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ECRO – ESQUEMA CONCEPTUAL REFERENCIAL OPERATIVO

Todos tenemos un ECRO. En una Escuela de Psicología Social, los alumnos trabajan sus
ECRO, que implica trabajar una teoría, una metodología, trabajar desde sus verticalidades
y en la horizontalidad del grupo, de manera tal de poder operar desde el campo de la
Psicología Social.
Pero entonces nos preguntamos, ¿qué es el ECRO? ECRO son las siglas de Esquema
Conceptual Referencial Operativo.
Un Esquema es un conjunto articulado de conocimientos, aprendizajes, un corpus teórico
sobre el que se va a apoyar nuevos conocimientos y aprendizajes. Incluye las
experiencias, conocimientos y afectos con los que el sujeto va a actuar en el mundo.
En las Escuelas de Psicología Social, este esquema se trabaja en el grupo, de forma tal de
poder sustentar a nivel grupal un esquema referencial y operativo, dónde nuestros
esquemas previos, aquellos que todos traemos, se constituyan en un común denominador.
Pero a Esquema le sumamos la palabra Conceptual y un esquema conceptual es un
sistema organizado de ideas, ideas en general. Es un conjunto organizado de conceptos
universales, que nos permiten y facilitan el acceso a una serie de objetos particulares en
nuestra vida cotidiana. Este esquema conceptual no es un sistema cerrado, es abierto, es
decir, podemos ir incorporando más información, modificar la existente, sintetizar cualita
y cuantitativamente nuevos conocimientos y conclusiones. Este ECRO nunca se
completa, siempre está en constante construcción.
El aspecto Referencial del ECRO, alude al campo concreto en el que vamos a trabajar.
Como alumnos, vamos a operar sobre la realidad, trabajarla. En este trabajo vamos a hacer
“referencia” por eso referencial, a los conocimientos relacionados con ese campo de
trabajo.
Es decir, que el ECRO, nos sirve como marco de referencia para que, de manera operativa
e instrumental podamos abordar los distintos ámbitos de incumbencia de la Psicología
Social: Ámbito Individual, Grupal, Institucional y Comunitario.
Y hablamos de Operativo y esta palabra refiere a que el ECRO nos permite trabajar. La
Operatividad para Pichón Rivière es un criterio y se asemeja a lo que en otros contextos
se conoce como criterio de verdad. Lo operativo tiene que ver con la posibilidad concreta
de modificar una situación, de forma creativa, atendiendo a condiciones de salud. Y la
salud para Pichón es adaptación activa a la realidad. Es decir, modificar operativamente,
creativamente, la realidad, para transformarla creativamente.
Surge la pregunta: ¿qué nos permite el ECRO?
En Psicología Social, la teoría se comprende como práctica sistematizada. Esto da cuenta
que, mediante un proceso de enseñanza – aprendizaje dialéctico, cada situación o proceso
de conocimiento “a posteriori” se convierte en el “a priori” de una nueva situación. La
dialéctica es un modelo basado en tres instancias: tesis, antítesis y síntesis. Esto permite
que tanto la teoría como la práctica se retroalimente en forma constante, más allá de
obstáculos y conflictos que siempre están presente en toda situación, sea de aprendizaje
estricto o no.
La Psicología Social estudia al hombre en situación. El ECRO incluye una metodología
dialéctica que permite un accionar transformante entre el mundo interno y el mundo
externo. Dado que el marco teórico siempre está abierto hay una permanente
confrontación entre la teoría y la práctica en un ida y vuelta, que hace que el sujeto se
enriquezca,
El ECRO es aprendible y transmisible, mediante el abordaje y la intervención psicosocial.
Surge de una práctica que luego se conceptualiza, dónde teoría y práctica no son opuestos
sino que se complementan. En la confrontación que se produce entre la teoría y la práctica,
se producen mecanismos de ratificación y rectificación, mediante el trabajar con otros y
el trabajar-se, mediante la puesta en marcha de una mirada crítica hacia el afuera pero
también una mirada autocrítica hacia el adentro. Esto le otorga a la teoría y la práctica
psicosocial un nivel de operatividad e instrumentalidad, que propicia su objetividad y
verificabilidad, mediante la construcción de hipótesis conceptuales, que luego pueden
verificarse en la realidad.
Un ECRO es un modelo conceptual basado en dos aspectos: un aspecto superestructural
y un aspecto infraestructural. Entendemos por aspecto superestructural, a aquellos
elementos conceptuales que conforman el esquema. Su aspecto infraestructural tiene que
ver en cambio, con aquellos elementos motivacionales y emocionales del sujeto. Es decir,
tiene que ver con su verticalidad, puesta en juego en la horizontalidad grupal.
A este Esquema Conceptual Referencial y Operativo lo conforman en Psicología Social,
una serie de teorías y marcos epistémicos. Pichón Rivière creía firmemente en lo
interdisciplinario, por tal motivo ha incorporado teorías como el Psicoanálisis,
especialmente Freud y Melanie Klein, teorías Sociológicas como las de George Mead y
Kurt Lewin, el materialismo dialéctico de Marx, el materialismo histórico, el Psicodrama
de Moreno, el existencialismo de Sartre, la epistemología de Gastón Bachelard, la
psicología de Bateson, autores como Lefebre, Fairbairn, el surrealismo, otros.
El ECRO, tiene una tarea que es prioritaria. En el trabajo grupal, se configura un ECRO
entre sus miembros y el equipo de coordinación, fundamentalmente a través de dos de sus
vectores más importantes que son la comunicación y el aprendizaje.
En el trabajo grupal, se establecen y transmiten distintas cuestiones entre sus miembros,
acuerdos, desacuerdos. Hay mensajes que se transmiten que deben ser entendidos pero.
Siempre se producen los famosos ruidos en la comunicación o malentendidos.
En este proceso de comunicación de mensajes, códigos, decodificaciones,
transcripciones, retroalimentaciones, implica al mismo tiempo un proceso de aprendizaje
Cada miembro del grupo participa en la dinámica grupal desde su ECRO, pero el resto de
los miembros capta desde sus propios ECROs.
Es en el logro de la tarea, en el proceso que lleva adelante ese logro dónde se va a
establecer un ECRO Grupal, que será un modelo, una forma de resolver determinadas
cuestiones que obturan la tarea.
La horizontalidad grupal, es lo que constituye el común denominador de la situación del
grupo, lo compartido consciente o inconscientemente por todos sus miembros que incluye
al equipo de coordinación.
La verticalidad representa en la dinámica grupal, la historia personal, particular, que cada
miembro trae y pone en juego en la dinámica grupal, en su horizontalidad. Son sus
experiencias, circunstancias personales, emocionales, afectivas.
El equipo de coordinación y los miembros del grupo trabajarán la dinámica grupal allí,
dónde lo vertical y lo horizontal confluyen.
El sujeto debe trabajar su ECRO y trabajar su ECRO implica modificar conductas, formas
de actuar y comportarse, formas de pensar, de sentir y de actuar. Implica una autocrítica
y trabajo constante, nuevas miradas, nuevas formas de pensar, reflexionar, sentir y actuar.
Es producir un descentramiento desde su narcisismo a favor del trabajo del grupo,
comprender, empatizar con el otro, más allá de sus propias contradicciones, conflictos y
resistencias al cambio.
El ECRO grupal implica la necesidad de realizar una puesta en común, de generar un
espacio de debate y reflexión, de intercambio, propiciar un espacio de libertad, desde
dónde enfrentar críticamente la vida cotidiana, resolviendo los conflictos del día a día,
del hombre en situación. Un espacio que contribuya al logro de una tarea que implica
aprendizajes e implica un cambio no sólo cuantitativo sino fundamentalmente cualitativo.
La Teoría Sociocultural de Lev Vygotsky
¿En qué sentido y proporción puede influir la cultura y la sociedad en el desarrollo
cognoscitivo de los niños? ¿Existe algún tipo de relación entre el desarrollo cognitivo y
el complejo proceso colaborativo que llevan a cabo los adultos en la educación y el
aprendizaje (específico y general) que reciben los pequeños?
Del mismo modo, ¿cuáles son las principales implicaciones que tiene la Teoría
Sociocultural de Vygotsky para la educación y la evaluación cognitiva de los niños?

