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Instituto Sagrado Corazón – Profesorado en Historia

Seminario de Geohistoria Americana y Argentina

Partido Revolucionario de los Trabajadores –


Ejército Revolucionario del Pueblo
De sus orígenes al Operativo Independencia

Profesor: Mantikow, Gastón


Alumno: Carullo, David

XIV – III – MMXIV


Instituto Sagrado Corazón – Profesorado en Historia
Seminario de Geohistoria Americana y Argentina
David E. Carullo

Índice

Introducción…………………………………………………………………………………...pág. 3

Capítulo I: Situación socioeconómico de la Provincia de Tucumán (1966 – 1974)……. pág. 7

Capítulo II: Orígenes del PRT-ERP…………………………………………………………pág. 9

Capítulo III: La opción por las armas……………………………………………………...pág. 16

Capítulo IV: Del enfrentamiento ideológico al enfrentamiento armado………………pág. 21

Conclusión…………………………………………………………………………………...pág. 26

Bibliografía…………………………………………………………………………………...pág. 28

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David E. Carullo

Introducción

Al término de la Segunda Guerra Mundial los países latinoamericanos


experimentaron profundos cambios sociales, políticos, económicos y culturales. En el
plano geopolítico, el conflicto había terminado con la rivalidad interimperial generando el
surgimiento de un nuevo orden geopolítico, el cual se estructuraba en torno a dos
concepciones opuestas de cómo organizar la economía política a nivel internacional1.

Ambas estaban representadas por las dos potencias victoriosas de la gran


contienda: los Estados Unidos aparecían como el hegemón militar, económico y político, y
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como la única potencia capaz de
disputarle dicha hegemonía. La puja por la imposición de ambos proyectos apuntaba a un
plano netamente ideológico, que dio lugar a la llamada Guerra Fría, debido a la tensión
constante pero sin enfrentamientos directos entre una y otra potencia. Cada cual poseía un
área de influencia, que definió una división tripartita del mundo. Esta nueva
categorización del mundo surgía por la oposición de pares conceptuales tales como
“tradicional versus moderno” e “ideológico versus libre”. El mundo tradicional era el
atrasado, por lo tanto subdesarrollado (Tercer Mundo), y el mundo moderno el
desarrollado. Pero a su vez, el mundo moderno se dividía entre Mundo Libre (no
ideológico) y Socialismo (o mundo ideológico). Así surgen las Democracias Capitalistas
Occidentales, Mundo Libre o Primer Mundo, detrás de Estados Unidos; Democracias
Socialistas o Bloque Comunista (también llamado Segundo Mundo); y por último “el
resto” o Tercer Mundo.2

Según señala John Agnew, el hecho de que esta nueva etapa de la geopolítica y de
las relaciones internacionales permaneciera “fría” hasta la caída del Muro de Berlín, se
debió a que dichas áreas de influencia fueron respetadas, ya que las dos potencias poseían
arsenal nuclear3; de manera tal que cualquier alteración de ese orden implicaría, no sólo la
aniquilación mutua, sino graves consecuencias a nivel planetario. La Guerra Fría se
libraría en el Tercer Mundo, donde cada bloque financiaba grupos armados, dictaduras o
intervenciones directas intentando captar “adeptos” o evitando que lo hiciera el rival.

1
Agnew (2005), 121.
2
Díez Espinosa (2000), 240.
3
Agnew (2005), 121.
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Debían conseguir amistades en los países del Tercer Mundo a fin de ampliar sus órbitas de
influencias.4

Estados Unidos ya desde el siglo XIX había expuesto su “Doctrina Monroe”, que se
resumía en la frase “América para los americanos”, y que a principios del siglo XX cobraba
mayor relevancia con el “Corolario Roosevelt” que planteaba que si se amenazaba o se
ponía en peligro a un ciudadano o empresa norteamericana, los Estados Unidos se verían
obligados a intervenir para reestablecer el orden en el país donde se cometiera el agravio.
Dicho de otro modo, esto era una declaración para cualquier país que interviniera en los
intereses estadounidenses. De esta manera América Latina quedaba como área de
influencia “exclusiva” de la potencia del norte de América.

Así Estados Unidos fue manejando la geopolítica de Latinoamérica apoyando y


financiando golpes de Estado y dictaduras o intervenciones militares directas cada vez que
algún país no seguía los lineamientos políticos y económicos impuestos por ellos. Pero a
partir de los años sesenta el escenario que había permanecido controlado comenzaba a
radicalizarse. Por un lado aparecía ese hecho nuevo e imprevisible de la Revolución
Cubana, que tendría una fuerte influencia en todo el subcontinente. Por el otro, ante el
agotamiento de los procesos nacionalistas y del desarrollismo, se hacía más claro que la
salida del subdesarrollo de América Latina sería imposible sin romper con el impuesto
marco político y económico internacional, dando lugar al surgimiento de teorías como la
de la dependencia.5 Esta teoría planteaba que el impedimento para el despegue de
América Latina era su incorporación subordinada en el sistema capitalista mundial, y si
bien no todos sus teóricos veían a la revolución socialista como una salida, sí coincidían en
que los cambios debían hacerse en esa dirección.

Así la imagen de la revolución en Cuba cobraba mayor dimensión a nivel


continental, y requirió de mayor atención por parte de Estados Unidos y la URSS. En la
puja ideológica, los estadounidenses temían que se produjese un efecto dominó que
contagiara al resto de América Latina6, para lo que lanzó el Plan Cóndor a través del cual
financiaría y capacitaría a los ejércitos nacionales latinoamericanos, para que contuvieran
puertas adentro al “peligro rojo”.

4
Agnew (2005) 123.
5
Halperín Donghi (2010), 536.
6
Agnew (2005), 133.
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Por su parte, la URSS no perdería la oportunidad de tener un aliado en el patio


trasero del enemigo. Sin embargo ésta llevaba ya varias décadas dirigiendo y dictando las
políticas que debían ir tomando los partidos comunistas en Latinoamérica y en el resto del
mundo para llegar a la revolución socialista. Procesos como la Revolución China, la guerra
antiimperialista en Vietnam, y en mayor medida la Revolución Cubana, generaron el
surgimiento de movimientos de liberación nacional en toda América Latina. Esto significó
la ruptura con la hegemonía del Partido Comunista soviético, que seguía sosteniendo la
revolución por etapas hacia el socialismo. Así emergieron numerosas organizaciones que
se alinearon tras los postulados del castrismo-guevarismo.

