexo.
Transexualidad
Para los transexuales, el sentimiento de incompatibilidad entre el sexo
anatómico y la identidad sexual es total, grave, angustioso y permanente. La
transexualidad parece que se presenta en aproximadamente uno de cada 11 900
varones biológicos y en una de cada 30 000 mujeres biológicas.
La mayoría de los transexuales son varones desde el punto de vista
biológico que se identifican como mujeres, a veces en los primeros años de la
infancia, y que ven con repugnancia sus genitales y rasgos masculinos. Sin
embargo, la mayoría de los niños con problemas de identidad sexual no serán
transexuales en la edad adulta.
Aunque es muy poco frecuente, los transexuales pueden ser personas
que nacieron con genitales que no eran claramente masculinos o femeninos
(genitales ambiguos) o que tienen algún tipo de anomalía genética, como
el síndrome de Turner o síndrome de Klinefelter. Sin embargo, si estos niños crecen
en un entorno en que se les considera de manera clara y consistente varones o
mujeres, la mayoría acabará desarrollando una clara percepción de su identidad
sexual, incluso aunque hayan nacido con genitales ambiguos.
Síntomas
La disforia de género suele desarrollarse en torno a los 2 años de
edad.
Síntomas de disforia de género en niños
Los niños con disforia de género pueden presentar las siguientes
conductas o actitudes:
 Prefieren vestirse como el otro sexo
 Insisten en que pertenecen al otro sexo
 Desearían despertarse siendo del otro sexo
 Prefieren participar en juegos y actividades asociadas al otro
sexo
 Tienen sentimientos negativos sobre sus genitales

31
Por ejemplo, una niña puede insistir en que se dejará crecer un pene
y en que se convertirá en un niño; o también querrá orinar de pie. Un niño puede
fantasear acerca de ser mujer y evitar los juegos bruscos y competitivos. Se sentará
para orinar y deseará librarse del pene y de los testículos. En los niños con disforia
de género, el malestar asociado a los cambios físicos de la pubertad lleva con
frecuencia a la solicitud de tratamiento para hacer su cuerpo más similar al de las
mujeres.
Sin embargo, la mayoría de niños que prefieren actividades que se
consideran más apropiadas para el otro sexo (denominado comportamiento no
conforme con el género) no tienen disforia de género.
Síntomas de disforia de género en adultos
Aunque la mayoría de los transexuales comienzan a presentar
síntomas de disforia de género o comienzan a sentirse diferentes durante la primera
infancia, algunos no reconocen estos sentimientos hasta la edad adulta.
Estas personas, por lo general hombres, pueden ser primero travestís
y no llegar a reconocer su identificación con el otro sexo hasta una edad más
avanzada. Algunos de estos hombres se casan o se alistan en el ejército como una
forma de escapar o de rechazar el deseo de querer pertenecer al otro sexo. Una
vez aceptan estos sentimientos, muchos adoptan de manera pública un satisfactorio
y convincente rol de sexo femenino. Otros experimentan problemas, como
ansiedad, depresión y conducta suicida. El estrés por no ser aceptados por la
sociedad y/o la familia puede provocar estos problemas o contribuir a su aparición.
Diagnóstico
 Evaluación por un médico
La mayoría de los niños con disforia de género no son valorados hasta
la edad de 6 a 9 años.
Los médicos diagnostican disforia de género cuando la persona
en cuestión (sea un niño o un adulto) presenta las características siguientes:
 Siente que su sexo anatómico no coincide con su identidad
sexual y se ha sentido así durante 6 meses o más.
 Se siente muy angustiada o no puede funcionar normalmente
debido a este sentimiento.
 Presenta otros síntomas concretos, que varían según el grupo
de edad.
Los otros síntomas necesarios para que se establezca un diagnóstico
de disforia de género son ligeramente diferentes en niños y en adolescentes y
adultos.

32
Los niños deben presentar también la mayoría de los síntomas
siguientes:
 Deseo intenso y persistente de ser del otro sexo o insistencia
en afirmar que son del otro género (o de algún otro)
 Una fuerte preferencia por vestirse con ropas del sexo opuesto
y, en las niñas, la resistencia al uso de ropa típicamente
femenina
 Una fuerte preferencia por pretender ser del sexo opuesto
cuando se juega
 Una fuerte preferencia por juguetes, juegos y actividades
típicas del otro sexo
 Una fuerte preferencia por los compañeros de juego del otro
sexo
 Un fuerte rechazo de juguetes, juegos y actividades típicas del
sexo que coincide con su sexo anatómico (por ejemplo, los
niños se niegan a jugar con camiones o balones)
 Una fuerte aversión por su anatomía
 Un fuerte deseo de las características sexuales que coinciden
con su identidad sexual
Los adolescentes y adultos también deben presentar varios de
los síntomas siguientes:
 Un fuerte deseo de librarse de sus características sexuales y,
en el caso de adolescentes jóvenes, de impedir el desarrollo de
las características sexuales secundarias (las que aparecen
durante la pubertad)
 Un fuerte deseo de las características sexuales que coinciden
con su identidad sexual
 Un fuerte deseo de pertenecer al otro sexo (o a algún otro sexo)
 Un deseo apremiante de vivir o de ser tratado como si fuera de
otro género
 Convencimiento de que se siente y reacciona de la misma
manera que en otro género
Tratamiento
 Psicoterapia
 A veces, la terapia hormonal
 En algunas ocasiones, cirugía de reasignación de sexo
Los adultos que sienten que su sexo anatómico no coincide con su
identidad de género pueden no requerir tratamiento si no presentan malestar
psicológico o problemas en su funcionamiento social.

33
Las personas transexuales pueden buscar ayuda psicológica
para conseguir:
 Apoyo psicológico para poder sobrellevar las dificultades de
vivir en un cuerpo con el que no se sienten cómodos
 Ayuda para someterse a una transición de sexo
El tratamiento no está orientado a convencer a los transexuales para
que acepten su sexo anatómico y cambien su identidad sexual.
Muchos transexuales parecen beneficiarse en mayor medida de una
combinación de psicoterapia, terapia hormonal, electrólisis y, en ocasiones, cirugía
genital o cirugía de reasignación sexual (que es irreversible).
Para algunos transexuales resulta suficiente la modificación del rol
sexual que se efectúa vistiendo, trabajando y viviendo en sociedad como un
miembro del sexo opuesto. Este enfoque puede incluir la obtención de un
documento de identidad (como un permiso de conducir) que les ayude a vivir y
trabajar en sociedad como miembros del otro sexo. Puede que nunca deseen alterar
su anatomía. Muchas de estas personas, que en ocasiones reciben la denominación
de «transexuales», no tienen síntomas que cumplan los criterios de un trastorno de
la salud mental.
Terapia hormonal
Otros transexuales, además de adoptar la conducta, la forma de vestir
y la gestualidad del sexo opuesto, se someten a tratamiento hormonal para
modificar sus características sexuales secundarias:

 En personas cuyo sexo biológico es masculino, el uso


de estrógenos (hormonas femeninas) produce crecimiento
mamario y otros cambios corporales, como atrofia de los
genitales e incapacidad para mantener una erección.
 En las personas con sexo biológico femenino, el empleo
de testosterona (la hormona masculina) provoca cambios
como crecimiento del vello facial, agravamiento de la voz y
otros cambios que afectan al olor corporal y a la distribución de
la grasa corporal.

La terapia hormonal es todo lo que algunos transexuales masculinos


biológicos necesitan para sentirse cómodos como mujeres.

Cirugía de reasignación de sexo


Otros transexuales solicitan cirugía de reasignación de sexo. Esta
cirugía es irreversible.

Para ambos sexos, la cirugía está precedida por:

34
 El uso de la hormona sexual apropiada ( estrógenos en la
transformación de hombre a mujer y testosterona en la
transformación de mujer a hombre)
 Vivir a tiempo completo en el papel sexual contrario durante al
menos 1 año

En las personas con sexo biológico masculino, esta cirugía implica la


extirpación de parte del pene y de los testículos y la creación de una vagina artificial.
La parte del pene que se deja actúa como un clítoris, ya que suele ser sexualmente
sensible y posibilita el orgasmo.

En las personas con sexo biológico femenino, supone la extracción


quirúrgica de las mamas (mastectomía) y en ocasiones de los órganos
reproductores internos (útero y ovarios), el cierre de la vagina y la creación de un
pene artificial. Los resultados de la cirugía de mujer a hombre son menos
satisfactorios que los de la cirugía de hombre a mujer en cuanto a la apariencia y
funcionalidad, lo que posiblemente explica por qué un menor número de
transexuales femeninos solicitan la cirugía de reasignación de sexo.

Aunque los transexuales que se han sometido a una cirugía de


reasignación de sexo no pueden procrear, sí pueden mantener relaciones sexuales
satisfactorias. Tras la cirugía, suele conservarse la capacidad de alcanzar el
orgasmo y algunas personas por primera vez en su vida refieren sentirse bien desde
el punto de vista sexual. Sin embargo, son pocas las personas transexuales que
afrontan este proceso de reasignación de sexo con el único propósito de adquirir la
función sexual del sexo opuesto. La motivación habitual es lograr la confirmación
externa de la percepción que tienen de su identidad sexual.

Trastorno de identidad de género


Existe un trastorno de
identidad genérica cuando hay un conflicto
entre el sexo físico real de una persona y el
sexo con el que ésta se identifica. Por
ejemplo, una persona identificada
sexualmente como varón puede realmente
sentirse y actuar como una mujer. La
persona experimenta molestias
considerables con el sexo biológico con el
que nació.
Causas, incidencia y factores de riesgo
Las personas con problemas de identidad de género pueden actuar y
presentarse como miembros del sexo opuesto. El trastorno puede afectar:
 La elección de los compañeros sexuales

35
 El despliegue de amaneramientos, comportamiento y vestuario
femeninos o masculinos
 La autoestima
El trastorno de identidad de género no es lo mismo que
la homosexualidad.
Los conflictos de identidad pueden ocurrir en muchas situaciones y
manifestarse en formas diferentes. Por ejemplo, algunas personas con genitales y
características sexuales normales de un sexo (como mamas) en privado se
identifican más con el otro sexo.
Algunas personas pueden vestirse al contrario y otros pueden buscar
una cirugía para cambiarse de sexo. Otros nacen con genitales ambiguos, lo cual
puede generar inquietudes acerca de su sexo.
Se desconoce la causa, pero las hormonas en el útero, los genes y los
factores ambientales (como la crianza) pueden intervenir. Este raro trastorno puede
ocurrir en niños o en adultos.
Síntomas
Los síntomas pueden variar por edades y son afectados por el
ambiente social de la persona. Pueden abarcar los siguientes:
Niños
 Tienen desagrado por sus propios genitales
 Son rechazados por sus compañeros y se sienten aislados
 Creen que ellos crecerán y llegarán a ser del sexo opuesto
 Sufren depresión o ansiedad
 Dicen que desean pertenecer al sexo opuesto.
Adultos
 Se visten como si fueran del sexo opuesto
 Se sienten aislados
 Sufren depresión o ansiedad
 Desean vivir como una persona del sexo opuesto
 Desean deshacerse de sus propios genitales
Adultos o niños
 Cambian la forma de vestir y muestran hábitos característicos
del sexo opuesto
 Se alejan de la interacción social
Complicaciones

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Las personas con trastornos en la identidad de género pueden
padecer de complicaciones tales como:
 Depresión o ansiedad
 Angustia emocional
 Se sienten aislado
 Tienen baja autoestima

4.4.- DISFUNCIONES SEXUALES.


Disfunción sexual es la dificultad experimentada por un individuo o una
pareja durante cualquier etapa de una actividad sexual normal, incluyendo el placer
físico, el deseo, la preferencia, la excitación o el orgasmo.
Para definir una
disfunción sexual los
síntomas deben ser
persistentes y recurrentes.
También hay que tener en
cuenta que hay situaciones
que no constituyen una
disfunción sexual a pesar de
que alteren la vida sexual de
las personas y sus parejas;
entre estas situaciones cabe
mencionar la falta de
conocimiento, los miedos, la
angustia y el maltrato.
Causas
La disfunción
sexual puede tener una de
las siguientes causas.
 Orgánicas: cuando la disfunción sexual es causada por
enfermedades genitales y de las vías urinarias, hormonales,
neurológicas, circulatorias o por abuso de drogas.
 Psicológicas: relacionada con factores como ansiedad, estrés,
depresión, miedo al fracaso, inseguridad, educación, religión y
miedo al placer, entre otros.
 De pareja: relativa a los conflictos permanentes en la vida de
pareja, las relaciones de poder, la rutina, la monotonía y la
infidelidad, entre otros.

