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- Bajo la presión de superar los estimados de utilidad sus valuaciones eran muy exageradas.
- Evasión fiscal, Uso de trucos contables para esconder ingresos y así no pagar impuestos.
- La firma auditora Andersen, tenía a cargo no sólo de las auditorías externas de Enron sino
también de las auditorías internas por los años en cuestión, mantenía un personal asignado
permanentemente en las oficinas de Enron. Muchos de los contadores internos, directores de
finanzas y contralores fueron antes ejecutivos de Andersen. Debido a esas relaciones, así como
a la extensa práctica de consultoría concurrente, los miembros del Congreso, la prensa, y otros
cuestionaron la independencia de la auditoría.
- Actos fraudulentos tales como “maquillar” la verdad y conseguir que en los libros contables
de la empresa los grandes préstamos aparecieran como pagos por ventas. Con estas
maniobras conseguían declarar como activos lo que realmente eran pasivos, lo que generaba
que el precio de sus acciones aumentara, junto con su capacidad para solicitar nuevos
préstamos al presentar su deuda más baja de lo que era y exagerar su flujo de efectivo.
Escondían sus pérdidas y mantener al alza su precio de cotización en la bolsa, lo cual le
permitía vender sus acciones sobrevaloradas eran el más preciado activo de la corporación,
paro la continua y acelerada caída de los mercados.