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1
intimista del dibujo, por la cual un mundo o un amado se revela, o se
expresa un grito o una crítica ante un determinado estado de las
cosas, es la que aquí, en esta exposición, queremos rescatar. La
invitación al espectador es, por tanto, a recorrer la exposición como
quien recorre un índice, una partitura, o las entradas de una pequeña
enciclopedia paradójica, donde cada una de las obras permita abrir
un mundo de posibilidades, a veces disonantes, que incluyen desde la
pregunta por la necesidad misma de la imagen hasta la necesidad de
comunicar una posición sobre el estado de las cosas o del
pensamiento.
1
Edgardo Antonio Vigo, “Un arte a realizar”, en Ritmo (La Plata), núm. 3, 1969.
2
La exposición presenta obras de artistas históricos y contemporáneos
de las más diversas generaciones y procedencias, quienes juntos
articulan conversaciones, debates, encuentros y desencuentros sobre
la pertinencia del arte, sus modos de hacer y de pensar, y sobre
preguntas exploradas por la 7ª Bienal del Mercosur. Son diversas las
estéticas, las ideas y las utopías que cada uno de los artistas persigue,
al punto que entre ellos se generan tensiones y contrapuntos que
creemos elocuentes. Por otra parte, los une la necesidad de proyectar
sus ideas sobre el arte, sobre el mundo, y sobre su propia condición de
artistas, a través de imágenes físicas y verbales, sonoras y mentales,
que darán cuenta de los diversos cuestionamientos e ideales. La
exposición se propone como un espacio de contagio, colisión y
movilidad entre propuestas que podrán encontrar eco en las salas
próximas y distantes de las diversas exposiciones y los programas de la
Bienal. De hecho, cada una de las siete salas del Museu de Arte do Rio
Grande do Sul (MARGS) articula conversaciones que focalizan sobre
conceptos que han sido objeto de debate durante el proceso de
construcción de la 7ª Bienal. La exposición, concebida como una caja
de resonancia, busca amplificar el sonido de una multiplicidad de
ideas plasmadas primero sobre una simple hoja de papel. Asimismo,
nos recuerda que, al final del día, todos fuimos y seremos dibujantes.
3
desmaterializada bajo alegatos conceptuales.2 Hoy, el filósofo francés
Jacques Rancière afirma que las imágenes del arte son disonancias
que, alejadas de toda voluntad de veracidad, generan cierto
malestar:
2
El tono animista –de adjudicación de vida a las imágenes– es deliberado y ha sido explorado en
profundidad por W. J. T. Mitchell , What Do Pictures Want? The Lives and Loves of Images, Chicago y
Londres, The University of Chicago Press, 2005. El autor indaga sobre los mecanismos por los cuales
el hombre mantiene una “doble consciencia” respecto de las imágenes, vacilando entre creencias
mágicas y dudas escépticas, actitudes místicas y críticas, y establece: “La crítica-como-iconoclastia es,
según mi visión, tanto un síntoma de la vida de las imágenes como su opuesto, la creencia ingenua en
una vida interior de las obras de arte. Mi esperanza es explorar un tercer camino, sugerido por la
estrategia de Nietzsche de ‘sondear a los ídolos’ con el diapasón de un lenguaje crítico o filosófico”. Se
trataría de un modo de crítica que no soñaría con llegar más allá de las imágenes, más allá de la
representación, de deshacer las falsas imágenes que nos hechizan, o incluso de producir una separación
definitiva entre imágenes verdaderas y falsas. Más bien sería una práctica delicada que repercutiría
sobre las imágenes con suficiente fuerza como para hacerlas resonar, pero no tanto como para
destruirlas” (pp. 7-9).
3
Jacques Rancière, The Future of the Image, trad. de Gregory Elliott, Londres y Nueva York, Verso,
2007, pp. 7-8.
4
En torno a esta y otras preguntas se organizó la exposición La imagen en cuestión en el 41 Salón
Nacional de Artistas en Cali, Colombia, en noviembre de 2009. La exposición reunió a artistas que se
detienen a cuestionar el estatus mismo de la imagen –arquitectura básica de las artes visuales– y que
4
su propia visualidad? ¿Es deseable esa transcendencia? ¿Qué
características podría tener una imagen que propone la escucha
como el estado principal de contemplación, de percepción? ¿Qué
características puede tener una imagen que propone, a su paso, un
cuestionamiento radical sobre las categorías del tiempo y del espacio
y sobre el conocimiento?
exploran sus posibilidades por los caminos de la negación, el vacío o el blanco. La exposición fue
curada por el Comité Curatorial del Salón, integrado por Wilson Díaz, José Horacio Martínez, Oscar
Muñoz, Victoria Noorthoorn y Bernardo Ortiz.
5
espectador. Magritte, maestro de la mentira, se pronunciaba
claramente al respecto:
5
René Magritte, citado en John Berger, “Magritte and the Impossible”, en About Looking, Nueva York,
Vintage International/Random House, 1980, pp. 165-166.
