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diversas explicaciones plausibles acerca de cmo y por qué acontece la literatura. Pero es
también acerca de los temores, sospechas y recelos que muchas veces incitan esas teorías.
El temor, según la Real Academia Española, es una “pasión del ánimo,” una que nos
provoca huir o rehusar aquello que consideramos dañino, arriesgado o peligroso. El temor
afirman Rolón y Llenín, es una de esas muchas cosas de las que muchos huyen, rehúsan,
declinan o repudian. Es una de esas cosas de la que se sospecha y de las que se considera
estudiantes y también a muchos educadores. Las razones para temerle son muchas y
algunas de ellas, nos recuerda Rolón, en su introducción son justificadas. Otras no lo son.
Ella menciona algunas de estas razones. Primero, hay quienes le temen a la teoría literaria
porque la consideran una materia difícil, sólo accesible e inteligible para los especialistas en
literatura. Otros le temen porque, y en las palabras de Rolón, “agrieta la ascendente moda
de lo fácil.” Por ejemplo, es común que los estudiantes se quejen de la complejidad de los
cursos de teoría, de que requieran tanta lectura y horas de estudio, y de requieran, para
colmo, estudiar los escritos de todo un cúmulo de viejos muertos. Algunos de ellos
también protestan y le temen al lenguaje hermético de los teóricos. Otros rehúsan la teoría
porque simplemente la desconocen. Otros, guiados por esa poderosa “pasión de ánimo” en
unos pocos.
Para mí, los planteamientos de Rolón sobre los miedos que incita la teoría literaria
es reminiscente del sociólogo especialista en teoría social Charles Lemert (1999), quien en
su libro Social Theory: The Multicultural and Classic Readings discute los miedos que
incita la teoría social, aunque este también discute sus usos y placeres. A Lemert le
materia difícil y hermética, comprensible solo para los peritos en teoría. Sin embargo,
Lemert plantea, contra la idea de que la teoría social es algo que solo hacen los
profesionales, que esta es más bien una herramienta básica de supervivencia que todos
pueden usar. Para él, el que existan teóricos profesionales, muchos de ellos académicos, no
significa que una persona sin esos credenciales no pueda producir explicaciones plausibles
acerca de cómo y por qué ocurren eventos, fenómenos y procesos sociales. Al contrario,
algunas personas, aun si tener conocimiento sociológico, producen teorías plausibles acerca
de su realidad social. Pero Lemert va más allá de desmitificar la teoría social. Para él, no
solo cualquiera puede concebir teorías sociales, sino que todos lo hemos hecho antes y lo
seguiremos haciendo, pues la teoría social es una práctica mundana que nos ayuda a
sobrevivir. La teoría social es entonces para Lemert el logro normal de seres sociales
vislumbrando lo que otros seres hacen entre sí y con ellos, pensando, explicando y dándole
Respuestas de Argentina
(http://ar.answers.yahoo.com/question/index?qid=20060711095322AAds2ev).
Aun hoy persiste la polémica sobre qué utilidad tiene la literatura, incluso hay quienes
van más allá y sostienen que no debemos buscarle utilidad, y que además no tiene
porque servir para algo. En fin...
Por mi parte creo que la literatura sirve para muchas cosas, entre ellas, ayudarnos a
entender el mundo en el que vivimos, conocer otros pensamientos y caracteres y
estimular nuestra reflexión.
Carolina le respondió:
Y la utilidad de la literatura: uff, qué te puedo decir. Leer libros de verdad te abre
nuevos horizontes, te cultiva, te pone a pensar, hace que imagines cosas
inimaginables y todo eso es un excelente ejercicio mental. ¿Sabías que al mirar la
televisión usas menos neuronas que cuando estás durmiendo?
(http://ar.answers.yahoo.com/question/index?qid=20060711095322AAds2ev).
Noten ustedes que al vislumbrar la utilidad de la literatura Carolina terminó por ofrecer una
de la literatura, sino también sus cualidades históricas. Para ella la literatura es una
categoría social e histórica, contingente. Para Carolina la literatura no siempre fue lo que es
hoy, un hecho planteado por Raymond Williams, entre otros expertos. Carolina no es
Raymond Williams, pero pudo producir una teoría de la literatura, rudimentaria quizás,
pero plausible.
