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.-fo¿n" I %-
siglo veintiuno editores,sa
cEr¡o oEt AGUA 2¿8, MEXICO 20, D F
siglo veintiuno_deespañaeditores,sa
c/Pta¡a 5, MAofto 33, €SPAXA
sigloveintiunoargentinaeditores,sa
sigloveintiunode colombia,ltda
Av. 30. 17-73 Pn¡ ER PISO. ¡OGOIA, D.t. COIOTAüA
CAPITULO 2: CHILE
Singularidad de la historia chilena,4T; e
ra del salitre, 50; La vida y el trabajo en
ción obrera en el norte, 76 ; cristalizació
ta,90; trayectoria de la izquierda chilena
toria de Chile, 108
CAPITULO 3: ARGENTINA
El enigma de la historia de Argentina, 11
dor, 116 ; la promesa del desamollo econó
moülización obrera, 136; el curso anóm
obreros de la carne y el ascensodel pero
mo,224
CAPITULO 4. VENEZUELA
Historiografla de un pasado turbulento,
creación de un proletariado petrolero, 260
un pals,273; fundación de un orden liber
temporánea de Venezuela, 319
CAPITULO 5: COLOMBIA
Orlgenes de un sistema polltico partidist
cat'etera,349 ; los trabajadores del café
ro,367; la Violencia y la civilización caf
contemporánea de Colombia, 430
t7l
CUADROS
GRAFICOS
t1
espejismoante fenómenoscolno el recesogeneralizadade Ia.econorníaca
pitalísta, el crecimí.entodel desempleoy el colnpso d,ela,spolfticas euro
peos del Wellfare State. Estas nueuas reaüdades, concluye, le estón
abriendopaso al reencuentrod,elmoui¡níento obrero con otros gruposy
mouimientossocial¿s,! por sobre todn, con su propia uocatíónreuolucio
naria,y dc¡nocrotizadora de Ia soci.eda.d..
Frente al segundopunto, el de la
parcelacün del moui¡nicnto obrero, Bergquist postul.a y rescata Ia uni-
dad de la clase obrera como tal y dedica la.mayor parte del libro a argu-
rnentar precisamente que Laexclusün, conscíenteo ingenua, de las traba-
jadores uinculados o Ia estructura eÍ,portadora equiuale no sola a una
mutiladón de buerwparte de l,ahistoria de Ia clase en Améríca Latína -
Ias últimas décadasdel siglo XIX y las tres primeras del presente, por Ia
rnenos-, sino que, a.derruis,nospriua de la posibiltdad de descifrar el pa-
pel estratégico dc estos trabqjod,oresen el desanollo económicoy político
de bs cua.tropoíses estudiados, a saber, Chile, Argentina, Venezuelay
I
Colo¡nbía^Esto es lo desafíante tarea del libro.
Dentrc de esta nueuoperspectiua,la "externo" se canuierteen factor
ii, decisiuode estructuración del ord,enínterno, no tanto por el tipo d,ecla
trl:, sesdominantes que engend.ro,aunque las rela,cionescon éstas tampoco
se rnenosprecían,sino por la especificidad de cosmovisiones obreras que
se ua.nteji.end.oen sus intrinca.d,osredes y que el autor reconstruye con
gron erudicün y perspicacia a Io Inrgo del terto. Se reitera así Ia tesis
central: hon sido las trabajadores quienes con su impulso, sus límitacio-
nes o equívocacíones,con su debilidad o con su fuerza, le han imprirnido
su portícularídad a la.sdíferentes formaciones socíaleslatinoamericanas.
Con esto nueua óptica, lo mirad,ode Bergquíst no se detíene exclusi-
uonente en las condiciones materiales de uida dc los trabajadores en los
centros de prod,ucción, sino que la exti.end,ea todas las facetas de la coti-
dianidad Y l"acotidia.nidad.del obrero es no solo Ia del sitío de trabajo, o
euentualrnentela del portid,o, sus formas organizatiuas y la prensa pro-
pía, síno tambíén Ia de la.casa, la del bar, le del centro d,erecreación,la
del lcnguaje, Ia,de su sexualídad, Ia de sus experiencíasy percepciones
nombs exporta.dorosen las estructuros socio'lesy polltico
nente, toles como el despegue industrial deriuodo o corn
nipída urbankación, el fortalccímíento de las recursos e
pliación de las redesde comuníarcün, y muchos otros que
e ilustradps con obu¡\dante acopío de informacün por pa
que constituyen temas bien conocí.dospor quienes esté
con Ia historio moderna latinoomericono Quisiera subra
portir del sugestiuo texto fu Bergquist, las porticularida
ral.esque se tejen en esenudo de relacíanes.
En Chil,e,par@tonar el orden dc exposícün d'el antt
geognifico y ocupacíonol de las obreros dcl salitre, prime
después; Io dispersión de las instala'cíonesminetws y de
bre los tnistnas; osí como las crisis clclicas de los produ
dos, creoron uno cultura obrera nomádica, de ímplicacion
Por un lado, su condíción de trashumantes los lncía, ,ne
disciplino de lospotronos y mós erigentes en las contrata
otro lodo -forasteros en todas partes- no tenla,notra
construir su unidad y su autonomía de clasea partir d'esí
cicron inuentóndase audaces formos de sociabilidad, y
cohesionaroninicialmente en torno a socíedadesde ayuda
m,onn filarmónicas; posaron luego por otras mós sofísti
comunalest eue a.dquiri.eroncel,ebri'd'adcontinental con
Iquíque en 1907; y, desernbocaronfinalmente en las form
salesde organízacün gremíaly polltica,los sindícatos y lo
buidos de un tniütante naciana.üsmo,coracterístico de los
ros, conquistaron un sólído presügia en otros sectoresd.e
su capocidodde mouiliza¿ión y en el resto de América La
tura polítíco. Los condicíonesad,uersasde su surgimient
transformarona éste enuno d.elas mouimientos obwos
t mente articulad.osa niuel nacíanal. Se m.antuuieronen "e
iI trófiao" con eI capital hosta la gron trugedía de 1978.
I El rumbo de Io close obrera en Argenüna fue mucho
!t,
\
1
{
dustrio exportadara dc lana, cereal¿sy especialrnente carnes, alH, con
excepciónde bs zonas costetu,sen dande seprcdujeron olgunos destel
reuolucia nario s (Alco rta, 19I 2 ; P atag onia, rc2A-2I ), eI desgarrotnien
tf cultural se haplo aún mós potétíco, puesto que coeristfan conflíctíu
f,
IF rnente dos tipos de situaciones, La primero era Ia. de una capa sígnifi"
tíua compuesta tonbíén d,eobwos inmígrantes no calífícadns,con es
sa copací.d,ad orgonizotiuo y reiuind,icatiua,y por tanto, fócilmente sus
tuiblcs por vornpehuelgasd¿ Estados Unidos, Australia, y Nueua Zela
# da. La segunda situa.ción era la que cobijoba tanto a los obrercs na,c
fl nales califrcadas, uínculados al ernpaque de cames o a su procesamíen
/frigortficos), como a los trabajadores rurahs, dispersosen Ia potnpa, d
iii dos bs métodos e*tensiuos habituales en Ia crío d.egonados. Los trab
ja.dores d,eeste úIümo conjunto, nacional¿scalíftcodos y rurales, solf
iil' serlnstibs o los inmigrontes (apodadas "golandrinas"), refroctarios a
i occión colcctiva y con Htnites objetivos infranqueables para forjarse u
1ir
uisün autónomo de Ia sociedad.Se refugíaron en lo que podrí.atnoscan
terízor corno uno cultura gaucha, mezcla,de una mentaüdnd indiuidu
listo y compeüüua. con un nacionalísmochauuínísta.
De esto contraposicün entre a¿¿ cultura obrera cosmopoliüay u
cultura obrera gauch4 se deríuoron consecuencíasperdurables para
socíedad,argenüna: desde eomícnzosdel siglo, su unid.ad.interna esta
roto- Este dramoínteríor es el que se expresapopularmente en Ia mela
colla y el fotolismo del tango. En el pl,anopollüco se expresóparadígrr
ticamente en el peronistno, cuyo ascensoy consolídacíón tuvo como s
pofte fundomental, según Bergquíst, Ias obreros de Ia carne. Su conc
sün, segurarnente muy Tiotémica"es la, d,eque el peronísmo bloqueó
pnoyecto polltico burgu.ésd,eIo postguerra, pero ol mísrno tíempo frustú
el potenciol socíaüstade Ia claseobrera^En este mouitniento pendular,
míIitorísmo surgü corno meconísmorecurrente de reuersíóndel ínestab
equilibrio o favor de b cb.sedominonte.
En Venezuel4 país que desde las albores d.elsigla se lnbla. erigida e
el principol exportodor d,epetúl,eo del mundo, y que Io síguíó síendo ln
cr¡ltura obrera del petróleo que, en un s
le carnes,ollí, con-n tor, pero fundados en su oruihsis, no
Án oryunosd'estellos complcjo artiaulada de por Io menos
-ol- fi, el áesgort'omiento a' discutibl¿ sensibiüdad a la dependenc
i ó,*¡ t tía'n conf lictiu rodicalismo gremial que se rnueue den
:;L-d; caPasignifica' miso entre el copitol y el traboio, es d
",* esco'
'i",lli,
lr, * calíficados'con porticipación; y, finalrnente, una ocep
P"t!T":.t:
;:f:. pitalísta, en las términos que Ie han sid
;;;;;"t;; Y Nueuazetolt' Democnitica
tontoo losobrercs"Y:: Por últitno, resulto porticulormente
o a su
";:;;;;;;,i.taProcesamiento
,l"i
nomno'
pnoponeel autor del caso colambíano.
' -(.o'
L.os trab
s'-
iguol que en los onteriares, Bergquíst p
rfr't-ionoito
" ernergede la llomada fose dc crecitníen
'r;;J; : v'Y*f:L::t:i:
rlur"rñi el polo de consoli.d.acünde uru, econo
s o la
refra,ctorin
¡,"
una de ln expansíón cofetero d.efincs del s
l,r;obtesPora foriarse sente.El hilo conductor del anólisis so
*xtr#xr:;:rm ury
autor engloba bajo la.categoría genéri
de pequeños propietorios independien
jornolcros, todos ellas dotodas, por la d
oUr.t" cosmoPolitaY cidad paro soportor las crisis cíclicas
',," p"¿u'ábt" P"::-Y
i"t¡^ t dinl. Dos tesis centtwles organízon el
taba
il íí¡a"¿ interna es la'n- con el pnoceso de colonízacün y Ia' co
n
e,e lo e
; "pú";"nt ó arodi ^ms rui'- uertiente", estipula, que la conquísta
:ait:"; ; ; p r es P demognifica contpronetícron o la mas
so.-
liisotidncü n tuuo^como conctu' ñalada, en un enfrentomíento sangrien
";;; ;;b|arne' su
uecescon los terrotenicntes. Como re
Ti,í",10;;;*
ry"!!n::!,1
:;"";í"i'ii a"*Pofrustú'
eso especiede hobbesianismo social, h
tneconismode resístencioa la proletari
Pend"Y?::I¿
irt í, liii ¿*ienrc ¡osos, en cuanto híci.ercnuoler su con
;;;;;;;ún áet inestob
lo botol,la,estratégíco por la transform
quedar sumidas en Ia peor otomízaaió
dct sigloselnbía ?ñ54'o mización surgid,a d.eesto plrrica uictor
;;;;; 'iguió sicndatws' la, retwuada rnasa d.epequeños produ
"
biMades de su ¡nodelo,y le índica en qué otros c@sos podria. tener fecu
dos oplícocíones,en cu.ólcsestorla sujeto a modificatíones sustanciales
en cud.lessímplemente tw tendtí.a ualídez alguna Un admirable sentid
crltíeo, Ttocousual en los medios académíeos,y que reuela al mis¡no tí,e
po utr.ogrun seguríd.ad, en Io que se ltace. Bergquist tiene Io uno y lo ot
porque se equipó de monera ínmejoroble paru realkar esa larga march
por América Lotina"
Urw empresa intelectuol de estas dimensianes requiere, en efecto, d
Ia oprcpbcün crítíco" efectíuamente lngroda,,de las auances del cono
micnto en por lo menos tres planos intenelnaíonados. El prírnero es el d
los auances d¿ b modemo histori.a social, y de la laboral en particula
cuyos te¡nos constituyen los preocupacionescenttales del libro: Laform
cün de una concíencíaobma; el desmonte de cierto culto o Ia product
uidad.y al d.eterminismotecnológico; las luchas obreras por la recupe
cün del contrcl sobre el procesoptoductiuo y sobre suspropí.asuidns. E
toda esto problcmúüco es posibla reconocerla influencia de antecesor
twtablcs, cornoE.P. Thompson y Eric Hobsbawm, en Inglnterra, o D
uü Montgomery y Hury Brauerman, en Norteamérica, quienes no so
lnn hecho hístoría sirw que han cambiada nuestro modo de hacerla^Ha
que onotor quc se trato, sígníficaüuoÍnente, de autores que han estad
uinculados, en algún nwmento, a la miütancia,polltica, e.toreas educa
uas en centtps obreros y eventualmente, Ins dos últimos, d,eautores qu
han trobojada ellos tnismos corno obreros, ol igual que la hízo Bergquís
ontes d.ededicorseprofesionalmente o la hístoría"
El segundo ouonae, e&pWcüomenteasimilada en este libro, y que
lector íd,entifbaú, mó,sffuilmente, es el de las teoña,ssobre el funcíon
micnto d.elsistemo económícomundial, mejor conocídaseorno teorfas d
lo dependcnciq que configuron lo ruis notabl,ey uniuersalrnente ace
ta.d¿eontribución de América Latina a las ci.enciassocinlcs.
El tercerc es el d¿ bs üferencia.dos d.esarrcllasde la.shistoriografla
nacionales, tw sob con respecto oI terna especlfíco d.el mouimient
obrero, sino con nespectoa Ia euolucün globol de las sociedad.esaquí tra
|i todos.
I
Bog
casos Podia' tener.fecun'
s sustancia'les, Y
trooniÁne
'" Úi od'rn¡rablesentídn
ái, reueloal mismo tíem-
ío"¡tt tiene lo uno Y Ia otro
liál¡"o, esalarga marcho
nesrequiere,en efecto' de
de lns-ouancesdel con?c!'
el de
Áo¿ot. El Prirnero es
a"-to U\orál en Particulnr'
lenttalcs dettibro: la forma'
íi i¡'rn" culto a la Producti'
ws obreras Por Ia' recuPer@-
En
Tiai susProPiosvidns'
Io influencia d'eontecesores
en Inglaterra, o Da'
{uienes no 29Io
ñ Áoao hacerla HaY
áe
áLáuror"t que han e-stadP
tareos. eiluc11i;
irr-p itm" o @-
que
dos últimos, de autores
lii"l q"r la hizo Bergquist'
Ile
del
sión ideolósi"", ,rrr;ienorancia casi total del papel central
del mundo occidental. Hice mi especia-
to obrero en la histáiá moderna
latinoamericanos, con lo que aprendí una
lización doctoral en estudios
uñor, que el movimiento obrero latinoamericano
tesis de moda
"" "rár
era prepon¿eranteÁLttt" .oí.L*ador, capita_neadopor una élite pasiva
radical v re-
á" truU^:u¿o.", inánrtiiales que había perdido su vocaciÓn
volucionaria.
y educación for-
Fue asi como, mediante la experiencia concreta la
u a"r""¿á, et papei de los trabajadores en la historia del
-ui
moderno. Pero al mismo tiempo me iban influenciando las gentes
-"tiaó"pr.rr¿i
de cómo ellos tra-
trabajadoras que me rodeaban. Ahora me doy cuenta
clase desprovista
taron de inculcarme los valores más profundos de una
fe democráti-
de organización social y conciencia poütica autónoma: una
un sentido 99
ca en las capacidaá"r i"t"f"ctuales de todos los hombres;
capital y del
ia e"plotaci6" v rul":usticia social; un recelo profundo del
gobierno, y una comirensión elemerttal del poder de las fuerzas materia-
y antes de con-
les en la historia. eprendi el oficio de mi tio, un techador,
historiador enl972, me gané la vida desempeñando
seguir empleo
,rrrá g.u" "o-á
variedad de oficios. Fui techador, operario -en una pequeña
de enlata-
i-prénta, chofer a" t*i y ambulancias, obrero _enuna.fábrica
de produótos agricolas, fumigador de insectos, cartero y
áor,
En ning;unode esos puestos tuve contacto
"o"""ttero directo ni con tra-
estibador.
partidos de izquierda'
uu¡uaor"* sindicaíizados ni con-militantes de los
Ia mayoríade
Tal hecho no debe causar extrañeza. Durante estos años
de las grandes
los trabajadores ri"ái"utirudos se limitaba a los confines pa-
del sector industrial. Y la izquierda, gracias a la ofensiva
"-pr".u, estatal, ui político áel macartismo, había sufrido un
;;;;"iy
"r"árd"lo de la épocade Vietnam' ha durado
*fipt".uti totai,lue,
"on "*"Lpción
hasta nuestros dlas.
concepción
Debe ,", oblriJirre los valores de cada cual, o mejor, su
r" determinan directamente por su situación de cla-
social del mundo,
"á que vender su propia fuerza de
;;, ;.t el hecho, verbigracia, de tener
capitalista. No. La comprensión
I
ioUu:o para sobrevivirln una sociedad
{
I
$i
No obstante, aun en circunstancias desfavorables com
res, es posible progresar hacia la comprensión del funciona
sociedad capitalisüa. Cuatro factores contribuyeron a hacer
te de esta verdad social: mi experiencia en Latinoaméric
como miembro de los Cuerpos de Paz asignado a un pueblo
luego como investigador académico en varios de los pais
srón-, donde las fallas del sisüemacapitalista y sus mecan
plotación social se reveliancon más claridad de lo que suele
las naciones ricas, de capitalismo avanzado, como Estado
trabajo de posgrado con John Johnson, el primer historiad
dense en ofrecer una interpretación global y materialista de
lítico latinoamericano a lo largo de este siglo; la influencia
sobre mí el análisis marxista, que primero llegó a mi conoc
épocade la movilización universitaria en oposición a la inte
teamericana en la guerra de Vietnam y, finalmente, mi inte
Ias circunstancias que rodearon el asesinato de César Ca
a\umno mio enDuke University, organizador sindical y act
tido Comunista de los Trabaiadores (Communist Workers
fue muerto, junto Concuatro de sus compañeros' a manos
del Ku Klux Klan y el Partido Nazi Americano, en la ciud
boro, Carolina del Norte, en noviembre de 1980.
De esta manera personal y particular, aspectos de la
posguerra han impaétado mi formación poliüicae intelectua
t¿ó aleún detalle porque, según lo evaluarán los dive
""
simultáneamente actúan pára inspirar y limitar cada aspe
que sigue.
Aparte estas consideracionesideológicas, que influyen
ción áe los datos historicos y mi análisis del material, el
otros aspectos, tanto positivos como negativos, relacionad
de desairollo de los eÁtudioshistóricos latinoamericanosy
de la metodologia comparativa. Aunque estoy convencido
desarrollada a lo largo del libro constituye una paliancapo
interpretación de la hisüoria l¡atinoamericana,los capitulo
que coadyuvaron a
literatura existente entorno de ella. Los espeeiaüstas
el manuscrito, me
üo¡".rtación de miinvestigacióny luego comentaron
permitieron atenuar, no superar, este problema' -- junto
sin embargo, el suúdesarrollo mismo de la historiografia,
con liaslimitacione;q"" "" ;;n sobre la investigación de la historia labo-
;;i; 6 q"" para justificar intentos globales de interpretación
de la tarea que
en las presentes circuristantias' Debido a la magnitud
"" "o-Uitiu
afrontaelpequeno*nodehistoriadoresquetrabajansobreAmérica que
;;ti""l iaslmplicaciónes politicas de toda investigación, no creo
prioridades, a investigar al
nos podamos " dar ;i1ot ü proceder, sin
sea de Eranera
urur. nrp"ro en tal r"rriido que este estudio sirva, aunque
prioridades y fomentar
,rr.rypur"iul, para estimulaiel debate sobre esas
Espero ¿sirnism!
ulteriores investigaciones sobre el movimiento obrero.
q""1" ri.iO" a"f pu"uáo, resenada de manera imperfecta en estas pági-
y por part'e
iur, u itrrpiát.rttá actividad política inteligente eficaz
orden s<rcialmás
clase obrera, en su lucha incansable por forjar un
de la"y"á"
humano en el mundo. (en el año acadé-
Gracias a Ue"r, á"1Social ScienceResearchCouncil
Council (durante los meses de
mico de lg77-7gl Vá"f O"f." University
investigación en los archivos
verano de lg?9 v f"g80)p"á" adelantar ósta en
¿" Cftii"'y Argentina, Venezuela y Colombia. Después,
;;ibü;t D'C' y del Nationa
1980y 1981, ";r becasaet Witson Center en Washineton
permitieron dedicanne a
Humanities center en carolina del Norte me
y a la redacción del li-
una lectura detallada de la Iiteratura secundaria
Deseo agrade
bro. Muchas personas comentaron partes del manuscrito.
David Bushnell, Tulio
cer especialmente a John Johnson, John Wirth,
HalperínDonghi,¡ot,tWo-"ck,PaulDrake'JohnLombardi'Richard
Ellner' Sandra McGee
Wuit"r, Gonzalo Sátt"tt",, Ariel óorfman' Steve
Ronald Newton, Emilia vio
Tico Braun, catrrviecrurrd, Daniel James,
Gonzalo Fallabela, David
tti da costa, ¡or"pi T\rlchin, James Barrett,
mis colegas de Duke quiero
ó;ili"t, Stanley Stlin y Brooke Larson. Entre Geref
;;;á;;;t a J;hn T;iáJ", cu'ol-Smith, Art¡rry Valenzuela' Gary y
John Celi, Bill Reddy, Jim Epstein Dick
fi, Larry Cood*.vr, gi'ólrlf",
Mayo de 198?
I
l
muy disímiles trayeetorias ideológicas y políticas de los
mientos obreros de América Latina: marxistas en alguno
fascista por lo menos en uno, y überales, al menos hasta e
otros. Ambas deficiencias tienen una raíz común: el no ad
su profundidad, las implicaciones sociales provocadaspo
formas de integración de l¡as economías latinoamerican
1880, al proceso de desarrollo del sistema capitalista m
entonces, la maduración de las sociedadesindustrializada
del Atlántico Norte generó cuantiosos recursos tecnológic
e imperativos sociales y políticos internos, que impulsaro
ción masiva del capital europeo al resto del mundo. En A
\ las élites sociales supieron aprovechar estas circunstanc
I formar sus propias sociedades.Una a una, las naciones de
1; na fueron especializándoseen la producción de uno o va
primarios de exportación.
\
Humanistas y antropólogos latinoamericanos de la
I
! años treintas fueron los primeros estudiosos que advirtier
la importancia de esta transformación orientada por la ex
\ embargo, fueron los economistas estructuralistas, vincula
t sión Económica para América Latina, CEPAL, quienes
t mayor profundidad sus implicaciones para lo que ellos d
desarrollo económico dependiente, o reactivo, de la regió
décadasque siguieron a la Segunda Guerra Mundial, con
\ logias sistemáticas de las economíasexportadoras y, de m
cida, delinearon las implicaciones que cada una de eüas c
el desarrollo económico nacional de la periferia latinoame
tema capitalista mundial. Entre tanto, otros científicos so
riadores latinoamericanos analüaban l¡asdimensiones soc
y culturales provocadas por la transformación económic
\
[261
zados, relativamente poderosos. Durante las décadassiguientes se con-
virtieron en importantes receptores de la inversión extranjera en la
manufactura en los países subdesarrollados.Incluso a medida que el
sector manufacturero de estos países iba opacandoel sector primario, la
mayoría de los estudiososlatinoamericanos insistía en que los trabaiado
res del sector industrial constituían una fuerza insignificante para la
transformación historica de la región. Alegaban que estos trabaiadores
representaban un gxupo privilegiado en los mercados nacionales del tra-
bajo. Sostenían que los trabqiadores industriales, vencedores entre un
exóedente de trabajadores urbanos que competían por un reducido nú-
mero de empleos generados, dentro de la industria manufacturera, por
una expansión muy lenta en capital intensivo, conformaban una aristo
cracia óbt"ta, conservadorapolíticamente y conformista en lo social. Tal
noción fue desarrollada sistemáticamente por los latinoamericanistas
durante la década de los sesentas (2) y persistió hasta bien avanzada la
década de los setentas. Fue confirmada por Ia mayor parte de los contri-
buyentes a una importante reseña de estudios sobre el movimiento labo
ral regional publicadaen f977 (3).
1, De todos los trabajos publicados por estos cientiñcos sociales humanistas, el ensayo del antro-
pólogo cubano fern¿ndo Ortiz, Contrapunto cubano del tabaco y el azrícar, Nueva York, 1947,
pubñcado originalnente en 1g40, es el-más importante. Ios übros clÁsicos de los economistas
estructurales latinoamericanos son: Celso f\rrtado en lhe Economic llevelopment of L¡ti¡
America, cambridge, Inglaterra, 19?0, y osvaldo sunkel, con la colaboración de Ped¡o Paz' El
eubde¡arrollo y la teoríalel deearrollo, México, l9?1. De los otros trabajos a los que se hace
referencia, los de Fernando Henrique Cardoso y Enzo Falleto, Dependencia y deearrollo en
América l,atina, (México, 19?9, pubücado originalmente en 1969, y de Tulio Halperin Donghi'
Historia c{nt€nporónea de Améric¡ Latina, Madrid, l9?0, son los mÁs importantes.
2. Ias influyentes formulaciones de esta poeición correeponden a u! P$ de übros de Claudio Vé-
lez, ObeLclee to Change in Latin America, lpndres, 1965, y lbe Politice of Conformity iD Lati¡
I America, Ipndres, f96?, y a las contribuciones de Henry landsburger, especialmente "The
' r 'ip-
Labor Eüte: Is it Revolutionary?' , en Ditee in Latin Americ¡, editado por Seymour Martin
II set y Aldo Solari, Lond¡es, fSé2. Ios trabajos de Robert Ale¡ander consütuyen la ercepción
."gL. D""d" su perspectiva überal y anüicomunista, ingiste permanentemente en Ia importan-
a la
I
cia-del movimi.oto en los dessroüos históricos modernos de la región.
I 3. Rubén Katzman y José "iodi"dLuis Reyna, editores, Fuerza de trabaio y movinieníoe laboralee en
t
se con- condicionescada vez más rígidas para r
en la tos, adoptaron mecanismos de austerid
que el principalmentepor la clasetrabajadora
rio, la Esa solución, que también era la má
trabdado tas nacionales, condujo gradualmente a
para la obrera y el Estado, revitalizó la izquie
abiertos tipicos de los principales país
del tra- de la posguerra, frustró la efectividad
entre un Lejos de superar los problemas suscit
nú- nuevas restricciones muy pronto ame
por todo el proceso de expansión económico
derrumbamiento de los sistemas políti
\ür aristo presión masiva del movimiento obrero
Tlcial.Tal
ftbnistas últimamente comprometieron el impuls
pada la ma. Este proceso ya era discernible a m
cuentas y sieuió su curso durante los s
Scontri- tas en las sociedadesmás avanzadasde
fs,labo dos de los ochentas, amenazabacon afe
lt' cionestan importantescomo México, C
Por ende, la clase trabajadora se e
centro mismo de Ia crisis del desarrollo
Latina en la posguerra. Sin embargo, e
entre los estudiosos sobre l¡arelativa fa
to obrero y su naturaleza conservadora
traron sus esfuerzospor explicar la situ
en la clase trabajadora. Hubo destacad
$l
L Améric¡ Latin¡, Mérico, f9??. Las ercelentes con
I
t
t Juan Ca¡los Tone a esta obra, conforman lae exce
\, apuntan hacia las revaluaciones que siguem.
i 4. EI manuscrito inédito de Paul W. Drake, "Joumey
bor Movements Under Authoritarian Regimes in
constituye un buen análisis y un resumen de la li
\ impücaciones para el movimiento siüdical.
toria regional era extremadamentedébil y limitado (7).
Las causas del desfase entre los desarrollos históricos y la teoría de
las ciencias sociales son por si mismas dignas de investigación. ¿Refleja
ba acasola sociologíade las ciencias sociales latinoamericanas las condi-
ciones cadavezmás represivas que se presentaban en el ámbito de I¡a
investigaciones en América Latina? ¿Las prioridades de las entidades
que financiaban dichas investigaciones? ¿O el peso y prestigio de los
progxamas investigativos y teóricos que se producian en los paises in-
dustrializados?
Parece ser que la última hipótesis ha sido particul¡armenteimportan-
te. Para una generación de analistas de la posguerra en Occidente, la
debilidad e irrelevancia del movimiento sindical resultaba una suposi
ción plausible. Al finalizar la guerra, los movimientos obreros combati-
vos y de orientación mamista que se habían fortalecido en todo Occiden
te durante una décaday media de crisis en el orden mundial fueron rápi-
damente contenidos. País por país, los sindicatos fueron transformados
en organizaciones relativamente dóciles, complacientes y burocráticas
integradas plenamente, bajo el ojo supervisory regulador del Estado, a
la vida legal y politica de las respectivas sociedades.El éxito de la ofen-
siva general del capitaüsmo contra el movimiento sindical obedeció en
gran medida a la abierta represión ejercida contra la izquierda, a la Mbil
manipulación del nacionalismo a medida que la rivaüdad entre los prin-
{
l
I
en Estados Unidos y gran parte de América Latina, o imp
como en Europa Occidental y algunos países de América Lat
tivo de la transformación socialista y se plegó a la lógica cap
revolución permanente de las fuerzas productivas. Particu
movimiento obrero cedió terreno en la cuestión del control d
zaciiln del trabajo a cambio de una mayor participación en la
De este modo, el capital eliminó el obstáculo principal y má
para su expansión durante el período de la posguerra. Do
movimientos obreros poderosos y conflictivos que amenaza
nar el proceso de acumulación capitalista. En efecto, el cap
al sindicalismo en su socio. Los sindicatos se unieron a los ad
res para disciplinar a los obreros y para regular y reprimir lo
industriales. A cambio, los trabqjadores organizados cons
sindicatos y vieron incrementar sus salarios reales y benefic
les (9).
f0. Alejandm Portes y John Walton, Labor, Clere ¡nd the Inten¡tion¡I Sy¡tem, Nueva York,
1981.
11. PaulBaran,LaecononJapolfticedelcrecinipnto,Mé¡ico, 1959;SamirAnin,t¡acumulacil¡
¡ esl,¡ mu¡di¡|, Mérico, 1974; Arghiri Enmanuel, B interc¡nbio deaigu¡|, Méúco, 1972.
escuelas de capacitación para dirigentes sindicales extranjeros h
guerras internacionales de gran envergadura. Aunque el costo de s
jantes iniciativas no minó seriamente la hegemonía política e ideol
del capital en Estados Unidos, cada una agravó significativament
problemas económicosderivados del traslado de Ia industria produ
al exterior. Actualmente, es el legado de ese proceso económico e
está generando los problemas socialesy politicos más severos en los
ses desarrollados de Occidente. Por su parte, el movimiento sindic
visto disminuido el número de sus activistas y menguado seriamen
poder económico y político. En años recientes, los terminos del com
miso histórico en la industria básica se han roto por completo. Aunq
movimiento obrero en su conjunto no ha reevaluado aún el compro
de la posguerra con el capitalismo, se ha sumado a una coalición de
pos sociales en procura de la protección industrial y de políticas qu
centiven la compra de productos nacionales. Obviamente, dichas p
cas representan una amenazatanto para los mecanismosde acumula
capitalista en el sistema internacional como para la teoria überal d
ventaja comparativa en el comercio mundial sobre la que descans
sistema.
No obstante, es preciso hacer notar que los problemas que aqu
actualmente a los paises capitalistas desarrollados surgieron muy le
mente. Hoy en dia son más evidentes, gracias a la mirada retrospe
que se ha aguzado por las presiones sociales y políticas desencaden
con el colapso del compromiso entre el capital y el trabajo, y el esta
miento general de la economia de los países desarrollados. Durante
muy dichosas décadas, la viabilidad del compromiso con el movimi
obrero, su inevitabilidad, fue endosada por la opinión pública y aco
con alborozo por las principales corrientes teóricas de las ciencias s
les. Los estudiosos reclamaban Ia "muerte a la ideologia" y proscr
la lucha de clases en sus teorías sobre el desarrollo en el mundo mo
no(12).
12. Ver Cha¡les Bergquist, Altcr¡¡tive Approocbee to the Problen of Developnent: A Se
¡¡d Annot¡üed Bibüo$aphy, Du¡ham, f97E.
E 9*¿-a' -ñ
J.i*'
obvio: el movimiento
ggerTa en los países más importantes de la región. Sin embargo, esta
ievaluación no ha conducido aún a una revisión teórica de las nociones
tradicionales acerca del papel que desempeña el movimiento obrero en
la histc¡riadel siglo XX (f4).
Los latinoamericanistas hemos desconocido la importancia historica
del movimiento obrero, en Sran parte porque la hemos buscado en un
lugar equivocado. Hemos aplicado, de manera acrítica, enfoques mar-
xistas y liberales ortodoxos a la historia del movimiento obrero' que son
-ar upropiados para el desarrollo histórico de las sociedadescentrales
del sistema capitalista mundial. Hemos aceptado una dicotomÍa en los
estudios sobre la clase trabajadora, que planteaba una serie de suposi-
ciones radicalmente distintas acerca del comportamiento social y las ac-
titudes políticas de los obreros rurales, eonsideradoscomúnmente eomo
"campésinos tradicionales", y para los obreros industriales, el "proleta-
riado moderno". De esta ¡nanera se separaba conceptualmente y se ex-
cluía a los trabajadores rurales del "movimiento obrero"; los trabqiade
res urbanos -artesanos y proletarios de la industria manufacturera- se
convirtieron en el objeto de la historia del sindicalismo. Sin embargo, la
torpeza de dicha dicotomía aplicada a los estudios latinoamericanos era
evidente para muchos. ¿Cómo clasificar, por ejemplo, a los trabajadores
de los complejos azucarerosrurales de Cuba? ¿O a los mineros de la sie-
rra del Peru, quienes entraban y salían de la agricultura tradicional?
Solo si se áeja de lado esta dicotomia conceptual tan artificial en el
enfoque de la historia obrera de los países periféricos y se remplace por
una nueva categorla de análisis, empezará a manifestarse plenamente el
I
i 13. Ibomas E, Skidmore, "Workers and Soldierg: Urba¡ I¡bor Movementg and Elite f,esponses
inTrrentieth4entury tatin Am€rbs", en Virginia Bemha¡d (ed.) Elit¿¡, Ma¡¡e¡ ¡¡d Moder'
niz¡Étronin Lrti¡ Anc¡tc¡. l860'l$m' Austin' l9?9.
f4. Hobaú Spalding (Véage l¡ noüo ?l; Peter Winn, "Oral lfistory and tbe factory Study: New
Approachea to l¡bor History", y charles Bergquist, "wht is Beiag Done? some Becent
t,
t
Sh¡dies of the Urban Worli¡g Cta¡s and Orga¡ized f¿bor in l¡tin A¡oerica", en l¡tin Aneri'
c¡¡ Bce¡¡cü B¿vicv, Vol. 16, No. l, 1980;Vol. 14, No. 2, 1979;Vol' 16, No' 2, 1981'
I
I
mientos obreros nacionales de la región. A mediados de siglo, y
antes en países como Chile y México, esa trayectoria ya se habia
L
v
cionalizado dentro de los sindicatos y partidos del movimiento
dentro del patrón de las relaciones laborales sancionadaspor el
En la mayoría de paises, siendo Cuba una notable excepción, la t
I
I
ria de los movimientos obreros nacionales, establecida a med
siglo, persiste hasta nuestros dlas. De ahí que el destino de la
$ obreras de la primera mitad de siglo haya influido profundamen
I patrón mediante el cual sus sucesoresde la posguerra han afe
vida política e institucional de Ios diferentes Estados nacional
región.
Resulta fácil demostrar liavalidez de estas aseveracionesen t
lógicos, pero aún requiere ser confirmada por medio de estudios
cos detallados. Los economistas estructurales latinoamericanos
traron ampliamente Ia enorme importancia del sector e:rportado
salud económica y el desarrollo capitalista en la periferia latinoa
na a partir de 1880. Dicho sector ofrecía las mejores oportunida
la acumulación de capital. Determinaba el volumen de entrada
sas y, por ende, la capacidad de una economíacualquiera para a
la imporüaciónde bienes manufacturados, capital y tecnología.
ba, directa o indirectamente, el gn¡eso de los ingresos tributarios
namentales y, por consiguiente, su influencia era decisiva en
miento y el poder del Estado. Esta importancia de gran magnitud
longó incluso hasta el período de industrialización en gran escala
por algunos países de América Latina a mediados del siglo XX.
veer divisas vitales, el sector exportador creaba condiciones p
industrialización por sustitución de importaciones, en remplazo
industria de bienes de capital.
Obviamente, no existían dos economías exportadoras iguale
cesidades tecnológicas, de capital y de fuerza de trabqio. Algu
mostraron ser más vulnerables que otras a las fluctuaciones del
internacional. En algunas, los medios de producción eran de pr
extranjera, altamente concentrada; en otras, la propiedad era na
zación durante la crisis del orden capitalista mundial y el colapso parcial
de la división internacional del trabqio entre 1930 y 1945. Por último,
mostraron cómo estas diferencias estructurales continuaron incidiendo
en el éxito de la industrialización nacional dentro del marco de la división
internacional del trabaio, ya modificada, que se coru¡olidóen la posgUe-
rra.
Resulta claro que este tipo de análisis histÓrico estructural puede
convertirse fácihénte en un análisis economista. Al estudiar el desarre
llo económicoseparándolo de las fuerzas humanas que tda transforma-
ción material desencadena-clases sociales, ideas, partidos políticos-,
los economistas estructurales latinoamericanos no solo tendieron a sim-
plificar en demasía el proceso, sino que también, en últimas, fueron in-
de explicar adecuadamenteel problema que s9 habian propues-
to resolver: por qué algUnas sociedades latinoamericanas alcanzaron
"upr"""
más éxito que otras en el logxo de su desarrollo económicoa medida que
el sigloXX avanzaba(15).
L]as dificultades que los economistas estructurales encontraron aI
explicar el desarrollo económico de la Argentina mderna constituyen
ntta prueUa fehaciente de lo anterior. Según sus análisis, la economía
ugró*pottadora de ganado y cereales que surgió en-Argentina desde
fégO fu} extraordinariamente propicia para el desarrollo económico na-
nor-
15. He ercluido de esta discusión los influyentes estudios de loe economistas neomanistas
y Gun-
teamericanos paul Bara¡, Tbe Political Econony of Grwth, Nueva York, 196?, And¡é
que surgleron por.la
der Frank, Capitalieio y eubde¡¡¡ollo en Amdrica Lctina, Méico, 19?8,
misrna época qo" de los economi.stas egtructu¡ales. Estos autores, con razón, insis-
congÉnita del capitaliono periférico e hicieton contribucionee fundamen-
"qo"ú*
tían en ta ¿eUiti¿a¿
de las
tales a la comprensión de los mecanismos a través de los cuales el erc€dente es eúrafdo
Pero en su
sociedades pe-riféricas y canalizado hacia el centro indugt¡ial del sisteDa mundial.
y
pr.o"op""id" pot a"-órt"at el fracaso del degarrollo capitalista en Anérica Latina su i¡sis-
ineütabüdad de la revolución socialists, demoetra¡on 8er no meDos eco-
L"cia mec¿"¡ca en la
oo-¡"t t y detcrministaa que los egfucturales. Al negar las oportunidades de
de d8¡
¿.otroUo a""t o Aa capiüüsDo l¿tinoamericano, loe neomanigtas fueton ircapacee
y diversidad de la historia l¡tinoamericana, de tal ma¡rera que sus
cuenta de la complejida-d
trabajos son de poca uülided en el estr¡dio de esas sociedades'
nómico, el conflicto social y la crisis política que
nifestaron a mediados de siglo. Tal como verem
llo de Argentina solo está indirectamente relac
de exporüación;es una crisis que debe ser compr
en términos de un movimiento obrero poderos
estructura que, desde 1945, ha obstaculizado el
capitalismo argentino y ha obligado a los grupo
por la borda, una y otravez,los principios liberal
Aunque el estructuralismo latinoamericano d
inadecuadopara esclarecerel desarrollo económ
nistró herramientas conceptuales fundamental
combinarse con las premisas marxistas tradicion
desempeñala lucha de clases en el cambio histó
confrontación entre capital y trabqjo en la era mo
tas se convierten en un poderoso respaldo para
desarrollo económico de América Latina, sino
moderna.
En primer lugar, los economistas estructural
la abrumadora importancia de los trabajadores d
el conjunto de la clase trabqiadora latinoamerica
pietarios de los medios de producción en el se
trab4iadores poseían un enortne poder económi
da entre ambas clases sociales constituye un tem
I¡atinoamericanade principios de siglo y tuvo gran
de cambio económico y político que se fue crista
glo.
En segundo lugar, al señalar las variables qu
miento económico, los estructuralistas, sin nota
de factores que alentaban o inhibían el desarrollo
cia y la organización de la clase trab4jadora. En e
mo se conjugaban una variedad de factores. La l
las condiciones climáticas no solo afectaron el
vinculos sociales y culturales entre los trabdado
identificaron rápidamente como enemigo de clase a un trust internacie
nal que manipulaba al gobierno a su antojo. La intensidad del capital y la
sofisticación tecnológica de la producción y el procesamiento del sector
exporüadorinfluyeron en l¡aorganización de los trabqiadores y ayudaron
a determinar el tamaño, la concentración, la calificación y el nivel sala-
rial de la fuerza de trabajo. En Colombia, por ejemplo, las módicas nece-
sidades de capital y la simplicidad de las tecnicas de producción emplea-
das en el cultivo y pr@esamiento del café les permitió hasta hace poco a
los pequeños productores competir exitosamente con los grandes capita-
listas cafeteros y mantener un control significativo sobre los medios de
producción y el procesode trabqio. La mayor o menor dependencia de la
producción exporüadoray los salarios ante los ciclos de temporada o las
fluctuaciones de la demanda y los precios internacionales no solo afecta-
ba seriamente el bienestar material de los obreros, sino que moldeaba su
sentido de justicia y la racionalidad de las relaciones sociales que los
rodeaban. Tales condiciones, fueron las que sentaron las bases para Ia
organización de la clase obrera cubana del sector azucarero. Todas estas
variables afectaban la capacidad del capital para controlar y "discipü-
nar" a la fuerza de trab4jo, aprovechando a los desempleadosy trabaja-
dores marginales dentro y fuera del sector exporüador,durante los perío
dos de militancia sindical. Así, resultaba fácil para la administración de
las plantas empacadorasde carne del gran Buenos Aires remplaz¿¡ ¿ les
obreros en huelga, puesto que había oleadasde inmierantes y trabajado-
res subempleados disponibles para ocupar los empleos no calificados.
Por último, la composición étnica y la nacionaüdad de los obreros del
sector exportador afectaban sus esfuerzos por lograr la unidad interna
como clase y determinaban en gran medida su capacidad para conciliar
los sentimientos nacionalistasy patrióticos con sus percepcionesde cl¡ase
en el marco de una lucha colectiva por mejorar sus vidas.
El nacionalismo también influyó considerablemente en la relación
que mediaba entre los obreros del sector exportador y el resto de los tra-
bajadores y otros grupos sociales. En aquellos lugares donde la produc-
un desarrollo sostenido v
roso.
Donde las condiciones estructurales se invertían, esto es, dond
producción exportadora comprometia capital nacional y fuerza de trab
extranjera o al menos étnicamente distinta, era más fácil inculcar se
mientos patrióticos y nacionalistas en contra de los trabqjadores. En
les casos, cuyo ejemplo más extremo es el de Argentina, y hasta ci
punto el de todas las economías exportadoras de América Latina do
el capital era mayoritariamente nacional, la dicotomía entre clasesy
cionalidad presente en el sector exportador se invirtió al nivel aná
del sistema internacional; y la posibilidad de alianzas anticapitali
entre los trabajadores del sector exporüadory otros gxupos y clases
ciales se redqjo apreciablemente. Dichas aüanzas se hacían aún m
improbables si la economía de exportación fomentaba directament
desarrollo económiconacional.
Sin embargo, de todas estas características estructurales, las nec
dades de capital para la producción exportadora eran las que primab
Allí donde las necesidadeseran altas, el capital extranjero resultaba
vorecido sobre el capital nacional en la lucha por el control de los me
de producción, las relaciones eapitalistas de producción tendian a pre
minar sobre las precapitalistas y las unidades de producción concen
das prevalecían por lo común sobre las dispersas. Por ende, las varia
estructurales que definen las economíasde exporüacióne influyen en
capacidad para promover el desarrollo económico tienden a combina
en forma normativa. Y dado que esas mismas variables estructur
condicionan la organización de la clase obrera en el sector exportad
las alianzas de clase entre estos obreros y otros g¡upos, casi siempre
fluyen en el desarrollo de los diferentes movimientos obreros nacion
de manera predecible. Así pues, condiciones estructurales como Ia p
piedad extranjera y la producción concentrada, que favorecen el desa
llo de una autonomia cultural obrera y de organizacionessindicales a
capitalistas entre los trabajadores del sector exportador, tienden, a
vez, a inhibir el desarrollo vigoroso de Ia economíanacional. Y el frac
largo de un continuo, definido la estructura de
cual el potencial para un desarrollo económicovigoroso sea inversamen-
te proporcional al existente para la organización sindical y la fuerza de la
izquierda marxista. Las economlas de exportación, cuyas características
estructurales las tornan menos idóneas para estimular el crecimiento y la
diversificación económica nacionales, se encontraúan a la izquierda del
continuo; a la derecha se situarlan aquellas que tienden a fomentar el
desanollo económiconacional. Un país, cuya economiade exportación lo
empde hacia la izquierda del continuo, debería presentar también un
movimiento obrero anticapitalista e históricamente fuerte; pero el gue se
halle ala derecha tendrla un movimiento históricamente débil e ideolóÉ
camente dependiente. Dicho de otra manera, los países ubicados por su
economía de exportación a la izquierda del continuo, poseerán una iz-
quierda política fuerte y sus posibilidades de transformación socialista
serán más grandes. Este crudo conjunto de relaciones y predicciones
parece tener, en efecto, bastante poder explicativo. Los lectores familia-
rizados con la historia de los principales países de América Latina reco-
nocerán que Cuba, Chile, Bolivia y Venezuela, y quizá México (16), se
encuentran históricamente a la izquierda del continuo, mientras que
Argentina, Uruguay, Brasil y Colombia se hallan a la derecha.
El anterior ejercicio es útil como un primer paso del análisis. Sin
embargo, por varias razones oculta tanto como revela acerca de los movi-
mientos obreros de América Latina y su influencia en el desarrollo de sus
respectivospaíses. En primer lugar, a pesar de que las variables estruc-
turales que definen las economías de exportaciÓntienden a agxuparse,
dicho agnrpamiento no es absoluto en el mundo real. Por ejemplo, la
propiedad extranjera y los altos requerimientos de capital y tecnologia,
factores intenelacionados que obstaculizan la acumulación de capital
16. Eeta interpretación de la historia mexica¡¡ no es obyia, mr¡cho menoe aceptada en general,
pero véase el eggostivo enfoque soble l8 lovoluci¡ln Me¡ic¡na de Frangoia-)kvier G¡erra,
i.I¿ Révoluüon mé¡ic¡ine: D'¡bord une évolution miniére?", en A¡n¡le¡ E.S.C., No. 36,
sep.-oct. l98l, pp. ?8ffi1{. Vuelvo a tonar erte punto en la Co¡clusión.
nacional. La economía cafetera colombiana se aproxima basta
t patrón.
En segundo lugar, una economía de exporüaciónpuede r
racterísticas especiales de tan abrumadora imporüancia, que
cia previsible de su impacto en el desarrollo económico y el m
obrero, aunque siempre latente, se ve continuamente supera
nomia petrolera venezolianailustra bastante bien lo anterior
I nos de Ia mayoría de las variables mencionadasantes, dicha e
asemejabastante a la del salitre y el cobre de Chile. Sin emlar
rencia de las exportaciones mineras de Chile, cuya demanda
cio a nivel internacional han fluctuado intensamente y por lo g
declinado en el trascurso de este siglo, el precio de las ex
petroleras de Venezuela aumentaron, hasta hace poco, en
casi geométrica. Inicialmente, el movimiento obrero venezo
sarrolló bajo un liderazgo mamista y pronto cimentó una am
antimperialista con otros gnrpos sociales. No obstante, los
vieron truncados después de 1945, y nuevamente a comienz
cada de los sesentas, por reformistas liberales que despué
apreciables concesionesde las compañías petroleras, las utili
asegurar y preservar el compromiso con el movimiento sind
implantar significativas reformas sociales.
Finalmente, el hecho más importante radica en gue las do
dependientes derivadas de la estructura de exporüación -el
Ir para el desarrollo económico, de un lado, y para la organizac
I y el crecimiento de la izquierda, del otro- interactúan históri
I formas tan complejas e inesperadas que de hecho pueden lleg
?
t tir la dirección de la conexión causal inicial, transformando
I
i
I
independiente en una variable dependiente. La sutil y con
If trágica ironía de desarrollos históricos tan paradójicos solo
It, apreciada plenamente dentro del marco de un análisis histór
i
do.
{
t
1
ne claramente.
sarrollos anteriores a 1930, mienlras que los dedicados a Argentina,
verreruela v cotom¡ia el período que va hasta mediados de si-
glo. "rt*utr
"-- que los de
Los análisis sobre Colombia y Argentina son más extensos
de-
chile y venezuela. Esto no refleja principalmente consideraciones
mográficas, Argentina y boiombia, cuyas poblaciones respecti-
son
'aJen lg83 eran de aproximadamente 28 millones de habitant€s,
"orqr"
y Vene-
-ár o menos dos veces-másgrandes que Chile, con 12 millones,
piofundidad en el tratamiento refleja primor-
,""fu, con lG millones. La
países' La
áiur*""t" el estado de la üteratura existente sobre los cuatro
y poca atención le ha prestado al
historia sindical de Ñgentina Colombia
este estudio: los trabajadores
sector de la clase obreia qrr" ré destaca en
exporüador'
de la producción y las plantas de procesamiento del sector
y ha eludido la
Más aún, Ia historiogruhu g""""1áe Argentina Colombi¿
del mo-
iÁp.tt"""ia de los oir".o, d"l sector exportador en la.evolución
los estudios
vimiento obrero y la historia nacional. Por el contrario, en
y
históricos chilenos, recientemente en los venezolanos, se ha prestado
y
una corrsiderableaténciOna los trabajadores del sector exportador -se
ha reconoci¿o su influentia en el curso de la vida nacional'
"*pfia-ente por
AI centrar mi investigación en los cuatro países' agrupándolos
y
pur"ju" para darles un tráhmiento comparativo secuencial, he tratado
esbozada
á" it rrt*t el poder y el alcance de la estructura interpretativa
y Argenti-
en este capítulo intróductorio. En aspectosimportantes, Chile
Esto
,rr re apoiiman a tipos pol¡aresdentio del contexto latinoamericano'
como'
es válido tanto ett ló qué respecta a las estructuras de exportación'
eco-
hasta hace poco, a hLvolución política del siglo XX. El Chile, cuya
de salitre y cobre ha pertenecido al capital extranje-
y ideología
ro, el movimiento sindical evolucionó bajo la dirigencia la
"á"riu "*poitudora
pasó a ser Ia más poderosa de América Latina'
márxistas. La izquierda
economía aSroexportadora ha perte-
Por el contrario, en Argentina, cuya
,recido al capital áomé-stico,el movimiento sindical tomó una dirección
y la
corporativista, tanto en los niveles directivos como en la ideología,
popular y derecNsta de
d¿bil izquierda fue eclipsada por el nacionalismo
parte por razones diferentes, a un atolladero social y político que fue
"resuelto", aI menos temporalmente, mediante la imposición de regí-
menes militares auto¡itarios, la represión del movimiento sindical y Ia
adopción de politicas económicas liberales neoclásicas.Existe un fuerte
elemento de convergencia en estos desarrollos. Tal y como Guillermo
O'Donell (1?) y otros lo han demostrado,los paísesmás Srandesy desa
rrollados de América Latina han venido enfrentando desde los años cin-
cuentas y sesentasuna serie de problemas económicosy políticos comu-
nes, generados por el agotamiento de la etapa "fácil" de la industriaü-
zacibnpor sustitución de imporüaciones. Sin embargo, el énfasis en los
mecanismos de convergencia contemporánea no debe ocultar el legado
de una continua divergencia histórica. Dicha divergencia ayuda a expü-
car las enormes.diferencias en cuanto a éxito y funcionamiento de los
regimenes autoritarios en ambos países y ha influido decisivamente en
el curso de sus transformaciones actuales.
Las economíasde exporüaciónde Venezuela y Colombia divergen en
la misma dirección que }as de Chile y Argentina, pero cada una reviste
caracteústicas especialesque atemperan y complican su influencia en e
movimiento sindical y en la evoluciÓneconómicay politica. Por lo tanto,
en un continuo definido por |a estructura de exporüacióny por la evolu
ción politica del siglo XX, Chile y Argentina tienden hacia los polos, en
tanto que Venezuela y Colombia se encuentran más hacia el centro, aun
que en lados opuestos. La economía petrolera venezolana,de propiedad
extranjera, ha experimentado un crecimiento estable, contrariamente a
otras economías de exportación minera, especialmente la de Chile, y
desde sus comienzos,en las primeras décadasde este siglo, ha generado
ingresos c davez urayores al gobierno. La economíacafetera de Colom
bia, de propiedad nacional, ha presentado, a üferencia de las otras ecg
nomías agroexportadoras latinoamericanas, incluida la de Argentina,
y
18. I¡g trsbqios de Elfas l,8ferüe, vtd¡ de u¡ comunbt¡, santi¡8o' 1961; Joeó Peter, Hl¡tori¡
Lr"U." ¿" oUn"-" de b cure, Buenos Ai¡es, 194?; Joeé Peter, Cbfufo.s prolota¡i¡l' Buenos
^li""r, fS68, y Xodolfo Quintero, La cultura del peü,d|leo,h' 9:, 19f6' son ejemploe
gubsiSrrientea son tratodoo máe en
relevrntes áé e*os bistoriadore¡ sindicales' En capttuloe
detalle.
e-¿ti"u Latina del siglo XX. Al situar al movimiento obrero en el centro
y
del análisis histórico, el estudio suscita interrogantes conceptuales
metodológicos importantes para Ia interpretación 49 la historia moderna
de otras incluso las del mundo desarrollado'
"ociedades,
La construcción de modelos abstractos del tipo que se ha planteado
en este capitulo puede arudar a orientar la investigación y a proveer a
los historiadores de elementos que les permitan seleccionar casos de
estudio apropiados para los análisis comparativos. sin embargo, la cons-
trucción áe modelos por si sola resulta ser un ejercicio puramente mecá-
nico, abstraido artificialmente de la vida Y, Por ende, incapaz de alcanzar
y conmover a su temática humana.
Con razbnlos historiadores se impacientan ante modelos como éstos
porque, más que la mayoría de los científicos sociales, aprenden por
medio del entrenamiento y la experiencia a apreciar la compleiidad y el
desorden de la realidad y el cambio sociales. Los científicos sociales
aprenden a cortar la vida social en porciones fáciles de manejar.y a espe-
para
ciiicar de la manera más precisa cómo varios factores se combinan
influir en ella por medio áe patrones construidos. Por el contrgrio, Ios
historiadores comparten más plenamente la convicción de que tales frag-
por
mentos no pueden ser comprendidos por sepafado. !1 diferencia es'
supuesto, una cuestión de Sirado,pero conduce a tradiciones metodolÓgi-
bi"n distintas. Los historiadores han desarrollado métodos de análi-
sis y modalidades de exposición que, aunque imperfectos, deberian ser
".,
que
entóndidos como respuestas a la magnitud de la labor comprensiva
se,,han impuesto. Los historiadores tratan de mantener la experiencia
humaná cóncreta como centro de sus análisis, compromiso que expüca
y
,., ."uá."rrcia por las fuentes primarias en los estudios monográficos su
confianza en el método historiográfico para realizar trabajos interpretati-
*. g"rr"rules. Tal método, usado extensivamente en este estudio com-
p.ratirro, toma como punto de partida no las exiSlenciassimétricas abso-
iutat d" un modelo, en ptocuta de confirmarlas con datos históricos, sino
más bien el dominio crílico del conjunto de la literatura histórica, escrita
sobre un lugar y un tiempo dados. Los historiadores intentan escribir de
car, en términos accesiblesa todos, estos aspectoshistoriográficos, muy
diferentes entre sí, por medio de énfasis común en la experiencia huma-
na de los trabajadores del sector exportador.
el chileno, brotando una faz aguerrida".
s.-br."df;S::Hi:ll:
1955
Santiago,
f 47l
L924aI932.
De hecho, aunque suene paradójico, lo que es realmente único en la
historia politica de Chile obedece en gran par0e a una importante carac-
terística del desarrollo social chileno, compartido por todas las naciones
latinoamericanas:su dependencia,desdeel siglo XD(, de las exportacio
nes de bienes primarios a los paísesindustrializadosdel Atlántico Norte.
Es esta característicacomún,junto al legado de la cultura occidentaly el
colonialismo ibérico, lo que justifica hablar de toda América Latina como
una unidad analítica en la época moderna y determina en buena parte
cuáles elementos de la cultura occidental (tales como un Estado fuerte y
un vigoroso sistema partidista) crecieron y se desarrollaron en Chile y
cuáles (como las estructuras económicasy sociales)permanecieron atro-
fiados o distorsionados.
De modo que, con todo lo que insista la historiografia chilena en el
papel que jugaron los grandes hombres y la temprana imposición de ins-
tituciones políticas centralizadas en la estabilidad politica y el crecimien-
to económicodel sislo XD( (1), la realidad es un tanto más prosaica. Pese
a que la herencia de la era colonial constituyó un factor importante, en
particular la relativa homogeneidad cultural y étnica de la sociedad chi-
lena y la ausencia de poderosos intereses regionales fuera de la zona
central, el determinante primordial de la estabilidad politica de comien-
zos del siglo XD( fue el hecho de que Chile, entre todos los países hispa-
noamericanos,fue el único en desarrollar una economía exportadora via-
ble entre 1830y 1860.Las crecientesexportacionesde plata, cobre y tri-
go apuntalaron la comunidad de intereses en el seno de la clase domi-
l' En interpretaciones culturales y raciales mÁs vulgareg, Ia eetabilidad poütica de Chile en el si-
glo XD(, el crecimiento económico del pais y sua loglos mi¡itares son regultado de una feliz mez-
cla de selectas va¡iedades regionalee de sangre y cultura eepañolas, una reducida y orgullosa
población indigpna a¡aucana, y los genes vigorosos y la concepción del mundo de los innigran-
tes de Europa septentrional. Ios descendientes bioculturales de esta dichosa unión se convi¡-
üeron en los "prusianoo" o loe "ingleses" de Suramérica.
Chile estuvo en capacidad de usar la fuerz
no desarrollo para proseguir, entre 1879
contra Peru y Bolivia, sus vecinos más dé
explotable base de recursos para la expo
del desierto de Atacama. Se registró ento
el valor de las exporüacioneschilenas y, au
de producción de la industria del salitre
después de la guerra, el Estado chileno
cuantiosos ingresos directa, mediante im
indirectamente, a través de las aduanas, d
por la producción de salitre. Entre tanto
industriales se beneficiaban generosame
los ingresos oficiales provenientes del nit
mulada por el crecimiento del sector mine
ografia chilena en el
La economíaexportadora de salitre tra
imposición de ins-
tica chilena. Discrepancias sobre el signif
olitica y el crecimien-
chileno sobre las propiedades salitreras
más prosaica. Pese
ingresos salitreros precipitaron el rompim
bctor importante, en nonnas constitucionales en la breve y sa
a de la sociedadchi- Pero la expansión de la economía salitrera
hles fuera de la zona dad y dio forma a los arreglos politicos q
d política de comien- Ejecutivo no desempeñaría un papel dire
iirdoslos paíseshispa- sión de los ingresos del nitrato, demasiad
bmía exportadoravia-
de plata, cobre y tri-
no de la clase domi- 2. No ge eetá alegando aqul que no eristiera¡ intereses e
tro de esta red -á" amplia de clases. Asuntos como el
desarrollo económico también dividian a la éüte socia
caron varios intentos de obviar las nomas constitucion
y ganar control sobre el gobierao. Mas tales division
polltica de Chile en el si-
como en otros paiees latinoamericanos, en especial los
resultodo de una feliz mez-
sia politica se desa¡rolló en Chile dentro de un amplio
u¡¡ reducida y orgullosa por la mayor legitimidad y la capacidad coercitiva del
del mu¡do de los innigran- pollticas distinüvag fueron fomentadas y mantenidae
üchoaa unión se convir-
cuestión s¿ s¡nmin¡ separadamente en cada uno de
i mnn¿¡¿ más gsneral en la conclusión.
1
i
'{
da. Las implicaciones de este acontecimiento son sistemáticamente igno
radas en l¡ahistoriografia liberal, pese a que es el rasgo que más decisi.
vamente aparta el país de sus vecinos latinoamericanos¡.El surgimiento
de un movimiento obrero de izquierda en los albores del presente siglo
destruyó la estabilidad política y provocó un rompimiento temporal del
sistema partidista en los años veintes. En los decenios que siguieron al
colapsode la economiadel salitre, en 1930,en un ambiente condicionado
por la explotación de un nuevo recurso mineral, el cobre, el movimiento
obrero chileno coadyuvó a reconstruir el sistema partidista y empujó
toda la política hacia la izquierda. Tal proceso no solo influenció decisi-
vamente el curso de la historia política de Chile, sino que alteró de ma-
nera fundamental el patrón del desarrollo económiconacional.
En suma, es el surgimiento de un movimíento obrero mamista, pode.
roso e institucionalizado, lo que más nitidamente distingue la historia
moderna de Chile. Si la temprana aparición de una economia exporüado
ra viable en el centro de Chile ayuda a explicar la singularidad política
del pais en el siglo xD(, las economías exportadoras de salitre y cobre
moldean dicho legado en el siglo XX. Es tomando el movimiento obrero
como punto de referencia que, por un lado, se torna clara l¡a compleja
relación entre la estructura exporüadoray el desarrollo económicoy polÍ-
tico de Chile y, por el otro, se revela el significado profundo de la ex-
traordinaria geog¡afia de Chile para la hisüoriahumana contemporánea"
ESTRUCTURA
DELA ECONOMIA
EXPORTADORA
DELSAI.TTBE
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á 1.0
Fue¡te: Arthu¡ Lawrence Stickell, "Migration and Mining Labor in Northern Chile in the
Era, 1880-1930", disertación para Ph.D., I¡rdiana University, 1979,Apéndice A'
lizantes quimicos se expandió rápidamente. Por último,
siones poüticas y económicasde la primera guerra y a la
dial, primeroAlemania y después Norteamérica y otras
triales recurrieron a proveedores domésticos de nitróge
cer sus necesidades(7).
Las considerablesfluctuaciones en la demanda mun
cios del salitre llevaron a los mayores productores chile
1890, a conformar cárteles con el fin de limitar la produ
gananciasestables (8). A pesar de que estos esfuerzosc
intereses del Estado chileno, cuyos ingresos por el salitr
volumen y no del valor de Lasexportaciones, consiguiero
a corto plazo antes de Ia Primera Guerra Mundial. Pero
importancia de los fertilizantes sinteticos y la compet
por el cambio en las tecnologíasde procesamientoen el s
tria chilena -especialmente cuando el capital y la tecno
denses ingresaron a l¡aindustria en los años veintes-,
los productores por moderar las bruscas fluctuaciones
mundial fracasaron. No obstante que el gobierno chileno
do reservas en pr(rcura de neutralizar los efectos de la co
I
I
producción, fue solo con l¡allegada de l¡aGran Depresió
i la industria cuando el Estado decidió asumir un papel
I recto en la produccióny venta del nitrato.
l0.ElvalordelaserportacioneschilenagsubiódeSlmilloneadepe{8en1890a525mill¡nesen perio-
eo y eQz" dei valor total durante ücho
I 1g20; las exportaciones de salitre aportaron entre
do. Ios datos de r.r"ññ;is,rü;"-""t"r"r
..irp'*"r0"-r"frtrera" (Véase
qr" É" ¿-
nota 5), ""
eetos pórrafos
Cuadroa6,7,22,25y
son
26'
tomados de
Cariola y Sunkel,
pt""enLdo. al eupremo gobierno de chile por
tI , 11. Manuel sata" r.".i,iiñ".ü;;;L["b"
ó-ti"go, 190S,;. 606. IPs pa8o6 por adouirgiciones de
terre-
l¡ conisión co"rUüii"i prerupuestarios de Chile;
".ri"l en loe registroJ
I
I
nos salitreros aparecen oomo ing¡ego
el ingreso
ertraorJi;fio
¿" ti]t"*t|lp""il¿t nadahasta
de virtualment¿
lr "ttoor¿iiliá-noÑ--o"uo
másáe h mit¿d delingreso ordinario'
t
1
gobierno encargado de preservar el orden interno. Empero, la n
pública se vio engrosada con cantidades considerablesde persona
nistrativo para atender las necesidades del sistema ferroviario e
los telégrafos y la educación. Tal hecho destaca los significativos e
zbs del Estado para invertir los ingresos del salitre en una infraes
ra que promoviese el desarrollo. Considerables sutltas se gastaro
bién en obras públicas, especialmente edificios Subernamentales.
Las politicas impositivas y de gastos del gobierno, así como
fluencia de la expansión salitrera en los mercados nacionalesy los
mas laborales, se conjugaron para promover cambios importantes
desarrollo de la agricultura y la industria chilenas. Durante la era
litre aumentó notablemente la tasa de urbanización. El auge del
alteró asimismo l¡aproporción de Ia población que habitaba en el
En 1805, de acuerdo con datos censales, solo una quinta parte
1.819.223chilenos vivía en núcleos urbanos de más de 2 mil habit
En los setenta años siguientes el ritmo de urbanización fue lento
18?5 apenas una cuarta parte de la población de 2.075.97L person
taba compuesta por habitantes urbanos. Sin embargo, cincuenta y
años más tarde, en 1930, casi l¡amitad de los 4.287.445chilenos v
áreas urbanas. Entre tanto, las dos provincias septentrionales de
to, las cuales, dada la naturaleza de la actividad económicaen el d
to, prácticamente deberían considerarse urbanas, más que duplica
participación en la población nacional, de 3.5Vo en 1885 a 7.7
1920(13).
La influencia de llaexpansión salitrera en el proceso de urbani
fue poderosa y compleja. Evidentemente, el incremento de la ac
económica en el norte, el crecimiento del comercio de importación
comercio costero, lo mismo que el flujo de ingresos del salitre a tra
una amplia burocracia estatal hacia obras púbücas y una infraestr
12. Brian lovema¡, Ctile, Nueva Yort, 1979, p. 230, Esta obn, la mejor interpretación
lumen de la historia de Chile, contiene un ercelente egtudio de l¡ era del sslitre.
13. Cariola y Sunkel, "E¡pangbn aalitrera" (Véase nota 6), 6\r¡dro 2.
tiado, pór el contrario, que durante el período, al me_noshasta 1920, la
agriculhrra creció y se diversificó, y aumentó la productividad laboral.
Tál proceso fue el resultado de tina serie de efectos ínümamente relacie
nados con la expansión del salitre. En primer término, la agricultura se
expandió geoe¡áfic"mente. El fortalecimiento del Estado y el desarrollo
dJredes de transporüecontribuyeron a empujar a los indígenas arauca-
nos más hacia el sur, y abrieron nuevas tierras al cultivo del trigo. En
segUndolugar, el crecimiento de los mercados urbanos en el centro de
CÑte y l¡asáreas mineras del norte estimul¡aronl¡adiversificaciÓn de la
I
agricultr¡ra en el Valle Central. Finalmente, la modernización de la so-
It en su conjunto fomentó la difusión de técnicas científicas y el
I "i"dud
I empleo de maquinaria aeúcola en el campo'
La tecnifieación y Ia mecanización pueden explicar en no poca medi-
da la mayor iroductividad laboral en Ia ag¡icultura, demostrada por Ca-
riola y Sunkel. Pero este incremento también puede obedecer en parte a
cambios en los sistemas de tenencia y de trabajo. La competencia labo
ral, generada por las oportunidades de empleo para los trabajadores
rurales en la zona saütrera, en la industria y en los servicios en las ciuda-
des grandes, pudo haber forzado a los terratenientes a adoptar reliacio-
,r"r á" producción más capitalistas o más extensivas en trabqjo. Se sabe
que muchos terratenientes pasaron de la ae¡icultura a la gAnadería en
lós comienzosdel siglo. Tal respuesta puede reflejar tanto el incremento
del poder de compra (y de consumo de carne) de aISUnossectores del
prolLtariado chileno, como la incapacidad de los terratenientes de rete-
ner, sindarconcesionesque no estabandispuestosa hacer, a sus traba-
jadores agricolas. En los primeros años del siglo el gobierno creó im-
14. Pero la demanda de cartón en la región salitrera misma no fue un esti¡nulo particularmente
g¡ande para el crecimiento de la producción doméstica. Ios barcos que transportaban salitre,
i -"ooáo empleaban el ca¡bór como las,he en sus viajes de regreso de Europa. A comienzos
del siglo XX cerca de una quinta parte del ca¡bón congumido en el norte era chileno. Era de
baja áüdad y con frecuencia mezcl¡do con carbón importado. Mientras avanzaba el siglo' el
petróleo importado te-plazó el ca¡'bón en la región salitr€ra.
li artesanal. En las décadassubskuientes, eI sector secundario se des
lló con rapidez y hacia l9l5 el número de personas que trabajaba
esüablecimientosmanufactureros con cinco o más empleados era de
53 mil. En 1924la cifra subió a 85 mil.
TaI proceso se derivó de la demanda de bienes manufacturados
mulada por la Guerra del Pacifico, de la expansión misma del sector
trero y su influencia sobre la tasa de urbanización, y del incremen
una infraestructura de comunicaciones que integró y amplió el mer
iiii como azítcar, cerveza, vidrio, zapatos, ropa y fósforos para el con
urbano masivo. Kirsch demuestra que el ritmo de la expansión indus
estaba intimamente ligado al crecimiento y las fluctuaciones del s
exportador del salitre. Indica cómo las pocas industrias básicas qu
graron emerger en el periodo (cementos y locomotoras)encontraro
20. De nuevo, este predominio de administradores y técnicoa foráneoe refleja las realidades de la
dist¡ibución mundial del conocimiento técnico y comercial a fines del siglo )(D( y comienzos
del XX. En la década de los veintes habla muchos ¿rlministrsde¡ss y técnicos chüenos en las
oficinae.
Note Stickell hizo el desglose basándose en diferentes tipos de datos: capacidad productiva para
18?8;inversióntotalpara 1895;producciónrealpara 1926. Masapesa¡de los problemas de
comparación, y ciertas inconsistencias internas de la tabla original, su desglose sugiere en
general los patrones cambiantes de la propiedad nacional en la zona salitrera durante el pe
rlodo cubierto.
tral. Durante el siglo XD( los chilenos emigraron a Peru y Bolivia a traba-
jar en la construcción de ferrocarriles y en Ia industria del salitre, a Ar-
gentina a laborar en la industria del ganado y a California a emplearse
en los campos auriferos. Observadores en el siglo pasado, igual que en
el presente, enfatizaban las abyectas condiciones de los trabajadores
rurales, fueran éstos aparceros, arrendatarios o migrantes sin tierra.
Teniendo en cuenta semejante miseria, es comprensible la propensión
de los obreros rurales chilenos a miSrar a las ciudades y a las minas e
incluso más allá de las fronteras de su país en busca de mejores condicio
nes de vida. Asimismo se entiende mejor la alta incidencia de alcoholis
mo entre la clase obrera y la impresionante tasa de mortaüdad infantil de
Chile. Ya en los años veintes de este siglo, por cada mil niños que nacian
250 morian durante el primer año de vida. (Las cifras comparativas son
100para Argentina, 153para Venezuelay 159para Colombia)(21).
Arthur Lawrence Stickell ha estudiado concierzudamente la migra-
ción de los trabajadores chilenos a la zona del salitre. Sus datos revel¡a
que a pesar de los esfuerzos de los patrones por discriminar a los chile
nos y su predilección por reclutar boüvianos y peruanos, dispuestos a
trabajar por menos salario, los chilenos siempre constih¡yeron la mayG
úa de la fuerza laboral durante toda la era del salitre. Los extranjeros
estuvieron mejor representadosen la primera décadadel siglo XX, cuan
do abarcabanuna cuarta parte de la fuerza laboral salitrera (22l.La vas
2 L . Arnold J. Bauer, Chilea¡ rurd ¡ociety fuom the Sp¡ni¡h conqueat to 1930, Iondres, 1975
Nicoláe Sanches-Albonroz, The populatior of L¡ti¡ Amerlca, Berkeley, Calif ., 1974, p. 2ffi.
22. A¡thur Lawrence $ickell, "Migration and mining labor in northem Chile in the nitrate era
1880-f$0", disertación para Ph.D., fndiana University, 1979. Este rico estudio es una hif¡-
LA VIDA Y EL TRABAJOEN LA PAMPASALITRERA
consiste en
Laruzdel carácter üstintivo del movimiento obrero chileno (23)'
iu e"pe¡encia única de los trabqiadores en la producción de salitre
i.r de vida y de trabaio en la pampa del salitre eran muy
d9
diferentes de Ias que imperaban en-las otras economíasexportadolag
"ottdi"iones
la estructura de la propiedad,
América Latina. ta ubicaciÓndel nitrato,
y las_condi-
! iu d"-oerufia de la fuerza laboral, la naturaleza del trabaio
dá vida en las oficinas y en los puertos de norte, todo ello tuvo
ll ellos necesidades y
rl importantes efectos sobre los obreros y creó en!r9
"iorr".
cultura obre-
rl oportrrridudes extraordinarias. Su capacidadde definiruna
progresistas
l¡ ra autónoma y de construir instituciones socialesy politicas
i ;;;;r" clase, refleja no solo su determinación y creatividad, sino tam-
rl fi¿n el ambiente único en el que trabdaron y vivieron'
fue la movi-
It uno de los rasgos más sorprendentes de dicho ambiente parte,
ndaá geágráfica d--elos obrerós salitreros, consecuencia en buena
que escapaban a su control' La na-
," anotÓantes, de condiciones
"o-o después de 1914, fotzb a
irrr"t"ru ciclica de d industria, especülmente
la pampa y a veces el norte
¿e"".a, de miles de obreros salitreros a dejar
It
I
y gubernanenta-
ria social de Ios trabajadores del nitrato, baeado en registros empresariales
Sumi¡istra muÁ¿ informaclSn estadlstica sobre el re-
les hasta -o-"oío ¿"sconocidos.
"r" trgbeio del salitre, sobre salarios y precios en el
clutamiento y f" ¿"-ogtufrr ¿" ü-t""á¿e
y soUre hs faciliáJÁ sanitarias y la vivienáa en la panpa salihera' Stickeü se lamenta
norte,
que, debido a que la 9on{i-
de la radicalización de los obreros del nitrato y trata de demostra¡
dicho deearrollo se hubiese podido impedir' Sobre la
ción de los obreros ñ;;";;;"j"ró,
politica ¿" i*ig,""ióo d"iioUierno y.los programas de reclutamiento de las compa-
"úil"oo t'The enganche^in-the Chilean nitrate sec-
ñias salitreras, u¿r"" t"-Ui¿" MigUeI Monteón,
tor,,, Latin American perepecüvea, ?:3, verano áe 19?9, pp. 6&?9. Monteón exemina la res-
puesta de los oU*-" org";tados a los eefuerzos de las empreaas por socavar la unidad obre-
ia v la capacidu¿ a" estimulsndo la inmigración foránea y doméstica al norte.
""gilir"l¿" sectores del movimiento obrero
23. El argumento planteado aquí no niega la importancia de otros
dtr-iorrir rig"iñcado de desarollos snteriores, del siglo xD('
chileno. Tampoco *;;;;;; llamn l¿ atención sobre
"t obrera. Por el contrario,
en la organización y L" u"tit r¿", de Ia clase
q"" dirtir,guen la bistoria lsboral de Chile de la de ot¡os paises laüinoameri'
las caracteristicas
ca¡ros.
de no poder
y argumentaban que sus problemas provení
zos". Elaboraron ingeliosos erqu"-"" de
cr
requerían depósitos sobre las henamientas
en
los trabajadores haciéndoles costoso su
desp
solo se les pagaba.unave_zal mes y entre pago
ces crediticios en forma de retras b n"rr", q:ue
comida, vestido, herramientas y muchos otros
la compañía. Las empresas tesiringían la entta
teros y rutinariamente- esperaban que tur
s";;
sufragaran alrededor de tTVo de los costos la
nas tal porcentaje era mucho más alto. Espec
años, el recargo en los almacenes sobre ciertos
sico tales como el pan era hasta de 50 ó ffivo.
cambiar sus fichas por efectivo en determinada
descuenüo.No obstante, Ios fugadouirro,'¡r" q
a los obreros que deserüabansin saláa, sus cu
alto el número de obreros que cambiaba por efe
pañía, aun con el descuento, con el fin
de trasla
crediticios-y de pago, que buscaban retener
al
también al capital (24), fueron una fuente con
laboral y un blanco de ras protestas obieras
dura
Al moversede empleo en empleo, los obrero
serie de condiciones estructuratós eí la zona
d
septentrional, los capitalistas no podian aprove
una reserya de trabajadores desempleados y
;
J.i-.. E 9*¿"a' á
luelo del desierto para sacarlo a la luz. Empleando una variedad de ba-
rras de hierro afiladas o en forma de cuchara, el barretero abrla un agp-
jero a través del depósito, lo suficientemente ancho como para que un
niño pudiera deslizaise y abrir una cámara en la roca debqio del caüóhe a
fin de colocar una carga explosiva. "Abrir" un depÓsito de caliche impli-
caba establecer una línea de avance para lueSo explotar una serie de car-
gas y abrir un raio o trinchera. Entonces el minero o parücular entraba
en la trinchera para separar, quebrar y cargar el caliche en un carro de
mulas que lo transportaba a la oficina. Allí se evaluaba la calidad del
mineral antes de llevarlo al triturador. Entre tanto, el balretero, 9ü€
arudaba a varios particrrlares, avanzaba alspnos metros y cavaba una
nueva línea de huecosparalela al rqio. Tan pronto como el particular ter-
minaba de remover el caliche expuesto por la detonación previa, coloca-
ba cargas en los nuevqt agqieros y el proceso de excavaciÓnem¡rezaba
de nuevo. Tanto los barreteros como los particulares eran dueños de
algUnas de sus herramientas y fieuraban entre loe obreros mejor paga-
dos de la oficina. Sus ingresos eran a destqio, con niveles que fluctuaban
de acuerdo con la dureza del suelo y la dificultad en la extracción del cali-
che. Eran frecuentes las üsputas entre estos trabqiadores y la adminis-
tración en torno a las tasas de remuneración y a la calidad y el peso del
mineral enviado a la oficina. Tener éxito en el agotador y peligroso tra-
beio de balreteros y particrrlares implicaba mucho conocimiento práctico
y considerable destreza en el manejo de los explosivos, Pgco fiables, que
se fabricaban en la oficina y se vendían a los mineros en el almacén.
Niños de diferentes edades, a menudo parientes de obreros adultos,
desempeñabanimportantes papeles en el proceso minero. Fuera de los
destrazadores, niños entre 8 y 10 años de edad que cavaban las cárnaras
para los explosivos, estaban los matasap(F, un poco mayores' que a¡ru-
daban a los particulares a romper pedazos de mineral demasiado gf,an-
des ¡mra ser levantados y cargados. Jóvenes adolescent€s trabqiaban
como herramenteroe, llevando las herramientas a lomo de mula. Ado
lescentes de más edad podlan cargar o conducir los canos, o empezar a
hacer el trabajo de minería de los adultos. Todos los obreros que trabaia-
se había secadocon el fin de remover las escorias, otros obreros vo
ban el polvo de salitre que se secabaal sol y lo metían en sacosde
llera tejidos por mujeres y niños Y, Por rlltimo, los cargndores llev
los increíblemente pesadossacoc¡de 139 kilos a los vagonespara ser
pachados(31). Casi todos los trabqiadores de la planta de procesam
eran también pagados a destqio; la destreza y la dificultad de la fa
así como la producción de la planta en su cor{unto, determinaba
monto del salario. Los ripiadores, cuya tarea debía llevarse a cabo a
velocidad y en condiciones de extremo calor, eran por lo general los
jor remunerados. La mayoría de las plantas de procesamientotrabqj
24 horas todos los días del ar1o,excepto el l8 de septiembre, fecha
Independencia de Chile. Los hrrnos eran de doce horas, con dos y m
reservadasa la alimentación y el descanso.En ocasioneslos obrero
la pl¡anta, quienes generalmente trabqiaban en cuadrillas encargada
tareas específicas beio la dirección de un cp¡pataz,laborabanun m
h¡rno adicional. Stickell descubrió que dichos obreros con frecuencia
bqiaban largas horas en auténticos arrebatos de varios días y lueg
maban un dia o más para descansar.La mayoría, sin embargo, trabq
un promedio de más de seis días a la semana.
En la pampa los horaric de trabqio y la supen'isiÓn eran menos
dos que en la planta, y los particulares eran más o menos libres de
30. Senper y Michels erplicaron: "Se ¡echazan de o¡din¡rio instdlcioD€s Eocánicas qu€ e
mizan brazoo, porque debido al ¡lto p¡ecio del carbén, no se obt€ndria ninguna econom
pecto al trabajo manual y porque en el Desieilo las inEt l¡cionos complicadas pueden d
ga¡ ¡ perturbaciones perjudicialee ¡ la ma¡cha del trabqio". U¡p,t¡ca¡on I¡ inte¡¡idad l
de las operacionee mineras en l¡ Eisms forma, añadiendo que lr naturatrezaexteneiva de
ceeo y la superfcie a menudo bland¡ del desierto dificultaban el novimiento de máq
Véage L¡ induetria del ealit¡e (en la not¿ 3)' p. 4? y pp. 80'81.
31. Sempery Michels anot¿ron que parte del é¡ito or$nizativo inicial de loe estibadorca d
que se derivó del simple hecho de que pocrosobr,eros podtan con el peoo de loa bultoe d
tre. Continúan afiroando que a conienzoe del giglo XX el peao de loo bultos fue reducido
tilo. lI¡ i¡duúir del selltrc, p. 90). En l9(X, si¡ emba¡gp, uncmité de trabqiadorea e
jaba a los investigadorea parlanentarioo que ninntn bulto peaaba menos de 120 kiloe
aleunoshasta 1ó0 (Sal¡sl¡vaqui, Tltbtios, p. 588).
debbtirse en medio del polvo pentranente de los trituradores, el fango
del proceso de disolución (Lafertte llamaba a los obreros de la planta de
procesamiento los embarradc), los vapores nocivos y el constante calor
de las calderas, las líneas de vapor y el sol del desierto. La maquinaria a
menudo estaba en rnalas condiciones de mantenimiento y las normas de
segpridad y mecanismos de protecciÓn casi no existían. Una comisión
parlamentaria enviradaen 1904 a invesügar la sitr¡aeiÓnen el norte halló
especialmente aterradoras las condiciones de seguridad y salud en las
oficinas viejas. Mientras que los mineros resultaban heridos primordial-
mente a causa de dem¡mbes y el manejo de explosivos de mala caüdad,
los que laboraban en las plantas mostraban tma alta incidencia de infec-
ciones pulmonares y con frecuencia eran mutilados o quemados al ope'
rar las máquinas. Los servicios hospita}arios y médicos eran muy escasos
en la pampa; en efecto, en toda la región del salitre solo exisüa un hospi.
üal en 1912. En dicho año atendió 1.026 pacientes, 326 de los cuales ha-
bían sufrido accidentesindustriales. De estos últimos, 83 eran particula-
rcs y 44 ripiadores. La rnayoría de los pacientes eran varones solteros
entre los l5 y los 40 años. Los accidentes laborales no se reportaban y
eran atendidos en primitivas instalaciones en las oficinas. Los obreros a
menudo tenían que contribuir con un peso al mes para tales servicios,
mientras que la compenÉ¡aciónde las empresas por accidentes era un
hechopoco común. Los trabajadores organizaron muy pronto sociedades
de aruda mutua a fin de sostener a los afiliados enfermos o heridos y de
manera consistente se opusieron a la tarifa de un peso que la administra-
cióndeducía de sus salarios.'La necesidad de una seguridad mínima, en
especial parrillas protectoras sobre los cachuchos, figuraba entre las pri-
meras exigencias colectivas de los obreros del salitre.
En sus horas libres los trabeiadores podían aspirar a muy poco. Vi-
vían confinados en las miserables viviendas construidas por las compa-
ñias. En el período inicial tales estructuras eran usualmente cuchitriles
sin ventanas hechosde piedra y escoria metálica. Más tarde, se hicieron
comuneslas viviendas construidas con hierro cormgado, mas dichas edi-
salitre se alimentaban mejor que la mayoría de los obreros chilenos
lo general consumían carne dos o tres veces al dla, y Semper y Mic
científicos alemanes que estudiaron la industria en 1903, creían qu
dieta era superior a la de los obreros de su patria.
Los trabqiadores del salitre dependian casi totalmente del ing
monetario para su subsistencia. Incluso a aquellos hombres con fa
les estaba vedada la posibilidad de cultivar una huerta, aunque alS
familias criaban gallinas y cerdos, que podían llevar consigo cuand
jaban la oficina. A menudo las mujeres suministraban la aümentac
los mineros solteros, pero casi siempre era pohtica de la empresa p
birles abrir una pequeña üenda o un bar. Todos los factores menc
dos contribuían al'nomadismo de los obreros. "No hay habitante
norte atados al suelo por la propiedad de casas, huertas u otras raz
que constituyen el amor por un lugar determinado", escribió el ge
de la OficfuraHumberstone en 1915. "En corx¡ecuencia,un obrero n
ne más razones que su conveniencia para f[jar su residencia en u
otra oficina" 1321.
A pesar de las duras condiciones de trabeio y de vida en la pa
los trabqiadores se las arreglaban para llevar una rica vida social. V
ban fuera de las oficinas para visitar a parientes y amigps, particip
en funerales y asisüan a reuniones políticas en los puerüos. En la
queñas poblaciones de la pampa, esparcidas a lo largo de las [nea
rreas cerca de l¡asgrandes oficinas, bebían, jugaban, visitaban pro
tas, compraban provisiones a los comerciantes y discutían sus nece
des comunes y aspiraciones. Era en tales pueblos donde muchos te
acceso a organizadores sindicales, con frecuencia no admitidos e
propiedades privadas de las oficinas.
En las oficinas también se desarrollaron imporüantes instituci
sociales. Lafertte adquirió -muchas de las capacidades que reque
como sindicaüsta en clubes de depor0e,teatro, música y danza. No
mos mucho acerca de-est6 clubes ni en qué medida participaban lo
32. CitadoenStickell,"Mi$ationand-i'i'8labor"(Véasenot¡22)'pp.296-296.
biente ruidoso y agotador, así como con la atmósfera estr,epitosa e incul-
ta de los bares y burdeles en donde buscaban escalmr de la dura realidad
de sus vidas. El alcohol estaba prohibido en las filamrónicas e incluso la
instrucción de danza entre hombres trascunía en un ambiente de gran
seriedad y formalidad. En 1904, un compasivo periodista de clase media
reaccionó con una mezcla de condescendencia y asombro a su baile con
'compañera'
un limpio y bien vestido miembro de una filarrrónica. "Mi
era extremadamente ceremoniosa,y de tan fuertes músculos, que en vez
de llevarla yo, me llevaba 'ellia' como una pluma" (33). Algunos de estos
clubes eran numeros(xr, con varios centenares de afiliados en l¡asoficinas
grandes. Los obreros contribuian con dos y hasta cinco pesos mensuales
a los fondos de aruda mutua, administradm por las filarmónicas y los
clubes de deporte y teatro. Tales fondos se empleaban en el sosteni-
miento de miembros lesionados'o enfermos, el pago de funerales y el
apoyo a las familias de los obreros por un corto período luego de la muer-
te del afiliado (34).
Las organizaciones de este tipo eran esencialmente defensivas. Va-
liéndose de ellas los obreros procuraban sostenerse espiritual y material-
mente en tan destructivas condiciones sociales de vida y trabqio. Muy
pronto, sin embargo, los obrerqt empezaron a foimar instih¡ciones que
buscaban cambiar su situación como clase. Dichas instituciones eran
bulliciosas, creativas y combativas, y dejaron una rnarca profunda en el
registro histórico.
OBRERAENELNORIE
LA ONGANIZACION
En toda América Latina, los intentos de los trabqiadores de los enclaves
exportadores por organizarse y mejorar su sihiración económica y social
g6, "I¡s primerao h¡cü¡s obrpra¡ en Chils y la Cmr¡n¡ de lquique", en Toqu¡to ü Tella (ed.),
Eúrc*o¡rs dDdc.lo!, Buenoe Airee, 19@, pp. 67-67.
nización v socializac_ión u',itorro*o, de orga_
que qiáLái"; p;;ó;üiürruru
dominanre chilena.L", or."io-u"ule" "lt ñ;;;ililorr"" de ra clase
cedieron en el norte, continuaron y que tessu_
ampliaron"rrrGrr"io"es de ayuda
mutua de las primeras organizaciones
o¡ie;;:-tr; uii^ü¿* contribuían
a diversos fondos para sosüenerse
a si mismos;;;;l" lesión o enfer_
medad y para paFar los costos de f"..t."""*!"";1"";r"hs
programas de educación for¡nar legales. Sus
incruian cüse;;;;;, de técnicas
elementalesy de tejido p"o 1"" t""¡"res.
Algunas ,iáL".iones fueron
más allá y constituyeron cooperativas
de conɡumo.El gnrpo socialista
Iquique planüeóla audaz ¡¿ea ¿e de
u"a coo-perativade producción y
mo y, durante seis meses, antes consu_
de su fo"r"o ¿"Uiáol u* guerra
de
frTj:X?mnT*iosint€rnos,sumini"tiá-s,ai;;¿derp;;;;;;:
Muchas actividades se ha[aban encaminadas
cavar los valores cultu-rales¿. específicamenüea se
ü ,oi"áil;ñ. #"É_*.
abordaban temasexpricitam"nt de teatro
parüepor anarquisüasespañotes.ii!"ürr"T" H; Escritasen s'an
Actvi"tu"-"rrii"-riüt"orrta¡an
ñasde prensay org¿¡¿uu"" rr""ioi"s campa-
púbücasy debaüespara desacre_
ditar a los capiraül!.q, , d";;lr;;;
conseryadores y
aprovechaban de laindiferen"l" a" *"gi;:. ñ;-#;lrlu..rrn a tralelesia. Se
na frente a la activüad reügios" i"*r"l y ra hispa-
clericalessancionada" t"Á¡il"ár"ür*"ooi"rrtes anti.
¿"'L *rtura domi¡ilit" el fin
estimulara los obrerosa "rdesechai
"T*rrá *h-"tol* de
blemasque afrontau"". rui ru-¡oi,ái".irüu" d";ú;ffi;a "on
para lospro
presenciade Ia Igtesiaen ta.pampa ;;;il'de l¿ limirada
*ut**áJ;;;;; se hmentaba
un comisionadoparlamentario, tossacerdote,;;"or,
sos". Aunquela mayoríade ló ti"Uai1g*9s muy esca_
albergaba "i"rl"t"
algrin sentimien_
to refuioso,muchosempezaron
a ¡¿i"uriái;'ilffiLmente. una
37' Tal era el peso de loe atequea-oontra
el ¡ec¡baneni¡no la¡zadoo en el eeno del partido
comu-
trf ÍjfiHil"ffiTff 1;1;tüüA"tt,a""ñr;;;ñ;séencr¡enrra¡'eah
capital foráneo, insistían, achraba de manera sistemática con "una
tica altanera y provocativa". A continuación ligaban sus intereses de
se con la cuestión del bienestar económicode Chile en el futuro.
"Es ¡rr hecho gue la p"'np¡ salitral debe a Chile arln nuchoe millones de peso
es¡¡eran ser atraldos y transportadoe al ertranjero, si u¡ra legistción patrio
pone reparo a los muchos desperfectos que privan al trabdador de obtener la
'
de egoscaudales, que ernigran sin traba alguna y muy rápidanente del país' (3
Iafertte, quien confeea su debüdad por loa eombreros finos), usaban modestoo vestidog
oscl¡¡os, indic¡üvos de educaclln y cultura. Cualquiera que haya visto fotograflae de obreroe
de aquella época en manüestaciones prlbüc¡g sabrá que todo obrtro que podia ge vestfa asf.
Tratar de vestirse como un miemb¡o de la cla¡e media edr¡c¿da significaba afi¡ma¡ su propia
dignidad. Se pueden halla¡ buen¡s fuenteg pa¡a fotografias de movilizacionee obreras en el
norte en la colección "Nogotros los chilenoe", eapecialnente Patricio Manns, Ias grandee
m¡sec¡es, Santiago, l9?2, y Mario Bahamond S., Pempinoe y ¡alit¡ero¡, Santiago, n. d, Véase
también Enrique Reyes N., El deaor¡ollo de b co¡cie¡ci¡ proletaria en Chile (el cido e¡litre-
ro), Santiago, n.d.
una alianza entre los obreros radicales del salitre y los miütantes sindica-
les de la capital (41).
Otro indicativo, aunque más problemático, de Lacreciente autonomia
culh¡ral y el inconformismo politico de los obreros del salitre es el pode-
rio expansivo de los partidos reformistas y de izquierda en el norüe. Es-
tos partidos -radicales, demócratas y evenhralmente socialistas-
hallaron más apoyo en el norte. Y pese a que la mayoría de los obreros
del salitre no podía votar y muchos de los que podían lo hicieron por can-
didatos izquierdistas radicales y demócratas, el Partido Socialista (Parti-
do Obrero Socialista), fundado en Iquique en 1912, logró elegir seis con-
sejeros municipales en l9l5 y dos diputados nacionales en 1921. Des-
pués de esta fecha, hasta la represión de lg26 y Lg27,la fuerza electoral
y parlamentaria del Partido Comunista (sucesordel Partido Socialista) se
expandió rápidamente. Buena parte del éxito se derivó sin duda de pac-
tos electorales con radicales y demócratas, que se suscribían en las loca-
lidades para ampliar el poder de cada partido en los diferentes distritos
electorales. No obstante, los datos comiciales apuntan a Laexistencia en
el norte de centenares de militantes mamistas hacia mediados de los
a¡1osveintes (42).
Por supuesto, es dificil para los historiadores descubrir en forma di-
recta lo que penÉ¡aba}a mayoría de los obreros del salitre acerca de sus
vidas y sus esfuerzof¡por mejorarlas. Aun en1927 elffiVo de los trabaja-
dores de la industria no sabía leer ni escribir. De todas rnaneras, a üfe-
rencia de sus antagonistas de clase en las oficinas, los obreros no pc
seian ni la tradición culh¡ral de registrar sus problenras y esperarrzas,ni
el tiempo necesario para hacerlo. Lo que más se aeerca a las memorias
de un obrero del salitre es la notable autobiograffa de EIías Lafertte. A
diferencia de las elaboradas autobiografias de los hderes sindicales
comunistas en otros países, el libro de Lafertte no intenta convertir la
experiencia de sus primeros años en la pampa salitrera en un recuento
43. J. Samuel Valenzuela, "L¿bormovement formaüon", lleva este punto hasta el extremo. Para
él la trayectoria de un determinado movimiento obrero resulta de las estructuras pollticas y la
concatenación de eventos pollticos, producto, a su vez, de la voluntad de los obreroe y los llde-
res politicos. Ias impücaciones de dichag suposiciones para el a¡álisis bistórico se revelan cla-
ramente en la forma como trata el areglo de una importante huelga ferrovia¡ia en 190?, pp.
4L9-26. De acuerdo con su interpretación, la huelga fue un evento fundamental en la secuen-
cia poütica que condujo a la masacre de lquique a finalea de ese año y al eventual eclipse de la
dirección moderada socialdemócrata dentro del movimiento obrero chileno. Tales eventoe per-
mitieron que llderes y pa¡tidos mós radicdes e izquierdistae llenaran el "espacio organizati-
vo" creado por el surgimiento del movimiento obrero. Valenzuela critica a los lídereg refor-
mistas de la huelga ferroviaria por no baber t¡atado con fi¡meza gufciente de "vender" un
arreglo "favorable" a las basesde huelguistas. Dicho arreglo, que era mucho menoe de lo que
los huelguistas e¡igian y fue rechazado por la mayorla, lo coneidera f¡vorable porque en los
aüoe aubaiguie¡tes la tasa de cambio del peeo chileno con la übra esterlina eetablecida por el
acuerdo habrla mejorado loa aalarios reales de loe obreroe ferroviarios. Tal a¡gunento no eol¡-
mente es ahiatórico. Io nismo que toda la obra de Valenzuela, asume que Ia erperiencia pasa-
da de los otrreros,sus actuales concepcionesy sus expectaüivasfuturas fueron relativamente
s€cundarias para el desenlace; que los sacrificios y rieagos agumidos por los huelguistas pue.
den medirse y compensarse en términos en gran part€ económicos; que los sentimientos colec'
tivos de los obreros pueden ser fácilmente alteradoo por llderes inexpertos de una amplia gama
de sectores pollticos; y que los lfderes marzistas de la época no eetaban mejor equipados ideo
lógic¡ y polfticamente que Ios reformadores moderados para asumir los riesgos impücitos en
p€rlraneser en linea co¡ lae bases militantes. I.o explicación que da Vale¡zuela de la forma-
ción del movimiento obrero chileno corre paralela con au tratamiento del caeo argentino, pp.
3ffi9. Atribuye el cr¡¡ao fundanentalnente disüinto de la higtoria laboral argentina a un he-
cho poütico fortuito, el golpe de 19Í|0. Dicho evento no ee erpüca dentro del contexto de la his-
toriaeconómica y eocial argentina de comienzos del siglo XX, ni ee rel¡ciona con el problema
central, ütal p¡ra comprender l¡ formaclln del n¡vimiento obreto argentino, de las conple-
jae causas del curso anómalo del deganollo histórico argentino deepué¡ de 1930.
administradores de las oficinas, mientras que el primero, que era indivi-
duaüsta, enfrentó la decidida oposición de los capitaüstas. Como ya
hemos visto, los empresarios del salitre diseñaron esquenrasde pago y
de crédito -trabqjo a destqjo, pago mensual con fichas, depósitos de
herramientas y crédito en los almacenes de la compañía- con el fin de
restringir la movilidad de los obreros y el poder de negociacióny desafio
a la autoridad que ella implicaba. Empero, estos esquenrasadministrati,
vos nunca lograron plenamente su meta. Es más, cada uno üendíaa in-
tensificar el conflicto entre obreros y patronos y a transformar las exi-
gencias individuales obreras en protesta colectiva. Y aunque las socieda-
des de ayuda mutua parecian canalizar las energías de los trabqjadores
haeia objetivos culhrrales y sociales inocuos (a tiempo que asumían gran
parte de la carga de bienestar social que más tarde el capital se vería for-
zado a costear), las habilidades y la confiranzaen sí mismos y en los de-
más que los obreros adquirieron, les ayudaron a prepararse para el
momento en que empezarían a trabajar colectivamgnte a fin de superar
las condiciones sociralesque amenazaban su sustento y amargaban sus
vidas.
Los obreros del saütre se comprometieron en acciones colectivas en
gran escalaya desde 1890. Muchas de las huelgas de las siguientes cua-
tro décadas comenzaron como protestas espontáneascontra los procedi-
mientos que determinaban el pago, los descuentossobre las fichas (o la
tasa de cambio del peso chileno con la libra esterlina) y los precios o las
balanzasadulteradas de los almacenes de las compañías.Un historiador
calificó estas quejas de los obreros como expresiones de un "liberaüsmo
enfurecido", mas lo eran solo en un sentido superficial. En Ia fatídica
huelga de 190? los obreros exigían la abolición del sistema de vales y la
reducción inmediata de fichas, sin descuento, en todas las oficinas. De-
seaban asimismo que las fichas fuesen cambiadas a una tasa superior a
Latasa de cambio internacional oficial de las libras esterlinas y los pesos
chilenos. Pedían también "übre comercio", mecanismos adecuadosde
seguridad, escuelasnocturnas g¡atuitas y dos senranasde preaviso para
los obreros en caso de despido por cualquier razón. Por último, la lógica
fuerza laboral y socavaba el recurso de la inflación para disminu
gastos del capital en salarios, sino que violaba también el principio
ral del patrón internacional de oro. El libre comercio en la pampa
en peligro la capacidad de los capitalistas de recupenar, a través
alrnacenesde las empresas, parte de sus gastos en salarios. Tam
negaba al capital, como declaró el presidente de la Asociación de
ductores de Saütre ante la Comisión Parlamentaria de 1912, "el sa
derecho de propiedad que nos concede la Consührción Política".
documento, explicó, reconocía el derecho de los capitalistas a e
"pleno dominio [en] nuestras propiedades". Los mercaderes itin
tes, que vendían ücor, se dedicaban a la propaganda subversiva
cual son muy dados") o intentaban son͡acara los obreros de las of
hacia otros empleos, debian ser tratadut con dureza y expulsados
oficinas. Pese a que para los capitalistas resultaba diffcil negar pú
mente l¿ irnportancia de aparatos para evitar los accidentes industr
la capacidad de los obreros para decidir dónde y cuándo debían ins
se amenazaría la supreura autoridad de los propietarios de deci
mejor forma de invertir su capital'y dictar la manera como se debia
nizar el trabajo. En cuanto a las escuelas, éstas podrían suministra
discreción de cada empleador, pero en realidad eran problema del
do, y no de la empresa privada. Finalmente, la insistencia en la in
dad de los huelguistas y el reconocimiento de las organizaciones ob
desafi¡abael más fundamental de todos los principios: la "liberta
trab4io", que los capitalistas interpretaban como su exclusivo dere
comprar fuerza de trabqjo en el mercado y contratar como les par
con cada individuo por separado.
La lógica anticapitalista de lo que para una mentalidad de med
del siglo XX podria parecer como aspiraciones überales era inexo
Los capitalistas de inmediato se dieron cuenta de lo que estaba en j
Rehusaron hacer concesiónalguna por principio. Trataron de romp
organizaciones obreras a toda costa. Se valieron de espias y estab
ron listas negras. Impedían la entrada de los obreros a las oficin
cuando todo esto fallaba acudían a las fuerzas del Estado para pro
su situación contenían radicales
que amenazabanlas bases de la empresa capitalista. Diso ,.quiá", por-
que dados los inmensos riesgos implícitos en la protesta colectiva, los
obreros, asi como sus líderes, tenían que ser cautelososy prácticos. In-
dependientemente de lo que pensaran acerca de las implicaciones de sus
exigencias, debian envolver sus aspiraciones, inherentemente radicales,
en el lengude liberal de la cultura dominante. Tenían que conseguir lo
que pudieran sin perder sus trabqios, su übertad personal o sus vidas.
Aunque los obreros gradualmente lograron concesionesen las oficinas
mediante acciones de protesta individuales y colectivas, el grado de re
presión al que estuvieron expuestos a lo largo del período talvez desco
razonb a muchos. Pero radicahzó a muchos otros. El único documento
preparado por una organización obrera que fue publicado en el informe
de la comisión Parlamentaria de 1913, decl¡arabaque cinco minutos de
descargas de fusilería aprobadas oficialmente en contra de los pacíficos
huelguistas de Iquique en lg0?, habían hecho más para destruir su pa-
triotismoy su respeto por lla autoridad gubernamental que .,medio siglo
de propaganda sistemática de mil anarquistas" (44).
A pesar de la fuerza atrincherada y la atracción sutil y constante de
las concepcionesliberales, así como el considerable riesgo que significa-
ba parücipar en la política de izquierda, cantidades significativas de
obreros salitreros se volvieron anarquistas y socialistas. Lo hacían por-
que tales ideologias anticapitalistas coincidían con su percepción del
mundo y ofrecían soluciones significativas a sus necesidadesy aspiracio
nes personales. La sociedad en el norüe estaba dividida en dos cliases,
claramente distinguibles. Una mandaba, la otra trabqjaba. Una era rica,
la otra pobre. No sol¡amenteeran l¡asclases étnica y culturalmente distin-
tas, condición que también se daba en la agriculh¡ra y la industria chile-
nas, sino que el capital era extranjero, a tiempo que la fuerza de trabqio
era chilena. En el norte el capital explotaba sistemáticamente al trabqjo,
'14. El informe de la comisión so cit¡ en l¿ not¡ 29; las citas reproducidas aquf y aüróe son de laE
pp. 8l€2 y 13?.
ron las condicionesy los congfesistas debatieron reformas, la situa-
ción en la región salitrera cambió muy poco. A fin de cuentas, el capita-
lismo era irracional. Un mes habia demasiado trabajo; al siSUientb, mi-
llares de obreros estaban desempleados, sin vivienda, totalmente de-
samparados. Mas el capitalismo no solo era malo para los trab4jadores;
era malo para Chile. Los extranjeros se alzaban con la irremplazable ri-
queza del país, con enonne beneficio para sí mismos. Muy poco de lo
que los obreros observaban en el enclave pdia decirse que contribuía al
bienestar de la nación.
Era en torno a este úlümo punto, asi como al problema de la acción
política por recabar el apoyo del Estado para atender las necesidadesde
la clase obrera, donde chocaban las ideoloelas anarquista y socialista'
Mientras los anarquistas insistían en la unidad mundial del proletariado,
los primeros socialistas chilenos eran más propelrs¡osa enfatizar la uni-
dad entre l¡asaspiraciones de los trabajadores y las de otros chilenos pa-
triotas. Dicha posición permitió a los socialistas aprobar la colaboración
con sectores progtresistasde otras clases en esfuerzos por mejorar la si-
tuación de la clase obrera (45). Los socialistas se aliaban en coaliciones
electorales con partidos que tenían aspectos reformistas y nacionalistas
en sus progralnas. Buscaban promover soluciones legislativas para los
problemas de la clase obrera a nivel nacional. Por muy antitéticos que
fueran la ideología y los programas socialistas para los privilegios de la
clase dominante, sus tácticas electorales les permitían poner aI servicio
de los propósitOsde la clase obrera l¡asnormas sancionadaspor la cl¡ase
dominante. En los años veintes la estrategia sociaüstaparecia a los obre-
ros chilenos mucho más efectiva y mucho menos peügrosa que la actitud
intransigente de los anarquistas.
Loe anarquistas se oponían inexorablemente tanto a las solicih¡des al
Estado como a formar partidos politicos para competir por el poder esta-
45. Esto es cierto pese ¡ l¡ prohibicltn de realizar pac'toa con partidos "burgueeee" contenida en
la plataforma del Pa¡tido Obrero Soci¡ligta en 19f2. Quid dichs prohibicióu era un vano inten-
to por coniener lo que ya era uno tcndencia lógica, dadás la estrategi¿ electoral y la poaición
ideológica gobre el patriotismo en el eeno del partido.
de la acción directa, sumados al creciente éxito de la organización sindi.
cal y las estrategias electorales socialistas en los años veintes, llevó a
que lentamente la influencia anarquista cediera el paso a Ia de los mü-
tantes socialistas(46).
Si en el norüeel capitalismo hubiera conducido a un desarrollo econ&
mico diversificadoy al surgimiento de una compleja estructura de clases
intermedias; si hubiera patrocinado el aumento de los ingresos reales y
una general parüicipación de los obreros en la propiedad, l¡asnociones
liberales habrian podido ejercer una atracción más consistente. Los
obreros iban al norte a hacer dinero y a mejorar su posición en la vida.
Sus aspiraciones individualistas eran estimuladas por el sistema de pago
a destqjo y por los valores dominantes de la sociedad chilena. Pero la
economiaexporüadoradel saütre no llevó a la acumulación de capital ni a
una economia diversificada en el norte. Las ganancias se remitian al ex-
terior o se üstribufan en el sur a través del Estado. Todas las comisiones
oficiales que visitaron el norüeconcluían que muy poco de ese dinero se
invertia en mejoras en las provincias salitreras. Incluso en los grandes
puertos de la zona que albergaban las mansiones de los ricos y los lqjo
sos clubes sociales de la comunidad extrar{era, los servicios púbücos
como el acueducto, el alcantarillado, la asistencia médica y el sistema
educacional eran crasamente deficientes. En las oficinas los ahorros de
los mineros no podian invertirse en propiedades. Las oportunidades de
educación eran exiguas. Las crisis periódicas de la industria consumian
los ahorros de los obreros y los dejaban desamparados, desempleados,
víctimas de fuerzas económicasque escapabana su control.
46. I¡ inlluencia anarquieta fue mucho máa perdurable, eapecialmente entre loe a¡teeanos de los
egtablecimientos nanufactureros de Santiago. En varias induetrias, en particular en Ia de
zapatos, los anarquistas lograron crear organizaciones muy efectivas a nivel de planta. Aun-
que los gocialistas tuüeron algunos éxitoe organizando obreroe tefileros, de los tranvfas y de
la construcción, los anarquistas predominaron en el movimiento obrero urbano hasta el final
de la era del ealitre, cono I)e Shazo lo ha denoatrado con tanta eñcacia. J. Samuel Valenzue-
la, en "Iabor movement fomation", elabora las impücacionee poltricas del contragte entre la
organizacióD efectiva a nivel de planta en los sector€a de la minerla y la i¡dust¡i¡ manufactu-
rera en Chile.
mentar Lasviolentas convulsiones que radicalizaron todavía más a los
obreros y culminaron con el virtt¡al colapso de la producción de saütre
despuésde 1930. Por último, Lamayoria de Lasmejoras sobrevino en los
añoi veintes como resultado de la acción directa y la política miütante de
institueiones y partidos nacionalesde la clase obrera. El más importante
de estos órganos del movimiento obrero estaba dominado fisica e ideolG
gicamente por líderes socialistas cuya base de poder radicaba en el nor-
te. Dichas instituciones desempeñaron un importante papel en la insur-
gencia de los obreros del salitre y el transporte, así como de trabaiadores
urbanos, estudiantes y empleados, en el período que siSpió a la Primera
Guerra Mundial. La insurgencia obligó a la clase gobernante chilena a
hacer concesionesy a adoptar una nueva estrategia de control laboral.
Enl924, a costa del dermmbe total del sistema político, la cl¡asegober-
nante chilena fue la primera de Suramérica en abandonar la fracasada
politica de simple represión fisica de los obreros organizados' Trató, en
óambio, de contener el potencial revolucionario de los obreros por medio
de mecanismos legislativos, integrando sus sindicatos a la vida institu-
cional de la nación. Es a esta historia extraordinaria y a sus imprevistas y
trágicamente irónicas implicaciones para la vida del país a |as que pasa-
mos ahora.
