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Del saqueo a la conservación




Del saqueo a la conservación: Historia ambiental contemporánea


de Baja California Sur, 1940-2003
 Del saqueo a la conservación


Del saqueo a la conservación:


Historia ambiental contemporánea
de Baja California Sur, 1940-2003

Micheline Cariño y Mario Monteforte


coordinadores

Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales


Instituto Nacional de Ecología
Universidad Autónoma de Baja California Sur
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
 Del saqueo a la conservación

Primera edición: mayo de 2008

D.R. © Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, semarnat


Blvd. Adolfo Ruiz Cortines 4209. Col. Jardines de la Montaña
C.P. 14210. Delegación Tlalpan, México, D.F.
www.semarnat.gob.mx

Instituto Nacional de Ecología, semarnat


Periférico sur 5000. col. Insurgentes Cuicuilco
Deleg. Coyoacán, C.P. 04530, México, D.F.
www.ine.gob.mx

Universidad Autónoma de Baja California Sur, uabcs


Carr. al sur, km 5.5, C.P.. 23080, La Paz, B.C.S.
www.uabcs.mx

Corrección de estilo
y formación de interiores: Sandino Gámez Vázquez
Diseño de la portada: Álvaro Figueroa
Fotografía de la portada: Miguel Ángel de la Cueva

ISBN: 978-968-817-854-6
Impreso y hecho en México


A todos aquellos que han luchado,


luchan y lucharán por transformar
la utopía ambientalista en un nuevo
modelo histórico para Baja California Sur.

A todos los niños sudcalifornianos,


especialmente a Kelsang y Ananda.
 Del saqueo a la conservación


Índice

Agradecimientos 13

Prólogo 15
Exequiel Ezcurra

Introducción general. La conservación: un estilo 17


de desarrollo y un proceso histórico
Micheline Cariño

Primera parte
Los contextos

Capítulo 1. Evolución de los discursos y las políticas 31


de conservación en el mundo
Antonina Ivanova y Carmina Valiente

Capítulo 2. La política ambiental mexicana. Una panorámica 67


José Urciaga García, Miguel Ángel Hernández Vicent
y David Carruthers
10 Del saqueo a la conservación

Capítulo 3. El escenario: presentación geográfica y 99


socioeconómica del espacio sudcaliforniano
Micheline Cariño, Yolanda Maya Delgado, Sara Díaz Castro,
Aurora Breceda, José Juan Pérez Navarro, Ricardo Rodríguez Estrella,
Óscar Arizpe Covarrubias, Salvador Lluch Cota y S. Galindo-Bect

Capítulo 4. De las históricas utopías a la concreción 177


de un sistema histórico alternativo
Micheline Cariño

Capítulo 5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 201


José Osvaldo Torres y Micheline Cariño

Segunda parte.
El saqueo de los recursos
estratégicos, 1940-2003

Capítulo 6. La agricultura en Baja California Sur: Una perspectiva 249


de largo plazo (1900-2005)
José Urciaga García

Capítulo 7. Uso de los recursos marinos 279


Germán Ponce Díaz

Capítulo 8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California 337


Sur: ¿Saqueo o alternativa sustentable?
Mario Monteforte

Capítulo 9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 365


Alba E. Gámez
11

Tercera parte.
Procesos y actores de la conservación, 1940-2003

Capítulo 10. Procesos de conservación a través de la creación 391


y manejo de Áreas Naturales Protegidas
Micheline Cariño, Juan Salvador Aceves y Jesús Zariñán

Capítulo 11. Procesos de conservación a través de la protección 475


y el manejo de especies prioritarias
Micheline Cariño y Jesús Zariñán

Capítulo 12. El proceso de ordenamiento ecológico marino 525


en el Golfo de California: ¿Del conflicto al consenso?
Liliana Gutiérrez Mariscal, Daniela Pedroza Páez, María José
Solares, Vicente Arriaga Martínez y Antonio Díaz de León

Capítulo 13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur: 551


estado actual y alternativas para el desarrollo agropecuario sostenible
Enrique Troyo Diéguez, Alejandra Nieto Garibay, José Luis García
Hernández, Bernardo Murillo Amador y Micheline Cariño

Capítulo 14. La paradoja del chimpancé pensante: evolución, 571


historia y valores de conservación en el medio marino
Andrea Sáenz Arroyo

Capítulo 15. El turismo alternativo o de naturaleza: un excelente 601


complemento para fortalecer el sector turístico
en Baja California Sur
José Urciaga García, Micheline Cariño y Jesús Zariñán

Capítulo 16. Procesos de conservación a través de la educación 631


ambiental
Ninfa Leticia Cordero Sauceda, Dennis Nohemí de la Toba,
Gustavo Mercado Mancera y Micheline Cariño
12 Del saqueo a la conservación

Capítulo 17. Importancia de la investigación científica 659


en los procesos de conservación
Berenice Hernández Ramírez, Rafael Cervantes Duarte, Carlos
Villavicencio Garayzar y Alfredo Ortega Rubio

Capítulo 18. Procesos de conservación impulsados por la gestión 673


de las ong que trabajan en Baja California Sur
Micheline Cariño, Ninfa Leticia Cordero Sauceda y Jesús Zariñán

Capítulo 19. Procesos de conservación a través de la creación 723


de áreas de conservación en terrenos de propiedad privada y social
Aarón Estiman Salgado y Miguel Ángel Vargas

Conclusiones generales 743


Micheline Cariño

Epílogo. Algunas consideraciones sobre geograf ía, conservación 753


y Baja California Sur
Christophe Grenier

Sobre los autores 763


13

Agradecimientos

D
eseamos iniciar agradeciendo al conacyt, ya que sin su apoyo la
realización de este libro no hubiera sido posible. En la Convocatoria
del fondo sep-conacyt 2003 recibimos el financiamiento que nos
permitió realizar la investigación que tuvo como resultado final este libro,
pero que además permitió la titulación de los estudiantes de licenciatura y de
maestría que en él participaron.
Debido a las pretensiones que en la aplicación práctica estamos seguros ten-
drá este libro, hemos considerado de suma importancia de que sea editado y
distribuido por el Instituto Nacional de Ecología. Expresamos nuestro más
profundo agradecimiento a su Presidente, el Dr. Adrián Alfredo Fernández Bre-
mauntz, y al Mtro. Raúl Lalli Marco del Pont, Director de Publicaciones, por
todas sus atenciones y por la gran confianza que han depositado en nosotros.
El trabajo de corrección de estilo y edición fue un cuidadoso y arduo tra-
bajo de Sandino Gámez Vázquez. La lectura de 39 estilos diferentes de los
coautores del libro, así como el cuidado de hasta el más mínimo detalle, aten-
to a la congruencia y precisión de la información, y la homogeneización de
la bibliografía, requirieron muchas horas de su dedicación y entrega, por lo
cual le estamos profundamente agradecidos.
Las fotografías son obra del estupendo fotógrafo Miguel Ángel de la Cue-
va quien, desde hace años, ha trabajado codo a codo con la mayoría de los

[13]
14 Del saqueo a la conservación

autores de esta obra. La belleza de su trabajo ha logrado capturar una parte


de los muchos objetos de conservación que han inspirado nuestros afanes. Al
amigo y compañero, todo nuestro reconocimiento.
No podemos dejar de reconocer la contribución que han brindado a la
concreción de este trabajo las instituciones en las que laboramos los autores,
especialmente la Universidad Autónoma de Baja California Sur y el Centro
de Investigaciones Biológicas del Noroeste.
Prólogo
15

Prólogo

C
omo científico soy un producto de la formación reduccionista que
dominó las ciencias ambientales durante las décadas de los sesentas
y setentas. La ciencia buena, en mi formación, era ciencia “dura”, la
ciencia disciplinaria. La de los artículos en revistas especializadas, la de
la revisión por pares, la de la especialización disciplinaria. Sin embargo, el paso
de los años me fue convenciendo de la necesidad de entender el mundo desde
una perspectiva más amplia. Como las grandes crisis del cambio ambiental
global nos lo están demostrando dolorosamente, los problemas ambientales
no se pueden resolver desde la reducida óptica de una estrecha disciplina de
las ciencias naturales y exactas. En un momento histórico en el que, según las
estadísticas oficiales de la Naciones Unidas, los refugiados ambientales en el
planeta llegan a 23 millones de personas y superan en número a los refugiados
políticos y de guerras, la química o la biología se ven rebasadas por la inmensa
complejidad humana y social del problema ambiental. En este contexto, es
necesario entender la dimensión humana del uso y el deterioro del ambiente,
y la construcción histórica de los procesos sociales que nos han llevado a usar
los recursos del plantea de la forma que los usamos en la actualidad.
Desde hace ya casi una década, he visto cómo algunos investigadores sud-
californianos han ido desentrañando la naturaleza de los problemas ambientales
en la península de Baja California a través de la construcción gradual de una

[15]
16 Del saqueo a la conservación

perspectiva histórica y social. Entendiendo la evolución histórica en el uso de


los recursos naturales, autoras como Micheline Cariño o Andrea Sáenz-Arroyo
—la primera editora, la segunda autora de un capítulo de este libro— y muchos
otros investigadores nos han ido narrando en diferentes artículos y libros la
evolución de una sociedad que ha crecido y se ha desarrollado sobre el uso
exhaustivo de sus propios recursos naturales.
De eso trata también este libro. Bajo el liderazgo intelectual de Micheline
Cariño y Mario Monteforte, esta compilación de estudios trata de entender
la historia ambiental contemporánea de Baja California Sur desde una pers-
pectiva amplia, profundamente interdisciplinaria. De alguna manera, y como
lo analiza la editora en uno de los capítulos, es un esfuerzo por entender la
utopía ambientalista y transformarla en un nuevo modelo de desarrollo para
Baja California Sur. Pero, ¿son viables las utopías? ¿Es posible soñar con un
futuro sustentable, con una sociedad en armonía con el medio ambiente,
mientras la península crece vertiginosamente, impulsada por una vorágine
de proyectos de desarrollo que devoran acuíferos y manantiales, manglares y
oasis, matorrales y selvas?
La respuesta, quizás, está en una frase de Eduardo Galeano, a propósito
de las utopías: “Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja
dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por
mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso
sirve: para caminar.”
En este libro, los editores y los autores nos invitan a soñar con valentía,
a animarnos a imaginar lo que parece imposible, a alcanzar lo que parece
inalcanzable.
Porque sin ecosistemas conservados, sin un ambiente saludable, y sin
recursos naturales productivos, el futuro no es viable. Y ése es el propósito de
este libro, entender la crisis ambiental actual para dilucidar las alternativas
que el futuro nos ofrece y para caminar en el rumbo ambientalmente correcto,
aquel que inevitablemente tendremos que alcanzar si queremos ser viables
como sociedad.
Y para eso, sin duda, la utopía sí sirve. Para avanzar.

Exequiel Ezcurra
Introducción
general. La conservación: un estilo de desarrollo y un proceso histórico 17

Introducción general

La conservación: un estilo
de desarrollo y un proceso histórico
Micheline Cariño

D
esde 1995 he estudiado la historia ambiental de Baja California Sur
analizando, a través de diferentes investigaciones, las relaciones en-
tre la sociedad y la naturaleza. El primer resultado importante fue
el libro Historia de las relaciones hombre/naturaleza en Baja California Sur
1500-1940, en el que propuse un modelo de análisis que permite identificar
las estrategias que caracterizan dicha relación. No es un modelo que tenga un
orden cronológico estricto, ni que revise en forma sistemática la historia re-
gional. Su objetivo es caracterizar las estrategias con las que las diferentes
sociedades sudcalifornianas han establecido dichas relaciones. En el periodo
abordado por el libro mencionado esas estrategias son: la simbiosis, el apro-
vechamiento racional de los recursos naturales y el saqueo.
El impacto causado por ese libro en la sociedad sudcaliforniana fue,
además de satisfactorio, revelador: la divulgación de la historia ambiental
contribuye a la formación de la conciencia respecto a la importancia que el
medio ambiente tiene en nuestras vidas y, consecuentemente, ayuda a cons-
truir una cultura de la naturaleza tendiente a la sustentabilidad. Por otra parte,
con el apoyo del grupo de estudiantes y profesores con quienes que hemos
constituido el Seminario de Estudios sobre la Conservación y el Desarro-


Martha Micheline Cariño Olvera, Historia de las relaciones hombre/naturaleza en Baja Ca-
lifornia Sur 1500-1940, uabcs-sep, México, 1995 (segunda edición, 2000).

[17]
18 Del saqueo a la conservación

llo Sustentable Regional, hemos realizado también diferentes balances de la


historiografía y la investigación socioeconómica regionales. Estos estudios
han evidenciado una sentida falta de atención y análisis sobre la dinámica
ambiental regional en los periodos de la historia contemporánea desde una
perspectiva social. Es sobre la base de dicha experiencia y a causa de dichas
lagunas que consideramos pertinente y urgente orientar nuestros esfuerzos
de investigación al análisis contemporáneo de las relaciones sociedad/natu-
raleza en Baja California Sur. Tanto por ser un tema que ocupa y preocupa
a la sociedad regional, pero también porque es un objeto de estudio hasta
ahora desatendido.
No obstante, sin restar importancia a los antecedentes señalados, desde
el punto de vista teórico la razón fundamental que me condujo a la elabora-
ción de esta investigación fue completar el modelo que había dejado pendiente
hasta 1940 y que contenía las estrategias de simbiosis, aprovechamiento y
saqueo. A partir de la década de 1960 da inicio un movimiento cultural,
social y político conocido bajo el nombre genérico de la Era de la Ecolo-
gía. Ese fenómeno condujo a la sociedad global a desarrollar la conciencia
ambiental. Desde entonces proliferaron instituciones, programas, políticas y
organizaciones que han promovido una modificación en las relaciones socie-
dad/naturaleza. Baja California Sur, afortunadamente, no fue la excepción.
Aunque de manera tardía, la Era de la Ecología ha repercutido en la región
dando origen a la cuarta estrategia que completa nuestro modelo de análisis
de historia ambiental: la conservación.
Así este libro es en cierta forma la continuación de la Historia… ya men-
cionada y tiene por finalidad mostrar cómo, entre 1940 y la actualidad, las
estrategias de saqueo y conservación han caracterizado las relaciones socie-
dad/naturaleza en Baja California Sur. Ambas estrategias son protagoniza-
das por actores sociales diferentes, que tienen una cultura de la naturaleza
diametralmente opuesta y no comparten la misma visión respecto a la apro-
piación del espacio y al uso de los recursos naturales. Las implicaciones y el
significado de conceptos como desarrollo, bienestar social, calidad de vida,
belleza, etc., les son divergentes. Son actores, pues, que conciben de manera



Micheline Cariño, C. Rendón, J. S. Aceves y B. Rodríguez, “Historiografía sudcaliforniana del
siglo xx”, Revista cobach, No. 29, Colegio de Bachilleres del Estado de B.C.S., primavera de
2004, La Paz, pp. 3-16.
Introducción
general. La conservación: un estilo de desarrollo y un proceso histórico 19

fundamentalmente distinta el futuro de nuestra región y el destino de su


sociedad.
En efecto, la conservación del ambiente y el aprovechamiento sustentable
de los recursos naturales en Baja California Sur involucran una diversidad de
actores y procesos, discursos y políticas, instituciones y organismos, que en
el espacio terrestre y marino sudcaliforniano se enfrentan cotidianamente
al saqueo, tanto de los recursos naturales estratégicos como de los recursos
humanos, los valores y la riqueza común de la sociedad regional.
Los procesos de conservación son relativamente recientes; datan de ape-
nas unas cuatro décadas, pero tienen una tendencia a acelerarse y ampliarse.
Los procesos de saqueo datan del siglo xvi y se han agudizado constantemen-
te desde finales del siglo xix hasta nuestros días. La contraposición de ambas
estrategias que caracterizan las relaciones sociedad/naturaleza en Baja Cali-
fornia Sur se refleja en la ambigüedad del discurso político y en los conflictos
de intereses presentes en las actividades económicas.
Este libro pretende aportar conocimiento y contribuir al análisis crítico
e integral de esta compleja situación. Consideramos que su lectura puede
ser de utilidad tanto a los tomadores de decisiones como a la sociedad civil
interesada en participar activamente en la construcción de un mejor destino
para Baja California Sur.
Como podrá percibir el lector, en este libro participamos una gran canti-
dad de autores (39 para ser precisos): investigadores-profesores y estudiantes
de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, del Centro de Investi-
gaciones Biológicas del Noroeste, del Centro Interdisciplinario de Ciencias
del Mar, así como funcionarios de la semarnat y miembros de la sociedad
civil ambientalista. Este numeroso equipo de autores es interdisciplinario e
intergeneracional. Sin embargo, es muy importante señalar que no hemos
elaborado una antología, hemos escrito juntos un libro que transita de lo
global a lo particular, procurando contextualizar en tiempo, espacio y marco
conceptual los procesos de saqueo y conservación que caracterizan las rela-
ciones sociedad/naturaleza en Baja California Sur en la época contemporá-
nea. La justificación de incluir tantos autores es que creemos profundamente
en el valor del conocimiento y la experiencia acumulada. Podemos dialogar
interdisciplinariamente, pero de ninguna manera sustituir el conocimiento
especializado de cada uno de los colegas que forman el equipo. Por ello cada
20 Del saqueo a la conservación

capítulo fue escrito por autores con reconocido prestigio en cada uno de sus
campos de trabajo.
El libro cuenta con tres partes y 19 capítulos. Tal estructura obedece a
un orden de exposición que tiene por objeto contextualizar los esfuerzos de
conservación —en tanto que modelo de desarrollo tendiente a superar los
abusos que ha cometido el modelo neoliberal sobre la naturaleza y la socie-
dad— llevados a cabo desde el ámbito internacional hasta el local, así como
contrastar dichos procesos con el saqueo de los recursos naturales estratégi-
cos sudcalifornianos.
La primera parte del libro está dedicada a la presentación de un vasto
contexto histórico y conceptual. Los dos primeros capítulos dan cuenta de
la construcción de la política ambiental a nivel internacional (capítulo 1) y
nacional (capítulo 2). Muestran el proceso de cómo la preocupación por la
gestión del medio ambiente creció rápidamente, reflejándose en la creación
de una gran cantidad de instituciones, normas y acuerdos. De tal forma, el
discurso ambiental conquistó en pocas décadas una posición preponderante
que refleja la conciencia de la gravedad de la crisis ecológica global. En
contraste, la aplicación de las medidas que serían necesarias para detener el
deterioro ambiental —y, mejor aún, revertirlo— han sido en el mejor de los
casos tímidas y con alcances limitados. En la escala estatal, y en esta primera
parte también, continuamos con la presentación del escenario geográfico y
socioeconómico (capítulo 3) y el análisis de la historia regional desde la pers-
pectiva de las utopías (capítulo 4). Consideramos que el contenido del capí-
tulo 3 es necesario para contextualizar los procesos de conservación, ya que
se requiere conocer la realidad estatal para poder actuar en ella; esto pue-
de resultar obvio, pero desafortunadamente se carece de textos de amplia
divulgación que cubran dicho conocimiento. La revisión histórica desde la
perspectiva de las utopías —hecha en el capítulo 4— muestra cómo la penín-



Antonina Ivanova y Carmina Valiente, Evolución de los discursos y las políticas de conserva-
ción en el mundo. Capítulo 1.

José Urciaga García, Miguel Ángel Hernández Vicent y David Carruthers, La política am-
biental mexicana. Una panorámica. Capítulo 2.


Micheline Cariño, Yolanda Maya, Sara Díaz, Aurora Breceda, José Juan Pérez Navarro, Ri-
cardo Rodríguez, Óscar Arizpe y Salvador Lluch, El escenario: presentación geográfica y so-
cioeconómica del espacio sudcaliforniano. Capítulo 3.


Micheline Cariño, Revisión histórica de utopías en Baja California. Capítulo 4.
Introducción
general. La conservación: un estilo de desarrollo y un proceso histórico 21

sula de Baja California se ha caracterizado por ser una tierra en la que desde
el siglo xvi se ha creído que podrían concretarse los anhelos imposibles de
realizar en cualquier otra región. Este fenómeno está vigente. Hoy día es la
utopía ambientalista la que ronda en las mesas de discusión y de trabajo, la
que recauda cantidad de dinero y la que enfrenta a la sociedad en conflictos
en torno al uso de recursos o al desarrollo de infraestructura.
Uno de los objetivos de este libro es contribuir a que esa utopía deje de
serlo y que el cúmulo de energía y trabajo que la promueven se torne en un
proyecto histórico alternativo: lo que Immanuel Wallerstein llama utopísti-
ca. Continuando con el afán práctico de este libro, la primera parte cierra
con una reflexión teórica (capítulo 5), dedicada a explicar lo que son los mo-
vimientos sociales y, entre estos, lo que es el ambientalismo o, mejor expre-
sado, el movimiento verde. La finalidad de este capítulo es dotar de elementos
de reflexión para la acción a los actores del movimiento ambientalista sud-
californiano; lo que completa la intención utopística abordada en el capítulo
precedente.
La segunda parte entra en materia. Concretamente está dedicada a abor-
dar en cuatro capítulos la historia del saqueo de los recursos estratégicos
sudcalifornianos. El capítulo 6 aborda el uso del agua y el suelo en la agri-
cultura. Los capítulos 7 y 8 analizan el uso de los recursos marinos tanto
en la pesca10 como en la acuacultura,11 respectivamente. Por último, en esta
parte el capítulo 912 aborda la historia del turismo tradicional que ha usado y
abusado del paisaje, principal materia prima de esa actividad económica. Se-
leccionamos estos recursos naturales, entre los muchos con los que cuenta el
estado, porque es en ellos que se finca el futuro desarrollo de Baja California
Sur. Del uso que demos a ese aún importante potencial natural dependerá la
sustentabilidad del desarrollo regional.

Immanuel Wallerstein, Utopística o las opciones históricas del siglo xxi, Siglo xxi, unam,
Centro de Investigación Interdisciplinaria en Ciencias y Humanidades, México, 1998.

José Osvaldo Torres y Micheline Cariño, Los movimientos sociales y el ambientalismo. Capí-
tulo 5.

José Urciaga, La agricultura en Baja California Sur: Una perspectiva de largo plazo (1900-
2005). Capítulo 6.
10
Germán Ponce-Díaz, Uso de los recursos marinos. Capítulo 7.
11
Mario Monteforte, Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur: ¿saqueo o alterna-
tiva sustentable? Capítulo 8.
12
Alba E. Gámez, El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia. Capítulo 9.
22 Del saqueo a la conservación

Como se encuentra descrito en esta segunda parte, es fácil constatar que


el uso desmedido de los recursos naturales ha sido una constante. Pero lo
que agrava la situación es que generalmente —e incluso más en la actuali-
dad—los beneficios que se extraen de esa devastación ni siquiera redundan
en el beneficio de la sociedad local. Por ello recordamos que la estrategia de
saqueo implica no sólo el uso intensivo y exhaustivo de los recursos natura-
les, sino también el abuso sobre la población local. A esta población se le ha
robado y se le roba, constante e impunemente, su riqueza natural, la única
que tiene y la más valiosa.
El saqueo sólo produce pobreza e, irónicamente, se le disfraza como de-
sarrollo, creación de oportunidades y empleo. Ese tipo de relación sociedad/
naturaleza no es el único que produce dinero, pero sí es el único que can-
cela las oportunidades futuras de generar riqueza. Es devastador e injusto.
Se debe superar a través de la construcción de una nueva relación sociedad/
naturaleza que conduzca hacia una mejora constante de la calidad de vida de
la población local y al uso sustentable los recursos naturales.
Esta nueva cultura de la naturaleza es precisamente la que promueven
los actores y los procesos de la conservación. La tercera parte del libro está
dedicada a estudiar las diferentes manifestaciones de estos procesos y las
distintas esferas de acción de estos actores en Baja California Sur. Primero
abordamos el estudio de los procesos impulsados desde la política ambiental
federal a través de la creación de las áreas naturales protegidas (capítulo 10)13
y del manejo de la vida silvestre (capítulo 11).14 Ambos instrumentos han
tenido una vasta aplicación en el estado y sus consecuencias han rendido
frutos significativos. Los territorios se han protegido y la población local se
ha beneficiado de ello. Sin embargo, las diversas ventajas que podrían obte-
nerse si estos instrumentos se reforzaran y ampliaran aún constituyen una
tarea pendiente. Un proceso que también ha sido impulsado por la política
ambiental a nivel federal, pero que no aborda los procesos de conservación a
escala estatal, sino que lo hace a escala macro-regional, es el ordenamiento
ecológico marino del Golfo de California. No obstante, desde el punto de vis-

13 Micheline Cariño, Juan Salvador Aceves y Jesús Zariñán Procesos de conservación a través
de la creación y manejo de Áreas Naturales Protegidas. Capítulo 10.
14 Micheline Cariño y Jesús Zariñán, Procesos de conservación a través de la protección y el
manejo de especies prioritarias. Capítulo 11.
Introducción
general. La conservación: un estilo de desarrollo y un proceso histórico 23

ta del aprovechamiento de los recursos marinos, del desarrollo del turismo,


del manejo de las áreas naturales protegidas y de la vida silvestre, la impor-
tancia que para el estado tiene el uso y destino de su litoral y espacio marino
—especialmente del Golfo de California— es vital. Éstas nos parecieron ra-
zones de peso para incluir en este libro y como parte de los instrumentos de
la política ambiental federal el capítulo 12.15
En seguida, los capítulos 13 (agua y suelo),16 14 (recursos marinos)17 y 15
(paisaje),18 muestran cómo los recursos naturales estratégicos, antes sola-
mente objetos del saqueo, han empezado a ser empleados de manera susten-
table en nuestra región. La educación ambiental y la investigación científica
son procesos que evidentemente promueven y sustentan esa nueva cultura
de la naturaleza; su función es trascendente y a ellos dedicamos respectiva-
mente los capítulos 1619 y 17.20 Los procesos de conservación han sido im-
pulsados desde su origen por la sociedad civil organizada; esto, que es válido
en la esfera internacional, lo es también en Baja California Sur. De hecho, la
entidad es uno de los llamados hot spots para las organizaciones ambienta-
listas internacionales, quienes han puesto su atención y sus recursos en la
promoción de muy diversos proyectos de conservación. Estas instituciones
internacionales trabajan en colaboración con organizaciones locales de for-
ma incansable, aunque no siempre muy efectiva. En el capítulo 1821 se analiza
este proceso. El último capítulo de esta tercera parte22 aborda un proceso de

15 Liliana Gutiérrez Mariscal, Daniela Pedroza Páez, María José Solares Millán, Vicente Arria-
ga Martínez y Antonio Díaz de León Corral, El proceso de ordenamiento ecológico marino en
el Golfo de California: ¿Del conflicto al consenso? Capítulo 12.
16 E. Troyo Diéguez, A. Nieto Garibay, J. L. García Hernández, B. Murillo Amador y M. Cariño
Olvera Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur: estado actual y alternativas para
el desarrollo agropecuario sostenible. Capítulo 13.
17 Andrea Sáenz Arroyo, La paradoja del chimpancé pensante: evolución, historia y valores de
conservación en el medio marino. Capítulo 14.
18 José Urciaga, Micheline Cariño y Jesús Zariñan, El turismo alternativo o de naturaleza: un
excelente complemento para fortalecer el sector turístico en Baja California Sur. Capítulo 15.
19 Ninfa Leticia Cordero Sauceda, Dennís Nohemí de la Toba, Gustavo Mercado Mancera y Mi-
cheline Cariño, Procesos de conservación a través de la educación ambiental. Capítulo 16.
20 Berenice Hernández, Rafael Cervantes, Carlos Villavicencio y Alfredo Ortega, Importancia
de la investigación científica en los procesos de conservación. Capítulo 17.
21 Micheline Cariño, Leticia Cordero y Jesús Zariñán, Procesos de conservación impulsados por
la gestión de las ong que trabajan en Baja California Sur. Capítulo 18.
22 Aarón Esliman y Miguel Ángel Vargas, Procesos de conservación a través de la creación de
áreas de conservación en terrenos de propiedad privada, social o comunal. Capítulo 19.
24 Del saqueo a la conservación

conservación que ha sido impulsado principalmente por las ong ambienta-


listas, aunque no sólo ellas pueden ser las promotoras de la creación de áreas
de conservación en terrenos de propiedad privada, social o comunal.
Habiendo explicado la construcción y el contenido de los capítulos del
libro, se impone una precisión teórica debido a la complejidad de la histo-
ria de la conservación en Baja California Sur. Hemos mencionado que esta
historia la construimos tomando como base los procesos de conservación
y que estos son llevados a cabo por una multiplicidad de actores. Es impor-
tante explicar que muchos de los actores impulsan varios procesos de forma
simultánea y que su trabajo se desenvuelve en diversas esferas. Tal situación
se detalla en los capítulos de la tercera parte, pero con afán de presentarlos
sintéticamente en la tabla de la página siguiente se presenta una tipología
que identifica en cuatro grupos a quince tipos de actores de la conservación.
Esto nos permite conocer con mayor precisión su campo de acción y nos
lleva a constatar que la conservación es un proceso colectivo de muy am-
plia envergadura y que involucra a una porción importante de la población
sudcaliforniana.
La diversidad de actores de la conservación y de sus ámbitos de acción
aquí expuesta también tiene por finalidad coadyuvar a que estos actores se
identifiquen y se reconozcan como tales. Esta percepción y la eventual toma
de posición subsiguiente son fenómenos de los que depende el reforzamien-
to del ambientalismo sudcaliforniano, así como su construcción y devenir
como movimiento social.
Los optimistas se sentirán confortados y acompañados, los pesimistas
confirmarán la dificultad que implica nadar contra corriente, pero todos he-
mos de coincidir en que la conservación es un proceso histórico. Efectiva-
mente, es así porque se trata de un proceso impulsado por actores y que con-
lleva tiempo para su concreción. Más aún, no se trata de procesos lineales ni
uniformes. Los procesos de la conservación, además de expresarse en muy
diversos ámbitos —el productivo, el normativo, el científico, el educativo, el
de la gestión, etc.— tienen una manifestación temporal desigual. Conside-
rando que la concreción de la conservación como un proyecto histórico al-
ternativo, como la utopística de los actores del ambientalismo, es la meta que
se pretende alcanzar para superar el saqueo, hemos considerado importante
distinguir tres etapas por las cuales transcurre la conservación. Tomando
Introducción
general. La conservación: un estilo de desarrollo y un proceso histórico 25

Grupo genérico Tipo de actores

1. ong ambientalistas regionales


1. ong ambientalistas
2. ong ambientalistas externas con actuación regional

3. Educadores ambientales
2. Ambientalistas que tra-
4. Empresarios ambientalistas
bajan individualmente
5. Artistas ambientalistas

6. Científicos ambientalistas
7. Dirigentes de instituciones académicas regionales
8. Funcionarios de instituciones gubernamentales
3. Algunas instituciones y
federales
sus miembros ambienta-
9. Manejadores de Áreas Naturales Protegidas (anp)
listas
10. Funcionarios gubernamentales estatales y muni-
cipales
11. Miembros del Consejo Consultivo de Desarrollo
Sustentable
12. Comunidades pesqueras y acuícolas que habitan
dentro y fuera de las anp del medio costero y marino
13. Comunidades rancheras que habitan dentro y fue-
4. Comunidades ra de las anp del medio terrestre
sustentables 14. Comunidades agrícolas que habitan dentro y fuera
de las anp del medio terrestre
15. Comunidades que han establecido umas en me-
dios marinos, costeros o terrestres

por base el impacto que en la conservación del ambiente y en la mejora de la


calidad de vida de la sociedad regional han tenido los procesos de conserva-
ción y desarrollo sustentable, los hemos clasificado como: contundentes,
trascendentes y preparatorios.
Los procesos contundentes son aquellos que ya muestran resultados efec-
tivos de protección del ambiente y/o de manejo sustentable de los recursos
naturales involucrando a los habitantes de la(s) zona(s) en la(s) que se presen-
tan estos procesos.
Los procesos trascendentes son aquellos en los que se llevan a cabo accio-
nes que en un mediano plazo son susceptibles de contribuir sustantivamente
a la conservación del ambiente y al desarrollo sustentable.
Los procesos preparatorios son aquellos que manifiestan sus consecuen-
cias favorables en pro de la conservación y el desarrollo sustentable en el
26 Del saqueo a la conservación

largo plazo, y que por sus características resultan indispensables para que
alguno de los dos tipos anteriores de procesos se lleve a cabo.
Para valorar las consecuencias de los procesos de conservación y desa-
rrollo sustentable consideraremos diferentes criterios entre los que desta-
can: el cumplimiento de los objetivos planteados, el manejo de los recursos
naturales y del ambiente, el nivel de socialización y de apropiación tanto de
los objetivos como de las recomendaciones de manejo, la participación de los
habitantes en la vigilancia y observancia de éstas, la reconversión productiva
de los habitantes, la mejora de la calidad de vida de la sociedad, y la divulga-
ción de los beneficios obtenidos en los procesos de conservación y desarrollo
sustentable.
En los capítulos de la tercera parte del libro es común encontrar referen-
cia a esta clasificación; sin embargo, ninguno de estos tipos de procesos co-
rresponde a algún capítulo en particular. Esto es válido con excepción de los
capítulos 16 y 17, ya que tanto la educación ambiental, como la investigación
científica son, precisamente y en todos los casos, procesos trascendentes. El
manejo de algunas especies silvestres y de algunas áreas naturales protegi-
das ha sido tan exitoso que podemos considerarlos como procesos contun-
dentes. Es por ejemplo el caso del aprovechamiento de la ballena gris para
fines de ecoturismo en Laguna San Ignacio. No obstante, los mismos instru-
mentos de política ambiental sólo han dado lugar a procesos preparatorios,
evitando el deterioro y dando oportunidad a que una vez que se superen di-
versos obstáculos, el manejo del anp y el aprovechamiento de diversas espe-
cies de vida silvestre permitan el desarrollo de un proceso contundente.
Tenemos pues la oportunidad de poner ante sus ojos un libro inusual,
tanto por su metodología, como por la diversidad de plumas y voces que en
él se expresan. Pero estamos seguros de que la información en él contenida
es de indiscutible utilidad. Asimismo, esperamos que a través de su lectura
compartan con nosotros el sentimiento de urgencia de transitar del actual
modelo de saqueo y de la utopía ambientalista hacia la conservación como
un modelo desarrollo regional.
Baja California Sur tiene el privilegio de todavía poder elegir su modelo
de desarrollo y construir su futuro deseado. Por sus características, tanto
socioeconómicas como naturales, los asuntos relacionados con la gestión del
medio ambiente son procesos complejos y diversos que tienen una inciden-
Introducción
general. La conservación: un estilo de desarrollo y un proceso histórico 27

cia fundamental en la toma de decisiones para el presente y el futuro regio-


nal en múltiples sentidos. Se encuentran en juego las decisiones de política
económica y ambiental, la orientación de la investigación científica y de la
educación superior, el desarrollo de actividades productivas y, en última ins-
tancia, el destino de una región que no sólo es importante para sus habitan-
tes sino para la humanidad, por ser un área prioritaria para la conservación a
escala mundial. A pesar de la trascendencia de estos fenómenos, hoy por hoy
son procesos mal conocidos, por lo que suscitan malentendidos y supuestos
que generan confusión y conflictos, tanto en la población como entre los to-
madores de decisiones.
Esperamos que los resultados de nuestra investigación, presentados en
este libro, contribuyan a esclarecer esta situación y permitan a la población
regional participar con mayor información, conocimiento y conciencia en
los procesos que configuran el destino de su tierra.
28 Del saqueo a la conservación
Introducción
general. La conservación: un estilo de desarrollo y un proceso histórico 29

Primera parte

Los contextos
30 Del saqueo a la conservación
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 31

Capítulo 1
Evolución de los discursos
y las políticas de conservación
en el mundo
Antonina Ivanova y Carmina Valiente

D
urante los últimos años, el número de Acuerdos Ambientales Mul-
tilaterales (aam) se ha incrementado de manera progresiva. Al mis-
mo tiempo, la comunidad internacional está luchando para abatir
los crecientes problemas ambientales a nivel mundial, tales como la propa-
gación de contaminantes tóxicos, disminución de la biodiversidad y el calen-
tamiento global. Actualmente existen más de quinientos aam dedicados a
coordinar las acciones de los países en asuntos de protección ambiental. El
crecimiento exponencial de este tipo de acuerdos como un aspecto principal
dentro de las relaciones internacionales se puede atribuir a varios factores:
• Al incremento de la investigación científica y el reconocimiento público
de los problemas ambientales que amenazan nuestro planeta;
• Al reconocimiento por parte de los estados de la necesidad de cooperar
para la solución de problemas ambientales globales o transfronterizos.
• A los profundos impactos económicos y sociales de los problemas am-
bientales a nivel internacional.
 Más información se puede consultar en Aguilar Barajas (2002), “Reflexiones sobre el desarro-
llo sustentable”, Comercio Exterior, vol. 52 (2), México.

[31]
32 Del saqueo a la conservación

Sin embargo, para llegar a la elevada conciencia internacional del mo-


mento actual —que reconoce el desarrollo sustentable como único camino
viable para el progreso de la humanidad— fue necesario recorrer un largo
camino. En este capítulo presentamos las principales etapas del desarrollo y
evolución del discurso internacional en su dimensión ambiental, así como
los principales logros en las políticas internacionales ambientales, desde las
etapas precursoras hasta la creación de una compleja estructura internacio-
nal para el manejo ambiental que no fue planeada sino elaborada como re-
sultado de una diversidad de aspectos particulares, entre ellos los diferentes
intereses de los agentes involucrados.

1. Primeros pasos hacia la protección y conservación mundial


del medio ambiente
Los acuerdos internacionales precursores en materia ambiental fueron
producto de un proceso que inició a finales del siglo xix. La preocupación
y la conciencia de los efectos negativos que las actividades humanas tienen
sobre el entorno natural no son una preocupación nueva: el hombre siempre
parece haberse caracterizado por ser la única especie del planeta que no lo-
gra guardar un equilibrio con su entorno. Desde finales del siglo xix hasta
mediados del siglo pasado, los esfuerzos por proteger el entorno natural se
concentraron en la protección de algunas especies particulares o de un re-
curso natural específico, derivado del interés en su aprovechamiento. A ma-
 Es importante aclarar las diferencias entre los términos “sostenible” y “sustentable”, aunque
muchas veces éstos se usan de manera indistinta. Un proceso es sostenible (según la definición
generalmente aceptada desde la Biología y la Ecología) cuando ha desarrollado la capacidad
para producir indefinidamente a un ritmo en el cual no agota los recursos que utiliza y que
necesita para funcionar y no produce más contaminantes de los que puede absorber su en-
torno. A su vez, el desarrollo sustentable hace referencia a la capacidad que haya generado el
sistema humano para satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer
los recursos y oportunidades para el crecimiento y desarrollo de las generaciones futuras. Es
importante destacar que lo que esencialmente se busca a partir de la sustentabilidad es avan-
zar hacia una relación diferente entre la economía, el ambiente y la sociedad. No busca frenar
el progreso ni volver a estados primitivos. Todo lo contrario. Busca precisamente fomentar
un progreso pero desde un enfoque diferente y más amplio, y ahí es donde reside el verdadero
desafío. Sustentabilidad es la habilidad de lograr una prosperidad económica sostenida en el
tiempo protegiendo al mismo tiempo los sistemas naturales del planeta y proveyendo una
alta calidad de vida para las personas. Este término ha encontrado un uso generalizado en la
literatura hispana después del Informe Brundtland 1987 y se usará en este texto.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 33

nera de ejemplo, hemos seleccionado algunos de estos acuerdos. El 1885 se


estableció un acuerdo sobre la prohibición de la pesca de focas en el mar de
Behring. En 1902 se firmó en París un convenio para la protección de pája-
ros útiles a la agricultura. En 1931, varias naciones del mundo reglamentaron
mediante un convenio la caza de la ballena. La Convención Internacional
para la Regulación de la Pesca de la Ballena estableció en diciembre de 1946
un convenio para regular su captura, con el objetivo de “proteger a todas las
especies de ballenas de la caza excesiva y salvaguardar para las generaciones
futuras los importantes recursos naturales representados por las poblacio-
nes de ballenas”, estableciendo un sistema de reglamentación internacional
para su captura apropiada.
En 1933 se logró un acuerdo común en Londres, convocado por Gran
Bretaña e Irlanda del Norte, relativo a la conservación de la fauna y flora de
África en su estado natural. El objetivo era evitar la extinción de especies, para
lo cual se crearon —bajo un marco legal— los primeros parques nacionales
de interés para la comunidad internacional,  a fin de lograr “la protección y
la conservación de objetos de interés estético, geológico, prehistórico e his-
tórico”, entre otros, “en beneficio y para el recreo del público en general”.
La Convención Internacional para Protección de Plantas (ippc) entró en vi-
gor en abril de 1952. Esta Convención es un acuerdo internacional para la pro-
tección de las plantas y está enfocada a “garantizar acciones efectivas y conjuntas
para prevenir la distribución y la introducción de plagas de plantas y productos
a base de plantas, y promover medidas adecuadas para su control”. De esto se
deduce que detrás de estas negociaciones y primeros acuerdos en materia am-

 Se puede consultar el documento en Fernando Fuentes Bodelón (recop.), Calidad de vida,


medio ambiente y ordenación territorial: Textos internacionales, vol. iii, Madrid, 1982.
 Raquel Gutiérrez Nájera, Introducción al estudio del Derecho Ambiental, Porrúa, México,
2001, p. 331. La Comisión Ballenera Internacional será la encargada de aprobar normas sobre
conservación y su explotación.
 La primera categoría de manejo que se empezó a utilizar en materia ambiental fue en Es-
tados Unidos, con la asignación de Parque Nacional de Yellowstone en 1872, el primero de
esta categoría en el mundo. Luego se generalizó el concepto utilizándose en otros países. El
presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) se propuso como una de las mayores metas de su
administración proteger la naturaleza y sus recursos, declarando en todo el país cincuenta
refugios federales de vida silvestre que posteriormente fueron colocados bajo la categoría
de Monumentos Nacionales y que sirvieron como ejemplo de estrategia de protección en el
mundo. Yellowstone Park Act, 1 de marzo de 1872.
 Ídem, artículo 2, inciso 1, p. 61.
34 Del saqueo a la conservación

biental se presentaban conflictos distributivos. Se protegía y conservaba no por-


que se tuviera una conciencia del valor intrínseco de los recursos, como se ha
llegado a adquirir hoy en día, sino por el valor utilitario o porque su explotación
generaba querellas entre dos o varias naciones, poniendo en juego la soberanía
de los estados. Precisamente, las conflagraciones más violentas en la historia se
han debido a la competencia por la prioridad de los recursos.

2. La gestión ambiental en las relaciones internacionales


El día 24 octubre de 1945 entró en vigor la Carta de las Naciones Unidas,
que es la base sobre la que se cimienta el discurso de la onu y se justifica su
protagonismo en el escenario mundial En la Carta se expresa la necesidad
de velar por el “bien” de las “generaciones venideras”. Una de las funciones
principales de la Organización es garantizar la paz para el porvenir de la
humanidad, por lo tanto su discurso está marcado por esa visión a futuro,
promovida también en el discurso ambientalista. Desde su conformación se
promueve un mundo regulado por un mecanismo que está por encima de los
estados y se proclaman valores de justicia humanitaria como “tolerancia”,
“bienestar común”, “progreso social”, “libertad” y una “paz duradera”. Sin
embargo, aunque el discurso muestra buenas intenciones, después de sesen-
ta años aún no se llega a un común acuerdo o entendimiento de cómo poner
en práctica estos conceptos pronunciados en la Carta.
Conforme los poderes políticos internacionales y los intereses económi-
cos del mundo han ido cambiando, el discurso de los organismos interna-
cionales se ha ido adaptando a esos cambios, logrando avances conceptuales
significativos que se han expresado en los foros que organiza la onu. Otra de
las funciones de la Organización es la de servir como medio donde se estu-
dian y difunden las diferentes problemáticas y conocimientos sobre el medio
ambiente y su relación con los problemas sociales y económicos. Funciona
también como instrumento político, muchas veces como instrumento legiti-
mador de las acciones de las grandes potencias, y como medio de expresión
de la sociedad civil internacional, la cual se ha reforzado por el creciente nú-
mero de organizaciones no gubernamentales.
 Se puede consultar al especialista en el tema, Modesto Seara Vázquez, Las Naciones Unidas
a los cincuenta años, p. 224.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 35

La onu posee toda una estructura de órganos centrales, organismos espe-


cializados, órganos subsidiarios, con sus respectivas comisiones y subcomisio-
nes, bajo un estilo moderno del manejo internacional ambiental, instaurado en
los años setenta con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente
Humano, llevada a cabo en Estocolmo. Es hasta entonces que la problemática
ambiental se reconoció como parte de las preocupaciones centrales de Nacio-
nes Unidas. Antes de 1972 existían sólo unos pocos organismos del sistema
que se coordinaban entre sí y con otras organizaciones gubernamentales para
estudiar y solucionar diferentes problemas con repercusiones en el uso y apro-
vechamiento de los recursos naturales. Se trataba de organismos que tenían
que ver con problemáticas específicas de la conservación y protección de los
recursos naturales. Entre estos los más importantes eran la Organización de
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (fao); la Organización
de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco), que
creó el Programa Man and Biosphere (‘Hombre y biósfera’, mab) en 1968; la
Comisión Oceanográfica Intergubernamental para las Ciencias Oceanográfi-
cas de la unesco; y la Unión Internacional para la Protección de la Naturaleza
y los Recursos Naturales (uicn), fundada en 1948. La uicn es una reunión de
estados soberanos, entidades gubernamentales y entidades no gubernamenta-
les, siendo su particularidad la mezcla heterogénea de sus miembros, funcio-
nando como un foro común para la reunión, el debate y el logro del consenso
para la toma de decisiones. La función de la uicn era proteger el medio huma-
no para favorecer la salud y la seguridad de la humanidad. Tras la Estrategia
para la conservación que publicó en 1980, su misión se amplió.10
Los tratados, convenios, acuerdos, declaraciones, resoluciones, principios
y cartas son instrumentos jurídicos con funciones distintas.11 En ellos el dis-

 Sobre la Conferencia de Estocolmo trata la parte 3.2. de este capítulo.


 La función de integrar todas las preocupaciones sobre medio ambiente la asumiría el Progra-
ma de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (pnuma) en 1972. Según Modesto Seara
Vázquez, el interés de la onu por el medio ambiente, propiamente dicho, se manifestó con toda
claridad en 1946, con la regulación y control de la energía atómica que posteriormente condujo
al establecimiento del Organismo Internacional de la Energía Atómica (oiea) en Viena, 1957.
10 Asumiría entonces la función de influenciar, alentar y ayudar a las sociedades de todo el
mundo a conservar la integridad y la diversidad biológica, y asegurar que todo uso de los
recursos naturales fuera equitativo y ecológicamente sustentable.
11 Para un análisis detallado, consúltese Raquel Gutiérrez Nájera, Introducción al estudio del
derecho ambiental, pp. 302, 303 y 326.
36 Del saqueo a la conservación

curso ambientalista, expresado por los organismos del sistema de Naciones


Unidas, se adapta al instrumento jurídico que le permita buscar una vía legal
para lograr sus objetivos o bien, para alcanzar el reconocimiento de la co-
munidad internacional y su legitimidad posterior. El discurso mismo es una
estrategia política y de negociación.
Los Acuerdos Ambientales Multilaterales (amm), en tanto que piezas cla-
ve de la gobernancia ambiental, tienen las siguientes funciones.12

• Identifican soluciones sobre la base de la cooperación, limitando el empleo de me-


didas unilaterales.
• Constituyen foros para medir y constatar la situación del medio ambiente.
• Establecen un marco de negociación de nuevas obligaciones por medio de protoco-
los y decisiones de las Conferencias de los Participantes (cop);
• Proporcionan orientación y asistencia para implementar sistemas de beneficios
y cargos compartidos equitativamente (por ejemplo, mediante capacitación y edu-
cación ambiental).
• Crean mecanismos para mejorar el cumplimiento y resolver las controversias.

Las instituciones y las organizaciones que se crean alrededor de los acuer-


dos ambientales internacionales se denominan generalmente regímenes, ex-
presando el hecho de involucrar a un número diverso de fundadores y actores,
dejando de expresar solamente las dinámicas entre estados soberanos.13
Las reglas que gobiernan estos regímenes difieren de uno a otro, reflejan-
do sus especificidades, pero todos se basan en el derecho internacional y en
una serie de principios y prácticas ampliamente aceptadas:14

• Prevención. Puesto que cuesta caro o puede resultar imposible reparar los daños
ambientales una vez ocurridos, es mejor evitar estos daños.

12 Matthew Stillwell y Richard Tarasofsky, Toward coherent environmental and economic go-
vernance. Legal and practical approaches to mea-two linkages. También se puede consultar
Thomas M. Franck, The power of legitimacy among nations, passim.
13 La obra clásica sobre regímenes internacionales en la teoría de relaciones internacionales es
el libro de Krasner Stephen (1983), International regimes (Cornwell University Press, Ithaca y
Londres), donde se da la primera definición de amplio consenso de regímenes internacionales.
14 unep y iisd, Environment and trade. Muchos de estos principios fueron formulados en la
Conferencia del Río sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (1992).
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 37

• Precaución. La falta de evidencia científica decisiva no justifica la falta de acción,


en particular cuando las consecuencias de la falta de acción pueden ser devastadoras
o cuando los costos de la acción son insignificantes.
• Subsidiariedad. la toma de decisiones y la responsabilidad tienen que llegar al
nivel más bajo de la organización gubernamental o política que pueda realizar una
acción directa.
• Responsabilidad común pero diferenciada. No todos los países tienen la mis-
ma responsabilidad por daños ambientales pasados, y también los distintos países
disponen de diferentes recursos. Así que, aunque los participantes de los regímenes
ambientales reconocen la responsabilidad común por el medio ambiente, también
se esfuerzan en diseñar responsabilidades diferenciadas para solucionar la proble-
mática ambiental.
• Apertura. Para el buen manejo ambiental es necesaria tanto la transparencia,
como la participación pública en el diseño de las políticas.
• Principio “el que contamina paga”. Desde su utilización por primera vez en la Organiza-
ción de Cooperación y Desarrollo Económico (ocde) en 1972, el contenido de este prin-
cipio ha evolucionado. Hoy se comprende como principio de internalización de costos,
lo que significa que el que contamina tiene que cubrir el costo completo del daño am-
biental ocasionado por sus actividades.

Las siguientes líneas, brindan el marco general en el que se han desarro-


llando las políticas ambientales en el seno de la onu y las problemáticas que
enmarcan los conflictos ambientales de nuestra época.

3. El nuevo umbral de las negociaciones ambientales


El primer encuentro internacional más importante en materia ambiental
de los años setenta fue la Conferencia Internacional sobre Medio Humano,
que se llevó a cabo en Estocolmo, 1972. Antes de esta conferencia se realizó
un documento preparatorio, el Informe Founex,15 que fue el que introdujo

15 El año 1969, los países industrializados propusieron a la Asamblea General de la onu orga-
nizar una Conferencia Mundial sobre el Medio Humano. El documento de Founex muestra
los resultados de la reunión sobre desarrollo y medio ambiente que se realizó en Founex y
que fue un informe ampliamente discutido en los seminarios regionales. Se puede revisar el
documento completo en Fuentes Bodegón, Vol. ii.
38 Del saqueo a la conservación

el concepto de “medio humano”16 en la comunidad internacional y que re-


presentó un punto crucial en la historia del diálogo internacional sobre me-
dio ambiente y desarrollo, ejerciendo una poderosa influencia en la opinión
pública. Según Sergio R. Melnick, “las nuevas tendencias que empezaron a
aparecer se inclinaron por la planificación, no tanto como un mecanismo
racional para la toma de decisiones, sino como un proceso de orientación so-
cial”.17 La corriente de planificación está además estrechamente relacionada
con la escuela del desarrollo y subdesarrollo, representada por la Comisión
Económica para América Latina (cepal), que ha tenido gran injerencia en
los asuntos ambientales de América Latina, trabajando en coordinación con
el pnuma.18 Founex representó un valioso aporte conceptual para entender
los asuntos ambientales en el contexto de América Latina y el Caribe. Permi-
tió la progresiva asimilación de la idea de que solamente por medio del creci-
miento19 económico podían suprimirse los problemas que ponían en peligro
la calidad de vida y la vida misma en los países no desarrollados. Por lo tanto,
debía establecerse un orden que afianzara o complementara el proceso de
desarrollo. Se adoptó así en 1971 un Plan de Acción como parte de la Estrate-
gia Internacional para el Desarrollo, del Segundo Decenio del Desarrollo de
las Naciones Unidas y para el cual se reunió a la comunidad internacional en
Estocolmo. Se reconocía, sin embargo, que no se podía sugerir una política
determinada para todos los países no desarrollados, porque cada cual ex-
perimentaba una situación distinta. Cada país debería estudiar su situación
particular para presentarla en la Conferencia de Estocolmo, donde serían
examinadas. Cabe señalar que en este marco de negociaciones los países no
desarrollados sentían desconfianza hacia la creciente preocupación por el
medio ambiente de los países desarrollados: justo cuando más necesitaban
desarrollarse se les quería imponer límites a su crecimiento. Los países no

16 Según la definición de la unesco, el medio humano se refiere al “ambiente natural constituido


por todos los organismos vivos, incluidos el aire, el agua, el clima, el suelo, el relieve, la radiación
solar y cósmica, que forman parte de la especie humana”, y el ambiente social que hemos cons-
truido por medio de la creatividad y evolución cultural. Ver en Martí Boada y Víctor Toledo, en
El Planeta, nuestro cuerpo. La ecología, el ambientalismo y la crisis de la modernidad, p. 18.
17 “Principales escuelas, tendencias y corrientes de pensamiento”, en Oswaldo Sunkel y Nicolás
Gligo, Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, p. 260.
18 Cfr. El desarrollo sustentable: transformación productiva, equidad y medio ambiente”, ce-
pal. La cepal trabaja también en estrecha cooperación con la fao y el pnud.
19 El término desarrollo comprende crecimiento económico con equidad en la distribución.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 39

desarrollados argumentaban que se debía “rechazar la premisa de crecer pri-


mero y distribuir los beneficios después con justicia”.20
Se propuso y aceptó tras la publicación del Informe Founex en la comu-
nidad internacional, la idea conceptual de “una sola Tierra”, que planteaba,
desde el punto de vista ambiental, que la tierra era nuestro hogar común y
que juntos debíamos velar por su protección y su conservación, ideas asumi-
das y difundidas en Estocolmo. Este planteamiento puso de manifiesto dos
interrogantes fundamentales: ¿podía aceptarse que la idea de una sola Tierra
nos llevase a la adopción del concepto más noble de una sola humanidad? o
¿se convertiría la preocupación ambiental en un asunto restringido al mun-
do industrializado, en vez de ser el umbral de una nueva era de cooperación
internacional?
Los problemas ambientales, como vimos, no eran ya algo nuevo, pero sí
adquirían en estos años una nueva dimensión. El enfoque que querían adop-
tar los países desarrollados era distinto al de los países no desarrollados. Tras
las largas y difíciles negociaciones entre los países del Norte y del Sur, los
primeros sembraron la idea de que el subdesarrollo originaba deficiencias en
el medio natural.
La Conferencia de Estocolmo sobre Medio Humano ha representado un
hito para la nueva administración ambiental. Quedaron planteadas las bases
de la nueva estructura administrativa que debía desarrollarse en el mundo
para tratar el tema del desarrollo, la ecología y la problemática social de for-
ma integrada.21 Hasta entonces, la ecología como una ciencia nueva, hija de
las ciencias naturales, estaba desligada de las ciencias sociales. En la Confe-
rencia se estableció que “de todas las cosas del mundo, los seres humanos
son lo más valioso. El ambiente está supeditado al hombre. Ellos son los que
promueven el progreso social, crean riqueza social, desarrollan la ciencia y la
tecnología”.22 Se agrega en el siguiente artículo de la Declaración que la de-
fensa y el mejoramiento del medio humano para las generaciones presentes y
futuras debe de ser la “común meta imperiosa de la humanidad”.23
20 “Objetivos del Desarrollo” de la Declaración de Cocoyoc. En Fuentes Bodelón, vol. I, op. cit., p. 54.
21 Señala el pnuma que iniciando los años setenta existían en el mundo solo diez países que
contaban con instituciones internas que velaban por el medio ambiente, elevándose su nú-
mero para el año 1974 a sesenta y a finales de la década al centenar. Cfr. cifca, op. cit., p. 67.
22 Artículo 2, inciso 5. En Fuentes Bodelón, vol. I, op. cit., p. 49.
23 Íd. p. 50.
40 Del saqueo a la conservación

Además del alcance conceptual de la Conferencia, hubo otro avance sus-


tantivo: el relativo a la cooperación internacional entre los Estados, disposicio-
nes institucionales y financieras que apoyaran el Plan de Acción y la creación
del pnuma, que debía servir como punto central para coordinar las activida-
des relacionadas al medio ambiente dentro del sistema de Naciones Unidas.24
En los objetivos de las políticas generales del documento del Plan de Acción
sobre Medio Humano dice que la función del pnuma es velar por una “or-
denación integrada y racional de los recursos de la biósfera” y que se debe de
trabajar por “la salvaguardia del bienestar humano y de los ecosistemas”.25
Con respecto al bienestar humano, se debían “prever y evitar los riesgos para
la salud y el bienestar humanos ocasionados por la contaminación de los
alimentos, el aire y el agua”.26 Debían también examinarse los problemas am-
bientales de la pobreza y el subdesarrollo. Fue con la creación del pnuma
que se preparó el camino para la codificación de normas ambientales inter-
nacionales.
La gestión ambiental, como tal, inició en estos años. Como se mencionó
anteriormente, “gestión” significa manejo, es decir, toma de decisiones y accio-
nes encaminadas a una administración y acción concertada. A partir de Esto-
colmo se decidió coordinar un sistema integrado de información ambiental.

4. Principales logros de la gestión ambiental en los años sesenta


y setenta
El año de 1962 la unesco hizo a la Asamblea General una recomendación
relativa a la protección de la belleza y del carácter de los lugares y paisajes27
que se dirigió a los estados miembros para que llegaran a una reglamenta-
ción internacional.

24 El pnuma formó parte, en un principio, de un programa del Consejo ecosoc. Se suponía que
se mantendría pequeño, actuando como gestor y coordinador de otras organizaciones, que
no tendría un presupuesto autónomo ni programas propios. El pnuma no tiene poder real
para imponer su agenda, ni recursos suficientes para que su función sea efectiva en todos los
rangos de los problemas ambientales.
25 Se puede revisar el documento en Fuentes Bodelón, vol I, op. cit. p. 407.
26 Ibídem. Parte de las grandes aportaciones del pnuma fue el desarrollo de sistemas legales,
como el Protocolo de Montreal (1987), el Convenio sobre Diversidad Biológica (1992) y la
Convención para Combatir la Desertificación (1977).
27 Fernando Fuentes Bodelón, op. cit., vol. ii, p. 1081.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 41

Vemos así, que después de haberse instituido en 1933 los primeros par-
ques nacionales, la naturaleza de los objetivos de protección a la naturaleza
con el interés de conservar paisajes y lugares es limitada. En ésta recomen-
dación, como en otras de la época, el interés público o social impera sobre
otros. Cabe mencionar que en 1964 inicia un Programa Biológico Interna-
cional (pbi), que debía concluir en su fase inicial en 1974.
No se menciona en estos años otra utilidad de los espacios protegidos que el
uso para la investigación y el recreativo. Todavía no se hace referencia a un ma-
nejo integrado de los ecosistemas y al uso racional de los recursos naturales.
El programa Man and biosphere (mab)28 de la unesco, que inició en
1968, es el que se encarga de la información en lo referente a zonas naturales
y al material genético que contienen.29 Uno de los objetivos fundamentales
del mab es “promover y demostrar una relación equilibrada entre los seres
humanos y la biósfera”, 30 siendo las zonas naturales designadas por el Con-
sejo Internacional de Coordinación (cic) del Programa mab y el temario de
investigación internacional acerca de los procesos ecológicos de éstas por el
Comité Científico sobre Problemas del Medio Ambiente (scope), a petición
del estado interesado. Se comienza a trabajar en un sistema mundial de áreas
naturales protegidas (anp), como patrimonio de la humanidad, con fines
científicos. La investigación de los ecosistemas, para tener un sistema unifi-
cado de su análisis, comenzó en los años sesenta, representando el programa
mab la oportunidad de contar con un programa integrado de investigación y
base estratégica de información ecológica. Este es el primer programa mun-
dial de ordenamiento ambiental que busca transformar el comportamiento
de toda la sociedad en relación con la biósfera.31
Otros de los grandes temas ambientales que preocupan a la comunidad
internacional de aquellos años so los relacionados a la explotación y con-
servación de las riquezas del mar. La Comisión de Derecho del Mar logró
concluir varios convenios relativos al Derecho del Mar en los siguientes años.

28 Se crea tras la Conferencia Internacional de Naciones Unidas sobre la Explotación y Conser-


vación de la Biósfera, París 1968.
29 Fuentes Bodelón, vol. I, op cit. p. 311.
30 Sobre el mab, cfr. http://www.uicn.org.
31 Se llama así a la parte de la Tierra donde se desarrolla la vida, incluyendo el aire, la tierra y los
océanos. El término fue acuñado por el geólogo Eduard Suess en 1875 y tradicionalmente se
considera que se extiende desde los 15 km de profundidad en mares hasta los 10 km de altura.
42 Del saqueo a la conservación

Veamos cuáles son y algunas de sus disposiciones en cuanto a proteger o con-


servar el uso de los recursos del mar.
La primera convención respecto al tema fue en Ginebra, 1958, sobre la
plataforma continental, ratificada como instrumento trece años más tarde
(1971). En ella la única referencia que encontramos con respecto a la conser-
vación de los “recursos vivos” del mar es el convenio en que se promulga que
la explotación de la plataforma continental no debe entorpecer la conserva-
ción de los recursos marinos, ya que los estados ribereños están obligados a
adoptar medidas de seguridad para “proteger” los recursos vivos del mar de
agentes nocivos, 32 y que el permiso de exploración y explotación de la plata-
forma continental que esté bajo la jurisdicción de un estado ribereño debe
de realizarse con su permiso. En esta misma convención se dictan normas
referentes al Alta Mar, 33 tras la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Derecho del Mar, celebrada unos meses antes.
Otra de las Convenciones fue la de Pesca y Conservación de los Recursos
Vivos de Alta Mar (1958) cuyo objetivo era: “(…) resolver sobre bases de coope-
ración internacional los problemas que suscita la conservación de los recursos
vivos de alta mar, considerando que el desarrollo de la técnica moderna ha ex-
puesto algunos de estos recursos al peligro de ser explotados en exceso.”34
La Convención para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos de
la Antártida (ccamlr)35 entró en vigor en abril de 1982, contando con 31
miembros. La importancia de esta Convención es que forma parte del Siste-
ma de Tratados de la Antártida y dispone de una serie de arreglos entre los
estados con el propósito de coordinar políticas respecto a ese continente.
El objetivo de la Convención se basa en un enfoque de ecosistema para la
conservación de los recursos marinos vivos en las aguas circundantes del
Polo Sur e incorpora estándares diseñados para asegurar la conservación no

32 Fuentes Bodelón, op. cit., vol. iii, p. 399.


33 “Alta mar” se refiere a la parte del mar que no pertenece ningún mar territorial y donde
existe la libertad de navegación, de pesca y de tender cables y tuberías submarinos.
34 Gutiérrez Nájera, op. cit., pp. 336-337. En las disposiciones del Convenio podemos leer: a)
“Todos los Estados tienen la obligación de adoptar y de colaborar con otros Estados en la adop-
ción de medidas para la conservación de los recursos vivos de la alta mar”, b) “Esas medidas se
deben formular teniendo en cuenta la necesidad de asegurar el abastecimiento de alimentos
para el consumo humano”.
35 Convention on the Conservation of Antarctic Marine Living Resources. Http://www.ccamlr.
org. El Convenio se presenta en este apartado porque sus inicios datan desde los años 60ta.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 43

sólo de poblaciones y especies particulares, sino también para mantener el


ecosistema antártico, en su sentido más amplio.
En 1964 se reunió la Convención sobre Recursos Biológicos del Mar, y
otra sobre Mar Territorial y Zona Contigua. En su instrumento de ratifica-
ción de 1965, el Consejo Internacional para la explotación del Mar dispone
que uno de sus principales cometidos será: “promover y fomentar investiga-
ción y pesquisas para el estudio del mar y particularmente de sus recursos
de materia viviente.”36
La Convención Internacional para la Conservación de los Atunes del At-
lántico (iccat)37 es responsable de la conservación del atún y túnidos en el
Océano Atlántico y mares adyacentes. Su mandato también incluye el estu-
dio de los peces capturados incidentalmente en la pesca de atún. La Conven-
ción entró en vigor en marzo de 1969.
El año de 1969 se realizó una Convención Internacional relativa a la In-
tervención en Alta Mar en casos de Accidentes que causen una Contamina-
ción por Hidrocarburos.En 1970 se emitió una Declaración de Principios que
Regulan los Fondos Marinos y Oceánicos y su Subsuelo Fuera de los Límites
de la Jurisdicción Nacional (Nueva York), donde se declara que los estados
deben procurar, entre otras cosas, “impedir la contaminación, impurifica-
ción y otros peligros para el medio marino, incluidas las costas y la pertur-
bación del equilibrio ecológico del medio marino”, y “proteger y conservar
los recursos naturales de la zona y prevenir daños a la flora y fauna del medio
marino”.38Otro convenio importante de 1971 fue el de la Convención Ram-
sar, sobre Zonas Húmedas de Importancia Internacional, particularmente
como hábitat de fauna silvestre. Con esto se consideraban las funciones eco-
lógicas fundamentales de los humedales. Las aves acuáticas debían de ser
consideradas como “reserva internacional”.39 La importancia de este conve-
nio radica en que se tomaron medidas para que los humedales, que aportan

36 Fuentes Bodelón, op cit., vol. ii, p. 548.


37 International Convention for the Conservation of Atlantic Tunas. http://www.iccat.
org ó http://www.iccat.es. Tiene dos protocolos complementarios: el Protocolo de París
(Artículos xiv, xv y xvi) del 10 de julio de 1984 y el Protocolo de Madrid (Artículo X.2)
del 5 de junio de 1992. Tiene 35 miembros, de los cuales 28 son también miembros de
la omc.
38 Fuentes Bodelón, op. cit, vol I, p .81.
39 Fuentes Bodelón, op. cit., vol. iii, p. 211, en “Principios”.
44 Del saqueo a la conservación

alimentos y agua potable, fueran protegidos como uno de los componentes


fundamentales de las cuencas hidrográficas.
Como parte del programa mab y con el objetivo de “detener la ocupación
y desaparición progresiva de las marismas ahora y en el futuro, reconociendo
las funciones ecológicas fundamentales de las marismas y su valor econó-
mico, cultural y de recreo”,40 la unesco queda en 1971 como depositaria del
Convenio sobre las Marismas de Importancia Internacional Especialmente
como Hábitat de Aves Acuáticas.
Los temas del Derecho del Mar adquieren en estos años una significativa
atención no sólo por las implicaciones que tiene para el ejercicio de la libre
navegación, la soberanía de los estados, la exploración e investigación, sino
también porque la pesca comienza a verse en estos años como una opción de
fuente de alimento significativa y de fácil acceso.41 Los océanos son, en tanto
que herencia común de la humanidad, un recurso que debe de administrarse
y cuidarse entre todos y para todos. Pero mientras se negocian medidas para
conservar los recursos vivos del mar y medios para protegerlos de la conta-
minación, se toman otras medidas para garantizar que las políticas ambien-
tales no entorpezcan las actividades económicas.
En noviembre de 1972 la unesco aprobó la Convención para la Protec-
ción del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, cuyo objetivo era “establecer
un sistema eficaz de protección colectiva del patrimonio cultural y natural
de valor excepcional”.42 Se creó el Comité del Patrimonio Mundial al le fue
presentado un inventario de los bienes del patrimonio nacional, publicándo-
se una Lista de Patrimonio Mundial y una Lista de Patrimonio Mundial en
Peligro. Se crea también el Fondo del Patrimonio Mundial, cuyas aportacio-
nes son adoptadas por las partes y por otros órganos interesados. Las ong se
establecen como medidoras para administrar fondos y canalizarlos a proyec-
tos y programas específicos.

40 Raquel Gutiérrez N., op cit., p. 341.


41 En la ya citada Declaración Universal sobre la Erradicación de la Pobreza y Mal Nutrición se
reconocía también que “la utilización de los recursos marinos y de las aguas interiores cobra
importancia como nueva fuente de alimento y de bienestar económico. Por lo tanto, se deben
de tomar medidas para promover una explotación racional de estos recursos, preferiblemen-
te para consumo humano directo, con objeto de contribuir a satisfacer las necesidades de
alimentos de todos los pueblos”. Ídem, p. 496.
42 Raquel Gutiérrez Nájera, op. cit., p. 344.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 45

En el Plan de Acción sobre Medio Humano de 1972 se llama a las na-


ciones a una acción encaminada a conservar razas y variedades animales,
encargándose la coordinación y apoyo técnico de esta empresa a la fao. La
responsabilidad sobre flora y fauna la asumiría la uicn, en cooperación
con la fao, el Programa mab de la unesco y los gobiernos, quienes debían
instituir ministerios para el medio ambiente.
La Organización Internacional de Energía Atómica (oiea) y la Organi-
zación de Cooperación y Desarrollo Económico debían estudiar las fuentes
de energía disponibles, las nueva tecnologías y las tendencias del consumo,
para contribuir a que se sentasen las bases del aprovechamiento más efi-
caz posible de recursos energéticos del mundo. La oiea y la Organización
Mundial de la Salud (oms), en coordinación con los gobiernos, debían es-
tudiar la posibilidad de establecer un registro de descargas de cantidades
apreciables de materiales radioactivos a la biósfera. Por otro lado, la Or-
ganización Metereológica Mundial (omm) y el Consejo Internacional de
Uniones Científicas (ciuc) prosiguieron con el Programa Mundial de In-
vestigación atmosférica (garp), para entender mejor las causas de los cam-
bios climáticos.
También se formó el Grupo Mixto de Expertos sobre la Contaminación
del Mar (gesamp), que asiste a los gobiernos, con otros organismos compe-
tentes de Naciones Unidas, a encontrar las soluciones para combatir la con-
taminación del mar.
Otra de las Conferencias significativas que tendrían importantes efectos
en las políticas ambientales de los siguientes años fue la Conferencia de Van-
couver sobre Asentamientos Humanos (1976), una recomendación hecha en
el Plan de Acción de la Conferencia de Estocolmo. El documento emiti-
do tras la Conferencia de Vancouver señala: “Las políticas de asentamientos
humanos deben atenerse a la Declaración de Principios y a la Declaración
Universal de Derechos Humanos”.43 El tema de asentamientos humanos fue
importante dentro de las políticas ambientales, porque tiene implicaciones
directas sobre el uso, destino y distribución de la tierra, los recursos natu-
rales y humanos, así como con un ordenamiento territorial que facilitaría la
gobernabilidad ambiental mundial.

43 Fuentes Bodelón, vol. I, op. cit., p. 328.


46 Del saqueo a la conservación

En septiembre del año de 1977 se adoptó un Plan de Acción para Com-


batir la Desertificación, tras una conferencia internacional que hubo en esta
materia, y como resultado de una recomendación hecha por la Asamblea
General de Naciones Unidas en 1974 para tomar medidas urgentes que de-
tuvieran la desertificación y ayudar al desarrollo económico de las zonas
afectadas. El pnuma y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
(pnud) fueron los organismos encargados de emprender estudios sobre el
alcance de la sequía y elaborar el Plan de Acción apropiado para detener el
avance de los desiertos.
Otras regiones que requerían también una atención urgente eran las zo-
nas tropicales, subtropicales y templadas, porque la contaminación y sobre-
explotación de recursos podía provocar una disminución de su productividad
biológica, lo cual tendría consecuencias graves para otras zonas y regiones.
En esta materia, la fao ha sido uno de los organismos claves. En su Pro-
grama de Ordenación Ecológica de los Pastos Áridos y Semiáridos (emsar)
se habla de la necesidad de respetar el patrimonio cultural de los diferen-
tes grupos que habitan en diferentes regiones. Se recomienda, en cuanto a
las medidas inmediatas que deben de ser adoptadas, el establecimiento de
redes regionales de reservas de la biósfera mediante la mejora de reservas
nacionales seleccionadas para lograr una gama representativa en materia de
medio ambiente y de genotipos.
La fao, la unesco y la Asociación Edafológica Internacional fueron los
organismos a los que se les encomendó preparar un mapa edafológico44 mun-
dial, con el fin de servir para determinar las zonas entre las cuales sería más
valioso el intercambio de conocimiento sobre las posibilidades, la degrada-
ción y la restauración de los suelos.
El mismo año se celebró en Buenos Aires la Conferencia Mundial del Agua,
donde se reconoció la problemática de la distribución mundial del agua. La
unesco era entonces patrocinada por el Programa del Decenio Hidrológico
Internacional para investigar sobre la calidad y cantidad de recursos mun-
diales de agua. La Organización Metereológica Mundial (omm) fue la que
debía dar orientación sobre la compilación de datos y el establecimiento de
redes hidrológicas.
44 La edafodología es la ciencia que estudia las características físicas, químicas y biológicas de
los suelos.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 47

En 1975 entró en vigor el Convenio sobre Zonas Húmedas de Importan-


cia Internacional de 1971 (Ramsar). En diciembre del año 2000 contaba ya
con 123 partes contratantes. Para entonces era el único de los convenios mo-
dernos que se centraba en un ecosistema específico.
En la Conferencia Intergubernamental sobre Educación de Tbilisi, 1977,
se precisaron las aportaciones correspondientes a la educación. Se definieron
la función, objetivos, principios rectores, destinatarios, contenidos y méto-
dos de la innovación educativa: la educación ambiental. La declaración sería
el “eje vertebral” de la educación ambiental, entendiéndose ésta como “la vía
que ha de llevar a la solución de los problemas ambientales”. 45
La Convención sobre el Comercio Internacional con Especies Amenaza-
das de Flora y Fauna Silvestre (cites) entró en vigor en julio de 1975. Es un
convenio internacional para regular el comercio internacional con la vida
silvestre a fin de conservar la diversidad de especies, refiriéndose ante todo
a especies no amenazadas que participan en los mercados internacionales
y que podrían llegar a ser amenazadas si no se aplica regulación comercial.
cites provee un marco para el manejo sano del comercio con la vida silves-
tre con base en la disponible información biológica y el análisis de cómo los
diferentes tipos de regulación comercial pueden afectar las poblaciones de-
terminadas. Las medidas relacionadas al comercio de cites están destinadas
a asegurar que el comercio no sea prejudicial para las especies silvestres.
Otro acontecimiento importante para el futuro de la gestión ambiental
fue la propuesta del presidente del Zaire, Mobutu Sese Seko, ante la Asam-
blea General de Naciones Unidas en 1975, para elaborar un proyecto de
Carta de la Naturaleza para la uicn. El proyecto, elaborado por un grupo
internacional de expertos, se presentó en octubre de 1980 como Estrategia
Mundial para la Conservación y Uso Sostenido de los Recursos Naturales
ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
Los años sesenta y setenta representaron una encrucijada histórica para
la humanidad: revoluciones ecologistas, pacifistas, feministas, políticas, so-
ciales, culturales, religiosas, descubrimientos científicos e innovaciones tec-
nológicas que comunicaban a la humanidad y sacudían la civilización entera.
Por primera vez, en 1968, se obtuvo una imagen vía satélite de la Tierra y se

45 Martí Boada y Víctor Toledo, op. cit., p. 18.


48 Del saqueo a la conservación

pisó la Luna. La investigación del espacio nos mostró la fragilidad y peque-


ñez de nuestro planeta. Hubo un sentimiento generalizado en el mundo en el
sentido de que si no hablábamos nosotros en nombre de la Tierra y de nues-
tra supervivencia, nadie lo haría. Había dos caminos: el de la destrucción del
planeta por medio de las guerras, la contaminación y explotación de los re-
cursos naturales, o el de intentar construir un nuevo mundo y encontrar las
vías para garantizar la paz. El descubrimiento de la mirada desde el cosmos
permitió que se cuestionara mundialmente la actitud antropocéntrica que
amenazaba con destruir la fragilidad y el perfecto equilibrio ecológico de la
biósfera. Esto tenía implicaciones profundas para el futuro de la humanidad.
Desde el espacio no se distinguían las fronteras nacionales.
Además, la crisis del petróleo de 1972 provocó un cuestionamiento so-
bre cuáles serían los límites de los recursos no renovables. Se adquiría una
conciencia creciente de que la capacidad de sustento del planeta era limitada
y que ya estábamos llegando a los límites. En la esfera política los recursos
naturales adquirieron una importancia estratégica, al darse cuenta los países
tecnológica y científicamente avanzados, que eran vulnerables ante las pre-
siones conjuntas de los países no industrializados, productores de materias
primas. Era urgente lograr un consenso y sistema mundial de gobernanza46
y gestión ambiental.
La Conferencia de Estocolmo, por otro lado, representó un apoyo concep-
tual y político para negociaciones posteriores de la problemática ambiental,
y adquirió legitimidad en las legislaciones nacionales, haciéndose respetable
en el ámbito internacional y llegando a ser una preocupación real y legítima,
no sólo un asunto de los ambientalistas o de la “ola” ecologista.
La comunidad internacional aceptó que la conciencia ambiental signifi-
caba solidaridad a largo plazo con las generaciones futuras.

46 Gobernanza es el arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un


desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre
el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía. (drae)
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 49

5. La nueva estrategia para la conservación y uso sostenido de


los recursos naturales del planeta en el marco de la cooperación
internacional: los años ochenta
En los años ochenta el objetivo del desarrollo pasa a ser la creación de un
mercado mundial al que debían integrarse los países no desarrollados por
medio del régimen de libre competencia. Las negociaciones sobre la coope-
ración internacional se complican en estos años, al mostrarse una profunda
ruptura entre los países desarrollados y los no desarrollados.
Es también en estos años que el movimiento verde cobra fuerza social y
política, reuniendo diversas tendencias sociales. El Mensaje de apoyo a la
vida, una declaración de las organizaciones ambientalistas reunidas en 1982
en Nairobi, dice: “se aconseja a las autoridades locales que piensen global-
mente y actúen localmente”,47 para así convertir a las comunidades locales en
modelos de equilibrio ecológico. En años posteriores esta idea llegó a presen-
tarse por algunos organismos de Naciones Unidas como la clave para el éxito
de la gestión ambiental.
Uno de los problemas que va ganando terreno en las negociaciones que se
dan en el gran Foro de nu, es que los países miembros, liderados por Estados
Unidos, promovían en los años ochenta la tendencia de reducir a la onu al
margen de la vida política internacional. Se quería que ya no interviniera en
problemas internacionales importantes, como el comercio, y que se utilizara
más bien para efectos de propaganda ideológica. Especialmente el gobierno
de los Estados Unidos comenzaba a considerar la actividad de la onu como
adversa a su política exterior.48
El desafío al que se enfrentaba la humanidad en la década de los ochenta
no era tanto el saber más sobre las interrelaciones hombre-naturaleza, sino
más bien el hacer más. Parte de las críticas hacia las políticas ambientales de
los ochenta tienen que ver con que los esfuerzos se orientaban más hacia los
síntomas de la degradación ambiental y no hacia las causas.
La Estrategia Mundial para la Conservación, subtitulada: “La conserva-
ción de los recursos vivos para el logro de un desarrollo sustentable”, fue la

47 Se puede consultar el documento completo en Fuentes Bodelón, vol. I, p. 63.


48 Roberto Peña “Cuarenta años de presencia de la onu en la estructuración de la sociedad
internacional”, Revista de Relaciones Internacionales, p. 25.
50 Del saqueo a la conservación

primera propuesta histórica para un desarrollo sustentable, para la cual se


coordinaron el pnuma, el World Wild Found (wwf) y la uicn.49 Como parte
de los principios generales, la Estrategia reconoce que siendo toda forma de
vida única merece ser respetada y debe de reconocerse a los demás seres vivos
su valor intrínseco, para lo cual el hombre debía basarse en un código moral.
La conservación de la naturaleza y de los recursos naturales debía contribuir
a la justicia y al mantenimiento de la paz.50 El objetivo de la conservación era
mantener la capacidad de la Tierra para lograr el desarrollo económico desea-
do y dar apoyo a la vida. Por lo tanto, se debía lograr en el mundo un desarro-
llo sustentable mediante la conservación de los recursos vivos.
La Estrategia Mundial para la Conservación se construyó acuñando los
principios que se presentaron en Founex en 1971, encontrando por medio de
esta Carta una realización política en el plano de la cooperación internacio-
nal para el desarrollo. Así se cerró un ciclo importante en la elaboración del
marco conceptual fundamental que se concentró en las relaciones entre el
desarrollo y el medio ambiente a nivel mundial, y se abrió una nueva etapa
operativa de la gestión ambiental.
En 1981 se llevó a cabo la Convención de un sobre el Derecho del Mar.
En 1982 se presentó el Plan de Acción para el Medio Ambiente, tras la Con-
ferencia en Nairobi, donde se evaluaba la aplicación del Plan de Acción del
Medio Humano de 1972.
El Protocolo de Montreal sobre las Sustancias que Degradan la Capa de
Ozono51 y la Convención de Viena sobre la Protección de la Capa de Ozono
son convenios marco, que no establecen controles sobre las sustancias de-
vastadoras, sin embargo, formulan las reglas de procedimiento para futuros
protocolos a establecer dentro de este amplio marco. Con la Convención de
Viena los gobiernos acordaron tomar las medidas necesarias para proteger
la salud humana y el medio ambiente de los efectos dañinos que provienen o
podrían provenir de actividades humanas que modifican o podrían modifi-
car la capa de ozono. El Protocolo de Montreal diseñó un régimen que limita
la emisión a la atmósfera de sustancias devastadoras del ozono (sdo). Este

49 El documento completo se puede consultar en Fuentes Bodelón, vol. I. pp. 225-296.


50 Estos principios son congruentes con los principios generales de la Carta de Naciones Unidas.
51 Montreal Protocol on Substances that Deplete the Ozone Layer. http://www.unep.org/ozone/
index-en.html.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 51

tratado, a diferencia de otros, es un tratado fuerte y se ve como el ejemplo


más significativo de lo que la comunidad global puede lograr a través del sis-
tema de tratados de la onu. El Protocolo de Montreal fue el antecedente del
Protocolo de Kioto, trabajo coordinado entre el pnuma, la omm y el Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático que se formó en 1988.
En 1983, la Organización de las Naciones Unidas puso en marcha el tra-
bajo de la Comisión para el Desarrollo Sustentable (cds), conocida también
como la Comisión Brundtland. Se le encomendó la tarea de estudiar las inte-
rrelaciones entre ambas realidades (desarrollo económico y sustentabilidad
ambiental) y aportar soluciones para lograr su compatibilidad. Tras su in-
forme, Nuestro futuro común, presentado en 1987, el concepto de desarrollo
sustentable comenzó a difundirse en la comunidad internacional, hasta que
se popularizó gracias a los medios de comunicación y los trabajos académi-
cos, tras la Conferencia de Río de Janeiro en 1992. El concepto desarrollo sus-
tentable nace de una necesidad intelectual y política, resultado de los propios
problemas generados por el modernismo.52 Se trata de una estrategia global
que se convierte en el transcurso de los años en una metodología, en una
meta normativa que incluye una gestión decidida del medio ambiente.
El documento Nuestro futuro común es un instrumento político que re-
fleja la opinión de 21 expertos, políticos, científicos y ecologistas, respecto a
las amenazas que enfrentamos como especie en el planeta Tierra, y propone
pasos que se deben de dar para asegura la continuidad del progreso humano.
El tema central del informe es la definición estratégica del desarrollo susten-
table, tratándose de una alternativa atractiva por ser políticamente aceptable
en las relaciones internacionales, tanto para los países del centro, como para
los de la periferia. Se trata de un ambientalismo “nuevo y progresista” y re-
presenta la “renovación del modernismo”.53

52 “En las últimas décadas, los estudios sobre las condiciones de desarrollo en el tercer mundo han
estado animados por un modernismo ambiental de tendencia neodeterminista en todo lo que
se relaciona con el crecimiento económico y el bienestar social. Esta orientación ambientalista
es fruto de un encuentro renovado entre ciencias sociales y naturales, como la Economía y la
Ecología, que han tenido un protagonismo indiscutible en la investigación científica de finales
de siglo.” Juan Córdoba y Ordóñez, Ana García de Fuentes y Matilde Córdoba Azcárate, “Mo-
dernismo ambiental frente a la tradición: problemas y perspectivas en el caso de Península de
Yucatán (México)”, Anales de Geografía de la Universidad Complutense, 2000, 20: 235-251.
53 Iñaki Bárcena (comp.), Desarrollo Sustentable. Un concepto polémico, p. 29. En esta obra
puede profundizarse el tema y revisarse las críticas que ha generado su uso.
52 Del saqueo a la conservación

La gestión ambiental se definió a partir de entonces como “el estudio de


las normas, técnicas y tecnologías que permitan mejorar el planeamiento y
manejo del aprovechamiento de los recursos vivos”.54 La unesco diseñó en
1980 una segunda línea de reconstrucción para el concepto desarrollo, expli-
cándose éste como “un proceso complejo y multidimensional que se entiende
más allá del crecimiento económico para incorporar todas las dimensiones
de la vida y todas las energías de la comunidad, cuyos miembros al completo
están llamados a contribuir en el mismo y a compartir sus beneficios”. 55 Se
reconocía la heterogeneidad de los países del tercer mundo, comprendiéndo-
se la pluralidad cultural que debía ser considerada en las políticas de ayuda.
A mediados de los ochenta e inicios de los noventa, la atención de la comuni-
dad internacional se trasladó a los tratados más amplios que ofrecían marcos
de acción concretos para temas generales, como el de cambio climático y la
conservación y protección de la biodiversidad.

6. Amplia aceptación del concepto de desarrollo sustentable en


el discurso a nivel mundial: los años noventa
Mientras que en la década de los setenta la crisis ambiental llevó a procla-
mar el freno al crecimiento antes de alcanzar el colapso ecológico, el discur-
so de los años noventa se enfocó en conciliar los tópicos de la problemática
ambiental y los del desarrollo, cuestionando el deterioro ambiental a partir
de las causas sociales y las relaciones desiguales de poder. La crisis ambiental
llegó a convertirse en un problema global al que debían de responder todos
los ciudadanos del mundo. El desarrollo sustentable, que había sido difundi-
do por la Comisión para el Desarrollo Sustentable en 1987, debía de lograrse
por medio de una “asociación mundial”, una nueva alianza mundial en la que
se asumían principios éticos que llevaran a la humanidad a la realización de
metas ecológicas comunes y nuevos niveles de cooperación para lograr el
desarrollo deseado.56
Los años noventa fueron una década de transformaciones importantes
que ocurrieron en el escenario mundial, un periodo histórico de gran den-

54 Fuentes Bodelón, vol. I, op. cit., p. 266.


55 Elia Cambón Crespo (coord.), La Declaración de los Derechos Humanos a los 50 años, p. 70.
56 Preámbulo, cap. I, agenda 21.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 53

sidad política, caracterizado por una profunda reflexión y crítica sobre las
bases éticas en las que se sustenta la sociedad mundial. Entramos al siglo xxi
revaluando globalmente temas que afectan a toda la humanidad, generando
una respuesta global unificada que la comunidad internacional ha expresado
en la adopción de un nuevo discurso y de un ordenamiento ecológico mun-
dial.
La participación de la sociedad civil y de algunas ong se ha ido reforzan-
do y tornando cada vez más importante en la planificación y ejecución de
agendas locales, haciendo uso de los instrumentos políticos y legales que han
emitido los organismos de nu a través de la Asamblea General para tener
éxito en la ejecución de sus programas locales, en defensa de la participación
social y del ideal de democracia propuesto por la onu desde su fundación,
con la Carta de 1948. Son los grupos de la sociedad civil los más interesa-
dos en defender sus derechos ambientales. Por otro lado, los mecanismos
de mercado se tornan en el medio más seguro y eficaz para internalizar las
condiciones ecológicas y los valores ambientales al proceso de crecimiento
económico. Se han generado así en el escenario mundial una serie de inter-
dependencias entre lo local y lo global.
En la Segunda Estrategia de la uicn publicada en 1990, Cuidemos la Tie-
rra. Una estrategia para vivir de manera sustentable, se propone ayudar
a mejorar las condiciones de vida de los seres humanos de todo el mundo.
Para lo cual se definen dos requisitos. Uno, conseguir por un lado un amplio
compromiso, asumiendo una nueva ética de vivir de forma sustentable; y
dos, integrar la conservación en el desarrollo para mantener las actividades
productivas dentro de la capacidad de la Tierra, para que cualquier persona
pueda disfrutar de una vida larga y satisfactoria. El objetivo de la Segunda
Estrategia es la construcción de una sociedad sustentable, siendo el principio
rector el respeto y cuidado de la comunidad de la vida, ahora y en el futuro.
A partir de mediados de los años ochenta e inicio de los noventa, la aten-
ción de la comunidad internacional en rubros ambientales se trasladó a los
tratados más amplios de temas generales, como cambio climático, pérdi-
da de biodiversidad y pérdida de bosques, especialmente de los tropicales.57
Este tipo de Acuerdos Ambientales Multilaterales tratan la biósfera como
57 Declaración de Principios Relativos a los Bosques, para la Ordenación, Conservación y Desa-
rrollo Sustentable de los Bosques de todo Tipo.
54 Del saqueo a la conservación

un sistema integral, a diferencia de los tratados ambientales anteriores, en


los que se ven los problemas de los sectores forestales, marinos, faunísticos
y atmosféricos de manera desconectada. En la Conferencia Mundial del Me-
dio Ambiente en Río de Janeiro (1992), y gracias a la iniciativa y fuerza de la
sociedad civil en la Cumbre de la Tierra, se lograron amplios acuerdos sobre
normas de gestión ambiental que se transformaron en un nuevo deber de los
gobiernos del mundo y redefinieron el concepto de desarrollo sustentable.
La preocupación por la naturaleza se filtró en la política a nivel administra-
tivo y conceptual. Aunque la idea de un desarrollo sustentable se ha convertido
ahora en un compromiso un tanto ambiguo, ha resultado ser muy exitosa. Tras
la Conferencia de Río el manejo del medio ambiente como objeto de conoci-
miento no se centraba ya sólo en la idea del manejo de la naturaleza como en
áreas naturales protegidas, marcando territorios para el uso y disfrute de los
humanos y las especies como un espacio público manejado por los estados,
sino que se trata de un cambio en el uso y manejo de la naturaleza.58
El manejo del medio ambiente se convierte en una problemática mundial
relacionada con la reproducción de la vida en general, de la vida humana y
de la biodiversidad que mantiene la vida humana. Los aspectos relacionados
a la biodiversidad se convierten en la década de los noventa en prioritarios,
al representarla como un potencial de valor agregado susceptible de generar
importantes recursos.
Comienza entonces a prevalecer el punto de vista de que el desarrollo del
comercio internacional y la protección del medio ambiente tienen que ser
tratados como unidad inseparable.59 El comercio y las finanzas internaciona-
les son los dos motores de la economía global y tienen sus propias estructu-
ras de gestión, que pueden contribuir o entrar en conflicto con los objetivos
del desarrollo sustentable.
Un lugar central en muchos acuerdos ambientales multilaterales (aam) ocu-
pan los instrumentos comerciales o relacionados con el comercio. Estos son me-
didas políticas importantes que actualmente se emplean en las negociaciones
ambientales de más de veinte acuerdos. Aunque ésta es una parte relativa-
mente pequeña de los aam, hay que mencionar que las medidas relacionadas

58 Thomas Bernauer, “The effect of international environmental institutions: how we might


learn more”, en International Organization, No. 49-2, p. 351-77.
59 Marc A. Levy, Young Oran R., y Michael Zürn, The study of international regimes, p. 1-55.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 55

al comercio están incluidas en los acuerdos más importantes. Las medidas


comerciales sirven a varios propósitos. Controlan el comercio, regulando el
intercambio de productos de riesgo ambiental o desestimulan el aprovecha-
miento no sustentable de los recursos naturales. También tienen dos tipos de
papel coercitivo: evitan que países que no son miembros realicen intercambio
de bienes controlados con los países miembros y ayudan a la eficiencia de los
acuerdos mediante el control del comercio con los países no participantes.60
Las mediadas comerciales en los aam toman varias formas.61 Reportan los
requerimientos sobre el volumen de comercio con determinado producto;
requerimientos de etiquetación u otro tipo de identificación; requerimientos
relacionados con los procedimientos de notificación y consenso; prohibicio-
nes de exportación y/o importación generales o específicas.
Con el incremento constante de los flujos comerciales en el mundo, crece
constantemente el número de tratados de libre comercio (tlc). Actualmen-
te están vigentes 170 tlc, veinte están en proceso de ratificación y otros 70
en proceso de negociación.62 Las cláusulas de estos últimamente incluyen
siempre más elementos ambientales relacionados con el comercio: desde la
inversión y los servicios hasta los procesos y métodos de producción y los
estándares de inocuidad de los alimentos.
La interacción de los aam con la omc sigue dos vías principales: la pri-
mera consiste en tratar de evitar posibles conflictos mediante la adopción de
medidas comerciales por los aam, y la segunda, consiste en la coordinación
institucional entre los respectivos secretariados de las aam y el Secretariado
de la omc. No hay que omitir en este contexto también la entrada de nuevos
participantes en el proceso, como las organizaciones no gubernamentales, el
sector social y el sector académico.63
En 2001, en la Declaración Ministerial de Doha fue incluido el tópico so-
bre la relación entre la omc y las aam.64 Como indica Steve Charnovitz, los
60 En este sentido existe semejanza con el régimen internacional de seguridad, donde los instru-
mentos comerciales ayudan a que los países se adhieran a los acuerdos de desarme según lo subra-
ya Oran Young, The institutional dimensions of environmental change-fit, interplay, and scale.
61 Para más detalles véase Olav Stokke, Trade measures, wto and climate compliance: the in-
terplay of international regimes.
62 wto, The changing landscape of regional trade agreements, Discussion Paper 8, p. 1.
63 unep (2002), Multilateral environmental agreements and the wto: building synergies, http://
unep.ch/etu.
64 Parágrafos 31 y 32 de la Declaración Ministerial de Doha.
56 Del saqueo a la conservación

dos logros clave de la Declaración de Doha son el reconocimiento del medio


ambiente como un punto de la agenda en la ronda comercial y el fomento
de la cooperación entre la omc, el pnuma y otros organismos internacio-
nales relacionados con el medio ambiente y el desarrollo. Al respecto, la
Declaración de Doha reconoce explícitamente que “el sistema multilateral
comercial y los esfuerzos hacia la protección ambiental tienen que y deben
de reforzarse mutuamente”.65 Sin embargo, las declaraciones no dejan de
ser vagas e indefinidas. Por otro lado, el mismo Comité sobre el Comercio
y Medio Ambiente fue encargado de hacer recomendaciones y para ello le
hace falta la participación de especialistas ambientales y de representantes
del sector social.66
Los acuerdos multilaterales de mayor importancia que se han signado en
los años noventa se comentan a continuación.
La Convención Internacional para Protección de Plantas (ippc).67 Si bien
data de 1951, fue revisada y entró en vigor en abril de 1991. Tiene fuertes
implicaciones en cuanto al comercio exterior, siendo su objetivo principal la
cooperación internacional para la protección de las plantas. Incluye muchas
formas de cooperación y no está limitada a la protección de plantas cultiva-
das o a la prevención de plagas.
La Convención de Basilea sobre el Control de Movimientos Transfronte-
rizos de Desechos Tóxicos y su Eliminación.68 Esta convención se firmó en
mayo de 1992. Su objetivo es proteger la salud humana y el medio ambiente
de los impactos adversos que pueden darse del manejo, transportación y eli-
minación de desechos tóxicos.
La Convención sobre la Diversidad Biológica (cbd). 69 Fue firmada en ju-
nio de 1992 y entró en vigor en diciembre del año siguiente. Tiene por ob-
jetivo conservar la diversidad biológica, mantener el uso sustentable de sus
componentes y la distribución justa y equitativa de los beneficios provenien-
tes del uso de los recursos genéticos.

65 Steve Charnovitz, “The environmental significance of the Doha Declaration”, p.13.


66 ictsd, “wto environment committee zeroes in the scope of negotiations”.
67 International Plant Protection Convention, http://www.ippc.int.
68 Basel Convention on the Control of Transboundary Movements of Hazardous Wastes and their
Disposal. Emite un Protocolo sobre la responsabilidad y compensación de daños provenientes de los
movimientos transfronterizos de desechos tóxicos y su eliminación. Ver en http://www.basel.int/
69 Convention on Biological Diversity, http://www.biodiv.org.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 57

Tras esta convención se organizó en Cartagena una conferencia interna-


cional que emitiría un Protocolo sobre Bioseguridad.70 Su objetivo es asegu-
rar un nivel adecuado de protección en cuanto la transferencia, manejo y uso
de organismos vivos que podrían tener impacto adverso sobre la conserva-
ción y el uso sustentable de la diversidad biológica, tomando en cuenta tam-
bién los riesgos para la salud humana.
La Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (un-
fccc).71 Esta Convención entró en vigor en marzo del 1994, pudiendo solici-
tar su admisión todos los países que son miembros de la onu o de alguna de
sus agencias especializadas; o bien, países-miembros de la Corte Internacio-
nal de Justicia.72 El objetivo de la unfccc es la estabilización de las concen-
traciones de los gases con efecto invernadero en la atmósfera hasta el nivel
que pueda prevenir la interferencia antropogénica peligrosa con el cambio
climático.
El Protocolo de Kioto,73 que complementa y refuerza la unfccc. Está ba-
sado en un marco general establecido por la unfccc y comparte sus obje-
tivos y principios, así como sus países miembros, los cuales se nombran en
el Anexo I (países de la ocde), en el Anexo ii (ante todo países en vías de
desarrollo y economías en transición). Se ha dado un avance para reducir las
emisiones por parte de los países del Anexo I. El Protocolo se signó el 11 de
diciembre del 1997 y entró en vigor en febrero de 2005, tras su ratificación
por Rusia y está abierto para cada país miembro de la unfccc.
El Acuerdo para la Protección de Madera Tropical74 (itta) entró en vigor
en 1997, y es sucesor del Acuerdo anterior de 1983. Su objetivo es fomentar
el comercio internacional de madera tropical, el manejo sustentable de los
bosques tropicales por medio de la cooperación internacional y llevar a cabo
una labor política e implementación de proyectos. El Acuerdo tiene vigencia
por un período de cuatro años, con la posibilidad de ser extendido dos veces
por un período de tres años en cada ocasión. Actualmente el itta es válido
hasta el 31 de diciembre de 2008.
70 Cartagena Protocol on Biosafety, http://www.biodiv.org/biosafety.
71 United Nations Framework Convention on Climate Change, http://unfccc.int.
72 Las mismas condiciones son válidas en cuanto la participación de las organizaciones regio-
nales de integración.
73 Kyoto Protocol, http://unfccc.int.
74 International Tropical Timber Agreement, http://www.itto.or.jp.
58 Del saqueo a la conservación

La Declaración de Ámsterdam sobre el Cambio Global que estableció la


Cooperación Científica del Sistema Tierra fue avalada por más de cien paí-
ses. La Declaración da inicio a cuatro programas científicos a nivel mundial:
Programa Internacional de Geósfera-Biósfera (igbp), Programa Internacio-
nal sobre las Dimensiones Humanas del Cambio Global Ambiental (ihdp),
Programa de Investigación del Clima Mundial (wcrp) y el Programa Inter-
nacional sobre la Biodiversidad (diversitas).75
Como podemos darnos cuenta, actualmente la gobernanza internacional
ambiental está compartida entre varias instituciones que muchas veces tie-
nen mandatos que se traslapan, repiten, o a veces hasta se contradicen. Esta
indefinición de los objetivos, aunada a la escasez de recursos y al insuficiente
soporte político, provoca una autoridad deficiente de los aam.76 No obstan-
te, se han hecho propuestas para incrementar la coherencia y la legitimidad
mundial del sistema internacional de regímenes ambientales. Por ejemplo,
existe una propuesta para crear la Organización Ambiental Mundial,77 así
como sugerencias de enlazar los diferentes aam para crear sinergias. Una
iniciativa de mayor aplicación práctica es la del pnuma y consiste en intro-
ducir un enfoque sistémico para la coordinación de los aam.
Es muy importante también reforzar los mecanismos y los incentivos de
cumplimiento de las disposiciones de los aam entre sus miembros y más
importante aún hacer su cumplimiento extensivo a los no miembros.78 En
este sentido se utilizan los instrumentos relacionados con el comercio, pero
también es recomendable incrementar los incentivos directos, como la asis-
75 H. J. Schellnhuber et al., Earth system analysis for sustainability, environment, science and
policy for sustainable development, pp.11-25. Más información sobre los programas se puede
consultar en http://www.essp.org.
76 En este aspecto se nota una gran diferencia no sólo con el régimen comercial que es el más
desarrollado a nivel internacional, sino también con las instituciones internacionales creadas
en los ámbitos de la salud y el empleo, según Gemmil et al., Designing a new architecture for
global environmental governance, y Sebastián Oberthuer y Thomas Gehring, Investigating
Institutional interaction: towards a systematic analisis.
77 La creación de World Environmental Organization (weo) como contraparte legal e insti-
tucional a la omc inclusive fue sugerida por el anterior Director General de la omc, Renato
Ruggieri, en el Simposio de alto nivel sobre el comercio y medio ambiente (1999). Para más
detalles véase Fiona Macmillan, wto and the environment; Ford Runge, “A global environ-
ment organization (geo) and the world trading system”, Journal of World Trade, pp. 399-436;
John Whalley y Ben Zissimos, A world environmental organization.
78 Jeffrey L. Dunoff, International dispute resolution: can the wto learn from meas? Conference
“Trade and environment, the wto and meas. Facets of a complex relationship”. p. 63.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 59

tencia técnica adecuada, los programas de capacitación y los mecanismos de


prevención de controversias.
En el Informe Recursos Mundiales 2004, del World Resource Institute
(wri), se afirma que “a un nivel más elemental, las instituciones de gestión
internacional se debilitan por las divisiones existentes entre los países y las
regiones, manifestándose a menudo como una división Norte-Sur en tér-
minos de prioridades ambientales y de percepción de las responsabilidades.
Estas debilidades y divisiones limitan la capacidad de la comunidad interna-
cional para responder siquiera al problema ambiental más urgente”.79 Según
éste informe, existen hoy en día más de 500 acuerdos ambientales multi-
laterales, y de esos unos 300 tienen que ver con temas regionales, como la
regulación de la pesca local. De los 300 acuerdos, un aproximado del 60 por
ciento se ha firmado a partir de la Conferencia de Estocolmo, 1972. De los
aam, los más importantes se agrupan en cinco áreas: biodiversidad, atmósfe-
ra, tierra, substancias químicas y residuos peligrosos, y asuntos marinos.80

Conclusiones
Ya vimos que los tratados se forjan por medio del consenso, pero hay otros
problemas para su cumplimiento, como la falta de organismos que supervi-
sen su acatamiento o la carencia de indicadores comunes aceptables. Éste fue
un gran vacío en los años anteriores a los ochenta, debido a las dificultades
para integrar el pensamiento ambiental en las decisiones económicas.81 Se
reconocía entonces el problema de la crisis ambiental y de la contaminación,
proponiéndose soluciones, pero no se contaba aún con indicadores ambien-
tales para obtener mejores resultados. Muchas veces los tratados ambienta-
les se apoyan en un “sistema de honor”, 82 con poca o nula responsabilidad
más que la presión pública ejercida por grupos de vigilancia de las ong. En
otros casos, los estados carecen de los medios técnicos y/o financieros para

79 Op. cit, p. 140.


80 wri, op. cit., p.145.
81 Esto se refleja en la función del ecosoc. La cooperación internacional se convierte en el
campo de acción esencial de la onu, por encima de las cuestiones de paz y seguridad mun-
dial. Para más información se puede consultar Modesto Seara Vázquez, Las Naciones Uni-
das a los cincuenta años.
82 Íd., p. 151.
60 Del saqueo a la conservación

aplicar los tratados más importantes, por lo general establecen oficinas per-
manentes o secretarías para manejar sus asuntos y coordinar a las partes.
Otro de los problemas es que “a medida que el enfoque de los esfuerzos
se desplaza para aplicar un tratado, las secretarías comienzan a desarrollar
programas y agendas, convirtiéndose en organismos diminutos de Naciones
Unidas, con sus propios mandatos, actividades y administración”83. O bien
como el caso del ecosoc, uno de los órganos principales del sistema, que se
convirtió en una maquinaria demasiado pesada para poder funcionar con
eficiencia. Además, los organismos y organizaciones de nu están dotadas con
un carácter limitado que no permite que sus discusiones tengan una fuerza
obligatoria. Esto conduce inevitablemente a la proliferación de agendas y a
una administración fragmentada.
Las ciencias del medio ambiente no pueden darnos las respuestas sobre
cuál es la mejor manera de resolver los conflictos entre comunidades locales
y empresas madereras o sobre el futuro de los bosques. Las ciencias atmos-
féricas no nos van a dar respuesta sobre cómo distribuir la responsabilidad
de la reducción de las emisiones de gases. En suma, la gestión ambiental es
un asunto de equilibrio entre los problemas éticos y morales, con los ob-
jetivos sociales y económicos representados por el sistema de la economía
mundial y por los intereses de cada nación, y la misma tolerancia del sistema
natural. Pero a diferencia de la ética, las ciencias ambientales y la ecología
tienen repercusiones que se pueden comprobar científicamente. Pero, ¿cómo
se comprueba científicamente la injusticia social y las repercusiones de la
inequidad social? ¿Dónde termina el derecho individual cuando se está afec-
tando la vida de otros? ¿Cómo se comprueba científicamente que el derecho
a la propiedad privada puede tener serias repercusiones a largo plazo sobre
los derechos comunitarios? Evidentemente, éstas son decisiones políticas
con un trasfondo moral. Por lo general hemos visto a lo largo de la historia
que la adopción de decisiones sobre las problemáticas ambientales globales,
regionales y locales tienden a estar centralizadas y aisladas de las personas y
lugares afectados.
Al respecto escribe Óscar Wilde que “es posible encontrar el precio de
todo y el valor de nada”.84 No se puede calcular el valor del medio ambiente,
83 Ibídem.
84 Citado en Iñaki Bárcena, op. cit., p. 31.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 61

pues se trataría de un cálculo que no recoge las valoraciones desde el punto


de vista de las distintas personas y culturas. Nuestros valores son un reflejo
del sistema social en que vivimos y expresan grados de compromiso con un
orden social específico, que es el orden que han adoptado esos valores. Por lo
tanto, el valor que le damos en cada cultura e individualmente a la naturaleza
es un reflejo de nuestras prioridades.
El régimen ambiental multilateral es un testimonio del reconocimiento
de los problemas ambientales a nivel internacional y de la voluntad de coope-
ración entre los gobiernos nacionales para solucionar estos problemas, que
muchas veces tienen impacto transfronterizo, regional o global.
Los retos a nivel internacional son, en primer término, establecer una
coordinación entre los Acuerdos Ambientales Multilaterales para mejorar
su eficacia y crear sinergias en su acción. En segundo término, reforzar las
interrelaciones entre los programas ambientales a nivel región, país y estado,
por un lado, y los Acuerdos Ambientales Multilaterales, por el otro. Lo últi-
mo ayudaría a los gobiernos a establecer políticas ambientales de acuerdo a
criterios consensuados a nivel multilateral, así como las prioridades para la
colocación de los recursos domésticos y la asistencia tecnológica y financiera
externa. También establecería pautas para los tomadores de decisiones y los
agentes de las políticas de conservación y desarrollo sustentable para tener
acceso a información, experiencias exitosas y/o apoyos financieros para cada
caso particular.
Los programas nacionales deberían identificar los asuntos ambientales
sujetos a más de un aam, de los recursos ambientales patrimonio de más de
un solo país y problemas ambientales similares en varios países que no com-
parten límites territoriales. Los programas nacionales tienen que establecer-
se sobre la base de la experiencia, las capacidades y los recursos de los aam.
Esto es muy importante, especialmente en el uso de estándares compatibles
y categorías de información y evaluación ambiental, que permitan un análi-
sis exhaustivo y un diagnóstico integral para catalogar y resolver problemas.
Adoptar las disposiciones acordadas por los aam en los programas naciona-
les ambientales permitiría reforzar el mecanismo de cumplimiento, que es
muy laxo en los aam.
Es de interés prioritario que los programas nacionales se discutan a ni-
vel regional para detectar problemáticas comunes que podrían resolverse de
62 Del saqueo a la conservación

manera integral, mediante el apoyo de un aam fuerte. La discusión a nivel


regional permite también involucrar un mayor número de expertos, miem-
bros de las comunidades locales y tomadores de decisiones para elaborar en-
foques regionales que podrían ser menos costosos y más eficientes (los más
comunes son sistemas de información y educación ambiental), tomando en
cuenta las características específicas de las regiones.
Un punto importante que habría que revisar con detenimiento es si, tras
las negociaciones internacionales respecto a la soberanía de los estados sobre
sus recursos naturales, el nuevo ordenamiento territorial de corte ecológico
que comenzó en los años ochenta y el moderno sistema de gestión e informa-
ción ambiental, permite a los estados fuertes acceder a los recursos naturales
y a la información genética de la riqueza biológica, sin violar el derecho a la
soberanía de los demás estados —en especial los débiles— en esta materia.
Por último, es muy importante integrar las consideraciones ambientales a
las políticas económicas y comerciales, con el objetivo de apoyar el desarro-
llo sustentable y asegurar altos niveles de protección ambiental. 
Hemos de caracterizar el ambiente y el desarrollo como un binomio indi-
soluble. Las tasas más altas de crecimiento económico no pueden ser un in-
dicador que refleje por sí mismo el progreso económico y social de los países.
Según los documentos de las Naciones Unidas, éste tiene que complemen-
tarse con una amplia gama de indicadores sociales, políticos y ambientales
que giran alrededor de la calidad de vida de las personas.
Para avanzar hacia un desarrollo humano integral, en su sentido más pro-
fundo, es muy importante una protección del medio ambiente que implique
el cambio de conciencia y la solidaridad social, pues todo deterioro impacta
de manera negativa en la calidad de vida a corto, mediano y largo plazo.

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66 Del saqueo a la conservación
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 67

Capítulo 2

La política ambiental mexicana:


una panorámica
José Urciaga García, Miguel Ángel Hernández Vicent
y David Carruthers

Introducción. La política ambiental y el desarrollo sustentable


A principios de la década de 1990 el desarrollo sustentable cimentó su posi-
ción como el discurso internacional dominante para analizar y conceptualizar
la relación entre el desarrollo y el ambiente. Este dominio prevalece hasta hoy,
tanto en el Norte como en el Sur. Dado que promete reconciliar las tensiones
inherentes entre los imperativos de crecimiento económico y protección am-
biental, el desarrollo sustentable sigue siendo una propuesta inmensamente
atractiva que despierta simpatía en los gobiernos nacionales y locales, empre-
sas privadas, organizaciones no gubernamentales (ong), estudiosos y ciuda-
danos. Como uno de los 172 estados firmantes de la “Cumbre de la Tierra”
organizada por la Comisión de Desarrollo Económico de la onu, la cual se
llevó a cabo en Río de Janeiro en 1992, México ha institucionalizado una po-
lítica nacional de compromiso con el desarrollo sustentable por décadas. Los
principios que fundamentan el discurso y las metas de sustentabilidad se ven
ampliamente reflejados a lo largo y ancho de las leyes, normas e instituciones
tocantes a medio ambiente, uso de suelo, vida silvestre y recursos naturales.

[67]
68 Del saqueo a la conservación

A pesar de su posición hegemónica en la política ambiental nacional e inter-


nacional. El significado del desarrollo sustentable siempre ha sido discutido
e intrínsecamente controversial. Según el reporte de la Comisión Brundt-
land: “La humanidad tiene la capacidad de lograr el desarrollo sustentable
satisfaciendo las necesidades del presente sin comprometer la satisfacción
de las necesidades de las generaciones futuras”. Esta definición es elegante y
ampliamente citada, pero el concepto del desarrollo sustentable sigue siendo
vago y ambiguo en la práctica, casi imposible de medir o de poner en práctica
en la política pública: es sujeto de distintas interpretaciones relacionadas con
diferentes perspectivas teóricas, disciplinas, inclinaciones políticas, y nece-
sidades prácticas. Es multidimensional, multidisciplinario e incluye varios
aspectos sociales, económicos, ambientales e institucionales. En el sentido
más amplio, implica un proceso cuyo propósito es el de alcanzar mayores ni-
veles de bienestar de la sociedad, con una distribución justa de los resultados
que genera la economía. Entendido de manera integral, pondría en el centro
de su atención al ser humano, con modalidades de funcionamiento econó-
mico enfatizadas en la calidad de vida a través de la reducción de la pobreza
y el respeto al medio ambiente, en un marco de equidad intergeneracional e
intrageneracional.
La aceptación y el consenso del discurso del desarrollo sustentable en
las décadas recientes contrasta con el parco desempeño de las economías y
las políticas públicas en esta dirección. Importantes aspectos del desarrollo
todavía no cuentan con mecanismos e instituciones básicas para diseñar y
aplicar políticas que desatarían las fuerzas para conducir la sociedad hacia
mejores niveles de vida, con recursos mejor distribuidos y con respeto al me-
dio ambiente y a sus recursos naturales. Enfrentando un consumismo voraz
y una obsesión universal con el crecimiento económico, los movimientos
sociales han luchado para definir y promover una transformación funda-
mental del estilo vigente de producción, consumo y ocupación del territorio,
mediante un significativo reconocimiento sobre las debilidades de la forma
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Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 69

por la depredación de los recursos naturales y el empobrecimiento de gran-


des masas de población.
Para darle contenido al concepto del desarrollo sustentable, se deben
involucrar como ejes fundamentales las denominadas 3E (por sus siglas en
inglés): equidad (equity), eficiencia económica (economic efficiency) y inte-
gridad ambiental (environmental integrity). El concepto de sustentabilidad
es clave para conciliar el funcionamiento de la economía con la protección
del ambiente. El énfasis en la sustentabilidad del desarrollo obedece a la im-
portancia que se le otorga a la preservación del capital natural, los servicios
de los ecosistemas y al bienestar de las generaciones futuras como objetivos
básicos del desarrollo.
Además, el desarrollo sustentable implica pensar en algún horizonte
temporal de cualquier sistema, horizonte que puede modificarse en función
de las motivaciones que guardan las generaciones presentes con las futuras,
en el extremo egoísta o altruista. Si los agentes de la generación actual tienen
motivaciones egoístas y piensan únicamente en su propio bienestar, el hori-
zonte temporal que implica es muy estrecho y puede limitarse a su ciclo de
vida, es decir, a una generación; mientras que si la actitud de las generaciones
actuales es considerar dentro de su función de bienestar a generaciones pos-
teriores o anteriores, el horizonte temporal puede implicar a generaciones
infinitas. Un ejemplo típico es considerar los lazos con la familia extendida
atrás y adelante en por lo menos tres generaciones que implica hijos, nietos
y bisnietos, y padres, abuelos y bisabuelos. La motivación para incluir a otras
generaciones está condicionada por la fortaleza de los vínculos familiares y
por el motivo de recibir y dejar herencias.
Por otra parte, la equidad de los integrantes de la generación actual se aso-
cia estrechamente a su nivel de bienestar obtenido y su posición relativa, y
condiciona la relación que establecen entre el presente y el futuro, la elección
de la preferencia temporal o la tasa de descuento social que registren está

 Las complejas interrelaciones entre lo económico, ecológico y social deben de estar presentes
en cualquier política que pretenda elevar los niveles de desarrollo y deben ser los ejes con los
cuales poder realizar ciertos intercambios (trade offs) que permitirá traducir las intenciones
en políticas de desarrollo sustentable. Para un análisis formal de las políticas de desarrollo
sustentable puede consultarse a S. Faucheux, D. Pearce y J. Props, Sustainable development:
Concepts, rationalities and strategies. Para un análisis crítico de las limitaciones de las nocio-
nes contemporáneas de desarrollo sustentable ver Carruthers (2005).
70 Del saqueo a la conservación

condicionada por su posición de bienestar relativo respecto a otros miem-


bros de la generación actual. La tasa de descuento social refleja el sentido de
lo inmediato de la sociedad y tiene importantes implicaciones éticas sobre el
aprovechamiento del capital natural y de los servicios de los ecosistemas. En
general, la mayoría de los individuos registra una tasa de preferencia tempo-
ral positiva, en el sentido que prefiere recibir ingresos ahora en lugar de en
algún tiempo futuro e incierto. Además, si la generación actual se distingue
por una gran desigualdad en la distribución del ingreso y de la riqueza, espe-
cialmente bajo condiciones de pobreza y exclusión social de amplios sectores
de la población, esta situación ejercerá un efecto directo sobre la tasa de des-
cuento social. La sociedad tendrá una tasa de descuento social muy grande
que favorecerá los proyectos con un horizonte temporal de muy corto plazo
e inmediatos. En esta situación, necesariamente se tenderá al agotamiento
del capital natural porque resultan poco atractivos los proyectos de inversión
con horizontes temporales de mayor plazo, como los proyectos que se ins-
trumentan para proteger o mejorar la calidad ambiental. Los proyectos de
mediano o largo plazo se visualizan como bienes exóticos propios de socie-
dades desarrolladas con menor pobreza.
Existen muchas propuestas y de muy diverso contenido sobre las políti-
cas e instrumentos que definen las acciones para transitar hacia la senda del
desarrollo sustentable. El presente capítulo tiene la finalidad de brindar una
panorámica general sobre los diversos aspectos que involucran la política am-
biental como la aplicación de un conjunto de instrumentos destinados a con-
cretar la actuación pública sobre el desarrollo sustentable. La exposición del
trabajo tiene el orden siguiente. Después de un breve repaso de la justificación
de la política ambiental, se realiza en la segunda parte un análisis de sus prin-
cipales instrumentos. En el tercer apartado se lleva a cabo un repaso histórico
de la evolución de instrumentos, instituciones y mecanismos que dan conte-
nido a la política ambiental en México. Finalmente, concluimos con un diag-
nóstico crítico de la puesta en práctica de la política ambiental mexicana.

1. La economía y los instrumentos de la política ambiental


Desde la perspectiva operativa de las políticas dirigidas a establecer y
orientar el desarrollo existen muchos instrumentos para poner a la econo-
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 71

mía en una senda hacia el desarrollo sustentable. Se entiende por políticas


ambientales al conjunto de cursos de acción que tienen como objeto incidir
en la preservación del equilibrio ecológico, la prevención y control de la
contaminación y el desarrollo sustentable. Los gobiernos intentan planifi-
car el proceso de desarrollo cuando formulan y establecen diversos obje-
tivos, políticas, programas e instrumentos, con la finalidad de alcanzar el
desarrollo en determinado periodo de tiempo. Frecuentemente lo hacen a
través de las políticas e instrumentos de que dispone la política económi-
ca, como las políticas sectoriales (agropecuaria, industrial y otras) o bien
mediante las políticas de ingresos, monetaria y/o fiscal, o con políticas re-
gionales y otras.
La utilización del capital natural con el propósito de promover el cre-
cimiento económico sin incluir apropiadamente la valoración monetaria de
los efectos externos generados, ha sido la regla más que la excepción de los
proyectos de promoción económica. Los efectos espaciales y ambientales que
usualmente no se reflejan en las transacciones de mercado han inflado arti-
ficialmente la rentabilidad privada, ya que por ignorancia o con intención no
se contabilizan en la estructura de costos del proyecto, porque seguramen-
te al considerarlos reducen la rentabilidad privada del proyecto de inversión.
Este olvido aparente de no considerar las formas de compensación de los
impactos externos a escala espacial, y de otras externalidades negativas de
la producción, ha influido directamente en la insustentabilidad del estilo de
desarrollo económico. En efecto, las consecuencias ambientales de muchos
proyectos y programas de inversión y crecimiento pueden constituir un museo
de horrores de las políticas de desarrollo. De hecho hasta ya muy avanzada la
década de los noventa del siglo pasado se empezaron a reconocer las desventa-
jas de este estilo de crecimiento y a contemplar y valorar pecuniariamente el
efecto de las externalidades en los procesos de promoción económica.
 Las externalidades negativas de la producción son una de las principales categorías de las
fallas de mercado. Las economías de mercado generan incentivos a los productores para “ex-
ternalizar”, i.e., expulsar los costos nocivos de la producción fuera del mecanismo de pre-
cios, incrementando de esta manera los márgenes de ganancia. Los mercados no corregidos
tienden a imponer precios artificialmente bajos (o cero) a los insumos de la producción, y al
capital natural y los servicios que proporcionan los ecosistemas, tales como la absorción de
contaminantes y desechos, la filtración, almacenamiento de recursos, o la diversidad biológi-
ca. Para tratados clásicos sobre las implicaciones de política de las externalidades negativas,
ver Hardin (1968) y Ophuls (1977).
72 Del saqueo a la conservación

La política ambiental se diseña para modificar patrones de producción,


distribución y consumo de los agentes. Sólo a través de los cambios en los
incentivos se puede esperar modificar las conductas de los agentes económi-
cos e incluir los efectos negativos que de otra manera existirían por las fallas
originadas por el mecanismo de precios (bienes públicos, recursos comunes,
monopolios, información asimétrica y otras distorsiones). La idea de reducir
el impacto ambiental de las actividades económicas se ha plasmado en la crea-
ción de un marco legal e institucional que da cuerpo a la política ambiental.
Corregir los problemas derivados de las fallas del mercado es fundamen-
tal para cualquier concepción significativa del desarrollo sustentable. La po-
lítica ambiental se esfuerza de manera creciente a fin de que se incluyan los
efectos externos en la evaluación económica del proyecto. Los procesos de
planificación del desarrollo han empezado a incorporar las diferentes di-
mensiones de los impactos de la actividad humana, contemplan las voces de
los actores directos e intentan generar compatibilidades entre la conserva-
ción y el desarrollo fundamentados en la vocación productiva del suelo.
En el plano instrumental, se puede considerar dos clases de mecanismos:
los instrumentos económicos y los instrumentos no económicos. Estos ins-
trumentos contienen por lo menos cuatro grandes grupos de categorías que
pueden utilizarse para influir en la conducta de los agentes económicos me-
diante la inclusión de costos externos originados por la actividad humana:

1.1 Instrumentos económicos


a) Impuestos. La idea descansa en considerar la contaminación como
una externalidad que afecta el bienestar de terceros. La externalidad puede
ser remediada imponiendo un impuesto al contaminador, impuesto que sea
equivalente al valor del daño causado. Este razonamiento hoy se encuentra
respaldado por el “principio del que contamina paga”,  lo que le hace sonar
como una solución razonable para gran numero de personas. Algunas críti-
cas fuertes a la utilización de este tipo de instrumentos es que es muy difícil
valorar daños que involucran problemas globales, que el nivel de contami-
nación está asociado a la función de producción de la empresa y, finalmente,
que resulta complejo estimar la reducción de los contaminantes asociados
 Jonathan M. Harris, Environmental and natural resource economics. A contemporary appro-
ach, p. 48.
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 73

al impuesto. Algunas de sus ventajas asociadas son que incentivan a las em-
presas a invertir en tecnología más eficiente para el proceso de producción,
ayudan a disminuir el costo marginal por descontaminar, permiten la apli-
cación del principio equimarginal y reducen la emisión de contaminantes
asociados.
b) Cargos. Representan una forma directa de utilizar la autoridad regula-
toria del Estado para imponer un precio que refleje el daño estimado de los
daños ambientales asociados a la producción. Dependiendo de hacia donde
vayan a aplicarse, existen cinco tipos de ellos: 
1) Cargos por emisión: son cargos sobre las emisiones de contaminantes
en el agua, aire, suelo o generación de ruido, están relacionados con la canti-
dad y calidad del contaminante y los daños ejercidos sobre el ambiente.
2) Cargos a usuarios: relacionados al costo de tratamiento, recolección,
disposición o recuperación de costos administrativos, dependiendo de la si-
tuación a la que sean aplicados, pero no se relacionan directamente con el
costo del daño sobre el ambiente.
3) Cargos a productos: son impuestos a productos que son considerados
perjudiciales al ambiente al ser utilizados en procesos de producción, o con-
sumidos y desechados. El monto del cargo es recíproco al costo del daño am-
biental ligado al producto objetivo.
4) Cuotas ambientales: referidas a los niveles máximos de contaminación.
La asignación de éstas se dirige a un objetivo ambiental, para después poder
ser comercializadas bajo ciertas reglas.
5) Depósitos: involucran depósitos pagados por la contaminación poten-
cial de algún producto u actividad. Si estos no cumplen con las prácticas
ambientales adecuadas, entonces cualquier costo derivado de ellas es pagado
por estos depósitos o fianzas.
c) Permisos negociables. Son instrumentos basados en el mercado para el
control de la contaminación o conservación del ambiente. La idea básica de
los permisos negociables está basada en cinco aspectos: 1) Determinar un
nivel aceptable de contaminación, inferior al actual. 2) Emitir permisos por
 El principio equimarginal dice que, si se tienen múltiples fuentes para generar determinado
producto, es posible minimizar el costo total de generar determinada cantidad de esa pro-
ducción, distribuyendo la producción de tal manera que se igualen los costos marginales de
las diferentes fuentes de producción.
 Kerry Turner et al., Environmental economics. An elemental introduction, pp. 160-161.
74 Del saqueo a la conservación

ese determinado nivel. 3) Colocar los permisos entre el número de empresas


en la industria a regular la contingencia ambiental. 4) El reparto se realiza
de acuerdo a criterios históricos de contaminación, subastas o de manera
alícuota. 5) Una vez colocados los permisos, las empresas pueden negociar-
los dependiendo de sus costos marginales de descontaminar. 6) El precio de
los permisos se ubicará entre el costo más bajo por descontaminar y el costo
más alto por descontaminar.
d) Negociación Coasiana. El teorema da Coase declara que “si los dere-
chos de propiedad están bien definidos y no existen costos de transacción
significativos, se dará una asignación eficiente de los recursos aún con exter-
nalidades”. El instrumento rechaza la autoridad del Estado (vía impuestos,
subsidios o normas) y apunta a favor de la negociación en el mercado de los
derechos de propiedad para lograr el nivel de contaminación óptimo social.
Descansa sobre la base de que, sin importar quién posea los derechos de pro-
piedad, existe una tendencia automática para aproximarse al óptimo social
mediante la negociación.10 E independientemente de quién posea los dere-
chos de propiedad —el contaminador o el afectado— el resultado es óptimo.
Según este argumento, la política regulatoria del Estado es redundante, ya
que el mercado solucionará el problema a través de la negociación.11 Así, en
términos de eficacia, la solución Coasiana es teóricamente óptima, aunque
puede diferir en equidad y justicia social.12 Aunque elegante conceptualmen-
te, la idea de resolver problemas ambientales a través del uso creativo de de-
rechos de propiedad sigue estando relegada básicamente al ámbito teórico, y
su utilización en la práctica ha sido difícil y limitada.

1.2 Instrumentos no económicos


a) Eco-etiquetas. Son logotipos otorgados por un organismo oficial que
indican que el producto que la ostenta ejerce poca presión sobre el ambien-
te y garantizan la inclusión del criterio ambiental en el producto. Mediante
una eco-etiqueta podemos distinguir que el producto cumple con rigurosas
 Jonathan M. Harris, op. cit.; Kerry Turner et al., op. cit.
 J. M. Harris, op. cit., p. 49.
10 K. Turner et al., op. cit., p. 153.
11 Existen críticas y complicaciones que tienen que ver con el Teorema de Coase. Para mayor
información al respecto véase Kerry Turner et al., op. cit., y J. M. Harris, op. cit.
12 J. M. Harris, op. cit., p. 54.
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 75

especificaciones ambientales exigidas por un organismo otorgador. Son de


carácter voluntario. Para cada categoría de productos existen criterios eco-
lógicos que permiten la evaluación y concesión del eco-etiquetado, la cual
es válida durante un periodo máximo de tres años. El producto está siempre
bajo vigilancia del organismo que otorga la eco-etiqueta.13
b) Acuerdos voluntarios. La palabra “voluntario” implica que los contami-
nadores no son forzados a ninguna acción, y la palabra “acuerdo” manifiesta
una decisión autónoma del contaminador. El término acuerdo voluntario es
utilizado principalmente como una forma de negociación o contrato entre
los reguladores ambientales y los contaminadores. Las empresas acuerdan
limpiar, invertir o incurrir en cambios para reducir los impactos negativos
sobre el ambiente. A cambio, recibirán algún tipo de subsidio o publicidad
beneficiosa de sus acciones por parte de la autoridad ambiental. El acuerdo es
formalizado en un modelo en el cual el contaminador promete adoptar una
tecnología más limpia a cambio de una regulación más indulgente. Se presu-
me que existe siempre un nivel voluntario de abatimiento. Económicamente
se espera que la empresa descontamine hasta el punto donde el costo mar-
ginal por descontaminar se iguale al daño ambiental privado.14 Actualmente
son promovidos como un nuevo instrumento de política pública.
c) Esquemas de certificación ambiental. Dentro de estos se pueden in-
cluir la certificación iso 14000 y las normas emas.15 Este tipo de política va
orientada hacia la gestión, porque se certifican los procesos y estructuras
administrativos de las empresas, no los estándares o normas ambientales en
sí; es decir, se certifica el cumplimiento de la normatividad. La iso 14000
requiere la implementación de un sistema de gestión ambiental y requeri-
mientos específicos para establecer una política ambiental, determinando
los impactos de los productos o los servicios, y planeando y alcanzando obje-

13 La International Organization for Standardization (iso) ha diseñado tres normas para definir
diferentes tipos de eco-etiquetas. Las eco-etiquetas iso tipo i, creadas por un organismo in-
dependiente que no interviene en el mercado. Las iso tipo ii, que son auto-declaraciones que
hacen los propios fabricantes. Por último, las iso tipo iii son declaraciones ambientales que
dan información cuantitativa muy detallada a través de indicadores.
14 Thomas Sterner, Policy instruments for environmental and natural resource management, p. 119.
15 La iso 14000 está a cargo de la International Organization for Standardization (iso). Las Eco
Management and Audit Schemes (emas) están a cargo de la Comisión Europea. Ambas son
equivalentes. La diferencia estriba en que las normas emas son tomadas como un instrumen-
to de mandato y control. Stener, op. cit, p. 123.
76 Del saqueo a la conservación

tivos ambientales a través de metas mensurables.16 Es de carácter voluntario,


es decir, ninguna organización está obligada a adoptarla; sin embargo, una
certificación ambiental bajo el esquema iso 14000 puede traer más benefi-
cios que perjuicios a la empresa.
d) Normas o estándares. Dentro de este tipo de instrumentos podemos
encontrar dos grupos principales, normas o regulaciones sobre tecnología y
sobre el desempeño.17 El primero regula el uso de tecnología que sea perju-
dicial al ambiente y promueve principalmente la reducción significativa de
contaminantes salientes (end-pipe) a costos razonables. El segundo grupo
impone ciertos límites al aprovechamiento o emisiones, en lugar de especi-
ficar una tecnología determinada. Regula cantidades y algunas veces es re-
ferido como un instrumento de mandato y control. Su aplicación es similar
a los permisos negociables, determinando un nivel de extracción o emisión
por debajo del histórico al cual las empresas se deben adaptar mediante la
adopción de metodologías descontaminantes que más se ajusten a sus cos-
tos marginales por descontaminar.18 Una de las principales objeciones a este
tipo de regulaciones al desempeño es que las empresas no tienen incentivos
para disminuir las emisiones o extracción por debajo del límite permitido.

