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07DIAS Reflexiones en Navidad
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DIA01 Víctima de la época de
Navidad - Lucas 2:6-7
“6Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7Y dio a luz a
su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre.”
Como sucede con la gran mayoría de las personas, la época de la Navidad se ha transforma-
do en un tiempo de correrías, stress, compras compulsivas, proyectos y negocios que deben cerrar
antes de fin de año, cenas familiares y un culto, para darle una cierta nobleza al evento. En resu-
men, nos tornamos víctimas de la época de navidad y debemos reconocer que tenemos gran res-
ponsabilidad en esto.
Es por eso, que consciente y humildemente debemos escuchar la voz de Dios. Buscar ser be-
neficiarios del verdadero sentido del Nacimiento de Jesús. Navidad es estar con la familia en paz y
alegría, sin gestos excesivos, sin intercambios obligatorios de regalos, sin grandes exageraciones
en las comidas y celebraciones. Los niños esperan los regalos en esta fecha, pero los adultos sabe-
mos que nuestro mayor regalo es Jesús, y nuestro derecho es poder enseñarles lo mismo a ellos.
Navidad es darle un regalo a Jesús, un regalo que en el fondo le costó a Él en la cruz. Como
cuando los hijos le compran un regalo al papá con el dinero que él mismo les dio. Navidad es darle
nuestra adoración, revisando nuestras acciones, gestos, pensamientos, actitudes y modo de vivir.
Que nuestra celebración sea algo especial, bonito y no el cumplimiento de una obligación,
sino el deseo de estar juntos. Un espacio que nos permita exaltar y glorificar a Aquel que nació pa-
ra entregarse por amor a nosotros.
Oración: “Señor, que esta navidad pueda consciente y humildemente celebrar el nacimiento de
tu Hijo Jesús, en Su nombre, amén”.
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DIA02 ¿Cómo será tu Navidad?
- Lucas 2:14
“14¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”
Para algunos será una navidad del resentimiento y amargura, para otros de perdón y reconcilia-
ción; para algunos de envidia y competición, para otros será de compartir y comunión; para algunos será
en una mansión, para otros en un establo; para algunos será de placer y amor, para otros del abuso y la
infidelidad; para algunos será de shopping y del viejito pascuero, para otros del pesebre y el niño Jesús.
La Navidad no se vive de manera uniforme. Cada uno vive su propia navidad.
La Navidad de José es el instante sublime que se da cuenta del compromiso y responsabilidad que
tiene en sus manos.
La Navidad de María es un canto de redención: “Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se re-
gocija en Dios mi Salvador”.
La Navidad del ángel mensajero es proclamación de buenas noticias a todos: José, Maria, pastores
en el campo y todos los que inclinaron el oído y corazón para oír.
La Navidad de los ángeles es glorificar a Dios en los cielos y anunciar paz en la tierra entre los hom-
bres. Desde entonces, Navidad es necesariamente compromiso con la justicia, convocación para la recon-
ciliación, entrega de perdón.
La Navidad de los pastores en el campo es de la curiosidad y el asombro que dejando sus rebaños
se arriesgaron a ir en busca del Mesías.
La Navidad de los magos de oriente fue tiempo de adoración. Y trajeron oro, incienso y mirra,
pues sabían que adorar es servir y donar.
La navidad tiene rostro de compromiso, responsabilidad, redención, proclamación, reconciliación,
perdón, curiosidad, asombro, adoración y entrega… ¿Cómo será tu Navidad?
Oración: “Señor, que esta semana pueda encontrarme con lo importante de esta navidad, en el
nombre de Jesús, amén”.
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DIA03 La navidad…
- Lucas 2:11
La navidad tiene sabor a recuerdos. Ella llega cargada de momentos. Durante los días que
preceden al 25 de diciembre, notamos la aglomeración de emociones cubriéndolo todo. Las mu-
chas luces no nos engañan; la avalancha consumista se vuelve una fiesta vulgar que nos quiere ro-
bar lo que más estimamos, pero, la navidad es para nosotros como un torbellino de recuerdos im-
borrables, no cosas que se oxidan, sino virtudes divinas que se impregnan.
La navidad le pertenece a la infancia; recuerdos de niños ansiosos, de regalos que nunca llegaron
y de muchos que si lo hicieron. Recuerdos de expectativas renovadas que anhelaban un siguiente
año diferente.
El Dios de la navidad es niño. Y necesitamos reclamarle a nuestro corazón adulto que urgen-
te se vuelva como un niño, pues de lo contrario, no entrará en el reino de los cielos.
La navidad ya tiene sabor a despedida. Como sucede una semana antes de fin de año, debe-
mos mirar hacia el pasado y observar el rastro de lo que pasó en nuestra vida. Sentimos la ausen-
cia de quien ya partió y nos despedimos de cada uno, una vez más. Agradecemos por las victorias
y las alegrías y contemplamos con una sonrisa la imagen de quien fue amigo.
La navidad anhela a Dios. Y aunque, en ocasiones, pareciera que la estrella guía no brilla
más, Su Espíritu nos anima a notar su presencia concreta en los gestos de hermandad y amor. Pe-
ro, en la navidad, nada ni nadie sustituye a Jesús. Ese niño cambió la historia, nuestra historia. Es
el Dios de grandeza inimaginable que llegó para quedarse con nosotros para siempre.
Oración: “Señor, llénanos con tu presencia para que en este día de navidad nada ni nadie
sustituya a Jesús, en Su nombre, amén”.
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DIA04 Cuando pasa la Navidad
- Lucas 2:9-11
“No tengan miedo; porque he aquí les doy buenas noticias de gran alegría, que será para ustedes:
que les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.”
