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Marfha Frassineti de Gallo y Gabriela Salatino UNIDAD 5

2. La ética aristotélica

Aristóteles era hijo de Nicómaco, médico del rey de Macedonia, y había nacido en Es-
tagira en 384 a. C. En un principio, deslumbrado por Platón, su maestro, adhirió a su
postura filosófica, pero, más tarde, fue separándose de esta y elaborando su propio sis-
tema. A la muerte de Platón dejó Atenas y viajó a Macedonia, donde el rey Filipo II le
propuso que fuera el educador de su hijo Alejandro. Cuando este llegó al trono, Arist<r
teles volvió a Atenas y fundó su propia escuela, llamada peripatética o del Liceo, dedi-
cándose exclusivamente a escribir y enseñar. Acusado de impiedad en 323 a. C. por
miembros del partido nacionalista ateniense, Aristóteles no quiso que se cometiera un
nuevo crimen contra la Filosofía y, a diferencia de Sócrates, aceptó el exilio, abandonan-
do Atenas e instalándose en Calcidia, donde falleció al año siguiente. Entre sus obras ca-
be mencionar Organon -a la que ya nombramos en la Unidad 2-, Retórica, Poitica, Po-
lítica y Física.

Analizaremos ahora la respuesta aristotélica a la pregunta "¿Qué es el bien?"


El filósofo comienza reflexionando que toda actividad, dentro de cualquier campo,
ha de tener necesaria, imprescindiblemente, un fin; para aquel que realiza una acción,
esta se le presenta, además, como capaz de reportarle un bien. Así se llega, en el primer
párrafo de Ética a Nicómaco -libro que, según parece, Aristóteles dedicó a su hijo Nic(r
maco-, a la identificación de ambos conceptos: toda actividad tiende a un fin que es a
la vez un bien:
'Todo arte y toda investigación cienhJica, lo mismo que toda acción y elección, pare-
cen tender a un bien y por ello definieron con toda pulcritud el bien los que dijeron ser
aquello a que todas las cosas aspiran. "7

Siendo, como son, muy numerosas las actividades humanas, también lo son los fines
que nos podemos proponer. Aristóteles da algunos ejemplos relacionados con las artes
y las ciencias: ''el fin de la medicina es la salud, el de la construcción naval, el navío".
Además no todos los fines son jerárquicamente iguales; algunos son más importantes
que los demás y, así, los primeros subordinan a los segundos. Advertimos entonces que
se presentan ante el hombre verdaderas cadenas de fines cuyos eslabones no constitu-
yen, en última instancia, sino medios.
Sin embargo, no es suficiente hablar de fines "finales" en el sentido de fines que se
persiguen por sí mismos. Para que nuestro desear tenga un sentido es imprescindible
que todos nuestros fines converjan hacia un fin último que valorice a los demás: a ese
fin último lo denomina Aristóteles "Bien Supremo" -o Sumo Bien-y lo compara con el
blanco al que deben apuntar los arqueros.8
Pero ¿cuál es y dónde está el Sumo Bien? Aristóteles señala que tanto el vulgo como
la gente culta lo identifican con la felicidad ~n griego, ''eudaimonía''...., noción que in-
cluye tanto la de comportarse bien como la de vivir bien, pero no todos coinciden res-
pecto de aquello en lo que reside. ¿Cómo se puede reconocer al Sumo Bien? ¿Qué re-

7 ARISTÓTELES, op. cit., libro 1, pág. 33.


8 ARISTÓTELES, op. cit., libro 1, pág. 3.

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UNIDAD 5 Filosofia. Esa búsqueda reflexiva

· · d ebe reumr
qms1tos · para ser tal? El pnmero:
• · mpre apetecible,, por sí mismo
,,ser sze .
1
Y no por otra cosa ,, esto es ser absolutamente t·ma I·, Y el segundo~ tornar a vida .
amable por st, solo':' es decir,
' ser- autosuf1oente
- - · · - 9• Esta u, lti manoaón se relac10na
con las de perfección y autarquía: el Bien Supremo tendrá que ser el más elevado
y, como tal, permitir al hombre gobernarse a sí mismo. .
A continuación, Aristóteles analiza los distintos géneros de vida en los que los
seres humanos han creído encontrar la felicidad: 1) el placer, 2) los honores, que
c_orresponden a Ja vida poütica, y 3) Ja riqueza. Con respecto al primero, si b!en ~s
fmal, ya que no se busca con miras a otra cosa, a) no vuelve al hombre autarqw-
co, ya que lo lleva a depender del objeto de placer, como ocurre en el caso del al-
cohol, el tabaco o las drogas, por ejemplo, y b) no es digno del hombre dotado de
un alma racional. "Al elegir una vida adecuada al ganado" -dice-" la mayoría se
muestra totalmente abyecta. "Con respecto al segundo, tampoco es admisible, ya
que: a) '1os honores están más en quien los da que en quien los recibe'; como ta-
les, podríamos añadir, pueden ser entregados y/ o quitados arbitrariamente,
mientras que "el verdadero bien debe ser algo propio y difícil de arrancar del su-
je to ·: y b) los que los persiguen lo hacen para persuadirse a sí mismos de su pro-
pia virtud, "con todo lo cual dejan ver claro que aun en su propia estimativa la vir-
~-ud es ~uperior a la honra': Finalmente, tampoco es aceptable la riqueza, porque:
a) la vzda de lucro es antinatural (los negocios, o sea los procedimientos usados
para adquirir riquezas, destruyen el ocio -nec otium- que es el tiempo libre d ed i-
cad o a la reflexión) y b) es claramente medio y no fin en sí mismo. "10

ll'alt,ajéuu:llo en grupos de cuatro o cinco, que puede aspirar un ciudadano."


88Cn1Man un diálogo entre Aristóteles y al- 3. Re~licen una encuesta entre amigos y/o
gún personaje ficticio o real a partir del si- conoados preguntándoles en qué reside ]a
guiente comienzo propuesto: "¿Dónde resi-
felicidad_- Y luego, dentro del grupo -puede
dirá la felicidad sino en la carrera política, la
ser el nusmo grupo del ejercicio anterior-,
carrera de los honores por excelencia? Sólo
comparen las respuestas obtenidas con las
e~a nos_ permi~á alcanzar el poder y este,
que aporta Aristóteles (en cada grupo debe-
ou quendo anugo, es el más preciado don al
rán tener por lo menos veinte respuestas).

- - - - - -(jffl)
En este punto nos preguntamos nuevam t . . .
tablecerlo mejo~ Aristóteles comienza p en ~en qué COnsJSte la felicidad? Para es-
mente humana. Da por supuesto que la ~ <lose cuál es la actividad espeáfica-
él una función detenninada -así, por ejem ~:a
i9~e 1) cada parte del cuerpo tiene para
p , e OJO, la mano y el pie- y b) cada miern-

9 ARIST TELES, op. cit., libro J, pág. B.


1O ARISTÓTELES, op. cit., libro J, pp. 5_6_

160
Martha Frassineü de Gallo y Gabrie/a Salaüno UNIDAD 5

bro de la sociedad tiene, dentro de esta, la suya -así, por ejemplo, el escultor, el albañil
y el zapatero-. Hay que dejar de lado las funciones vegetativas -nutrición y reproduc-
ción- pues estas las comparte el hombre con todos los seres vivos. Tampoco podrá ser
puramente humana la vida sensitiva, compuesta de sensaciones y sentinúentos, porque
también los animales poseen ese conocimiento aportado por la sensación y esas conmo-
ciones afectivas que producen placer o dolor.
Lo único que falta considerar, dice Aristóteles, es la parte racional, y, como esta es pri-
vativa del ser humano, ha de ser, por lo tanto, su función propia. El hombre, según la
concepción aristotélica, es razón; toda su excelencia reside en su capacidad de pensar.
Pero hay dentro de la actividad racional dos partes: una, puramente teórica, esperulati-
va, cognoscitiva, inmortal, ''que posee la razón"y otra práctica, que no sobrevive a la co-
rrupción del cuerpo y ''que obedece a la razón". Esta última dirige la vida apetitiva, la
que a su vez escucha sus consejos y se toma mesurada, equilibrada.11

Para que esa función propia del hombre que, a su vez, engendra una actividad cons-
tituya el Sumo Bien, basta agregarle una cualidad: la excelencia. Así, Aristóteles ha lle-
gado a proporcionar las notas detenninantes del Fin último:

l. Función propia del hombre. --..:,, v2-rrr1) - ¿.. f ~C,,'o 1 ,,..(


2. Ejerciciooactividad. ..... t" ? ~ P(f~e v~ f ?l r {nO prcl Ci-iv,)
3. Excelencia o perfección.~ \/ ("~ e
De ellas resulta que el Sumo Bien es el..dfrcicio_gerlr oo_d~ la fung ón p~ dd_how-
,m..Y al hablar de "excelencia" nos estamos refiriendo a la noción de "virtud" ("areté"
en griego es el equivalente de 'virtus "en latín y ambos ténninos connotan un modo vi-
ril de excelencia). Adara todavía Aristóteles respecto del Sumo Bien que es la actividad
racional según la más alta virtud y a través de toda la vida ("según la más alta virtud"
pues hay muchas virtudes, algunas superiores a otras, y "durante toda la vida" porque
"así como una golondrina no hace verano, un breve tiempo de felicidad no hace al hom-
bre bienaventurado'?. La excelencia es, entonces, un tipo de hábito que tiene que ver con
la repetición de acciones virtuosas.12
Siendo dos las actividades racionales del hombre, las virtudes han de clasificarse a su
vez en dos grupos-y esto lo propone Aristóteles en el libro 1-: a) virtudes morales, éti-
cas o de carácter y b) virtudes dianoéticas o intelectuales.
Las del primer grupo son las que resultan de la obediencia impuesta por la razón a
los instintos; provienen, por lo tanto, de la parte práctica de la misma y constituyen el
ténnino medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto. Aristóteles señala
además que son "ha'bitos de elección". La mayor dificultad estriba en evitar caer en un
extremo (que es, según el filósofo, lo que sucede generalmente en la juventud, que es la
"edad de los excesos"), pues una vez en este es casi inevitable caer en el opuesto. Así,
por ejemplo, se pasa con relativa facilidad de la humildad a la presunción. Hay tres vir-
tudes morales que Aristóteles destaca:

11 ARISTÓTELES, op. cit., libro 1, pág. 9.


12 ARISTÓTELES, op. c it., loe. cit.

161
UNIDAD s

. . . entre 1a cobardía -exagerada sensación de miedo- y Ja ternen..


