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Los tres procesos son autónomos porque cada uno tiene su propia finalidad:
• Proceso de cognición: dirimir la controversia
• Proceso de ejecución: dar cumplimiento eficaz al mandato jurisdiccional
• Proceso cautelar: aseguramiento provisorio o preventivo.
Quien implore una medida cautelar en su beneficio, debe cumplir con los
siguientes requisitos:
3. Indicar, si fuera el caso, los bienes sobre los que debe recaer la medida
cautelar, y el monto de su afectación; dicho de otra manera, debe existir un
señalamiento de la medida cautelar.
1 Eminentemente ejecutiva
Este tipo de medidas derivan de un documento que trae aparejada ejecución. Por
ejemplo, un acuerdo reparatorio o restitutorio celebrado ante el Juez de Control,
puede ejecutarse mediante juicio ejecutivo civil.
Las medidas cautelares que recaen sobre cosas genéricas deben tener un
tratamiento especial de preservación.
Las cosas genéricas deben ser objeto, producto o instrumento del delito. En el
caso del sistema penal acusatorio, estos bienes deben ser preservados por
sujetos procesales que garanticen la preservación, o en su caso, la permanencia
de la cosa.
Las medidas cautelares sobre cosas genéricas tienen una íntima relación con la
cadena de custodia, pero no se trata de indicios sino de preservaciones.[10]
La medida cautelar sobre cosa específica recae sobre algún objeto determinado o
determinable que tiene íntima relación con el hecho delictuoso. Por ejemplo, los
bienes inmuebles, los servicios y derechos adquiridos.
Una vez decretada la medida sobre cosa específica, se debe realizar anotaciones
preventivas para garantizar el debido cumplimiento de dicha medida.
Las medidas cautelares tienen un fin asegurativo que se deriva del incumplimiento
de la voluntad de una de las partes. En el ámbito de la justicia alternativa, tiene
relación con las formas autotutelares de solución de conflictos.
Son aquellas medidas cautelares que tienen como destinatario el derecho real de
una persona.
La contracautela tiene como propósito combatir o evitar los daños y perjuicios que
pudiera recibir el sujeto cautelado.
A diferencia del proceso penal de corte inquisitivo, el procedimiento penal
acusatorio adversarial (conocido como Juicios Orales) que inició su vigencia en el
Estado de Morelos el 30 de octubre de 2008, busca lograr un balance entre el
derecho de la víctima del delito de ser protegida en su persona y sus bienes, el
derecho del inculpado a ser tratado como inocente y la demanda social de justicia
y seguridad.
II. Concepto
Prisión. Del latín prehensio-onis, que significa "detención" por la fuerza o impuesta
en contra de la voluntad.
En ocasiones se confunden los términos prisión y cárcel; sin embargo, este último
concepto es anterior en tiempo ya que con él se designó histórica y técnicamente
al edificio en que se alojaba a los procesados, mientras que presidio, prisión o
penitenciaría es un lugar destinado a sentenciados o condenados a una pena de
privación de la libertad.
Entendamos prisión como privación de la libertad, y por prisión preventiva a la
privación de la libertad que sufre quien no ha sido sentenciado, sentencia que bien
puede ser tanto absolutoria como condenatoria. Es de carácter preventivo porque
tiene por objeto asegurar la presencia del procesado evitando que se fugue ante la
concreta e inminente amenaza de la pena privativa de la libertad mediante la
sentencia, que en caso de ser condenatoria sólo prolongará la detención en el
tiempo. La prisión preventiva no se considera propiamente una pena, pero sin
embargo, constituye una auténtica privación de uno de los derechos más sagrados
del hombre, su libertad, que frecuentemente se prolonga por años y que en caso
de condena se computa incluyéndola en el tiempo de prisión impuesto, pero que
en caso de absolución representa una violación de elementales derechos
humanos irrecuperable.
Por otro lado y como veremos más adelante, la prisión preventiva como medio de
asegurar la presencia en el proceso atenta contra el principio de derecho que
establece que hay inocencia mientras no sea probado lo contrario.
III. Antecedentes
Cuando la pena de muerte encuentra su fin (excepción de casos más graves) por
lo que surge un más eficaz y mejor método (la prisión como pena) para intimidar o
corregir o en fin, para segregar al hombre sin tener que matarlo, la prisión
preventiva sigue fungiendo como siempre para retener al individuo sujeto a un
proceso casi siempre inquisitivo para averiguar la "verdad"; por esto estuvo -sobre
todo durante la Edad Media--, acompañada de la tortura. Si la tortura era legal y
necesaria, sólo se podía aplicar teniendo al sujeto en prisión preventiva.
La prisión preventiva en México sigue la misma suerte que la prisión- pena durante
la época posterior a la independencia, habiéndose reducido enormemente la pena
de muerte en su utilización, y no es sino hasta el Constituyente de 1857 que se
separan la prisión preventiva y la "compurgatoria", debiendo cumplirse en lugares
distintos ya que era injusto encerrar juntos a procesados y condenados, porque
podían presentarse causas que permitieran la libertad de los primeros. Algunos
diputados arguyeron que tal separación servía para evitar el castigo social. Tal
posición fue retomada por el actual artículo 18 constitucional, pero
desgraciadamente no se lleva a la práctica en la mayoría de las cárceles
nacionales, sí en el Distrito Federal donde hay reclusorios preventivos y ejecutivos
desde fechas recientes.
Por otro lado, si la dificultad para concebir a la prisión preventiva con su carácter
punitivo es tan sólo formal por no existir aún una sentencia condenatoria, tal
dificultad no se presenta para concebirla como una "ejecución anticipada" de la
pena que carece de fundamento y que, como se señaló, atenta contra el principio
de inocencia, puesto que no existe certeza jurídica de que la resolución que
vendrá sea condenatoria y ya se hizo sufrir mientras tanto al procesado todos los
rigores de la privación de la libertad, es decir, "se le está castigando para saber si
se le debe castigar", como dice García Ramírez,(6) quien sigue diciendo: "para la
más estricta justicia, la preventiva es deleznable: la prevención de nuevos delitos
por una parte y el éxito procesal es por la otra".
Esta ejecución anticipada de la pena trae consigo, además de las señaladas, otras
consecuencias como la prisionalización o institucionalización que consiste en la
"adopción en mayor o menor grado de los usos, costumbres, tradición y cultura
general de la penitenciaría" que dificultan seriamente una adecuada
reincorporación del sujeto al medio social al entrar en la subcultura carcelaria,
adecuarse a ella y hacerse incapaz para aceptar el medio externo. No vale en
contra de lo anterior el hecho de que la prisión preventiva no sea una "pena larga".
Por otro lado, trae las consecuencias de no tener las ventajas de la ejecución de la
pena impuesta en sentencia como liberación, trabajo remunerado, etc., y sí las
ventajas del costo al estado, separación familiar, pérdida de empleo, etc.(7)
Existen pues (siguiendo con la idea) tres grandes grupos de derechos humanos:
a) los que atañen a la libre disposición del cuerpo (derecho a la vida, a la
seguridad, a la libertad de movimientos, a la salud, al trabajo, a no tener hambre;
condenándose la tortura, el apartheid y la esclavitud; b) los que afectan la libre
disposición del espíritu (libertad de pensamiento, conciencia y opinión, derecho a
la educación y a la cultura); c) los que afectan la libre disposición de los medios
para poner en práctica los anteriores (derecho a la igualdad legal y derechos
políticos a votar y ser votados).
Como podemos ver, los derechos del hombre comprometidos en los preceptos
legales invocados al inicio de esta parte, son los considerados en la primera de las
clasificaciones anteriores, sobre todo los derechos a la libertad, a la seguridad, a
la salud y al trabajo, así como los derechos políticos comprendidos en el tercer
rubro (todos estos se ven mermados o perdidos debido a la situación de prisión
preventiva).