2. La política ambiental mexicana: la arquitectura legal


El marco normativo que regula la política ambiental a nivel nacional se
encuentra definido en el Capítulo iv de la Ley General de Equilibrio Ecológi-
co y Protección al Ambiente (lgeepa), el cual lleva el título de “Instrumentos
de Política Ambiental”.19 Este apartado se integra de ocho secciones, cada
una de ellas define las características principales de los diferentes instrumen-
tos incluidos, a saber: la Planeación Ambiental, el Ordenamiento Ecológico
del Territorio, Instrumentos Económicos, Regulación Ambiental de los Asen-

16 Greenbuss, Environmental management systems; Andreas Sturn y Suji Upasena, iso 14000. Im-
plementing an environmental management system; Philip J. Stapleton y A. Glover, Environmental
management systems: An implementation guide for small and medium-sized organizations.
17 Este tipo de normas también son conocidas como mejores prácticas tecnológicas, batneec
(best available technology not entailing excesive cost), bact (best available control techno-
logy), simplemente mejor tecnología disponible o tecnología “verde”.
18Stener, op. cit., pp. 79-80.
19 La lgeepa se puede encontrar en: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/lgeepa.htm.
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 77

tamientos Humanos, Evaluación del Impacto Ambiental, Normas Oficiales


Mexicanas en Materia Ambiental, Autorregulación y Auditorias Ambienta-
les, e Investigación y Educación Ecológicas.

2.1 Planeación ambiental


En cuanto a la planeación ambiental, la ley es bastante general pues sola-
mente establece —sin definir con precisión— que la política ambiental debe
ser incorporada en la planeación nacional del desarrollo y que las entida-
des de la administración pública federal deberán considerar los lineamien-
tos de política ambiental que establezca el Plan Nacional de Desarrollo y los
programas correspondientes, en la planeación y realización de sus acciones.
Asimismo, se ordena a los tres Poderes expedir manuales de sistemas de ma-
nejo ambiental, para optimizar los recursos que se emplean y reducir cos-
tos financieros y ambientales. A la par, al gobierno federal se le encomienda
promover la participación social en la elaboración de programas destinados
a la preservación y restauración del equilibrio ecológico y la protección al
ambiente. La naturaleza de los instrumentos de planeación son integradores
y de largo plazo; tienen como propósito ordenar actividades, productos o
espacios específicos. Los instrumentos de fomento consisten en las acciones
voluntarias que promueven o inhiben las conductas de los agentes o activi-
dades; son acciones que se realizan por convencimiento —destacan la edu-
cación, capacitación, la certificación y los mecanismos de autorregulación y
auditorias—. En este apartado se contemplan los programas de planeación,
preservación, restauración y protección al ambiente, el ordenamiento ecoló-
gico del territorio y la regulación de los asentamientos humanos.

2.2 Ordenamiento Ecológico del Territorio (oet)


La Sección ii del Capítulo iv de la lgeepa se dedica al Ordenamiento Eco-
lógico del Territorio (oet), instrumento fundamental de la política y la planea-
ción ambiental, que regula o induce el uso del suelo y las actividades productivas
para lograr un equilibrio entre desarrollo y conservación, estableciendo los
criterios que se deberán considerar para su realización. Se define que el oet se
llevará a cabo a través de programas de ordenamiento ecológico que podrán
ser: general, regionales, locales, y marinos; y tendrán por objeto determinar,
en sus respectivos ámbitos, la regionalización ecológica del territorio nacional
78 Del saqueo a la conservación

con base en la cantidad y calidad de los recursos naturales existentes, la situa-


ción de los asentamientos humanos y las actividades productivas que en estos
espacios se desarrollan, además de establecer los lineamientos y estrategias
ecológicas para el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, y la
localización de actividades productivas y de los asentamientos humanos. Una
parte importante de esta sección se dedica a definir los contenidos mínimos
que deberán considerar los programas regionales, locales y marinos de orde-
namiento ecológico, las responsabilidades de los órdenes de gobierno en ma-
teria de ordenamiento ecológico territorial y los mecanismos necesarios para
permitir una adecuada coordinación horizontal y vertical entre ellos.
En la actualidad se han establecido 118 ordenamientos ecológicos en sus
diferentes modalidades y fases, 31 se encuentran decretados (19 regionales y
12 locales) que abarcan 28.5 mil hectáreas. A pesar de ser el instrumento de
planeación de primer nivel y el que integra los aspectos sociales, económicos,
físicos y ambientales de una región para establecer los principales elementos
de conservación, protección y manejo sustentable de los recursos naturales,
es muy parcial su utilización, especialmente porque muchos oet que se han
elaborado no han sido decretados, y los agentes privados promotores de acti-
vidades incompatibles con ellos utilizan subterfugios legales para impedir su
aplicación (por ejemplo, el Juicio de Amparo).20 En general y en la práctica, no
funge como un instrumento de planeación fundamental y se le da un grado
similar a otros. Existen muchos vacíos legales, problemas de interpretación,
indefinición y alcance que dificultan la su aplicación.

2.3 Instrumentos económicos


Estos instrumentos tienen una gran flexibilidad para que los particulares
se adapten y promuevan la eficiencia económica y tecnológica, aunque pre-

20 El Juicio de Amparo es un medio procesal constitucional del ordenamiento jurídico mexica-


no, que tiene por objeto específico hacer reales, eficaces y prácticas, las garantías individuales
establecidas en la Constitución, buscando proteger de los actos de todas las autoridades sin
distinción de rango, inclusive las más elevadas, cuando violen dichas garantías. Está regulado
por la Carta Fundamental y la Ley de Amparo, reglamentaria de los artículos 103 y 107 de
la Constitución Federal. Se basa en la idea de limitación del poder de las autoridades guber-
namentales, la cual jurídica y lógicamente resulta de la decisión de la soberanía que en los
primeros artículos de la Constitución garantiza los derechos humanos. Tan sólo los actos
emitidos por la Suprema Corte de Justicia y así como actos relacionados con materia electoral
quedan fuera de su acción. http://es.wikipedia.org/wiki/Juicio_de_Amparo.
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 79

sentan importantes impactos distributivos. Registran la enorme desventaja


en el contexto institucional mexicano debido a que exigen una importante
cantidad de información para mejorar su desempeño y contienen mayor in-
certidumbre que los instrumentos no económicos.
La lgeepa establece en su Sección iii la obligación de la Federación y de
las entidades federativas para diseñar, desarrollar y aplicar este tipo de me-
canismos de manera conjunta con otros instrumentos de política ambiental,
con el objeto de que contribuyan a que las personas y las empresas alteren sus
conductas a favor de la conservación y la preservación del medio natural, así
como para establecer los mecanismos que permitan que quienes no lo hagan
asuman el costo de las consecuencias o daños que provocan a la sociedad.
Se estipula que los instrumentos económicos serán de carácter fiscal, fi-
nanciero o de mercado. Los primeros son aquellos estímulos fiscales (posi-
tivos y negativos) que reorientan la conducta de las personas y las empresas
hacia el cumplimiento de los objetivos de la política ambiental y que bajo
ninguna circunstancia pueden establecerse con el fin exclusivo de recaudar
recursos fiscales. Los instrumentos financieros, señala, están constituidos
por los créditos, fianzas, seguros, fondos y fideicomisos dirigidos a proteger
y aprovechar de manera sustentable el ambiente y los recursos naturales,
así como programas, proyectos e investigación que contribuya a esos mis-
mos fines. Finalmente, los instrumentos de mercado que contempla la ley se
definen en una acepción muy estrecha que solamente incluye documentos
administrativos como concesiones, permisos, etc., que facultan a los benefi-
ciarios a emitir cantidades predefinidas de contaminantes o a aprovechar un
cierto volumen de recursos naturales, sin contemplar otros instrumentos de
mercado que permiten modificar las pautas tecnológicas y de consumo de
productores, intermediarios y consumidores.
Cabe mencionar que la lgeepa no hace mención alguna de muchos de los
instrumentos económicos que son susceptibles de aplicarse y se aplican en
diversas partes del mundo. De hecho, solamente menciona que ciertas acti-
vidades (investigación, generación de tecnologías amables con el ambiente,
sistemas de ahorro de energía, manejo sustentable del agua, áreas naturales
protegidas, entre otras) se deberán considerar prioritarias para la aplicación
de estímulos fiscales, sin especificar cuáles.
80 Del saqueo a la conservación

2.4 Regulación Ambiental de los Asentamientos Humanos


La Regulación Ambiental de los Asentamientos Humanos es el instru-
mento en el cual se plasman los criterios que deben regir para la planeación
del desarrollo urbano y la vivienda. Dicha planeación debe tomar en cuenta
los criterios establecidos en el oet, privilegiando sistemas y estrategias que
busquen la corrección de aquellos desequilibrios que deterioren la calidad de
vida de la población, protejan el ambiente y propicien la conservación de los
recursos energéticos, hídricos y las áreas de protección ecológica. Asimismo,
establece que se deberá promover el uso de los instrumentos económicos
para propiciar un desarrollo urbano sustentable, en un sano equilibrio con la
protección y la restauración del medio ambiente, estableciéndose, por ejem-
plo, que el aprovechamiento del agua para usos urbanos deberá incorporar
de manera equitativa los costos de su tratamiento, considerando la afecta-
ción a la calidad del recurso y la cantidad que se utilice.

2.5 Evaluación de Impacto Ambiental (eia)


Este instrumento es el que aborda con mayor detalle la lgeepa, definién-
dolo como el procedimiento a través del cual se establecen las condiciones a
que se sujetará la realización de obras y actividades que puedan causar des-
equilibrio ecológico o rebasar los límites y condiciones establecidos en las
disposiciones aplicables para proteger el ambiente y preservar y restaurar los
ecosistemas, a fin de evitar o reducir al mínimo sus efectos negativos sobre
el medio ambiente.
Se definen el tipo de actividades y obras que, para ser autorizadas, requie-
ren previamente de autorización en materia de impacto ambiental por parte
de la autoridad federal, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Natura-
les (semarnat), y se establecen los casos en los que para lograr dicha autori-
zación se deberá presentar una Manifestación de Impacto Ambiental (mia) y
en cuáles será suficiente con un informe preventivo. Cuando las actividades a
realizar se consideren altamente riesgosas, se debe incluir un estudio de ries-
go. La mia debe contener la información, descripción, evaluación de impac-
tos, y las medidas preventivas y de mitigación del proyecto contemplado.
Asimismo, el capítulo especifica las obras o actividades en las que la eva-
luación del impacto ambiental podrá ser evaluado por las autoridades del
Distrito Federal o de los estados, con la participación de los municipios res-
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 81

pectivos; qué tipo de información deben contener las manifestaciones de im-


pacto ambiental, los estudios de riesgo o los informes preventivos, así como
los plazos y procedimientos a los que se debe ajustar la autoridad ambiental
para emitir su resolución.
Dos aspectos destacables de esta sección es que la Ley asigna la responsa-
bilidad en cuanto a la veracidad y calidad de los documentos que se presenten a
las personas que prestan servicios de impacto ambiental y que es obligatorio
el poner a la disposición del público el expediente de las manifestaciones de
impacto ambiental que se presenten a fin de que pueda ser consultado por
quien lo desee. De hecho, la semarnat, a solicitud de cualquier persona de
la comunidad de que se trate, podrá llevar a cabo una consulta pública, con-
forme a las normas que se establecen en esa misma sección.
En la práctica, la eia se ha transformado en el principal instrumento de
mitigación cuando debería ser un instrumento de apoyo asociado a instru-
mentos de desarrollo y fomento. De hecho, su aplicación tiene muchas am-
bivalencias por la falta de definición clara de conceptos como: capacidad de
carga, integridad funcional del ecosistema o valor ambiental, entre otros. Ade-
más, en ocasiones se contraponen con lo dispuesto en las Normas Oficiales
Mexicanas y su reglamento. Uno de los problemas sin resolver, por ejemplo, es
la falta de definición y aceptación legal de las metodologías para la valoración
económica de los servicios ambientales que prestan los ecosistemas.

2.6 Normas Oficiales Mexicanas en Materia Ambiental (nom)


Las nom son regulaciones técnicas obligatorias que establecen requisitos,
especificaciones, condiciones, procedimientos, metas y límites que deberán
observase para el aprovechamiento de recursos naturales. Estos instrumen-
tos permiten inducir cambios en la conducta de los agentes e internalizar
costos ambientales, además de controlar los procesos productivos, promover
el cambio tecnológico y generar mercados ambientales.
A pesar de su importancia y amplia aplicación dentro de la política am-
biental mexicana, la Sección vi de la lgeepa, dedicada a las Normas Oficia-
les Mexicanas en Materia Ambiental, consta sólo de tres pequeños artículos,
en los cuales se mandata a la semarnat a que emita dichas normas con
objeto de garantizar la sustentabilidad de las actividades económicas, esta-
bleciendo, entre otros, los requisitos, condiciones y límites permisibles que
82 Del saqueo a la conservación

se deberán observar en el desarrollo de dichas actividades, en el aprovecha-


miento de recursos naturales, así como en el uso y destino de bienes, en in-
sumos y en procesos.
Las responsabilidades asignadas a las nom son verdaderamente amplias y
trascendentes pues incluyen las de inducir la reorientación de procesos hacia
el desarrollo sustentable, forzar a que los causantes de la afectación ambien-
tal asuman los costos generados y, a la vez, fomentar actividades productivas
en un marco de eficiencia y sustentabilidad.

2.7 Autorregulación y auditorias ambientales


Otros instrumentos importantes orientados hacia la mayor participación
voluntaria de los productores, empresas y organizaciones, son los de la auto-
rregulación y las auditorias ambientales. Mediante estos los agentes econó-
micos pueden concertar con la autoridad ambiental el desarrollo de procesos
en los que se mejore su desempeño ambiental. Destaca en la lgeepa el aspec-
to voluntario y de concertación entre sectores productivos y gobierno para
convenir en prácticas y procesos tendientes a la protección ambiental, que
pueden ser más estrictas que las nom, inclusive.
En este apartado se prevé el establecimiento de sistemas de certificación
de procesos o productos para inducir patrones de consumo que sean compa-
tibles o que preserven, mejoren o restauren el medio ambiente, así como la
posibilidad de que las empresas puedan, de manera voluntaria, auto realizar-
se auditorias ambientales para determinar en qué medida están cumpliendo
con la normatividad ambiental y definir las medidas preventivas y correcti-
vas necesarias para su adecuado desempeño en materia ambiental. En este
sentido, a la semarnat se le encomienda desarrollar el programa destinado
a fomentar la realización de estas auditorias ambientales, a definir los térmi-
nos de referencia y la metodología necesaria para realizarla, así como a esta-
blecer un sistema de aprobación, acreditación y reconocimiento que permita
identificar a las industrias que cumplan oportunamente los compromisos ad-
quiridos. Se prevé que este sistema, diseñado para ser instrumentado a nivel
federal, podrá también establecerse en las entidades federativas en los ámbi-
tos de sus respectivas competencias.
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 83

2.8 Investigación y educación ecológicas


Este instrumento establecido por la lgeepa subraya la importancia de
incorporar contenidos ecológicos en los diversos ciclos educativos, especial-
mente en el nivel básico; además de destacarse el papel de los medios de
comunicación masiva como instrumentos para fortalecer la conciencia eco-
lógica y la socialización de los proyectos de desarrollo sustentable. El papel
de la investigación es sustancial, de acuerdo con la Ley, para generar cono-
cimientos que fundamenten la instrumentación de programas que promue-
van el cuidado, la prevención y la restauración del medio ambiente; por ello
deberá ser impulsada por los tres niveles de gobierno.

3. El marco institucional de la política ambiental en México: las


etapas históricas
La preocupación por los problemas relacionados con el medio ambiente y el
desarrollo y, sobre todo, el involucramiento de estos asuntos en las agendas de los
gobiernos, la creación de instituciones específicas y la instrumentación de políticas
públicas avocadas a su atención, son fenómenos relativamente recientes. Diver-
sos autores han estudiado las modalidades que ha tenido la participación pública
en nuestro país en materia ambiental y han señalado que ésta ha variado en di-
versas épocas en cuanto a sus características y a su intensidad. Por ello es posible
hablar de que se han vivido diversas etapas en la política ambiental mexicana.
Quizás una de las caracterizaciones más conocidas es la de Enrique Pro-
vencio.21 Este autor menciona que la orientación predominante de la política
ambiental en México a principios de los setentas fue el control y prevención
de la contaminación, ello como parte de la política de salubridad y salud
humana. Para finales de los ochentas ya se había ampliado a la protección y
preservación de los recursos, no sólo del ambiente sino también del ambien-
te construido. Mientras que a partir de 1992 cobró auge y se generalizó el
intento de utilizar instrumentos de política económico-ambientales para la
consecución del desarrollo sustentable.
Más recientemente, y desde la óptica de la autoridad ambiental, la se-
marnat (2006) publicó un documento donde también se clasifica en etapas
21 Enrique Provencio (2005), “Política y gestión ambiental contemporánea en México”, Econo-
mía Informa, No. 328, 5-20.
84 Del saqueo a la conservación

históricas la gestión ambiental aplicada en nuestro país. La política ambien-


tal mexicana, dice, ha estado caracterizada por una creciente ampliación
de los objetivos sociales que persigue el Estado, dentro de los cuales se le
han añadido —además de los tradicionales de seguridad pública, educación,
etc.— la rectoría en temas relacionados con el manejo de algunos sectores,
como el agropecuario, pesquero, forestal y minero, entre otros. Simultánea-
mente se han creado instituciones dedicadas a la atención de las materias
públicas, a las cuales se han incorporado de manera relativamente reciente
algunas destinadas de manera específica al medio ambiente.
A pesar de que se pueden encontrar antecedentes de la gestión pública
ambiental desde el siglo xviii —relacionados, por ejemplo, con las vedas
y restricciones a la caza, el aprovechamiento forestal y la creación de zonas
protegidas— se puede decir que la política ambiental mexicana nació con la
Constitución de 1917. En este documento se establecieron los principios bá-
sicos que rigen hasta la fecha, en el sentido que el dominio de tierras, aguas y
recursos naturales corresponde originariamente a la nación, por lo que a ésta
le corresponde regular las modalidades del aprovechamiento de los elemen-
tos naturales, para cuidar el beneficio común.
De acuerdo con la semarnat se pueden distinguir las cinco etapas en la
gestión ambiental mexicana que se describen a continuación.
En la etapa inicial, que abarca desde 1917 hasta principios de la década
de los setenta del siglo pasado, la política ambiental se llevó a cabo de una
manera implícita, fragmentada y orientada hacia el manejo productivo de los
recursos naturales. En este sentido, distintas leyes y dependencias se ocupa-
ban de la regulación de los subsectores forestal, pesquero e hidráulico, y se
emitieron las primeras regulaciones orientadas hacia la conservación.
Aspectos destacables de este periodo son: la expedición en 1926 de la pri-
mera ley forestal del país y la creación del Departamento de Parques Nacio-
nales en 1951, la falta de claridad (persistente hasta nuestros días) en cuanto
a cuál es la mejor ubicación en el organigrama gubernamental del sector
pesquero, y el gran desarrollo que tuvo el cooperativismo de este rubro como
consecuencia de la decisión de otorgarle en exclusiva el derecho de explotar
especies de alto valor comercial. En cuanto al subsector hidráulico, fue no-
table la inversión pública destinada a infraestructura, una gestión pública
orientada fuertemente hacia el uso agrícola y una gran cantidad de leyes y
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 85

reglamentos relacionadas con la irrigación, conservación y manejo de este


vital recurso.
La segunda etapa abarca prácticamente los sexenios gobernados por Luis
Echeverría Álvarez (1970-1976) y José López Portillo (1976-1982), y se ca-
racteriza por un enfoque ambiental concentrado en los problemas de salud
pública derivados de la contaminación. Este tema había empezado a cobrar
resonancia mundial a partir de los movimientos y partidos “verdes”, cuyas
manifestaciones más estentóreas se dieron principalmente en Europa.22 En
México la política ambiental se manejó de manera fragmentada pues, por un
lado, los problemas de contaminación del aire, el suelo y el agua se considera-
ron competencia de las autoridades sanitarias, mientras que los relacionados
con la conservación de los recursos naturales siguieron siendo abordados
con la visión productivista de la etapa inmediata anterior, y su atención fue
encomendada a las diversas dependencias federales ocupadas de cada uno
de ellos. El énfasis de la política ambiental en la contaminación se expre-
só de manera evidente con la expedición de la Ley Federal para Prevenir y
Controlar la Contaminación Ambiental (1971), cuya aplicación sería respon-
sabilidad de la Secretaría de Salud y Asistencia, dentro de la cual se creó la
Subsecretaría de Mejoramiento del Ambiente.
También en este periodo se empezó a configurar una de las características de
la política ambiental mexicana que aún persiste en las estructuras administra-
tivas de diversas entidades federativas del país: ubicar el tema medioambiental
como dependiente de las entidades rectoras de las obras públicas y los asenta-
mientos humanos. De esta manera, en 1976 se creó la Secretaría de Asenta-
mientos Humanos y Obras Públicas (sahop), dentro de la cual se estableció la
Dirección General de Desarrollo Ecológico de los Asentamientos Humanos.
Aspectos destacados de la política ambiental de la época es el estableci-
miento en ese mismo 1976 de la Comisión Nacional del Plan Hidráulico, la
creación de la Secretaría de Pesca (sepesca) y de una nueva Ley Federal para
la Protección del Ambiente en 1982. Esta última, sin embargo, no presentaba
cambios significativos respecto de su antecesora de 1971.
En la tercera etapa, que abarca de 1983 a 1994, se empezó a dar cierta
tendencia hacia una visión integral de la política ambiental con la creación

22 Ver Capítulo 1, apartado 5.


86 Del saqueo a la conservación

de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (sedue) la cual asumiría


la corresponsabilidad con la Secretaría de Salubridad y Asistencia (ssa) de
conducir la política de saneamiento ambiental para intervenir en materia de
flora y fauna, y para proteger los ecosistemas naturales. La sedue fue la pri-
mera institución con un enfoque integral de planeación y de coordinación de
los diferentes aspectos del desarrollo urbano, la obra pública y el manejo de
los recursos naturales. En 1983 se ensancharon los horizontes de la política
ambiental al incluir en el Plan Nacional de Desarrollo 1983-1988 el ordena-
miento ecológico como una de las funciones de la Subsecretaría de Ecología.
Con ella surgieron programas y políticas en materia ambiental, y se crearon
los instrumentos administrativos y jurídicos para la planeación y coordina-
ción sectorial e intersectorial de las acciones del gobierno.23
Asimismo, entre 1985 y 1989 se crearon algunas instituciones relaciona-
das con la gestión ambiental, como la Comisión Nacional de Ecología (cona-
de) —cuya función de carácter intersecretarial promoviera la concertación
entre la sociedad y el Estado— el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua
(imta), y la Comisión Nacional del Agua (cna).
Un cambio legislativo sin duda importante fue la modificación consti-
tucional de 1987 que incorporó como un deber del Estado la preservación y
restauración del equilibrio ecológico y la protección al ambiente. Esto sen-
tó las bases para la promulgación, un año más tarde, de la Ley General del
Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (lgeepa), un verdadero hito
en la historia de la política ambiental mexicana, la cual estableció las bases
para la acción concurrente en materia ambiental del gobierno federal, de las
entidades federativas y de los municipios, y sugirió una estrecha coordina-
ción del sector público y una participación efectiva de la sociedad. Dicha ley
tenía una cobertura mucho más amplia que su antecesora: integraba en el
mismo cuerpo tanto los aspectos relacionados con la contaminación como
los de protección del medio ambiente en su conjunto, incluyendo los recur-
sos naturales.
Desgraciadamente, los cambios institucionales, en lugar de orientarse en
la dirección integradora que se vislumbraba en la lgeepa, en muchos casos
avanzaron hacia direcciones divergentes. En 1992 se suprimió la sedue y
23 H. Reliot (2004), El ordenamiento ecológico, Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Natu-
rales.
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 87

se creó la Secretaría de Desarrollo Social (sedesol) la cual recibió algunas


de las atribuciones ambientales que detentaba esta última. Sin embargo, se
suprimió la Subsecretaría de Ecología, creándose en cambio dos organismos
desconcentrados a través de los cuales la sedesol ejercería sus atribuciones
ambientales: el Instituto Nacional de Ecología (ine)24 y la Procuraduría Fede-
ral de Protección al Ambiente (profepa). También en ese año se creó la Co-
misión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (conabio)
y se promulgaron tres leyes importantes para el manejo de los recursos na-
turales renovables: la Forestal, la de Aguas Nacionales y la de Pesca. A partir
de entonces —sobre todo antes de la creación de la semarnap en 1994—, el
ine definiría las acciones dirigidas a promover la normatividad ambiental y
la aplicación de diversos instrumentos de la política ambiental.
A principios de los noventa, la política ambiental alcanzó un lugar im-
portante en el ámbito nacional y se le dio una importancia destacada al cui-
dado del medio ambiente para contribuir a mejorar el nivel de vida de la
población. Por ejemplo, en 1993, la Ley General de Asentamientos Humanos
incorporó por primera vez el concepto de desarrollo sustentable dentro de
sus disposiciones.
En la cuarta etapa señalada por la semarnat (1995-2000), se destaca
el fortalecimiento de la orientación a la integralidad. Se realizaron impor-
tantes cambios tanto en el aspecto normativo como en el organizacional.
Dentro del primero, lo más destacado fue, sin duda, la profunda transfor-
mación que sufrió la lgeepa. En lo que respecta a las instituciones, la acción
más relevante fue —en diciembre de 1994— la creación de la Secretaría de
Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (semarnap), la cual asumió
muchas de las atribuciones ambientales dispersas en distintas dependen-
cias, entre ellas la sedesol, la ssa, la Secretaría de Agricultura y Recursos
Hidráulicos (sarh) y la sepesca. Entre sus facultades prioritarias se decre-
tó el fomento a las políticas en materia de agua, recursos pesqueros, zonas
federales marítimo-terrestres, flora y fauna silvestres, bosques, suelos, aire
y medio ambiente, con el fin de garantizar su aprovechamiento racional,
iniciándose una nueva política ambiental dirigida a frenar las tenencias del
deterioro ecológico.

24 El ine se creó en 1992 y se reestructuró en 2001, de acuerdo con semarnat (2006), p. 326.
88 Del saqueo a la conservación

La organización de esta secretaría incluía la existencia de las Subsecre-


tarías de Planeación, la de Recursos Naturales y la de Pesca. Asimismo, se le
asignaba la coordinación de cinco organismos desconcentrados antes adscritos
a otras secretarías: la cna, el imta, el ine, la profepa y el Instituto Nacional
de Pesca. Otros cambios institucionales relevantes de esta etapa incluyeron
la creación en 2000 de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas
(conanp) y los Programas de Desarrollo Regional Sustentable (proders).
Estos se implementaron en seis regiones del país con una visión integradora
que contemplaba la articulación de diversos programas en tres vertientes: el
desarrollo social, el productivo sustentable y el de la infraestructura social,
económica y de servicios. En 2000 la semarnap desincorporó la actividad
pesquera, conservando sus demás atribuciones, convirtiéndose en la Secre-
taría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (semarnat).
Finalmente, en la quinta etapa —que abarca el periodo constitucional de
Vicente Fox— destaca la semarnat porque se dio en ella el inicio de un pro-
ceso de transversalidad en la política ambiental, al establecerse un programa
por medio del cual 32 dependencias del gobierno federal asumieron com-
promisos específicos para promover el desarrollo sustentable, mismos que
serían incorporados en sus respectivas agendas. Con dichos compromisos se
estableció la Agenda para la Transversalidad, bajo la supervisión de la Ofici-
na de Políticas Públicas de la Presidencia. Sin embargo, y de acuerdo con la
propia semarnat, los avances concretos logrados han sido limitados.
Con la misma intención, el gobierno de Fox estableció la sustentabilidad
como uno de los doce principios fundamentales del Plan Nacional de Desarrollo
2001-2006, e incluyó a la semarnat en los tres gabinetes del Poder Ejecutivo,
permitiendo al menos que la dependencia encargada de los asuntos relacionados
con el medio ambiente y los recursos naturales tuviera voz en los espacios donde
se tomaban las principales decisiones por parte del poder público.
En cuanto a los cambios normativos y administrativos, esta etapa destaca
en primer término por la promulgación de la nueva Ley de Aguas Naciona-
les (2004). En ella se establece, entre otras cosas, que las cuencas y acuíferos
constituyen la unidad territorial básica para la gestión de los recursos hídri-
cos. En cuanto a los cambios administrativos, se puede mencionar la creación
de la Comisión Nacional Forestal (conafor) y la cuestionable adscripción
del sector pesquero dentro del sector agrícola y ganadero, al ubicarse la res-
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 89

ponsabilidad de éste dentro de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, De-


sarrollo Rural, Pesca y Alimentación (sagarpa).
Un cambio cualitativo importante fue la reestructuración de la Procu-
raduría Federal de Protección al Ambiente (profepa) y el fortalecimiento
—como líneas estratégicas del fomento— de los esquemas voluntarios de
cumplimiento de la normatividad ambiental. Asimismo, destaca el fortaleci-
miento presupuestal dirigido hacia la Comisión Nacional de Áreas Naturales
Protegidas (conanp) y el incremento observado en el área bajo protección.
De acuerdo con el documento de referencia, para finales del año 2006 se
contaría con más de 160 áreas naturales protegidas (anp) de carácter federal,
con una superficie total que superará los 18.6 millones de hectáreas, equiva-
lentes al 9.6 por ciento del territorio nacional.
Evidentemente, si como la define el documento de semarnat, la quinta
etapa está caracterizada por el tránsito hacia la transversalidad, difícilmente
podríamos afirmar que ya se ha trascendido de ella. Por otra parte, la proxi-
midad en el tiempo de los cambios y tendencias iniciadas en el régimen que
concluyó en diciembre de 2006, impiden en este momento hacer una valora-
ción objetiva de su real impacto y trascendencia.

4. La aplicación de la política ambiental en México: la promesa y


los límites de la democracia
Como hemos mostrado claramente con la revisión histórica realizada, en
México se ha creado un impresionante conjunto de leyes, políticas e institu-
ciones ambientales en un periodo de tiempo relativamente corto. Notable-
mente, el abanico de programas e iniciativas ya disponibles para el escrutinio
público en los sitios web de la mayoría de las instituciones federales y es-
tatales del medio ambiente y recursos naturales en la actualidad emplean
amplia y explícitamente el lenguaje, los principios e ideales del desarrollo
sustentable. Sin embargo, un auténtico desarrollo sustentable requeriría algo
más que la defensa de la diversidad biológica y cultural, o la protección de
las especies y hábitats amenazados. Para alcanzar la meta de una distribu-
ción equitativa, por ejemplo, el gobierno debe priorizar la disminución de la
pobreza. En última instancia, la sustentabilidad requiere el reforzamiento
de las instituciones democráticas, mayores oportunidades y canales para la
90 Del saqueo a la conservación

participación ciudadana en la planeación ambiental y en la toma de deci-


siones, mejorar el acceso a la información sobre las leyes, mejor rendición
de cuentas, y mayor transparencia respecto a las actividades de los sectores
públicos y privados.
Para defender la integridad del capital natural y los servicios de los eco-
sistemas y para lograr la meta de la equidad intergeneracional, las políticas de
desarrollo deben atender los problemas fundamentales de las fallas de mer-
cado, tales como las externalidades negativas, los bienes públicos y la degra-
dación de los servicios de los ecosistemas. Para estos fines, algunos gobiernos
del mundo emplean una diversidad de instrumentos de política, incluyen-
do las tradicionales políticas regulatorias, los impuestos a la contaminación,
los subsidios al desarrollo y la promoción de tecnologías verdes, así como
los mecanismos de mercado de captación e intercambio de cuotas de conta-
minación. Sin embargo, la construcción de la política ambiental mexicana
tiende a imitar limitadamente la llamada tradición política ambiental “racio-
nalidad administrativa” de Estados Unidos y de Europa Occidental, basada
en el manejo científico de los recursos naturales.25
Así, en la práctica la mayoría de los instrumentos de la política ambiental
en México hacen énfasis en promover, restringir, orientar o inducir cambios
para lograr objetivos. Las herramientas más importantes tienden a ser regu-
latorias tal como la Evaluación de Impacto Ambiental, permisos, licencias,
concesiones y autorizaciones, Normas Oficiales, y la creación de Áreas Na-
turales Protegidas. Juegan también un papel importante los instrumentos
de planeación, como el Ordenamiento Ecológico del Territorio, y los instru-
mentos de fomento, destacando los programas de educación ambiental, ca-
pacitación y sensibilización, los programas de investigación y los esquemas
de autorregulación, y auditorias ambientales y certificación. Toda esta clase
de programas y políticas tienden a presentar limitaciones de carácter legal e
institucional, sea por falta de capacidad y/o de coordinación. La aplicación de
la mayoría de los instrumentos se realiza en el ámbito nacional y su control
y supervisión la realizan las instituciones federales como la semarnat y la
profepa. Pocos instrumentos de política ambiental recaen en el control de
los gobiernos estatales o locales.

25 Dryzek, 2005.
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 91

Al mismo tiempo, los instrumentos basados en el mercado —como im-


puestos, permisos comerciables y sistemas de depósito— han sido difíciles
de transferir de la teoría a la práctica. En este sentido, México podría sacar
buenas lecciones de las experiencias creativas de la aplicación de esas he-
rramientas a escala internacional. Más aun, la gestión ambiental apropiada
exige información adecuada y requiere manejarla en varias escalas para
comprender el estado en que se encuentra el capital natural y los servicios
de los ecosistemas, mediante series históricas a cada nivel que permitan una
descripción precisa y generen indicadores de desempeño ambiental y de sus-
tentabilidad. Los indicadores de sustentabilidad y los ambientales son señales
sobre el comportamiento del sistema y alimentan a las políticas y la gestión,
por lo que se requiere que sean claros, verdaderos, especializados y se corres-
pondan con la escala de trabajo. Problemas serios en la política ambiental
mexicana residen en la coordinación entre las instituciones y los niveles de
gobierno para mejorar la eficiencia en la asignación de recursos combinada
con la insuficiente atención a la valoración del capital natural y de los ser-
vicios de los ecosistemas para incluirlos como herramientas necesarias que
complementen el uso de otros instrumentos de la política ambiental.
Estas limitaciones representan, en parte, una falla sistemática de ima-
ginación en el nivel de la política pública. El desarrollo sustentable implica
considerar los principales ámbitos de la vida: económica, social, ambiental
e institucional, y pensar en las generaciones futuras con una perspectiva de
infinito, de sostenimiento del medio de soporte de vida para todos, y exige
a establecer mecanismos que garanticen la utilización sustentable de los re-
cursos. Las condiciones de libre acceso a los recursos naturales se traducen
en sobreexplotación y su posible agotamiento. La política ambiental podría
ayudar a transitar hacia el desarrollo sustentable con ajustes más finos en
escalas territoriales regionales y locales, para incluir los instrumentos de or-
denamiento ecológico y territorial y los indicadores a escala municipal o de
localidad.
Sin embargo, más allá de la falta de imaginación, la política ambiental
mexicana enfrenta problemas estructurales más profundos y atemorizantes.
Los estudiosos de la política pública, desde hace tiempo han prestado aten-
ción a los desfases existentes entre la conceptualización de la política y su
implementación. Si bien en la intención y el diseño el conjunto de las leyes y
92 Del saqueo a la conservación

las organizaciones ambientales en México son impresionantes, en cuanto se


les lleva a la práctica se evidencia su ineficiente implementación y su inade-
cuada aplicación. Por ejemplo, mientras las instituciones ambientales tienen
personal talentoso y comprometido, muchas de estas instituciones adolecen
de los tradicionales problemas de “agencia estatal cautiva”. Esto es, el patrón
de políticas que se obtiene cuando las agencias desarrollan relaciones cerca-
nas con el personal representante de los sectores productivos que deberían
regular, por lo cual interpretan su función no como firmes defensores del bien
público, sino como socios y facilitadores de la extracción o producción priva-
da. Efectivamente, la limitada capacidad regulatoria del Estado es una carac-
terística prevaleciente en el medio de negocios mexicano, y es valorada por los
intereses industriales y desarrollistas que no acostumbran ser constreñidos.
Cientos de reportes y estudios que se han llevado a cabo durante los últi-
mos 20 años, durante los cuales la lgeepa ha estado vigente, han demostrado
sistemáticamente la negligencia respecto a las leyes ambientales existentes.
Simultáneamente, y también sistemáticamente, se ha dado preferencia a las
políticas que favorecen los intereses desarrollistas, prácticamente en todas
las áreas de competencia ambiental: riesgos industriales en las maquiladoras
de la frontera norte, mal manejo forestal en las zonas montañosas de Mi-
choacán y Oaxaca, desarrollo petrolero en las selvas y las costas del Sureste,
destrucción de hábitats desde el Golfo de California hasta la Selva Lacando-
na, contaminación marina, extinción de especies, sobre pesca, agotamien-
to de los acuíferos y contaminación en todo el país. Ciudadanos, activistas,
periodistas y académicos consistentemente reportan el mismo conjunto de
problemas: crónica insuficiencia de recursos financieros, limitada capacidad
del Estado, limitadas oportunidades para aportar información significativa
al público, así como para que éste pueda expresar sus inconformidades y
protestas, pase automático de manifestaciones de impactos ambientales in-
adecuadas y reprochables, funcionarios incompetentes o corruptos, etc. En
suma: leyes y principios que se ven mucho mejor en papel de lo que funcio-
nan en la práctica.26

26 Estas aseveraciones, sorprendentemente, no son controversiales en la amplia literatura aca-


démica sobre los desafíos ambientales en México. Véase por ejemplo: Simon (1997), Aflie
Cohen y Mendez (2000), Bejarano (2002), Wright (2005), Clough Riquelme y Bringas Rabago
(2006), y Carruthers (2007).
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 93

La búsqueda del desarrollo sustentable es, pues, un asunto de voluntad


y poder político. Es importante considerar que la construcción de la polí-
tica ambiental mexicana se llevó a cabo simultáneamente al desarrollo de
un proceso democrático mucho más vasto y al surgimiento de una sociedad
civil creciente y sofisticada. Irónicamente, la lgeepa y otras piezas clave de
la legislación tienen sus raíces en una cínica posición de “partir de una tabla
rasa”, a través de la cual los líderes políticos esperaban anticipar la movili-
zación popular y canalizarla de tal manera que no amenazara la estabilidad
política y los cimientos económicos de la autoridad.27 La política mexicana
se ha abierto de manera sorprendente durante ese periodo, pero el campo de
acción aún no adquiere el nivel requerido. Considerando la debilidad históri-
ca del Estado mexicano, su relativa falta de autoridad, y el poder económico
de los titanes industriales del país, los ambientalistas y los líderes comunita-
rios tienen aún una tremenda lucha que librar para que sus peticiones sean
escuchadas.
No obstante, a través de estas décadas, han surgido cientos de grupos
ciudadanos y de ong ambientalistas, que han construido complejas redes de
relaciones con simpatizantes, colaboradores y con sus contrapartes a través
del país y del mundo; han mantenido una presión constante sobre el Estado
para que profundice el desarrollo de las leyes ambientales, asuma auténtica-
mente sus políticas ambientales y mejore la transparencia y la capacidad de
respuesta de sus instituciones ambientales.28 La lucha por un México más
justo y democrático trae aparejada la permanente esperanza de que los ex-
celsos ideales del desarrollo sustentable puedan algún día concretarse en la
práctica tan exquisitamente como aparecen en el papel.

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Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 97

wced (World Comission on Environment and Development, 1987). Our


common future, Oxford University Press, Oxford y Nueva York.
Wright, A. (2005). The death of Ramón González: The modern agricultu-
ral dilemma, University of Texas Press, Austin.
98 Del saqueo a la conservación
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 99

Capítulo 3

El escenario: presentación
geográfica y socioeconómica
del espacio sudcaliforniano
Micheline Cariño, Yolanda Maya Delgado, Sara Díaz Castro,
Aurora Breceda, José Juan Pérez Navarro, Ricardo Rodríguez
Estrella, Óscar Arizpe Covarrubias y Salvador Lluch Cota
Fotografías de Miguel Ángel de la Cueva

B
aja California Sur se distingue entre el resto de los estados de la Repú-
blica Mexicana y, comúnmente, entre las demás regiones del mundo
por la belleza excepcional de sus paisajes y, en términos generales,
por el buen estado de conservación de su medio ambiente. De ahí que uno
de sus mayores atractivos sea precisamente su entorno natural, el cual atrae
a gran cantidad de turistas de todos los países. La mayoría viene aún con
el enfoque turístico de sol y playa y, desafortunadamente, estos visitantes
no siempre disfrutan el gran potencial de la belleza natural de nuestro es-
tado. Para valorar ésta hay que trascender el medio urbano de los centros
turísticos y adentrarse en las playas vírgenes, en las imponentes sierras, en
la diversidad y belleza de islas y paisajes submarinos, así como en la paz de
los oasis.
Esta riqueza, sin embargo, es desconocida por gran número de sudcali-
fornianos y de los mexicanos, en general. Bajo esta circunstancia se expli-
ca en cierta medida lo inadecuadas que han sido las políticas de desarrollo
aplicadas en Baja California Sur. En consecuencia, actualmente se pueden
encontrar acuíferos agotados y salobres, suelos devastados, destrucción irre-

[99]
100 Del saqueo a la conservación

mediable del paisaje costero, saqueo de la flora y de la fauna, así como una
falta de valoración del potencial natural sudcaliforniano.
En contraste con esta situación, en el extranjero dicho potencial es alta-
mente valorado, por lo que Baja California Sur se ha convertido en una de las
metas del turismo tradicional y alternativo, así como de la economía especu-
lativa de bienes raíces.
El aislamiento y la aridez, no obstante ser factores geográficos que han
permitido la salud ambiental y la armonía social de esta región, son también
causa de rezago en el desarrollo socioeconómico. Los pobladores de las co-
munidades muy aisladas y los habitantes de los barrios pobres de reciente
aparición en las dos principales ciudades de la entidad (La Paz y Cabo San
Lucas), son víctimas de la pobreza. Se carece en general de gran cantidad
de servicios públicos y de suficientes alternativas de desarrollo económico.
Existen fuertes disparidades sectoriales y la economía regional se sustenta
en bases sumamente frágiles.
Afortunadamente, desde hace algunos años organizaciones no guberna-
mentales, científicos y activistas que residen en el estado y fuera de él se han
dado la tarea de promover la conservación y el gran valor de la naturaleza
sudcaliforniana. Sin embargo, estos esfuerzos no han impedido que algunos
paisajes se hayan modificado y continúen modificándose irremediablemen-
te, se alteren ecosistemas, el esfuerzo de la pesca siga siendo desmedido, se
siga adelante con prácticas agrícolas inadecuadas, la contaminación aumen-
te, etc. Si esta tendencia continúa seremos testigos y copartícipes de la de-
gradación de una de las regiones más bellas y cautivantes del mundo. Para
revertir tal situación es necesario actuar en múltiples niveles. En esencia,
además de cuestionar y reorientar el curso del desarrollo de la región, tam-
bién es urgente impulsar la educación ambiental, debido a que los habitantes
locales son los principales agentes que pueden contribuir al logro de la con-
servación o a seguir la inercia que conduzca esta tierra al desastre socio-am-
biental. Como es bien sabido que sólo se conserva lo que se ama y se ama lo
que se conoce, por ello dedicamos este capítulo a presentar en forma general
la región de estudio, considerando sus características geográficas, económi-
cas y sociales. El enfoque que prevalece es mostrar las oportunidades que
tanto el ambiente como la sociedad sudcaliforniana ofrecen para concretar
el desarrollo sustentable.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 101

1. El escenario natural
Baja California Sur se localiza entre los 22° 24’ 17” y los 28° 00’ 00” de lati-
tud norte y entre los 109° 24’ 47” y los 115° 04’ 53” de longitud oeste y su su-
perficie es de 73,677 km2, lo que representa el 3.7 por ciento de la superficie
total del país. Al norte colinda con el estado de Baja California, en el desierto
de Vizcaíno; al este lo bañan las aguas del Golfo de California y al oeste las
del Océano Pacífico. Es el estado con mayor longitud de costa ya que sus
litorales se extienden a lo largo de 2,230 kilómetros (22 por ciento del total
nacional). Cuenta con tres islas en el Océano Pacífico y 100 incidentes insu-
lares en el Golfo de California (mapa 1).
Ocupa un poco más de la mitad meridional de la segunda península más
larga del mundo con 690 km de longitud; posee un ancho de 43 km en la
parte más angosta (istmo de La Paz) y 227 km en la parte más ancha (penín-
sula de Vizcaíno). La entidad se encuentra separada del continente por un
mar de difícil navegación, dos desiertos cuya travesía sigue siendo ardua y un
tráfico aéreo aún restringido (por su costo, frecuencia y destinación). Por es-
tas razones el espacio sudpeninsular, con todas las proporciones guardadas,
permanece casi tan aislado del resto del mundo como lo ha estado siempre.
Baja California Sur forma parte de la provincia fisiográfica denominada
península de Baja California. En términos geológicos, hace alrededor de 30
millones de años el basamento ígneo de la península se encontraba adherido
a la masa continental. Después de múltiples procesos geológicos que impli-
caron el movimiento de placas en sentido contrario, se separó del continente
esta enorme masa y se formó el Golfo de California.  Durante el Mioceno
se formó la mitad sur de la cordillera peninsular y el proto-Golfo. La Región
del Cabo existía como una isla, o un grupo parecido a las islas. Sólo tres is-

 Miguel Ángel Hernández Vicent, Desarrollo, planificación y medio ambiente en Baja Califor-
nia Sur, p. 17.
 Gobierno del Estado de B.C.S., Centro Estatal de Información, Compendio Estadístico 2002-
2003. Municipios de Baja California Sur. Cuaderno de Datos Básicos 2004, p. 44.
 Gobierno del Estado de Baja California Sur, Dir. de Planeación, Programas de Desarrollo
Regional 2001, La Paz, B.C.S., pp. 1-3.
 Medida en línea recta, la península tiene una longitud de 1,270 km.
 Emigdio Z. Flores, Geosudcalifornia. Geografía, agua y ciclones, pp. 277.
102 Del saqueo a la conservación

Mapa 1. Islas de Baja California Sur

las aparecían en el Golfo de California en este periodo geológico: isla Santa


Cruz, San Diego y Cerralvo. Entre los límites del Mioceno y Pleistoceno, la
actividad tectónica de esa área, que continúa hasta la actualidad, se asoció
con la formación de cuatro islas de edad poco definida, que son las islas San
Pedro Mártir y San Esteban en el norte, y las islas Santa Catalina y Monse-
rrat en el sur. La tectónica de placas fue la responsable de que se formará el
bloque de islas en torno de la de Ángel de la Guarda.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 103

El origen y el desarrollo del desierto en la región del Golfo —en Sonora


y Baja California— se remontan probablemente a principios del Plioceno,
siendo modificados sustancialmente por las glaciaciones del Pleistoceno. Se
consideran dos tipos de procesos respecto al origen de la biota (las especies
de flora y fauna) de las islas del Golfo. Las islas oceánicas aisladas fueron
colonizadas por poblaciones de animales que se dispersaron a través de un
puente de tierra. En cambio, las islas originadas por separación y fragmen-
tación, se extendieron desde tierra firme con sus poblaciones. Como es de
suponerse, la diferencia en la formación de estas islas ha tenido importantes
efectos en la composición y diversidad de las especies actuales y en el grado
de endemismos. Se considera que la conformación definitiva de la península
data de hace dos millones de años.
Su extremo meridional penetra en la zona de influencia del Trópico de
Cáncer, situación que le otorga características tropicales y subtropicales. Sus
paisajes reflejan los diversos procesos geológicos que han contribuido a con-
formar la península tal y como la conocemos en la actualidad. El resto del
territorio sudcaliforniano, por sus características geológicas y litológicas, se
divide en la subprovincia geográfica Sierra de la Giganta y en tres discon-
tinuidades que son: el Desierto de Vizcaíno, los Llanos de Magdalena y la
Región de Los Cabos.
La península de Baja California es recorrida casi en toda su longitud por
una cadena montañosa de origen volcánico de aproximadamente 1,600 km
de largo y de 48 a 96 km de ancho, formada por varias sierras que alcanzan
alturas superiores a los 3,000 m en el estado de Baja California y que dismi-
nuyen gradualmente hasta los 500 m al norte de La Paz. La fisiografía de
las vertientes presenta una mezcla de planicies costeras, mesetas y colinas,
que a diferentes latitudes son interceptadas por cañadas, valles y lechos de
arroyos (mapa 2).
El estado de Baja California Sur se encuentra en una zona de transición
climática entre tropical y subtropical; sin embargo, la característica más so-
bresaliente del clima es su aridez. Entre los elementos que determinan el
clima se encuentran las aguas frías de la corriente oceánica de California,

 Una discontinuidad fisiográfica es una superficie que está enclavada dentro de una provincia
fisiográfica, pero que difiere del resto de ella por su origen, litología y morfología.
 E., Raisz, Landforms of Mexico.
104 Del saqueo a la conservación

que bañan las costas del Pacífico y que se disipan en el sur del estado al en-
contrarse con las aguas cálidas del Océano Pacífico tropical.
En términos generales el clima sudcaliforniano es caliente y seco, llegando
en verano hasta los 50° C. Las corrientes de agua superficial son casi inexis-
tentes y las precipitaciones son raras, en promedio menos de 250 mm al año.
Generalmente la lluvia es torrencial y asociada a los ciclones estivales que re-
presentan aproximadamente un 20 por ciento del volumen total anual. La in-
cidencia de lluvias es mayor en el sur, pero no se presentan todos los años. Las
tormentas tropicales —frecuentes en verano— inciden más en la vertiente del
Pacífico que en la del Golfo. Las lluvias de invierno se presentan de manera
ligera pero continua por dos o tres días, además de que abarcan áreas mayores
en comparación con las lluvias de verano-otoño que son más locales. Como las
lluvias invernales son menos violentas, alimentan mejor los mantos freáticos,
principal fuente de abastecimiento de agua. Las características y abundancia
de estos permiten la existencia de 171 oasis en el estado, que son ínsulas de
humedad que sustentan la vida de seres humanos, plantas y animales. Aunque
en una escala menor, en ellos se magnifican los patrones culturales dominados
por el fenómeno del aislamiento y, desde el punto de vista biológico, los ende-
mismos y la existencia de especies relicto, que les dan un valor excepcional.
El Golfo de California baña la costa oriental de la entidad. Debido a que
este cuerpo de agua es alimentado con aguas del Océano Pacífico tropical,
dicha costa es más caliente en verano y más fría en invierno que la costa ba-
jacaliforniana del Pacífico. Además, de marzo a noviembre en las costas del
Pacífico soplan vientos húmedos del oeste que hacen que las temperaturas
sean menores que en las costas del Golfo.
Es estado se encuentra enmarcado por las siguientes regiones hidrológicas
referidas a la península: Baja California centro-oeste (Vizcaíno), Baja California
sur-oeste (Magdalena), Baja California centro-este (Santa Rosalía) y Baja Cali-
fornia sur-este (La Paz), que constituyen parte de la vertiente del Océano Pací-
fico y Golfo de California. Las corrientes que se observan son principalmente
superficiales de rápido escurrimiento. En cuanto a las corrientes subterráneas, se
encuentran en función de las precipitaciones pluviales. Una gran parte del agua

 Relicto, en biología, es un organismo que en otras eras fue abundante, en una gran área, y que
ahora está sólo en pequeñas. La distribución de un relicto está caracterizada como endémica.
 E. Z. Flores, op. cit., 1998.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 105

Mapa 2. Orografía de Baja California Sur

que aportan las lluvias se evapora o escurre al mar y la poca agua que permanece
se infiltra para recargar los mantos freáticos. Se han determinado en la entidad
16 acuíferos con un área de explotación de 3,666 km2.10
Estas características fisiográficas, hidrológicas y climáticas contribuyen al
desarrollo de un mosaico de diferentes comunidades vegetales.11 En la mayo-
10 M. A., Hernández Vicent, op. cit., pp.28-31.
11 I. L., Wiggins, Flora of Baja California, 1980.
106 Del saqueo a la conservación

ría de éstas la escasez de agua es el factor limitante y tiene una fisonomía de


desierto arbóreo-arbustivo. Se han reportado 2,958 especies y subespecies de
plantas en la flora bajacaliforniana.12 Las familias que presentan mayor varie-
dad específica son: compuestas,13 gramíneas, leguminosas14 y cactáceas, que
son las mejor adaptadas a la aridez. Los hábitats que comportan la mayor diver-
sidad biótica son las colinas, las montañas y los cauces de arroyos, ya que ahí es
donde existe mayor humedad.15
La fauna terrestre regional también presenta adaptaciones a la aridez. Los
reptiles son el grupo más amplio y diverso. De los mamíferos, destacan por su
tamaño varias especies de felinos, borregos cimarrones, ciervos y berrendos.
La fauna marina ha sido sumamente importante para la subsistencia de las
diferentes culturas que han habitado la región y actualmente se perfila como
uno de los recursos naturales más importantes para el desarrollo regional. El
potencial pesquero de ambos espacios marinos es muy diferente entre sí, pero
igualmente rico.
Por otro lado, el Golfo de California –como explicamos a continuación- es
uno de los mares más especiales del mundo y es el único que puede considerar-
se propiedad de una sola nación. Su enorme longitud (1,120 km entre los para-
lelos 32°43’ y 23° N) y el accidentado relieve de sus costas e islas le confieren un
caprichoso régimen de mareas y una extraordinaria variación de temperatu-
ra y salinidad de sus aguas. Estas características oceanográficas permiten una
gran riqueza biológica. Posee más de treinta especies de mamíferos marinos
(75 por ciento de las especies de México y 25 por ciento de las mundiales), siete
especies de tortugas (87 por ciento de las conocidas en el mundo), 875 especies
de peces, 4,500 de invertebrados y 450 de macroalgas.16 Además, sus numero-
sas islas son mundialmente conocidas por la variedad de especies endémicas y
por ser importantes áreas de reproducción de lobos marinos y aves.17 Por su
parte, los vastos y prístinos complejos lagunares de la costa sudcaliforniana
del Pacífico destacan por ser la principal zona de reproducción de la ballena

12 Ídem, p. 23.
13 En su mayoría hierbas anuales y perennes con una alta producción de semillas.
14 Que se singularizan por la fructificación en vainas.
15 F. Shreve. e I. L. Wiggins, Vegetation and flora of the Sonora Desert, 1964.
16 G. P. Robles, E. Escurra y E. Mellink, El Golfo de California, un mundo aparte, 2001.
17 O. Arizpe, “El ambiente marino”, en S. Mahieux, Diagnóstico ambiental de Baja California
Sur, 1998, pp. 245-301.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 107

gris y el hábitat de gran variedad de aves y mamíferos marinos.18 También


en estas frías aguas oceánicas se encuentra un rico potencial acuacultural y
pesquero; en ellas abundan abulón, langosta, almejas y peces de importancia
comercial.
Los diversos orígenes geológicos y las condiciones árido-tropicales do-
minantes han dado lugar a una variedad particular de paisajes que, sumados
a las condiciones de insularidad y a las grandes extensiones litorales, han
convertido a Baja California Sur en uno de los estados del país más atractivos
y con mayor potencial tanto para el ecoturismo como para la conservación,
ya que a las vastas extensiones despobladas, con extraños paisajes prístinos y
vastos horizontes, se suma una diversidad de plantas y animales, muchas de
ellas únicas en el mundo.
La distribución de las especies y de las asociaciones de plantas depende
de muchos factores, pero principalmente de las condiciones climáticas y la
configuración del terreno. La conjunción de estas últimas circunstancias da
lugar a regiones naturales con características propias llamadas provincias o
regiones florísticas, que a su vez pueden subdividirse. La península de Baja
California forma parte del Desierto Sonorense, uno de los cuatro grandes
desiertos de Norteamérica y comprende cuatro subregiones: Valle del Bajo
Colorado, Desierto de Vizcaíno, Región de Magdalena y la Costa Central del
Golfo. La vegetación típica de estas regiones desérticas se compone de aso-
ciaciones de plantas conocidas como matorral xerófilo:19 cardonales, izota-
les, bosquetes de torotes y copales, de palo brea o palo verde, mezquitales,
matorrales de gobernadora y choyales.
Para describir con mayor detalle la riqueza del medio ambiente sudcali-
forniano vale la pena zonificar la entidad desde el punto de vista del medio
físico, y de la flora y la vegetación, en cinco regiones: Desierto de Vizcaíno,
Sierras San Francisco-Guadalupe, Llanos de Magdalena, Sierra La Giganta y
Región del Cabo.

18 C. R. Brusca y B. Wallerstein, “Zoogeografic patterns of idoteid isopods in the northeast Pa-


cific, with a review of shallow water zoogeography of the area”, en Bulletin of the Biology Soc.,
1979, pp. 67-105.
19 El matorral xerófilo está formado por plantas principalmente arbustivas adaptadas a las con-
diciones de aridez.
108 Del saqueo a la conservación

1.1 Región Desierto del Vizcaíno


En esta región las rocas que forman las sierras al oeste poseen el regis-
tro geológico más antiguo de Baja California (alrededor de 220 millones de
años). En ella destacan la sierra San José de Castro, que alcanza los 920 m,
las sierras bajas Hornitos, Los Indios y Morro Hermoso, que llegan sólo a
500 m, y la sierra Pintada y el Cerro El Elefante, que son elevaciones aisladas.
Aledaños a las sierras se encuentran lomeríos y mesas de poca pendiente y
cañadas de poca profundidad (foto 1).
En la Sierra de Santa Clara, con altitudes que oscilan entre los 250 y los 500
m, se destacan algunos picos de fuerte pendiente que alcanzan los 790 m y que
forman uno de los múltiples monumentos paisajísticos que posee esta región.
El desierto de Vizcaíno es una enorme llanura con muy poca pendiente,
donde el viento forma campos de dunas en grandes extensiones, particular-
mente en las inmediaciones de la Laguna Ojo de Liebre, la que prácticamente
está rodeada por el desierto, y en donde el agua se drena rápidamente por el
material del que está formada.
En las zonas de influencia de las lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio
se encuentran varias llanuras desérticas que forman paisajes singularmente
atractivos como El Coyote, en las inmediaciones de la Laguna de San Ignacio.
En estas zonas se encuentran algunas salinas naturales, debido a la fuerte
evaporación del agua de mar.
El clima de esta región es muy árido, con una precipitación total anual de
77 mm en promedio. Es la región más seca de la entidad durante el verano
y presenta escasas precipitaciones en los meses de invierno. Las nieblas, que
son nubes bajas que tienen su base en el suelo y que se disipan por el calen-
tamiento de los rayos solares durante el día, son una fuente muy importante
de humedad para las plantas del desierto. La brisa proveniente del mar es un
factor importante que ayuda a evitar las temperaturas excesivas en el día,
sobre todo durante el verano.
El desierto de Vizcaíno es catalogado como un desierto de alta riqueza de
asociaciones vegetales, y constituye el 95 por ciento del área de la Reserva de
la Biosfera del Vizcaíno. La vegetación más abundante se forma por diferen-
tes variaciones de matorral xerófilo, y en las porciones de la costa occidental
se encuentran diferentes asociaciones de vegetación halófila y algunos man-
chones de manglar.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 109

Las serranías que forman parte de este desierto se cubren de una vegeta-
ción que recibe el nombre de matorral sarcocaule, con abundantes arbustos
de tallos carnosos, gruesos, frecuentemente retorcidos y algunos con corteza
papirácea. A pesar de que existen especies arbóreas, esta vegetación se dis-
tingue fisonómicamente por presentar individuos de pequeña talla —“tipo
bonsai”—, con alturas menores a los 50 cm; sólo escasos árboles de copal-
quín (foto 3) y copal presentan alturas de más de metro y medio, y algunos
ejemplares de palo adán alcanzan alturas mayores a los 3 m.
El mayor porcentaje de la cubierta vegetal de esta región son especies de
bursera de porte bajo con alturas promedio de un metro o metro y medio. El
matorral sarcocaule presenta una de las mayores riquezas florísticas y diver-
sidad de la región, pero con una pobre cobertura vegetal. Abundan las cac-
táceas columnares, particularmente el cardón (foto 2) cuya altura le permite
sobresalir del conjunto de arbustos.
En las partes bajas de la serranía se encuentran áreas cubiertas por ma-
torral desértico micrófilo, que se caracteriza por presentar arbustos de hoja
pequeña que crecen sobre terrenos aluviales. Entre las especies típicas están
la gobernadora y algunas herbáceas. De todos los tipos de matorrales en la
zona, éste es el más abundante, diverso y el más rico en especies arbóreas,
entre las cuales se encuentra el palo fierro, con un altura de hasta 4 m.
En dos pequeñas áreas del desierto del Vizcaíno abundan las cactáceas,
principalmente el cardón, la pitahaya agria y el garambullo, entre los árboles
de tallos carnosos son abundantes los lomboy y los torotes.
En la llanura o planicie central se desarrolla la vegetación de desierto are-
noso, la cual está compuesta por manchones de vegetación que se establecen
sobre suelos arenosos que las plantas van fijando progresivamente. Las es-
pecies más abundantes y con mayor cobertura vegetal son la frutilla, la go-
bernadora y el mezquite. Este último es particularmente importante, ya que
aporta la mayor biomasa vegetal de esta comunidad y —junto con algunos
cactus columnares, como el garambullo— sobresale del resto de la vegeta-
ción a una altura que puede llegar a más de dos metros.
En la región costera y rodeando las extensas áreas de salitrales, se en-
cuentra una vegetación llamada vegetación halófila. El área que ésta ocupa
corresponde a superficies que estuvieron bajo el mar o han recibido su in-
fluencia directa y presenta muy poca cobertura vegetal. La mayoría de las
110 Del saqueo a la conservación

plantas son herbáceas de escasos 50 cm de altura, como las diferentes espe-


cies de Atriplex, sin embargo, algunos arbustos llegan a medir más de metro
y medio de altura.
En algunas porciones de la costa y particularmente en los alrededores
de la Laguna Ojo de Liebre (foto 4) se encuentran dunas de arena donde se
desarrollan especies resistentes a condiciones de suelos arenosos movibles y
salinos, por lo que las especies rastreras que crecen por estolones suelen ser
abundantes Le siguen las suculentas, que son especies susceptibles de sopor-
tar inundaciones ocasionales. Tierra adentro empiezan a establecerse espe-
cies propias de la vegetación halófila como algunas herbáceas y finalmente
algunos arbustos.
En la costa sur del desierto del Vizcaíno, particularmente en los esteros
La Bocana, El Coyote (foto 5), Cardón y San Juan se desarrollan manglares.
Regularmente los manglares, en algunas regiones de México, pueden presen-
tar árboles con alturas hasta de 25 m; sin embargo, en esta región son más
bien arbustivos con raíces parcialmente aéreas en forma de zancos y con una
altura máxima de dos metros. También se desarrollan algunas especies her-
báceas propias de ambientes salinos y marismas.

1.2 Región Sierras de San Francisco y de Guadalupe


Esta región comprende grandes macizos montañosos de geología muy
homogénea como la Sierra de San Francisco, con grandes y profundos ca-
ñones. En su vertiente occidental forma un conjunto de elevaciones de pen-
dientes abruptas, truncadas y alargadas. Estas elevaciones oscilan entre los
500 y 1,000 m y se encuentran orientadas en forma prácticamente radial al
pico de mayor altitud de la sierra, que alcanza los 1,590 m. En esta vertiente
se encuentran varias mesas y lomeríos.
Otro elemento fisiográfico importante de esta región lo constituyen dos
volcanes, el de Las Vírgenes y El Azufre (foto 6), de origen reciente. La impo-
nente masa del volcán Las Vírgenes, la mayor elevación de la región, alcanza
los 1,920 m y se puede observar a gran distancia. El Azufre alcanza los 1,370
m y es el único volcán activo en el estado.
La Sierra de Guadalupe es una elevada cordillera escarpada con cumbres
que alcanzan los 1,710 m. Sus laderas colindan con los extensos valles de los
arroyos San José y Mulegé, que forman dos de los oasis más importantes de
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 111

la entidad. Ambos tienen extensos palmares y mantienen un cuerpo de agua


superficial. Cabe señalar que la permanencia de estos oasis se debe a la cons-
trucción de represas.
Bahía Concepción ofrece uno de los paisajes más espectaculares de esta
región gracias al contraste de la sierra con el mar y a la belleza de sus exten-
sas playas blancas.
El clima de esta región es muy árido, con lluvias escasas durante el in-
vierno y con una precipitación total anual de 97 mm. Como se encuentra en
la vertiente del Golfo, las temperaturas son más elevadas con respecto a la
región del Vizcaíno, que está a la misma latitud. En las partes elevadas de las
sierras de San Francisco y Guadalupe la aridez se mitiga un poco, el clima es
semiárido y la temperatura media anual es menor a los 18° C.
En estas sierras, además de concentrarse la mayor cantidad de pinturas
rupestres conocidas en toda la península de Baja Californiana, desde el pun-
to de vista florístico comparten la peculiaridad de ser refugio de muchas
especies que en la península se encuentran sólo en latitudes norteñas o bien
en el macizo continental. Además, cohabitan con elementos propios de cada
sierra y con otros característicos de latitudes sureñas, dando lugar a exóticas
asociaciones vegetales sólo observables en ellas.
Al ascender por la vertiente oeste de la Sierra de San Francisco se aprecia
un tipo de matorral sarcocaule con asociaciones de palo adán, pitahaya agria
y de cardón-datilillo. A medida que aumenta la altitud, otros elementos se
incorporan al matorral, entre ellos el cochal, diversas especies de siemprevi-
vas, algunas biznagas y mezcalillos.
La neblina producida por el efecto de la corriente fría de California hace
que las ramas de los arbustos y las cactáceas estén cubiertas por líquenes y
gallitos. A partir de los 800 m/snm, la fisiografía cambia y en la vegetación se
observa un matorral xerófilo con abundantes agaves o mezcalillos y hierbas
perennes como el estafiate, torotes y copales de crecimiento achaparrado,
y numerosos ejemplares de mezquite y palo brea. Los montículos rocosos
muestran su propia vegetación al dar lugar y refugio a torotes, cardones y
cirios. La combinación de esta vegetación con el sustrato volcánico rocoso y
la fisiografía de mesetas y acantilados, dan a este lugar un atractivo que no se
encuentra en otra parte del estado.
En la vegetación de las cañadas a 1,000 m/snm de la Sierra de San Fran-
112 Del saqueo a la conservación

cisco hay caprichosas combinaciones de tipos de vegetación, conviviendo ár-


boles como el islai y encino con un tipo de sotol que se caracteriza por la
ausencia de fuste o tronco, y otros arbustos propios de la vegetación de cha-
parral de las latitudes norteñas.
Las laderas de los cañones de San Francisco (entre 800 y 900 m/snm) se cu-
bren por una vegetación especial que comparte la dominancia entre cardón,
cirios y sotoles. Entre los 300 y 600 m/snm, las especies del matorral sarco-
caule como el torote, el palo adán y la pitahaya dulce dominan las laderas de
estos estrechos cañones, mientras que bordeando el fondo del cañón existen
numerosos ejemplares de arbustos, como el ejotón, el vainoro y la frutilla.
En el lecho de los cañones de esta sierra se encuentran arroyos con dispersas
pozas de agua que albergan exuberantes palmares y sauzales, numerosas es-
pecies de plantas acuáticas y subacuáticas como juncos, tules y berros. En las
estribaciones de esta serranía se localiza el oasis de San Ignacio, rodeado de
palmas nativas, así como numerosos palmares de dátiles.
Las montañas de la Sierra de Guadalupe inician a unos kilómetros al sur
de la Sierra de San Francisco, al sur se confunden con las de la Sierra de La
Giganta, y al este colindan con la franja costera del Golfo de California. Al-
gunos valles pequeños están cubiertos con amplios mezquitales y matorrales
espinosos de garabatillos, vainoros y dipuas, sus laderas son ocupadas por un
matorral de torotes, copales y palos blancos.
En las cumbres de esta sierra hay una mezcla de elementos que se consi-
deran propios del sur de la península (Región del Cabo) con algunos cuyas
poblaciones principales se encuentran sólo en latitudes del norte peninsular
o incluso en el macizo continental. En las laderas de estas elevaciones se
encuentran juntos individuos de colorín o chilicote, sotol, ocotillo, cochal
y biznagas de espinas largas y rectas. Sobre los arroyos, cañadas y algunas
laderas escarpadas, se establecen zonas arboladas con mautos y garabatillos,
o con encinos, islai, lentiscos, hiedra-limón, palmas o con magníficos indi-
viduos de güeribo.
Finalmente, en las faldas de la vertiente oeste de la serranía de Guadalu-
pe, aún se observa la influencia de estos tipos de vegetación extraña, pues el
matorral sarcocaule que se establece en ellas incluye todavía ciertas especies
de leguminosas, ocotillos, torotes y copales que caracterizan a la vegetación
de las montañas. Por su vertiente este, la Sierra de Guadalupe se encuentra
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 113

con la costa del Golfo, en donde las comunidades de los diversos tipos de
matorral xerófilo cubren colinas y cerros de baja elevación, así como algunos
valles o estrechos abanicos aluviales que dan lugar al establecimiento de ma-
torrales de gobernadora y choyales.
Una de las más hermosas bahías del estado, Bahía Concepción (foto 7),
es vecina de la región montañosa. En esta bahía se han establecido pequeñas
comunidades de manglar y salitrales. Tierra adentro, la vegetación del mato-
rral sarcocaule presenta dos variaciones interesantes: el palo adán no corres-
ponde a la especie de flores rojas, sino a una especie endémica del sur de la
costa peninsular del Golfo de California y produce flores blanquecinas con
ligeras tonalidades de rosa y la otra variante es la fisonomía de los cardones,
que aquí se desarrollan con formas altas y esbeltas de pocas ramificaciones.

1.3 Región Llanos de Magdalena


Esta región se ubica hacia la costa centro-occidental de Baja California
Sur y abarca las llanuras costeras del oeste del estado y las islas Santa Mar-
garita y Magdalena. Es una gran llanura formada por lo que fueron terre-
nos bajos del fondo marino, los cuales emergieron y dieron lugar a la forma
actual de la península durante las últimas etapas de su formación, hace
alrededor de cinco millones de años. Los arroyos que bajan de las sierras de
Guadalupe y de la Giganta han dado lugar a la formación de lomeríos sua-
ves en los que son comunes los terrenos arenosos que llegan a formar desde
campos de dunas, hasta cerros y mesetas con varias decenas de metros de
altura sobre el terreno. En las laderas de las elevaciones pueden observarse
los estratos formados por las capas de sedimentos de diversos materiales,
que brindan un paisaje característico a esta región y forman campos de du-
nas costeras de colores variados, siendo particularmente vistosas las playas
de arenas negras.
Los arroyos que bajan de la Sierra de La Giganta se pierden en los te-
rrenos arenosos de la llanura y forman ocasionalmente pequeñas lagunas
intermitentes en algunas depresiones del terreno. La más grande de ellas se
encuentra en los Llanos Hiray (o Llanos de Magdalena) y representa uno de
los monumentos paisajísticos de la región.
En esta región el clima es muy seco. La precipitación total anual prome-
dio es de 110 mm y la temperatura media anual es de 21° C. Al igual que en
114 Del saqueo a la conservación

la del Vizcaíno, son muy frecuentes las nieblas, aunque el volumen de preci-
pitación que recibe es ligeramente más elevado y las temperaturas de verano
son más altas.
El complejo lagunar de Magdalena se forma entre las dos islas roco-
sas Santa Margarita y Magdalena, varias isletas y algunas barras arenosas.
Este conjunto, combinado con los suaves sedimentos y finas arenas del suelo,
han dado lugar al establecimiento de grandes extensiones de manglares (foto
8) que se entremezclan con playas y dunas arenosas conformando un bello
paisaje en el que contrasta una maraña de vegetación verde intenso con las
arenas blancas de la bahía. Además del mangle blanco y rojo, se establecen
algunos individuos de mangle negro que generalmente se interrumpe de for-
ma abrupta y deja su lugar a hierbas de hojas crasas de un llamativo verde
brillante que forman una carpeta cerrada entre los árboles del manglar y
algún salitral circundante.
En los terrenos planos y mesetas bajas, la vegetación dominante es una va-
riación de matorral xerófilo, denominada matorral de neblina. Entre las du-
nas costeras y la vegetación propia de tierra adentro es común encontrar
terrenos planos cubiertos por las comunidades de halófilas o salitrales. Estos
se forman comúnmente en las largas planicies costeras que abarcan la parte
sur de la región de Magdalena. Tal tipo de suelos, con alto contenido de sa-
les, sólo son tolerados por contadas especies herbáceas y subarbustivas poco
diversas como la rama del yodo y de manera dispersa algunos individuos del
dátil, pitahaya agria, palo adán, garambullo y cardón.
Existen regiones en las que el matorral de neblina es una comunidad rela-
tivamente homogénea y su elenco florístico es pobre. Este matorral se com-
pone por no más de diez especies, siendo la dominante el palo adán, cuyas
ramas se encuentran cubiertas por algunas especies de líquenes llamados
comúnmente “orchillas”, y una planta epífita denominada “gallito”. Otras es-
pecies comunes en el matorral de neblina son la pitahaya agria, el torote,
el copal y otros arbustos bajos. Todos estos conforman un estrato mediano
que puede alcanzar una altura de hasta 2.5 metros. Un estrato de menor al-
tura lo conforman hierbas perennes como el saladillo o cactáceas como las
biznagas, los viejitos, las chollas y otras cespitosas. Además, los chirinolares
presentes en el área de Puerto San Carlos, hasta la parte norte del Valle de
Santo Domingo, pueden ser dominados hasta en 90 por ciento por el cactus
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 115

chirinola, que es una especie que sólo habita en esa región del mundo. Sin
duda la chirinola (foto 9) es uno de los cactus más extraños que se pueden
encontrar en el territorio peninsular, pues posee un hábito reptante, que le
da una singular apariencia al paisaje y a la planta misma.
Otra de las variantes del matorral de la región de Magdalena es el espa-
dín, asociación vegetal común en los alrededores de Bahía San Juanico y cu-
yas especies más comunes son la pitahaya agria, el garambullo, la candelilla
y la casa rata. Con su apariencia erizada como penacho producen un juego
visual singular en el paisaje.

1.4 Región Sierra de la Giganta


Esta región es fundamentalmente montañosa, de fuertes pendientes y
con bloques formados por fallas ladeadas asimétricamente hacia el suroeste,
debido a la inclinación hacia el oeste que sufrió la península cuando ocurrió
la ruptura y su separación del continente.20 Las laderas escarpadas de la Sie-
rra de la Giganta (foto 10) prácticamente penetran en el Golfo de California
al oriente, en tanto que la vertiente occidental colinda con las grandes llanu-
ras de la región de Magdalena.
En el norte se encuentran las mayores elevaciones, que alcanzan los 1,490
m y brindan paisajes imponentes. En el sur, en cambio, las areniscas y con-
glomerados forman sierras y mesetas de altitudes que fluctúan alrededor de
los 500 m, aunque hay algunas cumbres que llegan a los 870 m. Los arroyos
que descienden por la vertiente oriental aportan sus aguas directamente al
Golfo, en tanto que los que descienden por la vertiente occidental se pierden
en los terrenos arenosos de la región de Magdalena.
La región de la Sierra de la Giganta cuenta con varias islas aptas para el
desarrollo de actividades acuáticas y subacuáticas. De ellas, las islas Carmen
y San José son las de mayor dimensión. Su clima es muy árido, pero —como
en otras elevaciones del estado— es menos árido en las cumbres de esta sie-
rra. La temperatura media mensual es de 22° C, predominan las lluvias de
verano y la precipitación total anual es de 179 mm.
En el agreste, rugoso y ríspido ambiente fisiográfico de la Sierra de La
Giganta, la verde vegetación de los cañones contrasta con los tonos ocres y

20 E. Z. Flores, op. cit., 1998.


116 Del saqueo a la conservación

cobrizos del sustrato de las laderas y paredones. El palo fierro, que caracteri-
za el paisaje, es una especie de mezquite que puede llegar a tener hasta cinco
metros de altura. El palo fierro es la especie vegetal preferida por los lugare-
ños para elaborar carbón, lo que sin duda representa una amenaza, no sólo
para la conservación de la especie, sino para el equilibrio natural de los sitios
en los que se le encuentra.
En las mesas, el palo fierro se combina con especies arbustivas como la
matacora, los copales y torotes y con algunas cactáceas como el ceribe y la
pitaya agria, semejando algún paisaje del centro de México. En tiempo de llu-
vias prospera una planta llamada zaya o saya, de hojas palmadas y llamativas
flores color naranja. Sus raíces se consumen a manera de tubérculos desde la
época prehispánica.
El palo blanco, los copales y torotes (foto 11) conviven con plantas propias
de estos ambientes como el copalquín, el palo santo, el palo de arco, la caca-
chila y el jazmín de la sierra. En los cañones más sombreados, las hojas de los
copales presentan una longitud mayor con respecto de la talla normal.
El Cerro La Giganta sobrepasa los 1,500 m de altitud sobre el nivel del
mar. Arriba de los 800 m se pueden encontrar las reminiscencias de lo que
pudo ser alguna vez un bosque tropical caducifolio; las evidencias de esta
hipótesis son dispersos individuos de mauto y colorín presentes en algunas
cañadas y laderas. Arriba de los 900 m aparecen algunos ejemplares de en-
cino roble, que conforman el único encinar conocido en este complejo mon-
tañoso.
Entre las montañas de La Giganta están los oasis de San Javier, San Mi-
guel y San José de Comondú y La Purísima. La presencia de agua durante
todo el año favoreció las plantaciones de frutales que durante mucho tiempo
sirvieron para abastecer a la población de estos sitios, e incluso abastecieron
a Loreto y La Paz. Hoy en día estos huertos centenarios de aceituna, dátil y
uvas subsisten y esperan a recuperar su esplendor.

1.5 Región del Cabo


La Sierra de La Laguna es el rasgo fisiográfico más característico de esta
región y una de las discontinuidades fisiográficas de la Provincia de Baja Ca-
lifornia. Este macizo montañoso es la mayor elevación de la entidad (2,090
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 117

m) y es el principal surtidor de los mantos freáticos del sur de la península.


Esta sierra es un enorme batolito del Mesozoico que se desprendió de la masa
continental, para después fusionarse con el territorio emergido de la Baja
California hace alrededor de cinco millones de años.
La ladera occidental de la sierra cuenta con estribaciones que terminan
en pequeñas llanuras costeras sobre las que corren arroyos intermitentes que
descargan directamente en el mar. La vertiente oriental, en cambio, es más
tendida y presenta cañones más profundos. Sus arroyos intermitentes (foto
12) bajan de la sierra y forman un gran valle que corre de norte a sur. Los del
norte descargan en la Bahía de Las Palmas, en tanto que los del sur se unen
al arroyo San José, que también recibe aporte por parte de la Sierra de la
Trinidad, cuyas laderas orientales colindan prácticamente con el mar, para
finalmente descargar en el estero de San José.
En esta región se ubican dos oasis importantes, el de Todos Santos y el
estero de San José. El primero fue un manantial superficial y permanente.21
El segundo es un cuerpo de agua litoral, cuya existencia está en riesgo debido
a la descarga de aguas residuales provenientes de la ciudad de San José del
Cabo22 y a causa del dragado para la construcción de Puerto Los Cabos.
El clima es seco, con lluvias en verano y en invierno, aunque estas últi-
mas son de menor importancia. Es la región del estado que recibe más lluvia
en verano debido a los vientos alisios. Su precipitación total anual es de 335
mm. Este valor puede variar mucho de acuerdo a la incidencia de ciclones,
que aquí son más frecuentes que en el resto del estado.23 La temperatura
media mensual es de 22° C debido a la influencia de la altura de la Sierra de
La Laguna, pero tanto la temperatura como la precipitación tienen una gran
variación, aún en distancias cortas. Por ejemplo, la temperatura media en las
partes bajas oscila entre los 18° y los 30° C, en tanto que en las partes más
elevadas lo hace entre los 11° y los 19° C. Por su parte, la precipitación varía
de los 335 mm anuales en las partes bajas, hasta los 765 mm en el valle de La
Laguna. Esto origina que el clima varíe de semiárido con precipitación muy

21 Y. Maya, R. Coria y R. Domínguez, “Caracterización de los oasis”. En L. Arriaga y R. Rodrí-


guez-Estrella (eds.), Los oasis de la península de Baja California, 1997, pp. 5-25.
22 Y. Maya y J. Guzmán, “Recursos terrestres y suelo”. En Diagnóstico ambiental de Baja Cali-
fornia Sur, 1998, pp. 165-242.
23 E. Z. Flores, op. cit., 1998.
118 Del saqueo a la conservación

baja a un poco más húmedo, hasta llegar al templado subhúmedo.


En tanto que región florística, el extremo sur peninsular y el macizo mon-
tañoso de la sierra La Laguna con sus tierras bajas aledañas, constituye una
zona única en la península, con un clima semi-tropical y una gran cantidad
de especies vegetales endémicas y muchas otras que se comparten sólo con
el macizo continental mexicano. Si bien los matorrales xerófilos son comu-
nes en las altitudes bajas del Cabo (menores de 500 metros sobre el nivel del
mar), otros tipos de vegetación habitan las zonas elevadas montañosas, entre
ellas la selva baja caducifolia y los bosques de pinos y encinos. La selva baja
caducifolia es un tipo de vegetación francamente tropical y abundan árbo-
les de hojas caedizas durante la época de sequía. Por su parte, el bosque de
encinos es una comunidad muy restringida a los ambientes húmedos de las
montañas del Cabo, y el bosque de pino-encino sólo se encuentra en las par-
tes altas de la Sierra de La Laguna en altitudes mayores de mil metros sobre
el nivel del mar.
La Región del Cabo se conforma de un sistema de montañas de sustrato
granítico y algunos lomeríos entre el Océano Pacífico y el Golfo de Califor-
nia. Por su posición dentro del Trópico de Cáncer, el Cabo se muestra como
el refugio por excelencia de tipos de vegetación única en la península. Esta
vegetación es de origen netamente tropical, aunque la presencia de elemen-
tos de climas frescos y templados del norte no es rara, así como una curiosa
mezcla de especies típicas de zonas áridas.
La costa del Cabo tiene características singulares pues en sus playas
encontramos especies como la tripa de aura morada y un arbustito lla-
mado Scaevola plumieri, que son reconocidos elementos de las playas de
los trópicos del mundo; también se encuentran numerosas hierbas de es-
pecies endémicas de este ambiente como la gloria de la mañana, la lavan-
da de mar del Cabo y otras hierbas playeras. Un atractivo más de la costa
cabeña es la presencia de extensos individuos de ciruelo, copales y toro-
tes que crecen de forma arbustiva cubriendo áreas de hasta treinta metros
cuadrados.
Sobre los planos aluviales y en algunas elevaciones bajas de esta región
se establece el matorral sarcocaule. En este matorral crecen cardones, palo
adanes, pitahayas, choyas, torotes, copales, lomboy blanco y muchas de las
especies que es común encontrar a todo lo largo del desierto peninsular.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 119

La vegetación de las laderas cambia de su fisonomía amatorralada a co-


munidades arbóreas conformadas por una gran variedad de leguminosas
como el mauto, el palo eva, el palo zorrillo, el palo escopeta, el palo chino o
el colorín; todas éstas, además de ser importantes componentes de la vege-
tación, son de gran utilidad en la construcción de viviendas y elaboración de
artesanías y muebles. Otras especies importantes de la selva baja del Cabo
son el cacalosuchitl, el palo de arco, el ciruelo y el cardón barbón que sólo se
encuentra en esta región de la península.
Arriba de los 700 metros sobre el nivel del mar como en La Laguna, La Vic-
toria y San Lázaro, aparecen los bosques de encinos. En general los encinares del
Cabo se conforman por pocas especies y la más abundante o común es el encino
roble. Sin embargo, en la región de la Sierra de la Victoria se pueden encontrar
pequeñas comunidades de encino picudo en asociación con encino negro.
Finalmente, encumbrado en las cimas de las montañas de más de mil
msnm el bosque de pino-encino permanece recordándonos que su exten-
sión cubría mayores superficies en la península, debiéndose considerar una
joya de Sudcalifornia, y como tal debe protegerse. En este tipo de bosque hay
ejemplares de un pino piñonero (foto 13) endémico de esta región, árboles de
encino roble y encino negro. En algunas zonas habitan especies de arbustos
o cactáceas de gran importancia, pues sólo en esta región del mundo las po-
demos encontrar, tales son el madroño y el nopal de La Laguna.
Decenas de arroyos albergan imponentes güeribos, esbeltas palmas de
abanico y encinos arroyeros. El cuerpo de agua dulce del estero de San José
del Cabo sólo está separado del Pacífico por una estrecha barra de arena, y en
él abundan carrizos, tules y palmares que dan cobijo a una gran diversidad
de aves. Desafortunadamente, la degradación de esta zona de diversidad y
belleza excepcional ya es sumamente severa.
La vegetación del Cabo, por su diversidad y unicidad, contribuyó a que en
1994 la Sierra de La Laguna fuera decretada una Reserva de la Biosfera por el
Gobierno Federal, concediendo así una protección a comunidades únicas en
el ambiente peninsular.

1.6 La fauna terrestre


En lo que concierne a la fauna terrestre, Baja California Sur contiene una
impresionante heterogeneidad ambiental y es una de las regiones mejor con-
120 Del saqueo a la conservación

servadas de México, probablemente gracias a su baja densidad demográfica.


Como ha sido descrito, su paisaje es fundamentalmente desértico, pero se
presentan relictos de ambientes más templados, mésicos, remanentes de la
última glaciación. Entre estos destacan los oasis con agua permanente o se-
mipermanente, los bosques de la Sierra de La Laguna y la vegetación de las
cañadas.
A esta heterogeneidad ambiental se liga una importante diversidad de
animales. Los oasis contienen especies únicas ligadas a este ambiente, así
como otras que son características del desierto y los utilizan frecuentemen-
te, como en el caso de las aves migratorias que los emplean como sitios de
escala durante su trayecto. En la Sierra de La Laguna se concentra una gran
proporción de los endemismos de la península en plantas, invertebrados y
vertebrados terrestres. Estos fenómenos se pueden explicar por el aislamien-
to que caracteriza a esos ambientes. Una situación semejante sucede en las
islas ubicadas en el Golfo de California, en las que se presenta también una
proporción importante de los endemismos en plantas, reptiles y mamíferos
pequeños.
No obstante, la mayor exclusividad para los grupos de fauna se encuen-
tra en los desiertos de la península, por ejemplo en Vizcaíno, Sierra de La
Giganta, Sierra de Guadalupe y el Valle de los Cirios. La zona árida de Baja
California, y el noroeste árido en general, son un laboratorio natural para el
entendimiento de los sistemas biológicos en zonas áridas.
En Baja California Sur se presentan cuatro especies de anfibios, tres de
ellas autóctonas o propias de la península, que son el sapo de espuelas (Sca-
phiopus couchii), el sapito moteado (Bufo punctatus) (foto 14) y la rana arbo-
rícola (Hyla regilla); así como una introducida por el hombre en los oasis o
cuerpos de agua dulce más importantes que es la rana toro (Rana catesbia-
na), llamada así por su canto profundo y sonoro.
Sin considerar las cinco especies de tortugas marinas que viven y se ali-
mentan en las bahías de la península —de las cuáles dos usan las playas para
poner sus huevos— en ellas existen alrededor de 60 especies de reptiles entre
lagartijas y serpientes, muchas de ellas endémicas.
Todas las islas del Golfo de California son ricas en especies y subespecies
endémicas, siendo Cerralvo la que presenta más endemismos (dos lagartijas
y una culebra). Los niveles de endemismo de las especies que viven en las is-
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 121

las del Golfo de California son muy altos, ya que sus aguas han representado
evolutivamente una barrera para el flujo génico. Los reptiles existentes en las
islas Raza y Monserrat, aportan evidencias de que estas islas se colonizaron a
través del mar, ya que son de origen volcánico y no tuvieron conexión con la
parte terrestre de la península de Baja California, ni con el continente.
Isla Cerralvo es un sitio ideal para la observación de reptiles. Contie-
ne una población numerosa de la iguana de cola espinosa cuyos individuos
pueden observarse fácilmente. El güico y la cachorita de cabeza roja son la-
gartijas endémicas de la isla, muy comunes y fáciles de observar. Hay además
una especie endémica de culebra, llamada burila que es nocturna y una sub-
especie endémica de la víbora cascabel de California. Después de las lluvias
también es fácil encontrar a los sapitos de espuelas y al moteado.
En isla Santa Catalina, por otro lado, se puede observar un cachorón güe-
ro, endémico, aunque lo más interesante de esta isla es la presencia de una
víbora de cascabel sin cascabel (Crotalus catalinensis) (foto 15) por lo que los
pescadores la llaman cascabel muda. Esta especie es única en el mundo.
En algunos de los oasis y en la región del Cabo, se puede encontrar el güi-
co de la sierra, que es un reptil parecido a las lagartijas pero de cuerpo más
estilizado y piel suave, con patitas relativamente más cortas y delgadas, ojos
pequeños y cola llamativamente coloreada de rojo o anaranjado. Es endémi-
co de la península y vive entre la hojarasca, siempre cerca del cuerpo de agua.
La iguana de cola espinosa se encuentra también en oasis como La Purísima
o San José del Cabo. Otra lagartija de ambientes mésicos y de la hojarasca es
un Anguido llamado ajolote, de cuerpo rechoncho y liso, color pardo motea-
do en negro, se le encuentra en la Sierra de La Laguna y es endémica de la
península.
En los oasis también se encuentran culebras de agua que se alimentan
de sapos, ranas, lagartijas, crustáceos y otros invertebrados. La típica de la
región del Cabo es negra, vive también en las partes bajas de la Sierra de La
Laguna, los habitantes la llaman chane y es endémica de esta región. Ade-
más, en los oasis se encuentran las ranas arborícolas y los sapitos moteados y,
en algunos de los más grandes, el hombre ha introducido galápagos de orejas
rojas y ranas toro.
A lo largo de casi toda la península, excepto en el Vizcaíno, después de las
lluvias se pueden producir explosiones demográficas de sapitos de espuelas,
122 Del saqueo a la conservación

que aprovechan las charcas temporales para poner sus huevos y reproducir-
se.
En la región del Cabo hay otras especies endémicas como las lagartijas
besuconas de la familia de los Geckos, que se caracterizan por caminar en las
paredes y tener pupilas verticales. Son nocturnas e insectívoras, muy bene-
ficiosas para eliminar mosquitos. Hay una especie de besucona introducida
que habita en las casas (Hemidactylus frenatus). Otras lagartijas caracterís-
ticas son los bejori, de las cuales hay dos especies endémicas de la región
del Cabo. Son lagartijas pequeñas y rechonchas de colores irisados y con las
escamas puntiagudas. En esta misma región, así como en las islas Espíritu
Santo y Partida Sur, habitan los cocodrilitos, unas iguanitas azules, endémi-
cas de la península.
Las serpientes cascabel de California y Diamantada (la subespecie del
sur), son muy comunes en la vegetación natural y los arroyos de la región del
Cabo. Entre las culebras no venenosas de esta región está el alicante o sol-
cuate, de colores rojos y anaranjados, activa durante el día y, principalmente,
comedora de ratones.
En algunas islas como San Marcos, Danzante, Santa Cruz, San Diego, San
Francisco, Espíritu Santo y San José, y también en algunos oasis, se puede
observar otra iguana, grande y panzona, con la cola lisa, que se llama cacho-
rón de piedras.
Hay que destacar otras especies también endémicas de la península y
únicas en el mundo, como la veloz cachora arenera y el güico rayado, que se
alimentan de hormigas y habitan en todos los suelos del desierto, así como la
cachorita de árbol, fácil de descubrir en los troncos de los mezquites en los
que suelen vivir por parejas. Entre los reptiles que se encuentran en el sue-
lo destacamos el Anfisbaénido endémico Bipes, conocido como lagartija de
cinco dedos o ajolote, que es un curioso animal de hábitos subterráneos que
se alimenta de hormigas y termitas, así como el falso camaleón, que también
se alimenta de hormigas.
Entre las serpientes hay que destacar la culebrita ciega que vive bajo el
suelo comiendo termitas y es endémica del sur de la península. La serpiente
sorda y la víbora ratonera son más grandes y visibles, diurnas y ambas de co-
lor arena, la primera manchada de café; también son endémicas y abundan
en los desiertos donde controlan las poblaciones de roedores.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 123

El grupo de las aves está bien representado en la península, habiendo más


de 250 especies, considerando las residentes y migratorias tanto terrestres
como acuáticas y playeras. En la entidad se han registrado 120 especies re-
sidentes y 55 especies migratorias de aves terrestres, pero se reconocen úni-
camente cuatro tipos de aves terrestres al nivel de especie. Son: el colibrí de
Xantus, la cuitlacocha peninsular, la mascarita peninsular y el tecolotito del
Cabo. La Sierra de La Laguna contiene un número importante de taxa endé-
micos en un área relativamente pequeña, siendo once endemismos al nivel
de subespecie. En los oasis sudcalifornianos se han registrado más de 94 es-
pecies de aves, siendo 37 de éstas migratorias de invierno. Para las islas ubi-
cadas frente al estado de Baja California Sur, únicamente se han registrado
tres taxa de aves terrestres endémicas al nivel de subespecie, estando dos de
ellas en isla Cerralvo. Hay 32 taxa del estado en la lista de especies en riesgo,
estando un taxa extinto (Crotophaga sulcirostris pallidula), once son rapaces
y 20 son especies de aves paserinas.
Las áreas más relevantes para la observación de aves terrestres migrato-
rias en Baja California Sur son probablemente los oasis repartidos a lo largo
del estado y en la Sierra de La Laguna. En estos sitios hemos observado tanto
aves endémicas como aves migratorias. En varias zonas de la península, pero
en particular en las zonas costeras del Pacífico y en las islas del Golfo se pue-
den observar diferentes especies de aves rapaces, migratorias también. Entre
éstas destaca el halcón peregrino. En bahía Magdalena se pueden observar
individuos de águila calva, así como una población importante de águilas
pescadoras (foto 16). Sin embargo, para el águila pescadora las poblaciones
más densas se encuentran en el complejo lagunar Ojo de Liebre-Guerrero
Negro y en la Laguna de San Ignacio. En las partes altas de las sierras de San
Francisco, La Giganta y de La Laguna, así como en el desierto de Vizcaíno, es
posible observar individuos de águila real.
Con relación a las especies de aves endémicas, el colibrí de Xantus es par-
ticularmente abundante en Sierra de La Laguna, en los diferentes oasis y en
las islas del Golfo. La cuitlacocha peninsular se localiza principalmente en
las partes bajas del desierto de Baja California Sur, en particular en las zonas
de vegetación más densa. La mascarita peninsular se presenta en varios de
los oasis del estado, aunque ha desaparecido recientemente de algunos de
ellos por acciones humanas que han dañado su hábitat. Se le puede obser-
124 Del saqueo a la conservación

var en los oasis de La Purísima, Mulegé y San José del Cabo. El tecolotito
del Cabo se encuentra básicamente en la Sierra de La Laguna, tanto en sus
partes bajas como en las altas. De las especies de aves llamativas del desierto
que se pueden ver a lo largo de la península en el desierto, se encuentran aves
canoras de color rojo brillante, como los cardenales, y rojo oscuro, como los
gorriones pecho rojo; amarillo limón con negro, como las dos especies de ca-
landrias, la encapuchada y la de pecho negro; amarillo pálido como el verdín;
azul como el pájaro azul y las perlitas; y la moteada como la matraca choyera.
Los cuervos negros se aprecian cada vez más cerca de poblados y la costa. Los
numerosos zopilotes aura, con sus cabezas rojas, y los queleles o caracaras
con sus colores negro y blanco, así como los halconcillos o cernícalos, son
comunes todo el año en los ambientes del desierto, pero frecuentemente se
les observa en las zonas aledañas a campos de cultivo. Una especie de hal-
cones que cazan sus presas (liebres) en grupos familiares es el halcón Harris
que tiene colores negros con los hombros rojizos y el pico amarillo, y se posa
frecuentemente en los cardones.
La única especie endémica de ave marina del Golfo de California es la
gaviota de patas amarillas. Esta especie se reproduce prácticamente en todas
las islas del Golfo, pero se puede observar fácilmente en las islas Cerralvo,
Espíritu Santo, San José e isla del Carmen.
La diversidad de los mamíferos en Baja California Sur es menor que la
de reptiles, pero tiene un gran número de especies y subespecies endémi-
cas tanto en la península como en las islas. Los mamíferos terrestres en el
estado se encuentran conformados por 48 especies. De ellas, 18 habitan
en islas y en su mayoría son roedores. En oasis se han registrado 41 espe-
cies. Existen 19 murciélagos (dos raros y uno amenazado), una liebre (con-
siderada como rara), dos conejos (uno raro), una musaraña (amenazada),
14 roedores (cinco amenazados), ocho carnívoros (tres amenazados) y tres
herbívoros mayores (uno en peligro de extinción, uno en protección espe-
cial y uno amenazado).
Los mamíferos presentes en las islas tienen limitadas habilidades de dis-
persión y las formas endémicas pueden estar restringidas a ellas. Desde un
punto de vista geológico y evolutivo, la fauna de mamíferos del Golfo es de
origen reciente.
En el área del desierto del Vizcaíno puede encontrarse una variedad im-
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 125

portante de mamíferos terrestres. De los más representativos de la zona se


considera al berrendo peninsular (foto 17), el cual se encuentra básicamente
en zonas de llanuras planas. Existe allí una reserva para la recuperación de
esta especie, ya que se encuentra en peligro de extinción, principalmente
por la cacería ilegal. Igualmente importante por su situación de especie en
riesgo de extinción se encuentra la zorra del desierto o norteña, común en
el Vizcaíno, así como coyotes, que pueden encontrarse tanto en matorral
xerófilo como en la zona de dunas. También importante es la presencia del
gato montés, la zorra gris, el tejón, la ardilla negra, liebres, conejos y ardillas.
Uno de los mamíferos más carismáticos es el puma o león de montaña que
se puede observar frecuentemente en las zonas montañosas, como en las
sierras de San Francisco y de Santa Clara.
En el área montañosa de Santa Rosalía, que abarca el volcán de las Tres
Vírgenes, sierras del Azufre y de La Reforma, se localiza una de las siete sub-
especies de borrego cimarrón que existen en Norteamérica. Se trata de una
especie emblemática para los sudcalifornianos y se caracteriza principal-
mente por la curvatura de los cuernos en los machos. En esta misma zona se
puede encontrar al puma y al venado bura —aunque a este último también
se le observa en las partes bajas de las sierras—, así como al coyote, la zorra
gris, el gato montés, el tejón, la liebre, conejos y ardillas.
En el área de Loreto, que abarca la Sierra de la Giganta, se puede localizar,
en las partes altas, borrego cimarrón (foto 18), venado bura y puma, mientras
que en las partes bajas podemos encontrar coyote, gato montés, zorra gris,
tejón y babisurí.
En las partes más altas de la Sierra del Mechudo, que es la zona más ex-
trema de la Sierra de la Giganta, se aprecia comúnmente al borrego cimarrón
y al venado bura. En las partes bajas se avistan coyotes, zorra, gato montés,
mapaches, babisurí, liebres, conejos, ardillas y raras veces pumas.
En la región del Cabo existe una gran variedad de fauna. En lugares aleda-
ños a la ciudad de la Paz, se pueden observar gato montés, coyote, zorra, ma-
paches, liebres, conejos y ardilla. En las partes bajas de la Sierra de La Laguna
se observan coyotes, zorra gris, liebres, conejos, ardillas, tejón, zorrillos, gato
montés (foto 19) y venado bura; también, en su parte más alta, se encuentra
ocasionalmente el puma.
En los oasis es típico encontrar conejos, liebres, coyotes, ardillas, babisu-
126 Del saqueo a la conservación

ris y mapaches, aunque ocasionalmente se presentan zorrillos y gato montés.


Por otro lado, el número de mamíferos en las islas es menor que en la pe-
nínsula, aunque un gran número son endémicos. En isla de Cedros, en sus
partes altas, se encuentra venado bura (amenazado) así como coyote y gato
montés. Isla Magdalena presenta muy pocas especies de mamíferos (liebre y
gato montés). En lo que respecta a las islas del Golfo de California, la fauna
más común son los roedores, y fauna introducida como cabras y gato domés-
tico. En isla del Carmen, actualmente se mantiene una población de borrego
cimarrón, que fue introducida con fines de manejo en aparente cautividad.
En isla San José se observan venado bura, babisuri y una especie de conejo;
también hay fauna introducida como cabras, caballos, burros y gato domés-
tico.
En isla Espíritu Santo se presenta una liebre endémica, Lepus insulares,
que llega a pesar más de dos kilos y es objeto de la cacería furtiva. Se le puede
observar comúnmente en los pequeños valles y colinas bajas de la isla. Otra
especie endémica es la ardilla de tierra conocida como juancito. El babisuri
es el único mamífero omnívoro de la zona.

1.7 El ambiente marino


La calidad casi insular de Baja California Sur requiere incorporar en esta
descripción geográfica algunos datos sobre sus principales características
marinas, tanto bióticas como abióticas. Las primeras han sido fuente de ali-
mentación y riqueza para los habitantes peninsulares y las segundas deter-
minan en buena medida el clima de la región, así como la riqueza ecológica
de ambas costas sudcalifornianas. En efecto, es el estado con mayor exten-
sión costera y el de mayor diversidad de recursos marinos de México. Cuenta
con cuerpos de agua protegidos susceptibles de ser aprovechados para varios
fines, además del pesquero (acuicultura, parques naturales, turismo e indus-
tria). Es considerado un complejo de sistemas biológicos único en el mundo
que representa un área de gran relevancia por su diversidad y productividad,
así como una región estratégica para el desarrollo de programas de conser-
vación y manejo de los recursos naturales. Por todas estas razones es impor-
tante destacar la relevancia del ambiente costero y marino en la vida social y
económica regional.
Es indudable que las numerosas masas de agua que circundan estacio-
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 127

nalmente la Baja California determinan la existencia de diversos entornos.


Por otra parte, el relativo aislamiento de las islas en la vecindad de la pe-
nínsula determina que existan altos grados de endemismo. La heterogenei-
dad topográfica de las costas del estado y la complejidad hidrodinámica de
las mismas, aunado a su situación biogeográfica, hacen que destaque a nivel
mundial por la riqueza de sus especies.
El componente biológico en la región del Golfo de California refleja una
de las más altas variedades de especies del mundo. Las limitaciones de in-
tercambio genético causadas por la barrera marina que constituye el propio
Golfo se han hecho más notorias en el ambiente insular donde, como con-
secuencia del aislamiento reproductivo, ha resultado en un gran endemismo
y una contribución importante al incremento de la diversidad biológica en
la región. El ambiente marino incrementa notoriamente la variedad de vida,
pues en este mar interior, además de encontrarse especies de distinto origen
biogeográfico, existen especies propias de la región. A continuación presen-
tamos algunos componentes de la fauna marina y costera considerados re-
levantes en los litorales de Baja California Sur, tanto en la costa del Océano
Pacífico como en la del Golfo de California.
Abulón: Se captura desde la frontera sur con Estados Unidos hasta la isla
Margarita. La especie de mayor explotación (75 por ciento) es el abulón azul
(Haliotis fulgens), seguido por el abulón amarillo (Haliotis corrugata), entre el 13
y 20 por ciento. Casi el 100 por ciento de las capturas se destinan a su enlatado
y exportación, por lo que el consumo y la demanda nacional son mínimos.
Caracol panocha: Principalmente se captura desde la isla Natividad hasta
Punta Abreojos, siendo la especie Astrea undosa la más abundante, seguida
por A. turbanica. Después de las pesquerías de abulón y langosta es la de ma-
yor importancia en la región del Pacífico Norte. El producto en salmuera se
envasa en latas de una libra —peso neto— y se destina al mercado nacional;
hasta hace poco se enviaba también a algunos países asiáticos.
Almeja pismo: El área de esta pesquería se localiza en El Delgadito y Punta
Malcomb. Baja California Sur aporta hasta el 85 por ciento de la producción.
La especie representativa de esta pesquería es Tivela stultorum, siendo las
tallas de captura de entre 90 y 144 mm. La presentación y comercialización
se da de tres formas: entera viva, fresca congelada y enlatada. Actualmente
se encuentra considerada como especie bajo protección especial en la nom-
128 Del saqueo a la conservación

059,24 por lo que su aprovechamiento se da a través de Unidades de Manejo


Ambiental.
Almeja catarina: Las principales zonas de extracción están ubicadas en
las bahías Magdalena y Concepción. Argopecten circularis es la especie que
representa a la pesquería y la talla mínima esta normalizada en 60 mm. Esta
especie tiene una alta demanda en el mercado nacional y una porción de su
captura se destina al mercado norteamericano.
Almeja mano de león: La captura se realiza en la zona de Guerrero Ne-
gro. La talla mínima de captura de la especie Lyropecten subnodosus es de
140 mm. La producción de la especie se dirige principalmente al mercado
estadounidense.
Callo de hacha: La pesquería la componen tres especies. El hacha larga
(Pinna rugosa) distribuida desde la porción sur del estado de Baja California
hasta Panamá, incluyendo el Golfo de California (talla mínima 140 mm). El
hacha china (Atrina maura) se distribuye desde Baja California hasta Perú
(130 mm); la captura realizada en Baja California Sur representa hasta el 20
por ciento del total nacional. El callo se comercializa fresco en hielo, sien-
do los estados con mayor demanda: Baja California, Sinaloa, Sonora, Jalisco,
Nuevo León y el Distrito Federal.
Ostión de piedra: Es una pesquería artesanal ribereña que comprende los
estados del litoral del Pacífico. El recurso agrupa a las especies Crassostrea
fishery y C. iridescens (talla mínima de captura de 70 mm). Se comercializa
entero y sin concha en mercados locales y regionales.
Almeja pata de mula: La especie Anadara tuberculosa (talla mínima 60
mm) es explotada en ambos litorales de la península con mayores capturas
en bahía Magdalena-Almejas. Su consumo es de carácter local y regional.
Calamar gigante: Las principales zonas de pesca se localizan frente a la
costa oriental de la península de Baja California durante primavera y verano.
Dosidicus gigas es la especie empleada en la pesca y alcanza tallas superiores
a los 70 cm de longitud de manto.
Camarón: La pesquería se desarrolla en ambas costas del estado. Las es-
pecies de mayor abundancia son el camarón café (Farfantepenaeus califor-
niensis) y azul (Litopenaeus stylirostris). El camarón procesado se exporta

24 Norma Oficial Mexicana 059, semarnat, 2001.


Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 129

casi en su totalidad a los Estados Unidos, mientras que el de menor talla y sin
procesar se maneja en el mercado local.
Jaiba: La producción mayor de esta especie (Callinectes bellicosus) se lo-
caliza en bahía Magdalena-Almejas. Está reglamentado que la longitud mí-
nima de cefalotórax sea de 10 cm. El destino de su captura es el mercado
nacional, principalmente Baja California Sur, Baja California, Jalisco y el
Distrito Federal.
Langosta: Baja California Sur aporta casi el 75 por ciento de la captura
total nacional. Las especies que se explotan son la langosta espinosa roja (Pa-
nulirus interrruptus), espinosa azul (P. inflatus) y espinosa verde (P. gracilis).
Se destina a los mercados extranjeros en su mayor parte (90 por ciento) en las
presentaciones cocida/congelada, cola de langosta y viva. El resto se destina
al mercado nacional (centros turísticos y restaurantes).
Tiburón: En los litorales de la península de Baja California se capturan
alrededor de 40 especies de tiburón, estando dentro de los más importantes
los que pertenecen a los géneros Mustelus, Carcharhinus, Alopias, Sphyrna y
Squatia. Del tiburón se comercializan las aletas, la carne, la piel y el hígado.
Pelágicos menores: En Baja California Sur las capturas de pelágicos me-
nores representan más del 12 por ciento del total nacional. La mayor parte se
captura en bahía Magdalena, donde se registran tres especies de sardinas,25
dos de anchovetas26 y la macarela Scomber japonicus. La mayor parte de la
captura se destina al enlatado, reducción (harina y aceite de pescado) y re-
cientemente se usa fresca congelada para la exportación.
Atún: La pesquería se realiza en el Pacífico oriental, siendo las áreas de la
boca del Golfo donde se realizan las capturas más importantes. La pesquería
se compone por las especies atún aleta amarilla (Thunnus albacares), alba-
cora (Thunnus alalunga), patudo (Thunnus obesus), atún aleta azul (Thunnus
thynnus), bonito (Sarda chilensis y S. orientalis), barrilete negro (Euthynnus
lineatus) y barrilete (Katsuwonus pelamis). El atún procesado y enlatado tie-
ne un alto valor en el mercado nacional. También se exporta a diferentes paí-
ses en su presentación fresco congelado, aunque igualmente se comercializa
en lonjas y entero congelado.

25 Sardinas: monterey (Sardinops caeruleus), crinuda (Opisthonema libertate; O. medirrastre;


O. bulleri) y japonesa (Etrumeus teres).
26 Anchovetas: norteña (Engraulis mordax) y “sardina” bocona (Cetengraulis mysticetus).
130 Del saqueo a la conservación

Especies marinas de escama: Las principales especies pertenecen a las fa-


milias de Serranidos, Lutjánidos, Guerridae y Scombridae, cuya producción
representa el 3 por ciento del total estatal, generándose su captura principal-
mente en la zona ribereña. Su importancia radica en que se explota durante
todo el año y su pesca se realiza en la mayor parte del litoral del estado.
Especies para pesca deportivo-recreativa: Las especies que soportan la
pesca deportivo-recreativa son: marlin rayado (Tetrapturus audax), marlin
azul (Makaira mazara), pez vela (Istiophorus platypterus), marlin negro (M.
indica), pez espada (Xiphias gladius), marlin o pez aguja corta (T. angustiros-
tris), dorado (Coriphaena ipurus) y algunos atunes. En general, es el marlin
rayado la especie dominante, de la cual 80 por ciento se captura en Los Ca-
bos y 45 por ciento en el área de Buenavista.
Algas: Existe una pesquería a nivel regional de Gelidium robustum que
se desarrolla en la costa occidental de la península de Baja California. Una
parte de la producción se exporta como producto seco, siendo la materia
prima para la obtención de agar-agar, mientras que la otra parte se retiene en
México para la extracción del mismo polisacárido.
Estas importantes pesquerías, así como buena parte de las características
climáticas del estado se explican por las particulares condiciones oceano-
gráficas de la región. Por ello primero haremos una breve explicación de los
movimientos de las masas de agua (corrientes, mareas, vientos, etc.) y de
algunos otros fenómenos oceánicos, tales como las surgencias (afloramiento
de agua del fondo a la superficie de la columna de agua). Después explicare-
mos algunas propiedades del agua que bordea las costas de Baja California
Sur, como la temperatura, la salinidad y la presión.
Las corrientes oceánicas se forman principalmente por el efecto con-
junto de la rotación de la tierra, la incidencia de los vientos y las diferentes
densidades de las masas de agua. También la profundidad, la topografía
submarina y la línea de costa afectan los patrones de circulación local. La
porción más sureña de la península de Baja California está bañada por la
de la Corriente de California (cc), que tiene su origen en altas latitudes.
Cerca de la costa de Norteamérica este flujo se divide en dos ramas: una se
dirige al norte (Golfo de Alaska) y la otra hacia el sur convirtiéndose en la
cc, que fluye desde el Noroeste de Estados Unidos hasta cerca de la punta
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 131

Mapa 3. Corrientes del Pacífico cercanas a Baja California Sur

meridional de la península de Baja California 27 (mapa 3). Durante el otoño


e invierno, una parte del flujo de la cc se revierte hacia el norte de Punta
Concepción originando la contracorriente costera o Corriente de David-
son.28 Las propiedades físicas y químicas de la cc están determinadas por

27 R. J. Lynn y J. J. Simpson, The California Current system. The seasonal variability of its physi-
cal characteristics, 1987, pp. 12947-12966.
28 R. E. Davis, Drifter observations of coastal surface currents during code: The method and
132 Del saqueo a la conservación

cuatro masas de agua 29 con características propias. El conjunto de estas


cuatro masas provee a la cc de sus características propias que son: salini-
dad y temperatura bajas, altos valores de oxígeno disuelto y un continuo
aporte de nutrientes.
En la costa del Pacífico de Baja California Sur, la masa de agua ecuatorial
(más cálida) es la que tiene mayor influencia, provocando que en invierno
y primavera la temperatura superficial del mar sea menor que el promedio
anual, y mayor en verano y otoño. La salinidad es menor que el promedio
anual en primavera y verano, y mayor en otoño e invierno.30
Durante el invierno la cc se debilita y las contracorrientes de Davidson y
del sur alcanzan su máximo desarrollo transportando agua más cálida y sa-
lina hacia el norte. En primavera los vientos del norte se intensifican perdu-
rando hasta el otoño, lo que ocasiona que la cc alcance su máxima extensión
hacia el sur. Durante esta época se registran las temperaturas más bajas en
zona costera.31
Durante los primeros meses del verano se registran los vientos del no-
roeste más intensos, trayendo como consecuencia que la cc sea más fuerte
y con mayor descarga que en otras épocas del año. La contracorriente prác-
ticamente desaparece.
En otoño tanto la magnitud como la velocidad de la cc comienzan a dis-
minuir debido al debilitamiento de los vientos del norte. Las contracorrien-
tes del sur y Davidson retoman fuerza para alcanzar su máxima intensidad
nuevamente en invierno.32
El oleaje marino se forma a partir de ondas sucesivas en el agua, que con-
llevan transporte de energía y material. Estas ondulaciones se forman a par-
tir de una perturbación y normalmente se propagan según la dirección del
viento, que es el principal generador del oleaje.
En la costa occidental de Baja California Sur el oleaje está formado básica-
mente por olas marinas o de viento, llamadas así debido a que están someti-
das a la influencia directa del viento que las produce. Se trata principalmente
de olas de crestas puntiagudas y surcos redondeados que forman rizos su-
descriptive view, 1985, pp. 4741-4755.
29 R. J. Lynn y J. J. Simpson, op. cit.
30 G. de la Lanza-Espino (comp.), Oceanografía de mares mexicanos, 1991, p. 569.
31 Y. V. Pavlova, Seasonal variations of the California Current, pp. 806-814, 1966.
32 R.A. Schwartzlose y J.L. Reid, Near-shore circulation in the California Current, pp. 57-65, 1972.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 133

perpuestos. Según la velocidad del viento, la topografía marina y la línea de


costa, varían desde un oleaje con escasa magnitud (0 a 2 m de altura), hasta
muy gruesa (de 2 a 6 m de altura) en temporada de huracanes.
Las mareas son elevaciones y depresiones periódicas del agua causadas
principalmente por la fuerza gravitacional que ejercen el sol y la luna sobre la
Tierra. En la Baja California Sur el régimen de mareas es mixto semidiurno,
es decir, que ocurren dos pleamares y dos bajamares diariamente y sus am-
plitudes van disminuyendo de norte a sur como es característico a lo largo de
toda la costa del Pacífico tropical. En Baja California Sur las pleamares osci-
lan entre 1.57 m en San Carlos (Bahía Magdalena) y 1.06 m en la región de Los
Cabos; mientras que las bajamares presentan valores entre -2.05 m y -1.27 m
en San Carlos y la región de Los Cabos respectivamente.33
El Niño es un fenómeno global de variabilidad climática de duración ma-
yor a un año (usualmente se extiende hasta dos) y de frecuencia irregular
(entre uno y siete años). Este fenómeno fue identificado por los pescadores
peruanos siglos atrás, quienes le dieron su nombre, debido a que se observa-
ba frecuentemente a finales de diciembre, cerca de Navidad. Cuando ocurre
El Niño la superficie del mar y la atmósfera sobre él presentan una condición
anormal durante un periodo que va de 12 a 18 meses. Se inicia en el océano
Pacífico tropical, cerca de Australia e Indonesia, donde la temperatura de las
aguas superficiales se eleva unos cuantos grados por encima de lo normal y
los vientos dominantes se debilitan. Gradualmente este máximo de tempe-
ratura se desplaza hacia el Este y, alrededor de seis meses después, alcanza
la costa de América del Sur, en el extremo Este del Pacífico. Mientras esto
sucede en el océano, en la atmósfera se produce una alteración del patrón de
la presión atmosférica, que baja en el lado Este del Pacífico y sube en el oeste.
El fenómeno contrario se conoce como La Niña.
Si El Niño se manifiesta en la región adyacente a Baja California Sur se
nota un incremento anómalo en la temperatura superficial del mar, 34 una
disminución en la productividad biológica primaria, desplazamiento de di-
versas especies y cambios en la estructura de las comunidades.
La costa occidental de Baja California Sur se destaca por la existencia

33 G. de la Lanza-Espino (comp.), op. cit.


34 D. B. Lluch Cota, C. A. Salinas Zavala, P. Del Monte Luna y D. Lluch Belda, El Niño y la pesca
en el Noroeste de México, 1995, pp. 19-42.
134 Del saqueo a la conservación

de vastos espacios lagunares. La región de la Bahía de Vizcaíno tiene una


extensión de aproximadamente 35,500 km 2 . Presenta zonas de marismas,
dunas costeras, tres lagunas (Guerrero Negro, Ojo de Liebre y San Ignacio);
tres islas (Natividad, Cedros y San Benito), playas y una zona oceánica.
Dentro de la bahía se encuentran dos canales separados por la isla Nativi-
dad. Las lluvias son escasas y hay muy poca contribución de agua dulce. 35
La bahía recibe el aporte de siete masas de agua y de su mezcla resultan va-
riaciones en cuanto a salinidad y temperatura. En general, la temperatura
del agua de la bahía es relativamente baja de enero a junio y su salinidad es
variable. En julio y agosto el agua tiende a calentarse y presenta baja sali-
nidad. De septiembre a diciembre la bahía presenta tanto temperaturas
como salinidades más altas. Bahía Magdalena es un complejo hidrodiná-
mico de oleaje moderado, que muestra una alta variabilidad en temperatu-
ra y salinidad, debido a la influencia de las diferentes corrientes que recibe.
La bahía de Todos Santos se puede dividir en tres zonas de acuerdo a sus
características térmicas: la zona interna que presenta mayores temperatu-
ras, la zona intermedia que se caracteriza por ser la más variable y la zona
externa donde se registran las temperaturas más bajas. Durante marzo se
registra generalmente una inversión de las temperaturas en las tres zonas,
debido a la influencia fría de la cc y a los vientos dominantes del Noroeste.
El oleaje va de moderado a fuerte variando de acuerdo a la dominancia de
los vientos y los ciclos de marea.
El corredor de Los Cabos es un trayecto de alrededor de 33 km entre
Cabo San Lucas (foto 20) y San José del Cabo y presenta una gran cantidad
de playas con oleaje tranquilo a moderado durante casi todo el año, aunque
en temporada de huracanes (agosto a noviembre) puede llegar a presentar
oleaje muy fuerte. El lugar conocido como el “Arco” es el punto donde se
unen las aguas del Océano Pacífico con las del Golfo de California, lo que
origina un sistema frontal de gran importancia. Las amplitudes de marea en
la región son estrechas y la temperatura se mantiene moderada debido a la
mezcla entre las masas de agua fría de la cc y las de mayor temperatura pro-
venientes del Golfo de California.
En la costa oriental de la península de Baja California se reconocen clara-

35 J. G. Wyllie, The water masses of Sebastian Vizcaino Bay, 1960, pp. 907-917.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 135

mente tres regiones dentro del Golfo: La Norte que abarca desde la desembo-
cadura del Río Colorado hasta la línea imaginaria entre Cuenca Salsipuedes
y Guaymas. Se distingue por ser una zona muy somera (entre 50 y 200 m)
debido a la alta sedimentación provocada por el Río Colorado. En esta región
están las islas mayores del Golfo: Tiburón, Ángel de la Guarda, San Esteban
y San Lorenzo, entre otras. La Central que se localiza al sur de las grandes
islas desde el límite de la región Norte hasta la línea entre Santa Rosalía y el
sur de Topolobampo. En esta zona el Golfo empieza a ser más ancho y pro-
fundo, alcanzando en algunas regiones profundidades de casi 2000 m. Aquí
se encuentran las islas Tortugas, San Marcos y Santa Inés, así como Bahía
Concepción, que se consideran estructuras superficiales de origen volcánico.
La Sur que se sitúa desde el límite de la región central hasta Cabo Corrientes,
Jalisco. A diferencia de las otras regiones, su topografía es muy compleja e
irregular debido a que se encuentran varios montes y cañones submarinos.
En esta región se localizan la Bahía de La Paz y Bahía de la Ventana. Las islas
más importantes son Carmen, Espíritu Santo (foto 21), San José y Cerralvo.
El Golfo de California es una región con una evaporación mayor que la
precipitación y, debido a que sólo se comunica con el océano por la parte
sur, existe un intercambio substancial de agua, siendo la afluencia de agua
un poco mayor que la exportada. Diferentes masas de agua se han identifi-
cado para la zona del Golfo de California de acuerdo a sus características de
temperatura y salinidad. La circulación superficial del Golfo está definida en
mayor medida por el forzamiento de los vientos, olas de marea, calentamien-
to solar y la interacción con el Océano Pacífico.36
En general, las costas orientales de Baja California Sur se distinguen por
ser de origen volcánico, lo cual le da una secuencia rocosa casi continua que
se rompe en las costas de las bahías Concepción y La Paz, donde la costa es
arenosa. Bahía Concepción es un cuerpo de agua somero con un canal de 30
m en la porción noroeste inmediato a la costa. El terreno está formado por
roca volcánica fraccionada con algunas fallas. En el margen Este destaca el
continuo desarrollo de abanicos, playas arenosas y rocosas, campos de dunas
y terrazas marinas. Sobre la costa occidental, en las playas Santispac y El
Coyote se ubican manantiales hidrotermales con temperaturas que fluctúan
36 A., Badán Dangón, D., Koblinsky & T., Baumgartner, Spring and summer in the Gulf of Cali-
fornia: observations of surface thermal patterns. Oceanol. Acta. 8(1), pp. 13-22, 1985.
136 Del saqueo a la conservación

entre los 38º C y los 51º C. La Bahía de La Paz es un cuerpo de agua somero,
de pendiente suave en su porción sur. A la profundidad de los 200 m se dis-
tingue un cauce que desemboca en la depresión Alfonso de 400 m, la más
profunda registrada en la zona. Dentro de esta bahía se localizan lugares de
gran importancia como la ensenada o laguna de La Paz y el estero Balandra.
La primera es una zona sumamente somera con una profundidad máxima de
6 m, que se comunica con la bahía a través de un canal de 1.5 km de ancho y 4
km de largo. Las variaciones estacionales de temperatura del agua van desde
los 20º C en invierno a los 31.5º C en verano. La salinidad del agua presenta
valores casi homogéneos a lo largo del año. El suelo es, en general, del tipo
arenoso-limoso, excepto en las partes del norte de la laguna, donde la arena
es fina, y en el extremo sur-sureste donde se presenta una mezcla de arena,
limo y arcilla asociada a restos de detrito de manglar. Las mareas observadas
son del tipo mixto semidiurno, con una amplitud de 0.52 m. La caleta-lagu-
na de Balandra se localiza a 23 km al norte de La Paz. La profundidad es de
25 m en la entrada de la caleta y disminuye gradualmente hasta los 5 m en
promedio. En la cabecera de la caleta se encuentra una laguna, separada de la
caleta por una barrera arenosa. Su profundidad no excede de 1 m y esta ro-
deada por un pantano de manglar. El desarrollo de dunas y playas a lo largo
de la caleta es muy notorio y alternando con éstas se aprecian algunos acan-
tilados. El 22 de julio de 2004 esta zona fue declarada “Zona de conservación
ecológica y de interés de la comunidad, en el estero de Balandra” (foto 22),
convirtiéndose en la primera área natural protegida municipal del país. Pos-
teriormente, el 7 de junio de 2005, la declaratoria fue revocada debido a que
los propietarios del predio interpusieron y ganaron un amparo argumentan-
do no haber sido consultados como lo marca la ley federal. Finalmente, tras
un esfuerzo notable de la sociedad civil paceña y de las ong ambientalistas
locales, todo parece indicar que el área será de nuevo decretada como área
natural protegida; esta vez con consentimiento de los propietarios y con el
debido sustento legal.

2. El escenario socioeconómico
El censo de 2000 reportó para Baja California Sur una población de
424,041 habitantes, que representa el 0.43 por ciento del total nacional. Es la
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 137

entidad federativa menos poblada del país y con menor densidad de pobla-
ción. Sin embargo, tiene una de las mayores tasas de crecimiento poblacional
en México, que en 2000 fue de 3 por ciento; sólo superada por los estados de
Quintana Roo (5.2 por ciento) y Baja California (3.9 por ciento). 37 Tal situa-
ción se explica por la atracción que presentan a la migración el polo turístico
de Los Cabos y la que genera la oferta de trabajo de los campos agroindus-
triales. Otros datos generales provenientes del mismo censo indican que, en
cuanto a la distribución por sexo, 51 por ciento de la población eran hombres
y 49 por ciento mujeres. En la distribución de la población por edades, había
32.1 por ciento menores de 15 años, 63.9 por ciento eran personas de 15 a 64
años y 3.9 por ciento fueron censadas como mayores de 65 años.38
La distribución espacial de la población en Baja California Sur se caracte-
riza por su alta polarización.