1. El valor, equilibno
dad -inconscienáa ante el ?:ligro-. libertinaiP -entrega total del hombre al ¡
2 La templanza, que media entre el ,-. h . él p acer,
I ·. 'bilid d · d"maaón aaa -.
·a absoluta de m
Y a msens1 a -carena tá tre un exceso -la cólera, la initabili'dad,
3. La dulzura o mansedumbre, que es en
y un defecto -la flema, la impasibilidad-.

-r. ,.._ virtudes éticas: la generosidad,


1amb'1én se re6ere a Ouas . . uJ . ,
equidistante
¡ r.__ r, del, despilfa,-,,,..
~•u
1 . . 'd
y a avanaa, 1a verao a..,A que media entre la disun aaon y
Pod a 1c1J uarronena, · y la atna•
bilidad, que se encuentra entre la adulación Yla aspere~.. = t a r , finalmente,
que la virtud ética más elevada es la jus~cia,.~u~
ción de término medio, ya que la idea de JUStíOa unp_ ca ª e
se: ª~º;1
equiliºb . ente con la no-
"?·
Las del segundo grupo provienen ~e la p~e teónca ~e. la razón y tienden a lograr
un ronocimiento. Son, por orden creaente de unportanaa. a) el arte, q~e n?5 JJennite
crear obras bellas aplicando habilidades y con la, ayu?a. de reglas, b) ~a aenaa, que nos
permite conocer las leyes naturales, c) la sa~iduna pra~ca o prudenaa, que n~ JJenni-
te discriminar adecuadamente el justo medio y conduamos rectamente en la VJda, d) la
razón intuitiva, por la que captamos 1~ ~omas_matemá_ticos y los prind?ios lógicos,
y, finalmente, e) lo más elevado, la sab1duna teónca o softa, que nos penrute descubrir
las primeras causas y los primeros prinápios.

o
5. En el siguiente ejemplo, 7. Elaboren un cuadro sinóptico de las ,.¡
a. señalen cuál es el fin final del protagonis- tu des según Aristóteles y relaciónenlas co
ta y marquen tres fines medios. las partes del alma.
b. relacionen las nociones de fin y bien a 8. En el siguiente ejemplo señalen qué ,.,
través de dos de los fines señalados. tud ilustra el protagonista, justificando ,
"A. Lincoln, de origen humilde y autodi- elección:
dacta, tuvo que esforzarse para alcanzar su "Juan es un socorrista que está trabajand.
título de abogado en 1836. Como le intere- para rescatar a las víctimas de un terremot,
saba la carrera política, se presentó a elec-
De pronto oye débiles golpes; logra enn
ciones para diputado en varias ocasiones, y
un mensaje a la víctima sepultada y obtie,
en dos de ellas obtuvo triunfos. En 1860 se
respuesta mediante nuevos golpes. Juan ',a·
presentó como candidato a presidente y
be que si trabaja apresuradamente se pod
ganó las elecciones. Desempeñó este cargo
hasta 1865, año en que fue asesinado. derrumbar parte de la estructura que apr
siona a la víctima y a él mismo pero, a IJ
Nunca dispuso de mucho dinero, pero
siempre colocó lo que tenía al servicio de vez, que la resistencia de aquélla es limitd·
las buenas causas." da. Juan empieza a cavar en forma lenta pt.'-
6. Completen un cuadro de doble entrada
ro sistemática sin detenerse para comer l1
donde se comparen las partes del alma te- descansar hasta haberla rescatado".
niendo en cuenta qué función le es propia 9. En el ejercicio 5 se puede inferir, a partir de
a cada una y qué seres vivos la poseen. la última oración, una virtud del protagonis-
ta. Digan cuál es y a qué tipo pertenece.

- - - - - - - -({)
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Martha Frassineti de Gallo y Gabriela Salatino UNIDAD 5

Estamos ya en condiciones de decir cuál es la más alta virtud y en qué consiste la vi-
da feliz para Aristóteles: es la vida dedicada a la búsqueda de la sabiduría.
El filósofo justifica lo anterior de la siguiente manera:
"El solo afá11 de saber, la Filosofía, e11cierra, según se ad,nite, deleites maravillosos por
s11 p11reza y su firmeza; y siendo as,: es razonable admitir que el goce del saber adquirido
sea mayor azín que el de su 1111eva i11dagación. A más de esto, la autosuficiencia o inde-
pendencia de q11e liemos liablado puede decirse que se encuentra sobre todo en la vida
contemplativa. Sin duda que tanto el filósofo como el ft1sto , 110 menos que los demás hom -
bres, han menester de las cosas necesarias para la vida; pero supuesto que estén ya sufi-
cientemente provistos de ellas, el ft1sto necesita además de otros hombres para ej!rcitar en
ellos y con ellos la fttsticia y lo mismo el temperante y el valiente y cada u110 de los repre-
sentantes de las demás virh1des morales, 111 ientras q11e el filósofo , aun a solas consigo mis-
mo es capaz de contemplar, y tanto más cuanto más sabio sea.(...) Asimismo, puede sos-
tenerse que la vida contemplativa es la única que se ama por sí misma porque de ella no
resulta nada fuera de la contemplación, al paso que en la acción práctica nos afanamos
más o menos por algún resultado extraño a la acción. La felicidad además parece consis-
tir en el reposo, pues trabapmos para reposar y guerreamos para vivir en paz. Ahora bien,
los actos de las virh1des prácticas tienen lugar en la política o en la guerra y las acciones
en esos campos parecen ser sin descanso . (. .. ) si, por ende, la independencia, el reposo y la
ausencia de fatiga y todas las demás cosas que acosh1mbran atribuirse al hombre dicho-
so se encuentran con evidencia en esta actividad resulta que es ella en conclusión la que
puede constihlir la felicidad perfecta del hombre con tal que abarque la completa exte11-
..
a.o sión de la vida, porque nada de lo que atañe a la felicidad puede ser incompleto. Una vi-
lS
~
da semepnte, sin embargo, podría estar quizá por encima de la condició11 lrnmana, por-
que en ella no vivirá el hombre en cuanto hombre, sino en cuanto que hay e11 él algo di-
vino [la inteligencia].(...) M.as no por ello hay que dar o(dos a quienes nos aco11sep11, co11
pretexto de que somos hombres y mortales, que pensemos en las cosas liumanas y mor-
tales sino que en cuanto nos sea posible hemos de inmortalizamos y hacer todo lo que e11
nosotros esté para vivir según lo mejor que hay en nosotros, y que por pequeño que sea
el espacio que ocupe, sobrepasa con mucho a todo el resto en poder y dignidad.'' 3

Se han dirigido varias críticas a la propuesta aristotélica:


l . '1..a existencia de la escasez material, de los peligros físicos y de las aspiracio11es
competitivas ponen en juego tanto la valentía como la justicia o eq uidad . Ante lie-
chos semejantes, estas virtudes parecen pertenecer a la forma de vida l111ma11a como
tal(. ..) Pero hacia el otro extremo de la escala hay virtudes más o menos optativas,
por as( decirlo, que pertenecen a formas sociales particulares y continge11tes, o que
caen dentro del ámbito de la elección puramente individual. Las i irtudes 110 aristo-
1

télicas y cristianas del amor a los enemigos y de la humildad, co11 la práctica de ofre-
cer la otra me ji/la, pertenecen, al parecer, a la primera cate go r(a, 111 i,n,tras quc la vir-
tud inglesa y mucho más aristotélica de ser 1111 'caballero ' cae dentro de la última.
Aristóteles no advierte estas diferencias, y por eso e11co11tra111os, lado a lado en s11
enumeración, virtudes que difícilmente dejarían de ser reconocidas como tales y pre-
tendidas virtudes que no son fácilmente comprensibles fuera del propio contexto so-
cial de Aristóteles y de las preferencias de este dentro de ese contexto .
Las dos virtudes aristotélicas que atraen nuestra ate11ció11 al respecto so11 a) la del
-----,.------------------ - - - -
13 ARISTÓTELES, op. cit., libro X, pp. 13'1-140.

163
fi/osofia. Esa búsqueda rene~,~lt
.
UNIDAD 5

. . . El hombre de alma noble 'pretende mu.