37
Hombres
 Disfunción eréctil: mal llamada impotencia, es la incapacidad o
dificultad del hombre de obtener o mantener una erección y
lograr una relación sexual satisfactoria.
 Eyaculación precoz: incapacidad de ejercer control sobre la
eyaculación al punto de que interfiere con la satisfacción sexual
propia y la de la pareja.
 Eyaculación retardada o ausente: hay excitación y erección
pero no hay eyaculación o es tardía.
 Deseo sexual inhibido o bajo: ausencia o disminución del deseo
sexual, acompañado de escasez o ausencia de fantasías
sexuales.
 Dispareunia: dolor en la relación sexual.
 Eyaculación sin placer
 Fobia al placer o al sexo
Mujeres
 Anorgasmia: incapacidad o dificultad para tener orgasmos
durante las relaciones sexuales o la masturbación. Hay dos
tipos de Anorgasmia:
 Primaria: cuando la mujer nunca ha tenido un orgasmo.
 Secundaria: cuando la mujer ha tenido orgasmos y, de
manera súbita o gradual, deja de tenerlos.
 Trastorno de excitación o anafrodisia: ocurre cuando la mujer
no siente placer en las relaciones sexuales y hay escasa
lubricación o no ocurre en absoluto.
 Trastorno del deseo sexual o deseo sexual hipoactivo:
ausencia o disminución del deseo sexual, con escasas
fantasías sexuales o ausencia absoluta de las mismas.
 Dispaurenia: dolor vaginal, rectal o en la parte baja del
abdomen durante el coito.
 Vaginismo: contracción involuntaria de los músculos que
rodean la vagina cuando la pareja intenta la penetración,
impidiendo la relación sexual.
 Fobia sexual: aversión al sexo.
Tratamientos
 Psicoterapia: cuando se considera que la disfunción sexual
tiene un componente psicológico.
 Cambios en el estilo de vida: suspender el tabaquismo y el
abuso de drogas o alcohol, así como ser físicamente activo y
aprender a manejar o reducir el estrés pueden mejorar el goce
de la experiencia sexual.

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 Citrato de sildenafilo: medicamentos orales que actúan
inhibiendo una enzima que regula el flujo de sangre del pene,
para ayudar a las personas con disfunción eréctil. Estos
medicamentos se han convertido en terapia de primera línea,
ya que proporcionan una solución de tratamiento fácil, seguro
y eficaz para aproximadamente el 60% de los hombres.
 Farmacoterapia intra-cavernosa: inyección de un fármaco
vasodilatador directamente en el pene con el fin de estimular
una erección. Este método tiene un mayor riesgo de priapismo
(si se utiliza en combinación con otros tratamientos) y de dolor
localizado. Es eficaz en aproximadamente el 85% de los
hombres.
 Prótesis de pene: Los avances tecnológicos han hecho que la
inserción de una prótesis de pene sea una opción segura para
el tratamiento de la disfunción eréctil; ofrece las tasas más altas
de satisfacción de los pacientes y las parejas.
 Terapia de reemplazo hormonal: puede mejorar la satisfacción
sexual de la mujer.
 Lubricantes, analgésicos y agentes desensibilizantes: suelen
ser prescritos para las mujeres que experimentan dolor durante
el coito.
 Dispositivos para estimular el clítoris: La excitación mejora con
la estimulación del clítoris, función que puede cumplir un
vibrador. Algunas mujeres también encuentran útiles los
dispositivos de succión de vacío del clítoris, aunque pueden ser
engorrosos.
Generalidades
Las disfunciones sexuales son problemas en el funcionamiento erótico
de las personas que usualmente impiden el desarrollo de una vida erótica plena, el
desarrollo de vínculos eróticos satisfactorios en las parejas y que, muy
frecuentemente deterioran la autoimagen y la autoestima de las personas. Sus
determinantes pueden encontrarse en una variedad de niveles de nuestra
naturaleza humana, desde nuestra constitución biológica, con los avatares que
sobre la misma producen muchas enfermedades, nuestra naturaleza psicológica,
que reclama la integración armónica de nuestras potencialidades eróticas dentro de
la totalidad de nuestra persona, la naturaleza del vínculo de pareja y el ambiente
social y cultural ante el erotismo.
Las disfunciones sexuales, tal como se describen en este trabajo,
deben ser entendidas como síndromes ya que, como se verá, la multitud de
procesos etiopatiogéncos que las generan hacen imposible el hablar de
enfermedades propiamente dichas.

39
La experiencia clínica de los autores nos ha llevado a proponer que
existen cuatro características presentes en todas las disfunciones sexuales:
 Se trata de procesos de naturaleza erótica. Por erotismo
entendemos a los procesos humanos en torno al apetito por la
excitación sexual, la excitación misma y el orgasmo, sus
resultantes en la calidad placentera de esas vivencias
humanas, así como las construcciones mentales alrededor de
estas experiencias. Convencionalmente limitamos el concepto
de disfunción sexual a aquellos procesos eróticos que tienen
que ver con el funcionamiento del cuerpo, es decir, en los que
se “activan” o se desean activar los procesos de la respuesta
sexual;
 Son procesos que se consideran indeseables, es decir, existe
acuerdo entre los miembros de una sociedad (o cuando menos
entre los miembros de esa sociedad que elaboran las
clasificaciones de salud) en que sería más deseable que las
personas no vivieran sus procesos eróticos con las
características de las disfunciones sexuales (por ejemplo sin
orgasmos), en cuyo enunciamiento, descripción e intentos por
tratarlos existe una afirmación sustentada en una ideología;
 Son procesos que se presentan en forma recurrente y
persistente en la vida erótica de las personas.
 Se presentan en la práctica clínica en forma de síndromes, es
decir, se presentan como un grupo de síntomas permite la
identificación de grupos de personas con síntomas similares
pero no permite la identificación del tipo de causas que las
determinan.
En México el trabajo profesional en el tratamiento de los problemas de
disfunción sexual tiene relativamente pocos años. La Asociación Mexicana para la
Salud Sexual, A.C. (AMSSAC), ha desarrollado un sistema de clasificación que
integra las experiencias clínicas de atención institucional La Clasificación AMSSAC
intenta utilizar los mismos términos usados por las clasificaciones internacionales
para tratar de reducir la confusión derivada de la existencia de diversos sistemas de
clasificación y utiliza la conceptualización trifásica de Kaplan para ordenar la línea
de pensamiento. Sin embargo, se distingue de los otros sistemas de clasificación
en que:
1. Integra la propuesta de Bancroft en el sentido de que los
fenómenos de la excitación sexual parecen tener tres niveles:
uno genital (el de las respuestas genitales de erección peneana
y lubricación vaginal), otro central (manifestado sobre todo por
la sensación subjetiva de excitación) y otro que incluye los
cambios fisiológicos extragenitales; esta distinción es

40
particularmente clara en los problemas de excitación en donde
consideramos la existencia de síndromes de excitación inhibida
sin respuesta genital inhibida;
2. Incluye los problemas derivados del aumento en el deseo
sexual, excluido del DSM IV porque en esos casos siempre es
posible encontrar una enfermedad causante de la disfunción
sexual, sin embargo, como la propuesta de clasificación es a
nivel sindromático, pensamos que debe estar incluida en ella,
3. Incluye una categoría de problemas usualmente clasificados
como “otras disfunciones” identificando un factor común entre
ellas: la presencia de algún proceso fisiopatológico que
interfiere con los reflejos de la respuesta sexual (contracción
muscular en el vaginismo, dolor en el caso de las dispareunias,
angustia patológica en el caso de los síndromes de evitación
que, por otro lado son erróneamente considerados como
problemas del deseo sexual en otras clasificaciones).
Por ello, definimos a las disfunciones sexuales como una serie de
síndromes en los que los procesos eróticos de la respuesta sexual resultan no
deseables para el individuo o para el grupo social y que se presentan en forma
recurrente y persistente.
Temporalidad y globalidad-situacionalidad en los síndromes de
disfunción sexual
Los síndromes de disfunción sexual pueden presentarse de diversas
maneras de acuerdo a los criterios de temporalidad (¿cuándo aparece la disfunción
sexual en el marco de la vida de la persona?) y de globalidad-situacionalidad (¿ en
qué circunstancias de presenta la disfunción?). El trabajo en la Asociación Mexicana
para la Salud Sexual ha permitido documentar como los síndromes disfuncionales
de hecho aparecen como grupos de problemas clínicamente muy diferentes cuando
se les clasifica en base a estos dos criterios.
La temporalidad se clasifica en primaria, cuando la disfunción ha
estado presente durante toda la vida del individuo; se denomina secundaria cuando
el problema aparece después de un período de funcionamiento normal.
La globalidad-situacionalidad se refiere al tipo de circunstancias que
rodea la aparición de la disfunción usando las siguientes convenciones: un síndrome
de disfunción sexual global es aquél que se presenta en todas las circunstancias de
la vida del individuo en las que se esperaría una respuesta sexual y ésta se
encuentra ausente, un síndrome de disfunción sexual parcial se refiere al tipo de
afectación de la funcionalidad en el que las respuestas sexuales se encuentran
presentes en la vivencia auto-erótica pero dificultadas o ausentes en la experiencia
interpersonal; por último la situacionalidad puede ser muy específica, en cuyo caso
se habla de un síndrome de disfunción sexual selectivo, en el que la disfunción

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sexual aparece sólo ante determinada circunstancia, siendo la variación en pareja
el más frecuente motivo de selectividad. La identificación de estas categorías facilita
el trabajo diagnóstico. Las causas que han sido identificadas en el trabajo clínico de
nuestra institución, así como las reportadas en la literatura especializada, se
encuentran relacionadas en las tablas que llevan el título de “Relación de procesos
etiopatogénicos en función de los ejes de temporalidad y globalidad” que para cada
uno de los principales síndromes de disfunción sexual presentamos adelante. Las
causas están agrupadas por tipo de proceso involucrado: biogénicos en los que la
identificación de un proceso orgánico es posible y psicogénicos, en los que las
presencia de procesos psicológicos que interfieren con la respuesta sexual es la
más evidente.
Síndrome de deseo sexual hipoactivo
Definición y descripción
El síndrome de deseo sexual hipoactivo se caracteriza por una
disminución o desaparición de la experiencia subjetiva del deseo sexual. En la
mayoría de los casos, es el mismo paciente el que identifica la modificación de la
forma en la que el deseo sexual aparecía previamente. En algunos pacientes, sin
embargo, es necesario identificar otras manifestaciones del deseo como son los
pensamientos sexuales, la búsqueda de actividad sexual y las fantasías sexuales.
A diferencia de otros síndromes en los que aparece evitación por la
actividad erótica, las personas con deseo sexual hipoactivo no sienten repulsión por
la actividad sexual, simplemente no se presenta el antojo natural.
Frecuencia
El síndrome de deseo hipoactivo es una de las quejas más frecuentes
en la clínica de los problemas sexuales. Con mucha frecuencia se encuentra
asociado a otros trastornos de naturaleza médica o psiquiátrica o bien, a otras
disfunciones sexuales.
Los diversos estudios respecto a la frecuencia con la que se presenta
este problema revelan que ocurre entre el 20 y 30 % de las personas que buscan
ayuda para problemas sexuales. Una estimación de la prevalencia en la población
general norteamericana realizada por Nathan en 1986 la ubica entre el 1 a 15 %
para hombres y del 1 al 35 % para mujeres.
Etiología
En la práctica clínica se observan dos situaciones asociadas a la queja
de bajo deseo que con mucha frecuencia explican el síndrome: la presencia de un
trastorno depresivo asociado, por un lado y, la presencia de conflictiva interpersonal
en la pareja, por el otro. Además, una variedad de situaciones de naturaleza
biogénica y psicogénica pueden encontrarse en la génesis de este problema: el uso