La Teoría Sociocultural de Lev Vygotsky

La Teoría Sociocultural de Vygotsky pone el acento en la participación proactiva


de los menores con el ambiente que les rodea, siendo el desarrollo cognoscitivo fruto de
un proceso colaborativo. Lev Vigotsky (Rusia, 1896-1934) sostenía que los niños
desarrollan su aprendizaje mediante la interacción social: van adquiriendo nuevas y
mejores habilidades cognoscitivas como proceso lógico de su inmersión a un modo de
vida.
Aquellas actividades que se realizan de forma compartida permiten a los niños
interiorizar las estructuras de pensamiento y comportamentales de la sociedad que
les rodea, apropiándose de ellas.
Aprendizaje y "Zona de desarrollo proximal"
Según la Teoría Sociocultural de Vygotsky, el papel de los adultos o de los compañeros
más avanzados es el de apoyo, dirección y organización del aprendizaje del menor, en el
paso previo a que él pueda ser capaz de dominar esas facetas, habiendo interiorizado las
estructuras conductuales y cognoscitivas que la actividad exige. Esta orientación resulta
más efectiva para ofrecer una ayuda a los pequeños para que crucen la zona de
desarrollo proximal (ZDP), que podríamos entender como la brecha entre lo que ya son
capaces de hacer y lo que todavía no pueden conseguir por sí solos.
Los niños que se encuentran en la ZDP para una tarea en concreto está cerca de lograr
poder realizarla de forma autónoma, pero aún les falta integrar alguna clave de
pensamiento. No obstante, con el soporte y la orientación adecuada, sí son capaces de
realizar la tarea exitosamente. En la medida en que la colaboración, la supervision y la
responsabilidad del aprendizaje están cubiertas, el niño progresa adecuadamente en la
formación y consolidación de sus nuevos conocimientos y aprendizajes.
La metáfora del andamiaje
Son varios los seguidores de la Teoría Sociocultural de Vygotsky (por ejemplo: Wood,
1980; Bruner y Ross, 1976) que han sacado a colación la metáfora de los ‘andamios’
para hacer referencia a este modo de aprendizaje. El andamiaje consiste en el apoyo
temporal de los adultos (maestros, padres, tutores…) que proporcionan al pequeño con el
objetivo de realizar una tarea hasta que el niño sea capaz de llevarla a cabo sin ayuda
externa.
Una de las investigadores que parte de las teorías desarrolladas por Lev Vigotsky, Gail
Ross, estudió de forma práctica el proceso de andamiaje en el aprendizaje infantil.
Instruyendo a niños de entre tres y cinco años, Ross usaba múltiples recursos. Solía
controlar y ser ella el centro de atención de las sesiones, y empleaba presentaciones
lentas y dramatizadas a los alumnos con el objetivo de evidenciar que la consecución
de la tarea era posible. La doctora Ross se convertía así en la encargada de prever todo
lo que iba a ocurrir. Controlaba todas las partes de la tarea en las que trabajaban los críos
en un grado de complejidad y magnitud proporcionado a las habilidades previas de cada
uno.
El modo en que presentaba las herramientas u objetos que era objeto de
aprendizaje permitía a los niños descubrir cómo resolver y realizar por sí mismos la
tarea, de un modo más eficaz que si sólamente se les hubiera explicado cómo
solucionarla. Es en este sentido que la Teoría Sociocultural de Vygotsky señala la “zona”
existente entre lo que las personas pueden comprender cuando se les muestra algo frente
a ellas, y lo que pueden generar de forma autónoma. Esta zona es la zona de desarrollo
próxima o ZDP que antes habíamos mencionado (Bruner, 1888)
Teoría Sociocultural: en contexto
La Teoría Sociocultural del psicólogo ruso Lev Vygotsky tiene implicaciones
trascendentes para la educación y la evaluación del desarrollo cognoscitivo. Los tests
basados en la ZDP, que subrayan el potencial del niño, representan una alternativa de
incalculable valor a las pruebas estandarizadas de inteligencia, que suelen poner énfasis
en los conocimientos y aprendizajes ya realizados por el niño. Así pues, muchos niños
se ven beneficiados gracias a la orientación sociocultural y abierta que desarrolló
Vygotsky.
Otra de las aportaciones fundamentales de la perspectiva contextual ha sido el énfasis en
el aspecto social del desarrollo. Esta teoría defiende que el desarrollo normal de los
niños en una cultura o en un grupo perteneciente a una cultura puede no ser una norma
adecuada (y por tanto no extrapolable) a niños de otras culturas o sociedades
Los aportes dados por Vygotsky a la Psicología Evolutiva, representan una referencia de
gran relevancia en campos de la teoría evolutiva tales como: desarrollo sociocognitivo de
la primera infancia, aparición del lenguaje y la comunicación, construcción del lenguaje
escrito y otros aspectos. La perspectiva evolutiva de Vygotsky es el método principal de
su trabajo, señala que un comportamiento sólo puede ser entendido si se estudian sus
fases, su cambio, es decir; su historia (Vygotsky, 1979). Este énfasis le da prioridad al
análisis de los procesos, considerando que el argumento principal del análisis genético es
que los procesos psicológicos del ser humano solamente pueden ser entendidos mediante
la consideración de la forma y el momento de su ntervención durante el desarrollo.
Analizó los efectos de la interrupción y las intervenciones sobre ellos; dando lugar a las
variantes del análisis genético: el método genético-comparativo y el método
experimental-evolutivo (Vygotsky, 1979). La concepción del desarrollo sería incompleta
sin la distinción y articulación de los cuatro ámbitos en que aplicó su método genético:
filogenético (desarrollo de la especie humana), Vygotsky se interesa por las razones que
permiten la aparición de funciones psicológicas exclusivamente humanas (funciones
superiores), histórico sociocultural señala que este ámbito es el que engendra sistemas
artificiales complejos y arbitrarios que regulan la conducta social, ontogenético que
representa el punto de encuentro de la evolución biológica y sociocultural y
microgenético (desarrollo de aspectos específicos del repertorio psicológico de los
sujetos), que persigue una manera de estudiar in vivo la construcción de un proceso
psicológico.
Pensamiento y Lenguaje
Uno de los aportes más significativos de la obra de Vygotsky lo constituye la relación que
establece entre el pensamiento y el lenguaje. Señala que en el desarrollo ontogenético
ambos provienen de distintas raíces genéticas, en el desarrollo del habla del niño se puede
establecer con certeza una etapa preintelectual y en su desarrollo intelectual una etapa
prelingüística; hasta un cierto punto en el tiempo, las dos siguen líneas separadas,
independientemente una de la otra. En un momento determinado estas líneas se
encuentran y entonces el pensamiento se torna verbal y el lenguaje racional. El autor
señala que la transmisión racional e intencional de la experiencia y el pensamiento a los
demás, requiere un sistema mediatizador y el prototipo de éste es el lenguaje humano.
Además indica que la unidad del pensamiento verbal se encuentra en el aspecto interno
de la palabra, en su significado. Otro de los aportes de Vygotsky se relaciona con el uso
de instrumentos mediadores (herramientas y signos) para entender los procesos sociales.
La creación y utilización de signos como método auxiliar para resolver un problema
psicológico determinado es un proceso análogo a la creación y utilización de
herramientas. La analogía básica entre signos y herramientas descansa en la función
mediadora que caracteriza a ambos, mientras que la diferencia esencial entre signos y
herramientas se relaciona con los distintos modos en que orientan la actividad humana.
Las herramientas sirven como conductores de la influencia humana en el objeto de la
actividad, se hallan externamente orientadas y deben acarrear cambios en los objetos. Por
otro lado, el signo no cambia absolutamente nada en el objeto de una operación
psicológica; por consiguiente está internamente orientado.
Interacción entre Aprendizaje y Desarrollo Vygotsky (1979), señala que todo aprendizaje
en la escuela siempre tiene una historia previa, todo niño ya ha tenido experiencias antes
de entrar en la fase escolar, por tanto aprendizaje y desarrollo están interrelacionados
desde los primeros días de vida del niño. Refiere dos niveles evolutivos: el nivel evolutivo
real, que comprende el nivel de desarrollo de las funciones mentales de un niño, supone
aquellas actividades que los niños pueden realizar por sí solos y que son indicativas de
sus capacidades mentales. Por otro lado, si se le ofrece ayuda o se le muestra cómo
resolver un problema y lo soluciona, es decir, si el niño no logra una solución
independientemente del problema, sino que llega a ella con la ayuda de otros constituye
su nivel de desarrollo potencial. Lo que los niños pueden hacer con ayuda de “otros”, en
cierto sentido, es más indicativo de su desarrollo mental que lo que pueden hacer por sí
solos. Se demostró que la capacidad de los niños, de idéntico nivel de desarrollo mental
para aprender bajo la guía de un maestro variaba en gran medida, e igualmente el
subsiguiente curso de su aprendizaje sería distinto. Esta diferencia es la que denominó
Zona de Desarrollo Próximo: “No es otra cosa que la distancia entre el nivel real de
desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema, y
el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema
bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz.” (1979: 133).
El nivel real de desarrollo revela la resolución independiente de un problema, define las
funciones que ya han madurado, caracteriza el desarrollo mental retrospectivamente. La
Zona de Desarrollo Próximo define aquellas funciones que todavía no han madurado,
pero que se hallan en proceso de maduración, en este sentido se caracteriza el desarrollo
mental prospectivamente. La relación que establece Vygotsky entre aprendizaje y
desarrollo se fundamenta en la Ley Genética General, donde se establece que toda función
en el desarrollo cultural del niño aparece dos veces, o en dos planos. Primero aparece en
el plano social y luego en el plano psicológico. Primero aparece entre la gente como una
categoría intrerpsicológica y luego dentro del niño como una categoría intrapsicológica
(Werstch, 1988). De esta manera se considera que el aprendizaje estimula y activa una
variedad de procesos mentales que afloran en el marco de la interacción con otras
personas, interacción que ocurre en diversos contextos y es siempre mediada por el
lenguaje. Esos procesos, que en cierta medida reproducen esas formas de interacción
social, son internalizadas en el proceso de aprendizaje social hasta convertirse en modos
de autorregulación.
Análisis Transaccional: la teoría propuesta por Eric Berne

Un tipo de psicoterapia que pone especial énfasis en el desarrollo personal.


El análisis transaccional es una teoría humanista de la personalidad, las relaciones
humanas y la comunicación que se aplica en psicoterapia, crecimiento personal,
educación e incluso el ámbito de las organizaciones.
Inicialmente, era una forma de psicoterapia fundada entre los años 50 y 60 por el médico
y psiquiatra Eric Berne, un pensador innovador y creativo que unió ideas de otras
corrientes (psicoanalítica, cognitiva-conductual, fenomenológica, etc.), pero este cuerpo
teórico y práctico sigue vigente en la actualidad y se aplica en multitud de contextos.
Quién fue Eric Berne
Eric Leonard Bernstein, más conocido como Eric Berne, es el padre del Análisis
Transaccional. Nació en Canadá en 1910 y falleció en 1970. Era hijo de un médico polaco
que murió de tuberculosis cuando Eric era solo un niño. Berne decidió seguir el camino
de su padre y, tras doctorarse en Medicina en 1935, en 1936 comenzó su carrera como
psiquiatra en la Clínica Psiquiátrica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale,
donde trabajó durante dos años.
Unos años más tarde iniciaría sus estudios en psicoanálisis con Paul Federn, uno de los
primeros discípulos de Sigmund Freud. Tras su paso por varios centros sanitarios y tras
servir al ejército norteamericano como psiquiatra, en 1946, cuando decidió vivir en
California, continuó su formación psicoanalítica con Erik Erikson.

 Artículo relacionado: "La Teoría del Desarrollo Psicosocial de Erikson"


 Entendiendo el concepto de Análisis Transaccional

Pero Berne, a pesar de respetar sus orígenes como psicoanalista, no estaba de acuerdo con
ciertas ideas que este modelo promovía y, tras la publicación de distintos artículos y
libros, desarrolló su propio modelo de “psiquiatría social”. Sus obras fueron
auténticos best sellers, siempre escritas con un vocabulario sencillo permitiendo la
comprensión tanto de los profesionales como de los clientes. Para Berne, la comunicación
y el conocimiento son en gran medida la solución de los problemas emocionales, y centra
su planteamiento en la relaciones sociales, donde la transacción es la unidad básica.
El propio Eric Berne explica en su libro “Los juegos en que participamos” que: “La
unidad de relación social es la transacción. Si dos personas se encuentran la una a la
otra...tarde o temprano una de las dos hablará, dará alguna indicación o mostrará
agradecimiento por su presencia. Esto se conoce como estímulo de transacción. La otra
persona entonces dirá o hará algo que esté relacionado con el estímulo, y eso se llama
respuesta transaccional”.
El modelo de Eric Berne fue ganando popularidad, y éste decidió fundar la ITAA
(Asociación Internacional de Análisis Transaccional) con la misión de profundizar en
ciertos conceptos del análisis transaccional y aportar desarrollos diferentes dentro de la
teoría. Esta institución sigue vigente hoy en día para asegurar la calidad terapéutica y
formativa en los distintos centros que se practica el análisis transaccional.
Un enfoque integrativo

El análisis transaccional, debido a su naturaleza multifacética, se describe mejor


como un enfoque integrativo. A diferencia de un enfoque ecléctico, en el cual el
practicante elige las ideas o técnicas más apropiadas de una gran variedad de teorías o
modelos, el enfoque integrativo, encuentra un punto de unión entre distintos modelos,
unificados en un nuevo modelo o teoría.
Dentro del análisis transaccional existen distintas escuelas, por ejemplo. la clásica o la
catexis. A medida que un practicante integra los conceptos del análisis transaccional, se
decanta por una escuela que encaje con su manera de ser o de hacer terapia, o se mueve
por los distintos enfoques dentro esta misma teoría, de modo que se trata de encontrar una
forma que se adapte mejor a los casos tratados. De algún modo, se parte de una base
teórica y práctica y se pasa a algunas variantes, tal y como suele ocurrir con los
psicoanalistas.
Partiendo del psicoanálisis
De hecho, el enfoque integrativo de Berne nació gracias a que éste, influenciado por el
psicoanálisis, pensó que la teoría freudiana centraba todo su esfuerzo en el pasado, lo que
resultaba en una práctica terapéutica que dejaba de lado el “aquí y el ahora”, olvidando
aspectos tan beneficiosos para la terapia como la concentración en lo consciente (aunque
también lo inconsciente).
Para lograrlo, combinó ideas y técnicas del psicoanálisis clásico con ideas del
humanismo o el conductismo. La nueva teoría no se centraba tanto en la introspección
hacia el pasado, sino que el presente, el contexto interpersonal o la autorrealización y el
crecimiento personal cobraban vida en su nueva forma de hacer terapia.
Las transacciones y los estados del yo
Uno de los grandes logros del análisis transaccional es que propone una metodología y
unos conceptos básicos expresados en un lenguaje simple y sin tecnicismos, y a su vez
facilita técnicas para el cambio personal.
Las transacciones psicológicas se analizan mediante los estados del ego, distintos de
los que propuso Freud. Existen tres estados del yo: Padre, Adulto y Niño.

 Padre: Se habla y piensa con los patrones aprendidos de una figura autoritaria en la niñez.
Es una copia de la infancia.
 Adulto: Estado más racional y realista
 Niño: Es el estado más impulsivo y espontáneo.

Un analista transaccional elaborará un diagrama en el que se podrá apreciar los estados


del ego que se manifiestan en una transacción. Por ejemplo, una transacción Adulto-
Adulto puede ocurrir cuando un cirujano está operando y hace una mirada a la enfermera
para que le acerque la herramienta de trabajo. Ésta se lo acerca produciéndose una
transacción complementaria, donde el gesto de mirar sería el estímulo de la transacción y
la entrega de la herramienta la respuesta de transacción. La comunicación será fluida
mientras las transacciones complementarias continúan.
Pero, desgraciadamente, no todas las interacciones son complementarias y, por tanto,
algunas son disfuncionales, a lo que Berne llamaba transacción cruzada. Por ejemplo,
en una relación de pareja, uno de los miembros, en este caso la mujer, pregunta al otro
miembro si ha visto sus gafas. Y el otro miembro, en este caso el hombre, responde:
“¡Siempre me culpas a mí de todo!”. El hombre, en vez de responder con el ego “Adulto”,
responde de forma impulsiva, es decir, con el ego “Niño”, y aquí se produce un conflicto
o una comunicación disfuncional.
Objetivos del Análisis Transaccional
El análisis transaccional es un modelo decisional de la personalidad que ayuda a
comprender la relación con los demás y con nosotros mismos. Permite sentir y tomar
conciencia de lo que somos y de lo que necesitamos y deseamos. Asimismo, nos
empodera frente al cambio y nos permite tener autonomía e iniciativa en nuestro propio
desarrollo personal.
Los objetivos del análisis transaccional son, básicamente tres: la conciencia, la
espontaneidad y la intimidad:

 Ser consciente es ser capaz de distinguir lo que es real de lo que es fantasía. Es el


autoconocimiento.
 La espontaneidad se relaciona con la expresión de los pensamientos, los sentimientos,
las emociones y las necesidades de uno mismo.
 La intimidad es la capacidad de abrirse al otro, de ser auténtico y cercano.

Legado

El análisis transaccional es una teoría popular, aunque su eficacia está cuestionada por la
falta de estudios científicos que demuestren su eficacia (en parte, esto se debe a que parte
del psicoanálisis y su epistemología). Hoy en día, todavía es posible formarse no solo en
terapia, sino que existen másters enfocados hacia otros campos de aplicación, por
ejemplo, en Coaching Transaccional para Organizaciones.
A continuación se exponen algunos de los son aspectos más importantes de esta teoría.
El análisis transaccional se centra en

 Las relaciones, en todas sus formas: con uno mismo y con los demás.
 La creencia de que el cambio profundo ocurre a través de la experiencia.
 Es una teoría de la comunicación que analiza las distintas formas de interacción: entre
los individuos, parejas, familias, organizaciones, etc.
 Permite analizar y entender creencias irracionales, conductas impulsivas, prejuicios,
ilusiones…
 Es un método de terapia individual y grupal, e interviene sobre parámetros cognitivos,
afectivos, relacionales, psicológicos, de conducta y de personalidad.
 El practicante es un participante activo en su trabajo puede ser un observador neutral,
y lo mismo ocurre con el cliente.

