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Traducción libre por Hernán Medina.

Material para uso pedagógico

Capítulo 3. ¿Qué es un buen Argumento?


[p. 37]
A. Buenas razones para creer

¿Qué hace que un argumento sea bueno? No quisiéramos decir que


un buen argumento lo es porque convence a alguien. ¿Quién está
siendo convencido? ¿Yo? ¿Tú? ¿Qué pasa si tú estás de mal humor y
nada te convencería, o tu amigo está ebrio y no puedes convencerlo?
¿Significa eso que el argumento es malo?
No, un buen argumento es uno en el cual las premisas dan
buenas razones para creer que la conclusión es verdadera. Pero, ¿qué
son buenas razones?
Ciertamente, si no tenemos buenas razones para creer las
premisas, ellas no nos darán buenas razones para creer la conclusión.
Después de todo, partiendo de una premisa falsa podemos probar
cualquier cosa. Por ejemplo:

Premisa falsa, conclusión falsa


Todos los libros son escritos por mujeres.
Así que el autor de este libro es una mujer.

Premisa falsa, conclusión verdadera


Todos los libros son escritos por mujeres.
Así que el autor de este libro es un ser humano.

Un argumento no es mejor que su premisa menos plausible.

[p. 38] Proposiciones plausibles. Una proposición es plausible


si tenemos buenas razones para creer que es verdadera.

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Tanto menos plausible cuantas menos razones tengamos


para creer que ella es verdadera. Es implausible o dudosa si
no tenemos ninguna razón para creer que es verdadera.

En el Capítulo 5 veremos lo que cuenta como una buena razón para


aceptar una premisa.
Pero la plausibilidad no es suficiente. Supón que escuchas por
casualidad:

- Dios existe.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque la Biblia lo dice.
- ¿Pero por qué crees que eso es verdad?
- Porque Dios escribió la Biblia.

La primera persona está argumentando circularmente. Ha dado un


mal argumento.
O consideremos:

Los perros tienen alma.


Así que deberías tratar a los perros con humanidad.

Aun si aceptas que la premisa es plausible, es menos plausible que la


conclusión.

Evadir la cuestión (petición de principio). Un argumento


evade o desplaza la cuestión si una de sus premisas no es
más plausible que la conclusión.

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Un argumento que evade la cuestión es un mal argumento.

B. La conclusión se sigue de las premisas

Aun si un argumento tiene premisas plausibles, eso no es suficiente.


Consideremos:

El Dr. E enseña pensamiento crítico.


Así que el Dr. E es calvo.

No hay conexión alguna: la conclusión no se sigue de las premisas.


Las premisas no conducen a, soportan, o establecen la conclusión.
Todos tenemos alguna intuición acerca de si una conclusión
se sigue de algunas premisas. Si no la tuviéramos, estaríamos
condenados a estar confundidos en todos nuestros razonamientos,
no seríamos más inteligentes que un niño de cuatro años. Pero la
mayoría de las personas tiene solo una vaga intuición que no puede
extender a cualquier razonamiento más allá de las materias en las
que más se interesa (música, deportes, reparación de carros,
química…). Necesitamos lograr una buena comprensión de lo que
significa decir que una conclusión se sigue de premisas, una
comprensión que podamos usar en nuestra vida diaria y en nuestro
trabajo.
[p. 39] ¿Cuál sería la mejor conexión entre premisas y
conclusión? Si no hubiera ninguna manera —ninguna posibilidad—
de que las premisas sean todas verdaderas y la conclusión falsa; así
que si las premisas son verdaderas, la conclusión tiene que ser
verdadera también. Por ejemplo:

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Todos los estudiantes de este colegio tienen enseñanza paga.


Suzy es una estudiante de este colegio.
Así que Suzy tiene enseñanza paga.

Es imposible que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa.


Así que, si tenemos buenas razones para creer que todos los
estudiantes de este colegio tienen enseñanza paga, y también para
creer que Suzy es una estudiante de este colegio, entonces tenemos
buenas razones para creer que ella tiene enseñanza paga —no podría
ser de otro modo. [No podría ser que ella sea estudiante del colegio y
no tenga enseñanza paga si todos los que estudian allí tienen
enseñanza paga]

Argumento válido. Un argumento es válido si no hay ninguna


manera posible en que las premisas sean verdaderas y su
conclusión falsa (al mismo tiempo).

Un argumento que no es válido es llamado inválido.


Un argumento válido no necesariamente es bueno. Por
ejemplo:

Todos los servidores oficiales elegidos en los Estados Unidos


tienen menos de 34 años.
Así que el presidente de los Estados Unidos tiene menos de
34 años.

