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Cartilla S7

LEY 1090 CÓDIGO DEONTOLÓGICO Y BIOETÍCO


1. La ética y la moral en la psicología

Según Palacio y Jiménez (2009), la palabra ética proviene del vocablo


griego ethos, que significa suelo firme y se constituye en el fundamento
de la praxis, de la que es posible afirmar que la ética es la raíz de
todos los actos humanos, por tanto la ética se convierte en la forma
de vida del ser, su carácter, costumbres, y una pieza clave para la
conformación de la racionalidad de sus actos. De esta forma se considera
que la ética ocupa un papel relevante para el desarrollo mismo del
conocimiento, para la organización social, la política, la convivencia, las relaciones
humanas y la elaboración de criterios que definan una manera correcta de
tomar decisiones en la práctica de la disciplina científica, y en la sociedad.

Emmanuel Lévinas (1998), aporta una perspectiva diferente al concepto de


ética, en términos de la relación de responsabilidad entre sujetos, entre
lo humano y la humanidad, entendiéndose como una responsabilidad
para con el otro y para sí mismo. Respecto al planteamiento de
Lévinas, se encuentra estrecha relación con las definiciones de Platón y
Aristóteles, en el sentido de proponer el concepto de ética y moral
como una virtud del razonamiento que funciona como eje conductor del comportamiento,
dirigido a buscar metas y objetivos conjuntos que favorezcan un bien común.

Por tanto se considera necesario adoptar un sentido de racionalidad a


todos aquellos conjuntos de virtudes morales, como la tolerancia, respeto,
disposición a escuchar, recurso a la persuasión antes que a la fuerza,
lo cual según Rorty, (1991), son características que predicen el sostenimiento
perdurable de una sociedad civilizada.

Para Kant la moral se expresa de manera objetiva mediante un


sistema de leyes y normas morales que representan la subordinación de
la voluntad, cuyo principal objetivo es el de dirigir la conducta humana
(Palacio y Jiménez, 2009), es decir, la voluntad del individuo está en
función de dichas reglas, las cuales orientan el comportamiento de los
sujetos, con lo cual se concibe a la voluntad como la facultad de obrar
por sí misma en función de ciertos principios universales (Kant,1974).
Desde la propuesta de Kohlberg citado por Escobar & Díaz (2010), el
desarrollo de la moral implica la adquisición de principios generales que
permiten actuar de manera correcta, de acuerdo a un orden normativo
conformado por valores, reglas, compromisos y deberes, los cuales son
diseñados para favorecer la solución de conflictos de manera justa y equitativa.

Por su parte Yáñez & Perdomo (2009), indica que los principios éticos y
morales deben ir más allá de la norma, con lo cual establece
diferencias sustanciales entre la moral filosófica y pragmática, puesto que
desde un punto reflexivo, se busca comprender la razón de por qué el
hombre debería comportarse moralmente, lo cual difiere del propósito
psicológico, interesado por determinar cómo los seres humanos entienden
los juicios morales formulados desde la reflexión ética.

De acuerdo con Escobar & Díaz (2010), durante los últimos cincuenta
años los procesos de formación en Ciencias Humanas han incorporado
es su estructura curricular programas que permiten fortalecer el desarrollo
de habilidades en la construcción del pensamiento ético y moral, con
lo cual se ha promovido la elaboración de juicios y razonamientos que
contribuyen a la solución de problemas y toma de decisiones en la
práctica psicológica. Asimismo, el conocimiento de las obligaciones éticas,
provee de orientación sobre los comportamientos éticos y morales necesarios
para un buen ejercicio profesional especialmente en áreas de la salud.

De acuerdo a la conceptualización realizada por Potter citado por Fernández,


en la que define a la Bioética como el estudio sistemático de la
conducta humana en el área de las ciencias humanas y su respectivo
análisis a la luz de valores morales (1999). Esta definición permite
establecer vínculos estrechos entre la psicología y la bioética, puesto
que entre las dos disciplinas converge la idea de regular el
comportamiento, a partir de la interiorización de principios y valores,
aplicados a las relaciones humanas.

Cabe aclarar que el dominio deontológico y bioético hace especial énfasis


en las obligaciones morales universales, relacionadas con la seguridad, el
bienestar, la dignidad, el respeto y la responsabilidad, sobre los derechos
del otro, lo cual implica la ejecución de acciones que fomenten la
igualdad, la justicia y el buen trato, con el fin de evitar al máximo
cualquier decisión que pueda perjudicar el bienestar físico, psicológico o
social de los demás seres humanos. (Yáñez & Perdomo,2009)
Por otra parte, la bioética asume una postura normativa y reglamentaria
en el ejercicio de la psicología independientemente de su enfoque
epistemológico, campo aplicado, metodología, y objeto de estudio, propiciando
los lineamientos que fundamentan la toma de decisiones en situaciones
dilemáticas a las que puede estar expuesto el profesional de psicología,
orientado por los principios de beneficencia, no maleficencia, autonomía,
justicia, veracidad, solidaridad, lealtad, y fidelidad contempladas por la ley.
(Colegio Colombiano de Psicología, 2006, p. 15)

