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Aratis, historia de un expolio con retroexcavadoras

Los saqueadores de la ciudad celtibérica de Aranda, que han recurrido al Supremo su condena, crearon una falsa
urbanización de chalés para operar con impunidad
VICENTE G. OLAYA 6 DIC 2019 - 00:02 CET

Arriba, sello medieval y trozos de un casco celtíbero; abajo un casco destrozado y armas prerromanas y romanas incautadas durante la Operación Helmet, en
2013 GUARDIA CIVIL

“Su acción ha impedido que los especialistas conozcan datos que podían haber modificado el conocimiento de los pueblos
prerromanos de la península Ibérica”, según la sentencia redactada por los magistrados de la Audiencia de Zaragoza en julio de
2018. Se llaman Félix, Luis Francisco e Isidro. Debido al fallecimiento del tercero, solo los dos primeros fueron condenados a
entre tres y seis años de cárcel por destruir, saquear y sacar de España piezas del yacimiento celtíbero de Aranda de Moncayo
(Zaragoza), el más importante tras Numancia (Soria). La Audiencia Provincial de Zaragoza, además, les condenó a indemnizar
al Estado y a la Comunidad autónoma con 108.000 (Félix) y 226.000 euros (Luis Francisco).
Cerro Castejón
o Cerro del
Convento

Yacimiento de la
ciudad celtibérica
de Aratis
(4.000-74 o 72 a.C.)

Aranda de
Moncayo

ZARAGOZA
200 m

1 Luis Francisco, 2 En 1993, adquiere 13


cabecilla de la parcelas y pide
banda, compra una licencia para construir
casa en Illueca para una urbanización de
estar cerca del casas prefabricadas.
yacimiento.


o Eb
r o
Utebo
Aranda de
lón
Ja

Moncayo
o

Illueca Zaragoza
A-2

Calatayud
20 km

3 Traslada el material 4 Expolia 6.000 piezas


extraido desde celtíberas y 20
Aranda hasta cascos que se
Illueca, donde lo guardan en una nave
almacena. industrial de Utebo.

5 Contactan con
un intermediario Zúrich
español en (Suiza)
Zúrich que vende
las piezas en
subastas.

Utebo
Fuente: Universidad de Valladolid, Instituto
Geográfico Nacional y elaboración propia.
NACHO CATALÁN / EL PAÍS

Con el fin de llevar a cabo su expolio, idearon una tapadera: compraron el terreno y pidieron permiso al pequeño municipio para
construir una falsa urbanización de chalés, lo que les permitió justificar la entrada de excavadoras y camiones en la finca y
trasladar “toneladas” de tierra y objetos de valor incalculable, incluidos 20 cascos celtibéricos de entre los siglos V y II a.C. Siete
de estos yelmos se depositaron ayer en el Museo de Zaragoza, tras ser devueltos por el Museo Mouguis, en Francia, al
comprobar que habían sido robados.

Según los hechos probados recogidos en la sentencia, Luis Fernando encontraba las piezas con un detector de metales, Félix
las acumulaba en una nave industrial, donde las clasificaba y restauraba con un soplete, e Isidro, un anticuario suizo, las vendía
al mejor postor en cualquier parte del mundo. El caso fue destapado en 2012 por EL PAÍS.

El 13 de febrero de 2013, la Guardia Civil irrumpió en todas las dependencias que los expoliadores habían usado en 30 años,
incluido un yate. En la Operación Helmet, como fue bautizada, se requisaron más de 6.000 piezas y se detuvo a Luis Francisco
y Félix.

Desde finales de los ochenta hasta 2013, el yacimiento celtibérico de Arátikos o Aratis, que ocupaba 10 hectáreas y era el más
grande de los 57 inventariados en Aragón, fue saqueado metódicamente. De allí se extrajeron más de 6.000 piezas
arqueológicas, de las que unas 2.000 están ahora custodiadas en una caja de seguridad del Gobierno de Aragón, a la espera de
que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre el recurso que han interpuesto los condenados.

Tres de los cascos entregados a España.

Tres de los cascos entregados a España.