Ahora bien, la prisión preventiva es una institución jurídica que, como vimos en el
apartado anterior, no tiene base científica y la "necesidad" de preservarla es difícil
de demostrar para la totalidad de los casos para los que está prevista; sin
embargo, es regla común en México para todos los delitos que ameritan pena
corporal (que constituyen la inmensa mayoría: investigaciones de la ONU han
demostrado la cifra de 68.5 por ciento de procesados dentro del total de presos), y
en México Luis Rodríguez Manzanera ha demostrado la existencia de cerca de 50
por ciento de presos sin condena en relación con el total de privados de la libertad
y con mayor razón por el hecho de que es contraria al principio de inocencia,
según el cual si no se es culpable esta sentencia condenatoria debería entonces
prevalecer la libertad y no la detención.
Carlos Madrazo hace referencia a otra corriente importante en cuanto al tema que
nos ocupa respecto de tratadistas mexicanos(10) (incluidos básicamente Olga
Islas, Elpidio Ramírez, Luis de la Barreda S., etc.) que pugnan por reducir los
plazos de prisión preventiva con el propósito de humanizar la justicia y evitar actos
criminales contra personas que después demuestran su inocencia. Tal reducción
llevaría a escoger sólo en casos que por su gravedad debiera asegurarse al
presunto responsable, cuya punibilidad posible en su término medio aritmético
fuera razonable (mayor que el de 5 años) y nos cita ejemplos como el parricidio,
secuestro, violación, asalto, etc., que ameritan un juicio de reproche sumamente
severo; pero además de la gravedad del delito es necesario que el autor sea
sorprendido en flagrancia para que no quepa duda de su responsabilidad.
ARTICULO 557.- La libertad bajo caución podrá pedirse en cualquier tiempo por el
acusado, por su defensor o por el legítimo representante de aquél.
ARTICULO 558.- Cuando proceda la libertad caucional, reunidos los requisitos
legales, el juez la decretará inmediatamente en la misma pieza de autos.
ARTICULO 559.- En caso de que se niegue la libertad caucional, puede solicitarse
de nuevo y ser concedida, por causas supervenientes.
(REFORMADO, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
ARTICULO 560.- A petición del procesado o su defensor, la caución a que se
refiere la fracción III del artículo 556, se reducirá en la proporción que el juez
estime justa y equitativa por cualquiera de las circunstancias siguientes:
I.- El tiempo que el procesado lleve privado de su libertad;
II.- La disminución acreditada de las consecuencias o efectos del delito;
III.- La imposibilidad económica demostrada para otorgar la caución señalada
inicialmente, aun con pagos parciales;
IV.- El buen comportamiento observado en el centro de reclusión de acuerdo con
el informe que rinda el Consejo Técnico Interdisciplinario;
V.- Otras que racionalmente conduzcan a crear seguridad de que no procurará
sustraerse a la acción de la justicia.
Las garantías a que se refieren las fracciones I y II del artículo 556 sólo podrán ser
reducidas en los términos expuestos en el primer párrafo de este artículo cuando
se verifique la circunstancia señalada en la fracción III del presente artículo. En
este caso, si se llegare a acreditar que para obtener la reducción el inculpado
simuló su insolvencia, o bien, con posterioridad a la reducción de la caución
recuperó su capacidad económica para cubrir los montos de las garantías
inicialmente señaladas, de no restituir éstas en el plazo que el juez señale para
ese efecto, se le revocará la libertad provisional que tenga concedida.
(REFORMADO, G.O. 20 DE DICIEMBRE DE 2007)
ARTICULO 561.- La naturaleza de la caución quedará a elección del inculpado,
quien al solicitar la libertad manifestará la forma que elige, para los efectos de la
fracción V del artículo anterior. En el caso de que el inculpado, su representante o
su defensor no hagan la manifestación mencionada, el Ministerio Público, el juez o
el tribunal, de acuerdo con el artículo que antecede, fijará las cantidades que
correspondan a cada una de las formas de la caución.
(REFORMADO, D.O.F. 30 DE DICIEMBRE DE 1991)
ARTICULO 562.- La caución podrá consistir:
(REFORMADO PRIMER PARRAFO, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
I.- En depósito en efectivo, hecho por el inculpado o por terceras personas, en la
institución de crédito autorizada para ello. El certificado que en estos casos se
expida, se depositará en la caja de valores del Ministerio Público, del tribunal o
juzgado, tomándose razón de ello en autos. Cuando, por razón de la hora o por
ser día inhábil, no pueda constituirse el depósito directamente en la institución
mencionada, el Ministerio Público o el juez recibirán la cantidad exhibida y la
mandarán depositar en las mismas el primer día hábil.
Cuando el inculpado no tenga recursos económicos suficientes para efectuar en
una sola exhibición el depósito en efectivo, el juez podrá autorizarlo para que lo
efectúe en parcialidades, de conformidad con las siguientes reglas:
a) Que el inculpado tenga cuando menos un año de residir en forma efectiva en el
Distrito Federal o en su zona conurbada, y demuestre estar desempeñando
empleo, profesión u ocupación lícitos que le provean medios de subsistencia;
b) Que el inculpado tenga fiador personal que, a juicio del juez, sea solvente e
idóneo y dicho fiador proteste hacerse cargo de las exhibiciones no efectuadas por
el inculpado. El juez podrá eximir de esta obligación, para lo cual deberá motivar
su resolución;
c) El monto de la primera exhibición no podrá ser inferior al quince por ciento del
monto total de la caución fijada, y deberá efectuarse antes de que se obtenga la
libertad provisional;
d) El inculpado deberá obligarse a efectuar las exhibiciones por los montos y en
los plazos que le fije el juez;
(REFORMADA, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
II.- En hipoteca otorgada por el inculpado o por terceras personas, sobre
inmuebles cuyo valor fiscal no sea menor que el monto de la caución, más la
cantidad necesaria para cubrir los gastos destinados a hacer efectiva la garantía
en los términos del artículo 570 del presente código;
III.- En prenda, en cuyo caso el bien mueble deberá tener un valor de mercado de
cuando menos dos veces el monto de la suma fijada como caución; y (sic)
IV.- En fianza personal bastante, que podrá constituirse en el expediente;
(ADICIONADA, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
V.- En fideicomiso de garantía formalmente otorgado.
(REFORMADO, D.O.F. 30 DE DICIEMBRE DE 1991)
ARTICULO 563.- Cuando la fianza personal exceda del equivalente a cien veces
el salario mínimo general vigente para el Distrito Federal, el fiador deberá
comprobar que tiene bienes raíces, inscritos en el Registro Público de la
Propiedad, cuyo valor no sea menor que el monto de la caución, más la cantidad
necesaria para cubrir los gastos destinados a hacer efectiva la garantía en los
términos del artículo 570. Lo dispuesto en este artículo no será aplicable cuando
se trate de afianzadoras legalmente constituidas y autorizadas.
(REFORMADO, D.O.F. 30 DE DICIEMBRE DE 1991)
ARTICULO 564.- Cuando se ofrezcan como garantía, fianza personal que exceda
del equivalente a cien veces el salario mínimo general vigente para el Distrito
Federal o hipoteca, se deberá presentar certificado de libertad de gravámenes
expedido por el encargado del Registro Público de la Propiedad, que comprenda
un término de diez años, y constancia de estar al corriente en el pago de las
contribuciones respectivas, para que el juez califique la solvencia.
ARTICULO 565.- El fiador propuesto, salvo cuando se trate de las mencionadas
empresas afianzadoras, deberá declarar ante el juez o tribunal correspondiente,
bajo protesta de decir verdad, acerca de las fianzas judiciales que con anterioridad
haya otorgado, así como de la cuantía y circunstancias de las mismas, para que
esa declaración se tome en cuenta al calificar su solvencia.
