Vous êtes sur la page 1sur 9

Descubrimiento y conquista de Chile.

Tras el Descubrimiento de América, muchos españoles tuvieron la oportunidad de cruzar el


Océano Atlántico y llegar al Nuevo Mundo, que se abría ante sus ojos como una fuente inagotable
de novedades, y también de fortuna y fama.

Hombres como Francisco Pizarro, Diego de Almagro, Pedro de Valdivia, o cualquiera de los
anónimos conquistadores que formaban parte de sus huestes, veían en las tierras descubiertas por
Colón la posibilidad de convertirse en señores y utilizar el tan anhelado don delante de sus
nombres. Sin embargo, eso no era una tarea fácil: el continente era geográficamente desconocido
—también sus habitantes— y los peligros a enfrentar, innumerables. Así y todo, con tesón y
fortaleza, realizaron la Conquista de América.

• Las empresas de Conquista

Las empresas de Conquista eran organizadas y financiadas por los mismos que las llevaban a
cabo, quienes aportaban los capitales y los implementos necesarios para ello. La participación del
Estado se reducía a otorgar las licencias necesarias a través de una Capitulación, suerte de
contrato en el cual se estipulaban las condiciones en que la Conquista se llevaría a cabo y las
recompensas a quienes participarían en ella.

Muchas eran las motivaciones de los conquistadores; el servicio al Rey y el deseo de evangelizar
estaban presentes en su ánimo en distintos grados. Pero, ante todo, buscaban el ascenso social
que obtendrían gracias a la riqueza. Para lograr esta última, era necesario contar con un
repartimiento o encomienda de indígenas, grupo humano que en la mayoría de los casos se
transformaba en el sustento material de sus fortunas personales.

El deseo del enriquecimiento rápido también fue el origen de los malos tratos a que eran sometidos
los naturales encomendados. El contacto entre ellos y los conquistadores provocó un rápido
descenso demográfico de la población dominada. A ello no sólo contribuyeron las duras exigencias
físicas impuestas sobre los indígenas, sino también la propagación de diversas enfermedades que
hasta antes del arribo de los europeos eran desconocidas en América.

La Corona española, por su parte, siempre mostró preocupación por sus súbditos indígenas, mas
las reiteradas órdenes que cursó relativas al tratamiento que los conquistadores debían darles,
generalmente fueron desobedecidas.

• Dos conquistadores: Almagro y Valdivia

Chile fue uno de los últimos territorios en ser conquistado. Ello se debió, fundamentalmente, a que
el sentido en que los conquistadores se desplazaban por el Nuevo Mundo no estaba marcado por
factores de tipo geográfico, sino por las noticias acerca de la mayor o menor riqueza de los
territorios.

No hay que olvidar que las primeras informaciones —aunque falsas— que Diego de Almagro tuvo
sobre esta comarca, señalaban que aquí podría aumentar considerablemente su fortuna. Los
hechos le demostrarían lo contrario.

Pedro de Valdivia —quien pretendía aumentar su prestigio— pasó por encima de ello y emprendió
una travesía que incluyó atravesar el desierto más seco del mundo y que lo trajo finalmente a
Chile. Aquí debió enfrentar la dura y tenaz resistencia de los mapuche, la que finalmente, a fines de
1553, le costó la vida.

La muerte de Valdivia no sólo implicó la desaparición del caudillo del grupo conquistador, sino
también la disputa entre sus hombres más cercanos por el poder, la que finalmente fue resuelta
con el arribo del Gobernador García Hurtado de Mendoza. Un nuevo contingente llegaba a Chile y
junto a él, dos personas importantes: Hernando de Santillán, quien dictó el primer reglamento del
trabajo de los indígenas de encomienda; y Alonso de Ercilla, el primer poeta que cantó al pueblo
mapuche.

