Vous êtes sur la page 1sur 9

Las objeciones en el Código Nacional de Procedimientos

Penales

EDWARD C. A. WORRALL GONZÁLEZ1

ARMANDO JUÁREZ BRIBIESCA2

Sumario: I.- Introducción. II.- Las objeciones.


III.-Conclusiones.

“La justicia es la primera virtud de las


instituciones sociales, tal como la verdad lo es
de los sistemas de pensamiento”

Jhon Rawls

I.- Introducción

La reciente promulgación del Código Nacional de Procedimientos Penales en el


que participaron todas las fuerzas políticas para llevar a cabo su concreción (en
adelante CNPP), por un lado permite observar que el mismo se entiende bajo las
formas democráticas de un gobierno que hace efectiva la vigencia de un Estado
Social y Democrático de Derecho, y por el otro, que contempla diversos medios
de defensa que tienen cómo teleología controlar y unificar la formalidad y justicia
que deben comprender todas las decisiones jurisdiccionales.

En este contexto y siguiendo las ideas que Alberto Binder expone en su libro
Introducción al Derecho Procesal Penal, es que nos resulta posible identificar que
los medios de defensa se entienden bajo una idea de estricto control de las

1Maestro en Ciencias Penales con especialidad en Criminalística por el Instituto Nacional de


Ciencias Penales.

2Licenciado en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de


México.
decisiones jurisdiccionales fundadas en cuatro ámbitos, que se enuncian de la
siguiente forma:

a) La sociedad debe controlar cómo sus jueces administran justicia (lo que se
verifica fundamentalmente a través del principio de publicidad);

b) El sistema de justicia penal debe desarrollar mecanismos para permitir la


planeación institucional (vinculándose directamente con el tema de la gestión
judicial);

c) Los sujetos procesales tienen un interés en que la decisión judicial sea


controlada, y

d) Al Estado le interesa controlar cómo sus jueces aplican el Derecho.

Es dable precisar en relación a lo anterior, que los medios de defensa en el nuevo


proceso penal acusatorio y oral implementado en México, se vinculan de forma
específica a los dos últimos puntos.

En consecuencia, las objeciones -rubro que da título al presente artículo-


devienen en un límite en relación a las preguntas que pueden formular tanto el
Ministerio Público como la Defensa en audiencia oral (Cfr. CNPP Artículo 374.
Objeciones: La objeción de preguntas deberá realizarse antes de que el testigo
emita respuesta. El Juez analizará la pregunta y su objeción, y en caso de
considerar obvia la procedencia de la pregunta resolverá de plano. Contra esta
determinación no se admite recurso alguno). Visto así, las objeciones reflejan una
auténtica protesta contra lo que se pregunta a algún testigo, o incluso en contra de
determinado dato de prueba (evidenca) que se pretende exhibir en audiencia de
juicio oral.

Respecto de este tipo de control al que nos referimos, Andrés Baytelman y


Mauricio Duce nos comentan en su libro Litigación Penal, Juicio Oral y Prueba,
que las objeciones son incidentes que al presentarse en el contexto de un juicio
oral tienen un formato mucho más desformalizado, en virtud de estar regidos
simplemente por la lógica del debate, y son una clara consecuencia de la idea del
principio de contradictoriedad que orienta a un juicio oral acusatorio. Esto es, la
idea de que la contraparte tiene derecho a intervenir en forma activa en la
producción de prueba y a controlar que las actividades realizadas por su contrario
sean hechas correctamente (Cfr. CNPP Artículo 354. Dirección del debate de
juicio: El juzgador que preside la audiencia de juicio ordenará y autorizará las
lecturas pertinentes, hará las advertencias que correspondan, tomará las protestas
legales y moderará la discusión; impedirá intervenciones impertinentes o que no
resulten admisibles, sin coartar por ello el ejercicio de la persecución penal o la
libertad de defensa. Asimismo, resolverá las objeciones que se formulen durante
el desahogo de la prueba. Si alguna de las partes en el debate se inconformara
por la vía de revocación de una decisión del Presidente, lo resolverá el Tribunal.).