(F. DE E., D.O.F. 11 DE SEPTIEMBRE DE 1931)
ARTICULO 566.- En el Tribunal Superior respectivo se llevará un índice en que se
anotarán las fianzas otorgadas ante el mismo o ante los juzgados de su
jurisdicción, a cuyo efecto, éstos, en el término de tres días, deberán comunicarle
las que hayan aceptado así como la cancelación de las mismas, en su caso, para
que también esto se anote en el índice. Cuando lo estimen necesario, los jueces
solicitarán del Tribunal Superior datos del índice para calificar la solvencia de un
fiador.
(REFORMADO, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
ARTICULO 567.- Al notificarse al indiciado el auto que le concede la libertad
caucional, se le hará saber que contrae las siguientes obligaciones: presentarse
ante el Ministerio Público o el juez cuantas veces sea citado o requerido para ello;
comunicar a los mismos los cambios de domicilio que tuviere, y presentarse ante
el Ministerio Público, juzgado o tribunal que conozca de su causa el día que se le
señale de cada semana. En la notificación se hará constar que se hicieron saber al
indiciado las anteriores obligaciones, pero la omisión de este requisito no libra al
indiciado de ellas ni de sus consecuencias.
En los casos a que se refiere el artículo 133 bis, el Juez, al notificar el auto de
sujeción a proceso le hará saber que ha contraído las dos primeras obligaciones
señaladas en el primer párrafo de este mismo artículo.
(REFORMADO PRIMER PARRAFO, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
ARTICULO 568.- El juez podrá revocar la libertad caucional cuando a su criterio el
procesado incumpla en forma grave con cualesquiera de las obligaciones
previstas en el artículo anterior. Asimismo, se revocará la libertad caucional en los
siguientes casos:
(REFORMADA, D.O.F. 30 DE DICIEMBRE DE 1991)
I.- Cuando desobedeciere, sin causa justa y comprobada, las órdenes legítimas
del tribunal que conozca de su asunto, o no efectúe las exhibiciones dentro de los
plazos fijados por el tribunal, en caso de habérsele autorizado a efectuar el
depósito en parcialidades;
(REFORMADA, D.O.F. 30 DE DICIEMBRE DE 1991)
II.- Cuando fuere sentenciado por un nuevo delito intencional que merezca pena
privativa de libertad, antes de que la causa en que se le concedió la libertad esté
concluida por sentencia ejecutoria;
(F. DE E., D.O.F. 11 DE SEPTIEMBRE DE 1931)
III.- Cuando amenazare a la parte ofendida o a algún testigo de los que hayan
depuesto o tenga que deponer en su causa, o tratare de cohechar o sobornar a
alguno de estos últimos, al juez, al agente del Ministerio Público o al secretario del
juzgado o tribunal que conozca de su causa;
IV.- Cuando lo solicite el mismo inculpado y se presente a su juez;
(REFORMADA, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
V.- Si durante la instrucción apareciere que el delito o los delitos materia del auto
de formal prisión son de los considerados como graves; y
VI.- Cuando en su proceso cause ejecutoria la sentencia dictada en primera o
segunda instancia;
VII.- (DEROGADA, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
VIII.- (DEROGADA, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
(REFORMADO, G.O. 17 DE MAYO DE 2007)
ARTICULO 569.- En caso de revocación de la libertad caucional se mandará
reaprehender al procesado y, salvo la causa prevista en la fracción IV del artículo
568 de este código, se hará efectiva a favor de la víctima o del ofendido por el
delito la garantía relativa a la reparación del daño; las que versen sobre las
sanciones pecuniarias y para el cumplimiento de las obligaciones derivadas del
proceso, se harán a favor de los Fondos de Apoyo a la Procuración y
Administración de justicia, de acuerdo a las disposiciones legales y reglamentarias
aplicables.
ARTICULO 570.- (DEROGADO, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
ARTICULO 571.- (DEROGADO, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
(REFORMADO, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
ARTICULO 572.- El juez o tribunal ordenará la devolución de los depósitos o
mandará cancelar las garantías, cuando:
I.- El acusado sea absuelto; y
II.- Cuando se dicte al indiciado auto de libertad o de extinción de la acción penal.
Cuando resulte condenado el acusado que se encuentre en libertad bajo caución y
se presente a cumplir su condena, las cauciones para garantizar la reparación del
daño y las sanciones pecuniarias se harán efectivas, la primera a favor de la
víctima u ofendido por el delito y la segunda a favor del Estado. La otorgada para
garantizar las obligaciones derivadas del proceso se devolverán al sentenciado o a
quien indique éste, o en su caso, se cancelarán.
(REFORMADO, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
ARTICULO 573.- Cuando un tercero haya constituido depósito, fianza, hipoteca o
fideicomiso para garantizar la libertad de un inculpado, las órdenes para que
comparezca éste se entenderán con aquél. Si no pudiere desde luego presentar al
inculpado, el juez podrá otorgarle un plazo hasta de quince días para que lo haga,
sin prejuicio de librar orden de reaprehensión si lo estimare oportuno. Si concluido
el plazo concedido al fiador no se obtiene la comparecencia del inculpado, se hará
efectiva la garantía, en los términos del artículo 569 de este código, y se ordenará
la reaprehensión del inculpado.
ARTICULO 574.- En los casos de revocación de la libertad caucional, se deberá
oír previamente al Ministerio Público.
(ADICIONADO, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
ARTICULO 574 Bis.- Lo previsto en este capítulo será aplicable en lo conducente
a la libertad bajo caución que otorgue el Ministerio Público en averiguación previa.
CAPITULO II
Libertad provisional bajo protesta
(REFORMADO, D.O.F. 19 DE MARZO DE 1971)
ARTICULO 552.- Libertad protestatoria es la que se concede al procesado
siempre que se llenen los requisitos siguientes:
I.- Que el acusado tenga domicilio fijo y conocido en el lugar en que se siga el
proceso;
II.- Que su residencia en dicho lugar sea de un año cuando menos;
(REFORMADA, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
III.- Que a juicio del juez, no haya temor de que se sustraiga a la acción de la
justicia;
IV.- Que proteste presentarse ante el Tribunal o Juez que conozca de su causa,
siempre que se le ordene;
(REFORMADA, D.O.F. 30 DE DICIEMBRE DE 1991)
V.- Que el inculpado no haya sido condenado por delito intencional; y
(REFORMADA, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
VI.- Que se trate de delitos cuya pena máxima no exceda de tres años de prisión.
Tratándose de personas de escasos recursos, el juez podrá conceder este
beneficio cuando la pena privativa de libertad no exceda de cinco años.
ARTICULO 553.- La libertad protestatoria se concede siempre bajo la condición de
que el agraciado desempeñe algún trabajo honesto.
ARTICULO 554.- La libertad protestatoria se revocará:
I.- Cuando se viole alguna de las disposiciones de los dos artículos anteriores; y
II.- Cuando recaiga sentencia condenatoria contra el agraciado, ya sea en primera
o en segunda instancia.
(REFORMADO PRIMER PARRAFO, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
ARTICULO 555.- La libertad bajo protesta, procede sin los requisitos anteriores,
en los siguientes casos:
(REFORMADA, D.O.F. 10 DE ENERO DE 1994)
I.- Cuando se hubiese prolongado la prisión preventiva por más tiempo del que
como máximo fije la ley al delito que motivare al proceso;
II.- Cuando habiéndose pronunciado sentencia condenatoria en Primera Instancia,
la cumpla íntegramente el acusado, y esté pendiente el recurso de apelación.
ARRAIGO PENAL. - " Es la medida precautoria que tiene por objeto asegurar la
disponibilidad del inculpado en la investigación previa o durante el proceso.
