Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
LOGICA JURIDICA
TEMA
ALUMNOS:
ENRIQUEZ BARRETO, Fiorella
FLORES SIGUEÑAS, Karen
LOLI MORALES, Pilar
VALDEZ CRISPIN, Andree
VELASCO PAUCAR, Gladis
DOCENTE:
Dra. Carolina Catillejo Vega
CICLO:
III (TURNO MAÑANA)
HUARAZ- PERÚ
2019
INDICE
INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................... 3
LA NUEVA RETÓRICA............................................................................................................. 4
RAZONAMIENTO JURIDICO .............................................................................................. 4
LA LOGICA JURIDICA Y LA NUEVA RETORICA ........................................................... 5
LA NUEVA RETORICA Y LOS VALORES ......................................................................... 6
LA EFECTIVIDAD COMUNICATIVA ................................................................................. 7
PRESENTACION SISTEMATICA DE LA NUEVA RETORICA........................................ 8
RELACIONES PERSONALES CON EL AUDITORIO .................................................... 8
BASES DE ACUERDO Y TIPOS DE ARGUMENTACIÓN ............................................. 8
ALCANCE Y ORGANIZACIÓN DE LA ARGUMENTACIÓN ....................................... 9
CUATRO ASPECTOS PROBLEMÁTICOS DE LA NUEVA RETÓRICA DE
PERELMAN Y OLBRECHT-TYTECA ............................................................................... 12
EL PROBLEMA DEL ESTUDIO DE LOS ARGUMENTOS .......................................... 12
EL PROBLEMA DE LOS MÚLTIPLES AUDITORIOS ................................................ 14
EL PROBLEMA DEL VALOR DE LOS FINES .............................................................. 15
EL PROBLEMA DE LAS TESIS DE PARTIDA ............................................................. 16
CONCLUSIONES ..................................................................................................................... 17
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ...................................................................................... 18
INTRODUCCIÓN
Los razonamientos analíticos son aquellos que parten de unas premisas necesarias o
indiscutiblemente verdaderas y conducen, gracias a inferencias válidas, a conclusiones
igualmente necesarias o verdaderas. Los razonamientos analíticos transfieren la necesidad o
la veracidad de las premisas a la conclusión, siendo imposible que ésta no sea verdadera si
se razona correctamente a partir de aquellas.
En el entimema no se enuncia todas las premisas, y aquellas sobre las cuales se funda son
sólo verosímiles o plausibles. Por lo demás, la estructura del razonamiento dialéctico es la
misma del silogismo.
Asi mismo en la siguiente monografía daremos a entender que es lo que es la Nueva Retorica.
LA NUEVA RETÓRICA
Se define como una teoría de la argumentación cuyo objeto de estudio son las técnicas
discursivas que tienden a provocar o acrecentar la adhesión intelectual de los hombres a las
tesis que se les presentan para obtener su acuerdo. También examina las condiciones que
hacen posible el comienzo y desarrollo de la argumentación, así como sus efectos. La
definición señala en qué sentido la nueva retórica es una continuación de la clásica y en qué
se distancia de ella.
RAZONAMIENTO JURIDICO
Dice Aristóteles que la retórica es útil “porque lo verdadero y lo justo prevalecen por
naturaleza sobre sus contrarios, de suerte que, si las resoluciones no se ajustan a lo
conveniente, es forzoso que sean vencidas por su propia deficiencia”.
Para Perelman, “la palabra razonamiento designa, al mismo tiempo, una actividad mental y
el resultado de esa actividad. La actividad mental de la persona que razona puede ser objeto
de estudios psicológicos, sociales y culturales, que pueden revelar las intenciones o los
móviles del que elabora el razonamiento, así como las influencias de cualquier tipo que haya
experimentado y que permitan situar el fenómeno en su contexto”.
Pero mientras que, en el silogismo, las premisas conducen necesariamente a una conclusión
determinada, en el caso del argumento, no se desemboca necesariamente en una decisión
concreta e irrefutable. La consecuencia de un argumento es una decisión que puede ser ésa u
otra diferente, o incluso puede no haber decisión.
Pero los juicios de valor relativos a la decisión guían, en el fondo, todo el proceso de
aplicación de la ley, por lo que es necesario prestar atención la cuestión de las emociones y
los intereses, es decir, lo subjetivo e incluso irracional, a fin de asegurar que existe una lógica
de los juicios de valor33. El punto de vista positivista limitaba el papel de la lógica del método
científico y de la razón a problemas de conocimiento puramente teórico, negando un uso
práctico de la razón, punto de vista que se oponía a la tradición aristotélica, que admitía una
razón práctica aplicable a todos los campos, desde la ética hasta la política, y que justificaba
la filosofía como búsqueda de la prudencia.