6
juicio: esto es, sin significar nada, tanto la música como la risa –y la luz
también– brindan placer sin tener significado alguno. Y es a través de
sus cambios, de los cambios que se producen con los sonidos, de los
cambios que se producen en los sonidos de la risa, y de los cambios
que suceden en la intensidad, y las diferencias entre claro y oscuro… Al
notar estas cosas uno se libera de los problemas de la política y la
economía, creo, e incluso también se libera de sí mismo.6
6 John Cage. Palabras del artista en la entrevista que acompaña al DVD de su filme
One11 (1992) dirigido por John Cage y Henning Lohner. El DVD fue producido por
Brian Brandt, Mode Records, Estados Unidos, 2006.
7
La historia del uso de la instrucción en el arte del último siglo es extensa y encuentra importantes
exponentes en Marcel Duchamp, André Breton, Frank O’Hara, John Cage, Yoko Ono, Alison
Knowles, Sol LeWitt, y el New York Graphic Workshop, entre muchos otros. Esta historia ha sido
recuperada y puesta en valor, en parte, por Hans-Ulrich Obrist mediante su exposición Do It, Nueva
York, Independent Curators Incorporated, 1997, la cual continúa viajando por el mundo.
8
Cildo Meireles, cita de su obra: Estudo para Espaço (1969). Texto dactilografiado sobre papel.
9
Es el caso de sus dibujos y construcciones Espaços Virtuais: Cantos (1967-1968), donde líneas no
ortogonales definen la posibilidad perceptual de un espacio ortogonal, y de Cruzeiro do Sul (1969),
donde un pequeño cubo de 9 mm de lado, mitad de roble y mitad de pino, se ubica en un área mínima
de 200 m2 creando así la posibilidad perceptiva de un espacio mucho mayor y enfatizando la potencia y
el poder metafórico de un elemento menor. Es importante notar, asimismo, las subversiones del tiempo
que propone Meireles en aquellas obras en las que trabaja con la noción de circuito: entre ellas,
Inserções en Circuitos Ideológicos (1970), Inserções en Circuitos Antropológicos (1971) y Elemento
Desaparecendo/Elemento Desaparecido (2002). Sobre estos últimos, véase Moacir dos Anjos, “Cildo
Meireles. A indústria e a poesia”, en Revista do Programa de Pos-Graduacao em Artes Visuais EBA,
(Rio de Janeiro, Universidade Federal do Rio de Janeiro, 2004).
7
no podremos predecir. Complica, en este sentido, la noción de
autoría. Por otra parte, la instrucción enfatiza su carácter procesal –la
obra como un acontecimiento, en el tiempo– mientras propicia,
simultáneamente, una suspensión del tiempo. Siguiendo a Dostoievski,
“la realidad toda no se agota en lo esencial, pues una gran parte de
esta se encierra en la forma de una palabra futura todavía latente, no
pronunciada”.10 En su conjunto, los Estudos más bien activan
experiencias subjetivas del espacio y del tiempo, cuyas coordenadas
sólo pueden constituirse a partir del ejercicio del pensamiento poético
o imaginario por parte del receptor, y de las imágenes y sensaciones
que él o ella evocan y construyen.
10
Cuadernos de notas de F. M. Dostoievski, citado en Mijaíl Bajtín, Problemas da poética de
Dostoiévski, trad. de Paulo Bezerra, Rio de Janeiro, Ed. Forense-Universitária, 1981, p. 75.
11
Se trata de una de las declaraciones de los suprematistas en el volante distribuido con el título
“L’Exposition ‘0-10’ et la Conférence de Malevitch” durante la exposición Dernière exposition
futuriste, 0-10. Reproducida en K. Malévitch, Le miroir suprématiste, Lausanne, Editions l’Age
d’Homme S. A., 1977, p. 152.
12 Carlos Gamerro refiere sobre este punto: “¿Por qué seduce a Borges el
8
Vigo. Blanco sobre blanco. Homenaje a Kasimir Malevich (1969) Vigo
proponía –recurriendo a la paradoja como es usual en su trabajo– la
filmación de una imagen blanca que sería luego proyectada de
modo tal que los espectadores permaneciesen de frente al proyector
en un espacio iluminado, articulando así tanto un señalamiento sobre
el valor del blanco en cuanto espacio de pura posibilidad como una
propuesta tautológica, no sin humor, sobre la condición misma de la
imagen y, en este caso, del cine.