DETTN
CRIS"TAUZACION MARXIS1TA
MOVIMMNTOOBRERO
4?. Tod¿s estes egtadlsticas, que van desde las cuentas oñcialee pubücadao por la Oñcin¿ del Tra-
bajo hasta posteriores estimativoa basadoe en habajos de investigadores oomo De Sh¡zo, es-
tán reunidas y cuidadosam6¡l¿ ¡n¡lir¿d¡¡ en J. Samuel Valenzuela, "I¿bor movement for-
m¡tion", C.7.
48. De Shazo, Urban sorlers (Véas€ nota 361, da una g!¡n cantid¿d de información sobre estos
t€m¿8.
carbón y, más allá, a los combativos enclaves de pastores de ovejas y
empacadoresde carne del sur de Chile.
El vehículo empleado por los socialistas para construir una organiza-
ción obrera nacional fue la Gran Federación de obreros de Chile. Esta
tímida y reformista organización, fundada por trabajadores fenoviarios
en 1909, gozaba de la tolerancia de los funcionarios oficiales y poseía
rudimentos de una organización nacional descentralizada. La creciente
combatividad entre los obreros de la base del sindicato, especialmente
en la regional de valparaíso, había conducido, en 1916, a una encarniza-
da huelga y a un cambio en la dirección nacional. Al año siguiente, la
FoCh reaüzó una convención nacionat y abrió sus filas a todos los traba-
jadores. Los delegados socialistas afiliaron las decenas de organizacio-
nes que controlabatr X, I lo largo de los siguientes años, la FOCh se
transformó en una organización combativa y revolucionaria y en la más
poderosa central obrera del país. Este gran avance fue potible por }a
fuerza numérica y la importancia nacional de las agrupaciones o6reras
de la región salitrera dirigidas por los socialistas; por los contactos, las
capacidadesorganizativas y la prominencia nacional de la dirección so-
cialista, y por el atractivo y la efectividad, dentro del contexto del siste-
ma politico de Chile, de las hicüicaselectorales socialistas.
En la convenciónde la Foch, de diciembre de lg2l, celebrada en
Rancagua, cerca de la nueva y gigantesca mina de cobre de propiedad
estadounidense,El reniente, los delegadosvotaron por afiliar L trldeta-
ción a la Internacional Roja y vincular politicamente a sus miembros al
Partido obrero Socialista. Al siguiente mes, representantes de ese mis-
mo partido aprobaron cambiar su nombre por el de partido Comunista
de Chile y unirse a la Tercera Internacional. La afiliación al movimiento
comunista internacional causó cierüa disensión, particularmente entre
los elementos reformistas en el seno de la FoCh. pero dada la trayecte
ria ideológica de los sociaüstasy el enorme prestigio de que disfrutaba el
experimento soviético por aquel entonces, la decisión probablemente era
inevitable. La defección más seria que sufrió h roch después de esta
reorganización fue la de los sindicatos ferroviarios; nras incluso estos
También encontró que las exigencias de las huelgas, más que en años
pasados,se centraban en meüdas para establecer y proteger }as orgAni-
zacionesobreras y controlar el medio en el que se laboraba y la organiza-
ción del trabaio. Al mismo tiempo, los elementos militantes dentro del
movimiento obrero empezAron a crear contactgs con otros grupos urba-
nos, especialmente los que habían sido golpeados por la dislocación eco-
nómica de la poseuerra y por ello eran potenciales simpatizantes de las
corrientes ideológicas de izquierda.
La segunda estrategia adquirió rnayor importancia después de 1919,
a medida que la economia del salitre desfallecía y, en particular después
de 1920, cuando la depresión de la posguerra principió en serio' El cre-
ciente desempleo en el sector privado y los recorüesen el gasto público
no solo erosionaban las posibilidades de negociación de los obreros in-
dustriales, sino que amenazaban también a empleados y profesionales.
La inflación de precios, estimulada por los avances de crédito en papel
moneda del gobiernó a los productores de salitre y por las emisiones de
pesos destinadas a recuperar para el fisco las pérdidas de ingresos prG
venientes del salitre, perjudicaba a todos los consumidores (50). A fina-
les de 1919, por iniciativa de la FOCh, los trabajadores organizados m6'
vilizaron una amplia coalición de Snrpos urbanos en un esfuerzo por pre-
sionar al gobierno a que redqjera los precios de los alimentos y llevara a
cabo reformas tributarias y educativas. Estos asuntos resultaban vitales
para un amplio espectro de sectores urbanos, los cuales se unieron en
masivas demostraciones caüejeras de 60 mil a 100 mil personas, que
sacudieron a Santiago a fines de 1919 y mediados de 1920. Si bien las
demandas inmediatas de estas coaliciones eran moderadas, los análisis
de la situación planteados por los oradores anticapitalistas que se diri-
49. En contraste con el argurnento aqul presentado, Valenzuela {"I¡bor movement formation")
coloca más énfasig en la influencia pereonal de Recabarren en la toma de la FOCh por el Parti-
do Obrero Socialists, mientras que Monteón (Ctile in tüe nitrete era) subraya el ca¡ácter divi-
sionista de las decisiones de afiliación.
60. lYank W. fetter, l¡inf¡cid¡ monet¡rl¡ en Chile, Santiago' 1937' C. 9.
estos obrerm y, a pesar de los denonados esfuerzos de los funcionarios
del gobierno y Ia poücía (y los informes de espíasdentro de los hostales),
los obreros servian de fuerza de choque en las acciones huelguísticas y
los mítines de protesta.
Aunque l¡asactividades de este tipo extendieron la concepciónradical
de anarquistas, sindicalistas y socialistas a otros sectores de la clase tra-
bajadora y a elementos de las cl¡asesmedias urbanas, el ahondamiento
de la depresión y l¡acreciente represión púbüca y privada gradualmente
minaron la fuerza de las instituciones obreras. El Congreso aprobó una
ley de residencia, en 1919, que autorizaba a los funcionarios del gobier-
no a negar la entrada o a expulsar a radicales extranjeros. Puesto que en
Chile, dada la limitada presencia de inmigrantes, había muy pocas de
tales personas, el gobierno recurrió principalmente a accionespolicivas,
poderes de estado de sitio y gnrpos paramilitares privados para encarce-
lar activistas sindicales, romper huelgas, silenciar la prensa obrera y
aterrorizar activistas obreros y estudiantiles.
Entre tanto, las organizacionesobreras, con coraje y creatividad, tra-
taron de defender los empleos de los trabajadores y preservar sus insti-
tuciones. Una enorme huelga portuaria en Valparaíso, que procuraba
mantener un innovador sistema de trabajo compartido, creado por el sin-
dicato afiliado a la IWW, fue rota finalmente por los esquiroles y la re-
presión oficial. Una prolongada e intermitente huelga del carbón para
impedir recortes salariales y despidos masivos en una industria profun-
damente afectada por Labaja en las compras de las oficinas de salitre y
otros sectoresde la economia, fue apoyada con fondos de ta FOCh y una
huelga general de solidaridad, pero finalmente fracasó. Los obreros saü-
treros despedidos de la Oficina San Gregorio en 1921 rehusaron la oferta
de la administración de un día de salario y el pasqje al sur y declararon
que ellos mismos manejarían la oficina. Cuando la poücía trató de expul-
sarlos, asesinaron al gerente y amenazaron a los agentes uniformados
con dinamita. Dos dias después, una operación miütar en gran escala,
organizada desde la costa, los obligó a someterse. Fueron despojadosde
mente menos los de la FOCh. La acüvidad huelguística revivió del
nadir de 1922para alcanzar niveles sin precedentes en 1926. Ia Oficina
del Trabajo contabilizó 19 huelgas en1922,86 en 1924y ll4 en 1925.
A juzgarpor su fuetza y sus actividades en la zona del saütre, el me
vimiento obrero fue más poderoso allí en 1924-25que incluso en el períe
do inmediato de la posguerra. En mamo de 1925 movilizaciones en gran
escala y una ola de huelgas en el norüedesembocaronen el primer con-
trato colectivo en la industria del salitre, que mejoró sienificativamente
la jornada laboral y los salarios, estableció condiciones de indemnización
altamente favorables para los obreros y reconoció h fOCh como el re-
presentante legal de los trabqiadores. Por vez primera los sindicatos
ganaron el derecho de celebrar reuniones dentro de las oficinas (51).
Entre tanto, la influencia ideológica de las organizaciones sindicales
clasistas penetraba a otros sectores de la sociedad. Los trabajadores de
cuello blanco de la industria privada, gue se habían organizado inicial-
mente en el norte, realizaron una convención nacional en 1924 y adopta-
ron unoÉ¡estatutos en que se definían como una "clase asalariada" y for-
mulaban un llamamiento a nacionalizar el comercio y la industria (52).
Un pas{e de dicho documento revela la clara influencia de ideas marxis-
tas: "El trabajo es la base del capital; la emancipación de los empleados
debe ser obra de los empleados mismos; el trabejo fisico y mental no
debe ser una simple mercadería; la explotación del hombre por el hom-
bre es un crimen" (53). Incluso organizaciones de médicos y maestros,
cuyos estatutos no eran formalmente radicales, ocasionalmente revela-
ban "una tendencia contraria a la organización lsocia| actual", advertía
el director de Ia Oficina Chilena del Trabajo en 1926.
51. El acuerdo, suscrito bajo los auspicios de funcionarioe del gobienro, fue pronto violado por la
adminigtración; en seguida sobrevino una masiva ofensiva del gobierno contra la FOCh. El
Conunistr(Antofagpstaf , aarzn2ly 26 de l!25; El Ile¡pert¡r de loe Tlabaiado¡ee (Iquique),
abril 19 de 1926.
52. R¿mirez Necochea, Origen y fotnrlln (Véas€ nota 35), pp. 102-3.
63. Egta cita y las siguientea aon tom¡das de Moi¡és Poblete Troncooo, Ir organlzaclln sinücd
en Chlle y otroe eetudios aode!e!, Santiagp, 1926, pp. óG62.
co, amenazas al control capitalista en los sitios de trabqio y un desafio
creciente a su hegemonía ideológica y polltica y sus medios de control
social, la clase dominante de Chile comenzó a buscar soluciones efecti-
vas a liainsurgencia obrera a principios de los años veintes. Los capitalis-
tas se organizaron más eficientemente en el frente económico estable-
ciendo, en 1921,la Asociación del Trabajo de Chile. La organizacióntenla
como propósito coordinar la resistencia y la propaganda contra los traba-
jadores radicales. El gobierno, por su parte, toleraba las actiüdades de
los grupos paramiütares antiobreros. El aparato represivo del Estado fue
fortalecido y sus poderes legales ampliados. Pero la simple represión
tenía sus límites. Cuando había de usarse repetidamenüey en tan grande
escalacomo en Chile en el período de la poÉ¡guerra,la represión surtía el
efecto de socavar la legitimidad de la clase dominante a nivel doméstico
y a deslustrar en el extranjero la imagen, cuidadosamenteconstruida, de
un Chile progresista y estable.
En los años veintes algunos líderes políticos influyentes empezaron a
considerar Ia posibilidad de encarar el problema obrero por medio de la
reforma. Ciertos miembros de los partidos tradicionales abogaron por
nuevas leyes que neutralizaran la amenaza económica y política repre-
sentada por los obreros organizados, por medio de concesionesmateria-
les e instituciones de control manejadas por el Estado. Otros procuraron
alcanzar el mismo objetivo a través de nuevos partidos reformistas que
aspiraban a ganar el apoyo de la clase media y los trab{adores. El más
importante de los nuevos partidos era la Alianza überal dirigida por
Arturo Alessandri. Logró el control de la cámara b4ia del Congreso en
1918 y la presidencia después de una violenta y popular campaña en
1920. Alessandri, llamado "el león de Tarapacá" por sus seguidores,
quienes provenian abrumadoramente de las provincias saütreras, apeló
concertadamentea los obreros durante la campaña de 1920. Y si el redu-
cido número de obreros que votó no definió su estrecha y fieramente dis-
putada victoria electoral, las manifestaciones populares callejeras en su
favor probablemente aseguraron su posesión. Alessandri hizo de la re-
buscaban ambas timitar el poder económico, la autonomía organizativa y
el potencial político revolucionario de los trabqjadores chilenos. Ambas
trataban de conseg¡ir esa meta otorgAndoa los obreros ciertas concesie
nes económicasy organizativas. Por ejemplo, ambas contemplaban códi-
gps para mejorai hJcondiciones de trabajo, prevelan la distribución de
y
Éanancias y reconocían el derecho de los trab{adores a organizarse
ú.""t huelsas. Las dos propuestas procuraban instih¡cionalizar el con-
flicto laborál a través de esquemas de conciliación y arbitraje. Y ambas
trataban de colocar los sindieatos bajo la estrecha supervisión y el con-
trol del Estado por medio de sistemas de inspección, límites legales al
empleo de los fondos sindicales y condiciones específicasa las huelgas
legales.
Sin embargo, los medios quecada propuesta planteaba para alcanzar
las metas comunes eran filosóficamente distintos y procedimentalmente
diferentes (55). La propuesta conseryadorase inspiraba en una filosofia
catóüca y corporativa, y favorecía abiertamente al capital. Los sindicatos
serían entidades corporativas formadas en cada empresa y podrían parti-
cipar de |as ganancias. Una vez que una determinada proporciÓn de
obr"ro, en un establecimiento votara por la formaciÓnde un sindicato, la
afiliación a éste sería obligatoria para todos. El voto para elegir dirigen-
tes sindicales seria calificado, teniendo los antiSuos empleados el doble
de votos que los nuevos. La conciliación, a cargo de dos representantes
54. I¡ apa¡ición
-un de estos partidos y grupos reformistae en Chile fue parte de un fenómeno regio-
nal, producto de una complejidad social más grande generad¡ por la erpansión intemacio-
nal del conercio, la inversión ertranjera, l¡ trasfersncia tecnológica y la inmigración erüopea
p""t¡t a" 1880. Todo el proceso ss Ánelizado y tratado conparaüivamente en el contefo lati-
"nümericano en el estudio clásico de John J. Johnson, Polttic¡I üange in Ldin A¡nerica: the
' 'Los
rise of the middle sector¡, Stanford, 1968. De la coalición de Alessand¡i, Johnson afir:na:
objetivoe de loe üderee variaban. Unos cuantos eran reformistas dedicados' Algunoe sentl¡n
q"" f,rUl" U"gado el momento en el cual era oportuno pollücamente tom¡¡ medidag reformis-
tas. Otros de;aban simplemente ganar puestos coneiguiendo máa vo'üooque l¡ a¡istocracia de
latie.traysu"aliadot.Ltpt"o"opibam.uypocoytenln¡pocafe-enels€c'torobrero" 1p'771'
55. Está discusión de loe proyectos liborales se halla en Jamee O. Morris, Eütes, inteIectusls snd
Gonsenaua,Nueva Yort, 1966.
Combinaba los principios individualistas
ba traslucir la transformación filosófica co
nónicorespondiaa las presionesdel siglo
tos seria voluntaria. Un sindicato podría
empleadosque desempeñaranlabores s
Se autorizaba la formación de federacio
contratacióncolectiva.A los empleadosp
prohibido organizar sindicatos. Los dirige
terceras partes de los afiüados. Los sind
el presidente del pais por las mismas raz
dora. La participación en las gananciasi
cato. La conciliación y el arbitramento e
huelga fuese legal, el sindicatotendría qu
cesode reunionesen que las alternativas
sopesadas.
Muchos observadores han comentad
forma laboral acordadapor un comité pa
I92I y aprobadacomo ley bajo presión de
1924.Es cierto que el resultado obtenido
liberales, pero lo que más sorprende es a
mente los aspectosmás restrictivos de ca
ginales. De este modo, los rasgos corpora
rio, el voto valorado de los obreros fnás a
torio y la prohibición de las federacione
propuesta conservadora, se combinaban
catos de empleadospúblicos, la división
tos separadosde obreros y empleados,y
las eleccionessindicales, las finanzas y
cos, de la propuestaliberal.
A pesar de lo oneroso de los contro
sobre los trabajadores establecía esüa re
cuales, de manera totalmente imprevista
organizativos de la izquierda en años su
medidas de bienestar social. Finalmente, en septiembre de 1924, los mi-
litares intervinieron y presionaron al Congreso para que aprobase la le-
gislación laboral.
Eran complejos los motivos de los oficiales que intenrinieron en poli-
tica en L924 y que, gradualmente, bajo el liderazgo de Carlos lbétñez,
consolidaron su control sobre el gobierno chileno después de 1925. Los
oficiales buscaban promociones individuales y mejor pa8a, equipo mo
derno y más prestigio para el ejército. Estaban escandalizados con la
comrpción y la ineficiencia del sistema político chileno. Pero fundamen-
talmente, se mostraban alarmados por el papel represivo que se veían
obligados a desempeñar con el fin de mantener aquel sistema y temian
que las organizaciones obreras dirigidas por mamistas destruyeran el
sistema social chileno y el monopolio de fuerza de los militares. Hacia
mediados de los años veintes, un general fiel a Ibárñezescribía que la in-
fluencia comunista, especialmente en la región salitrera, había conse-
guido pervertir "todas las conciencias obreras, despertando en ellas
sentimientos de codicia y venganza, removiendo los bajos instintos de
las masas populiaresy el proletariado chileno estuvo a punto de alzarse,
semejante al de Rusia, a derribar a sangxey fuerza el régimen social de
la República" (56). Resulta sintomritico de las preocupacionescolectivas
de los militares que fuera Carlos Ibérñezquien consolidara el control polí-
tico dentro del movimiento castrense después de f925. Ibanez estaba
íntimamente consciente del problema del control interno representado
por el movimiento obrero. Había dirigido la Escuela de Carabineros en
1918y dejó este puesto para servir como prefecto de Iquique entre 1919
56. Carlos Harme Espejo, Iae grendee problenre de l¡ zo¡¡ norüe de Ctile, Santiago, 1930,
p. 134. "Afortunadamente", continrla Eepejo, "la m"g.a reform¡ egtn¡ctural" de los gobier-
nos militares ha impuesto la cooperación entre el capital y el trabajo, deteniendo asf "el
carro de la nación en el borde mismo del precipicio, eüta¡¡do que cayera al abismo". Sobre la
ideologla de los militares chilenos en general, véage Ctena¡o Ani¡ga Herrera, El pensaniento
pollticode loe nilltereq Santisgp, n. d.
de el derecho legal de organización y de huelga, la
posibilidad de un sistema de deducciones salariales para sufragar las
cuotas sindicales, y la participación de los sindicatos en las ganancias
Sobre las respectivas actitudes del capital y de los trabajadores hacia la
nueva legislación, el director de la Oficina de Trabajo sostenía en 1g2G
que los propietarios estaban empezando a reconocer la necesidad de Ia
organización obrera. Existe un importante elemento, escribía, en favor
de nuevas leyes sociales, "especialmente del sindicato industrial, que
elimina, dentro de la industria, al sindicato semirrevolucionario y libre".
No obstante, anotaba, Ia actitud de los obreros era "curiosa", pues con-
tinuaban perteneciendo a los sindicatos semirrevolucionarios pero, al
mismo tiempo, apoyaban los sindicatos legales para obtener los benefi-
cios de la nueva legislación. En 1926, afirmaba, 200 nuevos sindicatos
habian sido organizados(59).
Los proponentes de la legislación laboral habian asumido que la
FOCh se opondria a ésta. En cambio, el Partido Comunista creó aüanzas
con grupos de empleados privados para presionar por una aplicación
selectiva de las nuevas leyes. Esta movilización y los éxitos electorales
izquierdistas posteriores contribuyen a explicar Laactitud represiva del
gobierno militar desde mediados de 1925. Durante los siguientes dos
años, a medida que el control del gobierno pasaba de manera más plena
a manos de Ibráñez,la represión contra los obreros y sus organizaciones
militantes por parte del ejército y la policia se hizo más sisternitica y
concienzuda.
La ofensiva contra el movimiento laboral mamista, la más severa y
eficaz hasta ese momento en Chile, empezó en la región del salitre en
junio de 1925 (60). Allí los obreros organizados en la FOCh amenazaron
67. Emesto Wurth Rdas, lbóúez: Ceudillo enigmdtico, Santiago, 1g68, p. 18.
58. hresto que erigte cierto debate eobre este punto, véaee El Deepertar de loe llabajedorce, ju-
nio 2 de Ll25,y Ju¡üci¡, marzo 2 de lg{12.
59. Poblete Troncoso, Organizaclfn ¡i¡dic¡l (Véase nota 63), pp. ?&,??.
60. Cono parte de los preparativos, el gobierno creó una Oñcin¿ Cenhal de Servicio de Informa-
cionee Sociales. El nuevo sent¡cio de inteligencia dio inst¡r¡ccioneg a loe funcionarios de poli-
I
I
ción laboral recurriendo a medios corporativos formales. Creó una cen-
tral obrera gobiernista, instaló amigos en las posiciones directivas de los
sindicatos controlados por el régimen e inüentó asegurarse la lealtad de
los üderes y de las bases otorgándoles beneficios maüerialespalpables.
Comparados con el alcance de similares esfuerzos realizados por Perón
en Argentina veinte años más tarde, los de Ibáñez parecen modestos y
carentes de entusiasmo (61). Pero en el ambiente creado por la represión
política y l¡aexpansión económica garantizada por los préstamos extran-
jeros, que hicieron de la inversión norteamericana en Chile la más gran-
de de Suramérica hacia 1930, la política laboral de lbáñez parecía ser
efectiva.
Para 1928 la izquierda había sido derrotada y sus otrora poderosas
organizacionessindicales y políticas virtualmente destruidas. Pocos hu-
biesen podido predecir que en el lapso de una década la izquierda crea-
ría una central sucesora de la FOCh aún más poderosa, construiria dos
partidos marxistas de masas cuya influencia sobrepasaúa la del Partido
Comunista a mediados de los años veintes y entraria a conformar una
coalición de centreizquierda llamada Frente Populiar, que lograría el
control del gobierno en 1938.
TNAYECTORIA
DELA IZQI'IERDACHILENA
clas locales para que enviagen üstas de todag las organizaciones que participaran en "actos
sociales, huelgas o movimientos obrcros", aei como de todos los miembros y dirigentes de
tales organizaciones "con indicación erpreea de loe que sean ertranjerns y de los que se dedi-
quen a la propaganda de ideas contrarias al orden establecido haciendo indicación especial de
los sindicalistas revolucionarios, de loe anarquistas, sovietistas rusos y peruanos, etc.". El
Deepertar de los Trabaiadoree, mayo 14 y 31 de 1925.
61. René Montero Moreno, Confeeiooeapollticas, Santiago, 1959,pp. 53-54.
cada parte logró aprovechar elementos del acuerdo en pro
propia clase, cada una estaba comprometida en una forma
pondría en claro mucho más tarde.
Dos tendencias principales definen los cuatro decenio
económicachilena después de 1930, cada una profundamen
da por cambios acaecidosen el sistema capitalista mundia
ro, la depresión mundial y la guerra destruyeron la econom
y luego contribuyeron a consolidar en su lugar una nueva
portadora de minerales, estructuralmente similar, alreded
Segundo, la ruptura de la división internacional del trabqjo
de 1930 a 1945 estimuló el proceso de industrialización nac
le. Para el final de ese período, la manufactura se había con
sector más importante de la economia doméstica. Los dos c
lados ocurrieron dentro de un rnarco de estancamiento agr
racteristica de la economia chilena que daüade la década d
si no de antes. Durante los dos primeros decenios del pe
1950más o menos, el valor de la producción exportadora y m
ra se recuperó lentamente del nadir de la Gran Depresión.
producción y el consumo per cápita sobrepasaronfinalmen
canzadoen las postfimerías de los años veintes. En las do
guientes, entre 1950y 1970, en la medida en que la població
creciendo, la economia en su conjunto se estancó. Las exp
cobre se nivelaron y la industria manufacturera solo registró
cimiento. Tales tendencias revelaron la incapacidad de la e
lena para responder favorablemente a una nueva fase de la
sistema capitalista mundial (63). Después de la Segunda G
Sl¡nta Cruz, Chile, un c¡¡o de dea¡r¡ollo Éustrado, Santiagp, 1969; y Ma¡&og J' l'{emal¡ki¡,
lte growtb and ¡tructu¡e olthe Gtilecn econon¡ New Haven, 1976.
energías y los recursos de los sindicatos, los tornaban dependie
pericia de los profesionales de clase media de los partidos m
favorecían el surgimiento de líderes reacios a innovaciones tale
control obrero. Esta última tendencia probó ser fatídica cua
mente hubo oportunidades para innovar bajo el gobierno mar
llegó al poder en 1970(64).
Entre tanto, consecuentescon las tendencias geopolíticas e
cas vigentes en el mundo después de 1930, los partidos ma
aliaron electoralmente con elementos de la burguesía naciona
ses medias. El programa del Frente Popular y sus inmediatos
giraba en torno al apoyo del Estado al crecimiento industrial y
sión de los serviciossociales.Durante una década, a partir de
partidos marxistas disfrutaron de una participación minorita
gobierno. Inicialmente, pudieron utilizar dicho accesoal poder
do para ampliar la base institucional de los trabajadores orga
promover el desarrollo de la industria nacional y el bienestar m
su electoradourbano de obrerosy elementosde la clasemedia.
rode sindicatosse elevó de cerca de 635 a 1.880entre 1935y 1
afiliadospasaronde 78 mil a 162mil en el mismo lapso. En 193
te Popular logró establecer una corporación de desarrollo
CORFO, para coordinar y promover el desarrollo económico. L
fue concebiday respaldada por la izquierda, mas la idea origina
recer la industria pesada y financiar la entidad con impuestos
fracasópor la oposición de Estados Unidos y financiación presta
Export-Import Bank. El apoyo gubernamental al alza de sal
ampliación de los servicios sociales para los sectores urbanos
expandir el mercado interno para la industria nacional durant
meros años de la década de los cuarentas.
64. Eeta evaluación de los efectos de la legislación sigue de cerca la de Alan Angeü,
ücoe y movinbnto ob¡ero e¡ Chile, Mérico, l9?4. Sobre el control obrero bajo e
h Unid¿d Popular véaee Jua¡ G. Eepinosay And¡es S. Zimbdist, Econonic dem
Ler partieipaüon in Chile¡¡ l¡duetry, 1yf0-1973, Nueva York, 1978.
ingreso empeoró en los años cuarentas. Esta fase culminó con la ofensi-
va poütica e ideológica del capitalismo a escala mundial en la posguerra
contra los trabajadores organizados y la izquierda. Dicha campaña divi-
dió las insütuciones sindicales y políticas marxistas de Chile y culminó
con la represiónsistemáticadel Partido Comunistaen 1949(65).
Durante el segundo peúodo, la izquierda reconstruyó su base institu-
cional y recuperó su impetu revolucionario en lo político y en lo ideolósi-
co. Modificó su compromiso con las limitantes legales del sistema de
relaciones laborales y las huelgas ilegales sobrepasaron con creces las
legales. Muchos empleados públicos fueron organizados, desafiando la
ley. La izquierda conservó su compromiso con la industrialización y el
camino electoral hacia el socialismo, pero se abstuvo de compromisos
fundamentales con los sectores dominantes del sistema capitalista. Ac-
tuó vigorosamente en procura de la organización del proletariado rural y
empezb a enfatizar Ia imporüancia de la transformación agrícola para
alcanzarsus metas desarrollistas y redistributivas.
La nueva combatividad de la izquierda chilena impidió el desarrollo
vigoroso del capitalismo dependiente, amparado por la inversión extran-
jera, después de 1950.Las compañíasde cobre de propiedad norteameri-
cana, enfrentadas a sindicatos manristas que constantemente incremen-
taban sus exigencias por salarios y beneficios complementarios, y aboca-
das a niveles cadavez más altos de impuestos estatales directos e indi-
rectos insistieron en un "nuevo trato" como condición para realizar nue-
vas inversiones. En'los años cincuentas, las políticas gubernamentales
tendientes a suavizar lia carga impositiva de las compañías del cobre se
convirtieron en un explosivo asunto público. En los sesentas, a medida
66. Mucha de la información polltica de esta sección es tomada del impresionante estudio de Paul
Drate, Socidi¡m and populiem in Chile, lg32-52, Urbana, 1978. Brian loveman, Struggle in
the countryeide, Bloomington, 19?6, desarolla el tema del sindicalismo rural con particular
intengid¡d. Una convincente slntesis de la ofeneiva de posguera-, dirigida por Estados Uni-
doe, contra el movimiento obrero ma¡¡igta en América l¿tina es Hobart Spalding, Organized
l¡bor i¡ l¡tin Anerica, Nueva York, 1977,C.6-
su dinero a otra par0e(66).
En Ia medida en que la combatividad de los obreros organizados y los
partidos marxistas ponía en peligro el desarrollo del capitalismo depen-
diente, aquéllos ganaban cada vez más respaldo para sus politicas entre
los trabajadores y el electorado. Durante los años sesentas,Ios marxistas
empujaron más hacia Ia izquierda todo el espectro político de Chile. En
1970dominaron la coalición de la Unidad Popular que consiguió elegir al
socialista Salvador Allende a la presidencia. Tal victoria les permitió lle-
var a la práctica muchos aspectos del programa estatista, nacionaüsüay
de bienestar social inicialmente formulado en los años treintas. Los mar-
xistas estimularon la sindicalización, sacaron adelante un alza significa-
tiva en los sal¡ariosreales y ampliaron considerablemente los servicios
sociales. Nacionalizaron el sector exportador de minerales, las grandes
empresas manufactureras y los bancos. Dichas medidas estimularon la
producción e incrementaron notablemente el bienestar material del
gnreso del pueblo chileno. Pero la demanda creciente superó la capaci-
dad productiva del país en la medida en que los capitaüstas locales y ex-
tranjeros sacabansu dinero o saboteaban la producción, y las exigencias
66. Un estudio realizado a ñnes de los años s€eentaa concluía que el estancamiento económico de
Chile a partir de 1950 no era principalmente el resultado de un mercado reducido, una severa
inflación, la falta de capital, el control de precios o las regulaciones bu¡ocráticas. Todos estos
factores contribuye¡on, p€ro la raíz del agunto era que "los hombres de negocios chilenos ac-
túan sobre Ia base de que el eistema de empreea privada (capitalismo) e¡td luchando por so-
breüvir". Stanley M. David, "The politics of organizational underdevelopment: Chile", en
Stanley M. Davis y louis Wolf Goodman, compiladores, !9orker¡ and managers in Loti¡ Ane-
rica" I¿rington , L972, p,286. Sobre los obreros del cobre véase eepeci¡lmente Jorge Barria
S., Loe sirdicstos de la grcn ninerl¡ del cobre, Santiago, 1970; sobre la polftica cuprifera véa-
se Theodore Moran, Multin¡üond cor¡roratione and the politice of dependence, Princeton,
19?4. El papel del movimiento obrero destacado en este párrafo está amplinmente documenta-
do en la üteratura contemporánea sobre Chile, aunque pocas veees ha sido expücitamente
reconocido. Hacerlo hubiera sido impoütico y hubiera implicado ¡omper un tabú implicito en
la Nstoriografia dominada por la izquierda chilena y sus sinpatizantes en el extranjero, quie-
nes han preferido culpar de manera exclusiva a log antagpnistas de clase del movimiento obre-
ro por el fracaso económico de estas décadas.
alü donde empezaron bajo el gobierno de Carlos IbÉrñez:la dictadura mi-
litar, la violenta represión a la izquierda y el retorno a las políticas econG
micas y socialesdel überalismo ortodoxo.
LA PARADOJA
DELA MODERNA
HISTORIA
DECHN,E
Una reseña de las tendencias económicas y poüticas desde 1930 nos
muestra, entonces, una paradoja central de la historia moderna de Chile.
Fue la fortaleza misma del sindicalismo marxistay de la izquierda lo que
engendró y nutrió su g¡an debiüdad: el compromiso con un orden legal e
institucional burgués y la creencia en una vía electoral al sociaüsmo. Los
términos de la paradoja estuvieron enmarcadospor las fuerzas humanas
que generó la estructura exporüadora.La economía del saütre permitió a
los obreros vinculados a la producción exportadora forjar una concepción
autónoma y clasista del mundo en el que vivían. Al mismo tiempo, dicha
concepción se hizo llamativa para otros sectores de la sociedad chilena.
Fue el atractivo de esta concepción, materializada en un poderoso e in-
surgente movimiento obrero, lo que obligó al capital a hacer imporüantes
concesionesy lo que provocó la restrucüuraciónde las instituciones polí-
ticas del país entre L924y 1925.Durante el siguiente medio siglo, el sin-
dicalismo marxista y la izquierda cifraron todas sus energias en voltear
ese compromiso histórico a favor de la clase obrera. Persistieron en este
formidable empeño porque, a pesar de todos los compromisosy todos los
reveses, finalmente lo lograron.
El éxito del sindicaüsmo marxista y de la izquierda dependió de su
capacidadde colocar al servicio de los intereses organizativos e ideológi-
6?. El gobierno de la Unidad Popular ha sido objeto de centena¡eg de libroe y artlculos, pero qui-
zás el más exitoeo en captar los logros, el estilo y las debüdades del rÉgimen fue uno de log
prineros: New Chile, publicado por el North A¡nerican Congress on latin Anerica, NACLA,
Berkeley, l$Jt. $us¡6g ¡náli¡is de los factores que rodearon el auge y ta cairla del gobierao se
halla¡ en Arturo Valenzuela y J. Samuel Valenzuela, ediüores, Ctile: Poüücs a¡d eociety, New
Brunewich, 19?6.
ción a la crisis, asi como un compromiso general con los principios de
estatismo, nacionalismo económico y bienestar social que adaptaron de
la filosofia y el programa de la izquierda. Entre tanto, los activistas e in-
telectuales de la clase media fundaron nuevos partidos "socialistas" de
izquierda y de derecha, algunos de los cuales se fusionaron en 1933 en
un nuevo partido político destinado a desempeñar un importante papel
en la historia de Chile. El Partido Sociaüsta adoptó una explícita ideolo
gia marxista y un radical prograrna de nacionalismo económico y refor-
ma social aunque, como Drake ha demostrado, fuertes corrientes ideolo-
gicas corporativas, y estilos y estrategias "popuüstas" caracterizaron a
la dirección del partido durante los años cuarentas. Movimiento de clase
media, en un principio, con respaldo significativo entre los militares, el
Partido Socialista amplió su base obrera apoderándosede muchos de los
sindicatos legales débiles que había formado Ibáñez y atrayendo a sus
filas a muchos lideres obreros anarquistas y comunistas desafectos. Des-
pués de 1950, a medida que la represión contra la izquierda se intensifi-
caba y la economia se estancaba, el partido derrotó a los elementos re-
formistas y corporativistas en su seno y adoptó una posición nr¡is consis-
tentemente marxista, lo que a menudo lo colocó a la izquierda del Parti-
do Comunista.
El colapso de la economía exporüadorade salitre provocó una consi-
derable radicalización del movimiento obrero chileno; socavó Ia legitimi-
dad y la viabilidad de los sindicatos legales y corporativos que Ibáñez
habia formado; arrojó a millares de radicalizados mineros a las explosi-
68. Pa¡a 1932 el valor de las erportaciones chilenas atcanzó r¡n octavo del nivel de 1929 y sus irn-
portacionea una quinta parte de dicho nivel. Solo el valor de lae erportacioneg de salitre cayó
de rrós ds mil millo¡ss de pesos (a 40 por übra esterlina) en 1929 a menog de 60 millones de
pesos en 1932. r+s exporüaciones de cobre, que habhn aumentado desde la Primera Guerra
Mundial hasta llegar a -ás de I¡ mitad del valor de las erportaciones de salitre a ñnes de los
años veintes, cayer¡on a comienzos de los años heintas a rrna cua¡ta parte de los niveles ante-
riores a la Depresión. Un cuidadoso estudio de l¿s tendenciss económicas, fiscales y noneta-
rias dwante la década de 1930 es P. T. Ellsworth, Chile: A¡ eorrnomy in traneiüon, Nueva
YorL, 19{5.
facturero. El primero de estos fenómenos reforuíla ideología radical y el
legado institucional de la era del salitre; el segundo amplió considerable-
mente la importancia del proletariado industrial urbano en la vida econG
mica y política de la nación. En muchos aspectos fundamentales la in-
dustria del cobre era estructuralmente similar a la del saütre. Muy inten-
siva en capital y dependiente de una tecnología altamente sofisticada
para procesar minerales de baja eradación, la industria del cobre estaba
aún más dominada por el capital extranjero que antaño Laproducción de
salitre. También se hallaba más concentrada. En los decenios posterie
res a 1930, tres minas de propiedad norüeamericanacontrolaban alrede-
dor de 9OTode las exporüacioneschilenas de cobre. En el mismo peúodo,
las exportacionesdel mineral aportaban más de la mitad de las divisas y,
directa o indirectamente, cerea de una cuarta paÉe de los ingresos del
gobierno. Luego de tenaces luchas dirisidas por la FOCh en los años
I
I
veintes y por los militantes socialistas y comunistas en los treinüas, los
l
obreros del cobre lograron organizarse en sindicatos poderosos, dirigi-
dos por marxistas. Desde fines de la década de 1930, los obreros del ce
bre han desempeñadoun imporüante papel en el movimiento obrero y en
la vida poütica del país.
Los partidos marxistas también usaron muy eficientemente la in-
fluencia radicalizadora de Laeconomia exportadora de cobre para llegar
a otros sectores. Al ieual que la economía del salitre, la del cobre consti-
tuía un casoclásico de enclave extranjero que extraia mineral, explotan-
do y exportando un recurso natural no renovable. Ejercía asimismo muy
escasainfluencia positiva y directa sobre el proceso de desarrollo econG
mico. Debido a su naturaleza intensiva en capital, a la propiedad extran-
jera y a una fuerza laboral relativamente reducida, no promovía la acu-
mul¡aciónde capital ni la diversificación económicade Chile. Lo que hubo
de acumulación de capiüaly diversificación económica se debió al grava-
men de las gpnancias de la industria por medio de esquemas tributarios
del gobierno, impulsados por las coaliciones poüticas influenciadas por
la izquierda. En vista de que el capital extranjero reaccionó a estas impo-
siciones sobre sus ganancias recortando la inversión y exigiendo conce-
a los obreros manufactureros y finalmente
movimiento obrero organizado. De esta manera la
ción de Trabajadores Chilenos, a finales de los año
rentas ligó a los mineros y a los transportadores con
ro del sector manufacturero en crecimiento. Por últim
tral Unica de Trabajadoresde Chile, fundada en 195
sos sindicatos de empleados, especialmente del sect
la organización en la minería y la industria manufac
sesentas,empezó a incorporar a los obreros rurales.
Los logros organizativos del movimiento obrero
1950,asi como los éxitos electorales de los partidos m
en parte al fracaso de la economía exportadora en p
rectamente, lia expansión capitalista y el desarrollo
que la producción exportadora se estancó y se alcan
la industrialización por sustitución de importaciones
directamente el poderío y los propósitos mamistas d
ro organizado y la izquierda, más y más grupos soc
puestos a compartir la concepciónmamista de los pro
Dichas percepciones fueron reforzadas por el crecie
del sector manufacturero de la economía chilena a p
resultado, cuando el gobierno de la Unidad Popular p
zaciiln de la industria del cobre como primer paso pa
trol nacional sobre la economía y fomentar el desa
consenso de respaldo al plan fue tan grande y amp
solo senador en una cámara todavía dominada por pa
que se atreviera a depositar un voto negativo. Y cuan
cedió a nacionalizar una parte sustancial del sector m
vo considerable apoyo popular.
Fue así como, después de 1930, la izquierda logró
promisos y concesionesinstitucionales de los años v
político de la clase obrera. En esta forma ¡ninó la he
miento económicoliberal y menguó el potencial del d
dependiente de Chile. Sin embargo, todo esto lo c
cionales, la Unidad Popular adoptó una
que retribuía materialmente a la clase obrera a costa de sumir en eI caos
el conjunto de la economía nacional. Las mismas preocupaciones, así
como i. *tg" de una burocracia partidista y sindical orgullosa de sus
logros y celosa de su poder, hicieron al gobierno mortalmente hostil a los
exlperimentos de participación y control obreros, especialmente en la
vital industria del cobre. En un sentido más profundo, sin embargo, ta-
les debilidades revelan el precio ideológico pagado por }a izquierda des-
de 1930: aceptaciónsin cútica de la ortodoxia mamista que sostenía que
el capitaüsmo, al engendrar al proletariado, inevitablemente asegpraba
la transformación sociaüsta de la sociedad. De hecho, como la historia de
otros países y de Chile, desde 19?3, lo demuestra tan claramente, esto
noes óierto, al menos en el corto lapso de tiempo en el que los activistas
politicos tienen que trabqjar. La visión mamista, que demostró ser tan
compatible con la experiencia de los obreros en la producción de minera-
les y tan atractiva para otros sectores de la sociedad chilena' no era un
t"rúltudo ni natural ni inevitable del desarrollo capitalista en sí. Fue la
consecuenciade percepciones sociales de un conjunto único de circuns-
tancias ecológicas, económicasy políticas condicionadas por el peculiar
desarrollo, orientado a la exportación, de Chile. En vez de probar el sig-
nificado cultural universal de tan exce¡rcionalexperiencia histórica y es-
forzarse por hacerlo comprender en la práctica a todos los obreros, la
izquierda simplificó las razones de su atractivo histórico y fue incapaz de
apieciar plenamente los costos de su éxito histórico. En este sentido, fue
una malainterpretación de su pasado lo que llevó a la izquierda a la tra-
gedia de 19?3.
sin embargo, al fracasar, la izquierda obligó al capital a echar por |a
borda el sistema überal en politica y relaciones industriales gue, a falta
de un desarrollo económicosostenido, era la principal fuente de legitimi-
dad de la clase dominante. Dio así un paso decisivo, aunque incierto, en
la consecuciónde la transformación social prevista por pequeños 8¡upos
de obreros miütantes del saütre en los primeros años del siglo. En sep'
tiembre de l9?3 quedó al desnudo, de manera trágica, la gran paradoja
como en el de su habilidad utilizar el
tural e institucional de los obreros de la era del salitre p
fuerzas económicasy políticas domésticas en beneficio d
úa del pueblo chileno. El éxito de este gran proyecto de
,t' te, al igual que en el pasado, de la salud y la estructura d
talista mundial. A comienzos del decenio de 1980, la sa
tema se ponia seriamente en duda, y las tendencias estr
convertido, en cierto modo, el conjunto de l¡a economia
empresa agobiada por las deudas, análoga en muchos s
claves minerales del pasado. Es en este sentido que, aun
tas ahistóricos y elitistas predicen un futuro desolado p
democráticosocialista de La clase obrera chilena y los
quierda, los estudiososde la historia del movimiento obr
contexto del sistema económico mundial se pueden p
optimistas(69).
69. Estas üneas, asl como eI grueso de este ensayo, fueron escritos en 19
"Exports, Labor, and the Left: An Essay on Twentieth-Century Chilea
Paper No. 9?, The Latin American Program, The Wileon Center, Washin
medida que la crisis económicamundial y chilena se profundizaban, los
varon a una ampüa coalición de gn:pos socialesa desafiar masiva y prlbü
ra miütar implantada en 1973.En momentos en que este libro va a la im
actual régimen castrense,con sus polfticas de ortodoxia económicaüber
repudiado al igual que la dictadura de Ibáñez media centuria atrás y qu
luego de otro prolongado eclipse, renacerá.
I CAPITUW 3. ARGENTINA
"Sr. Borges: Bueno. no sé. Conozco muy poco de polltica. pero pienso que ahora
que estemos maduros para la democracia todavia. Quizá en cien afi,os o más...
"Sr. Bueldey: ¿Por qué? ¿Es algo distintivo de los argentinos? ¿Distintivo del He
"Sr. Borges: No puedo declrselo, puesto que conozco mi propio Pals y estoy muy
desconcertado por él. Desearla comprender mi pala. Solo puedo f1IIl8rlo. Hago lo que
[ 115 ]
116 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
1. Una buena introducci6n a la geografía argentina, asi como a la de otros países reseñados en
estellbro, es el estudio clásico de Preston James, Latin America, 3a. ed., Nueva York, 1959.
2. Entre éstos se destacaban pieles y sebo, despachados a las economías industriales del Atlántico
Norte, y carne cecina para alimentar a los esclavos que producian azúcar en Brasil y el Caribe
para los mereados europeos. Mapa 3.1. Argentina. Ubi
3. Para el impacto del reordenamiento de la economía mundial en el siglo xvm y comienzos del cerca de Buenos Aires.
XIX en las colonias iberoamericanas en general y en el virreinato de La Plata en particular, véa
se Tullo Halperín Donghi, Historia contemporáDea de Latinoamérica, Madrid, 1970¡ y Richard
Graham, Independence in Latin America, Nueva York, 1972.
ARGENTINA 117
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le Mapa 3.1. Argentina. Ubicación del territorio de la pampa y la zona de los frigoríficos
cerca de Buenos Aires.
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118 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
insuficiente para ejercer control sobre el resto del antiguo virreinato. Las teras del norte no C(
áreas periféricas se separaron y se convirtieron en las naciones indepen político para cumpl
dientes de Paraguay, Uruguay y Bolivia. En el área restante, la Argenti estaba inicialmentE
na moderna, las diferentes economías regionales entraron en un largo y especulativa. Solo e
penoso período de ajuste a los imperativos y oportunidades de la econo do en la nación cap:
mía capitalista mundial, que poco a poco tomaba forma bajo la hegemo sarrollo tecnológico
nía británica. La pérdida de los tradicionales mercados del AltoPeru y la posible el desarrolll
competencia de importaciones de manufacturas baratas canalizadas a según palabras del
través de Buenos Aires desde el Atlántico Norte, sumieron el noroeste y ghi, hubo' 'una larg
el centro de Argentina en un prolongado período de decadencia econó Desde mediados
mica, dislocación social e inestabilidad política que convulsionó el país con creciente rapide
hasta mediados del siglo. Las luchas políticas y mílitares no se resolvie potencial exportado]
ron completamente sino con la nacionalización del puerto de Buenos escenario de un pro
Aires, en 1880 (4). cedentes en cuanto I
El complejo, prolongado y a menudo sangriento proceso del reajuste so transformó la estl
político de Argentina al nuevo orden mundial, en la primera mitad del país. Modificó elle]
siglo, contrasta agudamente con la consolidación relativamente suave condiciones estructl.
del consenso entre las clases dominantes y de un gobierno estable y cen grande movimiento 4
tralizado que se operó en Chile en el mismo período. En la base de este
proceso político, ,que el gran polemista liberal argentino del siglo XIX,
Domingo Faustino Sarmiento, inmortalizó como una lucha épica entre LA PROMESA DEL DES
las fuerzas de la "civilización" y la "barbarie" por el control del destino Durante ochenta añe
de la nueva nación (5), habiados rasgos estructurales de la economía po mentó un período de
lítica argentina que no se dieron en Chile. El primero fue la existencia de
ción, con muy pocos 1
una economía regional en el interior, incompatible con la división inter
obra Essays on the 1
nacional del trabajo que surgía en la economía mundial; el segundo fue
fuente más importar.
la incapacidad de la economía costera, atada al nuevo orden, para desa
rrollar la capacidad exportadora de Argentina en la primera mitad del gentina moderna, esl
siglo XIX. La integración de la economía argentina y el fortalecimiento la media centuria qu
de la hegemonía cultural y política de una clase dominante unificada dial, el producto nací
sobre el resto de la sociedad dependian del desarrollo de una economía anual de 5 % o más ('
exportadora dinámica. Mas dicha economía tendría que aguardar a que agregadas confiables
evolucionaran los mercados y sistemas de transporte del Atlántico Nor Cortés Conde ha acUl
te, se materializaran las trasferencias masivas de capital, tecnología y tructura de la expans
irregularmente en laB
mano de obra desde Europa, y surgiera un fuerte Estado liberal capaz de
nas de cueros, sebo, 1
preservar el orden interno y cumplir con las obligaciones financieras in
ternacionales. Después de la Independencia, los comerciantes y los pro
ductores y procesadores de ganado de Buenos Aires y las provincias cos 6. La frase es el título del Ca
7. Carlos Díaz Alejandro, &
1970, pp. 2-3. La dimensi.
mulante y rica. Constituy.
4. Estos procesos, descritos de manera muy general aquí, son cuidadosamente analizados en pos coloniales hasta los ro
obras especializadas por Myron Burgin, Economic Asped8 of Argentine Federalism, 1820· do M. Ortiz, Historia ecol
1852, Cambridge, USA, 1946, YTullo Halperín Donghi, Politics, Economics, and Society in the tiene una introducción crll
Revolutionary Period, Cambridge, Inglaterra, 1975. en Roberto Cortés Conde 3
5. En Facundo, Santiago, 1845. tory, 1830-1930, Berkeley,
ARGENTINA 119
teras del norte no contaban ni con los recursos materiales ni con el poder
político para cumplir con tarea tan formidable. Es más, Gran Bretaña
estaba inicialmente interesada solo en los mercados y en la inversión
especulativa. Solo cuando el proceso de industrialización hubo madura
do en la nación capitalista dominante, la acumulación de capital, el de
sarrollo tecnológico y la reorganización de la economía interna hicieron
posible el desarrollo del potencial exportador de Argentina. Mientras,
según palabras del eminente historiador argentino Tulio Halperin Don
ghi, hubo "una larga espera" (6).
Desde mediados del siglo, sin embargo, primero lentamente y luego
con creciente rapidez e ímpetu, Argentina comenzó a realizar su enorme
potencial exportador. La "Civilización" triunfó y la pampa argentina fue
escenario de un proceso de crecimiento económico y desarrollo sin pre
cedentes en cuanto a alcance y duración en América Latina. Dicho proce
so transformó la estructura económica, demográfica, social y política del
pals. Modificó el lenguaje y la cultura del pueblo argentino. Y creó las
condiciones estructurales para el desarrollo, en el siglo XX, del más
grande movimiento obrero organizado de América Latina.
fines del decenio de los cuarentas y comienzos de los cincuentas. Luego, res contemporáne<
entre 1854 y 1874, las exportaciones totales, casi todas representadas en ductiva estuvieron
derivados del ganado, aumentaron siete veces. A partir de 1880, cuando pequeño de famiJ.ú
las expediciones militares limpiaron la pampa de indigenas hostiles y vincia de Buenos A
ampliaron considerablemente la superficie disponible para la explota terra y que abarca
ción, el veloz ritmo del crecimiento exportador se mantuvo y dio un salto parte de la tierra p
cualitativo. Entre 1880 y 1913 el valor de las exportaciones argentinas se
milias (lO). Las cal
incrementó nueve veces. Entre tanto, la participación de los bienes agri
colas en tales exportaciones (trigo y maíz, yen menor medida lino) creció guen todavía en de
en más de 10% en 1883, más de 25% en 1890 y más de 40% en 1913. a fuerzas geográ!i(
Tan sorprendente crecimiento se vio acompañado de una rápida expan resultado de las IW
sión de la red ferroviaria, muy altos niveles de inmigración extranjera, efectivamente el pI1
inversiones foráneas públicas y privadas en grande escala y el creci a medida que la tri
miento y consolidación del Estado argentino (8). El Cuadro 3.1 brinda posiciones no son 4
relativa, parece ciel
una idea de la velocidad y el alcance de tales cambios.
la tierra, asi como b
deros (algo que se E
CUADR03.l
antes de la gran ex
INDICADORES DEL CRECIMIENTO ECONOMICO DE ARGENTINA, 1880-1913 Dicho patrón ha con
Indicador 1880 1890 1902 1913
la producci6n más diversificada en la primera mitad del siglo XIX, véase Jonatban C. Brown,
A Socioeoo1lomie HIa*ory of Arge1ltiDa, 1776.1860,Cambridge,lDglaterra, 1979.
13. A comienzoa del siglo, los europeos acuiiaron la frase "tan rico como un argentino" para des
cribir a quien tuviera una gran riqueu personal y hábitos de p~. Por su p~, los
argentinos imitaban a la aristocracia europea. En la pampa apareclan mcongruentes cop~ de
mansiones rurales inglesas y floridos chalets 8\lizos; un revoltijo de lujosas casas veramegas,
construidas en los más heterogéneos estilos arquitectónicos, testimoniaban la riqueu y el
lA ARGENTINA 123
C!~
14. James R. Scobie. AqeDtiDa, 2&.. ed. Nueva York. 1971. Este libro, abundante en información
pel
social y económica. es la mejor historia del pala en un volumen, desde los tiempos coloniaJes
basta el presente.
124 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
economías argentiIl
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~ transporte, el proces
o que de los productos 1
timado que tales acti
MILES DE INMIGRANTES
1ó. José Luis Romero, A m.
ARGENTINA 125
economías argentina y mundial: 108 años ochentas del siglo XIX, la déca
da que precedió a la Primera Guerra Mundial, los años veintes y el lustro
posterior a la Segunda Guerra Mundial. Debido a que la mayoría de los
inmigrantes que llegaban al país eran hombres, en Argentina hubo
mucho más varones que mujeres entre 1860 y 1960. La fuerte inmigra
ción entre 1880 y 1930 también significó que la estructura de edades se
vio distorsionada en favor de los adultos productivos, circunstancia que
benefició el desarrollo económico.
Resulta difícil exagerar la influencia de la inmigración sobre la socie
dad argentina durante lo que el historiador e intelectual argentino José
Luis Romero apropiadamente denominó la "Era Aluvial" (15). Aunque,
por ejemplo, el número absoluto de inmigrantes a Estados Unidos antes
de 1930 fue mucho más alto, la importancia relativa de los inmigrantes,
dada la reducida población inicial de Argentina, fue aproximadamente el
doble de grande. Aún más, los datos sobre inmigración no expresan ple
namente la naturaleza del proceso migratorio. Por cada inmigrante que
permanecia en Argentina otro retornaba a Europa luego de una estadía
de semanas o años. La economía exportadora de Argentina atrajo a cien
tos de miles de obreros temporales (golondrinas) de Europa meridional,
primordialmente durante los meses de verano en el Hemisferio Sur. Mu
chos trabajaban unas cuantas semanas o meses en la cosecha de granos
para regresar luego a Europa. El predominio de inmigrantes en la fuerza
de trabajo de la producción exportadora y las econonúas urbanas de la
costa durante las primeras décadas del siglo XX influenció todos los as
pectos de la sociedad argentina y afectó de manera decisiva el desarrollo
del movimiento obrero.
La estructura de la economía exportadora argentina también difería
de la de Chile en otros sentidos. Mientras que la producción de salitre
estaba confinada a un enclave, bastante apartado del centro del país, la
pampa argentina se convirtió en el centro efectivo del país. Fuente de
prácticamente todas las exportaciones argentinas, la pampa contenía
asimismo la gran mayoría de los ferrocarriles de la nación y sus indus
trias manufactureras y de servicios. Hacia 1914, la pampa albergaba dos
terceras partes y la provincia entera, incluida la ciudad de Buenos Aires,
e146% de la población.
La concentración de la actividad económica yde la población en la
pampa y sus puertos reflejaba la importancia de lo que los economistas
llaman "vínculos delanteros" de la economía exportadora argentina: el
transporte, el procesamiento y los servicios relacionados con el embar
que de los productos para ser enviados al exterior. Díaz Alejandro ha es
timado que tales actividades representaban más o menos dos terceras
16. José Luis Romero, A 1&*017 of A.qeDt.iDe Politieal Tboullht, Sta:nford, 1963.
126 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
Sin embargo, fue tan solo con la revolución en el transporte, el desa producción de la carne 1
desa-
anda
I
i
producción de la carne vacuna de alta calidad que tanto gustaba al con
sumidor británico. La naturaleza extensiva de la producción ganadera, y
IUllpa la subordinación de la agricultura, retardaron el crecimiento de la pobla
¡mrtir ción rural. Al mismo tiempo, las condiciones onerosas de trabajo y de
,mea vida y el acceso limitado a la propiedad de la tierra tendían a empujar a
e cor los trabajadores rurales hacia las ciudades costeras, en donde las oportu
emos nidades económicas eran mejores y la calidad dé la vida superior (18).
en un La expansión de la economía exportadora de Argentina fue interrum
eef, o pida solo temporalmente por la Primera Guerra Mundial. El comienzo de
dores la contienda redujo la navegación internacional y afectó seriamente el
ie Ar volumen de las exportaciones e importaciones argentinas. El pronuncia
el co do descenso de la economía invirtió la dirección del flujo de capital y de
la migración internacional a medida que los británicos se aprestaban
ne de para la guerra y decenas de miles de trabajadores retornaban a Europa.
mbios Para 1917, no obstante, la economía principió a beneficiarse de la de
;>8. Se manda bélica. Las exportaciones de carne crecieron rápidamente y Ar
reba gentina empezó a vender bienes manufacturados tales como mantas de
les de lana a los Aliados. La guerra también estimuló la sustitución de importa
. estu- ciones y promovió el crecimiento de unidades productivas más grandes
Ilmpa. en la industria. Pero la expansión industrial se vio limitada, al igual que
lcipal durante la Segunda Guerra Mundial, por la escasez de bienes de capital
U'8. al y materias primas industriales en un mundo en guerra.
·ero el Después de la contienda, la expansión exportadora de Argentina con
de los tinuó y su estructura permaneció básicamente intacta. Hacia finales de
lcuno. los años veintes el valor de las exportaciones casi había duplicado los
~r par niveles de la preguerra. La inmigración en gran escala revivió, pese a
, deru que apenas alcanzó la mitad del nivel logrado en el decenio anterior al
itaban conflicto. La construcción de ferrocarriles disminuyó, así como el flujo de
lrte de nueva inversión extranjera. Ambas tendencias reflejaban el fin de la
!ios les expansión física de la superficie de tierra dedicada a la producción ex
ultivar portadora en la pampa; hasta cierto punto también revelaban el decli
II final nante poder económico y financiero de la metrópoli británica, a la cual la
tla. En economía argentina habia estado tan estrechamente ligada. El sector
¡pero a manufacturero siguió creciendo, mas no se vio mucha sustitución de
~ro. importaciones. Un hecho nuevo fue el surgimiento en los años veintes de
l de la
lO para
;de las 18. Las etapas de la producción rural argentina durante el siglo XIX, resefiadas en los párrafos
anteriores, se describen en Ortiz, HIstoria ecoDÓmica (Véase la nota 71. Los datos sobre los ci
sur de clos económicos, 1876-1952, están resumidos en Guido Di Tella y Manuel Zymelman, Loe ci·
renda clos ecoDÓmicos argentinos, BueDOs Aires, 1973. Un análisis detallado, basado en materiales
ataban de primera mano, sobre la transformaciÓn de la producción rural en la provincia de Buenos
ritar la Aires a partir de 1880 es Cortés Conde, El progre80 arlentino... El estudio clásico de las im·
plicaciones sociales y culturales de los patrones de tenencia de la tierra y los sistemas de tra
ansfor bajo que surgieron en la pampa con el advenimiento de la agricultura es James R. Scobie,
para la Revolutionon ibe Pampas, Austin, 1964.
130 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
una industria petrolera dirigida por el Estado. Pero hasta los años trein ta 1929, su notable es
tas, la tendencia de la economía argentina a importar bienes complejos, ción a partir de 1940.
como maquinaria, e incluso algunas manufacturas relativamente sim Contrariamente a
ples como las textileras no cambió significativamente. tas y peronistas, la De
En 1930, al final de los 80 años de crecimiento económico orientado a recuperación, basada
las exportaciones, Argentina era una de las sociedades periféricas capi el dinamismo del sect4
talistas más desarrolladas en el mundo. En verdad, el desarrollo argÉmti tenida. Si Chile fue e
no siguió un patrón histórico de desarrollo capitalista distinto al de Euro por la Gran Depresió
pa Occidental: lo más sorprendente era la ausencia de un sector indus leves. El Producto Int
trial grande e integrado; Pero comparada con otras sociedades periféri 14 % entre 1929 y 193:
cas, incluidos otros países de reciente colonización como Australia y que en 1929. En palalJ
Canadá, la Argentina de 1930 se veía bastante bien. Sea que se tomen en pondió "muy elegante
cuenta indicadores económicos como el ingreso per cápita, o los niveles La recuperación eB
salariales, o indicadores sociales como el alfabetismo y la mortalidad fuerzos gubernamental
infantil, para 1930 Argentina había tomado una considerable ventaja a dos la devaluación de
sus vecinos latinoamericanos, excepto Uruguay, y se hallaba no muy le tranjeras y el aumento
jos de Canadá y Australia. Buenos Aires, que el británico Lord Bryce lización. A partir de 1!
describía en 1912 como una feliz mezcla del bullicio y el dinamismo eco crecimiento de la indt
nómico de Chicago y el refinamiento de París, se había convertido en importaciones, fue im]
una de las grandes ciudades del orbe. Sus amplias avenidas estaban re propiedad extranjera,
pletas de automóviles, sus teatros presentaban las más recientes óperas bienes de consumo d\l
y obras de teatro, y sus innumerables restaurantes, almacenes y salones dad nacional, produc~
de té se colmaban con elegantes clientes. Aunque la mayoría de los ar argentino Adolfo Dorf
¡. " gentinos no disfrutaba de estas comodidades, la distribución del ingreso de establecimientos in
probablemente no era mucho más desigual que en sociedadescapitalis esta última fecha y 193
tas industriales como Estados Unidos, y la clase media argentina era la de trabajo industrial ti
más grande de Latinoamérica. En 1930 la clase obrera urbana gozaba incorporadas entre 191
probablemente de un nivel de vida, especialmente con relación a la die
ta, superior al de la mayoria de los trabajadores de la Europa continen
tal, aunque en términos de vivienda y comodidades materiales sin duda CUADRO 3.2
se encontraba por debajo de sus colegas de Estados Unidos, Canadá y
Australia (19). VALOR DE LAS EXPORT
POR PERIODOS DE CINC
La crisis del capitalismo mundial, a partir de ·1930, y la ruptura de la (en dólares de 1950)
división internacional del trabajo que ella trajo consigo, detuvieron el
crecimiento de la economía exportadora de Argentina pero no la llevaron Período VaIoI
expol
al colapso. Al contrario de lo sucedido en Chile, en Argentina el volumen ~ ...... _-......
de las exportaciones permaneció casi en los niveles anteriores a la De 1900-1904 583
presión; y aunque los ingresos por exportaciones declinaron rápidamen 1905-9 807
te hasta 1932, aumentaron significativamente a partir de entonces. El 1910-14 896
1915-19 920
Cuadro 3.2 muestra el incremento de los ingresos por exportaciones has 1920·24 1.278
1925·29 1.582
19. Diaz Alejandro. EIi88y5. ..• presenta alguna evidencia cuantitativa sobre muchos de estos pun Fuente: Comisión Económil
tos comparativos. Ciudad de México,
ARGENTINA 131
CUADRO 3.2
como estalló la guerra, los problemas familiares propios de aquellos consumo poPular ber
tiempos volvieron a afectar la industria argentina. Sin embargo, ésta volumen de las expor
continuó creciendo, aunque más lentamente, y para 1945 aportaba cerca so de divisas, vitales
de una cuarta parte del Producto Interno Bruto, sobrepasando a la agri En tercer lugar, E
cultura y a la ganaderia combinadas (20). impacto de la crisis SI
De esta manera, en contraste con la violenta crisis económica y social to era relativamente 1
experimentada por Chile a partir de 1930, el impacto de la Depresión en avanzaba la recupera
Argentina fue relativamente suave en términos económicos. Y la adapta cional, mas las oporb
ción del pals a las oportunidades industriales presentadas por la crisis ciudades costeras fui
mundial fue impresionante. Tan afortunada respuesta se vio condiciona deprimidas del interi4
da por cuatro clases de circunstancias, cada una íntimamente relaciona nas,quenopertened
da con la naturaleza de la economía exportadora que impulsó el desarro se convirtieron en im]
llo argentino antes de 1930. La primera fue la demanda internacional de Por último, y del
alimentos argentinos, que se mantuvo incólume. La conservación del Argentina, a diferenc
complejo económico que giraba alrededor de las exportaciones aseguró mente al desarrollo d
una continua acumulación de capital, sostuvo la mayoria de los empleos sar de sus imperfecc¡
y generó, aunque a niveles levemente reducidos, las divisas vitales para antes de la crisis siro
la capacidad importadora del país. Dicha capacidad era crucial, a su vez, unificado para la ind1J
para expandir la industria de sustitución de importaciones. Es cierto que reras y de servicios, e
los exitosos esfuerzos de la élite terrateniente, particularmente los pro la exportación, que gl
ductores de ganado, por preservar la participación argentina en un mer tos salarios, pudieron
cado británico de carne en proceso de reducción implicaron concesiones se importaba. Las ca,
al capital inglés que en cierto modo obstaculizaron el desarrollo de la alto nivel de educació
industria argentina. Como se verá más adelante, sin embargo, el princi mía más compleja e ií:
pal efecto de tales acciones en el curso del desarrollo econbmico de Ar "hacia afuera" de Ar.
gentina fue de carácter político y a largo plazo. Se reveló solo con .el as de América Latina, hil
censo al poder de los peronistas, después de la Segunda Guerra Mun Uo industrial ., hacia a4
dial. Pero el éxito de la
En segundo lugar, a diferencia de Chile, ·Argentina consumía los en los treintas y cuare
mismos productos que exportaba (21). Antes de la crisis mundial los exportador. En las dé(:
argentinos consumían casi la mitad de la carne de vaca y el trigo del nos poco a poco empe:
país, y dicha proporción aumentó después de 1930. El consumo domésti dera. Dicha tendencia
co de una cuota importante de la producción disponible para exportar área dedicada a la agl
actuó a modo de tapbn contra la crisis en el sector exportador y sirvió hacia un uso más exte)
para estimular la recuperación económica de los años treintas. Esta ven fracasados esfuerzos ¡:
taja se tornó en un arma de doble filo con las políticas de redistribución de ganado, explica en
del peronismo, en los años cuarentas, pues aunque la ampliación del ción rural argentina el
20. Dorfman, EvollldOn. .. , p. 148; Di Tella YZymelman. Loa cldo8. ..• p. 285, n. 2. 22. El pobre desempeiio de Al
21. La carne de res '1 el trigo eran los art1cuIos básicos de la dieta argentina. En los años veintes '1 Comisión Económica para
treintas los argentinos conlJUDÚall alrededor de 250 libras de carne por habitante cada año. En de México, 1959. Véase 98J
Estados Unidos las cifras comparables del consumo total de carne, no solo de res, era de 150 tina para aumentar la pm
libras por habitante. cada año. Otros productos ganaderos y agricolas, particularmente cueros José Alfredo Mutinez de
y lana, eran absorbidos por la industria argentina. 1860, Buenos Aires, 1967,
ARGENTINA 133
22. El pobre deeempefto de Argentina en este campo recibe sostenida atención en el informe de la
Comi.l!IÍÓn Económica para América Latina, El cIesarroDo ec!OIIÓJDkO d. la AJ'xentiDa, Ciudad
de Méxieo, 1959. Véase especialmente Parte 1, Cuadro 21, p. 23. El fracaeo relativo de Argen
tina para aumentar la productividad de granos y bienes pecuarios exportables es tratado en
José Alfredo Martinez de Hoz; La agricultura '1 la ganaderia arpntma en el período 1931).
1960, Buenos Aires, 1967, C. 6.
134 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
23. DIaz Alejandro, EMay8, C. 3. Este resumen DO puede hacer justicia a la riqueza informativa y
anaUtiea que eonduce a DIaz Alejandro a estas conclusiones. Vn diagnóstico similar fue logra
do por Martinez de Hoz en un ensayo publicado por vez primera en un volumen de la casa edi
torial argentina Sur; ArlenÍÚYi,lt30-1980, BueDOB Aires, 1961, pp. 189-210; Y luego amplia
do en el libro citado en la nota 22.
136 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
cha costosas politicas públicas como el subsidio a la construccibn de fe el liderazgo de los a
rrocarriles, se explica no por su supuesto tradicionalismo cultural, que la Segunda Guerra 1
Díaz Alejandro descarta correctamente, sino por el hecho de que no se rativista y Dacionali
encontraban bajo una efectiva presibn econbmica, social, ideolbgica o rbn. Ambos periodc
politica para modernizar la produccibn. Los impuestos sobre la tierra y años. A partir de 19
aun sobre la riqueza eran núnimos. La organizacibn sindical del campo, su autonomia ideol6
como veremos, se veía entrabada, y las fuerzas politicas nacionales, an ciones restantes má
tes de Perbn, nunca pusieron en peligro la posicibn de clase de la élite orden social y econl
rural. vitalidad inicial, no 1
El fracaso de las fuerzas populares por ejercer una presibn significa institucionales de la
tiva sobre la élite latifundista antes del advenimiento de Perbn explica institucional muy po.
en gran parte la ausencia relativa de modernizacibn y el estancamiento la segunda época de
de la produccibn rural. El espectacular crecimiento de la econonúa ar moderna de Argentil
gentina dependib de la expansibn, hasta la Primera Guerra Mundial, en co que domina hasta
las tierras virgenes y por lo general ricas de la pampa. Aunque hubo fundamente en toda 1
algunos progresos técnicos, tanto en la cria y el levante del ganado como La trayectoria de]
en la agricultura, las relaciones sociales de produccibn que subordina mentalmente distinú
ban la agricultura a la ganaderia y le negaban a la fuerza de trabajo mi movimiento obrero pl
gratoria la seguridad en la tenencia no podian sostener ni hacer avanzar antimperialista de su
el proceso de modernizacibn rural. El aumento de la produccibn agrope trb más y más grupos
cuaria continub hasta los años veintes y probablemente hubiera prose la solucibn socialista
guido por un tiempo mayor de no haber intervenido la depresibn mun trario, el más grande
dial. Mas el fracaso modernizador antes de Perbn, como queda ilustrado ~ a comienzos delsii
con la negligencia frente a la investigacibn y los servicios técnicos para CIO como una fuerza iI
los productores rurales, era congénito a la estructura de la econonúa ra de un movimiento
exportadora de Argentina. Quienes trabajaban la tierra no teman opor asunúa la armonia de
tunidades ni incentivos para modernizar y los que la poseían no necesita den capitalista.
ban hacerlo. Es alrededor de es
La ironia de la historia argentina ha querido, dado el poder de las f?sis ideolbgica que gi
fuerzas humanas generadas por la produccibn exportadora, que los mis rm del movimiento ob
mos rasgos estructurales que demostraron ser tan conductivos para el influencia y la fortalez
desarrollo econbmico capitalista en la primera mitad del siglo XX alber po, explicar la fragilid
garan implicaciones políticas tan destructivas para el desarrollo econb de esta primera gran II
>, ,
mico de la segunda mitad. La historia del movimiento obrero argentino, explicar dos decenios (
~
al que nos referiremos ahora, une las tramas del desarrollo econbmico y e inactividad colectiva
la evolucibn politica. Al hacerlo, revela las dimensiones plenas de la cri recer la rápida moviJjz¡
sis que ha paralizado no solo la econonúa de la nacibn sino el conjunto de lidad con la que se 8.CE
la sociedad argentina desde mediados del siglo. inst.itucional que, en ti
los mtereses fundamel
resulta una tarea simp
LA PRIMERA GRAN MOV1LlZACION OBRERA tos apenas empieza y e
La historia del movimiento obrero argentino en el siglo XX comprende polémica (24). En esta I
dos periodos diferentes de movilizacibn de masas y fuerza organizativa.
El primero alcanzb su apogeo al final de la Primera Guerra Mundial bajo 24. He recurrido primordiaJme
ARGENTINA 137
24. He recurrido primordialme~te a narraciones escritas por activistas de la época Yque represen
138 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
tona en las dos fases del movimiento obrero argentino moderno. He tra La principal excel
tado de demostrar cómo muchos de los enigmas que pesan sobre el de pa fue la zona merídi
sarrollo del movimiento obrero argentino pueden clarificarse en el marco rurales de protesta Sl
de las tendencias económicas y sociales reseñadas en la sección anterior. caron ventaja de la h
Sostengo que el precoz desarrollo del movimiento obrero argentino, su ríos inmigrantes, qui,
foco urbano, su composición social y tendencias ideológicas, su tenue la provincia entre 187
fortaleza en la posguerra y su colapso súbito, todo ello refleja las espe hacia un patrón de ca
"
ciales caracterlsticas estructurales del veloz crecimiento de la sociedad cia agricola capitalistl
periférica capitalista de Argentina en las décadas posteriores a 1880. taba con una població
cialmente en el cultiv(
mayor pluralismo ens
nes de la pampa.
Alli, cerca de la pO
A diferencia de sus compañeros de Chile, los trabajadores argentinos rios efectuaron el mov
del sector exportador enfrentaron obstáculos virtualmente insuperables na del siglo XX (27). J
en sus esfuerzos por forjar instituciones obreras y una concepción autó ternacionales de los gJ
noma de la sociedad. Los métodos extensivos de producción, inherentes la renta de la tierra, y 1
a la crla de ganado e impuestos por los grandes terratenientes a una tración provincial de C4
fuerza de trabajo inmigrante en el cultivo de cereales, impidieron el de ron a exigir rentas máI
sarrollo de comunidades rurales estables y socavaron el potencial orga agricultores capitalista
, ,
nizativo de los trabajadores del campo. Aislados en la vasta pampa, pri ros italianos, consiguiE
vados de la propiedad sobre la tierra o sin acceso permanente a ella, los mediaríos que vendían
obreros rurales no podían construir ni siquiera instituciones rudimenta otorgaban crédito. LleJ
rias de vida colectiva. Como lo demostró James Scobieen una obra clási Santa Fe y sus líderes
ca, el desarrollo de escuelas e iglesias,e inclusQ de pequeñas aldeas, fue llegado a 100 mil antes
impedido en la pampa ganadera y cerealera (25). Tal anemia institucio a la mediación gubern
nal reviste una importancia fundamental. Fue mediante este tipo de ins terratenientes. La orga
tituciones como otros trabajadores rurales, por ejemplo, los de Estados Fe, la Federación Agra
Unidos, crearon poderosas instituciones obreras y sostuvieron movi vieron a la huelga y COI
mientos agrarios masivos capaces de influir y amenazar las instituciones agrarias moderadas en ;
económicas y políticas de grandes Estados nacionales (26). Fue en esta Inisma J
donde los trabajadores
rurales de orientación
,1
, . tan cada una de las principales corrientes ideológicas en el desarrollo del movimiento obrero
argentino. Dichas obras, todas las cuales muestran los puntos fuertes y débiles discutidos en
el primer capitulo, incluyen Diego Abad de SantillAn, La roRA, Buenos Aires, 1933 (anar·
que se extendió a lo larg
ral de 1~19. La huelga,
quista,; Sebastián Marotta,El movimiento siDdieal 8I1Ieatlno, 3 Vola., Buenos Aires, 1960,
1961, 1970 (sindicalista); Jacinto Oddone, Gremialismo proletario 8J1I8DtIno, Buenos Aires, terrateruentes como de
1949 (socialistal; Rubén Isearo, Origen y desarroUo del movimiento sindical argentino, Bue
nos Aires, 1958 (comunista'. Las contribuciones peronistas se anotan más adelante. Los inten
tos de los especialistas por explicar los principales puntos de ~e en la historia del movi 27. Estas observaciones sobre el
miento laboral argentino se discuten a medida que el análisis avanza. de la rica pero retorcida bisc
25. Scobie, Revolution on tile Pampas•.. Siguen el cuidadoso examen
26. Lawrence Goodwyn ha desarrollado estas ideas en una importante revaloración del movimien AnIhal Arcando, "El conflie
to populista de Estados Unidos a fines del siglo XIX,Tbe Populist Moment, Nueva York, 1978. oct.-die. de 1980, 351·381. e
Carl Solberg aporta mucha información acerca de la fragmentación y la vida abyecta de la cia en los afios subsiguientes en
se obrera rural argentina en "Fann Workers and the Myth of Export-Led Development in tina, 1912-1930", en Iouroa
Argentina", en Tbe Americas21:2, octubre de 1974, pp. 121-138. 1971, pp. 18-52.
ARGENTINA 189
27. Estas observaciones sobre el movimiento agrario que se inició en Santa Fe en 1912 se derivan
de la rica pero retorcida historia de Plácido Grela, El Grito de AIoorta, Buenos Aires, 1956,1
siguen el cuidadoso examen de las condiciones estructurales que precipiCa1'on·la protesta en
An1bal Arcando, "El conflicto agrario argentino de 1912", en Desarrollo Eeooómieo, 20:79
oct.-dic. de 1980, 351-381. Carl Solberg esboza los términos del conflicto agrario en la pampa
en losl1Ílos subsiguientes en su articulo pionero "Rural Unrest and Agrarian Policy in Argen
tina, 1912-1930", en "ouma! 01 Interameriean St0die8 and Wodd Affairs, No. 12, enero de
1971, pp. 18-52.
140 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
Agraria Argentina, y fue violentamente reprimida por parte de la policía En vez de fomel
provincial luego de cinco semanas de lucha. Durante los años veintes, la ciales de producciÓl
pequeñoburguesa F AA se inclinó rápidamente hacia la derecha. Según jar a los obreros ha,
lo ha demostrado Carl Solberg, La Tierra simpatizaba con las iniciativas sostenido de la indu
agrarias de Mussolini y atribuia la situación de los jornaleros sin tierra a las actividades bur
la indolencia de los individuos. En 1928 estalló en la provincia de Buenos impresionante desa
Aires y en el sur de Santa 'Fe otra huelga de trabajadores sin tierra que manuales, los oficiJ
buscaban reconocimiento a su organización y aumentos salariales. Esta inmigrantes europe
vez la F AA también se opuso y el movimiento fue rápida y brutalmente que faltaban en el ~
reprimido por parte de las tropas despachadas por el gobierno radical. en una economía dE
Fue más allá de la pampa, en los lejanos parajes de la Patagonia, ban a sí mismas (29
donde entre 1920 y 1921 los anarquistas dirigieron la otra gran huelga vestir, dar techo y (
rural de la historia moderna de Argentina. Organizada por artesanos necesidades de tran
urbanos del puerto de rio Gallegos, movilizó la fuerza de trabajo predo la exportación de VI
minantemente chilena de las grandes estancias ovejeras del territorio de miles de empleos pa
Santa Cruz. La huelga fue finalmente aplastada por el ejército, que eli pa y en especial en :
minó sistemáticamente a cientos de trabajadores rurales y los sepultó en sumaba casi medio I
fosas comunes. Osvaldo Bayer, quien inmortalizó la huelga en su histo La estructura ec
ria de tres volúmenes Los vengadores de la Patagonia trágica, revela desarrollo exportad(
cuán diferentes eran las condiciones organizativas en la Patagonia y en la que aparecióCU81
el centro de la econonúa agroexportadora. En las vastas, áridas y poco dustriales del centr
pobladas planicies de la Patagonia, los capitalistas no disponían tan fá urbano argentino el.
cilmente de esquiroles ni del aparato coercitivo del Estado. Sus trabaja obreros industriales
dores, principalmente varones solteros, vivían en barracas comunales en ducción y progresiVll
cada rancho. Durante la catastrófica depresión de la posguerra en la'eco la ejecución del trah
nonúa internacional de la lana, estos obreros no tenían literalmente a portantes concentra(
donde ir, ni alternativa alguna de trabajo en las estancias ovejeras para porte, la mayoria de
ganar su sustento. En la Patagonia los obreros vivían aislados de las empleados en la COI
principales instituciones culturales de Argentina, en una estructura so manufactureros, qUE
cial compuesta por dos clases, sin grupos intermedios. Su capacidad veer de mercancías 1
para identificar a sus antagonistas de clase y adelantar acciones colecti cados de la construc
vas exitosas quizá también se veía favorecida por el hecho de que la albañiles, herreros, 1
mayoria eran chilenos, mientras que los propietarios eran capitalistas tores de tranvía, pa
argentinos o europeos ausentistas (28). movimiento obrero o;
Estas notitbles movilizaciones de trabajadores. rurales en el sector
exportador, reseñadas esquemáticamente aqui, constituyen las excep
ciones. En la vasta pampa, núcleo de la econonúa exportadora, las condi 29. El bRel'CUlbio deaipal
mento te6rico e históricx
ciones estructurales levantaron formidables obstáculos para una efectiva las economias perifériet
organización laboral. El) la pampa la naturaleza de los sistemas de te mente alta.
30. Recientes estudios euro
nencia y de trabajo tendía incluso a limitar la concentración de las gentes demostrado convincenÚl
y a sofocar el desarrollo de formas rudimentarias de vida comunitaria. es la resistencia a la pn
exp.Jica la dinámica de la
se carece de estudios 8ÍI
protesta laboral anarqui
28. Osvaldo Bayer, Los vengadores de la PatalJonia trágica, 3 Vols., Buenos Aires, 1972-74. décadas del siglo XX.
ARGENTINA 141
29. El lD~io desigual, de Arghiri Emmanuel, México, 1972, desarrolla un poderoso argu
mento te6rico e histórico para demostrar el potencial de desarrollo capitalista diversificado de
las economias periféricas que, como la de Argentina, poseen una estroctura salarial relativa
mente alta.
30. Recientes estudios europeos y norteamericanos sobre la historia del movimiento obrero han
demostrado convincentemente, al contrario de las concepciones marxistas tradicionales, que
es la resistencia a la proletarización, y no las consecuencias de BU realización, lo que mejor
explica la dinámica de la protesta obrera en Europa y Estados Unidos en el siglo XIX. Aunque
se carece de estudios sistemáticos, dicha resistencia probablemente está en la esencia de la
protesta laboral anarquista y sindicalista de Europa Meridional y Argentina en las primeras
décadas del siglo XX.
142 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
de Europa. Predominaban tres corrientes ideolbgicas. Una era el socia táculos y oportunidad
lismo, que en Argentina aceptó inicialmente la idea marxista de la lucha lidad de la vida, la ID8
de clases e hizo hincapié en la necesidad de la organizacibn en el lugar si no irrelevantes, la il
de trabajo, pero que pronto se desvib hacia una estrategia reformista y En Argentina los I
electoral. La segunda era el anarquismo, que abogaba por la accibn es nes capitalistas de pr
pontánea de masas en pro de reivindicaciones y aspiraba a destruir el que creara normas de
orden capitalista explotador y la tiralÚa del Estado por medio de una ra una jornada labora
gigantesca huelga general. La tercera era el sindicalismo, que, sin re dos. Los socialistas tal
" nunciar a la concepcibn de los anarquistas, empezb a subrayar la impor adquisitivo de los obn
tancia de la organizacibn no sectaria en el lugar de trabajo a fin de conse libre comercio y se o¡
guir tanto la destruccibn del capitalismo como la construccibn de una "artificial". En 1904 I
nueva sociedad de productores libres en donde prevalecerian la libertad, CongreSO, pero fue a i
la abundancia y la igualdad social (34). ron un buen número d
Aunque desde .1890 los socialistas ganaron influencia entre pequeños electorales y legislath
grupos de obreros calificados, en el siglo XX no pudieron desarrollar una vas acciones en ellugl
base obrera de masas. Los anarquistas, por otro lado, lograron movilizar cialistas, anarquistas
a los obreros urbanos en acciones masivas contra empresas individuales, siglo, pudieron cristali
asi como en grandes huelgas generales; por más de una década, a partir jornada laboral, trabe
de 1900, dominaron el movimiento obrero argentino. No obstante, a par demostrado que cuan(
tir de 1915, los sindicalistas ganaron el control de la principal central en 1925, el obrero pr(
obrera argentina y fueron ellos quienes dirigieron las huelgas claves que día de trabajo llgel'8lru
llevaron al movimiento obrero a un cJimax en los tumultuosos años que Por 10 que sabemOE
siguieron a la Primera Guerra Mundial. de los resultados eled
El atractivo de la ideología anarquista y sindicalista para los obreros claro que el Partido So
argentinos en este periodo se atribuye con frecuencia a los origenes calificados y los emp
europeo-meridionales de numerosos inmigrantes. Esta explicacibn, cul derrotó al Partido Rad
tural y difusionista, es correcta hasta cierto punto. Empero, deja de lado conservadores en los d
las condiciones estructurales concretas que hicieron aparecer la ideolo costado meridional de :
gis anarcosindicalista especialmente atractiva a los ojos de los obreros ra y casi todos los innl
en los primeros años del siglo XX. Los trabajadores argentinos, al igual pequeña porcibn de im
que sus colegas de Europa meridional, hallaron en el anarquismo, y pos ciudadalÚa argentina; 1
teriormente en el sindicalismo, una visibn del mundo y un programa de a hacer dinero para lu
transformacibn social que validaban y explicaban su experiencia diaria y que se quedaban tal v
encarnaban sus necesidades y aspiraciones. En cambio, dados los obs argentina, particularm
ciones tales como el sel
84. Todos estos grupos tenian estrechos vineuloa con movimientos europeos similares: los socia litaban el proceso buro
listas con los socialdemócratas franceses y alemanes; los anarquiaias con los anaJ'quiatas los extranjeros se les I
espafloles e italianoa; loa sÍDdieaJistas con obreros afines en estos últimoa paises y en Francia. Buenos Aires, en 1917,
Muchoa militantes argentinoa eran inmigrantes que hablan sido ad.iviatas en Europa. Loe li
deres anaJ'quistas, especia1mente, tra~ban en amboa lados del AtJántieo. Aceres de la ron aprovechar la oport
cuestión general de las influencias ideológicas europeas durante la formación del movimiento
obrero en América Latina, véase Hobart Spalding, 0rpaJzed Labor ID lAtiD Ameriea. Nueva
York, 1977, C. I. Sobre los anarquistas argentinoa y sus conexiones con Europa, Wanse Ri 85. Con la apertura del sistem
chard A. Yoaat, "The Development of Argentine Anarchiam: A Soclo-Ideologic AnaIysia", fuerza electoral muy imporl
disertaci6n para Ph.D., University of WiacoDSÍD, 1975, y Iaacov Oved, El anaJ'quJamo ea el principalmente de la cla.ae (
movimieaw obrero ea AqentiDa, Ciudad de Mézico, 1978. fuerza electoral socialista ei
ARGENTINA 146
lis
litaban el proceso burocrático de la naturalización, pero incluso cuando a
los extranjeros se les permiti6 votar en las elecciones municipales de
Buenos Aires, en 1917, apenas algo más de 11 mil inmigrantes decidie
tH ron aprovechar la oportunidad (35).
,la
lito
36. Con la apertura del sistema politieo a partir de 1912, los socialistas se convirtieron en una
fuerza electoral muy importante en la ciudad de Buenos Aires. Los vot.os IlOciaIistas provelÚall
principalmente de la clase obrera. Un. buen estudio cuantitativo de la dimensión clasista de la
fuerza electoralllOcialistaen la capital en el periodo 1916-22 es Richard Walter, "Elections in
146 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
Por el contrario,el pensamiento y las tácticas de los anarquistas reso colectivas como la lib
naban profundamente en el seno de la clase obrera argentina. Los anar de la legislación repl
quistas organizaron y dirigieron la mayoría de los sindicatos de la cons. particulares por la 01.
trucción, la industria y los servicios, que dominaron el movimiento obre. de trabajo en determ
ro del país a comienzos del siglo XX. Los sindicatos anarquistas solo con El éxito de dichas tác
taban en este período con varios miles de miembros, mas tales trabaja tanto por la expansiÓl
dores y sus lideres consiguieron movilizar decenas de miles de obreros por el aumento del sa
en grandes huelgas generales, especialmente en 1902 y 1909. Por último, el anarqu:
De acuerdo con el estado actual de la investigación, solo podemos carnada en la lucha re
especular acerca de las razones de la generalizada influencia del anar relaciones sociales de
quismo (36). El activismo anarquista prometía la comunidad, mejoras y racionales, a una ch
materiales inmediatas y retribuciones espirituales extraordinarias para tas, mantenía su patri
una clase obrera marginada de las instituciones tradicionales de control significativo controls(
social. Ni la familia, la Iglesia o la escuela, ni los partidos politicos tradi Al principiar el sig
cionales ejercían gran influencia sobre una clase obrera urbana en la que tas fue víctima de una
predominaban los varones inmigrantes solteros, muchos de ellos vetera violenta. Si bien la 1'1
nos de las luchas anarquistas en Europa. Los anarquistas destacaban la muchos militantes en
solidaridad revolucionaria internacional y el carácter cosmopolita del del poder bajo el caP]
proletariado contra una clase capitalista nativa que antes de 1912 deten dualmente el atractivCl
taba el control del gobierno. A los obreros que hablan venido a América grimió decretos repl'eE
con el fin de hacer rápidamente dinero, el anarquismo también les ofre. Defensa Social, de 191
cía acciones laborales eficaces. Las tácticas anarquistas - basadas en al movimiento obrero (
huelgas de solidaridad y paros generales de masas para conquistar las vos. Tales medidas fue
demandas de los trabajadores- demostraron su efectividad en el marco de estado de sitio; con
de la veloz expansión económica y la inmigración masiva. Aun en condi ra, disolvía mitinesde
ciones de pleno empleo, el número creciente de inmigrantes recién lle vistas. Los grupos paJ
gados, que buscaban desesperadamente trabajo, amenazaba el éxito de por los funcionarios de
las huelgas lanzadas en un solo sitio de trabajo. Esa táctica, frecuente sión oficial. Bandas de
mente utilizada por los socialistas, solo era eficaz entre obreros altamen Esta acción, sumada a
te calificados. Las movilizaciones generales de masas, en cambio, con puesta a la huelga gell
tribuian a intimidar y a persuadir a los esquiroles. Y las huelgas de gran del centenario de la Ind
envergadura organizadas por los anarquistas no solo estaban diseñadas cia de la actividad sindi
para promover la unidad del proletariado, fortalecer el movimiento obre La masiva represiÓll
ro por medio de "gimnasia revolucionaria" y lograr reivindicaciones con el trastorno econÓD:
la Primera Guerra Mu
1915 y creció con fuelZl
theCity of Buenos Aires". en Hispanie AmerieaD HiBtoric:a1 Revlew, 68:4, nov. de 1978, pp. causa de la guerra y lal
596-624. Del mismo autor. The SociaJist Pariy of ArlJeáibul, Austin, 1977. es un estudio espe anarquista se vio eclipe
cializado en tomo al desarrollo del partido. Grem1eu.....o, de Jacinto Oddone, cubre el mismo
campo desde la perspectiva de un activista socialista. La evolución filosófica de los fundadores El sindicalismo combiru
y las figuras principales del partido puede seguirse en Dardo Cúneo, editor, Obras de Juan B. socialistas militantes y I
Juto, Buenos Aires, 1947. Una critica izquierdista properonista del partido es Jorge Spilim
bergo, Juan B. Juto., el socialismo cipayo, Buenos Aires, 1974.
36. Un grupo de jóvenes historiadores 8Ociales, 8.IIOCÍado con el Programa de Estudios de Historia
Económicay Social Americana en Buenos Aires, está investigando la cultura popular que acla 87. Diego Abad de Santillán. I
rará esta cuestión. huía 191_, Buenos Aires,
ARGENTINA 147
,. JIaily,
_que 39. Todos eatosestimativ08son tolUdos de Rock, Politiea iD ArpntiDa. .. , especialmente Cuadro
, cuello 6, p. 160. Rock se basa en la información obtenida en diversas publicaciones oficiales y no ofi
IIOIltra- ciales. Lo mismo que con datossimi.1ares de Chile, las cifra.a absolutas pueden ser cuestiona
bJes,. mas las tendencias son claras.
¡;
il
I.i 150 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
1I
i
l' CUADRO 3.4 da por la información 80
1', cia de altas tasas de dt1
1,· INDICE DE SALARIOS REALES EN BUENOS AIRES, 1914·39
11 (1929: 100) toda la guerra y la pos"
I~; del Departamento del T
AIo ludice Afto ludica A60 ludlce
1; nivel'de desempleo en 1
,
producen en el Cuadro
l' . 1914
1915
68
61
1923
1924
86
85
1932
1933
104
96 pero aun si los cuidad05
I •
I 1916 57 1925 89 1934 99 queos cruzados de difel
L': 1917 49 1926 90 1935 101
errores, otras evidench
1918 42 1927 95 1936 95
1919 57 1928 101 1937 96 huelgas, confirman que
1920 59 1929 100 1938 96 alto durante el periodo.
1921 73 1930 91 1939 97
1922 84 1931 98
CUADRO 3.6
Fueute: República Argentina, Ministerio del Interior, Departamento Nacional del Trabajo,
División de Estadistica, Iuvestigaciones Sociales, Buenos Airee, 1940, p. 38. PORCENTAJE ESTIMADO DJ
BUENOS AIRES, 1914-30
CUADRO 8.6
PorceDt. de
desempleo
AAo POlCent.de
desempleo
Afto I Porceut.de
desempleo
de los obreros de la carne obedecieron a una dinánúca definida por la La alianza fue m
gran debilidad estructural del movinúento obrero argentino en esta épo en el caso de los fel'l
ca: su vulnerabilidad ante la amenaza del esquirol~e. ros altamente califica
La organización masiva de los obreros del transporte después de las pados en el níant.eniJ
exitosas huelgas de 1917-19 fue posible gracias a una tenue alianza entre reparación, ya era t:
trab~adores calificados y no calificados. Grandes cantidades de obreros huelga contra la Arg.
ferrocarrileros y marítimos no calificados y senúcalificados, dirigidos por ros y fogoneros habíl
sindicalistas revoluciBnarios, formaron alianzas con grupos pequeños y dicato pequeño, mod
cohesivos de obreros más conservadores, altamente calificados y por lo nidad. El grueso de
tanto imprescindibles en esas mismas industrias. En el caso de los traba campaña organizativ.
jadores ferroviarios, estos últimos eran ingenieros y fogoneros; en el de formar la poco estruCl
los marítimos se trataba de capitanes de barco, oficiales y técnicos. Los ría, FOF. Las friccioll
frutos organizativos de tales alianzas se vieron reforzados en parte por la sas cuando la presión
neutralidad inicial del gobierno radical recientemente elegido. Preocu dentro de la FOF llev
pado por su futuro electoral y vagamente comprometido con la justicia una huelga ambiciosa
social y la armonía de clases, este primer gobierno elegido popularmente tiembre de 1917.
en Argentina rehusó en un conúenzo emplear la policía y el ejército para La importancia dE
,> quebrar las actividades de los sindicatos y proteger a los rompehuelgas. propietarias de los mE
Sin embargo, el régimen siempre fue hostil a las tendencias revoluciona dora de Argentina, pI
",
.
rias anarquistas y sindicalistas en el seno del movinúento obrero. Y en la
medida en que la presión del capital organizado aumentó tanto sobre el
causaron una gran pre
to, que se extendió del
, t
gobierno como sobre los trabajadores, y el movinúento obrero se expan Buenos Aires, los obre
dió en la etapa de posguerra, las autoridades se lanzaron decididamente para bloquear el tráfK
a reprinúr a los elementos revolucionarios y a fortalecer la dirección sin carga. Pararon trenes I
dical refornústa. y los hicieron salir de le
En el caso de los trabajadores marítimos, la alianza entre obreros ca tánico de un tren expre
lificados y no calificados fue más sólida y la tolerancia del gobierno más asesinado por los hueq
duradera. Luego de ganar la extraordinaria huelga de 1916, la Federa trataba de "un repre~
ción Obrera Marítima, FOM, pudo ejercer un riguroso control sobre el dantes del ejército, qu~
mercado de trabajo en su jurisdicción. Los trab~adores organizados por trolar la situación ' con
la FOM comprendían no solo marinos mercantes y capitanes, sino esti .
lDlento de impotencia fl
badores y otros obreros en los principales puertos argentinos. B~o la oficial notificó a sus su
combativa dirección de los sindicalistas, la FOMse dedicó con gran dis más. La huelga se torDl
ciplina y sacrificio a ampliar la organización sindical durante todo el pe fueron incendiados seÍl
ríodo de la posguerra. Su arma más eficiente era el boicot de solidaridad, guistas continuaron cm
una poderosa herramienta en una economía tan dependiente del comer incendiando cañerlas
cio exterior. Pese a que la FOM perdió una importante huelga portuaria les. (oo.) El número de' s
en mayo de 1921, no fue sino en 1924, después que el movimiento obrero des. No bien la tropa ha
núlitante hubo sido quebrado y la FORA dispersada, cuando la alianza do otros ocupan de inm
entre trabajadores marítimos calificados y no calificados fue destrozada todo el tiempo sobre las
definitivamente y toda resistencia de la FOM a los rompehuelgas se
derrumbó (40).
tanda electoral que para el J
to obrero de La Boca, en Bue
40. Shipleyenfatiza el éxito de la FOM por controlar el mercado laboral; Rock subraya la impor- 41. La información de este pám
!tIA ARGENTINA 163
economía argentina, Sl
gadas a someter el conflicto a la mediación del gobierno. Pero en los tér
t grandemente en el desl
l.", minos del arreglo, el gobierno recompensó hábilmente a los elementos
SIon VIolenta por parte del gobierno y se vio condenada al fracaso. A Pat: taciones desde Estados 1
tir de 1919, el sindicato fue incapaz de evitar los despidos de centenares nico antes de 1900, est
de sus miembros más combativos y el mayor afiliado de la FORA fue demanda interna. He aq1
reducido gradualmente ala impotencia. Argentina de las grande
mo Swift, Armour, Mon
E~t~e los obreros,de ~ c~rne~ la·alianza de trabajadores calificados y
empacadoras argentinas
no calIfIcados fue mas dlfícIl de lograr que entre los marítimos y ferro
carrileros. Pese a la heroica huelga que abarcó las plantas empacadoras ron. En 1914 controlaban
carne. Las empresas em
de carne más c.ercanas a Buenos Aires entre 1917 y 1918, los obreros no
lograron conquistar ni siquiera concesiones mínimas y temporales de los en la que el capital naci
~atronos. Tampoco podrían alcanzarlas después. Los fracasos organiza
modernizaron y extendie:
tlVOS de los obreros de la carne constituyen un aspecto esencial, aunque embargo, en 1914 las em
ol~idado, de la historia del movimiento obrero argentino (42) . Estos .tra
de las e~portaciones de C1
baJadores afrontaron en forma extrema los obstáculos estructurales que tinos retenían apenas ell
impedían la organización de otros sectores del movimiento obrero urba' A comienzos del sigltl
no a co~~nzos del siglo XX. Su fracaso revela la debilidad congénita de sentaba formas de organi
un mOVImIento obrero que no pudo desarrollarse más allá de los sectores en otras industrias con el
manufacturero y del transporte durante la época dorada del desarrollo do de acuerdo con una lit
exportador. Como veremos en la siguiente sección, los obreros de la car vi día sistemáticamente el
ne desempeñaron un papel central, en la segunda gran movilización de pIes y repetitivas. En Chi
los trabajadores argentinos que llevó a Perón al poder al final de la Se d~ tal sistema al principio
gunda Guerra Mundial. Su incapacidad para organizarse durante las cIentes plantas construidJ
. . meros años de la centuria.
' .. zation in Argentina, 1912-1929: The Limitations of Working-C1ass AIIiaDce" disertación para
Ph.D., Yale Univenity, 1979. La cita es de lap.170y hasidoretní.ducidaale~paftol.
43.~demas de Ortiz, HisWria ecc¡
42. ~ gran ~uelga de los ~~eros de la came en 1917~18 es prácticamente ignorada en las histo mdustria argentina de la carn
na~ c:ornentes del movumento obrero argentino. Ello se debe en parte a que los historiadores
1918¡ Sociedad Rural Argentin
actiVlStas prefieren presentar una crónica de éxitos progresivos del movimiento obrero. El fra
caso de la huelga de 1917-18 y el desalentador balllnce de los subsiguientes esfuerzos de los Tro~bri~ Critchell y J088ph ]
obreros de la came por organizarse y lograr concesiones del capital hace de éstos y de sus de La histona del mas exitoso de 1
rrotas huelguisticas un tema poco atractivo. San.sinensl "La Negra" ell 811
Tomquist fue el primer preside
ARGENTINA 155
tres décadas anteriores a los años cuarentas los hizo eSpeCialmente re
ceptivos a las oportunidades y ventajas que ofrecían las políticas labora
les de Perón. Debido a la importancia de los obreros de la carne para la
economía argentina, sus esfuerzos por construir sindicatos incidieron
grandemente en el desenlace de las luchas laborales y políticas de los
dos períodos de movilización obrera en la historia argentina del presente
siglo.
La industria empacadora de carne se expandió rápidamente a partir
de 1890. Durante la primera década del siglo XX, cuando los principales
competidores de Argentina demostraron su incapacidad para proveer el
creciente mercado británico de carne vacuna, las plantas de empaque
asumieron la importancia capital que mantendrían en la vida económica
del país hasta los años cincuentaS. Australia y Nueva Zelanda eran de
masiado distantes como para sacar ventaja de dicho mercado; las expor
taciones desde Estados Unidos, que habían abastecido el mercado britá
nico antes de 1900; estaban siendo eliminadas debido a la creciente
demanda interna. He aqUÍ la razón principal de la súbita expansión hacia
Argentina de las grandes firmas empacadoras de carne de Chicago, co
mo Swift, Armour, Moms y Wilson. Estas empresas adquirieron casas
empacadoras argentinas ya existentes, las modernizaron y las amplia
ron. En 1914 controlaban casi el 60 % de las exportaciones argentinas de
carne. Las empresas empacadoras británicas, y una firma empacadora
en la que el capital nacional logró conservar una posición dominante,
modernizaron y extendieron la producción durante el misDlo período. Sin
embargo, en 1914 las empresas británicas solo aportaban: cerca de 30%
de las exportaciones de carne del país, a tiempo que los intereses argen
tinos retenían apenas el 10% (43).
A comienzos del siglo XX, la industria de empaque de carne ya pre
sentaba formas de organización de la producción que se tomarían típicas
en otras industrias con el paso del tiempo. El trabajo estaba racionaliza
do de acuerdo con una línea continua y mecánica de desmontaje que di;.
vidía sistemáticamente. el proceso laboral en grupos de operaciones sim..:
pIes y repetitivas. En Chicagoya se había logrado el perfeccionamiento
de tal sistema al principio del siglo y se exportó a las más modernas y efi
cientes plantas construidas en Argentina por Swlft y Armour en los pri
meros años de la centuria.
43. Además de Ortiz, Hiséoria eoonÓmiea. .• se hallan útiles reseftÚ de la evolución inicial de la
industria argentina de la came en Antonio M. Poz Costra, Loe friaorifleoa, Buenos Aires,
1918; Sociedad Rural Argentina, Comercio exterior de carDes, Buenos Aires, 1927; y James
Tronbridge Critchell y Joseph Raymond. A History of Che Frozen Meat Trade, Londres, 1912.
La historia del más exitoso de los pr:i:lneros frigorlficos argentinos puede leerse en (Compaiúa
Sansinena) "La Nepa" en IUS cincuenta &608, 1891·1941, n.p., n.d. El banquero Ernesto
Tornquist fue el primer presidente de su junta directiva.
156 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
, .' El eminente historiador sindical norteamericano, John R. Commons, Tal fue el desenlace
describió el proceso de trabajo en el empaque de carne y destacó sus carne en Estados Unido
implicaciones para la organización laboral luego de una fracasada huelga cadas del siglo XX. En
en Chicago en 1904: oleadas de inmigrantes
obreros de la came en 1
"Seria dificil hallar otra industria en donde la división del trabajo haya sido tan inge
" niosa y microscópicamente elaborada. El animal ha sido examinado y extendido utilizados para que hie.
como un mapa, y los hombres han sido clasificados en más de treinta especialidades los polacos y los lituan08
y niveles salariales, que van desde los 16 hasta los 50 centavos por hora. Los que irlandeses. Después de
ganan 50 centavos están reservados para utilizar el cuchillo en las partes más delica ron mano de negros y po
das de la piel o el hacha para romper .el espinazo. Y, dondequiera que un hombre ticas tendientes a prom
menos calificado pueda introduciree por 18, 18 1/2, 20, 21, 22 1/2, 24 6 26 centavos, obreros en el trabajo y el
se le encuentra un lugar y se disefia una ocupaci6n. Solo para trabajar la piel existen
:f nueve posiciones, con ocho diferentes sala:rlos. El de 20 centavos arranca la cola, el de poJiticas amenazaban co
22 1/2 se encarga de quitár otra parte en donde la piel salga fáci1mente y el euchiUo da en los sitios de trabaj
del hombre de 40 centavos corta una textura diferente y posee un 'tacto' diferente del mas. Durante las huelg¡
hombre de 50 centavos. Las habilidades se han especializado de acUerdo con la anato esquiro!es a sus empreBI
mia. sureños. Los esquiroles I
Así, en Qll grupo de 230 hombres, que dan muerte a 106 cabezas de ganado por hora, des empacadoras. El cal
apenas hay alrededor de once hombres que devengan 50 centavos la hora, y tres con
45, mientras que los de 20 centavos y más son 86 y los que ganan menos de 20 centa Pinkerton y llamaba a la.
vos son 144". piquetes y reuniones sin
de espio~e en las plaDti
Commons continuó explicando lo que ganaba el capital con estadivi que solo eran reembolss<
sión del trabajo. "Hombres más baratos '- fuerza de trabajo no caUfica,;. do en actividades huelgui
da e inmigrante- podian ser empleados en grandes cantidades' , . Entre tuno al separarse de la 00
tanto, a los obreros calificados se .les podía garantizar salarios altos y
empleo permanente. "Si la compañia hace deseables estos empleos cali !Dés de la organizaeilm "mOda
ficados y vincula a los hombres a ellos, bien puede volverse indepen ne prefiguraron otras tendera:i
.> diente de los cientos que laboran en trabajos no calificados". El capital escala mundial 108 sistemas de
y, periódicamente, se dividían
también obtenía más trabajo y más rápido de una fuerza laboral que reci consumo de lineas de productc
bia menos salario en su co:qjunto. Commons citó el ejemplo típico de los un principio desconocidas o iuI
. ,, encargados de romper el espinazo. "Enel año de 1884, cinco de ellos en la qulmica para conservar la ca
los párpados de los cerdos hasI
un grupo determinado recibían 800 animales en 10 horas, osea, 16 por mad08 en cientos de sustancia
hora para cada uno, con un salario de 45 centavos. En 1894habia aumen comestibles de e&me que fonw
tado la velocidad, de modo que. cuatro obreros reciblan 1.200 en 10 ho cuartas partes de las ventas &Qt¡
45. Estas tActieas IOn descritas eu
ras, o sea, 30 por hora para cada uno, un incremento de casi 100% en 'Ihe Ne8J'O in tIle Slaughtermr .
diez años. Los salarios, con excepción de contados obreros calificados, James &gen Ho1comb, "Th&
.. '
fueron reducidos a 40 centavos por hora". El aumento de la velocidad de
la producción fue, de acuerdo con Commons, la causa primordial de la
Ph.D., University of Dlinois 1S
Chicago a partir de 1917. ~ ~
cual se desbarató a causa de la e
huelga de 1904. Esta fue derrotada cuando los trabajadores calificados miento obrero anticapitalista dt
'.
se pusieron del lado de la administracibn y cuando los esquiroles del ciente trabajo organizativo de 1cI
enorme contingente de obreros inmigrantes no calificados de Chicago teamerican08 consiguieron el "
., remplazaron a los huelguistas (44) .
eaIariales y en las condiciones el
fueron parte de la gran moviliza
t ~ ,.
laciónlabora} del New Dealens
en el decenio posterior a 1936. 11
44. Job R. Commons, "Labor Conditions in Meat Packing and the Recent Strike", en The Qaar· elsindkato de 108 obreros de la
terIJ.JournalofEeonomies, No. 19, nov. de 1904,1-82. Í.ucita88Ol1delaspp. 3,4, tiy7. Ade- del movimiento laboral norteaml
ARGENTINA 161
más de la organización "mOdema~'del trabajo que adoptaron, las firmas em~ de car
ne Pl'I'~ otras tendencies en'la evolución de la empresa tapitaliata.· M~ a
escala mundiallna sistemas de producción 1 ~buci6n de la eame18W!,prod~dmivados
y, periódicamente, se divi.d1an el mercado entre si. Empleaban la publicidad para p~ el
consumo de Uneas de productos (salchichas de Frankfiut, jamones y carnes en'~rva), en
un principio desconocidas o inaeept.ablee para la maTOña de10e eoDawnidores.AProveeba:ron
la qu1mica para conservu la carne y aaear ventaja de eada una de las partes delanim4l, desde
loa párpados de loa cerdos huta las peZll1ia8 de las reses. Artlculos como élltoBelWltransfor
mados en cientos de 8U8tancias y productOs, muchos de elloa muy remotos de los productos
comestibles de came que formaban el núcleo de las operaci&nea de empaque y generaban tres
cuanu parte8.de las ventas totales.
4&. Estas táctieas son descritas en forma exhaustiva por Alma Herbst en BU monosrafla.cljsica
The Nepo In ibe Slaughterlng 8lld Meai·PaekIng IndWlÚ'JIa Chkago, Cambri<fge, 1964, Y en
James RogeraHolcomb, "Thé UDion Policles of Mea&Paekere, 1929-1948", dis8rtaclónpara
Pb..D., U~veraüy of IlIinois, 1957. Lqs obreros de la carn& ~ una granorgeni"""*,, en,
Chicago a partir de 1917, bajo el liderazgo del elndieali~ de la 1WW, WilIiam~. Foster, ,la
cual se desbarató a causa de la depresión de la posguerra y el Hnico Rojo que aplaStó el movi
miento obrero anticapitalista de Estados Unidna. Finalmente, luego de varios aftos de un pe
clent8 trabajo organizativo de lna comunistas en loa dos treintas, loa obreros de la carne nor
teamericanos consiguieron el reconocimiento de las empresas, as1 como importantes mejoras
salariales y en lascondiclones de trabajo, durante la Sepnda Guerra Mundial. Estas victorias
fueron parte de la gran movilisaclón obrera que bajo la cUrecci6n de la CID apróVec:hó la legis
lación laboral del New Deal en BU lucha por organizar lalndWlCria btsica de los Estados Unidos
en el decenio posterior a 1936. Después de la guerra y de la purp del ala kquiei:da de la eIO,
el sindicato de los obreros de la carne adoptO la poeiei6n de pan., mantequfllá earac:terIstica
del movimiento laboral norteamericaDo en el periodo de la p08I11erra. .