En Latinoamérica estas nuevas organizaciones no rechazaron los aportes de los


teóricos clásicos como Marx, Lenin y Trotsky, sino que a ellos sumaron las ideas de José
Carlos Mariátegui, Fidel Castro y del Che Guevara. En este marco aparece en Argentina el
Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), que posteriormente fundaría su brazo
armado Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

A mediados de la década del sesenta la Provincia de Tucumán había sufrido


grandes cambios económicos, políticos y sociales. A partir de 1966 con la toma del poder
por el general Onganía, la agroindustria azucarera tucumana, atravesó una profunda crisis
por el cierre de gran parte de los ingenios azucareros, que sumergieron en la pobreza más
extrema a un alto porcentaje de los trabajadores rurales.

Hacia fines de esa década, con el endurecimiento de la dictadura, el PRT realizó los
primeros reconocimientos del monte tucumano, mientras comenzaban a plantearse la
posibilidad de tomar las armas. Mario Roberto Santucho fundó en 1969 el ERP, a través
del cual comenzaría una estrategia combinada de guerrilla rural y urbana, para una
posterior toma revolucionaria del poder. Los antecedentes de las revoluciones en Cuba y
China, las acciones del Viet Cong contra el imperialismo en la Guerra de Vietnam y la
teoría del “foquismo” del Che Guevara tuvieron una fuerte influencia en la nueva
organización armada, sobre las cuales se basaría su accionar en el monte tucumano.

El Tucumán de fines de los años sesenta y principios de los setenta presentaba un


escenario propicio para el lanzamiento de un foco guerrillero, debido a la situación del
campesinado y al grado de movilización de la sociedad de esa provincia norteña, sumado

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al marco geográfico que generaba cierta identificación con los movimientos antes
mencionados.

El objetivo del presente trabajo es profundizar en el conocimiento y análisis del


surgimiento y desarrollo de las organizaciones armadas en la Argentina,
fundamentalmente el PRT-ERP y su accionar en la Provincia de Tucumán. Para el estudio
del problema se analizará el contexto socioeconómico provincial, los aportes teóricos e
ideológicos que dan origen a esta organización político militar y el alcance de la lucha
armada que la llevó declararle la guerra a las FFAA argentinas.

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Capítulo I: Situación socioeconómico de la Provincia de Tucumán (1966 – 1974)

El período comprendido entre los años 1966 y 1974, es recordado por los tucumanos
como el más trágico y penoso. Una serie de medidas dirigidas por el Estado nacional
destruyeron cerca del 30% de la economía productiva provincial.7 El cierre forzoso de 11
de los 27 ingenios azucareros tucumanos y consecuente migración por falta de trabajo de
cerca de 200.000 habitantes proporciona este marco para el imaginario tucumano.

La crisis de la industria azucarera comenzaba con la caída en los precios en el


mercado internacional del azúcar desde 1959. Por otro lado el Estado nacional venía
disminuyendo los créditos a los ingenios tucumanos en beneficio de los salteños y jujeños,
considerados más eficientes. Si bien estas medidas se profundizaron para mediados de la
década del ’60, habían comenzado con la Revolución Libertadora y continuado con
Frondizi, con el claro objetivo desregular la economía azucarera y liberando el mercado
para que se autorregulara, y alcanzara mayor competitividad. De esta manera se favorecía
a las empresas más poderosas, en especial a los grandes ingenios de Salta y Jujuy. 8

La reducción del crédito llevó a que gran parte de los ingenios tucumanos entraran
en secesión de pagos, generando huelgas, protestas, ocupación de fábricas, en síntesis, una
gran conmoción social. El Congreso sancionó la “emergencia económica” para intentar
controlar la situación, pero esta permitía la intervención de los ingenios, expropiación de
la producción, lo que en vez de calmar los ánimos, se tradujo en un mayor caos.9

A los problemas de la economía provincial, se sumaban los problemas políticos. Los


gobiernos que se sucedían desde 1955 no lograban solucionar el “problema peronista “en
el marco nacional de la proscripción del peronismo. Tucumán presentaba una estructura
social muy politizada debido a que contaba con un movimiento sindical que se mantenía
vivo, combativo, y era peronista. Este sindicalismo era encabezado por la Federación
Obrera Tucumana de la Industria Azucarera (FOTIA), que incluso tenía una destacaba
participación a nivel nacional. También los gremios de empleados de la administración
pública y docente presentaban cierto grado de radicalización. La FOTIA cobraría gran
relevancia en la política provincial logrando la incorporación de dirigentes obreros a la

7
Campi y Bravo (2010), 28.
8
Campi y Bravo (2010), 29.
9
Ibídem.
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Cámara de Diputados tucumana en las elecciones de 1965. Desde allí intentó impulsar una
ley para estatizar la industria azucarera y que la misma fuera cogestionada por obreros.10

Con el golpe de Estado del general Onganía, se aceleró el proceso de intervención y


cierre, para su posterior desmantelamiento, de siete ingenios. Estas medidas, decían desde
el gobierno nacional, eran para sanear y modernizar la economía provincial. De esta
manera muchas empresas decidieron cerras voluntariamente a cambio de la cancelación
de la deuda que mantenían con el Estado. Así es como se reduce a 16 el parque azucarero
tucumano de los 27 que existían en 1965. Esto significó la pérdida de cerca de 10.000
puestos de trabajo por el cierre de 11 fábricas. Por otro lado la población de la provincia
sufrió un retroceso demográfico de casi 160.000 habitantes para 1970, número que
aumentaría en los años posteriores. Muchos de los migrantes tucumanos terminarían
asentándose en las villas miseria de los grandes centros urbanos.11

La trágica realidad en Tucumán agravó el grado de movilización de trabajadores,


empleados, estudiantes, de la sociedad civil en general, que unificaban sus reclamos, ya
que el costo de la crisis había recaído sobre ellos. Junto con el aumento de las protestas,
creció el nivel de represión policial al principio y militar después. Esto llevó a que el
pueblo tucumano resistiera organizando “comisiones de defensa”. El lanzamiento del
llamado “Operativo Tucumán”, tendiente a solucionar los problemas de desocupación y
reconversión productiva, sólo logró leves resultados y no consiguió solucionar el caos que
el mismo gobierno nacional había provocado.12

Entre 1970 y 1972 tuvieron lugar en San Miguel de Tucumán una serie de
movilizaciones y protestas conocidos como “tucumanazos”, en los que estudiantes
universitarios, obreros, empleados y pequeños comerciantes levantaron barricadas por
toda la ciudad, quedando la policía provincial sin respuesta y obligando a al gobierno
nacional a enviar a la Policía Federal y a la Gendarmería, incluso al mismo Ejército.13

Cuantos mayores eran los reclamos, mayor era la represión de un Estado dictatorial
que no tenía otra respuesta más que el garrote. En este marco de descontento y
movilización social se hace más comprensible la elección del PRT-ERP para iniciar la lucha
revolucionaria.

