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Tratamiento Diabetes

De acuerdo a las características de la enfermedad, se hace


indispensable la participación y el apoyo social de familiares, amigos y
personal sanitario para conseguir una buena adaptación de la persona
diabética a su situación. La educación sanitaria realiza una gran labor de
información y entrenamiento para estimular el autocontrol en la
administración de la insulina, el seguimiento de una dieta adecuada y la
realización de ejercicio físico, pero no ha dirigido menor atención a las
implicaciones psicosociales de la diabetes. (Oblitas, 2006).

Kaplan (1985), concluye en un estudio con diabéticos adultos; que el


tratamiento que tienen que seguir éstos, implica la adquisición de
ciertos hábitos comportamentales, lo cual podría ser fortalecido por el
apoyo social. Los resultados no confirmaron la eficacia del apoyo social,
aunque se encontraron diferencias en función del sexo. Así, la
satisfacción con el apoyo social estuvo relacionada con un buen control
de la diabetes en el caso de las mujeres, pero un pobre control con los
hombres. (Citado por Oblitas, 2006).

En esta misma línea, el autor plantea la influencia de las relaciones


familiares han suscitado mucho interés entre los profesionales
interesados en el control de la diabetes. Existe un acuerdo en el que el
comportamiento de los miembros de la familia puede favorecer la
adherencia al trata miento, pero también puede interferir en su
cumplimiento.

Grupos de apoyo social dirigidos a personas diabéticas

Los grupos de apoyo constituyen una forma poderosa y constructiva de


favorecer que las personas se ayuden a sí mismas como a las demás. La
utilización de la intervención grupal del paciente diabético es puesta en
relieve en los programas de carácter educativo.
Programa de Intervención

El programa de intervención cognitivo – conductual utilizado para este


programa está basado en técnicas de relajación muscular, adherencia a
la dieta, detención del pensamiento, entrenamiento en habilidades de
comunicación, resolución de problemas, intervención familiar y una
adaptación de la inoculación del estrés.

• Relajación muscular:

De acuerdo a Oblitas (2006), la relajación progresiva de los


músculos reduce la frecuencia de pulso y la presión de la sangre,
así como el grado de transpiración y la frecuencia respiratoria. Se
han conseguido excelentes resultados en el tratamiento de la
tensión muscular, la ansiedad, el insomnio, la depresión, la fatiga,
el colon irritable, los espasmos musculares, el dolor de cuello y
espalda, la hipertensión, las fobias moderadas y el tartamudeo.

Se sugiere un entrenamiento durante una o dos semanas, en


sesiones de 15 minutos diarios.

Instrucciones:

La relajación progresiva pretende identificar grupos de músculos y


distinguir la sensación de tensión y de relajación. Se trabaja 4
grupos principales de músculos.

1. De la mano, antebrazo y bíceps


2. De la cabeza, cara, cuello, hombros, mejillas, nariz, ojos,
mandíbula, labios y lengua.

3. Del tórax, de la región del estómago y de la región lumbar.

4. De los músculos, nalgas, pantorrillas y pies.

Se aconseja practicar la relajación sentado en una silla y procurando


que la cabeza esté apoyada en alguna superficie. Cada músculo o
grupo de músculos se tensa de 5 a 7 segundos y luego se relaja de
20 a 30 segundos. Es conveniente repetir el proceso por lo menos
una vez. Si después de la repetición alguna área permanece todavía
tensa, podría repetirse nuevamente.

• Adherencia a la dieta

• Detención del pensamiento

Lograr detener los pensamientos puede ayudarle a vencer las


dudas y preocupaciones constantes que pueden interferir con el
tratamiento. Esta técnica de detención permite que el paciente se
concentre en los pensamientos no deseados y, después de un
corto período, detenga y vacíe su mente. Por lo general, se utiliza
la orden “Alto” o bien algún ruido fuerte para interrumpir los
pensamientos desagradable. Se pueden dar tres explicaciones del
éxito de esta técnica:

1. La orden de “Alto” sirve de castigo y la conducta que es


sistemáticamente castigada acaba por desaparecer.

2. Dicha orden sirve de distracción, debido a lo cual el


imperativo auto ordenado resulta incompatible con los
pensamientos obsesivos o fóbicos.
3. La detección del pensamiento es una respuesta positiva y
puede seguirse de pensamiento sustitutivos, de
tranquilización o bien afirmaciones de auto aceptación.

Para adquirir un buen dominio de la técnica, debe practicarse


durante todo el día, tres días a lo largo de una semana.

Instrucciones

1. Realizar una lista con sus pensamientos estresores,


jerarquícelos y ocúpese de interrumpir uno de ellos a la
vez.

Consideraciones especiales: Si falla en el primer intento


de detener el pensamiento, pueda ser que haya elegido
uno que sea difícil de detener y sea menor elegir otro,
que resulte menos angustiante.

2. Si la vocalización interior “Alto” no surte efecto y le


resulta embarazosa utilizarla en público, puede optar por
técnicas alternativas como pellizcarse cada vez que surge
el pensamiento no deseado.

3. Detener el pensamiento lleva tiempo. Éste aparecerá de


nuevo, y habrá que detenerlo; sin embargo, cada vez
aparecerá con menor frecuencia.

• Entrenamiento en habilidades de comunicación

• Resolución de problemas

• Intervención familiar

• Inoculación del estrés


Conclusiones

Un aspecto relevante y que posiblemente diferencia a la Diabetes de


otras enfermedades, se concentra en la necesidad del paciente de
adquirir un rol activo y responsable en su propio auto cuidado, con el fin
de disminuir las complicaciones propias de la enfermedad. Es por ello,
que de gran relevancia que el paciente posea el conocimiento necesario
acerca de su enfermedad y las consecuencias de su comportamiento, de
esta manera quizás se logre mayor adherencia a las instrucciones
médicas. El conocimiento suficiente de la enfermedad no garantiza un
abordaje eficaz de la diabetes. La falta de adhesión de los pacientes a
los programas terapéuticos prescritos plantea numerosos problemas en
una enfermedad como la diabetes caracterizada por su complejidad y
cronicidad.

El apoyo tiene una influencia positiva sobre la salud siempre que


refuerce las conductas adecuadas, pero en cuanto potencie
comportamientos insalubres el efecto funcional producirá una influencia
negativa. Por tanto, es necesario distinguir entre los efectos funcionales
positivos de los negativos (Oblitas, 2006).

Referencias:

Oblitas, L. (2006). Psicología de la salud y calidad de vida. 2° Edición.


Editorial Thomson. México.

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