¿Qué es el Análisis Transaccional?

El Análisis Transaccional (AT) es una forma ampliamente reconocida de la psicología


moderna, que consiste en un conjunto de herramientas conceptuales prácticas destinadas
a promover el crecimiento personal y el cambio. Se considera una terapia fundamental
para el bienestar y para ayudar a las personas a alcanzar su máximo potencial en todos
los aspectos de la vida.
En el asesoramiento terapia de TA es muy versátil, ya que puede ser utilizada en una
amplia gama de áreas e incorpora temas clave del humanismo, integración, el enfoque
psicodinámic, e incluso terapias psicoanalíticas. A pesar de que se reconoce
comúnmente como un enfoque breve y centrado en soluciones, el Análisis
Transaccional también se puede aplicar como una solución eficaz a largo plazo, con un
tratamiento en profundidad.

Fundada por Eric Berne a finales de 1950, la terapia de TA está basada en la teoría de que
cada persona tiene tres estados del yo: padres, adultos e infantiles. Estos se utilizan
junto con otras claves y conceptos de Análisis Transaccional, con ayuda de herramientas
y modelos para analizar cómo las personas se comunican e identificar lo que necesitan
para que la interacción ofrezca un mejor resultado.

A lo largo de la terapia, el terapeuta TA trabajará directamente en el aquí y ahora, la


resolución de problemas comportamientos, al tiempo que ayuda a los clientes a desarrollar
herramientas del día a día para encontrar soluciones creativas constructivas. El objetivo
final es asegurar que los clientes recuperen la autonomía absoluta sobre sus vidas. Eric
Berne define esta autonomía como la recuperación de tres capacidades humanas vitales,
la espontaneidad, la sensibilización y la intimidad.

¿Cómo funciona el Análisis Transaccional?

El Análisis Transaccional es una terapia de habla y las sesiones están diseñadas para
explorar la personalidad de un individuo y cómo éste ha sido moldeado por la
experiencia, en especial los derivados de la infancia. Esto se logra a través de preguntas
hábiles y la utilización de diversos modelos, técnicas y herramientas. Las sesiones pueden
ser llevadas a cabo en la forma de uno-a-uno el asesoramiento, o con familias, parejas o
grupos.

El ambiente que apoya el Análisis Transaccional es de no juzgar, seguro y respetuoso,


asegurando que una relación positiva se forje entre el terapeuta y el cliente(s), con el fin
de proporcionar un modelo para posteriores relaciones y la comunicación que se
desarrollen fuera de la terapia.

En esta configuración, el terapeuta trabaja en colaboración con el individuo para


identificar lo que ha ido mal en su comunicación y proporcionar oportunidades para que
cambien los patrones repetitivos que limitan su potencial. Los terapeutas TA reconocen
que todos tenemos el potencial para vivir la vida que queremos, en lugar de la vida que
estamos “programados” para vivir. A veces, sin embargo, este potencial se ve
obstaculizada por los patrones repetitivos o secuencias de comandos “inconscientes” que
se derivan de decisiones de la infancia y enseñanzas.

Los conceptos clave del Análisis Transaccional

A continuación se muestra una exploración de algunos de los conceptos o motivaciones


clave del Análisis Transaccional que un terapeuta va a utilizar en su trabajo.

Estados del ego: Los Estados del ego se refieren a las tres partes principales de la
personalidad de un individuo, y cada uno de ellos reflejan todo un sistema de
pensamiento, sentimiento y comportamiento. Estos determinan cómo los individuos se
expresan, interactúan entre sí y forman relaciones.

Estos son:

 Estado de ego Padres – Un conjunto de pensamientos, sentimientos y


conductas aprendidas de nuestros padres y otras personas importantes. Esta
parte de nuestra personalidad puede ser de apoyo o crítica.
 Adulto estado de ego – Se refiere a dirigir las respuestas en el «aquí y ahora»
que no están influenciados por nuestro pasado. Esto tiende a ser la parte más
racional de nuestra personalidad.
 Niño estado de ego – Un conjunto de pensamientos, sentimientos y conductas
aprendidas de nuestra infancia. Estos pueden ser libre y natural o muy adaptada
a las influencias de los padres.

Guiones inconscientes: Los terapeutas de TA utilizan la teoría de la escritura de guiones


para identificar inconscientes. Estos serán analizados mediante el modelo de estado del
ego, y su identificación es crucial para ayudar a los clientes se dan cuenta de cómo ciertos
permisos y prohibiciones que recibieron cuando eran niños están impactando sus vidas y
cómo se comunican. Estos escritos inconscientes a menudo existen patrones repetitivos
como de comportamiento, pensamientos y sentimientos, características que sugieren que
el estado de ego niño es agobiante y contamina otras partes de la personalidad de una
persona.

Transacciones: Cuando las personas se comunican, sus estados del ego interactúan para
crear “transacciones”. Si los estados del ego interactúan y se mezcla de una manera
saludable, las transacciones tienden a ser más saludables, pero a veces estados del ego
pueden contaminar el uno al otro para crear una visión distorsionada del mundo. La
comprensión de estas transacciones es clave para la resolución de conflictos.

Trazos: Los trazos se refieren a los cumplimientos, la aceptación y el reconocimiento,


que son influyentes en cómo las personas conducen sus vidas. La terapia TA reconoce
que estamos motivados en gran medida por el refuerzo obtenemos, como cuando éramos
niños, y si esto es disfuncional, seremos más propensos a adoptar patrones disfuncionales
de la vida a medida que envejecemos.

Intimidad: Otra motivación reconocida en el Análisis Transaccional es la intimidad. De


manera similar a los trazos, si la intimidad de un niño experimenta es disfuncional,
entonces van a aprender que este tipo de intimidad es el mejor que él o ella puede hacer
para satisfacer las necesidades básicas y comunicarse con los demás. Esto puede conducir
al desarrollo de patrones repetitivos de comportamiento que pueden obstaculizar el
potencial de una persona.

Redecisión: Esto se refiere a la capacidad de un individuo para decidir de nuevo y realizar


cambios en ciertas decisiones que se tomaron cuando era un niño, de las que se derivan
sus guiones inconscientes. La redecisión refleja el supuesto de la terapia de TA que los
individuos tienen el potencial de conducir sus vidas como lo deseen. Esta energía se libera
después de una redecisión, y se hace cuando el cliente se encuentra en su estado del yo-
niño.
En última instancia, los terapeutas usan estos conceptos en la Terapia de Análisis
Transaccional para promover la reorganización estructural y deconfusion del estado de
ego hijo de un cliente. Ellos animar a los clientes a cuestionar sus creencias actuales y la
forma en que él o ella utiliza su guión de vida. Esto les ayudará a comprender mejor la
dirección y los patrones de la vida por sí mismos, y este conocimiento puede ayudar a
tomar la decisión de cambiar su comportamiento.

¿Quién puede beneficiar?

Diseñado para promover el crecimiento personal y el cambio, el Análisis Transaccional


ofrece la oportunidad de desarrollar fácilmente todo tipo de aprendizaje de habilidades
que se pueden aplicar a todas las áreas de la vida. Esto hace que sea una terapia valiosa
para ayudar a resolver muchos tipos de problemas, y se ha aplicado con éxito en una
amplia variedad de entornos fuera de asesoramiento, incluida la formación y consultoría
organizacional, la crianza, la educación y el entrenamiento.

Esencialmente el Análisis Transaccional se puede utilizar en cualquier campo en el que


hay una necesidad de una comprensión de los individuos, la comunicación y las
relaciones. Como resultado, es particularmente útil cuando hay problemas de conflicto,
confusión o cuando falta algo. Problemas de relación – entre familias, amigos y parejas –
es una terapia que beneficia en gran medida, pues la TA anima a los clientes a hacer frente
a los problemas que se han acumulado con el tiempo.

Muchas personas encuentran la terapia de TA atractiva porque promueve una relación de


igualdad entre el cliente y el terapeuta, en la que se recomienda al cliente para centrarse
en su compromiso con el cambio. Berna cree todo el mundo tiene la capacidad de decidir
lo que quieren para sus vidas, y la terapia ayuda a los clientes para reconocer su valor y
el valor con el fin de ir sobre el logro de estos objetivos.

EL MODELO DE LOS ESTADOS DEL YO

El modelo que Eric Berne elaboro a partir de las observaciones clínicas, en especial de en
los grupos de terapia, para comprender la estructura y la dinámica de la personalidad es
el modelo de los estados del yo.

Un Estado del Yo es "un sistema de emociones y pensamientos acompañado de su


conjunto afín de patrones de conducta". (Berne, 1964,1987).
La misma idea de estado hace referencia al hecho, que todos conocemos,
de que una persona no siempre está con las mismas emociones, no siempre
piensa lo mismo y no siempre se comporta externamente (habla y actúa)
de la misma manera. Podemos cambiar de estado de un momento a otro y
podemos tener conciencia de esos cambios y de esos diferentes estados.
Pero son estados de un mismo yo, de una misma concepción de sí mismo
más o menos estable y también más o menos dinámica, es decir cambiante
con el tiempo conforme cambian las circunstancias externas e internas, y
conforme vamos creciendo y vamos teniendo más experiencias en la vida.

Berne observó que los diferentes estados del yo en que nos encontramos
las personas pueden clasificarse en tres grandes grupos que tienen algo en
común y que los distingue entre sí.

Los tres grupos de estados del yo los denominó Padre Adulto y Niño (cuando se refieren
a estados del yo, Padre, Adulto y Niño se escriben con mayúsculas) y se les representa
mediante un diagrama como el de la Figura Nº 1.

Pueden considerarse como manifestaciones fenomenológicas de tres partes distintas de la


estructura de nuestro Aparato Psíquico. Estas partes son lo que Berne llamaba Órganos
Psíquicos y suponía que son tres: La Extereopsique, la Neopsique y la Arqueopsique
(Berne, 1961,1976).

Se manifiestan tanto internamente (pensamientos y sentimientos) como externamente (lo


que hablamos y lo que hacemos) de manera distinta.

ANÁLISIS ESTRUCTURAL DE PRIMER ORDEN

Con el modelo de los estados del yo podemos hacer varios tipos de análisis de la
personalidad.

El diagrama de la figura Nº 1 se denomina diagrama estructural de primer orden.


Representa la separación (análisis) de la personalidad en los tres tipos de estados del yo
Padre, Adulto y Niño, haciendo referencia a los contenidos de dichos estados del yo en
cuanto a pensamientos, sentimientos y comportamientos de distinto origen biológico e
histórico y de distinta vivencia interior.

EL NIÑO

Todos hemos sido niños y en la actualidad algunas veces sentimos, pensamos, hablamos
o actuamos como cuando éramos niños, tanto a solas como en nuestras relaciones con los
otros.

Berne definió el estado del yo Niño como "una serie de sentimientos, actitudes y pautas
de conducta que son reliquias de la propia infancia del individuo". (Berne, 1961,1976).

Nuestro Niño representa una forma de pensar, sentir y comportarnos en la que la


experiencia es subjetiva (por contraposición a la posibilidad de "objetivar" la experiencia
desde el Adulto como veremos después), predomina la afectividad, las emociones, la
expresividad y la intuición.

Cuando utilizamos todos estos recursos para hacer frente a las situaciones, decimos que
utilizamos nuestro Niño. Podríamos decir que cada uno llevamos dentro un niño o una
niña. El niño o la niña que fuimos. Berne decía que "el Niño es un estado del yo que es
una reliquia arcaica de un periodo temprano significativo de la vida. El Niño adaptado
está influido por los parámetros parentales. El Niño expresivo es más autónomo." (Berne,
1973, 1974)

Todos los niños son diferentes, el Niño de cada uno es diferente. Este Estado del Yo Niño
es diferente en cada época de uno mismo y, si es un estado del yo fijado, también puede
tener pautas comunes durante mucho tiempo o incluso toda la vida.

La manifestación del Niño en una situación dada puede tener resultados o consecuencias
saludables y efectivas o no, según los casos. El desarrollo positivo de nuestro Niño es una
gran fuente de energía psíquica. Nuestro Niño está en nosotros, no para hacerlo callar
siempre y para reprenderlo , sino PARA CUIDARLO.

Nuestro Niño es la parte de nuestra personalidad que nos aporta, si lo tratamos


adecuadamente, la espontaneidad, la creatividad, el entusiasmo, la habilidad, el afecto
natural, la vivacidad, ... de cuando éramos niños. También puede ser una manifestación
de nuestra personalidad atemorizada, vergonzosa, malhumorada, exigente,
desconsiderada, e incluso cruel, ... como lo éramos de niños a veces. Es la parte más
genuina de nosotros mismos y permanece en nosotros desde el nacimiento hasta la
muerte; la parte a partir de la cual se ha de desarrollar nuestra personalidad Adulta
autónoma.

