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Mientras eso pasa, escucha un último anuncio radial, a lo lejos “han encontrado
tumbas profanadas en el cementerio de la ciudad” “los animales de la calle y del
zoológico tienen un comportamiento muy inusual, extraño”. El Padre Daniel mientras se
dirige al confesionario y con un gesto de extrañeza e inconformismo, mirando al altar dice:
¡Ay Dios! ¡Protégenos de todo mal! Mientras se persigna, la iglesia estaba prácticamente
sola, vacía y el tiempo pesado, nublado cayendo una fuerte, pesada y horrible lluvia con
rayos, truenos y centella, la luz eléctrica va y viene y el Padre Daniel se ayuda en sus pasos
con la luz de una vela, llega y abre el confesionario, se sienta y empieza a escuchar la voz
de una mujer anciana, con voz quejumbrosa, lastimosa, suave y burlona, empieza la
confesión.
El laboratorio de medicatura forense dijo que esa droga suministrada (nuca antes
vista), genera una parálisis general, total, inmediata, manteniendo la sensibilidad y la
sensación como en un estado normal, hasta se puede sentir una simple picada de
zancudo. ¡Esto significa que mientras le estaban haciendo todo esto, el Padre Daniel no
podía moverse, ni gritar, siempre estuvo consciente y vio todo! Y lo peor del caso sin
poder pedir ayuda. Pero eso no es lo peor; antes que la droga le coagule toda la sangre
entre 8 y 12 horas de lenta agonía le hace respirar menos, generándole también una lenta
asfixia hasta lograr también y a su vez una parálisis pulmonar muy lenta, mientras se
acelera el sistema nervioso autónomo liberando los esfínteres en su totalidad, orinándose
y excretándose solo, hasta fallecer.
Todos boquiabiertos sin saber qué hacer y transcurrido un par de días, avisaron
que la anciana había fallecido repentinamente, dejando a los policías aun mas
desconcertados. No quedó otra sino que cerrar el caso.
Los inspectores no saben qué hacer, la policía no sabe cómo actuar. Y de repente a
las 3:30 de la madrugada, repica el teléfono nuevamente para informar que hay que
evacuar el edificio porque hay un feroz incendio y salen todos, habiendo pérdidas
materiales y humanas, perdiéndose todo lo investigado y por investigar.
Al mismo tiempo los Inspectores Luis y Pedro son llamados e informados que el
hospital está infectado con una especie de energía radiactiva, de origen desconocido y
que el edificio fue construido sobre abundantes ríos subterráneos, una falla geológica y
una mina abandonada al parecer de oro, hace siglos, debido a las muchas muertes
ocurridas allí.
Y en la escena del crimen se encontraron unas huellas dactilares que coincidían con
los Inspectores Luis y Pedro. Esto era realmente imposible, ya que para ese momento
ambos se encontraban prisioneros y el cuarto donde fue encontrada la hermana, estaba
cerrado herméticamente de adentro hacia afuera. Obviamente, ellos no fueron los
asesinos, pero ¿cómo fueron a parar allí sus huellas dactilares, si estaban en prisión?
¡Imposible!
Todo se complicaba cada día más. Pocos días después, vuelve a sonar el teléfono.
El cadáver de otro sacerdote fue encontrado en las mismas circunstancias, pero esta vez,
las huellas encontradas en la escena del crimen fueron las del propio Jefe General de la
Policía Estatal el Comisario Manuel. ¡Ya era obvio! ¡Alguien estaba jugando una mala
pasada, poderes ocultos, quizás! ¡Una mano peluda! Alguien manejaba todo esto, y la
manera en que lo hizo escapa de nuestra comprensión, no se sabe qué hacer.
Juntos como equipo y siguiendo las instrucciones del libro y el mapa, hallaron un
viejo lugar, un depósito abandonado, era la entrada a un sótano con muchas y largas
galerías. Procedieron a allanar el lugar encontrando que alguien vivía allí, escondiéndose
al escuchar que llegábamos, escapó por uno de esos túneles.
Se encontró en el sitio, una silla, una mesa, un mapa antiguo de la ciudad, una
plomada, un lápiz, hojas blancas, una caja de zapatos que contenía dos latas vacías de
maní enlazadas con un alambre de cobre, tres perillas de reloj y un cuaderno de
matemáticas con miles de códigos numéricos.
Los detectives se preguntaban: ¿qué tiene que ver todo esto con los asesinatos de
los religiosos? Mientras la policía seguía haciendo las inspecciones de rigor, en penosas y
extrañas circunstancias, encontraron en un baño cercano, el cadáver del Jefe General de
la Policía Estatal el Comisario Manuel muerto en las mismas circunstancias que las
víctimas anteriores. Llevándose una valiosa información acerca de lo que había
descubierto, a la tumba.
Preguntas:
Notas: los nombres, los escenarios y los tiempos fueron cambiados, el caso no es de
ciencia ficción ni de cine ni televisión. Le insto a resolverlo pero recuerde, tenga la mente
abierta, léalo con detenimiento la respuesta puede ser cualquiera.