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Paidós Serge Leclaire

Biblioteca Desenmascarar
de psicología
profunda lo real


BIBLIOTECA DE PSICOLOGIA PROFUNDA
1. Karen Hornay 23. Harry Guntrlp
LA PERSONALIDAD NEUROTICA ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD
DE NUESTRO TIEMPO
2. Anna Freud
E INTERACCION HUMANA
24- Hanna Sega! SERGE LECLAIRE
El YO Y LOS MECANISMOS INTRODUCCION A.U. OBRA
DI! DEFENSA DE- MELAHIE KLEIN
3. C. G. Jung 25. W. R. Blon
PSICOLOGIA Y RELIGION APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA
4. C. G. Jung 26. E. Jones
PSICOLOGIA Y EDUCACION LA PESADILLA
27. L. Grinberg, M. Langer
5. J. C. Flilgel y E. Rodrigué
PSICOANALISIS DE LA FAMILIA
PSICOANALISIS EN LAS AMERICAS
6. C. G. Jung
LA PSICOLOGIA
DE LA TRANSFERENCIA
7. C. G. Jung

El proceso anall!lco
Transferencia y contratransferencla
28. Carlos A. Pa;:
ANALIZABILIDAD
DESENMASCARAR
SIMBOLOS DE TRANSFORMACION
B. C. G. Jung
ENERGETICA PSIOUICA
Y ESENCIA DEL SUEfW

29. C. G. Jung
PSICOLOGIA Y SIMBOLICA
DEL ARQUETIPO
30. A. Garma
LO REAL
9. E. Krls NUEVAS APORTACIONES
AL PSICOANALISIS DE LOS ;>UEllOS
0
PS ICOANALISI S Y ARTE
\0. C. G. Jung y R. Wllhelm
31. Arminda Aberastury
APORTAylONES .AL PSICOANALISIS
EL OBJETO EN PSICOANALISIS
EL SECRETO DE LA FLOR DE ORO . DE NIACÍS •
. 1l, O .. Rank • 32. A. ·Garme · ·
. EL MITO ·DEL NÁCIMIENTQ·. · • EL ºPSICOANÁLISIS
DEL: ·Teorla; cllnica y técnlc¡¡
•2 •• C . G • ••11nq y W. Pau ll
• LA INTERPRETACION 33. R. W. Whlte
DE LA NATURALEZA Y LA PSIOUE EL YO Y LA REALIDAD
EN LA TEORIA PSICOANALITICA
13. W. R. Blon
34. M. Tracrenberg
Con una contribución de
ATENCION E .INT.ERPRETACION
• LA CtRCUNCISION
14. C. G. Jung Un estudio pslcoanalftico sobre las Juan· David Nasio·
ARQUETIPOS E INCONSCIENTE mutileclonea genitales
COLECTIVO
35. W. Reich
15. o. Rank LA FUNCION DE!. ORGASMO •
El TRAUMA DEL NACIMIENTO
36. J. B1eger
16. C. G. Jung SiMBIOSIS Y AMBIGOEOAO
FORMACIONES DE LO INCONSCIENTE
3 7. J. Sandler, Ch. Dare y A. Holder
17. H. Racker EL PACIENTE Y El ANALISTA
ESTUDIOS SOBRE TECNICA
PSI COAN AL ITICA 38. M. Abadl y otros
LA FASCINACION DE LA MUERTE •
18. A. Garma Panórame, dinamismo y prevención
PSICOANAUSIS DEL ARTE del suicidio
ORNAMENTAL
39. s. Rado
19. L. Grinberg PSICOANALISIS DE LA CONDUCTA
CULPA Y DEPRESION
Estudio psicoanelltico 40. Anna Freud
NORMALI DAD Y PATOLOGIA EN LA NIÑEZ
20. A. Garma
PSICOANALISIS DE LOS SUEÑOS 41. A. Garmo :
EL DOLOR DE CABEZA
21. O. Fenichel Génesis psicosométlca y
TEORIA PSICOANALITICA tratamiento psicoanalltlco
DE LAS NEUROSIS
42, S. Lectaire
22. Marie Langer DESENMASCARAR LO REAL
MATERNIDAD Y SEXO El obj1'to en palcoanéllsls
Volumen
42 EDITORIAL PAIDOS
BUENOS AIRES - BARCELONA
-
SEAN REALISTAS, PIDAN LO IMPOSIBLE
Así se pudo leer, escrito sobre los muros de
una primavera, lo que desde hacía ya algunos
años era dicho por Jacques Lacan en un lugar
que nos complacíamos entonces en imaginar
confidencial y cerrado: lo real, es lo imposi-
ble. En el pantano, ya había arrojado esta
piedra: el objeto, por él cifrado a, era locali-
zable sólo en la estructura. y en el registro de ··
lo real. Una especie -por aotifrase- de sus-
tancia del sujeto escindido, resto de la articu-
fación significante, verdadera "causa del de-
· seo", el ob/éto a, ese ·residuo, se impone como
... la psic.oanalítica:
piédr.a de.rJesecho, debe convertirse en la pie:
dra bas<1l. · · ·
IND l CE
Título del original francés
LE Rl!EL
Un essai sut l'objet en psychanalyse
Publicado por
EDITIONS DU SEUIL
© Ediüons du Seuil
Versión castellana de
VJCTOR FfSCHMAN
IMPRESO EÑ LA ARGENT INA
(PRINTED 1N ARGENTINA)
· 1. ¿Ser psicoanalista?. . 9
. .
L real·er la .c4ra.y· en el texto, 10
18
i .. ·de
3. El falo como juntura con lo real. 25
la. reimpresión, 1982
11. Un semestre en Vincennes, · 33
f?e la cas!ración al objeto, 34
l. Donde las cosas-" no se arreglan", 34
2. El cuerpo del que la "cosita" puede ser separada, 40
3. La semiaprenhensión de la letra, 47
L Queda hecho el d · que previene la Ley N! 11 723
6sito 4. El fantasma del objeto , 51
. a reproducción total o ar . 1 d . 5. La conjuración de lo real, 58
o modificada, ae .libro, en ·cualquier fonna que sea
mimeógrafo, impreso, etc., no por el "multigraph":
reservados. Cualquier utilización 6. La imposible medida, 66
epor preyiamcnte viola derechos
serlos
76
Metáfora y falo, por Juan David Nasio,
Copyright de todas las ediciones e n caste11 ano by lll. Tres observaciones, 89
EDITORIAL PAJDOS 89
l. Jéróroe o la en la vida del obsesivo,
S.A.l.C.F.
110
2. Philon o el obsesivo y su deseo,
Defonsn 599. 3er. piso Buenos Aires 126
3. Duroc o el punto de vista económico en psicoanálisis.
ISBN 950 _ 12 _ 4042 _ 8
1 •
¡l
1
'
¿SER PSICOANALISTA?

·o esenm¡:¡scarar lo.
real es el trabajo ·del psicoáúafüta. .
¿Lo 'real? Es lo que resiste, insiste. existe irreductiblemente y se
da, sustrayéndose, como goce, angustia, muerte o castración.
Es fácil imaginar que toda la dificultad reside en su evocación,
ya que con lo real sucede lo· mismo que con esos ánimalitos inteligen-
tes que, invariablemente. se alejan cuando se les ordena que acudan.
Se necesita astucia, por lo menos en tres ocasiones: en primer lugar,
para reconocerlo y no conf unáir la presencia con la realidad; luego,
para llamarlo, ya que escapa al nombre y se debe recurrir a la ilusión
para fingir capturarlo; por último, se requiere también astucia para
no dejarse capturar ni contentarse con el dispositivo elaborado.
Se suele considerar que el psicoanalista está interesado, en pri·
mer' Jugar, en la puesta en escena de lo imaginario o, también, en la
arquitectura del orden simbólico 1 ; se olvida, sin embargo que, en últi-
ma instancia, se trata de problemas que no exigen ninguna competen-
cia psicoanalítica particular. ya que se observa a menudo, en relación
con ellos, que la pericia de los literatos, de las personas de teatro,
mitólogos o lógicos, es mayor que la del psicoanalista. En efecto, en
última instancia, a éste sólo se le pide, frente a cualquier problema,
que sepa reconocer la falta que ordena su lógica y encierra su fuerza
' Para los conocedores de Lacan, señalo de inmediato que, en In medida
en que la instancia de lo real se nos impone desde un primer momento, es
:i la "robusta" trilogía de lo simbólico, lo imoginario y lo real que hago refe-
rencia; pero ello no indica en absoluto que la prefiera a la referencia al
significante, al significado y al objeto.
absolutamente constrictiva En la Ir d .. , .
es conceptualizada como a psicoanalítica, esta falta mitar, precisamente, lo que escapa, se pierde o "no pasa''. Como se
segura a través de los solidos etect.arla. en fonna (casi) ha podido observar, parto de la hipótesis de que ese ''algo esencial"
duda, una cierta pericia en el ejercí . d ª1 se requiere, sin que se pierde tiene que ver con Jo real o, en otras paJabras (cuya
caba recién. ero e a astueta tercera que evo-
pertinencia justificaré en los textos de ''Un semestre en Vincennes"),
1 Como ejemplo y prueba de esta diíicuJt d tiene que ver con el objeto. Veamos qué sucedió con ello en cada una
o real, present::iré tres relatos d a para desenmascarar de las cbservaciones de Jérome, de Philon y de Duroc_
J963; prueba al menos ara a e casos que redacté en 1956, 1958 y
La observación de Jéromc es, sin duda, Ja que permite locaJizar
hasta. el final Jos tres tengan la curiosidad de Jeer con mayor certeza la insistencia de lo real y la extrema angustia que
el contrapunto U e los las observaciones suscita, con la horrorosa representación de la licuefacción de un cadá-
sin_ duda, que por fiel y hasta n lector critico podrá apreciar. ver. Al reconsiderar "La muerte en la vida del obsesivo", pienso que
me1or de los casos. es present d 6 que sea, la observación, en el la relativa legibilidad de lo real en este texto no es ajena a su carácter
al texto o, incluso, a : .lo para otorgar un cierto estilo de bosquejo y de incompletud, en el que la acumulación de las notas.
ponder a Jos_ temas principale , p ra. apuntalar Ja coherencia Y res-
psíquica, el deseo, la muerte s anunciados por los títulos: la fuerza observaciones e interrogantes prevalece sobre lodo verdadero intento
de elaboración teórica,.. Sin embargo, no podría decir hoy si en este
intento ser se le plantea u : tDe todas maneras, al lector que hoy
é sentido se puede texto la "fuerza absolutamente constrictiva" que rige la neurosis obse-
cons1'derar que estos texto n .rn errogante·. l'E n \ siva de féréime está red1.1cida a un elemento del análisis entre otros o
tf.enos aquí no s.on- ps1coanalíticos? ª si, por el contrario, es aislada, crucial, aunque a la espera de
blema de primordial im ort . . d7 un pr1.mer momento, con un pro- la examine, como parecería indicarlo este pasaje: "En el punto en el
.. "?Si se !s lfS
posrb!e calificar un texto como que nos encontramos, s1,1bsíste un problema: saber por qué este horror
¿por qué? Para decirlo ¿en qué? Si no?- de la descomposición del cadáver, que parece un sentimiento tan nátu-
l. mera proposición, ¿qué lugar
texto? · · ·
, f o .. refrrrendonos a nuestra pri-
' que puede · tener Jo· real en un
ral y común, se encuentra. en este caso, i!1vestido sin duda una
·función parficular en el ·núcleo de las faJ)tasías de Jérqme, en el" cen- ·
tTo ·de su análisjs. · P.or. el momento Qe-jaremos .abierto
ya que ¡E, qúe nos
problema.
con este fragmento·cUnic.o es el
l. LO -REAL EN LA CÚRA y .EN. EL TEXTO terror que domina ar 4ue se siente condenado a 'vivir hnstu que la
muerte sobrevenga'". ·
Se habrá adivinado que Ja 1 . , . . . Dos sueños de horror, recordémoslo, son los que introducen y
de casos" es intencional Se sueel e1emplo de fres '.'relatos !'lo:>tienen este tema crucial. El primero es el sue·ño de la mómia: .. Nos
de u n caso es un texto destinad
· . efee to, que l a reseña
e cons1 1:rar' en
encontramos en una amplia sala a- que rodea una galería cubierta
en el psicoanálisis propiament º/ fielmente, lo que sucede cortQda sin duda por una.loggiá; atmósfera de claroscuro. Llevado por
Freud, ."no ex iste ningún mede. re o. sin como lo escribió cuatro hombres, avanza un sarcófago abierto; se distingue con clari-
de un análisis Ja fuerz ro permita transmitir en el rehto dad ·y muy próxima una momia perfectamente conservada en sus ·ven·
p a persuasiva que su g d ,. . '
. a_ra 1agrario, los informes literales r e e1 anahsis mismo. dajes. Pero, repentinamente, cuando Ja procesión avanza, la momia
no serfon de ninguna a d " de las sesiones de aná· se derrite; en el sarcófago sólo hay ahora un líquido rojo y el horror
s1va ., se relaciona de aJg·u' yuda . ienso que esta "fuena persua- que éste suscita se eclipsa la certeza de que 110 es sino el ungüento
t . . .. ' n mo o con Ja "f b
nct1va. (de la castración) a la ' . a solutamente cons- utilizado para embalsamar .el cuerpo". ·
se escnbe -pero también en lo que me h: referido reciéu. En lo que El otro sueno es el del asesinato de un ''hombre que sabe''. El
algo esencial al sobre el psicoanálisis, relato es el siguiente: "En el entrepuente de t1h barco se encuentra un
.u rrse. En forma parndó "ica a . rsmo parece perderse o esca- homhre que va a ser asesinado porque sabe. Me alejo para no ver.
c1ón. el problema de las 11 '. p ra situar. en una primera aproxima Me siento molesto por el hecho de que el cadáver será descubierto
el . ·1· . re acrones entre el t . (1 -
psrcoana isrs y el psicoanális· . exro. a palabra) sobre sin que yo haya dicho nada; su agenda. parecida a la mía, quedó entre
is propiamente dicho, intentaré deJi-
sus cosas. Luego, en la bodega del barco. se descubre su cadáver
Reproducimos las "1re• b . hinchado, cubierto de agua y de lodo. Se intenta sacarlo, pero los que
J ' Se comprende que serÍa al final de la obra.
lo transportan se ven entorpecidos por un laberinto de tablas vertica-
a otro mu7 interesante, •iue le
les. Lo llevan de un lndo a otro de la bodega. Estfi hinchado. rígido.
ennegrecido, es muy feo y huele muy mal. De un momento a otro
rJ la cscrfll1ra, no le dari;i lu posf a que, persever:indo en esra vía puede reventar. Imposible escapar. El cfldáver nos bloquea entre las
· ª e una respues1a inmedillta.
tablas levantadas. Me siento asqueado y con ganas de vomitar. Me
10
11
despierto completamente alterado". Se observa con bastante nitidez bo decir en relación con esta apertura,
que este último sueño, que en el texto al que me refiero presento sin du·eron en su transcurso .. .De silencios, algunas preguntas
analizar. pone en escena una representación desesperante de alguien para logt"arladse de menor resistencia y,
que "enmohéce" en el interior del cuerpo materno; y es comentado en insistentes a!rede or reductora, quiero decir toda n e
el desarrollo de la observación por una especie de parto dramático evitar toda .,. Se verá luego que esta aprobac16n come-
(al final de una sesión) de Ja " nada" de una crisis visceral. a la que se sus palabras en có igo . ue el desenlace de la cura podría
considera como cólico nefríttco, sin ningún otro antecedente ni secueja. d ida que le otorgo ni chn1co qy
es igualmente um or
·r me en la crítica de 1os análisis
Pero sin detenernos más tiempo en el problema de las relaciones borar en parte, no . ,
de Jérome con el cuerpo materno, interroguémonos con mayor insis- de Philo-' y de Duroc. mo que-redacté sobre el pstcoana-
tencia acerca de la representación central de-un delgado saco de piel Si interrogo ahora. texto en la vida del obsesivo, me
que está por romperse Es. nos dice Jérome, el límite de lo innom-
. . de Duroc en relacton con a
lms
. d él como "nudo" del
textualmente s1tua o en •· Jo
brable; representarse Ja ruptura, para gozar sin duda con ello, ejerci- parece que lo que es. . 1 licuefacción de un cadáver como po
tarse en producirla o evitarla constituye, según parece, el punto en el análisis, la ?e.. a es considerado, en realidad, en marror
que el terror se hace tan intenso que determina que la coacción (para de atracción y de repu s1on ' nstrucciones que proliferan a su a
producirlo o evitarlo) sea tan fascinante como insuperable Por otra medida bajo el ángulo de movimiento perpetuo, clausura
parte, el propio Jéróme lo dice excelentemente con estos términos: "La dedor (vendas, tumbas, ci;p. '. t o" (su "inqaiétantc étrangeté") ·
nada) que en su aspecto r_.. e entonces en la denuncia de
situación más atroz que imagina es la de encontrarse repentinamente.
al abrir un placard, ante u11a cosa informe, un objeto desconocido, no Mi crítica de mi para poner de manifiesto
identificado, que lo sorprende a uno .antes de poder designarlo como su tono afable, casi humonstico, a orno una defensa contra un fan-
c;adáver; podría, añade. ver una pirámide de ellos a plena luz si!' emo- lo irrisorio del dramal qu.e se puede desconocer y que son
cionarse, pero debe evitar a 10.da costa descubrir uno solo en un sótano tástico o un ·de to real evocado: ·
(por supµesto) bajo· el haz de so cosa si h nombre de· formn los únicos ·que po nao ar .
incierta". .En resumen. " Ja si1uaciól'\ más .atroz que imagina " (y, :en
ºel _e-aso de oosesivo: qúe. también 'Ja más atractiva) es la ·. · · . - . . PhºI. a la que me hé
. . del análisis de 1 on . .
ae una sitm1ción en la que s.e 1evelc, finalmente, la El eje de la secuencia .
1 . en las primeras pa a
1 bras consecutivas a m1
"·Mº d
· insuficiencia del poder de Ja palabra, como si ignorase -o supiese referido se revea ya • \ lo une a su madre: 1 1er a,
demasiado bien- que el orden simbólico (o literal, o significante) se interrogación al o que . . .
constituye sólo a partir de una falta. Sin duda, un rasgo específico
de la estructura obsesiva es el de fijar alrededor de una representa-
ción de muerte el problema del punto en el que la palabra falta : por

como si fuese asunto tuyo.


-Por medio de esta exclamac1
manifiesta algo esencial que no pue
ºa
.6 . esperada en boca de Ph1lon, se
in prehencler Y que, sin embargo,
confirma que el tér-
otra parte. es más "normal" {pienso que en este caso la palabra en·
cuentra ::.u utilización correcta), interrogar la función dél término fa).
tante o de la faJta constirutiva de la posibilidad 1 misma de la palabra

no quiero dejar escapar . El


mino excremencial no es el
la mirada; es como n.
m:
's importante: "Col\lienza con
simbiosis. Si, en su mirada
unda mirada". En este caso,
refiriéndola al sexo y, precisamente, al falo, del que ninguna "pre· (de Ja madre) hay algo as1 como g. . dad bnjo la cobertura de
sencia", logra ocultar la falta. En el transcurso de est¡¡ obra tendre- lo real, en su y como en caso de
mos oportunidad de referirnos en forma más explícita a la función la mirada es casi vtS1ble. No
' oción desmcu1 a qu •
..ca e simplemente amenaza
' d
del falo. Jérome. sino de em • . ) Phi Ion bajo el dominio .e una
3
Pero volviendo al examen crítico de la observación de Jéróme, en con hacer derretir (en 1agnmas tos sin embargo, la acción de
la perspectiva del problema planieado, es decir de la puesta en juego insondable a fl
. · • En.
otros momeo ·
. d ba·o ·el signo de la :ingusua:
· "Por
de lo real en la rnra psicoanalítica. ¿qué podemos decir acerca de ello? la mirada sobre el ·es· interroga a J " (el ·•e la mirada) es el que
to de ese temu u ' t
En el plano del psicoanálisis propiamente dicho, y a posteriori, creo otra parte. e\ surg1mten t de nuestras entrevistas". Se tra a.
haber logrado manrcncr parcialmente una "apertura" suficiente que. señala el comienzo de la eue él siente acogedora y amistosa
en e l caso de este sólido cocod rilo obsesivo. permitió que el horror no en esas ocasiones_. de m1 q el escrúpulo de responder con. un
fuese evocado sólo en la serenidad del palabrería. sino que la angustia y ante la que se impone e . y o el ue debena adoptar, pten·
e incluso el terror irrumpiesen en el análisis mismo; lo aprueban, al rostro rígido. más bien él un interrogante. una
menos. Jos "movimientos de fondo" literalmente viscerales que se pro· sa un analista. Esa acog1 a iepr .
' d f1uludo Vnkcimliche fue
• En írancés. el articulo. !clanlc mientras que en a
' En relación con ello. vcanse la5 palabras de jérómc sobre la preocupación . ' / te étra11g.ete ( a inqu1 T]
de .. reencontrar Ja posibilidad de utiliwr todas las ... como: Fi11qu1c f titulado "lo siniestro". [ .
traducción cspano ª uc
12
. . iera con e\ golpe mas - _ •
preciso. Más sim·
seguridad, pero también una amenaza. Así, aclara del siguiente modo que no se logra cerrdt' Philon no sabe cómo aceptar cast{a-
Ja esencia de la situación por medio de un sueño habitual que .retoma plernente, tiempo en su análisis no busca na a sa v?
como fantasía: "Alguien se me acerca, dice, fijándome la mirada (en ción. pero que, m1sm es.' a\ evocar• aunque lo haga para
me /ixant du regard). Es un hombre Me esfuerzo incfefinidamente eso, aunque 'sustituyo
por rechazarlo, pero, pese a todo, se aproxima; comienzo a golpear la representac1on con su cortejo de e[ us1on • e comun1. e
repetidas veces sobre esa jeta; cuanto más rápidos son-mis golpes, más del cuerpo de la incaliCicable carencia en la que se impon ,
se acerca y vuelve hacia mí como un punching-ball movido por un insondable oscurt a , a
resorte. Parece insensible, y su rostro muestra una sonrisa sarcástica. absoluto, lo real.
La angustia me invade ... " Es en ese momento cuando, en los sueños,
despierta temblando. l , t a al parecer, ilustra, podría-
En mi examen crítico y restrospectivo creo locaJizar, en la evo- En el caso d: Ange real. probablem.ente pa.ra
cación de esta (doble) mirada insostenible e inextinguible, que ningún mos decir que es inquebrantable, se halla irremed1a-
golpe puede desviar, un tiempo esencial de este psicoanálisis en el que anularlo o .dom1.o_arlo: el umbral de la puerta gue no puede fran-
lo real -aunque en es.te caso diré más precisamente el objeto- es b\emente inmoviltzado ante ás plena que un muro. Hace ya
puesto en juego por el h·abajo de la cu1·a. Debo decir que en ese q uear ' cuya abertura se le presenta_ m celo para no consumar su ma-
d . liega su industrioso 0 un
momento ni lo desconocí verdaderamente ni tampoco lo situé verda- diez años que esp d c'ón· retrocede por entero.
deramente como tal. En u·n análisis segundo de mi texto puedo encon- trimonio". No por r.alta. e ere.e -y lo explico en otra parte de
trar una prueba en favor de la apertura de mi escucha, cuando lo inte- f óbico ante un espacio tiene una relación ejemplar CO}_'l lo
rrogo acerca del soporte de esa mirada (padre, madre, hermano) y esta obra 7 _ que e\ o?1eto ' 1 l . absolutamente
concluyo evocando la enigmática "mirada del Otro''. Debo decir que rea], en la
lo que entreveo aquí .e·s que lo que mira ·a . Ph.ilon, do11dequiera que del -oJ;>jeto .propram7nte innombrable por definic1on y
· es.la falla misma de.este gran Otro (.lugar·en· el que, se supone, na. Este o ·eal. .. . : . .. .
se agrupa el ord.en . literal O· significnnt.e) , . cuya apertúra . se anCln ·\ó quo me_rece '· con: el. caso de Ouroc
Jo ra·sc.ina bajo la especie (SOllS l)espece). de· la ·mirada. Digo '.'bajo .. Ahora bien. _fue ·cur10.samente hc1:1b. •e poclido tener otras preocu-
la especie" de la mirada ya que podría presentarse, en uri contexto 'poca en la que u tes '\' . de Es
difet ente, bajo otra especie de objeto, excrementa! por ejemplo, o bajo
forma de compromiso, de un esfínter del iris.' Ello me en la

que Lacan, en una e


paciones. me refiero ª.1
tocolmo en se i.nte1.1ogo
;e
I te nacional de Psicoana is1s
perplejo. a:e_rca ·de
·eto en este psicoanáltsis. En la