En esta época comenzó a formarse la base de la actual cultura de los países hispanoamericanos.
La imposición de las ideas religiosas, costumbres y otros elementos de carácter social de los
conquistadores, lentamente fue produciendo una síntesis, que en algunos lugares del continente se
enriqueció con los aportes de origen africano, debido a la introducción de esclavos provenientes
del continente negro.
En materia económica, a las actividades de autoabastecimiento realizadas por los indígenas, se
sumó el interés de los españoles por el oro; y en el rubro agropecuario, se adoptaron nuevos
cultivos y animales, como el trigo, los bovinos y los caballares. Las tierras pasaron a manos de los
españoles, iniciándose de esta manera un proceso de concentración de la propiedad.

Las ciudades también experimentaron cambios. Donde ya existían, fueron transformadas, y donde
no, establecidas. Esto último no sólo implicaba cuestiones de orden físico, sino también
institucional, pues en cada una de ellas se establecía un Cabildo. Además de preocuparse del
aseo, la seguridad y del ornato, dicha instancia era el medio por el cual los vecinos manifestaban
sus inquietudes de todo tipo.

Lograr el dominio español en América y también en Chile, no estuvo exento de episodios violentos,
muchas veces marcados por la crueldad. Tampoco faltó, desde ese momento en adelante, la
resistencia protagonizada por las comunidades indígenas, actitud que tuvo una de sus mayores
muestras en la Guerra de Arauco.

• Amenazas al dominio hispano

Militarmente hablando, en el período de la Conquista la Guerra de Arauco fue un problema casi


insoluble. Ni Valdivia ni Hurtado de Mendoza pudieron terminar con este conflicto. Tampoco lo
lograron los viejos conquistadores que sucedieron a este último, ni los militares llegados desde
España: las victorias hispanas eran seguidas por las de los mapuche en un ir y venir interminable.
A esto se sumó otro peligro que llegaba por el mar. La aparición, primero, de Francis Drake, y
luego, de otros corsarios ingleses, causó preocupación en Chile y alarma entre las autoridades del
Reino y las de la Metrópoli. Veían amenazado el hasta entonces exclusivo dominio español sobre
el océano que Hernando de Magallanes había navegado por primera vez en 1520, el Pacífico.
En definitiva, dos preocupaciones distintas, aunque una más permanente y de urgente solución.
Solo en el siglo XVII la actitud de los españoles ante Arauco cambiaría, aunque para ello debieron
enfrentar la muerte de otro Gobernador, Martín García Oñez de Loyola, quien falleció en el
Desastre de Curalaba (1598).

La expedición conquistadora

Tres años después del regreso de Almagro, en 1539, Pedro de Valdivia


-experimentado soldado y maestro de campo de Francisco Pizarro en la guerra contra
Almagro- solicitó a su capitán y gobernador permiso para realizar una expedición a
Chile. Esto, porque el rey Carlos V había autorizado a Pizarro para hacer explotar la
Nueva Toledo, tras la muerte de Diego de Almagro. Francisco Pizarro accedió,
nombrando a Valdivia teniente de gobernador; pero dejó en sus manos organizar y
pagar la fuerza con la que “se terminaría la ocupación del imperio Inca”.

Para financiar la campaña, Valdivia utilizó los bienes que obtuvo por su intervención en
la rebelión de los incas en el Cuzco: el valle de La Canela y una mina de plata. Sin
embargo, no fue suficiente. Se asoció con un rico comerciante español, Francisco
Martínez, con el que se repartirían a medias lo que encontraran.

Esta segunda expedición a Chile pretendía la conquista y fundación de asentamientos


estables, por lo que se llevaron semillas y animales domésticos.

Valdivia tuvo que compartir la expedición con Pedro Sancho de La Hoz, a quien
Carlos V había concedido en 1539 la autorización para descubrir y gobernar las tierras
situadas al sur del Estrecho de Magallanes y las islas a su alrededor. En el grupo
también iba la viuda Inés de Suárez.

Las noticias sobre la ausencia de grandes riquezas y las penurias del viaje afectaron el
reclutamiento de soldados. La expedición salió del Cuzco en enero de 1540, con
apenas once soldados y algunas decenas de indígenas, siguiendo la ruta del desierto
por la que retornó Almagro.

