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Ensayo final
Filosofía de la ciencia II, Dr. Raúl Alcalá Campos
Fecha: 21/11/2019
Introducción
El siguiente escrito se presenta como una breve reflexión y revisión al término “conocimiento
científico”. Lo que se pretende mostrar son dos cosas: la dificultad de determinar el
conocimiento científico y la posibilidad de alternativas epistemológicas y metodológicas que
se abre al enfrentarse a este dificultad. Como soporte y respaldo teórico tenemos las
reflexiones de León Olivé y Boaventura de Souza Santos, pues encontramos en ambos las
herramientas para una revisión acerca de las transformaciones que ha tenido la ciencia y sus
conceptos. De entre los conceptos que ocupan su revisión encontramos los de teoría, el de
observación, práctica, modelo, ética científica, etc.
Como hace ver León Olivé en la primera parte de su libro El bien, el mal y la razón, el paso
del tiempo, las transformaciones sociales y las reflexiones meta-científicas, han puesto en
duda el concepto mismo de ciencia, sus métodos, sus conceptos y beneficios; han vuelto, en
suma, problemáticas las instancias que la práctica científica tomaba como demasiado
evidentes u obvias. La pregunta general sobre la ciencia no puede responderse en términos
de métodos y científicos de una ciencia específica,en palabras de León Olivé:
Esto no significa que los científicos no tengan nada que decir para responderla, ni que
pueda responderse manteniendo una ignorancia con respecto a los procederes, los
contenidos y la historia de la ciencia. Pero sí implica que quienquiera que intente
responderla, científico de formación o no, tiene que reflexionar sobre lo que hacen los
científicos, sobre cómo lo hacen, sobre los resultados que obtienen y sobre cómo está
condicionado todo esto.1
Es por eso que no cabe proceder científicamente, es decir, con las ideas y métodos de
la ciencia, a las preguntas sobre la idea misma de ciencia, sobre la validez de sus métodos y
conceptos o sobre los alcances políticos o sociales de ésta. Se necesita, antes bien, una
investigación de segundo orden, así es como se presenta la historia de las ciencias, la
sociología de la ciencia y la filosofía de la ciencia. Sin embargo, su trabajo no puede
desvincularse sin más de la práctica efectiva de la ciencia.
Pero, ¿qué tan deseable es que exista una reflexión de segundo orden sobre la ciencia?
Como vemos, esta pregunta lleva inevitablemente a la justificación de la historia, de la sociología y de
1 León Olivé, “'¿Qué es la ciencia? en El bien, el mal y la razón: Facetas de la ciencia y la tecnología, México, UNAM-
Paidós mexicana, 2000, p. 26.
la filosofía en general; pero intentar ensayar aquí una respuesta que justifique la presencia de la
filosofía es algo que escapa del tema de este escrito y cualquier intento sería risible, pues como bien
se sabe este problema es mucho más complejo de lo que aparenta.
Digamos, por el momento, y para no desentonar con el contenido de este escrito, que una
reflexión sobre la ciencia la expone en sus elementos constitutivos y en sus límites y contradicciones,
en otras palabras, muestra sus afirmaciones y sus silencios. La reflexión metodológica de la ciencia
tiende a poner en duda las “reglas” que regulan a las ciencias, en específico a las reglas generales
que pretenden regular todas las ciencias. Dice León Olivé: “Quienes creen que existen reglas
generales pretenden que éstas tienen validez para cualquier cosa que quiera llamarse
ciencia, y formarían entonces parte de lo que caracterizaría a la ciencia” 2.
De aquí también la importancia de la reflexión epistemológica, pues nos muestra que lo que
decimos cuando hablamos de “conocimiento genuino” o “conocimiento científico” es poco claro. Sobre
todo, la reflexión epistemológica se muestra sumamente interesante cuando se quiere hablar de un
criterio de demarcación entre lo científico y lo pseudocientífico, pues esta demarcación cuando es
apoyada por ciertas estrategias de civilización o de hegemonía decide sobre el futuro de formas de
vida y prácticas alternativas.
2 Ibíd, p.34.
3 Ibíd, p.35.
4 Ibíd, p.35.
Boaventura de Souza Santos, en “Un discurso sobre las ciencias”, sigue el tono de las
reflexiones metodológicas y epistemológicas sobre la ciencia. A la manera de Rousseau,
tiene como hilo conductor la inquietud por la relación entre ciencia y sociedad, más
específico, entre prácticas y discursos científicos hegemónicos y sus consecuencias en la
organización de las sociedades.