-
actualidad, formular la siguiente interpretación que considero dificult1:1d dt: la localtzac16n de\ obJ 1 . cto de lo real falla u obs·
la . · esenta como e impa ' 1 e
ta: esencial y resistente dificultad. para Philon es la aporía de esta práctica . el o b¡eto se p_r ue Ouroc las introduce es ta
falta del Otro; intenta cerciorarse (o ·al menos. asir algo) acerca. de táculo , pero la profusión c;on . ª. encuentra -en otra parte: Su
ella a !ravés del velo aguje·reado y brillante que es la mirada, ya que nos lleva a sospechar que el \ obstáculo \a barrera contra \a
no verla (tal como la brillantez. sin embargo, lo invita a ha- pasión. escribía yo. es. la de derrib.arla o destruirla. sino.
cerlo) en el falo y en la castración que él implica. que va a chocar; no le mteresa en ªt, allí sensible resistente; que pue-
De todas formas, y en su conjunto, mi análisis y, con n1ayor razón por. el contrario. comprobar que la. en una perpct\18
aún, mi texto, se alejaron progresivamente de ese momento privile- de de algún modo. palparla •. acariciar 1 'ancla con una montaña que
giado,. lo que determinó que· la interpretación se viese sensiblemente '
presencia: · -
suena con 1 macizo con e
Cl
·
• rd d no creo que tenga mue o qu
b e
deformada En efecto, en Jugar de limitarme a Ja escucha fiel de lo sea sólc roca .. . " En a realicé en ese moment? a.cerca
que se decía, inserté una representación que, pese a que no estaba com- corregir de la interpretacmn . q a v·rdaderu experiencia
pletamente fuera de lugar, constituyó, de todas maneras. un agregado de esta ''pas1on •. que relacione un _1; s· ·me fallarla añadir solo
·-o a la edad de tres ano . ' . lo por
complaciente; me reliero al tema del "santuario''. A la atopía ele una tuosa vivida por e 1 ntn 1 del hechu incestuoso vivic . .
falla constitutiva del lugar del Otro, ele esta carencia creadora de un Jo esencial'. "El carácter íundamcntal cr·a :sc11sible de la proh1ln-
orden simbólico la convierto en un lugar secreto, sagrado, sin duda;' Angc Duroc fue la experr·encia de a ausen a si exceptuamos e 1 goce • (o
al hacerlo, sin embargo. participo de una fantasía muy común de tipo ción El rasgo más notable de lr-i ía1ta de defensa, de una
· · d d:i la expenencic ' ·b ) de una
obsesivo y anulo parcialmente el texto de lo real que manifiesta su la angustia), es. sm L1 • • • • iera es necesario dcrn :ir · .
carácter completamente irreductible a través de la evocación del ojo barrera inexistente 111 temcntc múltiples barreras. al cui-
ley burlad:i ... Al edificar caos an
:; En relación con las "especies'' de objeto, véase más adelonte "Un semes-
tre en Vincennes", pág, 60. Vinccnncs", pág. 02 ·
Cf. "Un semest re en
G Cf. "Un semestre en Vincenncs''. pág. 58.
15
14
dar sus 'muros' con amor, Ange Duroc defiende, en pri111er Jugar, su Disponemos ahora de algunos elementos que, si bien no nos per-
n?mbre; se esfuerza, sobre todo, por recrear el obstáculo de lo prohi- miten responder. nos permiten al menos plantear en forma más pre-
b1do:. Pºr hacer sensible la defensa de Ja que su placer cisa el problema inicial referente a Ja posibilidad de un texto psico-
carec10, decirlo en forma precisa, la brecha sacrílega analítico. En primer lugar, recordando la distinción entre el psicoaná-
que .lo prec1p1tó a/la ele/ placer. Realizar esa prohibición en forma lisis propiamente dicho y el escrito (o la palabra) sobre el psico-
se conv1rllo en su pasión". Pero esta interpretación era sólo análisis. A través de la crítica de tres observaciones, intenté ilustrar
parcial. el hecho de que una empresa psicoterapéutica
El .por este psicoanálisis sigue siendo et de coanalítica sólo a partir del momento en el que el ob¡eto, como md1ce
una especie de mvas16n masiva de la cura por parte del síntoma. En sin nombre de fo real, es ¡iuesto en juego. Como criterio de lo psico-
este análisis, al igual que Duroc en su vida, chocamos con un obs- analítico, esta formulación me parece más precisa o, en todo caso, más
táculo aparentemente insuperable; en ese momento me resignaba a operativa que la invocación de un sistema o de un lugar, como P?r
ello, con Freud la "roca" profundamente arraigada de la ejemplo el inconsciente, o, también, de procesos tales como la resis-
con la choca en definitiva, nos dice Freud, todo aná- tencia y la transferencia. A través del ouevo examen y de la cótica
lisis . En la actualidad y con mayor perspectiva, considero, sin em- de estas tres curas creo que se puede observar que, según que se tenga
bargo, que no logré modificar fa organización Jibidinal de Duroc de- mayor o menor éxito en este trabajo de "desenmascarar Jo real", se
bido a una fall ida localización del lugar del objeto en su análisis. Si produce, o no. alguna mutación en la organización libidinal. del
e?":º lo afirmo, el trabajo del psicoanalista es el de evocar lo real , e; paciente. En el punto en el que nos encontramos, se puede ob¡etar
fac1 l de comprender que en este caso la dificultad se originó en el sin duda, que los conceptos de real y de objeto son aún oscuros: estoy
hecho <le que An_ge, que se presenta como .hijo incestuoso,. se dedica de acuerdo, pero -la ambición de esta obra es la ele aportar los ele-
al parecer y para sí mismo, a mimar una invoéación mentos para constr1:1ir1os. Por el momento, sólo ·he querido localizar
de 1.0 conjurar aquello que en su parece haher ínter-. su f ugiliva e inquietante presencia en Ja cura y señalar que a través
. venido ·salva1cmen!e como r1:a1: haber sido el insfrumento del goce de las construcciones que no podemos menos que o sugerir,
de_ Y al inisn:IQ Jiem¡;io·, cuerpo y palabras, lo ésen'cial, ·1a absolutamentf! constricii_va-,.se en-
al!a placer. En Ja actualidad, sin' · pienso que est.a cuentra -precisamente allí." ·· · · ·
expcr1en1:ia incestuosa·· sólo puede ser concebida como irrisión de Pero, ¿qué deéir ahora dé un escrito sobre Si el
goce Y que, en :ealidad, este más allá del placer constituye sólo un psicoanálisis es. efectivamente. una empresa que se caractenza por la
recuerdo encubnd?r, una rep1:esen tación, u-na construcción que oculta puesta en juego de Jo rea.l y, como Jo veremos luego, la revelación de
el punto de angustia verdadera que debe ser 1oc.alizado o circunscripto todas las tentativas lendientes a reducir lo insostenible que él cons·
con tres palabras como agua. caída, ruido. tituye, creo que para hablar con pertinencia del problema
Para. decirlo de otro modo. Jo que me impidió ir más allá de esta 1.;on el escrito sobre el psicoanálisis es conveniente, en un primer mo-
mento, determinar las relaciones de Ja escritura con lo real. º Sólo
1
es el. hecho de .haber sido fascinado por la pertinencia psico-
enah11ca de la construcción del recuerdo encubridor. Digo pertinencia puedo hacerlo a grandes rasgos, pese a que, como pueden imaginar, el
psicoam:lítica y podría decir también error teórico. ya que el contexto problema exigiría un trabajo particular. 11 El texto actúa con lo real
mce::.tuoso, en el que se despliega una identificación tan notable con en fonna similar a Ja de la tela de araña con el espacio que ordena Y
el falo, interfiere en forma absoluta la perspectiva de un acceso a Ja en el que despliega su trampa. la de una .letra es
castr.ación Y•• al mismo _tiempo. y de modo perverso. ocupa su fugar . operación que resuelve a su modo la relación con el ob¡eto al obstruir
Hubiese debido denuncrnr el carácter de "construcción" del recuerdo con su trazo la falla sin nombre en la que subsiste k) real. Ningún
para poder interrogar los escasos elementos que acabo de mencionar: texto puede poner en juego lo que su textura misma intenta
el agua. la caída, el ruido, a los que añadiré el olor. Se puede observar ningún artificio de escritura puede desbaratar verdaderamente la in-
q.ue en. el_texto de mi trabajo estos elementos figuran en forma explí-
c11a e insistente. de este modo, por ejemplo : "En Gibrahsr, visita su 9 Quizás hubiese sido más convincen1e si. como lo sugería un amigo, hubie·
fantasía, pero t1n angustioso lo invade cuando. sobre la pasa- se compnrado análisis de hombres y de mujeres en lugar de torna_r como
rela, franquea el espacio que lo lleva de la roca a su barco". Pienso sólo tres análisis de hombres. Pienso en efecto que la de la muizr
que lo real que dejé p<isnr se encuentra, efectivamente, en este ínter· en lo real -su relación con el objeto (con el rato. con la castnm(ln)- plantea
valo del vértigo angustioso. un problema suplementario al pu1110 tol que al.gunos ..
lutnmentc clarividentes, resumen la d1c1cnJo que la lllUJCT tna11a-
li7.ahlc.
•0 Véase también "Un semestre en Vinccnnes", ptígs. 50-51 .
. • S. Frcud. "Analysc et analrc inh:nninable", en Revue Fra11· ll Cf S. Leclaire, "Le réel dans Je lcxtc" en Uttérutllr<', n" 3, Larousse
<;mu dt· '<l. t93q, n .. l. p:ig. 28: c;11 XVI 87 1971. 30-32.
16 17
- irinseca función de revest· -
· d tm1ento del t t
partir e estas palabras que co -d ex o .. No se debe deducir
tura; lo que digo es que todo ero texto como una superestrui - él se manifiesta algo heterogéneo al buen orden literal: ninguna letra
falta y que por sí mismo sólo o1dena como ocultamiento de la puede hacer decente lo innombrable de un cadáver putrefacto, nada
ella. El "verdadero" o el "buen :, hacer aparecer apariencias de puede domesticar el salvajismo (o crueldad) de un ojo abierto y
:ceptar las exigencias que cuyo autor ha sabido sin fondo. D e este modo, y en relación con el orden del sistema de
ext? se encuentra aligerado a a de este modo 1 relaciones que las letras (significantes) constituyen, el afloramiento
duc1r ruptura o carene· tanto de los artificios destinados , e de Jo real se produce, efectivamente, como ruptura. Los ejemplos su-
ia como de J b a repro-
su su valor se origina tendientes a afirmar gestivos a los que recurrí para ilustrar este momento esencial de la _
no esm1e?te ni oculta su fun . e ngo_r su organización u cura podrían hacer creer que necesariamente Jo acompaña algún carác-
entonces similar a Ja fineza de de revest1m1en10. Su beUeza s;r.e ter patético o dramático: no es así. Por el contrarfo, parecería que la
real quedaría por de-Jeer (dé-lía la que la inquietante aura d: ruptura. en Ja que reside, en realidad, la eficacia de la intervención
interpretativa, puede producirse también en el silencio: se comprueba
Jex10 sobre el psicoanálisis se se puede esperar de un
ugar, que constituya un texto verd d as1 de formular: en primer entonces, a posteriori, una mutación cuyos fundamentos son difíciles
con Ja falta: luego, que trateª ero,. a1ustado a su relación intrfn- de JocaJizar. Ella puede p roducirse también -se trata del caso más
dec1r, de la constanre necesidad y de psicoanálisis, es corriente- en el ílorecimiento de una red significativa que se des-
' icu ta de evocar lo real. cubre; en ese caso, la modificación que se produce es atribuida al des-
cubrimiento de estos nuevos sentidos, ignorando y ocultando al mismo
2. EL DESPLAZAMIENTO DE UN tiempo el objeto, ese a.lgo completamente diferente, sin nombre ni
CENTRO DE GRAVEDAD .sentido, que ha sido su verdadero eje. Ello determina que en este
último caso, el más frecuente, una interpretación, incluso "equivo-
·. . La 1:ev:Iación, en la situáció : ,
literal (significante) consºtú . ¡" _Cle la falla del ordc cada" desde el punto de vista de la coherencia literal, puede ser eficaz,
eºn la medida en la que Ja ha puesto en.juego, .en
1' . . ral - y te;dremos esen_cia! .de cura. Por orden .
. mo.do, lo real bajo la forma del 11.Jgar-teniente del objeto.1 :
. el la volver u .
de Jas letras de fo el juego co¡n- . .la 'trad.ici6_n. psicoanalítjca. lo que se re!a¿iona en mayor
todas las construcciones r _s)' que constituye el arma¡¡:ón d dida con fa revelación de la cart:ucia se !forna a·nálisis de fo castración.
psicoanalista no debe (o significativas). El Sin duda, todo el problema consiste en ponÚse de acuerdo acerca del
el literal d el de dejarse. capturar por contenido que se Je debe otorgar al concepto psicoanalítico de castra-
constituye s'u .motor y en . e acer aparece1 fa carencia q ción: se verá luego que ºen uff semestre en Vincennes i)!tenté, al me-
está mejor ubicado el su "causa absoluta" nos, ºreunir los datos del problemá. Por el momento, me contentaré
zando ps1coan ISia para s b 1 , con parafrasear lo que pude formular al término de un trabajo prece-
expresa con simplicidad . d a er o que un anali-
hablar directamente o compru_eba que "fas palabras dente 13 : el falo, en relación con el cual se debe pensar la castración,
ace mas que afirmar que la mue t a muerte ni del sexo", lo que no debe ser concebido -si se me permite esta expresión deficiente que se
de fo real. en ese lugar de Jo i re y_el sexo participan, por su parte contrapone a una "sana'' conceptualización-. al mjsmo tiempo, como
efectivamente, es lo que CJ?lre falta Y palabra. Esto: letra de la falta y como único emblema posible del objeto: su situa-
lapsus. fallas de los discur l reud al mterrogar los olvidos los ción. absolutamente única, lo convierte en el único lazo de unión que
Lograr que esta falta a sos, os errores Y tropiezos. ' existe enti:e la red de Jos términos literales (significantes) y lo "com-
pletamt:nle diferente" de la falta; correlativamente. podemos decir que
erróneo considerarlo comgarezc_a plantea muchas dificl11tades Y sería
es la clavija maestra del despliegue literal. en la medida en que éste
rente cuando, JU¡°go .. nadie queda indife-
se basa en una carencia incalificable. La castración es prácticamente
un fantasma se atraviesa "n e . e Jnlta ba10 sus pies o cuando
gen 1 · e su camino· ame 1 f It d la puesta en juego de esta relación imposible entre el objeto-falta y la
a angustw, la cólera e l terror 1 ' , . a a a e palabras, sur- letra; como tal, constituye el modelo de toda articulación y se encuen-
En el caso de f ér6me Jo' q ·. as lagrimas o J¡¡ risa incontenible
tra implicada como lastre de real en cualquier relación literal. Se
nomb!·e o el du: era el terror una forma
observa que, contrariamente a una práctica enfadosamente difundida,
de la efusión de un ? f ·de _una angustia orgánica; en el la castración, lejos de que se la deba pensar de manera pedestre, en
da m1rada'' o la rabia mezclada cuando aparecía Ja "segun-
cenar; en el de Duroc el , . miedo ante el ojo que no podh
i1 En rel:ición con este concepto de tugar-lcniente del obje10. que. según
el recuerdo. Pienso 1 angustioso había quedado sólo e '
con b t a expresión de efe t d n creo, constitu ye el ünico modo de "presencia-aubcncin" di!) objeto, del que, para
as nnte exactitud e l mo . e o e ruptura caracteriza ser estricto. sólo se puede hablar como obje10-falta; véase '"Un semestre en Vin-
mento esencial de la cura: en efecto. en ccnnes", págs. 69-70.
Cf. Psycfia11alyser, cap. 7, pág. 163.
18
IQ
Esta formulación, que intenta, simplemente, ser riguro sa, n?
términos anatómicos, como si se.1.ratase de una enfermedad, exige, por como ta1. . bar. o ue la estructura escamotea 1a rea1t·
el contrario, que se la considere como el tiempo esencial de una co- debe hacer pensar de palabras: se lo reencuentra
dad del cuerpo me ian . -como lo haremos
rrecta determinación de los hechos de la palabra y del sexo.
sin ." realidad material"
El acto específicamente psicoanalítico de la interpretación con·
lueglo-- a ff·ico en relación con lo real: es decir, por el momento,
siste. como lo he señalado, en un efecto de ruptura; sin embargo, se y e cuerpo : : i b .
debe señaJar desde ya que, contrariameote al acto taJ como lo define de un lugar-teniente de o 1eto. ,,
Lacan y que se caracteriza por una especie de cortocircuito en el que e1 1ugar d entonces que el hecho de "desenmascarar lo real ,
Se compren. e, ' d la ínter relación la revelación de la
el significante parece significarse a sí mismo, la interpretación se ca-
racteriza por la puesta en Juego de la imperfección de la letra, la reve-
lación de la falta sobre la que fracasa toda aprehensión literal. Por
otra parte, pienso que los pasajes al acto en Jos momentos fecundos o P sicoanalítica. En resumen, y utilizar los
del análisis, frecuentes. masivos y, sin embargo, mal apreciados a o,ca vocabulario técnico, la interpretación apunta al
termines igura , . 1 un lado el proceso
menudo, deben ser comprendidos como un modo de rechazo, o de udo vivo de la estructura ed1p1ca, a1 reve ar. por Í al' la
compensación, de las brechas abiertas por la cura en el buen orden n { d 'ó de la ·•escena primitiva" y, por el otro, a re. izar
de ecun act n . b todo se bga y or·
literal del que participan las construcciones fantaseadas. Pero exjste intromisión incestuosa. contra. la cluall sin em en el análisis
otro aspecto, mucho más importante, de la intervención interpretativa aniza De este modo, por e1emp o, o cons 1 , ñeza
así concebida: · me refiero a su efecto de transgresión o, de modo más PhÚon, la falla en la que .surge la
general, a sus relaciones con el goce y con la relación incestuosa. o intimidad es la puesta en 1uegQ e.xp" · lemente aún en el
Debemos exaininar este punto' con- mayor detenimiento: aún hoy, • en el esfínter del iris del OJO 1. ••,
y siemyre, sin duda, será así, la revelación de la falta, resorte análisis Jéróme, trama rí'gida del 'texto
de·ta jnterpretación, es vivida como inaceptable ·Y escandalósa. A justo con terror, falla-. .Mí, 1o que .es Y·
¡. . título. Debemos recqrdar aquí que el g'?ce, al -qµe obseS\YO, es ta que COílS. y enfe el TeVéS O' mejor dicho, el.
.t se desctibe como posesión .del ·cuei:po de l{I madre, st!. define, precisa- no sólo re-presentado es, y persona· -
menie, como prohibido, Del mi:.1110 modo 'en que ·lo real sólo puede allá de 1: hasta qué punto lo que la int:r-
ser evocado como f.alta en relación con la red literal, faJta que, al mis· 1es. pued d e aloa muy diferente de la articulación de algu_n
mo tiempo, le es completamente ajena y que, sm embargo, co_nstitu- pretacion pro uc 0
'ó no ya en absoluto de .un
ye su rasgo esencial, el goce sólo puede ser concebido a partir de Jo. (do· se trata de la reve1ac1 n ' ' ,
nuevo se.n 'feo'' como decía el l?sicoanális1s en .sus ort·
prohibido (o lo prohfüído formularse sólo como respuesta a Jo absoluto "acontec1m1ento trauma 1 ' • "a 0 del exceso) que constitu·
del goce); sólo queda, entonces, hablar de lo prohibido. Como ya Jo genes. smo del trauma (o de la v1_olelnc1dedor falenas alre-
he señalado, lo interilicto (/'interdit) es, esencialmente, el propio dicho o sí mismo la falta y a cuyo a re ' . .
(dii) Basta considerar al dicho en su relación con Ja falta que le de la se precipitan los
permite constituirse como tal para comprender que la red literal (sig· ción es, efect1vamen.te, lo que acabo orno violenta e inaceptable. pr<>-
nificante) se despliega como una defensa contra su propia reabsorción práclica, que se def me en resumen c d ha existido y se ha
por parte de la falta. Al igual que una obra arqwtectónica, en la me- dujo. en los setenta años en pese a to o. as ue se han dedi-
dida misma en Ja que lucha intrínsecamente contrá la gravitación y difund1do, algunos efrtos a la pros-
el vacío, da acceso, cuando es lograda, al abismo que encierra y oculta cado a ella. Debo, arar, e
peri dad de las practicas
mm\ dcsÍ nan como psicoanalíticas ni
se fu oa;álisis correcto aproximativo
al espacio, del mismo modo el orden literal (y sólo él) abre y obstruye
las puertas del goce En esta perspecttva estructural. el "cuerpo de a la difusión de un saber so, ref e lugar to que vehicu-
la madre" debe ser considerado como la representación metafórica de o falso, pese a que no ueri3 todo aquello que alega pertenecer
un fantaseado continente primordial, de un libro, de un texto del que liza -o no- e reaefeclos ue deseo interrogar son los
otro ha surgido por la intervención del falo. En este sentido, señalaré al campo del con la interpretación. con-
al pasar que falo no es sólo pene y que es, antes que nada, la impo- que se encuentran u osd ir! 1 y a los que situé como efectos
sible letra de la falta. La "posesión" del cuerpo de la madre. en rela- cebida como puesta en 1uego e o rea .
ción con la que comúnmente se evoca el goce, debe ser comprendida, de la tercera o. para ser más prc-
entonces, como conocimiento (término que confluye en este caso con H Utilizo este término mc1on1m,1n oportunidad· quiero decir qor "
1a .cuar1a mirada en 1uego en es o ·
su "sentido bíblico") del secreto de la fecundidad, o de la "vida", es ciso, . a la de su madre -Y la otra.
decir, precisamente, de la íalta gracias a la que el falo cumple su deben mclo1r: In mia, r'ª
1:; Una de cuyas orm:is
'e ·oc11das l!S el feto macerado.
'
runción y a través de la cual todo texto (construcción literal) existe
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tal Esta formulación, que intenta, simplemente, ser rigurlosa,
términos anatómicos, como si se tratase de una enfermedad, exige, por como . . bar. o que la estructura escamotea a rea -
el contrario, que se la considere como el tiempo esencial de una co- de
rrecta dete!minación de los hechos de la palabra y del sexo. sin dificultad tan pronto nos " lidad material"
El acto específicamente psicoanalítico de la interpretación con-
siste, como lo he señalado, en un efecto de ruptura; sin embargo, se el momento,
debe señalar desde ya que, contrariamente al ª-cto tal como lo define el lugar de un lugar-teniente de ob1eto. 1 l"
Lacan y que se caracteriza por una especie de cortocircuito en el que l hecho de "desenmascarar o rea •
Se entonces, que e 'nter relación la revelación de lat
el significante parece significarse a sí mismo, la interpretación se ca- es decir de realizar a través de la l p hib. d de toda<'
racteriza por la puesta eñ juego de la imperfección de la letra, la reve- falta en 'et orden literal, constituye el prá;
lación de la falta sobre la que fracasa toda aprehensión literal. Por maneras, lo prohibido es lo qm; .se rea iza_ e e ara utilizar los
otra parte, pienso que los pasajes al acto en los momentos fecundos
del análisis, frecuentes, masivos y, sin embargo, mal apreciados a
menudo, deben ser comprendidos como un modo de rechazo, o de nudo vivo la e pie.a, y el otro, al realizar la
compensación, de las brechas abiertas por la cura en el buen orden de fecundación de la escena prlllll . • d se liga y or-
literal del que participan las construcciones fantaseadas. Pero existe intt?misión el análisi:s
otro aspecto, mucho más importante, de la intervención interpretativa ganiza. De este modo, por e1 p • . d l extrema extrañez;3
así concebida; me refiero a su efecto de transgresión o, de modo más de Philon, la falla en la que .surge la vacía abiertia
general, a sus relaciones con el goce y con la relación .incestuosa_. o intimidad es la puesta en 1uego e.xpl 1 , • lemente aun en d
Debemos examinar este punto con mayor detenimiento: aún hoy, en el esfínter del iris del tercer OJO : s1mp m
y siempre, sin duda, será así, la revelación .)a resorte eficaz de Jerome, Ja ctel
·de la inierpretación, es vivida como inaceptable Y.escandalosa. A justo cron terror, c?!Jl': un d' h falla ·J.\s( lo que es Y
¡: 1:¡ ..
título: · recordar : aquí el al que . obsesivo-, es la. que con.stituye . 1c o.
el rev·és mejor dicho, d
se describe como. posesión del cuerpo éle la madre; ·se define, precisa- no sólo re-presentado es. , d ación y sus persona-
mente,· como prohibido.· Del mismo modo en que lo real sólo puede más allá de la "escena pnm1tiva , cohn :u . unto Jo que la inter-
ser evocado como falta en relación con la red literal, falta que, al mis· . S uede comprender entonces as a qu d . 1 ,
1es. p duce es atoo muy diferente de la articulación e da gun
rpo tiempo, le es completamente ajena y que, sin embargo, conslitu· pretac1on pro <> • a en absoluto e un
su
ye rasgo esencial, el goce sólo puede ser concebido a partir lo nuevo sentido : se .de ,,ta revelac1 6 en 'sus ori-
prohibido (o lo prohibido formularse sólo como respuesta a lo .absoluto "aconte:imiento trauma11cod ' o exceso) que constitiu-
del goce); sólo queda, entonces. hablar de Jo prohibido. ya lo genes, smo del trauma {o e a v 1 dedor como las falenas alre-
he señalado, lo interdicto (l'interdit) es, esencialmente, el propio dicho ye por si mismo la ª Si la interpreta-
(dit) . Basta considerar al dicho en su relación con la falta que le dedor de la luz, se prec1p1 an . b d señalar cabe pensar que esta
permue constituirse como tal para comprender que la red literal (sig- ción es; efectivamen.te, lo que aca o e inaceptable, pro-
nificante) se despliega corno una defensa contra su propia reabsorción práctica, que se def me en resumen c d ha existido y se ha
por parte de la falta. Al igual que una obra arqujtectónica, en Ja me- dujo-en los setenta años en l?s ª que se bao dedi-
dida misma en la que lucha intrínsecamente contra la gravitación y difundido, algunos a que no me refiero a la pros·
el vacío, da acceso, cuando es lograda, al abismo que encierra y oculta cado a ella. Debo, a: arar,. e mmet JdesÍ an como psicoanalíticas ni
al espacio, del mismo modo el orden literal (y sólo él) abre y obstruye
las puertas del goce. En esta perspectiva cstructmaJ, el "cuerpo de
ue no estaría fuera de Jugar exammat o
Ja madre" debe ser considerado como Ja representación metafórica de o falso, pese a q d 1 todo aqueUo que alega pertenecer
un fantaseado continente primordial, de un libro, de un texto del que liza -o no-- que deseo interrogar son llos
otro ha surgido por la intervención del falo. En este sentido, señalaré l ampo del ps1coana is1 . . .6 con
a c . ulados directamente con Is mterpretac1 n, .
al pasar que falo no es sólo pene y que es, antes que nada, la impo- que se encuentran vine. d ·eal y a los que situé como efectéOS
sible letra de Ja falta. La "posesión" del cuerpo de la madre, en rela- cebida como puesta en 1uego e 1o t •
ción con la que comúnmente se evoca el goce, debe ser comprendida, ·
. , de la tercera o para ser más pre-
como metonimia ·. J · uc .•
entonces, como conocimiento (término que confluye en este caso con H Utilizo este lé.rm100 . esta oportunidad; quiero ec1r q '
mirada en ¡uego "
su ."sentido bíblico") del secreto de lo fecundidad, o de Ja "vida", es ciso de 1a cuar1a . l de madre Y la otra.
decir, precisamente, de la falta gracias a la que el falo cumple su
incluir: la m1a,'rª
Una de cuyas ormas '
1;;
suyo.e ?acadas es el feto m.iccrado.
función y a través de la cual todo texto (construcción literal) existe
2l
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de ruptura; ahora bien, es evidente u .
esenciales del psicoanálisis ya no 5 [. e. en 1ªi
psíquica de los psicoanalistas de
efectos pueden ser situirdos
t los efectos
IInlt?n a nivel de Ja economía
ols Considero que estos
real. En esta misma 'línea de una función desencadenante o incluso
"generadora" de lo real, se podría formular la siguiente hipótesis que,
para su desarro1lo, exigiría otro trabajo: el resorte de un hecho de
liar y• por el otro a nivel de lar un a o,,a .nivel .de estructura fami-
E 1 ' propia practica psicoanalítica producción (engendramiento de un igual-no igual) podría ser repre-
n o que se refiere a la familia h h . · sentado en forma figurada como el clivaje o el desdoblamiento pro-
Ja actualidad la realidad de la esce ' e 1. ec. o, e1emplo de que en ducido en una cadena por el desbloqueo del eslabón heterogéneo y
concretamente a través del prtn1f llenda a revelarse más virtual que, en lugar de Ja falta y más resistente que los otros, mantie-
habitación de los padres indic no .ana tlico que en el marco de la ne la coherencia del conjunto. Pero. al margen de este momento cru-
el desplazamiento de un centro ad, efect1vdamente, algo relacionado con cial de la revelación traumática, tanto si se lo designa escena primi-
. e grave ad.
. Me expl1co: si para ilustrar este bl . tiva como interrogación acerca de lo real en Ja articulación literal.
s1dad con la que se manif' t pro. ema, se considera la curio- existe un hecho indudable: me refiero al carácter violento e intolera-
nen los niños" se puede a
1 interrogación "de dónde vie· ble de esta puesta de mani/iesto del punto de ruptura: aflora bien, la
siendo tan vi:ro. ar q.u; la edad madura ésta sigue única función de la cura psicoanalítica es la de producir/a, y no existe
duda, las formas en las ue se e ec a co.mo en Ja infancia; sin ninguna posición libidinal, ninguna construcción fantaseada cuya dis-
Ja interrogación sobre orí manifiesta son diferentes; por ejemplo: posición no se encuentre. precisamente, regida y fijada por un punto
investigación mícrocóspica sobre la transmisión de la vida, la de real, cuyo vacío todo tiende a ocultar, cuya falla toda tiende a decir
químico de los sustratos /ecundación. el estudio y contradecir.
prueba que el problema choc . ero, a tn de cuentas, se com- Pienso que en ese sentido se puede manifestar que la práctica
como el "germen" caro a F eª .algo. real que se escabulle, inmortal psicoanalítica es i11cestuosa en su esencia: en efecto, en relación con
del alma· (psyché) e J u 0 inasible como se suele decir acerca lo que designé como la yersión de referencia, estructural, de la escena
práctica psicoánalÚicaua el. grado de te'orjzación de· !a prim.itiva, el "lugar óriginario" se sitúa· a nivel Ja falta y del eslabón
,,. me refie.ro 8 ' ue eñ Y virtual que·cpnsolida su realidad abjetal: el ac<reso a este lugar 19gra
11 efectos, atracción (elec¿ión .. 1e l.a Yl<(a Y"de'.sus. sóló:medíanté una violenéia contrapuesta a ·1a.fuerz:S que rige. la orga-
dram.iento, el orden caractéristico bei" , um6.n , concepc16n Y engen. nización litera l (si'gnif'icsnte) y- el de ·10 real.'· Además,
luta sobre Jos hechos de organización b prevalece en. abso- lo que se encuentra así implicado y .cuestionado por el hecho de des-
esencialmente el hecho del el Ahora ¿de qué enmascarar Jo real es la clave esencial de toda ley u orden posible.
d1ferencia de Jos fenómenos de n s1. no es, -a Con mayor claridad que en las "versiones dramáticas" , se puede cap-
orden. lireral (signifiéanre)? Co e m:luso de mstmto--- del tar aquí el modelo del insoluble conflicto en el que reina el deseo,
n_itiva. la dimensión del deseo o emostro Laca!1 en forma defi. entre la fuerza tranquila y coherente de la ley y el violento reclamo
cimiento de la primacía de 1 ser. concebida en el recono- del goce éxtraño e inquietante de un real fuera de toda medida.
comprender (significante) Se Me refería anteS ni problema de los efectos de más de medio
t1va se revela como la puest q n todo analJS1s Ja escena primi- siglo de práctica psicoanalítica, especialmente a nivel de Ja institución
y, más precisamente, de Ta escena d7, tiempo Ja concepción familiar. El desplazamiento de un cen1ro ele gravedad representa en
rroga. De este modo cuandp e1a :oncepc1on del su1eto que se inte- forma ejemplar las consecuencias de la práctica psicoanalítica, l!_nto
1' . . o nos situamos en una pe . .
ana 1t1ca, la "escena 'primitiva" d e rspechvq ps1co- sobre la institución familiar como ... sobre la institución psicoanalí-
sólo a través de la representaéio:º t: ser reco!1slruida a posteriori tica. Antes de examinar en fa misma perspectiva la si1uación actual del
dose en Ja cópula y de la p e t e_ os persona1es parentales unién- psicoanálisis, me detendré un momen10 más en la referencia a la
cos: d e be ser reconstruida t u s6·,a en Juego de los ele mentas b.1oqu1mi- · familia. A decir verdad, el desplazamiento del núcleo vivo de la coyun-
deseo, es decir, con y antes. nada. en términos ele tura edípica, desde la escena familiar a la escena psicoanalítica. es
ciones inconscientes· en res Jales (s1gru_f1cantes) y representa- estrictamente correlativo de una mutación sociológica cuyo motor pue-
tica que presenra un.a ró versión f igurati11a y dramá- de ser situado psicoanaliticamentc a nivel de Ja institución famílinr.
/erencia. estructural que d nb io/ g1ca, se pasa a la versión de re- Si se considera a la farnilin como una ins1itución destinada a regir y
El . escu re o real de u 'ó . ''normalizar" la vida sexual en sus causas (o elementos) y en sus
proceso de engendramiento debe . n /1teral.
lo que se produce en la revel . - ser situado pnmord1almente como efectos, son fáciles de comprender las razones que dctt>rminan que lo
la faltJ en Ja articulación por medio del falo. de Jo real de real. su único y verdadero ordenador, seél situado en ella, íirme y seve·
Ya hemos señalado que ¡0 ramente, f ucra del alcance de todo cuestionamiento indiscreto. Comc1
duce una mutación d 1 en el transcurso de la cura pro- podremos demostrarlo luego,'" es Ja dimensión de lo lo que·
e a economrn es la puesta de manifiesto de lo
10 Cf. "Un semestre rn Vmccnnes'', pág. 58.
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ción hacia la estrUctura que acabo de señalar constituye un hecho
interviene en estas manifestaciones en las portantísiroo en la realización del destino del psicoanálisis: su desco-
ne su absoluta coacción al mismo . · que lo real, como tal, impo-
mc:teo, necesarios para la o esca- nocintlento, por roínimo que sea, llevaría a la situación, absurda para
qwera. Era entonces natural ue 1 . . • un cual- un psicoanalista, de no poder ya desenmascarar lo real.
f uese en cierto modo que nge la vida sexual
ante el hecho que desde ha 1 . s1, no debemos sorprendernos
estaba depositado el secreto a gunos el santuario en el que 3. EL FALO COMO JUNTURA CON LO REAL
? de una vida, de esen-
cia divina, haya sido algo
miliar se limita a perdurar :mi esacraltzada, Ja institución fa- Debemos considerar ahora los efectos del desplazamiento en el
el culto de los dJ!ªfaº vf e ser el lugar en el que se propio campo psicoanalítico.
mzac1on en la que un ejercicio re 1 d da, no es más que una orga- Como lo acabo de señalar, no es esencialmente en las fantasía:s
con los imperativos económi . gua o de las cosas sexuales confluye transferenciales donde se actualiza la interrogación frente a la estruc.-
misma el custodio y la resumen, ya. no garantiza por sí tura edípica sino, sobre todo, en el hecho del dicho que surge en sesión
por deseo de saber o avidez de o e un .real y aquel que y de las fallas que se producen en él, testigos del eje de la estructura.
ya no se engaña con ella. g ce abnga curiosidad en ese sentido, A la escucha de los tropiezos en los que se insinúa lo real , el psicoana-
Hsta. en su sillón, parece estar efectivamente en el lugar del que espía .
Sin embargo, debemos entendern 1 . Me detendré en la representación del psicoanalista como ..Y.oyeur sólo
he descripto como desplazam· t d os en o que se refiere a lo que
tendo decir que la escena o e un centro de gravedad: no pre- para señalar que, en la ocasión. su atención (flotante) estaría verdadc!-
operar Y que en ella ya nad cuarto de los padres" haya dejado de ramenfo al acecho de }a carencia del discurso o, lo que es lo mismo,
en .elque para la mayor aªrt:e represen_t_e; el teatro
del falo que así .su función. Pero representarse l.as cosas así
-nos llevaría, paradójieamente, a retomar la primada de la versión fig1u--
escena primitiva como ntnos sigue Ja rativa del complejq .de 'Edipo, cuyo carácter ideológico creo haber de-
nada de su actúalidad. L la edípica que ·no perdió
. mostrádo;. es más .correcto que el es '(en el h1g;ar_
t j ..
:: . se_ en el. .la de). wia oiejct. · ·El 'hecho de ·qÚe ésta, eventualmente. ·sepa ·ver. oír ·o
: nr ·en la actúalidad .a1g' .n·ada servía refe-:
hablar. que adorne una cabeza pensante y se encuentre suspendida de
si'da.d ,. d e .e11cuentros maonific
una representación. .de .mves.ugac1on,
. . . de cuno·
.
,
de un coito entre los padres ':11º 1cos a la <lis posición figurada
un cuerpo desennte no mejora en absolut0 sino que, en algunos casos,
· compromete su virtud esenci!ll de lugar-teniente de objeto, sordo, cie-
efectivo en la cura sino t o s o no produce ningún prngreso go y m'udo pero ·adaptado a su función de "incitador
venir, superflua ya esta. tradicional de intcr-
como una forma de evitar o e se1 rec1b1da! por el contrario,. del decir''.
Capturado bo)' las redes del éxito psicoa1:1.álisis, el psil;o-
gunta o de la angustia que así s 1 de negar el peso actual de Ja pre-
.analísta puede sin duda alguna sobrevivir aún un cierto tiempo
en este caso. a la pd anltea. Tampoco. es suficiente recu·
sí se dedica a confirmar, para satisfacción de la mayoría, que lo r•eal
una representación de es' a evocando, en la al que ha conducido el descubrimiento del inconsciente ha sido per·
figurado del consultorio La .
¡ · ·
.1 analista, o algún detalle
invesltgactón a la q I · fectamente dominado y será mantenido aún a distancia, debidame1nte
a misma que se realiza en e /' l ue nos re erimos es encubierto siempre que se lo encierre ahora en el mito edípico: pe ro,
coanálisis. Es evidente a "ad, y. fundamentalmente, en el psi·
111 que me he referidd val ' que e1emplo de la escena primitiva al actuar de este modo. es decir, por ejemplo. conservando como actual
"Ed' " e, en cierto modo co mo metonun1a . . del la ficción de una familia de otra época, debe saber que contribuy•e a
ipo o, también de la " t 'ó .. ' remendar las construcciones de la jdeologfa aún dominante pese a su
a l'f ' cas rac1 n . en efecto . 1 d' ,
na 1 ico se ha convertido e l 1 . ' s1 e ivan psico- total desgaste. Los que pretenden seguir haciendo psicoanálisis --v
l!I confrontación con lon r:al el que efectivamente trans- no ya contra-análisis- deben saber, necesariarnente, qué quiere ckcir
r1enc1a no se puede efectu' es . ac1l comprende.r que en la expe-
ser psicoanalista, deben desprenderse, al menos. de los modos ele pen-
o a Ja rivalidad edípica quº ar nf.inguna referencia a la castración
• lí . " no se re iera en pr1·m . 1 1 sar prepsicoanaliticos y tener la dignidad, cuando se sientan en sul si-
p Stcoana tica. Una vez más ello n .' . e1 ugar, a a escena llón, de no considerarse como un concepto ideológico. quiero decir
marca de los d lo decir, en que Ja como algo del orden de un "buen sujeto", de tina "persona humana",
a su manera. determinante· y e os iecuerdos de Ja infancia no sea
o también de un doctor en Edipo; ser psicoanalista quiere decir. en
que no han hecho más ue' yara ser rigurosos, debemos
primer lugar, no tornarse por nada, lugar abierto a lo real. dispues to a
cn.ciert? modo, Jos en la corpori7.ando,
actuar como fogar-tenicnte del objeto y. por qué no, de la oreja.
na1es, situaciones y vínculos. y c1ones ba10 Ja forma de los perso-
Examinemos lo que arriesga si lo desconoce.
De todas maneras ' cons1ºd ero que el desplazamiento de la figura-
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1 11
En Ja actualidad, tanto si lo des .
si lo sabe como si lo ignora el s· ea. como s1 no lo desea, taruo otros, los menos, intervienen casi deliberadamente hablando al lado
especie de encargado de la se ?a convertido en una de to que debería ser una interpretación, como si, hartos de ser cap-
n.os, sin duda, rechazan esa e os psíquicos. Algu- turados en su papel de psicoanalistas, se descartasen 11 (defaussaient)
s11uados en una función. pero se . en, un ugar, el hecho de estar para provocar al otro a decir mejor.
para hacerlo. efecto al menos que tuviesen los Es en el mismo sentido, de rodeo de una dificultad mal recono-
11.dad del inconsciente. de la en de la origina- cida, que entiendo el recurso cada vez más frecuente en un tercero; en
c1sa':l1cnte, las afirmaciones acerca de la . e su o, más pre- el momento designado como "fin de la cura", se suele sugerir su con-
anal1sta salvo en lugares mar inal de ser psico- tinuación o su conclusión con otro psicoanalista, se avala o íncluso se
e °; esos Jugares y funciones lo es, no evitar la captura suscita la referencia simultánea a psicoanalista para emprender
asignarles. Para ser psicoanaGsta contn.buye, en la ac.tualidad, a un trabajo bajo control. Se trata de dos formas habituales de "pasarse
que no. se debe adherir al lugar el necesario saber, en primer Jugar, la pelota"; pienso que el hecho de recurrir a una segunda referencia.
cualquiera que éste sea· empe que uno se encuentre capturado psicoanalítica corresponde a un intento de superar el impasse que se:
sula de estilo, lo sea más que una constituye cuando uno se deja capturar in situ en la escena edípica.
en la economía de las fantasía 1 que se logre evitar verse implicado Por último, me parece que un signo notable del mismo impasse:
uno. Pero ello es más difícil as que se los deseos de cada está representado por el hecbo de que los psicoanalistas prácticamente
fingen creerlo; el ¡ue mut:hos, incluso psicoanalistas. ya no pueden discurrir acerca de su práctica salvo bajo la forma
de manifiesto nos pennitfrá seº, e centro d7 que he puesto relatos ex cathedra. de controles instituidos bajo la mirada de un su-
este hecho. ' gun creo, fac1h1ar la comprem,ión de pervisor o, también, en el marco de parejas psicoanalíticas horno o
. Jmaginemos., por ejemplo que el . . . heterosexuales. Correlativamente, pienso que corresponde señalar la
que su .consultorio se' ha no comprenda con creciente importancia que asume en las curas la puesta en juego im-
interpreta la "versión. de refe.1 en e l teatro el que se . plícita 6 explícita de lo .que sucede en otras escenas, quiero d6cir en
· · ,· enc1a de la escena · ·· ·
. .as 1, mirando, a través de la f .,. - de ser otros divanes. Del mismo ·modo. en el transcurso de un psicoanálisis,
it1 1,l •
.cuarto de los padres'' ·s, ,.
. ·
. s amasias.de
, ID ...omprendc · · ..
hacia· ''el .
. · es· suficiente con que e1 objeto· se encuentte ya· (o llegue a)
encuentl'a en cierto modo .allí insta!· r. .s1 no presta atención, se acostado.(arse). él, en un . diván para ·que, a· sll vez,_ y con
grado, entonces Je mostrara' c f' ctclo JUnto con un sillón:. de buen todo su peso, Ja fascinación de -los y de los misterios se im:-
' on mura a su · ¡ ·
senta en una escena en la que él m· . pac1e?te que se repre- tale en el otro diván; este hecho es tan cierto que en la actualidad· se
presente. Se me dirá que la a ignora. malignamente, que está observan análisis e!l los que las redes de alianza de los divanes frt:-
·. cusac1on es al · · ·
coanahstas, pese a todo, son lo suficie go y que Jos psi- cuentados por los amigos y amantes sustituyen las relaciones de pa-
caer en trampa; acepto de buen r ntemente lucidos como para no rentesco.
d1f1cultad en sü cjei;-ciCio cotii ado que la mayor parte entrevé Pero volvamos a un IJlayor rigor: ¿Qué quiere decir $er psicoaf!a-
':JO cierro "malestar" en la á t' iano,-ta l como lo señala, al menos lista, no tomarse por nada, lugar abierto a lo real, dispuesto a
pr e tea que 1 1 · eruditos Y las·
construcciones supuestamenie teó . . os co lugar-teniente de objeto? ¿Cómo se puede evitár el ser un participanle
embargo, sefialar aquí algunos /teas ehmmar. Quisiera. sin activo en la estructura de las fantasías en las que se regula la econo-
en el sillón: son diversos y sól ignos rel.ac1onados con este malestar mía de Jos deseos de cada uno? El problema sólo puede concebirse
0 me referiré a tres series.
corre_ctamente a partir del momento en el que se reconoce que Ja fan:-
. tasía es lo que fundamenta la síngularidad de una persona y const i-
tuye la armadura de lo que se designa como individuo. En resumen,
Pienso, en primer lugar e f .
cio sin duda calculado po . n e 1 amaso silencio del analista: silen- el psicoanálisis reemplaza mediante la fantasía lo que comúnmente se
también que. es un prndente; pe:o debemos adm itir designaba como ''sujeto": la sinp;ularidad de la construcción de \lln
absolu tamente neófito o co que el psicoanalista, salvo si aparato de deseo reemplaza al referente subjetivo. Ello no quiere de-
deci1· ni. sobre todo c.:ómo ingenuo. ya no sabe qué cir que e n el psicoanálisis no corresponda referirse a Ja idea de sujeto:
acerca de lo que <lecir que no tiene la cerreza simplemente. se la debe concebir de un modo completamente diferen-
donde se profieren las palab .tampoco acerca del lugar desde te. Como todos pueden saber leyendo Scilicet, donde tiende a formu·
analistas que por el contrar1·oras Es cierto que h'°ay psico- larse la doctrina de Ja Ecole Freudienne de París, el "sujero que Freud
.. d
f Ja · . no se privan de int · introduce bajo el término de l chspa/tung es introducido, precisamente,
os en la omnipotencia de su cloc . erven1r: a 1gunos. con-
maJestar ya que nJ aJoctr1· lnna .. parecen haber superado todo sólo como dividido y nos exige la constitución de Ja lógica de esta
1 .. . e nar a sus pacientes b ' ausencia de un sujeto 'pleno'"; además, "el sujeto se constituye (a
pre ac1on, hnn abandonado, en t d . de in ter-
o o c.iso, I¡¡ pos1c1on p5icoanalírica; i; Término 1om::ido óe F. Perricr.
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partir de la operación signif
no pudiendo saber: no hay como lo señalaremos Juego) como
del Otro, concebido como Jeto del sab:r (ya que el saber es el como resto: "Es allí -en falta del Otro-, donde el objeto (resto
con el del l El SUJeto determina sólo en o caída de la operación significante de división del sujeto) se pondrá
en el mtervalo de la ;e e dec1r que es el efecto a cubierto. constituyendo la ex-sistencia del sujeto que permanece sus-·
f1cabJe con una superficie síem re pa tlc1on o topológicamente pendido al Otro bajo esta forma: nada es seguro, salvo que él .oculté1
zado sobre una superf1"c1'e p y engendrada por un corle" (r 1·
. ifi ' corte que c r ea 1- este objeto, y el objeto del deseo existe como esta nada de la que el
ca? te); rasgo unario, significa la mejor figuración del Otro no puede saber qué es todo aquello en lo que él consiste. Esta
1a
1
tv1s1óo o en Ja diferencia de sí' su!eto
7
o d1feren te de sí mismo .. e . e uno cootable, siendo pura
sólo podrá instituirse en
nada en tanto que oculta al Otro se convierte en la envoltura de todo
objeto ante el cual la pregunta del sujeto no puede menos que detener-
menre y-es aprehensible ';, E l sujeto es fundamentaJ- se, en la medida en que él mismo se convierte en imaginario; tal
de fading, ligados al latido en / en su emergencia en momen- es el Jugar <le Ja fantasía", fantasía que en su gráfico Lacan formaliza
Un paso adelante :; ipse lo_ que aparece sólo para como S <> a. Se observa al menos, según creo, que la fantasía, en el
momento de del sujeto consiste sentido psicoanalítico del término, se construye a partir del juego de
s· . . o Jeto a y la construcción de l UJeto con la puesta en relaciones .que-se instauran entre el sujeto del inconsciente y el objeto
tgnificante debe duplicar su efe 1 a fantasía: ''es en tanto que el del deseo; esta construcción que sostiene al deseo se realiza, en sum:a,
que el sujeto surge como exclu"dc odyl querer significarse a sí mismo entre la nada que rodea al objeto y Ja división inherente al sujet10,
aparece sujeto, pero su que él determina· des o, para decirlo de otro modo, entre lo real y el efecto del significante.
con Ja acción de un objeto su se produce sólo en relacióri'· . Qoizá potlamos expresar ahora en qué consiste el hecho de ser
una presencia y de una ausen/g' o m1c1almeote corno aitemancia de
psicoanalista, es decir, de ubicarse en una situación de no ser implicado
a_l d\Ja res- en la estn1t:tura de las fantasías en las que se regula la economía ide
·':' , :...-CZ" . n º. !eto. a,. én Ja rnedida en la ro, e_ su1et? está en _ los deseos de cada cual. Examinemos como ejemplo la muy comítn.
., r
1 . -. secuencia s1gu1ente lo . que se hace .radicalmente fontasía- de Jos orígenes, ya. que .es precisame¡ite, la que se t!n-
.. : aoad1endo esenc!át un más qescriptive, .cuentra µnplicada en· el tema de la escena primitfva a la que· ya t11os
•, I·
pot capturado en las· r. . . .-El de la nepesidad ..
. 'hemos ·ref.er.ido; conoc.emós su dispositivo que. fija la pregunta entre-
en Objeto del deseo: el seno ne· demand_a, se
. un punto de origeñ, ·lugar-tenienle·áe objeto proyectado en el pasádp,
la oral, hace rea:, al en significante y un actúa! que constiluiría su despliegue y con el que el sujeto .
ª·
c1 n del fa.fo es la que debe se . . e seno ob3eto erótico. y la fun-
que interroga se identifica habitualmente: ¿de dónde he nacido? La
tra_nsmutación ·del objeto soporte para formalizar formulación rpás general de las fantasías de los oríge11es: "se ha na-
Jrnens1ón de la demanda hac neces1 .ad en objeto de deseo L
cido de x" ilustra acabadamente el aspecto de evidencia o incluso de
ble, mientras que la función del deseo en su aspecto
enlazar el deseo con a uelJo sera el operador que. permite un" verdad que reviste toda fantasía; pero, si nos dejamos dominar por él,
ca;:ipo del objeto a del el por parte, ·se define coino ';¡ desco1.10cemos el aspecto del deseo que fundamentalmente sostiene.
La fantasía de Jos orígenes se encuentra implicada en todo upa-
{e . Estas. formulaciones,
ª hace contrapunto a t hablando es el cor-
con1unto textual en el que
algo andas en su rigor. Será suf' . óg1ca . .pueden parecer, sin duda
rato de deseo; junto con las fantasfas de seducción y de castración,
forma parte de lo que Freud situó como fantasías originarias (Urplum-
que el sujeto del que se tra:Ciente_ :on que el lector profano tasíe), y, como Jo señalan correctamente J Laplanche y J. B. Pontalis, 19
unif1cante, pleno y estable sino a en psicoanálisis no es un referente el. origen del que se trata es, efectivamente,. el del deseo. Es indudable
que no existe ninguna vida de deseo posible salvo en la medida en
del significan;e, por el contrario,
aparecer y, sobre todo . ' J o ' que aparece sól Ja que la falta que constituye su clave se presenta como la piedra basal:
al establecimiento d;J su instauración es piedra, lugar-teniente de objeto, que marca el origen, apariencia con-
1ugar del habitual referente subjet?r en en el que aparece el deseo En creta en la que el sujeto se apoya entre falla y vado, entre letra (sig-
a su permanencia, cons/i:y es¡,la soporte del nificante) y real. Para cada uno su piedra, cristal raro o simple ladrillo
. aquí decir al o .· e a singularidad del individuo en la que parece asentarse la construcción de su deseo. A veces, ella
como acerca de la fantasía. aparece en algún recuerdo encubridor o fantasía fundamental, mani-
e ecto e la operación significante i;o el que el sujeto fiesta y oculta en la construcción, como el fusil del cazador ocuho en
, e articula con el obJºeto produc'd , los trazos de un dibujo-enigma: es quizá la fl or amarilla, o, más bien
10 ' Cf. "L e c)1vagc
· du . .. ' J O la miga de pan de gusto fabu loso, en el ejemplo prínceps del recuerdo
J-Li6, SUJCI ·, en Scilh•ct n? 2· - éd d .
' .>, · u Scu1I, 1970, págs.
in J. Laplanche y J. B. Pontalis, "Fantasmc originuire et d1es ori·
gines··, en Les Tcmps Modernos. n? 215, págs. 1833-68.
23
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¡-
que Freud nos comunica al final de su autoanálisis 20; es, mariamente que el tiempo se desarrolla lisa y llanamente desde el pasa-
s10 duda, el. de la ropa interior que aparece en el recuerdo de do hacia el futuro, con puntos actuales localizables en función de un
la escena prim1ltva, reencontrado o reconstruido por el hombre de /os punto de partida y un punto de llegada; pero debería ser claro, al me-
lobos. Pero •. cualquiera que sea, se debe comprender claramente que nos para el psicoanaüsti. que un origen es concebible sólo como cons·
!º que a esta piedra en la función "original" o "basal" es su tituido a posteriori, y quizá tampoco: se lo puede concebir sólo bajo
mtegrac1ón o su aprehens16n a posterion en su esrructura de la fanta- la reserva de un análisis que revele su atemporalidad o, simplemente,
sía de los orígenes; para decirlo de otro modo esta representación. o su captura en una estructura fantaseada.
esta. letra (signi!icante) no ocupa ese lugar en recuerdo encubridor ¿Ser psicoanalista consistiría, entonces, en liberarse de la captura
a _que S1gmund_ Freud íue concebido_una noche en la que se por parte de toda construcción fantaseada? Se reconoce allí una ima-
cocido Y pa_n maravilloso; ocupa ese lugar de- gen muy di[undida del psicoanalista· un sabio de la época moderna.
b.1_do a que un acontec1m1ento hb1dina1, una conjunción literal, fueron liberado de sus "complejos" y amo de su deseo o, incluso sin
f 11ad_os en esta representación lugar-teniente de objeto, debido a que.
esta imagen, evidentemente, es sólo una contrafantasía, del tipo de las
en cierto modo, la miga de pan fue recuperada por la estructura de
la fantasía de los _orígenes P?.ra _ocupar el lugar del "punto de origen". que pretenden perversamente mantener fuera de juego al deseo mismo
E_n Jo 9ue se refiere a la f11ac16n de un acontecimiento Ubidinal, Ja cuyo soporte ellas
hipotética su desarrollo tiene poca importancia, ya Ser psicoanalista es, en la cura, encontrarse en la posición de evo-
que lo que importa _es articular su configuración literal: se comprue- car lo real. En relación con Ja ri;:P-resentación que, en la fantasía, ocup1:1
ba. entonces, que la palabra, Ja representación, el "significante" miga el Jugar del objeto. podemos decir que ella realiza, a su manera. un::i
de 1Jclrr conserva, en el momento en que se Jo evoca, toda su vivacidad especie de articulación con lo real; de este modo, hemos situado e:l
Y su. de prometida al goce, hasta i:epresentar en forma cadáver en putrefacción en el análisis de Jérome y la segunda mirada
su olor Y. su gusto del mismo modo, en el caso en el e.Je Philon; en el. recuerdo encubridor de Freud ?e trata, sin qud21,
del hombre_ de los lobos, la representación de lo blanco 'lleva consigo de la miga de pan y en la escena originaria del hombre de los ºlobos,_
- un¡1 mu7rte_ imposible d.e suprimir. No q,uiero é:on · . lo blanco -(la rqpa .interior) ..El .de que un·a mort?I.
e_Uo. 9ue la construcción d.e deseo, el aparatEJ ·fantaseado· se base Úclu- . · de que utl éxtasis fabu(oso o.de que un terror pánico.esrén
Y en un único término Iu.gar-teI1íente-de objeto.:. mente entrelazados con ·c<iua uno de estos. Jugar-tenientes de objeto
sena lar solamente .que en un momento dado del trabajo psico- señala la extrema proximidad de Jo rea 1: debemos señalar, .sin emba r-
anaht1co, momento q1,1e, sin. duda, puede prolongarse indefinidamente, go. que Ja juntura que estos diversos términos con lo
punto entre otros se presenr::i como más iosisrente; más sensible y, presenta comC> notablemente fija; se tt:ata, sin duda, de una amcula·
taJ. debe ser es decir situado en su impli- ciqn, aunque anquilosada. Ahora bien, es precisamente
cac1on en un proceso de 1dent1f1cacion, en su reJación con lo real en Jación donde el psicoanálisis debe poseer la mayor ílex1b1hdad: no
su valor de goce. ' corresponde nj eludir su rigidez a través e.Je la educación de una apti·
Ser es s_er capaz de percibir los intervalos que sepa- tud compensatoria en algún otro lugar, ni tampoco bloquearla m•?·
ran Jos annórucos del sonido producido, de distinguir la sombra tanto diante algún artificio, bajo el pretexto de que es molesta y puede. a
su modelo como de. su soporte: en el conjunto evocado, no confun- menudo, ser dolorosa, ·perjudicando así una buena y confortable adap-
dir el rectierdo con. dme_ro contante y Ja miga con el buen pan. Por tación a lo artificial de un real ''integrado''. Lo que hace ·falta en el
supuesto, 1magmar un psicoanalista erudito y culto que se lugar del objeto por donde pasa necesariamente la con lo
en diferentes modos de plantar repollos, pero resulta difí- real es una especie de cartílago (o de cardán s1 a una
cil de concebir que crea que los niños nacen de ellos. Sin embargo gen mecánica) cuyas característic_as sean, que reahce, efect1va-
esto _es lo que le ocurre -sin duda a pesar de sí mismo- al psico· mentc, la juntura entre el orden lucra! (s1gnif 1cante). un lado, y
que se encuentra implicado en la fantasía de los orígenes y lo real absolutamente heterogéneo poi· el otro. Cualquiera sea su re-
que_ refiere a una. escena originaria el "comienzo" de Ja historia de su
0
presentación. esta juntura tiene un solo nombre: es el falo. Aceri::a
paciente. Y de la suya propia . Repitámoslo: no se trala de del falo puedo decir que es, simultáneamente, letra y objeto contra-
negar Ja pert.menc1a del recurso a una temporalidad lineal y simple· riamente a Jos otros objetos que son t1picamentc, -según Lacan, el seno,
mente vectorizada en el orden biológico, quiero decir de concebir su- el excremento, la vista y la voz. el falo (no el pene), y sólo él. es el