10
Campi y Bravo (2010), 30.
11
Campi y Bravo (2010), 31.
12
Campi y Bravo (2010), 32.
13
Campi y Bravo (2010), 35.
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Capítulo II: Orígenes del PRT-ERP

Desde la década del treinta hasta la Revolución Cubana, los partidos comunistas
latinoamericanos habían estado alineados bajo la dirección de la Unión Soviética,
siguiendo los lineamientos de la “revolución por etapas”, según los cuales el “comunismo
primitivo, las sociedades esclavistas, feudales, capitalistas y socialistas eran etapas
consecutivas e ineludibles en la historia de los pueblos”14. De acuerdo a este esquema, los
países latinoamericanos debían pasar por dichas etapas antes de alcanzar el socialismo. La
irrupción de los “barbudos de Sierra Maestra” colocó en un horizonte mucho más cercano
la llegada al poder de la revolución socialista.

La fundación del PRT-ERP a mediados de los años sesenta, respondió a estos


cambios de rumbo que realizaron las izquierdas latinoamericanas luego de la Revolución
Cubana. Los partidos de izquierda del subcontinente dejaron de mirar a la URSS y
comenzaron a establecer sus programas tras la línea del castrismo-guevarismo15. El PRT-
ERP, además de nutrirse ideológicamente del marxismo-leninismo, adscribía al
trotskismo, y ahora a los postulados revolucionarios cubanos.

Una de las vertientes fundadoras del PRT-ERP fue el partido Palabra Obrera,
organización de origen trotskista con inserción en el movimiento de masas, en el
movimiento obrero y en algunos gremios urbanos. Contaba con militantes en las ciudades
de La Plata, Bahía Blanca, Avellaneda, Rosario, y a principios de los sesenta daba sus
primeros pasos en la Provincia de Tucumán, principalmente en San José en el Sindicato de
Fábrica y Surco del Ingenio San José, perteneciente a la FOTIA. Uno de los principales
dirigentes de Palabra Obrera era Ángel “el vasco” Bengochea, quien fuera de los primeros
en plantear dentro de la organización la necesidad de la lucha armada. Bengochea había
estado en Cuba en 1962, haciendo cursos sobre cómo debería accionar un grupo armado
en el monte, retornando a la Argentina con la intención de llevar a la práctica lo
aprendido, pero se encontró con una fuerte oposición de otro dirigente del partido:
Nahuel Moreno.16

Moreno, de filiación trotskista, intentaba llevar adelante un programa de lucha

14
Villarruel (2009), 32.
15
Carnovale (2011), 27.
16
De Santis (2010), 43.
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política, de entrismo en el peronismo, en la creencia de que debía operar en el seno de las


masas trabajadoras peronistas para reeducarlos en la conciencia de clase a la que
pertenecían, y así despojarlos de los beneficios de la demagogia y bonapartismo, de los
que acusaban al movimiento peronista.17

La otra organización que dio origen al PRT-ERP, fue el Frente Revolucionario


Indoamericano Popular (FRIP), que giraba en torno a la publicación de la revista cultural
“Dimensión”, que se divulgaba en Santiago del Estero, y con una incipiente llegada a
Tucumán y Salta. Esta revista reunía a intelectuales santiagueños y a unos pocos militantes
de izquierda, que habían comenzado a trabajar en el seno de los hacheros de la Federación
Obrera Santiagueña de la Industria Forestal (FOSIF). Su actividad consistía básicamente,
en recorrer las localidades del interior de Santiago del Estero, organizando a los hacheros
y a los trabajadores de los obrajes, con la intención de recuperar un sindicalismo
combativo anti-patronal. Dichos trabajadores se encontraban nucleados en la Federación
Obrera Santiagueña, en manos de dirigentes pro-patronal, que defendían los intereses de
los patrones, sometiendo a los trabajadores a condiciones de semi esclavitud, quedando,
como explica el ex militante del PRT-ERP Juan Carlos Ledesma, “atados por el pago del vale
que se cambiaba en la proveeduría del obraje, con pagos preventivos que nunca alcanzaban a cubrir
lo que sacaban como adelanto y que no cubrían los créditos que otorgaba la proveeduría; así
prácticamente quedaban atados de por vida a la explotación del obraje”18. De esta manera el FRIP
va a ir regando los primeros aportes para generar una conciencia revolucionaria. El FRIP
tenía como premisa ir desde el comienzo junto a las masas, con los trabajadores,
aprendiendo, trabajando y luchando junto a ellos, como señala Ledesma.19

A esta organización pertenecían los hermanos Francisco René y Mario Roberto


Santucho, siendo luego este último el máximo dirigente del ERP cuando se vuelquen a la
lucha armada. Ambos provenían de otra organización, la Alianza Libertadora
Nacionalista, que levantaba la bandera del antiimperialismo. Ledesma destaca la
importancia de la figura de Francisco Santucho, que al ser propietario de una librería les
había acercado, no sólo textos de los pensadores clásicos de la izquierda, sino también
pensadores libres latinoamericanos. “Nosotros abrevamos más de Mariátegui, en un primer

17
De Santis (2010), 44.
18
De Santis (2010), 45.
19
De Santis (2010), 47.
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momento, que de Marx o Engels. O leímos antes al Che y a Fidel, que a Lenin”.20 Esta librería
oficiaba también como centro de discusión política y actividades culturales.21 Por aquel
entonces, los hermanos Santucho editaban un periódico bilingüe, en español y quechua,
llamado “Norte Argentino”, como manera de hacer llegar sus ideas a los campesinos y
trabajadores norteños.22

Mario Roberto Santucho, nacido en una familia acomodada santiagueña, de padres


radicales y antiperonistas, se traslada a San Miguel de Tucumán para cursar estudios de
contador en la Universidad Nacional de esa capital provincial. Allí conoce a Leandro Fote,
trotskista proveniente de Palabra Obrera y que había sido delegado gremial en el ingenio
San José, y que luego se uniría al FRIP. Así la organización se fue nutriendo de distintos
movimientos de izquierda, como con la incorporación de militantes del grupo PRAXIS,
partidarios de la Teoría del Foco del Che Guevara, y gestando por primera vez un
pequeño movimiento pro-cubano en Tucumán, que iría participando en huelgas y
movilizaciones con los trabajadores azucareros.23