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de medicamentos (casi todos los antidepresivos por ejemplo), problemas
hormonales como la deficiencia de testosterona y el incremento de prolactina y la
presencia de enfermedades sistémicas graves; entre los factores psicogénicos
además de los mencionados conflictos de pareja, en ocasiones problemas de
desarrollo psicológico que condicionan temores a la intimidad o conflictiva con las
imágenes masculinas o femeninas.
Diagnóstico
El síndrome de deseo sexual hipoactivo requiere de una evaluación
integral de los aspectos médicos y psicológicos que pueden estar determinándolo.
La historia del trastorno así como una evaluación sexual completa y la realización
de una historia clínica médica y psiquiátrica usualmente orientan la intervención
terapéutica en forma eficiente. En general, un síndrome que es selectivo, es decir,
que aparece sólo en circunstancias específicas como con una pareja o bajo
condiciones de consolidación de la relación, apunta a la problemática psicológica;
por otro lado, un síndrome globalizado, en el que el deseo ha desaparecido (o
disminuido en forma importante) en forma generalizada, sin conservarse hacia
nadie o bajo ninguna circunstancia apunta a los mecanismos biológicos como son
la presencia de un trastorno afectivo (depresión) o la presencia de un problema
hormonal.
Tratamiento
El enfoque terapéutico requiere una intervención multi-modal.
La detección de un trastorno que explica el síndrome conlleva al
tratamiento del primero. Así si se detecta una depresión, lo que hay que tratar
inicialmente es ese trastorno, si se concluye que la conflictiva de pareja es la
responsable de la inhibición del deseo, lo que hay que implementar es un
tratamiento de terapia de pareja para abordar esta conflictiva. La terapia sexual con
sus componentes de tareas de interacción sensual-erótica estructurada a la pareja
en ocasiones es útil para la recuperación de la intimidad erótica en la pareja que ha
visto lesionada su vida sexual por este problema.
Los enfoques terapéuticos originalmente desarrollados para tratar las
disfunciones de fases genitales han sido utilizados exitosamente para el tratamiento
de los problemas de deseo haciéndoles dos modificaciones substanciales: primero
las intervenciones cognitivas y conductuales están específicamente dirigidas a
aumentar el deseo sexual , segundo, las intervenciones tienen un contenido
psicodinámico y de intervención en la dinámica de pareja de manera mucha más
notable que en las otras disfunciones pues los paciente con problema de deseo
tienen problemas psicopatológicos y de relación muy frecuentemente.
Un mecanismo psicogénico inmediato observado con mucha
frecuencia en los pacientes con problema de deseo es la aparición súbita de

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pensamientos que tienen un contenido anti-erótico y que funcionan de manera
eficiente para “desconectar” al paciente de sus motivantes fisiológicos de deseo
sexual. De esta manera se conforma un eficiente mecanismo que actúa sobre los
reguladores “naturales” del deseo sexual. En estos casos se tiende a una
idealización negativa del compañero o compañera sexual que facilitan la aparición
de pensamientos poco agradables que terminan por sabotear la disponibilidad
individual al acto erótico. Diversas estrategias se han usado para modificar este
nivel de causalidad, mencionamos a continuación algunas de estas estrategias.
Aumentar la conciencia de los pacientes: es común que los pacientes
supongan que su falta de deseo es resultado de una “falta de química con su pareja”
y que tengan muy poca conciencia de como en realidad ellos mismos inhiben el
deseo con la aparición de los contenidos anti eróticos de sus pensamientos. Así, un
primer paso será el lograr que la persona reconozca su participación en la
“desactivación” de su deseo. Cuando el paciente identifica el poder de las ideas anti
eróticas y se percata de que puede tener control sobre ellas. El tratamiento ha de
dirigirse entonces a lograr que los pacientes aprendan a experimentar de manera
cómoda los pensamientos sexuales con sus parejas. Esta estrategia en ocasiones
puede ayudarse del uso de técnicas de relajación para lograr controlar la ansiedad
o inclusive el uso de medicamentos ansiolíticos.
Existen una variedad de estrategias que son eficientes para aumentar
el interés sexual en los pacientes, el uso de fantasías, la ayuda con materiales
impresos con contenido sexual o la estimulación leve de los genitales. Las fantasías
sexuales son la representación mental de un objeto sexual o una práctica sexual
que excita a una persona y pueden llegar a ser un poderoso motivador de deseo
sexual, son parte integral del desarrollo y la vida sexual humana.

Disfunción eréctil masculina


Definición
La Asociación Psiquiátrica Americana, en su Cuarta Edición del
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV), establece
la posibilidad de una etiología mixta, psicológica y somática que tiende a ser
coexistente, aunque admite alternativamente la primacía en cualquiera de estos
factores; sin embargo, establece categorías diagnósticas diferentes en caso de que
los aspectos somáticos sean predominantes (por ejemplo, uso de drogas o alcohol,
o enfermedad médica concurrente)
Establece los siguientes criterios diagnósticos:
 Incapacidad persistente o recurrente, para obtener o mantener
una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual;

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 La alteración provoca un malestar acusado o dificultades en la
relación interpersonal;
 El trastorno no se explica mejor por la presencia de otro
trastorno del eje I (que no sea disfunción sexual) y no es debido
a los efectos fisiológicos directos de una substancia (por
ejemplo, drogas o fármacos) o a una enfermedad médica.
Como se puede observar desde el problema de definir la disfunción
eréctil, el clínico se enfrenta con la disyuntiva de adjudicar categóricamente el origen
del trastorno a factores psicológicos o somáticos. En la práctica lo más frecuente es
encontrarlos de manera concurrente, en un traslape que requiere de u abordaje
diagnóstico mixto, a fin de establecer de manera aproximada el peso relativo de los
factores psicológicos y somáticos en el efecto final de la erección.
Etiología biológica
La etiología biológica, o biogenicidad, de la disfunción eréctil se
establece a través de la evaluación de la integridad y funcionamiento de los
siguientes factores:
 Anatómicos
 Endocrinos
 Neurales centrales y periféricos
 Vasculares
En cuanto al aspecto anatómico hay que considerar la integridad del
área pélvica, en sus partes óseas y fibro-musculares, así como el adecuado tono de
los músculos que forman el piso pélvico. Traumatismos graves en esta zona pueden
ocasionar problemas de dolores al momento de darse la excitación lo que actúa
bloqueando la erección de manera refleja.
Los factores endocrinos se refieren a dos aspectos; el primero
relacionado con la acción de hormonas sexuales, y el segundo consiste en
hormonas centrales que afectan su acción en el momento de la excitación sexual.
Los esteroides sexuales como la testosterona y los andrógenos,
requieren de niveles adecuados (p. ej. la testosterona debe ser mayor de 3 pico
gramos por mililitro) para el desarrollo de una adecuada libido y potencia eréctil. La
testosterona libre se metaboliza a dihidrotestosterona (DHT) por la acción de la alfa-
5-reductasa, esta transformación incrementa su actividad hormonal y sus efectos
físicos específicos.
Este paso metabólico puede ser alterado o bloqueado por cambios en
hormonas centrales como la prolactina, la cual compite adicionalmente por los
receptores a la testosterona en el órgano blanco de la erección y también a nivel
cerebral causando inicialmente una importante depresión de la libido.

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Adicionalmente la acción de otras hormonas sistémicas como la
hormona tiroidea puede afectar la velocidad de metabolización a DHT, por ejemplo
al producirse un hipotiroidismo bajaría la conversión; por el contrario, al darse un
hipertiroidismo puede generarse un incremento paralelo de las proteínas que
transportan (y fijan) a las hormonas sexuales, lo que lleva a una disminución de la
fracción libre (y metabolizable) de testosterona. En ambos casos se produce una
disfunción eréctil por esta causa.
La hormona luteinizante en el hombre estimula a las células de Leydig
(HECL) para la secreción de testosterona. La disminución de la HECL provoca una
condición de hipogonadismo hipogonadotrópico, en el que es común encontrar
disfunción eréctil de toda la vida, con un tipo generalizado.
En cuanto al sistema neurológico podemos abarcar dos grandes
rubros: los daños en el sistema nervioso central y los daños en los nervios
periféricos.
Los nervios periféricos son tanto de carácter simpático como
parasimpático, estos últimos son los que se han implicado principalmente en la
función eréctil. Lesiones en la región lumbosacra de la columna vertebral pueden
dar lugar a la pérdida de erecciones voluntarias y a la presentación de erecciones
reflejas a los estímulos locales (como el roce del pantalón) en el área genital.
La degeneración neuronal periférica propia de enfermedades
desmielinizantes, o la acción similar de ciertos tóxicos, drogas y alcohol, puede dar
lugar a que se presente pérdida paulatina e irreversible de la función eréctil.
La sección quirúrgica de los nervios parasimpáticos erigentes puede
ser una iatrogenia resultado de un accidente al realizar resecciones prostáticas, o
de ganglios retroperitoneales. Otro factor igualmente importante puede ser la
irradiación pélvica con fines antineoplásicos.
Otro aspecto de la iatrogenia en el origen de las disfunciones eréctiles
puede ser el uso de diversos fármacos. Esto se puede deber a su efecto directo
como en el caso de los tranquilizantes, los anticolinérgicos o los medicamentos con
efecto anticolinérgico como los antidepresivos y ciertos antipsicóticos (tioridacina)
los cuales alteran el inicio bioquímico de la erección. O al efecto observado en otros
sistemas necesarios para una correcta erección, caso de algunos antihipertensivos
como ejemplo.
En cuanto a los vasos sanguíneos se puede dividir su etiopatogenia
en la derivada de los vasos arteriales y los venosos. Se debe recordar que el flujo
sanguíneo hacia el cuerpo cavernoso depende de la apertura de minúsculos
esfínteres arteriolares, los cuales se dilatan bajo la acción de diversos
neurotransmisores, por otra parte la potencia eréctil se obtiene al lograr establecer
una diferencia a favor entre el flujo de ingreso arterial y la salida al sistema venoso.

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La biogenicidad arterial deriva del debilitamiento y oclusión de este
sistema, que puede observarse en ateroesclerosis, trombos, aneurismas y también
en el engrosamiento del vaso sanguíneo en el paciente hipertenso, su efecto es la
reducción paulatina de flujo de ingreso y de ahí el enlentecimiento de la erección y
su posterior anulación.
Una causa poco frecuente de disfunción eréctil la constituye el
síndrome de secuestro, el que se presenta mientras se realizan posiciones de coito
que implican un gran esfuerzo en los músculos del muslo y la pierna, pues la sangre
que debiera llenar el cuerpo cavernoso del pene, se dirige a dichos músculos, por
una característica hereditaria de la arteria ilíaca interna de ciertos sujetos.
El sistema de exclusas que constituyen los cuerpos cavernosos y
esponjoso del pene, puede encontrarse congénitamente alterado, dañarse por
traumatismos o presentar reblandecimiento de las fascias que generan la división
de los compartimientos, esto puede derivar en puentes arteriovenoso anormales
que dan lugar a una erección que nunca llega a ser completa.
Finalmente, el sistema de drenaje venoso del pene y del área pélvica,
tiene pequeñas válvulas que permiten contener cierta presión de salida, el mal
funcionamiento o reblandecimiento de estas válvulas origina una erección muy
inestable que antes de alcanzar su plenitud, comienza a declinar.
Etiología psicológica
La psicogenicidad de la disfunción eréctil ha sido abordada por casi
todas las escuelas del pensamiento psicológico contemporáneo. a continuación se
presenta una breve reseña del planteamiento teórico de cada una de ellas y como
entiende el proceso de generación de la disfunción eréctil.
La escuela psicoanalítica clásica, establece que la disfunción eréctil
expresa un conflicto edípico, que surge en el sujeto a partir de la contradicción
contenida en el deseo incestuoso por la propia madre y una angustia a la castración
por el padre. En este contexto la resultante menos perjudicial supone que se pierda
la erección, anulando la acción sexual del sujeto, volviendolo pasivo frente a su
pareja y al mismo tiempo sometiéndolo al dominio del padre introyectado. Para
algunos psicoanalistas esto explicaría el progresivo deterioro de las relaciones
maritales.
Las teorías psicodinámicas modernas, plantean que la disfunción
eréctil se origina en conflictos pre-edípicos, como por ejemplo, fallas en el proceso
de separación e individuación del sujeto; también puede originarse en culpas graves
por la actividad masturbatoria durante la adolescencia. Por otra parte en los sujetos
con relaciones de pareja, la disfunción eréctil es provocada por crisis en etapas de
la vida, como serían el deterioro de la relación de pareja o la viudez.