------------ -_.- .- .- ._
,
\,. 168 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
Cada una de estas tácticaS antisindica1es fue empleada también en beradas para profundi
Argentina. En las populosas provincias costeras de Buenos Aires, Santa extrarUeros no califia
Fe y Entre Ríos, como en Chicago y Kansas City, los empresarios apro grupos menos favorec
vecharon el gran contingente de obreros inmigrantes no calificados para disticas de .las primer
renovar su fuerza de trabajo durante las huelgas. Enfrentado a la solida neos, especialmente'·
ridad de los obreros de la carne y los sectores organizados del movimien de todos los Balcanes
to obrero urbano, el capital reclutaba obreros en los conventillos y en las Oriente. Estas persODl
poblaciones rurales y trata esquiroles de Uruguay. Las compañias de rantes entre la clase 01
pendian de las fqerzas del gobierno para proteger a estos· trabajadores (europeos del Este prc
de los piquetes de huelga y recurrian a la caballerla para disolver reunio estaban presentes en L
nes y manifestaciones sindicales. Antes de las huelgas, las compañias los obreros eran segrel
empacadoras trasladaban hamacas y grandes cantidades de comida a las ceso de producción; pe:
plantas, de modo que los esquiroles no tuvieran que aventurarse por las ción de latas y embutid
barriadas obreras cercanas.a las empresas. Las compañías elaboraban las cámaras frias. Tale
listas negras y sistemas de espionaje. En 1921, si no antes, Swift usaba pos de trabajadores y d
un contrato en por lo menas una de sus pIRntas, en el remoto rio Galle nizaciones a nivel de pI
gos, que obligaba a los obreros a depositar en la compañía 30 pesos men zación efectiva era el fu
suales, cerca de una semana de paga. Si el trabajador renunciaba o era cialmente los que exigl
despedido por cualquier razón, osi contribuía ,. directa o indirectamente por nativos. Mientras e
a disturbios u obstaculizaciones·del trabajo", cedia por derechas a la habilidades artesanale:
compañía todo el dinero depositado. El trabajo era estacional en esta mayor parte de las mm
planta: solo abria para atender el sacrificio de ovejas durante los meses siglo XX, los obreros lUl
de verano (46). za de trabajo rural ded
Al igual que sus compañeros de Estados Unidos, los obreros argenti siglos, pQdian dominar:
nos de la carne eran particularmente vulnerables a las tácticas antisindi Es tal vez comprens
cales debido al alto porcentaje de trabajadores no calificados, muchos de munerados desaproban
ellos inmigrantes, mujeres y niños. El censo de 1914 muestra que dos mal pagos y no simpatil
terceras partes de la fuerza de trabajo en la industria eran inmigrantes. nes laborales. Tales ae
Sintomático delcrecido número de empleos no calificados en las plantas trabajo, eran cultivad~
era el hecho de que I8s mujeres y los niños, ambos con· salarios· mucho res culturales divulgadl
más bajos que los hombres, comprendian casi una sexta parte de la fuer Los inmigrantes, se &fu.
za de trabajo en 1914. Con el tiempo este porcentaje aumentó, de modo de los conflictos laboralE
que en 1935 más de una cuarta parte de los obreros empacadores de car valores del legendario g¡
ne eran mujeres y niños menores de lB años (47). cuchillo al cinto, a quieI
La organización del trabajo en el empaque de carne abria unaconsi en la quintaesencia del
derable brecha entre' obreros calificados y no calificados, que la adminis dominaban el trabajo eJ
tración podía explotar por medio de pagos diferencialés y políticas deli para la acción laboral. ]
proceso productivo y si,
" lizaba. Si se negab~n a Il
46, En Bayer. Lon_lradores de IaPaíqODla trágiea. ... VoI.2. a partir de la p. 96, ae reproduce dad muy amplia entre lo
una copúulel contrato usado en la planta de Swüt en Rio Gallegos. El contrato tal vez no era
Upico: Swift afrontaba aerios problemas para controlar a sus trabe,jadores en la remota y poco
habitada patagonia. 48. Tal como ae indica en la sigl¡
47. República Argentina, Tercer CeJUlO NadoaaJ, Buenos Aires, 1916-17, Vol. 7. p. 353; Repúbli cional. los dirigentes de los o
ca Argentina. Ministerio de Hacienda, CeD80 induatriaI de 1935, Buenos Aires, 1935, p. 58. trabajadores que "por su PIJ
ARGENTINA 169
48. Tal como se indica en la siguiente sección, en 1939, en una peticl6n diricida al CoagreIO Na
cional,loe dirigentes de los obreros de lacame denunciaron la táctica empresarial de emplear
trabajadores que "por su poco conocimiento .461 idioma aceptan más fácilmente condiciones
160 LOS TRABAJADORES EN LkHISTORIA ARGEN'J'INA
: .,t- A pesar de tan formidables obstáculos para la organización. los tra Para ser un Carpintero,
bajadores de la carne lanzaron importantes acciones colectivas tendien en las manos una gad
tes a mejorar las condiciones en que laboraban. Diversas fuentes dan explicaba:
cuenta de huelgas en frigoríficos individuales en 1894, 1915, 1917-18,
1920, 1921, 1925, 1928 Y 1932. De todas, la más prolongada, poderosa y "Efectivamente, alli no 111
promisoria ocurrió entre 1917 y1918. Abarcó cuatro de los cinco grandes nada llUÍs. Llegaban las ti
frigoríficos cercanos a Buenos Aires. Se trataba de las enormes plantas uniendo aquellas tablas, 1
Swift y Armour en Berisso, cerca de la capital provincial de La Plata. si clavaban matemátic:a:mell
trabajo que el de cuidar ql
tuada a unos 60 kilómetros de Buenos Aires, "La Blanca" (de Moms Aquello era un trabajo de
Armour) y "La Negra" (de Sansinena, una compañía de capital argenti
no y extranjero), ambas ubicadas en Avellaneda, el suburbio industrial En los frigoríficos oc
situado al sur de la ciudad de Buenos Aires. Por la época de la huelgade actividad creadora y los
1917-18, cerca de 11 mil obreros estaban empleados en las plantas de turnos. Debido a la form
Berlsso, y unos 4.500 en las de Avellaneda. Las exigencias de los obreros raleza de la tarea, las lal
durante la huelga ayudan a comprender las bases de la solidaridad pro más duras,súcias,monl
letaria en el sector del empaque de carne. La evolución misma de la a la naturaleza irregular
huelga demuestra con cuánto sacrificio y energia creativa trataron estos montaje y procesamient
obreros de superar los tremendos obstáculos que se atravesaban en su joven en las plantas eml
camino(49). de construir durante do
Cualquiera que fuera su paga o función en el proceso de trabajo, ro describió luego lo desag
dos los obreros de la carne compartían la experiencia común de laborar pequeñas, algunas sucia
en empresas capitalistas avanzadas. Un personaje de una novela sobre dores en línea a una misr:
trabajadores de la carne, un carpintero calificado, describía lo que' era
ejercer su oficio en la cajonería de las plantas de empaque. "1 Recorchos! "Sucede a menudo que epa
mé,s cuidado que se tenga
capa de piel que los ~bre ~
bochomOllll8 .,.re. el trabajo". En consecuencla,.1as empre888 hadan "~r al t:rabe,iador
exb'm:Qero como utI enemigo del trabajador nativo" e iinpedlan la OrpDizácl6n en las plantas.
ojos, y hay tiempo a~i
CáDwa de Diputados, Diario de fIé8icmes de 1939, VoL 3, ppdl8-21:'La bnportancia de la es.a materia repugnante. Al
eiDic:idad en la orglUlizacjón del trabajo en 10lJ t'rigotifkoe ~stá doc:uulelltada, para comienzos bunda y asquerosa, en un al
del siglo XX, en la lIlOI1o¡rafia de HerblJt, op.cit.• Yen el revelador clásico de Vpton SiDclair mones con el aire infecto ~
The JUDgle, Cambridge. 1971, 1a.ed., 1904. Aquélla fue confirmada para la Argentinll¡ de 108 sis" (51).
dos euaréntas por entrevistas que'reaJicé con obreros de la eame en 1978. La iinportaJícla de
las concentra.cionea étnicas en lastli.venas partelt del proeellO productivo para la organizaci(m.
obrera en general se examina enPeter Friedlander, The "qeace oh U4W. Local. 1938 50. BernardoGonzálezArrili, to.,
1939, PiUaburlfh; 1975. La importancia estratégica de los obreroscalificadOlJ en las playaS de 51. Peter, Cróaicu Proleíarias. ..•
matanza está bien documen&ada en la Hteratutaestadounldense y confirmada para Argentina de Sinclairsobre l08rieagos yi
en José P.r"CJróaIcM proletaria8,Buenos Aitee, ·1_.p. 39.Ladiripnte aibdieal Stella los c:amic:eros y loa enearpdoe
Nowicki describió, a comienzos de los dos cuarentas, UI\&lsitu8ción en la planta de Annour. en Dos que usaban euc:hillos, llpIiIl
t ,.' Chic:ago que se aparta de la tipic:a'historia argentina. Alli•. UD grupo fuertemente uqldo de
obreros negros éalificad08 de la playa de matanza usabo !!jl poder paradismiDuir el ritmo o
Para ser un carpintero aquí no hace falta saber cepillar, ni haber tenido
en las manos una garlopa nunca. ¿Carpinteros? ¡Ja, ja!" El novelista
explicaba:
"Sucede a menudo que aparecen animales con tumores y granos llenos de pus, y por
más cuidado que se tenga, es dificil evitar que el· filo del cuchillo traspase esa fina
capa de piel que los cubre, y con frecuencia ese pus salta a la cara, toca la boca y los
ojos, y hay tiempo apenas para pasuse la mano ensangrentada y sucia.para apartar
esa materia rtlpugnante. Al cansancio, a los dolores, se agregá esa materia nausea
bunda y asquerosa,e1i un ambiente cargado de malos olores que se meten en los pul
mones con el aire infecto de microbios de toda clase, de tuberculosis, de brucelo
sis" (51).
60. Bernardo González Arrlli, Los cblll'C08 rojos. Buenos Aires. 1927. p. 76.
61. Peter. CróDieu prvIeiariu. ..• pp.5fi-57. CompÁreSe la descripción de Peter con la discusión
de Sinclairsobrelos riesgos y las enfermedades ocupacionales en TIte JUDgIe, p. 98: "Entre
los camieeros y los encargados delsacrifieio, los deshuesadoretl ydesbutadores y todos aque
llos que WIIlban cuchillos. apenas podia hallarse una perflOfta que pudiera emplear su pulgar.
pues continuamente la b8se del dedo sufrla cortadas hasta quedar reducido a una masa de car
ne con la cual el operario presionaba el cuchillo para sostenerlo. Las manos de estos hombres
(... ) no tenian ufias, habiandesaparecldo arrancando las pieles; sus nudillos estaban tan hin
chados que los dedos se extendian como un abanico. Habla individuoá que trabajaban en las
cocinas. en medio del vapor y los 01ore8 nauseabundos, con luz artificial; en estos sitios los
gérmenes de la tuberculosis podian vivir hasta dos dos. mas el suministro era renovado cada
hora. i ... ) Habla quienes trabajaban en lo. cuartos frioe.· cuya enfermedad más común era el
reumatismo. (... 1Esiaban los esquiladore. de lana, cuyas manos estaban hechas pedazos. i ... )
ya que lá piel de las ovejas tema que ser impregnada de ácido para soltar la lana que luego
debla ser arrancada con las manos. i ... ) Estaban los que hadan la hojalata para la came enla
tada; SUB mano. también estaban llenas de cortadas y cada cortada representaba el peligro de
162 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
...
:'
» funcionarios de la empresa fueron inflexibles y rehusaron someterse a la
1..1
exigencia del comité de huelga de .que los términos del proyectado
1/1"1& acuerdo estuviesen sujetos a la redacción y la firma de los representan
1Ue
_lUla tes de la compañía y el sindicato (66).
~Ios Hasta los años cuarentas, el desenlace de las huelgas en los frlgorifi
14' cos dependió de los esquiroles. Los obreros de la carne entendian mejor
!iIJI¡e
~,eate
que cualesquier otros lo que significaban los .rompehuelgas para la lucha
colectiva. Ellos, al igual que todos los obreros argentinos, llamaban a los
55. En Estados Unidos las compai'úas también se negaron a reconocer los sindicatos. Los grandes
yeftmeros logros de 1917-18 se dieron gracias a la intervenc:i6n de UD gobierno preocupado
por la producción en tiempos de guerra.
164 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
esquiroles borregos y carneros. Tales términos poseen una aplicación y ordenaba salir del tren
universal, pero tenían un significado especial en una economia exporta policía requisaba a todOl
dora de productos pecuarios, particularmente para quienes laboraban en obligaban a los emplead~
las plantas empacadoras. En los frigorificos las ovejas abandonaban la vivas a la huelga (57).
lucha por la vida con una ingenuidad colectiva y una docilidad mistica Los militantes tambi
incomprensible para los seres humanos racionales. El ganado, con sus obreras, quienes figurat
cráneos hechos añicos por los golpes de martillo de la •• aldaba". caía peor pagados. Eran las m
dando coces y bramando en las playas de matanza. Los cerdos sacudian citadas para sobrevivir s.
,;,'t
las paredes con su atroz protesta mientras eran transportados mecánica del 40% de operarios qu
mente, suspendidos de una pata, hacia el hombre encargado de cortarles mour en Berisso al final
el pescuezo. Las ovejas, en cambio, como lo indica un novelista, eran mujeres. Los perló
mujeres a las manifestac
"eran la antitesis de los barulleros cerdos. Las tomaban de las cuatro patas y coloca" los mitines, las acciones E
ban boca arriba en unas arqueadas tarimas de hierro, con la cabeza suspendida sobre frontaciones con la policÍI
una canaleta de latón. En esta posición quedaban como sesenta o setenta. animalitos, bre las mujeres decidiero
sin que se quejara ni uno. Tres hombres iban colocándolos. y uno solo degollándolos.
Se dejaban degollar b1blicamente: sin chistar. Movían unos minutos sus paUtas Berisso para promover la i
. mientras se desangraban y miraban con ojos de dulce sorpresa a los hombres que las Durante la huelga de ]
mataban. Eso era todo. Al instante estaban sobre otros taburetes, siempre patas yo de la FOM y la FOF, 8!
arriba, sin piel, dejándose revisar por 108 veterinarios" (561. jadores maritimos de la F
Buenos Aires y por lo me:
Durante el cese de 1917-18, los huelguistas dedicaron toda su ener cIutados en Montevideo
gía creativa a derrotar a los rompehuelgas. Calcularon la hora cero de la los alojaron en sus salo~E
huelga, declarada en Berisso el 28 de noviembre y en Avellaneda el 6 de empleo o retornar a casa. 1
diciembre, de modo que coincidiera con la disminución del contingente traban combustible a los Íl
de desempleados en las ciudades a raiz del comienzo de la cosecha ce transportaban carne a los
realera en la pampa. Recurrieron a mitines de masas para conseguir y rroviarios contribuyeron el
mantener la solidaridad con la huelga. En BerisBo y Avellaneda, millares de los obreros de la carne.
de obreros se reunían casi a diario en lotes desocupadas, en los salones movimiento obrero argenl
de otros sindicatos y ocasionalmente en teatros públicos para deliberar para conseguir dinero des
sobre las peticiones y estrategias, compartir información y aplaudir y cri tas despedidos y sus famiJj
ticar las concepciones revolucionarias y las estrategias huelguisticas Todas estas manifestae
expuestas por orádores sindicalistas, anarquistas y socialistas que rivali vamente en la prensa obn
zaban entre si. Desplegaban cientos de piquetes de huelga para intimi barberos sindicalizados qtl
dar y ridiculizar a los esquiroles. Realizaban campañas en los vecinda tas, eran honrados en list.
."
rios obreros con elfin de conseguir respaldO para la huelga y educar a ciantes locales que donaba
rompehuelgas potenciales. Descarrilaban y desenganchaban trenes que taso Otras listas denunciab
1 •
.. transportaban obreros y ganado a las plantas. Ello. de diciembre, cerca cioneros" que suministrab
de Berisso, una muchedumbre de huelguistas abordó un tren de pasaje comerciantes eran blanco
"
ros e hizo salir a los administradores, los contadores y "otros altos fun.;. obreros organizados, y enl
". cionarios" que viajaban hacia las plantas. Cuando los empleados se re
husaban y los trabajadores procedian a expulsarlos, la policía intervenía
se negó a suministrar pan
c:lie
tas. Otras listas denunciaban a ,los esquiroles y a los comerciantes ,. trai
cioneros" que suministraban provisiones a las plantas empacadOras. Los
comerciantes eran blanco de boicots declarados por consumidores y
iuJi-' obreros organizados, y en un momento dado, el sindicato de panaderos
wfe se negó a suministrar pan a los comerciantes infractores. Incluso parte
lnia
57. Revlewofíhe IUver PIaie, diciemb,., 7 de 1917, p. 1896.
58. La Vanguardia, diciemb,., 6 de 1917, p. 1; diclemb,., 6 de 1917, p. 1; diciembre 18 de 1917,
p.2.
166 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
,. '. del personal de supervisión de los frigorlficos declaró su respaldo a la mente causadas por
lucha de los trabajadores. El 16 de diciembre, el periódico socialista La parlamentario social
Vanguardia informó sobre una segunda reunión de supervisores, capata que.protestaban por
ces y empleados de las plantas de Berisso, quienes ratificaron una reso los firmantes, asevel
lución en el sentido de "no hacer, en el actual conflicto, causa común con dos en Beriaso, son (
los capitalistas y evitar ponerobstáculos al logro de las aspiraciones pro nen nada que ver con
letarias" . Con este apoyo del movimiento obrero organizado y elementos A medida que pr
de la clase media, las tácticas huelgulsticas de los trabajadores de la car presiones de la adm
ne empezaron a dar frutos. Para la segunda semana de diciembre, los ganaderos y la prens¡¡
obreros hablan conseguido detener virtualmente la producción en Bens jo" (60). Lascompañi
so y Avellaneda. y trasladar sus operac
Los obreros alcanzaron esta meta pese a la hostilidad del gobierno s~bre la amenaza que
radical. Tan pronto como los trabajádoresvotaron el cese de actividades, clonal. y la Review o
el gobierno despachó escuadras de policia, la cabal1erla del ejército y complot de agentes aL
unidades de la marina a proteger las plantas. Técnicos del ejército ayu de los Aliados. Para u
.~, J
daron a mantener en funcionamiento los equipos de enfriamiento con el ción de la estabilidad
fin de conservar la carne almacenada en los frigorlficos. Personal de la fuente de presión resí.
marina piloteó y remolcó las barcazas que transportaban la came proce carne a la región del (
sada a los trasatlánticos refrigerados. Bajo la protección de la fuerza Negra", el mayor prov
pública, las empacadoras y sus pequeñas comunidades de esquiroles gro en un telegrama al
residentes fueron convertidas en campos armados. La policía y los solda nador temporal de la p
dos se unieron a las fuerzas de seguridad de las compaftias e instalaron gobierno, insistia de~
ametralladoras en .las ventanas y reflectores en los techos. La tropa a trabajar. "De m~oQ1
caballo dispersaba los piquetes, disparaba sobre los obreros que ataca sagrados.derechos prO(
ban a los camioneros cuando tratan ganado a las plantas e irrumpía en rá que sea necesario ce
las sedes sindicales y en las. manifestaciones, hiriendo con· sus sables a rna, cuyas consecuend
decenas de trabajadores y a miembros de sus familias. numerosos centros de .
Los hechos más violentos .se presentaron en Swift·la noche del 3 de Federal, no pueden e~
diciembre. La administración y la prensa liberal informaron que los cia" (61).
obreros primero habían cortado los cables eléctricos del distrito de Beris ~n un esfuerzo por (
so. Luego, en medio de la oscuridad, centenares de huelguistas asalta radIcal, la FORA exigió
ron la planta. La carga, de acuerdo con los reportes, había sido dirigida oficial en la huelga, bE
por un hombre a caballo que tocaba una corneta. La prensa obrera negó
vigorosamente dicha versión y sostuvo que la administración y la policia
hablan fabricado la historia para encubrir una operación destinada a 59. Review 01 the JUver PlaCe di
sembrar el terror en los vecindarios obreros que rodeaban la planta. Lo 60. ~l desbrozador estudio d~ p,
que si parece ser cierto es que hubo un apagón y una descarga de fusile tiene mucha infOrmación 801
durante la Primera mitad de
" rla desde la planta y que la policla invadió los barrios obreros. Sacaron a ensayo para la obtenclónde
la fuerza a decenas de obreros con sus familiares, los apiñaron en recin de la carne. Acerca de la hIlE
tos cercados de la planta y los interrogaron durante horas antes de pa 61. Renew 01 ihe River PlaCe, e
espaíiol. En el mismo perióc
sarlos a los militares y a los jueces para ser procesados. Incluso la proca larga li8ta de las camiceriu
pitalista Review of the River Plate publicó una versión obrera de los he bién vendfan una parte sigl
chos, la cual sostenia que de las 101 personas arrestadas (la mayorlade ~rtó acerca de la posibilidt
ción con.la de exportación, p
ellas "decían ser turcos"), 67 tenian heridas de sable o daga supuesta- la orgaJ1í.Zación obrera en ~
IllA ARGENTINA 167
59. Reviewoftbe RiYerPlate, diciembre 8de 1917, p. 1463; La Vuguardla, diciembre 11 de 1917.
60. El desbrozador estudio de Peter Smitb, PoHda _d Beefin ArtentiDa, Nueva York, 1969, con
tiene mucha información sobre las fuerzas politicas que actuaron en la economia exportadora
durante la primera mitad del siglo XX. Me he apoyado en la obra de Smith a lo largo de este
enasyopara la obtención de mucha de la información sobre la poRtica nacional y la industria
de la carne. Acerca de la hueJgade 1917·18véansepp~ 72-73.
61. Review 01 tbe RiVef Plate, diciembre 21 de 1917, p. (a) 1529. La cita ha sido retraducida al
español. En el mismo periódico, enero 4 de 1918, p. 9, aparece, en un aviso publicitario, una
larga lista. de las carnicerías locales suministrada por •'La Negra". Los otrosfrigorificos tam
bién vendian una parte significativa de su producción en Argentina. Albert Hirschman me
alertó acerca de la posibilidad de que la prodUcción para el COJlSWtlo doméstico, en combina
ción con la de exportación, pudiera haber tenido importantes consecuencias para el destino de
la organización obrera en Argentina.
168 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
64. Boletúl del Departamento Nacional del Trabajo, No. 41, abril de 1919, p. 63.
65. Reviewoftbe lUverPlate, díciembre28 de 1917, p. 1569.
66. También puede ser cierto Que debido a que muchos obreros de la came eran extranjeros re
cién llegados, tenlan menos posibilidades Que la mayoria de los trabajadores urbanos de ha
llar recursos financieros entre la familia Y la comunidad para mantener una huelga prolonga
da. Esta consideración puede ayudar a explicar la mayor resistencia de los huelguistas de
Avellaneda, una comunidad más antigua y establecida Que BerisllO.
170 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
No obstante, los gobiernos radicales de los años veintes sí se enten de elementos del Partid
dieron por separado y en una forma corporativista con aquel sector del tinada a refrenar el pote
movimiento obrero que habia alcanzado significativos éxitos.organizati éste, en forma corporat
vos y demostrado su importancia estratégica y su potencial revoluciona nación, no fue sino en •
rio: los obreros ferroviarios. A raíz del arreglo de la gran huelga nacional cuando dicha legislaciÓII
de 1917, el gobierno promovió asiduamente el liderazgo reformista en Resulta obvio, enton
los sindicatos ferroviarios y concedió beneficios legales y materiales, a ción obrera en Argentin
cambio de la disciplina obrera y la moderación politica. Tales iniciativas la de Chile. El contrastA
fueron posibles gracias al nuevo espíritu de compromiso de los propieta ran, la naturaleza progl
rios y administradores de los ferrocarriles, calmados ya por la magnitud reaccionario de la clase I
de sus pérdidas durante las huelgas de 1917 y 1918 Y alarmados ante la debilidad congénita del·
perspectiva de una dirección revolucionaria en un sindicato nacional. Las A pesar de su precoz de:
iniciativas recibieron eventualmente buena acogida entre las bases obre se extendió a los sector.
ras, en parte por la eficacia de la continuada represión oficial a partir de obrera nunca amenazó ~
1917 y por el éxito de los patronos, con la ayuda de la Bolsa del Trabajo, capitalista en la produce
en la destrucción de la base militante de la FOF. minante. Tampoco pudo
Las anteriores condiciones consolidaron un nuevo sindicato reformis industria de la economia
ta de obreros ferroviarios, la Unión Ferroviaria. Esta se benefició de un samiento de carne. Dun
típico intercambio corporativista, cuidadosamente analizado en estudios excepción parcial y temp
complementarios por Paul Goodwin y Heidi Goldberg. Gracias a inicia ción sindical se vio conñ
tivas gubernamentales, los ferroviarios gradualmente consiguieron me secundaria para la econOl
jores salarios, pensiones, vacaciones, pago por enfermedad y represen de los sindicatos era innE
tación legal ante las empresas y los grupos especiales de arbitramento obrera en su conjunto fm
del gobierno. Las compañías ferroviarias, con la aquiescencia del gobier rasgos estructurales de 1
no, fueron autorizadas para descargar en el consumidor los nuevos cos.. logró manipular con éxit<¡
tos laborales. Asimismo se beneficie ron de una fuerza de trabt:ijo disci Este repaso histórico e
plinada por el mismo sindicato, que logró destruir la toma de decisiones veintes ha hecho énfasis E
descentralizada y la discusión libre y vigorosa que tanto había cuidado la de la fuerza laboral susc
vieja dirección anarcosindicalista de la FOF. La Unión Ferroviaria impu misión en la sociedad y e
so funcionarios de tiempo completo pagados con cuotas sindicales obli sas. A falta de posibilida(
gatorias, estrictos procedimientos burocráticos, control sobre las comu tadora, los trabt:ijadores u
nicaciones internas, censura del periódico sindical, castigos para los movimiento obrero. Pero
disidentes y una centralización extrema en la toma de decisiones. Disfru mia urbana para los m.ij¡
tando de su estatus legal y en capacidad de conceder beneficios materia afluían a las dinámicas ciu
les tangibles a los obreros, la Unión Ferroviaria aumentó el número de jos relativamente bien reD
sus miembros cotizantes a 70 mil a mediados de los años veintes. A fina este sector de la clase obn
les del decenio, sus afiliados comprendían casi dos terceras partes de Pero la combatividad p
toda la fuerza de trabajo organizada de Argentina (70). ra urbana también estabal
La legislación para los ferroviarios fue, sin embargo, una excepción
dentro de la ley laboral del país. Pese al continuado compromiso formal
71. Alfredo N. Morrone, El dereeh
70. Paul Goodwin explora con cuidado la cambiante relación entre los sindicatos ferroviarios, el mentaba de la falta de dicha le¡
gobierno radical y las compañias ferrocarrileras inglesas en su Los ferrocarriles británicos y la que rija las organizaciones gran
UCR, Buenos Aires, 1974. La historia institucional de Goldberg, op. cit., sigue la transforma mla propia, peculiar de estas II!II
ción desde el interior de los sindicatos ferroviarios. Yresponsabilidad".
n'ORIA ARGENTINA 173
enten de elementoiS del Partido Radical con una legislación laboral amplia des
tor del tinada a refrenar el potencial clasista del movimiento obrero e integrar a
lDÍZati éste, en forma eorporativista. a la estructura legal e institucional de la
tciona nación, no fue sino en los años cuarentas, bajo el liderazgo de Perón,
lcional cuando dicha legislación se hizo realidad (71).
ista en Resulta obvio, entonces, que la respuesta institucional a la organiza
ales, a ción obrera en Argentina fue, a comienzos del siglo XX, muy distinta de
iativas la de Chile. El contraste no ilustra, sin embargo, como algunos quisie.
opieta ran, la naturaleza progresista de la élite politica chilena o el carácter
19nitud reaccionario de la clase dominante argentina. Por el contrario, revela la
ante la debilidad congénita del movimiento obrero argentino en sus comienzos.
181. Las A pesar de su precoz desarrollo, el movimiento laboral argentino jamás
lB obre se extendió a los sectores más vitales de la economia. La organización
mir de obrera nunca amenazÓ seriamente el proceso primario de acumulación
~abajo, capitalista en la producción exportadora rural presidido por la clase do
minante. Tampoco pudo crear organizaciones duraderas en la principal
iormis industria de la economia exportadora, las plantas extranjeras de proce
bde un samiento de carne. Durante las dos primeras décádas del siglo, con la
~Btudios excepción parcial y temporal de los obreros del transporte, la organiza
l inicia ción sindical se vio confinada a las actividades urbanas de importancia
ron me secundaria para la economia nacional. Alli, el vigor y la fuerza numérica
presen de los sindicatos era innegable; perola permanencia de la organización
'amento obrera en su conjunto fue profundamente socavada en virtud de ciertos
gobier rasgos estructurales de la sociedad argentina· que la clase dominante
vos cos logró manipular con éxito para mantener su abrumadora ventaja.
io disci Este repaso histórico del movimiento obrero argentino hasta los años
cisiones veintes ha hecho énfasis en la debilidad especifica de aquellos elementos
idado la de la fuerza laboral susceptibles de forjar una visión autónoma de su
la impu misión en la sociedad y de construir organizaciones colectivas podero
les obli sas. A falta de posibilidades organizativas en la producción rural expor
#i comu tadora, los trabajadores urbanos constituyeron la columna vertebral del
¡NU'tllos movimiento obrero. Pero debido al atractivo que representaba la econo
¡ Disfru mia urbana para los migrantes trasatlánticos e intemos,gentes que
materia afluian a las dinámicas ciudades costeras de la pampa en busca de traba
IBero de jos relativamente bien remunerados, incluso el potencial organizativo de
; A fina este sector de la clase obrera se hallaba fatalmente comprometido.
Jrtes de Pero la combatividad politica y la autonomia cultural de la clase obre
ra urbana también estaban minadas por aspectoiS culturales y materiales
¡cepción
pformal
71. Alfredo N. Morrone, El dereeho obrero 1 el Presidente Yrigoyen, Buenos- Aires, 1928, se la
bViarios. el mentaba de la falta de dicludegislaclón (pp. 110-11): "Es notoria, la aUBencla de un estatuto
láDieoIy la que rija las organizaciones gremiales entre nosotros. No hay una ley, que (,lOIltemple la fisoDo
ransforma- m1a propia, peculiar de estas asociaciones... (No hay unaley] que les dé autoridad, personeria
y responsabilidad" .
174 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
más generales. Aunque los obreros de las grandes ciudades costeras vi miento argentino. ha]
vian segregados como una clase distinta en vecindarios miserables, esta controlar la nueva se
ban rodeados por la impresionante evidencia fisica del progreso material dear, aplaudia el clál
del país. Tenian acceso a instituciones culturales y a periódicos obreros, crito en 1911, La Ar,
pero a diario eran bombardeados por la información, los análisis y los capacidad de convert
valores propagados por la prensa liberal, las escuelas públicas y la Igle Al parecer, el único e
sia Católica. Los obreros argentinos luchaban por la subsistencia en una me, antipatriótica y r
economía urbana plagada de desempleo crónico; pero las familias em lo, en nombre del pa,
prendedoras podian invertir sus ahorros en finca raíz, comercio y servi dominantes de Argel
cios. En esta economía en continua expansión resultaba factible la movi ción una poderosa y e
lidad social que, por ejemplo, era casi inexistente Em el norte de Chile. A En suma, el creciJ
menudo los obreros argentinos eran despedidos 'por trasgredir indivi dida ininterrumpidos
dual o colectivamente las •'prerrogativas" del capital; mas en Argentina cultural e ideológica
las caídas cíclicas nunca fueron severas y se podia hallar trabajo, no éxito obvio de su dire
importa qué tan desagradable, en las vastas y diversificadas economías cal nunca desafió los
urbanas de la costa. La vulnerabilidad colectiva de los obreros en un dos por la clase domir.
mercado capitalista irracional, tan obvia en la zona salitrera de Chile y, la reforma laboral y h
por extensión, en toda la sociedad chilena, se atemperaba en Argentina. ante la presión de los j
El infortunio individual, por lo tanto, podia explicarse plausiblemente en la cual no contaban lo
términos de desadaptación personal. Esta era precisamente la explica las organizaciones obl
ción sobre la que insistía la cultura doIninante. querer universalizar SI
A tiempo que se esforzaba por racionalizar y legitimar su posición alcanzaron cierto éxik
creando y manipulando valores culturales ampliamente compartidos, la nacionales más ampli
clase dominante argentina se apropiaba del concepto de patriotismo y que sus ,acciones ame!
lo volvía contra la clase obrera revolucionaria, en su mayoría inmigrante. nacional, o' 'matar la ~
Carl Solberg ha demostrado cómo, a diferencia de lo que ocurrió en Chi logista del statu quo. Ji
le, en Argentina el nacionalismo se desenvolvió siguiendo lineas cultura ción anticapitalista de
les en vez de econóInicas. En Argentina los grupos establecidos y ciertos tivo para otros elemenl
elementos de la clase media culpaban a los extranjeros por todos los La dependencia cu
males sociales que dañaban la imagen del desarrollo y el progreso del estructura y el éxito di
pals. Tales acusaciones se volcaron sobre el moviIniento obrero. El esta en la ideología reform.
blecimiento argentino contemplaba a los trabajadores revolucionarios pro de los consumidol'l
con estudiada incredulidad y' agresivo patriotismo. Los obreros anticapi socialistas chilenos, q
talistas eran irracionales, irresponsables, antiargentinos, pues gozaban argentinos se separara
de oportunidades virtualmente ilimitadas. Su inconformidad revolucio nacional. Fue la mayo
naria era una herencia de los problemas sociales de Europa y de ideolo control del principal su
gías inadecuadas para la realidad de Argentina. En Chile, ya en las pri tes, la Unión FerroviaI
meras décadas del presente siglo ciertos elementos de la clase dominan recién formado Partid(
te y de la clase media publicaron libros - por ejemplo, Nuestra inferiori
''1< dad económica, Santiago, 1912, por Francisco Encina; y Chuquicamata,
estado yankee" Santiago, 1926, por Ricardo Latcham- que cuestionaban 72. Cad Solberg, Inmipdicm
el patrón y la viabilidad futura del desarrollo económico y social de Chile Gladys S. Onega, La inm.ig
y hacían hincapié en los peligros y abusos que representaba el capital una masa de información I
económico y social argentú
extranjero para los trabajadores del sector minero. Aunque el estableci- por la clase obrera en los d~
A ARGENTINA 175
,an 72, Carl Solberg, I:nmigratlon aDd Nationali8lP, ArgentiDa aDd Chile, 1890-1914, Austin. 1970.
úle Gladys S, Onega, La inmigración en la literatura argentiDa, Buenos Airee, 1969. Shipley reúne
una masa de información cuantitativa para ilustrar la brecha entre el "mito" del desarrollo
ital económico y social argentino y la realidad de las condiciones materialee y sociales afrontada
~i- por la cJase obrera en los decenios anteriores a 1930.
176 LOS TRABAJADORES EN LA lUSTORIA
73. La literatura sobre el tango -después de la carne V8C11D.ll, el más famoso producto de exporta
ción argentino- es vasta. La preocupaci.6n argentina por el tango, lo mismo que por el gau
cho, constituye en si una medida de una cultura nacional profundamente fragmentada. Quizá
el mejor ensayo sobre la materia es Ernesto SAbato. Togo, diseuaióu J dPe. Buenos Aires,
1963. Darlo Cantón clasifica los temas de los tangos de Gardel en "El mundo de 108 tangos de
Gardel", en Revista LatiDoamerieana de Sociología, 69:3, noviembre de 1969, pp. 341-362.
Los tangos de· Discépolo están a la mano en Enrique Sotes Diacépolo c:aDcloDero, Buenos
Aires, 1977. Hasta ahora los historiadores no han querido explorar la relaci6n entre el tango y
la cultura Y la polltica de la clase obrera. Judith Evans sugirió las posibilidades de tal análisis
en una estimulante presentación oral en la Reunión Anual de la American HistoricaI Associa
tion, Washington, D.C., 1980.
!!'ORlA ARGENTINA 177
uenos
ultura
Ja de La historia del movimiento obrero argentino entre 1900 y 1930 es única y
¡itmos especifica, pero sus rasgos, evidentes en la década de 1920, no son ex
lijado cepcionales. En otras sociedades capitalistas, como Estados Unidos, la
Ido su etapa "heroica" de la movilización obrera fue seguida, luego de la re
Mun presión de la inmediata posguerra, por un período de relativa inactividad
>ética, sindical y de aparente conformismo ideolÓgico con relación a los valores
inmi culturales dominantes (74). En sociedades como la argentina, donde
alores después de la guerra se vivió un vigoroso crecimiento económico y donde
¡ncolía la izquierda era débil, los gobiernos liberales lograron contender con la
a defi amenaza del sindicalismo apelando a paulatinas reformas corporativis
)8 tan taso En dichas sociedades el movimiento obrero no forzó una ruptura de
idos a las instituciones políticas o de la estabilidad y no consiguiÓ mayores con
cJase. cesiones institucionales. En Suramérica, Chile fue la principal excepción
rey la a esta norma antes de 1930 .
.. y la Sin embargo, con el comienzo de la Gran Depresión surgieron por
otrora vez primera indicios de la excepcionalidad histórica de Argentina y, en el
tienen curso del siguiente medio siglo, un patrón de eventos históricos dejó al
~ inmi país al margen de las corrientes dominantes del sistema capitalista mun
asentó dial. La excepcional historia argentina a partir de 1930 está cargada de
le tan ironía y culmina en una tragedia. El movimiento obrero desempeña el
lilinen papel principal.
., fata
uu le
:obrera EL CURSO ANOMAW DE LA HISTORIA ARGENTINA
adas y
previa A partir de 1930, la evolución política de Argentina no guardó relación
liardel, con las tendencias básicas del sistema capitalista mundial. En los años
treintas, los gobiernos capitalistas en todo el orbe se vieron obligados a
abandonar formalmente los principios del Iaissez faire de la economía
política liberal y a otorgar concesiones a la clase obrera (75). En América
Latina llegaron al poder nuevas coaliciones po1íticas que representaban
I exporta
~elpu 74. Hobart. Spalding ha demostrado las similitudes generales entre el desarrollo del movimiento
... Quizá obrero en Europa, Estados Unidos y América Latina en el siglo XX. El ténnino "heroico" es
f,OI Aires, suyo. A pesar de las diferencias fundamentales en la estructura y la funci6n econ6micas en el
I&nPde sistema capitalista mundial, Estados Unidos y Argentina compartlan dos importantes caracte
··341-362. rIsticas en el periodo de expansión capitalista anterior a 1930: un dramático desarrollo econ6
L Buenos mico y social y una gran inmigraci6n extranjera a la fuerza de trabajo. Ambas caracteristicas
minaron el desarrollo de la conciencia de la clase obrera y su organización sindical efectiva.
'taDgoy
dauálisis 75. Tal como se anotó en el primer capitulo, Karl Polanyi fue el primero en recónocer el alcance y
~Associa- en desarrollar las implicaciones culturales de este cambio crucial. Véase Tbe Great Traasfor·
matioD, Nueva York, 1944.
178 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
grupos e intereses sociales más amplios que los representados por la re salarios reales y con las '
ducida élite exportadora e importadora, predominante en la política an Ha" en una economia cal
tes de 1930. Los nuevos regimenes se deshicieron gradualmente de los tales arreglos. Pero en la
principios del libre comercio y la ventaja comparativa. Progresivamente gimenes conservadores e
trataron de solucionar la crisis domésticá en lo económico y. social me
cionadas en años anteriOI
diante programas de bienestar social e intervención estatal en la econo
mente contra los militant4
mía a fin de promover el desarrollo iñdustrial. Aunque en la práctica los Los reaccionarios prO(
gobiernos argentinos de los años treintas no fueron inmu?es a nin~n!l argentinos en los años tn
de estas tendencias, particularmente en la esfera econóIIl1ca, sus polítI rado intento de los intere
cas formales, en especial con relación a las cuestiones políticas y sOCIa los acuerdos económicos i
les, marcharon decididamente en contra de la corriente histórica de Oc_o tacular desarrollo económ
cWe~. •
Depresión. La piedra an~
La crisis económica mundial y la naturaleza de las políticas del go man de 1933, buscaba COI
bierno argentino a partir de 1930 desataron la segunda gran moviliza na argentina haciendo ex!
ción obrera e influenciaron considerablemente su dirección ideológica y glés. Las manufacturas y 1
política en los años cuarentas. La forma que asumió la integración del so preferencial al mercad
movimiento obrero a la vida nacional bajo Perón, precisamente en la les otorgaron garantías y
segunda posguerra, aseguró, a su vez, que Argentina participaría solo compromiso formal con la
de manera marginal en la gran expansión del capitalismo mundial en los desvirtuado por otro tipo
decenios posteriores a la Segunda Guerra Mundial. El sindicalismo pe proteger y promover interl
ronista obstruyó el proyecto capitalista de la posguerra impulsado por la mundo en crisis. Políticas
clase dominante de Argentina y sus aliados foráneos. Pero, al mismo valuación de la moneda, el
tiempo, frustró el potencial socialista de la clase obrera: ~l resultado, y la extensión de crédito
dolorosamente evidente en los años sesentas, fue un VICIOSO estanca constituian respuestas prá
miento presidido por la fuerza militar.
vir a los intereses de la él
La comprensión del último medio siglo de la historia argentina debe transformar la estructura (
empezar con el golpe civico-militar de septiembre de 1930, el cual depu so de industrialización POI
so al gobierno radical yen breve devolvió el poder político, por primera cimiento de la industria ar¡
vez desde 1916, directamente a aquellos que controlaban la economía cuarentas condujo a una ro
exportadora. En aspectos muy importantes tales acontecimientos hicie tó la importancia y la inflm
ron retroceder el reloj de la evolución política y social del país. Con el les y extranjeros (76).
propósito de mantenerse en el poder, en los años treintas, los regimenes
conservadores se vieron forzados a recurrir al fraude electoral en gran
escala. Durante casi veinte años, antes de 1930, miembros de la clase 76. El Roca-Runciman es analizad(
en Jorge G. Fodor y Arturo A. e
media urbana utilizaron el poder electoral del Partido Radical en un Es mera mitad del siglo XX", en [
tado democrático para influir sobre algunas áreas de la política pública. ensayo estimulante, "CrecimieI
Más aún usaron el voto con el objeto de ganar acceso a puestos guber Miguel Murmis y Juan Carlos P
dado protección a los intereses I
namentaies, en una burocracia que el partido se esforzaba por ampliar latifundista. dichos productores
constantemente. A partir de 1930 este acceso a la política fue cortado de politica de industrialización. La i
raíz. También fue negado a la clase obrera urbana, que comprendia por contribuiría a la salud general y;
esa época cientos de miles de ciudadanos argentinos y votantes. Más la crisis mundial. La principal o
fundistas y los productores de g2
significativo para los obreros fue, no obstante, el impacto de las políticas las concesiones hechas a los briC
sociales del régimen, en una era de crisis económica. Muchos trabajado aparece en sus Estudios sobre ),
res, que en los años veintes hablan aprendido a contentarse con mayores aqui una importante pista que ce
nalista del liberalismo cosmopo
---------------- ------ -
JOr la re salarios reales y con las ventajas del sindicalismo de "pan y mantequi
itica an lla" en una economia capitalista en expánsión, ahora veian amenazados
~ de los tales arreglos. Pero en la medida en que crecia la incoformidad, los re
vamente gímenes conservadores desempolvaron las medidas represivas perfec
lCial me cionadas en años anteriores y empezaron de nuevo a aplicarlas vigorosa
a econo mente contra los militantes obreros.
lctica los Los reaccionarios procedimientos politicos y sociales de los gobiernos
ninguna argentinos en los años treintas se vieron complementados con un desca
us pol1ti rado intento de los intereses exportadores e importadores por mantener
,y soMa los acuerdos económicos internacionales que habian impulsadoel~espec
:a de Oc-' tacular desarrollo económico de Argentina en las décadas anteriores a la
Depresión. La piedra angular de tales esfuerzos, el Pacto Roca-Runci
s del go roan de 1933, buscaba conservar el mercado británico para la carne vacu
moviliza na argentina haciendo extravagantes concesiones oficiales al capital in
ológica y glés. Las manufacturas y los combustibles británicos recibieron un acce
ación del so preferencial al mercado argentino, y a los inversionistas ingleses se
ate en la les otorgaron garantías y oportunidades· especiales. En realidad, este
laria solo compromiso formal con la antigua división internacional del trabajo fue
lial en los desvirtuado por otro tipo de pol1tic~s gubernamentales que buscaban
lismo pe proteger y promover ..intereses económicos argentinos más amplios en un
ldo por la mundo en crisis. Pol1ticas tales como .e,l abandono del patrón oro, la de
al mismo valuación de la moneda, el establecimiento de tasas de cambio múltiples
'esultado, y la extensión de crédito para la diversificación agrícola e industrial
I estanca- constituían respuestas prácticas a la depresión mundial tendientes a ser
vir a los intereses de la élite pampeana. Pero también contribuyeron a
,tina debe transformar la estructura de la economia argentina al promover el proce
~aldepu- so de industrialización por sustitución de importaciones. El notable cre
11' primera cimiento de la industria argentina en los años treintas y comienzos de los
'economía cuarentas condujo a una migración rural-urbana en gran escala y aumen
il.tos hide tó la importancia y la influencia de los intereses manufactureros naciona
ls. Con el les y extranjeros (76).
regimenes
uen gran 76, El Roca-Runciman es analizado dentro del amplio contexto del comercio británico-argentino
le la clase en Jorge G. Fodor y Arturo A. O'Connell en "La ~entina y la economla atlántica en la pri
en un Es mera mitad del siglo XX". en Desarrollo Económico, 13:49, abril-junio 1973, pp. 3-66. En un
a pública. ensayo estimulante, "Crecimiento industrial y alianza de clll8es en la Argentina, 1930-1940".
Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero sostienen que una vez que el Roca-Runciman hubo
tos guber dado protección a los intereses básicos de los ganaderos más poderosos en el seno de la clase
~r ampliar latifundista, dichos productores utilizaron el control del Estado para promover una moc!esta
~rtadode política de industrialización. La industria ayudarla a levantar el sector exportador deprimido y
contribuiría a la salud general y al buen funcionamiento de todil la economla nacional durante
iendía por la crisis mundial. La principal oposición a estas iniciativas surgió inicialmente entre los lati
BteS. Más fundistas y los productores de ganado provinciales, cuyos intereses no estaban protegidos por
El pol1ticas las concesiones hechas a los británicos para proteger el mercado de carne fria. Dicho ensayo
aparece en sus Estudios sobre los orígenes del peronismo, Buenos Aires, 1971, pp. 3-55. He
trabtijado aquí una importante pista que conduce a los orígenes sociales y económicos de la crítica nacio
11 mayores nalista del liberalismo cosmopolita hecha por los conservadores disidentes (entre ellos, los
180 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
Sin embargo; tan importantes cambios econbmicos y sociales no se tos indirectos que grava
vieron reflejados en reformas politicas e institucionales complementa el crecimiento de la bur1
rias. A este respecto, las politicas gubernamentales argentinas de los largo del prolongado pel
años treintas se convirtieron en una anomalia en el mundo occidental. Muchas funciones de la I
En otros países, los regimenes politicostuvieron que capear la frustra la socializacibn de la ju
cibn popular con soluciones de origen estatal para la crisis social y politi directamente a los inter~
ca del orden capitalista. Dichas soluciones, nominalmente liberales, les no amenazaran los in
como en Estados Unidos, o formalmente corporativistas, como en los mbdicas alusiones a la re
regimenes fascistas de Europa, entrañaban concesiones reales a los tra rrogativas de los inversic
bajadores organizados, y encontraron eco en los principales países lati ca petrolera, en especia
noamericanos, excepto en Argentina. Allila clase dominante recurrib parecib posible); mientra
cada vez más a la accibn del Estado para promover sus propios intereses co y mantuviera a raya
econbmicos. Por ejemplo, creb juntas reguladoras con el objeto de limi muy eficazmente en los 1
tar la produccibn de bienes rurales y elevar el precio doméstico de la car era tolerado por la clase e
ne, los cereales, el azúcar y el vino. Mas en todo momento se abstuvo de ra un partido "reformistl
hacer mayores concesiones ideolbgicas, politicas o sociales a las fuerzas gitimar el sistema POliti4
populares a lo largo de la crisis mundial. aquél dirigia. Y la separ81
Esa actitud no era clnica ni recalcitrante. Por el contrario,reflejaba la tasy la corrupcibn de la p
indiscutida hegemonía ideolbgica y politica de una clase que habia presi tigio ideolbÍPco y social.
dido el fenomenal desarrollo de la economía periférica de Argentina an Empero, con el advenj
tes de 1930. Tal hegemonía permanecib intacta durante los años treintas dades de los terratenientl
debido a la dependencia ideológica y a la desbandada institucional de en blanco de la frustraci<
las fuerzas populares al inicio de la crisis, reforzada por la continuada Resulta significativo que
viabilidad y adaptabilidad de la economía exportadora argentina durante del gobiern.o radical; no il
la Depresibn. econbmicos liberales que I
Una medida de la debilidad ideolbgica e institucional de las fuerzas lIo de Argentina antes de
populares argentinas antes de 1930 es la suerte del Partido Radical, tes radicales. La crisis exigia
tamento del precoz desarrollo del país. Su ascenso al poder, en 1916, de los ingresos del gobier
separb a Argentina de las demás naciones latinoamericanas. Su compo reaccionb con su acostum
sicibn social, basada en la clase media, atestigua la creciente diferencia politica e inercia burocrát
cibn de la sociedad urbana argentina, fomentada por la expansibn de la pÚblica al gobierno las lb
economía exportadora. Su ideología y sus politicas defend1an formas po clientelista del partido, fuE
liticas democrático-liberales, pero revelaban una estudiada renuencia a
desafiar los valores e intereses fundamentales de la clase dominante. 77. Estas consideraciones ayudan.
A partir de 1916 el Partido Radical actub principalmente como ve seni.lidad del presidente radical
biculo de acceso de los profesionales urbanos y los empleados a una bu número especial de la Re'rista I
'" rocracia estatal en expansibn. Financiado primordialmente con impues son los articulos de Roberto Etcl
40, Y de Ricardo Ortiz, "El as¡:
Smith descarta el impacto ecoll!
tica en Argentina and the Faihl
proUficos hermanos lrazusta) y demócratas progresistas (cuyo vocero era Lisandro de la To ?ómica y fiscal fue significatiVl
rre). El nacionalismo económico de derecha de los conaervadores, que halló su inspiración en unportante. El valor de las expc
el pensamiento corporativista católico, es desarrollado de manera convincente en la influyente 614.104.180 en 1930; las impori
obra de Julio y Rodolfo lrazusta, La Argentina '1 el imperiaUsmo británico, Buenos Aires, en el mismo periodo (Gran BretI
1934. La valiente cruzada parlamentaria de De la Torre contra lo que él veÚl como la alianza the Argentine Republic. 1931, 1
impÚl tras la organización del mercado de la carne está resumida en su libro Las carnes argen federales aumentaron en 22 % e:
tinas '1 el monopoHo eItrujero, Buenos Aires, 1947. 10% en el mismo periodo; el res
roRIA ARGENTINA 181
año a mediados de los treintas. Solo hacia el final del decenio, los decidi nes de· la clase obrera i:
dos esfuerzos de las organizaciones militantes, en especial las dirigidas del nacionalismo econl
por los comunistas, comenzaron a dar frutos organizativos (78). puso al descubierto UIlI
¡ A diferencia de lo ocurrido en Chile durante la crisis mundial, en
Argentina los graduales compromisos ideol6gicos e institucionales que
enChile.
A diferencia del na
~.
pusieron fin a la movilizaci6n obrera después de la Primera Guerra Mun marxista entre otros SE
dial conspiraron contra los esfuerzos de los lideres sindicales y los parti XX, el que surgi6 lenta
dos marxistas en los años treintas. Mientras que la izquierda chilena pitalista. No emergi6 d.
cápitalizó las leyes laborales corporativistas de la década de los veintes y los sindicatos y los pal
las puso al servicio de la clase obrera, los dirigentes sindicales marxistas sucedi6 en Chile. E11U
:· de Argentina afrontaron una ardua lucha contra una legislación nacional
que de manera eficaz represaba sus esfuerzos organizativos y contra una
critica no en la base S<l
legitimidad de la oligru
t. '·,·. ·.; .'
, , direcci6n sindical oportunista que se negaba a respaldarlos. politico sobre la socieda
1. ,~
,
Las barreras institucionales enfrentadas por la izquierda argentina amplia tradici6n del n
~~
fueron tan efectivas por causa de las restricciones estructurales, econ6 popular e influyente fuE
j:r;"",
.. '
.
•..
.•
.
'."'
" micas e ideol6gicas, que se levantaban contra los organizadores sindica desafectos de la clase n
, ,¡ les marxistas. Aunque el problema del desempleo no era tan grave como
,
les que éstos fundaron ¡:
en Chile al comienzo de la Depresi6n, gracias en parte a la suspensi6n convertirlo en un velúcu
temporal de la inmigraci6n de obreros extranjeros a causa de la crisis, la influencias extraIÚeras (
caída de la actividad econ6mica y el consecuente desempleo conspiraban El nacionalismo ecor
efectivamente contra las acciones laborales. No fue sino con la recupera de los acontecimientos p
ci6n de la actividad econ6mica, a mediados del decenio y, en particular, sentaba las necesidade:
en los años de auge de la demanda de guerra y de inflaci6n posbélica, marginada de la polltica,
que la actividad huelguistica alcanz6 de nuevo proporciones considera para otros, sectores socu
bles. principales clases de la
Dificil de medir, pero quizá más importante que el fracaso de los es arrogantes políticas de b:
fuerzos organizativos e ideol6gicos de los marxistas, fue la vigente hege logias alternativas y orgl:l
moma de los valores liberales, que pesaban sobre la clase media y buena
parte del movimiento obrero y condenaron al fracaso los intentos de los
activistas politicos y sindicales por crear las alianzas de clase vitales para 79. Sobre la cuestión general del
la lucha de los trabEÓadores. Mientras que en Chile importantes sectores nes culturales y corporativist
varro Gerassi, Los naciollllli8
de empleados y profesionales llegaron a adoptar una concepci6n antica nacioaalismo argentino, 2 vol
pitalista de los problemas nacionales, en Argentina tales grupos perma Irazusta y sus seguidores al p
necieron cautivos de los valores culturales de la clase dominante y de la explora el atractivo social e id
1930 en "The Social Origins ,
economia politica liberal. Antes de 1930, en Argentina algunos miem Ph.D., University of Florida.
bros de estos sectores se mostraron receptivos al nacionalismo cultural se unió en 1935 alrededor dI
de derecha; sus frustraciones sociales y sus sentimientos patri6ticos no FORJA. El recuento que sigu,
co de este grupo se basa más
se encauzaron hacia una evaluaci6n critica de la sociedad capitalista sino Nationalism on the Eve of Per
que se enfilaron contra las perturbadoras y anticapitalistas organizacio de la FORJA, Arturo JaUllltc.t
grupo en su libro FORJA 1la
caciones que escribió en las d
78. Buena parte de este aDálieis está basada en 108 detallado8 estudios de Horosehi Matsushita, ció al grupo fue el novelista, J
Movimiento obrero argeDtino 1930-1945, Buenos Aires, 1983, y David Tamarin, "The Argen tu que sentia en los inicios dE
tine Labor Movement in an Age of Transition. 1930-1945", disertación para Ph.D.• University 1 espera, Buenos Aires, 1931
of Washington, 1977. El estimado de deportaciones aparece en Tamarin, p. 166. rriles argentinos, Buenos .Air1
1965.
,
ARGENTINA 185
sino Nationalism on the Eve of Peron", disertación para Ph.D., Princeton University, 1970. Ellider
ado de la FORJA, Arturo Jauretche da una muestra de las actitudes, las actividades y el estilo del
grupo en su libro FORJA '1 la década infame, Buenos Aires, 1962, una de las numerosas pu'i)li
caciones que escribió en las décadas de 1960 y 1970. El intelectual mAs distinguido que se aso
ció al grupo fue el novelista. luego convertido en historiador, Raúl Sealabrini Ortiz. El males
tar que sentia en los inicios de los años treintas se exprese en su obra El hombre que está eoIo
'1 espera, Buenos Aires, 1931; sus libros de historia más famosos son Historia de los ferroca
rriles argendDos, Buenos Aires, 1940 y Política británica en elRio de la Plata, Buenos .mes,
1965.
186 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
ARGENTINA
do luego del golpe de 1930 y se convirtió en socio menor de las fraudu politicas. El movim
lentas políticas de la restauración conservadora. El grueso de la direc guir en la posguerra
ción del partido nunca abandonó su compromiso ideológico con los prin de reformas económ
cipios cosmopolitas de la economía politica liberal. A comienzos de los ca liberal del orden
años cuarentas, cuando las esperanzas de los nacionalistas por influir en mundial, la naturale
el curso del Partido Radical se desvanecieron, muchos empezaron a fijar base del apoyo obre]
su atención en el ejército, otra institución de la sociedad argentina recep un régimen neofasci
tiva a las tribulaciones de la clase media. Alli, especialmente entre la historia mundial. N(
mediana y la baja oficialidad, su propaganda encontró una audiencia ronismo constituia II
entusiasta. Cuando en junio de 1943 los militares decidieron poner fin a nismo anterior: el ti]
la era de la restauración conservadora, los elementos más cohesionados años treintas. El des
y dinámicos del nuevo régimen, .encabezados por Perón, compartían los interpretativas para I
preceptos del nacionalismo económico. En efecto, muchos de losintelec ción dialéctica entre .
tuales que habian articulado y difundido esta nueva concepción de la so so de la nación a pa
ciedad argentina, ocuparon importantes posiciones de poder en el nuevo historia mundial y ql
gobierno. meno difícil de desel
Los nacionalistas económicos de la clase media suministraron asi las minar la suerte com
herramientas culturales que socavaron la legitimidad de la clase domi bajo industrial, los ol:
nante argentina y bosquejaron el programa del régimen militar que tomó Los trabajadores j
el poder en junio de 1943. Los acontecimientos mostrarían, sin embargo, proletariado industr~
que mientras dicha herramienta no estuviera firmemente colocada en la estructural e histbricc
poderosa mano de un movimiento obrero en pie de lucha,la destrucción de los obreros de las
del viejo orden liberal sería temporal y el proyecto de los nacionalistas tución de importaciOI
para una nueva Argentina se malograría. Entre 1943 y 1945, un resur al comenzar la décad
gente movimiento obrero obligb a los nacionalistas de la clase media a comienzos y mediado
incorporar importantes reformas laborales y sociales a su programa por diferente del que eXJ)4
una nueva Argentina. A su vez, sin embargo, el movimiento obrero fue vas del país durante E
llevado a respaldar una ideologia y un programa originalmente diseña de la economía export
dos para satisfacer las necesidades de otra clase. Aunque los obreros poder económico y J)(J
argentinos lograron modüicar esa ideologia y ese programa en beneficio de la clase obrera indt
de sus intereses inmediatos, lo hicieron comprometiendo su indepen la importancia simból
dencia ideológica y politica y su potencial estratégico para transformar la nalistas opuestos al CI
sociedad. chas organizativas de
recta los intereses del
sus aliados extranjero
LOS OBREROS DE LA CARNE YEL ASCENSO DEL PERONISMO
doras y controlaban e.
pía" que habia perpe1
A mediados de los años cuarentas un renaciente movimiento obrero con.~ la responsabilidad de
solidó el patrón de la excepcionalidad argentina, que se habia hecho evi cionarias de la "Déca
dente por vez primera a partir de 1930. Si la debilidad de los trabajado enfrentaban a la punt
res permitió a las élites dominantes llevar adelante las politicas liberales cio de los nacionalista;
y oponerse a las reformas nacionalistas populares durante la crisis del rrollo nacional por má
capitalismo mundial, el creciente poder del movimiento obrero a comien En consecuencia, 1
zos de los años cuarentas consolidó la reacción nacionalista contra dichas etapa que va de 1943 t
ISTORIA ARGENTINA 189
eneficio de la clase obrera industrial. Dicho poder se veía reforzado asimismo por
Ddepen la importancia simbólica que estos obreros representaban para los nacio
sus aliados extranjeros, los capitalistas que poseían las plantas empaca
~berales cio de los nacionalistas económicos, habían pervertido el curso del desa
adichas etapa que va de 1943 a 1946 la historia de las luchas organizativas de los
obreros de la carne se encuentre íntimamente ligada a los acontecimien· y, sin embargo, necesi
tos políticos del país y al destino histórico del régimen nacionalista de rales que cerraban fiJa
Perón·. Los trabajadores de la carne desempeñaron un papel fundamen vista. De tiempo en ti.
tal en el proceso mediante el cual el movimiento obrero insurgente obli lentes líderes peronist
gó a los nacionalistas económicos argentinos a adoptar el programa de riales, mucho más gra:
reformas sociales y laborales que convirtió a la facción peronista en el Que los peronistas ent
elemento preeminente dentro del gobierno militar (junio de 1943 - octu deció más al poder dE
bre de 1945), salvó luego el experimento peronista de la destrucción por guerra mundial y a la
parte de la reacción liberal (octubre 17 de 1945), y finalmente consolidó cuarentas que a un de
el dominio peronista sobre la vida política del país (febrero de 1946). bilidad inherente de la
Mientras tanto, las organizaciones de los obreros de la carne, así como libertad que estas coyu
'. o otras del movimiento laboral, fueron primero despojadas de su liderato daban, los dirigentes IJ
,1 f
; '"
"t
marxista, un desenlace que culminó a principios de 1945, y luego lenta fuertemente para que (
mente privadas de su independencia ideológica y política, un doloroso y al movimiento obrero.
prolongado proceso que solo vino a cristalizar al final de la década. social que decían profe
Los trabl\iadores de la carne, al igual que otros obreros argentinos, que casi siempre ejer
prestaron estos indispensables servicios al gobierno peronista a cambio agente que llevó a los p
de un efectivo apoyo estatal a sus esfuerzos colectivos por mejorar los El ascenso y consol
salarios y las condiciones de trabajo, así como la calidad de sus vidas plista en buena parte e
fuera de las fábricas. A tiempo que combatían por lograr estas metas, gran hombre, concebi~
manipulaban las herramientas ideológicas disponibles para concebir una nado y por la oposición
visión nacionalista y radicalmente reformista para toda la sociedad ar También se explica COIl
gentina. Trataron de utilizar su nuevo poder y su acceso al Estado para de los inmigrantes de (J
sacar avante esa visión. La historia de su fracaso pone de relieve la inca que se congregaron bl\i
pacidad congénita de la solución nacionalista y corporativista del pero
nismo para solucionar los problemas del desarrollo del país. Y, al mismo 81. Tales asuntos se discuten d~
tiempo, reseña la emasculación de la clase más progresista de la socie 82. Por ejemplo, la interpretacic
dad argentina. tido PeroDista, El movimie.
La historia de la organización de los obreros de la carne contradice nSn, preparación de una vid
fueron abrumados con una
asi las explicaciones comunes acerca del proceso por medio del cual el cincuentas; entre las más in
movimiento ol,>rero argentino fue organizado, institucionalizado y "pero York, 1951, y George 1. Blan
nizado" en los años cuarentas. Hasta hace poco, casi toda la historiogra 83. Esta visión es desarrollada I
teamiento maduro por su m
fía del período -peronista, marxista y liberal- hacía énfasis en el acti miento del peronismo: El rol
vo papel de la dirección peronista en el proceso y l~ función esencialmen mico, 13:51, oct.-dic. 1973, i
te pasiva de las masas obreras (80). No hay duda de que los líderes pero Labor, Nationalism, lUld Po
recientes han desafiado efee
nistas aspiraban a sacar partido del poderío latente del movimiento obre grantes internos en el aseen
ro en beneficio de un proyecto político más amplio y que se sirvieron exi lo fundamental intactas. Est
tosamente del poder estatal para alcanzar dicho objetivo. Perola historia los no organizados se convú;
victorias electorales de éste
de la crucial etapa de 1943-46 nos muestra más bien una dirección pero establecidos que de los recié
nista débil ya menudo vacilante. Prisioneros de una filosofía social reac sushita, Movimiento obrero.
cionaria, los peronistas temían el poder independiente de la clase obrera polltica de los sindicatos fer
treintas los más prestigiosos
tica más nacionalista que la.
predominio de las solucione
80. Murmis y Portantiero, "Crecimiento industrial", rompen decididamente con esta tradición. obrera. Una transformación
:nA
ARGENTINA 191
en y, sin embargo, necesitaban de él para superar las potentes fuerzas libe
de rales que cerraban filas en contra de su proyecto nacionalista y corporati
en vista. De tiempo en tiempo los obreros forzaron a los tímidos y ambiva
:>li lentes lideres peronistas a otorgarles concesiones organizativas y mate
de riales, mucho más grandes de lo que el peronismo juzgaba conveniente.
1 el
Que los peronistas entregaran tanto, sin mayor perjuicio para ellos, obe
:tu deció más al poder de la economía nacional en las postrimerías de la
por guerra mundial y a la bancarrota del liberalismo argentino en los años
idó cuarentas que a un decidido compromiso con la justicia social o a la via
16). bilidad inherente de la economía politica corporativista (81). Con toda la
mo libertad que estas coyunturales condiciones económicas e ideológicas les
'ato daban, los dirigentes peronistas a menudo tuvieron que ser presionados
Ita
fuertemente para que otorgaran concesiones institucionales y materiales
10y
al movimiento obrero. Hubieron de ser forzados a practicar la filosofía
social que decían profesar y a tomar el poder que decían ambicionar pero
lOS,
que casi siempre ejercieron con timidez. Los trabajadores fueron el
Ibio agente que llevó a los peronistas a asumir tales posiciones.
los El ascenso y consolidación del perorusmo se explica de manerasim
das plista en buena parte de la historiografía argentina como la obra de un
tas, gran hombre, concebido por los peronistas como un nacionalista ilumi
una nado y por la oposición como un inescrupuloso politico oportunista (82).
af
También se explica como consecuencia de la tradicional cultura politica
lafa
de los inmigrantes de origen rural, convertidos en obreros industriales,
lca que se congregaron bajo la bandera peronista (83). Pero ninguna de es
ero
smo 81. Tales asuntos se discuten de manera sistemática en la sección final de este ensayo.
~cie- 82. Por ejemplo,la interpretación peronista está ilustrada en las siguientes obras tempranas: Par
tido Peronista, El movimiento perODista. Buenos Aires, 1964, y Enrique Pavón Pereyra. Pe
rón, preparación de una vida para el mando, 9a. OO., Buenos Aires, 1963. Los lectores ingleses
dice fueron abrumados con una serie de interpretaciones antiperonistas a comienzos de los aflos
uel cincuentas; entre las más influyentes figuran Robert J. Alexander, Tbe Peronlst Era, Nueva
ero York, 1961, y George I. Blankston, Perón's Argentina, Chicago, 1953.
83. Esta visión es desarrollada ampliamente en la obra de los investigadores liberales. Un plan
~ teamiento maduro por su más influyente y recursivo exponente es Gino Germani, "El surgi
reti miento del peronismo: El rol de los obreros y de los migrantes internos", en Desarrolló Econó
len mico, 13:51, oct.-dic. 1973, pp. 435-489. El impresionante estudio histórico de Samuel Baily,
Labor, Nationalism, and PoUtics, tiene la misma suposición cultural. Estudios revisionistas
ero
,re recientes han desafiado efectivamente la insistencia de Germani en la importancia de los mi
grantes internos en el ascenso del peronismo, pero han dejado sus suposiciones culturales en
exi lo fundamental intactas. Estos estudios han mostrado que tanto los obreros organizados como
los no organizados se convú:1;ieron en decididos partidarios del peronismo y que las primeras
bria victorias electorales de éste en realidad dependieron más de los votos de los distritos obreros
n-o establecidos que de los recién formados. La reseiia más sistemática de esta literatura es Mat
lac sushita, Movimiento obrero... El último estudio, como el de Tamarin, está enfocado hacia la
era polltica de los sindicatos ferroviarios y de la COT y demuestra que hacia finales de los ai\os
treintas los más prestigiosos lideres sindicales hablan adoptado una actitud económica y poli
tica más nacionalista que la de sus predecesores e ido más allá del énfasj,s sindicalista en el
predominio de las soluciones económicas sobre las politices para los problemas de la clase
obrera. Una transformación similar de las politicas de los dirigentes de varias organizaciones
5l:.
192 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
tas explicaciones puede esclarecer a cabalidad la dinámica de los aconte de los frigoríficos. Las e
cimientos. Los obreros argentinos y no un gran hombre fueron quienes huelga eran básicamente.
hicieron la historia de aquellos años cruciales. Lo hicieron como seres tegro de los trabajadores
humanos realistas y racionales que trataban de solucionar los viejos pro cimiento del sindicato; m
blemas organizativos, culturales y materiales que afrontaban como cla· rios no calificados; y paga
se. No es necesario asumir los valores culturales premodernos de los llamados a presentarse 8
inmigrantes rurales para explicar la "peronización" de los trabajadores mismos obstáculos estruC1
argentinos. La gran debilidad·cultural del movimiento obrero no radica.. su organización: los esqui
ba en supuestos defectos culturales de los inmigrantes llegados del cam guistas; la·policia rompió
po, sino, paradójicamente,en los modernos valores capitalistas y libera ciones callejeras, cerró a
les inculcados a los obreros, tanto rurales como urbanos, desde cuando arrestó a cientos de m.ilita
fueron destruidas, a comienzos del siglo XX, la autonomia cultural y la se derrumbó muy pronto.
fuerza organizativa del movimiento obrero. La historia del ascenso y con por" perfeccionar" la or81
solidación del peronismo se concibe mejor como la lucha de los obreros ras hacian ~specialmente
por reconquistar la autonomía y la fuerza perdidas. Ningún grupo ilustra de destruir la agremiación
mejor todo el proceso que los trabajadores de la carne, ni contribuye tan· malmente introducidos en
to a su resolución. centaje de mujeres en la f¡
En vísperas del golpe mílitar de junio de 1943, luego de más de un años censales de 1914 y 1!
cuarto de siglo de fracasos colectivos, los obreros de la carne parecían dos nuevas exigencias que
estar a punto de lograr un avance organizativo espectacular. Parecían sición de la FOIC durante .
estar a punto de consolidar, bajo la dirección del Partido Comunista, igual y eliminación delsis1
poderosos sindicatos en la industria. Antes de 1930, el Partido Comunis bajo a destajo y primas COl
ta había sido una fuerza menor en el seno del movimiento obrero argen ritmo de trabajo (84).
tino y un organizador poco atractivo para los trabajadores de la carne. A partir de 1935 los co
Creado en 1919 a raíz de un desgajamiento minoritario del Partido Socia moderada en sus esfuerz(
lista, el partido se unió a la Tercera Internacional y luchó infructuosa tiempo que la FOIC difUl
mente durante los años veintes contra las facciones más numerosas de entre los obreros en asade
socialistas, sindicalistas y anarquistas por el control del quebrantado queñas mejoras en las COl
movimíento obrero argentino. Sin embargo, en 1932 la Federación Obre campaña nacional, basada
ra de la Industria de la Carne, FOIC, orientada por los comunistas, orga vencer a la opinión pública
nizó y dirigió la huelga más importante que se lanzó en las plantas em.pa· la dirección de· la CGT de
cadoras desde el fracaso de 1917·18. Dicha huelga cerró la más grande y obreros en los frigoríficos.
,; ... moderna planta empacadora de carne del mundo, el Frigorífico Anglo, mente a la moderada direc
"
que los británicos habian construido en Avellaneda en 1927. A pesar de zara prioritariamente a los
que se extendió brevemente a las otras plantas de Avellaneda y algunos dio el paso sin precedente!
obreros pararon en Berisso, la huelga se vino abajo en menos de quince lucha por poner fm a los al
días.
El paro de 1932 puso al descubierto una vez más la magnitud de los
problemas organizativos que enfrentaban los sindicalistas en la industria 84. Las demandas están reprodueKl
tancia de los obreros extranjelO4
esfuerzos por conseguir apoyo
obreras se demuestra en Joel Horowitz, "Adaptation and Change in the Argentine Labor magnitud de la represión policú
Movement, 1930-1943: A Study of Five Unions", disertación para Ph.D., University ofCali· Aires, La Nación, mayo 24 de U
fornia, Berkeley, 1979. Dicha transformación, parte de un proceso histórico mAs amplio anali el recuento de Peter en CróDicít¡
zado en este ensayo, hizo más fácil que los obreros organizados aceptaran las iniciativas de los rificos incluidos en el censo mdt:
peronistas . tlÍAos menores de 18 años. CeJU
troRIA ARGENTINA 198
.de los
84. Las demandas están reproducidas en La Van8Wll'fÜ" mayo 23 de 1932. La continuada il:npor
dustrla tanda de los obreros extranjeros ("polacos y lituanos"), el papel central de las mujeres enlos
esfuerzos por conseguir apoyo para la huelga, el fracaso de las huelgas de solidaridad y la
iné Labor magnitud de la represión policial se encuentran en el reportaje del principal diario de Buenos
:tofCali Aires, La Nación, mayo 24 de 1932, p. 5,Sobre el sistema "standa,rd" y la huelga en sl, véase
;ijoanali el recuento de Peter en Crórdea.s proletaria&. .. , pp. 143-11. De los 23.200 obreros de los frigo.:.
~delos rlflCOS incluidos en el censo industrial dé 1935, 4.9'78, más de una quinta parte ,eran mujeres o
niños menores de 18 años. CeIUlO indllltrlal de 1936, p. 58.
194 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA_
ARGENTINA
loo
'es
86. Más tarde Peter dijo mucho más: que él sindicato consiguió una garantia efectiva de 60 horas
de trabajo quincenales para cada obrero, aumentos salariales, leche gratis para aquellos ope
rarios que desempei1aban trabajos insalubres y alguna ropa de protección suministrada por
las empresas. José Peter, Historia y luebasde loe obrel'Oll de la came, Buenos Aires, 1947,
~o pp. 68-69. La dirigencia de la FOIC sostendrla luego que la cooperación de la compaftia con el
len
sindicato en este perlodo no fue lo suficiente como para mantener la lealtad de las bases en la
competencia con los sindicatos pro-peroDistas.
196 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
legislación nacional y otorgar vacaciones pagadas. El lo. de.enero de fos, sus avances orgal1Í2i
1943 Peter se unió a millares de obreros, funcionarios empresariales y los de sus rivales, fueron
representantes del gobierno provincial de Buenos Aires en una gran ce David Tamarin ham
lebración pública por este logro, acto que tuvo lugar en Avellaneda., cer organizaciones sindicale
ca del nuevo· frigorífico ., Anglo", en el Muelle Sur. Dicho evento coronó el número de miembros (
más de una década de lucha de la rOIC luego de la desastrosa huelga de 18% entre 1936 y 1941,
1932 y marcó el inicio de una nueva era. De un solo golpe el sindicato, obreros industriales casi
cuyos afiliados, según estimativos de la misma rolC, apenas represen ron cuenta de la mayorPl
taban en 1942 el 20% de la fuerza de trabajo de los frigoríficos, demostró tro más importantes sind
a la masa obrera su efectividad y consiguió el reconocimiento tácito de contribuyó con cerca del!
los funcionarios de las empresas y del gobierno (87). cal entre 1936 y 1941. A
El prestigio y la fuerza crecientes de las organizaciones comunistas dian la tasa de crecimiel
en la industria de la carne eran típicos de los avances marxistas en el indican las tendencias qt
movimiento obrero argentino a fines de los años treintas y comienzos de saba la guerra mundial.
los cuarentas,.; A partir de 1935, las tácticas de frente popular del partido gobierno, la dislocación E
y el resurgimiento de la economia argentina se conjugaron para favore por el estallido de la guer
cer el éxito de las acciones sindicales dirigidas por los comunistas. En cales y huelguísticas, ent
diciembre de ese año los comunistas organizaron y dirigieron una impor y huelguistas registrado
tante huelga en la industria de la construcción de Buenos Aires. Respal también neutralizarla la i
dada por un cese general de actividades que paralizó la ciudad durante contra la izquierda comu
dos días, en enero de 1936, la huelga triunfó. Esta victoria dio mucho así lo exigía.
prestigio a los comunistas entre los trabajadores e inició un proceso que, En la medida en que
en pocos años, los convertiria en la fuerza más dinámica del movimiento trabajadores de la constn
obrero. tos, los socialistas extend
Durante esta etapa, los cOlllunistas, al igual que .sus colegas de la cados y empleados. Dichc
CIO en Estados Unidos. adoptaron nna agresiva política de sindicalismo a conformar, en lnarzo d.
de industria, concentrando sus esfuerzos en los obreros de las ramas de ción moderada de la CGT
alimentos, textiles y metalurgia. La federación que tratar,on de construir obrera resultó infructuos(
entre los obreros de los alimelltos ilustra el alcance de sus planes y de en dos organizaciones sep
sus esfuerzos organizativos. La fe<!eración iba a ser organizada alrede los líderes moderados y 1
dor de un núcleo de obreros de la caTne e incor,poraría los sindicatos en central obrera de Argenti
los molinos, las cervecerías y las panaderías. Es~ sindicatos industria mento institucional que SE
les se ligarían, a su vez, con organizaciones de obreros rurales del sector ta en el movimiento obrer,
agroexportador y de las industrias nacionales de azúcar y vino. Aunque tar de junio de 1943, coaU
los comunistas estuvieron muy lejos de conseguir tales objetivos, con daban a los Aliados contJ:'l
quistaron una reputación de sacrificio y dedicación por la causa obrera micas del pros (89).
que sobrepasó a la de sus adversarios ideológic~. Los comunistas orga Las explicaciones sobl
nizaron y dirigieron prácticamente todas las huelgas que hubo en el pais ral se centran en la proful
entre 1936 y 1943 y, a pesar de que fueron más las derrotas que los triun
88. Tamarin, "The Argentine Lát
nos en los aftos inmediatameJ!
87. El significado de la victoria de la rOlc está enfatizado en la prensa comunista contemporánea mis y Portantiero, "El movim
yen infonnes posteriores de miembros del partido: La Hora, enero 10 de 1943; Iscaro, Histo· los orígenes del peronismo, PI
ria, parte 4, p. 69; Peter, CróDlc:a8 prole*-rias..., pp. 198-99. La evidencia del creciente presti 89. Tamarin, "Tbe Argentine Lal
gio de la rOlc se aprecia en los acontecimientos de 1943, tratados más adelante. nes y desenlace de la diviswn ,
ARGENTINA 197
88. Tatnarin, "The Argentine Labor Movement", p. 243. La movilización de los obreros argenti
nos en los años inmediataménte anteriores al golpe de junio de 1943 está subrayada en Mur
mis y Portantiero, "El movimiento obrero en los orígenes del peronismo". en Estudios sobre
los origeDeIl del peronismo, pp. 59-126.
89. Tamarin, "The Argentina Labor Movem.mt". suminisira unreeuento detallado de los. oríge
nes y desenlace de la división de la CGT.
198 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA,
men conservador en un mundo en guerra. Una década de abiertadomi Perón en octubre de 194
nación de clase, denunciada implacablemente por los nacionalistas eco ral (91). "Anhelo para 1
nómicos, había socavado sin remedio la legitimidad del gobierno. El ali corazón, que la lucha de
neamiento de las grandes potencias en la guerra· mundial colocó a la cla ellas". Tal objetivo PodJ
se dominante argentina ante un angustioso dilema que dividió a los sec zante de "el capitalisll
tores conservadores que manejaban el Estado. Si bien los tradiCionales vastos recursos de Arge
lazos económicos y culturales de los latifundistas hacían que éstos se in tativamente entre el pu
clinaran hacia la causa de los Aliados liberales y capitalistas, su posición embargo, un ataque COl
social y política reaccionaria los hacía simpatizar con el proyecto fascista monio legítimamente a(
de los poderes del Eje. Entre tanto, el curso inicial de la contienda, que Por el contrario, la proI
parecía apuntar hacia una victoria del Eje, alentó a ciertos elementos del paro del Estado". "No 1
ejército argentino, quienes compartian la ideología militarista, naciona argentina sea presa del
lista, corporativista y desarrollista de las potencias fascistas, a tomarse ya un llamado a su COI1
el poder político (90). Los conspiradores contaron con el apoyo de diver fomentar sus disolvenú
sos sectores civiles no pertenecientes a la clase obrera, unidos por el alma de los argentinos, s
repudio a las políticas económicas liberales cosmopolitas y a las fraudu los traidores a la patria
lentas prácticas electorales de la restauración conservadora. vaga advertencia acerca
No obstante, estas explicaciones dejan de lado un elemento de la po rativistas no se aplicaba
lítica argentina, crucial para entender el golpe y el patrón de los eventos crecer el odio en el cora:
subsiguientes. A juzgar por las políticas iniciales de la junta militar, el que consienta gobiernos
temor a un insurgente movimiento obrero de orientación marxista cons distributiva! ¡ Pobre del j
tituyó una poderosa fuerza motivadora en la mente de los conspiradores. ducir hacia la buena ann~
Pocos días después de haber tomado el poder, clausuraron las sedes de Lo que Perón afirmab
los sindicatos comunistas· y arrestaron y encarcelaron a los principales en víspera$ del golpe mi:
sindicalistas comunistas. Pero la represión del sindicalismo de izquierda detalles en un discurso p
no pudo contener la movilización obrera y la capacidad de las agremia mara de Comercio de BUI
ciones marxistas para lanzar costosas y masivas huelgas. El alcance de do Perón, "no cuenta con
las políticas laboralescorporativistas fonnuladas en los meses siguientes res para que piensen en
por la facción peronista'dentro de la junta militar debe ser comprendido argentinas, y cuál podría
a la luz de este hecho. A su turno, el éxito de dichas' políticas consolidó a porcentaje se encontraba
Perón en el poder y dio al pals las instituciones y el alineamiento político militar, afirmó Perón, sel
que hicieron tan excepcional su historia en la posguerra. Fuera del mar ra el poder que las fuer.!
co de un movimiento obrero insurgente bajo una tenue direcciónmarxis obrero estaban planeand(
ta, la lógica de esta secuencia de sucesos, y la renuente aceptación de su dió la huelga y ahora estal
desenlace por parte de la clase dominante argentina, resulta difícil de tra el capitalismo y el 0004
entender. consigo de manera inevitl
El mismo Perbn nunca ocultó su temor a un movimiento obrero con minar el "grave peligro"
conciencia de clase; y fue muy honesto con los trabajadores en torno a la con el pueblo en las can
naturaleza corporativista de su filosofía y al significado de su programa.
Resumió sucintamente sus puntos de vista en el primer número delórga
no de la Secretaría de Trabajo y Previsión, la agencia establecida por 91. La agencia fue establecida ~
que habla ayudado a impleJDeI
enfoque sobre el movimiento
90. Un sesudo estudio de la politica de 10$ militares durante este Periodo es Robert A. Potash, El Buenos Aires, 1943.
ejército y la política en la Argentina: de Yrigoyen a Pel'ÓJI, Buenos Aires, 1971. 92. Revista de Trabajo y Prevjsicl
ARGENTINA. 199
91. La agencia fue establecida bliQo la orientación de José Figuerola, un ideólogo oorporativista
que habla ayudado a implementar la pol1tiea laboral de Primo de Rivera. Figuerola resumió su
enfoque sobre el movimiento obrero en su libro lA eolaberadón lIOdaI ea lbipaaoamériea,
Buenoe Aires, 1948. .
92. Revista de Trabajo y Previsión, 1: 1, 1944, pp. m-xi.
·~ ... _
',o
1, cuando no hay más remedio y cuando la gente quiere realmente la gue~ la huelga. Por primera"
I
I rra civil' Ese método consistia en que el Estado organizara a las masas ron cerrar de manera efe
y aplica} .... un programa real de justicia social, sin dar demasiado, ya que so. El gobierno militar d.
ello causarla un cataclismo económico, ni muy poco, lo cual conducirla a defender la "libertad de
un cataclismo social. La autoridad del Estado podrla, entonces, controlar tados y decenas de piqu
a las masas "para que cuando estén en su lugar nadie pueda salirse de adelante y la producción
él, porque el organismo estatal tiene el instrumento que, si es necesario, septiembre, Perón pudo
por la fuerza ponga las cosas en su quicio y no permita que salgan de su autorizaran a traer a PetE
cauce". "Se ha dicho, señores", prosiguió Perón, "que yo soy un ene~ En el arreglo alcanza
migo de capitales, y si 'ustedes observan lo que les acabo de decir no ción de la FOJC, e13 de o
encontrarán ningún defensor, diriamos, más decidido qué yo". Una conseguir lo que en real
: -, semana más tarde Perón leyó el mismo discurso en una reunión de dele· antagónicos. A cambio d
gados sindicales. Añadió que si los capitalistas se oponían a él; tal como rechos del sindicato y de
lo estaban haciendo,no retrocederla ni una pulgada en su programa so compañías, la FOIC acep
cial (93). dos libros en los que reca:
Entre los sindicatos marxistas que más preocupaban a los peronistas ral argentina; empero, el
en la junta militar se hallaban los de los trabajadores de la carne. Asi llevaron a la FOJC a toma
como otros sindicatos comunistas y Socialistas afiliados a la CGT marxis· mentada por los fracasos
ta, la FOIC fue ilegalizada de inmediato por el nuevo gobierno castrense. capacidad para sostener
En menos de una s.emana sus sedes sindicales de Avellaneda y Berisso directamente de las em)
fueron allanadas y clausu.radas y arrestados sus más prominentes lide. constreñida por la posicili
res, encabezados por Peter. Peter fue desterrado a Neuquén, una remo nar la economia argentin
ta aldea del interior, donde permaneció hasta cuando se inició la gran dos. Sea como fuere, el ae
huelga general de los frigorificos, en septiembre de 1943. FOIC. Los acontecimienk
La huelga fue cuidadosamente preparada por los militantes de la las debilidades estructure
FOIC. En julio organizaron una serie de manifestaciones de masas en DÍZación de los obreros de
Avellaneda, Berisso y Rosario con el propósito de plantear las quejas de las bases fueran a la huel
los obreros y formular las exigencias de la huelga. Estas inc1uian liber· lectivas. Si la FOJC no dir
tad para los dirigentes sindicales,respeto a las actividades de los sindi· rlan con o sin el apoyo de ]
catos, aumento general de salarios, pago igual por trabajo igual y treinta
horas garantizadas de trabajo semanal para todos los trabajadores. Las
compañías se negaron a negociar y finalmente, a mediados de septiem~ 94. Los libros de Peter son 108 <;ita;
los obreros de la came. El rela
bre, la FOIC se consideró suficientemente fuerte como para conv«ar a •,Asamblea General ExtraordiJ:
de las seguridades dadas por e
el4 de octubre para facilitar la i
cuarto intermedio para coneid~
98 . .Juan Domingo Perón, El pueblo quiere sal;er de qUé le trata, Buenos Aires, 1944, pp. 157-69. 3' Mantener constituidOllIOll CCl
No es verdad, como múeboe han 808tenido. que PelÓn era simplemente un oportl:ilWlta que done el conflicto. 4) Nombrar u:
decia cosas distintas a grupos diferentes. Como cualquier buen pollt.ioo. enfatizaba diferentes presidida por el compañero JOII
partes de su programa para atraer a distintos grupos sociales: justicia social a los obreros; nos de mejoras". Que la direcc
fuerza militar al ejército; desarrollo manufacturero a los industriales; la amenaza del movi nes en aras de la solidaridad ca
miento obrero manista a los capitalistas; antimperialismo a los nacionalistas econ6micos. sentantes diplomáticos norteam
Pero el corporativismo y el antimarxismo integrales que daban el fundamellto·flloe6fieo· a su cales en la clandestinidad. Para
pensamiento y a su programa se expresaban en pr6cticamente todos ilU8 diaeursoe importan de los poderosos sindicatos de :
tes. ApaIte cuán diferente fuera su base social de la de loe regúnenea fuclstas europeos clési desesperadamente por todos los
cos, el peronismo encuadra dentro de la tendencia filoaófica hacia el fueiamo. tal como lo defi minio politico sobre la nación. E
ne la obra capital de Emellt Nolte, Three F.... 01 PueIsm, Nueva York, 1986. Estado norteamericano: "Paree
ARGENTINA 201
la huelga. Por primera vez desde 1917-18, los obreros de la carne logra
ron cerrar de manera efectiva las grandes plantas de Avellaneda y Beris
so. El gobierno militar declaI:ó ilegal la huelga y recurrió a la policía para
defender la "libertad de trabajo". Más cuadros de la FOIC fueron arres
tados y decenas de piquetes llevados a la cárceL Pero la huelga siguió
adelante y la producción en las plantas se paralizó. Por último, a fines de
septiembre, Perón pudo convencer a sus colegas del gobierno de que lo
autorizaran a traer a Peter a Buenos Aires para negociar.
En el arreglo alcanzado entre losperonistas del régimen y la direc
ción de la FOIC, el3 de octubre., cada parte trató de utilizar a la otra para
conseguir lo que en realidad eran objetivos organizativos e ideológicos
antagónicos. A cambio de las promesas del régimen de respetar los de
rechos del sindicato y de respaldarlo en próximas negociaciones con las
compañías, la FOIC aceptó levantar la huelga. Más tarde Peter publicó
dos libros en los que recapituló esta crucial coyuntura de la historia labo
ral argentina; empero, en ningún momentose refirió a los motivos que
llevaron a la FOIC a tomar aquella determinación. Quizá la FOIC, escar
mentada por los fracasos anteriores, abrigaba serias dudas acerca de su
capacidad para sostener una huelga prolongada y obtener concesiones
directamente de las empresas. Más probablemente, la FOIC estaba
constreñida por la posición del Partido Comunista y renuente a trastor
nar la economia argentina e interrumpir los envíos de carne a los Alia
dos. Sea como fuere, el acuerdo demostró ser un desastre táctico para la
FOlC. Los acontecimientos que siguieron revelaron que a fines de 1943,
las debilidades estructurales que en el pasado habían impedido la orga
nización de los obreros de la carne ya no eran suficientes para evitar que
las bases fueran a la huelga en procura de sus históricas demandas co
lectivas. Si la FOIC no dirigía la lucha, militantes.independientes lo ha
rían con o sin el apoyo de los peronistas (94).
94. Ws libros de Peter son los citados anteriormente, Crónicas proletarias e Historia J lucba8 de
108 obreros de la carne. El relato de Peter en Crónicas reproduce el acuerdo aceptado por la
"Asamblea General Extraordinaria" de 108 obreros de la carne en Avellaneda. Alli, en vista
de las seguridades dadas por el gobierno, la asamblea resolvió (p. 207): "1) Volver al trabajo
el4 de octubre para facilitar la intervención del gobierno en la solución del conflicto. 2' Pasar a
cuarto intermedio para considerar la respuesta de las empresas al gobierno y a la FOIC.
31 Mantener constituidos los Comités de Huelga de los distintos frigoriflcos hasta que se solu
cione el conflicto. 4) Nombrar una amplia Comisión de los obreros de los distintos frigoriflcos,
presidida por el compañero José Peter, para que intervenga en la consideración de los petito
rios de mejoras" . Que la dirección de la FOIC contaba con que las empresas harían concesio
nes en aras de la solidaridad con los Aliados fue confirmado a comienzos de 1945 por repre
sentantes diplomáticos norteamericanos que m8ntenlan estrechos contactos con lideres sindi
cales en la clandestinidad. Para entonces, dirigentes properonistas manteruan un firme control
de los poderosos sindicatos de las plantas empacadoras, y la misión estadounidense trataba
desesperadamente por todos los medios de detener a Perón en su intento por consolidar su do
minio pol1tico sobre la naciÓn. Eduard Raed escribió, ello. de febrero de 1945, al Secretario de
Estado norteamericano: "Parecla suficientemente claro, desde un principio, que los lideres de
202 LOS TRABAJADORES EN LAHISTORIA ARGENTINA
Resulta más claro el razonamiento adoptado por los peronistas. Co mesas del gobierno. Re
mo nacionalistas corporativistas, querían demostrar a los elementos tra los líderes comunistas '
dicionales del ejército en el gobierno, así como a sus críticos liberales,
tanto la magnitud de la amenaza del movimiento obrero marxista como
relato de Peter, por ot;
que la misma tarde mil]
su propia capacidad para controlar y canalizar dicha amenaza. Haciendo de la FOJC en Berisso y
una evaluación retrospectiva, el negociador de Perón con los obreros de La verdad exacta de
la carne, coronel Domingo A. Mercante, declaró que el acuerdo con la cuencias dellevantamie
FOJC había sido "nuestro primer triunfo". Mercante asistió ala mani sindicato demostr6 ser
festación masiva convocada por la FOJC en el Muelle Sur, el3 de octubre negociaciones con el gol
de 1943, para conseguir el respaldo de las bases al acuerdo de levanta la FOJC rechazaron las (
miento del paro. Su descripción del evento enfatiza el tamaño y el entu sus sedes a cambio de D
siasmo de la multitud, as! como el gran prestigio de que disfrutaba Pe men militar desat6la m
ter. fa. El 22 de octubre, su
sus líderes encarcelados
"Cuando llegamos nos sorprendió la multitud. Alrededor de seis mil ooreros vivaban do dürante seis meses y
a Peter. lo abrazaban, lo apretaban, lo llevaban en andas. Peter tuvo que dar varias ber pasado más de año y
vueltas por la cancha para satisfacer las efusiones; después habló, y la huelga se le 1943, los fondos de la Fe
vantó alli mismo.
Aunque Peter no mencionó la circunstancia de que su libertad se debla a Perón, éste
bros disidentes que ant
fue un detalle que no escapó al conocimiento de los trabajadores. Yo caminé entre tanto, la lucha de los oh]
ellos, vestido con mi uniforme y nadie me molestó, pese a que me miraban con por la organizaci6n en le
odio" (95). direcci6n de Reyes y no e
zaron las huelgas masiva
nes mayores y, por últim
Cipriano Reyes, el hombre destinado a desempeñar un importante de la dirigencia peronist4l
papel en la organizaci6n de los obreros de la carne y en las relaciones con Al igual que Peter, Re
Perón, relató luego de manera muy distinta el desenlace de la huelga. cia y, lo mismo que Pete
Según él, los delegados de las plantas de Berisso se opusieron al levan jornalera agrícola itinera
tamiento de la huelga a cambio de la liberación de Peter y las vagas pro- británicos río arriba de B
se afilió al Partido Comw
lo largo de la Depresi6n ¡
la role estaban decididos a aprovecharse de las condiciones planteadas por la guerra para lle llaneda, Reyes pas6 la IDi
var a las empresas a negociar en tomo a la cooperación, lo cual seria equivalente al reconoci
miento y un paso hacia el control sindical sobre la contratación del trabajo. También parecia tuosamente de dejar atrá
claro que, con la aparición de Perón con su esquema de dictadura, agregando al control del dista. Aprendi6 de su ma.
movimiento obrero el control de las fuerzas armadas, los lideres de la rolC tenian grandes dejaban las presentacionc
esperanzas de hallar a los empresarios menos tercamente opuestos a ellos. Pensaban que la
oposición a Perón seria algo que tendrian en común con los administradores de l ... ) las ofici
en las aldeas de la pampl
nas matrices de los paises democráticos. Pensaban que la lucha contra los enemigos de las Guerra Mundial, siendo
democracias podria tomarse tan en serio como para hacer posible un frente común entre enos vida con sus propias man
y los adxninistradores de los frigorlficos, en oposición a los enemigos locales de las democra
cias. Pronto se dieron cuenta de que para estos empresarios el esquema de Perón, aunque agrícola migrante, de las I
maligno, en realidad era el menor de los dos males". U.s. National Archives, Department of ro no calificado en un ~
State, 835.5045/2-145Ide ahora en adelante, USNAlDS). nales de los años veintes
95. El tan citado informe de Mercante fue publicado en una entrevista en PrImera Plana, No. 146,
agosto de 1965, pp. 24-30. Posteriormente, Mercante elevó su estimativo del tamaño de la
multitud ("20 mil o 30 mil personas") y amplió su evaluación del significado de la huelga ("el
comienzo de una huelga general contra el gobierno"). Félix Luna, El 45: CróBica de UD BAo 96. Cipriano Reyes, Yo hice ell;
decisivo, Buenos Aires, 1969, pp. 118-19. proletarias, p. 207.
ARGENTINA
96. Cipnano Reyes, Yo hice el 17 de octubre, Buenos Aires, 1973, pp. 107-127; Pater, Crónicas
proletarias, p. 207.
204 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
periódicos locales. Con el tiempo descubrió salida a sus talentos comer narias en los años trein1
ciales y publicitarios, los cuales debió aprender al lado de su padre en los zar la amenaza de los e
días del circo. Por ejemplo, después de haber tomado un empleo en una también entendió pronl
panaderia de Castelli, un pequeño pueblo,a fines de los veintes, logró obstáculo para ganar e.
crearse una posición distribuyendo productos cocidos al horno en los al ello siempre recurrió a
rededores~ En 1930 se trasladó al puerto de Necochea, en donde escribió para presionar las petic
para el periódico local, apoyó una exitosa huelga de los trab~adores Iglesia Católica y de sus
marltimos y fundó un club de fútbol que pronto lo eligió como presiden cales con el fin de dar le
te. Algo más tarde, alcanzó un éxito notable como escritor de un periódi nizativos. Por último, R~
co provincial independiente que dedicaba la mayorla de sus páginas a las huelgas. Durante lal
cubrir eventos deportivos. Por último, fundó lo que él denominó •'Publi escondió con su máqui!
cidad Moderna" . Equipó una furgoneta con micrófonos y empezó a tra islas frente a Berisso. J
b~ar en las pequeñas poblaciones de la pampa presentando un espec las huelgas y distribuy~
táculo que combinaba la música con la publicidad para los comerciantes miento que ayudaron a .
locales. En 1940 partió para Buenos Aires con la esperanza de conseguir los perjudiciales infoIlllE
el patrocinio de un banquero porteño que había conocido durante sus Después de la repre
viajes. Esperaba emplearse en una revista importante o en una estación 1943, Reyes desempeñ6
de radio. Comoquiera que estos planes fracasaron, trabajó por un tiempo entre comunistas, milita
en calidad de ayudante de cámara de unjuez. Esa experiencia, dirla más por el control de las 00&
tarde, le creó amargura en contra de la burguesía porteña. Tiempo des militantes independientE
pués renunció al trabajo y se unió a unos parientes que habían migrado tas, triunfaron en la prÍl
al suburbio industrial de Berisso. Allí, a comienzos de los años cuaren costó mucho á todos los
tas, tomó un empleo en el frigorlfico Armour, donde pronto principió a fluencia de los comunistl
aplicar sus talentos especiales al problema -y el potencial- de la orga mente en Avellaneda. ]
nización de los obreros de la carne (97). sobrepasar a los militant
Reyes ingresó a la planta de Armour en momentos en que las condi las acciones laborales y I
ciones para la organización laboral se tornaban ideales y logró emplear organizativos en las reiv
sus habilidades organizativas y de comunicación para colocarse a la ca inicialmente en términos
beza de la gran movilización de los obreros de la carne entre 1943 y 1946. sindicatos independientE
Consiguió un trab~o en la planta eléctrica del frigorlfico, donde descu bases movilizadas, deme¡
brió lo que más tarde llamó el Huevo de Colón de las acciones laborales la huelga por demandas (
en las plantas empacadoras. Con la progresiva mecanización de los fri laboral argentina. Como 1
gorlficos después de la Primera Guerra Mundial, la planta eléctrica su pación de los comunista!
peró a las playas de matanza como talón de Aquiles de todo el proceso muy difícil en un comíel
productivo. Reyes se dedicó a construir el núcleo de la organización de ellos en realidad no eran
los obreros de la carne en tomo a estos estratégicos trabajadores. Tam mente se dieron cuenta (
bién fue uno de los primeros líderes sindicales de Argentina que com los militantes independie:
prendió el poder de las huelgas de brazos caídos y la disminución del rit catos independientes de 1
mo de trabajo para conquuistar las reivindicaciones obreras. El proleta conveniencia. A lo largo
riado industrial de todo el mundo empezó a usar estas técnicas revolucio maniobraron constantem
minio. Los peronistas del
97. La información sobre Is vida y actividades organizativas de Reyes en éste y los párrafos si
mían, mimaban y constrej
guientes está tomada de su libro citado en la nota 96. Debe interpretarse con especial cuidado: pondían aplicando sus pr(
el talento de Reyes para autoPromoverse es evidente por todas partes. La amplia legislación 1
;IA ARGENTINA 205
~r narlas en los años treintas. Ambas tácticas teman la ventaja de neutrali
os zar la amenaza de los esquiroles en las actividades huelguisticas. Reyes
na también entendió pronto que la ideología comunista era un importante
;ró obstáculo para ganar el apoyo público para las demandas obreras. Por
!l ello siempre recurrió a la retórica del nacionalismo y la justicia social
lió para presionar las peticiones de las huelgas. Consiguió el respaldo de la
es Iglesia Católica y de sus hasta entonces fracasadas organizaciones sindi
cales con el fin de dar legitimidad y apoyo material a sus esfuerzos orga
:li nizativos. Por último, Reyes captó el papel de la comunicación interna en
la las huelgas. Durante las grandes huelgas de Berlssoen 1944 y 1946, se
I ti- escondió con su máquina de escribir y su mimeógrafo en las· pequeñas
~a islas frente a Berisso. Así evitó ser arrestado, mantuvo la dirección de
~ las huelgas y distribuyó un flujo constante de noticias acerca del movi
;es miento que ayudaron a levantar la moral del sindicato y a contrarrestar
lir los perjudiciales informes de los diarios de circulación masiva.
,us Después de la represión de que fue víctima la FOIC en octubre de
ón 1943, Reyes desempeñó un papel central en la violenta lucha que siguió
po entre comunistas, militantes independientes y peronistas en el gobierno
tils por el control de las bases insurgentes del proletariado de la carne. Los
:lS militantes independientes, dirigidos por Reyes en aliaMa con los peronis
do tas, triunfaron en la primera fase de la lucha. Su victoria no fue fácil y
costó mucho a todos loscontendores. Todavía bien entrado 1944, la in
fluencia de los comunistas seguia siendo fuerte en las plantas, especial.
mente en Avellaneda. Los cuadros comunistas, obligados a tratar de
sobrepasar a los militantes independientes, apoyaban sistemáticamente
di las acciones laborales y procuraban introducir sus principios políticos y
~ar organizativos en las reivindicaciones que los independientes concebían
ta inicialmente en términos puramente económicos. Al mismo tiempo, los
16. sindicatos independientes, obligados a permanecer a la cabeza de las
ru bases movilizadas, demostraron una combatividad, una voluntad de ir a
les la huelga por demandas cada vez mayores,sin precedentes en la historia
tri.. laboral argentina. Como resultado de su propia militancia y de la partici
"
lu pación de los comunistas en sus huelgas, para los independientes fue
Iso muy dificil en un comienzo convencer a la dirección peronista de que
de ellos en realidad no eran comunistas. Sin embargo, los peronistas final
!n mente se dieron cuenta de que no teman otra alternativa que apoyar a
n- los militantes independientes. La alianza entre los peronistas y los sindi
lt. catos independientes de los frigoríficos fue, entonces, un matrimonio de
i conveniencia. A lo largo del período entre 1943 y 1946 las dos partes
D- maniobraron constantemente por conseguir ventajas y lograr el predo
minio. Los peronistas del régimen alternativamente estimulaban y repri
mían, mimaban y constreñían a los sindicatos independientes. Estos res
pondían aplicando sus propias presiones.
La amplia legislación laboral y social que los peronistas pusieron en
206 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
práctica para dar cuerpo a su plan corporativista en el movimiento obre nales garantizadas q\
ro estimuló a los independientes. También las politicas especificas dise ocho meses antes. Nc
ñadas especialmente para enfrentarlos a los problemas particulares de pendientes desencad~
los trabajadores de la carne. Los peronistas implantaron una maquinaria vas concesiones de lo
para reconocer y controlar las organizaciones laborales y otorgar impor ron con un paro en to
tantes beneficios a los sindicatos legales y a sus miembros. Los trabaja obligar a las compañíl
dores gozaban de libertad de organización mientras el objetivo de sus adicionales en las co
sindicatos no fuese "contrario a la moral, las leyes y las instituciones mediación del gobien
fundamentales de la nación" (98). De hecho, los sindicatos legales tam bajadores. Pero aquél
bién tenían que recibir la bendición de los peronistas que controlaban la para reducir los crecÍ€
Secretaria de Trabajo y Previsión. Los sindicatos legales calificaban para sindicales y responde)
descuento de cuotas sindicales, subsidios para construcción de sedes y do de manera concer
mediación del gobierno en los conflictos industriales. A través de sus despedir a 17 mil obn
sindicatos legales, los trabajadores podian tener acceso a programas de fuerza laboral. Era éS1
seguridad social y conseguir la aplicación de leyes relativas a cuestiones dicatos podian tolerar
como protección en caso de accidentes, pensiones e indemnización. Ade la sanción legal del g(J
más de esta legislación laboral y social, los sindicatos de obreros de la de empaque de carne «
carne oficialmente reconocidos conseguían del gobierno que sus huelgas siones para los trabaja
fueran declaradas legales, y de la policía la neutralidad e incluso el res yoría de los despidos,
paldo, lo mismo que una mediación favorable de los funcionarios en las gales que convulsiona!
negociaciones con las compamas empacadoras. Eventualmente, obte ros lograron la garantí
nían cuantiosas subvenciones gubernamentales para reponer los salarios incrementos salariales
que perdían en las huelgas y compensar a los obreros despedidos. De cámaras frías, mejoras
otro lado, la represión y la coacción de los peronistas contra sus aliados timenta protectora. Al
en los sindicatos independientes eran frecuentes y a veces agudas. Iban a los obreros de la car
desde el encarcelamiento de los lideres que se negaban a cooperar, las legales y a entregar tre
incursiones policiales contra sus sedes sindicales y sus piquetes, hasta operarios despedidos e
las exhortaciones públicas y privadas pidiendo moderación en las de Durante estas hueq
mandas y las tácticas de los trabajadores. siones de persuadir a le
Pero las presiones en el seno de la alianza de peronistas y sindicalis la· promesa de que arrE
tas independientes corrían en ambas direcciones. No fue sino mucho incumplia. aquéllos ata,
después de que los peronistas lograran el control total del Estado, des oficina nacional del trat
pués de las elecciones presidenciales de febrero de 1946, cuando éstos las exhortaciones radiO!
pudieron implantar, por medio de la coerción y de importantes concesio jo. Aunque el gobierno
nes adicionales, el dominio indiscutido sobre los sindicatos de los obre mantuvo hasta el2 de j¡
ros de la carne. Luego de que la intervención oficial les ayudó a solucio sas gubernamentales e:
nar en su favor una gran huelga en junio de 1944, los sindicatos indepen reorganizaron e impuls
dientes suscribieron un acuerdo con el gobierno, redactado en un len del ritmo de trabajo qu
guaje corporativista, en virtud del cual se abstenían de ir a la huelga por nes, presididas por Me
un año. A cambio obtuvieron aumentos salariales y las 60 horas quince de septiembre, tales nE
vención colectiva en la:
98. La cita es del decreto que regulaba las asociaciones "profesionales" , finnado a comienzos de
dicales y funcionarios d
octubre de 1946, y que gui6la politica laboral de la junta militar a lo largo de su administra ció procedimientos forn
ción. to y de la empresa (com
ORlA ARGENTINA 207
¡,bre nales garantizadas que la FOIC no había podido lograr de las compañías
dise ocho meses antes. No obstante, seis meses después los sindicatos inde
~ de pendientes desencadenaron una oleada de huelgas que les valieron nue
narla vas concesiones de los empresarios y el gobierno. Las huelgas comenza
¡¡por ron con un paro en toda la industria, en enero de 1945, organizado para
baja obligar a las compañías a cumplir acuerdos previos y conquistar mejoras
• sus adicionales en las condiciones de trabajo. Las compañías aceptaron la
iones mediación del gobierno, que desembocó en nuevas concesiones a los tra
taro bajadores. Pero aquéllas pronto contraatacaron con un plan coordinado
~la para reducir los crecientes costos laborales, deshacerse de los militantes
:~para sindicales y responder a los inciertos mercados de la posguerra. Actuan
des y do de manera concertada, en marzo de 1945 las empresas decidieron
~ sus despedir a 17 mil obreros de la carne, cerca de una tercera parte de su
-.s de fuerza laboral. Era ésta una perspectiva que ni los peronistas ni los sin
~nes dicatos podían tolerar. Estos últimos respondieron con una huelga, con
rAde la sanción legal del gobierno, en abril de 1945, que paralizó la industria
.de la de empaque de carne durante tres semanas y generó importantes conce
¡elgas siones para los trabajadores. Los sindicatos no pudieron impedir la ma
,1 res yoría de los despidos, pero en esta huelga y en posteriores acciones ile
en las gales que convulsionaron la industria entre mayo y septiembre, los obre
:obte ros lograron la garantía de 86 hQras de trabajo por quincena, grandes
darlos incrementos salariales, paga de ocho horas por seis de trabajo en las
~. De cámaras frías, mejoras en las condiciones sanitarias y suministro de ves
liados timenta protectora. Al mismo tiempo, el Estado se comprometió a pagar
~ Iban a los obreros de la carne los días perdidos en actividades huelguísticas
ll",las legales y a entregar tres meses de compensación salarial para los 12.600
basta operarios despedidos entre enero y abril de 1945.
;S de- Durante estas huelgas la dirección peronista trató en repetidas oca
siones de persuadir a los obreros para que regresaran a sus puestos con
~calis la promesa de que arreglaría sus problemas. Cada vez que el régimen
pucho incumplía, aquéllos atacaban de nuevo. Miles de obreros marcharon a la
~,
des oficina nacional del trabajo para presionar a los funcionarios y desafiaron
I éstos las exhortaciones radiodifundidas de Perón para que retornaran al traba
!.Cesio jo.Aunque el gobierno declaró ilegal la huelga en mayo de 1945. ésta se
I obre mantuvo hasta el2 de julio, cuando fue levantada ante renovadas prome
t)lucio sas gubernamentales en torno a la solución de las demandas. Luego se
lepen reorganizaron e impulsaron eficaces paros seccionales y disminuciones
ID len del ritmo de trabajo que forzaron a las empresas a aceptar negociacio
ga por nes, presididas por Mercante en septiembre de 1945. Finalmente, el 22
lUÍDce- de septiembre, tales negociaciQnes abrieron el camino a la primera con
vención colectiva en la industria de la carne, suscrita por delegados sin
r dicales y funcionarios de las compañías. Con este acuerdo, que estable
jenzos de ció procedimientos formales de quejas entre representantes del sindica
hmústra
to y de la empresa (comités paritarios) t los sindicatos de los obreros de la
208 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
, .
99. La censura gubernamental hace dificil seguir las huelgas de 1944 y 1945 en la prensa. Me he
basado primordialmente en el informe de Reyes y en los archivos laborales del Departamento
de Estado, Record Group 835.504. Los términos de la compénsación del gobierno a los obreros
norteamericano. Braden Il
bertad. Peter había sido dI
Estado, Buenos Aires, jun
de la came están detallados en el decreto 9.024 del 24 de abril de 1945 y ampliados y extendi 7-2445. Poco antes de regr
dos en los decretos 20.185 de agosto 31 de 1945 y 24.097 de octubre 5 de 1945, así como en el con Peter; y una vez en Es
decreto-ley 6.363 de febrero 28 de 1946. Véase Revisia de Trabajo y Previsión, No. 5. enero empresa podría tratar con
junio de 1945. pp. 162-65; Nos. 7-8. julio-diciembre de 1945. pp. 738-39, Y No. 9. enero-marzo catos oficiales properonist
de 1946, pp. 130-32. Estado. octubre 4 de 1945.
"
ARGENTINA 209
100. Dustrativa de esta asociación fue la estrecha relación de trabajo que se desarrolló entre el Ji
der sindical comunista José Peter y el embajador estadounidense en Argentina, Spruille Bra
den. Por solicitud del presidente del United Packing House Workers of America, el sindicato
norteamericano. Braden urgió a los funcionarios argentinos pára que pusieran a Peter en li
bertad. Peter habla sido deportado a Uruguay el 21 de julio de 1945. Braden al Secretario de
Estado. Buenos Aires. junio 6 de 1945. USNAlDS 835.504/6-646, Yjulio 24 de 1945. 835.504/
7-2445. Poco antes de regresar a su pais. en septiembre de 1945. Braden tuvo una entrevista
con Peter; y una vez en Estados Unidos, sugirió al presidente de la Swift International que la
empresa podrta tratar con elUder comunista a fin de contrarrestar la influencia de los sindi·
catos oficiales properonistas en las plantas. Memorando de Conversación, Departamento de
Estado. octubre 4 de 1945. 835.00/10-445.