S. Freud. Uber Deckerim1erungen {Acerca de los recuerdos encubrido- :i: En relación con este terna. véase ··Le bonhr11r considéré commc conlre·
Gw l. págs. 531.;54_ fantasme. ou du désir des anges". en Rec/11.:rches er Débots 1970, Desclée de
observa que en alemán luib, que significa miga, es estrictamente Brou\ver, "Qui au bonheur", p;ígs. 124-121!.
homof6nico de Le1b, que s1gnific¡1 cuerpo. Cf pútt. lM
30 ') 1
signo de la falta de objeto, de acuerdo con la expresión de Nasio 2 ' ; 11
en elló participa eminentemente drlo real. Pe ro también es, simul·
táneamente, y sólo él, símbolo de la letra, "significante metafórico por
excelencia", escribe Nasio, símbol o del significante concebido, según
Lacan, como representando al sujeto para otro significante. De ese
modo, y al participar eminentemei1te tanto de lo real como del orden
literal (significante), puede garantizar, y sólo él puede hacerlo, el rigor
de una división que mantiene a lo completamente· diferente (hetero-
géneo en el sentido de Bataille) del lado de lo real. Es sobre esta divi·
sión que se basa Ja temática de Ja castración.
Corresponde absolutamente exigirle a un psicoanalista que sepa
mantenerse en relación con la función fál ica. Ese saber no se mide a
nivel doctrinal , sino en la capacidad, en u.n trabajo psicoanalítico, de
liberarse de las representaciones que en el lugar del objeto alimentan
Ja fantasía o sostienen al sujeto en su hendidura (re/ente). Trabajo
interminable, ya que ese lugar, esa falta, está hecho para ser llenado;
que un lugar-teniente de objeto, término insistente de fijación y de
·obturación . sea desalojado de él no garantiza en absoluto que otro
no tienda en forma totalmente natural a instalarse: de ese modo, en
el análisis del hombre "de los lobos es posible reconstituir una secuencia
en la que Ja mirada reemplaza a la representación de los· lobos inmó- .
viles, 'f 1\lego lo Manco a la misma; en c;ida uno de esos mo- ·
mentos. se.reabre y luego_se. domina.. se@ como sea, .el vértigo de la .
. . . 3erfa. ingenuo ,que_el .fali;>," que clirige·.
eu túúu casu la ·acción que eye desarrolla e.n ese rugar próximo a lo real.
pueda, de un modo u. otro, estar instalado en él. Se requiere haber
hollado todos los guijarros de ese lugar en el que el suelo vacila paru
conocer. de un modo diferente al del' saber, cuáles son las fuerzás rádi:
cales y contradictorias en las que nos encontramos tomados. UN SEMESTRE EN .VINGENNES
¿Ser psicoanalista? En Ja engañosa permanencia del sillón es, en
todo momento, volver a serlo.
· Este texto expone un trabajo en el.
del año 1969-1970 en el Departamento de Ps1coanáhs1s del Centro Um-
versitario Experimental de Vincennes (Parls V I 11) ·
Su publicación es un home!laje ,ª los que lo c1?n
su presencia, animaron con su interes, estimularon con contradic-
ción, perturbaron con sus intervenciones o, sabotearon, incluso, con
su celo apasionado.
Constituye, también, una prueba de las contribuciones originales
que puede suscitar un trabajo psicoanalítico realizado fuera de los se·
rrallos habituales; ]amento que trabajos tan espontárieos como los. de
Michel y María Bottin, que tan Y.
como las de Anne-Marie Leclaire y de N1colas Passans limito a
mencionar Jos que contribuyeron activamente en el traba10 de este
semestre) no hayan podido figur.ar en celebro,.que
el riguroso trabajo de Juan David Nas10 Metáfora Y falo
presente eminentemente a las voces,. sin las que esta empn-sa
11 Cf. pág. 82. hubiese sido imposible de concebtr y realizar.
32 33
r
De Ja castración al objeto 1 parte del cuerpo representa al .sexo y el corte o Ja separación son
sentados sin ningún disfraz; en algunos casos, incluso, el süeño f 1gura
directamente al sexo como la parte separada. Pero cualquier parte del
1. DONDE LAS COSAS SE ARREGLAN" cuerpo puede cumplir la misma función, sin revestir la importancia
capital del "jefe"; un miembro, brazo o pierna, o un dedo, como en
El tema de Ja castración, qüe elegí como argumento del trabajo Ja alucinación del hombre de los lobos cuando era niño: el diente que
de este semestre, se impone en el punto nuestro trayecto al que cae figura también a menudo al sexo separado, al igual que la oreja
he!11os del interés de este concepto específicamente cortada o a rrancada; en forma sumamente simbólica, el ojo puede
ps1coanal!t1c? -mterés cuya actuaJidad intento hoy demostrar en for- figurar acabadamente al sexo, y en el mito, la pérdida de la vista, el
alg?_ md1n:cta- debo señalar de inmediato Ja importancia de su enceguecimiento del hombre es el castigo privilegiado del crimen inces-
a 01vel de la práctica. A diferencia de la referencia crucial tuoso. Es inútil. creo, proseguir esta enumeración.
al Ed1po, de la que les he hablado el año pasado y en relación con la En un grado mayor de desplazamiento, Ja parte del cuerpo sepa-
cual reco_rdaba que no servía e n forma rada o separable puede ser ella misma representada; en primer lugar,
en la ps1coanal1t1ca, la referencia a Ja castració:i sirve siempre. mediante el cuerpo entero. preferentemente pequeño: el "pequeño'',
Y ?J Limite, incluso, casi el niño. representa al órgano genital, como lo señala Freud (pág. 310)
en el párrafo ya citado de la Traumdeutung. Pero también una vesti-
- menta, sombrero o zapato, un accesorio, paraguas o lapicera (incluso
Temática de la castración la cartera) pueden hacerlo y servir para figurar la parte del cuerpo
separable. .
, En _una ptimera aproximación. podemos decir no exis.te nin-. A decir verdad, no existe ningún límite para Jos desplazamientos
gun --::<Juiei·o conjunto de· representaciones_:_, que no o sustituciones posibles; y e.n la medida en la que cu?lquier conjunto
h_ay ·nmgun sueno, o, más aún, ninguna situá- . organizado, auto, tren, texto, puede figürar· fácilmente un c\.ierpo., la
·que,· s?metido ahiniílisis, · no exija, .en u11 rueda o el. vagón que se sepai:an, la palabra .que Ja ha son perfecta-
de 1nterpretac1on, fa· referencia ·a la castracion. · · · . . mente de una: op'eración de castración. También aquí
. . la ?lentamente, es deéir a nivel de la prne- es posible i1rn1giuar o descubrir una multitud de. ejemplos. ·
t1_ca ps1coanahtica . _Me ex1m1re de evocar las referencias cotidianas é!I La representación también puede contentarse con poner el acento
termino de en actualidad, en efecto, y al igual que todo en el hecho del corte o de la separación: lfcto de cortar, de hacer una
forma parte del lenguaje mundano, en el que incisión (cirujano. leñador. etc.) o, én forma más salvaje, de d_espc-
hab_1tua-lmente: "ése es reprimido", ''aquél sólo busca castrar- dazar; también, la amovibilidad de una pieza lo que se subraya,
se .. c.1erto. es en· relación con cualquier a9ontecimiento, con corno en .las representaciones apreciadas por el pequeño Hans del ca-
cualquier s1tuac1ón, siempre es posible hacer intervenir, .a justo título, rácter desmontable y susceptible de ser nuevamente montado de las
por otra parte, algo del orden de Ja castración canillas instaladas por el plomero.
. Sin e'!1bargo, en lugar de reproducir algunas muestras de estas Por último. y de un modo al que se debería calificar como más
de salón: lrefiero enumerar algunos de Jos principa- abstracto. la castración puede ser representada mediante su resultado.,
modos de representac1on de .la castración en el sueño, tal como se es decir, la pérdida de un objeto precioso, la separación en relación cor.i
los pue?e en_ la bibliografía o en Ja práctica psicoanalítica . una persona o un pais. En esos casos, es particularmente apreciable:
En el ::> del VI <le la lnterprélalwn des réves (La inter- la intervención del sentimiento de la irreversibilidad, aceptada o no,
p;etac1on de los suen_?s-), se ocupa r!e la representación mediante pero esencial en la delimitación de lo que concierne a la castración
s1mbolos en_ los :u.enes. ba10 el rubro "castración", Freud presenta El que sueña es condenado a muerte. va a ser ejecutado: ya está. lo
sólo dos suenos t1p1cos, que son sueños de niños (pág. 3 14) · en am- irreparable es consumado. O. si no, se despierta para comprobar que
bos, ta. _representación de una cabeza cortaJa es la que simboliza la se trataba sólo de un sueño, o el sueño continúa: e ntonces es sólo eso:
de la Se trata de un primer modo, podríamos busta con acomodarse y es como si yo no cstuvicst.: muerto, ya que
decir ingenuo o muy directo, de representación de Ja castración; una la cabeza se atornilla o se pega nuevamente. Esta dimensión de In
irreversibilidad, criterio de verdad o sanción capital que el sueño in-
' E.ste texto se en la transcripción del registro de las tenta acomodar para convertirla en "oigo que se arregla siempre''
pronunciadas: El _iraba¡o de grabación y de transcripción fue realizado, con constituye la mejor introducción posible al problema de la castración.
esmero Y paciencia como perspicacia psicoanalírico por Michcl y María Bo11in·
la opor!unidad pnra expresarles mi • ' al que hemos elegido como tema.
· S. Freud, l. l111crpré1a11on des réioes, PUi', 1967.
34 )5
r
hecho estructural. En ese caso. Ja estructura es definida -volveremos
La castración, concepto estructural de la diferencia
a examinar este punto-- como el conjunto de elementos que se des..
pliegan alrededor de la falta, situada a partir de la fisura, donde se
Antes de desarrollar el problema de Ja castración propiamente
encuentran y enfrentan las energías pulsionales fundamentales.
dicho, quisiera señalar el interés general del problema así planteado. -
En efecto, como dije al comienzo, el valor o el interés del concepto Las distinciones que recordé en esa oportunidad y que permiten
de castración no se. Limita sólo al plano de la técnica psicoanalítica, localizar los elementos mínimos constitutivos del hecho estructura1
de la práctica de la cura o inclu§_o de Ja teoría: el problema de la cas- son: en primer lugar, la marca, o la letra, y su repetición (lo. que
tración según creo, tiene un interés absolutamente actual a nivel de un Lacan formaliza como significante s. y y que se presentan s1muk-
cierto de lo que Freud habría designado como civilización. Si táneamente en este caso, como instancia de lo repetitivo e intervalo
hay algún concepto creado por el psicoanálisis cuya naturaleza sea tal del por otra parte, y sin entrar en esta articulación lite-
que lleve a interrogarse tanto a los profesionales del pensamiento como
f ral, lo que designé como el otro de la letra, es decir el objeto, en t.é1i-
a todos aquellos que, sabiéndolo o no (es decir todo el mundo) utili- 1 minos lacanianos a minúscula, que es siempre rechazada en relación
zan conceptos, ése es el concepto de castración: por el hecho mismo 1 con la serie de letras; finalmente, como último término, el sujeto,
de que no funcionaba antes de la era psicoanalítica. Con anterioridad .\ $ en la terminología lacaniana, función necesaria para que sea P,osiblle
al advenimiento del psicoanálisis, la castración era sólo un concepto concebir una articulación entre dos órdenes totalmente heterogeneos:
veterinario o, en el mejor de los casos, quirúrgico. por un lado, podríamos decir, el "desorden" d el objeto o del y,
Sin embargo, antes de esta digresión introductoria, no será inútil por e l otro, el orden literal; articulación también la sem1apre-
recordar. brevemente. las conclusiones a las que hemos llegado a través hensión de Ja letra sobre la energía pulsional y Ja función de esco:n-
del estudio de la represión. Habíamos. llegado a interrogarnos acerca drijo del objeto en relación con lo real, o con lo radical <lel goce.
del -problema rouy general de la fisura (clivage), que se volverá a .Podemos· obserYélT qt;e, en relació11 con. Ja puesta de manifiesto
plantear cuarid.o cxaminem9s lo relácionado con la sepa.ración que la. del hecho. estructural, debemos tomar -en un ciertcr nú-
. si
implica. En efecto, a partir de Freuci la represión puede -. . mero de Hsur<is. o íntervalos. En primer lugat, fa o la fisura
concebipa comq una q·ue, desde ·punto 'de vi!!ita· tópiCo, · ·entre· ?i y es ·deci.r.· la lt!t.ra Y. su ·qu.e_.
separa al ·consciente ·y a l prcconscieRte, ppr un Jadó, y al ioeonscicnte in.cluido ·adeniás 1 el intervl'l{o propio . del desmar.que: Luegoi ehnter-
por el otro, podemos considerar, también, que ·desde un punto de vista . valo enhe la letra y aquello que es rechazado hiera del orden de la
económico instaura una separación de los campos en los que se ejerce letra, es decir el objeto: Por último, el corte o hendidura constitutivo
la actividad pulsional, dividida, a su vez, en dos grandes corrientes, del
pulsiones de vida 'y pulsiones de muerte. · · A este respecto, debo· señalar que en una época en la que el
El examen profundo del concepto de pulsión de muerte es el que grupo del Círculo de epistemología se interesaba en forma privilegiada
nos habia conducido, siguiendo a Freud, ·a examinar el problema esen- en las formulaciones lacanianas, 1. C. Milner había' propuesto subsu-
cial de la -repetición. En relación con ello, consideramos necessrio mir el conjunto de operaciones distintiva!( o fisuras bajo -el con-
insistiJ ace1ca del hecho, muy simple, de que la formalización de la cepto general de fisión. '
pone en juego tres términos y no dos. En efecto, el enfoque En la continuación de nuestro trabajo podremos comprobar que
ps1coanalit1co del hecho de la repetición permite comprobar que el
el concepto de castración; mejor que el de fisión, puede la
primer término, T1, al que podemos imaginar como modelo de .un
correcta delimitación de. Ja posición de cada una de estas fisuras, de.
gesto (ílexión del meñique de la mano izr¡uierda, por ejemplo)
éada diferencia esencial. En particular, es el concepto adecuado para
presenta como modelo o antecedente sólo después de la fijación del
señalar lo radical del corte en el orden de la letra (significante) y la
segundo término, T .! (repetición del mismo gesto) : designemos a este
alteridad del objeto, del mismo modo en que el falo, que señala su
rnodelu, así planteado por retroacción: T tr · Todo psicoanaHsta conoce contrapunto, representa la única articulación posible entre la y
p:rre:tamente ese mecanismo de retroacción; sin embargo, debemos lo real. En ese sentido, µodemos decir que el concepto de castrac:1011
anad1r que ese T 11·, modelo del gesto, planteado a pusteriori, es, a su
garantiza en cierto modo el hecho estructural contra todo intento de
vez, diferente del modelo virlulll y supuesto por anticipación: T 1, , antes
de que el gesto "repetitivo" haya sido efectuado. Para decirlo de otro reducción o de ''arreglo".
modo ..el modelo, o término antecedente de la repetición sólo puede
a su vez j:Omo escindido o "hendido". A través de la puesta
de man1f iesto de dtc desmarque ya he tenido oportunidad de señalar
.entre Jas disciplinas, el enfoque psicoanalítico tiene el pri- l . C. Milner, ·'Le point <.lu signiíiant .., en Cahiers pour 3,
v1leg10 de situar al que en é l se interrsa en contacto directo co/l el pág. 78.
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36
T
(
l
ampliamente de él, es absolutamente h eterogéneo al orden literal, Y la
Tener en cuenta la castración
única forma en la que podemos evocar la no relación que lo separa de
\a letra es Ja de invocar la posición irremecliablemente separada, per·
Debemos intentar delimirar ahora con mayor precisión las moda- 1
dida que es la suya,. es decir perfectamente irrecuperable. Podemos
lidades en las que la realidad de la castración entra en juego en el tra- \1 observar que esta separación radical entre el objeto y la letra :s muy
bajo de pensamiento más cotldiano. A decir verdad, como lo veremos • diferente del proceso de discriminación tal como ,se lo practica co-
de inmediato, Jo hace, por lo general, de un modo completamente de-
gradado: del mismo modo en que las representaciones pulsionales
'
1 múnmente; la distinción operada entre la capa calcarea o la capa vol-
l cánica de un terreno determinado se encuentra en un suelo común,
inconscientes entran en juego en forma reducida e n Ja actividad cons- cabe señalarlo, que es el del modo de constitución de las. iY
ciente, igualmente y por lo general. los juegos de las diíerencias inter- distinción se realiza en el marco ñomogéneo de la geolog1a, mcluso s1
vienen en la actividad del pensamiento sólo como simulacros. ella pone de manifiesto una cierta heterogeneidad del terrenc1
Examinemos, por ejemplo, la representación común de ideas tales considerado! Lo mismo ocurre en el caso de las d1stmc1ones puesta.so
como fisura. hendidura o. más en general, de discriminación. Fisura, en juego en todos los campos científicos. De todas la post··
me parece, evoca de inmediato imágenes geológicas o mineralógicas. bllldad de establecer una distinción, por notable que sea, y pienso, por
figuras de línea, superficie o plano, alrededor de las cuales se cons- ejemplo en el aislamiento de alguna nuc)eoproteína, es posible sólo
truye un orden, una organización o incluso una historia (geológica en la en la que la absoluta heterogeneidad es (implícita o ex··
por ejemplo) • hendidura evoca más precisamente una operación de plícitamente) reconocida como existente: ah?ra .bien, ella se l?caliza
separación, que se realiza a havés de una fis\fra que le preexiste. sólo a ntvel de castración, es decir. de temat1zac16n de la pérdida del
Discriminación es la instauración o la utilización de distinciones, en objeto en relación (o con el conjunto lit:ral. Por
relación con las cuales, y al parecer - independientemente del campo· parte. todo lo que intento comunicar a través del ti-abaJo
ª
en el que opera, desde el colol' de la piel d iferencias genéticas, desde
la détimltación de ·zon.as geográficas a la determin·ación· de un campo
en telación con las hipótesis y conceptos fundamentales del
Jisis señáia, constanfemente. la asimetría fundamental que G Bata11le
el proceso puede ser. renovado indefinidame_nte, .cal como J·esumió perfectamente en- las. categorías de homogénea: y de
suéede: con la bipariiCión ún fr!lgmenfo de r.ecta; Se ·neo, lo que ·to condujo pron:iover la creación de ia cie!lcia t!e 1;1
observa allí td carñcter de <lctenoro o incluso de arbitrariedad del uso heteiología. por mi parte, y. sigu¡endo a Lacan, he destru:aúo esa as1-
corriente de las operaciones distintivas. Al parecer, s.u única función metría tanto en relación con la heteronomia del ínconscienté Y de 1
es la de organiznr de un modo supuestnmente nuevo Jo que ya se consciente como de la antinomia radical de las pulsiones de muert•e
encµentra organizado sobre la base del mismo principio, la de recortar y de las pulsiones de vida. La la tom.a
de un modo diferente lo que ya hii sido recortado. Lo único que las en consideración, sin rodeo y sm compromrso, de lo 1rrac1onal por
impone es el dominio de una ideología que, irrisoriamente, se pre· excelencia que es el objeto a.
senta como necesaria; ellas evocan, irresistiblemente, las maniobras de Pero debemos añadir. y no es lo menos importante, que el movi-
redistribución y de enredo que se realfian cuandÓ se mezclan las car- miento más natural y espontáneo cotre siempre el riesgo de atenuar,
tas y Juego se las "corta" antes de distribuirlas. En forma más gene·
ocultar, disfrazar o incluso negar, fingiendo reducirla, esta heteroge-
ral. digamos que las operaciones distintivas operan sólo un simulacro
neidad fundamental, cuya evidencia, sin embargo, es revelada por todo
de fisura en el seno de un orden que pretende ser inmutable: una
- análisis. Del mismo modo en que la actividad consciente se basa en
serie indefinida de discriminaciones y de orpenamientos jerárquicos
la represión del hecho inconsciente, en que las grandes empresas en. le1s
caracteriza entonces el progreso de la organización "civilizadora ". Co-
que se manifiesta la energía pulsional de vida _se basan :n. un
mo en entomología, se hacen repertorios, se arregla mejor. se "descu·
roso relegamiento de las pulsiones de muerte. la ac11v1dad cogi-
bren'' incluso leyes. ac1ividad noble si las hay ... ¡siempre que se
tativa tanto como práctica, en Ja que impera el sólo
sepa lo que se hace! Ya que. en el fondo, ¿de qué 5e trata en verdad.
obtener, a través de admirables simulacros de fisura , el
en qué consiste ese proceso en el c¡uc estamos capturados, lo sepamos
o. al menos, el relegamiento en un sobreseimiento astuto de la mco-
o no, y en el que participamos. lo queramos o no? Es lo que intentaré
rnoda reali<lad de la castración. Las prácticas más comunes del estado
aclarar en algo. de vigilia no hacen entonces otra cosa que el sueño , en el que lla
Ahora bien, precisamente, uno de los hechos que el enfoqm: rsi· ejecución capital entra dentro de la categoría de .las "cosas que se
coanalítico destaca es el de que la posibilidad misma de la operación arreglan siempre''. Uno de los aspectos de In represión, y no el menor.
distintiva se basa t"n rcnliclad sólo en una díferencia, la del sexo. en es el de acomodar así las exigencias f undamcnlales. De todos modos,
tin tipo de fi su t'a, el de la castración. Me explico: Jo que el corte de la esa toma de partido en favor de lo que pertenece ni campo ?e las
castrución pone en juego es Ja irreversible ruptura que existe entre la fuerzas rechazadas (¿represivas?) es. simplemente, un error de calculo,
articulación literal y el objeto. El objeto. y tendré la ocasión d1.: hablar
39
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en la medida en la que la solidez que así se pretende honrar. a través con el clivaje o, también, del cuerpo del que la "cosita'' puede se.r
del culto de la conciencia, del orden o, incluso, de la "razón", es sólo - separada. De este último nos ocuparemos en el día de hoy.
un vanQ intento de conjuración o de negación del de (s) orden que
implica el espacio del goce.
Por ello. el estudio del concepto psicoanalítico de castración atañe El estudio de la castración no; obliga, y ello no debe sorprender·
en forma inmediata a todos aquellos que agotaron los pasatiempos nos, a considerar lo que a menudo se tiende a eludir, es decir el pro-
de la práctica del "cualquiera que sea" (n'importe quoi) que instaura blema del cuerpo. La castración, en efecto (y se preocupa _
Ja utilización de los simulacros de fisura; a todos aquellos que se recordarlo), no es en su abstracción o su generaltdad una separación
interesan, por ello mismo, en las posibilidades de un cálculo exacto. o una fisura es la separación de una cosita del cuerpo.
¿Pero qué cuerpo? ¿Cómo se debe cuerpo que
la famosa cosita puede ser separada? A pnmera vtsta _es muy .simple,
2. EL CUERPO DEL QUE "LA COSITA" PUEDE y allí se origina sin duda toda la dificultad; en efecto, st se nos -
SER SEPARADA ga a qut:marropa acerca de lo que es el cuerpo, aparentemente nad11e
tiene dificultad alguna en responder. Es decir, todo el mundo tienie
En el curso precedente, intenté mostrar cuál era el interés gene- una cierta idea acerca de lo que se trata. Es muy simple, precisa-
ral del problema de la castración; precisamente, como la aplicación mente; se ve, se toca, es concreto. . ,
de todo proceso de discriminación tenía sentido, podía pretender 1 y además todos saben en mayor o menor medida, cómo esta
alguna eficacia sólo en la medida en Ja que se-te-conocía la fisura esen- hecho 'el y cómo rudciona. No hace falta seguir estudios
cial, en el que se basa toda otra distinción posible: la del objeto en . medicina; la anatomía y la fisiología qi.1e se en la .escue.la
relación con la articulación literal, tematizada como castración. 1 bastan, por Jo general, para un conocimienlo equ1valen:te
. Se puede considerar que, al actuar de ese modo, me alejé en algo • al de los médicos de Moliere. Existe, además, In cunos1dad que tocio
de la estricta acepción psicoanalítica .del concepto de cast.fación y que,.
a mi manera, c¡ií en la desviación qut<· Fre4d. dem.tnciaba yJJ. en • .
•t. él mundo ·siente en cort su cuerpo; así, no todos saben cómo
. funciona un m.otor a explosión, pero t9clos .tienen una cierta idea.de
la .de ·Una exáger:Áda exfensión de la i"ctea de castración . . fa cier.tO ·que · .. la íorma· en ·q1:1e e.stá organizaqo el cuerpo. . . . .
lá importancia del concepto inc.ita a cllci'y.. precisamente', lo qué iriten 1
. Evidentemente; pera los más u .los detalles
taba destacar era la importancia crucial de la castración. funcionamiento adquieren mayor precisión. Ellos no se ocupan
Pero a consideraciones de un orden psicoanalítico m4s de la organización del digestivo, sino que se .tambH!n
estricto. Freud escribió así. en 1923, en una nota• añadida al relato en el proceso de la digesti6n,'es 9ecir, en los que
del análisis del pequeño Hans que, "sin dejar de reconocer la exis· determinan que los alimentos ingeridos senn luego y,
tencia de todas estas raíces del complejo (es decir: el nacimiento, se· riormente, asimilados y eliminados. En el límite, a nivel d.e la as1m!-
paración del cuerpo de la madre: el.destete dE una del lación o de la constitución de los tejidos, el interés se orienta hacia
cuerpo materno-: por último, la pérdida regular de las heces). con- Jo más íntimo de los procesos, que se sitúa a nivel bioquímico.
sidero necesario hacer constar que el nombre de "complejo de cas- A decir verdad, el grado de saber no modifica demasiado el
tración". debía limitarse a los estímulos y efectos relacionados con la blema. Para todos, el funcionamiento del cuerpo tiene un
pérdida del pene". Por otra parte, la definición más rica del concep- se llama: vim. Pero, precisamente. a partir de esa la vida,
to de castración se encuentra en el texto del hombre de los lobos: surge alguna dificultad; debido a que inmediatamente, tan corno
"Las heces, el niño, el pene, constituyen así una unidad, un concepto se la pronuncia, aparece el horizontt: ele la muette. aunque intente
inconsciente -sit venia verbo--. el concepto de una cosita que puede concebirla como una detención del funcionamiento de la máqurna, una
ser separada del cuerpo º''. Considero que cada térmfoo de esta defi- dimensión de displacer o de angustia es introducida en lo que inicial-
nición merece un comcntnrio y creo que este trabajo nos ocupará du- mente se presentaba. como extremadamente simple. '.an pronto
rante algunas semanas; tanto si se trata del "concepto de una cosita" se reflexiona, el más familiar de los /Ltgares se convierte en extrmw:
(das Kleine) , a tr:ivés del cual nos veremos llevados a delimitar el el misterio de la vida o el horror de l:i muerte son invocados. Basta
concepto psicoanalítico de objeto, como si se trata de la separación una nada para que el cuerpo se encuentre virtunlmente
misma a la que, a decir verdad, ya nos hemos referido en relación en ese momento. es sólo un esqueleto, carne. un dcspo,10 por ant·1c1-
pado; y dc.iando ·a los anatomistas de los el. de
• S. Frcud. "Analysc d·une phobie chcz un petit gan;on de cinq ans", en ocuparse de él. el interés se reduce a otra instancia, de estilo. a111m1:;ta.
Cinq psyc:fwna/yses. ruF, p:íg. 95; r.w , VII. 116. vitalista, espiritualista, o más a que .co-
/bid .• "Extrait de l'histoire d'une névrosc infantile.", en Cinc¡ psyd1u11a-
lyses, PUF, pág. 389; GW, X II , 116. rresponde al dominio de una formación sociológica o, incluso Y sobre
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todo, que corresponde si nuevo comodín de nuestra civilización: la cuya importancia en la teoría psicoanalítica es evidente; pero lo hizo,
psique. Todo ocurre como si "la inquietante extrañeza" (/'inquié- sobre todo, para comprobar que no se sabía gran cosa sobre él. Por
tante ótrangété) de nuestro lugar más familiar requiriese en forma otra parte, y para d'!_t cuenta del hecho del placer. se limitó a
urgente Ja concepción de otroJugar, reconocido y garantizado por to- la utilización de lo que he designado como Ja metáfora energética:
dos o, al menos, por un grupo, al que se designa como alma, principio ·el cuerpo es considerado como un aparato que funciona de acuerdo
vital, espíritu, céluJa o cuerpo social o, mejor aún, el compendio de con los principios de la termodinámica. tendiente siempre.a establecer
todos esos lugares: la vida psíquica. un nivel de tensión interna lo más bajo posible. Las fuerzas en juego
Lo que acabo de señatar en esta forma iogeoua es sólo uno de los en la máquina, por supuesto, son las energías pulsionales; ellas son
caminos que conduce a la extraña evidencia de que ese lugar absoluta- procluciclas por diferentes tipos de ex<¡i taciones.
mente simple del cuerpo, imagen misma de la unidad o de la tota- pero, también, indirectamente externas. Esqueroáncamente, esas exci-
lidad. es un doble lugar; para ser más precisos, es el lugar del doble. taciones aumentan el grado de las tensiones inherentes al aparato, cuya
Pienso que no hace falta decir nada más para convencer acerca de la función es, precisamente, la de reducirlas o mantenerlas. en un nivel
pertinencia de esta fórmula: de todas maneras, y por supuesto, en el constante. lo más bajo posible. Son entonces esas operaciones de des-
día de hoy me limitaré a ello. carga las que producen el fenómeno del del mismo modo en
Ya el año pasado, en el transcurso de otra tentativa de hablar que inversamente, y en fom1a muy esquemat1ca. Freud lo reconoce,
del cuerpo, me referí a esta imagen del doble, a través de la forma los aumentos de tensión producirían displacer.
inquietante del ectoplasma; poco tiempo después, el teléfono sonó dr Esta metáfora de un cu.e rpo concebido de acuerdo con el modelo
noche y escuché que una voz. que pretendía ser neutra. repetía uni- de una máquina termodinámica con objetivos es, . evi-
formemente; "No hay más ectoplasma en el número que usted discó" • dentemente. insuficiente; más aún, se presta a ut1hzac1ones s1mphstas
¿Qué negación o, por el contrario, q1,1é forma de reconocimiento del y abusivas. Me pareció que n para superar el relativo de esta
Jable me era así devuelta bajo Ja forma de un chiste? O. también. qué·
quiere decir el paciente Uamado ·esquizofrénico éuyas palabras se 'me
metaíora energética, fascin3J1te ppr su simplicidad, bastaba. con des-
plaz.ar el acento de. la idea de te!'lsión hacia la de. diferenc!a; el impo.sse '.
han encuentra en tm estado de asomatognosia, .es decir, qlle desaparece: el ·hechq -del placer depende de. de
se e·!l un estado el que nQ cuerpo, y dice al rrtédico rencias ·y no ya de un- sistema de eargas. · · . . . . '.
que· to inte1:roga: "Pero es.e cuerpo que no sjento má:s no es el cUt:rpu Pero demos un paso más: me parece que el térmmo 1.hfcrem.. 1a, de:
del que se ocupa la medicina". Es un "analizando". muy avanzado en gran difusión en la actualidad. no es suficiente para dar cuenta Je li:1
el trabajo el que formula en cierto modo Ja respuesta especificidad del hecho del. corno se en
(espero que sepa perdonar mi indiscreción): se sorprende retrospec- lugar que es el cuerpo. Descnpuvamente. termmo rnptu.ra e ..
ante su dificultad, en el transcurso de una sesión matinal . adecuado para · marcar el hiato en el que consiste. el f uera-del-uernpo
<ti comienzo de su análisis. en ''confesar" que tenía hambre, re.cono- del placer. Así, en la serie continua de. las sensaciones por
ciendo de inmediato el carácter libidinal y no fisiológico de esa ham- el conjunto de los órganos .de los seo!tdos y que son algo. as1
bre, y resume: "No se trata del mismo cuerpo''.
1
regularmente integradas, en un a la s:ne paralelc1
"Ese otro cuerpo", entiéndase otro en relación con el cuerpo ana- aunque menos articulada de sensaciones cenestés1c_as, se impone otro
tomof1siológico, es el cuerpo de placer, es decir el conjunto de los Juga- orden de experienda, en relación con el cual ?e los tér
res en las que puede producirse el placer, como. sabemos. según minos descriptivos de las sensaciones habituales es .realmente
Freud, que cualqmer lugar del cuerpo (del cuerpo anatomofisiológico) cuado, ya que todos son imágenes pobres: sensac16n.
puede ser el Jugar de una excitación de tipo sexual, podemos percibir "emoción ... a Jos que, por lo general. se acompaña el
desde ya que el "cuerpo de placer" corresponde, punto por punto al de indefinible. Focalmeme. en respuesta al contacto mas o menos inme-
cuerpo orgánico. diato con el cuerpo de otro, hay un punto del.. cuerpo. un
Pienso que. una vez más, debemos detenernos aquí en el pro- labio o Ja lengua, un efecto indefinible que se f1¡a, difunde.
blema del placer. Es muy difícil: existe algo así como una dificultad hasta determinar el desvunecimiento uc to<lo el cor1c10 ele las
intrínseca en hablar del placer que debe originarse. en una primera cius habituales. Lo que intento subrayar con el térmmo
::i proximación, en una especie de re loción de exclusión entre el hecho de ruptura es aún mucho más sugestivo, si se .considera la
discursivo y el hecho del placer del fenómeno del dolor (displacer extremo y vivo. correlato mev1tabl1e
Freud, como es natural, se interrogó acerca del problema del placer, del "placer") ; a menudo -me refiero ni dolor. más concreto--
lo que está en juego en esos casos es una dracc1on de los tegumentos;
.. rn Francia. cuando. se. disca un número que no corresponde n ningún
abvnado. una voz grabada. insrsten1e v uniforme, repite: "No hay oing1in abc•na- o Véase más adelante "Duroc o el punto de vista económico en psícoan:i
du en !!l número que usted dísc.6" (T 1 lisis". pág. 126.
43
los términos del registro sensorial ordinario, como corte, quemadura, estimular, al.igual que el olfato, la secreción de los jugos digestivos;
pinchazo, torcedura, describen correctamente el tiempo inicial de ta si tenemos en cuenta, por último, el hectro de que la respiración (y
efracci6n " traumática", pero son totalmente insuficientes para dar píenso en Jos que tragan, es decir, inhalan el bumo) participa de los
cuenta del dolor propiamente dicho, cuya irradiación y difusión no procesos vitales esenciales de la oxigenación y de la eUminación dt:l
conocen límite alguno, ni siquiera verbal: el grito, nuevamente, reem- gas carbónico, comprobamos la evidencia del hecho de que fumar no
plaza a Ja palabra.. sirve de nada, si olvidamos que en algunos quizá produce fisiológi-
Dejemos de lado, sin embargo, el ejemplo excesivamente fácil camente una excitación cortical. Pero si dejamos de lado esta acción
de la experiencia de un dolor, " traumáfico" o no, para considerar por estimulante, fumar no sirve para nada, salvo al placer, precisamente.
un momento, en forma algo detallada, llJl placer corriente, el de fumar. El ejemplo hubiera sido aun más demostrativo si se hubiese consid•!-
Sé perfectamente que en ese caso se trata sólo de un placer sustitutivo rado el placer de la bebida, en el que no intervienen en absoluto lm;
en relación con otros, más directamente sexuales. que evocaba sólo necesidades vitales de la nutrición o de la hidratación. Muy por el
con los juegos de lengua; poco importa, sin embargo, ya que la inves· contrario: desde el punto de vista fisiológico, tanto la bebida como el
psicoaoaHtica nos demuestra evidentemente que todo placer, cigarrillo acarrean sólo riesgos graves, en algunos casos vitales: cirro-
por directamente sexual que sea, es siempre sustitutivo y que, en lo sis, polineuritis, cáncer del pulmón. En resumen, en este punto obse:r-
fundamental, es sólo la reactivación del recuerdo de una satisfacción. vamos, una vez más, lo que se suele decir corrientemente acerca de
La primera bocanada del cigarro que se enciende es, si no la mejor, al los placeres, es decir, que "no son buenos para la salud". De allí a
menos la promesa (6 ya el recuerdo) de otra, casi exquisita; no se pen.sar que lo que se cgnsidera como "malo para Ja salud" es malo
trata realmente del reconocimiento del gusto o del olor de la hoja de en sí o, incluso, pecaminoso, hay, evidentemente, sólo un paso que
tabaco, embriagadora como el " Habano" o fuerte como el " Brasil", habitualmente se da y todo. entra en el el hábito -carente de
·sino, más bien, del juego mediante el <.J..Ue t:onstántei;rie!Jte nos aproxi· mqderación, por supuesto. es decir, el hábito · a secas- de \os pla-
1 · mamo's,. delimitamos, reencontramos. sin asirfo nunca el "sutil aroma'' ceres es amoral, asocial, etc . Los bebedores, libertinos, fumador·cs,
l
. la hoja': · ese alrededor d_e un objeto inasjblé es el cons- droga'dos son unidos en' la . misma condena infamante Q en 1a misn'la
. t1tuye ·cJ. placer, Tampoccr el. g1,1sto azucarado.. fa sensnoión .. com.{lasión beneyolente (aunque armada) . por. los. defensores de to·da:
. calaña de.la salud, ·física . ...· Y-.moi:al, por a)1co·
agria; el' olor· áspero son- los. que dcscncadenai1" por. sí mismos 'et fenó-
meno del placer; lo que lo hace es el pequeño vértigo que se origina hol mata lentamente", afirmaba un slogan publicitario de la . liga an·
en el no del todo igual en el que se reconoce el mismo tabaco. El tiaJcohólica; algunos psiquiatras (que no tienen necesariamente alma
movimiento de estas pegueñas variaciones que hacen que u!) conjunto policíaca) respondieron: .!' Poco nos importa. no estamos
sea ina.s ible 'en relación con el recuerdo o las expectativas, el que
·determma que en el curso continuo de las sensaciones identificables
(diña casi ·reproducibles a voluncad) se produzca una ruptura o. sim- . Pero, para retomar ahora nuestro interrogante inicial acerca. de
algo que no entra 'en. el sistema.de coordenadas propiamente la naturaleza de este cuerpo de que la cosita se separa para reabzar
seno;or1ales. La ruptura del placer es eso: por discreta que sea en el la operación de castración, cabe comprobar que, en la me<liua en que
ejemplo mencionado, de todas formas y por naturaleza, es sin límites: también, y del modo en que acabamos de describirlo, es el lugal' del
nada la separa, en realidad, de los grandes "éxtasis'' placer. el cuerpo .es. efectivamente, el campo en el que se enfrentan
Me bastó a.nalizar un ejemplo de placer muy anodino. el de fu- objetivos tan inconciliables como Ja realización del placer Y. la conser-
mar, para hacerles entrever quiero llegar hoy. ¿Adónde? A vación de la vida.· .
la comprobación de que el placer depende de un efecto de ruptura y Inconciliables: al placer, como efecto de ruptura, no le cabe
que, como tal, tiende a producir una disolución del orden orgánico ... lugar alguno en Ja intención de coherencia del orden orgánico: Y
La sabiduríu consuetudinari:i, por otra parte, enseña que hay que en· la medida en la que, pese a todo. se produce. todo. ocmre com() s1
tregarse a ellos ... con la mayor moderación. Pero no vayamos dema- tendiese en realidad a la disolución del orden o rgi\mco.
siado rápido. Lo que quiero decir es que. en relación con Jas funcio- El cuerpo es verdaderamente el doble ? el lugar del doble,
nes de l?s ó.rganos que intervienen en el placer de fumar -gusto, olfa· el campo en el que el orden muestra ser confli ctivo. . . ,
to, resp1rac16n- nada implica una finalidad biológica. Si considera- Por un lado la estricta jerarquía, la pe rfecta organ1zac1ón de.l or-
mos, . acuerdo .c on una perspectiva biológica, que e l olfato debe den biológico, satisfactoria para el espíritu y los "investiga-
permitir una locahzación del registro de los olores, realizando una se- dores" y que la moral de las fábulas no pueden de1ar de
lección, una orientnción, eventualmente un reconocimiento; que el como ejemplo: cada parte ele! cuerpo, .cada de la superf1c1e. m-
gusto, en íorma si.milar, debe servir para distinguir un hongo vene- terna 0 externa. cada célula. cada molecuJa, tiene un lugar Y una. fun-
noso de otro apreciado como comestible, o más simplemente a(in, para ción y participa del armonioso concierto en el que florece " la vida";
44 45
r
el desorden, como en toda máquina, se ongma en ]a faUa o en la 3. LA SEMIAPREHENSION .. DE LA LETRAT
alteración de una pieza; la función de la ciencia médica es La de ubi-
carla yL"cn la medida'' de sus medios, repararla o mitigarla
Hemos descripto la experiencia de placer como un fenómeno de
Por otra parte, cada uno de estos mismos lugares, "cualquier ruptura que interviene en Ja coherencia de las orgánfcas:
punto del cuerpo", puede convertirse en el Jugar de una excitación de ta- :iuma de pequeñas variaciones entre la percepción. el recuerdo y la
tipo-sexual, es virtualmente una "zona erógena". Y cada una de estas expectativa produce este efecto de anulación de un orden, efecto que
zonas tiene sólo una función que es siempre la misma: producir pla- se revela como ilimitado en su naturaleza. Añado solamente que es
cer mediante el efecto de ruptura que se manifiesta en ellas; la suma el acmé de la difusión o de la intensidad de esa ruptura el que
de las pequeñas variaci0f1es que señalan que nada se adecua por com- esconde a través de un fenómeno fisiológico: el o rgasmo. Lo que
pleto en relación con el recuerdo, con el olvido, con la promesa de la intenté describir, precisamente. es la "excitación de tipo sexual" a la
expectativa, que nada coincide con los puntos de referencia del orden que Freud se refiere para caracterizar la posible función erógena die
orgánico; Ja suma de estas variaciones constituye la ruptura en la que un punto cualquiera del cuerpo. Sin embargo, en relación con el r1!·
se produce el placer. Aquí el único orden que existe es el de una gistro sexual propiamente dicho, el ejemplo desarrollado, el del placer
equivalencia de funciones; asegurar, en un punto cualquiera del cuer· de fumar, se sitúa en una dirección concreta, autocrítica o perversa.
po, la posibilidad de una ruptura que se inscribe en la estricta Jerar- Por ello, para evitar posibles confusiones, considero conveniente pro-
quía orgánica como una tentativa de disolución, como una amenaza fundizar el análisis de un placer de boca puramente sexual.
de ruina. Tan- pronto como el cuerpo del otro, o el otro cuerpo, interviene.
Tal es el cuerpo: u11 co11;11nto de lugares en los que el orden el juego ele las variaciones que he es, en mag·.
se presenta como· con/liclivo. En él el lugar se revela como .lo que es, nificado. Evidentemente, ya no se trata solo de la d1ferenc1a entre la •
el encuentro o la coincidencia áe fuerzas anti116micas; es fácil de ·con- Q.Crccpción de un color rosa lila, el contacto .con una o auln
cebir ·que en· relaéión con esta concepción rigurosa del lugar, la· repre· con una delicada rugosiqad y aquello que e.s o\v1dado,.1JO reencontrad10.
de una (aun sr se la <;ons1dera desde un primer o esperado, de impresipnes. sin embargo tan precisas; .se
momento' y
doble (az) .en ]a. que se inscrtbiñan ordenarían pim- sobre totlt>. de la foa.sible precisión. 'de lo del ótro : ¿a qutt:n-
tos Y figuras: constituye <;Ó]o un compromjso ·adecuado par:i estimu- de los dos pertenece est::i. lengua. este· Jaóio. de dónde surge 'entonces·
lar los ejercicios de la intuición. 1a barrera emreau.ierta de los dientes? Es también el orden singular
secreto y f1S1ológicamente aberrante el que determina que el borde al.e-
jado de Ja lengua de uno confluya aparentemente cort la· nuca y que
A través del cuerpo. y en forma similar. el orden muestra ser sólo en d caso dd otro la comisura de los labios repercuta electivainente
la "medición" de la dimensión de lo inconciliable entre esas dos caras detrás de la oreja o, incluso, en la envidad del brazo. No se trata
que tienden, según S. Freud. una, a realizar unidades cada ma· solamente de esas variaciones puntiformes entre la percepción locali·
yores (pulsiones de vida): la otra a restablecer el estado orgánico - za ble de un color y el recuerdo que éste evoca confusamente en el
primordial (pulsión de muerte). Es evidente que todos aquellos que, uno. lo inasible del gusto que el otro percibe. de esas conexiones se-
en el campo que sea, asumen como profesión la tarea de garantizar cretas de cada uno: entran en juego también, o ya. a nivel de ese
el orden de las cosas. acaso de instaurarlo ·o iricluso de descubrirlo, contacto muy concreto, la disolución del or..den psicológico. de la uni-
tienen generalmente la prudencia. por no decir Ja debilidad, de consi· dad de la conciencia de un tú y de un yo: esas diferencias. esas abe-
derar solamente una sola de las fuerzas que puede asegurarlo. la im· rraciones. esas rupturas. son las que hacen el juego del amor y el lugar
perialista pulsión de vida. del placer en el cual no existe ninguna parte del cuerpo que no pueda
participar.
Es a partir del cuerpo así concebido como conjunto de lugares
en los que el orden se muestra conílictivo. que deberemos precis[1r
lo que caracteriza a lu cosi ta que se separa de él para marcar el corte
ele la castración. Deberíamos dar ahora un paso más y, sin perder Je vista el obje-
tivo Je nuestro trabajo -la cast ración- intentar elucidar otro punto
• Es imposible reproducir en el !ucgo d,e pern;1i1c
!a expresión "mi·prise": mi-príse= scnrn1prchcns16n; = equivoco. 1T.I
; Al haber sido dedicado parcialmente esle curso a retomor remas ya eic-
acerca del cuerpo y del hecho del placer, lnsis1iremos aquí sólo sobre
los fragmenlos que aportan algunas precisiones acerco del temn de la letra en
relaciones con el goci:.
47
'
que pone en juego (\uestra caracterización del placer como efecto de Todo el problema planteado por la letra, problema sobre el
ruptura. convendría detenerse durante un momento, puede resumirse en el
En más de una oportunidad, en otras ocasiones, me he referido contraste entre la de las de cada letra , !unci?'-
a la dimensión de la memoria; es posible observar que, en los dife- sí mismas contradictol'ias, y la singularidad que caracteriza, sm
rentes ejemplos desarrollados, el intervalo en el que se produce el embargo, a la letra.
placer se abre entre un recuerdo (más o menos inaccesible) y la inme- Lo que quiero decir al referirme a la equivalencia de las ÍUTil·
diatez muy precisa (y situable) de la percepción. Ese recuerdo, así cienes concierne a la relación de la letra con el efecto de r:uptura: por
cabe creerlo, debe ser una experiencia de satisfacción que se asemeja un lado, ella es un término necesario, el referente prec1.samente en
en mucho a la experiencia de placer considerada: en la perspectiva relación con el cual se produce el interv:alo; el otro! sm embargo,
psicoanalítica, el placer de beber sólo puede ser concebido mediante cada letra cumple esa función de. debido, a su
Ja puesta en juego de un recuerdo que, precisamente. es el de la satis· cualidad de " huella" (mnémica inconsciente), es decir, de mdiee de
facción de beber. Si no se quiere entrar en la perspectiva fantaseada, otra ruptura virtual .' quiero decir: no actual. Podemos observar qlhe
que ya he señalado en muchas oportunidades, y que consiste en ima- esta relación de la letra con el efecto de ruptura es al menos
ginar "en el origen'' una primera cualquiera cosa (placer, apacigua- si no contradictoria; en efecto, por un lado, y como referente, la letra
miento, trauma), el problema que se plantea es el del modo de ins- permite que se abra el intervalo del placer, pero, por el otro, Y. como
cripción de una ruptura, es decir, el del registro de experiencia índice de otra ruptura, se presenta como el término que ha ,fi1ado Y
de placer. cerrado en cierto modo la operación de apertura. Se trata as1 de una
Las idéas de inscripción, registro, imponen a todos, aparei:i- función ambigua, de aperturn y de cierre, que toda letra cumple en
temente, en forma casi inesistible, imágenes de lugares en los que se forma si'multánea. · .
marcaría la huella: una piedra, una hoja de papel, un libro (un "regis- Pero fo más agµdo del problema plan!eado .Pºr no. reside,
trcf'). Pero si se cpnsidera, como lo hemos .sugeriqo la última vez, · creo en la ambigüedad de .esta función. simultanea de apert\I r.a
r"11 . que .el "lugar'J, en rigor. es sólo· el en·cuentro ·de fuerzas antinómicas, y de cierre' en cqn la dime!lsipn .cJ;el goce. ei;i el
·1 y que el ctJerpQ -sólo puede ser concebido como un ·conjunto de·"luga- . . : entre el· hecho de· que letra cumple con las
1 res":. s.e ·comprueba mlly pronto que· río se puede-.iny0car legítitnarnente. · ncs (representar al suieto -del inconsciente- . otra .. de
'··íll ñingún·sustrato en el que se mod¡;laría, c·omo en una·superficie mt!l! · con la fórmula de Lacan y el hecho de que1 al m1sn:o ttempo,
ble. la huella de la experiencia de -placer. De ese modo 1 Ja idea de letra se caracteriza por su si11g¡¡/nridad. Lo que const1tuye su espeict·
inscripción es subvertida por y debemos. reconsiderar, a par- ficidad debe ser buscad<;> en relación con el as17ecto obturador de
tir de esos datos, la noción de huella. · función literal: quiero decir que no es rupt1;1ra la que es
En el trabajo psicoanalítico se impone la ' ' huella mnémica incons- fijada por una letra dada. y que no es cualquier re.fe:ente el _es
cjente'', tal como la designa Freud; Jo que podemos decir con mayor puesto en juego en la experiencia dada de St me reftero al
seguridad es que funciona como algo indeleble, imborrable. Pero en mismo ejemplo del beso, precisamente al contacto una con
este punto es importante que evitemos reintroducir, sobre la base de los incisivos, la ''huella mnémica inconsciente'' reactivada por ese. 1ueg?
la expresión "huella imborrable". la noción de sustrato y la imagen se encuenh·a, por su parte, eleetivamente vinculada con (o, me1or d1·
de una figura trazada en la roca. Conviene limitarse a Jo que el con- cho es vinculante de) un placer bucal. que puede ser
cepto de huella mnémica destaca, es decir, el hecho de que algo rela- el contacto de la lengua con los relieves de· la mama; st nos m:an-
cionado con una experiencia de placer f U'iciona como un referente tenemos en este plano descriptivo, podemos imagina; que lo que
cuya prevalencia no puede ser anulada por nada. Lo que se designa fija en (o que fija) el instante de placer .. es algo .as1 la
como recuerdo de una experiencia de placer es sólo (ni más ni menos) del gesto. movimiento de succión o bosque10 de de n·
ese referente gracias al cual el intervalo puede producirse y el placer tal, por ejemplo: D. E.s ella la el ".reac tiva ; s1 imaginamos
renovarse. Es lo que permite que el contacto tan preciso de Ja ranura ciue mismo se convierte en pnmero - <,Y qué gesto amor no
de los incisivos no se fije en, una simple muestra anatómica de los lo es?- se íijará a su vez como referente <le goce p:rd1do. o piro·
arcos dentales. sino que se abra hacia el placer. en re/erencia. preci- metido, en una A inaugural abierta, entre el grito y la De
samente, a una "huella mnémica inconsciente". tanto si ésta es rele- este modo, con las letras de todos y la monótona de su
gada en el pasado como recuerdo que debe ser reencontrado como si función ambigua, se construye para cada uno el alfabeto singular de
es proyectada hacia el futuro como objetivo a alcanzar. su deseo y el código de su placer. . .•
Esta huella es lo que designo como una LETRA. Ello nos permitirá precisar en mayor medida lo que hemos d11.ho
11 "El significante es lo que representa al sujeto pura otro significante".
48 49
acerca del cuerpo en fonna general, al definirlo como un conjunto de el corpus .. otro punto de vista. de interpretación
lugares en los que todo orden se presenta como radicalmente con- de act1V1dad _de escr1b1r, con considerar el deseo de perma-
flictivo: en su singularidad, se caracteriza así como .un compendio de nen;ia que s_ubt1endc todo escrito (se impone aquí Ja evocación del
letras, una especie de libro, cerrado por un Jado y fijado en Ja estricta caracter estrictamente unborrable de la huella mnémica inconsciente;1
jerarquía de su orden orgánico, abierto por el Q.tro al placer de una para poder pensar razonablemente que el trazado de una letra sobre
lectura del goce. el siempre a rep;csentar el corte indeleble en que consist1e
Es en relación con ese cuerpo y, más precisamente, con Ja red la inscripción en el corpus mconsciente.
de las letras que debe ser situada Ja operación de la castración. . En perspectiva. q.ue se impone necesariamente al psicoana-
la actJv1dad de escnb1r se como una tentativa de repro-
ducir o de re-presentar el texto mconsciente; el fracaso inevitable de
Antes de concluir este bosquejo de un estudio de la función de la e:.ta tentativa tlebe fijar por si mismo las reglas correspondientes al
letra y, también, antes de abordar el muy difícil problema planteado ejercicio de la escritura.
por el concepto psicoanalítico de objeto (conceptc h•caniano de objeto El segundo punto que se mantuvo en suspenso y con el cual qui-
a) , desearía detenerme un poco más en el examen ele dos puntos. siera concluir concierne al orgasmo. Me he referido ya a ese fenó-
El primero concierne a Jo que se ha designado como el escrito. meno fisiológico como lo que esconde el acmé del proceso de ruptura
Como lo señalé recién, esta palabra evoca irresistiblemente. la huella y, en cierto modo, pone término al efecto <le difusión en el que se
dejada por la pluma en Ja superficie de papel. El problema es el de desvanece todo límite. Vuelvo a ·examinar este tema como conclu-
saber qué representa ese tipo de escrito en relación con lo que el psi· sión, ya que me parece que el fenómeno del orgasmo presenta la con-
coanálisis hace aparecer corño escrito, es decir, Ja huella ·mnémica tradicción inherente .a la letra de ser, simult:ineameme, elemento de
inconsi;:1ente ctiya copilación constituye l?ropiamcnte el in- · abertura y de Por un lado, la disolución del orden orgánico
consciente. Hemos· dicho lo .suficiente acerca de lo que caracterfza a se 'en .é.l _en forma. manifiesta que._-a posteriori, s.e
·.. esta es_cri.tiira· ofrecida. 9 _fa. lectura del ·psicua'ttalisi.a. como p1mi poder· a de muerte o éxtasis par·a
situar, en algunas p¡ilabras, los datos de un problema. . . s1gR1f1car.. la ?bohción de por. otra parte, sin .embargo;
En relaéión con la inscripción y con la huella, he scnalado recién paroxismo marta tamb1en el termino del desorden, Jo resume.y lo
c1err.a. A aquel que mterrogase ingenuamente para saber dónde y
que, para concebir correctamente lo relacionado con el escrito en el
inconsciente, era necesario realin1r una especie de inversión. Preci- cómo puede observarse, sin riesgo de error, In letra en su ·semi-apn!·
saré ahora mi pensamiento señalando que las letras y su sistema cons· hensión, podría responder. de buen gratlo, que se la puede observar,
tituyen, en sí mismos. }Q que ·he designado como un lugar, en esle en la experiencia del orgasmo; en efecto, me parece que
caso el inconsciente, entendiéndose bien qué lugar debe ser conside- que el_la, y sólo ella, hace aparecer. sin ninguna otra mi!·
rado, en todo rigor. como encuentro de fuerzas antinómicas, se puede el hecho htetal : .sin duela. la invocación de una "experien-
concebir entonces fácilmente que un conjunto de letras, cuya ambi·. cia. -que en este caso, sin embargo. merece perfectamente ese nonn·
güedad funcional es conocida en el caso de cada una de ellas (como bre- puede dejar alguna duda acerca de la pertinencia de la res-
dos vertientes, una de abertura y otra de cierre) , forma una red de puest,a que sugi:ro; muy justificadamente. Es indudable que sólo se
doble faz que consti tuiría verdaderamente el rpodelo de una super/icie, podrn hablar mas correctamente de la letr:i en sus relaciones con el
Es aquí donde se opéra la inversión. en la medida en la que la red goce después de haber esclarecido el problema del objeto; después
de letras es la que constituirá en sí misma el "sustrato". No ·cabe de haber elaborado luego, y en particular. el concepto psicoanalítico
esencial de falo.
ninguna duda. según creo. de que sólo cuando r:.e tome en considera·
ción el modelo de toda superficie que pone necesariamente en juego
la actividad de escribir 0 será posible tratar correctamente Jos proble-
mas de la escritura. Para ser breves, a partir uc esta concepción que 4. EL FANTASMA DEL OBJETO
se ofrece evidentemente :i la metáfora, diré que la operoción de escri-
tura, en el sentido común del término, consiste probablemente en una Quisiera tomar como pretexto dos interrogantes planteatlos al
especie de trabajo de "raspadura" que tendería, sin nunca lograrlo. tfrmino del curso precedente.
a desoxidar en parle lo que se presenta como una superficie, para El primero se refería al carácrer particulurmentc obluruclor de
lograr que reaparezca su trama, que es el escrito propiamente dicho: mi palabra; algunos consideran que el objetivo pedagógico inscripto
en mi forma de actuar (al menos es lo que se me ha tlicho) es pm·
11 Desde este mismo punto de vista se debería retomar el problema de las ticulnrmente oclt1sivo y. por ello. contradictorio con lo que ucbe1 Í:I