En 1963, y pese a la oposición de su hermano Francisco a las ideas trotskistas, Mario


Santucho, principal dirigente del FRIP, llega a un acuerdo de unión con Nahuel Moreno,
máximo dirigente de Palabra Obrera, creando así el Frente Único FRIP-PO y estableciendo
que la filiación de la nueva organización sería el marxismo-leninismo, y dejaban la puerta
abierta para la futura creación de un partido revolucionario de la clase obrera.24

Los compañeros […] por el FRIP y Nahuel Moreno por Palabra Obrera, en
nombre de las direcciones máximas de las respectivas organizaciones […]
llegan al siguiente acuerdo: 1) Declarar: a) que es objetivo de ambas
organizaciones el lograr al más corto plazo posible un partido único de la
revolución argentina; b) que el paso previo indispensable para lograr ese
objetivo es la formación de un frente único fraternal entre ambas
organizaciones; c) que ambas organizaciones se consideren mutuamente afines
en cuanto a principios, perspectivas revolucionarias, ligazón con el movimiento

20
De Santis (2010), 48.
21
Carnovale (2011, 36.
22
Méndez (2001), 33.
23
Méndez (2001), 34.
24
Méndez (2001), 34.
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obrero y estructura organizativa.25

Algunos autores como Pablo Pozzi, citado por Vera Carnovale en su obra “Los
Combatientes”, sostienen que el encuentro entre las dos organizaciones tiene que ver con
el auge de la conflictividad en los ingenios azucareros.26 Otros, plantean que dicho
acercamiento se debió a las tensiones internas de ambos grupos. En el FRIP estaba el sector
de Francisco Santucho que se oponía tajantemente a la influencia trotskista de Palabra
Obrera, en tanto que los alineados tras la figura de su hermano Mario Roberto sostenían
que “la versión morenista del trotskismo, que apelaba a los principios del leninismo, se
adaptaba a los lineamientos básicos iniciales del castrismo”27. Por su parte, dentro de
Palabra Obrera se daba el enfrentamiento entre Bengochea que abogaba por la adopción
del foquismo, y Moreno que se oponía decididamente; hecho que precipitó la ruptura
entre ambos dirigentes antes de que se firmaran los primeros acuerdos para el Frente
Único.28 Tanto Nahuel Moreno como Mario Roberto Santucho estaban de acuerdo en que
sin el respaldo de un partido cualquier acción guerrillera sería un fracaso. Santucho
también se oponía a que dirigentes gremiales, como Leandro Fote, abandonaran sus
posiciones en un momento de tanta movilización. Julio Santucho, otro hermano de Mario,
lo describe así:

Su argumento de fondo era que el foco significaba el paso de la lucha


económica de masas a la lucha militar de vanguardia sin salir del terreno de la
espontaneidad. En ese momento era necesario, en cambio, transformar la lucha
económica en lucha política, porque solamente a través de ella habría sido
posible preparar las condiciones para el desarrollo de la lucha militar.29

Pasaron dos años con muchos avances y retrocesos, y en mayo de 1965 se funda el
Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), de neto corte marxista-leninista, siendo
nombrado Nahuel Moreno como secretario general.30

Una vez formado el PRT, adhirieron a la IV Internacional, representada por la Liga


Comunista encabezada por Alain Krivine y con sede en Paris, apoyada por el belga Ernst
25
Norte Argentino, Noviembre de 1964 en Carnovale (2011), 50.
26
Carnovale (2011), 48.
27
Ibídem.
28
Ibídem.
29
Santucho (1988) en Carnovale (2011), 49.
30
Méndez (2001), 35.
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Mandel y estrechamente vinculada a la Tricontinental de La Habana, que representarían


los lazos internacionales del nuevo partido.31

En junio de 1966 el general Onganía da un nuevo golpe de Estado, y en respuesta a


esto, en el seno del PRT se vuelve a establecer el debate sobre la lucha armada, cuestión a
la que Moreno continuó oponiéndose. Mario Santucho decide esperar las resoluciones que
emanarían de la Conferencia Tricontinental, a llevarse a cabo entre el 15 y 16 de agosto de
ese año. La conferencia estableció la creación de Ejércitos de Liberación Nacional en toda
América Latina, bajo la conducción central del Comandante Guevara y con jefes locales en
los diferentes países.32 La discusión sobre las armas llevó en 1968 a la división del partido
en dos ramas: “PRT – La Verdad” (nombre del órgano de difusión partidario), alineados
tras la figura de Moreno, que sostenían que debían seguir trabajando políticamente sobre
las masas trabajadoras; y por otro lado el “PRT – El Combatiente”, liderado por Santucho,
para quien había llegado el momento de optar por las armas33, dadas las condiciones de
efervescencia y descontento social que había en el país, y sobre todo en Tucumán.

Pero el enfrentamiento entre Moreno y Santucho tenía fundamentos más


profundos, de carácter ideológico, sobre cuál era el camino para lograr la revolución.
Nahuel Moreno adhería al modelo de la Revolución Rusa, la revolución por etapas, en el
cual la toma del poder se realizaría por el proletariado industrial a través de la huelga
insurreccional general, donde el partido debía constituirse como guía de las masas
trabajadoras, lo que conllevaría a la insurrección armada. La lucha armada sería necesaria
para destruir el aparato de coerción estatal, pero los teóricos del “insurreccionalismo”
(entre ellos el mismo Lenin), procuraron enfatizar que el accionar armado se circunscribía
al momento de auge de las masas.34 De aquí que Moreno defendiera con uñas y dientes la
primacía del partido y la práctica del “entrismo” en las masas obreras peronistas, para
recuperarlas y reorientarlas hacia el socialismo.