Este argumento es válido: No hay forma en que la premisa pudiera


ser verdadera y la conclusión falsa al tiempo. Si la premisa fuera
verdadera —digamos que mañana la leyes fueran cambiadas y

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reforzadas para prohibir a la gente mayor a 34 años ejercer cargos


sujetos a elección— entonces sería imposible que el presidente
tuviera más de 34 años. Pero el argumento es malo ya que, después
de todo, tiene una conclusión falsa, y esto porque la premisa es falsa.
Así que algunos argumentos válidos son malos. Pero, ¿son
válidos todos los argumentos buenos? ¿La idea de validez captura
por completo lo que significa “se sigue de”? Dick escuchó esta
mañana que hay periquitos en venta en el mercado. Él sabe que su
vecina tiene una jaula en su garaje y se pregunta si será lo
suficientemente grande para uno de esos periquitos. Así que él hace
el siguiente argumento:

Todos los periquitos que cualquier persona que conozco haya


visto, o de los que haya leído o escuchado, miden menos de
60 cm. de alto.
Así que los periquitos en venta en el mercado miden menos
de 60 cm.

Revisando todas las formas en que la premisa podría ser verdadera,


él piensa que, sí, una nueva comida para el súper-crecimiento de
aves podría haber sido hecha y los periquitos del puesto de mercado
realmente miden 90 cm., sólo que él no ha escuchado nada sobre esa
comida. O un raro periquito gigante del bosque amazónico podría
haber sido descubierto y traído aquí. O un OVNI podría haber
abducido a un periquito por equivocación, haberle aplicado rayos de
crecimiento, y ahora el periquito es gigante.
[p. 40] Todas estas formas en que la premisa podría ser
verdadera y la conclusión falsa son tan improbables que Dick habría
tenido buenas razones para creer la conclusión aun cuando es

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todavía posible que la conclusión sea falsa. La conclusión se sigue de


las premisas, a pesar de que el argumento no es válido.

Argumentos fuertes y débiles. Un argumento es fuerte si hay


alguna forma, alguna posibilidad, de que sus premisas sean
verdaderas y su conclusión falsa (al mismo tiempo), pero
cada una de esas posibilidades es extremadamente
improbable. Un argumento es débil si es posible, y no es
improbable [es decir, es probable], que sus premisas sean
verdaderas y su conclusión falsa (al mismo tiempo).

Acabamos de ver un argumento fuerte que era bueno. Pero,


por su parte, un argumento débil siempre es malo. Por ejemplo:

Dick es un estudiante.
Así que Dick no maneja una motocicleta.

No sabemos mucho de Dick, pero sabemos que no es improbable que


él pueda tener una motocicleta —muchos estudiantes la tienen, y
aun si él no, él podría haber pedido prestada una la semana pasada
para usarla este semestre. Éste es un argumento malo.

La conclusión se sigue de las premisas. “La conclusión se


sigue de las premisas” significa que el argumento es válido o
fuerte.

Un argumento es válido o no lo es: no hay grados con respecto a


esto, no hay que hacer juicio alguno. Pero evaluar la fuerza de un
argumento sí implica juzgar, pues la fuerza depende de qué tan

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probables son ciertas posibilidades. La fuerza de un argumento es


una cuestión de grado, y nosotros clasificamos argumentos inválidos
en una escala que abarca de fuertes a débiles.

[p. 41] Aquí está el proceso involucrado al analizar si la


conclusión se sigue de las premisas de un argumento. [Dibujo en el
original]
Para evaluar un argumento, tienes que imaginar formas
posibles en las que las premisas podrían ser verdaderas. Tienes que
ser creativo. Imaginar las posibilidades.
He aquí algunos puntos básicos que necesitas recordar:

 Todo buen argumento es válido o fuerte.


 No todos los argumentos válidos o fuertes son buenos (una
premisa podría ser implausible).
 Sólo los argumentos inválidos son clasificados de fuertes a
débiles.
 Todos los argumentos débiles son malos.

[p. 42]
C. Los tests para que un argumento sea bueno

Tenemos tres tests para que un argumento sea bueno.

Tests para que un argumento sea bueno


 Las premisas son plausibles.
 Las premisas son más plausibles que la conclusión.
 El argumento es válido o fuerte.