También Paulo Bruscky, con quien Vigo mantuvo estrecha
correspondencia durante los años setenta, mantuvo una postura
crítica respecto de toda concepción de obra como mercancía u
objeto pulcro que circula dentro de un sistema institucionalizado. Esta
postura es evidente en el télex con instrucciones que envía a modo de
obra, en colaboración con Daniel Santiago, para su participación
conjunta en el 30º Salón Paranaense de Curitiba en 1973 (que los
rechaza). El télex ponía en evidencia, en clave duchampiana, el vacío
que existe detrás de la simple nomenclatura “arte”, así como una
burla hacia el sistema del arte mediante su propuesta de mostrar los
elementos de exhibición más básicos: los embalajes, el martillo y el
clavo para el montaje, los elementos de limpieza. En otra ocasión,
parcial: eso es lo que lo define. Nunca llegará el día en que tengamos certeza
absoluta sobre alguna cosa, mucho menos sobre todas. De hecho, ni siquiera
podemos estar seguros de que las categorías fundamentales de nuestra intuición
(espacio, tiempo, yo) corresponden a la realidad. ‘Es aventurado pensar que una
coordinación de palabras (otras cosas no son las filosofías) pueda parecerse mucho al universo’ nos
advierte Borges en ‘Avatares de la tortuga’. Damos por hecho que el mundo consta
de objetos, las cualidades de los objetos y las acciones que pueden llevar a cabo o
sufrir... ¿Pero… el mundo es así, o lo entendemos así porque nuestra lengua clasifica
todo en sustantivos, adjetivos y verbos? […] Nuestra comprensión del mundo está
determinada por nuestro pensamiento, es decir, por el lenguaje; de manera
análoga, nuestra percepción del mundo está limitada por los sentidos que
poseemos. ‘Imaginemos que el entero género humano solo se abasteciera de realidades mediante la
audición y el olfato’, nos propone Borges en ‘La penúltima versión de la realidad’,
‘imaginemos anuladas así las percepciones oculares, táctiles y gustativas y el espacio que estas
definen... La humanidad se olvidaría de que hubo espacio”. Carlos Gamerro, El nacimiento de la
literatura argentina y otros ensayos, Buenos Aires, Norma, 2006, p. 97.
9
Bruscky y Santiago enviaron las etiquetas de las obras a modo de
obras, propuesta que también fue rechazada.
II
13
Décio Pignatari, Interessere (1976-1986).
10
mujer, que intentan una y otra vez articular un discurso, y
reiteradamente fracasan. “Con los nuevos medios, intento elaborar el
momento político, reflexionar haciendo, procurando en el acto de
libertad poética la resistencia a lo establecido, impuesto por la
dictadura militar que acapara la vida nacional entre 1964 y 1982.”
Maiolino refuerza el sinsentido de la vivencia más allá de las
emociones transmitidas, en la estructura de sus filmes, que no sigue la
lógica lineal del lenguaje, y que de hecho pueden ser vistos, sin alterar
su significado, de atrás para adelante.
14
Si bien muchas veces Ferrari ha insistido en que sus dibujos abstractos no tienen intención política,
ha reconocido en su taller, con alguna dosis de humor, que quizá sí, aquéllos dibujos estaban
demasiado cerca de sus proyectos de tortura para generales…
15
Cita de la obra de arte postal de León Ferrari Flasharte: Nacimiento (1979), texto tipeado sobre
papel y luego enviado por correo a 200 personas. Nacimiento fue uno de los únicos tres “Flashartes”
realizados ese año y fue luego publicado en León Ferrari: Ocho años en Brasil 1976-1984 (Buenos
Aires: Arte Nuevo, 1984).
11
está presente en Introducción a una nueva crítica (1970), de Cildo
Meireles, que incita a la participación del espectador para
amenazarlo inmediatamente después ante la visión de un asiento con
clavos, que refiere de manera directa a Ninhas (1969) de Hélio Oiticica
y Cadeau (1921) de Man Ray. Asimismo, su obra Malhas da Liberdade
(1976) hace eco de la opresión durante la dictadura de los años
setenta, y simultáneamente postula, a modo de metáfora, la
posibilidad de liberación. Pues la estructura de la obra –que simula una
estructura reticular– responde más bien a un módulo o principio de
formación que, como una constante matemática, puede ampliarse al
infinito y simultáneamente permitir el pasaje de una estructura a otra y,
en su no encerramiento, la permeabilidad (o liberación) entre sus
partes.
Por su parte, Jorge Caraballo denuncia la situación de dictadura
desde Montevideo mediante trabajos realizados con los materiales
que tenía a mano –sobras de cartones y sellos– en su labor de
despachante de aduana en Montevideo. Estas pequeñas obras
bordean la poesía visual y por esos años funcionaron dentro del
circuito del arte correo que nucleaba a Vigo y Bruscky –de cuyos
archivos hemos rescatado estas obras– así como a Horacio Zabala,
Luis Pazos y muchos otros de América Latina y del mundo.16
12
Más recientemente, los conflictos de enunciación han sido
investigados por Johanna Calle en sus series de dibujos, como
Laconista, en la cual la artista laboriosamente parece reproducir las
páginas de un periódico que la mirada cercana devela como la
propia negación de dicho texto. Las cartas que aquí presenta resultan
del estudio de cientos de cartas enviadas por miles de colombianos a
una convocatoria abierta nacional;17 entre ellas, focaliza sobre
aquellos momentos casi imperceptibles que revelan un mundo a
través del error o de la articulación de un modismo regional o social.
Trabaja esos momentos rescatando determinadas palabras y frases
que se destacan, por contraste –como susurros o gritos imperceptibles–
respecto de la ilegibilidad del resto del texto, cuya estructura parece
desintegrarse o desmembrarse. Este rescate de la voz de personas –
muchas desplazadas de sus territorios, o silenciadas– parece responder
a las palabras de Edward Said: “El humanismo, estoy convencido,
debe excavar los silencios, el universo de la memoria de los grupos
itinerantes, que apenas sobreviven, los lugares de exclusión e
invisibilidad, la clase de testimonio que no aparece en los informes”.18
17
Son las cartas enviadas por alrededor de 5400 colombianos a una convocatoria abierta titulada
“Cartas de la Persistencia”, que fue realizada a nivel nacional, en Colombia, del 12 de abril al 30 de
septiembre de 2007 en el marco de “Bogotá Capital Mundial del Libro 2007”, con el propósito de
promover la escritura y contribuir al enriquecimiento de la historia de Colombia mediante su
conservación y divulgación. Las cartas recibidas hoy forman parte del acervo del Banco de la
República-Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá.