, b) la de la ¡ust,cia. enos de lo que se merece
110mbre de alma noble Y . , 1 pretender m . es u17
, Para Anstote es, en /as pretenswnes. El hombre de 1
eho y merece mue o •h un exceso ., a.
• • en a m1sm
v1c10, • afiorma en que lo es arttcu . 1a,mente en re/acwn con el honor
., · y co.
1
ma noble pretende y merece mucho:más merece, tiene que te~er tamb,en todas las
mo el hombre de alma noble es el qu orou/loso. Desprecia los honores ofree1·.
demás virtudes. Este mo deIO es en . extremo " .
¡ s ¡nfenores. D'evue lve los bene;zczos
,r· · qu
, benronocono 'J' ., , dd l e
dosporlagentecomun,yes '"" rse" ante unaobligacton, y cuan° . evueveunser-
recibe con el fin de no encon 11 a , b ,r, ctoron·ginal se convierte a su vez en b
, e as, el ene1a . . l'd d e-
vicio lo hace con interes, porqu . . sin temores nz parcia I a es, porque ti
. . . y deu dor ,. Expresa sus opiniones
nef1c1ano , preocupa por d 1s1mu
. . lar su opinión(.
. e-
)
ne una pobre opinión de los demas ~no l:a noble ningún sentimiento de su pro/ ·
Aristóteles no atribuye al hombre ~: 01110 carente de defectos. Las actitudes /1
falibilidad en la".1edida en que 10 cobnlc, e ~ en una sociedad de superiores e inr.e .ª·
, · ¡¡ b d /ma no e ex1g 'l' rzo-
ractenshcas de 10111 re_ _eª . 1 condescendencia, y en este tipo de sociedad
res en la que pueda exh1b1r su parttcu ar
.
se basta a sí mismo y es mdepen d reri,e.
· i ''4

2. "¿Qué cr(tica podemos hacer a esta curiosa, aunque": uy influy:nte, conce~ció11


de la vida humana? Su premisa básica es correcta Y ha SldO demasiado descuidada
por las morales basadas en 'otro mundo'.· la vida buena para los seres humanos de-
be ser un idea/fundado firmemente en la naturaleza humana. Lo que debemos ha-
cer está limitado por lo que somos cap~ces de h~cer ~ _est~,, a su vez_, ~epende de
nuestra naturaleza (. ..). Ciertamente, la mgenua tdentifzcaczon de Arzstoteles de la
naturaleza específica del hombre con sus capacidades racionales y del bien con su
ejercicio no nos lleva muy lejos. Sin embargo, esta creencia de que la ética debe estar
de alguna manera basada en la naturaleza del agente moral es importante. (...) Pero
en contraste con este aspecto positivo, debemos indicar algunos serios defectos. Bas-
tará elegir dos de los más importantes. En primer lugar, podemos razonablemente
poner en tela de juicio la suposición de Aristóteles de que hay un último bien y so/e:
uno hacía el cual estén finalmente dirigidas todos las actividades humanas: la eudai-
monía,felicidad o bi~nestar humano. Ciertamente, si se elige A como medio para lo-
grar B, B como medzo para lograr C, etc., esta cadena debe concluir tarde o tempra
no ~on algo ~ue se eli~e por~( mismo y no meramente como peldaño para llegar a
algu~ otro ~zen. Pero ,p~r que todas las cadenas de acción semejantes terminan con
el mismo bien autosufzczente? Es evidente que en este caso la experiencia acerca de
la conducta
;r, humana no da . apoyo a la teszs · de A ns· t'ote¡es. Diferentes
· personas eligen
cosas
. d t¡erentes de todo
. tipo comofiines , • Yl .
enszmzsmos. amzsmapersonapuedeele-
gzr, en momentos
. diferentes
. , el alimento , e¡ reposo, e1e"'rczcw
. . . Jaconversaciónoto-
car el piano por e¡emplo com fi' .. r '
teles tiene ;ariasfiuentes' p . o zneds aluhtosufrczentes de la acción. El error de Aristó-
. nmero, e echo de q l fi 1· 'd d - d
esas actividades autosu'iciente dd ue a e 1c1 a acampane a to a~
J' s no se e uce en mOdO l ..
un medio para lograr la felicidad Se h b a guno que se las elzpi como
0
grar la felicidad persiguiéndola ( · ) E ª servado a menudo que es imposible lo-
... · n segundo t' ·
riamente la inmensa variedad de I t ermmo, Aristóteles subestima se-
a na uraleza hu ¡ • .
tos y temperamentos de los hombre ( ) D . mana y a diversidad de los ta/e11-
s ... eczr que toda rata tiene una cola no es lo

"j-;¡4~ M1AAZcli
1N;jJTYRREE
Y ~, o;¡ip;:-;.c:ii., PP
ir-: í;·a.iJi=t
-ai4
4. : - - - - -- - - - -- -- -- - - - --

164
Martha Frassineti de Gallo y Gabriela Salatino UNIDAD 5

mismo que decir que hay una cola común a todas las ratas. Análogamente, decir que
toda acción tiene un fin último no es lo mismo que decir que hay uno y el mismo fin
para todas las acciones''.1s

Tres géneros de
vida que Aristóteles
rechazará por
distintas razones.

e
:,
o
10. Realicen un mapa conceptual que per- lo están después de realizar su propia lec-
mita comprender la ética aristotélica. tura de la propuesta aristotélica. Funda-
11. Elijan una de las críticas anteriores y menten la respuesta formulada.
respondan si están de acuerdo con ella o no

- - - - -(!)
3. Las éticas helenísticas -- - - - - - - -
3.1 El epicureísmo y el estoicismo
En los comienzos del siglo ID a. C. se produjo un vuelco importante en la Filosofía,
que pasó a tene¼ desde ese momento, un carácter eminentemente práctico. Este giro se
debió fundamentalmente a la conmoción en el nivel sociopolítico que se estaba vivien-
do entonces. Es en este contexto donde debemos ubicar las esruelas que veremos a con-
tinuación: el epicureísmo y el estoicismo.
Ambas procuraban brindar al hombre concreto un modelo de vida que le pennitiera
la "salvación" y esta residía fundamentalmente en la riquez.a y la tranquilidad de espí-
ritu.
Las dos esruelas retomaron aspectos del modelo socrático, en tanto ensalzaban al
hombre sabio y proponían caminos para alcanzar la sabiduría de vida, entendida esta
como un 'ars vivendi''.

15 O' CONNOR, op. cit., tomo 1, pp. 206-208.

165
Martha Frassineti de Gallo y Gabriela Salatino UNIDAD 5

o
23. Imaginen y redacten un breve diálogo 26. ¿Qué semejanza podemos establecer
entre Santo Tomás y un representante con- entre Santo Tomás y Aris tóteles acerca de
servador de la Iglesia del siglo XIII, donde la relación que debe existir entre la razón y
se trate el tema de la razón y su valor para los apetitos sensibles?
llegar a la verdad . 27. Propongan un ejemplo personal que
24. Comparen la noción de felicidad aristo- ilustre alguna de las virtudes mencionadas
télica con la tomista, señalando semejanzas por Santo Tomás.
y diferencias entre ambas. 28. Hemos manifestado que para exponer
25. ¿Cuáles podrían ser las palabras de un la doctrina ética de Santo Tomás era nece-
sacerdote tomista al darle la extremaun- sario también explicar nociones pertene-
ción a un enfermo terminal que hubiera ex- cientes a Antropología filosófica, Metafísi-
presado con anterioridad 'Yo intenté se r ca especial y Gnoseología. Ubíquenlas en el
virtuoso toda mi v ida, pero aun as( no co n- texto señalando de qué disciplina se trata
seguí se r realm ente feliz '? en cada caso.

- - - - -([)
e ACTIVIDAD GRUPAL

OUPGI eta1,oren y redacten blemas: a) ¿Tenemos un destino prefijado?


un breve di'1ogo entre Santo Tomás y Epic- y b) ¿Debemos obrar conforme a la ley na-
teto donde se aborden los siguientes pro- tural?

5. El retorno al tema de la felicidad: la ética utilitarista

Aunque no fue John Stuart Mill (1806-1873) el creador del utilitarismo, ya que
a esta tendencia adhirieron filósofos anteriores como Bentham y James Mili -pa-
dre de John Stuart-, se lo considera el representante más significativo de esta pos-
tura en Ética. Nació en Londres y recibió de su padre una cuidadosa aunque rígi-
da educación. En el terreno filosófico, J. S. Mill se dedicó a temas de Lógica, Me-
todología de la ciencia, Ética y Filosofía social y también se interesó por la Econo-
mía política. Entre sus obras más importantes cabe citar Sistema de Lógica, Sobre
la libertad, Principios de Economía Política y Utilitarismo. Pero, antes de entrar en
su teoría ética, trataremos de recordar algunas características del país y de la épo- John Stuart Mili,
representante de la
ca en que vivió. ética utilitarista en el
En Inglaterra, Victoria fue coronada reina en 1837 y gobernó hasta 1901 . En es- siglo XIX. fue rniefrbro
te período, el Reino Unido -que en el siglo anterior había perdido su colonia más del Parlamento de su
pals y propuso por Y8Z
importante al independizarse EE.UU.- se convirtió, no obstante, en la potencia primera el derecho al
mundial hegemónica, tanto en el plano político como en el económico. La indus- voto de la mujer.