Siguiendo la definición aristotélica de la retórica, para Perelman es la disciplina que tiene por
objeto el estudio de técnicas discursivas que tratan de provocar y de acrecentar la adhesión
de lo espíritus a tesis que se presentan para su asentimiento.
La retórica trata de persuadir por medio del discurso. Es decir, no hay retórica cuando
se recurre a la experiencia para obtener la adhesión hacia una afirmación. La retórica
se sirve del lenguaje para obtener esa adhesión, a través de los tópicos y la dialéctica
las técnicas propias del debate y la controversia.
La demostración y las relaciones de la lógica formal con la retórica: la validez de la
demostración sólo garantiza la veracidad de la conclusión si estamos dispuestos a
reconocer la de las premisas. Pero cuando una palabra se puede tomar en varios
sentidos, cuando se trata de clarificar una noción vaga o confusa, surge un problema
de elección y de decisión que la lógica formal es incapaz de resolver, y hay que dar
las razones de la elección para obtener la adhesión a la solución de la propuesta. El
estudio de los argumentos viene de la retórica.
La adhesión a una tesis puede ser de una intensidad variable, lo que es esencial cuando
no se trata de verdades, sino de valores.
Se refiere más a la adhesión que a la verdad. Las verdades son imparciales, mientras
que la adhesión lo es siempre de un auditorio, de las inteligencias a las que el discurso
se dirige.
Pero no se trata de buscar, a la manera de Sócrates, el verdadero sentido de las palabras, como
si hubiera una realidad exterior, un mundo de las ideas, a las cuales las nociones deban
corresponder. El sentido de las palabras no es un problema teórico que pueda resolverse
llegando a una solución única, conforme a lo real. Es, más bien, un problema práctico, y
como tal hay que tratar las nociones -las palabras, con sus correspondientes significados-
como útiles adaptables a las situaciones más variadas. Se trata de encontrar, o incluso de
elaborar si fuese necesario, el sentido que se adapte mejor a la solución concreta que por una
razón u otra se preconiza.
LA EFECTIVIDAD COMUNICATIVA
Etimológicamente, la palabra “retórica” procede del término griego rherorike refiriéndose
con ello a hablar o al arte de hablar; y de ahí se utilizó el término rhetor, con el que se hace
referencia al hablante. Su nacimiento se gesta en el discurso democrático, entendiendo por
éste la interacción y la expresión de los mundos posibles. De modo que retórica y pragmática
convergen en tres amplios conceptos: significado, comunicación y contexto las técnicas
discursivas que tienden a provocar o acrecentar la adhesión intelectual de los hombres.
La elaboración de una retórica así concebida tiene un innegable interés filosófico porque
proporciona una herramienta complementaria de la lógica tradicional, que es una técnica de
demostración o de prueba necesaria de acuerdo con las reglas de deducción o inducción. Esto
permitirá a los hombres no solo verificar y probar sus creencias sino también justificar sus
decisiones y elecciones. Así, la nueva retórica, al elaborar una lógica para los juicios de valor,
es indispensable para el análisis del razonamiento práctico.
para tener éxito en su cometido, debe partir de tesis aceptadas por su auditorio y reforzar esta
adhesión por medio de técnicas de presentación que introduzcan los hechos y valores sobre
los cuales se fundan sus argumentos. El acuerdo sobre los valores comunes es general. Así,
la apelación a valores universales como el bien y la belleza, la verdad y la justicia, la razón
y la experiencia, la libertad y la humanidad no dejarán a ninguno indiferente pero las
consecuencias que pueden extraerse de tales nociones variarán con el significado que cada
individuo les asigne. Por eso, un acuerdo sobre valores comunes debe ir acompañado de un
esfuerzo por interpretarlos y definirlos para que el orador pueda adaptar el acuerdo a sus
propósitos. Si el discurso se dirige a un grupo especializado −como un grupo de filósofos o
juristas o teólogos− la base del acuerdo será más específica.