210 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
ejército forzaron la renuncia de Perón y lo pusieron bajo arresto. El adve peronistas para am
nimiento de un régimen liberal parecía inevitable (101). pero no se elabora]
Pero la clase obrera dijo la última palabra, el17 de octubre de 1945, properonistas,en~
en lo que resultó ser el principal punto de viraje de la historia argentina el comité ejecutivo e
del siglo XX. Ese dia, mientras un Perón indeciso vestido de pijama per neral que lograra la
manecía bajo arresto nominal en un hospital militar de Buenos Aires, y en dicha reunión
decenas de miles de obreros de los suburbios industriales de Avellaneda se ' . sobre'
ImpUSIeron
y Berisso abandonaron el trabajo y marcharon hacia la ciudad. Donde fijó para el 18. No oh
quiera que el gobierno bloqueaba las carreteras o erigía barreras, los las bases obreras ya
trabajadores se enfrentaban con la policía o hallaban otro camino. Por la calles. Un funcionari
tarde ya se habian paralizado el trabajo y el transporte en la capital. luó de manera precÍ!
Enormes multitudes de obreros, engrosadas por miles de simpatizantes nes de la CGT:
locales y por contingentes de trabajadores de Rosario y el interior, reco
rrían las calles de Buenos Aires y se concentraban en lugares estratégi
"Si este organismo ne:
cos: el hospital al que habia sido trasladado Perón; el principal centro de les que no podrá contE
transporte en la Plaza Once; y la sede principal de la política nacional, la sea, que si no encabe:
Plaza de Mayo, en donde se halla la residencia presidencial, la Casa obreros Bolo esperan Íl
Rosada. A medida que caía la noche, el poder y la determinación de los pero les aseguro que
ras" (104).
obreros parecían aumentar. Bajo la vacilante luz amarilla de miles de
improvisadas antorchas de papel periódico, los cánticos de quizá un
cuarto de millón de hombres y mujeres reverberaban por la ciudad, sa En efecto, ya el 1
cudiendo literalmente las paredes de los principales edificios del gobier de Berisso habían re
no (102). Finalmente, justo antes de la medianoche, los obreros consi en la que la idea de III
guieron su propósito: Perón fue liberado y se dirigió a la multitud. Una El 16 19s obreros ah:
fuerza nueva y poderosa habia hecho su debut en la política argentina. Avellaneda y, tentan(
La siguiente tarea de Perón consistia en tratar de controlarla. bajadores de la carne
Recientes evaluaciones del 17 de octubre hechas por especialistas tinos. habían disfruta
han subrayado la naturaleza espontánea de la acción colectiva de los el incremento de los
obreros (103). Ahora parece innegable que la cúpula de la dirección pe vez se sentían parte
ronista desempeñó un papel marginal. El mismo Perón aceptó su derrota bien lo que estaba en
,l· después del 9 de octubre. Yen el cautiverio concentró su atención en sus sindicatos y sus dirige
problemas personales. Planeaba limpiar su nombre y casarse con la ac zación, pero tuvieron
triz Eva Duarte, con quien había compartido su vida durante su ascenso bases.
al poder. Por su parte, Mercante se reunió con algunos líderes sindicales Luego de los cruci
sindicales properonis
mento capaz de traduj
101. Este Y el siguiente párrafo dependen de la cuidadosa reconstrucción de Félix Luna en El 45. en una fuerza política
102. Luna suministra este cálculo conservador del número de trabajadores implicados. anunciaron la formac
103. Por ejemplo, Luna, El 46, Y Tamarin, "The Argentine Labor Movement.". Estos estudiOlil tes, convirtieron el pe
contrastan con relatos anteriores y amaftados como el de Reyes, Yo hice, y Eduardo Colom,
El 17 de octubre, Buenos Aires, 1955. Angel Perelman, Cómo hicimos e117 de octubre, Bue
ses después de su cre
nos Aires, 1961, y Alberto Belloni, Del anarquismo al perol1Í8mo, Buenos Aires, 1960, son re votos que llevaron a P
latos de participantes que subrayan la espontaneidad de la movilización. Sobre la creación del
mito de que Eva Peron desempeñó un papel importante en estos acontecimientos véase
Marysa Navarro, "Evita and the Crisis 0117 October 1945: A Case Study 01 Peronist and 104. Citado en Tamarin, "TI
Anti·Peronist Mythology", en Joumal ofLatin American Studies, 12:1, 1980, pp. 127-38.
publicadas en Pasado 1
ARGENTINA 211
"Si este organismo no se resuelve a convocar una huelga general, déjenme asegurar
les que no podrá contener la huelga que resultará del volátil estado de los obreros. O
sea, que si no encabezamos este movimiento éste se dará de todos modos. (... ) Los
obreros Bolo esperan instrucciones de la CGT a fin de que se dé en forma coordinada;
pero les aseguro que si no votamos la huelga, en Rosario saldrán de todas mane
ras" (104 l.
'104. Citado en Tamarin, "The Argentine Labor Movement", p. 93, de las minutas de la reunión
publicadas en Pasado 1 Presente, Nos. 2-3, julio-diciembre de 1973, pp. 403-423.
212 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
una de las más limpias de la historia de Argentina, dio también a los la caba forzar a las compa
boristas el control de las dos cámaras del Congreso. ciembre de 1945, que oC
El Partido Laborista estaba estructurado en tomo a los sindicatos proporcionales de salari
simpatizantes del peronismo. Su dirección estaba compuesta por funcio pués de un año de sem
narios sindicales y muchos de sus candidatos electorales también eran ción· parlamentaria para
hombres y mujeres vinculados a las organizaciones obreras. El partido tria de la Carne", que rt
adoptó una actitud de apoyo critico hacia el gobierno peronista y articuló dos los aspectos de las r
un programa radical de refonnas. Entre ellas figuraban la extensión de empacadoras: clasificaci
la previsión social; la nacionalización de las más importantes industrias, jubilación, traslados, del
el transporte y los servicios públicos, y una refonna agraria fundamen de indemnización.
tal. Los vigorosos e independientes sindicatos properonistas aportarían La huelga empezó es
la base de todos estos avances y desempeñarían un papel de primera de trabajo durante dos s
importancia en el manejo de las industrias y de la nación misma (105). los frigoríficos. A comien
Es verdad· que la filosofía y el programa del Partido Laborista eran un cierre patronal de la ÍI
aún vagos a comienzos de 1946, que su estructura organizativa era em poder de los propietarios
brionaria y débil y que las lealtades de la mayoria de quienes votaron por mó la opinión pública cOl
sus candidatos estaban más con la persona de Perón que con el partido. tido Laborista, encabeu
Sin embargo, las tendencias dentro de la dirección sindical del partido para presentar al CODgl'l
hacia refonnas económicas y sociales fundamentales, así como la idea de industria, que desató un
algunos dirigentes laborales de un sindicalismo que compartiera el po U na minoria parlamentar
der político y económico en el gobierno, fueron percibidas por los líderes rista y la facción del Partil
peronistas como una gran amenaza a su posición política y a sus planes Perón, respaldó el esqUel
corporativistas. Una vez que Perón hubo consolidado el control del go trabajadores de la carne El
bierno, se dedicó a emplear los recursos del Estado para eliminar la re fiar las políticas laboralel
cién creada fuerza organizativa independiente del movimiento obrero. rias del gobierno peronis
Lo que resulta extraordinario en la lucha que siguió no es que Perón tanto, fuera de los salonE
haya logrado su propósito, sino lo difícil y costoso de la victoria. frontaciones entre grupOl!
El papel decisivo de los trabajadores de la carne y de sus sindicatos sus funcionarios sindicale:
en los acontecimientos de octubre de 1945 se reflejó en su influencia so profundidad del desacuel1
bre el Partido Laborista. Reyes, quien ayudó a fundarlo, se convirtió en Perón al poder estuvo sim
su vicepresidente. De los 52 miembros del comité organizador del parti en las celebraciones sep81
do, cinco eran del sindicato de los trabajadores de la carne, la represen 17 de octubre. Reyes y UI
tación más fuerte de todos los sindicatos. Dado el tamaño del sindicato trabajadores de la carne €
de los trabajadores de la carne, su poder económico y su destacada re de Perón otra. Por último
presentación en el seno del Partido Laborista, no resulta· sorprendente do que concedía aumenU;~
que fuera en tomo a sus luchas económicas y a sus pretensiones políticas pleo a los obreros. Mientl
como se desarrollaran, en 1946, las más importantes confrontaciones sión del acuerdo maestro I
entre el sindicalismo independiente y el Estado peronista. Lo anterior rida al Senado para un ~
salió a flote durante la gran huelga de industria que se efectuó entre sep descubierto la debilidad dl
tiembre y noviembre de 1946. La huelga tenía un propósito doble. Bus que parlamentario del Pal
105. Walter Bevraggi Allen<le. El Partido Laborista, el fracaso de Perón y el problema argentino, 106. El bono extraordinario de fin~
Montevideo, 1954. etapa. Para muchos llegó a sim
'l'ORlA ARGENTINA 213
los la- caba forzar a las compañias a cumplir el decreto gubernamental de di
ciembre de 1945, que otorgaba a los trabajadores de la carne aumentos
icatos proporcionales de salarios y estipulaba un mes adicional de pago des-'
IIncio pués de un año de servicio (106). Asimismo trataba de conseguir aproba
tetan ción parlamentaria para un acuerdo maestro, el' 'Estatuto dé la Indus
ílrtido tria de la Carne", que regularla, para satisfacción de los sindicatos, to
!tieuló dos los·aspectos de las relaciones laborales e industriales en las plantas
Ibnde empacadoras: clasificación de empleos, jornada mínima, pago extra,
strias, jubilación, traslados,·dee.pidos, vacaciones, seguridad y procedimíentos
amen de indemnización.
tarían La huelga empezó espectacularmente con una disminucibn del ritmo
mera de trabajo durante dos semanas, que recortó en 90% la producción de
~5) . los frigorlficos. A comienzos de octubre, lascompañias respondieron"con
• eran un cierre patronal de la industria. El acto puso de relieve una vez más el
raem poder de los propietarios de la industria más importante del país e infla
Dnpor mó la opinión pública contra las compañias. Los parlamentarios del Par
trtido. tido Laborista, encabezados por Reyes} aprovecharon la oportunidad
li.ltido para presentar al Congreso un proyecto de nacionalización de toda la
clea de industria, que desató un violento debate dentro y fuera del Congreso.
el po Una minorla parlamentaria, compuesta por elementos del Partido Labo
~deres rista y la facción del Partido Radical,que había apoyado la candidatura de
pl8.nes Perón, respaldó el esquema de nacionalizaciones y las demand8.s de los
lel go trabajadores de la carne en huelga, Y aprovecharán la ocasión para desa...
~ la re fiar las políticas laborales y las credenciales nacionalistas revoluciona
>brero. rias del gobierno peronista y de sus seguidores en el Congreso. Entre
'Perón tanto, fuera de los salones del Parlamento estallaban sangrientas con
frontaciones entre grupos de trabajadores de la carne que apoyaban·a
liícatos sus funcionarios sindicales y partidarios de Perón que se les oponían. La
lCia so profundidad del desacuerdo en torno al movimiento que había llevado a
roóen Perón al poder estuvo simbolizada, a medida que progresaba la huelga,·
Iparti en las celebraciones separadas que tuvieron lugar en elahiversario del
tresen 17 de octubre. Reyes y una buena parte de la· dirección sindical de los
I1dicato trabajadores de la carne efectuaron una manifestación y los seguidores
!Ada re de Perón otra. Por último, el9 de noviembre Mercante impuso un acuer
hdente do que concedía aumentos salariales y garantizaba seguridad en el em
oliticas pleo a los obreros. Mientras, la Cámara de Diputados. aprobó .una ver
~iol'1es sión del acuerdo maestro, apoyada por los paronistas, yla ley fue trasfe
1nterior rida al Senado para un mayor estudio. La solución del confliCto puso al
resep descubierto la debilidad de la facción dirigida por Reyes dentro del blo
~. Bus- que parlamentario del Partido Laborista. Casi todos los diputados del
!lltDtiDo, 106. El bono extraordinario de fin de año o aguinaldo se concedió a numerososobreroB en esta
etapa. Para muchos llegó a simbolizar la generosidad de Pel'Ón para con los trabajadores.
214 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
los años cuarentas, y después entre los obreros de la carne. Cardoso empezó a trablijar en el
frigorlfico ,. Anglo" a comienzos de la década de 194Q siendo aÚD joven. Desempefió un acti
vo papel en la gran movilización de los obrerolil de la carne a partir de 1943,1a cual se descri
be en este ensayo. Con la caida de Parón, se convirtió en un destacado I1der de la reai$tencia
sindical a las politkas antiobrerasy antipero~tas de los s~bsi¡uientes gobierno~ ~s !
civiles. Como secretario general de la Federación de Trab8Jadorelil de la Carne, dirigió la últI
ma gran huelga de la industria en 1962. Para entonces la industria.de exportación de carne se
hallaba en crisis y el número de empleos en la industria disminuia. La huelga de 1962 duró
cien dias y culminó con la capitulación del sindicato. En décadas recientes, los grandes trigo
rificos integrados de Argentina, como los de Estados Unidos, han sido remplazados por plan
tas dispersas geográficamente, ~ho más pequeñas y. especializadas. Desde los ados se
sentas, los trabajadores de la carne han desempefiado un papel relativamente menor en el
movimiento obrero argentino.
ARGENTINA 217
111. Las citas de este párrafo y del anterior provienen de El Trabajador de la Carne, marzo de
1950, pp. 2 Y5, septiembre de 1949, p. 9, marzo de 1950, p. 5, enero de 1951, pp. 6-7 Yenero
junio de 1952, p. 1. A medida que disminuia la independencia del sindicato con relación al
Estado y la burocratización y centralización de la autoridad en su interior aumentaba. el pe
riódico era publicado con menos frecuencia. A partir de 1946 Eva Perón desempefió un papel
importante en la implementación de la polltica laboral del régimen. Dichas actividades com
plementaban sus eficaces esfuerzos por organizar el ala femenina del partido peronista. Las
218 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
dicional cliente de Argentina. Al mismo tiempo, el país halló cada vez das partes, y con resuli
más dificil balancear su comercio con Estados Unidos, la nación líder en biernos trataron de usaJ
el sistema capitalista de la posguerra. Las exportaciones argentinas de tar la industria porsusti
grano competían en el mercado mundial con las de Estados Unidos, y los Las desastrosas impl
productores norteamericanos de carne cabildearon exitosamente contra a corto y largo plazo, n(
las importaciones de la mayoria de los productos de carne argentina. hubiera sido promovida
Estas consideraciones contribuyen a explicar tanto las estrategias econó los medios empleados ,
micas particulares del gobierno peronista -corno la decisión de utilizar mundo capitalista liben
libras esterlinas bloqueadas para cubrir el alto precio del viejo sistema peronistas, en particula]
ferroviario británico-, como la política general de favorecer la industria el potencial de desarrolle
nacional frente al sector rural en el periodo de la posguerra (115). nativa viable a la econon
Muchos criticos han sostenido que la raiz del fracaso de las políticas De mayor importanc
peronistas reside en la decisión de gravar el sector rural para promover fue la manera como las I
la industria en momentos en que los términos internacionales de inter ma de la productividad r
cambio eran particularmente favorables para las exportaciones tradicio dieron más a intensificar
nales de Argentina (116). En consecuencia, el país perdió una magnífica. a los productores rurales
oportunidad de ampliar al máximo su ventaja comparativa en el comer cional de granos en los al
cio mundial y modernizar la producción rural. Al contrario, se compro campo, empezando con.
metió con un sector ineficiente de industria ligera que se limitó a rempla riamente el costo y la dis
zar la tradicional dependencia de importaciones de manufacturas extran salario minimo para los t
jeras por una nueva dependencia de importaciones de bienes de capital, ción en sindicatos aproba
materias primas industriales y combustibles. A medida que la exporta dustria ligera orientada a
ción de bienes tradicionales disminuia en la posguerra, la econonúa ar rurales a las ciudades, m
gentina, incluida su industria, empezó a ser estrangulada por el consi necesaria pJlra que Argen
guiente cuello de botella de las divisas. El estancamiento de la produc productividad rural regiSI
ción agraria e industrial, evidente a comienzos de los años cincuentas¡ landa y Australia despu~
fue el resultado. la propiedad rural, y gr&1
El anterior argumento tiene sentido desde el punto de vista teórico, polí ticas peronistas acaba
pero, corno Jorge Fodor lo ha demostrado, puede exagerar la capaciqad listas pero no lograron pOI
real de Argentina para vender sus exportaciones tradicionales en el En consecuencia, los prod
mundo de la posguerra, en el que sus clientes europeos no estaban en tensificar la producción J
capacidad de pagar en monedas convertibles. En todo caso, el objetivo agricultura hacia la g&na(
de las políticas económicas de Argentina no era muy distinto.del de las problemas laborales, les p
otras grandes naciones de América Latina después de la guerra. En to do- mercadointerno de c
IAPI sobre los productos d
Las políticas peronistal
115. Jorge Fodor, "Peron's Policieefor AgricuJ:tural Exports, 1946-1948: Dogmatism or Common rificos extranjeros, tradici1
sense?", en Rock (ed.), Argentina iD the Twentieth Century, pp. 135-61, reúne una cantidad
significativa de evidencia circunstancial (en oposición a la rigurosa información sobre la for
mulación real de poUtica) para respaldar el argumento de que las iniciativas peronistas eran
simples reacciones a las fuerzas económicas mundiales. 117. En este sentido, el rechazo de
116. Buenos ejemplos son Eprime Eshag y Rosemary Thorp, "Economic and Social Consequen dro de la economis politica per
ces of Orthodol: Eoonomic Policies in Argentina in lbe Postwar Years", en BuIletia of the ca UÍla interpretación funciam«
Oúord UDivemty IDatitute ofEeonomies lUId Stadstica, 17:1, febrero de 1965, pp. 3-44; Diaz C?mo se ~a en este ensaye
Alejandro, &...,..... Y ColiD Lewis, "Anglo-Argentine Trade, 1945-1965", en Rock led.), cia1es, politica8 e ideológicas •
Argentma iD the TweDtleth CeJdury, pp. 114-34. gentina.
ARGENTINA 221
das partes, y con resultados inmediatos mucho menos costosos, los go-.
biernos trataron de usar los recursos del Estado para proteger y fomen
tar la industria por sustitución de importaciones.
Las desastrosas implicaciones de las poiíticas económicas peronistas,
a corto y largo plazo, no se debieron tanto al hecho de que la industria
hubiera sido promovida a costa del sector exportador tradicional como a
los medios empleados por losperonistas para alcanzar esta meta en el
mundo capitalista liberal de la posguerra. La economia política de los
peronistas, en particular sus política laborales, perjudicaron seriamente
el potencial de desarrollo del país y, sin embargo, no lograron una alter
nativa viable a la economía política liberal (117).
De mayor importancia para el futuro desarrollo económico del país
fue la manera como las políticas peronistas afectaron el antiguo proble
ma de la productividad rural. En general, las iniciativas peronistas ten
dieron más a intensificar que a aminorar dicho problema. La IAPI privó
a los productores rurales de las grandes ganancias del mercado interna
cional de granos en los años de la posguerra. Las políticas laborales en el
campo, empezando con el "Estatuto del Peón", en 1944, afectaron se
riamente el costo y la disciplina de la fuerza de trabajo al establecer un
salario minimo para los trabajadores agrícolas y estimular su organiza
ción en sindicatos aprobados por el gobierno. Los subsidios para la in
dustria ligera orientada al consumo estimularon la migración de obreros
rurales a las ciudades, mas no pudieron producir la maquinaria agrícola
necesaria para que Argentina se pusiera al.día con los incrementos en la
productividad rural registrados en Estados Unidos, Canadá, Nueva Ze
landa y Australia después de la guerra. Aldejar intacta la estructura de
la propiedad rural, y gravar el comercio antes que la tierra misma, las
políticas peronistas acabaron con el incentivo de los productores capita
listas pero no lograron poner en peligro la base de su podería económico.
En consecuencia, los productores rurales se negaron a modernizar e in
tensificar la producción y continuaron desviando la producción de la
agricultura hacia la ganadería. Esto último les ayudaba a resolver sus
problemas laborales, les permitía participar en el creciente -y subsidia
do- mercado interno de carne y les facilitaba eludir el "impuesto" de la
IAPI sobre los productos de exportación.
Las políticas peronistas también perjudicaron seriamente a los frigo-.
ríficos extranjeros, tradicionales e importantes generadores de las divi
117. En este sentido, el rechazo de Fodor de la afortunada caracterización que hace Diaz Alejan
dro de la economlá polltica peronista como "una respuesta retrasada a la Depresión", impll
ca una interpretación fundamentalmente erronea de la historia argentina. Dicha respuesta,
como se afirma en este ensayo, fue el resultado de la compleja interacción de comentes so
cIáles, pollticas e ideológicas generadas por el éJito inicIál del desarrollo exportador de Ar
gentina.
222 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGEN1'INA
sas vitales para la salud de la economía argentina. Para 19471a industria el mercado de nuestras a(
estaba en crisis y en los años cincuentas entró en una etapa de rápida flejaba las condiciones de
decadencia. Las medidas del gobierno les crearon tres problemas a las nómicas con ese país" (11
empresas empacadoras. Primero, contribuyeron a elevar el precio del do sus oficinas principalel
ganado de sacrificio. Segundo, impusieron restricciones en el sistema de pamas empacadoras extr.
cambios que interferían la remisión de utilidades y las trasferencias de modernizar e invertír en
capital. Y tercero, aumentaron considerablemente el costo de la nómina volumen total de las expo
a tiempo que debilitaban la capacidad de las empresas para controlar la tad (de 684.000 a 294.000
organización del trabajo y el tamaño de su fuerza laboral. El primer pro sacrificado, para consum{]
blema derivó de la creciente demanda interna y, a la vez, fue producto menos igualo declinó apel
de la significativa redistribución del ingreso nacional hacia la clase obre co de ganado pasó de 69%
ra a partir de 1945. El gobierno intentó proteger a los consumidores ur a 87% en 1953 (119). Dura
banos de la inflación resultante subsidiando las operaciones 'de los pro ciones de carne manejado
veedores domésticos de carne, quienes fueron estimulados entonces a temente y en la dééada s4
pagar precios altos por el ganado de los productores rurales. En conse ron sus puertas para siem¡
cuencia, los frigoríficos extranjeros tuvieron que cubrir precios elevados La crisis de la industria
por un artículo cada vez más escaso. El hecho de que los argentinos ca general de la que formal
empezaran a consumir parte de la carne que antes exportaban, contribu nistas socavaron la lÓgica e
yó a la escasez de divisas. A fin de racionalizar el uso de las divisas dis nomía política alternativa.
ponibles y prohibir la exportación de los excesos de utilidades, el gobier magnitud y las implicaciOJ
no recurrió al control de cambios, que limitaba considerablemente la li fueron disimuladas por el d
bertad de las corporaciones multinacionales de la carne para trasferir guerra, por las enormes gil
capital entre sus subsidiarias y remitir utilidades. Finalmente, y aún nal a fines de los años cuan
más importante, la tolerancia y apoyo de los peronistas a los sindicatos heredada por los peronista~
de los obreros de la carne, así como los esfuerzos oficiales por impedir el alcance del fracaso del r.
los despidos en una industria con problemas económicos, golpearon el da y a crecientes limitaciO]
corazón mismo de la empresa capitalista: la capacidad de contratar mano todos los aspectos de su pl
de obra en un mercado libre y en las· cantidades que juzgara necesarias. dirección de la ortodoxia ec
De igual modo, obstaculizaron seriamente la capacidad del capital para cía aborrecer. Intentó atraE
disciplinar la fuerza de trabajo. empréstito con los Estados 1
Enfreptada a este "clima para la inversión" decididamente desfavo la Standard Oil, que anulab;
rable y a la disminución de utilidades en sus plantas sindicalizadas, tes, hacia un mayor control
Swift International informó en 1947 que por primera vez desde el esta lado sus aspiraciones a una
blecimiento de la compañia en la Bolsa de Nueva York, en 1918, habia iniciativas hemisféricas de l!
suspendido el pago de dividendos. Mientras tanto, el valor promedio de . reales, desde 1950 , la di
rios
sus acciones en la Bolsa de Nueva York cayó de US$30-US$35 en 1946 a tleron en las consignas de la
menos de US$U a fines de 1948. De acuerdo con el presidente de la com a mimar a los latifundistas
pañía, los infortunios de Swift con las políticas económicas y laborales de precios en un desesperado e,
·' Perón no solo habían creado" gran incertidumbre en la mente de nues
tros accionistas, sino una desfavorable atmósfera general respecto a las 118. ¡oseph O. Janson, presidente de
inversiones de Estados Unidos en Argentina" . Swift International, seña de Asuntos de las Repúblicas
ló, era la única corporación argentina cuyas acciones estaban inscritas y 835.5043/12-1848.
eran negociadas en las bolsas de Estados Unidos. Desde 1918 "inversio 119. Lewis, .. Anglo-Argentine Trade'
estancamiento de la producción J
nistas, corredores, banqueros y asesores norteamericanos consideraban Argentina a part.ir de 1950.
ARGEN1'INA 223
120. Para gran parte de la infonnaci6n de esta sección final me he basado en dos importantes es
fuerzos de sintesis y análisis: Guillenno O'Donnell, "Estado y alianzas en la Argentina,
19~1976", en Desarrollo EeoDÓmko, 16:64, enero-marzo de 1977, pp. 524-54, Y David
Rock, "The Survival and Restoration of Peronism", en Rock (ed.), Argentina in tbe Twen
tietb Century.... pp. 179-222. Sobre el movimiento obrero espeelficamente. véanse Daniel
James. "Power and Politics in Peronist Trade Unions" , en Journal Of Interamerican Studies
and WorldAffaira, 20:1. febrero de 1978. pp. 3..s6; Juan Carlos Torre, "El movimiento obre
royelúltimogobiemoperonista (1973-1976'''. en Cntiea & Utopía, No. 6,1982, pp. 99-134,
y Edward C. Epstein, "Control and Cooptation of tite Argentine Labor Movement". en Eeo
aoll1Íe Development au Cultural Change, 27:3, abril de 1979. pp. 445-465.
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¡entes Chile. Casino en una salitrera.
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Chile. Mina de cobre El Teniente
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Chile. Desfile de la Federación I
Chile. Trabajadores de las salitreras se congregan en Santa María de Iquique. en 1907, poco
antes de la matanza.
s: PULPERO
k 71'rI;;J( OI/tr¡'Ut
1'~I/Yhr~;I' r/Ht~r;yJ
-.<
Chile. Soldados que participaron en la represión violenta de Santa María de Iquique, en 1907.
Chile. Desfile de la Federación Obrera de Chile. FOCH. en tiempos de Recabarren.
Chile. Ficha de pago para compra de víveres y abasto en las pulperías salitreras, en los años
veintes.
m 1907.
Chile. Niños trabajadores en la industria salitrera, a comienzos del siglo XX.
Argentina. Vista aérea del Frig(
Chile. Mural, durante el gobierno de Allende, antes de la nacionalización. Argentina. Vista aérea del Frigorífi
Argentina. Vista aérea del Frigormco Anglo. Berisso.
,'
Argentina. La policía ocupa los frigoríficos durante las huelgas de los afios veintes.
,lI
Argentina. Sacrificio de ovejas en el Frigorífico La Negra, años cuarentas. Argentina. Carga de cosacos -nOJ
rmcos en los años veintes.
Argentina. Corte y empaque de cuartos en la cámara fría del Frigorífico La Blanca, 1906.
Argentina. Carga de cosacos -nombre que se dio a la caballería- contra huelguistas de los frigo
ríficos en los años veintes.
Argentina. La represión en la Argentin~ fue particularmente violenta.
\
Argentina. Comedor del Hotel de Inmigrantes. Venezuela. Mitin sindical de los trabajadores petl1
Argentina. Cena en un restaurante porteil.o de
lujo, en los años cuarentas.
Venezuela. Mitin sindical de los trabajadores petroleros de Venezuela, en los ail.os cuarentas.
Colombia. Caturral en la :¡o;ona cafetera, años setentas. Colombia. Campesinos de la rona el
extendió considerablemell
social administrados por el
la industrialización de los 1
~ ji· paldado por una amplia co
L estatal al desarrollo de la iI
zaba la economia politica li
talista en el centro industrü
teoría liberal clásica de lav
el contexto de una divisiór
mente en peligro la expansi
da en la acumulación en el e
comercio con la periferia.
, ,.
",1 Ambos obstáculos fuero:
cía de producción de las COI']
ria. Dicho proceso aportó va
afectadas por el colapso de los mercados de exportación y, más tarde, con la devaluación y los
por la competencia. de importaciones más baratas. nó los subsidios estatalE
básicos, abolió Jos contrl
Lo que el capital en las metrópolis y en el sistema mundial en su con
da que la inflación se dis
junto no podía aprobar era altos niveles salariales y poderosos sindicatos
el control de la CGT, re'
de industria en la periferia. En esto Argentina, al igual que Chile, se arrestó a centenares de
separó de los otros países latinoamericanos grandes en la posguerra.
por el gobierno, socialis
Debido a razones históricas específicas, analizadas en los casos de Vene
trataron de conseguir el (
zuela y Colombia en los siguientes capítulos, en los otros países de la
región el capital logró disciplinar a los trabajadores industriales e impo Estas políticas no ale
nerles, después de la guerra, acuerdos liberales aceptables. Estos países pero consiguieron lo que
fueron capaces de atraer un flujo masivo de capital extranjero y expandir Y restauraron el ptestigi¡
velozmente sus economías en los años posteriores a 1945. Argentina, t~arse desilusionados pOI
atada allegado laboral del régimen peronista, no pudo hacerlo. rustas a comienzos de los
En consecuencia, la eliminación de los sindicatos peronistas y la re contra su bienestar mat!
ducción del bienestar material de la clase obrera se convirtieron en el 1955, hizo que la época df
principal objetivo de las fuerzas liberales que derrocaron a' Perón en como una era dorada. Las
1955. Durante un decenio, después de la guerra, el capital habíasido ron el camiflO a un movim
despojado en Argentina de las ventajas' derivadas' de la asociación con zó los sindicatos y los COI
las nuevas instituciones en auge del orden capitalista mundial. La des Pronto mostraron éstos Sl
trucción de las instituciones peronistas, en especial los sindicatos,rea contra sus salarios y orga¡
bríría los mecanismos de la acumulación capitalista doméstica y crearía el movimiento. Pero a me
los prerrequisitos para una inyección de capital extranjero que dinamiza se hacían más monoJítica
ra la economía y la integrara al sistema mundial en expansión. Incluso
los industriales argentinos querían entusiastas abrir las puertas al capi
tal extranjero. Cualquiera que fuera el apoyo brindado por algunos' a las 122. Osvaldo Sunkel, "Transnatic
'·1 anteriores políticas de desarrollo y distribuciOJ). del peronismo, dicho res- en SoclaJ and Eoonomic 8tud
'l, " Müller. Loa dirigentes del mI
~IA ARGENTINA 227
124. Una exposición tipica de esta visión es "POOl Little Rich Boy, Argentina: A Survey", en Tbe
Economist, enero 26 de 1980, pp. 2-26. Como era de esperarse, V. S. Naipaul enfoca los mis
mos temas en su mordaz análisis de lo que él considera como la patologia cultural argentina,
Tbe Retum oC Eva Perón, Nueva York, 1981.
230 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA ARGENTINA
dicciones internas, sino a "enemigos" que sabotearon las politicas na de masas y la insurreccÍ(
j; •
cionalistas y distributivas de Perón.. Dado el creciente prestigio del pero único: el cordobazo, come
nismo después de 1955, incluso la izquierda marxista se vio obligada a fue un evento excepcioruJ
contribuir a esta visión mítica, interpretándolo como una fuerza viable y del país, desde comienzc
revolucionaria. La experiencia histórica y la lealtad de las bases obreras porción de estudiantes el
no dejaban otra alternativa a los marxistas. Al igual que los lideres sindi de activismo estudiantil I
cales properonistas e independientes, los marxistas tuvieron que volver triz de Arg~ntina, la ~s
se, a partir de 1955, más peronistas que los peronistas mismos. Mientras rrolladas en el país a part
los peronistas y los marxistas combatieron a un enemigo liberal común, les extranjeras. Los obrer
esta estrategia resultó efectiva; mas el retomo de los peronistas al po cabezaron las huelgas qu
der, a comienzos de la década de 1970, significó un desastre para la iz eran estudiantes de medie
quierda. tiles. Reivindicaciones reA
~an los rasgos excepcional
Es cierto que algunos dirigentes obreros marxistas, quienes lograron bdas por la discriminación
disociarse del estigma del movimiento internacional comunista, actua de vida era más alto, la .
ron en posiciones de poder en el movimiento obrero argentino en··los mucho más deficientes qU4
años sesentas. Tal fenómeno ocurrió especialmente dentro de las organi na, sobre todo en la provÍl
..
I zaciones de la ., nueva" clase obrera industrial, o sea, los sectores desa
rrollados bajo la égida del capital extranjero en la década de los sesentas
dicional dirigencia peroni5
blecida, los marxistas y la
y en los que el legado peronista se vio amortiguado. Los marxistas inde des mucho más grandes J
sucedió entre 1950 y 1955, el retorno a la ortodoxia económica liberal no historia argentina deber:
ta (127).
logró convencer al capital y distanció a los Obreros. La retórica y una or
gía de corrupción oficial hicieron que el gobierno solo se mantuviera en
el poder por un tiempo muy corto. En 1976, la ya conocida coalición de 127. Un primer indicativo del pa)
fuerzas liberales y jefes militares de derecha se tomó el poder una vez za del apoyo que le dio al go
ARGENTINA 233
más. Dada la fuerza del movimiento guerrillero, el cual había sido esti
mulado por la represión peronista contra los marxistas y el ala izquierda
de su propio partido, el alcance y la naturaleza de la represión que siguió
no tuvieron precedentes. Los grupos paramilitares respaldados por el
gobierno complementaron las actividades del ejército y la policía secreta
en su guerra interna por "preservar la civilización occidental y cristia
na". Una horripilante lucha de tres vías entre el gobierno, la guerrilla
llamada marxista y los peronistas,que mantenían el:control de los sindi
catos, desbarató la estructura institucional de la nación. Finalmente el
gobierno derrotó a las guerrillas, pero durante dicho proceso destruyó
también los derechos civiles del grueso del pueblo argentino y sistemáti
camente le negó el uso social de sus facultades criticas.
1 Marx dijo alguna vez que la carga del pasado yace como una pesadilla en
el cerebro de los vivos. El horror particular de la moderna historia de
Argentina consiste en que ésta empezó en las mentes de la gente como
un sueño sin complicaciones, un sencillo cuento bucólico. Pero el éxito
minó el vigor económico de la sociedad argentina y durante décadas des
truyó su promesa democrática. El desarrollo social del país condujo, de
bido a la debilidad del movimiento obrero y de la izquierda, al callejón
sin salida del peronismo, cuyo término solo hasta ahora es visible.
El siglo de historia argentina que se puso en marcha con la expansión
de la economía de exportación agropecuaria ha llegado ahora a su fin.
Esta época se edificó sobre la premisa, compartida acriticamente por
muchas personas, de que las instituciones económicas del capitalismo
liberal garantizarian el desarrollo exitoso del país. Las experiencias del
peronismo y de los gobiernos liberales represivos que le sucedieron han
puesto de relieve la falacia de tal premisa. Lejos de resolver la crisis de
posguerra de la sociedad argentina, las soluciones corporativistas y libe
rales capitalistas puestas en práctica por regimenes autoritarios solo la
intensificaron. La clase obrera argentina desempeñó el papel central en
la conducción del país al terrible atolladero de las décadas recientes. No
forjó la historia moderna de la nación,. tal como hubiera deseado. Las
perspectivas muestran, sin embargo, que hallará su futuro papel más
adecuado a sus talentos y más acorde con su naturaleza. Formada por
una comprensión critica de su paradójico pasado, la próxima etapa de la
historia argentina deberá tener un desenlace diferente y más progresis
ta (127).
127. Un primer indicativo del papel futuro más progresista del movimiento obrero fue la naturale
za del apoyo que le dio al gobierno durante la guerra de 1982 con Gran Bretafta. Dicho respal
234 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
HISTORIOGRAFIA DE UN PA
igual que las naciones hermanas del tróPico -Colombia es un buen ejem
,.
de la Ley" o "Regeneradoresde la Nación". De heCho, saqueaban el teso
ro público y se burlaban de la ley. No pocos usaban el poder para satisfa
cer colosales apetitos sexuales y sensuales. No obstante, los acreedores
europeos finaltnente se cansaron de la grotesca irresponsabilidad de los
lideres políticos venezolanos. A comienzos del siglo XX, convencieron a
sus gobiernos para que enviaran escuadras navales a bombardear las ciu
[235 ]
236 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
dades costeras de Venezuela y amenazaran con invadir el pais para ase Estados Unidos y Amé
gurar el pago de los empréstitos extranjeros y hacer respetar el capital gia climática" (3). La e
foráneo. En parte como resultado de estas amenazas, Venezuela final ciones han sido reciente
mente consiguió la estabilidad política y se convirtió en un miembro res cinanteestudio históric
ponsable del concierto de las naciones. Pero este avance, y el progreso sobre América Latina I
económico que trajo consigo, solo se alcanzaron con la férrea dictadura latinoamericanos impOl
personal de Juan Vicent,e Gómez, que gobernó a Venezuela entre 1908 y caricaturistas estadoun
1935. Gómez impuso el orden, protegió el capital y cumplió religiosamen noamericanos, represen
te las obligaciones financieras internacionales del pats. Aunque su dicta anglosajones. Por el COI
dura fue terriblemente corrupta y brutal, brindó a Venezuela grandes ba inestable, su gobiern
esperanzas de progreso. su seno surgian grupos
Interpretaciones de este tipo eran comunes a comienzos del siglo XX, eran mostrados como PE
y han seguido influenciando a los especialistas e inspirando la sabiduria A lo largo del siglo J
convencional de algunos venezolanos y muchos norteamericanos hasta les latinoamericanos esj
nuestros dias. Un expo:nente tipico de estas ideas en Estados Unidos, en rias racistas y climática
los años veintes, fue el distinguido geógrafo económico R. H. Whitbeck. Debido a que muchos de
Aunque jamás visitó Venezuela, presuntuosamente decia a sus alumnos se cada vez más vincula
de la Universidad de Wisconsin y a los lectores de sus influyentes libros chos aceptaban esas teol
de texto que la turbulenta historia política y el atraso económico de Ve embargo, rechazaba el dI
nezuela eran atribuibles a la raza y el clima. "El clima", escribió, "impo y el clima eran esencialn
ne al pals todas las desventajas del continuo calor y las enfermedades nante era renunciar a la
tropicales. (... ) La gran preponderancia de gentes no blancas en la pobla mismo era negar las pen
ción (al menos de 10, al) es, hasta cierto punto, consecuencia de la acción gión católica y las lengu
selectiva del clima. Afortunadamente, los frios vientos alisios, que so ciones,anglosajonas de lt
plan desde el mar la mayor parte del año, combinados con una considera América Latina era, ente;
ble área de tierras altas, proporcionan un clima apto para el hombre blan hegemonía política y cull
co en una zona de la sección septentrional delpals. (... ) Si Venezuela ha puerta a la potencial diso
de ser desarrollada por su propio pueblo, la energia y la iniciativa debe pensamiento de la mayor:
rán provenir de las tierras altas" U). ' considerablemente influe
Similares interpretaciones racistas yetnocéntricas de la historia de
y estadounidenses, era pe
Venezuela y Latinoamérica en general predominaron hasta bien entrados
dimentos climáticos y rae
los años cuarentas enIos circulos académicos de Estados Unidos. A co
ban los temas culturales,
mienzos de la década de 1930, Charles E. Chapman, quien ayudó a elltre
rico. La mayoria, como el
nar una generación de historiadores latinoamericanos en Berkeley, expli
to, subrayaba la importa]
caba la historia política de América Latina en el siglo XIX como una con
progreso. Otros desarroll
secuencia de la retrógrada, cultura hispánica y la perniciosa influencia de
podria superar el legado c
la raza y el clima (2). Una década más tarde, el decano de los historiado
cano Justo Sierramuestl
.' res diplomáticos norteamericanos, el profesor de Yale Samuel Flagg
plicaciones paradójicas c
Bemis, dedicó el primer capitulo de su gran historia de las relaciones de
dictadura de Porfirio Di,
1910, Sierra sosterna que
1. R. H. Whitbeck, Economic Geograpby ofLatin Ameriea, NewYork, 1926, pp. 59y 60.
2. Véase, por ejemplo, Cahpman, "The Age of the Caudillos", en HispaDic American Historical 8. Samuel Flagg Hemes, La depe¡
Review, No. 12, agosto de 1932, pp. 281-300.
4. Latín America in Caricature. A
VENEZUELA 237
3. &muel Flagg Benies, ... dependencia de Estados UDid08 en la América ...tina, M&xico, 1944.
4. t.tin America in Caricature, Austin, 1981.
VENEZUELA
238 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
7. Véase, por ejemplo, el volumen publicado bajo la dirección editorial d$ Germán ClIJ'I"ara Damas
y escrito por Carlos Salaz y M. Caballero, El eoucepto de la hiatoria ~ ValJeJdlla Luz. Caracas,
1966. .
8. Germán Carrera Damas es quien más ha hecho por fomentar el desarrollo de la nueva historio
grafta; concentra su atención en el estudiod$l siglo XIX. Véase su lIWorlopafia lIl8I'ÚIta ve
nezolana y oUos temas, Caracas, 1 9 6 7 . . .
9. Tal como lo aclara el resumen que sigue, el legado de una guerra de independencia inusual
mente destructiva, la consolidación tardía de una moderna eeonomia e~dora viable y la
forma dictatorial represiva que asumió laeonsoUdaci6n en Venezuela comprometieron seria
mente el desarrollo inicial de 108 estudios históricos venezolanos. Sin embargo, en décadas re
cientes, la disponibilidad de dinero proveniente del petróleo para niveles más altos de educa
ción y el mantenimiento de la hDertad académica han permitido un avance de estudios hi8t6ri
C08 profesionales quizá más acelerado qUé en los otros tres paiees tratados en estos ensayos.
10. La gula más práctica y actualizada de la historiografia venezolana es el ensayo bibliográfico en
John V. Lombardi, VeDezuela: Tbe Searcb for Order, The Dream of Progre.., New York,
1982. El horo mismo, que abarca desde los tiempos coloniales hasta los modernos, es la mejor
historia del pais en un volumen.
''S·}.i
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f. ~ , ~.~¡¡.~ "C. rí? ' '~ '! I!'" ¡,:.. ; ' l!: !i~ '"l'o ce .. CD íif J:f" ~e¡s-y ,,:,e i» (fi" ":-c< ~,. fD' O' (1)'" ''Y .1D" .~ T ;r¡.
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LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
242
ñola de la Nueva Granada que se convirtió en la moderna Venezuela). c11max y desenlace en 181:
Hacia 1700, no obstante, los comerciantes españoles y los latifundistas tos arreglos coloniales y
criollos empezaron a aprovechar la mano de obra de esclavos africanos, conflicto internacional dE
los mercados expansivos atlánticos, los ricos suelos yel clima de las pla nias y obligó a los latifun
nicies costeras y los valles andinos para extraer grandes beneficios de la mia cacaotera y cafetera
producción y venta de bienes tropicales. El más importante era el ~ao, cantes de esclavos y cont
un árbol originario del Nuevo Mundo cuyas semillas, molidas y combina nom1as de Holanda Gra
das con especias y azúcar, llegarian en forma de chocolate hasta las me diversas clases soc~les e
sas de las gentes acomodadas de Europa en los siglos xvn y XVIII y inquietantes fuerzas ideol
formar1an parte de la dieta del proletariado industrial europeo en el siglo largo periodo de cambio e
XIX. El otro producto era el café, un arbusto de origen africano cuyo cul de las principales potenci
tivo se difundió a través de la Cuenca del Caribe durante los siglos súbditos con el fin de fina
XVIII y XIX. Un poderoso estimulante, el café, lo mismo que el cacao y pitó las grandes revoluci(
el azúcar. en un principio era consumido en Europa por los ricos. Sin de estas revoluciones -e
embargo, a medida que progresaba la industrialización, se convirtió en los Estados Unidos, en Fr
articulo fundamental de la dieta obrera. El café con crema de leche y azú y por último en la Améri~
car, al igual que el chocolate, suminstraba estimulantes calodas fáciles ca, social diferentes y cad,
de preparar y de consumo rápido, cualidades importantes para las fami enolla que organizó el mi
lias obreras, que estaban obligadas a adaptar sus patrones de consumo a ideologias liberales del rep
los requerimientos de la vida fabril y al trabajo femenino fuera del hogar. a los comerciantes y latin
Las pol1ticas imperiales estimulaban la producción de cacao y, en menor pol1ticas comerciales deE
medida, de café en la Venezuela colonial. La Corona autorizó a los lati dencia podrla liberar las tiJ
fundistas la adquisición de esclavos africanos para que cultivaran estos en peligro la vida y la pro]
productos y concedió el monopolio comercial del cacao a una casa mer esclavos que destruyó la
cantil vasca. En consecuencia, la producción, particularmente de cacao, embargo, poco después dE
se extendió rápidamente a lo largo de la costa septentrional de la colonia Ibérica comprometiera la 8
durante el siglo XVIII. En esta región se desarrolló una típica sociédad de la élite criolla de Venez
de plantación del Nuevo Mundo: grandes haciendas poseidas por una Suramérica hacia la inde}M
minoria blanca y explotadas por una fuerza de trabajo principalmente productores de cacao en ,
esclava. Al mismo tiempo, en las vastas llanuras del do Orinoco, en el surgió como líder de dicha j
sur, surgió una economia ganadera, estimulada por la demanda de cueros ~pl1citos en la guerra era
de la industria europea y de carne en las economias esclavistas del Cari clales demasiado escasos I
be. No obstante, los ranchos ganaderos de los llanos venezolanoserElll de El, m~~iento de indepe~¿
indole primitiva. Enormes rebaños pertenecientes a unos pocosganade pnnclplO, tanto en una guel
ros vagaban libremente en las planicies, atendidos por una pequeña fuer Los miembros de las otl
za de trabajo compuesta por vaqueros independientes y nómadas, mu esclav~s y pardos de sangr.
chos de los cuales hablan huido de los sistemas coercitivos de trabajo del lar haCIa la lucha de indepel
norte de la colonia (las grandes extensiones de tierra al sur de los dos ron de manera distinta las .
Apure y Orinoco nunca fueron pobladas, efectivamente, en la época colo ban de las grandes revoluci
nial y en la actualidad siguen siendo muy escasamente ocupadas y poco
desarrolladas ). 11. Buena parte del material de esú
La lucha entre las principales potencias europeas por el control de ensayo de Carrera Damas "Para
una econom1a atlántica en transición de un capitalismo mercantil a otro el movimiento nacional de indep
industrial, lucha que se intensificó a fines del siglo XVIII y alcanzó su Historiografía IDaI'Ilsta (Vé_ la
VENEZUELA 243
RJA
cl1max y desenlace en las guerras napoleónicas, trastornó seriamente es
¡la). tos arreglos coloniales y culminó con la independencia de Venezuela. El
Itas conflicto internacional deterioró la red comercial de España con sus colo
lOS, nias y obligó a los latifundistas y comerciantes que controlaban la econo
pla mia cacaotera y cafetera de Venezuela a ampliar su comercio con trafi
.ela cantes de esclavos y contrabandistas que operaban en las dinámicas eco
~o,
nomias de Holanda, Gran Bretaña y Estados Unidos. Entre tanto, las
iDa diversas clases sociales de Venezuela se e~meraban por adaptarse a las
m.e inquietantes fuerzas ideológicas y politicas desencadenadas durante este
Uy largo periodo de cambio económico y politico en el mundo. Los esfuerzos
ligIo de las principales potencias europeas por gravar más fuertemente a sus
cul súbditos con el fm de financiar la lucha por la hegemonia mundial, preci
glos pitó las grandes revoluciones sociales y politieas de la época. Cada una
Iloy de estas revoluciones -en las colonias británicas que más tarde serian
Sin los Estados Unidos, en Francia, en Sto Domingue (posteriormente Haiti)
6 en y por último en la América española y portuguesa- obedeció a una lógi
azú ca social diferentes y cada una tuvo distintos significados para la élite
Íilles criolla que organizó el movimiento independentista en Venezuela. Las
ami ideologias liberales del republicanismo y el librecambio prometian liberar
iQOa a los comerciantes y latifundistas venezolanos del control politico y las
~ar. politicas comerciales de España. Sin embargo, una guerra de indepen
~or
dencia podría liberar las fuerzas sociales e ideológicas que habian puesto
'latí en peligro la vida y la propiedad en Francia y precipitado la revuelta de
~tos esclavos que destruyó la clase esclavista y terrateniente de Haití. Sin
mer embargo, poco después de que la invasión de Napoleón a la Penmsula
~ao, Ibérica comprometiera la autoridad imperial española en 1808, elementos
IOnia de la élite criolla de Venezuela efectuaron los primeros movimientos en
~ad Suramérica hacia la independencia. Simón Bol1var; uno de los más ricos
~·.una productores de cacao en Venezuela y propietario de muchos esclavos,
~nte surgió como l1der de dicha facción. Otros criollos juzgaron que los riesgos
~n el implicitos en la guerra eran demasiado grandes, o los beneficios poten
~~:~ ciales demasiado escasos, como para unirse a la lucha independentista.
E. de El movimiento de independencia de Venezuela se convirtió, asi, desde un
E~:
principio, tanto en una guerra civil como internacional (11 ).
Los miembros de las otras clases y castas de Venezuela, incluidos los
esclavos y pardos de sangre mezclada, mostraron una ambivalencia simi
~mu lar hacia la lucha de independencia. Elementos de cada grupo interpreta
!O del ron de manera distinta las ideologlas de libertad e igualdad que emana
¡=
101 de
ban de las grandes revoluciones de la época. La mayoria de los esclavos
11. Buena parte del material de este y de los dos párrafos siguientes está tomado del sugestivo
ensayo de Carrera Damas ••Para un esquema sobre la participación de las clases populares en
el movimiento nacional de independencia, en Venezuela, a comienzos del siglo XIX", en su
lotro Historiografia DUll'XIsta (Véase la Dota SI, pp. 69-99.
:zó su
244 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
tenían amos criollos y no españoles y, aunque buscaban asegurar su li la Independencia. Los m,
bertad individual, muchos se sumaron en un comienzo a las fuerzas rea hispánica se originaron el
listas cuando estalló la contienda. La gran población de pardos, que tra de lucha, éstos convergiet
bajaban como aparceros, artesanos, pequeños comerciantes e incluso altas del Perú (12).
profesionales, habían experimentado una creciente movilidad social y Sin embargo, a diferer
cierto acceso a la educación y las profesiones como resultado de las refor ción estratégica sobre las
mas -económicas y legales dispuestas por los españoles en sus esfuerzos be, que unían a España c.
por revitalizar su imperio hacia finales del siglo XVIII. Aquéllos resen secuencia, mientras que el
tían la discriminación social de la élite blanca, criolla o hispánica. vó a cabo prácticamente s
Tan pronto como empezó la lucha, aumentó la complejidad de las fue sometida a una brutf
actitudee conflictivas dentro y entre las principales clases. Fuerzas rea miento del dominio hispáJ:
listas e independentistas rivales cortejaban a los integrantes de las cla se hizo mucho más salvajl
ses trabajadoras por medio de concesiones ideológicas y materiales con el do lograban poner a su fav
fin de ganárselos para sus ejércitos. T8lllbién confiscaban y embargaban trol social y el respeto a la
propiedades para sostener su causa. La guerra brindaba oportunidades Además, Venezuela se
" de enriquecimiento personal, movilidad social y venganza individual, tanteo Era una sociedad e
mediadas por los antagonismos de clase y las tensiones raciales hereda quistar su independencia .
dos del pasado colonial. Por último, el movimiento de independencia, así deLsiglo XIX (13 ). Las ten
como las subsiguientes luchas politicas y sociales que envolvieron a la dad colonial venezolana y .
nueva nación, se vieron complicados por la influencia de los llaneros de plican en buena medida el
las planicies ganaderas del sur. Esta región tenía acceso al mercado in y politicos que el país aÍl'oI
ternacional y, por medio de él, a mercenarios y armas, lo mismo que una se vio más severamente In
reserva permanente de ganado para aprovisionar los ejércitos y una clase y la fuga de capitales fuero
trabajadora relativamente independiente de alta movilidad. Tal combi plear la frase de Halperin
nación de factores explica por qué el control pa·triota de 10s.llan08 y de las en cualquier otra parte del]
fuerzas que alli podían reclutarse decidieron la lucha de independencia en Como en el resto de A
Venezuela y, de hecho, en todo el norte de Suramérica. con España y su gradual ir
, .Desde una perspectiva comparativa, se destacan varios rasgos del industrial implicaron una ~
movimiento de independencia en Venezuela. Latifundistas y comercian de la sociedad. Con frecueD
tes venezolanos, situados en la periferia del imperio español en Suraméri el patrón altamente inequit
ca, al igual que los de Argentina, tenían mucho que ganar con la indepen
dencia. A diferencia del centro del Perú, la economia agrícola exportado
ra de Venezuela y Argentina estaba envía de ligarse estrechamente al
orden liberal capitalista-industrial surgido bajo la égida británica a prin 12. Richard Graham ha sintetizado (
comparativo de la dinámica del
cipios .del siglo. En el Perú, la preservación del complejo minero, así deDee in Latín Ameriea, New YOI
como el monopolio comercial y el control politico de España, eran vitales 13. St. Domingue, una posesión fru
para la salud económica de la colonia y para los intereses sociales de co pendencia. Empero, el legado dE
brutal y doble por la independen
merciantes y mineros y para la élite administrativa, militar y eclesiásti hisioria de Haití suministra aIgu
ca. En Venezuela y Argentina, la burocracia del colonialismo español era que comb&ttan por la independell
limitada y débil, y tendía a restringir el crecimiento económico y a cons ron sus sucesores. Brasil, una col
mal imperio económico británi~
treñir los intereses de las clases dominantes. Por estas razones en la portuguesa, sin mayores derrllllll
Suramérica española fueron las clases propietarias de Argentina yVene colonia esclavista de Espafla no 4
zuela las que se mostraron más réceptivas a la ideología liberal y fue de 14. Tullo Halperin Donghi, The Mtel
les Griffin, "Economic and Social
sus filas de donde surgieron los primeros y más decididos exponentes de Hjspaaie American Historieallle
VENEZUELA 245
12. Richard Graham ha sintetizado de manera clara los principales line4UJlientos· de este enfoque
comparativo de la dinámica del movimiento de independencia latinoamericano en IndepeD
dence in LatiD America, New York, 1972.
13. Sto Domlngue, una posesión francesa, fue la primera sociedad esclavista en obtener su inde
pendencia. Empero, el legado de la esclavitud, el monocultivo de la cafia de azúcar y la lucha
brutal y doble por la independencia y la libertad personalpolltraron a Haíti. La subsiguiente
historia de Haíti suministra algunos indicios de los riesgos que afrontaban los lideres criollos
que combatian por la independencia de Venezuela y la magnitud de los problemas que encara
ron sus sucesores. Brasil, una colonia esclavista de Portugal ya estrechamente ligada al infor
mal imperio económico británico, adquirió su independencia bajo la dirección de la Corona
portuguesa, sin mayores derramamientos de sangre ni unaconmocíón civil. Cuba, la principal
colonia esclavista de Esp!$l, no conquistó su independencia sino hasta finales del siglo.
14. Tulio Halperin Donghi, Tbe Aftermath 01 Revolution iD LatiD America, New York, 1973; Char
les Griffin, "Economic and Social Aspects of the Era 01 Spanish-American Independence" , en
HispanicAmerican mstorical Review, No. 29,.mayode 1949, pp. 170-187.
246 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
VENEZUELA
tura de clases jerárquica y en gran parte estática y la cultura politica
centralizada y autoritaria. todo ello heredado de la época colonial, resur taciones. Tan pronto com(J
gieron o se mantuvieron intactos a lo largo del siglo XIX. Ello es funda movimiento, solo el desfalle
mentalmente cierto. Sin embargo. cada uno de estos rasgos estructurales tado de la caída de la dema
tuvo que ser acomodado al nuevo orden mundial y sostenido de una ma más eficientes en otras latij
nera diferente. Después de la Independencia. se afrontaron problemas de des latinoamericanas, como
control social, fuga de capitales, endeudamiento externo y surgimiento nó en poco tiempo; en Otrli
de nuevas y poderosas fuerzas regionales y militares. El influjo de bienes hasta comienzos de la centl
industriales baratos minó gradualmente las actividades artesanales y mó plenamente la dinámica
obligó a amplios sectores de la población a encontrar nuevos medios de ción del poder estatal efecti1
vida. Los sistemas de trabajo, por sobre todo el régimen esclavista, te En Venezuela este proce
man que ser transformados. Las fuentes tradicionales de crédito y capi contra la realidad econ6mi~
tal prevalecientes bajo los arreglos mercantiles del orden español, modi pendencia trastornó seriam
ficadas o remplazadas. Los sistemas tributarios debían ser moderniza esfuerzos por revivirla. La .
dos. El papel económico y social de la Iglesia, lo mismo que sus relacio plantaciones del centro-no~
" nes con el Estado, redefinidos. Resuelta la pol1tica agraria, especialmen usurarias de interés sobre Ul
te el acceso a los terrenos corporativos de los indígenas y a los baldíos vez más renuente al trabaj(
públicos. Por último, debían crearse nuevos sistemas pollticos, judiciales planicies tropicales del Orin
y educativos acordes con la ideología republicana y liberal, aunque com guerras civiles crónicas que
patibles con los intereses de las clases dominantes y las estructuras so res. Aún más. dados los imp
ciales de cada país. Estos asuntos, así como las luchas que los decidieron, tria ganadera venezolana n(J
suscitaron intranquilidad social, conflicto ideológico y contiendas pol1ti mericanos y mundiales que I
cas enel seno de cada clase y entre todas ellas en las naciones indepen la demanda mundial se desp
dientes de Latinoamérica. Fueron especialmente pronunciadas en la Ve de alta calidad (16). Por el co
nezuela de comienzos del siglo XIX, donde la naturaleza de los proble tir de 1830 y él núcleo de la
mas sociales previos a la Independencia y lo prolongado y destructivo de las vertientes de los Andes'
la guerra complicaron todo. comercial europeo, principa~
La solución de las anteriores cuestiones dependía de la consolidación laborales y de intercambio.
de una clase dOlllinante consciente de sus necesidades y lo suficientemen capacidad de trabajo de los a
te fuerte para controlar el Estado e imponer su voluntad y sus concepcio tores. Las exportaciones alcl
nes al resto de la sociedad. Dicho proceso se completó de manera más en la década de 1870 y un mi
rápida donde la destrucción económica y el trastorno social causados por representaba cerca de tres C1:
la guerra fueron menores (como en Chile y Argentina), donde la élite lati sas del país y aportaba, indi
fundista y comercial era relativamente homogénea (como en Chile) y, de importaciones gravadas ce
aún más, donde fue posible la creación de una economía exportadora via mentales (17).
ble y dinámica en el contexto del nuevo orden económico del Atlántico.
Una economía exportadora en expansión daba .a los capitalistas locales e 15. El tráfico de esclavos fue abolido el
internacionales que manejaban la producción y el intercambio en el sec problemas de crédito y mano de ob
tor exportador la cohesión ideológica y el prestigio, los recursos económi en la obra pionera de John Lomb81
1820-1854,caracas, 1974.
cos y. en últimas, la fuerza pol1tica para controlar el Estado. Los ingre 16. Una iluminante discusión sobre los
sos generados por la ampliación de las exportaciones permitían que tal nos de Venezuela y de los obstácuk
clase aumentara el alcance y la efectividad del poder estatal -la capaci industria. se encuentra en Eduardo
en Mariano Picón-Salas et. al., Ve!
dad de socializar. coaccionar y extraer recursos de la sociedad civil 76.
para servir sus intereses de clase y promover el crecimiento de las expor 17. Datos anuales del volumen y el VI
Ramón Veloz, Economía y finanZa¡
!JRtA
VENEZUELA 247
ltica
taciones. Tan pronto como este proceso decimonónico estuvo en pleno
!Sur movimiento, solo el desfallecimiento de la economia exportadora -resul
~da
tado de la caída de la demanda mundial o el surgimiento de productores
tales
,ma más eficientes en otras latitudes- podía socavarlo. En algunas socieda
des latinoamericanas, como las de Chile y Argentina, este proceso culmi
iB de
nó en poco tiempo; en otras, como las de Venezuela y Colombia. duró
ento
mes hasta comienzos de la centuria siguiente. ya que solo entonces se consu
es y mó plenamente la dinámica de la expansión exportadora y la consolida
lB de
ción del poder estatal efectivo bajo la égida de los intereses exportadores.
l, te
En Venezuela este proceso de consolidación se estrelló una y otra vez
eapi contra la realidad económica a lo largo del siglo XIX. La guerra de Inde
.odi pendencia trastornó seriamente la economia venezolana y complicó los
niza esfuerzos por revivirla. La producción de cacao en las otrora prósperas
acio plantaciones del centro-norte del país languideció, sofocada por tasas
!nen usurarias de interés sobre un capital escaso y por una fuerza laboral cada
ldios vez más renuente al trabajo forzado (15). La industria ganadera de las
iales planicies tropicales del Orinoco sufrió considerablemente a causa de las
com guerras civiles crónicas que ayudó a engendrar en los decenios posterio
s so res. Aún más, dados los impedimentos climáticos y geográficos, la indus
tron, tria ganadera venezolana no podia competir con los productores latinoa
Dliti mericanos y mundiales que disponían de climas templados, una vez que
~en
la demanda mundial se desplazó de las pieles y la carne cecina a la carne
l Ve de alta calidad (16). Por el contrario, el cultivo del café se expandió a par
oble tir de 1830 y el núcleo de la industria se trasladó lentamente al oeste, a
!'ode las vertientes de los Andes venezolanos. AlU, bajo la batuta del capital
comercial europeo. principalmente alemán, surgió una serie de sistemas
Ilción laborales y de intercambio, tendientes a aprovecharla iniciativa y la
men capacidad de trabajo de los aparceros y los pequeños y medianos produc
pcio tores. Las exportaciones alcanzaron el medio millón de sacos de 60 kilos
más en la década de 1870 y un millón en 1914. Hacia el final del siglo, el café
s por representaba cerca de tres cuartas partes del creciente volumen de divi
Ilati sas del pais y aportaba, indirectamente, por su influencia sobre el nivel
té) y, de importaciones gravadas con tarifas, el grueso de los ingresos guberna
1 via
mentales (17).
ltiCO.
~es e 15. El tráfico de esclavos fue abolido en 1820 y la esclavitud en 1854. El proceso de abolición y los
I sec problemas de crédito y mano de obra en la economía de plantación de Venezuela son tratados
en la obra pionera de John Lombardi, Decadencia y abolición de la esclavitud en Venezuela.
~ómi 1820-1854, Caracas, 1974.
ngre 16. Una iluminante discusión sobre los estimativos inconsistentes del tamaíio de los rebaños vacu
le tal nos de Venezuela y de los obstáculos planteados por el clima y la geografia al desarrollo de la
industria, se encuentra en Eduardo Areila Farias, "Evolución de la economía en Venezuela",
~paci en Mariano Picón·Salas et. al., Venezuela iDdependiepte. 1810-1960, Caracas, 1962, pp. 374
lvil 76.
17. Datos anuales del volumen y el valor de las exportaciones cafeteras son suministrados en
iXPor - Ramón Veloz, Economía y finanzas de Venezuela desde 1830 basta 1944, Caracas. 1945. La
248 VENEZUELA
LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
La creciente importancia de la econonúa cafetera finalmente impulsó ficó una poderosa base de
a la clase dominante regional del estado del Táchira, principal productor persona. De modo que si
del grano, a competir por el poder polltico nacional. El control formal del clase dominante regional
gobierno nacional habia sido conseguido con la victoria de las fuerzas re duradera, personal y dict¡
volucionarias de Cipriano Castro en 1899, en momentos en que una drás aliados capitalistas nacio
.. tica disminución de los precios internacionales del café amenazaba la in perpetuar.
dustria y creaba una dislocación económica y un malestar social genera
les en la zona cafetera. La consolidación de dicho control se logró bajo el
principal lugarteniente y coterráneo tachirense de Castro, Juan Vicente
Gómez, después de 1908. De igual modo, a partir de dicho año, después La lucha de clases en una .
de una década de depresión, los precios del café empezaron a subir en una capitalismo mercantil al Íl
espiral que duró veinte años. El cultivo del café en Venezuela no se ex
raza o la cultura, constitt
tendió mucho durante este periodo, mas el valor de las exportaciones ca primer siglo de historia ve]
feteras se duplicó con creces (18). ,'
y politicoa colQienzos del
Desde el principio del régimen de Gómez, el proceso de consolidación ensayo, la lucha de clases, I
, , del control sobre la sociedad venezolana por parte de los intereses expor
tadores se vio influenciado por un nuevo producto, el petróleo, destinado eco?omia exportadora de 1
narlO de la historia de Ven
.' a moldear la historia del país en el siglo XX de manera mucho más pro
funda que el café., En 1907 y 1912 Castro y Gómez otorgaron concesiones
petroleras que pronto permitieron a las compatíias europeas y norteame
ricanas convertir a Venezuela en el mayor productor mundial del crudo.
por el crecimiento económi
legado de la dictadura de i
desarrollo económico liberó
Latina.
En 1925, el valor de las exportaciones petroleras de Venezuela sobrepa
saron a las de ca,fé. Tres años después triplicaban todas las demás expor Visto en el contexto de
taciones sumadas. Durante su prolongada dictadura, Gómez gobernó la historiografía reseñada E
.. para los intereses de la élite tachirense y los capitalistas internacionales
que lo respaldaban. Mantuvo el orden, protegió la propiedad e implantó
zuela es notablemente iróni
siciones .de los deterministJ
sente siglo, Venezuela -no
politicas financieras y monetarias de estilo liberal ortodoxo. Como Do
mingo Alberto Rangel ha demostrado, todo esto resultaba muy fácil para ?as de la Suramérica met
un hombre socializado en la ética capitalista de la economia exportadora :unpresionante récord de ~
de café del Táchira (19). Pero mientras el excedente económico generado las formas pol1ticas democr
por la producción cafetera se difundiapor la acción del mercado hacia más difamado en la historio
una amplia clase latifundista y comerciante regional, la riqueza que le nos, fue el que más contrib
reportaban a Venezuela las concesiones petroleras era repartida perso justicia poética en el hecho (
nalmente por Gómez, quien la utilizaba para construir una base polltica venezolana inspirara la rev
" .: diferente a la de la clase capitalista regional de la cual habia surgido. f~acias racistas y etnocéntJ
Creó una red de lealtades personales a lo largo y ancho de la nación y edi· Clones tradicionales del paSi
información debe interpretarse con cuidado. Una parle significativa pero aÚD no cuantificada PETROLEO Y DESARROLLO
del café exportado desde Venezuela a mediados del siglo XIX era producida en Colombia.
18. Este proceso polltico aún merece una investigación detallada, pero véase Domingo Alberto En el siglo XX, la clase obn
Rangel, El proe880del eapiialiamo contemporáDeo en Venezuela, Caracas, 1968, y del mismo
autor, Los odiDos en el poder, Caracas, 1964. Desarrollos similares y contemporáneos en riad~ petrolero, emergió COI
Colombia son examinados en Charles Bergquist, CaIié '1 confUdo en Colombia. 1886·1910. politlCO-económico liberal ql
Medellin. 1981, Ybrevemente reseñados en el capitulo siguiente. de Venezuela de la de la m
19. Domingo Alberto Rangel, Gómez,elamodelpoder, Valencia,l97!.
VENEZUELA 249
~l
e
s La lucha de clases en una economia mundial y nacional en transición del
Il capitalismo mercantil al industrial, no la simple influencia del clima, la
, raza o la cultura, constituye la mejor explicación del curso caótico del
t- primer siglo de historia venezolana y de la consolidación. del orden social
y politicoa conPenzos del segundo. Como veremos en el resto de este
n ensayo, la lucha de clases, engendrada ymoldeada por la estructura de la
r· economía exportadora de petróleo, también esclarecb el curso extraordi
o nario de la historia de Venezuela en el siglo XX. Las fuerzas generadas
.
IS
por el crecimiento económico basado en el petróleo socavaron primero el
legado de la dictadura de Góme~ y luego encaminaron el país hacia un
desarrollo económico liberal y político democrático, único en América
).
Latina.
I Visto en el contexto de la historia comparativa latinoamericana y de
r la historiografía reseñada en esta sección, el reciente desarrollo de Vene
iÓ zuela es notablemente irónico. Contrariamente a las expectativas y supo
~ sicionelS de los deterministas raciales y climáticos de principios del pre
iÓ sente siglo, Venezuela -no las sociedades más blancas y másdelSarrolla
)-
das de la Suramérica meridional 'y templada - ha registrado el más
'a impresionante récord de .crecimiento· económico y de mantenimiento de
las formas politicas democráticas de nuestro tiempo. El elemento social
!<> más difamado en la historiografla tradicional, los trabajadores venezola
~ nos, fue el que más contribuyó a este resultado contemporáneo. Existe
justicia poética en el hecho de que la lucha democrática de la clase obrera
p venezolana inspirara la revolución historiográfica que ha desafiado las
~a falacias racistas y etnocéntricas y los prejuicios clasistas de las explica
p. ciones tradicionales del pasado venezolano.
ti-
PETROLEO Y DESARROLLO
Ita
I
río En el siglo XX, la clase obrera de Venezl,1ela, encabezada por el proleta
DO riado petrolero, emergió como el motor y el principal garante del orden
ím
lO, politico-económico liberal que ha distinguido la historia contemporánea
de Venezuela de la de la mayorla dé sus vecinos latinOarhericanos. El
250 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
20. Esto es cierto pese al hecho de que el origen y el mantenimiento ~la democracia liberal de
Venezuela ha fascinado a los observadores de Estados Unidos y estimulado una serie de obras
recientes. Para un listado de las más eruditas, véa¡¡e la sección del siglo XX ~I ensayo biblio
gráfico en Lombardi, Venezuela... Una excepción a esta generalización es la obra de Robert J_
Alexander, en especial el capitulo 18 de TheVeoezuelan Democraüc Revolution, New Bruns
wick,l964.
21. La nota 48 reseña criticament.e las principales contribuciones a esta literatura y evalúa su rela·
ción con el argumento desarrollado en este ensayo.
A VENEZUELA 251
II Jista en las economias industriales del mundo desarrollado. De este
l- modo, el petróleo ha ayudado a modificar la forma como trabajamos y
:0 jugamos, la manera como comemos y nos vestimos, el estilo con que ha
IS cemos el amor y la guerra. Ha influenciado profundamente la magnitud,
el la velocidad y la calidad de la expansión del capitalismo mundial- en el
B siglo XX.
e La historia de la demanda de petróleo refleja su creciente importancia
e en la economía mundial. El consumo de petróleo aumentó geométrica
:i mente a medida que progresaba el siglo XX y, en las últimas décadas, se
le
la
ha convertido en el articulo más valioso del comercio mundial. Entre tan
to,los precios del crudo, pese a los incrementos masivos de la producción
..
•
lS mundial, permanecieron estables o crecieron lentamente hasta comieJ;lZos
n de los años setentas. Posteriormente fueron incrementados fuertemente
le por un cártel de paises productores. Así,la historia del petróleo es funda
os mentalmente distinta de la de la mayorla de los otros productos minera
0- les y agrlco1as. Al igual que el oro, con el cual es comparado a menudo,
ti hasta los años setentas el petróleo no sufrió fluctuaciones violentas en la
ca demanda, los precios y el suministro. Mientras que los ciclos económicos.
el mundiales, la competencia internacional y los cambiantes procesos in
el dustriales ha hecho de la producción de otros bienes de exportación una
empresa riesgosa, el petróleo, a pesar del aumento masivo en la produc
ción internacional, ha disfrutado de mercados relativamente estables y
de buenos precios.
Venezuela ha desempeñado un papel primordial en la historia de la
producción mundial del crudo desde el descubrimiento de sus principales
m reservas, al final de la Primera Guerra. Para 1928 Venezuela había sobre
na pasado a México como el primer exportador de petr-óleo del planeta. posi
in ción que mantuvo hasta los años sesentas, cuando el grueso de la produc
~ra
ción mundial se trasladó del,,lIemisferio Occidental al Oriente Medio.
~u Durante las dos décadas posteriores a la Segunda Guerra Muo.dial, Ve
~tó
nezuela fue el segundo productor de petróleo, después de Estados Uni
~ dos. Aunque la producción se estabilizó y luego cayó un poco a partir de
1965, Venezuela sigue siendo hoy un importante proveedor, a pesar de
que desde aquella fecha su participación en el mercado petrolero mundial
ha disminuido rápidamente.
El volumen de la producción petrolera de Venezuela entre 1918 y 1978
se muestra en el Gráfico 4.1 j el valor de las exportaciones entre 1920 y
1978 aparece en el Cuadro 4.1. La producción de crudo venezolano ha
experimentado perlodos de pequeñas caídas en la demanda mundial (en
tre 1981 Y 1988, al comienzo de la depresión mundial), de trastornos en el
transporte en época de guerra (1942-48) Y de saturaciones temporales de
la oferta. Pero hasta ahora dichos perlodos han sido breves y relativa
mente menores las alteraciones económicas causadas por ellos en Vene
zuela. El impacto de tales fluctuaciones en las finanzas del país ha sido
¡ 252 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
¡.
¡
CUADRO 4.1
CUADRO U
18·78,
A60 VaJordelu A60 Valor de 1.. AAo Valor de lu
uportacionetl uportacioDea uportaciones
aún menos severo. Hasta los años cuarentas. los ingresos petroleros de
Venezuela provenían principalmente de derechos concesionarios, que no
eran afectados ni por el volumen ni por el valor de las exportaciones, y de
las regalías, recaudadas según el volwrien y no el valor de la producción.
En consecuencia, incluso en el punto más bajo de la Gran Depresión, los
ingresos petroleros de Venezuela no disminuyeron apreciablem~te. Des~
de mediados de la década de 1940, la expansión del volumen de lQs ingre
sos ha sido extraordinaria. Los ingresos gubernamentales derivados di
:ADoario rectamente de la industri!il petrolera subieron al 10% del total a fines de
J, Statis· los años veintes, pasaron al 20% y luego al 80% en el d~enio siguiente y.
paraem
!Caraoo· superaron el 50% la mayor parte de los años desde 1944 (Véf¡se el Cuadro
~isti 4.2). De hecho, los ingresos del gobierno han dependido mucho más de la
iiidencia, economia petrolera que lo que indican estas cifras. Aunque durante déca
f'
CUADRO 4.2
(Millones de bol1vares)
Atlo
Total
iDgr.
Total
logr.
I
parte de
(B}co., Atlo Total
logr.
Total
¡ngr.
(B)
parte de
gubem. petro1. (A) pbern. petrol. ! (Ai
1917
72
16
0.2% 1941
346
12l.46 36.1%
1118
63
69
1.3 1942
325
87.75 27.0
1919
67
1.31 2.3 1943
306
139.30 46.5
1920
101
l.46 l.4 1144
446
269.39 60.4
1920
101
1.4.6 l.4 1944
446
269.39 60.4
1921
·82
2.21 2.7 1946
614
353.50 57.6
1922
71
7.50 10.6 1946
713
489.01 68.6
1923
88
3.78 4.3 1947
1.100 689.48 62.7
1924
102
5.91 5.8 1948
1.562 1.158.10 74.1
1926
120
20.81 17.4 1949
1.936 1.269.35 64.7
1926
172
17.88 10.4 1960
1.896 901.06 47.5
1927
182
2l.43 11.8 1961
2.267 1.317.10 58.1
1928
187,
46.19 24.7 1962
2.408 l.475.82 61.3
1929
230
50,34 21.9 1953
2.634 1;539,07 72.7
1930
256
47.33 18.5 1964
2.632 1.497.90 56.9
1931
210
46.98 ·22.4 1966
2.992 1.714.29 57.3
1932
186
45.15 24.4 1966
4.380 3.108.31 70.9
1933
172
. ·44.18 ,26.0. 1957
5.405 3.821.86 70.7
1934
172
52.05 30.3 1958
4.706 2.713:01 57.7
1936
203
59.30 29.2 1969
5.743 3.225.02 56.2
1936
189
63.61 33.7 1960 .
6.147 3.001.63 48.8
1937
274
81.78 29.8 1961
7.074 3.236.10 45.7
1938
331
118.61 35.8 1962
6.489 3.224.02'. 48.9
1939
341
109.47 32.1 1963
6.604 3.597.95 64.5
1940
354
97.71 27.6
I
I
Nota: Entre 1937 Y 196818 tasa de cambio del bol1var se mantuvo más o menos .constante en cerca
de 3.3 bolivareli por d ó l a r . · .
más ingresos por recaudos auuaneros potendales que lo que ganó por
r.o
u decenio. Es más, en los años setentas sedarían enormes incremen
7.6
No hay duda de que las exportaciones petroleras estimularon consi
de la industria antes de los años cuarentas, la mayor parte del excedente Aunque la creciente
generado por la producción petrolera era remitido al exterior como ga mente la migración inte:
nancia. Asimismo, los ingresos de los trabajadores venezolanos eran tante fue su influjo en ti
reducidos. Aunque los salarios en los campos petroleros eran altos en tér principal impacto econÓJ
minos venezolanos, la fuerza laboral vinculada a la producción petrolera enclave, sino en el popul,
no era grande. En su mejor momento, en 1948, llegó a sumar cerca de 55 a la capital. El creciente '
mil personas, entre obreros y empleados, alrededor de 3% de la fuerza de de las importaciones, la 1
trabajo nacional (Véase el Gráfico 4.1). Particularmente en las primeras los ingresos petroleros I
'. décadas de la producción petrolera, buena parte del dinero gastado en (solo entre 1938 y 1943 P
sueldos y salarios estaba dirigida a los administradores, técnicos y obre petroleros financiaron la ,
ros calificados extranjeros, quienes remitían a su pais una porción de sus de programas sociales y I
ingresos. Incluso hasta mediados del siglo buena parte de los alimentos y cambios ampliaron notal
, ., ,
el vestido consumidos por los obreros en los campos petroleros eran su vel de los servicios públi(
ministrados por los comisariatos de las compañías, que los importaban. resultado fue la migraciE
.' y
Sin embargo, la influencia indirecta de la producción petrolera en el que en 1930 solo cerca dt
desarrollo socioeconómico de Venezuela ha sido extraordinaria. Mucha poblaciones de 1 mil o má
de esa influencia se revela en la migraciónintema. La expansión de la la mitad y en 1970 a tres e
producción de petróleo hizo que muchos trabajadores dejaran la agricul A medida que la prodl
tura y se trasladaran a la zona petrolera. La producción de crudo es más mica en la zona petrolera)
intensiva en trabajo durante las fases iniciales de exploración, perfora donaban el campo en pl'OCl
ción y construcción de oleoductos y facilidades portuarias. En parte por na empezó a sufrir. AlguDl
esta razón y también por las técnicas relativamente primitivas de explo su fuerza de trabajo eleva
ración y construcción de la época, la demanda de trabajo de la economía ron sus tierras, que en la I
petrolera en sUs comienzos era mucho más grande, en términos compara su capital a inversiones 1
tivos, que en años posteriores. Cuando la producción llegó en 1927 a cer urbana, la construcción y l
ca de 60 millones de barriles, en la nómina de las compañias había 21 mil colas venezolanos, tanto lo
obreros; los menos calificados ganaban salarios dos o tres veces más al se hicieron más costosos Ji
tos que el promedio de los jornaleros agrícolas de Venezuela. En 1948. el nes de otros paises. Los crE
año de máximo empleo en la industria, la producción se habia expandido espiral alcista de precios y
casi diez veces, mientras que la fuerza laboral solo lo había hecho dos curriera de manera crecíen«
veces y media. Entre 1920 y 1940 la poblaCión de los estados productores blemas de la agricultura v
de petróleo creció más rápido que la de otras partes de Venezuela, con la destinada a la exportación
excepción del Distrito Federal, donde estaba situada la capital. Caracas. hablan mantenido en nivelE
Sin embargo, no todos los migrantes que llegaban a los estadospetrole se r~uperaron de la deprE
ros hallaban trabajo en los campos y muchos terminaban en los pueblos gobIerno por canalizar algv
que se desarrollaban velozmente en las afueras de los principales campos agrícola y subsidios a las e
petroleros o se trasladaban a la metrópoli del enclave, la ciudad de Mara volumen de las exportacion4
caibo. Algunas pequeñas ciudades petroleras vieron incrementar su po nivel logrado en los años,
blación varias veces durante los años veintes. Maracaibo, la segunda ciu para el consumo doméstico
dad de Venezuela, duplicó su tamaño en dicha década hasta alcanzar los tema.. Para 1950 la agricultl
80 mil habitantes (25). del mercado nacional de a1ir
petrolera y de su impacto en Venezuela antes de 1960 escrita por Edwin Lieuwen, Petroleum
iD Venezuela, Berkeley, 1954.
258 LOS TRABAJADORES EN LA HISTOIUA
VENEZUELA
t
(
.,
.. dores de mercancías foráneas, pero resultaba desastrosa para los agricul
tores. Un estudioso de la economia del pa1s en los tiempos de Gómez ha
caracterizada estas politicas como un proceso de "sustitución de produc
ción". En contraste con el proceso de industrialización por sustitución de
alrededor de 10% de la pn:
crecimiento industrial ha si
c~s en transporte (no es coi;
SIstema de autopistas de ]
r"
~. importaciones impulsado en otros paises latinoamericanos corno res b~sica (acero y petroquÍmic
bienes de consumo, pero SÍfl
puesta a la crisis mundial, a las devaluaciones monetarias domésticas y a
~
i.:; ".. los controles de cambios, los productos agrícolas venezolanos, ya afecta ras para sufragar la enormE
"
~' .. dos por altos costos de producción, se tornaron menos competitivos en el mas industriales y tecnolog:
r!
mercado mundial durante la década de los treintas. Las importaciones no sector industrial (29).
L
pagadas con dineros del petróleo remplazaron muchos productos que Este resumen demuestr~
antes se cultivaban en el país (27'. crecimiento de la economía
Las politicas monetarias y cambiarias de Venezuela durante los años las últimas cuatro décadas
treintas inhibieron también el desarrollo de la industria manufacturera, gran riqueza generada por E
1; aunque la capacidad del país para empezar a producir los articulos que
importaba era, de todos modos, extremadamente limitada. Los estableci
buida en el pats y destinada
industrial. La transfoi'maci<
mientos manufactureros eran muy escasos y esencialmente artesanales sultado fundamental de un p
al principio de la crisis. La. mayorfaeran pequeños talleres dedicados a so empezó cuando los sector.
procesar productos agrícolas y ganaderos. El primer censo industrial. fuerza que les había impuest
realizado en 1936. reportó a 46.855 trabajadores en 8.025 establecimien ~u~ha p~r forjar una sociedac
tos. con un promedio de 5.8 obreros por unidad manufacturera. Más de la mJustlcla social y la pobreza
mitad de dichos operarios estaban empleados en el procesamiento de ali mática. Las fuerzas popularE
mentos. y casi todos los restantes en la confección y la fabricación de do a lideres con una visión I
cueros, tabaco. vidrio, cerámica y artículos de madera. Los únicos esta embargo, llegaron a respalru
ciedad liberal y capitalista. 1
26. Las tendencias en la agricultura de exportación se halllll1 ilustradas en forma gráfica en Arcila
Farias, "Evolución" .•. , entre las páginas 416 y 417. El estimado de la producción agricola
doméstica. proviene de Loring AlIen, VenezuelaD Eeoaomk Developm.eDi,. Greenwich, 1977, 28. T. E. CaniIIo BataIlÍl, El desanoll
p, 231. Los problemas actuales de la agricultura venezolana son examinados en George W. mlana,~. 1962, pp. 11-17.
Schuyler, Hunger in Land ofPlenty, Cambridge, 1980. 29. Un examen mformativo y o~
27. Eugenia Stevens Wheelwright, "The Economy 01 Venezuela Under Juan Vicente Gómez Development. .. Un análisis agudo
Flores Diaz. "El capitalismo la
1908-1935: Policies 01 Underdevelopment", tesis de M.A., University of Washington, 1979. '
nano ImP8lialismo en América e;.
VENEZUELA 259
~
ic:ola 28. T. E. Carrillo Batalla, El desarroUo del sedor lIUIIlUfadurero iDduatrial de la ecoDOmía vene
1977, mIaDa, Caraeas. 1962, pp. 11-17.
eW. 29. Un eumen informativo y optimista de todos estos desarrollos es Anen, Venezuelan Economic:
Development. .. Un análisis agudo y pesimista de la trayectoria del desarrollo del paÚ! es Max
mez, Flores Diaz, "El capitalismo en la Venezuela actual" • una ponencia presentada en el "Semi
r9. nario Imperialismo en América Latina" • Universidad Autónoma de México. mayo de 1979.
260 LOS TRABAJADORES EN LA lJISTORIA VENEZUELA
listas, que tan decididfllllente promovieron el desarrollo económico de hallados en casi, todas parte
Venezuela durante las últimas cuatro décadas; no crearon una· economía dos hasta el momento se en
industrial integrada, libre de la dependencia extrema de las exportacio Caribe, y en la región del Me
nespetroleras para su expansión continuada. Tampoco fomentaron de
manera significativa una mayor igualdad social. Algunos alegarían que El conocimiento del hom
aquéllas convirtieron a Venezuela en una pequeña caricatura de las socie terráneos es antiguo. El pref
dades capitalistas avanzadas orientadas al consumo que, al igual que lugares en Persia, la palabra
Ven~uela, han dependido dalpetróleopara mantener el crecimiento eco
la Venezuela precolombina el
nómico y la estabilidad politiea bajo formas democrático-liberales. Pero designar sitios en donde las
'.
las políticas reformistas han permitido a Venezuela superar sistemática zaban la superficie y formal:
mente ciertas contradicciones del desarrollo capitalista periférico que de años antes de que el petró
han conducido a países como Chile y Argentina a un atolladero. También comercialmente para lubrici
han permitido a Venezuela expandir y profundizar el proceso de indus EUropa de mediados del sigl(
trializacióncapitalista, legitimizándolopor medio de la participación po se perforado en Estados Uní
lítica masiva en un sistema democrático-liberal. del orbe utilizaban el crudo el
No obstante, solo cuando la s
ción fue ampliamente aprecia
LA CREACION DEUN PROLETA&IADO PETROLERO siglo XIX, la demanda de pel
cipios del siglo XX surgieron
El proceso politico que. transfopnó a Venezuela a mediados del siglo de Unidos y Europa Occidental,
una dictadura autocrática enUDa democracia liberal de masas tiene sus tribución del querosene en 101
raíces culturales y sociales en el enclave. petrolero creado bajo los auspi Guerra Mundial, el petróleo B
cios del capital extranjero en los años veintes. El escenario en que surgió mica que aún hoy conserva.
la democracia venezolana fuedeterminaclo por fuerzas históricas que es Después de la contienda,
capaban al control de los trabajadores. Pero los hombres y mujeres que interna y la aplicación genera
entr$'on a laborar en los C8JllPOS, petroleros afianzaron bien pronto la cul cimientos de calefacción y enE
.tura y las instituciones so~les y desafiaron las· fuerzas impersonales aumentar vertiginosamente 11
que determinaban buena PiU'te de su existencia. Ya tiempo que apren poraciones petroleras por el CI
dían a cambiar sus vidas por medio de la acción colectiva; contribuían a los años veintes. Venezuela tu
transformar la historia de su .pa1s. Antes de la guerra, la inve
del Nuevo Mundo se concent
que siguieron a la Revolución
económicas nacionalistas y la
I •
ron a lascompañias britániCl
h
.,'
Los geólogos han formulado teorias diversas sobre la formación de los suministro más seguras y pot
depósitos de hidrocarburos liquido s que llamamos petróleo o aceite de la demanda mundial. En la e.
roca. Empero,la mayoría está de acuerdo en que el proceso se inició hace indicios de grandes reservas
milenios en forma de sedimentos orgánicos. Los depósitos fueron sepul dispuesta, por un precio redUI
tados por sucesivas formaciones rocosas, transformados en hidrocarbu bornos abiertos, a estimular y
"
ros liquidos PQr el calor y la presión y encerrados en reservas subterrá 1918, capitalistas británicos
neas formadas por los desplazamientos y pandeas de la tierra. Por lo Shell empezaron a producir ca
general estasvas~ y disc(mtinuas reservas subterráneas están com nezuela. En 1922 los intereses
puestas de arenisca porosa o formaciones. de piedra caliza rodeadas de rado importantes concesiones
.I , rocas mits duras yno porosas. Pozos subterráneos de petróleo han sido representantes diplomáticos (
VENEZUELA 261
e hallados en casi todas partes del planeta, pero los más grandes explota
il dos hasta el momento se encuentran al norte, el oeste y el sur· del Mar
,- Caribe, y en la región del Medio Oriente.
e El conocimiento del hombre acerca de la existencia de depósitos sub
e terráneos es antiguo. El prefijo Kir que se agregaba a ciertos nombres de
lugares en Persia,la palabra chapopote en México y el término mene en
la Venezuela precolombina eran empleados por los pueblos antiguos para
designar sitios en donde las filtraciones de reservas subterráneas alcan
)
zaban la superficie y formaban lagos bituminosos o asfaltosos. Cientos
de años antes de que el petróleo de depósitos de esquisto fuera procesado
comercialmente para lubricantes y mecanismos de iluminación en la
1
Europa de mediados del siglo XIX, y de que el primer pozo petrolero fue
se perforado en Estados Unidos en 1859, los pueblos de varias regiones
del orbe utilizaban el crudo en la construcción, elcaláfateo y la medicina.
No obstante, solo cuando la superior calidad del querosene en la ilumina
ción fue ampliamente apreciada en las sociedades industriales, a fines del
siglo XIX, la demanda de petróleo empezó a crecer rápidamente. A prin
cipios del siglo XX surgieron grandes empresas capitalistas en Estados
Unidos y Europa Occidental, que monopolizaron el procesamiento y dis
tribución del querosene en los mercados mundiales. Durante la Primera
Guerra Mundial, el petróleo adquirió la importancia estratégica y econó
mica que aún hoy conserva.
Después de la contienda, la proliferación del motor de combustión
interna y la aplicación generalizada del fuel-oil para satisfacer los reque
rimientos de calefacción y energ1a de las economias industriales hicieron
aumentar vertiginosamente la demanda. En la pelea de las grandes cor
poraciones petroleras por el control de nuevas fuentes de suministro, en
los años veintes, Venezuela tuvo una importancia considerable.
Antes de la guerra, la inversión extranjera en la producción petrolera
del Nuevo Mundo se concentraba en México. Sin embargo, en los dias
que siguieron a la Revolución Mexicana de 1910, la amenaza de polltica~
económicas nacionalistas y la crónica inestabilidad social y pol1tica lleva
ron a lascompañias británicas y estadounidenses a buscar fuentes d~
suministro más seguras y potencialmente más rentables para satisfacer
la demanda mundial. En la cercana Venezuela encontraron promisorios
indicios de grandes reservas petroleras y una dictadura complaciénte
dispuesta, por un precio reducido, en ocasiones pagado en forma de so~
hornos abiertos, a estimular y a proteger la inversión foránea. A partir de
1918, capitalistas británicos y holandeses afiliados a la Royal Dutch
Shell empezaron a producir cantidades significativas de petróleo en Ve
nezuela. En 1922 los intereses petroleros norteamericanos habían acapa
rado importantes concesiones en Venezuela y obtenido el apoyo de los
representantes diplomáticos de su país para logra:r de la dictadura de
262 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
Gómez una nueva ley petrolera que otorgara al capital extranjero un ca de Maracaibo, la alta i
acceso barato y virtualmente sin restricciones a las reservas de crudo. Lo gros de BUS selvas meriID
único que faltaba para fijar el destino petrolero de Venezuela era una blos indígenas, convertía
prueba concreta de la magnitud de las reservas. Tal prueba llegó el 14 de pos petroleros durante lo
diciembre de 1922, cuando una subsidiaria de la Shel1 que perforaba un exigencias colectivas tenJ
",
orificio abandonado en el costado oriental del Lago de Maracaibo se topó agua fresca y potable.
con un pozo que, seglÍn palabras de Edwin Lieuwen, "colocó a Venezuela Entre la exploración I
en el mapa de todo petrolero", El caudal del Barroso Número 2, escribió científica extremadament
P ,
en su estudio clásico de la economia petrolera de Venezuela, "empezó con dia un abismo. Los expl(
2 mil barriles por dia y aumentó rápidamente hasta que hizo brotar los local para hallar los princ
100 mil, destruyó la torre de perforación y lanzó al aire una columna de derechos minerales sobre •
petróleo de 200 pies de altura. Era un enorme pozo (que The New York una concesión del Estado
Times calificó como) ¡el más productivo del mundo!" El pozo Barroso, el No .obstante, solo las gig
primero de una serie de grandes productores en los campos petroleros de las mmensas cantidades d
Bolivar, dio origen a una frenética actividad perforadora por parte de las cial petrolero de países COI
compañia s norteamericanas y británicas en sus concesiones venezolanas. 1878 empresarios venezoh:
Hacia finales de los años veintes, toda la parte oriental del Lago de Ma· queñas factorías de procef
racaibo y su linea costera se hallaban cubiertas por un bosque de torres p.ero la producción de petr
de perforación. Venezuela se habia convertido en la primera nación ex· Slones para abrir carreterl
portadora de petróleo del mundo (30). transportar costosos equíI
Aunque posteriormente se descubrieron sustanciales reservas de cru· dos y técnicos; construir o
do en varias partes de la región septentrional del Orinoco, la Cuenca de portuarias, y asegurar tran
Maracaibo ha seguido siendo el núcleo principal de la industria petrolera do industrializado. Finalm
de Venezuela (Véase Mapa 4.1 ), Dicha cuenca está formada por dos espo dominada pór un puñado d
lones de los Andes y dominada por un gran lago de agua fresca conecta pequeños productores inde]
do con el mar. Los españoles, que entraron al lago en 1499 e inspecciona ceso a las refinerías y a las
ron las aldeas indigenas construidas sobre pilotes en el agua, bautizaron planeta (31).
.la región Venezuela (PequeñaVenecia). Dicho nombre fue luego aplicado
a toda la colonia española, cuyo centro administrativo y económico se La producción de petról.
ras décadas, requería numel
desarrolló a unos 400 kilómetros al este del lago, en los valles interandi
Los hombres realizaban el t
nos más frios, alrededor de Caracas. La Cuenca de Maracaibo, cuya tem ras, oleoductos y campos,¡
peratura promedio es la más alta que se registra en Suramérica, fue muy
~lleres de máquinas y en lo:
poco poblada hasta el siglo XX. Después de la independencia la región
blén algunos hombres, apOJ
fue administrada como el estado del Zulla y solo su capital, Maracaibo,
de estos obreros eran venez(
creció en forma significativa durante el siglo XIX. Ubicada a la entrada
las zonas rurales del Zulla I
del lago, Maracaibo se convirtió en el principal puerto cafetero de Vene
dades significativas de tral
zuela, el centro de distribución del grano proveniente de los Andes vene
país, algunos de lugares tall
zolanos y colombianos, que era traido por el R10 Zulla y trasbordado a
la costa noreste de Venezuel
buques con destino a los mercados europeos. El clima tórrido de la Cuen
31. Este párrafo está basado fundamentalmente en el valioso recuento del desarrollo inicial de la
~detodos industria petrolera de México, editado por W. J. Archer, un funcionario de la Pan American
Petroleum and Transport Company, Mexicsn Petroleum, New York, 1922.
264 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
, ,Al llegar no habia vivienda, por lo que decidimos los margaritefios colocar un canal
de zinc debajo' de una mata de uva, muy cetca a la playa. En esa forma nos protegia
mos de la lluviá y almacenábamos nuestros alimentos. Sobre la atena prendiamos
fuego y a1ll cocinábamos nuestra comida. Nos ba1iábamos en la playa y en la vegeta
ción hacl.am.os nuestras evacuaciones. No habia ningún tipo de servicio, ni siquiera
médico. Un día, mientras trabajábamos, Mister Duboy, el superintendente del cam
pamento, vio nuestra vivienda improvisada y dio órdenes para que fuera destruida.
Al llegar en la noche, no tenlamos ningún sitio donde protegemos contra la lluvia,
que desafortunadamente esa misma noche cayó. Al dia siguiente, decidimos no ira
trabajar y exigimos una explicación a la compafiia.El reBio. de los venezolanos se
solidarizaron con nosotros y así todos noS pusimos en huelga. La explicación dada
por la compafiia fue que la apariencia de nuestra casa improvisada era desagrada
ble. (... ) La compafiia trajo a la policía para obligamos a trabajar, logrando que los
trabajadores reiniciaran sus trabajos, excepto los doce margariteños, que fuimos
expulsados" (32),
32. La cita es reproducida de una entrevista con Taborda, publicada en Paul Nehru Tennassee,
Veoezuela, los obreros petroleros y la Illcha pol'lademocracia, Madrid y Caracas, 1979,
p. 107. Comento la imporiante contril:>uci.c)n de Tennassee en la nota 48.
VENEZUELA 266
nos de clase: co.mbinando. las palabras inglesas "my" y" friend" , los llama
Jtas Quizá las divisio.nes étnicas y culturales más serias entre lo.s o.breros
:ari petro.lero.s de Venezuela eran las que refo.rzaban la distinción entre o.pe
nAs rarios calificado.s y no. calificádos. En lo.s primeros años, la vasta mayo.ría
pe de lo.s o.brero.s calificados eran extranjero.s blancos, que ganaban el do.ble
ve- de lo.s pocos venezo.lano.s calificado.s. Maquinistas, electricistas, so.lda·
dores y o.perarios de equipo pesado. venían principalmente de Estados
Unido.s, lo. mismo que lo.s ho.mbres más respetados y mejo.r remunerados
de cuello. azul, lo.s de lo.s equipos de perforación (84) .
anal Las cuadrillas de perfo.ración eran muy unidas, y se mostraban orgu
Igia llosas de sus conocimientos, valo.r y eficiencia en una gama variada de
mos
técnicas y en o.ficio.s peligrosos. En los afio.s veintes una cuadrilla de per..
~eta
IÍera foración estaba·eo.mpuesta usualmente po.r cÍDeo. ho.mbres, esco.gidos po.r
::am el perfo.rado.r mismo., quien co.ntro.laba· ·la velocidad de perfo.ración y
alda. tomaba decisio.nes técnicas· co.n relación a lo.s tipo.s de taladro. y de cu·
lvia. bierta para' pro.teger el agujero.. Determinaba asimismo cuándo estaba
rir'a
ISse
gastado un taladro. o. cuándo. era necesario. suspender la perfo.ración de
dada
bido a pro.blemas técniCo.s, lo. que o.bligaba a la cuadrilla a .' •salir" del
ada agujero. Entonces la cuadrilla activaba el aparejo sujeto al extremo. su
proveniente del hueco. Estos eran apenas los peligros más espectacula " "Las cuadrillas de perfora
res y temidos. También existia para el obrero la amenaza constante de mundo. Ya que son por lo
ser mutilado o aplastado en el veloz proceso de acople y desacople de las hombres muestran un natw
hacia la derecha'. Cuando a
largas secciones de tuberia en acero -un revestimiento de pozo de 10 lo a trabajar para arreglar «
pulgadas pesaba 40 libras por pie lineal, y las secciones de tuberia usa de motores y experto en rep
das en los años cuarentas en los campos de Maracaibo alcanzaban los 90 ble y tradicional opinión de
pies de longitud-. Todas las labores de perforación se complicaban en c:on el sudor de su frente y Q
...
'
los pozos localizados deblÜo del mar, que se convertirian en el simbolo
de la producción petrolera del Lago de Maracaibo. Los buzos, que efec
de la perforación (37).
"Las cuadrillas de perforac,ión figuran entre los trabajadores más confiables del
mundo. Ya que son por lo .neralindependientes y segurps de si mismos, estos
hombres muestran un natural orgullo por el trabajo de mantener el taladro 'girando
hacia la dereeha' . Cuando algo malo sucede, uno de estos duros se pone de inmedia·
to a trabajar para arreglar el problema. Es a la vez plomero, electricista, mednico
de motores y experto en reparar con alambre el equipo dañado. (...) Es de la admira
ble Y tradicional opinión de que un hombre debe luchar por un trabajo, conservarlo
con el sudor. de su frente y compartir la responsabilidad de hacer rentable ·el negocio
de la perforación (37).
pub1icación de¡~ empresa, The Lemp, febrero de 1945, pp. 1 Y 23. Hicks es considerado por
algunos de SUfl admiradores como el hombre que complementó las teorlas cientificas de admi
nistración de Frederick W. Taylor, estableciendo el arte de las model'D88 relaciones industria
les. Hicks esQ0z6.su mosofla en un libro publicado en 1941, M1We in IDduatrial Relatioas,
New York. Unrec:ueÍlto acritico de la historia de las relaciones laborales de la Jersey Standard
es Stuart Chase, •'A Generation of IndUfltrial Peace" , en The Lemp, octubre de 1946, pp. 2-14
y 30-32. Sin embargo, incluso Chase reconoce lOs rasgos estructurales, anotados en el texto,
que fomentaron las relaciones laborales relativamente tranquilas que se dieron en la indus
tria.
37. Robert R, Wheeler y Maurine Whited. Oil - From Prospect lo Pipeline. Guidebook for 8tu
den.... Mineral Owuers, IDvestors and Oil ComplUlf Pereo_el, Houston, 1958. Una afirma
ción similar sobre las actitudes de las cuadrillas de perforación de Estados Unidos aparece en
la publicación de Hagw, Oil Field Pradiee, ],921, p. 96.
38. Rodolfo Quintero, .quien ayudÓ a organizar uno de los primeros sindicatos de obreros petrole
ros de Venezuela a comienzos de los aftos treintas, insistió en este punto en una entrevista
conmigo en Caracas el6 y 7 de julio de 1979. Tennassee, Venezuela, 108 obreros petroleros,
aporta evidencia adicional, pp. 134-35.
268 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
39. C. C. McDermund, Who's Who in Venezuela, Maracaibo, 1932, p. 180; ~óqüe 8010 una
quinta parte de los obreros calificados e:ttran,jerosen ]u nóminas deias.toi;npaiUas dé M.ara
caibo en 1929 aún estaban en Venezuela en junio de 1932.. Las concepciones ~p~esariales en
tomo de la necesidad de •'venezuelanizar" la fuerza de trabajo se diBCuténen Tti.eLamg.fe
brerode 1945, pp. 16-22. Entre 1939 Y 1946, CreOle,la.filiá1 de la St8llc:wcfón de New .Térsey
que se convirtió en el principal productor de crudo de Venezuela duran~la gUerFll, amplió
rápidamente su fuerza laboral en dicho pa1s de 6.625 a 10.072 empleados, Los' obreros venezo
lanos nuevos daban cuenta de la totalidad de tal aumento. Los' empleadoS' 'ripatriados" de la
Creole, en su mayorla ciudadanos nortéamerieanos, disminuyeron de 691 en 1939 a 411 en
1943, para luego subir a 556 en 1945. Durante el mismo periOdo, el "penonallocal" de la
compañia, venezolano en su casi totalidad, S8 incrementó de 6.934 a 1Ul6empleadóS. Estas
estadísticas reflejan las divisiones raciales y culturalas ÚlstituciOnalir&dasen el seno de las
corporaciones petroleras multinacionales. Los empleadóe "expatriados" mcluían' europeos
blancos que ganaban el máximo; el •'personal local" comprendiapeque60s grupos de emplea
dos de América Latina y el Caribe, junto con la mayoria venezolana. Char1eaSierling Popple,
n.
Standard on Company (New .TerlleYl in World War New York, 1952,p. 224. Esté libro fue
encargado y publicado por la empresa.
l'f)RIA VENEZUELA 269
e~im "fuerte, 'recio, de ojos pardos claros que miraban con lealtad y con fir
ior a meza". El perforador se quita su pesado guante y ofrece a Remota su
mano fuerte y callosa: "VenancioNavas, para servirle". Resulta que
~~li- Remota COBoce al hombre. Cuando era niña la habia salvado de una
~rosa muerte casi segura al obligara su padre a abandonar un esfuerzo suicida
'bien por navegar en el Lago de Maracaibo durante una violenta tormenta noc
spro turna. Una vez que estuvieron,,:&. salvo en Maracaibo,su padre le dijo:
Sobre "No olvides nunca que a Venaneio Navas tienes que agradecerle mu
liento cho". "Pero en realidad''., Venanciole dice ahora a Remota, "no tiene
~ro. que agradecerme". <"Y más le digo: cuando necesite de mi, para lo que
~tory sea, no tiene sino que llamarme" . A medida que se desarrolla la novela,
~o Remota consolida una nueva y poderosa, identidad que surge de los dis
:eren pares elementos indigenas y europeos de su pasado, y se aventura por
lrQnto los rios de la Cuenca de Marace.ibo el1 un ambicioso y peligroso esfuerzo
~de por construir una sociedad moderna y más justa para sus compatriotas.
Ibl de Contrata a Venancio Navas como piloto de su barco y protector perso
qes¡, nal (40).
~lIa Además de ,los obreros calificados y no calificados, la producción pe
il~O trolera de Venezuela requeriagrandes y crecientes cantidades de em
~te pleados. En un comienzo, prácticamente todos los administradores, in..
tman. genieros y técnicos, así como mUchos médicos, contadores, secretarios y
.do oficinistas, provenían del extranjero.' En Maracaibo la administraci6n de
,inri los campos y las compañias era llevada en inglés hasta los años cuaren
El Una tas. Esto daba a los ciudadanos norteamericanos y británicos Una ventaja
llanle en la competencia por los empleos de oficina. Los venezolanos que logra
Iftl'fo ban tales empleos sufrian la discriminación social'y racial. También re
••ta- sentían el hecho de que sus e~s salariales y sus beneficios eran muy
~. inferiores a los de sus colegas extr8lÜeros.Los oficinistas venezolanos,
fIINJOS, por ejemplo, ganaban entre· 500 y 1.260 bolivar~s mensuales en 1932,
aproximadamente entre 65 y 151d6lares' ala tasa de cambio prevale
ciente de 7.75. Los extranjeros devengaban entre 175 y 275 d6lares al
mes, o sea, el doble durante el mismo periodo (41). No es sorprendente,
entonces, que las primeras demandas colectivas de los empleados orga
nizados exigiesen poner fina la discriminación racial y social, y pago
igual por trabajo igual.
Los obreros petroleros mostraron una" notable comprensi6n de las
divisiones raciales y culturales que dividian apatronos y obreros califica
dos y empleados extranjeros, por un lado, y la fuerza de trabajo venezo
lana, por el otro. Todos los extranjeros eran burlonamente' llamados
musiús. El término, supuestamente derivado del francés, poseía' fuertes
40. Las citas son de Sobre esta misma tierra. Buenos Aires, 1944, pp. 135-36.
41. McDermund, Who's Who, p. ISO.
270 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
matices raciales y fue usado por la izquierda para despertar los senti depositaban en bolsas eSJ)E
mientos nacionalistas y la solidaridad obrera por encima de las divisio obreros venezolanos siem]
nes raciales entre los trabajadores durante la primera gran movilización salada, arroz cocido y yuca.
proletaria de la industria en 1936. En su esfuerzo por contrarrestar la almuerzo a la carrera. El
animosidad venezolana hacia los obreros negros de las Antillas, escogi expuestos al sol y frecuentE
dos como chivos·expiatorios, el periódico obrero Petróleo, orientado por Las facilidades recreaci
los comunistas, publicó el editorial cuyo titulo aparece en el ep1grafe de canchas de tenis, piscinas, 1
este capitulo, •• El peligro noes negro sino blanco" . se admitía a los empleados
La dicotomia entre el capital foráneo y los obreros venezolanos pasó a Diaz Sánchez, Mene, publi
ser el rasgo más importante y perdurable de la economia petr{)}era de tensa, la percepción que te
Venezuela. La vida y el trabajo en los campos petroleros, especialmente ciales y clasistas de estas fj
en los primeros años, reforzaban esta división social en términos·podero lano negro que regresa de 1
samente subjetivos. Apartados del resto de la sociedad, los obreros tio de construcción pasa pe
veían confirmados su creciente sentido de identidad y sus intereses de Empieza a observar a unajt
clase en los patrones de vivienda, consumo de. alimentos y recreación. dad de encontrarla sola en
Las viviendas de los gerentes,· técnicos, empleados y obreros calificados desarrolla el encuentro, a él
extranjeros eran usualmente limpias, espaciosas y cómodas. A los obre de resistir sus avances sex
ros venezolanos no calificados, por lo común se les asignaban barracas bola de tenis salta fuera dt
comunales rudimentarias. A veces las ooll1pamas no ofrecian más que un recoge la bola blanca pero, E
enorme galpón con techo de lata y abierto a los lados, en el cual cientos en dirección opuesta. Cuatll
de trabajadores colgaban sus hamacas .•• El campo se dividía en dos sec de la compañía (43).
ciones' , , recordaba un capataz venezolano,
" El fuerte contraste entre
mericanos y venezolanos Ha:
"la del personal Yankeey la del personal venezolano, sepatadas por 500 metros; la riodistas y políticos venezolll
secci6n de los yankeesconstaba de einco metro$euadradoscada uno, con dos camas
y sitios para guardar equipa,jes y demás útiles d. sU8ocupantes .. EBtas habitaciones lo Betancourt visitó muchos·
las atendía y organizaba esmeradamente un.camarero especial,quien conservaba jadores, hizo carrera como €
todo en el mayor aseo: cambiaba los mosquiteros y ropa de cama dos veces por se· siglo XX. En artículos perlo
mana, y empleaba insecticidas todas las noches. Disponía de un comedor amplio y injusticia de los arreglos so
provisto de dos mesas, un armario para los péri6dicos, revistas y libros en inglés, vivir en bungalows "de est
radio, botiquin de campaña con todas las mediciQas que pudieran necesitar, 14 ~
modisimas sillas de lona (... ) y dos higiénicos water.eloset, uno que usaban los nor subsistían en lo que un insl
teamericanos y otro para los cocineros chinos" . evolucionadas" (44). En real
da por los obreros graduabr.
Por el contrario, los venezolanos vivi~ en un enorme dormitorio vienda de los trabajadores. E
comunal que media 25 por 7 metros, dividido "por un tirante sostenido les del pasado habían desall
fuertemente por dos pilares, a fin de que pudiera resistir el peso de 506 más grandes la mayorla de 11
chinchorros 'moriches' en cada lado" (42). tas casas de concreto. Sin el
En cuanto a la comida, los norteamericanos tenían parrillas especia
les para asar carne y hornos para hacer pan todos los días. Dos camare
ros seman cada mesa. El menú era variado e incluía grandes cantidades 43. RÍlmón Diaz Sánchez, Mene: NO'II
de pollo y toda clase de enlatados importados, así como vegetales frescos 1936, pp. 44-46.