2. Uso de material psicotécnico


En la actualidad se observa que el uso de instrumentos de medición
psicológica constituye una de las herramientas fundamentales dentro de
los procesos de evaluación, razón por la cual constituye una de las
principales fuentes de recolección de información para la valoración del
funcionamiento de los procesos psicológicos, es por esto que surge la
necesidad de establecer criterios normativos encargados de regular la
elaboración, administración, calificación e interpretación de los resultados,
puesto que la manipulación de los test sugiere una gran responsabilidad
en el manejo de la información recolectada, debido a que aspectos como
la confidencialidad, empatía y respeto son considerados base fundamental
para establecer una relación ética dentro de los procesos de intervención.
De acuerdo con Muñiz, citado por Aragón (2015), el uso masivo de las
pruebas psicológicas trae consigo riesgos para el proceso de evaluación, los
cuales no solamente están relacionados con aspectos técnicos del instrumento,
sino con la falta de preparación y experticia del profesional al momento
de realizar la medición. Por otra parte se ha observado que los daños
ocasionados por la mala práctica de la psicometría son consecuencia
directa de comportamientos que atentan en contra de los principios éticos
y morales, los cuales el profesional en psicología, al igual que cualquier
otro profesional que ejerza una actividad en el ámbito de la salud, deberá
cumplir en cualquiera de los campos aplicados, siguiendo fielmente cada
uno de los artículos que dicta el Código Deontológico y Bioético Ley 1090 del 2006.
Dentro de las múltiples funciones que el psicólogo desempeña durante el
ejercicio profesional, el proceso de evaluación e intervención resulta de
gran importancia en el cumplimiento de los principios éticos, puesto que
de ello podría depender la efectividad y cumplimiento de los objetivos
terapéuticos, adicionalmente se deberá favorecer la comodidad, confianza,
respeto y dignidad del consultante, puesto que a partir de estos
elementos será posible disminuir los índices de deserción durante el
proceso de intervención. Respecto al uso de material psicotécnico, el
Código Deontológico y Bioético contempla el capítulo VI conformado por
los artículos (45 a 48) los cuales pretenden regular las actividades
correspondientes al proceso de evaluación psicológica, cada uno de los
artículos en mención serán analizados a continuación:
Artículo 45 “El material psicotécnico es de uso exclusivo de los profesionales
en Psicología. Los estudiantes podrán aprender su manejo con el debido
acompañamiento de docentes y la supervisión y vigilancia de la respectiva
facultad o escuela de psicología”(Colegio Colombiano de Psicología, 2006).
Es importante señalar que la ley contempla la restricción respecto a
la administración, calificación, interpretación y elaboración de informes de
resultados, para aquellos sujetos que no tengan un proceso de formación
académica como psicólogos, de igual forma el acceso a la compra de
instrumentos de medición psicológica se encuentra reglamentado como uso
exclusivo de profesionales en psicología, quienes deberán abstenerse de
suministrar el material a sujetos que no dispongan de título y tarjeta
profesional que lo acredite como psicólogo.