Todo concepto puede ser sometido a una disociación similar entre apariencia y realidad. La
justicia, la democracia y la felicidad reales pueden oponerse a la justicia, la democracia y la
felicidad aparentes. Las primeras, por estar en conformidad con el criterio de lo que realmente
son la justicia, la democracia y la felicidad conservarán el valor normalmente atribuido a
estas nociones. Lo aparente −lo que es tomado como real por el sentido común o por la
opinión no esclarecida− será despreciado porque no corresponde a lo que realmente merece
el nombre de justicia, democracia o felicidad. Por medio de esta técnica de disociación de
conceptos, los filósofos pueden dirigir las acciones de los hombres hacia lo que consideran
los valores verdaderos y pueden rechazar aquellos valores que son sólo aparente.
A pesar de que la prueba demostrativa formal es tanto más admirable cuanto más simple y
breve, parecería que teóricamente no hay límite para el número de argumentos que podrían
resultar útil acumular; de hecho, dado que la argumentación se ocupa no de la transferencia
de la verdad de las premisas a una conclusión sino del refuerzo de la adhesión a una tesis,
parecería eficaz agregar más y más argumentos y ampliar el auditorio. Ya que la
argumentación que ha persuadido a algunos puede no resultar convincente para otros, podría
ser necesario continuar la búsqueda de argumentos mejor adaptados para ampliar el auditorio.
En la práctica, sin embargo, tres razones diferentes señalan la necesidad de limitar el alcance
de una argumentación:
en casi todas las circunstancias en las que se puede desarrollar una argumentación. existen
límites que no deben ser traspasados.
primero, los argumentos no tienen todas las mismas fuerzas persuasivas ni actúan de la
misma manera sobre un auditorio. Deben ser considerados pertinentes para la tesis que
sostiene el orador y deben proveer apoyo valioso para ella. Es esencial que no pongan en
cuestión la tesis.
Segundo, existe una interacción constante entre el orador y su discurso; el prestigio del
orador intensifica el efecto de su discurso, pero, inversamente, si sus argumentos son débiles,
se ve afectada la opinión del auditorio acerca de su capacidad intelectual, su competencia o
sinceridad. Por lo tanto, es conveniente evitar el empleo de argumentos débiles ya que pueden
inducir la creencia de que el orador no tiene otros mejores para fundamentar su tesis.
los argumentos presentados deben organizarse de acuerdo con un orden particular. Si no,
pierden eficacia, porque un argumento no es débil ni fuerte en un sentido absoluto y para
todos los auditorios sino sólo en relación con un auditorio particular que está preparado para
aceptarlo o no.
En primer lugar, un orador debe tener una cierta cuota de prestigio y el problema en cuestión
debe despertar cierto interés. Si el orador fuera un niño, una persona de mala reputación o
alguien supuestamente hostil al auditorio o si la cuestión discutida careciera de interés para
el auditorio hay muy pocas probabilidades de que el orador sea autorizado a tomar la palabra
o de que sea escuchado. Así entonces, un orador es generalmente presentado por alguien que
cuenta con la atención del público y el orador usará el exordio, la parte inicial de su discurso,
no para hablar sobre su tema sino para ganar la simpatía del auditorio. Los argumentos
eficaces pueden modificar las opiniones o las disposiciones de un auditorio.
El mejor orden, sin embargo, con frecuencia será aquél que se ajusta a las expectativas, ya
sea un orden cronológico, convencional o el orden seguido por un oponente cuya
argumentación debe ser refutada punto por punto.
En todas estas consideraciones −relativas a las técnicas de presentación y argumentación y a
la organización de un discurso− la forma está subordinada al contenido, a la acción de la
mente, al esfuerzo para persuadir y convencer. En consecuencia, la nueva retórica no es parte
de la literatura, sino que se ocupa del uso efectivo del razonamiento informal en todas las
áreas.
Por otra parte, Leibniz considera a la persona como un sujeto cuyos actos no son más que
manifestaciones predeterminadas, que, contrastado con el existencialismo, según el cual la
persona se realiza a través de sus actos, la conexión persona - actos – que constituye en el
tratado de Perelman en relaciones de coexistencia dentro de los argumentos fundados en la
estructura de lo real— es esencial tanto para la moral como para el derecho, pues sin ellas las
ideas de imputabilidad y de irresponsabilidad serían incompatibles. De esta manera,
podemos advertir que el aporte de la nueva retórica de Perelman y Olbrecht-Tyteca constituye
una suerte de hermenéutica de la argumentación filosófica.