Cabe anotar y precisar que el arraigo en materia penal a su vez está diversificado
en nuestra legislación tanto en el fuero común como en el fuero federal, y que para
este caso se tomara como parte medular el arraigo propiamente dicho en materia
federal, en razón a no delimitarlo a una sola entidad federativa y por ser en
jerarquía la Ley más próxima en su género después de los Tratados
Internacionales a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos tal y
como lo establece el artículo 133 de la citada Ley Fundamental. Por lo antes dicho
es congruente citar una definición más del arraigo en materia penal, como lo
establece el Diccionario de Derecho Procesal Penal y de términos usuales en el
proceso penal, de Marco Antonio Díaz de León, Editorial Porrúa, tercera edición,
México 1997 y que reza como sigue:
ARRAIGO.- " En nuestro sistema procesal penal, el arraigo es una medida
cautelar que durante la averiguación previa se impone con vigilancia de la
autoridad al indiciado, para los efectos de que este cumpla con los requerimientos
del Ministerio Público, en razón de la investigación de un hecho delictivo, (figura
establecida en el artículo 133 bis del Código Federal de Procedimientos Penales).
Es decir, las medidas en los procedimientos penales pueden ser también de
carácter personal para garantizar el desarrollo del proceso, así como la efectividad
de la sanción privativa de libertad, en los asos de sentencias condenatorias de tal
pena.
Para estos supuestos nadie duda que desde al averiguación previa se deben
efectuar las medidas conducentes al efecto de estar en posibilidad de integrar el
cuerpo del delito, la presunta responsabilidad y así ejercitar la acción penal. Así
mismo nadie ignora que los sujetos a averiguación son proclives a eludirla,
ocultándose o fugándose por lo cual es manifiesta la dificultad que enfrenta el
representante social para integrar los elementos señalados. Con objeto de hacer
factible la función persecutoria encomendada al arraigo en el Código Federal de
Procedimientos Penales, en el citado artículo 133 bis, se determina la facultad de
dicho Ministerio Público Federal, para solicitar al órgano jurisdiccional el arraigo
del inculpado en los casos en que se estime necesario. Concedido el arraigo por el
juez, en los términos descritos se entiende que la regla general sobre su duración
será la del tiempo estrictamente indispensable para determinar en la averiguación
previa, si existe o no presunta responsabilidad del inculpado, debiendo levantarse
dicha presunta responsabilidad. No obstante la indicada regla general, el
legislador dispuso un plazo de 30 días, prorrogables por otros 30 días a petición
del Ministerio Público.
Para dar continuidad a la claridad de la definición del arraigo es inminente invocar
el numeral del Código Federal de Procedimientos Penales, específicamente el 133
bis puesto y que a la letra dice:
" Artículo 133 bis, Código Federal de Procedimientos Penales.- La autoridad
judicial podrá, a petición del Ministerio Público, decretar el arraigo domiciliario e
imponer la prohibición de abandonar una demarcación geográfica sin su
autorización, a la persona en contra de quien se prepare para el ejercicio de la
acción penal, siempre y cuando exista el riesgo fundado de que se sustraiga a la
acción de la justicia. Corresponderá al Ministerio Público y a sus auxiliares vigilar
que el mandato de la autoridad judicial sea debidamente cumplido. El arraigo
domiciliario o la prohibición de abandonar una demarcación geográfica se
prolongarán por el tiempo estrictamente indispensable, no debiendo exceder de 30
días naturales, en el caso del arraigo y de 60 días naturales, en el de la prohibición
de abandonar una demarcación geográfica. Cuando el afectado pida que el
arraigo o la prohibición de abandonar una demarcación geográfica queden sin
efecto, la autoridad judicial decidirá escuchando al Ministerio Público y al afectado,
si deben o no mantenerse."
Se debe puntualizar que el numeral antes citado hace una clara distinción o mejor
dicho induce a la creencia de otras dos modalidades de arraigo como lo es " EL
ARRAIGO DOMICILIARIO" Y UN "ARRAIGO EN UNA DEMARCACIÓN
GEOGRÁFICA". Este comentario viene a colación para especificar que el arraigo
sobre el cual versa este trabajo es la figura del ARRAIGO DOMICILIARIO.
Ahora bien es necesario invocar el artículo 12 de la Ley Federal Contra la
Delincuencia Organizada en función a que también forma parte de la esfera
Federal en materia penal que a la letra dice:
"Artículo 12 de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada.- El juez podrá
dictar con la simple solicitud del Ministerio Público de la Federación y tomando en
cuenta las características de los hechos imputados y las circunstancias personales
del inculpado, el arraigo de éste en el lugar, forma y medios de realización
señalados en la solicitud, con vigilancia de la autoridad, la que ejercerá el
Ministerio Público de la Federación y sus auxiliares."
Se debe advertir que no se pierda de vista tanto el artículo citado en el párrafo
anterior así como el 133 bis del Código Federal de Procedimientos Penales, que
aunque tienen marcadas diferencias los dos son susceptibles de ser estudiados a
la luz de la Constitución, y que servirán para demostrar la hipótesis planteada
.
1.2 Precisiones respecto a las definiciones del arraigo.
a)Cabe destacar que el arraigo es un acto esencialmente prejudicial puesto que
sirve como herramienta a la autoridad investigadora para que previamente a un
proceso logre conformarse el cuerpo del delito. Aunque excepcionalmente la figura
del arraigo puede ser así mismo un acto procesal una vez que se solicite cuando
está abierto el procedimiento.
b) hay que puntualizar que los sujetos que intervienen en el arraigo son
necesariamente el Ministerio Público en su calidad de peticionaria o solicitante del
arraigo, el órgano jurisdiccional o Juez en materia penal competente de conocer la
procedencia de la citada solicitud y el indiciado o individuo que debe quedar
arraigado una vez procedida la solicitud.
c)Otra precisión importante es ubicar a la figura del arraigo en su modalidad de
arraigo domiciliario y aunque está en debate sólo el artículo 133 bis del Código
Federal de Procedimientos Penales, las demás Legislaciones en el resto de la
República hasta ahora guardan el mismo criterio respecto al arraigo en sus
Legislaciones locales, no queriendo decir esto que son exactamente iguales sino
que esencialmente lo consideran de la misma manera.
EL ARRAIGO DOMICILIARIO: Análisis sobre la afectación o no afectación de la
libertad personal con su ejecución.
Recordando que la finalidad del presente trabajo es analizar la inconstitucionalidad
del arraigo es por lo cual se expondrán en los siguientes puntos el criterio que se
ha venido sosteniendo que dicho arraigo no afecta la libertad personal
propiamente dicha así como el criterio que sostiene que sí afecta la citada libertad
personal, además de dejar establecido qué dice al respecto la Suprema Corte de
Justicia de la Nación respecto a estos criterios opuestos, los cuales son
sustentados el primero por dos Tribunales Colegiados de Circuito en el sentido de
sostener el criterio de la sí afectación por así llamarla, y por la otra otro Tribunal
Colegiado de Circuito que sostiene la no afectación de la libertad personal.
2.1 Criterio que sostiene la postura de que el arraigo no afecta la libertad personal.
En el comentario preliminar a este punto se dejo puntualizado que existen dos
criterios opuestos en relación con el arraigo domiciliario controvertidos en el punto
específico de que sí afecta o no la libertad personal de los indiciados, por lo que
debo aclarar qué Tribunal específicamente sostiene el criterio de que el arraigo no
afecta la multicitada libertad personal, tal Tribunal es: El Primer Tribunal Colegiado
en Materia Penal del Primer Circuito.