Para el año 2000, 81.3 por ciento de la población se concentraba en 17 localida-


des urbanas de 2,500 habitantes y más, que sólo representaban 0.6 por ciento
del total de los asentamientos del estado. En estos, 63.1 por ciento de la pobla-
ción se concentraba sólo en cuatro localidades; el restante 18.7 por ciento se
asentaba en 2,726 localidades de menos de 2,500 habitantes, que representa-
ban 99.4 por ciento del total de los asentamientos. De estos últimos, 94.4 por
ciento correspondían a localidades con un rango de población de uno a 99
habitantes. 39

Aunque la población del estado permanece siendo muy joven, la estructu-


ra por edades de 1990 al año 2000 presenta cambios. La base de la pirámide
del año 2000 es menos ancha que la de 1990, lo que refleja la disminución de
la fecundidad. La población joven (0-19 años) ha experimentado un descenso
en los últimos años, mientras que la de 20 años y más se ha incrementado.40
Esta situación presenta desafíos en la planeación económica y social del es-

37 Ismael Rodríguez Villalobos, “Dinámica, estructura y distribución de la población en Baja


California Sur”, en Antonina Ivanova-Boncheva y Manuel Ángeles-Villa (eds.), Diagnóstico
estratégico de Baja California Sur, 2003, p. 127-129.
38 inegi, Anuario Estadístico: Baja California Sur, 2003, pp. 43-49.
39 I. Rodríguez V., op. cit., p. 141.
40 Gob. del Edo. de B.C.S., Programa Estatal de Ordenamiento Territorial (PEOT), versión pre-
liminar digital, La Paz, 2002, p. 50.
138 Del saqueo a la conservación

tado, sobre todo en lo referente al sector educativo, de salud y a la generación


de empleo.
Como se mencionó anteriormente, una de las principales características
demográficas del estado es la irregular distribución de la población. Baja Ca-
lifornia Sur es la novena entidad de la República Mexicana con mayor exten-
sión territorial y el menos poblado, lo que conlleva a una muy baja densidad
poblacional. En el año 2000 ésta era de 5.7 hab/km 2 (mientras la densidad
promedio de México es de 49.62 habitantes/km2). Vale la pena notar que esta
densidad se mantiene baja pese a su incremento respecto a la última década
del siglo xx, ya que en el censo de 1990 ésta era de 4.3 y la media nacional de
41 hab/km2.41
La más alta densidad de población se encuentra en el municipio de Los
Cabos y la menor en Mulegé, lo que se explica tanto por la concentración
demográfica como por la extensión territorial de ambos municipios. El mu-
nicipio de La Paz tiene una densidad intermedia para el estado; no obstante,
en este municipio el 99 por ciento de la población se concentra en la ciudad
de La Paz, que es cabecera municipal y además la capital del estado.42 La
densidad de la población sudcaliforniana por municipio en el año 2000 se
expresa en la gráfica 1.
Baja California Sur es el segundo estado de la República Mexicana que
ostenta el promedio de escolaridad más alto (8.2 años) en la población de
15 años y más. El mayor promedio corresponde a Nuevo León, con 8.5, y el
nacional es de 7.3.43 En el municipio de La Paz reside la mayor proporción
(69 por ciento) de personas calificadas mayores de 12 años con nivel igual
o superior al de secundaria o su equivalente; le sigue el municipio de Los
Cabos (57 por ciento). Los restantes municipios presentan un grado de califi-
cación menor: Comondú 53 por ciento, Loreto 52 por ciento y Mulegé 50 por
ciento. Para el estado este indicador alcanza el valor del 61 por ciento como
promedio.44 El elevado nivel de instrucción de la población que reside en la
entidad puede ser apreciado también por la concentración de académicos
que trabajan en alguno de los cinco centros de investigación científica y de
41 E. Z., Flores, op. cit., pp. 251-252.
42 Gob. del Edo. de B.C.S., peot, op. cit., p. 70.
43 inegi, xii Censo General de Población y Vivienda, 2000, Base de datos de la muestra censal,
página web actualizada, junio 2003.
44 Gob. del Edo. de BC.S., op. cit., p. 70.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 139

Gráfica 1. Densidad de población (habitantes por km2) en los municipios de


Baja California Sur

Fuente: Modificado de Ismael Rodríguez Villalobos, “Dinámica, estructura y distribu-


ción de la población en Baja California Sur”. En op. cit, p. 140.

educación superior ubicados en La Paz. Baja California Sur ostenta la más


alta concentración de investigadores a nivel nacional después del Distrito
Federal, ya que la media nacional es de 0.67 por cada 10,000 habitantes y en
Baja California Sur esta proporción es de 1.4.45
Los servicios de salud en el estado son cubiertos por instituciones médi-
cas federales, estatales y privadas, que brindan servicio en las modalidades
de primer, segundo y tercer nivel.46 Se calculó que en una población estimada
de 476,674 habitantes, el 73 por ciento son derechohabientes del Instituto
Mexicano del Seguro Social (imss), que atiende a los trabajadores del sector
económico privado; el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los
Trabajadores del Estado (issste), que atiende a los trabajadores del gobierno;
y el Hospital de la Fuerzas Armadas, que atiende a los trabajadores del Ejér-
cito y Fuerzas Armadas. El 23 por ciento restante (127,600 habitantes) son
atendidos por la Secretaría de Salud Estatal (sse).
De acuerdo al Consejo Nacional de Población (conapo), Baja California
Sur se encuentra entre los estados con menor índice de mortalidad infantil
(13.95 en el año 2002) y la esperanza de vida al nacer es casi de 76 años. El

45 Antonina Ivanova-Boncheva, Micheline Cariño-Olvera y Osvaldo Ramírez-Gómez, Comer-


cio y desarrollo sustentable en Sudcalifornia, siglos xix y xx, 2002, p. 381.
46 El primer nivel abarca consulta externa y medicina preventiva, el segundo consulta y diag-
nóstico con especialistas y el tercero intervenciones quirúrgicas y partos.
140 Del saqueo a la conservación

programa de vacunación universal cubre al 99.5 por ciento de la población


de uno a cinco años. La atención en embarazos tiene una cobertura del 99
por ciento (superior a la media nacional, que es del 85 por ciento) y la tasa
de fecundidad es de 2.1847. Desde 1998, el estado se encuentra entre los dos
primeros lugares a nivel nacional en infraestructura y recursos humanos dis-
ponibles en el sector salud. Es necesario resaltar, sin embargo, que existen
rezagos en la atención a los grupos vulnerables y en lo que respecta a la me-
dicina preventiva. Algunos problemas de salud pública se han convertido en
problemas severos. Tal es el caso del alto índice de madres adolescentes (5.9
a nivel nacional en embarazos de alto riesgo)48 y de madres solteras (18.8 a ni-
vel nacional).49 El 40 por ciento de los embarazos son de alto riesgo, situación
que ha provocado que en 2003 subiera la tasa de mortandad materna. Otro
tipo de problemas de salud pública son el alcoholismo y la drogadicción, espe-
cialmente en la población joven. El alto índice de suicidios es otro problema
que aqueja a los jóvenes (en 2003 incluye a menores de edad). La población
de 65 años en adelante presenta problemas relativos a enfermedades crónico-
degenerativas. Las carencias en la atención médica se manifiestan también
en la rehabilitación de discapacitados.
Las principales causas de morbilidad en Baja California Sur son semejan-
tes a las registradas en el resto de la República Mexicana. Las enfermedades
del corazón son la primera causa de muerte con una tasa de 74.2, donde la
más alta corresponde al municipio de La Paz (81.2) y la más baja al municipio
de Los Cabos (61.6). 33.6 por ciento. El 17.7 por ciento de la población adul-
ta es hipertenso. Los tumores cancerosos, considerada la segunda causa de
muerte a nivel estatal (61.3), ostentan la tasa más alta (75.6) en el municipio
de la Paz y en el municipio de Comondú la más baja (40.2). La diabetes tipos
1 y 2 es tercera causa de muerte con una tasa de 37.3, siendo el municipio de
Loreto el que ocupa la más alta tasa (69.8) y la más baja Los Cabos (27.8). El
50 por ciento de la población sufre de piedras en la vesícula, por lo que las
enfermedades hepáticas y patología biliar son la cuarta causa de muerte en
Baja California Sur. Considerando las enfermedades del sistema respiratorio,
la neumonía ocupa la octava causa de muerte en la población sudcalifornia-

47 Nacimientos por cada mil mujeres entre 15 y 49 años.


48 inegi, Mujeres y hombres en México 2004, 2004, p. 153.
49 Ídem, p.288.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 141

na con una tasa de 10.6; siendo el municipio de Mulegé donde se concentra el


mayor número de defunciones (25.9) y Loreto el menor (0.0). Las enfermeda-
des relacionadas con los riñones son la décimo tercera causa de muerte con
una tasa de 4.4, correspondiéndole al municipio de La Paz la más alta (6.5) y
la más baja a Loreto. En este tipo de enfermedades destacan las insuficiencias
renales como consecuencia del manejo inadecuado de la diabetes. Las enfer-
medades relacionadas con la nutrición —como obesidad y, en menor medida,
desnutrición en niños y ancianos— ocupan la décima quinta causa de muer-
te en el estado con una tasa de 4.7, donde el municipio de La Paz tiene la tasa
más alta (5.1) y Loreto la más baja (0.9). 50 Las infecciones gastrointestinales
afectan sensiblemente a la población infantil: en el año 2003 fueron la sexta
causa de mortalidad en este sector de población.51 Es importante señalar que
un alto porcentaje de estas enfermedades pueden prevenirse con la modifi-
cación de hábitos alimenticios, chequeos preventivos, ejercicio, y medidas
preventivas en el manejo del agua y de la basura, así como con cuidados ante
los cambios de temperatura.
Baja California Sur tiene muchas características propias de una entidad
fronteriza, entre las que destaca el ser una zona receptora de importantes
corrientes migratorias. En 2000 la población inmigrante en el estado cons-
tituyó 11.3 por ciento del total. De estos inmigrantes, el 95.6 por ciento pro-
venían del interior del país y el 4.4 por ciento de otros países, colocando al
estado en el tercer lugar nacional como destino preferencial de la inmigra-
ción interna.52
Las causas históricas que han originado dicho proceso de inmigración
han variado conforme lo ha hecho la economía regional. El primer flujo in-
migratorio —del periodo que en esta obra se analiza— se debió a la atracción
generada por el desarrollo agrícola del municipio de Comondú, posterior-
mente se explica por el auge del comercio en La Paz y, más recientemente,
por el desarrollo explosivo de las actividades asociadas al turismo en la zona
de Los Cabos. Actualmente, los municipios que reciben la mayor inmigra-
ción son La Paz y Los Cabos; el primer municipio recibe el 40.3 por ciento de

50 Gobierno del Estado de B.C.S., Compendio Estadístico 2001-2002, La Paz, junio de 2003, pp.
375-380.
51 inegi, Anuario Estadístico: Baja California Sur, México, 2004, p. 410.
52 H. xi Ayuntamiento de La Paz, Plan Municipal de Desarrollo, 2002-2005, p. 15.
142 Del saqueo a la conservación

la inmigración y el segundo el 35. 7 por ciento. La inmigración en Loreto fue


casi insignificante hasta el año 2000, al ser el 1.6 por ciento de la inmigración
total.53 Sin embargo, el esfuerzo por desarrollar turística y residencialmente
lo que fue la primera capital de las Californias, ha modificado y continuará
modificando esa situación.
Actualmente, tanto la inmigración como la elevada fecundidad, han dis-
minuido su ritmo de crecimiento, pero siguen siendo elementos básicos que
conforman e influyen en todos los procesos sociales, en las características
poblacionales y en la distribución de los asentamientos humanos en la en-
tidad.54
La migración y el crecimiento de las zonas urbanas han originado asen-
tamientos irregulares que generan condiciones peligrosas para la vida de las
personas y sus bienes materiales. Este crecimiento desordenado ha afectado
el entorno, principalmente en las zonas urbanas de alto crecimiento como
Los Cabos, donde la posibilidad de desastres cobra mayor relevancia. El cre-
cimiento irregular de la ciudad de La Paz se origina por la fuerte atracción
de la población inmigrante a esta capital y se manifiesta en una expansión
irregular y desordenada debido a la ocupación de suelo no apto para uso ha-
bitacional.55
En general, Baja California Sur experimenta una tendencia decreciente
en su ritmo de crecimiento poblacional, sin embargo, esta disminución acusa
una desigualdad entre las regiones. La zona norte prácticamente no crece
—e incluso sufre procesos de despoblamiento— y la zona sur experimenta
un crecimiento explosivo y una fuerte atracción demográfica.
En cuanto a la población rural, en el 2000 representaba sólo el 18.62 por
ciento de la población total y habitaba en un total de 2,726 localidades. De
éstas 2,590 tienen sólo entre uno y 99 habitantes. Esta dispersión de los asen-
tamientos poblacionales en el extenso territorio del estado provoca que la
introducción de los servicios de agua y energía eléctrica se convierta en un
problema de difícil atención; además de afectar la calidad de vida, esto cons-
tituye una limitante para el desarrollo económico y social la entidad.56

53 Gob. del Edo. de B.C.S., op. cit., pp. 49-50.


54 Ídem, p. 46.
55 H. xi Ayuntamiento de La Paz, op. cit., p. 20-21.
56 Gob. del Edo. de B.C.S., op. cit., p. 45.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 143

En Baja California Sur hay 108 localidades que tienen muy buena acce-
sibilidad y están a menos de cinco km de las ciudades que tienen más de 15
mil habitantes, lo que facilita a sus habitantes el acceso a los servicios que
se encuentran en ellas. Existen un total 84 localidades rurales que se en-
cuentran ubicadas a menos de 2.5 km de los asentamientos que tienen entre
2,500 y 14,999 habitantes; éstas son localidades donde la población accede
a los servicios con mayor facilidad. A menos de tres kilómetros de las vías
de comunicación, pero alejadas de las áreas de influencia de las principales
ciudades hay 1,569 localidades que pueden ser consideradas con cierto nivel
de aislamiento.57
En la entidad, la cobertura de servicios habitacionales supera la media na-
cional en cuanto a viviendas con sanitario exclusivo, conexión de agua, drena-
je y energía eléctrica. También supera la media nacional la proporción de vi-
viendas con pisos y paredes con materiales sólidos y duraderos. Sin embargo,
con respecto a la media nacional, se tiene una mayor proporción de viviendas
con techos construidos con materiales ligeros y provisionales.58 En cuanto a
la cobertura de energía eléctrica, el 96 por ciento cuenta con este servicio, con
lo que el estado se ubica por encima de la media nacional (93 por ciento).59
Considerando el aumento de la cobertura de servicios en Baja California Sur,
se puede decir que existe un mejoramiento progresivo de la vivienda e, inclu-
so, no se considera que exista el problema del hacinamiento de la población.60
Así, de las 105,229 viviendas registradas en el 2000 por el inegi (xii Censo de
Población y Vivienda) los porcentajes concernientes a las viviendas que cuen-
tan con servicios manifiestan cierta disparidad: 89.34 por ciento cuentan con
el servicio de sanitarios; 85.77 por ciento con agua entubada; 79.27 por ciento
con drenaje; 92.17 por ciento con energía eléctrica. Sólo dos por ciento de las
viviendas de la entidad no poseen ningún tipo de servicio.61
No obstante, se presenta un fuerte desequilibrio entre las localidades ur-
banas y rurales, ya que en los últimos diez años se ha desarrollado la infra-

57 Ídem, p. 90.
58 José Luis Borja Santibáñez, “Indicadores de salud, educación y vivienda en los municipios de
Baja California Sur”. En A. Ivanova y M. Ángeles (eds.), op. cit., p. 155.
59 Gobierno del Estado de B.C.S., Nuestro Gobierno, febrero de 2003, 2003, p. 7.
60 Gobierno del Estado de B.C.S., Programa Estratégico de..., p. 52.
61 Gobierno del Estado de B.C.S., Compendio Estadístico 2001-2002: Municipios de Baja Cali-
fornia Sur, Cuaderno de Datos Básicos, junio de 2003 (disco compacto), p.6.
144 Del saqueo a la conservación

estructura y los servicios que se prestan especialmente a la población que


reside en las zonas urbanas, mientras que en las rurales no se poseen los
niveles adecuados de prestación de servicios básicos.62 En las ciudades, por
su parte, la pavimentación sigue siendo una de las principales demandas de
la población.63
El sistema urbano de Baja California Sur se encuentra dominado por una
ciudad central: La Paz. Al ser la capital del Estado, esta ciudad concentra las
funciones político-administrativas y los principales equipamientos e insta-
laciones de servicios de mayor nivel en el estado, como son las instituciones
de educación superior y de salud, y las comunicaciones; es además el princi-
pal centro distribuidor de energía. Actualmente, las áreas urbanas que están
creciendo aceleradamente son Cabo San Lucas y San José del Cabo, incluyen-
do localidades adyacentes como es el caso de Colonia del Sol (10,519 habitan-
tes). Es probable que la ciudad lineal que se está formando a los lados de la
carretera en el corredor entre ambas ciudades, pueda originar asentamientos
habitacionales irregulares hacia el interior.64
El índice de marginación “es una medida resumen que permite diferen-
ciar entidades federativas, municipios y localidades según la intensidad de
las privaciones que padece la población en lo que se refiere al acceso a la edu-
cación, a una vivienda digna y decorosa, ingresos monetarios suficientes y las
carencias asociadas a la dispersión de la población, como son la falta de ser-
vicios de salud o las dificultades para acceder a bienes y servicios originadas
por una débil estructura de mercado”.65 Según el Consejo Nacional de Pobla-
ción (conapo), el valor del índice de marginación para Baja California Sur
es bajo, y para los municipios está entre bajo y muy bajo. El municipio con
un mayor grado de marginación es Comondú, considerado como bajo y le si-
gue Mulegé (también bajo). Los tres restantes municipios tienen un grado de
marginación muy bajo. De mayor a menor, según el índice de marginación,
se encuentran: Loreto, Los Cabos y La Paz, que es el de menor marginación
del estado. El índice de marginación estandarizado oscila entre 1.77 para La
62 Gobierno del Estado de B.C.S., Programa Estratégico de..., op. cit., p. 52.
63 Noticiero Panorama Informativo, Conductor: Miguel Ángel Ojeda, Promomedios California,
9 y 11 de noviembre 2003, La Paz, B.C.S.
64 Gobierno del Estado de B.C.S., Programa Estratégico de..., op. cit., p. 44.
65 sedesol, Programa Nacional de Desarrollo Social 2001-2006. “Superación de la pobreza:
Una Tarea Contigo”, 2001, p. 9.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 145

Paz, 1.59 para Los Cabos y, en el otro extremo, Comondú con un valor de
1.20 y Mulegé con 1.23. Loreto, con un valor de 1.38 para este indicador, se
encuentra en una posición intermedia.66
La situación de la tenencia de la tierra en Baja California Sur es compleja
y varía entre los municipios. La complejidad puede resumirse en el hecho de
que una misma porción de territorio llega a tener varios dueños legítimos y,
además, quienes lo habitan y usan, en muchos casos, no son los propietarios.
Esta situación obedece a la historia regional que se caracteriza en este senti-
do por conceder un valor a la tierra muy diferente de lo que puede haber sido
en otras regiones del país.
La tierra ha sido un elemento abundante en el territorio sudcaliforniano.
Sólo adquiere valor y se convierte en recurso natural a partir del momento
en el que es factible su aprovechamiento productivo. En este sentido, el verti-
ginoso y riesgoso avance del sector turístico, basado en el tradicional esque-
ma de sol y playa, y en el desarrollo residencial —ambos vinculados con la
creación de campos de golf—, ha provocado que en la última década la tierra
adquiera valores cada vez más elevados. Actualmente, esta situación ya no se
encuentra restringida a las zonas cercanas a los centros de población donde
más se ha desarrollado el turismo, sino que se extiende a todos los terrenos
ubicados en la zona costera y aledaños a ésta; particularmente entre Cabo
San Lucas y Todos Santos, así como en torno a Loreto, Bahía Concepción y
Mulegé. Evidentemente se trata de un proceso fincado en la especulación y la
rebatinga de la tierra, asociada al recurso natural no renovable hoy por hoy
más valioso en la entidad: el paisaje.
Este panorama se complica aún más con el reparto agrario, que en Baja
California Sur inició en 1919 y culminó en 1993.67 Según el vii y último Cen-
so Ejidal, elaborado en 1991,68 los cien ejidos existentes en el estado ocupa-
ban 5’422,244 ha,69 lo que representaba 73.6 por ciento de la superficie total
del estado. La propiedad privada se extendía en una superficie de 783,328

66 Gob. del Edo. de B.C.S., peot, op. cit., p. 65.


67 Datos proporcionados por la Delegación en B.C.S. del Registro Agrario Nacional, oficio
sra/930/2004, 8 de septiembre de 2004.
68 inegi, Resultados definitivos. vii Censo Ejidal, Baja California Sur, 1991.
69 La superficie del vii Censo Ejidal (5’422,244 ha) no corresponde con la superficie certificada
vía procede (5’070,117.93ha); ésta última es más precisa debido a las tecnologías modernas
de medición.
146 Del saqueo a la conservación

Cuadro 1. Evolución de la superficie ejidal en Baja California Sur


% territorio B.C.S.
Estado de la superficie ejidal Superficie en has
73,677.00 km2
Dotación inicial 5,013,823.841115 68.05
Total de acciones agrarias 4,967,481.532600 67.42
Certificada por procede 5,070,117.930590 68.81
Actual 4,994,488.274125 67.78

ha, equivalentes a 10.6 por ciento. El resto del territorio sudcaliforniano se


dividía entre terrenos nacionales (6.4 por ciento), 75 colonias (1.9 por cien-
to), fundos legales, zonas urbanas y zonas federales (7.5 por ciento). De la
superficie ejidal sólo el 0.37 por ciento estaba parcelado y era trabajado por
6 mil ejidatarios de los que casi el 50 por ciento contaba con una parcela
individual. En 1993, se afirmaba que existían “90 ejidos con más de 2,500 ha
de extensión (40 de más de 25,000 ha) y tan solo nueve con menos de 2,500
ha. Del total de ejidos y comunidades agrarias, 75 por ciento se dedicaban a
actividades agrícolas y ganaderas, y 25 por ciento a otras actividades”.70
Sin embargo, es importante mencionar que estos datos cambian cons-
tantemente, ya que desde la reforma al Artículo 27 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos71 la propiedad ejidal fue radi-
calmente modificada. Antes la tierra bajo dominio ejidal era inalienable,
inembargable e indivisible; a partir de la mencionada reforma —a través
de un proceso de certificación de derechos ejidales y de titulación (pro-
cede)—72 mediante diversos trámites los ejidatarios ya pueden vender sus
tierras. De esta manera nos encontramos frente a una situación en la que
es posible distinguir cuatro situaciones de la superficie total de los ejidos: 1)
la superficie con la que fueron dotados inicialmente, 2) la que tenían antes
de iniciar el procede (que comprende todas sus acciones agrarias), 3) la
que certificó el procede y 4) con la que cuentan actualmente. El cuadro 1
muestra la superficie correspondiente a cada una de las situaciones antes
mencionadas y su proporción respecto al territorio total de Baja California
Sur.

70 José Urciaga García, El desarrollo de la agricultura en Baja California Sur (1960-1991), ua-
bcs, La Paz, B.C.S., 1993, pp. 68-69.
71 6 de enero de 1992.
72 procede: Programa de certificación de derechos ejidales y titulación de solares urbanos.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 147

Cuadro 2. Distribución municipal de la superficie ejidal en 2005

% superficie eji-
Superficie ejidal Número Ejidos sin
Municipio dal/ superficie
ha de ejidos procede
municipal

Los Cabos 87,156.515874 25.25 18 -


La Paz 317,161.146564 15.64 32 -
Loreto 84,150.551200 17.24 2 -
Comondú 1,996,965.038718 166.69* 19 -
Mulegé 2,509,055.021769 75.82 29 4
Total Estatal 4,994,488.274125 67.78 100 4
* Este porcentaje se explica por el hecho que la superficie de algunos ejidos abarca dos o
tres municipios, pero su extensión se contabiliza en el municipio donde se ubica el po-
blado principal de estos. // Fuente: Elaboración propia con datos proporcionados por la
Delegación en B.C.S. del Registro Agrario Nacional, actualizado al 9 de junio de 2005.

De acuerdo a los datos proporcionados a mediados del 2005 por la Dele-


gación del Registro Agrario Nacional, la superficie ejidal actual tiene la dis-
tribución municipal que mostramos en el cuadro 2.
Podemos observar que el total de la superficie ejidal actual representa 1.5
por ciento menos respecto a la máxima superficie que ocuparon los ejidos,
que fue la certificada por el procede. De tal forma, actualmente la super-
ficie ejidal representa 67.78 por ciento del territorio total del estado, siendo
que llegó a ocupar el 68.81 por ciento cuando los ejidos tuvieron su mayor
superficie. Entre los municipios, el de La Paz es donde mayor porcentaje de
la superficie ejidal se ha desincorporado (8.81 por ciento), siguiéndole el de
Los Cabos con el 5.22 por ciento; en contraste, en el municipio de Loreto no
se ha desincorporado tierra ejidal. La disminución de la superficie ejidal es el
resultado de diversas formas de enajenación tales como venta, expropiación
y transferencia. Puesto que estos procesos continuarán, la superficie ejidal se
irá reduciendo paulatinamente.
Tras el fracaso de la utopía agraria de convertir este territorio en una
productiva y moderna frontera agropecuaria, dio inicio un proceso inverso
al generado por el reparto, ya que buena parte de la población ejidal no sólo
abandonó sus campos para buscar trabajo en las dos ciudades del estado,
sino que migró fuera de la entidad. Los problemas que enfrentaron los fraca-
148 Del saqueo a la conservación

sados agricultores fueron de diversa índole, pero el que planteó mayores obs-
táculos al desarrollo agropecuario fue el uso irracional del agua y su relativa
escasez. Así, las zonas rurales ejidales, que durante un corto tiempo fueron
productivas regiones agropecuarias, son actualmente en su mayoría regiones
de éxodo y abandono, pobladas por ancianos, mujeres y niños, pero con una
franca tendencia a que sólo permanezcan en ellas las huellas del impacto
ambiental resultante de una política económica errónea y devastadora.
Sólo algunas de las regiones naturalmente dotadas de agua, que en las zo-
nas áridas se conocen bajo el genérico y evocador nombre de oasis, escapan
en cierta medida a este dramático esquema. Sin embargo, tanto la sociedad
como la economía de los oasis —en o fuera de los ejidos— se encuentran en
una situación crítica y enfrentan los problemas de especulación por la com-
pra de tierras que se está llevando a cabo directa e indirectamente (a través
de la compra de los derechos ejidales).
No obstante, no toda la actividad agrícola sufre una crisis productiva. El
esquema que se ha desarrollado en este sector en las últimas décadas ha sido
la inversión privada en industrias productoras de hortalizas solicitadas por
el mercado exterior. Los fértiles valles del estado donde los mantos acuíferos
aún no presentan indicios de intrusión salina ni de agotamiento (el Carrizal
y el Vizcaíno) se han sembrado en invernaderos para la agroindustria inten-
siva. Esta es una actividad sumamente rentable, ya que la tierra es alquilada
a los ejidatarios por muy bajo costo y la fuerza de trabajo la constituyen jor-
naleros agrícolas que, además de percibir salarios raquíticos viven —en la
mayoría de los casos— en condiciones infrahumanas. Con estos bajos cos-
tos se obtienen hortalizas que suman el 45 por ciento del total del valor de
la producción agrícola sudcaliforniana. Es importante notar que este grupo
sólo ocupa 8 por ciento de la superficie cosechada. Por ello, durante el perio-
do 1994-1998, las hortalizas fueron “el grupo de cultivos que obtuvieron ma-
yores rendimientos, con $ 67,100 por hectárea, mientras que los productos
básicos obtuvieron $ 5,050 por hectárea”.73 Esta situación plantea problemas
sociales y ambientales severos, ya que estas empresas no tienen un impacto
multiplicador en la economía regional, pero consumen casi gratuitamente y
en grandes cantidades un recurso de vital importancia: el agua.
73 Micheline Cariño Olvera, Panorama histórico de Baja California Sur en la perspectiva de la
cuenca del Pacífico, en A. Ivanova y M. Ángeles (eds.), Diagnóstico Estratégico…, op. cit., p. 45.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 149

Pasando a otro asunto, la participación de la población en la actividad


económica es relativamente alta (40 por ciento) y se concentra en el sector
terciario, donde destacan el comercio y el turismo. Este último es el subsec-
tor que ha tenido mayor crecimiento desde 1980, especialmente por el auge
del polo de Los Cabos, pero también el turismo alternativo se ha desarro-
llado significativamente en la última década. Las actividades comerciales se
concentran en La Paz, donde la mayoría de los establecimientos se dedican
a la compra y venta de productos de consumo popular y artículos para el
hogar. En importancia para la economía regional, el sector primario ocupa
el segundo lugar. En él sobresalen la pesca y la acuacultura. Sin embargo, es-
tos sectores han adolecido de un lento, problemático y precario desarrollo.
A pesar de tener más de la quinta parte de las costas mexicanas, la produc-
ción pesquera sudcaliforniana representa sólo 9 por ciento de la producción
nacional y la producción acuícola es mucho menor que los volúmenes de la
captura. No obstante, gracias a la investigación científica y al gran poten-
cial natural, la acuacultura es una actividad prometedora para el desarrollo
sustentable regional. El sector agropecuario tiene dos ventajas comparativas
importantes: por su carácter insular la entidad garantiza condiciones fito y
zoosanitarias óptimas que deben ser valoradas y cuidadas en su justo valor.
La actividad industrial ha tenido un desarrollo incipiente en el estado. En
cambio, la producción de minerales no metálicos como la sal marina, el yeso
y el concentrado de fosforita, da a la minería sudcaliforniana un sitio desta-
cado a nivel nacional e internacional.
Baja California Sur es uno de los estados con más baja participación en
la generación del Producto Interno Bruto (pib) nacional (en 2001 y a precios
constantes, esta participación fue de 0.56 por ciento). El pib estatal ha regis-
trado una tasa de crecimiento anual promedio del 3.5 por ciento entre 1993 y
1998. Este promedio representa una desaceleración del ritmo de crecimiento
entre 1980 y 1993, cuando el valor de la producción de Baja California Sur
creció a tasas superiores al 4 por ciento anual.74 En la pasada década, el pib
per/cápita no registró incremento alguno (1993, 17.5 mil pesos; 1999, 17.48
mil pesos) y los niveles de bienestar y calidad de vida de su población tam-
poco creció. Esta situación repercute en el manejo de los diferentes compo-
74 Manuel Ángeles Villa, La estructura económica de Baja California Sur, en A. Ivanova y M.
Ángeles (eds.), Diagnóstico Estratégico…, op. cit., p. 66.
150 Del saqueo a la conservación

Cuadro 3. Crecimiento de la minería entre 1988 y 1993


Año Sector pib estatal % pib nacional %
1988 Minería 231 008 12.7 6 234 506 3.7
1993 Minería 299 636 5.7 10 891 325 2.8
Fuente: Sistema de Cuentas Nacionales, 1993-1999, inegi, 17 p. 258.

nentes del sistema ambiental sobre los cuales se ejercerá una mayor presión
en los años por venir.75
La evolución y estructura del pib global y desagregado reflejan las parti-
cularidades naturales (aislamiento geográfico, condiciones climáticas, esca-
sez de agua, importantes recursos naturales para el desarrollo de la actividad
turística, etc.); históricas y económicas (falta de integración económica, los
mercados regionales e internacionales); las formas de ocupación del espa-
cio (fuertes diferencias en el grado de ocupación del territorio); así como
las principales tendencias de la economía de Baja California Sur (un sector
terciario en crecimiento pero no vinculado a la economía estatal y una ac-
tividad minera con similares características). El patrón de comportamiento
que ha seguido el estado se caracteriza por una reducción en la participa-
ción dentro del pib estatal del sector primario y secundario acompañado de
un creciente crecimiento del sector terciario. En este sector las actividades
que presentaron una mayor participación en la generación del pib (en 1999)
fueron: los servicios financieros, seguros, actividades inmobiliarias y de al-
quiler; le siguen en importancia dentro del sector: los servicios comunales,
sociales y personales, y el comercio, restaurantes y hoteles. El predominio del
sector terciario en el desarrollo económico es más notable en los municipios
de La Paz y Los Cabos, en donde los servicios ocupan un papel impulsor del
desarrollo. Esto se explica, entre otros factores, por la diversidad creciente de
actividades que dentro de este sector se localizan en ambas municipalidades,
por los aportes que este sector realiza al pib municipal y estatal, así como por
su capacidad de generar empleos.76
Los municipios de Los Cabos y La Paz —donde se concentran tanto la
población como las actividades económicas— registran los mayores índices
netos de diversificación económica; lo que indica que el desarrollo econó-
75 Gob. del Edo. de B.C.S., peot, op. cit., p. 21.
76 Ídem, p. 22-37.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 151

mico seguirá concentrándose en esa región. El municipio de Loreto tiene un


nivel de desarrollo alto y un potencial medio, por lo que pudiera mejorar su
situación si se identifican y establecen correctamente las acciones adecuadas
para superar las divergencias entre ambas categorías. Las políticas económi-
cas y sociales a aplicar para elevar su desarrollo socioeconómico requieren
el establecimiento de un programa estratégico que contemple las líneas de
acción prioritarias para revertir la situación que presenta este municipio. La
situación de Comondú y Mulegé es compleja ya que a pesar de contar con un
alto potencial de recursos naturales, el desarrollo de las actividades econó-
micas es de bajo a medio, por lo que se requiere un esfuerzo en la planeación
del desarrollo que presente alternativas productivas y el uso sustentable de
sus recursos naturales.
En Baja California Sur no existe una cuenta que permita medir en su to-
talidad el impacto económico de la actividad turística, por lo que únicamen-
te se consideran las actividades turísticas contenidas en la división comercio,
restaurantes y hoteles del pib. A pesar de que esta división no considera to-
das las actividades, “representó casi el 26 por ciento del producto estatal en
1970, pasó a 28.3 por ciento en 1975, y aunque bajó ligeramente en 1980 a
27.34 por ciento, ya en 1985 y 1988 contribuía con 33 y 34 por ciento; desde
entonces ha mantenido un ritmo sostenido de 20 por ciento en promedio.” 77
Sin embargo, el turismo ha sido la actividad con mayor crecimiento y ha ge-
nerado un impacto notable en la economía y el medio ambiente sudcalifor-
nianos. Actualmente el turismo que visita áreas naturales, llamado también
turismo de aventura o ecoturismo, evoluciona rápidamente, pues ha dejado
de ser el pasatiempo de pocas personas, constituyéndose en un subsector
que ofrece una amplia variedad de actividades y que atrae a un número cada
vez mayor de turistas con diversos intereses por la naturaleza.78
La inversión extranjera directa (ied) puede ilustrar la importancia del
sector servicios en la economía del estado. La ied en la entidad, durante el
periodo de 1994 al 2001, representó de manera acumulada el 0.4 por ciento
(262.5 mdd) del total en el país. De las 987 empresas (4.5 por ciento del total
nacional) que invierten en el estado, el 74.3 por ciento son estadounidenses.

77 Alba E. Gámez Vázquez y Bertha Montaño Cota, “Diagnóstico estratégico del sector turismo
en Baja California Sur”. En A. Ivanova y M. Ángeles (eds.), op. cit., pp. 286-287.
78 Ecoparque Isla San José, Resumen Ejecutivo de Proyecto: Isla San José, 2003, p. 1.
152 Del saqueo a la conservación

La preferencia de los inversionistas es el sector servicios, que capta 75.4 por


ciento de la inversión extranjera directa (el rubro de hoteles y otros servicios de
alojamiento temporal prácticamente da cuenta de toda esa inversión al aportar
71.6 por ciento). La ied tiende a concentrarse geográficamente en los mu-
nicipios de La Paz (34 por ciento) y Los Cabos (63 por ciento), como ejes de
la economía sudcaliforniana y, especialmente, como los centros poblacionales,
turísticos y de servicios más dinámicos del estado.79

Respecto a la producción agrícola, es importante señalar que en las úl-


timas tres décadas se aprecia una disminución tanto en volumen como en
la superficie cosechada. Las principales causas de este declive son la es-
casez y el uso inadecuado del agua, una política encaminada a privilegiar
determinados cultivos sobre otros en ciertas zonas, los bajos precios de la
mayoría de los productos agrícolas y un exceso de intermediarios comer-
ciales. Entre las causas de la crisis de la agricultura están también las po-
líticas económicas federales, por ejemplo, la desaparición de los subsidios
al desarrollo de la agricultura en el Valle de Santo Domingo. Por último,
hay que destacar el bajo nivel tecnológico que impera en la actividad, sobre
todo asociado con el riego y la ausencia de otros elementos de la infraes-
tructura rural.80
La producción de sal, yeso y fosforita ha tenido una contribución impor-
tante al desarrollo económico del estado, proporcionando materias primas
para otras industrias y generando empleos. Sin embargo, dentro del pib es-
tatal y nacional, la participación de la minería tuvo una disminución de 1988
a 1993.81
La contribución que ha tenido en el pib estatal la industria de la cons-
trucción en la entidad registra aumentos constantes de 1993 a 1997. Este tipo
de industria se ha enfocado principalmente a la construcción de edificios no
industriales y se encuentra vinculada al desarrollo del turismo y del sector
de los servicios en general. La industria manufacturera no ha tenido un desa-
rrollo significativo en la entidad debido, entre otros factores, a la falta de ma-

79 A. E. Gámez y B. Montaño, loc. cit., p. 288.


80 Gob. del Edo. de B.C.S., peot, op. cit., p. 22.
81 inegi, Sistema de Cuentas Nacionales, 1993-1999, p. 258.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 153

terias primas y a la estrechez del mercado. Este sector aportó en 1993 el 6.08
por ciento del pib estatal, mientras que para 1997 fue de 7.13 por ciento.82
La historia económica contemporánea de Baja California Sur presen-
ta una modificación importante a mediados del siglo xx. Después de dos
décadas de decaimiento general de la actividad económica, en la década de
los sesenta se consolidaron las actividades que marcarían su desarrollo eco-
nómico reciente. Entre estas actividades destaca la agricultura tecnificada
(sector primario), el procesamiento de productos pesqueros y la extracción
de minerales como la sal y el yeso (sector primario). En la década siguiente la
economía estatal tendió a concentrarse más en el sector terciario, desarro-
llándose el comercio y los servicios (tanto privados como públicos), en espe-
cial los relacionados con el turismo.
La pérdida de centralidad del sector primario (agricultura y pesca) corres-
ponde a una lógica de modernización, que en la entidad se ha hecho evidente
en los últimos cuarenta años.83 Así, en los años sesenta la población econó-
micamente activa (pea) se concentraba en primer lugar en el sector primario
con el 56.21 por ciento, le seguía el sector terciario con el 26.16 por ciento y,
finalmente, el secundario con el 14.42 por ciento. En el año 2000, la mayor
parte de la población económicamente activa se encontraba ya concentrada
en el sector terciario 68.32 por ciento, mientras que en el primario había de-
caído a 14.94 por ciento y el secundario aumentado a 26.16 por ciento.
La estructura ocupacional de la población económicamente activa co-
rresponde a la estructura económica de la entidad y de los municipios que la
integran. Por ello, en ambas estructuras existe una tendencia hacia la con-
centración del empleo y de las actividades económicas en el sector terciario,
especialmente en el comercio y los servicios (turísticos y administrativos).
Esta tendencia ha permitido una mayor incorporación de ambos sexos al
mercado laboral, en particular de la mujer, en la última década.84 El hecho
de que gran parte de la población tenga empleo tiene como saldo positivo la
posibilidad de un mejoramiento en las condiciones de vida. Sin embargo, el
incremento de la participación femenina en el empleo ha traído aparejados

82 A. E. Gámez y B. Montaño, op. cit., p. 288.


83 Lorella Castorena Davis y Marisol Pacheco Valaguez, “Relaciones de género trabajo: apuntes para
un estudio de caso en Baja California Sur”. En A. Ivanova y M. Ángeles (eds.), op. cit., p. 412.
84 Gob. del Edo. de B.C.S., peot, op. cit., p. 32.
154 Del saqueo a la conservación

problemas de índole social relacionados con el rol de maternidad de la mujer


trabajadora e incrementado la necesidad de guarderías.
De acuerdo con datos tomados de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano,
que realizó el inegi, para el año 2003 la tasa general de desempleo abierto en
la ciudad de La Paz fue de 2.4 puntos. Este porcentaje es menor que la media
nacional. El Servicio Estatal de Empleo (see) intensificó su atención a los des-
empleados y subempleados, recibiendo en el año 3,433 solicitantes en la bolsa
de trabajo, colocó a 3,444 personas en algún puesto a través de los programas
de Bolsa de Trabajo, saebe, Talleres para Desempleados, entre otros.85
De acuerdo con los datos del Censo de 2000, la distribución del ingreso se
ubica mayoritariamente en la población económicamente activa que recibe
de una a dos veces el salario mínimo, siguiéndole la que recibe de dos a tres
veces el salario mínimo y en tercer lugar la que recibe de tres a cinco veces el
salario mínimo; como se expresa en el cuadro 4.
Comparativamente con los datos de ingreso nacionales, el orden de in-
greso mayoritario se conserva, pero la distribución porcentual es menor en
el país a partir de los rangos de ingreso superiores a 2.5 veces el salario míni-
mo. De esta tabla se desprende entonces que el 80 por ciento de la población
activa recibe ingresos de bajos a medios.
No obstante, el ingreso en Baja California Sur es superior al promedio
nacional, lo que significa que en el estado se tienen niveles de vida mejores a
la media nacional. Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que el impacto
favorable de estos niveles de ingreso debe ser valorado en relación con el ele-
vado costo de la vida que prevalece en la entidad, tanto por razones de índole
geográfica como comercial.
Los salarios más bajos son los que reciben los trabajadores de la cons-
trucción. El 67 por ciento de la producción en este sector se origina en la
microempresa, la cual tiene en los trabajadores expulsados de las zonas agrí-
colas y en los inmigrantes —provenientes de otras regiones de México y de
Centroamérica— una fuerza de trabajo muy barata y dispuesta a trabajar por
salarios que no les permiten un nivel de vida decoroso.86
Ante la insuficiencia de los recursos federales y la necesidad de atender
la creciente demanda de servicios públicos e infraestructura, el gobierno del
85 Leonel Cota Montaño, V Informe de Gobierno 2003-2004, pp. 127-128.
86 Gob. del Edo. de B.C.S., peot, op. cit., p. 26.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 155

Cuadro 4. Distribución de la población económicamente activa por nivel de ingreso


Salarios mínimos mensuales
pea %
2000
1 y menos 15,318 11
1a2 45,219 27
2a3 37,557 22
3a5 34,778 20
5 a 10 19,798 11
Más de 10 7,169 4
No especificado 9,175 5
Fuente: Elaboración propia con datos del Compendio Estadístico 2001-2002, Municipios de B.C.S.,
Cuaderno de Datos Básicos 2003, Gobierno del Estado de B.C.S., 2003, p. 115 y 116.

estado se planteó el objetivo de incrementar sus ingresos propios. Propuso


para esto al congreso local la modificación de la Ley de Hacienda estatal con
respecto a los sujetos del impuesto sobre nóminas. Así, las reformas aproba-
das terminaron con la exención para las empresas con domicilio fiscal en el
estado, y se estableció la tasa del 2 por ciento en sustitución del 4 por ciento
que se aplicaba a las empresas con domicilio fiscal fuera de la entidad. El Con-
greso local también aprobó para el municipio de Los Cabos la aportación de
los empresarios del 1 por ciento sobre el total de sus ingresos, instituyéndose
la Contribución Especial de Mejoras Sociales para Obras de Infraestructura
y Equipamiento Urbano (fundamentalmente para pavimentación).87

Conclusión. El desarrollo humano en Baja California Sur


Una de las principales consideraciones de cualquier instancia que se ocupe y
preocupe por el desarrollo comunitario —trátese de un gobierno comprometido,
de la sociedad civil organizada y participativa, o de los sectores privado, acadé-
mico y social— es la de referirse a los parámetros que ha establecido el Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud). Mediante la confluencia de
criterios esenciales para llevar una vida digna, en el seno de esta instancia se ha
formulado el concepto de desarrollo humano. Se trata de una medida sinóptica
que evalúa el progreso medio de un país o región en tres aspectos básicos:

87 Antonina Ivanova-Boncheva, “Un diagnóstico del sector financiero en el estado de Baja Cali-
fornia Sur”. En A. Ivanova y M. Ángeles (eds.), op.. cit., p. 316.
156 Del saqueo a la conservación

1. Disfrutar de vida larga y saludable, lo que se mide a través de la esperanza de


vida al nacer.
2. Disponer de educación, lo que se mide a través de la tasa de alfabetización de
adultos (con una ponderación de 2 tercios) y la tasa bruta combinada de matrí-
cula en primaria, secundaria y nivel medio superior (con una ponderación de
un tercio).
3. Tener un nivel de vida digno, lo que se mide a través del pib per cápita (ppa
en usd). 88

A estos criterios e indicadores se suman conceptos complementarios que


reflejan el nivel de desarrollo y bienestar social de un país o región. Estos son:
una vida larga y saludable (reduciendo la mortalidad infantil, mejorando la
salud materna y combatiendo las principales enfermedades), educación (lo-
grar la enseñanza universal y la autonomía de la mujer mediante la igualdad
entre los géneros en educación) y un nivel de vida apropiado (reduciendo la
pobreza y el hambre).
Además el pnud, en la Declaración del Milenio, consideró que el desarro-
llo humano necesita dos condiciones fundamentales: la sostenibilidad ambiental
(velando por el desarrollo sustentable) y la equidad (promoviendo especialmente
la equidad de género y la autonomía de la mujer, y permitir un entorno económi-
co global reforzando las asociaciones entre los países ricos y pobres).89
En relación a los indicadores que considera el Banco Mundial respecto al
bienestar social y el desarrollo humano, México se encuentra en una situa-
ción relativamente optimista, ya que ha realizado progresos notables en la
esfera del desarrollo humano. El ingreso per cápita en el año 2000 era uno de
los más altos de América Latina ($ 5.070 usd) y la esperanza de vida al nacer
ha aumentado a 73 años. Entre 1990 y 2000, la tasa de mortalidad de niños
menores de cinco años descendió de 46 a 29 por cada 1000. Casi tres cuartas
partes de los cien millones de habitantes de México viven en zonas urbanas,
el 86 por ciento de la población tiene acceso al agua potable y la tasa de alfa-
betismo supera el 90 por ciento.90

88 Página Web, pnud, http://www.undp.org/hdr2003/español (CD).


89 Ídem.
90 Página Web: Banco Mundial, http://www.worldbannk.org/depweb/spanish/modules/econo-
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 157

Cuadro 5. Indicadores de desarrollo humano comparado de B.C.S. con el


contexto nacional
Indicadores de desarrollo humano B.C.S. media nacional
Esperanza de vida al nacimiento 76.3 años 75.3 años
Personas de 15 años o más alfabetos 95.8 % 90.5 %
Personas de 6 a 24 años que van a la escuela 63.2 % 62.8 %
pib per cápita en dólares ajustados 8722 7495
Índice de esperanza de vida 0,855 0,839
Índice de alfabetización 0,958 0,905
Índice de matriculación 0,632 0,628
Índice de nivel de escolaridad 0,849 0,813
Índice per cápita 0,746 0,721
Fuente: Elaboración propia con datos de página web de conapo, http://www.conapo.gob.mx.

En este contexto mundial y de acuerdo a las estimaciones del conapo,


Baja California Sur ocupa el noveno lugar nacional (el primero lo ocupa el
Distrito Federal y el último Chiapas), con un grado de desarrollo humano
alto, considerando los indicadores del cuadro 5.
La posición superior que muestran los indicadores de desarrollo humano
permiten a Baja California Sur tener un Índice de Desarrollo Humano de
0,817, superando la media nacional de 0,791. Por esta razón el Estado presen-
ta en conjunto un grado de desarrollo humano calificado como Alto compa-
rativamente a la media que, de por sí, en el contexto de los países emergentes
es bueno: Medio alto.91
Esta situación permite considerar a Baja California Sur como una región
en la que los estragos de la devastación ambiental, la inequidad social y los
desajustes económicos aún no merman la calidad de vida de sus habitan-
tes. Sin lugar a dudas la experiencia empírica de estas favorables condiciones
explican por qué el estado es el tercer destino preferido para la migración
interna en México, pero también por qué es uno de los sitios que más atrae
a la comunidad internacional deseosa de emprender negocios y vivir con su
familia en un clima de paz y bienestar social.
Sin embargo, este optimista escenario sólo habrá de sostenerse de forma
proactiva, ya que son muchos y variados los factores que pueden revertir la
mic. Banco Mundial, Indicadores del desarrollo mundial, 20 de abril de 2002.
91 Ibídem.
158 Del saqueo a la conservación

situación. El principal reto consiste en impulsar el crecimiento económico


y la generación de empleos con base en un irrestricto respeto por el soste-
nimiento de las condiciones sociales y ambientales que lo fundamentan. El
objetivo de esta obra es realizar un análisis de los procesos que han afecta-
do negativamente ambos aspectos (Segunda Parte) así como de aquellas que
han permitido su conservación (Tercera Parte). Con base en dicho análisis
deseamos contribuir con propuestas estratégicas que permitirían llevar a es-
tas últimas a superar las primeras, mediante el análisis de la problemática y
de las oportunidades (Cuarta Parte) que caracterizan actualmente las rela-
ciones entre la sociedad y la naturaleza de Baja California Sur.

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Foto 1. Picacho El Gato, Sierra de Santa Clara, El Vizcaíno.

Foto 2. Cardón Pachycereus.


162 Del saqueo a la conservación

Foto 3. Copalquín o torote blanco, Pachycormus discolor, Desierto del Vizcaíno.


Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 163

Foto 4. Laguna Ojo de Liebre.

Foto 5. El Coyote, Reserva de la Biósfera del Vizcaíno.


164 Del saqueo a la conservación

Foto 6. Volcán El Azufre.

Foto 7. Bahía Concepción.


Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 165

Foto 8. Manglar en Bahía Magdalena.


166 Del saqueo a la conservación

Foto 9. Cacto Chirinola, Stenocereus eruca, Llanos de Magdalena.


Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 167

Foto 10. Cañón de Tabor, Sierra de La Giganta.


168 Del saqueo a la conservación

Foto 11. San Miguelito, Antigonon leptopus, y Torote colorado, Bursera microphylla.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 169

Foto 12. Cañón San Bernardo, Sierra La Laguna.


170 Del saqueo a la conservación

Foto 13. Pino lagunae, Sierra La Laguna.


Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 171

Foto 14. Sapo moteado, Bufo punctatus, Sierra La Laguna.

Foto 15. Víbora de cascabel sin cascabel, Crotalus catalinensis, Isla Catalina.
172 Del saqueo a la conservación

Foto 16. Águila pescadora, Isla Pelícanos.

Foto 17. Berrendo peninsular.


Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 173

Foto 18. Borrego cimarrón.

Foto 19. Gato montés, Sierra las Cacachilas.


174
Del saqueo a la conservación

Foto 20. Finisterra, Cabo San Lucas.


Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 175

Foto 21. Isla Espíritu Santo.


176 Del saqueo a la conservación

Foto 22. Bahía de Balandra.


Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 177

Capítulo 4

De las históricas utopías


a la concreción de un sistema
histórico alternativo: utopística
Micheline Cariño

E
l término utopía, acuñado por Tomás Moro en el siglo xvi, ha sus-
citado polémicas conceptuales y discusiones semánticas respecto a
su significado. Por su origen griego, el prefijo u puede remitir a dos
significados diferentes, aunque no contradictorios. Si su composición ini-
cial es considerada ou remite a una negación, por lo que utopía significa
(en) ningún lado. Pero el mismo prefijo también puede corresponder a eu,
que significa “bueno” o “bien”, por lo que utopía en este caso significa “lu-
gar bueno” o “sitio ideal”. Al conciliar ambos significados posibles, utopía
adquiere su significado más común: el de ser un lugar fantástico en el cual
se puede concretar un ideal o un sueño deseado. Por ello, como señala Fin-
ley, “toda utopía de verdad valiosa” es establecida como “una meta hacia la
que legítima y esperanzadamente se puede optar, meta que no se sitúa en
un nebuloso estado de perfección sino en críticas y propuestas específica-
mente institucionales”, es decir, basándose en la organización política de
una sociedad.

 M. I. Finley, Uso y abuso de la historia, Crítica Grijalbo, España, 1984, p. 277.

[177]
178 Del saqueo a la conservación

Desde su incorporación al mundo occidental, la California histórica ha


sido considerada un espacio de excepción, un lugar donde es posible lo que
en otros sitios no es realizable: una región inspiradora de múltiples utopías.
De los primeros en concebirla así, el más notable fue el conquistador de
México-Tenochtitlan, Hernán Cortés, quien entre 1522 y 1528 ordenó y su-
pervisó la construcción del puerto de Santiago en Tehuantepec como punto de
partida durante la década siguiente para las primeras exploraciones del Pací-
fico mexicano, una empresa que le interesaba profundamente. Los motivos de
Cortés para realizar esta búsqueda de nuevos territorios fueron tanto persona-
les —acordes con su ambición y espíritu aventurero— como contextuales, pues
la Corona española desconfiaba de su lealtad y le había retirado el poder po-
lítico y militar de los reinos mesoamericanos recién conquistados. Ante tales
circunstancias, al extremeño le urgía encontrar nuevas tierras sobre las cuales
ejercer un gobierno.
Además, debe considerarse también la influencia que sobre la mentalidad
colectiva de los conquistadores y su séquito provocaban en aquella época las
leyendas sobre el Mar del Sur (el Océano Pacífico). Éstas prometían islas de
perlas, oro y amazonas. Eran mitos sacados especialmente de las novelas de
caballería, un tipo de literatura muy difundida en España y bien conocida en-
tre los conquistadores, que se combinaron con los de las culturas autóctonas,
y terminaron siendo un aliciente para las exploraciones y una contribución
a la expansión colonial.
El origen del mito perlero californiano y de la utopía cortesiana en Cali-
fornia se encuentra en dos culturas: la europea descrita en la novela de Garci
Ordoñez de Montalvo, Las Sergas de Esplandián, y la nativa del mito náhuatl
 Para efectos de este capítulo, la California histórica es la región peninsular, inicialmente
considerada una isla por sus descubridores españoles y llamada California —a secas— hasta
1772. Este año fue dividida en ‘Nueva’ y ‘Vieja’ para distinguir los territorios misionales de
los Franciscanos y de los Dominicos, respectivamente, reconociéndose la frontera misional
en el arroyo San Miguel cinco años después. En 1823, los nombres fueron cambiados a Baja
California para la península y Alta California para el territorio no peninsular. Luego de
la invasión estadunidense de 1846-48, la Alta California dejó de ser mexicana y sus nue-
vos propietarios la llamaron California (sin el calificativo Alta). La región peninsular siguió
llamándose Baja California. En 1888 se formalizó la división de ésta en los distritos Norte y
Sur. Actualmente es el territorio de los estados Baja California y Baja California Sur. El Golfo
sigue siendo nombrado como De California y se mantiene un debate —basado en esta histo-
ria— sobre la manera de llamar a la península: si Península de California o Península de Baja
California.
Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 179

de Cihuatán. Ambas tradiciones señalaban que hacia el Poniente, mar aden-


tro, existía una isla habitada sólo por mujeres. La referencia europea añadía
que en ésta abundaba el oro —y Cortés agregó las perlas—: era el país de la
reina Calafia y tenía por nombre California.  La tradición indígena asegu-
raba que en esta región habitaban las mujeres fallecidas durante el parto.
Ayudaban a que el sol transitara del cenit al ocaso, por ello su región era el
Occidente del cielo.
En octubre de 1533 partió de Tehuantepec el navío La Concepción, capi-
taneado por Diego Becerra, con el objetivo de explorar el litoral. Al mes de
navegación se declaró un motín organizado por el piloto Fortún Ximénez. Los
sublevados dieron muerte al capitán y desembarcaron a los oficiales, religiosos
y hombres leales a la Corona en las costas de Colima. Después se dirigieron
hacia el Noroeste hasta topar con las tierras peninsulares. Vieron a los pericúes
con cabelleras cubiertas de perlas y comiendo abundantes cantidades de ostras
en la playa, por lo que creyeron haber encontrado las tierras míticas que se en-
contraban “a la diestra mano de las indias”. Al regresar a tierras continentales,
los amotinados sobrevivientes difundieron rápidamente sus impresiones.
Alentado por estos informes, Cortés inició su cuarta expedición en el Pací-
fico tres años después. El 3 de mayo de 1535 su flota entró en la ahora llamada
Bahía de La Paz. En el acto, el conquistador procedió a levantar el Auto de pose-
sión del Puerto y Bahía de Santa Cruz y dio inicio al establecimiento del primer
núcleo de población colonial que debía servir para la extracción de las riquezas
locales y la continuación de las exploraciones. En pocas semanas las condiciones
del lugar impusieron en los recién llegados una profunda decepción.
Los participantes en estas aventuras iban motivados por la ensoñación le-
gendaria sobre las riquezas y bondades de esta isla. Al contrario de este ima-
ginario, la circunstancia cierta de este primer intento colonizador fue la falta

 Martha Micheline Cariño Olvera, Le mythe perlier dans l’histoire coloniale de Sudcalifornie,
1530-1830, Tesis de Maestría de Historia, Universidad de París VII Jussieu, París, 1987.
 Wigberto Jiménez Moreno, Hernán Cortés en el Occidente de México y la Baja California, Pro-
grama Cultural de las Fronteras, La Paz, 1981.
 Miguel Mathes, “Asesinato y descubrimiento: El motín de Fortún Ximénez y la incorporación de
California al Imperio Español”, Meyibó, Instituto de Investigaciones Históricas unam-uabc, N.
1, jul-dic, 1990, pp. 31-49.
 Ignacio Del Río, A la diestra mano de las Indias, Gobierno del Estado de B.C.S., La Paz, 1985.
 Cortés en California 1535, edición y preliminares de Michael Mathes, traducción de Adalberto
Walther Meade, uabcs, Mexicali, 1978, p. 26.
180 Del saqueo a la conservación

de agua, la escasez y dificultad para adquirir alimentos, así como la rudeza del
clima. En 1537 el virrey de Mendoza ordenó a Cortés el abandono inmediato de
la aventura y el traslado de los sobrevivientes de regreso a tierra firme.
La efímera colonia sólo subsistió tres meses. El extremeño, sin embargo,
siguió insistiendo ante la Corona en que más esfuerzos exploratorios podrían
develar la tierra de abundancia y riqueza que soñó encontrar. En 1539 envió a
Francisco de Ulloa con la misión de recorrer y cartografiar las costas orientales
y occidentales de California, pues estaba convencido que debían existir tierras
con mejores condiciones para el establecimiento colonial. Ulloa confirmó en-
tonces que la isla no era tal, sino que se trataba de una larga península unida
por la parte norte con el macizo continental. En la costa del Pacífico esta expe-
dición llegó hasta la isla de Cedros; ahí se separaron las dos embarcaciones que
componían la expedición. Una regresó a la Nueva España con los enfermos.
Ulloa prosiguió en su ruta al norte a bordo de la Trinidad: “de este capitán y de
sus acompañantes no se tuvo ya noticia, así que se dio por hecho que se perdie-
ron con su nave”.
Diecisiete décadas de expediciones posteriores confirmaron que Califor-
nia no era una isla ni estaba dotada de los tesoros que movieron a Cortés, al
virrey Mendoza y a decenas más de exploradores. Pero la abundante riqueza
de los lechos marinos motivaron una segunda generación de hombres sedu-
cidos por California: los empresarios perleros.
La utopía del mito perlero, que consistía en creer que a través de la explo-
tación de las minas marinas sería posible acumular grandes riquezas, cobró
fuerza en el Golfo de California en un contexto propicio: el gobierno colonial
se encontraba urgido de proseguir el reconocimiento de las costas noroc-
cidentales y los empresarios perleros estaban ávidos de explotar los bancos
perleros de esa zona.
En 1565 Miguel López Legaspy descubrió la ruta que permitía atravesar el
Pacífico desde las islas Filipinas hasta la Nueva España. Este torna viaje implicó
directamente a California como un punto estratégico en las rutas de navega-
ción transoceánicas, ya que los barcos que venían del Lejano Oriente debían
navegar a lo largo de sus costas desde el 40°N hasta llegar al puerto de Acapul-
co. Esta ruta, de gran importancia comercial, era demasiado larga y peligrosa

 Ídem, pp. 26-27.


Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 181

y comportaba grandes riesgos de pérdidas. Las tempestades del Pacífico ame-


nazaban durante los meses de navegación, por lo que era necesario fundar un
puerto de abrigo que permitiera a la tripulación recobrar fuerzas y refugiarse
en caso de urgencia. Por otro lado, con la aparición de las incursiones del pirata
Francis Drake en 1578 y Thomas Cavendish en 1587, los peligros naturales fue-
ron agravados por los riesgos del pillaje.
Estas necesidades evidenciaban la importancia de las costas california-
nas, las cuales se encuentran naturalmente protegidas. Hacia el fin del siglo
xvi, la posición estratégica de California para la navegación transpacífica, así
como la prometedora riqueza perlera, fueron los factores que determinaron
el resurgimiento del interés gubernamental por la exploración y coloniza-
ción de esta tierra.
La gran cantidad de recursos navales y financieros que la Corona debía in-
vertir en la empresa de las Filipinas hacía muy oneroso, y probablemente poco
rentable, desviar esfuerzos hacia la colonización de la península de California.
No obstante, bajo estas circunstancias, el virrey Gaspar de Zúñiga, Conde de
Monterrey, ideó una astuta estrategia que debía permitir la proliferación de
expediciones hacia California sin que las cajas del erario real hicieran fuertes
erogaciones. Esta política involucró a los empresarios y aventureros que ansia-
ban obtener la asignación de la licencia para la explotación del recurso perlero.
A cambio de esta autorización, los buscadores de perlas debían comprometerse
ante el gobierno real a realizar las expediciones y demarcaciones que éste les
encomendara. La vigencia de este nombramiento no era ilimitada, sino condi-
cionada a los reportes anuales sobre la demarcación de estas costas y al pago
del impuesto por la extracción perlera. Si la Corona no recibía al cabo de algu-
nos años ningún informe favorable sobre la ubicación del puerto refugio para
la Nao de China, retiraba la licencia real para la explotación de las riquezas
marinas y la otorgaba al próximo demandante.10
Bajo este esquema de riesgos compartidos se realizaron numerosas expedi-
ciones hacia California entre 1585 y 1668. Entre los empresarios que solicita-
ron la licencia para la pesca de perlas destaca el papel que desempeñó Sebastián
Vizcaíno. Durante su primera expedición, en 1596, fundó una efímera colonia
en el sitio nombrado por Cortés como La Santa Cruz y que Vizcaíno rebautizó
 Pablo L. Martínez, Historia de Baja California, Gobierno del Estado de B.C.S., La Paz, 1991, p. 104.
10 M. M. Cariño O., op. cit., p. 68.
182 Del saqueo a la conservación

con el nombre actual de La Paz. En la segunda, seis años después, demarcó las
costas occidentales de la península.
Posteriormente, entre 1611 y 1668 se otorgaron cuatro licencias de explo-
tación perlera que fueron aprovechadas para efectuar múltiples exploraciones
en el Golfo, todas ellas financiadas por empresarios privados. También se llevó
a cabo una innumerable cantidad de expediciones perleras ilícitas (es decir sin
tramitar la licencia) a partir de la costa oriental del Golfo. Sabemos que éstas
últimas fueron mucho más rentables que las primeras, ya que tenían menos
compromisos que atender y podían concentrarse exclusivamente en la pesque-
ría. Pero su éxito no era fácil de evaluar, por lo que la Corona tuvo que fiarse
de los resultados del primer grupo de expediciones, contrarios todos a sus ex-
pectativas.
Hacia finales del siglo xvii, la situación respecto al asunto de la coloniza-
ción de California era la siguiente: su anexión definitiva a la Nueva España se
dificultaba considerablemente por la escasez de recursos para la subsistencia
de los colonos; el interés por la búsqueda del puerto refugio para la Nao se ha-
bía desvanecido por completo, ya que se ubicó en el septentrión del continente
asiático; ningún empresario perlero había logrado enriquecerse y la pesca de
perlas era una actividad riesgosa, pues dependía por completo de la disponibi-
lidad de la mano de obra indígena para bucear y de las posibilidades de abaste-
cimiento en agua y comida que los empresarios perleros podían encontrar en
la costa oriental del Golfo. Bajo estas circunstancias, todos los intereses lucrati-
vos, tanto gubernamentales como privados en torno a la anexión y explotación
de California, perdieron su vigencia y la ensoñación utópica del mito perlero
que la había cubierto finalmente se desplomó. Hacia el final de este período
California retomaba su imagen de tierra indómita y desolada que había tenido
luego del efímero primer intento de colonización realizado por Cortés.
No obstante, California siguió nutriendo los sueños de quienes sucum-
bieron a la percepción utópica de este confín de mundo. Fue precisamente la
confirmada ausencia de riquezas el principal fundamento de la tercera gene-
ración histórica que quiso realizar en California lo que no era posible concre-
tar en ninguna otra parte. Se trata de la utopía del Reino Mariano impulsada
por los jesuitas, quienes buscaban un lugar apropiado para fundar misiones y
mantener a sus neófitos al margen de la codicia, la lujuria y la corrupción de
los hombres, con la finalidad última de convertirlos en cristianos modelo.
Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 183

El primer misionero jesuita seducido por este utópico proyecto fue Fran-
cisco Kino. Durante la última expedición financiada por la Corona a Califor-
nia para explorar la región y evaluar su real potencial económico, él tenía a
su cargo la labor evangelizadora y misional. Esta expedición se llevó a cabo de
1683 a 1685, bajo el mando del almirante Isidoro Atondo y Antillón. Tenía por
objetivo la búsqueda de aguajes y de tierras fértiles donde se pudiera proceder
a la fundación de pueblos. Hubo tres intentos de establecimiento colonial en
sitios distintos, pero en todos ellos la hostilidad del medio natural y las agre-
siones de los nativos imposibilitaron la permanencia de los colonos. El 17 de
septiembre de 1685 la expedición de Atondo regresó a Matanchel declarando
que la búsqueda de recursos naturales que hubieran podido tener algún valor,
o que por lo menos hubieran permitido al tesoro real recuperar la inversión
realizada, había sido infructuosa. Quedaba claro que se trataba de una tierra
de difícil y costoso acceso, con una naturaleza árida y hostil, y una población
de indios salvajes.
El veredicto real sobre la colonización de California se asentó en el edicto
del 22 de diciembre de 1685, donde se señalaba la urgencia de enfrentar priori-
tariamente la solución de las revueltas indígenas en el septentrión de la Nueva
España, y ordenaba al virrey que suspendiera todas las nuevas conquistas de
California.11 No obstante, a causa de los excelentes resultados obtenidos por el
padre Kino durante la expedición de Atondo, la Compañía de Jesús siempre in-
sistió en la necesidad de continuar la acción de evangelización y conversión de
los indios californios. El objetivo evangelizador que había sido para el imperia-
lismo español un elemento de legitimación y expansión territorial en las zonas
fronterizas era una real necesidad, de acuerdo con la moral de la época. Así, la
propaganda iniciada por Kino para el establecimiento misional en California
sensibilizó a buen número de clérigos y de nobles piadosos que aportaron los
fondos con los que la empresa se financió.
Durante un encuentro entre Kino y el padre visitador Juan María de Sal-
vatierra en 1690 surgió la estrategia para fundar y mantener a las misiones de
California. Desde la Pimería, Kino prepararía barcos y debía tener siempre listas
provisiones para enviar a la península. Salvatierra debía obtener la autorización

11 Californiana iii : Documentos para la historia de la transformación colonizadora de California,


1679-1686, edición y notas por Miguel Mathes, José Porrúa T., Col. Chimalistac 29, Madrid, 1974,
Vol. 1, pp.353-364.
184 Del saqueo a la conservación

real y las donaciones de fondos privados a fin de financiar el establecimiento


misional en California. Una serie de coyunturas favorables, buenas relaciones y
astucias permitieron a Salvatierra, después de cuatro años de trámites, obtener
el acuerdo gubernamental para que la Compañía de Jesús continuara la conquis-
ta evangelizadora de las tierras peninsulares. El 6 de febrero de 1697, el Conde
de Moctezuma, al firmar esta autorización, abría una nueva época en la historia
californiana, aunque también establecía los términos que daban lugar a la crea-
ción de un Estado jesuita en el seno del imperio español.12 Una de las razones
por las que Salvatierra obtuvo esta autorización fue porque liberaba de cualquier
carga financiera al gobierno colonial al comprometerse a financiar por completo
la empresa. Así, al lograr la autosuficiencia financiera también adquirió la auto-
ridad para administrar las temporalidades y gobernar la provincia. Tal circuns-
tancia ha sido considerada como un régimen de excepción.13
Para el financiamiento de las misiones californianas, Salvatierra creó el
Fondo Piadoso de las Californias. La suma que reunió este fondo fue conside-
rable, ya que cubrió todos los gastos requeridos para sostener inicialmente las
obras misionales en California. El gobierno colonial sólo proveyó un barco y el
pago de los soldados y misioneros, lo que no restó autoridad a los jesuitas.
Tras una infinidad de vicisitudes, pero impulsado por la tenacidad de su fe,
Salvatierra fundó la primera colonia estable en California el 26 de octubre de
1697; ésta fue dedicada a la Virgen de Loreto y se ubicó donde ahora se en-
cuentra el poblado que fue la primera capital de las Californias. Ahí residía
el padre rector y se estableció el presidio. Entre 1697 y 1767, los ignacianos
fundaron dieciocho misiones a pesar de todos los obstáculos y problemas a los
que se enfrentaron. Su ideal siempre fue educar a los californios y convertirlos
en cristianos ejemplares ajenos a la codicia y la corrupción. La extracción de
las riquezas naturales no interesó a los jesuitas californianos, eran prioritarias
la agricultura y la ganadería. De hecho, tenían por meta alcanzar la autosufi-
ciencia alimenticia para poder mantener así indefinidamente la autonomía de
lo que debía convertirse en una sociedad ejemplar. Por esta razón, la presencia
de los jesuitas en la península significó un constante enfrentamiento entre la
12 “6 de Febrero 1697, ‘Lisensia de la Conquista de las Californias Otorgada por el Rey Don Joseph
Sarmientto Valladares a los Padres Juan Maria de Salvatierra y Eusavio Kino’”, facsímil, notas de
Andrés Henestrosa, Calafia, 2ª época, II 3, diciembre, 1973, uabc, Mexicali, 1972, pp. 19-30.
13 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuítica, 1697-1768, Instituto de
Investigaciones Históricas, unam, México, 1984.
Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 185

hostil realidad geográfica y la fuerza y el optimismo surgido de una profun-


da visión providencialista de su labor misional. La construcción del Reino
Mariano no habría de ser una labor sencilla, por lo que requería el sosteni-
miento del régimen de excepción respecto de la administración colonial y
una convicción capaz de vencer cualquier obstáculo. No obstante, la total
incomprensión y desdén por la cultura indígena, la lucha constante contra
un medio geográfico al que no supieron adaptarse, los conflictos con los sol-
dados que se insubordinaban, una feroz oposición al desarrollo de cualquier
actividad productiva generadora de excedentes, la constante limitación de
la inmigración y —por si fuera poco— devastadoras epidemias, fueron ele-
mentos que hicieron fracasar los utópicos y piadosos anhelos de los jesuitas.
Cuando fueron expulsados, siete décadas después de la fundación de la pri-
mera misión de las Californias, la población indígena había sido diezmada y
del reino mariano sólo subsistieron —parafraseando la imagen acuñada por
un novelista moderno— “campanas para llamar al viento”.14
Pero tampoco el marqués de Gálvez, nombrado Visitador General de In-
dias por Carlos III y encargado de esta expulsión, estuvo exento del embrujo
utópico de la península. La serie de primeras disposiciones que dictó son tes-
timonio de esto; la mayoría estaban más acordes a una imagen ideal previa y
no a la realidad regional que posteriormente encontró.
Gálvez tenía la encomienda de hacer lo que juzgara necesario para que la
Nueva España reportara a las cajas del Tesoro Real beneficios acordes con sus
riquezas y su importante tráfico comercial. Gálvez tenía una visión integral de
la anexión definitiva de las provincias periféricas, a causa de su importancia
estratégica por su circunstancia como puertas del Imperio. Por ello elaboró un
Plan para la Comandancia General de las Provincias Internas cuyo eje cen-
tral era la cohesión política y el aumento de la productividad. Este plan debía
aplicarse en las provincias de Sonora, Sinaloa, Nueva Vizcaya y California. Esta
última ocupaba un papel privilegiado en los planes de Gálvez debido a sus su-
puestas riquezas naturales y a su virginidad desde el punto de vista adminis-
trativo. El funcionario real prestó oído a todas las descripciones que hacían
parecer a California como la Tierra de Jauja que los jesuitas habían reservado
y explotado para su provecho.

14 J. León Sánchez, Campanas para llamar al viento, Grijalbo, México, 1987.


186 Del saqueo a la conservación

Con estas ideas, el Visitador General desembarcó en el puerto de La Paz en


julio de 1768.15 De inmediato se trasladó al Real de Santa Ana donde la familia
de Manuel de Ocio16 lo recibió. Ahí, a través de los informes que había solicita-
do, Gálvez fue confrontado con la realidad: misiones despobladas y al borde de
la hambruna, minas poco productivas y la pesca de perlas prácticamente ago-
tada. Gálvez consideró que tal situación se debía únicamente a la mala admi-
nistración de los jesuitas y, para borrar por completo cualquier reminiscencia
de su régimen, la primera medida que dictó en su Instrucción del 12 de agosto
de 1768 fue declarar todas las tierras, mares e islas de California propiedad de
la Corona. Igualmente, todo terreno no ocupado por las misiones o los indios
de California pertenecía al Rey y debía ser declarado desocupado.17 Pero el des-
conocimiento de los títulos de propiedad que habían sido expedidos provocó
un verdadero caos y prácticamente anuló las incipientes actividades producti-
vas que existían en California.
Para incorporar a los indígenas a la nueva vida productiva de California,
dispuso traslados de la población hacia las misiones que tuvieran tierras férti-
les y dictó medidas tendientes a educar a los indios para el desempeño de dife-
rentes oficios, creando para esto escuelas especiales.18
La explotación de las minas y de los placeres perleros era la punta de lanza
de las políticas californianas de Gálvez. Buscando aumentar la productividad
de las minas tomó algunas medidas tendientes a mejorar las condiciones de
la extracción: elaboró varios reglamentos, limitó el monopolio de los mineros
establecidos, trajo a California al ilustre astrónomo y minerólogo don Joaquín
Velázquez de León y promovió la inmigración de experimentados mineros de
otras regiones novohispanas.19
15 Luis Navarro García, Don José de Gálvez y la comandancia general de las Provincias Internas
del norte de la Nueva España, Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, Sevilla,
1964, p. 156.
16 Manuel de Ocio fue el primer colono civil y el primer empresario de la California. Desde 1740
se dedicó a la explotación de perlas y (ocho años después) de las minas de oro y plata.
17 David Piñera Ramírez, Ocupación y uso del suelo en Baja California. De los grupos aborígenes a la
urbanización dependiente, Centro de Investigaciones Históricas, unam - uabc, México, 1991, p. 72.
18 Sanford Alexander Mosk, Spanish voyages and pearl fisheries in the Gulf of California: A
study in economic history, PHD Thesis, Submited in Economics-Geography in the Graduate
Division of the University of California, 1927, p. 225.
19 Roberto Moreno de Los Arcos, “Ilustración y colonización en Baja California”, en Panorama
Histórico de Baja California, coordinado por David Piñera Ramírez, uabc-unam, Tijuana,
1983, pp. 111-116.
Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 187

Con la finalidad de intentar recuperar la productividad que había tenido


la pesca de perlas, Gálvez dictó una serie de medidas que reglamentaran esta
actividad. Estaba convencido de que solamente una explotación racional de
los placeres podía asegurar a largo plazo los grandes beneficios económicos
posibles por este recurso. Hay que subrayar, sin embargo, que todas estas
medidas para controlar la explotación de los bancos perleros, así como para
asegurar el pago del quinto real, estaban fundadas en la vigilancia de las cos-
tas, y ésta era una tarea prácticamente imposible de realizar en esa época y,
de hecho, aún en la actualidad.
Tal como lo prueba uno de los últimos proyectos del marqués de Gálvez
tendiente a desarrollar esta provincia, el mito perlero californiano ocupó un
lugar importante en las reformas previstas por el Visitador y alimentó tam-
bién su esperanza de que esta tierra se convirtiera en un lugar de productivi-
dad y progreso. El 15 de abril de 1771 publicó el documento siguiente: “Plan
de una compañía de accionistas para impulsar activamente el beneficio de
las ricas minas de Sonora y Sinaloa y reestablecer la pesca de perlas en el
Golfo de California”.20 Esta compañía debía reunir entre 800 y 1000 acciones
con un valor de 500 pesos cada una. La empresa sería autorizada personal-
mente por el Rey, y el virrey de Croix estaría implicado como asociado. La
idea directriz del proyecto era relanzar la actividad minera a través de los be-
neficios que aportaría la pesca de perlas y el comercio en el Golfo, actividades
que ya habían probado su rentabilidad a corto plazo.
Dos puntos importantes en torno a este proyecto deben ser analizados.
Por una parte, hay que hacer notar que el mito perlero todavía a finales del
siglo xviii —cuando los bancos perleros habían ya sido agotados por la so-
breexplotación—, continuaba alimentando las expectativas de acumulación
de un gran capital. Por otro lado, la consideración en el seno de la adminis-
tración gubernamental de la pesca de perlas como una de las actividades
productivas más importantes de la península californiana marca el princi-
pio de una época en la que la extracción de recursos naturales será un as-
pecto fundamental en el desarrollo socioeconómico regional. Los beneficios
obtenidos por la extracción perlera no serían ya dedicados al crecimiento
improductivo de las Cajas Reales; al contrario, sus beneficios serían inverti-

20 L. Navarro García, op. cit., p. 200.


188 Del saqueo a la conservación

dos en el desarrollo de otras actividades económicas de la misma región en


la que habían sido generados.
Gálvez también dispuso medidas tendientes a organizar la administra-
ción política de California. Entre las órdenes más importantes que el Mar-
qués dictó se debe considerar la de la expansión española hacia el norte de la
península con la finalidad de reforzar las posiciones hispanas frente al avan-
ce de los rusos sobre la costa americana del Pacífico. El franciscano Junípero
Serra fue el ejecutor de dicha expansión y el fundador de las misiones de la
Alta o Nueva California.
Al cabo del tiempo se pudo constatar que la ilusión de Gálvez en el sen-
tido de lograr la felicidad de los californios a través de sus reglamentos y
reformas era una utopía. Sus proyectos tenían por base la explotación de los
recursos naturales, pero las minas marinas y las terrestres se encontraban
prácticamente agotadas. Asimismo, supuso la existencia de recursos huma-
nos, cuantiosos y capacitados, pero uno de los principales problemas de la
región era precisamente el decaimiento de su población. Su utopía se alimen-
taba del desconocimiento que se tenía de la región, de su aislamiento y de su
ubicación estratégica en el Pacífico, así como del proyectismo21 subyacente a
las reformas borbónicas. De hecho, las pocas disposiciones que se pudieron
cumplir, en lugar de mejorar la situación, la agravaron aún más.22 Tan gran-
de fue su ambición como severo el desengaño. Unos meses de estancia en
California bastaron para deteriorar la salud del Visitador, al grado de tener
que ser temporalmente relevado de su misión y requerir algún tiempo de re-
cuperación en Sonora. La irrealidad de sus disposiciones imposibilitó que la
mayoría fueran aplicadas, sin embargo, las escasas medidas que se llevaron a
cabo bastaron para desarticular la naciente y frágil economía peninsular.
Al comenzar el periodo independiente de México, la penuria y marginalidad
21 El proyectismo, también llamado arbitrismo, es la invención de proyectos o planes disparata-
dos para aliviar la Hacienda Pública o remediar males políticos (cfr. “Arbitrismo”, drae). Fue
una tendencia del siglo xvii que vino a sustituir en España al reformismo providencialista.
“El desprecio por el arbitrismo llegó a convertirse en tópico y la palabra misma tuvo un carác-
ter peyorativo. Su origen literario se sitúa en el Coloquio de los perros (1613) de Cervantes.”
Amable Fernández Sanz, “La utopía solucionista de Jovellanos”, El Basilisco, nº 21, Oviedo,
1996, pp. 25-27.
22 I. del Río, “Población y misiones de Baja California en 1772: un informe de Fray Juan Ramos
de Lora”, Estudios de Historia Novohispana, Instituto de Investigaciones Históricas, unam,
Vol. 5, México, 1974, p. 243.
Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 189

caracterizaban a la península, lo que significaba una debilidad más para la jo-


ven nación. Como remedio a esta situación, el Supremo Poder Ejecutivo decidió
crear la Junta de Fomento de las Californias, comisión que se reunió en Méxi-
co entre junio de 1824 y agosto de 182723 para analizar en detalle la situación
regional y determinar “los medios más necesarios para promover el progreso
de la cultura y de la civilización de los territorios de la Alta y Baja California”.24
Los informes y resultados que esta Comisión presentó al Supremo Gobierno de
la Nación llamaron considerablemente la atención del ministro Lucas Alamán,
durante el gobierno de Guadalupe Victoria,25 y sus recomendaciones en el domi-
nio político tuvieron una gran influencia sobre las decisiones de secularización y
distribución de las tierras de las misiones en Baja California.
Algunos de los miembros de la Junta de Fomento eran grandes conoce-
dores de la región, como Francisco de Paula Tamariz y Tomás Suria. Los
otros eran connotadas personalidades de la época y especialistas en diversos
dominios: ideólogos como fray Servando Teresa de Mier y Carlos María Bus-
tamante, abogados como Juan José Espinosa de los Monteros y Tomás Sal-
gado, ricos comerciantes como José Mariano Almanza e intelectuales como
Ignacio Cubas, encargado de los archivos nacionales, e Isidro Ignacio Icaza,
director del Museo Nacional de Antropología.26
Los trabajos de esta comisión de expertos dieron lugar a la elaboración de
siete documentos que a partir de diferentes acercamientos tendían a la reestruc-
turación y la planificación de la economía y del gobierno de estas provincias. El
primer documento precisa una serie “de instrucciones para el nuevo jefe políti-
co, con nuevas leyes para sostener la defensa exterior e interior del país, relanzar
las fuentes de su prosperidad y dar a todas estas relaciones la más grande energía
posible”.27 Consideraron indispensable realizar las medidas siguientes: estable-
cer estadísticas económicas y un censo, elaborar una cartografía precisa de las

23 D. Piñera Ramirez, op. cit., p. 104.


24 Junta de Fomento de las Californias, colección documental de la Colección Lafragua, Biblioteca
Nacional de México, 2 vols.: laf 437 y laf 31, Documento N. 1: “Dictamen que dio la Junta de
Fomento de las Californias al Exmo. Sr. Presidente de la República sobre las instrucciones para el
Jefe Supremo Político de aquellos territorios.”
25 P. L. Martínez, op. cit., p. 344.
26 D. Piñera Ramírez, op. cit., p. 104.
27 Junta de Fomento de las Californias, Documento 1, loc. cit., p. 2.
190 Del saqueo a la conservación

costas y de las islas, controlar la administración de las misiones, desarrollar una


política de poblamiento, prever medidas para la defensa territorial y marítima, e
impulsar la navegación y el comercio para la exportación.
Este esfuerzo de planificación y desarrollo regional debía servir también
para integrar productivamente este territorio a la Nación. Las medidas que
deberían ser tomadas para este efecto están previstas y explicadas en los seis
documentos siguientes:

Plan para el arreglo de las misiones de los territorios de la Alta y Baja California,
propuesto por la Junta de Fomento de aquella Península.28
Plan de Colonización Extranjera para los territorios de la Alta y Baja California,
propuesto por la Junta de Fomento de aquella Península.29
Plan de colonización de nacionales para los territorios de la Alta y Baja Califor-
nia, propuesto por la Junta de Fomento de aquella península. 30
Iniciativa de ley propuesta por la Junta para el mejor arreglo del gobierno de los
territorios de las Californias. 31
Proyecto para el establecimiento de una Compañía de Comercio Directo con el
Asia y Mar Pacífico cuyo puerto céntrico debe ser Monterrey, capital de la Alta
California. 32
Proyecto de Reglamento en grande para el establecimiento de la Compañía
Asiático-Mexicana. 33

El conjunto de medidas y consideraciones formuladas en estos documen-


tos por la Junta de Fomento de las Californias tenía por objetivo volver estas
regiones autosuficientes y productivas para su propio beneficio y para el de la
Nación. Esta comisión de expertos trabajó en un contexto en el que el espíri-
tu nacionalista y modernizador orientaba los esfuerzos de una joven nación
que quería deshacerse de los obstáculos y la pobreza acarreados durante tres
siglos de explotación colonial.

28 Ídem, Documento 2, loc. cit.


29 Ídem, Documento 3, loc. cit.
30 Ídem, Documento 4, loc. cit.
31 Ídem, Documento 5, loc. cit.
32 Ídem, Documento 6, loc. cit.
33 Ídem, Documento 7, loc. cit.
Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 191

El encargo de proyectos que hizo la administración pública para el acon-


dicionamiento del territorio y para la explotación de los recursos naturales
bajo el control del Estado nacional muestra el deseo de dejar atrás los meca-
nismos de explotación colonial del régimen monárquico. Aunque la orienta-
ción ideológica de estas medidas haya querido hacer tabla rasa del pasado, es
importante hacer ver que en esencia la estrategia de estos proyectos difiere
poco de la que caracterizó el espíritu ilustrado de los Borbones. Los medios
previstos para las políticas nacionalistas de acondicionamiento territorial y
de reorganización gubernamental proponen también —como lo había hecho
la administración colonial— un conocimiento cartográfico preciso, el inven-
tario de los recursos locales, la administración de las temporalidades a través
de la secularización de las misiones y el estímulo del comercio. Se diferen-
ciaba en que el beneficiario de las reformas decimonónicas era México y ya
no más la Metrópoli.
Un estudio detallado de la colección documental muestra las grandes co-
incidencias entre los principios y los medios de acción entre los dos regíme-
nes, tal como acabamos de subrayar. En los dos casos prevalecía una visión
utópica de las condiciones existentes en la región, base sobre la que debían
partir estos esfuerzos planificadores. Sin embargo, en el proyecto de la Junta
de Fomento de las Californias, el peso del imaginario colectivo por encima
de la apreciación cabal de la realidad, obedece más a las buenas intenciones
de construir un país sólido y no, como en el caso de Gálvez, al desconocimien-
to de la realidad. No obstante, el resultado fue el mismo: la inaplicabilidad de
los planes y proyectos.
La Junta de Fomento de las Californias mostró que era fundamental que
el gobierno se viera obligado a controlar racionalmente la explotación de los
recursos naturales. Paralelamente, la importancia concedida a la planifica-
ción y a la reorganización de la economía de estas provincias atestigua que
el gobierno central conocía y quería remediar el carácter periférico e impro-
ductivo de esas regiones. Sin embargo, esos esfuerzos racionales y moderni-
zadores no consideraron la falta de recursos tanto materiales como humanos
indispensables para fundamentar la operación de los planes. La mayor parte
de los proyectos propuestos por la Junta de Fomento no rebasaron el nivel
de las buenas intenciones; sus consejos y directivas de gobierno no fueron
llevados a cabo más que en una mínima medida. Sin embargo, la pertinencia
192 Del saqueo a la conservación

de sus consideraciones sería probada con el paso del tiempo en numerosos


aspectos, tal como el impulso de la navegación y las actividades comerciales
de importación-exportación en tanto que alternativas importantes para el
desarrollo de la península. En lo que concierne al potencial detonante de la
actividad perlera, la precisión de los proyectos de la Junta de Fomento sería
probada unos años más tarde.
La última utopía en la historia regional a la que haremos referencia
comparte con las otras el deseo de crear en la región las condiciones ne-
cesarias para asegurar el crecimiento económico y el progreso social. Se
trata del legado que dejó Gastón J. Vives en un manuscrito de 1936 cuyo
título describe la base sobre la que fincó sus sueños: El porvenir de la
Baja California está en sus mares. 34 Vives fue el primer maricultor de
América, fundó y desarrolló el más grande emporio perlero del mundo,
la Compañía Criadora de Concha y Perla de Baja California S.A. 35 Pero,
en pleno apogeo, esta pujante empresa fue destruida por la oleada revo-
lucionaria y Vives empezó un vía crucis de peticiones con las que creía
que el gobierno revolucionario y populista podría ayudarle a restablecer
el cultivo de ostras perleras, creando un sistema de ejidos marinos. En el
mencionado manuscrito, Vives analiza la situación económica, geográ-
fica, política y social de Baja California en la década de 1930. Con ese
análisis, este experimentado empresario sudcaliforniano demuestra que
la explotación de las minas y de la agricultura, si bien podría aportar a la
región cierto progreso, éste sería:

lento y tardío, y que la situación geográfica de la Baja California —rodeada por


mares poblados de productos privilegiados y especiales— es excepcional y brin-
da grandiosas perspectivas. Aseguramos que la explotación racional, metódica
y en gran escala de dichos productos marinos hecha por mexicanos y con re-
cursos nacionales, traería aparejado para este Territorio inmediatas y grandes
riquezas que sin duda se traducirían en una franca prosperidad general. 36

34 Martha Micheline Cariño Olvera, El porvenir de la Baja California está en sus mares. Vida y
legado de don Gastón J. Vives el primer maricultor de América, uabcs-sep, México, 2000.
35 Micheline Cariño y Mario Monteforte, El primer emporio perlero sustentable del mundo,
uabcs, México, 1999.
36 M. M. Cariño O., El porvenir de la Baja California…, op. cit., pp. 137-138.
Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 193

Evidentemente, Vives hacía este análisis en una época en la que los mares
aún no habían sufrido los estragos de la sobre pesca; pero, además, centra sus
expectativas en la acuacultura de las ostras perleras, en particular, y en la de
los moluscos comestibles, en general. El alegato de Vives, si bien es un me-
dio para legitimar su anhelo de reestablecer las operaciones de su destruido
emporio, también debe ser valorado con la objetividad propia de un cientí-
fico decimonónico. Vives en su manuscrito demuestra una franca actitud
visionaria al considerar que el crecimiento económico no implica desarrollo
social, y que ambos debían tener por base tanto el aprovechamiento racio-
nal de los recursos marinos como la distribución social de los beneficios. No
obstante, su sabiduría no encontró en el contexto sociopolítico prevaleciente
en la época un terreno fértil para fructificar, con lo que tan atinado análisis
quedó relegado al terreno de la utopía.
Entre anhelos y desencantos, la historia de las utopías bajacalifornianas
ha sido marcada por reiterados fracasos. La riqueza de sus mares, la particu-
lar belleza de sus paisajes, su aislamiento o la vastedad de su horizonte son
razones que han alimentado siglos de ensoñación. Pese a las buenas intencio-
nes que respecto al futuro de la región han caracterizado a la mayoría de las
utopías de su historia, la península aún espera tiempos mejores por venir.
En este contexto se inserta la utopía que, a nuestro parecer, se encuentra
vigente en la Baja California peninsular, corroborando la constante gene-
ración de utopías en la historia regional. En la actualidad, el pensamiento
utópico que acompaña el presente y que prefigurara el futuro de la región, se
concreta en la utopía ambientalista. Ésta impulsa a una variedad de actores
sociales a pugnar por la conservación del medio ambiente y por el desarrollo
sustentable regional.37
Los ambientalistas que participan de este pensamiento utópico se ma-
nifiestan y expresan de muy diversas maneras, desde las publicaciones cien-
tíficas hasta las consultas públicas. Tienen formaciones y ocupaciones dife-
rentes, y los podemos encontrar entre los académicos, los funcionarios de
gobierno (de los tres niveles), las organizaciones civiles, la iniciativa privada,

37 Tema que abordamos detalladamente en los capítulos de la tercera parte, en los que explica-
mos detalladamente la participación de los actores de la conservación y el desarrollo susten-
table en los diferentes procesos en los que estos sistemas alternativos se llevan a cabo; razón
por la cual aquí sólo esbozamos su identificación y proceder.
194 Del saqueo a la conservación

el medio artístico, el sector estudiantil, etc. Los activos sociales que se pre-
ocupan y se ocupan de la conservación y el desarrollo sustentable regional
son sudcalifornianos, mexicanos y extranjeros, viven en la entidad y fuera de
ella. Han contribuido a la declaración de las áreas naturales, participan acti-
vamente en todos los foros relacionados con asuntos ambientales, promue-
ven la constitución de servidumbres ambientales, la formación de unidades
de manejo de fauna silvestre, realizan acciones de educación ambiental, ana-
lizan la factibilidad y establecimiento de proyectos productivos sustentables.
Todos ellos promueven el desarrollo sustentable mediante la conservación.
Consideran la importancia del largo plazo, la necesidad de elevar la calidad
de vida, de valorar la cultura regional, la fortaleza comunitaria y la equidad,
entre sus valores más destacados.
Hoy día, al igual que debe haber sido en el presente de cada una de las
utopías pasadas, los actores sociales que comparten la utopía ambientalista
no consideran sus anhelos o proyectos como fenómenos irrealizables, aun-
que sí de difícil alcance. Los actores de la utopía ambientalista conciben sus
proyectos y acciones como peldaños que avanzan en la transformación de las
condiciones históricas vigentes hacia un futuro mejor, producto de la visión
que comparten. No identifican sus anhelos con una utopía, ya que esto los
conduciría inexorablemente al terreno de lo irrealizable. Esta actitud debe
haber sido compartida por todos aquellos actores históricos que impulsaron
los procesos históricos que describimos antes y que, como mostramos, desde
la perspectiva de nuestro presente terminaron siendo utopías.
Para no correr la misma suerte debemos partir del cuestionamiento de
nuestras propias empresas materiales y concepciones espirituales. Dejemos
a un lado las utopías basadas en la tradición y en la razón, y comencemos
por construir el cambio basado en el horizonte de posibilidades. La primera
estación de este objetivo consiste en repensar nuestro conocimiento social
para obtener las herramientas básicas de la edificación de un cambio y una
posterior transformación. Esto nos obliga a una relectura del tiempo, donde
el pasado no es lejano e inmutable sino cambiante y cercano al presente que
se proyecta al futuro vislumbrado en el cambio de un nuevo sistema social.
Bajo esta concepción se encuentran las propuestas del sistema-mundo de
Immanuel Wallerstein y la biosociología acompañada del ecodesarrollo de
Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 195

Enrique Leff.38 Ambas propuestas coinciden en la reorientación histórica de


este sistema social.
El plantear metas y fines posibles no quiere decir reducir expectativas de
transformación. Al contrario, éstas se construyen, mas no se sueñan. Por lo
tanto la dialéctica que se establece entre pasado-presente y utopía-proyecto
social de cambio, nos remite a la propuesta teórica de Immanuel Wallerstein,
quien considera que aquello que convierte a los proyectos transformadores
en utopías —es decir, que condena a estos proyectos a la irrealidad— es la
falta de una evaluación compleja y con perspectiva histórica del contexto en
el que se les formula. Wallerstein sugiere:

Si en realidad [...] estamos en una transición, larga y difícil, de nuestro sistema


mundial existente a otro u otros, y si el resultado es incierto, nos enfrentamos
a dos grandes preguntas: ¿qué tipo de mundo realmente deseamos? y ¿por qué
medio o camino tenemos más probabilidades de llegar a él? Éstas son antiguas
interrogantes que muchos se han hecho por largo tiempo; durante los últimos
dos siglos, para ser preciso. Pero la primera pregunta generalmente se ha for-
mulado en términos de utopías y yo deseo referirme a ella en términos de uto-
pística, es decir, de la evaluación seria de alternativas históricas, del ejercicio de
nuestro juicio en lo que toca a la racionalidad fundamental de posibles sistemas
históricos alternativos. 39

Siguiendo la línea de análisis propuesta por Wallerstein, y considerando


pertinentes los propósitos de la conservación y el desarrollo sustentable en el
sentido del cambio deseado y deseable para Baja California Sur, nos interesa
contribuir a la identificación de las condicionantes que podrían transformar
la utopía ambientalista sudcaliforniana en un proyecto utopístico, por lo tan-
to realizable.
En este sentido —y siguiendo las líneas de reflexión de Wallerstein— tres
son las circunstancias a tomar en cuenta: 1) qué deseamos sustituir, 2) por
qué tipo de sistema alternativo lo deseamos sustituir y, 3) cómo impulsar esa
38 Por el momento sólo mencionaremos a Immanuel Wallerstein, debido al análisis que basa-
mos en el tránsito de utopías-utopística y retomaremos la propuesta de Enrique Leff en el
próximo capitulo.
39 Immanuel Wallerstein, Utopística o las opciones históricas del siglo xxi, Siglo xxi, unam,
Centro de Investigación Interdisciplinaria en Ciencias y Humanidades, México, 1998, p. 65.
196 Del saqueo a la conservación

transformación a partir de las condiciones históricas existentes.40 La utopía


ambientalista tiene muy clara la respuesta a las dos primeras cuestiones. Su-
perar el crecimiento económico devastador y su codicia intrínseca, causan-
tes del deterioro ambiental y generadores de inequidad social, por un modelo
de desarrollo sustentable que permita a largo plazo el uso de los recursos
naturales, que preserve el equilibrio de los ecosistemas, la biodiversidad y la
belleza paisajística, que conlleve a una distribución justa de los benéficos ge-
nerados por las actividades económicas entre la sociedad local, que sustente
la cultura regional y que asegure una mejor calidad de vida.
El tercer componente de las condiciones que conducirían a la utopística
se torna menos obvio a partir del momento en que analizamos la realidad
vigente para identificar a los actores y dilucidar los medios que impulsarían,
para lograr la transformación deseada a partir de la compleja realidad y de
las condiciones históricas existentes. Este análisis, complejo pero factible y
necesario, permitiría perfilar las estrategias capaces de conducir a la con-
creción del sistema histórico alternativo deseado por los promotores de la
utopía ambientalista.
Es importante subrayar que el objetivo principal de esta investigación
consiste en aportar elementos que contribuyan a fundamentar el tercer
componente de concreción de la utopística ambientalista. Para tal efecto nos
hemos dado a la tarea de identificar, clasificar y estudiar a los actores y a los
procesos de la utopía ambientalista sudcaliforniana. También analizamos los
medios con los que estos actores promueven la transformación deseada y los
consecuentes procesos que así se desencadenan. Ésta es la historia ambien-
tal contemporánea de la conservación y del desarrollo sustentable en Baja
California Sur.
Tomando en cuenta la importancia de la diferencia radical que plantea
Wallerstein entre la utopía y la utopística, también hemos considerado fun-
damental conocer y analizar el contexto en el cual se debaten los actores de
la utopía ambientalista para lograr concretar la conservación y el desarrollo
sustentable. Por ello también tratamos en este libro, con un enfoque crítico y
desde la historia ambiental, el saqueo contemporáneo de los recursos natu-
rales estratégicos de Baja California Sur.41 De tal manera, la evaluación seria
40 Ídem, p. 66.
41 Aspectos abordados en la Segunda Parte.
Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 197

de alternativas históricas permitiría valorar las posibilidades efectivas para


que la utopía ambientalista logre transformarse en utopística ambientalista,
la cual depende de la construcción de herramientas conceptuales básicas que
legitimen y hagan posible el cambio.
Teniendo conocimiento de los procesos contemporáneos de saqueo y
conservación abordamos el estudio comparado de ambas historias. Es así
que en la tercera parte de esta obra analizamos tanto la problemática y los
obstáculos que enfrenta la estrategia de conservación y desarrollo susten-
table, como las oportunidades y las estrategias que permitirían concretar
un sistema histórico alternativo. Sabemos que para construir un sistema
histórico alternativo no es suficiente el conocimiento del contexto, sino que
también se requiere un plan de acción. Éste sólo puede surgir de la organiza-
ción de los actores que promueven la transformación deseada, y tal situación
requiere la constitución de un movimiento social y no sólo la buena voluntad
y el esfuerzo difuso de una diversidad de actores.
Es en este sentido que se inserta el capítulo siguiente, dedicado a la re-
visión teórica de los movimientos sociales, con el que cerramos esta amplia
primera parte dedicada a la contextualización de los procesos del saqueo y
conservación en la historia sudcaliforniana contemporánea.

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200 Del saqueo a la conservación
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 201

Capítulo 5

Los movimientos sociales


y el ambientalismo
José Osvaldo Torres y Micheline Cariño

L
a problemática ambiental de los últimos años es el resultado de una
relación de agresión y distanciamiento entre nuestra especie y su há-
bitat, pero sobretodo de un magro resultado de sus planes con respec-
to a la modernidad. Ésta —el último gran proyecto humano— en su finalidad
se proponía la emancipación de las ataduras hechas por sí misma a través de
su existencia. El camino se trazó con un destino, pero aún más se establecie-
ron las herramientas y los criterios a evaluar.
Las luchas se marcaron en esos parámetros, los bandos se dividieron y
enfrentaron conforme a lo establecido, delineando sus horizontes de posi-
bilidades así como su estrategia. Los actores han sido diversos pero son los
actores colectivos denominados movimientos sociales quienes han tenido
una propuesta y una actitud crítica, así como una tendencia a la aceleración
del paso sobre las promesas modernas.
En la actualidad, frente al problema ambiental usamos los recursos dis-
ponibles cada vez con mayor riesgo de su extinción. El mismo problema es
fuente de beneficios para los actores tradicionalmente vinculados con el
atraso o desviación de la modernidad: los podemos identificar como saquea-

[201]
202 Del saqueo a la conservación

dores o simplemente como explotadores. Sin embargo, la problemática no


sólo es ambiental, es en realidad sistémica. Nuestra organización actual, así
como nuestras esperanzas y caminos, se ven cuestionados por sus resultados.
Todas las facciones de la especie luchan por imponer sus intereses, las postu-
ras llevan a dividir y los recursos humanos y naturales son estratégicos para
una lucha al interior de la especie. La guerra, como menciona Norbert Elias, es
una institución bajo la cual se dirimen los desacuerdos, pero —como el mis-
mo historiador menciona— nuestra próxima guerra tiende al exterminio.
Bajo esta entrada esperamos dar un paseo por una contienda básica: por
el mantenimiento de los recursos de nuestra existencia. Nuestras guerras
son una cuestión de distribución aun, quizá deberíamos comenzar a pensar
cómo producimos, la forma de cómo satisfacemos nuestras necesidades. No
sería justo olvidar o negar la proeza de quitarnos las cadenas impuestas por
otros hombres. Todos debemos formar parte de los beneficios que construi-
mos, todos debemos ser libres. Es posible.
A fin de exponer nuestro parecer sobre este periplo, primero marcare-
mos los principios de la modernidad, posteriormente su desviación y cómo
se construyó un orden para satisfacer los intereses capitalistas. Analiza-
remos el proceso de sustitución de una sólida estructura política por una
liquidez informática, y cómo los movimientos sociales fueron constructores
de un sistema mundial y siguen siéndolo. Así mismo se abordará la cuestión
ambiental y las respuestas sociales devenidas del movimiento verde.

1. Sólo materia del cosmos


Nuestra vida como individuos es corta y efímera al compararla con la tem-
poralidad cósmica del planeta Tierra. Entre el azar y la evolución aparecemos
como una especie más. Como todas, la nuestra tiene sus particularidades y
su finitud. Lo que comparten todos los seres vivos —los que son capaces de
interacción con el ambiente a través de la alimentación— es el común deno-
minador: la muerte. No sólo somos un animal más, somos un conjunto de
materia sin dueño u objetivo; somos parte del universo.
La trayectoria humana en sus últimos siglos ha llevado el sino de mo-
dernidad. En su nombre lleva una complejidad sistémica demarcando reglas
y limites a las acciones humanas debido a las posibilidades existentes en el
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 203

espacio-tiempo actual. Quizá es la experiencia humana más libertadora y de


engrandecimiento de la figura humana en toda su historia. Decimos quizá
porque, si la vida es corta, lo es aún más la memoria, la cual se complementa
de mitos, ficciones y relatos para construir un pasado.
En la modernidad se individualizó el hombre, se autoproclamó centro de
la atención cósmica, erigiéndose como conquistador debido a su particulari-
dad más curiosa: la razón. Con base en ello enfrentó sus miedos ancestrales,
trazándose un camino con un destino a cumplir. Ello respondía al resultado
de los logros materiales para satisfacer sus necesidades laborales, así como
sus ambiciones de poseer tanto cantidad como calidad de productos tangi-
bles. Así el hombre vuelve a tomar un impulso al reinventar su pasado para
proyectarse al futuro. La experiencia del homo sapiens es muy amplia, pero
ésta es la más cercana, bajo la cual construimos sueños, temores, y los pará-
metros de nuestra comunicación.
La entrada del conglomerado humano a la modernidad ha sido un viaje dan-
tesco en toda su imagen. “De hecho, la vida no comienza tanto lanzándose como
girando.” Bajamos en círculos acompañados de la razón y, mientras avanza-
mos, el dolor tiene expresiones más hirientes, nos encontramos en una espiral
descendente. No importa tanto la entrada sino la dirección de la modernidad,
sólo así podemos vislumbrar el proceso de las decisiones primarias modernas y
comprender el significado de las crisis. No obstante, como lo menciona Jürgen
Habermas: “fue Hegel el primer filosofo que desarrolló un concepto claro de mo-
dernidad; a Hegel será menester recurrir, por tanto, si queremos entender que
significó la interna relación entre modernidad y racionalidad”.
El hombre moderno tendería así a ser el individuo universal: el “espíritu
autoconciente (…) se muestra cada momento en que se adquiere su forma
concreta y (su) propia configuración”. Es decir, el autocercioramiento de sí
mismo hacia el futuro emerge cuando se dejan en el pasado los restos de lu-
chas en contra de las particularidades olvidadas por una idea máxima. “El
bien es la Idea, en cuanto concepto de la voluntad y de la voluntad particular
(…), es la libertad realizada, el absoluto fin último del mundo”.

 Gaston Bachelard, La poética del espacio, fce, México, 2000, p. 141.


 Jürgen Habermas, El discurso filosófico de la modernidad, Taurus, Madrid, 1989, p. 15.
 G. W. F. Hegel, Fenomenología del espíritu, fce, México, p. 21.
 Ídem, La filosofía del derecho, Juan Pablos Editor, México, 1986, p. 128.
204 Del saqueo a la conservación

El valor básico de la modernidad —la subjetividad, según Hegel— se im-


pondría en tres acontecimientos históricos claves: la Reforma, donde el hom-
bre se libera de una fe corrompida de la vida contemplativa; la Ilustración,
que da un valor político en la forma de la ciudadanía; y la revolución francesa,
que proclama un derecho al exigir respeto a la vida del hombre individuali-
zado por su subjetividad.
Hegel establece las bases reales de la modernidad presentándola como
un proyecto, e incluso señala que de su fuerza deviene su debilidad. La sub-
jetividad, como valor histórico puede degenerar en una inmediatez corto pla-
ciente, por eso la libertad debe estar proyectada hacia el futuro en vista del
bien general.
Aunque la subjetividad atañe al individuo, no es ésta atomizante. Al con-
trario, en la visión hegeliana es tendiente a la comunicación por la idea de
una identidad general —como la ciudadanía—, pero existe el peligro de la
individualización extrema e inútil, lo que sería factor primario de sus crisis.
“El sujeto es la serie de sus acciones, si éstas son una serie de productos sin
valor, la subjetividad del querer es igualmente una subjetividad sin valor; si
por lo contrario la serie de actos es de naturaleza sustancial, también lo es
la voluntad intima del individuo”. Como lo menciona Jürgen Habermas: “la
tentativa de Hegel de traer la modernidad a concepto va de la mano de una
critica de la modernidad”.
En este descenso dantesco de la modernidad, alejándose de la gracia de la
tradición, llegamos a soportar e incluso a sentirnos triunfadores en la lluvia
dolorosa del proyecto del mañana moderno, “pareciéndose en el correr a los
que vencen y no a los vencidos”. Pero el descenso se vuelve más tortuoso y en
un momento los medios se volvieron fines, contemplando con dolor pero con
deleite los logros espectaculares de un camino deformado por la máquina.
De esta manera el homo sapiens se envuelve en un traje o atadura a la me-
dida de sus ambiciones, pero no de su especie. Es un caminante de sus pro-
pios trazos en una colosal y cósmica eternidad. El hombre como su entorno
es materia transformada, nunca se termina, no tiene ni fin ni principio. Sus
actividades llegan a corromperle incluso en el sentido de tentarle a eliminar

 Ídem, p. 124.
 Habermas, op cit., p. 28.
 Dante Alighieri, La divina comedia, Porrúa, México, 2004, p. 48.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 205

su forma actual, de la cual depende su existencia, por ello no se acabaría el


planeta, se terminaría la vida humana.
Las acciones humanas sobre su entorno inmediato tienden a poner en
duda su permanencia en el planeta. Dentro del cosmos esto no sería nuevo
ni catastrófico, para nosotros sería el fin. Parte de polvo del big bang está en
nosotros. No somos una especie tendiente a ser una presencia eterna, somos
finitos, somos tránsito de la materia. Sin embargo, podemos ralentizar nues-
tro fin teniendo mayores posibilidades de realizar nuestros proyectos. Pero
mientras manipulemos la transformación de la materia de manera peligrosa,
una explosión, un cambio de corrientes marinas o un hoyo en el cielo pueden
significar nuestro retorno al polvo.
El sapiens debe tener algo claro, la manipulación de la materia es algo pe-
ligroso para su existencia. Siempre lo ha hecho, pero esto comienza a salirse
de control. Ya se comenzaba a sospechar de ello en la cuna de la revolución
industrial cuando el “Ayuntamiento de la ciudad de Manchester nombró un
‘comité de molestias’ para estudiar los problemas del humo en 1801”.
Esta advertencia es resultado de las luchas realizadas en el campo de la
modernidad donde los desenlaces han marcado tres fases hasta este momen-
to, como lo menciona Alain Touraine, denominadas llanamente alta, media
y baja, considerando la relación sobre una constante deformación de la mo-
dernidad en sus ideas centrales.
La alta modernidad encuentra con Hegel y la Ilustración los valores y las
reglas de la discusión de la época moderna. En la media hay una completa
bifurcación de acciones entre valores y derechos políticos frente a acciones
y resultados económicos. Finalmente, en la tercera se encuentra la desinte-
gración de lo logrado en el pasado inmediato de la modernidad, apareciendo
el pasado tradicional jamás vencido, pero ahora teniendo como instrumento
los milagros tecnológicos de un presente marcado por la crisis de la época
moderna.
Nuestra existencia en los últimos años siglos se encuentra marcada por
la lucha de la distribución de bienes económicos, así como por la conquista
de valores políticos. Esto ha devenido, entre otras consecuencias, en un des-
equilibrio ambiental. Todo esto forma parte integral de nuestra problemática
 Jorge Riechmann y Francisco Fernández, Redes que dan libertad, Paidós, Madrid, 1994, p.
106.
206 Del saqueo a la conservación

humana, afrontarla en su totalidad es una exigencia clara para mantenernos


en el cosmos. La modernidad media marca el comienzo de la deformación de
un conjunto de valores vueltos exigencia inherente al hombre: vida y libertad.

2. Desviación a nuestro presente


Es en esta segunda etapa de la modernidad donde se da una bifurcación
tenue entre la modernidad política en búsqueda y protección de la individua-
lidad humana, y la modernización manifiesta de procesos espectaculares y
veloces. Estos procesos tienen la capacidad de transformar la faz del espacio y
la liquidez del tiempo en favor de la producción industrial. Tienen por justifi-
cación la apariencia de confort material y espiritual, al tener el hombre el do-
minio de todo su entorno natural a través de la racionalidad de los proyectos
humanos, nombrando progreso (acción de ir hacia delante) a este dominio.
Donde se manifiesta esta dualidad de la modernidad de forma concreta es
en los acontecimientos de 1789. “La revolución francesa puso de manifiesto,
en cierto modo, por una vez, que la modernidad de la tecnología y la moder-
nidad de la liberación no era absolutamente idénticas. En realidad se podría
decir que los que querían principalmente la modernidad de la tecnología se
atemorizaron de repente ante las fuerzas de los defensores de la modernidad
de la liberación. (…) Entre 1815 y 1848 se elaboró una geocultura diseñada
para impulsar la modernidad de la tecnología y al mismo tiempo contener la
modernidad de la liberación”. Se estableció así y de forma general una “idea
de progreso que se empeñó durante mucho tiempo por mantener el ideal de
un orden racional en una sociedad en movimiento: este orden sería instau-
rado, al final de la evolución, por el triunfo de la razón”.10 De esta manera
se formó una fachada perfecta para las acciones capitalistas, apropiándose
de un sentido histórico, justificando sus acciones presentes, legitimando la
explotación, de las personas y del ambiente, con la promesa del bienestar
material futuro.
No importaría ya el mito fundador cuando, en este presente, se puede pro-
ducir capital y además multiplicarse mañana. El ayer no genera dividendos.
Igualmente, día a día no se está más cerca del Apocalipsis y de la posterior
 Immanuel Wallerstein, Después del liberalismo, Siglo xxi, México, 1999, p. 132.
10 Alain Touraine, ¿Podremos vivir juntos?, fce, México, 2000, p. 138.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 207

redención. Existe la gran posibilidad de evitar el juicio y llegar a la redención


humana y divina. ¿Quién se atrevería a juzgar al hombre racional? ¿Quién pue-
de juzgar al futuro? Lanzando completamente la modernidad hacia el futuro,
éste se convirtió en la fuente de su legitimidad.

Si la modernidad —como sugiere Jean Francois Lyotard— busca legitimarse


no en el mito de los orígenes, ni en un acto ‘fundacional’, sino en un futuro.
Si vivir con ‘un proyecto’ fue la característica de la existencia moderna, ese
proyecto, esa Gran Idea que es el centro de la inquietud moderna, esa linterna
colgada en la proa del barco de la modernidad fue la idea de la emancipación:
una idea que adquiere significado a partir de lo que se niega y contra lo que se
rebela —de los grilletes que quiere curar— y que debe su encanto a la promesa
de la negación.11

Se generó una acción en dos sentidos, negando el pasado y proyectándose


al futuro, aceleradamente, con el hambre de una certeza clara, un destino de
bienestar material y espiritual, asegurado por la objetiva demarcación de la
razón en favor de la subjetividad consumada en libertad. Sin embargo como
todo camino, éste tiende a desviarse.
El progreso se impondría como el signo distintivo de la modernidad de-
formada en modernización adoptando para sí los valores primordiales de la
subjetividad, rebajándolos al servicio de la industrialización capitalista con
miras a la ganancia neta, capaz de mantenerse en el futuro. Como lo mencio-
na Faustino Oncina: “la idea de progreso exonera a la modernidad del lastre
de su propio pasado y anticipa el futuro al imprimir una marcha vertigino-
sa”.12 Esta imposición capitalista sobre la modernidad reduce a ésta de un for-
ma cortoplaciente, destrozándola, aparentando un triunfo de la subjetividad
sobre la tradición, pero se trata de una absorción en donde los valores políti-
cos son meramente instrumentales. Como lo ilustra Arnold Huelen:

(…) las premisas de la Ilustración están muertas, sólo sus consecuencias con-
tinúan en marcha (…) la modernización social, que seguirá discurriendo au-

11 Citado en Zygmunt Bauman, Ética posmoderna, Siglo xxi editores, México, 2005, p. 255.
12 Citado en Rehinart Koselleck, Aceleración, prognosis y secularización, Pre-textos, España,
2003, p. 29.
208 Del saqueo a la conservación

tárquicamente, se habría desprendido de la modernidad cultural, al parecer ya


obsoleta. Esa modernidad social se limitaría a ejecutar las leyes funcionales de
la economía y del Estado, de la ciencia y de la técnica, que supuestamente se
habrán aunado para construir un sistema ya no influenciable.13

Este modelo, en origen y de confección netamente europeo, comenzaría


a ser deseado por el resto del mundo debido a sus monumentales demostra-
ciones de poder político-económico-militar y a la postre sería la medida para
cuantificar logros o la única manera visible de hacerlo.

La tesis fundamental es que existe un camino modernizante común para las na-
ciones/pueblos/áreas (es decir que todos son lo mismo) pero las naciones/pue-
blos/áreas se encuentran en etapas diferentes de ese camino (por lo tanto no
todos son iguales). En términos de políticas públicas eso se tradujo en una pre-
ocupación a escala mundial por el “desarrollo”, término definido como el pro-
ceso por el cual un país avanza por el camino universal de la modernización.14

Uniformado el mundo, se borrarán las diferencias reduciéndose a cues-


tión de matices. Se logra afianzar una idea de fin mundial y, en apariencia, no
hay límites para alcanzarlo, el campo de posibilidades es tan infinito como
los números en los que se basa la economía.
Pero, ¿donde se realiza todo este proceso, esta disociación de la moder-
nidad y la modernización? ¿Acaso las acciones de estos hechos se realizan a
flote de la superficie o sólo concierne a los lugares poblados por hombres y
mujeres donde se encuentran ajenos y a salvo de los territorios salvajes, aquel
lugar a conquistar debido a su peligrosa escasez de humanos denominada
naturaleza?
Desde la alta modernidad se vislumbraba una división entre hombre y na-
turaleza, pero fue hasta las expresiones de la media modernidad donde esta
separación generó sus imágenes más crudas aumentando las proporciones
—y sus consecuencias— de acciones sobre el ambiente (y en contra de él). “La
naturaleza es concebida como un bien abundante y gratuito, cuya existencia
no dependía directamente del comportamiento económico. La naturaleza es
13 En Habermas, op. cit., p. 13.
14 Immanuel Wallerstein, Abrir las ciencias sociales, fce, México, 2003, p. 44.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 209

recluida dentro de un ‘campo de externalidad’ del sistema económico.”15 El


progreso se abasteció de los recursos naturales para sus grandes proyectos;
así la modernización encauzó su camino sobre la naturaleza, dando princi-
pio desde sus inicios en Europa a efectos de consecuencias globales, acen-
tuándose en nuestros días bajo el ejercicio de la sobreexplotación y el saqueo,
así como de la negra ironía de su desperdicio.

La principal causa de agotamiento de los recursos naturales ha sido su explo-


tación intensiva con base en los conocimientos científicos y técnicos que han
sido generados para el aprovechamiento de los recursos en la zonas templadas
del planeta; muchos otros recursos han sido destruidos como efectos de la “ex-
ternalización de los costos” de la producción capitalista de los ecosistemas tro-
picales (…) que induce la maximización de las ganancias privadas en el corto
plazo. Sin embargo el potencial productivo de los recursos naturales de estas
regiones ha quedado inexplorado y ha sido desaprovechado.16

Durante mucho tiempo la naturaleza no fue materia de discusión e in-


cluso estaba lejos, fuera del imaginario. Al contrario, fue considerada como
un ente salvaje o, en el mejor de los casos, un regalo divino pero inacabado.
La más de las veces fue concebida como un muro a derribar para dar paso al
progreso.17 Se manifiesta una disociación clara entre el hombre y la natura-
leza, la racionalidad es la llave del escape de la irracionalidad de las pasiones
naturales. Volviéndose una relación antagónica con un intercambio mutuo
de agresiones. La destructiva relación o desunión tardará mucho tiempo en
ser tomada en cuenta. Los antagonismos se marcarán en otro sentido for-
mando una institución impulsora de demandas y constructora de conflictos:
el movimiento social.

15 Enrique Leff, Racionalidad ambiental, Siglo xxi, México, 2004, p. 133.


16 Ídem, Capital y ambiente, fce, México, 2003, p. 167
17 A este respecto es notable la actitud del gobierno chileno frente al bosque nativo del sur del
país. Esa infranqueable barrera impedía la colonización de las fértiles tierras templadas
y húmedas. Ver Fernando Ramírez, “Historia ecológica de los bosques nativos chilenos: las
coníferas del sur de Chile, 1880-1980”, I Simposio de Historia Ambiental Americana, 51º
Congreso Internacional de Americanistas, Santiago de Chile, julio de 2003.
210 Del saqueo a la conservación

3. Movimientos sociales

El conglomerado humano en cualquier época ha estado marcado por


relaciones verticales, sustentadas en una desigual distribución de recursos
considerados como valiosos. Su posición en cantidad y/o calidad supone una
ventaja para la obtención de privilegios y satisfacciones para su poseedor. Le-
jos de ser rotativa esta situación, los beneficiados tratan de mantenerla el ma-
yor tiempo posible deviniendo en un contraflujo, débil pero constante, entre
el lado menos afortunado para revertir su posición. La desigualdad ha sido la
constante en la humanidad y el tratar de revertirla también. Dicha acción ha
sufrido un cambio o ha optado por una versión distinta para manifestarse en
el cenit de la modernidad.
Como ya se mencionó, el segundo giro de la modernidad es tan violento
que la energía producida por la acción acaba dividiéndola. Esto en dos sentidos.
En el orgullo de seguir este descenso en nombre de la verdad “humana” retan-
do a un pasado con la vista puesta en el futuro, y otra menos placentera, al sen-
tir confort con los logros materiales obtenidos y su multiplicación futura. Esta
fascinación llega a un estado de obsesión estática obstruyendo toda capacidad
de observar algo más, como lo haría resaltar mucho tiempo atrás Dante Alig-
hieri: “Mirando atentamente el rostro de muchos de aquellos a quienes azota el
doloroso fuego, no conocí a ninguno; pero observé que del cuello de cada cual
pendía una bolsa de cierto color marcada con un signo, en cuya contemplación
parecían deleitarse sus miradas”.18 Estas almas torturadas eran de aquellos afa-
mados prestamistas —ahora considerados capitalistas— de Florencia y Papua,
quienes se deleitaban de ver sus fortunas, aunque éstas los condujeran al tor-
mento infernal del séptimo círculo de los violentos.
Como consecuencia, el deslumbramiento del beneficio de encontrarse en
la parte alta de una verticalidad, genera opresión a los de abajo en la acepta-
ción de su condición, ya sea por una tradición o una debilidad de organiza-
ción, bloqueando todo un campo de sus posibilidades. En esto radica gran
parte de la explotación.
Sin embargo, el camino andado por la subjetividad en la primera fase de
la modernidad tiende a un reto directo, explotando el choque de manera

18 Dante A., op. cit., p. 53.


Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 211

formidable, marcándose en el tiempo inmediato de la especie humana: 1789


una vez más. De ahí en adelante se formó el campo de batalla bajo el cual nos
situamos por dos siglos y al cual algunas veces nos aferramos o intentamos
olvidar. Ahí se establecieron las reglas de las discusiones políticas y econó-
micas, así como el camino de la acción antisistémica. Immanuel Wallerstein
lo resumiría de esta manera:

La primera gran expresión política de la Ilustración con todas sus ambigüeda-


des, fue evidentemente la revolución francesa. (…) fue el punto final de un largo
proceso, no solamente en Francia sino también en la totalidad de la economía-
mundo en tanto que sistema histórico: en 1789 una buena parte del globo ha-
bía sido incorporada dentro de ese sistema histórico desde hacia tres siglos. Y
durante estos tres siglos, muchas de sus instituciones clave habían sido estable-
cidas y consolidadas: la división axial del trabajo, con una significativa transfe-
rencia de plusvalía desde las zonas periféricas a las zonas centrales, la primacía
de aquellos que actuaban en defensa de los intereses de la incesante acumula-
ción de capital; el sistema interestatal, compuestos por estados que se declara-
ban soberanos, aunque estaban constreñidos por el armazón y las “reglas” del
sistema interestatal; y una polarización siempre en aumento, polarización que
no era solamente económica, sino también social y que se encontraba al borde
de convertirse en polarización demográfica.19

Asentándose desde entonces las bases un sistema social que se desmoro-


na en la actualidad.
Siguiendo las premisas de Immanuel Wallerstein y Alain Touraine, la re-
volución francesa abrió un campo de oportunidades que se cerró en 1813 con
la caída de Napoleón Bonaparte y la consecuente restauración del régimen
anterior. Sin embargo, hay tres consecuencias que perduran: 1) Surgen tres
instituciones ordenadoras del sistema social: ideología, ciencias sociales y los
movimientos sociales. 2) Se consuma la deformación de la modernidad en
modernización. 3) El “cambio” se vuelve inherente al sistema social en forma
acelerada. La conjugación de estas consecuencias marcaron las reglas para
definir actores, planes, discusiones y fines. Bajo estos paradigmas se estable-

19 Immanuel Wallerstein, Agonías del capitalismo, http://www.ingsoc.com, 16 de noviembre.


212 Del saqueo a la conservación

cieron las milenarias relaciones verticales en nuestra contemporaneidad, así


como la forma de combatirlas: los movimientos sociales.

En algún momento, a mediados del siglo xix (…) se produjo una innovación
sociológica dotada de un profundo significado para la política de la economía-
mundo capitalista. Los grupos y personas implicados en la actividad antisis-
tema comenzaron a crear una nueva institución: la organización estable, con
miembros, cuadros y objetivos políticos específicos a largo y corto plazo. Tales
movimientos antisistémicos organizados no habían existido nunca.20

Estas organizaciones captaron algo muy claro de la revolución francesa,


al decapitar al Rey y sustituir a otros más en Europa. No sólo el cambio era
posible, sino que además sus demandas podían llegar a ser satisfechas; aún
más, su triunfo era posible e incluso inevitable. El campo de expectativas se
amplió, así como los posibles caminos hacia una gloria donde los ideales po-
líticos de la modernidad y las recientes promesas del progreso se juntaron; la
ambición consistió en mezclar agua con aceite.

Los valores de los movimientos antisistémicos en todas partes del mundo no


fueron de hecho, sin los establecidos en el siglo xix, derivados a la vez de los va-
lores de la Ilustración. Todos estos movimientos se contemplaron a sí mismos
como herederos, en uno u otro modo, de la revolución francesa. Eran defenso-
res del progreso y de la modernidad.21

Los movimientos sociales son el reflejo mas claro de la bifurcación dada


en 1789: por un lado una modernidad política de liberación y por el otro una
modernización tecnológica, como la menciona Immanuel Wallerstein; pero
aún más, son una expresión radical de la modernidad en la acción y el len-
guaje, proyectado enteramente al futuro. Se ha fijado un destino y, su nombre
o nombres, todos por igual, lo conciben posible.
Los movimientos sociales nacientes fueron el movimiento proletario y
el nacional; sus planteamientos eran distintos. El primero abogaba por una

20 G. Arrighi, T. K. Hopkins e I. Wallerstein. Movimientos antisistémicos, Ediciones Akal, Ma-


drid, 1999, p. 30.
21 Ídem, p. 116.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 213

acción mundial y el enemigo a vencer era el burgués, era necesario contro-


lar los modos de producción para revertir la desigualdad proveniente de la
explotación capitalista. El segundo optaba por una liberación local y actuar
en su nombre. Así las “nuevas ‘clases peligrosas’ habían levantando la cabeza
agitando la bandera de la libertad, de la liberación, porque creían que su pro-
pia esperanza de alcanzar la modernidad tecnológica dependería de obtener
primero la liberación”.22
Finalmente, el quiebre efectuado por la modernidad adquiere dimensio-
nes universales, se vuelve parte de las ambiciones de las masas encapsuladas
ahora en roles establecidos por las consolidadas instituciones del Estado. Se
marca una relación directa y congruente (o al menos eso parecía) entre las
acciones individuales e institucionales.

La sociedad moderna favoreció durante mucho tiempo la correspondencia en-


tre individuo y las instituciones porque se afirmaba el valor universal de una
concepción racionalista del mundo, la sociedad y el individuo (…). La pieza fun-
damental de esta visión del mundo fue la idea de la soberanía popular, el pro-
yecto de construir una comunidad de ciudadanos libres y racionales sobre las
ruinas de los antiguos regímenes que seguían sometidos a la tradición o la ley
divina. La política moderna, en su afirmación central, hizo del hombre un ciu-
dadano y luego un trabajador.23

Para acelerar estas afirmaciones, las dos clases de movimientos sociales


coinciden en una estrategia fundamental: la obtención del poder estatal, la
Revolución. Dicha primera generación de movimientos sociales está com-
prometida con esta formula: “Ambos (movimientos sociales) entendieron
que la estructura política clave del mundo era el Estado (…) en consecuencia
el objetivo primario tenía que ser obtener el poder del Estado”.24 Tal situa-
ción marcó sus luchas y la mediación de sus logros, pero será la idea de la
Revolución la marca que los perseguirá toda su existencia, y de ser su anhelo
pasará a ser su desilusión y pesadilla. Si bien “la idea revolucionaria une tres
elementos: la voluntad de liberar las fuerzas de la modernidad, la lucha con-

22 Wallerstein, op. cit., 1999, p. 139.


23 Touraine, op. cit., 2000, p. 28.
24 Arrighi, op. cit., 1999, p. 31.
214 Del saqueo a la conservación

tra un antiguo régimen que opone obstáculos a la modernización y al triunfo


de la razón y, finalmente, la afirmación de una voluntad nacional que se iden-
tifica con la modernización. No hay revolución que no sea modernizante,
liberadora y nacional”.25 Estas acciones entran en la lógica de un sistema que
comienza a ser global siendo parte de sus secuencias necesarias de su funcio-
namiento estructural. Como lo menciona Reinhart Koselleck el concepto de
revolución deriva de una significación de repetición: “en el concepto de revo-
lución también está contenida la idea de repetición, de retorno e incluso de
ciclo”.26 Si bien la concepción común o más propagada por los movimientos
sociales es la de transformación comúnmente a través de la violencia, no po-
demos pasar por alto que su novedad está desgastada volviéndose parte de la
decoración sistemática donde es posible anticipar acciones y actores, además
de un posible resultado. Generalmente se crean expectativas muy amplias y
resultados muy magros, al compararlos con el dolor humano, pero sistemá-
ticamente se amplían las fronteras de explotación regenerando los pactos ya
desgastados e inoperantes y, por lo tanto, poco eficientes. Entramos de esta
forma en los ciclos sistémicos de las revoluciones debido a las acciones colec-
tivas antisistémicas de los movimientos sociales.
El destino prometido por la modernización y los planes propuestos por
los movimientos sociales, marcarán la construcción de un sistema social
mundial montado en un riel a una velocidad escalofriante, apresurando la
putrefacción de varios ideales, como la libertad. Goethe lo expresa así: “No
tengo más remedio que considerar que la mayor desgracia de nuestra época,
de este tiempo que no permite que nada madure, es que devoramos cada ins-
tante al cabo de un instante, que arruinamos el día antes de que se acabe y
que así vivimos siempre el día, sin engendrar nada”.27
Las acciones como las respuestas, serán manejadas a través de las ideolo-
gías para sellar el círculo de las revoluciones devenidas en la estabilidad más
que en la transformación. Las ideologías son los programas políticos deli-
neadores de objetivos y estrategias, desarrollados por todos los involucrados
en el sistema social para canalizar conforme a sus instituciones la fuerza del
“cambio normal” establecido en 1789. Las ideologías son básicamente tres,

25 A. Touraine. Crítica de la modernidad, fce, México, 2000, p 69.


26 Koselleck, op. cit., p. 80.
27 Ídem, p. 24.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 215

definiendo sus diferencias en torno a la aceleración de los objetivos moder-


nizadores.
El conservadurismo, sería la primera ideología en surgir intentando man-
tener la tradición y los privilegios cuestionados, apostando primero por una
cancelación y finalmente por un retardo. El liberalismo es inherente al cam-
bio, erigiéndose como su portador y fiel paladín. Y finalmente el socialismo,
exigente de una radicalización de las acciones debido a la urgencia de la lle-
gada al destino vislumbrado. Son tres tipos de velocidades herederas de la
modernidad y servidoras de la modernización, pero sobretodo guías de las
acciones y decisiones individuales y colectivas. De esta manera, y aunque de-
formada, la modernidad queda asentada.

Los mitos del progreso y de la libertad alimentan el sueño del rescate de los
vínculos con la naturaleza, con la sumisión de ésta al poder de la técnica; pero
la promesa de rescate se refiere al mismo tiempo a la vida del individuo para el
cual se prefigura un camino abierto hacia la autonomía y a la plena realización
de sus potencialidades. (…) Dentro de esta herencia se mueve todavía, pese a
todo el léxico de nuestras esperanzas y miedos.28

Si se mantiene es por los logros obtenidos. Los movimientos sociales va-


riaban de afiliación ideológica entre liberalismo y socialismo, según si fuera
nacional o proletario. Al tener como meta poseer el poder del Estado, en gran
medida muchos de sus programas lo consiguieron. “Los movimientos anti-
sistémicos se han mostrado exitosos, tras dos siglos de lucha, al lograr incre-
mentar de modo considerable el nivel de las demandas populares impuestas
a los Estados y a todas las instituciones sociales.” 29 El panorama mostró la
posibilidad de ampliar las expectativas a través de sus acciones sujetas a la
ideología. “Después de 1848, la vieja izquierda mundial estaba segura que se
produciría 1917. Discutían sobre cómo, dónde y cuando”.30 De esta manera,
los movimientos sociales fueron parte activa de la construcción del sistema
social mundial capitalista, siendo una parte integral y autónoma a la vez. De-

28 Alberto Melucci. Acción colectiva, vida cotidiana y democracia, Colegio de México, México,
1999, p. 153 .
29 Arrighi, op. cit., p. 110.
30 Ídem, p. 97.
216 Del saqueo a la conservación

bido a sus expectativas ideológicas, esta primera generación de movimientos


antisistémicos acabó por ser absorbida, menguando gran parte de sus triun-
fos. Los individuos integrados en roles sociales pronto se darían cuenta de su
multifacética personalidad y lo harían notar. Porque algo había quedado muy
claro: “nuestras vidas están controlados por una clase dominante con intere-
ses creados no solamente del cambio, sino también de la crisis y del caos. (…)
Las catástrofes se transforman en desarrollo y renovación (la desintegración
actúa como una fuerza movilizadora y por tanto integradora)”. 31 Las acciones
revolucionarias, si algo repitieron, fue la guerra, la destitución, la cooptación,
es decir, las victorias parciales. Sus héroes, como parte de sus legiones, en vez
de alcanzar la liberación encontraron la integración.
Sin embargo, la evolución del aparato productivo así como el desgajamien-
to de las victorias antisistémicas y su consecuente cuestionamiento, dio paso
a tres aparentemente “nuevas” problemáticas: aquellas relacionadas con las
acciones militares para alcanza el poder, el reclamo de la otra mitad del cielo
al acceso de los pocos beneficios obtenidos, y dar cuenta de lo finito de los
árboles. Estos puntos dan un giro a la visión que el hombre hace de sí mis-
mo: no está llamando a la conquista sino a la convivencia, la libertad sobre
el empoderamiento.
Imprimiendo una vez más velocidad al cambio, en apariencia estancado,
hay una renovación, una vez más a través de la crítica y la desilusión, seña-
lando un estigma de nuestro sistema social moderno. “En este mundo, la es-
tabilidad sólo puede significar entropía, muerte lenta, en tanto que nuestro
sentido del progreso y el crecimiento es nuestro único medio de saber con
seguridad que estamos vivos. Decir que nuestra sociedad se está desintegran-
do sólo quiere decir que está viva y goza de buena salud”32.
Quizá se descarriló el tren de la modernización fracturándose la vía, no
obstante hay más tramos por recorrer de ella. Seguimos dependiendo de mu-
chas de sus premisas, especialmente en ciencia, pero la renovación crítica
parece ya no tener un destino claro. Es tan amplio el campo de discusión, por
lo tanto poco integrado, que no hay rumbo, sólo velocidad.
La entrada a la siguiente fase de la modernidad a través de nuevas tecno-
logías se vislumbra igualmente a través de una nueva generación de movi-
31 Marshall Berman. Todo lo sólido se desvanece en el aire, Siglo xxi, México, 2004, p 90.
32 Ibídem.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 217

mientos sociales y en la caída de los logros más colosales de sus antecesores,


para dar paso a los instrumentos de sus verdugos sobre las masas liberadas
de la historia, ahora presas de la información.