De igual forma refieren Baytelman y Duce que “…el mecanismo de las objeciones
es la manera en que las partes en juicio pueden manifestar su disconformidad
respecto de cualquier actividad de la contraparte que pueda afectar sus derechos
(o intereses)…”. Y esto resulta bastante claro desde la esencia misma de la
adversarialidad, toda vez que la razón de objetar estará surgiendo de la valoración
que el litigante haga en torno a que la prueba presentada pueda en un momento
dado resultarle perjudicial a su teoría del caso.

Ahora bien, por cuanto hace a las destrezas de litigación, las objeciones implican
una determinada habilidad que requiere de operaciones de razonamiento y
decisión estratégica en fracciones de segundo, precisando simultáneamente de
capacidad de respuesta inmediata orientada a presentar y fundamentar la objeción
ante el tribunal (Cfr. CNPP Artículo 117. Obligaciones del Defensor: Son
obligaciones del Defensor: “… XI. Participar en la audiencia de juicio, en la que
podrá exponer sus alegatos de apertura, desahogar las pruebas ofrecidas,
controvertir las de los otros intervinientes, hacer las objeciones que procedan y
formular sus alegatos finales…”). Dicho de otro modo, el litigante debe identificar
el momento preciso (oportunidad) para manifestarse en contra del testimonio o
evidencia presentados por su contraparte, toda vez que pasado dicho momento
los mismos pueden quedar admitidos o registrados. Del mismo modo, al objetar, el
litigante debe dejar bien claro aquello sobre lo que se está oponiendo
(especificidad) es decir la naturaleza misma de la objeción, a efecto de que el
tribunal pueda resolver exactamente respecto de ello. Y por si esto fuere poco, la
objeción deberá estar acompañada del fundamento correcto que la avale 3, ya que
en general se espera que en una audiencia sólo sea admitida información
relevante para el caso que se juzga, sin embargo, como se dijera renglones atrás,
en un momento dado lo manifestado por el testigo o bien la evidencia presentada
pudiera no ser conveniente para alguna de las partes, de allí la necesidad de
objetar y exponer el fundamento de ello.

Es por tales razones que en contextos de sistemas adversariales más


desarrollados, resulta común encontrar concordancia cuando se dice que el
realizar objeciones pertinentes, idóneas y en un momento correcto constituye la
habilidad más difícil de manejar para un litigante con poca experiencia4.

El Doctor Carlos Natarén y la Maestra Beatriz Ramírez Saavedra, en su libro


Litigación oral y práctica forense penal, nos advierten de forma sutil, que dicho
momento relevante se actualiza cuando se debe realizar el interrogatorio y
contrainterrogatorio de las partes en pugna, de los testigos ofrecidos por cada una
de ellas, y en su caso, de los peritos. En este sentido el CNPP a la letra instaura lo
siguiente:

Cfr. Artículo 372. Desarrollo de interrogatorio


Otorgada la protesta y realizada su identificación, el juzgador que
presida la audiencia de juicio concederá la palabra a la parte que
propuso el testigo, perito o al acusado para que lo interrogue, y con
posterioridad a los demás sujetos que intervienen en el proceso,
respetándose siempre el orden asignado. La parte contraria podrá
inmediatamente después contrainterrogar al testigo, perito o al acusado.
Los testigos, peritos o el acusado responderán directamente a las
preguntas que les formulen el Ministerio Público, el Defensor o el

3 Por ejemplo, la objeción en torno a la evidencia que se pretende presentar se puede fundar en:
relevancia, pertinencia, etcétera, mientras que en lo inherente a las preguntas que le son formuladas al
testigo, estas pueden ser objetadas en el sentido de ser: compuestas, poco claras, coactivas, sugestivas,
etcétera.
4 Véase: Baytelman Aronowsky, Andrés y Duce Jaime, Mauricio, “Litigación Penal, Juicio Oral y