Es mejor aceptarlo y ver la forma de cuidarlo bien para que crezca, que tratarlo con dureza
y con desconsideración creyendo que así desaparecerá.

Solo disfrutamos de la vida si nuestro Niño está implicado y disfruta, y solo disfruta si
está bien atendido.

COMO DISTINGUIR AL NIÑO EN ACCIÓN

Cuando se hace cargo de la personalidad el Niño de la persona, esta se comporta de un


modo infantil, como un niño/a de determinada edad, como el/la niño/a que la persona fue
en determinada época de su vida, como un reflejo de nuestra historia infantil y de nuestras
experiencias primeras.

Los indicadores del predominio del estado del yo Niño son los gestos más que las
palabras: movilidad de los ojos, agitación de las manos y de los pies, posturas, modulación
de la voz, utilización de expresiones metafóricas, sensaciones fisiológicas,...

Aunque la expresión del estado del yo Niño es característico de cada persona, algunos
indicadores conductuales que suelen observarse cunado el se hace cargo el estado del yo
Niño son:
Expresiones: ¡Yupi!, ¡Que guay!, ¡Fantástico!, La he fastidiado..., No se qué más decir,
Esto funciona..., ¿Vale...?, ¡Jo!, Que rollo...

Tonos de voz: Variable, o retraído y débil, o brillante y excitado.

Gestos: Bufar, hacer la burla, gesticular, retorcerse las manos, rascarse, mover la punta
del pie, retorcerse un cabello, repiquetear en la mesa, manosear un lápiz, dibujar durante
una reunión, bailar,...

Sensaciones: Nerviosismo, bienestar, picor, palpitación del corazón, lágrimas, risas, rubor
o palidez repentina, temblor,...

Actitudes corporales: Las piernas recogidas bajo la silla, los pies en la mesa, desaliñado,
desplomado, hombros contraídos, sacar el pecho, agitado, contraído, caluroso, gracioso,
simpático, deprimido,...

Miradas: Moviendo los ojos a derecha o a izquierda, los ojos bajados, suplicantes,
sonrientes, cómplices,...

EL PADRE

Todos hemos tenido padres o hemos sido criados por personas que hicieron para nosotros
de padres y que han tenido para nosotros, en la infancia, adolescencia y algunas veces
más tarde, una gran influencia. En la actualidad, algunas veces nos percibimos a nosotros
mismos pensando, sintiendo, hablando o comportándonos como alguna de esas figuras
parentales cuando estamos solos, pero sobre todo en nuestras relaciones con algunas otras
personas.

Berne definió el estado del yo Padre como "una serie de sentimientos, actitudes y pautas
de conducta que se asemejan a los de una figura parental ". (Berne, 1964,1987)

El estado del yo Padre es, en nuestra vivencia interna, nuestro banco de datos
interiorizado, nuestra certeza sobre lo que se debe hacer en la vida.

En algunos aspectos funciona como un magnetoscopio o magnetófono donde grabamos,


tenemos disponibles y en determinados momentos reproducimos interna y externamente
un repertorio de “grabaciones” con los tratos recibidos de nuestro entorno, en especial en
nuestra infancia; con lo que se debe hacer, con lo que es válido hacer en cada situación.
"Puede funcionar como una influencia interna dirigente (Padre Influyente) o exhibirse
directamente como conducta paterna (Padre Activo)". (Berne, 1973,1974).

Es lo que hemos introyectado de la cultura, de las tradiciones, de las normas, de los


valores, de la nuestra concepción del mundo y de la vida tomado del medio social en el
que hemos crecido.

COMO DISTINGUIR EL PADRE EN ACCIÓN

Cuando se hace cargo de la personalidad el Padre de la persona (Padre Activo), esta se


comporta como lo hacía alguna de sus figuras parentales cuando él tenía determinada
edad.
Aunque la expresión del estado del yo Padre tiene un carácter imitativo de otras personas
importantes para nosotros, algunos indicadores conductuales que suelen observarse
cunado el se hace cargo el estado del yo Padre son:

- usa frases estereotipadas, refranes, clisés,

- da órdenes,

- usa adjetivos calificativos, pone etiquetas,

- hace juicios de valor,...

como lo hacía alguna de nuestras figuras parentales.

Ejemplos: “El que manda, manda; aunque mande mal”, “Si no sabes hacer las cosas bien,
no las hagas”, “Hazlo así”, “Eso no se hace”, “Siempre...”, “Jamás...”, “Lo que hace falta
es...”, “Por que lo digo yo, y punto”, “Esto es ridículo”, “¡Tonto!”, “¡Inmaduro!”,
“¡Infantil!”, “No haces nunca nada bien”, etc.

Tono de voz: En general fuerte, como puntualizando o bien envolvente...

Gestos: Apuntar con el índice, sacudir la cabeza de un lado para otro, aprobar con la
cabeza, hacer un guiño, estrechar a alguien en los brazos, dar una palmada en la espalda...

Actitudes corporales: Manos sobre las caderas, mirar de arriba a bajo, cruzar los brazos
sobre el pecho, meter la barbilla entre la mano, extender los brazos...

Expresiones faciales: Fruncir las cejas, expresión de simpatía o de altivez, apretar los
labios, elevar las cejas, elevar los brazos al cielo...

Las miradas: Son intensas, amenazan o envuelven o apoyan o culpabilizan o miran desde
arriba...

EL ADULTO

Berne definió el estado del yo Adulto como "caracterizado por una serie autónoma de
sentimientos, actitudes y pautas de conducta adaptadas a la realidad actual". (Berne, 1961,
1976).

Es el estado del yo desde el que somos más capaces de "fotografiar" u objetivar la realidad
de las cosas, de las personas y de los acontecimientos: los hechos, las cifras, los datos
objetivos. Somos más capaces de escuchar, de auto-escucharnos y de interrogarnos e
interrogar.

Cuando estamos en el estado del yo Adulto tenemos más habilidades para recoger todas
las informaciones necesarias para tomar una decisión, sin ideas preconcebidas ni
ilusorias. También tenemos más capacidad de estrategia y de negociación para actuar con
competencia y eficacia.
En el tratamiento de la información, desde el estado del yo Adulto, funcionamos como
un sistema lógico y racional, como un ordenador inteligente: Procesamos la información
que recogemos del exterior, por medio de los sentidos corporales, y del interior, es decir
del cuerpo y de los otros estados del yo. Recogida la información la clasificamos,
analizamos, organizamos, sacamos deducciones lógicas, evaluamos las opciones,
estimamos las probabilidades de éxito de cada una de ellas, tomamos decisiones
razonables y convenientes en la situación presente, ponemos en práctica las decisiones,
las revisamos y las ajustamos si es preciso.

El estado del yo Adulto se experimenta como la voz de la razón aquí y ahora. Desde el
estado del yo Adulto cuidamos de nosotros y de los otros con objetividad y de manera
actualizada teniendo en cuenta las circunstancias de la situación, las necesidades y
sentires propios y ajenos y la ética propia.

COMO DISTINGUIR EL ADULTO EN ACCIÓN

Las manifestaciones del estado del yo Adulto no son tan previsibles como las de los
estados del yo Niño y Padre, dado que es un estado adaptado oportunamente a la situación
presente aquí y ahora, siempre cambiante. No obsatante los comportamientoa bajo el
control del Adulto tienen la cualidad de ser más autónomos y menos automáticos que los
de la persona en el estado Padre o Niño.

Algunos indicadores de conducta frecuentes cuando una persona está en el estado del yo
Adulto son: la serenidad dentro de la emoción, la escucha atenta, el uso de preguntas que
buscan información, una mirada directa, etc.

Cuando estamos en el Adulto usamos palabras y frases que expresan hechos, datos
internos y externos, con preguntas y respuestas con intención directa y clara, con
valoraciones objetivas basadas en datos; con acciones efectivas y pertinentes para
resolver los problemas usando los datos y recursos de la situación; con expresión de
sentires auténticos relacionados con los estímulos y relaciones de la situación presente.

Podemos usar palabras y frases como: “¿Preparado?... ¡Ahora!”, “Hay demasiadas cosas
para trabajar con comodidad”, “¿Dónde pongo esto?”, “Aquí”, “¿Quién, qué, dónde,
cuándo, cómo, por qué, para qué?”, “¿Has tomado una decisión?”, “¿Qué esperas de mi?”,
“¿Cuáles son los medios de que dispones?”, “No estoy de acuerdo”, “Esta es solo mi
opinión”, “Estas son las ventajas y los inconvenientes”, "Me siento triste (contento,
enfadado, asustado,…) cuando dices (haces) eso"...

Actitudes corporales: Relajado pero atento, cabeza derecha, mirada discreta, voz calmada,
las piernas puestas en el suelo, los brazos abiertos,...

ANÁLISIS ESTRUCTURAL DE SEGUNDO ORDEN

Un análisis más detallado de estos contenidos nos conduce a un diagrama estructural de


segundo orden como el representado en la figura Nº 2.

En este análisis estructural de segundo orden el Padre y el Niño han sido divididos en
partes más pequeñas.
El Niño en el Niño (N1). Podría llamarse también nuestro Niño Somático.
Representa las necesidades, los deseos, los impulsos y los sentimientos
que derivan de nuestro cuerpo y sus reacciones al entorno. Está presente
a lo largo de toda la vida y es nuestra principal fuente de motivación para
el comportamiento. Cambia conforme cambia nuestro cuerpo con la edad
y nuestras condiciones físicas. Contiene también registros de nuestras
vivencias pasadas en esta área. A estos registros a veces se les llama
grabaciones pues nuestro cerebro almacena estas vivencias, con las
emociones asociadas, en unidades que pueden volverse a reproducir en
cualquier momento.

El Adulto en el Niño (A1) es la primera parte pensante que aparece en el


proceso de desarrollo (el primer Adulto). Funciona cuando usamos la
intuición, la curiosidad y la creatividad. Es una parte muy interesada en sí
mismo y en el entorno. Berne le denominó El Pequeño Profesor porque, ese estilo de
pensamiento sin lenguaje, permite al bebe “conocer” lo que su madre siente y, de
mayores, nos proporciona un método para imaginar e intuir qué hacer para salir de las
situaciones de la vida e ir tirando.

El Padre en el Niño (P1) representa un conjunto de pensamientos, sentimientos y


comportamientos automáticos, decididos en la infancia por El Pequeño Profesor con el
fin de responder a lo que los padres esperan de nosotros y que se han convertido en
creencias y patrones más o menos rígidos de respuesta en situaciones determinadas.

El Adulto (A2). El Adulto es la parte racional de la personalidad, la que puede tomar


conciencia de las cosas, de las personas, de las sensaciones, de los sentimientos, de las
experiencias, de las situaciones, de los datos de los sentidos y de los datos internos: de
los recuerdos, de las fantasías, de las imágenes internas, de los sueños, etc. ... . Es también
la parte de la personalidad que puede procesar los datos de una manera lógica, usando las
reglas de la lógica y la estimación de probabilidades, y sacar conclusiones en
consecuencia.

El Padre (P2): Es la parte de la personalidad introyectada y grabada de los padres y de


otras figuras parentales cuando utilizaban con nosotros comportamientos y mensajes
dirigidos a cuidar, nutrir, dirigir, orientar y educarnos a nosotros o a los otros y a sí
mismos. Luego la utilizamos de la misma manera con los otros o con nosotros mismos,
dentro de las normas y costumbres sociales aprendidas de los padres, las figuras de
autoridad, la familia, la sociedad, la cultura del grupo o grupos sociales, a los que
pertenece la persona desde su nacimiento e incluso antes de nacer. Grabaciones
influyentes que incluye una ética, unas técnicas, y un carácter o manera peculiar de
expresar las necesidades, los deseos, los impulsos, las emociones, los sentimientos, propia
de nuestra cultura. Representa la colección de grabaciones de lo que las figuras parentales
pensaban, sentían y hacían en relación con nosotros y con el entorno, tal como fue
percibido por nosotros.

DIÁLOGOS INTERNOS

A la hora de enfrentar una determinada situación, los estímulos de la misma llegan a los
tres estados del yo. Padre, Adulto y Niño se activan, se estimulan frente a la situación;
son los recursos internos de que dispone la persona para responder o reaccionar y darle
salida a la situación.

El Niño Interno se experimenta como nuestra caja de resonancia en la situación, como


nuestros impulsos, nuestras sensaciones, nuestra espontaneidad, pero también como la
timidez, el miedo al otro, la sumisión o la rebeldía, la habilidad y la astucia,...

El Niño Interno en la situación lo experimentamos como vivencias del tipo:

— "Lo que necesito es..."

— "Lo que me apetece hacer es..."

El Padre Interno (Influyente) se experimenta frente a la situación como una voz dentro de
la cabeza que nos dice:

— "Lo que tienes que hacer es..."

— "Lo que debes hacer es..."

— “¡Que malo/bueno eres!”

— “Ellos son son buenos/malos — mejores/peores que tú...”

El Padre hace, lo que podríamos llamar, comentarios editoriales internos sobre todo lo
que la persona comprende, hace, piensa, siente en cada situación.