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Cada uno de estos tests es independiente de los otros: un


argumento podría fallar cualquiera de ellos mientras pasa los demás.
Así que, al evaluar si un argumento es bueno, podemos empezar con
el test que sea más fácil de determinar.
¿Pero por qué deberíamos estar interesados en si un
argumento es válido o fuerte si no sabemos si las premisas son
verdaderas? Comparen evaluar un argumento del que no sabemos si
sus premisas son verdaderas con aplicar para un crédito de vivienda.
Una pareja va a un banco y llena todos los formularios. La funcionaria
de créditos revisa sus respuestas. Ella podría decirles
inmediatamente que no califican como posibles beneficiarios. Esto
es, aun cuando ella no sabe si lo que ellos dicen acerca de sus
ingresos y bienes es cierto, puede ver que incluso si fuera cierto, la
pareja no califica para un crédito. ¿Entonces para qué molestarse en
investigar si lo que dijeron es verdad? De otra parte, ella podría
decirles que ellos califican si lo que dicen es cierto. Entonces ella hace
llamadas, revisa las referencias crediticias y demás, y logra saber si
ellos estaban diciendo la verdad.
Con un argumento que es válido o fuerte tú puedes decir
acerca de las premisas: acéptenme esto y la conclusión se sigue. El
buen razonamiento tiene que ver con qué se sigue de qué, así como
con qué es verdadero.
Evaluar si un argumento pasa estos tests requiere habilidad,
lo que se supone que este curso debe enseñarles. Pero evaluar si un
argumento es bueno también depende de sus conocimientos, pues
en tanto que amplían sus conocimientos se vuelven mejores en la
evaluación de si las premisas son verdaderas y de si las posibilidades
son probables.

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Ejemplos. ¿Son válidos los siguientes argumentos? Si el argumento


no es válido, ¿en qué parte de la escala de fuerte a débil se encuentra
el argumento? En caso de que el argumento sea válido o fuerte, ¿es
también bueno?

Ejemplo 1. El Dr. E es un profesor de filosofía. Todos los profesores de


filosofía son calvos. Así que el Dr. E es calvo.

[p. 43] Ejemplo 2. Le dice María al supervisor: Me dijeron que tendría


un bono si presentaba 100 horas extra y tenía una asistencia perfecta
durante dos meses. He presentado 110 horas extra y he tenido una
asistencia perfecta en las últimas diez semanas. Así que tengo
derecho a un bono.

Ejemplo 3. No debería tratarse con indulgencia a los estudiantes


atletas al asignarles sus notas de los cursos, porque eso no sería
tratar igualitariamente a todos los estudiantes.

Ejemplo 4. Dick es un soltero. Así que Dick nunca se casó.

Ejemplo 5. Los buenos profesores hacen exámenes justos, y el Dr. E


hace exámenes justos. Así que el Dr. E es un buen profesor.

Ejemplo 6. El cabello natural de María es negro. Hoy el cabello de


maría es rojo. Así que maría tinturó su cabello.

¿Cómo mostramos que un argumento es débil? Describimos


al menos una forma muy probable en que las premisas
podrían ser verdaderas y la conclusión falsa.

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[p. 44] Ejemplo 7. Harry: Recuerdo que siempre que he comido


huevos me ha dado sarpullido. No puede ser la mantequilla o el
aceite en que se los frita, porque recuerdo que el sarpullido me ha
dado cuando he comido huevos cocidos también. Debo ser alérgico a
los huevos.

Ejemplo 8. Fiscal: El acusado intentó matar a Louise. Él compró un


arma tres días antes de dispararle. Él practicó disparando a un blanco
que tenía su nombre escrito. Él vigiló su casa durante dos noches. Él
le disparó dos veces.

Ejemplo 9. Acusado: Yo no quería matar a Louise. Yo sólo quería


asustarla. Eso era lo único en lo que pensaba, sólo eso, lo juro.

Ejemplo 10. Tom: No tenías huevos en la casa esta mañana, ¿cierto?


Dick: Cierto, ¿por qué preguntas?
Tom: Pues ahora tienes algunos en el refrigerador.
Dick: Zoe debe haber comprado huevos ya que sabía
que se nos habían acabado.

Ejemplo 11. Tom: No tenías huevos en la casa esta mañana, ¿cierto?


Dick: Cierto, ¿por qué preguntas?
Tom: Pues ahora tienes algunos en el refrigerador.
Dick: Zoe debe haber comprado huevos ya que sabía
que se nos habían acabado.
Tom: ¿Estás seguro?
[p. 45] Dick: Seguro. Nadie más tiene llaves del apartamento.
Y Zoe no planeaba tener invitados hoy.

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Ejemplo 12. Tom: No tenías huevos en la casa esta mañana, ¿cierto?