177
Filosofía. Esa búsqueda reflexiva
UNIDAD 5

n,crcio; se amplió el mercado y


. resar e 1co I d.
. b ·
trta co r6 gran 1m • pulso y esto hizo prog · . tales como la n ta Y partes de
. 1 imperio, · 1d · ·
se incorporaron nuevos territorios a untos estratégicos para e ~';1m10 de las
Oceanía y muchas islas que aseguraban~ torales: en 1867 se conccd10 el derecho
rutas marítimas. Se realizaron ref~rm:s1:: ~breros especializa~os y este se ext~n-
al sufragio a la pequeña burgueSla . t Y. os rura 1e.. s Los obreros. se agruparon
. en sin-
dió en 1880 a los pequeños propie_a~• La sociedad victoriana se caracteri-
.d . ficialmente. d •
dicatos que fueron reconoc, os O h s casos, se re u¡o a una mera apa-
1 ue en mue o
zó por una gran rigidez mora q '
riencia de costumbres virtuosas. .· 1 generó en la burguesía europea un
· 1de este stg O , · d •
El constante progreso materia ~ . que ese progreso sena m efmid o.
· te confianza et1 ,1 "(
gran optimismo y una crec1en . b un barril de po vora como se dice
Hacia fines de siglo, Europa "danzab; ::iujosa y despreocupada para muchos,
coloquialmente): era la Be/le Epoq11c, P
,. á d specto para otros. . .
pero cnttca en m s e un a .6n Industrial y de la era victoriana de-
nda Revo 1uc1
En esa Inglaterra d e 1a Segu . Utiftarismo dice que la pregunta clave de
sarrolló J. S. Mili sus i?eas. En 5~ obra e~ refiere a cuál es el sumo bien, ya que
la Ética desde sus comienzos ha sido laf_qu sta cadena de fines se J·ustifica por
, od ·ó ti de a un 111 Y que e.
parecena que t a aca n en b. 1 al los otros se subordinan
la existencia de un último fin -el sumo _,en-, ª ?1 • ·os en Ética deberá~ 1
Así como toda ciencia se apoya sobre aertos pnnapi '. . r o
. · . . •d· , ue en )as ciencias expenmentales se comienza por
mismo. La d1ferenaa res, ira en q . . . . . . .
observar 1a rea lI.dad y aI finaI se llega a los prinap1os -J. S. Mili . es mductiv1sta-
. . . nuen-, .
tras que en Éoca · es m
· d.1spensable 1,-=onnularlos desde el comienzo. • •
El prmc1p10
,
bas1co
que elige como fundamento de la moral es el de mayo: feltctdad , segun el cual: .
l ..) las acciones son justas en la pr~porció11 en _que ttend~n. a promove: la fel1c1dad
e injustas en cuanto tienden a producir lo c~ntr~r~o de la fel1c1dad. Se entt~nde por fe-
licidad el placer y la ausencia de dolor; por 111fel1c1dad, el dolor Y la ausen_cia de placer.
(...) El placer y la exención de dolor son las únicas cosas deseables como /mes, y(...) to-
das las cosas·deseables(...) [lo son] por el placer inherente a ellas mis mas o como me-
dios para la promoción del placer y la prevención del dolor. '111

Pero esta teoría ha suscitado diversas objeciones. La primera de ellas es que "su-
poner que la vida no tiene un fin más elevado que el placer -un objeto de deseo y
persecución más noble y mejor-es un egoísmo y una vileza, una doctrina sólo dig-
na de cerdos ''42. Mili expone esta idea para responder que la acusación se basa so-
bre un supuesto que es necesario explicitar: si los cerdos encontraran placenteras las
mismas cosas que los hombres, entonces las normas de vida de los unos deberían
ser iguales a las de los otros. Pero ¿por qué esto debe ser así? Parecería que el hom-
bre es capaz de placeres más elevados en la medida en que tiene también facu lta-
d~s más elevadas y que una ~ez que_ ha tomado conciencia de ellas ya no se satisfa-
ra con aquello que pueda saa ar sus instintos animales. Así, si se puede afirmar que
hay placeres más elevados que otros, esto toma a los primeros más d eseables y va-
liosos que los segundos.

41 J. S. Mlll, op. cit., pág. 1O. Traducti<ío de M. Frassineti de Gallo


42 J. S. Mlll, op. cit., pág. 11 . .

178
Martha Frassineti de Gallo y Gabriela Sa/atino UNIDAD 5

o
29. Ubiquen la teoría ética a la que J. S. Mili 30. La acusación de los opositores al utilita-
está haciendo referencia cuando dice que rismo que cita J. S. Mili está dirigida a un fi-
"parecería que toda acción tiende a u11fi11 y lósofo de la Antigüedad que ya se estudió
que esta cadena de fines se justifica por la antes. Ubiquen de quién se trata y digan si
existencia de 1111 último fin -el sumo bien-, la defensa que hace del placer J. S. Mili es
al cual los otros se subordinan " y funda- similar a la de ese filósofo o si, por el con-
menten su respuesta con alguna cita tex- trario, propone un planteo diferente. Justi-
tual de la misma. fiquen la respuesta.

- - - - -([)
¿Cómo se puede jerarquizar a los placeres? J. S. Mili propone un criterio: si de dos
placeres, A y B, conocidos adecuadamente por el sujeto, este coloca a A tan por encima
de B que lo prefiere aun cuando la cantidad de B sea mayor que la de A, A resultará
cualitativamente superior. Para dar un ejemplo, si puedo elegir entre ir a un banquete
que tendrá lugar entre las 12.00 y las 15.00 de un sábado en el que sé que dispondré de
una abundantísima comida (B) y un concierto que dura solo una hora -de 13.00 a
14.~ del mismo sa'bado, en el que cantará Plácido Domingo (A), la elección de la se-
si gunda posibilidad marcará su superioridad cualitativa. Añade Mili:
c.
o
~
''Ahora bien, es un hecho incuestionable que quienes tienen un conocimiento igual y
~ una capacidad igual de apreciar y gozar, dan una marcada preferencia al modo de exis-
tencia que emplea sus facultades superiores. Pocas criaturas humanas consentirían en
que se las convirtiera en alguno de los animales inferiores, a cambio de un goce total de
todos lo s placeres bestiales; ningún ser humano inteligente consentiría en ser un tonto y
ninguna persona instruida en ser ignorante, ninguna persona con sentimiento y concien-
cia en ser egoísta e infame; ni siquiera se los podría persuadir de que el estúpido o el be-
llaco están más satisfechos con su suerte que ellos con la suya(...). "43
J. S. Mili reconoce que, así como un hombre de facultades más elevadas necesita más
para ser feliz, también será capaz de sufrir más agudamente -es probable que sienta
más remordimientos si daña a los otros, será más consciente de la muerte que acecha
a sus seres queridos y a él mismo, de los sufrimientos corporales que puede implicar
un síntoma casi insignificante, etc.-. Pero hay algo, que es el sentido de dignidad, que
llevará a cualquier hombre que tenga ac~ a los placeres más elevados a rechazar una
existencia de un nivel inferior, digna de ánimales.
"Es indiscutible que los seres cuya capacidad de gozar es baja tienen mayores proba-
bilidades de satisfacerla totalmente; y un ser que está dotado en grado superior siempre
sentirá que, tal como está constihúdo el mundo, toda la felicidad a que puede aspirar se-
rá imperfecta, pero puede aprender a soportar sus imperfecciones (.. .). Es mepr ser un
hombre insatisfecho que un cerdo satisfecho; es mepr ser Sócrates insatisfecho que un
tonto satisfecho. Y si el tonto o el cerdo son de distinta opinión es porque solo conocen
su propio lado de la cuestión. El otro extremo de la comparación conoce ambos lados. ':W

43 J. S. MILL, op. cit., pp. 12-13.


44 J. S. MILL, op. cit., pp. 13-14.

179
UNIDAD 5

. rsonas que son capaces de placcrc~


J. s. MiU rechaza la objeción de qu~~:~Porque se tientan ante estos_ últim°'.'·
superiores a veces lo pospo~en .ª 1?5 de esa manera es porque ya se han mcapaa-
Sostiene qu~, por el contran~, st ebg~ser humano sería, _e~tonces, co~o una planta
tado para disfrutar de los pnmeros. falta de nutnaón, la capaadad para ex-
muy tierna; así como ésta puede secarse p~r atenuada en una persona por influen-
perimentar sentimientos nobles puede : -arpoco propicio para su desarrollo espiri-
cias negativas, por encontrarse e~ ~ m
10

tual o por recibir educación insufiaente.d teoría que Mili analiza por separado·
to en contra e esa . ·
Pero hay otros argumen s b. ti de la vida y de la aca ón humana y qui-
1º) La felicidad no puede ser un° Je vo .
zá ni siquiera el hombre tiene de~~da se d rfepelizn.·encia que han tenido todos los se-
l ed Ob sin febo a , ex
2") No so o se pu e r~r d ás no se puede IJegar a ser noble si no !.e
res humanos alguna vez, smo ~u~, ª em ' dición misma de la virtud.
aprende la lección de la renunaaaón, que es 1ª con
y el filósofo responde así al primer argumento: ., • .
. b· · llegaría hasta las rafees de la cuestíon si estuviera
1.a pnmera de estas o JeCIOnes · ·d d l
bien fundada, porque, si los seres humanos no han de poseer felrc, ~ ª gu~a, su
consecuc1·6n no pue de ser elfin de la moralidad ni de la conducta
, . .racwnal.
. Sm em-
bargo, aunen es te casop Odn'a dec,·rse algo afiavor de la .teor,a utrlitansta.
., En efecto,
.,
la utilidad no solo incluye la búsqueda de la fel_ici~a_d, smo tam~ien la pre~e ~cron o
mitigación de la desgracia; y si la primera es qu1"!enca, quedara el gran O~JehVo y la
necesidad imperativa de evitar la segunda(...). Sm embargo, cua~do se afirma abs~-
lutamente la imposibilidad de la felicidad humana, este aserto, si no es una especie
de sutileza verbal, es, al menos, una exageración."45

Es necesario, en primer término, aclarar qué se entiende por felicidad . Si se la iden-


tifica con un placer exaltado es obvio que no puede darse en forma ininterrumpida,
pero en realidad cuando se ha hablado de la vida feliz siempre se ha pensado en
aquella vida en la que los placeres activos se alternan con los pasivos, es decir, en la
que los momentos de exaltación pre<:eden y suceden a momentos de tranquilidad y
en la cual los dolores son escasos y transitorios. Entendida de esta manera -y aña-
diendo que no hay que esperar de la vida más de lo que esta puede dar- queda cla-
ro que la felicidad no es inalcanzable.

