Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Su señoría, en el presente caso, concurre al estrado como acusado Carlos Atanasio puentes,
Mi defendido señora juez, decidió allanarse por el delito de Fabricación, tráfico y porte de
armas de fuego o municiones, tipificado en el artículo 365 del código penal.
Contrario sensu, a lo que dice la fiscala, La defensa en este caso, orientara su estrategia de
defensa y su teoría del caso, a demostrar que la conducta imputada por esta, Secuestro
extorsivo agravado por el numeral 1,3, y 6 del artículo 170 del código penal colombiano.
Desde su punto de vista factico y jurídico, no se materializa la conducta de Carlos Anastasio,
toda vez que este no tuvo participación en el secuestro perpetrado contra la víctima,
existiendo por lo tanto una falta de los elementos del tipo objetivo, el cual es la existencia de
un sujeto activo. Los testigos que mostrara la defensa en este caso, se dirigen por un lado a
demostrar la falsa acusación que realiza el actor de la conducta punible Enrique Pimiento,
igualmente sus incongruencias que llegare a presentar, y por otro, para desestimar la
credibilidad del testigo Enrique Pimiento.
Por otro lado, señoría, en el discurrir de este juicio oral una vez debatidas las demás pruebas
como evidencia física y elementos de prueba, cotejadas con los de la defensa, se llegará el
convencimiento de su señoría, que efectivamente el día 22 de mayo de 2008, a la 1:15am, mi
defendido se encontraba supliendo el turno de Enrique Pimiento, por lo cual es imposible que
haya estado presente en el lugar donde ocurrió el presunto secuestro. Además, el celular
encontrado en poder de Enrique pimiento, lo había perdido mi defendido en taller, días
anteriores a perpetrarse el secuestro, y del cual salieron las llamadas extorsivas.
Todos estos aspectos constituirán la tarea de la defensa para estructurar su teoría del caso.
ALEGATOS DE CONCLUSIÓN
Gracias señora Juez, desde ya le solicito sentencia absolutoria de mi cliente Carlos Atanasio
Puentes, toda vez que la Fiscalía no ha logrado probar su responsabilidad, tal como nos exige
el artículo 381, del código de procedimiento penal, más allá de toda duda razonable. Es cierto,
como nos menciona uno de los padres del Garantismo Penal, Luigi Ferrajoli, que no se puede
condenar o absolver a un hombre porque convenga a los intereses de la mayoría, ninguna
mayoría por aplastante que sea, puede ser legitima la condena de un inocente o la absolución
de culpable. El proceso penal se debe guiar por la superación de los errores que se vuelven
sistemáticos, en busca de proteger una lógica del poder punitivo sustentada a condenar a toda
costa. Larry Laudan, el epistemólogo del derecho penal norteamericano más reconocido en
este momento por la academia, nos enseñaba además, que el error en el proceso penal, no
solo se lo debe entender, con los relacionados con la violación al debido proceso, o la falsa
apreciación que se tiene por parte de los jueces al proceso de pruebas, existe además nuevas
formas de errores, que el las llama ‘’el falso hallazgo inculpatorio’’, el cual se lo entiende,
como a los errores que derivan de las mismas normas que regulan el proceso penal, y la
necesidad sistémica del orden social por condenar a toda a costa al inocente.
Es por ello, que en el proceso, siguiendo una lógica inductiva, se debe llegar a la certeza de
que la persona acusada ha sido la responsable de la conducta punible que se le imputa, hablo
de certeza y no de verdad, toda vez que el proceso penal moderno, influenciado por el
iluminismo y el humanismo, a diferencia de la entelequia que se maneja en el medioevo, no
está en búsqueda de una verdad absoluta, ni relativa, sino en una certeza de determinados
hechos que se desprender del estándar probatorio, porque tal y como dijo Rovelli, ‘’La verdad
no es lo que parece’’. De ahí que el garantismo penal, allá puesto como uno de sus pilares, la
presunción de inocencia, y la necesidad de un estándar probatorio por parte del ente acusador,
para lograr suprimirla y reducirla, con el fin de que el juez, pueda condenar mas allá de toda
duda razonable.
Eso que llamamos mas allá de toda duda razonable, como la misma corte suprema de justicia
en sala de casación penal lo ha expresado,
La fiscalía no logro satisfactoriamente probar mas allá de toda duda, este último estándar, el
cual se encuentra establecido de los artículos 7º, 372 y 381 de la Ley 906 de 2004. Su teoría
del caso, se fundamento en sus testigos que trajo en para audiencia, en primer lugar, del
interrogatorio y contrainterrogatorio realizado al investigador de la fiscalía, se puede su
señoría percibir, que su pasado no da fe ni credibilidad, toda vez que este manchado por una
sanción disciplinaria perpetrada por el ministerio público, haciendo percibir su hoja de vida
no esta totalmente limpia. Ahora, del testimonio que recibe este funcionario, expresa que el
Sr Casas le dice que la persona que vio, si bien no puede hacerle un retrato hablado, mide
alrededor de 1.82 cm, y tiene bigote, mi defendido nunca ha tenido Bigote, y mide 1.75, y en
la percepción, hay mucha diferencia en la descripción de una persona que mide 7cm más.
Además, en la entrevista que le toma al celador, justo en el momento en el cual el recuerdo
se tiene vivo, dice este no reconocer a la persona que hizo el disparo. En su informe, además,
dice que tanto la victima como el Sr Casas, en la identificación de los presuntos responsables,
en ningún momento identificaron al mi defendido.
