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Universidad de Baja California

DOCTORADO EN EDUCACIÓN

ENSAYO SOBRE LA LECTURA


Reflexiones en torno a la evaluación de la
calidad educativa

ASIGNATURA
Evaluación de la calidad educativa

NOMBRE DEL ALUMNO


Sulma Milena Urbina Duarte

NOMBRE DEL CATEDRÁTICO


Dr. Diego Armando Bautista Díaz

El Colegio, Colombia; septiembre 21 de 2018


IMPORTANCIA DE LA EVALUACIÓN DE LA CALIDAD EDUCATIVA, LOS
RESULTADOS DE APRENDIZAJE Y LA EFICACIA DE LOS SISTEMAS
EDUCATIVOS.

Introducción

La calidad educativa es una de los temas de mayor importancia en este momento,


pues es el punto de referencia y de partida para el diseño de los planes de gobierno
que buscan realizar reformas educativas en busca del mejoramiento de la
educación.

La evaluación de la calidad es un elemento útil para mejorar la calidad de la


educación, aspecto que se ha constituido en un reto para los sistemas educativos
de los países de América Latina, fundamental para diseñar e implementar acciones
y políticas que permitan ofrecer y mantener una educación de calidad.

En el siguiente texto se reflexiona sobre diferentes conceptos de calidad educativa


y la importancia de la evaluación, de los resultados de aprendizajes y de la eficacia
de los sistemas educativos, referentes importantes para entender con claridad la
finalidad de las reformas en los sistemas educativos.

1. Definición de Calidad educativa.

Antes de llegar a definir calidad educativa, se hace necesario echar un vistazo a dos
conceptos: calidad y educación. Sin embargo, es importante tener en cuenta, que
no existe una única definición para el concepto de calidad.

La palabra calidad se desarrolla de la actividad empresarial, como un modelo


calidad de resultados y de productor final, basado en un modelo de eficiencia
económica; lo que en educación sería eficiencia social, es decir, la calidad es
eficiencia y la eficiencia es el rendimiento escolar.

Dentro el ámbito empresarial, se pueden revisar diferentes conceptos de calidad,


entre ellos, uno de los más aceptados es el de Crosby, citado por Ortega (1983),
quien señala que la calidad de un bien o servicio no es otra cosa que la conformidad
del mismo con los requerimientos de los clientes. Lo que hace pensar que lo que
calidad para uno, puede no serlo para otro, pues depende de las expectativas de
los clientes y del nivel de excelencia que ellos esperan de un producto según sus
necesidades y estándares.

La “Declaración Mundial sobre Educación para todos”, aprobada por los Ministros
de Educación de todos los Estados miembros de la UNESCO en Jomtien, Tailandia,
en 1990, estableció que la educación “es un derecho para todas las personas,
hombres y mujeres, de todas las edades, a través de todo el mundo”.

Según el Ministerio de Educación Pública de Costarrica (2006), se puede definir


educación como
“un proceso continuado, que se interesa por el desarrollo integral (físico, síquico y
social) de la persona, así como por la protección y mejora de su medio natural, le
ayuda en el conocimiento, aceptación y dirección de sí mismo, para conseguir el
desarrollo equilibrado de su personalidad y su incorporación a la vida comunitaria
del adulto, le facilita la capacidad de toma de decisiones, de una manera consciente
y responsable.”

En Colombia, en el artículo 1 de la Ley 115 de febrero 1994, la educación se define


como un proceso de formación permanente, personal cultural y social que se
fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de
sus derechos y de sus deberes. Es un derecho de la persona, es servicio público
que tiene una función social y que corresponde al Estado regular y ejercer la
suprema inspección y vigilancia respecto del servicio educativo con el fin de velar
por su calidad, por el cumplimiento de sus fines y por la mejor formación moral,
intelectual y física de los educandos. También se establece que se debe garantizar
el adecuado cubrimiento del servicio y asegurar a los menores las condiciones
necesarias para su acceso y permanencia en el sistema educativo.

Por otro lado, la calidad de la educación es un motivo de estudio y preocupación por


parte de los actores de la educación, pues cada uno (docente de aula, directivos de
las instituciones educativas, supervisores y funcionarios) toma, día a día, decisiones
que afectan de manera positiva o negativa al sistema educativo

Actualmente, existen muchos enfoques sobre el concepto de calidad educativa. Sin


embargo, no se puede referirse a la calidad educativa considerando solo uno de
ellos, sino a la acción de los tres enfoques, que son:
1. Un programa educativo será considerado de calidad si logra sus metas y
objetivos previstos. Podríamos decir entonces, que se alcanza la calidad si el
estudiante aprende lo que se supone debe aprender.
2. Los programas educativos de calidad serán aquellos que incluyan contenidos
valiosos y útiles: que respondan a los requerimientos necesarios para formar
integralmente al estudiante, para preparar excelentes profesionales, o que
brinden las herramientas básicas para el desempeño laboral.
3. Un programa de calidad será aquel que cuente con los recursos necesarios y
además que los emplee eficientemente. Así, una buena planta física,
laboratorios, programas de capacitación docente, un buen sistema académico
o administrativo, apropia das técnicas de enseñanza y suficiente equipo, serán
necesarios para el logro de la calidad.