El asentamiento celtíbero se construyó sobre el cerro de Castejón, en el siglo VI a. C., y fue destruido por el ejército de Roma
entre los años 74 a 72 a. C. Cuando Luis Francisco conoció de su existencia, se compró una casa en la localidad próxima de
Illueca y comenzó el expolio. Empezó haciendo “agujeros y zanjas” en los lugares donde el detector le señalaba que había
enterrados objetos metálicos, pero iba demasiado lento. Así que adquirió una excavadora para retirar “varias toneladas de tierra,
lo que supuso la destrucción de la muralla celtíbera”, según los jueces.Profundizó entre 0,5 y 2 metros, llevándose por delante
todos los estratos históricos, fundamentales para que los arqueólogos realicen una datación precisa.

Una vez rebajado el terreno, volvió a emplear detectores metálicos “con notable éxito” y comenzó a trasladar el material a su
casa de Illueca, donde descubrió que se trataba de una “extraordinaria colección de piezas metálicas celtíberas”. Estos
elementos, que fueron limpiados con productos químicos, están consideradas “piezas de excepcional valor científico, histórico y
cultural”. Y así, durante 30 años consecutivos, en los que expolió cientos de metros cuadrados de la necrópolis, donde se
enterraba a los guerreros con su armamento. Además de los yelmos, halló espadas, lanzas, discos de coraza, hondas, pulseras,
pendientes, más de mil monedas romanas y celtíberas. 

En 1992, un concejal de Aranda ordenó parar el acarreo de tierras, pues Luis Francisco no tenía ningún permiso para ello. En
teoría, su nueva urbanización iba a ser de casas prefabricadas. El saqueador frenó la operación con maquinaria, pero siguió
excavando a mano. Cuando reunió en su vivienda un elevadísimo número de piezas, contactó con Félix, “cuyo oficio, solvencia
e instrucción no constan”, dice la sentencia.

Félix trasladó el material a un almacén de Utebo (Zaragoza) en 1990 y procedió a realizar algunas restauraciones con un
soplete. Finalmente contactaron con Isidro, un anticuario de Zúrich (Suiza), de origen español. El se encargó de sacar los
objetos arqueológicos del país para ofrecerlos a coleccionistas de Alemania, Suiza, Francia y Reino Unido. En 1990, el
anticuario se presentó en el Römisch-Germanisches-Zentralmuseum de Maguncia (Alemania) y le ofertó dos cascos por 60.000
euros. El museo los rechazó y llamó a la Interpol. Pero el suizo no se dio por enterado y vendió dos en Londres, en la casa de
subastas Philips West Two, y un tercero en Hong Kong.

Los 15 restantes se los vendió al magnate alemán Victor Guttmann, que los incorporó a su colección
MÁS INFORMACIÓN
privada. Y allí se mantuvieron hasta 2001, cuando el coleccionista murió y los herederos decidieron
Aratis, historia de un
expolio con desprenderse de los cascos. Seis fueron adquiridos por el Museo Mougins (Francia), que ahora los ha
retroexcavadoras devuelto a España al conocer su origen ilícito. El yacimiento destruido, según los magistrados, “de haberse
estudiado, habría aportado información muy relevante sobre la religión, sociedad, economía, tecnología y
guerra de este mundo celtíbero”.

Siete cascos celtíberos


únicos vuelven a España
Y añaden: La extracción ilegal supuso la destrucción de su contexto arqueológico, privando de datos
fundamentales que podían haber modificado la información y conocimiento de los pueblos prerromanos,
“Debería haber castigos
tratándose de piezas de valor científico, histórico, cultural excepcional”. Los cascos devueltos —gracias al
severos para las casas de
subastas que vendan filántropo y propietario del Museo Mougins, Christian Levett — tenían un significado funerario y ritual para
piezas robadas” los celtíberos, que los guardaron en la grieta de una roca o los apilaron en contenedores dentro del
oppidum destruido. El yacimiento Castejón I-El Romeral fue declarado Bien de Interés cultural el 16 de abril
de 2016.

 Félix y Luis Fernando, condenados a 3 y 6 años de cárcel, respectivamente. han recurrido y ahora el Tribunal Supremo tendrá
que decidir si merecen castigo.

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