Durante el trayecto, se unieron a la columna algunos grupos de conquistadores que


habían fracasado al interior de la actual Bolivia. Primero, fueron los 16 que llegaron
con Rodrigo de Araya, después, unos 80 reunidos por Francisco de Villagra. En San
Pedro se agregaron 25 españoles al mando de Francisco de Aguirre.

Tras un intento de asesinato de Valdivia, Sancho de La Hoz fue apresado y obligado a


disolver por escrito la compañía que traía con él, renunciando a los derechos que
habían acordado repartirse. Después de expulsar a varios de sus cómplices, se
reanudó la expedición.

Fundación de Santiago: importancia de la ciudad

Pedro de Valdivia y sus hombres acamparon en el valle del Mapocho, al pie de un cerro
agreste que los indígenas llamaban Huelén, al que Valdivia nombró Santa Lucía. En ese
lugar, el 12 de febrero de 1541, fundó la ciudad que recibió el nombre de Santiago de
Nuevo Extremo.

De acuerdo con las ordenanzas reales sobre la fundación de ciudades, el capitán


encargó a Pedro de Gamboa que trazara la futura ciudad. Este español había
desempeñado en Perú el oficio de alarife o director de obras. Luego, el conquistador
repartió tierras -mercedes- e indios -encomiendas- entre sus oficiales y soldados. Se
construyeron las primeras casas, hechas de madera, barro y techo de paja. Para elegir
la ubicación de la primera ciudad, Valdivia consideró su deseo de alejarse de Perú y su
afán de seguir conquistando las tierras hacia el sur.

Una vez organizada la ciudad, el 7 de marzo de 1541 Valdivia constituyó, en nombre


del Rey, un cabildo o ayuntamiento. Este organismo ordenaba la vida pública y era
integrado por dos alcaldes, seis regidores, un procurador que la representaba, y un
secretario.

En junio de ese mismo año, Pedro de Valdivia logró que el cabildo lo nombrara
Gobernador de Chile, con lo cual se independizó del gobierno del Perú, liberándolo así
de la tutela de Pizarro.

 El fin de una etapa

Entre victorias y derrotas para los españoles, pasaban los años y los gobernadores,
que arribaban con la esperanza de adquirir gran fama al pacificar este difícil territorio.
El último de ellos fue Martín García Oñez de Loyola, quien también fracasó y murió en
diciembre de 1598, en Angol, a manos de las tropas del toqui Pelantaru.

Con su muerte se encendió la sublevación general y terminó la Conquista. Todas las


ciudades al sur del Biobío estaban en ruinas. Sólo Concepción logró mantenerse en pie.

Los principales aportes culturales de los europeos que llegaron a América fueron el
idioma y su religión.

Sobre la Conquista de Chile, se destacan las crónicas escritas por Gerónimo de Vivar y
Pedro de Oña, así como también las cartas de Pedro de Valdivia y el poema La
Araucana, de Alonso de Ercilla.

Economía

La centuria del siglo XVI fue el siglo del oro en Chile. Contrariamente a lo que
pensaban los compañeros de Almagro, Chile resultó ser una región rica en minerales
auríferos y había, además, importantes yacimientos de plata, cobre y plomo.

La ganadería, centrada en la estancia, fue después de la minería, la principal fuente de


riqueza.Vacunos, caballos, ovejas, cabras, cerdos y aves, se reprodujeron con gran
facilidad.

La fiebre del oro fue lentamente dando paso a la agricultura, con cultivos tan diversos
como cereales europeos, maíz, porotos, zapallos y papas, estos cuatro últimos los
principales alimentos nativos.

Había comercio, principalmente con Perú.

Sociedad

Los conquistadores españoles ocuparon una posición privilegiada en el siglo XVI, pero
también hubo otros que no lograron ningún reconocimiento y cuya vida fue precaria y
difícil. Se calcula que hacia 1570, había poco más de 400 mujeres y cerca de 7.000
hombres en el territorio, entre españoles y criollos -hijos de matrimonios hispanos
nacidos en América-.