García (1982) sostiene que la calidad de la educación viene determinada por dos
componentes, de una parte, por la disposición, en la que se incluyen las condiciones
de integridad y coherencia y, por la otra, la eficacia. En tal sentido, define la calidad
educativa como el modo de ser de la educación que reúne las condiciones de
integridad, coherencia y eficacia. En otras palabras, una educación tiene calidad en
la medida en que es completa, coherente y eficaz.
Como se observa, es difícil encontrar una definición precisa de calidad educativa y
en algunos casos, las tentativas de definición no llegan más allá de presentar
factores asociados tales como la preparación de los docentes, los resultados de los
estudiantes en pruebas nacionales e internacionales, la infraestructura educativa, la
capacidad de gestión de los rectores, la coherencia y consistencia curricular y
didáctica y muchos otros factores que si bien están asociados a ella, no permiten
delimitar su compleja naturaleza.

La calidad educativa se alcanza, entonces, cuando los procesos satisfacen las


necesidades del individuo y la sociedad en general. Esto se logra si los recursos
son suficientes y si están aprovechados de manera adecuada para que la educación
sea equitativa y eficaz.

2. Evaluación de la calidad educativa

La calidad educativa es un concepto que va de la mano de la evaluación, pues si se


habla de calidad es porque se tuvo que haber realizado una evaluación con respecto
a algún criterio o comparado con un referente.

El concepto de calidad en educación, es utilizado con dos propósitos:


1. Para tomar decisiones que orienten a mejorar la calidad de un sistema
educativo
2. Para realizar evaluaciones sobre la situación que permita tomar decisiones
para reorientar y reajustar procesos.

La evaluación de la calidad, permite reorientar los procesos y definir los pasos a


seguir en el sistema educativo. Sin embargo, muchas concepciones de evaluación
apuntan a la cantidad de información que el estudiante tiene cuando llega a una
edad determinada, o cuando termina un ciclo o nivel. Para Delgado (1996),

“elevar la calidad de la educación implica transformarla, cambiarla sustancialmente,


no solo en su aspectos cuantitativos sino cualitativos, es transformar los fines, los
medios en el proceso mismo y logros de un sistema educativo. Una educación de
calidad es aquella cuyas características hacen posible satisfacer las necesidades”

En América Latina, la evaluación de la calidad educativa se ha convertido en todo


un desafío, pues se debe promover su práctica constante vista como una
herramienta formativa no sancionatoria, hecho por el cual se tiene resistencia a su
aplicación.

Según Díaz (2010), la evaluación de la calidad tiene como propósitos:

1. “Obtener información relevante que permita medir la pertinencia, relevancia,


eficacia interna y externa, impacto, suficiencia y equidad del sistema educativo,
e informar a los decisores y comunidad en general sobre los resultados.
2. Determinar que tan bien aprenden los estudiantes, cómo trabajan los profesores
y qué resultados obtienen, asimismo cómo funcionan el sistema educativo y sus
instituciones.
3. Analizar las causas que explican los niveles de éxito para tomar decisiones y
formular planes de mejoramiento educativo.
4. Ayudar a revisar y establecer altos estándares e indicadores de logro .”

Para cumplir con estos objetivos, se realizan básicamente tres tipos de evaluaciones
de calidad: la evaluación de los rendimientos académicos (a los estudiantes), la
evaluación de desempeño laboral (a los docentes) y la evaluación institucional (a
las instituciones educativas).

En cuanto a la evaluación de los estudiantes, la gran mayoría de estudiantes tiene


organizado el sistema de evaluación fijando como áreas a evaluar las básicas
(matemáticas, Lenguaje, ciencias naturales) y cuyo objetivo no es otro que medir
los logros de los estudiantes. Sin embargo, por cuestiones financieras, estas
evaluaciones no se pueden realizar en todos los grados, por lo que se seleccionan,
casi siempre, los finales de los ciclos.

Partiendo de que el docente es fundamental en el proceso de enseñanza


aprendizaje, la evaluación del desempeño laboral busca hacer de los maestros más
formados, comprometidos y motivados para alcanzar grandes resultados en el
aprendizaje de los estudiantes, buscando la exaltación de los logros y la
retroalimentación de los aspectos que se pueden mejorar. No obstante, esta
evaluación ha causado gran malestar en los docentes siendo uno de los puntos
críticos en el campo sindical.

Así mismo, la evaluación institucional busca general en las instituciones educativas


la cultura de la autoevaluación revisando aspectos que afectan directa o
indirectamente el proceso de enseñanza aprendizaje, tales como la gestión
académica, la gestión directiva, la gestión administrativa y financiera y la gestión a
la comunidad y la convivencia. De la evaluación institucional, surgen los Planes de
Mejoramiento Institucionales en los que se identifican los procesos que se deben
potenciar y las debilidades que deben replantear.