Prueba”, Universidad Diego Portales, Chile, 2004, p. 169 y ss. Las cursivas son nuestras.
Asesor jurídico de la víctima, en su caso. El Órgano jurisdiccional
deberá abstenerse de interrumpir dicho interrogatorio salvo que medie
objeción fundada de parte, o bien, resulte necesario para mantener el
orden y decoro necesarios para la debida diligenciación de la audiencia.
Sin perjuicio de lo anterior, el Órgano Jurisdiccional podrá formular
preguntas para aclarar lo manifestado por quien deponga, en los
términos previstos en este Código.
A solicitud de algunas de las partes, el Tribunal podrá autorizar un
nuevo interrogatorio a los testigos que ya hayan declarado en la
audiencia, siempre y cuando no hayan sido liberados; al perito se le
podrán formular preguntas con el fin de proponerle hipótesis sobre la
materia del dictamen pericial, a las que el perito deberá responder
atendiéndose a la ciencia, la profesión y los hechos hipotéticos
propuestos.
Después del contrainterrogatorio el oferente podrá repreguntar al testigo
en relación a lo manifestado. En la materia del contrainterrogatorio la
parte contraria podrá recontrainterrogar al testigo respecto de la
materia de las preguntas.

Luego entonces, desde un panorama general, se puede decir que las objeciones
conforman una suerte de herramienta eficaz que le permite al abogado establecer
y limitar tanto el discurso del oponente como las pruebas que este pretenda
desahogar en el proceso (en el Juicio Oral o en el desahogo de prueba
anticipada).

Dicho lo anterior, no resulta difícil concebir que la objeción tenga como objetivo,
por un lado, prevenir que se admita información inaceptable, y por el otro, agotar
los medios ordinarios de impugnación con el fin de modificar, revocar o nulificar el
acto que se reclama conforme a la lógica de la litigación oral establecida en la
legislación procesal penal.

Bajo estas premisas, resulta pertinente identificar la exigencia que el nuevo


proceso penal le impone tanto al Ministerio Público, a la Defensa y a los Peritos,
en su calidad de asistentes técnicos, la obligación de aprender cómo y cuándo
formular una objeción, a efecto de que dicha acción sea llevada a cabo de
manera responsable y no solamente con fines dilatorios.

Naturalmente, resulta igualmente importante conocer los límites en el uso de


las objeciones; en otras palabras, es recomendable tener noción de aquello que
se puede decir y hacer a través de estas, así como también estimar cuándo
formularlas. En sentido opuesto, la inobservancia de ciertas reglas básicas para
objetar en tiempo y forma, puede afectar severamente el desahogo de la prueba
trascendiendo al resultado final de la audiencia y desde luego del proceso.

II.- Las objeciones

Con base en los planteamientos iniciales, debemos identificar que la intención real
de la objeción es que el juzgador decida: ¿si se puede o no formular determinada
pregunta al testigo, al imputado o al perito (incluso en su calidad de testigo
experto), generalmente para evitar que pudiera éste emitir una contestación que
afecte negativamente la teoría del caso del que objeta.

Así las cosas, una objeción puede presentarse en torno a un punto específico del
litigio durante el curso del juicio oral. Y justamente en relación a lo anterior, el
Doctor José Daniel Hidalgo en su libro La argumentación en la audiencia oral y
pública, Desde los principios de la inmediación y contradicción, acertadamente se
formula las siguientes preguntas: ¿Cuándo se debe objetar?; ¿qué preguntas
pueden ser objetadas?; ¿en qué casos pueden las partes violentar la objetividad y
la lealtad?; ¿en qué casos el Juez o el Tribunal pueden pasarse en sus
potestades?; ¿cómo evitar una pregunta o, en su caso, sus efectos nocivos, si
ante la objeción el Juez la ha “legitimado”?; ¿qué ocurre cuando no se objeta una
pregunta y el Juez o el Tribunal se percata de su inconveniencia procesal?; ¿qué
debe pasar si alguna de las partes no objeta una pregunta objetable?