4. La puerta abierta: 1968


1968 marca el comienzo de la desintegración del sistema social de la mo-
dernización. Se manifiesta su agotamiento en la lentitud de la ampliación
de beneficios para las masas parcialmente ajenas al conflicto de la relación
capitalista: capital-trabajo. Tal es el caso de las etnias o pueblos, ya sea por
definiciones raciales o religiosas. Las respuestas políticas y económicas al ser
comparadas con las tecnologías, ajenas al bienestar de la humanidad o al me-
nos a su preservación, como quedó demostrado en las dos guerras mundiales
pasadas, se tornan insuficientes. Los movimientos proletarios y nacionales
triunfantes no cumplen sus promesas, volviéndose parte de un sistema que
criticaban y combatían.
La primera oleada de movimientos sociales antisistémicos había sido in-
corporada a la lógica del sistema-mundo capitalista, formando instituciones
o reformando algunas otras para canalizar demandas de las mayorías explota-
das, enmarcándolas con beneficios enormes, pero sin duda parciales, frente
al horizonte de exigencias establecido o deseado. La innovación antisistémi-
ca envejeció y se volvió cooptadora y a veces represora. Todo ello fue esta-
blecido dentro de sus logros y triunfos: “total organización de la clase obrera
industrial y un aumento significativo de su nivel de vida, además del acceso
de estos poderes a la estructura política del Estado”. 33 Sin embargo, no se
contemplaban otros sectores oprimidos y discriminados como las etnias y
las mujeres.
El sistema productivo evolucionaba gradualmente junto a la explotación
y a la marginación, pero no su crítica antisistémica, dividiéndose los sectores
sociales explotados entre los beneficiados política y económicamente, por un
tipo de herencia surgida de las confrontaciones pasadas, y los postergados y
excluidos, quienes alcanzaron una proporción demográfica que hacía nece-
sario —relativamente— tomarlos en cuenta. Los beneficios eran pocos y no

33 Arrighi, op. cit., p. 75.


218 Del saqueo a la conservación

para todos, generándose crisis y enfrentamiento entre los explotados, y revi-


viendo una radicalidad contra los explotadores en una segunda generación
antisistémica. “En el momento de su apogeo, y cuando el enfrentamiento
alcanzó el centro de mayor intensidad, la nueva izquierda acusó a la vieja de
haber cometido cinco faltas: debilidad, corrupción, conveniencia, negligen-
cia y arrogancia”.34
Los movimientos antisistémicos triunfantes no tuvieron (no quisieron te-
ner, según algunos) la capacidad de absorber las demandas de otros sectores
explotados, para reorientarlos hacia una fuerza antisistémica ampliada. Al
contrario, cerraron filas dando paso a un conflicto generacional en la familia
de los explotados, dándose una ruptura y la formación de nuevas organiza-
ciones y movimientos antisistémicos portadores y denunciadores de otros
conflictos no abordados en los ahora denominados movimientos sociales
clásicos. Las críticas y estrategias comenzaron a tornarse de un pasado glo-
rioso a un presente intolerante, ya no en un futuro deseable.
Para los estratos dominantes este proceso significó la multiplicación de
demandas y de sus portadores. Los controles establecidos fueron rebasados.
1968 fue una explosión impulsada por al menos veinte años de desilusio-
nes, cuestionamientos y nuevas estrategias que obligaron al sistema-mundo
a cambiar para lograr mantenerse. De este acto de pericia no logró salir ile-
so: tuvo que otorgar un marco más amplio para discutir las cuestiones ma-
cro y micro, desde la organización mundial hasta la vida cotidiana. Si bien
la primera mantuvo el orden jerárquico, político y económico, la ilusión de
combatirlas sí fue disuelta por los autoproclamados revolucionarios. El dis-
curso dominante se vio afectado en sus tres pilares básicos: el ideológico,
el económico y el científico. Esta triada justificó la división del planeta en
polos ideológicos durante la llamada guerra fría, sustentada por un alto cre-
cimiento económico (fase A de Kondratieff) y la “verdad” científica lineal, al
servicio de los consorcios industriales. La inconformidad de la lentitud en la
expansión y profundidad de los logros acabó por propagarse en un conflicto
al denunciar el sustento del poder en un pacto entre los dominadores.
Las tres ideologías del sistema-mundo —como menciona Immanuel Wa-
llerstein—, liberalismo, conservadurismo y socialismo, amoldaron a la prime-

34 Ídem, p. 87.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 219

ra en un consenso liberal para ordenar y salvaguardar la relación capitalista.


Concediendo al trabajador algunos derechos para colaborar de forma no re-
volucionaria con el capital, con la promesa de un mañana mejor, ya sea a tra-
vés del modelo socialista de la urss o del liberalismo capitalista de Estados
Unidos. Esto llegó a su agotamiento pero no a su aniquilación.

El liberalismo no desapareció en 1968 pero sí perdió su papel como ideología


definitoria de la geocultura. El debate pareció volver atrás 150 años. Pero el
mundo había avanzado en dos sentidos: la modernidad de la tecnología había
transformado la estructura social mundial en formas que amenazaban con des-
estabilizar los soportes sociales y económicos de la economía-mundo capi-
talista. Y la historia ideológica del sistema mundial era ahora un recuerdo
que afectaba la capacidad presente de los estratos dominantes para mantener la
estabilidad del sistema mundial.35

El mantenimiento de la estabilidad sistémica mundial tenderá a tomar


en cuenta otra variable. En este mismo periodo comienzan a sentirse los es-
tragos de un segundo periodo de industrialización que no es ya regional sino
mundial en sus consecuencias. Como lo sugiere Jorge Riechmann:

(…) las dos grandes rupturas modernas en el metabolismo de la humanidad


con la naturaleza en 1750-1880 (desarrollo del capitalismo industrial, prime-
ra revolución tecnológica) y en 1930-1950 (transición a la fase “fordista” del
capitalismo, segunda revolución tecnológica) subrayando la importancia de
la segunda para lo que aquí nos importa: sólo con ella entramos en la era de
la crisis ecológica global. 36

Esta crisis viene a señalar, de hecho, un límite a las acciones de un siste-


ma orientado a la maximización de la ganancia, configurando la arena para
implantar estrategias a futuro.
Al ser cuestionado el orden persistente y ser tangibles las agresiones y los
resultados contra la naturaleza a través de la tecnología en pos de los bene-
ficios de los procesos de modernización, los movimientos sociales denomi-
35 Wallerstein, op. cit., 1999, p. 141.
36 Richmann y Fernández, op. cit., p. 112.
220 Del saqueo a la conservación

nados “nuevos” —o como se ha mencionado, de segunda generación— son


diferentes a sus antecesores debido a su orientación y pretensiones hacia el
sistema. No se ciñen a las discusiones ideológicas clásicas y a todos los ins-
trumentos que ello conlleva. Además, sus discusiones no tienen tintes his-
tóricos de largo plazo, al contrario, son problemas a resolver en el presente
inmediato. Actúan sobre la cotidianidad de las personas y son ajenas a figu-
ras históricas, prefiriendo una inmediata y concreta, como ser y como actor
social agredido; un ejemplo: la mujer.
Son el ecologismo, el pacifismo y el feminismo los movimientos capa-
ces de aprovechar la brecha abierta en 1968, denunciando sus respectivos
conflictos y a los actores de poder involucrados, además de lograr formas
de organización y manifestaciones novedosas aprendidas de movimientos
sociales anteriores; por ejemplo, el movimiento por los derechos civiles en
Estados Unidos.

No luchan meramente por bienes materiales o para aumentar su participa-


ción en el sistema. Luchan por proyectos simbólicos y culturales, por un sig-
nificado y una orientación social. Tratan de cambiar la vida de las personas,
creen que la gente puede cambiar nuestra vida cotidiana cuando luchamos
por cambios más generales en la sociedad. 37

Con el tiempo estos movimientos sociales tuvieron la capacidad de po-


der vislumbrar el cruzamiento de sus respectivos problemas, sumándose y
amalgamándose, teniendo éxitos cualitativos pero también varios cuantifi-
cables, dándose la oportunidad de entrar de lleno como actores sólidos en
la fase actual de la modernidad, estando claramente identificado e invitados
—o invitándose— a participar en los conflictos actuales, logrando poner,
como en el caso del ecologismo, la cuestión del medio ambiente en la agenda
mundial.
Sin embargo, la renuncia a una revolución historicista por soluciones inme-
diatas resta radicalidad y atracción de masas, convirtiéndose paulatinamente
los nuevos movimientos sociales en organizaciones y grupos. Estos fortale-
cieron el subsistema creado por los movimientos sociales de vieja guardia,

37 Melucci, op. cit., p. 70.


Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 221

revitalizándolos pero siendo su fuerza aún demasiado dispersa. Quizá logra-


ron evitar varias catástrofes anunciadas o lograron retardarlas, poniendo de-
bates, cuestiones íntimas de la humanidad, como la relación hombre-mujer.
No obstante el sistema no sólo se enriqueció con sus demandas —al adoptar
varias de ellas para reorientar sus instituciones—, siguió además su casi na-
tural tendencia al desarrollo tecnológico, ahora en el ramo informacional.
Estos procesos se llevaron a cabo durante la década de los setenta, a una
velocidad realmente infernal, o como se menciona, velociferina. Esta acelera-
ción acabó por desaparecer a la Unión Soviética, incapaz de mover su colosal
presencia hacia el futuro. La ausencia de una parte del sistema-mundo dio
inicio a una desintegración sistémica mundial. “Nuestras sociedades indus-
triales se transforman a otro tipo de sociedad, o tal vez se encaminan hacia
su propia destrucción pero sin saberlo, sin reflexionar en ello”. 38
Se abrió una puerta en 1968, una coyuntura resuelta en 1989. El resultado
directo fue una incertidumbre hacia el futuro y el pasado. Las lecturas ante-
riores comenzaron a ser realmente difusas. “En gran medida hemos perdido
el arte de introducirnos en el cuadro de reconocernos como participantes y
protagonistas del arte y pensamiento de nuestro tiempo (…) nuestro pensa-
miento acerca de la modernidad parece haber llegado a un punto de estan-
camiento y regresión”.39 La aceleración ahora desintegradora de lo obtenido
en la etapa anterior de la modernidad a costa, sino de la destrucción, sí de la
definitiva negación de la tradición, tiene como víctima principal institucio-
nal al Estado-nación. “El año de 1989 no clausura una época iniciada en 1945
o en 1917, clausura lo que se institucionalizó gracias a 1789. Pone fin a la era
de los Estados-nación”.40 Si bien esta desaparición no es tajante y ahora se
prevé más lenta de lo esperado, el debilitamiento sí es gradual, teniendo un
impacto considerable en la acción de sus antagonistas al perderse una buena
parte de su eje de acción, pues al disminuir de tamaño el Estado es más difícil
acertarle. “La democracia liberal se apoyaba en dos postulados cuestionados
hoy: la existencia de una esfera política, lugar de consenso social y del interés
general; y la existencia de actores dotados de una energía propia, que ejercían
sus derechos, que manifestaban su poder, antes incluso de que la sociedad los

38 Touraine, op. cit., 2000, p. 38.


39 Berman, op. cit., p. 11.
40 Jean-Marie Guéhenno. El fin de la democracia, Paidós, España, 1995, p. 11.
222 Del saqueo a la conservación

constituyese en sujetos autónomos”.41 Al desintegrarse la arena sistémica los


actores parecen retirarse a sus cotos de seguridad, ya sea para refugiarse y
quedarse como fantasmas entre la desaparición y una tenue presencia, como
los movimientos sociales clásicos, o para disfrutar de la amplitud de los pri-
vilegios arrancados a las élites dominantes.
La acción antagónica de los nuevos movimientos sociales ha comenzado
a envejecer. Han pasado —estos movimientos— a ser parte del sistema, me-
diante su cooptación o por una disminución de su violencia antisistémica
hasta volverse imperceptible. Sin embargo, han logrado consolidar el sub-
sistema heredado, donde su fuerza no se torna en cantidad o calidad organi-
zativa sino en su mantenimiento constante, son actores a tomar en cuenta y
forman un contingente crítico amplio. Aunque su fuerza no es suficiente es-
tán sobreviviendo a la desintegración constante del sistema social. Pero no es
suficiente la supervivencia, es necesaria la recomposición de un antagonismo
estructurado. Hemos entrado en una época sin centro de apoyo o guía. “He-
mos entrado en la era de la complejidad, sin saber si esta complejidad sería
un progreso o un inconveniente”.42 Se puede argumentar una crisis sistémi-
ca o un nuevo orden basado en otro principio. “Lo que está llegando a ser
visto como normal ahora no es el cambio progresivo sino la desintegración
social”.43 Los objetivos a corto y a mediano plazos pueden ser la tendencia
dominante en la acción colectiva, en primera instancia debido a la desespe-
ración, no obstante la búsqueda de la alta modernidad, es decir, la libertad.
Éste, es un valor irrenunciable, por ello la búsqueda de la transformación del
sistema no debiera ser olvidada por parte de los actores que se llaman a sí
mismos críticos, ya sean organizados o individuales.

5. Apariencia de crisis y solvencia sistémica


Se entra así de lleno a la baja modernidad con la “ruptura de la unión vo-
luntarista de la industrialización y la nación”44 traducida en el fin del orden
mundial establecido y, con él, de las ideas progresistas, en el sentido socialis-

41 Ídem, p. 45.
42 Ídem, p. 14.
43 Wallerstein, op. cit., 1999, p. 109.
44 Touraine, op. cit., p. 137.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 223

ta. Así la razón instrumental representada por la economía y la política de-


formadora de la democracia conservadora nos brinda una falta de cohesión
social, es decir, una identidad incapaz de dar sentido a este giro descenden-
te de la modernidad. “El sujeto político de la alta modernidad se pretendía
Moisés o un Salomón, dadores de leyes a los pueblos; el sujeto histórico de la
modernidad media se identificaba con Prometeo; propiamente hablando, el
sujeto de la baja modernidad ya no tiene modelo”.45
No obstante, se mantiene viva la subjetividad. No se ha desvanecido aún
pese a estar atormentada por este descenso. ¿Podemos hablar de crisis de la
modernidad o de conflictos entre ésta y su mayor inquisidor el capitalismo? El
principio de la edad moderna —con su base la subjetividad— se mantiene, así
como el futuro, aunque éste parezca cancelado. La exigencia de libertad es irre-
nunciable. Ahora estamos en presencia de un nuevo capítulo de esta relación
histórica y posiblemente al inicio de una solución, es decir, en el final de este
sistema social. 1989 marcaría el principio de este nuevo giro descendente.
Derrumbado el muro de Berlín, se vino abajo la estabilidad mundial para
dar paso a la complejidad sistémica, proclamándose un falso triunfo libe-
ral que nunca pudo dar orden a lo desatado en 1989. En un sentido opuesto,
hubo un hundimiento mayor en una indefinición conceptual, abriendo la bre-
cha a la multiplicidad de explicaciones científicas sobre nuestras condiciones
actuales. Una de esas explicaciones son las de orden verde; éste se abre paso
sin cesar de forma continua debido, entre otras explicaciones, a la dimensión
del problema.

La problemática ambiental emerge como una crisis de civilización: de la cultura


occidental; de la racionalidad de la modernidad; de la economía del mundo glo-
balizado. No es una catástrofe ecologista, ni un simple desequilibrio de la eco-
nomía. Es el desquiciamiento del mundo al que conduce la cosificación del ser
y la sobreexplotación de la naturaleza; es la pérdida del sentido de la existencia
que genera el pensamiento racional en su negación de la otredad.46

La única seguridad es la constante desintegración del modelo clásico


—“de una concepción política de la sociedad y el ideal humano que propone
45 Ídem, p. 141.
46 Leff, op. cit., 2004, p. ix.
224 Del saqueo a la conservación

ser el del ciudadano”— 47 sustentado por el liberalismo a través de tres de sus


objetivos: el sufragio, el Estado de bienestar y la identidad nacional. No obs-
tante, su gradual retirada da paso a la aparición de nuevas estrategias para
fundamentar un orden jerárquico y excluyente, garantía de la extracción de
plusvalía y de control. Las herramientas son más sofisticadas, pero con la
porosidad de los controles clásicos comienzan a expandirse oportunidades
canceladas por el “progreso” para los individuos, como las identidades cultu-
rales. Esto es posible por las condiciones actuales del sistema.
El sistema contemporáneo es un sistema complejo compuesto por tres
procesos sociales básicos: a) Diferenciación: donde los ámbitos de la expe-
riencia se multiplican, y con ello las reglas a seguir debido a lógica contenida
en cada uno de ellos, el individuo es uno en varios en la cotidianidad. b) La
velocidad del cambio: en la composición orgánica del sistema el individuo
mide su capacidad de adaptación al modificar sus acciones conforme a las
exigencias sistémicas para ser valorado como un actor, esto es, un deposita-
rio de un cierto grado de información y conocimientos. c) Exceso cultural:
comprende la diversidad de opciones que rebasan la capacidad de elección y
acción sobre ellas por parte de los individuos-actores.
Estos tres procesos generan incertidumbre debido a la velocidad del cam-
bio y sus exigencias, los actores sólo podrán mantener sus demandas si son
capaces de asumir y producir continuamente novedosos y útiles lenguajes.
De ello deriva la necesidad del sistema para un mayor y sofisticado control.
Hoy en día la base del funcionamiento es la información, generándose un ex-
cedente cultural, traducido en incertidumbre y zanjada por la construcción
de una identidad, que da un sentido efímero en la multiplicidad de opciones,
pero es suficiente para establecer estabilidad y certidumbre al sistema social
actual, bajo la premisa exponencial de toda la modernidad: el cambio es con-
tinuo.
La información —conjunto de signos y mensajes— crea opciones de for-
ma inmaterial y en nuestra actualidad reordenan nuestro espacio y tiempo
marcando los parámetros de nuestras acciones y cotidianidad. Sin embargo,
“la información es un recurso difícil de controlar (…) puede ser dividida en-
tre varios actores sin que por eso sufra su contenido especifico”.48 Por ello,
47 Touraine, op. cit., p. 29.
48 Melucci, op. cit., p. 114.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 225

para consolidarse este factor de poder necesita del conocimiento, es decir, de


un medio capaz de constreñir. La verticalidad social se configura apoyándo-
se de forma importante en la movilidad espacial. Alberto Melucci lo describe
de la siguiente manera:

La información se caracteriza por la velocidad de circulación y por su rápida


obsolescencia, resulta crucial controlar los códigos que permiten organizar
y decodificar informaciones mutables. El conocimiento es, entonces, cada vez
menos un saber de contenidos y deviene en la capacidad de codificar mensa-
jes. La información es lineal, acumulativa y constituye la base cuantitativa
del proceso cognoscitivo. El conocimiento estructura, establece relaciones,
vínculos y jerarquías.49

Así, las posturas liberales del racionalismo se profundizan al mantener su


muro antidemocrático y marginador. “El liberalismo fue siempre una doctri-
na aristocrática que predicaba ‘el poder de los mejores’. Ciertamente el libe-
ralismo no define a ‘los mejores’ por el estatus de su nacimiento, sino más
bien por sus logros educativos”.50
Esta actualidad social construida por medio de la información y a través
del conocimiento consolidado finalmente por la movilidad, ha sido denomi-
nada por Manuel Castells como informacionalismo: “indica el atributo de
una forma especifica de organización social en la que la generación, el proce-
samiento y la transmisión de la información se convierten en las fuentes fun-
damentales de la productividad y el poder, debido a las nuevas condiciones
tecnológicas que surgen este periodo histórico”. 51 Es en esta circunstancia
donde tienden a separarse las diversas fases por las que pasa la información
debido a su perfeccionamiento de cada una de ellas: a) el control de la pro-
ducción de la información, i. e., la capacidad de procesarla; b) la distribución
social: desigualdad en la circulación, y c) el restringido acceso al conocimien-
to. Todo esto como puerta abierta al terreno del conflicto, instaurado por la
manipulación del sistema de la experiencia individual.

49 Ibídem.
50 Wallerstein, Ecología y capitalismo, 2005.
51 Manuel Castells. La era de la información. La sociedad red, volumen i, Siglo xxi, México,
2000, p. 47.
226 Del saqueo a la conservación

Esta es la última expresión de un proceso de modernización traidor a


las ideas de la modernidad. Al reducir la razón a la instrumentalidad y la
subjetividad a un individualismo extremo entre el hedonismo y la religio-
sidad. Además reduce el tiempo histórico a un tiempo presente incapaz de
ver a futuro, al cancelarlo con objetivos materiales a mediano plazo, lo cual
cancela de antemano toda posibilidad de transformación social por parte de
los marginados. Con la intensidad de estos últimos cambios, los terrenos de
conflicto se han desplazado. Estos se configuran por dos necesidades básicas
de la estructura del sistema social informacional: autonomía e integración.
La primera permite la funcionalidad, al tener los individuos la capacidad de
procesar y captar una información, dando certidumbre al sistema a través
de la construcción de la identidad. La segunda conserva la jerarquía social,
al tener control en la intervención de los mecanismos de la individualidad
(vida cotidiana, motivación de la acción individual y biológica). Por ello “los
primeros pasos históricos de las sociedades informacionales parecen carac-
terizarse por la preeminencia de la identidad como principio organizativo”.52
Pero esto ha generado inseguridad en el ambiente, arrastrando al individuo
hacia un torrente de cambios espaciales y temporales.
En la actualidad “todos vivimos en movimiento (…) aunque físicamente
permanezcamos en reposo (…). Ya no existen ‘fronteras naturales’ ni lugares
evidentes que uno debe ocupar”.53 Esta movilidad sólo es posible por la infor-
mación y los canales de transmisión. “Un factor técnico de la movilidad, al
que le cupo una función particularmente importante, fue el transporte de la
información: un tipo de comunicación que requiere poco o ningún desplaza-
miento de cuerpos físicos (…); estos medios liberaron a los ‘significantes’ de
la garra de los ‘significados’”. 54 Tal condición de movimiento, y su velocidad,
es desigual entre las personas y aún más, es jerárquica. Así como el tiempo,
puede ser de goce y continua novedad o de un tremendo estancamiento y
lentitud. En ambos casos es un tiempo presente de dominación.

Lo histórico por excelencia, el reino monótono de la repetición, sin diferencia,


el eterno escarnio del retorno, eso es la Dominación, principio de ocultación del

52 Ídem, p. 43.
53 Zygmunt Bauman. La globalización. Consecuencias humanas, fce, México, 2001, p. 103.
54 Ídem, p. 23.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 227

ser-tiempo, y de toda dimensión de memorización y de proyecto, pura apropia-


ción de un presente puro, escueto, obsceno, que se administra y se disfruta sin
abrir su dinámica y su devenir.55

Esta reestructuración del espacio y el tiempo, con su consecuente pérdida


de toda solidez, deja al individuo en una interrogatorio interno. La inseguri-
dad del ambiente del cambio ha arrastrado al individuo a un espacio vacío,
delimitado por la masa informacional, llena de mil y un posibilidades. Pero
nada de esto genera conocimiento propio porque no puede digerirse como
parte de la vida cotidiana. Tampoco genera comunicación, al diferenciarse
del “otro”, alejándolo constantemente, evitando todo diálogo al anteponerlo
con una segura distancia. En el mejor de los casos hay tolerancia, de lo con-
trario, la estigmatización conductora del racismo hace su aparición acompa-
ñada de la violencia y la segregación.
Los cúmulos de información no dan por sí mismos las posibilidades de
conocimientos y comunicación, pero sí de un vacío flotante y angustiante
para el individuo. Su reacción es la de retraerse, esconderse en un espacio
íntimo, en un rincón. De esta acción Gastón Bachelard nos da las siguientes
ilustraciones:

(…) el rincón es un refugio que nos asegura un primer valor de ser: la inmovili-
dad. Es el local seguro, el local próximo de mi inmovilidad (…) La conciencia de
estar en paz en un rincón difunde —si nos atrevemos a decirlo— una inmovi-
lidad. La inmovilidad irradia (…), ya hay que designar el espacio de la inmovili-
dad convirtiéndolo en el espacio del ser. 56

El rincón como metáfora es el lugar retraído de toda la masa informacio-


nal, es el área de seguridad del individuo, pasajera pero embargo útil. Ahí el
individuo encuentra otros refugiados, un prójimo con el cual se identifica y
comunica, y puede negociar el perímetro de confianza mutua. También es el
espacio donde su interior da paso a este interrogatorio causado por la angus-
tia de la liquidez informacional. Según Eugenio Trías:

55 Eugenio Trías, Filosofía del futuro, Destinolibros, Madrid, 1995, p. 2.


56 Bachelard, op. cit., p. 172.
228 Del saqueo a la conservación

(…) al interrogar radicalmente hace el hombre de su existencia física misma un


signo de interrogación hecha carne y sangre, una interrogación suspendida en
la que coagula toda su corporeidad, su alma y todo su espíritu. Este signo de in-
terrogación instaura el horizonte de novedad y de futuro que impide al hombre
tomar nada, ni a su propio ser físico, como suelo firme y consolidado.57

Este ejercicio, aunque doloroso, al dejar atrás las “verdades” y creencias


fundacionales de una percepción y estabilidad, es también un acto de li-
bertad. Consiste en identificar necesidades y derechos antes impensables
y ahora exigibles. Esto consolida una posición frente a la incertidumbre
informacional y forma parte de la construcción de la identidad. La forma
de hacerlo, así como su respuesta, es la medida entre el antagonismo y la
alineación sistemática. De esta forma, según Zygmunt Barman, “pensamos
en la identidad cuando no estamos seguros del lugar al que pertenecemos
(…); ‘identidad’ es un nombre dado a la búsqueda de salida de esa incerti-
dumbre. 58 Todo esto quiebra la base de los roles sociales jerarquizados en la
modernidad.

La afirmación más fuerte de la modernidad era que somos lo que hacemos: nues-
tra vivencia más intensa es que ya no es así, sino que somos cada vez más ajenos
a las conductas que nos hacen representar los apartados económicos, políticos
o culturales que organizan nuestra experiencia. 59

Pensamos en las identidades como base de la socialización, definiéndo-


se la identidad por una pertenencia enteramente subjetiva, sustituyendo los
conflictos de la esfera política por los de la esfera cultural, atravesados aún
por la economía.
La búsqueda y construcción de identidad, como ya fue mencionado, tiene
dos apelativos en el sistema social informacional. Por un lado da estabilidad
y seguridad al sistema y, por el otro, es la oportunidad de los individuos a
confrontarlo y denunciarlo. “Producir identidad significa reforzar los flujos

57 Trías, op. cit., p. 44.


58 Stuart Hall y Paul du Gay, comps. Cuestiones de identidad cultural, Amarrortub editores,
2003, Buenos Aires, p. 41.
59 Touraine, op. cit., p. 27.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 229

de información procedentes del sistema, hacerlos más estables y coherentes;


en definitiva, contribuir a la estabilización o a la modernización de lo pro-
pio”.60 Pero también: “la búsqueda de identidad permite a los individuos que
se reconozcan como los productores del sentido que atribuyen a los hechos y
desafíen su manipulación por los aparatos del poder”.61
Si la identidad es una “definición compartida del campo de oportunidades
y constricciones”62, su construcción es en definitiva decisiva para marcar el
rumbo de su posible acción colectiva de antagonismo o de asimilación, como
ya fue señalado. Basándonos en el modelo bipolar utilizado por Alberto Me-
lucci podemos ver las bases de construcción de la identidad. El individuo se
asocia por motivos personales como desarrollo individual y solidaridad afec-
tiva. De ahí deviene la latencia que “crea nuevos códigos culturales y hace
que los individuos los practiquen”63 y la visibilidad “muestra la oposición a la
lógica que lleva a la toma de decisiones en la política pública”.64
Tanto la latencia como la visibilidad hacen de la identidad un ente capaz
de autodefinirse y proclamarse portadora de un sentido, es decir, un proyec-
to, y en la actualidad se agudiza la tarea y el problema identitario. “Corres-
ponde al individuo encontrar un escape de la incertidumbre”,65 ya no será una
misión hacia la fortaleza y el compromiso histórico y social sino, al contrario,
es una carrera sin destino, compuesta por estaciones efímeras, transitorias;
desarraigado y, por lo tanto, indiferente a la historia.
Es bajo este espacio de la construcción de identidades donde el sistema
actual tiene la posibilidad de desactivar los antagonismos dirigidos hacia él,
beneficiándose del conflicto central, zanjando el riesgo de la autonomía indi-
vidual para el procesamiento de información, recibiendo satisfactoriamente
sus dosis continuas de integración sistémica a través del rebajamiento de la
libertad moderna de elección racional.
Esto ha sucedido así debido a la herencia de nuestra contemporánea: la
continuación de un sistema constituido por la relación capital-modernidad.
Esto no fue afortunado para la última, pero ha generado bastantes dividen-
60 Melucci, op. cit., p. 116.
61 Ibídem.
62 Ídem, p. 38.
63 Ídem, p. 74.
64 Ídem, p. 71.
65 Hall y Du Gay, op. cit., p. 42.
230 Del saqueo a la conservación

dos al primero, e incluso ha servido como escudo y justificación de sus ac-


ciones. Las críticas se han centrado en la modernidad y, generalmente, son
aprobatorias del capitalismo; y las hechas a éste son propiamente modernas.
Ejemplo de ello son las vertientes posmodernas de izquierda o de derecha
como lo menciona Jürgen Habermas. La primera denuncia sus limitados re-
sultados y la segunda el horror de esos limitados resultados.

No puede rechazarse la sospecha de que el pensamiento posmoderno se limite


a autoatribuirse una posición trascendente cuando en realidad permanece pri-
sionero de las premisas de la auto comprensión moderna hecha valer por Hegel.
No podemos excluir de antemano que el neoconservadurismo o el anarquismo,
de inspiración estética, en nombre de una despedida de la modernidad, no esté
probando sino una nueva rebelión contra ella. Pudiera ser que bajo ese manto
de post-ilustración no se ocultara sino la complicidad con una venerable tradi-
ción de contrailustración.66

Así, la multiplicidad de identidades podrá ser contestataria en la medida


que pueda encontrar parte del arraigo moderno primigenio, como el humanis-
mo que “fue esencialmente concebido por sus protagonistas como un proyecto
a realizar. Es decir, que el plantear al hombre como ser autónomo, es afirmado
como sujeto de praxis (…); los humanistas supieron comprender al hombre
como ser histórico bajo un doble espectro: como ser ético y como ser políti-
co”.67 Reencontrar la historia en su temporalidad, abriendo el futuro y la praxis
como construcción de la conciencia de las posibilidades reales de cambio so-
cial, requeriría dejar atrás los relatos liberales del progreso, así como sus insa-
nas y sistemáticamente rentables concesiones. “La diferencia entre el placer de
satisfacción demandado y el realmente obtenido representa el factor impulsor
que no permitiría detención alguna en ninguna posición alcanzada”.68
Dependerá de la acción colectiva, en torno a un sistema de acción deno-
minado comúnmente movimiento social, el abrirse al tiempo y a la construc-
ción, es decir a la historia, para fundamentar el cambio por un sistema más
justo y sin duda alcanzable, donde la libertad sea el ejercicio de las subjetivi-

66 Habermas, op. cit., p. 15.


67 Jorge Velásquez, ¿Qué es el Renacimiento?, uam-Iztapalapa, México, 1998, p. 103.
68 Hall y Du Gay, op. cit., p. 47.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 231

dades y no un destino inalcanzable. Para ello se pueden y deben utilizar las


oportunidades materiales ofrecidas en el informacionalismo.

6. Movimiento verde
Esas oportunidades materiales brindan a un conjunto de individuos la
posibilidad de proclamarse como actores poniendo a discusión su proble-
mática, criticando y denunciando la lógica del sistema y al mismo tiempo
retroalimentándolo.

Son actores aquellos a quienes el sistema distribuye recursos que les permiten
actuar de modo autónomo. Nos referimos a recursos de educación, conocimien-
to e información, son recursos de tipo cognoscitivo, relacional y comunicativo
que permiten a esos sujetos tanto individuales como colectivos, actuar como
sujetos autónomos, como sujetos capaces de producir recibir e intercambiar
información autónomamente.69

No obstante, esta distribución de recursos no es continua, como sí lo son


los problemas denunciados, convirtiendo a los actores en destellos efímeros
pero constantes.
Así, debemos dejar atrás la idea de movimientos sociales con pretensio-
nes historicistas de largo plazo, con una identidad homogeneizadora capaz
de uniformar diferencias. Esta postura ya no es empíricamente viable (si al-
guna vez lo fue). En la actualidad son organizaciones y posturas que compar-
ten un interés en común, pero no así una estrategia.

Los movimientos sociales son sistemas de acción en el sentido de que cuentan


con estructuras: la unidad y continuidad de la acción no serían posibles sin la in-
tegración e interdependencia de individuos y grupos, a pesar de la desestructu-
ración aparente de estos fenómenos sociales. Pero los movimientos son sistemas
de acción en el sentido que sus estructuras son construidas por objetivos, creen-
cias, decisiones e intercambios, todos ellos operando en un campo sistémico.70

69 Melucci, op. cit., p. 87.


70 Ídem, p. 37.
232 Del saqueo a la conservación

Así, el movimiento social, lejos de disminuir, se ha ampliado y diversi-


ficado. Ya no es un producto de una sola pieza, es una construcción social
enriquecida constantemente.
El movimiento verde es más visible por no ser un movimiento monolítico
con una apreciación compartida por sus miembros individuales y organiza-
dos; al contrario, plantea una amplia gama de posiciones y estrategias para
abordar la cuestión ambiental. Basándonos en una idea de sistema de acción,
pueden ser incluidas las organizaciones no gubernamentales como una des-
viación y no la evolución de una lucha debido a sus características de organi-
zación interna; sin embargo, apoyan a esta causa con recursos y, sin duda, son
actores. En igual circunstancia se encuentran los individuos, por ejemplo, los
científicos preocupados e interesados por dicha cuestión. Finalmente, lo de-
nominado movimiento social se diferencia de forma visible al mantener como
característica principal un amplio trabajo de masas o movilización de ellas.
Cabe mencionar que las diferencias citadas no compiten entre sí, mantienen
relaciones constantes y su acercamiento o distanciamiento depende tanto de
sus pretensiones como de sus acciones, por ello pueden ser aglutinados en
una generalidad denominada como movimiento verde. El común denomina-
dor les hace participes de una amplia red mundial de acción colectiva bajo dos
frentes, como cualquier otra cuestión denunciada por actores colectivos: con-
flictos sociales asociados a la esfera de la producción y la lucha por la ciudada-
nía en exigencia de la inclusión social en la esfera de los derechos políticos.
Los movimientos verdes siguen teniendo —como los movimientos clási-
cos de primera generación— la denuncia de un problema como base, aunque
los problemas sean locales y temporales, reduciendo el grado antagónico de
la denuncia, pero aumentando la eficacia al corto y mediano plazos. “Los ac-
tores en los conflictos son cada vez más temporales y su función es revelar
los problemas, anunciar a la sociedad que existe un problema fundamental
en una área dada. Tienen una creciente función profética, son una especie de
nuevos medios de comunicación sociales.” 71
La denuncia del movimiento verde va en sentido de una lógica económica
tomada por los extractores de plusvalía.

71 Ídem, p. 70.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 233

Desde hace cinco siglos la acumulación de capital se basa en la capacidad de las


empresas de externalizar sus costos. Esto ha significado esencialmente la sobre
utilización de los recursos mundiales a un costo colectivo muy grande, pero
a ningún costo para las empresas. Sin embargo, a cierta altura los recursos se
agotan y la toxicidad negativa llega a un nivel imposible de mantener.” 72

Esto se suma a la visión económica moderna —al servicio del capitalismo—


que percibe como inagotables los recursos naturales y no los tabula dentro de
las transacciones capitalistas. “La economía convencional y las perspectivas
del desarrollo [no] sostenible no han tomado en cuenta los límites físicos, las
condiciones ecológicas, los constreñimientos sociales y los sentidos cultura-
les, que constituyen las condiciones ambientales de la sustentabilidad”.73 Se
han marcado los límites de las acciones industriales, pero esto no ha no signi-
ficado su agotamiento, sino una reorientación de la explotación.

La apropiación del recurso como tal, y lo que se denomina como “conocimiento


asociado” se colocan bajo la mira de los capitalistas involucrados en este nuevo
patrón tecnológico en gestión. Las actividades de “biospección”, mejor deno-
minadas como actos de biopirateria, son movimientos estratégicos dentro de la
competencia intercapitalista de los bionegocios.74

De esta manera, el límite y la nueva explotación de la naturaleza forman


parte de la denominada cuestión o problemática ambiental, y son parte fun-
damental de los debates mundiales. “A diferencia de lo que ocurrió hace
treinta, cien o quinientos años, la ecología se ha convertido en un problema
político importante en muchas partes del mundo”.75
Pero, ¿cómo el movimiento verde se enfrenta a la lógica del sistema? Ésta
se encuentra constituida por un tiempo eterno bajo el cual se organizan las
transacciones financieras. Mientras, somos esclavos del reloj industrial y se
cancela la conjugación de un futuro a largo plazo o una desterritorializa-
ción espacial a favor de una globalización capitalista neoliberal. Se diluyen
72 Wallerstein, op. cit., 1999, p. 144.
73 Leff, op. cit., 2004, p. 172.
74 Gian Carlos Delgados-Ramos, Biodiversidad, desarrollo sustentable y militarización, Plaza y
Valdez, México, 2004, p. 31.
75 Immanuel Wallerstein, Ecología y capitalismo, 16 de nov. del 2005, http:// www.ingsoc.com.
234 Del saqueo a la conservación

gradualmente los pocos beneficios devenidos del Estado-nación, el conjunto


de identidades más culturales y menos políticas en el sentido moderno —es
decir, seculares— sostienen la ambición de los factores de poder y, finalmen-
te, la ciencia instrumental productora de tecnología continúa su inclinación
inmediatista para satisfacer las necesidades de la acumulación de capital.
Para todo esto hay una respuesta verde, aunque los actores no las tomen
todas y hagan mayor énfasis en alguna que en otras. Podrían enmarcarse de
la siguiente manera.
En la propuesta temporal, lo verde antepone el tiempo glacial frente al
tiempo reloj y el atemporal. Como lo menciona Manuel Castells, a través de
Lash y Urry, la noción del tiempo glacial implica que “la relación entre los
humanos y la naturaleza es a muy largo plazo y evolutiva, retrocede desde la
historia inmediata y se proyecta a un futuro totalmente inespecificable. El
movimiento ecológico se caracteriza precisamente por el proyecto de intro-
ducir una perspectiva de ‘tiempo glacial’ en nuestra temporalidad, tanto en
cuanto a la conciencia como a la política”.76 Se pide abrir de forma colosal el
tiempo para encontrar responsabilidades y fijar procesos naturales a la par de
los sociales. Se vislumbra un futuro constante, pero inmenso, y reduciendo no
solamente las pretensiones historicistas utópicas, sino también las políticas
públicas ineficientes al tener la exigencia de pensar e imaginar toda una gama
de posibilidades depositadas en nuestro presente informacional.
Con la cuestión espacial, el movimiento verde contrarresta la desterri-
torialización global de pretensiones homogéneas para la explotación capi-
talista, a través de la defensa del posicionamiento de lo local como lugar de
la acción de los actores en pro de la diferenciación democrática y la defensa
de los recursos naturales. Cuestiona la falsa globalización económica, de-
nunciando aun el fraccionamiento planetario, que impide la implantación
de políticas globales ecológicas por interferir con las decisiones económicas
de una región o un país. Ya no se tiene la visión de una división en células
nacionales, sino en bloques regionales, manteniendo una distancia respecto
de uno al otro.
Frente a la multiplicidad identitaria hay una tendencia al respeto y al diá-
logo basados en la diferencia, no en su negación y en una posterior homoge-
76 Manuel Castells, La era de la información. El poder de la identidad, Vol. ii, Siglo xxi, Méxi-
co, 2000, p. 149.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 235

nización, sino en un exhorto al ser humano como especie. “Los ecologistas


inducen la creación de una nueva identidad biológica, una cultura de la espe-
cie humana como componente de la naturaleza”,77 haciéndonos responsables
de nuestra estadía en el planeta y viéndonos como otro ser vivo en él, y no
como uno superior llamado a la conquista.
Finalmente se cuestionan las orientaciones de la ciencia, no a ésta en sí
misma, sino a su consideración como herramienta para la extracción de
plusvalor, no como un agente mediador entre el hombre y la naturaleza ca-
paz de favorecer una relación equilibrada.

El ecologismo es un movimiento basado en la ciencia. A veces no es una ciencia


muy rigurosa pero, no obstante, pretende conocer qué le pasa a la naturaleza y
a los humanos, revelando la verdad que ocultan los intereses creados del indus-
trialismo, el capitalismo, la tecnocracia y la burocracia. Aunque critican el do-
minio de la vida por la ciencia, los ecologistas utilizan la ciencia para oponerse
a la ciencia en nombre de la vida.78

Con esto se demuestra cómo la segmentación del conocimiento no sólo


no da mejores explicaciones sobre nosotros y el planeta, sino además se vuel-
ve cómplice de algo totalmente ajeno al conocimiento.
Ahora bien, si no todos los actores del movimiento verde toman en cuen-
ta estos factores antagónicos en sus acciones de forma consciente —y más de
las veces inconsciente— pasemos a vislumbrar la diferenciación entre ellos
para no caer en sinónimos oscuros y en conclusiones triunfalistas o pesimis-
tas y desconfianzas injustificadas. Esto refiere a la diferencia entre ecologis-
mo, ambientalismo y conservacionismo. Esta diferenciación es básica para
lograr encontrar el factor antagónico en el movimiento verde y las respon-
sabilidades a su interior, y si hay un factor de peso real en las estratagemas
geopolíticas por venir.
La premisa del movimiento verde será la preocupación por las agresiones
o cambios en el medio ambiente. Una de sus primeras expresiones fue el con-
servacionismo que alertó respecto al cambio en el medio ambiente.

77 Ídem, p. 151.
78 Ídem, p. 148.
236 Del saqueo a la conservación

El movimiento de protección de la naturaleza, los paisajes y las especies vivas


tiene orígenes casi tan antiguos como los de la industrialización (…); no es un
movimiento directamente político: toma cuerpo en el tejido de asociaciones y
grupos de presión que luchan por la conservación de la naturaleza local, na-
cional o internacional. (…) Se centra en los efectos y en lo puntual, en lugar de
considerar también las causas y los contextos globales.79

A la denuncia por el cambio estético se aunaría las consecuencias que ello


acarrea contra la “calidad de vida” de las personas, ampliando la esfera del
conflicto ambiental a través del ambientalismo. Éste se expresa como “aque-
lla actividad y aquellos movimientos sociales que luchan por una mejor cali-
dad de vida para los seres humanos, desde un punto de vista exclusivamente
antropocéntrico (…); puede ignorar todo lo no humano; sólo las amenazas
contra la salud humana y la calidad de vida movilizan a los ambientalistas”.80
Tanto conservacionismo y ambientalismo han dado pauta a la denuncia de
un problema, pero ninguno de ellos ha cuestionando la lógica profunda del
sistema capitalista; sólo llegan a intentar reorientarla, pero de ninguna ma-
nera a pararla o destruirla. “Tienden a ser opciones reformistas: de manera
característica no cuestionan de forma radical los modos de producción y de
consumo.”81
Por su lado el ecologismo tiende a una globalidad del problema, inten-
tando subsanar la división hombre-naturaleza y la exigencia al primero de
transformar sus relaciones internas para reconocerse sólo como una parte
más del mundo y no como su conquistador, visualizando los limites de sus
acciones.

Desea reestructurar la totalidad de la vida económica, social y política; tiende


por tanto a ser un movimiento antisistémico (anticapitalista y revolucionario).
Tiene un discurso crítico que subraya el carácter destructivo y autodestructivo
de la civilización productivista engendrada por el capitalismo moderno, y esbo-
za el proyecto político-social de una civilización alternativa.82

79 Richmann y Fernández, op. cit., p. 114.


80 Ídem, p. 115.
81 Ibídem.
82 Ídem, p. 116.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 237

En el ecologismo se encuentra el potencial de antagonismo del movi-


miento verde, pero ¿tiene algún lugar de peso en la puerta abierta al cambio
inevitable de los próximos años?, ¿será un actor de peso real o sólo un ejem-
plo más de absorción sistémica?
La vertiente verde del ecologismo plantea tres tareas fundamentales: “a)
la integración de nuestro entorno en la conciencia antropológica y social, b)
la resurrección ecosistémica de la idea de la naturaleza, y c) la aportación de-
cisiva de la biósfera a nuestra conciencia planetaria”.83 Bajo estos preceptos se
enfrenta de forma temeraria a un sistema-mundo capitalista herido, mas no
derrotado. Muestra un enfoque no tomado en cuenta por la lógica de la fun-
cionalidad sistémica, trasladando parte de los problemas estructurales a la
cotidianidad de los individuos, a la vida “real” e inmediata donde la cuestión
ambiental se torna palpable.

La cuestión ecológica pone en primer plano (…) la dimensión cultural de la


acción humana (…). La cuestión ecológica revela (…) que en elle corazón de
la sobrevivencia ya no está el sistema de los medios sobre los cuales se fun-
damenta la racionalidad medios-fines, sino el problema de las finalidades, es
decir, de los modelos culturales que orientan su accionar. La cultura como
capacidad de dar un significado a los objetos y a las relaciones es el horizonte
insuperable en el cual pueden ser puestas las interrogantes sobre el destino del
género humano.84

Esto identifica al ecologismo como un movimiento cultural.

Estos movimientos están atravesados por conflictos sociales entre los defenso-
res de lo que puede llamarse la liberalización cultural y aquellos que afirman
los derechos específicos de un actor cultural pero se centran en la afirmación
de derechos culturales más que en el conflicto con un adversario que pueden
seguir definiendo de manera vaga.85

83 Edgard Moran, Introducción a una política del hombre, Gedisa, Barcelona, 2002, p. 135.
84 Melucci, op. cit., p. 109.
85 Touraine, op. cit., p. 112.
238 Del saqueo a la conservación

Si el movimiento verde ya no entra en una denominación cerrada de mo-


vimiento social, sino en una abierta de sistema de acción, manteniendo un
espacio autónomo conquistado a sangre y fuego, su operación constante por
la vertiente ecologista se torna en un desafío a los agentes de poder y el cues-
tionamiento de sus acciones, e incluso en una crítica profunda, pero con el
inconveniente de poseer una base social débil por su inexistente o precario
trabajo de masas. Así, con el tiempo, la fuerza ecologista —multifacética y
horizontal— tan alabada y elogiada, se torna con el tiempo en un caso más
de absorción sistémica. “La diversidad y autonomía de los grupos ecologistas
producen una organización fraccionada o un poder atomizado que no ofrece
oposición a las fuerzas políticas ya constituidas, siendo fácilmente sujetos a
procesos de mediatización, disolución y cooptación”,86 reduciéndose amplia-
mente su factor antagónico.

La fuerza del ecologismo se expresa más en su discurso crítico, y en un proceso


ideológico y cultural, que en la transformación del orden económico y de las
relaciones de poder del mundo actual (…). Se orienta más hacia la reforma del
Estado, la normatividad ecológica de la tecnología, y la capitalización de la na-
turaleza, que a transformar las bases de la racionalidad productiva que genera
la degradación ambiental y las desigualdades sociales.87

El radicalismo antisistémico del ecologismo se relaja al contaminarse de


prácticas ambientalistas para finalmente caer como una estrella fugaz lejos
de lo denunciado o los denunciados, impactándose en las periferias de un
sistema extenso y oscuro donde la energía de los destellos es absorbida para
incrementar su masa y oscuridad.

7. Escenario inmediato
El fin de la guerra fría abrió la posibilidad de ampliar las discusiones referen-
tes a las problemáticas mundiales, como la cuestión ambiental, pero también
significó el fin de un orden establecido por dos bloques militares e ideológicos
competitivos donde se establecieron reglas de acción. Si bien la urss perdió has-
86 Leff, op. cit., 2003, p. 376.
87 Ídem, p. 368.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 239

ta la existencia, Estados Unidos ha sido incapaz de constituir su poder a través


de un arreglo mundial conforme a sus intereses. Como Immanuel Wallerstein lo
sugiere, está la debacle de su hegemonía pero no dejará ese sitio tan fácilmente.
Los posibles herederos son varios y ninguna transición enmarcada en la moder-
nidad ha sido pacífica. Ahora los bandos son diversos y efímeros, las tensiones
económicas son más amplias, principalmente en Asia donde el dólar pierde va-
lor ante la moneda china. La tan popularizada globalización ni es lo aparentado
ni tampoco llegó para quedarse, pero cumple su papel de distractor.

Hay que rechazar las interpretaciones que asociaron estrechamente moderni-


zación y globalización (…); cualquier interpretación de la vida social en térmi-
nos de evolución objetiva, tecnológica, demográfica o económica, es peligrosa
porque reduce la vida social al enfrentamiento del futuro y del pasado, la mo-
dernización y la tradición, el adentro y el afuera. Hay que pensar, al contrario,
que toda sociedad está amenazada por una completa disociación del pasado y el
futuro, de un pasado concebido como tradición y un futuro definido únicamen-
te por la intensificación de los intercambios económicos.88

Tecnología y pasado son los parámetros de nuestra experiencia inmediata,


son las aguas agitadoras de nuestro actual conflicto central, advirtiendo así
que “jamás es la ‘cosa en sí’ sino su uso y empleo por los hombres insertos en
el tejido social lo que explica las coacciones ejercidas sobre los hombres, el
malestar experimentado en él por los hombres”.89 Es la información el recurso
usado con fines de control e integración, que favorece las relaciones sociales
asimétricas, profundizando la coacción. Como lo hace ver Manuel Castells:

(…) lo que caracteriza a la revolución tecnológica actual no es el carácter cen-


tral del conocimiento y la información, sino la aplicación de este conocimiento
e información a aparatos de generación de conocimiento y procesamiento de
la información/comunicación, en un círculo de retroalimentación acumulativo
entre la innovación y sus usos (…). Las nuevas tecnologías de la información no
son sólo herramientas qué aplicar sino procesos qué desarrollar”.90

88 Touraine, op. cit., p. 158.


89 Norbert Elias, Humana condition, Altares, Madrid, 2002, p. 27.
90 Castells, op. cit., vol. i, p. 58.
240 Del saqueo a la conservación

El desarrollo de estas herramientas informáticas tiene férreos canales


direccionales, siendo objetos de control dimensiones privadas de la sub-
jetividad, llegando incluso a niveles biológicos. “Ya no hay ‘realidad’, sólo
productos de la imaginación científica, la voluntad política y la búsqueda
de la ganancia. También la resistencia a esos poderes debe reformularse
en términos completamente desnaturalizados. A una objetivación total del
poder corresponde una subjetivación igualmente total de la resistencia a
él.”91
Se está librando una lucha por el valor fundamental de la modernidad: la
subjetividad. Alguna vez prisionera de la industrialización y ahora del infor-
macionalismo, la subjetividad moderna sólo será plena si es libre y nosotros
modernos si reconocemos como prioritaria la igualdad de derechos políticos
en beneficio de las diferencias subjetivas del género y la etnicidad. Al parecer
no hay tal crisis de la modernidad, sino el quebranto de su prisión materia-
lizada en modelo clásico, pero este albedrío momentáneo pude terminar en
una cárcel aun más perversa, al comenzar a declinar otro bien moderno: la
secularización. Esto no significaría un fin de la modernidad sino su tajante
cancelación para una temible reapertura a una especie de Edad Media, don-
de la religión y la tradición no comprenden, sólo juzgan y segregan. No sólo
el futuro está abierto, también lo está el pasado.

(Así) ante un futuro en que la imagen de una revolución social encarnada ha


perdido verosimilitud, las energías emancipadoras o bien son absorbidas por la
nueva modernización capitalista o bien refluyen pendularmente hacia formas
segmentadas y transfiguradas de des-secularización, o bien buscan canalizar
un nuevo ideal de la diversidad cultural a través de las nuevas formas consumo
simbólicas (en especial la conexión segmentada con el complejo cultural indus-
trial). Algunos de sus contrincantes se vuelven explícitamente religiosos. Otros
de apariencia más secular también resisten el tipo de secularización excluyente
que ha consagrado como status quo para el presente y como nueva necesidad
histórica para el futuro.92

91 Touraine, op. cit., p. 139.


92 Martin Hopenhayn, Ni apocalipticos ni integrados, fce, Buenos Aires, 1994, p. 37.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 241

Bajo este escenario, la cuestión ambiental se encuentra, según Immanuel


Wallerstein, ante tres alternativas:

1. Los gobiernos pueden insistir en que todas las empresas deben internalizar
todos los costos y nos encontraríamos con una aguda disminución de beneficios.
2. Los gobiernos pueden pagar la factura de las medidas ecológicas utilizando
impuestos, entonces, o bien se aumenta sobre las empresas, lo que conduciría a
la misma reducción de ganancia, o bien se aumenta sobre el resto de la gente, lo
que posiblemente conduciría a una intensa rebelión fiscal. 3. Podemos no hacer
prácticamente nada, lo que conduciría a las diversas catástrofes ecológicas de
las que los movimientos ecologistas nos han alertado. Hasta ahora, la tercera
alternativa es la que ha predominado.93

Capitalismo y ambientalismo pueden llegar a un punto de negociación


junto con el conservacionismo, y de hecho lo han logrado al ser parte de pro-
yectos estatales. La cuestión ambiental bajo estos términos demanda, por
ejemplo, planes de reservas ecológicas o discursos oficiales sobre la susten-
tabilidad. Esto lejos de ser una solución viable a la cuestión ambiental es una
solución aceptable para el capitalismo, al ampliar sus esferas de explotación.

Desde finales de los 70, pero sobre todo desde la década de los 80, y marcada-
mente desde los últimos años del siglo pasado, una serie de tecnologías “más
limpias” han redimensionado la biodiversidad como recurso (…). Al ser este
recurso estratégico, lo central para los capitalistas involucrados en el desarro-
llo de esas bio-tecnologias ha sido su control. Entendido como la gestión del
recurso. (Ello) incluye el acceso, administración, conservación, uso y usufructo
directo e indirecto del mismo.94

Esto deja de lado toda pretensión antisistémica verde. No hay un cues-


tionamiento, sino incluso una colaboración constante por parte de su sector
ambientalista y conservacionista.
La parte más visible del movimiento verde es ambientalista, encarnada
en las organizaciones no gubernamentales que —en su mayoría— prescin-
93 Wallerstein, Ecología y capitalismo, 2005.
94 Delgados-Ramos, op. cit., 2004, p. 29.
242 Del saqueo a la conservación

den por completo de un trabajo de masas, y quedan en la mera denuncia o


seguimiento de estudios, ignorados y/o violados por los agentes del saqueo,
es decir, de la producción capitalista. El movimiento verde hasta ahora se
ha quedado en el cuestionamiento y en la advertencia, pero no se hace no-
tar como una fuerza política capaz de ser realmente subversiva, a excepción
del ecologismo. Este último, por lo general, es rebasado por el ambientalis-
mo que jamás considera como opción el radicalismo exigido por la postura
ecologista como única solución: luchar contra el capitalismo. Resulta más
cómodo y beneficioso trabajar con él o para él.
Lo excepcional del movimiento verde es que ha puesto el dedo en la llaga
de los efectos de una modernización traidora, de una modernidad política.
No obstante, si espera aumentar su fuerza se deberá entrelazar con el pasado
humanista donde el hombre fue un fin en sí mismo, incluyendo su cuidado
junto con el presente ecologista en el cuál éste no es ajeno a la naturaleza
sino parte de ella, como cualquier otra especie pero con una capacidad de ge-
nerar una praxis hacia un futuro posible. En palabras de Immanuel Wallers-
tein, una utopística: una utopía basada en las condiciones materiales presen-
tes, proyectada hacia el futuro. Ello deberá plasmarse en las masas anónimas
de la red informática y de las excluidas de ella, en un círculo incluyente de
derechos a la existencia en el planeta con condiciones favorables a nuestra
salud, incorporando los beneficios de nuestro conocimiento acumulado a
través de la historia de la especie humana.
La exigencia y satisfacción de una historia crítica de nuestras acciones
—tanto hacia la naturaleza como hacia la sociedad— es primordial para es-
coger el mañana deseado. Al menos sabemos parte de nuestros deseos sobre
un mundo excepcional. Ahora debemos encontrar la forma de construirlo en
un futuro abierto.

Conclusiones
El esquema de la modernidad está seriamente cuestionado por sus logros,
el problema ambiental es una arista de ello. Sin embargo, nos deja una duda.
¿Son las premisas del proyecto moderno las causantes del deterioro ambien-
tal? La respuesta —o la tentativa de una— marca posiciones políticas y cul-
turales muy claras donde los antagonismos tienden al choque inevitable. No
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 243

obstante, es tan necesario como ético tomar partido al respecto. La moder-


nidad en sí misma no es culpable, lo es el abandono de su guía laica, científica
y políticamente incluyente. Las críticas nos hablan de su descomposición,
pero lo único putrefacto es su prisión: lo es la democracia reducida a eleccio-
nes y la política a gestión; lo es la economía reducida a producción, olvidando
la distribución de la riqueza; lo es la cultura recluida al fundamentalismo,
cerrado frente a la multiplicidad de experiencias humanas en nombre de un
dios mal interpretado; y, también, lo es el hombre minimizado a un número
carente de imaginación.
La modernidad puede y debe celebrar esta desintegración: es la caída de
un modelo progresista antropocentrista. La modernidad tiene la posibilidad
de emanciparse a sí misma a través de su más valioso don: la autocrítica.
Las condiciones del informacionalismo son una fuente de posibilidades para
reparar el maltrecho estado de la subjetividad, aun con el riesgo de la atomi-
zación. Sólo si estas herramientas científicas sirven, como lo mencionó He-
gel, para un bien colectivo, serán completamente racionales y, por lo tanto,
completamente modernas.
Los movimientos sociales se nutren de esta red informática para elaborar
sus estrategias. Las posibilidades de sus éxitos radican en su existencia como
actores, la esperanza no está llena de aspiraciones y suspiros, sino también
de acciones concretas. Pero será menester dar paso a la idea de la transfor-
mación global, una vez más a la idea fáustica de acciones monumentales,
de acciones globales. Ésa es la actitud de los poseedores de los recursos de
poder. Nosotros no podemos darnos el lujo de la mera localidad. En algún
momento fue un tanque de oxígeno para el maltrecho ánimo revolucionario;
pero mientras más avanza la descomposición sistémica se requieren accio-
nes de mayor envergadura.
La problemática ambiental es sólo una parte del cambio de rumbo de la
humanidad; el ver la totalidad de nuestra condición humana es fundamental
para actuar, no sólo para mantener un equilibrio entre naturaleza y hombre,
sino para mantener nuestra vida como parte del cosmos. Y para mantener
nuestra vida es necesario luchar para conquistar el respeto hacia todos los
seres vivos.
El movimiento verde tiene la responsabilidad de sumar. Quizá no de diri-
gir, pero sí de contribuir. Como movimiento social posee una gran vocación
244 Del saqueo a la conservación

de crítica, pero carece de radicalidad en la acción. Es espectacular pero no


ataca las raíces estructurales del problema. Preocupa a la gente, mas no la
mueve como lo harían los fundamentalismos. Su conocimiento laico y ex-
tenso tiende a la advertencia, su éxito colectivo radica ya en su mera exis-
tencia como actor. La lucha no tiene color, sólo objetivo, y éste sigue siendo
la libertad.

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246 Del saqueo a la conservación
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 247

Segunda parte

El saqueo de los recursos estratégicos


1940-2003
248 Del saqueo a la conservación
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 249

Capítulo 6

La agricultura en Baja California


Sur: una perspectiva de largo plazo
(1900-2005)
José Urciaga García

L
a búsqueda de estrategias apropiadas para alcanzar el desarrollo sus-
tentable se ha transformado en una parte importante de la política de
desarrollo. En el medio rural el aumento de la productividad del mo-
delo tradicional de desarrollo agrícola de la revolución verde, centrado en la
difusión de un paquete tecnológico con elevado consumo de fertilizantes y
pesticidas ha llegado a su agotamiento por los elevados costos ambientales y
sociales que implica, y hoy se encuentra en contradicción con el uso susten-
table de los recursos naturales.
El modelo de la revolución verde tuvo una amplia difusión en todo el país
y especialmente en el noroeste de México. En Baja California Sur la utili-
zación intensiva del paquete tecnológico acompañó la apertura del Valle de
Santo Domingo, principal región agrícola de la región, en los años cincuenta
y paulatinamente se difundió en otros valles agrícolas. Como resultado de la
explotación intensa de los recursos naturales y particularmente del agua y
el suelo, en poco más de cincuenta años de explotación desmedida el mode-
lo tradicional de desarrollo agrícola hoy registra severos problemas de cara
a la sustentabilidad. Los indicadores de desarrollo sustentable que miden la

[249]
250 Del saqueo a la conservación

productividad agrícola y el grado de explotación de los recursos naturales de-


tectan severos problemas como la reducción de los volúmenes de agua dis-
ponible para la producción agrícola, la contaminación de cuerpos de agua,
el elevado uso de pesticidas para el combate de plagas y enfermedades de las
plantas con impactos significativos de contaminación en el agua y el suelo. En
general, la actividad agrícola muestra un deterioro en las condiciones que per-
miten su continuidad. La agricultura regional presenta problemas complejos
que requieren atención inmediata para restablecer las bases del tránsito hacia
una agricultura sustentable. Todavía hoy no parece claro si el modelo centra-
do en agricultura orgánica, certificaciones y uso intensivo de capital mediante
invernaderos pueda ser sostenible en el mediano plazo.
Este capítulo presenta una panorámica sobre la evolución de la agricultu-
ra durante el siglo xx con particular énfasis en los últimos cincuenta años. El
propósito es analizar la dinámica de la producción agrícola en Baja Califor-
nia Sur, sus principales fortalezas y debilidades, además de considerar algu-
nas opciones potenciales. La presentación del trabajo se organiza en cuatro
partes. La primera revisa la evolución de la agricultura durante los primeros
cincuenta años del siglo xx. La parte segunda analiza las tendencias básicas
que registra la organización de la producción agrícola mediante los cambios
en el patrón de cultivos. La tercera estudia la actividad exportadora posterior
a la entrada en vigor el Tratado de Libre Comercio (tlc). Una cuarta parte
está dedicada al estudio de la disponibilidad, uso y manejo del agua para fi-
nes agrícolas. En una última sección se consideran las opciones y perspecti-
vas que se perfilan en el desarrollo de la agricultura.

1. El desarrollo de la agricultura hasta la primera mitad


del siglo xx
Antes de la llegada de los misioneros jesuitas en 1697, de los franciscanos
(1768-1772) y de los dominicos (1772-1855) a la península de Baja California
no se desarrolló una base agrícola propiamente dicha, ya que los indígenas que
habitaban la porción sudpeninsular se encontraban en etapas del desarrollo del
período de recolección. Con el arribo de los jesuitas en 1697 y con la correspon-
diente fundación de las misiones, en Baja California se empezó a desarrollar
una agricultura a pequeña escala vinculada a las necesidades de alimentación y
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 251

materias primas de las misiones, de un auto abasto que se caracterizó por una
estructura de la producción en la que destacan los cultivos de maíz, trigo, frijol,
cebada y caña de azúcar, además del cultivo de la higuera y la vid. Con la expul-
sión de los jesuitas en 1767-68 empezaron a operarse cambios importantes en
la economía agrícola, al trasladarse la posesión de la tierra a los colonos, con-
jugado esto con un proceso de eliminación de la población indígena. Esta nue-
va organización de la agricultura de la región se fundamentó en el sistema de
ranchos y fue posible gracias al proceso de apropiación de la tierra. Así pues,
el proceso de colonización en la Baja California fue lento pero firme a través de
las actividades agrícolas y pecuarias.
Hasta muy avanzado el siglo xix y debido a los constantes esfuerzos de
colonización de la despoblada península de Baja California, la economía
agrícola que se desarrolló se caracterizó por ser de pequeña escala, casi total-
mente de autoconsumo, ligada a los oasis y a pequeños lugares con algunas
condiciones agroecológicas muy particulares. Posteriormente los colonos
fueron estableciendo ranchos ganaderos y agrícolas y, hacia la primera mitad
del siglo xix, se empezaron a sentar las bases de una agricultura comercial.
En esos años destacaba la importancia de la producción de piloncillo de caña
de azúcar, tomate, quesos y carne seca en la estructura de la producción agro-
pecuaria, particularmente en Todos Santos, Los Cabos y La Paz. Particular-
mente, hacia la primera mitad del xx la producción de piloncillo de caña de
azúcar fue una de las bases de la economía agrícola del lugar, vinculada a la
exportación hacia Estados Unidos, con lo que la creación de un puerto de al-
tura para sacar la producción fue propuesta en este periodo. Los efectos de la
crisis económica de los años treinta, sin embargo, se reflejaron marcadamen-
te en la dinámica agrícola a través de la reducción de este comercio.
Desde principios del siglo xx y hasta 1950, la superficie de cosecha apenas
rebasaba las 4,500 hectáreas y el área agrícola permaneció casi constante: entre
seis mil y diez mil hectáreas, incorporando la expansión de las zonas agrícolas
del sur, con los valles de La Paz y de Los Planes, realizada hacia la primera mi-
tad de los años cuarenta.
En este mismo periodo, la Unión Nacional Sinarquista (uns) realizó un
intento por colonizar el Valle de Santo Domingo. En septiembre de 1941 su

 Trejo, 1991, p. 56.


252 Del saqueo a la conservación

dirigente, Salvador Abascal, negoció con el presidente Ávila Camacho la co-


lonización del desierto de Baja California y en diciembre de ese mismo año se
embarcaron en esa tarea 472 personas encabezados por su líder. En enero de
1942 arribaron 392 personas más al puerto de La Paz y el entonces gobernador
del Distrito Sur de la Baja California, el Gral. Francisco J. Múgica, apoyó de-
cididamente esta tarea de colonización. El proceso de poblamiento originó el
núcleo denominado María Auxiliadora, sin embargo, las infinitas penurias que
pasaron y la falta de apoyo federal hicieron imposible que lograran vencer los
obstáculos de la naturaleza para colonizar el Valle de Santo Domingo y con ello
impulsar la agricultura en la región, a pesar de los esfuerzos del Gral. Múgica.
Es así que en el verano de 1944 del grupo sinarquista y la población que llegó
tan sólo quedaron ocho familias. Este esfuerzo fracasó en casi cuatro años, em-
pezando en 1941 y concluyendo en 1944.
Cabe señalar que las propietarias de los terrenos donde se ubica el Valle de
Santo Domingo eran empresas extranjeras y que su dominio se extendía casi
hasta Ensenada. Particularmente, durante el período comprendido de 1864 a
1933, estas empresas poseían la región donde ahora se encuentran los munici-
pios de Mulegé y Comondú. En 1923 el entonces gobernador del Territorio Sur
de la Baja California, el Gral. Juan Domínguez Cota, gestionó ante el presidente
Abelardo L. Rodríguez la recuperación de las tierras concesionadas a las em-
presas extranjeras, culminando la cancelación de dichas concesiones en 1933
(con excepción de El Boleo).
A partir de 1950 se inició una ampliación significativa del área de cultivo
con la apertura de nuevas tierras y la perforación de pozos profundos a fin de
aprovechar las aguas subterráneas para irrigar el recientemente colonizado
Valle de Santo Domingo. El gobernador Domínguez Cota apoyó la creación
del Ejido Santo Domingo y otras colonias agrarias ubicadas en las tierras re-
cuperadas, desarrollándose una incipiente agricultura con sistema de norias
para riego (pozos a cielo abierto). Después del intento de los sinarquistas, el
resurgimiento de las colonias localizadas en el Valle de Santo Domingo hacia
fines de los años cuarenta obedeció a un programa de colonización organiza-
do y abanderado por el gobierno federal. Este interés del gobierno federal por
la colonización se explica básicamente por dos aspectos: por un lado poblar

 Véase Meyer, 1979.


Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 253

esa región deshabitada y limitar de esa forma los intentos anexionistas de


Estados Unidos y, por otro, responder a la demanda de tierras que exigían los
campesinos del centro de la República y que por diversas razones no se podía
satisfacer en sus lugares de origen.
Hacia fines de 1949, en un informe de la Comisión Deslindadora y Colo-
nizadora en el Territorio Sur de la Baja California, se establecieron las bases
para reconocer a María Auxiliadora como colonia agrícola, asimismo se fun-
daron las colonias de Nueva California y Querétaro.  En la década de 1950,
la colonización del Valle de Santo Domingo fue muy intensa, se fundaron en
ese período casi todas las colonias instaladas en el Valle dándose un fuerte
impulso durante 1950 y 1960 a la reforma agraria mediante el régimen de
colonias, lo que aceleró el desarrollo agropecuario de la región.
Para lograr la incorporación de la zona de los llanos de la Magdalena, donde
se encuentra incluido el Valle de Santo Domingo, a la dinámica del desarrollo
estatal fue realizado un gran esfuerzo. Se desmontaron e incorporaron al cul-
tivo nuevas tierras, se realizaron obras de infraestructura básica para perforar
pozos e irrigar los terrenos desmontados, se introdujeron equipos de bombeo,
se definió el régimen jurídico de las colonias y se crearon instituciones que res-
paldaron el desarrollo agrícola. Fue un proceso dinámico e intenso que poco
tiempo después, hacia la mitad de los años sesenta, transformaría al Valle de
Santo Domingo en el principal granero de Baja California Sur. La región agrí-
cola del sur —en otra época floreciente— de Los Cabos, Todos Santos y La Paz
se vio desplazada. Dos factores determinaron la caída de la región sur: primero,
la aguda caída de la exportación de tomate hacia fines de la década de los trein-
ta y, segundo, la reducción de la producción de caña de azúcar en Todos Santos
hacia la primera mitad de la década de los cincuenta, lo que en poco tiempo
condujo al fracaso económico de los trapiches y la economía cañera.

2. Cambio y continuidad del desarrollo agrícola


desde la segunda parte del siglo xx
La ampliación de la frontera agrícola con la apertura de tierras al cultivo
en nuevos valles agrícolas generó una superficie a cosechar entre 60 y 70 mil

 Citado por Navarro, 1986, p. 42.


254 Del saqueo a la conservación

hectáreas. Esta superficie se aprovechó casi en su totalidad durante el pe-


ríodo de éxito del modelo agrícola, el cual concluyó a fines de los ochentas,
cuando los indicadores asociados a la explotación del agua y la tecnología de
riego mostraron los impactos adversos del uso no sustentable del recurso.
Desde entonces se han realizado diferentes propuestas para buscar alterna-
tivas a la producción agrícola, particularmente a la localizada en las princi-
pales áreas de producción como el Valle de Santo Domingo.
Después de la crisis económica y productiva que prácticamente duró toda
la década de los ochentas, a principios de los noventas se estableció un nuevo
modelo de crecimiento agrícola fincado en el contexto nacional de una polí-
tica agrícola neoliberal que entre otras cosas reduce los subsidios al campo.
En Baja California Sur la propuesta de política agrícola regional se concentra
en racionalizar el consumo del agua al reducir la superficie destinada a la
producción agrícola y proponer el cambio tecnológico en el riego. La superfi-
cie cosechada cayó de poco más de 60 mil hectáreas que se cosechaban hacia
fines de los ochenta a alrededor de 40 mil hectáreas a principios del siglo xxi,
cambios que tuvieron su punto de partida hacia principios de los noventas
por ejemplo en el Valle de Santo Domingo se aplicó el reglamento para uso,
explotación y aprovechamiento de aguas del subsuelo. El eje del cambio fue
la aplicación del Programa de Reconversión Agrícola, programa que reduce
significativamente el consumo del agua para fines agrícolas, modifica la tec-
nología de riego, reduce la superficie cultivada, disminuye la extracción de
agua a los niveles de recarga de los acuíferos y modifica el patrón de cultivos.
Los cambios en la tecnología de riego y la nivelación de la recarga de los acuí-
feros han registrado avances considerables pero tardíos. El riego rodado to-
davía representa una parte muy importante de la superficie cultivada por las
dificultades financieras para adquirir y operar tecnologías de riego de mayor
eficiencia al riego rodado. Cabe destacar que la mayor inversión ejercida para
mejorar los sistemas de riego se realiza en los equipos presurizados con poco
más de 100 millones de pesos a diciembre de 2006.
En el Distrito de Riego 66 del Valle de Santo Domingo, el consumo de
agua de ha reducido drásticamente, de 453 mil millones de metros cúbicos
de extracción anual que prevalecía en los ochentas y noventas se ha reducido
a alrededor de 167 millones de metros cúbicos de extracción anual, a pesar
de las dificultades para mejorar la tecnología de riego se han establecido sis-
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 255

temas de goteo, microaspersión, pivote central y aspersión que cubren casi el


60% de la superficie bajo cultivo, y el resto todavía hoy se riega con sistemas
no tecnificados de tubería compacta, según datos del último ciclo agrícola de
2006, y lo mismo sucede con el resto de los Distritos de Desarrollo Rural. Por
ejemplo, en Los Cabos, de las 2,876 hectáreas reportadas como tecnificadas
en el año de 2006, el 71 por ciento fueron en obras de riego por gravedad y el
resto en obras de goteo, aspersión y microaspersión.
Las medidas aplicadas para la reducción de la extracción de agua han mos-
trado éxito tardío. Se empezaron a aplicar en el año de 1992 y hasta poco
después de una década de establecidas finalmente han generado el objetivo
deseado de establecer el equilibrio en el balance de los acuíferos. La extrac-
ción y la recarga parecen estar en equilibrio en alrededor de 170 millones de
m3 a partir del año de 2003. Para disminuir la explotación inmoderada del
acuífero y evitar la mayor degradación de la calidad del agua se establecieron
medidas adicionales como el estricto respeto al reglamento con aplicación
de sanciones al infractor, instalación de medidores, reducción de dotaciones,
reorganización de la administración del agua con base en criterios de parti-
cipación de usuarios y establecimiento de cotas además de la promoción de
la cultura de ahorro de agua.
Por su parte el patrón de cultivos ha registrado cambios importantes y
el sector agrícola presenta una reorganización dramática que define nuevos
rasgos y tendencias en su inserción en la economía regional. El análisis de
las tendencias que registra la estructura agrícola en Baja California Sur se
realiza mediante indicadores de superficie cosechada, producción y rendi-
mientos de una muestra de cultivos que se agrupan en cuatro: básicos (maíz,
trigo y frijol), exportaciones tradicionales (garbanzo y algodón), hortalizas
(jitomate y chile), agroindustriales (alfalfa, cártamo y sorgo) y otros, lo que
incluye frutales como mango y dátil. Estos cultivos en conjunto representan
un promedio de 86 por ciento de la superficie cosechada del estado de Baja
California Sur entre 1960 y 2004.
Las modificaciones más importantes ocurridas en el patrón de cultivos
de la entidad en casi medio siglo de estudio son las siguientes. Los indica-
dores de superficie cosechada, producción y valor de los cultivos básicos se

 Véase anexo.
256 Del saqueo a la conservación

reducen en contraste con el aumento significativo de los mismos indicado-


res de los cultivos de hortalizas. La superficie cosechada de granos básicos
(maíz, trigo y frijol) ha caído sustancialmente, de representar poco más del
60 por ciento de la superficie en 1990, cayeron a 43 por ciento en 2006, en
contraste con la tendencia de las hortalizas, que de representar tan sólo 1.86
por ciento de la superficie en 1960 pasaron a 35 por ciento en 2006. El indi-
cador de producción sugiere que la importancia de las hortalizas es mayor,
de representar sólo el 4 por ciento del total de la producción agrícola en 1960
pasaron a representar el 55 por ciento del valor total en 2006. En términos de
valor pasaron del 4 por ciento en 1960 a 80 por ciento en 2006, representan
el grupo de productos con mayor valor total de la producción agrícola en el
estado de Baja California Sur.
En cambio, los cultivos básicos pasaron de representar tres cuartos de
la superficie cosechada durante casi treinta años, a ocupar poco menos de
la mitad en los últimos años, y los indicadores de producción y valor han
caído drásticamente. Este grupo representa el transvase más importante de
cultivos hoy representa menos del 20 por ciento de la producción y en par-
ticipa con menos del 9 por ciento del valor (véase Anexo 1). Este es un fenó-
meno muy importante porque muestra como los productores responden a
las señales del mercado en la reorganización de su producción al destinar
paulatinamente sus esfuerzos a otro tipo de cultivos y actividades con mayor
rentabilidad.
En la estructura de los cultivos básicos destaca la notable caída del trigo,
cuya tendencia es a desaparecer, de cosecharse 27,190 hectáreas con una pro-
ducción de 134,705 toneladas en 1988, apenas se cosecharon 5,308 hectáreas
con una producción de 30,131 toneladas en el año 2006. El caso del trigo es
particularmente interesante porque junto con el algodón fueron los cultivos
tradicionales en el patrón regional durante las décadas del cincuenta al se-
tenta. El maíz ha registrado un ciclo de alrededor de 20 años. A mediados de
los ochentas se sembraban poco más de 3,000 hectáreas; con el programa de
reconversión aumentó inusitadamente su superficie a casi 22 mil hectáreas
en 1991, para luego volver a caer a poco más de 7 mil hectáreas en 2006. El
aumento de la producción de maíz desde fines de los ochentas es consecuen-
cia directa del manejo de la política agrícola imperante, especialmente del
aumento de los subsidios. El errático comportamiento en los indicadores de
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 257

producción de maíz y su tendencia a la baja desde la segunda mitad de los


noventas refleja el impacto del aumento de los costos de producción y de la
mayor volatidad e incertidumbre macroeconómica que no se compensaron
apropiadamente por los subsidios otorgados posteriores a la devaluación de
diciembre de 1994.
La política agrícola nacional que mejoró los precios relativos y brindó
seguridad en la comercialización fueron las causas del aumento sin prece-
dentes de la producción de maíz y fríjol, en particular en el municipio de
Comondú, región que produce 95 por ciento del maíz en Baja California Sur.
Éste se transformó desde los noventa en el cultivo de mayor importancia
económica en el Valle de Santo Domingo. Lo anterior contrasta con el re-
ducido consumo de maíz y frijol en Baja California Sur por lo que los exce-
dentes tienen que comercializarse en el resto del país. Los dos principales
determinantes de la demanda de maíz tienen fuertes limitaciones: el tamaño
del mercado es pequeño y los hábitos de consumo de la población local poco
incluyen al maíz, situación que acompañada de los altos costos de transporte
para comercializar los productos agrícolas a los estados consumidores del
continente (los costos de transporte se elevan sustancialmente por los eleva-
dos costos de transporte marítimo lo que resta competitividad a la región),
genera que la comercialización de los excedentes de maíz registren elevados
costos adicionales para la sociedad mexicana y el tema de autosuficiencia en
maíz carece de sentido en el caso de Baja California Sur (los datos disponi-
bles muestran que en las épocas de auge el estado produce 4 veces más de lo
que consume). Los elevados costos y la caída de los subsidios son los motivos
que explican el descenso en la superficie cultivada.
La política macroeconómica y agrícola son factores de mayor importancia
que explican el cambio en el patrón regional de cultivos. Mediante los estí-
mulos y subsidios en la comercialización de maíz y mediante la operación de
los programas gubernamentales de estímulo: primero el Programa Nacional
de Solidaridad (pronasol) al otorgar subsidios especiales para impulsar la
siembra de maíz y frijol desde 1989 y después el Programa de Alianza a la Pro-
ducción (procampo) al brindar subsidios directos a la superficie sembrada.
Por su parte el aumento en los indicadores de la producción de hortalizas
muestra una de los rasgos de la nueva economía agrícola de la región basada
en la aplicación de un paquete tecnológico altamente sofisticado que involu-
258 Del saqueo a la conservación

cra toda la cadena productiva, con la participación de un tejido empresarial


altamente competitivo que cimenta su despegue en ranchos e invernaderos
de producción intensiva. Lo anterior explica el rápido crecimiento de la pro-
ducción y valor de las hortalizas a pesar del poco aumento de la superficie
cosechada. Las hortalizas registran elevados rendimientos por hectárea y al-
tos coeficientes de rentabilidad económica.
Los indicadores muestran que las hortalizas se han transformado en los
cultivos más importantes en la estructura de producción agrícola en el es-
tado de Baja California Sur, como se ha señalado. El acelerado crecimiento
de su producción obedece al desplazamiento de la demanda internacional
de algodón y garbanzo hacia hortalizas y particularmente productos orgá-
nicos. En las hortalizas tradicionales destacan los cultivos de tomate y chile
como los productos a los que se dedica la mayor superficie. Recientemente
ha habido una tendencia al fortalecimiento de los cultivos de hortalizas no
tradicionales como albahaca, ajo, hierba de olor, cebolla y espárrago y sus co-
rrespondientes cultivos orgánicos como tomate, berenjena, calabacita y otros
productos orgánicos que en conjunto no rebasan las 2 mil hectáreas pero
representan un valor superior a los 300 millones de pesos.
Por su parte, el garbanzo y el algodón, productos que años atrás fueron
los principales cultivos de exportación, prácticamente se han eliminado del
patrón de cultivos actual. Este grupo que en 1990 ocupaba el 38 por ciento
de la superficie cosechada, disminuye a 18 por ciento en 1994, y a sólo 7 por
ciento en 2006. El caso extremo es el algodón, cuya tendencia no sólo es una
reducción en su producción sino que además tiende a desaparecer del pa-
trón de cultivos regional. La caída general de los precios internacionales de
las materias primas, aunado a la inestabilidad del mercado internacional del
precio de referencia que se utiliza en su cotización, y al errático comporta-
miento de su rentabilidad, han contribuido a el abandono de su cultivo. En el
año 2000 se reportaron únicamente 59 hectáreas cosechadas.
El garbanzo se comercializa en su mayor parte a los mercados europeos y
la depreciación del peso favorece su producción porque lo hace más rentable.
A principios de los noventa se dedicaron alrededor de 6 mil hectáreas a su
cultivo (con la excepción de 1990 cuando sorprendentemente se cultivaron
más de 20 mil hectáreas). Con la devaluación del peso de diciembre de 1994,
su producción se hizo más rentable en moneda nacional. Situación que su-
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 259

mada al relativo éxito en la comercialización da cuenta del aumento en su


producción en esos ciclos agrícolas.
El caso de los cultivos forrajeros y agroindustriales participan con alre-
dedor de 17 por ciento de la superficie cosechada. Este grupo mantiene ten-
dencias divergentes. El cártamo, típico producto agroindustrial destinado a
la elaboración de aceites comestibles casi desaparece del patrón regional de
cultivos, con apenas 10 hectáreas cosechadas en 2004, mientras que los cul-
tivos forrajeros sorgo y alfalfa aumentan sus indicadores de producción.
Las tendencias registradas en el patrón de cultivos regional resultan de
cambios importantes en el patrón de demanda internacional y mantienen
una relación directa con la política macroeconómica y agrícola. Los prin-
cipales precios agrícolas (tipo de cambio, tasa de interés, crédito y precios)
influyen directamente en la rentabilidad del sector agrícola, y los principales
instrumentos de política sectorial —como subsidios— modifican el perfil pro-
ductivo de la agricultura a través de mecanismos de regulación.
La evolución que registra el patrón de cultivos muestra una tendencia en
la que paulatinamente las hortalizas y productos orgánicos cobran mayor
importancia por sus vínculos con el mercado internacional; prácticamente
todos son de exportación y ahora empiezan a producirse bajo condiciones
de invernadero. Los agricultores responden rápidamente a los cambios en la
demanda y a los incentivos de precios y orientan su producción a cultivos en
respuesta a los estímulos que ejercen impactos importantes en la rentabili-
dad de las inversiones en estos productos.
La crisis de diciembre de 1994 mostró que la rentabilidad de varios pro-
ductos agrícolas era ficticia y sin fundamento en la productividad. Los apoyos
gubernamentales a la producción y comercialización de maíz y otros básicos
se redujeron sensiblemente como respuesta a condiciones adversas y fuera del
alcance de los agricultores. Este es un caso típico en el que la instrumentación
de la política agrícola nacional no contempla la vocación productiva real de
las regiones y por tanto no consideran sus aspectos particulares. Al establecer
mecanismos nacionales de apoyo a determinados cultivos para cumplir con
las metas nacionales no se consideran los perfiles productivos asociados a las
regiones. La política de impuesto y subsidio al sector es una política eficiente
cuando genera las señales adecuadas a los productores que les permite mejorar
la tecnología y asignar sus recursos en función de sus costos de oportunidad.
260 Del saqueo a la conservación

No es estar en contra de la política de subsidios sino plantear la propia


eficiencia en la aplicación de los subsidios. No tiene los mismos efectos en
costos y beneficios la política general de apoyo al maíz en estados como Ja-
lisco, que se caracterizan por tener una base campesina productora de maíz
en condiciones de temporal con costos de producción relativamente bajos y
cerca de los centros de consumo, que contrasta con las condiciones de casi
aislamiento de Baja California Sur en donde prevalece una agricultura em-
presarial, de riego, con elevados costos de producción y alejado de los prin-
cipales centros de consumo. La aplicación sin matices de la política sectorial
de apoyo a la agricultura sin incorporar las condiciones regionales que ca-
racterizan a Baja California Sur provoca que se profundice la crisis del sector
e insistir en tal política, sin considerar los impactos sociales y ambientales
negativos que genera, muestra que los criterios de clientelismo político pre-
valecen por encima de aquellos criterios de eficiencia económica y equidad
social para determinar la de asignación de fondos públicos en diferentes pro-
gramas de subsidios y apoyo directo a la agricultura sudcaliforniana.

3. La década de los noventas. Exportaciones agrícolas


y libre comercio
A principios de los noventas entró en vigor el Tratado de Libre Comercio
con Estados Unidos y Canadá (tlc). Se esperaba que sus impactos en el sector
agrícola mexicano fueran positivos en la medida que aseguraban un mercado
de dimensiones notables a los productos mexicanos. Sin embargo, valorados a
mitad de la primera década del siglo xxi los impactos distan mucho de ser los
esperados, en parte por la contradictoria política estadounidense de retórica
de defensa del libre comercio y la práctica del proteccionismo de su economía,
y parcialmente por la difícil situación estructural del sector agroalimentario
mexicano. El propósito de lograr acceso estable y permanente de nuestras ex-
portaciones a los mercados de Estados Unidos y Canadá parece no lograrse,
o sólo muy parcialmente. De hecho organizaciones de productores agrícolas
mexicanos reivindican con frecuencia la renegociación del apartado agrícola
del tlc para lograr un acceso con mayor estabilidad.
Las estructuras arancelarias entre los países participantes del tlc son
ahora muy parecidas, pero Estados Unidos continúa protegiendo su econo-
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 261

mía a través de regulaciones no arancelarias, como leyes antidumping, res-


tricciones fitosanitarias, cuotas de importación y determinados “acuerdos”
que penalizan la libre circulación internacional de mercancías, los cuales se
entienden como restricciones a las exportaciones.
Existen asimetrías considerables entre los países participantes del tlc,
que afectan de manera especial al comercio agrícola de México. Por ejemplo,
Estados Unidos limita las importaciones de productos mexicanos median-
te restricciones fitosanitarias y ciertos acuerdos sobre productos agrícolas
(aguacate, mango, productos lácteos y derivados del azúcar, topes en el uso
de pesticidas, etcétera). A pesar de la apertura de la economía mexicana, el
comercio agropecuario se caracteriza por la poca diversificación tanto por
productos como por destino. Los datos duros son contundentes: más de la
mitad de las exportaciones mexicanas agropecuarias posteriores al tlc están
representadas por muy pocos productos, básicamente: café grano, tomate, pe-
pino, frutas y hortalizas frescas, y ganado en pie. Por su parte, las importacio-
nes más significativas son el maíz, sorgo, frijol, semilla de soya y oleaginosas.
Asimismo, el destino más importante de las exportaciones mexicanas conti-
núa siendo Estados Unidos, país que representa un promedio de 85 por cien-
to del comercio agropecuario mexicano desde los años ochenta y principios
de los noventa. Canadá tan sólo participa con el 2.7 por ciento en este mismo
rubro. Además, la balanza comercial agropecuaria entre México y Estados
Unidos es deficitaria casi en todos los años posteriores al tlc, con la excep-
ción del periodo inmediato a la macro devaluación de 1994.
Entre 1992 y 1994, la agricultura y la silvicultura registraron un déficit
promedio de 700 millones de dólares en este intercambio comercial. La de-
valuación de diciembre de 1994 generó un superávit temporal en dicha ba-
lanza con 844.6 millones de dólares para volver a registrar déficit en 1996
(de 466 mdd). Como se observa, la apertura comercial no ha sido tan exitosa
como se suponía. El crecimiento de las exportaciones básicamente está en
función de la dinámica de la demanda externa determinada en lo funda-
mental por el crecimiento de la economía norteamericana. Hasta ahora no
tenemos elementos suficientes que nos permitan discriminar los impactos
de la entrada en vigor del tlc de aquellos de la devaluación o del crecimien-

 inegi, Estadística de comercio exterior de México, no. 3, 2002.


262 Del saqueo a la conservación

to de la demanda externa. Pero a juzgar por las frecuentes peticiones de las


asociaciones de exportadores relativas a la revisión de los acuerdos del tlc,
el aumento de las exportaciones no parece ser resultado de las nuevas reglas
de operación a partir del tlc.
Los cambios aplicados en el sector agrícola de Baja California Sur están
directamente asociados con el crecimiento de la demanda externa. Los cul-
tivos de hortalizas registran las tasas de crecimiento más elevadas, como se
ha señalado más arriba. La tasa de crecimiento promedio anual de la super-
ficie cosechada de chile es de 11.7 por ciento y la del tomate rebasa el 52 por
ciento anual, indicadores que reflejan un intenso proceso de consolidación
de estos productos.

4. La disponibilidad de crédito, la devaluación


y el ajuste agrícola
Los productores agrícolas frecuentemente registran problemas de carte-
ra vencida. Los ciclos de expansión y contracción de la economía y del cré-
dito ejercen un impacto directo en el funcionamiento del sector agrícola.
En épocas de restricciones de crédito la política de recuperación crediticia
por parte del sistema bancario ha generado embargo de ranchos y modifi-
caciones en su operación. Ya desde fines de la década de los ochentas fueron
reiteradas las peticiones de los productores para que las instituciones credi-
ticias y bancarias reconsideraran las condiciones del crédito en tasa y mon-
tos y modificara sus criterios para otorgar nuevos créditos y renegociar las
deudas existentes. La deuda contraída por los productores tiene tres grandes
acreedores: el sistema bancario, la Comisión Federal de Electricidad (cfe) y
la Comisión Nacional del Agua (cna). La deuda con bancaria con el antiguo
banrural hoy Financiera Nacional y el Fideicomiso Instituido en Relación
a la Agricultura (fira) se cifraba en alrededor de 65 millones antes de la
devaluación de 1994, con una cobertura mayor al 50 por ciento de los pro-
ductores. Durante ese periodo de acuerdo a ciertas estimaciones, “la cartera
vencida de banrural en Baja California Sur al cierre de mayo de 1991 era
de 55.5 millones de pesos, de los cuales los saldos vencidos ascendían a 23.2
millones. Un 83 por ciento de esta última cifra correspondía a operaciones
de la sucursal de Ciudad Constitución y el 17 por ciento restante a la de La
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 263

Paz”. El orden de magnitud de recursos financieros para resolver el proble-


ma en 1993 y 1994 era de alrededor de 126 millones de pesos, de los cuales 65
millones correspondían a cartera vencida (casi la mitad, aproximadamente
456 productores).
Por su parte la deuda con la Comisión Federal de Electricidad se valoraba
hace una década en 25 millones de pesos. Los productores y la cfe crearon
varios mecanismos para reestructurar la deuda. En 1994 la renegociaron y
prorrogaron por un período de tres años; a fines de 1996 se reestructuró el 40
por ciento de la deuda: 10 millones de pesos con 184 productores.
La deuda con la Comisión Nacional del Agua se cifraba en enero de 1995
en alrededor de 2.5 millones de pesos. Deuda que el gobierno del estado ha
manejado políticamente. Hacia junio de 1993, éste absorbió parte del endeu-
damiento con 470 mil pesos y después de ciertas gestiones logró que la cna
condonara la deuda.
Los mecanismos de apoyo para resolver el endeudamiento han sido diver-
sos: condonación, renegociación y prórroga, establecimiento de programas
de apoyo, etcétera. La parte más importante de la deuda, aquella contraída
con el sistema bancario, se ha renegociado en numerosas ocasiones. Como
ejemplo, en mayo de 1994 se reestructuraron alrededor de 58 millones (de
aquella deuda de 65 millones), lo que representó el 85 por ciento de la cartera
vencida, y a fines de noviembre de ese mismo año se renegoció casi el 98 por
ciento de la misma, casi 9 millones de nuevos pesos.
Durante 1995 y 1996 los gobiernos federal y estatal reactivaron los pro-
gramas y mecanismos de rescate a los productores agrícolas. En 1995 el Fon-
do de Reconversión para incentivar la actividad agrícola manejaba entre 40
y 50 millones de pesos, el banrural destinó alrededor de 10 millones que
aumentó a 30 millones en el período siguiente. El programa de Alianza para
el Campo dirigió alrededor de 57 millones en 1996, y el fira ofreció un techo
financiero de 73 millones para apoyar al campo sudcaliforniano. Si creemos
en la información anterior, en conjunto las diferentes instituciones destina-
ron más de 200 millones de pesos al apoyo de la agricultura sudcaliforniana
 Programa Estratégico de Desarrollo Económico para el Estado de Baja California Sur, 1994,
Arthur Anderson Consultores.
 La información sobre la deuda y sus frecuentes negociaciones pueden consultarse en El Sud-
californiano del 20 de mayo de 1994, 22 de septiembre de 1994, 11 de octubre de 1994 y 14 de
noviembre de 1994.
264 Del saqueo a la conservación

durante 1996. La renegociación y apoyos gubernamentales para reducir la


deuda contraída por los productores rurales ha sido recurrente en los últi-
mos diez años. Así, parece que no es la escasez de recursos que se destinan
al campo la causa fundamental del estado lamentable de la agricultura, ni
tampoco la falta de programas oficiales que traten de subsanar los proble-
mas. Parece más bien un problema de eficiencia en el manejo de los recursos
públicos, de los fines explícitos en la política agrícola y la cobertura de los
programas implantados.

5. Disponibilidad, uso y manejo del agua


El aprovechamiento y manejo del agua tienen un fuerte impacto en el
desempeño de la agricultura sustentable. El estado es una región árida con
territorio de baja densidad de población, sólo cuatro habitantes por km 2, de
difícil acceso por lo alejado de los principales centros de consumo y que de-
pende fuertemente de su infraestructura de comunicaciones para integrarse
al resto del país. La precipitación media anual es de apenas 174 mm, lluvias
que se concentran en agosto y septiembre. Alrededor del 95 por ciento de la
precipitación pluvial retorna a la atmósfera por evaporación y sólo un cin-
co por ciento escurre superficialmente e ingresa al suelo. Es una tierra con
ciclos recurrentes de ciclones y sequías. Los ciclones ejercen un impacto di-
recto en la capacidad de recarga de los mantos acuíferos por el contrario, las
sequías impactan de manera adversa en la cantidad de agua disponible.
La escasa lluvia no permite la agricultura de temporal, por lo que la agri-
cultura sólo es posible si se desarrolla bajo condiciones de riego. Los mantos
acuíferos subterráneos son el soporte de la agricultura. La apertura de tierras
al cultivo y la tecnología empleada en la actividad agrícola han provocado
cambios importantes en el balance hidrológico de las cuencas. El modelo
de agricultura intensiva adoptado presenta muchos problemas derivados del
uso no sustentable del capital natural y los servicios de los ecosistemas y que
sobreexplota el recurso natural de mayor escasez: el agua.
De acuerdo a la información estadística disponible sobre la situación que
guardan los acuíferos que se encuentran en Baja California Sur, existe un fuer-
te saqueo del agua para uso agrícola así como una limitada valoración econó-
mica y ambiental del recurso. No sólo existe poca agua sino que además sus
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 265

Balance hidrológico de algunos acuíferos de Baja California Sur en mm3

Recarga Volumen Volumen Disponibilidad


Descarga
Acuífero media agua de media Déficit
natural
anual subterránea extracción anual
Vizcaíno 40.7 5.0 37.4 42.0 0.0 -1.7
Santo
188.0 9.0 180.1 307.0 0.0 -1.1
Domingo
San José
24.0 3.0 26.2 25.5 0.0 -5.2
del Cabo
Santiago 24.5 4.6 15.1 13.2 4.8 0.0
La Paz 27.8 0.0 30.8 28.4 0.0 -3.0
305.0 21.6 289.6 416.1 4.8 -11.0
Fuente. Información obtenida de la cna y publicada en el Diario Oficial de la Federación
el 31 de enero de 2003.

usos y aprovechamientos generan un elevado desperdicio del recurso, conse-


cuencia de las propias contradicciones de la política económica que por un lado
establece medidas de protección de los acuíferos y por otro genera incentivos
económicos para que los productores agrícolas no cambien sustancialmente la
tecnología de riego que emplean y destinen su producción a cultivos de elevado
consumo consuntivo de agua pero que no optimizan su uso.
Según la Comisión Nacional del Agua, la evolución de la sobreexplota-
ción presenta la tendencia siguiente. De sólo tres pozos sobreexplotados en
1960, aumentó a 582 a mediados de los noventa. El diagnóstico hacia esa
época indica que el 78 por ciento de los pozos registraban algún nivel de
sobreexplotación, situación que implica incremento de la salinidad y aba-
timiento de los pozos. Hacia principios de los noventa existía un déficit de
agua de alrededor de 87 millones de m3. De hecho, con el establecimiento de
la nueva política agrícola para reducir el problema de intrusión salina a las
reservas de agua la situación ha mejorado sustancialmente. La situación más
dramática se presentó en el Distrito de Riego 66 del Valle de Santo Domingo:
de los 704 pozos existentes, 218 están dañados, operan 486 y en 152 de ellos
se registran fuertes problemas de salinidad (con indicadores de salinidad muy
altos clasificados en clase c4 por su muy elevada salinidad, entre 1,440 y 3,200
partes por millón) .
266 Del saqueo a la conservación

A principios de los años noventa se inició un cambio importante en la


orientación del sector agrícola en Baja California Sur. Se adoptaron como
líneas de política económica las recomendaciones que hicieron varios estu-
dios sobre la necesidad de replantear la organización productiva del sector.
Se estableció el Programa de Reconversión Agrícola, programa que tuvo
como uno de sus ejes modificar la tecnología de riego. Como ya se ha se-
ñalado, a pesar de la aplicación de dicho programa desde principios de los
noventa, la utilización de riego rodado todavía representa una parte muy
importante de la superficie cultivada, como resultado de las dificultades
financieras para adquirir y operar sistemas modernos de riego, como mi-
croaspersión o goteo. En el Valle de Santo Domingo las últimas cifras dis-
ponibles, correspondientes a agosto de 2006, indican que del total de la
superficie irrigada de 23,216 hectáreas sólo el 32.7 por ciento se riega por
algún sistema de riego localizado como goteo, aspersión, microaspersión
o pivote central. Aún queda modificar el sistema de riego en 67 por ciento
de la superficie destinada a la agricultura. Una situación similar prevalece
en el Distrito de Desarrollo Rural de Los Cabos: de las 2,876 hectáreas re-
portadas como tecnificadas en el año de 2004, en 71 por ciento se realizan
obras de riego por gravedad y en el resto riego por goteo, aspersión y mi-
croaspersión.
Finalmente, aunque de manera tardía, la reducción paulatina de la extrac-
ción de agua acompañada de la aplicación estricta de normas de control para
su uso han generado después de casi quince años de aplicación un cierto equi-
librio entre extracción y recarga del acuífero. El volumen de agua extraído ha
bajado de 300 millones de m3 en 1992, a 167 millones en 2006.
La situación descrita tiene importantes efectos en la sustentabilidad del
recurso agua. El diseño y aplicación del manejo del agua mediante precios y
tarifas altamente subsidiadas al productor agrícola implica que el agua se vi-
sualiza como un recurso infinito e inagotable, perspectiva adecuada en otras
épocas de la historia económica con abundancia de capital natural y baja po-
blación, pero que de ninguna manera es apropiada para las condiciones que
hoy registra el capital natural de una importante degradación de los servicios
de los ecosistemas.
El precio que impone el sistema al productor agrícola considera única-
mente el valor derivado exclusivamente de su uso directo. El valor del agua
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 267

como parte del capital natural artificialmente se impone casi cercano a cero
o vinculado exclusivamente a los costos de energía para extracción de los
pozos subterráneos, precio que no recoge otros componentes del valor del
agua. La política pública no considera los beneficios externos asociados al
agua al diseñar el sistema de incentivos para el manejo del recurso agua, en
gran medida porque el mercado no lo recoge mediante las señales típicas de
precios. El valor económico total del agua incluye el valor de uso, de no uso y
de existencia, pero el precio que recoge el mercado mediante su disposición a
pagar apenas incorpora el valor de uso mediante costos de extracción y algo
de mantenimiento de los sistemas de riego. Estos desequilibrios en las consi-
deraciones de valor y precio están en la base del establecimiento de políticas
de precios y tarifas que sean compatibles con el uso sustentable del recurso.
Porque los agricultores pagan apenas una parte del valor y mediante una po-
lítica que incluye fuertes subsidios, pero la sociedad paga otros factores del
costo de oportunidad del agua que no recoge el sistema de precios y no se
ven de manera directa sino cuando empiezan a considerarse aspectos de la
sustentabilidad del desarrollo.

6. Las empresas agrícolas, los procesos de comercialización


y el cambio tecnológico
El fortalecimiento de la Empresa Agrícola Multinacional es uno de los ras-
gos básicos de la estructura del mercado agrícola mundial y globalizado. Las
reformas realizadas al Artículo 27 Constitucional establecen el marco legal
que garantiza los derechos privados de propiedad y permite otras opciones de
uso del suelo y de aventuras conjuntas de la iniciativa privada nacional y ex-
tranjera, tanto en los ejidos como en la propiedad privada. La nueva regulación
agraria legaliza la renta y venta de parcelas a empresas privadas. La producción
de hortalizas tradicionales y productos orgánicos en Baja California Sur, espe-
cialmente de tomate y chile, se realiza con el desarrollo tecnológico y gerencial
que ofrecen empresas multinacionales que han diversificado su producción,
localización y presencia en toda la península. Estas empresas, en su mayoría
dedicadas a la cadena productiva de hortalizas tradicionales, disponen de una
tecnología muy sofisticada en su producción y comercialización, desde los co-
nocimientos y personal especializado en manejo de ranchos o invernaderos
268 Del saqueo a la conservación

hasta los canales de comercialización y el conocimiento del mercado interna-


cional para su exportación en el mercado norteamericano.
Es decir, cuentan con condiciones legales y financieras, y disponen de
un modelo tecnológico de producción y comercialización que prácticamente
elimina de la competencia al agricultor tradicional y ejidatarios locales por
sus avanzados niveles tecnológicos. Sin embargo, cabe destacar que el mo-
delo tecnológico de la empresa multinacional es poco amigable con el medio
ambiente; es un modelo tecnológico altamente depredador y dependiente del
uso de insumos agrícolas, mano de obra barata y un proceso de comerciali-
zación altamente globalizado. El modelo de elevado consumo de energía en
que están basado su sistema de producción no representa una opción perma-
nente para el desarrollo sustentable, debido al agotamiento de los recursos
naturales en el largo plazo. Indudablemente estas empresas significan una
derrama económica para la región, especialmente por el empleo agrícola de
trabajadores migrantes o por el pago de la renta del suelo a los productores
o ejidatarios, pero en definitiva no representan una opción permanente al
desarrollo agropecuario en Baja California Sur.
El éxito de las empresas multinacionales se explica por el aprovecha-
miento de un nicho de mercado singular y una clara debilidad institucional
y organizacional para atender la comercialización de productos regionales. A
pesar de la presencia de instituciones de comercialización, la operación del
proceso acompañado de la insuficiente infraestructura básica y de las condi-
ciones de insularidad, hacen muy costoso este proceso. Este problema se ve
claramente en la comercialización del maíz. Es frecuente que se embarque su
producción hacia el interior del país mediante transporte marítimo con los
oligopolios navieros que reajusta constantemente sus precios al alza, impac-
tando adversamente los costos de transporte.

7. Perspectivas de la agricultura sudcaliforniana


El sector agrícola de Baja California Sur registra un conjunto de cambios
muy importantes que no sólo redimensionan la agricultura sino que la rear-
ticulan con otros sectores de la economía. Durante el periodo de análisis es
claro el cambio en el patrón de cultivos hacia productos con uso intensivo de
mano de obra y con destino al mercado internacional, particularmente pro-
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 269

ductos de hortalizas y de orgánicos. Los agentes que participan activamente


en este proceso son los inversionistas nacionales y extranjeros que ya tienen
una amplia experiencia en la explotación agrícola regional a través de las em-
presas multinacionales. Una de las vertientes de mayor posibilidad y aún no
suficientemente exploradas es la agricultura orgánica. El modelo tecnológico
derivado de la “Revolución Verde” registra muchas limitaciones por el uso in-
tensivo de insumos y pesticidas, y sus impactos ambientales. La agricultura
orgánica representa un modelo de desarrollo agrícola autosustentable ecoló-
gicamente y con un crecimiento importante de su demanda, especialmente
en el extranjero, que ya empieza a tener éxito.
Existen muchas posibilidades para comercializar este tipo de producción,
especialmente frente los cambios registrados en la estructura de la demanda
de los países desarrollados. Los consumidores de elevados ingresos deman-
dan cada vez más productos orgánicos que no han sido tratados con pestici-
das, agroquímicos y que son ambientalmente amigables, lo que genera una
tendencia a ampliar la demanda de este tipo de productos. Además que nor-
malmente los productos orgánicos alcanzan un sobreprecio en el mercado
entre 40 y 200 por ciento.
Baja California Sur presenta una situación agroecológica apropiada para
el desarrollo de la agricultura orgánica. Sin embargo, la superficie dedicada
a la producción de de este tipo de productos para la exportación todavía es
insignificante: tan sólo 1,500 hectáreas con aproximadamente 300 produc-
tores organizados en diferentes asociaciones de productores en el municipio
de Los Cabos. Estos productores empiezan a tener éxito en la exportación de
orgánicos con el uso de medios de transporte aéreos de productos como alba-
haca, jitomate, ajo, hierba de olor, espárrago y otros. La ventaja comparativa y
competitiva de la región reside en las condiciones agroecológicas de produc-
ción y en la cercanía del mercado de los Estados Unidos. Las limitaciones para
ampliar los productos orgánicos consisten en el establecimiento de nuevos
mercados, las restricciones a la importación de insumos, el desconocimiento
de las normas de comercio internacional y la regulación ambiental sobre la
comercialización de los productos orgánicos, así como en la incertidumbre
normal de cambiar a un nuevo esquema de producción.
 Javier Trujillo Arriaga (1990), “Desarrollo de una agricultura sustentable en México: el para-
digma agroecológico”, Revista Comercio Exterior, vol. 40, núm. 10.
270 Del saqueo a la conservación

Estas limitaciones se superarán en la medida que los productores bus-


quen nuevos mercados y realicen convenios con las más diversas organiza-
ciones de consumidores, incluidas las organizaciones no gubernamentales
—que son la entrada al mercado europeo—, además de las cooperativas de
consumo norteamericano. La limitación a la importación de insumos se ha
comenzado a reducir con el Tratado de Libre Comercio porque ya se per-
mite la importación, sin elevados aranceles, de insumos necesarios para la
producción de orgánicos. La orientación de la producción de hortalizas or-
gánicas al mercado internacional es una opción que presenta gran viabilidad
como alternativa a la problemática agrícola actual. Se trata de un esquema
paulatino que, a la par que busca mercado, cuidadosamente planifica la pro-
ducción. Este es un modelo de agricultura que impulsaría el desarrollo sus-
tentable en Baja California Sur.
Por otra parte, las reformas al marco legal como al Articulo 27 Constitu-
cional revisten una gran importancia. Se ha generado un importante merca-
do de suelo. No sólo para fines agropecuarios sino con fines recreativos y de
vivienda. Además de la renta del suelo a empresas multinacionales por parte
de ejidos y pequeños propietarios que abren nuevas opciones para usos dife-
rentes al que le imprime la agricultura en sentido estricto como son: la pes-
ca, el turismo, la minería, el desarrollo de actividades de conservación de los
recursos naturales, los servicios y/o la recuperación ecológica. Pero además
un rasgo muy parte importante que abre nuevas perspectivas de desarrollo
de la entidad están asociadas al modelo de servicios de turismo que en él se
ofrecen y particularmente asociadas al turismo de naturaleza. El crecimien-
to tan acelerado del sector de bienes raíces, de construcción de desarrollos
inmobiliarios, la renta, venta y enorme especulación del suelo y el alquiler de
bienes raíces reflejan modificaciones importantes en la forma de articulación
de la agricultura al resto de los sectores.

Conclusión

La reorganización de la agricultura en Baja California Sur toma como eje


central la producción de hortalizas y productos orgánicos y parcialmente al-
gunos granos básicos. Los cambios en el mercado internacional que desplaza
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 271

la demanda a productos orgánicos, especialmente en los países de elevados


ingresos, generan cambios importantes en la estructura agrícola de la región.
Los productores regionales y las empresas multinacionales entienden las se-
ñales de mercado y orientan su producción a las actividades y a los cultivos
de mayor rentabilidad. En consecuencia, las hortalizas registran mayor im-
portancia y empiezan a desplazar al resto de cultivos con nuevas opciones
y modalidades en el proceso de modernización. Además se intensifica un
proceso de diversificación de productos orgánicos y una ampliación de em-
presas dedicadas a producir y comercializar este tipo de productos. Por su
parte la empresa agrícola multinacional afianza su participación con el esta-
blecimiento de numerosos ranchos dedicados a la producción de hortalizas
tradicionales con destino al mercado norteamericano.
Por su parte, los granos básicos presentan un comportamiento estrecha-
mente relacionado con la política macroeconómica y agrícola. Los aumentos
en su producción responden sensiblemente a los estímulos generados por los
programas nacionales de apoyo. En 1980-1982 por los subsidios del Sistema
Alimentario Mexicano (sam), y en el periodo 1990-1996 por los estímulos
de pronasol, procampo, fira, conasupo, y los subsidios a la producción
por hectárea. Es el caso concreto del maíz y el frijol, que después de la reduc-
ción en los subsidios muestran que no son una opción de largo plazo en el
patrón de cultivos regional. La conclusión se sostiene porque Baja California
Sur presenta una estructura de costos relativos de producción muy elevada
respecto a los estados de Jalisco, Nayarit y Sinaloa, que los producen bajo
condiciones de temporal, aunado esto a los costos de transporte que encare-
cen su traslado al macizo continental. Así pues, mayor producción de maíz y
frijol sólo reflejan los estímulos brindados y una comercialización garantiza-
da. Éste es un ejemplo claro de que lo que es aplicable al conjunto del país no
necesariamente lo es para ciertas regiones. La búsqueda de la autosuficiencia
a nivel nacional en este grano no significa que el patrón de cultivos regional
en Sudcalifornia deba orientarse a la producción maicera.
Los cultivos de exportación tradicional muestran una caída de su impor-
tancia relativa y reflejan las condiciones cambiantes de la demanda mundial.
Ya no hay suficiente demanda para algodón y las condiciones para el gar-
banzo también son difíciles. Los forrajes también muestran un crecimiento
moderado como resultado de la importancia de la cría de ganado estabulado
272 Del saqueo a la conservación

en la región. Este es el caso del sorgo y de la alfalfa, que son materia prima en
los alimentos balanceados. El cártamo, único cultivo agroindustrial, muestra
una clara tendencia a disminuir su importancia en la región como conse-
cuencia del creciente número de sustitutos y la reducción de la demanda de
la industria aceitera.
El modelo tecnológico tradicional de agricultura que se ha afianzado con
la participación de las empresas agrícolas en la horticultura tiene fuertes
contradicciones con el uso y manejo sustentable de los recursos naturales
porque responde de manera exclusiva a las necesidades de rentabilidad pri-
vada sin incorporar los costos externos que significa el deterioro del me-
dio natural. Por tanto, es importante considerar nuevos estilos de desarrollo
agrícola, estilos compatibles con el aprovechamiento sustentable de los re-
cursos desde la perspectiva de la rentabilidad económica, su pertinencia so-
cial, reacomodo institucional y preservación ecológica.

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274 Del saqueo a la conservación

Anexo estadístico
Cuadro 1. Evolución de la superficie cosechada en Baja California Sur,
1960-2004

Años Total Básicos Hortic. Export. Forr/agro. Otros


1960 17,340.0 7,966.0 323.0 3,715.0 2,076.0 3,260.0
1964 37,248.0 23,820.0 241.0 9,802.0 3,116.0 269.0
1970 41,302.0 16,563.0 324.0 19,500.0 3,763.0 1,152.0
1975 47,733.0 21,974.0 408.0 9,804.0 12,197.0 3,350.0
1980 60,896.5 21,135.0 764.0 24,576.0 10,219.0 4,202.5
1985 56,967.0 19,916.0 1,049.0 14,144.0 16,538.0 5,320.0
1989 60,544.0 29,547.0 2,006.0 9,696.0 13,678.0 5,617.0
1990 51,886.5 14,004.0 1,920.0 26,685.0 6,746.0 2,531.5
1991 40,071.0 21,135.0 2,401.0 9,841.0 3,592.0 3,102.0
1992 41,733.0 26,724.0 2,731.0 6,794.0 3,566.0 1,918.0
1993 44,862.0 20,797.0 3,279.0 15,828.0 2,884.0 2,074.0
1994 40,264.0 24,418.0 2,868.0 7,443.0 3,210.0 2,325.0
1995 45,319.0 15,874.0 2,779.0 15,254.0 9,403.0 2,009.0
1996 45,382.0 26,134.0 2,995.0 8,022.0 6,056.0 2,175.0
1997 43,153.0 28,108.0 2,895.0 4,833.0 5,682.0 1,635.0
1998 35,621.0 18,736.0 3,032.0 3,325.0 8,362.0 2,166.0
1999 33,195.9 16,480.3 3,272.0 3,441.0 7,242.9 2,759.7
2000 26,541.2 10,758.8 3,156.8 4,892.0 5,373.6 2,360.0
2001 29,544.8 10,766.5 3,898.0 6,948.0 5,130.5 2,801.8
2002 30,179.2 13,799.6 3,865.4 4,811.0 4,890.0 2,813.2
2003 27,068.5 11,653.6 4,251.8 4,379.5 4,574.5 2,209.1
2004 30,084.0 15,958.3 4,705.5 2,178.0 4,709.7 2,532.5
 
Estructura porcentual
1960 100.0 45.94 1.86 21.42 11.97 18.80
1964 100.0 63.95 0.65 26.32 8.37 0.72
1970 100.0 40.10 0.78 47.21 9.11 2.79
1975 100.0 47.54 1.40 19.75 24.57 6.75
1980 100.0 37.10 1.66 38.59 16.05 6.60
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 275

1985 100.0 47.17 1.49 20.17 23.58 7.59


1989 100.0 48.80 3.31 16.01 22.59 9.28
1990 100.0 41.52 6.33 37.72 10.85 3.58
1991 100.0 65.27 7.02 15.87 6.84 5.00
1992 100.0 64.04 6.54 16.28 8.54 4.60
1993 100.0 46.36 7.31 35.28 6.43 4.62
1994 100.0 60.64 7.12 18.49 7.97 5.77
1995 100.0 35.03 6.13 33.66 20.75 4.43
1996 100.0 57.59 6.60 17.68 13.34 4.79
1997 100.0 65.14 6.71 11.20 13.17 3.79
1998 100.0 52.60 8.51 9.33 23.47 6.08
1999 100.0 49.65 9.86 10.37 21.82 8.31
2000 100.0 40.54 11.89 18.43 20.25 8.89
2001 100.0 36.44 13.19 23.52 17.37 9.48
2002 100.0 45.73 12.81 15.94 16.20 9.32
2003 100.0 43.05 15.71 16.18 16.90 8.16
2004 100.0 53.05 15.64 7.24 15.66 8.42
             
Fuente: 1960-1989: sarh, Deleg. B.C.S., Cuaderno de Estadística Básica para la Plantación
del Desarrollo Rural, 1990-1991: sarh, Subdelegación de Política y Concertación. Sexto Infor-
me de Gobierno de B.C.S. 1992-1993, Anexo Técnico ii. Anuario Estadístico de B.C.S., Edición
1994. Estadísticas Históricas 1975-1998, Estado de B.C.S. Estadísticas Estratégicas de B.C.S.,
junio de 2000. Compendio Estadístico 1998-2004, Municipios de B.C.S., Datos Básicos 2005.

Cuadro 2. Evolución del volumen de la producción B.C.S., 1960-2004

Años Total Básicos Hortic. Export. Forr/agro. Otros


1960 30,017.3 13,166.0 1,393.0 7,211.2 5,300.0 2,947.2
1964 147,729.9 70,794.0 1,202.0 29,131.0 17,535.6 29,067.3
1970 247,478.8 51,762.0 3,153.0 72,700.0 28,693.0 91,171.3
1975 248,552.0 87,931.0 13,690.0 36,063.0 93,419.4 17,448.3
1980 252,576.1 102,347.0 18,917.0 58,171.0 50,577.0 22,564.1
1985 324,680.0 155,315.0 15,228.0 21,566.0 72,781.0 59,790.0
1989 370,627.0 142,790.0 22,929.0 20,225.0 100,954.0 83,729.0
1990 316,531.6 122,760.6 51,023.8 43,446.8 85,267.8 14,032.5
1991 327,558.8 150,675.5 73,918.7 18,391.3 61,157.1 23,419.2
1992 274,755.0 102,273.7 49,375.4 7,668.5 45,591.0 11,145.6
276 Del saqueo a la conservación

1993 311,719.0 100,258.0 70,424.0 19,401.0 43,556.0 7,980.0


1994 314,425.0 120,266.0 58,598.0 12,905.0 41,493.0 8,358.0
1995 305,278.0 62,296.0 84,631.0 15,206.0 55,869.0 10,734.0
1996 362,912.0 105,268.0 98,311.0 9,072.0 64,920.0 10,524.0
1997 358,283.0 126,026.0 91,038.0 8,338.0 50,621.0 13,686.0
1998 277,499.0 72,090.0 74,249.0 4,828.0 58,223.0 11,281.0
1999 306,219.0 77,505.0 76,817.0 5,245.0 63,260.2 14,056.0
2000 319,030.0 49,786.0 80,579.0 6,759.0 72,268.9 13,399.0
2001 373,791.0 52,655.0 119,752.0 13,225.0 76,790.7 18,844.0
2002 356,841.0 58,491.7 136,657.2 7,699.0 81,312.3 18,127.0
2003 330,835.3 52,415.0 176,456.7 5,717.5 73,869.2 22,377.0
2004 350,548.9 72,090.1 175,524.8 3,043.0 67,768.6 32,122.4

Estructura porcentual
1960 100.0 43.86 4.64 24.02 17.66 9.82
1964 100.0 47.92 0.81 19.72 11.87 19.68
1970 100.0 20.92 1.27 29.38 11.59 36.84
1975 100.0 35.38 5.51 14.51 37.59 7.02
1980 100.0 40.52 7.49 23.03 20.02 8.93
1985 100.0 47.84 4.69 6.64 22.42 18.42
1989 100.0 38.53 6.19 5.46 27.24 22.59
1990 100.0 38.78 16.12 13.73 26.94 4.43
1991 100.0 46.00 22.57 5.61 18.67 7.15
1992 100.0 37.22 17.97 2.79 16.59 4.06
1993 100.0 32.16 22.59 6.22 13.97 2.56
1994 100.0 38.25 18.64 4.10 13.20 2.66
1995 100.0 20.41 27.72 4.98 18.30 3.52
1996 100.0 29.01 27.09 2.50 17.89 2.90
1997 100.0 35.17 25.41 2.33 14.13 3.82
1998 100.0 25.98 26.76 1.74 20.98 4.07
1999 100.0 25.31 25.09 1.71 20.66 4.59
2000 100.0 15.61 25.26 2.12 22.65 4.20
2001 100.0 14.09 32.04 3.54 20.54 5.04
2002 100.0 16.39 38.30 2.16 22.79 5.08
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 277

2003 100.0 15.84 53.34 1.73 22.33 6.76


2004 100.0 20.56 50.07 0.87 19.33 9.16
             
Fuente: 1960-1989: sarh, Deleg. B.C.S., Cuaderno de Estadística Básica para la Plantación
del Desarrollo Rural, 1990-1991: sarh, Subdelegación de Política y Concertación. Sexto
Informe de Gobierno de B.C.S. 1992-1993, Anexo Técnico II. Anuario Estadístico de B.C.S.,
Edición 1994. Estadísticas Históricas 1975-1998, Estado de B.C.S. Estadísticas Estratégicas de
B.C.S., junio de 2000. Compendio Estadístico 1998-2004, Municipios de B.C.S., Datos Básicos
2005.

Cuadro 3. Evolución del valor de la producción, B.C.S., 1960-2004

Años Total Básicos Hortic. Export. Forr/agro. Otros


1960 34.8 14.1 1.3 14.3 2.0 3.1
1964 180.1 77.5 1.5 83.8 17.1 0.1
1970 222.6 44.1 4.5 133.9 23.6 16.5
1975 571.3 210.9 20.6 177.5 110.6 51.7
1980 1,579.7 400.8 94.5 769.6 157.6 157.2
1985 13,744.7 6,005.6 1,765.2 2,159.6 1,989.5 1,824.9
1989 172,362.1 57,352.6 22,917.9 19,037.9 31,057.1 41,996.6
1990 227,904.9 70,595.5 54,161.0 64,290.8 22,160.7 16,696.9
1991 262,014.3 103,802.3 92,359.2 27,018.0 20,208.8 18,626.0
1992 311,251.9 73,988.3 95,299.7 22,682.0 12,172.3 107,109.6
1993 308,653.0 75,745.8 112,358.6 45,907.1 16,655.1 5,890.2
1994 293,154.0 94,725.0 74,666.0 17,419.0 33,393.0 4,752.0
1995 444,826.0 63,588.0 182,727.0 66,177.0 29,803.0 6,352.0
1996 660,387.0 157,128.0 236,786.0 52,600.0 62,216.0 7,485.0
1997 702,614.0 174,052.0 194,563.0 39,110.0 48,288.0 15,002.0
1998 837,726.0 108,640.0 409,674.0 22,151.0 62,764.0 9,465.0
1999 715,225.0 117,211.0 224,852.0 23,695.0 62,936.0 29,494.2
2000 865,232.0 79,388.0 288,312.9 36,358.9 73,698.1 13,126.7
2001 1,063,867.0 88,003.7 427,679.4 59,588.8 77,829.1 24,965.1
2002 1,450,453.0 121,599.3 905,515.2 34,645.5 79,814.2 19,612.0
2003 1,207,180.0 108,623.8 956,455.8 29,159.3 77,407.2 35,533.9
2004 1,509,715.4 134,410.9 1,226,682.9 33,428.0 73,609.0 41,584.6
278 Del saqueo a la conservación

Estructura porcentual
1960 100.0 40.48 3.83 41.03 5.71 8.95
1964 100.0 43.06 0.84 46.56 9.51 0.03
1970 100.0 19.79 2.04 60.16 10.59 7.42
1975 100.0 36.91 3.61 31.06 19.36 9.05
1980 100.0 25.37 5.98 48.72 9.97 9.95
1985 100.0 43.69 12.84 15.71 14.47 13.28
1989 100.0 33.27 13.30 11.05 18.02 24.37
1990 100.0 30.98 23.76 28.21 9.72 7.33
1991 100.0 39.62 35.25 10.31 7.71 7.11
1992 100.0 39.62 35.25 10.31 7.71 7.11
1993 100.0 24.54 36.40 14.87 5.40 1.91
1994 100.0 32.31 25.47 5.94 11.39 1.62
1995 100.0 14.30 41.08 14.88 6.70 1.43
1996 100.0 23.79 35.86 7.97 9.42 1.13
1997 100.0 24.77 27.69 5.57 6.87 2.14
1998 100.0 12.97 48.90 2.64 7.49 1.13
1999 100.0 16.39 31.44 3.31 8.80 4.12
2000 100.0 9.18 33.32 4.20 8.52 1.52
2001 100.0 8.27 40.20 5.60 7.32 2.35
2002 100.0 8.38 62.43 2.39 5.50 1.35
2003 100.0 9.00 79.23 2.42 6.41 2.94
2004 100.0 8.90 81.25 2.21 4.88 2.75
             
Fuente: 1960-1989: sarh, Deleg. B.C.S., Cuaderno de Estadística Básica para la Plantación
del Desarrollo Rural, 1990-1991: sarh, Subdelegación de Política y Concertación. Sexto Infor-
me de Gobierno de B.C.S. 1992-1993, Anexo Técnico II. Anuario Estadístico de B.C.S., Edición
1994. Estadísticas Históricas 1975-1998, Estado de B.C.S. Estadísticas Estratégicas de B.C.S.,
junio de 2000. Compendio Estadístico 1998-2004, Municipios de B.C.S., Datos Básicos 2005.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 279

Capítulo 7

Uso de los recursos marinos


1940-2003
Germán Ponce Díaz

Dedicado a la memoria del


Maestro Joaquín Arvizu Martínez

E
l análisis de este capítulo sobre el uso de los recursos marinos a partir
de una visión crítica obliga a separarse de los lugares comunes. A este
respecto es necesario por un lado no obviar los efectos negativos que
la excesiva presión de pesca tiene en distintos recursos, cuyas capturas han
declinado hasta niveles sumamente bajos, riesgosos e incluso motivando que
su explotación sea cancelada en algunos casos, con los consecuentes costos
sociales, económicos y ecológicos. Así también es necesario recuperar el co-
nocimiento sobre las variaciones naturales de los recursos pesqueros que
aún en ausencia de pesca pueden generar valores extremos en abundancias.
Al considerar la actividad extractiva de los recursos marinos se debe tener
en cuenta que el diagnóstico del estado de los recursos y de la pesquería en sí
es una tarea las más de las veces compleja y debe estar alejada de simplifica-
ciones excesivas que pueden llevar a conclusiones erróneas.
En este contexto, es pertinente referir a trabajos clásicos que demuestran
cuáles recursos pesqueros —como el caso de las anchovetas y sardinas— aún
en ausencia de la actividad humana extractiva tiene abundancias gobernadas
por factores físico-químicos, biológicos y ecológicos. De tal forma, mientras

[279]
280 Del saqueo a la conservación

algunos de estos recursos aumentan extraordinariamente en determinados


periodos de tiempo, incluso de centurias, los otros declinan abruptamente
para mantenerse en niveles muy bajos de existencias, para posteriormente
aprovechar cambios en el medio ambiente que revierten esta situación. Una
descripción detallada de estos fenómenos puede encontrarse en los trabajos
clásicos de Soutar e Isaacs (1974) y de Baumgartner et al. (1992).
Por otra parte, en la actualidad son abundantes las referencias en la lite-
ratura que hablan acerca de la capacidad del hombre para disminuir pobla-
ciones de recursos pesqueros a través de la presión de pesca ejercida con un
esfuerzo pesquero desmedido que da por resultado un uso irracional de los
recursos naturales. Se tienen casos extremos al presentarse temporadas de
pesca de unos cuantos días debido al exceso de sobrecapacidad de extracción
y transformación, y en consecuencia de sobrecapitalización de la industria o
bien de afectación de los niveles tróficos de ecosistemas marinos.
Adicionalmente a estos dos elementos de contexto, es necesario men-
cionar que el uso racional de los recursos naturales se encuentra estrecha-
mente ligado a la definición de los derechos de propiedad o de acceso a los
recursos. Por ello, para evitar el fenómeno denominado tragedia de los co-
munes se han ido estableciendo en la evolución de la normatividad mexi-
cana correspondiente mecanismos que contribuyan, desde la perspectiva
de marco legal, a evitar el agotamiento de los recursos naturales debido
a la participación excesiva de usuarios del recurso, lo que generalmente
ocurre en ausencia de reglas para el acceso a los recursos pesqueros (o libre
acceso).

1. Marco legal pesquero y su evolución


Las primeras disposiciones para regular la pesca fueron establecidas desde
mediados del siglo xix, pero la necesidad de integrar las diversas normas en un
solo ordenamiento fue comprendida hasta finales de ese mismo siglo.
No obstante que en 1872 y 1892 se expidieron instrucciones sobre as-
pectos relacionados específicamente con la pesca, fue hasta 1902 en que se

 Idicello et al., 1999; Pauly et al., 2002.


 Harding, 1968; Ostrom, 1990.
 J. L. Soberanes-Fernández, 1994.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 281

decretó la Ley sobre el Mar Territorial, siendo el primer esbozo de norma-


tividad general de este sector. Es de hacer notar que en esta ley se declara
como bienes del dominio público y uso común dependientes de la Federa-
ción hasta tres millas marítimas en mar territorial, las playas del mismo, la
zona marítimo-terrestre de veinte metros de anchura contigua a las playas
o a las riberas de los ríos y esteros navegables, y los lagos y lagunas de for-
mación natural utilizables para la navegación. Además, se establece que el
uso del mar territorial para la pesca y el buceo de perlas quedaba sujeto a
las disposiciones legales y a los reglamentos administrativos del Ejecutivo
Federal.
Los ordenamientos relacionados con la actividad pesquera a partir de los
preceptos de la Constitución de 1917 que originaron todo un nuevo marco
jurídico para el país, se identificaron fundamentalmente con un sentido so-
cial de la pesca y una disposición de los recursos naturales renovables y no
renovables bajo la soberanía de la nación. De esta manera fue establecido un
Reglamento de Pesca Marítima y Fluvial en 1923, la primera Ley de Pesca en
1925, la actualización de este marco legal pesquero con las Leyes de 1932,
1938, 1947, 1949, 1972 y 1986, con sus respectivos reglamentos. Fueron le-
yes que conservaron esta idea de beneficio social, adecuándose este marco
reglamentario de acuerdo a la modernización que el país iba presentando en
función de las nuevas condiciones económico-políticas.
Con la intención de que los participantes en la actividad pesquera tuvie-
ran mayor certeza en la utilización de las especies acuáticas, y por lo tanto
que el marco normativo fuese más claro y que permitiera a la autoridad con-
tar con los medios para una administración más racional, se sometió, aprobó
y expidió la Ley de 1992 vigente.
En esencia, desde los primeros ordenamientos, tanto de finales del siglo
xix como los del siglo xx, llegando hasta la actual Ley de Pesca, la utilización
de los recursos pesqueros descansa en las facultades preponderantes del Eje-
cutivo Federal y hasta recientemente ha sido abierta una posibilidad de futu-
ra participación estatal y municipal, así como de los sectores social y privado,
en la asignación de derechos de propiedad o de acceso de manera específica

 Ídem.
 J. L. Soberanes-Fernández, 1994.
 Iniciativa de Ley de Pesca, 1992; Ley de Pesca 1992.
282 Del saqueo a la conservación

con la modificación del artículo 73 Constitucional en la fracción xix-l, a un


nivel de Ley que debió ser aprobada por el Congreso de la Unión.
Es pertinente subrayar que tanto la Ley de Pesca de 1992 vigente hasta
el 2006, así como su Reglamento, depositaban la facultad y obligatoriedad
de su aplicación en el Ejecutivo Federal y que en estos ordenamientos no se
encontraba la concurrencia explícita entre el ámbito federal y estatal en la
participación sobre uso y conservación de los recursos pesqueros, de flora
y fauna acuáticas debido a que proceden de aguas de jurisdicción federal.
Por su parte la iniciativa de la nueva Ley General de Pesca tiene un objeto
subdividido en dos ámbitos autónomos pero complementarios: a) Estable-
cer las bases jurídicas para ordenar, fomentar y regular el aprovechamiento
sustentable de los recursos acuícolas y pesqueros, mediante el manejo in-
tegral de la pesca y la acuacultura; y b) Establecer la concurrencia entre la
Federación y las Entidades Federativas en dichas materias.
A mi juicio, particularmente el segundo punto, deberá tener consecuencias
muy positivas en el manejo de recursos pesqueros y acuícolas, al propiciar
y fomentar la participación amplia de varios actores (gobiernos estatales,
municipales, sector social, sector privado, así como de los interesados en
general) respecto a la toma de decisiones en cuanto al uso, conservación y
manejo de los recursos marinos en México.

