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La improvisación

Es el pan nuestro de cada día, desde que nos levantamos hasta que nos
acostamos estamos improvisando. Cuando saludamos a alguien, cuando
pedimos algo o cuando damos una opinión no decimos el mensaje de
memoria ni lo leemos, solo lo dejamos aflorar libremente, estamos
improvisando.

En términos generales, improvisar, es un término que implica una falta


de organización, imprevisión y decisión impulsiva. En oratoria tiene un
significado especial, improvisar un discurso significa hablar libremente y
con soltura, inventando las frases sobre la marcha. Es decir, implica una
expresión espontánea, pero inmediatamente ordenada.

Por lo tanto, la improvisación no es como creen algunos “hablar por


hablar”, es decir, hablar cualquier cosa cuando no se conoce el tema o se
quiere salir del paso, al contrario, es cuando habiendo preparado bien el
tema, lo exponemos como si se gestara en ese momento, utilizando
nuestras propias palabras, nuestro propio estilo, allí mismo, delante del
público.

Improvisar es una exposición original, viva, utilizando las ideas durante


el desarrollo del discurso. Es pensar y hablar de pie. El público no quiere
escuchar lo que nosotros hemos leído en un libro tal como ha sido
redactado. El público quiere saber cuál es nuestra opinión con relación al
tema, cuál es nuestro aporte.

Se puede consultar cualquier tipo de información, luego viene un proceso


de análisis, que da como resultado un producto, que es la propuesta que
queremos presentar. Por eso decimos que la improvisación tiene que
pasar por un proceso de digestión y de maduración, antes de ser
presentada.

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Requisitos para una buena improvisación
A. Recomendaciones esenciales

a) Tener un buen conocimiento del tema. Para improvisar hay que


estar preparado. No se puede hablar de lo que no se conoce, es preciso
referirse a una cosa, ya sea intelectual o afectivamente. Hablamos de lo
que pensamos, creemos, sabemos o nos interesa.

b) No salirse del tema. Ciertos oradores gustan decir lo que les pasa
por la cabeza y se salen del tema que están exponiendo, para luego
escucharles decir: “¿de qué estábamos hablando?”, “¿dónde nos
habíamos quedado?”, etcétera.

Jean Guitton nos ha dejado una regla de oro para evitar salirse del tema:
“Digo lo que voy a decir, lo digo, y digo que lo he dicho”, es decir: la
introducción, cuerpo y conclusión del discurso. El título del tema
debe reflejarse en todo el desarrollo de la exposición, en caso contrario,
nos hemos equivocado al elegir el título.

c) Liberarse físicamente. Estar sueltos, libres y entusiastas, ayuda en


la improvisación. Es necesario cultivar los ejercicios básicos de relajación,
respiración y una actitud mental positiva.

d) Póngale buen humor a su exposición. Relate anécdotas divertidas,


pero, sobrias y pertinentes.

B. ¿Cómo sazonar la improvisación?

Hay que utilizar ejemplos e ilustraciones, alguna experiencia personal,


una lectura reciente, una anécdota, pensamientos, refranes, etc.,
relacionados con el tema.

Conocer de memoria ciertas cifras, algunos acontecimientos y algunas


citas. En algunas ocasiones, el comienzo y el final del discurso; leer los
textos delicados. Improvisar el resto del tiempo, y en todos los casos,
respirar, tomarse unos momentos de silencio, gesticular, mirar al
auditorio.

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Este mecanismo ofrece total seguridad cuando ha sido pulido, de modo
que hablar en público puede convertirse en una diversión que te dará
gratas satisfacciones.

C. Elementos de apoyo en la improvisación:

a) Utilice otros recursos. Si crees que es necesario para tus


exposiciones, usa pizarra, papelógrafo, proyector de transparencias o
proyector multimedia, no lo dudes. Todo aquello que ayude a la
presentación debe utilizarse: mapas, gráficos, cuadros estadísticos,
flujogramas, entre otros. Lo visual facilita la captación y evita que los ojos
del público se concentren solamente en el expositor.

b) Sea expresivo con tu lenguaje no verbal. Esto es necesario solo si


estás hablando en público, si estás con un amigo no tiene sentido que
empieces a gesticular exageradamente y a moverte mucho, ya que la
persona que está delante tuyo se asustará. Pero cuando estás hablando
en una sala o delante de un grupo de personas tienes que ser el centro
de atención, es como si fueras una televisión. Conforme más contundente
te muevas, y con más elegancia, más atraerás a la gente, de lo contrario
serás una película aburrida que no quiere ver nadie. Pero tampoco te
pases, simplemente sé expresivo, transmite con tu lenguaje corporal,
mueve las manos al hablar, adopta una postura tranquila, aprende a
convertir tu cuerpo en un receptor de tus pensamientos y emociones.

¿Cómo lo vas a hacer? Con práctica, por mucho que leas no vas a llegar
y comerte el mundo de la oratoria, en la oratoria, más que nada, o
practicas o no vas a hacer absolutamente nada y lo ideal es que en base
a la experiencia perfiles tu propia técnica de oratoria y la vayas
mejorando.

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