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En nuestro país tenemos una percepción del concepto de autoestima exactamente al revés de lo
que significa realmente. Todas aquellas personas que aparecen con
desplante o ‘fuertes de carácter’ son, en realidad, todo lo contrario:
tienen una autoestima baja.
Una persona con autoestima sana no necesita alterarse ni levantar la
voz para decir lo que tiene que decir.
Si opinamos distinto no le afecta, no necesita que los demás lo
aprueben para mantener su comodidad interior. Cuando una
persona se muestra alterada, revela algo de su mundo interior: nos
dice, en el fondo, que algo lo afecta y no tiene el temple necesario
para lidiar con la fuente de su miedo o aprensión.
La expresión bien conocida "Compréndanme, tengo un carácter fuerte" no es más que un recurso
lingüístico para tapar nuestro mal genio y está lejos de representar un carácter verdaderamente
fuerte, sino más bien un carácter débil.
Es el miedo lo que nos hace buscar protección con estrategias de defensa: gritar, golpear la mesa,
ofender a quienes queremos. Muchas veces recurrimos a la violencia como forma de protegernos, y
necesitamos crear una ilusión de autoestima, cuando estamos manipulados por ese miedo.
Ese miedo está relacionado a hechos de nuestro entorno que no podemos controlar por carecer de
la fortaleza de ánimo necesaria para ello. Elevar realmente nuestra autoestima nos permite disminuir
la cantidad de cosas que aparecen amenazantes allá afuera. Esto implica pensar en el fenómeno
de la consciencia, pues debemos estar conscientes de los hechos que nos producen reacciones de
miedo.
Si queremos elevar nuestra autoestima, es conveniente comprender los hechos tal como se
producen sin interpretación. Así, el primer paso para obtener una autoestima sana es el despertar,
cobrar consciencia de los factores que vemos potencialmente peligrosos.
Es útil aclarar que lo contrario de la autoestima no es la heteroestima o estima de los otros, sino la
desestima propia. Cada uno de nosotros es valioso por existir. Somos seres completos, disponemos
de todos los recursos internos para proyectarnos, y contemplar el mundo tal como es. Si llegamos a
ser conscientes de esto, nuestra autoestima mejorará y, verdaderamente, tendremos un carácter
fuerte.
5. Resulta incompatible con el texto decir que una personalidad verdaderamente fuerte se
caracteriza por:
A) una voluntad de querer hacer las cosas bien, aún con muchas dificultades.
B) expresarse siempre con un volumen alto de voz y con frases malsonantes.
C) hablar con cordialidad, incluso, a las personas que se muestran descorteses.
D) no intimidarse frente a los problemas que pueda haber en el difícil entorno.
E) sentir que posee un real valor que no depende de la estima de los demás.
SOLUCIONES
Solución 35: El temple para lidiar con los problemas se refiere al aplomo que manifiesta una persona
verdaderamente fuerte. Rpta. E)
Solución 36: De acuerdo con la línea principal del texto, la autoestima implica un sentimiento fuerte
interno. Rpta. C)
Solución 37: En virtud de las ideas del texto, la autoestima implica un dominio de sí mismo incluso en
medio de las adversidades. Rpta C)
Solución 38: La autoestima encuentra su fuente en uno mismo, basarse en el juicio de otros es
aplicar la heteroestima, la estima de los otros. Rpta A)
Solución 39: Una persona verdaderamente fuerte no tiene por qué alzar la voz, de acuerdo con el
sentido del texto. Rpta B)
PRUDENCIA
¿Sabías que los jóvenes sois muy imprudentes?. Te lo digo yo, tu Ordenador. Pero quiero decírtelo
con prudencia. No es mi intención molestarte sino invitarte a que examines si tengo razón, para que
obres luego en consecuencia. Mis razones para afirmar esto me las brindáis vosotros, al observar que
sois impetuosos, irreflexivos, inconscientes, atolondrados, extremistas, espontáneos, inconstantes,
precipitados. ¿Admites todo esto?. No me digas que no. Luego entonces, una persona que actúa
bajo estos impulsos, normalmente debe cometer muchas imprudencias.
Con esto, no pretendo limitar en lo más mínimo el derecho que tienes a ser joven. Mi deseo es
ayudarte a que, a pesar de tu juventud, seas prudente, a que llegues a ser una persona equilibrada
entre los extremos.
Digo “entre los extremos”, porque toda virtud tiene un justo medio entre no llegar o pasarse. Si no se
llega a ese punto preciso o si se pasa de la raya, la virtud deja de ser virtud. Y a esto, precisamente,
va la prudencia, a mantenerse en el justo medio. Con razón la han llamado “el regulador de las
demás virtudes”.
¿Intentamos ver qué es eso de ser prudente?.