Sin embargo, J. S. Mili se anticipa a un posible comentario despectivo de sus opo-


nentes ("¡Vaya idea modesta de la felicidad!") y responde que, si sus interlocutores
encuentran que una vida así es insípida, esto se debe a otras razones. Una de ellas es
el egoísmo: las pe~nas que no se_rreocupan por otros ni por la sociedad en que vi-
ven, cuando ~nve,ecen, van perdiendo interés por lo que las rodea, mientras que
aquellos que siente~ afecto por otros y se interesan por la sociedad a la que pertene-
cen conservan las rrusmas ganas de seguir viviendo de cuando eran jóvenes. Otra ra-
zón d~ peso es la falta de culti~o intel~ctual: cuando no se sabe apreciar ni la natura-
leza ru el arte, cuando no ~ tiene cunosidad científica, cuando no se sabe disfrutar
de una buena lectura, la vida se empobre<:e notoriamente.

45 J. S. Mlll, op. cit., pág. 17.

180
·va
Martha Frassineti de Gallo y Gabriela Salatino UNIDAD 5

'S
Mili añade estas reflexiones:
i- "En un mundo en que hay tanto de interesante, tanto que gozar, y también tanto q_u~
corregir y mejorar, todo el que posea (una) moderada cantidad de moral y de requ,s1-
los inlelechtales es capaz de una existencia que puede llamarse envidiable; a menos
que esa persona, por malas leyes o por sujeción a la voluntad de otros, sea despojada
de la libertad para usar de las f uentes de la f elicidad a su alcance, no dejará de encon-
trar envidiable esa existencia, si escapa a las maldades positivas de la vida, a las gran-
des f uentes de sufrimiento f ísico y mental. "46

ACTIVIDAD GRUPAi!

en grupos de tres o cuatro, párrafos a la luz de nue&!lllm


traten de enamtrar en Ja exposición anterior en que la lectura cada vez se valoriza
de J. S. Mill los elementos que reconozcan nos, los medios de comunicación masivos
de otras teorías y explidtenlos. envían a menudo mensajes de dudosa cali-
10. Dentro del grupo, analicen y discutan el dad y hay un difundido temor al compro-
planteo de MiU que aparece en los últimos miso sociopolítico.

e
:,
- - - - - -~

Las grandes calamidades que acechan a la humanidad, según J. S. Mill, son fun-
damentalmente tres: ignorancia, enfermedad y pobreza extrema. Pero el filósofo se
manifiesta optimista al respecto. La ignorancia deberá combatirse con la difusión de
la educación -una educación que no sólo deberá apuntar a lo intelectual sino tam-
bién al desarrollo de la sensibilidad estética y del recto juicio moral-. La enferme-
dad deberá combatirse con el desarrollo de la medicina y las ciencias que a ella con-
fluyen y la pobreza extrema con una legislación adecuada que permita proteger a
los que menos tienen y alcanzar alguna forma de justicia social En palabras de J. S.
MiJl:
"Ninguno cuya opinión merezca una atención momentánea puede dudar de que los
mayores males del mundo son de suyo evitables, y si los asuntos humanos siguen me-
jorando, quedarán encerrados al final dentro de estrechos límites. La pobreza, en cual-
quier sentido que implique sufrimiento, podrá ser completamente extinguida por la
sabiduría de la sociedad, combinada con el buen sentido y la prudencia de los indivi-
duos. Incluso el más obstinado de los enemigos, la enferm edad, podrá ser reducida in-
definidamente con una buena educación física y moral, y un control apropiado de las
influencias nocivas. Así ha de ser mientras los progresos de la ciencia ofrezcan para el
futuro la promesa de nuevas conquistas dirigidas contra este detestable enemigo
( ... ). "47

En resumen, todas las grandes causas del sufrimiento humano pueden contra-
rrestarse considerablemente, y muchas casi enteramente, con el cuidado y el es-
fuerzo del hombre. Su eliminación es tristemente lenta; una larga serie de genera-
ciones perecerá en la brecha antes de que se complete la conquista y se convierta

46 J. S. MILL, op. cit., pág. 19.


47 J. S. MILL, op. cit., pág. 20.

181
U N IDAD 5

drá ser si la voluntad y el cono-


- ndo en lo que fácilmente .P (º) todo hombre lo bn stante inteli- actúa que se preocupe por promover la
este mu . rnbargo, ... f que es posible actuar con motivos egoís•
cimiento no faltan. 5in e In enP'resa su es uerzo, por pequ e-
te y ge 11 eroso parn anortar
r ti d ¡f der la lucha misma
· un 11 0 bl ego - siempre y cuando el acto tenga que ver
gen .
fio e ¡11 s1~nificante qu e
, sea ' obtend rr no r ning un
- pacer
1 - t ..
ego ts a. "" que salva al que se está ahogando está .
· uesto n ven e r
ce que no ,
estartf d ,sp o porque espera que le paguen por su
otro es nuestra estimación moral d el ,
El cuadro de Muullo lpintOf acusación de que \a suya es una docti
español del s,glo XVIII Niño verdadera que Dios quiere por sobre 1
mend,go muestre con patetismo
uno de kls grandes rna\es
utilitarismo no solo no es una doctrin
sooales a k>S que hara reterencta
J s M ,II la pot,ccza extoema Para sintetizar su posición , J. S. M
"En la norma áurea de Jesús de Na¡
ta: 1-laz como quemas que hicieran e
esto consiste el id eal d e perfección d
g uir la más exacta aproximación a e
mero, que las leyes y disposiciones S<
te podemos llamarla) e l interés de e
manía con el interés co mún; segund
o der tienen sob re el carácter human
32. ¿Consideran ustedes que esas "grande; cada indiv iduo una asociación ind
31. Relacionen la posición de J. S. Mi\\ res- especialmente entre su propia feli ,
causas del sufrimiento humano" que seña-
pecto de lo~ grandes male~ de la ~ edad positiv a y negativ a, que la consid ,
(y sus po,ibles remedio; ) con los planteos
la J. s. Mili se han ido contrarrestando a lo
dividuo no so lo sena incapaz de
propios de su época y señalen cuáles son_ largo del siglo XX, como suponía el filóso- ral, sino que uno de los motivos
las ideai. directrices del siglo XIX que aqu1 fo? Justifiquen la respuesta.
ver directam ente e l bien ge neral
;,e dan por ; upuesta;.
rían un lu gar pree minente e n la

- -- - -(!) A continuación trans cribire


Prof. A. Mac lntyre en H istor,

El filósofo responde a continuación a la segunda objeción que le había sido for- l . "Cuando la felicidad rec
mulada: mandato busca la fe licidad ·
"lncuestionablemente, es posible obmr sin ser feliz; lo hace involuntariamente el noventa mandato vacío que no dice,
por ciento de los hombres, aun en aquellas partes del mundo que están menos sumidas en la yentes o antagónicos. "
barbarie. Suelen hacerlo voluntariamente el héroe o el mártir,en aras de algo que aprecian más 2. "El concepto de mayor
que su felicidad personal. Pero este algo, ¿qué es, sino la felicidad de los demás, o alg uno de fender rnalquier sociedad p
los requisitos de la felicidad? Es ,wble la capacidad de renunciar a la propia felicidad o a sus libertad d e lo s i11d iv id uo s r
posibilidades pero, desp ués de todo, este sacrificio debe hacerse por algún fin. '\9 3 . "El concepto de feli cid
J. S. Mili se pregunta si el héroe y el mártir se sacrificarían de igual modo en caso de sociedad en que el co nsen
creer que su sacrificio es totalmente inútil. Y añade que la renuncia a la propia felici- leg ios; p ero ¿qué aplicació
dad -se supone que para hacer más felices a otros- es muy noble pero solo porque e\ pecto a que la felicidad ce
~':1ndo es imperf~o. Así, el utili~ta reconoce el valor del sacrificio de la propia fe-
liadad pero solo ligado a la obtenaón de la felicidad ajena.
J.S: ~i~ responde ~ adel~te a aquellos que le objetan, por el contrario, que la éti-
ca uhhtans ta es demas iado exigente, ya que es excesivo pedirle a \a gente cuando

48 l. S MILL, op. CII.. loe. lÍI. 5 ~. Mlll, op. cil., pp. 22-
49 J. S. Mlll. op. cu., pp. 20-21 5 1 A. MAC INTl'\l.f , op. c1\.,

182
Martha Frassineti de Gallo y Gabriela Salatino UNIDAD 5

actúa que se preocu~ por promover la felicidad general. Aquí el filósofo advierte
que es posible actuar con motivos egoístas y que eso no Jo condena el utilitarismo,
siempre y cuando el acto tenga que ver con la felicidad de otros. Por ejemplo, aquel
que salva al que se está ahogando está actuando bien, ya sea que lo haga por deber
o porque espera que le paguen por su molestia; lo único que variará de un caso a
otro es nuestra estimación moral del sujeto que actúa. Finalmente, Mili rechaza la
acusación de que la suya es una doctrina atea, sosteniendo que, si es una creencia
verdadera que Dios quiere por sobre todas las cosas la felicidad de sus criaturas, el
utilitarismo no solo no es una doctrina atea sino que es profundamente religiosa.