También puede manifestarse interiormente de otra manera: Puede ser cariñoso, benévolo,
nutritivo , como un verdadero padre. Entonces puede experimentarse como una voz o
actitud interna que nos dice cosas como:

— “Eres fenomenal”.

— “No te preocupes, no estás sola” o “¡Pobre chico!”

El Adulto Interno se experimenta como una potencialidad orientada a captar la situación


y tratar la realidad externa e interna de una forma objetiva (como "objetos"), como datos,
como informaciones, sin prejuicios y sin deformaciones ilusorias (probatura de la
realidad).

Se experimenta como la voz de la razón y en la situación se vivencia como ideas


autónomas del tipo:

— "Lo que conviene hacer es..."

— "Lo que quiero hacer es..."


El Padre, el Adulto y el Niño se influyen mutuamente (Figura
nº3). A veces tenemos conciencia de ello (conciencia Adulta)
y percibimos esa influencia como un auténtico diálogo
interno entre diferentes partes de uno mismo. Otras veces el
diálogo es inconsciente (sin conciencia Adulta),
especialmente cuando es entre Niño y Padre, pero el
resultado o el efecto de ese diálogo puede evidenciarse en
forma de pensamientos, sentimientos, estados de ánimo, o
conductas a veces poco conscientes o incontroladas hasta que
el diálogo interno es aclarado y el Adulto puede ganar control
sobre él.

En determinados momentos y situaciones, entre los estados


del yo puede haber armonía, cooperación y, como
consecuencia, coherencia y notable fuerza. En otras ocasiones, por el contrario, puede
haber conflicto, oposición y desarmonía, en cuyo caso habrá diferentes grados de
consistencia y de coherencia interna o exterior.

EL PODER EJECUTIVO

Uno de los resultados de la estimulación de los tres estados del yo, ante cualquier
situación, y de ese diálogo interno es que, en cada ocasión, uno de los tres estados del yo
va llevar el control del comportamiento de la persona. Él es el que tiene el control
ejecutivo de la personalidad en ese momento.

Los otros estados del yo pueden estar conformes o no con la forma en que el ejecutivo
está llevando la situación. Si no lo están, con posterioridad, habrá algún tipo de secuela
emocional como culpa, vergüenza, resentimiento, apatía, etc.

Si el poder ejecutivo lo tiene el Adulto la situación será percibida y manejada de forma


mas objetiva, teniendo mejor en cuenta las necesidades, deseos, intuiciones y
sentimientos del Niño, y respetando de la mejor manera posible las normas y criterios del
Padre. De esta manera las secuelas se minimizan o son más positivas. El comportamiento
es autónomo, pertinente y adecuado a la situación aquí y ahora.

Si el poder ejecutivo lo tiene el Padre la percepción de la situación será distorsionada para


que encaje en el marco de referencia adoptado de otros; el comportamiento será
automático en vez de autónomo y las conductas estereotipadas y tradicionales, con poca
flexibilidad..

Si el poder ejecutivo lo tiene el Niño, la percepción de la situación será distorsionada para


que encaje en el marco de referencia ideado en la infancia para explicarse las situaciones
que se asocian con la presente; el comportamiento será automático o impulsivo, más que
espontáneo. Puede ser descontrolado y, en relación con los otros, dependiente, contra-
dependiente, co-dependiente o independiente - aislado..

Tener un estado del yo el poder ejecutivo, o el control de la personalidad, no es lo mismo


que usar exclusivamente comportamientos de ese estado del yo. El control puede tenerlo
el Adulto y los comportamientos ser una copia de los que hacía una figura parental
(comportamientos de Padre), o similares a los que la persona cuando era niña
(comportamientos de Niño).

El objetivo del tratamiento con Análisis Transaccional en un principio es conseguir lo que


Berne denominaba el control social del comportamiento sintomático, impulsivo o
estereotipado; es decir conseguir que la mayor parte del tiempo sea el Adulto el que tenga
el poder ejecutivo.

EL ADULTO INTEGRADO

Este uso de los tres estados del yo de manera flexible, armónica, adecuadamente adaptada
a las situaciones de la vida, con el poder ejecutivo en el Adulto es una forma óptima de
funcionar que a veces se denomina el Adulto Integrado.

Una persona cuando funciona como Adulto Integrado, se comporta de manera que tiene
en cuenta y cuida adecuadamente sus necesidades y deseos, sus emociones, sentimientos
e ilusiones. Tiene en cuenta de manera realista los datos y circunstancias de las
situaciones, los efectos y consecuencias de sus decisiones, de sus actos y el impacto que
tendrán estos en su entorno y las personas de él. Se dirige a alcanzar sus propios objetivos
y tiene en cuenta sus propios criterios, valores y su ética y respeta los de los demás.

LA CALIDAD DEL PADRE INTERNO

Una de las principales funciones del estado del yo Padre Influyente o Interno es el cuidado
automático de uno mismo. Cada persona puede preguntarse:

- ¿Cómo me trato a mi mismo?

- ¿Qué clase de Padre soy conmigo mismo?

- ¿Tengo un Padre Interno criticón o que me apoya?

- ¿Trata mi Padre a mi Niño realmente con amor?

La calidad del Padre Interno de una persona guarda relación con cómo fue tratado por sus
padres y otras personas importantes para él/la cuando era niño/a ( con su Parentamiento).

Si ambos se dedicaron a criticarla más que a ayudarla; entonces su Padre Interno es más
probable que se dedique preferentemente a señalar defectos y errores que a darle ánimo
y apoyo ante las situaciones de la vida. Si a sus padres no les gustaba darle muestras de
afecto; probablemente su Padre Interno no tratará a su Niño Interno con cariño. Si ambos
padres o alguna otra persona influyente no tenían hacia ella una actitud coherente respecto
de algún tema de la vida, probablemente sus criterios en relación con ese tema sean
incoherentes.

En cualquiera de estos casos puede que la persona tenga dificultades para orientar su vida
con su Adulto y para poder divertirse con su Niño sin crear problemas para ella o para los
demás hasta que decida revisar sus grabaciones interiorizadas y las decisiones con ellas
relacionadas.
CONTAMINACIÓN Y EXCLUSIÓN. PATOLOGÍA ESTRUCTURAL

A la hora de enfrentar una situación o de resolver problemas, otra dificultad interna es la


contaminación, que significa interferencia.

El Padre o el Niño pueden interferir con el Adulto y distorsionar la


percepción objetiva de la realidad, de las situaciones o de los problemas.
Entonces la persona basará su comportamiento en sentimientos y en
pensamientos arcaicos tomados de la reacción del Padre o del Niño a la
situación más que en sentimientos y pensamientos autónomos y
relacionados con la percepción objetiva de la situación.(Figura Nº 4).

En las contaminaciones la persona cree estar funcionando con su Adulto


pero el poder ejecutivo no lo tiene el Adulto sino el Padre o el Niño.

Situaciones en las que pensamos que estamos usando el Adulto pero


tenemos prejuicios, será el Padre Interno el que este actuando sin conciencia Adulta de
ello. Por ejemplo, si mi padre pensaba que los gitanos son de poco fiar, mi Padre Interno
dirá lo mismo. Mi Adulto entonces estará contaminado si toma como un hecho lo que mi
padre pensaba sin investigarlo realmente.

El Adulto también puede estar contaminado por el Niño. Por ejemplo si tengo la creencia
ilusoria de que la gente está en contra mía cuando en realidad no lo está, puede ser que el
Niño asustado interno esté contaminando mi pensamiento de Adulto.

Otro problema interno común es la exclusión. Ocurre cuando nos permitimos que uno de
los estados del yo actúe o se exprese de forma rígida demasiado tiempo. Entonces estamos
actuando “constantemente como Padre” o “constantemente como Adulto” o
“constantemente como Niño” a costa de no actuar como un ser humano pleno.

A veces es uno solo de los estados del yo el excluido. (Figura Nº 5)

En todo caso contaminaciones y exclusiones son manifestaciones de lo que se denomina


la patología estructural. Los síntomas psicológicos o psiquiátricos pueden analizarse
desde este modelo topológico. Estos fenómenos pueden ser más o menos graves o rígidos
y tienen un origen arcaico defensivo, relacionado con experiencias más o menos dolorosas
o emocionalmente intensas del pasado. En todo caso afectan a nuestras habilidades
mentales (percepción, cognición, procesamiento de la información, memoria,
imaginación, etc.) y por tanto a nuestra capacidad de resolver los problemas o situaciones
de la vida. Dependiendo de la gravedad requieren un tratamiento específico u otro.

Muchas veces una simple confrontación de la vida cotidiana o la incorporación de nuevos


datos es suficiente para reducir una contaminación; otras por el contrario requerirán
intervenciones más profundas y sistemáticas dentro de una relación terapéutica o de un
grupo de terapia, situaciones estas que propician la transferencia y contratransferencia
que puede ser utilizada para la exploración de las experiencias arcaicas en las que se
originaron estas fijaciones patológicas.

EL PROCESO DE CAMBIO INTERNO

Todo esto puede cambiarse, dentro de ciertos límites, con más o menos trabajo
dependiendo de la flexibilidad y de las circunstancias del medio físico y social en el que
cada persona vive.

El cambio puede ser espontáneo o programado; puede realizarlo uno por sí mismo o con
ayuda; puede recibirse ayuda de las personas allegadas y amigos, de lecturas o de
profesionales.

En todo caso si algo no funciona como deseamos, si hay algún problema personal,
emocional o de relación, conviene hacer algo al respecto.

La psicoterapia es un proceso sistemático de cambio orientado a resolver problemas


personales, emocionales o de relación.

El crecimiento personal es un proceso de auto-descubrimiento para desarrollar algunos


aspectos de la personalidad, o para cambiarlos si es necesario.

Tanto la terapia como el crecimiento personal debe ser conducido por un profesional
debidamente preparado para hacerlo.

ANÁLISIS FUNCIONAL

El análisis de las manifestaciones conductuales de los estados del yo tal y como se


observan exteriormente (lo que hacemos y decimos y cómo lo hacemos) se denomina
análisis funcional o descriptivo de los estados del yo. Es el análisis de cómo funcionamos
como personas en la relación con los demás y nuestro entorno; el análisis de cómo
funcionamos como Padre, como Adulto y como Niño en nuestra relación con los otros.

EL FUNCIONAMIENTO COMO PADRE

La función de los padres con los niños, y en general de las figuras parentales, es cuidar,
orientar y encauzar a las personas a su cargo para desenvolverse en este mundo en cada
situación. Las maneras de comportarse como Padre en relación con el entorno y con uno
mismo se pueden agrupar en dos modos conductuales típicos:

Uno es funcionar como Padre Controlador con conductas explícitas implícitas con la
intención de controlar, encauzar y ordenar. Es una función estructurante a partir de una
posición de respeto y protección, en sus aspectos más saludables.
A este modo conductual se denomina conducta de Padre Crítico positivo (PC+) o
Protector.

También puede ser criticona, censuradora y limitadora a partir de una posición de


prepotencia o inseguridad, en sus aspectos más inapropiados para el desarrollo de la
persona controlada.

A este modo conductual se denomina conducta de Padre Crítico negativo (PC-) o


Perseguidor.

El otro modo es funcionar como Padre Nutritivo con conductas como amar, ayudar,
apoyar y alentar. Es una función nutritiva desde una posición de respeto, aceptación y
acogida , en sus aspectos más saludables.

A este modo conductual se denomina conducta Padre Nutritivo positivo (PN+) o


Cuidador.

También puede ser sofocante y empalagosa desde una posición de dominancia o de


inseguridad, en sus aspectos más inapropiados para el desarrollo de la persona cuidada.

A este modo conductual se denomina conducta de Padre Nutritivo negativo (PN-) o


Empalagoso.

EL FUNCIONAMIENTO COMO NIÑO

El impulso vital con el que nace un niño le impulsa a de manera natural a vivir, expresarse,
explorar, aprender, crecer y desarrollarse como persona. Para ello necesita el
complemento de la función de un padre o de una persona parental que le acoja, acepte,
respete, oriente y encauce para desarrollarse y ser él o ella misma.

Existen muchas maneras de comportarse en relación con el entorno


adoptando un posición de Niño, es decir reproduciendo comportamientos
nuestros del pasado, cuando éramos niños o más jóvenes en proceso de
crecimiento, formación y educación. Estas pueden agruparse en dos
grandes modos conductuales también.

Uno es funcionar como Niño Natural mostrándose de manera


ESPONTÁNEA, independiente de las presiones parentales, con arreglo a
su propio temperamento.

Esto puede hacerse de forma apropiada para producir el impacto adecuado


en las personas del entorno de modo que se satisfagan las necesidades, los
deseos y los impulsos propios con respeto a uno mismo y a los otros y
contando con la situación, con la realidad objetiva.

Este modo conductual se denomina conducta de Niño Natural positivo (NN+) o


Expresivo.

También puede hacerse de una manera impulsiva, egoísta y grosera de un modo que
ignora a los otros o la realidad objetiva.
Este modo conductual se denomina conducta de Niño Natural negativo (NN-) o
Inmaduro.

El otro es funcionar como Niño Adaptado con conductas que tienden a adaptarse a las
normas y expectativas procedentes de los otros, del Padre interno o del Padre social
externo.

