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2. Uso del sexo fuera del matrimonio: es gravemente ilícito, porque se aparta del
orden establecido por Dios, según lo dicho en el número anterior. En consecuencia, las
llamadas relaciones prematrimoniales no admiten ningún tipo de justificación, desde el
punto de vista moral.
3. Efectos del uso del sexo: el uso del sexo trae consigo, ordinariamente, dos
fenómenos naturales: movimientos carnales y sensaciones placenteras. Estos fenómenos
sólo son lícitos en el contexto del acto conyugal, dentro del matrimonio.
4. Uso parcial del sexo: el uso parcial del sexo, fuera del matrimonio, que produce
los fenómenos señalados en el n.3, es también gravemente ilícito, tanto si se refiere a actos
realizado consigo mismo o con otra persona, porque se aparta del orden establecido por
Dios.
Hay que tener en cuenta que "sentir" afecto o cariño por la otra persona puede ser
compatible con la búsqueda egoísta de placer, lo cual no es verdadero amor, porque su
esencia no está en el "sentir", sino en el entregarse, en la donación de uno mismo, que exige
renuncia. Una renuncia que, en este caso, se refiere precisamente a esa búsqueda egoísta de
placer.
Conclusión: las manifestaciones de afecto serán lícitas cuando lo único que se busca
con esas acciones es manifestar el amor, y se rechaza, es decir, no se desea, la excitación
física. Ahora bien, si habiendo procedido de este modo, surge la excitación no deseada ni
buscada, habrá obligación de quitar de inmediato la causa, esto es, la acción que la provoca.
De lo contrario, habría complicidad y, de hecho, la intención original perdería su rectitud.
11. Prudencia: lo anterior exige evitar los gestos pasionales; que las manifestaciones
de afecto sean siempre practicadas con prudente cautela, en constante vigilancia y
autocontrol ante el peligro de apasionamiento erótico.
12. Complicidad: es preciso tener en cuenta que los novios son dos, por lo que no se
puede prescindir de lo que ocurre en la conciencia del otro. En otras palabras, si una
determinada acción incomoda en la conciencia de una de las partes, quien lo hace notar, la
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otra deberá facilitar la suspensión de tal acción, aunque a ella no le ocurra lo mismo. De lo
contrario sería cómplice de la falta de la otra parte.
14. No reglas fijas: como puede verse, no es posible establecer reglas fijas y
universales sobre el tipo de acciones que se pueden realizar en el noviazgo, como
manifestaciones de afecto, pues las variantes pueden ser muy diversas. En cada caso habrá
que atenerse a los criterios anteriores y obrar con toda rectitud de conciencia.
15. Mejora espiritual: es necesario que haya siempre en las relaciones entre los
novios una transparencia que favorezca la vida espiritual, el diálogo del alma con Dios. Que
no dejen en la conciencia un fondo de impureza, de inquietud, de ofensa a Dios.
F.U.C.
10/12/aa