2. Estudios de caso
A efecto de ejemplificar algunos casos específicos sobre el uso de recur-
sos marinos y pesqueros, de importancia fundamental para el estado de Baja
California Sur, se describen algunos estudios sobre recursos marinos que
han sido fundamentales en el origen y soporte de la pesca en esta región
del país. Es importante señalar que existen muchas otras especies marinas
sujetas a utilización, pero que sería muy difícil incluir en este capítulo los
detalles de numerosas y diversas pesquerías de esta entidad; tarea que sólo
se justificaría en un análisis muy especializado, para ello se recomienda re-
mitirse a la bibliografía pertinente.

 D.O.F., 27 de septiembre del 2004.


 Gaceta Parlamentaria, Cámara de Diputados, 2004.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 283

2.1 Pesquería de abulón


Por más de 50 años la pesquería de abulón ha representado una de las
actividades más importantes que se desarrollan en la costa occidental de la
península de Baja California, principalmente por su gran demanda a nivel
internacional. Al ser un producto de alto valor comercial la actividad tanto
económica como social de las comunidades pesqueras establecidas en esa
región se ha fincado en su mayoría sobre él. Actualmente existen un total de
22 sociedades cooperativas dedicadas a la explotación de abulón, con aproxi-
madamente 200 equipos abuloneros que desarrollan sus actividades en una
porción de costa concesionada n algunos casos y, en otros, permisionada.
Se tienen registros de que esta pesquería comenzó a operar desde 1850-
1860, cuando pescadores de origen chino incursionaron en esta actividad, te-
niendo como puerto de operaciones a San Diego, California, Estados Unidos.
Posteriormente, el lugar fue ocupado por buceadores japoneses conocidos
como buzos de los barriles de sake.10 En la primera y la segunda década del si-
glo xx, y hasta poco antes de la segunda guerra mundial, estos pescadores de
abulón utilizaron para la pesca del molusco la escafandra, y llegaron a con-
trolar buena parte de las etapas de su captura, industrialización y oferta del
recurso. Durante estos años empezaron a incorporarse algunos pescadores
mexicanos, que formaron pequeñas villas en distintos sitios de la costa occi-
dental de la península de Baja California. Pero fue a finales de los años 1930 y
principios de 1940 que se formaron las primeras cooperativas pesqueras.11
De acuerdo con Mateus (1985) la era moderna de la pesca en Baja Califor-
nia se puede decir que da comienzo con la adquisición, por el General Abe-
lardo L. Rodríguez en 1930, de la planta que los hermanos Berstein tenían
en Isla de Cedros. En estos años se practicaba la pesca de diversos recursos,
entre ellos el abulón, cuyo record por marea era de 2,080 kilogramos por el
japonés Ogawa y de 2,061 kilogramos por Antonio de la Peña.
La zona más productiva de abulón en México es la parte central de la
costa occidental de la península de Baja California, que incluye a Isla Cedros
(B.C.), Isla Natividad, Bahía Tortugas, Bahía Asunción, La Bocana y Punta
Abreojos (en Baja California Sur). La incursión de pobladores mexicanos en

 León y Muciño, 1996.


10 Cox, 1962.
11 León y Muciño, 1996.
284 Del saqueo a la conservación

esta zona, la mayor parte provenientes del poblado de San Ignacio, se dio
como una corriente migratoria para aprovechar las posibilidades producti-
vas de la captura de abulón y langosta. Este movimiento y asentamiento de
personas para fundar los poblados pesqueros de la región, se dio con una
enorme cantidad de limitaciones, como fue el trasladarse por caminos y ru-
tas de acceso muy precarias, a través de mulas y con recorridos de entre 4 y 5
días de viaje. También había limitaciones para conseguir agua dulce, aunque
no fuera enteramente potable y en ocasiones salobre, proveniente de algunos
oasis aislados. El abasto de alimentos también era difícil, la carne básicamen-
te se conservaba a partir de su salado.12 Se tiene registro de que compradores
de los productos pesqueros, que venían del puerto de San Diego, California,
traían a los pescadores el avituallamiento elemental de agua y alimentos cada
10-15 días, pero cuando las condiciones del mar no permitían la navegación,
este avituallamiento se interrumpía y se pasaban períodos de mucha estre-
chez, particularmente si consideramos los eventos de enfermedades de algu-
nos de los nuevos colonos en esta apartada zona del país.13
El buceo de abulón, ya con la participación de nacionales en esta pes-
quería, comenzó con equipos conformados por tres o cuatro integrantes en
una embarcación de madera: el buzo con equipo escafandra, auxiliado por el
cabo de vida-javero y el capitán de la embarcación.
Durante décadas el aprovechamiento del abulón estuvo reservado a las
sociedades cooperativas. En 1992 la Ley de Pesca estableció el nuevo régimen
de concesiones y permisos tendiente a promover la competitividad, captar
mayor inversión de capital y fomentar el cultivo, tanto por productores del
sector social como del privado, bajo el principio de pesca responsable. A pe-
sar de que el abulón había sido un recurso limitado a bancos pesqueros ya
conocidos y trabajados por cooperativistas, la posibilidad legal de participa-
ción del sector privado en esta actividad extractiva se concedió por medio
del derecho de tanto y el cambio de permisos a concesiones de éste y otros
recursos a las cooperativas pesqueras que venían operando en el litoral occi-
dental de la península de Baja California.14
12 Arce y Sotero, 1998; Com. pers. Al autor; Sr. Antonio Aguilar ex socio de la Cooperativa
Bahía Tortugas, ubicada en Bahía Tortugas, B.C.S., mayo del 2006.
13 Arce y Sotero, 1998; Com. pers. Al autor; Sr. Andrés Acevedo Patrón, socio de la Cooperativa
La Purísima, ubicada en Bahía Tortugas, B.C.S., mayo del 2006.
14 León y Muciño, 1996; Ponce-Díaz, 2004.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 285

La pesquería de abulón es multiespecífica y de carácter regional, ya que


se captura en la costa occidental de la península de Baja California, desde
la frontera con Estados Unidos hasta Isla Margarita en Baja California Sur.
Las especies sujetas a explotación son: Haliotis fulgens Philippi 1845, abu-
lón azul; Haliotis corrugata Gray 1828, abulón amarillo; Haliotis cracherodii
Leach 1817, abulón negro; Haliotis rufescens Swainson 1822, abulón rojo y
Haliotis sorenseni Bartsch 1940, abulón chino. Las especies H. fulgens y H.
corrugata contribuyen aproximadamente con el 95-98 por ciento de la cap-
tura total.15
Las tallas que se extraen varían dependiendo de la especie y de la zona de
captura. En general, para el grupo de especies fluctúan entre los 110 y los 200
mm de longitud total de la concha. La temporada de captura del abulón varía
según la zona de explotación de que se trate: zona I (de la frontera con E.U.A.
al paralelo 28° ln) del 1 de diciembre al 30 de junio; zona ii (de Punta Mala-
rrimo a Bahía Asunción) y zona iii (del sur de Bahía Asunción hasta Punta
Malcomb) del 1 de enero al 31 de julio y zona iv (de Punta Malcomb hasta la
desembocadura de Arroyo El Conejo) del 1 de febrero al 31 de agosto.16
Los primeros registros de la captura de abulón en Baja California se tie-
nen a finales de los años veintes del siglo pasado, con producciones de menos
de 200 t. Sin embargo, los registros más precisos son a partir de los años
cuarenta. Entre 1940 y 1946, los volúmenes de producción se mantuvieron
alrededor de las mil toneladas.17 Posteriormente las capturas se incrementa-
ron hasta alcanzar un pico pronunciado de casi 6,000 t, alrededor de 1950,
para luego disminuir las capturas.
Entre 1956 y 1976 la captura se mantuvo alrededor de las 3,000 t con
fluctuaciones máximas y mínimas entre 3,461 y 1,894 t. En el año de 1972 la
veda se cambió a los meses de julio y agosto.18 En el periodo de 1977 a 1984, la
pesquería se caracterizó por una notoria disminución en sus capturas hasta
un nivel de poco más de 400 t. Esta tendencia, de acuerdo a la autoridad pes-
quera, se derivó principalmente de la desorganización del sector productor,
debido a la carencia de control sobre el esfuerzo aplicado, tallas mínimas y

15 León y Muciño, 1996.


16 León y Muciño, 1996.
17 Instituto Nacional de la Pesca, 2000.
18 León y Muciño, 1995; citado por Instituto Nacional de la Pesca, 2000.
286 Del saqueo a la conservación

época de veda; además coincidió con la demanda y el acelerado aumento de


precios en el mercado internacional. Lo anterior provocó una captura indis-
criminada de abulones de todos los tamaños.
Por otra parte, la presencia del fenómeno “El Niño-Oscilación del Sur”
(enos) durante los años 1976-77 y 1982-83 tuvo efectos colaterales causando
variaciones en las poblaciones. Se observaron cambios en la composición,
abundancia y dominancia de flora y fauna; así como la alteración física del
substrato por acarreo y depósito de sedimentos, remoción de fondos, turbi-
dez ocasionada por marejadas e inaccesibilidad a las áreas de pesca.19
León y Muciño (1995) citados en un trabajo del Instituto Nacional de la
Pesca (inp), comentan que de 1985 a 1989 se presentó un incremento pau-
latino en la producción como reflejo de una recuperación moderada de las
poblaciones silvestres.20 En este trabajo se menciona que en ese último año se
alcanzó un nivel de cerca de 1,000 t, y que fue hasta 1990 cuando se aplica-
ron las primeras cuotas de captura como medida reglamentaria para poner
un límite máximo a la producción y controlar de manera indirecta el esfuer-
zo de pesca. En los años subsiguientes se continuó observando una tendencia
a la disminución de las capturas para registrar otro mínimo de las capturas
de la pesquería de abulón, con alrededor de las 450-500 t hacia 1995-1996.
(Figura 1)
Debido a lo anterior, en la temporada 1995-1996, se aplicaron de mane-
ra oficial nuevos criterios para la asignación de cuotas de captura, basados
principalmente en las existencias de reclutamiento por especie, por zonas y
en los valores de densidades promedio. En la actualidad, el esquema de ma-
nejo está basado en cuotas de captura, tallas mínimas y períodos de veda. Las
cooperativas han establecido esquemas de asignación de cuota por pescador,
lo que dificulta la medición de la captura por unidad de esfuerzo (cpue), ya
que el buzo trata de completar su cuota, independientemente del tiempo em-
pleado para ello. En esta misma referencia, la autoridad pesquera diagnostica
esta pesquería como “en deterioro, con tendencias a la recuperación”.

Con el actual sistema de administración y control, en donde se tiene una par-


ticipación activa de la autoridad y de los pescadores, se ha logrado detener la

19 León y Muciño, 1995; citado por Instituto Nacional de la Pesca, 2000.


20 Instituto Nacional de la Pesca, 2000.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 287

Figura 1. Serie histórica de capturas de abulón en Baja California Sur,


toneladas en peso vivo (B.C.S.)

Ab u ló n

4,000
3,500
3,000
Captura (t)

2,500
2,000
1,500
1,000
500
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010

Años

Fuente: Ponce-Díaz et al., 2006.

caída de la producción y se observa una tendencia de lenta recuperación parti-


cularmente en la zona de principal actividad como lo es la región Pacífico Nor-
te, que abarca desde Isla de Cedros hasta Punta Abreojos en la costa occidental
de la península. Sin embargo, pese a los bajos niveles actuales de producción y
debido al alto precio del producto, sigue siendo uno de los pilares de ingresos
para las organizaciones cooperativas, ya que el valor de la pesquería oscila entre
los 17 y 20 millones de dólares anuales aproximadamente.
En la actualidad la captura oscila alrededor del 10% de la obtenida décadas
atrás. Es de subrayar que las causas de una disminución de la biomasa de este
recurso se asocian con hipótesis de una fuerte presión de pesca, cambios en
el clima marino, la pesca ilegal, la pesca no registrada y no reportada, o una
combinación de éstas, así como la influencia que el mercado puede tener sobre
los incentivos para a la extracción debido a que es un producto de alto valor
comercial.
La recuperación progresiva de la abundancia del abulón puede ser siste-
mática, si se continúa con el respeto estricto a las medidas de manejo,21 con un

21 Instituto Nacional de la Pesca, 2000.


288 Del saqueo a la conservación

esfuerzo constante de inspección y vigilancia, 22 y desde luego, también, si el


clima marino presenta condiciones favorables con aguas frías para esta recu-
peración.23

2.2 Pesquería de almejas


De acuerdo con la Carta Nacional Pesquera (2004) en México la pesque-
ría de almejas involucra a diversas especies como:

Nombre común Nombre científico


Almeja catarina Argopecten ventricosus (=circularis)
Almeja chocolata Megapitaria squalida
Almeja mano de león Lyropecten subnodosus
Almeja piedrera Chione undatella
Almeja voladora Pecten vogdesi
Almeja pata de mula Anadara tuberculosa
Almeja generosa Panopea generosa
Almeja roñosa Chione californiensis
Callo de árbol Pteria sterna
Callo de hacha Pinna rugosa
Callo de hacha china Atrina maura
Callo de hacha Atrina tuberculosa
Concha lapa Megatura crenulata
Almeja Iphygenia sp.
Polymesoda sp.
Felaniella sp.

Para la captura de estas especies, la unidad de esfuerzo pesquero utiliza-


da se ha definido como una embarcación menor con motor fuera de borda,
equipo de buceo semiautónomo tipo Hooka y trinches manuales, así como
también durante bajamar se utilizan bieldos, jabas y sacos cebolleros.
La importancia estatal promedio en cuanto a la captura de almejas para
el período 1986-2001 fue de 78.5 por ciento para Baja California Sur, 9.2 por
ciento Sinaloa, 7.7 por ciento Baja California, 3.9 por ciento Sonora y 0.8 por
22 Ponce-Díaz et al., 1998.
23 Lluch-Cota et al., 2001.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 289

ciento el resto del litoral, por lo que se concluye que la captura de almejas se
concentra en general en el noroeste del país y la entidad con mayor relevan-
cia en cuanto a este tipo de capturas es Baja California Sur.24
La captura promedio por especies en Baja California Sur para el período
1996-2001 fue la siguiente:

Peso vivo Peso callo


(incluye concha)

Almeja catarina 54.5 % 38.6 %


Mano de león 11.1 % 7.9 %
Almeja chocolata 10.5 % 7.4 %
Almeja pata de mula 9.5 % 27.7 %
Otras 8.2 % 7.0 %
Callo de hacha 3.9 % 3.0 %
Almeja roñosa 2.7 % 8.3 %
Almeja voladora 0.1 % 0.1 %

Por ser la almeja catarina la especie más importante dentro del rubro de
almejas en Baja California Sur, haremos una descripción más detallada de los
antecedentes y la captura de este recurso sin menoscabo de la mención de
otros recursos como la mano de león, ostión, pata de mula y callo de hacha
entre otras que también son recursos importantes desde el punto de vista
económico, social y ecológico.
En Baja California Sur se ha capturado la almeja catarina prácticamente
en todo el litoral de la entidad. En el Golfo de California se ha extraído esta
especie de manera comercial en la Ensenada de La Paz y en Bahía Concep-
ción, en la costa occidental se ha explotado en Bahía Magdalena-Almejas,
hasta los esteros de Puerto López Mateos. También se tienen registros de
capturas en el Estero El Cardón, Laguna San Ignacio y Estero El Coyote al sur
de Punta Abreojos, así como en el complejo Lagunar Ojo de Liebre (Guerrero
Negro) y en el estado de Baja California en Laguna Manuela.25
El propio Massó Rojas (1996) refiere:
24 Carta Nacional Pesquera, 2004.
25 Massó Rojas, 1996.
290 Del saqueo a la conservación

La captura comercial organizada de esta especie se remonta a finales de la dé-


cada de los 50. Al principio, su extracción fue únicamente para satisfacer las
demandas del mercado local, pues la elaboración de cócteles con el músculo
aductor o callo de almeja formaba parte de los platillos tradicionales que ofre-
cía la capital del estado de Baja California Sur a sus visitantes. Por ello, durante
casi 25 años su captura fue de baja intensidad pero continua. Sin embargo, su
introducción en el mercado nacional y sobre todo al de los Estados Unidos de
Norteamérica, motivó una extracción comercial cada vez más intensiva, incre-
mentando sus registros anuales de captura. Así, después de agotarse en 1978 los
bancos almejeros de la Ensenada de La Paz, los permisionarios se trasladaron
primero al extremo norte de Bahía Magdalena y posteriormente a la Laguna
San Ignacio, en donde permanecieron hasta mediados de 1984, cuando por so-
breexplotación la zona tuvo que ser cerrada a la captura comercial.

El mismo autor continúa señalando:

…ante el agotamiento de los bancos silvestres de almeja catarina en Laguna San


Ignacio, en 1984 se autorizó la apertura de las Lagunas Ojo de Liebre y Guerrero
Negro. Sin embargo, la facilidad de acceso y mejores zonas de atraque para las
embarcaciones, hicieron que todo el esfuerzo pesquero se concentrara en una
sola área (Laguna de Guerrero Negro), por lo que, para septiembre de 1985 la
zona había sido sobreexplotada. Así, la Delegación Federal de Pesca en el Estado
decidió suspender las actividades extractivas en dicho cuerpo de agua, inicián-
dose un nuevo desplazamiento de los campamentos pesqueros a la Laguna Ojo
de Liebre, que para entonces era la única zona con densidades poblacionales sus-
ceptibles de soportar una extracción comercial. La captura de almeja catarina en
Laguna Ojo de Liebre duró muy poco tiempo. Cuando apenas se estaban mon-
tando los campos pesqueros, las poblaciones de almeja realizaron —por causas
aún desconocidas— un movimiento poblacional masivo que hizo desaparecer
prácticamente a la especie del interior de la laguna, por lo que en 1986 se suspen-
dió toda actividad extractiva en la costa noroccidental del estado.

Para 1988 se detectó en el interior de Bahía Magdalena la formación de


grandes bancos de almeja catarina en zonas profundas. Se ha sugerido suce-
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 291

de que esto sucede en relación estrecha con la presencia de bajas temperatu-


ras; lo cual, por una parte, gobierna movimientos de esta almeja hacia zonas
someras. Por otro lado se ha explicado este fenómeno de aumento sustantivo
de biomasa accesible al reclutamiento de esta especie a través del mecanis-
mo descrito por Maeda-Martínez et al. (1993), que señala la existencia de
un mecanismo de transporte de juveniles de almeja catarina adheridos al
crustáceo denominado langostilla (muy abundante en esas condiciones de
bajas temperaturas) desde aguas profundas y oceánicas hacia el interior de la
bahía. Lo anterior provocó que para 1998-1990 se observara un crecimiento
excesivo en el número de permisionarios del sector social y de la iniciativa
privada, debido a la gran producción de almeja catarina que se obtuvo en
Bahía Magdalena.
Posteriormente, los rendimientos de este recurso declinaron en Bahía Mag-
dalena y el sector productivo se desplazó hacia una nueva zona en la que se hicie-
ron descubrimientos sobre bancos almejeros abundantes: Bahía Concepción. Se
realizó la pesca la pesca en este sitio y se tuvo de nueva cuenta un colapso de la
pesquería. Es tal el número de personas involucradas en la extracción de la alme-
ja catarina que para 1984 se registraron 34 embarcaciones menores involucradas
en la extracción del recurso, dando empleo directo a 441 trabajadores. Ya para
1991 el número se había elevado a tal grado que se estimaba que 7,000 familias
dependían directa e indirectamente de esta captura.26
En estos años, con esta gran cantidad de personas que dependían de la
pesca de almeja catarina, se observa una gran presión socio-política para
encontrar alternativas de extracción de este bivalvo emblemático para Baja
California Sur. Es por ello que dado el agotamiento registrado en Bahía Mag-
dalena y el colapso de la extracción en Bahía Concepción debidos al exceso
de esfuerzo pesquero y a que sufrió también un evento de mortandad masiva
del recurso por condiciones medio ambientales adversas (altas temperatu-
ras y baja del nivel de oxígeno), se tuvo por resultado la necesidad de buscar
nuevas áreas de captura, lo que resultó en la reapertura de la pesquería en
Laguna Ojo de Liebre.
De acuerdo con Massó Rojas (1996) en noviembre de 1991 se autorizó la
extracción del 20 por ciento del total de la población estimada en la Laguna

26 Massó Rojas, 1996.


292 Del saqueo a la conservación

Ojo de Liebre, considerando que la mayor parte de los organismos aún no


alcanzaban la talla mínima legal, que en esa área era de 56 mm de longitud.
Se estimó conveniente conservar el 80 por ciento restante como población
reproductora para el desove de invierno-primavera, además de asegurar de
esta forma la población potencial para una futura temporada. Asimismo, se
pretendía medir en el futuro inmediato el impacto directo e indirecto sobre
la especie dentro de la reserva ecológica, con objeto de establecer criterios
para un aprovechamiento biológicamente sano. Sin embargo, cuando se au-
torizó la extracción de la especie en mayo de 1992, después de haberse eva-
luado las poblaciones silvestres a principios de marzo del mismo año, gran
parte de la biomasa estimada había muerto o se había desplazado a otras
zonas. Esta conducta migratoria en las poblaciones de almeja catarina en el
interior de Laguna Ojo de Liebre ya había sido observada en otras ocasiones.
La pérdida de biomasa registrada en 1992 provocó graves problemas sociales
y económicos por el desplazamiento masivo de la gente, siendo necesaria la
intervención del gobierno estatal y federal para el traslado y alimentación
de familias completas que se habían desplazado a Guerrero Negro para em-
plearse como buzos y matadores.
Maeda-Martínez et al. (2000) reportan que la presencia de almeja cata-
rina en el Centro de Actividad Biológica (bac por sus siglas en inglés) de
Bahía Magdalena es constante y ha traído muchos beneficios económicos
para México, pero su abundancia, al ser extremadamente variable, ha creado
serios problemas sociales en Baja California Sur a lo largo de las dos últimas
décadas. Añaden:

La abundancia de esta especie, estimada por datos oficiales de explotación y no


por censos poblacionales, indican que de 1981 a 1988, la producción fue de 9.6
t anuales en promedio, a partir de una población aproximada de 6 millones de
organismos (6 g por callo) en el enos. Sin embargo, durante los años de 1989 y
1990 se produjeron más de 2,500 toneladas de músculos por año a partir de 416
millones de organismos. Esto motivó la realización de una investigación (Mae-
da-Martínez et al., 1993), donde se describe un modelo que explica las posibles
causas de esa variabilidad poblacional, empleando información de la década de
los 1980s. Para desarrollar el modelo, fue necesario analizar la información de
algunos estudios disponibles sobre la especie incluyendo la biología, la ecolo-
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 293

gía, los periodos de reproducción de la población, la depredación, la pesquería,


etc. Este modelo propone que la formación de los grandes bancos de almejas
en el bac está condicionada a la ocurrencia de un periodo anormalmente frío,
tomando como evidencia principal la coincidencia entre la producción masiva
de callos ocurrida en 1989 y 1990, con las anomalías térmicas más bajas de los
años previos (1988 y 1989).27

Actualmente la mayor capacidad de extracción ocurre en el complejo la-


gunar de Bahía Magdalena-Almejas debido a la aparición de bancos con bio-
masas importantes de almeja catarina, por lo que en los años recientes se
tiene una actividad extractiva en esta región pero con las características de
fluctuaciones en los rendimientos sumamente variables. Esto se refleja en las
estadísticas de capturas de almejas en general para Baja California Sur (Fig.
5) por ser la almeja catarina el recurso almejero de mayor importancia en la
entidad.
A partir de un análisis de pesquerías de pectínidos en iberoamérica Stotz
y Mendo (2001) plantean que en México (fundamentalmente en B.C.S.) las
especies explotadas son Argopecten ventricosus (=circularis o almeja catari-
na), Euvola vogdesi (almeja voladora) y Nodipecten subnodosus (=Lyropecten
o almeja mano de león). Mencionan que los desembarques han sido muy
fluctuantes e incluso ocurriendo en el tiempo un reemplazo de especies en
las capturas.
De acuerdo a Stotz y Mendo (2001) la permanencia de las pesquerías de
pectínidos en el tiempo en Baja California Sur está relacionada en buena
medida con el esfuerzo aplicado, o sea la capacidad de extracción existente,
e incluso citando la conclusión de Morales-Hernández y Cáceres-Martínez
(1996) quienes mencionando el trabajo de Baqueriro et al. (1982) exponen
que para alguna de estas especies (Euvola vogdesi) se ha observado una so-
breexplotación a tal grado que se ha llegado a poner a la mencionada especie
en peligro de extinción. Por otra parte también explican que la gran varia-
bilidad de las capturas de estas especies (particularmente la almeja catari-
na) está muy ligada a procesos de reclutamiento de organismos jóvenes a
sus poblaciones y que este proceso está gobernado fuertemente por variables

27 Maeda-Martínez et al., 2000.


294 Del saqueo a la conservación

Figura 2. Serie histórica de capturas de almeja en Baja California Sur


toneladas (peso vivo)

A lm ejas

35,000
30,000
25,000
Captura (t)

20,000
15,000
10,000
5,000
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010

Años

Fuente: Ponce-Díaz et al., 2006.

ambientales naturales como temperatura de mar en años Niño o Niña e in-


teracciones con otros organismos, como la langostilla.
En conclusión, con la información analizada la sustentabilidad las pes-
querías de pectínidos altamente variables en su abundancia, estarían iden-
tificadas con el equilibrio o desequilibrio que guardan con el aumento de la
biomasa disponible a través de los mecanismos naturales de reclutamiento
y por el efecto de la pesca, que disminuye notoriamente los bancos de estas
especies altamente vulnerables a la captura.
Otros recursos considerados en la estadística pesquera de Baja California
Sur dentro del rubro de las almejas son: mano de león, callo de hacha, ostión
de piedra y pata de mula.
Respecto de la almeja mano de león, las densidades poblacionales se es-
timan entre 1.1 a 1.7 organismos por m2 en los bancos de mayor abundancia
en la laguna Ojo de Liebre y Guerrero Negro. La época de veda está imple-
mentada entre septiembre y noviembre de cada año, aunque por lo general
su captura sólo se permite dos o tres meses al año (mayo a julio o noviembre
a enero). En 1995, esta especie alcanzó mayor importancia cuando se extra-
jeron 35 t de músculo aductor, y su máximo histórico de producción alcan-
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 295

zado fue de 157 t en peso de callo en 1999, lo que significó aproximadamente


$2’072,081 dólares para ese mismo año. La biomasa total estimada por año
se comportó de manera ascendente de 1996 a 1998, al pasar de 556 t a 1,600
t respectivamente. Para 1999 la biomasa total cae a 1,300 t y posteriormente
oscila entre 770 t a 1,140 t entre 1999 al 2004. Las capturas de igual manera
han mostrado un incremento desde 1996 y una relativa estabilización a par-
tir del 2000, con alrededor de las 100 t de callo.28
Por su parte, la pesquería de hacha en el estado de Baja California Sur
está constituida por tres especies: Pinna rugosa (hacha larga), Atrina maura
(hacha china) y Atrina sp. (hacha negra). La primera se distribuye desde la
porción sur del estado de Baja California hasta el sur de Panamá, incluyendo
el Golfo de California. La segunda, desde Baja California hasta el sur de Perú.
La captura de hacha en Baja California Sur representa aproximadamente el
20 por ciento de la captura a nivel nacional. La extracción es manual por
medio de buceo semiautónomo tipo Hooka. El producto que se comercializa
es el músculo aductor o callo en estado fresco enhielado; su consumo puede
ser local, regional o nacional. Se comercializa principalmente en los esta-
dos de Baja California, Sinaloa, Sonora, Jalisco, Nuevo León y la Ciudad de
México. La producción de callo fresco de 1989 a 1994 varió entre 28 y 79 t.
Como medidas de regulación se tienen las cuotas de captura derivadas de las
evaluaciones del recurso; también se utilizan tallas mínimas de captura pro-
visionales (tmcp): para el hacha larga (Pinna rugosa) es de 140 mm de ancho
(boca) y para el hacha china de 130 mm de ancho. Otra medida de adminis-
tración del recurso propuesta es una veda reproductiva del 1 de junio al 30
de septiembre. Asimismo, se considera que es conveniente que las especies
que conforman este recurso sean consideradas de nuevo dentro de la Nor-
ma Oficial Mexicana como especies de protección especial debido a su alta
vulnerabilidad. Se sugiere establecer límites al esfuerzo pesquero aplicado,
así como el establecimiento de un programa de ordenamiento y aprovecha-
miento racional de las poblaciones silvestres.29
Respecto al ostión de piedra, Vélez-Barajas (1996) establece que esta pes-
quería comprende los estados del litoral Pacífico. Baja California Sur participa
con el 7.64 por ciento de la producción. Es una pesquería artesanal y ribereña,
28 Ponce-Díaz et al., en prensa.
29 Vélez-Barajas y Fajardo-León, 1996.
296 Del saqueo a la conservación

su extracción es por recolección manual por medio de buceo libre o semiau-


tónomo. El producto se comercializa entero y desconchado, se consume en
estado fresco en mercados locales y regionales, principalmente en los estados
de Sinaloa, Sonora y Baja California. El recurso agrupa a dos especies: Cras-
sostrea fishery y C. iridescens. Ambas se distribuyen en la parte sur de la costa
occidental del estado y Golfo de California hasta el norte de Perú. En el marco
normativo implementado por la Administración de Pesquerías, se considera
para el recurso ostión una época de captura del 16 de noviembre al 14 de julio
y una talla mínima de 70 mm de longitud mayor, de Baja California a Nayarit.
Baja California Sur presentó en 1994 una captura máxima de 1,242 t de pro-
ducto entero fresco y una mínima en 1990 de 323 t. El valor registrado fue de
$1’355 mil y de $899 mil, respectivamente. La tendencia de la extracción de
ostión para Baja California Sur presenta un comportamiento a capturas po-
sibles entre 800 y 1,000 t de producto entero fresco. No es posible estimar los
volúmenes potenciales con los que cuentan las costas sureñas del estado, dado
que a la fecha no se cuenta con un censo global de las zonas con presencia de
ostión de piedra. El recurso presenta una distribución limitada a lo largo de la
costa sur del estado; la implementación de nuevas zonas de explotación no es
factible, ya que la disponibilidad del recurso es limitada y las expectativas de
incrementar la producción llevarían al recurso a un colapso poblacional.
Por su parte, Hernández-Valenzuela (1996), menciona que en el estado
de Baja California Sur la pesquería de pata de mula está constituida por
la especie Anadara tuberculosa; siendo explotada en ambos litorales, con
las mayores capturas en el área de Bahía Magdalena-Almejas. Su hábitat
se localiza entre las raíces de los manglares, generalmente enterrada, su
recolección es manual. En el transcurso de 12 años se ha registrado un
decremento de 33 por ciento en la densidad poblacional, observada por
distintos investigadores. El desplazamiento de la flota por diferentes zo-
nas ha permitido la rotación de los bancos de pesca, lo que ha asegurado
la permanencia del recurso en el estado. Se ha establecido una talla míni-
ma provisional de 60 mm de longitud en posición antero-posterior y una
veda de tipo reproductor del 15 de marzo al 12 de mayo, la cual no ha sido
aplicada. Se ha registrado una producción anual promedio de 673 t en peso
fresco entero, lo que permite estimar un rendimiento anual promedio de
450 t con un esfuerzo de 28 equipos.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 297

Las especies de almejas de Baja California Sur son recursos en general


son muy vulnerables a la pesca —si bien algunos tienen cierta capacidad de
movimiento— y, por lo tanto, la pesca excesiva bien puede generar o ha ge-
nerado una baja de los niveles poblacionales o de biomasa que tienen como
consecuencia un colapso en la pesquería. El caso más estudiado de colapso,
aunque no es tratado aquí, es el de la madreperla, especie que ha presentado el
empobrecimiento de los bancos naturales tras siglos de pesca continua y des-
medida.30 Por otra parte, otros recursos parecen variar extraordinariamente e
incluso recuperarse después de haber sido severamente explotados; tal como
lo muestra la almeja catarina que es la principal especie que está representada
en la estadística pesquera de la entidad y en donde se relaciona esta pronun-
ciada variación con factores ambientales favorables y con bancos de almejas
que sirven como reservas y que no son objeto de la captura. Esto se ilustra
particularmente con los bancos de almeja catarina que se han reportado a las
afueras de Bahía Magdalena a profundidades que varían entre 13 a 180 me-
tros31 y que de una manera natural está actuando como área de no pesca.

2.3 Pesquería de atún


Esta pesquería tiene una relación muy estrecha con los inicios de la pesca
en la región de Ensenada (Baja California) e incluso San Diego (California),
por lo que se tiene que hacer una referencia obligada a lo ocurrido en estos
lugares en torno a la pesca del atún.
De acuerdo con Chenaut (1985):

(…) se podría decir que los comienzos de la industria pesquera de Ensenada


se remontan a la década de 1920, ligada al nombre del General Abelardo Ro-
dríguez, quien fue gobernador de Baja California en 1923-1929. El General
Rodríguez instaló en El Sauzal (a 6 km de Ensenada) una empacadora llamada
Compañía de Productos Marinos, que realizó su primer empaque de abulón a
Japón y China en 1929. La empacadora tenía un barco de 30 toneladas llamado
El Texas, cuya tripulación de origen japonés fue la que entrenó a los futuros
pescadores mexicanos. De la misma manera, el procesamiento del abulón se
realizaba con los técnicos y equipos provenientes de Estados Unidos. (…) La

30 Cariño y Monteforte, 1999.


31 Maeda et al., 1993.
298 Del saqueo a la conservación

pesca actual de la costa del Pacífico de Baja California, tanto de abulón, langos-
ta o atún es una actividad nueva que los mexicanos aprendieron e incorporaron
a su cultura popular.

La misma autora32 refiere que en los años 1920 se procesaba sargazo en


una planta en El Sauzal, mientras que en Punta Banda operaba una planta
empacadora de abulón. Para esos años el General Rodríguez compró una
empacadora de atún a los hermanos Berstein para instalarla en El Sauzal. Por
su parte, otro empresario de la zona de Ensenada, el señor Luis M. Salazar,
unos años más tarde, alrededor del año 1933, fundó la empacadora La Indus-
trial de Ensenada, que se dedicó al proceso de enlatado de sardina, macarela,
abulón, anchoveta y atún.
En la pesquería de atún de México, y particularmente para Baja Califor-
nia Sur, fue de gran importancia el papel que desempeñó la Compañía de
Productos Marinos que por más de cincuenta años se estableció en Cabo San
Lucas, Baja California Sur, desde mediados de los años veinte hasta fines de
los setenta, según la amplia referencia de Green Olachea (1993), respecto del
origen de la pesca de atún en México.
El desarrollo de la pesca de atún en México estuvo estrechamente ligado
en sus inicios a la llegada a Cabo San Lucas del barco fábrica Calmex (Fig. 6),
que operó en California por unos años y después fue traído a México al inicio
de la década de 1920 por empresarios bajacalifornianos. En dicha embarca-
ción operaba una planta enlatadora que procesaba diversos tipos de produc-
tos, entre ellos el atún y el abulón, por lo que antes de ser trasladado al sur de
la península funcionó en las localidades de San Quintín e Isla de Cedros, de
acuerdo a la referencia de Green Olachea (1993).
Hacia el año de 1927 se inició la construcción de una planta enlatadora en
Cabo San Lucas con objeto de aumentar la capacidad de producción de atún
que se tenía en el Calmex. Esta planta se concluyó sólo dos años después de
iniciadas las labores de construcción. En esta fábrica en tierra se empezó a
enlatar barrilete, jurel y, desde luego, atún en aceite. 33
Tampoco había por entonces en la localidad quien supiera pescar en al-
tamar y fue necesario operar hasta la siguiente década exclusivamente con
32 Chenaut, 1985.
33 Green Olachea, 1993.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 299

Figura 3. Barco fábrica Calmex durante la década de los años 1920s en Cabo
San Lucas, Baja California Sur.

Tomado de Green Olachea, 1993.

tripulaciones extranjeras. En 1935 se trajeron 5 o 6 barcos chicos con tri-


pulación austriaca, yugoslava y estadounidense, medida que permitió incre-
mentar la producción a 20 t de producto procesado en la planta, por turno.
La técnica de la pesca con vara utilizando sardina y macarela como carnada
era la única que se practicaba. Al pasar los años la población local, acostum-
brada a la pesca ribereña, aprendió el oficio, ya que desde entonces los barcos
atuneros completaban con ellos su tripulación. Entonces la gran abundancia
y cercanía del atún permitía hacer viajes de un solo día, y la pesca podía ob-
servarse desde la costa. Los barcos pescaban en zonas aledañas a la planta,
incluso dentro de la bahía, efectuando viajes en los que se cargaban de 1 a 2
t, sin refrigeración a bordo.34
En la década de los años 1940, en la empresa empacadora de atún Com-
pañía de Productos Marinos, S.A., localizada en Cabo San Lucas, se dieron
cambios que marcarán el futuro destino de la compañía. A principios de esta

34 Cariño Olvera, 2000.


300 Del saqueo a la conservación

década se estableció una sociedad temporal como propietarios entre el Gral.


Abelardo L. Rodríguez y Don Elías Pando, empresario español radicado en
México, sociedad que se deshace en 1948, quedando Elías Pando como único
dueño. Otro acontecimiento fue la integración por primera vez de una flota
atunera mexicana compuesta por los barcos Cabo San Lucas, Cabo Tosco y
Punta Redonda, así como también el inicio del consumo masivo de atún en el
mercado nacional, curiosamente después de aproximadamente cinco lustros
de estarlo explotando en esta región del país.35
De acuerdo con Green Olachea (1993) es en los años 1960 que la actividad
de captura, empaque y comercialización de atún en México se fortaleció con
la consolidacón de la Compañía de Productos Marinos, S.A., la cual mantuvo
un nivel constante de capturas y por ende de producto terminado, al contar
con barcos de cerco adquiridos en esta década.
Más recientemente, la pesquería de atún en México se lleva a cabo en el
Pacífico oriental principalmente con dos artes de pesca: la flota que utiliza
la caña o vara para pescar, comúnmente llamada flota varera, y la que usa la
red de cerco, conocida como flota cerquera, siendo esta última la que obtie-
ne los mayores volúmenes de captura. En el Golfo de México la captura se
realiza con palangre. El desarrollo de la flota cerquera en la década de los
años ochenta la ha llevado a ocupar desde 1986 el primer lugar en capturas,
número de embarcaciones y capacidad de acarreo. No obstante, su desarrollo
se ha visto afectado por una serie de problemas, de los cuales sobresalen la
aplicación por parte de los Estados Unidos del primer “embargo atunero” en
1980, el segundo “embargo” aplicado en 1990 (aún vigente) y la devaluación
de la moneda mexicana desde 1982. Estos hechos han tenido repercusiones
importantes tanto en las ventas de atún fresco congelado, como en la satura-
ción del mercado interno y en el aumento de la deuda de las embarcaciones,
cuyo compromiso de adquisición en la década de los años setenta fue pacta-
do en dólares.36
La flota atunera activa durante 1995 fue de 50 embarcaciones de cerco y
7 de vara, con una capacidad de acarreo total de 42’386,681 toneladas mé-
tricas. Durante 1994, en el Golfo de México operaron 18 barcos palangreros
relativamente pequeños (menos de 50 toneladas de capacidad de acarreo).
35 Green Olachea, 1993.
36 Ortega-García et al., 1996.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 301

Del total de las embarcaciones de cerco, aproximadamente el 50 por ciento


son embarcaciones con capacidad de acarreo mayor de 1,000 t, con gran au-
tonomía, lo que les ha permitido operar en aguas nacionales e internaciona-
les, logrando una amplia cobertura. (Fig. 7) En la pesquería del Pacífico han
sobresalido los estados de Baja California, Baja California Sur, Sinaloa, Coli-
ma y Chiapas, porque en ellos se ha instalado la infraestructura industrial y
portuaria necesaria para el almacenaje y procesamiento del recurso así como
para el atraque de los barcos atuneros.37
Las especies de atún que se capturan en el Océano Pacífico oriental (opo),
que incluye al Pacífico mexicano, son el atún aleta amarilla (Thunnus albaca-
res), albacora (Thunnus alalunga), patudo (Thunnus obesus), atún aleta azul
(Thunnus thynnus), bonito (Sarda orientalis y Sarda chiliensis), barrilete ne-
gro (Euthynnus lineatus) y barrilete (Katsuwonus pelamis).
En el caso de México, las especies de mayor captura son atún aleta ama-
rilla y barrilete, capturando el 34 por ciento del volumen total capturado en
el Pacífico oriental tropical. El atún es la segunda pesquería en volumen en el
país, después de la sardina, y la segunda en valor después del camarón. De los
once estados costeros del Pacífico mexicano, Sinaloa, Baja California y Co-
lima capturan en la actualidad el 89 por ciento del atún en la región. El atún
aleta amarilla constituye en los últimos años entre un 75 por ciento y un 90
por ciento de la captura anual de la flota mexicana, el barrilete representa y
20 entre 7 por ciento. El desarrollo de las capturas por la flota mexicana ha
sido sostenido desde 1989. En 1997 se obtuvo el máximo para todos los atu-
nes y similares con 168,373 t. Hay capturas por la pesca artesanal que opera
con líneas de mano, así como la pesca de la flota deportiva.38 Esta misma re-
ferencia sitúa a la pesquería en el siguiente status: el atún aleta amarilla está
aprovechado al máximo sustentable en el Océano Pacífico oriental (opo) que
contiene aguas mexicanas. El patudo por arriba del rendimiento máximo
sostenible, aunque existe incertidumbre en cuanto al nivel de explotación. El
barrilete tiene posibilidades de desarrollo.
No obstante que se menciona como los principales estados productores
de atún a Sinaloa, Baja California y Colima, cabe hacer la aclaración que es
en estos estados donde se encuentra la mayor capacidad instalada para la
37 Ortega-García et al., 1996.
38 Carta Nacional Pesquera, 2004.
302 Del saqueo a la conservación

Figura 4. Área de operación de la flota atunera mexicana durante 1984-1990

Tomado de Ortega-García et al. (1996).

transformación y, por lo tanto, los barcos “arriban” el producto preferente-


mente en los principales puertos de estas entidades. Sin embargo, la extrac-
ción del recurso propiamente dicha también se lleva a cabo en buena medida
en aguas circundantes de Baja California Sur.
El valor de las exportaciones ha tenido un comportamiento variable como
consecuencia de los embargos impuestos a nuestro país por Estados Unidos.
En 1981 las exportaciones alcanzaron un valor de 55.8 millones de dólares,
pero con el primer embargo impuesto se redujeron a 8.6 millones de dóla-
res en 1984. Al levantarse el embargo en 1986 se recuperó el valor hasta 57
millones de dólares, alcanzando una cifra récord de 81.9 millones de dólares
en 1988. Esta pesquería sostiene alrededor de 27,000 empleos directos e in-
directos actualmente.39
Pese a que en el estado de Baja California Sur la pesca y transformación
del atún data de la segunda década del siglo xx, la producción no sobrepasó

39 Instituto Nacional de la Pesca, 2000.


Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 303

las 5,000 t por año desde 1955 hasta 1983, según la información estadística
de capturas desde donde se tienen registros continuos. (Fig. 8) De 1984 en
adelante se presenta una tendencia de aumento en las capturas hasta alcan-
zar las 25,000 toneladas descargadas en el año de 1991, posteriormente se ob-
serva una caída pronunciada de las capturas o de los arribos a Baja California
Sur hasta llegar a un poco menos de las 5,000 toneladas en el año 2000. En
los años siguientes, 2001, 2002 y 2003, se presentan oscilaciones que van de
las 5,000 a las 15,000 toneladas aproximadamente. (Fig. 8) La tendencia de
bajas capturas en Baja California Sur, así como la variabilidad de éstas en los
últimos años está más asociada con aspectos de coyuntura económica, capa-
cidad instalada de la industria, costo de transformación y de transportación
en esta entidad tan alejada de los centros de producción nacional, que con
algún elemento de variación en la abundancia del recurso atún.
La capacidad instalada de la industria de transformación de atún en Baja
California Sur, como se ha comentado, nació en Cabo San Lucas, sin embargo
al pasar el tiempo y reconocerse la vocación turística de esta zona en los años
1970, la empresa que procesaba este producto se trasladó a las inmediaciones
de Bahía Magdalena, a principio de los años 1980 y constituyó la empacadora
denominada Conservera San Carlos, que enlata atún y sardina principalmen-
te, y da empleo a cientos de lugareños, entre ellos a muchas mujeres.
Respecto de la situación de este recurso contrastan las opiniones de di-
versos autores. Por una parte existen referencias en las que se considera un
recurso como el aleta amarilla explotado a su máximo rendimiento soste-
nible en el opo,40 la cual en sí mismo es un objetivo que se propone como
medida de manejo pesquero. Por otra parte, en el opo, la zona comprendida
desde la boca del Golfo de California, Islas Marías e Islas Revillagigedo ha
sido definida como de alta abundancia de atún aleta amarilla,41 por lo que
la cercanía a esta área hace que el estado de Baja California Sur sea de gran
importancia en esta pesquería. De acuerdo con los registros de la Comisión
Interamericana del Atún Tropical (ciat), en promedio durante un período
de casi 15 años, más del 40 por ciento de los cuadrantes de un grado que cu-
bren el área de operación de la flota en el noroeste de México son de mediana
y alta intensidad, tanto para atún aleta amarilla como para barrilete.
40 Instituto Nacional de la Pesca, 2000.
41 Allen y Punsly, 1984; Ortega-García, 1989, citados por Ortega-Gacía et al., 1996.
304 Del saqueo a la conservación

Figura 5. Serie histórica de capturas de atún en Baja California Sur,


toneladas (peso vivo).

A tún

30,000

25,000
Captura (t)

20,000

15,000

10,000

5,000

0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010

Años

Fuente: Ponce-Díaz et al., 2006.

Considerando los valores promedio, esto implica que alrededor del 10 por
ciento del atún aleta amarilla capturado en el opo se extrae de esta zona. Sin
embargo, es importante tener presente que si bien la mayoría del barrilete
capturado en esta área es de organismos maduros, i.e., mayores de 40-50
cm, éste no es el caso del atún aleta amarilla, ya que en la zona se capturan
organismos jóvenes, de tallas menores a los 100 cm, a la cual se ha reportado
que alcanzan la madurez sexual. Algunos estudios han considerado esta área
como de alimentación y crecimiento de atunes jóvenes.42
Finalmente, también encontramos la opinión de otros autores en el sen-
tido de que esta pesquería para Baja California Sur, y particularmente su
balance como industria, es mucho menos que halagador desde el punto de
vista ecológico, ya que la explotación intensiva y a gran escala del atún y
de otras especies pesqueras trajo consigo el inevitable decrecimiento de la
abundancia del recurso.43 Ante este panorama de opiniones encontradas, es
recomendable considerar, para efectos de manejo, la mayor cantidad de evi-
42 Ortega-García et al., 1996.
43 Cariño-Olvera, 2000.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 305

dencia técnica y científica posible, y apoyar lo mejor posible las conclusiones


que se presenten.

2.4 Pesquería de escama


Respecto de la historia de las pesquerías del Golfo de California, Arvizu-
Martínez (1987) comenta lo siguiente:

Las actividades pesqueras en la parte norte del Golfo de California comenza-


ron con la explotación de la totoaba (Totoaba macdonaldi), la cual empezó a
principios del siglo. Este pez fue capturado principalmente por su estómago, de
gran demanda en China. Como resultado de esta actividad se establecieron tres
puertos: San Felipe, el Golfo de Santa Clara y Puerto Peñasco. Durante 1940 la
demanda por los tiburones se incrementó debido a su hígado, rico en aceite. Pos-
teriormente la demanda de totoaba se incrementó, dado que su hígado también
se consideró una fuente rica en aceite. A mediados de los años 1940, comenzó la
explotación del camarón (Penaeus stylirostris, P. californiensis). La actividad de
la pesquería de camarón dentro del área de reproducción de la totoaba, capturó
muchos organismos juveniles de esta especie y ello afectó su reclutamiento. No
obstante, la captura incidental continúa. Cuando la captura de estas especies de-
creció, las actividades de pesca tendieron a estabilizarse, dado que en esta zona
otros recursos no son abundantes. Hacia finales de lo años 1960, los tres puertos
experimentaros un incremento muy notorio en el turismo, y las actividades de
pesca comenzaron a pasar a segundo plano.
En la parte central del Golfo de California, la explotación pesquera es ade-
más soportada por la captura de la tortuga (Lepidochelys olivacea)44, especial-
mente en la Bahía de los Ángeles y en los puertos cerca de Isla Tiburón (un
asentamiento de Indios Seri), donde éstas son el principal objetivo. A la fecha,
en los puertos de Desemboque y Kino aún pescan principalmente tiburones.
En contraste con los puertos de San Felipe, Puerto Peñasco y Golfo de Santa
Clara, los de Baja California Sur fueron establecidos por razones que no tenían
que ver con la pesca. Loreto, Mulegé y La Paz fueron misiones fundadas por frai-
les que colonizaron la península de Baja California. Estos poblados no tuvieron
una actividad pesquera prominente hasta que a mediados del siglo xix La Paz

44 N. del autor: actualmente la captura de la tortuga esta prohibida.


306 Del saqueo a la conservación

fue uno de los principales mercados perleros del mundo. La actividad comercial
empezó en 1615 y se desarrolló hasta 1938, cuando una alta mortalidad natural
de los stocks de madre perla (Pintada mazatlanica) ocurrió en pocos meses. La
producción total en ese tiempo fue de cerca de medio millón de ostras durante la
temporada de ocho meses. Con los stocks de la actualidad no es posible obtener
más de 20,000 ostras, consecuentemente la explotación está prohibida.
El puerto de Santa Rosalía, Baja California Sur, fue fundado como resultado de
las actividades mineras que se desarrollaron a principios del siglo xix y continua-
ron hasta 1980. La aparición de volúmenes importantes de macarela (Scomberomo-
rus spp.) en los años 1978, 1979 y 1980 soportaron el inicio de actividades pesqueras
que continuaron durante 1981, 1982 y 1983 con la pesquería de calamar.
En el puerto de Guaymas, Sonora, antes de la mitad de los años 1940s, la
pesca fue solo por totoaba y tiburón. Después, la pesquería de camarón y des-
de 1968 comenzó la pesquería de la sardina. Otros peces desembarcados en
Guaymas son el pez perro (Mustelus spp.), liza (Mugil spp.), pargos y huachi-
nangos (Lutjanus spp.) y calamar gigante (Dosidicus gigas), el cual es explo-
tado en los años en que se encuentra cercano a la costa. El camarón (Penaeus
spp.) y la langosta (Panulirus gracilis) son especies de alto valor económico.

Ramírez-Rodríguez (1996) reportó que, de acuerdo con datos oficia-


les, la producción pesquera de la entidad (en peso vivo) se incrementó de
67,166 a 131,025 toneladas entre 1986 y 1990, para posteriormente dismi-
nuir hasta 84,467 toneladas en 1993. En 1994 se registraron 101,856 to-
neladas, mientras que para años recientes el Anuario Estadístico de Pesca
(2003), refiere que el volumen de la producción pesquera de Baja Califor-
nia Sur fue de 184,679 toneladas en peso vivo para 2003.
Para ese mismo año la composición de las descargas estaban constituidas
entre otras por las siguientes especies de escama o grupos de ellas:45

Especie Captura (peso vivo)


Atún 16,889 t
Baqueta 223 t
Barrilete 2,615 t

45 Anuario Estadístico de Pesca, 2003.


Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 307

Cabrilla 4,449 t
Corvina 768 t
Guachinango 720 t
Jurel 1,317 t
Lenguado 814 t
Lisa 488 t
Mero y similares 193 t
Mojarra 324 t
Pámpano 112 t
Pargo 600 t
Pierna 1,431 t
Raya y similares 1,304 t
Robalo 18 t
Ronco 357 t
Sardina 74,869 t
Sierra 440 t
Tiburón 2,163 t

Si se considera la aportación de diversos grupos de especies con respecto


a la producción total en peso vivo del año 2003, observamos que tanto los pe-
lágicos menores como mayores aportan las cantidades superiores. Y a pesar
de que la producción de especies de escama es relativamente bajo, se tiene
que tomar en cuenta, ya que es un importante generador de empleos directos
e indirectos, es una fuente de alimentos directa, es un renglón de apoyo a la
lucha contra la pobreza y por contribuye a la soberanía alimenticia.
En general las pesquerías de escama se caracterizan por la diversidad de
especies que componen las capturas, la multiplicidad de lugares y artes de
pesca, las deficiencias en infraestructura y, en la mayoría de los casos, por
el desconocimiento de los recursos que explotan (abundancia, migraciones,
reproducción, etc.), lo que trae consigo dificultades en la planificación de ac-
tividades para su desarrollo y ordenamiento.46
Ramírez-Rodríguez (1996) también apunta que la pesca de escama se de-
sarrolla a lo largo de toda la costa de Baja California Sur y que la composición

46 Ramírez-Rodríguez, 1996.
308 Del saqueo a la conservación

específica de la captura varía de acuerdo al arte de pesca, la temporada y las


oportunidades del mercado. El número de especies explotadas es elevado,
aunque son pocas las que pudieran considerarse como especies objetivo. Así,
por ejemplo, cita que en la captura de escama del área de Bahía Magdalena
se identificaron 54 especies de 46 géneros y 28 familias, pero sólo 14 fueron
consideradas como principales. Adicionalmente dividió para su estudio a la
entidad en tres zonas: 1) Pacífico Norte (oficinas de Guerrero Negro, Tor-
tugas, Asunción, Abreojos y San Juanico); 2) Pacífico Sur (oficinas de López
Mateos, San Carlos y Ciudad Constitución) y 3) Golfo de California (oficinas
de San Lucas, La Paz, Loreto y Santa Rosalía). Se ha mencionado que la pro-
ducción tiene un componente estacional, presentándose el pico de la misma
durante mayo a septiembre.
En la captura por especies con embarcaciones menores se registran para
la zona Pacífico Norte: principalmente pierna (Caulolatilus princeps y C.
affinis) y otras especies como lenguado (principalmente Paralichthys cali-
fornicus), verdillo (Paralabrax sp.), corvina (Cynoscion parvipinnis y otros
sciaenidos), jurel (Seriola spp., Caranx spp.), lisa (Mugil spp.) y cabrilla (Myc-
teroperca spp., Paralabrax spp., Epinephelus spp.). Entre las especies mas
representativas de la zona Pacífico Sur se han reportado: el verdillo (Parala-
brax sp.), la pierna (Caulolatilus princeps y C. affinis), la lisa (Mugil spp.) y el
lenguado (Paralichthys spp.) así como también la corvina (Cynoscion parvi-
pinnis), la mojarra (Eucinostomus spp. y otras especies de la familia Gerrei-
dae), sierra (Scomberomorus sierra), pámpano (Trachinotus spp.), roncacho
(Cheilotrema spp.), bocadulce (Umbrina spp., Menticirrhus spp.), jurel y bo-
tete (Sphoeroides spp.). Por último, en la zona del Golfo de California se ha
reportado mayor diversidad predominando la captura del guachinango (Lut-
janus peru), pierna, jurel, sierra y varias especies de la familia Serranidae que
incluyen el verdillo, cabrilla, estacuda y lucero.47
Respecto del esfuerzo pesquero, el Anuario Estadístico de Pesca (2003)
contempla el registro de 3,633 embarcaciones menores o pangas en la pesca
ribereña para Baja California Sur, aunque para 1994 ya se tenían registros de
3,474 embarcaciones menores en la misma entidad.48 El total nacional para el
año del 2003 fue de 102,807, correspondiendo a participaciones importantes
47 Ramírez-Rodríguez, 1996.
48 Ídem.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 309

de estados como: Sinaloa con 11,828 embarcaciones menores; Chiapas con


8,932; Sonora con 7,234; Michoacán con 5,171; Oaxaca con 5,090; Guerrero
con 4,744 y Nayarit con 4,442 por citar las más numerosas en el litoral del
Pacífico. Es necesario reconocer lo elevado del número de embarcaciones
registradas en la pesca ribereña en Baja California Sur, aunque no necesaria-
mente indica que es un esfuerzo efectivo de pesca, como ha sido asumido por
algunos autores,49 ya que no todas estas embarcaciones están en activo. Dada
esta situación, lo ideal es que los análisis realizados a partir de la captura por
unidad de esfuerzo (cpue) tomen en consideración información más detalla-
da al respecto, como son los viajes efectivos de pesca.
En este tipo de pesca se usan redes agalleras, trampas, palangres, cimbras
y anzuelos con líneas unitarias principalmente y se reconoce que la selectivi-
dad de estas artes de pesca es baja y un elemento poco conocido.
Prácticamente no se han hecho estudios que describan a los participan-
tes en este sector de la pesca ribereña en Baja California Sur. Sin embargo,
Ramírez-Rodríguez (1996) reporta que de acuerdo a información proporcio-
nada en ese entonces por la oficina de Fomento Pesquero del Estado, en las
pesquerías de escama en 1994 participaron 1,189 pescadores asociados a 21
Sociedades Cooperativas de Producción Pesquera, 171 adscritos a 11 Socie-
dades de Solidaridad Social y 186 organizados en 10 Uniones de Pescadores.
Además se registraron 75 permisionarios asociados a la Cámara Nacional de
la Industria Pesquera.
El grado de organización social de los productores de escama no ha sido
estudiado. Sin embargo, se pueden identificar niveles desde pescadores que
cuentan con un sistema que apoya su trabajo, hasta aquellos que se encuen-
tran entre los grupos más pobres de la sociedad. En la definición de estos gra-
dos influyen notoriamente los medios de comercialización de los productos.
La comercialización generalmente se realiza en playa a un intermedia-
rio o permisionario que frecuentemente participa en el avituallamiento y
proporciona la embarcación y equipos de pesca. Es común que éste último
establezca el precio del producto. Pocos son los casos en los que existe la
posibilidad de venta directa al mercado en un esquema de integración de la
cadena productiva.

49 Sala et al., 2004.


310 Del saqueo a la conservación

La Carta Nacional Pesquera (2004) enumera los casos de diversos re-


cursos de escama capturados en la pesca ribereña como lo son: baquetas,
cabrillas y verdillo (Serranidae); corvinas y berrugatas (Scianidae); huachi-
nango y pargos (Lutjanidae); jureles y medregales (Carangidae); lenguados
(Paralichthydae y Pleuronectidae); lisas (Mugilidae); pierna y conejo (Mala-
canthidae) y básicamente en todos los casos (salvo jureles y medregales) es-
tán considerados como pesquerías aprovechadas al máximo sustentable.
Respecto a fuentes adicionales de información y análisis pesquero, exis-
ten trabajos basados en observaciones directas, revisión de estadística pes-
quera, encuestas a pescadores a través de la denominada recuperación del
conocimiento tradicional y de búsqueda de información anecdótica, que lla-
man la atención sobre la disminución de la biomasa, disminución de la talla
de las especies objetivo, el distanciamiento de zonas de pesca de algunos de
los recursos obtenidos en la pesca ribereña, así como también la conclusión
de que en el Golfo de California está ocurriendo un proceso de sobre pesca
de predadores tope, lo que ha dado lugar a una composición de la captura
de especies en menor nivel trófico o el efecto de “fishing down”50. Sobre este
último efecto se conoce un análisis que tiene una interpretación que puede
ser diferente, respecto a esta condición de “pescando hacia abajo de la red
trófica” o “fishing down” (en la literatura especializada). Para las pesquerías
mexicanas en general (en ambos litorales del país) se ha propuesto que este
fenómeno no es generalizable, 51 ya que las pesquerías alcanzan un nivel esta-
ble desde los años 1980 y que dicho resultado se puede deber a las caracterís-
ticas multiespecíficas de las pesquerías y el bajo nivel tecnológico empleado
en la captura, así como también se admite la posibilidad de que no necesaria-
mente esto refleje un bienestar en los recursos bajo presión de pesca.
En el caso de las pesquerías de Baja California Sur en particular, se ha
analizado a través de dos indicadores de sustentabilidad, 52 como son las ten-
dencias de captura expresadas como un índice de capturas o Ic = Ln (C año/
Cpromedio) para los principales recursos, y a través del nivel trófico medio de
la captura (ntmc), tal como fue sugerido por Pauly53 en su artículo sobre

50 Sala et al., 2002; Sáenz-Arroyo et al., 2005; Sáenz-Arroyo et al., 2006


51 Pérez-España et al., 2006.
52 Ponce-Díaz et al., 2006.
53 Pauly et al., 1998.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 311

el “fishing down”. La hipótesis en este último caso es que los cambios en la


tendencia de los ntmc representan cambios en la estructura trófica de las
capturas, y por tanto en el ecosistema, y con ello se afecta además su función
y organización. El concepto resulta de gran importancia pues la sustenta-
bilidad a nivel de ecosistema depende en gran medida de la conservación
de su organización. Este análisis arroja (salvo en almejas y abulón en donde
hay estrategias específicas de recuperación) una tendencia horizontal o de
relativa estabilidad particularmente de los predadores tope. 54 No obstante
lo anterior, y por lo controversial del tema, se recomienda ampliamente al
lector el análisis detallado de las referencias citadas líneas arriba sobre este
concepto.
No hay duda en que las pesquerías sometidas a mayor presión de pesca y
con mayor problemática son las de la pesca ribereña. Existen diversas carac-
terísticas asociadas a este tipo de explotación pesquera que dan por resulta-
do una situación compleja y con limitadas oportunidades para la utilización
de estos recursos con optimización ecológica, económica y social que eviten
la sobreexplotación, que permitan establecer y alcanzar puntos de referencia
objetivos y tener control sobre los puntos de referencia límites o que induz-
can a la recuperación de ciertos recursos sobreexplotados.
A mi juicio, uno de los factores que mayor peso tiene en el desempeño de
las pesquerías ribereñas y particularmente de escama en México, es el rela-
tivo a la asignación de los derechos de propiedad o de acceso a los recursos
pesqueros y cómo es que estos derechos son custodiados. En la pesquería de
escama, frecuentemente en ciertas zonas y con ciertos recursos, se presenta
de facto una pesca de acceso abierto, lo cual es una condición necesaria y su-
ficiente para un uso no sustentable de este recurso natural. 55 Young56 a pesar
de consultar diversas fuentes (entrevistas) y la propia ley de pesca vigente en
México, interpreta erróneamente que el estado mexicano promueve el acce-
so abierto como una política pública explícita y concluye equivocadamente
que ésta es la forma de manejo de los recursos pesqueros nacionales como
bien público. En virtud de lo anterior, el reto principal en la dimensión legal
de la pesca es, simple y llanamente, el cumplimiento de la normatividad vi-

54 Ponce-Díaz et al., 2006, p. 209 y 211.


55 Hardin, 1968; Feeny et al., 1990, Seijo et al., 1997.
56 Young, 2001.
312 Del saqueo a la conservación

gente, ya que la legislación mexicana en la materia desde hace mucho tiempo


(y desde luego la actual ley de pesca) considera como violación a la misma,
la pesca o extracción sin autorización, permiso o concesión, lo que desde el
punto de vista estrictamente legal cancela el régimen de acceso abierto.

2.5 Pesquería de langosta


En el Pacífico noroccidental de México se tiene la pesquería de langosta
más antigua de México. Aunque existen antecedentes de explotación comer-
cial de langosta roja desde finales del siglo xix, los primeros reportes datan
de la segunda década del presente siglo. 57 Conforme al marco legal, hasta
antes de la década de 1920 el recurso fue explotado libremente, inclusive con
injerencia de empresas extranjeras, pero desde principios de los años treinta
el gobierno mexicano determinó la exclusividad de este recurso, entre otros,
para los pescadores ribereños mexicanos. En 1936-1938 se decretó especie
reservada a sociedades cooperativas y, durante casi cinco décadas, la explo-
tación de este recurso se realizó bajo dicho sistema, hasta que a mediados
de 1992 se derogó dicha exclusividad y la extracción quedó sujeta al nuevo
esquema de concesiones y permisos, en los términos de la nueva Ley de Pes-
ca.58 En este contexto, de acuerdo con Vega, 59 el desarrollo de la pesquería es
paralelo a la formación y consolidación de las sociedades cooperativas, así
como al establecimiento de la infraestructura para la industrialización.
Desde una perspectiva histórica, vale la pena apuntar las referencias,
acerca de la condición de dos poblaciones pesqueras de la zona Pacífico Nor-
te a principios del siglo xx (Punta Abreojos y Bahía Asunción), vinculadas a
la utilización del recurso langosta, aunque estos antecedentes pueden prác-
ticamente generalizarse para los demás poblados de la zona.
En el caso de Punta Abreojos, Arce y Sotero60 mencionan:

Se llegaba el mes de la langosta y la gente empezaba a salir, se alistaba para


hacer un largo viaje desde San Ignacio hasta El Batequi y El Campo del Me-
dio, utilizando sus escasos recursos y, lo más importante de todo, su medio de

57 Allen, 1916 y Wilson, 1948, citados por Vega et al., 1996.


58 Diario Oficial de la Federación, 22-06-1992.
59 Vega et al., 1996.
60 Arce y Sotero, 1998.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 313

transporte: en bestias o burros. Los cargaban de comida, les llenaban sus alfor-
jas de agua, sus mochilas de lona y sobre todo con muchas esperanzas de que
ahora sí, en esta temporada, les iba a ir bien con el favor de Dios.
Este trayecto duraba tres, cuatro o hasta más días, dependiendo del estado
del tiempo. El viaje lo hacían de manera escalonada: primero llegaban a San Sa-
bás, luego se pasaban a San Juan, otros se encaminaban a San Ángel y dicen que
era tan reconfortante llegar a estos sitios donde aprovechaban para descansar,
alimentarse, beber más raciones de agua, para continuar con su camino hasta
llegar a los campos pesqueros, donde se concentraban en los distintos lugares
de trabajo, tales como: El Batequi, El Campo del Medio, San Cristóbal y Punta
Prieta entre otros.

Sobre Bahía Asunción, el Sr. Inocencio Villavicencio Alvarado61 comenta:

Mi padre era gambusino y en la época de la langosta viajaba hacia Bahía Asun-


ción, Baja California Sur, que era en ese entonces, en los años treinta, un campo
pesquero con tres viviendas aproximadamente. Posteriormente el poblado cre-
ció de manera lenta con presencia también de pescadores japoneses, portugue-
ses e italianos y es hasta 1956 que el poblado empezó a crecer rápidamente a
raíz de la instalación en ese año de una empacadora de abulón.

La pesquería de langosta en la parte central occidental de la península de


Baja California ha representado, junto con la captura de abulón, la posibili-
dad de colonización de una amplia zona del litoral regional que de otra forma
hubiese sido prácticamente imposible, adicionalmente se ha generado una
forma de vida y cultura de la pesca que ha subsistido varias generaciones.
La curva de capturas o producción de langosta en Baja California Sur a lo
largo del tiempo puede apreciarse en la Figura 6, en donde se pueden distin-
guir básicamente cinco etapas:
a) Una etapa de baja producción entre los años 1956 a 1975 con produc-
ciones entre 100 y 300 t aproximadamente. Esta etapa coincide con la etapa
del inicio de uso más intensivo del recurso langosta y con la consolidación
de los grupos sociales de la pesca (cooperativas), así como con el inicio más

61 Com. pers. al autor; Sr. Inocencio Villavicencio Alvarado, mayo de 2006.


314 Del saqueo a la conservación

formal del establecimiento de la infraestructura para el proceso de los pro-


ductos pesqueros, particularmente en la zona de mayor producción; la zona
denominada Pacífico Norte.
b) Una segunda etapa de capturas de langosta que presenta una expan-
sión muy marcada de los rendimientos, al pasar de 350 a 1,489 t en los años
de 1976 a 1981 respectivamente.
c) Una tercera etapa que representa una disminución importante de las
capturas, al pasar de 1,227 a 797 t entre los años de 1982 y 1985.
d) Un cuarto periodo, de 1986 y 1998, donde se presentan fluctuaciones
marcadas en la producción de la langosta con diferencias que son importan-
tes, alrededor de las 500 t.
e) Finalmente, de 1999 al 2003, donde se aprecia una maximización y
tendencia hacia la estabilización de las capturas, al pasar de 1,047 a 1688 t
en este período.
Vega-Velázquez menciona que para la producción de langosta en todo el li-
toral de la costa occidental de la Península de Baja California se presentan tres
etapas. La inicial de subexplotación desde principios de siglo xx hasta 1945,
con un promedio de 300 t; la etapa de crecimiento y expansión de 1946 a 1960;
y la etapa de desarrollo y estabilización, desde 1961 al presente con produccio-
nes que fluctúan alrededor de las 1,300 t, siendo estas fluctuaciones atribuidas
más a factores ambientales que a los cambios en el esfuerzo pesquero. Por úl-
timo advierte que la pesquería alcanza ya su máximo desarrollo, y que ya no
tiene posibilidades de expansión, debido a que todas las áreas langosteras cos-
teras están distribuidas entre las cooperativas ribereñas establecidas.62
En la península de Baja California se encuentran registradas 1,110 em-
barcaciones menores para la pesquería de langosta. De 1986 a 2001, el 87
por ciento de la captura nacional se reporta en esta zona y, de ella, el 72 por
ciento se obtuvo en Baja California Sur, según la Carta Nacional Pesquera.
La captura presenta notables fluctuaciones, que parecen responder a efectos
de la variabilidad ambiental, entre ellos los eventos El Niño y La Niña. La
extraordinaria tendencia creciente de las últimas diez temporadas puede ser
explicada por ajustes en el manejo, el mejoramiento de la eficiencia de artes y
accesorios de pesca, además de condiciones ambientales favorables.63
62 Vega-Velázquez et al., 1996.
63 Carta Nacional Pesquera, D.O.F., 15 de marzo del 2004.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 315

Figura 6. Serie histórica de capturas de langosta en Baja California Sur,


toneladas (peso vivo)

L a n g o s ta

1,800
1,600
1,400
Captura (t)

1,200
1,000
800
600
400
200
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010
Años

Fuente: Ponce-Díaz et al., 2006.

La pesquería de langosta, si bien se lleva a cabo en todo el litoral occi-


dental del estado de Baja California Sur, se encuentra estudiada mayormente
en la región entre Isla de Cedros (B.C.) y Punta Abreojos (B.C.S.) por ser la
zona donde se presenta la mayor producción, tanto de este recurso como del
abulón. Adicionalmente se cuenta con la mayor información técnica y cien-
tífica sobre estos recursos y sobre las organizaciones productivas, así como
de los poblados en donde se lleva a cabo la actividad productiva de la pesca.
Las poblaciones asentadas en esta zona son: Isla de Cedros (B.C.), Isla Nati-
vidad, Punta Eugenia, Malarrimo, Bahía Tortugas, Puerto Nuevo, San Pablo,
San Roque, Bahía Asunción, Punta Prieta, San Hipólito, La Bocana y Punta
Abreojos (estas últimas en B.C.S.), con un total de 9,644 habitantes y aproxi-
madamente 1,300 socios cooperativistas.64
Las langostas son transportadas por las embarcaciones a los centros de
recepción distribuidos a lo largo de la costa. La mayor parte de la captura es
vendida en presentación viva. Sin embargo, alguna cantidad se procesa cocida
entera, se empaca en cajas y se congela o también se congelan colas de langos-
ta. El principal mercado para la langosta de la península de Baja California es
64 Ponce-Díaz et al., 1998.
316 Del saqueo a la conservación

Asia. Las langostas son transportadas en tránsito a San Diego y Los Ángeles,
y después transbordadas principalmente con destino hacia Taiwán.65
La importancia de la pesquería se pone en relieve entre otros indicadores
con el valor de la producción, que ascendió a 16 millones de dólares para Baja
California Sur durante 1997, uno de los pilares de los ingresos pesqueros en
la costa occidental de la península.66
Se considera que el recurso está siendo explotado al nivel de rendimiento
máximo sostenible en la zona central de la península (Isla de Cedros, B.C., a
Punta Abreojos, B.C.S.). Algunas áreas al norte y al sur presentan señales de
deterioro no determinado,67
Como ha sido mencionado, la pesquería de langosta en Baja California Sur,
particularmente la que opera en la zona denominada Pacífico Norte, se consi-
dera que se encuentra en una buena situación. Independientemente de la ob-
servancia de la normatividad pesquera que realizan respecto a controles como
tallas, vedas, artes de pesca etc., los productores de esta zona, agrupados en va-
rias cooperativas pesqueras concesionarias del recurso, impulsaron de manera
voluntaria el proceso de certificación de sustentablidad pesquera que promue-
ve la organización no gubernamental Marine Stewardship Council (msc),68 a
fin de someterse a los estándares para la actividad de la pesca de este recurso
que ha establecido dicha organización, el cual especifica la adopción de un
sistema que asegura que el logotipo del msc en los productos pesqueros es un
respaldo confiable de que el producto es derivado de una pesquería bien mane-
jada y sustentable tal como lo definen los principios y criterios del msc.69
En Baja California Sur la langosta se ha pescado de una manera sistemá-
tica desde la segunda década del siglo xx, y desde entonces a la actualidad
las capturas han evolucionado desde cifras bajas a partir de unos cientos
de toneladas hasta una estabilización en lo que se considera el rendimiento
máximo sostenido con alrededor de 1,300-1,400 t anuales en promedio en
los últimos años.
La pesquería de langosta en Baja California Sur, específicamente la que
se desarrolla en la parte central de la costa occidental de la península de Baja
65 Chafee, 2003.
66 Vega et al., 1999
67 Carta Nacional Pesquera, D.O.F., 15 de marzo del 2004
68 Alentada por la wwf y la empresa de alimentos Unilever.
69 http://www.msc.org/html/content_505.htm.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 317

California, tiene una condición adecuada desde la perspectiva de varios indi-


cadores como son: la biomasa del stock sujeto a aprovechamiento, las medi-
das de ordenamiento y manejo, así como de los procesos de transformación
y comercialización.
La perspectiva de esta pesquería es la de consolidación en mercados nue-
vos como son la de presentación viva y la incursión en el mercado de productos
eco-certificados que permita tanto diversificar destinos como las presentacio-
nes de este recurso, y concretar un ingreso adicional respecto de los produc-
tos tradicionales. Por otra parte será adecuado profundizar en los esquemas
de manejo para que los productores, junto con la autoridad pesquera e intere-
sados en la pesquería, generen una capacidad de adaptación a las circunstan-
cias variantes de las abundancias de los recursos pesqueros derivados de las
condiciones del clima marino imperante en las zonas de pesca.

2.6 Pesquería de sardina


En México, la captura comercial de sardinas y anchovetas, conocida tam-
bién como de pelágicos menores, se desarrolla como una pesquería industria-
lizada principalmente en el noroeste de México, tanto en la costa occidental
de la península de Baja California, como en el Golfo de California. Su cap-
tura en algunos años ha contribuido con más del 40 por ciento de la captura
total nacional de peces (477,076 t de pelágicos menores de 1,066,838 t totales
en México durante 1987).70
Por otra parte, existen referencias71 que en términos de peso desembar-
cado, las pesquerías de pelágicos menores (sardinas, anchovetas y afines) son
las más importantes del país. Tradicionalmente las descargas se destinan a
la elaboración de harina y aceite de pescado (85%) y de productos enlatados
y congelados. En años recientes ha aumentado la proporción de productos
enlatados para el consumo nacional y para exportación.
Durante 2003, Baja California Sur se situó en el segundo lugar en la cap-
tura de sardina, con 59,896 t, después del estado de Sonora con 315,144 t,72 lo
que resalta la importancia que esta pesquería tiene para esta entidad federa-
tiva, al ser el principal recurso pesquero en términos de volumen.

70 Lluch-Belda et al., 1994 citado por Rodríguez-Sánchez et al., 1996


71 Instituto Nacional de la Pesca, 2000.
72 Anuario Estadístico de Pesca, 2003.
318 Del saqueo a la conservación

De acuerdo con Rodríguez-Sánchez, et al., en Bahía Magdalena la flota


captura las siguientes especies:73

Familia Nombre común Nombre científico


Clupeidae Sardina monterrey Sardinops caeruleus
Sardina crinuda Opisthonema libertate
Sardina crinuda Opisthonema medirrastre
Sardina crinuda Opisthonema bulleri
Sardina japonesa Etrumeus teres
Engraulididae “Sardina” bocona Cetengraulis mysticetus
Scombridae Macarela Scomber japonicus

La sardina Monterrey, que es la más importante, pertenece a la categoría


de las llamadas sardinas verdaderas. Mundialmente es bien cotizada y por
su valor nutricional se recomienda destinarla sólo para el consumo humano
directo. Estas pesquerías son multi-específicas. Esto significa que se captu-
ran varias especies con el mismo sistema (barco y red de cerco con jareta),
en ocasiones en la misma jornada de pesca. En los puertos de Bahía Magda-
lena, B.C.S., la composición específica de las descargas es similar a la de los
puertos de Sonora. En la presente década, la sardina Monterrey constituye la
mayor parte (70 por ciento), seguida por la crinuda (20 por ciento) (Instituto
Nacional de la Pesca, 2000).
Respecto a las capturas de sardina en Baja California Sur (Fig. 10) estas
muestran una etapa incipiente afines de los años 1950, posteriormente du-
rante la siguiente década se registran capturas entre las 5,000 y 10,000 tone-
ladas. Es a partir de los años 1970 que comienza la explotación propiamente
industrial y masiva de este recurso, al registrarse una tendencia de aumento
en las capturas desde alrededor de las 5,000 toneladas hasta alcanzar las
30,000 toneladas en el año de 1980. Posteriormente se evidencia muy bien
el efecto de disminución drástica de los desembarques durante 1982-1984,
como consecuencia del fenómeno de El Niño, para presentarse luego una
recuperación con capturas que oscilaron alrededor de las 25,000 toneladas
el resto de la década de los años 1980. De 1990 al 2000, se observa una alta

73 Rodríguez-Sánchez et al., 1996.


Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 319

Figura 6. Serie histórica de capturas de sardina en Baja California Sur,


toneladas (peso vivo)

P es quería de S ardina, en B .C .S .

50,000
45,000
40,000
35,000
Captura (t)

30,000
25,000
20,000
15,000
10,000
5,000
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010

Años

Fuente: Ponce-Díaz et al., 2006.

variabilidad en cuanto a las capturas y de nueva cuenta se aprecia una caída


drástica asociada a las condiciones anómalas del clima marino particular-
mente por El Niño de 1997-1998, llegando a registros de 10,000 toneladas
en el año de 1999. A partir de este punto se aprecia una recuperación de las
capturas hasta alcanzar en 2004 la cifra más alta de todo el periodo de la
pesquería con aproximadamente 45,000 toneladas.
¿Pero qué dimensión ha tenido el nivel de presión de pesca a que se ha visto
sometido este recurso? Respecto al número de barcos que operan en esta pes-
quería, el comportamiento nacional, es decir el noroeste de México, ha mos-
trado una disminución en los últimos años como se muestra en la tabla 1.
En el caso de Bahía Magdalena, también se ha registrado, a partir de un
máximo en 1978, la disminución del número de barcos por año en la pesque-
ría de sardina74 como se muestra en la tabla 2.
De acuerdo con Hernández-Vázquez para los años del estudio (1972-1981)
la pesquería de sardina en Bahía Magdalena, tuvo su mayor auge en 1975, con
27,846 toneladas capturadas a través de 929 viajes. A partir de 1976 el núme-

74 Hernández-Vázquez, 1983.
320 Del saqueo a la conservación

Tabla 1. Número de barcos en Bahía Magdalena, por año y sector en el


período 1990-1998

Año Social Privado Público Barcos


1990 16 77 8 101
1991 6 76 19 101
1992 6 73 18 97
1993 8 76 14 98
1994       94
1995       81
1996       77
1997       69
1998       69
Fuente: Instituto Nacional de la Pesca, 2000. Sustentabilidad y Pesca Responsable en México; Eva-
luación y Manejo 1999-2000. Peces pelágicos menores, Instituto Nacional de la Pesca. México, D.F.

ro de viajes empezó a disminuir, de tal modo que para el período 1977-1981


osciló alrededor de los 500 viajes (un poco más de la mitad de los efectuados
en 1975).75 Evidentemente, esto se refleja en los montos de las capturas, que a
partir de 1977 han fluctuado alrededor de las 13,000 toneladas, a excepción
de 1980 con 18,390 toneladas. Es el año de 1978 en el que se registran más
barcos pescando (19); para el resto de los años el número de embarcaciones
fluctúa entre 11 y 18. En 1972 operaron pocos barcos, ya que aún no operaba
la planta de San Carlos, la cual entró en funciones al año siguiente. Se obser-
va una fuerte variación en el número de barcos que llevaron a cabo menos
de 50 viajes al año. Así, los barcos con más de 50 viajes anuales varían de 2 a
7, a los cuales se les ha llamado de operación continua, mientras que el resto
fluctúa de 2 a 16 (barcos de operación discontinúa).
Por su parte Ponce-Díaz señala que el numero de embarcaciones que ope-
ró en la pesquería de sardina en Bahía Magdalena, durante los años 1971-
1985 fue el enlistado en la Tabla 3.76
Ponce-Díaz y Lluch-Belda77 realizaron un análisis de la flota sardinera-
anchovetera del noroeste de México con especial énfasis en la eficiencia
operativa de pesca. El análisis comprendió aspectos relacionados con las

75 Ibídem.
76 Ponce-Díaz, 1998.
77 Ponce-Díaz y Lluch-Belda, 1990.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 321

Tabla 2. Número de barcos por año en Bahía Magdalena


durante el período 1972-1981

Año Barcos
1972 4
1973 11
1974 18
1975 14
1976 16
1977 16
1978 19
1979 14
1980 13
1981 14
Fuente: Hernández-Vázquez S., 1983. Análisis y normalización del esfuerzo pesquero de la flota
sardinera de Bahía Magdalena, B.C.S., México. Tesis de Maestría. cicimar-ipn.

características de las embarcaciones y se determinó la eficiencia operativa


de la flota por dos vías: una estimando los poderes relativos de pesca con
ayuda de la captura por unidad de esfuerzo (cpue) y por la otra evaluando
la capacidad de bodega utilizada por los barcos en términos de porcentaje.
El estudio concluye que la dimensión de la flota (en los años 1980) no debie-
ra incrementarse, que los barcos chicos y grandes operan diferencialmente
de acuerdo al recurso sobre el cual actuarán (sardina o anchoveta), que la
categoría de barcos más eficientes operativamente hablando son los de 101-
150 toneladas de capacidad de bodega. Por último los autores apuntaban
la necesidad de un adecuado manejo de la flota en su conjunto (movilidad
de la flota entre puertos del noroeste de México) para con ello evitar la so-
brecapitalización en la fase extractiva en particular y de la pesquería en lo
general.
Los niveles de captura promedio por viaje y por categoría de barcos en Ba-
hía Magdalena para el período 1972-1985, fueron de 21 ton/viaje para barcos
de la categoría de 1 a 50 toneladas de capacidad de bodega; 24 ton/viaje para
la categoría de 51 a 100 toneladas de capacidad de bodega y 34 ton/viaje para
embarcaciones de 101 a 150 toneladas de capacidad de bodega.78

78 Ponce-Díaz y Lluch-Belda, 1990.


322 Del saqueo a la conservación

Tabla 3. Número de barcos por año en Bahía Magdalena durante el período


1972-1985
Año Barcos
1972 4
1973 7
1974 16
1975 14
1976 16
1977 16
1978 19
1979 16
1980 17
1981 14
1982 9
1983 8
1984 7
1985 6
Fuente: Ponce Díaz G. 1998. Análisis de la flota sardinera–anchovetera del noroeste de México.
Tesis de Maestría. cicimar-ipn. La Paz, B.C.S.

Para determinar la dimensión total de organismos muertos por la pesca y


que es ejercida por una flota sobre cierto recurso, es necesario considerar en-
tre otras variables el esfuerzo efectivo de pesca, mismo que en este caso tiene
relación con el nivel de viajes realizados por la flota sardinera. La evolución
del número de viajes de pesca en Bahía Magdalena (Fig. 11) durante el pe-
riodo de 1981-2004 presenta una tendencia hacia el aumento desde el año de
1983 hasta alcanzar los 900-1,000 viajes anuales entre los años 2002-2004.79
Se sabe que para el año 2004 en la zona de Bahía Magdalena operaron
ocho barcos que descargaron tanto en Puerto San Carlos como en Puerto
Adolfo López Mateos.80 Sin embargo, el nivel de esfuerzo pesquero, medido
en viajes de pesca para ese mismo año fue de 886 viajes de pesca. Esto pone
de manifiesto el aumento sustancial de eficiencia que han logrado las embar-
caciones sardineras, pues hay que recordar que en el año de 1975, con casi
79 Félix Uraga, datos no publicados, com. pers., cicimar-ipn.
80 Félix-Uraga com. pers. cicimar-ipn.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 323

el doble de embarcaciones (14), se realizaron 929 viajes de pesca en la zona


alcanzando capturas de 27,846 toneladas,81 lo que resulta en un promedio de
30 ton/viaje, mientras que en años recientes (2004) con 886 viajes de pesca
se lograron capturar 48,405 toneladas, reportando un promedio de 54.7 ton/
viaje,82 comparados con los 34 ton/viaje estimados por Ponce-Díaz y Lluch-
Belda (1990) durante los años 1980. Todo lo anterior permite concluir que si
bien el número de barcos en la pesquería de sardina en Bahía Magdalena ha
disminuido a lo largo del tiempo, su eficiencia operativa ha ido en aumento.
A nivel nacional se registran 75 embarcaciones con permiso de pesca, aun-
que operan 50.83
Como medidas de manejo, en la nom-003- pesc-199384 se señalan, entre
otras, las tallas mínimas de captura para sardina Monterrey (150 mm de
longitud patrón), crinuda (160 mm lp), anchoveta (100 mm lp) y se limita
el ingreso de nuevos permisos a la pesquería al norte del paralelo 20º N. Así
mismo se regulan aspectos sobre el tamaño máximo permitido en las redes
de cerco para la captura de pelágicos menores en función de la capacidad de
bodega.85 Respecto a los puntos de referencia para la explotación pesquera,
la misma Carta Nacional Pesquera, menciona que el rendimiento óptimo
por temporada para todos los pelágicos menores es de 410,000 toneladas.
En cuanto a la tasa de explotación para estas especies se recomienda una de
0.25. En relación al estatus de la pesquería, se considera que ésta se encuen-
tra en su conjunto estabilizada. En Sonora se está recuperando después de un
fuerte desplome (sardina Monterrey) e incluso hay una iniciativa para some-
ter a esta pesquería a un proceso voluntario de ecocertificación a través del
Marine Stewardship Council (msc). En Ensenada la recuperación es menos
rápida, y en Bahía Magdalena y Mazatlán las pesquerías han permanecido
más estables, con tendencia ascendente.
Entre los controles de la pesquería como son permisos de pesca (esfuerzo
pesquero), vedas y tallas mínimas de captura, se ha mencionado que estas
últimas son la que tienen más problemas para su respeto, 86 por lo que se
81 Hernández-Vázquez, 1983.
82 Félix- Uraga, 2006; Félix-Uraga, com. pers. cicimar-ipn.
83 Carta Nacional Pesquera, 2004.
84 Diario Oficial de la Federación, 31/12/93.
85 Rodríguez-Sánchez, et al., 1996.
86 Smith, 2004.
324 Del saqueo a la conservación

Figura 7. Esfuerzo de pesca en numero de viajes en la pesquería de sardina


de Bahía Magdalena, B.C.S.

Fuente: Félix-Uraga R. 2006; (Félix-Uraga, comunicación personal, cicimar-ipn).

considera que es necesaria una observancia más efectiva de este y otros con-
troles técnicos. Esto debido a que la propia autoridad pesquera reconoce que
es importante respetar las disposiciones sobre talla mínima, por lo que reco-
mienda hacer funcionales y operativos a los Subcomités de Pesca estableci-
dos en Baja California Sur, así como la medida sobre la captura incidental de
sardina Monterrey juvenil —menor a 150 mm lp— para que no exceda el 30
por ciento en número por temporada, lo cual incluso puede ser alto.87
Una vez registrada una caída tan drástica de la producción de sardina en 1992-
1993, autores como Nadal Egea asocian esta situación a una presión de pesca exce-
siva que no respetó las tallas mínimas de captura de esta especie a lo largo de varios
años y que modificó la estructura de tallas de la población, por lo que plantea: 88

¿En que medida el evento El Niño de 1991-1992 es responsable del colapso de


esta pesquería? La pregunta es fácil de contestar: cuando una población se en-
cuentra sobreexplotada, un fenómeno de las magnitudes de éste fácilmente pue-

87 Carta Nacional Pesquera, 2004.


88 Nadal Egea, 1996.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 325

de provocar el colapso de la pesquería. De este modo, la causa fundamental del


desastre es la irresponsable sobreexplotación y la incapacidad de las autoridades
del sector pesquero para imponer normas para un mejor manejo del recurso.

Por otra parte se ha concluido que la capacidad industrial de proceso total


en el noroeste se encuentra sobredimensionada en alrededor del 40 por cien-
to, en relación al total de la oferta biológica y el índice de aprovechamiento
extractivo de la flota (capacidad de acarreo-descarga) es de aproximadamente
70 por ciento.89 Lo anterior finalmente indica que como sociedad utilizamos
más recursos económicos de los necesarios para obtener un nivel determina-
do de recurso natural como insumo de la industria y que, por tanto, hacemos
una asignación inadecuada de recursos económicos, lo que es frecuente no
sólo en las pesquerías sino en varias ramas de la actividad económica.
El problema anterior tiene que ver, en entre otros factores con la pregunta
sobre cómo abordar desde el punto de vista de manejo de un recurso natu-
ral; es decir, el tema de la variabilidad ambiental que afecta los rendimientos
pesqueros. Se ha concluido que los pelágicos menores son recursos altamen-
te variables, cuya abundancia y disponibilidad responde fuertemente a El
Niño y La Niña, como es el caso de la sardina en el Golfo de California.90 Adi-
cionalmente, se ha reportado que las existencias de pelágicos menores sufren
cambios importante de baja frecuencia (20 a 60 años)91 y esto evidentemente
afecta el manejo y la planeación de las inversiones en el sector pesquero, por
lo que se ha considerado la necesidad de abordar el tema de incertidumbre
en las pesquerías.
De acuerdo con Caddy y Mahon:92

La incertidumbre, tal como se definió en la Consulta Técnica sobre el Enfoque


Precautorio en Pesquerías (ctep) es “la imperfección en el conocimiento sobre
el estado o los procesos de la naturaleza” (fao/Gobierno de Suecia, 1995). La
incertidumbre estadística es “la aleatoriedad o el error proveniente de varias
fuentes como las descritas al usar la metodología estadística”. La ctep define

89 Carta Nacional Pesquera, 2004.


90 Lluch-Belda et al., 1986.
91 Carta Nacional Pesquera, 2004.
92 Caddy y Mahon, 1996.
326 Del saqueo a la conservación

el riesgo como “la probabilidad de que pase algo malo.” Note que en términos
de teoría de decisiones el riesgo es definido como las pérdidas promedio o las
pérdidas que se pronostican cuando algo malo sucede.
Claramente, cuando las decisiones de ordenación van a basarse en estimados
cuantitativos, provenientes de los modelos de evaluación pesquera, es deseable que
la incertidumbre sea cuantificada y utilizada para calcular la probabilidad de lograr
el objetivo deseado y/o de incurrir en eventos indeseables. El proceso de comuni-
car este riesgo a los que toman las decisiones está aún en sus primeros estados de
desarrollo y presenta retos sustanciales, tanto a los técnicos pesqueros como a los
administradores. Por otro lado, los administradores pesqueros y los participantes
en la pesquería deben desarrollar medios para evaluar objetivamente los costos po-
tenciales de los eventos indeseables y definir los niveles de riesgo aceptables y de
capturas a corto plazo que puedan contribuir a reducir estos riesgos.
Cuando se proponen medidas de ordenación es deseable la evaluación de los
costos esperados y de aquellos eventos indeseables que pueden resultar de una
acción particular (Beddington, 1978; Francis, 1991, citados por Caddy y Mahon,
1996). Mientras que en el pasado esta práctica ha sido rara, en los últimos años
algunos fracasos en la ordenación de poblaciones bien estudiadas ha transfor-
mado a este asunto en una prioridad científica.

En consecuencia, el enfoque precautorio surge a partir de la siguiente


base: en ausencia de información precisa, puede ser necesario establecer ob-
jetivos prudentes.93
Las consideraciones tanto de incertidumbre, riesgo y enfoque precauto-
rio son recomendables en el manejo de todos los recursos pesqueros y parti-
cularmente en aquellos como los pelágicos menores, en donde la variabilidad
ambiental introduce un factor de influencia muy importante en el desempe-
ño de las pesquerías.

Conclusión
Si bien se ha presentado en ciertos recursos pesqueros en Baja Cali-
fornia Sur una captura sin medida ni restricciones, lo que podemos de-

93 Instituto Nacional de la Pesca, 1991.


Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 327

nominar como saqueo —que bien puede ejemplificarse, de acuerdo con


diversos autores, con el caso más conocido de la madreperla o bien de
sobrepesca en otros recursos— no necesariamente es el común denomi-
nador de todas las pesquerías de la entidad. Se requiere un análisis de-
tallado caso por caso, entendiendo las particularidades y características
específicas de cada pesquería para llegar a conclusiones acerca del estado
del recurso.
Así por ejemplo no es posible comparar de manera directa las formas de
uso y cumplimiento de normatividad institucional y no institucional (acuer-
dos internos) de las cooperativas de la denominada región Pacífico Norte,
con respecto de las que operan en las cercanías de Bahía Magdalena. El tiem-
po de vida, la madurez y la funcionalidad de unas organizaciones con respec-
to de otras, así como el tipo de recursos explotados y mercados de acceso, les
imponen condiciones distintas de operación. Por otra parte las caracterís-
ticas biológicas y de mercado (principalmente precio) de los recursos bajo
aprovechamiento en Baja California Sur, imponen igualmente condiciones
que se traducen en incentivos o motivaciones para presionar por medio del
esfuerzo pesquero a las poblaciones naturales.
En varios trabajos sobre las pesquerías de Baja California Sur se plantea
que a partir del esfuerzo pesquero aplicado en exceso la biomasa de diver-
sos recursos ha disminuido, que sus tallas han decrecido y que los bancos
de pesca son más lejanos con el tiempo, por lo que se concluye que, por lo
tanto, estamos haciendo un uso inadecuado e irracional de los recursos na-
turales (particularmente marinos). Si pescamos mal, habrá que hacerse, en-
tre otras, las siguientes preguntas: ¿por qué pescamos mal?, ¿cómo es que
pescamos mal?, ¿es sólo exceso de pesca o esfuerzo pesquero (f) o hay otras
variables que disminuyen los niveles de abundancia poblacional? Ciertamen-
te la disminución de biomasa en algunas especies mayormente vulnerables
como abulón y almeja catarina, a las que también se les asocia una relación
estrecha entre los rendimientos y las variables ambientales, las coloca en una
situación crítica debido a que podrán ser más susceptibles de afectación ne-
gativa por el efecto combinado tanto de la mortalidad por pesca como por
parte de de los fenómenos ambientales adversos tipo El Niño.
Por otra parte, es relevante para un mejor uso, manejo y conservación de
los recursos pesqueros de Baja California Sur integrar las fases de la actividad
328 Del saqueo a la conservación

productiva, generando mayor valor e ingresos a través de la transformación y


adecuada comercialización. Baste llamar la atención acerca del impacto que
la actividad pesquera tiene en el estado, de acuerdo con Cortés-Ortiz:94

Por sí solo, el sector pesca se sitúa en el séptimo lugar en cuanto a su apor-


tación al valor bruto de la producción (vbp) estatal, pero una vez que se le
examina junto con el de procesamiento de alimentos —del cual la pesca es
el principal proveedor de materia prima—, la aportación combinada se eleva
a 9.7 por ciento. Es necesario analizar juntos a estos dos sectores, ya que son
los únicos en la economía estatal que muestran fuertes encadenamientos ha-
cia adelante y hacia atrás, respectivamente (Fuentes et al., 1999; citados por
Cortes-Ortiz et al., 2006); en tal caso, los dos combinados ocuparían el primer
puesto en cuanto a contribución al vbp. En lo relativo al valor agregado (va), la
aportación individual de la pesca es de 6.9 por ciento, mientras que el proce-
samiento de alimentos aporta 5.39; de nuevo, los dos sectores juntos se ubican
en una posición de liderazgo en la generación de ingreso. La pesca representa
16.07 por ciento de las exportaciones totales del estado y es por sí sola, el se-
gundo sector exportador después de la minería. Si se le agregan las exportacio-
nes de alimentos procesados, que mayormente se componen de productos del
mar, el papel estratégico de las pesquerías sudcalifornianas queda subrayado
con toda claridad.

Por otro lado, la definición sobre las reglas de acceso a los recursos na-
turales es primordial, el acceso abierto es la peor situación en la que puede
encontrase la utilización de un recurso pesquero. Existen en la literatura
especializada planteamientos de cómo tratar de evitar el uso no susten-
table de los recursos naturales al que conduce el acceso abierto; esto es:
propiedad privada, propiedad comunal e incluso propiedad estatal. Si bien
todos y cada uno de ellos tiene ventajas y desventajas es pertinente aplicar-
los en sus distintas modalidades o una combinación de ellas para evitar la
“Tragedia de los comunes”. En este sentido es relevante apuntar que en la
legislación mexicana correspondiente está cancelada jurídicamente la po-
sibilidad del acceso irrestricto, sin embargo, hay que apuntar que a pesar

94 Cortés-Ortiz et al., 2006.


Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 329

de esta condición, por la limitación de la autoridad para hacer cumplir la


normatividad, en ciertos casos (particularmente en pesca de escama y al-
gunas otras de ribera) es común que ocurra de facto el acceso abierto con
sus consecuencias negativas.
Si desde el punto de vista legal en México, el acceso abierto está cance-
lado, entonces la extracción no autorizada de recursos pesqueros, cae en los
supuestos que tiene la actual Ley de Pesca (Artículo 24) para calificar a dicha
extracción, como una infracción a la ley o captura ilegal, la cual tiene en con-
secuencia sanciones administrativas (multas y decomisos entre otros), en mu-
chos de los casos muy inferiores a la potencial ganancia que se obtiene con
la realización del ilícito. De acuerdo con el trabajo clásico de Becker (1968)
sobre crimen y castigo, el agente económico toma una medida “racional” al
cometer un delito, si después de evaluar intuitivamente la probabilidad de
ser aprehendido, identifica que esta probabilidad es baja y que el costo de su
acción ilegal es igualmente bajo con respecto a la obtención de ganancias. En
la actividad pesquera en México, por muy diversas razones, la probabilidad
de sorprender a quien evade la ley de pesca es muy baja y los costos asociados
al castigo por ello también, por lo que un reto fundamental es aumentar sus-
tancialmente tanto la probabilidad de capturar al infractor como el castigo
asociado a la infracción misma.
Lo anterior pone de manifiesto que la observancia o cumplimiento de la
ley es un asunto de principal importancia y que independientemente de me-
canismos administrativos que deba emplear la autoridad federal para hacer
cumplir la normatividad pesquera, debe darse una transición hacia la mayor
participación de entidades con litoral en las facultades en esta materia. Esto
ya se contempla en la nueva ley de pesca que ha aprobado el Congreso de la
Unión recientemente a partir de la modificación constitucional del artículo
73 y que, de resolver las observaciones hechas por el Ejecutivo Federal, espe-
ra su promulgación y entrada en vigor. En este sentido es deseable que, entre
otras medidas, para mejorar el desempeño de las pesquerías y en consecuen-
cia del estatus de los recursos pesqueros, se practiquen y consoliden nuevos
esquemas de manejo (co-manejo, manejo adaptativo, manejo de abajo hacia
arriba, etc.) y de toma de decisiones que involucren a las autoridades de di-
versos niveles, productores, académicos, comercializadores, organizaciones
no gubernamentales (ong) e interesados en general (stake holders).
330 Del saqueo a la conservación

Así mismo, es importante hacer coincidir y aplicar efectivamente la nor-


matividad local, regional y global, como la ley de pesca y su reglamento,
acuerdos multilaterales regionales y el Código de Conducta para la Pesca
Responsable- fao, entre otros.

Agradecimientos
gpd agradece al proyecto ep5.1 del cibnor, al proyecto semarnat-co-
nacyt 2004-C01-153 por el apoyo parcial para la elaboración del presente
trabajo. Así mismo se agradece al conacyt por el apoyo para desarrollar una
estancia posdoctoral en cicimar-ipn (expediente 050343); convenio ipn-co-
nacyt d.a.aj.i100/029/06 mod-ord-33-05 pci-090-01-06, durante la cual se
culminó el presente estudio. Se agradece al Dr. Roberto Félix Uraga sus co-
mentarios y la información proporcionada sobre la pesquería de sardina.

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336 Del saqueo a la conservación
Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 337

Capítulo 8

Modelos de desarrollo acuícola


en Baja California Sur: ¿saqueo
o alternativa sustentable?
Mario Monteforte

D
urante el último decenio se ha observado el rápido crecimiento de la
acuacultura en volumen de producción y extensión geográfica. En
paralelo, el progreso científico y tecnológico ha permitido incremen-
tar el número y variedad de especies que se pueden cultivar comercialmente,
así como la apertura y factibilidad técnica hacia diferentes tipos de ecosiste-
mas, naturales o artificiales, marinos y dulceacuícolas, donde la práctica de
esta actividad resulta viable. Por ejemplo, se han alcanzado tecnologías al-
tamente eficientes con base en la producción controlada de semilla, larvas
y juveniles de varias especies, en conjunción con notables avances en líneas de
investigación relacionadas con la nutrición, medicina veterinaria, inmunología
y patología, fisiología, bioenergética, ingeniería genética, etc. Las estrategias de
manejo, tanto de cultivo intensivo como extensivo, se han perfeccionado tan-
to, que incluso en muchos casos se alcanzan escalas de producción industrial.
La acuacultura ha contribuido con algunas soluciones a los problemas so-
cioeconómicos y de nutrición que afectan a las comunidades humanas, a tra-

 fao Fisheries Department (2004), State of world fisheries and aquaculture, 155 pp.

[337]
338 Del saqueo a la conservación

vés de su potencial para producir a bajo costo gran cantidad de alimento rico
en proteína de calidad, así como productos de lujo con alto valor agregado (alta
gastronomía, nácar, perlas, ornamentos y joyería). Numerosos programas de
recuperación y conservación de ecosistemas se apoyan también en la acuacul-
tura como alternativa para tratar de resolver los problemas de sobreexplota-
ción y deterioro del hábitat que se observan en muchas regiones del mundo.
Sin embargo, la acuacultura debiera generar menor costo ambiental, so-
cioeconómico y cultural debido a los impactos, inherentes o provocados, que
tiene esta actividad.
El origen, la evolución y el efecto de los impactos generados por la acua-
cultura comercial han sido estudiados mediante una amplia variedad de mé-
todos y estrategias.  El perfil de tales impactos depende de una gran variedad
de factores. Así, las especies pueden ser marinas, de agua dulce, nativas, no-
nativas, genéticamente modificadas, filtradoras, carnívoras, consumidoras
de alimento artificial, etc. Cada una de ellas posee su propio conjunto de
respuestas ante el manejo en cultivo comercial. Existen diferentes niveles
de desarrollo tecnológico y eficiencia: producción en laboratorio, captación
de semilla, pesquería de materia prima, encierros y engorda, etc. Los estilos
de manejo son diferentes: sistemas cerrados o semi-cerrados, estanquería,
corrales, presas, reservorios, y centenares de artefactos flotantes o de fondo.
Dicho perfil también depende de la representatividad que tiene la línea de
conservación sustentable entre los actores y grupos en posición de decidir

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Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 339

por uno u otro modelo de desarrollo. La dinámica de oferta y demanda, y las


estructuras de negocio, a su vez juegan un papel importante en la definición
de estos perfiles, desde la escala local a la internacional.
Los conceptos y criterios para evaluar la sustentabilidad de la acuacultu-
ra comercial son temas al origen de intensos debates y antagonismo entre la
multitud de actores y grupos involucrados. Ciertamente existen diferencias
muy amplias entre países, incluso a escala regional, en la tasa de crecimiento
y las tendencias de desarrollo en cuerpos de agua (marino o dulceacuícola),
y en las políticas que rigen el uso de los servicios ambientales y socioeconó-
micos. Diferencias de este tipo se pueden apreciar, por ejemplo, en la com-
plejidad y los criterios de aprobación de los estudios de impacto ambiental, y
en los niveles de conciencia y precaución sobre la conservación y los límites
de lo aceptable.
A pesar de los argumentos a favor, y de la influencia económica o política
de quienes los promueven, se acepta que cierto tipo de prácticas son capa-
ces de provocar diferentes tipos y categorías de impacto que en ocasiones
pueden sobrepasar los límites de capacidad de carga (sensus “human well-
being”),  ya sea a escala local, regional, nacional e internacional. Ha sido evi-
dente que tanto los países desarrollados como los que están en vías de serlo,
tienden significativamente hacia los principios de responsabilidad y conser-
vación por el uso de los espacios, entre los cuales la acuacultura responsable
y las buenas prácticas se han convertido en temas de especial atención. Esto
incluye la utilización de especies “problemáticas” (exóticas, genéticamen-
te modificadas, potencialmente nocivas y/o ambientalmente incompatibles).
Muchas experiencias en el mundo se tornaron en lecciones a aprender, y
otras actuales parecen seguir el mismo camino. Esto sucede cuando la acua-
cultura se ejerce mediante procedimientos inadecuados, con insuficiente

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riño (2005), op. cit.
340 Del saqueo a la conservación

salvaguarda ambiental y trayendo consigo problemas sociales y económicos


a las localidades, incluso bajo esquemas que podrían ajustarse a un modelo
de saqueo.
En el presente trabajo abordaremos algunas reflexiones sobre el desarro-
llo y las perspectivas de la acuacultura en la eco-región Golfo de California.
Concentraremos especial atención en lo que está sucediendo en la Bahía de
La Paz y las implicaciones que plantean el crecimiento en espacio y tiempo
de la actividad bajo el modelo actualmente en curso. En este contexto, la
definición tradicional de saqueo —el cual básicamente implica la extracción
de uno o varios recursos en detrimento de la sustentabilidad y del bienestar
social de un espacio geográfico— adquiere un carácter particular cuando
incide en el ámbito de la acuacultura. De tal manera, la temática que anali-
zaremos en el presente documento se enfoca en describir cómo y por qué se
ha dado la tendencia hacia esta forma de saqueo en la región. Si el modelo
de desarrollo acuícola que se está instalando en la Bahía de La Paz pretende
hacerse extensivo al Golfo de California, el objetivo que perseguimos en este
trabajo es demostrar la necesidad de elegir y aplicar mejores alternativas.

1. Resumen de la acuacultura en la eco-región del Golfo de


California
Los límites geográficos que definen la eco-región Golfo de California son
difíciles de ubicar, considerando la compleja red de interdependencias no re-
lacionadas directamente con su cuerpo de agua, es decir, todas aquellas ac-
tividades fuera de la pesquería, la acuacultura y el desarrollo costero entre
las cuales podemos considerar: 1) agricultura industrializada, 2) desarrollo
urbano, industrial y turístico, 3) transporte y navegación, 4) límite y vulne-
rabilidad de las reservas territoriales de agua dulce. De tal manera, esta eco-
región debiera incluir una parte mayor de los estados mexicanos limítrofes,
así como de los estados de California y Arizona en Estados Unidos, tomando
en cuenta las actividades a lo largo del río Colorado (p. ej., las presas Hoover y
Glenn Canyon), el río Tijuana y otras vertientes hacia el Golfo. Sin importar
las fronteras socio-geográficas, en general el uso histórico del Golfo de Cali-
fornia ha tendido a inducir serios conflictos afectando las raíces ecológicas y
culturales, el bienestar socioeconómico, y la estabilidad ambiental.
Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 341

La pesquería ha sido la actividad económica más importante desde que se


inició la pesca de nácar y perlas en el siglo xvi. Durante las décadas de 1970 y
1980, las dos áreas marinas de la península, particularmente el Golfo de Ca-
lifornia, soportaron una intensa presión provocada por diversas pesquerías a
escala industrial, muchas de las cuales llegaron a ser altamente tecnificadas.
Actualmente se cuenta con evidencias que demuestran la falta de sustenta-
bilidad en el desarrollo y la planeación de la pesca, lo cual ha traído como
consecuencia el empobrecimiento de casi todas las poblaciones explotadas.
La maricultura comercial se inició hacia mediados de los 1980. El desa-
rrollo de granjas de camarón blanco, Litopenaeus vannamei, en la modalidad
de estanquería fue la primera apuesta. La mayoría de las granjas se instalaron
en Nayarit, Sinaloa y Sonora, así como en algunos sitios de la costa oriental
y occidental de la península de Baja California, particularmente en las lagu-
nas costeras (Vizcaíno, San Ignacio, Magdalena-Almejas, Bahía de La Paz,
etc.). Muy pronto esta actividad colocó a México como el segundo más gran-
de productor del hemisferio occidental, con un volumen superior a 40,000
toneladas anuales (la maricultura en el Golfo de California contribuye con
33 por ciento, es decir, 66,000 toneladas anuales, con respecto al total de la
producción de acuacultura en México).
Cerca de 30,000 ha de la costa del Golfo están ocupadas por granjas ca-
maroneras, esto es más del 50 por ciento del total de la superficie que se
utiliza en México para el cultivo de camarón,10 con lo cual se incrementa el
grado y la extensión de las amenazas sobre los ecosistemas marinos donde se
ubican estas granjas. En efecto, las granjas camaroneras son conocidas por
el alto impacto bioecológico que generan en manglares y lagunas costeras
 Andrea Sáenz Arroyo, Callum M. Roberts, Jorge Torre, Micheline Cariño Olvera y Roberto
R. Enríquez Andrade, “Rapidly shifting environmental baseslines among fishes of the Gulf
of California”, Proceedings of the Royal Socity B, doi:10.1098/rspb. 2005.3175, publicación en
línea. Ver también la información aportada en el capítulo 7 de este libro.
 fao Fisheries Department (2004), op. cit. // F. Páez Osuna, A. Gracia, F. Flores Verdugo, L. P
Lyle-Fritch, R. Alonso Rodríguez, A. Roque y A. C. Ruiz Fernández (2003), “Shrimp aquacul-
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10 F. Páez Osuna et al. (2003), op. cit.; J. E. Pérez et al. (2003), op. cit.; Diario Oficial de la Fede-
ración, 15 de marzo de 2004, op. cit.
342 Del saqueo a la conservación

debido a la alteración física de las áreas, la local o extensa contaminación y


eutrofización, etc.11 Por otro lado, algunos especialistas consideran como no
deseable la expansión biogeográfica artificial de esta especie hacia el Golfo
de California, lo cual se relacionaría con el incremento y dispersión de las
granjas camaroneras.
Actualmente, el total de los juveniles de camarón blanco son producidos por
algunos laboratorios en Sonora y Baja California Sur, y aún a la fecha se promue-
ve a las granjas camaroneras como una de las mejores alternativas productivas
para el Golfo de California. Cierto es que México ocupaba, hasta 2005, un lugar
preponderante entre los principales países exportadores de camarón blanco.12
Sin embargo, la nueva tendencia en el sureste asiático de sustituir la especie na-
tiva, Penaeus monodon, por la importación de L. vannamei y L. stylirostirs,
especies nativas del Pacífico tropical de América,13 podría cambiar diametral-
mente esta situación, afectando los futuros planes de desarrollo acuícola basados
en esta actividad, no sólo en México sino en otros países de América Central y
Sudamérica; en particular la producción mexicana, cuya exportación depende
casi al 100 por ciento de un solo comprador: Estados Unidos.
El cultivo de ostión también ha crecido rápidamente en el Golfo desde
finales de los 1980, alcanzando cerca de 23,000 toneladas anuales, la mayoría
representadas por la producción en laboratorio y el cultivo del ostión japo-
nés, Crassostrea gigas. Al igual que en el caso del camarón blanco, México es
reconocido como uno de los principales exportadores de esta especie.14 Una
menor proporción corresponde al ostión nativo, C. corteziensis, a partir de
colecta de semilla y producción en laboratorio.
11 M. J. Amaral, S. Fernández y M. H. Costa (2000), “Aquaculture on coastal zones. Which im-
pacts?”, Revista de Biologia (Lisboa), 18 (1-4):177-192; R. Hernández Cornejo y A. Ruiz Luna
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causes, effects, and mitigating alternatives”, Environ. Manage. 28 (1):131-140.
12 fao Fisheries Department (2004), op. cit.; F. Páez Osuna et al. (2003), op. cit.; Diario Oficial
de la Federación, 15 de marzo de 2004, op. cit.
13 M. Briggs et al. (2004), “Introductions and movement of Penaeus vannamei and Penaeus
stylirostris in Asia and the Pacific”, rap publication 2004/10, FAO-Bangkok 2004; N. Chee
Kiat (2005), “White hope in South Thailand”, Panorama Acuícola Mag., Sect. Perspectivas,
mayo-junio, 2005, 10 (4):36-40.
14 fao Fisheries Department (2004), op. cit.; Diario Oficial de la Federación, 15 de marzo de
2004, op. cit.
Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 343

Dispersas en ambas costas del Golfo de California existen unas pocas y


pequeñas empresas de maricultura que utilizan especies nativas, las cuales
representan aproximadamente el 2 por ciento del total de la producción de
maricultura en el Golfo. Las especies que se manejan son básicamente bivalvos
comestibles de las familias Pectinidae (Nodipecten subnudosus y Argopecten
ventricosus) y Pinnidae (Pinna rugosa y Atrina maura).15 La producción de
estas especies se apoya en la captación de semilla, aunque recientemente se
han logrado avances tecnológicos muy prometedores en la producción con-
trolada en laboratorio.
Las pocas granjas de camarón azul nativo, L. stylirostris, primariamente
basan su producción en la captura de juveniles silvestres. Por su parte, prác-
ticamente todo el suministro comercial de camarón café, Farfantepenaeus
californiensis, se obtiene a través de la pesquería. Ha habido varios experi-
mentos de producción en laboratorio y cultivo en estanquería para ambas
especies, pero la tecnología integral está aun lejos de ser eficiente. Con ex-
cepción de L. vannamei y C. gigas, el resto de las especies mencionadas rara-
mente se exportan y esto sólo en pequeñas cantidades.16
Es importante recordar que el Golfo de California posee un rol prima-
rio en la industria perlera debido a la presencia de la madreperla, Pinctada
mazatlanica, y la concha nácar, Pteria sterna. Estas especies ejercieron una
gran influencia en la historia mundial de la pesca, el comercio y el cultivo de
ostras perleras, nácar y perlas, desde el inicio del siglo xvi. No abordaremos
con mayor detalle este tema en el presente documento, ya que ha sido am-
pliamente analizado en trabajos previos.17 Sólo es importante recordar que la
Compañía Criadora de Concha y Perla de la Baja California, S.A., que operó
en la isla Espíritu Santo, B.C.S., entre 1903 y 1914, representa la primera ex-
periencia exitosa en el mundo de cultivo de ostras perleras y el primer empo-
rio perlero del mundo. La segunda granja comercial de ostras perleras en el

15 Diario Oficial de la Federación, 15 de marzo de 2004, op. cit.


16 Ibídem.
17 Desde 1985, Micheline Cariño y Mario Monteforte han publicado solos, juntos y/o con otros
coautores, más de 130 manuscritos en tesis de posgrado, publicaciones, capítulos de libro,
libros, memorias y resúmenes, documentos de difusión, cursos, etc., así como dirección de
tesis, en temas de investigación histórica, dinámica ambiental y socioeconómica, conoci-
miento científico y desarrollo tecnológico, sobre las ostras perleras y su cultivo en el mundo,
con particular enfoque en las especies nativas, Pinctada mazatlanica y Pteria sterna.
344 Del saqueo a la conservación

Golfo de California se fundó en Guaymas, Son., en 1995, mediante el cultivo


de extensivo de P. sterna y la producción de perlas tipo Mabé.18 Actualmente
esta empresa, Perlas del Cortés, S.A. de C.V., produce perla libre en esta es-
pecie y se distingue como notable precedente en el mundo perlero moderno.
Otras experiencias comerciales siguieron en la Bahía de La Paz con P. maza-
tlanica y P. sterna, pero solamente una, Perlas del Mar de Cortés, S. de R.L.,
subsiste desde el 2001, produciendo perlas Mabé y joyería —principalemente
en P. sterna— con enfoque al mercado local. Al igual que en Guaymas, la
fuente de ambas especies es la captación de semilla.
Cabe mencionar que en la costa occidental de Baja California Sur destaca la
comunidad de Isla Natividad por su capacidad para el cultivo integral de abu-
lones, Haliotis fulgens y H. rufescens. Si bien la producción no es muy grande y
sólo se enfoca por el momento al mercado alimentario, la comunidad ha logra-
do concretar el manejo sustentable del recurso combinando la pesquería con
el repoblamiento. En un futuro próximo se contempla generar un importante
valor agregado a esta actividad mediante la producción inducida de perlas en
estas especies, a través de una acción de servicio social a la comunidad.
Finalmente, la acuacultura comercial de peces marinos ha sido el foco
de atención en los últimos años. Hasta ahora la zona principal se localiza
en la costa noroccidental de Baja California, donde la captura y engorda del
atún aleta azul (Thunnus thynnus), en la modalidad de “rancho atunero”, es
la práctica común. Una sola empresa concentra la mayor parte de la pro-
ducción, la cual en total es más bien pequeña, en el orden de 4,500 a 6,000
toneladas anuales, en comparación con las 18,000 a 20,000 toneladas que
generan los ranchos atuneros en el mar Mediterráneo.19 El atún aleta ama-
rilla (T. albacares) y los jureles, Seriola lalandi y S. dorsalis, se producen en
pequeños ranchos marinos en Bahía Magdalena (B.C.S.), Jalisco y Nayarit.20
Encontramos además dos o tres pequeñas granjas en Loreto y Bahía Con-
cepción, donde se producen pargos nativos (familia Lutjanidae) y peces de
ornato, aunque por lo general se trata de experiencias a escala piloto.21
18 Las Mabé son perlas semi-esféricas, también conocidas como medias perlas.
19 S. Tudela y R. García (2004), op. cit.; C. O´Donnell (2004), op. cit.; “Maricultura del Norte, a
pioneer company in bluefin tuna —Thunnus thynnus— farming in México. Report”, Panora-
ma Acuícola Mag., Sect. Alternativas, sep.-oct., 2005, 10 (6):18-27.
20 Diario Oficial de la Federación, 15 de marzo de 2004, op. cit.
21 Dra. Andrea Sáenz, cobi; M.C. Araceli Avilés, crip, La Paz, comunicación personal.
Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 345

2. Acuacultura de saqueo: caso Bahía de La Paz y sus


implicaciones a mayor escala
Los esquemas de saqueo tienen un perfil particular cuando se relacio-
nan con la acuacultura. De Silva et al. (2007)22 describen este fenómeno y lo
denominan “dumping ambiental”. En breve, se trata de una práctica común
por parte de empresas transnacionales que exportan tecnologías y especies
hacia países donde las regulaciones sobre protección ambiental son flexibles
o nulas, y los costos de producción son menores (materiales, mano de obra,
“renta” de servicios ambientales). Por lo general, esto se debe a que en los
países de origen la producción de una determinada especie, o la modalidad
tecnológica, o ambas, se consideran como actividades de alto riesgo por la
generación de impactos y se encuentran fuertemente restringidas, contro-
ladas o prohibidas.23 No obstante, frecuentemente sucede que la demanda
por el consumo de la especie existe en el mismo país y generalmente a precio
muy rentable. De allí que los empresarios se ven obligados a buscar otras al-
ternativas menos complicadas para satisfacer esta demanda y continuar su
negocio.24
México ha resultado ser un excelente candidato como receptor de este
tipo de saqueo: a pesar de que existen leyes vigentes de protección ambiental
y bioseguridad, constantemente se modifican regulaciones clave o se expiden
nuevos decretos para facilitar actividades que requieren servicios ambienta-
les excesivos, todo esto en nombre del desarrollo. Así, se ha incrementado el
esfuerzo pesquero en especies tradicionales, así como el número de permisos
22 S. de Silva, C. V. Mohah, M. J. Phillips (2007). “A different form of dumping: the need for a
precautionary approach for yet another new species for shrimp farming in Asia”, Network
of Aquaculture Centers in Asia-Pacific: Sustainable aquaculture, http://www.enaca.org.
2007/10/28, 23:40:26, pp. 1-4.
23 El Acto de Ley Federal de Estados Unidos: Nonindigenous Aquatic Nuisance Prevention and
Control Act (P.L. 101-646) (nanpca), re-autoriza y modifica el acto de Ley Federal: National
Invasive Species Act of 1996 (P.L. 104-332) (nisa), delineando el papel básico del gobierno
federal, regional y estatal en la instrumentación de estos actos en el área de los Grandes La-
gos, eua. La National Aquatic Nuisance Species (ans) Task Force ha adoptado el Programa
de Aquatic Nuisance Species bajo la Sección 1202 de este Acto de Ley. Morone spp. y sus
híbridos están considerados en estas líneas. Israel Environment Bulletin, 2005, op. cit.
24 J. M. Carlberg et al. (2000), “Hybrid striped bass: an important fish in us aquaculture”, Aqua-
culture Magazine, sep./oct., 2000, 26 (5), 5 pp.
346 Del saqueo a la conservación

de pesca de especies no tradicionales, de pesca deportiva, y de poblaciones


bioecológicamente vulnerables. Sobre los manglares y las playas públicas se
cierne la amenaza de ser convertidos en espacios disponibles para el uso co-
mercial de los recursos de la zona costera (granjas de camarón, macro-pro-
yectos turísticos); se han otorgado permisos y concesiones para la instalación
de ranchos atuneros y de especies exóticas potencialmente problemáticas. El
discurso político promueve al Golfo de California haciendo énfasis en su
excelente calidad de agua, la abundancia y extensión de ambientes prístinos,
y su potencial para la explotación comercial de sus recursos y su biodiversi-
dad. Esto ha impulsado la inversión privada hacia zonas costeras y cuerpos
de agua, a través de estudios poco serios de impacto ambiental y la modifica-
ción en la tenencia de la tierra y los cuerpos de agua. Algunas consecuencias
que pueden apreciarse son la venta indiscriminada, el acaparamiento y la
especulación de grandes extensiones de costa,25 cuyas principales víctimas
han sido las comunidades de pescadores ribereños. La elección de desarro-
llos acuícolas de alto impacto es también producto de esta dinámica.26

2.1 Los espejismos del desarrollo regional


El Golfo de California ha sido objeto de gran atención en diversos concep-
tos de las ciencias humanas y ambientales. La fraseología en torno al desa-
rrollo del paisaje, calidad ambiental, biodiversidad y productividad, manejo
sustentable, conservación, etc., integran una buena parte de los lenguajes
con los que se ha descrito y estudiado esta región, desde los textos coloniales
del siglo xvi hasta los modernos canales de comunicación (literatura cientí-
fica, libros generales y especializados, prensa, material foto y video, internet,
etc.). El Golfo de California es considerado un ecosistema ícono en el mundo
y en él se encuentra una gran cantidad de anp. En 1978 las islas del Golfo fue-

25 R. Kiy, A. McEnany et al. (2006), Baja California Sur’s community-based opportunities and
needs., International Community Foundation, San Diego, 108 pp.; C. Steinitz et al. (2006),
Alternative futures for the region of La Paz, Baja California Sur, México, Harvard University,
Universidad Autónoma de Baja California Sur, University of Arizona, Centro Interdisciplin-
ario de Ciencias Marinas, 96 pp. (http://projects.gsd.harvard.edu/lapaz/).
26 M. Monteforte y M. Cariño (2005), op. cit.; Diario Oficial de la Federación, 15 de marzo de 2004,
op. cit.; Programa de Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de California, Sesiones de Ta-
lleres en Baja California Sur, Baja California, Nayarit, Sinaloa y Sonora, nov. de 2004 a marzo
de 2005, Dirección General de Política Ambiental e Integración Regional y Sectorial (dgpairs),
semarnat, México, D.F. [www.semarnat.gob.mx/dgpairs/mcortes/antecedentes.shtml].
Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 347

ron declaradas como Reserva y Refugio de Aves Migratorias y Fauna Silves-


tre. Desde el 2000, la semarnat estableció la Zona de Protección de Fauna y
Flora, Islas del Golfo de California. En junio de 2005, la unesco declaró esta
área como Patrimonio de la Humanidad.27
Numerosas áreas costeras en el Golfo de California ofrecen excelentes
condiciones para el desarrollo de proyectos acuícolas atractivamente renta-
bles; es en la Bahía de La Paz donde confluyen los factores más favorables: ser-
vicios ambientales de alta calidad; servicios sociales, económicos y operativos
suficientes y disponibles gracias a la cercanía de la ciudad de La Paz; virtual
ausencia de competencia y/o efectos de contaminación por agricultura, gran-
jas camaroneras, acuacultura rústica o pesquerías; parámetros oceanográfi-
cos favorables para el cultivo comercial exitoso de numerosas especies con
alto valor de mercado (incluyendo muchas exóticas); geomorfología y orienta-
ción que provee de inmejorable protección contra vientos y corrientes, etc.
No obstante, existen otras variables cuyo efecto en futuros alternativos
en torno al uso de los servicios regionales han sido ignorados. Por ejemplo,
la bahía recibe considerable aporte de derrames urbanos, especialmente du-
rante la época de lluvias, cuando éstas suelen ser torrenciales. Además, exis-
ten estudios sobre la batimetría, los sistemas de corrientes dominantes y el
recambio/desagüe del cuerpo de agua que demuestran su considerable vul-
nerabilidad y sugieren tomar precauciones antes de instalar actividades de
alto impacto directo.28 Por otro lado, la estructura socioeconómica en La Paz
difícilmente hallaría beneficios por la actividad de empresas privadas basa-
das en la exportación —como es el caso de los ranchos atuneros y su estrecha
dependencia con el mercado japonés— cuyo proceso de producción presenta
alto impacto real o potencial.

27 unesco (2005). Islands and Protected Areas of the Gulf of California, World Heritage Com-
mittee, res. 29COM 8B.9 [http://whc.unesco.org/en/list/1182].
28 M. A. Obeso Nieblas, A. R. Jiménez Illescas y S. Troyo Diéguez (1991), “Simulación numérica
de la circulación forzada por el viento en la Bahía de La Paz, B.C.S.”, en Asociación de Inves-
tigadores del Mar de Cortés, A.C. (III Congreso, Guaymas, Sonora, 10-12 de abril de 1991),
memoria, p. 11-13; M. Monteforte y M. Cariño (1992), “Exploration and evaluation of natu-
ral stocks of pearl oysters Pinctada mazatlanica and Pteria sterna (Bivalvia: Pteriidae): La
Paz, South Baja California, México”, Ambio, 21(4) : 314-320; H. Bervera Bervera León (2002),
Distribución y abundancia espacio-temporal de semilla de Pinctada mazatlanica (Bivalvia,
Pteriidae) en la Bahía de La Paz, Baja California Sur, México, MSc. Thesis, Centro Interdis-
ciplinario de Ciencias Marinas (cicimar-ipn), La Paz, B.C.S., México.
348 Del saqueo a la conservación

Los planes de desarrollo socioeconómico de La Paz se han fundamenta-


do en la calidad de su paisaje y su ambiente marino, a través de actividades
económicas relacionadas con el turismo tradicional y el de gran lujo (inclu-
yendo los macro-proyectos), el ecoturismo, y los servicios indirectamente
relacionados (comercio, pesca deportiva). 29 Sorpresivamente, en noviem-
bre 2004, sagarpa, conapesca y semarnat concedieron ocho permisos
a empresas transnacionales de acuacultura, siete de los cuales son para
ranchos de atún aleta amarilla, T. albacares, y jureles, Seriola spp., y una
granja para engorda de una especie de pez híbrido exótico, la lobina raya-
da, Morone saxatilis X M. chrysops. Las proyecciones de producción que
anunciaron las empresas estimaban cosechas entre 10,000 y 20,000 tone-
ladas dos veces al año por parte de los ranchos atuneros, y 50 a 60 tonela-
das cada 4 o 5 meses para la granja de lobina. Adicionalmente, se habían
sometido ante instancias estatales y federales una veintena de solicitudes
adicionales para ranchos de atún y jurel en la Bahía de La Paz y cinco más
en el complejo costero Magdalena-Almejas, en la costa occidental de Baja
California Sur.
Un cálculo grueso de la biomasa que recibiría el cuerpo de agua de la ba-
hía era entre 170,000 y 200,000 toneladas al año a partir del tercero o cuarto
año de operación: biomasa formada por peces carnívoros de primer nivel,
con baja tasa de conversión alimenticia, y dependiente de la pesquería de es-
pecies que ya acusan indicios de sobreexplotación,30 más una especie exótica
ampliamente conocida por sus antecedentes invasivos.31
Estos y otros aspectos se encuentran documentados en el Programa de
Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de California, en el cual se identi-
ficaron gran número y diversidad de conflictos, tanto actuales como poten-

29 R Kiy, A. McEnany et al. (2006), op. cit.; C. Steinitz et al. (2006), op. cit.
30 F. Asche y S. Teveras (2004), “On the relationship between aquaculture and reduction fisher-
ies”, Jour. Agric. Econ., 55 (2) : 245-265; S. Tudela y R. García (2004), op. cit; M. Monteforte M.
Cariño (2005), op. cit.
31 Lower Cape Fear River Programm (1996-1997), Annual Report. Inventory, abundance and
distribution of fishes, Section 4, Tables, Center for Marine Science, University of North Caro-
lina at Willmington, Capture data recorded adults of Morone saxatilis and hybrids; The Fed-
eral Nonindigenous Aquatic Nuisance Prevention and Control Act, op. cit.; P. Fuller (2006),
Morone chrysops x saxatilis, usgs Nonindigenous Aquatic Species Database, Gainesville, FL.
[http://nas.er.usgs.gov/queries/FactSheet.asp?speciesID=784].
Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 349

ciales, en las relaciones sociedad/naturaleza.32 La mayoría de estos conflictos


parece coincidir con la obsoleta e inadecuada legislación que rige el uso de
los espacios, afectando por ende el equilibrio entre la calidad ambiental y el
bienestar social ante los modelos de desarrollo que se pretenden implantar
en las costas y cuerpos de agua. Muchas anp y sus comunidades coinciden
con desarrollos de índole privado en curso o en planes, por ejemplo, a lo largo
del corredor turístico con el cual se pretende extender hasta Loreto el modelo
“Los Cabos”. La Bahía de La Paz está recibiendo particular atención en este
sentido, como se puede observar en los planes de desarrollo costero de Ca-
chimba, Azul, Maravía, Balandra, Merito, Costa Baja, El Mogote y las “Islas
Ecológicas” en Ensenada de La Paz, por mencionar algunos.