Este Tribunal sustenta cinco tesis derivadas de sentencias ejecutorias que
integraron la Jurisprudencia publicada en la Pág. 610 del tomo IX, correspondiente
al mes de enero de 1999, de la novena época del semanario Judicial de la
Federación y su gaceta, que a la letra dice:
" ARRAIGO, ORDEN DE. NO AFECTA LA LIBERTAD PERSONAL.- La orden
jurisdiccional de arraigo que contempla el artículo 133 bis del Código Federal de
Procedimientos Penales, no afecta la libertad personal propiamente dicha, a que
se refiere el artículo 130 de la Ley de Amparo, sino tan sólo la libertad de tránsito
del destinatario de la misma, regulada por el artículo II de la Constitución General
de la República."
De la anterior publicación Jurisprudencial se derivan datos de vital relevancia en lo
que respecta concretamente al artículo 133 bis del Código Federal de
Procedimientos Penales, ya que como se desprende este criterio asevera que el
arraigo contemplado en tal precepto no afecta la libertad personal propiamente
dicha, sino que sólo afecta la libertad de tránsito regulada por otro artículo, como
lo es el II de nuestra Carta Magna que también será punto de discusión para la
demostración de nuestra hipótesis. Pero para hacer las precisiones conducentes
hablaremos en el punto siguiente de los razonamientos más relevantes de las
tesis que integraron a esta Jurisprudencia.
2.1.1 Razonamientos lógico - jurídicos, más relevantes de las ejecutorias que
integran la citada Jurisprudencia.
Desde luego no se va a profundizar ni a tocar puntos muy particulares de los
casos concretos que integran las ejecutorias de esta Jurisprudencia, pero si se
señalaran los puntos medulares que llevaron al Tribunal Colegiado a formar este
criterio. Es el caso que el citado Tribunal Colegiado conoció de las quejas que
ahora integran las ejecutorias en razón a que en la primera de ellas con el número
33/97, interpuesto por Víctor Manuel Salazar Huerta cuando al haber interpuesto
Juicio de Amparo con incidente de suspensión ante el Juez Segundo de Distrito en
materia penal, contra actos del Juez Noveno Penal del DF. y la PGR y otras
autoridades. En lo que a resumidas cuentas el citado Juez de Distrito negó al
quejoso la suspensión provisional de los actos reclamados por lo que al conocer la
queja el Tribunal Colegiado confirmó la resolución de haber negado la suspensión
provisional declarando infundados los agravios del quejoso apoyándose en el
razonamiento de que el arraigo conforme al artículo 133 bis del Código federal de
Procedimientos Penales, procura la debida integración previa por el Ministerio
Público y su suspensión entrañaría la contravención de disposiciones de orden
público con apego a lo dispuesto por los artículos 130 y 124 de la Ley de Amparo.
Y concluye razonando por último que "a mayor abundamiento, debe decirse que
una orden de arraigo no afecta la libertad personal propiamente dicha, a que se
refiere el artículo 130 de la Ley de Amparo, sino tan solo la libertad de tránsito del
destinatario regulada por el artículo III Constitucional."
La segunda ejecutoria a la cual le correspondió la queja número 61/98 promovida
por José Fernando Peña Garavito inconformándose por la resolución del Juez
Duodécimo de Distrito en Materia Penal, ante el cual interpuso juicio de amparo
con incidente de suspensión de diversos actos consistentes en órdenes de
aprehensión por un lado y órdenes de arraigo decretadas por el Tribunal Superior
de Justicia en diversas salas y otras autoridades. En lo cual por un lado el Juez de
Distrito concedió la suspensión provisional en lo que hace a las órdenes de
aprehensión pero por otra parte decretó negar la suspensión provisional de las
órdenes de arraigo y su ejecución.
Por su parte el Tribunal Colegiado al conocer de la queja dada su competencia
estimó correcto confirmar el auto del Juez de Distrito recurrido en la citada queja
apoyado en los razonamientos de declarar infundados los agravios del recurrente,
debido a que tal acto va encaminado a la debida integración de la averiguación
previa por parte del Ministerio Público apoyándose en los mismos fundamentos
legales de la ejecutoria anterior y concluyendo que el arraigo no afecta la libertad
personal.
La tercera ejecutoria devengó de la queja número 73/98 interpuesto por Salvador
Giorgano Gómez inconformándose por la resolución del Juez Quinto de Distrito en
materia penal del D.F. al cual solicitó amparo y protección de la Justicia Federal y
la suspensión de los actos del Juez Segundo de Distrito en materia penal y la
PGR. En tal resolución del Juez de Distrito negó, en los casos anteriores la
suspensión provisional y por su parte el Tribunal Colegiado al resolver la queja
confirmó la resolución de negar dicha suspensión provisional quien similarmente
invocó los mismos preceptos de la Ley de Amparo y declaró que la orden de
arraigo no afecta la libertad personal del indiciado quien además invocó una
variable importante, considerando que tiene aplicación la tesis que establece:
" Suspensión, improcedencia de la. Cuando se impide la continuación del
procedimiento en una averiguación previa, aún cuando quede sin materia el Juicio
de Amparo."
Pues cabe aclarar que dentro de un Juicio de Amparo al negarse la suspensión y
ejecutarse el acto reclamado el fondo del citado juicio quedaría sin materia por
haberse consumado.
La cuarta ejecutoria se deriva del recurso de queja número 85/98, promovido por
Francisco García González, quien al pedir el amparo y protección de la Justicia de
la Unión ante el Juez Noveno de distrito en materia penal del D.F. contra actos de
Jueces Diversos de Distrito en materia penal como ordenadoras y contra la PGR y
otras, ejecutoras, con respectivo incidente de suspensión, para el efecto de que no
fuera ejecutada la orden de arraigo pretendida en su contra. El Juez de Distrito
que conoció el asunto decretó conceder al quejoso la libertad provisional
condicionada a que esta no proviniera por motivo de la Comisión de Delitos
considerados como graves y no permitieran la libertad bajo caución. Inconforme
con la resolución el quejoso interpuso el recurso de queja que el Tribunal
Colegiado a su vez conoció, apuntando el quejoso que se sentía agraviado en
virtud de que la suspensión no iba a surtir efectos con la condición que el Juez de
Distrito expuso en el acto concesorio de la suspensión, pues el arraigo era
motivado por delitos graves arguyendo el quejoso que el citado Juez de Distrito
debió conceder la suspensión provisional del acto reclamado también por delitos
considerados como graves evocando diversos razonamientos que a su interés
convenían. Por su parte el Tribunal Colegiado al resolver la queja se pronunció en
el sentido de declarar infundados los agravios del quejoso, razonando que la
concesión del Juez de Distrito decretando la suspensión en desde un principio
incorrecta, en virtud de que la suspensión provisional no es procedente para
delitos graves ni los considerados como no graves, sosteniendo que el arraigo es
una disposición de orden público y de interés social, que busca la debida
integración de la averiguación previa. Invocó los mismos preceptos de la Ley de
Amparo referidos en las ejecutorias anteriores y la tesis cuyo rubro dice:
"SUSPENSIÓN IMPROCEDENCIA DE LA, CUANDO SE IMPIDE LA
CONTINUACIÓN DEL PROCEDIMIENTO EN UNA AVERIGUACIÓN PREVIA,
AUN CUANDO QUEDE SIN MATERIA EL JUICIO DE AMPARO."
Motivando su resolución esencialmente también la multicitada tesis que al rubro
dice:
"ARRAIGO, ORDEN DE. NO AFECTA LA LIBERTAD PERSONAL."
Declarando infundado el recurso de queja por los razonamientos antes expuestos.
