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Alvaro amaya

Cod:1006892868
La dignidad humana

Es muy frecuente encontrar el término de “dignidad”, que se aplica y se invoca


desde muy diversos ámbitos, y en dependiendo del contexto suele significar algo
distinto. Así, en artículo 1º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
se nos dice textualmente que: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben
comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Del mismo modo, la Constitución Colombiana en su artículo 1º contempla… […


fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo…]; todos los
colombianos tenemos derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. El
Gobierno promoverá las condiciones necesarias y establecerán las normas
pertinentes para hacer efectivo este derecho, conexo el Art. 51; pero retomando lo
expuesto inicialmente, en nuestro diario vivir empleamos el término con matices
muy distintos, así, escuchamos expresiones tales como: “hizo su trabajo muy
dignamente” o “¿es que tú no tienes dignidad?” “trátame dignamente”,
refiriéndose a alguien que se está comportando de forma indecorosa.

Sin embargo, el propio conocimiento y la apertura natural a los demás nos permite
reconocer en ellos y en nosotros lo cognoscitivo y la grande de la libertad. Con su
inteligencia, el hombre es capaz de trascenderse y de trascender el mundo en que
vive y del que forma parte, es capaz de contemplarse a sí mismo y de contemplar
el mundo como objetos. Por otro lado, el corazón humano posee deseos
insaciables de amor y de felicidad que le llevan a volcarse - con mayor o menor
acierto- en personas y empresas. Todo ello es algo innato que forma parte de su
mismo ser y siempre le acompaña, aunque a veces se halle escondido por la
enfermedad o la inconsciencia.

La dignidad propia del hombre es un valor singular que fácilmente puede


reconocerse, y no obstante en ninguna parte se puede dar al menos una

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aproximación a su definición, la dignidad la podemos descubrir en nosotros o
podemos verla en los demás, pero ni podemos otorgarla ni mucho menos
arrebatarla o menoscabarla. Es algo que nos viene dado, muy a priori a nuestra
voluntad y reclama de nosotros una actitud proporcionada, adecuada: reconocerla
y aceptarla como un valor supremo o en el peor de los casos ignorarla o
rechazarla.
La dignidad humana vista como ese valor singular se nos muestra como una
llamada al respeto incondicionado y absoluto. Un respeto que, debe extenderse a
todos los seres humanos. Por eso mismo, aún en el caso de que toda la sociedad
decidiera por consenso dejar de respetar la dignidad humana (v.g. el
nacionalsocialismo), ésta seguiría siendo una realidad presente en cada
ciudadano, aún cuando algunos fueran relegados a un trato indigno, perseguidos,
encerrados en campos de concentración o eliminados, este desprecio no
cambiaria en nada su valor inconmensurable en tanto a su condición inherente de
ser humano.

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LA DIGNIDAD HUMANA COMO ESENCIA DE NUESTRA CONSTITUCIÓN

De lo dispuesto en el artículo 1º de la Constitución Política, se desprende que la


dignidad humana equivale al merecimiento de un trato especial que debe tener
cada persona por el hecho de ser tal. “Equivale, sin más, la facultad que tiene toda
persona de exigir de los demás un trato acorde con su condición humana. De esa
manera, la dignidad se erige como un derecho fundamental, de eficacia directa,
cuyo reconocimiento general compromete el fundamento político del Estado
colombiano”1.

Llegar a una cuasi conclusión de ésta naturaleza ha demandado que se


establezcan relaciones políticas, religiosas, filosóficas respecto del término, ya que
las apreciaciones que se daban hace siglos, antes de Cristo, después de él e
incluso adportas del S XIX, no fueron las mismas. Una aproximación en su época
lo hizo Kant, “ … el hombre y en general todo ser racional, existe como un fín en sí
mismo y no como un medio para ser cosificado, explotado, utilizado por cualquier
otra voluntad”. Quiere esto sugerir que los seres racionales son personas en tanto
son un fín es sí mismos. Se desprende que la persona tiene libertad e
independencia respeto de toda la naturaleza, obviamente para Emmanuel Kant el
concepto de persona surge desde un aspecto ético, el cual no obstante trasciende
hasta el punto donde el concepto pasa de la dignidad interior, o sea la idea
cristiana de que todos los hombres son iguales, para empezar a percibirse como
1
TARAZONA NAVAS, JULIO ALBERTO. El imperio de la Constitución y del precedente
constitucional. Ediciones Doctrina y ley Ltda. 2007. Pág 32. O. cit Sentencia SU-062 febrero 4 de
1999, expediente T-168219.