Persona prudente es aquélla que, en su trabajo y en las relaciones con los demás, se informa, desde
criterios rectos y verdaderos, de lo que hay que hacer; pondera, antes de tomar una decisión, las
consecuencias favorables y desfavorables para él y para los demás, y luego actúa o deja de
actuar, de acuerdo con lo decidido.
Prudente es aquél que antes de hacer algo, teniendo en cuenta unos criterios rectos y verdaderos,
mide las consecuencias que se pueden seguir, y luego decide actuar o abstenerse; actuar de un
modo u otro.
Palabras a destacar:
- Antes de actuar.
- Criterios.
- Pondera.
- Consecuencias.
- Decide actuar o no.
La prudencia principalmente se refiere a los actos futuros. Nos invita a mirar lejos, a prever las
consecuencias.
Por esto, supone conocer, reflexionar y juzgar la realidad y sus circunstancias, “antes” de decidirnos
a hacer o decir algo.
Y para juzgar la realidad, hay que tener puntos de referencia con los que poder contrastarla. En un
juicio, por ejemplo, se contrasta la conducta de una persona con las leyes. Las leyes, en este caso,
con los puntos de referencia o criterios con que juzgar una conducta.
En la prudencia, estos criterios pueden ser: los valores permanentes propuestos en este programa,
las leyes ordinarias, el respeto a los demás, etc.
A la luz de estos criterios, se ponderan y se miden las consecuencias favorables o desfavorables
para sí mismo o para los demás.
Entonces es cuando el prudente decide actual y cómo actuar, o decide no actuar. La prudencia
siempre dicta una decisión a tomar.
Si eres responsable, serás prudente.
Todo esto puede parecerte complicado. En la vida ordinaria, prudencia es “sentido común”.
Sentido común que supone tener espíritu reflexivo, educación, respeto y amor a los demás.
Habrá casos en que la prudencia aconseja tomarse tiempo, pensar y consultar antes de tomar una
decisión.
Pautas de conducta:
- En tu edad, la obediencia es garantía de prudencia.
- Serás prudente si estudias cada día. No lo serás, si lo haces sólo la víspera de los exámenes.
- Pide consejo en tus perplejidades.
- Procura adquirir criterios, con el fin de juzgar la realidad con sentido crítico.
- Toma actitudes críticas ante los acontecimientos, las opiniones, la realidad política, las ideologías,
la propaganda, las modas, los programas de televisión, los libros, los periódicos, etc.
- No te decidas, como criterio de prudencia, por lo más placentero, por lo más cómodo, o lo más
útil, o lo más fácil. Todo esto, no es frecuentemente lo prudente.
- Después de tus imprudencias, lo sensato es reconocerlas y rectificar en lo posible.
Don Samuel Valero
PRUEBA DE COMPRENSIÓN
1) Los jóvenes suelen ser:
a) Imprudentes
b) Prudentes
c) Entre lo uno y lo otro
2) Es prudente:
a) El ser joven
b) El ser extremista
c) El ser equilibrado entre los extremos
LEALTAD
Yo, tu Ordenador, no tengo capacidad de "traicionarte". Sería un "traidor", si faltara
conscientemente al compromiso de ofrecerte los datos que me pides. Si alguna vez te fallo, no me
digas "traidor"; consulta más bien a un técnico de ordenadores. No soy más que una máquina sin
alma y sin sentimientos. En mí no cabe la "traición" ni tampoco la lealtad que es la virtud opuesta.
La lealtad es cosa de personas leales como serás tú.
No es fácil explicar qué es la lealtad. Una idea vaga ya te he dado, al indicarte que su contraria
es la traición. Más, aunque difícil, lo voy a intentar. ¿Me ayudas?
A lo largo de la vida, las personas se asocian, se unen a otras personas, a grupos, a instituciones.
Cuando decimos que "pertenecemos" a tal familia, a tal club, a tal colegio, etc., queremos expresar
esto: que nos hemos vinculado de una manera o de otra a un grupo determinado.
Ya te has dado cuenta de que se repite la palabra "vínculo", "vincularse", "pertenecer a...". Esto
es fundamental para la lealtad. No es necesario que esta vinculación se manifieste con palabras o
escritos. Ordinariamente, los hijos o los amigos no hacen declaraciones de pertenencia. La amistad
y la familia tienen unos vínculos implícitos, que se sobreentienden, y basta.
Lealtad, pues, es comprometerse a mantener los vínculos que hemos contraído con los demás
(amigos, familiares, colegio, club, etc.) reforzando y protegiendo los valores que hay en ellos
(amistad, familia, deporte, etc.).
Otra manera, más breve y clara, sería: mantener y cumplir la palabra dada.