...es total la separación entre naturaleza y ser humano. La naturaleza es tan sólo
extensión y movimiento, es pasiva, eterna y reversible, mecanismo cuyos elementos se
pueden desmontar y después relacionar bajo forma de leyes, sin tener otra cualidad o
dignidad que nos impida revelar sus misterios, develamiento que no es contemplativo,
más bien activo, ya que apunta a conocer la naturaleza para dominarla y controlarla.5
La manera más eficaz para develar los misterios de naturaleza no fue otra que la que
surge de las ideas claras y distintas de las matemáticas que presiden de la observación y la
experimentación. La matemática va a proporcionar a la ciencia moderna el instrumento
privilegiado del análisis, la lógica de investigación y el modelo de representación de la
estructura de la materia. De esta manera se configura una nueva confianza epistemológica
fundada en una nueva visión sobre los hechos, sobre el mundo y la vida, que va a tratar por
todos los medios de combatir el dogmatismo y la autoridad.
5 Boaventura de Souza Santos, “Un discurso sobre las ciencias” en Una epistemología del sur: La reinvención del
conocimiento y la emancipación social, (trad. José Guadalupe Gandarilla Salgado), México, Siglo XXI-CLACSO,
2009,p.23.
cuantificar; y 2) que el método científico se basa en la reducción de la complejidad de los
fenómenos. En palabras de Boaventura:
Las cualidades intrínsecas del objeto son, por así decir, descalificadas y en su lugar
pasan a imperar las cantidades en que eventualmente se pueden traducir [...] Conocer
significa dividir y clasificar para después poder determinar relaciones sistemáticas entre
lo que se separó”6
De este modo las ciencias naturales empiezan a asimilar el método matemático, de tal
manera que se prefiere un conocimiento causal que aspira a la formulación de leyes. Sobre
todo, se comienza a renegar de otro tipo de causas que no sean la formal, el peso se carga a
la responder a la pregunta de ¿cómo funciona? Mientras de olvida la pregunta por el agente
y la finalidad. En este sentido es en el que dice Boaventura que la ciencia moderna rompe
con el conocimiento de sentido común y, por tanto, con el conocimiento práctico en el que él
se traduce.
También se hace notar que el conocimiento teórico basado en leyes tiene como
supuesto metateórico la idea de orden y de estabilidad del mundo, es decir, la idea de que el
pasado se puede repetir en el futuro. Según los modelos científicos de la modernidad, el
mundo de la materia es como una máquina cuyas operaciones se pueden determinar
exactamente por medio de las leyes físicas y matemáticas; de esta idea del mundo-máquina
configura uno de los pilares fundamentales del pensamiento moderno: el mecanicismo.
Si la idea del mundo como una máquina regida por causas y leyes identificables se
convirtió en el paradigma por el cual se comenzaron a regir las ciencias naturales y la
compresión general del mundo natural, es válido pensar que no se tardó mucho para
comenzar a convencerse de que las sociedades, la política y la economía, seguían leyes
similares. Es bajo esta idea con la que surgen los intentos por hacer de las ciencias sociales
un conocimiento semejante al de las ciencias naturales. Más adelante, no bastó con las
ciencias sociales, sino que también las humanidades comenzaron a preocuparse por la
justificación de su trabajo en términos de ciencias estrictas.
Apunta Boaventura que no hay duda de que el modelo de racionalidad científica moderno
atraviesa una gran crisis, crisis que no sólo es profunda, sino irreversible y que podemos
identificar a partir de la revolución científica que se inició con Einstein y la mecánica cuántica.
6 Ibíd. p. 24.
Se puede mencionar brevemente los puntos en los cuales entra en crisis el paradigma
hegemónico moderno: 1) con base en las investigaciones de Einstein se probó que las leyes
de la física y la geometría se basan en mediciones locales, debido a la falta de simultaneidad
universal. 2) las investigaciones de la mecánica cuántica, en especial de Heisenberg y Bohr,
apuntan a que no es posible observar o medir un objeto sin alterarlo de modo que un objeto
que sale de un proceso de medición no es el mismo que cuando entró. En palabras de
Boaventura:
Aunado a lo anterior, también las observaciones de Gödel y Bertrand Russell sobre los
fundamentos de la matemática, pusieron en entre dicho su rigor y acceso privilegiado al
conocimiento de las cosas mismas. El peso de las reflexiones filosóficas sobre los conceptos
y métodos de la ciencia se hizo cada vez más presente, nos dice Boaventura:
7 Ibíd, p.33.
8 Ibíd, pp. 35-36.
Del mismo modo se podrían mencionar algunos elementos que influyeron en esta
crisis pero desde el punto de vista sociológico. Por ejemplo, se nos habla del papel que tuvo
la industrialización de la ciencia, ya sea en las sociedades capitalistas como en las
sociedades socialistas de Estado, la ciencia como industria puso en relación a ésta con los
centros de poder económico, social y político, los cuales llegaron a tener un papel muy
importante en lo que respecta a la definición de prioridades científicas.
Finalmente, la crisis llega a uno de sus puntos más alto cuando se toma conciencia de
las catástrofes que puede llegar a ocasionar, por un lado la práctica científica organizada
según la lógica económica y militar, por ejemplo, en las bombas lanzadas a Hiroshima y
Nagazaki, y, por otro lado, la cantidad de ecocidios que se toleran en nombre de la práctica
de la experimentación científica.
4. El paradigma emergente
Conclusiones.
Bibliografía