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Buby, te quiero.

María Fernanda Brito.


El poeta maldito, el condenado social que se volvió escritor y que además, tuvo éxito,
hasta que la dictadura militar lo censuró. El que vivió sus últimos años en un vagón del tren
abandonado junto a sus dos perros y que murió igual que su personaje Loyola que abre la
novela “Visita francesa y completo”.
Eduardo Perrone, Buby, es el escritor tucumano que estuvo preso por no tener el
dinero para arreglar su libertad, es harto sabido que en nuestro país solo van a prisión las
personas que no poseen los recursos para pagar su libertad, por más aberrante que hayan sido
sus actos, los otros no van presos, y para dar fe de lo que digo es que al darnos una vuelta por
cualquier cárcel del país podremos confirmarlo, están llevas de presos, personas pobres, y no
justamente porque solo ellos delincan, sino que no tienen el dinero suficiente para salir del
paso.
Una denuncia por violación de unas prostitutas a las que no les pagó mandó a la cárcel
a nuestro escritor. Ahí escribió su primera novela “Preso común”, en la que relata la vida de
un preso, que no es otra cosa que su vida preso. la segunda novela “Visita francesa y
completo” la escribió cuando él tenía apenas más de treinta años y hacía poco que había
recuperado su libertad por faltas de pruebas, los jóvenes años setentas, una maldición para él
que marcaría su suerte como escritor porque la situación política del país y la provincia no
permitían que nadie osara poner en sus escritos los abusos que realizaba la policía, o la
connivencia de ésta con los vendedores de drogas y los dueños de los prostíbulos provinciales
y regionales, en los últimos capítulos de la novela el autor relata como en la vecina provincia
de Catamarca existía esa misma relación entre los regentes de los puteríos y la policía, con
un condimento que la hace más rica todavía: la hipocresía. Relacionada con la conocida
devoción católica de esa hermana provincia que se apropió de una fiesta concepcionense, la
fiesta de los ocho de diciembre, la de la Inmaculada Concepción, quizá por un mejor manejo
del marketing, todos los comienzos del último mes del año veremos devotos de la virgen que
inundan la ruta 38, nuestra famosa ruta de la muerte, ni eso, ni el fantasma de la muerte los
acobarda, y ellos fieles a su devoción caminan, pedalean, algunos más fanáticos son capaces
de destrozar sus rodillas para demostrar su amor, y pedir uno que otro favor. Mientras la ruta
o vaya a saber quién se lleva más vidas cada año, que como en el caso de los presos, son en
su mayoría pobres que para pedir o agradecer favores a su amada se montan en sus bicicletas
o en sus motos de a dos en el mejor de los casos sin importarles que en el camino puedan
encontrar el fin de sus vidas.
El alter ego de Perrone, Gervasio Moreno, quien relata la historia en primera persona,
se hace esperar cuarenta y dos páginas para recién dar a conocer su nombre, otro recurso que
usa el autor y que hace al lector preguntarse quién es el narrador, nos hace dudar si sabremos
o no su identidad a lo largo de la novela. Este personaje es el encargado de hacer la crítica
social desde muchos lugares, al principio con la anécdota de Loyola, deja evidencia como la
sociedad castiga a alguien que ha sido condenado por error o con falta de pruebas, hecho que
vivió en carne propia el autor de la obra, y que hoy lo podemos ver desde las esferas políticas
hasta las de la farándula. Gervasio busca trabajo honrado al salir de la cárcel pero la condena
social por su pasado lo empuja a la vida de ampón, transa, ocho cuarenta o cafisho como les
dicen en la jerga a los hombres que prostituyen a mujeres.
La hipocresía es una constante en la segunda novela de Perrone, es uno de los recursos
de los que se vale mayor cantidad de veces para reflejar la crítica a la sociedad, la que más
me gusta después de la que atañe a Catamarca es la que refleja en el capítulo veinte cuando
un abogado relata que tiene que apurar su despedida con los personajes de la novela por la
situación de un cliente que tiene, nombrado como un “sátiro mental”, se trata de un hombre
al que le encontraron setenta y seis bombachas y quince calzoncillos, al que lo pescaron justo
cuando descolgaba un bombacha color esperanza de una soga. A lo que vuelvo a relacionar,
o mejor dicho el autor lo hace, con lo que les está permitido a los pobres y lo que no. Porque
en el capítulo treinta y cuatro cuando el Pío, que a juzgar por su casa, las vajillas de plata y
todo lo demás, tenía una posición bien acomodada, invita a los personajes principales de la
novela a una cena “despedida” sin que ellos sepan que se trataba de una despedida, les
muestra el ex cuarto de su abuela paterna, que era la más bondadosa de su familia, tanto que
le daba a beber sus orines a las mucamas para que se hiciesen gente, al otro día de su muerte
Pío convirtió ese dormitorio en una sala de lujuria, las paredes llenas de bombachas de
mujeres con las que había tenido sexo, lo que genera la reflexión de nuestro personaje
principal: ”- ¿Sabés una cosa Pío?. Sos idéntico al cliente de un abogado amigo mío...”
aunque acto seguido advierte y dice:”-No, perdón, me equivoqué. Entre él y vos hay una gran