La quinta y última ejecutoria que dio lugar a la jurisprudencia citada y especificada
con anterioridad, fue consecuencia de la resolución de la queja número 89/98,
interpuesta por el Agente del Ministerio Público Federal adscrito al Juzgado
Noveno de Distrito en materia penal, dentro del juicio de amparo que solicitó
Francisco García González el cual solicitó amparo y protección ante el citado
Juzgado de Distrito contra actos de diversos Jueces de Distrito en materia penal y
otras autoridades, con incidente de suspensión contra la oren u órdenes de
arraigo. Para tal efecto el Juzgado de Distrito que conoció el asunto conoció el
asunto concedió la suspensión provisional sin ninguna reserva contra dichas
órdenes. Por tal motivo el Ministerio Público Federal adscrito a ese Juzgado
interpuso la presente queja ante el Tribunal Colegiado de Circuito cuyo número ha
quedado establecido, arguyendo el citado representante social que su intervención
se debía a que la indebida concesión de la suspensión provisional del arraigo
contravenía disposiciones de orden público. Por lo que el Tribunal Colegiado
revocó el auto dictado por el Juez de Distrito, ahora negando la suspensión
provisional al quejoso contra las órdenes de arraigo consolidando el criterio de que
el arraigo, no afecta la libertad personal. Dando pie al conjunto de estas
ejecutorias a la formación de la Jurisprudencia cuyo tomo y publicación ha
quedado establecida al principio de la exposición de este criterio.
2.2 Criterio que sostiene la postura que el arraigo afecta a la libertad personal.
Como ya se había dicho al principio de este capítulo que existían dos criterios
opuestos en cuanto al arraigo, específicamente en si afecta o no la libertad
personal, para lo cual las ejecutorias del punto anterior integraron en su momento
la Jurisprudencia que ya dejamos plasmada en un principio. Pero luego sobrevino
la formación de una tesis que en un principio no adquiría la categoría de
Jurisprudencia, puesto que estaba formada por tres Ejecutorias, sin embargo
fueron suficientes para sustentar contradicción al criterio anterior dado que estas
Ejecutorias sostienen que la libertad personal sí es afectada por el arraigo, tal es
como el caso que dio origen a una contradicción de tesis resuelta por la Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; que más adelante citaremos
para dejar claro cuál es el criterio que debe prevalecer. Por lo pronto nos ocupa
analizar este segundo criterio de la sí afectación del arraigo domiciliario por
nombrarle de algún modo, por lo que invocaremos textualmente la tesis que es
consultable en la página 828, del tomo IX, correspondiente al mes de enero de
1999 de la novena época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
que a la letra dice:
"ARRAIGO, ORDEN DE. AFECTA LA LIBERTAD PERSONAL Y DE TRANSITO.-
La orden de arraigo no sólo afecta la libertad de tránsito sino también la personal,
por lo que en términos de los artículos 133 y 136 de la Ley de Amparo, procede la
concesión de la suspensión provisional respecto de actos de naturaleza, pues al
concederse esa medida, se obliga a la parte quejosa a permanecer durante el
tiempo que se le fije, en un determinado inmueble, sin que pueda salir de éste."
La citada tesis como ya lo había dicho es sustentada por tres Ejecutorias, una
pronunciada por el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito
y las otras dos por el Primer Tribunal Colegiado del Décimo Octavo Circuito, las
cuales en el siguiente punto analizaré.
2.2.1 Razonamientos lógico – jurídicos, más relevantes de las Ejecutorias, que
integran la citada tesis.
Es necesario hacer ver que se tratara de efectuar la misma mecánica para
puntualizar los razonamientos esenciales que llevaron a estos Tribunales a
resolver las Ejecutorias que a continuación exponemos:
La primera Ejecutoria que forma esta tesis, se debe al recurso de queja resuelto
por el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito y que le
corresponde el número 88/98 interpuesto por Francisco García González, en el
cual se inconformó por la resolución dictada por el Tercer Tribunal Unitario del
Primer Circuito, ante el cual solicitó amparo y protección contra actos del
Magistrado del Primer Tribunal Unitario del Primer Circuito y otras Autoridades,
tramitando incidente de suspensión contra órdenes de arraigo negándole el citado
Tribunal la suspensión provisional, siguiendo el criterio que en puntos anteriores
ya quedó analizado, por su parte el quejoso arguyó en sus agravios que la orden
de arraigo afectaba su libertad personal además de la libertad de tránsito, y por
tanto eran aplicables los artículos 124, 130 y 136 de la Ley de Amparo, en virtud
de que la concesión de la suspensión provisional contra el arraigo, no afecta
disposiciones de orden público ni se sigue perjuicio al interés social, en cambio
causaría su ejecución daños y perjuicios de difícil reparación al quejoso. Por su
parte el Tribunal que conoce la queja resuelve que son fundados parcialmente los
agravios del quejoso en cuanto a que sí debe concederse la medida de
suspensión por los artículos de la Ley de Amparo invocados, pues es cierto que la
orden de arraigo afecta generalmente la libertad personal. Caso contrario sería
que se impusiera como ámbito territorial una determinada demarcación, con lo
cual no se afectaría al quejoso de modo irreparable por lo que se le concede al
quejoso la suspensión para efectos de no ser privados de su libertad, pero lo
aludido a su libertad de tránsito debe permanecer en el lugar de la investigación
para la debida integración de la averiguación previa debiendo presentarse
determinados días para corroborar su estancia en el territorio correspondiente.
La segunda Ejecutoria que integra la tesis en cuestión fue pronunciada por el
Primer Tribunal Colegiado del Décimo Octavo Circuito, al resolver la queja número
19/98, promovida por Jesús Miyazawa Álvarez, mismo que solicitó el amparo y
protección ante el Juez Tercero de Distrito en el Estado de Morelos, solicitando
también la suspensión provisional contra actos del Juez Quinto de Distrito en
Materia Penal en México, D.F. y otras autoridades, negándose al quejoso la
suspensión provisional contra el acto que reclama consistente en una orden de
arraigo domiciliario. Al interponer el recurso de queja ante el Tribunal Colegiado
que ya quedó asentado, el quejoso expresó sus agravios en el sentido de alegar
inobservancia a lo dispuesto por el artículo 124 fracción II de la Ley de Amparo,
sosteniendo que la suspensión provisional en su favor, no contravienen
disposiciones de orden público e interés social, sin embargo su ejecución
significaría arraigarlo en un domicilio o cualquier otro inmueble, afectándose la
libertad personal del quejoso además de impugnar la imposición de un arraigo
apoyándose en el artículo 12 de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada,
que según el quejoso transgrede su garantía de audiencia, y que
independientemente de su Inconstitucionalidad, pasa también por alto lo que
regulan los artículos 14 y 16 de nuestra norma superior. Por lo que el Tribunal
Colegiado que conoció el recurso de queja determinó fundados parcialmente los
agravios del recurrente en lo que hace a que sí debe concederse la suspensión
provisional contra el acto reclamado consistente en el arraigo por afectar la
libertad personal, pero ineficaces los argumentos sobre la inconstitucionalidad del
artículo 12 de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, ya que el recurso
de queja sólo va en el sentido de resolver la inconformidad sobre la negación de la
suspensión provisional. Resolviendo fundadamente que sí debe concederse tal
suspensión en virtud que el arraigo domiciliario sí afecta la libertad personal.
La tercera Ejecutoria fue pronunciada por el mismo Tribunal Colegiado que
conoció de la queja señalada en el punto anterior, y que consistió en una
aclaración de sentencia derivada del mismo expediente número 19/98 que expuse
en el párrafo anterior, con el fin de precisar ciertos puntos de sentencia que ya
había emitido, y para tal caso volvió a precisar que su Tribunal estima que la orden
de arraigo sí es un acto restrictivo de la libertad personal y por consecuencia lo
relativo a la suspensión, debe ventilarse conforme a los artículos 130 y 136 de la
Ley de Amparo.
La anterior tesis de la cual invoqué los razonamientos más relevantes de los
Magistrados que resolvieron las quejas que los conforman, es evidentemente
contradictoria a la Jurisprudencia analizada en un principio, para lo cual tal
contradicción fue denunciada por el Tribunal Cuarto Colegiado en Materia Penal
del Primer Circuito ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de lo cual se
hablara en el siguiente punto.