en este caso, la literatura, como un modo de producción artístico ligado a leer y escribir y
que se manifiesta en textos diversos. Puede ayudarnos a mejorar ese logro normal que es
David Bradley para confirmar su visión de la teoría social como un logro normal. Para
Bradley:
The key to the understanding of any society lies in the observation and analysis of
the insignificant and the mundane. For one of the primary functions of societal
institutions is to conceal the basic nature of the society, so that individuals that make
up the power structure can pursue the business of consolidating and increasing their
power untroubled by the minor carpings of a dissatisfied peasantry. Societal
institutions act as fig leaves for each other’s nakedness . . . And so, when seeking to
understand the culture or the history of a people, do not look at the precepts of the
religion, the form of government, the curricula of the schools, or the operations of
businesses; flush the jhons. (En Lemert 1999:2)
Para Lemert la teoría social no es sólo acerca de lo mundano y de lo profano, sino también
nuestra vida ordinaria. La teoría social tiene el potencial de develar lo oculto, lo que
provoca como plantea Rolón temor entre aquellos que ostentan el poder y atisban el
injusticias y desigualdades sociales. Otras veces los oprimidos mismos los ocultan porque
les lastima y duele lo que les habían ocultado. Finalmente, y además de lo difícil que es
muchas veces enfrentar la realidad, las personas necesitan tiempo y recursos para entender
nuestra experiencia con y en ella, de explicar cómo y por qué ocurren las cosas de la vida.
Aunque los teóricos y expertos en la materia pueden hacer un mejor trabajo, dada su
experiencia, entrenamiento y manejo de destrezas, todos hacemos teoría. Por eso Lemert
insiste en que cualquiera puede hacer teoría y nos invita inclusive a hacer más teoría, pues
nos ayudaría a vivir mejor, con más poder y con más placer. Una manera de hacer más
teoría, de aprender a decir más cosas coherentes sobre la sociedad, es prestarle atención a lo
que teóricos profesionales han dicho a lo largo de nuestra historia, no porque sepan más,
sino porque tienen más práctica. Y si nos interesa hacer más teoría literaria, tener algo
coherente que decir acerca de la misma y con ello vivir mejor, con más poder y con mucho
más placer, entonces debemos prestarle más atención a lo que los expertos en teoría
literaria han dicho. ¿Quién le teme a la teoría?, puesto que reúne en un mismo texto lo que
muchos de esos expertos han dicho, es un buen lugar para comenzar. De hecho, y como
Cualquier persona puede bregar con este Manual, pero el mismo fue pensado para
quien desea iniciarse en la teoría no importa la edad o el nivel de estudios que tenga.
Puede ser una herramienta para el aprendizaje autodidacta. Sin embargo, fue
concebido como libro de texto para clases de español y literatura de escuela superior
y primeros años universitarios. En cualquier caso, este Manual es una invitación a
estudiar y a usar los poderes que confiere el análisis teórico dentro y fuera de los
textos (7).
Y como plantea Llenín, coautora del libro, la invitación es hecha desde una
intersección, ese singular punto de encuentro entre las autoras y la educación popular,
de Llenín, fue “forjado en gran medida por un método de experiencias autodidactas que
reflexión, práctica y teoría. Para Freire una buena educación es praxis, un modo de
producción, la transformación del mundo. Para entenderlo tenemos que desechar ese viejo
vicio de pensar la teoría y la práctica como una dualidad, como una oposición binaria. Lo
que Freire llama praxis tampoco es la suma de dos elementos autónomos, la reflexión más
cheístas. Para él, sin una teoría revolucionaria no puede ocurrir un movimiento
praxis. Pero es igualmente triste escuchar de aquellos que sólo actúan mientras descartan la
teoría, la reflexión, hablar y pensar demasiado. Eso tampoco es praxis. Fue el propio Freire
quien dijo que la reflexión crítica es también una acción, cognitiva de hecho. Así, enseñar
literatura, como una praxis dirigida a la concientización, requiere entonces integrar la teoría
sentido.
Freire es que el mismo envuelve precisamente la producción de una teoría, una que llamó
una teoría de acción cultural, una basada en la promoción del diálogo, y en la oposición
activa contra la teoría de la acción cultural anti-dialógica. ¿Quién le teme a la teoría? está
cultural, sobre todo a la acción cultural entre los puertorriqueños. En ese sentido, y puesto
que no hay praxis sin la unificación de la teoría y la práctica, sin la reflexión y la acción,
dialógica.
práctica del aprendizaje propio y colectivo de la teoría literaria sin que este sea
entonces una invitación a prestarle más atención a lo que los expertos en teoría literaria han
dicho para que de esta manera vislumbremos mejor la literatura y con ella nuestra vida
social. Como decía el intelectual ruso P. N. Medvedev la cualidad social de la literatura es
social, sino porque también participa de ella, y participa de ella como un fenómeno
teoría literaria. Hagámoslo pues cimentados en lo que los algunos intelectuales ya han
teorizado sobre la literatura y hagámoslo con valentía, sin miedos a la teoría literaria.
* Comentarios del autor durante la presentación del libro en el Recinto Universitario de Mayagüez el 4 de
noviembre de 2010.