18 Edward Said, en Humanism and Democratic Criticism, Nueva York, 2004, p. 81. Citado en
13
del contexto del libro específico del cual forman parte. Los dibujos
alternan estos textos con imágenes, que a su vez son citas de sus
propias pinturas de años recientes, las cuales encuentran eco en la
estética y en los postulados de las vanguardias rusas de principios de
siglo. Los dibujos connotan, en su conjunto, una suerte de búsqueda
autobiográfica, de exploración en el mundo de las ideas para
reflexionar sobre la propia persona y la propia historia. Los párrafos son
de índole diversa, pero los une el gesto de rescatar las voces invisibles
o las víctimas de la historia –entre ellas, la voz de los trabajadores
obreros bajo situaciones de opresión, y muy marcadamente, las citas
de víctimas o de testigos de la Shoah–. Entre estas, Jitrik refiere a las
citas del historiador Michel Borwicz, para quien la escritura y la
imaginación fueron verdaderas formas de resistencia. En su libro Écrits
des condamnés à mort sous l’occupation nazie (1939-1945)19 Jitrik
encuentra aquellas palabras que representan para ella un gesto (o un
resto) de humanidad. En estos dibujos íntimos, que la artista jamás
imaginó en las paredes de una exhibición, Jitrik rinde un privado
homenaje. Es un homenaje franco, que presenta accidentes,
manchas e imperfecciones, como la vida misma.
19
Michel Borwicz, Écrits des condamnés à mort sous l´occupation nazie (1939-1945), París,
Gallimard, 1996 (1a ed. 1973).
14
autoconstrucción y sobre el proceso de cancelación de la imagen –
de sus cualidades visuales, de su significado, de su poder
comunicativo– pues paradójicamente, como indica el artista, “como
resultado de esta suma de negaciones, hay una afirmación de la
identidad individual, una voluntad de apelar a la duda y al
escepticismo, un cuestionamiento de los significados universales o
globales”.20 Otro ejemplo es National Geographic: Africa (2006),
donde el artista pintó completamente de negro un cartel sobre África
publicado por la conocida revista, cancelando así la mirada
occidental del (hombre) blanco, rechazando la exotización que dicha
revista promueve y oponiéndose a toda idea de pureza, de blanco,
mientras afirma el poder de enunciación del negro.
III
15
¿No es obvio que pinto para dejar atrás las palabras, para poner un fin
a la pregunta irritante por el cómo y el porqué? ¿Podría ser cierto que
dibujo porque veo tan claramente esto o aquello? En absoluto. Todo lo
contrario. Dibujo para estar perplejo nuevamente. Estoy encantado si
hay trampas. Busco las sorpresas. Saber me aburriría. Me disgustaría.
¿Debería, por lo menos, saber lo que estuvo aconteciendo? Ni siquiera.
Otros lo verán de una manera diferente y quizás estarían mejor
ubicados para saberlo. ¿Tengo un propósito? No importa. No es lo que
yo quiera lo que deberá sucederme, sino lo que intenta suceder a
pesar mío…22
Michael Fineberg, Londres, Whitechapel Art Gallery, 1999, y citado en Untitled Passages by Henri
Michaux, Nueva York, The Drawing Center & Merrell, 2000, p. 61.
22
Henri Michaux , “Is a statement really necessary…”, originalmente publicado en Henri Michaux,
París, Galerie Daniel Cordier, 1959. Republicado en Henri Michaux, trad. de John Ashbery, Londres,
Robert Fraser Gallery, 1963.
23
John Cage, “The Future of Music” (1974), en Empty Words. Writings ’73-’78, Middletown,
Connecticut, Wesleyan University Press, 1981, p. 184. Este texto es una revisión de 1979 de uno
anterior finalizado en 1974 y leído en una conferencia en YMHA, Nueva York. Fue publicado en
Numus West, núms. 5-74.
16
el fluir del proceso mismo antes que la necesidad de una obra
terminada. Siguiendo a Cage:
24
John Cage, op cit., p. 178.
17
escuchando los sonidos de la selva como un ruido de fondo, cierro mis
ojos y encuentro un movimiento dentro del movimiento.25
25
Juan Downey, With Energy Beyond These Walls, Valencia, IVAM. Centre del Carme, 1998 p. 339.
Citado en: Valerie Smith, “The Ultimate Architecture of Juan Downey”, en Juan Downey. Meditations,
Nueva York, Nohra Haime Gallery, 2007, p. 2.
18
mismo, ya que en el infinito cualquier punto es el centro”. 26 Por otra
parte, una síntesis de ambos aspectos parecería indicar que la artista
postula además, a través de sus dibujos, posibles metáforas de las
sociedades de hoy, las cuales tantas veces atraviesan la violencia y el
dolor. A la vez, el espectador no deja de perderse ante un trabajo
laborioso que traduce el correr del tiempo –como en los últimos
Boogie-Woogie de Mondrian– o su fugaz detenimiento –como ante la
radiografía de un presente en constante mutación–.