Para sintetizar su posición, J. S. Mili dice lo siguiente:


"En la nonna áurea de Jesús de Nazaret, leemos todo el espíritu de la ética utilitaris-
ta: 'Haz como quemas que hicieran contigo y ama a tu prójimo como a ti mismo '. En
esto consiste el ideal de perfección de la moral utilitarista. Como medios para conse-
guir la más exacta aproximación a este ideal, el utilitarismo exigiría lo siguiente: pri-
mero, que las leyes y disposiciones sociales colocaran la felicidad o (como prácticamen-
te podemos llamarla) el interés de cada individuo del modo más aproximado, en ar-
monía con el interés común; segundo, que la educación y la opinión, que tan vasto po-
der tienen sobre el carácter humano, usaran su poder para establecer en la mente de
cada individuo una asociación indisoluble entre su propia felicidad y el bien de todos;
especialmente entre su propia felicidad y la práctica de aquellos modos de conducta,
positiva y negativa, que la co11sideració11 de la felicidad universal prescribe. Así, el in-
dividuo no solo sena incapaz de concebir su felicidad en oposición con el bien gene-
ral, sino que uno de los motivos de acción habituales en él sería el impulso a promo-
ver directamente el bien general. Además, los sentimientos correspondientes ocupa-
nan un lugar preeminente en la existencia autoconsciente de todo ser humano. '!iO

A continuación transcribiremos algunas críticas dirigidas al utilitarismo por el


Prof. A. Mac Intyre en Historia de la Ética:

1. "Cuando la felicidad recibe el sentido amplio e indiferenciado que le da Mili, el


mandato busca la felicidad ' se reduce meramente a 'trata de alcanzar lo que deseas :
mandato vado que no dice nada respecto de objetos rivales del deseo o deseos t'Xclu-
yentes o antagónicos."
2. "El concepto de mayor felicidad para el mayor mí mero puede ser usado para de-
fender cualquier sociedad paternalista o totalitaria, en que el precio de la felicidad es la
libertad de los individuos para efectuar.sus propias opciones en esa sociedad."
3. "El concepto de felicidad pública indudablemente tiene aplicación legítima en una
sociedad en que el consenso es que aquella consiste en más y mepres hospitales y co-
legios; pero ¿qué aplicación tiene en una sociedad do11de hay arnerdo ge11eral co111'1.'S-
pecto a que la felicidad común se encuentra e11 el asesi11ato e11 masa de los ft,d íos ?'!>1

50 J.~. MILL, op. CII., pp. 22 -23.


51 A. MAC INTYR E, op. cil., pp. 229-2 10.

183
Fifosofis. Esa búsqueda retfex;1111
UNIDAD 5

o (bueno~, malo:-, neutros).


33. ·Están u!>tede:- de acuerdo en _~ue lo:- a Un,1 n10n1a dl' clau:,ura re,i:al en '>U celda
'- sacnficar :-u · d 't Lt>brl' lo:- pecado:, de mundo.
seres humanos sólo llegan •1 • . . d de y l11l' 1 a ~ .
felicidad pt>r:.onal en aras de la fd1ndc1 b Un ciruj.1no opera exitosamente a una
otros? Ju:-bfi,1ucn la n-.spul•:,ta Y propon· : · y e...ta recupera la viSla.
,
gan algun e¡emplo ·1 t·
I w,tra 1vo "
d·· ella ·
1
nina °~
e En un incendio, un b bero am·e5ga su
34. An,1liccn el penúltimo t1rgumento y fia v.ida para salvar a los hab1ta~tes de la casa
n.-'Spuesta que a él da J. S. Mili. ¿Con qué . · y lo logra, pero mucre e~ el mtent~.
lósofo que conocen reve 1a una d ·,•scrept1ncia 36. Elijan una d e Ias críticas. anlerior~s - 1a
y en qué consiste est,1? les parezca más cuestionable- e mten-
35. •Cómo consideraría Stuart Mili los actos qt~ne responderla como si _fueran utilitaris-
'- .
menoonados .
en los <.')C'mp1os qu e siguen .en " ejemplificando a me d I d a que contraar-
tas,
relación con su valor moral? Justifiquen la in,· t
clusión de cada uno en una u otra categona
g umen an.

- - -- -~ CD
E. ¿Cómo debemos actuar?

1. La ética kantiana -------


Todos los filósofos vistos en esta sección revisten importancia. Sin embargo, dos de
ellos, Aristóteles y Santo Tomás, desarrollaron sistemas tan amplios y profundos que
ejercieron una enonne influencia en quienes los sucedieron y en los siglos posteriores.
El pensador que veremos ahora es comparable a esos dos grandes en la historia
de la Filosofía, por lo vasto, coherente y profundo del sistema que propuso y por
haber marcado un hito, un punto de inflexión crucial en el pensamiento moderno.
Immanuel Kant nació en el año 1724 en la ciudad de Konigsberg, ubicada al
oriente de la antigua Prusia. Alü vivió y murió a la avanzada edad de 80 años.
Nacido de familia humilde (su padre era talabartero), recibió desde niño una
estricta formación pietista (protestante). Era un hombre de amplísimos conoci-
mientos: además de dedicarse de lleno a la reflexión filosófica era versado en Ma-
temática, Geografía, Física, Teología y Antropología, entre otras disciplinas. Era,
asimismo, pacifista y antimilitarista.
Su vida fue prolongada ~ pesar _de la dolencia pulmonar que sufría, y esto se-
guramente a causa del estricto régimen de vida que llevaba. Era perseverante en
lo que emprendía y de costumbres muy regulares. Pero la característica principal
d~ Kant fue, sin d~da, su integridad moral, y el tema ético fue, precisamente, se-
gun algunos estudiosos, central en su pensamiento.

184
Martha Ff'assineti de Gallo y Gabriela Salatino UNIDAD 5

Su obra principal, Critica de la Razón Pura, apareció cuando Kant contaba ya


60 años. Escribió también Critica de la Razón Práctica y Fundamentación de la
Metafísica de las costumbres, en las que expone su doctrina ética.
Veamos cómo iniciaba Kant su Fundamentación de la Metafísica de las costum-
bres:
'Ni en el mundo, ni, t'II general, tampoco fuera del 111u11do, es posible pensar nada que
pueda considerarse como bueno sin restricción, a 110 ser tan solo una buena voluntad. El en-
te11dimie11to, el gracep, el Juicio, o como quieran llamarse los talentos del espíritu; el valor,
la decisión, la perseverancia en los propósitos como cualidades del temperamento son, sin
duda, en mucl,os aspectos, buenos y deseables; pero también pueden llegar a ser extraordi-
nariamente malos y dañinos si la voluntad que ha de hacer uso de estos dones de la natu-
raleza, y cuya peculiar constitución se llama por eso carácter, no es buena. Lo mismo suce-
de con los dones de la fortuna. El poder, la riqueza, la honra, la salud misma y la completa
satisfacción y el contl'nto del propio estado, bap el nombre de felicidad, dan valor y tras él
a veces arrogancia, si 110 existe una buena voluntad que rectifique y acomode a un fin uni-
versal el influp de esa felicidad y con él el principio todo de la acción. ''.l6
Así, una cualidad cualquiera puede ser buena o mala, conforme a la intención con
que se la use. Vale para ejemplificar esto el caso de Benito Mussolini, cuya inteligen-
.
, cia era por todos conocida, y, sin embargo, también es sabido el uso que hizo de ella.
_;
,
,; Más adelante continuaba Kant:
J 'La buena voluntad 110 es buena por lo que efectúe o realice, no es buena por su

i
> adecuación para alcanzar algún fin que nos hayamos propuesto; es buena sólo· por
)
j el querer, es decir, es buena en sí misma. Considerada por sí misma, es, sin com -
paración, muchfsimo más valiosa que todo lo que por medio de ella pudiéramos
verificar en provecho o gracia de alguna inclinación y, si se quiere, de la suma de
todas las inclinaciones. Aun cuando, por particulares enconos del azar o por la
mezquindad de una naturaleza madrastra, le faltase por completo a esa voluntad
la facultad de sacar adelante su propósito; si, a pesar de sus mayores esfuerzos,
no pudiera llevar a cabo nada y sólo quedase la buena voluntad -no desde luego
como un mero deseo , sino como el acopio de todos los medios que están en ,zues-
tro poder- serfa esa buena voluntad como una joya brillante por sí misma, como
algo que en sí mismo posee pleno valor. La utilidad o la esterilidad no pueden ni
añadir ni quitar nada a ese valor. Serían, por decirlo así, como la montura, para
poderla tener más a la mano en el comercio vulgar o llamar la atención de los po-
cos versados; que los peritos no necesitan de tales reclamos para determinar su
valor. "37
De este modo, no puede decirse que una persona no obró bien si tuvo la inten-
ción de realizar una buena acción pero por motivos que le eran ajenos no logró lle-
varla a cabo. Tampoco puede decirse que sí obró bien alguien que, por casualidad,
realizó una buena acción.