rclnciones con el cuerpo del que escribe. ser una palabra que se refiere psicounáhsis
51
La segunda objeción señalaba que, apresado por esa misma pre- por malJarmiano --o lacanian<>- 'que sea podrá impedir que algujen
ocupación pedagógica, yo tendía a abordar en forma poco rigurosa se apodere del texto y de sus palabras para colocarlas en buen orde:n
Jos verdaderos problemas; que, en resumen. me repetía y me reíugiaba en los estantes de madera de teca de su vitrina cultural. Pero, despw!s
en el desanollo de un cierto número de temas conocidos por Ja mayo· - de todo, poco importa: ninguna rígidificación de Ja palabra pod1rá
ría, en particular en el trabajo sobre los juegos de articulación literal anular su intrínseca complicidad con Jas vías del 0aoce. ¿Existe ento1n-
que muchos tienden a considerar como una especie de imagen de mar- ces un "buen uso" de las palabras? ¿Existe acaso u na forma de hablar,
ca de la escuela lacaniana. fonna de escuchar que garantizaría el respecto de la doble fun-
Desearía partir de un examen de estas-dos objeciones y se podrá ción de las letras que componen las palabras? Sería tan ingenuo como
comprobar que estos_temas no dejan de estar relacionados con el pro- vano realizar aquí alguna justificación o demostración basada en esta
blema de la castración que nos ocupa. caracterizacióñ, necesariamente parcial, de la función de la letra. Re·
los otros té"?}nos constitutivos de lo que designé como el
espacio del goce y tamb1en lo que expresé al término del último curso,
Responderé de inmediato, como hubiese podido hacerlo si esos es decir que es imposible proseguir el esclarecimiento de las relacio-
interrogantes no me hubiesen sido planteados en el extremo del co- nes de, la !etra con .el goce antes de confrontarse en mayor medida con
rredor. otro termino esencial de la estructura. el objeto.
De este modo, para responder a la objeción referente al carácter Antes de emprender el estudio del concepto de objeto. quisiera
obturador de mi palabra, pienso que conviene interrogarse acerca del rcspooder, en forma incidental, a otro interrogante que se me ha plan-
efecto denuociado. Diré simplemente que cuando se la recibe en cier- a menudo: ¿Por qué utilizo el térmfoo letra en lugar del tér-
ta forma, cualt¡uier palabra (incluso la más poética) puede .ser objeto m1!1º. lacaniano A decir verdad, Jo he explicado
... de este tipo de objeción; es decir que en todo momento, es mult1ples oportunidades·; PC?r tanto. responderé rápidamente.
l <I posible convertir a cualquier paJabra en algo ab.solutamerite inmo.vi· .. .:, _El- t€rmino de fue tomado por Lac.an del campo Jim-
1 !izado. Ell.o dep!!nde .de la '.'naluralez;i misrn.a" de la palabra .. · · gu1.st1c? y sabemos hasté! .qué punto el campo lingüístico· es limitado,
•1 · Ahora bien, intef'lto hablarles-, prccisamente,'é:ie esta. "nat1:1raleza''.;'. · en tooo ·casó di.feren'te. del campq ·p$icoanalítiéo. La utiHiaciqn· del tér-
) e.intento hacerlo en forma que siempre haya algo que "no funcio- . ·mino qoe Lacarr propone ·en psicoanálisis va· tnás ·allá ide
• na", con la certeza de que si se releen las notas que algunos toman con Ja utilización que impera en su campo de origen. ·Ahora bien, por i m-
tanta diligencia, será imposible utilizarlas, como si se tratase de un portante que sea a nuestro alrede<lor la audiencia de Lacan, debemos
cúrso. hecho y derecho. en .un trabajo universitario, o en un trabajo .. comprobar que para la mayor parle de Jos lectores el término signi-
destinado a un instituto psicoanalítico. . ficante conserva su valor estrictamente lingüístico, obliterante, en mi
De todas maneras, la palabra o, para hablar en forma aun más opinión, del hecho inconsciente. Además, pienso que el térrruno letra
elemental, la letra, r:iunca es, en sí misina, intrinSecamente obturado- indica en medjda que el término significante -la al
ra. Esto es lo que intenté señalar en la última clase. Lo que he dicho orden. de Jo escrito y, de ese modo, al cue rpo, en relación·con el cual
es que, artificialmente aislada de sus conexiones, la letra me parece fundamental evitar todo lo que pueda atenuar su instancia .
bajo un doble aspecto: que cumple en si misma una func1on hm1ta-
tiva en relación con el goce pero que, al mismo tiempo. tiene una fun-
ción de abertura en relación con ese mismo goce. ·
• Al abordar el concepto ?e .ab.jeto. responderé al mismo tiempo,
Ahora bien, Ja objeción que se me hizo consis.te. al parecer. en as1 lo espero, a la segunda objeción a la que me he referido, es dec:ir.
una comprobación, la del hecho de que las palabras que aqd pronun-
a la de que habría llegado el momento de ocuparse de los conceptos
cio son oídas o incluso recogidas en el papel o en cinta magnética Y más "duros", los más difíciles de manejar, aquellos cuya utiliwción
que en su captación, registro o toma se privilegia su aspecto obturador. provoca los deslices más frecuentes, los mayores errores.
Ante esta comprobación u objeción, mi respuesta es ha-
blar o escribir es 1 necesariamente, exponer la palabra que articulamos , .se trata. P.ºr supuesto, del objeto en el sentido psicoanalítico idel
a una serie de av atares que van desde el malentendido hasta la inson- termmo, es deci r, del que tiene una función en la economía del deseo,
dable "comprensión" de todas las "buenas voluntades"; nada podrá un lugar en la estructura que se despliega alrededor del goce.
impedir que algún lector convierta a "Extreme brajse du . '°" A primera vista, hablar del objeto es íácil, ya que la palabra, que
en un "cromo" y no sólo eso, sino también que goce con ello o, 10ch1so, el rigor de la utilización psicoanalítica no limita, evoca Jo que aparen-
enseñe una lectura semejante. Quiero decir que rungún dispositivo, temente se presenta como más concreto. más fácil de asir, más inme-
diat:imcnte accesible. Se podrá comprobar muy pronto que esto es
M R. Char. L'Alouella. sólo una ilusión que, por otra parte, es absolutamente específica de la
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f
1
í
función del objeto y que el tipo que pat:ce
{ ta sea la implicación de la necesidad en la fuerza que tiend<:
al placer, ella no puede justificar una confusión de los dos regjs..
toda compreiisión del objeto debena ser escrito a.
La especificidad de la utilízación psicoanalítica de un tan
l t.ros, lo que, pura y simplemente, conduciría a la negación de l
concepto de pulsión. Además. cabe recordar aquí que, en el mis-
corriente como el de objeto reside en el_ . de la mo contexto de una elaboración de la teoría de las pulsiones, Freud
pulsión. Ello no quiere decir que en la b1bltograf1a no afirma que "el objeto es el elemento más variable en la pulsión .
se utilice la palabra en la acepción amplia ?e de amor, o que no está ligado originalmente a ella y que sólo logra articu-
más filosófica de objeto como correlativo de sujeto; sin embargo, la larse en función de su aptitud para permitir la satisfacción" (po.r -
original idad del aporte del psicoanálisis consiste, en satisfacción, entiéndase la producción de placer) . Si no se trata
ese término indispensable para el funcionamiento de Ja puls_1on que es de un objeto "natural", originariamente definido, debemos intentar
el obieto. sabemos, además, que el concepto de p_uls1?? es reconocer, entonces, los factores que contribuyen a la determina-
daderamente un concepto nuevo impuesto por la invest1gac10n ps1co- ción del objeto, a su elección, a su fijación; éste es el otro· aspect()
analitica, se aceptará sin dificultad que el objeto en juego en la pul- en el que se comprueban Jos efectos de una tendencia que
sión exige que se le atribuya una atención particular. ser "historicista" y que intenta determinar a través de una recons.-
La pulsión, recordémoslo, es la "fuerza" en el sentido ps_íquico trucción de acontecimientos o de accidentes históricamente deter-
y. como tal, una forma de "concepto limite", la de minables los elementos constitutivos de la "elección" o de la fi.
Freud, en!re lo físico y lo psíquico. Ya tenido. de jación del objeto. Desgraciadamente, esta orientación de investi-
considerar el doble aspecto, conflictivo o. incluso, anunom1co'. ele esl? gación típicamente psicoanalítica choca a menudo con la conce_p·
"'presión" o fuerza animadora y de precisar el enfoque ps1connah· . ción muy aproximativa e incierta que posible tener tanto acerca
ticó coosidL1·a que está compuesta por dos comentes opuestas: las poi- de ·las fuerzas en juego (pulsiones) colllo de los elementos verdE1-
. C!e' vida y las pulsiones de muerte. - deramente constitutivos y decisivos de una determinación incon!i·
.Pero antes .<le elaborar tina· definición de la función del ob· ciente; de .ese modo, esa linea de investigación conduce, por lo
· jeto en · ese-.· jliego de fllerza.s, aún el de a la .reconstrucción . Ügurada e ingenua de uo sainete
" pulsióu parcial'': én efecto, fue· en r.elac1on .con él ql)e . ' puestar.nen\e traufylático en- el que el objeto aparecería ·para. fijarst:.
elaboró las formulaciones más precisas acerca dt:I objeto, es clec1r, A decir · verdad, es un poco.· 10 que nice en otras , oportunidadei;,
en relación con las pulsiones tal corno se las descubre en __el anfl- pero hoy intento ir más lejos y pienso que sólo interrogando con
lisjs de la sexualidad infantil. Esquemáticamente. la par- mayor insisrencia el concepto de pulsión me será posible lograrlo.
es Ja presión que se origina en una zona erógena determinad.a. . Sabemos que al realizar este mismo trabajo Freud se vio
"parcial" en relación con el conjunto de zonas erógenas, es decir, llevado a distinguir cuatro términos que "utiliza en relación con
en relación con todo el cuerpo. En la perspectiva así el concepto de pulsión" y que son: presión, meta, objeto.
el objeto es "aquello en lo cual o. a· través de_ lo cual la pul_s1ón Sabemos que la meta de una pulsión se define, en el marco de la ·
puede alcanzar su objetivo"; es fácil de conce?ir en la actuahda? metáfora energética, como la supresión del estado de tensión pm-
que con referencia al concepto de puls1ón parcial del que. reah· ducido por la excitación que se manifiesta en la fuente pulsional:
dad se trata, después de los trabaJOS de Ja escuela _kle101ana el más rigurosamente. y más simplemente, podemos decir junto con
objeto es considerado legítimamente como obje.to parcial: el seno, Freud que la meta es el placer; no nos detendremos más en esta
por ejempló,· es un modelo de lo que es el objeto (parcial) de la referencia. El obje10 de la pulsión es, precisamente, lo que inten-
pulsión (parcial) oral. tamos definir. " Por fuente de la pulsión , escribe Freud . entend1e-
Pero ya la clarificación del concept<? . . tal rnos el proceso somático. . . cuya se encuentra
como, sin embargo, se Jo utiliza en la ps1coanalit1ca. sentada en la vida psíquica por la pulsión" Podemos observar aquí
plantea muchas dificultades. En efecto, es posible . comprob_ar q\te, la dificultad con la que tropieza Freuu al conceptualizar su des-
por un lado, una tendencia naturnlista (o b1olog1can1e) t1cm.le u cubrimiento; en efecto, como ya tuve oporrunidad de señalarlo, 11
definir el objeto. en una perspectiva funcional , lo que na- afirma. y en ello reside su descubrimiento, la originalidad del
turalmente vendría a satisfacer la necesidad puesta en concepto de pulsión, límite entre lo somático y lo psíquico. es decir
juego por la zona erógcna; esta posición es. m1usllf1 cada .. ya que 01 somático ni psíquico. Ahora bien, hablar de proceso somático
sabemos que Ja obtención del placer no coincide supone ya referirlo a uno de esos marcos pre-psicoanalílicos y. e n
muy por e l contrario, con Ja satisfacción de la necesidad : cualqu1c- consecuencia. tender a anular el descubrimiento de la dimensi6n
0 Juego J..: palubrns en írancés, en11c "e1•1de11ce" (evidencia) Y "1•i1/1111gt"' 11 Ct' Psyclranlllys<!r, pág. 59, nota 4.
l v<Jd11mientol [T J
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:; t
en Ja que se inscribirá el concepto de pulsión. Aunque no siempre la producción de un resto irreductible. El objeto se
freud logra superar esa referencia a marcos que él mismo declaró parcialmente como un resto expulsado de la medida (ratio, razón)
perimidos, cabe señalar la forma en que logra arreglárselas en de las letras. Desde este punto de vista, el producto, o resto de la
relación c&n este problema de la "fuente pulsional": él afirma que, operación de articulación literal, caído fuera del orden intrínse1::0
al fin de cuentas, al psicoanalista sólo le interesa la realidad psí- del sistema de la letra, puede ser considerado como "perdido". -
quica, _es decir, el plano de Jos "representantes (psíquicos)", y El tema del objeto perdido no es específicamente psicoana-
que se puede dejar perfectamente de lado el problema (planteado, lítico; sin. embargo, el intervalo que hemos caracterizado como
según creo, en ténninos prepsicoanaliticos) de uh "proceso somá- constitutivo de la posibilidad del placer y el "referente" en rela-
tico". De todas maneras, este problema de la fuente destaca ción con el cual se instaura la diferencia implican en sí mismos
el hecho señalado por J. ta planche y J. B. Pontalis de que, según algo del orden de una· "pérdida". En una concepción figurada y.
Freud, el problema general de la fuerza pulsional está relacionado en realidad, muy difundida, de este recuerdo olvidado, se peine
fundamentalmente con el concepto de " representante (psíquico)". siempre en juego Ja idea de un objeto ligado a la satisfacción 1su-
Es aquí, en particular, donde se puede comprobar la pertinencia puestamente primera y, como tal, perdido o. al menos, imposilole
y medir la importancia para la historia del psicoanáJisis de la in- de reencontrar. En esta representación, es la pérdjda "objeth•a"
troducción por parte de Lacen del término de significante en el la que sería el 'Componente principal de la determinación del re-
lugar incierto del representante psíquico: en la línea del descubri- ferente. A decir verdad, es siempre como perdido que el objieto
miento de Freud, el problema es considerado en el nivel mismo interviene en este punto crucial de la economía del placer; en
en el que se plantea , en sus propios términos, sin remisión previa Ja descripción prínceps que Freud proporciona del deseo (dispo-
a ningún sustrato ideológicamente súpuesto, en este caso una ".or- sitivo pulsional) que anima al sueño. lo que es puesto de inme-
ganicidad ". en relación con la cual hemos visto el sentido que diato en juego ·es la imagen ·mnémica del "primer" objeto de
convenía atribuirle. De los cuatro términos que Freud distingue, satis[acción y el obj:to mismo es evocado sólo como
·debemos examinat ahora la presión, ta· fuerza misma de la pulsi6n: Tal como lo · demostro .claramente Lacan, el usq· ps1coaoah-
de . presi&n", escrib!'l Freud , .''có.nst_íluye uñ¡i .tico del término de objetq. se centra alred¡;dqr de la eviqencja cij-
general de \as e, su eseñcia'!·. bien. nos: .nica · de que: en ·análisis .el.. obieto' s91?. ·_como perdid.o, o
bastará aqui breven¡ente lo· que he ·co111entallo · e.u múl· fallante. · . . .
tiples oportunidades, el hecho de q1,1e en Au-dela du principe de Pero la idea de · pérdida , cabe recordarlo, debe ser entendida
plaisir (Más allá del principio del placer) ,12 Freud caracteriza a como una caída en el vacío, fuera de todo orden de referencia
esta " fuerza que· nos in«ita constantemente hacia adelante" como posible, muy precisamente, como decía antes, fuera del. alcance
el efecto de " la diferencia entre la satisfacción ·obtenida y la sa- de la red literal. Toda la dificultad, a partir de entonces, reside
tisfacción buscada". "La esencia misma de la pulsión ", parn re- en el hecho de que ya izo es posible deshacerse de él: nada más
tomar la expresión f reudiana, puede definirse entonces, efectiva- embarazoso que esta escoria qLle no puede entrar en ningún otden
mente, y de la fom1a más .rigurosa, con r!!Íerencia a una red de · y -que, de todas maneras . es diferente del vacío en el que ac.abo
letras (sistema significante) tal como lo be descripto. de imaginarlo como caída. En relación con la organización pul-
Ahora tendremos una mayor posibilidad, después de haber sional que nos rige, el objeto es tan perdido y presente c1:>mo
considerado a la pulsión como presión o fuerza pulsional, como Jo es para los suyos un muerto (¡querido por más
un éfecto del sistema literal (red de diferencias), de desentrañar ceremoniosamente enterrado que haya sido. So me dirá que. de
más netamente la funció'n del objeto (pulsión). Recordemos, primero, ser así, ·se debería cncontrnr en el juego de la vida pulsional
lo que ya hemos dicho en modo muy formal: la articulación literal, el equivalenle de los ritos funerarios, ya que no es posible ex-
como una operación de división efectuada sobre determinadas cifras. ponerse a vivir bajo Ja constante amenaza de los fantasmas de
produce un resto, y este· resto se presenta entonces como lo que objetos. Me limitaré a responder que lo esencial de nuestras re-
no entra, lo que no puede entrar en el sistema del que cae. Más laciones con el objeto corresponde. precisamente. a ello: una con-
sugestivo que el ejemplo de la división es el de Jo irracional, puesto juración ritual de los efectos de su condición de presencia perdida
de manifiesto por la medición de Ja diagonal del cuadrado a partir a los que se siente como amenazadores. Parece que en ello
de una medición del lado: no exisie ninguna común medida entre siste, en realidad, la religión, la verdadera, tan secreta como um-
la Jiagonal y el lado y todo intento de encontrar una conduce a versaJmente observada : Ja variedad de los ritos que se pueden
observar depende sólo de la especie en la que se practica la comu-
u S. Freud, ··A u-dela du principe de plaisir", en Essais de psyclranalysc, nión. Por especie se debe entender, en este caso, tanto la apa-
Payot, 1970, pág. 50; cw, 41. riencia como la categoría de los diversos "cubre fantasmas" (ca-
56 57
'
che-dfantfJmes) todos los lugar-tenientes de objeto Al
po rán ercer, quaza. que recurro a uí a , . . gu?os dójicamente estética, es la de poner en escena la muestra de lo .
para comentar y adornar lo ue q . un? fantas1a d1vert1da que no seriamos capaces de ver. Es posible que algunos hayan
por el contrario co ·d q qu7 quiero decir acerca del objeto:
' ns1 ero que al introducir la t r 'ó 1 visto en u na exposición reciente una curiosa moquette, muy fle.
m: a comprobar lo más cotidiano d e 1g1 e ritual xible y suave, armada con un- conjunto regular de grandes ventosas
eXJste ninguna forma m. . e toda practica. y no de caucho que se comprimen ante el peso de los pies como si se
problema del objeto. as pertanente de abordar el núcleo del
tratase de falsos senos qoe se hallan. Corpiños o taparrabos, el
Pero algo es indudable· me refiero a d velo del fantasm a parece en ese caso tejido con un material propio
especies se caracteriza, en ia ráctica que ca a una de las del objeto fetiche.
ruesdta en juego .de la dimensión pde lo la Pero es tiempo de volver a los datos daj psicoanálisis. Como
o d emostró bnllantemente Georges Bataille que las "co' mo se recuerda. en el sentido estricto que le otorgó la escuela kleinia-
gra as constituidas por una de pérdida" na, eJ objeto de la p ulsión, considerada necesariamente como pul-
supone afirmar que cono d · o sión parciaJ, se convirtió en objeto parcial; se trata esencialmente,
. zco e antemano el carácter sagrado de
: '
. ar
º1 la acogida que desde tiempo inmemorial
pro ana ores, es decir, como le debe ocurrir a todo
cabe subrayarlo, de "partes del cuerpo, reales o fantaseadas, y
de sus equivalentes simbólicos". Es a partir de este concepto de
ps1conn ista verdadero, la de ser él mismo, a su vez, rechazado. objeto parcial que Lacan profundizó el concepto psicoanalítico de
objeto para convertirlo en el objeto a. En su curso del año 1965-
1966, consagrado precisamente al o.bjeto, Lacan enumera cuatro
5 LA CONJURACJON OE LO REAL tipos fundamentales de objeto: el seno, el excremento, la mirada,
la voz. Del mismo modo en que puedo hacerlo aquí sobre base
. En la actualidad. existen algunas de arte po de su e'nseñanza. él insiste en el hecho de que el carácter parcial
en·forma acabada lo puede ser un "cubre del objeto no· supqne. ninguna suma p pára coostrilir al-
. ¡Jós . de. compues.tas de elementqs ele- guna unidad totalizada, sino que. por el contrario, en é l -se basa
JI . e los_ desechos despt:rd1gados . en lqs. terrenos: baldíos· 0 - la fántasía· de una totálidatl .: Del objeto ·oral, ajemplanneóte el. seno,
que enao 1os tachos de bAsura·
d - · d · · . · un cu:.id ro d ti: b1c1c)et¡¡,
· ·
unn tapA subraya predsamente el c·arácte1' separado en relación· con el
e ino oro, un. ox1.dado combinados eon algunos otros res- junto fantaseado del cuerpo de· la madn:. El objeto cxcrcmencial
tos co?stttu1r un obJeto de exposición; se trata de cuadros constituye el modelo más sugestivo de lo que es el objeto conside-
reunen arte''. restos trapos. pedazos. de metales rado como desecho: la elabora.ción lacaniana en este punto se arti·
• de JOyas cmceladas con chatarra de desecho Ello. cula estrechamente 'con la problemática freudiana e intenta pro-
no s1gn1fica com d • ··· funqizar la exploración (hacia la relación con el falo y con el
detrito sea b. o se . po ria suponer, que consideramos que el
1 •. o Jeto mismo; cuanto más, se puede considernr ue sujeto. de la vía abierta por la muy conocida ecuación: pene =
a expulsada del resto concreto, su de función y qde neces = niño) . Es en relación con la mirada considerada como
omólogos al lugar y a la función del objeto en Ja estruc- objeto de Ja pulsión escoptoíílica que Lacan ·desarrolla las ideas
daciÓn o 'óde arte pop nos ofrecen es Ja reacomo- más nuevas: su alcance puede ser comprendido mejor si recorda-
. - compos1c1 n que se expone de . mos su análisis de la función del cuadro, precisamente en contra-
presentación del . objeto cuya función que . duna especie de punto de M. Foucault, de las Meninas de Velázquez como "trampa
. • . pue e parecer para·
para la mirada'' En lo que se refiere a la voz. tan importantt>
13
G. Bataille. Lo Part mnudite éd d M' · la práctica psicoanalítica, nada dijo en ese· curso. Sería posible ejer-
in extenso es1e bcllfsimo írogmento
de Sade. "Lettre ouverte ¡¡ , · '
d
e
P f'
:.'í - •
.>4 Conviene citar :.iqui
n va eur d'usagc'' de D. A. F citarse buscando en los ejemplos que he sugerido acerca los
Gallimard 1970 pág 59 camarades acrueJs". en Oeu11res cumpletes, t. 11, · cubre-fantasmas e.Je objeto Ja implicación de un objeto preciso
• · · concepto de i:ue po ·
permite subrayar Ja identidad elemental b- _ r us eYtr<1n/eros (hcterogénec1) los tipos distinguidos por Lacan- ello sería particularmente f úcil
menstruación orina materi¡¡s fecnles
como sagrado. d' v ·'
J"1e11va e los excrementos (esperma.
·rr ) Y e todo aquello- que ha sido considerado
en el caso del excremento y, Je la mirada; sin embargo, no es en
• 1 100 0 marav1 oso· como · d esto en lo que desearía detenerme por el momento.
puede mencionar un cadáver a ,. caroc 1cnst1co e ei.ta uniúad se
en ima s6bana luminosa.. E 1 f dt.:scompuesto errando de noche envuelto En relación con lo que he dicho acerca del status del objeto,
nota: "Ln identid:id de cie hall:t por. In siguiente es decir que se presenta como una presencia perdida, cuyo carácter
eJ
Y excremento. no tiene nada u e vrs.ra de Dios
fantasmático debe ser siempre ocultado, parece plantearse un im·
estan hotbrtundos a los problem q P edd choc;ir n fa. de quienes
!
El cadáver no es mucho más re°s P1onten os por 0 hrsroria de las religiones. portante interrogante: ¿Jos objetos enumerados por Lacan son una
yecta su horror es considerado qdue la mierda, Y el espectro que pro· forma de recuperar o de nombrar la presencia perdida misma o.
1.:omo sagrn o !!un por los teólogos modernos''.
por el contrario, son "las especies" o apariencias que los psicoana··
58
59
rr
listas pueden· adoptar para conjurar "psicoanalíticamente" la insis- mente, en la serie de las pulsiones, la que pone en juego inmedia-
tencia amenazadora de lo que ha sido perdido? Se me objetará tamente al aparato genital merece un lugar particular, en Ja me-
aquí, quizá, que, en todo caso, ello no tiene importancia o, in- dida en la que la excitación de tipo sexual que caracteriza a la
cluso, que la pregunta no es pertinente: en la medida misma, exac- erogeneidad se encuentra allí, si así puede decirse, en su lugar.
tamente, en la que sabemos (o deberíamos saber) en psicoanálisis ¿Constituye ésta una razón rnfieiente para considerar a la zona
--como lo he repetido en múltiples oportunidades- que en el genital sólo como el lugar de confluencia o de reunión de todas
inconsciente no puede haber distinción alguna entre una supuesta las pulsiones parciales? No lo creQ así, ya que la realidad ana-
realidad subyacente y una representación que la manifestaría o la tómica del sexo, inmediatamente diferente, no puede ser eludida.
expresaría. Este argumento es sin duda válido para todo lo que La ejemplarid!td del objeto, del esperma, para decirlo todo, es,
se 1nscribe en la red literal y pienso que Ja apariencia fantasmática, entonces, mayor: producto, resto, todo y nada en sí mismo, irrecu·
al igual que Jos diferentes hábitos (especies) con las que se adorna perable, per o, sobre todo, muy difícil de borrar en sus efectos,
son del orden de Ja letra , tal como la hemos definido. Sería un germen inmortal como diría Freud. En la forma de considerrur
grave error teórico extender esta apreheJlSión de la letra (signifi- este dichoso producto, "fuente de vida", semilla de toda memoria ,
cante) al objeto mismo, que no puede de n ingún modo ser alcan- se observa, sin dificultad, el proceso de sacralización; la interven-
zado. Debemos mantener entonces firmemente aquí, pero, sin du- ción del Santo Espíritu en el proceso de concepción del niño D ios
da, sólo aquí. una distinción entre el objeto y las "especies'' nece- expresa con mucha elegancia, sin duda, la forma en que se
sariamente literales mediante las que se opera la conjuración de un encuentro, sin que pueda formularse su articulación, entre 1.a
su irrecuperable Veremos que esta pérdida irremcdiabfc red literal y lo real del objeto, entre el verbo y la carne. En forma
no deja de relacionarse con la castración ·y que, en el fondo, Ja más frgurada pero. pese a las apariencias, mi:Ís podemos
única función del psicoanalista es la de recordarla a los que se decir qüe es la "ge" que falta al gen (gene) para en u:n
han tentados ·de o, incluso, de fingir que se la hac;e. ".ge.gene", en la la que señ,ala con· 111ª.Y°'f
a aquellos que simulan que no saben. Mai1tengo así el exactituc;l el lugar y la función de real del objeto, objeto que,
.· i.n.terrogante ?.lanieado en· lo .· ref.erente ¡:il $tatüs de los cuatro ·tipos
de· objetos ·enumerados por Lacan y lo ·respondo· de · im:ÍleC:liato, cla-
cisarrien te; aparece sóló su el gegene. Tcido_lo · que. puede. .
decirse acerca de la fálta (incluso en ·esta forma bromista o alusi-
sificándolos en la categoría de . las especies·, debido a qué cada va) sólo puede pretender cierto rigor bajo la condición de nio
uno de ellos se localiza sin· dificultad en el sistema líteral; y, ade- reducirlo a un retiro momentáneo y reversible de una letra; por 1!l
más, debido a que s91o si se _pone eJ acento sobre la posibilidad· contrario se la debe considerar como una ausencia radical, verda-
-o la efectividad- de su separación de un conjunto corporal apa- innombrable, es decir fuera del a lcance de toda letra.
rece su valor de representación de lo que verdaderamente es Ja De todas maneras, las diversas especies de objeto e'stán destinadas
pérdida del objeto. Por otra parte, basta "Con considerar que, en a ocultar la sombra terrorífica de este innombrable. ·
otra perspectiva, cada uno de estos pedazos de cuerpo puede tam- Me he esmerado en el intento de delimitar el difíciJ concepto
bién cumplir la función de una letra o, para decirlo de otro modo, de objeto debido a que, según creo, el psicoanálisis es la única
ser considerado como un significante y funcionar legítimamente disciplina que pone inmediatamence en juego al objeto; ello in·
como tal. Encontramos aquí tematizada en forma diferente la am· cluso, es lo que lo caracteriza. Perdido, innombrable. ¿cómo se
bigüedad fundamental H de toda parte del cuerpo que.-alternativa manifiesta entonces en· el proceso de una Es lo quisiera mos- ·
o simultáneamente, puede ser considerada como letra (significan· trar ahora. Considero que es posible localizar la manifestación del
te) o como objeto, No se debe creer por ello que rechazo la dis- objeto sea en forma directa, bajo la forma de una presencia fan-
tinción entre las ''especies" de objeto eminentemente psicoanalí- tasmática y sumamente angustiosa o, también, de una aluciJ11a-
ticas: en parte. ellas son tradicionales y, de todas maneras, perti- ción extraña y aislada o, si no, por lo general. como una cons-
nentes; · simplemente, quiero otorgarles un status exacto, para evita r trucción literal particularmente fija a la que no sé si se la debe
toda confusión en la práctica, como ya se observa debido al flore- caracterizar como altamente significante o insignificante y que a:se-
cimienlo, en los mercadillos del pensamien to psicoanalítico de ar- gura el revestimiento del espíritu (fantasma) con un tejido de sig·
tículos de pacoti lla, presenta<.los todos como objeto a mim'1scula. nificaciones. Por supuesto, estas significaciones articuladas en re-
Se observa. además. que la enumeración tacaniana nada dice des sutiles deleitan a todos los conocedores (cabezas pensante·s)
acerca del objeto de la pulsión genital: considero que, efectiva- que practican de este modo, a su manera. la variedad literaria (o
" La ambigilcdad que ya hemos señalado concernía a Ja funt:ión biológica • Nombre de personajes extraterrestres, prorngonistas de un ciclo teh:vi·
y er6gcna que asume en forma simultánea toda parte del cuerpo. sivo en Francia. [T.)
óO 6L
r
literal) del culto destinado a honrar y conjurar el espectro del miento, se presenta bajo una apariencia prodigiosamente real,_ en
objeto.
el lugar mismo de l a realidad del dedo no cortado; por otra parte,
Tres ejemplos, tomados, una vez .más, de los análisis publica- y casi al mismo tiempo. lo irreversible del corte está prácticamente
por Freud, me permitirán, creo, ilustrar de qué modo se loca- presente a través de una angustia desmesurada y relegado al rango
liza al objeto en una cura. Como espectro, en primer lugar: en de las percepciones sin objeto: el objeto a se revela en forma e1em-
efecto, es precisamente de ese modo como aparecen los lobos en plar en ese clásico "sin objeto" de la alucinación. Cabe señalar
pesadilJa del niño que Juego será e l que todos los psicoana· que fue en relación con esta secuencia del trabajo de Freud gue
hstas conocen como el hombre de los lobos; 1 " en su sueño se ob· Lacan retomó y promovió el concepto de repudio (forclusion) : es
servan lod.os los o casi, que caracterizan el e$tereotipo de repudiado, nos dice, lo que es rechazado del orden de lo sim·
la presencia faotasmat1ca: la noche, la aparición, Ja blancura, el bólico y que, como tal, tiende a reaparecer en Jo real. No puede
d.e una fascinante e insostenible; sin embargo, a menos que llamarnos Ja atención Ja analogía existente entre el me-
?1ferencia de Ja imagen popular del fantasma que sólo tiene agu- canismo del repudio, en el que un elemento es arrojado fuera del
jeros el lugar de los o;os, los- lobos se distinguen por orden literal (una forma de "agujero en el significante") para
su ?"1rada f11a; pero la abertura es representada en el sueño reaparecer. inasible, en el orden de lo real, y el proceso de "gé·
me.d1anre Ja ventana que se abre por sí sola en forma terrorífica. nesis" del objeto como caída o resto de la operación de articula-
podría evocar otros ejemplos recogidos en forma ción literal. Del mismo en que hubiésemos debido profundizar
mas directa, en los que la aparición fantasmática se bosqueja como la relación del objeto fóbico con el objeto a_ deberíamos examinar
una forma humana, en el hueco de una puerta, prodigiosamente aguí se articula el mecanismo del repudio con la posición
real Y presente, borrando incluso toda distinción posible entre el del objeto: al parecer. y sin que podamos añadir nada
estado de sueño y el vigilia: pero prefiero no recurrir a ft.ng· más por ahora, el repudio consiste en una duplicación, o una falta
cnerHos. de observación pers.onalcs ya que en Vincennes se los ha· singular, de · disposición estructurante produce el
. utilizado en El ejemplo la pesadilla del fiom· como -resto perdii:lo. eje !-ie toda realidad y "causa· del deseo".
bre de los,-lobos "( ta fobi.a. de. fos tobos· conse·cútiva 'pod.r.fa inyitar- .. Sin embargo, · en· la. cura la instancia se manifiesta.
nos1. tamp1én, a mtenógar las relacione$· ·del ·róbico 'con 'el por ·lo· general1 bájo Ja· especie· de una constrúcción literal Ello
Objeto tal como lo hemos definido; no creo que podamos' lmccrlo puede parecer paradójico. en la medida en la que htwo:. definido
paso a paso, como convendría. Pero lo que podemos señalar, de constantemente al objeto como irreversiblemente separado de la
todas. maneras, es que. la ,intcnsida9 de la que suscita letra o, si no, extremadamente trivial, en la medída en la que nada
el ob1e10 fób1co. pareccna ser que su carácter, aun siendo concreto. ,puede ser localizado si no lo es como letra. Debo precisar, enton-
logra en .a bsoluto ocultar Ja presencia perdida del objeto a ces, de qué modo una construcción literal puede cumplir con esa
smo que, por el contrario, es elegido electivamente para represen· función de "cubre fantasma " del objeto y de qué modo se distingue
tarla, recordarla o incluso imponerla. . entonces de las otras· construcciones literales. Siempre en relación
La manifestación alucinatoria es evidentemente más rara (en aná· con el hombre de los lobos, en el primer congreso de l'Ecole Freu-
lisis) que la del objeto fóbico; sin embargo. merece ser menciona· dienne caractericé al "amarillo rayado de negro" como un signi-
da, ya que el análisis Jel hombre de los lobos nos ofrece una . por ficante eje del análisis: conduce canto a la mariposa que fue uno
otra parte ejemplar: un día. mientras se divertía cortando un de los primeros objetos fóbicos como a la avispa que el sujeto
árbol con un cuchillo. el niño observó (con un terror imposible de amputa en alemán de su inicial W para convertirla en su propia
ser expresado). que se había cortado el dedo meñique de la ma· inicial Espe (S.P) y también a la imagen de una especie de pera
no Y. que a éste lo sostenía sólo un pedazo de piel : sólo más tarde, cuyo nombre ruso, Gruscha. lo remire al nombre homonímico de
al m1.rar nuevamente su mano. comprueba que está igual que sicm· una de las sirvientas que desempeñó un papel importante en su
pre. mtacta. f-reud, sin duda. interpreta esta alucinación como una infancia: este amarillo y constituye así, al parecer. una ar-
forma de '' de la castración"; pero lo que nos m- ticulación literal (y colorida) a cuyo alrededor gira lo que se
en e7!ª man_1festuc1ón. es la visión alucinatoria y terrorífica , relacmna con el tema de la castración. Este resorte del análisis,
en directo . podnamos decir. del objeto a punto de perderse. de que ilustra en íorma acabada Jo que designé postenormente como
separarse del cuerpo; por un lado, el objeto es representado /1aio la práctica de la letra, me parecía aclaratorio y "amarillo rayadci
rn especie /11ndame11tal, una parte del cuerpo colmo de refina- de negro" me parecía adecuado como ejemplo de construcción
literal. Me sorprendió en tonces oír que Lacan. en el transcurso
S. freud. "Extrait de l'histoire d'une névtose infantilc'', en Cinq fM)' de la discusión, manifestaba su aprobación ( !) en forma muy am·
d11ma/yses, PUF, págs. 325·420: cw. 27-157
bigua. reconociendo igualmente la importancia del "amarillo rayado
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de negro" en el proceso de la cura , y lo citaba como ejemplo de especie de catástrofe y, como se puede observar en un cerremo1to,
lo que es ... el objeto a. Es posible que podamos aprehender en se abre bruscamente un abismo hacia el vacío. En la organizaci16n
este caso, en efecto, lo que distingue una representación especí- libidinal de un niño de un año y medio, evidentemente inestable,
ficamenle "cubre fantasma" de otra, más ordinariamente repre- es-fácil de concebír que el espectáculo de una escena amorosa
sentativa de la escisión subjetiva en la economía literal. Creo que Jos padres sea de naturaleza tal como para provocar una dislocación
la particular irreductibilidad de la representación es la que señala - instantánea. Del mismo modo en que el náufrago se aferra a lo
su vinculo privilegiado con el objeto; es_posible observar que el que encuentra a su alcance, el niño, precipitado en las fisuras de
término de Ja irreductibilidad evoca en sí mismo el lugar del objeto la catástrofe, se engancha de lo que puede reconocer. Pero se de-be
en relación con el literal. Pero corresponde precisar en comprender que lo que se disloca en ese caso es
qué consiste esta irreductibilidad en el trabajo analítico: quiero una red lite ral, es decir, una cierta economía libidioal, y que lo
decir con ello que una representación como "amarillo rnyado de que aparece, revela en las fisuras de la red, es Ja innombrable,
negro" conservará su pregnancia intacta cualesquiera que sean las la insoportable falta; cualquier representación parcial que se pre-
significaciones que el análisis revele, o sea: sexo femenino (mari- sente, siempre que sea coherente y reconocible, un pedazo · de
posa), seducción (gruscha) o deseo de castración (avispa). Con- cuerpo, pero también una pieza de vestimenta o de amobJamiento
trariamente a otros "significantes", malaria, por ejemplo, cuya ac- puede servir entonces para ocultar ese horror de lo innombrable;
ción sobre la economía Jibidinal del paciente puede modificarse ese fragmento de coherencia Hteral es el que se ''fija", investndo
a través del esclarecimiento de la red de las significaciones en las de todo el _poder de conjuración de lo real (falta) del objeto. El
que está inscripto: soplo. espíritu, alma, una representación como espectáculo de Ja grupa materna funcionó así para el niño, en la
"amarillo rayado de negro", por su parte, conservará, al parecer, catástrofe de la escena primitiva, como el recurso, la boya salva-
una parte de impacto fantaseado. Tal es, en mi opini6n, el as- dora que impidió la caída ·con (o hacia) el objeto; en el espacio
'
) 1 pectO distintivo de Ja 'c9nstrucci6n Jiteral que cumple la funcíón pe lo perdido. ·
de "cubre fantasma" del objeto. El ejemplo de la represent&ción
\, 1.l1 .específica que· desenc'adena 'j.ostantánea :e -el de. ·
Sf'O' ele! hombre de· Jos Jobos, ·es décir: una mu\er agachada que
. ·Por medjo aeJ ánálisis Clel ·proceso· de fijación de un
:1 ¡ ;¡ 1 ce· a la mirada nalgas prominentes. ilustra· en f9rma más que elo-
"' ,, 1
cuente la pertinencia de lo que se designa elípticamente aunque, en
representativo, hemos llegado, al parecer. ar núcleo de un problema
planteado por el psicoanálisis: el de· la función de Ja letra en re-
esta oportunidad, con mucha pertinencia, como objeto. Un análisis lación con la posición crucial del objeto. En efecto, favorecidos
de esta representación electiva revela, además, en forma más precisa por \ma situacióñ crítica, vemos bosquejarse el tipo de relación
y detallada, las relaciones del objeto con la red literal: Si' plantea· que existe entre dos elementos de la estructura, la letra y el
mos junto con Freud el problema de saber cómo esta representa· He en forma muy extensa de he-
ción se ha fijada, nos vemos llevados nuevamenle a tomar en térogenidad del objet.o. caído fuera del reino dominante del sistema
consideración la escena primitiva. Sabemos de qué modo la re- literal. lo que nos permite considerar ahora el cipo de relación
construyó Freud: "El niño acababa de dormirse en su pequeño (o de ao relación) que existe de hecho entre el sistema litera 1 y
lecho en el cuarto de padres y se despertó. . . de tarde quizás el orden de lo perdido. Se mé dirá .. sin duda, que no se trata de
a las 5 ... el hecho de que -los padres se hubiesen retirado apenas nada diferente de lo que Lacan tematizó desde hace mucho tiempo
vestidos para una siesta diurna coincidiría con ta hipótesis de alrededor de la falta de significante 'f de Ja función verdaderame:nte
que se trataba de una calurosa jornada de verano. Al despertarse ordenadora de ese "menos uno" . Es cierto, pero, en lugar de in-
fue testigo de un coitus a lergo repetido tres veces; pudo ver tanto ducir a concebir esa falta como ausencia de una letra en un c:on-
el órgano de madre como el miembro de su padre y junto al que sería posible representarse como com-
el proceso tanto como su sentido". Para dar cuenta de la liJaCtón pleto, el acento puesto sobre el objeto (también desde hace dos
de la imagen de la mujer agachada no creo que sea suficientemente años por el propio Lacan), impide, al parecer, que su pérdida sea
decir que el conjunto de la escena tenia un carácter trau- redoblada, e:i decir anulada. "El menos \Jno" acentúa la refeiren-
mático y que los detalles, en particular la posición de la mujer, cia al orden literal, mientras la evocación del objeto marca desde
habían causado en el niño una "gran impresión". Creo, y ya he un prímer momento la heterogeneidad de la falta. Al poner el acento
tenido Ja oportunidad de decirlo, que es posible analizar en forma sobre el objeto, la pérdida, la ausencia y la jaita se imponen como
más profunda la fijación de esta representación: lo que se designa reales. en lugar de ser relegados mediante un juego sutil de riecu·
como trauma consiste en realidad en una ruptura de la organización pcración literal al rango de los conceptos de moda o de las preo-
literal que rige el deseo, por "infanti!" que sea. Se produce una cupaciones místicas. No cabe ninguna duda -y recuerdo asi lo
64 65
que comencé a decir al comienzo del semestre- que !oda curso de 1968, Lacan los presentó bajo la forma de un grupo die
nización tiende a privilegiar al elemento literal o, mas precisa- transformación, Si S:i o, humorísticamente, como un cuadrúoedo,
mente, a alterar la función de la letra, al afirmar, confirmar y re- $ a .
doblar su papel de "cubre fantasma" del Ya que cuyas cuatro patas se ejercitó en permutar circularmente para for-
comprendido, creo, que además de su f unc1ón de
.
ma 1izar cua tro dº1scursos ra dºtea1es: -Si -S:: es la estructura del dis-
del sujeto (escindidad) para otra letra, toda letra parhc1pa esen- . a
cialmente y simultáneamente de la relación con Ja falta (más ge-
curso del Amo, en el que S1 significante mayor, se encuentra en posi-
neralmente hablando. con lo heterogéneo) es decir, muy precisa-
mente, de Ja función caracterizada como "cubre fantasma" del obje- .6 . • . $ St .
c1 n prioritaria; - - es la del discurso-del histérico en el aue el
to. Por lo tanto, sólo a través de una condensación de fórml1la a •
podemos decir que una representación dada (en realidad cons-
trucción literal), ''nalgas de mujer prominentes", es el objeto a: sujeto $, se encuentra en la oosición dominante; la posi-
S:: S1
la fórmula desarrollada es que ese conjunto literal se distingue por ción en la que se desenvuelve el discurso del analista, regido por el
Ja intensidad y la permanencia que se originan en su función de objeto a, discurso que es ef que más nos interesa aquí; por último,
"cubre fantasma" del objeto.
Todo desconocimiento del orden tle lo real y, correlativa-
mente toda invocación abusiva de la "realidad" .-··comporta de
s: __. $
S·· a
es la estructura del discurso .universitario, en la que el sa-
ber, S2, es el que ·se encuentra en primera posición.
hecho' una grave alteración del sistema literal , una especit:: de per-
versión del conjunto del espacio del goce. Nada más común; uno Este animalito de cuatro patas ·me gusta; el dispositivo me pare1;e
. · sé niega reconocer la falta como real o. lo_ que es lo mismo. no admirable y funcionamiento óptimo. Mis reservas conciernen sólo
•' \1
) 1' ·se quieré tene!·la en cuenta; en ese caso, la función de "cubre f a.l de que su .manera la primacía del discurso. del
· del qbjeto, asumida por la .letra se .ve y .todas Amo, en_ la la. que ubicar ."en el punto de origef! ",
'1
' •.·1! 1 . pa.l·a·bfa{ liberadas del pes·o. de . lo· r'ea! . el propio Lacan,'.la artículación es 'a. partir
no son" más qt1e 'los organiz.adores ele la gran ilusión. Al re'"7scu- de-ella que se .su_éle concebir, por un lado; un efectó, el sujeto $, p•or·
11 ¡¡11,
., brir . el objeto, el psicoanáfüis puede contrariar tlurante. un cierto el otro, un p·roducto o résto, a. Sin duda,·este modo de proceder· •es
. tiempo aún el reino de una libcrl:id que co11siste en _decir Y en correcto o, al menos imposible de evitar; pero constituye, precisa-
hacer' cualquier cosa, siempre que sea posible fondamentarlo en mente, el terreno en el que se basa una cierta prevalencia de hecho
'una reHgión, es decir, en un disposiuvo de conjuración lo real .del discurso del Amo, de acuerdo con la más pura tradición inspirada
en el que los hábitos <lel fantasma actúan como lugar-te111entes de en San Juan que conduce inevitablemente a Jos discípulos a un
objetos. nuevo idealismo. En realidad, me pregunto si el psicoanalista no
tendría interés en ubicar, como Goethe, la acción ''en el origen";
eUo le recordarla, al menos, la posición básica de a en el discuti>a
6. LA LMPOSlBLE MEDIDA analítico y facilitaría su comprensión de lo que enseña Lacan.
. F'.s posible que algunos hayan quedado peri;lejos c':1ando, al
término del curso precedente, evoqué Ja f antas1a de liberta.d e Pero volvamos a los diferentes escamoteos de cada uno de k>s
indiqué en dos palabras cómo se basaba en el escamoteo del términos de la estruct\lra. Podríamos ejercitarnos en situar sus formas
me expresé en forma un poco elíprica y antes de "hacer el en cada uno de los cuatro discursos radicales y es posible que obse:r-
del problema de Ja castración quisiera detenerme. :in poco mas vemos, en ese caso, que Ja posición "3" es la que parece predisponer
en esta práctica casi universal y profun<lamcnte religiosa del esca- a ello. La palabra escamoteo, que me pareció adecuada para indicar
moteo del objeto. esa manera de no tener en cuenta un término de la estructura, evoca
La posición psicoanalítica consiste en no_ la práctica del ilusionista, lo que no necesariamente está fuera de
cualquiera que sea el precio de los elementos conrntutivos de la estruc- lugar, pero, quizá, no sea suficiente. Considero que escamoteo, pre-
tura o ' 'espacio del goce··. Lacan acaba de encontrar un nuevo nom- cisamente, es esa forma de dejar de lado un término esencial, de
bre: la aletosfera, literalmente campo de la verdad, para lo que yo he negarse a saber nada sobre él y de mantener como única relación con
uesignado como espacio del goce. Cuatro _lo recuerdo bre- él la de la ignorancia, del desconocimiento, o del olvido: se observa
vemente. son necesarios y suficientes para constitu1rlo: la klra, su así cómo mediocres melómanos, virtuosos del escamoteo, logran
repetición, el oh.ieto a y el :>ujeto (hendido [refendu l). A lo largo clel escandir un ritmo de vals en una música de cúatro tiempos, bajo el
66 ó7
pretexto de que pt11a bailar, es mejor. Puesto que el escamoteo .no es infinitamente manipulable es la que rige entonces un espacio funcio-
equivalente cuando afe.cta a uno o a otro término, debemos considerar nal perfectamente adaptado a la regulación de todos los conflictos
las diferentes eventualidades. y encargada de la sustracción de tódo goce. Creo que ustedes bat1
No me detendré en absoluto en los escamoteos que afectan a S1 reconocido en mi descripción la estructura del "discurso universita··
. Q. a s•. ya que el muy simple hecho de que conciernen :ólo á uno de rio", al que se reduce lo que aproximativamente se designa como
Jos dos términos de una repetición los deja siempre Y en tanto que en ella,_ el saber, S2, es ubicado en posición prio-
ambos casos, se llega prineipalmente a una. interrogación. ms1s- El escamoteo del sujeto, al mismo tiempo reducción y elimi-
tente de Ja diferencia entre S1 y S:: que constituye la dup11cac1on; de nación, representa, como sabemos, la condición misma de un discur-
ese modo, el histérieo, fascinado por el significante dominante, _se so que pretende ser cientifíco; mediante esta disposición se elaboran
esfuerza por lograr que ese "amo" se deslice hacia la las condiciones de un juego literal al que ya no obstaculiza la coac-
interrogando constantemente la diferencia de los sexos. y el ción de la verdad y que se caracteriza por Ja maniabilidad casi per-
1ista, amenazado por el saber, se orienta ferozmente con la bru1ula fecta a Ia que debemos, cabe decirlo, ''los prodigios de la ciencia".
de la castración. El escamoteo del ' objeto, cuya función, determinante en la orga-
Me detendré en mayor medida en la eventualidad del nización típicamente relígíosa de las formaciones sociales ya tuv1e
del sujeto. Ello me permitirá precisar mejor de lo que he pod1do ha- oportunidad de1 señalar, exige un examen muy atento. En efecto, la
cerlo hasta el momento la naturaleza y la función del sujeto en el dificultad reside en concebir en qué consiste el escamoteo de una
espacio del goce. He definido al sujeto H; como .función de conmuta- .. ·· falta, err· ]a medida en la que lo que se designa como objeto sólo
cjón alternante, consistente sólo en esa alternativa que puede repre- tiene una historia en tanto que perdido y sólo puede ser situado como.
sentarse comó operándose entre una fase de apertura Y. una. fase de ca1:encia. Recordamos nuesfro paciente enfoque del concepto die •
clausura; o, también; como operánclose entre las dos funciones. de nos a definirlo como un término fuera de curso, cuya
. l'l.
\,
aoertura· y de· cierre de la letra, en.relación ·cbn el goce. Ahora bien, reahda9 falta produce un efecto de presencia· farn-
es" evidente. que no se. put:de término .Y,, .'P?r 1.o. e inguiet1:1nte._ De ese. modo, el escamoteQ del ob- .
.su "hendidurá1 ' fuera- su reración -con :1a art1culac1on: 1_1teral. jeto e& el ocultamiento de .]a una .fq.rma ·de . anulación de ki·
y coo w "encamación" que es la palabra · ('pu.role). Teµer -en cut;nta real. Con' la reset':'a rle gi.1e, _fin dé· .cu.enta, n.ada resiste· af poderkl
la posición subjetiva signfüca en. cuenta el hecho de que las disolvente de_ lo real; aunque inten tásemos tapiat el abismo con wn
cosas sólo yúeden decirse a medias (o en partida doble) , con el bloque de granito. de todas formas, e inevitablemente, se produciría
soporte, precisamen!e. del sujeto; Lacan ·lo en. el. transcurso muy ptonto algú.n prodigio ·que lo desplazaría. lo desfutegraría en un
de este año al introducir Ja expresión de semi-decir (m1-d1re). Ahora polvo incandescente o lo haría desvanecerse en un humo fostores-
hay
bien, si alguna fantasía 'tan universalmente difundida cente. Para lograr mantener a distancia. para derrotar al espíritu
cilmente ..reductible, ésta es la de completud; nada p\lede unpe9.ir. maligno, se requiere al menos la afirmación solemne de la primacía
aparentemente, la compulsión a proyec:tar sobre. toda cosa. una - del verbo. Se reencuentra aquí el discurso del Amo y el Padre Dic1s
de totalidad esférica que tiene el nombre de ple?Itud, homo- bajo todas sus formas. Lo que quisiera resaltar aquí es el hecho de
geneidad o, más insidiosamente., coherencia, pertinencia;_ fórmulas que_ la primacía acordada a la articulación literal S1 - S:.t como origi-
como "todo por la unidad" o anhelos- como "siempre que esto se naria y ordenadora del espacio del goce ss basa, en realidad. en el
mantenga" resumirían con bastante exl!ctitud el sentido de esa com- carácter insoportable y completamente heterogéneo del término r'eal,
pulsión Ya he dicho, y no puedo menos que recotdal'lo_ hoy. que la el objeto·falta; para decirlo de otro modo', este último es e] que manda.
determinación de un campo científico participa. tanto s1 se lo reco- Observamos aquí, una vez más, y es una formulación indudablemen-
noce como si no se lo reconoce , de ese anhelo. ,[erviente te más radical, un plinto crucial del descubrimiento de Freud: la n:>-
o de coherencia. Pero en esa universa] compuls10n en constituir presión, "piedra basal" de la vida psíquica, se opera a partir del ca-
dades plenas y finitas, nadie puede tampoco psicoanahsL.a rácter inadmisible, ' ' inconciliable" de un representante psíquico. El
reconocer los esfuerzos de una pasión de desconoc1m1ento, es decir único modo de concebir lo que Freud conceptualiza como "represión
de la muy insistenle tendencia a reducir al sujeto a un término _esci?-- originaria" (Urverdrangung) es el de atenerse a la descripcjón die
dido, como por ejemplo un ''yo", un sujeto-soporte de negativa por parte ele un sistema a hacerse cargo de un representante
0 del conocimiento. Por supuesto, correlativamente a la mstaurac16n psíquico el hecho de que el Tepresentante (Vorstellungs-Reprasen-
de ese sujeto "pleno" se despliega una palabra obturadora, muerta, tanz) sea no recibido o inadmisible no afecta en nada la incompati-
en la que sólo cuenta ]a cara inmovilizada de la lett·a; esa palabra
17 S. Freud, "Le refoulement", en Metapsyclwlogie, Gallimard, coll. 1déets,
Cf. Psyclwnalyser. pág. 1.36. pág. 48, G\V, )(. 250.
68 69
r
el {cuya puesta en juego inmediata constituye
bilidad así señalada. Los diferentes términos que puedan con_notar la especif1c1dad del discurso analítico) importa sólo en tanto d b.
ed f d · Ah . que e e.
esta incompatibilidad (en alemán: qu a; uera e 1uego. ora bien, el d iscurso-amo precisamente e•·
keit), tales como inaceptable, o son orgamzado como tal para afirmar-el predominio del orden ló · ·'
"d · ., · . g1co y
sólo formas de expresa!' la irreductible heterogeneidad de
quica". Lo que causa la
vida psí-
originaria, o,_ para decirlo de otro
ommar en c1ert? !ª a-topía del objeto-falta.
Hablar del ps1coanal1Sts as1 ... que el que
modo, lo que sostiene el despli_egue espacio del habla de él tenga alguna expenenc1a del discurso psicoanalítico" en
podemos designar en forma más imprecisa pero con F.reud: vida ps1-
quica") es, efectivamente, lo real ina?misible del o?¡eto-falta. Lacan
otras del psicoanálisis, ya que, de no ser así, y tanto si lo
?esea como s1 no lo desea, queda capturado en un discurso-amo 0
no articula nada diferente cuando dice que el ob¡eto ..es causa del incluso, en un discurso universitario. Pero ello no basta. Suponiendc;
deseo. lnversamente, podemos decir que lo que cae bajo la acción de el que habla del psicoanálisis logre evitar las trampas de la trans·
la represión originaria es el objeto-falta y que ese dispositiv? matricial m1s1ón de un saber, Jo que. como hemos d icho, no es muy difícil, debe
condiciona luego la organización de la represión o repre- lograr tener en cuenta, entonces, su inevitable captura en el discurso·
sión pro?iamente dicha; en es Ja amo, para no ser simplemente su portavoz. ¿Cómo? Ese es el núcleo
•·fuerza Je atracción'' de lo repr1m1do ortgtnartO (ent1endase ahora el del Sólo lograrlo si interroga, a partir del discurso·
término objeta\) la que permite dar cuenta del de que una _repre- la _func1on del objeto; ello. evidentemente. afecta la economía de
sentación (entiéndase: "cubre de objeto o representación de d!cho discurso, y el primer efecto es el de cuestionar su autosuficien-
objeto parcial) cae a su vez bajo ta acción de la operación repre- cia. Interrogar el lugar y la función del objeto, rechazar obstinada·
sión. En resumen, Jo que caracterizo como escamoteo del ob1eto par- todos los modos de escamotearlo conduce inevitablemente al
ticipa fundamentalmente del de originaria Y com- que mt.en:og_a. a relativizar su ciega obediencia al discurso-amo. Tal
prender_á sin dificultad que el ps1coaná.lts1s no otra es_ la a la que inyita eJ psicoaná\is.is aJ que se compromeºte
}a de situat· y demostrar sin pausa sus· efectos a mvel de la. represión en ese lo y la mascara del objeto se imponl!n enfon-
secundaria. . . ce.s e11 pos1ctón domrnante. · . . . · .
Se plañtea· aquí un el.mismo ·<li;I de