Concretando. Una persona es leal cuando se mantiene unida al grupo o persona con la que se
ha vinculado. Cuando protege, apoya y defiende los valores (de amistad, deportivos, familiares,
religiosos, etc.) que promueve la institución a la que se ha vinculado.
Si en un momento determinado, surge un conflicto, es decir que no se puede ser leal al mismo
tiempo con el amigo y con el club, por ejemplo, la lealtad nos tiene que llevar a decidir, según la
mayor importancia de los valores de las instituciones en conflicto. Y una vez tomada la decisión,
debemos explicar, por lealtad a la parte que pudiera sentirse traicionada, las razones de nuestra
decisión. Se cumple así aquello de que "el que avisa no es traidor".
Te educarás en la lealtad:
Una persona leal garantiza la estabilidad y la buena marcha de las instituciones. De la amistad,
sobre todo. Es pilar firme en el que se apoyan los otros. ¿No te gustaría ser así?
PRUEBA DE COMPRENSIÓN
a) No saber corresponder.
b) La ignorancia.
c) La traición.
a) Se sobreentienden.
b) Son escritos.
c) Se manifiestan de palabra.
a) Nunca.
b) Siempre.
c) A veces.
a) Lealtad.
b) Amistad.
c) Nobleza.
a) Palabras.
b) Escritos.
c) No es necesario manifestarlo.
a) Amistad.
b) Lealtad.
c) Nobleza.
8.- El que se mantiene unido al grupo al que se ha vinculado es:
a) Leal.
b) Educado.
c) Formal.
9.- Si surge conflicto ante dos instituciones, hay que decidirse por:
FORTALEZA
Yo, tu Ordenador, una maquinita tan enclenque, sin poderosas palas, sin abrumadoras ruedas, sin
desgarradores garfios, yo, hecho de diminutos circuitos impresos, ¿qué te puedo decir de Fortaleza?
Que te hable uno de esos impresionantes tanques de guerra. Y, sin embargo, creo que sería capaz
de dominar la más potente máquina, si me instalasen y programasen para ello. Mi fuerza no está en
las apariencias.
Vas comprendiendo lo que quiero decir. Hablo de la fortaleza que puede tener la persona
humana, por el hecho de ser persona; de la fuerza que se encierra en su cabeza y en su corazón.
De entrada, te diré que la fortaleza en el ser humano depende de dos cosas: de sus ideales y de su
decisión por realizarlos. No todos los ideales se hacen realidad; pero todas las grandes realidades
han comenzado en un ideal juvenil. Repasa la Historia.
Cuando se tienen ideales grandes, surge la fortaleza como motor que impulsa a llevarlos a cabo.
Un hombre sin ideales es un paralítico, vive anestesiado.
Fortaleza es "resistir", no ceder ante las influencias nocivas, soportar las molestias, entregarse con
valentía a "vencer" las dificultades y "acometer" empresas grandes.
Fortaleza, en resumen, es tener fuerza de voluntad para hacer, en cada momento, lo que se debe.
Resistir.
Vencer.
Acometer.
Estamos influenciados por las propias tendencias (pereza, vanidad, envidia, ira, lujuria, gula,
caprichos) y por influencias externas (modas, consumismo, ideologías). Contra todo esto tenemos
que resistir. Hay que negarse a ser plastilina, manipulada por manos ajenas o por los propios instintos.
Debemos vencer enérgicamente las tendencias o impulsos malos. Por lo menos, luchar por vencer
sin desalentarse ante las derrotas. La fortaleza es, con frecuencia, volver a empezar.
La empresa más grande que podemos acometer en la edad juvenil es hacer bien las cosas
pequeñas de cada día. Este es el paso necesario hacia cosas mayores, si es que llega el momento
de emprenderlas. La perfección de la propia persona ya es meta suficiente por la que vale la pena
luchar.
* No quejarte del trabajo, de cualquier pequeño dolor, de los contratiempos. Callar en estos casos
es un buen ejercicio de fortaleza.
* No cargar los deberes que son tuyos a los padres o a otros. Hazlos tú.
* No huyas del esfuerzo. Afróntalo y acéptalo.
* Pon horario a tus deberes diarios, y sométete a él.
* Lucha contra tus malas inclinaciones, sin desanimarte.
* Proponte metas a conseguir que perfeccionen tu vida.
Una vida cómoda, sin sobriedad, sin esfuerzo, sin lucha acaba siendo una vida inútil, barro
manipulado para la maldad. No quieras esto para ti.
PRUEBA DE COMPRENSIÓN
a) En su cabeza y en su corazón.
b) En sus músculos.
c) En sus ideas revolucionarias.
a) La audacia.
b) La fortaleza.
c) La astucia.
a) En un ideal juvenil.
b) De forma imprevista.
c) Por suerte del azar.
a) Resistir.
b) Resistir y vencer.
c) Resistir, vencer y acometer.