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T.4.

LA POESÍA DESDE EL MODERNISMO A LAS VANGUARDIAS


[FUTURISMO, ULTRAÍSMO, SURREALISMO], AUTORES Y OBRAS
REPRESENTATIVOS

Desde la llegada del Modernismo, a finales del siglo XIX, hasta el brusco corte de la
Guerra Civil, la poesía española vivió una etapa de esplendor que justifica la denominación de
Edad de Plata o segundo Siglo de Oro de la poesía española.

EL MODERNISMO

La situación de crisis en la cultura occidental a finales del siglo XIX, agravada en el


caso español por el desastre del 98, provocó un cambio en el rumbo artístico. Aunque
excesivamente estético en sus inicios (Azul, 1888, y Prosas profanas, 1896, de Rubén Darío),
el Modernismo demostró que la riqueza métrica, el léxico exótico y no coloquial y una
temática fruto de la evasión no estaban reñidos con los temas graves y trascendentes (Cantos
de vida y esperanza, 1905, de Rubén Darío).
Se inspira en dos movimientos de origen francés del siglo XIX: el Parnasianismo,
tendencia formalista, partidaria del arte por el arte, y el Simbolismo, intimista y revelador,
mediante los símbolos, de la realidad que se esconde tras las apariencias.
La influencia del Romanticismo se percibe en sus dos líneas temáticas más
frecuentes: la línea escapista, con la evasión en el espacio (mundo oriental) y en el tiempo
(Edad Media), el cosmopolitismo, el espíritu rebelde y antiburgués y el erotismo; y la línea
íntima, con la expresión de la intimidad del poeta, el deseo de plenitud irrealizable, la
nostalgia, el desasosiego, la soledad, los paisajes otoñales y los jardines crepusculares.
Formalmente, la nueva estética se caracteriza por la originalidad, la búsqueda de la
perfección formal y el afán de innovación -especialmente en el terreno de la métrica-.

Antonio Machado será el principal poeta del Modernismo simbolista (Soledades,


1903), pero pronto abandona y reelabora sus poemas modernistas (Soledades, galerías y otros
poemas, 1907) mostrando una reflexión acerca del paso del tiempo y la muerte, dos temas
constantes en el poeta sevillano. En Campos de Castilla (1912-17), junto a los temas
anteriores, aparece el de España, además de una serie de poemas dedicados a su mujer,
Leonor, antes y después de su temprana muerte, a sus amigos, y aforismos, sentencias y
máximas.
Juan Ramón Jiménez se inicia en la estética modernista (Arias tristes), para ir
fraguando a lo largo de su vida un estilo esencial y propio. Un hito en su trayectoria lo marca
la aparición de Diario de un poeta recién casado, en 1916, obra que cambiará el rumbo de su
poesía desde la etapa sensitiva a la etapa intelectual y que influirá en el Grupo del 27. El
poeta entiende la escritura como una búsqueda constante de la belleza y de la perfección, de
ahí que revise permanentemente su obra. Por otra parte, concibe la poesía como una forma de
conocimiento, esto es, como un medio para analizar y entender la realidad. En su etapa
suficiente cultiva una poesía abstracta, difícil y hermética. El deseo de eternidad es uno de sus
temas constantes (Dios deseado y deseante).

VANGUARDIAS

Desde principios del siglo, los movimientos europeos de Vanguardia comienzan a


renovar el panorama artístico occidental. Su rechazo de las convenciones morales y artísticas
burguesas y su defensa de una completa libertad formal los llevan a una constante búsqueda
de innovaciones expresivas.
Los principales movimientos vanguardistas o ismos son los siguientes:
T.4. LA POESÍA DESDE EL MODERNISMO A LAS VANGUARDIAS
[FUTURISMO, ULTRAÍSMO, SURREALISMO], AUTORES Y OBRAS
REPRESENTATIVOS
Futurismo. Nacido en Italia de la mano de Marinetti, alaba las máquinas, la velocidad y la
técnica, evita plasmar la subjetividad del autor y aboga por la destrucción de la sintaxis o la
omisión de los signos de puntuación.

Ultraísmo. Creado por Guillermo de Torre al publicar el primer Manifiesto ultraísta en 1919,
recoge elementos cubistas y futuristas como el asentimentalismo, las imágenes y metáforas
sugerentes y las innovaciones tipográficas.

Surrealismo. Iniciado por André Breton, plantea la liberación del hombre del yugo burgués,
así como de los impulsos reprimidos por las convenciones morales y sociales. Aboga por el
poder creador del hombre y del lenguaje a través de la escritura automática, el collage, las
asociaciones libres, las imágenes oníricas o las metáforas inauditas.

Estos movimientos junto con el Cubismo y los caligramas; el Expresionismo y su


visión pesimista y trágica del ser humano; el Dadaísmo y la sinrazón de la creación poética; y
los movimientos hispánicos, el Creacionismo y el Ultraísmo, traerán formas transgresoras y
rupturistas, gracias a la labor difusora de Ramón Gómez de la Serna, entre otros.

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