"Ol!partámento e.le psicoanálisis'': el hecho de del ps1coana-
lisis participa Je la estructura del discurso-amo (ex- Lo que describíamos en forma sumaria, al comienzo de este se-
presión que prefiero a la del del amo) _(d1scours du maitre). mestre,. como ''espacio goce" presenta en forma más precisa
organizado para conjurar el ¿c6".1q.es sostene!· una s1_s1emq en el que la FALTA constituye la ·pieza esencial. El
bra de este tipo sin contradecir el ob1et1vo _mismo del priv1leg1Q del enfoque psicoanalítico es el de considerar prioritaria-
al que podemos caracterizar como develamtento De.ten- mente la nat_uraleza y los efectos de la falta y. poi' lo tanto, renunciar
gámonos, en primer lugar. en el examen de la propos1c1on sosuene de!>de un primer momento a elaborar un sistema que .. cualquiera
que hablar del psicoanálisis participa del discurso-amo. Podr1amos de- se basa, como sabemos, en todos los casos. en una forma de exclu-
cir también, evidentemente que. sobre todo en este lugar, el hecho de s1on de la falta. La. tarea del psi9oanálisis será siempre la de situar
hablar del psicoanálisis participa necesariamente de la estructura del los _de reducción de la dimensión de la falta. en relación con
discurso universitario; esto puede ocurrir, sin duda alguna. Pero se c_sla ·Íttnc_10n, ¡ust1ficado pensar que durante mucho
trata de un esc01lo fácil de reconocer y de evitar: todo analista, tiempo aun. qu1za siempre. habrá necesidad de psicoanalistas.
efecto. y en mayor o menor medida. sabe que debe v1g1-
. Pero, si éste es, un trabajo que debe ser reini-
lante en relación con los prestigios del saber y lo ciado perpetuamente, existe también otrn trabajo cuyo progreso deb1e
Jos efec.tos de la exclusión del sujeto en el proyecto º.si poder marcarse. el que consiste en actuar de modo tal que no nos
por lo general , reintegrando con mayor o men?r el termino contentemos con quedarnos con la buen abierta ante la falta, con el
subjetivo implicado de hecho en toda Por pretexto de que se trata de una arquitectura más moderna de la forta-
contrario. la participación en el discurso-amo es mas cl1f1ctl de asumir lez11 de lo indecible: el hecho de que una utilización obsesiva de las
y supera r: en efecto, no basta con reconocer. junto con Lacan._ la palabras, en el campo del tliscurso-amo, relegue la falta fuera de su
estructura de otros discursos radicales para escapar a la no autoriza a afirmar. en consecuencia, que la palabra no con-
fundamental en la estructura del discurso-amo. La estructura del dts· cierne a _la falta. aquí realizar un balance de lo que y.a
curso del análisis funciona sólo en tu situación analítica: ese caso. hemos t..l1cho y, .en pnmer lugar, de lo referente al hecho de que l:a
pero sólo en ese caso. lo renl. como objeto-falta rige al letra no posee en relación con d elemento al que
clíscur,.o. es decir, es puesto en juegv. sin 1iing1ma otra e11 hemos caractenw<lo como ob¡eto y que aparece en e l Jugar de Ja falt::i
posición Jomincwle Pero &!S. evidente que, fuera Je la s.1tuac1on p:.1-
71
70
'
o . .incluso, como fa)ta. Pero, si nos negamos a contentarnos con c::.te Para ex.aminar el tema del falo se requeriría otro semestre· m1•
modo tradicíonal de señalamieñto que consiste en "circunscribir" la contentaré entonces con bosquejar e l trazado y los nudos de J;
reiJ
falta o, también, en "rodearla", podemos decir que este lugar se carac- que deberíamos recorrer para deslindar aquello que, por carecer de
teriza positiva e intrínsecamente por la posibilidad que ofrece de una. otra palabra, designaré aún como concepto. En la actualid"7id nadie
sustitución indefinida de letras. Este lugar puede caracterizarse tam- considera ya el falo sólo como pene; sin embargo, el órgano' anat6·
bién por la posibilidad de ser ocupado al mismo tiempo por dos o micamente situa_ble f?rma parte del concepto de ralo en el que
más letras, sin que se produzca ningún efecto de exclusión o. incluso, deberemos considera:_.. función biológica o quizá
por la posibilidad de no asignar ninguna letra sin que por ello el Jugat
1 dos (órgano de reproducción y de excrec1on), una función erógena
goce ? zona erógena por excelencia) y una función sim-
sea anulado. Inversamente, podemos decir que es el lugar de la impo-
sible fijación de toda letra. ¡ _
bólica, digamos simplemente de representacíón de] hecho de sexo 0
Vemos ya cómo se especifica la importancia crucial del objeto para \i también, del goce. Desde un primer momento, nos veríamos
el sistema estructural en la medida en la que, correlativamente a lo a acerca de los términos que evoca 0
que acabamos de decir acerca de su inagotable polimorfismo o de su 1 la s1multane1dad o Ja comc1deoc1a en un mismo lugar: se dirá del
no identidad radical. se observa también que sería imposible concebir falo que es "al mismo tiempo" letra y objeto. que cumple "al mismo
toda sustitución o desplazamiento de letra sin la intervención de un
\ dos funciones contradictorias (hacia el goce y hacia la supe'r·
"grano de objeto": tan pronto como esta onza de rea], por modesta v1ven:1a), es, ''en un mismo lugar", y ausencia. Se
que sea . falta4 __ vemos cómo la letra se reduce a un sistema de signos tratana de interrogar. entonces, tanto los hechos de contradicción de-
sin equívoco y el trazo se fija en una huella absolutamente muda en antinomia o, mejor aún, de heterogeneidad, como los hechos de' eri-
lo relacionado coµ el goce. El go_ce, en efecto, cabe recor.darlo, es la cu.entro (simultaneidad, coincidencia) en un mismo lugar o en un .
inasible e irreductible realidad de esa falta , que es nada menos que ·1 mismo nom?re: el falo. En forma más específica, habría que interro-
el motor del sistema estructural. . garse. por e1emplo, acerea de las relaciones del falo con ta falta y, e n .
. duda, una·d.ificultad fundamental q\le impide concebir primer lugar, cómo·fo acabo de señal.ár, acerca delos modos de arti-
-esa 'falta, .asirla conceptualme:ite .(el"\ begriff- . . .¡' . culación de. una ·presehcia . .anatómica .del 'pene ·con el ·v21ler de fa11:a· · · .
licli ergreijfen): . en lá medida en la que. tóneepto mismo ·consiste del falo:· habría· que precjsar, también. las relaciOnes del ·ralo. ¡;or -un
en uná especie de unidad funcional que se consttuve a partir de un lado; con el objeto-falta, y, pór el otro, con la falta de tetra; pot últi· ·
movimiento de sustitución en el que los términos son privilegiados mo, las relaciones del falo con la articulación literal misma y con iel
en relación con el intervalo o la diferencia que permite ese Se sujeto escindido. Se puede apreciar desde ya la dificultad qve sed.a
trata no sófo de una dificultad, sino también, y a decir verdad, de una necesario superar para no convertir este concepto· clave en· un con-
hasta un punto tal que . la idea misma de l.a imposibi- cepto pseudo-englobante.
lidad (o de_posibilidad) se basa en esa relación de la letra con Ja falta:
lo-imposible designa la falta de apreltensión de la letra sobre el objeto
y, como tal, señala el tipo de relación más importante del sistema, es Pero, ya que, en realidad, a falta del examen del concepto de falo,
decir, Ja articulación, considerada imposible, con lo diferente, con lo acabamos de consagrar un semestre al tema de la castración, · ¿cómo
"radicalmente otro", en una palabra, con lo heterogéneo. Esta articu- podemos resumir. hoy, nuestro camino, para dejar a cada uno, al
lación imposible no debe ser concebida como un fracaso, salvo, por menos, ·algunos instrumentos destinados a su orientación en el espacio
supuesto,.desde el punto de vista del discurso-amó; por el contrario. en el que sólo puedo dejarlo pt!rdido? La castración, decía antes, es
se la debe concebir como la garant1a, la única, del "buen funciona- la articulación imposible en la que se afirma el insuperable corte entre
miento··, quiero decir conflictivo, del sistema estructural. El enfoque
Jo heterogéneo amorfo de la íalta y el orden literal que intenta inde-
psicoanalítico busca única y fundarnentalmente S\1perar el "olvido"
que tiende naturalmente a recubrir lo imposible, a deslindar para cada finidamente producir su medida. Asumir Ja castración es, si no mirar
uno el lugar de Ja falta, desierto, liza o arena en la que se encuentran, de frente, al menos tener en cuenta la imposible medida del goce. lEs
enírentan y nacen dos f uetzas antinómicas. muy simple y, al mismo tiempo, algo que siempre <lebe ser reiniciado:
es evidente que el sistema funciona sólo por su falta; pero es evidente,
El falo es el lugar y el nombre de ese encuentro y la cascra- también, que el funcionamiento del sistema tiende intrínsecamente a
ción designa Ja articuhición-imposible en la que se afirma el insu- borrar su falta original o, al menos, a reducirla, "recuperarla", adap-
perable corte entre lo heterogéneo amorfo de la falta y el orden tarla a un único objetivo: Ja supervivencia. En el "curso natural de
literal que intenta indefinidamente producir su medida. lns cosas" son las catástrofes las que recuerdan, manifiestan o resta-
blecen la primacía de lo heterogéneo y la imposible acomodación de la
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--·
falta. Cotidianamente, el ttabajo del psicoanalista apunta, en el trans- nerme en estos problemas, dejando a cada uno, según
curso de la vida personal de cada uno, a resituar las cosas en una de su deseo, la preocupación de mantener su mirada sobre lo que nc1
perspectiva · conflictiva en la que la ilusión de las "soluciones" sea se ofrece a ella. Por el momento :ne bastará con haber señalado que:
reubicada en su justo lugar: es el juego del deseo y de la muerte el hacer frente a Ja castración es, habiendo reconocido que todos deben1
que sostiene con el correr de los días la primacía de lo imposible. afrontar Jo imposible, saber que comprometerse en las vías de lo posi..
Quizá se me replique que no se requieren en absoluto analistas para ble consiste en avanzar, como corresponde, cojeando.
recordarlo, ya que no faltan las voces que se quejan ante la imposi-
- bilidad de la tarea de la vida. Sin duda; pero cabe preguntarse si el
modo de la queja no es, fundamentalmente , un llama,90, o también
una respuesta a la eterna "solución'' de una felicidad, de un paraíso,
de un Dios que existiría en algún Más Allá armonioso, poblado por
ángeles músicos, donde el cordero jugaría inocentemente con el lobo
y los bienaventurados se encontrarían liberados tanto del deseo como
de Ja muerte. Podemos, sobre todo, preguntarnos si el celo del cate-
cismo no se ha hecho más trivial, sin perder nada de su poder de
fascinación, bajo Ja íorma de todas las soluciones cotidianas que. como
sabemos, son tan numerosas, variadas, y algunas.veces espectaculares,
como falaces. Toda "solución" pretende intrínsecamente una elimi-
nación del conflicto mientras que, en realidad . .no hace más que des-
plazarlo. alejarlo, oegan<lo de ese modo Ja presencia de Ja muerte y la
realidad del deseo. Pero lo que más. llama .la es el hecho de
que rn:> faltan Sl!puestos·psitóarialistas que participan, sin siquiera com-
prenderlq. en. la promoción. de:· los nuevos paraísos.: ¿No son ellos, .
ac¡aso, los ·niodernos encihgados de 'la solllción de todos los
en fu .familia, la emprc:;a, la sociedad? · ·
El oroceso psicoan11lista, por el contrario, a través del descifra-
miento de Ja red edípica, tiende a conducir al· que se introduce en él
a enfrentar la castración, es decir, a poder considerar la íalta sin des-
viarse de ell.a de inmediato. ·
Sin duda, no he completado como hubiese sido conveniente, lo
que tenía que decir, retomando paso a paso los elementos de los que
habíamos partido para interrogar la castración, y muchos problemas
pueden quedar en suspenso: ¿Cuáles son las relaciones de la "cosita"
caracterizada por Freud como concepto inconsciente, con el falo'? ¿·El
cuerpo es sólo un conjunto literal o participa tambíén, pero entonces
dt? qué modo, del objeto-falta? ¿Cómo concebir la separación Cde la
cosita) a partir de lo que considero esencial, es decir. el irreversible
corte entre e] objeto-resto y el sistema de las letras, y cómo conjugar
esa "fisión" radical con los otros dos órdenes de fisura que son. por
un lado, el intervalo de la repetición , o diferencia entre s, y y,
por el otro, con la fisura inherente a Ja "hendidura" del sujeto? Todos
e:stos problemas se reencontrarían en el transcurso <le un estudio del
falo. Por (1ltimo. ¿bastaría, como estaría tentado a hacerlo para con·
cluir. con decir que e/ concepto de castración designa fo operación
mediante la cual la falta real, irreversible insoportable y verdadera-
mente heterogénea, se articula con el jt1ego regulado de las diferencias?
Considero más importante. almque poco usual en este lugar, dele-
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Como veremoS" luego, este sujeto es el efecto imposible " disyun·
Metáfora y falo· tivo de dos campos convergentes. el de la lógica, lógica de significan-
Por Juan David Nasio tes y el del lugar, lugar del cuerpo. En esa articulación se ubicará
el iiecho del sexo, hablado en el silencio de la lógica, coll>?rizado eni
El falo señala, en la calle de Mercurio, el continente del lugar. Hecho inabordable por parte del sujeto con ell
la dirección deLburdel .. . que es confrontado, se encuentran uno frente al otro en el mismo lugar:
el de lo imposible. Ahora bien, pensamos que el falo representa y
Desde cierto punto de vista, la deformación
de un texto se asemejo a un homicidio. La significa ese lugar y su articulación.' sea como que repre-
iiificulrad no reside en perpetrar el crimen sino senta al sujeto ausente, sea como signo de todos los objetos del sexo
en disimular sus huellas. faltante. Nuestro trabajo considerará este doble valor del falo , en algü-
Freud, Moisés y la religión mo11oteísta. nos casos como metáfora y en otros como metonimia, para
que finalmente, la alternancia del campo del
Este texto es una metáfora. En consecuencia, contrariamente a traducible por la doble función de abrir d_: cerrar el c1rcu1to d_el
la práctica habitual en un texto que habla de la metáfora, no habrá goce. El discurso psicoanalítico debe oscilar constantemente segun
ejemplos. El es su propio ejemplo. Para decirlo de otro modo, este esta única alternancia; ninguna otra puede existir en él. Jntentaremo:s
texto, al igual que todo enigma, invita al intérprete, quien se verá en- seguirla.
frentado con la siguiente alternativa: hacerlo desaparecer, para hallar
luego otro enigma y, entonces, eJ text0 ao se cerrará o, si no, dejar que
persista. instaurando el saber. Las huellas de nuestro camino dibujarán Ja figura topológica del
Además , sí comprendemos que la metáfora es, antes que nada, ocho' del campo del sujeto como ·la formuló Lacan y cuy1a
sustitución y mediación, este estudio como metáfora quiere ser una constitución recordaremos: ca·da intervalo esas· hu-ellas lo hará
forma del pasaje que toda práct.ica psicoanalítica. debe realiza(: de la y cada una <le ellas· le · d.lná un nom.bre. . Set:á
falo y a.1 Qbjet9 faltan te . . Al qu.e de seguitlas ..p?so y, para decirlo ;al x;nodo .de P·
vaiv.én ininte.rrumpido; ·ta metáfora· es· 18 altern?ncia de un pun·to. al bofrat1'1S - instaurando M sujeto del inCO!lsciente. ·
ofro. T:iJ es su ·y su tenacidad simbólica.
Realicemos el primero de . estos pasos. La operación constitutiva
La introducción de la metáfora y de la metonimia en el campo de la de la serie lógica y de la instauración del status dd
psicoanalítico no es una importación conceptual del terreno de la sujeto del inconsciepte es el corte producido. la ele-
rica. Por el contrario, el sujeto del inconsciente es el qtle destruyó las mento qué compone _la cadena en una
fronteras que limitaban lo que podía ser el de la retórica. Una a la anulación de la cadena misma. Esta vac1lac1on del que repite e:s
metáfora no es una de estilo del lenguaje: por ser lenguaje, ella un movimiento conjugado de una tendencia 'progresiva y de otra r-emr
es el estilo de un sujeto que sólo existe en y por su representante, Este - activa: el trazo que se repite regresa sobre el precedente p3ra retoms1r
es hecho de estructura. es decir: un sujeto, hecho del lenguaje. luego, diferente, sobre sí mismo, provocando un. corte, un interva!o
nP. la retórica sólo Queda Ja nebulosa de un saber oue. al considerar el que sujeto se sumerge al desaparecer ba10 el peso de la
11 la metáfora a nivel de los semantemas, niega ese lusi:ar vacío rlel tencia de la serie. -La posibilidad del sujeto de ser representado, simul-
suieto v. al considerarlo imposible, lo abandoni¡. táneamente a su desaparición, permite que la operación de
F.n efecto. sólo comprendiendÓ .la estnictura metafórica comn un J. continúe en su· discontinuidad fundamental. Aquí el sujeto, en tanto
de sustituciones de significantes con la produc.ción ele un que tiene su " lugar-teniente suturador de la falta". es alternativamen-
to de significación 1 podemos dar cuenta de su valor en la constitución te el sostén de ese movimiento redoblado de la repetición, y su efeclt:>.
dividida del sujeto del inconsciente y de su representación. Más pre- Para decirlo de otro modo, la incidencia significante que marca
cisamente. y para afirmarlo sin deformaciones retóricas. no existe nin- y divide al sujeto se realiza bajo esta forma de ciclo abierto de la
euna metáfora sin sujeto y toda metáfora es el suieto metaforizado. repetición de retorno.
• Los conceptos aquí expuestos provienen en parte de las reílexiones oue Esta función determinante del corte, constituyente del sujeto Y
nos inspiró la lectura del seminario "La lógica de la fantasía". que el doctor del movimiento de la cadena de significantes es en mayor medida re-
Lacan realizó en 1966-1967. Las notas de estos seminarios fueron tomadas por
r. Nassif y publicadas en Lettres de /'Eco/e freutlienne (Nos. 1, 2, 3, 4 y 5); " ... ese puro sujeto se sit(ia en In articulación ser más
Scilicct, N• 2·3, éd. du Scuil, presenta también un texto que puede servir como en la disyunción del cuerpo y de.I goce", J. Lacan. 7 de 1umo _de 1967,
rcfcrencin: "Pour une du fantasme" . pógs. 223-273. "La logique du fantasme" , notas. En relación con esle tema, vease tamb1en Pour
1 T. Lncan, Ecrit:s. éd. du Seuil, pág. 5 t 5. [Hay versión castellana: Lccturci
un\: logique du fontnsme", en Scífícl!I, n• 2-3, págs. 224 Y 249.
cstructuratista de Freud, México. Siglo XXI. 1971.1
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presentable en las dimensiones que nos ofrece el espacio topológico de un sujeto que no se está allí en-donde está representado sino que
que susceptible de ser por el lenguaje. es a través del significante que lo representa y lo engendra. .
E.l aporte de Ja topología para la comprensión de la instauración Esta reducción del sujeto a su causa, sin que él sea su prop1a
del su1eto y de sus representantes es estrictamente de carácter estruc- causa puede ser efectuada sólo bajo la condición necesaria de un sis-
tural;_ quiere decir si las relaciones del sujeto con la cadena tema ';mperfecto de sig11i/icarzles en el que haya un signi/icante que
s?n log1cas, es la la que, lejos de hacer analogías imagina. falta. El Otro se define como .este ª que de
nas, logra representar f 1elmente el orden lógico del mundo simbólico una ausencia, expresada en la 1mpos1b1hdad de definirse a st mismo.
por el que el sujeto es incidide y redoblado. Como serie lógica de significantes en repetición, el lenguaje da
El acto del corte, de ese modo, escinde por la línea del medio lugar a un que no sólo no. le pertenece'. cuando no logra
la superficie unilateral, sin derecho ni revés -llamada banda de Moe- integrarlo a su medida --et _uno-- smo estit
bius-, q.ue figura al sujeto dividido (fig. 1). Este corte producido razón, se le impone y lo domina al convertir al universo del discurso
en el unico borde de la banda (o, lo que es lo mismo. en su única en un no-universo, un universo fallado. A partir de ese producto de
superficie) mostrará que esta última deja de ser unilateral y se con- lenguaje -que no es más que un significante que se pierde al trans-
vi:rte en bilateral, es decir que la banda desaparece tan pronto como gredir la cadena- se ha instaurado una falta, y el Otro se convierte
existen dos bordes. El corte presenta entonces la figura del doble en esclavo de la heterogeneidad de su producto. Aquí "producto"
broche Cfig. 2) . J. Lacan consideró dos conclusiones que deben ser contiene todas las implicaciones conceptuales que lo caracterizan como
deducidas esta proposición topológica: en primer lugar, el trazado producto de un acto de trabajo, el acto de trabajo de los significantes
de la hendidura corte sobre la superficie de la banda es tal . que en acción. Pero se trata de un acta altenado porque la elección del
el corte en acto es igual a la banda o, en otras palabras, el suielo es Otro se reduce a la prohibición de recuperar su pérdida, de colmar
e/. aorte; en'. segundo ·la banda deja d'e ser lo que 'es. desaparece su ausencia. es la que .el sistema de Ja afronta
c:omo el incidido por .el corte: para hacer continua la función constituyente def corle en la p'roducción
. . . . '. ...
.. . ·de uri. efecto ..el .so y de un producto, este ..
La· conse.cuencia inmediata de ra falta de ui:i significante es el ma¡1··
tenimiento de la serie tensa y viviente, ·lo que -significa qúe el lenguajE:
puede actualizarse y·vivir en y por su falta sin que pued:i significarse
a sí mismo. -
En efecto, la escisión ya no es sufrid.a sólo por el sujeto; la repe-
tición recae sobre el campo mismo del Otro, instaurando el fenómeno
de la alienación: ·•la alienación a la luz de la repetición ... es la ope-
ra<.:.ióñ que convierte al otro en un campo marcado por la misma fini-
Figura tud que el propio sujeto. El Otro como tal . . . es en cierto modo
fracturado del mismo modo en que el sujeto es marcado por el doble
lazo de la repetición.'"
La infinitud imposible del campo del Otro, su-imposibilidad, indi-
ca ejemplarmente la dimensión del goce. Ella es la que nos ubica fren-
te a la escena en la que se desenvuelve el "drama de la subjetivización
dd sexo'', cuyo conflicto radical reside en el hecho de que el lengt1aje
del inconsciente sólo puede decir su falta a través de la metáfora.
El determinismo de la falta. que causa al sujeto y marca el camp·o
Figura 2 del Otro instituye la estructura necesaria pora que se produzca una
metáfora: la existencia de una barra que separa el orden consciente del
Para de otro modo, el sujeto desaparece y es significado:
se ha produc1do un cambio. El sujeto, diferente, reduplicado, ha sido ª Preferimos, por un lado, emplear la categol'la de campo para calificar
al Otro cuando se trata de acentuar su impureza lógica basada en el hecho de
causado. por. el corte significante. Que el sujeto cambie quiere decir que no puede fijar sus propios limi1es y, por otra parte, reservar el atribulo de
que el s1gn1f1cante es su causa, y es su causa, precisamente, la que lo re- lugar para referirnos al Otro como cuerpo.
presentará para los otros significantes. Nos encontr amos en presencia ' J. Lacan se minario "La Jogique du fanlasme", 15 tic fchrcrn de 1967.
de un aclo, constituido por la repetición en la cadena, con el efecto notas: c.f. también el informe acerca de este seminario. r. Nassif Le1;plr'
ITcole ;reudienne de Pom. n· 3 pág. 12. 1967. 1'1)
<'.'.
<::> o
"'º U,h.itM
orden inconsciente, Toda sustitución d .
mar la falta será una brecha en la eformac1?n que intente coJ. operación de sustitución que, de acuerdo con lo que hemos no
que da raz6n al sistema. La barra de re ra un crzm_en_ frente a la ley sería, estrictamente hablando, el reemplazo de un elemento med1ante
para superar c sido franqueada otro, sino, más bien, la significación de la ausencia fundamental en Ja
del sujeto con t!n síntoma, la - cadena?
ª!1rmación, cada sustitución una Cada será una Podemos decir con todo rigor que el significante que susti tuye a]
ftcante que aparecerá en el en ,.Pd ia la ausencia. El sigfli· otro elidido no lo reproduce ni tampoco lo significa; por el contrario,.
. 'd uncia o, trazo incontable t
repnmi o, es el significante metafó . E , , ' re orno de lo el retorno de lo reprimido es en mayor medida la presencia, marcada
significante que no puede ser dich neo. ste ultimo sustitutivo del en el enunciado, del signHicante que representa la falta de ese signifi·
borradas.. sobreimpresas que habrºa: se las hueUas mal cante ausente, más que la regeneración del significante faltante. Pero
· ü' '
Es t s1gn icante, escrito o enun que
. d es 10 ar . . . , volvamos nuevamente al proceso esencial de Ja articulación de la serie,
de encrucijada de los tres 1 era o, se cons1Itu1ra en el punto de donde nacerá este significante privilegiado.
del inconsciente: la cadena fundam.entales de la estructura
El efecto de la incidencia del retorno del que se repite, sobre sf,
temos separar los 11ilos que Jote, el ob1eto a sujeto. lnten-
definir finalmente a este s·gn·r·ºu an en esta encruc11ada para poder sobre su propia huella, es el surgimiento de un "más". Este más tiene
1 t 1can1e como falo. Ja naturaleza de un trazo y es determinado a partir del par mínimo
de significantes que configura esa repetición retroactiva. No corres-
ponderá a la dimensión del uno, será incontable y tendrá la ventaja
l. Significante metafórico y cadena . -en ''más" [en "plus"] (literalmente), a diferencia del objeto perdido,
. . En el plano de separación del . de representar la función del sexo corno reprimido y de'se'r el índic'e
al igual que en la conver encia anuncrndo Y. de la enunciación," de su enigma. Para decirlo de otro modo, vemos surgir un significante
que el deseo de1 Otro es cni entre ese momento de en el ·particular de Ja diferencia del doble lazo re.petitivo que será, en el cas:o
ª. la pregunta 'del sujeto, ·y. el !rpa en respuesta .Otro. anticipa· .de la metáfora -y •. (:ie' ese mod9, tambiéQ, de toda estructuración ele
f_1cac1Qncs de la frase, surgirá en. el que se las .s.ígni- ._ Jos formaciones del inconsciente-. significante. que se manifesta1:a
¡
significante cargádo de si ·de fuerza de. la.verdad. . er1 .et enuriciado, enccn:aflc:i· por la lotalidad cerrada de Jos . significados.
nificados engañosos. Signific '6 . gn1 ic.nc1ones en la inar de lo:.; sio. de las frases. · Laean Jo defitii6. como "el slgnific·ah.te en. exceso''. c9á-'
teri_alidad de este en no sentido <l.e Ja · secuencia pura de la impureza de un'a estruct'ura für.mal sostcnída un·
nalidad del capricho del Ot ultimo, escapando a la Ullencío- la puesta en acto de la repetición redoblada.
1 n d e Ia conciencia a parti
s'ó ro, se
d mezcla con la o paci'd a d d e la.dimen- . · De ese modo, el metafórico, sustitutivo o "en exceso"
cadena. ª
r e 1 cual deberá. ser resituado en la será el 'único acceso al orden· inconsciente.
Sabemos que el significante . . . . . Según la fórmula que · Lacan ha precisado S ($) el signi·
reprimido, .pero debemos re . sustHutiy? pernute el retorno de lo
:S ficaote "en exceso" es indicado por S - fuera del .paréntesis que
un significante a oti'o, no
ella es de carácter estructural en ta
las condiciones necesarias de 1
t la razón ?e la sustitución. de
eza mecánica; por el 1.:ontrario,
n o que el goce y la represión son
señala la .barra de la represión. El represeñta la finitud del campo-ele!
Otro. ·Para decirlo todo,' a este significante sustitutivo lo designami0s
como falo, significante del goce imposible. Como veremos luego, la
En efecto, la falta que acción ínterpretativá la perspectiva de hacer del significante
sólo como dicho. Pero el discurso camp.o Otro, el goce, existe metaíórico el significante que representará la falta de la que sufre el
do la ley que prohibe que sea d' h puede srgnif1carla sólo sobrepasan· Otrp ( ilJ) y. por ello, el significante que tiene el privjJegio de repre-
implantar las barreras que lo ic e_nteramente .. del goce es sentar al sujeto para ott·os significantes.
que mutilarán mi discttr"O a. anu aran en benef1c10 de mi placer y
dad, sólo pueda ser ocurre.en el caso de la ver·
mediante sustitutos de . . . l goce solo puede ser repre- 2. Significante metafórico y objeto
gntado mediante los ruidos met sólo puede ser
el goce tiene un significante que a neos, Jo que equivale a decir que la posición de cierre del significante metafórico en relación GOn
la representa. se encuentra fuera de Ja barra y que la falta del campo del Otro tiene el valor de un destino terminal,, al
¿Cómo comprender el mom t . que designaremos como objeto. Es ali! donde el goce intenta realiu1rse
Otro al plano manifiesto o m, en. o rnl rsmo del pasaje del campo del que un peuazo del cuerpo, separado, se apodera del sujeto en la fijeza
• as s1mp cmente, cómo comprender esa de las significaciones subjetivas. Pedazo que, siendo producido desde
:; Cf. el gráfico, J. tacan, Ecrits, pág. 817. el lugar del Otro, no es mensurable por ningún universo del discmso
ni medida de nada en absoluto. No existe ningún universo -medida-
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de todas las cosas, a que, como ya lo hemos dicho, Ja hetero- como lo veremos luego, esa propiedad de !ijación del. objeto
geneidad absoluta del objeto, de su producto, es inc0ñmensurab1e. poeta, e;:. 'gnificados y fija al sujeto. En realidad , el ob1eto, en
La imposibilidad de ser retomado por el discurso lo convierte en que se . enas'una metáfora allí donde se ofrece enriquecido y pleno
una pérdida irreparable, en un producto de desecho y en un elemento
[ roa s1m1 ar '
or . ·¡· -dos es sólo la nada, el soporte de una anlas1a.
r '
de s1gni ica ' .. . , l d 1
que tenJerá permanentemente a reintegrarse para reclamar el goce ob'eto al que le añadiremos un calJI1canvo mas: e .. e
irrealizable y limitado por Jas barreras del placer. Una metamorfosis .Ested dJ s renovaciones constantes de sus estados de f11ac1ón.
constante al servicio de esa tendencia de retorno convierte al objeto tróp1c?, ªr a de toda alteridad posible. De cada forma mutante
en algo tan heteróclito que nunca logra reintegrarse a la cadena. Se tendr_a Jo trazos metonímicos que sellarán el ciclo del
establece un ciclo cuyo resultado es el de que siempre algo se pierde habra una mh visto -que el ob¡eto no es representante, es decir que
y se separa del orden simbólico. Basta la repetición de una demanda \significante que lo represente (el significante sólo pue-
enunciada por el sujeto para que se instale un resto, un menos y, con- oo al sujeto) ; sin embargo, en el en el que
secuentemente, la enunciación articulada del deseo. Esa falta, a nivel de rep de la cadena simbólica deja el aguiero de una c•usenc1a
del Otro, asumirá la función de causa de su deseo. La causa se des- objeto nace · · d lf 1
. da y se constituye como objeto de la falta, designa o por e a o
pli:ga como ausencia que ese resto, esa nada que es el objeto, marca · de Ja castración El punto de desvanec1m1ento · · que denota
esta fuera de alcance; sera siempre otra cosa y su lugar será siempre como signo . . d d l d t
una falla. Ese es su carácter de objeto real por ser imposible. la falta de objeto está constituido .por un re:ulta o e a e en·
. de la significación: un significante se fI1a, de1a de representar al
Pese a que no es representativo de nada ya que no puede ni si- 6
quiera (y sobre todo) significar su propia falta. reconocemos en el y se convierte en el signo que refiere el .objeto al momento en el
objeto la presencia parcial del lugar c:!el Otro del que. ha nacido. En este último otra cosa. El signo del objeto es lo que
.realidad, podríamos decir que si el cuerpo es un conjunto de signifi- q . ara alg·uien y el significante componente de este signo es
otra cosa P . · 'ó ·nr · J
cante· de los que el a es un representante parci.al. un pe,dazo todo trazo .metonímico que imprimir.á en 1.ma n 1 in1ta e
sepai:aqo, el Otro -como cuerpo-- es· el Otro del objeto a.· · movimiento del .deseo. . . .
.
'
· brevemente ql!e. eri lo
'de pareja. con el Otro., el" compóna
se réfi.t:re ·a sus
registros·: product9 jJer-.
' . R. am'Ós pai:a delimitar ñiay0r precisión Jo c¡ue·.eoncierne.
de n·uestro trabajo: la relación éntre el ob¡eto a Y el
dido de Ja- repetición significante y cau:>u tlt!I deseo instaurado; y un r a t.
producto inágotable. esta causa inasible, es un pedazo .fat-
e emerge en el lugar Jel corte significante en el .que el suJelO
solo lugar: la falta.
Aislado en su alteridad. no put!de realizar sustitución y, en con- Ningún significante hará referem:ia a su ausencia;
secuencia. no puede representar al sexo reprimido. Siendo "incon- la que él constiluye es contorneada por un borde que de
0
mensurable al sexo", el objeto tampoco puede ser significado por nin· Este borde que ciñe a Ja falta como u.n Y a\ ob1eto
gún . en su progresión metonil!lica es el falo. Es decir que ob17t,o no es
Nuncá habrá metáfora del objeto: él mismo es el punto final representable. pero. como falta. es localizable. La func1on f.al.1ea con·
la producción del Otro. EJlo no quiere decir que no sea inagotable siste en ser la única denotación de esta parte del cuerpo
o incluso interminable. El discurso, que no puede medir lo "sin me- la que el aoce puede encontrar su punto. Estamos en cond1c10ne_::. c-
dida''. t:stá necesariamente obligado a calificarla a través <le sus fun- ufirmar, que el falo no es el objeto-fa!ta: es lo qu: lo
ciones. su lugar, su propiedad negativa, sus metamorfosis y sus mu:- En ello resitle el único valor del objeto, es .. el de ser el ob¡eto
taciones metonímicas. El objeto·a no es mensurable, es calificable. Ello. discurso psicoanalítico; éste construye su d?m1mo. en el molde que
por otra parte, es lo que hace el su jeto cuanuo se aferra a una de lus buja el conjunto de los vestlgios que el de¡a dur.ante sus
cualidades que el objeto adquirirá a lo largo del proceso infinito Je formaciones Todo discurso que quiera resutu1r esa realidad del
las mutaciones y permutaciones. para ocultar d goce, darle refugio. es decir que pretenda ser un discurso psicoanalítico, ?ebe correr cu.ns-
estructurando, entonces. la relación fantaseada Esta e!> tan diversu tantemente sobre los túneles, en cuvo interior Yen busqueda de .lo im-
como lo son las formas que puede asumir el objeto. EstrUl:tura f antn posible el deseo se desliza. se produce, se crea, se Peto
seada que, como sabemos, inmoviliza y sostiene Ja del dt:sco discurso sólo puede tener acceso a esos vestigios metonímicos a travcs
con su función ilusoria, en la medida en la que el objeto -al desapu- <lcl significante metafórico. Ausente de la cadena pese a la deter-
rccer del campo de lo real- tiene la propiedad de ser algo que signi· mina.' ya que representa la falta. el significante. es la co-
fíca algo para el su1eto. La intensa relación en el sentido de esta re- nexión articulad:i y necesaria con todos los otros del
presentación es la única conjunción-disyunción posible. en la que la que et objeto imposible ha m:ircado como trazos Ese sig·
división <leJ sujeto es causad:i por a ($ corte de u: $<>a). La trumra nifi<'antc metafórico hará entonces posible. en su otra pos1c1on -la de
qu1; liende una metáfora ul suj1::co. que cree inventarla. o al Jeclur <.1bcrtun1 al goce - ese pasaje imposible al campo del Otro en el que,
82
hemos dicho, cumplirá Ja función del representante del sexo y la de nada; "ese sujeto que cree posible acceder a sí mismo al designarse
ser el índice de su enigma. en el enunciado no es nada más que un objeto semejante '.
80
. . Podemos. co?Iprender ahora porque el significante en exceso, sig- Esa es la causa del extraordinario poder de seducción de la metá·
mf1caate sustitutivo, puede ser, en su ambigüedad, tanto significante fora. bella figura que arroja al que la recibe (y, en particular, al que
del campo del ºti:º tachado. ( como el signo de la falta de objeto. la "crea") en el laberinto de los espejos en los que el cuerpo reina en
la redonda perfecci6n de una esfera. Pero se trata de un laberinto
presente, as1,. como s1gmf1cante del goce -significante meta·
fot:1co por excelencia- y como signo del obieto imposible. articulado, absolutamente lógico, con leyes y reglas que lo determinan._
Sin embargo, es un orden "pervertido" por la naturaleza de los ciernen··
. . ahora el análisis del privilegio que detenta el sig·
los que lo componen, es un laberinto de espejos_en los que la palabrai
mf1cante de producir el efecto de significación, es decir, de
se refleja para hablar de sí misma, como si el Otro pudiese gozar con1
representar al ;uJeto para signi ficante. Antes, sin embargo. nos
la verdad.
detendremos aun en la función opacante del objeto en su propensión
La imagen es tomada como objeto y un orden lógico pervertidc1
a encarnar eJ goce, para desarrollar el otro efecto de Ja metáfora el
se instaura: el orden lógico de la imagen y del saber. La figul'a, por
más reconocido Y el que Jos retóricos han puesto particularm:nte
así decirlo, sería el objeto fetiche de esta lógica pervertida y es ella In
el acento: me refiero al efecto de significado.
que hace desaparecer la falta; Ja cadena pierde por un instante, el ins·
En la medida en que una metáfora parece indicar, mejor que todo tante del placer, la tensión de la diferencia. La falta ya no es falta. eslti
otro de un una elección.intencional. una "invención", colmda por el objeto. El placer encuentra aquí su lugar: es el engaño
e l su.1eto del dicho o sujeto del enunciado reconocerá en ella el fruto de un goce que, en realidad, nunca llegará. El placer es su límite, el
un [jel. El sujeto se piensa cuando, en realidad, sorne· . objeto su tapón: objeto de placer .
.t1do al discurso _del_ Otro.' es él __el que e.s creado, lo que significa sim· Podemos entonces que el efecto deJ sigh_ificado de la metá·
que rpngun SUJeto eltge o "inventa" una -roe¡áfora: el Otro fota ese objeto-imagen. Puede lle11ar el vacío que.se abre en e.l in-
es el que "foventa".por y a· fravés de sí, · · · · ·
tervalo de · 1a repeLición significante Y. la palabra
, ..una: fórica en tina palabra eroii.zacfo para et qué 1a enuncia, ºc qmo pará _el
. r n,o habra ninguna diferencia entre el que pretende ser SlJ . que busca la iCientidad de sus múltiples sentidos. El cuerpo, f úente de
li interprete Y el su1eto que la ha emitido! Cada uno la habrá convertido las catexias narCisistas, otorga· a esta palabra todo su akance übidinaJ.
en _una comparación figurada, en una analogía. La tentativa de reducir
el de te1:1sión entre la metáfora y el resto del texto, para una
a_mp_h_f1cac1on.hac1a significados, y no como incongruencia entre 3. Significante metaf6rico y sujeto; acerca de la ·verdad
determmara el sentido irrumpe en la fisura pro-
ducida poi. el e_fecto asumit Ja lorma de una figura. El sujeto Debemos definir aquí más estrictamente lo que ya hemos entre·
?e la conc1enc1a se aferra a este efecto de significado y, al asirlo como visto como efecto de significación, es decir, el privilegio . que tiene el
como _una puesta en escena de los personajes de un sueño. se significante metafórico de particularizar la sutura del sujeto en la cadc!-
incluye a sf m1smo en el argumento o. mejor dicho, incluye su propio na para convertirlo en un referente de la falta y hacer del sexo un
cuerpo. enigma.
La metáfoi:a es el testigo más fiel del hecho de que· el Otro alie·
El de signjficado enceguecerá al sujeto de la conciencia con
nado es el que fostaura la verdad y el que la traiciona a partir dt!)
la luz deslu"mbrante de una imagen. Ja de su propjo cuerpo, transfor-
momento en el que debe ser dicha en el enunciado,
mando al sujeto en objeto. Este reconocimiento es su desconocimiento
Todo enunciado contiene implícitamente en su significación la pre-
redoblado; ignora que su reconocimiento es un desconocimiento o. en
gunrn: "¿Quién habla?"; y, pese H que el discurso del inconsciente
palabras, niega el desconocimiento que provoca el efecto de sen· un discurso sin palabras, silencioso yo que no dice de qué habla, sabe-
t1do de la metáfora.
mos que es éJ quien habla. para hablar del hecho del sexo. Pero habla
una metáfora, tomarla como imagen, es una puesta en con metáforas, se redobla en síntomas, al garantizar, con el capital pre-
rcpe.11c1ón de la fo1:rnación del yo 1Moi] en la medida en la que el yo se cario que posee, el hecho de que la verdad pueda ser dicha, pero só lo
o_n g1na. en las por la imagen alterada del cuerpo. El yo se dicha a medias.
sabe .diferente de la imagen que le vuelve, lo que, precisamente, le La polisemia de un significante, no univocidad, convierte a la
permite Necesito a otro frente a él para saber que no se alternativa verdadero-falso. en la medida en la que se trata de referirla
al11 y. de ese modo. se cree idéntico a sí mismo. En realidad
el es sólo las líneas invercidas de su propia imagen, es el objeto, no G J. Lacan, Ecrils, pág. 828.
84 85
r1
al significado de la proposición, en una cosa muerta •• debido ª.su
sibilidad de ser resuelta; ella sigue siendo una apona. Un nusmo dile-
ma sin salida consiste en contraponer la verdad a la metáfora "men-