La Navidad ya se va y con ella, la gran y buena noticia que trajo Jesús. Dios se hizo hombre y vino
a nuestro encuentro por medio de Jesús, no debemos olvidarlo. Cuanto mayor sea la conciencia de lo
que hizo Jesús y de nuestra condición delante de Dios, mayor será la comprensión de ese amor.
Que el día después de Navidad no se lleve la conciencia de quiénes somos nosotros y nuestra
condición delante de Dios, pues se tornará más extraño y absurdo ese amor de Dios en Jesús. Cuanto
más distorsionada sea esta evaluación personal, más extraño nos parecerá que Dios haya venido al
mundo a través de Jesús para salvarnos.
Esta es la mentalidad del hombre común y uno de los grandes obstáculos del hombre y la mu-
jer del mundo contemporáneo para comprender el amor de Dios y para que se rindan a su amor.
Cuando nos damos cuenta y comenzamos a percibir que nuestra vida está desordenada, que no hay
un orden que nos lleve al amor, a la paz y al bienestar personal y familiar, entonces reconocemos que
necesitamos de Dios, que sí era necesario que Dios viniera a establecer un orden en su creación, a sal-
varnos de nosotros mismos, a establecerse en medio de nuestras familias, a acompañarnos y estar
con nosotros.
Todos aquellos que reconocen en Jesús la solución para el mundo, para la sociedad, para sus
familias, para sus propias vidas, entonces pueden celebrar esta gran noticia de la Navidad: “ha naci-
do, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor”.
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DIA05 Nuestros ojos deben seguir
en Belén - Miqueas 5:2
“2Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que se-
rá Señor en Israel.”
Dios gobierna el destino de este mundo y de los seres humanos de forma misteriosa. Un de-
creto de un Rey, con la finalidad de recaudar más impuestos, lleva al cumplimiento de una profe-
cía del Rey de Reyes. Pero, esta historia no sólo fue escrita para la época de Navidad, sino también
para recuperar en nosotros la conciencia de nuestra pequeñez.
Jerusalén era el centro religioso y político de la época, era precisamente allí donde estaban
el palacio y el Templo. El Rey debía nacer en esa gran ciudad, pero nace en una pequeña aldea, de-
bía estar rodeado de importantes personajes, pero nace en solitario tan sólo con sus padres. Debía
nacer con grandes celebraciones pero nace en el silencio pobre de un establo.
Lo que parece ser un decreto, una ley, una medida, un hecho sin importancia de un rey, un
gobernante o cualquier persona, puede, dentro de los propósitos de Dios, ser una pieza más en el
rompecabezas de la redención de la humanidad.
La celebración de Navidad ya se fue, y nos encontramos en nuestro pequeño espacio, tan só-
lo con nosotros mismos, llegó el silencio y la evaluación de un año difícil que llega a su fin. Nues-
tras grandes victorias y derrotas en este año nos parecen grande triunfos o frustraciones, pero to-
das ellas han sido el resultado de pequeñas victorias o derrotas que pasaron desapercibidas.
Si pensamos que nuestros actos son insignificantes dentro del Reino de Dios, si pensamos
que nuestras dificultades nos sobrepasan, es tiempo de seguir en Belén y ver lo que el Señor hará
en nuestra historia.
Oración: “Señor, quiero seguir en Belén para que sigas actuando en mi historia,
en el nombre de Jesús, amén”.
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DIA06 Jesús en 3D
- Mateo 12:18-20
“18He aquí mi siervo, a quien he escogido; Mi Amado, en quien se agrada mi alma; Pondré mi
Espíritu sobre él, Y a los gentiles anunciará juicio.”
“43No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. 44Porque cada ár-
bol se conoce por su fruto… 45El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el
hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón ha-
bla la boca. 47Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace…”
A Dios le importó tu vida durante este año, y quiere mostrarte lo que deberías ser en el próxi-
mo. En este pasaje nos encontramos al final de un sermón de Jesús, justo en el momento que debe-
mos entender que tipo de espiritualidad vivimos y la que queremos vivir
Dios buscó y buscará en nosotros que seamos cristianos de carácter (v.43-45), preocupados por
asuntos “humanos” mas que por asuntos “espirituales”. Si no sabemos lidiar con la vida aquí en la tie-
rra, no estaremos preparados para lidiar con la vida en el cielo. El asunto central es que todo buen ár-
bol debe dar un buen fruto! Y el fruto se concentra en la adoración pues “del buen tesoro de su cora-
zón saca lo bueno”; y del contenido, pues “de la abundancia del corazón habla la boca”.
Por otro lado, si durante el año estuvimos pendientes de transformar nuestras actitudes antes
que las convicciones que las alimentan, perdimos el tiempo. Necesitamos ver a Dios transformar
nuestras convicciones, pues al hacerlo generará compromiso con nuestro cambio de actitud frente a
la vida. No podemos transformar nuestras actitudes, sino se generan primero convicciones en noso-
tros.
Hay una clara secuencia: “Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace”. Por eso, el
carácter cristiano se revela en las reacciones que brotan dentro de nosotros por los contenidos que
aprendimos del Reino de Dios, pensamientos que se transforman en hechos, y hechos en hábitos, y
hábitos que se transforman en compromiso con la gloria de Dios.
Oración: “Señor, ayudare a ser un cristiano de carácter y de compromiso el año que llegará, en
el nombre de Jesús, amén”.
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Devocionales
07DIAS Reflexiones en Navidad
© 2013 www.valparaisoipch.cl
Caleb Fernández Pérez, Pastor de la 1ra Iglesia Presbiteriana de Valparaíso y profesor del Seminario
Teológico Presbiteriano en Santiago, Chile.
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