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La escuela conductista moderna, propone que el bloqueo de la
respuesta de excitación sexual se da como efecto de la intensa angustia de
desempeño del sujeto, dicha angustia se fundamenta en las demandas de ejecución
sexual autoimpuestas o derivadas de su compañía sexual. Este planteamiento
supone que la ansiedad acompañante al acto sexual, deriva del aprendizaje de
respuestas inadecuadas frente a una pareja sexual percibida como exigente.
La escuela cognitiva plantea la existencia de una serie de libretos
(scripts) o creencias irracionales, que interfieren con la respuesta eréctil del varón.
Por ejemplo, la idea de que el pene funciona de forma similar a una máquina y
debería de responder siempre que su dueño lo desee independientemente del
contexto emocional del sujeto y de la pareja con quien esté. Otros mitos incluyen 1)
que el deber del hombre es satisfacer a la mujer a como dé lugar; 2) que el tamaño
y firmeza del pene son determinantes en la satisfacción de la mujer; 3) que la
penetración es la parte favorita del acto sexual para las mujeres; 4) que el hombre
siempre desea y está listo para el sexo; 5) que una vez que la mujer conoce el sexo
se vuelve insaciable y lo exige y 6) que con la edad todos los hombres pierden la
potencia de sus erecciones.
La escuela de la nueva terapia sexual de la psiquiatra norteamericana
Helen Kaplan hace una integración novedosa de los aspectos psicodinámicos, al
plantear el uso de técnicas diversas al psicoanálisis, como serían las de gestalt y de
modalidad conductual. Esta teoría plantea que el conflicto psicológico (considerado
la causa profunda) aunque se encuentra enraizado en el inconsciente, puede ser
advertido a través de manifestaciones mentales perceptibles por el sujeto (causa
inmediata).
La interacción de causas profundas de tipo intrapsíquico e
interpersonal (diádico) bloquean la respuesta sexual normal, resultando en la
pérdida de la erección. Un concepto interesante de esta escuela, es el del “equilibrio
sexual”, en el que estima que cada parte de la pareja aporta para que se presente
la disfunción sexual, remarcando así la importancia del contexto emocional.
La teoría sistémica (teoría de los holones de la sexualidad) propuesta
por el sexólogo mexicano Eusebio Rubio entiende a la disfunción eréctil como la
manifestación integradora de los conflictos de interacción entre diferentes niveles
del holón o subsistema del erotismo y de éste con los que comprenden la
reproductividad, la identidad de género y especialmente la vinculación afectiva del
sujeto.
El conflicto puede darse entonces de manera intraholónica,
interholónica alterando la sexualidad o intersistémica afectando toda la
personalidad. Esto es, el conflicto puede tener un origen multicausal y mantenerse
en base a expectativas que el sujeto genera, al participar de diferentes niveles de
integración (biológico, psicológico, psicosocial y cultural). Por ejemplo, la pérdida de
la erección, es un evento que puede atentar contra la autoimagen, el sentido de

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masculinidad, la expectativa de funcionamiento viril, el sentido de pertenencia y
posesión de la pareja, todo de manera simultánea o concurrente, la explicación de
lo que ocurre en los genitales es completa solamente se considera el completo de
la experiencia, por lo que un conflicto afectivo (vrg. “yo tengo que retenerte porque
amenazas con dejarme”) puede manifestarse de la misma forma que un déficit en
el flujo arterial: enlenteciendo en arribo de sangre a los genitales y dificultando la
erección.
Epidemiología
Los trastornos de la erección por un origen biogénico tienden a
presentarse con mayor frecuencia a edades avanzadas, el primer informe Kinsey
reportaba una prevalencia del 25 % en varones a los 65 años y de 75 % al llegar a
los 80.
La presencia de enfermedades sistémicas aumenta su incidencia en
el adulto, por ejemplo los diabéticos pueden presentar hasta un 30% de prevalencia
a los 30 años de edad y alcanzar un 70 % a los 50 años de edad.
La disfunción eréctil se mantiene como el tercer diagnóstico más
frecuente en clínicas especializadas en sexología y es el primero en aquellas con
orientación urológica. En la clínica de AMSSAC en México D.F. correspondió al 20
% de los diagnósticos en 224 sujetos masculinos.
Los sujetos jóvenes y adultos sin enfermedades sistémicas ni
adicciones, presentan con mayor frecuencia problemas de la erección con causas
psicológicas.
Curso
Las diversas formas del trastorno de la erección presentan diferente
curso, y la edad de inicio varía de manera sustancial. Los pocos individuos que
nunca han sido capaces de tener una erección suficiente como para realizar el acto
sexual completo, padecen un trastorno crónico para toda la vida. Los casos
adquiridos remiten espontáneamente en un 15 a 30 % de los casos. Los casos de
tipo situacional pueden depender del compañero.
Diagnóstico
Cuando se sospecha una biogenicidad predominante es adecuado
seguir un flujo diagnóstico en el que inicialmente se hace una adecuada anamnesis
del síntoma, sus acompañantes y sus desencadenantes. En la exploración física,
se debe comprobar los pulsos periféricos, la sensibilidad periférica y hacer un
somero chequeo de las presiones arteriales tanto braquial como del pene (éste
deberá tenerla un poco mayor que aquella). Se debe solicitar un perfil hormonal
(prolactina, testosterona, LH y FSH). Se debe dejar al final las pruebas con
vasodilatadores (prostaglandina E1, o papaverina) y los estudios de gabinete como

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el hemodinámico (doppler color del flujo peneano) o el neurofisiológico (potenciales
evocados somato sensoriales del área pélvica-genital).
La falta de respuesta eréctil en la prueba de vasodilatadores puede
ser una falsa positiva, causado por la angustia del sujeto al momento del estudio.
Por lo demás una ausencia de alteración tras este minucioso estudio,
nos puede orientar hacia un trastorno con origen psicológico.
Tratamiento médico
Se recomienda revisar en las páginas de los laboratorios
correspondientes las nuevas aportaciones medicamentosas para el tratamiento de
la disfunción eréctil, ya que este texto fue realizado en 1997.
Tratamiento psicoterapéutico
En todos estos casos que implican biogenicidad, es importante
recordar que el consultante es ante todo un ser humano, y que los procedimientos
diagnósticos y terapéuticos, atentan contra su autoimagen y autoestima, sus
vínculos y su seguridad en el desarrollo de la respuesta sexual.
El psicoterapeuta debe ayudar al consultante a la consecuente
información, educación y adaptación a las medidas comentadas para un óptimo
resultado. Por ello, es frecuente que las unidades urológicas especializadas en
trastornos de la erección, cuenten siempre con especialistas de salud mental para
realizar esta importante misión.
En la disfunción de la erección predominantemente psicógena, se
expone someramente, el manejo psicoterapéutico de acuerdo a las diferentes
escuelas, mencionadas en el apartado de etiología psicológica.
La escuela psicoanalítica clásica indica una psicoterapia individual de
orientación psicoanalítica, cuya finalidad es descubrir al individuo, los contenidos
inconscientes que el síntoma (disfunción de la erección) manifiesta. Siguiendo la
técnica puede sugerirse al paciente acudir a sesiones hasta 3 veces por semana,
sin límites de tiempo para concluir la terapia, el clínico debe limitar su acción para
favorecer la regresión del paciente y ayudarlo a interpretar los resultados de la
exploración en su mundo inconsciente.
Los terapeutas psicodinámicos modernos, orientan sus terapias a la
resolución del conflicto que creen explica la disfunción eréctil. Por ejemplo actúan
relacionando las crisis vitales con el síntoma. Por otra parte, en los individuos que
demuestran problemas en sus relaciones objétales como sería el caso de los
parafílicos, parece que la orientación hacia la integración e identificación que busca
esta terapia fuera la que da mejor resultado.

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La escuela conductista moderna, establece una terapia psicológica
centrada en el sujeto y basada en la técnica de la desensibilización sistemática.
Esta técnica se desarrolla induciendo la relajación del sujeto y posteriormente,
adicionando progresivamente escenas sexuales que provocan grados crecientes de
ansiedad. Las sesiones se desarrollan con la ayuda de instrumentos que miden las
variables corporales. Fuera de las sesiones se dejan tareas para ejecutar en casa,
una alternativa en este campo puede ser emplear sesiones conjuntas en coterapia
con la pareja y luego sesiones individuales.
La escuela cognitiva, sugiere un abordaje terapéutico, que ayude al
hombre y a su pareja a cambiar sus creencias irracionales acerca del síntoma de
disfunción de la erección y al mismo tiempo, pretende enseñarles estrategias
cognitivas más adaptativas (nuevos scripts). Puede efectuarse tanto en un marco
de terapia individual como en una terapia de pareja, prefiriendo este último. Tiene
objetivos definidos y un marco temporal breve, menor de seis meses.
La escuela de Kaplan, en su propuesta psicoterapéutica incorpora los
métodos diseñados por Masters y Johnson, pero las ajusta al marco psicodinámico
moderno. Elimina la necesidad de equipos mixtos de coterapeutas. Trabaja sobre
las causas inmediatas, que están cercanas a la conciencia del individuo y
eventualmente puede enfrentar o saltar el obstáculo que representa la causa
profunda (conflicto inconsciente), logrando así avances terapéuticos en un tiempo
muy breve (menor de 3 meses).
La teoría sistémica de Rubio, plantea un modelo terapéutico basado
en la jerarquización de problemas por cada holón de la sexualidad. Esto permitirá el
abordaje secuencial partiendo del individuo, para luego vincularlo a sus relaciones
sentimentales y a su perspectiva de género. Para el modelo, el cambio terapéutico
resulta de la entrada de información nueva al sistema abierto que constituye el
individuo, dicha información actúa en una dinámica, que ayuda a reestructurar la
relación cognitiva y afectiva entre los diferentes niveles que integran cada holón. La
técnica prefiere las sesiones en pareja y considera muy importante la coterapia
como elemento de análisis de la perspectiva de género.

Síndrome de anorgasmia femenina


La ausencia de orgasmos es el dato cardinal del síndrome de
anorgasmia femenina. Sin embargo, a diferencia de otros síndromes de disfunción
sexual, las circunstancias en las que el orgasmo se ausenta tienen mucha mayor
importancia para la comprensión clínica del síndrome que, muy probablemente,
solamente tenga como factor común la ausencia o dificultad en el orgasmo. En
efecto, las determinantes de este problema suelen ser muy diferentes para la mujer
que no ha tenido nunca un orgasmo (anorgasmia primaria global) cuando se
compara con la mujer que únicamente se queja de no tener orgasmos durante el
coito pero que puede tener orgasmos con la auto estimulación y con la estimulación

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manual de su compañero (anorgasmia secundaria selectiva). Esta advertencia
inicial tiene la intención de prevenir las generalizaciones y de matizar la
interpretación de los datos estadísticos.
Es importante detallar que el término “disfunción orgásmica” se usa
para enfocarse en la inhibición del orgasmo de la respuesta sexual en este caso de
la mujer Las mujeres con esta condición se refieren a un bloqueo que sienten que
no pueden lograr el “clímax” muchas veces refieren que están a punto de lograrlo
pero que este se ve inhibido, en otras ocasiones no registran el sentirse cerca de
el. Muchas mujeres fingen tenerlo generalmente para no hacer sentir mal a su pareja
en otras ocasiones porque no lo consideraban importante en sus vidas.
Es de vital importancia que la mujer tenga el conocimiento y el
compromiso de que su orgasmo es responsabilidad de sí misma no es algo que la
pareja le tiene que proporcionar es importante que ella lo busque y que no esté
esperando que la pareja se lo brinde, en muchas disfunciones sexuales se crean
resentimientos en contra de la pareja pero no se lo comunican y prefieren inventar
consciente o no cualquier pretexto para evitar el encuentro sexual.
En ocasiones el orgasmo de la mujer se ve afectado por una disfunción
sexual en su pareja por ejemplo la eyaculación precoz.
El problema aquí es que hay un gran número de mujeres en las que el
orgasmo coital no sucede si no existe una estimulación directa al clítoris. Hite en su
conocido reporte anota que sólo el 30% de sus 3,000 mujeres quienes respondieron
a su cuestionario reportaban tener orgasmos coitales sin estimulación directa al
clítoris. Esta situación ha generado considerable controversia entre los
profesionales pues, se argumenta, una mujer no debería ser clasificada como
disfuncional por el solo hecho de que sólo alcanza el orgasmo mediante
estimulación manual clitoridea y no durante la penetración peneano vaginal.
Diversos investigadores han documentado la relativa ineficiencia del coito para
producir orgasmo, cuando se compara con la estimulación directa (manual o por
otras técnicas) al clítoris, otros se han ocupado de desarrollar técnicas coitales que
incrementen la posibilidad de que la mujer tenga orgasmos en el coito. Algunos
autores han salido de este problema evitando hacer el diagnóstico de anorgasmia
secundaria selectiva al coito a menos que la mujer en cuestión esté interesada en
modificar su vivencia erótica.
En algunas ocasiones hay factores físicos biológicos que facilitan la
disfunción, en otras ocasiones son factores psicológicos o sociales que tiene que
ver obviamente con la historia de vida y sobre todo con el género ya que a las
mujeres se les enseña de una manera muy diferente lo que es la sexualidad y por
lo general este aprendizaje es represivo lleno de culpas, mitos, desconocimiento y
temores y sin apropiarse de su cuerpo y su sexualidad.