Los mestizos -resultado de la unión de los conquistadores con indígenas- de ambos


sexos, ya superaban los 10.000. Debajo de ellos, se encontraban los indios, quienes
servían a los españoles como fuerza productiva.

En forma paralela, aparecían en menor escala otras mezclas: los mulatos -unión de
español y africana- y los zambos -africano e indígena-.

Iglesia

Todas las expediciones conquistadoras que venían hacia América traían clérigos, cuya
misión era adoctrinar a los naturales e introducir la fe católica en las regiones
incorporadas a los dominios de la Corona española. Dominicos, franciscanos y
mercedarios fueron los primeros en establecerse en Chile. Con posterioridad lo hicieron
los jesuítas y agustinos.

En 1561 se creó el obispado de Santiago, cuyo primer obispo fue Rodrigo González
Marmolejo.

Como defensores de la fe católica, los monarcas españoles gozaban del derecho de


patronato, que les permitía proponer al Papa la designación de autoridades
eclesiásticas en sus territorios. De este modo, la Iglesia quedaba bajo su control.

Fundación de Santiago
Pedro de Valdivia y sus hombres acamparon en el valle del Mapocho, al pie de un
cerro agreste que los indígenas llamaban Huelén, al que Valdivia nombró Santa Lucía.
En ese lugar, el 12 de febrero de 1541, fundó la ciudad que recibió el nombre de
Santiago de Nuevo Extremo.

De acuerdo con las ordenanzas reales sobre la fundación de ciudades, el capitán


encargó a Pedro de Gamboa que trazara la futura ciudad. Este español había
desempeñado en Perú el oficio de alarife o director de obras. El fue quien tomó las
medidas y se trazó sobre el suelo lo que serían las manzanas en torno a la futura
plaza de armas. 8 cuadras de norte a sur y 10 cuadras de este a oeste. Cada cuadra
dividida en 4 solares excepto la cuadra dedicada a la plaza de armas (en el centro de
la ciudad) y la catedral, a un costado de la plaza. Se reunió a toda la gente de la
expedición y se procedió a fundar oficialmente la ciudad de Santiago de Nueva
Extremadura.
Lo primero que se levantó fue una empalizada, un par de puestos de observación y un
improvisado establo, río abajo, donde dejar a los caballos además de la capilla que
luego sería una gran catedral (en la imaginación de los colonos). En medio de la plaza
de armas se plantó un poste, allí se colocarían los comunicados, se castigaría a los
infractores de la ley y se reunirían los vecinos a celebrar cabildos y discutir los temas
de la ciudad. Para elegir la ubicación de la primera ciudad, Valdivia consideró su deseo
de alejarse de Perú y su afán de seguir conquistando las tierras hacia el sur.

Una vez organizada la ciudad, el 7 de marzo de 1541 Valdivia constituyó, en nombre


del Rey, un cabildo o ayuntamiento. Este organismo ordenaba la vida pública y era
integrado por dos alcaldes, seis regidores, un procurador que la representaba, y un
secretario.

Con el pasar de los meses, y pese a la deserción de varios indios, la ciudad comenzó a
tomar forma. Unas cuántas chozas servirían como edificios de administración, otras se
vislumbraban como residencias de los señores conquistadores. La empalizada crecía y
ya rodeaba toda la ciudad, fuera de ella, los cultivos comenzaban a entregar sus
frutos.

