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República Bolivariana de

Venezuela Universidad
Bicentenaria de Aragua
Vicerrectorado Académico

Facultad de Ciencias Administrativas y


Sociales Escuela de Psicología

ANALISIS

Integrantes:

Gilmar de Los Ángeles Urbina Álvarez

V-25.024.882

Facilitador:

Carl Ramos

Trimestre: III Sección: T2

San Cristóbal, diciembre 2019


La música modifica nuestras emociones, ahora sabemos que también nuestro Sistema

nervioso Central, tocar un instrumento o cantar mejora las habilidades cognitivas y favorece la

plasticidad del cerebro, un cerebro musical según estudios de los neuro científicos, tiene una

capacidad de percepción, movimiento, coordinación y audición, que vienen siendo una de todas

las virtudes esenciales de un buen músico e implica que su cerebro cuente con algunas partes

especialmente desarrolladas. Por ejemplo, en ellos, ambos hemisferios del cerebro se

encuentran altamente conectados mediante una estructura de fibras nerviosas que se agrupan

en el denominado cuerpo calloso. También cuentan con un buen desarrollo del cerebelo, que

es la parte encargada de la percepción del ritmo. Además, el simple acto de escuchar música

origina cambios bioquímicas en el cerebro que afectan a los neurotransmisores y a la

conectividad entre diversas áreas cerebrales, causando placer por la liberación de dopamina,

así como también lo hace la comida, el sexo y las drogas. A través de la historia de la humanidad

se han encontrado indicios que desde tempranas etapas se hacía música y ha permanecido como

algo inherente en el desarrollo de la historia de los humanos. Por todo lo anterior explicado, la

neurociencia se hace muchas veces esta pregunta: ¿qué le hace la música a nuestro cerebro?

Con el paso del tiempo, la música puede llegar a mejorar las habilidades lingüísticas, la

creatividad y la felicidad. También ayuda a disminuir la ansiedad y el dolor, provoca una

curación rápida e incremento del optimismo. Y además ayuda a sanar algunas enfermedades

neurológicas como Alzheimer, Parkinson y Autismo. Influye en nuestra memoria, en un estudio

realizado en la Universidad de California en el 2009, se descubrió que existe una parte del

cerebro que asocia la música con recuerdos, al experimentar momentos emocionales

sobresalientes. Es por esta razón que al escuchar cierta canción puede que venga a nuestra

mente alguna etapa o suceso de nuestra vida que nos haya marcado de sobremanera y con esta

las emociones que sentíamos en el momento.


La música es procesada en nuestro cerebro mediante redes neuronales que implican

áreas de procesamiento auditivo, motor y su percepción y ejecución involucran a diversas

funciones cognitivas. Diversos estudios han mostrado que el cerebro del músico es distinto al

de las personas que jamás han llevado a cabo cualquier entrenamiento musical. El hecho de

practicar a diario con un instrumento durante varias horas implica a diversas áreas cerebrales

y funciones cognitivas, lo cual tiene como consecuencia que el cerebro del músico sea

diferente, tanto a funcional como estructuralmente. Cuando una persona con estudios musicales

percibe una melodía está activando una red cerebral muy extensa, ya que se activan áreas de

procesamiento del tono, de control motor y auditivo. Por el contrario, en una persona sin

estudios musicales se activan áreas auditivas principalmente. Además, se observa otras

diferencias significativas en áreas frontales, en el pericingulado posterior izquierdo y en la

región occipital medial izquierda. Los autores atribuyen estos cambios a que pueden ser áreas

encargadas de la integración sensoriomotora multimodal implicadas en el aprendizaje de un

instrumento musical. Músicos y no músicos procesan la música de manera diferente. El

procesamiento de algunos aspectos musicales se lleva a cabo igual en unos y otros, como el

contorno melódico (hemisferio derecho) o el ritmo (hemisferio izquierdo), pero, por otro lado,

también se constata diferencias entre el procesamiento musical de una persona sin estudios

musicales y una persona músico profesional (violinista), en este caso escogieron una pieza

musical que la persona no músico nunca había oído, pero que para la violinista profesional era

muy familiar y la conocía perfectamente. Hallaron que las áreas que se activan en sus cerebros

son muy diferentes, ya que la persona que no es músico activa áreas del lóbulo temporal

relacionadas con el procesamiento auditivo y el músico profesional, además de activar el lóbulo

temporal, activa también el lóbulo frontal y áreas premotoras, lo cual nos lleva a pensar que el

cerebro del músico profesional no sólo estaba escuchando la pieza sino que también ‘la estaba

tocando’’. Finalmente, los seres humanos convivimos con la música en todo momento, es un
arte que nos hace disfrutar de tiempos placenteros, activa más partes del cerebro que cualquier

otro estímulo humano, recrea recuerdos, fortalece la memoria y el aprendizaje, en pocas

palabras nuestro oído y nuestro cerebro, están más conectados de lo que podemos imaginar.
Referencia:

 MANES F. ( 2015), ¿QUÉ LE HACE LA MÚSICA A NUESTRO CEREBRO? , el

país. Recuperado desde:

https://elpais.com/elpais/2015/08/31/ciencia/1441020979_017115.html

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