2.3 Contradicción de tesis resuelta por la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, de los criterios opuestos en relación al arraigo domiciliario.
Una vez que se consolidó la contradicción de tesis, el Presidente del Cuarto
Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, denunció la mencionada
contradicción con arreglo al artículo 197 A de la Ley de Amparo que le confiere tal
derecho de hacerlo como lo confiere a otras autoridades susceptibles de hacerlo,
tocando conocer de tal demanda a la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación quien acordó su entrada el día 20 de octubre de 1999,
declarándose competente para conocer de la contradicción entre las tesis que
afirman que el arraigo domiciliario sí afecta la libertad personal, cuyos números
han quedado señalados en puntos anteriores y por otro lado la tesis
Jurisprudencial que sostiene que el arraigo domiciliario no afecta la libertad
personal cuyos números de queja también obran en el cuerpo de la presente
investigación. Entre sus razonamientos más relevantes se determinaron en
síntesis los puntos siguientes:
a) La Primera Sal de la Suprema Corte de Justicia de la Nación consideró
procedente la denuncia de contradicción de tesis, por ser evidente tal
contradicción.
b) Tal órgano Jurisdiccional precisó específicamente resolver sólo en lo que hace
respecto a la orden de arraigo domiciliario, en tomo al artículo 133 bis del Código
Federal de Procedimientos Penales.
c) Decretó resolver en el punto preciso de si afecta o no la libertad personal.
d) Otro punto en el que decidió resolver por considerar que es materia de la
presente contradicción fue sobre la procedencia o improcedencia de la suspensión
provisional del arraigo domiciliario.
e) Por último decidió abstenerse de resolver sobre la Constitucionalidad del
artículo 133 bis del Código Federal de Procedimientos Penales, por no ser tema
de contradicción entre las tesis sustentadas por los Tribunales contradictorios.
De la síntesis de los anteriores razonamientos esenciales, y con fundamento en
los artículo 192 y 195 de la Ley de Amparo así como los demás relativos, la
Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió la Ejecutoria pronunciándose en
que la Jurisprudencia que debe prevalecer es la del siguiente texto:
"ARRAIGO DOMICILIARIO, ORDEN DE. AFECTA LA LIBERTAD PERSONAL. La
orden de arraigo domiciliario prevista por el artículo 133 bis del Código Federal de
Procedimientos Penales, antes y después de su reforma mediante decreto
publicado en el Diario Oficial de la Federación de fecha 8 de febrero de 1999, al
obligar a la persona en contra de quien se prepare el ejercicio de la acción penal
siempre y cuando exista el riesgo fundado de que se sustraiga a la acción de la
justicia, a permanecer en un domicilio bajo la vigilancia de la autoridad
investigadora y persecutora, trae como consecuencia la inmovilidad de su persona
en un inmueble, por tanto, es un acto que afecta y restringe la libertad personal
que puede ser susceptible de suspensión en términos de lo dispuesto por los
artículos 130, 136 y demás relativos de la Ley de Amparo, si para ello se cumplen
los requisitos exigidos por la misma Ley."
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por
unanimidad de cuatro votos de los Señores Ministros, Juventino V. Castro y Castro
(ponente), José de Jesús Gudiño Pelayo, Olga Sánchez Cordero de García
Villegas y Presidente Humberto Román Palacios. Ausente el Señor Ministro Juan
N. Silva Meza.
El 20 de octubre de 1999, al resolverles la contradicción de tesis que le
correspondió el número 3/99 y se remitió al Semanario Judicial de la Federación
para efecto de su publicación.
Este análisis exhaustivo de los criterios en contradicción y el pronunciamiento que
se acaba de transcribir de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es un paso
trascendental que demuestra una parte importante de la hipótesis, en lo que hace
a que queda legalmente establecido que el arraigo domiciliario sí afecta la libertad
personal lo que nos permitirá en el siguiente capítulo demostrar los puntos
inconstitucionales referidos en nuestra hipótesis, después de un intenso debate a
la luz de la Carta Magna.
ARTICULO 270 Bis.- Cuando con motivo de una averiguación previa el Ministerio
Público estime necesario el arraigo del indiciado, tomando en cuenta las
características del hecho imputado y las circunstancias personales de aquél,
recurrirá al órgano jurisdiccional, fundando y motivando su petición, para que éste,
oyendo al indiciado, resuelva el arraigo con vigilancia de la autoridad, que
ejercerán el Ministerio Público y sus auxiliares. El arraigo se prolongará por el
tiempo estrictamente indispensable para la debida integración de la averiguación
de que se trate, pero no excederá de treinta días, prorrogables por otros treinta
días, a solicitud del Ministerio Público.
IV.- Que tratándose de delitos por imprudencia ocasionados con motivo del
tránsito de vehículos, el presunto responsable no hubiese abandonado al
lesionado, ni participado en los hechos en estado de ebriedad o bajo el influjo de
estupefacientes o sustancias psicotrópicas;
V.- Que alguna persona, a criterio del agente investigador del Ministerio Público,
fundado en los datos que recabe al respecto, se comprometa, bajo protesta, a
presentar al probable responsable cuando así se resuelva;
VII.- El arraigo no podrá prolongarse por más de tres días; transcurridos éstos el
arraigado podrá desplazarse libremente, sin perjuicio de que el Ministerio Público,
si así procediese, consigne la averiguación y solicite la orden mencionada.
ARTICULO 301.- Cuando por la naturaleza del delito o de la pena aplicable, el
imputado no deba ser internado en prisión preventiva y existan elementos para
suponer que podrá sustraerse a la acción de la justicia, el Ministerio Público podrá
solicitar al juez fundada y motivadamente o éste disponer de oficio, con audiencia
del imputado, el arraigo de éste con las características y por el tiempo que el
juzgador señale, sin que en ningún caso pueda exceder del término en que deba
resolverse el proceso.
CAPÍTULO SEGUNDO
De las medidas cautelares
Artículo 12. El Juez, a solicitud fundada del Ministerio Público, podrá imponer las
medidas cautelares necesarias para garantizar la conservación de los bienes
materia de la acción de extinción de dominio y, en su oportunidad, para la
aplicación de los bienes a los fines a que se refiere el artículo 53 de esta Ley.
Son medidas cautelares:
I. El aseguramiento de bienes;
II. El embargo precautorio;
Artículo 15. Toda medida cautelar quedará anotada en el registro público que
corresponda. El
Servicio de Administración y Enajenación de Bienes deberá ser notificado del
otorgamiento de toda medida cautelar o levantamiento de cualquiera de éstas.
Artículo 16. El Juez podrá ordenar la medida cautelar que resulte procedente en el
auto admisorio de la demanda o en cualquier etapa del procedimiento y, en su
caso, ordenará el rompimiento de cerraduras y el uso de la fuerza pública para su
ejecución.
Los bienes asegurados no serán transmisibles por herencia o legado durante la
vigencia de esta medida.
Durante la sustanciación del procedimiento, el Ministerio Público podrá solicitar al
Juez la ampliación de medidas cautelares respecto de los bienes sobre los que se
haya ejercitado acción. También se podrán solicitar medidas cautelares con
relación a otros bienes sobre los que no se hayan solicitado en un principio, pero
que formen parte del procedimiento.
Artículo 18. Cuando los bienes objeto de la medida cautelar impuesta hayan sido
previamente intervenidos, secuestrados, embargados o asegurados, en
procedimientos judiciales o administrativos distintos de la averiguación previa que
haya motivado la acción de extinción de dominio, se notificará la nueva medida a
las autoridades que hayan ordenado dichos actos, así como al Servicio de
Administración y Enajenación de Bienes si fuese éste quien tuviere transferidos los
bienes. Los bienes podrán continuar en custodia de quien se hubiere designado
para ese fin y a disposición de la autoridad competente.