2.2 Acuacultura de alto impacto: profecías y realidades


La acuacultura responsable, el desarrollo sustentable y el bienestar so-
cioeconómico y ambiental constituyen procesos muy significativos en La Paz
ante la intención de establecer modalidades de acuacultura de alto impacto. 33
Esta área es extremadamente sensible a modelos de desarrollo que deman-
den el uso extensivo de espacio, servicios ambientales y esfuerzo social.34 Los
planes de desarrollo acuícola regional (marinos y de agua dulce), debieran
considerar el potencial, el uso responsable y la vocación sustentable de esta
área, con juicios realistas que comprendan evaluaciones más integradoras
e interactivas de indicadores ambientales y socioeconómicos, así como una
atención más cuidadosa en la dinámica de las comunidades locales.
Estas consideraciones debieran formar parte esencial en los criterios para
la selección de sitios donde se pretende establecer proyectos de acuacultura,
ya que son de alta importancia en la evaluación de la sustentabilidad de los
servicios ambientales y socioeconómicos de una localidad, en función de los
riesgos, tanto probables como existentes, sobre la vulnerabilidad general de
la región. Un gran número de parámetros e índices clave deben ser toma-
dos en cuenta; la combinación de estos determinaría la “capacidad de carga”.
Pero en el ámbito de la pesca y la acuacultura, estos tres conceptos —sitio

32 Programa de Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de California, op. cit.


33 M. Monteforte y M. Cariño (2005), op. cit.
34 R. Kiy et al. (2006), op. cit.; C. Steinitz et al. (2006), op. cit.; Programa de Ordenamiento
Ecológico Marino del Golfo de California, op. cit.
350 Del saqueo a la conservación

propicio, sustentabilidad y capacidad de carga— han sido usados, medidos


e interpretados de manera diferente dependiendo de la conveniencia de los
actores y el propósito de sus discursos. A pesar de los numerosos estudios
multidisciplinarios que han intentado explicar o justificar estos conceptos,
la historia ambiental del mundo demuestra que la elección de modelos de
desarrollo regional equivocados conlleva indefectiblemente al gradual dete-
rioro del ambiente y del bienestar social.
Las instituciones locales han realizado estudios de meteorología, geomor-
fología, oceanografía, calidad sanitaria del agua y microbiología, inventarios
biológicos con datos de zonación y repartición de los biotopos marinos, así
como bioecología de algunas poblaciones importantes. Generalmente, estos
estudios adolecen de extensión y periodicidad, pero proveen de rica infor-
mación para identificar índices sensibles, construir criterios adecuados para
su dimensionamiento y, eventualmente, elaborar programas de monitoreo.
Sin embargo, hasta la fecha, ni los promotores de la acuacultura industrial
ni aquellos que demandan actitudes precautorias son capaces de ofrecer una
dimensión o costo de los límites de cambio aceptables en torno a la calidad
ambiental y socioeconómica en la Bahía de La Paz; menos aún cuando se
trata del Golfo de California.
A través de las lecciones aprendidas, la Bahía de La Paz parece compi-
lar muchos factores de vulnerabilidad ambiental, socioeconómica y cultural,
hacia el manejo inadecuado de su espacio. A pesar de que esta bahía es una
de las más grandes del país (aproximadamente 150,000 ha y 45 millones de
litros), muchos de estos factores debieran ser considerados con mayor pre-
caución. Ante la inminente amenaza de las empresas que consideraron a la
Bahía de La Paz como objeto de su “dumping ambiental”, los niveles de riesgo
actual se incrementarían y otros nuevos serían introducidos, comprometien-
do el futuro de la sustentabilidad regional, en un contexto amplio.
La iniciativa de proceder al desarrollo industrial de la acuacultura generó
acalorados enfrentamientos y discusiones entre los promotores y quienes los
apoyaban, contra diversos grupos y actores que se oponían. Los argumentos
a favor ensalzaban la generación de empleo y divisas, y el ventajoso papel
que tendría México como productor de especies comercialmente valiosas.
Sin embargo, los numerosos ejemplos que se observan en el mundo con las
mismas o similares industrias piscícolas (Mar Mediterráneo, Golfo de Eilat,
Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 351

el Atlántico y el Pacífico de Norteamérica, etc.), proveían de elementos que


cuestionaban ampliamente tales afirmaciones, demostrando además que el
costo ambiental y socioeconómico sería altísimo para La Paz y su comuni-
dad. Finalmente, ganaron las empresas más poderosas e influyentes: dos ran-
chos atuneros y la granja de lobina híbrida lograron obtener sus respectivos
permisos y empezaron a operar desde finales del 2004, aunque accedieron a
aceptar, en teoría, un estricto monitoreo por parte de las instancias locales
de protección ambiental, en conjunto con algunos académicos y ong.
Muy pronto las profecías que nadie creía se hicieron amarga realidad.
Con respecto a los ranchos atuneros, uno de los muchos argumentos que
cuestionaban la sustentabilidad de estas empresas fue el impacto que provo-
carían en la población silvestre del atún aleta amarilla y de su alimento (sar-
dina, anchoveta), en particular porque estas poblaciones ya eran objeto de
pesquería desmedida. 35 En efecto, los empresarios encontraron que los stocks
resultaron ser menores y se encontraban en áreas más lejanas de lo previsto;
el acarreo de la captura hacia los ranchos implicaba mayor distancia —lo que
incrementaba los costos y la mortalidad durante el viaje—; la pesquería del
alimento no era suficiente —ni siquiera para los dos ranchos establecidos—,
y el sector de la pesca deportiva (sector también poderoso en la región) se
opuso a la extracción de su principal suministro de carnada. Una de las em-
presas atuneras, haciendo caso omiso de lo anterior, sigue considerándose
optimista;36 sin embargo, ha anunciado que explorará el cultivo de jurel. La
otra empresa atunera aparentemente está en vías de retirarse. En todo caso,
no se ha notado actividad en estos ranchos desde mediados del 2006.
La granja de lobina híbrida (Biotecmar, S.A.) continuó trabajando hasta
julio de 2005 a pesar de la gran preocupación que existía en cuanto al esca-
pe gradual o accidental de los animales. El empresario defendía su posición
insistiendo en que se trataba de un organismo híbrido y que por lo tanto era
incapaz de reproducirse, o por lo menos que, en caso de lograrlo, la descen-
dencia no era biológicamente viable. No obstante, hay evidencias de la no-
cividad que los escapes de lobina y sus híbridos han provocado en Canadá y

35 K. Wolowicz (2005), “The fishprint of aquaculture: can the Blue Revolution be sustainable?”,
en Rededining Progress, Packard Foundation, Reporte, diciembre de 2005, 21 pp.
36 A. Buentello (2006). “La revolución azul en Baja California Sur”, Panorama Acuícola Maga-
zine, marzo-abril, 2006, p. 60-67.
352 Del saqueo a la conservación

Estados Unidos.37 No es sin razón que la introducción de ejemplares vivos de


lobina y sus híbridos se encuentra terminantemente prohibida en la Unión
Europea, Inglaterra y Escocia, 38 así como en cuerpos de agua abiertos y zona
marina en Estados Unidos.39
Pero tal cosa no sucedió: la empresa informó que los juveniles impor-
tados desde Estados Unidos eran de mala calidad y que habían presentado
demasiada mortalidad. Podría haber otra explicación, y es que las redes y las
estructuras flotantes actuaron como substrato atractivo para la fijación ma-
siva de un hidrozoario local, también conocido como “grulla”. Cuanto pez se
aproximaba a la red, recibía letal e infalible ataque de estas pequeñas medu-
sas que al parecer se convirtieron en plaga en este sitio a partir de la actividad
de Biotecmar.
Ante tal situación, esta empresa decidió cambiar su trabajo de acuacultu-
ra a otra especie exótica, esta vez fue la dorada originaria del Mediterráneo,
Sparus aurata. Cabe mencionar que, a diferencia de la lobina híbrida, en el
cultivo de la dorada se utilizan ejemplares fértiles.40 El mercado europeo se
encuentra ya saturado por la producción de más de 120,000 toneladas que
producen todos los países de la cuenca mediterránea, más otros como Israel,
Kuwait y Omán, donde la especie fue introducida artificialmente. La fao
ha subrayado la necesidad de una actitud precautoria hacia el desarrollo de
más granjas en el Mediterráneo y en el Atlántico occidental,41 e Israel retiró
de Eilat todas las granjas de peces desde el 2003 (incluyendo las de dorada)
para proteger los muy afectados arrecifes coralinos.42 De hecho, la entrada
de Biotecmar a La Paz coincide con la fecha en la que Israel estableció dichas

37 Lower Cape Fear River Programm (1996-1997), op. cit. The Federal Nonindigenous Aquatic
Nuisance Prevention and Control Act, op. cit.; The Northwest Fisheries Science Center (noaa
Fisheries Services) publicó un excelente tratado en seis partes: “Interactions of Atlantic salm-
on in the Pacific Northwest”, uno a seis partes, Fisheries Research, Vol. 62, 2003.
38 Official Journal of the European Union, Comission Decisión, 21 de nov. de 2003, L 324/37;
The prohibition of keeping or release of live fish, Order 2003, Guidance Notes, Scotland, www.
hmso.gov.uk/legislation/scotland/ssi2003/20030560.htm, www.efishbusiness.com
39 The Federal Nonindigenous Aquatic Nuisance Prevention and Control Act, op. cit.; P. Fuller
(2006), op. cit.; The Northwest Fisheries Science Center (2003), op. cit.
40 F. Colloca y S. Cerasi (2005), “Cultured Aquatic Species Information Programme-Sparus au-
rata”, Cultured Aquatic Species Fact Sheets, fao Inland Water Resources and Aquaculture
Service (firi), c2005, fao, Roma (7 de marzo, 12:10:20 cet, 2006).
41 Ibídem.
42 Israel Environment Bulletin (2005), op. cit.
Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 353

regulaciones. Por lo tanto, las actividades de esta empresa pueden ser califi-
cadas de “dumping ambiental”; lo que subraya su carácter económicamente
oportunista y ambientalmente dañino.
De alguna manera, entre septiembre y noviembre 2005, Biotecmar logró
importar desde Europa o Israel más de 500,000 juveniles a través de la adua-
na en el aeropuerto de La Paz, según se informa en el pedimento de impor-
tación correspondiente. De estos, se habrían sembrado en la granja más de
350,000 sobrevivientes del viaje.
Esta vez estalló una fiera lucha legal entre algunos actores de las auto-
ridades locales, ong y académicos contra los empresarios y sus influencias
políticas. Finalmente, en julio de 2007, estos actores lograron que la empresa
extrajera, sacrificara o vendiera cuanto pez se encontrara en la granja. Apa-
rentemente, Biotecmar procedió a obedecer tal demanda, pero no tardaron
los empresarios en someter una nueva solicitud, ahora ante altas instancias
federales, para la introducción de casi un millón de juveniles de S. aurata.
Podemos intuir que, a partir de los resultados obtenidos entre 2005 y 2007, la
rentabilidad resultó ser suficientemente jugosa como para merecer el esfuer-
zo. También podemos interpretar que este pez pudo resistir a las grullas.
La oposición continuó creciendo, incluso ya al nivel de una Consulta Pú-
blica convocada en La Paz por semarnat y profepa el 25 de septiembre
2007. Durante dicha Consulta, Biotecmar y sus promotores se aferraron
a una variedad de justificaciones, las clásicas del “dumping ambiental”, en
torno a la acuacultura: generación de empleos, apoyo al desarrollo acuícola
regional y a las instituciones de investigación, etc. El empresario aseguraba
además que los animales escapados no podrían de ninguna manera sobrevi-
vir ni reproducirse en condiciones de libertad, no obstante que algunos re-
portes en el Mediterráneo y el Atlántico Oriental subrayan lo contrario.43
Coincidentemente, desde los inicios del 2007 los pescadores locales han
estado reportando la observación de un pez nunca antes visto en la bahía.

43 E. Dimitrou, G. Katselis, D. Moutopoulos, C. Akovitiotis y C. Koutsikopoulos (2007), “Pos-


sible influence of reares gilthead sea bream (Sparus aurata) on wild stocks in the area of
the Messologhi lagoon (Ionian Sea, Greece)”, Aquaculture Research, 38 (4): 398-408. // G.
Lembo, M. T. Spedicato (2006), “Preventing escapes of marine fish from sea-cage culture and
determining their ecological effect”, en: eu escape of marine species project, Alicante Meet-
ing, 2006. // J. Bayle Sempere y P. B. Sánchez Jerez (2006), “Prevent escapes”, en: European
Partners Meeting, 15-16 de junio de 2006.
354 Del saqueo a la conservación

De igual manera, los técnicos buzos de la Granja Experimental Subacuática


del cibnor, misma que se ubica muy cerca de las instalaciones de Biotecmar,
han reportado la presencia de varios peces en libertad que se asemejan a S.
aurata.44 Por desgracia, la sospecha de liberación o escapes no había podido
ser demostrada físicamente.
Sin embargo, el 3 de octubre de dicho año se capturó un ejemplar vivo de
esta especie durante una actividad de pesca experimental para forraje que se
llevó a cabo frente a las instalaciones del cibnor en El Comitán, muy aden-
tro de la ensenada de La Paz y a más de 30 km de distancia del sitio donde
se ubican las instalaciones de Biotecmar. Este individuo era una hembra de
300 mm de longitud y 356 g de peso, lo cual indicaría una edad máxima de
dos años.45 Se identificó fácil y positivamente mediante las características de
diagnóstico descritas por Bauchot y Hureau (1986).46 La única especie de la
familia Sparidae que se encuentra en el Golfo de California es Calamus bra-
chysomus, cuyos caracteres de diagnóstico son muy diferentes.47
Las implicaciones de esta captura dan pie a diferentes interpretaciones.
¿Qué representa, matemáticamente y en condiciones reales, la captura de un
único ejemplar durante un muestreo no dirigido, sin periodicidad, con una
pequeña red de mano, a primera instancia y tan lejos de la fuente? De acuer-
do a la talla/edad y sexo del este ejemplar, ¿se podría deducir que ha habido
eventos reproductivos tanto dentro como fuera de las jaulas? ¿Es razonable
suponer que una población pequeña de una especie exótica no lograría ganar
en la competencia contra las poblaciones nativas mejor adaptadas? ¿Podría-
mos asumir que es remotísima la probabilidad de encuentros que resulten en
fecundación y reproducción?
La realidad es que nos encontramos ante una especie exótica de la cual
desconocemos cuántos individuos —potencialmente fértiles— se encuen-
tran libres en la bahía y hasta dónde se han dispersado. Se trata además
de una especie de bajo valor comercial, voraz polífaga y oportunista, que

44 H. Bervera, J. J. Ramírez Rosas y E. Calvillo, comunicación personal.


45 F. Colloca y S. Cerasi (2005), op. cit.
46 M. L. Bauchot y J.C. Hureau (1986), “Sparidae”, en P.J.P. Whitehead, M. L. Bauchot, J. C. Hu-
reau, J. Nielsen y E. Tortonese (eds.), Fishes of the north-eastern Atlantic and the Mediter-
ranean, Vol. 2., unesco, París, p. 883-907.
47 G. R Allen y D. R. Robertson (1994). Fishes of the tropical eastern Pacific, Crawford House
Press, Bathurst, 332 pp.
Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 355

se alimenta en el mismo nivel trófico que otras especies nativas con mayor
valor utilizadas comercialmente por pescadores ribereños. Presenta alta fe-
cundidad, alta eficiencia de adaptabilidad a todo tipo de hábitat tropical y
subtropical, y longevidad de hasta 10 años.48 La información que ha rendido
Biotecmar ante las diferentes instancias locales con respecto al número de
animales efectivamente sembrados y el volumen de las cosechas levantadas,
carece de toda consistencia. Jugando un poco ociosamente con estos núme-
ros y con diferentes tasas de mortalidad (el estándar en las granjas de S. au-
rata del Mediterráneo se ubica entre 10 y 20 por ciento, y el máximo rentable
es de 40 por ciento), se han calculado cantidades que van desde 30,000 a más
de 100,000 ejemplares que pudieran encontrarse en libertad.
Ante tal situación, no podemos negar la ocurrencia de escenarios extre-
mos si sucede un evento invasivo por parte de esta especie. El efecto de su
potencial dispersión es impredecible en espacio y tiempo; eventualmente po-
dría ser incontrolable y con posibilidades de extenderse hacia el Golfo de
California o más lejos. En todo caso, la prudencia más elemental aconseja al
menos emprender un programa urgente de prospección para evaluar lo que
sin duda alguna es hoy una amenaza, y en función de los resultados empren-
der un programa más drástico de erradicación. Hace aproximadamente una
semana, académicos del cibnor, cicimar, uabcs, así como representantes
de conanp, semarnat y profepa, sometieron ante instancias estatales y
federales la urgente necesidad de emprender este plan de prospección. A la
fecha en la que estamos escribiendo este texto, aún no se cuenta con respues-
tas concretas.

Conclusión
La aplicación de modelos de desarrollo sustentable dirigidos al manejo
responsable se los recursos naturales es una tendencia común en el mundo
desde hace casi 50 años. Con base en este pesado paquete de lecciones sabe-
mos que es difícil encontrar soluciones. La sustentabilidad es un complejo
proceso que comprende aspectos sociales, económicos, culturales, políti-
cos y naturales. Antes de aplicar cualquier modelo de desarrollo es esencial

48 F. Colloca, S. Cerasi (2005), op. cit.


356 Del saqueo a la conservación

aprender de experiencias previas y evaluar todas las posibles consecuencias:


locales, regionales, o más extendidas. Serios esfuerzos de planeación ambien-
tal deben ser satisfechos, incluyendo la consideración de factores externos,
como requerimiento principal hacia cualquier decisión que pudiera afectar a
las sociedades y sus entornos.
El gobierno mexicano es responsable del manejo de las anp y, desde el
2005, tiene la responsabilidad mundial hacia la protección de los sitios ins-
critos en la lista de Patrimonio de la Humanidad, que en el caso que nos ocu-
pa implica a todas las anp del Golfo de California. Es también el deber de la
sociedad nacional e internacional de exigir el cumplimiento de tales respon-
sabilidades. Por otro lado, tanto las sociedades como sus gobiernos tienen el
derecho de buscar, en sus espacios naturales, una fuente de riqueza que per-
mita mejorar la calidad de vida regional y asegurar su desarrollo sustentable.
Por ello, debiéramos hallar opciones productivas para el uso de los servicios
ambientales sin causar deterioros y asegurando que las comunidades locales
sean beneficiarias de la mayor parte del producto generado a través de estas
opciones. Aprendiendo de lecciones pasadas y con base en una buena planea-
ción, consideramos que entre estas opciones las más adecuadas son: turismo
alternativo de bajo impacto, así como pesca y acuacultura responsables.
Estas actividades no sólo no son antagónicas sino que, manejadas con
inteligencia, pueden ser complementarias. Se cuenta con múltiples ejemplos
en el mundo donde las comunidades costeras aprovechan sus recursos de
manera sustentable y obteniendo de ello beneficios que les permiten tener
una calidad de vida satisfactoria.
No obstante, los modelos de maricultura muestran ejemplos tanto de éxi-
to como de fracaso. Algunos de estos últimos son altamente nocivos y no
han ofrecido beneficios significativos a la sociedad regional; por el contrario,
inhiben y obstaculizan otras alternativas de desarrollo sustentable basadas
en el aprovechamiento de la calidad ambiental en estas regiones. La even-
tual eutroficación de la Bahía de La Paz provocada por la acuacultura indus-
trial no sólo afectaría su biodiversidad sino que significaría la ruina para las
empresas locales —tanto de turismo alternativo, como de pesca ribereña y
deportiva—, nacionales e internacionales, que ya están instaladas en la re-
gión creando empleos y generando beneficios económicos que se reinvierten
en la localidad. Con esto, adicionalmente, la estructura socioeconómica y
Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 357

comunitaria sufriría un innecesario estrés. Las consecuencias en el costo


ambiental y social serían enormes a largo plazo. La introducción de especies
exóticas implica adicionar factores de riesgo con las mismas consecuencias.
Por el contrario, el desarrollo de cultivos con las abundantes y valiosas
especies nativas que posee el Baja California Sur, incluyendo las que gene-
ran valor agregado como el abulón, las ostras perleras y otras especies or-
namentales, reforzaría la generación de ganancias y empleo en la región, ya
que estos productos se destinarían hacia la misma clientela que ya utiliza los
servicios del turismo alternativo.
El cultivo de peces nativos es también una importante perspectiva si se
planea de manera adecuada. Cabe señalar que las instituciones académicas y
de investigación han generado conocimiento y tecnología para el manejo de
muchas de estas especies. Desafortunadamente, los tomadores de decisiones
se inclinan hacia los espejismos de mayor rentabilidad que ofrecen proyectos
privados y tecnologías industriales importadas, sin tomar en cuenta el alto
potencial de riesgo e impactos que contienen la mayoría de estas propuestas.
El caso de los ranchos atuneros y las especies exóticas son un ejemplo sim-
plista de una larga lista de acciones peligrosas y decisiones equivocadas que
se han tomado en nombre del desarrollo regional.
Los escenarios son evidentes. La ambición de los empresarios, la irrespon-
sabilidad de los políticos y la falta de compromiso de algunos académicos,
están amenazando el patrimonio regional y el compromiso adquirido por el
gobierno en cuanto a mantener la integridad de las anp y de los sitios de Pa-
trimonio de la Humanidad. La sustentabilidad es un proceso sutil y complejo
que depende de componentes tanto sociales como naturales, pero es funda-
mentalmente un proceso histórico que, como tal, requiere la voluntad y el
compromiso de los actores para lograr su concretización.49 Los tomadores
de decisiones tienen una responsabilidad ineludible en este contexto, pero la
sociedad civil es igualmente responsable. Los primeros no deberían actuar
sin evaluar las múltiples consecuencias de sus acciones. La sociedad civil de-
bería mantener una cercana vigilancia, alertando sobre posibles amenazas y

49 Micheline Cariño y Mario Monteforte, “Nácar y Perlas en la historia mundial: pesca, cultivo
y comercio del recurso marino más valioso”, Tercer Simposio Latinoamericano y Caribeño
de Historia Ambiental, “La historia ambiental, un iInstrumento para la sustentabilidad”,
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358 Del saqueo a la conservación

exigiendo rendición de cuentas en todo momento. Los sectores profesionales


y académicos, y sus instituciones, deberían comprometerse por el servicio so-
cial y ejercer mayor representatividad y liderazgo en la definición de las políti-
cas y la elaboración de los planes de desarrollo; ya que si estos no consideran
los excepcionales valores ambientales de esta región y la riqueza social que
representan podrían, con malas decisiones, afectarlos irremediablemente.

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364 Del saqueo a la conservación
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 365

Capítulo 9

El crecimiento del sector turismo


en Sudcalifornia
Alba E. Gámez

E
ste capítulo ofrece una revisión histórica del desarrollo del sector tu-
rismo en Sudcalifornia hasta 2004. El análisis incluye una evaluación
del comportamiento de sus indicadores a la luz del descubrimiento
—desde la década de los ochenta especialmente— de la actividad turísti-
ca como un eje importante del crecimiento económico de la entidad. Aten-
diendo a la concentración de la afluencia turística e inversión en la parte sur
de la media península, se consideran los antecedentes y la distribución de
afluencia e infraestructura turísticas dentro del estado para caracterizar el
comportamiento de este sector que, como se indica, pese a tener precedentes
en la historia económica de la entidad, es en realidad un fenómeno del último
cuarto del siglo veinte. Al final se comenta brevemente la forma en la que la
dinamización de este sector ha influido sobre la noción de desarrollo regio-
nal, uno de los objetivos iniciales en el discurso oficial para su empuje, y al
que en años recientes se ha añadido la idea de sustentabilidad.

[365]
366 Del saqueo a la conservación

1. El turismo como fenómeno económico

Como parte de un fenómeno creciente de terciarización de las econo-


mías, el turismo ha sido reconocido como fuente de crecimiento, lo que ha
estimulado que los gobiernos auspicien la creación de destinos turísticos y
de empresas relacionadas con tal actividad. La masificación del turismo se
ha asociado con la idea de turismo tradicional (llamado también de “sol y
playa”) en el que los turistas tienen una interacción reducida con el entorno
natural o social. Adicionalmente, las características que adopta ese esquema
en términos de inversión, infraestructura, relaciones sociales y consumo de
los recursos naturales y del paisaje tienden a generar externalidades negati-
vas, provocando un desequilibrio que incluye incluso el desplazamiento de
las actividades productivas tradicionales de la comunidad local.
La rentabilidad económica del turismo contribuyó a soslayar tales impac-
tos, pero la identificación de la capacidad real para absorber turistas, nuevas
instalaciones y actividades ha cobrado cada vez mayor relevancia. Esto ha
sido así no sólo por razones de conservación sino también por consideracio-
nes económicas ante el agotamiento de los recursos en que se sustenta. De
esta forma, el surgimiento de un nuevo segmento en el mercado turístico
denominado turismo alternativo, de rápido crecimiento relativo, en el que
los usuarios están dispuestos a pagar un precio más alto por las experiencias
turísticas demandadas, se ha presentado como una alternativa económica
viable y compatible con una visión de sustentabilidad. Parte fundamental
de la actividad de turismo alternativo es una actitud y un compromiso para
conocer, respetar, disfrutar y participar en la conservación de los recursos
naturales y culturales. Del turismo alternativo se derivan el turismo de aven-
tura (actividades recreativas, deportivas, asociadas a desafíos impuestos por
la naturaleza), el ecoturismo (actividades recreativas de apreciación y cono-
cimiento de la naturaleza a través del contacto con la misma) y el turismo
rural (de convivencia e interacción con una comunidad rural en todas sus
expresiones cotidianas sociales, culturales y productivas).
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 Secretaría de Turismo (2005), “Definición de turismo alternativo”, Turismo alternativo
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 367

Este tipo de turismo se ha convertido, así, en una opción de desarrollo


regional a través de la creación de empleos en beneficio de las familias y
residentes de las zonas donde se realiza. Es menester señalar, sin embargo,
que pese a la idea de sustentabilidad que acompaña a esta visión del turismo
alternativo —y del ecoturístico en particular—, el éxito de destinos donde se
practica puede convertirse en un obstáculo al propio desarrollo equilibrado
de la zona e incluso del hábitat, por el incontrolado aumento en la afluencia
de visitantes, asentamientos humanos con fines residenciales o comerciales,
y contaminación.
No obstante que el turismo alternativo ha despuntado como un subsector
dinámico, es el turismo vinculado a la vertiente tradicional el que tiene un
papel económico importante en la contabilidad de los países. Así, da cuenta
de cinco por ciento del pib mundial y de cerca de una décima parte de los em-
pleos en el mundo. Esto explica que el sector sea fuente principal de ingresos
para dos terceras partes de los países. En especial, según datos de la Organiza-
ción Mundial de Turismo (omt) de 2003, destaca Europa como la región líder
en la captación de visitantes (60 por ciento de la captación mundial), seguida
por Asia Pacífico (19 por ciento) y las Américas (16 por ciento).
En este concierto, México es uno de los países que se ha beneficiado de la
tendencia mundial hacia los desplazamientos con fines recreativos, al colo-
carse en los últimos años dentro de los primeros diez países en recepción de
turistas internacionales (18.6 millones visitantes en 2003). Esto le significó
tener el décimo lugar mundial como receptor de ingresos por turismo inter-
nacional (9.6 mmd), adelantando dos lugares con relación al año 2000.
Para México el turismo se ha convertido en uno de los sectores más diná-
micos de la economía nacional, al representar poco más de ocho por ciento del

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368 Del saqueo a la conservación

pib nacional en 2003. Esto ha dado lugar a que el gobierno federal lo haya de-
terminado como un sector estratégico de su política económica, situación que
ha sido emulada por los gobiernos estatales. Ante el tradicional desequilibrio
en la balanza por cuenta corriente producto del exceso de importaciones, las
divisas por turismo han sido determinantes para paliar el tradicional déficit
comercial con el exterior. Adicionalmente, la importancia de los subsectores
ligados al turismo (bienes: artesanías y otros; y servicios: alojamiento, trans-
porte, restaurantes y bares, y otros) se ha reflejado en una sostenida participa-
ción en conjunto de aproximadamente 5.5 por ciento del personal ocupado en
el país entre 1996 a 2004. En términos de empleo, casi dos millones de puestos
laborales (2003) fueron creados en este sector y en esto los turistas nacionales
han sido importantes, toda vez que siete de cada diez turistas en el país son
nacionales. La situación de los turistas extranjeros merece consideración es-
pecial por la derrama económica que genera, como lo muestra el dinamismo
de los centros turísticos de playa principalmente, situación que en particular
ha beneficiado a destinos como los de Baja California Sur.
Con relación al tipo de empresas en el sector turismo, como en el resto de
la economía mexicana, abundan las pequeñas y medianas empresas, aunque
como se mencionaba anteriormente son las grandes cadenas hoteleras las
que controlan el mercado turístico, especialmente en las zonas costeras.

2. El crecimiento del turismo en Baja California Sur


Hasta antes de la década de los sesenta del siglo recién pasado y posiblemen-
te hasta entrada la de los ochenta, las actividades turísticas en Sudcalifornia
estuvieron estrechamente vinculadas a las de otras actividades económicas.
A su amparo fluyeron visitantes que estimularon el surgimiento de sitios de
alojamiento y alimentación. Indudablemente, a la media península accedían
personas con fines meramente recreativos, esto es, no ligados a las activida-
des comerciales, pesqueras, o mineras de la región, aunque es difícil deter-
minar esto por la ausencia de registros detallados de las entradas y salidas de
los visitantes o incluso del número de hoteles y habitaciones en las poblacio-
nes del entonces Territorio Federal.
 Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, inegi (2007), Cuenta satélite del
turismo en México, 1999-2004, inegi, México.
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 369

Algunos datos pueden encontrarse en años aislados que, aunque insatis-


factorios, proveen de alguna información sobre el crecimiento de los sitios de
hospedaje. Por ejemplo, del lado de la oferta hotelera, se tiene noticia de que
en 1940 se autorizaron cuatro sitios de alojamiento a los ya existentes: dos
en La Paz, otro en San José del Cabo y uno más en Santa Rosalía. En 1947 se
reportaba la autorización de otro hotel en el centro de La Paz, con un pago
de cuarenta pesos por el permiso respectivo. Dos años después este hotel es
motivo de registro ante el incumplimiento del pago de permisos hoteleros y
la venta de cerveza. En el año 1953 el dueño solicita al gobierno una exten-
sión del horario de la música dentro del hotel, ya que ésta sólo se podía escu-
char en determinadas horas, para comodidad de los clientes.
En 1950 un hotel más es autorizado en La Paz, con un costo ya de cien
pesos por la autorización. Este hotel tenía como anexo una cantina, y es de
notar la enorme brecha del pago de permisos, que para este último propósito
ascendía a dos mil pesos, más un 15 por ciento adicional. También es de no-
tar la disparidad en el pago por permisos entre regiones del Territorio, como
lo muestra que el año siguiente, en que se concede al Sr. Abelardo Luis Ro-
dríguez establecer un hotel en Las Cruces, éste pagara setenta y cinco pesos,
más 15 por ciento adicional, mientras que el de su permiso de cantina se ubi-
caba igual en dos mil pesos.10 Ese mismo año de 1951, en el caso de San José
del Cabo, el permiso para instalar un hotel ascendió a cincuenta pesos.11 En
1952 seis permisos más fueron expedidos por el Ejecutivo del Territorio para
establecimientos de hospedaje en la delegación de La Paz (dos con restauran-
te y uno con bebidas alcohólicas), lo que mostraba el dinamismo mayor de
esta delegación y especialmente de la ciudad del mismo nombre.12
Por el lado de la demanda turística los datos también son incompletos. En
1943 el registro de entradas y salidas de visitantes se realizó sin especificar la
cantidad de personas, su origen u ocupación, aunque se observa que el mayor
movimiento se dio en el mes de agosto. Ante la dificultad de acceder por tie-
rra, los transportes náuticos eran los más socorridos; así, motores nacionales
 2, 2.1 ahplm, La Paz, 1 de Abril de 1939, General, Vol. 928 exp. S/n.
 2, 2.1 age, La Paz 1947, 3000/285.2/7743 C24 2/3. Permiso de Hotel.
 2, 2.1 age, La Paz 1950, 3000/285.1/10314 C-----. Permiso Hotel.
10 2, 2.1 age, La Paz 1951, 3000/285.2/10568 C31 2/3. Solicitud de hotel
11 2, 2.1 age, San José del Cabo 1947, 3000/285.2/8551 C26 3/3. Permiso de Hotel
12 2, 2.1 ahplm, La Paz, 1 de Diciembre de 1951-1952, Gobernación, Vol. 936 exp. S/n
370 Del saqueo a la conservación

como el San Antonio, el Edna Rosa, el Arturo y el buque Araguán traslada-


ban a los visitantes a la contracosta mexicana o a los puertos de California,
en Estados Unidos.13 Ya en 1950 se reportó un total de 162 entradas, de las
cuales 161 eran turistas extranjeros residentes en el exterior, permaneciendo
una sola persona sin cancelar su permiso de estancia. Las salidas sumaron
un total de 99, de las cuales el 98 son turistas extranjeros residentes en el ex-
terior y sólo se encontró una salida de un nacional sin cancelar.14 Las dispa-
ridades en las entradas y salidas sugieren una pérdida de los registros o una
discontinuidad en su seguimiento. Indudablemente, realizar un padrón de la
afluencia debe haber sido una empresa enorme en un territorio tan vasto y
sin los mecanismos institucionales para realizarlo.
Otros antecedentes, también en la década de los cincuenta, que destacan
por la trayectoria que seguiría el sector turismo en años posteriores, se en-
cuentran en la región de Los Cabos. Ahí fueron construidos algunos hoteles
que se abastecían de un turismo extranjero de altos recursos que se traslada-
ba, por medios propios, para disfrutar de los atractivos de la zona (pesca de-
portiva o caza) a través de pequeñas aeropistas ante la falta de otros medios
de tránsito terrestre.15 En correspondencia, desde esa época se construyeron
hoteles de lujo que se nutrían de un mercado selecto, especialmente de la costa
oeste de los Estados Unidos y Canadá. Asimismo, la estructura de la oferta
de los hoteles se consideraba “familiar”, en el sentido de que eran unidades de
servicio pequeñas, administradas localmente por los propietarios y no por
las grandes corporaciones que identifican actualmente el manejo de la acti-
vidad turística.
Con todo, el turismo como tal era incipiente si se considera el impulso
que tendría en el último cuarto del siglo veinte. Como ejemplo destaca la
historia hotelera de Los Cabos, que inició en 1957 con la instalación del hotel
de lujo Las Cruces-Palmilla y sus 18 habitaciones, primero de este tipo en la

13 2, 2.1 ahplm, La Paz, 8 de Junio de 1943, Gobernación, Vol. 936 exp. S/n.
14 2, 2.1 ahplm, La Paz, 4 de diciembre de 1950, Gobernación, Vol. 936 30/6 79/50.
15 La mayoría de los caminos del Territorio de Baja California Sur en 1969 era brecha; sólo 21
por ciento del total estaba pavimentado, y era el que unía a La Paz con San José del Cabo
(desde 1968), a La Paz con Pichilingue, a La Paz con Villa Constitución, y a esta última con
Villa Insurgentes. Como puede observarse, el área se reducía a los dos puntos de mayor im-
portancia comercial y agrícola (Gobierno del Territorio de bcs. Baja California Sur. Estudio
Económico, 1969, p. 128).
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 371

zona. Posteriormente, en 1962, abrió el hotel Cabo San Lucas, s.a, con 15 ha-
bitaciones; y en 1969 el Twin Dolphin con nueve habitaciones. En 1970 se in-
auguró el Camino Real con 37 cuartos; y, con la apertura del hotel Finisterra
y sus 58 habitaciones en 1971 y del hotel Mar de Cortés con 30 más en 1972,
en este último año (por las ampliaciones de los demás hoteles) la oferta hote-
lera en la zona aumentó a 291 habitaciones. Esta información —recabada por
infratur como parte de un estudio para evaluar precisamente la situación
del turismo en el territorio— se centró en los hoteles de mayor categoría (de
acuerdo a indicadores como tarifas, servicios prestados, tipo de construc-
ción, entre otros), sin considerar las existentes casas de huéspedes y hoteles
muy pequeños, pues el sentido del estudio era determinar el potencial turís-
tico de gran escala. Se entiende entonces que al lado del crecimiento hotele-
ro de lujo también aumentó el servicio de hospedaje de hoteles y pensiones
pequeñas, como lo sugieren los datos señalados anteriormente.16
Pese a estos antecedentes, el impulso a la actividad turística en Sudcali-
fornia, que ha proyectado mundialmente a regiones como Los Cabos y —en
menor medida— Loreto y La Paz, es relativamente nuevo y se vincula a la
canalización de recursos gubernamentales que desde la década de 1970 se
realizó bajo el esquema de centros turísticos integralmente planeados (ctip),
dentro de los que se incluía Loreto y Los Cabos como parte de la política tu-
rística federal,17 y que el estudio de infratur buscaba evaluar.18
La llegada de visitantes al entonces territorio con fines meramente re-
creativos, antes modesta y escasamente registrada, cambiaría a partir de la
inversión del gobierno federal en la construcción y ampliación de vías de
tránsito, urbanización y dotación de servicios varios en las regiones selec-
cionadas como terrenos de uso turístico. A través de instancias federales,
el aislamiento de la media península se subsanó en la década de 1960 con la
construcción de la carretera transpeninsular y los transbordadores maríti-
mos con puertos en Topolobampo, Mazatlán y Puerto Vallarta. También se
dio financiamiento, vía créditos a tasas preferenciales, a los empresarios que
invirtieron en la construcción, remodelación y ampliación de hoteles y esta-
blecimientos de alimentos y bebidas con fines turísticos. De igual manera se

16 Ídem, p. 118.
17 Adolfo García Villa (1992), La planificación de centros turísticos en México.
18 Gobierno del Territorio de BCS, op. cit.
372 Del saqueo a la conservación

financió la ampliación de obras de infraestructura para reducir las dificulta-


des de comunicación.
Además de las políticas explícitas para desarrollar a Loreto y Los Ca-
bos, dos factores interrelacionados ejercieron una notable influencia en la
composición de los destinos y perfiles de turistas a Baja California Sur a
fines de la década de 1970. Estos fueron la devaluación y la depreciación
continua del tipo de cambio a partir de 1982, así como la apertura comer-
cial que siguió al ingreso de México en el Acuerdo General sobre Aranceles
y Comercio (gatt, por sus siglas en inglés).19 Ambos elementos reduje-
ron el número de visitantes que acudían a la compra de mercancías esta-
dounidenses al amparo de la zona libre en la ciudad de La Paz, el núcleo
comercial y prácticamente único destino con infraestructura para recibir
visitantes. Como consecuencia, en la ciudad capital se contrajo la actividad
turística mientras que las regiones de Los Cabos y Loreto se fortalecían en
ese rubro, apoyada por una creciente infraestructura hotelera y campañas
de promoción turística. En este proceso, los ctip de Baja California Sur
desarrollaron dos de las características básicas buscadas en ese tipo de des-
tinos y que aún los distinguen: ser sitios vacacionales fundamentalmente
para turistas extranjeros y de altos ingresos, y contar con una oferta turís-
tica acorde a ese tipo de visitantes.

2.1 La composición de la afluencia turística en Sudcalifornia


En 1978, con el estímulo financiero del Fondo Nacional de Turismo (fo-
natur), la población ocupada a nivel estatal en el sector turismo aumentó a
2,770 personas, creciendo este indicador 26 por ciento con respecto a 1975,
lo que reflejaba la nueva dimensión del sector. Los Cabos resalta como el
elemento principal de empuje, porque Loreto-Nopoló, aunque también tenía
la posibilidad de ser favorecido por sus atractivos naturales y el apoyo de fo-
natur, en aquel año captó menos de 31 por ciento del turismo que visitó en
ese entonces a ambos polos en el estado.20 Esta situación parecería marcar la
tendencia futura del comportamiento turístico en Loreto, comparado con el
de Los Cabos.

19 Gámez Vázquez, Alba Eritrea (1993). Desempeño y perspectivas del polo turístico de Los Ca-
bos, tesis de licenciatura en Economía, uabcs, La Paz, bcs, pp. 84-85.
20 Gámez, Alba (1993). Op. cit., p. 92
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 373

En contrapartida, municipios como Mulegé y Comondú disminuyeron


aceleradamente su participación a nivel estatal. Si en 1976 Comondú reci-
bió 14 por ciento de los 74,453 turistas que arribaron a Sudcalifornia, en
1984 (año de mayor afluencia absoluta a ese municipio) el rango era de 17
por ciento, que nunca volvería a alcanzar. En 1991, último año de registro
que integra a Loreto-Nopoló antes de su escisión de Comondú, este mu-
nicipio aportó 12 por ciento a la recepción de visitantes en la entidad. Su
reducida presencia turística se inserta en el contexto más amplio de crisis
económica por la que ha atravesado ese ayuntamiento desde fines de la
década de 1970, tras el desplome de la agricultura en el Valle de Santo Do-
mingo.
Aún ahora, la oferta turística en Comondú es consecuente con ese pa-
trón, de manera que en términos de habitaciones los datos no son relevantes
ni en número ni en calidad, en el contexto estatal. Ya en tiempos recientes,
en 1998, Comondú disponía apenas de 275 habitaciones repartidas en 12 ho-
teles, mismos que aumentaron a 19 en 2003 y que en conjunto ofertaban 350
cuartos, ninguno de los cuales tiene asignada una categoría turística. Desde
hace unos años, el avistamiento de ballenas y las actividades ecoturísticas se
han presentado como una opción para dinamizar el sector turismo en ese
municipio, aunque la deficiente infraestructura turística y urbana, así como
la ausencia de programas de financiamiento y capacitación parecen ser obs-
táculos difíciles de superar.
La situación del municipio de Mulegé es similar a la de Comondú en tan-
to que su participación no ha sido históricamente significativa. Los visitantes
en ese municipio representaron 18 por ciento del total estatal en 1976, nueve
por ciento en 1984, y cinco por ciento en 1991, cifra ésta que lejos de mejorar
(en 1992 aportó 5.4 por ciento de la captación estatal de turistas) se redujo
a menos de uno por ciento en 2003.21 Es de notar, no obstante, que Mulegé
contribuyó en 2003 con 19 por ciento de los establecimientos de hospedaje
en Sudcalifornia, aunque en términos de habitaciones estos significan poco
menos de seis por ciento estatal, la mayoría sin categoría.

21 Gobierno del Estado de Baja California Sur (2004a), Estadística, cartografía y fotografía. Tu-
rismo convencional y turismo alternativo en las micro regiones de Baja California Sur, Secre-
taría de Promoción y Desarrollo Económico, Coordinación Estatal de Promoción al Turismo,
Centro Estatal de Información Estadística, marzo [http://www.gbcs.gob.mx/] (13-01-05).
374 Del saqueo a la conservación

Los datos de afluencia (obtenidos a través de estadía en hoteles) pueden


encubrir un número mayor de turistas, especialmente vía carretera y con ca-
sas rodantes, además de la existencia de una presencia creciente de extranje-
ros como residentes temporales. Al igual que en Comondú, se intentó (y es la
tendencia actual) el aprovechamiento de los recursos naturales y culturales
del municipio mulegino a través del avistamiento de ballenas y aves, el turis-
mo de aventura, así como el relacionado con las pinturas rupestres y la ruta
de las misiones. A finales de la década de 1990, dada su escasa relevancia,
tanto Comondú como Mulegé desaparecieron de las estadísticas guberna-
mentales que muestran la afluencia de visitantes al estado.
Por su parte, el turismo tuvo tradicionalmente mayor preeminencia en
el municipio de La Paz, beneficiado por el auge económico asociado a la ca-
lidad la ciudad del mismo nombre como cabecera municipal, ciudad capital
y puerto que lo dotaba de infraestructura y servicios turísticos y de apoyo.
Sin embargo, una vez acelerado el proyecto de los centros turísticos integral-
mente planeados, La Paz se convirtió en el segundo destino en términos de la
captación de turistas, además de que cada vez mantiene una distancia mayor
respecto a Los Cabos. Como se indica más adelante, a finales de la década de
los ochenta La Paz inició su descenso en la tabla de afluencia estatal con rela-
ción a Los Cabos: si en 1976 había sido de la mitad del total en Sudcalifornia,
en 1983 era de 45 por ciento, y en 1992 se había contraído a 28 por ciento,
para llegar en 2003 a sólo 13 por ciento de la captación total de visitantes a
la media península.22
En la competencia por turistas y considerando el aislamiento geográfico
de la media península, indudablemente las vías de acceso han sido relevan-
tes. La Paz, en este contexto, refleja su desfase como destino principal a fa-
vor de Los Cabos al recibir sólo 20 por ciento del turismo total que arribó
al estado vía aérea en 2003. Entre los factores que explican esto destaca la
propia composición de los visitantes: 83 por ciento son nacionales, efectúan
un gasto menor, además de que el número de turistas es significativamente
más bajo. De hecho, La Paz sólo recibió tres por ciento de los extranjeros que
llegaron al estado. En términos de la oferta turística, La Paz contaba ese año
con 72 hoteles (de los que sólo cinco pueden compararse al alto nivel de la

22 Ibídem.
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 375

oferta cabeña) y 2,182 cuartos, poco menos de 17 por ciento del total de ha-
bitaciones en el estado.23

2.2 Loreto y Los Cabos como ejes de la historia turística reciente


2.2.1 El dinamismo de Los Cabos
En el recuento general, el municipio de Los Cabos es el destino más exi-
toso, en términos económicos, de Baja California Sur. Como se indicaba
anteriormente, desde mediados del siglo pasado Los Cabos ha conserva-
do características que la creciente infraestructura hotelera y campañas de
promoción turística han venido a consolidar: ser un centro vacacional para
turistas extranjeros y de altos ingresos. Creado como nuevo municipio en
1982, a partir de 1985, la participación cabeña en la captación de visitantes se
acercó a los indicadores de La Paz. El año 1989 marcó el punto de quiebre en
las estadísticas turísticas de Baja California Sur, cuando rebasó a La Paz en
una tendencia que se exacerbaría en los próximos años: el municipio de Los
Cabos, es decir, el corredor turístico de San José del Cabo-Cabo San Lucas,
atrajo 40 por ciento de los visitantes al estado y en 1992 casi 55 por ciento.24
Ya en 2003 el indicador subió a 83 por ciento —de los cuales un 94 por ciento
fueron extranjeros—, lo que significó un 82 por ciento de la derrama estatal
por turismo.
La oferta turística es acorde a estas características, de manera que, si-
guiendo el reporte del Gobierno del Estado,25 Los Cabos en 2003 contó con
aproximadamente nueve mil cuartos de hotel, es decir, 69 por ciento de las
habitaciones en el estado; de éstas, 82 por ciento fueron de cuatro estrellas o
más. Asimismo, el transporte aéreo en Los Cabos fue de 790 mil personas,
casi 80 por ciento de todos los turistas que llegaron por esa vía a la entidad.
Dos características distinguen el crecimiento turístico en Los Cabos, es-
pecialmente a partir de la década de los ochenta.
a) Un crecimiento sumamente acelerado de la oferta hotelera en la región,
mostrado por el número de hoteles y de habitaciones construidos. Mientras
en 1970 existían cuatro hoteles con 131 habitaciones, en 1980 eran ya 729
las habitaciones ofertadas; en 1990 se pasó a 35 hoteles con casi tres mil ha-

23 Gobierno del Estado de B.C.S. (2004a), op. cit.


24 Gámez, Alba (1993), op. cit., p. 100.
25 Gobierno del Estado de Baja California Sur (2004a), op. cit.
376 Del saqueo a la conservación

bitaciones y sólo dos años después, en 1992, la oferta hotelera en Los Cabos
aumentó 24 por ciento al incrementarse los cuartos a 3,645 con la construc-
ción de 12 hoteles más. Es decir, en un período de 22 años la oferta de la zona
aumentó en casi 27 veces.
B) Desde sus inicios, la composición de la oferta en Los Cabos tomó una
dirección diferente a la del resto del estado. Un indicador que respalda su
trayectoria como destino para turistas de altos ingresos es el tipo de catego-
ría de sus habitaciones: en 1972 en la región sólo existían 291 habitaciones,
de las cuales 252 eran de categoría I (límite más alto) y 39 de categoría II. No
existían categorías menores (el rango más bajo era VI). Además, el promedio
de personal ocupado con relación al número de habitaciones era mayor a una
persona, lo que se explica en razón de que el mayor lujo de un hotel requiere
de servicios y atención adicionales para los clientes.
Por su parte, el incremento del número de habitaciones se concentró
en las denominadas “Gran Turismo”, “Clase Especial” y de cinco estrellas,
categorías demandadas por los estratos de elevados ingresos nacionales y
extranjeros, predominantemente; mismas categorías que representaron en
conjunto 67 por ciento de la oferta total en 1989. Asimismo, en este año
existía una oferta de 931 habitaciones, referidas únicamente a los cuartos de
clase especial y gran turismo, que significaron 35 por ciento de la oferta total
en Los Cabos. En el resto de Sudcalifornia no existe este tipo de categorías.
Para que la oferta hotelera en Los Cabos iniciara y continuara la trayec-
toria que ahora sitúa a esa región como el mayor destino turístico del estado
era obligado que la demanda por los servicios turísticos también aumenta-
ra. Dadas las características del entorno geográfico y el incipiente —por no
decir nulo— desarrollo de las vías de comunicación en las décadas de los
sesenta y principios de los setenta, el acceso turístico a la parte sur de Los
Cabos quedó reducido a un número limitado de visitantes principalmente
extranjeros, que tenían posibilidad de trasladarse por medios propios (yates
o aviones particulares) hasta la zona. De ese entonces a la fecha, elementos
como la composición, nivel de ingresos y aún procedencia de los turistas pa-
rece haberse mantenido similar. Incluso el tiempo promedio de estadía no se
ha modificado significativamente pues se mantiene en los tres días con algu-
nas variaciones leves. Lo que sí ha cambiado de manera notable es el número
de los visitantes.
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 377

De 7,800 turistas que visitaban Los Cabos en 1968, se pasó a 194,803 en


1980, y a 264,400 en 1990; cantidad ésta que aumentó poco más de diez por
ciento en sólo dos años, al alcanzar la cifra de 298,600 visitantes en 1992.
Con relación a la composición interna, de 1974 a 1977 la participación del tu-
rista nacional representó un promedio anual de 42.3 por ciento en el total de
visitantes a la región cabeña, índice muy alto en relación al porcentaje de 27.3
por ciento que tuvo en los seis años anteriores. Sin embargo, a partir de 1978
inicia una disminución constante de su participación con un leve repunte en
1982 (en que alcanza el 34 por ciento del total de turistas) que encontraría su
punto más álgido en 1988 al caer al 11 por ciento. Tardaría cuatro años para
ser en 1992, apenas el 15 por ciento.26
El aumento de la afluencia turística nacional registrada en los años de
1974 a 1977 se explica en razón de que en 1974 se decreta la creación del
puerto de Cabo San Lucas e inicia operaciones un trasbordador que comu-
nicaba a ese lugar con Puerto Vallarta. De ahí que los mexicanos residentes
en el interior del país pudieran viajar y conocer las tierras del sur de Sud-
california de manera directa, sin tener que hacer escala en La Paz, donde
generalmente se quedaban (si no es que ese era su destino) ante la posibi-
lidad de adquirir productos importados y por la dificultad de hacer el tra-
yecto a Los Cabos. Otro elemento también presente en el comportamiento
de la demanda turística, que será por demás explicatorio de los cambios en
la composición de los visitantes, fueron los procesos de devaluación de la
moneda mexicana en 1976, 1982 y las subsecuentes depreciaciones del tipo
de cambio.
El número de extranjeros que llegaron a las playas cabeñas tuvo un com-
portamiento inverso al de los nacionales. Los visitantes extranjeros, en su
mayoría provenientes de las costas oeste de Estados Unidos y Canadá, desde
1968 hasta 1973 mantuvieron una participación superior al 70 por ciento en
el total de visitantes, misma que disminuyó en el período de 1974 a 1977 a
un promedio de tan sólo 57.7 por ciento. No obstante, en los años siguientes
subiría vertiginosamente hasta alcanzar el 89 por ciento en 1988, si bien tie-
ne una ligera disminución en 1992 cuando la participación extranjera dentro
del total de turistas es de 85 por ciento.

26 Alba Gámez (1993), op. cit.


378 Del saqueo a la conservación

Tal situación no resulta extraña. En principio, en Los Cabos siempre ha


sido el grupo proporcionalmente más elevado, aún más que en el centro tu-
rístico tradicional de La Paz, pues obviamente la zona libre no era un incenti-
vo para su estadía en esa ciudad. Además, en Los Cabos se encontraba, junto
a las comodidades de los hoteles de lujo, la belleza por entonces muy poco
habitada de las playas, un microclima agradable, múltiples recursos para la
pesca deportiva y el sabor autóctono que atrae turistas. Por otra parte, la
devaluación del peso que en el turismo nacional es elemento desalentador,
para el extranjero se convierte en un factor atractivo toda vez que el valor
adquisitivo de su moneda se incrementa. En el periodo de 1974-1977 dismi-
nuyó la proporción de la afluencia extranjera respecto a la nacional, incluso
en 1975 y 1976 el número de visitantes se redujo respecto a la tendencia de
los años anteriores, para luego iniciar un aumento lento hasta 1981 año que
precede a la devaluación en que se reduce el flujo de ambas corrientes de
turistas; esta situación se repetiría en 1984 y en 1988. Tal circunstancia no
contradice el argumento del efecto de la devaluación en el incremento de la
afluencia turística extranjera, sólo que ésta no necesariamente se tradujo en
mayor afluencia hacia Los Cabos. Lo sucedido fue que, ante la revaluación
del dólar, los ciudadanos extranjeros que desean venir a México pueden op-
tar por otros destinos turísticos muy publicitarios como Mazatlán, Puerto
Vallarta, Acapulco o Zihuatanejo, y que con relación a Los Cabos de la época
de los setenta y aún ochenta eran tanto en centros de diversiones como en
expresiones de la cultura mexicana, mucho más atractivos que los ofrecidos
en Baja California Sur.
Una anotación más respecto a los visitantes en Los Cabos es la siguiente.
Según datos de la Secretaría de Turismo (sectur) , en el año de 1991, del
total de personas nacionales y extranjeras que arribaron a Los Cabos, 64
por ciento se hospedó en habitaciones que se clasifican como Gran Turismo,
Clase Especial y 5 Estrellas, las de más alto nivel. Asimismo, en todas estas
categorías la presencia de los turistas extranjeros es mayor a la de los nacio-
nales y más aún en las de Gran Turismo y Clase Especial, en donde represen-
tan estos últimos tan sólo nueve por ciento.
En términos de derrama, de 1971 a 1992, Los Cabos tuvo una tendencia
creciente, y no sólo eso, sino que a través del tiempo su participación relativa
significó porcentajes cada vez más altos dentro de los ingresos que dejaba la
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 379

demanda de habitaciones turísticas en Baja California Sur. En la década de


los setenta Los Cabos aportaron en promedio 22 por ciento al total estatal
de ingresos por ocupación hotelera; en la de los ochenta el promedio fue de
casi el 32 por ciento; y respecto a los tres primeros años de la década de los
noventa que aquí se analizan, el indicador utilizado significó poco más del
53 por ciento. Es decir, durante los años setenta en promedio los ingresos
nominales por ocupación en hoteles fueron de 310.5 millones de pesos; en los
ochentas la cantidad promedio creció aceleradamente respecto a la década
anterior al ascender a 50.2 millones de pesos; y en los tres primeros años de
los noventa la derrama promedio representó 213.9 millones de pesos (que a
un tipo de cambio de 3.5 pesos por dólar y considerando la eliminación de
tres ceros equivale aproximadamente a 61.1 millones de dólares). Los datos
correspondientes a 2003 y 2004 no existen en los reportes del gobierno del
estado ni desagregados por municipio o destino, ni globalmente. Pero baste
señalar que de acuerdo a una nota en la prensa, a agosto de 2006 se habían
recabado 269 millones de dólares (aproximadamente 2,800 mdp) como de-
rrama por turismo. De ese gran total, 99 por ciento fue captado en el muni-
cipio de Los Cabos, mientras que La Paz únicamente aportó 0.7 por ciento y
Loreto un escaso 0.3 por ciento de esa cantidad.27 Al no ser el turismo identi-
ficado como una actividad preponderante en el municipio de Mulegé, no se
acopian datos sobre las características de ese sector o de la derrama econó-
mica que genera.
Atendiendo a que los ingresos de la actividad turística hotelera se expli-
can en última instancia por el número de visitantes que llegan a la zona, dos
elementos (sin ser los únicos) explican suficientemente el incremento acelera-
do de la participación de Los Cabos en la derrama económica por ocupación
hotelera: por un lado, el factor económico expresado en el abaratamiento su
abaratamiento como destino turístico para el visitante extranjero, por la de-
preciación de la moneda mexicana; y por otro, la amplia campaña de promo-
ción turística que internacionalmente realizan los inversionistas hoteleros y
la Secretaría de Turismo, en su nombre propio y a través de fonatur, respal-
dada desde luego por la infraestructura que este último financiaba.28

27 El Sudcaliforniano (2006). “Capta BCS 269 mdd por turismo”, El Sudcaliforniano, lunes 02
octubre [http://www.e-tamarindo.com.mx/noticias/lunes/lunes219.htm].
28 Como es conocido, fonatur es el organismo federal encargado de promocionar destinos
380 Del saqueo a la conservación

2.2.2 Loreto: destino turístico aún en construcción


A partir de 1993, las estadísticas de turismo estatal incluyen a Loreto de
manera separada de Comondú, atendiendo a su calidad de nuevo ayuntamien-
to. Pese a las expectativas ancladas en el corredor de Loreto-Nopoló, los datos
muestran que el comportamiento de la actividad turística sigue presentando re-
tos a su conformación como un destino destacado. La afluencia de turistas ape-
nas si se ha duplicado en un período de diez años (29,889 visitantes en 1993, ver
enseguida), y se ha mantenido en poco más de cinco por ciento, en promedio, del
total de visitantes a la entidad en ese tiempo. En consonancia con la tendencia
estatal es de notar que la mayor parte de estos —un promedio de 70 por ciento en
el período— sea de origen extranjero, fundamentalmente de Estados Unidos.
No sorprende que desde 1997 el número de visitantes a Loreto se haya
mantenido sin grandes variaciones. Los atentados en Estados Unidos en
septiembre de 2001 amenazaron con impactar negativamente la afluencia
a Loreto. Sin embargo, al igual que en el resto del estado, esto no ocurrió
sustancialmente. Al parecer, desde la perspectiva estadounidense, la fami-
liaridad y cercanía de Baja California Sur son vistas como elementos que
hacen de la media península un destino seguro.
Comparado con el resto de los centros turísticos del estado, Loreto se
mantiene en tercera posición, después de La Paz. En 2000 atendió a casi 58
mil turistas, de los cuales tres cuartas partes eran extranjeros. En 2003 Lo-
reto recibió 64 mil visitantes, poco más de tres por ciento de la afluencia por
ocupación hotelera en el estado, cifra similar a la del año anterior. Pese a
contar con un aeropuerto internacional, sólo dos por ciento de los turistas a
Sudcalifornia llegaron por vía aérea a Loreto en 2003; y este destino significó
únicamente cinco por ciento de la derrama turística en el estado en 2003,
contra siete por ciento en 1992 y 1998.29
La inversión federal a través de fonatur ha dado cuenta de la presencia
de Loreto en el mapa turístico internacional pero, ante una inversión privada
insuficiente tanto nacional como extranjera, no se ha colocado en un sitio
turísticos a través de una estrategia múltiple de fomento a la inversión privada, en la que la
destaca la venta de bienes inmuebles y la creación de infraestructura con fines turísticos para
dotar de valor a tales bienes (ver www.fonatur.gob.mx).
29 Montaño Cota, Bertha (2001). Documento de Trabajo, memaren, Departamento de Econo-
mía, uabcs, La Paz, bcs, mimeo.
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 381

destacado a nivel estatal ni nacional. Por otra parte, en el contexto del plan
maestro de polos integralmente planificados la participación de Loreto es la
menos destacada de todos los ctip. Incluso en el caso del flujo de visitantes a
los ctip por vía aérea, se evidencia —de acuerdo a datos de fonatur— que
la demanda de Loreto es menor al uno por ciento. 30
El número de hoteles en Loreto no varió significativamente desde 1976
a 1992 y, de hecho, es en 1998 cuando pasó a 12 establecimientos, hasta
ubicarse en 26 en 2003, todos concentrados en la ciudad de Loreto. Los
hoteles en el estado tienen en promedio 49 habitaciones: Los Cabos suben
su promedio a 91 cuartos por hotel, mientras que el de Loreto es de 29, casi
el mismo que La Paz. 31 La oferta de habitaciones ha seguido la misma ten-
dencia; incluso, había más cuartos de hotel en 1980 en comparación con
2002. Fue hasta 2003, con la reapertura del hotel Solare y la inauguración
del hotel Camino Real, este último con 155 habitaciones, que aumentó la
oferta de cuartos. Sin embargo, pese a ello, han surgido reclamos de co-
merciantes y personas dedicadas a la actividad turística en Loreto ante la
reducida presencia de visitantes y la escasa ocupación hotelera. 32 En este
último aspecto, en el período 1998-2001, Loreto acusó 49 por ciento contra
56 por ciento de Los Cabos, la más cercana al 70 por ciento nacional. En
2003 la ocupación hotelera en el municipio fue de 36 por ciento y de 46 por
ciento en 2004, comparada con 64 y 73 por ciento, respectivamente, del
conjunto de los cipt. 33
Por otra parte, en 2003, Loreto mostraba una reducida infraestructura
turística complementaria, al disponer sólo de uno de los nueve campos de
golf del estado, si bien éste es de 18 hoyos y da lugar a torneos internaciona-
les; pero no marina alguna. Pese a ser un municipio altamente dependiente
de los sectores comercio y turismo, el número de establecimientos de pre-
paración de alimentos es sólo de 25; es decir, aproximadamente cinco por
ciento de los existentes en el estado. También en 2003, de acuerdo a estadís-
ticas oficiales, Loreto sólo disponía de una agencia de viajes (de 66 en Sud-
30 fonatur. Fondo Nacional de Fomento al Turismo (2004). Destinos Fonatur, fonatur
[http://www.fonatur.gob.mx/indexcancun.html] (04-02-05).
31 Gobierno del Estado de Baja California Sur (2004a). Op cit., p. 35.
32 El Peninsular (2004). “Escaso turismo en Loreto, comerciantes en crisis”, El Peninsular, 10 de
marzo, La Paz, bcs.
33 Ibidem.
382 Del saqueo a la conservación

california), y de una arrendadora de autos (de 39 en la entidad). Asimismo,


el destino no cuenta con tiempos compartidos (de hecho se registró uno en
2000/2001), que en el caso de Los Cabos se ha situado como opción atractiva
a la ocupación hotelera tradicional.34

3. Loreto y Los Cabos: de centros turísticos a polos de


crecimiento
Entre las razones de la formación de los centros turísticos integralmente
planeados se encontraba la reactivación de áreas geográficas con el turismo
como impulsor de crecimiento en la región.35 Hacia ese fin se orientó una
importante inversión pública en infraestructura en Baja California Sur. En
los últimos 20 años, las modificaciones al marco legal que permiten facilida-
des a la inversión extranjera han representado una captación mayor de re-
cursos privados, dinamizando la construcción de grandes hoteles y centros
recreativos, y a la rama de servicios inmobiliarios. Esta inyección de recursos
financieros se ha dirigido fundamentalmente al Corredor de Los Cabos, lo
que indudablemente explica su despegue con relación al polo turístico de
Loreto-Nopoló e, incluso, de La Paz.
En Loreto, al parecer el rezago en la inversión privada pareció finalizar
con el proyecto Loreto Bay, presentado en febrero de 2004 con una inversión
de 2.2 mil millones de dólares.36 Además de los hoteles, el proyecto integra la
construcción de un muelle para pescadores, una marina y una villa (esta últi-
ma planeada para seis mil casas, cuyo precio individual inicia en 150/200 mil
dólares)37 y otras urbanizaciones. Así, mientras en Los Cabos las expectati-
vas se centran en la continuación y crecimiento del sector ante el aumento
de la demanda por los servicios hoteleros y la afluencia de capitales privados
expresada en la oferta de habitaciones, en Loreto las perspectivas para la in-
versión privada son aún tenues.

34 Gobierno del Estado de Baja California Sur (2004a). Op. cit., p. 205.
35 García Villa (1992), op. cit.
36 Loreto Bay Company (2005), In the News: Construction on Mexico’s newest tourist destina-
tion begins [http://www.loretobay.com/] (11.02.05).
37 The Business Journal (2004), “Loreto Bay sells 200 homes in inaugural year”, The Business
Journal, Phoenix, 22 de diciembre de 2004, [http://phoenix.bizjournals.com/phoenix/sto-
ries/2004/12/20/daily36.html] (07.02.05).
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 383

Por su parte, el gobierno federal a través de fonatur continúa invirtiendo


en Loreto, lo que en 2002 se tradujo en 63 millones 830 mil 171 pesos, 45 por
ciento del total destinado a ambos cipt en el estado; mientras que Los Cabos ha
recibido el 55 por ciento restante.38 En el panorama nacional, fonatur había de-
dicado a Loreto, hasta 2002, aproximadamente cuatro por ciento de su inversión
total en los cipt a nivel nacional, participación no muy distante del casi seis por
ciento a Los Cabos.39 La brecha en la canalización de recursos entre la iniciativa
privada y el gobierno para aumentar la infraestructura y afluencia de visitantes
parece reducirse con proyectos como Loreto Bay, pero sigue siendo notoria al
compararla con los resultados en otros destinos en el estado y el país.
El sesgo en la estructura productiva a favor del sector terciario, al que ha
contribuido importantemente el turismo, que ha conducido a la concentra-
ción geográfica y centralización de la inversión en el sur de la media penínsu-
la ha sido acompañado por el predominio de los conglomerados de servicios
en detrimento de las unidades productivas pequeñas, como ha ocurrido en
Los Cabos. Esta no es la situación en Loreto debido al escaso asentamiento
de grandes capitales, lo que por otra parte evita que se padezcan los efec-
tos sociales negativos asociados a una rápida tasa de crecimiento poblacio-
nal, problema que en Los Cabos parece haber rebasado la capacidad de las
instancias municipales y estatales correspondientes. Sin embargo, se ha ge-
nerado un debate respecto a las bondades de la promoción de la inversión
extranjera en Sudcalifornia, realizada por el gobierno federal —vía fonatur
y bancomext—. Por un lado, la venta de terrenos y la instalación de centros
poblacionales dirigidos especialmente a extranjeros en territorio nacional se
perciben como una opción de crecimiento pero, por otra, se advierte pre-
ocupación ante la dotación actual y futura de agua potable tanto para el uso
turístico como de la población local, acaparamiento y especulación con la
tierra por parte de extranjeros, y contaminación, transculturación y, en ge-
neral, pérdida de control de los beneficios del crecimiento económico; situa-
ción más que evidente en Los Cabos.40
38 Gobierno del Estado de Baja California Sur (2003). Compendio Estadístico del Estado de Baja
California Sur 1998-2002, Secretaría de Promoción y Desarrollo Económico, Centro Estatal
de Información, La Paz, BCS [http://www.gbcs.gob.mx/informacion/elementos/pdfs/infor-
mesdegobierno/v_informe/politico_grafico/grafico.pdf].
39 fonatur (2004), op. cit.
40 Óscar F. Holguín González (2004), “Análisis sobre la propiedad territorial extranjera en Baja
384 Del saqueo a la conservación

En todo caso, el reflejo de la escasa inversión tanto nacional como ex-


tranjera en Loreto comparada con otros destinos es observable a partir de la
cantidad y distribución de los recursos humanos empleados en el turismo.
De acuerdo con las últimas cifras oficiales, correspondientes a 2000, la po-
blación ocupada del municipio ascendió a 4,622 personas, de las cuales 64
por ciento se ubica en el sector terciario, 19 por ciento en el secundario, y 15
por ciento en el sector primario. Pese a que en Loreto predomina la pobla-
ción ocupada en el sector servicios, en el marco estatal ésta representa tres
por ciento contra 29 por ciento de Los Cabos41 y, desde luego, hay que tener
presente que el sector está compuesto por otras ramas además del turismo.
Por sector, la rama Restaurantes y Hoteles —quizá la más representativa
del turismo— emplea en Loreto a cuatro por ciento contra 65 por ciento en
Los Cabos, de los ocupados en ese sector en todo el estado. En ambos muni-
cipios las personas en él empleadas trabajaron más de 41 horas a la semana.42
Los empleos más abundantes en la rama Restaurantes y Hoteles se dan en
Servicios personales, y Artesanos y obreros (62 por ciento).43
La posibilidad de aumentar el volumen de empleo en turismo está asocia-
da directamente a la inversión privada. Al presente, de acuerdo al gobierno
estatal, en 2004 se registró entre enero-marzo y abril-junio un decremento
de casi 20 por ciento en la llegada de vuelos al municipio de Loreto; en el año
anterior, en el mismo periodo, hubo un incremento cercano al tres por cien-
to.44 En términos de viajeros recibidos en los aeropuertos internacionales, en
2000 Loreto tuvo tres por ciento, mientras el de Los Cabos atendió 74 por
ciento y La Paz 23 por ciento. Cuatro años después, en 2004, los porcentajes
eran de 4.5, 64 y 31, respectivamente. Al ser las poblaciones adyacentes a
Loreto una fuente precaria de turismo, y la lejanía misma del destino, hace
indispensable reanimar la llegada de visitantes por vía aérea.
Es de mencionar que como parte de una campaña para atraer visitantes
California Sur”, ii y última parte, Alternativa de bcs, No. 51, diciembre, La Paz, bcs, 39-44.
41 inegi. Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática (2004). XII Censo General
de Población y Vivienda Baja California Sur [http://www.inegi.mx].
42 Ibídem.
43 Ibíd.
44 Gobierno del Estado de Baja California Sur (2004), “Hoja Informativa I. Indicadores Básicos”,
Programa de Turismo Enero-Junio 2004, 13 de octubre, Secretaría de Promoción y Desarrollo
Económico, Centro Estatal de Información, La Paz, bcs [http://www.gbcs.gob.mx/informa-
cion/elementos/pdfs/cei/2004/programa_turismo/hi_tur_enejun.pdf] (24.01.05).
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 385

los cruceros han anclado también en Loreto en los últimos años. En 2002 lle-
garon 14 embarcaciones con más de 2,500 pasajeros cada uno, 19 en 2003 y
25 en 2004, que significaron aproximadamente 30 por ciento de incremento
anual.45 No obstante lo anterior, se hace necesaria una mayor infraestructura
turística y de apoyo, así como la mejora en la atención a los visitantes y diver-
sidad de opciones de entretenimiento. En el caso de Los Cabos, las enormes
embarcaciones son parte del paisaje del puerto de Cabo San Lucas.

4. Consideraciones finales. Turismo y sustentabilidad en


Sudcalifornia
Como se indicaba al inicio de este capítulo, un concepto recurrente no
sólo en el caso de las actividades turísticas sino en el resto de los sectores en
general, es el de desarrollo sustentable. No es éste el espacio para discurrir
sobre este tema, pero es menester señalar el vínculo que se ha dado al creci-
miento del turismo con esa noción a partir del turismo alternativo, muchas
veces equiparado con el de ecoturismo. Las razones para esto se relacionan,
entre otras, el mercado potencial asociado al dinamismo de estos subsec-
tores, una creciente conciencia respecto a las bondades de la conservación
y preservación de los hábitats y culturas locales, la pérdida de ventaja com-
parativa de destinos contaminados y la posibilidad de que pobladores de co-
munidades participen de la actividad económica sin necesidad de un capital
financiero inicial alto.
Sudcalifornia puede suscribir estas razones y las políticas gubernamen-
tales, organización comunitaria y esfuerzo privado orientarse a la diver-
sificación tanto de la oferta como de los destinos turísticos a partir de la
variedad de experiencias que significan las diferentes vertientes del turis-
mo alternativo. Ejemplo de esto son casos exitosos de asociaciones, em-
presas, o grupos locales organizados a la prestación de estos servicios. Sin
embargo la tendencia, inducida por las políticas federales, y suscrita por
las instancias estatales no permite vislumbrar un cambio cercano ni en la
composición ni en las consecuencias del quehacer turístico en Baja Cali-
fornia Sur.

45 H. Ayuntamiento de Loreto (2004), Segundo Informe de Gobierno, Loreto, bcs.


386 Del saqueo a la conservación

El impacto del tipo de explotación de los recursos tanto naturales como


sociales en la entidad presenta una dualidad conocida: una atractiva derra-
ma económica tanto directa como indirecta por la afluencia de visitantes, y
externalidades negativas asociadas al crecimiento turístico, tales como ago-
tamiento de recursos escasos (el agua, esencialmente), vulnerabilidad econó-
mica por la dependencia en el sector servicios y las importaciones, presión
sobre el uso del suelo y las especies endémicas, déficit hacendario, polariza-
ción regional, conflictos sociales derivados de la brecha de ingresos y calidad
de vida, especulación con la tierra, cuestionamiento a las nociones de sobe-
ranía, y transculturación, entre muchos más.
Ante este panorama, la opción ha seguido siendo la explotación intensiva
de los recursos naturales y humanos bajo la idea del progreso material. Indu-
dablemente este último es un fin deseable y necesario. Sin embargo, también
lo es el conservar un equilibrio societal y natural que permita mantener ese
crecimiento y reflejarlo en condiciones de vida que potencien las capacida-
des no sólo económicas sino culturales de los habitantes en la entidad. Hasta
ahora éste no ha sido el resultado de casi treinta años de política turística
en Baja California Sur. Tal situación puede ser reflejo de la propia dinámica
del sistema de mercado en que se inserta el turismo; pero la historia del tu-
rismo en Sudcalifornia es reciente y no puede dejar de señalarse que el tipo
de orientación gubernamental y también la ausencia de una visión regional
del desarrollo y de capacidad para utilizar los instrumentos disponibles, han
sido elementos que explican una concentración indeseable de una actividad
turística intensiva, de la inversión pública y privada, y los ingresos en la parte
sur de la media península.

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Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 389

Tercera parte

Procesos y actores de la conservación


390 Del saqueo a la conservación
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 391

Capítulo 10

Procesos de conservación a través


de la creación y manejo de áreas
naturales protegidas
Micheline Cariño, Juan Salvador Aceves y Jesús Zariñán

L
a creación y manejo de las áreas naturales protegidas (anp) es uno
de los principales instrumentos para la protección de la naturaleza y
la conservación de su biodiversidad. Es un proceso que data del siglo
xix, pero desde la década de 1960 se ha multiplicado en cantidad, extensión
de superficie y diversidad de los ecosistemas protegidos, y diversificado. Tal
pareciera que ante el avance vertiginoso de la devastación, la humanidad ha
sentido la urgencia de salvar las porciones de medio ambiente que aún con-
servan sus características originales.
En las últimas décadas, la política ambiental en materia de manejo de las
anp, tanto internacional como nacional, ha visto una afortunada reorienta-
ción de sus principios y métodos, al considerar la importancia de las interac-
ciones entre los procesos socio-económicos y la conservación de los valores
naturales. Las reservas naturales con presencia de comunidades y para las
comunidades, demuestran una evolución en la mentalidad ambientalista que
permite concretar la conservación como un estilo de desarrollo, tendiendo a
superar la visión proteccionista que excluye a las poblaciones locales por una
visión realista y conciente de la capacidad humana para cuidar el espacio en

[391]
392 Del saqueo a la conservación

el que vive. Los mejores custodios de un anp son sus habitantes, si estos en-
tienden y se benefician del mantenimiento de la salud de su ecosistema. Sólo
la reapropiación por parte de los locales de los espacios protegidos —y de
todos los valores naturales y culturales que ellos contienen— permite pensar
en la sustentabilidad de las actividades económicas que ahí se desarrollen.
Por sucesivos decretos presidenciales, Baja California Sur es el estado de
México que cuenta con mayor superficie bajo algún esquema de protección.
Esta situación ha generado cierta incomodidad en el ámbito de la política
estatal, especialmente entre los funcionarios y tomadores de decisiones que
aún no entienden que la conservación no se opone al desarrollo, sino que es
una condición indispensable para que éste se lleve a cabo. Dicha afirmación
cobra una relevancia especial en una región donde el estado prístino de su
naturaleza es la mayor de sus riquezas y la distingue a nivel mundial. Preci-
samente, el ser uno de los últimos refugios de la vida silvestre en el planeta
ha convertido a esta entidad en una de las regiones prioritarias para la con-
servación a nivel internacional, atrayendo la atención de todas las organiza-
ciones e instituciones ambientalistas del mundo.
La historia de la creación y el manejo de anp como un proceso de conser-
vación a nivel territorial en Baja California Sur, merece un estudio detallado
que abarca diferentes aspectos. Por ello presentamos en primera instancia
una breve reseña histórica de la política internacional y nacional respecto a
la creación de anp, para después analizar los elementos que en el marco legal
y en la política ambiental mexicanas sustentan ese instrumento. Por último,
en el cuarto apartado explicamos detenidamente la historia de cada una de
las seis anp federales de Sudcalifornia.

1. Breve reseña histórica de la política internacional y nacional


respecto a la creación de las anp
Desde finales del siglo xix, la conservación y preservación de áreas na-
turales han sido una de las principales estrategias para revertir y prevenir el
 wwf trabaja en el establecimiento de reserves marinas en el Golfo de California y apoyó
en gran medida la creación de las dos reservas de la biósfera del estado. tnc trabaja para la
conservación de las islas del Golfo de California y el establecimiento de servidumbres am-
bientales. ci ha promovido la organización y vinculación de las ong regionales, así como la
organización de talleres para aprovechamiento sustentable de los recursos marinos.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 393

uso abusivo de la naturaleza. A menudo se considera a George Catlin como


el creador del concepto de parques nacionales. En un viaje que realizó a las
Dakotas en 1832, se sintió conmovido por el tremendo impacto que la ex-
pansión americana hacia el oeste había tenido sobre los pueblos indígenas,
sobre la vida silvestre y sobre el medio ambiente en general. Consideró que
mediante una decisiva política pública sería posible conservarlos creando
grandiosos parques, “parques nacionales compuestos por hombres y bes-
tias, en todo el esplendor silvestre y fresco de su belleza natural”. La pro-
puesta de Catlin fue parcialmente concretada cuando en 1864 el Congreso
donó el Valle de Yosemite al estado de California para que se encargara
de su preservación bajo la figura de un parque estatal. Posteriormente, en
1872, el Congreso decretó el vasto espacio de Yellowstone (en Wyoming y
Montana) como “parque público o lugar de esparcimiento para el beneficio
y regocijo de la gente”. Sin un gobierno estatal que pudiera hacerse cargo
de su manejo, Yellowstone permaneció bajo la custodia del Departamento
del Interior de los Estados Unidos, convirtiéndose así en la primera área en
el mundo a ser decretada parque nacional. Con base en este antecedente,
el Congreso continuó creando parques nacionales en la última década del
siglo xix y la primera del xx, entre los cuales destacan: Sequoia, Mount
Rainier, Crater Lake, and Glacier. Desde entonces, el impulso idealista por
preservar la naturaleza a menudo fue seguido por el pragmático deseo de
promover el turismo, así las vías de tren y hoteles rústicos se establecieron
en los primeros parques.
Por otra parte, desde 1868 se llevaron a cabo diversas conferencias inter-
nacionales para abordar la conservación, pero inicialmente estos esfuerzos
se concentraron en cierto tipo de especies y paisajes amenazados, sin que se
gestara el concepto de protección territorial. En las décadas posteriores, y
hasta los años sesentas, las conferencias internacionales, los programas, las
convenciones, los tratados y las organizaciones relacionadas con la protec-
ción y la conservación de la naturaleza fueron incrementándose de forma sig-
nificativa: cuatro entre 1920 y 1929, tres entre 1930 y 1939, entre 1940 y 1949
se registraron 33 tratados. Entre estos últimos destaca el establecimiento de
la Unión Internacional de Protección de la Naturaleza, en 1943, en la ciudad
 Http://www.nps.gov/history/history/hisnps/NPSHistory/npshisto.htm.
 Ver el capítulo 1 para conocer en detalle esta información.
394 Del saqueo a la conservación

de Bruselas, la cual fue rebautizada en 1961 como la Unión Internacional de


Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales (uicn).
Sin embargo, fue entre 1960 y 1969 que el número de tratados casi se
triplicó (se firmaron 92). El incremento vertiginoso de las convenciones in-
ternacionales sobre la conservación y la protección de la naturaleza en la
década de los sesentas es, sin lugar a duda, una consecuencia del despertar
de los movimientos ambientalistas. En el marco de este esfuerzo conserva-
cionista se dio una relevancia prioritaria a la reglamentación internacional
sobre la protección de áreas de importancia natural, puesto que ya era im-
posible omitir la urgencia de un remedio a la creciente degradación el medio
ambiente.
La relación sociedad-naturaleza era la causa evidente de los procesos de-
vastadores, pero por primera vez en 1968 se consideró que esta relación po-
día ser también —a través de su manejo—un medio para la conservación.
Fue así como bajo el auspicio de la unesco se estableció el Programa sobre
el Hombre y la Biósfera (mab, Man And Biosphere, por sus siglas en inglés),
cuya finalidad era la de establecer una red de cooperación científica inter-
nacional para analizar las interacciones entre el hombre y su ambiente. Los
resultados de dicha red permitieron incrementar el conocimiento que existía
de los distintos ecosistemas, así como los efectos que el hombre ha tenido
sobre estos. El programa también originó la creación de la red de reservas de
la biósfera a nivel mundial. Ambas estrategias fueron previstas para frenar y
procurar revertir los estragos del deterioro ecológico.
La creación de anp en México se remonta a 1876, cuando se decretó como
tal al Desierto de los Leones con el propósito de asegurar la conservación de
14 manantiales que abastecían de agua a la Ciudad de México. Durante la
primera década del siglo xx, Miguel Ángel de Quevedo impulsó la creación
de parques en todo el país y, en los años treinta, el presidente Lázaro Cár-
denas (1934-1940) hizo de la conservación de los recursos naturales una de
las prioridades de su administración: creó la primera instancia de regulación
 D. Heinrich y M. Hergt, Atlas de l´ecologie, La pochothèque, 1993, p.260.
 Y. Veyret y P. Pech. L’Homme et l’environnement, puf, París, 1993, p. 8.
 semarnat, conanp y pnd. Programa de trabajo Comisión Nacional de Áreas Naturales Pro-
tegidas, 2001-2006, México, 2001, p. 25.
 Importante ambientalista mexicano que trabajó para la conservación de los ecosistemas en
las primeras décadas del siglo xx.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 395

ambiental (el Departamento Forestal, de Caza y Pesca) y en su sexenio au-


mentaron de dos a cuarenta los parques nacionales de México.
En las décadas siguientes no se hicieron grandes esfuerzos por crear áreas
protegidas y la destrucción de los ecosistemas en todo el país se agudizó, so-
bre todo a causa del aumento de la ganadería en importantes extensiones de
selvas y bosques. Fue hasta los años 1980 que distintos sectores académicos
y sociales reaccionaron frente a la problemática ambiental, sentando las ba-
ses para los esfuerzos de creación de anp realizados en los años recientes.
Fue la presión internacional, sin embargo, y especialmente la agenda eco-
lógica del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, más que la movi-
lización del sector ambientalista mexicano, lo que explica la implementación
acelerada de las políticas gubernamentales de protección al medio ambiente
en México desde finales de la década de 1980. Esta situación provocó cam-
bios institucionales y un mayor esfuerzo por traducir el discurso ambiental
en instrumentos legislativos, reglamentos, normas, políticas, programas y
proyectos.
Con la creación de la Ley General de Equilibrio Ecológico y de Protección
al Ambiente (lgeepa), en 1988, y con el Programa Nacional para la Protec-
ción al Medio Ambiente y el Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegi-
das (sinanp), establecido un año después, dio inicio la instrumentación de
las políticas y acciones enfocadas a la protección ya no sólo del ambiente,
sino también de ciertos recursos naturales y de especies amenazadas.
A partir de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, la política ambiental
recibió un gran impulso y el gobierno comenzó a especializar las funciones
institucionales de protección al medio ambiente. La política federal mexi-
cana dio un giro en 1992 al atender los problemas ecológicos en el marco
de la Secretaría de Desarrollo Social. El mismo año se crearon dos órganos
desconcentrados para desplegar las atribuciones de formulación de la políti-
ca, normatividad y control ambiental, que fueron encomendados a la nueva
secretaría: el Instituto Nacional de Ecología (ine) y la Procuraduría Federal
de Protección al Ambiente (profepa).10 Mientras el ine se haría cargo de las
 Lane Simonian, La defensa de la Tierra del Jaguar. Una historia de la conservación en Méxi-
co, conabio, semarnap, imernar, México, 1998, p.109-118.
 semarnat, conanp y pnd, Programa de trabajo..., op. cit., p. 26.
10 Sin embargo, la institución previa a la sedesol era la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecolo-
gía. Y hay quien vio a la sedesol como un retroceso, incluso la creación del ine y la profepa,
396 Del saqueo a la conservación

funciones administrativas y normativas derivadas de la política y de la ges-


tión ambiental, la profepa ejecutaría las funciones de inspección y vigilan-
cia del cumplimiento de la normatividad y de las resoluciones derivadas de
los actos de autoridad.11
En 1994 se creó la Secretaría para el medio Ambiente Recursos Natura-
les y Pesca (semarnap), para implementar en sus políticas ambientales el
concepto de desarrollo sustentable, integrando factores que se encontraban
desarticulados. Por primera vez en México se concentraron en una sola de-
pendencia y a nivel de secretaría de Estado las principales responsabilidades
y atribuciones en materia ambiental.
El año 1999 fue el más nutrido en cuanto a propuestas para una agenda
legislativa respecto a este tema. Se planearon como ejes de la estrategia de la
semarnap el ordenamiento del uso del suelo, la conservación de áreas estra-
tégicas por su biodiversidad, impedir o desalentar el cambio del uso del suelo
y promover el aprovechamiento sustentable. En 2000 se modificó la lgeepa
para hacerla más efectiva y poder responder a las nuevas demandas de la so-
ciedad mediante un enfoque más integrador. Como instrumentos de política
ambiental la reforma estructural de la lgeepa incorporó: la normalización
del ordenamiento ecológico del territorio, la evaluación del impacto ambien-
tal y una regulación ecológica de los asentamientos humanos. En el mismo
año se aprobó la iniciativa de la Ley de Vida Silvestre y, por iniciativa del
presidente Ernesto Zedillo, se creó la Secretaría de Medio Ambiente y Re-
cursos Naturales (semarnat) que tiene el propósito fundamental de cons-
tituir una política federal para la protección ambiental enfocada en revertir
las tendencias del deterioro ambiental y sentar las bases para un desarrollo
sustentable.
Centrándonos en materia de anp, su gestión había sido encomendada en
1992 al ine,12 institución encargada de formular y conducir la política eco-
lógica nacional en ese momento. Desde entonces se han instrumentado una
serie de programas cuyo objetivo es concretar en acciones efectivas los prin-
cipios de conservación y desarrollo sustentable a través de mecanismos e
porque no tienen el rango de secretaría sino de órganos desconcentrados, con poco presu-
puesto y escasa autonomía.
11 ine, Protegiendo al ambiente. Políticas y gestión institucional, logros y retos para el desarrollo
sustentable, 1995-2000, semarnap-ine, México, 2000, pp. 22-23.
12 Integrado a la entonces semarnap.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 397

instrumentos apropiados. Entre estos, retenemos por su importancia para el


tema ahora analizado el Programa de Áreas Naturales Protegidas de México
(1995-2000)13 que ha permitido dotarlas de planes de manejo, financiamien-
to y personal. Tal situación ha redundado en la consolidación de las anp, for-
taleciendo el marco jurídico y administrativo para su adecuada gestión, así
como la ampliación de su extensión y cobertura. Entre 1995 y 2000 fueron
decretadas 22 nuevas anp, aumentando la representatividad de ecosistemas
estratégicos que estaban subrepresentados, como es el caso de la selva baja
caducifolia, los humedales y varios sistemas marinos y arrecifales.14
La importancia asignada a la gestión de anp hizo que se le dotara con un
mayor apoyo y especialización a partir del 5 de junio de 2000 cuando —con
el respaldo del cnap— inició actividades la Comisión Nacional de Áreas Na-
turales Protegidas (conanp). Éste es un órgano desconcentrado de la se-
marnap, en quien recae la responsabilidad de administrar las anp, para que
éstas trascendieran su existencia como un mero decreto, hasta ser efectiva y
paulatinamente un instrumento de la política ambiental orientado a la con-
servación y el desarrollo sustentable. Actualmente, las 159 anp de México
ocupan 11.34 por ciento del territorio nacional, lo que representan 222 ,757
km². De ellos Baja California Sur concentra el 13 por ciento (28,879 km²),
siendo de esta forma, junto a Baja California, uno de los estados de la repú-
blica con mayor territorio bajo algún esquema de protección.

2. Marco legal para la creación y manejo de Áreas Naturales


Protegidas
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es el marco
superior del cual se derivan la legislación y reglamentación secundarias. En
cuanto a los aspectos ambientales, los artículos 4º, 25º, 27º y 73º proporcio-
nan la base constitucional que interesa para este capítulo. El artículo 4º dis-
pone que toda persona “tiene derecho a un medio ambiente adecuado para
su desarrollo y bienestar”.15 El artículo 25º establece que bajo “criterios de
13 ine, Protegiendo…, op. cit., pp. 26-27.
14 Ídem, p. 41.
15 semarnat, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (Artículos Ambientales),
4 de septiembre de 2005, http://portal.semarnat.gob/marco_juridico/constitucion.sthtml.
zip, p. 1.
398 Del saqueo a la conservación

equidad social y productividad se apoyará e impulsará a las empresas de los


sectores social y privado de la economía, sujetándolos a las modalidades que
dicte el interés público y al uso, en beneficio general, de los recursos pro-
ductivos, cuidando su conservación y el medio ambiente.”16 Por su parte, el
artículo 27º determina:

La Nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada


las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular, en benefi-
cio social, el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apro-
piación, con objeto de hacer una distribución equitativa de la riqueza pública,
cuidar de su conservación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejo-
ramiento de las condiciones de vida de la población rural y urbana. En conse-
cuencia, se dictarán las medidas necesarias para ordenar los asentamientos hu-
manos y establecer adecuadas provisiones, usos, reservas y destinos de tierras,
aguas y bosques, a efecto de ejecutar obras públicas y de planear y regular la
fundación, conservación, mejoramiento y crecimiento de los centros de pobla-
ción; para preservar y restaurar el equilibrio ecológico; para el fraccionamiento
de los latifundios; para disponer, en los términos de la ley reglamentaria, la
organización y explotación colectiva de los ejidos y comunidades; para el de-
sarrollo de la pequeña propiedad rural; para el fomento de la agricultura, de la
ganadería, de la silvicultura y de las demás actividades económicas en el medio
rural, y para evitar la destrucción de los elementos naturales y los daños que la
propiedad pueda sufrir en perjuicio de la sociedad.17

Finalmente, el artículo 73º, Fracción xxix-g, dispone que el Congreso


tiene facultad “para expedir leyes que establezcan la concurrencia del Go-
bierno Federal, de los gobiernos de los Estados y de los Municipios, en el ám-
bito de sus respectivas competencias, en materia de protección al ambiente y
de preservación y restauración del equilibrio ecológico”.18
Siendo esto así, la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al
Ambiente (lgeepa), es reglamentaria de la Constitución Política de los Esta-
dos Unidos Mexicanos en lo que se refiere a la protección al ambiente y a la

16 Ídem, p. 2.
17 Ibídem.
18 Ídem, p. 11.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 399

preservación y restauración del equilibrio ecológico, y define como uno de


sus objetivos la “preservación y protección de la biodiversidad, así como el es-
tablecimiento y administración de las áreas naturales protegidas”.19 Para estos
efectos, la Ley considera de utilidad pública a las anp y las define como “zo-
nas del territorio, y aquéllas sobre las que la nación ejerce su soberanía y ju-
risdicción, en donde los ambientes originales no han sido significativamente
alterados por la actividad del ser humano o que requieren ser preservadas y
restauradas y están sujetas al régimen previsto en la presente Ley”,20 asignán-
dole a la Federación la facultad de establecer, regular, administrar y vigilar
las de competencia federal21 y a las entidades federativas (con la participación
de los municipios) las previstas en las legislaciones locales.22 Sin embargo, se
prevé la posibilidad de que, por medio de convenios o acuerdos con la Fede-
ración, los estados o el Distrito Federal puedan manejar y vigilar las anp de
competencia federal.23
Por otro lado, también se establece que para realizar obras en anp de com-
petencia federal se requiere la autorización previa de la semarnat en materia
de impacto ambiental con la finalidad de reducir los efectos negativos sobre
el ambiente,24 por lo que la evaluación se realizará considerando lo estableci-
do en las declaratorias respectivas.25 Al constituirse una anp, la Ley estipula
que los propietarios o legítimos poseedores de tierras, bosques o aguas den-
tro de las áreas naturales protegidas estarán sujetos a lo marcado en los de-
cretos de constitución de dichas áreas, así como a sus programas de manejo
y de ordenamiento territorial.26
Las áreas naturales protegidas tienen por objetivo la preservación de los
ambientes naturales representativos; cuidar de la diversidad genética de las
especies silvestres; propiciar el aprovechamiento sustentable de los ecosis-
temas; promover la investigación científica; generar, rescatar y divulgar co-
nocimientos para la preservación y el aprovechamiento sustentable de la

19 Art. 1, Fracc. iv, lgeepa.


20 Art. 3, Fracc. ii, lgeepa.
21 Art. 5, Fracc. viii, lgeepa.
22 Art. 7, Fracc. v, lgeepa.
23 Art. 11, Fracc. i, lgeepa.
24 Art. 28, Fracc. xi, lgeepa.
25 Art. 35, lgeepa.
26 Art. 44, lgeepa.
400 Del saqueo a la conservación

biodiversidad; proteger poblados e infraestructura mediante zonas forestales


en montañas y proteger el entorno natural de sitios de importancia para la
recreación, la cultura y la identidad nacionales.27
Los tipos de anp definidas por la Ley son los siguientes:
a) Reservas de la biósfera;
b) Parques nacionales;
c) Monumentos naturales;
d) Áreas de protección de recursos naturales;
e) Áreas de protección de flora y fauna;
f) Santuarios;
g) Parques y Reservas Estatales, y
h) Zonas de preservación ecológica de los centros de población.
Los gobiernos estatales y del Distrito Federal, según su legislación
local, podrán establecer parques y reservas estatales, siempre y cuando
no se encuentren en áreas declaradas previamente como protegidas; por
otro lado, los municipios, con base en las legislaciones locales, podrán
establecer las zonas de preservación ecológica de los centros de pobla-
ción. En todos los casos, no podrán fundarse nuevos centros de población
dentro de las anp28. La creación y manejo de las anp no se considera una
responsabilidad exclusiva del Gobierno Federal, por lo que se prevé, a
través de convenios o acuerdos, la participación de los diferentes órdenes
de gobierno y de los sectores social y privado, para garantizar un desa-
rrollo integral de las comunidades y la preservación de los ecosistemas y
su biodiversidad. 29
Las características que definen a las reservas de la biósfera son, en prime-
ra instancia, que se establecerán en áreas biogeográficas con ecosistemas no
alterados por actividades antropogénicas o que requieran de preservación o
restauración y en las cuales habiten especies representativas de la biodiversi-
dad, endémicas o con alguna categoría de protección. Dentro de estas áreas
se definirán zonas núcleo que serán las mejor conservadas y con ecosistemas
o especies de flora y fauna que requieran protección especial. En éstas sólo
podrán realizarse actividades de preservación, de investigación científica y

27 Art. 45, lgeepa.


28 Art. 46, lgeepa.
29 Art. 47, lgeepa.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 401

educación ecológica. También en estas reservas se determinarán las zonas


de amortiguamiento que protegerán a las zonas núcleo del impacto exterior
y en donde sólo se autorizarán:

(…) actividades productivas emprendidas por las comunidades que ahí habiten
al momento de la expedición de la declaratoria respectiva o con su participa-
ción, que sean estrictamente compatibles con los objetivos, criterios y progra-
mas de aprovechamiento sustentable, en los términos del decreto respectivo y
del programa de manejo que se formule y expida, considerando las previsiones
de los programas de ordenamiento ecológico que resulten aplicables. 30

Los parques nacionales se constituirán por ecosistemas que “signifiquen


por su belleza escénica, su valor científico, educativo, de recreo, su valor
histórico, por la existencia de flora y fauna, por su aptitud para el desarrollo
del turismo, o bien por otras razones análogas de interés general.”31 En estos
parques sólo se autorizarán actividades de protección o de incremento de
sus recursos naturales y de investigación, recreación, turismo y educación
ecológicos.32 También se podrán establecer parques nacionales en zonas ma-
rinas (que pueden incluir la zona marítimo terrestre contigua) con el objeto
de preservar los ecosistemas marinos y que promuevan el aprovechamiento
sustentable de la flora y fauna acuáticas. En este sentido, sólo se autorizaran
actividades de conservación, investigación, repoblación, recreación, de edu-
cación y de aprovechamiento sustentable de sus recursos.33
El establecimiento de los monumentos naturales se realizará en áreas con
lugares u objetos naturales que por sus valores únicos o excepcionales, de
interés estético, histórico o científico, se determine aplicarles la categoría
de protección absoluta. En estas áreas sólo podrán realizarse actividades de
preservación y protección, investigación científica, recreación y educación.34
Las áreas de protección de recursos naturales se constituyen para “la pre-
servación y protección del suelo, las cuencas hidrográficas, las aguas y en
general los recursos naturales localizados en terrenos forestales de aptitud
30 Art. 48, lgeepa.
31 Art. 50, lgeepa.
32 Ibídem.
33 Art. 51, lgeepa.
34 Art. 52, lgeepa.
402 Del saqueo a la conservación

preferentemente forestal, siempre que dichas áreas no queden comprendidas


en otra de las categorías previstas en el artículo 46 de esta Ley”35. En estas
áreas sólo se autorizarán actividades relacionadas con la protección y pre-
servación de los recursos en ellas comprendidas y aquellas que sean estric-
tamente compatibles con lo dispuesto en el decreto que las establece y del
programa de manejo respectivo.36
Las áreas de protección de la flora y la fauna se constituirán en aque-
llos lugares que “contienen los hábitat de cuyo equilibrio y preservación de-
penden la existencia, transformación y desarrollo de las especies de flora y
fauna silvestres”. 37 En éstas podrán autorizarse actividades de preservación,
repoblación, propagación, aclimatación, refugio, investigación, educación y
difusión. Las relacionadas al aprovechamiento sustentable de las especies se-
ñaladas se permitirán a las comunidades existentes al momento de su decla-
ratoria y a lo dispuesto en la misma ley (nom y usos del suelo).
Los santuarios se constituyen en áreas con una riqueza considerable de
“flora o fauna, o por la presencia de especies, subespecies o hábitat de distri-
bución restringida”38 En estas zonas se autorizarán actividades de investiga-
ción, recreación y educación ambiental.39
Para el establecimiento de anp de competencia federal se requiere una
declaratoria40 que demanda, previa a su expedición, de estudios justificati-
vos y de las opiniones de los gobiernos locales, de las organizaciones socia-
les y privadas, de las localidades y pueblos indígenas y de las instituciones
académicas y de investigación.41 Los sectores social y privado (que incluyen
pueblos indígenas y personas físicas) pueden promover el establecimiento
de anp en terrenos de su propiedad, ante lo cual la semarnat promoverá la
expedición de la declaratoria correspondiente.42
Las declaratorias de las anp de competencia federal, deben contener: la
delimitación precisa del área; las modalidades del uso o aprovechamiento de

35 Art. 53, lgeepa.


36 Ibídem.
37 Art. 54, lgeepa.
38 Art. 55 lgeepa.
39 Ibídem.
40 Art. 57, lgeepa.
41 Art. 58, lgeepa.
42 Art. 59, lgeepa.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 403

los recursos naturales y, en su caso, de los sujetos a protección; las activida-


des permitidas; el fundamento de la expropiación de terrenos; los lineamien-
tos generales de administración, de creación de órganos representativos, de
fondos y del programa de manejo, y los lineamientos para las acciones de
preservación, restauración, de manejo sustentable, de administración y vi-
gilancia.43
Si se desea realizar la exploración, explotación o aprovechamiento de re-
cursos en áreas naturales protegidas se podrán autorizar siempre y cuando
se sujeten a las declaratorias de creación y a los programas de manejo, y si se
demuestra la capacidad técnica y económica del solicitante.44 Por otro lado,
la misma Ley establece que el Ejecutivo Federal, los gobiernos estatales y
municipales promoverán los recursos y estímulos fiscales para el estableci-
miento y manejo de áreas naturales protegidas,45 así como la autorización
para la realización de obras o actividades que se sujeten a las declaratorias y
programas de manejo correspondientes.46 El programa de manejo de las anp
debe contener: las características físicas, biológicas, sociales y culturales; las
acciones a realizar; la forma de administración, sus reglas y mecanismos de
participación; los objetivos del área y los inventarios biológicos existentes.47
El 30 de noviembre del 2000 en el Diario Oficial de la Federación se pu-
blicó el Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protec-
ción al Ambiente en Materia de Áreas Naturales Protegidas, cuyo objetivo
abarca “el establecimiento, administración y manejo de las áreas naturales
protegidas de competencia de la Federación”.48
De acuerdo a su categoría de manejo, en la administración de las áreas
naturales protegidas deberán definirse los lineamientos, políticas y accio-
nes tendientes a la conservación de los ecosistemas, al aprovechamiento
sustentable de sus recursos y a la inspección y vigilancia. También se ob-
servarán las medidas financieras para su operación y las acciones de co-
ordinación interinstitucional y de concertación entre los tres órdenes de

43 Art. 60, lgeepa.


44 Art. 64, lgeepa.
45 Art. 64 bis, lgeepa.
46 Ibídem.
47 Art. 66, lgeepa.
48 Art. 1, Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente en
Materia de Áreas Naturales Protegidas.
404 Del saqueo a la conservación

gobierno.49 En general la administración de las anp es responsabilidad de


la semarnat pero, según el caso, esta secretaría puede coordinarse para
tal proceso con la Secretaría de Marina. 50 En caso de que personas físicas
o morales se interesen en administrar un área natural protegida, “deberán
demostrar ante la Secretaría que cuentan con capacidad técnica, financiera
o de gestión, y presentar un programa de trabajo acorde con lo previsto en
el programa de manejo”. 51
Con la finalidad de formular, ejecutar y evaluar la política en materia de
áreas naturales protegidas de competencia federal, en 1995 la semarnat
creó el Consejo Nacional de Áreas Naturales Protegidas (cnanp) como ór-
gano de apoyo constituido por representantes de dependencias de la Admi-
nistración Pública Federal, de instituciones académicas y de investigación,
de organizaciones sociales, privadas y no gubernamentales, cuyas opiniones
son consideradas por la propia semarnat para el establecimiento, adminis-
tración y vigilancia de las anp.52 El cnanp, en tanto que órgano colegiado,
tiene como principales atribuciones las de ser consultado para el estableci-
miento o modificación de anp, su manejo y vigilancia, y opinar sobre quién
puede administrarlas. Para realizar este proceso debe considerar las opinio-
nes de los sectores social y privado y de las universidades, sobre el manejo y
administración de las anp.53
Otra atribución del cnanp consiste en proponer criterios sobre el funciona-
miento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (sinap) que incluye las áreas
que por su biodiversidad y características ecológicas son consideradas de espe-
cial relevancia en el país.54 Las anp que conforman el sinap son incluidas en el
Registro Nacional de Áreas Naturales Protegidas, donde se inscriben los decre-
tos de declaración de las áreas de interés federal. Este Registro está incorporado
al Sistema Nacional de Información Ambiental y de Recursos Naturales55
Antes de 1996, todas las áreas decretadas con algún régimen de protec-
ción eran incluidas al sinap, independientemente de los procesos de dete-

49 Art. 5, del Reglamento…


50 Art. 6, del Reglamento…
51 Art. 7, del Reglamento…
52 Art. 56 bis, lgeepa.
53 Art. 16, del Reglamento…
54 Art. 76, lgeepa.
55 Art. 74, lgeepa.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 405

rioro que se observaban en algunas de ellas. A partir de ese año, el sinap


incluyó sólo a aquellas que por sus características ecológicas y biodiversidad,
se consideren de especial relevancia en el país. Desde entonces, y previo con-
senso en el cnanp, el sinap incluyó a las áreas naturales protegidas consi-
derando nuevos criterios: “la riqueza de especies, endemismos, especies de
distribución restringida, especies en riesgo de extinción, recambio de espe-
cies, diversidad de ecosistemas, fenómenos naturales, integridad funcional,
servicios ecológicos y extensión del área.”56
En el Reglamento en Materia de Áreas Naturales Protegidas se especifican
las principales características de las áreas que se incorporen al sinap; éstas
pueden ser: la riqueza de especies; la presencia de endemismos, de especies
de distribución restringida y de especies en riesgo; ecosistemas presentes;
ecosistemas relictuales; presencia de ecosistemas de distribución restringida
y de fenómenos naturales importantes o frágiles; integridad funcional de los
ecosistemas; importancia de los servicios ambientales generados, y la viabi-
lidad social para su preservación.57
Otro tipo de órgano colegiado y de apoyo previsto en el citado Regla-
mento son los Consejos Asesores de las anp. Éstos deben ser constituidos
por la semarnat como apoyo de los directores de las áreas protegidas58
y se conformarán con representantes del gobierno federal, los estatales
y los municipales, de instituciones académicas y de investigación, y de los
sectores social y privado. 59 Estos consejos tendrán como atribuciones, en-
tre otras, las de promover las tareas de conservación y protección; partici-
par en la elaboración del programa de manejo; proponer acciones para el
programa operativo anual; promover la participación social; opinar sobre
los proyectos que instrumenten y coadyuvar en las acciones relativas al fi-
nanciamiento.60 A su vez, estos consejos podrán, según sus características,
crear Subconsejos Sectoriales o Regionales; Científico-Académicos o de
Desarrollo Social y Concertación.61 Por otro lado, para el establecimiento,

56 semarnap-ine, Protegiendo al ambiente. Políticas y gestión institucional. Logros y retos para


el desarrollo sustentable. 1995-2000, México, 2000, p. 43
57 Art. 37, Reglamento…
58 Art. 17, Reglamento…
59 Art. 20, Reglamento…
60 Art. 18, Reglamento…
61 Art. 24, Reglamento…
406 Del saqueo a la conservación

administración y manejo de las áreas naturales protegidas, el reglamento


establece que la semarnat:

(…) podrá suscribir convenios de concertación o acuerdos de coordinación con


los habitantes de las áreas, propietarios, poseedores, gobiernos locales, pueblos
indígenas, instituciones académicas y de investigación y demás organizaciones
sociales, públicas y privadas, con el fin de propiciar el desarrollo integral de la
comunidad y de asegurar la protección, conservación, desarrollo sustentable y
restauración de los ecosistemas y su biodiversidad.62

Estos instrumentos podrán elaborarse en torno a la propia administra-


ción de las áreas, para casos de emergencias, para las acciones de capacita-
ción y educación ambiental, para la asistencia técnica y apoyo a los proyectos
de desarrollo y para los aspectos del financiamiento y de investigación.63
El artículo 72 del citado Reglamento establece que las anp deberán contar
con un programa de manejo que se sujetará a lo dispuesto en la declaratoria
de la propia área y tendrá como objetivo la administración de la misma. Para
elaborar este programa se promoverá la participación de las localidades que se
encuentren dentro del área correspondiente y de los sectores público, social y
privado,64 debiendo contener, además de lo señalado por la Ley, las delimita-
ciones de la zona de influencia de la propia área y de las subzonas que se seña-
len en la declaratoria.65 También como lo señala la Ley, se deberán incluir en el
programa las reglas administrativas que deberán contener, sujetándose a la
declaratoria y demás disposiciones legales: las disposiciones generales, los ho-
rarios de visita para las diversas actividades, actividades y aprovechamientos
permitidos, las prohibiciones y las faltas administrativas.66
Este programa se revisará por lo menos cada cinco años 67 y podrá ser
modificado cuando resulte inoperante para el cumplimiento de los objetivos,
es decir, cuando las condiciones naturales y originales hayan cambiado, que
técnicamente no puedan cumplirse las estrategias o acciones del programa
62 Art. 31, Reglamento…
63 Art. 32, Reglamento…
64 Art. 73, Reglamento…
65 Art. 74, Reglamento…
66 Art. 75, Reglamento…
67 Art. 77, Reglamento…
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 407

vigente, o que se demuestre la necesidad de adecuar la definición de las sub-


zonas señaladas en la declaratoria correspondiente.68
En cuanto a los usos y aprovechamientos dentro de las áreas, la semar-
nat autorizará las tasas respectivas y definirá los límites de cambio acepta-
ble o las capacidades de carga correspondientes, 69 y sólo podrán realizarse
aprovechamientos que generen beneficios a los pobladores que ahí habiten,
acordes con el desarrollo sustentable, la declaratoria respectiva, el programa
de manejo y demás disposiciones legales aplicables. Estos aprovechamientos
podrán realizarse para el autoconsumo o para actividades y proyectos de
manejo y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre, así como agríco-
las, pecuarios, forestales, pesqueros, acuícolas o mineros.70 En cuanto a los
usos turísticos y recreativos, se podrán realizar siempre y cuando se sujeten
a lo establecido en el programa de manejo de cada área natural protegida.71
Los investigadores que realicen actividades de colecta deberán contar con la
autorización respectiva y respetar las reglas administrativas del área.72
Para la realización de actividades de educación ambiental, investigación
sin colecta o manipulación de especies, monitoreo sin colecta o manipula-
ción de especies, filmaciones y fotografía con fines científicos, culturales o
educativos, deberán presentar un aviso y el proyecto correspondiente a la
dirección del área respectiva.73
Para las acciones y actividades de inspección y vigilancia dentro de las
anp, será la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente la responsable
de observar el cumplimiento de las disposiciones del citado Reglamento,74 y
para la vigilancia de los parques nacionales establecidos en zonas marinas, se
llevará a cabo en coordinación con la Secretaría de Marina.75
Por otra parte, la Ley Federal de Derechos establece que se pagarán dere-
chos por el uso y aprovechamiento de los bienes del dominio público de la Na-
ción76 y, para el caso de las Áreas Naturales Protegidas, en los Artículos 194-c
68 Art. 78, Reglamento…
69 Art. 80, Reglamento…
70 Art. 81, Reglamento…
71 Art. 82, Reglamento…
72 Art. 85, Reglamento…
73 Art. 105, Reglamento…
74 Art. 137, Reglamento…
75 Art. 138, Reglamento…
76 Diario Oficial de la Federación, “Ley Federal de Derechos”, consultada el 17 de octubre de
408 Del saqueo a la conservación

y 194-c-1 determina que para el uso y aprovechamiento de los elementos y


recursos naturales de estas áreas se pagarán derechos por: el otorgamiento
de concesiones o permisos, el levantamiento topográfico de las áreas a con-
cesionar, el otorgamiento de permisos a prestadores de servicios turísticos
(vehículos terrestres, acuáticos u otros), y por los certificados o constancias
emitidos por el Registro Nacional de Áreas Naturales Protegidas.77 También
determina que para el uso, goce o aprovechamiento de los elementos marinos
e insulares públicos dentro de anp se pagarán derechos por las actividades
recreativas o turísticas (náutico-recreativas). Para efectos de este artículo
se consideran en Baja California Sur los Parques Nacionales “Cabo Pulmo”
y “Bahía de Loreto”, las Áreas de Protección de Flora y Fauna “Islas del Golfo
de California” y “Cabo San Lucas” y la Reserva de la Biósfera “El Vizcaíno”
(rebivi). También se establece pago de derechos por filmaciones o video gra-
baciones con fines comerciales.78 Para el caso del goce o aprovechamiento no
extractivo de elementos naturales o escénicos dentro de las anp terrestres
se pagarán derechos por las actividades turísticas, recreativas y deportivas,
así como por filmaciones o video grabaciones con fines comerciales. Para
este artículo sólo se consideran en B.C.S. las Reservas de las Biósferas “El
Vizcaíno” y “Sierra La Laguna” (rbsll).79 En todos los casos los recursos que
se obtengan por el pago de los derechos correspondientes se destinarán a la
conanp para acciones de manejo, conservación, protección y restauración
de las anp.
La Ley Minera, reglamentaria del artículo 27° Constitucional en materia
minera, establece que la exploración, explotación y beneficio de los minera-
les se sujetarán a las condiciones que establece esta Ley. Con respecto a los
minerales y sustancias que en ésta se definen y que se encuentren dentro
de las áreas naturales protegidas, el Artículo 20° determina que su explora-
ción y explotación sólo podrán realizarse con la autorización de la autoridad
que tenga a su cargo dichas áreas, en observancia a las disposiciones aplica-
bles.80
2005 en http://www.semarnat.gob.mx/, p. 1.
77 Ídem, p. 121-122.
78 Art. 198, Ley Federal de Derechos.
79 Art. 198, Ley Federal de Derechos.
80 Diario Oficial de la Federación, “Ley Minera”, consultada el 17 de octubre de 2005 en http://
www.semarnat.gob.mx/, pp. 1 y 9.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 409

Por lo que se refiere a la legislación estatal, la Ley de Equilibrio Ecológico y


Protección del Ambiente del Estado de Baja California Sur (leepabcs) es regla-
mentaria de la Constitución Política del Estado de Baja California Sur en materia
de preservación y restauración del equilibrio ecológico y la protección al am-
biente. Sus disposiciones son de orden público e interés social en el ámbito te-
rritorial donde ejerce su soberanía y jurisdicción, estableciendo la normatividad
para, entre otros objetivos, proteger las áreas naturales de jurisdicción estatal.81
Esta Ley define a las áreas naturales protegidas como aquellas “zonas del
territorio del estado, cuyas condiciones ambientales no han sido alteradas de
manera importante por la actividad del hombre y que han sido legalmente pro-
tegidas y sometidas a destinos y aprovechamientos específicos para conservar
los ecosistemas representativos”.82 También define al parque estatal como la
“extensión geográfica que por su ubicación, configuración topográfica, geoló-
gica, histórica y estética, caracterizan una identidad territorial”.83
La ley le otorga al gobierno del estado la facultad para crear y administrar
las áreas naturales protegidas, parques naturales, urbanos y áreas verdes de
jurisdicción estatal.84 Para el caso de las áreas naturales protegidas, se deter-
mina que estarán sujetas a protección como reservas ecológicas, imponiéndo-
les limitaciones para realizar sólo usos y aprovechamientos de interés social, y
convenientes para la entidad.85 Estas áreas tienen el propósito de preservar los
ambientes naturales; aprovechar racionalmente los ecosistemas y sus elemen-
tos; proteger los sitios de interés histórico-cultural, arqueológico y escénico;
propiciar la investigación y la educación del medio ambiente y la generación de
conocimientos y tecnología para la preservación y el aprovechamiento racional
y sostenido de los recursos naturales.

3. Instrumentos de política ambiental para la creación y el


manejo de Áreas Naturales Protegidas
México cuenta con una gran diversidad biológica (segundo lugar en el
mundo en diversidad de reptiles; quinto lugar en mamíferos y cuarto lugar
81 Art. 1, leepabcs.
82 Art. 2- iii, leepabcs.
83 Art. 2- xxiii, leepabcs.
84 Art. 4-iii, leepabcs.
85 Art. 85, leepabcs.
410 Del saqueo a la conservación

en anfibios), la cual se ha visto amenazada por las fuertes presiones que ejer-
cen el crecimiento de los asentamientos humanos, las diferentes obras de
infraestructura y las actividades agropecuarias, forestales y pesqueras. Para
contener y revertir este deterioro, se asumió la estrategia de la creación de
las áreas naturales protegidas con el objeto de proteger los ecosistemas es-
tratégicos (originales, poco alterados y de gran riqueza biológica y paisajís-
tica) asignándoles algún régimen de protección. Sin embargo, las primeras
décadas en las que fueron creadas las anp, no les fueron otorgados los apoyos
necesarios para su correcta operación como son, entre otros, la elaboración
de planes de manejo y la asignación de personal profesionalizado, infraes-
tructura y recursos financieros.86
Al ampliarse y profesionalizarse los quehaceres de la política ambiental
mexicana, una correcta gestión de las anp se evidenció como un tema cen-
tral. Esto explica la constitución de la conanp y la elaboración del Programa
de Trabajo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas 2001-
2006 cuyo propósito fundamental es consolidar y dar funcionalidad al sinap.
El objetivo general del Programa consistió en dotar “a las anp de personal,
recursos técnicos y financieros, e infraestructura para lograr un nivel ad-
ministrativo suficiente para operar los programas de manejo respectivos”.87
Este proyecto planteó entre sus estrategias y acciones las de continuar con la
elaboración y publicación de los Programas de Manejo; asignar los recursos
económicos para la operación de las anp y asegurar el personal, la infraes-
tructura y el equipo necesarios para la operación de las áreas.88
Es así como los instrumentos de política ambiental que se constituyeron
como los ejes rectores de la conservación, uso y aprovechamiento de las anp
fueron: los planes de manejo, programas de trabajo, programas integrales de de-
sarrollo y/o programas operativos anuales. Antes de la creación de estos instru-
mentos, las anp se limitaban exclusivamente a lo establecido en los decretos
correspondientes, en cambio en los programas de manejo se precisan: objetivos,
políticas, estrategias y acciones que regulan las actividades de conservación, pro-
tección, uso y aprovechamiento en las zonas dentro de cada área sujeta a alguna

86 semarnap-ine, Protegiendo al ambiente..., op. cit., p. 39.


87 Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Programa de Trabajo, Comisión Nacio-
nal de Áreas Naturales Protegidas 2001-2006, México, 2001, p. 55.
88 Ibídem.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 411

categoría de protección. La eficacia y efectividad de los programas depende de


que en su elaboración se utilicen el conocimiento científico y técnico, junto con
la participación de las comunidades que habiten en las zonas, de tal suerte que
la conservación y el uso adecuado de los recursos naturales se realicen bajo re-
glas y normas previamente establecidas y consensuadas, en la perspectiva del
mejoramiento de la calidad de vida las comunidades.89 El programa de manejo
de cualquier anp deberá contener, entre otros, los siguientes datos: “la especi-
ficación de las densidades, intensidades, condicionantes y modalidades a que se
ajustarán las obras y actividades que se vienen realizando en las mismas, en tér-
minos de lo establecido en el Decreto de creación del Área Natural Protegida y
demás disposiciones legales y reglamentarias aplicables”.90 Al respecto, los tér-
minos de referencia acotan las características que deben cumplir los contenidos
de los programas, integrándose en varias secciones tales como: “Introducción;
Objetivos, Descripción; Diagnóstico y Problemática; Ordenamiento y Zonifica-
ción, Subprogramas y Reglas Administrativas; entre otras…”91
Actualmente, México “cuenta con 33 áreas naturales protegidas cu-
yos programas de manejo están publicados, lo que representa una cober-
tura del 56 por ciento del territorio protegido”92 es decir, 9´619,113 ha de las
17´313,133 ha del territorio que comprenden las anp. Baja California Sur
cuenta con la publicación de los programas de manejo de las Reservas de la
Biósfera “El Vizcaíno” y “Sierra La Laguna”, del “Parque Nacional Bahía de
Loreto”, del “Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de Califor-
nia” y del “Complejo Insular del Espíritu Santo”, lo que representa aproxima-
damente 3’168,808.1 hectáreas93 de la superficie protegida, es decir, el 99.65
por ciento. Adicionalmente, se cuenta con el borrador del Programa de Ma-
nejo y Conservación del “Parque Nacional Cabo Pulmo”.94

89 semarnap-ine, Protegiendo al ambiente…, op. cit., pp. 46 y 47.


90 semarnat-conanp, Programas de Conservación y Manejo (términos de referencia), http://
conanp.gob.mx/anp/proframas-manejo/terminos_referencia.pdf, p. 1, (29.08.05).
91 Ibídem.
92 semarnat-conanp, Programas de manejo…, op. cit.
93 En este total de hectáreas se incluyen las correspondientes a las islas de todo el Golfo de Ca-
lifornia. Debido a que no existe información precisa de cada una de ellas, se calculan aproxi-
madamente 300,000 ha para el conjunto del área y esto imposibilita calcular la superficie
protegida que le corresponde a Baja California Sur.
94 Ver http://www.apps.cofemer.gob.mx/cofemerapps/scd_expediente_3.asp?id=04/0519/210207.
Aquí está el dictamen final sobre dicho programa.
412 Del saqueo a la conservación

Si bien los programas de manejo son indispensables para la correcta ges-


tión de las anp, no son suficientes. Se requiere además de personal que los
aplique y les dé seguimiento, así como de los Consejos Técnicos Asesores
que fungen como espacios de concertación y de participación de los dife-
rentes sectores que actúan en las anp. Estos consejos tienen el propósito de
apoyar a los directores de las áreas protegidas y se constituyen con los repre-
sentantes de los tres órdenes de gobierno, de instituciones académicas y cen-
tros de investigación y de las organizaciones sociales, ejidos y comunidades,
propietarios privados o poseedores de la tierra dentro del área y organismos
empresariales relacionados con la conservación y uso de los recursos de las
propias áreas. Los consejos son órganos de consulta, de apoyo y de gestión y
observancia de las políticas ambientales dispuestas por la legislación y nor-
matividad vigentes en la materia, así como lo establecido en los decretos y
programas de manejo de cada anp.
En la tabla siguiente se indica la fecha de constitución de los consejos asesores
de las anp sudcalifornianas, así como la composición de su personal directivo.

Fecha de Presiden- Secreta-


Presidente Secretario
anp constitu- te Hono- rio Ope- Referencia
Ejecutivo Técnico
ción rario rativo
semarnap,
ine, Pro-
Reserva
14 de Gober- Electo por Director grama de
de la Biós-
mayo de nador del mayoría de de la Re- Manejo
fera El
1997 Estado votos serva rbivi,
Vizcaíno
2000, 121
pp.

semarnat,
conanp,
Reserva de Delega-
31 de Gober- Electo por Director Programa
la Biósfera do de la
agosto de nador del mayoría de de la Re- de Manejo
Sierra La semar-
1999 Estado votos serva rbsll,
Laguna, nat
2003, pp.
74 y 89.

semarnat,
Parque 17 de Elegido conanp,
Gober- Director
Nacional septiem- por vota- Programa
nador del del
Bahía de bre de ción di- de Mane-
Estado Parque
Loreto 1999 recta jo pnbl,
2002, p. 9.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 413

El Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California cuen-


ta con un Consejo Técnico Asesor constituido en noviembre de 1998 y el
cual opera a través de Consejos Estatales.95
Otro de los instrumentos de conservación son los Programas de Desarro-
llo Regional Sustentable (proders), con los cuales la conanp pretende pro-
mover el desarrollo sustentable en las anp y en regiones pobres y de extrema
pobreza con gran biodiversidad (Regiones proders), a través del impulso
de la planeación y gestión integral de largo plazo y con participación de los
diferentes sectores.
Las anp y las regiones proders son las que integran “las Regiones Prio-
ritarias para la Conservación (rpc), con la diferencia de que las primeras
cuentan con un decreto de protección y un Programa de Manejo como ins-
trumento de planeación para la realización de acciones; y en las segundas
se cuenta con el diseño técnico de un programa de desarrollo sustentable a
nivel regional, y no se cuenta con decreto alguno.”96
Para obtener un mayor impacto en el manejo y aprovechamiento de los
recursos naturales los proders operan en tres escalas de atención:
1) Escala regional y subregional. Se identifican estrategias y proyectos a
nivel general en torno a las políticas y líneas de acción regionales. A esta es-
cala se observan aspectos de capacitación y asistencia técnica, información
y difusión, programas financieros, mecanismos de comercialización, investi-
gación y evaluación, a nivel regional.
2) Escala subregional o municipal. Se particularizan las políticas y líneas
de acción generales en función de las condiciones subregionales. La articu-
lación con los gobiernos municipales es de especial importancia a este nivel.
También se impulsan proyectos de desarrollo para las comunidades de la
periferia de las anp o de áreas bien conservadas.
3) Escala comunitaria: los procesos de gestión y el manejo sustentable de
los recursos naturales comunitarios alcanzan resultados favorables, a través
de acciones institucionales coordinadas. Este programa incide en las anp,
sus zonas de influencia y otras regiones prioritarias para la conservación.

95 semarnap, conanp, Programa de Manejo Área de Protección de Flora y Fauna Islas del
Golfo de California, México, México, 2002, p. 133.
96 semarnat, conanp, proders, http://www.conanp.gob.mx/proders (29.08.05).
414 Del saqueo a la conservación

Debido a que se caracterizan por su alta y frágil biodiversidad, éstas son es-
pacios territoriales que pueden incluir más de un municipio, conformando
una región/estado:

en ocasiones corresponden a un territorio político-económico y cultural reco-


nocido históricamente (…); en otras, se trata de un espacio definido por su im-
portancia biológica o por sus características ecológicas, geográficas o étnicas
(…), pero en todo caso es el acuerdo con los agentes institucionales y sociales
de cada estado y región el que lleva a delimitar un espacio de interés y trabajo
común.97

Los proders inciden en los procesos de gestión regional y en el fomento


de alternativas de desarrollo comunitario con la finalidad de disminuir la
pobreza y la marginación de las comunidades rurales en las rpc. Para ello, se
pueden identificar los siguientes componentes:
a) Sinergia Institucional. Con base en las características propias de las rpc
se promueve la coordinación interinstitucional con otras dependencias y los
gobiernos estatales en el diseño de las estrategias y acciones para la aten-
ción de las demandas y necesidades de la población. Las estrategias para este
componente son: incorporar criterios de conservación y aprovechamiento
sustentable de los recursos en las políticas de otras instituciones; precisar la
participación de otras dependencias en las rpc; definir los mecanismos de
coordinación interinstitucional y promover los acuerdos entre los tres órde-
nes de gobierno para definir programas de inversión conjuntos para las rpc.
b) Diseño y Concertación de Programas de Desarrollo Regional Sustenta-
ble de Mediano Plazo. El Programa se propone la integración de acciones de
las diferentes dependencias como ejes de articulación con una perspectiva de
mediano plazo y con una dimensión ambiental. Los programas regionales se
constituyen como un ejercicio de planeación que orienta las acciones concre-
tas función de objetivos y metas de largo plazo.

Los estudios técnicos en que se basan los proders han sido realizados por ins-
tituciones académicas y de investigación que contemplan: a) un diagnóstico

97 Ibídem.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 415

socio-ambiental y productivo, b) un sistema de información geográfica y una


propuesta de ordenamiento de los recursos naturales; c) la identificación de los
principales indicadores; d) propuesta de políticas y estrategias a instrumentar
en la región, para el corto y mediano plazos.98

c) Consejos Regionales de Desarrollo Sustentable. Dado que el Pro-


grama de Desarrollo Regional Sustentable requiere de la aplicación de ac-
ciones y actividades de evaluación y seguimiento, el Consejo Regional de
Desarrollo Sustentable (cdr) se constituye como el espacio donde los tres
órdenes de gobierno y el sector social discuten, diseñan, acuerdan y eva-
lúan el proders.
d) Programas de Inversión Regional (pir). Se constituyen como un com-
ponente central que induce la descentralización en la gestión del desarrollo
regional, acordando los procedimientos de programación, presupuestación y
seguimiento de acciones y proyectos realizados.
e) Transformación Sustentable de Comunidades Campesinas. Con pro-
gramas de desarrollo comunitario se pretende alcanzar el manejo integral
de sus recursos y fortalecer sus mecanismos de gestión y organización. Para
ello se aplican en comunidades piloto modelos de planeación que fomenten
el desarrollo sustentable a través de estudios técnicos que fundamenten los
programas y proyectos comunitarios.
f) Proyectos Productivos Estratégicos. Con base en la implantación de
proyectos productivos estratégicos, se intenta hacer coincidir los esfuerzos y
los recursos de las diferentes dependencias encargadas del fomento produc-
tivo, con el propósito de lograr la modificación sustantiva de las condiciones
productivas y sociales de una región.