La primera parte del cometido conquistador estaba hecho, es decir fundar ciudades.
Faltaba ahora la segunda parte, juntar riquezas en especial oro. El río Mapocho estaba
bien, de caudal moderado y torrentoso pero sin oro alguno por lo que los
conquistadores debieron salir a explorar. Cualquier rumbo era bueno así que partieron
a la costa a matar "dos pájaros de un tiro", encontrar una bahía apropiada para recibir
provisiones del Perú y descubrir algún lavadero de oro (ya habían rumores de los
nativos de oro en un estero, el Margamarga. Pero los datos, a esta altura, no eran de
creer tan fácilmente.
La expedición partió rumbo a la costa, buena vegetación, palmas autóctonas y otros
árboles sembraban el camino. Tras unos días llegaron a la bahía de Concón y pronto
al estero Margamarga donde, para alegría de todos, Sí había oro. Poco pero era oro!.
En Concón se habilitó un improvisado puerto que más bien era un proyecto de puerto.
En el estero se puso a los indios a trabajar a una productividad realmente baja.

Los indios comenzaron a sentir el peso de una conquista indeseable. Muchos de ellos
eran obligados a trabajar en labores que no les interesaba, muchos fueron castigados
por el hecho de negarse a cargar cosas o levantar empalizadas, todos fueron
ofendidos profundamente al descubrir que se les obligaba a olvidar sus tradiciones,
dioses y costumbres y sufrir la imposición de un Dios desconocido al que debían
adorar como propio.

Michimalonco, cacique del valle del Mapocho, decidió que era suficiente el abuso y
aprovechando la salida de un contingente (a mando de Valdivia) en tareas de
exploración, atacó Santiago por los 4 costados, el 11 de septiembre de 1541. Había
que expulsar a los intrusos y rescatar a los caciques injustamente encarcelados tras la
empalizada española.

El ataque fue sorpresivo, las tierras sembradas fueron pisoteadas por decenas de
nativos que se lanzaron sobre la empalizada, pronto empezaron a arder algunas
chozas, luego toda la ciudad se convertiría en un solo incendio. Las milicias resistieron
ataques tras ataques, las tropas de Michimalonco trataban desesperadamente de
recuperar a los cautivos, las armas de fuego hacían estragos, el sonido amedrentaba
pero no había tiempo para el temor. De pronto, una figura femenina se alza sobre la
empalizada, era Inés de Suárez, la cual llevaba en el extremo de una lanza, la cabeza
de uno de los cautivos, pronto comenzaron a asomar más cabezas, los caciques
prisioneros habían sido masacrados salvajemente y sus cabezas exhibidas como
forma de amedrentamiento. La desesperanza y asombro cundió entre las tropas de
Michimalonco y pronto todos se retiraron del lugar, asqueados, agotados y
sorprendidos. Tras de sí, las ruinas de lo que intentó ser una ciudad y que ahora era
sólo humo.

Miseria y Sobrevivencia

No fue fácil reponerse del golpe dado por Michimalonco. Al volver Valdivia encontró su
única ciudad, símbolo de su conquista, hecha humo. Pero las ruinas eran lo de menos,
faltaba también alimento, animales incluso semillas. Para que decir de la ropa. Pronto,
al pasar los meses y llegar el hambre, los conquistadores se convirtieron en un
patético grupo harapiento y hambriento con lo menos que indispensable para comer.
Un par de gallinas era la fuente de huevos, un puñado de trigo no dio lo suficiente y el
dinero ya no existía. Los esfuerzos para conseguir pertrechos desde el Perú se
volvieron desesperados pero la tenacidad de Valdivia vencería al final y vería llegar a
la bahía de Concón al barco salvador, El Santiaguillo. Santiago se había salvado!.

En junio de 1541 , Pedro de Valdivia logró que el cabildo lo nombrara Gobernador de


Chile, con lo cual se independizó del gobierno del Perú, liberándolo así de la tutela de
Pizarro.

El primer viaje

El 3 de agosto de 1492, Cristóbal Colón zarpó de Puerto de Palos con las tres
naves La Pinta, La Niña y la Santa María. Luego de 37 días de difícil navegación,
el 12 de octubre, a las 2 de la madrugada, el vigía de La Pinta vio tierra.
Los marineros desembarcaron en una isla y de ella Colón tomó posesión en
nombre de los Reyes de España, bautizándola San Salvador.En la actualidad, no hay
certeza acerca de cuál es, aunque se presume que se trata

de alguna isla ubicada cerca del Cayo Samana, en Las Bahamas.