las infinitas, sin sentido, todas son las coordenadas de un mitema.


Estos granos son la verdad. No existe ninguna "esencia verdadera"
que deba ser entre las malezas de las "formas". La única
tirosa"; un discurso supuestamente cienttfico debe mantener aparen- anterioridad de la verdad es su antecedencia lógica al sujeto.
temente puro el rigor de una demostración conceptual, sin mancillarla Señalado esto, el significante metafórico retorna al Otro como
con el vicio de una metáfora. Aun en el campo psicoanalítico, un sín- n:ensaje invertido.- Estos granos tienen Ja fuerza de la verdad porque
toma es considerado frecuentemente como una máscara que tienen la fuerza de ser la causa material del sujeto. El significante arti-
se debe arrancar para que surja, así, la verdad oculta. Tanto si es el ''ser de verdad". Eficiencia del que duplica al
se trata del concepto en su desarrollo lógico <:<'mo del ef de sig- su1eto a través del acto de una repetición retroactiva, acto que no
nificados que produce una metáfora o, tambtén, del sentido .de un nada más que la c?11sa material y su efecto. Material, pero,
síntoma, .todos tienden a' ocultar la abertura que ofrece la smgula- a.ciernas. cwsente, ya que el intervalo tle la Jiferenc1a entre dos signi-
ridad del significante metafórico. En otras a ficantes es el corte que, al escindir el sujeto, lo causa. lo produce
el hecho de que la verdad consiste sólo en unas m1ga1as sin sentido, como efecto y lo constituye en real. El lugar de la causa es la ausencia
las huellas deformadas después de Ja realización del crimen, el cri· y el significante su materia.
men que comete el Otro al mutilar la verdad como dicha. Creemos Ahora bien, si hemos dicho que el efecto de significación del
por ello que dicha por una metáfora la verdad es menos velada que significante metafórico es e l efecto de verdad, podemos completar
dicha en la coherencia de un discurso del saber. ahora diciendo que este efecto.. consiste en la causación ausente que
La verdad, entonces, sólo puede ser enunciada o , para ser más recaerá sobre el sujeto. Para decirlo todo, el representante que so·
exactos el enunciado es el orden de presencia de la verdad. Pero porta al sujeto para otros significantes es el que Jo causa. Paraíra-
será convertir el enunciado en una fonnulación enigmá- . la fórmula lacaniana sobre el . significante, di.remos: un sig-
tica. Si definimos el enigma como el enunciado que, ep su .COrtlJ><>: mf1cantc es. lo que prod11ce al sujeto para otros significantes..
sición, comporta .u n .iJ:idic(e que. constituY.e la _enun-
ciacióit, E · (e11) 7 , podemos comprender, entonces •. la .·
..tativa como la operación que tonsistfrá en convertir el enunc1ado- vudtu as1 a· ia ·escena del del Otro en ·er l:t
¡; enigma en otro enunciado a partir de este í.ndice. El me; repettctón instaura la c11dena pr0Jucic11Jo al sujeto como efecto y al
tafórico. despojado de la sombra del abamco de los .s1g01fscados de objeto como producto.
la metáfora, será el indice que permitirá la e:onvers16n al La proóucción, yt1 hemos es acto de producción
enunciado, compuesto por Jos significantes residuales del ob1eto del sostenido por el vacío que queda. l:.s ºese lug:ir Je intervalo en· él que
deseo. Decir que el significante metafórico, índice del enigma: lleva el- es puro-corte y en el q111.. el ub¡ctu es falta. lo que desig-
el efecto de signijicación, nos conduce a pensar que la función de. namos corrio Jugar de lo lugar en d que todo es otra cosa. tocio
interpretación debe realizarse sobre él p'r oduciendo un efecto de ver- es nada. Pero para ir un po1,;o más lejos y dclimitnr un entrecnicc
dad 8 • De este modo, el placer que puede provocar el hecho de decir que sigue abierto. debemos decir que estos dos términos ºconsiderados
o recibir una metáfora se anula cuando se pone al descubierto el como v1:1cío causan, .también ellos. la articulación significante. que,
enigma que ella encierra en su significante. a su vez. los hace, en ac.tu, tan reales como imposibles ..
Ese ''grano de verdad", del que habla Freud, en la discordancia Ahora bien. si retomamos la idea y<.1 bosqui:jm.la según la cual
de su inexactitud o en su impute2.a material, se separa del texto como el significante metafórico, :;ignificaute en es "un'' significan·
un intervalo de tensión entre la congruencia que lo incluye Y su te que representa al sujeto para otros significantes y que esos "otros
incongruencia. Grano ori'ginal, simple hasta la ceguera "de lo muy s1gmficantes" son las marcas metonímicas Jel podemos coinci·
conocido" o bien última letra de una cifra que se debe leer al revés. dir en reconocerle al f<ilu el pnvikgiu ele ser tonto el "uno" come•
Singularidad que comporta la del orden inconsciente del sujeto. Re- los "otros''. Para expresarlo con el riesgo de un:1 fórmul:.t. el falo
presenta la impureza y la finitud del sistema, la existencia de la barra el significante que representi.l el lugu1· en el qllc se estrucrurn la articu··
y Ja posibilidad de su transgresión. Nos deja Ja puerta abierta para }ación necesaria para Ja rnierge11cia del sujeto dividído allí donde e'I
embrollamos con los "mil hilos" de la verdad. objeto es falta. Eso es lo que el falo lo real, lo irrcpre..
Granos, partículas, cifras originales, todos son pequeñas f órmu· sen table.
Por todo ello. lo rcnl imposible c:-r:i presente en la alternancia
1 J Lacan, "Le désir et son interprétation", seminario del 14 de enero de la función fálica. de la metáfora n la rm:tonimiu. Entre el signi
de !959, infonne de J. B. Pontalis, Bul/. de psycl1ologie, XJII. n! 6, pág. 329. ficante Jel sujeto y las marcos -las hila<.:has que el sujeto abnndonu
J. Lacan, ''La logique du fantasrne", seminario del 14 de diciembre de aquí y allá en su vagabundeo- la df'nr qm: 11unca
1966, nota3,
8n 87
r
cierra. Al referirse al mito, Lévi-Strauss dice: ·'No existe ningún final
verdadero del análisis mítico, ninguna unidad secreta que se pueda
1 111
asir al cabo del trabajo de descomposición. Los temas se desdoblan
hasta el iniinito. Cuando se cree que se los ha discernido unos de
J
otros y que se los tiene separados, se comprueba de inmediato que í
se vuelven a unir. La unidad del mito es sólo y proyec-
tiva ... " t1 Del mismo modo, encontraremos siempre nueyos enig- l
mas, nuevas metáforas; no existe ninguna significación absoluta; por
el contrario; la significación es signiilcación de un imposible.
El significante metafórico, ante el ejercicio de la acción inter-
pretativa, representará -del mismo modo en que dejará de repre-
sentar- al sujeto para dejar su status a los otros. El efecto de la
interpretación será la volatilización de la metáfora "primera" y otros
brotarán en el seno de una combinatoria de sustituciones.
El falo será siempre cada huella. cada significante; nos dibujará
poco a poco la figura topológica de la banda de Moebius, sin fin. La
ilusión será Ja de creer en un límite. Corno dicen los topólogos, la
hormiga proseguirá dirigiéndose lentamente a la búsqueda de un
borde de referencia que nunca encontrará. No existe ning(m desci-
." . framiento de metáfora sin encontrar al falo y encontrar al falo es
· encontrar d vaivén de Ja muerte .
TRES .OBSERVACIONES
. ..
r j
·l<.ecapitulandb, ·y para riu . te1minar, pod.cmos resumir la!l· rela-