36 l. KANT, op. cit., pág. 27.


37 l. KANT, op. cit., pp. 28-i<l.

185
UNIDAD 5

o "edro queese/111ozo de /aesq11i11aque


lllt'II to , a r , ' ,
37. Tomen en con-.1•deració n una cualidad, ha ttt' IIIIÍO a traer 1111
cafe y no Ira adve_rlido ¡0
on e¡em- •~"' ocurriendo, se le cae la bandep. El la-
la dl• ~t'T dl'Ctdido, y muestren c . que 1 . 111 • . .
plos cómo esta cualidad no e!> por sf mt!>ma drón asustado, huye s111 robar y sm dISpamr 511
buena ni mala. . . l·Cómo se podría califica r desde la'
an11 a'#
38. 'Maná, que es cajm de 1111 11egocio, ªdv,er- ética kantiana la acción d e cad a uno de los
te que el prrsw,to cliente que está poralim1~rlra tres personajes de l ejemplo? Respondan y
sacado 1111 an11a 1/ la está ame11a::a 11do; dNm u- justifiquen la respuesta elegid a.
ladame11te oprin;e ti botón de In alan,ra pero es-
ta hene 1111 des¡ieifccto y no sue,ra. f,r ese ,no-

- - - - - -(])
. b · re obramos bien Muchas veces "sabemos" que debería-
Sm em argo, no s1emp ·
mos hacer tal o cual cosa y sin embargo nos dejamos llevar por nuestras ~peten-
cias personales, nuestros afectos, nuestras preferencias o nuestras co~ve_ruencias.
y es que, según Kant, nosotros, los ~res ~umanos, no esta~os constitmdo~ solo
por la razón (que es la que tiene conc1enaa de lo que está bien Y lo que esta ~al)
sino también por lo que él llama inclinaciones. Cuand~ sabemos l? que está bien
pero nuestras inclinaciones quieren arrastramos en sentido co~trano, la buena vo-
lu ood_ de la que antes hablábamos se convierte en deber, 1'oc1ón central de laeti-
'--ª kantiana. Así, solemos escuchar a ciertas perso~ e cir frases como "Me que-
daría descansando en la cama en lugar de ir al trabajo, pero el deber me llama".
El deber, entonces, siempre tiene un carácter coercitivo, en tanto surge para
oponerse y reprimir la inclinación. Esto no significa que sólo obramos bien si lo
hacemos oponiéndonos a nuestras inclinaciones. Si yo salvo a mi hermano, que
acaba de sufrir un accidente automovilístico y quedó encerrado en su auto, debo
analizar mi acción y pensar "¿Lo habría hecho de todos modos si el accidentado
hubiese sido un desconocido?" Si la respuesta es afirmativa, entonces mi acción
fue buena, pero si la respuesta es "Sólo lo hice porque sabía que era mi hermano
el qu~ pedía socorro", enton~es mi acción, si bien no habrá sido mala, tampoco ha-
brá sido buena, pues no lo hice por deber sino por inclinación.
P~mos mejor esto analizando la clasificación que propone Kant de los actos
e~ relaaón con el deber. Estos actos pueden ser de tres tipos diferentes: 1) co 11 tra-
rios al deber, 2) ~e. acuerdo con el deber y 3) por deber. Los actos de acuerdo con
el. deber se subd1v1den a su. vez en-·. 2·1: aquellos
. que se hacen por me· 1mac,
· '6 11 me-
diata y 2.2. los que se realizan por mclmacz6n inmediata.
l. Supongamos
, que un compañero le p1'de a a Iguno de ustedes (por ejemplo,
sti
ª. Agud n) que lo ayude ª estudiar para una evaluación de Física ya que no en-
tien e a1gunos puntos Agustín d ·
· · ispone d e hempo
· para hacerlo y tiene muy cla-
1 t
ros os emas a ser evaluados· sin e b .
g rama favorito de telev1s1
· 'ó ' m argo, prefiere quedarse mirando su pro-
n y no ayudar a su - Ali ' , h bá
obrado en forma contraria al deber companero. _1 Agustín a r
Ysu acto, entonces, habrá sido 111 alo .

186
Martha Frassineti de Gallo y Gabriela Salatino UNIDAD 5

2. Imaginen, en cambio, que ese compañero que solicita la ayuda de Agustín


conoce al dedillo los contenidos de la próxima evaluación de Literatura, de mo-
do que Agustín le dice: "Acepto ayudarte, pero a cambio de que me ayudes lue-
go con Literatura". En este caso Agustín habrá obrado en función de su conve-
niencia; su acto coincidió con lo que el deber le indicaba, pero lo hizo por incli-
nación, puesto que no lo habría ayudado si el otro no hubiese sabido Literatura.
Su acto habrá sido de acuerdo con el deber y por inclinación mediata, puesto que
su compañero es solo un medio para lograr lo que él desea.
3. Imaginen ahora que quien pide ayuda a Agustín es su mejor amigo, y este
solo lo ayuda porque se trata de él y lo aprecia mucho; su acto será también de
acuerdo con el deber, como en el caso anterior, pero por inclinación inmediata,
puesto que es su amigo mismo el objeto de su inclinación.
Estos dos últimos casos merecen ser calificados como moralmente neutros.

o
39. Elaboren un ejemplo protagonizado por Señalen cuatro conductas (de cuatro perso-
Agustín que corresponda a una cuarta posi- nas diferentes) que pasan por el lugar o bien
bilidad, en la que la acción pueda conside- que son llamadas al producirse el incendio.
rarse como moralmente buena. Al hacerlo, apliquen la clasificación kantia-
40. Acaba de producirse un incendio en una na de los actos en relación con el deber.
vivienda en la que se encuentra una familia.

- - - - -(1)
Kant propone los siguientes ejemplos:
"Es, desde luego, de acuerdo con el deber que el men:ader no cobre más caro a un compra-
dor inexperto; y en los sitios donde hay mucho comercio, el comerciante avisado y prudente rw
lo hace, en efecto, sino que mantiene un precio fip para todos en general, de suerte que un ni-
ño puede romprar en su casa tan bien romo otro cualquiera. Así, pues, uno es servido honra-
damente. Mas esto no es ni mucho menos suficiente para creer que el men:ader haya obrado
pordeberporprincipios de honradez; su provecho lo exiglÍl, mas no es posible admitir además
que el romerciante tenga una indinación inmediata hacia los compradores, de suerte que haya
actuado por amor a ellos; por decirlo así, la accwn no ha sucedido ni por deber ni por inclina-
ción inmediata, sino simplemente por una inlención ego,sta.
En cambio, conservar cada cual su vida es un deber, y además todos tenemos una inmedia-
ta inclinación a hacerlo así. Mas, por eso mismo, el cuidado angustioso que la mayor parte de
los hombres pone en ello no tiene un valor interior, y la máxima que rige ese cuidado carece de
un contenido moral. Conservan su vida confonnemente al deber, s,; pero no por deber. En cam-
bio cuando las adversidades y una pena sin consuelo han arrebatado a un l10mbre todo el gus-
to por la vida, si este infeliz, con ánimo entero y sintiendo más indignación que apocamiento o
desaliento, y aun deseando la muerte, conserva su vida, sin amarla, sólo por deber y ,w por in-
clinación o miedo, entonces su máxima sf tiene un contenido moral.
Ser benéfico en cuanto se puede es un deber pero, además, hay muchas almas tan llenas