"La siguiente isla"

Los indígenas del lugar se mostraron amistosos y por signos le indicaron que sus
ornamentos de oro provenían de la isla siguiente. Durante dos semanas navegaron de
isla en isla escuchando la misma respuesta: "La siguiente isla".
Cuando Colón avanzó hasta Cuba, estaba convencido de que se
encontraba en la China y envió una expedición al interior a buscar la ciudad de Zaitán,
descrita por Marco Polo en su libro. Se le informó que solo habían chozas con techos de
paja. En diciembre, llegó a una isla grande que llamó La Española y que hoy
corresponde a República Dominicana y Haití.

Luego de construir el fuerte Navidad -en el cual quedaron 39 de sus hombres con
instrucciones de reunir la mayor cantidad posible de oro-, Colón emprendió el regreso
a Europa.

Los otros viajes de Colón

Cuando el Almirante Colón llegó al Puerto de Palos le esperaba una gran bienvenida.
Llevaba consigo plantas exóticas y animales -como piñas y loros jamás vistos en
Europa-, ornamentos de oro, y un grupo de indígenas cautivos de las islas del
Caribe.Tras informar sobre su viaje, se abocó a organizar una segunda expedición
(1493-1496) a América, la que se realizó a mayor escala. Esta incluía 17 barcos, que
llevaban entre 1.000 y 1.500 personas.

Ahora, su objetivo era doble: continuar los descubrimientos y colonizar La Española.

Intereses distintos

Algunos europeos venían a iniciar otra vida en el que llamaron "Nuevo Mundo"; otros
eran cazadores de fortuna, que pensaban enriquecerse con el oro de los indígenas.

Por su parte, los Reyes de España se interesaron en las posibilidades agrícolas y en


cristianizar a la población. Por esta razón, la segunda expedición incluyó monjes y
sacerdotes.

Colón se encontró con que el primer intento de Colonia había fracasado, debido el
abuso de los españoles con los indígenas, lo que provocó una rebelión.

El Almirante fundó un nuevo asentamiento que llamó Isabela. Este se convirtió en una
factoría comercial, a partir de la cual se estableció y organizó la apropiación del oro, la

captura de indios para venderlos como esclavos, la imposición de tributos a los


indígenas, y la obligación para estos de conseguir alimentos para los españoles.

Ello implicó la destrucción del sistema de subsistencia de los indígenas y la imposición


de otro, acumulativo y de producción masiva. Poco a poco, los nativos entendieron que
las relaciones no eran amistosas, especialmente cuando Colón envió 500 esclavos
indígenas como regalo a los Reyes.

Las enfermedades, los insectos, el maltrato y la escasez de alimentos hacían difícil la


vida para todos.

Tercera y cuarta expedición

En el tercer viaje (1498-1500), el Almirante llegó a Trinidad y a las costas de lo que


hoy se denomina Venezuela. Él estaba seguro de que esta era Asia del Sudeste. Al
llegar a la nueva ciudad de Santo Domingo en La Española, muchos de los colonos se
rebelaron contra su autoridad. Fue destituido como gobernador y volvió a España.

En la cuarta visita (1502-1504), Colón insistía en buscar el paso a la India y fracasó.


Se dice que cuando navegaba por las costas de Honduras, se encontró con unos
mercaderes que iban en una canoa a un lugar llamado Maya. No quiso seguirlos, y
rechazó así, sin saberlo, una invitación a la tierra de los mayas. Finalmente, retornó a
España. Ya estaba muy enfermo y su regreso ya no fue triunfal.

Cristóbal Colón murió dos años después, en 1506, y se le hizo un pobre funeral.

Cuando Colón y su tripulación llegaron por primera vez al Nuevo Mundo fueron recibidos
por un grupo de indígenas sonrientes y felices. Todos acudieron a la playa,
entusiasmados, a hacer regalos a sus visitantes: loros de colores brillantes y atados de
telas.