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Después de la eyaculación precoz de los hombres la anorgasmia es
hoy en día una de las demandas de la psicoterapia sexual más frecuente.
Frecuencia:
La frecuencia del síndrome de anorgasmia femenina ha sido objeto de
muchos debates. Existen algunos estimados de la prevalencia del problema para la
población norteamericana: Nathan estima la prevalencia de un 5 al 30 %, Kinsey
encontró que hacia los 30-40 años de edad, el 10% de sus entrevistadas nunca
había tenido un orgasmo. En la ciudad de México, De la Peña y Toledo encontraron
que el que el 6.7 % de las mujeres que respondieron a su cuestionario (aplicado a
población abierta) dijeron que nunca o casi nunca tenían orgasmos.. En nuestras
series clínicas la anorgasmia femenina fue diagnosticada en el 29.9% de las 57
mujeres reportadas por González en 1993.
Etiología
El síndrome de anorgasmia femenina puede estar originado en casos
biológicos y psicológicos. Es notable nuestra carencia de conocimientos respecto a
las posibilidades biológicas. Se ha considerado en general que la respuesta sexual
femenina es mucho más “resistente” a la presencia de enfermedades físicas que la
respuesta sexual masculina, sin embargo es bien sabido que enfermedades como
la diabetes mellitus afectan frecuentemente la capacidad de la mujer de
experimentar orgasmos, lo mismo sucede con las enfermedades que cursan con
neuropatía y las alteraciones endocrinas. En general, si la condición anorgasmica
ha existido de por vida, la practica actual es el suponer que los factores son más
bien de tipo psicológico, cuando después de un periodo de funcionamiento erótico
satisfactorio la mujer pierde la capacidad de tener orgasmos, la búsqueda de
posibles factores biológicos debe hacerse con mucho más cuidado.
Causalidad psicológica
Los mecanismos psicogénicos que pueden contribuir a esta disfunción
los podemos clasificar en inmediatos y profundos.
La mujer necesita de estimulación continua para el logro de la
excitación y el orgasmo, las interrupciones problematizan el alcanzar una respuesta
sexual completa y una variedad de eventos psicológicos en el momento de la
vivencia erótica pueden actuar como interferencias: la auto-observación obsesiva,
los compañeros sexuales poco cooperadores, la angustia por la actividad erótica, la
rabia o sentimientos de hostilidad hacia su pareja, por mencionar solo algunos de
ellos. Entre los mecanismos profundos más comúnmente observados esta los que
son consecuencia de la represión sexual durante el desarrollo. La introyección de
valores culturales como la doble norma de moralidad sexual, en la que la mujer
buena es vista como una mujer asexual que no goza ni se interesa por la actividad
erótica hace que la vivencia de las sensaciones eróticas y el necesario abandono

53
corporal para la experiencia orgásmica despierten en la mujer angustias y
dificultades para “perder el control” que se traducen en las interferencias que se
explicaban arriba.
Tratamiento
El tratamiento de la anorgasmia es complicado porque toca muchos
aspectos de la historia, identidad, genero, represión sexual, una educación con
culpas frente a la sexualidad, información, erotismo y el afecto, especialmente el
símbolo de lograr el orgasmo es en cada mujer diferente y muy frecuentemente se
relaciona con baja autoestima, poco conocimiento de su cuerpo y sus sensaciones,
miedo a la experiencia sexual, miedo a lo desconocido, con frecuencia el temor a
perder el control, la locura de sentir, “demasiado”, de que les guste mucho y se
conviertan en mujeres “malas” de esas que si les gusta la sexualidad, que” no
puedan controlar sus excitaciones y deseos,” el no darse permiso a disfrutar el
placer, en fin las historias particulares son básicas en el desarrollo psico-sexual de
cada una de las mujeres u hombres es por ello que el tratamiento tiene una
secuencia, aunque como cada caso es particular no hay una sola respuesta.
Muchas mujeres permanecen calladas durante años ya que su respuesta sexual no
se ve afectada ni el deseo, ni la excitación y su respuesta a la lubricación puede ser
abundante y presentarse toda la respuesta vaso-congestiva, sus sensaciones son
de gran placer pero en la fase de la meseta o al finalizar esta, llega el momento de
se detienen “se termina sin terminar” esto es independiente de la intensidad del
estímulo y del placer así como de la excitación que han sentido, el orgasmo suele
darse entre más sea el estímulo y la excitación pero en la mujer pre orgásmica son
elementos diferentes, el umbral del orgasmo y de la excitación son distintos, en
ocasiones hay mujeres que no se excitan tan intensamente pero que logran su
orgasmo.
Se recomienda evaluar la posibilidad de que exista un trastorno de la
afectividad, ya que los trastornos sexuales pueden ser síntomas de la depresión o
presentarse como efecto secundario al tratamiento farmacológico de los
antidepresivos, en la actualidad se encuentran en el mercado diferentes
antidepresivos que tienen el mínimo de efectos secundarios sobre la sexualidad.
Cuando llegamos al diagnóstico de un trastorno depresivo encontramos con mayor
frecuencia, poco interés en la otra persona, temor al placer miedo a lo desconocido
y al vínculo, “la entrega a la otra persona”. Temor a merecer placer y bienestar.
En el marco del tratamiento es importante informar a la paciente que
el reflejo orgásmico esta inhibido por falta de conocimiento y practica pero que no
se ha perdido en forma definitiva, también es fundamental explicar que el orgasmo
es una sensación muy placentera pero hay que colocarla en su dimensión real, es
decir, desmitificarla ya algunas mujeres creen que obteniendo el orgasmo van a
advertir sensaciones “extrañas”, “fuertes” o “inmanejables” y que les puede cambiar
la vida, impidiendo el control de su excitación, deseos o miedo a la locura. Es

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primordial motivarla para que se dé permiso y se posibilite la experiencia tan
placentera del clímax o el orgasmo.
Para los casos de anorgasmia primaria, en la que los orgasmos no han
sido reconocidos por la mujer, el uso de un programa de experiencias de auto-
reconocimiento morfológico, sensual y erótico es muy eficaz.
El primer paso es hacer que conozca y reconozca todo su cuerpo
desnudo mirándose al espejo y lo haga parte de ella y no como algo distante el
cuerpo se tiene que reconocer como ella conoce cuidadosamente su cara, después
se le pide que con un espejo mire sus genitales y explique sus sensaciones, estos
ejercicios se tiene que realizar en absoluta privacidad con el ambiente que ellas
requieran , en su habitación y con el tiempo suficiente para no ser interrumpidas o
que tengan que realizar otras actividades, posteriormente se les indica que toquen
sus genitales para reconocer las formas y texturas, una vez realizados estos
ejercicios se les pide que reconozcan las sensaciones, posteriormente que
introduzcan un dedo en su vagina es aconsejable recomendarle un lubricante con
base en agua y soluble en agua y busquen más sensaciones en la auto-
estimulación.
También se les solicita que contraigan los músculos abdominales y
perineales en los momentos que sientan más placer en algunas ocasiones se les
recomienda que utilicen un dildo o vibrador para estimular sus genitales y facilite el
orgasmo. Las fantasías eróticas son recomendables o cualquier herramienta que
les facilite la excitación.
Además del uso de este tipo de programas de auto-reconocimiento,
es recomendable enmarcar los descubrimientos y dificultades encontradas por la
mujer en el contexto psicoterapéutico. La dificultad que va apareciendo en el
tratamiento es conveniente interpretarlas desde la panorámica de desarrollo
psicológico y sexual de la mujer en particular, así como las dificultades que
encuentran su origen en la dinámica de la pareja.
En la terapia, generalmente las pacientes presentan mecanismos de
defensa como el auto-sabotaje (“no tengo tiempo de realizar los ejercicios, “estoy
muy ocupada”, “los niños no me dejan”, “no tengo privacidad”, “cuando hago el
ejercicio estoy tan cansada que me quedo dormida” o “me preocupo por las cosas
que tengo que hacer mañana”, “pagar cuentas”, o “supervisar la tarea de los niños”)
que son resistencias para inhibir la respuesta orgásmica y es por tanto importante
interpretarlos adecuadamente para facilitar el tratamiento.
En otras ocasiones cuando el orgasmo es inminente la paciente puede
manifestar angustia, ansiedad, racionalización y suele observarse a si misma
(espectadora); en estos momentos es recomendable que ella no se preocupe por
sentir el orgasmo, solo debe relajarse y conocer las sensaciones de su cuerpo, hay
que explicarle que el cuerpo es sabio nos va a hacer sentir y se va a manifestar de

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una manera agradable y placentera, es importante brindar conciencia de que el
cuerpo no está separado de la mente y que el hecho de pensar se puede sustituir
con que el cerebro registre las sensaciones sin evitar sentirlas tratando de meter
“un pensamiento lógico”.
Se les recomienda contacto físico con la pareja como masajes o el
intercambio de masajes sensuales, sin tocar los genitales y cada vez los ejercicios
psico-terapeuticos se van realizando con la pareja.
Cuando la mujer logra obtener el orgasmo por sí misma y con su pareja
su vida se transforma, no solo en el aspecto sexual sino también en el de pareja, la
vida cotidiana y su autoestima bienestar y placer a su vida.

Síndrome de eyaculación precoz


Definición
Una primera definición limita la aplicación de ese término a la situación
en la que la eyaculación sobreviene habitualmente antes de la introducción del pene
en el introito vaginal, o inmediatamente después. Otros incluyen las eyaculaciones
que se producen en los 30 o 60 segundos a la introducción, y el que supere estos
límites estaría en la normalidad.
Hastings, la define de como aquella condición en que el hombre llega
a la eyaculación “antes de lo que él quisiera”. Masters y Johnson, ubican a este tipo
de disfunción cuando “no se puede controlar la eyaculación intra-vaginal durante un
período suficiente como para satisfacer en al menos, el 50% de los contactos
coitales”, aceptando que su definición no tendría validez si la pareja femenina es
persistentemente anorgasmia, por razones que nada tengan que ver con la rapidez
eyaculatoria.
El DSM IV formula el criterio clínico siguiente: Eyaculación precoz es
“la eyaculación persistente y recurrente en respuesta a una estimulación sexual
mínima o antes, durante o inmediatamente después de la penetración y antes que
la persona lo desee”, y recomienda al clínico que tenga en cuenta factores
determinantes en la duración de la fase de excitación, como la edad, las parejas, la
frecuencia de la actividad sexual y situaciones nuevas.
La medida crucial de la prematuridad (para nuestro momento) es la
ausencia del control voluntario sobre el reflejo eyaculatorio, independientemente de
si ha habido penetración o no, o si ocurre antes de que la mujer llegue o no al
orgasmo.
Frecuencia
Aunque no se dispone de estudios adecuados sobre la incidencia de
la eyaculación precoz, la experiencia clínica indica que es la más frecuente de todas

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las disfunciones sexuales masculinas. En México se han confirmado estas
apreciaciones: Rubio y Covian en 1991 reportan el síndrome de eyaculación precoz
como el más frecuentemente hallado entre las disfunciones en varones en AMSAC
con el 31%. Nathan en 1986 estimó su prevalencia en un 35% de la población
norteamericana. Entre los jóvenes de los Estados Unidos se ha reportado una
prevalencia de este síndrome hasta del 50% en los estudios realizados por Frank,
Anderson y Rubinstein en 1978.
El síndrome de eyaculación precoz ocurre en los hombres de todos los
niveles socioeconómicos y parece no haber relación alguna entre éste y cualquier
conflicto sexual específico o alguna forma particular de psicopatología. La
frecuencia con la que se consulta por este problema refleja en gran parte el clima
social y las costumbres sexuales de la época.
Es más probable que durante la época victoriana, cuando las mujeres
respetables no podían disfrutar el sexo, los hombres con tendencia a la eyaculación
precoz apenas se preocupaban por ésta. Más aún, es probable que tales esposas
estuviesen despreocupadas de la brevedad e incluso la agradecieran. Actualmente,
con el mayor conocimiento de la mujer sobre sus propias capacidades y su derecho
al placer sexual, la existencia de la eyaculación precoz se ha hecho más patente, y
las demandas terapéuticas más frecuentes.
Causas
Las pruebas clínicas sugieren que la dificultad en el control
eyaculatorio tiende a estar íntimamente asociada a la presencia de ansiedad
durante el acto sexual. A causa de la enorme prevalencia de la ansiedad, así como
de sentimientos de culpa, el coito inicial (en lucha con los tabúes del sexo
prematrimonial) se efectúa, habitualmente, en un clima de tensión, prisa y miedo a
ser descubierto.
Los hombres jóvenes de la actualidad tienen su primer encuentro
sexual con muchachas de su grupo; a menudo estas experiencias tienen lugar en
un automóvil estacionado, en peligro inminente de ser descubiertos por la policía, o
en el dormitorio de la chica, donde en cualquier momento podría entrar el padre. En
otras ocasiones, este primer coito se realiza con prostitutas que, por razones obvias
persiguen un rápido desenlace. Además si el joven pertenece al grupo que concede
importancia a la satisfacción femenina, la rapidez eyaculatoria desarrolla
ansiedades ligadas al funcionamiento sexual.
Fue Helen Kaplan quien sugirió la hipótesis, más digna de crédito al
respecto: de que el hombre que eyacula en forma prematura no ha aprendido a
controlar su eyaculación, debido a que no logra la identificación de las sensaciones
que preceden de inmediato al orgasmo. La ansiedad que él ha experimentado en el
pasado durante este breve período, ha interferido con su proceso de aprendizaje. A
diferencia de la erección que no puede ser controlada a voluntad, la eyaculación y