44. Bómulo Betanrourt, V eneoela, pi
y hielo traídos de la ciudad. "El agua la tomaban hervida y colada y la mente, Betancourt escribió el bom
una fuente indispensable de la bisf¡
del contraste entre la vivienda de
42. Citado en Tennassee, Venezuela, 108 obreros peá:oleros{Véase la nota 32), p. 102. petroleros es su artículo en Aeeióa.
tIA VENEZUELA 271
,nas lo Betancourt visitó muchos de tales campos y, con el apoyo de los traba
PIlas
jadores, hizo carrera como el más destacado político de Venezuela en el
raba
~ 88 siglo XX. En articulos periodisticos y discursos Betancourt denunció la
Itoy injusticia de los arreglos sociales que permitían al personal extraJ\jero
rlés, vivir en bungalows ,. de estilo californiano", mientras los venezolanos
leo subsistían en lo que un inspector laboral denominó "c~as de fósforos
nor
evolucionadas" (44). En realidad, la presión política doméstica moviliza
da por los obreros gradualmente forzó a las empresas a mejorar la vi
vienda de los trabajadores. En los años cuarentas, las viviendas comuna
prio
les del pasado habían desaparecido casi por completo y en los campos
000 más grandes la mayoría de los obreros vivia con sus familias en modes
506
tas casas de concreto. Sin embargo, muchos obreros preferían vivir en
cia
are
Kies 43. Ramón Dlaz Sánchez, Mene. Novela de la región petrolera del estado del Zulla, Caracas,
1936, pp. 44-46. t '
ICOS 44. Rómulo Betancourt, Venezuela, polídca 1 petróleo, Ciudad de Mellico, 1956, p. 87. Original
y la mente, Betancourt escribió el borrador de esta su principal obra entre 1937 y 1939; constituye
una fuente indispensable de la historia de Venezuela en el siglo XX. Tlpico del uso periodlstico
del contraste entre la vivienda de los trabajadores extranjeros y venezolenos en los campos
petroleros es su articulo en Aeclón Democrática, Caracas, febrero 20 de 1943, p. 8.
272 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
las poblaciones petroleras, en las afueras de los campos. Dentro de las tuales ni morales. [Socia(
"
cercas de la compañía los obreros teman que enfrentar rlgidas reglas lucrativa y utilitaria" (471
que restringian su derecho a criar animales, cultivar pequeñas huertas o La transformación de 1
abrir pequeños negocios. Fuera de los campos eran libres de hacer lo res moldeó el perfil de tod
que quisieran. petrolera revelaban a ese
Los trabajadores hallaban solaz y diversión en los bares, burdeles, impulsado por el petróleo
cines y fondas de los sucios villorrios petroleros. como Cabimas y Lagu internacional y de las eco
nillas, que florecieron a lo largo de la costa oriental del Lago de Maracai mundo industrial desarrol
•• l. bo entre 1920 y 1940. En los primeros años del auge, las prostitutas de cación económica racional
Maracaibo viajaban en pequeñas lanchas los fines de semana para en fortable para los gerente
contrarse con los obreros en improvisados lupanares y bares, algunos de encargados de organizar
ellos administrados por Ja policía de GÓmez.. Los obreros petroleros, hombres para extraer el n
muchos de los cuales eran varones solteros (45), bautizaban a estas mu da y convertirlo en una mE
jeres con nombres tomados de la· tecnologia de su trabajo: •• Las Cuatro el contrario, la ciudad petr
Válvulas", "La Tuberia", "La Cabria". En pocos años las poblaciones la fuerza de trabajo venez
't
petroleras contaban con burdeles bien establecidos, lo mismo que cines, fatiga y la inflexible jerarq'
, ' y decenas. de restaurantes, bares y almacenes. A estos pueblos afluían locales captaban una partE
~
inmigrantes de toda Venezuela y de muchas partes del mundo. Quienes ciones petroleras extranje:
no conseguían empleo en los campos se convertían en limpiabotas y lote blaciones petroleras contrl
ros, lavanderas y cocineras, meseros.,ocabareteras. En la rebatiña por do, las calles cuidadosame
recoger una migaja de la riqueza petrolera que se desparramaba por los en los campos. Los pueblO!:
pueblos en forma de salarios, los que eran afortunados o suficientemen tes y hacinadas, sus edifil
te astutos podían acumular el capital necesario para abrir negocios o públicos y los grandes extl
especular en finca raíz y mercancías. Los ~alarios permitieron que pobla bierto la realidad social dE
ciones como Cabimas y Lagunillas recibieran a los grandes del mundo pueblos petroleros trabaja~
del espectáculo hispanoamericano en los, años treintas. Carlos Gardel como seres humanos y por:
llegó hasta allí, lo mismo que la cantante argentina y socialista Libertad los obreros bebían, jugaba:
Lamarque (46). truyeron las organizacíone!
A medida que los pueblos petroleros crecían, esciibe Rodolfo Quinte ron de manera profunda el ~
.¡ ro en su estudio .clásico sobre éstos, se convertian en ciudades
"de. calles empetroladas, estrec;:has, intenu:mpidas por casas de madera llenas de ORGANlZACION DE UNA INDt
moscas y malos olores, de nij'íos desnudos que se baftan en charcos de agua sucia y
.' aceite mineral. Calles de ambiente caótico, de las cuales se sale sorpresivamente En el perlodo de trece año
para caer en una avenida amplia Y' plana, tendida con grandes construcciones, Ciu diciembre de 1935, y la caíd
.. dad [es) donde el lujo contrasta con la miseria, el hambre con la abundancia de ali
mentos".
crática, en noviembre de 19
guía el desarrollo histórico c
Se transformaron en sociedades •• creadas por intereses materiales, venezolano repudió la econc
en las cuales vivir es correr vertiginosamente, sin amortiguadores espiri tituciones democráticas, lfU
promiso institucional con la
45. Por ejemplo, en 1936 Lagunillu tenla una población de 13.922 personu,' 8.651 de' las cuales tituyeron las políticas de un
eran hombres, con una proporción de 164 varones por cada cien mujeres. Antonio José Brice sonal de favoritos, el apoye
ño Perilli, Las migraeioDes ¡.temu ,los municipios peUoJeros, Caracas, 1947; p. 18.
46. El libro de Jesús Prieto Soto, El chorro. ¿Grada o maldición?, Maracaibo, 1962, contiene
mucha informaciónllObre la vida en las primeru poblaciones petroleras. 47. Rodolfo Quintero, La cultura del I
RIA VENEZUELA 278
las tuales ni morales. [Sociedades] donde hay que zambullirse en una vida
flas lucrativa y utilitaria" (471.
aso La transformación de las pequeñas aldeas de pescadores y agriculto
do res moldeó el perfil de toda la sociedad venezolana. El campo y la ciudad
petrolera revelaban a escala microcósmica las dos fases del desarrollo
les, impulsado por el petróleo. El campo sema a las necesidades del capital
gu internacional y de las economías capitalistas, sedientas de energía, del
cai mundo industrial desarrollado. Era un monumento al ideal de la planifi
~de cación económica racional. Creaba un ambiente limpio, ordenado y con
en fortable para los gerentes, técnicos y obreros calificados extranjeros,
¡de encargados de organizar eficientemente el capital, la tecnología y los
ros, hombres para extraer el recurso natural de una sociedad subdesarrolla
mu da y convertirlo en una mercancía para la exportación y la ganancia. Por
litro el contrario, la ciudad petrolera crecía para satisfacer las necesidades de
IneS la fuerza de trabajo venezolana. Allí los obreros hallaban un alivio a la
Iles, fatiga y la inflexible jerarquia de sus vidas.. Allí 108 pequeños capitalistas
dan locales captaban una parte reducida de la gran riqueza que las corpora
Ines ciones petroleras extranjeras extraían de Venezuela. El caos de las po
ote blaciones petroleras contrastaba agudamente con el césped bien corta
por do, las calles cuidadosamente trazadas y las apretadas hileras de casas
dos en los campos. Los pueblos petroleros, con sus calles ruidosas, malolien
len tes y hacinadas, sus edificaciones descuidadas, sus pésimos servicios
:lS o públicos y los grandes extremos de miseria y riqueza, poIÚan al descu
¡Pla bierto la realidad social del desarrollo. capitalista de Venezuela. En los
tndo pueblos petroleros trabajadores e inmigrantes luchaban por sobrevivir
.roel como seres humanos y por hacer fortuna en una sociedad capitalista. Allí
J1ad los obreros bebían, jugaban, peleaban y amaban y, con eltiempo, cons
truyeron las organizaciones colectivas que mejoraron sus vidas y afecta
tnte- ron de manera profunda el curso de la historia nacional.
Incapi
Ipopu
basado
simple
}ómez, Durante el régimen de Gómez,Ja oposición politica fue reprimida con
¡os ele brutal eficiencia. En 1919, los conspiradores de un abortado golpe mili
r luego tar fueron descubiertos y colgados de los testiculos hasta que confesa
ansfor ron, se retractaron o perecieron. Los estudiantes que organizaron una
tban la importante protesta en Caracas, en 1928, contra las politicas represivas
esarro del régimen fueron arrestados y deportados o enviados al interior a tra
on a la bajar en cuadrillas de carreteras. En 1929, una invasión dirigida por an
a entre tiguos caudillos regionales fue aplastada por las tropas de Gómez; los
a a ca invasores fueron muertos o forzados a retornar a un exilio sin esperan
)l'en el zas. Los miembros de un embriónico Partido Comunista organizado en
amente 1931 por estudiantes caraqueños fueron descubiertos rápidamente por
!le más los espías de la policía y casi todos capturados y encarcelados en la infa
)etrole me presión de Gómez, La Rotunda. De acuerdo con un sobreviviente, las
condiciones inhumanas en las cuales eran mantenidos -eran hacinados
como ganado en celdas comunales en que se amontonaban los excre
mentos- causaron perturbaciones mentales en varios de ellos. Los que
aueiaI de lograron sobrevivir fueron exiliados en 1934; los más pobres abandona
os partici
108 de bis dos de noche a lo largo. de la frontera con Colombia (49).
trecurrido Sin embargo, tan pronto como murió Gómez las fuerzas. populares,
cos, como reprimidas por tanto tiempo, se desataron en un espasmo de ira espontá
uTennas
lÍIputa por nea. La reacción popular contra la dictadura fue general, pero los actos
ou.eena, El más graves de violencia estallaron en la zona petrolera. Treinta y siete
~., Clase
~obras se
personas perdieron la vida enCabimas cuando los obreros, encabezados
ttecimien por un barbero, atacaron el edificio municipal. Al dia siguiente las tropas
""e largas
la primera
del gobierno se escabulleron del pueblo mientras furiosas multitudes
petroleros
destruían sistemáticamente todos los monumentos y símbolos locales de
iontienela la dictadura. En la vecina población· de Lagunillas dos funcionarios ofi
IAlisis más ciales fueron asesinados y el resto obligado a huir por muchedumbres
jl en cuan que recoman las calles gritando consignas contra la dictadura y destru
~uns tran
~ explicar yendo los burdeles de los simpatizantes de GÓmez. Al otro dia, 150 sol
pelfunda dados enviados para restablecer el control del pueblo dispersaron las
no, aunque
!1 no a los
rar.ambos
teas de las través de su lente comparativo, se centra en la especial estructura de la economia exportadora
breroe pe de petroleo de Venezuela y en su particular Significado para el desarrollo cultural, institucio
~per nal y polltico del proletariado petrolero. Y aunque está basado en buena parte en una lectura
~nelpa en cierto modo diferente de muchas de las mismas fuentes empleadas en estas obras, también
mnueva a aprovecha el material de los archivos diplomáticos de Estados Unidos.
~preeentar 49. Los detalles pueden hallarse en Rangel, Gómez. .. , y en Fuenmayor, Veinte a608. Un resumen
.eIgacl6n
incluido
en
del desarrollo del movimiento obrero venezolano bajo Gómez es Pedro Guillén Castro, "Huel
gas Ysindicatos bajo Gómez'·. El Nacional, Caracas, julio 8 de 1979. La legislación laboral de
!l8 e11as . A 1928 es tratada en prOfundidad en Godio, El movimiento, pp. 72-76.
276 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
multitudes a tiros, dando muerte a diez personas e hiriendo a trein tránsito libres dentro de
ta (50). Entre tanto, en Maracaibo las gentes saqueaban las casas de mas la creación de mode
prominentes gomecistas. También atacaron las propiedades de las com hijos y estipulaba que el'
pañías petroleras extraqjeras, obligando a numerosos ciudadanos nor ser venezolano. Tambiél
teamericanos y británicos a abandonar la ciudad y a refugiarse en barcos sindicatos y los conflictc
anclados en el puerto (51) . con poderes para vigilar
Pocos días después del deceso del "Benefactor", su sucesor, escogi sus intenciones apolítica:
do por el mismo GÓmez,· el ministro de Guerra Eleázar López Contreras, sus obligaciones fiscales
.. ,. consolidó el control sobre el gobierno y contuvo las desorganizadas pro administrar complicados
testas populares. Mas la oleada de la reacción popular adquirió gradual las disputas entre obrerO/!
mente una mayor organización. La censura de prensa fue levantada y los La ley laboral represe
exiliados autorizados a retornar al país sin que se les hostigara. Un es las explosivas fuerzas soc.
pectro de nuevos partidos politicos surgió para desafiar las políticas del 1936. El texto definitivo f
gobierno militar y el legado institucional de la dictadura. Dirigidos por Parlamento e influenciad4
estudiantes veteranos de las protestas universitarias de 1928, consiguie petroleras categóricamen
"
ron el apoyo de miles de obreros y elementos de la clase media en gran bargo, los lideres obrerO!
Ii
des manifestaciones callejeras en Caracas, en febrero y junio de 1936. La creciente poder organizat
" movilización de junio. seguida de una huelga general que paralizó a Ca intenciones del gobierno,
racas y persistió amenazadoramente en los campos petroleros del Zulia, debilitaria los sindicatos y
fue violentamente aplastada por soldados y policías. En Lagunillas va cipales capitalistas venez(
rios obreros resultaron muertos o heridos en confrontaciones con fuerzas ley. "Las compañías petr
gubernamentales, y decenas de obreros petroleros fueron despedidos. plomático norteamericano
Estas expresiones de sentimiento y de poder no alcanzaron plena camente que preferirian )
mente sus objetivos. El Congreso, repleto de exgomecistas, no fue di estuvo vigente por tantos i
suelto y procedió a aprobar una legislación represiva con el fin de limitar sas petroleras objetaron c
la participación politica de los partidos de izquierda y autorizar al Ejecu distribución de utilidades'
tivo para que encarcelara o deportara a las personas sospechosas de ten reconocimiento de los sind
dencias comunistas o anarquistas. vertirian en "un medio d
No obstante, hacia mediados de 1936 las fuerzas populares habian informó el funcionario (53).
ganado algunas concesiones notables, la más importante de las cuales Como en el caso de otl
fue una nueva ley laboral, promulgada el 16 de julio. En el papel la ley movimiento obrero y regul
era una de las más progresistas y completas de América Latina. Estable pitalistas, las implicacione
cía principios amplios sobre condiciones de trabajo, salarios y compensa dían preverse de manera
ción por accidentes industriales y enfermedades ocupacionales, y con menos restrictiva que la .
templaba planes de seguridad social y repartición de utilidades. Escrita como Chile, la ley. no obstl
,. teniendo en mente a los más importantes empleadores de Venezuela, la nidos poderes para discipliJ
ley exigia a las empresas petroleras de cierto tamaño suministrar a los se cómo serian interpretad_
obreros vivienda adecuada, servicios médicos y educacionales, y trans que forma los beneficios C(J
porte gratuito a los sitios de trabajo que estuvieran situados a más de gramas concretos para los i
: trein tránsito libres dentro de los campos petroleros, requería de las compa
sas de ñías la creación de modestos programas de becas para los obreros o sus
i8 com hijos y estipulaba que e175 % de los empleados de cada empresa debería
t)S nor ser venezolano. También consagraba una extensa regulación para los
;barcos sindicatos y los conflictos industriales. Creaba una oficina del trabajo
con poderes para vigilar las organizaciones laborales a fin de asegurar
escogi sus intenciones apoliticas, su democracia interna y el cumplimiento de '.
trems, sus obligaciones fiscales. Esta entidad también estaba encargada de "
62. La ley fue publicada en un número especial de la Gaceta Oficial, julio 16 de 1986.
63. Meredith Nicholson al Secretario de Estado, Caracas, junio 25 de 1986 y julio 21 de 1986.
USNAlDS881.504 y 881.504/67, respectivamente.
r'
movimiento obrero y, por medio de él, en la historia.del país, fue.mate rios, en 1936 ya estaba llE
rializada con la lucha en la arena politica y en los lugares de trabajo. La superiores a 20 mil (Véas
primera gran batalla se libr6 en los campos petroleros a fines de 1936 y en la producción petrolen
comienzos de 1937. la organizaci6n obrera en I
El 14 de diciembre de 1936, los obreros petroleros de la Cuenca de socialdemócratas que aflu
Maracaibo dieron comienzo a una huelga que sacudi6 a la sociedad hasta 1936 también tropezaron
sus cimientos. Siendo un combate abierto de los trabajadores por el reco lente materia prima": un 1
nocimiento de sus sindicatos y por mejoras salariales y reivindicativas, la nizado pero cada vez mál
,,. huelga entrañaba asuntos politicos mucho más amplios. Durante 42 dias popular "incontaminada'
los obreros consiguieron desafiar el poder de algunas de las mayores unificada en su odio hacia
corporaciones del mundo. Amenazaron las finanzas del gobierno y tras simpatizante de la causa o
"
.. tornaron la economía nacional. Forjaron una poderosa alianza en apoyo a zaron y florecieron en el 2
sus esfuerzos, que trascendi6 los limites de clase y la zona petrolera y todos su programa en tre~
abarc6 a obreros, campesinos, estudiantes y profesionales a lo largo y justicia social y nacionalisl
., ancho del país . Con el tiempo apareciE
La huelga petrolera de 1936 marc6 el punto culminante de la movili movimiento popular: los m
zación popular que sigui6 al derrumbamiento de la dictadura de G6mez. tantes comunistas, y los so
•': Cuando los obreros se vieron obligados a admitir la derrota y a acatar un guientes viraron hacia el r
" decreto gubernamental para retornar al trabajo, la oposici6n democráti Democrática. A comienzo
• ca al régimen militar sufri6 un grave revés. Mas la huelga puso de mani
fiesto el poderlo y el potencial politico de las fuerzas sociales e ideol6gi
hallaban claramente defin
década lucharon violentam
,~
cas galvanizadas por los obreros del petr61eo. Al demostrar cuán podero las fuerzas politicas popu
1')0. sas podían ser las fuerzas populares encabezadas por el proletariado crear en los años treintas. 1
petrolero y cuán perjudicial para el pueblo resultaba la alianza entre el visibles y alIlbas tendenci
capital foráneo y el Estado venezolano, la huelga despertó la conciencia contra el enemigo común
politica de muchos venezolanos. Notific6 a las compañias petroleras que el seno de la clase domina]
sin concesiones fundamentales a sus trabajadores y al pueblo venezola Contreras- por democrati
no, aumentarlan los conflictos en los lugares de trabajo y se intensifica control extranjero. Dicha e
rlan los ataques politicos fuera de ellos. Oblig6 al régimen militar que hecho de que marxistas y :
sucedi6 a Gómez a poner en marcha crecientes concesiones politicas, cialista todavia incontamir
sociales y econ6micas. Las instituciones obreras y los partidos politicos geopoliticas y vinculos y!
populares surgidos en el enclave petrolero en 1936 sobrevivieron a la después del fracaso de la I
represi6n y, en los años siguientes, profundizaron su base organizativa y los socialdemócratas, R6ml
su influencia ideológica en la zona del petr6leo y en la naci6n. Puesto posici6n geográfica de Ven
que la huelga de 1936 anunci6 el fin del legado gomecista y presagió una veedor de crudo a los patSE
nueva era en la historia de Venezuela, amerita un examen detallado. exiguos de su proletariado
El que un año después de la muerte de G6mez los obreros del petró en el futuro cercano (54). y
leo y sus aliados hayan sido capaces de plantear un desafio tan poderoso zos de los cuarentas cuandc
a las compañías petroleras y al gobierno venezolano es. un indicativo de te afectados por la organize
las 6ptimas condiciones que encontraron los organizadores sindicales y
los activistas politicos en el enclave petrolero. En 1934, la producci6n de
crudo había recuperado los niveles anteriores a la Gran Depresi6n y en 54. Betancourt, Venezuela, polftb
indudablemente influenciada ta
1936 se vivía en plena expansi6n. Entre tanto, el crecimiento de la fuerza cratas ya controlaban el grueso ,
de trabajo petrolera, que en 1932 habia disminuido a solo 8.832 opera- cia y la de su partido pequeñobu
. HISTORIA VENEZUELA 279
fue. mate ríos, en 1936 ya estaba llegando a los niveles de antes de la Depresi6n,
~abajo. La superiores a 20 mil (Véase el Gráfico 4.1). El estrecho mercado laboral
de 1936 y en la producción petrolera sirvió de base para el impresionante éxito de
la organización obrera en ese año. Sin embargo, los exiliados marxistas y
~enca de socialdemócratas que afluian a la Cuenca de Maracaibo a principios de
dad hasta 1936 también tropezaron con lo que uno de ellos denominó "una exce
or el reco lente materia prima": un proletariado militante en los campos, desorga
cativas, la nizado pero cada vez más consciente de sus necesidades, y una masa
lte 42 días popular "incontaminada" por las afiliaciones politicas tradicionales,
I mayores unificada en su odio hacia la dictadura, recelosa del capital extranjero y
DOy tras simpatizante de la causa obrera. Los sindicatos y partidos que se organi
m apoyo a zaron y florecieron en el Zulia en los primeros meses de 1936 fundaban
etrolera y todos su programa en tres cuestiones: derechos políticos democráticos,
lo largo y justicia social y nacionalismo económico.
Con el tiempo aparecieron dos corrientes distintas dentro del amplio
la movili movimiento popular: los marxistas, dirigidos por un contingente de mili
le G6mez. tantes comunistas, y los socialistas democráticos, quienes en años subsi
.acatar un guientes viraron hacia el reformismo liberal y se fusionaron con Acción
lemocráti Democrática. A comienzos de los años cuarentas ambas corrientes se
lde mani hallaban claramente definidas y profundamente divididas, y durante la
~ ideológi década lucharon violentamente por el control del movimiento obrero y de
mpodero las fuerzas políticas populares y nacionalistas que habían ayudado a
'Oletariado crear en los años treintas. Pero en 1936 sus diferencias no eran aún muy
m entre el visibles y ambas tendencias cooperaron politicamente en el combate
conciencia contra el enemigo común -las compañías petroleras, sus seguidores en
oleras que el seno de la clase dominante venezolana y el gobierno militar de López
Ivenezola Contreras- por democratizar el país y librarlo de los peores efectos del
ntensifica control extranjero. Dicha cooperación también se vio favorecida por el
nilitar que hecho de que marxistas y socialdemócratas compartian un proyecto so
, politicas, cialista todavia incontaminado, como lo seria después, por realidades
18 políticos geopolíticas y vinculos y lealtades políticos extranacionales. Fue solo
lieron a la después del fracaso de la huelga de 1936 cuando el lider emergente de
.mzativay los socialdemócratas, Rómulo Betancourt, llegó a la conclusibn de que la
m.. Puesto posición geográfica de Venezuela, su importanCia estratégica como pro
~agi6una veedor de crudo a los países capitalistas avanzados y el tamaño y poder ".
iUado. exiguos de su proletariado industrial impedían una revolucibn socialista
tdelpetr6 en el futuro cercano (54). y fue solo a fines de los años treintas y comien
¡poderoso zos de los cuarentas cuando los comunistas del Zulia se vieron duramen
liestivo de te afectados por la organización nacional del partido en Caracas y empe
ndicales y
lucci6n de
~ión yen 54. Betancourt, Venezuela, política y petróleo, pp. 1)7-19. La conclusión de Betancourt estuvo
indudablemente influenciada también por el hecho de que los marxistas y no los socia1demó
~la fuerza cratas ya controlaban el grueso de los sindicatos petroleros, as1 como por su propia impacien
132 opera- cia y la de su partido pequeñoburgués por controlar el aparato del Estado.
280 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
zaron a moldear sus actividades laborales y sus tácticas poUticas de Mientras, los comUIll
acuerdo con la cambiante linea internacional dictada por el Comintern. tróleo. Con un tiraje de r
Alimentadas por este clima de unidad y cooperación mutua, las orga principales campos petrc
nizaciones de izquierda crecieron durante 1936 en elZulia. Los activistas sus aliados políticos un fl
de ambas corrientes poUticas se unieron a los obreros militantes para ciones de trabajo y los al
organizar vigorosos sindicatos de trabajadores y empleados en los gran análisis de asuntos sind
des campos y en Maracaibo durante los primeros meses del año. La or comunistas que dirigían
ganización política se extendió como la pólvora. Los socialdemócratas se lenguaje sencillo y las res
aliaron con los marxistas para fundar el Bloque Nacional Democrático, diaria de los obreros. El
cuya plataforma progresista apuntaba a un amplio espectro de obreros, autocrltico y siempre im
campesinos, profesionales, comerciantes e industriales. La plataforma domésticos y foráneos" d
contemplaba medidas especificas para a) garantizar la democratización que separaban a los comu
política (incluido el respeto a las libertades civiles constitucionales, la radicales (57).
elección directa de gobernadores estatales, una reforma electoral que Aunque los editores
comprendiera la representación proporcional y la autonomia de la rama encarcelados durante la h
judicial), b) promover el desarrollo económico (revisión de las concesio dista, El País, continuarol
nes petroleras, nacionalización de las compañías extranjeras que pusie la izquierda. Informaban
ran en peligro la soberanía nacional, "municipalización" de los servicios quebrar la huelga y descri
públicos, reforma agraria para romper el latifundio y protección de la a sus familias e impedir lo
industria y el comercio nacionales), y c) hacer avanzar la justicia social aún, llenaban sus página:
(una serie de reformas laborales y educativas y medidas concretas para llegaban a sus oficinas de
proteger los derechos de los indigenas y las mujeres) (55). trabajadores, estudiantes
Los socialdemócratas también se unieron con los marxistas en mani La izquierda esgrimía
festaciones públicas para denunciar el legado de Gómez y difundir las trar el alcance e intensidac
ideas democráticas y nacionalistas a través de la prensa y la radio zulia do petrolero. Los manifie
nas. Consiguieron alterar las políticas editoriales de periódicos regiona la relación existente entre
les como Panorama (incluso su sección en inglés dio un tratamiento bas y el significado para el CUI
tante favorable a las cuestiones laborales en 1936) y crear "Ondas del los diversos sectores se idl
Lago", transformando una estación local de radio. "Ondas del Lago", ros. En Caracas, La Voz d
cuya señal llegaba hasta Caracas, se convertiría en un influyente vocero de muchos líderes sindica1
del movimiento obrero y de la izquierda. Durante la huelga la emisora nente huelga,
saturó el aire lanzando acusaciones de que "las compañías se enrique
cen a costa del sudro de los trabajadores venezolanos que todo lo produ "El triunfo o el fracaso de 101
cen y nada tienen, mientras las ,compañías todo lo tienen y nada quieren to obrero venezolano. Su lud
, .
,
dar" . El cónsul norteamericano de Maracaibo citó esta frase a sus supe
riores, así como otra que proclamaba: "Padres y madres, niños, ancia
su lado tiene que estar, en ~
hombres que en tierra zuIiaI
diendo en realidad la sobera
nos y mujeres mueren de hambre debido a la actitud intransigente de los explotador" .
pulpos extraI\ieros" (56).
Un grupo de trabajadOl
de manera más directa, en
55. Las plataformas del BND y de los otros partidos pollticos reformistas fundad08 en Maracaibo y
Caracas a lo largo de 1936 se encuentran reproducidas en Godio, El mOYimieDto•.. , C. 3. 57. Petróleo era editado por Espart
56. Informe del cónsul norteamericano Eln Maracaibo al Departamento de Estado, enero 14 de destinos, como Juan Bautista !1
1937, USNAlDS831.6045/45. decisiones editoriales.
VENEZUELA 281
,'El triunfo o el fracaso de los obreros petroleros será triunfo o fracaso del movimien
to obrero venezolano. Su lucha es la lucha de todos los trabajadores de, Venezuela. A
su lado tiene que estar, en sUnpatla y acción, el pueblo todo, porque ese grupo de ,'
hombres que en tierra zuliana se enfrentan a las compañias petroleras están defen
diendo en realidad la soberania y la dignidad de nuestra patria frente al extranjero
explotador" .
57. Petróleo era editado por Espartaco González, Olga Luzanio y Elio Montiel; comunistas clan
destinos, como Juan Bautista Fuenmayor, colaboraban con el peri6dieo y participaban en las
decisiones editoriales.
282 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
veintes, un centro cultural de Cabimas poseia una biblioteca con obras tos y su derecho exclusivo a
de Victor Hugo, Emile Zola y el nacionalista colombiano Vargas Vi. de que las empresas volvíel
.,,. la (65). Algunos activistas sindicales y de izquierda, como el editor negro en huelgas previas. Al final
de Petróleo, Espartaco González, forjaron sus convicciones marxistas a cales: reconocimiento del d
partir del anticlericalismo (66). Petróleo no perdla oportunidad de desa de cualquier empleado de 1
creditar a la Iglesia. Pero declaró que la huelga de 1936 habia tenido la actitud fuere considerada PE
importante virtud de polarizar a los venezolanos en una dicotomia mucho res; construcción, por cuent
más trascendental que la división entre católicos y no católicos. Separa plios", y pago de los dias J)j
ba a quienes "luchan por Venezuela, por el bienestar y la felicidad de la fundamental resumia la nec4
patria, por la libertad y la democracia, que reciben el nombre de izquier aumento considerable, de ~
da; y aquellos que están vendidos al imperialismo extratUero, que cons demandas contemplaban vh
piran contra la integridad de la patria y la democracia" (67). Durante la dos los obreros y personas 2
huelga, la Logia Masónica No. 6 de Maracaibo anunció un plan para re recogta las quejas especifica
colectar fondos con el fin de alimentar y prestar atención médica a los se habia suspendido el trabE
niños y los ancianos que dependían de obreros petroleros y exhortó a Estados Unidos, aunque a l(
otras logias a sumarse al esfuerzo (68). No obstante, hasta tener mejores normales el 5 de julio, IndE
investigaciones, la influencia de estas ideas y organizaciones entre los pedlan una serie de feriadO/!
obreros petroleros seguirá siendo materia de debate. por el trabajo enesosdias. (
Los historiadores pisan un terreno más firme en la interpretación de los desplazamientos al trabaj
las concepciones y la conciencia de clase de los trabajadores expresadas ladas de perforación y boml
en el lenguaje popular. Los términos musiú y Marifrén fueron inventados desde el arribo a los sitios dI
I!" •. o adoptados porque expresaban la experiencia clasista y racial de los tuito con "techo y asiento" ~
I" (Jt campos petroleros. Evidencias como éstas complementan los valiosos un kilómetro de sus hogare:
t
testimonios de los obreros de la época (como el de Manuel Taborda, cita entre los trabajadores extra:q
do atrás) y ayudan a confirmar el efecto radicalizador .....que el sentido co de agua fría o helada. Las dE
mún y la perspicacia de los novelistas venezolanos sugieren también blema de las vacaciones. Mu
de las condiciones de segregación y desigualdad prevalecientes. legas extranjeros en la indw
Las demandas de la huelga de 1936 suministran otras pistas acerca trabajaren el enclave petrol~
de las preocupaciones inmediatas y las aspiraciones a largo plazo de los beneficios de que disfrutab81
obreros. Como buena parte de las evidencias con las que los historiado gieron un mes completo de VI
res se ven obligados atrabajar, aquéllas deben ser analizadas con cuida sido el grado de participación
do. Al igual que sucede con la prensa izquierdista y los testimonios de pliego petitorio, éstos mostn
lideres obreros politizados, resulta dificil separar las actitudes de los tra mándose masivamente a la h
bajadores militantes de las de sus aliados de clase media radicales y edu ridad con ella (69).
cados. Las exigencias de la huelga buscaban en primer lugar y por sobre Al igual que exigencias si
todo consolidar las organizaciones colectivas que los obreros habian pitulos de este libro, laspetici
construido en los campos petroleros durante el año anterior. Encabezan temente liberales. Sin emba
do la lista aparecian las demandas por el reconocimiento de los sindica pios fundamentales de la en
contratar y despedir obreros (
66. Tennaesee, Venezuela,los obreros petroleros, pp. 135-39 Y 150-52.
condiciones que le convinien
66. Entrevista con Espartaco González, Maracaibo, junio 21 de 1979. Pese al nombre que le dio su las compañías petroleras a re.
padre, González despreciaba la posición politica de su progenitor. Era la de un comerciante
pequefloburgués, me dijo.
67. Petróleo,enero 6 de 1937, p. 1.
68. Panorama, enero9de 1937, pp. ly6. 69. Las demandas son trascritas en TeJI
LA HISTORIA VENEZUELA 287
69. Las demandas !IOn trascritas en Tennassee. Veuemela.lGII obleI'08 pe&roIelOll..•• pp. 226-27.
288 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
un arreglo que subvertía el poder organizativo de los sindicatos. La huel Tanto las compañías
ga petrolera también constituía un ataque frontal a las instituciones polí antagonizar con los sindJ
ticas autoritarias, a las políticas petroleras antinacionales y al programa mente posterior a la hueq¡
social reaccionario heredado por el gobierno militar de la era de GÓmez. nes se normalizaron y la 1
La movilización popular obligó al gobierno a adoptar una posición públi lanzaron una ofensiva cuy
ca de neutralidad hacia la huelga, pese a que sus funcionarios apelaron a excesos de la época de G~
toda clase de tecnicismos legales para hostigar y encarcelar a los huel deportó a 47 prominentes
guistas y a quienes los apoyaban. los de seguir principios m
Pero su necesidad de desmantelar la amenaza y proteger los intere tacados como Rómulo Be
ses de las empresas y sus aliados domésticos lo condujo a tomar partido comunistas como Rodolfo I
por las compañías y a buscar una solución pacífica de la huelga que com de la Plaza y Gustavo Mil(
prometiera la fuerza de los sindicatos. Finalmente, con el visto bueno de ayuda y el estimulo de la
las empresas, el gobierno promulgó un decreto, el 22 de enero de 1937, compañías actuaban en ce
por medio del cual se ponía fin a la huelga. El régimen justificaba su in diendo a cientos de ellos y
tervención con base en los poderes otorgados al Ejecutivo por la ley labo Zulia ordenó la deportació
ral de 1936 para suspender las huelgas que pusieran en peligro la vida tinada a eliminar este com
social y económica de la nación. El decreto ordenaba a los obreros regre troleros se habia ~nadol
sar al trabajo y les hacía una sola concesión: los operarios peor pagados, liderazgo (73). En el frenf;;
los que ganaban 7, 8 Y 9 bolívares diarios, recibian un aumento de un fue negada la sanción come
bolívar (2 bolívares quienes carecían de vivienda suministrada por la recientemente habia gana,
compañía' (70'. Petróleo fue oficialmente cl
Los obreros petroleros y sus aliados interpretaron el decreto guber Tan drástica represión I
namental como una derrota para ellos y para Venezuela. Algunos mili leras y sus aliados; pero n(
tantes aconsejaron desafiar la medida y preconizaron continuar resis había dado a los venezolan(
tiendo. Pero cuando el inspector laboral del gobierno hizo público un n6mica y habia enseñado ú
detallado informe acerca de la legalidad de las exigencias y anunció su sores una lecci6n inolvidab
intención de hacer cumplir la ley de 1936 en todas sus disposiciones, lo politica. Los elementos inú
gró apaciguar la oposición al arreglo de la huelga y despertar esperanzas mas y el gobierno militar ,
en que el gobierno pondrla en práctica las cláusulas de· la ley laboral re izquierda tomaron nota d~ E
lacionadas con vivienda, atención médica y transporte; protección legal que ceder parte de las eno]
para los sindicatos y garantía de que el 75 % de los empleados de la in petrolera y una porción de
dustria tenían que ser venezolanos. El informe del inspector del trabajo querian conservar su. posici
aplacó a muchos de los aliados de clase media; pero la mayoria decidió sociedad venezolana. Pero 1
obedecer el decreto que ordenaba regresar al trabajo porque se daba rección marxista del movim
cuenta de que enfrentarlo seria suicida. Votaron a favor del retorno al dictando en 1936. Los marx:
trabajo con la idea de preservar los sindicato~· y volver a pelea? en otra cracia política, la justicia 8<
ocasión (71'.
72. El decreto está publicado en Ministerio de Relaciones Exteriores. Memoria, 1937, p. 33. El
.1938, diplomático estadounidense Meredith Nkholson envió a Washington una semblanza de mu
chos de los hombres de la lista Y dio varias razones convincentes para creer en la complicidad
tnSleo, de las compaiUas petroleras en su elaboración. Nkholson al Secretarlo de Estado. Caracas,
iUblica muzo 16 de 1937. USNAlDS 831.6046/50.
Secre 73. Tennassee, Veaemela, loe obrel'08 peil'olero&. ... p. 269, sostiene que a principiOS de 1938
lmple- 1.500 obreros fueron internados en campos de concentración. Sin embargo, su evidencia no es
muy e6lida y no está corroborada por ningón material de los que deac:ubri.
290 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
solo abrirla el camino a importantes reformas, sino que consolidarla un reformistas, sobre todo la A
, ., movimiento popular de izquierda capaz de minar la influencia y la posi ron estatus legal, fueron sus
ción de extranjeros y capitalistas, y prepararla el camino de la transfor sión y se amplió gradualmeIl1
mación socialista. Todas estas reformas fw
La gran expansión de la industria 'petrolera después de 1936, asl mas petroleras y por sus aliac
como las gigantescas ganancias resultantes, facilitaron importantes con puesta directa a la presión dE
cesiones económicas y pol1ticas por parte de las compañías petroleras. izquierdistas. Pero mientras t
Sin embargo, el alcance y la naturaleza de dichas concesiones acarrearon
consecuencias a largo plazo para la vitalidad, la unidad y la combativi .
ideológica de la izquierda , la
dló en dos sectores. Uno COll
dad de la izquierda y de los obreros petroleros. Los capitalistas extral'Üe predominaba en el movimieIl1
ros y sus aliados domésticos, que para mediados de-los años cuarentas por los socialdemócratas, qu
incluian a los reformadores liberales de clase media, lograron poner en cional-reformistas con fuerza
marcha programas tendientes a moderar a los obreros petroleros, coop có y, como veremos, se resol,
tar y burocratizar sus sindicatos y, finalmente, adaptar el cOl'Üunto del los comunistas venezolanos e
- '~
movimiento obrero y la cultura pol1tica del pals a las necesidades, del URSS durante la Segunda Gu
capital internacional. Los resultados de todas estas iniciativas no fueron ba de la composición de clase
simples y no han sido, tampoco lo son necesariamente ahora, permanen izquierda.
tes. Pero desde comienzos de los años cuarentas han mermado el atracti Los aliados de clase media
vo de la izquierda marxista y obstruido su proyecto socialista. Aún más, caUzados en 1936 por la aliar
han asegurado hasta el momento la trayectoria liberal y capitalista de la extranjero. Las organizacione:
moderna historia de Venezuela. se formaron en el enclave petr
gieron entre los empleados dE
nero de Venezuela, de propiE
continua expansión, radicalizó
te sobre la base de criterios na,
Después de la represión de 1937, las compañias aplicaron pol1ticas que llevó a cuestionar las implicac
mejoraron considerablemente las -condiciones materiales de los obreros, economia exportadora de petn
atenuaron las fricciones entre los trabajadores y la administración y esti sociales principalmente dentro
mularon a los obreros a dedicar sus energlas a la superación personal y a dicha economía habia creado. :
actividades de naturaleza apol1tica. Las empresas también estuvieron de crático, reseñada atrás, aclara
acuerdo con iniciativas gubernamentales que complementaban tales po trataron de crear oportunidadE
I1ticas. Hacia finales de 1938, se hizo realidad en los campos petroleros
un programa de distribución de utilidades administrado por el gobierno.
. empleados, comerciantes,
les,
vIgoroso orden capitalista nacic
En 1938 y 1943 nuevas leyes petroleras aumentaron la tributación estatal Un examen de las demand.
de la industria, aunque a cambio de la extensión de viejas concesiones en 1936 ayuda a precisar !as fil
petroleras y el otorgamiento de otras de gran tamaño. Los cuantiosos ciones colectivas. Dichas dema
ingresos petroleros generados por dichas leyes permitieron al gobierno petroleras en abril de 1936 por
ampliar la educación pública y los servicios de salud, y dar comienzo a Estado Zulia, ANDE.Revelan
un programa de seguridad social para los obreros venezolanos. Entre e identificaciones de clase de' J
1938 y 1945 el gobierno también amplió gradualmente los derechos tratamiento igual al que recibíl
democráticos de los sindicatos y los ciudadanos. La ley laboral de 1936 se sas. Todo el mundo conocía, Íl
concretó por medio de un decreto gubemamentalde 1938 y, en los años rencia racial, moral y social qu
siguientes, varias d~ ,sus provisiones fu~ro~ puestas en pr~ctica, a ~e troleras en el trato de su persOIl
nudo en beneficio de los obreros y lossmdicatos. Los partIdos pol1tícos local (Local Staff) " . Un tratar
:HISTORIA VENEZUELA 291
racial que en detrimento de nuestra condición de ciudadanos venezola~ gemonía politica e ideolÓgica d4
nos se trata de hacer valer en el seno de las compaíi1as petroleras". Espe extranjero- sobre la sociedad VE
cificamente, los empleados venezolanos querlan que se les pagara men 1936 había hecho evidentes am~
sualmente, como sucedía con el personal de oficina extranjero, "por con doble, los capitalistas progresisu
siderar incompatibles su condición de oficinistas con la de los jornale madores liberales como un mal m
ros". Solicitaban un aumento salarial de 25 a 30% a fin de elevar su las reformas de los liberales eral
paga al nivel de la de los empleados extranjeros. Aspiraban al mismo liberales podían socavar la influe
transporte gratuito hasta el lugar de trabajo y al mes de vacaciones de obrero y las reformas quizá neutl'l
que disfrutaban los empleados extranjeros, servicios hospitalarios equi tra de las compañías petroleras, e
valentes a los de los empleados extrajeros, un plan de ahorros y la reduc todas las clases sociales. Dados 14
ción de la jornada extra. A la respuesta oficial de las compañias en el magnitud de sus ganancias en u
sentido de que no existia tal discriminación, la organización de emplea resultaba relativamente fácil y ell
dos replicó que estaba en capacidad de probar las diferencias en las es ma liberal moderada.
cala de salarios y en los beneficios, y documentar la discriminación racial Es dificil evaluar las implicaci(
y social contra los empleados venezolanos. A éstos se les habia negado la a las iniciativas reformistas puesu
entrada a las "colonias y clubes de las compaíi1as". Cuando tenían que leras y el gobierno militar en los
viajar por el lago hasta los campos de petróleo, "se les obliga a viajaren 1936. Estremecidas por la magnit
remolcadores ( ... ) comiendo en el mismo rancho de la tripulación". gún sus administradores, duraría
Mientras que los empleados extranjeros exigian que se les llamara represión de 1937 las compañías a
,'señor", los empleados nacionales no podían recibir el mismo trata mejorar su imagen pública y lo qu.
miento (74). tria les , '. Jersey Standard y Shell t
Dadas tales percepciones de clase, no resulta sorprendente que los exterior para supervisar tales inicil
empleados decidieran no ir a la huelga con los sindicatos de los obreros empresas iniciaron costosos proyE
petroleros en diciembre de 1936. Sus organizaciones, lo mismo que troleros. Antes, en medio de la hU4
muchos de sus miembros, dieron un vital apoyo material y moral a los tralizar la agitación obrera destinal
obreros durante el cese, mas dicha participación marcó el limite de la trucción de Lagunillas, parte de la
colaboración militante entre los sindicatos obreros y de empleados. de petróleo en 1928. "Las vivienda
En los años que siguieron a la huelga, incluso los dirigentes marxis de higiene o de protección contra
tas en los sindicatos de empleados y en los partidos nacional-reformistas estadounidense, "contribuían a la :
moderaron sus ideas y recortaron sus aspiraciones. Como hemos visto, de cultivo de delitos comunes, rad
lideres como Rómulo Betancourt llegaron a la conclusión de que tenían ñías petroleras' , . Las empresas rec
más que ganar, o que al menos afrontaban riesgos mucho menores, tra de vivienda y un estimulo para en
tando de reformar la sociedad capitalista de Venezuela por medio del campos mediante la promesa gubel
compromiso politico con el capital extranjero y doméstico que mediante chos de embarque que aquéllas de
la alianza con los marxistas. Los elem~ntos progresistas dentro de la cla nas para garantizar el pronto des
se capitalista de Venezuela, especialmente 108 intereses petroleros forá aprovisionamiento. En 1939, la si
neos, abrigaban buenas razones para mirar con cierta tolerancia los ob carreteras en la zona petrolera pan
jetivos politicos de los liberales reformistas. La existencia de un poder~ bo y con los distritos agrícolas cen
so movimiento obrero dirigido por marxistas en un sector vital como el
del petróleo constituia una amenaza económica inmediata para el capital
en los lugares de trabajo y un peligro potencial a largo plazo para la he
75. Estas iniciativas de las compaftías empezan
como a veces se ha presumido, como COIl8eC
74. Petróleo, abril 29 de 1936, pp. 4y 6. petrolera en 1988. Meredith Nicholson al Se
IUA VENEZUELA 293
en 1936 había hecho evidentes ambos peligros. Enfrentados a este desafio
ue madores liberales como un mal menor. Y con el tiempo aprendieron que
su las reformas de los liberales eran, hasta cierto punto, promisonas. Los
lue- todas las clases sociales. Dados los intereses que estaban en juego y la
ren 1936. Estremecidas por la magnitud y la duración del conflicto que, se
o". gún sus administradores, duraría muy poco tiempo, después de la gran
mejor transporte moderarla los costos crecientes de los alimentos, que Aun antes de la gran huel
erosionaban los salarios reales (76). ver sindicatos de empresa a f
Después de la huelga las compañias también patrocinaron planes de minuir la fuerza y la influenc
ahorro para los trabajadores. Por lo menos en las subsidiarias de Jersey tas obreros denunciaron est<
Standard, los planes tuvieron poco éxito. Estos permittan a los obreros obrera a lo largo de 1936. LO!!
ahorrar hasta el 10% de sus ingresos, a tiempo que la compañía aporta too Después de la huelga y de
ba una cifra equivalente; sin embargo, el 25% de tales fondos debia co ron una táctica ligeramente d
locarse en anualidades pagaderas solo si el empleado dejaba la empresa campos petroleros para escu
después de los 50 años de edad. Este intento de utilizar los beneficios del diferencias entre los obreros 1
ahorro para asegurar la docilidad de los obreros y prevenir la rotación de te los problemas no resuel~
trabajadores enfrentó la oposición activa de los sindicatos, que plantea innovación provocó despidos
ron, por el contrario, la aplicación del plan de distribución de utilidades autoritarios, pero con sindia
patrocinado por el gobierno y estipulado en la ley laboral de 1936. Fue primordialmente como condu
tan efectiva la oposición que, según palabras del cónsul norteamericano por sus representantes sindio
que estudió el plan de ahorro,los pocos obreros "nativos" que lo acepta mente redundaron en benefic
ron no admitian "de buena gana" 8U participación en el mismo. "La compañias (78).
participación", informaba el diplomático, "es un estigma a los ojos de Después de la huelga las 1
los demás trabajadores". Ante la presión de los sindicatos, el gobierno médicos y realizaron grandes
instituyó, en diciembre de 1938, el plan de distribución de utilidades, de educación técnica, iniciac
por encima de las objeciones de las compañías, y lo hizo retroactivo al 16 cumplieran la exigencia de la I
de julio de 1936. El plan estipulaba que las compañias más grandes (úni partes de sus empleados fues
camente las corporaciones petroleras estaban dentro de la definición) trenamiento de perforadores.
entregaran el 12.5% de la nómina a los obreros cada 20 de diciembre. La ñadas principalmente para C(J
mitad de dicha suma iria directamente a los trabajadores; la otra se de gresaron lentamente. Un obs
, , positaria en una cuenta de ahorros con limite de seis años para retiros. poco interés en tales clases ~
: ,~- Pese a su objetivo conservador, el plan de repartición de utilidades signi ción posterior de Jersey Stanl
ficó un gran beneficio financiero para los trabajadores. Les aportó un prendentemente bien recibid«l
considerable incremento en sus ingresos sin sacrificio alguno de los sala betismo habia saltado del 18 i
rios corrientes. Los sindicatos, la mayoria de ellos reorganizados en 1938 1939 a 1945. Las compañias 4
por lideres marxistas afiliados al Partido Comunista, se atribuyeron este ción primaria gratuita para lOE
importante beneficio económico. Los obreros del petróleo debieron de clases de español para el pen
convenir en que se hallaban en lo cierto. A comienzos de 1939, el mismo Oil de New Jersey contratócue
funcionario norteamericano calculaba que quizá el 75% de los obreros ran español a sus empleados 8J
petroleros de la Cuenca de Maracaibo estaban sindicalizados y que cada pagaba una cuota nominal de
día se sumaban más y más. Cada miembro pagaba un bolivar semanal intensivos (79).
de cuota sindical (77). Finalmente, siguiendo una
pliamente adoptada tanto por
76. Henry S. Villard, encargado de negocios de Estados Unidos, al Secretario de Estado, enero 22
las empresa.s trataron de soca.v
de 1937, USNAlDS 831.5045/44. El decreto relacionado con Lagunillas, que un activista sindi cal de los obreros promovien
eal hizo ver eomo un "caramelo" para preparar a la opinión pública para el amargo arreglo de diamantes de béisbol, campos
la huelga, fue publicado en República de Venezuela, Ministerio de Relaciones Exteriores,
Memoria, 1937, Caracas, (1938?1. p. 3.
77. Archer Woodford al Departamento de Estado, Maraeaibo, enero 24 de 1939, USNAlDS 78. J. K. Bacon, "Memorandum on Lab
831.504/92. Me he apoyado en este extenso documento de veinte pAginas a lo largo de toda Estado. Caracas, febrero 11 de 1938,
esta secciÓn. 79. Popple, Standard ou, p. 222.
t'ORIA VENEZUELA 295
, que Aun antes de la gran huelga, las compañías habian tratado de promo
ver sindicatos de empresa a fin de mitigar los problemas laborales y dis
es de minuir la fuerza y la influencia de los sindicatos autónomos. Los activis
~rsey tas obreros denunciaron estos intentos: y los ridiculizaron en la prensa
reros obrera a lo largo de 1936. Los sindicatos de empresa jamás tuvieron éxi
IOrta to. Después de la huelga y de la oleada represiva, los empresarios proba
a ca ron una táctica ligeramente distinta. Crearon comités en cada uno de los
~resa campos petroleros para escuchar las quejas de los trabajadores, zanjar
ISdel diferencias entre los obreros y la administración y trasferir semanalmen
>nde te los problemas no resueltos a las oficinas principales de Caracas. La
ntea innovación provocó despidos ocasionales de capataces particularmente ,'.
"
lades autoritarios, pero con sindicatos activos en los sitios de trabajo, sirvió
. Fue primordialmente como conducto de las quejas de los obreros, articuladas
icano por sus representantes sindicalizados. Las mejoras resultantes probable
epta- mente redundaron en beneficio del prestigio de los sindicatos y no de las
"La compañías (78).
:lS de Después de la huelga las compañías también ampliaron los servicios
¡emo médicos y realizaron grandes inversiones en educación. Los programas
ades, de educación técnica, iniciados en 1939, buscaban que las empresas
al 16 cumplieran la exigencia de la ley laboral en el sentido de que tres cuartas
:(úni partes de sus empleados fuesen venezolanos. Su mayor éxito fue el en
lción) trenamiento de pedoradores. Las clases de educación para adultos, dise
~.La ñadas principalmente para combatir el analfabetismo, por lo visto pro
lE! de gresaron lentamente. Un observador réportaba, a principios de 1938,
tiros. poco interés en tales clases por parte de los obreros, pero una publica
,igni- ción posterior de Jersey Standard sostenía que su programa era "sor
~un prendentemente bien recibido por los empleados locales" y que el alfa
sala betismo habia saltado del 18 al 88 % entre los obreros venezolanos, de
r1938 1939 a 1945. Las compañías expandieron considerablemente la educa
leste ción primaria gratuita para los hijos de los trabajadores e invirtieron en
)n de clases de español para el personal administrativo. En 1938 la Standard
usmo Oil de New Jersey contrató cuatro profesores de Berlitz para que enseña
raros ran español a sus empleados angloparlantes. El personal de la compañía
~cada pagaba una cuota nominal de un bolivar para enrolarse en estos cursos
panal intensivos (79).
Finalmente, siguiendo una estrategia del siglo XX que ha sido am
pliamente adoptada tanto por regimenes capitalistas como socialistas,
las empresas trataron de socavar la perjudicial actividad politica ysindi
!lelO 22
ilsindi
cal de los obreros promoviendo' actividades deportivas. Construyeron
eglode diamantes de béisbol, campos de fútbol y canchas de baloncesto. Sumi
llriores,
nistraron a los jugadores equipo deportivo gratuito y exhortaron a "to "Nosotros, trabajadores petrolel
dos los trabajadores a vincularse ( ... ) a las actividades deportivas" (SO). porque tenemos hambre; segunc:
En 1944, en Lagunillas, la Shell patrocin6 su Quinta Olimpíada. Dichos rian mejor como basureros; tercE
juegos, comentaba un periódico caraqueño, fueron bastante exitosos; las comodidades y oportunidadel
tienen tutores especiales en su el
usaban el deporte "como medio de uoüicaci6n espiritual y de acerca hijos duermen en ranchos de paj
miento mutuo" (81). no podemos enviarlos a la escuel
Ninguna de estas iniciativas logr6 embotar la creciente fuerza organi truidos" (82).
zativa de los obreros después de 1938, pero su impacto en los valores y
aspiraciones no puede descartarse en lo más minimo. En ninguno de los Implícita en la concepción
documentos que he revisado existe evidencia alguna que indique un de la lucha de la clase obrera j
compromiso generalizado de los trabajadores con una concepci6n socia hay una visi6n detallada y con.
lista del mundo como el que era evidente, por ejemplo, en los campos ca con la sociedad liberal. Unc
salitreros de Chile en los años veintes. Los obreros petroleros de Vene proclamada "conciencia" de ~
zuela eran muy conscientes de sus intereses colectivos y se convirtieron dores petroleros recibieran Ul
en combativos sindicalistas. Empero, el proletariado petrolero de Vene familias pudieran comer bien
zuela en los años treintas era comparativamente más joven· que el de la rios? ¿Qué sucedería si los 01
pampa salitrera de Chile en los veintes. Es más, la. represi6n de G6mez médica adecuadas, si tuvierar
constriñ6 considerablemente las actividades culturales y políticas de los buena educaci6n para sus hijo
marxistas en los campos petroleros durante la década y media anterior a creacionales y las vacaciones r4
1935. y lo que es más importante, la experiencia de los obreros venezo Los obreros venezolanos d
lanos con el capitalismo era distinta en ciertos sentidos a la de sus com comienzos de los años cuarent
pañeros chilenos. Salvo la caída de comienzos de los años treintas, cuan beneficios. Es más, el hecho dE
do muchos trabajadores venezolanos del petr61eo fueron obligados a do en los dirigentes comunista
abandonar sus empleos, éstos habían laborado en una industria econ6 rales liberales que se filtraban :
micamente vigorosa. A diferencia de los obreros chilenos, no habían ta de Venezuela. La visi6n soci
experimentado la influencia radicalizadora de las tasas de cambio agu antídoto contra los seductores I
damente fluctuantes ni de la inflaci6n desbordada. Los obreros petrole que los obreros observaban en
ros venezolanos vivían en una sociedad estabilizada, aun durante la contra la influencia cultural de
Gran Depresi6n, por la influencia estabilizadora de la economia exporta obreros miraban con envidia e
dora de crudo. Sus primeras confrontaciones colectivas con el capital, en las iniciativas conservatizantes
1925 y 1936, habían alcanzado un éxito modesto, al menos en términos años cuarentas, en momentos e
de demandas salariales. No habían padecido el desastre de la matanza bajo ganaba para los obreros n
generalizada de amigos y parientes que presenciaron los obreros chile activistas de Lagunilla describil
nos del nitrato a principios del siglo xx. Es revelador que, antes y des tecimientos políticos nacionale~
pués de la huelga de 1936, los dirigentes marxistas y los aliados radica la influencia y el prestigio del U
les de la clase media colocaran las demandas de los trabajadores dentro ros.
de un marco antimperialista y nacionalista, mas no anticapitalista. En tal
sentido es instructivo el siguiente pasaje acerca de las motivaciones y
objetivos de los huelguistas, tomado de un comunicado que publicaron
los líderes del sindicato de Lagunillas durante la huelga de 1936. Los eventos mundiales se entrel
na de Venezuela y con el movu
so. La cita es del memorando de Bacon citado en la nota 78.
82. Sexto Comunicado, Sindicato de Ob"
81. Ahora, marzo 21 de 1944, p. 2.
Panorama, diciembre 23 de 1936, p. 2.
RIA VENEZUELA 297
1940. La dictadura represiva de G6mez y la lucha por destruir su legado dard OH de New Jersey al
habia aislado a la izquierda venezolana y enfocado su atenci6n en los tegui y Monagas (83). '
asuntos domésticos a lo largo de la década de los treintas. Unida en una Sin embargo, en todas '
lucha doméstica común, una izquierda criolla habia logrado dirigir la crática ganaba nuevos adei
extraordinaria movilizaci6n popular descrita en las páginas precedentes. pleados de la industria pea
Pero a partir de 1940, influencias externas deformaron y moldearon el ros del petr61eo que los Sel
movimiento obrero venezolano y la politica del pals en una forma que mente, como el gran sinm
marc6 profundamente el desenlace del proceso histórico iniciado en organizar locales más pequ
1936. en los orientales, a principie
El destino politico de los reformadores liberal-democráticos, la tra La lucha cada vez más ir
yectoria de la izquierda y el curso futuro de la historia venezolana mis Comunista por el control de
ma, giran todos alrededor del destino organizativo de los obreros petro tedor intento por crear una
leros durante los años cuarentas. Mientras la izquierda marxista contro en 1943. Convocados por 1
16 esta poderosa fuerza organizada de la sociedad venezolana y la indus comunista, la federación de
" " tria del petr6leo continu6 expandiéndose, los capitalistas progresistas delegados de los sindicatos
estuvieron dispuestos a ayudar a los democratas liberales en su lucha reunieron en Caracas enjun
contra los marxistas y a." tolerar sus planes para reformar la sociedad. gobierno, y sus delegados ce
. ~ . Pero el respaldo y la tolerancia estaban condicionados a que los reforma como los de Acci6n DemOCl'l
'.
dores repudiasen el socialismo y a que fueran capaces de desplazar a la ría, el lider comunista de b
asistentes brillantes análisis
t.. :,
- dirigencia marxista del movimiento obrero.
petr61eo para laeconomia ve
Los reformadores liberales pudieron llevar a cabo lo anterior en parte la trascendencia de la unida~
gracias a la posici6n oficial del Partido Comunista a comienzos de los
nacional a nivel de industria
años cuarentas. Al subordinar los imperativos locales a la linea interna
disputas internas en el seno,
cional del partido, los comunistas destruyeron la unidad de su propia
organizaci6n y minaron la confianza de los obreros petroleros de base en la minoría de Acci6n Democr
sus dirigentes marxistas. El Partido Comunista de Venezuela se ali6 en rosa organizaci6n nacional e
con tanta urgencia (84).
1941 con el presidente (y exgomecista), generallsalas Medina, sucesor y
antiguo ministro de Guerra del hombre que habia quebrado la huelga La debilidad y la desuni6]
en evidencia en la conferencÍJ
petrolera de 1936. El Partido Comunista predicaba la paz laboral en los
la llegada de la guerra mundi
campos petroleros con el objetivo de mantener el estratégico flujo de
1943 el hundimiento de tanqu
petr61eo con destino a los Aliados, precisamente cuando la expansi6n de forzó una drástica reducción
la industria favorecia la lucha de los trabajadores. El partido consiguió Los consecuentes despidos ~
un respiro en medio de la represi6n de las empresas y el gobierno contra
, , sus actividades sindicales. Pero al mismo tiempo alej6 a numerosos
obreros. Al contrario de los comunistas, los democratas liberales opues
" .. tos al gobierno militar persistieron en su nacionalismo moderado y de 83. Los campos orientales produclan lll4
mostraron su disposici6n de recurrir a la huelga en la industria del petró comienzos de los dos cuarentas PE
mente abiertos era Proporcionabel
leo en pro de las reivindicaciones obreras. Su' fidelidad a las hist6ricas virtió en el foco principal de la lucha
f
! ..
demandas de los obreros del petr61eo les recab6 muchos seguidores. No 1936. La producción en los campos e
es que los sindicatos orientados por los comunistas perdieran terreno detallada en República de Venezuel
ro de 1956, Caracas, n.d., pp. 64.76
durante este período. Los comunistas ampliaron su influencia en la 10.728 estaban en el Zulla y 9.002 el
Cuenca de Maracaibo y extendieron su fuerza organizativa en una nueva terio de Trabajo, Memoria, 1946, Ce
e importante zona petrolera, desarrollada principalmente por la Stan 84. Otros relatos de la conferencia apart
1943; Y en Acción Democrática, juni;
~IA VENEZUELA
r~
Sin embargo, en todas partes la posieión agresiva de Acción Dema
crátiea ganaba nuevos adeptos. Fuera de su preeminencia entre los em
~s. pleados de la industria petrolera, asi como entre los sindieatos de obre
~ el ros del petroleo que los socialdemócratas habian controladohistbriea
~ue mente, como el gran sindicato de Cabimas, Acci6n Democrática logr6
'en organizar locales más pequefios tanto en los eampos occidentales como
en los orientales, a prineipios de los años cuarentas.
La lucha cada vez más intensa entre Acción Democrática y el Partido
tra Comunista por el control del proletariado petrolero perjudic6 un prome
ros tedor intento por crear una poderosa central obrera a nivel de industria
tro.. en 1943. Convocados por la Uni6n Sindiea1 Petrolera, de orientaci6n
tro.. comunista, la federaci6n de sindieatos fundada en el Zulia en 1936, los
~us delegados de los sindieatos de los campos orientales y oceidentales se
~tas reunieron en Caracas en junio de 1943. La conferencia fue tolerada por el
tcha gobierno, y sus delegados cortejados tanto por los dirigentes comunistas
Jad. como los de Acci6n Democrátiea. Los oradores, en particular Jesús Fa
ma ría, el líder comunista de la Uni6n Sindieal Petrolera, brindaron a los
la
¡a
i
asistentes brillantes análisis acerca de la importancia de la industria del
petr61eo para la economia venezolana y su futuro desarrollo. Subrayaron
arte la trascendencia de la unidad obrera y el potencial de una· organización
~ los nacional a nivel de industria. Mas los delegados estaban divididos por
~ disputas internasen el seno del Partido Comunista y por la oposiei6n de
opia la minoría de Acci6n Democrátiea. Al final no lograron construir la pode
,:e en rosa organizaci6n nacional centralizada que los comunistas deseaban
pen con tanta urgencia (84).
rory La debilidad y la desuni6n de las organizaciones petroleras, puestas
¡elga en evidencia en la conferencia de 1943, se relacionaban íntimamente con
n los la llegada de la guerra mundial al Hemisferio Occidental. Durante 1942 y
o de 1943 el hundimiento de tanqueros en el Caribe por parte de los alemanes
~n de forz6 una drástica reducci6n de la producci6n de crudo en Venezuela.
19ui6 Los consecuentes despidos debilitaron temporalmente a los sindicatos
)ntra
rosos
~ues
, de 83. Los.campos orientales producianmenos de la mitad del petróleo de la Cuenca de M~caibo a
comienzos de los años cuarentas, pero la demanda de mano de obra en estos campos reciente
etr6 mente abiertos era proporcionahnente mucho más alta que en el oeste. As!, el oriente se con
,rieas virtió en el foco principal de la lucha por la organización de sindicatos en la década posterior a
~. No 1986. La producción en los campos orientales y occidentales durante este periodo se encuentra
detallada en República de Venezuela, Ministerio de Minas e Hidrocarburos, Anuario petrole
rreno ro de 1956, Caracas, n.d., pp. 64-76. De los 22;449 obreros que habia en la industria en 1946,
~n la 10.728 estaban en el Zulia y 9.002 en los estados orientales de Monagas y Anzoátegui. Minis
meva terio de Trabajo, Memoria, 1946, Caracas, 1946, Tabla 9.
84. Otros relatos de la conferencia aparecen en Aquí está!, Caracas, mayo 26, junio 2 y junio 9 de
Btan 1948; y en Acción Democrática, junio 12 y junio 19de 1948.
800 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
petroleros (Véase el Gráfico 4.1). Sin embargo, esta situación resultó ser una resolución exigiendo p,
, Jo'
transitoria. En 1944 las rutas marítimas del Caribe habían sido libradas puesta. En el acalorado de"
i '1 de la amenaza de los submarinos alemanes y, estimulada por la deman camente a su grupo como
da de los Aliados, la producción de crudo venezolano entró en una etapa dividió el encuentro en ha]
de expansión fenomenal. En 1944 la producción aumentó en 50% res cuando los representantes (
pecto a 1943, alcanzando el punto más alto de toda suhistoria¡ en 1948 to e inmediatamente infom
había más que duplicado el récord de 1944. Entre tanto, la fuerza de tra tas, al ligar los asuntos sind
' ... 'o, bajo petrolera se había multiplicado más de tres veces entre 1942 y 19~8. violado el código laboral de
Con tan boyantes condiciones económicas y del mercado laboral, ~os sm ministro del Trabajo del pr
dicatos petroleros convocaron, a principios de 1944, una convencló~ ,na las tres federaciones de ori
cional con el objeto de fundar una central obrera venezolana que umflca participado en la votación. ]
ra a todo el movimiento obrero organizado. afiliación de los sindicatos
La unidad del movimiento obrero venezolano entre 1943 y 1944 fue por la Constitución de 1936,
socavada no obstante, por un problema mucho más duradero causado partido político. El preside~
por la ~erra: la cuestión trascendet.tte ~e si los sit.t~ica~ ~etroleros nistas que su gobierno no iJ
debían suspender su campaña orgamzatlVa y sus relvmdIcaclOnes eco de acuerdo con los precepto!
nómicas en beneficio de las necesidades estratégicas del esfuerzo bélico ró públicamente estaren fav
de los Aliados. Los líderes colaboracionistas del Partido Comunista pu titucional que pesaba sobre (
sieron en práctica las directivas internacionales entrando en una a~nza La disolución de la COnfE
con el gobierno militar del general Medina. Trataron de conseguIr los viraje en la historia del moviJ
objetivos de los sindicatos en los lugares de trabajo sin recurrir.a huelgas destruyó por completo la uni¡
que habrían interrumpido el flujo de crud~ venezolano a los Aliados. L~ creyeron que el decreto de
máximos dirigentes de Acción DemocrátIca demostraron ser más flexI dirigencia colaboracionista. ]
bles en este asunto aunque también ellos impusieron una sistemática objetivo de la futura legaliza¡
moderación a los si~dicatos que controlaban en el enclave petrolero. Así, secuencia, justo cuando los A
la cuestión de la huelga en los tiempos de guerra tendió a alejar al prole conflicto internacional y la (
tariado de sus líderes más moderados del Partido Comunista y Acción empezar a dar frutos, su cont
Democrática, a escindir internamente a los dos partidos y, más impor tura esperaba aprovechar el
tante aún, a conducirlos a un enfrentamiento. quienes había apoyado constl
Las graves consecuencias de esta desunión empezaron a verse .en la mo estaba en inmejorables co
Convención Nacional Obrera que se reunió en Caracas en marzo de 1944, nizativa ampliada que había e
a la cual asistieron alrededor de 500 delegados en representación de 150 tolerancia gubernamental. El
sindicatos de todo el país. Su llamado a fOljar la unidad organizativa na Partido Comunista se hundió
cional, impulsado por los sindicatos petroleros comunistas, fue apoy?do se rompió sin remedio y su b:
por la presencia de Vicente Lombardo Toledano, el líder obrero mexIca truida temporalmente.
no que presidía la mayor federación sindical de América Latina, la Con . El gobierno también prop
federación de Trabajadores de América Latina. La CTALsimpatizaba urudad del movimiento sinc::liCl
abiertamente con los sindicatos comunistas del hemisferio. El comunista tiempo el grueso de las 01'gSJ
Jesús Faría, secretario general de la Unión Sindical Petrolera, habia ac catorce sindicatos petroleros
tuado como jefe del comité organizador de la convención y pronto fue
elegido presidente del comité directivo de la misma. Los delegados co
munistas sobrepasaban a los partidarios de Acción Democrática en una 85. El mejor resumen publicado de esto!
proporción de dos a uno o más. Pero no bien hubieron empezado las deli dieatos comunistas cuyos delegadO/!
beraciones, cuando los delegados de Acción Democrática presentaron as! como los 41 sindicatos de AccióE
disueltos.
S'fORIA VENEZUELA 801
Iltó ser una resolución exigiendo paridad en la dirección de la central obrera pro
bradas puesta. En el acalorado debate que siguió, un delegado identificópúbli
leman camente a su grupo como comunista~ lo cual provocó una votación que
letapa dividió el encuentro en bandos estrictamente partidistas. Fue entonces
% res cuando los representantes de Acción Democrática abandonaron el recin
m 1948 to e inmediatamente informaron a la prensa que los delegados comunis
de tra tas, al ligar los asuntos sindicales a un partido politico especifico, habian
y 1948. violado el código laboral de la nación. Al dia siguiente, el24 de marzo, el
los sin ministro del Trabajo del presidente Medina disolvió los 93 sindicatos y
ión na las tres federaciones de orientación comunista cuyos delegados habían
I1nifica- participado en la votación. El gobierno, sin embargo, se basaba no en la
afiliación de los sindicatos culpables al Partido Comunista, ilegalizado
~44fue por la Constitución de 1936, sino por el tecnicismo de su afiliación a un
:ausado partido politico. El presidente Medina procedió a asegurar a los comu
troleros nistas que su gobierno no impedirla la reorganización de los sindicatos
res eco de acuerdo con los preceptos de legalidad y apoliticidad. Inclusive decla
o bélico ró públicamente estar en favor del levantamiento de la prohibición cons
ista pu titucional que pesaba sobre el Partido Comunista (85) .
.alianza La disolución de la conferencia obrera, en 1944, marcó un punto de
guir los viraje en la historia del movimiento obrero venezolano. En primer lugar,
huelgas destruyó por completo la unidad del Partido Comunista, cuyos militantes
ios.Los creyeron que el decreto de disolución demostraba la bancarrota de su
~ flexi dirigencia colaboracionista. Empero, los jefes del partido se aferraron al
emática objetivo de la futura legalización del partido y de los sindicatos. En con
~ro. Así, secuencia, justo cuando los Aliados habían vuelto a su favor el curso del
.1 prole conflicto internacional· y la estrategia de los colaboracionistas parecia
, Acción empezar a dar frutos, su control sobre el partido se tambaleaba. La jefa
J impor- tura esperaba aprovechar el prestigio de la victoria de los Aliados, a
quienes habia apoyado constantemente a lo largo del conflicto. Asimis
!'Se en la mo estaba en inmejorables condiciones para poner en juego la base orga
de 1944, nizativa ampliada que había construido durante la guerra en medio de la
bde 150 tolerancia gubernamental. En vez de esto, a partir de marzo de 1944 el
Iltiva na Partido Comunista se hundió en el caos ideológico y politico; su unidad
apoyado se rompió sin remedio y su base institucional en los sindicatos fue des
mexica truida temporalmente.
,la Con El gobierno también propinó un golpe demoledor a la fortaleza y la
~tizaba unidad del movimiento sindical. El decreto de disolución destruyó por un
~unista tiempo el grueso de las organizaciones sindicales del país. Doce de los
Imbia ac catorce sindicatos petroleros representados en la conferencia de 1944,
Ionto fue
~dos co
len una 86. El mejor resumen publicado de estos eventos es Godio, El movimiento, pp. 173-88. Trece sin
dicatos comunistas cuyos delegados no se hallaban en la sala cuando se efectuó la votación,
nas deli asi como los 41 sindicatos de Acción Democrática representados en la conferencia, no fueron
~ntaron disueltos.
302 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
as! como la poderosa Unión Sindical Petrolera, fueron disueltos por la fundo y poderoso consenso,
medida oficial. La acción del gobierno se dio en momentos en que el listas internacionales y donU
poder económico y politico de los trabajadores organizados, en especial del control comunista sobre .
los del sector petrolero, aumentaba rápidamente. En 1944, como ya vi zado. Reconocer este consen
mos, la industria petrolera, y con ella toda la economía venezolana, en rios y positivos por parte de
traron en un periodo de expansión sin precedentes y, a medida que se del gobierno. Tampoco sign
intensificaba la demanda de mano de obra, se fortalecla la pesición ne separaban a Acción Democrá
gociadora de los obreros. Luego del revés de 1944, los obreros petroleros de Medina heredó parte del]
reconstruyeron rápidamente y después ampliaron sus organizaciones ra de GÓmez. Perdió el cona
sindicales. Mas el decreto de 1944 contribuyó a que el movimiento obre moderadas y ambivalentes I'E
ro resurgiera profundamente dividido en lo politico. cionarios del ejército y la clas
Si el principal perdedor fue el Partido Comunista, el ganador fue Ac dado al gobierno y, a la vez, i:
ción Democrática, que salió de la convención obrera de 1944 con sus sin los oficiales jóvenes y las fue
dicatos intactos. En lo que restó de 1944 y en 1945, a pesar del creciente dia unidas bajo la dirección
desafío politico que representaba el partido para el gobierno, los funcio ayudan a explicar la fricción IJ
narios del Ministerio del Trabajo actuaron en contra de los lideres sindi tica, así como el grado de COI
cales comunistas en la reorganización de las organizaciones disueltas. cionalistas y democrático-lih.
Los activistas comunistas, as! comO' los que trataron de reorganizar el laboral del gobierno de Medir
otrora poderoso sindicato comunista de Lagunillas, enfrentaban demo de la politica obrera oficial dE
ras burocráticas casi interminables y obstáculos en sus esfuerzos por golpe de octubre de 1945. Are
ajustarse a los requerimientos del Ministerio del Trabajo para volver a al que remplazó, utilizaron el
obtener la personeria juridica. Mientras tanto, surgieron sindicatos pa marxista sobre el movimienf;(
ralelos dirigidos por partidarios de· Acción Democrática y comunistas di bierno de Medina, Acción n
sidentes, que buscaban apartar a los obreros de las organizaciones con alianza de apariencias con el F
orientación comunista ortodoxa (86). guerra, ni por el apoyo de l~
Algunos investigadores liberales han registrado sorpresa y confusión tiempos de Gómez. Una vez el
ante la politica laboral del gobierno de Medina durante esta etapa. Seña en práctica sus reformas dem(
lan que al disolver los sindicatos comunistas en 1944 aquél se volteó con der con notable eficiencia la ta
tra sus antiguos aliados y destruyó una importante fuente de apoyo insti tas del movimiento obrero.
tucional del gobierno. Al mismo tiempo, la politica laboral oficial fortale Posteriormente algunos ce
ció al principal partido de oposición, Acción Democrática. Dicho partido Democrática, de octubre de H
no solo se unió a la conspiración militar que consiguió derrocar a Medina mento de Estado norteameriCf
en octubre de 1945, sino que controló el'gobierno que lo remplazó (87). Sin embargo, el registro histlJ
Sin embargo, vistas las dimensiones politicas y de clase de la amena entidades aprobaron el golpe :
za que significaba el movimiento obrero, las politicas de Medina parecen forma como el nuevo gobiern
bastante lógicas. Debajo de las diferencias politicas existentes entre el Unidos a largo plazo ya las ne<
gobierno militar y Acción Democrática -diferencias en tomo al ritmo y
el alcance de las reformas económicas nacionalistas y democráticas que
ambos estaban comprometidos a cumplir en 1944 - se ocultaba un pro 88. Fuenmayor, Veinte aftos.•. , p. 271.
,:" '
89. Los registros del Departamento de]
altos funcionarios norteamericanos I
estadounidenses que operaban en VI
86. Aquíestál, Caracas, enero 31 de 1945, p. 12, Yabril 24 de 1945, p.12. gurado a los lideres de Acción Democ
87. Robert J. Alexander, El movimiento obrero en América LatIDa, México, 1967; John Martz, abierta la posibilidad de que dicho al
"The Growth and Democratization of tIle Venezuelan Labor Movement", Inter-American antes l1el golpe, en julio de 1945, el
Economic Affairs, 17:2, otoño de 1963, pp. 6-7. principal especialista del partido en
N' LA HISTORIA VENEZUELA 80S
lueltos por la fundo y poderoso consenso, consecuente con los objetivos de los capita
;os en que el listas internacionales y domésticos, que giraba en torno a la eliminaci6n
~, en especial del control comunista sobre un movimiento obrero cada vez más movili
:, como ya vi zado. Reconocer este consenso no implica negar motivos complementa
nezolana, en rios y positivos por parte de los reformadores de Acci6n Democrática y
tedida que se del gobierno. Tampoco significa subestimar las diferencias reales que
l p6Sici6n ne separaban a Acci6n Democrática de la coalici6n de gobierno. El régimen
ros petroleros de Medina heredó parte del legado clasista e institucional de la dictadu
rganizaciones ra de G6mez. Perdi6 el control del poder nacional cuando sus reformas
mento obre moderadas y ambivalentes resultaron excesivas para los elementos reac
cionarios del ejército y la clase dominante venezolana que habían respal
nador fue Ac dado al gobierno y, a la vez, insuficientes como para ponerse al frente de
"consus sin los oficiales jóvenes y las fuerzas reformistas de las clases obrera y me
~ del creciente dia unidas bajo la direcci6n de Acci6n Democrática. Tales diferencias
!lO, los funcio ayudan a explicar la fricci6n política entre el gobierno y Acci6n Democrá
lideres sindi tica, así como el grado de compromiso de cada uno con las reformas na
nas disueltas. cionalistas y democrático-liberales. Mas el consenso explica la política
reorganizar el laboral del gobierno de Medina a partir de 1944 y la continuidad esencial
ntaban demo de la política obrera oficial de Venezuela, tanto antes .como después del
esfuerzos por golpe de octubre de 1945. Acción Democrática, lo mismo que el gobierno
para volver a al que remplaz6, utilizaron el poder del Estado para eliminar el control
sindicatos pa marxista sobre el movimiento obrero. No obstante, al contrario del go
:omunistas di bierno de Medina, Acci6n Democrática no estaba limitada ni por una
Uzaciones con alianza de apariencias con el Partido Comunista heredada de los años de
guerra, ni por el apoyo de los elementos reaccionarios heredado de los
sa y confusi6n tiempos de G6mez. Una vez en el poder, Acci6n Democrática pudo poner
!l etapa. Seña en práctica sus reformas democráticas nacionalistas con vigor y empren
se volte6 con der con notable eficiencia la tarea de desplazar a los dirigentes comunis
le apoyo insti tas del movimiento obrero.
¡oficial fortale Posteriormente algunos comunistas dijeron que el golpe de Acci6n
rDicho partido Democrática, de octubre de 1945, había sido estimulado por el Departa
ocar a Medina mento de Estado norteamericano y la Standard OH de New Jersey (88).
IIlplaz6 (87) . Sin embargo, el registro histórico documentado solo revela que ambas
, de la amena entidades aprobaron el golpe y empezaron a apreciar con beneplácito la
!edina parecen forma como el nuevo gobierno servía a la política exterior de Estados
¡entes entre el Unidos a largo plazo ya las necesidades del capital in.ternacional (89).
no al ritmo y
Ilocráticas que
nltabaun pro 88. Fuenmayor. Veinte aftos... ;p. 271.
89. Los registroe del Departamento de Estado que pude revisar no confirman la versión de que
altos funcionarios norteamericanos o dirigentes empresariales de las compaftias petroleras
estadounidenses que operaban en Venezuela hayan alentado el golpe, o persorudmente ase
(:', gurado a los lideres de Acción Democrática que no se opondrlan al mismo. Sin embargo, dejan
1967; John Martz, abierta la posibilidad de que dicho aliento o dichas seguridades si fueron dados. Tres meses
tU, JDter.American antes del golpe, en julio de 1945, elllder de Acción Democrática, Rómulo Betancourt, yel
principal especialista del partido en asuntos laborales, Raúl Leani, viajaron a Washington,
< ,
804 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
No obstante, es cierto que a finales de 1945 tanto los funcionarios La unidad militante que
<,
diplomáticos de Estados Unidos como los gerentes de las compañías pe junio de 1945 pronto arrq(
troleras teman buenas razones para temer el creciente poder de los sin capacidad organizativa de l~
dicatos y la influencia cada vez mayor del Partido Comunista. Ambos se arbitró la disputa y los sin
manifestaron en junio de ese año cuando la subsidiaria venezolana de la puesto que forzaron a las ca
Royal Dutch Shell inició un ambicioso plan para reclasificar a los obreros ya colocar de nuevo a todos
calificados y reducir sus salarios. La medida de la empresa desencadenó ciones originales. Consiguil
sin proponérselo una movilización general de trabajadores en la indus presas de un sistema de de~
tria petrolera. Sindicatos comunistas y de Acción Democrática se unie promiso de proveer sedes s:
ron para combatir el esquema de reclasificación y aprovecharon la oca sindicato mientras estuvien
sión para exigir a nivel de la industria entera toda una serie de concesio tes concesiones, congelaron
nes, destinadas a fortalecer los sindicatos y mejorar los salarios y benefi Sin embargo, por encima dE
cios de los trabajadores. Alentados por la fuerte demanda de mano de en que el acuerdo suscrito 4
obra y por la caídS de los salarios reales debido a la inflación de los años cinco meses, al cabo de los e
de guerra, los obreros organizaron gigantescas manifestaciones en los y beneficios. Este acuerdo ÍI
principales campos petroleros y colmaron las tesorerias sindicales con industrial, y una poderosa (
sus cuotas. Los sindicatos dirigidos por ambos partidos amenazaron con unidad que alcanzaron los al
ir a la huelga si las peticiones de los obreros no eran aceptadas. A fin de ñías no presagiaba nada bue
permanecer a la cabeza de las bases movilizadas y superar a sus rivales Los elementos no colabo!
en la lucha por el liderazgo del proletariado petrolero, los antiguos diri sosteman que la victoria de ¡
gentes sindicales comunistas que habian colaborado durante la guerra posición en el sentido de qU4
•• se vieron obligados a adoptar una posición negociadora combativa . lucha. Los colaboracionistas
éoI'
L tado de la fuerza de los sindil
f
,/j~
'"" '. D.C. Aparentemente, el objetivo politico fundamental de su misión era convencer al embaja sido presentadas las peticiol
i. 1: dor de Medina en Estados Unidos de que se postulara para la presidencia, con el respaldo de hecho, la actitud más comrn
Acción Democrática, en las elecciones previstas para la primavera de 1946. En 1945 ~tan
court era reconocido en Washington como un importante Hder de oposición y los funcionarios comunistas en junio fue forza
norteamericanos discutlan la conveniencia de una reunión oficial entre éste y Nelson Rockefe el deseo de sus rivales de Acc
~< ller. Roekefeller, la figura poHtica más prominente de la familia que babia heredado la fortuna ga en la industria. Su nueva
del fundador de la Standard Oil lla compañia cuyo descendiente directo, la Standard Oil de
·.1; New Jersey, controlaba la parte delle6n de la producción petrolera de Venezuela), era Subse presión ejercida por las basel
cretario de Estado para asuntos latinoamericanos en 1945. Roekefeller se habia reunido con nista. Luego del desastroso<l
Betancourten Venezuela en 1944 y el segundo habia expresado su deseo de visitarlo en Was la disidencia dentro del Pan
hington. Los funcionarios estadounidenses conoclan muy bien las intenciones nacionalistas y
reformistas y los compromisos anticomunistas de Betancourt. Finalmente previnieron a Roe brero de 1945 el embajadordl
kefeller contra cualquier "recepción oficial" a un Mer de oposición activo, pero le sugirieron maciÓD confiable de que, des
que podria "considerar la conveniencia de cierta hospitalidad informal sobre una base más o distritos regionales del partid
menos personal". "El hecho de que Betancourt esté en contra de Estados Unidos y de las
grandes compañías norteamericanas y haya tenido relativamente poco contacto con este posición anticolaboracionista
pais" I concluia un funcionario, "me parece una razón para esforzarse por modificar su punto dura hacia el gobierno de Me
de vista" . Aparentemente Betancourt no solicitó una reunión con Roekefeller y él y Leoni fue zar a los obreros venezolanos
ron oficialmente entrevistados por otro funcionario del Departamento de Estado. En su inter
vención Betancourt enfatizó la creciente fuerza poHtica de Acción Democrática y sus aspiracio
nes electorales en una Venezuela democratizada. Memorándum, Departamento de Estado,
90. El Pais, Caracas, junio 10 Y 16 de 19
B.C. Davis al señor Rockefeller, julio 6 de 1945, USNAlDS 831.0017-645; Nelson A. Roekefe 91. Rodolfo Quintero figuraba entre los
ller al señor Davis, julio 6 de 1945; B.C. Davis al seíior Wells, julio 6 de 1945, USNAlDS
tro del partido, posiciÓn que le mi
831.00/7-945. Después del golpe de 1945, Rockefeller y Betancourt se volvieron' 'amigos per
colaboracionÍstas que trataban de di
sonales" . Juntos lanzaron una importante iniciativa de capitalismo privado para modernizar julio 4de 1945, p.!.
la producción agraria y comercializar los bienes agricolas en cadenas de supermercados. La 92. Ello. de febrero, una votación sobr
cita es de Ellner, Los partidos políticos. .. , p. 98.
nuaba el embajador, resultó en 14 'V
!ORlA VENEZUELA 305
tSU inter
lIpiracio
& Estado, 90. El PIÚs, Caracas,junio 10y 16de 1945; Aquí está! ,junio 27 de 1945, p. 12.
Rockefe 91. Rodolfo Quintero figuraba entre los más elocuentes voceros de la fracción revolucionaria den
JSNAlDS tro del partido, posiCión que le valió el calificativo de trotskista y anarquista por parte de los
dgos per colaboracionistas que trataban de desacreditarlo. Aquí está!, junio 13 de 1945, pp. 1, 2, 13, Y
!lados. La 92. Ello. de febrero, una votación sobre la misma cuestión en el -buró poUtico del partido, conti
Aunque la lucha en tomo al obstinado compromiso de la direcci6n la guerra lleg6 a su fin, los li(
con las políticas colaboracionistas dictadas por el Comintem debilitaron brillante futuro electoral pan
al partido a lo largo de 1945, la victoria de junio sobre las compañías pe la coyuntura de fuerzas ecOI
troleras realz6 considerablemente el prestigio de los líderes sindicales -la creciente demanda de ¡;
comunistas en los campos. Aún más, la fuerza creciente del partido en el democráticas en Occidente, .'
movimiento obrero se vio complementada en la esfera política cuando, Roosevelt en Estados UnidO!
siguiendo una acci6n parlamentaria en septiembre, el gobierno de Medi sus socios capitalistas de la
na finalmente legaliz6 el partido el9 de octubre de 1945. Una semana políticos. Pero cuando sus rh
más tarde, dos dias antes del golpe de Acción Democrática, el Partido los campos petroleros y amen
Comunista de Venezuela efectu6 su primera manifestaci6n pública de petencia por dirigir las fuem
masas en la historia del pals. ción Democrática empezaron
El golpe de Acci6n Democrática y el ejército, el 18 de octubre de ala izquierda de su partido, I
1945, tuvo lugar, entonces, en momentos en que aumentaban la fuerza del movimiento obrero (93). (
organizativa de los obreros petroleros y el prestigio del Partido Comunis electoral del partido cuando
ta. Empero, existen buenas razones para creer que las motivaciones . rechazó un compromi'
blemo
principales de los conspiradores obedecian a una lógica interna venezo candidato presidencial, resp¡¡
lana solo indirectamente relacionada con la amenaza obrera que enfren munista, inaceptable para eU
taban las compañías petroleras internacionales y las preocupaciones an diocre desempeño en las elee(
ticomunistas del gobierno estadounidense al final de la guerra. Al igual de Acci6n Democrática Optarl
que los altos oficiales contra los que se rebelaron, los militares conspira crático-liberales y por sumar~
dores compartlan una antipatia· hacia el comunismo; sin embargo, pare Las circunstancias de su :
cen haber estado motivados primordialmente por aspiraciones políticas Democrática y comprometeril
personales y por intereses militares colectivos. Muchos de ellos también liberal de Venezuela. Tres añl
enfatizaron, al menos en sus negociaciones con los líderes de Acción por los mismos oficiales que h
Democrática, su vocaci6n democrática y reformista. poder, derrocaron el gobien
Los motivos de Acci6n Democrática eran más complejos. Su compro R6mulo Gallegos, y sometierl
miso con la reforma nacionalista y democrática habiasido atemperado . militar, una reminiscencia de 1
por un agudo sentido de la oportunidad política. Su irresistible deseo de años completos, los reformadc
poder, un deseo que uma a sus seguidores de la clase media, los llev6 po en el cual sentaron las bru
primero a abandonar su compromiso con el socialismo, proceso que ya se del impresionante edificio libe
había completado en 1940, y luego·acomprometer sus principios políti
cos democráticos uniéndose a la conspiraci6n de 1945. Los líderes del
partido percibieron de manera correcta a los comunistas como sus princi FUNDAaONDEUNORDENUB~
pales rivales en la lucha por el control de las fuerzas populares que sur
gieron en Venezuela a partir de 1935e. En los primeros años de la década El golpe del 18 de octubre de 1
de los cuarentas, la plataforma y las políticas de Acción Democrática ca venezolana. Su conocido an
encarnaban las aspiraciones nacional-reformistas de. las fuerzas popula", rancia inicial de muchos capit
res en una forma más fiel que la de sus adversarios. En consecuencia, la cepci6n de las que se hallaban
fuerza política del partido se extendi6 rápidamente entre los elementos
de la clase mediay su influencia en el movimiento obrero creci6. Cuando
98. Esta es una espeeuIación basada en u
soclalistas en el partido, en especial e
realidad de las escisiones sufridas P<I
tra.lnforme secreto sobre la situación polltiea interna dé Venezuela.1'raDk P. Corrigan al Se en los afios sesentas. EUner examina I
cretario de Estado, Caracas, febrero 21 de 1945, USNAIDS 831.00/2·2146. pp. 98-107.
rI'ORIA. VENEZUELA 807
s democráticas. las compamas y exigieron que éstas aceptaran pagar salarios y transpor
te bajo control, te a los delegados sindicales que asistieran a la siguiente conferencia
¡til de gobierno, petrolera. La demanda más importante radicaba en la suspensión de los
~zó con el es- despidos. A instancias de Leoni -les recordó a los funcionarios de las
empresas que buena parte del apoyo de su partido provenia de los traba
I norteamerica jadores, "particularmente los obreros petroleros" - las comparuas
que la junta no aceptaron todas las demandas, excepto congelar los·despidos. Los sindi
:> o de modificar catos accedieron, pero se negaron a suscribir un contrato por tres años,
tes. Afirmó que tal como 10 deseaban las compamas. Bajo estos términos, al8 de diciem
eran calculadas bre de 1945 las empresas y los sindicatos firmaron de nuevo un contrato
., el trabajo. La por cinco meses para la industria (95) .
lto a los funcio El aplazamiento de la conferencia y la amplia negociación que resultó
unidenses. Mu en el primer contrato colectivo completo en la historia de la industria
IleEstados Uni petrolera dieron tiempo a los dirigentes de Acción Democrática para con
D nada más que solidar su control sobre los sindicatos del petróleo. Utilizando el poder
ativamente me del Ministerio del Trabajo para reconocer sindicatos y permitir solo a
buena parte del aquellas organizaciones legalizadas y a sus miembros participar de los
¡:aba el embaja beneficios otorgados por la ley laboral y el contrato petrolero de diciem
,de Betancourt. bre, Acción Democrática pronto creó nuevos sindicatos y en muchos
~o de economía otros se dedicó a eliminar el control de los dirigentes comunistas. Estos
~nzadeque últimos se quejaban de que los partidarios de Acción Democrática inti
• piensa que el midaban ftsicamente a los activistas sindicales comunistas. Sostenian
pe el capital ex que en los campos donde existían sindicatos paralelos las compa.ñ1as
kJs recursos del favoreclan abiertamente a los de Acción Democrática, en ocasiones su
ebe dar un mar- ministrándoles incluso teléfonos, radios y camiones para ser usados en
asuntos del sindicato (96).
Dnsolidar su in Para cuando se efectuó la Segunda Conferencia Nacional Petrolera,
interrumpido la en marzo de 1946, los seguidores de Acción Democrática controlaban la
bjetivo de dicho gran mayoria de los sindicatos del ramo. Doscientos delegados, que re
indicatos no ha- presentaban a42 sindicatos de empleados y obreros petroleros, asistie
comunista, Ac ron al evento. Concurrieron varios delegados comunistas, y algunos,
a comienzos del como Jesús Farla, incluso ocuparon posiciones directivas durante la reu
atro del Trabajo nión. Pero su influencia era limitada. En la sesión inaugural, difundida
pe de las compa por la cadena de radio nacional y retransmitida por Ondas del Lago en
~ de cinco meses Maracaibo, Raúl Leoni explicó la filosofta laboral de Acción Democráti
bas discusiones, ca. Afirmó que un movimiento obrero organizado y la negociación colec
poralmente sus tiva constituian el camino más seguro para lograr la cooperación entre el
¡:ión de la prima
a. Sin embargo,
ttos por parte de 96. La cita es de Thoma8 Maleady al Secretario de Estado, diciembre 11 de 1945, USNAlDS
831.504112-1145.
96. Eataa quejas fueron registradas en una CIIl'ta que lideres obreros oomuni8ta8 del sector petro
lero enviaron a Lombardo Toledano el 26 de m.a.no de 1946. La embajada norteamericana con
:1 de 1946, USNAlDS siguió una copia y la envió a Wasbington en agosto. Corrigan al Secretario de Estado, Cara
cas, agosto 7 de 1946, USNAlDS 831.50418-746.
310 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA VENEZUELA
capital y el trabajo. La conferencia creó una poderosa confederación cil para las compañias evital
obrera para la industria del petróleo, la Federación Petrolera de Vene siones, los obreros aceptarol
zuela. Acción Democrática cedió a los comunistas dos de los nueve pues les no se podrian presentar 1
tos de su comité ejecutivo. No se admitirla el ingreso de sindicatos para El contrato colectivo de j
lelos a los que reconocla la federación y se estableció una comisión para los obreros petroleros. En j
fusionar los sindicatos paralelos en donde existieran. Pese a que algunos las demandas planteadas el
delegados comunistas se abstuvieron, la conferencia declaró su "más comunistas habían articulad
caluroso respaldo" al gobierno revolucionario y anunció que los obreros en el combate, fue bajo el lid
petroleros impedirlan •• el triunfo de cualquier movimiento contrarrevo se lograron. El contrato cole
lucionario que pretenda retrotraer a Venezuela a situaciones ya supera para las relaciones entre el (
das", Luego los delegados pasaron a formular las demandas económicas de Venezuela. Institucion.alli
que habian sido diferidas en los contratos a corto plazo de 1945. Pedian ción Democrática en las rela
importantes aumentos salariales; beneficios vacacionales más amplios; de la economía nacional. Le I
expansión de los servicios de educación, vivienda y atención médica para ral de pan y mantequilla al el
los obreros y sus familias; indemnización por despido, y privilegios adi ro venezolano.
cionales en los comisariatos (97). En su balance de las inici
Luego de dificiles negociaciones con las compañías, durante las cua ministro del Trabajo Leoni dE
les los dirigentes sindicales locales de Acción Democrática y los activis en la industria petrolera com4
tas comunistas ejercieron considerable presión sobre los jefes nacionales que de Acción Democrática s
de la federación y mantuvieron viva la posibilidad de ir a la huelga, se to habia mejorado la situaciÓl
logró un acuerdo el31 de mayo, formalmente suscrito el 14 de junio de ficar con anticipación (99). El
1946. En virtud de éste, la prima de los tiempos de guerra entraba a for Acción Democrática sobre lo
mar parte del salario regular de los trabajadores. Los obreros recibieron premisa de que los intereses
un aumento adicional de dos bolivares y los empleados un incremento por naturaleza. Las friccion~
salarial del5 al 15 %. Los obreros obtuvieron una paga de 66 horas por 48 cÍrse por medio de la organiz!
de trabajo, dos semanas de vacaciones remuneradas, primas por trabajo tor y por una negociación cole
extra nocturno, pago por horas extras y remuneración por enfermedad. gobierno de Acción Democrá
El acuerdo estableció el principio de salario igual para las mujeres y promovía la organización obr
otorgó a los obreros un cubrimiento hospitalario más amplio. Las dos por el Estado con el propbsit<:
compamas petroleras más grandes prometieron poner en marcha un que contribuyan al mantenimi
plan de jubilación en el término de un año. Los sindicatos no consiguie mejoria de la situación econóIl
ron un cese inmediato de los despidos, pero si derechos explicitos sobre nimiento de la paz industrial a
indemnizaciones sustanciales por despido, estipulados en la legislación mica de Venezuela (lOO).
laboral. Además, lograron beneficios de vivienda para todas ~ perso Lo que Leoni queria decir
nas dependientes y alojamiento gratuito por un mes en caso de despidos contrato petrolero de 1946 pE
y por quince dias en caso de retiro voluntario. Las compañías accedieron ción" se revela en detalle en ]
a pagar una subvención diaria para cubrir el tiempo perdido en trasla las obligaciones contractuales
dos, asi como los gastos de viaje implicitos en dichos traslados. También
aceptaron ampliar la variedad de articulos baratos en los comisariatos y
vender a los trabajadores herramientas a precio de costo. Por último, el
98. Los detalles del contrato que tiene
acuerdo regulaba el trabajo por subcontrato de modo que hacia más difi maritimoe del petróleo se han omitiA
troIeroe.•• , reproduce el contrato, PI
El País, mayo 16 hasta al de 194ft
97. La cita es de El País, abrD .. de 1946, p. 1. Este diario de Acei6n Democrática dio un amplio 99. Ministerio de Tra~o, Memoria. 1&
cubrimiento a la conferencia. 100. El País, ablÜ JI de 1946, p. 2.
lA HISTORIA VENEZUELA 311
!federaci6n cil para las compañias evitar la sindicalizaci6n. A cambio de estas conce
.de Vene siones, los obreros aceptaron un contrato por 18 meses, durante los cua
ueve pues les no se podrían presentar nuevas peticiones (98).
catos para El contrato colectivo de junio de 1946 coron6 una década de lucha de
pisi6n para los obreros petroleros. En él los trabajadores finalmente consiguieron
~e algunos las demandas planteadas en la huelga de 1936. Pero mientras que los
b su "más comunistas habian articulado dichas demandas y dirigido a los obreros
los obreros en el combate, fue bajo el liderazgo de Acci6n Democrática que aquéllas "1
"La Federación Sindical de Trabajadores Petroleros de Venezuela y sus sindicatos La sociedad· venezolana,
declaran su apoyo al principio de que cada jornal corresponde a un dia de trabajo exportadora, se adaptó a la ló
efectivo y, por tanto, se comprometen, como lo han venido haciendo, por todos los vismo liberal y del sindicaJis:¡
medios a su disposición, cQn el propósito de asegurar que sus afiliados cumplan con
todas las obUgacicínes prescritas por la ley y las regulaciones que rigen su ejecución, mente que las otras sociedadl
con los reglamentos internos fijados por las compaiUas, de acuerdo con la ley, en sus' tudían en este libro. Tal como
empresas y establecimientos, y con los contrates colectivos de trabajo. 1946 creó el patrón no solo
guientes en la industria del PE
El lenguaje de esta cláusula muestra exp1icitamente, en su lógica relaciones industriales del paj
capitalista, la clase de sindicalismo contenida en la ley laboral ypractica vo contrato la industria del pe
da por los corporativistas liberales en Venezuela y en todo el mundo occi excedente creado financió nUE
dental en la posguerra. A cambio del reconocimiento legal ante los em mitió un espectacular aumen'"
pleadores y el Estado, los sindicatos asumieron la t&.reade disciplinar la cías de las empresas. Los ingr
fuerza de trabajo, que correspondia a los empresarios; a Cámbio de be ron por cuatro entre 1945 y 11
neficios materiales, los obreros sindicalizadoscedieron a los patronos el las ganancias de las compañú
control de las normas de trabajo. Estas concesiones duales permitieron a vares solo entre 1947 y 1948.
los capitalistas aumentar la productividad incesantemente mediante la debió a un aumento de 25 % e
mecanización y la aceleración, lo cual significó un incremento en la tasa ras del pats y a la duplicación
de ganancia para las empresas y algunos beneficios materiales para los 1945 y 1948 (103).
obreros organizados. La bonanza petrolera Cre61
Como se discutió en el Capitulo 1, la institucionalización de estos mas liberales de Acción Demo
principios en la legislación y la práctica laborales definió, en el periodo mitilique el partido usara el J)(
de posguerra, una nueva etapa en la historia moderna del movimiento. laborales corporativistas y lib
obrero. En las sociedades capitalistas avanzadas, los grandes temas so organizado. Los obreros petral
ciales de nuestro tiempo giran alrededor de este compromiso entre los cios materiales y sociales pan
obreros organizados y el capital. El compromiso dividió la fuerZa de tra media. Financió programas d4
bajo entre una minoría organizada y una mayoria no organizada, fomen mitieron al gobierno invertir I
tbla burocratización de los sindicatos y estimuló el conservadurismo po crédito barato hacia los capital
1itico y social de la clase obrera organizada. Sus términos implicaban la medidas, examinadas en deu
progresiva deshumanización del proceso de trabajo, la creciente aliena popular de Acción Democrátia
ción de los obreros y la aparición de un culto compensatorio al placer y el la democratización que las fuE
consumismo individual. Finalmente, estimuló la gran expansión de las giendo desde 1936. Tan prontc:
corporaciones multinacionales manufactureras hacia sOciedades con do su poder, amplió y aseguró
bajos niveles salariales y de sindicalización en el mundo subdesarrolla gio universal y efectuó elec;ci(
do (101). Constituyente, la Presidencia .
Acción Democrática obtuvier~
elecciones. Una Constitucibn 1
101. Como se indicó en el capitulo primero, las implicaciones filosóficas de la pérdida del control promulgada. La popularidad d4
obrero sobre la forma como se concibe y ejecuta el trabajo se muestra en la obra cumbre de
Harry Braverman. Trabajo '1 capital monopoUata, México. 1975. La percepción de la impor
tancia de las luchas obreras por el control deDtro del proceso productivo (al contrario de la Postwar Eras and the Conditions fo:
concepción marxista clásica de su lucha por el control aobre loe medioe de producción) ha American Historica.l Review 86:2, ah
fomentado una notable revaluación de la historia del movimiento obrero norteamericano. Los el papel disciplinario de los sinc:IicaUI
estudios del caso son desarrollados por David Montgomery, Worken' Coatrol iD America, pea reciente en "The Labor Movem
Cambridge. Inglaterra. 1979; un intento de smtesis es James R.Oreen, TheWorld 01 tbe nuel Wallerstein led.). Labor iD . , ,
Worken, New York, 1980. Charles Maier ha explorado la pollUca de la doctrina de la produc 102. Esta es la tesis desarrollado por Luce
tividad en la reconstrucción de la sociedad capitalista en la Europa de la pOSguerra, "Two lOS. Husan, EcoIlOlDic Growib.•.• Tablas
'tAHISTORIA VENEZUELA 313
refinerlas en Venezuela, poJitica que habia sido emprendida por la admi.. los llevó a retirarse de la fed
nistración de Medina U05). junio de 1948, a lanzar a la m
Ninguna de estas poJiticas le granjeb simpatias a Acción Democrática timo de petróleo. Aunque la
entre las compañías petroleras; todas ponian en peligro la tradicional rápidamente quebrada por j
posición y las prerrogativas de tales empresas. Sin embargo, fueron ~s justificó su accibn con la m
poJiticas laborales. -del gobierno las que en 1948 crearon la amenaza ID babia empleado para acabar
mediata más grave para las ganancias de las compañia•. Mientras conti servadores en el seno de las
nuó la bonanza de la posguerra, los empresarios toleraron el nacionalis concesiones hechas a los obr
mo moderad() del gobierno y cooperaron con sus iniciativas encaminadas Democrática no habían podid
a eliminar la influencia marxista en el proletariado petrolero e institucio No obstante, fue el final
nalizar su filosofta sindical en la industria. En un cuidadoso estudio acer más contribuyó a socavar las .
ca de las poHdcas laborales de este periodo, Steve Ellner ha mostrado Democrática ya poner en pe
cómo el liderazgo progresista de la mayor compañia petrolera deVene del petróleo. Hacia fines de
zuela la subsidiaria de Jersey Standard, Creole, llevó a la industria a babia equilibrado con la del
acep~r las concesiones que desembocaron en el histórico contrato colec habia aumentado de 148 mi&
tivo de 1946. El autor revela cómo a partir de 1945 las empresas actuaron nes en 1948, disminuyó a 482
con rapidez para complementar las iDÍciativas laborales de Acción De crudo pesado de Venezuela S4
mocrática con poJiticas propias a fin deeontrarrestar el prestigio de los viembre de 1948. Mas paraju
dirigentes sindicales marxistas. Ampliaron los beneficios para los obre tad, a US$1.15 por barril. Duro
ros trataron de mejorar los procedimientos de quejas, colocaron a más sentaban para el futuro del PE
ve~ezolanos en puestos administrativos y actuaron de manera discrimi crática en un mercado mundU
natoria en contra de los sindica.tos comunistas y en favor de los de Acción mente en Jos periódicos nacior
Democrática. Pero aun durante las.neg'?Ciaciones contractuales de 1945, ron en Venezuela el temor de
los funcionarios progresistas de las compañias petroleras se enfrentaron fines de 1948, la perspectiva ~
a una inflexible oposición interna. Los estimativos de los costos que las contundente dicho argumento
concesiones laborales significaron para las compañias oscilaron entre los eran presentadas no solo com
40 y los 110 millones de boJivares al año, un incremento del 35 al 50 % en de Venezuela en la produccilm
la nómina empresarial (106). En eLcontratocolectivo de febrero de 1948, aumento de las tasas salariales
el alcance de todas estas concesiones -salarios, atencibnmédica, vi desestimulado al capital foráru
vienda, vacaciones y prerrogativas para los dirigentes sindicales-,-se descubiertos· recientemente. (
amplió una vez más. A cambio,las compañias consiguieron un contrato producción (y a la pobre posÍCJ
por tres años y, como afirmó el embajador de Estados Unidos, sin dete dustria venezolanas (108).
rioro de las "prerrogativas empresariales~'. Sin embargo, la magnitud La expansión de los tiemp4
de las concesiones a los trabajadores no impidió que la minoda comunis infundido por el gobierno de !
ta denunciara la duración sin precedentes del contrato. Su descontento concesiones a partir de 1943 ce::
incremento de la fuerza de trab
SODaS empleadas en la industJ
105. Lieuwen. PetroIeum. ..• pp. 108-10. El inftuyente ministm~e ~tr6léos de Acción Democráti 55.170. Elfinaldel auge petrole
ca. Juan Pablo Pérez Alonzo, sostuvo después que su princlpsllegisblción petrolera. promul
gada bajo el régimen de Medina ,fue redactada con la cooperación de las compañias petrole fase exploratoria y de construce
ras. Estas aceptaron el aumenta de los impuestos a fin de regularizar y ampliar considerable nes de 1943 dejaron a las comp
mente las legahnente sospechosas concesiones otorgadas bajo Gómez y abrir la posibilidad trabajo que excedia considera]
de las grandes concesiones que Medina habia entregado de hecho. P/Ull un detalladQ examen
véase Frank1in Tugwell, Tbe Poliüc& ofOil in VuezueJa, Stanford, 1975, pp. 43-44. 107. La cita es de Donnelly al Secretario
106. Estos estimativos, publicados en WorId Petroleum y en Tbe New York 1lmes, aparecen en 1948, USNAlDS 831.504/2-1348.
Betancourt, Venezuela. poIftiea y petroleo..• , p. 338. lOS. Lieuwen, PetroIeum. .., pp. 110-12 11
,ooRIA VENEZUELA 817
pero que era dificil y costoso licenciar. Desde 1936 las empresas habían CONTORNOS DE LA mSTORlA e
resistido los intentos de los sindicatos y el gobierno por limitar su capaci
dad de ¡Qustar su fuerza laboral de acuerdo con las condiciones del mer Los oficiales. del ejército qUE
cado. Mantuvieron este derecho absoluto hasta cuando a comienzos de elegido de Rómulo Gallegos
1936 la legislación amenazó con hacer demasiado costosa dicha actitud. pmspor casi una década anuJ
Las compañías obtuvieron una victoria legal en 1938 cuando la Corte política de Acción Democrátil
Suprema de Venezuela interpretó la ley laboral de 1936 de un modo que tas fueron sustituidas por w
limitaba las obligaciones financieras de las empresas para con los obre puestos sobre la industria y 1
ros despedidos. Sin embargo,en los contratos colectivos de 1946 y 1948, la corrupción generalizada dí
las compañías fueron obligadas a asumir costosas obligaciones con los tos al gobierno y dispues~ a
trab¡Qadores despedidos. Aún más, dados los vínculos politicos existen todas las demás, fueron aniq
tes entre el gobierno y la federación de obreros petroleros, y la existen fueron ilegalizados, y la pre
cia de una minoría combativa en los campos que constantemente cues 1948 miles de activistas sindic
tionaba la buena fe y la efectividad de las organizaciones sindicales de crática y del Partido Comunis
Acción Democrática, resulta dudoso que el gobierno o la federación hu tados o confinados en siniest¡
bieran tolerado politicamente los despidos masivos. Aparte de estas énfo.sis en los programas socu
especulaciones, lo que sí es cierto es que después de la caída del gobier mico estatal, características '
no de Acción Democrática, en noviembre de 1948, las compaiUas petr~ remplazado por un compromi
leras despidieron a millares de trab¡Qadores. En 1949, casi 10 mil em doxas de mediados del siglo'
pleados, prácticamente todos ellos obreros, fueron privados de sus tra blicas gigantescas, ya menuc
b¡Qos y los despidos continuaron a un ritmo menor en 1950 (Véase el privados que tenían lazos per:
Gráfico 4.1). der en el seno de la junta milit
Cuando la amenaza contra el gobierno de Acción Democrática au nel Marco.s Pérez Jiménez, qt
mentó y los rumores de un inminente golpe se generalizaron, los lideres los gomeClstas, ,utilizó el contr
sindicales solicitaronarntas a los jefes del partido y elaboraron planes tuna personal. El régimen m
para una huelga general que diera al traste con los propósitos de los mili venezolano a partir de 1948 e
tares. No obstante, dichas solicitudes cayeron en oidos sordos y los pla nientes, capitalistas y militan
nes para una huelga general nunca recibieron el visto bueno de los altos compañias petroleras, otros ir
jerarcas del partido. Fieles a su compromiso liberal-corporativista de la Estados Unidos.
armonía de clases, los lideres de Acción Democrática depositaron sus El eclipse de las fuerzas POI
esperanzas de sobrevivencia en los elementos leales del ejército. Cuando sin embargo, temporal. La luc
se dio el golpe, la protesta en los campos petroleros fue aislada y fáeil unificó en los años cincuentas
mente reprimida por el nuevo régimen. A comienzos de febrero de 1949, años treintas. En el término dE
mes y medio después del golpe, los dirigéntes sindicales de Acción retiraron a los militares del po(
Democrática convocaron a una huelga general para protestar contra la ~em~rática que por vez prlm4
marcha de los acontecimientos nacionales. El movimiento fue mal orga IZqUIerda se vio dividida por e
nizado, poco acatado y prontamente aplastado por la fuerza militar. Los cio~les divergentes, y de nue\
funcionarios del gobierno reaccionaron frente a·la huelga disolviendo to sus rivales marxistas en la luc:
dos los sindicatos de Acción Democrática en el pals. Más tarde le dijeron clase media de Venezuela. Pud
al embajador norteamericano que se' h~b1an sorprendido·· de la debilidad antes, aprovechando 1a enorme
de dichas organizaciones y de la docilidad con la cuaBa mayoría de' los
obreros petroleros habían aceptado el nuevo orden político (109).
