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¿Por qué flotan los barcos?

Principio de Arquímides:
El principio de Arquímedes
nos indica que “todo cuerpo
sumergido dentro de un
fluido experimenta una
fuerza ascendente llamada
empuje, equivalente al peso
del fluido desalojado por el
cuerpo”.
Este principio lo aplicamos
cuando nadamos, cuando
tiramos un objeto al agua; el
objeto se hunde si su peso es
mayor que el peso del fluido
desalojado (desplazado). El
objeto flota cuando su peso
es menor al peso del fluido
desplazado.

Densidad:
El primer concepto que debemos entender para responder a nuestra pregunta es el
de densidad. La densidad es una magnitud referida a la cantidad masa que se encuentra dentro
de un cierto volumen. Esta es la relación entre el volumen que ocupa y la masa del mismo.

En otras palabras, la densidad hace alusión al grado en que las partículas individuales de la
materia se encuentran unidas o separadas. De tal modo que mientras más unidas se encuentren
estas partículas, entonces más densa será la sustancia.

Liguereza:
En segundo lugar, es necesario conocer otra propiedad física, el concepto de “ligereza”. Todos
hemos notado que al sumergirnos en una piscina nos sentimos más livianos, y además, que hay
algunos objetos que tienen la habilidad de flotar. Esta habilidad de flotar en un fluido se
denomina “Fuerza ligera” y se encuentra estrechamente relacionada al concepto recién
mencionado de la densidad.

Esta relación entre la fuerza ligera y la densidad se hace patente al sumergir objetos en algún
fluido, como por ejemplo, en agua. Si el objeto sumergido en agua es menos denso que éste
fluido, entonces flotará. Por el contrario, si es más denso que el agua o el fluido en el que está
sumergido, entonces se hundirá. A modo de ejemplo es útil considerar un objeto de madera. La
madera es menos densa que el agua, por eso puede flotar, mientras que un trozo de fierro, al ser
más denso se hunde.

Comienza a entenderse entonces la relación de todos estos conceptos con la pregunta del por
qué flotan los barcos. Si bien existen barcos fabricados tanto en madera como en acero, se los
ha construido también en otros materiales que podrían ser todavía mucho más densos que el
agua. Sin embargo, existe otra sustancia que hasta el momento no se ha considerado, el aire.

Los grandes barcos, independientemente del material del que se encuentren fabricados,
contienen enormes espacios llenos de aire, sustancia que resulta ser menos densa que el agua,
permitiendo así que esta gran construcción se mantenga a flote. En otras palabras, debido a
estos grandes espacios de aire, la densidad total de los barcos resulta ser menor que la del
agua, permitiendo a los barcos desplazarse tranquilamente sobre la superficie del agua.

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