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el orgasmo sí pueden ser reguladas; con el entrenamiento adecuado, los hombres
pueden aprender a descubrir las sensaciones que anuncian el orgasmo y de esta
manera regular la eyaculación.
La gran mayoría de los casos observados en la práctica clínica
corresponden a síndromes primarios y globales, es decir lo presentan aquellos
hombres que durante su vida han tenido un patrón de eyaculación sin control, tal
como lo describe Kaplan en el párrafo anterior, o sea, aquellos no han aprendido el
control orgásmico.
En años recientes, se ha observado un aumento de casos en los que
el síndrome es secundario; es decir, el paciente sufre de la pérdida de control
después de haberlo desarrollado, debido, por lo general, a factores de tipo
biogénico, causados fundamentalmente por problemas de alcoholismo y de
circulación arterial; así también, vale la pena mencionar, dentro del rubro de
eyaculadores prematuros secundarios por causa no biológica, a los factores del tipo
de conflicto de pareja, en los que la angustia, originada en la problemática de la
pareja, precipita la pérdida del control del reflejo orgásmico.
Tratamiento
La experiencia de la psicoterapia sexual en forma individual, de pareja,
así como grupal, ha dado resultados por demás exitosos en este tipo de disfunción.
Entre los aspectos basados en el manejo de los holones de la Teoría General de
Sistemas de manera suscita a tratar en estas tres formas de abordar el problema,
se encuentran: la dificultad para reconocer la disfunción; valorar la problemática que
esta disfunción causa en la pareja; experiencias sensoriales reestructuradas que,
dentro de otros objetivos, tienen el de disminuir la angustia, aparte de estimular la
comunicación sexual, y el mejoramiento de la calidad en la relación afectiva y
cotidiana.
Se deberá trabajar sobre el reconocimiento del cuerpo y su
sensualidad, sobre las experiencias de reestructuración erótica, cuyo objetivo es el
aprendizaje del control eyaculatorio, por medio de tareas de auto-estimulación para
conseguir el control del reflejo eyaculatorio, fomentando la percepción de las
sensaciones genitales durante la fase de excitación intensa, en la cual se presentan
las situaciones que preceden al orgasmo.
El buscar la cooperación de la pareja es muy importante para lograr el
éxito en estos tratamientos; ya Masters y Johnson se habían percatado que la
eyaculación precoz es un problema al que no debía de accederse desde una
perspectiva sólo masculina, sino desde el común de la pareja y con las mujeres se
trabaja eliminando sus fantasías, aclarando sus dudas, disminuyendo sus
resentimientos y haciéndoles ver que el éxito del tratamiento de su compañero
redundará en su beneficio.

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El trabajo con el eyaculador precoz para finalizar, guarda como
objetivo a lograr la eliminación de la ansiedad, el descenso del umbral de
excitabilidad peneana y el registro de las sensaciones previas al orgasmo, con lo
que se están logrando éxitos en más del 90% de los casos.

Síndrome de Vaginismo
Definición y descripción
El vaginismo es un síndrome que se caracteriza por la contractura
involuntaria, de manera recurrente o persistente, de los músculos perineales del
tercio externo de la vagina en el momento que se intenta la penetración, el introito
vaginal se cierra literalmente de golpe, hasta el punto en que es imposible el acto
sexual, la contractura puede ser desde ligera (produciendo rigidez y malestar) hasta
intensa (impidiendo la penetración).
En algunas mujeres sólo la idea de la penetración vaginal puede
producir un espasmo muscular; por lo que en ocasiones las pacientes con vaginismo
suelen ser también fóbicas al coito y a la penetración en la vagina (tampones,
espéculos, dedos). Esta evitación fóbica hace que los intentos del coito sean
desagradables y dolorosos. De ahí que el vaginismo sea una causa de matrimonios
no consumados incluso después de muchos años y de infertilidad.
Causas orgánicas
Cualquier patología de los órganos pélvicos que en el momento
presente haga dolorosa la penetración en la vagina o el acto sexual, puede constituir
la base para que se establezca una respuesta de vaginismo. Entre los factores
físicos que producen el vaginismo más comúnmente citados en la literatura son:
himen rígido, endometriosis, enfermedad pélvica inflamatoria, atrofia senil de la
vagina, relajación de los ligamentos uterinos, tumores pélvicos, patologías
obstétricas (partos distócicos), estenosis de la vagina, carúnculos uretrales,
hemorroides, entre otras.
Algunas de estas causas no involucran directamente el introito vaginal;
sin embargo, pueden causar dolor durante la relación sexual y producir reacciones
negativas a la penetración vaginal y, de esta manera se establece un
condicionamiento negativo traduciéndose en vaginismo.
Causas psicológicas
Actualmente se identifica al vaginismo (espasmo involuntario) como
una respuesta condicionada por la asociación de estímulos aversivos: dolor, temor,
daño por los intentos de penetración vaginal o incluso con fantasías alrededor de la
penetración, las cuales son desagradables, hostilidad del compañero o la intuición

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de un posible daño provocado por la penetración, debido a la falta de información,
pueden convertirse en estímulos aversivos.
En la etiología de este síndrome pueden intervenir una variedad de
factores psicológicos tales como experiencias traumáticas en la infancia (abuso
sexual, entre otras).
En una terapia sexual será necesario abordar estos aspectos
conjuntamente con técnicas específicas para eliminar la contractura.
Síntomas y trastornos asociados
Es posible que las fases de la respuesta sexual (deseo, excitación y
orgasmo) no estén afectadas a no ser que se produzca o se piense en la amenaza
de la penetración. Siendo este mecanismo suficiente para bloquear las fases de la
respuesta sexual. El obstáculo físico debido al espasmo impide generalmente el
coito. Por esta razón el vaginismo puede limitar la actividad sexual de la mujer y
afectar las relaciones de pareja.
Curso
El vaginismo primario (de toda la vida) tiene habitualmente un inicio
repentino, se manifiesta durante los primeros intentos de penetración por parte de
la pareja o durante el primer examen ginecológico. Una vez que ha aparecido el
síndrome, el curso es generalmente crónico, a no ser que mejore con el tratamiento.
El vaginismo adquirido puede también aparecer de repente en respuesta a un
trauma sexual o una enfermedad médica.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la descripción que hace la paciente de su
encuentro sexual, donde manifiesta el fracaso que presenta en la relación sexual
cuando su pareja intenta la penetración vaginal. Esta situación puede ser
confundida en el momento de la exploración pélvica. Usualmente estas mujeres
están tensas y temerosas; sus molestias, evitaciones y tensiones se intensifican al
ser colocadas en posición ginecológica para corroborar o descartar el diagnóstico.
El simple tacto de sus genitales externos les provoca reacciones
negativas a la exploración. La palpitación del rafé perineal en el introito revela
contracción intensa del músculo pubococcigeo, además de la imposibilidad de la
paciente para relajar esta zona. La mujer reconoce que sus músculos están
contraídos. Dadas las dificultades que se presentan ante la exploración genital no
es conveniente repetirlas hasta que haya desaparecido el síndrome a través de una
terapia sexual.
Tratamiento

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Anteriormente y aún hasta nuestros días se sigue utilizando la cirugía
como técnica para intentar corregir el vaginismo; sin embargo, no existe la
indicación específica que justifique el abordaje quirúrgico, dado que con la
intervención no se modifican los patrones de contractura muscular involuntaria.
Actualmente se recomienda una terapia sexual donde se identifiquen los conflictos
psicológicos que pueden estar involucrados en la presentación del síndrome. Así
como la elaboración de técnicas específicas de desensibilización para eliminar la
contractura.
Se sugiere trabajar ambos aspectos a la par, con la finalidad de que
se vean resultados a corto y mediano plazo evitando con esto la deserción
terapéutica.
Síndromes de dolor sexual (Dispareunia)
Definición y descripción
La dispareunia se caracteriza por la presencia de dolor durante el
coito. Es importante señalar que no existen condiciones en las que el dolor pueda
considerarse normal.
En la cultura mexicana es frecuente que se trasmita el concepto de
que las primeras relaciones sexuales siempre son dolorosas dándole connotación
de normalidad a la presencia de una disfunción sexual.
Este dolor puede presentarse en el momento de la penetración,
durante la fricción en algunas posiciones específicas, con determinados
movimientos. La intensidad de los síntomas comprende desde una sensación de
leve malestar hasta un dolor intenso.
La dispareunia es una disfunción que con elevada frecuencia tiene su
origen en un trastorno físico.
Etiología: factores biogénicos
Cualquier patología que cause inflamación de los órganos pélvicos
puede explicar el síndrome doloroso. Las deficiencias estrogénicas que ocurren por
ejemplo en la menopausia al presentarse un adelgazamiento de las paredes de la
vagina ocasionando dolor durante el coito.
Los traumatismos, lesiones producto de cirugías, endometriosis,
infecciones vaginales, uterinas, de vías urinarias o de zonas circunvecinas.
La dispareunia también puede presentarse en el sexo masculino; y las
causas pueden ser: la estrechez del prepucio, que impide parcial o totalmente la
exteriorización del glande; la enfermedad de Peyronie (endurecimiento de los
cuerpos cavernosos); una inflamación o constricción de la uretra o una hipertrofia
prostática.

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Etiología: factores psicogénicos
Los procesos psicológicos profundos (antecedentes de abuso o algún
evento traumático durante el desarrollo, entre otros) así como los conflictos de
pareja (hostilidad, lucha de poder, etc.) desempeñan un papel importante en el
inicio, la gravedad, exacerbación y la persistencia de la dispareunia.
Estos procesos actúan interfiriendo con la respuesta sexual;
específicamente en el caso de la dispareunia se identifica por ejemplo una falta de
lubricación como consecuencia de un bloqueo psicológico en la fase de excitación
que provoca dolor por la fricción del pene contra las paredes de la vagina.
Etiología: factores combinados
En la presentación de la dispareunia se pueden identificar tanto
factores biogénicos como psicogénicos.
Lo que es importante señalar es que en la clasificación diagnóstica del
DSM-IV cuando una enfermedad médica o el consumo de sustancias (incluso los
efectos secundarios de algunos fármacos) son suficientes como causa del trastorno,
debe diagnosticarse como un trastorno sexual debido a una enfermedad médica y/o
un trastorno sexual inducido por sustancias.
Curso
Posiblemente después de la anorgamia la dispareunia sea la
disfunción más común en las mujeres.
Esta disfunción llega a ser incapacitante pues la mujer puede vivir sin
orgasmos, pero la presencia de dolor afecta su vida propia y de relación. El curso
de la dispareunia tiende a ser crónico en la mayoría de situaciones.
Diagnóstico
La investigación cuidadosa de los antecedentes patológicos, la
exploración física y los estudios de laboratorio, permiten al profesional de la salud
detectar si existe el síndrome doloroso y si existe, descartar la presencia de factores
biogénicos involucrados en la disfunción.
Paralelamente a este proceso se valorará la presencia de factores
psicogénicos y sus implicaciones en esta disfunción.
Tratamiento
Es frecuente que la mujer al experimentar dolor durante el coito acuda
en busca de ayuda, ya que este síndrome le impide tener y disfrutar una relación
sexual. En ocasiones hemos observado que la motivación presente para buscar
ayuda es el deseo de un embarazo.

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El tratamiento deberá ir encaminado a identificar la participación de
procesos biogénicos y psicogénicos en la presentación de la disfunción.
Generalmente el abordaje de este problema es multidisciplinario (con
la participación de un equipo especializado tanto de urólogos, ginecólogos como
terapeutas sexuales).
Y se buscará la resolución a través de las vías necesarias de acuerdo
a la etiología, con la finalidad de mejorar el funcionamiento global del individuo.