Para Santucho eran más fuertes las imágenes de la Revolución Cubana y la guerra
de liberación en Vietnam, que aportaban otra dimensión a la lucha revolucionaria sobre
todo en los países del Tercer Mundo, diferentes a la ya lejana Revolución Rusa. Adhería

31
Méndez (2001), 36.
32
Ibídem.
33
Méndez (2001), 37.
34
Carnovale (2011), 71.
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principalmente a la Teoría del Foco Rural del Che Guevara, en la que se planteaba el
surgimiento de muchos focos insurreccionales guerrilleros, parafraseando al
revolucionario cubano “dos, tres, muchos Vietnam”35, que tendrían su correlato en una
insurrección generalizada. Esta teoría tenía tres premisas: 1) las fuerzas populares pueden
ganar una guerra contra el ejército; 2) no siempre hay que esperar a que se den todas las
condiciones para la revolución, el foco insurreccional puede crearlas; y 3) en la América
subdesarrollada el terreno de la lucha armada debe ser fundamentalmente el campo.36 Por
otra parte también estaban presentes en Santucho las ideas de la Guerra Popular
Prolongada que llevaba a cabo el Frente de Liberación Nacional de Vietnam. La guerra
prolongada tenía como objetivo generar las condiciones necesarias para la toma del poder
por medio de una guerra de resistencia y desgaste del enemigo. El general vietnamita Vo
Nguyen Giat explicaba:

La guerra de liberación del pueblo vietnamita, para poder crear condiciones de


victoria, debía ser una guerra de prologada resistencia especialmente difícil.
Toda concepción nacida de la impaciencia que pretendiese una victoria rápida
hubiera sido un grave error. Había que aplicar resueltamente la estrategia de
resistencia prolongada, preservar y aumentar poco a poco nuestras fuerzas,
hostigando y destruyendo progresivamente las del enemigo. Era preciso
acumular millares de pequeños éxitos para llegar a una gran victoria. A este
precio podíamos modificar paso a paso la correlación de fuerzas, pasar de la
inferioridad inicial a la superioridad y obtener la victoria final.37

La muerte del Che en octubre de 1967 no modificó las posturas de ninguno de los
dos dirigentes del PRT. Para Santucho había llegado la hora de seguir el ejemplo de
Guevara y lanzar la guerrilla en Argentina; pero Moreno seguía sosteniendo que no era el
momento y menos teniendo en cuenta el retroceso que sufría el movimiento obrero debido
al endurecimiento de la represión del gobierno de Onganía. En enero de 1968 se reunió
por última vez el Comité Central del PRT para organizar el IV Congreso del partido, pero
las diferencias se volvieron irreconciliables y la ruptura ya era un hecho, quedando
dividido el partido en el “PRT – La Verdad” de Moreno y unos cien militantes, que pocos

35
Guevara en Massot (2013), 59.
36
Villarruel (2009), 31.
37
Carnovale (2010), 74.
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años después fundarían, junto a disidentes del Partido Socialista Argentino, el Partido
Socialista de los Trabajadores (PST); mientras que Santucho y doscientos cincuenta
militantes del ahora “PRT – El Combatiente”, se reorganizaron y crearon un Comité
Militar que llevaría a la organización de la lucha armada.38

38
Carnovale (2010), 66.
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Capítulo III: La opción por las armas

El golpe de 1966, que se mostró con gran simpatía por el capital extranjero y los
grandes grupos nacionales, avanzó sobre una serie de medidas que se venían aplicando
desde el gobierno de Arturo Frondizi. Estas medidas significaban el cierre de varios
ingenios y el retiro de gran parte de los subsidios que el Estado otorgaba a la industria
azucarera tucumana, los cuales se reorientarían hacia los ingenios salteños y jujeños. Las
mismas se anunciaban como “un plan coherente de saneamiento y modernización
económica” que dejaría la producción azucarera en manos de empresas y zonas más
eficientes39; quedando así, el parque azucarero tucumano reducido a dieciséis de los
veintisiete ingenios que existían en 1965.

Pero estas medidas sólo venían a aumentar el grado de conflictividad que se estaba
gestando. A pesar de la cosecha record de 1965, los precios internacionales se
derrumbaron por efecto de la compra, por parte de la URSS, del excedente cubano que
anteriormente se destinaba a los Estados Unidos.40 Este marco llevó a despidos masivos y
al atraso de los pagos en los ingenios, lo que acarreó grandes huelgas, toma de fábricas, las
cuales fueron ferozmente reprimidas por la policía tucumana. También se registraron
ataques a las viviendas de los industriales azucareros, incluso a la casa del mismo
gobernador de la provincia.

Al día siguiente del anuncio de las medidas a tomar en Tucumán, unos


cuatrocientos efectivos de la Policía Federal hicieron ocupación de los ingenios a los que
alcanzaba el plan de “saneamiento y modernización de la industria” 41. Mario Roberto
Santucho, citado por el periodista Daniel Gutman, escribió a sus hermanos el 1° de enero
de 1967:

Estamos viviendo una situación prerrevolucionaria en Tucumán, que no tiene


perspectivas de convertirse en una salida para la clase obrera, en una salida
revolucionaria, porque se da de forma aislada, en una provincia que representa
sólo el cinco por ciento de la población del país, pero sí significará un ejemplo
para toda la clase obrera argentina, significará un colosal aprendizaje para el

39
Campi y Bravo (2010), 31.
40
Gutman (2010), 47.
41
Gutman (2010), 55.
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proletariado azucarero y para nosotros, su dirección política.42

Días más tarde, en ese mismo mes, una marcha hacia el Ingenio Bella Vista termino en un
brutal enfrentamiento entre los trabajadores y la policía, la cual al verse superada,
comenzó a disparar abiertamente contra los manifestantes, hiriendo de muerte a Hilda
Guerrero de Molina, esposa de un obrero, quien muriera horas más tardes en el hospital.
En este contexto la opción por las armas cobraba cada vez más importancia en el interior
del partido. El Comité Central del PRT estableció así las bases para la elaboración de un
proyecto que evaluara la posibilidad de crear una organización militar dentro del partido.
Con esto Santucho iba ganando un mayor espacio para sus ideas dentro de la estructura
partidaria.

En agosto de ese año tuvo lugar en La Habana la primera reunión de la


Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS). Este organismo se había creado un
año antes, durante el transcurso de la Tricontinental y tenía como objetivo la coordinación
cubana de las agrupaciones político-militares del subcontinente para llevar adelante el
proyecto revolucionario en toda América Latina. Esta reunión se dio luego de las críticas
que Fidel Castro hiciera al Partido Comunista Venezolano por haber quitado su apoyo a
las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional.43 Santucho interpretó esto como el rechazo
de Castro al burocratismo del PC Venezolano, y sumado a que “el deber de todo
revolucionario es hacer la revolución”, como arengara Guevara, el PRT no podía hacer
otra cosa más que solidarizarse enteramente con la OLAS.44 Al finalizar esta reunión se
publicaba la Declaración General de la Primera Conferencia Latinoamericana de
Solidaridad que manifestaba:

La lucha armada constituye la línea fundamental de la Revolución en América


Latina; que las demás formas de lucha deben servir y no retrasar el desarrollo
de la línea fundamental, que es la lucha armada; que para la mayoría de los
países del continente, el problema de organizar, iniciar, desarrollar y culminar
la lucha armada constituye hoy la tarea más inmediata y fundamental del
movimiento revolucionario; que la guerrilla – como embrión de los ejércitos de
liberación – constituye el método más eficaz para iniciar y desarrollar la lucha