En los dibujos de Linda Matalon los gestos y mínimos trazos de la artista
articulan un diario íntimo que se construye como un palimpsesto de
vivencias. Son trabajos con mínima información, apenas el gesto de un
trazo de carbonilla, la aplicación de una mínima suciedad, o la
erradicación de materia mediante un corto gesto de navaja, los
cuales dejan su huella sobre un papel previamente tratado con cera
que así registra la acción más insignificante. El gesto es controlado, si
bien en sí mismo acoge al azar propio del hacer y a sus pequeños
accidentes. Los cálidos y ocres que transitan las obras remiten a las
luces y oscuridades de un Turner, pero en este caso Matalon no utiliza
pigmentos: sus colores –las marcas, luces y sombras– son los propios del
trabajo, que en sí parece condensar la densidad y la suspensión
misma del tiempo presente. Matalon refiere:
26
Citado en Carmen María Jaramillo, “En la trama personal”, en En la trama personal, Bogotá, Galería
Alonso Garcés, 2004.
19
continuar empujando los límites emocionales de una obra, con un
vocabulario abstracto, minimalista.27
IV
27
Linda Matalon, comunicación vía email del 5 de noviembre de 2008.
28 Anna Maria Maiolino, comunicación vía email del 12 de febrero de 2009.
20
La voluntad de quebrar parámetros y convenciones instauradas
encuentra un importante aliado en el humor, que podemos
caracterizar, siguiendo a Mijail Bajtín, como la “alegre relatividad de
cualquier régimen u orden social, de cualquier poder y de cualquier
posición (jerárquica)”.29 El humor y sus formas –la parodia, la sátira, el
grotesco, la ironía– postulan la ambivalencia, la posibilidad de
observar una misma realidad desde puntos de vista antagónicos para
desestabilizar así por un momento poderes, jerarquías, reglas y tabúes.
Tal sátira, tal parodia han estado presentes, en diversos grados y con
diverso tenor, en las obras de James Ensor, Oswaldo Goeldi, Fermín
Eguía, Liliana Porter y Arturo Herrera. Son imágenes que transitan los
registros de la risa, la cual, como indica el mismo autor, nunca pudo
oficializarse o convertirse en instrumento de opresión. Más bien fue
siempre un arma de liberación que permitió resolver, desde la
Antigüedad a la Edad Media, aquello que resultaba inaccesible a
través de la seriedad.30
29
Bajtín se refiere con estas palabras a la acción carnavalesca, y específicamente al ritual de la
coronación-destronamiento, al cual caracteriza como ambivalente biunívoco. Mijaíl Bajtín, Problemas
da poética de Dostoiévski, op. cit., p. 107.
21
1883, luego de describir el rechazo sufrido por sus obras en salones y las
blasfemias recibidas de críticos y colegas:
30
Aquí parafraseo las palabras de Bajtín sobre la risa en sus textos sobre Dostoievski (ibid., p. 109), y
en La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento, trad. de Julio Forcat y César Conroy,
Buenos Aires, Alianza Editorial, 1994, p. 89.
31
James Ensor, carta a Jules Dujardin (1899), en James Ensor, Lettres, ed. por Xavier Tricot, Bruselas,
Labor, 1999, pp. 269-270.
22
después de una saludable carcajada”.32 Bajo su pincel, los sujetos de
la vida cotidiana y política argentina devienen seres fantásticos –con
rostros ciegos que sólo combinan nariz y boca–. Encarnan víctimas y
culpables de un orden político y social trastocado, invertido, sin lógica
alguna. Eguía adopta entonces un punto de vista inverosímil y expone
los efectos de una crisis económica como quien devela escenas de
una comedia, solo que el resultado se desdobla como si fuera más
real que la realidad misma. Asimismo recurre, en línea con la historia
de la caricatura, a animalizar a sus sujetos, de modo tal de permitirles
revelar defectos, debilidades e incongruencias antes solapadas.
23
el chorreado de Pollock– sufren alteraciones que los vuelven
maquiavélicos, o bien un sinsentido. En un instante, Herrera descuartiza
y desarticula no solo estas referencias –cuyos residuos pasan a
componer segmentos de nuevos y perversos escenarios– sino también
las referencias de la tradición del expresionismo abstracto, el “estilo”
adoptado como parte de la política cultural oficial de los Estados
Unidos durante los años cincuenta. En un mismo giro, Herrera critica el
statu quo –la jerarquía de un supuesto primer mundo– y lo torna
carnavalesco. Ante la mirada cercana, los detalles develan grandes
ausencias, importantes vacíos abiertos a la interpretación, que quizá
refieran a aquello que fue destruido o a aquello que todavía no se ha
logrado y que seguirá, necesariamente, en continua mutación.
Los trabajos de Yun-Fei Ji asimismo refieren a importantes tradiciones
de la historia del arte, esta vez al paisajismo y la caligrafía chinos.
