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La poesía desde el Modernismo a las vanguardias

[futurismo, ultraísmo, surrealismo], autores y obras


representativos.


La poesía española del siglo XX hasta el estallido de la guerra puede dividirse en dos
grandes etapas. La primera de ellas abarcaría a los movimientos modernistas-
noventayochista y la segunda al novecentismo y las vanguardias.

En España, se llamó Modernistas a todos los escritores que tenían impulsos estéticos y
artísticos innovadores y revolucionaron el arte de finales del siglo XIX y principios del XX.
Como movimiento literario surge en Nicaragua a manos del poeta Rubén Darío. En España
tenemos un modernismo tardío y simbolista. Estarían dentro de esta línea los primeros
poemas de Juan Ramón Jiménez – los de su etapa sensitiva (La soledad sonora)- y las
Soledades, galerías y otros poemas de Antonio Machado, donde el poeta reflexiona en
tono melancólico sobre temas como el paso del tiempo o la muerte.

Los temas modernistas se refieren al mundo sensorial y destaca la evocación de todo tipo
de sensaciones recreadas en ambientes exquisitos y extraños. Son frecuentes las
princesas, cisnes, mitología grecolatina… También los temas se refieren al mundo interior,
a la intimidad, a veces vitalista, otras veces sensual y sentimientos marcados por la tristeza,
la melancolía y la nostalgia. La poesía modernista recupera tipos de versos como el
alejandrino o el decasílabo, que no se habían vuelto a usar desde la Edad Media, y se
caracteriza por el uso de metáforas sensoriales y palabras sonoras (esdrújulas).

El movimiento noventayochista, si bien inmerso en ese clima generalizado de fin de siglo


al que hemos llamado Modernismo, presenta unas características que lo diferencian.
Presentan una actitud de reflexión y de crítica ante la situación política, social y económica
de España, pretenden con sus obras calar en la conciencia de los ciudadanos e influir en la
realidad social española.

Los temas noventayochistas son: el tema de España, las tierras de España que recorren y
describen, y la historia de España, lo que Unamuno llamó “intrahistoria” y las
preocupaciones existenciales, se interrogan sobre el sentido de la existencia humana, el
paso del tiempo y la muerte.

Se incluyen dentro de esta generación a escritores como Miguel de Unamuno, Azorín, Pío
Baroja, Valle Inclán y Antonio Machado; todos ellos pretenden una renovación estética e
intelectual. El gran poeta de esta generación es el último de los citados, Machado. Su obra
poética se resume en tres libros: Soledades, galerías y otros poemas, de corte modernista e
intimista; Campos de Castilla, su obra central y con variados temas como la descripción de
Castilla y de la naturaleza, la crítica al carácter español, la idea de las dos Españas, la
muerte de Leonor o las coplas filosóficas…; y Nuevas canciones, donde continúa con los
temas filosóficos y aparecen los primeros poemas a Guiomar.

Pero en torno a 1914 surge en España una nueva generación de intelectuales, formados en
universidades y de clara vocación europeísta que influidos por el clima de las nuevas
vanguardias europeas reacciona contra el sentimentalismo en el arte y propone un nuevo
concepto de poesía intelectual. Se les conoce como novecentistas o Generación del

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14. A esta corriente de poesía nueva pertenece la “poesía pura” de Juan Ramón Jiménez,
una poesía desnuda e intelectualizada.

Las vanguardias surgieron en Europa en los años inmediatamente anteriores a la Primera


Guerra Mundial, hacia 1910, y su final suele situarse hacia 1930. Los movimientos de
vanguardia se sucedieron rápidamente unos a otros ya que eran proyectos experimentales
en busca de una nueva fórmula de expresión artística. Los más influyentes fueron:

- Futurismo: fundado en Italia por Marinetti, rechaza radicalmente la estética del


pasado y exalta los avances científicos y la modernidad. En España, la temática
futurista se muestra esporádicamente en los autores de la generación del 27: Salinas
compone poemas a la bombilla eléctrica y Alberti escribe el “Madrigal al billete de
tranvía”.

- Ultraísmo: Éste es un movimiento innovador que suponía una ruptura definitiva con
los excesos verbales del Modernismo, eliminando del poema los elementos
narrativos o sentimentales y realzando la importancia de la metáfora, el humor y la
sorpresa. Las muestras andaluzas más importantes del Ultraísmo son las obras de
Pedro Garfias o Rogelio Buendía.

- Surrealismo: André Breton publica en 1924 el Primer manifiesto surrealista. El


Surrealismo pretende ser una revolución integral. Practican la escritura
automática y asociaciones libres de palabras, metáforas insólitas, imágenes
oníricas y hasta delirantes.

Los aires renovadores de la poesía europea penetran muy pronto en España y son
difundidos por las revistas literarias de la época, especialmente Revista de Occidente o La
Gaceta Literaria. Esto sucede en dos etapas:

Primera etapa (1908-1925): Se dan las primeras manifestaciones difundidas, entre otros,
por Vicente Huidobro y Ramón Gómez de la Serna, creador de las famosas greguerías
(pequeñas composiciones de metáforas + humor). En esta etapa predominan el optimismo
vital, el juego lingüístico y literario, la exaltación de la modernidad y la poesía pura, propios
de la influencia vanguardista.

Segunda etapa (1925-1936): En esta etapa hay un influjo dominante del Surrealismo, con
el que se inicia una etapa de rehumanización y vuelven a entrar en la poesía
circunstancias humanas como el amor y el compromiso político y social.

Finalmente, la Guerra Civil, en 1936, lleva a su ocaso el vanguardismo español.

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