Artículo 46. “Cuando el psicólogo construye o estandariza test psicológicos,


inventarios, listados de chequeo, u otros instrumentos técnicos, debe
utilizar los procedimientos científicos debidamente comprobados. Dichos test
deben cumplir con las normas propias para la construcción de
instrumentos, estandarización, validez y confiabilidad” (Colegio Colombiano de
Psicología, 2006). En este artículo se resalta la pertinencia de elaborar
instrumentos de medición psicológica que incluyan procedimientos de
comprobación estadística para confirmar de manera objetiva la calidad e
idoneidad de la prueba, asimismo se considera necesario que las pruebas
psicológicas cuenten con parámetros adaptados de acuerdo al contexto y
la población en la cual se utiliza, de esta forma el autor podrá garantizar
que el test cuenta con aspectos técnicos de alta calidad en la administración,
calificación e interpretación de los resultados.
Artículo 47. “No son suficientes para hacer evaluaciones diagnósticas los
solos test psicológicos, entrevistas, observaciones y registro de conductas;
todos estos deben hacer parte de un proceso amplio, profundo e integral”
(Colegio Colombiano de Psicología, 2006). Este artículo hace especial énfasis
en la prudencia, objetividad y veracidad, rigor ético y científico del
proceso evaluativo, puesto que el uso de instrumentos de medición
psicológica no es suficiente para emitir un diagnóstico integral, es por
este motivo que se sugiere llevar a cabo un proceso de evaluación que
incluya la valoración de diferentes dimensiones y condiciones de los procesos
psicológicos del consultante, de igual forma es importante que el
terapeuta evite enunciar juicios, rótulos y/o diagnósticos determinantes sobre
la situación psicológica del paciente.
Artículo 48. “Los test psicológicos que se encuentren en su fase de
experimentación deben utilizarse con las debidas precauciones. Es preciso
hacer conocer a los usuarios sus alcances y limitaciones” (Colegio Colombiano
de Psicología, 2006). Es importante señalar que el consultante deberá
ser informado sobre las características generales de los instrumentos de
medición psicológica que serán usados durante el proceso de evaluación,
en ellos se recomienda justificar el uso particular de la prueba,
indicando los antecedentes, ventajas, limitaciones, confiabilidad y validez,
adicionalmente se debe aclarar el impacto que éste puede provocar sobre
las condiciones físicas y psicológicas del consultante, al momento de ser administrado.
3. Consentimiento informado
En el contexto de las ciencias de la salud, la participación de los
consultantes representa un factor importante para las actividades que son
desarrolladas por cada uno de los profesionales en las distintas áreas que
conforman el sector salud, es por esto que los entes regulatorios del
ejercicio ético y profesional están encargados de velar por los derechos
de igualdad, respeto, dignidad y libertad de todos los usuarios del
sistema de salud. Esta especial atención por la seguridad y autonomía
del paciente conllevo a que los procedimientos médicos fueran regulados
legalmente. Según Gracia citado por Hernández y Sánchez (2015), El
primer caso registrado sucedió en Estados Unidos en el año 1957, en
donde a través de una sentencia se estableció el derecho de los
usuarios a conocer de manera detallada los procedimientos de intervención
y la decisión autónoma de aceptar o rechazar un determinado tratamiento,
de allí se deriva lo que se conoce hoy en día como el formato
de consentimiento informado, un documento legal en donde el consultante,
de manera consciente y voluntaria, autoriza a un profesional o una
institución para la práctica de un procedimiento, después de recibir
información detallada sobre la intervención.
Según Hernández y Sánchez (2015), señalan que dentro de los elementos
legales del consentimiento informado, el artículo 1505 del código civil
colombiano afirma que se deberán contemplar los casos en que las
personas en condición de discapacidad no cuenten con la suficiente
autonomía para dar su consentimiento, esto implica que debe existir
una persona responsable que tenga la autoridad legal para aprobar el procedimiento.
A raíz de las condiciones particulares de algunas personas, se propone una
categorización de acuerdo a las características físicas y psicológicas de los
consultantes, para ello se designaron tres tipologías específicas, el
consentimiento pleno, el consentimiento asistido y el consentimiento legal.
El consentimiento pleno hace referencia a la capacidad legal que tiene
una persona para dar su consentimiento, cuando ésta cumple con la
mayoría de edad y no posee limitaciones físicas y cognitivas que impidan
la comprensión total del procedimiento.
El consentimiento asistido corresponde a la capacidad legal que tiene una
persona cuando se encuentra en la etapa de adolescencia, (según ley 1098
de 2006 corresponde a las edades entre los 12 y 17 años), solamente
podrá dar su consentimiento bajo la supervisión de sus padres o un
adulto legalmente responsable.
El consentimiento legal, representa la autorización que solamente puede ser
emitida por los padres o adultos legalmente responsables de un menor
que se encuentre en la etapa de niñez (según ley 1098 de 2006
corresponde a las edades entre los 0 a 12 años) o adultos que
demuestren legalmente estar en condición de discapacidad.

De acuerdo con Hernández y Sánchez (2015), se reconocen elementos


principales que todo formato de consentimiento informado deberá incluir,
dentro de ellos se encuentran:

 institución de vinculación laboral, se deberá especificar el lugar en


donde trabaja actual el profesional.
 datos demográficos, en este apartado se incluyen aspectos relacionados
con la información personal del consultante, como: nombre completo,
edad, fecha de intervención, datos de contacto, números de identificación y firmas.
 en el caso de los menores de edad que no tengan consentimiento
de los padres, adulto responsable o representante legal, se podrá
anexar una orden de autoridad judicial o administrativa.
 es necesario especificar el uso que se le dará a la información que
suministre el consultante.
 se deberá dar claridad sobre las excepciones correspondientes al secreto
profesional y el derecho de confidencialidad.
 e l documento deberá señalar de manera detallada los procedimientos
que serán realizados, incluyendo el tiempo destinado, instrumentos que
serán utilizados y posibles efectos adversos sobre la salud física y psicológica.
 cuando se trate de un proceso realizado por estudiantes, se deberá
especificar el nivel de estudios, el tipo de participación y el docente responsable.
 es importante señalar que el usuario tiene plena la libertad para
abandonar el procedimiento, en el momento que el considere, sin que
ello le represente una consecuencia negativa.
 en los casos en donde se solicite consentimiento para participar en una
investigación se debe especificar la justificación, los objetivos, el procedimiento
y los instrumentos que serán utilizados.
De igual forma se deberá aclarar cada una de las preguntas que puedan
generarse durante la investigación, se debe indicar la confidencialidad de
los resultados, el tratamiento de la información, junto con los posibles
riesgos, molestias, y efectos negativos que puedan ser causados por la
investigación aunque esto afecte la decisión del participante para continuar
en el proyecto; finalmente se deberá confirmar con el participante que
éste tenga absoluta claridad sobre los términos del consentimiento informado.

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