187
UNIDAD 5

. . distribuirla alegría en tornosuyo, sin


1laccr mttmo <' 11 ·
de co11111iseració11 que encuentran 1111 J d dad O de JJ1v vecho propio, Y que pueden
· ·11111 - · 1ie11/o e z•alll
que a ello les impulse 11111g11 º '"'~ to que es su obra.
regociprse del contento de los d1•111.as, en cuan . tos por 11111y confonnes que sean al de-
,emet?nt;•:, ac ,
Pero yo sostengo que, en lal caso, · r . sin embargo, 1111 valo r moral verdadero
. d - •an 110 tte11e11, ·
ber, por muy dignos e amtJr que_:,i ' . lo coll el arfián de honras, e1cual, cuando
. /'111aoo11c, porq:mp ' rfi '
y cor,rn ¡1areps co11 otras me _ ·: /'d d de general provecho, co11 onnes al deber
•- et alabmFaSy
'.ft~
l'ºr fortuna, se nfien· a cosas que 50111 ll lt'~ 111 u/os pero 110 estimación; pues le falta a fa
ls ' • ¡· ·, •
y, por ta 1110, I1011rosas, 11u" - ,. acciones sean !,echas 110 por 111c macion smo por
máxima co11le111do moral, csltJ es, que la':, 1
deber. '"'1 . . debemos cumplir con lo que el deber nos
De manera que Kant nos dice que . ( no) un beneficio personal.
• d llo nos proporcione o
mand a, m á s a 11 a e que e . iempre es sencillo determinar qué
Sabemos que debemos obrar bien, pero no s . d. .
. . E ·ste alguna forma que nos perm1 ta 1scerrur en-
acción es buena y cuál no 1o es. , xi 1 ¡ b · JI
et)
tre am bas.? Pues s1.. Ex1·ste una regla ob¡·etiva' aplicada a cua ¡ sa• remos · s1 evar a
·• E t regla ob¡'etiva está formulada en os imperativos categó-
ca bo una acoon o no. s a . liz ¡ · ·
·
neos que expon d remos enseguida· Antes es necesano rea ar a gunas preas1ones.
• ¿Qué es un imperativo? Es el lenguaje en el que se expresan los m~n~atos éti-
cos. Así, por ejemplo, los diez precep~os o m~damientos que legó Mmses al pue-
blo judío están expresados de modo imperativo. ...
• ¿Y por qué son categó ricos? Porque, co~o d1¡11:11os antes, mandan en forma
absoluta, siempre más allá de las circunstancias particulare~ en las ~u~ se encuen-
s tre la persona o de los beneficios que esa acción le pue?~ brmdar. D1stmtos_ son los
imperativos hipotéticos, que mandan en forma cond1c10nal, como, por e¡emplo,
"Si deseas ser ayudado por tus compañeros, debes ayudarlos cuando ellos lo ne-
cesiten". Este precepto manda que ayudemos a los demás solamente para ser ayu-
dados por ellos a cambio.
Es importante acotar aquí la objeción que formula Kant a todos los sistemas éti-
cos que señalan al hombre cómo debe obrar si quiere lograr un fin o un bien, co-
mo, por ejemplo, la felicidad. Quien afirma " Debo ser prudente si quiero ser fe-
liz" o "Debo aceptar mi destino si quiero log rar la tranquilidad espiritual" no
apunta a la noción central que debe atender un correcto sistema ético: el deber co-
mo única norma para obrar.
• Es necesario también explicar el significado de la palabra máxima . Es ta designa
el princi~io ~r el ~al_yo obr?, aquello por lo cual realizo una acción. Es, por lo tan-
to, un prm:tpw sub¡et,vo, a ~1~erencia del imperativo categórico, que es objetiv o .
Ahora s1 estamos en cond1c1ones de presentar la primera formulación del impe-
rativo categórico:
"Obra según una máxima tal que puedas querer al m is mo tie mpo qu e se tome
ley universal. " 39
En otro~ té~minos, "Nunc~ hagas al?o ~ue no aceptarías que pudiera ser hecho
por todos o Nunca te consideres a ti mismo como un a excepc1on
·, " .

38 l. KANT, op. cit., pp. JJ-35.


39 l. KANT, op. cit., pág. 72.

188
Martha Frassineti de Gallo y Gabriela Salatino UNIDAD 5

Tomemos a modo de ejemplo un caso que el mismo Kant propone. Yo necesito


dinero prestado pero sé que no podré devolverlo. Sin embargo, me consta que so-
lo obtendré ese préstamo si prometo devolverlo. De modo que hago la promesa
sabiendo que no la cumpliré. ¿Cómo debo analizar esto?
En primer lugar, debo ver cuál es la máxima que guía mí acción y formularla
así: "Faltaré a mis promesas cada vez que me convenga". En segundo lugar, debo
analizar qué ocurriría si mi máxima fuera ley para todos. Y enseguida advierto
que si nadie cumpliera sus promesas, entonces las promesas mismas dejarían de
existir, porque nadie creería en ellas y yo no puedo querer esa consecuencia. En-
tonces en mi voluntad ha surgido una contradicción : yo quiero y no quiero al mis-
mo tiempo la mentira (respecto de lo prometido): la quiero para mí mismo pero
no la quiero para los demás, porque en ese caso no me creerían; me estoy propo-
niendo a mí mismo como excepción a una ley universal.
Por otra parte, si analizamos las acciones que todos realizamos, advertimos que
siempre están hechas por un fin. Como vimos antes, esos fines suelen basarse en
nuestras inclinaciones y son, por lo tanto, subjetivos. Sin embargo, si existe un im-
perativo categórico, eso significa que deben existir fines absolutos y objetivos, y
estos fines absolutos deben ser los seres humanos mismos.
De aquí entonces la segunda formulación del imperativo categórico:
HObra de tal modo que no consideres a la humanidad (en ti mismo y en los otros) sola-
mente como un medio sino siempre como un fin en símismo.'fl .J
Es decir que, si consideramos a otra persona, o aun a nosotros mismos, como
medios o instrumentos al servicio de una inclinación nuestra, entonces habremos
obrado mal

o
41. ¿ Vunos algún o algunos sistemas éticos B.Federico, que proviene de una familia de la al-
que recurrieran a imperativos hipotéticos ta burgues(a venida a menos, necesita trabapr.
para formular sus preceptos? En caso afir- Para lograrlo recurre a Gustavo, ex<ampañero
mativo, redacten en primera persona, co- suyo de origen humilde pero que ahora tiene
mo si fueran Kant, la crítica que le harían a una buena posición económica. Gustavo lo ayu-
cada uno, con su debida fundamentación. da y Federico consigue un empleo. Cuando t,o-
42. Analicen los siguientes ejemplos: davlÍl no se siente seguro en su empleo actúa
A (a) Eugenia ha presenciado enfomia acciden- muy amablemente con Gustavo; inclusive, en
tal un crimen pero, profundamente atenvrizada, una ocasión en que la esposa de Gustavo se ac-
no se presenta como testigo ni siquiera al ente- cidenta, él mismo se ofrece para donar sangre.
rarse de que ha sido acusado un inocente. (b) Pero una vez afianzado en su cargo, gradual-
Llena de angustia, quiere contarle lo que siente a mente dep de vera Gustavo y termina por ale-
su amiga :,ofía, a quien ha apoyado en múltiples prse de él.
ocasiones, pero :,ofía recibe su llamado con indi- En el primer ejemplo apliquen para la par-
ferencia y le propone que se encuentren para te (a) la primera formulación del imperati-
charlar dos semanas desp ués. vo categórico, expliciten la máxima de Eu-
genia y digan si se puede universalizar,

40 l. KANT, op. cit., pág. 84.

189
Filosofía. Esa búsqueda refle1Civa

UNIDAD 5

uunda formulación del 1m-


a lJ luz de 1a se~
e-,ta elegida PJra la tivo categórico.
ustificando la re-;p U
J
d Federico del pera b·ene en otro texto, que es distm-
parte (b) y para la conductaen lae~gunda tor· 44. Kant"°" cio 'de tener d"igru"d ad ; aquello
segundo e1emplo aphqu ó •co Final· to te~er P~o puede ser sustituido por al-
i. b\'O categ n · que bene p,....... . d " ·d d
mulaoón de 1mpe~a de acto en relación uivalcnte; Jo que bene 1gru a , en
mente digan qué tipo . 1donar san· go ~ puede ser reemplazado por nada
con el deber realiza Fedenco ª1 ·da camb~o, no esta afirmación con alguna de lac,
. •fi n la respuesta e egi . Relaoonen . .
gre y 1usti que ) de la esclavi- . nes del imperabvo categónco.
43. Juzguen el valor mora1a la tortura 1
formu aoo

_tu_d_, -b)_d_e_l_a -pro


- st-•tu
_ o_ó_n_)_'c_)_d_e _ - - - - - - - - - - - - - -7 ( 1 )

. hombre de una conciencia moral y


l presenaa en e1 h •
Todo lo visto hasta ahora, ª ne que en el ser humano ay lib ertad .
1
la existencia del deber Y la ley ~ora 'tp~ralidad de una piedra que cae, puesto
No tien~ sentido, por ejem~lo~-~ !ªru:: elegir no caer, por ejemplo. El hombre,
que la piedra no es un_ser hbd · P los otros, suicidarse O no hacerlo, mentir o
en cambio, puede elegir ayu ar O no ª
decir la verdad.
• ch ctos en el hombre donde no rema· 1a 1·b t a d . -r10d os
Hay, es aerto, mu os aspe . . . • 1 erl ,
sus procesos fís1cos. y aun los psíquicos -sus mchnaaones, por. eiemp o- estan re-
gidos por leyes de causalidad, es decir que cada uno de ellos tiene una causa q~e
lo determina en el orden natural, que es el orden en el que se producen los fen o-
menos. Sin embargo, hay otro aspecto en el hombre, el ~acional, que ~o_rresponde
a un orden que Kant llama nouménico, en el cual no nge el determirusmo de la
ley natural sino la ley moral y la libertad. Kant denomina a ese aspecto racional
del hombre raz6n prdctica (praxis= acción), que no es sino la voluntad regida por
el deber y aplicada al actuar moral. Por lo anterior, solo cuando el hombre puede
sustraerse a sus inclinaciones y actuar por deber, es decir, cuando no depende de
causas biopsíquicas que lo determinan sino que actúa en función de la ley moral,
solo en ese caso es libre. Así, sintetizando, existen dos tipos de leyes que corres-
ponden a dos órdenes de realidades y a dos aspectos en el hombre: 1) la ley natu-
ral, que corresponde al mundo fenoménico, esto es, al orden de la naturaleza, den-
tro del cual están los aspectos ~ico y psíquico (inclinaciones) del hombre y 2) la
ley mor~l -cuy~ correlato es la libertad-, que rige en el orden nournénico (mundo
no~éruco) Ytiene que_ver con el hombre en su aspecto racional (razón práctica).
Fmalémti_entde, lcahbe dbear ~ue para Kant la felicidad no puede ser el ob1"etivo del
actuar co e om re Piensa que s· 1 tu al h
lices (y por "felicidad" ~nti d ,, \ ª n~ r eza ubiera querido hacemos fe-
habría dotado solamente deeni· eti_ stahs1~cc16n y contento del propio estado") nos
ns n os· s1 nos dotó d ó fu .
mos ser moralmente buenos lo ' ~ raz n e para que pud1éra-
cidad en cualquiera de sus f~rmque es mucho más importante para él que la feli-
as.

190

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