Los proyectos estratégicos por sector persiguen además el aprovechamiento de re-


cursos naturales de importancia en la región, organizan segmentos significativos
de productores, ofrecen un beneficio en el corto plazo, tienen viabilidad de merca-
do y se basan en una producción rentable. En resumen generan alternativas pro-
ductivas, ambientalmente sanas, que constituyen ejes para avanzar rápidamente en
la superación de la pobreza.99

98 Ibíd.
99 Ibíd.
416 Del saqueo a la conservación

g) Capacitación y Educación Ambiental. Su aplicación permite dotar de


conocimientos y capacidades a los habitantes y productores de las regiones,
permitiéndoles participar de manera más exitosa en la gestión regional y co-
munitaria y en la modernización tecnológica para la producción, conserva-
ción y manejo de los recursos naturales. También posibilita la adopción de
pautas de conducta responsable en torno al ambiente y a los recursos natu-
rales “que no están necesariamente en relación con la actividad productiva,
pero que pueden impactar negativamente las condiciones para el desarrollo
sustentable de la región.”100
h) Sistema de Evaluación del Desarrollo Regional Sustentable. Si se con-
sidera a los proders como un instrumento dinámico y perfectible, se hace
necesaria la aplicación de un Sistema que diseñe y aplique métodos de eva-
luación a través de indicadores de sustentabilidad. Por medio de este sistema
se percibe el impacto de los programas y acciones institucionales; permite la
estimación de indicadores de evaluación; se facilita la incorporación de cri-
terios ambientales en las políticas de desarrollo; se formulan las recomenda-
ciones a los sujetos involucrados que les permita tomar decisiones en torno
a los cambios a proyectos, programas y al mejoramiento de los instrumentos
de política ambiental.
Finalmente, mediante los proders se canalizan recursos (subsidios) para
el fortalecimiento de la participación de la población o productores en la
solución de sus problemas. Para la aplicación de estos recursos se deben ob-
servar los términos establecidos en las reglas de operación que se publican
anualmente en el Diario Oficial de la Federación, y en donde “se describen
los diferentes conceptos y montos de subsidio que pueden apoyarse, caracte-
rísticas de los beneficiarios, criterios de elegibilidad, así como los términos y
condiciones en que se realiza la asignación de subsidios.”101 En 2004 se ejer-
cieron 49.9 millones de pesos para rpc en 26 estados.102
México se integró en 1994 a la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (ocde) y, como miembro, asumió compromisos en
los niveles económico y ambiental. En este sentido, el Instituto Nacional de

100 Ibíd.
101 Ibíd.
102 Ibíd.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 417

Ecología presentó en 1999 un primer diseño de modelos para obtener resul-


tados en los programas ambientales. La semarnat, a través del Programa
Nacional de Medio Ambiente y Recursos Naturales 2001-2006, planteó la ne-
cesidad de crear indicadores de desarrollo ambiental con los que se puedan
medir los avances en las metas comprometidas. La misma Secretaría reco-
noció que estos indicadores ambientales, o de sustentabilidad, son resultado
de experiencias obtenidas en otros países y de organismos internacionales
como la propia ocde, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (pnuma) y el Banco Mundial (bm).
En este sentido, la conanp creó la Dirección de Evaluación y Seguimien-
to asignándole la función de diseñar y operar el Sistema de Información,
Monitoreo y Evaluación para la Conservación (simec), en coordinación con
el ine y la conabio. Este sistema tiene la finalidad de observar los avances
en el cumplimiento de los objetivos y las metas institucionales, y medir el
impacto generado con la creación y manejo de las anp. También ayuda a
confirmar o validar el grado de “cumplimiento de la misión de la conanp:
Conservar el patrimonio natural de México a través de las Regiones Priori-
tarias para la Conservación”.103 Con la información generada por el Sistema
se pretende contribuir —si es el caso— a la rectificación de las decisiones
tomadas y a la reformulación de las estrategias y acciones planteadas en el
Programa.
La conanp definió 11 procesos y 12 proyectos prioritarios para la admi-
nistración 2001-2006. Con base en esta selección se han organizado los re-
cursos de la propia Comisión con la finalidad de asegurar el impacto deseado
de sus acciones y el cumplimiento de las metas establecidas. En este sentido,
el simec se conforma de 53 indicadores, de los cuales 28 están distribuidos
en los 11 procesos y 25 en los 12 proyectos prioritarios.

El simec tiene como objetivo principal el establecer un sistema que incorpore


indicadores biológicos, geográficos, sociales y económicos que permitan anali-
zar la efectividad e impacto en la aplicación de políticas públicas en las Regio-
nes Prioritarias para la Conservación.104

103 Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Comisión Nacional de Áreas Naturales
Protegidas, simec, http://www.conanp.gob.mx/dcei/simec/6-9.pdf (17.10.05).
104 Ídem.
418 Del saqueo a la conservación

La información geográfica, los índices de sustentabilidad y las estadísti-


cas pretenden evaluar, entre otros, los siguientes aspectos:
•La operación de las anp y el incremento de la superficie protegida y bajo
manejo sustentable.
•La participación de los actores sociales involucrados en anp y en las
regiones con Programas de Desarrollo Regional Sustentable (pro-
ders).
•La profesionalización de la administración que incremente las potencia-
lidades de las anp.
•La descentralización de los recursos y capacidades de decisión en la ad-
ministración de las anp.
•El fortalecimiento de los mecanismos de participación de los sectores
que actúan en la operación de las anp.
El trabajo que se ha desarrollado con el sinap en torno a los procesos de
conservación se fortalece y potencia con el Sistema de Unidades de Manejo
para la Conservación de la Vida Silvestre (suma), los Proyectos de Recu-
peración de Especies Prioritarias (prep), y las Unidades de Manejo para la
Conservación de la Vida Silvestre (uma). Todos estos instrumentos, com-
plementarios a los arriba mencionados, se analizan en el capítulo siguiente,
dedicado a los procesos de conservación a través de la protección y el manejo
de la vida silvestre.
Otro instrumento de la conservación, pero esta vez a escala mundial, es
la Convención de Sitios de Patrimonio Mundial, creada en 1972, con la in-
tención de identificar el patrimonio natural y cultural de valor universal
excepcional del planeta, con el propósito de garantizar su protección y con-
servación mediante mecanismos e instrumentos que concentren los esfuer-
zos de cooperación internacional, respetando la soberanía de los países que
la constituyen. La declaración e inscripción de un sitio dentro del listado
de Sitios de Patrimonio Mundial Natural o Cultural por parte de la Orga-
nización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(unesco), se realiza con base en el principio de que dicho bien pertenece a
todos los pueblos del mundo, por lo que la comunidad internacional asume
la responsabilidad de participar y cooperar para su conservación, indepen-
dientemente del país en que se ubique.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 419

Sin embargo, los estados signatarios de esta convención asumen la responsa-


bilidad primordial de identificar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a
las siguientes generaciones el patrimonio cultural y natural de su territorio, y de-
ben procurar actuar en este sentido con sus propios recursos. Si fuera el caso, lo
hará con la asistencia internacional, sobre todo en aspectos financiero, artístico,
científico y técnico. Así, el Estado mexicano gestiona la adopción de políticas de
protección, en sus planes y programas, del patrimonio cultural y natural, crean-
do servicios de protección, conservación y revalorización de dicho patrimonio,
disponiendo de personal y de los medios adecuados para llevarlos a cabo (medi-
das jurídicas, técnicas, administrativas, científicas y financieras). De igual forma,
fomenta la realización de estudios y de investigación científica y técnica para re-
conocer y enfrentar los peligros sobre su patrimonio cultural y natural, así como
la adopción de medidas para evitar cualquier daño a este patrimonio.105
En 1993 se incluyó en la lista de Patrimonio Mundial el “Refugio de Ba-
llenas en las Lagunas del Vizcaíno”, comprendiendo los complejos lagunares
Ojo de Liebre y San Ignacio. Se encuentra situado en la costa del océano
Pacífico dentro del territorio de la rebivi y posee ecosistemas de valor ex-
cepcional. Las lagunas constituyen excelentes sitios de reproducción y de
hibernación para la ballena gris, el lobo marino, el león marino de California,
el elefante marino del Norte y la ballena azul. También abrigan a cuatro es-
pecies de tortugas marinas en peligro de extinción.106 Se considera que este
sitio posee “la mayoría de los hábitat naturales más importantes y significa-
tivos donde especies de animales y plantas con un valor universal sobresa-
liente aún sobreviven”.107 Adicionalmente se considera que:

(…) las lagunas deben ser reconocidas por el valor excepcional para la diversidad bio-
lógica que soportan y por los servicios ecológicos que proveen. Los paisajes extraor-
dinarios que ahí se aprecian, incluyendo a los salitrales, son únicos en esta porción
de la Península de Baja California. El área casi prístina de la laguna de San Ignacio, se
constituye con características naturales superlativas de excepcional belleza.108

105 unesco, Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural y Natural, http://whc.unes-
co.org/fr/comite, pp. 1-10 (17.10.05).
106 unesco, Lista de Patrimonio Mundial, http://whc.unesco.org/fr/list/554 (17.10.05).
107 semarnap-ine, Programa de Manejo Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, México, México,
2000, p. 51.
108 Ídem, p. 51.
420 Del saqueo a la conservación

El mismo año de 1993 se inscribió en la lista de Patrimonio Mundial a las


Pinturas Rupestres de la Sierra de San Francisco, que también forman parte
del territorio de la rebivi. La Sierra de San Francisco albergó desde el año
10,000 a.C. hasta el 1,300 d.C. a un pueblo hoy extinto, quien dejó uno de los
más importantes conjuntos de pinturas rupestres del mundo. Notablemente
conservadas por lo seco del clima y lo difícil del acceso, estas pinturas repre-
sentan a seres humanos y numerosas especies de animales. Reflejan la rela-
ción entre el hombre y su ambiente y constituyen la expresión más refinada
de la cultura de este pueblo. La composición y dimensión de las pinturas, así
como la precisión de los trazos y la variedad de los colores, pero sobre todo el
número de sitios, hacen de este trabajo artístico un testimonio excepcional
de una tradición única.109 Con base en estudios arqueológicos se considera
que existen más de dos mil sitios con evidencias humanas y más de 300 con
pinturas rupestres, con una antigüedad mayor a los 10,500 años.110
En julio de 2005 se anunció la inscripción de las Islas y Áreas Protegi-
das del Golfo de California en el listado de Patrimonio Mundial, median-
te la cual se les reconoce como un sitio único en el mundo cuyos procesos
oceanográficos aún permanecen en convivencia con una excepcional belleza
natural. Dicha declaratoria implica 244 islas e islotes y áreas costeras de los
estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa y Nayarit,
que cubren una superficie total de 1’838,012 ha, 25 por ciento corresponde a
la zona terrestre y el resto es marina.

Las islas y Áreas Protegidas del Golfo de California poseen una riquísima y di-
versa vida marina, que alberga al 39 por ciento del total del número de especies
de mamíferos marinos del mundo y un tercio del total de especies de cetáceos;
este maravilloso mar cobija a 4,500 especies conocidas de invertebrados mari-
nos. Además, se han registrado 181 especies de aves y 695 especies de plantas
vasculares, 28 de estas últimas sólo viven en la región. Cuenta con una gran
variedad de hábitats, que van desde humedales templados en su porción norte,
hasta ambientes tropicales al sur.111

109 unesco, Lista de Patrimonio Mundial, op. cit.


110 semarnap-ine, Programa de Manejo Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, México, op. cit., p. 36.
111 semarnat-conanp, Las Islas y Áreas Naturales Protegidas del Golfo fueron declaradas como Pa-
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 421

Esta diversidad y abundancia de vida marina, con un alto grado de rareza


biológica y de endemismo, formas submarinas y transparencia de sus aguas, le
valieron ser denominada por Jacques Cousteau como el “acuario del mundo”.

(El área) incluye de forma parcial o completa a 9 regiones que a nivel nacional ya
han sido declaradas como Áreas Naturales Protegidas por el Gobierno Federal:
las Reservas de la Biósfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado,
Isla San Pedro Mártir, El Vizcaíno e Islas Marías; los Parques Nacionales Bahía
de Loreto, Cabo Pulmo e Isla Isabel; y las Áreas de Protección de Flora y Fauna
Islas del Golfo de California y Cabo San Lucas.112

Esta inscripción puede considerarse como un reconocimiento a los es-


fuerzos de conservación de los recursos naturales que lleva a cabo México
en coordinación con los diferentes órdenes de gobierno, las comunidades
y los sectores de la sociedad civil. Cabe mencionar que dicha inscripción
no implica nuevas restricciones para las áreas protegidas y se conservan las
actividades o usos productivos sustentables autorizados para las zonas de
amortiguamiento.
Con esta última incorporación al listado de sitios de Patrimonio Mun-
dial, México suma 25 sitios inscritos, 22 de carácter cultural y tres de carác-
ter natural. Estos últimos son la Reserva de la Biósfera Sian Ka’an, Santuario
de Ballenas de las Lagunas de El Vizcaíno e Islas y Áreas Protegidas del Golfo
de California.
Es necesario mencionar que en 1995 las Islas del Golfo de California y la
Reserva de la Biósfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado fue-
ron incorporadas a la Red Mundial de Reservas de la Biósfera del Programa
“El Hombre y la Biósfera” de la unesco y, en el caso de los humedales de la
segunda reserva mencionada, se encuentran dentro de la lista de Humedales
de Importancia Internacional de la Convención Ramsar.113
Como podemos apreciar, los instrumentos legales y de política ambien-
tal, nacionales e internacionales, que cobijan a las anp sudcalifornianas son

trimonio Mundial Natural por la unesco, http://www.conanp.gob.mx/dcei/unesco (17.10.05).


112 Ibídem.
113 Ibíd.
422 Del saqueo a la conservación

considerables. Uno podría creer que estos aseguran la conservación de esos


sitios de excepcional belleza escénica y riqueza biológica invaluable, esto sin
embargo —y desafortunadamente— no es así. Pese a los significativos avan-
ces, son aún muchos y severos los problemas y las amenazas que se ciernen
sobre el patrimonio que custodian las anp de Baja California Sur. Sin embar-
go, son también muy importantes los logros que han alcanzado los actores de
la conservación en esos procesos. Entre estos, y particularmente en materia
de creación y manejo de las anp, destaca el trabajo que desde hace ya varias
décadas han desempeñado los científicos del cibnor y de la uabcs, pero tam-
bién las comunidades conscientes de su patrimonio natural, las ong ambien-
talistas y el personal de la conanp. Estos actores, con su trabajo cotidiano,
arduo y generalmente poco apreciado, han logrado que en 40 por ciento
del territorio sudcaliforniano el deterioro se haya frenado, y que se apro-
vechen los instrumentos de la política ambiental mexicana que impulsan
programas de desarrollo sustentable. No obstante, cada uno de los casos de
las cinco anp sudcalifornianas tiene su propia historia, misma que narramos
a continuación.

4. Historia de las Áreas Naturales Protegidas


en Baja California Sur
Los procesos de conservación en Baja California Sur a través de la for-
mación de anp iniciaron en 1938, cuando Lázaro Cárdenas declaró “Zona
Protectora Forestal Vedada” los terrenos que rodean a la ciudad y puerto
de La Paz, B.C.”114, aludiendo en el decreto como justificaciones principales
la fragilidad del terreno y cuestiones de higiene pública. Sin embargo, fue a
partir de la década de los sesentas que se intensificaron las acciones de con-
servación.
El territorio insular del Golfo de California fue de los primeros espacios
en llamar la atención de diversos actores ambientalistas nacionales e inter-
nacionales. En 1963 la Isla Tiburón fue decretada Zona de Reserva Natural y
Refugio para la Fauna Silvestre Nacional con el propósito de proteger a varias

114 ine, “Áreas Naturales Protegidas con Decretos Federales”, http://www.ine.gob.mx/ueajei/pu-


blicaciones/libros/130/bcs.html?id_pub=130&id_tema=4&dir=Consultas.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 423

especies de fauna terrestre amenazadas.115 Un año después se decretó a la


Isla Rasa como una Zona de Reserva Natural y Refugio de Aves,116 para pro-
teger a las colonias del charrán elegante (Sterna elegans) y a la gaviota ploma
(Larus heermanni). El 2 de agosto de 1978 se publicó en el Diario Oficial de
la Federación el decreto que establece como Zona de Reserva y Refugio de
Aves Migratorias y de la Fauna Silvestre a las islas del Golfo de California. A
partir del 7 de junio de 2000, esta zona forma el Área de Protección de Flora
y Fauna Islas del Golfo de California.117
Los espacios peninsulares con especial atractivo continuaron llaman-
do la atención de los presidentes de la República. En 1973, Luis Echeverría
declaró Zona de Refugio Submarino de Flora, Fauna y Condiciones Ecológi-
cas del Fondo a un área del medio marino de Cabo San Lucas, debido a sus
espectaculares cascadas de arena submarinas. Otro presidente seducido por
la belleza de la naturaleza sudcaliforniana fue Miguel de la Madrid, cuando
presenció uno de los espectáculos derivados de la observación de animales
silvestres más importantes del mundo en la laguna Ojo de Liebre. Esta si-
tuación fungió como catalizador de los esfuerzos para la conservación de
la vida silvestre que en la zona se habían iniciado desde los años 1930 y que
redundaron en la creación de la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, que por
cierto fue el último decreto que firmó el presidente de la Madrid el 30 de
noviembre de 1988, horas antes de terminar su mandato.118 Pero la historia
de la creación y el manejo de las anp sudcalifornianas trasciende por mucho
la voluntad presidencial y la firma de los decretos que marcan el inicio de su
existencia. Revisemos en detalle caso por caso.

4.1. Reserva de la Biósfera El Vizcaíno


Las reservas de la biósfera se fundamentan en el artículo 48 de la lgeepa
y se constituyen en áreas biogeográficas relevantes a nivel nacional, repre-
sentativas de uno o más ecosistemas no alterados significativamente por la
acción del hombre o que requieran ser preservados y restaurados, y/o en los
cuales habiten especies representativas de la biodiversidad nacional, inclu-
115 Diario Oficial de la Federación, 15/03/1963.
116 Diario Oficial de la Federación, 30/05/1964.
117 semarnap, Programa de Manejo del Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de
California, op. cit., p. 10.
118 Diario Oficial de la Federación, 30/11/1988.
424 Del saqueo a la conservación

yendo las consideradas endémicas, amenazadas o en peligro de extinción.


Actualmente existen 35 anp con la categoría de reserva de la biósfera, las
cuales ocupan una superficie de 10´956,505 ha.119
La Reserva de la Biósfera El Vizcaíno (rebivi) está ubicada en la provin-
cia fisiográfica de la planicie costera de Baja California y, según Rzedowski,
pertenece al sistema montañoso de Baja California. Dentro de la reserva se
establecieron 16 zonas núcleo con sus respectivas áreas de amortiguamiento.
Las zonas núcleo en conjunto ocupan un área de 363,438 ha.120 La determi-
nación de estas áreas núcleo se dio por la baja densidad de población y por
su importancia biológica, resultando en la siguiente regionalización dentro
de La Reserva:

Regiones determinadas como Zonas Núcleo dentro de la Reserva de la


Biósfera El Vizcaíno121

Región Descripción
Localizado al centro de la reserva se delimitó para
Desierto de El Vizcaíno
proteger al berrendo peninsular y al ecosistema árido

Incluye las marismas productoras de sal más grandes


Guerrero Negro del mundo, así como islas e islotes delimitados por el
nivel más bajo de mareas

Es un complejo lagunar que agrupa cinco zonas núcleo:


islas Conchas, Broscas, Piedras, Zacatosa, La Choya
Ojo de Liebre
y toda la porción terrestre que la separa de Guerrero
Negro
Es un complejo lagunar también con cinco zonas
núcleo: islas Pelícano, San Ignacio, Malcomb,
San Ignacio
Delgadito y el islote Delgadito, delimitados por el nivel
más bajo de mareas

119 conanp, Áreas Naturales Protegidas, http://www.conanp.gob.mx/anp/anp.php (22.10.05).


120 ine-semarnap, Programa de Manejo Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, México, D.F., 1ª ed.,
mayo de 2000, p. 154.
121 Elaborado a partir de ine-semarnap, Programa de Manejo Reserva de la Biósfera El Vizcaí-
no, op. cit.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 425

Protege al borrego cimarrón y favorece la conservación


de la Sierra de Las Tinajas y sus ecosistemas, así como
Vertiente de California
las pinturas rupestres y petroglifos de la Sierra de San
Francisco
Situadas al oeste y noroeste de la reserva, garantizan
San Roque, Asunción y la conservación de ecosistemas importantes para
Natividad. la reproducción y sobrevivencia de fauna acuática y
mamíferos marinos

4.1.1 Características geográficas


Esta reserva contiene una gran diversidad de accidentes geográficos. Al
oeste se localizan las sierras de San José de Castro y la de Santa Clara. Al
centro se encuentra el Desierto del Vizcaíno, con extensas areniscas y con-
glomerados sedimentarios. Al este del desierto, se localizan las sierras de San
Francisco, de San Alberto, Las Tinajas de Murillo y El Serrucho, los volcanes
El Azufre y Las Vírgenes, además de algunas mesetas y depresiones. En la
costa oeste abundan bahías, lagunas, cabos, canales e islas que constituyen
zonas núcleo de la reserva; la costa este es más uniforme.
La regularidad de la península de Vizcaíno provoca que ésta sea uno
los sitios más expuestos a la incidencia de la radiación solar, provocando la
existencia de ambientes hipersalinos, en general inhóspitos, pero propicios
para que proliferen una gran diversidad de microorganismos alófilos (algas,
protozoarios, cianobacterias y bacterias) . La diversidad microbiana de este
ambiente, que se desarrolla en la periferia de la rebivi, se caracteriza por la
existencia de un tipo de organización geomicrobiana poco conocida a nivel
científico, que se ha denominado “tapetes microbianos laminados”. Estos am-
bientes son altamente productivos, pues poseen una gran diversidad de mi-
croorganismos productores primarios, oxigénicos y anoxigénicos, fijadores
de nitrógeno atmosférico, consumidores y desintegradotes.122 Los fenómenos
geológicos representados en las formaciones incluidas en la reserva resumen
en gran parte la historia geodinámica de la península de Baja California.

122 A. Breceda, A. Castellanos, L. Arriaga y A. Ortega, “Conservación y Áreas Protegidas”, en: A.


Ortega y L. Arriaga (comps.), La Reserva de la Biósfera El Vizcaíno en la Península de Baja
California, Centro de Investigaciones Biológicas de B.C.S., La Paz, México, 1991, consultado
en http://maya.ucr.edu/pril/reservas/elvizcaino/elvizcaino2.htm
426 Del saqueo a la conservación

En general, el área no cuenta con cuerpos de agua superficiales; el único


arroyo con caudal permanente es el de San Ignacio y el resto son arroyos
torrenciales que únicamente llevan agua en temporada de lluvias sin ser ésta
aprovechada, ya que la evaporación es muy intensa y constante. No obstante,
estas corrientes efímeras tienen un papel muy importante: son la única fuen-
te de recarga de los acuíferos localizados en estas planicies costeras.

4.1.2 Origen del Área Natural Protegida


Los primeros esfuerzos formales para la protección de la vida silvestre de
la región del Vizcaíno se dieron en 1936, cuando México y Estados Unidos
firmaron un convenio para la protección de aves migratorias y mamíferos
de importancia cinegética. En este acuerdo se contemplaban vedas para la
cacería de algunas especies y se recomendaba la creación de zonas de refu-
gio. Otro antecedente para la protección de la fauna, particularmente de la
ballena gris, fue en 1949 cuando México se adhirió a la Comisión Interna-
cional Ballenera para vigilar la protección y el uso racional de los recursos
balleneros.123
Estos acuerdos y convenios son los antecedentes para que en enero de
1972 se firmara el decreto para la Zona de Refugio para Ballenas y Ballenatos
en las aguas de la Laguna Ojo de Liebre, en septiembre del mismo año las
lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio se decretaron como Zonas de Refugio
de Aves Migratorias y de Fauna Silvestre. En marzo de 1980 este decreto fue
modificado y se incluyeron las lagunas Manuela y Guerrero Negro.
La afluencia y congregación de ballenas en la laguna San Ignacio, al sur
del municipio de Mulegé, motivó a que en julio de 1979 se decretara como
Refugio de Ballenas y Zona de Atracción Turística Marítima. En 1984 la Di-
rección de Parques y Áreas Naturales Protegidas de la Secretaría de Desarro-
llo Urbano y Ecología (sedue) incorporó al Vizcaíno como una meta dentro
del Programa Nacional de Ecología de 1984-1988. Sobre esta base, la Dele-
gación de sedue en Baja California Sur elaboró una propuesta de reserva de
1.5 millones de hectáreas, siendo la costa occidental el área a conservar y con
la cual la zona de distribución del berrendo quedaría protegida. En 1986 se
modificó esta propuesta y se amplió su extensión con el fin de incluir la zona
123 Miembros de la Comisión Internacional Ballenera, http//www.iwofice.org/comisión/mem-
bers.htm (8.10.05).
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 427

de las pinturas rupestres y petroglifos en la Sierra de San Francisco, las zonas


de distribución del borrego cimarrón, así como el poblado de Santa Rosalía,
por su importancia arquitectónica, y el litoral del Mar de Cortés. Por decreto
presidencial, el 30 de noviembre de 1988 se declaró —y publicó en el Diario
Oficial de la Federación— la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno debido a sus
grandes valores tanto naturales como culturales.
Posteriormente en 1993 el Comité del Patrimonio Mundial de la unes-
co, inscribió como “Refugio de Ballenas en las Lagunas del Vizcaíno” a las
lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio, y a las “Pinturas Rupestres de la Sierra
de San Francisco” por su valor excepcional y universal como sitios natural
y cultural, respectivamente, que deben ser protegidos para el beneficio de la
humanidad.124
Dentro de las estrategias de conservación que ha instrumentado la rebi-
vi existen diversos programas de aprovechamiento de la vida silvestre. Estos
programas buscan que el patrimonio natural protegido retribuya económi-
camente de manera directa a la población local; situación que explicaremos
en detalle en el próximo capítulo.

4.1.3 Principales estrategias de conservación


Dentro de las estrategias de conservación utilizadas por la rebivi se han
establecido programas prioritarios para especies en riesgo o de vital impor-
tancia para el mantenimiento del ecosistema: estos son los principales:
Programa de Conservación del Berrendo Peninsular. El berrendo penin-
sular está considerado en peligro de extinción tanto nacional como inter-
nacionalmente. En 1984 se estableció el Plan de Recuperación del Berrendo
Peninsular y se ha actualizado hasta el 2004, cuando se realizó el Taller de
Evaluación del Plan de Recuperación del Berrendo Peninsular.125 El objetivo
principal de este plan es recuperar y conservar la población de esta subespe-
cie para removerlo de las listas de animales en peligro de extinción.
Las principales amenazas que tiene esta especie son: la cacería furtiva, la
introducción de ganado al hábitat y las sequías prolongadas. Las acciones y

124 ine-semarnap, Programa de Manejo Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, op. cit., p. 12-13.
125 ine, Conservation Breeding Specialist Group, semarnat y cibnor, Taller de Evaluación
del Plan de Recuperación del Berrendo Peninsular, libro preparativo, taller organizado por la
dirección de la rebivi del 31 de marzo al 3 de abril del 2004.
428 Del saqueo a la conservación

actividades que se desarrollan para su recuperación y conservación se agru-


pan, a grandes rasgos, en tres aspectos:
a) El manejo intensivo de una parte de la población de berrendo, median-
te un campamento permanente.
b) Manejo extensivo de la población en libertad: localización de indivi-
duos y/o de manadas, evaluaciones del tamaño de la población, monitoreo,
colectas y muestreos diversos.
c) La difusión y la educación ambiental.
El Programa de Recuperación del Berrendo Peninsular es un esfuerzo con-
junto que desarrollan diversas instituciones tanto académicas, gubernamen-
tales, empresas privadas y ong, coordinadas por la Dirección de la rebivi.
Programa de Conservación de la Ballena Gris. En el Golfo de California
se reproduce la ballena azul y acuden a alimentarse otras cuatro especies de
ballena. De las 45 especies de mamíferos marinos que existen en los litorales
mexicanos, 38 se encuentran permanentemente o de forma estacional en los
litorales de la Reserva.
La ballena gris estuvo muy cerca de la extinción por la caza excesiva des-
de mediados del siglo xix, aparentemente se recuperó a partir de una peque-
ña población de mil ejemplares. Las ballenas censadas en el 2003 rebasan los
1420 ejemplares sólo en las lagunas de la Reserva, incrementándose gradual-
mente la población de estos cetáceos que actualmente se estima en más de
27 mil.126 Aunque históricamente México nunca ha cazado ballenas, desde
1947 ha participado en los convenios internacionales para su protección. De
diciembre a marzo, en la Reserva se lleva a cabo uno de los avistamientos tu-
rísticos más importantes de ballena, motivado tanto por la belleza del lugar
como por la estricta normatividad en la que esta actividad se realiza, básica-
mente propuesta y consensuada por los pescadores y prestadores de servicios
turísticos. Se suspenden las actividades pesqueras durante los tres meses de
estancia de la ballena. Este proceso es analizado a detalle en el próximo capí-
tulo, dedicado al manejo de la vida silvestre.
Programa de Conservación del Borrego Cimarrón. El Programa de Con-
servación de la Vida Silvestre y Diversificación Productiva en el Sector Rural

126 Información obtenida de los censos realizados por la dirección de la rebivi. Existe incluso
una tabla comparativa con censos desde 1996, que demuestra la recuperación que ha tenido
esta especie en las lagunas bajo su jurisdicción.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 429

1997-2000 proporciona un instrumento compatible con los objetivos de las


Áreas Naturales Protegidas: las Unidades para la Conservación, Manejo y
Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre (uma). Por ser otro ejem-
plo del manejo de la vida silvestre en beneficio de las comunidades locales,
este tema también es analizado en el siguiente capítulo.
Programa de conservación de pesquerías. La pesca intensiva dentro de la
rebivi se ha realizado desde principios del siglo xx hasta la fecha y consti-
tuye una actividad fundamental para una porción importante de sus pobla-
dores. Los ecosistemas marinos y lagunares de la región son muy ricos en
abundancia y diversidad de especies, algunas de aprovechamiento humano
muy redituable. La franja bajo protección dentro del polígono establecido
en el decreto de creación de esta anp se extiende a lo largo de más de 570
km de línea de costa por 5 km de ancho, de los cuales 448 km correspon-
den al Océano Pacífico y 121 km al Golfo de California. Es precisamente en
esta zona donde se encuentran los bancos de abulón y langosta más ricos de
Norteamérica, además de gran abundancia de almejas como: mano de león,
pismo, catarina, hacha, chocolata y pata de mula, así como un gran número
de especies de peces (escama y tiburón), algas, pulpo, calamar, caracol, jaiba
y camarón. Se estima que la actividad económica alrededor de la pesca as-
ciende los 60 millones de dólares.
En la rebivi se encuentran registradas 20 organizaciones sociales que
se dedican a la pesca, de éstas siete operan en la región de Guerrero Negro,
ocho operan en la región Pacífico Norte, cinco en la región de la Laguna San
Ignacio y una en el Golfo de California. Además del sector social existen más
de 35 unidades productivas privadas quienes también se dedican al aprove-
chamiento de la pesca.
Es amplia la diversidad de especies marinas que están sujetas a explota-
ción comercial, algunas son de importancia por los volúmenes de captura
que presentan como el calamar, las almejas en conjunto, ciertas especies de
escama y el tiburón. También existen otras de menor abundancia pero de
alto valor comercial como el abulón, la langosta y el caracol panocha, por
mencionar las más relevantes. Por otra parte, existe un grupo de especies
que en el pasado fueron objeto de pesca y que en la actualidad se encuentran
sobreexplotadas. En la mayoría de los casos se encuentran bajo alguna moda-
lidad de protección en la nom-059-ecol y por ende requieren de programas
430 Del saqueo a la conservación

especiales que permitan recuperar sus poblaciones; tal es el caso del pepino
de mar, almeja voladora y todas las especies de tortugas marinas.
En cuanto a la acuacultura se ha realizado de manera comercial en el
estero El Cardón. La iniciativa fue de una empresa privada para el cultivo de
ostión japonés (Crassostrea gigas); las organizaciones sociales de esa región
tienen interés en incursionar en esta actividad.
La rebivi ha establecido programas que apoyan el ordenamiento del
sector pesquero en coordinación con las instancias de pesca, de sagarpa,
semarnat, el gobierno estatal y el municipal que tienen ingerencia en dicho
sector dentro del área. De hecho, la pesca en la zona ha dado grandes pasos
hacia la sustentabilidad.
Un claro ejemplo de esto es que en sus costas se encuentra la primera
pesquería de todos los países en vías de desarrollo que cuenta con una cer-
tificación ambiental internacional otorgada por la msc.127 Desde el año 2000
el Fondo Mundial para la Naturaleza (wwf) y la asociación Comunidad y
Biodiversidad (cobi)128 iniciaron su colaboración con autoridades mexicanas
y con la Federación de Cooperativas Pesqueras de Baja California (fedeco-
op) para tramitar la certificación de la msc para la pesca de langosta Roja
(Panilurus interruptus, también conocida en el mercado como langosta Red
Rock de Baja California). La fedecoop esta conformada por 500 pescadores
organizados en nueve cooperativas pesqueras dedicadas a la pesca de la lan-
gosta, desde isla Cedros hasta Punta Abreojos.129
Además de la langosta roja de Baja California, hay otros nueve alimentos
marinos disponibles con la certificación msc en todo el mundo, tales como
productos frescos, congelados, ahumados y enlatados. Estos incluyen: el sal-
món de Alaska, la langosta de roca de Australia Occidental, el hoki de Nueva
Zelanda, el arenque del Támesis. (Inglaterra), el berberecho de Burry Inlet
(País de Gales), la cigala de Loch Torridon (Escocia), la pesquería de línea de

127 Consejo de Administración Marina, msc por sus siglas en inglés (Marine Stewarship Coun-
cil).
128 cobi, organización no gubernamental mexicana con actividades a favor de la conservación
repartidas a lo largo de todo el Golfo de California, cuya base se encuentra en Guaymas Sono-
ra. Recientemente cuenta con una oficina en La Paz y otra en Cancún. Se recomienda visitar
su sitio: http://www.cobi.org.mx.
129 Scientific Certification Systems, Inc., An msc assessment of the red rock lobster fishery, Baja
California Mexico. Final report, 27 de abril del 2004.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 431

Cooperativas operando en la región central de Baja California (2002)


pertenecientes a la fedecoop
Número Tram-
Número Número de Trampas
Nombre de la de lanchas pas
de miem- lanchas au- funcio-
Cooperativa funcionan- autori-
bros torizadas nando
do zadas
Pescadores
Nacionales de 167 22 19 1480 1480
Abulón
Buzos y Pesca-
86 24 18 1440 1170
dores

La Purísima 96 36 30 2500 1950

Bahía Tortugas 87 22 21 1320 1260

Emancipación 77 33 29 1760 1595

California de
195 20 16 1040 960
San Ignacio
Leyes de Re-
185 18 18 1045 900
forma
Progreso 210 40 28 2600 1960

Punta Abreojos 191 45 41 2700 2665

Total 1294 260 228 15,885 13,940


Fuente: Scientific Certification Systems, Inc., An msc assessment of the red rock lobster fishery,
Baja California Mexico. Final report, traducido por Juan Salvador Aceves Bueno, 27 de abril
del 2004.

mano de caballa del sudoeste británico, la merluza negra (o bacalao de pro-


fundidad) de Georgia del Sur (Patagonia) y la merluza de Sudáfrica.130
Otra característica importante es que las lagunas y esteros de la rebivi
recibe anualmente la migración de miles de aves acuáticas provenientes del
norte durante la temporada de bajas temperaturas. En la región encuentran
alimento y absoluta tranquilidad; por ello, esta zona es considerada como
una de las áreas más importantes de hibernación de aves de la ruta migrato-
130 Se recomienda visitar el sitio http://www.msc.org/ si se desea obtener más información al
respecto.
432 Del saqueo a la conservación

ria del Pacífico. También se encuentran importantes colonias de anidación


de pelícanos, patos buzos, gaviotas, águilas pescadoras y nocturnos, entre las
más notables. Actualmente no existe ningún programa para la utilización de
este valioso recurso, aunque hay proyectos e interés de impulsar el aprove-
chamiento turístico en este sentido de forma mucho más intensiva.131

4.1.4 Problemática y amenazas


La conservación de los recursos naturales y especialmente de la vida sil-
vestre en la rebivi se ve amenazada por la expansión de actividades eco-
nómicas como la agricultura y la ganadería, la pesca ilegal y la incipiente
urbanización, que año con año hacen patente su impacto. A continuación se
enlistan los principales problemas a los que se enfrenta la administración de
la rebivi:
-La agricultura se ha visto limitada a ciertas áreas por la escasez de agua;
aún así se continúa expandiendo, desmontándose nuevas áreas para cul-
tivos intensivos.
-La ganadería al ser extensiva se ha vuelto improductiva debido a la es-
casez de agua, ha depauperado diversos hábitats y compite con la fauna
silvestre mayor, desplazándola hacia otras áreas dentro y fuera del anp.
La zona del “Valle del Vizcaíno se considera la principal cuenca lechera
del estado”.132
-La cacería ilegal provoca graves daños a las poblaciones silvestres ya que
no reconoce límites de sexo, edad o cantidad.
-La colecta de especies de flora y su tráfico ilegal también produce impac-
tos no cuantificados.
-La pesca ilegal y la desorganización de algunas áreas del sector pesquero
inciden en la disminución de la productividad de las pesquerías.
-Uno de los principales problemas que enfrenta la rebivi es la defini-
ción de un perfil de la minería que sea factible, deseable, recomendable
y compatible, entre estas actividades y la conservación de los recursos
naturales.
-Los servicios turísticos son escasos, por lo que el sector se encuentra
subutilizado y algunas veces subvaluado, como en el caso de las pinturas
131 Fuente: http:// www.vizcaino.gob.mx (13.12.03).
132 semarnap, Programa de Manejo de la rebivi, op. cit., p. 84.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 433

rupestres. La organización de los prestadores de servicios turísticos, aun-


que se encuentra en progreso, siguen siendo pocos los productos turísti-
cos que ofrecen.
-Dentro del anp se presentan varios problemas relacionados con el ma-
nejo de desechos sólidos, los cuales están generando impactos ambienta-
les negativos, como es la contaminación de suelo y agua, afectaciones a
la flora y fauna silvestres, tanto terrestre como acuática, así como efectos
negativos en la imagen del área.
-Desafortunadamente uno de los aspectos más abandonados de la educa-
ción formal en el país es justamente la cultura de cuidado y protección del
medio ambiente. En el área de la rebivi esto se refleja en comportamien-
tos de desdén y aun de agresión hacia el medio ambiente; peor aun, en
algunos casos se sobrexplotan los recursos naturales, que son el sustento
de las propias comunidades.
En resumen, la problemática de la rebivi se caracteriza en una situación
compartida por varias anp del país, a saber el escaso valor económico, bioló-
gico y ecológico que se le asigna a los recursos naturales, y que se encuentran
en un proceso gradual de deterioro, que es necesario detener y revertir.133
Las principales amenazas que se pueden convertirse en problemas graves
para el mantenimiento de los ecosistemas y monumentos protegidos, y que
amenazan al buen funcionamiento de la rebivi, de acuerdo con la opinión
de Gómez Pompa son:
-Cacería furtiva.
-Sobrexplotación de agostaderos, de mantos acuíferos subterráneos y de
ciertos recursos pesqueros.
-Expansión de los vasos de desecación que ocasionan una disminución
del hábitat natural del berrendo y otros animales.
-Contaminación de las aguas por la industria salinera y por la falta de
infraestructura hidráulica en comunidades alejadas.
-Extracción de cactáceas, reptiles y de piezas arqueológicas.
-El turismo incontrolado: por ejemplo el concepto de la ballena “amiga”, que
ocasiona que el visitante pida a los lancheros la posibilidad de tocar el lomo
de estos cetáceos, situación que se traduce en verdaderas persecuciones.

133 ine-semarnap, Programa de Manejo rebivi, op. cit., p 39.


434 Del saqueo a la conservación

-La actividad pesquera genera problemas en la zona al propiciar el esta-


blecimiento de campamentos temporales que, cuando termina la tem-
porada, son abandonados por los concesionarios, dejando todo tipo de
desechos.134
A este listado de amenazas nos gustaría incluir que el establecimiento de
proyectos de tipo turístico asociados al macroproyecto de la Escalera Náu-
tica pueden representar una amenaza seria para los poblados de Bahía Tor-
tugas y Punta Abreojos, ya que la mala panificación y el desorden urbano
que caracterizan a los desarrollos turísticos establecidos con anterioridad
(del tipo Centro Integralmente Planeado de fonatur), han generado des-
equilibrios tanto en lo económico como en lo socio-cultural en el área de-
sarrollada y en su periferia. Así mismo el ecoturismo se plantea como una
alternativa productiva interesante, sobre todo a raíz de los esfuerzos de la
empresa llamada Kuyimá (caso que analizaremos en el capítulo siguiente) y
de los reconocimientos que ésta ha recibido de organizaciones de importan-
cia internacional. No obstante, aún son muchos y muy valiosos los recursos
para el turismo alternativo que no son aprovechados en la región. Por sólo
mencionar algunas sentidas ausencias en este rubro tenemos: el aviturismo,
el turismo rural con los rancheros de las sierras de San Francisco y Guada-
lupe, el aprovechamiento del oasis de San Ignacio, el desarrollo de rutas de
senderismo y de bicicleta de montaña.

4.2 Parque Nacional Bahía de Loreto


La categoría de protección correspondiente a los Parques Nacionales se
sustenta en el artículo 50 de la lgeepa. Atendiendo a sus características bio-
geográficas, los parques nacionales se constituyen con ecosistemas de be-
lleza escénica o bien por su valor científico, histórico, educativo, de recreo,
o por la existencia de flora y fauna con alguna relevancia, su aptitud para el
desarrollo turístico, o por razones análogas o de interés general. En México
existen actualmente 67 Parques Nacionales, que implican 1´456,988 ha bajo
este estatus de protección.135

134 A. Gómez-Pompa y R. Dirzo, Reservas de la biósfera y otras áreas naturales protegidas de


México, ine-conabio, 1995, http://maya.ucr.edu/pril/reservas/elvizcaino/elvizcaino2.htm
(17.01.04).
135 pnbl, Áreas Naturales Protegidas, http://www.conanp.gob.mx/anp/anp/php (22.10.05).
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 435

4.2.1. Características geográficas


El Parque Nacional Bahía de Loreto (pnbl) se ubica en la porción central
del Golfo de California en el noroeste de México. Presenta una gran variedad
de ambientes costeros marinos con fondos rocosos, arenosos, playas, caña-
das, cañones submarinos y terrazas marinas. Lo anterior, aunado a su situa-
ción geográfica, ha favorecido el establecimiento de una variedad de hábitats
con una elevada diversidad biológica. Por otro lado, los ambientes insulares
se caracterizan por un elevado endemismo de especies de plantas, insectos,
arácnidos, reptiles y mamíferos.
La región del municipio de Loreto se encuentra comprendida dentro de
la estructura geológica denominada Sierra de La Giganta, que en su parte
oriental es escarpada y de declive suave al poniente y se encuentra cortada
por profundos cañones.
La región hidrológica que comprende el área de Loreto abarca desde Ba-
hía Concepción hasta las proximidades de la Bahía de La Paz. Se constituye
por una delgada franja cuya característica principal es estar integrada por
subcuencas de tamaño muy reducido con pocas posibilidades de obtener al-
macenamientos significativos de aguas subterráneas. Los arroyos que se for-
man se clasifican en el tipo de corrientes efímeras, ya que sólo transportan
agua después de un evento de lluvia, con una longitud relativamente corta.
Estos arroyos adquieren gran fuerza a causa de la marcada pendiente de-
terminada por su vecindad con la escarpada sierra, generando verdaderas
corrientes de lodo. Debido al componente orográfico, la región tiene condi-
ciones de sequedad elevada y es muy cálida.
En los ambientes arrecifales rocosos hay una gran variedad de formas
de invertebrados y peces que tienen valor como especies de ornato. En el
Golfo de California existen al menos 1020 especies de macroinvertebrados
y 750 especies de peces, de los cuales el 50 por ciento han sido registrados
dentro del área protegida por el pnbl.136 Muchos de los invertebrados son de
importancia comercial tales como almejas burras, chocolatas, espinudas, ca-
racoles chinos, burros, pepinos de mar, erizos, camarones y jaibas. Entre los
peces que se consideran de tipo comercial dentro del Parque se encuentran

136 semarnap, Programa de Manejo: Parque Nacional Bahía de Loreto, 2ª ed., 2002, p. 22.
436 Del saqueo a la conservación

las cabrillas, meros, garropas, pargos, huachinangos, burros, chopas, pericos,


tiburones, rayas y mantarrayas. Las especies de valor para la pesca deporti-
va, como el dorado, marlin, pez vela, jurel de castilla y pez gallo, también
frecuentan el Parque.
Los reptiles marinos que se pueden observar en el pnbl están represen-
tados por las tortugas perica, prieta, verde, laúd, carey y golfina. Se encuen-
tran en veda permanente y están bajo la categoría de protección en peligro
de extinción en la normatividad mexicana nom 059. Las tortugas utilizan el
área del pnbl como zona de alimentación y descanso. La tortuga golfina (Le-
pidochelys olivacea) tiene algunas áreas de anidación en las playas de la costa
peninsular del Parque Nacional.
En el pnbl se han registrado 30 especies de mamíferos marinos, es decir, el
75 por ciento de las que se presentan en las costas de México. Por tal motivo se
considera que esta área natural protegida es la que presenta mayor diversidad
de mamíferos marinos a nivel nacional. Es importante mencionar que de estas
30 especies que se encuentran en el pnbl, nueve de ellas están en categoría de
protección especial. Entre las especies más comunes se encuentran la ballena
azul, la ballena de aleta, el rorcual de sei, el rorcual jorobado, la ballena gris, el
cachalote, la orca, el lobo marino y delfines, entre otros.137
La vegetación de las islas del pnbl y de la zona costera se enmarca, de
acuerdo con Wiggins, en dos tipos básicos:

(…) el primero es designado como matorral xerófilo o matorral sarcocaule. Este


tipo genérico de vegetación es el más extendido dentro de la superficie de Baja
California Sur, se desarrolla en lomeríos, laderas, planicies aluviales, cauces de
arroyos, cañadas y cañones. El segundo corresponde a la vegetación costera,
que se encuentra dentro de la zona de influencia marítima (supralitoral) y com-
prende vegetación de acantilados, playas, dunas costeras, salitrales, esteros,
marismas, incluido el manglar.138

La fauna terrestre de las islas del pnbl incluye al grupo de los reptiles,
que se encuentran representados por 51 especies, de las cuales 33 se encuen-
tran en categoría de protección y otras tantas son de gran valor, ya que son
137 Ídem, p. 25-26.
138 Ídem, p. 26-27.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 437

endémicas. Por su parte los mamíferos terrestres incluyen 25 especies, 12 de


las cuales se encuentran bajo alguna categoría de protección de acuerdo a la
normatividad mexicana y nueve son endémicas.139 De la totalidad de especies
de aves que se observan en el Parque, 29 están consideradas bajo alguna ca-
tegoría de protección.
Dentro de los límites de la poligonal del Decreto de establecimiento del
pnbl, publicado en el Diario Oficial de la Federación el día 19 de julio de 1996,
con una superficie de 206,581 ha, se localizan cinco islas: Coronados, del Car-
men, Danzante, Monserrat y Catalana y algunos islotes, todas éstas formando
parte del Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California, por
lo cual existe una complementariedad en el esquema de protección, ya que es-
tán protegidas tanto las islas como el mar que las circunda.140

4.2.2 Origen del Área Natural Protegida


Mediante Acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación el 7
de junio de 2000, que tiene por objeto dotar con una categoría acorde con la
legislación vigente a las superficies que fueron objeto de diversas declarato-
rias de áreas naturales protegidas emitidas por el Ejecutivo Federal, fue es-
tablecido el Parque Marino Nacional “Bahía de Loreto”, conforme al decreto
publicado en el Diario Oficial de la Federación el día 19 de julio de 1996,141 en
la zona conocida como Bahía de Loreto, ubicada frente a las costas del Mu-
nicipio de Loreto, Baja California Sur. El Parque fue dotado de una superficie
total de 206,580-75-00 ha, con el carácter de Parque Nacional “Bahía de Lo-
reto” y la Zona de Reserva y Refugio de Aves Migratorias y de la Fauna Silves-
tre. A partir de entonces se presentó la necesidad de elaborar el programa de
manejo. En 1998 se inició un proceso que se extendió por un periodo de tres
años y que culminó con la elaboración del Programa de Manejo.
Debido a que en la zona de influencia del pnbl habitan comunidades pes-
queras que tienen gran interés en proteger los recursos naturales y evitar la
práctica de métodos que degradan los fondos marinos y la vida en general,
el decreto de creación del pnbl establece que quedan prohibidas las activi-
139 Ídem, p. 28-30.
140 semarnat-ine, Áreas Naturales Protegidas de México con decretos federales, primera re-
impresión, México, 2003, en: http://www.ine.gob.mx/ueajei/publicaciones/libros/130/bcs.
htm (25.06.05).
141 Ibídem.
438 Del saqueo a la conservación

dades que atenten contra la flora y fauna terrestre y marinas, incluyendo las
actividades que alteren el fondo marino como lo es la realizada por barcos de
arrastre, camaroneros y de escama,142 los cuales trabajaban frente a las co-
munidades locales agotando sus recursos y mermando sus capturas.
Cabe destacar que actualmente el pnbl cuenta con un Consejo Técnico
Asesor (constituido el 17 de septiembre de 1999), el cual es un órgano de
consulta y de participación social, cuyo objetivo es asesorar y emitir re-
comendaciones a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas con
relación a la conservación y manejo del Parque.143

4.2.3 Actividades permitidas, problemática y amenazas del parque


Marino Bahía de Loreto
Una función prioritaria del área es proteger y conservar las especies y
ecosistemas presentes, por lo que es necesario desarrollar e instrumentar
proyectos de inventario y evaluación, actividades de inspección, vigilancia y
restauración, que garanticen la integridad de los recursos y la continuidad
de los procesos naturales, impulsando la colaboración entre las instituciones
gubernamentales y otros organismos no gubernamentales interesados en el
cumplimiento de tal fin.
La conservación está supeditada al desarrollo de actividades encaminadas
a prevenir la pérdida y el deterioro de los recursos naturales causados por la
aplicación de técnicas de uso y aprovechamiento inadecuados, debido a las cre-
cientes necesidades sociales y al desconocimiento de los procesos naturales.
La complejidad de los ambientes y procesos ecológicos que ocurren en el
área y su sensibilidad ante los efectos de agentes intrínsecos o extrínsecos,
naturales o antropogénicos, exige la generación permanente de conocimien-
tos científicos y técnicos a través de la investigación y del monitoreo ambien-
tal. Estos conocimientos fungen como sustento para la toma de decisiones de
manejo del pnbl. Este proceso involucra los objetivos de protección, manejo
y uso sostenible de los recursos. Para el buen manejo de estos es necesario
promover una cultura de conservación de sus riquezas naturales mediante
acciones de educación ambiental y de difusión de las actividades que realiza
la dirección del pnbl. Además, es prioritario obtener la colaboración en los
142 semarnap, Programa de Manejo: Parque Nacional Bahía de Loreto, op. cit. p. 51.
143 Ídem, pp. 8-9
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 439

procesos de planeación y manejo de los diferentes sectores sociales, como las


comunidades locales y usuarios en general, así como la participación de las
instituciones académicas y organizaciones no gubernamentales, regionales,
nacionales e internacionales, interesadas en la conservación de los recursos
naturales del área. Finalmente, pero no de menor relevancia, es el promover
acciones concertadas con las distintas instancias de los gobiernos municipal,
estatal y federal, en el ámbito de sus respectivas competencias en el área,
procurando la congruencia entre sus programas y el plan de manejo.
Las principales actividades que se realizan al interior del Parque son la
pesca comercial y deportiva, y algunas actividades turísticas, tales como
kayak, buceo libre y autónomo, senderismo, observación de fauna y flora o
campismo. Estas actividades acarrean diversos problemas por la presencia
de visitantes en el área protegida, sean pescadores o turistas, tales como la
introducción de especies exóticas que compiten con las especies nativas o
se convierten en sus depredadoras. También propician el saqueo de espe-
cies nativas, la deforestación o modificación de dunas. El paisaje natural es
alterado y se generan problemas relacionados con la disposición de basura
y desechos humanos. El mal funcionamiento, o bien, las características de
algunas embarcaciones, provocan la contaminación del mar con productos
químicos como diesel o gasolina y, aun cuando el área no se encuentra con-
taminada, es prudente llevar a cabo medidas preventivas. Por último, la pre-
sencia de visitantes también provoca la perturbación de las aves y mamíferos
que anidan en las islas y son muy susceptibles a cualquier ruido. También el
patrimonio histórico-cultural se ve afectado por la presencia humana y los
sitios son constantemente saqueados, por lo que tiende a perderse el conoci-
miento histórico que pueden aportar.
Las actividades turísticas se han ido incrementando considerablemente.
Por esta causa las visitas deben ser programadas, con el objeto de que el uso
de sitios sea ordenado y el impacto causado sobre ellos sea mínimo.
El kayakismo se ha convertido en una actividad muy importante. Se ha
practicado desde hace más de veinte años en la zona por compañías extran-
jeras, mismas que se han registrado y obtenido sus permisos para ofrecer
sus servicios a una creciente demanda de turistas canadienses, norteameri-
canos y europeos. Parte de dichos servicios son brindados por empresas que
promocionan sus paquetes principalmente en el mercado norteamericano y
440 Del saqueo a la conservación

tienen una duración de tres a diez días en promedio, con grupos de dos a diez
personas que hacen travesías y acampan en las playas. No obstante, cada vez
es más común la renta de kayaks o que durante los viajes que los arrendata-
rios realizan no existe la presencia de un guía, por lo que los visitantes están
menos regulados o poco vigilados.
El impacto de los ecoturistas se determina por el número de ellos y su
comportamiento mientras visitan las islas. Es importante su nivel de conoci-
miento y sensibilidad hacia los sistemas insulares, este aspecto se ve apoya-
do por la presencia de guías especializados y por la distribución de material
impreso de divulgación y educación para la conservación. En este caso, los
turistas independientes o los acompañados por guías sin capacitación gene-
ran un daño potencial sobre las islas. Otro problema es la presencia de com-
pañías que operan viajes sin contar con los permisos correspondientes.
En algunas áreas de la zona marina, sobre todo adyacentes a las islas, se
presenta el conflicto de la incompatibilidad del uso de kayaks y de las motos
acuáticas. La presencia de las últimas rompe con las características del pai-
saje demandadas por los turistas que viajan en kayak, además de que se corre
el riesgo de que se presenten accidentes.
En la zona marina adyacente a las islas se pueden identificar dos tipos de
pesca deportiva: una lícita y otra ilícita. La primera de ellas se realiza por
contrato de prestadores de servicios turísticos o por yates particulares, y en
este caso los usuarios suelen contar con una licencia para pescar. Las princi-
pales especies capturadas durante el verano son el marlin, el dorado y el pez
vela, y durante el invierno son el jurel, la sierra y en ocasiones el atún. Este
tipo de pesca se realiza mediante el método de caña y carrete, utilizando car-
nada viva o curricanes. La pesca deportiva ilícita se realiza en todas las islas
que son visitadas por turistas, ya sea que estén organizados a través de una
compañía de servicios turísticos o que las visiten en forma independiente.
Esta pesca submarina se realiza mediante buceo libre o autónomo con arpón
y las principales especies que se capturan son el huachinango, la cabrilla y el
perico, además de otras especies de ambientes rocosos arrecifales.
El problema que presenta la pesca deportiva es el desconocimiento de la
capacidad extractiva de la flota y de los niveles reales de captura, lo cual no
permite establecer medidas de regulación de la práctica pesquera. Otro pro-
blema, señalado por los pescadores comerciales, es que en la legislación no
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 441

se establecen las épocas de veda, por lo que se capturan especies en estado


grávido.
La pesca comercial en la Bahía de Loreto es realizada por familias que ha-
bitan en pequeñas poblaciones cercanas a la zona y por personas que habitan
en otras ciudades de la península de Baja California, así como en los estados
de Sonora y Sinaloa, que crean campos pesqueros temporales en las playas
de las islas. La mayor parte de ellos son pescadores libres que venden sus pro-
ductos a través de comercializadores, y son pocos los que están organizados
en cooperativas. No existe un sector cooperativista consolidado, pero sí la
tendencia a formarlo.
Con el decreto de la zona como Parque Nacional ha quedado restringida
la captura de camarón que se realizaba fundamentalmente por barcos arras-
treros de Sonora y Sinaloa en zonas poco profundas en sustratos arenosos,
cerca del litoral de la costa y en zonas aledañas a las islas y en las bahías.
Tampoco se permite ya la explotación del atún por barcos de las flotas de
Ensenada y Mazatlán que realizaban encierros (“lance sobre brisas” y “lances
sobre objetos flotantes”) en donde se capturaban ejemplares de tallas peque-
ñas. Por otro lado, la extracción de la almeja chocolata se realiza exclusiva-
mente mediante el buceo libre.
De acuerdo con los pescadores, durante los últimos veinte años se han
sobrexplotado y agotado los principales recursos de alto valor comercial
(huachinango, cabrilla, mero, almeja, totoaba y tiburón). Se considera que
las causas de este agotamiento son el empleo de redes chinchorro de fondo
para encierres y a la deriva, con luz de malla pequeña que captura juveniles;
la pesca ilegal con arpón y equipo de buceo; la captura incidental de juveni-
les de especies de interés para la pesca ribereña (pargo, cabrillas, mero, len-
guado, entre otras); y la llegada de pescadores de otros estados que buscan
maximizar sus ganancias en el menor tiempo posible.
Es importante señalar que la acuacultura es una actividad incipiente den-
tro de esta anp, aunque existen algunos sitios que presentan condiciones
favorables para el cultivo de moluscos, principalmente.
Una de las principales tareas de la dirección del parque es exterminar y
evitar que se generen poblaciones de flora y fauna exótica dentro de las islas,
esto es, de plantas y animales que no son nativos pero que han sido trans-
portados hasta ellas y que compiten por espacio, alimento y nutrientes con
442 Del saqueo a la conservación

las especies nativas, las cuales no están adaptadas para esta competencia y
se convierten en presa de algunas de estas especies exóticas. A la fecha se
han realizado trabajos de erradicación y se dice que actualmente no existen
animales exóticos.144

4.3 Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California


Las Áreas de Protección de la Flora y la Fauna se establecen, como pre-
viene el artículo 54 de la lgeepa, en los lugares que contienen los hábitats
de cuyo equilibrio y preservación dependen la existencia, transformación y
desarrollo de las especies de flora y fauna silvestres. Hasta la fecha se tienen
cubiertas 6´073,127 ha por las 28 áreas declaradas bajo esta categoría.145

4.3.1 Caracterización geográfica


El Golfo de California es una cuenca muy larga y estrecha de aguas inte-
riores de jurisdicción exclusiva de México. Está separada del resto del Océa-
no Pacífico por la árida península de Baja California. Tiene más de 1,600 km
de longitud y se estiman 283,000 km² de extensión.146
La alta productividad del Golfo de California permite el sustento de innu-
merables especies de flora y fauna marinas y costeras, incluyendo 4,500 espe-
cies de invertebrados marinos, 875 especies de peces,147 154 especies de aves
terrestres habitando las islas148 y 56 especies de aves marinas,149 30 especies de
mamíferos marinos, siete especies de tortugas marinas y 450 especies de ma-
croalgas. Algunas de las causas de esta extraordinaria riqueza son: la ubicación
del Golfo de California en una zona de confluencia entre dos regiones biogeo-
gráficas, su aislamiento relativo y la diversidad de ambientes que presenta.
La mayor diversidad submarina del Golfo de California está en sus fondos
rocosos, principalmente alrededor de las islas y en las costas de la península.
Es aquí donde es posible encontrar, por ejemplo, las principales congrega-
144 B. Bermúdez, “Parque Nacional Bahía de Loreto”, http://www.mapya.es/rmarinas/jornada-
rrmm/bahia-loreto.pdf (15.01.04).
145 conanp, Áreas Naturales Protegidas, consultado en: http://www.conanp.gob.mx/anp/anp.
php, el 22 de octubre del 2005.
146 semarnap-Comisión de Áreas Naturales Protegidas, Programa de Manejo Área de Protec-
ción de Flora y Fauna Islas del Golfo de California, México, 2000, p. 20.
147 Ídem, p. 57.
148 Ídem, p. 35.
149 Ídem, p. 57.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 443

ciones reproductivas de peces arrecifales de cuya conservación depende el


mantenimiento de las principales pesquerías artesanales de la región.
Aunque la categoría de protección de esta área, de acuerdo a la legislación
ambiental mexicana, es la de “Área de Protección de Flora y Fauna”, las is-
las forman parte de la red mundial de Reservas de la Biósfera de la unesco.
Son varios los valores de conservación asociados a esta anp. Uno de ellos es
la presencia de un número elevado de endemismos en varios de los grupos
taxonómicos —principalmente cactáceas, reptiles y mamíferos— obtenidos
como resultado del aislamiento. Otra característica importante de las islas
del Golfo de California es que son lugares estratégicos para la reproducción
de aves y mamíferos marinos. Al usar las islas, estos animales no sólo están
cerca de las productivas aguas en donde obtienen su alimento, sino que tam-
bién están protegidos de los depredadores terrestres. En diferentes islas del
Golfo se encuentran colonias reproductoras de lobo marino de California,
así como de murciélago pescador, de múltiples especies de aves marinas y de
cactáceas. Un ejemplo notable de esta característica es la diminuta Isla Rasa
—ubicada en la región central del Golfo—, en donde anida el 95 por ciento
de la población mundial de la gaviota ploma (Larus heermanni) y del charrán
elegante (Sterna elegans).150
Como resultado de la riqueza biológica del Golfo, una de las principales
actividades económicas de la región es la pesca. En lo que respecta a la pes-
ca comercial o industrial, en las aguas del Golfo de California se capturan o
desembarcan volúmenes altos de sardinas, atunes, calamares y camarones,
que son el objetivo de las industrias procesadoras. Por otra parte, la pesca ar-
tesanal se realiza también ampliamente en las costas de la región. Las princi-
pales pesquerías son de camarón, caracol, pulpo, almeja, langosta y peces de
escama, como cabrillas y pargos. Esta actividad se desarrolla tanto en bahías
como en esteros.
La pesca deportiva es uno de los atractivos turísticos de la región. Ésta fue
la actividad que propició el desarrollo de hoteles y marinas en varios sitios
del Golfo, sobre todo en extremo sur peninsular. Las especies más captura-
das son el marlin, el pez vela y el dorado (durante los meses cálidos), así como
las cabrillas, sierra, pargos y peces gallo (durante los meses fríos).

150 Ídem, p. 58.


444 Del saqueo a la conservación

Otra de las actividades productivas más importantes de la región es el


turismo. Tan sólo en el ecoturismo participan numerosas empresas que vi-
sitan las islas e islotes. Las actividades que realizan son la observación de
aves y mamíferos marinos, así como el campismo, kayakismo y buceo. Las
actividades turísticas dependen en gran medida de la continuidad de la salud
y belleza de los ambientes marinos e insulares, ya que la demanda turística
está basada en el disfrute de este binomio natural.
La actividad de pesca artesanal, por su parte, es también ejemplo de la
relación de ambos ambientes en términos de uso y manejo, debido a que
muchos de los pescadores usan las islas como puntos intermedios de campa-
mento entre los sitios de pesca y las áreas de comercialización del producto.

4.3.2 Origen del Área Natural Protegida


Algunas de las islas en el sur del Golfo fueron habitadas desde tiempos
prehispánicos por el extinto grupo indígena pericú. Las islas continuaron
siendo utilizadas durante el periodo colonial, intensificándose la presencia
antrópica durante la época de explotación perlera en el Golfo, del siglo xvi
hasta mediados del siglo xx, aunque sin que se establecieran grupos huma-
nos permanentes, debido a la escasez de agua dulce y el aislamiento. No obs-
tante, ya en la época moderna las islas fueron objeto de una explotación que
antes sólo sucedía en regiones muy lejanas con la extracción de guano, la
producción de sal y la extracción de minerales, de flora o fauna. Más tarde la
pesca y el turismo se sumaron a los constantes y agresivos usos que se dieron
a estos frágiles espacios.
Estas áreas especiales fueron paulatinamente objeto de programas de pro-
tección hasta que se intensificaron las acciones de conservación en las dé-
cadas de los sesentas y setentas, como parte del movimiento ambientalista.
Los territorios insulares del Golfo de California llamaron especialmente la
atención de científicos, nacionales y extranjeros. En 1963 se iniciaron los pri-
meros trabajos de protección, cuando la Isla Tiburón fue decretada Zona de
Reserva Natural y Refugio para la Fauna Silvestre Nacional; con el propósito
de proteger a varias especies de fauna terrestre amenazadas.151 Un año des-
pués se decretó a la Isla Rasa, como una Zona de Reserva Natural y Refugio

151 Diario Oficial de la Federación, 15/03/1963.


Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 445

de Aves,152 para proteger a las colonias del charrán elegante (Sterna elegans)
y la gaviota ploma (Larus heermanni), como ya se señaló antes. El 2 de agos-
to de 1978, se publicó, en el Diario Oficial de la Federación, el decreto que
establece una Zona de Reserva y Refugio de Aves Migratorias y de la Fauna
Silvestre en las islas situadas en el Golfo de California, frente a las costas de
los estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa. A partir
del 7 de junio de 2000, esta zona se considera en la categoría de Área de Pro-
tección de Flora y Fauna “Islas del Golfo de California”, conforme al Acuerdo
publicado en el Diario Oficial de la Federación.153
Durante los años 1998 y 1999 la dirección del anp realizó diferentes talle-
res regionales y locales de discusión y diagnóstico. Este esfuerzo arrojó una
lista con los principales problemas presentes en las islas. Destacan dentro de
ésta los siguientes problemas: la introducción accidental o deliberada de es-
pecies exóticas, tanto de flora como de fauna; la extracción de individuos de
especies nativas y endémicas de las islas; la contaminación química derivada
de embarcaciones de pesca ribereña, comercial y deportiva; la contamina-
ción por desechos sólidos; la destrucción del hábitat; la colecta ilegal de hue-
vos de aves marinas; la erosión de los suelos y la sobreutilización de algunas
costas insulares por parte del turismo.
Durante el año de 1999 en la playa La Bonanza, dentro de la isla Espíri-
tu Santo, se construyeron unas cabañas para aprovechamiento turístico con
intenciones de enajenación, contraviniendo así las disposiciones aplicables
al área.154 Este acontecimiento provocó un giro dentro de la administración
de esta área protegida, ya que hizo a la sociedad civil organizarse, de manera
conjunta con las autoridades responsables de mantener la integridad ambien-
tal del estado, para hacer una movilización sin precedentes en el país. Luego
de un fallo jurídico que anulaba el amparo concedido a los promotores de
desarrollar el área, se obligó a estos a derrumbar las construcciones y a res-
tablecer las condiciones originales del área afectada. Los esfuerzos no termi-
narían ahí, la presión de la sociedad obligó al gobierno a buscar soluciones
de fondo para evitar estas confusiones en futuros escenarios. Se inició así un
152 Diario Oficial de la Federación, 30/05/1964.
153 semarnap, Programa de Manejo del Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de
California, op. cit., p. 10.
154 Ezequiel Ezcurra et al., Isla Espíritu Santo, Evolución, rescate y conservación, fundea, p.
138.
446 Del saqueo a la conservación

proceso de negociación para llevar a cabo una expropiación consensuada al


Ejido Bonfil, que era el titular de los derechos. Luego de varias negociaciones
y de acordar un pago, tanto con el ejido, como con la conanp y la Secretaría
de la Reforma Agraria, fueron adquiridas 33 de las 36 parcelas en que estaba
dividida la isla, sentándose así un precedente mundial.
En septiembre del 2005 todas las islas ubicadas en el Golfo de California
fueron incluidas en el listado de patrimonio mundial de la humanidad155 por
su belleza, alta fragilidad, condiciones extraordinarias de conservación y por
sus características ecológicas únicas.

4.3.3 Características del manejo del anp


Debido a la vasta extensión que cubre el anp —aproximadamente 300,000
ha—, el manejo del área se lleva a cabo a través de un sistema de dirección com-
partida entre tres Direcciones Regionales, una en el estado de Baja California
Sur, otra en Baja California y la tercera en Sonora. El manejo y gestión que rea-
lizan estas tres direcciones está basado en un programa de manejo único, com-
plementado localmente a través de programas específicos de manejo a nivel de
islas o archipiélagos particulares. Mientras que el programa de manejo general
sienta las bases o políticas generales de conservación de las islas, en los progra-
mas de manejo específicos se precisan la problemática, zonificación funcional,
líneas de acción y reglamento de uso de la isla o archipiélago en cuestión. Cada
dirección implementa diversos programas de trabajo para cumplir con los obje-
tivos del área protegida. Ejemplo de estos programas son los de educación am-
biental, manejo del uso público, desarrollo comunitario, conservación de los
recursos naturales e investigación y monitoreo. La mayor parte de las acciones
desarrolladas en cada uno de estos programas se ponen en marcha en colabora-
ción con usuarios, gobiernos locales, centros de investigación y organizaciones
no gubernamentales locales, nacionales e internacionales. Cabe mencionar que
estas últimas han jugado un papel determinante en la recaudación de recursos
financieros y humanos para el manejo del área protegida, complementarios a los
dispuestos por el gobierno de México a través de la conanp.156

155 El Sudcaliforniano, “Nuestras islas, patrimonio mundial”, 27 de septiembre de 2005, p. 1.


156 G. Anaya, Las islas del Golfo de California y su zona marina de influencia, http://www.matp-
ya.es/marinas/jornada_rrmm/golfo_california.pdf (15.01.04).
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 447

4.3.4 Problemática y amenazas


Los principales problemas ambientales identificados en el Área de Pro-
tección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California son:
1. Introducción de especies exóticas de plantas y animales de manera de-
liberada o accidental a los espacios insulares.
2. Modificación del hábitat.
3. Perturbación a las colonias de anidación de aves marinas, acuáticas y
terrestres.
4. Perturbación a colonias reproductivas y de descanso del lobo marino
de California.
5. Degradación del hábitat de reproducción de aves y lobos marinos, debi-
do a la presencia humana continua.
6. Destrucción y/o extracción de especies vegetales por la colecta de se-
millas, retoños y/o plantas enteras.
7. Saqueo de flora y fauna nativa y/o endémica y cacería clandestina.
8. Enmallamiento de aves marinas y lobos marinos por actividades de
pesca ribereña y comercial en los alrededores de las islas.
9. Muerte de individuos de diferentes especies por ingestión de plásticos y
otros deshechos humanos, o por enmallamiento en redes o artes de pesca
de diferentes tipos, abandonadas a la deriva.
10. Contaminación de las islas por la acumulación de desechos humanos.
11. Contaminación de la zona intermareal por productos químicos pro-
venientes de embarcaciones.
12. Deforestación y erosión del suelo causada por la constante remoción
de la vegetación y/o piedras, y por la creación frecuente de senderos y
áreas para campamento en algunas islas.
13. Mortalidad masiva de flora y fauna, marina y terrestre, en la zona cos-
tera de las islas por derrames accidentales de petróleo de embarcaciones
mayores. Existe la grave amenaza potencial de derrame de hidrocarburos
causada por accidentes de buques tanques.
14. Incremento no ordenado del número de usuarios en algunas las islas
cercanas a las costas que conlleva al establecimiento de nuevos sitios de
uso en las mismas o en otras islas.
15. Saturación de la capacidad de carga de algunas islas, en particular de
las del suroeste del Golfo de California.
448 Del saqueo a la conservación

16. Disminución de la productividad primaria de las aguas adyacentes a


las islas norteñas, como resultado de la reducción en el flujo de nutrientes
y agua dulce al Golfo de California.
17. Decremento en la oportunidad para que las aves y lobos marinos pue-
dan obtener alimento a causa de la pesca excesiva espacial y temporal de
pelágicos menores en aguas aledañas a las islas.
18. Saqueo de zonas arqueológicas, fósiles, esqueletos de animales, rocas
y conchas, entre otros, con la consecuente destrucción del patrimonio
histórico y cultural de islas con vestigios arqueológicos.
19. Perturbación de sitios sagrados utilizados tradicionalmente por co-
munidades indígenas.
En la mayoría de las islas no existen depredadores naturales. Como re-
sultado de lo anterior, las especies nativas, especialmente las endémicas, han
vivido y evolucionado a lo largo de miles de años sin haber desarrollado me-
canismos de defensa. Esto les hace vulnerables a la presencia de depredado-
res introducidos, como ratas y gatos. De hecho, se han registrado ya casos
de extinción de especies endémicas, tales como la rata de campo Neotoma
anthonyi, y se ha puesto en una situación crítica a las poblaciones de otras
especies, como Peromyscus guardia.
Al no tener depredadores naturales, las poblaciones de especies introdu-
cidas crecen sin control, limitadas tan sólo por la disponibilidad de alimen-
to y espacio, generalmente esto ocurre después de la modificación extrema
del ecosistema. Comparativamente, en las islas hay un menor número de
especies que en áreas de tamaño similar en el continente. Por lo tanto, las
especies continentales introducidas a las islas son más competitivas que las
nativas, y terminan desplazándolas.
Otro problema, asociado con la actividad pesquera es la contaminación
por basura orgánica e inorgánica, así como por desechos humanos y artes
de pesca en desuso. En las aguas marinas adyacentes la sobreexplotación ha
ocasionado el agotamiento de los principales recursos pesqueros de valor
comercial alto. Las causas principales de esta sobreexplotación son el empleo
de redes chinchorro de fondo, la pesca ilegal con arpón y equipo de buceo, la
captura incidental de juveniles, la pesca ilegal de larvas de camarón, y la falta
de respeto a las cuotas de captura por parte de los pescadores, facilitada por
la carencia de vigilancia.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 449

Una de las principales deficiencias es el hecho de que las aguas que ro-
dean a las islas del Golfo no forman parte del esquema de conservación del
área protegida.157 Es importante subrayar esta paradoja dificulta y contra-
viene los esfuerzos conservacionistas, pero beneficia a los intereses privados
del saqueo, tanto de la pesca comercial como de los desarrolladores inmo-
biliarios. En este último caso la afectación que sus construcciones hacen al
ambiente marino queda fuera del cobijo de la protección de las islas en tanto
que anp y además, el tener en las islas un medio ambiente bien conservado
incrementa de forma importante la plusvalía de las residencias y hoteles que
construyen en la costa de la península. Una muy notable, afortunada y re-
ciente excepción a este problema es el archipiélago de Espíritu Santo, que es
el único de las islas del Golfo de California que cuenta ya con su zona marina
protegida. Ésta cubre 48,655 ha y fue decretada el 10 de mayo de 2007.
En el caso de la pesca deportiva, un problema fundamental es el incum-
plimiento de los reglamentos por parte de los turistas y de los tripulantes de
los barcos y pangas, así como la escasa o nula vigilancia para la aplicación de
las leyes del caso.
El turismo, en especial el ecoturismo o turismo de la naturaleza, es una
fuente importante de ingresos en la región del Golfo de California. El impac-
to que los turistas pueden causar a las islas está determinado por su número
y su comportamiento mientras las visitan. La conducta se relaciona con el
nivel de cultura y la sensibilidad que tienen los visitantes hacia los ecosiste-
mas insulares. Fomentar un comportamiento amigable con la naturaleza se
facilita con la presencia de guías capacitados y con la distribución de mate-
riales de divulgación y educación para la conservación. Se ha observado que
los turistas independientes, o aquellos acompañados por guías sin capacita-
ción, tienen un potencial mayor de causar daños considerables a las islas y
sus ecosistemas.
La falta de ordenamiento de las actividades turísticas en algunas islas, así
como la falta de conocimiento de los visitantes acerca de la fragilidad de los
ecosistemas insulares y desérticos, ocasionó en las pasadas décadas que las
visitas de los turistas tuvieran impactos negativos. Entre los más evidentes,
y que aún prevalecen, están la perturbación de la fauna y flora, la colecta de

157 G. Anaya, Las Islas del Golfo..., op. cit., p. 4.


450 Del saqueo a la conservación

leña, la modificación del paisaje natural, la erosión o compactación del suelo,


la deforestación de dunas, la recolección de especies nativas, la introducción
de especies exóticas, la saturación de algunos sitios de campamento y pro-
blemas relacionados con la disposición de basura y desechos humanos, y la
destrucción del patrimonio histórico en islas con vestigios arqueológicos.
En este sentido aun falta mucha labor de señalamiento, divulgación, sen-
sibilización y vigilancia. Una persona ajena al hecho de que las islas son una
anp, podría pasear por las islas e incluso pernoctar en ellas sin enterarse de
las regulaciones de su uso. No existe suficiente señalización, y menos aún, una
cultura de información y cuidado de esta extraordinaria y vasta anp; los es-
fuerzos actuales son enormes, pero aún falta mucho por hacer para lograr un
manejo óptimo de las islas del Golfo de California.

4.4 Reserva de la Biósfera Sierra de La Laguna


4.4.1 Caracterización geográfica
El área que ocupa la Reserva de la Biósfera Sierra de La Laguna (rbsll) se
ubica en la Región del Cabo, en el extremo sur de la península, geopolítica-
mente se encuentra distribuida en los municipios de La Paz y Los Cabos. En
dicha región sobresale un macizo montañoso, con orientación “Norte-Sur,
conocido como Sierra de La Laguna. En esta área se localizan nueve cuencas
hidrológicas donde se originan los principales escurrimientos de la región del
Cabo. Este macizo montañoso recibe las mayores cantidades de lluvia de todo
el estado”.158 La mayor precipitación en esta región sucede en el verano, gene-
rada por las tormentas tropicales de la costa occidental del Océano Pacífico.
Estas características favorecen al desarrollo de una vegetación distinta a
la presentada en el resto del paisaje peninsular: rebasando los 300 m de al-
tura sobre el nivel del mar (msnm) se encuentran 35,000 ha de bosque bajo
caducifolio. Rebasando los 1200 msnm hay 20,000 hectáreas de bosque de
encino-pino,159 con características muy parecidas a la vegetación montañosa
del centro de México y del sur de California (Estados Unidos) absolutamente
contrastante con el matorral xerófilo del desierto sonorense que se distribu-
ye a lo largo de la península.

158 Laura Arriaga, Estrategia para la conservación de la Sierra de La Laguna, cibnor-wwf,


1994, p. 45.
159 Arriaga y Ortega, 1988, citados en Arriaga, op. cit., p. 48.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 451

La zona que ocupa la rbsll se caracteriza a nivel biológico como una de las
que presentan mayor cantidad de endemismos en México de todos los gru-
pos taxonómicos, así como la mayor riqueza específica y diversidad biológica
del estado. De hecho, el aislamiento desde el Mioceno ha generado una par-
ticular historia evolutiva en la región, es decir, las características de la Sierra
de La Laguna son las de una “isla virtual”160 de vegetación.

4.4.2 Origen y características


Desde 1980, un grupo de investigadores del entonces Centro de Investi-
gaciones Biológicas de Baja California Sur (cib y actualmente cibnor, Cen-
tro de Investigaciones Biológicas del Noroeste) destacaron las características
notables del conjunto de serranías que se conocen como Sierra de La Laguna,
iniciando desde entonces el proceso que daría lugar al decreto que conver-
tiría a la zona en anp. Sin embargo, no fue sino hasta 1984 que bajo los aus-
picios de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (sedue) se iniciaron
formalmente los trabajos para lograr el estatuto de Área Natural Protegida
tipo Reserva de la Biósfera. Así, en 1988 la sedue contrató al cib como res-
ponsable de los estudios que permitieron justificar el decreto del área. La-
mentablemente no se decretó en ese momento y pasaron seis años antes de
que la sedue retomara la propuesta. El 6 de junio de 1994, finalmente, se
publicó el decreto presidencial en el Diario Oficial de la Federación que de-
claraba la creación de la Reserva de la Biósfera “Sierra La Laguna”.
Entre 1995 y 1996 el cibnor realizó los primeros trabajos para integrar
un Programa de Manejo de la reserva161, pero estos esfuerzos no lograron
culminarse sino hasta el año 2000. Considerando que el objetivo principal
del establecimiento de la rbsll es lograr su sustentabilidad, a partir del 31 de
agosto de 1999 se constituyó el Consejo Asesor de la Reserva, integrado por
representantes de los distintos sectores que tienen ingerencia en el área.
Fue hasta el mes de mayo del año 2000 que el Instituto Nacional de Eco-
logía decidió contratar los servicios del Instituto del Medio Ambiente para el
Desarrollo Sustentable (imades) para realizar la actualización del Programa
de Manejo. Este documento fue entregado en versión preliminar en diciem-

160 Ídem, pp. 51-52.


161 Lorella Castorella et al., Diagnóstico social y diseño de estrategia operativa para la Reserva de
la Biósfera Sierra de La Laguna, en prensa, p. 5.
452 Del saqueo a la conservación

bre de ese año162, pero habría que esperar hasta el 2003 para la publicación
en el Diario Oficial de la Federación de dicho programa de manejo. Desde
entonces este documento es el instrumento legal que limita, distribuye y ad-
ministra los valiosos recursos naturales del área.

4.4.3 Características del manejo


En la rbsll se ubican diversas manifestaciones arqueológicas, que van
desde simples entierros funerarios y pinturas rupestres, hasta algunas ruinas
de antiguas moradas de los grupos que habitaron el área antes de la llegada
de los españoles. A partir de la misión de Nuestra Señora de La Paz Airapí,
fundada en 1720, se establecen tres misiones en el área: la Misión de Santiago
de los Coras en 1721en el actual poblado de Santiago, la Misión Estero de las
Palmas en 1730 en San José del Cabo y Santa Rosa de Las Palmas en 1733, en
el poblado de Todos Santos.
Tras la rebelión pericú, en la zona desaparecieron los misioneros y los in-
dígenas. A partir de mediados del siglo xviii, los únicos pobladores de la re-
gión fueron los colonos que dieron inicio a nuevas actividades, introdujeron la
agricultura, la ganadería, la pesca comercial y la minería de oro y sobre todo
de plata. De hecho, durante mucho tiempo, ésta fue la zona más poblada de
toda la península. Actualmente alberga uno de los principales desarrollos tu-
rísticos de México. El destino conocido como Los Cabos tiene infraestructura
para atender al sector conocido como de Gran Turismo, por lo que cuenta con
aeropuerto, marinas, campos de golf y grandes y lujosos hoteles.
La rbsll cuenta con cuatro componentes de manejo, que se dividen en
subcomponentes claramente definidos con acciones previsibles a corto, me-
diano y largo plazo y con categorías como de alta, media o baja prioridad.
Dichos componentes son: social, conservación, investigación y monitoreo, y
administración.163 Las acciones que contienen estos componentes son plas-
mados en los correspondientes programas operativos anuales.164
El componente social pretende involucrar a los diferentes sectores en la
aplicación de los programas de apoyo a la diversificación productiva y al de-

162 conanp, Programa de Manejo reserva de la Biósfera Sierra de la Laguna, México, junio,
2003, p. 9.
163 conanp, Programa de manejo…, op. cit, pp. 63-64.
164 Ídem, p. 64.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 453

sarrollo planificado de acuerdo con las tazas de aprovechamiento propuestas


por los expertos en términos sustentables.165 Este componente se divide en
el subcomponente de aprovechamiento actual y potencial de los recursos na-
turales, el de uso público, recreación y turismo, el de educación ambiental,
capacitación y difusión y el de participación pública.
Los objetivos principales del componente de conservación son los de rea-
lizar acciones que aseguren el mantenimiento de la diversidad biológica y la
conservación del patrimonio histórico cultural de la rbsll, así como el uso
sostenido y la restauración de sus recursos naturales.166 Para el cumplimien-
to de estos objetivos han de realizarse acciones tanto legislativas, adminis-
trativas, de promoción, preventivas y de control a través de los siguientes
subcomponentes: control, inspección y vigilancia, manejo de flora y fauna
silvestre, y restauración ecológica.
El componente de investigación y monitoreo fue creado con la intención de
aumentar el conocimiento existente sobre la rbsll, señalando nuevas líneas
de investigación y generando una base de datos para monitorear los paráme-
tros ambientales y socioeconómicos en el área167 guiado por cuatro subcom-
ponentes: de estudios biológicos, ecológicos y socioeconómicos, de apoyo a la
investigación científica, de divulgación científica y de monitoreo.
El último componente, el de administración, pretende establecer las re-
glas de operación que garanticen dar cumplimiento al programa de manejo y
a las acciones determinadas por los programas operativos anuales. También
se busca con este componente consolidar la administración de la rbsll y de
su programa de manejo, así como asegurar el financiamiento necesario para
cumplir con los objetivos establecidos. Este componente está dividido en los
subcomponentes: dirección y coordinación, infraestructura y equipamiento,
y financiero.

4.4.4 Problemática y amenazas


La extensión de la rbsll, y los problemas de accesibilidad que presenta,
contribuyen a que en ella se efectúen actividades ilícitas, particularmente
con relación a los aprovechamientos forestales maderables y no maderables

165 Ídem, p. 65.


166 Ídem, p. 76.
167 Ídem, p. 81.
454 Del saqueo a la conservación

que se realizan en forma clandestina. Aunado a esto, existen afluencias ma-


sivas de visitantes durante los periodos vacacionales. Esta situación implica,
por ejemplo, la generación de basura, contaminación de cuerpos de agua y
fecalismo a cielo abierto, trayendo consigo el deterioro ambiental del anp.
El turismo y la recreación que hacen uso de la zona son prácticas comu-
nes entre de la población paceña con promedio de 19 años de edad, de hecho
representa una tradición que durante las temporadas de vacaciones numero-
sos grupos de jóvenes asciendan la serranía. Esta práctica, que se realiza sin
un control adecuado, contribuye a que se cometan hechos ilícitos que van en
perjuicio de la conservación del área. Sin embargo, la realización de esta acti-
vidad en forma organizada puede representar una importante actividad que
beneficie económicamente a los habitantes y que coadyuve a la protección y
apropiación colectiva del área.
La rbsll ha sido centro de interés, principalmente de investigadores lo-
cales que han desarrollado una gran variedad de trabajos, contribuyendo al
conocimiento del área. No obstante, existen diversos tópicos de índole social,
económica y cultural que no han sido considerados dentro de las investiga-
ciones, por lo que sería importante ahondar en este sentido. Lograr que el
uso público, la recreación y el turismo sean compatibles con la conservación
de los recursos naturales son fines que se persiguen en el manejo del anp.
Algunas medidas para lograrlo deberán estar enfocadas a establecer el
ordenamiento de las actividades permitidas, definiendo las áreas de uso, re-
gulando la intensidad de su aprovechamiento, así como el control de las ac-
tividades que se llevan a cabo. Para el caso de recreación y ecoturismo es
necesario establecer la capacidad de carga y un reglamento especial para este
tipo de actividades. Una gran parte de las actividades ecoturísticas que se lle-
van a cabo en el anp excluyen de los beneficios económicos que se obtienen
a las comunidades que ahí habitan, por lo que se requiere involucrarlas, tan-
to en su participación, como en los beneficios económicos que se obtengan.
Aunado a lo anterior, esta actividad, en términos reales, no deja beneficios
económicos a la rbsll, a excepción de la “educación ambiental” y la promo-
ción que se pudiera derivar de ella.
La educación ambiental formal y no formal representan herramientas de
suma importancia para facilitar las labores administrativas y de manejo de
las anp. El manejo de la rbsll, exige implementar un programa enfocado
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 455

particularmente hacia la educación ambiental no formal, que contribuya a


minimizar los efectos causados por los visitantes carentes de una cultura eco-
lógica. Se hace presente la necesidad de impulsar un cambio de actitud en los
habitantes y usuarios del área con relación al aprovechamiento de los recur-
sos, cuyo propósito fundamental será garantizar un manejo sustentable que
trascienda a otras generaciones. Los impactos antrópicos son la principal cau-
sa de deterioro de la rbsll y su origen se debe, más que a un deseo consciente
de hacerlo, a la falta de información sobre la importancia que representa la
conservación de los recursos naturales y a la forma de llevarlo a cabo.
La investigación es una herramienta fundamental para la administración
de un anp. A través de los resultados de ésta se puede adquirir un conoci-
miento más preciso sobre los recursos naturales y humanos existentes den-
tro del Área. Se deben establecer los mecanismos de investigación aplicada
que permitan la planeación, ejecución y operación de proyectos alternativos
de uso sustentable, orientados a mejorar las condiciones de vida de las co-
munidades que habitan la zona, garantizando con ello una disminución del
deterioro de los recursos naturales y por consiguiente la conservación de la
rbsll. A la fecha, como mencionamos, existen muchos temas por investigar
que siguen esperando al científico que los atienda, y en consecuencia existe
poca o nula información respecto a una diversa cantidad de aspectos impor-
tantes. Por otra parte, una gran parte de los trabajos de investigación desa-
rrollados en torno a la rbsll han sido poco divulgados. Muchos de estos sólo
han tenido cobertura regional, razón por la cual, a pesar de ser una reserva
de la biósfera, se le conoce poco en otras latitudes. Por ello es necesario es-
tablecer un banco de información en el que se concentren las publicaciones
existentes, que permita estar en posibilidades de dar difusión al conocimien-
to que se tiene del área.
La rbsll es administrada por una dirección con sede en La Paz y con una
representación en El Pescadero, municipio de La Paz, Baja California Sur.
Para que la administración de esta anp sea eficaz se requiere contar con
la infraestructura y el equipamiento mínimo necesario que permita tanto
al personal operativo, como a los usuarios llevar a cabo sus actividades de
acuerdo a los propósitos de conservación del área.
Una de las principales limitantes para la operación y conservación de un
anp, es la carencia de recursos económicos; sin embargo, esto no es la ge-
456 Del saqueo a la conservación

neralidad, debido a que algunas de ellas cuentan con recursos financieros


suficientes, pero otras tienen serias limitaciones. Esta disparidad se explica
en parte por las características de la biodiversidad presentes en cada una de
estas áreas, en algunas de ellas la presencia de especies carismáticas se con-
vierte en un atractivo para el financiamiento a programas de conservación.
Este no es el caso de la rbsll que carece de especies con estas característi-
cas, de modo que las estrategias a seguir deben ir enfocadas a contrarrestar
esta limitante y a presentar la importancia de otros aspectos de la ecología
del área.168
A continuación se enlistan los principales problemas —y sus orígenes—
que enfrenta la rbsll:
-Los recursos económicos con que cuenta son insuficientes para atender
las demandas que exige su administración.
-El personal asignado es insuficiente para satisfacer las necesidades de
operación y atención de las demandas sociales y de conservación del área.
-Existen líneas de investigación científica que no han sido lo suficiente-
mente estudiadas, situación que impide tener información suficiente para
una aplicación de políticas de conservación acordes con la importancia
de las diversas zonas en que se ha dividido.
-Las comunidades que se encuentran asentadas dentro de ella son ex-
pulsoras de mano de obra por falta de fuentes de empleo locales. Al no
existir una diversificación productiva y depender casi en su totalidad de
la explotación ganadera tradicional, la fuerza de trabajo (jóvenes en su
gran mayoría) debe emigrar, siendo los principales destinos de trabajo las
ciudades de Los Cabos y La Paz.
-La emigración de las comunidades que habitan la reserva y la venta de
sus predios (debido a las carencias), repercute en la conservación de los
recursos naturales al llegar nuevos colonos sin un conocimiento pleno del
ambiente, su fragilidad y características.
-Las comunidades que habitan la reserva se encuentran sumamente dis-
persas, lo que dificulta la implementación de estrategias que permitan
una mejor y mayor distribución de servicios, así como de mecanismos
que lleven a diversificar sus actividades productivas. Los servicios que se

168 conanp, Programa de Manejo Reserva de la Biósfera Sierra de la Laguna, op. cit.,
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 457

brindan se pudieran considerar prácticamente inexistentes, a excepción


de apoyos para electrificación mediante el uso de sistemas fotovoltaicos
y sistemas de extracción de agua para consumo, esto mediante sistemas
de combustión interna.
-El campismo en la zona de amortiguamiento de la reserva, se realiza en
forma desorganizada, debido a la carencia de infraestructura, señaliza-
ción y personal suficiente para su control.
-La falta en la definición de la capacidad de carga o límite de cambio acep-
table, propicia la imposibilidad de controlar la gran afluencia de visitantes
que en forma masiva se presenta durante ciertas épocas del año.
-La ganadería extensiva y los aprovechamientos forestales clandestinos han
ocasionado un deterioro progresivo de la cubierta vegetal, propiciando con
ello erosión laminar y por cárcavas, principalmente en las zonas noroeste
(San Simón y San Pedro El Frijolar) y noreste (San Antonio de La Sierra).
-El aumento del ganado caprino en la región, promovido por programas
oficiales, se torna amenazante debido a que su manejo se hace, al igual
que el bovino, en forma extensiva.
-El ganado feral o cimarrón, compuesto principalmente por bovinos y
porcinos, ocasiona serios trastornos al renuevo de la vegetación.
Dentro de las comunidades de bosques de galerías se encuentran varias
especies que tradicionalmente se utilizan como recurso forestal, entre las
importantes se encuentran las palmas, los encinos y los güeribos; sin em-
bargo, los individuos con tallas comerciales son muy escasos por lo que es
necesario tomar medidas de protección y manejo, dado que estos ecosiste-
mas constituyen el refugio de algunas especies. Por lo anterior, se puede con-
siderar que se trata de un ecosistema sumamente frágil, toda vez que en él
se desarrollan los principales aprovechamientos forestales clandestinos no
maderables.
El acervo histórico-cultural que se encuentra en la zona de influencia y
dentro de la rbsll, es vasto, importante y en su mayoría aun desconocido,
razón por la cual urge que sea localizado, conservado y protegido como pa-
trimonio.
Esta anp contribuye en forma directa e indirecta a la recarga de los man-
tos acuíferos que abastecen aproximadamente 67 por ciento de la población
total del estado, y de ella dependen las principales actividades económicas
458 Del saqueo a la conservación

que se realizan en la región. Sin embargo la deforestación es uno de los prin-


cipales factores que atentan contra la capacidad de recarga acuífera en la
región. De continuar la tendencia de saqueo de los recursos naturales de la
Sierra de La Laguna que se tenía antes de su protección, la degradación au-
mentará preocupantemente. Por ello, las actividades productivas deben ser
incorporadas en un programa de manejo integral del ecosistema y de sus
recursos.

4.5 Parque Nacional Cabo Pulmo (pncp)


4.5.1 Caracterización geográfica
Esta anp se encuentra ubicada frente al Municipio de Los Cabos, en las
costas del Golfo de California. “El área pertenece a la Provincia de Baja Cali-
fornia, Subprovincia de Tierras Levantadas del Sur, de acuerdo a la división
fisiográfica de E. W. Raisz”.169 Fue creada para conservar la cobertura cora-
lina más grande del Golfo de California y la más septentrional del Océano
Pacífico. Dicho arrecife coralino:

presenta una serie de terrazas marinas pleistocénicas que corren paralelas a la


línea de costa y que se disectan por depósitos aluviales. El fondo marino tiene
poca pendiente y presenta una serie de barras de basalto, sobre tres de las cuales
se asienta la comunidad coralina y un gran número de especies de flora y fauna.
Estas barras se extienden hacia afuera de la costa a una profundidad máxima de
20 metros en su parte norte, y una mínima de 2 ó 3 metros en algunas de las zo-
nas centro y sur, hasta la exposición durante la bajamar de la parte superior de
las colonias de coral en algunas porciones de la barra más cercana a la costa.170

Las coberturas coralinas presentan una intensa asociación de múltiples


especies de flora y fauna que dependen del arrecife y de los procesos ecoló-
gicos que ahí ocurren para su supervivencia, así como un 15 por ciento de
especies consideradas visitantes, pues no dependen exclusivamente de él.171
En el pncp se encuentran diversas especies en estado de conservación espe-

169 conanp, Programa de Conservación y Manejo Parque Nacional Cabo Pulmo, borrador del
programa presentado por conanp, México, octubre, 2004, p. 12.
170 Ídem, p. 12.
171 Ídem, p. 20.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 459

cial, enlistadas en la nom-029-semarnat-2001, por ejemplo, diversos tipos


de tortuga. Aunque no se tienen determinadas especies endémicas dentro del
parque, ahí se concentra una gran cantidad de especies características del
Golfo de California.
Cabo Pulmo es la zona arrecifal más antigua de todo el Océano Pacífico,
su cobertura coralina tiene 150 mil años de edad. Es el único ecosistema de
este tipo en el Golfo de California, y también el que alcanza la ubicación más
septentrional en el Pacífico oriental. Igualmente, Cabo Pulmo representa el
límite más alejado en la distribución de algunas especies de coral, incluso
géneros, que forman arrecifes en el Pacífico central y occidental (por ejem-
plo: los géneros Porites, Pocillopora, Psammocora).172 Existen dos niveles de
terrazas que son aprovechadas por los corales cuando el agua sube o baja de
nivel. La segunda terraza, la más baja, tiene una edad de 25 mil años. Ade-
más se ha encontrado coral en las partes profundas de hasta 100 metros que
datan de hace 40 mil años. Por lo que se deduce que en la actualidad la zona
arrecifal está a la mitad de la cobertura de coral que ha existido a lo largo del
tiempo. La colonia coralina produce larvas y éstas aprovechan el sustrato o
coral muerto para fijarse encima del esqueleto y regenerarse. De tal forma el
arrecife crece tres centímetros al año y tiene una amplia tolerancia a las va-
riaciones de temperatura; en efecto, aquí convergen masas de agua tropica-
les, templadas y del Golfo de California en una dinámica zona de transición
estacional donde la temperatura del mar varía entre 16º y 32º C.
La riqueza de la fauna del arrecife y asociada a él es variada e importante.
Existe una gran cantidad de mamíferos marinos, como una colonia de lobos
marinos, diversas especies de delfines y, en invierno, varias especies de balle-
nas: ballena jorobada, ballena de aleta y rorcual tropical, principalmente.173
Las aves marinas que frecuentan Cabo Pulmo son las mismas que se distri-
buyen en el resto del litoral costero del Golfo de California, incluyendo las
especies endémicas de éste. A pesar de que no se cuentan con especies de aves
únicas, en esta área se encuentran lugares privilegiados para su observación.
La riqueza ecológica, así como la belleza paisajística del área, le confieren
un enorme potencial turístico. Precisamente hacia este sector las autorida-

172 M. D. Spalding, C. Ravilious y E. P. Green, World atlas of coral reefs. Prepared at the unep
World Conservation Monitoring Center, University of California Press, Berkeley, 2001, 421 pp.
173 Ídem, p. 22.
460 Del saqueo a la conservación

des del Parque han dirigido el manejo y la oferta de alternativas, aunque cabe
destacar que desde antes de su constitución en anp, algunos de los habitan-
tes de la pequeña comunidad de Cabo Pulmo ya habían incursionado en las
actividades de buceo. En este contexto fue que se originó la creación del anp,
tanto por la fuerte presión que deja sentir en la zona el crecimiento del tu-
rismo en la región de Los Cabos como por la importancia de la conservación
del arrecife.
Sin embargo, la comunidad del lugar no cuenta con infraestructura de
energía eléctrica. Ésta es generada por generadores y acumuladores parti-
culares, tampoco se cuenta con servicios de salud, ni de educación. Carece
también de muchos de los servicios necesarios para atender al turismo:
apenas cuenta con algunos lugares para hospedarse, escasos restaurantes y
equipo para pesca deportiva y buceo. Los visitantes provienen principalmen-
te de Los Cabos, que se encuentra a tan sólo hora y media de distancia.
El potencial recreativo del pncp incluye actividades tales como pesca de-
portiva, rappel, buceo libre o autónomo, kayak, avistamiento de fauna y flora
en superficie y la tabla vela. Existen guías certificados de buceo, renta de
lanchas y kayak. Estas actividades han dado buenas remuneraciones econó-
micas a los pobladores de Cabo Pulmo que las practican.

4.5.2 Origen del Área Natural Protegida


Los arrecifes coralinos son considerados como ecosistemas de suma im-
portancia, debido a su rigidez, a que tienen una diversidad extremadamente
alta, una organización trófica única y una alta producción primaria.174 Estas
mismas características lo vuelven muy atractivo para la utilización antrópica.
En la zona de influencia del pncp se encuentra una gran variedad de
vestigios de poblaciones prehispánicas, así como de restos paleontológicos
asociados al arrecife. Se encuentran dispersas por el área evidencias de la
presencia del grupo La Palmas, que elaboró obras pictóricas y petrograbados
por todo el sur peninsular. También se han encontrado diversos entierros
en la zona de influencia del parque con las características del pueblo pericú.
Esta cultura se encontraba en la zona hasta la llegada de los españoles y del
establecimiento de sus misiones. Los pericúes fueron el primer grupo penin-
174 Mark D. Bertness (ed.), Marine community ecology, Sinauer Associates Inc., Massachusetts,
pp. 395.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 461

sular que se extinguió en el siglo xviii y tenían una organización social ba-
sada en la convivencia armónica con el entorno. Su sustento se basaba en la
recolección, la pesca y, en última instancia, la caza. Se puede interpretar que
la región de Cabo Pulmo fue intensamente aprovechada por estos grupos por
la gran abundancia y diversidad de especies que en ella habitan.
Durante el periodo colonial el área era reconocida por la gran cantidad
y la excelente calidad de perlas que en ahí se podían obtener. Esta pesque-
ría tan redituable se vino abajo por las grandes concesiones que se dieron a
compañías extranjeras durante el Porfiriato. Los concesionarios explotaron
con mayor intensidad el recurso utilizando escafandras (hasta entonces, la
extracción se hacia con inmersión libre, a pulmón). Dicha tecnología agudizó
la sobreexplotación de las ostras perleras y hacia 1940 la madreperla (Pinc-
tada mazatlanica) se agotó —es decir, dejó de ser rentable su explotación
comercial— en todo el Golfo de California.
Cuando los placeres perleros fueron mermados, el esfuerzo de pesca se
orientó hacia otras especies, como el tiburón. En la segunda mitad del siglo
xx, la sobrexplotación provocó también que estas pesquerías fueran mer-
madas, produciendo en el arrecife un muy grave deterioro a finales de los
ochentas.
Con base en estos antecedentes podemos apreciar que las causas por las
cuales se creó el pncp son diversas. Son semejantes a las que condujeron a
la creación de la rbsll: por el destacado valor biológico del arrecife. Pero
también son semejantes a las que condujeron a la creación del pnbl, ya que
es una zona que se encontraba bajo una aguda presión de las pesquerías, que
incluso ponía en riesgo la integridad del ecosistema.
En el caso de Cabo Pulmo, de forma excepcional, la necesidad de protec-
ción debido al crecimiento del sector turístico de Los Cabos orilló algunos
habitantes de la comunidad a solicitar apoyo a las instituciones de educación
e investigación científica para promover la creación del anp. Como en las
anteriores zonas de protección, también en ésta los científicos, ahora de la
uabcs, tuvieron un papel relevante al mostrar su importancia y urgir a las
autoridades ambientales a promover la conservación de la región. Con base
en esto, el 6 de junio de 1995, el área fue incorporada al Sistema Nacional de
462 Del saqueo a la conservación

Áreas Naturales Protegidas175 a través de la publicación del decreto corres-


pondiente en el Diario Oficial de la Federación.
Los antecedentes que existen en relación al estudio de los aspectos de
conservación del Parque Nacional Cabo Pulmo, se refieren principalmente a
las investigaciones hechas del arrecife coralino. En varios de los trabajos rea-
lizados se plantea la necesidad de conservar este ecosistema. Sin embargo, la
urgencia de preservar al arrecife sólo ha sido destacada de forma más directa
en los últimos años. Almenara et al, así como Reyes Bonilla, mencionaron
algunos de los impactos que afectan al arrecife. En 1992 Robinson y Thom-
son, aunque incurrieron en errores serios respecto al estado legal del lugar,
hicieron un importante trabajo sobre el estado general del arrecife, incluyen-
do algunas ideas concretas sobre su conservación.176
Asimismo, respecto a los esfuerzos por conservar el área, destaca la Car-
ta de San José, que se constituyó por el trabajo de un grupo de estudiantes
que tenían en mente la protección y el manejo del arrecife. En este sentido
sobresale también el interés que sobre la conservación del área mostraron
los habitantes del lugar. Previo al decreto que declara la creación del Parque
Marino Nacional en 1995, se realizaba la captura de peces en el arrecife y re-
presentaba una fuerte amenaza al sistema. Actualmente, gracias a la sinergia
de los actores involucrados con el parque, la pesca artesanal con fines comer-
ciales de los peces se realiza fuera del anp.
A partir del año 2004 se sumó a las otras Áreas Protegidas inscritas en el
sinap, con lo que la superficie cubierta por las 55 áreas incorporadas a este
sistema suma hoy 11’006,000 ha.177 Asimismo, desde el 2005 el pncp fue ins-
crito junto con las otras anp del Golfo de California a la lista de Patrimonio
de la Humanidad de la unesco.

4.5.3 Características del manejo


De la superficie de 7,111 ha que tiene el pncp,178 solamente el uno por ciento
corresponde a territorio terrestre: la Zona Federal Marítimo-Terrestre (zo-
175 conanp-uabcs, Programa de Manejo del Parque Nacional Cabo Pulmo, borrador del pro-
grama elaborado y presentado por la Universidad Autónoma de Baja California Sur, p. 1.
176 conanp, Programa de Conservación y Manejo Parque Nacional Cabo Pulmo, borrador del
programa presentado por conanp, México, octubre, 2004, p. 5.
177 conanp, Logros, v aniversario, conanp, 2005.
178 Ídem, p. 76.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 463

femat). Este espacio fue tradicionalmente usado como sitio de pesca, pero
actualmente las actividades turísticas son las predominantes, en especial el
buceo debido a la belleza de las especies asociadas al arrecife. El manejo del
área se realiza considerando tres políticas y uso de los recursos, creando así
una zonificación clara. Las categorías se elaboraron considerando criterios
tanto ecológicos como sociales, resultando la siguiente clasificación: Zona de
Uso Restringido (zur), Zona de Aprovechamiento Sustentable de los Recur-
sos Naturales (zasrn) y Zona de Uso Público (zup).
Las Zonas de Uso Restringido (zur) son dos y representan el 35.1 por cien-
to de la superficie del parque.179 En ellas están prohibidas actividades extracti-
vas y construcción de infraestructura. Con estas zonas se pretende proteger el
arrecife coralino y los sitios de anidación de especies protegidas para que las
actividades dentro del parque no causen un desequilibrio ecológico.
Las dos Zonas de Aprovechamiento Sustentable de los Recursos Naturales
(zasrn) comprenden el 64.5 por ciento del territorio del pncp. En la prime-
ra de estas áreas se permite el acceso y la extracción de recursos pesqueros,
pero únicamente para los residentes del área de influencia. Los dos sitios
designados para tal fin se encuentran ubicados fuera del sistema arrecifal y
separados de los sitios con vocación para la práctica de actividades subacuá-
ticas.180 Es necesario mencionar que la pesca dentro de los límites del Parque
únicamente se permite a los pobladores de Cabo Pulmo, siempre y cuando
el producto sea destinado al autoconsumo, la extracción del producto sea
regulada por la dirección del Parque y que esta pesca se efectúe dentro de
los sitios determinados por el mapa de usos publicado con el Programa de
Manejo. Está prohibida cualquier otra actividad extractiva dentro del par-
que, incluyéndose la pesca deportiva en cualquiera de sus modalidades. La
segunda zasrn se encuentra en ciertos litorales arenosos y se estableció para
ordenar el flujo de visitantes del área.
La Zona de Uso Público es una zona de 27 ha que representa sólo el 0.4
por ciento del territorio destinado al anp, y puede ser utilizado para el desa-
rrollo de infraestructura de apoyo al turismo y a las demás actividades que se
efectúen en el área. Aquí se realiza el embarque-desembarque de las lanchas
turísticas, lo que facilita el control de todos los usuarios.
179 Ídem, p. 77.
180 Ídem, p. 80.
464 Del saqueo a la conservación

4.5.4 Problemática y amenazas


La problemática para la conservación del área es provocada por diversas
actividades, todas ellas asociadas al crecimiento económico desordenado.
Enseguida mencionamos los aspectos más sobresalientes:
Construcción. El desarrollo turístico e inmobiliario provoca la erección
de un gran número de edificios, lo que genera una modificación del hábitat
a causa de: a) clareo de las tierras; b) construcción de muelles, paredes, em-
barcaderos; c) construcción de canales, obstáculos, uso de explosivos; y d)
extracción de materiales para construcción (arena y cantos rodados).
Buceo. Los impactos derivados de esta actividad se relacionan con di-
versos daños mecánicos provocados por los buzos que intencionalmente
o por descuido y/o ignorancia rompen los corales, así como aquellos que
se paran sobre o tocan las estructuras coralinas. En grandes proporciones
esto constituye un fuerte impacto: agitación de los organismos, molestia a
los organismos móviles o alteración de su comportamiento.181 Las especies
menos tolerantes a la presencia humana pueden ser desplazadas comple-
tamente.
Tráfico náutico. La mayor parte de las actividades realizadas en el arrecife
involucran un desplazamiento en lanchas y barcos, lo cual puede derivar en
varios impactos. Entre estos destaca el anclaje en zonas arrecifales, ya que
éste provoca la pérdida de corales y la muerte de peces y organismos ben-
tónicos que dependen del hábitat. Otro impacto son los varamientos, aun-
que esta situación es menos común. Algunas embarcaciones pueden golpear
el arrecife e incluso vararse debido a la someridad del lugar. Los efectos son
similares a los antes mencionados.
Los niveles actuales de conservación del sistema arrecifal son satisfac-
torios. Sin embargo, es importante considerar que diversos factores impre-
decibles como fenómenos oceánico-atmosféricos, contingencias ambientales
y otros pueden afectar la condición natural del Parque. Este grado de con-
servación de la porción marina no se presenta en la Zona Federal Marítimo
Terrestre, en la que por irregularidades en el uso del suelo se han generado
modificaciones de los rasgos morfológicos y dinámicos de la zona de playa
181 Tilmant, 1987, citado en conanp-uabcs, Programa de Manejo del Parque Nacional Cabo
Pulmo, op. cit.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 465

del anp. Los factores de alteración están relacionados particularmente con


la construcción de casas-habitación.
El conocimiento de los recursos naturales y la información requerida
para mantener en buen estado un ecosistema es una tarea primordial dentro
de los programas de manejo. El desarrollo del componente de investigación
y monitoreo en el pncp permitirá vincular esfuerzos de colaboración con
diversas instituciones académicas y guiar las líneas importantes de inves-
tigación que deberán aportar información y elementos objetivos que sirvan
como base para apoyar las reglas de uso del área y el uso sustentable de los
recursos.
La pesca deportiva con anzuelo, arpón y hawaiana en el interior de un
arrecife afecta principalmente a los organismos de mayor talla pertenecien-
tes a especies identificadas como claves en el ecosistema; tal es el caso de
los peces escáridos, lutjánidos, serránidos y acantúridos.182 En el arrecife de
Cabo Pulmo la pesca deportiva fue una actividad importante, sin embargo,
ésta ya no se practica pues su selectividad dañaba significativamente los va-
lores recreativos y comerciales del sitio. Asimismo, los pobladores de Cabo
Pulmo tradicionalmente habían utilizado al área como sitio de pesca, pero se
han convencido de que, en el arrecife, un pez vivo aporta muchos más recur-
sos que lo que su pesca podría aportar.
Actualmente, el principal potencial económico del Parque de Cabo Pul-
mo es de carácter recreativo, encaminado casi exclusivamente al desarro-
llo de las actividades acuáticas, principalmente el buceo. Esta actividad es
sumamente rentable debido a que un gran número de personas acuden al
sitio atraídas por la belleza natural del arrecife. El buceo, cuando se practica
de manera controlada, genera una derrama económica significativa y provee
una herramienta importante para la interpretación ambiental y el incremen-
to de la conciencia del alto valor natural del ecosistema.
El uso recreativo indiscriminado del arrecife y de las zonas aledañas va
en detrimento del valor biológico y socioeconómico de este sistema. Por tal
motivo, es importante regular estas actividades por medio de diversas accio-
nes que permitan el uso ordenado de los recursos y contribuyan al desarrollo
económico de la región.

182 conanp-uabcs, Programa de Manejo del Parque Nacional Cabo Pulmo, op. cit.
466 Del saqueo a la conservación

De igual manera, es sumamente importante subrayar que para asegurar


la conservación del pncp sería indispensable ampliar el territorio del anp,
abarcando las zonas terrestres contiguas y aquellas que por motivo de escu-
rrimientos tienen una importante influencia en la dinámica del ecosistema
arrecifal. El establecimiento de construcciones en esta zona sin lugar a dudas
afectará la ecología marina y destruirá la belleza escénica del lugar. La ame-
naza de la especulación de bienes raíces y el crecimiento del turismo tradi-
cional se ciernen actualmente sobre Cabo Pulmo. Es importante demostrar
que la zona tiene un valor ecológico, económico y social mucho mayor en su
estado natural que perturbado por el desarrollo inmobiliario.

4.6 Área de Protección de Flora y Fauna Cabo San Lucas


Esta anp se encuentra ubicada frente al desarrollo turístico de Cabo
San Lucas y comprende 3,996 ha decretadas para conservar las condiciones
del fondo marino y para asegurar la continuidad de los procesos ecológicos
que ahí ocurren.183 En esta región, donde se unen el Golfo de California y el
Océano Pacífico, y donde la península parece terminar, se forman una serie
de hermosos cañones submarinos en los que se forma un fenómeno natural
extraordinario: las cascadas de arena.
En el poblado de Cabo San Lucas, dentro del área de influencia, se en-
cuentra una vasta infraestructura turística. Cuenta con más de 200 hoyos
de golf, marinas, grandes y lujosos hoteles, aeropuerto, centros comerciales,
restaurantes y bares. En 2000 recibió a más de 546,000 visitantes.184
En 1973 el presidente Luis Echeverría declaró “Zona de Refugio Submari-
no de Flora, Fauna y Condiciones Ecológicas del Fondo” la ubicada en Cabo
San Lucas, ya que en esa región se llegan a producir movimientos de arena de
cierta magnitud a través de los “territorios” del cañón submarino y se produ-
cen espectaculares cascadas de arena en el fondo del mar.

Estos fenómenos que ocurren esporádicamente ocasionan que se pretenda declarar


que esta zona sea un refugio submarino en donde se conserve con toda originalidad
este espectáculo, ya que pudiera llegar a producirse una destrucción parcial de este

183 conanp, Áreas de Protección de flora y fauna, http://www.conanp.gob.mx/anp/apff.php


(20.09.05).
184 sectur, Reporte turístico por estados, http://datatur.sectur.gob.mx/jsp/turistico_reporte.jsp.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 467

verdadero laboratorio natural. Además, este refugio permitirá estudiar los proce-
sos submarinos de erosión en los cañones en el fondo del mar y asimismo, que no
se capturen peces y otros organismos que complementan la belleza del lugar y los
cuales forman un ecosistema muy peculiar. Por lo tanto, esta área debe quedar libre
de explotación pesquera a fin de que se convierta en un gran atractivo turístico.185

El índice de crecimiento demográfico del municipio de Los Cabos es uno


de los más altos del país, inclusive en relación a promedios internacionales,
rebasando el 20 por ciento anual durante los últimos cinco años. De hecho,
pasó de 30 mil habitantes en 1993 a más de 100 mil en 2000, un incremento
del 300 por ciento en siete años.
La velocidad de tal aumento en la población supera toda posibilidad de
organizar el crecimiento y de contar con los recursos para generar los servi-
cios básicos que se requieren. El caos social que esta circunstancia produce
ha tenido como efecto inmediato —además del rezago mencionado en la dis-
tribución y administración de los servicios— un gran impacto ambiental, lo
que lejos de favorecer a los pobladores ha rebajado su calidad de vida, com-
prometiendo también la sustentabilidad de largo plazo de las actividades que
se desarrollan en el área.
La amplia oferta de empleos ha abierto oportunidades para grandes sec-
tores empobrecidos o desempleados de diferentes estados del interior del
país, con lo que la zona de Los Cabos se ha convertido en un polo de genera-
ción de empleos y de atracción de mano de obra, aunque a un alto costo so-
cial y ambiental para Baja California Sur que nadie parece querer reconocer
y asumir responsablemente.
El Área de Protección de Flora y Fauna de Cabo San Lucas no cuenta con
una dirección ni con un plan de manejo; estos dos requisitos deben ser aten-
didos con urgencia y deben procurar:

1. Encontrar los mecanismos que permitan conservar, ordenar y regular las ac-
tividades que se realizan en forma cotidiana en esa bahía.
2. Convocar a los involucrados en forma directa, así como a la sociedad en ge-
neral con el fin de tener mayor participación ciudadana.

185 ine, Áreas Naturales…, op. cit.


468 Del saqueo a la conservación

3. Diagnosticar la situación actual del área y en consecuencia definir la figura


idónea de protección y manejo dentro del marco legal vigente.
4. Crear el mecanismo operativo con personalidad jurídica (comité, fideicomi-
so, etc.)
5. Elaborar el Programa de Manejo del Área, con base en los estudios corres-
pondientes.
6. Buscar mecanismos de financiamiento para el manejo del Área en los ámbi-
tos nacional e internacional.186

4.7. La organización regional actual de las anp


De acuerdo con el programa de trabajo 2001-2006 de la conanp, se ha
adoptado en todo el país un modelo de organización regional que ha estable-
cido trece coordinaciones regionales y actualmente cuenta con siete oficinas
regionales ubicadas en Hermosillo, Saltillo, Morelia, Cuernavaca, Oaxaca, Ta-
pachula y Cancún.187 La intención de esta medida fue la de acercar el proceso
de toma de decisiones a los territorios de las anp. Sin embargo, las atribucio-
nes de las coordinaciones regionales no están aún muy claras, pareciera que
las funciones de éstas podrían ser cubiertas por los mismos directores titu-
lares de cada área. No obstante, la intención de descentralizar las decisiones
importantes permite que éstas estén basadas en un mejor conocimiento de
la problemática de cada área. Sin embargo, las coordinaciones aún no tienen
de manera efectiva la capacidad para tomar decisiones, puesto que los coor-
dinadores regionales deben consultar con las oficinas centrales permanente-
mente. Así, de facto, las coordinaciones regionales más bien funcionan como
representantes de la dirección federal de la conanp.
La intención de descentralizar la administración de las anp del país es
pertinente, pero para que esta medida fuera efectivamente benéfica para la
conservación se requiere que los gobiernos estatales cuenten con la infraes-
tructura y la capacitación suficiente para administrar estos importantes y
frágiles espacios; situación que dista mucho de poder concretarse en la rea-
lidad. Llevar la administración más cerca del epicentro de la problemática
186 Asociación de Voluntariado Ecológico de Los Cabos, A.C., Proyecto de ordenamiento, regu-
lación y conservación de la Bahía de Cabo San Lucas, B.C.S., mayo de 2002, fotocopias.
187 conanp, “Presentación”, en Logros, V Aniversario, 2005, http://www.conanp.gob.mx/dcei/
logros (07.11.05). Sobre el tema se recomienda ver: conanp, Programa de trabajo Comisión
Nacional de Áreas Naturales Protegidas 2001-2006, conanp-semarnat-pnd, pp. 47-52.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 469

que enfrentan las anp sólo será eficiente si se logran tener las atribuciones
que permitan que las decisiones sean tomadas en la región con autonomía,
para ajustarse a las necesidades y características particulares de cada sitio.
De otra manera, la nueva estructura sería estéril.

Conclusión
Actualmente México cuenta con un aparato legal, político y administra-
tivo que en principio debería permitir frenar el deterioro de sus ecosistemas
y asegurar el uso sustentable de sus recursos. La sociedad civil organizada
ha entrado en una etapa de madurez que posibilita el trabajo en equipo con
mayor profesionalismo y confianza entre los diferentes actores (ong, aca-
démicos, dependencias gubernamentales y productores).188 No obstante, los
logros deben sopesarse en el campo y en las comunidades, espacios en los
que la política federal debe ceder el paso en muchos aspectos a las decisio-
nes estatales y municipales, aunque la conservación de la naturaleza sea un
asunto de prioridad estratégica, y por lo tanto de competencia federal.
En Baja California Sur es común escuchar a todo tipo de actores sociales,
inclusive a muchos ambientalistas, considerar que ya no es posible decretar
ni una anp más, debido al hecho de que el gobierno del estado sentiría haber
perdido el control sobre 40 por ciento de su territorio. Sin embargo, creemos
que esta opinión es equivocada y debe combatirse. De hecho, consideramos
que lo mejor que le podría pasar a los sudcalifornianos es que se decretaran
muchas más anp, tanto marinas como terrestres, ya sea que éstas fueran
de competencia federal, estatal o municipal; e inclusive, en el último de los
casos —esto debido a su costo— que fueran privadas.
La principal justificación para esta afirmación reside en el extraordinario
valor que tiene en el contexto global actual la naturaleza sudcaliforniana.
Por ello es presa de la codicia de la acumulación capitalista, la cual tiende a
excluir a la población sudcaliforniana y sólo concierne eventualmente a un
pequeño sector elitista de ella. La única manera de asegurar que el territorio
sudcaliforniano siga perteneciendo a su pueblo es protegiéndolo a través de
la regulación de su uso y mediante un manejo adecuado para cada ecosiste-

188 L. Simonian, op. cit., p. 252.


470 Del saqueo a la conservación

ma. Además, al conservar la buena salud de los ecosistemas y la belleza del


paisaje, muchas empresas amigables con el ambiente pueden desarrollarse.
Algunas de ellas podrían pertenecer a sudcalifornianos, otras no, pero to-
das permitirán hacer un uso colectivo y sustentable del riquísimo patri-
monio natural de Baja California Sur. Como bien menciona Mario Castro
(ex pescador, empresario local en actividades subacuáticas y presidente de
la asociación civil Amigos para la Conservación de Cabo Pulmo), “es impor-
tante comprender que un mero muerto sólo genera ingresos una vez y esto
sólo al pescador que lo capturó; un mero vivo, aprovechado por el buceo y
cumpliendo su función en el arrecife, nos da muchas veces más recursos a
muchos de nosotros.”189
Sin la protección de las islas del Golfo de California éstas se encontrarían
cubiertas de hoteles y su paisaje habría sido destruido irremediablemente.
Sin la protección de la Bahía de Loreto y de Cabo Pulmo, la pesca sustentable
y el ecoturismo, que beneficia a la población local, serían inexistentes. Los
múltiples esquemas de protección que tiene la ballena gris en Laguna San
Ignacio sostienen la actividad de avistamiento que complementa los recursos
de las familias de pescadores y baja la presión sobre el esfuerzo de pesca. Los
programas de manejo de la Sierra de La Laguna han frenado la emigración y
están en vías de permitir a los rancheros salvaguardar sus tradiciones cultu-
rales y el arraigo a su tierra.
Es indispensable entender que las anp de Baja California Sur —así como
sus programas de manejo de la vida silvestre que serán analizados en el si-
guiente capítulo— han beneficiado a los sudcalifornianos, y a menudo espe-
cialmente a sectores marginales de la población. Simultáneamente han permi-
tido conservar la naturaleza, frenar el deterioro de los ecosistemas e incluso
revertir ese proceso. Las anp son, en suma, una eficiente arma de la conser-
vación contra el saqueo, contra el empobrecimiento y la marginalización de
la población local y la devastación de la naturaleza.
El gobierno del estado y muchos sectores de la población deben cambiar
su opinión sobre las anp y valorar la ayuda que pueden brindar para enfrentar
las presiones de la especulación de tierras y apoyar a los habitantes locales a
convertirse en los beneficiarios del uso de los recursos naturales. La conser-

189 Entrevista a Mario Castro, Cabo Pulmo, B.C.S., 26 de abril de 2004.


Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 471

vación a través de la creación y el manejo de las anp no se opone al desarro-


llo, por el contrario es una condición indispensable para que éste cumpla sus
expectativas históricas: combatir la pobreza y asegurar a largo plazo mejorar
el nivel de vida de la población local.
Evidentemente, el simple decreto de creación de un anp no basta para que
esto suceda; pero necesariamente es el primer paso, se trata de un proceso pre-
paratorio. En seguida es preciso que las anp cuenten con los recursos materiales
y humanos necesarios para garantizar su adecuada gestión. En este proceso la
comunidad científica y la sociedad civil organizada pueden ser de gran ayuda;
se trata de un proceso trascendente. Finalmente, pero no menos importante,
para que la conservación sea una herramienta del desarrollo se requiere que la
población local esté involucrada en el manejo de los recursos del anp, tanto para
aprovecharlos sustentablemente como para beneficiarse de los ingresos genera-
dos por las actividades económicas que de dicho aprovechamiento se deriven; se
trata de un proceso contundente.190 La sinergia entre gobierno, actores de la con-
servación y población local es, pues, un elemento indispensable para conducir al
éxito los proceso de conservación a través de la creación y manejo de las anp.
Afortunadamente, en Baja California Sur existen ya varios casos en los
que la conservación como modelo de desarrollo a través de la creación y el
manejo de la anp es un proceso contundente. Por sólo citar algunos ejem-
plos, esto es observable en Laguna San Ignacio y en las comunidades lan-
gosteras de la zona Pacífico Norte, en la rebivi, en Cabo Pulmo, a través del
ecoturismo, y en bahía de Loreto, con las comunidades acuícolas. Sin embar-
go, en esta dirección son aún grandes los esfuerzos por hacer y los obstáculos
por superar. Pero sin ser un remedio mágico es innegable que la creación de
anp y el mejoramiento de su manejo han sido y seguirán siendo una pieza
clave para el desarrollo sudcaliforniano.

Bibliografía
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servidumbres ecológicas en México, Pronatura, México, 1999.
190 Ver Introducción General donde se explica detalladamente que un proceso contundente es
aquel en el que la conservación como modelo de desarrollo es una realidad concreta.
472 Del saqueo a la conservación

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10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 473

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474 Del saqueo a la conservación
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 475

Capítulo 11

Procesos de conservación a través


de la protección y el manejo
de la vida silvestre
Micheline Cariño y Jesús Zariñán

L
a protección de ciertas especies animales fue una de las primeras
preocupaciones de conservación a nivel mundial. En 1868 y 1899 se
firmaron en Viena dos tratados internacionales para la protección de
aves de los bosques y campos agrícolas. En 1900 y 1909 se firmaron otros dos
tratados internacionales para la protección de la fauna y la flora africanas,
y en 1902 tuvo lugar en París la primera convención internacional para la
protección de las aves. Estos tratados contrastan con la sanguinaria afición
por la caza que demostraron los colonos europeos en los territorios asiáticos
y africanos; así como por la avidez de los recursos naturales que implicó la
destrucción de millones de hectáreas de bosques y selvas.
Una muestra de la devastación que ha tenido que enfrentar la fauna
silvestre en los últimos siglos se encuentra en el segundo piso de la Grande
Galérie del renovado Museum d’Historie Naturelle, en París. Una sala especial
está dedicada a las especies extintas y amenazadas. Del siglo xvii a la fecha
más de mil especies vegetales y animales han desaparecido de la faz de la
Tierra a causa del hombre. No obstante, este fenómeno ha ido incrementán-
dose de manera alarmante: en el siglo xvii hubo 21, en el xviii fueron 38,

[475]
476 Del saqueo a la conservación

en el xix la cifra aumentó a 132 para casi duplicarse en el xx con una suma
extraordinaria de 200 especies extintas. Esta vergonzosa y alarmante situa-
ción ha contribuido a evidenciar la necesidad de modificar a escala mundial
la forma en la que se han establecido las relaciones entre la sociedad y la
naturaleza, dando lugar al desarrollo de diversas estrategias de protección y
aprovechamiento racional de la vida silvestre.
En México, los primeros esfuerzos de conservación de las especies silves-
tres se orientaron fundamentalmente a las especies que tenían importancia
comercial o cinegética. Prueba de ello es que el único instrumento legal que
para estos fines existió antes de la lgeepa fue la Ley Federal de Caza. Desde
el punto de vista operativo la gestión de la vida silvestre hasta finales de 1994
se encontraba compartida entre diversas instituciones gubernamentales. Fue
a partir de la creación de la semarnap y de la incorporación del Instituto
Nacional de Ecología (ine) a esta secretaría, que dicho instituto asumió “de
manera integral el conjunto de atribuciones que el Estado mexicano tiene al
respecto.”
El reto que en este contexto se propuso enfrentar la política ambiental
mexicana en materia de vida silvestre implicaba hacer compatible la conser-
vación de la biodiversidad y el aprovechamiento productivo de ésta en be-
neficio de la sociedad rural, en el entendido que la sociedad rural comparte
los mismos espacios que las especies que se busca proteger. En este sentido,
se consideró que valorar los recursos naturales, otorgándoles el carácter de
fuente de riqueza, sería un aliciente indispensable para fomentar su apro-
vechamiento sustentable y crear un legítimo interés de los usuarios en con-
servar las especies y sus hábitats. Por ello fue necesario crear instrumentos
que regularan el uso de la vida silvestre considerando tanto aspectos téc-
nico-ecológicos como socioeconómicos. No obstante, la aplicación de estos
instrumentos debe reposar sobre un fundamento legal con bases constitu-
cionales y con leyes y reglamentos específicos.
El presente capítulo aborda esta variedad de aspectos de manera inicial
mediante la descripción del marco legal para la protección y el manejo sus-
tentable de la vida silvestre, y posteriormente analizando los lineamientos y
alcances de los instrumentos de la política ambiental actual en materia de
 Instituto Nacional de Ecología, Protegiendo al ambiente. Políticas y gestión institucional, lo-
gros y restos para el desarrollo sustentable 1995-2000, semarnap-ine, México, 2000, p. 56.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 477

vida silvestre, refiriendo en todo momento su aplicación en Baja California


Sur.