En virtud de lo comentado hasta aquí, queda bastante claro que la exposición de


objeciones y su registro durante el procedimiento, resultará importante para que
posteriormente la instancia superior que conozca del juicio, recurso o medio de
defensa que se ejercite, las tome en cuenta en sus decisiones.
No obstante lo señalado, es preciso mencionar que algunas leyes procesales sólo
aceptan los medios de defensa siempre y cuando, de forma previa, los posibles
errores percibidos por las partes hayan sido oportunamente objetados. Como
consecuencia, los que no se hayan objetado en su momento, posteriormente no
se tendrá la posibilidad de enmendarse ante una instancia superior.

Resulta lógico suponer con ello que las objeciones pueden formularse en varios
sentidos, o por diversas razones, de ahí que en relación a la pregunta efectuada
por la contraparte se señalan como:

-Preguntas sugestivas

-Preguntas argumentativas

-Preguntas compuestas

-Preguntas especulativas

-Preguntas capciosas

-Preguntas que asumen hechos no probados

-Respuestas espontáneas de preguntas no formuladas al interrogado

-Preguntas repetitivas, etcétera.

Del mismo modo, las objeciones también pueden emplearse en relación a la


calidad o credibilidad del testigo, o del perito, o de lo que éste presenta para
apoyar su dicho. En tal sentido, se podría agregar que las objeciones en el
proceso penal acusatorio y oral se formulan con la intención de destacar lo
siguiente:

- La falta de capacidad del testigo


- La falta de pertinencia del testigo o de su dicho

- La falta de capacidad del interrogador

- Que el perito no está calificado

- Refrescar memoria

- Destacar que se trata de información privilegiada

- Aspectos irrelevantes con la litis

- La prueba de referencia

El Doctor Hesbert Benavente Chorres de manera recurrente señala en sus


diversas obras, que se actualizan dos tipos de exigencias respecto del tema que
nos ocupa; por un lado, se requiere contar con las destrezas de litigación para que
le permitan al operador jurídico o al perito en su calidad de asistente técnico,
comprender y asimilar la habilidad que se requiere en aras de realizar las
operaciones de razonamiento y decisión estratégica para formular adecuadamente
objeciones, y por el otro, se requiere haber adoptado previamente un
planteamiento metodológico que cada una de la partes debe realizar desde el
primer momento en que han tomado conocimiento de los hechos, con la finalidad
de dotar de un solo sentido, significado u orientación de los hechos, normas
jurídicas –sustantivas y procesales-, así como el material probatorio –también
conocido como indicios.

III.- Conclusiones

Considerando todo lo señalado hasta aquí, es que resulta posible -a manera de


aproximación- identificar los requisitos formales (que sean oportunas,
pertinentes y fundadas) o técnicos (jurídicos) que se requieren para que una
objeción sea aceptada. Para lo cual, se deberá tener en consideración las
exigencias (jurídicas, fácticas y probatorias) que derivan de la teoría del caso,
a efecto de que resulte posible planificar la interposición adecuada de una
objeción (cuestiones de forma o de fondo) y las consecuencias que de la misma
derivan, es decir, la decisión que se espera adopte el Juez e incluso las
consecuencias que se pretenden (Vr. gr. interrumpir el desarrollo del interrogatorio
del contrario).

En consecuencia debemos comentar que la clasificación de las objeciones puede


ser tan diversa, que requiere un estudio mayor que incluso podría dar la pauta a
desarrollar una teoría de las objeciones (dicho planteamiento deriva de las
opiniones de los juristas citados). Ello, sin perder nunca de vista que la finalidad de
los medios de defensa en el nuevo sistema de justicia penal, es controlar la
regularidad y justicia de las decisiones judiciales.

Por último, no se debe perder de vista que si las partes -con base en su teoría del
caso y en la legislación- estiman que un determinado acto procesal (el cual se
debe regir por los principios de publicidad, inmediación, contradicción, continuidad
y concentración) se desvía de su finalidad (cuya característica debe ser
preponderantemente oral y acusatoria), comprendiendo vicios que se pudieran
traducir en defectuosos, injustos o ilegales (nulidad o ilicitud), deben ejercer de
forma oportuna y adecuada los medios de defensa comprendidos en el nuevo
proceso penal acusatorio y oral, verbigracia, las objeciones.

Vous aimerez peut-être aussi