De nuevo esto puede hacerse de forma apropiada para conseguir satisfacer las necesidades
los deseos o las metas propias con respeto tanto a uno mismo como a los otros y teniendo
en cuenta la situación real objetiva.

Este modo conductual se denomina conducta de Niño Adaptado positivo (NA+) o


Cooperativo.

También puede hacerse de una manera inefectiva para satisfacer las necesidades, los
deseos, los impulsos y las metas propias dentro del respeto a si mismo, a los otros.

Este modo conductual se denomina conducta del Niño Adaptado negativo (NA-).

Hay tres modos de adaptarse de modo negativo. Una es una forma sobreadaptada,
irrespetuosa con uno mismo dando preferencia a las supuestas necesidades y expectativas
de los otros, a sus ordenes o a las normas establecidas aunque esto no resuelva el problema
de satisfacer las necesidades propias. Es la conducta de Niño Adaptado Sumiso negativo
(NAS-). Otra es una forma irrespetuosa de responder o reaccionar a las expectativas y/o
a las ordenes los otros o a las normas sociales sin tener en cuenta la conveniencia de
adaptarse para la satisfacción de las necesidades, sentimientos, deseos o aspiraciones de
ambos. Es la conducta de Niño Adaptado Rebelde negativo (NAR-). Otra forma de
adaptarse (Oller, 2001) es ignorando a los otros y sus expectativas u otros aspectos
relevantes de la situación real para la satisfacción de las necesidades los deseos, los
impulsos o las metas propias y/o de los otros. Es la conducta de Niño Adaptado Aislado
negativo (NAAis-).

EL FUNCIONAMIENTO COMO ADULTO

Las conductas orientadas a una toma de conciencia objetiva de la realidad interna y


externa de la persona en las distintas situaciones de la vida, orientadas a una mejor
comprensión de la situación real y a elaborar las opciones con más probabilidad de éxito
para satisfacer las necesidades actuales tanto de uno mismo como de los otros implicados
en las situaciones se denominan conductas de Adulto.

Es un modo conductual responsable, objetivo y autónomo de reaccionar ante las


situaciones de la realidad orientado a la supervivencia de forma práctica, lógica y creativa;
es decir usando todos los recursos propios de la edad de la persona aquí y ahora para
manejar de manera efectiva y conveniente las situaciones de la vida.

En el modelo funcional, el Adulto no se suele subdividir.

Estas son alguna de las conductas típicas como Adulto: pedir información, hacer
preguntas con auténtico deseo de saber y de aprender; informar tanto sobre
acontecimientos externos como sobre los sentires o las opiniones propias; aprender y
comprender en todos los aspectos; estimar probabilidades de éxito de las distintas
opciones; verificar hipótesis; tomar decisiones reflexionadas; resolver problemas, realizar
tareas; negociar con otros etc..
Psicoterapia Existencial para Irvin Yalom
A sus 84 años, el psiquiatra y psicoterapeuta Irvin Yalom (1931) acumula más de una
decena de ensayos y novelas. Sin duda, su libro Psicoterapia Existencial (Herder 2011),
publicado en 1980, es uno de los principales referentes teóricos sobre dicha perspectiva
psicoterapéutica. Yalom (cercano del psicólogo existencialista Rollo May (1909-1994))
plantea en este libro las bases de un trabajo psicoterapéutico de corte existencial-dinámico
(¡sí, Yalom tiene influencias psicoanalíticas en su quehacer!) que pone su atención en las
“preocupaciones esenciales” (fundamentales, diría Heidegger) del paciente.
A continuación resumo algunos de los puntos que, a mi parecer, son los más relevantes
de la introducción del libro mencionado. Queda de ustedes la revisión de las restantes
seiscientas páginas de este valioso referente.

Introducción del libro Psicoterapia Existencial de Irvin Yalom


• “[…] las características de […] la orientación existencial no son empíricas, sino
profundamente intuitivas”.
• “La psicoterapia existencial es un enfoque dinámico que se concentra en las
preocupaciones enraizadas en la existencia del individuo”.
• Dinámico = fuerzas internas consciente e inconscientes que están en conflicto,
motivos y temores que operan en su interior.
• Existencialmente, nuestro paciente nos presenta un cuadro complejo de
preocupaciones, donde “sus temores primarios están profundamente enterrados entre
capas y capas de represión, negación, desplazamiento y simbolización.
• Conflicto intrapsíquico para:
• Psicodinámica freudiana:
• Individuo que busca satisfacer sus instintos agresivos y sexuales.
• Psicodinámica neofreudiana o interpersonal
• Individuo estructurado a partir de factores culturales y de la experiencia
interpersonal.
• Psicodinámica existencial
• El individuo ya no contra tendencias instintivas reprimidas ni contra los adultos
significativos, sino de un conflicto que emana del enfrentamiento del individuo con los
supuestos básicos de la existencia.
• Reflexionando profundamente llegamos a: soledad, silencio, tiempo y libertad.
• Preocupaciones esenciales: muerte, libertad, aislamiento y carencia de un sentido
vital. Cada una de estas preocupaciones establece un conflicto dinámico existencial.
• Situaciones límite (catalizadores) = la propia idea de la muerte, decisiones
importantes o pérdida de significado.
• Características generales de la psicodinámica existencial
• Consciencia de la preocupación esencial → Angustia → Mecanismo de defensa.
• Mecanismos de defensa de frente a cada preocupación esencial (siguen siendo de
legado psicoanalítico para Yalom).
• Ya no impulsos (mecanismos) sino temores y conciencia lo que lleva al individuo
a la angustia.
• No va unida a un modelo de desarrollo (cronológico). “La exploración profunda
significa, más que una exploración del pasado, el intento de eliminar las preocupaciones
cotidianas para centrarse sólo en la propia situación existencial.” No es pensar sobre el
proceso a través del cual llegamos a ser como somos, sino en cómo somos.
• El tiempo importante para la psicoterapia existencial es “el presente que se
convierte en futuro”, donde el pasado es importante en la medida que influye en cómo
somos ahorita.
• Psicoanálisis (evolutivo, dinámico y analítico) ≠ Existencial (inmediato, no
histórico y existencial)
• Un lenguaje diferente.
• Lo que busca Yalom es “cambiar el enfoque de los psicoterapeutas para que
presenten cuidadosa atención a las preocupaciones esenciales, lleven a cabo las
transacciones acaecidas en la periferia de la terapia formal y las coloquen en el sitio que
les corresponde, es decir, en el centro del escenarios terapéutico.”
• Condiciones no sólo de los “individuos con problemas psicológicos” sino de la
condición humana. Nos competen a todos.
• “El enfrentamiento con los supuestos básicos de la existencia es doloroso, pero a
la postre es curativo.”
• “En algún momento de su vida, todo ser humano entra en una etapa de “oscura
reflexión” durante la cual se pone en contacto con las preocupaciones existenciales
básicas.”
La Psicoterapia Existencial, el enfoque más filosófico de la psicología

La Psicoterapia Existencial es un estilo de terapia que pone el énfasis en la condición


humana en su conjunto. Es un enfoque positivo que se enfoca en las capacidades y
aspiraciones humanas, pero sin olvidar las limitaciones humanas. La Psicoterapia
Existencial comparte muchas similitudes con la Psicología Humanista.
Bases teóricas de la Psicoterapia Existencial

La Terapia Existencial se desarrolló a partir de las filosofías de Friedrich Nietzsche y


Kierkegaard. Como uno de los primeros filósofos existenciales, Kierkegaard desarrolla
la teoría de que el descontento humano sólo puede ser superado mediante la sabiduría
interna. Más tarde, Nietzsche desarrolló aún más la teoría del existencialismo al
introducir la idea del libre albedrío y la responsabilidad personal. A principios de 1900,
los filósofos como Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre comenzaron a explorar el papel
de la investigación e interpretación en el proceso de curación. Durante las próximas
décadas, otros contemporáneos comenzaron a reconocer la importancia de experimentar
en relación con la comprensión, como un método para lograr el bienestar psicológico y el
equilibrio.
Otto Rank fue uno de los primeros terapeutas existenciales, y posteriormente, hacia
mediados del siglo 20, los psicólogos Paul Tillich y Rollo May trabajaron la terapia
existencial a través de sus escritos y enseñanzas, al igual que Irvin Yalom después de
ellos. El enfoque se popularizó y comenzó a influir en otras teorías, incluyendo
la Psicología Humanista y la Logoterapia, desarrollada por Viktor Frankl. Al mismo
tiempo, los filósofos británicos ampliaron aún más el existencialismo con la fundación de
la Asociación de Filadelfia, una organización dedicada a ayudar a las personas a manejar
sus problemas de salud mental con terapias experimentales. Otras instituciones que
encarnan la Teoría del Existencialismo incluyen la Sociedad para el Análisis Existencial,
fundada en 1988, y la Comunidad Internacional de Asesores existenciales, creada en
2006.

La ansiedad existencial

La Psicoterapia Existencial se basa en la creencia fundamental de que cada uno


experimenta el conflicto intrapsíquico debido a su interacción con ciertas condiciones
inherentes a la existencia humana como son las paradojas y dilemas. La teoría reconoce
al menos cuatro paradojas existenciales primarias:

 La libertad y la responsabilidad asociada


 La muerte
 El aislamiento
 La falta de significado

Un enfrentamiento con alguna de las condiciones antes mencionadas, llena a un individuo


con un tipo de temor comúnmente conocido como ansiedad existencial. Esta ansiedad
se cree que reduce la conciencia física, psicológica, social y espiritual de una persona, lo
que puede llevar a consecuencias significativas a largo plazo.

Por ejemplo, el hecho de que cada uno de nosotros y cada uno de nuestros seres queridos
tienen que morir en algún momento desconocido, puede ser una fuente de profunda
ansiedad, y esto nos puede tentar a hacer caso omiso de la realidad y la necesidad de la
muerte en la existencia humana. Mediante la reducción de la conciencia de la muerte, sin
embargo, podemos dejar de tomar decisiones que realmente puede proteger o incluso
enriquecer nuestras vidas. En el otro extremo del espectro, las personas que están
demasiado preocupadas por el hecho de que la muerte es inevitable, pueden desembocar
en un estado de neurosis o psicosis.

La clave, según la Psicoterapia Existencial, es lograr un equilibrio entre ser consciente


de la muerte sin ser abrumado por ella. Las personas que mantienen un equilibrio
saludable se encuentran motivadas a tomar decisiones que pueden tener un impacto
positivo en sus vidas, así como en la vida de sus seres queridos. En esencia, la realidad
de la muerte nos anima a aprovechar al máximo las oportunidades y atesorar las cosas
que tenemos.

Al igual que la muerte, la amenaza de aislamiento, la falta de sentido de vida percibida y


la pesada responsabilidad de la toma de decisiones que afectan la vida, pueden ser una
fuente de ansiedad existencial aguda. De acuerdo con las teorías de la Terapia
Existencial, la manera en que un individuo procesa estos conflictos internos y las
subsiguientes decisiones determinará en última instancia la vida actual de ese individuo
y las circunstancias futuras.

Aceptar la superación mediante la Psicoterapia Existencial

La Psicoterapia Existencial anima a la gente para hacer frente a los problemas


emocionales que enfrentan través de la participación plena y asumir la responsabilidad
de las decisiones que los causaron. Las personas que se someten a este tipo de terapia son
guiadas a aceptar sus miedos y se les da las habilidades necesarias para superarlas
mediante la acción. Al ganar el control de la dirección de la propia vida, la persona en la
terapia es capaz de diseñar el curso de su elección. Esto crea en el individuo una sensación
de liberación y una sensación de dejar ir la desesperación asociada a la insignificancia y
sin sentido. La Psicoterapia Existencial consiste en enseñar a la persona a crecer y abarcar
su propia vida, con asombro y curiosidad. Al hacerlo, la persona es capaz de ver su vida
como experiencia de un viaje en lugar de un juicio, y puede erradicar el miedo asociado
con la muerte.

El trabajo de los terapeutas existenciales

Los terapeutas que practican la Psicoterapia Existencial no se centran en el pasado de un


individuo, sino que trabajan con el cliente para descubrir y explorar las opciones que se
encuentran delante de él o ella. A través de la retrospección, la persona en la terapia y el
terapeuta trabajan para comprender las implicaciones de las decisiones pasadas y las
creencias que condujeron a los que tenga lugar, sólo como un medio para cambiar a la
meta de crear una nueva penetración dentro de uno mismo. El énfasis no es vivir en el
pasado, sino utilizar el pasado como una herramienta para promover la libertad y la
nueva asertividad. Por llegando a la conclusión de que no son únicos ni están destinados
a un fin específico, la persona en la terapia se le permite liberar las cadenas obligatorias
que él o ella gravados a partir existente en la plenitud de momento a momento. Cuando
eso sucede, él o ella es verdaderamente libre.

¿Qué condiciones de salud mental pueden tratarse con Psicoterapia Existencial?

La gente que acude a este tipo de terapia están dispuestos a explorar las razones de sus
conflictos intrapsíquicos y las decisiones que llevaron a sus circunstancias actuales. Hay
muchos de comportamiento y problemas de salud mental que pueden ser tratados con
éxito con este enfoque terapéutico, incluyendo la depresión, la ansiedad,
la dependencia de sustancias, y el estrés postraumático.