Oriundo de Beijing, el artista se inserta en esta tradición para
subvertirla. Al poner en acto esta subversión, critica directamente las
políticas del poder que la misma representa, entre ellas, la
erradicación de una memoria que permitiría preservar costumbres y
modos de pensamiento milenarios amenazados antes por la
revolución cultural y hoy por el acelerado crecimiento económico.
Para Ji, internalizar las obras del pasado constituye una parte esencial
del aprendizaje. Cada marca caligráfica del pasado encontraba su
origen en la observación de la naturaleza: “Deberíamos escuchar y
prestar atención a la enfermedad de las montañas y las aguas, y a la
muerte de los animales a nuestro derredor”. Así, en lugar de los
paisajes bucólicos que podrían revelar una mirada distante, la mirada
cercana devela el desdoblamiento de un sinnúmero de
acontecimientos narrativos entre las líneas del dibujo y la acuarela,
que dan cuenta del trágico efecto de las políticas del poder actual
sobre los sujetos retratados por el artista –entre ellas, la construcción de
la represa hidráulica de Las Tres Gargantas, que ya ha dado lugar a
24
más de un millón de desplazados, cambios ecológicos y a la
inundación de patrimonios culturales y arqueológicos–.
Trágica es, asimismo, la obra de Tomás Espina. Su serie de oscuros
dibujos encuentra referencias en Goya, en el ocultismo y la alquimia,
así como en un cuento del escritor César Aira que relata la
experiencia, durante el siglo XIX, del pintor viajero Rugendas, quien
bajo los efectos de la morfina dibujó su experiencia del encuentro con
un malón. Para Espina, “esta serie tiene algo de corresponsal dentro
de un campo de batalla y en un estado de total alteración de los
sentidos”. Esta obra interesa por su carácter de denuncia y de
exposición de una violencia que bien podría referir a un sinnúmero de
acontecimientos contemporáneos y que podría ilustrar la metáfora del
grito que puntualiza uno de los polos de investigación de esta Bienal.
25
[…] En sus declaraciones, dice que desde hace tiempo se viene
dedicando a estudios sobre la psicología de las multitudes y que incluso
tiene algunos trabajos inéditos sobre la cuestión. Para orientar mejor sus
estudios, resolvió hacer una experiencia sobre “la capacidad agresiva
de una multitud religiosa y la fuerte resistencia de las leyes civiles, o
determinar si la fuerza de la creencia es mayor que la fuerza de la ley y
del respeto a la vida humana. […] Terminó sus declaraciones diciendo
que no pretendía ofender la religión del pueblo, pues esperaba que de
hecho se verificase tal reacción.34
34
Citado en: Paulo Bruscky, Performance dadá e outras performances, Suplemento cultural, diciembre
de 1996, pp. 7-8.
26
registran la correspondencia entre ambos artistas durante los años
setenta y una selección de obras que, según nuestro criterio, permiten
el acercamiento a las líneas generales de las producciones que se
llevaron a cabo, las más de las veces, en contextos poco propicios –o
muy hostiles– a las poéticas radicales que cada uno proclamaba. En
1977, Vigo escribía a Bruscky:
35
Carta de Edgardo Antonio Vigo a Paulo Bruscky, 1 de abril de 1977, La Plata. Texto dactilografiado
sobre papel vía aérea, Archivo Paulo Bruscky, Recife.
27
primera una “revulsión” que no sea únicamente formal y estética sino
de CAMBIO REAL DE VIDA. La “obra” pesa y crea una serie de limitaciones
reales (la posesión de la misma y por consiguiente su acumulación),
detiene nuestra dinámica, y posteriormente nos atrapa para señalarnos
un destino de pequeñoburgués. […]
36
Edgardo Antonio Vigo, “La calle: escenario del arte actual” (1971), en Hexágono ’71, La Plata,
1972.
28
sistema del arte. Tal fue el caso de O que é a arte? Para que sirve?
(1978), una performance realizada en las calles de Recife en la cual el
artista se exhibe a sí mismo en una vitrina portando un cartel con esa
frase; o de Limpo Desinfetado (1984), una fotoperformance realizada
con Daniel Santiago donde los artistas plantean con clara ironía las
demandas de una sociedad para la cual el arte es mero objeto
pulcro. En ambos casos, el artista se exhibe a sí mismo como un
incomprendido (gesto que encuentra ecos importantes en los trabajos
de Ensor y de Duchamp) y transita el límite del ridículo.
29
criticaba fuertemente –fue revulsivo en entrevistas–, asimismo los
utilizaba para la difusión de sus ideas, como cuando escribió crítica
desde el diario El Argentino de La Plata durante los años cincuenta, o
difundió sus manifiestos desde la revista Ritmo de la misma ciudad en
los años sesenta. Asimismo, compartía publicaciones en circuitos no
tradicionales, ya sea en sus muestras o conferencia, en casa de
amigos, o dejándolos al azar en cualquier sitio de la ciudad. Por otra
parte, enviaba y distribuía sus revistas entre los medios y los críticos de
arte y proponía intercambios a bibliotecas, editoriales y otras
instituciones –y para ello recurría a institucionalizar ficcionalmente su
movimiento Relativuzgir’s, solicitando publicaciones como editor de
sus revistas, o en nombre de los miembros (ficticios) del movimiento,
tales como Igor Orit, Secretario. En todos los casos, era insistente y
contestatario si no le respondían.37
30
editor–, como alguien que responde a un cambio radical de su
contexto y se compromete con él. Esta actitud tuvo precedentes en
Marcel Duchamp, Marcel Broodthaers y Hélio Oiticica, entre muchos
otros, pero aquí nos interesa subrayarla en vistas de su
contemporaneidad. Ricardo Basbaum enfatiza al respecto:
VI
Plata.
