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CERCANÍA GEOPOLÍTICA ENTRE SIRIA Y VENEZUELA: CAOS PERMANENTE

COMO ESTRATEGIA DE INTERVENCION


Gonzalo O. Zambrana Avila
Economista

Existe una clara evidencia de los intereses imperialistas específicos sobre la República Bolivariana de Venezuela; por
una parte los ingentes recursos naturales y por otra la necesidad de destruir la revolución bolivariana que ha
demostrado su alto potencial de pivote geopolítico latinoamericano, abiertamente independiente de los Estados Unidos.
Sobre este propósito, existe también una superabundante evidencia sobre el estado de guerra de los Estados Unidos
contra la República Bolivariana, con la particularidad de que en esta guerra, mientras no se opte por una intervención
militar directa, se están experimentando y aplicando las formas más depuradas de intervención “pacifica” en el marco
de la guerra de IV generación descrita por William S. Lind y otros militares y plasmadas a partir de los fundamentos del
Caos constructivo de Zbigniew Brzezinski y las revoluciones pacificas de Gene Sharp; las mismas, que con diferentes
matices se han empleado en las revoluciones de las flores y colores de Ucrania, Georgia, Kirgistan y con menor éxito
en la denominada primavera árabe, por los efectos desastrosos de Tunez, Libia, Siria o con efectos contraproducentes
para los intereses imperialistas como en Egipto o Yemen.

Es importante destacar algunos aspectos formales de la sistemática intervención imperialista en Venezuela, entre ellos
el Decreto Presidencial de Barack Obama sobre Venezuela tipificándola como “una amenaza extraordinaria e inusual
para los intereses de Estados Unidos”, autorizando implícitamente a los mecanismos legales y encubiertos de ese
país a derrocar a Maduro, “para proteger los intereses de los Estados Unidos”. Luego en de abril del presente año,
el almirante Kurt Tidd, a cargo del Comando Sur de los Estados Unidos, declaró ante la Comisión de Servicios Armados
del Senado norteamericano que, “aunque la región se mantiene estable, la situación en Venezuela está
empeorando y podría provocar una crisis humanitaria que requeriría una intervención a nivel regional (…) la
enorme inestabilidad económica que ocurre en Venezuela afecta toda la región (…) tanto China como Rusia
tienen una participación económica significativa y sería difícil imaginar que no tratarían de aprovecharse de
un aumento de la inestabilidad en ese país”. Complementando las fases formales de intervención, el senador
Marcos Rubio, cabildero activo contra Venezuela en la OEA, está tramitando una nueva ley contra Venezuela, con
contenidos que definen las siguientes fases de la intervención norteamericana:

Económico-humanitarias:
 10 millones de dólares en asistencia del Departamento de Estado y USAID para ONG locales
 Exhortar al presidente Maduro a permitir el ingreso de ayuda humanitaria, liberar presos políticos
 Diseñar estrategia para involucrar a gobiernos de Latinoamérica en la asistencia
 Reconocer riesgo para EE.UU. del potencial control de Rosneft sobre CITGO
Medidas políticas:
 Reconocer la ruptura del orden constitucional en Venezuela
 Reconocer al menos 100 presos políticos, redactar informe sobre crisis actual
 Solicitar informe de inteligencia sobre corrupción y vínculos con el narcotráfico del gobierno venezolano
 Sanciones adicionales a individuos bajo el decreto 13692 del gobierno de Obama.

La complementación de estos componentes legales ha sido el empleo de decenas de fundaciones, financiadas por
diferentes fuentes norteamericanas, como el IIR del Partido Republicano, el IND del Partido Demócrata y la NED,
creados para ejecutar las acciones “democráticas” de la CIA. Un actor principal de estas acciones es el senador John
McCain III, quien actúa a la cabeza del IIR y en nuestra región tiene como colaborador principal a Joshep Humire un
ex marine de origen boliviano que en su cara visible actúa como experto en geopolítica, focalizándose en la presencia
de Irán en Venezuela. Otro actor relevante es Liliana Ayalde, quien fue durante varios años responsable de USAID en
Bolivia, luego asumió el cargo de embajadora en Paraguay, teniendo participación activa en el golpe parlamentario
contra el gobierno de Fernando Lugo, posteriormente fue embajadora en Brasil, donde también tuvo participación
protagónica en el golpe parlamentario contra Dilma Rousseff; ahora esta persona, actualmente es Vice Jefa Civil del
Comando Sur de los Estados Unidos.

Todo el contexto descrito, permite interpretar que las acciones de la oposición Venezolana, expresadas principalmente
en las acciones delincuenciales de mercenarios, son sistemáticas y programadas y se están utilizando todos los
mecanismos de acción sociopolítica que se han usado en el desmembramiento de Yugoeslavia; en los países de la ex
URSS y, en los últimos años, en el Medio Oriente. Entonces, las acciones formales en Estados Unidos, la abusiva
participación de Luis Almagro en la OEA, con participacion del senador republicano Marco Rubio, así como la virulencia
de las movilizaciones opositoras del mes de abril, son parte de un libreto de acciones programadas, que incluso podrían
justificar una “intervención militar humanitaria” para lograr por fin, el derrocamiento de Maduro.