En caso de que las medidas a que se refiere el párrafo anterior sean levantadas o
modificadas, subsistirá la medida cautelar que haya ordenado el Juez de extinción
de dominio quien podrá modificar las condiciones de su custodia, dando prioridad
a su conservación.
Artículo 19. Los bienes a que se refiere este Capítulo serán transferidos conforme
a la Ley Federal para la Administración y Enajenación de Bienes del Sector
Público a efecto de que se disponga de los mismos en términos de dicha ley.
Para tales efectos, se tendrá al Juez que imponga la medida cautelar como
entidad transferente.
CAPÍTULO TERCERO
De la Sustanciación del Procedimiento
Artículo 20. La acción de extinción de dominio se formulará mediante demanda del
Ministerio Público, previo acuerdo del Procurador General de la República o del
subprocurador en quien delegue dicha
facultad, y deberá contener los siguientes requisitos:
I. El juzgado competente;
II. La descripción de los bienes respecto de los cuales se solicita la extinción de
dominio, señalando su ubicación y demás datos para su localización.
III. Copia certificada de las constancias pertinentes de la averiguación previa
iniciada para investigar los delitos relacionados con los bienes materia de la
acción.
IV. En su caso, el acuerdo de aseguramiento de los bienes, ordenado por el
Ministerio Público dentro de la averiguación previa; el acta en la que conste el
inventario y su estado físico, la constancia de inscripción en el registro público
correspondiente y el certificado de gravámenes de los inmuebles, así como la
estimación del valor de los bienes y la documentación relativa a la notificación del
procedimiento para la declaratoria de abandono y en el supuesto de existir, la
manifestación que al respecto haya hecho el interesado o su representante legal.
V. El nombre y domicilio del titular de los derechos, de quien se ostente o
comporte como tal, o de ambos;
VI. Las actuaciones conducentes, derivadas de otras averiguaciones previas, de
procesos penales en curso o de procesos concluidos;
VII. La solicitud de las medidas cautelares necesarias para la conservación de los
bienes, en los términos que establece esta Ley;
VIII. La petición de extinción de dominio sobre los bienes y demás pretensiones, y
IX. Las pruebas que se ofrecen, debiendo en ese momento exhibir las
documentales o señalar el archivo donde se encuentren, precisando los elementos
necesarios para la substanciación y
desahogo de los otros medios de prueba.
Artículo 21. Una vez presentada la demanda con los documentos que acrediten la
procedencia de la acción y demás pruebas que ofrezca el Ministerio Público, el
Juez contará con un plazo de setenta y dos horas para resolver sobre la admisión
de la demanda y de las pruebas ofrecidas, debiendo proveer lo necesario para la
preparación y desahogo de las mismas y ordenar la notificación de ésta al
demandado o a su representante legal, y en su caso, la publicación de los edictos
a que se refiere la fracción II del artículo 22 de esta Ley.
Si la demanda fuere obscura o irregular, el juez deberá prevenir por una sola vez
al Ministerio Público para que la aclare, corrija o complete, otorgándole para tal
efecto un plazo de tres días contados a partir de que surta efectos la notificación
del auto que lo ordene.
Aclarada la demanda, el juez le dará curso o la desechará de plano.
El Juez, en el auto de admisión, señalará los bienes materia del juicio, el nombre
del o los demandados, concediéndoles el plazo de quince días hábiles contados a
partir de la fecha en que surta efectos la notificación para contestar la demanda.
En dicho auto el Juez proveerá lo conducente en relación con las medidas
cautelares que en su caso hubiera solicitado el Ministerio Público en la demanda.
Si los documentos con los que se le corriera traslado excedieren de 500 fojas, por
cada 100 de exceso o fracción se aumentará un día más de plazo para contestar
la demanda sin que pueda exceder de 20 días hábiles.
En el auto admisorio deberá señalarse la fecha programada para la celebración de
la audiencia de desahogo de pruebas, la cual deberá realizarse dentro de un plazo
que no podrá exceder de treinta días naturales, no pudiéndose prorrogar dicha
fecha.
Contra el auto que niegue la admisión de la demanda o la admita procederá
recurso de apelación, el cual se admitirá en el efecto devolutivo.
Artículo 23. En un plazo no mayor de siete días hábiles contados a partir de que
se dicte el auto admisorio, el Juez deberá ordenar las diligencias necesarias para
que se efectúen las notificaciones correspondientes en los términos de esta Ley.
Artículo 24. Toda persona afectada que considere tener interés jurídico sobre los
bienes materia de la acción de extinción de dominio deberá comparecer dentro de
los diez días hábiles siguientes, contados a partir de aquél en que haya tenido
conocimiento de la acción a fin de acreditar su interés jurídico y expresar lo que a
su derecho convenga.
El juez resolverá en un plazo de tres días hábiles, contados a partir de la
comparecencia, sobre la legitimación del afectado que se hubiere apersonado y,
en su caso, autorizará la entrega de las copias de traslado de la demanda y del
auto admisorio. Éste deberá recoger dichos documentos dentro del término de tres
días contados a partir de que surta efectos el auto que ordene su entrega.
El plazo para contestar la demanda será de quince días hábiles contados a partir
de la fecha en que el afectado o su representante hayan comparecido para recibir
los documentos a que se refiere el párrafo anterior. Este término estará sujeto a la
regla prevista en el quinto párrafo del artículo 21 de esta Ley.
Contra el auto que niegue la legitimación procesal del afectado, procederá recurso
de apelación que será admitido en el efecto devolutivo.
Artículo 25. Desde el escrito de contestación de demanda o del primer acto por el
que se apersonen a juicio el demandado y el afectado, deberán señalar domicilio
para oír y recibir notificaciones y documentos en el lugar de residencia del Juez
que conozca de la acción de extinción de dominio.
Artículo 29. Durante el procedimiento, el Juez deberá dictar de oficio los trámites y
providencias encaminados a que la justicia sea pronta y expedita.
El juez desechará de plano, los recursos, incidentes o promociones notoriamente
frívolos o improcedentes.
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[1] Por ejemplo, en un asunto de violación, la víctima dice la verdad, para someter
al indiciado a una investigación judicial con medida cautelar consistente en prisión
preventiva oficiosa.
[2] CARNELUTTI, Francesco, Cómo se hace un Proceso, trad. de Santiago Sentis
Melendo, Editorial EJEA, Buenos Aires, 1965, p. 85.
[3] CONSTANTINO RIVERA, Camilo, Economía Procesal, Editorial Ma Gister,
México, 2006, p. 66.
[4] Esto se le llama universalidad de aplicación.
[5] Vgr. Arraigos, cateos, intervenciones, aseguramientos, detenciones.
[6] Vgr. Prisión preventiva, garantía económica, internamiento domiciliario,
abstenciones, o abandono de domicilio.
[7] Artículo 16 Constitucional, Párrafo Tercero exige los requisitos para el
otorgamiento de una orden de aprehensión.
[8] Se refiere a la naturaleza de la medida: preventiva, disciplinaria, económica,
restrictiva o privativas de libertad; así como en cuanto al destinatario de la medida,
ya sea en cuanto a los bienes o a las personas.
[9] El ofrecimiento de contracautela se debe realizar entre pretensiones litigiosas
particulares dentro de una acción penal privada.
[10] Estas medidas cautelares auxiliares de la cadena de custodia son:
aseguramientos, cateos, intervenciones, detenciones, embargos precautorios,
limitaciones a realizar actividades específicas. Lo anterior con el propósito de
garantizar el éxito de una investigación.
[11] El procedimiento penal lo conocerá un Juez de Control y un Tribunal Oral, en
tanto que la extinción de dominio será sustanciado ante un Juez Civil; por tanto,
ambos órganos jurisdiccionales son independientes en sus resoluciones