38
Ricardo Basbaum, “Deslocamentos rítmicos: O artista como agenciador, como curador e como
crítico”, en 27ª Bienal de São Paulo: Seminários, Río de Janeiro, Cobogó, 2006, pp. 60 y 63. Basbaum
participa en el Proyecto Pedagógico de la 7ª Bienal do Mercosul.
31
en valor. Ya hacia comienzos de los años sesenta, mientras
incursionaba en el informalismo y en objet trouvé propio del nuevo
realismo, accionaba performances de carácter efímero, como en el
caso de Leyendo las Noticias en el Río de la Plata (1961), en la cual,
envuelta en papel de diario, se sumergió en el río denunciando las
falacias de los medios. Hacia 1963 realiza La destrucción en París,
acción durante la cual quema toda su obra reciente. Vienen luego
años de ambientaciones pop y psicodélicas, acciones en los medios,
performances y happenings que incorporaron crecientemente la
preocupación por la participación masiva, intención que marcará
fuertemente sus proyectos de los años setenta y ochenta en la
Argentina y en el mundo. Entre ellos, realizó El Partenón de Libros, una
estructura tubular de hierro del mismo tamaño que el Partenón de
Atenas, recubierta por miles de libros prohibidos durante la dictadura
militar. El Partenón fue abierto y compartido con el público durante la
noche de Navidad de 1983, el primer año del país en democracia. En
la exposición, presentamos el proyecto y la documentación de esta
acción, y se incluye además una selección puntual de dibujos de
proyectos no realizados, que a nuestro entender conllevan una
significación política especial, pues no solo refieren a las ideas que
portan sino que su carácter de irrealización alude a un problema
mayor en un contexto que poco apoya las grandes producciones del
arte más actual.
Por otra parte, el proyecto en la obra de Minujín, a priori delirante y del
orden de la fantasía, conlleva solo una leve alteración de la realidad
para tornarlo posible, donde la gestión –quizás la herramienta más
concreta del quehacer artístico– posibilita el giro de perspectivas que
propone la artista. En los proyectos aquí expuestos, esta dislocación
refiere a la caída de los grandes símbolos nacionales –la estatua de la
libertad en Nueva York, el obelisco en Buenos Aires, la torre Eiffel en
París– y a la simultánea distribución masiva de un alimento también
32
vinculado con la identidad nacional –las hamburguesas, el pan dulce,
la baguette– que los ciudadanos consumen y disuelven entonces
dichas identificaciones mientras afianzan su propia individualidad.
Otro es el carácter del proyecto no realizado de Milton Machado,
cuyos dibujos son irrealizables dada la fuerte impronta ficcional que los
caracteriza. Sus trabajos de los tempranos años setenta
pertenecientes a la serie titulada con la sigla C.Q.D. (que un texto
reciente del artista descifra como “Como Queríamos Demostrar”)39
proponen narrativas imposibles (la transformación de un tren en
estación, o viceversa, de avión en barrilete, o de bicicleta en ciclista)
que sin embargo se presentan como totalmente lógicas, con las
propiedades de construcción de una gramática arquitectónica de la
transformación de las cosas, cuyos resultados son del orden
imaginario. La lectura circular prevalece en estos y otros trabajos,
como en Hotel Tropical na Baía de Guanabara construído pelo SAD -
Sistema dos Arcos Descascantes (1978), o en Dois Burros Girando en
Torno de Dois Postes aos Quais Estão Amarrados Perseguindo um
Pássaro que Voa das Mãos de Denis Diderot [Ceci n’est pas un Conte]
(1989), objeto que da cuenta de las fuertes improntas de proyección,
paradoja y absurdo que caracterizan al artista. Por otra parte, en un
registro menos lúdico de respuesta al contexto de dictadura se ubican
sus dibujos Dictadura (1977), Pulmão (1976) y La culpa (Mão pesada)
(1979), así como su serie Poder (1976), a la cual pueden aplicarse las
palabras de Wilson Coutinho:
39
Milton Machado. “7=1” (2009). Comunicación personal.
33
por donde Milton Machado procura herir el lenguaje de la arquitectura.
Construye sólidos laberintos, bloqueados por enormes murallas,
fortalezas de piedra que tornan el espacio en pesadillas asfixiantes.
VII
34
sistemático, “abarrotaron y siguen abarrotando la tierra”.43 Refiere
Borges: “Al principio se creyó que Tlön era un mero caos, una
irresponsable licencia de la imaginación; ahora se sabe que es un
cosmos y las íntimas leyes que lo rigen han sido formuladas, siquiera en
modo provisional”. Detalla que su cultura invalida la ciencia, que sus
metafísicos no buscan la verdad sino el asombro, dado que este forma
parte de la literatura fantástica, y que su geometría “desconoce de
las paralelas, y declara que el hombre que se desplaza modifica las
formas que lo circundan. La base de su aritmética es la noción de
números indefinidos”.44
43
Jorge Luis Borges, “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, en Ficciones, op.cit,, p.442. Sobre un análisis de
este cuento fundamental, véase Carlos Gamerro, El nacimiento de la literatura argentina y otros
ensayos, op.cit.