Dick: Cierto, ¿por qué preguntas?
Tom: Pues ahora tienes algunos en el refrigerador.
Dick: Zoe debe haber comprado huevos ya que sabía
que se nos habían acabado.
Tom: ¿Estás seguro?
Dick: Seguro. Nadie más tiene llaves del apartamento. Y
nosotros nunca dejamos entrar a nadie más.
Tom: ¿Pero no dijo tu vecina, la señora Zzzyzzx, que
tenía algunos huevos de la granja de sus primos?
Dick: Sí, pero Zoe dijo que sólo deberíamos traer comida
que nosotros mismos hubiéramos comprado en la tienda de
comida orgánica. Y ella siempre mantiene su palabra.

Aunque no podemos decir exactamente en qué lugar de la


escala de fuerte a débil se encuentra el ejemplo 11, podemos decir
que el ejemplo 10 es débil, y el ejemplo 12 es fuerte. Pero si no
podemos decir exactamente qué tan fuerte es un argumento, ¿no es
el trabajo de clasificar [p. 46] argumentos algo que no vale la pena?
Esa sería una falacia de trazar la línea. Puede haber alguna
borrosidad en el medio, pero podemos distinguir argumentos fuertes
de argumentos débiles.
Hemos visto buenos argumentos y hemos visto malos
argumentos. Un buen argumento nos da buenas razones para creer
la conclusión. Un mal argumento no nos dice nada acerca de si la
conclusión es verdadera o falsa. Si encontramos un mal argumento,
no tenemos más razones para creer o no creer la conclusión que las
que teníamos antes [del argumento].

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[p. 48]
D. Argumentos fuertes vs. Argumentos válidos.

La semana pasada Lee dijo:

Cada bote de basura emitido por esta ciudad que yo o


cualquier persona que conozca haya visto es azul. Por lo
tanto, todos los botes de basura emitidos por esta
ciudad son azules.

Este es un argumento bueno y fuerte. Compárenlo con un


argumento válido con la misma conclusión:

Esta ciudad sólo emite botes de basura azules.


Por lo tanto, todos los botes de basura emitidos por la
ciudad son azules.

Éste pone de lado [desplaza] el asunto.

Un argumento fuerte con premisas verdaderas es


algunas veces mejor que uno válido con la misma
conclusión.

Frecuentemente las personas indican, cuando hacen un


argumento, que creen que es válido o que es fuerte. Por ejemplo:

Manuel dice que visitó México. Él habla español y describió los


pueblos que visitó. Así que Manuel en realidad visitó México.

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Manuel dice que visitó México. Él habla español y describió los


pueblos que visito. Así que tal vez Manuel visitó México.

Estos dos son el mismo argumento: tienen las mismas premisas, y la


conclusión de los dos es “Manuel visitó México”. Las palabras “tal
vez” y “en realidad” sólo nos dicen la actitud del hablante hacia el
argumento: “así que en realidad” en vez de “así que tal vez” nos
permite saber que el hablante piensa que el argumento es válido o
fuerte, pero eso no hace al argumento válido o fuerte. Tú no puedes
convertir un argumento en bueno llamándolo bueno; no más de lo
que Zoe puede convertir a Dick en un cerdo por llamarlo cerdo. Estas
palabras son un comentario sobre una proposición, no una parte de
ella.

Si un argumento es válido o fuerte no depende de:


 Si las premisas son verdaderas.
 Si sabemos que las premisas son verdaderas.
 Si la persona que hace el argumento piensa que el argumento
es válido o fuerte.

Sumario. Dijimos que un buen argumento es uno que da buenas


razones para creer que la conclusión es verdadera. Pero
necesitábamos un estándar para “buenas razones”.
Vimos que, si no tenemos buenas razones para creer las
premisas de un argumento, o si una de las premisas es menos
plausible que la conclusión, el argumento es malo.
[p. 49] Un buen argumento también necesita que su
conclusión se siga de las premisas. Así, determinamos que eso

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significa que el argumento sea válido o fuerte: o no hay forma posible


en que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa, o, si hay
una manera posible en que lo sean, ella es muy improbable.
En suma, entonces, hay tres tests que un argumento debe
pasar para ser bueno: debe haber buenas razones para creer sus
premisas; debe ser válido o fuerte; y sus premisas deben ser más
plausibles que su conclusión.
Dependiendo de la conclusión que estemos intentando probar
y de la evidencia que tengamos, debemos decidir si es mejor hacer
un argumento válido o un argumento fuerte.

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