110. Los estudios acerca de los desarmDó
después de 1958 son muy numel"OSOl!
109. Corrigan al Secretario de Estado, Caracas, marzo 11 de 1949, USNAIDS 831.504/8-1144. discutidos en esta sección final es Fn
[
~IA 319
tadora de petróleo. Gravando con impuestos y finalmente nacionalizando medio del control de la que e
la industria petrolera, los reformadores Jiberales, que controlaban el clase obrera organizada mue
Estado, pudieron financiar programas para diversificar y modernizar la ejemplo cubano y en los ~os
economia del pais, crear grandes esquemas de bienestar social y pagar armada, decisi6n que resultó I
los salarios de un creciente ejército de· funcionarios civiles y militares Venezuela los marxistas no se
encargados de mantener el orden social y administrar los programas tal, corrompida y antinaciODal
gubernamentales. Con los Úlgl'esospetroleros los liberales consiguieron cionarlos cubanos en 1959. TE
poner en marcha tochls estas refortnaS sin perjudicar los intereses bási ciones de Acci6n Democrática
cos de propietarios e inversionistas. Por ejemplo, la importante reforma Leoni, descendientes directos
agraria de los años sesentascompens6 plenamente a los latifundistas mente en la historia venezoJa
ineficientes y los estimul6para que invirtieran en empresas más lucrati actuaron decididamente en los
vas. Los trabajadores rurales que se beneficiaron de dicho programa fue todas sus reformas anteriores ..
ron luego organizados para que apoyaran activamente el orden liberal. fortalecer la posici6n de los refl
De modo similar, la nacionalizaci6n de la industria petrolera, en 1975, la clase capitalista.
compens6 generosamente a lascompañias foráneas,que continuaron Al aplastar la insurgencia i
ganando con la venta de servicios y tecnologla a lacorporaci6n petrolera solo derrotaron físicamente a !
estatal. El prodigioso crecimiento econ6mico experimentado por Vene bién los desacreditaron ideol6g:
zuela desde 1958 y el alcance de la reforma social h'beral han validado la rrecci6n, los marxistas pudiet\
filosofia capitalista liberal de los reformadores y~ontribuido a su popula que los reformadores liberales
ridad politica. Desde 1958 Acci6n Democrática y los otros partidos que dependencia del petróleo, que ~
comparten su concepci6n capitalista h'beral han recurrido a la moviliza rian la causa estructural de la dA
ci6n popular y a la politica electoral para legitimizar su dominio y desa miso de los liberales con la den
creditar a las fuerzas reaccionarias que se hallan a su derecha y á la mi hegemonia ideolÓgica y poJitica
noria marxista, a la izquierda. xistas podían argumentar junte
La base del orden capitalista liberal contemporáneo de Venezuela capitalista basado en el ~tr6lec
radica en·el movimiento obrero organizado. A partir de 1958, los refor una gigantesca "ciudad petrole
madores institucionalizaron su filosofia laboral corporativista y h'beral y mejores tradiciones del país ellll
ampliaron su control sobre las organizaciones de la clase obrera venezo c~ón de patrones extranjeros de I
lana. En los meses que siguieron a la caida de la dictadura en enero de nsta de la codicia individual. LcJ
1958, los reformadores liberales restablecieron rápidamente los sindica el aumento de la dependencia I
tos en todo el pais. En agosto citaron unaconvenci6n de obreros petrole ingreso per cápita m8s alto de Al
ros y reconstruyeron la federaci6n petrolera que habían fundado· origi alto costo de vida de la región y el
nalmente en 1946; en noviembre hicieron lo mismo con la central obrera Los marxistas podían esgrimir t
nacional que habían fundado en 1947. Los aliados comunistas de los re fluencia entre algunos intelectw
formadores en la lucha contra la dictadura inicialmente cooperaron en ninguno de ellos resultaba contu
estas empresas, aceptando una representaci6n minoritaria en los comi obrera y media con acceso al fltQc
tés ejecutivos de todas las organizaciones sindicales. Pero cuando a prin de los patronos capitalistas y el E
cipios de los años sesentas los marxistas desafiaron el control de los libe en expansi6n. En los años seseD'
rales en el movimiento obrero, fueron derrotados tal como lo hablan sido gencia de la mayoria de los votan
en los años cuarentas. Los h'berales usaron el poder del Estado para fa catos, los marxistas violaron uru
vorecer a sus seguidores en el movimiento obrero y apelaron a los recur que babia vivido bajo la dictadun
sos de una economia petrolera en expansi6n para reivindicar su filosofia siglo XX. Pese a que los partidos
sobre el sindicalismo. ra violenta de los años sesentas t
Frustrados por su incapacidad para desafiar el orden capitalista por de una gran cantidad de electo~
mtroRIA VENEZUELA 321
'hueral.
fortalecer la posici6n de los reformadores liberales en sus relaciones con
.m 1975, la clase capitalista .
iadores gan béisbol en los equipos de los sindicatos y ven la Serie Mundial via
trtancia satélite en la televisión de sus hogares. Se las arreglan para conseguir
iEn los becas de las compañias o del Estado que les permitan enviar a sus hijos a
Il rivali escuelas técnicas o incluso a universidades de Venezuela o Estados Uni
r:cuales dos. Utilizan las conexiones partidistas para conseguir favores y empleos
nativos para amigos y parientes. La nacionalización de la industria. un proceso
_some que no fue iniciado por los obreros del petróleo, probablemente ha con
,bien el tribuido a embotar su sentido del nacionalismo. Hoy la mayoria de los
f8n los trabajadores petroleros de Venezuela son buenos miembros de sus sindi
l indus catos, votan por demócratas liberales e ignoran en buena parte a la iz
jadores. quierda marxista.
edecre
:;el régi
ros y los
~ncier
I'rabajo,
Mirando hacia atrás en la historia de la izquierda, surge la tentación de
r.precio modificar la metáfora empleada porlos editores de Petróleo en 1936. El
mayoria problema enfrentado por 18 izquierda venezolana en su esfuerzo por
!:, superar la dependencia económica del petrÓleo, preservar lo mejor de la
herencia cultural del paisy construir' una sociedad más justa y democrá
~;:t.fiDiSteriO
tica sigue siendo 11 blanco" . Es decir, boy, lo mismo que en 1936, la
r
1eU.1968.
lWaclisd•
113. Federación de Trabajadores Petroleros de Venezuela, XX aDkenado de la Fedepetrol, Cara·
eas,l966.
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824 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
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CAPITUW 5. COLOMBIA
(827 ]
328 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
Revolución Mexicana de 1910-1917. Empero, a düerencia de aquella otra cía de decenas de miles de
gran guerra civil de la historia latinoamericana del presente siglo, el con zonas cafeteras. No obstall
flicto colombiano se resiste a ser comprendido como una revolución so propietarios únicamente C(l
cial. Los colombianos lucharon entre si bajo las banderas de dos partidos progreso socio-económico,
políticos tradicionales, el liberal y el conservador, formados un siglo los elementos especialment
atrás como expresiones de intereses opuestos de las clases dominantes. rrollo capitalista colombian
De la contienda no se derivaron reformas económicas o sociales explíci ducción. de la eConomía caJ
tas. Lejos de ello, el conflicto produjo simplemente un acuerdo entre los valores culturales, conserva
líderes de los dos partidos para compartir el poder politico nacional. aseguraron la viabilidad de
Los colombianos expresan en términos simples su concepción colecti económicos delliberalisma,
va de tan violento proceso social. Lo llaman La Violencia. Este nombre obrero poderoso, de ideolog
genérico describe más que explica. Sin embargo, capta la esencia de lo gresista a los problemas del
que le ocurrió a la sociedad colombiana, justo a mediados del siglo XX, De esta manera, la infhl
mucho mejor que las racionalizaciones acomodaticias expuestas por la como un conjunto único de r
mayona de los dirigentes colombianos durante el conflicto y que las tor rias, puede explicar los ras.
pes teonas ex post facto de muchos investigadores. La singular evolu moderno de Colombia de 1<
ción social de Colombia en el siglo XX no se ajusta fácilmente a las pau grandes de América Latina.
tas explicativas de la ciencia social convencional, sean conservadoras, del papel del café en la fol'Ilt
corporativistas, liberales o marxistas. La Violencia ha desconcertado a lograron explicar a fondo e
los estudiosos de la historia colombiana y demolido las predicciones de estudios, escritos en los añ~
uno de los mejores entre ellos, Luis Eduardo Nieto Arteta (3h menudo perspicaces. Empe
El problema del análisis de Nieto no fue su énfasis en la importancia venido demostrando, en lo j
de la economia cafetera, ni su comprensión intuitiva de la forma como el Nieto Artéta de 1948 cae det
café cambió la dinámica de la historia del pals. En un estudio anterior pretación análoga del desan
intenté demostrar cómo dicho enfoque podria derivar en una explicación otro intelectual, socializado E
sistemática de la transformación de la vida económica y politica del pats daMesa.
a comienzos del siglo, una transición marcada por la última y más gran La obra más importanted
de de las contiendas civiles del siglo XIX, la Guerra de los Mil Dias (4). nación colombiana, publicad
La gran debilidad de la visión de Nieto - más fácil de captar retrospecti liriea del carácter nacional y
vamente y con la ayuda de las nuevas contribuciones a la historiografía lismo colombiano. El libro C.(iI
del pals..:.... radicó en no haber sabido apreciar las fuerzas populares alta fía del país, un recuento algo
mente perturbadoras generadas por la expansión cafetera. Durante las je étnico y el amalgamiento.(
tres décadas posteriores a 1920, tales fuerzas sociales actuaron de mane cías socioeconómicas durantA
ra compleja para erosionar el consenso de la clase dominante. A la larga, gar a una sorprendente e ~
hallaron expresión social, única y trágica, en La Violencia. La dinámica del país ha producido una adl
de todo este proceso estuvo moldeada por el rasgo particular de la econo tro del ambiente americano, \
mia cafetera que Nieto destacó acertadamente en su ensayo: la existen-
"El hecho dominante en la economia nacional es que esta república tiene UDa civill~
zaci6n de 'vertiente'. Por mucho tiempo ensay6 el progreso de las llanuras dIidas
(... , sin lograr vencer la enemistad del trópico que debilitaba y diezmaba· la pobla
ción en proporciones insosterubles. En las altas mesetas frias situ6setainbién (... '
con buen éxito PfU'8.la salud, pero con insignificante progreso por carecer estos pai
ses en 10 general de zonas fértiles, de aguas abundantes, de conexiones comerciales
830 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
adecuadas y ( ..• ) de artieul08 exportables con que aUmentar una civilización holga
de la voluntad de los peque
da.
dió la tarea de sacar a la luz el lado oscuro de la Arcadia cafetera "lopez vos como resultado de conspi
mesiana". En su muy detallada Geografía económica de Caldas, publi te y de traiciones a las masas
cada por primera vez en 1937, Gareía puso en evidencia las relaciones contribuciones izquierdistas
sociales de explotación que yacían bajo la engañosa superficie de la te tipo de interpretaciones. Se t
nencia "democrática" de la tierra enla,produccibn cafetera. Demostró izquierda, a distraer la atenci
cómo los sistemas de tenencia, trabajo, intercambio y crédito en la prin racionalizar estrategias opor
cipal región cafetera de Colombia apenas permitian sobrevivir a la mayo que benefician el potencial P(
ría de los pequeños productores. Expuso las pésimas condiciones mate y más influyente libro de Gm
riales en que vivía y trabajaba la mayoria de los productores cafeteros, colombiana, publicado en 19
demostró la alta incidencia de enfermedades endémicas en la zonacafe Desdeñando el peso de la evi(
tera y analizó la relación entre la prostitución y la pobreza en pueblos y so politico que culminó en La
ciudades de la región (6). tada. Concluía su estudio con
Desde el punto de vista empírico, la obra de Gareía era muy superior militar, conservadora y popull
al ensayo de López de Mesa y a la continuación,escrita por Nieto Arteta. Inspirados por la obra de
Sin embargo, desde el punto de vista conceptual, el análisis de García creído fácil poner en evidencu
padecía de serios defectos. Ni en su estudio elásico de 1937, ni en sus nes de López de Mesa y Nieto
obras posteriores sobre la historia politica y socioeconómica del .país, nacional. Han mostrado cómo
pudo García sistematizar la peculiar dinámica politica· de los 'problemas matizar y a dar expresión lite]
sociales que tan bien habia descrito. Se le escaparon las singulares im cultural fabricado en los años
plicaciones de las relaciones weteras de producción en la cultura de la para apuntalar su hegemonía
clase obrera y la lucha social, así como la incidencia de la estructura lombiana (8). La idea de una:
peculiar de la economía exportadora de café sobre la evolución económi mica, edificada con base en le
ca y política del país. Gareía basó su interpretación de la historia moder cafeteras, fue respaldada, a c(
na de Colombia. en la idea simplista de que la ,pobreza y la explotación en cafeteros, cuidadosamente di
la sociedad capitalista automáticamente engendran la revolución social. Nacional de Cafeteros, el greJ
Esta suposición mecánica y economicista, muy difundida en la ciencia bia. DichOs censos tendían a (
social liberal y marxista en Colombia y en otras latitudes, no resulta muy ciales en el cultivo del café y i
útil para explicar el cambio social en sociedad alguna. Y esparticutar miles de fincas cafeteras pequ
mente engañosa cuando se aplica a la historia moderna de Colombia. La Arteta pusieron en práctica su
explotación capitalista en este país, especialmente en el sector.cafetero, llantez analitica para desarrol
con más frecuencia reforzaba las instituciones conservadoras y los valo original reinterpretación del sq
res individualistas, antes que fomentar los de' carácter radical y colecti Sin embargo, al rechazar el
vo', con más frecuencia consolidaba el statu quo social y político, antes . Mesa y Nieto Arteta, la izquiE
que amenazar con transformarlo progresivamente. Poseedor de un intI poderoso y original avance IIlei
mo conocimiento de la explotación social en la zona cafetera pero enfren A pesar de sus implicaciones i
tado a la trayectoria conservadora de la historia colombiana moderna, comprender el rasgo peculiar d~
García resolvió su dilema intelectual y político no reexaminando sus pro nocer la naturaleza dialéctica d
pias suposiciones sobre el nexo entre la explotación y la transformación cos e intelectuales producidos t:
socialista, sino haciendo que la historia del· país apareciera más revolu tos positivos, la izquierda se pl
cionaria de lo que era en realidad. Explicó el fracaso de las Í\1erzas refor
mistas populares en su intento de propiciar cambios sociales significati
7. Antonio Garcta, GaitáD '1 el probIemali
F1uharty deaarroll6 la tesis de Ga.n:la I
6. Antonio Garcia, Geopafía eeoDÓmica de CeIchuJ, 2&. ed., 8oFtá, 1978. Las citas subsiguienf;es Militar,- Rule ud tIIe Social RevoIutioa
118 refieren a esta edición.
8. Un buenejemploe8 el estudio de Anteo
COLOMBIA 333
lDÍdAd de hacer por la clase obre- de exportacibn demostraron ser más propicias para el fortalecimiento del
a hicieron tan eficazmente por la movimiento obrero y las tradiciones politicas revolucionarias. Puede
~é transformb la historia colom ayudar a la izquierda a concentrarse en la'comprensibn de cbmo la natu
lnce de la clase a la que se quería raleza excepcional de la historia colombiana puede guiar el pais, a través
de una senda propia, hacia un orden social más progresista.
mismo de la historia de Colombia Pese a que la izquierda hubiera deseado que fuera de otro modo, la
ms de la concepcibn de Lbpez de principal funcibn de Colombia en el sistema capitalista mundial a lo lar
burlb de los lugares comunes de go de este siglo, particularmente durante los años formativ-os de su
ica de la nacibn promovida por el moderno desarrollo econbmico, político e institucional, ha sido la de pro
.b el conflicto en las zonas cafete ducir café para la exportacibn. Los trabajadores dedicados a esta tarea,
ezmesiana" de la civilizacibn de más que cualquier otro grupo social, forjaron la historia moderna de la
nacibn colombiana.
na! en que La Violencia estallb se
lISO también de relieve la evidente
lista de la historia moderna de Co ORIGENES DE UN SISTEMA POIJTICO PARTIDISTA
a mayoría de los izquierdistas han
:olombiana del siglo XX más revo Es la evolucibn política de Colombia en el siglo XX lo que diferencia tan
,ersiones prosaicas de la teoría so claramente su hi~toria moderna'de los patrones de los demás paises de
~xplicar la historia moderna de una América Latina. Las disimilitudes pueden expresarse de distintas mane-
:ora y anbmalo desarrollo histbrico ras. Puede señalarse la notable supervivencia y continuada hegemonia
iferencia de Garcia, sin embargo, política de los dos partidos políticos que comparten el compromiso de
ovimiento laboral en la produccibn mantener el statu quo social, las instituciones republicanas y las formas
tes han preferido enfocar su aten democráticas, así como la economia politica capitalista. Se puede hacer
hincapié en el fracaso de terceros partidos reformistas - tanto de la iz
~8 obreros petroleros Y bananeros,
1;e y la minorla de obreros cafeteros quierda marxista como de la derecha corporativista- en su intento por
ejercer una influencia significativa y duradera en la direccibn de la histo
b organizarse de manera colectiva.
ria moderna del pais. O bien puede subrayarse la dinámica de La Violen
, de la clase obrera colombiana
cia de mediados del siglo, un conflicto que obedecib a una lbgica política
.igJniñcación plena solo aparece en
del patrón de la moderna historia tradicional y no a una lbgica social moderna. Son diversas maneras de
estudio del destino organizativo y decir lo mismo. Cada una de estas características es una secuela de la
cafeteros lo que le da unidad debilidad histbrica del movimiento obrero organizado y de la izquierda
~olc)ml)ía)lO Y hace comprensible la
política.
El análisis del desarrollo econbmico y social moderno de Colombia
de investigadores colombianos tiene que entenderse a la luz de la anbmala política tradicional del pais.
la influencia del café en la vida na No es suficiente dar por sentado el sistema político que emergib del siglo
una revaluacibn del significado de XIX, para'luego,mostrar cbmo estructurb y canalizb el cambio social y
el movimiento obrero y para la econbmico en el siglo XX (9~. Una interpretacibn adecuada del moderno
de dicha influencia puede hacer
naciones abandone el intento de
de corte conservador y empren 9. Esta es la estrategia seguida, por ejemplo. por Oquist en el estuc:Uo citado en la nota 3. Joan E.
en forma precisa el pasado. Puede Gam\s, DeearroIlo poIítieo '1 desarroBo eeonómieo. Loe C8II08de ChIle '1 Colombia, Madrid
lado las analogias espurias entre
l~72, demu~ el ~ de.los terceros partidos en este siglo, pero no 101ft evaluar la histo:
riografia del siglo XIX m exp1icat la naturaleza excepcional del desarroBo polltico de Colombia
y Nicaragua, donde las economias en esa ceniuria.
336 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
10. Eetostemas sontratad08.en estudios cuidadosos 1 detaJladoe por Jaime Ju:andUo Uribe. Para
una exposición breve 1 smtéticavéase su "Etapes1 sentido de la hist;ori&4e. Colo.l:OOia", en
Mario Arrubla et al., Colombia hoy, 2a. ed., Bogotá, 1978, pp. 15-61.
LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA SS7
Jlicar la dinánrlca peculiar de la poli- que atraviesan el occidente colombiano de sur a norte, y de las cuencas
y después mostrar cómo dicho sis de los dos grandes valles fluviales, el Magdalena y el Cauca, definidos
I
ria siguiente, En la próxima seCCl'ón por estas cadenas montañosas (Véase el Mapa 5.1). Fue al1i donde los
luye a explicar la curiosa preserva españoles fundaron las grandes haciendas ganaderas y agrícolas de pro
le Colombia en el presente siglo. En piedad privada, tipicas del colonialismo hispánico.
Ión de la formación de tal sistema Empero, a diferencia de otras colonias españolas, Colombia se desa
sgos especiales del desarrollo social rrolló como una sociedad agraria en buena medida autosuficiente. Sus
siglo XIX. principales centros de población estaban localizados lejos del comercio
marítimo y sus sistemas de transporte y comunicaciones se desarrollaron
muy poco merced a la magnitud de los obstáculos que presentaba la to
pografia montañosa de la zona. Agrestes caminos de mulas vinculaban
las regiones altas con los ríos; estos últimos, navegables solo en peque
110 que hoy es Colombia, los españo ñas embarcaciones impulsadas con fuerza humana, eran el único lazo
genas menos populosas y más atra entre el centro de la colonia, el mar y la metrópoli europea. Solo hasta el
las en los Andes centrales y meridio siglo XIX - y aun entonces de modo muy precario-, los colombianos
grandes y con una agricultura más comenzaron a producir bienes agrícolas para la exportación, y a aligerar
jas tropicales Y las planicies templa el lastre de la geografía en el desarrollo económico del país.
rra, ·las enfermedades europeas .y la La producción de metales preciosos para la exportación fue un proce
tadores españoles, de sus demandas so diferente. El oro,extraído en las cordilleras Central y Occidental, con
'la tierra diezmaron las poblaciones virtió a la colonia en la principal región aurífera del imperio español del
nerzas eliminaron la base material y Nuevo Mundo, No obstante, el volumen y el valor de las exportaciones
s indigenas del occidente de Colom de oro, así como la cantidad de capital invertido y el número de trabaja
:en contraste con las áreas del Nuevo dores enrolados en la producción del metal, eran escasos en compara
ÍJ precolombinas más desarrolladas, ción con las grandes colonias productoras de plata de Nueva E1ipaña y
t sobrevivieron al choque con el colo Perú. Los depósitos colombianos de oro en el alto y medio Valle del Cau
,erencia de las culturas indigenas de ca fueron explotados durante los períodos de la Colonia' e inicios de la
lS bajas y las planicies que enfrenta Independencia primordialmente con esclavos negros. La producción de
ilación indigena del occidente colom oro ejerció una significativa influencia en la composición étnica, la es
tinada. Cuando la declinante curva tructura social y el desarrollo económico de esta importante región de
t de Colombia se recuperó en el siglo Colombia durante ambos períodos. Sin embargo, a diferencia de la des
~yor porción de la herencia genética mesurada importancia de la minería en el desarrollo social de las princi
fla mayoría de la población colombia pales colonias españolas productoras de plata, el impacto del oro en la
~añol en el centro de Colombia produ Colombia colonial y decimonónica fue de importancia secundaria (11).
psamente poblada, étnicamente mes El eje principal del desarrollo económico, social y politico de la Co
tpica común (lO). lombia colonial se hallaba en la sociedad agraria, densamente poblada,
~
se..desarrolló SObre. la base de pa de la Cordillera Oriental. AI1i, a 2.500 metros de altura, en la Sabana de
'dos en la región antes de la Con Bogotá, y sobre la base de la más desarrollada civilización precolombina
. por la mano de obra indigena, las del norte de Suramérica, los españoles establecieron el centro adminis
de las regiones templadas de las
p.ental de las tres cordilleras andinas
~. 11. Las estadisticasde la producción colonial de oro en Colombia, basadaa en estimativos del siglo
XIX de Vicente Restrapo, estan convenientemente resumidas en William Paul MeGreevey,
~ '1 detallados por Jaime Janumno Uribe. Para Historia eCODÓmica de Colombia, 1845-1930, Bogotá, 1975, Tabla 7; MeGreevey aporta bas
~~ y sentid.o de la historiada ColoIllbia". en en
tante material y aDállsis la primera parte de su libro para demostrar la naturaleza relativa
l' Bogotá, 1978, pp. 16-61. mente cerrada de la economis colombisna a fines del periodo colonial. .
!
338 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
comienzos 12. Antes de 1886, las divisiones administrativas primarias de Colombia se denominaban estados.
de siglo A partir de esa fecha se han llamado departamentos. En el texto también he simplificado los
problemas planteados por el cambio de nombres y de fronteras jurisdiccionales de las entida
des politicas a las que perteneció Colombia. Originalmente parte del Virreinato del Perú, Co
Da cafetera y los departamentos a princi· lombia formó el núcleo del Vmeinato de la Nueva Granada en el siglo XVIII y de la República
de la Gran Colombia (que induialo que hoy son Venezuela y Ecuador) después de la Indepen
dencia. Luego de la separación de Venezuela y Eroadoren la década de 1830, la república
tuvo tres cambios de nombre hasta que en 1886 adoptó su actual denominación oficial, Repú
blica de Colombia. Panamá se separó de Colombia en 1903.
840 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
13. Buenos análisis recientes son Antbony MacFarlane, "From Co1onyto Nation: Tbe PoliticaJ
Economy of Colombia During tbe FirstHalf of tbe Nineteentb Century", en C. Abel y C.
Lewis, eds., LatiD America, ECODOmic Imperialism 8Dd the 8tate; y Paul Oquist, Violencia
(citado en la nota 3), Capitulo 3. Por nueva historiografia quiero decir estudios analltic08 ati
nentes a los aV8Dces de las ciencias sociales.
LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 341
tión de la rapidez con que debía la única exportación importante de la Colombia colonial, ast como con los
mar las tierras públicas e indíge bienes agrícolas que trataron de producirse para el mercado mundial.
debían contratar los empréstitos El violento conflicto civil y de clase que se desató en el alto Valle del
ones educativas públicas y. priva Cauca durante la transición a un orden liberal después de la Indepen
!etano, bancario y tributario; y el dencia, destruyó gradualmente el sistema de ,trabajo esclavista del que
linistrativa. Estos asuntos fueron dependía la producción colonial de oro. En la medida en que· la mineria
mes por transformar la tierra y la del oro revivía lentamente, fue desplazándose hacia otro foco geográfico
!ran combinarse libremente con el y recurriendo a nuevos modos de producción. La mayoría de las exporta
l economía mundial estructurada ciones de oro del país en el siglo XIX fueron extraídas de la Cordillera
y la división internacional del tra Central, en la enorme región de Antioquia. El grueso de las exportacio
nes antioqueñas era producido por pequeñas y medianas empresas capi
i>mo de los principios de la econo talistas nacionales y extranjeras que usaban maquinaria y técnicas rela
e en Colombia. Como hemos visto tivamente modernas. Las compañías mineras empleaban desde unas
¡S antigúas colonias ibéricas en el pocas docenas hasta cientos de trabajadores asalariados, muchos de los
noamericanos los liberales encon cuales laboraban por temporadas en las minas y retornaban a las activi
MS poderosa y sostenida que en dades agricolas durante el resto del año. Sin embargo, la inmensa mayo
nicos de sus reformas tuvieron un ría de la fuerza de trabajo minera de Antioquia estaba compuesta por
ada sociedad latinoamericana, las pequeños mineros independientes. Llamados mazamorreros debido a las
l política liberal se vieron compli gachas de maíz que conformaban la base de su dieta, estos trabajadores
do contradictoria por la lucha de comprendían alrededor de cuatro quintas partes de los 15 mil mineros
nales y las ambiciones personales del oro que hubo en' Antioquia en los años de máximo empleo en el siglo
Por todas estas razones, la lucha XIX. Los' mazamorreros desarrollaron técnicas mineras y una cultura
mOlDÍa política liberal generó una altamente móvil con el fin de aprovechar los depósitos auriferos superfi
tro de la clase dominante especifi ciales que se hallaban a lo largo de miles de quebradas y rios aislados en
pnes sociales y entidades políticas las faldas de la Cordillera Central. La mayoria de los mazamorreros eran
I detalles especificos -e incluso descendientes de esclavos o mestizos que habían huido de los onerosos
)viraje- de este proceso violento sistemas de trabajo prevalecientes en la agricultura de las tierras altas i
tradicional y aún no han sido ple quizá unatercéra parte de ellos eran mujeres. Trabajaban prácticamente
listingue la versión colombiana de sin capital o maquinaria, utilizando bateas de madera talladas a mano,
¡otras repúblicas latinoamericanas con las cuales extraían una cuarta parte del oro exportado desde Antio
eza prolongada e inconclusa de la quia durante el siglo XIX. Al igual que los trabajadores asaIariados en
'tización popular. las minas, los mazamorreros a menudo se dedicaban a la agricultura, por
la economía política liberal no se lo general en parcelas de subsistencia ganadas a las selvas vírgenes de
del sigló XX, debido principal las agrestes montañas que recoman en busca de oro (14).
ción para superar el patrón de Los mazamorreros colombianos, así como los comerciantes que los
durante el periodo colonial. A 10 proveían y recolectaban el producto de su trabajo para la exportación,
lograron expandir las exportacio desempeñaron importantes papeles en la transformación de la sociedad
mundial. Esto sucedió con el oro, antioqueña durante el siglo XIX. En el centro de dicha transformación
estuvo el célebre éxodo de agricultores antioqueños desde los asenta
=
e Nineteenth Century", en C. Abel y C. 14. Roger Brew. El desarroUo eeooómieo de Aatioquia desde la iDdependeneia huta 1920, Bogo
ud the S&ate; y huI Oquist, Violencia tá, 1977, Ilporta la mejor discusión de la mineria antioqueiia del oro. Las cifras sobre la fuerza
. quiero decir estudios analiticos ati- de trabajo son tomadas de las pp. 52-58; las relativas a la participación de Antioquia en las
Ii exportaciones de oro yen lils exportaciones totales de Colombia, de las pp. 131-32.
342 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
mientos de las tierras altas hacia las vertientes vírgenes de la Cordillera embargo, es posible leer 51
Central. Dentro de esta frontera agrícola en avance hacia el sur surgie basado desde la perspectivl
ron millares de pequeños labradores, dedicados en un principio a la agri otra clase engendrada en la
cultura de subsistencia.Y, luego, a medida que avanzaba el siglo XIX, al Los pequeños agricultores y
cultivo del café. El desarrollo de la frontera agrlcola,tan familiar para en busca de las Oportunidad
los norteamericanos, resulta extraño en la historia de América Latina. te de oro debilitaron los sisil
Debido a que la colonización antioqueña contribuyó a imprimir a la eco de la agricultura tradiciona
nomía exportadora de café sus especiales rasgos sociológicos y puesto para los comerciantes y la DE
que aparece íntimamente conectada con la industrializaciótl de Antio producción de oro al extranj.
quia en el siglo XX, constituye un hecho de gran significación no solo tera y luego desarrollaron la
para la historia de la zona, sino también para la del país en su conjunto. S? importancia potencial par.
Alvaro López Toro fue el primero en desarrollar sistemáticamente la ClanteS sacaron provecho de
tesis de que la dinámica de la colonización antioqueña y del desarrollo mocrática de los trabajadOl'1
moderno de Colombia,basado en el café, estuvieron íntimamente rela hacerlo. erigieron una estrucl
cioll8dos con la evolución de la economia exportadora de oro en la re de subsistencia de los peque]
gión. En un brillante ensayo, publicado en 1970, afirmaba que la produc tación- se desarrollaría en u
ción de oro para la exportación, en los siglos xvm y XIX,generó un de Entonces, si bien pueden
sequilibrio crónico entre la dinámica economía minera de la región y su una influencia decisiva direc
estancada agricultura tradicional. Sostuvo que había surgido una pode ciedad.antioqueña (y úitimal1
rosa clase de mercaderes, que balanceó tal desequilibrio por medio del impacto a corto plazo result
comercio. Estos comerciantes suministraban al difuso sector exportador básicamente cerrado deldesa
alimentos, herramientas y ropa, y recolectaban el oro con destino a los Hacia las últimas décadas de
mercados externos. La acumulación de capital por parte de los comer portaciones anuales de oro col
ciantes les permitió a éstos desplazarla influencia social, cultural y polí niveles que poryez primera SE
tica de los grandes latifundistas dedicados a la agricultura tradicional en más de ISO mil onzas puras va
las tierras altas cerca de Medellín, la capital regional. Los comerciantes oro (16). Las exportaciones (
comenzaron a organizar la colonización de la frontera a principios de .la menos dos tercios de todas la
década de 1820 y recabaron el apoyo del gobierno para la distribución de siglo XIX y alcanzaron entre ;
tierras vírgenes en las vertientes. Buena parte de tales tierras fueron a colombianas durante la segUl
parar a manos de pequeños propietarios. Posteriormente, los comercian valor total de todas las exporúi
tes fomentaron la transición de la agricultura de subsistencia al cultivo les e.ra de origen agrícola aum
del café en las áreas recién colonizadas. Luego aprovecharon su control del siglo XIX. Entre las ~08tri
sobre las finanzas y el intercambio para apropiarse del excedente de la XX,: el valor total del comercil
economía cafetera e invertirlo en el desarrollo industrial(lS). a~enas superior (si es que lo j
El ensayo seminal de López Toro analizó este notable proceso históri Clon durante el mismo períod<
co particularmente desde la perspectiva de la clase comerciante. Sin
15. Alvaro López Toro, Mipación y cambio social en Antioqula, Medellin, uno. La descripción 16. Estas cifras, tomadas de los estimati
• (' VI
clásica del proceso es James J, Parsons, Laeolonbación anUoClQeAaen el oeeidente de Colom DÓDUea CItado en. la nota 11), no mcll
bia, Medellin, 1950. Frank Safford, "Significado de los antioqueiios en el desarrollo económi llegado a ser hasta una. cuarta plUte eh
co colombiano", en Anuario Colombiano de Historia SodaIy Cultura, 3, 1965, pp. 44-69, hace 17. Esta es la conclusión a que llega José
énfasis en la importancia del oro en el desarrollo de Antioquia y cuestiona. la extraiia tesis de construir el patrón del comercio e::rterj
la "privación cultural" popularizada por Everett Hagen, Eleambio social_ Colombia, Bogo lombianas en el siglo XIX" en Miguel
tá, 1963. Aspectos de esta tesis de López Toro han sido corroborados a través de investigación biana, B~gotá, 1980, pp. 99-142. La 01
primaria por parte de Roger Brew, cuya obra se cita en la nota 14, Y Ann Twinam, MiDeroll, vos antenores de McGreevey relativO!
comerciantes y agrieultorell, Medellin. pero SUs conclusiones confinnan la t4
COLOMBIA 343
LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
colombiana, de cerca de cuatro millones de personas, era la tercera de ma política precisa asumida·
Suramérica en tamaño, pero las exportaciones per cápita del pais figura la expansión de economias e
ban entre las más bajas de todo el hemisferio (18). damentos de gobiernos naci~
Dentro de esta estructura de secular estancamiento de las exporta nes del consenso y lahegeme
ciones tomó forma la turbulenta e inconclusa historia política de la Co sive en naciones como Venez
lombia del siglo XIX (19). En términos generales, la suerte política de los do plenamente ni las economJ
partidos liberal y conservador, así como el destino de la economía políti tes de la economía política 1
ca liberal, corrió pareja con la suerte de la agricultura de exportación. El conservadoras reaccionarias l
auge tabacalero del tercer cuarto del siglo suministró una tenue base sucedió en Colombia. En este
material a los gobiernos liberales guiados por comerciantes, los cuales ras opuestas a la economia pe
lograron un precario control del Estado durante las décadas de 1850 y peso de una sociedad agraria
1860 Y transformaron las principales instituciones del pals de acuerdo ficialmente por el desarrollo E
con los principios de la economía política liberal. El valor de las exporta de vida independiente.
ciones de tabaco, producidas en un' pequeño enclave del Magdalena Así, el auge y la quiebra,;
Medio, aumentó rápidamente hasta promediar entre dos y tres millones de exportación estructuraron
de pesos oro entre 1850 y 1875. Pero el colapso de la economía exporta· longado siglo XIX. Los ciclos
dora de tabaco, a partir de la última fecha, simultáneamente con la calda riodo de hegemonía liberal du
.' .
de la demanda y los precios de las otras exportaciones colombianas dis dinario resurgimiento de las
tintas al oro (principalmente la quina), minó fatalmente la base material, guientes. De esta manera, el
la fuerza política y la influencia ideológica del liberalismo. Durante la agricultura de exportación peI
década de 1860 "JI 1870 los liberales lograron derrotar a las fuerzas con élites liberal "JI conservadora. ,
servadoras insurgentes en el campo de batalla. En 1885, en el punto más colombiana adquirió una vkb
bajo de la depresión de la agricultura de exportación, el partidO liberal, dinámica únicas dentro de los
dividido y desacreditado, apenas ofreció una resistencia simbólica a la El rasgo más notable del !
restauración conservadora. largo del siglo XIX fue el alto
El ascenso al poder, en 1886, de un régimen conservador empeftado entre las facciones de la clase t
en restablecer los privilegios de la Iglesia "JI en llevar adelante políticas participación fue el resultado
económicas y monetarias radicalmente opuestas a los intereses de im movilizar a las fuerzas popular
portadores y exportadores, y reñidas con la ortodoxia económica liberal Su disposición a actuar de tal
del mundo occidental invirtió la dirección de la historia colombiana del dad de las dos facciones para j
siglo XIX. A partir de entonces "JI hasta comienzos del siglo XX, Colombia la sociedad colombiana. Ante
siguió una senda política anómala dentro del patrón de la historia gene viable, los recursos del Estado1
rallatinoamericana de fines del siglo XIX. A partir de 1880, eh todos los vos para inclinar la balanza del
otros paises importantes de América Latina (Ohile y Argentina sonbue dientes. Sin embargo, la conql
nos ejemplos) gobiernos dedicados a los principios de la economía políti dependian de la capacidad de t:l
ca cosmopolita liberal se consolidaron en el poder. Sea cual fuere la for- rales o apelando a la guerra. Y,
un amplio respaldo popular. La
nos "JI a los trabajadores agric~
McGreevey. de que la economia colombiana no logró responder din6micamente al desafio del sociedad colombiana, sin mayo
desarrollo exportador a lo largo de todo el siglo XIX,
18. En 1971 McGreevey ca1euló unas exportaciones promedio per cápita anuales para fines de la
cierto que, aJo largo de las ioo
década de 1890 de solo unos cuatro dólares actuales: Historia eeoDÓIDiea (citado en la nota 111. la. clase don;únante. colombiana
Cuadro 13. nic<>s ,alineamientos horizontal.
19. El análisis de la pol1tica del siglo XIX reseñado en el resto de esta sección 118 desarrolla y docu
menta en Calé y eouflieto, citada en la nota 4. Aqui no intento recapitular por completo el
duración e intensidad de la vi.
argumento deSarrollado en dicho boro. control s9C.ial. En tales oportwI
LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 345
r.
~eD el resto de esta sección se desarrolla y
Aqul DO
docu
intento recapitular por completo el
duracitIDeintensidad de la violencia civil amenazaban con ·destruir el
control soQal. Entale$oportunidades, las facciones de la élite olvidaron
346 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
rápidamente sus diferencias y se unieron para eliminar la amenaza con resultado de intereses regio
tra su dominación de clase. Sin embargo, esas ocasiones fueron muy minante. :una de las dos role
poco comunes y con el tiempo prácticamente todas las tensiones· sociales escala municipal, gamonal8l!
fueron encauzadas a través de los canales cliente listas de los dos gran laban el poder económico y J
des partidos politicos. Al menos en parte, dicho desenlace reflejaba la tribuir favores, lo mismo qUI
relativa homogeneidad étnica y cultural de la sociedad agraria precapita la justicia. Incluso al nivel d
lista de Colombia. Al contrario de lo que ocurrió en México, por ejemplo, pio colombiano, los pequeñ(
en Colombia las fuerzas populares no gozaron de una base colectiva étni ciÓD politica bien podian bt
ca o cultural sobre la cual construir una identidad separada y una con urbanos del partido opuesto
cepción independiente del m u n d o . . !
tes o pequeños propietarios,
Los dirigentes politicos recurrieron a diversos medios para movilizar Estas eran, entonces, la
a las clases populares, que dieron su sangre en la interminable lucha politico único forjado en un ;
entre las facciones elitistas. Ellos iban desde la coerción económica di economia política liberal, en
recta sobre los trabajadores rurales dependientes hasta los llamamientos génea aún aislada en buena ¡:
ideológicos en nombre de los valores cristianos y los ideales democráti,.. giódelsiglo XIX con una poi
cos que compartian las clases populares. Incluían promesas de ayuda dos opuestos, cimentados COl
paternalista la posibilidad de prebendas clientelistas y la facultad de sellados con sangre en ciento
impartir justicia en las cortes. En tiempos dificiles y de conmoción civil ciones de contieIlda civil.
la simple oportunidad de cambiarla certidumbre de la pobreza y la inse Pero si bien es cierto que
guridad personal por las fortunas de la guerra fue una· motivación que ba a las facciones elitistas I
indujo a los trabajadores rurales a alistarse en uno u otro ejército o en las para su lucha inconclusa por
fuerzas guerrilleras locales. . . siones populares por mediO!
Las élites politicas y sociales,no eran, sin embargo, los únicosbenefi resultaba enteramente funci(]
ciarios potenciales de la lucha p:elitica sectaria, ni las clasespopulare~ nante. Periódicamente altel'll
sus exclusivas victimas. Miembros individuales de la élite podian perder económico y la acumulación p
la vida o su fortuna material Em la contienda civil. Miembros de los estra taba la maniobrabilidad de lo
tos más bajos podian mejorar sus posibilidades de vida participando·en búsqueda del consenso en tor:
la lucha política. Pero únicamente los elementos de la clase dominante conjunto. La intensidad de la
.. podianconfiar en mejorar tanto sus fortunas individuales como la posi telismo y el legado de lá. gue
ción de su sector de clase en la lid entorno de los principios liberales y la partidistas y oportunistas de L
hegemonia politica. modo, el sistema político colo!
La movilización de los estratos sociales populares en la crónica gue: lución histórica hacia el compt
rra civil polarizó gradualmente la· sociedad colombiana en dos bloque~ no a los principios de la econOI
multiclasistas opuestos. Para los miembrOS' de·la c~trab~adora,·la. La catástrofe que sufrió el
afiliación politica se decidiaalrededor de cuestiones tan concretas y ra plena la peligrosa amenaza qu
cionales como el acceso a la tierra o la protección fisa. Pero Wla. vez que ba el sistema politico que ella 1
una persona mataba en nombre de uno de los partidos, o veía cómo sus de 1890, el tan elusivo COnsellll
amigos o parientes eran despojados por parte del otro, .la .lealtad hacia la tica liberal que habían dividide
colectividad politica se convertiaen algo más complejo, abstracto y emo finalmente al alcance de ~ lIUl
cional. Con el tiempo. la identificación con uno u otro partido.sehizo plicaron por cinco entre 1886
hereditaria. Las lealtades politicas pasaban de padres' a hijos como un medio millón de sacos de 60 kil
conjunto de cálculos materiales y racionales, y d~ recuerdos de hazañas pesos oro (20). Durante este p
e injusticias trascendentales. La afiliációnpartidisfaempézóa creal'una
peculiar geografia politica en Colombia. En cada departamentó, y como
20. Estas son estádlstieas oficiales del,
COLOMBIA 34'1
20. Estas son estadlsticas oficiales del gobierno. Repúb1J.ea de Colombia. Ministerio de lndus
LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
tas, unidos por sus intereses en la econom1a exportadora de café, se opu zó sus rasgos sociales más
sieron al régimen conservador sectario que habia consolidado su control la economía exportadora di
sobre el Estado durante la crisis de la agricultura de exportación en la aquélla que radican las CIl
década de 1880. Pero sus esfuerzos concertados por institucionaüzar·re l~mbia en este siglo, y la I
formas económicas y politicas y alejar 'la· posibilidad de un nuevo conflic sistema pol1tico destructivc
to civil terminaron en el desastre. Una agudacaida en los precios mun
diales del café hundió al país en la crisis en las postrimerias del siglo.
Los reformadores liberales moderados perdieron el control de sus res DESARROLLO DE UNA ECON()
pectivos partidos a manos de lideres extremistas sectarios y la nación fue
conducida una vez más a la guerra civil. La gran contienda que compro Estimulada por un dinámic
metió ala sociedad colombiana entre 1899 y 1902 fue el mayor conflicto lombiana ha mostrado un h
civil librado en Colombia o en cualquier otro país latinoamericano duran ticamente insuperado por
te el siglo XIX. Culminó, luego de cien mil muertos, con la derrota mili siglo. La base fundamenta
tar de las fuerzas liberales. Colombia entrÓ en el nuevo siglo con su toda anterior a la mitad del sigl<l
via modesta econom1a de exportación cafetera en crisis, y con la lucha en tructura favoreció la acumu
tomo de los principios de la econom1a pol1tica aún sin resolver. pansión incluso durante la
Solo después de la guerra pudieron surgir victoriosos los reformado treintas. Sin embargo, la ex
res liberales bipartidistas. La lucha desacreditó a los dirigentes extre económico del pals durante
mistas de ambos partidos y dejÓ una secuela de destrucción humana y paso más allá de la estructm
económica sin precedentes, un caos monetario, un incipiente colapso del res de las otras grandes nac
control social de la élite y, con la separación de Panamá en 1903, la des de Colombia no ha sido oh]
membración del país. Después de la guerra, primero en el marco de una sus principios de economía
gradual recuperación y luego de una notable expansión de la econom1a organizada. A lo largo del pr
exportadora de café, los sectores moderados de ambos partidos lograron de las cambia~tes oportunid
superar la dinámica partidista del sistema político e institucionalizar los ral dentro de un sistema mm
principios politicos y económicos liberales que han guiado desde enton miento económico y, al miSil
ces el desarrollo de la sociedad colombiana. nomia cultural de las fuerzru
Finalmente, luego de casi un siglo de guerra civil y de frustrado de los principios liberales y soca
sarrolloexportador, la sociedad colombiana se estabilizó politicamente fe cultural de la clase dominant
inició la fase dinámica del desarrollo exportador que por tanto tiempo mer punto, o sea, CÓmo la est
habia sido escamoteado a los dirigentes liberales. La amarga y prolonga promovió de manera directa
da transición del siglo XIX al consenso elitista y al desarrollo económico haya ,sido aclarada la estruc1
exportador dejÓ, no obstante, un poderoso legado politico. Dio a los co establecida la influencia dir
lombianos un sistema politico único que ha perdurado para influenciar desarrollo económico del paJ
todos los aspectos de la sociedad hasta el presente. más amplia y compleja de la
El café abrió pronto el camino de una nueva era de· consenso de la café y la historia politica de 1
clase dominante, estabilidad politica y desarrollo exportador. Mas no del movimiento obrero coloml
transformó el sistema politico heredado del siglo XIX. En cambio, refor el destino organizativo de los
trias, Memoria, 1931, Bogotá, 1927. p. 228. El volumen real y el valor de las exportaciones de
café pueden haber sido más altos. EstimativoS mayores en más de 20% fueron ~os por
funcionarios consulares británicos. Véase el Cuadro 8 en William Paul McGreevey, "The Las exportaciones cafeteras d
Transition ro Economic Growth in Colombia". en Roberto Cortés Conde y Shane Hunt (eds.l. rante llledio siglo a partir de 1
The EIport Seetor and EeoDomie DevelopmeDi iD LailD Ameliea, por publicar . depresión de fines del siglo}
t.OS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 349
omia exportadora de café, se opu zó sus rasgQS sociales más destructivos. Es en la especial estructura de
que habia consolidado su control la economía exportadora de café yen las fuerzas sociales generadas por
agricultura de exportació~ en la aquélla que radican las causas del· anómalo desarrollo politico de Co
ttcertados por institucionalizar ~e lombia en este siglo, y la razón principal de la terca persistencia de un
!lposibilidad de un nuevo conflic sistema político destructivo forjado en las luchas de la centuria pasada.
aguda caída en los ~recios ~n
rsis en las postrimenas del SIglo.
¡ perdieron el control de ~s res
DESARROLLO DE UNA ECONOMIA CAFETERA
:tremistas sectarios Y la nacIón fue Estimulada por un dinámico sector exportador de café, la economía co
il. La gran contienda que comI?ro lombiana ha mostrado un historial de crecimiento y diversificación prác
l899 y 1902 fue el mayor conflicto ticamente insuperado por otros paises latinoamericanos durante este
r otro PIDS latinoamericano du~~ siglo. La base fundamental de este dramático crecimiento económico
!1 mil muertos, con la derrota mIli
anterior a la mitad del siglo fue un sector exportador, cuya especial es
~ntró en el nuevo siglo con su toda tructura favoreció la acumulación doméstica de capital y fomentó la ex
:afetera en crisis, y con la lucha en pansión incluso dunmte la crisis de la economía mundial en los años
politica aún sin resolver. treintas. Sin embargo, la explicación plena del impresionante desarrollo
n surgir victoriosos los reformado económico del pais durante las tres últimas décadas se encuentra a un
lesacreditb a los dirigentes extre· paso más allá de la estructura exportadora. A diferencia de sus congéne
secuela de destrucción humana y res de las otras grandes naciones de América Latina, la clase dominante
,onetario, un incipiente colapso del de Colombia no ha sido obligada en décadas recientes a comprometer
¡ración de Panamá en 1903, la des sus principios de economía política ante la presión de la clase obrera
nerra, primero en el marco de u~ organizada. A lo largo del presente siglo, ha logrado sacar plena ventaja
,n,otable expansión de la econOmIa de las cambiantes oportunidades brindadas al desarrollo capitalista libe
erados de ambos partidos lograron ral dentro de un sistema mundial en evolución. El café promovió el creci
tema político e institucionalizar los miento económico y, al mismo tiempo, inhibió la organización y la auto
rales que han guiado desde enton nomía cultural de las fuerzas populares que en otros lugares desafiaron
~iana. d los principios liberales ysocavaron la legitimidad politica y el monopolio
t) de guerra civil y de frustrado e
cultural de la clase dominante. Esta sección echa una breve ojeada al pri
~iana se estabilizó politicam~nte (? mer punto, o sea, cómo la estructura de la economía exportadora de café
~ exportador que por tanto tIempo
promovió de manera directa el desarrollo económico delpais. Una vez
es liberales. La amarga y prolon~ hayaosido aclarada la estructura· de la economía exportadora de café y
• elitista y al desarrollo económICO establecida la influencia directa de las exportaciones del grano en el
. legado politico. Dio a los ~o
desarrollo económico del PIDS, podremos concentramos en la cuestión
ha perdurado para iIifluenclar
más amplia y compleja de la relación entre la" economía exportadora de
el presente. café y la historia política de la nación. Esta gira en tomo del desarrollo
una nueva era de consenso de la del movimiento obrero colombiano, el cual, a su tumo, está definido por
y desarrollo exportador .. Mas no el destino or{Janizativo de los trabajadores en la producción cafetera.
del siglo XIX. En cambIO, refor
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sobre el Estado durante la crisis de la agricultura de exportación en la aquélla que radican las ca
década de 1880. Pero sus esfuerzos concertados por institucionalizar re l~mbia en este siglo, y la r.
formas económicas y politicas y alejar la posibilidad de un nuevo conflic SIstema politico destructivo
to civil terminaron en el desastre; Una aguda ca1da en los .precios mun
diales del café hundió al palsen la crisis en las postrimer1as del siglo.
Los reformadores liberales moderados perdieron el control de sus res DESARROLLO DE UNA ECONO;
pectivos partidos a manos de lideres extremistas sectarios yla nación fue
conducida una vez más a la guerra civil. La gran contienda que compro Estimulada por un dinámiC(
metió a la sociedad colombiana entre 1899 y 1902 fue el mayor conflicto lombiana ha mostrado un hi
civil librado en Colombia o en cualquier otro país latinoamericano duran ticamente insuperado por e
te el siglo XIX. Culminó,luego de cien mil muertos, con la derrota mili siglo. La base fundamental
tar de las fuerzas liberales. Colombia entro en el nuevo siglo con su toda anterior a la mitad del siglo
via modesta economía de exportación cafetera en crisis, y con la lucha' en tructura favoreció la acumul
tomo de los principios de la econoínia politicaaún sin resolver. pansión incluso durante la j
Solo después de la'guerra pudieron surgir victoriosos los reformado treintas: Sin embargo, la eXI
res liberales bipartidistas. La lucha desacreditó a los dirigentesextre econÓlDlco del pals durante
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control social de la élite y, con la separación de Panamá en 1903, la des de Colombia no ha sido obli
membracioo delpais. DespuéS de la guerra, primero en el marco de una sus principios de economía J
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inició la fase dinÁmica del desarrollo exportador que por tanto tiempo mer punto, o sea, CÓmo la estr
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da transición del siglo XIX al consenso elitista y al desarrollo económico haya ,sido aclarada la estructt
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El café abrió pronto el camino de una nueva era de consensO de la café yla historia política de la
clase dominante, estabilidad politica y desarrollo exportador. Mas no del mov,imiento obrero colomb
transformó el sistema politico heredado del siglo XIX. En cambio, refor el qestino organizativo de los tl
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café pueden haber sido más alt,os. Estimaüvoa mayores en mAs de 2O~. fueron ~. por
funcionarios consulares británicos. Véase el Cuadro 8 en William Paul McGreevey, "The La~ exp0rt:aciones cafeteras de
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LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 349
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tructura favoreció la acumulación doméstica de capital y fomentó la ex
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lema político e institucionalizar los
Dlie~to económico y, al mismo tiempo, inhibió la organización y la auto
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cultural de·la clase doDlinante. Esta sección echa una breve ojeada al pri
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• exportador que por tanto tiempo
promo~ió de manera directa el desarrollo econóDlico del país. Una vez
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!aroso legado político. Dio a los ca
desarrollo econóDlico del país, podremos concentramos en la cuestión
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Roberto Cortés Conde y Sbane Hunt (ede.', raJ:lte I?edio sl~lo.a partir de 1900. En 1905 se habían recuperado ya de la
LatiD Amerles, por publicar. depreSión de fines·del siglo XIX y¡ de la dislocación de la guerra, para
350 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA. COLOMBIA
21. José Antonio <>campo y Santiago Montenegro, •'La eriais mundial de loe dos treinta en Co·
IIombia" mabajo leido en la ool1ferencia "The Effeetsofthe 1929 DepreesIon OD Latin Amerl·
ca'" St. Anthony's College. Oldord, septiembre 20-23 de 1981, p. 14.
COLOMBIA 351
l.OS TRABAJADORES EN LA HISTORIA,
mitad durante los años veintes y treintas. Ya en los años cuarentas los
ingresos aduaneros empezaron a ser sobrepasados por los impuestos nuevos trabajadores libres, 1
directos en el presupuesto nacional (22). ron entre los primeros y a b
La notable expansión de la econonúa exportadora de café permitió nización de sindicatos ~ra l
que el gobierno colombiano se convirtiera en un principal receptor del Entre tanto, los capitali
flujo de capital financiero proveniente de la banca de Nueva York en los mente en la economía colom
años que precedieron a la Gran Depresibn. Los préstamosnorteamerica te de Estados Unidos, se e
nos a entidades oficiales de Colombia, más de la mitaq de ellos a los que, a diferencia del café, n
departamentos y municipios (especialmente los de las regiones produc dependian de una sofisticad~
toras de café); totalizaron alrededor de 260 millones de dólares en los enclave bananero ubicado el
años veintes. Ningún pais latinoamericano experimentó una tasa tan donde la United Fruit Coml1
rápida de crecimiento en el valor de las inversiones extranjeras durante rante las primeras décadas I
dicha década. La indemnización de Estados Unidos por la pérdida de ción petrolera, concentrada
Panamá -25 millones de dólares- pagada a CQlombia en anualidades cerca del puerto de Barranca
en los años veintes y gastada en la construcción de ferrocarriles vino a la Standard Oil de Nueva J
sumarse al flujo de capital foráneo (23). ' para la exportación a partir (
Los créditos externos impulsaron una revolución en el transporte del vada de Estados Unidos en C
pais. La red ferroviaria, la mayor parte de la cual estaba al servicio del cantidad menor en la produce
tro millones de dólares a VI
comercio cafetero, se duplicó entre 1913 y 1929; el número de pasajeros
bananeros y petroleros de PI'
y el volumen de carga transportados en estas lineas férreas crecieron
llares de obreros hacia fines
ocho veces durante el mismo período. En 1913 prácticamente no existian
tribuian con un pequeño po
carreteras adecuadas para el tráfico de automóviles y camiones; en 1929
exportaciones, los cuales seg¡
ya contaban con cerca de 1.500 kilómetros. Se construyeron grandes sis
temas de cable aéreo para sacar el café de la Cordillera Central y bajarlo no contribuia con 6 % del val<
a los ríos Magdalena y Cauca. A partir de 1919 entró en servicio el trans años veintes, la época de m
porte aéreo con el fin de unir a las principales ciudades colombianas. La 17 % durante el mismo perlo
·construcción en gran escala de sistemas de transporte y de otros prQYec enclaves exportadores extmn
tos financiados con préstamos extranjeros para instalar servicios .. de llaron condiciones muy favol1l
energía eléctrica, teléfono y alcantarillado, asl como edificios públicos en donde ellos realizaron una se
en las principales ciudades, estimularon la economía en su conjunto y ron temporalmente las bases
crearon decenas de miles de empleos fuera de la agricultura. Entre los años veintes (24).
.. Mientras que el crecimien
de café y el impacto de su VE
ingresos fiscales y la inversiól
22. E.nos inc1uhm un modesto impuesto a las importaciones, establecido en 1936.· Una fuente de camente, las caracterlsticas e
información estadlstica sobre el comercio en los aflos veintes es José Alberto Pérez Toro "La
gran depresión de 1930 en Colombia", en Comercio Exterior, 12:11, noviembre de i980, fetera en el curso del siglo ni
pp. 3-76. Las estacllirticas sobre el presupuesto nacional y las fuentes de ingresos guberna discusión en torno de la naCÍ<
mentales se hallan resumidas en Jesús Antonio Bejarano, "Fin de la eeonomia exportadora" p.rooucción cafetera. Aunque
en Cuadernos Colombianos, Nos. 6, 7 Y8, 1976, Cuadros 24 y 25, pp. 292-93. '
23. Un examen de las mversioru:s de EstIJdos Unid08en Colombia durante este per1odo es J. Fred Clón de propietarios extranje
Rippy, TheCapitalWsodColombla, Durham, N.C., 1981, (latraduc:clóDen~lse titula todos los observadores coincÍ(
El capital nol1eamericaDo ,la pe_tracióD ~eD Colombia, MechDin. 19701. Para un insignificante (y pudo haber"
análisis detallado reciente de estas tendencias, basado en documentos de primera mano de la
Misión Keromerer, que ayudó a reorganizar las finanzas colombianas a principios de los atíos ocurrió a fines de la década d~
vemtes, véase Paul Drake, "The Origins of United States Economic Supremacy in South Ame
rica: Colombia's Dance of the Millions, 1923-33", Trabajo No. 40, Latin American Program,
The Wllson Center, Washington, D.C., 1980, pp. 1-77.
24. Las cifras contenidas en estos párraf
LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
ltaS. Ya en los años cuarentas los nuevos trabajadores libres, los del transporte ferroviario y fluvial figura
sobrepasados por los impuestos ron entre los primeros y, a la larga; los que más éxito tuvieron en la orga
).
nia exportadora de café pernntló
.. nización de sindicatos para mejorar los salarios y las condiciones de vida.
Entre tanto, los capitalistas extranjeros también invertian directa
tiera en un principal receptor del mente en la economía colombiana. Tales inversiones, casi exclusivamen
de la banca de Nueva York en los te de Estados Unidos, se concentraron en actividades de exportación
lión. Los préstamos norteamerica que, a diferencia del café, requerian· de grandes infusiones de ~pital y
l, más de la mitaq de ellos a los
dependían de una sofisticada tecnologla. Un ejemplo de lo antenor era el
:nente los de las regiones produc enclave bananero ubicado en la costa del Caribe, cerea de Santa Marta,
le 260 millones de dólares en los donde la United Froit Company amplió rápidamente la producción du
ricano experimentó una tasa tan rante las primeras décadas del siglo. Lo mismo sucedió con la produc
lB inversiones extranjeras durante
ción petrolera, concentrada primordialmente en el Magdalena Medio,
:stados Unidos por la pérdida de cerca del puerto de Barrancaben:neja. AlU, la Tropical Oil, subsidiaria de
ligada a Colombia en anualidades la Standard Oil de Nueva Jersey, empezó a producir comercialmente
!lStrucción de ferrocarriles, vino a para la exportación a partir de 1925. Entre 1913 y 1929, la inversiónpri
vada de Estados Unidos en Colombia, la mayol parte en el petróleo y una
l~ revolución en el transporte del cantidad menor en la producción de banano y oro, aumentó de dos o cua
e de la cual estaba al servicio del tro millones de dólares a veinte millones. Los enclaves exportadores
13 y 1929; el número de pasajeros bananeros y petroleros de propiedad extranjera empleaban a varios mi
en estas Uneas férreas crecieron llares de obreros hacia fines de los años veintes; sin embargo, solo con
En 1913 prácticamente no existian tribuían con un pequeño porcentaje de los ingresos de Colombia por
,automóviles y camiones; en 1929 exportaciones, los cuales seguían siendo dominados. por el ~fé (el bana
b'os. Se construyeron grandes sis no contribuía con 6 % del valor total de las exportacIones a fmales de los
1 de la Cordillera Central y bajarlo
años veintes, la época de mayor producción; el petróleo con cerca de
de 1919 entró en servicio el trans 17% durante el mismo periodo; los metales preciosos con 5%). En los
~cipales ciudades colombianas. La
enclaves exportadores extranjeros de banano y petróleo los obreros ha
¡g de transporte y de otros proyec llaron condiciones muy favorables para la organización colectiva. Fue alU
ojeros para instalar servicios de donde ellos realizaron una serie de espectaculares huelgas que sacudie
~do, así como edificios públicos en ron temporalmente las bases del orden poUtico del pals a fines de los
ron la economía en su conjunto y años veintes (24).
'fuera
[
de la agricultura. Entre los Mientras que el crecimiento cuantitativo de la economía exportadora
de 'café y el impacto de su veloz expansión en el comercio exterior, los
ingresos fiscales y la inversión extranjera pueden ser medidos estadísti
_:ionEIS, establecido en 1936. Una fuente de camente, las caracteristicas estructurales'asumidas por la economia ca
es José Alberto Pérez Toro, "La fetera en el curso del siglo no pueden fijarse tan fácilmente, No existe
Exterior, 12:11, noviembre de 1980,
y las fuentes de ingresos gubema discusión en torno de la nacionalidad de la propiedad de los medios de
iBe.íIIlJ:8DO, "Fin de la eoonomla exportadora", proouccibn cafetera. Aunque no hay estadísticas para medir la propor
iLUJlUnm 24 y 25, pp. 292-93.
ción de propietarios extranjeros en las fincas cafeteras de Colombia.
Colombia durante este perlodo es J. Fred
,1931, (la.traduecilm enespafiol se titula todos los observadores coinciden en que, a pesar de que aquélla no era
en Colombia, M_ll1n. 1970). Para un insignificante (y pudo habet: aumentado en ciertos periodos,. tal como
en documentos de primera mano de la ocurrió a fines de la década de 1920), jamás fue muy extendida. La abro
I fina'...... colombianas a principios de los años
I'I'Q ;;,¡.a~.." Economic Supremacy in South Ame
, Trabajo No. 40, Latin American Program,
1-77. 24. Las cifras contenidas en estos púTaf08 son de Rippy, The Capitdst8. pp. 177-78, 152.
LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
madora proporción de fincas cafeteras colombianas, tanto grandes como total de fincas cafeteras y UIll
pequeñas, quedaron en manos nacionales. grandes fincas cafeteras, COIl
Otra cosa distinta es el problema de la concentración de la propiedad tos cientos de ellas con más e
en la industria cafetera. Debido a que este asunto forma el núcleo del 2% de las fincas, perotenian
mito sobre la civilización de los pequeños propietarios y del debate sobre Los encargados del cense
su influencia económica y política en el desarrollo nacional, aclararlo optaron por no explorar la el
resulta vital para comprender la historia moderna de Colombia. Sin evaluación del censo, los fun
embargo, en 'vista de que este problema ha sido oscurecido deliberada feteros expresaron sorpresa:
mente por la clase dominante colombiana y malinterpretado sistemática de la propiedad cafetera, que
mente por muchos investigadores izquierdista, la tarea no resulta senci
lla. Debe iniciarse con un análisis critico de la principal fuente disponible "Todos estos datos interesantes
para los historiadores,los controvertidos censos cafeteros de las décadas la industria cafetera no solo es e
, . de mediados del siglo XX. nacional, sino que constituye a
que por la indole misma de su (1
El primero de estos censos cafeteros sistemáticos, publicado en 1932,
rabIe de proporcionar trabajo a(
demostraba aparentemente que la estructura de propiedad de los me ños, va realizando por si sola, el
dios de producción cafetera en Colombia era ampliamente difusa (Véase propiaciones, el fenómeno de la,
el Cuadro 5.1). Tal censo mostraba que de las 149.348 fincas cafeteras
tabuladas, eI87%, que contenía alrededor de 50% del total de arbustos,
En efecto, cualquiera de
eran 'pequeñas, con menos de 5 mil cafetos. Las fincas un tanto más
haber sido poseida y operada
grandes, que poseían de 5 mil a 20 mil árboles, comprendian el 11 % del propietario ausentista, arren~
ma persona, familia extensa (J
contadas por separado.
CUADRO 5.1 La incapacidad para afron1
PROPIEDADES CAFETERAS CLASIFICADAS SEGUN NUMERO DE ARBOLES EN LOS
censo cafetero parcial de 193~
PRINCIPALES DEPARTAMENTOS CAFETEROS DE COLOMBIA, 1982 rios estudiosos en años recie
que la propiedad en la zona e
Número de fincas con las siguientes cantidades de árboles lo que los datos censales de 1
.. Departameato
Mel108de De5.001.
6.000 árboles 20.000
De20.001. De60.001. Más de
60.000 100.000 100.000
No. total
depropied.
los millares de trabajadores Cf
y menos de 5 mil árboles erar
Antioquia 28.589
buena parte de su tiempo en I
24.434 3.531 518 65 41
Caldas 36.475 3.411 260 23 5 40.174 último, que las formas preca}J
Cauca 12.194 283 - - - 12.477 eran la norma en la producció
Cundinamarca 12.474 922 257 68 91 13.812 ras décadas del siglo. Todos e:
N. de Santander 5.128 2.416 352 88 38 7.972
Santander 1.500 1.128 303 51 68 3.045 pero al mismo tiempo engañOE
Tolima 9.610 2.670 369 62 60 12.771 A medida que el cultivo dE
Valle 18.477 1.514 71 3 4 20.069 número de pequeñas fincas ca
Otros deptoe. 9.264 1.046 96 14 19 10.439
menos ésta es la conclusión qt
TOTALES 129.556 16.921 2.226 324 821 149.348 los censos cafeteros de 1932 y
pletb para dos de los principal
Porcentaje de
fineas
86.75% 11.33% l.49% 0.22% 0.21%
ca y Tolima (Véase el Cuadro i
Porcentaje de mero de árboles cultivados en
árboles 48.79% 24.67% 12.57% 5.51% 8.46%
Fuute: Censo Cafetero, BoletÚl de Eatadiatiea, 1: 5, febrero de 1933, p. 122. 25. Editorial, "El cen80cafetero", en BI
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - ----._
B colombianas, tanto grandes como total de fincas cafeteras y una cuarta parte de los árboles. Por último, las
ISles. grandes fincas cafeteras, con más de 20 mil árboles cada una (unos cuan
le la concentración de la propiedad tos cientos de ellas con más de 100 mil árboles) representaban apenas el
le este asunto forma el núcleo del 2 % de las fincas, pero tenían la otra cuarta parte de los árboles.
ños propietarios y del debate sobre Los encargados del censo prefirieron tabular la cantidad de fincas y
n el desarrollo nacional, aclararlo optaron por no explorar la estructura o tenencia de la propiedad. En la
storia moderna de Colombia. Sin evaluación del censo, los funcionarios de la Federación Nacional de Ca
lma ha sido oscurecido deliberada feteros expresaron sorpresa y gran satisfacción por el grado de división
ianay malinterpretado sistemática de la propiedad cafetera, que decian observar en las estadtsticas.
uierdista, la tarea no resulta senci
ico de la principal fuente disponible "Todos estos datos interesantes y verdaderamente sorprendentes demuestran cómo
dos censos cafetel'Ol!J de las décadas la industria cafetera no solo es el factor fundamental y decisivo en nuestra economia
nacional, sino que constituye a la vez un elemento admirable de equilibrio social,
que por la indole misma de su organización y circunstancia excepcionalmente favo
'os sistemáticos, publicado en 1932, rable de proporcionar trabajo adecuado y casi permanente a las mujeres y a los ni
structura de propiedad de los me ños, va realizando por si sola, en forma automática, sin necesidad de leyes ni de ex
Ibia era ampliamente difusa (Véase propiaciones, el fenómeno de la división de la propiedad" (25).
lUe de las 149.348 fincas cafeteras
ledor de 50 % del total de arbustos, En efecto, cualquiera de las fincas enumeradas en el censo podía
cafetos. Las fincas un tanto más haber sido poseída y operada por la misma persona, administrada por un
i1 árboles, comprendtan el 11 % del propietarioausentista, arrendada o sujeta a aparcerla. Aún más, la mis
ma persona, familia extensa o compañia podia poseer varias de las fincas
contadas por separado.
La incapacidad para afrontar la cuestión de la tenencia, repetida en el
censo cafetero parcial de 1939, ha sido interpretada cinicamente por va
~ SEGUN NUMERO DE ARBOLES EN LOS
I\OS DE COLOMBIA, 1932
rios estudiosos en años recientes. Dichos observadores han sostenido
que la propiedad en la zona cafetera estaba mucho más concentrada de
lentes cantidades de árboles lo que los datos censales de 1932 y años subsiguientes dejaban ver, que
~20.00la I De60.00la Mea. No. total
los millares de trabajadores cafeteros que cultivaban una o dos hectáreas
UOO 100.000 100.000 depropied. y menos de 5 mil árboles eran labriegos miserables obligados a trabajar
buena parte de su tiempo en grandes haciendas cafeteras vecinas y, por
618 6ó 41 28.589
5 40.174
último, que las formas precapitalistas de tenencia y sistemas de trabajo
t 260 23
12.477 eran la norma en la producción cafetera de Colombia durante las prime
257 68 91 13.812 ras décadas del siglo. Todos estos puntos, como veremos, son correctos,
352 38 38 7.972 pero al mismo tiempo engañosos.
303 51 63 3.045
369 62 60 12.771 A medida que el cultivo del café se expandió en los años treintas, el
71 3 4 20.069 número de pequeñas fincas cafeteras se extendió considerablemente. Al
96 14 19 10.439 menos ésta es la conclusión que debe sacarse de una comparación entre
: los censos cafeteros de 1932 y 1939, el último de los cuales solo se com
i2.226 324 321 • 149.348
I pletó para dos de los principales departamentos cafeteros, Cundinamar
,l ca y Tolima (Véase el Cuadro 5.2). A juzgar por el incremento en el 00..
~ 1.49% 0.22% 0.21%
r mero de árboles cultivados en tales departamentos durante este interva
¡12.67% 5.51% 8.46%
!6, febrero de 1933, p. 122. 25. Editorial, "El censo cafetero", en Boletín de Eetadístiea 1:5, febrero de 1933, p. 117.
856 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
MeDOS de De5.ool De2&.ool De60.ool Más de No. total de 1.732 fincas, Caldas, COI
5.000 a 20.000 I a 60.000 a 100.000 100.000 de pmpledad taron en su conjunto el U %
árbole& I
I se operó en los depaname
Cundinamarca
solo el 15 % del café colombi
1932 12.474
922 2.57 68 91 13.812 Mucho más importante (
1939 25.826 3.874 406 76 88 30.270 el hecho de que por vez pril
Tolima
de 1. 732 fincas, Caldas, con 4.021, y Valle, con 1.420, apenas represen
taron en su conjunto el11 % de dicho incremento (el resto del incremento
se operó en los departamentos de menor producción, que produjeron
solo el 15% del café colombiano en 1955) (27).
91 13.812 Mucho más importante que la anterior información, sin embargo, era
68
76 88 30.270 el hecho de que por vez primera el censo de CEPAL aclaró el problema
de los arreglos de tenencia en la economia cafetera colombiana. Estos
60 12.771
62 28.217
datos se encuentran resumidos en los Cuadros 5.3 y 5.4. Debido a que el
censo de CEPAL utilizó una medida de tamaño de las fincas distinta de
rtamentos de Cundinamarca y Tolima", Bole
CUADRO 6.8
82~
NUMERO Y PRODUCCION DE FINCAS CAFETERAS COLOMBIANAS SEGUN TAMARO.
1966
probablemente se incrementó en
{lo, sin embargo, el número de fin TllIIldode
lartamentos. El Cuadro 5.2 revela la finca
dos los tamaños, excepto el de las
Hasta 1 ha
50 mil y 100 mil árboles o más. En (menos de 2.600 árboles 77.245 86.3% 19.129 6.3%
lcremento se dio en la categoría de 1.1 a 10 has
n las fincas pequeñas (menos de 5 (2.600 a 26.000 árboles) 128.719 68.1 207.689 67.9
n llevado a cabo, como el anterior, 10.1 a60has
(26.000 a 126.000 árboles 11.429 6.4 108.687 80.3
eros nada dice en forma directa 60.1 a 100 has
s de 'fmcas pequeñas, medianas y (126.000 a 260.000 árboles) 447 0.2 13.784 8.9
i2 oculta el problema de la tenen 100.1 a 200 has
,' (260.000 a 600.000 árboles) 79 4.426 1.2
Más de 200 has
1955 bajo los auspicios de la .Comi (más de 600.000 árboles) 61 I 4.996 1.4
~ la Organización para la Agncultu Totales ..-----'----2~~~~ __100.0%_ _..;.. 338.661 100.0%
rUnidas, se basó en ~na amplia y Fuente: Comisión Económica para América Latina y la Organización de las Naciones Unidas para
Iteras. Como los antenoreEJ censos, la Agricultura y la Alimentación. El café en América Latina. Problemas de la p:oductivi·
. difuso de la producclón cafe dad y perapectlvas. l. Colombia y ElSatvador, Cuadro 18, p. 30, Ciudad de México, 1958.
214.270 fincas cafeteras en pro
arbustos de menos de tres años
26. Absalón Machado, El ca1'é. De la aparcería al capitalismo, Bogotá, 1977, Ver Cuadro l. pp. 90
~ignltl.cat)a un aumento de 65.122 93. Las cifras menos formales sobre el tamaño de las fincas cafe&el'll8, recogidas por Diego
¡a.",~'''«u de 1932. El número de fin Monsalve en 1925, muestran que el rápido crecimiento de las fincas cafe&el'll8 más pequefías
ldet,artam4:mUlS entre 1932 Y 1955. en estos departamentos data por lo menos de los años veintes.· Durante ese periodo, sin em
registraron en la Cordillera Cen bargo, también creció el número de grandes fincas.cafetel'll8. aunque a una tasa menor.
27. Adaptado del Cuadro 12, p. 26, de la Comisión Económica para América Latina Y la Organiza
productores de café (Caldas, An ción de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. El eafé en América LatiDa.
los observadores las pequeñas Problemas de la productividad f perspectivas. l. Colombia 1 El Salvador, Ciudad de México,
Se dieron, en cambio, en los 1968. (En adelante citado como CEPAL, El ca1'é).
358 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
'
r
de los árb.oles de café, en general mucho más
nte. Este procedimiento se usa para realzar la
procesado en pueblos y ciudades de Colombia, hasta que era embarcado
y vendido en los mercados consumidores del Atlántico Norte. Sin embar
go, ninguna de estas actividades era monopolizada por el capital forá
= r tendencias generales.
he tenido la oportunidad de conocer son ID
Economic Development in a Colombian Coffee
.
neo.
Los colombianos poseían la mayoría de las plantas de descascarado,
t
ofOregon 1974, pp. 88-92; Y en el Capitulo 3
r
la". en E:nudi08 Marxlstas, 1, abril-junio de llamadas trilladoras, donde los granos de café, ya semiprocesados, seca
dos y seleccionados en las fincas, eran despojados de su cáscara aperga
360 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
30. Para más detalles sobre estos temas véanse Roben Cadyle Beyer, "The Colombian Coffee
Indust.ry: Origina and Major Trends, 1774-1940" ,disertación para Ph.D., University of Min
nasota, 1947; Marco Palacios, El café en Colombia 1850-1970, México, 1983; Y Bennett Euge
ne Koffman, "The National Federation of Coffee-Growers oí Colombia", disertación para
Ph.D., University of Virginia, 1969.
LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
COLOMBIA 361
steriormente desarrolló en nio Bejarano en un importante ensayo publicado en 1975 (34). precipitó
iguales de desarrollo de las una transformación cualitativa en la naturaleza de la economia colombia
na. Durante los años veintes, la demanda de mano de obra en la agricul
y dinámica de la economia tura doméstica y de exportación, en obras públicas como la construcción
impacto más rico y comple de ferrocarriles y carreteras y en el reducido pero pujante sector indus
ugiere cualquiera, de estas trial, socavó las relaciones de producción precapitalistas que predomina
mento en el consumo de la ban en la agricultura colombiana, especialmente en el importante sector
:afé lo que contribuyó a ha cafetero. Este proceso, analiZado en mayor detalle más adelante, tuvo
nportante receptor de capi tremendas implicaciones, que van más allá de su significado para el de
~l pago del flujo de emprés sarrollo económico capitalista de la nación. Provocó la primera gran mo
tacional, departamentales Y vilización de los trabajadores rurales, comprometió la unidad de la clase
~arantizado por los ingresos domJnante y desató la lucha social y política que convulsionó la sociedad
os de consumo masivo. Los colombiana en los años treintas y culminó en la Violencia de los cuaren
leficiarios de tales présta tas.
lIenientes de los impuestos Sin embargo, mientras obraba de esta manera para impulsar este
~ado; por su parte, el go proceso de dislocación SOCial y política en los años treintas, la economia
I con ingresos aduaneros, el cafetera continuó estimulando el crecimiento económico y la diversifica
Jrtanción de los textiles que ción de la economía nacional. Tal como hemos visto, a pesar de la drásti
visto, los empréstitos exter ca caída en los precios mundiales d~l café durante la depresión, el volu
sistemas de transporte Y en men de las exportaciones cafeteras siguió creciendo rápidamente. Carlos
el desarrollo económico en Díaz Alejandro, quien ha comparado el comportamiento de las econo
~do nacional para los pro mías latinoamericanas durante la crisis mundial, aporta los siguientes
ción y las manufacturas na indicadores de la cuantia de las exportaciones para los principales países
reando decenas de miles de de la región en el periodo que media entre 1932-33 y 1952-53 (1928-29 =
lbajadores que antes habían 100) (35).
,uena parte al margen de la
mento del sector exportador
9te hizo posible, el producto
34. Bejarano, "El fin de la economia exportadora" (citado en la nota 22}. Una rica y sólida inter
:pandió en la segunda mitad pretación del impacto que la expansión cafetera tuvo sobre la demanda de mano de obra y las
~% anual. Durante el mismo relaciones sociales de producción, el ensayo de Bejarano es una de las contribuciones más
~ creció casi en 20 %, mien notables a la historiografia colombiana del siglo XX. No obstante, en la medida en que Bejara
no sugiere que las contradicciones del desarrollo capitalista colombiano, reveladas en los años
~ia aumentó en casi 50 %, di veintes y señaladas en los escritos de intelectuales progresistas como Alejandro L6pez, condu
~talada que se transformó en jeron a la transformación de la economia politica bajo los.reglmenes liberales de los años trein
hlento de la Depresión ínter tas, el ensayo resulta engañoso. Estos intelectuales quizá deseaban poner fin a la economia
polltica de la "república señorial" conservadora, mas el cambio polltico de 1930 y las poUticas
~·la economía exportador~ de sociales y económicas de los años treintas reflejaban no tanto el ascenso al poder de una bur
guesía industrial nacional como la defensa de los intereses de una clase dominante formada en
~mo lo demostró Jesús Anto el desarrollo exportador de las primeras décadas del siglo y enfrentada en 1930 a un desafio en
dos frentes: primero, la necesidad de ajustarse a los imperativos económicos de la crisis mun
dial; segundo, la necesidad de diluir la amenaza social y poUtica planteada por una clase tra
bajadora rural insurgente. Estas cuestiones se discuten con más profundidad en la siguiente
sección del ensayo. Las cifras del parágrafo anterior, citadas por Bejarano, p. lJ56, son de la
ito Development, with Special Referen Comisión Económica para América Latina, El desarrollo eoouómico de Colombia, Ciudad de
¡mral Change, 26, suplemento, 1977, México, 1957.
leriencia de Hirschman como consultor 35. Carlos F. Diaz Alejandro, "Algunas notas sobre la hiatoria económica de América Latina,
larticulación de las economias exporta- 1920-1950", Cuadro 1, p. 202, en Miguel Urrutia et al., EDIIIIl1oBlobre hiBtoria ecoDÓmica co·
lombiana, Bogotá, 1980.
364 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
casi tan impresionante. Las cifras son Argentina, 3.5; Brasil, 7.2; Chile,
4.8; Colombia, 6.7; México, 7.5 (41).
Las razones de tan extraordinario crecimiento de la industria colom
biana durante la crisis mundial son complejas. José Antonio Ocampo ha
mostrado que la capacidad industrial excesiva, la devaluación, el protec
cionismo tarifario, la demanda creciente y la capacidad de importar bie
nes de capital y materias primas jugaron todos su papel. Si bien el auge
cafetero anterior a 1929 explica con amplitud el exceso de capacidad
industrial del pais a comienzos de la crisis mundial, la presión de la
Federación Nacional de Cafeteros contribuye a elucidar las polfticas de
devaluación. La creciente demanda nacional (incluida, como anota
Ocampo, la voluntad de la masa de consumidores de comprar manufac
turas nacionales de calidad inferior) y la capacidad relativamente alta
para importar, guardan ambas relación directa con la expansión de la
producción cafetera durante la crisis mundial. Dicha expansión, a su
vez, obedeció .en gran parte a la naturaleza difusa de la producción y la
propiedad de la tierra en la economia cafetera.
Cuando las condiciones de guerra llevaron a Colombia a unirse a un
acuerdo internacional con Estados Unidos y Brasil para controlar el volu
men y el precio del comercio cafetero, el país había robustecido signifi
cativamente su participación en el mercado norteamericano. Dicho
acuerdo, suscrito en 1940, aseguró a Colombia su mercado estadouni
dense, pero mantuvo los precios artificialmente bajos, a tiempo que la
guerra estimulaba la demanda. El acuerdo privó así a la economia co
lombiana y a su industria de una gran porción de divisas durante la con
tienda. Sin embargo, al terminar la guerra y quedar sin vigencia el
acuerdo cafetero internacional, los precios del grano se dispararon a al
turas sin precedentes en 1946, y permanecieron en dicho nivel por un
decenio (Véase el Cuadro 5. 1). La demanda interna y las divisas genera
das por el auge cafetero de la posguerra estimularon el rápido crecimien
to de la industria colombiana, tal como había sucedido en los años vein
tes. En medio de un gran conflicto civil en las regiones cafeteras, las
exportaciones de café - y consecuentemente el ingreso de divisas al
pais- continuaron creciendo en la época de posguerra .
No obstante, a partir de la guerra, el destino del desarrollo económi
co del pais ha dependido tanto de un legado indirecto de evolución social
estimulado por el café a lo largo del siglo XX, como de la contribución
directa de la producción cafetera al desarrollo económico nacional. En
décadas recientes, Colombia, al igual que otros paises latinoamericanos,
ha tenido que ajustarse a una nueva división del trabajo en el sisre.ma
capitalista mundial. La descentralización de la industria manufacturera
en la economia mundial ha promovido la expansión y la desnacionaliza
41. Dlaz Alejandro, "Algunas notas" lcitado en la nota 35), Cuadro IV, p. 203.
COLOMBIA 367
\ABAJADORES EN LA HISTORIA
ción de la industria colombiana. Dentro de este patrón de desarrollo in
l1tina, 3.5; Brasil, 7.2; Chile, dustrial, el café ha servido como el sustituto colombiano de la industria
pesada. Ha seguido suministrando las divisas para comprar el creciente
triento de la industria colom
volumen de bienes de capital y materias primas requeridas por la indus
as. José Antonio Ocampo ha
tria y para pagar la deuda externa que ha crecido considerablemente a lo
va la devaluación, el protec
largo del proceso de expansión económica de la posguerra. Pero el éxito
la ~pacidad de importar bie
relativo de Colombia en la ejecución de este modelo de desarrollo ha
dos su papel. Si bien el auge
dependido también de la debilidad organizativa del movimiento obrero y
itud el exceso de capacidad
de la impotencia de la izquierda política. El café garantizó que ambos
is mundial, la presión de la
fuesen impedimentos menores para los planes desarroUistas liberales de
lye a elucidar las pol1ticas de
la clase dominante colombiana en la posguerra. Con el fin de apreciar
ional (incluida, como anota
cómo ocurrió tal fenómeno, tenemos que retroceder a la época de los
tridores de comprar manufac
años veintes, durante la cual los obreros colombianos fojaron por prime
capacidad relativamente alta
ra vez poderosas organizaciones e iniciaron su lucha por cambiar el or
irecta con la expansión de la
den establecido.
l1dial. Dicha expansión, a su
il difusa de la producción y la
era.
LOS TRABAJADORES DEL CAFE y EL DESTINO DEL MOVIMIENTO OBRERO
LI'on a Colombia a unirse a un
lmera fuerza a fines de los años vistas y represivos del Estado. Cuando empezaron a gravitar hacia la
nstitucionalización y domestica politica cliente lista tradicional de los partidos liberal y conservador, sus
entre 1930 Y 1945 y su represión aliados de la izquierda politica que hablan organizado y defendido sus
1945- obedece a una dinámica luchas colectivas iniciales abandonaron la lid y entregaron su suerte a los
ra de la economía cafetera. reformadores corporativistas del partido liberal.
res y pequeños productores cafe Por último, al ganar su batalla por la tierra, los trabajadores y los
riosos en la batalla por liberarse pequeños productores cafeteros dejaron intacta la estructura comercial y
apitalistas y conseguir el control crediticia de la economía del café. Los capitalistas domésticos cambiaron
ersistieron en esta lucha a lo lar gradualmente su control sobre los medios de producción cafetera por un
oaron diez años de bonanza eco monopolio sobre los medios de intercambio cafetero. Los trabajadores
ge. Durante estos tres decenios, del café consiguieron un mayor control sobre el proceso de trabajo y los
tUlron en el control del Estado, medios de producción solo para ser explotados más eficiente y fácilmen
~sistas de la izquierda ganaron te por medio del control capitalista sobre el comercio del grano. La im
lbio económico y politico obligó a portante pero al mismo tiempo pirrica victoria de los trabajadores del
B tácticas a fin de obtener mayo café, bien avanzada a mediados del siglo, dej6 un legado conservador en
l. Inexorablemente, sin embargo, lo ideológico, lo politico y lo institucional que la clase obrera y los parti
lB, iban abandonando las estrate dos de izquierda aún no han podido superar. Solo ahora, después de tres
sus primeras victorias. A un gr~n décadas de impresionante desarrollo industrial y reorganización capita
1 la lucha colectiva de los trabSJa lista de la producción agrlcola (incluido el cultivo del café), está empe
l~ada e individual sancionada por zando la izquierda a trascender esa barrera.
tn de su lucha significó que, inevi La debilidad del movimiento obrero y de la izquierda contemporá
:aran entre sí, y dejó en libertad a neos tiene sus orígenes en las luchas democráticas de los trabajadores
uevo consenso ideológico y politi cafeteros en las tres décadas posteriores a 1920. El resultado de dicha
apitalista industrial de la posgue contienda no estuvo determinado por los orígenes étnicos y culturales de
una clase obrera no tocada por la inmigraci6n europea. No fue conse
ror la tierra, los trabajadores cafe cuencia de la timidez ni de los errores poHticos comúnmente señalados
f¡ar la sociedad capitalista explota de la izquierda colombiana. Tampoco, tal como veremos, fue el producto
eontribuyeron a modernizar dicha simple de estIlltegias particularmente inteligentes, manipuladoras o
~ituciones liberales sobre los que represivas llevadas a cabo por elementos de la clase dominante (43).
los individuales ayudaron incons
rmovimiento obrero organizado en
43. Este es el argumento expuesto por las otras investigaciones importantes sobre la historia labo
~s importante. Con ellan~ideci ral de Colombia, que se concentra en la relación entre los trabajadores y el Estado para expli
lIlS los sindicatos de sus pnmeros car la trayectoria hberal del movimiento obrero. A diferencia de la versión comunista oficial
J~áneos, en el transporte Y en l~ descrita en la nota 42, estas obras atribuyen, en mayor o menor medida, la cooptaciÓn de la
izquierda y la exitosa institucionaJir.ación liberal del movimiento obrero no al fracaso de la di
perced de los designios corporatl rección izquierdista sino a la acertada direeción de la clase dominante colombiana. Por ejem
plo, la obra de Miguel Urrutia, Development of &he CoIombiaD Labor Movement, New Haven,
1969, es una inteligente defensa de las instituciones corporativas liberales que hoy rigen las
argumento expuesto en la historia oficial del relaciones laborales en Colombia. Encomia cada uno de los pasos en virtud de los cuales los
Com1Ulista de Colombia, Bogotá, 1960, Y obreros entregaron sus tendencias pol1ticas radicales y consiguieron el apoyo del Estado debi
historia del movimiento obrero colombia do a los esfuerzos del partido hberal, que estuvo en el poder en los aftos treintas Ycomienzos
de las luebu siDdicales en Colom de los cuarentas. Estos esfuerzos fueron consecuencia de la debilidad pol1ti.ea de los gobiernos
como Cakedo con frecuencia aluden a liberales via-a-via la derecha. Los liberales progresistas otorgaron concesiones al movimier.to
Reconocen, asimismo, el póder de la obrero y a la izquierda a fin de mantenerse en el poder y llevar a cabo su misión reformi.st.a.
no explican por qué estos obstáculos a Aparte del problema especial plantesdo por la dinámica clienteJista de la polltica colombiana
ese pais. Tampoco explorán el signifi abordada en este ensayo, puede arg(Urse mis plausiblemente que la debilidad de los liberales
izquierda colombiana y su estrategia para el reformistas dentro de su propio partido y vis-A-via la oposición conservadora se dio preciaa
mente debidoa su alianza con el movimiento obrero y la izquierda, un paso que a1gunos libe
370 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
Giró en tomo de los rasgos especiales de las relaciones sociales de prcr Las relaciones sociales :
ducción en el motor de la economia colombiana antes de 1950. Fue el más antiguas, que se deS8l
resultado de las esperanzas democráticas y la persistencia ciega de los XIX. Conocemos más a fon
hombres y mujeres que produdan el café. situada al suroriente de B~
fundadas a fines del siglo 1
protestas obreras durante 1
Comúnmente, a los trabaj
denominados arrendatario/!!
La producción cafetera, tal como se desarrolló en Colombia a finales del parcela o pequeña porción I
siglo XIX y principios del XX, dependia de una desconcertante variedad familia podian sembrar cult
de sistemas de trabajo y de tenencia de la tierra, que compartían una car para la subsistencia, cr
caracteristica central. Tendian a confundir la clara dicotomia capitalista casa, por lo general una estl
de propiedad y trabajo asalariado libre. La secuela cultural e ideológica bio, el arrendatrio era obli~
de los peculiares arreglos de tierras y trabajo en la producción cafetera tierras de la hacienda, usu
radicó en la formación de una clase obrera rural en las zonas cafeteras, tamaño de la parcela, su loo
escindida entre las aspiraciones individualistas del pequeño capitalista y ticas de la hacienda, la oblig
los valores colectivos democráticos forjados en la lucha por el cambio unos cuantos dias al mes ha
social avanzado. Casi siempre, en la mayor parte de los lugares, prevale trabajo obligatorio de los an
cieron las aspiraciones capitalistas individuales (44). por lo general a una tasa inft
en la región. Los arrendatari
ques de la hacienda y mucho
rales estaban dispuestos a dar como miembros progresistas de una elase dirigente amenazada males pastaran en las tierras
por la insurgencia rural descrita más adelante. El cientifico politico ~ Daniel Péeaut sos
tiene en su libro PoUtiea f sindiealiamo en Colombia, Bogotá, 1973, que la "lógica liberal" del Además de estos trablija(
movimiento obrero colombiano se desarrolló a partir de la incorporación gradual y limitada de familias en las propiedades I
los trabajadores organizados bajo los gobiernos h'berales de los afi.os treintas Yeuarentas. Co currla a jornaleros o (más @
mo uno de 1011 pocoII estudiosos del movimiento obrero colombiano que ha visto su hi8toria libremente su'trabajo a los g
desde una perspectiva comparativa, Péeaut reconoce que esta dinámica liberal se desarrolló a
causa del "continuado potencial exportador" del paja, SU "industrializacl6n limitada" y la eran contratados temporalml
"debilidad de Isus) clasell populares" . Sin embargo, es:plica dicha debilidad no como una fun mano de obra. Muchos eran
ción de la estructura de la econouda cafetera, que es a donde deberla eondueirlo su interés por
la posición de Colombia en la economia capitalista mundial y su es:tenaión a la teorla de la
densamente pobladas tierra~
se
CEPAL; por el contrario, concentra completamente en la cambiante politica de las facciones chad08 por contratistas de bl
de la clase dominante y el papel pasivo de una clase obrera que él define excluyendo su como cafetera subtropical por unas
ponente más importante, la fuerza laboral cafetera. Por último, Manuel Moncayo y Fernando y mayo. Alojados en toscas
Rojas, quienes escriben desde una perspectiva InaI'J:Ísta en BU obra Luehas obreru f política
laboral en Colombia, Bogotá, 1978, conciben el movimiento obrero del paja como una victima salario, .los voluntarios recibh
de los efectos cada vez más amplios de la legislación corporativista de los gobiernos tanto con· tidad de cuartillas (cajas de m
servadorall como liberales. Su eJ:haustivo análisis de los propóllitosde esta legislación es una d~ café maduro) que recogie
importante contribución. Pero Pllesto que no abordan el problema de por qué el corporativis
mo liberal fue comparativamente exitoso en Colombia, uno queda con la impresión de que la Clentes a las familias de los tn
clase dominánte colombiana simplemente era más inte1igente que, digamos, la de Chile. Cada sumaban a los. obreros temp
uno de estos estudios realza la comprensión de los vinculos entre los obreros organizados y el también eran contratados pro
cambio politico e institucional, pero ninguno percibe la lucha de los trabajadores como el mo
tor primario que impulaa estos cambios. Ninguno concibe la incorporación corporativista libe tarea que se llevaba a cabo po
ral del movimiento obrero colombiano desde la perspectiva compaI1ltiva de la formación de de los arbustos, que aumenta
una clase obrera en una economía periférica distinta de las otras del Hemillferio. ' ción.
44. La mejor y más sistemática discusión de las relaeiones sociales de producción en la economía
cafetera de Colombia en las primeras décadas del siglo XX es la obra de Absalón Machado, El Finalmente, los propietari
café lcitado en la nota 26). Véase también el rico maWriaJ publicado por Palaeios, El café en Cundinamarca establecieron
Colombia (citado en la nota 30). especialmente durante los pel
COLOMBIA 371
de los colonos, trabajadores que accedían a abrir nuevas tierras para el cas inherentes al trámite dE
cultivo del café bajo contrato con los hacendados. Normalmente, el colo cian los grandes terratenienl
no se comprometía a sembrar y cultivar árboles de café durante un nú local y su propensión a emp
mero determinado de años, por lo general tres o cuatro, hasta cuando cuencia para los pequeños c
empezaron a producir. Durante ese tiempo él y su familia podían cultivar fuerza de trabajo dependienj
productos de subsistencia entre los cafetos. Al final del periodo vendía El control de facto por pa
los árboles, a un precio especifico por cada uno, y las demás mejoras, rra inculta en las zonas cafet4
tales como árboles de banano o plátano (a menudo empleados para dar te mediante los contratos de I
sombrio a los cafetos), parcelas de caña de azúcar y yuca, la casa, etc., y cualquier reclamo o pretensi
f. renunciaba explícitamente a todo reclamo sobre la tierra. Tal renuncia, dos a conceder al hacendado
'.
estipulada en los contratos de venta de los nuevos arbustos, era de tras nuevos precisamente cuandc
cendental importancia para el hacendado (45). bra empezaba a dar frutos I
Las grandes haciendas cafeteras de Cundinamarca y otras regiones grandes terratenientes la bas
se fundaban con frecuencia con base en títulos de propiedad vagos o títulos de propiedad sobre nt
imperfectos. Alcanzaban tamaños tan considerables porque usurpaban caso Esta doble y tremenda i
las tierras públicas o baldíos. A finales del siglo XIX y comienzos del XX, sobre tierras públicas y prival
las tierras públícas eran otorgadas a los individuos principalmente sobre lídad de convertirse en prod
la base de certificados a menudo expedidos años antes por gobiernos colonos de ambos tipos. Los (
acosados financieramente, que buscal?an descargar sus obligaciones solo después de luchar. Mucl
para con soldados, contratistas de obras públicas y acreedores. Con fre enredaban en prolongadas di
cuencia los certificados eran adquiridos con grandes descuentos por se decidían en su contra. Los
comerciantes y grandes terratenientes, quienes los utilizaban para ase terratenientes para abrir nue,
gurarse los títulos de propiedad sobre enormes porciones de tierras pú dos a renunciar a cualquier re
blícas. El régimen de tierras contemplaba asimismo la adjudicación de de tratar de sobreponerse a bl
tierras públicas a otro tipo de colonos, llamados también estancieros. fiar su control sobre las autori
Las leyes, expedidas primordialmente bajo los gobiernos liberales de la les. Como veremos, el probleJ
década de 1870, estipulaban la enajenación de baldíos en beneficio de adquirir una propiedad por me
los pequeños agricultores que ocupaban y cultivaban tierras de propie díos pasaron a hacer parte de 1
dad nacional. Quienes pudieran probar que hablan ocupado y usado la las grandes haciendas cafetel'l
tierra por un número determinado de años podían aspirar a una conce do, en los años veintes y treint
sión de tierra varias veces más grande que la parcela en que se habian clases en la producción cafetel
asentado. En realidad, como Catherine LeGrand ha demostrado en un taron la mayor movilización de
extenso estudio acerca del tema, casi toda la tierra distribuida, situada lombia.
en buena parte en las laderas de la zona cafetera, fue adjudicada a gran En las zonas cafeteras recie
des terratenientes. Aún más, los beneficiarios de estas concesiones tan laborales y de tenencia eran tíll
mal definidas con frecuencia proceOian, ilegalmente pero con éxito, a favorables a los trabajadores. l'
ampliar sus posesiones mucho más allá de los límites de los títulos origi independientes, pequeñas y m
nales. Tal proceso a menudo los enfrentaba con ocupantes que reclama te), sino que las haciendas ca
ban derechos sobre las tierras públicas en su calidad de colonos. Pero los general trabajadas por aparcer~
costos legales, los requerimientos de inspección y las demoras burocráti zo de tierra para cultivar produl
dores asumían la responsabili
45. Muestras de estos contratos de la década de 1890 se examinan en Bergquist, Coffee and Con
fIici (citado en la nota 4), pp. 29-32. Antonio Garcla encontró 8ITeglos eimiIares en Caldas en 46. Catberine LeGrand, "From Public w
los años treintas: Geografía (citado en la nota 6), p. 311. flict in Colombia, 1870-1936", disertac
~ TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 373
n a abrir nuevas tierras para el cas inherentes al trámite de adjudicación, así como el control que ejer
~n<iados. Normalmente, el colo clan los grandes terratenientes sobre las autoridades politicas y la policla
árboles de café durante un nú local y su propensión a emplear la violencia, resultaban fatales con he
ral tres o cuatro, hasta cuando cuencia para los pequeños colonos, que eran incorporados después a la
;>o él y su familia podían cultivar fuerza de trabt\io dependiente de las haciendas cafeteras (46).
tos. Al final del periodo vendia El control de facto por parte de los grandes latifundistas sobre la tie
ada uno, y las demás mejoras, rra inculta en las zonas cafeteras se convertía en dominio de jure, en par
(a menudo empleados para dar te mediante los contratos de colonización descritos arriba. Al renunciar a
le azúcar y yuca, la casa, etc., y cualquier reclamo o pretensión sobre los baldios, los colonos eran forza
10 sobre la tierra. Tal renuncia, dos a conceder al hacendado un doble favor. Abandonaban los cafetales
os nuevos arbustos, era de tras nuevos precisamente cuando su intensa labor en el desmonte y la siem
)(45). bra empezaba a dar frutos en la primera cosecha. Y aportaban a los
Cundinamarca y otras regiones grandes terratenientes la base legal -la tierra cultivada- para adquirir
n títulos de propiedad vagos o títulos de propiedad sobre nuevas y enormes porciones de tierras públi
onsiderables porque usurpaban cas. Esta doble y tremenda injusticia, que violaba el espíritu de la ley
el siglo XIX y comienzos del XX, sobre tierras públicas y privaba a los trabt\iadores cafeteros de la posibi
individuos principalmente sobre lidad de convertirse en productores independientes, pesaba sobre los
iidos años antes por gobiernos colonos de ambos tipos. Los que ocupaban terrenos públicos se rendian
,an descargar sus obligaciones solo después de luchar. Muchos se negaban a salir y con frecuencia se
I públicas y acreedores. Con fre enredaban en prolongadas disputas legales que, casi invariablemente,
~ con grandes descuentos por se decidían en su contra. Los que celebraban contratos con los grandes
quienes los utilizaban para ase terratenientes para abrir nuevas tierras al cultivo del café y eran obliga
normes porciones de tierras pú dos a renunciar a cualquier reclamo, ya eran conscientes de la inutilidad
lba asimismo la adjudicación de de tratar de sobreponerse a las pretensiones de los hacendados y desa
llamados también estancieros. fiar su control sobre las autoridades politicas, judiciales y policivas loca
.ajo los gobiernos liberales de la les. Como veremos, el problema de los títulos defectuosos y el sueño'de
dón de baldios en beneficio de adquirir una propiedad por medio de la posesión y el uso efectivo de bal
rt y cultivaban tierras de propie dios pasaron a hacer parte de la memoria colectiva de los trabt\iadores de
,que habian ocupado y usado la las grandes haciendas cafeteras en Cundinamarca y el Tolima. Y cuan
~os podian aspirar a una conce do, en los años veintes y treintas, se alteró el balance de poder entre las
flue la parcela en que se habian clases en la producción cafetera, fueron estos dos asuntos los que desa
'~rand ha demostrado en un taron la mayor movilización de trabt\iadores rurales en la historia de Co
... a la tierra distribuida, situada lombia .
etera, fue adjudicada a gran En las zonas cafeteras recientes de la Cordillera Central, los arreglos
. .os de estas concesiones tan laborales y de tenencia eran típicamente más modernos y a menudo más
\, ilegalmente pero con éxito, a favorables a los trabt\iadores. No solo'eran comunes las fincas familiares
~ los límites de los títulos origi independientes, pequeñas y medianas (como se estudiará más adelan
~ba con ocupantes que reclama te), sino que las haciendas cafeteras medianas y grandes eran por lo
~ su calidad de colonos. Pero los general trabt\iadas por aparceros y arrendatarios. A cambio de un peda
~ción y las demoras burocráti zo de tierra para cultivar productos de subsistencia y café, estos trabaja
dores asumían la responsabilidad de sembrar y cosechar un número
~ examinan en Bergquist, Coffee ud Con
,. eDC01ltro arreglos similares en Caldas en 46. Catherine LeGrand, "From PubUc Lands Into Prívate Properties: Landholding and Rural Con
íSll. flict in Colombia, 1870-1936", disertación para Ph.D., Stanford University, 1980. ,
374 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
especifico de arbustos (repartidos según la cantidad de miembros pro cafetera colombiana despu~
ductivos que cada familia pudiera aportar, a una tasa calculada de 1.000 fue el desarrollo y la persill
por trabajador adulto). Los aparceros de estas haciendas recibian una ter de la vida y el trabajo en
parte de la cosecha, usualmente la mitad, a cambio de cultivar, cosechar lIada. En la experiencia co14
y procesar el' café que producian; si no lo despulpaban y secaban reci ductores de café reside la ft
bían menos, a veces una tercera parte de la cosecha. En ciertos lugares conciencia politica que infl1J
eran obligados, además, a trabajar un determinado número de dias en miento obrero colombiano}
las tierras de la hacienda, con el salario vigente en la región. En otras El secreto de la crecient
localidades se les exigia compartir con el propietario una porción, casi miliares en Colombia radic~
siempre una cuarta parte, de los cultivos que produclan en sus parcelas La adecuada producción de I
de subsistencia. Tal como Absalón Machado y otros lo han demostrado, ni de grandes inversiones di
en los años veintes existian muchas variedades de aparcerla y arrenda fisticada. Pero sí de conside
miento tanto en la Cordillera Central como en la Oriental, algunas más las fases del cultivo y procl
onerosas que otras. Tales acuerdos, por lo general verbales antes de los grandes productores increm
años cuarentas, se resisten a una investigación sistemática por parte de virtiendo en grandes máqui
los mstoriadores. Incluian arreglos especificos para el procesamiento del y secadoras que quemaban
café, el acceso a los pastizales de la hacienda, estipulaciones sobre avan estas inversiones solo dísm
ces crediticios, etc. Todos se basaban en el principio de que a cambio del que en general se llevaban n
acceso a la tierra, el aparcero o arrendatario tenia que entregar al terra ducción cafetera hasta medú
teniente una porción del producto de su trabajo. En unos cuantos casos ros dependian de herramiez
los aparceros contribuían con un porcentaje del capital comprometido en ingenioso de los recursos nat
la producción cafetera (47). de la fuerza de trabajo de to
En la Cordillera Central y, con el tiempo, también en la Oriental, las competir exitosamente con 1<
pequeñas y medianas fincas familiares constituyeron el grueso de las Desde hace una centuria
unidades de producción. Iban desde minúsculas parcelas, incapaces de valido de simples herramie~
satisfacer las necesidades de subsistencia de la familia, hasta empresas múltiples tareas necesarias 1
más o menos grandes que dependian del trabajo asalariado durante la
cosecha y de arreglos de aparcerla o arrendamiento para el cultivo de la
tierra familiar durante el resto del año. Sin embargo, en estas fincas, por plo de estas difundidas tendencias,
10 general el pequeño propietario y su familia aportaban la mayor parte ción de la tierra en el sector weter<
del trabajo en la producción de cultivos de subsistencia y de café.' Duran sistemas capitalistas en los decenio
más importante que surge de los e
te la primera mitad del siglo XX, como ya hemos visto, las pequeñas fin viabilidad de la pequeña finca famí
cas de propiedad familiar, operadas por los miembros de la familia, se de los pequeños productores de mel
convirtieron en el puntal de la industria cafetera. marxista ortodoxa es Carol Smith ...
ing tbe Masses?" (trablijo no PUbul
El patrón de vida y de trabajo de las pequeñas fincas familiares es ces, Stanford, 1981).
sistemáticamente ignorado en la literatura sobre las relaciones sociales 49. Incluso en una fecha tan tardía COJll(
de producción en la economia cafetera de Colombia. Inspirados por la za de trablijo representaba más de
CEPAL, El café, Cuadro 74, p. 81.1
teorla marxista, muchos investigadores presuponen la continua diferen los costos laborales estaban incluid(
ciación de productores "campesinos", unos pocos grandes capitalistas y des (más de 50 hectáreas) gastaban .
una mayorla proletarizada (48). Tal proceso es notorio en la economia miento, 8% versus 9,4%, pero más E
50. Con las excepciones anotadas, la ma
do en experiencias personales. Mi c~
tores colombianos de café empezó el
47. Además de las fuentes de la nota 44, véase la sucinta discusión sobre Caldas, en Garcla, Geo de los Cuerpos de paz a un municipi(
grafíalcltadoen la nota 61, pp. 310-11. de promover técnicas agrlcolas mod~
48. El admirable e instructivo estudio de Absalón Machado (citado en la nota 26) es un buen ejem- (ahora prohibido en Estados Unidos 1
S TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 875
la cantidad de miembros pro cafetera colombiana después de 1950. Pero antes, el rasgo sobresaliente
r,a una tasa calculada de 1.000 fue el desarrollo y la persistencia de la pequeña finca familiar. El carác
e estas haciendas recibian una ter de la vida y el trabajo en dichas fincas amerita nuestra atención deta
, a cambio de cultivar, cosechar llada. En la experiencia colectiva de estos numerosos e importantes pro
lo despulpaban y secaban reci ductores de café reside la fuente de los valores culturales y de una cierta
~ la cosecha. En ciertos lugares conciencia política que influyó profundamente en el desarrollo del movi
leterminado número de días en miento obrero colombiano y en la historia moderna del pals.
. vigente en la región. En otras El secreto de la creciente preponderancia de las pequeñas fincas fa
~l propietario una porción, casi miliares en Colombia radica en la naturaleza del proceso de producción.
I que producían en sus parcelas La adecuada producción de café de alta calidad no requerla en Colombia
.ado y otros lo han demostrado, ni de grandes inversiones de capital ni de la aplicación de tecnologia so
edades de aparcerla y arrenda fisticada. Pero sí de considerables inversiones de mano de obra en todas
mo en la Oriental, algunas más las fases del cultivo y procesamiento. Ya desde la década de 1890 los
lo general verbales antes de los grandes productores incrementaban la eficiencia de sus operaciones in
igación sistemática por parte de virtiendo engrandes máquinas despulpadoras que funcionaban a vapor
!ificos para el procesamiento del y secadoras que quemaban productos petroleros importados. Empero,
Inda, estipulaciones sobre avan estas inversiones solo disminuían marginalmente los costos laborales,
,el principio de que a cambio del que en general se llevaban más de tres cuartas partes del costo de la pro
ario tenia que entregar al terra ducción cafetera hasta mediados del siglo XX (49). Los pequeños cafete
trabajo. En unos cuantos casos ros dependían de herramientas y máquinas rudimentarias, del empleo
.aje del capital comprometido en ingenioso de los recursos naturales y fuentes de energia, y del uso pleno
de la fuerza de trabajo de todos los miembros de la familia con el fin de
mpo, también en la Oriental, las competir exitosamente con los grandes productores del grano.