Síndrome de evitación sexual y trastorno por angustia sexual


(fobia sexual)
Definición y descripción
El punto central es esta disfunción es la evitación activa del contacto
sexual con la pareja y la aparición de una reacción que puede ir desde una ansiedad
moderada y una ausencia de placer hasta un malestar psicológico extremo ante la
posibilidad de un encuentro erótico.
Estos síndromes se han designado de distintas formas: evitación
fóbica, aversión sexual y fobia sexual.
Dentro de la Sociedad Americana de Psiquiatría, el Comité a cargo de
revisar la categoría de las disfunciones psicosexuales ha indicado que el trastorno
por aversión al sexo se incluya en la edición del DSM IV bajo la categoría de
Trastorno del deseo sexual: aunque en nuestra experiencia clínica observamos que
la alteración del deseo se manifiesta secundariamente ante el desarrollo de un
patrón evitativo y esto, no en todos los casos.
Y este trastorno lo definen como un malestar extremo, persistente o
recurrente y la evitación de todos, o casi todos, los contactos sexuales genitales con
la pareja sexual.
El DSM IV hace el diagnóstico diferencial de este trastorno con el de
fobia específica, (sexual). El rasgo esencial es un miedo persistente e irracional y
un deseo impulsivo de evitar situaciones o emociones (sexuales). El sujeto reconoce
que su miedo es excesivo e irracional en proporción con el riesgo real que implica
la situación. La evitación fóbica (del sexo) es una fuente significativa de malestar y
puede incapacitar al sujeto en su vida propia y en la e relación.
En base a nuestra experiencia clínica podemos conceptuar estados de
angustia sexual, y generalmente el tratamiento que se les ofrece sigue los mismos
lineamientos.
Síntomas y trastornos asociados

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Existen individuos con formas graves de este trastorno que, ante una
situación de tipo sexual, pueden sufrir crisis de angustia, con ansiedad extrema,
terrores, desmayos, náuseas, palpitaciones, mareos y dificultades para respirar. Las
relaciones interpersonales pueden estar gravemente afectadas. Estas personas
pueden evitar situaciones de tipo sexual mediante diversas estrategias algunos
ejemplos podrían ser: acostándose pronto, viajando, descuidando su habitus
extremo, abusando de sustancias o volcándose excesivamente en actitudes
laborales o sociales entre otras.
Diagnóstico diferencial y evaluación médica
Es importante evaluar integralmente a los pacientes, que descartar
que los síntomas de ansiedad o pánico (temblores, palpitación, dificultades en la
respiración, mareos, etc.) no corresponden a manifestaciones de otras alteraciones
médicas tales como hipoglucemia, arritmias cardiacas, hipertiroidismo, abuso de
estimulantes del SNC o supresión de éstos.
En cuanto a los trastornos psiquiátricos es fundamental la evaluación
del estado mental del paciente para descartar trastornos obsesivo-compulsivos,
depresión mayor, trastornos por estrés postraumático entre otros. También este
trastorno puede estar asociado a otras disfunciones sexuales (por ejemplo
dispareunia).
Evaluación psicológica
Algunos autores señalan como factores predisponentes en la
presentación de este trastorno a la angustia de separación en la niñez y la pérdida
de objeto repentina así como la sensibilidad excesiva al rechazo y la intolerancia a
los reproches.
Esto se observa clínicamente con mayor frecuencia en pacientes
mujeres, y frecuentemente presentan otros trastornos de angustia como sería
ataques de pánico.
Tratamiento
Es importante la identificación del proceso patológico que presenta la
evitación sexual a través de un diagnóstico integral. Cuando la presencia de
síntomas ansiosos obstaculiza el trabajo psicoterapéutico y en otros casos se
diagnostica un trastorno de ansiedad concomitante es importante el uso de
psicofármacos, de acuerdo a la evaluación de las características del caso se
recomienda utilizar antidepresivos tricíclicos o inhibidores de la recaptura de
serotonina, así como algunas benzodiacepinas.
La medicación permitirá quitar los síntomas que molestan al paciente
y que bloquean el abordaje de conflictos psicológicos profundos y los procesos de
desensibilización a través de técnicas sexuales específicas.

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4.5.- PARAFILIAS.
Las parafilias consisten
en la presencia de frecuentes e
intensas conductas o fantasías
sexuales de tipo excitatorio que
implican objetos inanimados, niños o
adultos que no consienten, o el
sufrimiento o la humillación de uno
mismo o de la pareja. Los trastornos
parafílicos son parafilias que causan
angustia o problemas de
funcionamiento en la persona afectada
o que perjudican o puedan perjudicar a
otra persona.
Existen muchas parafilias. La parafilia puede centrarse en numerosos
objetos, situaciones, animales o personas (como los niños o en los adultos que no
consienten). La excitación sexual de la persona depende de la utilización o
presencia del foco en el que se centra. Una vez establecidos estos patrones de
excitación sexual, por lo general en los últimos años de la infancia o al inicio de la
pubertad, suelen perdurar durante toda la vida.
En las relaciones y fantasías sexuales de adultos sanos es frecuente
que exista cierto grado de variedad. Algunas conductas sexuales de naturaleza
poco frecuente, pero que no implican riesgo lesivo, pueden formar parte de una
relación de afecto y amor, si ambas personas consienten en su práctica. Sin
embargo, cuando las conductas sexuales causan angustia o daño o alteran la
capacidad de una persona para funcionar en sus actividades diarias, se consideran
un trastorno parafílico. El malestar puede ser el resultado de las reacciones de la
gente ante su comportamiento o del sentimiento de culpa por el hecho de hacer algo
que resulta socialmente inaceptable.
Los trastornos parafílicos pueden perjudicar gravemente la capacidad
de mantener una relación sexual recíprocamente afectuosa. Las parejas de las
personas con un trastorno parafílico pueden sentirse como un objeto o como si no
tuvieran importancia o no fueran necesarias en la relación sexual.
Los trastornos parafílicos más frecuentes son:

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Trastorno pedófilo
El trastorno
pedófilo se caracteriza por
la presencia de fantasías,
impulsos o
comportamientos
sexualmente excitantes
recurrentes e intensos
relacionados con los niños
(por lo general hasta los 13
años de edad).
La pedofilia es una forma de parafilia. Como causa daño a terceros se
considera un trastorno.
El hecho de que el interés sexual o las relaciones entre dos personas
se considere un trastorno pedófilo depende de la edad de las personas
involucradas. En las sociedades occidentales, la consideración de trastorno pedófilo
requiere que la persona que lo padece sea mayor de 16 años y al menos 5 años
mayor que el niño que es objeto de las fantasías o actividades sexuales. Sin
embargo, la implicación sexual entre un adolescente de más edad (17 a 18 años) y
un niño de 12 o 13 años no se puede considerar un trastorno. Los criterios de edad
que se utilizan para identificar cuándo tal actividad se considera un delito pueden
ser variables.
Aunque las leyes varían de un país a otro, en líneas generales la ley
considera que una persona mayor de 18 años comete estupro cuando mantiene
relaciones sexuales con una persona de 16 años de edad o menos. Los casos de
estupro a menudo no cumplen los criterios de pedofilia, lo que hace destacar la
naturaleza un tanto arbitraria de establecer un punto límite de edad en una definición
médica o legal. En muchos otros países y culturas, niños incluso de 12 años de
edad pueden casarse legalmente, lo que hace aún más compleja la definición de
pedofilia y de estupro.
La pedofilia es mucho más frecuente en varones que en mujeres.
Algunos pedófilos se sienten atraídos solo por niños, a menudo de un
grupo de edad o en una etapa de desarrollo determinado. Algunos se sienten
atraídos sólo por niños que pertenecen a su propia familia (incesto), mientras que
otros se sienten atraídos tanto por niños como por adultos. Los pedófilos pueden
sentirse atraídos por niños, niñas o por ambos sexos, aunque la mayoría prefieren
niños del sexo opuesto. Por lo general, el adulto suele ser una persona que el niño
conoce, como un familiar, un padrastro o una persona con autoridad (como un
profesor).

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Las actividades consistentes en observar o tocar a los niños parecen
ser más frecuentes que los tocamientos genitales o las relaciones sexuales. Los
depredadores pedófilos pueden utilizar la fuerza o la coacción para someter
sexualmente a los niños, así como amenazarles con hacerles daño a ellos o a sus
mascotas si se lo cuentan a alguien. Muchos de estos pedófilos tienen trastorno de
personalidad antisocial.
Muchos pedófilos tienen o desarrollan abuso o dependencia de
sustancias y depresión. A menudo proceden de familias disfuncionales, y es muy
frecuente que tengan conflictos matrimoniales. Muchos han sido víctimas de abusos
sexuales cuando eran niños.
Tratamiento de la pedofilia
 Psicoterapia
 Fármacos o sustancias
La pedofilia se puede tratar con psicoterapia individual o grupal a largo
plazo y con fármacos que alteran el impulso sexual y reducen los niveles de
testosterona.
Los resultados del tratamiento son variables. Las posibilidades de
éxito son mayores cuando la participación es voluntaria y la persona recibe
entrenamiento en habilidades sociales y tratamiento de los otros problemas
existentes, como la drogadicción o la depresión. El tratamiento que se solicita solo
después de la detención y de la acción legal es por lo general menos efectivo. La
simple encarcelación, incluso durante un largo tiempo, no produce cambios en las
fantasías o en los deseos del pedófilo. Sin embargo, algunos pedófilos encarcelados
que se comprometen a seguir un tratamiento supervisado y de larga duración (por
lo general incluyendo el empleo de fármacos), pueden abstenerse de sus
actividades pedófilas y reintegrarse en la sociedad.
Fármacos o sustancias
En Estados Unidos los médicos por lo general utilizan los
medicamentos siguientes:
 Acetato de medroxiprogesterona, mediante inyección
intramuscular
Este fármaco (una progestina) es similar a la hormona femenina
progesterona.
Las alternativas son fármacos como la leuprorelina y la goserelina, que
inhiben la secreción testicular de testosterona actuando sobre la hipófisis (glándula
pituitaria). Los médicos hacen periódicamente análisis de sangre para controlar los
efectos del fármaco sobre la función hepática, así como otras pruebas (incluyendo

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pruebas de densidad ósea y análisis de sangre para medir los niveles
de testosterona). No está clara la utilidad de estos fármacos en mujeres pedófilas.
Los antidepresivos conocidos como los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina (ISRS) también pueden ser de ayuda. Pueden contribuir
a controlar los impulsos y las fantasías sexuales. También disminuyen el deseo
sexual y pueden causar disfunción eréctil.
El tratamiento con fármacos es más eficaz cuando se combina con
psicoterapia y formación en habilidades sociales.
Trastorno voyeurista
El voyeurismo
consiste en obtener excitación
sexual mientras se observa a
alguien que se está desvistiendo,
que está desnudo o en plena
actividad sexual.
El trastorno
voyeurista consiste en responder
a los impulsos y fantasías
voyeuristas o en estar angustiado
o ser incapaz de funcionar a causa
de esos impulsos y fantasías.
El voyeurismo es una forma de parafilia. La mayoría de las personas
con tendencias voyeuristas no tienen un trastorno voyeurista.
En el voyeurismo, es el acto de mirar (espiar) el que produce la
excitación y no el hecho de mantener una relación sexual con la persona observada.
Los voyeurs no buscan el contacto sexual con las personas observadas. Cuando
observan a personas sin que estas consientan, pueden tener problemas legales.
El voyeurismo generalmente comienza durante la adolescencia o en
los primeros años de la edad adulta. Es frecuente un cierto grado de voyeurismo,
con mayor frecuencia en chicos y hombres adultos, pero cada vez es más frecuente
en mujeres. La sociedad a menudo contempla las formas leves de este
comportamiento como algo dentro de la normalidad, siempre y cuando los
implicados sean adultos que consienten en ello. La visualización de imágenes y
espectáculos sexualmente explícitos, ahora ampliamente disponibles en privado en
internet, no se considera voyeurismo, ya que carece del elemento de observación
secreta, característica distintiva del voyeurismo.
El trastorno voyeurista es mucho más frecuente en hombres. Cuando
el voyeurismo es un trastorno, el voyeur pasa mucho tiempo buscando ocasiones

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para observar. Como resultado, pueden descuidar aspectos importantes de su vida
y no cumplir con sus responsabilidades. El voyeurismo puede llegar a ser el método
preferido de actividad sexual y el voyeur puede pasarse innumerables horas
espiando.
Tratamiento
 Psicoterapia, grupos de apoyo y ciertos antidepresivos
 A veces, otros fármacos
Los voyeurs generalmente comienzan el tratamiento cuando son
detenidos. Incluye el empleo de psicoterapia, grupos de apoyo y fármacos
antidepresivos, los denominados inhibidores selectivos de la recaptación de
serotonina (ISRS).
Si estos fármacos son ineficaces, se pueden emplear otros, que
alteran el impulso sexual y reducen los niveles de testosterona. Estos fármacos
incluyen leuprorelina y acetato de medroxiprogesterona. Las personas deben dar su
consentimiento informado para el uso de estos fármacos, y los médicos les realizan
de manera periódica análisis de sangre para controlar los efectos que tienen sobre
la función hepática, así como otras pruebas (incluyendo pruebas de densidad ósea
y análisis de sangre para medir los niveles de testosterona).
Trastorno travestista
El travestismo implica una excitación sexual
intensa y recurrente por el hecho de vestirse
con ropa del sexo opuesto.
El trastorno por travestismo se
da cuando el travestismo causa un malestar
importante en la persona afectada o bien
cuando interfiere sustancialmente en el
desarrollo de su vida cotidiana.
El travestismo es una forma de
fetichismo (la ropa es el fetiche), que es a su
vez un tipo de parafilia. En el trasvestimo (vestirse con ropa del sexo opuesto) los
hombres prefieren usar ropa de mujer o, con menor frecuencia, las mujeres
prefieren usar ropa de hombre. Sin embargo, no desean cambiar de sexo, como en
el caso de los transexuales. Además, no tienen un sentido interno de pertenecer al
sexo opuesto, como sí les ocurre a las personas con disforia de género. Sin
embargo, los hombres que se visten de mujeres pueden experimentar sentimientos
de disforia de género cuando están sometidos a estrés o sufren una pérdida.
El término travestido se utiliza generalmente para referirse a las
personas con travestismo. Travesti es un término menos aceptable.