42
Gutman (2010), 56.
43
Carnovale (2011), 64.
44
Ibídem.
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revolucionaria.45

El apoyo del PRT a la OLAS no significaba más que la formación de un aparato


técnico rígidamente disciplinado a la OLAS para las tareas técnicas que ésta le ordenase46,
siendo las mismas entendidas como la participación activa del PRT en la guerra
revolucionaria continental, que Cuba comenzaba a organizar; pero más específicamente
tenía que ver con el apoyo que debían brindar desde el norte argentino al movimiento que
encabezara Guevara en Bolivia. Esto hizo que se reforzara aún más la postura de Santucho
sobre la de Moreno, que continuaba oponiéndose a la lucha armada, dando pie para el
lanzamiento de la guerrilla en Argentina.

Como se explicó anteriormente a comienzos de 1968 el PRT se dividió, y la


corriente liderada por Santucho abandona por completo la idea del insurreccionalismo
como vía para tomar el poder, que había sostenido el morenismo. Ese mismo año
Santucho junto a Helios Prieto, otro dirigente del PRT, escribieron un texto llamado “El
único camino hacia el poder obrero y el socialismo”, más conocido como “Librito Rojo”,
no sólo por el color de sus tapas sino también en clara alusión al libro rojo que reunía las
máximas del líder de la Revolución China, Mao Tse-Tung47, en cuyo segundo capítulo se
cuestionaba ampliamente el modelo revolucionario soviético de la huelga general
insurreccional, criticando que el partido no había tenido una estrategia de poder acertada:

Hemos venido sustentando la errónea concepción de que al poder se lo tomará


por una insurrección urbana espontánea en cuyo curso tomaríamos la dirección
del movimiento de masas, el proletariado se armaría y en un período
relativamente corto accederíamos al poder. Nuestro partido debe autocriticarse
de tal concepción espontaneísta.48

Santucho explicaba que una estrategia de poder correcta no podía servirse de la


referencia histórica de la Revolución Rusa debido a las características particulares que
había tenido, y por lo tanto esa experiencia no podía repetirse, al menos no en América
Latina49, principalmente porque los Estados Unidos no lo permitirían, no dejarían que se

45
Carnovale (2011), 65.
46
Ibídem.
47
Carnovale (2011), 79.
48
Carnovale (2011), 80.
49
Ibídem.
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repitiera la experiencia cubana. Por lo tanto los nuevos revolucionarios debían buscar otro
camino. La formación de una fuerza militar, pequeña en sus orígenes, que fuera creciendo
y adquiriendo la capacidad de enfrentarse a un ejército nacional, que consiguiera
pequeños éxitos yendo de la inferioridad inicial a la superioridad final, como explicara el
general Giat, sería el camino a seguir por el PRT. En resumen, para Santucho y sus
compañeros, el camino inmediato para la revolución en la Argentina era la lucha armada,
la cual, siguiendo el ejemplo cubano y chino, debía librarse en el campo, utilizando la
estrategia vietnamita de la guerra popular prolongada.

La consigna del Che Guevara fue lanzar en Latinoamérica “dos, tres, muchos
Vietnam” y no “dos, tres, muchas Cuba”, porque le atribuía cierto carácter de
excepcionalidad a la Revolución Cubana, debido a la no intervención de Estados Unidos,
cosa que si pasaba en Vietnam50. Por eso, las organizaciones revolucionarias armadas no
sólo debían ir adquiriendo la capacidad de enfrentar de igual a igual a los ejércitos
nacionales sino también la de afrontar una posible invasión del imperialismo. Cada uno de
esos “Vietnam” constituiría los focos que incendiarían el subcontinente:

Si los focos de guerra se llevan con suficiente destreza política y militar, se


harán prácticamente imbatibles y exigirán nuevos envíos de tropas yanquis. Es
el camino del Vietnam; es el camino que deben seguir los pueblos; es el camino
que seguirá América, con la característica especial de que los grupos en armas
pudieran formar algo así como juntas de coordinación para hacer más difícil la
tarea represiva del imperialismo y facilitar la propia causa en América.51

En 1969 la dictadura de Onganía sufriría dos golpes que la harían tambalear: el


levantamiento popular del 29 de mayo en la ciudad de Córdoba conocido como
“Cordabazo” y el asesinato del Secretario General de la CGT Augusto Timoteo Vandor un
mes más tarde. Ante estos sucesos el PRT consideró que estaban dadas las condiciones
para iniciar la lucha armada. En octubre de ese mismo año se reunió el Comité Central del
partido, ante el cual Santucho presentó un plan concreto. Este plan fue aprobado pero se le
impusieron plazos y objetivos que debían cumplir para demostrar la viabilidad del
proyecto: para principios de 1970 el objetivo era asaltar un cuartel del Ejército y tomar una

50
De Santis (2010), 116.
51
Guevara en De Santis (2010), 116.
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radio para difundir una proclama anunciando la lucha armada por parte del PRT; en abril
deberían comenzar las tareas de propaganda y captación de militantes en la zona rural del
sur tucumano.52 Con estos objetivos quedaba claro el lanzamiento de la guerrilla urbana y
rural.

Hacia fines de julio de 1970 se llevó a cabo el V Congreso del PRT y de cuyas
resoluciones finales surge la creación del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).53 Este
ejército revolucionario no se consideraba el brazo armado del partido, sino el brazo
armado del pueblo, pero sí estaba bajo la dirección de un Comité Militar dentro del PRT,
creado a tales fines54. Santucho, quien fuera nombrado Comandante del ERP, lo definía
así:

El Ejército Revolucionario del Pueblo es el brazo armado, la fuerza militar de la


clase obrera y el pueblo, del que se sirve el pueblo revolucionario en la lucha
armada contra el ejército burgués. Es una organización de masas para la guerra
civil.55

52
De Santis (2010), 154.
53
De Santis (2010), 176.
54
Méndez (2001), 46.
55
Méndez (2001), 47.
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Capítulo IV: Del enfrentamiento ideológico al enfrentamiento bélico

Como se expuso anteriormente el camino del PRT-ERP para llegar al poder terminó
volcándose hacia la lucha armada. Esta opción por el enfrentamiento bélico formó parte de
las “guerras limitadas”56 a librarse en el Tercer Mundo en el transcurso de la Guerra Fría,
en la que si bien la URSS no tuvo incidencia directa o indirecta, la ideología de la
organización perretista era el socialismo. Por su parte, los Estados Unidos llevaba casi dos
décadas formando a los oficiales de las FFAA argentinas en la Escuela de las Américas en
Panamá. De manera tal que el enfrentamiento estaba signado por claras concepciones
ideológicas. Para los primeros el enemigo era el Ejército burgués, que custodiaba los
intereses del imperialismo. Para los segundos el enemigo a aniquilar eran los comunistas,
los “rojos”, o toda aquella persona u organización que subvirtiera el orden establecido.