ciones del significante metafórico con la cadena, con el objéto y con o LA MUERTE EN LA VlDA DEL OBSEsrvo" .
el sujeto a de la fórmula de la metáfora refiriéndolas al esque-
ma del discurso· del A!llo que Lacan desarrolló en su seminario de Si hubiese pevado ·un poco lJlenos aún, si hubiese trabajado con
los años 1969-1970: mayor intensidad. esta noche, sin duda, hubiese podido presentarles
un li!1do trabajo, bien construido. como el pórtico acabado. limpio y
neto de un templo, con césped .Y flores a su alrededor; les pido perdón,
S'
S"
$"
- · s·(+) estamos construyendo todavía y se. amasa aún sobre el césped.
Peto ya pienso en el epígrafe que recibiría al visitan1e y debo
Esquema de la metcíforu optar entre dos palabras, precisamente las que me orientaron h;acia
este tema.
En El hombre de las ratas. Freud escribe: "Para resolver sus
s· ( + )f11nción de i11teroretacíó11 conflictoc,, Jos obsesivos necesitan antes que nada la posibilidad
de la muerte", y ustedes recuerdan , quizá. la deliciosa frase que
se encuentra algunas líneas más arriba: " . .. y en su imaginación ,
Esquema del discurso del Amo ma taba constantemente gente · para poder expresar sus condolen-
o Efecto de verdad. cias a los padres del difunto".
El otro epígrafe lo recortaré arbitrariamente de un seminario
Que se debe leer: S' es el significante metafórico o significante de mayo de 1955 -hace justamente un se inicia con la
pregunta de Edipo:
en exceso que representa al sujeto $ para otro significante s·· que,
por su parte, denota al objeto imposible a. "¿Es entonces cuando ya no soy nada cuando llego a ser ver-
daderamente un hombre?"
1
Comunicnción presenrada n la Société fram;:aise de Psychanalyse el 28 de
m_nyo de 1956 y publicada ínicialmenrc en La Psycha11a/yse. 2, PUF, 1956.
C. Le Cm et le Cuit , París. Plon, 196-1. pJg 13. pags. 111- 140.
88 89
"Allí se inicia -nos dice Lacan- la continuación de la his- Es indudable que se jrata de u na forma particular de las fan-
toria: el más allá del principio del placer". tasías de muerte del analista que aparecen con una constanda
A_ falta de edificio, debería proponerles al menos un plano: notable en nuestros pacientes. ¿Qué significa esta fantasía inocente,
se trata apenas de u n ca1co; júzguenlo. si se la put!de calificar como tal? Ustedes lo saben tan bien corno
En una primera parte, me referiré a lo que sabemos o. al yo, quiero decir como el paciente que, tampoco él, nada ign ora
menos, a lo que hacemos; Juego, intentaré reconstituirles mí diá- acerca de nuestra literatura analítica ya clásica. Recordaré enton-
logo con Jérómc, aunque reemplazando mis silencios y mis excla- ces las diferentes claves que nos permiten habitualmente comprtm-
maciones, mis "a1á" y mis "ejem" mediante fórmulas más desa- der -si de comprender se trata- lo que nos dice nuestro pa-
rrolladas; en una terce_ra parte, si todavía tenemos algún deseo de ciente cuando nos habla de muerte.
emprender un proyecto semejante, discutiremos acerca del plano En primer Jugar. es evidente que, al imaginarnos muerto, Jo
que convendría elegir, que quiere es matarnos: "Entonces, usted quiere matarme". le r 1es-
ponderán los que comprenden; Jos ingeniosos Je p reguntarán:
"¿Nunca soñó que su padre sufría algún accidente mortal?". a
Lo que sabemos se inicia con una historia algo simple, algo menos que, astutamente, sugieran: "El otro día usted imaginaba
tonta, como las que se cuentan en el diván o en los diarios. que yo tenía barba, como su padre". En resumen. es indudable que
"Se trata de un analista muy reputado que hora tras hora a través de esta historia nuestro paciente nos manifiesta, por un
tiene la amabil1dud de recibir y escuchar a sus ilustres clientes; efecto de transferencia, su agresividad. que desea. nuestra mueirtc
ese día estaba un poco cansado y se quedaba todo el tiempo en tal como deseó la de su padre. a menos que la terna; por otra
su sillón; personas jóvenes y amables. adiestradas para esa tarea, pa1 te, todo enfermo lúcido nos Jo dirá por sí solo.
se ocupaban de cada paciente cuando se levantaba y ubicaban luego Pero la historia del paciente de lss cinco nos confirma tam-
al siguienté. Eran •as cinco y el ·obsesivo que allí yaéía ilaplaba bién en nuestro saber ·referente a V1Uchos otros aspectos; pór ejem-
. 1a. de costumbre, y paciente. pl9. que el analista es un sefior que a menudo calla, guc .
de. sí mismo; .concluye con· estos· :tér-- . poco, Que a. vete.s gua·r<Ja ... ún silericio de muerte. :Freud nos lo
11 •
minos: parece que fue. una buena sesión;· J1,.1e1?0, retomando en . re.cuerda en ··El tema ·de los· tres cof.res··. el mutismo, en el suefio. ·
eco anticipado una frase que habitualmente provenía del sillón, es una r.:.presentaCión usual dé la muerte. Algunos pacientes quis-
1 i! añade al levantarse: 'Dejaremos aquí'. Tuvo la impresión de que quillosos insinúan incluso. a veces, que el analista duerme mientr as
su terapeuta e-stabu mús frío que Je costumbre: al parecer dormía. ellos hablan, y la historia nos recuerda. como el canon· de r-favdln,
Pero no, está pálido.· realmente frío; la inquietud reina, Jos jóve- que el. sueño es una breve muerte. .
nes se agitan; se llama a un colega que acutle, 1.:scucha y dice: Jérome, del que pronto les hablaré con más detalles, me habla
hace ya tres horas. por lo menos, que falleció". · a menudo. también él. de sueño. ¿Acaso no se adormece. o casi.
Todo el mundo conoce esta histori.a a Ja que llamaremos ·¡a - cuando, sin aliento, en el diván, renuncia a razonar para que no
historia del paciente de las cinco, evitando nombrar así aquello vibre más su caja de resonancia? (Así llama a su cavum cuya pt?r-
& lo que alude, Pt-ro no desdeñarla; detengámosnos un fecta permeabilidad lo inquiera sobremanera). Es un largo sus-
momento en lo que nos ensel1a. piro. una pausa, que suspende entonces _el sonoro comentario de
Hay otras más ingeniosas. dirán y estoy de acuerdo: su imaginación. Suspiro también, de alivio· (aunque en silencio)
per(, ésta tiene el mérito de ser "sorprendente " . No podría decir- y abro mi segunda orej_: con su resonancia monótona, hace ya
les con certeza cuál es su origen, pero se podría apostar sin mucho muchas semanas que hace todo lo posible para atlormecerme Se le
riesgo de equivocnrse que nació en un diván; desde entonces, pa- ocurre entonces Ja palabra "cocodrilo", así, en el aire, no sabe
rece ser que todos los pacientes del mundo la conocen o la vuelven por qui! Si es cuero de cocodrilo, no le gusta esa piel. Recuerdn
<i inventar y Ja u1iliz.an pérfidamente de segunda mano. Así, Al- entonces una película documrntal: en ella se ve un cocodrilo q1ue
guien me contó 4uc un día. a eso tic las cinco, cuando uno de parece dormir, flotando como un tronco de árbol muerto; lucg;o.
nuestros Mae!'itros di<lactns se relajab¡¡ como corresponde, acunado repentinamente, abre las fauces y devora un negro en menos tiempo
por el dulce ronroneo filosófico de su s:ibio alumno. se sobresaltó del necesario para decirlo. . No, por st1puesto, no había visto
cuando éste le rel:itaba la última palabra de Ja y le dijo. esa escena de incorporación. la habfon cortado; pero sabe qti:e.
gruñendo analíticamente. "¿A usted le parece divertida?", y el por una suerte excepcional. el cine:lsta, sin perder su sangre fría
alumno, imperturbable: "Sí, ;.por qué?" ante la escena. había comido todo con su ojo de vidrio sin perder
Pero, suspendiendo por ahora los chistes, sabemos, en rela- m una migaja.
ri<1n con esto, qué quiete decir hablar; analicemos. Moraleja. hacerse el mucrtu puede permitir comer al otrn,
90 91
Cocodrilo. . . sí. Cuero de cocodrilo, como el de su agenda; acostarse con su madre. Se trata. sin duda, de un punto de prime-
no me gusta ese cuero. rísima importancia sobre el que convendría volver. Freud nos re-
Está bien, puede que yo sea el cocodrilo. Pero, después de cuerda si (en Totem eJ Tabou ,) [Tótem y tabú] que, en la neurosis
todo, y tocamos aquí el probtema de Ja identif icacióo, ¿por qué no obsesiva: "En la base de Ja prohibición se encuentra generalmente un
sería él, el paciente, quien fuera el tronco de árbol muerto, acos- mal deseo un deseo de muerte formulado contra una persona ama-
tado tranquilamente, a veces silencioso o incluso adormecido. como da"_ Nos dice también que el temor de Ja muerte propia y también
el analista? ¿Por qué no sería él esa cosa inerte y amenazadora? ta de Jos otros es sólo la consecuencia de ese mal deseo.
Ciertamente, el analista calla, pero también son muchos los "Nosotros admitimos", escribe también, "que esa tendencia a
pacientes que se hacen los muertos ... y nos lo dicen. Lo que pue- matar existe realmente".
de prolongarse así durante mucho tiempo. - Así. la tendencia a matar, que fue confundida muy con
Pero, felizmente, la tradición impone que sea el analista im- la agresividad, constituye el centro de todo lo que s.e refiere a
perturbable quien tenga Ja última palabra, como Jo señala otra esta perspectiva: asesinato del padre, temor de la propia Y
historia que, según creo, fui uno de los primeros en recoger en de la de Jos otros, miedo neurótico de la muerte, culpa relacionada
nuestro grupo y que sería en sí misma también muy instructiva. con ese mal deseo.
Ustedes la conocen: se trata del analista de gran experiencia Ctt.Ya En un segundo registro, podremos reunir todo lo se ne-
técnica consiste en repetir la última palabra de Ja frase del pacien- fiere al tema de la identificación con el muerto. En relación con
te, hasta que un día retoma en eco el "pluff" que concluye acting- E:tlo la fuente. freudiana es igualmente explícita en Totem er Taboiu
out el último. ·- y, s'obre todo, en Deuil et Méla11coiie (La aflicción y la 1?elanco-
Equivocadamente o no, se considera, así, que es el analista lía) ." Sin embargo, en el nivel que por el momento nos interes;a.
el que· debe tener la última palabrá. Sin embargo, ·creo que el es en cJ texto de Fenichel 4 donde podemos enconlrár las form 1u-
ejemplo del cocodrilo es particul?rmente interesante, ya que reúne
1 en una breve ..secucncia, af_rededor def silencio, del sueño ·y de la ·
gue _mejor. resumen el. , de
ello demuestra que existe una· 1dcnt1f1c?c1ón con . .
l!lueqe',_ tuda· una serie de temas. el que· . muei:to. y que. es. percibida. forma' de . inc.o rporac10n
objetivación, ."anaJidad" al negro) oral 'sin1ilar. aunque inenos grave,' a la· que ·se produce· et! · el ·cais.o
agresividad-pasividad, .incorporación y .vuyt:urii;mu. Ülras de la melancolía" y. más adelante: "En . conclusión,· podemu:s uec1r
tantas claves, cada una de las por sí sola, podría servir que el duelo se caracteriza por la introyección ambivalente del
como guía para una interpretación que conservaría todo el valor objeto perdido". En esca perspectivo y después de
d( las explicaciones mediante · un mito. autores, podríamos dedicarnos a profundizar la
Hasta el momento, · no he tenido otra ambición más que la concepto de identificación: se habla a menudo de 1dent1f1cac1ón
de ·r ecordarles la -frecuencia y la trivialidad de esas fantasías de con un padre muecto, con un hermano o una hermana: de ese mo-
muerte del analista -(¿qué paciente no · les ha hecho tener un do, y. más allá de su ilustración mitológica, de
accidente de auto?) - y evocar así 'nuestros rilodos más comunes desentrañar todo lo que recubre el concepto de 1dent1flcac1on:
de comprender analíticamente lo que se refiere a la muerte. introyección e incorporación, introyección parcial, objeto introyt!C-
Parece, así, que cuando el analista oye pronunciar Ja pala.bra tado aliado al yo o al superyó según los casos, problemas todos
. muerte o la descubre en alguna representación simbólica del dis· que dejaremos momentáneamente de lado .
curso de su paciente, recurre automáticamente a una de Jns tr.es Tampoco nos detendremos en el problema del trabajo
claves siguientes: duelo, al que D. Lagache contribuy6 con un cst.ud10 etnológico
-deseo y temor de la muerte, basodo en la más fiel tradición freudiana,0 lraba¡o del que nos
-identificación con el muerto, promete para un fu tu ro muy próximo el complemento clínico.r.
-representación simbólica de la muerte. En un tercer rubro , por último, podrfamos agrupar todo I?
Luego, según sus gus tos, su humor o la necesidad, interpreta que la experiencia analítica nos ha enseñado acerca de las cq u1-
en uno u otro de estos tres registros con ayuda de una de las tres
claves. Para mayor claridad, retomaré brevemente cada una de S. Freud, Totem et Tabou. Payo1, 1967, pág. 87; cw\ IX. 90:
3 S. i:reud. "Deuil et mélancolie", en M <!tapsychofng1e, Gal11mard, coll.
estas perspectivas.
"Jdées". págs. 147, 174; cw. X. 427-4116.
En primer Jugar, deseo y temor de la muerte, Se trata, printi· t o . Fenichel. La Théorie psycha11nfy1i1111e úes 111h1roscs. PUF, [Hay
palmente, de un deseo de asesinato, deseo de asesinato del padre, versión castellana: La teoría psitOo/lalítica úr las 1111uroi;is. Buenos Aires. Pai-
es decir, de un deseo de matar Después de ttn breve período de dós, 197 l, 4a. cd.)
análi5is, todo el mundo sabe que ha deseado matar a su padre y '· Revue de psycl1011alyse. t938, n• 4. plig. b93.
11 n. Lagachc. "Deuil parhologiqu.:" en La n" 2, l'UI. 1957
92 93
,.
valencias simbólicas de Ja muerte, así, y como ya lo hemos seña- un término de J. Lacan, tenemos allí al cuarto personaje cuya pre·
lado, el silencio. el sueño, la inmovilidad, pero también la otra sencia salta a la vista; se encuentr a extendido, acostado, entera·
orilla, el más allá del río, como toda la iconografía que constituye mente expuesto, cerrado, termin ado, completo: es el único al qui:
e l reino de los muertos o que se relaciona con él: figüras yacentes. se ve en tal desnudez. Es el muerto pero, -precisamente porque
cadáveres más o menos corroídos como nos muestran las esta- se Jo ve extendido y completo, la partida se organiza en función
tuarias de fines del siglo xv. esqueleto, cráneo, hoz, carro. Tam- suya: él está con aquél q ue conduce el juego y los adversarios se
bién podríamos reunir o deslindar todo lo q ue diversos autores sitúan e!! relación con é l, jugando sobre su fuerza o sobre su debili-
expertos anaHzaron en relación con el tema d e los ritos funerarios. dad -ya q ue aunque muerto, las tiene - según q ue el adversario
Pero tampoco es éste el camino que emprenderemos hoy. _ vivo se sitúe antes o después de él.
Dejo de lado estos temas apasionantes si me limito a evocar Pero dejemos aquí el bridge y regresemos junto aJ diváñ.
lo c¡ue ustedes esperaban qui1á ver desarrollar, debido a que me Ese día Jéróme estaba de buen humor y discurría sobre e l
parece, en una paJabra. que en relación con el problema que nos arte y el modo que tenían los ingleses de desembarazarse radical-
ecupa y con excepción de freud, todo el interés de los analistas mente de sus súbditos asesinos: en l nglaten·a se los cuelga. . . Us-
se centró principahnente en el tema de la muerte, como si se tedes conocen los sentimientos que acompañan habitualmente esos
mtcnlase, tematizándola, ocultarla mejor; mientras que lo que nos temas capitales. pero en esta oportunidad Jo que más llama la
proponemos esta noche es reintroducir el problema de Ja muerte. atención a Jérqme es la fórmula q ue pronuncia el juez cuando
tal como se plantea, por ejemplo. en el dicta su sentencia: " ... es condenado a ser colgado del.cuello, has-
Algunos pensarán sin duda que se trata sólo de una querella ta que la muerte sobrevenga".
de ¡jalabras y que el pr.oblema de la muerle puede ser asf ·sólo un Y bien, en mi caso, añade, es como si me hubiesen dicho l1 ll
tema de disertación. Es evidente, per.o, precisamente, lo qite tle- día:
searíamos ev)tar es esa manera de ocultar l!n problema . y, debo · Vi11irás hasta que la m!1erte ·
cqnfesarlo. la dificultad comienza allí.
'. "Tratafi:lo.s.con
todas fuerzas de: Ja mu.erie, eli· J.éróme vive .a_sí, !?ajo e1 peso -de·. ésa :C:9ndéna. Si · en· cierto
" minarla de vida. Hcnios jntenta<lo arrojar sobre ella ·el sentido es evidente que todos viviremos hasta nuestra muerte, de
velo del silencio e. inCJuso, hemos imaginado un proverbio 'el p1en, todas maneras .es curioso seniirsclo recordar así cuando, más bien.
.,
I•
sa e:.10 como en la muer1c' (es decir que no piensa en absolutc desearíamos olvidarlo. Pero más sorprendente aún es oirlo bajo
en ello) .. ", escribe Freud en 1915 7 . forma de un edicto, como si se tratase del propio Adán en el
Fue lambién Frel1d · quien algunos años más tarde mtl'odujo .1ardín del Edén cuando Eva acababa· de comer la manzana. Enton-
un conceplO que la mayor parte de los analistas rl!dujo muy pronto nos dice la ·•Los ojos de ambos se ahl'iet'on y slll-
.a h1 inutilidad de una excrcccnciu teórica que sólo podía pcrturb<lf ptc.ron que 1.:staban desnudos". Y el Eterno en su cólera dijo n,l
una práctica simple y justa. Todavía hoy se encuentran, entre ellos. hombre: "Ganarás el pan con el sudor de tu frenie ... hasta que
los que creen en la pulsión de muerte como se cree en Papá Noel regreses a la tierra. porque de ella fuiste tomado .. '." Adán· Jt:>
por respeto a la fantasía y la obstinación del viejo Fteud. sabía, puesto que D10s Je habfa dicho: "Del fruto del árbol del
Pero llegamos, en este puntQ, más allá de nuestro saber. conocimiento del bien y del mal no comeréfs ni lo tocaréis, bajo
Detengámonos entonces y reafirmémonos sobre nuestros pies pena de muo::rtc':, Ahora bien, ¿por qué Jérome se siente p:1rti-
Volvamos a nuestra experiencia cotidiana. cularmente condef!ado como Adán:
Vivirás hasta que la muerte sobre11enga?
¿,Y por qué. sobre todo. vive así como un condenado a prisión
l lnbía pensado por un momento. ante la sugerencia de uno de
perpetua. expiando su vida hasta la muel'te? Es una ele las pn:-
nuestro!= amigos, en tomar como un tema de análisis dínico In fun-
guntas que me planteé después de tantos otros que se inlct·csai·on
ción del mueno en el bri<lgc. Desistí porque hubiese remido "n()
en el mundo del CJbsesivo.
parecer serio'' en una reumón cientítica y también, debo coníc-
surlo, porque soy un pésimo jugador de bridge. Pero, lo admito, Ciertamente, podríamos encontrar en Jérome, ampliamente dc:-
lo lamento un poco. y::i que. piensen un momento en el valor ejem sarrollado. el tema <le la muerte del padre_ Vivió sus primeros años
bajo el signo de Ja ausencia Jel padre, que luchaba contra los ale-
piar <le esta función del muNtO. indudablemente y paru utilizur
manes. Los mataba para que no lo matasen. riesgo que de todas
maneras corría y que la madre de Jérome temía, como es natural.
· S f1eud, "Considération) actucltci. sur \;i guerre et sur la mort", en
Ess111.1 ele psydumalyse. Pil)'O t. 1970 pág. 25l. El padre regresó de la guerra gaseado, fatigado, disminudo, aunque
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lo suficientemente vivo como para darle tres años después una lo que me servirá como rodeo para proseguir el análisis de la im-
hermanita que nació tan negra como una negra. . . u -otra cosa, placable condena a vivir. . , A •
tanto llamaban la atención sus abundantes cabellos negros. Jérome, Se trata de un sueño muy antiguo, me aclara Jerome, quien me
en algunas ocasiones. hubiese preferido verla muerta y no viva, lo contó con toda la objetividad e indiferencia de un observador
objeto para meter en una caja o quemar, como lo señalaron mu- imparcial. ¿Lo soñó en muchas oportunídades o lo recordó e1n
chas fantasías, antes de que la matase pura y simplemente en su múltiples ocasiones para alimentar sus fantasías? No puede con-
recuerdo, olvidándola; en efecto, la reencontramos sólo después de testarme. _ . .
algunos meses de anáHsjs. Pero lo que recuerda es que el sueño fue anterior o posteno1r
No es menos evidente que Jéróme nunca pudo hacer nada a una visita al departamento de antigüedades egipcias ?el Louvr,e:;
mejor en su crecimiento que asumir la forma, la apariencia y Ja hacía ya mucho tiempo que deseaba poseer una momia. Adem?:s,
voz de su padre, al no haber podido llegar a ser su hiío como, sin la historia egipcia le interesa al igual que todo lo que permita
duda. lo habría deseado: me relata así una escena particularmente aclarar el problema de los orígenes; le gustan los genea-
dramática: tiene 12 6 13 y se trata de un viejo revólver que lógicos, las grandes síntesis históricas; lo que desearta saber con
encontrado; discusión en la mesa. disputa con su padre que exactitud es aquello de lo que él es el término, el producto, el re-
11teralmente se derrumba llorando; desde ese día, Jérome se promete sultado, lamenta no poseer en su familia una gaJeñ_a de anlepa.sados
que nunca volverá a enfrentar a su padre en su vida. cuyos retratos podría observar: entonces, por que no Ramses 11,
Es cierto, por .último, que en eJ transcurso del primer año ya que es de él de quien se trata.
de análisis Jérorne perdió a su padre, quien desde hacía mucho · Evoca también los misteriosos subterráneos de las pirámides,
tiempo atrás morfa de un cáncer; él esper::iba resignado; antici- debemos decir que· le gusta tanto como a los doce .años pase13r
pándolo a veces, la llegada de ese fin, y una vez más. ante el lecho por las catacumbas cr por las g1:utas; con ciudad1és
I! 1 de muerte, se pudo observar cómo había _logrado 1:eprodudr su subterráneas y disfruta la angtlstta de la
0
cuando se en-
imagen: Juºego- el padre· fue enterrado en la bóveda de la cuentra. en. fa ntasía, en alguna· encrucijada donde se
.que nu_estro · "arrcglad9''. . poe9 tiempo· reali· _ .abren." siele - mrsterÍ0$3S. ·. . . . ·. .
'.: .zandq la reducción de los que ·allí• se en- . . . Pero de lo que más- a menudo ·me· ha hablado. es de la so_r-
coniraban. presa y Ja satisfacción qu« lo domina al lu
' en su apariencia humana; testigo de un pasado vert1gmoso. mmo-
No debemos detenernos aquí y apres':!rºar nuestra com;lusión.
r· Por el contrario, quisiera aprovechar esta . ocasión para i'lna-
lizar la actitud de lérome ante el cadáver; como punto centt'al
vil, prQtegida, conservada, la momia es la imagen misma de lo
que perdura. -
En otro sueño, especiíicaba y precisaba así I? q.ue
.
de ese fragmento de observación, me refiriré a un sueño de la ba: en una gruta monumenlal descubre una esplendida. f1gurn ya-
infancia. que me relató en el transcurso de su tercer mes de aná- cente de mármol negro cuya lo maravill:r . Es la
lisis; se trataba· de un sueño -que lo habfa impresionado mucho y imagen misma de la perfección de una forma acabada , dd'n1t111a,
cuyo recuerdo, aparentemente. nunca había perdido. En la cunli- que ignora el tiempo. En otro sueño, por último, ve a un guerre:ro
nuación de la cura tuvimos la oportunidad de volver a él en múl- que ha encontrado Ja protección ideal: se transformó en un hom-
tiples oporrunidades, precisamente como si se tratase de una espe- bre de alquitrán, es decir. recubierto por una armadura. perfecta.
cie de plataforma giratoria, de nudo fundamental que conservará resistente a la acción de la inh!mperie y que. además. llegado el
siempre una parte de irreductible misierio. caso puedt:: &t::r utilizadd 1.-omo un proyectil particularmente mor-
Nos encontramos en una nmplia sala a la que rodea una ga- tífero.
lería cubierta cortada sin dud:J por una loggia; atmósfera de cla- lérome se plantea a menudo el problema del movimiento. Y la
roscuro. Llevado por cuatro hombres, avanza un abierto: imagen de la momia animada por los que la llevan representa en
se distingue con daridac.I y muy próxima una momia perfectamen· forma excelente el movirnicnto pasivo, sufrido globalmente por la
te conservada en sus vendajes, rero, repentinamente, cuando la acción de los otros. Correspondería aquí. evidentemente, que nos
procesión avanza, la 1no111ia se derrite; en el sarcófago sólo hay rrfiramos a Jos movimientos complejos del hombre .en el tren. y,
ahora un líquido rojo y el horror que éste suscita se eclipsa ante sobre todo, del hombre en su auto; cada viaje en auto, me
la certeza de que no es sino el ungüento utilizado para embul- es, al mismo tiempo que la satisfacción de encontrarse en ca¡a
samur el cuerpo. bien cerrada, la posibilidad constantemente presente del
Tal es el sueño de la momia. mortal. Pero nos llevaría demasiado tiempo extendernos aqu1 acerca
Si ustedes lo desean. nos detendremos un poco en este sueño, del complejo motor ele\ hombre y de su motor. Prefiero
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r
la siguiente muy sugestiva que me proporciona Jér6me :
"Yo, para mantenerme, es necesario que girf! a 3.000 revoluciones Pero, atención, Jérome me lo ha dicho, nos encontramos aquí
por minUto". Y cuando dice "para mantenerme" expresa. de ese en los límites de lo innombrable; sólo un delgado saco de piel nos
modo, su preocupación por esa coherencia. esa unidad que estima separa alJá del terror. Es lo que me expresa más claran:iente aún,
en tal medida debido a que teme, en todo momento. disolverse en un sueño más reciente que le!> entrego textualmente stn profun-
dizar su análisis.
en algo no sólo un despedazamiento, sino algo comple-
tamente dJferente. G1rar a 3.000 revoluciones por minuto es real- En el entrepuente de un barco se un hombre qu1!
mente para él uoa eiigencia vital. ya que ese ritmo es el único que va a ser asesinado "porque sabe". Me aleJO para no ver. Me siento
le otorga las apuiencias y las propiedades de un sólido. ..Si me molesto por el hecho de que el cadáver descubierto sin que yo
-detengo un instante, me dice también otro paciente, temo conver- haya dicho nada; su agenda, parecida a quedó entre sus
tirme en polvo", ' 'ese polvc, del que estamos hechos'', añade. cosas. Luego, en Ja bodega del barco, se descubre s11 cadáver hin-
cbado. cubierto de agua y de lodo. Se intenta sacarlo, pero los qui!
Tanto cuando se trata de la coacción del movimiento interno lo 1ransportan se ven entorpecidos por un laberinto de tablas ver-
como de Ja. pasividad de Ja motilidad externa o de su desplazamiento ticales. Lo llevan de un lado a otro de la bodega. Está hinchado,
en el espacio, lo que observo en ese movimiento, al que se considera rígido, ennegrecido, es muy feo y huele muy mal. De un momento
como imagen de Ja vida, es que, en todos los casos es vivido en a otro puede reventar. Imposible escapar. El cadáver nos bloqueu
forma pasiva. '
entre las tablas levantadas. Me siento asqueado y con ganas de vo-
Y así en toda su vida: Jérome vive por procuración: mitar. Me despierto completamente alterado,
Je gusta organizar -por otra parte, ése es su trabajo- animar las
que visita, organizar viajes, puestas en escena. En el centro de ese mundo, encontramos un delgado saco de
piel a pu11i0 de reventar.
dtspuesto a todo siempre que "quede de Ja cosa". Seme-
1ante a Jconéforo, cuya de lá ciudad· encantada 11 he rela- Anota bier., pudimos llegár hasta este puoto -es s_u-.
tado ·en otrá obra', vive sólo en el interior de Jos muros de 5u ciudad pimos· esperar y ho ··c9mprend11nos'.' demasiado en camino. En efec-
Y:su por _lo . teaJ ·es -sagrado·.·." ·oriOas ·del' lago de. to, nos .divertimos durante largas. · i;esione::i. con y _fai}tal-ía!;
..Garda, me· dice un día Jérome; el lugar, sin duda, era admirable. de tniei:nbr.os d!spersos,_ de. man.os y .de pies cortados, de calderas u
pero yo me sentía insensible; créame, más me emociono ante una Jo Petiot y de humo agrio; se trataba, ·l!n t::>O:> casos. de penes
linda tarjeta postal o ante las fotos de mi viaje". cortados por. un padre que él hubiese deseado amenazador. todo
destinado al analista dispuesto a regalarse con el surgimiento de
qué, dirán ustedes, recordamos aquí a propósito -de Jé- ese material· discurríamos acerca de ello cortésmente, correcta·
rome lo que sabemos de todos los obse,sivos: su gusto por las esta- mente. en 5uma. indiferentemente; la angustia no estaba allí.
tuas, sus problemas automovilísticos, o su· forma de tomar sus vaca-
Ella hizo irrupción de un modo completamente difcrence, comcl
ciones con una Leica? PreciS<llllente, debido a también esto lo
sabemos demasiado bien. pueden adivinarlo. nos encontrábam"s ·en el quinto- de análisis
cuando, un día. me habló acerca de la "incomunicabilidad" del
De ese modo, en un día cálido, cuando el aire está inmóvil, las hiato que separa dos cuerpos. Las palabras que utilizamos para ccr
fuentes del parque adormecido parecen ·guirnaldas pintadas; pero, municarnos son sólo vibraciones sonoras: se siente aislado, vacío
tan pronto como sopla un ligero viento, ustedes pensarán por un y frío, amurallado, sin nada verdadero que decir. Sin duda, se ha·
momento que una goma indiscreta esfuma la estructur'a lineal del bía sentido ao.nmovido al ver a su padre enfermo pero no pued{:
dibujo, antes de recordar que esas fuen!es son surtidores. decir nada acerca de esa emoción. Ver a su padre moribundo, m<'
Nada, en efecto, parece más inmóvil que la ciudad de lconé- l-Onfesó más tarde. ver la carne que sufre, aunque ::.ea en películas.
foro o que Jos campos atrinche:-ados y subterráneos de Jérome; oír el grito, ya que no se trata de una pulabra del agonizante que:
las murallas se suceden, las puertas blindadas maniobran con una se queja, le resulra simplemente intolerable. be dín me habló con
precisión de relojería y nada entra que no sea controlado, predige- un 1ono intermedio enire el reportaje y l<t confrsió11, emoción .,
ndo, listo para ser asimilado en ese universo de formas. Es en el ¡¡ decir verdad, pero deseando que. gracias al an:.ifüis pudiera trans-
centro de ese mundo que encontramos el sarcófago como última formarse "en el fondo" para poder acceder. fim1lmente. a la comuni-
caja de piedra; está abierto. se ve la momia. el cadáver que conservó cación; fue s11 única palabra verdadera y fue oida.
Ja apariencia humana , que es bello, tranquilizador, agli!dablemente Ese día, al salir de mi casa. irí:I <i ver a su e::.posa a la que·
cubierto por vendas. acababan de intervenir para consolidarle el n1qu1s; cuando se en·
8
contraba en la avenida. fue literalmente derribado por un dolor atroz
"La fonction imaginaire du doure dans la névrose obsessionnelle". en de vil'ntre, en el centro de sus tripas; ::.e dl:rn,rnbó un bimco.
Eritretiem 1955 éd. de l'Archc, págs. 193-220. .::.ilencioso· todo w ::.c.r está cuestionado ,. durante un br.:ve momento
98 44
cree que va a morir. Luego, superando su dolor, se "desdobla" de nivel del tercer año del ciclo preparatorio de los siete años de esco-
inmediato siguiendo una técnica familiar, aunque en este caso he- laridad del Instituto del Psicoanálisis. alguien les pregunta en re--
roica, y se arrastra hasta la clínica donde se encuentra su mujer. Jaci6n con los mecanismos de defensa:
Lo examinan y el médico _diagnostica una crisis de cólico nefrítico "¿De qué soñ las vendas?"
y admira su coraje. Ningún antecedente, nada en la radiografía. Deberán responder, sin vacilar:
Ninguna secuela. "Las vendas son el objeto de los cuidados qonstantes del obse-
Me relata ese "movimiento de fondo" en la sesión siguiente. sivo víctima del temor a la licuefacción''.
, El terror . Jo un día en una sesión en que casi se Hemos caído nuevamente en Jugares comunes. Hace ya mucho
'1.ab1a adormecido; et ruJdo de una moto que pasa Jo sobresalta; lo tiempo, me dirán ustedes, que Cll.nocemos el horror que le inspira
siente como una fuerza que sale de su Vientre y lo desgarra; evocn al hombre el cadáver de su semejante. Es cierto, y añadiré que Jé-
!os en los que despierta sobresaltado y el pánico que lo rome, sin duda, lo sabía como ustedes antes del análisis, del mismo
invade hasta que logra reagruparse, reencontrarse, resituarse. modo que cualquiera sabe antes de todo análisis que ha tenido cdos
En sus sueños, también, abandonando los temas tradicionales de su hermano y que estuvo apasionadamente enamorado de su
de castración, un féretro que se entreabre, en otros. a su padre madre.
muerto revive por un momento para decirlo: .. ¡Vaya! Eres tú"_ Quizá pensarán. por último, que hubiésemos podido abordar
. Y, .como ya he señalado, Jérome no era "impre- el problema de la muerte a través de un sesgo diferente al del
; sin vacilaciones, se había sacrificado para hacer las re- cadáver. Es posible, pero .11or mi parte, no tengo ninguna certez::i1 y,
ducciones de los cue!'pos del sepulcro de su familia. Un cadáver de todas maneras, debemos admitir que ése es el camino por el que
es sólo una cosa, un objeto com!) cualquier otro, me dice. Los ca- Jérome nos condujo en su
dáveres intactos o reducidos a polvQ, poco le importan. mientras que En el punto en el que nos en_contramcis, un problema: ·
lo que litei:almente le insoportable son. las etapas intermedias. saber por qué .este horrQ1'. de. Ja descomposición del c¡¡dáver, que
su caw¡-verio vfo algunos cadáveres congelados· que· eran parece un' sentimiento tan natural y comúi:i •. se encuentra en este
¡1 como tabl¡:¡s: me dejaba frío". comentó. . · ·· ·caso,· irwes.tido sin· duda· coñ una. ·función particular .er:i el· mideo
. . .P.erp ·situación .que. imagina es: l'a de e'ncontrarse de las fantasías de féróme. en el centro "de· l?u·aná.hsis. Por·el-mo-
.f; , ·' . al abrir un placard, ante una cosa informe; un mento dejaremos abie1 to este problema. ya que lo que nos ínte- ·
ob1eto no identificado, que lo sorprende a uno antes resaba mostrar con este fragmento clínico es el terror que domina
de poder des1gnar!o como cadáver: podría. añade ver una pirámide al que se siente a "vivir hasta que la ¡nuertc sobre-
de ellos. a plena luz shr em.ocionarse, pero debe evitar a toda costa venga". ·
d_est:ubm uno s?Jo en un sótano (por supuesto) bajo el haz de su En su análisis de .. lo síniestro", Freud nos recuerdB' que ese
lampara, cosa sm nombre de forma incierta. . ttnor es muy similar á la angustia; en ese sentido, debemos admitir .
Estos temas no son agradables, lo acepto y ustedes me perdo- que en la bibliografía analítica ºse ha dejado aparenteroen e de lado
narán por haber citado textualmente a Téróme. ¡La clínica, de la la angustia fundamental de la muerte en beneficie> de la angusfr:1
que somos can golosos, tiene esas exigencias! "original" del· trauma de nacimiento.
. Nos encontramos, efectivamente, allí ante los perfumes con re- Hemos deslindado así una imagen formadora ..polo de atrac-
fleJOS de purpura que sirvieron para embalsamar a Ramsés IJ ción o de repulsión, que Jéróme nos revela como un nudo di! su
Los dis-pensaré de imágenes aun más crudas después de rela- El analista puede suponer con pertinencia que esa . se .!n-
tarle:. el dei-.censo de un tranv1a en cuyo pisó y cuentra predestinada al mismo destino que la momia, descubie·rta,
se Nsbalo, no con aquello en Jo que ustedes piensan sino con una expuesta, y luego disuelta. Pero, por el momento. ella se
especie <.le montón de tripas que recordaba también. un feto ma- 'rllf. expuesta ante nosotros; apro:vcchémoi,)o.
cerado . . detengámonos aquí. Retomemos por un momento t] tema familiar de la fi¡,:ura
.. mejor, ahora, lo que rodean las forti- yacen te que recubre Ja tt1mba; las masas de piedra son enormes '! el
de la ciudad y las puertas blindadas de las galerías sub- todo estú tallado en grandes monolitos; aquí la tumba está totalmente
terraneas. Ya que, en efecto. no es quizá /uera de los muros donde cerrada; lodo ello se encuentra en una gruta a la que se llev a
se e!1cuentra fo amenaza de u11a criatura plena de alracti11os o de través de un subterráneo que se inicia en un terreno baldío cubi1e1to
un 11.1ez con grandes tijeras . . Todo ese montón de piedras evoca de residuos. jérome asocia en cierto modo e<;e sueño con el recuerdo
efectivamente la sepultura.
de una cólera incomprensible que lo dominó cuando, por un instante,
(rltimo, para expresarnos en una fórmula breve, y, quizás. se le prolnbió llegar al altor de una virgen negra que se encuemoa
algo m1hfar, recuerden que si un día, en el examen oral deJ segundo en una cripla bajo el coro de una catedral
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r - 1
Su sueño sin duda . es el de ser estructurado como esa tumba: términos "cómo quiere que salga de esto: soy como
en efecto, nada puede proteger con mayor seguridad . la inquietante ese hombre qu.e no puede encontrar sus anteojos porque sin ellos
fragilidad del "saco de piel." al que se s!ente reducido algunas no,, ve. . Es. que el que Jos tiene sobre la nanz tampoco los
oportunidades, cuando. al igual que. _Adan, ve. que esta desnudo. ve ; o tamb1en, comentando su espera: "Soy como un ciego que
Cáscara de alquitrán o cuerpo petnf1cado, recmto cerrado de antes de recuperar la vista quisiera saber lo que va a ver".
cautiverio o sala subterránea, intimidad del cuarto o del consultono .. En otras ocasiones, por último. se expresa como un filósofo:
del analista. tumba. mausoleo. 1:.atedral construida sobre una cripta. qu1S1era,. a todo. rr:cuperar LA POS!Bll! DAD de utilizar todas
nunca nada será lo suficientemente pesado, lo suficientemente her- mis pos:btltdades.
mético, lo suficientemente bien estructurado como para ocultar lo Qui:á t_enga , oportunidad en otra reunión de exE_oner en
que no se debe ver. corno para impedir que no se difunda lo que forma mas s1stema11ca el caso de Jéróme y su feliz e\olución· pero
debe ser conservado y escondido. De ese modo, Jérome se acuesta por.. _Y limitándome al tema central de la muerte expresa.do en
en mi diván junto con su tumba. Cuando la entreabre para el __ v1viras hasta que la muerte sobrevenga", detendré mi relato
de ultratumba. al parecer tiene sólo una ambición, la de persuadir- ehmco deseo de reencontrar la posibilidad de utilizar todas
sus pos1b1ltdades.
me de que esas Jérome tiene el mérito de proponer
La suerte está echada.
la d: Jo posible en nuestra experiencia analítica y siguién·
¿No está acaso ya en la tumba? ... o casi, apn!>iunado que la dolo a el dire, de buena gana, que se puede concebir la estructura
muerte sobrevenga. Me dice, constantemente, que no · uene futuro, obsesiva como rechazo reiterado de la posibilidad tí/tima de .m pro·
sino un pasado que debe ''liquidar". un retraso que debe pia muerte..
esci'.1chenlo: "Me gustaria estnr al día alguna vez; me gustana hqu1· Lo. que eq·u1vale a una falsa aceptación antic1pf>da qlle intenta
dar todos· los ex¡)ediemes qu_c se a mi para_ al _que la soporta en algo ya terminado ·
der. finalmente, respirar; éuan<l<? lo log<O, angustia me ·dornm1.1 .. · Sin duda alguna,· retomar aquí nuestro epígrafe
· .y· teng9 que iniciar muy _proryto. otra f!"e. ag9to . Para sus los obsesivos :iAtcs _que na!
intentando ·rcéupe.rar 1ni ·1:c\raso. _que el _que ·ya <l_a. la pos1bl11dad -<)e lá muerte" y comprenderla sobre .Ja base de
deberfa ·estar te1 minado. No tengo tiempo libre: .para mi no hay .do- esta. n:ílc.\.1Ón de Freud· "'Nuestro inconsdeme ·no cree en la
mingos". . pos1b1hdad de su muerte", ya que i!l inconsciente. añade, v volvere-
Es indudable tanto si se trata de identificación como s1 no es mos sobre esto ignora la ·
qut! lérórne estar ya muerto y. sobre todo, que vÍl'e 1.omo Finalmente sería la para me<litar en términO's
si ya estuviese muerto. · .. .acerca de ·nues1ra posibilidad , propia,
Es el término de una no puede tener h1JOl). e::. la cul· insuperable", posibilidad qUl: precisamente, la de
mi nación, la conclusión, yc.1 tenninaclu. no 'hay. porvenir para Y lo l<1 1mpos1b1hdad de la existencia como tal ''i lo que puede re$umirse
que le queda por vivir está ya ocupado por que debe en palabras:
por expedientes que debe clasificar. por que debe posibilidad de mi muerte me revela mi posible imposibili-
por problemas que debe poner di d1a; en los via¡es todo a1 regla- dad e mclu:.o lél posible imposibilidad de toda existencia humana
do de antemano y sólo se· siente vivir un poco cuando via1a en <1t1to, en_ Quiz<1 piensen _que abandonamos aquí el marco de una
de noche, cuando descubre en d campo de sus faros una ruta que s:ma. Fs . . posible. Pero por medio de estas consideraciones
·se abre siempre a nuevos peligros mortaks . . . un poco como el excernamcnl\. breves intentaba introducirlo::. en el nivel de un<t
análisis. verdadera dimensión del problema tic lo posible o de la muerte en
lconéforo, más categóricamente :_.iún que lér?me, afirt"!1ab<i. por el ob!iei.ivo.
su parte, que "la suerte está echada", que su universo cst:l ccrrsdo
terminado, definitivamente cen..ndu y organizado. que para el_ 1es_Lo
es demasiado tarde y que. por 0tra parte no hay nada que :m¡,¡J1r:
les había no ahora lrnt.:cr nada mej01'
y terminaba diciendo: "y todo". qm situar unn _vez mas el problema que mtentamos abordar. Sabe·
Felizmente todos saben que su presencia en el divan nfirnw
-oh con mucÍw discreción- lo contrario. y nos significa. el.: Lst mos que a traves de los se nos plantean interrogantes.
que una pucrra queJ<i abierta y que todn ello 110 el' mils que Compararé entonces el sueño de lérumc cun la fantasía de Isa·
bcllc como lo adivinan. es una histérica. Ln pregunta angustio·
un llnmaJo para qukn sepa oírlo. ;,a, casi insoportable surge en lsabelle. en el límile de u11 sentimiento
Par;i i.lecinnc deseo y su temor. lérome se cxpn..:.a wrnbién
<le otro modo. ¡¡tJcmib Je imágenes automovilísticas. en de dt:spe en una cxtra11;;i cxpe1i1.ncia ccnesté·
\03
sica: ella es como una serpentina coloreada, de que en .la d.ecidido admitir. sólo qos pulsiones fundamentales, el Eros y la pull-
fiesta del día anterior desarrolló en guirnaldas al arro1ar confettis; s16n de destrucción . .. La meta de Eros es unidades cada
pero en lugarlde desenrollar-el disco, se lo aprieta e n .su centro Y él vez ma.yores para conservarlas; la meta de la otra pulsión, por d
se convierte en un cono frágil, pico o cráter que se amma ahora con contrano, es la de romper todas las relaciones, destruir todas las
un movimiento de vaivén al mismo tiempo que Ja angustia la su- cosas. derecho a pens.ar que la meta final de la pulsión de
merge. La serpentina de Üna noche, papel frágil y coloreado plantea, destrucc1on es llevar lo que v1Ve al estado inorgánico· por ello la
en hueco o en relieve, la pregunta de Tsabelle. . designamos: pulsión de muerte" ' '
Totalmente diferentes, las vendas de Jérome: es su n;o1D1a. . he citado texto de Freud tomado del Compendio; pro-
Llámame "roa rnie" le decía a los cuatro años..a su madre apretandose sigue: ... La analogia de nuestras dos pulsiones fundamentales nos
contra su seno llámame "ma mie" (literalmente: mi amiga) Y seré a la regi6!1 de lo inorgánico hasta el par contrastado que allí
feliz: y para que dure la felicidad de "ma mie" se hizo el muerto rema: la atracción y la repulsión"; en una nota añade que Empédo-
de ''ma míe" y momia (momie). _ cles de Agrigento "ya habría adoptado esta forma de considerar las
Sin duda, todos saben que en el diccionario de los suenos, la fuerzas fundamentales o pulsiones, opinión contra la que tantos ana-
momia puede significar también evocar de las listas se rebelan aún".
circuncisiones tardías; pero ese sentido Jo en He ci.tado es.te t:xfo un rudo de 1938 en lugar de otms,
el caso de Víctor, un histérico cuyo padre habta v1V1do freud1anos, s1 as1 decirse, de los años 1920-192 1. porque
meses en una cáscara de yeso y que,-a los siete años, fue una que diez y ocho años de lucha contra tantos ana-
al mismo tiempo que su hermano delante de la madre, la viuda in- hstas no h1c1eron más que consolidar.
consolable. Toda la historia del análisis lo .demuestra: "Para encontrar un
:No creo que la momia de Jérome, que .con ,dificultades Eros no tenemos la menor dificultad (cito a Freud');
encierra en sus vendas oleadas· de angustia sea el equivalente por el contrano, nos .contentamos ya con poder encarar Ja tendencia
vendaje de Víctor Y,,. ?eg(tn <:reo, todo. la distingue de. la ·serpentina a la· a la que el odió aóré camino, como repteseñtante
·de ··1sab.elle. . '. · . · : · · · · · · · .' · · · · · . · · :· : . de_ la ·.Pulsión mt1erte. qe la es muy .d ifícil hace·rse .una ·idea
En efedo, la pregunta. plni1tea· JsabeHé; en huecó o. en mas o .menos concreta '.>. 11 : • • • • • • • • • • •
relieve. desplegando toda su angustia, puede formularse en nuestro · Ahora bien, me parece que 1éréime nos precisa;nen;e, a·
1 .
1 hacemos una idea más o menos concreta de la pulsión de muerte y
sobrio lenguaje:
¿SOY. hombre o de su papel en Ja dinámica de Ja neurosis obsesiva.
Cuando a su gusto se cadaveriza, ct1ando se aisla y se protege,
La pregunta que nos plantea Jérome conteniendo. a penás se anuJa o se fragmenta en múltiples miembros u osamentás, ¿no nos
su terror entre ·Ja figura yacente de mármol y el hqmdo informe mu.estra, acaso, Ja fuerza que lo hace tender a Ja estabilidad de lo
podría articularse así: inorgánicó bajo el aspecto de la figura yacente de mármol o de
¿Estoy mue;to o vivo? más incierro. de la "momie de ma míe" (liter.: momia de mi
1
Pueden ver, creo, que mientras lsabelle habla de. su sexo, Jé- amiga)? [T.]. No necesita en absoluto una mayor unidad que . ta
suya, ya que, como piedra, ella se conservará.
·¡ rome, por su parte. habla de su existencia como lo obsei:vó J••Lac:an:
Si )érome se ve como figura yacente o momia, es también de-
en íorma general err lo referente al histérico y al He aqu1
en boca de Jsabclle o de Jfrome, <los grandes mteh:ogan- bido a que se quiere perdurable y, por qué no, eterno. El tiempo es·
tes que, como ellos, muchos otros pacientes noi: plantean: para él como el paisa¡e que pudo contemplar durante sus vacaciones:
"¿Soy ho111bre o mujer?" lo v_e verdaderamente y goza cuando mira la foto que tomó;
'lSJ , no vive en el presente, y lo repite constantemente, sino que lo
"¿Soy objeto o sujeto?"
Son interrogantes o, si lo prefieren. sín!omas. que hace es medir el tiempo; en ese sentido, ustedes comprenden que
esenciales de Ja fo1·maci6n del síntoma neuróuco han sido estudiados el .pasado es de más fácil manejo que el futuro que, por otra pa1rte.
desde hace mucho tiempo y, espero. establecidos en forma existe apenas como tal. Es indudable que su muerte no detendd
El síntoma sena el sismo de una fuerza pulsional que no ha sido sa· en nada el tiempo cronométrico y eso es lo que le importa. Es ver-
ciada y el sustituto de su satisfacción adecuada". afirma Freud al dade.ramente un tiempo espacializado el que mantiene la prórroga de
de / 11hibición. síntoma y angustia. l,a como marco, para el cual la muerte es sólo un mojón
¡,Cuáles &on estas íuerzas pulsionales que pueden qt1edar insa- fronterizo ya virtualmente alcanzado.
tisfechas?
9
s_Frcud, "Le Moi Cl le Ca", en Essais di! psyc/1anolyse. Payot. 1970.
" Después de muchas vacilaciones y tergiversaciones. hemos pág. 213.
105
1
1 la representación
.d d del mundo en el que no ha b na
. nac1'do l Pero en
Los amores eremos, más fuertes que la muerte, surgen también
rea 1J a -pregunta repentinamente- ha n .d . ,
en ese medio y en ese espacio. No podemos dejar de evocar aquí ¿Advino realmente a la vid:i? aci o realmente hoy?
la posición religiosa que, como sabemos, se asemeja en más de un
Nos encontramos nuevament b -
aspecto a la neurosis obsesiva. - borde de la pirámide o . e en e1 um _ral del laberinto, al
El temor de la muerte se encuentra en su horizonte común. Si reciente, es como el· recurrir_ª una imagen más
en Totem et Tabou, Frcud insiste sobre todo en el "no matarás". que menores detalles Jos planos deq la y en sus
responde a algún deseo "natural'', es posible considerarlas a ambas mente lo que puede hacer para l . f que ase ta: sabe exacta·
como dos formas de ac;omodar la muerte para convertirla en nada vilizado como una estatua . Las pu s1ones
ar ... Pero permanece
de muerte · ·1· inmo-•
más que el fin cle una etapa en una aventura que debe proseguir a un general en el lugar en 1 mmov1 izan as1 -
más allá. al ucto/utaque (actaque). e que se encuentra. impidiéndole pasar
Para Jérome, el tiempo cronométrico de su vida ya está colma·
Esta pregunta fundamental de J• 0 1
do: sólo le resta liquidar las tareas acumuladas, lo que no puede que la acompaña nos sitúa una er Y a angustia "cósmica"
darle respiro alguno; como el que se siente cerca de su fin, pone bajo una luz quizá más viva, vez mas la pregunta del obsesivo,
orden en su vida, indefinidamente. En más de una oportunidad, lé·
róme nos señala en forma absolutamente clara que ese mundo espa- Ser o no ser.
cializa<lo, rigurosamente ordenado es el mismo que sostiene. extien- 1érome no era aeneral. · d
de, soporta y constituye su propio cuerpo, como las pi1·ámides con- era un buen militar·"' tenía estamente., subteniente, pero
tienen las momias; estoy absolutamente persuadido ele que esa quizás en demasía ; . .d. comprendia a sus hombres,
espacialización del tiempo, esa especie de congelumiento del' /utwo fue un prisionero· t: p1.op1a I?mante cinco años
se, debe. parcial.mente. a las pulsiones de muerte; y ustedes com·prcn- y c.;onfer.enéias huir: orlgbanizaba gru-
derán". 'finalmente. qu·e en· un· rne<lio semejante, los ·Pt:ocesos de vapor . . . · . ' · una· pa a ·ro, a todo
adquieren. a stt vez .u!1a rigidez Cl1Yl! nni- · . .Pero'un
. . dfá. en .un. gra n d ·den, ']'A'· cl·ome fue· libe d . . . . .
macíón se origina sólo en un pctpetuo juego dé espejos. · bundeó <lurantc ·un l!empo sobre lás rutas· b .dra. o y
Detalle 1lamnt1vo: ·lérOme. t¡ue vive· así en una· gran neerópofü organizado D{ d en usca e un centro
e ese o10 o. tuvo un encuentro terrorífico· en 1 . .
y se "ocupa de medir u ordennr todo lo viviente que se le puede· ruta. )'len sentido inverso, un hombre se le acercaba·
. presentar, tiene una gran preocupación: qui('.re revitalizar la:i pr<Íl"· ':.pecto d.e ':\ll um'forme no' perm1'11·"
·'ete m· m1 itai.
. pero lo heteroaéneo
e
ticas religiosas: lucha coptra la e:;clerosis <le tin ·sector tld clero. u r mar s1 se trataba de un amigo o d . ••.
participa en la renovación lit1.'.Jrgil:a, milita -en el plano social: :;e lb·aba un poco de comida Y 'I e un . enemigo . Jérome
I '.· . • un revo ver: el otro hombre t b'.
trata, al menos. de in{undir vida a los otros, de aprovecharlos un
poco por procuración, un poco como. la imagen es suya. el director en torbellino: disminuye el
su el campo. ee t _otdro .se acerca, parece vacilar también; a
de un teatro de marionetas. . :. a es1erto ¿cómo es su ? h'
Algunos se sorprenden . todavía. de que los análisis de obsesi- ¿Tiene aspecto humano? Est. .. rostro : trsuto.
vos sea11 largos. ¿cómo podría ser de otru mo<lo? Ellos están ya en la boca; es alemán y se. apenas. el ?tro abre
la eternidad del movimiento perpetuo. Y cada .uno continúa su camino. Están quiere. n_ada
Les dije que 1éromt.: orden en su vi<la -y el aná· lo domina el terror; piensa: seguro que va a d.. p as y a Jerome
lisis, según él, debería avudurlo- para que todo. finalmente esté denuncie, par:i robarme mi ro ºa . . tsparar. para que no Jo
vuelta ni '1 correr E p • m1. comida; no se atreve ni a darse
bien acomodado Pero tk:sde lo::. diez años. aproximadamente. lo e ' • • spcra y camilla ...
riturmcnla un intcrrop.;antc: ya t'n csn época temía morir de ncwl1e e Es así qu
totslm1:.nte ¡e1ome,
· tota¡mente solo. encuentra a un hombre·
intentaba imaginar de qué 111000 el mun<lo seguirí::i "girando" .,,¡n
él; surgían. de ese modo intenninables fant::isías deliciosaml!nlc S. 1 U""O c., . sono
· - ' mue fJ as veces con ese epif.odio, del siauien1e modo
sin cmbnrgo. n l!llns se le nñndi<1. Je inmediato. una frente a una gran bestia hirsuta y n la
pregunta: roi.:n e Van a pelear; de acuerdo, hasta Ja muerte pe-
¿) si 110 m1cido? . · · en 1011ia De acuerdo dcc'a '
que Jo amennzab:i con su eª unt alemán
¡,Si no hubiese nnciclu; :ií 110 huhil!sC tenido tm cuerpo v onn amablemente s' · ' ma cs. pero
frwma solidez y l:Onsistencin· !> i no lwbil!SC sido qLtC un ese Cl1t'l1Cl1tr; y en otra persecución que le recordaba
un IÍQt1i<k) 'in forma? l,¡i an11ustin. entonces c:c 8l:Cn- de ,t:ókra ni'c 1111?1 mbe a<lsustaba su arma. sino su rostro, cuva
1: <J a e espanto. ·
111r1bn y el lo Jominaba : 111.tncn podía pn..fondirir
107
,r - - - -r -
Jérome, en esa ruta, había descubierto, sin duda, que i:!taba .. <.Peto, en realidad, hacer el balance de qué? . 0 1
om111dos o de los interrogantes abiertos? . <, e os problemas
solo, muy desprovisto y que no había podido llevar su tumba.
Es sin duda horrible ver cómo se Licua un cadáver a través de Los hice visitar el cantero y 1 · 1 é h. .
Les he hablado de la-muerte, del re at obsesivos.
un ataúd abierto, pero para JérOme no es menos pavoroso ver un
negación; han visto cocodrilos mom'a po.' pos1b1hdad y de la
hombre vivo cuando él mismo está fuera de su tumba. Quizás era necesario ui , ' s, es y fetos macerados.
¡Hace falta decirles que nunca pude llevar a Jérome a campo que nos habla Freud y leara sacrtledgo ese velo del
abierto para encontrarme con él en la situación privilegiada en la muerte e s1lenc10 -
que ya no hablaba de ultratumba sino que callaba realmente! Sa lgamos del desorden de los . ..
otro lado de las candilejas. _ camannes Y ubiquémonos del
Creo que disponemos allí del bosquejo figurado de una teoria de
las relaciones del obsesivo con su semejante que, a la espera de que Bajemos el telón.
alguien la profundice, puede resumirse en algunas imágenes; he aquí y ahora, esperando que se vuelv 1
pectáculo que se les ha prometido a a evantar .un día en el es-
tres situaciones que llegado el caso pueden guiar nuestra práctica:
sobre su tela lo que se prepara del ¿trqule dno han visto'. dibujaremos
La primera: )ér8me nos habla "en diferido" -de acuerdo con que resume el drama que se está a º<luna de alegoría
una expresión que no le pertenece- desde el interior de su pirá-
mide. Inútil responderle "en directo'', sólo recibe, también, en di-
hemos pintado: ayan ° ···
lmagmen lo que
ferido.
La segunda: Jéróme lo transforma a u'n o en tronco de árbol Edipo; en la encruci¡'ada de los caminos,
· hace fa Es/inge.
muerto, entreabre las tablas de su ataúd y les habla. pero con la
condición· de que se hagan los muertos. Si hablan. la prisió'n se
·vuelve a
....'•1¡, .
.
tercer'!': .ustedes sé encuenrran íreme a ·frente, es.. decir que.
.. '. ·· P'?l' casualidad,· .-él olvida cerra1; su-. cu·ando .responden .al
. ..•1 F.n. ese caso. tanibién. de nada ·sirve ya.
que es ''en broma", no es ''en serio".
Estas tres _imágenes son quizás algo simples, pero atenuaré su
excesivo rigor con otro sueño en el que condensaba en pocas
imágenes aquello de lo que se trataba: es también· una antigua pesa-
dilla: mata a alguien, afectuosamente. agarrándolo por el cuello y
pegándole en· el cráneo. Pero el otro no termina de morir y, cuando
su situación es ya bastante mala. pide que se le deje vivir .. . ¿Es
demasiado tarde?
Nuestras reglas técnicas podrían formularse a menudo en cua-
dros de este tipo. Así, querría recordarles bajo e::. te pretexto técnico
la excelente fantasía del cocodrilo que les relaté al comienzo. lo que
me permitiría decir que, y "en lo concreto" de In
sesión, si el obsesivo puede estar muerto, el analista. por su parte,
10
como lo recuerda Lacan en su discurso de Viena, se hace el muerto
y al nctuar de ese modo, y sabiéndolo, que utiliza la técnica
correcta con el obsesivo y le permite. de ese modo. levantar la tapa
de su tumba y arriesgar una mirada antes de arriesgar unu palabr«.
Ha llegado el momento. creo. de hacer un balance y de ronsi-
derar una última vez nuestro discurso antes de que se deslice a los
abismos de un silencio reflexivo, para florecer o disolverse en él.
111 "Lu chosc írcudicnne". en éd. du Seuil. 196ó, p.igs 401-4i ti,
t "º
-
que no sea él quien tenga que decidir. Se reserva sófo el privilegio
2 PHI LON O EL OBSES IVO Y SU DESEO ' de exponer - a quien quiera escucharlo-- su duda y, sobre todo.
el de impugnar, anular Ja decisión del otro. Junto con la de ser ama-
Desde que una joven apasionada Y do y la de llegar al fracaso, es una de sus tres grandes pasiones.
santificó mis labios (ya que toda consagración
las encierra a ambas) evité con su- De una larga observación. reproduciremos aquí sólo un extracto
perstición abrazar a ninguna, por miedo a e¡cr- literal de sesión: se relaciona con el vínculo que une a Philon con su
ccr sobre ella alguna iníluencia íatal. madre.
Goethe. D1chtu11g und IVarheit.
t. Phi Ion había odiado a su padre, deseado compartir el lecho
Un velo. tan transparente como parece separar de su madre, tenido celos de sus hermanos? Sí, sin duda. Pero el
al sujeto obsesivo del objeto de su deseo. sea el. análisis se hizo más arduo cuando se trató de determinar de qué
con que se to designa . muro de luz, de o <le ra, lo forma, en particular.
siente y nos Jo dice como una cáscara de v1dr10 que lo aisla de la ¿Me equivoco al considerar que los e1emento5 del complejo de
Edipo se han convertido ya en "ideas recibidas"? Podemos observar
realidad. - b la nunca·
Pasa1a. , una no1.:he con la que ama sin 1ograr a razar .• que, incluso fuera de los círculos psiquiátricos. el deseo del niño
¡ , -· u talle sus
su roano más pesada que una roca. no ograra cemr s • 1 por su madre, de la niña por su padre, y las rivalidades correlativas
• á h
labios habladores no llegar n asta os
¡ de ella.. si ' por ventura. a, de 1.:sas pasiones, son invocadas como argumentos y no ya como pro-
, modo d encante se desvanece y su deseo se apaga blemas. · .
toma de a1gun ' 1 • te ·pone allí
1
·de inmediato, Más. dcspiu<laclo que -un n:u1·0.. 0 . qt'.e se b ' . . y embargo! si nos tomam9s . el trabajo de detenernos en esa .
es wz sortilegio. En el 9bses1vo, unida al o idea at'm ayer nueva que .es la dél deseo del niño por su madre, no
mos ·siemprt: lá n)aldición que
. . . 1
nuestro
1· b
el Je had a
abismal que consaara. 1,o
.. cabe nii1guna.tlnda _de que· surgirán •in\erroga'ntcs, los mismos que. én
buena o ·mala segu¡:amente a pa a ra. 'I"' . . historíéaS. invocaban los. que gritaban escandnli!=ados. ·
·. re sin tluda en el ca::.u del obsesionado y er. e es pm-h El uso es cierto, absorbió esta idea · y la adaptó muy pronto a .
mismo ocur . .. - d 1 deseo en la
ble observar, en forma aun más evidente. 1a t las e'(igencias de la expansión de un comercio intelectual cada vez
oalabra petrific<1da del síntoma. gel de sort1leg10._ . -ó al "tipo mas aLtivo. "El apego hacia la madre" se eom irtió en la forma
. Pero limitaremos aquí el campo de en "-U conceptua 1 decente. Surgida de esta evolución; la idea es cómoda y
que e:> el ubscsil'o. ya conocido por. su _caracter Y o ;e- la utiliza a discreción. El homose:--ual, como sabemos,
mundo, modelo perfecto: podríamos decir del hombre t:n su p 'apegildo·· .tJ su madre, el esquizofrénico .lo es1á en demnsía, el ob·
maturación esencial· - · de sus seme- . sesivo lo estuvo en forma desmedida, el perverso -con excesiva
Así nadn distingue ordinariamente a Pht1on a OJOS f t 1 precocidaJ y así sucesivamente. Pocas son los historias de enfermos
• d d e; nteran de que recuen a a
en las que. por su exceso o su defecto, por positivo o negativo. no se
en e un ejemplo de equilibrio?"
invoque 't.:1 apego hacia la madre'.
ps1coanahl>ta. t. Cómo t:S pos1Tb, ado Y se abrigaban grandes espe·
Es cierto, Ph1lon parec.:e equt t r . - o· . oco Me reflexionando acerca del poder de fascinación
Soltero tiene alrededor de treinta anos. ne muy p de las ideas nuevas y de las ya aceptadas cuanc.lo Philon. hace pocos
ranzas en e · , · f ragmcnto de su
de su historia, pese u que eleg1 re 1atar aqu1 un dios, me volvió a decir que no lograba romper e<.e apego hacia su
discurso. f . ., J ··neo hiiºus· padr.cs murieron madre cuyo marca volvía a encontrar a nivel de un mtcnto amoroso.
E ' l te ·ero de una ami 1ta e c1 - . 1 d Mi oído. el verdadero, se abrió.
s r.c . - des ués del otro con pClco 1!1lcrva o
hat:e casi 4t11ncc.: anos. uno 1 d be. qué hacer en l:t vida, y. para Sin duda, Philon sabia desde hacia mucho tkmpo, y mucho
diferencia. Su es \as alternativas ante las que es .mtes de comenzar un análisis, que lil intcrrognci611 acerca de su
reconocerlo. basta :on y su más tierna c<lad. repite vocación religiosa caracteriza a los que no han logrado resolver
posible detenerse l>ITI eleg11_ nunca. a el 'uego de palahras no un excer.ivo apego hacia la persona de su madre. Ahorn bien, puesto
cit.: buen grado. para un poco - . J se ha mo<lific.ido: que el problema, aparentemente, estaha rcsueltu por ese saber, él,
sabía sobre qué :seno 111_clltnarlse: óla siempn: prácticamente, ya no lo planteaba, se limitaba a lo sumo a invocarlo,
cnseñunza o el petro eo as r 1.:omo <irgumento o como explicación
. - . ·I Gr u e de r évolution el Pero ese día no me pareció que as1 fu ese y le devolví. con tono
• Conícrcn..:aa c:n e '·º. P , - , l Tvolurion psvchrutrt • in1crrogativo: "¿ Apego?" "S1, continuó me refiero al cankter pn·
25 de: no\·icmbte de ' publ!cada_ pur \C7 .1. • • •
que. éd . Privm Di<licr, n• >. ¡q-,q, P3 1!5 · .)S.)·411
11 1
--=
ferencia. Desde un punto de vista de estricta técnica analítica, con-
li 6 con mi madre". La idea de vendría subrayar y analizar principalmente la exclamación del co-
vilegiado, de todo que me . g . ta. "¿Cómo se anudó esa h- mienzo; sin embargo, nuestro objetivo no es aquí esta preocupación
mc agradó y prectsé asi mi pregun · técnica. Por el momento, nos detendremos en mayor medida en el
gazón?'.. • - desarrolló mi pregunta. La transcribí ·"contenido" de este fragmento, en Ja medida en la que articula en
Esta es la secuencia que 'ó l haber sido alertado por una forma relativamente clara y accesible para todos Jo que llamaré
extemporánea.mente, de silencio; vacila en abara el complejo nodal del obsesivo.
exclamación mtroductona. co ' \ se disculpa con una y Como la mayor parte de los obsesivos, Philon fue el hijo pre-
decirme lo que acaba de surgir en e • ferido de su madre. Ello le permite conservar, a través de todas la.s
dice, casi de inmediat.o: I" r comme si fª te regardait] . dificultades de su vida , una inquebrantable y secreta confianza que::
'"Mierda como s1 fuese asunto tuy? -t • , . "Comienza nada puede alterar real.mente. Es el lugar paradisíaco de muchas
E'n boca' de Philon. es poco habitual. Y. en su mi-
con la mirada; es como un
ª
comunión una s1m ios1 . '
d '. ada Es como si hubiese en·
fantasías, Ja residencia maravillosa de los viajes imaginarios, el san-
tuario que se encuentra en el centro de las murallas fortificadas, qu1e
rada hay algo as{ segun a no .encontraba en mi padre. no puede ser violado sin riesgo de muerte. Es la nostalgia de una
contrado en mí la de
10 .qu Se trataba de un acuerdo felicidad indecible, d e un goce excepcional y perfecto. Hace falta
Como si yo te hubiese sido oecesano . . . . . a Se me ocurre la realmente haber cometido algún delito para estar hoy definitivai-
secreto, de una complicidad, de una conmvenc1 . mente desterrado de ese universo que yace en el cenn·o de la ros1a
palabra: intimidad secreta. b 1 moción- se trata. sobre todo, mítica.
"Pero -y su voz se tur a por a e ¿Quién es Phi\on? Un sujeto predestinado, distinguido de sus
. d den.J por ambas partes. .
<le una re1ac1 6n ver a . , ·a ídea de vocación habia semejantes. de sus hermanos por ·algún signo de l des tino, tanto para
"En la medida en que yo la •;s tanto ella como yo com- su' desgracia como para su fel ic idad. Como lo. escribe Goethe, él es
sido en cierto modo e ª· nto la debilitó._ lueg,0, no -=-en ciérto sentido--· un favotito de los dioses. De ese modo·, y
1 1.,...,, prendíamos su ·lócura.
0 1
ª
bqute d 7 . Sintió que
su h ijo estaba secretamente, se reconoce el obsesivo: Philon no es una excepcióni .
fue esa carta en la que Y9 ctJest10.n.a ª· o o" l . . : .. -. . ·¿ Qué s!, a"
perdido2" ·. · . · ·. ·a señala;· sutih\1 énte. cÓn ·su tono astucia o alguna malicia . c9nio las. que se .suelen ·describir en los
. . Se delienc !liqmento del. de esta secuencia: cuentos y bajo la excusa de un nos aproximamos a él?
habitual que se d1slmgue tetan perm1Lirá quizá terminar por sa· Philon lo dice: " El que ella ama, la que él ama, secretos cómplices
' 'Digo · · · ? {:.e carta era como el del unidos en una. mirada apasionada". No repliquemos diciendo .que
ber lo que digo · Y contl?\ · d l empresa comun. Ya no se trata sólo de una_ fantasía de la imaginación fértil de nuestrb M-
hundimiento. la del fracaso. e.nfco objetivo, el de ser la . roe: ·si se lo dijésemos se quebraría bruscamente en lágrimas. esta-
tengo objetivos .. . st, ya no m1 u llaría en sollozos en forma tan absolutamente repentina, tan deses-
, . ue mi madre necesita . . perada y ran violenta que nos sorprenderíamos tanto y quizá más
umca cosa q . dÓ es un pasa1e algo
Sigue un breve pasa¡e. que nol madre como único objeto. que él, inmovilizados por el estupor, conio ante uno de los prodigios
literario cuyo tema sigue siendo e e su que constituyen la dialéctica de los cuen tos. Philon insiste en ello:
y prosigue: , do en el que me complazco "Es totalmente verdadero. por ambas partes", y luego, sobre ' todo
"'-Me gusta hablar as1. ese mun cho ·Es estéril, esa com· "eso no es asunto .nuestro" (9a ne nous regarde pas).
. . . zo me siento, me escu . t d
conmigo mismo. go • al expcnerme busco agra ar. Por lo general, el obsesivo es un· ser de fachada y de ilusión;
placcncia! Pero eso :e·
tado1 a eso. Ser al mismo es secreto, todos Jo saben, pese a que se expone, discurre y racio-
Quer!a agradar a m1 mi madre; el que ella ama, la que cina sin preocuparse aparentemente por lo q ue se le pueda respon-
tiempo el vasall? y e\ sobetano ·¿ ma mirada apa5ionada. El der, siempre que se le responda; en ese sentido es un indiferente ,
o amo. cómplices secretos. un_1 os e odl s mio soy todo suyo Es un egoísta absoluto, un ser poco vital. Cuántas veces repite, sin em-
Y , b' . ·ado Mi bien ama o e . b i
círculo esta 1en cc11 · mismo replegado so re rn bargo, a quien quiera oírlo, que es un desollado vivo, un sensible,
la serpiente que se muerde la coa. 1 yo
más intuitivo que todos los toscos con los que se codea. Lo que dice
propio pene. . , or último, ya que en él puedo asi lo vemos a c ielo abierto en sus insondables penas, en sus sollozcis
"El análisis me agrada, continua p t os dos· pero me vuelve ridículos, pueriles, inesperados, conmovedores, que surgen cuando
hablar de mi madre. exponernos . noso rcJe?) Así
o?'" (ca vo11s regar · · · ·.
y con una va- se pone en duda la realidad sagrada del san tuario.
eso: , ¿Es asunto suy . . , 1 de esta secuencta. T ocamos aquí Ja perspecüva sacrílega. Sé que conviene dedr
riante más cortés. cerraba el d1rcu º. ñadirle por el momento nin· que desde hace mucho tiempo todos hemos superado esos temore:s
Tal cual. apenas ampula o Y como término de re·
guna interpretación. propongo este ra
113 .
11?
-
iroitivos a los superstidosos Y que no sea necesario, vacaciones "motivadas" de programa compul-
abismales para nuestras luces nos hubi'escn sivo. "Es necesario que" o "debo" constituyen los comunes denomi-
a los soñadores. y• sm em argo. s1 'le o ¿por qué -me prc- nadores de toda actividad del obsesivo. "Mi único objetivo, dice
liberado tan completaminted la madre" para resu- también Philon, es ser la única cosa necesaria para mi madre" o. en
gunto-- esta moneda c mo t
l'd d está también la "relación madre-
mirlo todo? Sé qu_e. en la ac ua i at ósfera de nursery que el incesto
forma más clásica, en el papel de Tito que cita de buen grado:
hijo", más er: su a mde todas maneras nuestra inves- ... Me he creado w1 placer necesario:
en su contexto trágico. rosigamos verla cada día, amarla, gustarle.
ligación. d Ph'I
1 abe señalarlo, no se alude a "acos- Podríamos, sin duda, continuar el análisis de todos los otros
En las cNo creo que sea por Ja crudeza de pasajes del discurso de Philon cuyos fragmentos he citado y -encon-
tarse con su madre . c. Por q . d y también muchos otros) ' traríamos en ellos otros temas de como, por ejemplo. 1:·1
los términos (los ha a expresión, que parece problema de la vocación, Ja duda a través de la cual cuestiona el
sino, simplementleh incesto, no corresponde a Ja verdad pacto sagrado, la imagen de la serpiente que se muerde la cola. Si:n
resu1TUr vulgarmente e ec
embargo, creo que nuestras observaciones, muy parciales. serán me>·
de su exper iencia. h bl es de una "comunión, de una ef u- mentáneamente suficientes para comenzar a articular lo que constii-
Aquello de lo que ; d , mos por supuesto, detenernos tuye el complejo nodal del obsesivo.
s1ón dichosa en una mira a . o na ' ue mira intensamente a
En el centro, hemos comprobado. la madre como ser de deseo.
en el espectáculo encantador sobre sus rodillas. Pero
No debemos olvidarlo nunca si tenemos alguna curiosidad por la
su madre que lo tiene sentado ante r·eeles a las palabras de Philon,
' r· . te y no senamos
esto no sena su icien t
i
. da'' y nos dice con clan·
. búsqueda del. tesoro que nos propone el obsesivo.
Existen. sin duda, mil y una causas para que una madre m:i
ya que él _nos' habla de "una a Sll 'piidre. Imagino esté sat\sfecha, y ello, si bien nó basta para crear un niño
dad que se e.se cas_o. e. una lo· que puede circular por 'Cs absolutamente indispensable. Para ·c. rear un obsesivo bueno y ge:-
. ya, por haberlo yo expenm_en . ' CC')IJ'l lejo- de Edipo, celos, ouino e6 necesario r:ealmente., de .una forma o de que el 'niño
0
. . nuestras ..Pdadre, Etd1p_P,e o seg.uir el leX'to
· · "da d • ma's vale .escon erse, e c. sea marcado ..,-Philon no's lo ha .dicho a menudo- con el sallo mde·-
. • 1 • agres1v1 d' . r "Es como · si. ella· h u b'iesc
leblt: del deseo .insatisfed10 de la madre.
,...,. <le las palabras de Plnlon.
encontrado en mí lu
nos 1
de .º
no encontraba en mi pa-
en relación con esta se· Es esa Ja experiencia primera. inefable. con la que m1cia 1.o
dre". Se trata así y en lorma mcluy exp b; del padre, literalmente: historia del . obsesivo. En ese preciso se Jetiene para él
·da m1·rada de lo que la- ma re espera la hbtoria del del mundo. él sa le del tiempo corriente par.:i
gun · · d e" ingresar en la duración indefinida que marca las horas de su
"Lo que ella no encontraba en mi pa r . 1 dadero nudo de
. d mos encontrar e ver t;Osmos. Después de todo. es fácil de c;oncebir· no es poco favor,
Aquí, precisamente. po así. t) mamá espera algo. 2) algo desde anre:; haber articulado el deseo, verse colmado por Jos favores
la situación, que puede arucu 'l Í da Se trata JiteraJmente, en· de su madre, convertirse en el objeto degido de su amor, incluso anres
que papá puede e. "rº Le de. la madre que determina. de haberlo de:.eado ) esperado y verse ast colmado rná:. allá de tod:1
ctativa msat1s ec ..a . h ·
tonces, de una 'd d ella dirija esa expectativa ac1a medida.
nos lo dice con igual a . qu:do en mi la satisfacción". En la Freud afirma que, 1:1 h.1 historia del histérico. )1J
él. "Como si ella hubiese encontr . de es¡¡ falla de i;a-
. h'l . al parecer es a partir hislOria del obsesivo se inicia con una satisfacción sexua l precoz di-
forniulación de P l on. Y . ' · 'n con :.u marido que se ficil de reencontrar. Es indudable que en e l contexto pasional
, a nivel de una re1ac10 . d . .
tisfacción d e 1a ma d re . , , J la mirada. complicida . 111t 1· acabamos de describir. en el que el niño se convierte en el elegido
. .
ongina el rc<to· comun1on a lraves e
" · <le su madre, todo contacto físico asume. en forma desmesurada, el
midad :secreta. (' r las cosas wl como se pre v:dor de un abrazo y. con mayor razón aún, los cuidados higiénico:s
Ya desde ahora, Y para puntua izba que Je lo que se trnté1
cotidianos. sin contar las limpiezas más específicamente perinales y
sentan en ese rragmcn to. P
odemos o servar .
. ·o es del deseo i11sa11s/eclw sobre todo anales. No invento nada· el obsesivo e n t.:l diván no puede
. . el centro del santuan . ·-
prim111varnentc en . s i'ntercambios con el nino. soñar con violaciones más exquisitas y se imagina con agrado entre-
. t ·¡ como aparece en su
de la ma d i e a , n creemoi>. que cons gado a las manos de una enfermera atenta, joven y maternal.
Por último el hecho fundamental. es la siguiente Tal es, como se la reencuentra constuntemen1c en el obsesivo
tituye verdatleramcnte .la Como sabemos. la expe riencia sexual precoz que lo ha marcado. Se trata. al menos
observación: "Como yo le 1' , do del obsesivo que escape a de lo que en un análisis debe reencontrar inevitablemente -que re-
no existe fragmento e .J d No existe ningún placer encuentra efec1ivamentc- a través de l.1i> coartadas de expe riencia:;
la más invasora concc1on de la neces1 a .
114 115
r
. d rotestas asqueadas o repulsiones
de ue:tr: no pretendo que se lo reencuentra algunos matices y prec1S1ones articulados por T. Lacan- le abren a
electivas. Cuando digo reenc . . t olvidado No· alrededor de ese este esquema edípico una utilización clínica más amplia y estricta.
t' d de un acontec1m1en o · ' . f bl El complejo de Edipo, podríamos decir. da cuenta de la evo-
en e l sen 1 o d' -y el momento de gracia me a e
secreto, el tabernaculo se isue1ve onfluye con la onda viviente de
#
lución que, progresivamente, reemplaza a la madre como persónaje
--que sigue siendo lo que es- e central primordial mediante el padre ·como referencia última y prin-
los recuerdos olvidados. - . á . d como cipal. Habiendo definido de ese modo el movimiento general de esta
f, ·¡ llegar hasta allí: se requiere ser tan r p1 o evolución, conviene distingufr eo ella tres fases.
No es ac1 a una abertura En este caso, ya
tenaz y paciente cuando se present un temor y cólera que no En un primer momento, es la madre como ser de deseo la q¡ue
desde las primeras. palabras sunto tuyo!" (comme si es el personaje central. El sujeto se identifica con el objeto del deseo
son fingidos: "¡Mierda, como s1 uestc sólo de una coincidencia de Ja madre. Sin que le sea posible tener en cuenta la complejidlad
te regardait!). N<;>, qut: :Sta de la mirada (regard). Por de ese deseo, el niño, aparentemente, retiene de él sólo un esquema
de palabras, tamb1en itera mden familiar es el que señala el simplista: "Para gustar a la madre. es necesl!_rio y basta, niño o niña,
t el surgimiento e ese tema con ser el falo". Recuerdo al pasar, que el falo. en ese caso, no se
otra. par e, or arte de nuestras entrevistas: se tr.ata, en
conuenzo. de la may. p ue él siente acogedora y amistosa y reduce al aspecto físico de la realidad significada, sino que posee
esas ocasiones ..de m1 q el escrúpulo de responder con un desde ya, al igual que para la madre, su valor simbólico y signifi-
ante la se e e .er Y tal como el que debería adoptar, cante. Tal es entonces el primer momento: "Para gustar a la madre
rostro ng1do. lfo'ªs bien e resenta-- ara él un interrogante, es necesario y con ser el falo": ·
piensa, un analista. Esa ª.cogida r p , aclara del siguiente La etapa siguiente es Ja más y compleja. aquella en
una pero tina sueño habllual que cuyo nivel surgen Ja mayor parte de los accidentes que generan la
modo la esencia d.e la situación P dice' fi¡'ándome la mi- neurosis: Resumáinosla en su. evolución normal. El sujeto siente muy
. . { t ·a· "Alguien se me acerca, , . f'
retoma como an ·. . . d) E hombre Me esfuerzo mde 1- pronto· que la madre no · se . satisface· con la primera solución y s·e ·
rada (er.i me • todo . comienzo.. desliga _de su identificación ·que, por con.traste, se le-
nidamente p9t .pl!ro,. pe . . .más· rápidos son niis' " ap!irece como· ir:isatisfactpria. Esa msátisfacción_ y la ·,persistencia . .del.
o golpear repetidlls veces sofre como un pu11ching-bal\ mo- Jeseu ue la madre lo remiten a utra cosa. ¿Qui! es l!:.a utru <:osa?
golpes, más se acerca y vue su rostro muestra una son-. Este es el enigma crucial que le plantea al. niño el deseo de la madre.
vido por un resorte. Parec7 inscns.1 d " Es en ese momento Es así que aparece realmente en la vida del niño, incluso antes de
risa sarcástica. La ang.ustia .me . mva e .... especificarse en su naturaleza, una · referencia. un símbolo que c21pta