Iban desnudos, salvo por la pintura corporal y algunas joyas. Colón observó que tenían
una cara peculiarmente redonda y por ello les llamó, equivocadamente, "indios" (gente
de la India). La redondez de su cara era artificial, resultado de fajar las caras de los
bebés.

La llegada de los europeos significó una catástrofe para este pueblo pacífico. En 1492,
la isla La Española estaba habitada por 300.000 indígenas. En los cinco años siguientes
100.000 habían desaparecido por las penurias sufridas o porque se les había matado.
Además, con los españoles los contagiaron con enfermedades desconocidas, como la
viruela, el tifus, la difteria y el sarampión.

Empieza la Conquista

Antes de la llegada de los conquistadores europeos, y en forma totalmente


independiente del resto del mundo, en América se habían desarrollado grandes
civilizaciones. Como gobernante católico, para el Rey de España, si estos habitantes
eran sus súbditos también debían ser cristianos.

De aquí en adelante, la exploración fue reemplazada por la Conquista y conversión al


cristianismo, a la fuerza. Con frecuencia, se ordenaba matar a quienes no adoptaban la
fe católica o se les esclavizaba.

Primeros cambios

Bendecido por la Iglesia y el Rey, y motivado por sueños de oro y gloria, apareció un
nuevo tipo europeo: el conquistador, protagonista de la conquista de del Imperio
Azteca, los Incas y otros pueblos americanos. Ninguno de ellos dejó de ser afectado
por la llegada de los europeos.

Tanto así, que algunos fueron espectadores de la eliminación de su cultura (Inca y


Azteca). Se les impuso una nueva religión y una forma de vida distinta

La historia de la mayor parte de los indígenas americanos, después de Colón, es una


historia de opresión. Los europeos se apropiaron de sus tierras y obligaron a los
indígenas a trabajar para ellos en las minas, las haciendas y en la construcción.

La metrópoli española implantó una estructura política y económica según sus propias
necesidades, y la economía indígena quedó subordinada a sus intereses. Se cultivaba
la caña de azúcar en Las Antillas, y también fueron explotadas, con fines comerciales,
las zonas mineras de Perú y Bolivia, las sierras de los Andes y de Zacatecas y
Guanajuato en México.

La esclavitud

Por la falta de mano de obra en América, especialmente por la alta mortalidad en Las
Antillas, los primeros esclavos llegaron a esta tierra en 1510. En un siglo, el volumen
de personas en esta condición transportadas a través del Atlántico, llegó a más de
40.000 al año. Viajaban en condiciones inhumanas, y muchos fallecían en el trayecto
debido al hacinamiento y al hambre.

A medida que avanzaban las exploraciones, los europeos se encontraban con especies
desconocidas y se percataban de que muchas de las suyas no existían en América.

Algunos alimentos originales del nuevo continente eran: el maíz, la mandioca, las
papas o patatas, los camotes, los calabacines, los frijoles, los tomates, el pimiento rojo
y verde, las piñas, las semillas de girasol.

También había otras menos saludables... Colón vio a los indígenas chupando unas
hojas enrolladas y encendidas: era tabaco. Transcurridos 100 años, muchos europeos
habían empezado también a fumarlo.

Para los españoles, el trópico era deslumbrante por su belleza, su opulenta flora y
fauna, y su clima. Ellos trajeron cerdos, vacas y cabras, que se multiplicaron
rápidamente, lejos de las infecciones y con pastos vírgenes. También se aclimataron
-aunque no tan bien al principio- ovejas, caballos, aves de corral y perros.

Este fue el comienzo de un cambio en la fauna americana, que permitiría a los


habitantes de esta tierra mejorar su dieta en proteínas.
No se tuvo tanto éxito con los vegetales. Algunas especies se desarrollaron sin
problemas, pero -en un comienzo- el cultivo de la vid, el olivo y los cereales fracasó.
Esto fue una gran dificultad para un pueblo que basaba su dieta en el pan de trigo, la
aceituna, el vino y otros productos mediterráneos.