Casi como anécdota hemos visto, en Venezuela, el crecimiento de los jóvenes de cascos con Cruz Verde que
supuestamente están conformadas universitarios, para “socorrer a los manifestantes demócratas de la agresiones del
Gobierno”; este es otro instrumento de acción de mercenarios y tiene similitud con los cascos blancos de Siria que son
mercenarios encubiertos. En todo caso cabe perfectamente la afirmación del presidente Bashar al-Asad, al referirse al
paralelismo de las guerras contra Siria y Venezuela: "Si el plan es uno y el ejecutor es uno, entonces es normal
que los escenarios no sólo se parezcan sino que sean idénticos", es decir, si no se frena al imperialismo,
Venezuela debe mirar su futuro en Siria.

Venezuela, como varios países de Sudamérica, es un país heterogéneo, desde el punto de vista cultural, económico y
social y, así como existen grupos oligárquicos, existe una masiva población de venezolanos que han sido beneficiarios
de las políticas públicas en favor de los sectores pobres y vulnerables aplicadas en los gobiernos de Chavez y Maduro
y, asimismo, existen heterogeneidades territoriales que incluso pretenden ser aprovechadas con intenciones
separatistas de estados del occidente de Venezuela; ésta heterogeneidad y el amplio respaldo social y político que en
sucesivas veces eligió a Chavez y que aún mantiene Maduro, definen un escenario de mucha dificultad para que,
Estados Unidos pueda establecer un gobierno de su confianza y con viabilidad política, ante la posibilidad del
derrocamiento del Gobierno de Maduro. Además en las actuales movilizaciones de apoyo a Maduro ya se ha
demostrado que la gran población de venezolanos chavistas, va a defender a muerte la revolución bolivariana, por lo
que se puede avizorar un escenario de confrontaciones internas con el peligro real de sumir al país en una guerra
“civil”, promovida por mercenarios pagados por el imperialismo usando las conocidas técnicas de desinformación,
francotiradores, etc, tal como ha sucedido en Irak, Libia, Yemen y particularmente en Siria. Esta compleja situación
sociopolítica hace inviable la posibilidad de una intervención tradicional por parte de los Estados Unidos por lo que se
debe esperar que la posibilidad del derrocamiento de Maduro desemboque en el nuevo modelo de intervención que
Estados Unidos ha estado aplicando en escenarios de alta heterogeneidad y conflictividad sociopolítica interna.

Este modelo de intervención imperialista, que hemos descrito en anteriores publicaciones en este mismo medio, está
basado en el mantenimiento del caos, el desgobierno y la destrucción o desmembramiento del Estado, como estrategia
de intervención y control y, Estados Unidos, con más o menos apoyo obediente de la OTAN, Europa, el Sionismo,
Arabia Saudita, Turquía, etc. lo ha estado aplicando, principalmente en el Medio Oriente. Realizando una observación
empírica sistemática, se puede constatar que esta estrategia ha consistido en intervenir, partiendo de los instrumentos
de la Guerra de IV generación, exacerbando las diferencias sociales, políticas, religiosas, culturales o territoriales de
cada país o región y, enfatizando el uso de las tecnologías de información, medios masivos de comunicación y
redes sociales, direccionando las acciones hacia los estados afectivos, sin que tenga relevancia la veracidad o
el argumento racional y para ello la idiotización social es condición de dominación. Y, en función del éxito de estas
acciones “pacíficas”, ha aplicado diversos grados de acción militar directa, con el propósito de dejar y mantener en
forma permanente: desorden, enfrentamientos, violencia y desgobierno, lo que se constituye en un escenario “no
tradicional” que viabiliza el control imperialista. Existe una sobrecogedora afirmación de Hilaria Clinton que corrobora
nuestras afirmaciones cuando dijo: “si logramos derrocar a Bashar al-Assad, se van a generar enfrentamientos
entre chiitas y sunitas lo cual será favorable a nuestros intereses”. Por tanto debido al carácter heterogéneo de
Venezuela, la estrategia de intervención de Estados Unidos será dejar al país en situación de caos permanente de
acuerdo al modelo de intervención que hemos descrito anteriormente.

En este ámbito temático, Juan Eduardo Romero J. destaca la tesis del Caos constructivo de Zbigniew Brzezinski,
afirmando que “sostiene la necesidad de alentar y apoyar conflictos violentos, crisis económicas y/o sociales, con
la finalidad de impulsar el acoso y derrocamiento de un Gobierno, esencialmente confrontado a los intereses
estratégicos y de seguridad de los EEUU o en su defecto, impulsar una fragmentación de ese territorio, con el
objeto de colocar “gobiernos aliados” en los espacios geográficos surgidos de las acciones secesionistas”. Pero,
como expresamos anteriormente, en el caso de Venezuela, a los Estados Unidos no le seriá posible “colocar un
gobierno aliado” por lo que en este caso se aplica la teoría del caos crónico o permanente o el separatismo como
instrumento de dominación y control.