44
Jorge Luis Borges, “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, op. cit., p. 438.
35
El afán enciclopédico está presente en la obra de José Antonio Suárez
Londoño, quizás el artista cuyo imaginario es el que más se alimenta
del mundo circundante. Sus dibujos son miles, diminutos, y responden a
métodos pautados para su trabajo diario. Por las mañanas, las
ilustraciones de la cantidad de páginas establecida para ese día, y
del libro elegido para el año en curso. Luego, sus respuestas visuales a
los proyectos establecidos por él: los retratos, los diarios, los diarios de
viaje cuando corresponda, el trabajo con sellos, entre otros. Los dibujos
y grabados se despliegan citando todo registro visual posible: desde el
análisis del color hasta un determinado acontecimiento cotidiano –“un
señor en una ventana alta del edificio de la avenida de Grieffs con
Bolívar bajando la escalera”, “el mercedes benz de esta niña Ángela
Cardenas que a cada rato viene de Paraguay acá bajo mi ventana
por las mañanas. gris ratón” – o una observación de un libro o pieza de
arte –“hombre mirando un pájaro basado en un grabado en madera
italiano antiguo” – o un macroacontecimiento climático o político.
Dentro del sinfín de dibujos hay motivos recurrentes que se articulan a
modo de puntuaciones, y se suceden en las más variadas relaciones:
los círculos concéntricos, la barca, la figura de Manet, las bailarinas de
Degas, el gesto caligráfico, la línea de puntos. Las lógicas narrativas
existen, pero su significado no es del todo aparente. En sus trabajos,
Suárez postula menos un choque que una transformación de la
realidad misma, la cual, bajo sus lápices, pinceles, pasteles y
acuarelas, deviene ficcional. Los sujetos del mundo en derredor y
protagonistas de las más diversas obras de arte pasan a conformar
una nueva población que en su conjunto ofrece una mirada cándida,
no sin humor, sobre la misma realidad.
36
La humanidad que describo es descreída y desconfiada y solo parece
encontrar un poco de satisfacción cuando caga, mea o cuando
expone su condición circense en la “soledad”: siempre parecen tener
conciencia de que alguien los visita o los viene a ver, siempre están
“posando”.45
45
Ricardo Lanzarini , “Algunas reflexiones sobre mi obra” (2009). Texto inédito.
37
constructivistas), o, en el caso de sus calaveras, entre míticos y
surreales. En cada serie, la transformación propuesta de dibujo en
dibujo parece delinear un lenguaje donde cada dibujo responde a
una sintaxis y a una gramática propias, cuya precisión de aparente
rigor científico contrasta con la libertad de sus propuestas. Esta
libertad, a su vez, responde a una organicidad y a una lógica propias,
donde los elementos en combinación traducen el mundo imaginario
de la artista. Al final del día, en el espectador surge más bien un
interrogante, un misterio sobre la razón de ser de estas figuras –que
parecen poseer una vida propia, que quizá se burlen de nosotros y de
nuestro conocimiento taxativo y de nuestras clasificaciones, para
proponer más bien una cosmogonía paralela, de seres que transitan el
mundo de ensueño y que quizá, como diría Oscar Wilde, no son reales
y estén manifestando la mentira de nuestra realidad–.
46
Henri Bergson, La risa. Ensayo sobre la significación de lo cómico, Madrid, Espasa Calpe, 1973, pp.
111-113.
38
hombre-pez que para matar a las personas las abrazaba y besaba
hasta el sofocamiento.)47 En ese sentido el artista se pregunta: “Al
representarlo bajo otra óptica, ¿estaría reforzando la creencia o
iluminando lo desconocido?”.48 En el caso del proyecto presentado en
la Bienal, los 25 libros del artista presentan diseños de los mamíferos y
seres exóticos descritos por Hermann von Ihering, naturalista alemán
que llegó a Rio Grande do Sul en 1880 para luego crear en 1892 el
Museo Paulista y contribuir con el Museo de Ciencias Naturales de La
Plata, Argentina. Corrêa focaliza sobre 25 momentos de sus escritos, en
los cuales el viajero describe en términos científicos, si bien
equivocadamente (quizás algo afectado por su imaginario), las
especies que motivaron sus investigaciones. El artista trabaja dichos
textos dando forma a los seres allí evocados. Son pertinentes, al
respecto, las reflexiones de Corrêa: “Mis fusiones de animales
demuestran cómo el arte y la ciencia pueden dialogar y lanzar una
nueva luz sobre el mundo natural o subvertir esos paradigmas. ¿Dónde
se inicia uno y acaba el otro? ¿La ciencia puede equivocarse?”.49
VIII
47
Walmor Corrêa, “Umheimlich”, Porto Alegre, 2006.
48
Ibid.
39
y la posibilidad que esta ofrece de trascender fronteras y límites
establecidos.
49
Ibid.
40