Si bien la retórica definida por Aristóteles es el arte de buscar en cualquier situación los
medios de persuasión disponibles para Perelman, En La Nueva Retórica y Los Valores,
precisa que esta definición se concreta mediante cuatro observaciones, o elementos:
TERCER ELEMENTO. - la adhesión a una tesis puede ser de una intensidad variable, lo
que es esencial cuando no se trata de verdades sino de valores.
Punto de partida:
Aristóteles analizó los diferentes auditorios por edad y por fortuna. Aristóteles pensaba en la
muchedumbre reunida en la plaza pública, el filósofo no se dirige a estas muchedumbres,
pero igualmente desea convencer con la fuerza de sus argumentos, pero ¿a quién? ¿a quiénes?
De ahí que surja la idea perelmaniana de una argumentación persuasiva o convincente que
pueda dirigirse a cualquier auditorio, sabios o ignorantes, mediante el uso de argumentos que
hayan de ser admitidos por todos, es decir, por un auditorio universal. Así, pues, la nueva
retórica no se limita, como la retórica clásica, al estudio de las técnicas del discurso público
dirigido a una muchedumbre no especializada. La nueva retórica dirige la mirada a la razón,
utilizando argumentos convincentes que deberán ser aceptados por todo ser razonable.
Para persuadir a un auditorio es menester conocer las tesis que éste admite y además el
grado de intensidad que les dan a su adhesión, pues éstas son las tesis que han de suministrar
el punto de partida de la argumentación. Ejemplo: un pesado cuadro en un clavo mal clavado
en la pared. Existe el riesgo de que se derrumbe todo. Así, en lugar de ver que se adoptan
unas conclusiones como consecuencia de la solidaridad que existe entre ellas y las tesis de
partida, son estas últimas las que pueden resultar abandonadas por el auditorio, si las
conclusiones a las que se llega le parecen al auditorio menos aceptables que las tesis con las
cuales se ligan. Hay que distinguir, asimismo, entre los discursos sobre hechos reales y los
discursos sobre valores.
En efecto, mientras los razonamientos demostrativos y las inferencias formales son correctos
o incorrectos, los argumentos y las razones que se dan a favor o en contra de una tesis son
más o menos fuertes y hacen variar la intensidad de la adhesión.
EL PROBLEMA DEL VALOR DE LOS FINES
Jerarquización de todos los aspectos de lo real, pretendiendo que es objetiva. De tal modo
que lo opuesto a esta ontología elaborada se presenta como error o apariencia y los valores
así descalificados se subordinan a “lo verdaderamente real”. Este procedimiento conduce,
más que a distinguir los valores de las verdades. con el pensamiento de Bentham y su
aritmética de los placeres, se pone fin a las controversias relativas a los valores.
Justamente ya sea mediante la ontología o una ciencia de la conducta, los problemas relativos
a los valores se transforman en problemas relativos a la verdad y los problemas prácticos en
teóricos.
innegable que todos los hombres buscan la felicidad, pero unos la identifican con el placer y
otros con el honor y otros a través de la vida contemplativa o la vida política, para los estoicos
la existencia de un acuerdo que califican de prenociones no impide que haya desacuerdos
sobre los casos de aplicación. “Las prenociones son comunes a todos los hombres. Ninguna
prenoción está en contradicción con otras. ¿Quién de entre nosotros no admite que el bien es
cosa útil y deseable, que es algo que hay que buscar y perseguir en cualquier circunstancia?
¿Quién no admite que lo justo es cosa bella y conveniente? Entonces, ¿en qué momento hay
contradicción? Cuando aplicamos las prenociones a las realidades particulares, cuando uno
nos dice “ha actuado honestamente: es un hombre valiente” y el otro dice “no, es un
insensato”.
para el orador cuando se dirige a un auditorio heterogéneo que puede tener diversas opiniones
respecto de su planteamiento. La solución que plantea Perelman es que este orador se funde
en tesis generalmente admitidas y opiniones comunes, que son aquellas que se derivan del
sentido común.
El orador al escoger un punto de partida no hace sino seleccionar una opción entre varias
posibles, otorgándole lo que en teoría de la argumentación se denomina una presencia. Este
concepto que carece de importancia en la lógica tradicional se refiere a una presencia
efectiva, física, como esa historia china que cita Perelman en su Tratado de la
Argumentación:
“Un rey ve pasar un buey que iba a ser sacrificado. Le da pena de él y manda que se le
sustituya por un cordero. Confiesa que le ocurrió porque vio al buen buey y no vio al
cordero”.