Los individuos que responden al tratamiento tienden a encontrar significado y propósito


en sus vidas y, a menudo experimentar mayor conciencia de sí mismos, auto-
comprensión, la autoestima y la auto-motivación. La comprensión de que son los
principales responsables de su propia recuperación aumenta la probabilidad de que las
personas en tratamiento van a ver más allá de los límites de una sesión de terapia, y la
recuperación de esta visión como un proceso terapéutico.

Las preocupaciones y limitaciones comunes

La Psicoterapia Existencial, al igual que otros tipos de terapia, puede ser


malinterpretado por personas que no tienen una comprensión profunda de los principios
fundamentales o el alcance de las teorías asociadas. Algunos errores comunes de la
Psicoterapia Existencial incluyen las siguientes creencias:

 Hay una teoría distintiva, los estados existenciales están libres de tensiones
internas y se cubre todos los supuestos básicos de la Psicología Existencial.
 No hay ninguna diferencia entre la Psicología Existencial y la filosofía
existencial.
 la Psicología Existencial toma un enfoque anti-religiosa o anti-espiritual, por
ejemplo, negando la existencia de Dios.
 Las teorías existenciales y humanistas son la misma cosa.
 la Psicoterapia Existencial consiste en tomar un punto de vista negativo,
oscuro, o pesimista de la vida.
 El enfoque es fundamentalmente intelectual.
 Sólo es beneficioso para las personas de alto intelecto, que no están
experimentando condiciones crónicas de salud mental o de comportamiento.

Debido al hecho de que la Psicoterapia Existencial suele dirigirse hacia factores


subyacentes de los problemas de salud mental y del comportamiento percibidos, pero
estos enfoques pueden no abordar directamente el tema principal de que la persona en
tratamiento está experimentando. Como tal, la Psicoterapia Existencial se utiliza a
menudo en conjunción con otros tratamientos con el fin de maximizar su eficacia y
promover la recuperación. Además, la Psicoterapia Existencial no puede apelar a las
personas que no deseen explorar sus procesos intrapsíquicos, o que sólo están interesados
en encontrar una solución rápida a sus problemas de salud mental.
El Arte de Amar - Erich Fromm - Resumen
Por Manuel O. Gonzalez Perea

Un completo y serio resumen sobre la gran obra El arte de amar de Erich Fromm.
En contraste con la unión simbiótica, el amor maduro significa unión a condición de
presentar la propia integridad, la propia individualidad. El amor es un poder activo
en el hombre; un poder que atraviesa las barreras que separan al hombre de sus
semejantes y lo une a los demás; el amor lo capacita para superar su sentimiento de
aislamiento y separatividad. En el amor se da la paradoja de dos seres que se
convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos.
El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos. Cuando
falta tal preocupación activa, no hay amor. La esencia del amor es “trabajar” por algo y
“hacer crecer” El amor y el trabajo son inseparables. Se ama aquello por lo que se trabaja,
y se trabaja por lo que se ama.

El cuidado y la preocupación implican otro aspecto del amor: el de la responsabilidad.


Hoy en día suele usarse ese término para denotar un deber, algo impuesto desde el
exterior. Pero la responsabilidad, en su verdadero sentido, es un acto enteramente
voluntario, constituye mi respuesta a las necesidades, expresadas o no, de otro ser
humano. Ser “responsable” significa estar listo y dispuesto a “responder”. Jonás no se
sentía responsable ante los habitantes de Nínive. El, como Caín, podía preguntar: ¿Soy
yo el guardián de mi hermano? La persona que ama responde, La vida de su hermano no
es solo asunto de su hermano, sino propio. Siéntese tan responsable por sus semejantes
como por si mismo. Tal responsabilidad, en el caso de la madre y su hijo, atañe
principalmente al cuidado de las necesidades físicas. En el amor entre adultos, a las
necesidades síquicas de la otra persona.

La responsabilidad podría degenerar fácilmente en dominación y posesividad, si no fuera


por un tercer componente del amor, el respeto. Respeto no significa temor y sumisa
reverencia; denota, de acuerdo con la raíz de la palabra (respicere = mirar), la capacidad
de ver a una persona tal cual es, tener conciencia de su individualidad única. Respetar
significa preocuparse por que la otra persona crezca y se desarrolle tal como es. De ese
modo, el respeto implica la ausencia de explotación. Quiero que la persona amada crezca
y se desarrolle por si misma, en la forma que les es propia, y no para servirme. Si amo a
la otra persona, me siento uno con ella, pero con ella tal cual es, no como yo necesito que
sea, como un objeto para mi uso. Es obvio que el respeto sólo es posible si yo he alcanzado
independencia; si puedo caminar sin muletas, sin tener que dominar o explotar a nadie.
El respeto sólo existe sobre la base de la libertad: “l´amour est l’enfant de la liberté”, dice
una vieja canción francesa; el amor es hijo de la libertad, nunca de la dominación.

Respetar a una persona sin conocerla, no es posible; el cuidado y la responsabilidad serían


ciegos si no los guiara el conocimiento. Hay muchos niveles de conocimiento; el que
constituye un aspecto del amor no se detiene en la periferia, sino que penetra hasta el
meollo. Sólo es posible cuando puedo trascender la preocupación por mi mismo y ver a
al otra persona en sus propios términos. Pero el conocimiento tiene otra relación, más
fundamental, con el problema del amor. La necesidad básica de fundirse con otra persona
para trascender de ese modo la prisión de la propia separatividad se vincula, de modo
íntimo, con otro deseo específicamente humano, el de conocer el “secreto del hombre”.
Si bien la vida en sus aspectos meramente biológicos es un milagro y un secreto, el
hombre, en sus aspectos humanos, es un impenetrable secreto para sí mismo –y para sus
semejantes-. Nos conocemos y, a pesar de todos los esfuerzos que podamos realizar, no
nos conocemos. Conocemos a nuestros semejantes y, sin embargo, no los conocemos,
porque no somos una cosa, y tampoco lo son nuestros semejantes. Cuanto más avanzamos
hacia las profundidades de nuestro ser, o el ser de los otros, más nos elude la meta del
conocimiento. Sin embargo, no podemos dejar de sentir el deseo de penetrar en el secreto
del alma humana, en el núcleo más profundo que es “él”. La crueldad misma está
motivada por algo más profundo: el deseo de conocer el secreto de las cosas y de la vida.
Otro camino para conocer “el secreto” es el amor. El amor es la penetración activa en la
otra persona, en la que la unión satisface mi deseo de conocer. En el acto de fusión, te
conozco, me conozco a mi mismo, conozco a todos –y no “conozco” nada-. Conozco de
la única manera en que el conocimiento de lo que está vivo le es posible al hombre –por
la experiencia de la unión- no mediante algún conocimiento proporcionado por nuestro
pensamiento. La única forma de alcanzar el conocimiento total consiste en el acto de
amar: ese acto trasciende el pensamiento, trasciende las palabras. Es una zambullida
temeraria en la experiencia de la unión. Sin embargo, el conocimiento del pensamiento,
es decir, el conocimiento psicológico, es una condición necesaria para el pleno
conocimiento en el acto de amar. Tengo que conocer a la otra persona y a mi mismo
objetivamente, para poder ver su realidad, o más bien, para dejar de lado las ilusiones, mi
imagen irracionalmente deformada de ella. Sólo conociendo objetivamente a un ser
humano, puedo conocerlo en su esencia, en el acto de amar. El problema de conocer al
hombre es paralelo al problema religioso de conocer a Dios. En la tecnología occidental
convencional se intenta conocer a Dios por medio del pensamiento, de afirmaciones
acerca de Dios. Se supone que puedo conocer a Dios en mi pensamiento. En el
misticismo, que es el resultado del monoteísmo, se renuncia al intento de conocer por
medio del pensamiento, y se lo reemplaza por la experiencia de la unión con Dios, en la
que ya no hay lugar para el conocimiento acerca de Dios, ni tal conocimiento es necesario.
La experiencia de la unión, con el hombre o, desde un punto de vista religioso, con Dios,
no es en modo alguno irracional. Por el contrario, y como lo señaló Albert Schwetzer, es
la consecuencia del racionalismo, su consecuencia más audaz y radical. Se basa en nuestro
conocimiento de las limitaciones fundamentales, y no accidentales, de nuestro
conocimiento. Es el conocimiento de que nunca “captaremos” el secreto del hombre y del
universo, pero que podemos conocerlos, sin embargo, en el acto de amar.

Cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento son mutuamente interdependientes.

El amor infantil sigue el principio: “Amo porque me aman”.

El amor maduro obedece al principio: “Me aman porque amo”.

El amor inmaduro dice: “Te amo porque te necesito”.

El amor maduro dice: “Te necesito porque te amo”.

La clase más fundamental de amor, básica en todos los tipos de amor, es el amor fraternal.
Por él se entiende el sentido de responsabilidad, cuidado, respeto y conocimiento con
respecto a cualquier otro ser humano, el deseo de promover su vida. Si he desarrollado la
capacidad de amar, no puedo dejar de amar a mis hermanos. En el amor fraternal se realiza
la experiencia de unión con todos los hombres, de solidaridad humana, de reparación
humana. El amor fraternal se basa en la experiencia de que todos somos uno. Las
diferencias en talento, inteligencia, conocimiento, son despreciables en comparación con
la identidad de la esencia humana común a todos los hombres. Para experimentar dicha
identidad es necesario penetrar desde la periferia hacia el núcleo. Si percibo en otra
persona nada más que lo superficial, percibo principalmente las diferencias, lo que nos
separa. Si penetro hasta el núcleo, percibo nuestra identidad, el hecho de nuestra
humanidad. Una mujer sólo puede ser una madre verdaderamente amante si puede amar;
amar a su esposo, a otros niños, a los extraños, a todos los seres humanos. La mujer que
no es capaz de amar en ese sentido, puede ser una madre afectuosa mientras su hijo es
pequeño, pero no será una madre amante, y la prueba de ello es la voluntad de aceptar la
separación –y aún después de la separación seguir amando-.

El amor erótico es el anhelo de fusión completa, de unión con una única otra persona. Por
su propia naturaleza, es exclusivo y no universal; es también, quizá, la forma de amor
más engañosa que existe. En primer lugar, se lo confunde fácilmente con la experiencia
explosiva de “enamorarse”, el súbito derrumbe de las barreras que existían hasta ese
momento entre dos desconocidos. Pero, como señalamos antes, tal experiencia de
repentina intimidad es, por su misma naturaleza, de corta duración. Cuando el
desconocido se ha convertido en una persona íntimamente conocida, ya no hay más
barreras que superar, ningún súbito acercamiento que lograr. Se llega a conocer a la
persona “amada” tan bien como a uno mismo. O quizá, sería mejor decir tan poco. Si la
experiencia de la otra persona fuera más profunda, si se pudiera experimentar la infinitud
de su personalidad, nunca nos resultaría tan familiar y el milagro de salvar las barreras
podría renovarse a diario. El resultado es que se trata de encontrar amor en la relación con
otra persona, con un nuevo desconocido. Este se transforma nuevamente en una persona
“íntima”, la experiencia de enamorarse vuelve a ser estimulante e intensa, para tornarse
otra vez menos y menos intensa, y concluye en el deseo de una nueva conquista, un nuevo
amor, siempre con la ilusión de que el nuevo amor será distinto de los anteriores. El deseo
sexual puede ser estimulado por la angustia de la soledad, por el deseo de conquistar o de
ser conquistado, por la vanidad, por el deseo de herir y aún de destruir, tanto como por el
amor. Parecería que cualquier emoción intensa, el amor entre otras, puede estimular y
fundirse con el deseo sexual. Como la mayoría de la gente une el deseo sexual a la idea
del amor, con facilidad incurre en el error de creer que se ama cuando se desea
físicamente. El amor puede inspirar el deseo de la unión sexual; en tal caso, la relación
física hallase libre de avidez, del deseo de conquistar o ser conquistado, pero está fundido
con la ternura. Si el deseo de unión física no está estimulado por el amor, si el amor
erótico no es a la vez amor fraterno, jamás conduce a la unión salvo en un sentido
orgiástico y transitorio. La atracción sexual crea, por un momento, la ilusión de la unión,
pero, sin amor, tal “unión” deja a los desconocidos tan separados como antes. El amor
erótico es exclusivo, pero ama en la otra persona a toda la humanidad, a todo lo que vive.
Es exclusivo sólo en el sentido de que puedo fundirme plena e intensamente con una sola
persona. El amor erótico excluye el amor por los demás sólo en el sentido de la fusión
erótica, de un compromiso total en todos los aspectos de la vida, pero no en el sentido de
un amor fraterno profundo. El amor erótico, si es amor, tiene una premisa. Amar desde la
esencia del ser y vivenciar a la otra persona en la esencia de su ser. Amar a alguien no es
meramente un sentimiento poderoso, es una decisión, es un juicio, es una promesa-. Si el
amor no fuera más que un sentimiento, no existirían bases para la promesa de amarse
eternamente. Un sentimiento comienza y puede desaparecer. ¿Cómo puedo yo juzgar que
durará eternamente, si mi acto no implica juicio y decisión?
En su búsqueda de la unidad más allá de la multiplicidad, los pensadores brahmánicos
llegaron a la conclusión de que el par de opuestos que se percibe no refleja la naturaleza
de las cosas, sino de la mente percipiente. El pensamiento percipiente debe trascenderse
a sí mismo para alcanzar la verdadera realidad. La oposición es una categoría de la mente
humana, no un elemento de la realidad. En el Rig-Veda, el principio se expresa en la
siguiente forma: “Yo soy los dos, la fuerza vital y el material vital, los dos a la vez”. Los
maestros de la lógica paradójica afirman que el hombre puede percibir la realidad sólo en
contradicciones y que su pensamiento es incapaz de captar la realidad-unidad esencial, lo
Uno mismo. Ello trajo como consecuencia que no aspira como finalidad última a
descubrir la respuesta en el pensamiento. Este sólo nos dice que no puede darnos la última
respuesta. El mundo del pensamiento permanece envuelto en la paradoja. La única forma
como puede captarse el mundo en su esencia reside, no en el pensamiento, sino en el acto,
en la experiencia de unidad.