! constituyeron el grueso de las Desde hace una centuria, los pequeños cafeteros colombianos. se han
lnúsculas parcelas, incapaces de valido. de simples herramientas de hierro y acero para cumplir con las
~ia de la familia, hasta empresas múltiples tareas necesarias para la supervivencia (50). Desde un princi
leltrabajo asalariado durante la
~ndamiento para el cultivo de la
~in embargo, en estas fincas, por plo de estas difundidas tendencias. Tan preocupado se muestra por demostrar la concentra
ción de la tierra en el sector cafetero y la evolución de sistemas de trabajo precapitalistas hacia
~milia aportaban la mayor parte sistemas capitalistas en los decenios anteriores a 1960, qUé no logra hacer énfasis en el hecho
~e subsistencia y de café. Duran más importante que surge de los cellSO!l cafeteros que analiza: el crecimiento y persistente
ra hemos visto, las pequeñas fin viabilidad de la pequeña finca familiar. Un lúcido resumen del debate sobre la diferenciación
de los pequeños productores de mercancías y, al mismo tiempo, un fuerte desafio a la posición
~r los miembros de la familia, se marxista ortodoxa es Carol Smith, "Does a Commodity Economy Enrich the Few While Ruin
¡cafetera.. .. ing the Masses?" (trabajo no publicado, Center for Advanced Study in the Behavioral Sclen
~ pequeñas fmcas fallllb.ares es ces, Stanford. 1981).
49. Incluso en ~ fecha tan tardla como 1955 el censo cafeiero de la CEPAL estimaba que la fuer
~ra sobre las relaciones sociales za de trabajo representaba mas de 75% del costo de la producción cafetera en Colombia:
I de Colombia. Inspirados por la CEPAL, El café, Cuadro 74, p. 81. Este era un promedio para todas las fincas. La mayorla de
, presuponen la continua diferen los costos laborales estaban incluidos en el cultivo y no en el procesamiento. Las fincas gran
des (mas de 50 hectáreas) gastaban menos que ías pequeñas (1 a lO hectáreas) en el procesa
pROS pocos grandes capitalistas y miento, a% versus 9.4 %, pero más en el cultivo, 76% ver8US 68.4 %.
lOCaso es notorio en la economía 50. Con las excepciones anotadas, la mayor parte del material de las siguientes páginas está basa
do en experiencias personales. Mi contacto con la cultura y la historia de los pequeños produc
tores colombianos de café empezó en 1963 cuando fui asignado por dos años como voluntario
I
rtadiscusión sobre Caldas. en Garcla, Geo· de 108 Cuerpos de paz a un municipio cafetero del noroccidente de Cundinamarca. Encargado
de promover técnicas agrícolas modernas, participé en la difusión de pesticidas como Aldrin
~ (citado en la nota 26) es un buen ejem- (ahora prohibido en Estados Unidos por sus propiedades cancerlgenas) y de semillas hibridas
878 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
pio, la limpieza de la tierra en las boscosas laderas se bas6 en técnicas frágil ecología de las vem.
primitivas tales como el empleo de hachas y quemas en el desmonte. A el pequeño productor eml
partir de los años cuarentas, cuando los tractores y buldóceres se hicie práctica de sembrar cultive
ron comunes en la construcci6n de carreteras y en la agricultura comer tos daba un uso completo a
cial, el escarpado terreno de la zona cafetera sigui6 impidiendo el uso de cientemente denudado. La
maquinaria en la limpia y cultivo de las tierras. La limpieza de cafetos y y proteger la maduración d
otros cultivos en la zona cafetera aún se lleva a cabo con azadones y pa grandes rafces de los árbolE
las de metal. Los agr6nomos colombianos, educados en las técnicas agri· veían materia orgánica a la
colas del mundo desarrollado, a menudo ridiculizan la forma como los guraba la maduración lenta
pequeños cafeteros siembran sus cultivos en hileras verticales a lo largo sino que retardaba el crecí
h' de las laderas. A diferencia de la aradura que sigue las curvas de nivel, cuado de nutrientes y prol
dicho procedimiento allana el camino a la erosión y los derrumbes que cerdos y aves dé corral forr
constituyen el flagelo del cultivo de ladera. Como arar estas pendientes, nar insectos y fertilizar 108
incluso con fuerza animal, es casi que imposible, los pequeños agriculto
res colombianos saben que al sembrar verticalmente, la ardua labor de El cultivo y coseéha de ]
cultivar entre las hileras desyerbando con la pala puede efectuarse man mano de obra y exigían la pI
teniendo el cuerpo casi erecto, mientras se sube la ladera. La siembra se y los adolescentes varoneS
lleva a cabo con una herramienta precolombina ligeramente modificada, cafetales, que eran las labo)
el barretón, cuya aguda y pesada punta se halla incrustada en un mango peñaban un papel important
largo y recto. El barretón forma un hueco en el suelo para enterrar gra maduraba - una prolongadf
nos de maiz, plantones de café o caña de azúcar. Las otras herramientas la cosecha era recolectada el
indispensables del pequeño agricultor cafetero son la peinilla y el ma· jo intenso. Los granos eran I
chete, más grande y pesado, usados para desmalezar los campos que se les de manufactura colombl
preparan para el cultivo, limpiar la hierba de los pastizales y abrir cami don~e ferme~taban hasta qt
nos. La peinilla se emplea para cortar y arreglar la guadua, el bambú se dIsolvía. Después los gra¡
gigante que forma la base de las construcciones cafeteras; recoger palo proceso que a menudo tomal
micha, una fronda silvestre usada para techar; tallar mangos de herra cafetera se efectuaba en invil
mientas y soportes de madera para albardas, y realizar una infinidad de esparcidos en grandes band
tareas, desde cosechar plátano hasta cortar leña. Aunque la mayoria de dían cubrirse o entrarse cuan
los agricultores cafeteros en capacidad de hacerlo poseían una escopeta jo de sus delgadas cáscara
o un rifle, y más recientemente una pistola, la peinilla sigue siendo el mujeres y niños, que separa1
arma corriente en las zonas cafeteras. Protegida en su vaina, un estuche defectuoso, denominado cac
de cuero decorado, pende de la cintura de casi todo hombre adulto en las la finca o era vendido a preci
áreas rurales de las regiones cafeteras, al alcance de la mano para ser resto era empacado en sacos
usada en las diversas labores cotidianas. para ser transportado a lo lar,
Las técnicas del cultivo en pequeña escala se ajustan admirablemen tables por las lluvias, hasta
te al terreno, se adecúan a los escasos recursos de capital y previenen la horas. Allí, el café podía ser ~
compañías exportadoras o co
Federación Nacional de C¿fet
como las de maiz, desarrolladas para la agricultura colombiana en granjas experimentales fi pales pueblos cafeteros contl
nanciadas por la Fundación Rockefeller. En los últimos dos la sabidurla convencional en el
mundo desarrollado relativa al uso de qu1mlcos en la agricultura y la esperanza de la llamada plantas descascaradoras done
"Revolución Verde" han sido sometidas a una critica demoledora. 108 pequei\os cultivadores apergaminada del café produ
de café siempre han estado en capacidad de suministrar, a quienes estén dispuestos a escu
char. información bastante completa sobre el uso adecuado y eficiente de los recursos agrlco
las.
~ TRABAJADORES EN LA HISTORIA
COLOMBIA 377
las laderas se basó en técnicas frágil ecologia de las vertientes cafeteras. Hasta hace poco era raro que
lB y quemas en el desmonte. A el pequeño productor empleara fertilizantes y pesticidas quimicos. La
;ractores y buldóceres se hicie práctica de sembrar cultivos de subsistencia intercalados entre los cafe
eras y en la agricultura comer tos daba un uso completo a la tierra y contribuia a estabilizar el suelo re
era siguió impidiendo el uso de cientemente denudado. La costumbre de sembrar árboles para sombrío
ierras. La limpieza de cafetos y y proteger la maduración de los cafetos presentaba varias ven~as. Las
Ueva a cabo con azadones y pa- grandes rafces de los árboles ayudaban a evitar la erosión; las hojas pro
I educados en las técnicas agri veian materia orgánica a las plantas de arábiga. La sombra no solo ase
; ridiculizan la forma como los guraba la maduración lenta de los granos, factor importante en su sabor,
, en hileras verticales a lo largo sino que retardaba el crecimiento, garantizando asi un suministroade
11 que sigue las curvas de nivel, cuado de nutrientes y prolongando su productividad. Al permitir que
la erosión y los derrumbes que cerdos y aves de corral forrajearan en los cafetales, se ayudaba a elimi
1i. Como arar estas pendientes, nar insectos y fertilizar los plantlos.
posible, los pequeños agriculto El cultivo y coseéha de los arbustos requerían una gran cantidad de
oerticalmente, la ardua labor de mano de obra y exigian la plena participación de la familia. Los hombres
n la pala puede efectuarse man y los adolescentes varones desmontaban, sembraban y limpiaban los
!le sube la ladera. La siembra se cafetales, que eran las labores pesadas. Las mujeres y los niños desem
)mbina ligeramente modificada, peñaban un papel importante en la cosecha. El café era recogido cuando
le halla incrustada en un mango maduraba - una prolongada y dispendiosa labor-, aunque el grueso de
:o en el suelo para enterrar gra la cosecha era recolectada en el curso de unas cuantas semanas de traba
~ azúcar. Las otras herramientas jo intenso. Los granos eran despulpados en pequeñas máquinas manua
:afetero son la peinilla y el ma les de manufactura colombiana, luego lavados en un tronco ahuecado
ifl desmalezar los campos que se donde fermentaban hasta que la peHcula mucosa que envuelve el grano
)a de los pastizales y abrir cami se' disolvia. Después los granos se preparaban para el secado al' sol, un
y arreglar la guadua, el bambú proceso que a menudo tomaba varios dias pues por 10 general la cosecha
ucciones cafeteras; recoger palo cafetera se efectuaba en invierno (los meses de lluvias). Los granos eran
techar; tallar mangos de herra esparcidos en grandes bandejas planas de madera que fácilmente po
trdas, y realizar una infinidad de dian cubrirse o entrarse cuando llovia. Los granos secos, verdosos deba
Irtar leña. Aunque la mayoría de jo de sus delgadas cáscaras apergaminadas, eran seleccionados por
de hacerlo poseian una escopeta mujeres y niños, que separaban los granos rotos o imperfectos. El café
~la, la peinilla sigue siendo el defectuoso, denominado cacota, se destinaba al consumo doméstico en
rotegida en su vaina, un estuche la finca o era vendido a precios reducidos en las poblaciones vecinas. El
~e casi todo hombre adulto en las resto era empacado en sacos de arpillera y cargado en mulas o caballos
•, al alcance de la mano para ser para ser transportado a lo largo de escarpados caminos, a veces intransi
,,
tables por las lluvias, hasta pueblos que en ocasiones distaban varias
~sca1a se ajustan admirablemen horas. Alli, el café podia ser vendido a tenderos, a representantes de las
lecursos de capital y previenen la compamas exportadoras o, con el tiempo, a los funcionarios locales de la
!
Federación Nacional de Cafeteros. Hasta los años cuarentas, losprinci
Ita colombiana en granjas experimentales fí pales pueblos cafeteros contaban con una o dos trilladoras, pequeñas
~lt.imos aftos la sabidutia convencional en el plantas descascaradoras donde grandes máquinas removian la cáscara
In la agricultura y la esperanza de la llamada apergaminada del café producido tanto por los pequeños como por los
Ik.ica demoledora. Los pequetios cultivadores
~. a quienes estén dispuestos a escu
¡ adecuado y eficiente de los recursos agrico
f
878 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
grandes cultivadores, y donde los granos eran secados por completo y con leña y bagazo - tallos
sometidos a un proceso final, muy intensivo en mano de obra (51). producia la panela, tortas
En todas las fincas cafeteras familiares el café era solo uno de los por la clase obrera colombi
muchos cultivos. En las más pequeñas constituían incluso un cultivo de en décadas recientes. Tam
importancia secundaria (52). El pequeño productor cafetero buscaba ba la base de las bebidas
ante todo alimentar a su familia. El plátano y los diversos tipos de bana plio consumo popular. La
no, la yuca y la arracacha (un tubérculo de la familia de la mandioca), el enormes jarras de barro, s
maíz y los frijoles eran los alimentos básicos. El maíz, a menudo cultiva de bajo contenido de alco~
do mediante técnicas de roza y quema en terrenos apartados de la finca y realizaban los trabajos pes
tomados en arriendo con tal propósito, se utilizaba en sopas y en una va marse, en alambiques C8SE
riedad de tortas" especialmente en la blanca arepa sin sal, y consumido los sostenidos esfuerzos de
con gran gusto, antes de madurar, como mazorca. El maíz permitia a las gar a los fabricantes de lic
familias criar gallinas, patos, pavos y cerdos, fuentes primordiales de monopolio gubernamental
proteína animal en las fincas cafeteras. Estos animales eran sacrificados privados interesados en e~
en las reuniones sociales y en algunas fiestas religiosas. El resto del sas, la producción casera de
tiempo las sopas y las harinas eran acompañadas de pequeñas porciones do buena parte del mercad(J
de carne salada o cerdo que se compraban semanalmente en las aldeas. caña de azúcar picada tam
Solo las familias más prósperas podian darse el lujo de criar ganado de mulas allí donde los pastos
leche o de engorde. Los agricúltores cafeteros. tampoco cultivaban le cerdos y los pavos, también
gumbres. Sembrab,an ají, pero los pocos vegetales que consumian ducida al hervir el jugo de
- tomate, cebolla, ajo, cilantro y papa, al igual que condimentos como que excedían las necesidade
sal y comino- se traían del pueblo. Muchos cultivadores sembraban ba de los demás bienes agrl
árboles de cítricos y mango y complementaban su dieta, especialmente ñas fincas familiares, eran,
en zonas cafeteras recientes, con una variedad de frutos y vegetales sil rientes, o llevados al merca~
vestres, animales de monte, aves y peces. Los productos vegetales sil Los pequeños agriculton
vestres también se utilizaban en la rica tradición de remedios caseros, de ción doméstica de textiles, e
los cuales dependían las familias para curar heridas o enfermedades. campesinas de otros secton
Por último, muchas familias, en particular las que habitaban las zo de los pequeños agricultores
nas bajas y cálidas, cultivaban también caña de azúcar. Esta era cose xvm y XIX, que elaborabar
chada a lo largo del año durante las pausas del ciclo laboral del café, el en otras regiones, y los hi1.ac
maíz y otros productos de subsistencia. La técnica de la cosecha se ase
mejaba a la del café. Solo se cortaban los tallos maduros de la planta
de Boyacá . y Cundinamarca
un COIDlenzo de prendas ind
.
para ser procesados en pequeñas prensas de madera, hierro o acero lla das, para cubrir sus necesida
madas trapiches, movidos tradicionalmente con fuerza animal y, en y las niñas confeccionaban a
tiempos recientes, con pequeños motores diesel. .El jugo se cocía en una ta que el uso de máquinas in
serie de cubas sobre un gran horno de barro, cuyo fuego era alimentado fundió en décadas recientes.
cer sus pantalones de algodó
que aún continúa en nuestr(
51. A comienzos del siglo XX algunos de los más grand,s productores ten1an plantas descascara sandalias de fibra (alpargatal
doras en sus propiedades. Para la década de los cuarentas,la creciente efieacia de la selección
realizada por máquinas redujo en forma drástica el número de escogedoras empleadas en las cho son hechos en las fábria
trilladoras. La mayor inversión en maquinaria también fomentó la centralización del procesa mente entre las familias más
miento en grandes ciudades y redujo el número de triIladoras en funcionamiento. vestido.
52. Capitulo IV de CEPAL, El calé (citado en la nota 27), suministra UD examen amplio de la natu
raleza diversificada de la producción agricola y ganadera en las finC8B cafeterJs de Colombia Las familias tradicionalm.
según tamaiio. Véanse especialmente los Cuadros 24 a 29. les muchos otros articulos qm
t\BAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 879
1m secados por completo y con leña y bagazo -tallos molidos y secos de caña. De esta manera se
n mano de obra (51). producia la panela, tortas de azúcar morena ampliamente consumidas
el café era solo uno de los por la clase obrera colombiana hasta que el azúcar refinada se abrió paso
¡tuían illcluso un cultivo de en décadas recientes. También se producia la mielo melaza, que forma
Iroductor cafetero buscaba ba la base de las bebidas alcohólicas fermentadas y destiladas, de am
, los diversos tipos de bana plio consumo popular. La miel, mezclada con agua y un iniciador en
,familia de la mandioca). el enormes jarras de barro, se convertia en guarapo, una bebida agridulce
El maíz, a menudo cultiva de bajo contenido de alcohol consumida a lo largo del día por quienes
-enos apartados de la finca y realizaban los trabajos pesados bajo el sol. El guarapo podia transfor
izaba en sopas y en una va marse, en alambiques caseros, en aguardiente anisado o en ron. Pese a
arepa sill sal, y consumido los sostenidos esfuerzos de los funcionarios públicos por multar y casti..
:orca. El mm permitia a las gar a los fabricantes de licor destilado no producido ni gravado por el
)8, fuentes primordiales de monopolio gubernamental, y pese a la propaganda de los empresarios
!l animales eran sacrificados privados interesados en expandir el mercado de la cerveza y las gaseo
Itas religiosas. El resto del sas, la producción casera de guarapo y aguardiente continuó satisfacien
adas de pequeíias porciones do buena parte del mercado rural de bebidas hasta hace poco tiempo. La
emanalmente en las aldeas. caña de azúcar picada también complementaba la dieta de caballos y'
e el lujo de criar ganado de mulas alli donde los pastos eran limitados. Estos arumaIes, &Si como los
~ros tampoco cultivaban le- cerdos y los pavos, también eran alimentados con la cachaza, la nata pro
vegetales que consumían ducida al hervir el jugo de la caña. Los productos de la caña de azúcar
goal que condimentos como que excedían las necesidades domésticas, al igual que todo lo que sobra
lOS cultivadores sembraban ba de los demás bienes agricolas y ganaderos producidos en las peque
han su dieta, especialmente ñas fincas familiares, eran vendidos o intercambiados con vecillos y pa
lad de frutos y vegetales sil rientes, o llevados al mercado del pueblo.
Los productos vegetales sil Los pequeños agricultores cafeteros nunca se dedicaron a la produc
ción de remedios caseros, de ción doméstica de textiles,como tradicionalmente lo hacian las familias
heridas o enfermedades. campesinas de otros sectores de la economía colombiana. A diferencia
lar las que habitaban las zo delos pequeíios agricultores tabacaleros de Santander durante l~s siglos
~ de azúcar. Esta era cose xvrn y XIX, que elaboraban telas en sus hogares para ser distribuidas
¡del ciclo laboral del café, el en otras regiones, y los hiladores y tejedores de lana de las tierras altas
~nica de la cosecha se ase de Boyacá y Cundinamarca, los agricultores del café dependieron desde
¡tallos maduros de la planta un comienzo de prendas industriales de algodón, irucialmente importa
le madera, hierro o acero lla das, para cubrir sus necesidades de vestuario. Sin embargo, las mujeres
te con fuerza animal y. en y las niñas confeccionaban a mano muchos de sus·propios vestidos, has
lesel. El jugo se cocía en una ta que el uso de máquinas importadas de coser, movidas a pedal, se di
~, cuyo fuego era alimentado fundió en décadas recientes. Por'lo general los hombres mandaban ha
! cer sus pantalones de algodón en las sastrerlas de los pueblos, práctica
que aún continúa en nuestros días, pese a que ahora las camisas, las
PrPctuctores telrlan plantas descasca:a sandalias de fibra (alpargatas), los zapatos de cuero y las botas de cau
~, la creciente eficacia de la selección choson hechos en las fábricas del pais. Los niños pequeños, especial
~ero de escogedoras empleadas en las
tioment6 la centralización del procesa mente entre las familias más pobres, todavia usan muy poco o nillgún
~ en funcionamiento. vestido.
iministra un eumen amplio de la natu Las familias tradicionalmente elaboraban con materias primas loca
Ira en las fincas cafete~ de Colombia
les muchos otros articulos que consumían o usaban en su trabajo. Algu
a9.
S80 LOS TRABAJADORES EN LA JiISTORIA COLOMBIA
nos cultivaban fique para producir fibra y tejer cuerdas. La mayoría reco otra labor doméstica impor
lectaba enredaderas para amarrar las vigas de guadua de galpones y siempre por las mujeres, SE
puentes colgantes. Los trabajadores cafeteros converttan las grandes y quebradas y nos. Sin emba
redondas calabazas del árbol de. totumo en fuertes cuencos para beber y la amplitud de los cafetaleE
elaboraban con ellas cucharones, desnaw.dores y recipientes. Las muje costumbre obviamente cont
res tejan diversas fibras naturales, sacadas de una gran variedad de también es responsable en ~
plantas, para manufacturar canastas, colchones y los famosos sombreros de agua y hace vulnerables I
de jipijapa o panamás que Colombia antiguamente exportaba en cantida caminan descalzos, a los ptl
des al mundo industrializado. Las mujeres hacían velas y jabón con el suelo tales como el anquil(J
cebo comprado a los carniceros de las poblaciones. Empacaban atados como la insidiosa amiba. Cf
de panela y almuerzos frlos en grandes hojas cortadas de los platanales. sufren de parasitismo intesti
Con el tiempo, las familias cafeteras empezaron a depender cada vez de la población del municipl
más de la compra de mercancías manufacturadas en las ciudades. Em contró que un sorprendente
pleaban tejas de hierro corrugado, cemento para pisos y tanques de pro ancilostomiasis. Antonio Ga)
cesamiento del café, productos derivados del petróleo para lámparas y una rica fuente de estadistic
motores de trapiche, y recipientes de plástico para recoger el grano. fetera, descubrió allí, en 193
También comenzaron. a adquirir diversos bienes de consumo importa En algunas regiones cafeten
dos, incluidos relojes y radios transistores. Sin embargo, aún hoy son démicas hasta décadas reciel
notables la autosuficiencia y la "frugalidad de la mayorla de las familias namentales coordinados por 1
de la zona cafetera, así como el uso creativo de los recursos naturales. mosquito del cual depende Sl
Para un viajero proveniente de lasfrlas tierras altas, parecerla a pri tasas de natalidad como de )
mera vista que los trabajadores cafeteros habitaran en un paraíso sub han sido más altas que las d
tropical. Las cadenas montaftosas sé extienden en lontananza hasta don rural, aunque más pobre, goz
de alcanza la vista. Al descender unos mil metros desde tierra fria, las Hasta hace. pocos años, lI
primeras vertientes cafeteras aparecen en toda su exuberancia de vege más visitaba un médico. Las
tación, exhibiendo las múltiples tonalidades delverde -árboles de som las sobanderas masajeaban b
brlo y cafetales, bosques de.guadua y parches de caña de azúcar y maíz ras, las rezanderas eran solici
recién sembrado- , yel púrpura, naranja y rojo de cámbulos, gualanda ticos y oraciones encaminadOE
yes y acacias y otros árboles florecidos •.A medida que uno baja hacia la que, según se decía, eran la <:
tierra caliente, la fragancia y el color de los naranjos y cafetos en flor, los los trabajadores cafeteros em
buganviles y las orquídeas silvestres e'mbriagan los sentidos. Pero en seros con medicinas modem
esta tierra de eterna primavera surge una realidad humana y social que médicos, las facilidades sanitf
con frecuencia no es hermosa. El clima benigno que acaricia la lujuriante yoría de los trabajadores pobr l
vegetación de las vertientes produce toda una variedad de insectos y de la medicina popular para t
enfermedades tropicales que minan la salud del hombre. Los habitantes Los trabajadores cafeteros
viven en condiciones materiales primitivas, y la realidad social y politica gión un alivio para la enferme<
de su existencia es muchas veces degradante y vil. a misa los dias de mercado y
Las condiciones sanitarias en la mayorla de las fincas cafeteras fami firmación y los servicios fu~en
liares son deplorables y solo en los últimos años han mejorado un poco. viduos. Aunque muchos homb
A pesar de lo rudimentaria, la vivienda no presenta mayores problemas
sanitarios. Las paredes de guadua rajada permiten la circulación de aire 53. Machado, El café (citado en la nota l
y los pisos de tierra se barren fácilmente con escobas caseras hechas con (citado en la nota 6), pp. 217-18; sobl
manojos de ramas. Los alimentos se cocinan en un hogar alto a fuego cha tan tardía como 1955 el censo call
abierto y algunas fincas poseen hornos de barro. El lavado de la ropa, la las fincas cafeteras entre 1 y 10 hectí
letrina. CEPAL, El café, Cuadro 61, JI
'J.'RABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 381
ras, las rezanderas eran solicitadas pata elaborar pociones y recitar cán
11 y rojo de cámbulos, gualanda
ticos y oraciones encaminados a liberar a los niños de los malos espíritus
~ medida que uno baja hacia la
que, se~n se decía, eran la causa de la diarrea crónica. Con el tiempo,
los naranjos y cafetos en flor, los
los trabajadores cafeteros empezaron a complementar sus remedios ca
~brlagan los sentidos. Pero en
seros con medicinas modernas. Pero incluso hoy día son escasos los
la realidad humana y social que
médicos, las facilidades sanitarias y los suministros de drogas; y la ma
Íenigno que acaricia la lujuriante
yoría de los trabajadores pobres aún dependen de sus propios recursos y
~ una variedad de insectos y
de la medicina popular para tratar sus dolencias.
JUud del hombre. Los habitantes
Los trabajadores cafeteros tradicionalmente han buscado en la reli
ras, y la realidad social y poJitica
gión un alivio para la enfermedad y el dolor. Las mujeres todavia asisten
lante y vil.
a misa los días de
.
mercado. y los rituales católicos del bautismo ' la con
Dría de las fincas cafeteras fami
firmación y los servicios funerarios marcan la vida de casi todos los indi
nos años han mejorado un poco.
viduos. Aunque muchos hombres son escépticos en cuanto al destino de
¡no presenta mayores problemas
cha tan tan:l.íacomo 1955 el censo cafetero de la CEPAL estimaba que menos del 8% de todas
:.einan en un hogar alto a fuego
las fincas cafeteras entre 1 y 10 hectáreas tenian cuarto de bafio y solo un 8.5 % contaban con
ae barro. El lavado de la ropa, la
letrina. CEPAL. El café, Cuadro 61, p. 75.
382 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
las exacciones financieras de la Iglesia, que cobra por sus servicios y fre La lucha constante por e
cuentemente solicita contribuciones especiales, y expresan dudas sobre chas tensiones. Conseguir
la moralidad sexual de muchos sacerdotes, la mayoria, tanto liberales grande mejor, era la meta d
como conservadores, comparten una fe en lo sobrenatural, no solo en. el es a menudo despachada en
Dios cristiano sino en los poderes especiales de los muertos, y mantIe pulso anacrónico e irracional
nen un compromiso vago con el dogma de la Iglesia. Por ejemplo, siguen nos", junto con otros valor,
temiendo que mueran los niños no bautizados y procuran confesarse sociales precapitalistas (56).
cuando se hallan al borde de la muerte. de mercancias, los minifum
Pese a que la familia nuclear santificada por los lazos del matrimonio corriente de la historia. Pero
católico era más común en las zonas cafeteras que en otras áreas del control de la tierra en los dec
campo colombiano, much~s pareJas que cohabitaban, particularmente detenninante· más significat
entre las familias más pobres, no se hallaban casadas formalmente. La durante el siglo XX. Es, asu
mayoria de quienes hoy mantienen uniones informales sostienen que solo una expresión especifia
son muy pobres para costear una ceremonia matrimonial decen~e, acon dores de todas las sociedadee
tecimiento que tradicionalmente se acompaña d~, abundante~ vIan~as y dir cómo y cuándo debe hao
bebida y.de una fiesta de más de un día de. ?Uraclon. En los anos vem~es valor del trabajo propio. Aun4
un investigador descubrió una fuerte relaclOn entre el alza de los precIOS veía limitada por las relación
del café. y la mayor frecuencia de matrimonios en el departamento de exportadora, poseer una fin,
Antioquia. En las nuevas y florecientes zonas cafeteras, en dond~ los
alcance de muchos trabajado:
migrantes y los trabajadores estacionales proveIÚan de otras regJ.o~~s
Estos perseguían dicha metl
del país, los varones adultos sobrepasaban con creces. a .la p~blaclOn
medios indíviduales, pero ta
femenina adulta, un hecho que contribuyó a la notable mCIden~la de la
esfuerzos colectivos, favorecí«
prostitución y las enfermedades venéreas (54). Los lazos mantales no
nales a fines de los años veint4
impedían que algunos agricuJtores, especi~lmente ,los más prós~eros,
la atención de muchos estudí<J
tuviesen hijos ilegítimos y mantuviesen UnIones mas o menos abIertas
gias individuales, ignoradas 1
con otras mujeres. Algunos hombres dividían su tiempo y sus recursos
más prosaicas, pero fueron ls
entre dos o más familias. La complejidad de las relaciones sexuales y de
en las relaciones sociales de II
los lazos formales e informales entre las parejas a menudo generaba con del siglo y ejercieron la influel
flicto entre los cónyuges y sus parientes, en especial en tomo a herencias vimiento obrero y la historia p4
e hijos ilegítimos. La seducción o el abuso de mujeres por parte de hom
Los trabajadores cafeteros
bres que no sosteIÚan a sus familias o las maltrataban daba? lugar a ~a nian una propiedad con métoc:i
ves actos de violencia entre los parientes varones de la mUjer agraVIada
vas y hacerse a los títulos a tI
y los supuestos ofensores. Estas disputas configuran tan solo un aspec~
zarse para obligar a los grandl
de la profunda corriente subterránea de tensiones y conf~ctos que ~
caracterizado la vida social en las zonas cafeteras, especIalmente alli a vender; o comprar tierra en
donde las pequeñas fincas son numerosas (55). más común. Como hemos visú
rras públicas en la zona cafeter
cía a los grandes terrateniente
54. Garc18, Geogt'afía 'citado en la nota 6), Capitulo IV, aporta una excelente discusión acerca ~e
18 importancia de la familia en la producción cafetera en pequeña escala. Sobre la frecuenCls
del matrimonio y la edad a la cual lo efectuaban comúnmente los hombres (más tarde) y las población cafetera de Colombia es el
mujeres 'más pronto) en Caldas en los años treintas, véanse. p~. 194;'96; sobr,: el ~to.porcen
taje de varones solteros en la fuerza de trabajo cafetera y la. mCldenClB de la prostitución y las
Quindto, Bogotá, 1979. Más adelante
56. Esta posición, central tanto en el peJ
enfermedades en Caldas, véanse pp. 209 Y 223-25. La relación entre los precios del café y los como de los marxistas ortodoxos, ins¡
de los trabajadores rurales migrantes
matrimonios se plantea en Diego Monsalve, Colo~bia.caletera. Barcel~na, 1~7. .
55. La mejor obra publicada sobre las fuentes de conflicto mterpersonal y v101enClB polltica en una lás Buenaventura. Véase su obra "1
pp. 3-32. Esta obra se discute en deta}
l'RABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 383
! cobra por sus servicios y fre La lucha constante por el control de la tierra yace en el fondo de di
18.1es, y expresan dudas sobre chas tensiones. Conseguir una propiedad, a título libre, cuanto más
s, la mayoría, tanto liberales grande mejor, era la meta de todo trabajador cafetero. Dicha aspiración
lo sobrenatural, no solo en el es a menudo despachada en la literatura marxista y liberal como un im
les de los muertos, y mantie pulso anacrónico e irracional supuestamente heredado por los •'campesi
a Iglesia. Por ejemplo, siguen nos", junto con otros valores culturales tradicionales, de formaciones
izados y procuran confesarse sociales precapitalistas (56). Es cierto que como pequeños productores
de mercancías, los minifundistas cafeteros estaban nadando contra la
a por los lazos del matrimonio corriente de la historia. Pero negar la dinámica de su exitosa lucha por el
~teras que en otras áreas del control de la tierra en los decenios que antecedieron a 1960 es ignorar el
cohabitaban, particularmente determinante más significativo de las téndencias históricas nacionales
¡ban casadas formalmente. La durante el siglo XX. Es, asimismo, no reconocer que esa contienda fue
nes informales sostienen que solo una expresión específica de las metas compartidas por los trabaja
da matrimonial rlecente, acon dores de todas las sociedades: el deseo de controlar su propia vida, deci
laña de abundantes viandas y dir cómo y cuándo debe hacerse el trabajo y apropiarse por entero del
; duración. En los años veintes valor del trabajo propio. Aunque en Colombia la propiedad de la tierra se
ión entre el alza de los precios veía limitada por las relaciones de crédito e intercambio de la economía
nonios en el departamento de exportadora, poseer una finca familiar viable constituía un objetivo al
zonas cafeteras, en donde los alcance de muchos trabajadores cafetero!:! en la primera mitad del siglo.
s provenían de otras regiones Estos perseguían dicha meta en forma incesante, principalmente por
[)an con creces a la población medios individuales, pero también valiéndose de la organización. Sus
'ó a la notable incidencia de la esfuerzos colectivos, favorecidos por condiciones estructurales excepcio
¡g (54). Los "lazos maritales no nales a fines de los años veintes y prin.cipios de los treintas, han llamado
~cialmente los más prósperos, la atención de muchos estudiosos de la historia colombiana. Sus estrate
uniones más o menos abiertas gias individuales, ignoradas por la mayoría de los investigadores, eran
¡man su tiempo Y sus recursos más prosaicas, pero fueron las que produjeron los principales cambios
de las relaciones sexuales y de en las relaciones sociales de la producción cafetera en la primera mitad
I8rejas a menudo generaba c~n del siglo y ejercieron la influencia más profunda sobre el patrón del mo
8n especial en tomo a herenCIas vimiento obrero y la historia política del país.
~ de mujeres por parte de hom Los trabajadores cafeteros sin tierra adquirían, acrecentllban y soste
¡maltrataban daban lugar a gra nían una propiedad con métodos div.ersos. Podían colonizar tierras nue
I varones de la mujer agraviada vas y hacerse a los títulos a través de procedimientos oficiales; organi
tconfiguran tan solo un aspecy> zarse para obligar a los grandes terratenientes a dividir sus haciendas y
~ tensiones y conflictos que ha a vender; o comprar tierra en el mercádo. Esta última estrategia era la
18 cafeteras, especialmente allí más común. Como hemos visto, la política de distribución oficial de tie
~ (55). rras públicas en la zona cafetera, incluso en la Cordillera Central, favore
cía a los grandes terratenientes. Con el correr del tiempo, la lucha que
I'~aporta una excelente discusión acerca ~e
r& en pequeña escala. Sobre la frecuencIa población cafetera de Colombia es el interesante estudio de Jaime Arocha, La violencia en el
ánmente los hombres (mAs tarde) y las Quindío, Bogotá, 1979. Más adelante se discute en mayor detalle.
1m, véanse pp. 194-96; sobre el ~to.porcen 56. Esta posición, central tanto en el pensamiento de los teóricos liberales de la modernización
ittera y la.incidencia de la prostItución y las como de los marxistas ortodoxos, inspira el análisis de otro modo .penetrante de las actitudes
l La relación entre los precios del café y los de los trabajadores rurales migrantes contemporáneos, desanollado bajo la dirección de Nico
~eafetera. Barcelona,I927. lás Buenaventura. Véase su obra "Los temporeros" , en Estudios Manisías. No. 9, 1975,
~ interpersonal y violencia politica en una pp. 3-32. Esta obra se discute en detalle en la parte final de este ensayo.
384 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
un observador denominó acertadamente "la batalla del hacha contra el ducción. Muchos minifundi~
papel sellado" era ganada por los grandes terratenientes, los comercian vable en las posesiones ajeI
tes y los profesionales. La parcelación de grandes haciendas cafeteras piches, los pastos y los bose
como resultado de la lucha colectiva de los trabajadores dependientes, Los grandes terratenientes ~
como se verá más adelante, afectó a varios latifundios y a unos pocos carecían de una propiedad
miles de trabajadores cafeteros y sus familias en importantes regiones obligación o el desacuerdo se
de Cundinamarca y Tolima. Sin embargo, ninguno de estos procesos rras arrendadas o de aparee
puede explicar la fragmentación general de la propiedad en todas las litigios entre vecinos. Los pe
zonas cafeteras que muestran los datos censales y las estadísticas de que el ~argen entre éxito J
tenencia en los años cincuentas. denuncIaban a sus vecinos pe
La búsqueda de una pequeña propiedad significaba para las familias les o por los daños causados
de los trabajadores cafeteros una lucha de toda la vida en la que el inge ban las cercas y comían o daí
nio, el trabajo duro y una buena dosis de suerte jugaban su papel. El ros se veían estimulados por
ingenio implicaba cultivar con éxito una amplia gama de relaciones, des vecharse de sus rivales en e
de la escogencia de esposa y de buenos padrinos para los hijos, hasta la creían que la acción pasarla i
capacidad de ganarse la simpatía de parientes,amigos, comerciantes, tear a los terratenientes parte
terratenientes, jefes poJiticos locales y funcionarios del gobierno. Los Otros intentaban alterar los
miembros de las familias socialmente móviles tenían que equilibrar los medidos y vagamente delimJ
gastos en obsequios materiales y una cierta liberalidad en la hospitali referencias a piedras y árboli
dad brindada a los individuos estratégicos con la necesidad desesperada constante con sus vecinos u
de ahorrar y acumular. Tal dilema los involucraba en un complicado y medida para triunfar de s~ h
siempre cambiante cálculo social que mantenía en vilo a las familias ca control efectivo de las autoric
feteras, en especial a los jefes del hogar, a lo largo de sus vidas. Todos capaces de intimidar a los del
los miembros de la familia tenían que cooperar y trabajar duro para cum guían amedrentar a sus vecinc
plir con las múltiples tareas agrícolas, artesanales y de construcción midad y el valor, tenían las m
doméstica requeridas para operar adecuadamente la pequeña finca. Una canzar la vejez y adquirir, amJl
familia sana bendecida con hijos, que conseguía tomar tierra en arriendo De esta manera, los que tI
o en aparcería en épocas de baja en los precios internacionales del grano dramatizados en el microcosm
y que luego, cuando los nuevos cafetos entraban en plena producción, se ideología capitalista y cristiana
beneficiaba con el alza de los precios, quedaba en condiciones óptimas na fortuna al trabajo duro, la iI
para salir adelante en la lucha por acumular capital y comprar tierra. Las de su familia. Si fracasaban SE
familias que sufrían la pérdida o incapacidad parcial de uno o de ambos rivales o lo atribuían ai destino
padres, carecían de hijos o invertían en un momento inoportuno del im caban con los valores capitalis
predecible ciclo de los precios mundiales, casi con absoluta seguridad por los partidos liberal y conse
fracasaban en la búsqueda de una propiedad. U na familia afiliada a uno ambas colectividades tradício:
de los dos grandes partidos políticos en un municipio en el que el otro coincidencia entre la ideología I
partido o una facción rival detentaban la mayoría, podía ser hostilizada m~ndo social generada por la e
por vecinos, comerciantes y funcionarios locales, pero veía invertida la tebsta de la política y la compel
situación una vez que su propio partido ganaba el control de la política los asuntos locales eran apuntal
nacional y de los asuntos locales. ~sfuerzo por crear un campo d
En la lucha por sobrevivir y acumular tierra suficiente para asegurar mtereses. Por medio de la fideU
su independencia, las familias cafeteras se encontraban en constante y a o ? sus facciones, los trabajadol1
menudo violenta competencia con sus vecinos, fueran grandes o peque ahados estratégicamente situad,
ños propietarios. En parte la razón radicaba en la estructura de la pro seguir un pedazo de tierra. Que
385
rRABAJADORESEN LA HISTORIA
'la batalla del hacha contra el ducción. Muchos minifundistas dependían no solo del uso de tierra culti·
v~ble en las posesiones ajenas, sino también del acceso al agua, los tra·
terratenientes, los comercian·
t grandes haciendas cafeteras
plches, los pastos y los bosques situados fuera de sus propias parcelas.
)8 trabajadores dependientes,
Los grandes terratenientes dependían del trabajo de aquellas gentes que
los latifundios y a unos pocos carecían de una propiedad familiar viable. El incumplimiento de una
rilias en importantes regiones obligación o el desacuerdo sobre el valor de las mejoras realizadas en tie·
o, ninguno de estos procesos rras arrendadas o de aparcerla podían provocar agravios y prolongados
de la propiedad en todas las litigios entre vecinos. Los pequeños agricultores, precisamente debido a
censales y las estadísticas de que el margen entre éxito y fracaso era tan estrecho constantemente
denunciaban a sus vecinos por supuestas violaciones d~ contratos verba
ld significaba para las familias les o por los daños causados por cerdos, mulas y ganado que traspasa
~. toda la vida en la que el inge· ban las cercas y comían o dañaban las cosechas. Los agricultores cafete
e suerte jugaban su papel. El ros se veian estimulados por la situación a utilizar el ingenio para apro
mplia gama de relaciones, des· vecharse de sus rivales en cualquiera oportunidad. Incluso robaban si
,adrinos para los hijos, hasta la creían que la acción pasarla inadvertida. La mayoria trataba de escamo
tear a los terratenientes parte de su porción en los arreglos de aparcería.
rientes, amigos, comerciantes,
Otros intentaban alterar los linderos, que por lo general estaban mal
~ncionarios del gobierno. Los
jviles tenían que equilibrar los medidos. y vag~ente delimitados en las escrituras de propiedad· por
~rta liberalidad en la hospital¡'
referenCIas a pIedras y árboles o al curso de los riachuelos. En la riña
8 con la necesidad desesperada
constante con sus vecinos, un pequeño agricultor dependía en buena
medida para triunfar de su hombrla y taeto. En las áreas alejadas del
lvolucraba en un complicado y
lIltenía en vilo a las familias ca control efectivo de .las autoridades civiles y eclesiásticas, quienes eran
,a lo largo de sus vidas. Todos capaces de intimidar a los demás o de lograr su respeto, los que conse
,perar y trabajar duro para cum guían amedrentar a sus vecinos o impresionarlos por medio de la ecuani
artesanales Y de construcción midad y el valor, tenían las mejores posibilidades de sobrevivir para al
idamente la pequeña finca. Una canzar la vejez y adquirir, ampliar y conservar una propiedad. ,
lseguia tomar tierra en arriendo De esta manera, los que trabajaban en la producción del café veían
recios internacionales del grano dramatizados en el microcosmos de sus vidas los principales mitos de la
ntraban en plena producción, se ideología capitalista y cristiana. Si alcanzaban el éxito, atribuían la bue
llledaba en condiciones óptimas na fortuna .al trabajo duro, la inteligencia, la frugalidad y la virtud moral
llar capital y comprar tierra. Las de su familia. Si fracas~ban, se reprochaban a si mismos; culpaban a sus
~idad parcial de uno o de ambos rivales o 10 atribuían al destino. Como pequeños propietaríos se identifi
un momento inoportuno del im caban con los valores capitalistas. y cristianos· defe~didos y propagados
~s, casi con absoluta seguridad
por los partidos liberal y conservador. Sin embargo, su lealtad para con
ambas colectividades tradicionales no era un simple resultado de la
edad. Una familia afiliada a uno
\un municipio en el que el otro coincidencia entre la ideología de la clase dominante y la concepción del
~ mayorla, podía ser hostilizada
mundo social generada. por la experiencia cotidiana. La estructura clien
s locales, pero veia invertida la telista de la política y la competencia entre los partidos por el control de
!ganaba el control de la política los asuntos locales eran apuntaladas por los pequeños propietarios en su
i, esfuerzo por crear un campo de relaciones jerárquicas favorable a sus
,
rtierra suficiente para asegurar intereses. Por medio de la fidelidad a uno u otro de los grandes partidos
o a sus facciones, los trabajadores del café se aseguraban un conjunto de
~ encontraban en constante Y a
~os, fueran grandes o peque aliados estratégicamente situados en lalucha por acumular capital y con
~ en la estructura de la pro seguir un pedazo de tierra. Que dicha afiliación también les creara con
386 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
flietos con una serie de rivales con afiliaciones distintas no debilitaba su familia veía, a la muerte de
partidismo. En una estructura local de poder completamente a merced herencia, y también cómo SI
de la política partidista, para uno resultaba mejor abrazar la causa ~e caba ampliar su magra hen
uno de los posibles triunfadores que mostrarse neutral, expuesto y SID ducción familiar independiE
aliados en ese mundo hobbesiano. La victoriá del partido o facción pro Algunos observadores SI
pios podia significar el no reclutamiento para el ejército de un hijo ado vida y de trabajo de la peqw
lescente, la protección policial efectiva frente a vecinos beligerantes y !a míticos valores antioqueños
solución favorable de las disputas legales. A un pequeño productor mas enUbano, Tolima, en mediJ
acomodado le reportaba el acceso a puestos oficiales o la educación se y anticomunista J. A. Osori!
cundaria para los hijos, una decisión favorable en tomo a la construcción la pobreza materiál, el dete]
de un .camino o cualquiera de otros muchos favores politicos o lega ral de los pequeños propieta
les '57). be la virtud de corregir el ro1
Entollces, para salir adelante, un pequeño agricultor cafetero de!>ia clase dominante acerca de b
convertirse en una especie de renacentista rural con una comprenslón lombia. Pero Osorio degrada
maquiavélica de la política y la naturaleza humana. Tema que ser diestro su lucha por el control de la j
en las artes de la agricultura, la criade animales, la construcción yla de condescendencia moral, (
mecánica elemental; también un astuto juez de los hombres y un maes relaciones y valores cultural~
tro de la sicologia humana. Pero a diferencia de los tipos urbanos ideales ña producción cafetera. Si bi,
de las primeras sociedades capitalistas del Mediterráneo, era primor Osorio desentrañó en parte !
dialmente un trabajador que no dependia del manejo de los medios de teriales actuantes en esta SO(
intercambio, sino del control de los medios de producción y del proceso
laboral en la lucha por la supervivencia y la acumulaciónde capital. En la "Eran el trabajo y la labranza 1
medida en que fuera capaz de movilizar y coordinar la inteligencia y el dad y era éste lo que tergiversa:
músculo de una familia grande, y mientras mantuviera a raya a sus riva las ancestrales tendencias nM
les y resultara favorecido por las fuerzas naturales, económica& y politi generación se habia embrutedd
cas ajenas a su propio control, lograria el objetivo de adquirir y mantener tales. se entregaba a reproducir
que. dejaba languidecer la inicU
una propiedad. Como hemos visto, en la producción cafetera de lapri a la tierra, reaIizaban transacci.o
mera mitad del siglo ni la gran inversión de capital ni el manejo de la. tec ejercian la hO$pitalidad COIl graJ
nología avanzada eran suficientes para compensar el uso ineficiente y el bu pomposamente la 8Upremac
control deficiente de la fuerza de trabajo en las grandes haciendas cafe blecia UDa solidaridad espontáJl
teras. En consecuencia, muchas familias sin tierra s1.Qetasa contratos de propiciaba la intensidad del esñJ
arrendamiento o aparceria conseguian mejorar su posición a costa de los cos artificiales COIl tendencia al
virtud tratabu de engañarse en
grandes terratenientes. Pero el pequeño agricultor, lo mismo que el comenzaban a traficar en propie
grande en la primera mitad del siglo, era incapaz de revolucionar los
medios de producción cafetera. Su éxito dependia de la capacidad de
Al contrario de lo que afil
movilizar la fuerza de trabajo de su familia. La ironia social de ese estado
queños propietarios no estabi
de cosas sin embargo,residia en que el éxito de una familia socialmente
ción ni deshumanizados por 1
móvil du~ante un ciclo vital socavaba la posibilidad de perpetuar el éxito
ron como clase y emergieron 4
en el siguiente ciclo;l;o mismo.que Sisifo, la familia que era capaz de que, ,a pesar de los enormes 1
acumular una modesta porción de tierra durante la vida de un jefe de sus facultades y potenciales h
de la lucha reforzaron su in
57. Una rica fu~nte de infot;nlaé~n sobre la mecánica del.c1ientelismo pol.itieo tradicional en un
municipio eafetéto eS Steffen Walter Schmidt. "PoHticaI CHenteHsm in Colombia", diserta
ciónpara Ph.D., ColumblaUniversity, 1972.
58. J. A. Osorio Lizarazo, La COIIeCha. N
,TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 387
ones distintas no debilitaba su familia vela, a la muerte de éste, cómo se fraccionaba este recurso por la
Dder completamente a merced herencia, y también cómo se repetia la lucha a medida que cada hijo bus
Iba mejor abrazar la causa de caba ampliar su magra herencia para convertirla en una unidad de pro
~e neutral, expuesto y sin ducción familiar independiente y viable.
¡Orla del partido o facción pro Algunos observadores solo destacan, en el conjunto de este patrón de
~ el ejército de un hijo ado vida y de trabaijo de la pequeña producción cafetera, la corrupción de los
tate a vecinos beligerantes y la miticos valores antioqueños. En su novela La cosecha, que se desarrolla
~. A un pequeño productor más en Libano, Tolima, en medip de la Depresión, el intelectual reaccionario
~s oficiales o la educación se- . y anticomunista J. A. Osorio Lizarazo ofrece una sórdida descripción de
table en tomo a la construcción la pobreza material, el deterioro físico, la estupidez. y la decadencia mo
¡ehos favores políticos o lega~ ral de los pequeños propietarios cafeteros y sus familias. La novela exhi
¡ be la virtud de corregir el romanticismo rosa de la visión difundida por la
¡ue60 agricultor cafetero debla clase dominante acerca de la vida popular en el corazón cafetero de Co
~ rural con una comprensión lombia. Pero Osorio degrada a los trabajadores cafeteros y deshumaniza
Ihumana. Tenia que ser diestro su lucha por el control de la tierra. En un cínico pasaQe,. tipico de su tono
¡animales, la construcción y la de condescendencia moral, Osorio alude a varios rasgos presentes en las
tez de los hombres y un maes relaciones y valores culturales fomentados por la estructura de la peque
tia de los tipos urbanos ideales ña producción cafetera. Si bien exageró y captó solo uno de sus aspectos,
~l Mediterráneo, era primor Osorio desentrañó en parte su unidad y los vinculos con las fuerzas ma
Il del manejo de los medios de teriales actuantes en esta sociedad.
Í>s de producción y del proceso
la acumulación de capital. En la "Eran el trabajo y la labranza los factores que establecla el sentimiento de propie
\oy' coordinar la inteligencia y el dad y era éste lo que tergiversaba la masculinidad errante de los primeros colonos y
lB mantuviera a raya a sus riva las ancestrales tendeneiasnómadas. que los impulsaron .··la conquista. La nueva
generación se habia embrutecido con el predominio absoluto de los instintos elemen
:naturales, económicas y políti~ tales, se entregaba a reproducirse pasmosamente, como los mmnos árboles del bos
Objetivo de adquirir y mantener que, dejaba languidecer la iniciativa. Los hombres se vegetaJizaban de puro pegados
,.producción cafetera de lapri a la tierra, real.iut.ban transacciones en las cuales procuraban estafarse mutuamente,
le capital ni el manejo de la tec ejereian la ho$pitalidad ~ gran amplitud, se embriagaban los domingos y cultiva
~mpensar el uso ineficiente y el ban pomposamente la supr(U1l8.C. salvaje deJ sexo. La uniformidad de la lucha esta
fen las grandes haciendas cafe blecia una solidaridad espontánea, quebrantada, sin embargo, por el egoismo que
propiciaba la intensidad del esfuerzo. Los hijos eran un pretexto para crear parentes
~dn tierra sujetas a contratoS de cos artificiales con tendencia al provecho personal, hacléBdose compadres. Y en tal
~jorar su posición a costa de los virtud trataban de engañarse en pequeAas transacciones de machetes o de bueyes y
[O 'agricultor , lo mismo que el comenzaban a traficar en propiedades" (58).
Ira incapaz de revolucionar los
~ dependía de la capacidad de Al contrario de lo que afirma Osorio Lizarazo, la mayoria de los pe
la. La iroma social de ese estado queños propietarios no estaban ni fisicamente destruidos por la produc
~xito de una familia socialmente ción ni deshumanizados por la lucha en procura de la tierra. Sobrevivie
lOBibilidad de perpetuar el éxito ron como clase y emergieron en parte victoriosos gracias precisamente a
fe, la familia que era capaz de que, a pesar de los enormes' obstáculos,. desarrollaron de manera plena
¡ durante la vida de un jefe de sus facultades y potenciales humanos. Si bien es ciertO que los términos
de la lucha reforzaron su individualismo, su receptividad al mensaije
~.d.elcli.entelismo polWco tradicional en U1l
~ Clientelism in Colombia". diserta-
58. J. A. OsorioLizarazo. Laeoeecha, Manizales.l936, p. 66.
888 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
ideológico de la clase dominante y su conformidad con la politica cliente trario de lo que aconteció el
lista de los partidos tradicionales; si los hicieron renuentes a la organiza Colombia se hallaba limita
ción colectiva y a la ideologia de izquierda y los condujeron inexorable tua, particularmente entre 1
mente hacia un conflicto fratricida, no fue porque se hubieran vuelto que en distintos momentos
menos humanos después de esa experiencia. Obedeció más bien a que nos llevaron a cabo podero
su enorme energia e inteligencia fueron canalizadas por los imperativos ciones callejeras por el par,
estructurales de su existencia hacia una dinámica individualista y des después de la Primera Gue
tructiva, más allá de su control. Fue precisamente el éxito lo que selló el permanentes, orientadas al
destino de los pequeños productores como clase y asegUró el decaimien los salarios. El tardio desa!':
to de las fuerzas populares durante los años treintas y cuarentas. Dicho como el de Venezuela, refl~
proceso destruyó el potencial de un movimiento obrero insurgente, llevó cos del país con la economía
a la cooptación de la izquierda politica y culminó en la Violencia de me Sin embargo, bajo el ím
diados del siglo. movimiento obrero colombÚl
Guerra Mundial, en el maro
las protestas obreras estall81
del país. En enero de 1918, li
ros del transporte fluvial y fe
La historia de los obreros colombianos durante los años veintes y trein ron una huelga general que
tas, en especial la movilización de los trabajadores cafeteros, ha sido puertos de Cartagena y Santl
contada y vuelta a contar cada vez con mayor sofisticación por los histo nión pública a lo largo y anc
riadores colombianos (59). Antes de la Primera Guerra Mundial, al con del estado de sitio en litoral,
que regulaba la actividad hu
59. Entre los estudios generales que tratan. estos acontecimientos dentro del contexto. más amplio
de la legislación laboral posj
del movimiento obrero, los de Urrutia (Development, citado en la nota 43} y Pécaut (Política y enclave bananero de la Unite
smdicalismo, citado en la nota 43}son los más importantes. Una buena historia narrativa de la mer pliego de peticiones. En
protesta popWar e ll C9lombia, escr:i~ por un dirigente comunista que desempeil6 un papel
destacado en las luchas obreras de los aiios veintes y treintas, es Ignacio Torres Giraldo, Los Costa, una serie de pequeñl
mconforDles, 5 vole., Bogotá, 1978. Las contribuciones recientes a la literatura sobre la gran ciudades del país y varias g
huelga bananera de 1928 incluyen Fernando Botero y Alvaro Guzmán Bamey, "El enclave mento de Cundinamarca, cen
agricolaenlazona bananera de Santa Marta", en Cudemos Colomblanoe, No. 11, 1970, pp.
309-89: Judith White, Historia de UDa ignomiDia: La UD1ted Fruit Co. en Colombia, Bogotá,
que fuera aprobada una legis;
1978, Y Catberine LeGrand, "Colombian Transformations: Peaaanta and Wage Laborers in
tbe Santa Marta Banana Zone, ·1900-1931)", trabajo presentado al Encuentro de la Asociación
60. La historia de estas protestas merec
. de Estudios Latinoamericanos, Washington, D.C., 1982. Sobre la movilizaci6n de los trabaja
ta histórico y comparativo los artes
dores cafeteros véase especialmente la obra pionera de Hermes Tovar, El f.IIIOVimiento ~
un pals, en términos relativos, den
smo en Colombia, Bogotá, 1975: El café, de Machado (citado en la nota 26} y El café en Colom
más, sus protestas parecen seguir u
bia, de Palacios (citado en la nota 30}; los libros de Pierre Gilhodes, Las luchas agrarias en ron las barreras al comercio exterk
Colombia, Bogotá, 1974, Gloria Gaitán, Colombia: La lucha por la tierra en la década del trein
mente la posición de los artesanos. ]
ta, Bogotá, 1976, Dario Fajardo, Violencia y desarroUo, Bogotá, 1979, Y Gonzalo Sánchez G.,
a fines del siglo XVIII, yen los acont
Las ligas campesmas en Colombia, BOgotá, 1977; el capitulo "Land Use and Land Reformin
bien conocido aunque poco investigl
Colombia" en Albert Hiraebman, Joumeys Towud Progre. . New York, 1965, pp. 131-213; el
zaron una revuelta en gran eacals el
testimonio del dirigente comunista Victor J. Merehán, "Datos para la historia social, económi
auge cafetero debieron perjudicar SI
ca y del movimiento agrario de Viotá", en Estudiol Maniatas. No. 9, 1975, pp. 105-16; el aná
tamn violentamente en Bogotá, esta
lisis de la lucha por la tierra en el Tolima realizado por Alejandro Caballero, "Violencia y es
prar en el extranjero uniformes pl1l
tructura agraria", en Estudios Marxistas, No. 12, 1976, pp. 1)-31; Yel trabajo reciente de Mar malestar de los artesanos durante el
co Palacios, "La propiedad agraria en CundiD.amarca, 1880-1970", presentado en la Confe motin urbano llamado el Borotazo,
rencia sobre el Mundo Rural Colombiano, Fundación Antioquefta para los Estudios Sociales, Gonzalo Sánchez, Loe "BoIe.heviq1lel
Medellin, 1981. Sabremos más acerca de la naturaleza de la movilizaci6n obrera en las gran en 1893 se pueden encontrar alguno!¡
des haciendas cafeteras tan pronto se baya completado la disertación de Michael Jiménez, 1886-1904", disertación para Ph.D.,
que se haDa en preparación en la Universidad de Harvard. 1919 véase Urrutia, Development(ci1
6 TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 389
formidad con la política cliente trario de lo que aconteció en Chile y Argentina, la organización obrera en
lideron renuentes a la organiza Colombia se hallaba limitada a unas cuantas sociedades de ayuda mu
da y los condujeron inexorable tua, particularmente entre los artesanos de las grandes ciudades. Pese a
fue porque se hubieran vuelto que en distintos momentos, desde el siglo XIX, los artesanos colombia
mcm. Obedeció más bien a que nos llevaron a cabo poderosas protestas políticas y violentas demostra
:eanalizadas por los imperativos ciones callejeras por el pan y la dignidad del trabajo (60), no fue sino
t dinámica individualista y des después de la Primera Guerra Mundial cuando crearon organizaciones
~isamente el éxito lo que selló el permanentes, orientadas al mejoramiento de las condiciones de trabajo y
)O clase y aseguró el decaimien los salarios. El tardío desarrollo del movimiento obrero colombiano, así
mos treintas y cuarentas. Dicho como el de Venezuela, refleja la naturaleza limitada de los lazos históri
ÍIniento obrero insurgente, llevó cos del país con la economía mundial.
culminó en la Violencia de me Sin embargo, bajo el ímpetu de la expansiva economía cafetera, el
movimiento obrero colombiano empezó a florecer. Al finalizar la Primera
Guerra Mundial, en el marco del auge mundial del movimiento sindical,
las protestas obreras estallaron en los tres principales puertos caribeños
del país. En enero de 1918, los anarcosindicalistas, con el apoyo de obre
ros del transporte fluvial y ferroviario y de artesanos urbanos, organiza
iurante los años veintes y trein ron una huelga general que sacudió a Barranquilla y se extendió a los
trabajadores cafeteros, ha sido puertos de Cartagena y Santa Marta. Las huelgas estremecieron a la opi
atayor sofisticación por los histo nión pública a lo largo y ancho de Colombia, provocaron la imposición
Primera Guerra Mundial, al con del estado de sitio en litoral, llevaron al gobierno a promulgar un decreto
que regulaba la actividad huelguística, un precedente para buena parte
de la 1egislaciónlaboral posterior, y estimularon a los obreros del gran
.tecimientos dentro del contexto más amplio enclave bananero de la United Fruit, en Santa Marta, a presentar un pri
tat, citado en la nota 43) y Pécaut (Politica y
~rtantes. Una buena historia narrativa de la mer pliego de peticiones. En 1919, la permanente agitación laboral en la
.nts comunista que desempeftó un papel Costa, una serie de pequeñas huelgas de artesanos en las principales
:es y treintas, es Ignacio Torres Giraldo, Los ciudades del país y varias grandes huelgas ferroviarias en el departa
~nes recientes a la literatura sobre la gran
tero y Alvaro Guzmán Bamey, "El enclave mento de Cundinamarca, centro político y económíco del país, forzaron a
~ Cuadernos ColombiaDos, No. 11, 1970, pp. que fuera aprobada una legislación que regulaba los conflictos laborales.
r. La United Fruit Co. en Colombia, Bogo~,
Ormations: Peasants and Wage Laborers m
~ presentado al Encuentro de la Asociación 60. La historia de estas protestas merece un estudio mucho más profundo. Desde un punto de vis
~.¡ 1982. Sobre la moWización de los trabaja ta histórico Y comparativo los artésanos eran extraordinariamente importantes en Colombia,
~ de Hermes Tovar, El movimiento campe un PIÚB. en términos relativos, densamente poblado con una economia bastante cerrada. Es
~ (citado en la nota 26) y El café en Colom más, sus protestas parecen seguir un patrón: se dieron cuando las iniciativas liberales reduje
~ de Pierre Gilhodes, Las luehAs agrarias en ron las barreras al comercio exterior o cuando la veloz expansión exportadora minó súbita
~; La lucha por la tierra en la década del trein mente la posición de los artesanos. El papel de los artesanos en la revuelta de los Comuneros,
a fines del siglo xvm, yen los8Contecimientos poUticoa de principios de la década de 1850 es
~
o Bogotá, 1979, Y Gonzalo Sánchez G.,
; el ca~itulo "Land Use and Land Reform in bien conocido Ilunque poco investigado en la historiografta colombiana. Los artesanos organi
. ProgrelS, NewYork, 1966, pp. 131-213; el zaron una revuelta en gran escala en Bogotá, en .1893, cuando los efectos iniciales del primer
, "Datos para la historia social, econbmi auge cafetero debieron perjudicar seriamente su nivel de vida. En 1919 de nuevo Se manifes
Marxistas, No. 9, 1975, pp. 106-16; el aná taron violentamente en Bogotá, esta vez en protesta contra la decisión gubernamental de com
por Alejandro Caballero, "Violencia y es prar en el extranjero uniformes para el ejército. Finalmente, no resulta improbable que el
t!:
•. Í976, pp. 6-31; Y el trabajo reciente de Mar
, 1880-1970", presentado en la Come
~ Antioqueña para los Estudios Sociales,
~ de la movilización obrera en las gran
malestar de los artesanos durante el auge cafetero posterior a 1946 haya contribnido al gran
motln urbano llamado el Bogotazo, en abril de 1948. El mejor examen de este problema es
Gonzalo Sánchez, Los "Bolcheviq\les" del Ubaao. Bogotá, 1976. Sobre los eventos de Bogotá
en 1893 se pueden encontrar algunos detalles en Bergquist, "Coffee and Conflict in Colombia,
~letado la disertación de Michael Jiménez, 1886-1904". disertación para Ph.D.• Stanford University, 1973, pp. 74-76. Sobre los heehos de
~arvard. 1919 véase Urrutia, Development ¡citado en la nota 43), pp. 62-64.
390 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
61. Estos IlUC8I1/OS son presentados con cierto detalle en I1rrutia, Dev............ (citado en la nota
43), Capliulo 6. Esta legislacl6n, oomotoda la ley laboral colombiana, 88 8IIC1ldriAa.da efeeti.va
mente por BU CODieDido de clase en Moneayo y Rojas Lacbu obre.... (citado en la nota 48),
Capitulo 1.
62. Citado en Bejarano, "Fin" (cltadoenla nota 22), p. 258.
• TRABAJADORES EN LA HISTORIA
COLOMBIA 891
letringian la actividad huelguis trabajadores más jóvenes) necesarios para cosechar los aproximadamen
!Ir, contemplaban la deportación te 500 millones de árboles en producción a fines de los años veintes. Tal
lparan en desórdenes, estable- como se dijo antes, los contratos prevalecientes en Caldas en ese enton
I arbitramento de los conflictos ces asignaban cerca de mil arbustos al cuidado de cada trabajador adulto
iN' servicios públicos, incluido el de familias que supuestamente dedicaban parte de su tiempo al cultivo
tramento. Con esta legislación y de productos de subsistencia y desempeñaban también todas las labores
~ina del Trabajo, la clase domi necesarias para cosechar los cafetos. Este procedimiento nos da un
~ntrolla nueva oleada de huel cálculo de unos 500 mil trabajadores dedicados la mayor parte del tiem
¡tdiata posguerra (61). Las leyes poa la producción cafetera a fines de los años veintes, estimativo que
l breve depresión de posguerra. todaVÍa puede ser alto dada la menor productividad de los árboles fuera
~o de la espectacular expan de Caldas, particularmente en las fincas de la Cordillera Oriental. No
:mediados y finales de los años obstante, sea cual fuere el número absoluto, es claro que la fuerza labo
¡obrero insurgente aprovechó las ral era muy grande en la producción cafetera y que a lo largo de los años
~ón y la protesta obreras. Las veintes se multiplicó rápidamente.
~ enclaves exportadores de pro También hubo un rápido incremento en el número de trabajadores en
rae amenazadoramente hasta el otros sectores de la economía, en especial a partir de 1925, cuando em
¡Café. pezaron a sentirse plenamente los efectos del influjo de capital extranje
~ de obra creó una importante ro. Los obreros de la construcción pública y privada, del transporte, de
t. La expansión del empleo en la los enclaves extranjeros del petróleo y el banano y de la manufactura
~. significativo de este proceso. artesanal e industrial aumentaron por millares durante los años veintes.
iafeteras apenas alcanzaban me Hugo López estima que solo entre 1925 y 1928 la fuerza laboral creció en
lacional de Agricultura estimaba 140 mil trabajadores. López calculó que de estos nuevos empleos más de
~ntes y .100 mil ocasionales en la 42% se dio en la agricultura, 11 % en la industria, 12% en la construc
la producción del grano se había ción,8% en la minería yalrededor de 26% en el sector del gobierno el
~iderable expansión, la misma comercio y el transporte (63). La mayoria de estos obreros prov~nían' de
~adores permanentes y 240 mil la agricultura tradicional, atraídos por m:e;ores condiciones de trabajo y
~tivos de la fuerza de trabajo por salarios para oficios no calificados que duplicaban a veces los de los
~le que la tendencia, ya evidente jornaleros agricolas. Los grandes productores de café parecen haber
lhacia una mayor dependencia de mantenido su posición en esta creciente competencia por la mano de
ros, estancieros Y pequeños pro obra.~s o menos hasta 1927. Pero cuando los precios mundiales y sus
ganancIas empezaron a desplomarse después de ese año, prorrumpieron
~ de su tiempo en la producción
~an la mayoria de las labores en en quejas acerca de la ••escasez de mano de obra" y pusieron en marcha
IOS estimativos de 19.14, quizá desesperados y en ocasiones curiosos esquemas para aumentar el sumi
= da de los veintes, cuando las nistro de fuerza de trabajo barata y dependiente. se idearon planes para
riplicado, se llegaría a una cüra implantar el trabajo forzado de delincuentes juveniles en las plantacio
~:i una octava parte de la po nes de café, atraer inmigrantes asiáticos y emplear maquinaria pesada
•. .. ente en la producción cafete en los proyectos de obras públicas. Sin embargo, fue la agricultura tradi
,.. fuerza laboral del sector resulta cionalla más fuertemente golpeada por lo que los grandes terratenientes
ldultos (o el equivalente adulto de insistía~ en denominar la "escasez de brazos". Con ello querían signifi
car su propia incapaCidad de atraer y conservar trabfÓadores en las con
f
~ en Urrutia, J)evelopmeDt (citado en la nota
diCiones laborales y salariales que habían ofrecido en el pasado. Las
, laboral colombiana, el escudri6ada efectiva
IIlojaa Luehas obreru (citado en la DOÚl 43),
68. López, "La inflación" (citado en la nota 31), p. 95.
¡.P.258.
392 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
grandes propiedades dedicadas a la producción de alimentos cedían tra los más considerables par
bajadores a los sectores del café, la construcción y el transporte. Los de 1925. especialmente·el
pequeños productores de pan coger abandonaban la tierra en busca de marca y el norte y oriente (
salarios más altos en el mercado nacional de trabajo. En consecuencia, a la clase dominante que ja
mientras crecía la demanda de alimentos por parte de una clase obrera A la postre, las grande~
con mayor capacidad adquisitiva, la produ.cción para el consumo domés tinuada militancia de los o
tico se estancó o disminuyó. Y la presión sobre los víveres se intensificó probablemente influyeron:
aún más cuando muchos productores de café, tanto pequeños como UnitedFruit suspendieran
grandes, en vista de los extraordínarios niveles de los precios del grano, otros lugares (66). Cualqui
destinaron cada vez más tierra y trabajo al cultivo del café y menos al de obrero militante en tal "P!'
alimentos. La inflación de los precios fue el resultado lógico de todas aunientb muy lenta y capri
estas tendencias. Aunque las importaciones de alimentos se multiplica nes de banano cayeron dé
ron por seis entre 1922 y 1928, y se aprobó una ley de emergencia para veintes a cinco millones en
eliminar las barreras tarifarias que pesaban sobre muchos alimentos convertido ell un gran expc:
importados. los precios de los víveres y el costo de la vida se elevaron diendo la producción de b
vertiginosamente (64) .
habrla sido distinta. Los" a
Esta situación dual -la extraordinaria demanda de trabajo y el tosto
como sus aliados entre los I
creciente de los alimentos y otros articulos- dio a los obreros el poder y
la determinación para realizar un gran esfuerzo, individual y colectivo, mentos más combativos d4
encaminado a cambiar sus condiciones de vida. Principalmente como fue inmortalizada en una obra a
consecuencia de sus esfuerzos individuales -la presión que ejercían a60e de soledad. No existe una fu
sobre los patronos mediante millares de decisionés indjviduales paI:a la zona bananera sobre los ·coJom
exigir mejores términos laborales o para dejar el trabajo y buscar mejo cióD bananera de Colombiá se di
ezploraron en los capitulos de eaIi
res salarios y condiciones-, a lo largo de la década aumentaron 19S salli tan e:lcepcioDlll en la experiencia
rios reales y en muchas áreas mejoraron las condiciones laborales. Los ta marxista socializado en el cora
patria.
esfuerzos colectivos de los obreros fueron menos exitosos a ·c9i'to plazo. 66. Las compafilas petroleras que 0Il
Pero sus huelgas y organizaciones influenciaron de manera decisiva: el complejidad de la Iegislacl6n pet
curso de la historia nacional en las décadas posteriores a 1930. Dichas go~iemoy las pretensiones de los
importancia de laliltima considel'l
huelgas estallaron primero y en forma espectacular en l<?s enclaves d~l. ante funcionarios del Departame
petróleo y el banano. Allí las condiciones de vida y de trabajo se comlJí 1948. Esa! e:rpre8Ó la pertnanenU
naron con las explosivas dimensiones culturales, étnicas y nacionalistas nos, en especial "su determinaci
empÍ'esa "no aceptarla esto" y q
de la empresa capitalista extranjera para favorecer la organización colec Abogó por una suspensión de tod4
tiva bajo una dirección marxista. Los obreros del petróleo y luegQ los ~el didamente"pára contener los eXC81
banano lanzaron las grandes huelgas que culminaron·en la infame ma lo de Estado, sept. 13, 1948, USl
que las enfermedades en sus planJ
tanza de quizá mil trabajadores bananeros cerca de Santa Marta. en di a ampliar su producción en Améri
ciembre de 1928.. Ha sido la peor masacre en la historia del movimiento bananera colombiana también des
obrero colombiano (65). Los trabajadores cafeteros enfrentaban obstácu bia olJ'lPlÍZaron otra gran huelga
ción. El arreglo negó a los obret'Ol
destajo, pero les concedió sustaD
acuerdo permitieron al gobierno ti
64. La informaci6n cuantitativa sobre precios y salarios aparece en Bejarano, "Fin" (citado en la tos de los obreros bananeros, pero
nota 22), pp. 406-9, Y en López, "La inflación" (citado en la nota U), p. 100. Véase también la huelga aparecen en El Espeeú
Miguel Urrutia 1 Mario Anubla, CompeDdio de estad. . . . biefórieaa de Colombia, Bogotá, ibId., diciembre 24, 1934, pp. 1,3:
1970. valor de todas las eJ:pOl'taciones el
65. Estas grandes huelgas, particularmente la-huelga bananera de 1928, han cobrado mucha im 15% entre 194511949,1eI14% e
portancia en la historiografla laboral de Colombia y en la iconografla de la izquierda colombia 2 y 4%, respectivamente, en los m
na 1, dehberadamente, trato de disminuir su importancia en esta reseAa. La huelga bananera la nota 111, Cuadro 26, p. 207.
COLOMBIA 893
67. Los funcionarios que informaban sobre el movimiento obrero colombiano a menupo destaca 68. Véase, por ejemplo, el análisis el
ban este hecho y a veces lo relacionaban con una explicación racial de la combatividad relativa lT08, director de la Oficina del Tn
de los trabajadores del país. Al informar sobre el VI Concreso ~ los Trabll,jadores Colombís ea, fechada el4 de enero de 1929
nos, efectuado en la ciudad de Bucaramanga, cerea del enclave petrolero en diciembre de pp. 1-11. La migración urbana T J
1943, el cónsul norteamericano anotaba que a pesar de la ostensible mayoria liberal entre los hablan creado una escasez c~ j
delegados, un comUDista de la %ODa bananera, Carlos Arias, habla sido elegido presidente del la escasez de brazos,las estancias
Congre80. "El número relativamente grande de delegados y participantes de color, en su a hacer una verdadera competenc
mayona de las regionestosteras, visibles (... 1en todas las reuniones del congreso, reflejó la e? C&8OS de quedar la estancia grB'
conciencia social de este grupo racia1 Y SU fuerza·en el movimiento obrero colombiano". J. runguno, el arrendatario se resist
Brook Havron al Departamento de Estado, diciembre 10 de 1943, USNAlDS821.5OI142. (p. SI.
69. Machado, Elealélcitadoenlanot¡
i)S TRABAJADORES EN LA HISTORIA
COLOMBIA 896
fue el café,más que cualquiera dispuestos a hacer concesiones, para exPandir la producción. Y podían
e;(lOIltinuó impulsando la acono hacerlas, dados los extraordinarios niveles de los precios del grano y sus
itas. y fue la lucha de los traba propias ganancias. Simultáneamente, los arrendatarios, estimulados por
l) del movimiento obrero colom
el alto precio del café y de los.alimentos domésticos,dedicaban cada vez
má!l'tiempo al cultivo de sus parcelas y a vender en el mercado su café o
¡andas del suroriente de Cundi sus excedentes alimenticios. Los terratenientes cafeteros toleraron tales
1918 en procura de mejores con actividades, lo mismo que la reducción de facto del tiempo de trabajo en
aes de los años veintes,una vez las tierras de la hacienda, pues, al menos que aplicaran la violencia, no
ió en su favor, cuando se embar tenían otra alternativa.
ara liberarse primero de los arre Esta dinámica requiere una investigación detallada. Sin embargo,
¡Qaban y conseguir luego el con fue analizada en forma elocuente por los investigadores de la Oficina del
e se prolongó hasta mediados de Trabajo (68) y se puede inferir de las exigencias colectivas que articula
~, obedeció a una dinámica d!fe ron los trabajadores de unas cuantas grandes haciendas y que lograron
.,de los trabajadores proletanza hacer llegar a los registros públicos. Por ejemplo, gracias al trabajo de
~y la industria. Si bien, al igual Hermes Tovar, Absalón Machado y otros, sabemos que los trabajadores
.rimeros pasos con esfuerzos co de algunas haciendas de Quipile, Cundinamarca, presentaron tempra
..abajo y aumentar los beneficios nas peticiones ya en 1925, tendientes a mejorar la alimentación y la vi
~ fue más compleja y potencia~ vienda; reducir la jornada de los trabajadores contratados libremente;
de la clase dominante que las li disminuir las obligaciones nacidas de la renta de la tierra; poner fin al
LIla de las relacione~ industriales trabajo no remunerado de los arrendatarios en tareas distintas a las esti
~ciones de los trabajadores asala puladas en los contratos y, por último, suspender la expulsión de arren
r b,l caída de los precios intema datarios sin una justa compensación por las mejoras (69). En 1927 las
~~riimiento de la Gran Depresión exigéncias de los arrendatarios de "El Chocho", enorme hacienda cafe
Bpensión del crédito extemo~ s~ tera de Fusagasugá, Cundinamarca, fueron más allá: libertad para ven
y la construcción de obras pubh der fuera de la hacienda, el café y los productos alimenticios cultivados
l la actividad económica-, estas en susparcelas,pago de la renta en dinero, fijación de la renta de la tie
lnás la lucha de los trabajadores rra tada tres años bajo la supervisión de inspectores laborales, estipula
~maron más radical en su conte ción de los términos legales bajo los cuales podían ser los arrendatarios
,'5.'.~
despojados legalmente de la tierra que ocupaban,establecimiento de
H>nanza cafetera de mediados de nortnaslegales para el pago de las mejoras y eliminación de las multas
lano de obra allanaron el camino por infracciones a las obligaciones contractuales. Asimismo exigian un
ligaran a los propietarios de las acuerdo para trabajar voluntariamente, pero con los salarios prevale
tminos bajo los cuales laboraban cientes, en las tierras de la hacienda; la jornada laboral seria la estable
pdes productores de café estaban
I
r"~
~mo obrero colombiano a me?~do desta~a 68. Véase. por ejemplo, el análisis extraordinariamente claro en la circular de J. R. Hoyos Bece
nos, director de la Oficina del Trabajo, a los principales cultivadores de café de Cundinamar
IeJpJicación racial de la combatiVIdad relati:va ca, fechada el 4 de enero de 1929, en BoleUil ele la otlciDa'de1 Trabajo, 1:1, agosto de 1929,
~
Congreeo de los Trab.;adores Colomb1&.
pp.l~ll. La migra.cl6n urbana., la demanda de mano de obm en las obras plÍblieu, indicó.
rta del enclave petrolero en diciembre de
hablan creadp UIllil8Sl;:a84i\Z crit4:a de mano de obra en las ~es ~endas cafeteras. "Dada
de la ostensible mayoria liberal entre los la escasez de brazos, las estancias -relativamente grandes- de 108 arrendatarios han venido
. Arias, habia sido elegido presidente del a hacer una verdadera competencia a las haciendas. Tal competencia llega al ememo de que
, .delegados Y participantes de color, en su
.todas las reuniones del congreso, reflejó la en casos de quedar la estancia gravada con exiguo arrendamiento, a veces prácticamente sin
ninguno, el arrendatario se resiste atrabajar en la hacienda a precio eomún de la región"
1- «1 el movimiento obrero colombiano". J. (p. 5).
lAbre 10 de 1943, USNAlDS 821.50/142. 69. Machado, El café (citado en la nota 26), pp. 247-48.
[
398 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
cida por el gobierno en las· obras públicas; los trabajadores estaríancu.,. do IQ,ano del único medio€
bi~rtos por las leyes nacionales r.elativasa accidentes laborales; serían ganada por su fuerza labol
provistos de avios para protegerse de la lluvia; los que carecieran de en las parcelas y la venta",
madera en sus· parcelas tendrían acceso a los bosques de la hacienda y. expulsar de su tierra a los
por último, el hacendado le entregaría a cada arrendatario una copia e~ confiaban en eliminar de UI
crita de los términos del arriendo y los contratos. De igual modo, los cer en sus propiedades WUI
arrendatarios notificaron a los propietarios que el hecho de formular es diente.
tas demandas nO los hacía renunciar a ningún derecho o prerrogativa Sin embargo, alllevarJ
que leyes futuras pudieran agregar a sus •• derechos como trabajado zaron con obstáculos que.1
res". y. finalizaban sus peticiones con la exigencia más· reveladora de les. Estos reaccionan frentA
todas: los reclamantes acon$ejaban a los propietarios que si no podían despidiendo a los obreros q
acceder a estas demandas, se elaboraría un plan de modo que los arren o condiciones de trabajo m
datarios pudieran dos usualmente a un mero
trancon otros desempleaC
"adquirir en propiedad, por intermedio de un banCo, bipotecas Y amortJzaciones oportunidad para vender S1
acostumbrados para los casos, los lotes de tierra que boy tienen en ~ndan:Uen· vechan este ejército de obre
to" (70).
laboral con niveles salarialt
explotación. Pero los hacen
Ninguna de tales peticiones logró abrirse paso de manera inmeQiata mucho menos dependientes
y los trabajadores de haciendas se vieron forzados a insistir por mucho damente enraizados en la pe
tiempo hasta conseguir la última de ellas. Pero las demandas r~velan los años veintes. muchos de
una dinámica de la lucha de clases en las grandes propiedades cafeteras, pequeños capitalistas, culti,
que en el momento de máximo auge del café favoreció en formadeeisiva cional e internacional eaco
al movimiento obrero. ellos buscaron principalmell
A partir de 1928, cuando los·precios del grano cayeron y la demanda fortalece!: su posición como
de mano de obra disminuyó, los hacendadOs. cafeterospasaroJj. a laofen ban a retornar a su antigua
sivatSin embargo, por, la naturaleza especial de la producción cafetera una batalla crónica entre am
en las grandes propiedadesi la depresión económica del pms no les ayu das, que se hizo más intensa
dó a voltear en su favor laIncha contra los trabajadores. Por el contrario, A primera vista, parecerl
sus desesperados esfuerzos por apuntalar su posición solo fottalecieron empleadores de trabajo libl'l
la dete~nación de lostratiajadores, que ampliaron sus orga.niuciones ayudado a los hacendadds a
y¡.radicaHzaron sus demandas. En procura· de subsistencia,
La caída de loS precios del grano amenazaba la viabilidad econótnica que se destacaban los que ha
de las grandes haciendas cafeteras y poma en peligro la existencia mis regresaron al campo. Los ha
ma de-los hacendados como clase. Agobiados por las hipotecas y deudas flujo de trabajadores ansitl80
en que habían incurrido durante la expansión cafetera (71), los hacenda ron sus esfuerzos por expubN
dos afrontaban unacreeiente competencia por parte de los pequeños remplazarlos por una fuerza .1
productores familiares, mas eficientes que ellos dentro de .sus propias Sin embargo, varios facto
haciendas, y se veían presionados por los salarios más altos alas que raron además combativas a.lli
aspiraban los trabajadores libres. Y trataron de resolver el dilema echan rios en las haciendas cafetera
sición de los arrendatarios, (
dI. Algunos, que en los años .
70. Tovar, El~to (citado en la nota 59'. pp. 76-80. .
71. Este es un tema recurrente en toda la literatura. Véase especialmente Palacios, El calé eD mente la liberalización de las
ColombIa, (citado en la nota 30). desarrollar ingeniosas táctica
COLOMBIA 397
tRABAJADORES EN LA HISTORIA
h'los trabajadores estarlan eu do mano del único medio disponible: atacar la aqtonomia recientemente
t:accidentes laborales; serlan ganada por su fuerza laboral depéndiente. Al prohibir el cultivo de café
Huvia; los que carecieran de en las parcelas y la venta de productos agricolas fuera de las haciendas y
los bosques de la hacienda y, expulsar de su tierra a los arrendatarios récalcitrantes, los hacendados
ida arrendatario una copia es confiaban en eliminar de un golpe a sus competidores y volver a estable
bntratos. De igual modo, los cer en sus propiedades una fuerza de trabajo barata, abundante y depen
r'que el hecho de formular es diente.
InI6n derecho o prerrogativa Sin embargo, al llevar a cabo esta estrategia, los hacendados trope..
~ "derechos como trabajado zaron con obstáculos que .no suelen enfrentar los capitalistas industria
¡exigencia más reveladora de les. Estos reaccionan frente a las depresiones económicas simplemente
propietarios que si no podian despidiendo a los obreros que se niegan a aceptar reducciones salariales
n plan de modo que los arren o condiciones de trabajo más desventajosas. Tales obreros son arrastra
dos usualmente a un mercado de trabajo deprimido, donde se encuen
j trancon otros desempleados, todos buscando desesperadamente una
¡banco, hipotecas y amortizaciones oportunidad para vender su trabajo y sobrevivir. Los industriales apro
tr,a que hoy tienen en &rrendamien vechan este ejército de obreros desempleados para reconstituir su fuerza
laboral con niveles salariales regresivos y en condiciones más duras de
explotación. Pero los hacendados cafeteros hadan frente a trabajadores
rae paso de manera inmediata mucho menos dependientes de la venta de su fuerza de trabajo y profun
~ forzados a insistir por mucho damente enraizados en la posesión de la tierra. Aún peor, hacia fines de
•. Pero las demandas revelan los años veintes, muchos de los trabajadores dependientes eran también
irandes propiedades cafeteras, pequeños capitalistas, cultivadores de productos para los mercados na
~é favoreció en forma decisiva cional e internacional en, control efectivo de la tierra. Si antes de 1927
ellos buscaron principalmente liberalizar las condiciones laborales para
~l grano cayeron y la demanda fortalecer su posición como productores independientes, ahora se nega
~ cafeteros pasaron a la ofen ban a retornar a su antigua situación de dependencia. El resultado fue
~ de la.producciÓn cafetera una batalla crónica entre ambas clases en muchas de las grandes hacien
!.eeonómica del pals no les ayu das, que se hizo más intensa a medida que la Depresión se desarrollaba.
¡trabajadores. Por el contrario, A primera vista, parecerla que la solución puesta en práctica por los
f,SU posición solo fortalecieron empleadores de trabajo libre en otros sectores de la economía hubiese
t ampliaron sus orga.nb:aciones ayudado a los. hacendaddscafeteros a resolver· sus problemas laborales.
En procura de subsistencia, muchos obreros desempleados, entre los
~ba la viabilidad económica que se destacaban los que hablan sido despedidos de las obras públicas,
la en peligro la existencia mis regresaron alcampo. Los hacendados trataron de sacar ventaja de este
lQ.OS por las hipotecas y deudas flujo de trabajadores ansiosos de empleo y de tierra. Así que intensifica
sión cafetera (71), los hacenda ron sus esfuerzos por expulsar arrendatarios Indisciplinados e intentaron
~ por parte de los pequeños remplazarlos por una fuerza de trabajo más barata y obediente.
!'te ellos dentro de sus propias Sin embargo, varios factores impidieron el éxito del proyecto y gene
~. salarios más altos a los que raron además combativas alianzas de clase entre jornaleros y arrendata
ron de resolver el dilema echan rios en las haciendas cafeteras. El más importante de ellos, la terca opo
sición de los arrendatarios, cuyo desalojo resultó extremadamente difi
cil. Algunos, que en los años veintes habían aprendido a exigir colectiva
110. mente la liberalización de las condiciones laborales, se unían ahora para
:Véase especialmente Palacios, El café en
l. desarrollar ingeniosas tácticas e impedir los desalojos. ~egún la estrate
COLOMBIA
398 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
gia que sirviera mejor a sus intereses, se movilizaban como trabajado tácticas organizativas e ic
res, arrendatarios o colonos y recuman al Estado apelando a tres cuer soc~edad capitalista. Emp
pos diferentes de leyes. O bien organizaban huelgas de trabajadores y zaClón de los medios de PI
arrendatarios, o bien argumentaban que la tierra que ocupaban y .culti esfuerzos de activistas sO(
vaban en las grandes haciendas en realidad formaba parte de la propie bajadores cafeteros a orga
dad pública. La última estrategia colocaba en aprietos a los hacendados, do por las virtudes de la (
puesto que sus títulos eran a menudo imperfectos, y amenazaba con piedad siguió predominan,
hacerles perder· sus propiedades de acuerdo con la ley de terrenos bal dores cafeteros (74).
díos. La segunda estrategia no solo les presentaba a los hacendados Lo anterior no significa
numerosos problemas legales, sino tambi~n dificultades financieras in res cafeteros hubieran teni
solubles. Quizá podían expulsar a unos cuantos arrendatarios y pagarles lista lanzada contra ellos 4
las mejoras~ tal como lo estipulaba la ley. Pero a causa de sus problemas la 11!cha contra sus trabaj~c
financieros, no podían cancelarles a todos, lo que era bien sabido por batlvos. En realidad ocurrí.
~stos. que en consecuencia se aprovechaban de la situación. Por último,
control que ejercían sobre 1
los paros laborales no eran neutralizados con la contratación de nuevos manera·violenta y efectiva.
trabajadores asalariados libres. Incluso con las tasas salariales decre en huelga y los expulsaba 1
cientes de principios de los años treintas, la mayoría de los hacendados negaban a aplicar las leyes,
no podían producir con un sistema de remuneración libre. Como produc Las· reclamaciones de los .
tores ineficientes, habian podido.sostenerse, pagando hasta cien veces ~blica caían en oídos sord(
menos por su nómina, gracias al sistema de. trabajo dependiente que dIO en la burocracia naciona
prevalecía en las grandes propiedades en los años veintes (al menos ~ste des terratenientes aterroI"ÍZl
fue el estimativo calculado por el director de la Oficina del Trabajo luego a los trabajadores y sus far
de inspeccionar los libros de algunas haciendas en los años trein sus árboles de café y soltabe
tas) (72). Aún más, los arrendatarios descubrieron la manera de contra subsistencia.. A comienzos I
rrestar la amenaza que significaban los trabajadores reci~n contratados. entre trabajadores organiza
Intimidaban a los trabajadores que se mostraban dispuestos a aceptar eran comunes en las zonas,
contratos laborales onerosos y convencian a los demás a umrseles. La e~ varias partes del Tolima.
primera táctica resultó exitosa, pues los dueños ·no ofrecian protección a sIempre sallan perdedores (
los trabajadores nuevos y leales en la vasta extensión de sus aisladas bían muerto numerosos tral
propiedades. El ~ito de la segunda reflejaba el objetivo común de todos más resultaron heridos y mi
los trabajadores del café, quienes anhelaban tener acceso a la tierra para años de trabajo arduo.
cultivar alimentos en condiciones favorables, y la salida más favorable Pero persistieron. Arroja
era la de ser dueños de la propiedad. Los jornaleros, como eventuales che a sitios diferentes y seu
colonos, se sumaban a los arrendatarios y reclamaban una parcela en las das para deSCUajar selva e iJ
grandes extensiones de,tierra inculta (73J. Como algunos de los trabaja estatus de colonos. Los lotef
dores que retornaban a las haciendas ya tenian experiencia con organi sido encarcelados eran aten(
zaciones obreras y habiansidoexpuestos a ideologias izquierdistas, es gos. Los trabajadores expuls
tas alianzas embrionarias de jornaleros y. arrendatarios germinaban con los que estaban mejor organi:
Enfrentados a la crecientf;:
saban cumplir con sus oblig¡
72. J. V. Combariza al Ministro de lDdustrias, Bogotá, junio 20 de ·1930, en BoIetin de la O&eina ción, los hacendados empezal
delTrabajo,l:7,juniode 1930,p. 414. '
73. Hacia mediados de 1930, el director de la Oficina del TraWdo declaró .que. en los dos o tres
afios anteriores el problema planteado por los trabajadores .que reclamaban estatua de colonos 74. "Las masas trabajadoras a quieD~
en las grandes haciendas cafeteras hablaaumeÍltado en proporciones considérablés. exten$iones de tierra ocupadas por 1
COLOMBIA 399
~ TRABAJADORES EN LA HI9l'ORIA
tácticas organizativas e ideas sistemáticas acerca .de la i:qjusticia de la
e movilizaban como trabajado sociedad capitalista. Empero, las ideas marxistas respecto a la sociali
tlEstado apelando a tres cuer zación de los medios de producción no pudieron echar raíces. Pese a los
ban huelgas de trabajadores y esfuerzos de activistas socialistas y comunistas, que ayudaron a los tra
la tierra que ocupaban y culti bajadores cafeteros a organizarse y trataron de orientar su lucha abogan
tad formaba parte de la propie do por las virtudes de la colectivización, la meta de conseguir una pro
a en aprietos a los hacendados, piedad siguió predominando en las mentes de la mayoria de los trabaja
imperfectos, y amenazaba con dores cafeteros (74).
~rdo con la ley de terrenos bal Lo anterior no significa que a fines de los años veintes los trabajado
~ presentaba a los hacendados res cafeteros hubieran tenido mucho éxito en derrotar la ofensiva.capita
rién dificultades financieras in lista lanzada contra, ellos) o que los hacendados se vieran impotentes en
¡antos arrendatarios y pagarles la lucha contra sus trabajadores, cada vez mejor organizados y más com
Pero a causa de sus problemas bativos. En realidad ocurrió lo contrario. Los hacendados se valieron del
.os, lo que era bien sabido por control que ejercían sobre la poJitica local para defender sus intereses de
ban de la situación. Por último, manera violenta y efectiva. La policía local arrestaba a los arrendatarios
I con la contratación de nuevos en huelga y los expulsaba fisicamente de la tierra. Alcaldes y jueces se
:con las tasas salariales decre negaban a aplicar las leyes que regulaban la indemnización por mejoras.
f, la mayoria de los hacendados Las reclamaciones de los trabajadores sobre las tierras de propiedad
mmeración libre. Como produc pública caían en oídos sordos en las localidades y se atascaban sin reme
erse,pagando hasta cien veces dio en la burocracia nacional.·Bandas de matones al servicio de. los gran
!la de. trabajo dependiente que des terratenientes aterrorizaban a arrendatarios y colonos y amenazaban
lles años veintes (al menos éste a los trabajadores y sus familias, incendiaban sus viviendas, destnllan
r de la Oficina del Trabajo luego sus árbOles de café y soltaban el ganado de la hacienda en sus cultivos de
haciendas en los mos trein subsistencia. A comienzos de los treintas las confrontacionetl armadas
ICllbrieron la manera de contra- entre trabajadores organizados y administradores y policías locales ya
nhajadores recién contratados. eran comunes en las zonas cafeteras··del suroriente de Cundinamarca y
IDOStraban dispuestos a aceptar en varias partes del Tolima. Los trabajadores, pobremente armados, casi
tan a los demás a unirseles. La siempre saJian perdedores de esta desigual confrontación. En 1933 ha
duefíos no ofreclan protección a bian muerto numerosos trabajadores en la lucha por la tierra. Cientos
vasta extensión de sus aisladas más resultaron heridos y millares fueron despojados del fruto de largos
üaba el objetivo común de todos años de trabajo arduo.
Iban tener acceso a la tierra para Pero persistieron. Arrojados de sus parceIas,se movilizaban de no
~les, y la salida más favorable che a sitios düerentesy se unían con los arrendatarios de otras hacien
~ jornaleros, como. eventuales das para descuajar selva e iniciar de nuevo el cultivo, afirmando así su
, reelamaban una parcela en las estatus de colonos. Los lotes de tierra perwnecientes a los que habían
••; Como algunos de los trabaja sido encarcelados eran atendidos p'Or sus familias o por vecinos o ami
~'tenían experiencia con organi-, gos. Los trabajadores expulsados de una hacienda buscahan.unirse con
Js a ideologías izquierdistas, es los que estaban mejor organizados en otras y reemprendian la lucha.
~·arrendatarios germinaban· con Enfrentados a la creciente insurgencia de los trabajadores, que rehu
,~
saban cumplir con SUs obligaciones laborales y entorpecían la produc
ción, los hacendados empezaron a recurrir con mayor frecuencia al Esta
~,junio 20 de 1930, en BoIeiID de la Oficina
del Trabajo declaró que en los dos o tres 74. "Las masas trabajadoras a quienes cobijllesta situación, son de un enonne volumen, y las
que reclamaban estatue de colonos extensiones de tierra ocupadas por ellas se cuentan por mUes de hectáreas". Ibid., p. 416.
cm proporciones considerables. .
LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
do. Culpaban a los agitadores subversivos de la inquietud reinante, lla celas. En la medida en qll
maban al ejércitó para reimplantar el orden en sus propiedades y organi temas laborales precapiu
zaban poderosos grupos de intereses para coordinar la ofensiva contra cafetera de Cundinamam
los trabajadores, influir en la opinión pública y presionar a los funciona des dispersas de produce
rios del gobierno con el fin de que< solucionaran de manera eficaz sus tores, que se tornó cada
problemas laborales. A lo largo del,~riodo de agitación en las haciendas conjunto. Y con este caml
cafeteras, más o menos entre 1925 f1935, la correlación de fuerzas poli elemento más explosivo, ¡
ticas en el país favoreció decisivamente los intereses de los terratenien acomodarse, lo mejor que
tes como clase. Algunos funció'narios oficiales intentaron convencéra los
servadoras de la sociedad.
hacendados de que hicieran concesiones e intentaron mediar en el con
flicto. Esos funcionarios señalaron las virtudes conservatizantes de la Sin embargo, ni las im
parcelación y urgieron a*los grandes cultivadores de Cundinamarca a mI en las haciendas cafetE
que imitaran a sus colegas de 'la Cordillera Central, dejando la produc obrero colombiano impHcil
ción de café a los pequeiíos, propietarios y concentrando sus energ1as en el resto de la economía el
el control del comercio y las finanzas del grano. Pero la solución de los mienzos de los treintas. I
problemas laborales en las f!irandes propiedades, lograda poco apoco partir de la Primera Guen
por medio de cambios básicos en la ley nacional de tierras y lasirístitu durante la bonanza cafeter
ciones crediticias, guardó celosamente los intereses de'clase de los gran taculares huelgas dirigida
des terratenientes. Y si bien durante un tiempo los trabajadores cafete enclaves exportadores forá
ros organizados' hallaron 'aliados en el movimiento obrero, y aunque jadores del café en las gnu
hubo sindicatos qué los apoyaron y pequeños partidos reformistas y de mas de la capital a fines de
izquierda que defendieron sus intereses en la prensa y algunas veces fes poHticos tanto de la izqtl
hasta en el Congreso, las victorias parciales conquistadas a mediados de miento obrero y de la am
los años treintas se decidieron pri~cipa1mente en el terreno de los he para la. socie<iad capitalista.
chos, como resultado de sus propios esfuerzos. guerra mundial, primero I
Sin embargo, el 'movimiento laboral insurgente de las grandes ha marxistas canalizaron poJiti
ciendas cafeteras en los años veintes y treintas siempre tuvo unsignifi firmar esta percepción.
cado profundamente cónservador, cuyas verdaderas dimensiones se Entre tanto, la clase dor
pu.sieron lentamente aldeseúbierto, en la 'medida en que los trabajado mera a un antagonista de dA
res del café avanzaban en' sU lucha por el control de la tierra. Gracias a la medios eficaces para aplasb
iniciativa gubernamental y privada, bancos oficiales adquirieron una fundamente en torno a la (
tras otra las grandes prOpiedades cafeteras, focó de la protesta laboral Hasta ahora se ha investigac
colectiva desde 1925. Sus propietarios fueron plenamente compensados aquel crucial periodo de la h
y la tierra fraccionada en pequeñas parcelas y vendida a los cultivadores zas bipartidistas que habían
de café que la trabajaban. En algunos casós los hacendados se vieron nómicas liberales - nortes I
obligados a financiar la parcelación, pero con resultados idénticos. Los desde 1910- empezaron a I
trabajadores se convirtieron en pequeños 'propietarios y, al igual que la safio de un movimiento obre
mayoria de la fuerza de tmbajo cafetera en el resto del país, encontraron que más teman aquellos ref
mejor expresadas sus aspiraciones en los valores liberales de la cultura conservadores, era la polariz
dominante y satisfechas sus necesidades a través de la dinámica cliente que reaccionario y represivo,
lista de la politica tradiciol18.l. Efectivamente canalizada desde un co servador, y un movimiento s
mienzo hacia la lucha legal, la protesta de los trabajadores del café se viO' alianza entre el movimiento
entonces sublimada en el esfuerzo tenaz de los pequeños propietarios do liberal. Tal polarización I
por pagar los créditos a los bancos y terratenientes y mantener ,sus par-
TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 401
de la inquietud reinante, ~ celas. En la medida en que las enormes haciendas que dependían de sis
len sus propiedades y orgam temas laborales precapitalistas fueron siendo eliminadas, la producción
ilcoordinar la ofensiva contra cafetera de Cundinamarca y Tolima evolucionó hacia un patrón de unida
~ca y presionar a los funciona des dispersas de producción poseidas y operadas por pequeños produc
ionaran de manera eficaz sus tores, que se tornó cada vez más típico de la economia cafetera en su
1) de agitación en las haciendas coI\iunto. Y con este cambio, el movimiento obrero fue despojado de su
'la correlación de fuerzas poli elemento más explosivo, a comienzos de los años treintas, y obligado a
lB intereses de los terra~nien acomodarse, lo mejor que pudo" al abrumador peso de las fuerzas con
des intentaron convencer a los servadoras de la sociedad.
! intentaron mediar en el con Sin embargo, ni las implicaciones conservadoras de la protesta labo
Irtudes conservatizantes de la ral en las haciendas cafeteras, ni la debilidad congénita del movimiento
ltivadores de Cundinamarca a obrero colombiano implicitas en las relaciones sociales de producción en
ra Central, dejando la produc el resto de la economia cafetera eran obvias en los años veintes y co
r concentrando sus energias en mienzosde los treintas. El rápido desarrollo del movimiento obrero a
grano. Pero la solución de los partir de la Primera Guerra Mundial, la explosiva movilización laboral
!)iedades, lograda poco ,a p~o durantela bonanza cafetera de mediados de los años veintes, las espec
acional de tierras y las lnstltu taculares huelgas dirigidas por lideres sindicales izquierdistas en los
5intereses de clase de los gran enclaves exportadores foráneos y la creciente organización de los traba
tiempo los trabajadores cafete jadores del café en las grandes haciendas de Cundinamarca y en cerca
movimiento obrero, y aunque nías de la capital a fines de los añós veintes, todo ello convenció a los je
leños partidos reformistas y de fes politicos tanto de la izquierda' como de la derecha del poder del movi
• en la prensa y algunas veces miento obrero y de la amenaza revolucionaria que éste representaba
les conquistadas a mediados de para la. sociedad capitalista. El hecho de que en los años posteriores a la
mente en el terreno de los he guerra mundial, primero los partidos socialistas utópicos y luego los
erzos. marxistas canalizaron politicamente el movimiento obrero ayudó a con
I insurgente de las grand~s ~ firmar esta percepción.
reintas siempre tuvo un SignÜI
as verdaderas dimensiones se Entretanto, la clase dominante colombiana, enfrentada por vez pri
medida en que los trabajado mera a un antagonista de clase organizado y politizado, empezó a buscar
¡ control de la tierra. Gracias a la medios eficaces para aplastar el movimiento laboral. Pero se dividió pro
oficiales adquirieron una fundamente en torno a la disyuntiva de represión masiva o reformas.
foco de la protesta laboral Hasta ahora se ha investigado muy poco esta escisión de la élite durante
plenamente comp.ensados aquel crucial periodo de la historia de Colombia. Ya desde 1920 las fuer
y vendida a los cultlva~ores zas bipartidistas que habían consolidado las instituciones politicas y eco
los hacendados se vieron nómicas liberales - nortes del desarrollo exportador basado en el café
con resultados idénticos. Los desde 1910- empezaron a contemplar alternativas para afrontar el de
propietarios y, al igual que la safío de un movimiento obrero radical por medio de la reforma sociaL Lo
el resto del pals, encontraron que más temian aquellos reformadores moderados, tanto liberales come
valores liberales de la cultura conservadores, era la polarización de la política colombiana entre un blo
a través de la dinámica cliente que reaccionario y represivo, dirigido por el ala derecha del partido con
IU.U'cu.1V canalizada desde un co
servador, y un movimiento socialista y revolucionario, formado por una
los trabajadores del café se vias alianza entre el movimiento obrero marxista y el ala izquierda del parti
de los pequeñ.ospropietarios do liberal. Tal polarización podía desatar de nuevo la hegemonía partí
Irratenlentes Y mantener sus par-
402 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
dista y la guerra civil que habían obstruido el programa capitalista de la toria de Colombia entre 1~
élite colombiana en las postrimerías del siglo XIX (75). la mira desde la perspecti,
Pese a que dicha coalicibn revolucionaria se vio en últimas frustrada, imperativos encarados por
los temores de los sectores moderados se anticiparon al desarrollo de la enredada en las cambiante
historia de Colombia en las siguientes tres décadas. No obstante los de en evolucibn.
cisivos esfuerzos de los reformadores bipartidistas, que lograron el con Hacia finales de los añ<J
trol del gobierno en 1930, al comienzo de la crisis mundial, y pusieron cibib la insurgencia laboral
en marcha una legislacibn tendiente a ampliar e institucionalizar el mo ca y política. Ahora resulu
vimiento obrero, la clase dominante se dividib en forma irrevocable en fortaleza de dicho movimie
tomo a la cuestibn de cbmo enfrentar la insurgencia obrera. Mientras la gente de la época preser
que la dirigencia progresista del partido liberal optó por ganarse el movi obrero pleno de fuerza, pr
miento obrero e institucionalizarlo por medio de modestas reformas y Para 1926 el movimiento 01
una legislacibnlaboral corporativista, los jefes reaccionarios del partido cibn nacional bajo el lider
conservador se oponían a cada paso a las concesiones que se hacían a las PSR. El PSR, un partido lW
fuerzas populares. En las postrimerías de los años veintes, . los liberales veteranos cuadros socialista
agitaron el tema de la represibn de la izquierda y el movimiento obrero compuesta principalmente I
para desacreditar a los gob.iernos conservadores, escindir al partido con gib las grandes huelgas en 1
servador y triunfar en las elecciones de 1930. A su tumo, los conservado les de los años veintes. En 11
res esgrimieron las concesiones hechas por los gobiernos liberales al rriendo el país, promoviend
movimiento obrero ya los comunistas en los años treintas y principios de los obreros en multitudinal
los cuarentas para desacreditar y dividir al partido liberal y reconquistar
el poder en 1946.
.
poblaciones cafeteras, lo mi:
nsma del más popular de 14
Existe una extraña lbgica en este patrbn de gobierno alternado entre revela en cierto modo el ton<J
las facciones de la clase dominante en las tres décadas posteriores a tisa e hija de una distinguid
1920. Se trata de una lbgica no captada del todo por las interpretaciones llín, María Cano se preocup(
que destacan la personalidad de ciertos líderes políticos preeminentes, bres. Para fines de los años v
la dinámica del sistema político partidista y los eventos fortuitos que obreros rebeldes y en una on
parecen marcar con un sello indeleble el curso de la historia política. trabajadores que acudían a e
Tampoco se trata de una lbgica muy estrechamente relacionada con los des simples de su recién des
cambios macroeconbmicos y sociales (tales como las tasas de industriali nes los obreros respondían a I
zacibn y urbanizacibn y los cambios en el analfabetismo y la circulacibn dando al Partido Socialista y
de peribdicos), tan importantes en los modelos explicativos de los tebri cia social. La bautizaron" la f
cos liberales de la modernizacibn. Finalmente, es una lbgica cuyos tér ria de Colombia" (77).
minos fundamentales no se hallan definidos en los enfoques marxistas
que pretenden ver en el ascenso del partido liberal al poder, en 1930, el Los temores de clase que
surgimiento de una burguesia industrial (76). La comprensibn de la bis rios conservadores del gobiel1
movimiento obrero y la retb!
años veintes, parecían confir
76. Véase, por ejemplo, las reveladoras cartas de Eduardo Santos, Luis Cano YL. E. Nieto Caba
ocurrieron en la poblacibn del
llero a Carlos E.Restrepo, Bogotá, junio 20 de 1920, y de Carlos E. Restrepo a Eduardo San
tos, Luis Cano y L. E. Nieto Caballero, MedelUn,junio 80 de 1920, publicadas en José Fernan
do Ocampo, Colombia Siglo xx. Vol. 1, Bogotá, 1980, pp. 314-21. .
77. Ignacio Torres Giraldo, compajiero «
76. Ilustrativo de los dos primeros enfoques es el estudio informativo de RobertDix sobre la pol1ti. les, quien posteriormente se convirti
ea colombiana del siglo XX, Colombia: Tbe Polldeal DimeuOIl8 01 Chanp. New Haven, 1967;
un ejemplo interesante y particularmente inteligente del último es &jarano, •'Fin" (citado en tacado analista de la historia laboral
época e interpreta con ISÍmpatia el ca
la nota 22).
nante biografta Maria Cano: ApoetoI
'RABAJAOORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
el programa capitalista de la toria de Colombia entre 1920 y 1960 solo emerge con claridad cuando se
lo XIX (76).
la mira desde la perspectiva del movimiento obrero y de los fluctuantes
ti se vio en últimas frustrada,
imperativos encarados por una clase dirigente periférica profundamente
.nticiparon al desarrollo de la
enredada en las cambiantes realidades de un sistema capitalista mundial
décadas. No obstante los de
en evolución.
rtidistas, que lograron el con
Hacia finales de los años veintes la clase dominante de Colombia per
la crisis mundial, y pusieron
cibió la insurgencia laboral como una amenaza a su hegemolÚa ideológi
,liar e institucionalizar·el mo
ca y política. Ahora resulta fácil ver, en retrospectiva, que el alcance y
ridió en forma irrevocable en
fortaleza de dicho movimiento eran en realidad bastante limitados. Pero
insurgencia obrera. Mientras
la gente de la época presenciaba a diario la novedad de un movimiento
eral optó por ganarse el movi
obrero pleno de fuerza, promesas radicales y entusiasmo desbordado.
edio de modestas reformas y
Para 1926 el movimiento obrero había adquirido cierta unidad y direc
efes reaccionarios del partido
ción nacional bajo el liderazgo del Partido Socialista Revolucionario,
)ncesiones que se hacían a las
PSR. El PSR, un partido marxista afiliado al Comintern, fue creado por
los años veintes, los liberales
veteranos cuadros socialistas y disidentes liberales. Su jefatura máxima,
lierda y el movimientQ obrero
compuesta principalmente por tipógrafos y periodistas, organizó y diri
dores, escindir al partido con gió las grandes huelgas en los enclaves exportadores a mediados y fina
10.. A su tumo, los conservado
les de los años veintes. En 1927 los líderes del PSR se encontraban reco
;»ar los gobiernos liberales al
rriendo el país, promoviendo la organización sindical y radicalizando a
)S años treintas Y principios de
los obreros en multitudinarias manifestaciones en puertos fluviales y
1partido liberal y reconquistar
poblaciones cafeteras, lo mismo que en las principales ciudades. El ca
risma del más popular de los oradores del PSR, la joven Maria Cano,
,n de gobierno alternado entre
revela en cierto modo el tono de la insurgencia obrera del momento. Poe
as tres décadas posteriores a
tisa e hija de una distinguida familia de periodistas liberales de Mede
11 todo por las interpretaciones
lIín,Marla Cano se preocupó muy pronto por los sufrimientos de los po
ideres políticos preeminentes,
bres. Para fines de los años veintes se había convertido en símbolo de los
ta y los eventos fortuitos que
obreros rebeldes y en una oradora capaz de electrizar a las multitudes de
1 curso de la historia política.
trabajadores que acudían a escuchar su apasionada retórica y las verda
~hamente relacionada con los
des simples de su recién descubierto marxismo. En estas manifestacio
s como las tasas de industriali
nes los obreros respondían a su entusiasmo con una pasión similar, salu
¡ analfabetismo y la circulación
dando al Partido Socialista y el advenimiento de una nueva era de justi
kielos explicativos de los teóri
cia social. La bautizaron "la flor del trabajo", "la flor roja y revoluciona
!lente, es una lógica cuyos tér
ria de Colombia" (77).
k:los en los enfoques marxistas
Los temores de clase que se agitaron en las mentes de los funciona
ldo liberal al poder, en 1930, el
rios conservadores del gobierno por causa de la creciente insurgencia del
176). La comprensión de la his movimiento obrero y la retórica revolucionaria del PSR a fines de los
años veintes, parecían confirmarse con acontecimientos como los que
, ocurrieron en la población del Libano, Tolima, en 1929. Gonzalo Sánchez
~ Santos, Luis Cano y L. E. Nieto Caba
~. y de Carlos E. Restrepo a Eduardo San
30 de 1920, publicadas en José Fernan
77. Ignacio Torres Giraldo, compaftero de Maria Cano durante estas memorables giras naciona
n, pp. 314-21.
iDfurmativo de Robert Dix sobre la pol1ti
JI)lmeDllÍOD8ofChan¡e, NewHaven, 1967;
,delúltimoes Bejarano, "Fin" (citado en
les, quien posteriormente se convirtió en dirigente del Partido Comunista de Colombia y des
tacado analista de la historia laboral de Colombia, capta de manera efectiva el ambiente de la
época e interpreta con simpatia el carácter y el desarrollo intelectual de su objeto en su fasci~
,. nante biografia Maria Cano: Apostolado revolucionario, Bog0t6., 1972.
