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Manifiesto de los artistas revolucionarios

El gobierno pretende aprobar una ley cultural y del artista de tinte facistoide a como dé lugar, por lo que los
artistas revolucionarios nos pronunciamos:

1. El debate con el gobierno no es nuevo, ya el ante proyecto de ley de culturas nos había ayudado a
desentrañar la concepción respecto a la cultura y el arte que tenía el MAS. Esta concepción entiende al
artista como a un pequeño empresario de tipo comerciante y su obra como cualquier otra mercancía,
por lo que el estado no tiene otro deber que el de fiscalizar que el artista se incorpore a la vorágine del
mercado, y pague los impuestos con puntualidad.
2. La cultura para el gobierno, obviando toda la retórica indigenista que sólo es pose, está bajo la
responsabilidad de la empresa privada y no así del estado, por eso concibe que se debe librar de
impuestos aquellos empresarios que apuesten por invertir en el fomento cultural. Es por demás obvio
que este fomento cultural, no va a ser de preservación, investigación, difusión de la cultura nacional,
sino objeto de publicidad comercial que ayude a generar más ganancias a las grandes empresas en el
país y encima el estado “premia el fomento” librando a estos de impuestos.
3. En conclusión, la política para arte y cultura del gobierno del MAS es la política burguesa en tiempo de
crisis, que libera al estado de las obligaciones respecto los temas más sensibles para una sociedad como
salud, educación, cultura, arte, para librarlos al mercado y así la burguesía nacional como internacional
puedan generar más ganancias.
4. La “ley del artista”, presentada por el gobierno cuadra perfectamente en esta concepción, por un lado,
si bien la ley lleva por título “Ley del Artista”, la conceptualización que hace esta de “Artista”, está
enmarcada en la concepción mercantilista del arte, mezcla al artista con el gestor, con el dueño de
espacio cultural, etc. Es decir, genera una definición aparentemente ecléctica de “Artista”, pero en
realidad es la idea del artista como pequeño empresario generador de impuestos.
5. Por otro, es que este pequeño empresario debe estar registrado para fines fiscales y, sobre todo, esto
está claro en la propia ley, para fines políticos. El control fascista planteado en la ley, al punto de anular
la libertad creativa de cada artista y convertirlo en funcionario de propaganda, pretende configurar al
artista que una sociedad decadente precisa. Y el gobierno pone énfasis en este asunto, ya que su ley del
artista es punitiva aquel artista que no se someta al estado no tiene derechos prácticamente.
6. Los millones de bolivianos que se gastaron en “socializaciones”, “cumbres”, etc., no sirvieron para nada,
el desprecio del gobierno a los artistas a escucharlos se muestra al no haber tomado en cuenta ninguna
de las sugerencias hechas en los eventos. Este hecho nos da la pauta de cómo debemos actuar, es
necesaria la unidad granítica de todos los artistas y mantener a nuestras organizaciones independiente
del estado, esta va a ser la garantía para construir una ley a la medida de las exigencias de los artistas,
en defensa de la libertad creativa del arte.
7. Es necesario reunirnos y convocar a congresos departamentales para confluir en un congreso nacional,
porque ni los brazos operativos como TELARTES, y menos el gobierno están en la capacidad de plantear
una ley que satisfaga las necesidades de nuestro sector.
8. Debemos precisar que el arte es un tipo de bien particular, que a diferencia de las mercancías vulgares
su valor de uso es imposible de monetizar con justeza, el valor del arte es un valor social. El valor social
de la novela “Juan de la Rosa” es enorme, por ejemplo. Es así día a día las creaciones pictóricas, teatrales,
musicales, plásticas, etc., son alimento espiritual de la sociedad, que sin arte viviríamos en una sociedad
antropófaga.
9. Por eso una ley del artista, debe proteger al creador; primero garantizando la libertad irrestricta en el
proceso creativo; segundo brindar las condiciones más óptimas para que el artista pueda crear, el estado
está en la obligación de brindar un estipendio, dotar de seguridad social y jubilación a los artistas.
10. La difusión de las obras debe ser responsabilidad del estado, el consumo debe ser masivo hasta el último
rincón del país, para esto las empresas transnacionales que se enriquecen a costa de las riquezas de los
bolivianos deben aportar en impuestos lo necesario exclusivamente para arte y cultura.

¡Por la libertad absoluta e irrestricta del arte!


¡Por una ley que proteja (Seguridad Social, Jubilación) al artista!
¡Vivan los artistas organizados!

Firman Artistas Revolucionarios

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