3. Los resultados de aprendizaje y la eficacia de los sistemas educativos

La eficacia se pregunta por la medida y proporción en que son logrados los objetivos
de la educación establecidos y garantizados en un enfoque de derechos; es decir,
respecto de la equidad en la distribución de los aprendizajes, su relevancia y
pertinencia. La eficacia debe dar cuenta sobre en qué medida los niños logran
acceder y permanecer en la escuela; si son atendidas las necesidades educativas
de todos, incluidos los adultos; del egreso oportuno de los estudiantes y de si éstos
concluyen la educación obligatoria. Así mismo, del logro de los aprendizajes
correspondientes en cada etapa educativa.

Si se habla de resultados de aprendizaje de los estudiantes, se hace relación a una


declaración escrita de lo que se espera que el estudiante sea capaz de hacer al final
de un módulo, materia o asignatura y deben estar bien definidos en términos de
conocimientos, destrezas y habilidades logrados por el estudiante al final del
proceso. Por otro lado, los resultados de la evaluación institucional son también un
referente concreto para analizar el funcionamiento y los procesos internos de las
instituciones, y así organizar y diferenciar el grado de participación y responsabilidad
de distintos actores y sectores.

Los resultados son entonces insumos fundamentales para tomar decisiones, fijar
responsabilidades, establecer metas, definir criterios y determinar acciones que
garanticen el avance en un proceso de mejoramiento coherente, pertinente y
sostenible.

La mayoría de los países tiene claro que los sistemas educativos deben dotar a los
estudiantes de conocimientos, destrezas y actitudes que le permitan desempeñarse
durante la vida laboral y social. Por tal motivo, se realizan grandes reformas para
actualizar los contenidos que los estudiantes desarrollarán en el año escolar,
estableciendo los estándares mínimos que éstos deben cumplir; y es sobre estos
parámetros que cada país diseña las pruebas para evaluar a los estudiantes y
determinar si existe o no educación de calidad. Por lo tanto, una clara y pertinente
definición del qué enseñar resulta pieza clave en la definición y éxito de otras
políticas, como la formación y capacitación docente, los materiales educativos, los
métodos y didácticas empeladas y la tecnología educativa.

Para elevar la calidad de la educación, los países de América Latina han hecho
grandes esfuerzos. En 1979 en reunión convocada por la UNESCO, se firmó el
Proyecto Principal de América Latina y el Caribe, cuyo principal objetivo es el
mejoramiento de la calidad en la educación realizando evaluaciones comparadas
entre varios países. El Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad
Educativa (LLECE) y el Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos
(PISA), se encuentran entre los más importantes evaluaciones para la región
latinoamericana.

El LLECE ha presentado el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo


(TERCE) buscando producir información en los países de la región sobre logros de
aprendizaje y factores asociados en las áreas de lectura, escritura, matemáticas y
ciencias naturales en los estudiantes de 3º y 6º; mientras que las pruebas PISA
busca medir el grado de preparación en Lenguaje, Matemáticas y Ciencias en los
jóvenes que terminan la escolaridad obligatoria (15 años de edad), mediante
cuestionarios en los que deben aplicar los conocimientos y destrezas y realizar
diversas tareas de aplicación para la vida futura.

Conclusiones

Es evidente que la educación no puede entenderse como un producto físico o


manufacturado sino como un servicio que se presta a los estudiantes. Pero, al igual
que ocurre con otros servicios, de manera involuntaria, todos nos preguntamos por
su calidad y de uno u otra manera calificamos a las instituciones educativos según
ésta.
La calidad educativa se entiende como un servicio que se presta a quienes se
benefician de la misma. Lleva implícita dos conceptos básicos, los de eficacia (sirve
para aquello para lo que fue realizado) y eficiencia (relación entre el costo y el
resultado). Entonces, la calidad educativa implica una búsqueda de constante
mejoramiento en todos sus elementos, en insumos (recursos disponibles en las
escuelas), procesos de enseñanza (tiempo destinado a la enseñanza escolar,
cantidad de tareas y estipulaciones curriculares) y en los productos (logros
estudiantiles).

La evaluación de las políticas, actores del proceso educativo y organizaciones se


ha convertido en una práctica común en aquellos países que quieren tener éxito en
el propósito de tener una educación de calidad extendida para todos. No es posible
competir en adecuadas condiciones, individual ni nacionalmente, si periódicamente
no se hacen ejercicios de reflexión acerca del qué se hace, cómo se hace y en qué
medida se satisfacen las expectativas y aspiraciones de los usuarios del producto o
servicio educativo que se presta.

La información que proporciona la evaluación es necesaria para que la comunidad


educativa analice comparativamente las instituciones con referentes locales,
regionales y nacionales, lo que permite a su vez reflexionar sobre la pertinencia de
los resultados educativos en relación con el entorno.

La evaluación impulsa el mejoramiento ya que genera compromisos con el logro de


objetivos precisos, al permitirles a los diferentes actores del sistema educativo tomar
conciencia de los aspectos por mejorar en las instituciones, los municipios, los
departamentos y el país.

Bibliografía

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