cuando en los sueños, despierta temblando. ayor h. ac·ta el deseo de la madre. De ese modo se presenta en el plano de' la ex-
• . · · d 1 hermano m
¿Se tratll de la e indefinible de su padre periencia el terqero otro. ¿Quiere decir esto que el tercero otro al
el niñito bueno o, me1or aun, b ª n:ir algo frío rigurosamente im- que alúdim9s ·aparece todo como persona? No. El análisis imás
a través de cuya dulzura sle a dna d. da modelos de la mirada escrupuloso, por el contrario, muestra que ese tercero otro, ese paidre,
placable? No lo sé; son as os. sm u , aparece sobre todo como u11 ser al que se hace referencia . (por lltra
del Otro que él no alcanza. 1 d 1 que me parte, para despreciarlo u honrarlo) . pero al que se hace referencia
Sin resolver nada por el momento, les he re ata o o como a una ley. En la práctica cotidiana, es el "papá dijo" .. . 1:> el
dijo Philon. . d. d 10 . tentar una explicación teórica de . "se lo voy a decir a papá ... " la madre con problemas de auto-
Podemos ahora. sin u ª· . ridad. Ahora bien, antes de aparecérsele como privador. castrador o
este fragmento de. anális·iJ. d d oner que este extracto lite1 al de todo Jo que se quiera, el padre aparece ante el niño como rcferenicia,
No tengo la ª
e sup • sobre todo en farma explí· si no como amo de Ja madre. Y si de algún modo el falo simbólico,
un momento de considero, sin embargo, significa11fe del deseo, se encuentra presente en esa referencia d e la 1
cita. toda la teona e . eseo l. otros u:de ser esclarecedor. Tam- madre a su hombre, para el niño, y para su imaginación, el padre
que este ejemplo, ue ;.,,t
sola experiencia cHnica ali· aparece antes que nada como privador o castrador en relación con
la madre y no con él.
poco tengo la de 1 teórica que les propongo. Sigo
mentó e hizo nacer a art1cu a i •rienda puede ser fecunda sólo Para moverse con facilidad en todo lo relacionado con el com-
estando convencido de que una hipótesis de trabajo. plejo de castración, es importante captar esto correctamente. El al-
en la medida en la que pone a prue a una en al nas pala- cance de ese segundo momento del complejo de Edipo consistt: en
Ante s- de proseguir rJebo1 reconlar, entonces,
.6 d' . a en la que me aso.
gu b No ese acceso del niño, a través de la mediación del deseo de la madre.
bras la concepción de la evo uc1 n e 1p1c . debido a que a la ley del padre como lugar del falo simbólico, en tanto que, apa·
porque difiera de la que todo el mundo conoce, sino rentemente, lo sustrae y lo guarda. El padre se revela como negativa
116 1 1'7
.-- - r
-
y como referencia. Es también el momento en el que el obíeto del Je aún y oye casi la voz que le dice: "cuando seas gran··
deseo aparece en su complejidad de objeto sometido a la ley del otro. de .. Entonces se protesta, alega su superioridad, su intcJi.
En una fórmula, f. Lacan dice que esa etapa descubre "la relación gcnc1a,.,pero de ?ada lo siente perfectamente; no es aún "un
de la madre con la palabra del padre". grande , se m poseedor ni dueño de su sexo.
El tercer momento es más simple. El padre no es sólo portador . . ¿Que entonces en ese segundo momento que debe per-
de la ley, posee también un pene rea/. En una palabra, el padre es el m1t1:Jc .ª1 nmo abrirse al mundo del deseo y de la iey, a través de la
que tiene el falo y no el que lo ,es. Para ello, sin duda, se requiere med1ac1ón de Hi madre? Parece casi excesivamente simple decirlo ..
que el padre en cuestión no sea ni excesivamente impotente ni exce- en. de Ja insatisfacción, correlato natural de una identificació;;
sivamente neurótico. En ese tercer momento, entonces, el padre se 1-
con el falo, en Jugar de esa insatisfacción que lo incite 11 -
revela ya no sólo como lugar simbólico, sino también como poseedor orientar su mirada las .relaci?_nes de la madre con el enigma del
real de un pene. padre, en de esa. 1nsat1sfacc1on Philoo encontró la satisfacción.
La evolución puede completarse con Ja nueva identificación y l Por que. simplemen te, debido a que su madre trasladab13
el surgimiento del ideal del yo. Tanto pata el varón como para la sobre él su propio . deseo, toda la inconsciente y perturbador.a
niña, éste es el momento en el que renuncian a todo vestigio de la de una mu1er neuroticamente insatisfecha. Es apenas nece:-
identificación primera con el "falo que le gusta a mamá" para con- sano detallar el rigor moral del padre, su encante,,
vertirse, "como un grande'', en el que lo tiene, o en la que no lo su b?ndad, su una virilidad demasiado parsi.-
tiene y lo esperará de un hombre. n:omosamente y e1erc1tada en cíerto modo a desgano bajo d
De eS'e modo, y como lugar del falo. el padre reemplaza a la signo pecado .. Phtlon lo resume con las siguientes palabras: "Es
madre como sujeto principal y normativo de la evolución La madre,. como s1 ella hubiese encomrado. en mí Ja satisfacción de lo que n•o
de personaie .central que era, se en· mediadora. No se trat:i encontraba en mi padre".
más parp el njño de ser o no ser falo sino de tenerlo o de no tenerlo. He recordado. recién el modo en .el que nuestro héroe describe
¿ euál .ftie. el· de.st.ino · tle Philon a través. de estas etapas ·y cómo· Y. evoca experiencia privilegiada. que Jo coli:nó más allá de toda
llego a ser el queº hemos apreridit.lo a cónoecr? Y..de. Ja que:: ºéonsl!rva "la .más pro.fuñ9a De5de. en-·
,...... No cabe n;nguna duda <le que de la priniera 1.:onserva el recuerdo tonces, vive co1110· en una prisión biénamada. Su madté qile debía '
..... más profondo. aunque no el más claro; aparentemente sigue vi- la mediadora y la· guía. se impuso como meta y objeto." El
viendo en ella. Si no dkc "pnra gustar a mi madre es. necesario y se cerró en una efusión exquisita precisamente cuando s.e
suficiente con ser el falo". poco le falta. ya que. en el fondo, e:> un in1c1aba el movimiento hacia el deseo. .
poco lo que piensa cuando nos dice: "Mi único objetivo es el de Ese movimiento prosigue. indefinidamente estéril-. agotador. en
ser Ja única cosa necesaria para mi madre". Su única preocupación la esfera perfecta de Ja mira.da materna. De ahora en adelante, toJo
es la de gustarle; se complace en ello. pallará a través de ese· velo protector. Phi Ión siente Ja palabra de
Sin ir a buscar siquiera en la sutileza de los sueños la con- padre como un eco, capta su mirada como si se tratase de una fot1:J
fesión de su identtficación global con el falo, se describe como reac- R_eencontremos finalmente el deseo de Philon cautivo de ese
pequeno mundo encantado.
cionando ante ciertas emociones a de una rubefacción . c..le una
especie de calor y de congestión difusos que lo hacen crisparse y
endurecerse por completo. Esa reacción global, esa forma de ser
total, en cierto modo monolítica, no se limita a la actividud muscu- De?emos recordar aquí la originalidad del deseo en relación ccm
lar. No puedo detenerme en todo aquello que en la forma de ser de la necesidad y la de.seo es lo propio de lo imaginario y
Philon evoca la sati:.facción inherente a esa fase primitiva de iden- se concibe como med1ac16n s1gn1f1cat1va de una antinomia f undamen-
tificación con el objeto dd deseo de la madre: Ja enumeración sería tal, lo que .sólo puede ser esclarecedor si se plantea que Jo propio
o..:xccs1vnmente larga la .nece51dad es el hecho de tdcanzar el objeto y satisfacerse con
Me parece indudable. entonces, que de ese tiempo prímt>ro con- el, mientras que la demanda apunta hacia el ser desfalleciente del
serva una nostalgia que llcgn incluso a mantenerlo en un sueño del Otro
que no puec..le salir; pero no menos indmlabk es que no ha alcan- Al igual que todos los niños. Philon mantenía relaciones mixtas
zado el tercer estadio, aquel en el que, desligado <le esa identificación con su madre, tanto en el plano de Ja necesidad -porque está lejos
rnasiva, se plantee como poseedor del falo. En una palabra. no se de ya autónomo-- como en el plano de Ja demanda. ya que el
..,jcnre hombre. A los treinta años sigue siendo el pequeño. el some- reconoc11rncnto del ser es el fruto de una larga paciencia: desde el
tido. el que pide gcutilmentt.: se e;.¡cus.t l>Íemprc, lamenta sus est.i- momento en que Philon, como sus semejantes , vivía en esa doble
lliuos No se siente igual a esos machos que poseen mujen:s: ello no espera, entraba por ello mismo en el campo imaginario del deseo
119
mediador, interrogador, exigente, en relación con su madre. Ella mis· - En su marido ella conocía y veneraba al pariente del mártir; a l:a
ma, presa entonces en las redes del deseo de su hijo, nueva y secre- contingencia muy honesta y muy estimable que era para ella su ma1-
tamente solicitada, siente resurgir su propio deseo y su insatisfacción rido viviente, se le conjugaba en sueños un Gonzaga de luz y de
particular. muerte. Esa fue la coyuñtura de la que nacieron los hijos. Se adapta-
Esas son las condiciones generales, fáciJmente reconocibles, que ron virtuosamente'a ella y cada uno, por su parte, se explicó a suma·
favorecen el cortocircuito evolutivo que da lugar a la neurosis obse- nera esa paternidad híbrida.
siva. La madre responde a la esperanza de su hijo manifestando su De ese modo, el pequeño Philon, sin duda el más dotado de
deseo. El deseo naciente del hijo, apenas salido de Ja exigencia de la todos, supo reconocer a través de los mitos de las tribus y los álbumes
necesidad o de la espera de la demanda, se encuentra así, repentina- de familia el verdadero objeto de la-pasión de una madre tan razo-
mente, desligado. confirmado y, más aún, satisfecho. nable y modesta. Su instinto seguro no lo engañaba. Y la madre pudo
El deseo del obsesivo, tan precozmente despertado coino pron- reconocer en su pequeño PhHon al verdadero hijo de su amor, la lu1z
tamente satisfecho, llevará más que cualqukr otro deseo los estigmas de su sueño, el objeto mismo de su deseo. La "complicidad secreta"
de su prematuración. Conservará antes que nada el carácTer de exi- está allí.
gencia elemental de la necesidad. Llevará también, en forma inde- A través de su madre bien amada, Philon había buscado siempre
leble, la marca de la insatisfacción· inherente a toda demanda. la felicidad, si no el placer. En un primer momento, y para agr.a-
Planteado esto en tém1inos generales, volvamos al análisis de darle, él fue su cosa, "el-totalmente-ídéntico-al-deseo-de-mamá", pio-
Philon. Semejante a muchos otros obsesivos, en su· edad temprana drfamos decjr falo, abstractamente o, más concretamente, algo que
-imaginaba todo tipo de historias; su vida de sueño y de deseo se debía encontrarse del lado de papá. Pero muy pronto, con la intuitiva
alimentaba tanto con los accidentes de su experiencia como con las certeza de la infancia, descu5rió de qué sueño de amor mamá hácía
leyes aún oscuras· del mundo de los ''grandes" . Las hazañas del hé- su ley y alimentaba vida: eT héroe
roe, lm; sufrimicntqs. del cautivo . humillacto excitaban. tnás · su . Y desde- entonces,· para agradar. a mamá, · para ·intentar sobre
imaginación: En sus jue8,bS proe:zas,. le gusta_ba que .todo reencontrar la referencia pa.tema,. hizo del mártir .el .compal)ero
- i:omp.añerós .Jo pisoteasen. · vagamente de ·de i'triagípac1ón. Su deseó· nacient!! se satisfacía ·.momentáneamente · · ·
deshorcfaba así los límites de l::i inocencia 'coovenienle para los ñifios. con ello,. ta.nto más ,cuanto qué ese modo. vivía el mismo si.ieno que
Fue así que me habló un día de una historia edificante· que, en su madre. Unidos en un mismo sueno, se convirtieron pronto en l os 1
et flotar de mi atención, tuve alguna dificultad en somprender si verdaderos esposos de esa honrada familia: compartían igualmente el
había surgido de alguna revfata bienpensante o de. su prime.r libro de · mismo "ideal": sus ·deseos . al igual que sus sueños, confluían. Lleva do 1
lectur.:i. Era la historia de Gonzaga, que-murió-como-mártir-en-los· por la beatitud, Philori entraba en la gran fantasía que es la vida
países-bárbaros. No revelaré nada más acerca de esJa maraviJlosa y del obsesivo; niño modelo e hijo incestuoso, realizaba su deseo com-·
terrible historia, ya que comprendí muy pronto que el bienaventu- partiendo el de su madre; ambos esta.han satisfechos. · ·
rado Gonzaga era un antepasado venerado que habfa verdadera.mente Debemos interrogarnos ahora acerca del destino de la dcma11,cJa
vivido, sufrido y muerto hacía casi veinticinco lustros. en Philon. Compartiendo el sueño. el deseo y, en cierto moJo, el lec'ho
Posteriormente me habló poco de él. Lo interrogué: reconoció de su madre, ¿era acaso reconocido como sujeto por Ja mirada de
q1:1e Gonzaga fue secretamente su héroe: a los cinco años pensaba los.. otros? Por derto que no; a lo sumo, y una vez más, lo era por
if!genuamente que debía ir a pie a los lejanos P.aíses bárbaros en los los ojos de su madre, tan ciegos, por otra parte. ·
que se llega a ser mártir y, para lograrlo más tarde, se obligaba a Fue, sin duda, un niño satisfecho, rélativamentc feliz, au ....¡ue
realizar largas caminatas que asombraron y, una vez que el secreto profundamente ansioso. Pero ese reconocimiento por parte de
fue develado, divirtieron a la familia enternecida. madre ciega no podía bastar. Lo comprobó poco a poco. La estima
de Jos maestros hacia el buen alumno que era lo engañó durante mu-
¿Philon el elegido no era un predestinado?
cho tiempo y deseó seguir siendo siempre el excelente alumno. Pero
Examinemos las fuentes de ese sueño de niño. El padre de llega la edad en que esta situación es difícil de mantener: los maes-
Philon era un hombre honesto, sensato y razonable como pocos pero. tros no pueden compartir el deseo de Philon y de su madre y lo
además, pariente y devoto del héroe; en su memoria, llamó Gonzaga dejan que se las rebusque, elegir.
a su ultimo hijo. En su juventud, ¿lo atrajo tambié n el riesgo de las Philon, sin embargo, interroga, busca a todo precio hacerse re-
misiones le.ianas? Muchos indicios pem1iten suponerlo. En todo caso, conocer, guiar. Pero apenas encuentra un -y mu·
se convirtió en tm m<irido y un padre preocupado antes que nada por chas va que incita constantemente a todos a asunur esa pos1c1on- de
el culto de las virtudes. lo lamenta, despreciativo sí éste ignora su fantasía. in-
Esto. precisamente, era Jo que la madre de Philon amó en él. quieto. por el contl·ario, si el consejero perspicaz le dice que salga
1?.O
r
de ella, satisfecho, por último, si logra seducirlo, ya que conoce el Pero, ::.1 bien es cierto que la esperanza existe, el anhelo que Ja
poder de su encanto. manifiesta no es completamente sincero. Philon es demasiado astuto.
Es aquí donde conviene recordar (para comprender algo de Sabe ya que existe un Amo perfecto, inobjetable, el único, Ja Muerte.
esta inagotable intriga que todos conocen en otros Philon) que al y. sin embargo, pese a que sabe que si lo reconocíese ganaría su
soñar con Gonzaga, Phílon 110 esperaba, en el fondo, que su madre salvación, también en relación con ello procede con rodeos y, para
soñase con ál sino, por el contral'io, que le revelase lo que ella habia escaparle, haciéndose el muerto, se ofrece bipócritamente incluso
encontrado que /ude mejor -que ese sueño. antes de haber vivido: "¿Por qué habrás de llevarme, Je dice en su
a su padre, el testigo (mártir) viviente, a quien correspondía sueño, puesto que ya estoy como muerto?"
reconocer a Philon, ayudarlo a liberarse de las primeras trampas de - Y de ninguna manera es eso todo, ya que vivir de deseo única-
su deseo. hacer de él, después de todo, un hombrecito. Pero su ma- mente no es impensable, por el contrario. aunque sea algo cansador.
dre no favoreció en nada ese acceso, más bien se opuso a él, ¡y con En algunas ocasiones, y como todos esos alegres vividores, Philon
cuánto celo bien intencionado! En lugar de ese recurso necesario, desearía hacer nacer, vivir y agotar Ja aventura de un bello deseo,
de esa abertura verdaderamente vital, Philon conoció como única con la seguridad posterior de descubrir Juego otro, más intenso aún.
respuesta et cosquilleo del deseo de su madre, un sueño en el cual Pero no cabe 5iquiera plantear esa posibilidad. Vivir tal aventura
comulgar, la satisfacción csterilizante de un anhelo compartido. supone, antes que nada, una posibilidad de aproximación -por débil
De ese modo, a partir de esa experiencia primera y privilegiada que sea- a un otro viviente y cálido.
ya no le es posible pretender que se lo reconozca sin evocar el placer Precisamente, eso es lo que no puede existir en el mundo del
consecuente a ese recurso primitivo; ya no puede demandar sin que obsesivo; Philon y su madre, míticamente unidos en Con.zaga, han
>surja el deseo: no existe ni una parcela de· demanda que escape a dado u luz ·a un pueblo de sombras· dóciles, dobles indefinidamente
la exuberancia del deseo mas vio·lento. él mis.mo que. fue rcpetidds pero .se ban separado (es la raz6n misma de su unión) de
. prematuramente colmado. · todo otro sujeto: de todos Jos. otros súes de deseo. Philon no ha
· Podemos decir así.i¡uc para Philon .la c}emmúla. movimret1to f.un• ·saljdo ·de la _del. deseo su· m.adre: igf!Orll litetalrtjente
damental del ·sér h·acia el rccotiocimiento, es. l'ivida exdusi11añ1ente. que SU pédre, O que !qdo Olf"O Sujeto, pueda Vivir de deseo; pueda
de acuerdo con la modalidad propia del deseo. La consecuencia alimentar ::.uerlu:> del ::.uyo.
tural de ello es que el deseo -convertido así en sustituto fantaseado Pero ningún deseo puede sostenerse en el aislamiento de un
de la búsqueda del ser- es condenado por esa confusión a ser etcr-. !.ueño solitario. Así, e\ masoquista alimenta su pasión con el sueño
namente inaccesible. Por último. el deseo así confundido, por otra sádico que tendría su aunque corra el riesgo de ser decep-
parte, resulta marcado intensamente por. el componente nat\.lral de cionado. Más simplemente aún, el que desea a una mujer querría
la necesidad y se manifiesta en el obsesivo con los caracteres particu- convertirse en el objeto de sus sueños: los dos sueños coinciden sólo
lares de irremediabilidad, impaciencia e insistencia propios de la ·rara. vez, pero, de todas maneras, son necesarios para que- viva el
necesidad. deseo. Por último, en Ja época en que el amor era galante, el cortejo
Tal es la ambigüedad del deseo del obsesivo: cautivo de la inte- apasionado del suspirante era concebible sólo si éste tenía la plena
rrogación existencial que Jo subtiende.' su deseo es para seguridad de que el .objeto de su pasión desempeñaba el papel de
recobrar su autonomía. su valor mediador entre la necesidad y la una mujer ferozmente reticente, de acuerdo con las costumbres. ¿Es
demanda; estéril. prolifera en el gran sueño que es su vida. Mani- posible imaginar hoy un cortejo clásicamente galnnte a una muje1
fiesta de ese modo la bllsqueda desolada de un otro que pueda reco- ·liberada? Tanto si lo es como si dice ser tal, ello supone una estrategia
nocerlo y c/evvfrerlo al mismo tiempo a su deseo su libertad Esto es diferente.
Jo que percibimos a través de sus p:1siones y de sus síntomas. Es así como se debe entender la fórmula de que el otro es 11ece ·
cludu. fracasa apasioncH.lamente; ello sorprende. llama la atenc1on, sario para el ma11tenimie11tu del deseo. Ahora bien, Philon. cau tivci
despierta intcrrognntes en el que cae en la trampa del interés que ele su única pasión. ignora /undm1u!11Jnfm<'n/e al otro como ser
Philon quiere suscita r· es allí donde se ocultan el placer Y In espe- deseo. Sin embargo. para que viva su propio deseo, el otro es nece··
ranza. Aparentemente, su único medio para romper su esfera encan- sario. En este callejón :.in salida , todo sirve entonces p<ira crear un
tada , su bola <le vidrio y <le ::.ueño, es el de exponer5e constante- otro de fantasía, soporte ilusorio tic un deseo estéril. Dar al objeto
mcnlc; mostrarse. nalgas o se'óo, <ludando. iníeliz, dialéctico sutil. inanimado las apariencias de la vida: hacerlo nacer, vivir y morir.
f rae asado con 1:1 cspcnmza set:reta de que finalmente un elegirlo, mimarlo, destruirlo ése es el juego irrisorio al qul!
OTRO , hombre o Dios, pero rcrdadero. se manifestnrá, intervendrá se encuentra reducido Philon. El objeto del obse5ivo se encuentra
parn reconocerlo, despertarlo di! su ::.ueño. liberarlo para su de!ieO. investido con esa /1111ción esencial de alteridad.
:rnnquc sea castigúndulo. Fuera de este sostén rioso, el corre el m.:sgo d\'
,.., ..
terapéutico, del discurso, de las fantasías y de los
evaporarse, la Muerte el de aparecer como testigo de verdad. Para suenos, esencia de la transferencia. .
evitar esa ruina, retoma sin pausa el agotador trabajo de reducir a Al interesa:nos en el deseo, entonces, nos encoptramos prácti-
nada lo que vive, y de dar al resto Ja apariencia de una vida efímera. camente en e! mve_l de una l?roblemática específicamente terapéutica.
Esa búsqueda imposible del otro es el rasgo más notable del Ahora bien, s1 todo paciente neurótico --es bien sabido-- plan··
deseo del obsesivo. tea una pregunta al terapeuta, si le dirige de ese modo, fundamental-·
De este modo, el círculo está bien cerrado: el deseo primitiva- mente una demanda implícita de reconocimiento, el obsesivo lo hace,,
mente satisfecho reemplaz6 a la demanda; permanece aislado en un - por .su Pª!te, a su manera, particularmente difícil de resolver por
sueño solitario poblado por sombras, llamando sin pausa al otro ser confusa.. análisis, creo, Je permite aD
y, sin embargo. necesario. terapeuta disponer de los medios para orientarse en el campo de esEi
Tal aparece, en el análisis de Philon, su deseo. demanda de curaciones o de ayuda. El tener en cuenta el hecho
de que, para el obsesivo, ya no hay demanda alguna que no
marcada por sello del deseo. Vulgarmente hablando -pero Jite-
Debernos concluir ahora. ralmente también- querer hacerse reconocer se ha convertido para
¿Qué ventajas presenta esta formulación? Responderé de in- en .querer hacerse besar. Y hace todo lo posible para llegar a es13
mediato que, por mi parte, considero que son dobles, teóricas y s1tuac1ón.
prácticas. Para evitar ser engañado, ¿es suficiente con no responder nunc:a
Teóricamente, y ·en primer lugar, considero que ella pone a º- responder. muy poco, de costado, como lo hacen, instintivamente1,
nuestro alcance la posibilidad fundamental de retomar los problemas s1 perm1.ten la el psiquiatra experimentado y tambié1,1
en · su nivel específicamente el de Ja libido y el deseo. el pst<?Oanahsta? Esa actitud es eseneial pero no considero sin em·
( En vna pcrspectiv<¡ de investigación , el análists de este caso per- bargo, que sea suficiente. · • ·
l
mite introducir algunas precisiones y confirmacionl!s en los proble- · El testimc:miar, a ere"
nias de l'a rte.urosis obsésiiva. La impr.ecisa aunque s.er que . y que puede soportar
copi"toL \•defusión.'' precoz · de . las pu1slones en la histarra del obse- . e.n el 111stante :s.a ·a pelación al . ser sin anufat}a .de . irimediató• compu]-
sivo cneuentra· confirmación e ilustración en 111 satisfacción libidinal s1vamente mediante una redu.cción interpretativa ·a alguna razón
prematura, que bloquea el circuito de Ja demanda, único soporte gunda. Por último, debe utilizar su hábil talento de discriminación
racional de lo que corresp9ndc a la pulsió11 de muerte. Este enfoque Y saber operar siempre la escisión entre la demanda y el deseo, ·entre
nos. permitiría también, sin duda, articular finalmente ·el enigma del el mundo la ley. y el del Ello req';liere un instrumento agu-
tiempo del obsesivo, tiempo cautivo del deseo en mayor medida que z.ado, .manipulable no sea en absoluto una imagen de papel)",
cuálquier otro. Al pasar, hemos evocado la luz que proporciona el stn? que. sea sólido, rápido y dócil para seguir el contorno de esns ·
estudio del deseo del obsesivo al problema de la muerte tal como art1culac10nes, dd que la más tradjción habla prosaicamente
se le plantea. evocando el arte de cortar la carne ..
Desde un punto de vista teórico más fomediato, la referencia a Alrededor del símbolo fálico, del deseo. referencia
estos conceptos fundamentales de deseo y Jibido. su esclarecimiento central y mediadora en la práctica de nuestro arte conviene disti1n-
progresivo creb.e permitir situar mejor respectivamente . los conceptos guir sin fallas el falo real del padre de Philon del fttlo imaginario de
de uso e:orriente: tanto si se trata de las referencias tópicas, para . la negatividad de la ausencia del héroe mártir de la nega·
precisar las relaciones constitutivas del yo y del deseo, como 5i se trata c1ón _de la presencia disti.nguir el .ser del tener, pero conocer .
de las referencias dinámicas para insistir acerca de la dimensión pro- su vmculo, no confundrr, por últ1mo, Ja demanda de reconocimiento
piamente libidinal de la transferencia. con las ganas de hacer el amor.
Desde un punro de vista práctico, por último, que, supongo. nos ' . Todo esto nos parece necesario -y, más aún, es cierto-- para
interesa a todos en forma primordial , considero que este enfoque evitar que se crea que se deben abrir las puertas de Ja prisión en Ja
teórico central sobre el deseo puede sernos de gran utilidad . que se pudriría e] infeliz Philon; en efecto, si creyésemos aunq1ue
El nos sitúa plenamente en el nivel de la neurosis y nos lleva sólo fuese en la imagen de la prisión, entraríamos en el juego de su
a prestar atención al campo mixto de deseo y demanda que constituye deseo y su sueño. Saber discriminar nos ayuda, por el contrariio,
la transferencia que se establece con el obsesivo. La referencia ni a no olvidar nunca que esa cáscara de vidrio es sólo" un huevo de
"deseo'", e n mayor medida que la referencia a la teoría de la transfe- sueño.
rencia o a la estructura del yo, abstracta en su elaboración, no exige
recurso alguno a nuestra ciencia libresca. El deseo está allí, inquie-
tante o sc<luctor, realmente presente en la tensión del intercambio
125
- -
3. OUROC O EL PUNTO DE VISTA ECONOMlCO cía; se procede as{, sin duda, ¡para restituir una cierta vida a nuestra
EN PSICOANALISIS l intervención! Pienso que los temas que de ese modo surgen de nues·
tros fracasos nos indican claramente la vía a seguir; ante las res-
A la memoria de Yves G11iguen. puestas que proporcionamos frente_ a la comprobación de ac-
ción incierta, ante nuestra referencia a la fuerza de las puls1ones, de-
bemos comportamos como analistas. Analicemos.
El punto de vista económico en psicoanálisis es un tema difícil Comprobamos entonces que, en realidad, cuando el analista ha-
de encarar; desde un primer momento nos veremos obligados a reali- bla de "punto de vista económico" no hace más que traducir en el
zar una especie de trabajo de desbroce para intentar reencontrar el lenguaje meta psicológico una dimensión fundamcntal de su. expe-
nódulo de este punto de vista freudiano que, como sabemos, consti- riencia cotidiana que lo deja a menudo más o menos desprovisto de_
tuye, con los puntos de vista tópico y dinámico, la perspectiva meta- medios. Así, por ejemplo. yo, ante Ange Duroc.
psicológica. Duroc es inquebrantable, se halla irremediablemente inmovili-
La dificultad de este enfoque se debe. en primer lugar, al hecho zado ante el umbral de la puerta que no puede franquear, cuya aber-
de una cierta desviación del término de economía. Con absoluto ti- tura se le presenta más plena que un muro. Hace ya _que
gor, el punto de vista económico debería ser considerado como rela- despliega su industrioso celo para no consumar su matrunonio. T1eoe
cionándose con la producción. la distribución. la circulación y el así a su esposa, al alcance de su mano, lo más cerca posible, exci-
intercambio de bienes, de valor o. mejor aún, de símbolos; el estudio tándose en secreto. Si acudió al análisis es, sin duda. incitado por el
económico intenta deslindar los factores y las esrructuras que regulan temor de que su esposa (por otra parte tan -es decit
la producción y los intercambios. Ahora bien, en los escritos freu- tan complaciente-) utilice sus derechos leg111mos (anle los o¡os
dianos, como es natun¡l. no se trata en absoluro de "bienes" o "v;:i- de los hombres corrio ante la mirada de Dios) para romper· un _ma-
lores", sino de "fuerzas'' y, por ello, el conjunto de problemas eco- J trimonio blanco. Ya que es ev_idente, creo que no falta &;c1rlo;
ñómicos se plantea en tétm.inos estratégicos: de tropas, que ·Ange. al igual qoe su . considera .que en el Co11do as1 esta
f de batallones por ejemplp. Si aiiad!mos a esta_· desviación el bien. Sabe, él .al menos, que lo m5s _de su ,g9cc eni
recúerdo de pt imeras hi"pólesis freué:lianas sobre ej aparato psí- Ja retenGión. en e( OCUJtartlie.nto. SU . deseo; CU fa negación fero2:
_qliico. será" fácil de comprender por qu_é ºel ·punt9 de vista económico ·del de s1,.1· mujer.Es t;!Videritt; que ·el análisis t:mto
en psicoanálisis ha intentado expresarse siempre no en términos de coartada como el aguijón que cosquillea su placer: en el se s1tua
economía sino. mús bien. en un vocabulario estratégico o energético. vez ·más cerca (¡ya que el análisis progresa constantemen1e!) má:;
Parece entonces necesario, inevitable, comenzar estudiando lo que, cerca del acto en el que, por un momento. sucrificaria deliberada-
de hecho, se presenta en Ja· tradición analítica como punto de vista mente l:i constancia de su períecta erección: i hay algo más apasio-
económico. incluso antes de saber si es deseable y útil introducir nante que ese acercamiento indefinido, asíntota deliciosa! . . . Es
una perspectiva económica tomada en su sentido propio de investi- necesario que también yo Jo amenace con romper nu_estro con1ra10
gación de las reglas que presjden la producción y el· intercambio para que se sienta un poco perturbado en la excelencia de su goce .
de los bienes, de los valores. de los símbolos. Para decirlo de otro Del mismo modo en que Ange Ouroc choca incansablemente.
modo. comprobamos. en primer Jugar. que por el momento. el pro- pretendiéndose desolado y secretamente encantado. el riesgo d•::
blema económico planteJ antes que. nada el de la ''fuerza psiquica" revelar su deseo o de despertar el de su esposa (sm duda Y en re·-
Es cierto que ese desplazamiento de sentido de lo económico a lo lación con este último punto, no existe, en realidad. un riesgo exce··
energético.es sólo Ja expresión de una dificultad plenamente sen::.ibk sivo), del mismo modo mi acción analítica, por variada que sea
para el clínico. Todo una lista terapeuta conoce. en ciertos casos. ese (me ocuparé nuevamente de esto en seguida) choca con la cons-
sentimiento Je manejar, con su más pertinente interpretación, sólo tanci:1 del síntoma v la intangibilidud de "no tocar" que él expone Y
un sable de papel: experimenta de ese modo la escasa acción qiu.? que me En una palabra, podríamos el
tiene a veces su pnl:ibra sobre ln organización psíquica del paciente. "avanzado" pero -¿fiel a qué?- Duroc se. 1?ual a !;1
De la decepción que constJtuve esta experiencia . tao freudiana rn mismo. ilusión de roca. El problema económico esta esa
modelo. nace la nl!cesidacl Je recurrir a alguna "verdad más ver- insistencia repetitiva del síntoma del pucicnte, en L"Se equ1libr10 que
dadera". m(ls ''eficaz.": se incrimina entonces la "íu..:rza uc las pul- se m;intiene inmutable pese a la revelación (parcial. si no total) de. su
siones" y se rnvoca. para conjurarla. la "vivencia" de In transfercn· sentido; en ese sentimiento, también, que C)o.pcrimenta el analista
de chocar con algo petrificado, sordo a nuestras en d qu<.!
1 Conícrcncia pronunciatla c11 f:.1'(1/t11i (11t el 26 de mor10 dt: todos los sentidos abiertos permanecen como proh1b1dos.
1963 y puhlicadn por primcrn vez en l'Evolutío11 psychiaJrique, éditions l'rival Comprendo, sin du<la, que se podrá sugerir que convendría aln-
Didicr, n" 2 1965 págs. 189-210.
127
12b
tes que nada que analice en mayor medida ese sentimiento; es cierto,
y Jo haré un poco más adelante. Pero quisiera. pese a todo, recordar exacerbación de esas excitaciones". Ejemplo: el placer sexuaL ·•como
que al cabo de su larga experiencia Freud evoca esos casos de aná- en esos actos acompañados de placer están en juego grandes canti-
lisis en los que "todas las derivaciones, todas las relaciones, todas las dades de excitación o de energía psíquica, designamos a las consid1e-
distribuciones de fuerzas se afirman invariablemente como fijas, rí· raciones relacionadas con ello con el nombre de económicas." En
gidas".' "Una vez más (nos había dicho un poco antes en ese mjsmo forma más general: "Podemos decir que el aparato psíquico sirve
texto ª) podemos observar la Importancia del factor cuantitativo, una para controlar las excitaciones e irritaciones de origen externo e i1n·
vez más comprobamos que el análisis sólo dispone de ciertas canti· terno".
dades determinadas, limitadas de energía, que deberán confrontarse En la concepción freudiana del aparato psíquico, esas excitado-
con las fuerzas adversas, Y todo ocurre como si.... Ja victoria debiese nes provenientes del exterior chocan con una "barrera" sólida y no
corresponder a los batallones más fuertes" ... "El resultado final plantean, en lo se refiere a su naturaleza, problemas inmediatos;
depende siempre de una relación relativa entre las fuerzas en lucha."• sin embargo, no ocurre lo mismo en relación con las excitaciones de
La definición de la vida psíquica desde un punto de vista eco- origen interno que no chocarían con ninguna "barrera" constitujda
nómico se resume aproximadamente, tanto al comienzo como al final y que, además, plantean en relación con su naturaleza problemas su-
de la obra, en el hecho de que sería la resultante de un equilibrio mamente espinosos. Encontramos aquí el ''concepto fundamental"
móvil de fuerzas contrarias, si no contradictorias: es en ese juego de en psicoanálisis de pulsión , de la que se que se la debe com-
fuerzas que el analista, como terapeuta, estaría implicado. prender como "una excitación en el sentido psíquico": aparece como
Detengámonos un momento en el n·odulo del pensamiento freu- un "concepto límite entre lo psíquico y lo somático, como un repre-
diano sobre este tema para subrayar la lógica y las paradoías de su sentante psíquico de las excitaciones emanadas del interior del cuerpo
desarrollo .. En el Esquisse se ·afirma simplemente el pro- y que llegan al alma, como el grado de trabajo impuesto a 'lo P.SÍ-
pósito de ."introducir los fenómenos de la conciencia en la estructura quico cómo consecuencia de su vínculo con lo somático''. "La pulsi15n
-de la psicología cuantitativa" 'y el sentido de· la investigación . .como actúa cbm_o. una fuerza ponstante- . .. cuya met.a es inmutable", es
.. '_Fli yss/ es. el de <l1;1é Ja d:l . dec.ír, : .. con la .sup,resión del de · tensión que
funcionamiento mental .cuando se introduce ·en la jdea de ·can- .. teina en la pulsional misma". t!S· decjr. a·_nivel' eje! :proécso·
tidad. una de economía lós fuerzas ner':'iÓsas"'. vida que la s1,1btlende. pero del que difiere. A .dÍferencia· de su ··
'psíquica es concebida entonces sobre el modelo (o "ficción") de un meta inmutable. su objeto (que le sirve como medio para alca'n zar
"aparato", del que conviene precisar los engranajes, la fuente ener- su meta) "es el factor más variable. que primilivamente le está Jiga.do
gética y el principio de funcionamientó. Freud. "se plantea el pro- . sólo por su propiedad de hacer pol!ible la -satisfacción": al límite
blema de . saber si una intención fundamental cualquiera es ·inhe- (y cabe subrayarlo) el objeto de la pulsión "es· susceptible de
rente al traliajo de m1estro aparato psíquico" 7 y responde "mediante cambiado a volunrad''. Por último, y esto (siempre en e l mismo tciüo)
i.ma primera aproximación . diciendo que, de .acuerdo con todas las nos interesa .en forma fundamental: "Se entiende por presión (puus·
apariencias, el objetivo del conjunto del nuestra actividad psíquica sée) de ·una pulsiÓn el clcmcn!O motor. t:antidnú tk ím:rl!01 u lu
es el de procurarnos placer y lograr que evitemos el displacer. qúe medida de trabajo exigido que ellu representa. Este curól·h:r Je pre-
ella está regida automáticamente por el 'principio del placer',". i Ah! sión es una particularidad general de las pulsiones y in·
11
pagaría mucho, justamente, ¡para saber las condiciones del placed cluso su esencia" .
En relación con este tema,.lo único que se siente autorizado a afirmar Hasta aquí todo sería relativamente simple. si no suti:.íiu.:101 io.
es que "el placer está en relación con la disminución, Ja atenuación· y el espíritu menos dotado para la mecánica o la podría
o la extinción de las masas de excitación acumuladas en el aparato representarse fácilmente el tunc1onamiento del ''aparato . pr.(quico"
psíquico, mientras que el displacer va a la par con el aumento, la regulando bajo el signo del placer la descarga de las tensiones acu-
muladas. Pero freud nos que ''no valen <le nada en <ibso-
11
2 S. Freud, "Analyse terminée et analyse interminable", en Rev11e f ra11faise
luto las simplificaciones que se conlrapondrfon a la vcr<lad". ' He
de psychanalyse, l, 1939, nt l, pág. 28; cw. XVl, 87. aqt1í entonces las complicaciones.
3 S. Freud, ibfr/., pág. 26; ow. XVI, 85. Del mismo modo en que no puede resolverse a cunsi<lenir
S. freud, ibíd.. pág. 16. cw. XVI. 74. u!"I único sistema. el más accesible, el de la conciencia, tampoco puede
a S. Freud, "Esquisse d'une psychologie scienlifique", en Naissance ele lo
psychanalyse. rUF. pág. 330: cw. 396.
• S. Freud. " Lettrcs a W. Fliess", en Naissance rle fu psyd1a11a/yse. carta S. Freud. "Pulsions et dcstin des en Métapsyclwlogie.
nº 24, pág. 106; GW. 120. mard. pág. H; c.w. X. 2 t l.
: s. Freud, lntrotl11ction a la psyc!ranalvse. Payol, 1970. piíg_ .H3; GW. n S. freud, ibíd.. págs. 18 a 20; cw. X. 214-215.
XI, 369. 1n S. freud. /ntroduction 1) la psychanalyst!, Payol, t970, pág. 263; cw.
XI. 29l.
128
129
lin:titarse aJ solo examen pulsiones libidinales. Jas más exigencias de las pulsiones vitales. es decir, de la libido. que intentan
de las fuerzas en. juego en la vida psíquica. Freud no puede perturbar la extinción natural de la vida"."
hmltarse a punto de vista. monista que siguió siendo el de Jung; "Pero, y aquí Freud se detiene, esa concepción no pu:de ser ..
por el contrario, desde el comienzo hasta el final de su obra sostiene "La experiencia clínica nos muestra constantemente que
con gran dificoltad, aunque sin renunciar nunca, Ja existencia de ten tensiones agradables y disminuciones desagradables .. : El.
otro tipo de pulsiones, cuyas manifestaciones clínicas son djfíciJes y el displacer no pueden ser reducidos aumento ª.
..¡ª d1smmuc16n
de aprehender. "Pulsiones del yo", luego "pulsiones de muerte'' respectiva de llamada tensión de exc1tac1ón, pese a que
¡. -
Freud ese dualismo pulsional· que. en el dependen en gran medida de ese factor." De ese modo, Freud, e11·
de la primera tópica, contrapone las pulsiones sexuales a las pulsio- frentado con el problema económico planteado por el placer del ma-
de del yo. "cuya existencia", dice Freud, "no es soquista, nos invita a tomar en consjderación algunas
ev1dent: y, en el marco de la segunda tópica, Ja misma libido "cualitativas" de la excitación pulsional y precisa Ja distinción nec1e-
o "P,uls16n ?e vida" a las "pulsiones de muerte", cuya función es la saria entre el principio del Nirvana, q11e traduce la tendencia a las
de conducir nuevamente todo lo dotado de vida orgánica al estado pulsiones de muerte, y el principio de placer, finalmente relativizad10,
i:.i pero "de las cuales, añade, es sumamente difícil hacerse que sustenta, pese a todo, la causa de la libido.
una idea más o menos concreta". n 1 ¿Pero qué ocurre, entonces, con el "punto de vista económic?'',
Freud, sin cn:ibargo, no se hace ninguna ilusión; pese a que se es decir, el punto de vista del placer-displacer en esta perspectwa
por reafmnar a lo largo de toda su obra pumo de vista 1 ligeramente alterada en la que el no es. f!'ás que ate'!'pera5Jo
dualista, sabe que el término necesario de "pulsión de muerte tiene, 1 0 incluso develado como una forma suttl y deliciosa de la d1f1cultad
por lo general, pocos adeptos y, debemos admitirlo no se ha im-· ¡ de vivir? En realidad, la idea del placer permanecerá siempre ligadla,
puesto siquiera e_ntre l?s psicoana)istas". 11 Esta es perfecta- en Ja teoría analítica, -y en mayor ·o menor medida, a la imagen de
mente s1. pensamos en In paradoja qve surge al hacer · Ja disminución de .una cantidad de· excitatión. En el espíritu del
en .el de las pulsiones (entendidas siempre espontán.ea- lista la hipótesis f es decir, la
de que lo que circula
mente. COmO :Se"X\laJes)_' i;:sta' Olrl:l pres.ión .. no menos orgánica en SÜ. en ta vida psíquíca son cantidades, fuetzas. Una vez más! <;Orno dii-iá
constante en su fuerza orientada hacia ·e.I objetivo más inva- · Freud; podemos observar la importancia -y 'añadiría ·1a insistenc1a-
nable posible, y ·que sólo tiende a ,:educir ·1as tensiones vitales en det factor cuantitativo.
forma radical y definitiva, es decir, a llevar la vida a la muerte. Pienso poder desde ya que una primera reflexión ana·
. E!. placer. fue caracterizado como ligado a la ex· lítica acerca del surgimiento del concepto de ·:r
uerza psíquica"
per1encia de la d1smmución de las tensiones. Cómo no imaginar. revela el carácter de metáfora de este elemento que funda, en reali-
entonces, con absoluta lógica, que encuentra su realización más com- dad, el punto de vista económjco.' No por ello cabe.
en el soberano de las pulsiones de muerte cuyo obje- Es decir que parece, por el momento, que expres_16n .de fuen:a.
- ttvo es precisamente el de reducir todas las tensiones a cero. Freud se impone en el .momento de la exper1enc1a de los li-
c?nsidera así "absolutamente verosímil que el principio de placer mites de nuestra acción, que ella encuentra forma absolut.amente
$1rVa al ello como brújula en su lucha contra Ja libido cuya interven- natural, y que se conjuga luego con una cierta del
ción perturba el curso de la vida''. 1º ¡Cómo expresar con mayor nitidez aparato psíquico a la que Freud, otra parte. gustaba califica;
paradoja "so!1 las pul5Tones sexuales las que im· como ''ficción".19 El carácter metafórico del de fuen.a
p1d:11 una dismmuc1on de nivel e 1rtrodocen tensiones'', 1 " para quica indica sólo Ja referencia a sus fuentes, es decir, la comprobación
decirlo de otro modo que es la libido la que impide alcanzar el placer! de los límites de nuestra acción. Reconsiderar esas fuentes me parece
Al extremo de que, "el principio de placer. considerado hasta el mo- necesario, incluso indispensable s1 no queren:ios deslizar metáfora
mento como iJéntico :11 principio de Nirvana ... 1endria como fun· hacia sus implicaciones mecanicistas, susceptibles de fascinarnos
ción la Je poner al organismo psícofisiológico en guardia conlrn l:is su carácter más fácilmente analizable. en resumen, la cupla es mas
fácil de analizar cuando se refiere a fuerzas mecánicas que cuando
11
S. Freud. i/1id., Payot, 1949, pág. 380; cw. XI. 'ió7. se trata de sexos. más o menos bien distribuidos o ..La
'" S. F'reud. "Le Moi et Je <;a", en cssa1s de Psychana/v,e P:iyot 1970, metáfora energética que parece domina el punto ?e vista
pág. 21J, GW, '.JI(. 269. . '
13
S freud, 1bid.. pág. 213; cw, )1.111, 271. nos remite así a lo que ella designa, quiero decir a los ltm1tes de
11
• S. Frcud, "l\nalyse terminée et analyse íntcrm111:iblc", en Revue frun
psyc11ana/ne, IQ39. XI. 1934. n• l. páj:(. 30: XVI, 90. H S Freud. "Le probléme économique du en Re11ue /run-
1
• " S. Frcud. ''Le J\l oi et le <;n", en F·sscm ele p:;ydwna/ysl!, P:ivot. 1970. de psychanalyse. 11. 1928, n• 2. pág. 212; cw, Xlll, J72.
218-219: cw. XllJ. 275.
S. Frcud, ibíd. llJ
1
" S. 1- rcud, il>u/. l'•
19 s. Freud, L'interpre1ation des reves, PUF, pág. 508; GW. 11 , • ..
130 1>1
nuestro saber· y de nuestra acción. Pero Latención! Reconocer estos ese modo se garantiza, desde un principio, una especie de goce "bá-
límjtes en sus form as (lCtuales no quiere decir que les rendiremos sico". Pero sobre todo. y de una manera perpetuamente excitante,,
culto ni tampoco que 1os erigiremos como muros de nuestra propia todo ocurre como si el análisis fuese a conducirlo cada yez más lejos:,
prisión. La "fuerza de las pulsiones". considerada incluso como refe- cada vez más cerca de la nteta . . . Lo siente, lo dice y goza con ello ,
rencia a alguna experie ncia de límite, sigue siendo para nosotros un elogia las maravillas de la cura. Cáspita: belo aquí instalado, en efec:·
problema: precisamente el que deseo abrir y plantearme aquí. to, en los cómodos rieles de una asíntota ideal que lo aproximará
al "acto" sin alcanzarlo nunca.
Sólo después de algunos meses de análísis {en la actualiaad ya
Acerca de los pacientes que se mantienen con obstinación en la han transcurrido algunos años) Ange se decidió a relatarme el acon-
supuesta incomodidad de sus síntomas, se suele decir, habitual mente, tecimiento notable que significó para él sü primera "noche de amor'":
que de un modo u otro, deben encontrar placer en ello. El análisis se las circunstancias fueron Jas corrientes : una compañera de trabaj(),
mueve precisamente en la dimensión contradictoria que se encuentra una cena, mejor que lo habitual en esa época de guerra, en 1942,
en el nódulo del problema que planteamos. " No sé, observaba re- cuarto de la amiga. Los preludios habituales, luego se desvisten, ne
cientemente un paciente, si encuentro algún placer en mantener esta acuestan, pero a lo )argo de toda la noche se detienen en los prelli-
situación, pero lo que sé es la energfo que dedico a ello". Me indi- minares: ella se desencadena progresbiamente en la excitación cre-
caba así el camino. Dejemos de lado el concepto de resistencia que ciente de su espera, él se vuelve casi priápico, incapaz de tomar la
sería ndecuado aquí ya que, podríamos comprobarlo muy pronto, menor iniciativa, petrificado literalmente por el horror. obligado, al
es sólo una fo rma particular del concepto de fuerza psíquica. límite, a defenderse contra una amenaza " de-que-se-lo-haga pene-
Retomemos entonces ahora, con plena libertad. la .historia de. trante" .
.Ange Duroc e sobre la nnturaleza <lel placer al que N unc@. salvo en sueños. tan cerca del abismo. Hizo falta
1 supuestamente quiere . renunciar. En resumen, poderpos_ que más tiempo aún para que. i:elatase el e11cubri9or. que· es
1 reside en el ejercicio de· In rete1)ción. Me bastó con denunciar líge-
1 también un recuerdo clave contr!J el que choca su análisis. Tiene.
- esa retenc[ón, til- 'com_iénzo. y sobrºe dé palabra'S. tres .áñt>s,·aún hijÓ.úniCo;º la mádre se e ncuentra _en ·el de
t;i mbién 1::1h1s, excesivamen te retenid11s. ,púa que me confesase lirio'. · l..!n · que culminará con el nacimiento' de una hennani1ta.
•i de SUS mayores goces (debo repetir CnlOnCCS con él, en SU trivia.Jidad, Esa madre, poco tiern·a y meticulosamente limpia, se ocupa a fondo
esta pequeña "ilustración-de-las-tesis-analíticas''): consistía, cuando de su higiene íntima. Con regularidad se entrega al rito de Ja itTi-
sentí_a la necesidad de ir de cuerpo. en empujar las maTerias fecales gación ¡ lo celebra en . la cocina. en cuyo piso eJttiende una amplia
hasta t;I· borde del morgen anal sensible, ontes de retenerlas 1n extre- frazada ; los instrumentos son desplegados; ella · conduce entonces lo
mis: la excitación de ese vaivén, la t1lterna!1cia de los modos de principal. su hijo, ya que , alega. él no puede quedarse solo en el
sensibilidad puestos en. juego, la disminución del ínterés por' la eva- cuarto vecino. Se extiende, entonces, apretando contra sf a su peq1ue- ·
cuación que podía · producirse luego, representan en - forma acabada ño Ange. y Ja operación comienu en Ja· inmovil.idad de un ge-ce si-
eJ· placer de Ange. Ya hemos señalado que de un modo similar ob- lencioso. El conserva el recuerdo de W'l& efusi6n disolvente, del
tiene su placer '"genital" (si así podemos llamarlo) cuyo aspecto más inefable de un contacto envolvente con la exclusión específica de
consiste en comprobar Ja excelencia de su erección y gozar toda emoción propiamente genital; recuerda también el aliento quizás
tranquilamente con d io en la inmovilidad de una tensión adquirida algo precipitado de su madre, el ruido del agua (de la que, p:>co
a] lado de su m ujer, pero bajo la única cond ición necesaria de que tiempo después, tuvo fobia) . de un olor insulso, de su curiosidad
ella finja no saber nada. no ver nada, no senti r nada. Ese placer es contrar iada. por último, cuando quiso ICYantarse para ir a ver. La
aún más vivo y perturbador cuando, después de la ingestión de algún
esce na, sin duda, fue reproducida en múltiples ediciones, regular-
excitante, vino o café, por ejemplo, la sensación orgánica se inten-
sifica, la tensión se hace más inoistente, la retención final m?.s ill· mente a la hora de la siesta, siempre en ausencia del padre, pero en
cierta: iAnge Ouroc es, a su maner::i, un maestro del suspenso! su recuerdo prácticamente todo se agolpó como en una celebrac:ión
He aludido ya al polimorfismo extremo que podía asum ir el única . CuaÍauiera que sea su índice de realidad histórica , ese recuerdo
ejercicio de ese placer al indicar que se manifestaba en una cierta encubridor, ese recuerdo clave, representa el equivalente de un
forma de retener ::.us confesiones. Pero. lejos de separarlo de este consumado y podemos decir, para resumir, que alrededor de los tres
modo de actuar revelando así sus mt.'tltiples recursos. sigo viéndolo años An!le vivió la experiencia de acostarse con su madre: no. e.abe
como igualmente fundamentado. En Ja actualidad, es evidente que señalarlo: a nivel de la experiencia común de compartir su lec;ho,
Ange D uroc encuentro en el análisis una forma privilegiada de su sino como término principal de un eje rcicio erótico; no cabe ning;una
placer: en efecto, sin duda siempre seró imposible "decir todo" y de duda, e n efecto, de que las " curaciones" constituían para esa mujer
132 133
el equivalente apenas disfrazado de un coito ideal en el que el instru- do, sobre la pasarela, franquea el espacio que lo lleva de la roca a
mento de la intromisión era una prótesis. su barco. Desde los tres años, por otra pat·tc, ya había comprendido
Debemos intentar precisar, entonces, en detalle, de qué cuál seria el objeto de su pasión: en una oportunidad, cuando
Ange vivió esa experiencia, intentar determinar, en resumen, con las pués del almuerzo (se trataba. sin duda, de una jornada sin curacio-
elaboraciones secundarias dominantes, los puntos originales más sen- nes), su madre se había dirigido a charlar con una vecina, saltó en
sibles. La impresión principal e inmediata sigue siendo la de efusión, dirección de la puerta que había quedado entreabierta y la cerró
de disolución; inmediatamente después, con un mínimo de distancia, resueltamente; se necesitaron muchas horas para convencerlo de
es de efracción, de ruptura. Este concacto inefable -que hemos que cediese. De ese modo, realizaba en forma sensible la erección
reencontrado en el análisis a través de un prurito difuso- parece de la barrera necesaria, la que debe separarlo del deseo activo de su
cuestionar la existencia de su límite, de su "saco de piel", como si madre y, nl mismo tiempo, por supuesto, de su deseo por su madre.
estuviese a punto de disolverse en un océano, de desaparecer en él. Puedo decir ahora que el carácter f undamenial del hecho inc:es-
Domina entonces, muy rápidamente, la preocupación de la barrera tuoso vivido por Ange Duroc fue la experiencia de la ausencia sen-
que, en rneños, se derrumbará en el borde del canal en el que el sible de la prohibición. El rasgo más notable de esta escena. si excep-
tranvía de su mfancia se sumerge, es Ja preocupación por la carro- tuamos el goce (o la angustia) es. sin duda. la experiencia de la folla
cería de su auto que puede raspar , el temor de una inyección, 1a de defensa, de una barrera inexistente (que ni siquiera es necesario
amenaza de una herida; en resumen, la obsesión o la fascinación derribar), de una ley burlada. Volveremos a examinar luego (:ste
ante Ja efracción. ante la ruptura. En el otro polo del análisis de doble problema, por un lado del valor y del sentido de lo prohibido.
este recuerdo (quiero decir, a alguna distancia de esa reconstrucción por el otro de Ja función reveladora de una ausencia sensible de Jo
de una cierta experiencia sensible a través de la fantasía, el sueño prohibido. Por el momento, bastará con que aprehendamos clnra-
...o el síntoma psicosomático), se impone Ja 'dimensión fundamental mente, en ésta .experiencia, la fuente misma de la (uerza de Ange, de
del deseó .ele esta mujer, su .ma'drc, a quien nada det-iene_ en su ejer- esa energía feroz que anima en secreto su goc:e inmóvil,. contra la
..
1
_cicio pervertido y que parece orientarse con una evidente preferen_cia
h·acia la celebrac,ión de1.rit_1J de la siesta más que_hacia la
que tenemos el sentimienio de chocar, co·mo Freud. con la "roca'' pro-
. fucidamente arra·i.gada del temor a la castr,ación. Al edificar· cons1tan-
lecho conyugal. Ella ha convertido verdaderamente a su niño, en la . temente · m&ltiples barreras. al .cuidar sµs .:'mu·ras" 'con amdr. i\nge
oportunidad, en un falo "al' alcance de la mano" que Olorga, por Duroc defiende. en primt;r ·lugar, su nombre. se esfuerza. sobrc"todo.
orra parte. lo esencial de su valor erótico al instrumento sustitutivo por recrear el obstáculo de lo prohibido, por hacer continuamente
que es la cánula utilizada. sensible la defensa de la que su placer careció. por cerrar, para decirlo
'fo fue fácil reencontrar la huella de su padre. En 'el análisis, en forma precisa. la brecha sacrílega que lo precipitó más allá clel
en un primer momento apareció como muerto ·(poco tiempo después plucer. Realizar esa prohibición en forma sensible se convirtió en
del matrimonio de nuestro pacicme). Ese padre prostático, luego c;u pasión.
urém1co, habría muerto. según consideraba Ange, por negligencia y . Me parece que avizoramos aquí lo que,. sin ayuda de me1aps.1co-
por los excesos de una vida sensual dispersa, ya que desde muy pron- logfa alguna, podemos designar en nuestra experiencia como la fuente
to, según parece, había renunciado a violentar el acceso difícil a los de una fuerza , digamos la fuerza misma. Ella aparece en todo su poder
placeres conyugales. No podemos decir que fuese un padre ausente, de fijación, al mismo tiempo que se consuma In violación de la ley;
sino, más bien, que muy pronto dejó que se deteriorase el ejercicio se difunde como lava en fusión que sumerge todo en el mismo
de sus derechos. del mismo modo en que Ange recuerda aún cómo, momento en el que se disuelve la palabra prohibidora que. al ocultar
a los siete años, despierto hasta la mitad de la noche, esperaba el
regreso de su padre evitando dormirse hasta que lo hubiese oído comúnmente el cráter. nos permite cotidianamente continuar dan-
regresar. zando sobre el
Así, desde esa época -y ello no ha cambiado- el placer de
;\ngc permanci;ió inmovilizado en lo que podríamos designar como
d culto del muro. Su pasión. Jo hemos visto, es la de erigir el obs· En "Más allá del princ1p10 del placer". Frcud nos propone por
táculo. la barrera contra la que va a chocar: no le interesa en absolu- lo menos dos definiciones de Ja fuerza que nos interesa.
to derribarla o destruirla. sino, por el contrario, comprobar qut:: está r11nbas. La primera. la más "fito:.ófica''. prefigura la de una
allí. sensible, resistente; que puede, de algún modo. palparla, aca-
reestructuración quizá necesaria de In idea de conflicto en el sen-
nciarla, mantenerla en una perpetua presencia: sueña con lo nrn-
cizo, con el &ncla. con una montaña 4ue sea sólo roca ... En Gi- tido de una oposición esencial y activa entre las pulsiones Je vida
braltt:r, visita s11 fontasín. plro un vértigo angustioso lo invade cuan· v las pulsiones de muerte, tal como se la describe en Analyse terminé11
135
- r
et analyse interminable (Análisis terminable e interminable) Freucl la madre sólo en sueños y es el privilegio del inconsciente el de usar
subraya "Ja situación paradójica que determina que el organismo vi- de ese modo el tiempo, la diferencia y la contradicción. Lo menos
viente se defienda con toda su energía contra las influencias (peligros) que podemos decir de la experiencia incestuosa de Ange es que cons-
que podrían a alcanzar su objetivo por el camino más cor- tituye una especie de cortocircuito entre el sueño y la realidad, entre
to ... " n Pese a que en el texto alemán la palabra energía figura los circuitos lógicos de tipo secundario, entre el consciente y el incons-
sólo como adjetivo, conviene, según creo, -senalar los dos términos ciente, para citar sólo algunos términos antinómicos. (Señalemos. al
de paradoja y energía . pasar, que el término Kurzschluss [cortocircuito] surge en la plu-
Más "clínica" es la segunda proposición sigujente: "La pulsión ma de Freud en el momento en el que subraya la paradoja de la
reprimida nunca renuncia a tender a la satisfacción completa, que lucha del organismo contra el objetivo natural, es decir, la antinomia
l:Onsistiria en la repetición de una satisfacción primaria ... ; nada de las corrientes pulsiooales.) -
puede poner fin a ese estado de tensión permanente ... ; la diferencia Señalemos desde ya que lo que habitualmente mantiene en la
entre la satisfacción obtenida y la satisfacción buscada es la que experiencia individual la dimensión de la irreductibilidad de la au- 1
constituye esa fuerza motriz, ese aguijón que le impide al organismo sencia de común medida (asf, entre el sujeto y el objeto, entre el yc1
contentarse con una situación dada, cualquiera sea ésta pero que, y el otro, la vjda y la muerte, etc.) es, precisamente. la prohibiciór.1
utilizando la expresión del poeta: 'indomable, lo incita constante- del incesto. Esa prohibición es la instauración del orden que debe
mente hacia adelante' (¡Ja expresión, cabe observarlo, es puesta en ocultar el horror y el absurdo; ella crea el "placer atemperado" cuyo
boca de Mefistófeles!). El camino hacia atrás, hacia Ja satisfacción ejercicio nos sustrae cómodamente las de una vida luchan·
completa, se encuentra por to general cortado .. . de modo tal que al do contra ella misma, de un deseo que apunta sólo hacia un se-
organismo sólo le queda avanzar en la otra .dirección, sin esperanza, ñuelo, de una búsqueda sin esperanza alguna. Ahora bien, en Ja
sin embargo. de culminar el proceso y de pooer alcanzar nunca la historia de Ange Ja experiencia del cortoc'ircuito reemplazó a la prohi-
De ese modo, ·se con claridad que ''presión", la "pul- bición sin su función normativ:i. Examinemos las consecuencias:· una
sión", Ja foeiza motriz se· sitúan, clínicamente, bajo el' signo de Ja· · prolongada historia mortótona y · de 'repeticiones, po.co fieles
1.·
diferencia. (diferencia .entre la: sati!'rfacción obtenida y· la buscada) y en su· lógica,· rígidas .en- su . y .veremos- que los ·elemenlos.
'.teóricamente,- en ·Ja· dimensión de la paradoja (no. existe ninguna -es- ha·n· Sidb sobredcterm iRailos·en ·gr.an _medida por· ello. -Asi. se _rcp.i1e11· ··
., peranza de alcanzar la ·meta buscada), diría más bie n, en la y se demuestran en su conducta .conyugal la úi:.lancia que existífl ·
"' dimensión de la antinomia. en la medida en que las pulsiones de . entre sus pudres, el escaso deseo de ta madre, la desafección del p.n-
vida son irteductibles a las pulsiones de muerte . dre. Más precisamente, se repiten tamb.ién las disposiciones de la e:;-
El privilegiado, y que ·YO subrayo, en la historia de cena inicial en )as que el compañero es mantenido al lado, al
Ange, esta experiencia incestuosa. parece ser efectivamente un ca- de Ja mano, pero debiendo ignorar todo Jo que ocurre en la zona
rácter común y necesario en la génesis de las neurosis obsesivas, ,genital. En forma similar. se perpetúa el estado de tensión que, a
aunque se presenta en ellas bajo formas más o menos aparentes. En decir verdad. nunca fue calmado. Es en los límites de estos confim:s
ese caso, he elegido destacar este aspecto nodal del análisis en la estrechos que se desarrollará la vida libidinol de 11uestro sujeto: .c1:-
medida en la que su particuJor claridad nos conduce con mayor fa. rrará puertas para separarse de su madre del mismo modo en que
cilidad que en orros casos a la raíz misma de la experiencia de la construirá muros con los que gozará al palpar con delicia los Jímiws
diferencia, a la -dimensión de la antinomia fundamental. Ella nos de su resistencia; gozará, por último, con la ambigüedad de su paP'el
desarrolla en plena 'luz y en forma casi experimental Jos efectos de primero, sea de instrumento necesario para el goce de su madre ·'º:
una falla "concreta", podríamos decir. del orden simbólico. Si dos si no, de pareja precoz cuya impotencia fue sustituida oportunamente
puede, un momento. ser sólo uno, si el sentido del tiempo puede a por la cánula utilizada como instrumento. Pero, 3demás, se conce-
la hora de la siesta invertirse y permitir un retorno hacia atrás, pre- derá la compensación de un camino de estilo perverso. Le gustan las
cisamente hacia allí desde donde se viene, si no existe más una bombachas de mujeres, las ropas interiores. la vestimenta femenina.
diferencia entre el íalo paterno y el niño, si por último, el objeto del Sitúa la fu ente de ese goce en un juego voyeurista que lo llevaba
padre y del niño se confunden, no queda entonces ningún lugar para alrededor de Jos cuatro años, en el campo. a espiar a sus vecinitas
el sueño y el inconsciente; porque habitualmente se hace el amor con en el momento en el que, en la naturaleza, siempre en el mismo
Jugar, ellas satisfacían sus necesidades; de ese modo comprobaba que.
:o S. Freud, "Analyse ierminée et analyse interminable". en Revue /ron· si bien de adelante no eran iguales (lo no deseaba saber). detrás
de psychanalyse, XI, 1939, n! I, pág. 30: cw. XVL 90. era muy parecido y funcionaba del mismo modo. Conjugaba entone-e!'
" S. Frcud, ·•A u-dela du principe de plaisir", en Essais tic psychuna/yse, en sus juegos la excitación anal (ya descripta) con una forma de
Payol, 1970, pág. 50; C•W. XIII. 41.
'" S. Freud, ibíd., pág. 53; cw, XIII. 44. estirar en la forma más ajustada posible su ropa hasta que, de ade-
136 137
]ante. se asemejase a las niñas. Con la veshmenta la ilusión lentes litográficos (o fantaseados) que constituyen lo esencial de Jos
_ es más perfecta, la excitación mayor . ·.: pero tamb1en aqw el bienes que circulan eñ su pequeño mundo cerrado.
es sólo permitido y alcanzado en sueno. Además de una negación Lo que bloquea la vida de Ange Duroc es la ausencia vivida de lo•
evidente del problema de la castración, podemos observar prohibido y todo ocurre como si esa carencia hubiese abierto am·
aJU una especie de pasión por lo "mism?", un horror la d1ferenc1a pliamente las compuertas de una fuerza petrificada. Se mañifíesta aslí
que nos introduce al aspee.to sensible de la pos1c1ón de con claridad que la función habitual de lo prohibido, precisamente,
ya que así se afüma otrn d1.mens1on de. su placer: encon.trar lo m1,s· es la de fijar esa energía. Digamos más precisamente, abandonando
roo" borrando las diferencias o reduciendo, como se dice. a la metáfora energética, que lo prohibido en acción es el principio die
deno'minador.- A ello Jo predispone, evidentement:, . su experiencia la potencia. Lo prohibido aparece como fijación de algo que, libre,
de cortocircuito: puesto que él realizó el acto proh1b1do, puesto que actúa como fuerza antes de fijarse de otro modo. Si por alguna razón
unió, según cree, en forma sensible, los puesto . que esta prohibición se revela ineficaz, vemos cómo se difunde en forma
resolvió la antinomia, ¿cómo resistir a la tentación e.le reproducir el incontinente un proceso de fijación, que en el caso de Duroc es
espejismo basta el infinito? el f esta ten· petrificante, pero que en otros casos fragmenta y lleva al extreme>,
dencia a Ja repetición que Freud cahf1ca de Y qu7 alrededor de mil puntos de fijación, una especie de agitación perpe·
ilustra con exuberancia en obras novelescas como, por e¡emplo, tua a la manera de un movimiento browniano.
du diable (Los elixires del diablo) o, tam_bién, .L'Elu (El elegido). Recordemos que, de las intuiciones de Breuer, Freud retuvo y
en la medida en la que se basan en una de 10cestos consumado.s conservó Ja distinción entre la energía libre del proceso primario, 11a
hastii el punto de que sólo pueden concluir a t:avés de un. aconteci- que anima el campo del inconsciente. y la energía ligada (tónica) d1el
miento sagrado. único capaz de suspender el de las mfernales proceso secundario qu.e rige el sistema consciente-preconsciente. Hoy
repeticiol)eS. ¿Debemos ?ec.if entonces _es. ·s1emp.re. es,a parte de como ayer sigue así planteado el problema de la naturaleza del ·'víncu·
incesto realizado le que anima la compuls1on de 1:epet1clon en cada lo" o .. para ser . más precisos , del contenido que se le debe dar aJ
No estoy lejos de· cre:rlo. . '.. , . . . concepto de f ijacíón en la vida j:>s-íquica.
• 1 Al haber ·ef el. Ange:-Du_roc,
Para , .. ''fij¡ir": nuestras ideas utilizaré la imagen · más simple
en cierto modo. que la ley; cierto que,. por un .momento.
· posible. la de ' 1á cola de pegari su· poder fijador ·se ejerce en· .
ocupó su lugar. Su situacion quedo entonces y
labios de la hendidura ·e inteñta ocultar h1 rotura del vnso que . :1 .
adquirió la impresión de que si no continuo asumiendo por
difer_encia de los enamorados en éxtasis, de uno se ha convertido en
esa función, si la abandona por un solo momento, n? habra pata él
dos. No discutiré para saber si el pasaje del unq al dos . e
deseo ni ley. puesto que· nadie podría ya, el, actuar como
mente, es de orden cuantit;:lt1vo o de orden cualitativo (.aunque sería
garante de lo irreductible ... i EL es como el diablo.
interesante connotar lo que distinguirá uno del otro) : me contenturé
con subrayar aquí el único carácter de "diferencia", el que distingue
el uno del dos, y cada uno de los términos del dos. Por el momento,
Dutoc , acosado por el temor de los temas pro.tes- no veo mejor definición de la fijación que Ja de decir que ella es.
tó el otro dfa dic iendo que no .es posible afirmar que el siempre, tentativa de aprehensión de una ''diferencia" o , también,
ocultamiento de la antinomia. Intento señalar con ello que la p•ro-
8 Ja mujer. ya que la víspera se había sen tido emoc10·
nado al· contemplar en un álbum la estatua de una bamsta acos.1ada hibición del incesto constituye, en "'llUestra experiencia como en toda
Ese involuntario humor nos subraya también cómo su mundo t1emk experiencia la fijación de la referencia. una especie de modelo ne:ce-
sario. Las antinomias que esa prohibición fija y oculta son múltiples y
a asemejarse a la ciudad de Pompeya cuya vid.a fue activa y wyo recordaré aquí sólo la de la naturaleza y la de la cultura, ya que
comercio fue floreciente, y que aún hoy sigue igual, al reves
constituye el principio de la obra de Lévi-Strauss, pero no me exten-
podríamos decir. por la fuerza de atracción y sugestión dd desva· deré sobre su catálogo (sangre y nombre. biológico y psíquico por
r¡ecimienro petrificado. Sin duda , podemos decu , desde u? de ejemplo), ya que la enumeración no añadiría nada al hecho funda-
vista de psicólogo. que la vida económica de Duroc es mental de que la prohibición indica y recuerda lo irreductible. Como
inexistente (señalemos. al pasar, que la ecCtOl)mía _ rural es .. el lenguaje del que es coextensivo en la experiencia d el hombre (y
men te. el
ob¡'eto de su vida prol'esiona l); :.us "mtcrcamb1os son
1 - también aquí recuerdo n Lévi-Strauss), el símbolo de Ja antinomia
pero no se queja, ya que se satü.face con os equ1vn tiene como función mayor , Lacan ha insistido en ello en grado sufi-
ciente, la de instaurar. al mismo tiempo que la ley. el deseo. Si algo
$ hcml. .. \u-dela du i;rindpr º"' phi ". en J .$$11i., dt• merece el nombre de fuerza en la vida psk¡uica. pirnso qu.:: n() es
1';1\ol. 1tJ70 pág. 45; rJw, XI 11 , 3tl. posible aptt>henderlo mejor que t!n este punto, al principio mismoi del
138 119
deseo o de Ja ley. Parece que todos los avatares de esta " fuerza" Representante por· excelencia, el poder del nq_mbre se basa c:n
se manifiestan en condiciones estructuralmente aoáJogas y, también, ta permanencia que instaura y a la que remite constantemente; no
que la aprehensión clínica se opera en general (y con mayor como- es trad ucible, salvo, precisamente, en forma irrisoria, como ese per-
didad) a nivel de un fenl5meoo de fijación. En cuanto a la fijación, sonaje de Hoffmann, el artista capilar Schoofeld, que del otro Jacto
aparece efectivamente así como la elección de un eje. Pero cabe re- de los Alpes se convierte e n Belcampo. Sólo el nombre es lo
cordar que un eje es-Siempre virtual y que su alma está vacía. Tal mo", es Ja ocasión de señalarlo, como testigo sensible de Ja perma-
es la malignidad de estos temas "concretos" como la "fuerza de las nencia. Pero la fijación de Duroc al suyo es doble. Se trata, por u n
pulsiones", ¡lo conducen a uno directamente a los ejercicios más lado, del signo de Ja permanencia a través de las peripecias de las
abstractos! Pero no cedamos al vértigo y, como se dice. afirmémonos generaciones, y su patronímico constituye para él la suficiente y " tri-
en Ja rampa . .. me refiero a la de nuestra experiencia. vial" al padre que le permitió no ser psicótico. Su nombre
Ahora bien, en una perspectiva tanto clínica como metapsicoló- ejerce así su función y, garantizándolo con su perennidad, marcando
gica, son las REPRESENTAC CONES las que constituyen los ejes; son su origen, asume felizmente, podríamos decir como un sacramenl10,
ellas las que aseguran las funciones de fijación en la vida psíquica. Ja trivialidad de la copulación que lo engendró y las fallas del deseo
Observemos que el término de " representación " evoca la ilusión del que lo rodeó. Pero, por otra parte, podemos decir que Ange se fiijó
placer , la que tiende a hacer nuevamente presente el objeto inaccesible (/ixé) muy pronto a su patronímico por el valor mctafórico de la
de la satisfacción. Ello ocurre tanto ea alemán, idioma en el que el palabra, consideró a su nombre como una indicación cómoda de su
eco de la palabra repercute en el espacio: "meter delante" ( vorste- destino y dejándose guiar, fascinar quizá por la ambigüedad del
llen) , como en francés (represeñtación •) donde, vibrando en el signo, encuenh·a en él su razón primera, más secreta, de mimar
tiempo, querría hacer preseme el momento perdido en el pasado. (mimes), para su propio placer , la permanencia de la roca.
¿ Hace falta recordarlo? Son (as representaciones, en su extrema di- Llegamos aquí a la esencia misma de la representación y de la
vei:sidad , ·lo que nos vernos 1\evados a manejar en el. análisis: es. a . fijacíón ya que, estructuralmente .. Ja . oposición. de los que
través de .ellas ·que Ja realídad de nuestra acción · y la ilusión constituyen la palabra señala electivamente, eh su conjunción misima,
de nuestro podS!r .. f,n .efecto , .su fiel .. el AFECTQ .. es Jo irr.éductible óe· las o·posi.cion!!s. que C?oni:iota y falta ·que las .u1n·e ..
.. . fo connQtación .a contrapekl 9e un movimiento oe · La. ''phlaora'.' es el '.'representante" privilegiado entre ·símbc) ld
\ J
. nes y, eJi;;más, queda sometido mismo al .riesgo de otra captura · en sí mi sino de la antinomia: de ese modo; se convierte efectivamen-
:>- • te en significante tanto verbo como acción, para todos aquellos que
represen1ativa. Reproduzco entonces a continuación dos eiemplos
de "representación" . viven y atesriguan, significándola, 13 falla constitu•iva de su estado.
Ange. no sin reticenciás, nos manifiesta asi Ja repres!!ntación, .in- Pese a que ello implicaría un ligero desvió de nuestro. proyecto,
sistente, de la bombacha: es fascina nte. Su ''fuerza" es mágica y Ja deberíamos intentar describir las modalidades de nuestra acción ana-
·emocíón (afecto) que la connota es viva. ¡Ello no q:mstituye una lític;a, presentar las vías de la MOD IFICACl ON que podemos in-
razón para estar emocionados ·nosotros; o para convertirnos en ma- troduch- por medio d& la interpretación. Mencionaré entonces sólo
gos! Más vale, en este caso, seguir siendo analistas para ser capaces dos breves ejemplos.
de discernir, en esta representación, lo que Ange pone en ella, con El primero recordando cómo la expresi6!1 psicosomárica .cutá-
qué la llena, quién la ocupa y se asienta en ella, para decirlo de otro nea de un prurito difuso fue bloqueada repentmamente por la muro-
modo. con qué se encuentra catectizada (besetz). En primer lugsr, él ducción de la representación "saco de piel" como "límite", o tam:- .
se ubica en ella en ·el Jugar de su hermana , de su madre, hace des- bién como ''continente" por ·medio de la expresión ''sentirse mal o
aparecer su sexo de la vista. adopta ·la :ipariencia de una mujer, bien en su piel " o en la del otro.
afirma la similitud para negar la d iferencia , dice, en resumen, que. El segundo al señalar cómo el horror de la palabra "estropeado"
pese a que sabe. quisiera no saber nada de la posibilidad de la cas- (estropié) pronunciada por su madre nos condujo a esta divertida
tración; además, reencuentra en ella Ja f\.mción del instrumento, del secuencia: en el halo de sus quejas por no progresar (piétiner), de
accesorio, ayuda necesaria de su impotencia de antaño. Pero, sobre Ja referencia a su placer de espiar (épier), la palabrá (estropié) ,
todo , lo que fija a la bombacha en su funci ón privilegiada es el hecho e lla misma paradójicamente estropeada en ''etrospié", (est-trop1-ce-
de que, además de las contradicciones e incoherencias de estas de- pied) nos condujo a la representación de un pie (pied) aislado que
terminaciones, indica y oculta el lugar de la diferencia, es decir. la figuraba. como una protesta de or1opédico, en un sueño. De ese
fuerza del vacío. Podemos decir desde ya que la "catexia" (ocupa- modo develamos el tem3 del falo postizo.
ción: Besetzwzg) es algo así como la suma o la recopilación de ele- Es así, en realidad, que progresa la cura, por el
mentos heterogéneos. •·afectos'' inclui<los. de las fijaciones de una representació n a ot ra , mediante la escucha
' 1 u mismo o curre en castellano con Ja p:il11bra representación. 1T .l y el descubrimiento de los juegos jocosos del signi fi cante.
140· 141
· ¿Hemos logrado, como lo-deseábamos, tomar una cierta dis-
tancia en relación con la metáfora energética y, sobre todo, hemos
logrado situar mejor los elementos de una economía psíquica? ¡Sin _
duda, no hemos hecho nada más - y hubiese podido ser de otro
modo-- que proponer otro sistema de representaciones que reem-
plaza la metáfora denunciada! Pero lo que me importaba era lograr
deslindar el concepto de fuerza de sus implicaciones mecanicistas y
" anales", para comprender mejor la especificidad de una "fuerza
psíquica", la misma que sostiene, en último análisis, la "potencia"
en el sentido en el que la entendemos, quiero decir "sexual". Quisie-
ra haber logrado distraer nuestros espíritus estudiosos de la alter-
nativa cantidad/calidad y habemos permitido reencontrar la esencia
de la diferencia que las funda doblemente, haber logrado que se en-
tienda que la fuer za es antes que nada la capacidad de asumir las
antinomias, y que la antinomia es la dimensión agente de nuestra
experiencia.
.. .
.l .
;.• Este libro se te.rminq de 'm'es
de agosto de 1982. en los callcres ¡¡raf1cos de
LA PRENSA Mfo1CA J\RGENTl:-IA s. R. L.
Junio 845. Buenos Aires.

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