404 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
78. El pequetio pero brillante horo de Sánchez, Loe "BoIcheviqllee" (citado en la nota 60), recu
pera parte del ritual y de la concepción del mundo de los artesanos revolucionariOlJ.del L~ano,
un municipio que a fines de los 8ÍIOS veintes ocupaba el tercer lugar en la produeción n~clonal
de café. El sincretismo cultural presente en los esÑerros de estos artesanos por consolidar su
solidaridad colectiva y foljar una visión alternativa del mundo en una cultura catllliea se pone
de relieve en las siguientes palabras, recitadas en el rito bautismal de una nífta (pp. 78-79):
"Tu misión imprime un sello especial a ti misma y a tus semejantes, pues vienes a abrir la
ruta de un nuevo orden social, y a marchar hacia el porvenir en que el advenimiento de una
nueva vida descansará sobre la Justicia emanada del Espiritu Socialista. Caminará!! por la
senda del ideal de Justicia y esqui.ré.s (sic) de la servidumbre con el pensamiento cobarde de
que 'este mundo asi lo hemos encontrado y as1 lo dejaremos'. Tendrás fe en la Justicia Yamor
a la humanidad. Antes que ser esdava, que se alumbre con tu cuerpo encendido el festin de la
tirania. Eres fruto gestado en las entraiías de tu Madre buena y parte de la nueva genera~ón
h"bertada por el esfuerso (sic) del proletariado. Oye ia.plegaria del modemo obrero: de la tira
nta, como de la peste Y del hambre, Libranos, aunque haya necesidad de sacrificar nuestra
propia existencia" .
La cultura politi.ca aparentemente excepcional del Libano requiere más explicaciones. El mu
nicipip estaba mucho más aislado del mercado nacional que otros condados cafeteros simila
res; se trataba de una isla tradicionalmente h"beral rodeada de municipios conservadores.
79. Véase el Capitulo 4 de este volumen.
~ABAJAOORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 405
lícipio cafetero los artesanos hicieron que el Congreso aprobara leyes draconianas para perseguir y
Pa en los años veintes. Publi castigar a los marxistas revolucionarios. Reprimieron violentamente a
lB hijos en el "Santo Nombre los obreros en huelga; mas la represión, eficaz contra algunas huelgas
edicaron a organizar a los tra individuales y sus dirigentes, no fue muy exitosa contra el movimiento
fa la toma violenta del poder en su conjunto. Y expuso a los regímenes conservadores a permanentes
la que tomaron parte los tra ataques en tomo a su moralidad y credenciales nacionalistas.
tuvo eco apenas en dos o tres El más apasionado de los opositores era Jorge Eliécer Gaitán, el polí
¡fue'pronto aplastada por las tico liberal cuyo asesinato en 1948 desatb el Bogotazo. En 1929 entró en
~ un plan absolutamente im el Congreso portando una pequeña calavera. Pertenecía, aseguró a los
larxistas Y liberales radicales atónitos representantes, a un niño asesinado por soldados colombianos
~ conjunción con una revuelta durante la masacre de obreros bananeros en huelga, en las instalaciones
$ del Líbano estaban lejos de de la United Fruit, en 1928.
p para ,el orden capitalista o Los líderes tradicionales del partido liberal reaccionaron ante el mo
kdor. Pero les confirmaron a vimiento laboral insurgente, ya al final del auge cafetero, de una manera
derda como de la derecha, el fria yen términos más calculados. El futuro presidente liberal, Alfonso
~uellos que aún duda~~n solo López Pumarejo, pública y candorosamente abogó en 1928 porque se
~es cafeteros de CundlIJ,amar aprovechara la oportunidad de convertir el partido liberal en un instru
paban las mayores haciendas mento inteligente y progresista para la denuncia de la represión y el re
l de tierras y confrontando de conocimiento de las justas aspiraciones de los trabajadores. Actuando en
zas represivas del Estado en, esa forma, argumentaba, el partido podria evitar ser eclipsado por la
Itros de Bogotá. izquierda y quizá lograria lanzar a sus dirigentes democráticos a la con
veintes, los gobiernos conser quista del pleno poder nacional por primera vez en medio siglo (80).
lniento laboral principalmente Fue de esta manera como la insurgencia de los obreros colombianos a
le la rebeldia de los trabajado fines de los años veintes desconcertb y desacreditb al régimen conserva
~ta conspiración bolchevique e dor, alentb a la izquierda revolucionaria y obligó al partido liberal a
modernizar su filosofía social y a redescrubrir su vocación de gobierno.
, Aún más, con el advenimiento de la Gran Depresión, la amenaza social
~viques" (citado en la nota 60), recu que significaba el movimiento obrero no desapareció. Si bien, como en
:.Ios artesanos revolucionarios del Libano,
I 'el tercer lugar en la producción nacional
otras naciones, la fuerza organizada de los obreros urbanos, del trans
Irzos de estos artesanos por consolidar su porte y de los enclaves extranjeros fue socavada a partir de 1928, por la
!el mundo en una cultura católica se pone declinación económica, la insurgencia de Jos trabajadores del café ganó
rito bautismal de una nifla (pp. 78-79): más ímpetu y llevó la amenaza al corazón de la tradicional burguesía
'g;.
i a tus semejantes, pues vienes a abrir la
l porvenir en que el advenimiento de una
.
el Espiritu Socialillta. Caminarás por la
. umbre con el pensamiento cobarde de
" Tendrás fe en la Justicia y amor
cafetera de Colombia.
Sin embargo, fue un peligro más inmediato para los intereses de la
clase dominante, yuxtapuesto al problema a largo plazo de la insurgen
cia laboral, el que desató y solucionó la crisis política de 1930 con la
, con tu cuerpo encendido el festln de la trasferencia de poder que colocó a un gobierno liberal en la dirección del
~
buena y parte de la nueva generación
plegaria del modemo obrero: de la tira
Estado por primera vez en casi medio siglo. A partir de 1928, el gobierno
ue haya necesidad de sacrificar nuestra conservador demostró su incapacidad para mantener el flujo de capital
~
ano requiere más explicaciones, El mu 80. Esta Interesante carta abierta de abril 25 de 1928 y una subsiguiente de mayo 28 de 1928, en
que otros condados cafeteros simi1a las que López destaca el mal manejo financiero del régimen conservador y sus implicaciones
eada de municipios conservadore!'. para la revolución social en Colombia, ilustran la Interpretación adelantada en esta sección.
Están reproducidas en Ocampo, Colombia (citado en la nota 75), Vol. 1, pp. 332-45.
r'
406 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
extranjero de inversión en la economía del país. La inversión foránea neras y PUSo en marcha 1
para promover el desarrollo nacional era la columna central de las insti industrialización del país
tuciones económícas y políticas liberales levantadas por la coalición bi cas se comprenden mejor
partidista después de 1910. La suspensión abrupta de los empréstitos sía industrial nacional", ~
extranjeros a partir de 1928 no solo amenazaba la prosperidad económí cultivadores y exportadOJ
ca inmediata del país, sino que socavaba las bases de toda la estructura todos con intereses de cl
social, institucional e ideológica del desarrollo exportador del país poste oportunidades derivadas (
rior a 1910. Acontecimientos ulteriores revelarian que la cesación del
crédito externo obedeció a causas cuya solución desbordaba la capacidad Las iniciativas liberale
de la clase dominante o de los dos partidos políticos. Pero en la mente de los años treintas y comíe]
esta misma perspectiva. r
los contemporáneos era el régimen conservador, irónicamente el que pliar el mercado nacional)l
más éxito había tenido en la historia del país para atraer inversiones ex ciente en la agricultura. S4
tranjeras a mediados de los años veintes, el que ahora cargaba con toda naza social encarnada por
la culpa de la crisis de crédito externo a medida que la depresión mun ción laboral de 1931 abrió
dial se agudizaba. Am, además de las criticas contra sus ineficaces y re cionalización del movimíer
presivas políticas laborales,el régimen conservador llevaba a cuestas la enclaves exportadores. El e
carga política de una crisis económica que escapaba a su control. El par entre 1930 y 1945, buscab~
tido se hundió y se dividió por causa del doble desafio a su hegemonía
obreros y disminuir los COl
política, y las elecciones de 1930 fueron ganadas por una coaliciónbipar
tidista dominada pOr los liberales y dirigida por los principales arquitec yes creaban normas para el
tos del orden institucional establecido en 1910. La plataforma del Partido taban y restringían el dere(
Liberal victorioso proclamaba "puertas abiertas al capital extranjero" y capital y el trabtijo por me
afirmaba que ., la agricultura es el eje· y el fundamento de nuestra vida ción, mediación y arbitram4
nacional". La elección del candidato liberal a la presidencia, conocido De igual modo, la refon
por su contacto íntimo con banqueros norteamericanos, se fundó en la de los años treintas y aprob
esperanza de que Olaya lograria inducirlos a reabrir las compuertas de la nar el conflicto rural entre
inversión extranjera en Colombia (81). legalizaba el statu quo en e
El gobierno, que llegó al poder en 1930, dominado por los liberales,
abrió un amplio frente con el propósito de encarar el doble desafio eco
nómico y del movimiento obrero que enfrentaba la élite colombiana des 82. De nuevo, el hecho de que la eo
de el comienzo de la Gran Depresión. No obstante, en el frente económi afios treintas promoviÓ el crecimi<
co, Olaya se vio obligado gradualmente, por la situación mundial, a re sla industrial como un intento eh
considerar su compromiso con los principios liberales ortodoxos y sus con frecuencia eran las mismas ¡:
nuada depresión mundial y la inSl
esperanzas de revivir la inversión extranjera en gran escala. Lo mismo nos, por el estilo de Alfonso Lópe
que otros regímenes liberales de América Latina durante la crisis mun asumlan una posición frente al D
dial, el de Colombia abandonó a regañadientes el patrón oro, suspendió ~ Argentina, no tanto porque
smo porque, al contrario de lo qu
los pagos de la deuda externa, devaluó la moneda, elevó las tarifas adua activo que amenazaba el fundon
mos, la ley de reforma agraria pr
mente no para transformar la inl
. amenaza social que existla contra
81. Sobre la plataforma véase la breve discusiÓn en Bergquisi, Café J eoaflIclo (citado en la nota 83. Acerca de la intención de estas le·
4', pp. 266-57. Las credenciales especiales del candidato presidencial Enrique Olaya Herrera veIopmeat(citado en la nota 43),1
se ponen de relieve en el expHcito discurso sobre los problemas ecoDÓmioos Afrontados por el 43', Capitulo 2, y Pécaut, Política
país que pronunció ante lo más granado de la élite colombiana en el Jockey Club de Bogotá, estas interpretaciones reconoce b
diez dias antes de las elecciones. Está reproducido en Oeampo, Colombia (citado en la nota ~entro de todo ese proceso, ni la u
75', Vol. 1, pp. 345-60. na.'
'I'RABAJAOORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 407
lel paíS. La inversión foránea neras y pUSo en marcha una serie de poHticas tendientes a fomentar la
acolumna central de las insti industrialización del país en los años treintas. Sin embargo, esas poHti
levantadas por la coalición bi cas se comprenden mejor no tanto como la obra de una IlÚtica "burgue
,n abrupta de los empréstitos sía industrial nacional", sino como la respuesta práctica de los grandes
~ba la prosperidad económi cultivadores y exportadores de café, los banqueros y los industriales,
las bases de toda la estructura todos con intereses de clase bastante compatibles, a las exigencias y
~llo exportador del país poste oportunidades derivadas de la crisis de la econollÚa mundial (82).
~velarían que la cesación del Las iniciativas liberales relativas a los asuntos laborales y agrarios en
~cibn desbordaba la capacidad los años treintas y comienzos de los cuarentas deben ser vistas desde
Ipoltticos. Pero en la mente de esta misma perspectiva. N o fueron diseñadas principalmente para am
íervador, irónicamente el que pliar el mercado nacional y promover una producción capitalista más efi
rus para atraer inversiones ex ciente en la agricultura. Se concibieron ante todo para eliminar la ame
'el que ahora cargaba con toda naza social encarnada por un movimiento obrero insurgente. La legisla
~dida que la depresión mun ción laboral de 1931 abrió el camino a una rápida organización e institu
¡cas contra sus ineficaces y re cionalización del movimiento laboral en el transporte, la industria y los
mservador llevaba a cuestas la enclaves exportadores. El cuerpo de la legislación laboral, perfeccionado
¡escapaba a su control. El par entre 1930 y 1945, buscaba eliminar el potencial revolucionario de tales
¡doble desafio a su hegemonía obreros y disminuir los conflictos en las relaciones industriales. Las le
lnadas por una coaliciónbipar yes creaban normas para el reconocimiento legal de los sindicatos, acep
da por los principales arquitec:, taban y restringían el derecho de huelga y regulaban el conflicto entre el
1910. La plataforma del Partido capital y el trabajo por medio de complejos procedimientos de concilia
biertas al capital extranjero" Y ción, mediación y arbitramento supervisados por el Estado (83).
el fundamento de nuestra vida
~ral a la presidencia, conocido De igual modo, la reforma de la ley de tierras, redactada a principios
~mericanos, se fundó en la
de los años treintas y aprobada en el Congreso en 1936, procuraba elimi
~ a reabrir las compuertas de la
nar el conflicto rural entre terratenientes y trabajadores. En esencia,
legalizaba el statu quo en el campo. Validaba los títulos sospechosos de
~O, dominado por los liberales,
te encarar el doble desafio eco
ientaba la élite colombiana des 82. De nuevo, el hecho de que la economiapoUtica aplicada por los reglmenes liberales de los
Obstante, en el frente económi afios treintas promovió el crecimiento industrial revela no tanto el ascendiente de una burgue
sla industrial como un intento de exportadores, banqueros e industriales (que en Colombia
Ipor la situación mundial, a re con frecuencia eran las mismas pereonas) por promover sus intereses de cIase ante la conti
~ipios liberales ortodoxos y sus nusda depresión mundial y la insurgencia de los trabajadores rurales. Los liberales colombia
~era en gran escala. Lo mismo nos, por el estilo de Alfonso López, hijo de uno de los mayores exportadores de café del pals,
asumian una posición frente al movimiento obrero distinta a la de sus colegas de naciones
... Latina durante la crisis mun como Argentina, no tanto porque representaran mejor los intereses industriales emergentes,
lientes el patrón oro, suspendió sino porque, al contrario de lo que pasaba en Argentina, enfrentaban un movimiento obrero
¡moneda, elevó las tarifas adua activo que amenazaba el funcionamiento del sector exportador mismo. Al final, como vere
mos, la ley de reforma agraria promulgada durante la presidencia de López sirvió principal
mente no para transformar la ineficiente estructura agraria del pais, sino para eliminar la
. amenaza social que existia contra los intereses de los grandes terratenientes.
argquist, Café 1 eoDfIicto (citado en la nota 83. Acerca de la intención de estas leyes véanse las interpretaciones alternativas de Urrutia, De
didato presidencial Enrique Olaya Herrera velopmeot (citado en la nota 43', Parte m; Moncayo y Rojas, Luc:has obreras (citado en la nota
~ problemas económicos afrontados por el 43', Capltul02, y Pécaut, Política 1 sindicalismo (citado en la nota 43', Parte ll. Ninguna de
, colombiana en el Jockey Club de Bogotá, estas interpretaciones reconoce la importancia del movimiento de los trabajadores rurales
!o en Ocampo, Colombia (citado en la nota dentro de todo ese proceso, ni la unidad esencial ent..'I'E! la ley laboral y la ley de reforma agra
ria.
408 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
84. La ley de tierras redactada en 1933 durante el cl1max de la insurgencia laboral en las hacien
das cafeterns favo,recla más los derechos del co~ y era más drúti.ea en su definición de tie
rras de do,minio público que la ley promulgada en 1936, luego de que la o,la de co,nflictos rura
les se habla encrespado,. Para una discusión a1.respecto véase LeGrand, "From PublicLands"
(citado, en la nota 46).
85. Detalles sobre las parcelaciones pueden encontrarse en Palacios "La propiedad agraria"
(citado, en lanota 59', pp. 64 y 85. De las 71 haciendas afectadas por conflic&os laborales regis
trados por la Oficina del Trabajo entre 1925 y 1930, 41 ~D eventualmente parceladas. Para
1936 el Banco Agrlcola Hipotecario. el gobierno, de Cundinamarca y el gobierno nacional ha
blan financiado la parcelación de 28 haciendas cafeteras. Po,steriormente aument61a parcela
ción part.icula:r financiada a menudo, por el Banco Agrlcola Hipotecario,.
86. Un completo recuento de estas actividades sindicales anticomunistas escrito por un o,rganiza
dor de muchas de ellas es Julio, Cuadras Caldas, Comunismo eriolIo y liberalfsmo autéc:tono,
Sa. ed., Bogotá, 1938.
87. Para-mayo,res detalles sobre este problema, asi como la cuestión más amplia de la alianza b"be
raI con el partido, co,munista y la reacción de los conservadores y la Iglesia, véase Alvaro Tira
do, Mejla, Aspectóe poIítieoa del primer BObiemo de AUOIISO López Pumarejo, 1934-38, Bogo
tá,I981.
88. De acuerdo co,n la interpretaci6n oficial del Partido Comunista, formulada durante la Guerra
COLOMBIA 409
nistas en el frente laboral y la alianza informal del partido con el ala pro
gresista del liberalismo- politicas que colocaron al partido de Colombia
en la línea de las directivas internacionales del Comintem- contribuye
ron a estos resultados. Sin embargo, los que defienden la anterior con
cepción a menudo llevan su acusación demasiado lejos. El fracaso histó
rico de la izquierda colombiana no fue simplemente un problema de lide
razgo. Quienes arguyen que así fue, tienden a sobrestimp.r]a fuerza po
tencial de un movimiento obrero constrefiido por la estructura de la eco
nomía exportadora de café, ignoran la dinámica tanto progresista como
conservadora de la protesta deJos trabajadores en las grandes haciendas
cafeteras (que conformaban, el sector más combativo del movimiento
obrero a comienzos de 1M años treintas) y no aprecianru la magnitud ni
elfracaso de los esfuerzos de la izquierda, antes de 1936, para organizar
al sector más importante de la economía colombiana, o sea, la produc
ción, el transporte y el procesamiento de café.
Los comunistas y·los disidentes de la efímera Unión Nacionallzquier
dista Revolucionaria. UNIR, dirigida por Jorge Eliécer Gaitán, consi
guieron organizar la protesta obrera en las grandes haciendas cafeteras
en los años treintas. El Partido Comunista fomentó la organización de
numerosas ligas de trabajadores rurales en las quejornaleros~ arrenda
tarios y colonos sumaban fuerzas,en lalucha por el c.ontrol de la tierra. A
mediados de los años;.treintaslos activistascomurustastrataron valiente
mente de ampliarcSU ~8e organizativa entre los trabajadores cafeteros,
uniendo las ligas campesinas COn los sindicatos de obreros del transporte
y procesamiento del café, una gran alianza en el corazón de la economía
exportadora del pais.Entre 1934 y 1936 los. cuadros comunistas dedica
ron su energiaa la organÍzaci4n de. una Huelga Nacional Cafetera, que,
tras una serie de intentos fallidos, logró finalmente despegar: en Caldas,
sobre la Cordillera Central, en el momento culminante de la recolección
yelprocesamiento, en enero y febrero de 1935. Así, a düerencia de
muchos de S,US .Q;lodernos criticos,la izquierda colombiaD$ de mediados
de los años treintas tuvo la virtud de reconocer dónde radica~ la esencia
de su debilidad, :y también el coraje ,y la resolución de intentar superarla.
Los result.IW.os de los anteriores esfuerzos no fueron muy impresio
nantes. Es cierto que la luchada lostrab~adores del café desembocó en
Fria como denuncia del "browderismo" (llamado asl por la supuesta influencia del reformis
mo socialdemócrata del jefe del Partido Comunista de Estados Unidos), la dirección del Parti
do Colombiano interpretó de manera incorrecta la linea internacional y se convirtió en UD vir
tual apéndice del partido libel'!ll. En.efecto, pollticas ainillares fueron adoptadas por todos los
partidos com~ de América LatiQ en el decenio posterior a 1936, y SUB resultados fueron
unifon:nemente desastrosos para el desarrollo del movimiento obrero latinoamerical1o y para
el crecimiento de los partidos COln~.· En vez de evaluar crlticamente el siguifieado pleno
de 8U respaldo histórico a la polltica exterior de la UDilm Soviética, el partido prefiere echar la
culpa a Browder y a los lideres de los otros parlid08 naciona1ea de la époea.
410 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
logros organizativos pennanentes en algunas localidades. Pero la pro aumento de 40% en los ss
testa involucró apenas una pequeña minoria de municipios. En el resto, rucal remunerado. Estipu
la batalla por la tierra fue decidida por la iruciativaindividual y por la rra deberían tener derech
lucha partidista dentro de los límites de la política tradicionaL Más aún, neros políticos debían ser
incluso allí donde los activistas comunistas y liberales disidentes alcan derecho de los trabajador.
zaron los mayores éxitos, como en Viotá y Fusagasugá, al suroriente de diente (92). En algunas le
Cundinamarca, los términos del triunfo gradualmente socavaron la posi ducción del café se uniere:
ción de la izquierda. Cuando los trabajadores cafeteros se hicieron a la al procesamiento del gran
tierra, dejaron de ser una fuerza promotora del cambio revolucionario de alianza fue raro. En Cm!
social y político. Los organizadores comunistas, más consecuentemente la huelga fueron desaten<
comprometidos con la transformación·social que los disidentes liberales rección del partido a fineS'
de la UNIR, durante los años tteintas'enfrentaron el dilema ideológico y blar sus esfuerzos en 193f
político entre los objetivos de los trabajadores cafeteros de la base, por zación de las mujeres en bI
una parte, y su propio compromiso incondicional~on las virtudes de la A mediados de los añ
colectivización, por la otra. A mediados de·la décadahabian sido obliga zona cafetera. La mayoría
dos á abandonar sus esfuerzos por organizar a los voluntarios sin tierra de una. Se trataba por ¡¡
en oposición a los arrendatarios que· los empleaban, ya reconocer en empleaban desde una doo
cambio el hambre de tierra que unia a ambos·grupos en oposición a los dades de los departament
hacendados cafeteros. Sin embargo, eran claramente conscientes de la reira, tenían varias trillade:
influencia ronservatizanteimplicita en la conquista de la parcelación; Y más de cien trabajadores.
combatieron enérgicamente para reconciliar en alguna fonna los resulta de 3.500 trabajadores Iab
dos de la victoria en la lucha por la tierra con su propia visión de un futu eran escogedoras (94).
ro colectivista para el país. "Hay que sentirnos dueños de la tierra", in Las escogedoras, que
formó en1935 un organizador de Viotá a los lectores del periódico nacio más explotados del país, hl
nal del partido,EIBolcheviqlle, "peN> sentirnos dueños no por tener la horas en otras. En las pIaI
posesíón,sino sentirnos dueños para saber defenderla" (89). Para 1938 bajo a destajo, se sentaba1
el partido se había resignado a apoyar plenamente el principio de la par lando,·en un plano inclina(
celación y se dedicó a criticar las· condiciOnes usurarias ofrecidas· a los granos por seleccionar. Co
trabajadores por el gobierno líberal y los bancospúblícos y privados (90). kilos de granos seleccionac
La actitud del partido en torno a la parcelación no era' simplemente una mente un bulto y medio dE
consecuencia de su alianza con el liberalismo a partir de 1936; era una escogedora más veloz era 1
respuesta directa a la realidad de los objetivos de las bases laborales. hombres en la industria url
Los límites del impulso organizativo de la izquierda se pusieron de entre la mitad y dos tercer
relíeve en las Huelgas Cafeteras Nacionales de mediados' de los treintas. destajo, muchas adolesceI
Planeadas con mucha anticipación, las huelgas buscaban atraer a "coge supervisaban la produccióJ
dores, escogedoras, arrieros y trabajadores de la producción y el proce o mal. Si alegaban que se
samiento del café" (91). Las peticiones de la huelga de 1934 incluían un calidad de un lote de café, 1
entero antes de cancelarle.
t'abajo en la cinta transporta~ cocinas colectivas. Varios obreros fueron asesinados durante enero y
seleccionar. Algunas, según febrero de 1935 en choques entre huelguistas y policias. Decenas de
te tomaban drogas para cal mujeres fueron golpeadas o arrestadas. Los sindicalistas comunistas
ucido por los frecuentes cor fueron cazados y llevados en jaulas ante los tribunales en las ciudades
ltoen la rata de trabajo y las cafeteras. Los informes sensacionalistas de los principales diarios, lejos
ltes aumentaron varias veces de hacer énfasis en estas injusticias, contribuían a atemorizar a los lecto
trilladoras mecanizadas. Sin res varones y a atizar el anticomunismo de la clase dominante y la pe
apenas superiores a los jor queña burguesia. Las mujeres huelguistas fueron acusadas por la prensa
Onde el proceso de selección de tratar de "estrangular" a un camionero que llevaba café a una trilla
dora en huelga. Y los conspiradores comunistas, culpados de prender
~ de la UNIR participaron a fuego auna gran trilladora que se incendió totalmente durante lahuel
Qadoras de Pereira, Chinchi ga (97).
l.Rosa y Palestina, importan En las huelgas, las escogedoras recibieron apoyo estratégico y mate
'los trabajadores usualmente rial de los obreros del transporte y los artesanos organizados. Algunos
ocho horas y compensación de sus sindicatos realizaron huelgas de solidaridad, otros donaron fon
lla legislación. Pero también dos, ofrecieron sus salones para reuniones o protegieron a las huelguis
¡Qo y en las condiciones labo tas de la represión gubernamental De acuerdo con los informes de la
loras a destajo reclamaban el prensa comunista y unirista, las victimas de los disparos de la policla
lqUÍDaS descascaradoras que fueron solo varoneSj las mujeres sufrieron heridas de sable y de garrote.
los granos para seleccionar. Este respaldo, unido a la determinación de las escogedoras, permitió a
I;rabajo, a las seis de la mafta- . algunas huelguistas conseguir modestos aumentos salariales en ciertas
;as por el tiempo perdido du trilladoras de la Cordillera Central durante los primeros meses de 1935.
lB; insistían en que a las obre Sin embargo, tan pronto .como terminaron las huelgas, los patronos des
pe de café, y declaraban que pidieron a las activistas y los sindicatos recién creados se mostraron in
npias y de mejor calidad (96). capaces de proteger sus conquistas tan duramente ganadas. En noviem
~ses laborales enfrentaron la bre de 1935, Antonio Garcla anotó que solo existían dos organizaciones
,trilladoras y de los funciona de escogedoras en todo Caldas. Ambas agrupaban apenas a18% de la
lospechosas de pertenecer al fuerza de trabajo de escogedoras en el departamento. Un año antes,
!l.condescascarar su café fue señalaba Garcla en su encuesta, las organizaciones de escogedoras ha
nos de los ferrocarriles para bían constituido el grueso de los sindicatos de Caldas.
mé sin procesar a trilladoras Las razones del fracaso organizativo se desprenden en parte de cier
al. Los funcionarios guberna tos rasgos estructurales de la producción y el procesamiento del café en
liD las reuniones de las esco Colombia. Una vez que el café había sido secado, podía ser almacenado
pispersar los piquetes, arres casi indefinidamente antes del descascaramiento, o exportado sin des
¡Sindicales y desmantelar las cascarar. Como las trilladoras se hallaban tan dispersas, cultivadores y
exportadores trasladaban el café hacia poblaciones no afectadas por la
,~
,. actividad huelguística. Por último, las escogedoras parecen haber sido
~le de8eripción de AntoDio Gareia de 1a
especialmente vulnerables a las tácticas antisindicales y a los rompe
~ de selección y los salarios en Geo·
huelgas~ Las mujeres que perdían su trabajo, por estar al cuidado de su
~ extraordinaria entrevista con una diñ
familia, carecían de la movilidad geográfica de que dísponia la mayorla de la élite colombiana err
de los hombres. Más aún, la maquinaria moderna que empezó a instalar ral corporativista y a la rt
se en las trilladoras a principios de los años treintas reducía la demanda minaba la Segunda Gue1
de mano de obra en 50%. En efecto, Antonio García supone que el moti planteados al capital pOI
vo de las huelgas de 1984 y 1985 pudo haber sido la racionalización de la tomaban forma, surgió Ul
producción y la disminución de los empleos disponibles para las escoge biana en el sentido de q
doras (98). Sea como fuere, aunque las escogedoras no abandonaron la treintas se habían conve1
lucha por organizarse, incluso hoy en día continúan careciendo de sindi nismos (101).
catos (99). Entre 1944 y 1946, las
De este modo, los esfuerzos organizativos de la izquierda en la eco.. tica por los regímenes li1
nomia cafetera no lograron prosperar. Al igual quela,vasta mayoria de parte revocadas. Sobre h
los trabajadores cafeteros rurales, las escogedoras demostraron ser muy miento obrero rural desm
dificiles de organizar en sindicatos. Asimismo fueron indiferentes a los sionaron leyes que reviv
llamados electorales de comunistas y uniristas a lo largo de los años dependencia en las' gran¿
treintas. Los comicios parlamentarios de comienzos de 1985, poco des los ·terratenientes de las p
pués de la huelga cafetera, revelaron el grado de lealtad de la Colombia colonos. Los autorizaba el
rural hacia los partidos tradicionales. Salvo unos cuantos núcleos de apo.. de productos de subsiste:
yo, tales como los municipios de Aracataca, en el corazón de la zona las mejoras. y exigía qUE
bananera, y Viotá, un área excepcional de la zona cafetera, el respaldo diatamente después de ql
electoral de los comunistas siguió siendo minúsculo en el campo (100). A 1945 otorgaba a los trabajj
la UNffi de Gaitán no le fue mejor en las áreas rurales, yen 1985 declaró riales y por primera vez ct1
la abstención electoral, para luego decidir la disolución del partido y el cial, de modo que no pud
regreso a las toldas liberales. Así, a mediados de los años treintas, no huelguistas del esquiroláj
solo el partido comunista, cuya actividad puede explicarse por las direc nos no podían celebrar nu
trices internacionales, sino también la UNIR, cuya decisión no puede drásticamente el poder de
serlo, optaron por unir fuerzas con el partido liberal. Al menos en parte, por encima del de indust
las determinaciones de ambos partidos fueron motivadas por su fracaso Ampliaba notablemente L
organizativo y político en la zona cafetera. Ninguno logró movilizar una que la huelga estaba prol
poderosa corriente obrera capaz de subvertir la hegemonia política de mientos de conciliación y I
los partidos tradicionales en el corazón de la ecomomia colombiana. regulaciones pertinentes a
A fines de los treintas ya había sido eliminada la amenaza planteada roso y combativo de Colo
por el movimiento laboral insurgente. Ello obedeció más ala debilidad obrero, el Sindicato de Ob1
intrinseca del movimiento obrero colombiano y a la dinámica de la vida el gobierno cuando a fines
social y política en la economia cafetera, que a las reformas e iniciativas plan de' distnbución de
de los regímenes liberales a partir de 1980. Pero ante el aparente éxito bros (l08).
de las reformas agraria y laboral del liberalismo, importantes segmentos
98. Las observaciones de Garcla son de Geopafia (citado en la nota 6), pp. 336 Y314. El mak!rial 101. Desde la perspectiva de un Il101
que logré deillCUbrir no apoya, sin embargo, su idea llamativa sobre las motivaciones de los ral de escoger a Eduardo Santo
huelguistas. Este problema, lo mismo que el aná1isis de todas estas huelgas, merece mucho el periOdo 1938-42, ni el curso 11
más investigación. ilegitimidad, ni la tenaz resiste
99. Por ejemplo, una iIr1portante huelga orlJllllizfttiva abarcó las trilladoras de Honda, Tolúna, a 1946 aparecen en la enigmática
mediados de 1944. Aunque consiguió incrementos lJ8lariales a cono plazo, no pudo asegurar bberal que trata este periodo.
102. Machado, El ca:N (citado en la [
protección para el personalsindiealizado y, en consecuencia, los sindicatos no perduraron.
100. El BoIehe'rique suministró resultados electorales y comentario en mayo 25, 1935, p. 4. 103. A finales de los áftOs treintas,
contaba con 39 sindicatos afiIial:
'RABAJAOORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 416
l de que disponia la mayoria de la élite colombiana empezaron a quitar su apoyo a la legislación labo
Mierna que empezó a instalar ral corporativista y a la reforma de la ley de tierras. Y a medida que ter
I treintas reducía la demanda minaba la Segunda Guerra Mundial, y los imperativos y oportunidades
lo Garda supone que el moti planteados al capital por la restauración del orden hberal internacional
ir sido la racionalización de la tomaban forma, surgió un consenso dentro de la clase dominante colom
I disponibles para las escoge biana en el sentido de que las reformas laboral y agraria de los años
:ogedoras no abandonaron la treintas ~habían convertido en costosos e inclusive peligrosos anacro
ontinúan careciendo de sindi nismos (101).
Entre 1944 y 1946, las politicas laborales y agrlcolas puestas en prác
~os de la izquierda en la eco tica por los regímenes liberales de la década anterior fueron en buena
gual que la vasta mayoria de parte revocadas. Sobre la base de los altos precios del café y un movi
~edoras demostraron ser muy miento obrero rural desmovilizado, los grandes cultivadores de café pre
smo fueron indiferentes a los sionaron leyes que revivieron y extendieron los sistemas laborales de
ristas a lo largo de los años dependencia en las grandes propiedades. La Ley 100 de 1944 protegía a
~omienzos de 1935, poco des los terratenientes de las pretensiones de los aparceros que se declaraban
ado de lealtad de la Colombia colonos. Los autorizaba en los contratos de aparceria a prohibir el cultivo
•unos cuantos núcleos de ap().. de productos de subsistencia. Estipulaba el rápido avalúo y el pago de
.ca, en el corazón de la zona las mejoras. Y exigía que los trabftiadores abandonaran la tierra inme
!la zona cafetera, el respaldo diatamente después de que expirasen los contratos (102). La Ley 6a. de
lÍnÚsculo en el campo (lOO). A 1945 otorgaba a los trabftiadores organizados crecientes beneficios mate
eas rurales, yen 1935 declarb riales y por primera vez cubria a los lideres sindicales con un fuero espe
-la disolución del partido y el cial, de modo que no pudiemn ser despedidos. También protegía a los
iados de los años treintas, no huelguistas del esquirolaje, al declarar que durante la huelga los patro
ruede explicarse por las direc nos no podían celebrar nueV4>s contratos de trabftio. Pero la ley limitaba
NIR, cuya decisión no puede drásticamente el poder de los sindicatos al hacer del sindicato de base,
do hberal. Al menos en parte, por encima del de industria, la unidad fundamental de la ley laboral.
eron motivadas por su fracaso Ampliaba notablemente la definición de los servicios públicos, en los
. Ninguno logró movilizar una que la huelga estaba prohibida. Y extendía el alcance de los procedi
Jn"tir la hegemolÚa poli tica de mientos de conciliación y arbitramento obligatorios. De acuerdo con las
la ecomomia colombiana. regulaciones pertinentes a los servicios públicos, el sindicato más pode
lminada la amenaza planteada roso y combativo de Colombia y bastión comunista en el movimiento
~ obedeció más a la debilidad obrero, el Sindicato de Obreros del Transporte Fluvial, fue aplastado por
lUlO y a la dinámica de la vida el gobierno cuando afines de 1945 se lanzó a la huelga en defensa de un
Jne a las reformas e iniciativas plan de distribución de los empleos disponibles entre sus miem
O. Pero ante el aparente éxito bros (lOO).
~mo, importantes segmentos
101. Desde la perepectiva de un movimiento obrero desmovilizado, ni la decisión del partido h'be
~en la nota 6), pp. 336 Y314. El material ral de eseoger a Eduardo Santos en vez de Darlo Echandia como candidato presidencial para
rllamativa sobre las motivaciones de los el periOdo 1938-42, ni el curso ams conservador del segundo gobiemo de López y su creciente
~ de todas estas huelgas, merece mucho ilegitimidad, ni la tenaz resistencia de la jerarquia del partido a la candidatura de Gaitán en
1946 aparecen en la enigmática luz que sobre estos hechos arroja a menudo la historiografia
~ las trilladoras de Honda, Tolima, a liberal que trata este periodo.
~ a corto plazo, no pUdo asegurar 102. Machado, El eai'é(eitado en la notal, pp. 881-48.
~,los sindicatos no perduraron. 108. A finales de los álios tteintas y comienzos de los cuarentas esta federación industrial, que
j!mlentario en mayo 26, 1936, p. 4. contaba con 89 sindicatos 8filiados, se empéfl6 en una valiente lucha contra las compafUas de
418 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
La profunda división del partido liberal a mediadoede loe afios cua ción al candidato oficial d
rentas, que lo escindió en la campaña electoral de 1946 y permitió a los apoYada y luego aprovech
conservadores recuperar el control del gobierno, reflejaba en buena do conservador. Los COnsel
medida la falta de un consenso elitista en torno a la conveniencia de con didato cuyos antecedentes
tinuar aplicando las politicas de reforma laboral y social de los años cafetera y la industria lo h
treintas. Dicha división fue sellada y a la vez complicada por la politica partidos. El candidato coru
de Jorge Eliécer Gaitán. Luego de haber fracasado en su empeño por rio pero dividido; Gaitán ~
organizar un movimiento rural reformista y de regresar al partido liberal ocupó el tercer lugar (104).
a mediados de los años treintas, Gaitán construyó poco a poco una co Al igual que el liberali:
rriente poJitica de masas en las prlncipalesciudades del país, especial bién el movimiento obrero
mente en Bogotá. Estas ciudades empezaron a crecer a medida que los fundamente divididos por
servicios urbanos y la industria manufacturera se extendian, y las tensio liberal. Cuando los lideres
nes politicas y sociales se intensificaron a partir de 1930. Gaitán ()Írecia a corporativista que habían II
las capas urbanas más pobres y a la clase media precaria una atractiva los comunistas se escindiE
concepción de lo que estaba mal en la sociedad colombiana, asi eomo un seguir brindado su apoyo B
vago programa reformista. Dividió a la sociedad eolombiana entre el ral. De esta manera, la p;
puebloy la oligarquía, entre el pN8 naeiODaly el pN8 político. La enorme abrió el camino a la restaur
masa indiferenciada del país nacional (en el que Gaitán incluía a todos un retomo a la represión d
excepto a la élite económica y politica' trabajaba, se sacrificaba y lucha que, al dividir el movimien1
ba, pero sin obtener recompensa en un sistema social totalmente injusto. La represibn del movim
Gaitán encamaba en su programa y su persona, en su estilo político conservadores cada vez má:
demagógico y su oratoria apasionada y a menudo violenta la esquizofre y principios de los cincuentl
nia social e ideológica de la clase media. Defendia los principios de la to de una oleada de huelgas
propiedad privada, el trabajo duro, la justicia social y la moralidad públi. car a Colombia en una posi
ca. Su mensaje también llegaba a la clase obrera urbana, desorganizada tranjera, fue respaldada po
y carente de una visión autbnomade su verdadero lugar en la sociedad. tradicionales. Esta politica I
Esta clase había sido socializada en los valores liberales y la moral católi atacó directamente el podel
ca de una cultura dominante apuntalada por J,a dinámica de una sociedad expedidos en 1948 exigían
de pequeños productores de café. Sin embargo, estaba menos sujeta a nes sindicales, minaban la J
las prácticas clientelistas que mantenían a casi todos los trabajadores dos por causa de sus activú
rurales en el redil de los partidos tradicionales. Gaitán ganó miles de tados cuando procedían en É
seguidores en las ciudades, aprendió a manipular a las masas urbanas vo, y no de los tribunales; }
de manera creativa y eficaz y decidió, luchando contra grandes obstácu en los servicios públicos. A I
los, lanzar una campaña presidencial independiente, en 1946, en oposi sión especial para redactal
1950. Este sistematizb las i
años anteriores y añadió o
transporte fluvial y tres presidentes Hberales, para preservar su poder y proteger los puestos como fundamento de la org¡
de sus miembros ante. la disminución de la carp de rio. Dicha disminuci6n reflejaba los cre las huelgas en los servicios 1
cientes problemas de navegación l;I!.uaados por el cieno de las vertientes cefeterail el'Oliona
das yla creciente competencia de sistemas a1rtemativos de tl'an8porte terrestre. Para la ver
la facultad de declarar ilega
sión del sindieato sobre esa lucha véase "Manifiesto de Fedenal". El DIado PopaIar,Bogo
ti, junio 20, 1945, pp. 3-4. Los funcionarios norteamericanos observaron con cuidado las acti
vidades de este sindicato dirigido por co:murúatas. Nel80n R. Parle al Secret$rio de,Eetado, 104. La mayoria de las icless de este I
BarranquiIla, oct. 19, 1940, USNAIDS 821.5041111; Lane al See.retariode Estado; Bogotá, re~ de Gaitán y el BotP
oct. 21, 1942, YSNAIDS 821.604/129; James D. Bell, "Special Repcnt on Colombian Confe. son Wisconsin, 1985. He hecho é
deration of Workera", agosto 14,1945, USNAlDS821.604/8-1446. Hsis polltico que en manos de Bn
COLÓMBIA 417
WAJADORES EN LA HISTORIA
i8 mediados de los años cua ción al candidato oficial del partido liberal. Su estrategia fue primero
oral de 1946 y permitió a los apoyada y luego aprovechada por los elementos.más sectarios del parti
l)biemo, reflejaba en buena do conservador. Los conservadores, a último momento lanzaron un can
rno a la conveniencia de con didato cuyos antecedentes de clase y estrechos víncul~ con la economía
~boral y social de los años cafetera y la industria lo hacían aceptable a las élites politicas de ambos
¡ez complicada por la politica partidos. El candidato conservador derrotó a un partido liberal mayorita
fracasado en su empeño por rio pero dividido; Gaitán obtuvo la mayoría de los votos urbanos pero
ide regresar al partido liberal ocupó el tercer lugar (104).
~truyó poco a poco una co
Al igual que el liberalismo, a mediados de los años cuarentas tam
l ciudades del pals. especial bién el movimiento obrero y el Partido Comunista se encontraban pro
1m a crecer a medida que los fundamente divididos por los cambios en la poJitica laboral de la élite
"rase extendían. y las tensío liberal. Cuando los lideres del liberalismo abandonaron el reformismo
.-m de 1930. Gaitán ofreda a corporativista que habían practicado en los años treintas. los sindicatos Y
los comunistas se escindieron en tomo al problema de si debían o no
¡media precaria una atractiva
ldad colombiana. asi como un seguir brindado su' apoyo a la dirección oficial de su antiguo aliado libe
lOCiedad colombiana entre el ral. De esta manera, la politica antisindical del gobierno liberal, que
aJy el país político. La enorme abrió el camino a la restauración conservadora de 1946, no solo significó
·el que Gaitán incluia a todos un retomo a la represión del movimiento obrero y de la izquierda, sino
iNl.iaba, se sacrificaba y lucha Que, al dividir el movimiento laboral, facilitó también dicho proceso.
~ma social totalmente ir\iusto.. La represión del movimiento obrero se intensificó con los gobiernos
ítersona, en su estilo politico conservadores cada vez más reaccionarios de fines de los años cuarentas
¡.anudo violenta la esquizofre y principios de los cincuentas ..Esa politicalaboral, .aplicada en el contex
Defendia los principios de la to de una.oleada de huelgas en la posguerra con el claro objetivo de colo
Pía social y la moralidad públi car a Colombia en una posición ventejosa para reiniciar la inversión ex
bbrera urbana, desorganizada tranjera, fue respaldad. por el Iider~go modera¡do de los dos partidos
~rdadero lugar en la sociedad. tradicionales. Esta politica se desarrolló en dos frentes. En el primero se
pras liberales y la moral católi atacó directamente el poder del movimiento obrero organizado. Decretos
~ ~ dinámica de una sociedad expedidos en 1948 exigían la aprobación gubernamental de las reunio
bargo, estaba menos sujeta a nes sindicales, minaban la inmunidad de los lideres sindicales despedi
:a casi todos los trabajadores dos por causa de sus actividades gremiales (los patronos solo eran mul
bnales. Gaitán ganó miles de tados cuando proce~n en esta forma) y colocaban en manos del Ejecuti
IMÍpuIar a las masas urbanas vo, y no de los tribunales,la facultad para declarar ilegales las huelgas
lando contra grandes obstácu en los servicios públicos. Amediados de 1948 el gobierno creó una comi
lpendiente, en 1946, en oposi sión especial para reda~tar el nuevo Código LQ,boral, promulgado en
1950. Este sistematizó las iniciativas·laborales restrictivas de los cinco
años anteriores y añadió otras. Estableció el sindicato único de base
~ su poder .,.proteger los puestos
como fundamento de la organiza~ión lab:oraL Amplió las restricciones a
, do. Dicha dismiDuci6n reflejaba los ere las huelgas en los servicios públicos, otorgó definitivamente al Ejecutivo
~ de Ju vertientes ealeteraa eroeiona la facultad de declarar ilegales tales hú~lgas y abrió nuevas compuertas
f¡hos de traDsporte terrestre. Para la ver
~ de Fedenal"•• DIarIo PopuIu, Bogo
lericancIB obeervaron con cuidado las acti
I NelIon K. Park al Sec:reterio de Estado, 104. Le. mayorla. de las ideas de este párraf9 se planteaD. ereativamente en un importante estudio
11. Lana al Secretario de Estado, Bogotá, reWdoniata de Gaitán y el Bogot.azo por Herbert Braun. The ÁlllllI8IÓDa&ion of GaitáD, Madi
Ni. "Special R.epoR OD Colombian Confe son Wlsconsin,l9$ó. He h.echo énfasis en las cn.eaiones contexiuales., socialea de un aná
lisis poUüco que en manos de Braun es sicológico y cultural •
•21..604/8-1445.
418 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
ortante novedad del Cbd.igo surgente en la década de los veintes y por la crisis del sistema capitalista
Ílantas. Además, ciertas nor mundial (1980-45). Sin que ningún lider o facción políticos pudieran
pulaban que los trabajadores haberlo previsto plenamente, la desunión de las élites poJiticas en tomo
contratos existentes cuando a la cuestión laboral, así como la alternación en el poder de los partidos
110 la politica laboral del go tradicionales, sirvieron admirablemente a los intereses de la clase domi
¡m~ sindical, innovación vital nante. Bajo el corporativismo liberal de los años treintas el movimiento
:.segundo frente de las inicia obrero perdió combatividad y fue institucionalizado de acuerdo con la
l estímulo a un nuevo tipo de ley. Con las iniciativas represivas del conservatismo, afines de los años
, cuarentas, el movimiento obrero, debilitado y domesticado, fue reducido
~ tendencias que surgían en a la impotencia politica e ideológica. Virtualmente todos los lideres de
¡eocupaciones politicas y cual ambos partidos observaban una actitud unificada hacia·el movimiento
producción, a cambio de una obrero a fines de los años cuarentas. Deseaban un movimiento obrero no
tividad. Promovido en Colom comunista, limitado a practicar un sindicalismo economicista, dirigido
~ por muchos industriales, el por lideres burocráticoo responsables y eficazmente controlado por el
~rotección legal concedida al Estado. Un movimiento obrero de esta laya garantizarla la integracióin
larales. A finales de los años exitosa de Colombia al orden capitalista mundial de la posguerra.
~ organizaciones obreras fie Pero la aplicación coordinada de este consenso tropezó con la Violen
¡elaje de una nueva central, la cia y se retardó casi una década. Paradójicamente, si bien la división de
~, lograron dominar la activi. laélite y la alternación en el poder de los partidos tradicionales en 1980 y
IÍal de la economía de posgue- . 1946 contribuyeron a desmovilizar a los obreros y a canalizar .el conflicto
~bia desde los años cincuen de clase por medios poJiticos tradicionales, ese mismo proceso adquirió
.e los funcionarios del gobier gradualmente una dinámica no muy fuacional ni siquiera para los intere
tdireccibn conservadora de las ses de laelase dominante. La alternación en el poder de los partidos tra
lricanas (105). dicionales dio rienda suelta al potencial sectario del sistema poJitico co
duido el perlodo de la historia lombiano. A medida que el conflicto de clase era encauzado por los cana
l de un movimiento obrero in les politicos tradicionales, poco a poco los eventos políticos y el control
del poder fueron·· saliéndose de las manos de los dirigentes moderados
tanto liberales como conservadores. A fines de los años cuarentas, tanto
~ Mariano Ospina acerca de la necesidad los dos partidos; como la mayorla del pueblo se encontraban enredados
:oorregirla "deJll8&Ógica, antiecoDÓmica en un conflicto politico violento. Para la clase dominante la Violencia fue
lPstrado en Un despacho confidencial de
~, sept. 16, 1948, USNAeDS 82l;?O~/9- apenas un impedimento temporal en la institucionalización de un orden
capitalista liberal. Para la clase obrera, la aterradora conmoción civil
~Jtres
al del gobiemo recordando al mmistro
. a otros funcionarios colombianos: que conocida como la Violencia resultó ser un desastre profundo y perdura
que encaraban las compaftias estadou
,Inerecla recibir.préstamos de los Estados ble.
dlas después del memcrindum que
~ problemas laborales citado en la nota
rJlojas, Luchas obrera (citado en la ,nota LA VIOLENCIA Y LA CIVILIZACION CAFETERA
véase Urrutia, quien hace énfaBls en
BU orientación economicista ., apolitica La Violencia, definida como el perlodo de conmoción civil que trastornó a
Backer, quien rastrea BUS vinculos
. sobre el sindicalismo colombiano" , la sociedad colombiana entre 1946 y 1966 no fue un fenómeno social úni
970, pp. 6-27, Contac&OB iniciales entre co y uniforme. Asumió diferentes dimensiones y matices a medida que
, de la UTC son revelados en John C. abarcaba sectores de la sociedad con mayol' o menor intensidad durante
enero 21 de 1946, USNAlDS 821.50412 dos décadas. La primera, la más importante e intensa fase de la Violen
~. critico de las estadisticas sobre el nú
rtomo de la crisi8 de IaUTC", Estudios cia fue el período comprendido entre 1946 y 1958, cuando perdieron la
vida más de tres cuartas partes de sus casi doscientas mil victimas. Este
I
420 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
periodo fue el más "poJitico" y "tradicional" de todas SUS fases. Cual hizo más "económica" )
quiera que fueran sus otros motivos, los bandos en lucha l'ácionalizaron na ría , '. Entre 1958 y 19E!
sus acciones en los términos de la contienda tradicional entre los parti cimiento económico reJa
dos liberal y conservador por el control del poder político. Durante este cayeron abatidas a caus
lapso de tiempo el pals fue gohernado'por un régimen conservador cada colombiano hizo frente a
vez más sectario y'violentoen la búsqueda de la hegemonía política yla cafeteras centrales y, apl
implantación del orden público. Los liberales impugnaron dicho poder dos Unidos, emprendió 1
en una gran sublevación urbana, el Bogotazo, y en el campo de .batalla, orientación marxista en 4
especialmente en las planicies ganaderas del Meta y Boyacá, aLoriente tro y el sur del país (l06).
de la capital. Pero la resistencia liberal más importante y perdurable, Como se ve, la Viole
caracteristica de la·confrontación política en la zona cafetera del país, se rasgos sociales, polítiCOfl
dio a través de grupos armados ad hoc y bandas guerrilleras que ataca dos décadas. La compleji
ban a los conservadores y. alas fuerzas represivas del Estado en comba recer su unidad esencial
tes esporádicos. Todo es.teperiodo se caracterizó por un crecimiento ec~ te, un fenómeno social qt
nómico muy rápido, favorecido por precios extraordinariamente altos del ta Y clientelista del siste
café, y marcado por la inflación y la caida de los salarios reales de los tra fenómeno social que se d
bajadores rurales y urbanos. . en las regiones cafeteras
A mediados de 1953, el gobierno conservador fue derrocado por un interrelacionadas (107).
golpe militar que contó con el apoyo de los lideres. moderados de ambos El potencial de confr(
partidos. El régimen militar consiguió pacificar buena parte del país del sistema político colol
apelando a medidas políticas conciliatorias, a la proclamación de una dos partidos tradicionale
amnistía general para aquellos liberales dispuestos a deponer las armas puntos de viraje, protago
y a un vago programa de reforma social. Sin embargo, para 1956 el régi virtud de vitales imperat
me militar se habia convertido en una dictadura abierta. Su programa de muerte de las bases parti
reforma política y social había asumido:un diseño y una justificaeiónfor localidades. La política el
malmente corporativistas que amenazaban las instituciones políticas y filosóficos y los intereses
económicas liberales del pais. El gobierno se encontró inmerso en una tienda. Tenía que ver COl
crisis económica y fiscal provocada poruna dramática disminución de.los pudiera esgrimir en la ha
precios del café. Y tuvo que enfrentar un recrudecimiento delconf1icto proletarización. Desde un
partidista en el campo, que fue incapaz de controlar. En 1957 los jefes vo ligada íntimamente a b
liberales y conservadores civiles se unieron para poner .fina la dictadura dad, el acceso al empleo J
e institucionalizar una solu.ción política a la Violencia, y acordaron com ley. Los intereses que est
partir por igual el poder políücoy todos los puestos públicos. Guiado por mayoria de los colombiano
esta fórmula, el país retomó al régimen civil en 1958. A partir de enton obligó a las bases locales 1
ces y durante dieciséis años, liberales y conservadores se alternaron en
la presidencia y en la burocracia. Los acontecimientos de 1957 y 1958
cerraron el periodo de la Violencia propiamente dicha. Durante esta 106. Para un tratamiento claro y de1
bia (citado en la nota 76). 0quiJ
segunda fase, menos intensa que la primera, y que.V8 de 1954 a 1957, de la diversidad de la Violencil
murieron alrededor de 16 mil personas. El acuerdo político entre los par la periodizacl6n utilizada aqut
tidos eliminó la excusa partidista para la violencia, cimentó el consenso eúen80 pero véase, además de
en el seno de la clase dominante y restauró buena parte de la autoridad phy on La Violencia in Colom
1973, pp: 3-44. La mejor obra Si
efectiva de las instituciones políticas. ny Meertens. Budoleros. gam
La política tradicional desempeñó un papel directo muy reducido en 107. En la literatura sobre el tema E
el tercero y menos intenso delos periodos de la Violencia, cuando ésta se evidencia cualitativa pero ningt!
cimiento muy limitado y parcial
COLOMBIA 421
106. Para'untratamiento claro y detallado de las poUticas de todo este periodo véase Dix, Colom
bIa{eitadoen'la nota 76). Oquist, Violencia (citado en'la nota 3), swninistra un buen análisis
de la diversidad de la Violéncia y dÍllas cifras del número de v1etimas que be adaptado para
laperíodiZacmn utilizada Ilqui; Véll8esu Tabla VI-1, p. 322. El material sobre la Violencia es
extenso pero véase, además de Oquist, la resefta de Russell W. Ramsey, "Critica1 Bibliogra
phy on La Violencia in Colombia'" LatID American Reaeareh Review, 8:1. Primavera de
1973, pp. 3-44. La mejor obra sobre la Violencia después de 1968 es Gonzalo Sánchez y Don
ny Mee1'tens, Bando1el'08,gamoDáles J eampesiDoe, Bogotá, 1983.
107. En la literatura sobre el tema existe un consenso en tomo a la primera proposición, mucha
evidencia cualitativa pero ningún análisis sistemático para respaldar la segunda y un recono
cimiento muy limitado y parcial de la tercera.
422 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
rios y oportunistas, dispuestos a utilizar su poder y su talento con propó los pequeños propietari(
sitos exclusivamente partidistas. Cuando éstos consolidaron su control dores de las grandes fin.
sobre los partidos, sobre el gobierno, como en el caso del partido en el permaneciendo en predil
poder, y emplearon su influencia con fines partidistas, se intensificó el dos, sedientos de tierra.
circulo vicioso de la lucha a nivel local. Ello condujo inexorablemente a la segundos estaban meno
intimidación violenta y la resistencia entre bloques opuestos, algunos donde la violencia era eru
respaldados por el peso de las instituciones del Estado, otros obligados a propiedades a los comen:
resistir de cualquier manera, para sobrevivir. El abuso de la autoridad a los pequeños propietari
gubernamental y la resistencia desembocaron lentamente en la ruptura las regiones azotadas pOI
del gobierno efectivo tanto a escala local como nacional. Los crímenes o los lisiados sicológicami
contra los individuos y la propiedad, perpetrados por los funcionarios del control social, de la al
locales, la policia y el ejército y justificados por el partidismo, quedaban zar y torturar a sus víctim
en la impunidad. La retaliación era frecuente y sus autores lograban a pitaciones, mutilaciones J
menudo escaparse. Con la ruptura de la autoridad y el control social en ron en la prensa de la ép<
los poblados, la lucha por el lucro individual se convirtió en una pesadilla laron las pasiones partidi
de usurpación de tierras, latrocinio y extorsión. Los métodos degenera consolidar su poder dentr
ron de la persuasión cortés y sutil a las amenazas armadas, el incendio sensacionalistas contribu'
de viviendas y los asesinatos brutales. La Violencia empezaba en una violencia - coerción econi
región y se alimentaba de sí misma. Parientes, amigos y copartidarios propósitos personales y ]
cobraban los crímenes vengándose en las familias y amigos de los su centes".
puestos autores, o simplemente en los vecinos que se identificaban con Los aspectos políticos I
el partido político opuesto. Con frecuencia alcanzaban ansiados objetivos de sus expresiones más rn
materiales y saldaban viejas deudas sociales y arraigados resentimientos mo que a muchos estudio
personales (l08). y sociales de fondo. Sin e
La mayoría de las personas que vivían en las regiones afectadas por cosa fue la máxima expre!
la Violencia no participaron en ninguno de estos actos; pero muchos tra rra y la movilidad social e:
taron de aprovechar la situación en una forma u otra. Usurpaban las tie tas esta lucha se había ton
rras abandonadas por las víctimas o las compraban a blijo precio. Los que había sido a principio
terratenientes mantenían grupos armados para protegerse y compraban que las tierras aptas para E
a precios ridículos las posesiones de los atemorizados arrendatarios, te apropiadas y puestas al
aparceros y pequeños propietarios. También ocurría lo contrario, aun de la drástica disminución
que en general tal fenómeno no haya sido reconocido en la literatura cafeteras a partir de la mitl
sobre la Violencia. Los grandes terratenientes se encontraban en una subdivisión de las fincas I
situación menos desesperada porque contaban con más alternativas que que éstas fueran menos 1
108. Muchos de estos temas, dolorosamente fauúliares para todos aquellos que han vivido en las 109. Los cambios en la tenencia de :
zonas cafeteras son tratados con lucidez por JaiJ:De Arocba en La VIoIeaeia ea el QulDcUo (ci de un estudio sistemático. AUIl
tado en la nota 55). Este libro es un estudio antropológico del. hcmúcidio en los principales úl~ fases de la Violencia, PI
municipios cafeteros del Quindio, la región del antiguo departamento de Caldas que hoy es el especialmente durante las priD
área más nueva y productiva de la zona cafetera de Colombia. Sobre lo que el autor denomina caso de Vergara, Cundinamare
"la impunidad institucionalizada" , véase p. 16; sobre el conflicto entre vecinos en defensa propietarios. Allí el conflicto p
de la propiedad, pp. 100-101; sobre la lucha por la tierra como motivo de confrontaciones vio nacional a partir de 1948 provo
lentas, pp. 140-41; sobre la politización de la policla lof:al y la militarización del gobierno local de propiedad de una familis liIM
durante la época de la Violencia, pp. 146-47; sobre la intimidación electoral, pp. 148-49; so fue vendida en pequeflas pareel
bre la confusión entre partidismo poUtico, la lucha por el beneficio personal y el deseo de pequeftos propietarios COD8e1'Vll
defender la dignidad y el honor propios, p. 141. trativ08 véase Sánchez y Meertli
COLOMBIA 423
109. Los cambios en la tenencia de la tierra en las zonas cafeteras durante la Violencia requieren
de un estudio sistemAtico. Aunque la evidencia apunta a la concentra.ci6n de la tierra en las
últim~ fases de la Violencia, puede ser que también se haya dado una difusión significativa,
especialmente durante las pnmeras etapas. Mi conocimiento pel'llOlllll as1 lo confirma en el
caso .de Vergara, Cund.inamarca, ~municipio con una mayoria con.servadora de pequefl.oe
propietarios. Alli el conflicto partidista local y la hegemonia poUtica conservadora a eacala
nacional a partir de 1948 provocaron la pérdida por venta de la mayor parte de un latifundio
de propi~d de una familia liberal, los Silvas, en el área nororienta1 del municipio. La tierra
fue vendida en pequefias parcelas en ténninos favorables a los arrendatarios y aparceros y a
pequel.os propietarios COD8ervadores de otras partes del municipio. Para otros ejemplos ilus
trativos véase Sánchez y Meertens, .Baadoleroe {citado en la nota 1(6).
424 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
competencia por tierras aptas· para. el cultivo del café se intensificaba y ca del partido a partir 4
se hacía más difícil consolidar fincas familiares viables. Así se explica en planteada por el mom
parte la disminución. en el número de pequeños productores entre las años treintas, la direccill
postrimerias de los años treintas y comienzos de los cincuentas que se certada por la pérdida (
aprecia en los datos de los censos cafeteros. Más desesperada, por últi gente que caracterizó a s
mo, pues al final de los años cuarentas los pequeños productores y los y comienzos de los CU8.l'I
trabajadores cafeteros ya no eran tan autosuficientes como lo habían entre los partidos tradic
sido dos décadas atrás. Dependían más de artículos adquiridos en el rección conservadora re'
mercado para satisfacer sus necesidades vitales y sembraban en café tie movimiento obrero y la
rrasque antes usaban para la producción de alimentos. En consecuen UNIR de Gaitán abandOl
cia, con la inflación de la posguerra se les hizo más dificil alimentarse a en el sector exponadory
sí mismos. Sin embargo, los altos precios del café los seguían llevando, cibn, dejaron a los trabaj
lo mismo que a los grandes cultivadores, a dedicar aún más ,tierra a la cas alternativas frente a 1
producción de café (110). Los trabajadores sin tierra y losmigrantes eran der sus intereses y alcaru
los más vulnerables a la inflación. Totalmente dependientes del mercado Aún no existe un estl
para sobrevivir, carecían tanto de los medios organizativos para presio que la Violencia fue prin
nar a los patronos por salarios más altos como del acceso a la tierra para ras. Tal proposición es al
satisfacer sus necesidades de subsistencia (111). y cualitativa que existe Sl
La lucha se hizo más individualista.porque los trabajadores cafeteros, fue mucho más que un co
en los años cuarentas, fueron privados en las localidades del apoyo de yb acontecimientos tan d
las organizaciones colectivas y a nivel nacional de los. partidos de izquier nos Orientales, la eviden
da que en los años treintas habian tratado de orientar su lucha. Tales da, desde un principio, •
orgQ.nizacionesnunca estuvieron muy arraigQ.das en las áreas rurales y las zonas cafeteras. El est
en la década de 1930 ejercieron más influencia.fuera de la zona cafetera cia infortunadamente no
de la Cordillera Cen~al, área que se convirtió en el foco principal de la ducción cafetera. En esa i
Violencia a partir de 1948. Sin embargo la existencia de los partidos de municipios que se encontJ
izquierda nacionales a comienzos de los años treintas había significado u otro de los partidos trae
mucho, pues enviaron organizadores a regiones aisladas y coordinaron cia que aquellos en donde
actividades a escala nacional; .sus peribdicos recogian y difundían· una era más débil o donde exu
información alternativa y proyectaban una visión diferente de la reali Esa evidencia cuantitatiVl
dad; utilizaban los tribunales y el Congreso para defender los derechos este ensayo, de que la ViE
de los trabajadores organizados y a sus líderes. Cqmo ruidosos campeo lucha por el control políti(
nes del movimiento obrero, contribuyeron a forzar a la dirección liberal a demostrado cuantitativam
que procediera lenta y cautelosamente a consolidar la hegemonia politi los liberales eran fuertes
padecer la Violencia a paJ
manos del partido conserv
110. Esta última es la tesis central planteada p<)l' Arocha para. explicar la Violencia de fines de los
correlación entre la comPE
afios cuarentas. Su argumento es ngestivo pero carece de una bMe estadistica sólida. Véase rosos municipios con esea
La VioIeDda (citado en la nota 55). pp. 31-34. de violencia; y muchos ot
111. En esta muestra Arocha descubrió que los trabajado.res sin tierra figur$ban como instigado activo escenario de la com]
res y victimas de las confrontaciones violentas más frecuentemente que loe pequeAos propie
tarios; pero que el margen dedifereneia era mayor entre los instigadores. También descu
brió que un alto pon:entfije de victimas de actos violentos eran recién llegados al municipio
(~ VioIe.a., pp. 90-911. Sobre la base de .su investigación, S6nchez 7 Meertens coneluyen
que los jefes de las pandillas de bandidos eran usualmente peque60s plOpietarios, mientras 112. Oqujet, VioleDda (citado en la
que sus seguidores eran por lo general ~adoressin tierra. luaclón de Oquist de la calidad
COLOMBIA 4215
WlAJADORES EN LA HISTORIA
ca del partido a partir de 1930. Y solo cuandodisminuyb la amenaza
~ del café se intensificaba Y planteada por el movimiento obrero y la izquierda a comienzos de los
~8viables. Así se explica en años treintas, la direccibn conservadora, inicialmente dividida y descon
~eños productores enire las certada por la pérdida del poder, adoptb la actitud partidista intransi
lOS de los cincuentas que se gente que caracterizb a su faccibn dominante a fines de los años treintas
l.Más desesperada, por últi y comienzos de los cuarentas. A partir de 1985, sin embargo, la lucha
¡pequeños productores y los entre los partidos tradicionales se intensificb a nivel nacional y .una di
~ficientes como lo habian reccibn conservadora revitalizada orientb su artilleria pesada contra el
~ artículos adquiridos en el movimiento obrero y la izquierda. Cuando el Partido Comunista y la
des y sembraban en café tia UNIR de Gaitán abandonaron la dificil tarea de organizar a los obreros
le alimentos. En consecuen en el sector exportador y se pasaron al campo liberal en busca de protee
lizo más dificil alimentarse a cibn, dejaron a los trabajadores cafeteros no sindicalizados con muy po
el café los seguían llevando, cas alternativas frente a los canales partidistas tradicionales para defen
idedicar aún más tierra a la der sus intereses y alcanzar sus metas.
inüerra y los migrantes eran Aún no existe un estudio cuantitativo que demuestre con precisibn
$e. dependientes del merca?o que la Violencia fue primordialmente un fenbmeno de las zonas cafete
pe orgamzativos para presIO
ras. Tal proposicibn es ampliamente apoyada en la literatura descriptiva
loo del acceso a la tierra para y cualitativa que existe sobre la materia. Pero debido a que la Violencia
~.ll). fue mucho más que un conflicto civil en las regiones cafeteras, que inclu
De los trabajadores cafeteros, yb acontecimientos tan dispares como el Bogotazo y la lucha en los Lla
las localidades del apoyo de nos Orientales, la evidencia cualitativa tiende a oscurecer en qué medi
~l de los partidos de izquier
da, desde un principio, la Violencia fue principalmente un producto de
~ de orientar su lucha. Tales
las zonas cafeteras. El estudio cuantitativo más sistemático de la Violen
~gadas en las áreas rurales y
cia infortunadamente no analiza el problema de su relacibn con la pro
¡nciafuera de la zona cafetera duccibn cafetera. En esa investigacibn, Paul Oquist demuestra cbmo los
~b en el foco principal de la
municipios que se encontraban bajo la firme hegemonia electoral de uno
, existencia de los partidos de u otro de los partidos tradicionales fueron menos propensos a la Violen
.os treintas habia si~icado cia que aquellos en donde el control del partido liberal o del conservador
giones aisladas y. coor~hnaron era más débil o donde existía una competencia aguda entre ambos (112).
~os recogían Y difundían ~ Esa evidencia cuantitativa respalda la idea, desarrollada a lo largo de
Q. visibn diferente de la reali
.0 para defender los derechos
este ensayo, de que la Violencia estaba directamente relacionada con la
lucha por el control politico a nivel local. También la respalda el hecho,
(eres. Como ruidosos campeo demostrado cuantitativamente por Oquist, de que los municipios en que
.. forzar a la direccibn liberal ~ los liberales eran fuertes electoralmente se hallaban más propensos a
JOnsolidar la hegemonía polítl padecer la Violencia a partir de 1946, cuando el control politico pasb a
manos del partido conservador. No obstante, como lo reconoce Oquist, la
correlacibn entre la competencia electoral y la Violencia es débil: nume
¡' upJica:r la Violencia de fines de los rosos municipios con escasa competencia politica vivieron altos niveles
~de una base estadist.ica. sólida. Véase de violencia; y muchos otros que no sufrieron esta calamidad eran un
l.es sin tierra figuraban como instiga~o
frecuentemente que los peque60s prople
activo escenario de la competencia politica.
.. entre loe Instigadores. Taml>ién d~~
l.
DlentolJ eran recién negados al mUDlClplO
lJtigaei6n Sánchez'y Meertens concluyen
talmente ~e60s propietarios, mientras
tierra.
112. Oquist, Violenela (citado en la nota 3), Cuadro n-24, p. 8&. No reviso aquila cuidadosa eva
luación de Oquist de la calidad de sus estadlsticas ni su def'iniclón de términos.
LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
COLOMBIA
Oquist no trató de cotejar en sus estadísticas la distribucibn geográfi
ca de.las muertes causadas por la Violencia con laproduccibn·cafetera en 1955, todos ellos ubi
por municipios. Si lo hubiera hecho, muy seguramente habría encontra Antioquia y Tolima- ()
do correlaciones muy altas entre ambas. Esta suposicibn surge al exami número de muertes atri
nar las estadísticas agregadas sobre la distrlbucibngeográfica de las ros más antiguos y men
muertes causadas por la Violencia según departamentos, que presenta. siguen en víctimas. y ~
Oquist, y el volumen de la producción cafetera por departamentos que se tantes figuran como focl
deriva del censo cafetero de 1955. El Cuadro 5.5 presenta datos de muer intensidad no se correÜl
tes durante el periodo 1946-57, cuando la Violencia fue más intensa y la produccibn cafetera e
obedecla más nitidamente a la diIÚlmica partidista tradicional. Las principales ano)
En este Cuadro se aprecia una correlacibn muy estrecha entre las La incidencia relativaml
principales regiones productoras de café y el número de lllÜertes de la cia en Boyacá y Meta. d
Violencia. Los departamentos de la Coste. Atlántica (Magdalena, Bolívar flejan la naturaleza e~CE
y Atlántico) y las altiplanicies meridionales (Nariño), donde la produc donde los liberales de ~
cibn de café siempre ha sido insignificante. no figuran como focos desta locales para enfrentar al
cados de violencia. Los .tr~s departamentos cafeteros más importantes la. Cundinamarca un d4
dido a una posici~ intel
vamente bajo de muerte
zacibn colectiva entre I
CUADRO 5.5 muertes registradas en l
MUERTES ATRIBUIDAS A LA VIOLENCIA EN COLOMBIA, 194&57,
nalmente, aunque antes
Y PRODUCCION CAFETERA,l955, SEGUN DEPARTAMENTO menor de muertes en COl
café, después de 1958 su
la Violencia es mucho~m
Muertes atribuida. a la Violencia Producci6n cafetera
riodo la Vi~lencia se limij
Deputamento Muertes Departameato ToneJ.aclas ductores de café, los más
1948-57 pales productores de 1951
Antiguo Caldas 44.:;J55 Caldas 117.202
ToUma 30.912 Antioquia 59.600
Antioquia 26.115 ToUnia 56.075 CUADRO 5.6
Santander (NO!te) 20.886 Valle 50.(J42
Santander (Sur) 19.424 CundiDamarea 28.547 MUERTES ATII
Valle 13.106 Huila 15.498 1958-66, SEGUN
Meta 5.842 Santander (Norte) 10.484
Boyaeá 5.359 Santander (Sur, 9.582 ))ep¡u1ameato
Huila 4.111 Cauea 9.484
Cundinamarc:a 4.037 Todos los demás 12.719 ToUma
(Bogoté) 2.586 Valle
Cauea 2.236 Antiguo Caldo
Todos los demál deptos. y Antioquia
unidades administrativas Huila
menores 2.386 Santlulder (Norte
Santander (Sur,
Cauca
Fueatea: Paul Oquist, VioleaeJa, conflicto y poIitIca ea Colombia, Bogoté, 1978. Cuadro VI-2, Cundinamarca
p. 322; Comisión Económica para América Latina y la Organización de las Naciones Meta
Unidas para la Agricultura y la Alimentación, El c:afé ea América Latina. Problemas de Beyaeá
la produetJvidad y perspectiva. l. Colombia y El Salvador, Ciudad de México, 1968,
Cuadrp n, p. 25.
Fuente: Oquiat,'
COLOMBIA 421
CUADRO 5.6
Tollina 5.251
Valle 5.016
Antiguo Caldas 8.606
Antioquia 2.127
Huila 733
San*der(N,ltel 849
Santander {Sur'
Cauea . 457
.Cundinamarca 334
M~ta 166
Boyacá 142
CUADRO 5.7
Valle 98.400
Tolima 54.900
Cundinamarca 50.400
Slllltander (Norte) 38.400
Antiguo Caldas 36.800
Huila 27.100
Santander 26.600
DoyacA 26.400
Antioquia 16.200
Cauca 3.000
Todos los demÁS 14.648
factores se han combinado para permitir que el régimen colombiano pueda aplicar, ezitosa
mente hasta la fecha, ~ ~o1IÚa poHt.i.ca liberal en la época contemporánea, sin recurrir a
iDsütuc.iones abi~ autoritarias. . .
115. Sobre el significado de este acontecimiento véase Osear Delgado, compilador, El paro popu
Iardell4deBeptle~ de 1977, Bogotá, n.d., y AnUro Alape, Un día de lleptlembre. Testi
moDioe delparocívieode 1977, Bogotá, 1980. .
116. UD examen de estos asuntos, que contiene un breve análisis del CeD80 cafetero de 1970, es
Hemán Pérez Zapata, Enjuieiamienio de lapolit.iea agraria, eafetera, Bogntá, 1978. Para un
~te examen de 10& imaginativos esfuerzos cult~s de los pequeb propietarios por
comprender y resistirse a la proletarización, lo mismo que cierta evidencia sobre la eficacia y
validez ecol6gica actuales de la pequeiia producción agricola en Colombia, véase Michael T.
Taussig, TheDevilad Commodiil Fetishism in Soudl America, Chapel Hill, N .C., 1980.
UADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA 433
la. clasedemostrb su po que han acelerado la proletarlzacibn de la fuerza de trabajo cafete
mizativa y su capacidad ra (117).
mas econbmicos, en un La fuerza de trabajo asalariada de la produccibn cafetera, principal
11977 (115). mente trabajadores migrantes empleados durante los cortos periodos de
lla agricultura ha trans intensa demanda laboral, ha crecido dramáticamente en años recientes.
~n en las áreas rurales. Los trabajadores se trasladan de finca en finca, de municipio en munici
acibn en los patrones de pio, para laborar en la cosecha cafetera, la cual varia según la regibn.
lizacibn y un crecimiento Casi todos trabajan también como obreros migrantes en otros tipos de
, sin tierra en el campo. cultivos, tales como caña de azúcar y algodbn. A diferencia de sus ante
lte demostrb su resisten pasados, estos trabajadores, que hoy suman cientos de miles, carecen de
lcrecimiento y consagra tierra. y dependen principalmente de sus salarios para sobrevivir. Como
tdas y administradas por todo obrero migrante, afrontan problemas especialmente serios para
recientes de una revolu organizarse en forma colectiva. Pero la barrera histbrica fundamental
s sistemas de trabajo. La para su formacilm ideolbgica como clase en oposicibn directa a los intere
la produccibn cafetera ha ses del capital ha sido virtualmente eliminada.
•, la posicibn competitiva Gracias al trabajo del grupo de investigacibn encabezado por Nicolás
Buenaventura, poseemos una idea clara de la cambiante posicibn de cla
fiderablemente por la in se y de las percepciones de ese numeroso e importante sector de la clase
de una nueva variedad de obrera colombiana (118). La experiencia de estos obreros revela a escala
lurra crecen rápidamente microcbsmica los cambios que han afectado, en un grado o en otro, a
le fertilizantes químicos. todos los trabajadores rurales de mediados del siglo. A los obreros mi
s durante la corta vida de grantes. lo IÍlismo que a los tralHúadores rurales en su conjunto, se les
se concentra en un corto ha negado progresívaménte el acceso a los medios de produccibn y de
mi está abarcando tierras subsistencia a medida que las relaciones capitalistas de produccibn se
pmaderia o la produccibn han venido extendiendo en Colombia desde los años cincuentas. .
le siembre en tierra apta El equipo diseñb un revelador cuestionario y sondeb la condicibn y
ientes, los cafetales por lo las actitudes de '338 trabajadores agricolas'migrantes en varios munici
~ltores capitalistas recu pios del centro del Valle del Cauca a mediados de los años setentas. La
para eliminar las plantas muestra no fue seleccionada con una fbrmula rigurosa. Cerca de una
del suelo. Pese a que no cuarta parte de los trabajadores dijeron que laboraban exclusivamente
~. la materia, los cambios en las cosechas de café o de caña de azúcar; el resto respondib que traba
les implicaciones para la jaban como migrantes en cualquier tipo de cultivo. Alrededor de una
itrabajadores. Lo cierto es cuarta parte afirmó que recorrla todo el país en busca de trabajo en la
agricultura; el resto indicó que usualmente no viajaba más allá de los
Iolombiano pueda aplicar, exitosa.
~ contemporánea, sin recurrir a
i 117. Para 1980, aproximadamente una sexta parte del érea cultivada en café en Colombia era de
¡elpdo, compilador, El paro popa· esta nueva variedad, denominada "caf&tecnificado 1111101" én la literatura de la Federación
~. UD dla de eepdembre. Teeti· de Cafeteros.·La proporci6n era mucho milslllta en el corazón de la zona cafetera, alcanzando
¡.. del ceDlIO cafetero de 1970, es
mils de una cuarta parte en Caldas y casi un tercio en Antioquia. Economía Cafetera, 11:12,
diciembre de 1981. Para un análisis critico y polémiéode la politica cafetera reciente de Co
'....' eafetera, Bogotá, 1978. Para un
~
lombia, véase Héctor Melo e Iván López Botero, El imperio elandeetiao del café, Bogotá,
de 108 pequeños propietarios por 1976. La información acerca de J.a.s técnicas de producción es de entrevistas con trabajadores
. evidencia IIObre la eficacia y cafeteros en Chinchjná, agosto de 1980.
PJa
en Colombia. véase Michael T. H8.Nicolás Buenaventura, "Proletariado agricola, 'temporeros' ", Estudios Marxietae. No. 9,
~ Chapel Hill, N .C., 1980. 1975, pp. 3-32.
434 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
municipios cercanos. Las entrevistas fueron conducidas por intelectuales desempleada seis mes.
izquierdistas de clase media que simpatizaban ~o~ la lucha de los .tra~a. sobre las diferentes fel
jadores. Algunas se realizaron con el apoyo de dmgentesde org~ruzaclo. obreros migrantes, UN
nes obreras activamente dedicadas a promover protestas colectivas con· pios o criaba animales.
tra las condiciones de trab~o en la región. El principal investigador fue casa en que vivia. Otra
un distinguido erudito marxista afiliado al Partido Comunista de Co. dores ambulantes en la
lombia. Por las anteriores razones, si la muestra está distorsionada, la salarios recolectando lCl
distorsión debería aparecer por elIado "progresista". Es decir, los tra chao A su vez, algunos
bajadores entrevistados se mostraban más· dispuestos que la mayoría de tes (123).
los obreros migrantes a participar en activid~des sindicales, a tener con
Al preguntarles sob
tactos con partidos de izquierda y a simpatizar con la politica de sus en
trabajadores revelaron
trevistadores. Es esta tendencia amañada de la entrevista lo que asegura
"demasiado amarrados
la rica y cándida participación de 108 entrevistados y le da una especial
trabajo", que no "reivi:J
autoridad a las implicaciones" conservador&s" de muchos de los descu
una proporción mínima'
brimientos de la encuesta. .
"es una parcela de tien
La encuesta revela gráficamente el grado de proletarización de los
terrogados sobre si deSE
trabajadores agrícolas en Colombia en d~cadas recientes. No obstante,
ventura de manera revl
sus hallazgos más sorprendentes tienen que ver con los valores cultura
pobre" adquiriendo UnE
les de una clase obrera rural históricamente formada en una economía
rio querían encontrar UI
cafetera definida por relaciones de producción que borraron la distinción
tas partes se mostraron
entre el capital y el trabajo, generaron una propiedad muy difun~ida de
De éstos, la abrumadora
los medios de producción y permitieron el control de los 'trabSJadores
Luego los investigad,
sobre el proceso de producción. Al preguntárseles si habian sido "due
entrevistados hacia el ae
ños de una finca en el campo" , el 39% respondió afirmativamente.. Pero
solo el 12% pudo decir que en ese momento poseía una finca (119). Al taron si creían que la tiE
39% se le preguntó luego que si la finca les permitía sobrevivir o debían en la actualidad o si prod
cumplir trabajos fuera de ella. Más de dos terceras partes aseverbque manera distinta. El 92 ~
era suficiente y no tenían que trabajar para otros (120). Toda la gente fue preguntO cuál creían qu
interrogada sobre si sus padres habían sido pequeños propieta~os. El "quedaría mejor parceL
61 % respondió afirmativamente (121). Interrogados acerca de Sl en la 30% creyó que era meje
actualidad poseían sus propias viviendas (si tenían un título), casi una empresas comunitarias"
tercera parte respondió afirmativamente (122). có como la posición "'caII
La mayoría de estos obreros migrantes soportaba~ largos períodos de lo decepcionó. Sin emba
desempleo durante el año. Más de la mitad habían estado .sin trabajo entrevistados dieron resr
durante un mes el año anterior y más de una cuarta parte había estado importancia de la organi
56% opinb que la mejor
defendiera como pudiera
119, Ibid., Cuadro 1, p. 11. De éstos, aparentemente el 12% no poseia titulo sobre la tierra, 9% esfuerzos cooperativos y
estaba en posesión de la tierra en calidad de colonos, 10% eran aparceros y 8% eran arren
datarios. He redondeado éstos y otros porcentajes citados de la investigación a los números perjudicaban los trabajad
enteros más próximos. era debido a que trabaja!
120. Ibid., Cuadro 2, p. 11. Muchas de las preguntas planteadas en la investigación fueron parea cía a que se quejaban de
das de esta manera.
121. Ibid., Cuadro 4, p. 13. .
122. Ibid., Otro 16% era propietario de la vivienda en tierras agrlcolas qúe se les hablan concedi
123. Ibid., Cuadro 6, p. 16.
do baQ<¡ algún tipo de contrato de aparceria, e141 % dijo que tomaban en arriendo y el resto,
124. 1bId.. Cuadro 10, p. 22. Las el
13 %, afirmó que vivia en barracas para trabajadores o en pensiones. 125. 1bId., Cuadro 11, p. 23.
íBAJADORES EN LA HISTORIA COLOMBIA
.nducidas por intelectuales desempleada seis meses consecutivos en la rDisma época. Interrogados
ncon la lucha de los traba- sobre las diferentes formas en que complementaban su ingreso como
Jdirigentes de organizacio obreros migrantes, una cuarta parte respondió que poseía cultivos pro
~r protestas colectivas con- pios o criaba animales. Una quinta parte dijo que arrendaba piezas en la
Iprincipal investigador fue casa en que vivIa. Otra quinta parte afirmó que trabajaban como vende
Partido Comunista de Co dores ambulantes en las calles. Y el 40% dijo que complementaban sus
~8tra está distorsionada, la salarios recolectando lo que quedaba en los campos después de la cose
~sista". Es decir, lo~ tra cha. A su vez, algunos dijeron que vendían a otros parte de los sobran
!apuestos que la mayona de tes (123).
des sindicales, a tener con Al preguntarles sobre sus aspiraciones y planes para el futuro, los
~r con la política de sus en trabajadores revelaron a Buenaventura y a su equipo que estaban
.,., entrevista lo que asegura "demasiado amarrados por la economía semiesclava y semiobrera de su
~tados y le da una especial trabajo", queno "reivindicaban realniente la tierra, como solución, sino
$" de muchos de los descu una proporción mínima". "Todo su horizonte" , concluyó Buenaventura,
"es una parcela de tierra, ojalá 'titulada' t t . Los trabajadores fueron in
~ de proletarización de los terrogados sobre si deseaban' 'independizarse" (un término que Buena
pas recientes. No obstante, ventura de manera reveladora e incompleta interpretb como "salir de
¡ver con los valores cultura pobre" adquiriendo una pequeña finca o un negocio), o si por el contra
~ formada en una economía rio querianencontrar un trabajo estable en la ciudad. Más de tres cuar
p1 que borraron ~ dist~nción tas partes se mostraron inclinados por una pequeña finca o un negocio.
~ropiedad muy difundida de De éstos, la abrumadora mayoría (84 % ) prefirió la pequeña finca (124).
t~ontrol de los 'trabajadores Luego loé investigadores sólldearon las actitudes de los trabajadores
.rse1es si habían sido .. due entrevistados hacia el asunto crucial de la reforma agraria. Les pregun
.ndió afirmativamente. Pero taron si creían que la tierra producía mejor tal como estaba distribuida
lo poseía una finca (119). Al en la actualidad o si produciría más o mejor si estuviera repartida de una
Permitía sobrevivir o debían manera distinta. El 92% escogió la última proposición. Cuando se les
¡terceras partes aseverÓ que preguntb' cuál creían que era el mejor camino, el 70% respondió que
~ (120). Toda la gente fue "quedaría mejor parcelada en fincas de propiedad familiar"; solo el
p pequeños propietarios. El 30% creyó que era mejor que estuviera "organizada en cooperativas o
~rrogados acerca de si en la empresas comunitarias" (125). Esta respuesta, que Buenaventuracalifi
ji tenían un titulo), casi una có como la posición ucampesina" en contraste con la posiCión ., obrera" ,
~2) • lo decepcionó. Sin' embargo. a lo largo de la encuesta los trabajadores
pportaban largos periodos de entrevistados dieron respuestas muy positivas a preguntas relativas a la
~d habían estado sin trabajo importancia de la organización y la actividad sindicales. Pese a que el
na cuarta parte habia estado 56% opinó que la mejor manera de salir adelante era que cada uno se
defendiera como pudiera. el 44 % pensaba que la salida radicaba en los
~% no posela titulo sobre la tierra. 9% esfuerzos cooperativos y la solidaridad obrera. Alpreguntárseles cómo
~ 10% eran aparceros Y 8% eran arren per;judicaban los trabajadores su propia posición, el 83% afirmó que ello
iados de la investigación a los números era debido a que trabajaban muy barato y solo 'e117% creyó queobede
¡eadas en la investigación fueron parea da a que se quejaban demasiado y formulaban exigencias a los patro
nos (126). Finalmente, ,más de tres CUartas partes sostuvieron que los
sindicatos ayudaban más que .peIjudicaban a los obreros, aunque la
mayOlÍa criticó los .sindicatos "po1íticos" . No obstante,má$ del 70%
rechazó la proposición de que todas las. po1íticas eran igual~y afirmaron
que babia po1íticas que favorecian a los ricos y otras que favorecían a los
pobres (127).
~ sostuvieron que los fecta en cualquier sociedad actual, capitalista o socialista. Los trabajado
t los obreros, aunque la res cafeteros lucharon por el control sobre los medios de producción y el
~. obstante, más del 70% producto pleno de su trabajo. Pero también lucharon por la libertad de
~ eran iguales y afirmaron trabajar en la forma que consideraran más apropiada. Los trabajadores
ptras que favorecían a los del café, los pequeños propietarios, los arrendatarios y los aparceros
alcanzaron esta última meta de manera más completa. Y al hacerlo de
mostraron, superando formidables obstáculos históricos, el poder del
trabajo humano no alienado. Actuando con medios productivos limita
dos, capital insuficiente y una tecnologia rudimentaria, pusieron a prue
ba su humanidad y su eficiencia en contra de poderosos rivales capitalis
rica experiencia formativa tas, y resultaron triunfantes. Su victoria encierra una lección para todos
~...." que ha ejercido una in
los izquierdistas convencidos de las virtudes de la colectivización sin ple
iJad colombiana en el pre
no control de los trabajadores. Ella deja un poderoso testamento para
Que su importancia es sis
todos aquellos que buscan el bienestar material en sociedades subde
~lombiana y negada por
sarrolladas. Por último, ella brinda parte de la respuesta a los excesos de
¡:estudiosos marxistas, los
civilización industrial, tanto capitalista como la denominada socialista,
~adora colombiana muy
orientada a destruir los sistemas materiales de los que todos depende
~l que ignora su capitulo
mos en un esfuerzo innecesario y autodestructivo por transformarlos. En
lebilidad de la izquierda y
el legado agridulce de las luchas de los trabajadores cafeteros residen
~menos en la causa real.
las claves del pasado reciente de Colombia y la promesa de su futuro.
¡bistoriografia colombiana
~l hacerlo ha renunciado a
_dora.
[439 J
440 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
enfoque también debe resultar más significativo en aquellas áreas de cho análisis, puede n
América Latina en donde el legado de las sociedades precolombinas y el período prerrevolucio
colonialismo ibérico es relativamente débil -en Argentina o Venezuela das del paradigma en
más que en Perú o Guatemala. Cabe recordar que los cuatro países exa ser conceptualizado p¡
minados en este libro fueron todos partes periféricas de la América Lati ecomonúa minera eXI
na precolombina y colonial; y fueron de las regiones que se transfonna obreros de las ciudade
ron de manera más completa durante la integracibn de Latinoamérica al en las plantas de propi
orden capitalista industrial a partir de 1780 y, en especial, a partir de trabajadores de los en
1880. Es probable que el enfoque funcione mejor con países latinoameri dica la principal modif
canos más pequeños, conII1enor diversidad regional y menor desarrollo los agricultores de sub
econbmico en la época contemporánea que México y Brasil. Y es posible nonúa material y cultu:
que resulte menos útil en la interpretacibn de la historia moderna de los cultura capitalista expc
países más pequeiios, menos autbnomos y más subdesarrollados de la diversidad del desarro:
regibn, como algunos de Centroamérica y el Caribe, que para los cuatro ría de las econoll'Úas «
países que se comparan en este estudio. exportadora del tipo ch
A pesar de estas limitaciones, es probable que el enfoque revele sivas en capitál y de pI
mucho acerca de la historia moderna de todos los países de América La complejidad y especifi
tina. Concentrándose en la experiencia de los trabajadores del sector debe hallar un sentido
exportador, se descubren las fuentes de las fuerzas ideolbgicas y politi cultural en el movimier
cas que distinguen a cada uno de los movimientos obreros nacionales de propÉmsibn relativame
la regibn. Haciendo énfasis en la influencia de la estructura exportadora, reformista, nacionalist.
se ponen al descubierto los obstáculos y oportunidades bajo los cuales se dieran en México ~nte!
gestaron y evolucionaron las alianzas de clase, tan decisivas para la in social violenta antes qu
fluencia del movimiento obrero en el curso del desarrollo econbmico y dencia la necesidad de
politico nacional. El enfoque comparativo de la estructura exportadora y mexicaná. Estas últim
de los obreros que durante mucho tiempo cumplieron conta tarea princi agrarias con raíces indl
pal de las sociedades latinoamericanas en la econonúa mundial, no dará dencia contra el colollÚ
respuesta, por supuesto, a todos los interrogantes que surgen en torno a del siglo XIX que resul
los movimientos obreros de América Latina. Tampoco' puede explicar a Unidos y la forma políl
cabalidad el destino tan diverso de las historias nacionales en las que desarrollo exportador d
estos movimientos desempeñaron un papel decisivo.. Pero constituye revolucibn de 1910.
una herramienta poderosa y sutil de análisis que ayuda a explicar mu Una vez hubo empez
chos aspectos de ambos temas. . riografía laboral y nacio]
La utilidad del enfoque dependerá en buena parte, sin embargo, del de su incorporacibn a la
espíritu con el cual se aplique. El paradigma debe' emplearse en forma les de la historia del paí~
heurística con el objeto de ganar fuerza interpretativa sobre una historia mente es el grado en el
nacional concreta y específica, sobre una historiografia distinta y com amplios de la historia n
pleja. La utilidad del enfoque no puede decidirse en forma superficial; trayectoria ideolbgica y I
será determinada solo por investigadores dispuestos a sumirse plena las décadas siguientes;
mente en la historiografía de estos países y a realizar una investigacibn versas coaliciones revoh
primaria. Para cada país la estructura analitica tendrá que ser modifica tes, la puesta en práctic
da sustancialmente para tomar en cuenta las variablespoliticas y todas politicas en los años tre:
las características especiales indicadas atrás. las décadas posteriores 1
Para México, un ejemplo particulannente complejo y fecundo de di economía política conten
LIMITES DEL ESTUDIO Y PROMESA DE ENFOQUE
¡
r
que la fusión creativa de estas dos tendencias historiográficas ampliarla micos, institucionales, il
y profundizarla hasta tal punto nuestra vildbn del proceso histbrico que preOCUP890 a los histori
estariamos en condiciones de escribir de nuevo la historia del mundo enriquecido y modificad
moderno. Es decir, escribirla de mane?másprecisa y más de acuerdo marxismo clásico, recon¡
con los intereses de las mayorlas que trabajaron para construir el moder social en las sociedades I
no sistema social mundial y, que sin embargo, se benefician muy poco tuciones defensivas cre
de él (4). ... . resistir las tendencias ru
Quienes estén familiarizados con estas dos escuelas de estudios his produccibn. Explora las
tóricos modernos habrán notado la forma cautelosa y desproporcionada tura· hegembnica de lac
como he recurrido a cada. una de .ellas en este libro. La historia social,
. - -
des de clase. AmpJia nu
especialmente sus aplicaciones más modernas, continúa estando muy planteados por concepto
de notar que todos estos
ciales que los historiade
3. El enfoque puede $ervir de trampolin para fiÍoudiar otras aocledadee'del Tercer Mundo que, al
igual que los pal$es IatinoamericaDOll pero formalmente bfQocontrol colonial, fueron integradas conservadurismo y la pa
a un orden mundial industrial como productOres de bienes primarios para exportación. Tam de las sociedades capital
bién ee posible que el concepto de un sector manufacturero exportador eomo ]a parte DS im posterior a 1945, discuti~
portante de algunas 8COnom1as capi~ ~ustriales y de los obreros de tales industrias
como el elemento má.s imJlO1't!m\e en la definición de los movimientos obreros nacionales re Es importante que le
sulte litO para el estudio comparativo del movimiento laboral en el mundo capitalista de~rro dad geográfica e histbri~
liado. dedicb a iluminar. Porqw
4. El argumento de esta sección se presenta mM deta1ladamenteen Charlee Bergquist, "Latin
American Historial Studies in the 1980's: ODe View", en Trends and Prioritiee ror Researeb on universales y vitales parl
LatiD Ameriea in tbe 1980's, Documento de Trabajo No. 111, The Latín American Program The es también cierto que la
WilsonCenter, Washington, D.C., 1982. ' la dependencia cultural ~
~DORES EN LA HISTORIA LIMITES DEL ESTUDIO Y PROMESA DE ENFOQUE 445
que los mecanismos culturales y corporativistas orientados a mantener prensión del proceso
el estado de cosas se hallan más acabados y seguros en las sociedades las aportadas por la }
capitalistas avanzadas que en América Latina. eficaz los presupuest
La nueva historia social y laboral se adecúa más para el estado de los distinguido las princi
estudios históricos en las sociedades capitalistas avanzadas. y para el demostrado cómo el di
nivel de sus recursos económicos, técnicos, institucionales y humanos, cos dialécticamente re
que para aquellos de campos históricos y sociedades no desarrollados. uno en parte causa y e
La nueva historia es el producto final de un proceso de desarrollo prolon subdesarrollo crónico j
gado y secuencial en una disciplina que empezó escribiendo biografía e res culturales tradiciol
historia política e institucional, pasó por la historia económica e intelec mo europeo, como sí L
tual y hoy se ufana de avanzar sobre los campos de la historia social y tercambio desigual y
cultural. Sin los puntos de referencia. que aporta la historiografía tradi mundial del trabajo qu
cional, los historiadores sociales pueden hundirse en un mar de informa centrales.
ción primaria y abordar asuntos poco relacionados con los aspectos im Aunque este estudj
portantes del cambio históricQ. La historia social también es costosa. Im tribuye muy poco a las
plica grandes inversiones de tiempo por parte de historiadores profesio tando a los analistas di
nales muy bien entrenados que aprovechen los extraordinariamente bien mica de las famosas on
organizados y abastecidos depósitos, bibliotecas y centros de computa tión del ascenso o dese
ción del mundo desarrollado. en el sistema social mu
Por todas estas razones, cQnsidero que los latinoamericanistas no por una parte, y el grad
solo deben evaluar criticamente los costos implícitos en la aplicación de tiempo de los movim
la nueva historia social a nuestro campo, sino la relevancia de los proble otra (5). He intentadot4
mas que se propone resolver. Considero que debemos diseñar estrate toria de cada país sierr
gias para enfocar la historia social y laboral que practicamos y, al lllismo estudio se basa mucho I
tiempo, contribuir a la historia económica, política e institucional gene tema capitalista mundi
ral de un campo no desarrollado. El enfoque elaborado en este libro es real a la comprensión;
una forma de lograrlo; puede ser viable o no; ciertamente no es el único. anteriores fenómenos.
Pero tiene como objetivo un principio historiográfico que va más allá de Empero, el estudio ~
su especificidad, o sea, utilizar conceptos y métodos de la nueva historia tradicción en la literatu
laboral apropiados a la naturaleza de su temática latinoamericana y a las los economistas y soció
limitantes historiográficas y materiales de un campo histórico subdesa enfoque creen contnbu
rrollado. miento de un orden soc
La nueva historia social es vital para comprender más a fondo un ralmente en la "lógica'
importante asunto que este libro ha tenido que abordar: el proceso de dinámica concreta de la
percepción humana y de creación de interpretaciones culturales colecti nales y no logran compr
vas que el análisis .marxista tradicional identificó y simplificó enorme humanas cuya importan4
mente con la denominación "conciencia de clase". A lo largo del estudio convincentemente. Esta
he luchado insatisfactoriamente con este problema, cuya elucidación de la mayoría de los anal
plena requiere de una considerable cantidad de investigación primaria de la literatura de ciencu
por parte de b,istoriadores sociales bien entrenados y excepcionalmente técnica y completament
perceptivos. Quizá la contribución más importante del libro consista en
avanzar una serie de criterios útiles en la selección de temas para una
5. Intento demostrar la importanl
parte de dicha investigación. Labor al the Canter" , introdu,
Las contribuciones del análisis del sistema mundial a nuestra com- Economy, Beverly Hills, 1984.
ADORES EN LA HISTORIA LIMITES DEL ESTUDIO Y PROMESA DE ENFOQUE 447
[)rientados a mantener prensión del proceso histórico han sido de un carácter muy distinto de
IIros en las sociedades las aportadas por la historia social. Este análisis ha minado de manera
eficaz los presupuestos culturales, y raciales, que histbricamente han
lS para el estado de los distinguido las principales corrientes del pensamiento occidental. Ha
s avanzadas y para el demostrado cómo el desarrollo y el subdesarrollo son fenómenos histbri
tucionales Y humanos, cos dialécticamente relacionados enun sistema capitalista mundial, cada
ades no desarrollados. uno en parte causa y en parte consecuencia del otro. Ha mostrado que el
ro de desarrollo prolon subdesarrollo crónico del Tercer Mundo no es tanto una función de valo
escribiendo biografia e res culturales tradicionales que precedieron elcontacto con el imperialis
!ia económica e intelec mo europeo, como sí la consecuencia cultural, política y material del in
s de la historia social y tercambio desigual y la especialización de funciones en una división
L la historiografia tradi
mundial del trabfÓo que beneficia desproporcionadamente a las naciones
! en un mar de informa centrales.
os con los aspectos im Aunque este estudio comparte tales suposiciones, directamente con
también es costosa. 1m tribuye muy poco a las preocupaciones históricas que han venido inquie
, historiadores profesío tando a los analistas del sistema mundial. Arroja pOCa luz sobre la diná
[traordinariamente bien mica de las famosas ondas largas de la economía mundial, sobre la cues
I y centros de computa tión del ascenso o descenso dentro de la jerarquía de estados nacionales
en el sistema social mundial,
. o sobre la relación entre ambos fenómenos ,
.
latinoamericanistas no por una parte, y el grado de movilización y la fuerza relativa a través del
titos en la aplicación de tiempo de los movimientos obreros mundiales y nacionales, por la
relevancia de los proble otra (5). He intentado tener en mente estos asuntos e incluirlos en la bis
~emos diseñar estrate
toria de cada país siempre que fue necesario. Sin embargo, aunque el
I>racticamos y, al mismo estudio se basa mucho en el cambiante contexto internacional de un sis
~ e institucional gene
tema capitalista mundial, no hace una contribución teórica o empírica
~borado en este libro es
real a la comprensión de la dinámica causal global de ninguno de los
Kamente no es el único. anteriores fenómenos.
. que va más allá de Empero, el estudio aborda lo que es, pienso yo, una importante con
de la nueva historia tradicción en la literatura sobre el sistema mundial. La mayor parte de
latinoamericana y a las los economistas y sociólogos neomarxistas que trabfÓan dentro de este
histbrico subdesa enfoque creen contribuir con su trabfÓo de investigación al estableci
miento de un orden socialista mundial. Pero se concentran tan unilate
lrelllder más a fondo un ralmente en la "lógica" estructural del sistema mundial que niegan la
. abordar: el proceso de dinámica concreta de la lucha de clases dentro de las sociedades nacio
culturales colecti nales y no logran comprender los problemas de la conciencia y la acción
y simplificó enorme humanas cuya importancia los historiadores sociales han demostrado tan
, . A lo largo del estudio convincentemente. Esta contradicción se revela claramente en la prosa
cuya elucidación de la mayoría de los analistas del sistema mundiaL Como la mayor parte
investigación primaria de la.literatura de ciencias sociales, aquélla carece de arte ' es abstracta ,
y excepcionalmente técmca y completamente desprovista de vida. No consigue atraer a la
del libro consista en
de temas para una 5. Intento demostrar la importancia de la historia laboral para todos estos problemas en "Placing
Labor at the Center" ,introducción a Charles Bergquist, editor, Labor iD tbe Capitalist World
Ecooomy, Beverly Hills, 1984.
~Ul~"'''\.U.C:1.1 a nuestra com
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LOS TRABAJADORES ENLA HISTORIA
clase cuya lucha, según sostiene el. análisis del sistema mundial, hace
avanzar el capitalismo a escala global y es la única que tiene el poder de
trascenderlo (6).
He tratado de supel1lr los problemas evidentes en buena parte del
análisis del sistema mundial elaborando los conceptos y los mé.tOO.os de
una tradición intelectual des.arrollada a partir de la experiencia histórica
especifica de América Latina. Dejando a un lado la ideología conservado
ra de 108 economistas estructUI'ales 14tinoamericanos y también los inte
reses de clase a los que sus estudios sirven de manera ostensible, su
obra posee la virtud conceptual de reconocer y explicar una realidad bis
tbrica fundamental de la región: la naturaleza reactiva de su desarrollo
económico y el diferente potendal de progreso de las diversas naciones a
través del tiempo. Estos economistas abordaron una serie de problemas
cuya importancia era percibida por todas las clases sociales de la región
en la posguerra: el problema de la transformación industrial y la prome
sa que ésta parecía entrañar,incluso en la forma capitalista, de eliminar
la pobreza material y distribuir más equitativamente el ingreso. Aparte
de lo insuficiente y estrecha. que fuera su.estructul1l conceptual, estos
economistas desarrollaron un método de análisis apropiado a los recur
sos de las sociedades que estudiaron. Comprendiendo que la raíz de los
problemas del desarrollo era histórica pero careciendo de buenas histo
rias económicas de la región, se pusieron a escribir una historia econ6
mica por su cuenta. Puesto que reconocían que ésta. ~ra una labor monu
mental que estaba mucho más allá de sus recursos inmediatos, ·desarro
llaron un enfoque comparativo sofisticado que les permitib sopesar los
elementos de la causalidad histbrica y aislar cuestiones que serian inves
tigadas sistemáticamente.
Este estudio ha intentado poner· más plenamente al servicio de los
intereses de la clase obrera ese esquema conceptual y ese método com
parativo. Hace hincapié en la estructura exportadora a fin de encarar el
problema politico central de su significado para la conciencia de clase de
los trabajadores y la formación del movimiento obrero. Amplia la cues
tión del desarrollo económico vinculándola con los problemas de la trans
formación social y politica. Enfoca estos asuntos mediante el estudio
comparativo del impacto de las cambiantes fuerzas económicas, ideoló
gicas, poJíticas y rulturales en la lucha entre el capital y el trabajo en las
diferentes sociedades nacionales de la región. Cualesquiera que sean
sus limitaciones, el libro trata de enfocar la visión profunda de la nueva
historia social dentro de la concepción más amplia de un sistema capita.
lista mundial, de una manera que resulte apropiada para la realidad so
ciallatinoamericana y el estado de su historiografia.
6. IlwItrat.ivode todas eetu cueat.iones es Samir.Amin et al., DpamIea DI GIot.l CriIda, New
York, 1982.
..DORES EN LA HISTORIA LIMITES DEL ESTUDIO Y PROMESA DE ENFOQUE
ps en buena parte del En la medida en que estos ensayos consiguen situar el movimiento obre
tptos y los métodos de ro en un lugar central de las historias nacionales de Chile, Argentina,
Il experiencia histórica Venezuela y Colombia, plantean importantes preguntas conceptuales y
~ ideología conservado poJíticas no solo para la historia moderna latinoamericana. sino para los
~os y también los inte· estudios históricos m.odernos en general Cierto es que estos ensayos
manera ostensible, su son demasiado unilaterales y se concentran muy poco en el papel de la
¡Hicar una realidad his clase media y la clase dirigente en el proceso histórico. Pero quizá tales
activa de su desarrollo excesos puedan ser disculpados en el marco de una historiografia que
las diversas naciones a por mucho tiempo dejó a los trabajadores por fuera de sus preocupacio
lna serie de problemas nes principales. Si los obreros ocupan un lugar fundamental en la histo
~ sociales de la región ria moderna de los países capitalistas subdesarrollados examinados en
~ industrial y la prome este volumen, uno empieza a preguntarse sobre el modesto papel del
capitalista, de eliminar movimiento obrero en la historia moderna de otras sociedades latinoa
~Jlte el ingreso. Aparte mericanas y del Tercer Mundo, así como en la historia del mundo indus
Í1ura. conceptual, estos trializado en sí.
:apropiado a los recur Colocar el movimiento obrero en el centro de la historia moderna sir
iendo que la raíz de los ve para habilitar no a los capitalistas y a su sistema mundial, sino a los
iendo de buenas histo trabajadores, quienes han luchado más consistentemente por democrati
~ir una historia econó zar dicho sistema. Dignifica a las gentes ignoradas en la historia burgue
~ era una labor monu sa de los grandes hombres, las desconocidas en la historia neomarxista
i)S.inmediatos, de sarro llena de abstracciones, las desdeñadas en la historia neocorporativista
~ permitió s~pe~r los de los estructuralistas y las menospreciadas en la historia social 'que ig
~ones que senan mves nora la poJítica y agasaja a los pobres mediante compensaciones pater
I nalistas (' 'ellos también tienen una historia"). Si los ensayos contenidos
laente al servicio de los en este volumen logran demostrar que las luchas obreras influyeron de
~ y ese método com manera fundamental en el curso de las historias nacionales de Chile,
~ora a fin de encarar el Argentina, Venezuela y Colombia; si comprueban cómo tales luchas ilu
~ conciencia de clase de 1 minan los problemas esenciales de la historiografía de estas naciones; si
í>brero. AmpJía la cues ,¡ dejan al descubierto los objetivos democráticos de los trabajadores y la
rs problemas de la trans complejidad de las razones de su fracaso, nos revelarán concretamente
lOS mediante el estudio cómo los trabajadores hacen la historia. Nos recordarán que, siempre
económicas, ideoló 1 que tengamos el coraje de las convicciones democráticas y una mayor
y el trabajo en las j comprensión del pasado, podemos crear colectivamente un futuro mejor.
'Cualesquiera que sean I Sin solucionar quedó en este estudio el problema de cómo debe ser
profunda de la nueva j escrita y difundida una historia que coloca a los trabajadores en el centro
de un sistema capita de sus preocupaciones. Para realizar su potencial, dicha historia necesita
para la realidad so aprender a u tilizar tanto las ciencias sociales como las humanas, tanto el
análisis como la narrativa para vincular el intelecto y la emoción de la
gran mayoría de la gente en torno de la lucha de la clase obrera. Con
PIIl8IDiea of GlobU criBta. New pocas excepciones, los estudios de historia y ciencias sociales, incluidos
aquellos que se concentran en la clase obrera, son leídos solo por una
460 LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA
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