Aportes Finales

1. El amor no es el resultado de la satisfacción sexual adecuada; por el contrario, la


felicidad sexual –y aún el conocimiento de la llamada técnica sexual es el resultado del
amor. Si aparte de la observación diaria fueran necesarias más pruebas en apoyo de esa
tesis, podrían encontrarse en el vasto material de los datos sicoanalíticos. El estudio de
los problemas sexuales más frecuentes –frigidez en las mujeres y las formas más o menos
serias de impotencia síquica en los hombres-, demuestra que la causa no radica en una
falta de conocimiento de la técnica adecuada, sino en las inhibiciones que impiden amar.
El temor o el odio al otro sexo están en la raíz de las dificultades que impiden a una
persona entregarse por completo, actuar espontáneamente, confiar en el compañero
sexual, en lo inmediato y directo de la unión sexual. Si una persona sexualmente inhibida
puede dejar de temer u odiar, y tornarse entonces capaz de amar, sus problemas sexuales
están resueltos. Si no, ningún conocimiento sobre técnicas sexuales le servirá de ayuda.

2. La definición del amor según Sullivan: el amor comienza cuando una persona siente
que las necesidades de otra persona son tan importantes como las propias.

3. Los hijos también sirven finalidades proyectivas cuando surge el problema de disolver
un matrimonio desgraciado. El argumento común de los padres en tal situación es que no
pueden separarse para no privar a los hijos de las ventajas de un hogar unido. Cualquier
estudio detallado demostraría, empero, que la atmósfera de tensión e infelicidad dentro
de la “familia unida” es más nociva para los niños que una ruptura franca, que les enseña,
por lo menos, que el hombre es capaz de poner fin a una situación intolerable por medio
de una decisión valiente.

4. Otro error muy frecuente: la ilusión de que el amor significa necesariamente ausencia
de conflicto. Así como la gente cree que el dolor y la tristeza deben evitarse en todas las
circunstancias, supone también que el amor significa la ausencia de todo conflicto. Los
conflictos reales entre dos personas, los que no sirven para ocultar o proyectar, sino que
se experimentan en un nivel profundo de la realidad interior a la que pertenecen, no son
destructivos. Contribuyen a aclarar, producen una catarsis de la que ambas personas
emergen con más conocimiento y mayor fuerza.
5. El amor sólo es posible cuando dos personas se comunican entre sí desde el centro de
sus existencias, por lo tanto, cuando cada una de ellas se experimenta a sí misma desde el
centro de su existencia. Sólo en esa “experiencia central” está la realidad humana, sólo
allí hay vida, sólo allí está la base del amor. Experimentado en esa forma, el amor es un
desafío constante; no un lugar de reposo, sino un moverse, crecer, trabajar juntos; que
haya armonía o conflicto, alegría o tristeza, es secundario con respecto al hecho
fundamental de que dos seres se experimentan desde la esencia de su existencia, de que
son el uno con el otro al ser uno consigo mismo y no al huir de si mismos. Sólo hay una
prueba de la presencia del amor: la hondura de la relación y la vitalidad y la fuerza de
cada una de las personas implicadas; es por tales frutos por los que se reconoce el amor.

6. Tener “fe” en otra persona significa estar seguro de la confianza e inmutabilidad de sus
actitudes fundamentales, de la esencia de su personalidad, de su amor. Al menos que
tengamos fe en la persistencia de nuestro yo, nuestro sentimiento de identidad se verá
amenazado y nos haremos dependientes de otra gente, cuya aprobación se convierte
entonces en la base de nuestro sentimiento de identidad.

7. Educación significa ayudar al niño a realizar sus potencialidades. La raíz de la palabra


educación es e-ducere, literalmente, conducir desde, o extraer algo que existía
potencialmente.

8. Mientras tememos conscientemente no ser amados, el temor real, aunque


habitualmente inconsciente, es el de amar. Amar significa comprometerse sin garantías,
entregarse totalmente con la esperanza de producir amor en la persona amada. El amor es
un acto de fe y quien tenga poca fe también tiene poco amor.

El amor de benevolencia. La benevolencia como actitud moral también nos es familiar:


consiste en prestar asentimiento a lo real, ayudar a los seres a ser ellos mismos.

Si pensamos un poco más en esa definición, y sobre todo en esa actitud, enseguida
descubriremos que consiste en afirmar al otro en cuanto otro. Esto también puede ser
llamado amor: «amar es querer un bien para otro». El amor como benevolencia consiste,
pues, en afirmar al otro, en querer más otro, es decir, querer que haya más otro, que el
otro crezca, se desarrolle, y se haga «más grande». Esta forma de amor no refiere al ser
amado a las propias necesidades o deseos, sino que lo afirma en sí mismo, en su alteridad.
Por eso es el modo de amar más perfecto, porque es desinteresado, busca que haya más
otro. También podemos llamarlo amor-dádiva, porque es el amor no egoísta, el que ante
todo afirma al ser amado y le da lo que necesita para crecer. Por eso, amar es afirmar al
otro.

Sin embargo, también existe la inclinación a la propia plenitud, un querer ser más uno
mismo. Esto es una forma de amor que podemos llamar amor-necesidad, porque nos
inclina a nuestra propia perfección y desarrollo, nos hace tender a nuestro fin, nos inclina
a crecer, a ser más. Por eso podemos llamarlo también amor de deseo. Esta forma de amor
es el primer uso de la voluntad, que hemos llamado simplemente deseo o apetito racional.
Según él, amar es crecer. En cuanto la voluntad asume las tendencias sensibles, en
especial el deseo, éstas pueden llamarse también amor, en el sentido de amor-necesidad
o amor natural: «se llama amor al principio del movimiento que tiende al fin amado»,
como dijimos al clasificar los sentimientos y pasiones.

Hay que decir, sin embargo, que llamar amor al deseo de la propia plenitud, a la
inclinación a ser feliz, a la tendencia sensible y a la racional, puede hacerse siempre y
cuando este deseo no se separe del amor de benevolencia, que es la forma genuina y
propia de amar de los seres humanos. La razón es la siguiente: el puro deseo supedita lo
deseado a uno mismo, es amarse a uno mismo, porque entonces se busca la propia
plenitud, y la consiguiente satisfacción, y, por así decir, se alimenta uno con los bienes
que desea y llega a poseer. Pero a las personas no se las puede amar simplemente
deseándolas, porque entonces las utilizaríamos para nuestra propia satisfacción. A las
personas hay que amarlas de otra manera: con amor de amistad o benevolencia.

Así pues, el amor se divide de un primer modo, que es considerando su forma, uso o
manera, que es, como se acaba de ver, doble: el amor-necesidad y el amor dádiva. En las
acciones nacidas de la voluntad amorosa, que se explicarán después, sucede algo
realmente singular: El quinto uso de la voluntad (el amor dádiva) refuerza y transforma
los cuatro restantes, empezando por el amor necesidad o deseo. Hay, pues, una
correspondencia del amor de benevolencia con el amor-necesidad y los restantes usos de
la voluntad, de la cual resulta que éstos se potencian al unirse con aquél. Antes de exponer
esas acciones, y para terminar la exposición general acerca del amor, son necesarias tres
precisiones:

1) Todos los actos de la vida humana, de un modo o de otro, tienen que ver con el amor,
ya sea porque lo afirman o lo niegan. El amor es el uso más humano y más profundo de
la voluntad. Amar es un acto de la persona y por eso ante todo se dirige a las demás
personas. Sin ejercer estos actos, y sin sentirlos dentro, o reflexionar sobre ellos, la vida
humana no merece la pena ser vivida.

De aquí se sigue que el amor no es un sentimiento, sino un acto de la voluntad,


acompañado por un sentimiento, que se siente con mucha o poca intensidad, e incluso
con ninguna. Puede haber amor sin sentimiento, y «sentimiento» sin amor voluntario.
Sentir no es querer. En las líneas que siguen se pueden ver muchos ejemplos de actos del
amor que pueden darse, y de hecho se dan, sin sentimiento «amoroso» que los acompañe.
El amor sin sentimiento es más puro, y con él es más gozoso. Pero ambos no se pueden
confundir, aunque tampoco se pueden separar.

Ese sentimiento, que no necesariamente acompaña al amor sensible o voluntario, puede


llamarse afecto. Amar es sentir afecto. El afecto es sentir que se quiere, y se reconoce
fácilmente en el amor que tenemos a las cosas materiales, las plantas y los animales, a
quienes «cogemos cariño» sin esperar correspondencia, excepto en el caso de los últimos.
El afecto produce familiaridad, cercanía física, y nace de ellas, como ocurre con todo
cuanto hay en el hogar. Pero además de afectos, el amor tiene efectos: como todo
sentimiento, se manifiesta con actos, obras y acciones que testifican su existencia también
en la voluntad. Los afectos son sentimientos; los efectos son obra de la voluntad. El amor
está integrado por ambos, afectos y efectos. Si sólo se dan los primeros, es puro
sentimentalismo, que se desvanece ante el primer obstáculo.
2) Uno de los efectos del amor es su repercusión en el propio sujeto que ama, y se llama
place, que es el gozo o deleite sentido al poseer lo que se busca o realizar lo que se quiere.
De este modo «el placer perfecciona toda actividad» y la misma vida, llevándola como a
su consumación. Se pueden señalar dos clases de placeres: «los que no lo serían si no
estuvieran precedidos por el deseo, y aquellos que lo son de por sí, y no necesitan de esa
preparación».

A los primeros podemos llamarles placeres-necesidad, y nacen de la posesión de todo


aquello que se ama con amor-necesidad, por ejemplo, un trago de agua cuando tenemos
sed. A los segundos podemos llamarlos placeres de apreciación, y llegan de pronto, como
un don no buscado, por ejemplo, el aroma de un naranjal por el que cruzamos. Este
segundo tipo de placer exige saber apreciarlo: «los objetos que producen placer de
apreciación nos dan la sensación de que, en cierto modo, estamos obligados a elogiarlos,
a gozar de ellos», por ejemplo, todos los placeres relacionados con la música. Se sitúan
en el orden del amor-dádiva porque exigen una afirmación placentera de lo amado
independiente de la utilidad inmediata para quien lo siente. El término satisfacción, que
se puede aplicar al primer tipo de placer, esclarece también lo que se quiere indicar con
el segundo.

La idea más habitual acerca del placer lo restringe más bien a la fruición sensible y
«egoísta» propia de los placeres-necesidad (dejarse caer en el sillón al llegar a casa), pero
tiende a dejar en la penumbra la satisfacción, más profunda, de los placeres de apreciación
(encontramos un regalo en nuestra habitación). Los placeres gustan al hombre, de tal
modo que los busca siempre que puede. Está expuesto por ello al peligro de buscarlos por
capricho, y no por necesidad, haciendo de ellos un fin, incurriendo entonces en el exceso
(beber más de la cuenta si estamos sedientos). Enseñar a alcanzar el punto medio de
equilibrio entre el exceso y el defecto de los placeres corresponde a la educación moral,
que produce la armonía del alma.

3) La división del amor en amor-necesidad y amor-dádiva se hace, como se ha dicho,


según el modo de querer en uno y otro caso (primer y quinto uso de la voluntad
respectivamente). Sin embargo, también se puede dividir el amor según las personas a
quienes se dirige, según tengan con nosotros una comunidad de origen, natural o
biológico, o no lo tengan.

En el primer caso, se da una cercanía y familiaridad físicas que hacen crecer


espontáneamente el afecto: padres, hijos, parientes… Este es un amor a los que tienen
que ver con mi origen natural. Podemos llamarlo amor familiar o amor natural. Cuando
no se da esta comunidad de origen, el tipo de amor es diferente: lo llamaremos amistad,
que a su vez puede ser entendida como una relación intensa y continuada, o simplemente
ocasional. Un tercer tipo es aquella forma de amor entre hombre y mujer que llamaremos
eros y forma parte la sexualidad, y de la cual nace la comunidad biológica humana
llamada familia: es un amor de amistad transformado, intermedio entre esta última y el
amor natural.

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