En un manual de Historia Militar del Ejército Argentino del año 1975 se describe al
militar como un profesional de la guerra, un profesional de la violencia, el cual debe
actuar para salvaguardar los intereses del Estado ante otras “naciones o grupos
organizados que buscan imponer la supremacía de sus objetivos o intereses materiales o
ideológicos”57. El Che Guevara establecía una diferencia cualitativa entre un guerrillero y
un militar. El primero luchaba por la libertad; el otro por la esclavización de los hombres.
Planteaba que el guerrillero no es un mercenario, sino que lucha por un ideal.58 En cambio
el militar profesional, lucha por dinero. Como mencionamos, es un profesional de la
guerra. La ausencia de un ideal debilita al mercenario, mientras que el guerrillero,
revolucionario, tiene su “voluntad revolucionaria” que le garantiza su superioridad sobre
los mercenarios del imperialismo.59

Esta creencia constituye un error para los revolucionarios, ya que, como explica José
Pablo Feinmann, los militares no tendrán ideales, pero tienen una doctrina feroz. 60 Así
mismo esta explicación sigue siendo exigua. En otra publicación militar se describe el
concepto de ideología como

“la relación del hombre con el espacio total de su competencia, que no es otro

56
Agnew (2005), 122.
57
Mujica (1975), 348.
58
Feinmann (2010), 48.
59
Ibídem
60
Feinmann (2010), 49.
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que el del Estado Nacional, comunidad políticamente organizada que explota,


transforma, defiende y asegura su territorio con los recursos técnicos disponibles,
y el contenido ideológico de la nación, que da coherencia interna mediante
fundamentos filosóficos sustentados para mantener su integridad”61

Por esto no sería válido decir que carecen de un ideal, sino que tanto las ideas de uno
como del otro, son rechazadas por ser diametralmente opuestas. En el monte tucumano
este enfrentamiento ideológico alcanzó su expresión más radical por parte de las
organizaciones armadas en nuestro país: la declaración de guerra al Ejército Argentino.

La estrategia del ERP consistía en ir creando un movimiento de carácter popular


que les permitiría llevar a la Argentina a una situación insurreccional generalizada. Al
mismo tiempo iría desarrollando y formando sus cuadros militares, para que no sólo
contribuyeran a generar esa insurrección, sino también para sostener el eventual poder
político que lograsen, siguiendo el caso vietnamita antes expuesto. Para llevar a cabo este
proyecto, en 1974 el Comité Central del PRT-ERP estableció dos regiones estratégicas. Una
integrada por las grandes ciudades industriales (La Plata, Buenos Aires, la ribera del río
Paraná, Rosario y Córdoba), en donde se realizaría una labor de captación en el ámbito
fabril y universitario, que nutriría las filas de la segunda región estratégica, con centro en
Tucumán y con alcance a todo el norte argentino, basada en la importancia de la guerrilla
rural.62

El desarrollo de un frente rural tenía como objetivo sacar a las FFAA de los
cuarteles y obligarlas a operar en el monte para imponerles una geografía en la que el
aislamiento, el desgaste y el agotamiento terminaría por abatirlas.63 Tucumán conformaría
así el foco inicial que incendiaría el país.

El 5 de febrero de 1975, Isabel Martínez de Perón firmó el decreto que daba inicio al
Operativo Independencia, el cual ordenaba al ejército tomar todas la medidas necesarias a
fin de “aniquilar el accionar de elementos subversivos” en la provincia de Tucumán. En
los meses siguientes, el ERP realizó dos operaciones de copamiento a unidades del Ejército
Argentino con el objetivo de adquirir armamento y de mostrar la debilidad del enemigo.

61
Marini (1985), 271.
62
González Breard (1999), 110.
63
González Breard (1999), 113.
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En abril un grupo de militantes perretistas tomó el Batallón de Arsenales 121 en la


localidad de Fray Luis Beltrán cercana a Rosario, recuperando un gran número de fusiles y
pistolas.64 En diciembre atacó el Batallón de Arsenales 601 en Monte Chingolo obteniendo
otra numerosa cantidad de armamento.65 Todo este material bélico iría destinado a
pertrechar a la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez” del ERP, que había
comenzado a operar el año anterior en el monte tucumano.66

Esta unidad de combate del ERP venía realizando operaciones de propaganda entre
las poblaciones rurales, como la toma de la localidad de Acheral, en la cual bajaron del
monte y se hicieron con el control de la comisaría, la oficina de teléfonos y la estación del
ferrocarril, siendo esta acción la presentación pública de la Compañía.

Al frente del Operativo Independencia fue designado el General Vilas, quien había
sido invitado por el ejército norteamericano como observador militar en la Guerra de
Vietnam. Vilas delimitó el “teatro de operaciones” en un área que abarcaba unos 6.000 km²
de valles, ríos, ingenios azucareros, fábricas, rutas y cinco ciudades con cerca de 300.000
habitantes. Este general comenzó a utilizar métodos no convencionales, aunque aceptados
por el Poder Ejecutivo, que consistían en detenciones, interrogatorios y hasta la muerte en
caso de ser encontrados con armas. En muy pocos casos se disponía el pase a la justicia
civil.67

Como bien establecía la estrategia de la guerra de guerrillas, la Compañía “Ramón


Rosa Jiménez”, esperaba la subida del ejército al monte para no batirse en combate en
campo abierto, ya que serían derrotados con facilidad, debido a la superioridad técnica del
enemigo. El mismo no sólo era más numeroso sino que contaba con helicópteros y aviones
artillados, y armamento pesado. El monte ofrecía una cubierta segura para los
revolucionarios, con la cual el ejército, a pesar de utilizar vaqueanos como guías, se perdía
con facilidad, reduciendo los combates a escaramuzas. Así irían acumulando millares de
pequeños éxitos para alcanzar la victoria final.

Las poblaciones dentro del teatro de operaciones jugaron un papel fundamental.


