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TRABAJO EN ZONA DE RIESGO

FORMA PERIODISTAS COMO CORRESPONSALES DE GUERRA

Saber cómo enfrentar el peligro o como realizar una cobertura informativa en lugares
donde las balas en cuestión se segundos hacen blanco en los seres humanos, entre ellos
los periodistas, fue el eje principal de un seminario que se dictó hace pocos días en
Buenos Aires-Argentina, denominado Periodismo en Zonas Hostiles. Veinticinco
periodistas latinoamericanos se embarcaron en esta aventura y descubrieron el porqué se
genera tanto horror en las guerras.

Campo de Mayo, una guarnición militar privada, fue el punto de encuentro. En ese
recinto, donde a su vez funcionan las dependencias del Centro que la PMC Global SGSI
tiene en Cesarea Israel, se desarrollaron las prácticas y se analizaron los documentos
relativos al seminario.

La idea para la realización de este seminario, que al final de cuentas tuvo como objetivo
principal entregar las herramientas necesarias para evitar los peligros que los periodistas
corren en zonas de guerra, o al menos para reducirlos, fue de la Sociedad Americana de
Prensa, SAP, organización que refleja su preocupación en el listado de periodistas que
cayeron tratando de cumplir con el deber de informar.

Los cursantes llegaron a Campo de Mayo desde diversos países. De Argentina, Paraguay,
Uruguay, Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Líbano, Croacia, Rusia, España,
Francia, Nigeria, Congo, Sudán.

Las puertas hacia un mundo, para unos poco conocido y para los demás por conocer, se
abrieron en horas de la tarde del domingo 15 de febrero.

La bienvenida la hizo uno de los principales de SGSI. Luego le siguió Víctor González de la
Aleja, el que sería el instructor principal y el coordinador general del seminario.

“COTO” -así prefiere que le llamen- fue el más entusiasta de los instructores. Con gestos
algo exagerados, repitió, una y mil veces, la necesidad de que los periodistas que cubren
informaciones en zonas hostiles, deben estar siempre preparados. Al final del seminario
todos caímos en cuenta: lo señalado por “COTO” tenía una gran dosis de razón.

Se inicia el curso
El lunes 16 de febrero, tras la bienvenida, el proceso de enseñanza-aprendizaje se puso
en marcha. Uno de los instructores de SGSI empezó hablando de esta organización militar
privada que capacita a personas para operaciones de paz en países en guerra.

Hasta ese momento la calma aún reinaba en cada uno de los participantes. Sin embargo
ésta se rompió cuando se empezaron a dictar las charlas sobre preservación de la salud.
Tras conocer las técnicas para cumplir este objetivo en las zonas de conflictos, el
instructor llamó a los participantes a las prácticas: una de ellas, autoaplicarse una
inyección. Pocos cumplieron el objetivo pero todos entendieron lo importante de este
accionar: evitar alguna infección, vacunarse, en fin...

Los días posteriores del seminario que duró hasta el viernes 20 de febrero, se
desarrollaron entre instrucciones teóricas, y agitadas prácticas.

Durante la semana se abordaron temas sobre primeros auxilios, conocimientos de


materiales y equipos utilizados en guerra, seguridad contra las minas antipersonales que
en estas zonas existen en grandes cantidades (en el mundo hay sembradas 110 millones
de minas antipersonales y matan anualmente a 26 mil personas. La mayoría no forma
parte de un ejército: sólo el 4 por ciento de los mutilados es personal militar).

El manejo del estrés, las técnicas de negociación en caso de secuestros, la adaptación al


medio ambiente, el desplazamiento en localidades o ciudades donde se desarrolla un
conflicto armado, el manejo de la brújula, cartas o mapas; navegación terrestre con
vehículos militares, supervivencia como rehén, guiado de helicópteros, supervivencia,
fueron, también, temas que se analizaron y de los cuales se desarrollaron prácticas y
simulacros.

Siempre preparados

“El casco y la máscara antigas deberán ser las fieles compañeras. Pueden salvarle la vida
en cualquier momento”, era lo que decía “COTO” cuando hacía referencia al estar
preparado para participar, como periodista, en un conflicto armado.

Sin embargo para los periodistas que realizan coberturas en zonas de conflictos se le es
imprescindible, además, prepararse no sólo psicológicamente sino física y logísticamente.

Desde que los medios de comunicación envían a sus periodistas a las zonas de guerra para
realizar las coberturas, muchos han muerto por falta de previsión. Algunos de los
comunicadores que fueron y regresaron, ahora señalan que les hubiera gustado tener algo
de conocimientos de éstas técnicas antes de partir a realizar el trabajo de corresponsalía.

Al final de la jornada a casi todos los periodistas participantes en el seminario les quedó
un sabor agridulce. Conocieron técnicas que en determinado momento -nadie sabe
cuándo y dónde podría estallar una guerra o ser testigo de alguna catástrofe-, podrían ser
utilizadas para la realización de una buena cobertura periodística. Así mismo
experimentaron, en cierto modo, todos esos sentimientos de dolor y frustración que se
genera en las personas víctimas de estos hechos violentos.

Para Horacio Villalobos, reportero gráfico testigo de algunas convulsiones sociales en


algunos países, en los conflictos armados el periodista no tiene derecho a nada. Lo único
que existe es aceptar la dura realidad y tratar de salir con vida de ahí, a toda. Porque
vale mucho más un periodista vivo...

No deja del lado el tema de las negociaciones. Dice que en cualquier momento tendrá que
negociar, por su vida, por materiales para el trabajo, por la oportunidad para las
coberturas periodísticas, entre otros aspectos.
Villalobos es un convencido de que en las guerras, para los militares, los periodistas son
sapo de otro pozo. “Ellos nunca te cuidan y por lo tanto tendrás que hacerlo solo”,
explicó.

De ahí que Villalobos, acogiéndose a la experiencia que le otorgó el haber participado en


algunos conflictos armados, como el ocurrido en Chile con la caída de Salvador Allende,
realiza una serie de recomendaciones: nunca cruzar la línea de guerra, no dar
explicaciones más allá de las que piden los soldados, elegir gente del lugar y con
experiencia para la realización de los recorridos, saber siempre que en estos conflictos
los periodistas no tienen derecho y por lo general, el periodista en guerra debe ser el
hombre gris, el que no se ve o el que no llama la atención.

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