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Los varones heterosexuales que se visten con ropa de mujer suelen
comenzar este tipo de comportamiento durante la segunda infancia. Este
comportamiento está asociado, al menos inicialmente, con una intensa excitación
sexual.
Estas personas también pueden travestirse por otras razones además
de la de obtener estimulación sexual, por ejemplo para reducir su ansiedad, para
relajarse o, en el caso de los varones travestidos, para experimentar el lado
femenino de su personalidad por lo demás masculina.
En etapas posteriores de la vida (a veces en la década de los 50 o los
60), algunos hombres que se habían travestido únicamente cuando eran
adolescentes o veinteañeros desarrollan disforia de género. Pueden intentar
cambiar su cuerpo a través de las hormonas y de la cirugía genital (reasignación de
sexo).
Si la pareja coopera, las relaciones sexuales de la pareja pueden no
verse perjudicadas. En esos casos, los hombres travestidos pueden participar en
actividades sexuales con atuendo femenino parcial o total.
Si la pareja no coopera en dicha práctica, el travestido puede sentirse
ansioso, deprimido, culpable o avergonzado por su deseo de trasvestirse. Como
respuesta a estos sentimientos, a menudo se deshace de la ropa femenina de su
armario.
Tratamiento
 Grupos sociales y de apoyo
 A veces, psicoterapia
El travestismo solo se considera un trastorno de la salud mental que
requiere el correspondiente tratamiento si es causa de malestar, interfiere con el
funcionamiento habitual de la persona o implica un comportamiento temerario que
pueda causar lesiones, la pérdida del empleo o el encarcelamiento. La mayoría de
los travestidos no sufren trastorno travestista.
Solo una pequeña parte de la población con este trastorno busca
atención médica. Quienes buscan ayuda pueden hacerlo a causa de problemas con
su cónyuge o de la preocupación sobre cómo el travestismo está afectando su vida
social y laboral. O puede que reciban tratamiento por orden judicial. Algunos buscan
atención médica para tratar otros problemas, como el abuso de sustancias o la
depresión.
Los grupos sociales y de apoyo son a menudo muy beneficiosos para
los travestidos.

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La psicoterapia, en caso necesario, se centra en ayudar a la persona
a aceptarse a sí misma y en el control de las conductas que puedan ser causa de
problemas.
No hay medicación eficaz.
Trastorno exhibicionista
El exhibicionismo
consiste en la exposición de los
genitales para excitarse
sexualmente o en la existencia
de un fuerte deseo de ser
observado por otras personas
durante la actividad sexual. El
trastorno exhibicionista consiste
en responder a los impulsos y
fantasías exhibicionistas o estar
angustiado o ser incapaz de
funcionar normalmente a causa
de esos impulsos y fantasías.
El exhibicionismo es una forma de parafilia.
Los exhibicionistas (por lo general de sexo masculino), exponen sus
genitales a personas desconocidas y que están desprevenidas, obteniendo así
excitación sexual. Pueden ser conscientes de su necesidad de sorprender, impactar
o impresionar al observador. La víctima es casi siempre una mujer o un niño de uno
u otro sexo. Casi nunca existe un intento posterior de mantener una actividad sexual
con la persona extraña por parte del exhibicionista, de modo que raramente
cometen violaciones.
El exhibicionismo suele empezar en la adolescencia. La mayoría de
los exhibicionistas están casados, pero su matrimonio suele ser conflictivo.
Aproximadamente el 30% de los delincuentes sexuales masculinos
detenidos son exhibicionistas. Tienden a perpetuar en el tiempo este tipo de
conducta. Entre el 20 y el 50% son detenidos más de una vez.
La exposición de los genitales a desconocidos desprevenidos con el
objeto de excitarse sexualmente es poco frecuente en las mujeres. Ellas cuentan
con otros medios para exponerse, como vestir prendas provocativas (que se
aceptan cada vez más como algo normal) mientras aparecen en diversos medios
de comunicación y de entretenimiento. La participación en estos eventos, por sí
sola, no tiene por qué constituir un trastorno de salud mental.

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Para algunas personas, el exhibicionismo se expresa como un intenso
deseo de que otras personas contemplen su actividad sexual. Estas personas
desean ser vistas por gente que consienta en ello, más que exhibirse por sorpresa.
Las personas que tienen esta forma de exhibicionismo pueden participar en
películas pornográficas o en espectáculos para adultos. Este deseo casi nunca les
origina malestar y por ello es menos probable que sufran un trastorno mental.
La mayoría de las personas con tendencias exhibicionistas no sufren
un trastorno.
Tratamiento
 Psicoterapia, grupos de apoyo y ciertos antidepresivos
 A veces otros fármacos
El tratamiento generalmente se inicia después de que el exhibicionista
ha sido detenido. Incluye el empleo de psicoterapia, grupos de apoyo y fármacos
antidepresivos, los denominados inhibidores selectivos de la recaptación de
serotonina (ISRS).
Si estos fármacos son ineficaces, se pueden emplear otros, que
alteran el impulso sexual y reducen los niveles de testosterona. Estos fármacos
incluyen leuprorelina y acetato de medroxiprogesterona. Las personas deben dar su
consentimiento informado para el uso de estos fármacos, y los médicos les realizan
de manera periódica análisis de sangre para vigilar los efectos que tienen sobre la
función hepática, así como otros análisis (incluyendo análisis de la densidad ósea y
análisis de sangre para medir los niveles de testosterona).
Trastorno de masoquismo sexual
El masoquismo
sexual comporta actos en los
que una persona experimenta
excitación sexual al ser
humillada, golpeada, atada o
sometida a maltratos.
El trastorno de masoquismo
sexual es el masoquismo
sexual que provoca un
malestar significativo o que
afecta sustancialmente al
funcionamiento diario.
El masoquismo sexual es una forma de parafilia. La mayoría de las
personas con tendencias masoquistas no sufren un trastorno de masoquismo
sexual.

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En relaciones sexuales sanas es frecuente que exista un cierto juego
de sadismo y masoquismo y las parejas compatibles a menudo lo busca uno en el
otro. Por ejemplo, el uso de pañuelos de seda para simular ataduras y las palmadas
suaves durante la actividad sexual son prácticas comunes entre parejas que lo
consienten, y no son considerados prácticas sadomasoquistas.
La mayoría de los masoquistas interaccionan con una pareja que
consiente (que puede tener sadismo sexual). En estas relaciones, la humillación y
las palizas son simples actuaciones, donde los participantes saben que es un juego
y evitan cuidadosamente la humillación real o las lesiones.
El trastorno de masoquismo sexual, por el contrario, implica una de las
características siguientes o ambas:
 La persona está angustiada por su comportamiento o es
incapaz de funcionar a causa de este.
 Los actos realizados pueden causar graves daños psicológicos
o corporales, e incluso la muerte, como ocurre en la asfixia
autoerótica.
El tratamiento del masoquismo suele ser ineficaz.
Asfixiofilia (asfixia autoerótica)
La asfixiofilia se considera un subtipo de trastorno de masoquismo
sexual. Las personas con asfixiofilia se asfixian o se estrangulan parcialmente a sí
mismos mediante la aplicación de una soga alrededor del cuello, o bien permiten
que un compañero lo haga.
Normalmente se utiliza como soga una prenda de vestir (como
bufandas o ropa interior). Pueden atar la soga a un elemento de la habitación (como
un pomo de la puerta o una pata de la cama). Se persigue la disminución temporal
del aporte de oxígeno al cerebro en el momento del orgasmo, como medio para
intensificar el placer sexual, pero esta práctica puede conducir de manera accidental
a una lesión cerebral o la muerte.

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Trastorno de sadismo sexual.
El sadismo
sexual comporta actos en los
que la persona experimenta
excitación sexual al infligir
sufrimiento físico o
psicológico a otra persona.
El trastorno de sadismo
sexual es el masoquismo
sexual que provoca malestar
significativo, afecta
sustancialmente al
funcionamiento diario del que
lo padece o daña a otra
persona.
El sadismo sexual es una forma de parafilia. La mayoría de las
personas con tendencias sádicas no sufren un trastorno de sadismo sexual.
En relaciones sexuales sanas es frecuente que exista un cierto juego
de sadismo y masoquismo y las parejas compatibles a menudo lo busca uno en el
otro. Por ejemplo, el uso de pañuelos de seda para simular ataduras y las palmadas
suaves durante la actividad sexual son prácticas comunes entre parejas que lo
consienten, y no son considerados prácticas sadomasoquistas.
La mayoría de los sádicos interaccionan con una pareja que consiente
(que puede tener masoquismo sexual). En estas relaciones, la humillación y las
palizas son simples actuaciones, donde los participantes saben que es un juego y
evitan cuidadosamente la humillación real o las lesiones. Las fantasías de control y
dominio total son a menudo importantes, y los sádicos pueden atar y amordazar a
su pareja sexual de maneras muy sofisticadas.
Por el contrario, el trastorno de sadismo sexual implica una o más de
una de las características siguientes:
 La persona está angustiada por su comportamiento o es
incapaz de funcionar a causa de este.
 Lleva sus actos hasta el extremo, y en algunas ocasiones
provoca graves daños corporales o psicológicos o incluso la
muerte.
 Los actos involucran a compañeros no consentidores.
Cuando se practica con compañeros no consentidores, el sadismo
sexual se considera delito y es probable que continúe hasta que el sádico sea
aprehendido.

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El sadismo sexual no es sinónimo de violación, sino que se trata de
una compleja mezcla de sexo y poder sobre la víctima. El sadismo sexual se
diagnostica en menos de 10% de los violadores, pero entre el 37 y el 75% de las
personas que han cometido homicidios por motivos sexuales.
El sadismo sexual es particularmente peligroso en personas que
también sufren trastorno de personalidad antisocial.
El tratamiento del trastorno sádico sexual suele ser ineficaz.
La mayoría de las personas con parafilias son hombres, y muchos
tienen más de un tipo de parafilia. Algunos de ellos también presentan un trastorno
grave de la personalidad, como un trastorno antisocial o un trastorno narcisista de
la personalidad.
Algunas parafilias, como la pedofilia, son un delito.

Bibliografía
 https://profamilia.org.co/inicio/joven-2/servicios-
joven/disfunciones-sexuales/
 https://www.msdmanuals.com/es/hogar/trastornos-de-la-salud-
mental/sexualidad/introducci%C3%B3n-a-las-parafilias-y-a-
los-trastornos-paraf%C3%ADlicos
 https://www.amssac.org/biblioteca/disfunciones-sexuales/
 https://www.ecured.cu/Identidad_de_género
 https://www.definicionabc.com/social/intersexualidad.php
 https://www.msdmanuals.com/es/hogar/trastornos-de-la-salud-
mental/sexualidad/identidad-sexual
 https://www.msdmanuals.com/es/hogar/trastornos-de-la-salud-
mental/sexualidad/trastornos-de-la-identidad-sexual-y-
transexualidad

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