Las acciones de propaganda y de captación corrieron por parte de ambos bandos. El
64
Carnovale (2011), 273.
65
Carnovale (2011), 278.
66
De Santis (2010), 473.
67
Méndez (2001), 144.
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ejército realizaba tareas de asistencialismo en las que entregaba alimentos, ropa y


medicamentos a cambio de información sobre los movimientos de los guerrilleros. Sin
embargo estas actividades no eran suficientes para que las FFAA dieran con la guerrilla.
No les era fácil enfrentar al ERP en el monte, que aparecía y desaparecía. Las bajas en las
filas del ejército se fueron sumando, y cierto pánico invadió a los jefes militares, a punto tal
que el general Vilas ordenara que los oficiales y suboficiales dejaran de usar los galones de
grado, se afeitaran el bigote, incluso autorizó el uso del pelo largo a fin de evitar que se
distinguieran de los soldados conscriptos. Para evitar los enfrentamientos en el monte
donde la guerrilla demostraba ser superior, el ejército se enfocó en cortar la logística y las
comunicaciones de la guerrilla, obligándola a bajar del monte y perdiendo así la ventaja
que habían mantenido hasta el momento. 68 Las acciones del ejército comenzaron a
desarrollarse también en los pablados, realizando rastrillajes y allanamientos en casi la
totalidad de las viviendas, identificando a todos los habitantes y censándolos para
mantener un férreo control. Las incursiones en el monte por parte del ejército fueron
cesando y cada vez que se detectaba algún tipo de actividad guerrillera, se enviaba a los
helicópteros que ametrallaban y bombardeaban los cañaverales.69

De esta manera la guerrilla en el monte tucumano se vio cercada y sus opciones


cada vez más limitadas. Las bajas del ERP fueron creciendo, y muchos otros militantes
comenzaron a abandonar la lucha. La muerte de Mario Roberto Santucho, en julio de 1976,
también fue un duro golpe para la organización revolucionaria que veía como el objetivo
estaba cada vez más lejos, y las diferencias internas entre sus dirigentes se hacían más
notorias.

Para 1977 la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez” estaba desintegrada.


Desde el año anterior con el ascenso al poder de una nueva dictadura, el objetivo castrense
de terminar con la llamada subversión se vio renovado. Las operaciones del Ejército
Argentino en el monte tucumano tomaron un nuevo impulso con la designación del
general Bussi como interventor provincial, quien envió a las tropas a adentrarse
nuevamente en el monte para desactivar definitivamente los últimos campamentos
guerrilleros en la zona. La mayoría de los cuadros mejor capacitados del ERP habían caído
en combate o partieron al exilio, siendo los últimos combatientes jóvenes que venían de

68
Méndez (2001), 147.
69
Méndez (2001), 149.
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militar en áreas urbanas y con poca o nula experiencia en el monte. Así la opción
revolucionaria de las armas llegaba a su fin para el Ejército Revolucionario del Pueblo.

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Conclusión

A lo largo de las páginas precedentes he abordado los orígenes y desarrollo de la


organización armada Ejército Revolucionario del Pueblo, inserto en el contexto global de la
Guerra Fría, prestando atención a las ideas que influenciaron su proyección y prácticas
como organización guerrillera de vanguardia en los años setenta.

Si bien el ERP realizó sus actividades en numerosos puntos del país, la Provincia de
Tucumán fue su escenario principal, debido al alto nivel de conflictividad y movilización
que se había ido gestando desde mediados de la década de 1960; donde el derrumbe de
gran parte de la estructura económica provincial despojaba, a los ya desposeídos, obreros
de la industria azucarera de sus fuentes de trabajo, en un contexto de represión extrema en
el cual las políticas locales y nacionales poco hacían para solucionar. Pero también la
geografía provincial aportó un paisaje de sierras y montes que recreaba las condiciones de
procesos revolucionarios que tuvieron gran incidencia en el imaginario erpiano.

La Revolución Cubana se había convertido en una suerte de faro para aquellos que
luchaban por la liberación nacional en América Latina, ya que ubicó en un horizonte
posible y acelerado la llegada al poder del socialismo. Su influencia, sumada a la de
procesos como la revolución de Mao en China y la Guerra de Vietnam, llevaron a que el
movimiento iniciado como un partido político de la clase obrera, se radicalizara e iniciara
la lucha armada, convencidos de que era el único camino hacia el poder obrero y al
socialismo, como rezaba el título de una publicación partidaria.

En mayo de 1969, el estallido del Cordobazo, fue interpretado por la conducción del
PRT como el comienzo de la guerra civil revolucionaria en la Argentina, que aportaba las
condiciones necesarias para la lucha armada revolucionaria, y así fundaron el ERP; cuya
estrategia siguió los ejemplos vietnamita y cubano, que los embarcó en una guerra de
guerrillas, con la intención de ir desgastando poco a poco al enemigo, sumando pequeños
éxitos que desembocarían en la victoria final, creando el foco rural insurreccional que
luego se expandiría a todo el país.

En este recorrido revolucionario tuvieron que enfrentar a un enemigo poderoso,


que los superaba en número, capacidad técnica y recursos, pero ante el que no claudicaron
sino hasta las últimas consecuencias, según el ideario perretista: “adelante compañeros, a
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vencer o morir. Por una Argentina en armas, en cada puño un fusil”.

El coronel Gonzáles Breard, que desempeñó tareas como jefe de inteligencia


durante el Operativo Independencia, en las conclusiones de su trabajo sobre la guerrilla en
Tucumán, intentó justificar el accionar de las FFAA sosteniendo que fueron provocados,
acusando al ERP de lo sucedido en los montes, deslindando responsabilidad alguna de las
atrocidades cometidas.

No es el objetivo del presente análisis justificar la violencia en pos de un ideal, ni


juzgar quiénes fueron los buenos o quiénes los malos, sino conocer con mayor
profundidad estos hechos que se inscriben en las páginas más oscuras de la historia
argentina, en las cuales el Estado y sus instituciones armadas, creadas para defender al
pueblo, terminaron siendo quienes aportaron un mayor grado de violencia en esta lucha
fratricida.

El éxito militar de las FFAA significó el triunfo de los intereses del capitalismo
internacional en el país, que dio paso a las políticas neoliberales que signaron las décadas
posteriores. De esta manera los Estados Unidos se aseguraban un aliado en la distribución
del tablero geopolítico internacional.

Pero a su vez los excesos cometidos por los militares representaron el


debilitamiento del partido militar, en una sociedad que se había hartado de la violencia y
que comenzaba a exigir el retorno a las instituciones, a la democracia.

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