diferencia, tu posición social.”
He disfrutado cada una de las palabras de su novela proscripta, cada imagen por
violenta o decadente que fuera me llenaron de una sensación de orgullo, porque es tucumano,
es nuestro y queda en nuestras manos futuros docentes, intermediarios y gestores culturales
la revalorización de lo nuestro, un escritor como Eduardo Perrone no puede no ser enseñado
en las escuelas secundarias de nuestra provincia.
“Visita francesa y completo” es una novela que está tan llena de recursos que a la
hora de escribir estas líneas una no sabe con cual quedarse y le parece injusto obviar los que
quedan afuera, que comienza con una situación premonitoria porque la muerte de Loyola,
otro condenado social, es su propia muerte, la misma. Es premonitorio que en la página 96
diga: “General, ¡qué macho!, acá en la provincia opinan que con esos ciento cincuenta
hombres puede recuperarnos las Malvinas…” Estaba claro que su novela iba a ser censurada,
tendría que haberlo visto venir, si estábamos en pleno Operativo Independencia, algo que
está reflejado en las páginas del libro varias veces, la que me parece más significativa la
comparto a continuación: “... El centro estaba convulsionado. Los obreros, los estudiantes, el
pueblo peleaba en las calles con la policía. La pelea era despareja, como pasa siempre que
pelea un pueblo. De un lado piedras, hondas, panfletos. Del otro armas automáticas, gases y
bastones. A la gente que agarraban la hacían subir a garrotazos limpios a los celulares,
acostarse boca abajo, y seguían pegándoles en el piso con culatas, garrotes y pies durante el
trayecto a la jefatura. Fue un desastre a muchas chicas lo menos que hicieron fue violarlas
con los bastones y tratar de meterles la mugrienta tripa por la boca.” Mirando lo que hoy pasa
en países hermanos como Bolivia y Chile podemos decir: nada nuevo bajo el sol.
Tucumán siempre fue revolucionaria, siempre luchó por la libertad y la
independencia, no olvidemos que fue en nuestra provincia que Bernabé Araoz y los
“decididos” gestaron la independencia de América del Sur cuando se entrevistaron con el
General Belgrano y le propusieron pelear contra el enemigo invasor, por eso Perrone tenía
que escribir en su novela lo que estaba pasando en las calles tucumanas, él era libre de
escribirlo a pesar que con eso se ganaba la censura.
El ferrocarril por supuesto que está presente en su obra, Perrone nació en una familia
muy ligada a la vida ferroviaria, es por eso que le es inevitable hacerlo aparecer en su novela,
ya sea en situaciones comiquísimas como cuando Mara, el travesti que luego se casa con el
Gitano, sale corriendo a saludar al conductor del tren que toca el silbato en saludo a ella, lo
que genera los celos del Gitano y quiere enfrentarlo para defender a su amada. O en
situaciones más oscuras como la vida de los linyeras en la estación del tren, que al final se ve
mejorada por la llegada de la catorce movimientos a la vida de éstos. El ferrocarril es tan
importante en la vida de Buby, que es ahí donde volvió para vivir sus últimos años de vida y
es ahí donde la fría muerte lo encontró, es en esto, en el trato que el autor hace de la muerte
en su novela donde encuentro la mayor diferencia y confronto con los que aseveran que
Perrone es un escritor arltiano, además de las carcajadas que me sacó el tucumano en esta
novela, con su excelente manejo de la ironía, la hipocresía, la crítica social, muchas veces
realizada desde el humor. Por eso cuando digo que he disfrutado cada una de las palabras de
esta novela, es muy real, la disfruté como si hubiera estado escuchando a mi tío Juanca
contarme sus andanzas mientras hace un asado y yo le mantengo el vaso lleno con vino o
cerveza, cualquiera sea la bebida de ocasión, para que él no se vaya hasta la cocina y alguien
lo pueda retener, porque yo quiero seguir escuchando. En dos días leí Visita francesa y
completo, dos días me bastaron para quererte para siempre Buby.
Para terminar voy a decir que Eduardo Perrone en su novela “Visita francesa y
completo” muestra la condena social que sufren inocentes, reflexiona y critica al sistema y a
la sociedad y sobre esto quiero agregar dos últimos ejemplos textuales extraídos de la novela:
“...Me entregaron un paquetito, que por lo que me cobraron, debía contener oro. –Los pobres
no tienen derecho a enfermarse ni a morirse.” “Si vos asaltás a uno de ellos con un revólver
y le sacás la plata sos un delincuente que irás a pudrirte a una cárcel. En cambio si uno de
ellos te asalta a vos con una de esas lapiceras que usan no pasa nada...” otra vez, nada nuevo
bajo el sol. También denuncia los arreglos con los que la policía deja trabajar y muchas veces
protege a los que están fuera de la ley, la violencia que podemos encontrar en algunos sectores
de la sociedad, las drogas aparecen también por supuesto. Hay muchísimos aspectos desde
donde podemos encarar esta novela para llevarla a nuestras futuras aulas, para así empezar a
poner en valor lo nuestro, mostrar y demostrar que no todo lo que viene de afuera es mejor,
hacer conocer y valorar nuestros artistas. La llegada de esta materia, Literatura del NOA es
un muy buen comienzo para esta tarea.

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