Ahora, del testimonio de la víctima, Sr. Patricia Vanegas, se desprende que desde el momento
en que la secuestraron, pasando por el tiempo que estuvo retenida, nunca identifico a mi
defendido, es decir, en ningún momento ella lo reconoció, ni siquiera en el momento en el
cual se hizo la identificación de los presuntos responsables, por lo cual de su testimonio solo
se desprende lo que ya se sabe que ocurrió, el secuestro del 22 de mayo de 2008, pero no la
responsabilidad de mi defendido, porque en ningún momento ella lo vio, como tampoco su
esposo porque mi defendido nunca estuvo en ese sitio, el se encontraba en el taller supliendo
el turno de su compañero y responsable de este secuestro, Enrique Pimiento.
Antes de ello quiero anotar sobre esa nueva figura que nació en el desespero de los estados
unidos por atrapar a los autores de bandas criminales, denominado el acusador-testigo, la
profesora catedrática de la Universidad Nacional de Colombia, Whanda Fernández León ha
reiterado que ‘’identificado en los ordenamientos penales con la eufemística denominación
de “colaborador eficaz”, es una creación de las políticas legislativas mundiales que
propugnan por una justicia criminal consensuada y una figura peligrosa y extraña a los
contenidos éticos que deben presidir la administración de justicia. En armonía con las lógicas
premial y funcional del Derecho Penal vigente, para que pueda ser utilizado como
herramienta probatoria, el “colaborador” debe admitir su responsabilidad como autor,
coautor o partícipe del delito que se investiga y sobre el que decide entregar información a
cambio de “beneficios” de carácter procesal.
Sobre esta figura, a la que acude Enrique Pimiento, se debe tener determinados requisitos y
controles:
- Eficaz. Esto es, significativa, lógica, articulada, unívoca, verosímil y suficiente. Pero como
vemos, este requisito no se da, porque después de realizado el interrogatorio y
contrainterrogatorio, podemos percibir que el relato de este, es incongruente, no articulado,
ni siquiera lógico, porque el dice que mi defendido estuvo cuidando a la victima en el horario
en el cual el jefe de trabajo, Sr, Eduardo dice en su testimonio, se encontraba este trabajado.
Además de que se esté pidió que lo remplazara en el turno, como se puede concluir que mi
defendido estuvo en el lugar de hechos pero a la vez, según testimonio del propio empleador,
tenia el registro que se debe llevar cada dos horas.
- Revocable. Cuando se compruebe que el acusado mintió, que actuó por móviles espurios o
que el fiscal concedió beneficios sin el lleno de las exigencias legales, esos privilegios deben
rescindirse.
- Control judicial posterior. Está a cargo del juez de control, es obligatorio y automático,
de orden formal y material.
Con, esto, es un llamado serio a la utilización indiscriminada de esta figura, porque como
podemos percibir del testimonio de Enrique Pimiento, solo se desprenden incongruencias, y
una cadena ilógica de los hechos. Además, el celular de mi defendido, lo tuvo Pimienta,
después de que en dudosas condiciones se le perdió a mi defendido. Porque no se justifica
que mi defendido fuera a movistar hacer el reporte porque sí.
Respecto de las huellas dactilar, no existe un hilo conductor que determine que la huella que
estaba en el carro haya sido justo la del momento en que se cometió el secuestro, porque
como da fe, el testimonio de Eduardo Santos, mi defendido tuvo el carro en sus manos porque
era el mecánico secundario que tenía como encargo el carro Mazda Asahi color Vinotinto
perteneciente a el Sr Casas, igualmente el tenia su numero en el teléfono, para tenerlo al tanto
de su vehículo.
Las vainillas encontradas, como se pudo percibir no correspondían al arma que le incautaron
a mi defendido, y por el cual el, ya acepto cargos, y que era de propiedad de Enrique, el cual
se la dio en prenda por una deuda entre ellos.
En todo caso, sea que el sujeto cognoscente llegue a uno y otro grado de credibilidad, lo
que no puede ser jurídicamente admisible es que, a priori, se pueda privilegiar el valor de
una determinada prueba, dejando de lado la imprescindible confrontación que se impone
concretar con la integridad de su conjunto, ya que cada una de ellas puede contener una
verdad, o más precisamente, dar origen a un criterio de verdad, que como tal debe estar
predispuesto a ser confrontado con los demás, para que en su universo, integrados todos,
sea dable deslindar los que puedan calificarse de lógicos, no contrarios a la ciencia ni a la
experiencia, y descartar aquellos que se escapan a estos cánones exigidos por la ley para
efectos de la apreciación probatoria, y así, de ellos, sí inferir la conclusión que irá a producir
una determinada relievancia jurídica, tanto en lo sustantivo como en lo procesal, por
haberse llegado a la certeza sobre el objeto que se pretende demostrar, o por el contrario, a
la duda sobre el mismo.
Como podemos percibir de todo lo realizado en esta audiencia, todas las pruebas fueron
llevadas a confrontación, los testimonios fueron atacados, y se llega a la conclusión de que
no existe desde un análisis de todas las pruebas, una certeza de que mi defendido haya sido
el responsable de la conducta punible por la cual se lo acusa.
Por esta razón, en razón al delito que a mi acusado se le imputa, existe una falta del tipo
objetivo, el cual es la falta de sujeto pasivo, porque como se puede percibir, este no estuvo
presente en la comisión de la conducta punible, generándose entonces una atipicidad
Por estos argumentos, y por todo lo apreciado por su señoría en el juicio, vuelvo a solicitar
lo que exprese al comenzar mi intervención, solicito sentencia absolutoria de mi defendido,
Carlos Atanasio Puentes