Grandes exploradores de América

Hasta 1490, los navegantes no recorrían más allá de 1.200 kilómetros. Cristóbal Colón
navegó más de tres veces esa distancia, y en el año 1500, los viajes de más de 4.000
kilómetros eran comunes.

Las noticias del viaje de Colón se dispersaron por toda Europa, y en 1497 otras dos
naciones comenzaron a reclamar partes del Nuevo Mundo.

En 1497, Juan Cabot realizó una expedición apoyada por el Rey de Inglaterra, y
descubrió la actual Newfounland y Labrador, en Canadá.

En 1500, el navegante portugués Pedro Alvarez Cabral llegó a las costas de Brasil.
Américo Vespucio también exploró esa zona y, a pesar de no hacer grandes
descubrimientos, informó sobre sus exploraciones en forma tal, que el nuevo
continente lleva hoy su nombre.

En 1513, Vasco Núñez de Balboa viajó tierra adentro por América Central,
descubriendo así el Océano Pacífico.

En 1519, el portugués Hernando de Magallanes zarpó con 237 hombres y cinco naves
desde España para descubrir el paso a occidente. En 1520, llegó al estrecho que hoy
lleva su nombre. Siguió por el Océano Pacífico hasta las islas Filipinas.

Magallanes murió y la expedición, comandada ahora por Sebastián Elcano, llegó a las
Islas Molucas, las Islas de las Especias. La navegación se reanudó por el Océano
Indico, rodeó el cabo Buena Esperanza y llegó a destino en 1522, con un solo barco y
18 hombres. Así, se había dado la primera vuelta al mundo.

Los comienzos de Chile

En Copiapó se agregaron 20 españoles más. Pedro de Valdivia había logrado


reunir 150 hombres a pie y a caballo, y un gran número de indígenas. Con toda
esta fuerza tomó posesión, en nombre del rey, del territorio que llamaría Nueva
Extremadura, pues a esa distancia y latitud terminaban los derechos de Pizarro.

Después de casi un año, en diciembre de 1540, la expedición llegó al valle del río
Mapocho, primer destino de la conquista. Las condiciones del terreno, el clima, la
abundante población, se prestaban para establecer una ciudad, que con el tiempo
se convertiría en la capital de nuestro país.

El 12 de febrero de 1541, Valdivia fundó Santiago del Nuevo Extremo en


una especie de isla formada por los dos brazos del río Mapocho, a los pies del cerro
Huelén -al que los españoles llamaron de Santa Lucía-. Escogió este lugar
porque el río y el cerro eran protecciones naturales en caso de algún ataque.

Solo unas semanas después, el 7 de marzo, Valdivia instaló el Cabildo -similar a las
actuales municipalidades-, compuesto por dos alcaldes y seis regidores, que
tomaban las decisiones para administrar la ciudad; un procurador, que recibía los
deseos y reclamos de los vecinos; un mayordomo, que manejaba los fondos; un
alguacil mayor, jefe de la policía y alcaide de la cárcel; un fiel ejecutor, que vigilaba
que se respetaran los precios establecidos; y otros funcionarios menores. Los
primeros alcaldes de Santiago fueron Francisco de Aguirre y Juan de Ávalos
Jufré.

Los soldados más destacados recibieron el título de cabildantes, especie de jueces


encargados de administrar justicia. En junio de 1541, el Cabildo llamó a todos los
vecinos a una asamblea, al saber de la posible muerte de Pizarro a manos de los
almagristas y temiendo la pérdida de las encomiendas otorgadas por Valdivia. Lo
nombraron Gobernador y Capitán General de Chile en nombre de Su Majestad y
por la voluntad del pueblo. Al día siguiente, Valdivia agradeció a sus compañeros,
repartiéndoles tierras (mercedes) e indios (encomiendas).

Vous aimerez peut-être aussi