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una relación política donde ya es deber del Estado velar por la dignidad de los
hombres, adquiriendo una fuerza insospechable lo cual se convierte en un
postulado político que desde entonces no se ha perdido.

Se considera que la Dignidad humana es un bien irrenunciable, pero ¿Qué


significado tiene la dignidad del ser humano? En mi concepto personal es el
mínimo de exigencia que tiene toda persona para realizar su propia esencia o
dicho de otra manera poder alcanzar sus fines con las implicaciones que ello
conlleva, la vida, la salud, la integridad física, síquica y moral y lógico con su
libertad para poder realizarlas.

Las terribles experiencias de nuestra contemporaneidad, han dado un nuevo


impulso al concepto político de dignidad humana, y reaparece un elemento (Que
ya en Roma se tenía, la dignitas: el derecho de la persona frente a la comunidad)
impulsor, las cartas fundamentales de diversos países preocupadas por elevar a
rango constitucional algo que era evidente, que todos conocían, pero que
igualmente se ignoraba. Remontándonos un poco, en el mundo la primera
Constitución en que se habla de la dignidad humana es la irlandesa, de 1937, y se
trata de la dignidad en el sentido cristiano. La dignidad del hombre es intocable.
Respetarla y protegerla es obligación de todo poder estatal, dice el primer artículo
de la Constitución de Alemania. Pero la dignidad del hombre en este sentido sigue
amenazada, para preservarla, se debe contar con la formulación legal, y aún así
no basta. Hay que hacer todo lo que está a nuestro alcance, ensayar todos los
caminos, para enraizar la dignidad en el corazón de los hombres.

Nuestro país por su misma naturaleza, por las mismas particularidades que en
nuestra historia se han gestado no es ajeno al movimiento mundial del respeto por
los Derechos Humanos, por la relevancia de la dignidad humana, pero realmente
se puede dar? Podemos aspirar a ella mientras tengamos un modelo económico
que va en contravía?. El ordenamiento jurídico está encausado a que
efectivamente se den todos (No obstante el económico va en otro coche) y cada
uno de los componentes básicos que comprendan y comprometan la dignidad
humana y en ello la Corte Constitucional ha sido el estamento más inquisitivo, por

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denominarlo así, en la consecución y fijación de puntos de vista, de lineamientos
tales como: “La dignidad humana entendida como autonomía o como posibilidad
de de diseñar un plan vital y de determinarse según sus características (Vivir
como quiera); La dignidad humana entendida como ciertas condiciones
materiales concretas de existencia (Vivir bien); y la dignidad humana
entendida como intangibilidad de los bienes no patrimoniales, integridad
física e integridad moral (Vivir sin humillaciones)2.

Vistas las posiciones de la Corte Constitucional puedo manifestar que en


la Dignidad Humana confluyen derechos que coexisten con otros y
admite restricciones, pero además el hecho de estar
“constitucionalizada” por lo menos garantiza una aspiración de una
mejor supervivencia que mejore del ser humano, ayudándole a
conseguir la armonía y la independencia que necesita y a las que aspira.
Por ende los valores que se elijan y que se persigan en la propia vida
deben corresponderse con su propia e individual realidad para obtener
un desarrollo pleno de sus capacidades naturales.

La madurez personal sólo es viable cuando se eliminan obstáculos que


puedan originar una detención de la misma o una regresión a etapas
más primitivas (El egoísmo, su propio interés). Por ende no es
desatinado tatar de concretar algunos valores universales, deseables
para todos, por supuesto deben coincidir las voluntades políticas y ojalá
las económicas para que el contenido de la carta magna no se quede
sólo en letra muerta y en que el calificativo que se le ha dado en varios
ámbitos de “Constitución Aspiracionista” se pueda derribar, pero en el
sentido de que las acciones lleven a desvirtuarla por completo Nuestro
país ha sufrido enormemente y la indignidad está en más del 50% de la
población, nosotros el futuro debemos ir encausando todas las

2
TARAZONA NAVAS, Julio Alberto. El imperio de la Constitución y del precedente constitucional.
Ediciones Doctrina y ley Ltda. 2007. Pág 35.Apartes de la sentencia T-881 de 2002.

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herramientas posibles para direccionar la ruta que el constituyente del
91 pretendió definir, con los yerros que dejaron y todo su contexto, pero
es necesario sensibilizar a la sociedad para que se logre en realidad
enarbolar la Dignidad Humana como centro y devenir de nuestra
nación..

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