Tradicionalmente Estados Unidos ha aplicado modelos de intervención rígidos como la torpe aventura armada
en Vietnam o el terrible Plan Cóndor en Sudamerica, pero se ha observado que, obligado por las circunstancias
históricas y sociopolíticas de cada región o país, actúa adaptativamente, por ejemplo los casos de Egipto y Siria,
donde las acciones de los Hermanos Musulmanes y el Ejercito Libre Sirio obligaron a modificar la estrategia de
intervención eliminando a los hermanos Musulmanes en Egipto y eliminando al Ejercito Libre Sirio y más bien
promovieron la creación de ISIS y ahora pretenden desmembrar el territorio Sirio usando para ello a los kurdos
en las zonas del norte de Siria e Irak y seguramente al sionismo en los altos del Golan, además de la presencia
de bases norteamericanas. Por tanto en Venezuela se puede esperar el paso de los instrumentos de la guerra
de IV generación a una intervención militar directa o con terceros países.

Por supuesto que esta Teoria del Caos Permanente como estrategia de intervención imperialista, debe ser
corroborada gradualmente, entretanto nos basamos en la experiencia metodológica de Peter Higgs y otros
científicos, que tenían un modelo estándar de física de partículas subatómicas en el cual existía “algo”, que
cumplía con las formulaciones de su modelo, pero que no se lo podía ver; ese algo fue denominado Boson de
Higgs, hasta que por fin fue observado con el acelerador de partículas del Consejo Europeo para la Investigación
Nuclear; en nuestro caso, toda la evidencia empírica sobre la actuación de los Estados Unidos demuestra un
“algo” y ese algo lo denominamos Caos Permanente como estrategia de intervención imperialista.

La intervención imperialista en Venezuela y en diferente escala en Bolivia, nos lleva a retomar las tesis de Abril
de Lenin, como esquema de interpretación de la geopolítica imperialista actual y la situación de Venezuela,
cuando decía que, “con la revolución rusa de febrero—marzo de 1917 la guerra imperialista comenzó a
transformarse en guerra civil. Esta revolución ha dado el primer paso hacia el cese de la guerra. Pero sólo un
segundo paso puede asegurar ese cese, a saber: el paso del Poder del Estado a manos del proletariado. Eso
será el comienzo de la “ruptura del frente” en todo el mundo, del frente de los intereses del capital; y sólo
rompiendo ese frente puede el proletariado (a través de un acuerdo entre los socialistas del mundo), redimir a la
humanidad de los horrores de la guerra y asegurarle el bien de forma duradera”.

En ese contexto, es necesario situar los fundamentos leninistas de “convertir la guerra en revolución
socialista” y “generar un procesos revolucionario en todo el mundo”, en el escenario geopolítico imperialista
actual y en ese sentido se debe reconocer al Comandante Chavez, su visión geopolítica latinoamericana y que
conjuntamente con otros líderes regionales, se expresó en la creación del ALBA, UNASUR y CELAC.

En todo caso, se puede establecer que, entre las limitaciones de los procesos progresistas de inspiración
socialista de nuestra región, particularmente de Venezuela y Bolivia, existen tres factores fundamentales:

1. Creer en la posibilidad de construcción de “modelos socialistas” dentro los marcos del modo de producción
capitalista y creer que la oligarquía, acepte dócilmente su separación del poder y la eliminación de sus privilegios
y se sume democráticamente a un gobierno de inclinación popular, elegido por voto mayoritario de la población;
pero la evidencia venezolana ha mostrado lo contrario, los sectores oligárquicos no tienen ninguna disposición a
respetar la voluntad democrática y por el contrario no han limitado acción alguna, contra el gobierno democrático
de Maduro incluyendo la entrega de la soberanía venezolana a las decisiones de los Estados Unidos.

2. Suponer que, para mantener el apoyo y la politización de los sectores populares y la “clase” media y profundizar
los procesos de transformación socio política, son suficientes las políticas públicas de mejoramiento de la calidad
de vida de estos sectores y que no son necesarias una sistemática organización y formación política de los
diferentes segmentos de la sociedad lo que, además de sustentar un gobierno favorable a sus intereses de clase,
profundice el proceso sociopolítico hacia una perspectiva revolucionaria socialista. Es decir los escenarios de
organización sociopolítica como los Círculos de Lucha Popular en Venezuela o los movimientos sociales en
Bolivia deben ser concebidos como órganos de poder

3. No identificar con claridad el carácter de Estado de Guerra, no convencional o de IV generación, que Estados
Unidos ha declarado a Venezuela y que por tanto se deben diseñar y aplicar los instrumentos de respuesta a
esta guerra de IV Generacion.

En base a las tesis de abril, sobre el carácter imperialista de las guerras, la necesidad de transformar la guerra
en revolución y la revolución internacional, es necesario, a partir de las organizaciones sociales y, profundizar y
reconducir la organización política revolucionaria del pueblo para asegurar la defensa antimperialista de sus
avances democráticos y construir las bases de la revolución socialista.

“O revolución socialista o caricatura de revolución...” Che Guevara.

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