1. Marco legal para la conservación y el manejo de la vida


silvestre
Como ya se mencionó en el capítulo anterior, la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos es el fundamento principal del que parte la
reglamentación y la regulación ambiental. Con base en ella es que se hace
posible la implantación de programas y la realización de acciones para la
preservación de la biodiversidad, la conservación y el aprovechamiento sus-
tentable de la vida silvestre.
Por otra parte, los compromisos internacionales contraídos por nuestro
país son también un componente importante del marco legal relacionado
con la protección de la vida silvestre. Entre estos sobresalen los programas
de cooperación con Estados Unidos y Canadá, debido a la colindancia geo-
gráfica y las especies compartidas. Enseguida señalaremos algunos de los
tratados y convenciones —y su descripción— para la protección de la vida
silvestre que México ha signado.
La Convención México-Estados Unidos para la Protección de las Aves
Migratorias y Mamíferos de Interés Cinegético. Aquí las partes establecen
compromisos para crear zonas de refugio y lineamientos normativos para su
aprovechamiento, prohibiendo la cacería de aves migratorias insectívoras, la
cacería con vehículos aéreos y la transportación de aves migratorias (vivas o
muertas), sus productos y subproductos sin la autorización correspondiente,
fuera del territorio mexicano-estadunidense.
Comité Conjunto México-Estados Unidos para la Conservación de la Vida
Silvestre. Dentro de este Comité se creó el Programa de Cooperación para la
Conservación de la Biodiversidad México-Estados Unidos con la intención de
fortalecer las capacidades locales para la solución de problemas relativos a la
conservación y los recursos naturales, por medio del desarrollo de recursos hu-
manos, del manejo de poblaciones de vida silvestre, hábitats y ecosistemas, y de
la transferencia de información acerca de la conservación de la biodiversidad.
Comité Trilateral Canadá-México-Estados Unidos para la Conservación
y Manejo de la Vida Silvestre y Ecosistemas. Su finalidad es el mejoramiento
478 Del saqueo a la conservación

de la cooperación, coordinación y promoción de asociaciones entre los tres


países para proyectos y programas de manejo y conservación de la vida sil-
vestre. Por su parte, México se compromete a desarrollar proyectos de inves-
tigación, vigilar el cumplimiento de la ley y realizar acciones de capacitación,
protección y uso sustentable de la vida silvestre.
El Comité Tripartito México-Canadá-Estados Unidos. Tiene el propósito
de conservar las especies de aves acuáticas y sus hábitats, a través de la par-
ticipación de instituciones públicas y privadas de investigación y educación
superior.
El Plan de Manejo de Aves Acuáticas de Norteamérica (nawmp). Es una
estrategia trinacional (México-Estados Unidos-Canadá) cuya intención es
monitorear, manejar y conservar las poblaciones de aves acuáticas migrato-
rias de Norteamérica y sus hábitats; particularmente atiende a patos, cerce-
tas, gansos y grullas de importancia cinegética.
El Programa Frontera xxi México-Estados Unidos. Plantea una estrate-
gia binacional que involucra a las instancias federales y estatales responsa-
bles del medio ambiente en la frontera, con el propósito de trabajar por el
desarrollo sustentable, protegiendo la salud humana y el manejo apropiado
de los recursos naturales. Esta estrategia opera a través de la participación
pública, la descentralización de la gestión ambiental y el fortalecimiento de
las capacidades estatales y locales. Pretende alcanzar el desarrollo susten-
table por medio del equilibrio entre los factores económicos y sociales con
la protección del ambiente en las localidades fronterizas. Dentro de la mesa
de trabajo de recursos naturales, uno de los temas que sobresalen es el de
“proteger e incrementar las poblaciones de fauna silvestre y su hábitat, y el
manejo sustentable de recursos naturales para mejorar la calidad de vida de
las comunidades a lo largo de la frontera”.
La Comisión de Cooperación Ambiental (cca). Tiene la misión de me-
jorar la cooperación regional, prevenir los conflictos ambientales y comer-
ciales, y aplicar con efectividad la legislación ambiental. El acuerdo firma-
do entre México, Canadá y Estados Unidos complementa las disposiciones
ambientales que se derivan del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (tlcan). Esta Comisión creó el Fondo de América del Norte para la
 Instituto Nacional de Ecología, Estrategia nacional para la vida silvestre. Logros y retos para
el desarrollo sustentable 1995-2000, semarnap-ine, México, 2000, p. 99.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 479

Cooperación Ambiental (fanca) para financiar proyectos comunitarios que


cumplan con los objetivos de la propia Comisión.
Fuera del marco regional de América del Norte, México es signatario de
trascendentes tratados y convenciones internacionales; entre estos destacan:
La Convención de Diversidad Biológica. Se deriva del Programa de las Na-
ciones Unidas para el Medio Ambiente (pnuma) y forma parte de los acuer-
dos de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992). Este acuerdo persigue
como objetivos la conservación de la diversidad biológica, el uso sustentable
de sus componentes y la participación equitativa de los beneficios que deven-
gan del uso de los recursos genéticos. Se considera como el primer acuerdo
mundial que integra todos los aspectos de la diversidad biológica (recursos
genéticos, especies y ecosistemas).  Señala como compromisos el estableci-
miento de medidas generales para la conservación y la utilización sustentable
de la diversidad biológica a través de la elaboración de estrategias, planes o
programas nacionales. Tiene previsto impulsar la conservación a través del es-
tablecimiento de un sistema de áreas protegidas o donde sea necesario tomar
medidas especiales para conservar la diversidad biológica. También conside-
ra necesario establecer o mantener la legislación y otras disposiciones regla-
mentarias para la protección de especies y poblaciones amenazadas.
La Convención Relativa a la Conservación de Humedales de Importancia
Internacional, Especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, mejor conocida
como la convención Ramsar (1971). Tiene como objetivo principal la preser-
vación y rehabilitación de los humedales internacionales reconociendo su alta
productividad, la función que cumplen en la dinámica del drenaje entre los
cuerpos de agua y la tierra, y el ser hábitat de una gran diversidad de especies.
También es considerado de importancia su interés recreativo y científico.
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas
de Fauna y Flora Silvestres (cites). Fue establecida en 1973 con el propósito
de regular el comercio internacional de especies dentro de alguna categoría
de riesgo. México ha implantado los mecanismos administrativos, financie-
ros y legales para su instrumentación. Por otro lado, esta Convención con-
 Ídem, pp. 96-100.
 Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Aplicación efectiva de la legislación ambiental y
pesquera en Áreas Naturales Protegidas, septiembre de 2002, pp. 7-8 (versión digital).
 Instituto Nacional de Ecología, Estrategia nacional..., op. cit., p. 101.
 Ídem, p. 102.
480 Del saqueo a la conservación

sidera que la región del Golfo de California es uno de los mares con mayor
riqueza biológica en el mundo, contando con varios mamíferos marinos en-
démicos y en riesgo. Por tanto, el comercio de estas especies está sujeta a una
reglamentación particularmente estricta con la finalidad de no arriesgar aún
más su supervivencia y únicamente se autorizará bajo circunstancias excep-
cionales.
La Declaración de Río y la Agenda xxi. Ambos se cuentan entre los do-
cumentos más importantes en materia de conservación; son producto de la
Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y De-
sarrollo, realizada en 1992 en Río de Janeiro, Brasil. Surgieron de un arduo
proceso de negociación, donde se lograron acordar los puntos prioritarios
de la agenda ambiental internacional. La Declaración de Río tiene por ob-
jetivo establecer los principios rectores para los Estados en sus acciones de
protección al medio ambiente, por lo cual los países signatarios adquirieron
el compromiso de incorporar instrumentos de política ambiental en su le-
gislación interna. La Agenda xxi abarca los temas ambientales y de desarro-
llo más importantes en cuatro secciones: la dimensión económica-social, la
conservación y manejo de los recursos para el desarrollo, el fortalecimiento
del papel de los grupos sociales y las medidas de aplicación.
La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar establece
que nada de lo dispuesto por ella misma limitará el derecho de un Estado para
establecer una reglamentación más estricta para prohibir o limitar la explota-
ción de los mamíferos marinos. También determina que los Estados deben
cooperar con el propósito de conservar a los mamíferos marinos. En el caso
especial de los cetáceos se realizarán actividades encaminadas a su conser-
vación, administración y estudio con las organizaciones internacionales.
Además del marco constitucional y de los tratados internacionales, la vida
silvestre mexicana cuenta con la protección que le otorga la Ley General del
Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (lgeepa). Con las modifica-
ciones realizadas en 1996 se adecuaron los términos para la gestión y admi-
nistración de los asuntos relacionados con la vida silvestre y destacan, entre
otros aspectos, la eliminación de la distinción entre flora y fauna silvestre y

 Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Aplicación efectiva…, op. cit., p. 12.


 Ídem, p. 7.
 Ídem, pp. 8-9.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 481

acuática, y la incorporación del concepto de desarrollo sustentable, que im-


plica la posibilidad de realizar actividades económicas de aprovechamiento,
siempre y cuando se garantice la sustentabilidad de la flora y fauna silvestres.
También ofrece posibilidades de aprovechamiento de especies amenazadas
o en peligro de extinción, garantizando el desarrollo de las poblaciones y su
reproducción. Lo anterior sin excluir a los propietarios o legítimos posee-
dores de los predios donde se localice vida silvestre en la conservación del
hábitat de las poblaciones de interés y de sus especies asociadas.10 Entre sus
objetivos destaca propiciar el desarrollo sustentable, así como el aprovecha-
miento sustentable, la preservación y la restauración de los recursos natura-
les, procurando que la obtención de beneficios económicos y las actividades
de la sociedad sean compatibles con la preservación de los ecosistemas.11 Es
importante precisar los términos empleados en las disposiciones de esta Ley,
entendiéndose por:

Aprovechamiento sustentable: La utilización de los recursos naturales en forma que


se respete la integridad funcional y las capacidades de carga de los ecosistemas de
los que forman parte dichos recursos, por periodos indefinidos.
Fauna silvestre: Las especies animales que subsisten sujetas a los procesos de se-
lección natural y que se desarrollan libremente, incluyendo sus poblaciones menores
que se encuentran bajo control del hombre, así como los animales domésticos que por
abandono se tornen salvajes y por ello sean susceptibles de captura y apropiación.
Flora silvestre: Las especies vegetales, así como los hongos, que subsisten sujetas a
los procesos de selección natural y que se desarrollan libremente, incluyendo las pobla-
ciones o especímenes de estas especies que se encuentran bajo control del hombre.12

En cuanto a la “Distribución de Competencias y Coordinación”, se definen


las atribuciones correspondientes a la Federación y a los gobiernos estatales
y municipales, en materia ambiental. Uno de sus principales objetivos es la
transferencia de atribuciones y responsabilidades a las entidades federativas
y a sus municipios mediante convenios o acuerdos de coordinación.

10 Instituto Nacional de Ecología, Estrategia nacional...., op. cit., p. 54.


11 semarnat, Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, http://portal.
semarnat.gob.mx/marco_juridico/lgeepa.zip (04.09.04), p. 1.
12 Ídem, p. 3.
482 Del saqueo a la conservación

En el artículo 45 se establece que las áreas naturales protegidas, tienen como


uno de sus objetivos el preservar la diversidad genética de las especies silves-
tres, cuidando particularmente las especies que están en peligro de extinción,
las amenazadas, las endémicas, las raras y las sujetas a protección especial. En
este sentido, en el Sistema de Áreas Naturales Protegidas destaca la categoría
de zonas de protección de la flora y la fauna, cuyo objetivo es salvaguardar los
hábitats de los que dependen la existencia, transformación y desarrollo de las
especies de flora y fauna silvestres, como precisamos en el capítulo anterior.13
El artículo 79 define los criterios que deberán observarse para la preser-
vación y aprovechamiento sustentable de la flora y fauna silvestres. Precisa
que se destinarán áreas representativas de los sistemas ecológicos del país a
acciones de preservación e investigación; se observarán especies endémicas,
amenazadas, en peligro de extinción o sujetas a protección especial; se com-
batirá el tráfico o apropiación ilegal de especies. Se fomentarán las estaciones
biológicas de rehabilitación y repoblamiento de especies de fauna silvestre;
la participación de las organizaciones sociales, públicas o privadas en la pre-
servación de la biodiversidad; la investigación de la fauna y flora silvestres, y
de los materiales genéticos, con la finalidad de conocer sus valores científico,
ambiental, económico y estratégico; y el trato digno a las especies anima-
les. Se buscarán actividades productivas alternativas para las comunidades
rurales y se aprovechará el conocimiento biológico tradicional y la partici-
pación de las comunidades y de los pueblos indígenas para la elaboración de
programas de biodiversidad de las zonas donde habitan. Estos criterios serán
considerados en toda clase de autorizaciones para el aprovechamiento, po-
sesión, administración, conservación, repoblación, propagación y desarrollo
de la flora y fauna silvestres; en el establecimiento o modificación de vedas;
en las acciones de sanidad fitopecuaria; en el establecimiento de un siste-
ma nacional de información sobre biodiversidad y de certificación del uso
sustentable de sus componentes; en la elaboración del programa anual de
producción, repoblación, cultivo, siembra y diseminación de especies de la
flora y fauna acuáticas; en la creación de áreas de refugio para proteger las
especies acuáticas, y en la definición de métodos y medidas indispensables
para la conservación, cultivo y repoblación de los recursos pesqueros.

13 Ídem, pp. 25-28.


Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 483

El establecimiento de las vedas se definirá con base en estudios previos y ten-


drán como finalidad la preservación, repoblamiento, propagación, distribución,
aclimatación o refugio de los especímenes, principalmente de aquellas especies
endémicas, amenazadas, en peligro de extinción o sujetas a protección espe-
cial.14 El aprovechamiento de especies de flora y fauna silvestres en actividades
económicas sólo se autorizará cuando se garantice su reproducción controlada
o desarrollo en cautiverio o semicautiverio, o cuando la tasa de explotación sea
menor a la de renovación natural de las poblaciones, de acuerdo con las normas
oficiales mexicanas. El aprovechamiento sustentable de especies endémicas se
autorizará con base en las normas oficiales mexicanas y sólo si dicho aprove-
chamiento no amenaza o pone en peligro de extinción a la especie. En cualquier
caso, se requiere el consentimiento expreso del propietario o legítimo posee-
dor del predio en que éstas se encuentren y se les podrán otorgar los permisos
cinegéticos correspondientes a los interesados, siempre y cuando garanticen la
reproducción controlada y el desarrollo de poblaciones de fauna silvestre.
Para el aprovechamiento de especies de flora y fauna silvestre y de otros
recursos biológicos con la finalidad de ser utilizados en la biotecnología, se
requiere de autorización previa y se otorgará si se cuenta con el consenti-
miento primero del propietario o legítimo poseedor del predio; en cuyo caso,
tendrán derecho a una repartición equitativa de los beneficios que se deriven
de estos aprovechamientos.15
Dado que la biodiversidad en el país ha sido sometida a fuertes presiones
derivadas de las actividades antropogénicas —entre las que destacan la des-
trucción o modificación del hábitat y de los ecosistemas por el crecimiento
desordenado de las actividades productivas y la explotación furtiva de espe-
cies silvestres—, se consideró necesario crear una ley en la que se definieran
los lineamientos de política nacional en materia de vida silvestre. Esta ley
debía considerar a las especies y su hábitat, así como la concurrencia, coor-
dinación y concertación de las autoridades y de la sociedad. Su esencia debía
contener las disposiciones para la conservación y el aprovechamiento sus-
tentable de la vida silvestre. La ley también debía contemplar las infracciones
y las sanciones administrativas en caso de su incumplimiento.16

14 Ídem, pp. 35-36.


15 Ídem, p. 37.
16 semarnat, Ley General de Vida Silvestre, México, 2002, pp. 11-12.
484 Del saqueo a la conservación

Con base en estas consideraciones, en 2002 surgió la Ley General de Vida


Silvestre, que en sus disposiciones preliminares establece que es de orden
público, de interés social y reglamentaria del párrafo tercero del artículo 27 y
de la fracción xxix-g del artículo 73 de la Constitución. Su objetivo es lograr
la concurrencia de los tres órdenes de gobierno en la conservación y el apro-
vechamiento sustentable de la vida silvestre y de su hábitat.
La vida silvestre es definida por esta Ley como “…los organismos que sub-
sisten sujetos a los procesos de evolución natural y que se desarrollan libre-
mente en su hábitat, incluyendo sus poblaciones menores e individuos que se
encuentran bajo el control del hombre, así como los ferales”.17 En cuanto a los
recursos forestales maderables y no maderables, y las especies cuyo medio de
vida total sea el agua, esta ley sólo regulará el aprovechamiento sustentable
de aquellas especies o poblaciones en riesgo; las demás serán reguladas por
las Leyes Forestal y de Pesca, respectivamente.
En sus disposiciones preliminares, la Ley define algunos términos que
para el presente trabajo resultan de particular importancia. Tal es el caso de
las especies y poblaciones prioritarias para la conservación, las especies y po-
blaciones en riesgo, en peligro de extinción, amenazadas o sujetas a protec-
ción especial. Por otro lado se establece que las Unidades de Manejo para la
Conservación de la Vida Silvestre son predios e instalaciones registrados que
operan con base en un plan de manejo y donde se da seguimiento a las condi-
ciones del hábitat y de las poblaciones o ejemplares que ahí se distribuyen.18
Un plan de manejo es el documento técnico operativo de estas Unidades y
tiene por objetivo el programar las actividades para el manejo de especies
silvestres y su hábitat, con metas e indicadores de éxito.
En el título segundo esta Ley plantea los lineamientos sobre política na-
cional en materia de vida silvestre y su hábitat, debiéndose observar lo es-
tablecido en el artículo 15 de la lgeepa y previendo la participación de los
propietarios o legítimos poseedores de los predios en donde se distribuya
la vida silvestre para la conservación, la restauración y los beneficios de su
aprovechamiento sustentable.19 En el título tercero se considera que es im-
perativo asignar cada vez más atribuciones a los gobiernos locales en esta

17 Instituto Nacional de Ecología, Estrategia nacional..., op. cit., p. 59.


18 semarnat, Ley General de Vida…, op. cit., pp. 45, 47-49 y 51.
19 Ídem, pp. 52-53.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 485

materia.20 Por ello, a los gobiernos estatales y del Distrito Federal les asigna
como facultades, entre otras, la de formular y conducir la política estatal so-
bre conservación y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre en con-
gruencia con la política nacional en la materia.21
El título iv establece las disposiciones para la coordinación entre las
dependencias federales, así como la concertación y participación social en
materia de vida silvestre. En este sentido, la semarnat promoverá la parti-
cipación de los diferentes sectores para formular y aplicar medidas de con-
servación y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre. En cuanto a
la participación social, se podrá constituir un Consejo Técnico Consultivo
Nacional para la Conservación y Aprovechamiento Sustentable de la Vida
Silvestre, el cual emitirá opiniones o recomendaciones para la identificación
de las especies en riesgo, de especies y poblaciones prioritarias, de hábitats
críticos y para el desarrollo de proyectos de recuperación, entre otros.
Uno de los principios rectores en materia legal y de política respecto a la
conservación de la vida silvestre consiste en brindar las posibilidades de un
aprovechamiento con beneficio social y que incentive a la población a con-
servar estas especies por ser ellas una de las fuentes de su bienestar. Para
concretar este principio se ha considerado prioritario involucrar a los pro-
pietarios y legítimos poseedores de predios en donde se distribuye la vida
silvestre para poder realizar su aprovechamiento sustentable o transferirlo a
terceros. Todos estos serán responsables solidarios de los efectos negativos
que el aprovechamiento pudiera tener para la conservación de la vida silves-
tre y su hábitat.22 Asimismo se prevé la creación de uno de los principales
instrumentos de política ambiental que se tiene relación con la vida silvestre:
las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre. El artículo
39 determina que los propietarios o legítimos poseedores de los predios o
instalaciones en los que se realicen actividades de conservación de vida sil-
vestre deberán dar aviso a la Secretaría, la cual procederá a su incorporación
dentro del Sistema de Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida
Silvestre. Cuando además se realicen actividades de aprovechamiento, debe-

20 Ídem, pp. 23-24.


21 Ídem, p. 58.
22 “Disposiciones Comunes para la Conservación y el Aprovechamiento Sustentable de la Vida
Silvestre”, en semarnat, Ley General de Vida…, op. cit., pp. 62-64.
486 Del saqueo a la conservación

rán solicitar el registro de dichos predios o instalaciones como Unidades de


Manejo para la Conservación de Vida Silvestre.

Las unidades de manejo para la conservación de vida silvestre, serán el elemento


básico para integrar el Sistema Nacional de Unidades de Manejo para la Conserva-
ción de la Vida Silvestre, y tendrán como objetivo general la conservación del hábi-
tat natural, poblaciones y ejemplares de especies silvestres. Podrán tener objetivos
específicos de restauración, protección, mantenimiento, recuperación, reproduc-
ción, repoblación, reintroducción, investigación, rescate, resguardo, rehabilitación,
exhibición, recreación, educación ambiental y aprovechamiento sustentable.23

El título vi, “Conservación de la Vida Silvestre”, enmarca las disposicio-


nes que regulan las tareas de conservación de las especies en riesgo y priori-
tarias, así como los procedimientos para su identificación (artículo 56) y sus
proyectos de recuperación. En cuanto a las especies en riesgo se precisa en el
artículo 58 que en las especies y poblaciones en riesgo estarán comprendidas
tanto las que están en peligro de extinción, como las amenazadas y las suje-
tas a protección especial.
Con relación a las especies prioritarias el artículo 61 especifica que la Se-
cretaría elaborará las listas de especies y poblaciones prioritarias para la con-
servación y las publicará en el Diario Oficial de la Federación. La inclusión
de especies y poblaciones a dicha lista procederá si las mismas se encuentran
en al menos alguno de los siguientes supuestos:
a) Su importancia estratégica para la conservación de hábitat y de otras
especies.
b) La importancia de la especie o población para el mantenimiento de la
biodiversidad, la estructura y el funcionamiento de un ecosistema o parte
de él.
c) Su carácter endémico, cuando se trate de especies o poblaciones en ries-
go.
d) El alto grado de interés social, cultural, científico o económico.24
Con base en las facultades que la lgeepa le confiere a las entidades fede-
rativas, el Gobierno del Estado emitió en noviembre de 1991 la Ley de Equi-
23 Ídem, pp. 70-71.
24 Ídem, pp. 80-82.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 487

librio Ecológico y Protección del Ambiente del Estado de Baja California Sur
como reglamentaria de la Constitución Política del Estado en materia de pre-
servación y restauración del equilibrio ecológico y la protección al ambiente,
haciendo sus disposiciones de orden público e interés social en el ámbito terri-
torial sobre el que ejerce su soberanía y jurisdicción. En materia de vida silves-
tre esta ley precisa que la fauna y flora silvestres son, respectivamente:

(…) las especies animales terrestres que subsisten sujetas a los procesos de se-
lección natural, cuyas poblaciones habitan temporal o permanentemente en el
territorio estatal y que se desarrollan libremente, incluyendo poblaciones me-
nores que se encuentren bajo explotación y control del hombre, así como los
animales domésticos que por su abandono se tornen salvajes y por ello sean
susceptibles de captura y apropiación.
(…) las especies vegetales terrestres, así como hongos, que subsisten sujetas a
los procesos de selección natural y que se desarrollan libremente en el territo-
rio estatal, incluyendo las poblaciones o especímenes de estas especies que se
encuentran bajo control del hombre.25

Los aspectos operativos de la lgeepa se concretan y explican en los diferen-


tes reglamentos que de ella se derivan. Señalamos a continuación entre estos
los que se encuentran relacionados con la conservación de la vida silvestre.
El Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección
al Ambiente en Materia de Ordenamiento Ecológico establece en sus dispo-
siciones generales que se observarán las definiciones previstas en la lgeepa
y las demás leyes aplicables. El programa de ordenamiento ecológico general
del territorio tendrá por objeto, entre otros, definir los lineamientos y estra-
tegias ecológicas necesarios para la promoción de la preservación, protec-
ción, restauración y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales
y el fortalecimiento del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas, la
protección de los hábitats críticos para la conservación de la vida silvestre,
las áreas de refugio para proteger especies acuáticas y otros instrumentos de
conservación de los ecosistemas y la biodiversidad.26

25 Ley de Equilibrio Ecológico y Protección del Ambiente del Estado de Baja California Sur,
Decreto No. 829, H. Congreso del Estado de Baja California Sur, p. 4.
26 Diario Oficial de la Federación, 8 de agosto de 2003, p. 45 (versión digital).
488 Del saqueo a la conservación

El artículo 28 de la lgeepa confiere a los estudios de evaluación del im-


pacto ambiental el establecimiento de las condiciones a que se sujetará la
realización de obras y actividades que puedan causar desequilibrio ecológi-
co o rebasar los límites y condiciones para proteger el ambiente y preservar
los ecosistemas; lo anterior a fin de evitar o reducir al mínimo los efectos
negativos sobre el ambiente de cualquier obra o actividad. En este sentido,
el Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al
Ambiente en Materia de Evaluación del Impacto Ambiental, publicado el
30 de mayo del año 2000 en el Diario Oficial de la Federación, es el resul-
tado de un proceso de actualización normativa, que tiene como propósito
reglamentar la lgeepa en materia de impacto ambiental federal. Por ello, le
compete a la actual semarnat evaluar el impacto ambiental y emitir las re-
soluciones correspondientes para los proyectos de obras o actividades.27 En
materia de impacto ambiental se requerirá autorización previa para poder
realizar diversas obras de desarrollo de infraestructura, así como actividades
pesqueras, acuícolas, agropecuarias y forestales que puedan poner en peligro
la preservación de una o más especies o causar daños a los ecosistemas. Las
manifestaciones de impacto ambiental pueden presentarse en las modalida-
des regional o particular.28

2. Instrumentos de política ambiental para la conservación y el


manejo sustentable de la vida silvestre
Las consideraciones legales y reglamentarias antes expuestas constitu-
yen el fundamento que permite la aplicación de los instrumentos de políti-
ca ambiental que promueven la conservación y el uso sustentable de la vida
silvestre en México. En este sentido, en Baja California Sur se cuenta con
algunas normas oficiales mexicanas aplicables y dos estrategias derivadas del
Programa de conservación de la vida silvestre y diversificación productiva en
el sector rural, México 1997-2000. Explicaremos los componentes generales
de cada uno de estos instrumentos y precisaremos cómo se han empleado en

27 Instituto Nacional de Ecología, Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la


Protección al Ambiente en Materia de Evaluación del Impacto Ambiental, semarnat-ine,
México, 2000, pp. 4-6 y 9 (versión digital).
28 Ídem, pp. 9-20 y 23.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 489

Baja California Sur para promover que el uso responsable de la vida silvestre
sea una alternativa de desarrollo sustentable tanto para las comunidades ru-
rales como para las urbanas.

2.1 Las Normas Oficiales Mexicanas más comúnmente empleadas en el


aprovechamiento de la vida silvestre sudcaliforniana
Las Normas Oficiales Mexicanas (nom) son un instrumento de política
ambiental destinado a la protección y adecuada regulación del manejo, apro-
vechamiento y conservación de los recursos naturales. Éstas pueden ser ex-
pedidas o modificadas sobre la base de lo establecido en la Ley Federal sobre
Metrología y Normalización y tienen por finalidad establecer las condiciones,
procedimientos, metas, parámetros y límites permisibles que deben obser-
varse para el aprovechamiento de los recursos naturales y el desarrollo de las
actividades económicas. Adicionalmente, toman en cuenta las condiciones
necesarias para el bienestar de la población y la preservación o restauración
de los recursos naturales y la protección al ambiente; también promueven
que los agentes económicos reorienten sus procesos y tecnologías para la
protección del ambiente y el desarrollo sustentable.29
Con fundamento en lo establecido por los artículos 84 y 87 de la lgeepa,
sobresalen las normas oficiales mexicanas que obedecen a diferentes necesi-
dades. Una de ellas es la nom-059-semarnat-2001, “Protección ambiental-
Especies nativas de México de flora y fauna silvestres-Categorías de riesgo y
especificaciones para su inclusión, exclusión o cambio-Lista de especies en
riesgo”, 30 cuya expedición se sustenta específicamente en diversos artículos
de diversas leyes.31 Esta norma se publicó originalmente el 16 de mayo de
1994 en el Diario Oficial de la Federación (nom-059-ecol-1994) para deter-
minar las especies y subespecies de flora y fauna silvestres terrestres y acuá-
ticas en peligro de extinción, amenazadas, raras y las sujetas a protección
29 Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Aplicación efectiva de…, op. cit., pp. 21-22.
30 Diario Oficial de la Federación, “nom-059-semarnat-2001”, 6 de marzo de 2002, Segunda
Sección (versión digital, a pesar del cambio de nominación de todas las Normas, por acuerdo
del 23 de abril del 2003, en la página de Internet aún llevan la anterior nominación nom-059-
ecol-2001).
31 Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, Reglamento Interior de la Secretaría de
Medio Ambiente y Recursos Naturales, Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección
al Ambiente, Ley General de Vida Silvestre y Ley Federal sobre Metrología y Normaliza-
ción.
490 Del saqueo a la conservación

especial, estableciendo especificaciones para su protección. Posteriormente,


el 22 de marzo de 2000, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la
modificación a la misma norma, en la cual se incluyó al pepino de mar (Isos-
tichopus fuscus), considerado inicialmente dentro de la categoría “en peligro
de extinción”, como “sujeto a protección especial”.
Esta categoría se origina porque la Ley General de Vida Silvestre (lgvs)
no incluyó la categoría de “rara” —citada en la nom-059- ecol-1994— y que
la información existente es insuficiente para precisar si ciertas especies de
este tipo se encuentran realmente en riesgo; por ello, se les ha considerado,
en forma precautoria, como “sujetas a protección especial” hasta contar con
la información necesaria para reclasificarlas. En este sentido, la ley incluyó
el concepto ecológico de población para aplicar a las acciones de protección,
conservación y aprovechamiento sustentable, ya que las características de
las poblaciones son de suma importancia en la consideración del riesgo, lo
que ofrece la posibilidad de clasificar algunas poblaciones de especies ame-
nazadas o en peligro de extinción en la categoría de “sujetas a protección
especial”. Los cetáceos también fueron considerados en dicha categoría para
fortalecer las medidas de protección establecidas en los ordenamientos de
pesca responsable en el país y en los tratados internacionales de protección
que México ha firmado en relación con ese orden.
Otro considerando respecto a las nuevas formas de clasificación en la
lgvs, es la introducción de la categoría “probablemente extinta en el medio
silvestre”, con la finalidad de intentar recuperar una especie supuestamente
extinta en su medio natural y actuar consecuentemente en caso de su hallaz-
go o reintroducción.
Debido al grado de deterioro y amenaza bajo el cual vive la flora y fauna
del país, al iniciar el presente milenio se reconoció la necesidad de actualizar
la información disponible sobre las especies silvestres aplicando un método
general y objetivo para determinar la inclusión, exclusión y cambio en las
categorías de riesgo. Fue en este contexto que se elaboró la nom-059-semar-
nat-2001, sustituyendo a la anterior. 32 Esta nueva nom tiene como objetivo
“identificar las especies o poblaciones de flora y fauna silvestres en riesgo
en la República Mexicana mediante la integración de las listas correspon-

32 Diario Oficial de la Federación, “NOM-059…”, op. cit., pp. 1-2 (ver aclaración nota 30).
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 491

dientes, así como establecer los criterios de inclusión, exclusión o cambio


de categoría de riesgo para las especies o poblaciones, mediante un método
de evaluación de su riesgo de extinción”.33 Establece que el aprovechamiento
y manejo de las especies y poblaciones en riesgo se llevará a cabo según lo
determinan los artículos 85 y 87 de la lgeepa y los demás aplicables de la Ley
General de Vida Silvestre. Por otro lado define las especies en riesgo como
aquellas incluidas en cualquiera de las siguientes categorías:
a) Probablemente extinta en el medio silvestre: Aquella especie nativa de
México cuyos ejemplares en vida libre dentro del territorio nacional han
desaparecido, hasta donde la documentación y los estudios realizados lo
prueban, y de la cual se conoce la existencia de ejemplares vivos, en con-
finamiento o fuera del territorio mexicano.
b) En peligro de extinción: Aquellas especies cuyas áreas de distribución
o tamaño de sus poblaciones en el territorio nacional han disminuido
drásticamente poniendo en riesgo su viabilidad biológica en todo su há-
bitat natural, debido a factores tales como la destrucción o modificación
drástica del hábitat, aprovechamiento no sustentable, enfermedades o
depredación, entre otros. (Esta categoría coincide parcialmente con las
categorías en peligro crítico y en peligro de extinción de la clasificación
de la iucn.) 34
c) Amenazadas: Aquellas especies, o poblaciones de las mismas, que
podrían llegar a encontrarse en peligro de desaparecer a corto o mediano
plazos, si siguen operando los factores que inciden negativamente en su
viabilidad, al ocasionar el deterioro o modificación de su hábitat o dismi-
nuir directamente el tamaño de sus poblaciones. (Esta categoría coincide
parcialmente con la categoría vulnerable de la clasificación de la iucn.)
d) Sujetas a protección especial: Aquellas especies o poblaciones que po-
drían llegar a encontrarse amenazadas por factores que inciden negati-
vamente en su viabilidad, por lo que se determina la necesidad de pro-
piciar su recuperación y conservación o la recuperación y conservación
de poblaciones de especies asociadas. (Esta categoría puede incluir a las
categorías de menor riesgo de la clasificación de la iucn.)
33 Ídem, p. 4.
34 La iucn, por sus siglas en inglés, es la Unión Internacional para la Conservación de la Natu-
raleza.
492 Del saqueo a la conservación

La lista de las especies y poblaciones de flora y fauna silvestres en cada


una de las categorías de riesgo se divide en anfibios, aves, hongos, invertebra-
dos, mamíferos, peces, plantas y reptiles. Está previsto que la participación
de los sectores académico, científico y social permitirá mantener actualizada
dicha lista. Para el caso de inclusión, cambio o exclusión de especies, subes-
pecies y poblaciones en las categorías de riesgo se aplicará como esquema ge-
neral el Método de Evaluación de Riesgo de Extinción de Especies Silvestres
de México (“Anexo normativo i” de esa norma) y se utilizarán los criterios
de evaluación, riesgo, distribución, singularidad y abundancia, asociación,
manejo y de exclusión.
Si bien la nom-059 tiene una cobertura general, existen normas que se han
emitido para la protección y aprovechamiento sustentable de alguna especie
en particular. En este sentido y en el marco del patrimonio natural sudcalifor-
niano, la especie que ha logrado mejor manejo es la ballena gris (Eschrichtius
robustus). La historia de la conservación de esta especie inició en el plano in-
ternacional, ya que México fue uno de los países pioneros en la protección de
las ballenas. En 1933 se adhirió a la Convención de Ginebra para la protección
de Ballenas y en 1948 formalizó su adhesión a la Convención Internacional y
Protocolo para la Reglamentación de la Caza de la Ballena. En el plano nacio-
nal, en enero de 1972 se declaró a la Laguna Ojo de Liebre, Baja California Sur,
como zona refugio para ballenas y ballenatos, y en julio de 1979, sucedió lo
mismo para la Laguna San Ignacio. La preocupación por proteger a la ballena
gris fue una de las razones para que el 30 de noviembre de 1988 se decretara
la creación de la Reserva de la Biósfera “El Vizcaíno” (revibi),35 municipio de
Mulegé, Baja California Sur, incluyendo así al sistema de protección de esos
cetáceos las lagunas Manuela y Guerrero Negro. La importancia de estas áreas
fue reconocida a nivel internacional en 1993, cuando la Organización de las
Naciones Unidas emitió la inscripción del Complejo Lagunar Ojo de Liebre y
San Ignacio en la lista de Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad.
El aprovechamiento sustentable de las ballenas, tiene por base la nom-131-
semarnat-1998 que establece lineamientos y especificaciones para el desa-
rrollo de actividades de observación de ballenas, relativas a su protección y la

35 Ver capítulo 9 dedicado a los Procesos de conservación a través de la creación y manejo de


áreas naturales protegidas.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 493

conservación de su hábitat.36 Esta norma considera que existen espacios na-


turales donde anual y permanentemente estos mamíferos completan proce-
sos biológicos fundamentales como la reproducción, crianza y alimentación.
Por lo tanto, fue elaborada para asegurar que esos procesos pudieran llevarse
a cabo en óptimas condiciones, pero favoreciendo además que constituyeran
una fuente de beneficios a largo plazo para las comunidades que comparten
el hábitat de las ballenas. Por ello, la norma toma en cuenta que un gran nú-
mero de visitantes se interesa en la observación de esos fenómenos naturales
y que este interés podría representar un riesgo al hábitat pero, también, si
es manejado adecuadamente, podría significar una oportunidad de aprove-
chamiento productivo. La nom-131 también reconoce la importancia de la
observación con fines de investigación científica, ya que es fundamental para
generar información sobre los efectos de las actividades de observación so-
bre las ballenas y su hábitat. 37 En este contexto, dicha norma establece que
la observación de ballenas consiste en su aprovechamiento no extractivo a
través del acercamiento visual en su ambiente natural con fines: recreativos
(que debe realizarse en embarcaciones registradas ante la semarnat), cien-
tíficos, educativos o publicitarios. Estas actividades sólo pueden realizarse en
zonas sujetas a control38 y en zonas restringidas39. La observación de ballenas
dentro de Áreas Naturales Protegidas queda sujeta a los lineamientos esta-
blecidos en el programa de manejo de cada una de ellas. En Baja California
Sur, este último caso corresponde a las actividades desarrolladas en las la-
gunas incluidas en la rebivi. Pero la actividad de avistamiento de la ballena
gris es también muy importante en Bahía Magdalena, que no forma parte
de ninguna área natural protegida, y para cuyo caso el ordenamiento de la
actividad reposa por completo en la nom que ahora analizamos.

36 “nom-131-semarnat-1998”, http://portal.semarnat.gob.mx/marco_juridico/ecol/nom_131.
zip (04.09.04). Esta norma se expidió con base en varios artículos de las Leyes Orgánica de la
Administración Pública Federal, General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambi-
ente, y Federal sobre Metrología y Normalización.
37 Ídem, pp. 1-3.
38 Porciones de las aguas de jurisdicción federal delimitadas por la Secretaría dentro de las áreas
de observación de ballenas donde se desarrollarán las actividades de observación de ballenas
con fines recreativos y educativos o publicitarios, sólo a través de prestadores de servicios.
39 Porciones de las aguas de jurisdicción federal delimitadas por la Secretaría, dentro de las áreas
de observación, donde sólo se podrán desarrollar las actividades de observación de ballenas
con fines científicos.
494 Del saqueo a la conservación

La nom-131-semarnat-1998 tiene como referencia la nom-059-semar-


nat-2001 y su finalidad es la de establecer “los lineamientos y especificacio-
nes a los que deberán sujetarse las actividades de observación de ballenas,
para garantizar su protección y conservación y la de su medio natural y es
de observancia obligatoria para todos aquellos que realicen dichas activida-
des.”40 Se entiende por ballena a todas las “especies y ejemplares de especies
de mamíferos marinos agrupadas en el suborden Mysticeti que se distribu-
yen en algún momento de su ciclo de vida en el territorio nacional: ballena
gris (Eschrichtius robustus); ballena jorobada (Megaptera novaenagliae);
ballena azul (Balaenoptera musculus); ballena boreal o rorcual de Rudolphi
(B. borealis); rorcual común (B. physalus); rorcual tropical (B. edeni); ror-
cual pequeño (B. acutorostrata) y ballena franca (Eubalaena glacialis).”41
Finalmente, como parte de los esfuerzos para la conservación de las ba-
llenas, el 24 de mayo de 2002 se publicó en el Diario Oficial de la Federa-
ción el acuerdo por el que se establece como área de refugio para proteger
a las especies de grandes ballenas de los subórdenes Mysticeti y Odontoceti,
las zonas marinas que forman parte del territorio nacional y aquellas sobre
las que la nación ejerce su soberanía y jurisdicción, convirtiéndose los mares
mexicanos en un santuario ballenero, el área protegida más grande del país y
el santuario nacional para ballenas más grande del mundo. Abarca aproxima-
damente tres millones de kilómetros cuadrados en la que “21 especies de ce-
táceos mexicanos tendrán protección: ballena azul, ballena minke, ballena de
Bryde, ballena de Sei, ballena común o de aleta, ballena jorobada, ballena gris,
ballena franca, cachalote, cachalote pigmeo, cachalote enano, mesoplodonte
pigmeo, mesoplodonte japonés, mesoplodonte antillano, Zifio de Cuvier, Zi-
fio de Baird, ballena piloto, orca, orca falsa, orca pigmea, calderón pigmeo.”42
La decidida posición conservacionista de México respecto a las ballenas,
y en especial respecto a la ballena gris en Baja California Sur, contrasta con
la triste historia de depredación y explotación despiadada que se dio en estas
mismas lagunas, ahora convertidas en santuarios. Entre 1846 y 1875 la balle-
na gris fue sobrexplotada al grado de amenazar la especie con su extinción. Su
pesca se realizó exclusivamente por balleneros norteamericanos. Fue el capi-

40 «semarnat, nom -131… », op. cit., pp. 4-5.


41 Ídem., pp. 5-6.
42 Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Aplicación efectiva de…, op. cit., p. 19.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 495

tán Charles Melville Scammon quien innovó la pesca de estos mamíferos en la


Laguna Ojo de Liebre, donde las características naturales de la zona ofrecían
un campo de matanzas semejantes a las de un corral; se estimó entonces que
esta área albergaba una población de cuatro mil a cinco mil ballenas. En 1858-
1859 Scammon capturó 47 ballenas que le generaron un cargamento de más de
mil barriles de aceite. La pesca en Ojo de Liebre fue tan intensa que en tan sólo
cinco años ya no fue productiva.
Inicialmente la ballena gris no fue requerida por su aceite, ya que éste era
espeso y oscuro en comparación con el de otras especies. El principal recurso
que interesaba de estas ballenas fue el esperma. No obstante, debido a la esca-
sez de otras especies de ballenas en el Pacífico norte, también el aceite de las
grises fue aprovechado. Vale la pena señalar que de la extraordinaria riqueza
que los balleneros sacaron de las aguas sudcalifornianas el fisco mexicano no
obtuvo un centavo, ya que no sólo la explotación era furtiva, sino que además
fue solapada por el gobierno federal para evitar cualquier roce con el poderoso
país del norte. De estas matanzas, los sudcalifornianos, además de la peste y
el desastre ecológico que implicó, únicamente obtuvieron el beneficio de un
muy marginal comercio al vender a los balleneros algunos productos agrícolas.
También es importante señalar que el desastre ambiental no sólo fue producto
de la caza de las ballenas, sino que también fue provocado por la deforestación
causada por la extracción de leña necesaria para el beneficio del aceite. Igual-
mente se le suman la pesca de abulón y la de otros mamíferos marinos que los
estadunidenses recogían de paso.
La ballena gris se salvó de la extinción por la sustitución del aceite de ba-
llena por petróleo como combustible a partir de 1870, y no por alguna medida
tomada para su protección. Scammon estimó que durante 28 años de pesca en
las costas bajacalifornianas se capturaron 10,800 ballenas —sin incluir a los
ballenatos—, sobre una población que en 1853 oscilaba entre 30 mil y 40 mil.
Hacia 1874, la sobreexplotación, aunada a la mortalidad natural y a la drástica
disminución de nacimientos debido a la matanza de las hembras, mermó la
población en cerca de 75 por ciento.43
Hacemos memoria de esta depredación dramática no sólo por el contraste
con la situación actual, sino porque al pasar del saqueo a la conservación se
43 Martha Micheline Cariño Olvera, Historia de las relaciones hombre-naturaleza en Baja Ca-
lifornia Sur, 1500-1940, uabcs-sep-fomes, México, 1996, pp. 129-133.
496 Del saqueo a la conservación

logró la recuperación de la especie, además de que en su aprovechamien-


to sustentable han encontrado los sudcalifornianos un extraordinario recurso
natural. De hecho, la especie emblemática del turismo alternativo en Baja Cali-
fornia Sur es la ballena gris. Aunque los dos frentes marítimos de la península
se encuentran poblados por varias especies de ballenas a lo largo de todo el
año, la actividad de avistamiento de los cetáceos se ha concentrado en ésta en
particular. Probablemente se debe a que es una especie cuyo ciclo migratorio
se encuentra muy bien definido en tiempo y espacio. Entre diciembre y abril,
en los sistemas lagunares de las costas del Océano Pacífico, esta especie de
ballena viene a reproducirse y ha encontrado en la protección que le brinda el
Estado mexicano una circunstancia favorable para incrementar su población
y familiarizarse con los seres humanos. Hay una dimensión económica sig-
nificativa en ello, ya que estos grandes mamíferos marinos, al acercarse a las
embarcaciones para ver y ser vistas por los visitantes, al aparearse, dar a luz,
enseñar a nadar a sus ballenatos y comer dando piruetas, constituyen uno de
los espectáculos de observación de animales más excepcionales del mundo.
Como si retribuyeran al pueblo de México el cuidado que les ha brindado
salvándolas de la extinción, la ballena gris se ha constituido en una fuente de
ingreso para un número importante de familias sudcalifornianas.
Nos interesa subrayar que el proceso preparatorio que han implicado todas
las medidas de protección y manejo de esta especie, constituyen el sustento
que ha generado el círculo virtuoso establecido entre ballenas y seres humanos.
Este logro contundente de los esfuerzos de conservación demuestra que es po-
sible establecer relaciones equilibradas entre la sociedad y la naturaleza, y que
éstas redundan en la concreción del desarrollo sustentable y en el incremento
de la calidad de vida de las poblaciones humanas y animales involucradas.
Conforme a lo establecido por la nom-131 sólo las embarcaciones regis-
tradas y autorizadas por la semarnat pueden transportar a los turistas para
realizar el avistamiento de los cetáceos. Así, en el complejo lagunar de Ba-
hía Magdalena se encuentran registradas y autorizadas 96 embarcaciones
distribuidas en los puertos de San Carlos y López Mateos, asignadas a diez
prestadores de servicios turísticos. De estas unidades, tres son organizacio-
nes de lancheros cuyos miembros, en su mayoría, pertenecen a alguna so-
ciedad cooperativa que cuenta con permisos de pesca comercial; los otros se
han constituido en siete pequeñas empresas de ecoturismo. En Puerto San
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 497

Carlos la semarnat ha otorgado seis permisos para la Unión de Lancheros


y Servicios Turísticos de Puerto San Carlos, A.C.; Soto Tour’s; Mar y Aven-
turas, S.A. de C.V.; Brennen y Asociados, S.A de C.V.; Bag May Tours y Baja
Expeditions de México, S.A. de C.V. En la localidad de Puerto Adolfo López
Mateos se han autorizado cuatro permisos para la Unión de Lancheros Tu-
rísticos Adolfo López Mateos, A.C.; Sociedad Cooperativa de Servicios Tu-
rísticos Aquendi de López Mateos, S.C.L.; y los particulares Sergio García
Tapia y Juana Rosas Murillo. Cabe mencionar que, a pesar de que en Puerto
San Carlos se tienen registradas 40 embarcaciones, la capacidad de carga de
este cuerpo de agua sólo permite la navegación simultánea de 36 embarca-
ciones menores. Este límite tiene la finalidad de no exceder los niveles per-
misibles de ruido que pudieran alterar o perturbar a las propias ballenas en
su comportamiento normal. Para el caso de Puerto López Mateos la capaci-
dad de carga autorizada es sólo de 27 embarcaciones menores. En ambos ca-
sos la manera de controlar esta disposición es a través de los distintivos que
otorga la propia Secretaría: si alguna embarcación se encuentra realizando
actividades de avistamiento sin el distintivo correspondiente es retirada y se
le aplica una multa.
Para la población de ambas localidades, el avistamiento de ballenas es
una actividad que genera ingresos directos e indirectos que complementan
los que obtienen por sus actividades el resto del año, y que son fundamen-
talmente los derivados de la pesca comercial. De hecho es una ayuda signifi-
cativa, porque durante los meses de avistamiento hay fuertes vientos que les
impiden salir a la pesca. Como ejemplo, en la temporada de 2003 las comu-
nidades de San Carlos y López Mateos tuvieron ingresos por alrededor de
un millón 800 mil pesos y por más de 300 mil pesos, respectivamente. Hay
que mencionar que la observación de ballenas también se asocia, en algunos
casos, con campamentos, alimentación y transporte.
La otra región importante para el avistamiento de la ballena gris son los
complejos lagunares incluidos en la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno: La-
guna Ojo de Liebre y Laguna San Ignacio. En estas zonas los permisos son
autorizados por la semarnat y entregados a través de la Dirección de la Re-
serva, siguiendo las disposiciones de la nom-131 y el Programa de Manejo de
la propia Reserva, y con la participación de la población, de los prestadores
de servicios turísticos, autoridades competentes y turistas.
498 Del saqueo a la conservación

Para las Lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio, las capacidades de carga
son de 19 y 17 embarcaciones menores, respectivamente. En la temporada
2005 se autorizaron las 36 embarcaciones para ambas lagunas, y en Ojo de
Liebre fueron operadas por ocho unidades económicas,44 de ellas dos son or-
ganizaciones de pescadores que agrupan en total a 25 socios con actividades
de pesca comercial (almejas mano de león y chocolata, escama, lisa, pulpo,
jaiba y callo de hacha). En San Ignacio las autorizaciones fueron operadas por
siete prestadores de servicios turísticos.45
El avistamiento de la ballena gris significa actualmente la posibilidad de
diversificación de las actividades de pesca comercial, generando en la región
una actividad alternativa y sustentable que además tiene un efecto multi-
plicador. En estas comunidades, el turismo ha generado el desarrollo de
actividades asociadas al avistamiento entre las que destacan: campamentos,
recorridos a las pinturas rupestres, kayaquismo, observación de flora y fauna
silvestres, etc. Esto ha resultado en el aprovechamiento productivo y susten-
table de otros recursos naturales, aportando otras fuentes de ingreso a las
comunidades en la región.
Este círculo virtuoso también ha repercutido en el desarrollo de activi-
dades culturales. En efecto, desde 1993, durante los fines de semana del mes
de febrero en la temporada de ballenas,46 se celebran diversas actividades
que constituyen los Festivales de la Ballena Gris en Guerrero Negro, Puerto
Adolfo López Mateos y Puerto San Carlos.47 En estos eventos hay una gran
afluencia de turistas tanto nacionales como extranjeros. Consisten en una
muestra de expresiones artísticas y en programas de educación ambien-

44 Malarimo Tours; Mario’s Tours; Exportadora de Sal; Laguna’s Tours; N.C.P.E. Benito Juárez;
S.C.P.P. Bahía Vizcaíno; S.C.P.P. Pescadores Unidos de Guerrero Negro y S.C. Águilas Pesca-
doras.
45 Pachico´s Tours; Rancho La Rinconada; Campo Cortez; Kuyima Tours; Rancho San Cristó-
bal; Felipe H. Fisher Lucero y Bernard R. Thomson.
46 Información proporcionada por Concepción Talamantes Cota, Jefa del Departamento de
Promoción de la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado, 11 de noviembre de 2005.
47 Desde 1994, en Puerto Adolfo López Mateos se realiza el Festival de la Ballena; informa-
ción proporcionada por José Villavicencio, Secretario de la Delegación Municipal el 28 de
noviembre de 2005. En Puerto San Carlos este Festival se realiza desde 1996; información
proporcionada por Ernesto Prieto Urías, Delegado Municipal el 28 de noviembre de 2005.
En Guerrero Negro el Festival se realiza desde 1993; información proporcionada por la Lic.
Ma. del Carmen Trujillo Dorantes, responsable del programa de educación ambiental de la
rebivi el 28 de noviembre de 2005.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 499

tal cuya finalidad es destacar las diversas manifestaciones y beneficios de la


integración de las comunidades regionales con las ballenas y con el medio
ambiente en general.
En síntesis, el caso de la protección de la ballena gris representa a nuestro
parecer un ejemplo contundente de desarrollo sustentable y un indicador de
éxito indiscutible en la política ambiental de conservación y manejo de la
vida silvestre. Ambas poblaciones, los sudcalifornianos y las ballenas, se han
visto favorecidos por la buena aplicación de la nom-131 y por la observancia
de las regulaciones que permiten realizar una actividad ecoturística sin po-
ner en riesgo ni la especie ni su hábitat. La sinergia entre conservación del
ambiente y beneficio socioeconómico ha generado un círculo virtuoso que
vale la pena tomar como ejemplo para aplicarlo en casos semejantes.
Otra Norma Oficial Mexicana relacionada con la conservación y el ma-
nejo de la vida silvestre es la nom-022-semarnat-2003, “que establece las
especificaciones para la preservación, conservación, aprovechamiento sus-
tentable y restauración de los humedales costeros en zonas de manglar”.48
Esta norma considera que:

es urgente instrumentar medidas y programas que protejan la integridad de los


humedales costeros, protegiendo y, en su caso, restaurando sus funciones hidro-
lógicas, de contigüidad, de mantenimiento de la biodiversidad, y de estabilización
costera, con medidas que restablezcan su cobertura vegetal y flujo hidrológico,
evitando su deterioro por el cambio de uso de suelo, canalización indiscriminada,
apertura de bocas en lagunas y esteros, e interrupción o desvío de agua dulce o
circulación en el humedal costero que incremente el asolvamiento, el aumento en
la salinidad, la reducción de la productividad, la pérdida de hábitat de reproduc-
ción y crianza de larvas de especies marinas, y el asolvamiento.49

48 Diario Oficial de la Federación, “nom-022-semarnat-2003”, 10 de abril de 2003, primera


sección (versión digital).
49 Ídem, p. 26. Esta nom se expidió con fundamento en lo dispuesto por diversos artículos de
la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal; del Reglamento Interior de la Secre-
taría de Medio Ambiente y Recursos Naturales; de la Ley General del Equilibrio Ecológico
y la Protección al Ambiente; del Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la
Protección al Ambiente en Materia de Impacto Ambiental; de las Leyes Forestal y General de
Vida Silvestre, y de la Ley Federal sobre Metrología y Normalización y su Reglamento.
500 Del saqueo a la conservación

Por humedal costero se entiende aquella unidad hidrológica que contenga


comunidades vegetales de manglar, caracterizándose por sus funciones hidro-
lógicas y de contigüidad, de la regulación del clima, estabilización de la cos-
ta, además de la producción primaria que mantiene la biodiversidad marina
y terrestre que depende de ellos. Esta producción es particularmente impor-
tante para mantener la cadena trófica del estuario, la zona marina aledaña,
los arrecifes de coral y la dinámica poblacional de especies marinas pelágicas.
Aunado a lo anterior “la diversidad biológica de una zona de manglar no se
puede considerar de manera aislada, ya que el manglar es el sitio de forrajeo,
caza, refugio, anidación, crecimiento y alimentación para muchas especies
de fauna de los ecosistemas con los cuales hace conexión, y de esta manera
constituyen corredores biológicos que dan continuidad a los ecosistemas.”50
En este sentido, los humedales costeros proveen sitios esenciales para la repro-
ducción, anidación, alimentación para aves acuáticas residentes o temporales,
mamíferos, reptiles y anfibios. A nivel mundial estos ecosistemas dan sustento
aproximadamente a una tercera parte de todas las especies raras y en peligro
de extinción y muchas especies de plantas también en peligro se distribuyen en
ellos. Por ello, esta norma tiene como objetivo definir las especificaciones que
regulen el aprovechamiento sustentable en humedales costeros, previniendo
su deterioro, fomentando su conservación y su restauración.51
La nom-022 ha generado gran polémica ya que limita el desarrollo de
infraestructura y actividades económicas en las zonas costeras cubiertas por
manglar. Por una parte, los actores sociales conocedores y preocupados por
los servicios ambientales que brindan estos ecosistemas promueven la apli-
cación de la norma tal y como fue decretada el 10 de abril de 2003. De hecho
esta norma se elaboró entonces precisamente con la finalidad de reconocer
la importancia de los manglares y de promover su protección, restauración
y uso responsable. Pero los empresarios, especialmente los de la industria
turística —que consideran que la norma limita sus actividades—, han hecho
todo lo posible por promover su modificación. De hecho la presión política
que ejercieron fue tal que lograron su cometido.
El 7 de mayo del 2004 en el Diario Oficial de la Federación se publicó el
acuerdo que adiciona la especificación 4.43 a esta norma. Este punto esta-
50 Ídem., pp. 29-30.
51 Íd., p. 34-36.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 501

blece que podrán exceptuarse las prohibiciones estipuladas en los puntos


4.14 y 4.16 referentes a la distancia de 100 metros que respecto al límite de la
vegetación de la zona de manglar debía guardar la realización de actividades
productivas o construcción de cualquier obra. También brinda la posibilidad
de exceptuar las prohibiciones precisadas en los puntos 4.4 y 4.22 que limi-
tan la construcción de infraestructura marina fija (o cualquier otra obra) e
infraestructura acuícola en áreas de vegetación de manglar. Con esta adición
se considera que dichas actividades pueden llevarse a cabo, aunque afecten la
zona de manglar, siempre y cuando en el informe preventivo o manifestación
de impacto ambiental se establezcan medidas de compensación en beneficio
de los humedales y se obtenga la autorización del cambio del uso de suelo
correspondiente.52
La adición hecha en 2004 a la nom-022 fue un embate a los procesos de
conservación y desarrollo sustentable que no sólo afectó a Baja California
Sur, sino a todas las zonas costeras de México. No obstante, la presión de la
sociedad civil organizada ante la indiferencia que había mostrado el gobier-
no federal frente a la necesidad de proteger estos frágiles ecosistemas esen-
ciales para el bienestar del mar, tuvo éxito. Las críticas al mañoso acuerdo
4.43, que dejaba sin efecto la protección de los manglares establecidos en la
nom-022, tuvieron por resultado que la semarnat emprendiera la revisión
completa de esa nom. La finalidad de los grupos de trabajo que se reunieron
entre junio del 2005 y febrero del 2006 fue la de recuperar el espíritu original
de la nom-022 y mejorar los criterios y los medios por los cuales los mangla-
res efectivamente pudieran ser protegidos. Así, el objetivo de la modificación
fue: “establecer criterios básicos para la evaluación de obras y actividades que
se pretendan realizar en ecosistemas con comunidades de manglar (sin ex-
ceptuar otros requerimientos referentes a la evaluación de impacto ambien-
tal”.53 El resultado del trabajo de expertos (de los sectores académico, ong,
privado, gubernamental) debía permitir elaborar los lineamientos de políti-
ca ambiental (instrumentos, normatividad, marco jurídico, procedimientos
52 Diario Oficial de la Federación, “acuerdo que adiciona la especificación 4.43 a la Norma
Oficial Mexicana nom-022-semarnat-2003, Que establece las especificaciones para la pre-
servación, aprovechamiento sustentable y restauración de los humedales costeros en zonas
de manglar”, Segunda Sección, pp. 61-62 (versión digital).
53 Consejos. semarnat.gob.mx/regiones/r-sse/2005-2007/sesiones_ordinarias/22_sesion/ppts/
nom022.ppt
502 Del saqueo a la conservación

de restauración y mitigación) que fundamentara la revisión de la nom-022.


Entre las ventajas de la nueva estructura sobresale la aspiración de que “no
solo mantiene el nivel de conservación de las comunidades de manglar; si
no que asegura que con el tiempo se incrementará el área total de manglar
conservado en el país”.54
Para enfatizar la protección de los ecosistemas de manglar y de su zona
de influencia, prohibiendo cualquier obra o actividad que afecte a su integra-
lidad, el 7 de febrero del 2007 se modificó el artículo 60 de Ley General de
Vida Silvestre. Pero en La Paz, las modificaciones hechas tanto a la nom-022
en el 2006, como a la Ley General de Vida Silvestre en el 2007, llegaron tarde,
pues las adiciones hechas a la nom-022 en el 2004 sustentaron las autoriza-
ciones que permitieron al desarrollo inmobiliario “Paraíso del Mar” deterio-
rar los manglares del Mogote y destruir para siempre el excepcional paisaje
del horizonte paceño.55
Menos conocida y controversial (en comparación con la nom-022) es
la nom-126-semarnat-2000, “por la que se establecen las especificaciones
para la realización de actividades de colecta científica de material biológico
de especies de flora y fauna silvestres y otros recursos biológicos en el territorio
nacional”.56 Esta norma, emitida con base en diversos instrumentos legales, 57
considera la necesidad de conservar y aprovechar de manera racional y sus-
tentable a las especies de flora y fauna silvestres, así como la importancia que
tiene la investigación científica para incrementar el conocimiento de los re-
cursos naturales en un país megadiverso. Así, esta norma tiene por objetivo
establecer “las especificaciones para la realización de actividades de colecta
científica de material biológico de flora y fauna silvestres y otros recursos
biológicos en el territorio nacional.”58 Por ello es de observancia obligatoria

54 Idem.
55 Para conocer más detalles sobre este asunto, referirse al Capítulo 17 Procesos de conserva-
ción impulsados por la gestión de las Organizaciones No Gubernamentales que trabajan en
B. C. S., apartado 4.3.
56 semarnat, “nom-126-semarnat-2000”, http://portal.semarnat.gob.mx/dof/textos/20032001.
zip (04.09.05).
57 Diversos artículos de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal; del Reglamento
Interior de la entonces Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, de la Ley
General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente; y de la Ley Federal sobre Me-
trología y Normalización.
58 semarnat, «nom-126…», op. cit., p. 2-3.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 503

para quienes realizan actividades de colecta científica temporal o definitiva,


de especies de flora y fauna silvestres, así como de otros recursos biológi-
cos. Compete a la semarnat otorgar “la autorización para realizar colecta
científica, en función de la cantidad del material biológico de las especies
a colectar, el sitio de colecta, la metodología y la duración de la colecta, de
conformidad con los criterios de preservación y el aprovechamiento susten-
table establecidos en la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al
Ambiente”.59
Para mitigar los efectos adversos ocasionados por el aprovechamiento fo-
restal se emitieron dos normas, la nom-060-semarnat-1994, “Que estable-
ce las especificaciones para mitigar los efectos adversos ocasionados en los
suelos y cuerpos de agua por el aprovechamiento forestal”,60 y la nom-061-
semarnat-1994, “Que establece las especificaciones para mitigar los efectos
adversos ocasionados en la flora y fauna silvestres por el aprovechamiento
forestal”.61 La primera se ocupa especialmente de las consecuencias sobre
suelos y cuerpos de agua, y la segunda de aquellas que repercuten en la
flora y fauna silvestres. Los aprovechamientos forestales podrán realizarse
con base en un programa de manejo que considerará, entre otros aspectos,
el hábitat y la cobertura de desplazamiento de especies de fauna silvestre y
el uso de especies nativas para la reforestación. Las personas que se dedican
a esta actividad no deben utilizar la flora y fauna silvestre como alimento y
tienen la obligación de prevenir los incendios forestales. Las especies de flora
silvestre en peligro de extinción deben estar segregadas del área de aprove-
chamiento. En caso de que se solicite el aprovechamiento forestal en áreas
que contengan especies de flora o fauna silvestres consideradas como raras,
amenazadas, en peligro de extinción o sujetas a protección especial, se debe
presentar la manifestación de impacto ambiental, entre otros requisitos.

59 Ídem, p. 5
60 semarnat, “nom-060-semarnat-1994”, http://portal.semarnat.gob.mx/marco_juridico/
ecol/nom060eco1994.zip (04.09.05), pp. 2 y 5.
61 semarnat, “nom-061-semarnat-1994”, http://portal.semarnat.gob.mx/marco_juridico/
ecol/nom061eco1994.zip (04.09.05), pp. 2 y 4.
504 Del saqueo a la conservación

2.2 Las estrategias derivadas del Programa de conservación de la vida


silvestre y diversificación productiva en el sector rural, México, 1997-
2000
A partir de 1996, la Dirección General de Vida Silvestre del Instituto Na-
cional de Ecología (ine), quedó a cargo de la conducción de la política y de
los mecanismos de regulación y fomento en materia de la vida silvestre. Las
estrategias programáticas que para tal efecto estableciera debían derivarse
del Programa de Medio Ambiente 1995-2000.

En este programa se consideró que la política ambiental respectiva debía avan-


zar de una gestión exclusivamente regulatoria hacia una política de promoción,
fomento y diversificación de las actividades económicas tradicionales que se
realizan en el medio rural, tomando en cuenta la abundante existencia de espe-
cies silvestres de interés comercial o útiles para el bienestar de las poblaciones
rurales, por sus usos comestibles, turísticos, cinegéticos, medicinales e indus-
triales, entre otros.62

Esta orientación fue tomada en cuenta para la elaboración del Programa de


conservación de la vida silvestre y diversificación productiva en el sector rural,
México 1997-2000 cuya finalidad en materia de vida silvestre y su hábitat con-
siste en que “se logre mantener y promover la restauración de su diversidad e
integralidad así como incrementar el bienestar de los habitantes que, directa
o indirectamente, se benefician con el aprovechamiento de tales recursos”.63
La conservación de la vida silvestre es fundamental para alcanzar la sustenta-
bilidad, es decir el aprovechamiento productivo a largo plazo y en beneficio de
la sociedad de las especies de flora y fauna silvestres. Por ello ha sido necesario
establecer instrumentos y normas de uso responsable integrando un sistema
funcional y de reciprocidad entre la conservación, el aprovechamiento pro-
ductivo y el beneficio de las comunidades derivado de éste.
Son dos las estrategias centrales derivadas del citado programa: el Sistema
de Unidades para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable
de la Vida Silvestre (suma) y los Proyectos de Recuperación de Especies Prio-
ritarias (prep). Ambas estrategias han sido aplicadas exitosamente en Baja
62 Instituto Nacional de Ecología, Protegiendo al ambiente…, op. cit., p. 57.
63 Ídem, p. 57.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 505

California Sur, como tendremos oportunidad de explicar más adelante. Sin


embargo es importante mencionar que estas estrategias no fueron formu-
ladas como compartimentos estancos, ya que es deseable que se establezca
una vinculación entre ambas y que se genere una complementariedad entre
éstas y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (sinap). Además, recorde-
mos que estas estrategias de política ambiental se sustentan en el marco legal
y normativo que hemos explicado. Por ello, aunque para fines de análisis nos
veamos obligados a exponer de manera separada cada uno de los instrumen-
tos de la política ambiental mexicana, debemos siempre considerar que se
trata de un entramado complejo en el cual cada elemento tiene una función
indispensable pero complementaria. Una vez que hayamos explicado por se-
parado las particularidades de cada una de las dos estrategias, señalaremos
algunos ejemplos para exponer la sinergia que entre ellas se ha establecido
en Baja California Sur.
Derivado del hecho de que gran parte del territorio nacional se encuentra
sujeto a procesos graves de deterioro y que —como tal— su incorporación al
sinap no tiene sentido, fue necesario formular alternativas de conservación
que persiguieran fines similares pero sin que fuera necesario decretar mayor
superficie como área protegida. Considerando estos criterios, se constituyó
el suma “que en la práctica ha demostrado su capacidad de integración de
una superficie similar en tamaño al del sinap, en donde ambas, por la for-
ma en que se complementan, sinergizan y potencian los procesos de conser-
vación”.64 Es por ello que el suma proporciona las alternativas productivas
bajo criterios de sustentabilidad, disminuyendo las presiones que los grupos
humanos ejercen sobre estas áreas protegidas. De igual manera, el suma,
dentro o fuera de las áreas protegidas, promueve la realización de estudios
mejor sustentados técnicamente, que generan mayor información y aumen-
tan el conocimiento sobre las especies, hábitats y ecosistemas. Prueba de ello
y también como parte de la complementariedad, es la instrumentación de los
Proyectos de Conservación y Recuperación de Especies Prioritarias (prep).65
El suma integró en un solo concepto lo que se conocían como vive-
ros, jardines botánicos, zoológicos, criaderos y ranchos cinegéticos, entre

64 Instituto Nacional de Ecología, Estrategia Nacional..., op. cit., p. 42.


65 Ídem, pp. 42-44.
506 Del saqueo a la conservación

otros.66 La diversificación de propósitos y actividades que se busca obtener


a través de las Unidades para la Conservación, Manejo y Aprovechamien-
to Sustentable de la Vida Silvestre (uma) adquieren particular relevancia
al integrarse como sistema, ya que en este mecanismo se incorpora una
gran superficie de ecosistemas que se conservan y se renuevan, mante-
niendo de manera global los bienes y servicios ambientales y la riqueza
genética en casi todos los ecosistemas del país, a la vez que se crean co-
rredores biológicos que mantienen la diversidad genética de las especies.
Simultáneamente se promueve la corresponsabilidad en la conservación
y usufructo de la vida silvestre, generando en la población conciencia y
capacitación sobre su manejo y aprovechamiento. Otro aspecto positivo
es el fomento del comercio legal en contra del tráfico ilegal y el furtivis-
mo. Por otra parte, el suma mantiene y mejora los hábitats de un gran
número de especies que conviven con las que se pretenden aprovechar.
Desde el punto de vista técnico, la incorporación de las tasas de aprove-
chamiento que se autorizan depende de la información obtenida de los
estudios poblacionales (técnica y científicamente sustentados) integrados
a los planes de manejo de cada uma.67
Las uma promueven la diversificación de las actividades productivas
con base en el principio de conservación-aprovechamiento de los recursos
naturales, generando empleos y mayores ingresos para la población rural,
que adquieren significado como beneficios derivados de la conservación de
la biodiversidad y de los servicios ambientales.68 El uso racional, ordenado y
planificado de los recursos naturales ha frenado el deterioro ambiental y ha
modificado las prácticas que permitían e inducían al uso abusivo de la vida
silvestre. Estas unidades pueden “funcionar como centros productores de
pies de cría, como bancos de germoplasma, como alternativas de conser-
vación y reproducción de especies, de labores de investigación, educación
ambiental, capacitación, así como de unidades de producción de ejemplares,
partes y derivados que pueden ser incorporados a los diferentes circuitos del
mercado legal”.69
66 Íd., p. 31.
67 Íd., pp. 32-40.
68 Los servicios ambientales son el conjunto de beneficios de interés social que se derivan de la
vida silvestre y su hábitat.
69 Instituto Nacional de Ecología, Estrategia nacional..., op. cit., p. 32.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 507

Entre las características de las uma sobresale el que los poseedores o le-
gítimos propietarios asumen, voluntariamente, que la protección y el manejo
de la vida silvestre y sus hábitats son rentables económica, social y ambien-
talmente, y que pueden acceder a sus beneficios legalmente. Los tipos de
aprovechamiento que se pueden realizar en las uma son los extractivos (ca-
cería deportiva, mascotas, ornato, alimento, insumos para la industria y ar-
tesanías, exhibición y colecta, entre otros) y los no extractivos (ecoturismo,
investigación, educación ambiental, fotografía, video y cine, entre otros). De
los beneficios obtenidos con estos tipos de aprovechamiento y con la parti-
cipación de sus propietarios se promueve el cuidado de la vida silvestre, se
fortalecen los esquemas de vigilancia y se abren posibilidades para operar
programas públicos y privados con financiamiento nacional e internacional.
Para obtener el derecho al aprovechamiento de las especies y de sus hábi-
tats por parte de los propietarios o legítimos poseedores de la tierra en donde
se ubican las uma, se requiere un plan de manejo que garantice la conserva-
ción de los ecosistemas, de sus elementos y la viabilidad de las poblaciones
de especies ahí existentes, principalmente de las que estarán sujetas a algún
tipo de aprovechamiento. Para estas últimas, el número de especímenes que
se pretenden aprovechar debe ser menor a la cantidad que se reproduce na-
turalmente. Finalmente, los ejemplares, partes y derivados provenientes de
una uma deberán certificarse y acompañarse de la documentación que avale
su procedencia legal para poder incorporarse a los circuitos comerciales na-
cional e internacional mediante la obtención del certificado correspondiente
(cites). Así, la operación de cada uma consiste en el registro, manejo del
hábitat, monitoreo poblacional de las especies de interés, aprovechamiento
controlado, plan de manejo y certificación de la producción.
Según la base de datos de la Dirección General de Vida Silvestre, al día 11
mayo de 2004 se tenían registradas en el país 5,867 uma, cubriendo una su-
perficie de 21’503,100 ha. En Baja California Sur, en el marco del suma, se han
registrado 68 uma. De éstas, 30 (44 por ciento) se localizan en el municipio de
La Paz, 14 (21 por ciento) en Comondú, 13 (19 por ciento) en Los Cabos, 7 (10
por ciento) en Loreto y 4 (6 por ciento) en Mulegé. Del total, el 28 por ciento
está establecido en terrenos ejidales, 16 por ciento en áreas federales y el resto
(más de la mitad) en superficies privadas, sumando un total de 1’724,053.36
ha destinadas al aprovechamiento de más de 35 especies silvestres.
508 Del saqueo a la conservación

Cabe destacar que de las uma registradas en la entidad dentro de terre-


nos ejidales, Comondú cuenta con el 42.11 por ciento y de hecho, del total
de uma que existen en el municipio, el 57.14 por ciento son ejidales, lo que
podría presumir un gran interés por parte del sector social por impulsar este
tipo de aprovechamientos sustentables. En contraste, el municipio de La Paz
se caracteriza porque el 70 por ciento de las uma del municipio se ubican
en tierras privadas y, del total estatal dentro de este tipo de tenencia de la
tierra, La Paz registra más del 50 por ciento. Significativas resultan estas
últimas cifras, ya que muestran que no sólo los sectores público y social se
han comprometido con el manejo y aprovechamiento sustentable de la vida
silvestre. Sin embargo, a pesar de que el mayor número de uma en la entidad
se encuentra en tierras privadas, su superficie (99,489.59 ha) resulta signifi-
cativamente menor en comparación con la superficie que abarcan las uma
en terrenos ejidales (1’274,476.43 ha) y federales (350,087.34 ha). Particular-
mente importante resulta el hecho de que la superficie ejidal en uma es la
cuarta parte de toda la superficie ejidal con la que cuenta el estado.
Por otro lado, del total de las uma registradas, el 10.29 por ciento son de
aprovechamiento no extractivo o que tienen como única finalidad la con-
servación, y el 89.71 por ciento restante es extractivo. De estas últimas, el
46 por ciento son de aprovechamiento comercial y el 54 por ciento de uso
cinegético.
Como ya se mencionó antes, actualmente en Baja California Sur las uma
benefician a más de 35 especies de flora y fauna silvestres, entre las que des-
tacan: borrego cimarrón, puma, avestruz70, venado bura, codorniz, paloma,
pepino marino, gato montés, coyote, liebre, marrano alzado, tortuga del de-
sierto, varias especies de reptiles, delfín nariz de botella, faisán de collar,
serpientes, conejo, liebre cola negra, paloma blanca, diferentes especies ma-
rinas, tortuga marina, perdiz, aves exóticas, berrendo, palo de arco, palmera,
palma colorada, choya, pitahaya dulce, pitahaya agria, varias plantas nativas,
cactáceas, damiana y palma abanico. En síntesis, se manejan más de 24 espe-
cies de animales y más de 11 especies de plantas.
Como ejemplos del esfuerzo que se ha desplegado en torno al manejo y
aprovechamiento de la vida silvestre a través de las uma haremos mención

70 Es importante notar que ésta es una especie introducida con fines pecuarios.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 509

de las que destacan por su originalidad y por su importancia. Entre las pri-
meras resultan de especial mención las uma que manejan el pepino marino
(Isostichopus fuscus), puesto que han generado una controversia entre la
delegación estatal y las oficinas centrales de la semarnat, debido a que no
se localizan en terrenos o predios, sino que se ubican en cuerpos de agua (El
Boleo, Loreto, Ligüí, Agua Verde, San Nicolás y Permisionarios de la Bahía
de La Paz) y la Ley General de Vida Silvestre no deja totalmente clara la po-
sición a tomar en casos como éste.
Entre las uma que tienen mayor importancia por sus implicaciones eco-
nómicas, sociales y ambientales sobresalen las once que manejan el borrego
cimarrón (Ovis canadensis). Entre éstas, nueve funcionan adecuadamente
(Alfredo V. Bonfil, San Javier, Sto. Domingo, Ley Federal de Aguas # 2, Ley
Federal de Aguas # 3, San José de la Noria, Tepentú e Isla del Carmen) y dos
no operan de la manera correcta (La Purísima y Ley Federal de Aguas # 1);
esto último debido a la falta de un responsable técnico verdaderamente com-
prometido con la conservación. Las uma que se han formado para manejar
la cacería del borrego cimarrón son especialmente delicadas desde el punto
de vista ambiental porque se trata de una especie prioritaria para la conser-
vación incluida en los uma.
El caso de la UMA Isla del Carmen merece particular atención ya que
originalmente se registró para la investigación y reproducción del borrego
cimarrón y no se le permitía el aprovechamiento extractivo, ya que su objeti-
vo era el repoblamiento de la especie. Sin considerar que este borrego es una
especie exótica para la isla (que forma parte de un área natural protegida),
en 1995-1996 se estimó y aprobó una capacidad de carga de 200 ejemplares
para su manejo extensivo. En estas condiciones, la especie en la isla se desa-
rrolla en un ambiente particularmente distinto al del borrego en su hábitat
natural: no existen depredadores, y la alimentación y sus condiciones de salud
son diferentes, lo cual provoca que la misma constitución física del animal no
sea la misma, sin contar que los costos del manejo con respecto a las áreas
del macizo también sean diferentes (vigilancia, supervisión, seguimiento e
investigación). A pesar de no haberse evaluado la eficiencia e impactos del
proyecto (no existe la experiencia de borregos criados en la isla sueltos en
su hábitat natural), en la temporada 2004-2005 la semarnat, a través de la
Dirección General de Vida Silvestre, aprobó una tasa de aprovechamiento
510 Del saqueo a la conservación

extractivo, convirtiéndola en una uma con fines cinegéticos. Dado que no


se han realizado evaluaciones al respecto, el aprovechamiento del borrego
cimarrón en la isla podría considerarse como una competencia desleal para
las demás uma en la entidad.
Otro caso especial respecto a las uma de borrego cimarrón es la que fue
creada en el marco del Programa de Conservación del Borrego Cimarrón,
de la Reserva de la Biósfera del Vizcaíno. En la zona este de la reserva se
localizan tierras del Ejido “Lic. Alfredo V. Bonfil”, este ejido incluye la única
zona núcleo establecida en dicha porción, el resto corresponde a zona de
amortiguamiento. Para proteger la especie en 1996 el ejido se registró como
uma dando origen al Programa de Conservación, Manejo y Aprovechamien-
to Sustentable de Borrego Cimarrón y su Hábitat en la Reserva de la Biósfera
El Vizcaíno, coordinado por la dirección de dicha reserva. Las principales
amenazas para esta especie son la cacería furtiva, la presencia de ganado
doméstico en el hábitat, las sequías y las industrias extractivas en áreas de
distribución.
Los fondos para el programa provienen de la cinegética y son administra-
dos a través de un fideicomiso privado con un comité técnico público. Estos
fondos son donativos aportados por cazadores a la fnaws (siglas en inglés de
la Foundation for North American Wild Sheep o Fundación Norteamericana
del Borrego Silvestre) y sus capítulos estatales, la Arizona Desert Bighorn
Sheep Society Inc. (o Sociedad de Arizona para el Borrego del Desierto) y
la Fundación Mexicana para la Conservación del Borrego Cimarrón A.C.,
entre otras.
Esta cooperación ha permitido desarrollar la infraestructura necesaria,
pagar salarios, despensas y gastos de operación para vigilancia y monito-
reo permanentes los 365 días del año, realizados por un grupo de guías in-
tegrado como “Comité social de Vigilancia” formado por ejidatarios y un
inspector de la profepa. Apoyados y coordinados por la dirección de la
Reserva, este grupo vive en un campamento base ubicado en el corazón del
área borreguera.
El programa ha realizado: el control de la presencia de ganado domés-
tico en el hábitat, censos en helicóptero, temporadas cinegéticas exitosas,
un subprograma permanente de educación ambiental y capacitación, y un
subprograma permanente de limpieza y acondicionamiento de aguajes.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 511

La cinegética se realiza con una tasa de aprovechamiento anual que busca


no dañar a la población de borregos. Dicha tasa se obtiene del conocimiento
de la estructura de la población, determinada por medio de los censos en he-
licóptero, censos terrestres, reportes de cacería y la vigilancia y el monitoreo
permanentes, lo cual integra el expediente de información para las decisio-
nes de manejo.
Además del Programa de Conservación propiamente dicho, está previsto
un “Fondo del Ejido” que de 1997 a 1999 llegó a sumar 95 mil dólares, y del
cual el ejido puede disponer, por lo menos teóricamente, para el desarrollo
social de las comunidades ejidales.
En términos generales, la operación de las uma que trabajan con el bo-
rrego cimarrón es económicamente relevante y socialmente compleja. Se
trata de una de las presas más cotizadas por la actividad cinegética debi-
do al alto grado de dificultad que implica su cacería. Anualmente se hacen
subastas en Las Vegas de los ejemplares disponibles en varias regiones de
Norteamérica y cuyos permisos de caza llegan a costar más de 100 mil dó-
lares. En Baja California Sur la creación de uma ejidales y la constitución
de sus Comités Técnicos ha permitido a los habitantes de estos ejidos, ade-
más de beneficiarse de la derrama propia de la actividad, participar de las
ganancias que genera la subasta de las licencias, ingresos que antes sólo
enriquecían a los intermediarios. Así, en la medida que las comunidades
locales logren una mejor organización en el manejo de las uma de borre-
go cimarrón, los beneficios de tan lucrativa actividad podría significar un
incremento sustancioso de la calidad de vida de sus habitantes. Por ello, se
ha considerado recientemente la conveniencia de implantar mecanismos
de certificación por parte de la autoridad para dar mayor seguridad respec-
to al uso correcto de las tasas de aprovechamientos autorizadas para cada
unidad, así como de los beneficios que reciben las comunidades involucra-
das.
Existen en el estado dos uma que manejan reptiles: una de ellas es el
Serpentario de La Paz y la otra se localiza en el ejido Gral. Melitón Albáñez.
Esta última es significativa por ser la primera de su tipo en la entidad, ya que
se avoca a la reproducción de especies de reptiles que se encuentran dentro
de alguna categoría de protección, con fines comerciales. La reproducción de
especies endémicas para uso comercial ha permitido a los ejidatarios obtener
512 Del saqueo a la conservación

importantes ingresos económicos debido al alto valor que tienen estos repti-
les en los mercados norteamericano y europeo.
Sólo una uma en B.C.S. (la Estación Berrendo) maneja el berrendo (Anti-
locapra americana peninsularis) y se localiza en el ejido Lagunitas, munici-
pio de Mulegé, perteneciente a la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno (rebivi).
Esta uma tuvo sus orígenes en la implementación del Plan de Recuperación
del Berrendo Peninsular que, desde 1995, la rebivi y el cibnor operan en esa
zona; como detallaremos más adelante.71
Al ir avanzando la política ambiental nacional se crearon otros progra-
mas de preservación de especies desde el punto de vista conservacionista,
pero sin considerar su hábitat de manera integral. Por ello, el Programa de
conservación de la vida silvestre y diversificación productiva en el sector ru-
ral, México 1997-2000 promovió la identificación de especies clave,72 procu-
rando abarcar la mayoría de los ecosistemas mexicanos y cuya recuperación
beneficiara a un número mayor de especies. El resultado inicial de ese ejer-
cicio arrojó una lista en la que figuraba un gran número de ellas. Aunque lo
ideal era procurar la conservación de toda esa biodiversidad, la factibilidad
de operación obligaba a reducir el número de especies; por ello fue necesario
priorizar.73
Es así como surgió la otra estrategia de dicho programa, a través de la
creación de los Proyectos de Conservación y Recuperación de Especies Priori-
tarias (prep). Conjuntamente y con la finalidad de establecer un marco ins-
titucional en el que participaran los diferentes actores sociales en la protec-
ción de especies prioritarias se creó mediante acuerdo secretarial, en junio
de 1999, el Comité Técnico Consultivo Nacional para la Recuperación de Es-
pecies Prioritarias. En este marco se pretende que para cada especie se cons-
tituya un “subcomité técnico” donde se propongan y discutan las diferentes
alternativas de conservación y recuperación de la especie en cuestión.
Para cada proyecto de rescate se ha realizado un diagnóstico de la situa-
ción de sus poblaciones, de la problemática de las especies y de sus posibilida-
des de conservación, así como de los recursos humanos, materiales y técnicos
71 Información proporcionada por la Unidad de Restauración y Aprovechamiento de Recursos
Naturales, Delegación Federal de la semarnat en B.C.S.
72 Se llama así a la especie cuyos esfuerzos aplicados para lograr su presencia y abundancia
derivan en la conservación de su hábitat natural y el resto de sus elementos.
73 Instituto Nacional de Ecología, Estrategia nacional…, op. cit., pp. 44-45.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 513

para que, en el mediano plazo, se alcancen sus objetivos. El primero de estos


proyectos fue el del águila real, y le siguieron el de cocodrilos, lobo gris mexi-
cano, borrego cimarrón, oso negro, berrendo, zamias, tortugas marinas, pin-
nípedos y psitácidos. El desarrollo de proyectos de recuperación de especies
prioritarias tiene por base la instrumentación de acciones de protección sobre
una determinada especie, pero propiciando de manera indirecta la protección
y conservación de otras que se encuentran asociadas en el ecosistema.
Para identificar las diversas especies de flora y fauna consideradas prio-
ritarias se tomaron en cuenta los siguientes criterios: “que estuvieran in-
cluidas en alguna categoría de riesgo reconocida internacionalmente; las que
tuvieran factibilidad de recuperación y manejo en el corto plazo; las que pro-
dujeran un efecto de protección indirecta que permitiera conservar a otras
especies y a sus hábitats; y, finalmente, las especies carismáticas o que tuvie-
ran un alto grado de interés cultural o económico.” 74
Bajo este enfoque se llevó a cabo un estudio para identificar esas especies
entre la fauna y la flora mexicanas. De las especies seleccionadas (37) el 50
por ciento (es decir, 19) forman parte del patrimonio natural sudcalifornia-
no. Son: ballena gris, ballena jorobada, lobo marino de California, paloma
huilota, paloma de collar, borrego cimarrón, berrendo, seis especies de tor-
tugas marinas, cóndor de California, palmas, palo fierro, cirios, cactos y aga-
ves. Pese a que todas estas especies han sido consideradas como prioritarias
para la conservación, su atención mediante la aplicación de los prep no ha
sido sistemática. La operación de estos proyectos ha sido un éxito cuando
se ha conjugado la aplicación de otros instrumentos de política ambiental
(entre los que destacan: las uma, las nom, el sinap) y cuando se ha genera-
do cierta sinergia operativa entre diversos actores (tanto del sector privado,
como del social o del académico).
Entre los casos afortunados se observa una significativa recuperación de
la ballena gris y de los lobos marinos. Puesto que la observación de estas
especies constituye uno de los espectáculos de fauna silvestre más impor-
tantes del mundo, la cantidad de turistas que atraen anualmente genera una
importante derrama económica para la población regional. La ballena gris,
además de haber sido incluida en los prep, como hemos explicado, ha sido

74 Ídem, p. 45.
514 Del saqueo a la conservación

objeto de una nom que regula su avistamiento y, por lo tanto, su aprovecha-


miento sustentable en el marco del turismo en naturaleza que llevan a cabo
cantidad de pescadores y empresarios, locales y foráneos. Una de las más
importantes colonias de lobo marino de California es también aprovechada
en este sentido, puesto que constituye uno de los principales atractivos de los
viajes de ecoturismo que diversas empresas realizan a la isla Espíritu Santo,
como detallaremos en el capítulo 13 dedicado a esta actividad. Sin embargo,
es importante mencionar que muchas otras loberas existentes en el estado
son subutilizadas desde el punto de vista productivo y sustentable.
El berrendo constituye otro ejemplo del esfuerzo por la conservación y
recuperación de especies silvestres en el marco de un prep cuya constitución
se efectuó a través de una uma. En 1994, el ine, adscrito en aquel entonces a
la sedesol, otorgó el aval institucional al cibnor para desarrollar el Progra-
ma de Conservación del Berrendo. Es así como, a partir de 1995, la Reserva
de la Biósfera El Vizcaíno (sinap) y el Centro de Investigaciones Biológicas
del Noroeste (sector académico), con la colaboración de la asociación civil
Espacios Naturales, dieron inicio al Programa de Recuperación del Berrendo
Peninsular que quedó instalado desde 1997. Un año después se estableció un
hato con fines reproductivos en situación de cautiverio dentro de 300 ha den-
tro de los terrenos del Ejido Lagunitas. Actualmente se cuenta con 1,000 ha
y los resultados se pueden resumir de la siguiente manera: existe una pobla-
ción en cautiverio de 49 hembras y 40 machos adultos; 14 machos y 28 hem-
bras crías; se han dado 95 nacimientos y se estima una población silvestre de
aproximadamente 200 individuos.75 El objetivo del Programa es lograr tener
una población del berrendo estable y genéticamente sana.
Este programa ha sido exitoso. Ha logrado detener el decrecimiento de la
población y cuenta con tres líneas de acción. La primera está ligada al manejo
de un hato en semicautiverio. La segunda consiste en el trabajo de conoci-
miento del hábitat y el comportamiento de la población silvestre. La tercera
se avoca a la educación ambiental y el trabajo con la población local. De he-
cho, el trabajo con los ejidatarios de la zona ha sido fundamental y aborda
a su vez diversas acciones: se ha firmado un contrato de arrendamiento por
10 años para usar el terreno donde se ubica la Estación Berrendo; se impar-
75 Información proporcionada por la Unidad de Restauración y Aprovechamiento de Recursos
Naturales, Delegación Federal de la semarnat en B.C.S.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 515

ten talleres de sensibilización y educación ambiental sobre el berrendo y el


Desierto del Vizcaíno dirigido a estudiantes y a la población en general; y se
está trabajando en un proyecto de semiestabulación de ganado en la zona,
para que los ejidatarios mejoren su productividad y para que las vacas dejen
de competir por alimento con los berrendos. Las actividades de ecoturismo
o cinegéticas que pudieran realizarse a mediano plazo contemplan también
la participación de la población local.76
En síntesis, el Programa de Recuperación del Berrendo Peninsular tiene
tres componentes principales: manejo extensivo de la población y del hábitat
del berrendo; manejo intensivo de una manada en cautiverio; y las acciones
de comunicación, educación, difusión ambiental, pláticas, entrevistas y la
participación de diferentes individuos, organismos e instituciones.77 Se tiene
la finalidad de que la población del berrendo salga de la categoría de peligro
de extinción, alcanzado en una primera etapa un número estimado de 500
ejemplares.78
Considerando la importancia que en los procesos de conservación las es-
pecies carismáticas de fauna silvestre tuvieron a nivel mundial desde el siglo
xix, así como el importante papel que han demostrado tener en la concre-
ción del desarrollo sustentable a través de su aprovechamiento en el turismo
alternativo, coincidimos plenamente con la Dra. Tiahoga Ruge,79 cuando ca-
lifica a dichas especies como verdaderos embajadores de la región, capaces
de representarla a nivel internacional. No obstante, a pesar de los logros aún
existen enormes retos para lograr proteger, conservar y aprovechar susten-
tablemente el diverso patrimonio de vida silvestre con el que cuenta Baja
California Sur.

76 Comunicación personal de Claudia Monroy, Directora de Proyectos, Espacios Naturales


A.C.
77 Entrevista a Jorge Cancino del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, La Paz,
B.C.S., 10 de febrero de 2003.
78 Instituto Nacional de Ecología, Proyecto para la Conservación, Manejo y Aprovechamien-
to Sustentable del Berrendo (Antilocapra americana) en México, semarnap-ine, México,
2000, p. 34.
79 Directora General del Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable
(cecadesu).
516 Del saqueo a la conservación

3. Retos y problemática para la conservación de la vida silvestre


sudcaliforniana

Algunas especies consideradas dentro de los prep y que distinguen a Baja


California Sur con su presencia aún no han sido plenamente integradas en
un proceso de aprovechamiento productivo y sustentable; por ello, a nuestro
parecer, su conservación permanece en una situación vulnerable. Es el caso
de las tortugas, en lo que corresponde a la fauna marina, y de las palmas y las
cactáceas, en el medio terrestre. Otro maravilloso embajador sudcalifornia-
no que no ha sido incluido en los prep, pero que sí está incluido en la nom-
059, y que también tiene un enorme potencial para su aprovechamiento por
el turismo en naturaleza, es el tiburón ballena.
Primero analizaremos el caso de las tortugas marinas. Las costas de Baja
California Sur son zonas de alimentación y anidación de cinco especies
de estos animales, que son amenazados por la acción humana tanto en el
ejercicio de la pesca como por el desarrollo turístico e inmobiliario. Esta
situación ha sido enfrentada por organizaciones de la sociedad civil que
han conformado una red tortuguera ejemplar. Sin embargo, desde la pers-
pectiva del manejo de la vida silvestre para su conservación asociada con
el aprovechamiento productivo, las tortugas aún brillan por su ausencia.
Esta situación es compleja e interesante, ya que su comprensión y atención
permitiría generar una alternativa productiva a las comunidades que habi-
tan la costa y contribuiría a mejorar las estrategias de conservación de las
tortugas.
Las razones por las que no se ha aprovechado cabalmente la tortuga ma-
rina son de diversa índole, entre ellas destacan aspectos económicos y cul-
turales. En otras regiones también ricas en tortugas marinas, como Hawai
y Costa Rica, éstas han sido aprovechadas por el ecoturismo, generando la
oferta de paquetes ecoturísticos completos. Las personas sensibles a la con-
servación del ambiente llegan a pagar cantidades importantes de dinero en
transporte, alojamiento, alimentación y guías para observar a las tortugas en
sus diferentes procesos biológicos: alimentación, colocación de huevos y na-
cimientos. En Baja California Sur no existe aún ningún esfuerzo semejante.
En la región, las actividades de conservación de la tortuga no involucran de
manera organizada y sistemática ningún tipo de aprovechamiento produc-
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 517

tivo. En las zonas donde coinciden el buceo deportivo y la residencia de las


tortugas, como en Cabo Pulmo, los turistas llegan a apreciar estos animales,
pero de manera casual. Pero en muchas otras zonas donde viven estos ani-
males no existe infraestructura ni prestación de servicios turísticos, como
en el caso de Punta Abreojos.
Para poder aprovechar las tortugas que favorecen con su presencia a Baja
California Sur se requiere una inversión básica en infraestructura turística,
servicios turísticos y capacitación (tanto naturalista como empresarial). Exis-
ten varias zonas en el estado donde hay anidación de tortugas e importantes
áreas de alimentación, que ya cuentan con un mínimo de infraestructura y
algunos prestadores, por ejemplo Cabo Pulmo, Los Cabos y Todos Santos;
sin embargo, no ha habido un esfuerzo organizado, enfocado en aprovechar
las tortugas. En estos casos esta falta de aprovechamiento es atribuible a la
cultura prevaleciente: se considera que el trabajo en conservación es incom-
patible con el trabajo en o de una empresa que explote productivamente el
objeto de conservación. Esta incompatibilidad se percibe en las organizacio-
nes ambientalistas —tanto locales como extranjeras— que se avocan al tra-
bajo de monitoreo de las tortugas en el medio marino, así como al cuidado de
la anidación y eclosión. En otras comunidades, donde persiste aún la captura
de tortuga con fines alimenticios, es difícil que la gente se involucre en pro-
cesos de conservación y de aprovechamiento sustentable.
No obstante, las condiciones naturales y el conocimiento ecológico de las
tortugas permitirían que dicho aprovechamiento pudiera darse. Tal vez éstas
puedan ser aprovechadas en un futuro cercano por las comunidades donde la
conservación ya es una realidad en la práctica, y donde ya se conocen las ven-
tajas que tanto para las especies como para el desarrollo comunitario tiene la
puesta en turismo de la vida silvestre. Existen algunos indicios alentadores.
Por ejemplo, en Puerto López Mateos desde 2002 se realiza el Festival de la
Tortuga que involucra a la comunidad y pretende sustituir el hábito cultural
del consumo de caguama por el aprovechamiento productivo de esta espe-
cie, a través de actividades tanto de conservación como de ecoturismo. Este
festival, surgido de un proyecto de educación ambiental de ProPenínsula, 80
recibe ahora el respaldo de la comunidad y el apoyo del municipio. En Cabo
80 Entrevista realizada a Chris Pesenti, ProPenínsula A.C., La Paz, B.C.S., 9 de noviembre de
2005.
518 Del saqueo a la conservación

Pulmo, los prestadores de servicios ecoturísticos están siendo alentados por


la asociación Amigos para la Conservación de Cabo Pulmo, para que inclu-
yan dentro de sus servicios el cuidado de nidos y la liberación de tortuguitas
neo natas. Sin embargo, el momento en que las tortugas sean manejadas con
el mismo éxito que las ballenas aún parece distante.
Baja California Sur no es un estado considerado entre las entidades con
vocación forestal. De hecho, sólo en la Sierra de La Laguna existe un bosque de
pino-encino. Sin embargo, es un estado con una cubierta vegetal excepcional-
mente bien conservada y rica en diversidad de especies, entre las que se alter-
nan, principalmente, cactáceas y leguminosas. La baja densidad de población,
así como las restricciones que la aridez ha impuesto al desarrollo agrícola, ex-
plican esa situación. Sin embargo, hay zonas donde la flora ha sufrido un grave
deterioro debido al interés comercial que han suscitado algunas especies de la
flora regional. En el siglo xix y durante la primera mitad del xx, las más afecta-
das fueron las que se emplearon como materia prima en procesos industriales:
la orchilla para entintar los casimires y el cascalote en el curtido de pieles.81
Desde hace algunas décadas, las especies de la flora silvestre que han sido fuer-
temente explotadas son el mezquite y las palmas. También hay que considerar
el embate que el matorral xerófilo y la selva baja caducifolia han sufrido a causa
de los desmontes realizados tanto por la apertura de caminos como por la ex-
pansión de zonas urbanas y de terrenos para uso agrícola.
De estas especies de la flora silvestre nos interesa hacer especial mención
de las palmas y las cactáceas debido a que se trata de especies incluidas en
la lista de los prep. Entre las primeras hemos de distinguir la palma nativa,
también conocida por el nombre de palma de taco (Washingtonia robusta)
y la palma datilera, ya que si bien ambas constituyen una referencia signifi-
cativa en el paisaje sudcaliforniano, tienen diferentes usos y enfrentan dis-
tintas amenazas. Las más afectadas son las primeras, ya que son saqueadas
indiscriminada e impunemente de los oasis a causa de la creciente demanda
del sector turístico y residencial que las emplea tanto en la construcción (pa-
lapas, terrazas, postes) como en la jardinería, no obstante que la ley las pro-
tege y es necesario un permiso para su extracción. Pero tanto la dificultad
de ejercer una vigilancia efectiva, como la inconciencia de los saqueadores
81 Micheline Cariño, “El saqueo de la flora silvestre sudcaliforniana (1870-1940)”, Universidad
Michoacana, N. 17, julio-septiembre, 1995, pp. 5-18.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 519

imposibilitan su aprovechamiento sustentable. La deforestación así ejercida


amenaza seriamente la estabilidad de los oasis, especialmente de los más cer-
canos a los centros turísticos.
Las palmas datileras sufren más del olvido que de la sobreexplotación.
Otrora un recurso importante, el dátil producido localmente ha perdido pre-
sencia en el mercado. Su tamaño y forma son irregulares, sin embargo, su sa-
bor y calidad son extraordinarios, esto es debido a que son los únicos dátiles
en el mundo que aún se producen por inseminación natural. Esta situación
ha permitido además la conservación de una variedad genética importante,
lo que empieza a ser objeto de atención de los expertos mundiales. Promover
el aprovechamiento del dátil regional, con base en una campaña de difusión
dirigida tanto a los productores como a los consumidores, representa una
alternativa productiva indudable para las comunidades que habitan los oasis
sudcalifornianos.
Trátese de una o de otra especie de palmas, ambas son emblemáticas de
los oasis que constituyen espacios de una importancia ecológica excepcio-
nal y de una tremenda vulnerabilidad. Es indispensable que estas ínsulas
de humedad sean valoradas por los servicios ambientales —actuales y po-
tenciales— que brindan a las comunidades que comparten su espacio vital
natural. Con un adecuado plan de manejo los oasis podrían convertirse en
importantes polos de desarrollo sustentable con base en el turismo alterna-
tivo82 y la agroecología.
Las cactáceas son el otro tipo de flora regional que, si bien están prote-
gidas por la ley, no son valoradas ni manejadas con la debida importancia.
Por una parte son impunemente saqueadas debido a la alta demanda de la
que son objeto para la decoración de jardines, camellones y hasta campos de
golf. Por otra, igualmente sufren los embates de los desmontes antes men-
cionados. Estas especies deberían permanecer en su espacio natural para ser
aprovechadas por las comunidades rurales que poseen los predios en los que
se encuentran. Para tal efecto se requiere de campañas de sensibilización,
programas de capacitación y el reforzamiento de la vigilancia, así como la
aplicación de sanciones en caso de incumplimiento de la legislación que las
protege.
82 En los oasis es posible fomentar diferentes tipos de turismo alternativo: ecoturismo, turismo
cultural, rural y de deporte en la naturaleza con la práctica del senderismo y la escalada.
520 Del saqueo a la conservación

El saqueo del mezquite es otro reto que enfrenta la conservación de la


flora sudcaliforniana. La falta de alternativas productivas y el sostenimien-
to de una actividad sumamente especulativa han orillado a varias comuni-
dades rurales a explotar el mezquite para producir carbón. Aunque la ley
precisa que sólo pueden ser explotados para estos fines los árboles secos, a
cambio de una mísera remuneración árboles vivos de diferentes especies son
reducidos a carbón. Ya que se trata de comunidades sumamente pobres las
que en su mayoría realizan esta actividad, las autoridades aplican con mucha
ligereza la legislación, fomentando así el círculo vicioso de deforestación y
especulación; situación en la que sólo ganan los intermediarios y comercian-
tes, deteriorando cada vez más a la calidad de vida actual y potencial de las
comunidades, ya que a la pobreza se suma el deterioro ambiental reduciendo
sus ya exiguas alternativas de desarrollo. Estas comunidades requieren ur-
gentemente del apoyo gubernamental para erradicar la pobreza extrema que
les aflige y detener la devastación que inflingen al ecosistema.
Finalmente, analizaremos el último caso que hemos seleccionado para
este apartado dedicado a los retos y problemáticas del manejo de la vida sil-
vestre: el tiburón ballena. El Rhinocodon typus es el pez más grande del mun-
do, pero del cual se conoce aún poco respecto a su biología. Es un organismo
filtrador que “se alimenta de zooplancton, algas, pequeños peces, calamares
y crustáceos, (y) tiene preferencia por aguas cálidas con temperaturas superfi-
ciales de 25 a 30 grados centígrados”.83 Es un animal sumamente carismático;
no sólo su tamaño es imponente, sino que la tranquilidad de sus movimien-
tos, así como sus hábitos alimenticios, inspiran una contagiosa sensación
de ecuanimidad. Además tiene por costumbre vivir en sitios especialmente
bellos, en donde la limpieza y la temperatura del mar representan una invita-
ción que atrae cada vez más a mayor cantidad de visitantes.
En la edénica isla de Holbox, al norte del estado de Quintana Roo, las co-
munidades de pescadores han aprendido a colaborar con las autoridades del
área natural protegida de Yum Balam, prestando con gran calidad y apego
a la regulación el servicio de avistamiento y nado con el tiburón ballena. De
hecho, durante la temporada que abarca de junio a octubre, esta actividad es
la más importante de la isla, trayendo consigo un benéfico papel multiplica-

83 Mario Jaime, “El kindergarten del tiburón ballena”, Alternativa de B.C.S., No. 52, enero, 2005, p. 6.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 521

dor; los hoteles, restaurantes y pequeñas tiendas cobran vida y generan re-
cursos a los lugareños. Es importante mencionar que, a pesar de que se trata
de una especie amenazada84 y protegida desde 2002, la actividad de avista-
miento no está sujeta aún a ninguna norma oficial mexicana. No obstante,
la importancia económica que tiene el tiburón ballena para los habitantes de
Holbox les ha inducido a cuidarlo teniendo un sumo cuidado con su manejo.
Por ello, en colaboración con las autoridades del área natural protegida, han
diseñado y aplican estrictas normas que protegen al tiburón ballena y a los
turistas, asegurando simultáneamente la calidad del servicio que prestan.
Mencionaremos algunos componentes de estas regulaciones. Sólo se han
otorgado permisos para el avistamiento a los pescadores que hayan recibido
capacitación y que garanticen siempre condiciones de seguridad y confort a
sus clientes; cada vez que salen deben avisar a las autoridades y reciben una
banderita verde (en forma de tiburón) que deben colocar en alto en cuanto
encuentran alguno; reciben una bitácora de las coordenadas en las que se
dieron los últimos avistamientos y otra en la que deben anotar aquellas en las
que realicen los suyos; explican claramente a los visitantes qué pueden y qué
no deben hacer una vez que se tiren al agua para nadar con el tiburón; res-
petan la distancia, dirección y velocidad que deben tener las embarcaciones
respecto al tiburón. Estas reglas básicas garantizan a los visitantes disfrutar
al máximo de la experiencia y aseguran no causar molestias a los animales;
situaciones ambas que forman el dueto fundamental que genera sustancio-
sos ingresos a la comunidad de Holbox.
Otros dos bellos sitios donde es posible nadar con el tiburón ballena son
la Bahía de La Paz y Bahía de Los Ángeles, en Baja California Sur y Baja Cali-
fornia, respectivamente. Desafortunadamente, en ninguno de estos dos sitios
la actividad de avistamiento se realiza tan regular y reguladamente como en
Holbox, lo que provoca tanto un precario aprovechamiento de esta carismá-
tica especie, como el riesgo de perturbarla e incluso dañarla. Ya se han re-
portado varios casos de animales lastimados por propelas y parece que su
comportamiento no es tan amistoso respecto a los turistas como en Holbox.
En La Paz, los prestadores de servicios de ecoturismo suelen dirigir sus
actividades hacia la vista del archipiélago de Espíritu Santo. Los recorridos
84 Es una especie incluida en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (iucn).
522 Del saqueo a la conservación

incluyen un momento de nado, snorkeling y buceo en la lobera que se en-


cuentra en el extremo norte de éste, y un almuerzo en alguna de las múltiples
y bellas playas de la Isla. De regreso, y como de pilón, entre julio y octubre
se ofrece algunas veces aventurarse a buscar al tiburón ballena. Si eventual-
mente se le llega a ver los turistas han de considerarse afortunados, si no,
pues no hay problema ya que era un plus al viaje contratado. En algunos ca-
sos se permite a los turistas que naden con el espécimen que hayan encontra-
do, pero esto se realiza generalmente en desorden, se tiran muchos turistas
simultáneamente, no se les indica con claridad lo que deben hacer, y mucho
menos lo que no deben hacer. De tal forma el disfrute es mínimo e incluso
puede resultar peligroso tanto para los turistas como para los animales. Los
únicos casos en los que llega a darse un mejor avistamiento y en el que es po-
sible nadar con el tiburón ballena es cuando se contrata o se tiene una lancha
particular. Pero como se desconoce su localización y se tiene poca práctica
en el avistamiento, existe el riesgo de no lograr la experiencia anhelada.
Resulta lamentable (e incluso absurdo) que no se haya realizado a la fe-
cha un esfuerzo semejante al de Holbox. El tiburón ballena es un recurso
sumamente valioso y subutilizado, pero además en La Paz es objeto de una
amenaza latente: el desarrollo inmobiliario residencial y hotelero, así como
de marinas, que se multiplican en la zona. Por sus hábitos alimenticios, al
ser una especie filtradora, el tiburón ballena requiere agua limpia y rica en
nutrientes; pero la ocupación de las costas generará un incremento de de-
sechos y contaminantes: aguas residuales, combustible, aceite, plásticos y
basura de todo tipo. Además también aumenta la circulación caótica de ve-
hículos marinos que pueden dañar e incluso matar al tiburón ballena que
pasa buena parte del tiempo flotando en la superficie. Por último, aunque
los hábitos migratorios de esta especie no se han determinado todavía con
precisión, investigaciones llevadas a cabo en la Bahía de La Paz, demuestran
que se trata de una importante zona de reproducción y crianza. Zona en la
que desafortunadamente la tendencia creciente es a autorizar el desarrollo
de centros turísticos, entre los que destaca (por su magnitud y localización)
el que ha de construirse frente al Mogote, en el “kindergarten del tiburón
ballena”.85

85 Mario Jaime, “El kindergarten …, op. cit., pp. 6-8.


Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 523

Conclusión

La vida silvestre sudcaliforniana, tanto en tierra como en mar, es un


recurso natural —salvo la ballena gris— subutilizado y/o aprovechado de
manera desordenada. El amplio potencial que encierra no ha sido valorado
cabalmente. Se requiere aún de un cuantioso esfuerzo de planificación, regu-
lación, conscientización, capacitación y vigilancia.
Se ha repetido hasta el cansancio que el turismo es y seguirá siendo la ac-
tividad económica más prometedora de la entidad. Uno puede o no estar de
acuerdo con esta aseveración. Lo cierto es que en el avistamiento de la fauna
y la flora sudcalifornianas el turismo tiene recursos excepcionales a partir
del cual es posible generar una diversidad de pequeñas y medianas empresas,
más las actividades que de éstas se desprendan.
Sin embargo, poco se percibe en la realidad que ese potencial se valore y
aproveche con el debido cuidado que se requiere. Es indispensable y urgente
que la conservación se vincule con el aprovechamiento sustentable de estas
especies, de lo contrario se está atentando contra una de las más importantes
riquezas de la región, al grado que tal vez se pierda antes de haberse adver-
tido su existencia.

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Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 525

Capítulo 12

El proceso de ordenamiento
ecológico marino en el Golfo de
California: ¿del conflicto
al consenso?
Liliana Gutiérrez Mariscal, Daniela Pedroza Páez, María José
Solares Millán, Vicente Arriaga Martínez y Antonio Díaz de
León Corral

1. El ordenamiento ecológico: instrumento de la política


ambiental mexicana
La política ambiental mexicana reconoce que una estrategia efectiva para
la conservación de la biodiversidad y de los servicios ambientales debe con-
juntar los objetivos conservacionistas con los objetivos de las actividades
productivas en programas coherentes de planeación del uso del suelo.
En efecto, la conservación no es otra cosa que un uso del territorio que
compite con otros por los recursos naturales. Sin embargo, los factores más
limitativos de las actividades productivas son la tolerancia, la capacidad de
carga y de regeneración del medio ambiente (Semarnat, 2003). Por ello, en
términos de política pública, la conservación de los bienes y servicios am-
bientales ya no puede ser una actividad aislada sino un esquema transversal
que enmarque y regule a todas las actividades productivas.
En México, el ordenamiento ecológico es el proceso de decisión que es-
tablece las pautas sobre el patrón de usos del territorio a las que deben ajus-
tarse los sectores sociales y productivos en una región. Al ser el instrumento

[525]
526 Del saqueo a la conservación

rector de la política ambiental su esencia conceptual emana de la tesis que


propone que la política pública es un proceso de decisión organizado cuya
finalidad es lograr objetivos y metas específicas, y del cual se derivan orien-
taciones o directrices que rigen la actuación de los diferentes sectores de la
sociedad.
En una sociedad democrática y diversa, las inclinaciones, las preferencias
y las actividades de un sector suelen oponerse a las de otros. Esta contraposi-
ción genera conflictos por el uso de los recursos naturales. Al ser los recursos
naturales y los servicios ambientales asociados a ellos bienes públicos, es el
gobierno en todos sus niveles el encargado de arbitrar mediante la aplicación
de diferentes mecanismos, procedimientos y estrategias esta realidad (Se-
marnat, 2003).
De esta manera, las cuestiones que son objeto del ordenamiento ecoló-
gico son las que se manifiestan como pugnas entre sectores con posiciones
opuestas con respecto al uso del territorio. Adicionalmente, la integración
de los conceptos de bienes y servicios ambientales y riesgos naturales son
sus objetivos fundamentales ya que un esquema de ordenamiento ecológico
debe generar políticas cuyo objetivo sea la protección del patrimonio natural
y de la calidad ambiental del país (Semarnat, 2003).
Los cambios en el bienestar se manifiestan de diversas formas, dado que
los distintos grupos sociales tienen valores y percepciones diferentes sobre
las estructuras y procesos ambientales. Por lo tanto es fundamental fomen-
tar una apropiada participación de los actores sociales en un proceso de or-
denamiento ecológico. Sólo así los productos de dicha negociación podrán
ser reconocidos como legítimos.
En agosto de 2002 se publicó el Reglamento de la lgeepa en materia de
Ordenamiento Ecológico. Como se señala en su versión comentada (Semar-
nat, 2003), el espíritu de este reglamento contiene los siguientes principios
o enfoques rectores, que rigen el desarrollo de un proceso de ordenamiento
ecológico:
Adaptativo. Permite la retroalimentación periódica a partir de la consul-
ta, modificación y actualización del registro detallado que se tiene del pro-
ceso de ordenamiento.
Integral. El ordenamiento ecológico está diseñado para caracterizar la
dinámica y estructura territorial bajo un esquema que considere las dimen-
Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 527

siones biofísicas, económicas, socioculturales y político-administrativas que


interactúan en el territorio.
Articulador. El proceso de ordenamiento ecológico establece armonía y
coherencia entre las políticas de desarrollo sectorial y ambiental en los diver-
sos niveles territoriales (nacional, regional y local), a través de mecanismos
coordinados y distribución de competencias.
Participativo. A través del ordenamiento ecológico se promueve la partici-
pación de los involucrados en las diferentes fases del mismo y los corresponsa-
biliza en las acciones y decisiones, haciendo un proceso viable y legítimo.
Prospectivo. El ordenamiento ecológico permite identificar las tendencias
del uso y ocupación del territorio y el impacto que sobre él tienen las políti-
cas sectoriales y macroeconómicas. Considera las medidas preventivas para
concretar el futuro deseado por los participantes a partir del diseño de di-
versos escenarios.
Concurrente y distributivo. El ordenamiento ecológico, en su instrumen-
tación, permite establecer la concurrencia entre los diferentes órdenes de go-
bierno y los sectoriales de la administración pública para su instrumentación,
evitando así la sobreposición de funciones y atribuciones que cada una tienen.
Equilibrio territorial. La ejecución de las estrategias y lineamientos eco-
lógicos buscan reducir los desequilibrios territoriales y mejorar las condi-
ciones de vida de la población a través de la adecuada distribución de las
actividades productivas y la mejor organización funcional del territorio.
Cualquier programa de ordenamiento ecológico debe estar basado en un
estudio que, a través de mecanismos rigurosos, transparentes y participa-
tivos, establezca la aptitud territorial. Un análisis de aptitud permite esta-
blecer la expresión espacial de los intereses de un sector sobre los recursos
naturales, así como su relación con los intereses planteados por los demás
sectores ubicados en la zona del ordenamiento. El papel de un estudio de or-
denamiento ecológico del territorio es, por lo tanto, suministrar la informa-
ción necesaria para una negociación justa y alcanzar resultados aceptables al
menor costo. Su propósito es establecer las bases de información y de análi-
sis para negociar una adecuada calidad ambiental entre los distintos actores
sociales (semarnat, 2003).
De esta manera, al tener en la aptitud sectorial su piedra angular, el orde-
namiento ecológico se instituye como un instrumento que debe generar cer-
528 Del saqueo a la conservación

tidumbre en los sectores productivos y reglas claras en el desarrollo regional,


a través de la determinación de formas de uso del suelo, buenas prácticas y
de las áreas que se deben conservar o restaurar, a través de un procedimiento
que involucre la selección de alternativas de uso del territorio, considerando
los valores que los diferentes sectores involucrados conceden a los atributos
ambientales.
Fundamentalmente el proceso de ordenamiento ecológico debe ser un
mecanismo de prevención y solución de controversias, dado que involucra y
convoca a todos los sectores de la población durante su proceso de ejecución
e instrumentación, facilitando la toma de decisiones en torno al desarrollo
nacional, regional y local.
El proceso de ordenamiento ecológico da inicio con la firma un convenio
de coordinación. En éste se establece el compromiso de conformar el comité
de ordenamiento ecológico, órgano colegiado en el que participan gobierno
y sociedad.
Este comité tiene como función principal generar el programa de orde-
namiento ecológico y la bitácora ambiental, que es el registro público de los
avances del proceso. Asimismo, una vez decretado el programa de ordena-
miento ecológico, el comité tiene la responsabilidad de dar seguimiento a los
compromisos establecidos en dicho programa.

2. El ordenamiento ecológico en el Golfo de California


El Golfo de California es, probablemente, una de las regiones más atrac-
tivas y desafiantes para la implementación de un proceso de planeación par-
ticipativa como el ordenamiento ecológico.
Es una región reconocida a nivel mundial por su riqueza natural. Es un
mar altamente productivo, debido a la gran cantidad de nutrientes que sur-
gen de las aguas profundas y que al subir a la superficie hacen posible la
existencia de millones de organismos microscópicos, base de la cadena ali-
menticia. Además, la diversidad de condiciones fisiográficas y climáticas
propician una gran variedad de ecosistemas marinos y costeros entre los que
se encuentran arrecifes, lagunas costeras, esteros y manglares. Esto sumado
a la presencia de aproximadamente 900 islas e islotes da como resultado una
región con alta biodiversidad y gran número de endemismos.
Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 529

Pero además, para los mexicanos es pieza clave del desarrollo económico
y social. Es la región del país con mayor producción pesquera. La extracción
de camarón, sardina, atún y calamar representa cerca del 50 por ciento del
peso total de la captura nacional. Aproximadamente cinco millones de tu-
ristas al año la visitan: existe una amplia oferta de servicios que incluyen
actividades de sol y playa, turismo de aventura, ecoturismo, turismo náutico
y pesca deportiva. La actividad acuícola también está presente en el Golfo
de California: se dirige principalmente al cultivo de camarón y de peces de
agua dulce en el área terrestre y, en menor proporción, al cultivo de moluscos
y de peces en el área marina. Otro aspecto importante que caracteriza a la
región es la riqueza cultural que se manifiesta con la presencia de varios pue-
blos indígenas, habitantes originales del Golfo de California, entre los que se
encuentran los pueblos Comca’ac-Seris, Jiakim-Yaquis, Yoreme-Mayos, Cua-
paá-Cucapás y Wixarika-Huicholes, entre otros.
Entre toda esta abundancia y pluralidad, el gobierno y la sociedad no
han concretado una visión de desarrollo regional para el Golfo de Califor-
nia. Los diferentes intereses y necesidades de los actores han apostado a
prevalecer sobre los otros en una arena definida más por la coyuntura y la
lucha de poderes que por el consenso, la negociación o la articulación de
estrategias y objetivos. Por otro lado, lo que en la sociedad se manifiesta
como una pugna entre grupos sociales, a nivel gubernamental se expresa
como una descoordinación en el actuar y en el planteamiento de objetivos
al interior de las dependencias federales y entre los órdenes federal, estatal
y local.
En lo que toca al ordenamiento ecológico, el gobierno federal ha hecho
tres intentos por concretar un esquema regional en el Golfo de California.
En 1997, durante la administración de Julia Carabias, al frente de la semar-
nap, y como parte del Programa de Desarrollo Sustentable del Mar de Cor-
tés se llevó a cabo el primer intento de realizar un ordenamiento ecológico
regional. Este esfuerzo tenía como objetivo identificar y evaluar cuantitativa
y cualitativamente los procesos, tendencias y potencialidades de desarrollo
sustentable del Golfo de California, para lo cual se generó el estudio “Orde-
namiento Ecológico Marino de la Región de Mar de Cortés”. Sin embargo,
este estudio no transitó a la etapa de socialización necesaria en cualquier
proceso de planeación y no se concretó en un programa de gobierno.
530 Del saqueo a la conservación

Posteriormente, a partir de la propuesta del proyecto presidencial de Es-


calera Náutica a principios de 2000, se elaboraron los estudios “Bases para el
Ordenamiento Ecológico de la Región Escalera Náutica” y el “Ordenamiento
Ecológico de la Región Mar de Cortés: Ventanas Micro-regionales”, cuyos re-
sultados fueron presentados a la sociedad en talleres de planeación participa-
tiva que se llevaron a cabo en la región. La simultaneidad en el lanzamiento
de ambos proyectos y la falta de coordinación entre las dependencias del go-
bierno federal hicieron que los estudios de ordenamiento no se concretaran
en programas para la región.
De hecho, el sello distintivo del proyecto Escalera Náutica en la región fue
la polémica que generó entre los actores regionales. El sector ambientalista
lo tipificó como una amenaza para la riqueza natural de la región al concep-
tualizarlo como un proyecto de gran escala que le demandaba al ambiente
una explotación de recursos que ponía en riesgo la estabilidad de los proce-
sos y las poblaciones naturales. Por otro lado, el sector turístico regional no
se sentía integrado a esta iniciativa, que se percibía como centralista. Para los
pescadores también representaba la posibilidad de un desplazamiento de su
actividad y modo de vida ancestral y tradicional. En este contexto, el ordena-
miento ecológico regional fue visto como un medio de apoyo e impulso a la
Escalera Náutica, con lo cual no concretó la base de apoyo regional para su
desarrollo y fue suspendido en el primer semestre de 2003.
En octubre de 2003 el resolutivo de impacto ambiental regional para la
Escalera Náutica aprobó de manera general la actividad náutica en la región,
supeditándola a manifestaciones particulares de impacto ambiental para cada
escala (marina) y recomendó la concreción del proceso de ordenamiento re-
gional. Con esto vino el relanzamiento del proceso de ordenamiento ecoló-
gico.
Así, inició el tercer intento. En esta ocasión la estrategia consistió en for-
talecer, por un lado, el esquema a nivel federal y por otro lado en generar un
clima de confianza e integración con los gobiernos estatales. A través de en-
cuentros puntuales con funcionarios de la Secretaría de Turismo (sectur),
Secretaría de Gobernación (segob), Secretaría de Marina (semar), Secre-
taría de Comunicaciones y Transportes (sct) y Secretaría de Agricultura
Ganadería Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (sagarpa) se concretó la
intención de impulsar un esquema de acción conjunto en la región a través
Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 531

del ordenamiento ecológico. En el caso de los gobiernos estatales, el traba-


jo se centró en mostrar las bondades de una iniciativa conjunta en la región
que permitiría la participación directa de los gobiernos estatales, en mucho
preocupados por mantener su liderazgo ante un esquema de intervención
federal.
De esta manera se originaron el Convenio de Coordinación para el Pro-
ceso de Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de California y el Acuer-
do de Cooperación para el Ordenamiento Ecológico Costero Terrestre de la
Región del Golfo de California. Por un lado, el proceso marino permaneció
como atribución directa del gobierno federal en el cual el gobierno estatal
participaba activamente pero sin competencia directa. El acuerdo terrestre
alivió las preocupaciones estatales de injerencia federal en tanto que sujeta-
ba el inicio del proceso regional a la culminación soberana de los procesos
estatales. Esta división permitió el inicio formal y la posibilidad de retomar
los esfuerzos que desde 1997 se estaban haciendo. Sin embargo, separó el
proceso regional en su parte marina de la parte terrestre.
Así, el 5 de junio del 2004 en el marco del Día Mundial del Medio Am-
biente, y en presencia del Presidente de la República, Vicente Fox, los gobier-
nos de los estados de Baja California, Baja California Sur, Nayarit, Sinaloa y
Sonora y el gobierno federal decidieron conjuntar acciones para iniciar por
separado dos procesos de planeación regional: el ordenamiento ecológico de
la zona marina y el ordenamiento ecológico de la zona costero-terrestre en la
Región Golfo de California.
A diferencia de las iniciativas impulsadas en 1997 y 2000, el Ordenamien-
to Ecológico Marino del Golfo de California se instituye con base en el Regla-
mento de la lgeepa en Materia de Ordenamiento Ecológico y de esta manera
su desarrollo se sujeta a los principios y características antes discutidos.
El Comité de Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de California
(coem-gc) se instaló el 9 de julio de 2004. Para enfrentar los retos que de-
manda un proceso de planeación regional y organizar las actividades, éste se
dividió en dos órganos: el ejecutivo (oe) y el técnico (ot).
De manera general, el oe es el responsable de la toma de decisiones en
el proceso, de promover que los intereses de los sectores representados en
el comité se reflejen en el programa de ordenamiento ecológico, de integrar
la agenda ambiental a través de la cual se definan los problemas ambientales
532 Del saqueo a la conservación

que se deberán atender a lo largo del proceso y de indicar al órgano técnico


las necesidades de información que apoye la toma de decisiones. Consecuen-
temente con sus funciones, el oe está conformado por los representantes
de los cinco estados y de las seis secretarías que suscribieron el convenio de
coordinación, así como por un representante del Consejo Consultivo para el
Desarrollo Sustentable de la Región Noroeste y por invitados permanentes
de la sociedad civil.
Por otro lado, el ot es el responsable de la revisión y validación de los estu-
dios y demás insumos técnicos, y se encarga del diseño, revisión y validación
del estudio técnico que da origen al Programa de Ordenamiento Ecológico
Marino del Golfo de California. Está conformado por representantes de los
cinco estados y de las seis secretarías que suscribieron el convenio de coor-
dinación, así como por un representante de cada uno de los siguientes secto-
res: pesca industrial, pesca ribereña, turismo, grupos indígenas, conservación,
acuacultura, legislativo federal. La participación del sector académico se dio
a través de los representantes de cada estado en el Consejo Consultivo para
el Desarrollo Sustentable de la Región Noroeste.
La estructura del coem-gc tiene su origen y lógica en los componentes
principales de un proceso de este tipo. Por un lado, la generación de un estudio
sólido, que integre los esfuerzos hechos con anterioridad y la información for-
mal e informal, que fuera legítimo en el sentido más amplio de aceptación de
los sectores involucrados y que estuviera ensamblado con rigurosidad técnica
y científica. Por otro, la necesidad de traducir este estudio en un programa de
gobierno, que considerando las diferentes atribuciones de las dependencias in-
volucradas, alinee los objetivos y las acciones gubernamentales en torno de los
principales conflictos identificados en el estudio técnico.
La experiencia del coem-gc ha indicado que, además de la concordancia
entre el producto esperado y la división del trabajo plasmada en la estructura
del comité, es fundamental contar con reglas claras de funcionamiento su
interior; reglas que honren la convicción de que los procesos participativos
son una forma efectiva de gobernar, que trasciendan el discurso demagógico
y ayuden a extraer lo mejor de una sociedad con puntos de vista opuestos y
diversos.
En este sentido, desde épocas muy tempranas en el diseño, se decidió
que las sesiones del coem-gc serían abiertas para toda persona interesada
Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 533

en observar y opinar sobre las decisiones que toma cada órgano a lo largo
del proceso. Así, el coem-gc representaría un espacio donde la participa-
ción de la sociedad no sólo se da a través de los representantes en el Órgano
Técnico, sino también a través de la participación directa de los ciudadanos
que, en la estructura del comité, son considerados invitados permanentes.
Operativamente, durante las sesiones se destina un espacio de participación
a los invitados permanentes, los cuales tienen la oportunidad de cuestionar
o enriquecer las decisiones de sus representantes o de los demás miembros
del coem-gc. El registro del proceso arroja una lista de aproximadamente
300 invitados permanentes: miembros de la sociedad civil que de manera vo-
luntaria han decidido participar en este proceso, que reciben una invitación
para cada sesión y que tienen un espacio destinado para opinar en el momen-
to en que las decisiones se están tomando. Actualmente contamos con un
Comité consolidado y comprometido con el proceso. Hasta la fecha, el Ór-
gano Ejecutivo ha sesionado seis veces y el Órgano Técnico, siete. Además,
ambos Órganos han sesionado conjuntamente en tres sesiones plenarias.
Sesiones del Órgano Ejecutivo:
–9 de julio de 2004, San Carlos, Son.
–6 de agosto de 2004, Ensenada, B.C.
–30 de septiembre y 1º de octubre de 2004, La Paz, B.C.S.
–17 y 18 de marzo de 2005, La Paz, B.C.S.
–9 de diciembre de 2005, Hermosillo, Son.
–29 de mayo de 2006, La Paz, B.C.S.
Sesiones del Órgano Técnico:
–5 y 6 de noviembre de 2004, Nuevo Vallarta, Nay.
–9 y 10 de diciembre de 2004, Mazatlán, Sin.
–14 de abril de 2005, Tijuana, B.C.
–5 y 6 de septiembre de 2005, Hermosillo, Son.
–27 y 28 de octubre de 2005, Mazatlán, Sin.
–17 y 18 de noviembre de 2005, La Paz, B.C.S.
–4,5 y 6 de abril, La Paz, B.C.S.
Sesiones Plenarias:
–10 de diciembre de 2004, Mazatlán, Sinaloa
–7 de septiembre de 2005, Hermosillo, Son.
534 Del saqueo a la conservación

Como su tarea principal, el coem-gc, en sus dos órganos, ha trabajado en


la formulación del Programa del Ordenamiento Ecológico Marino. La for-
mulación incluye la elaboración de un estudio técnico que consta de cua-
tro etapas: caracterización, diagnóstico, pronóstico y propuesta. Durante la
caracterización se describen los componentes natural y socioeconómico del
área de estudio, así como los intereses sectoriales, identificados a través de
mecanismos de participación social corresponsable o talleres sectoriales.
Con base en esta información, en el diagnóstico se identifican los conflictos
ambientales generados principalmente cuando los sectores compiten por los
mismos recursos naturales o por el mismo espacio. Asimismo, en esta etapa
se identifican aquellas áreas que se deberán preservar, conservar, proteger
o restaurar, debido a que sus características naturales resultan estratégicas
para el mantenimiento de las actividades productivas, la conservación de
los ecosistemas y la biodiversidad y el mantenimiento de los bienes y servi-
cios ambientales. Posteriormente, en el pronóstico se examina cómo podrían
evolucionar los conflictos identificados, considerando escenarios de acción y
de no acción gubernamental. En la etapa de propuesta se generan los linea-
mientos y las estrategias del programa de ordenamiento ecológico marino, a
través de las cuales se establecen las bases de acción y coordinación entre las
dependencias del gobierno federal y los cinco estados para atender conjunta-
mente los conflictos ambientales en el Golfo de California.
Conforme el proceso de planeación participativa avanzó en complejidad,
y considerando las demandas del propio Reglamento, fue evidente que los
mecanismos de participación social debían ampliarse y diversificarse en la
búsqueda de incorporar de manera legítima los intereses y las necesidades
de todos los sectores de la región. Los talleres sectoriales forman parte de
estos mecanismos y tienen como objetivo recabar información sobre los in-
tereses de cada sector. En estos talleres se involucró no sólo al representante
regional que participa activamente en el Órgano Técnico del Comité, sino a
otros representantes de los cinco estados para ampliar así el conocimiento
sobre las necesidades del sector. Uno de los factores críticos para lograr una

 El Reglamento de la lgeepa en materia de Ordenamiento Ecológico establece que a lo largo


del proceso se deben establecer procedimientos e instrumentos que promuevan la participa-
ción social corresponsable, a través de mecanismos formales de participación pública.
Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 535

representación legítima del sector en los talleres sectoriales fue la capaci-


dad de convocatoria del representante ante el ot. En este sentido merecen
mención especial los talleres sectoriales del sector de la Pesca Industrial, la
Pesca Ribereña y la Conservación. En los tres casos se logró una asistencia
que reflejaba con mucha precisión la diversidad del sector en la región. Los
casos de acuacultura y turismo fueron diferentes y esto tiene explicación en
la naturaleza de los sectores, es decir, son sectores poco cohesionados y mu-
cho más diversos al interior.
Con la información obtenida en los talleres sectoriales se establece la ap-
titud del área de estudio, a partir de relacionar las características del am-
biente marino-costero con las atributos ambientales que reflejan las necesi-
dades del sector. Así, los mapas de aptitud reflejan aquellas áreas del Golfo
de California propicias para el desarrollo de las actividades sectoriales. En
este contexto, la aptitud del Golfo de California no se determina únicamente
considerando las características ambientales del área sino también las nece-
sidades, los intereses y las capacidades de los actores sociales.
Los talleres sectoriales tuvieron lugar entre mayo y agosto de 2005:

Sector Sede Fecha


Pesca Industrial Mazatlán, Sin. 12 y 13 de mayo 2005
Acuacultura La Paz, B.C.S. 16 y 17 de mayo, 2005
Conservación La Paz, B.C.S. 2 y 3 de junio, 2005
Pesca Ribereña Los Mochis, Sin. 11 y 12 de agosto, 2005
Turismo La Paz, B.C.S. 18 y 19 de agosto, 2005

Un sector que merece mención especial es el de los pueblos indígenas, su


integración en el ordenamiento marino fue una de las demandas que la so-
ciedad hizo a la semarnat durante la etapa de conformación del coem-gc y
esta íntimamente relacionada con un precepto de equidad.
Los pueblos indígenas no representan una sola actividad o interés. Si bien
están mayoritariamente ligados a la pesca ribereña, sus intereses se extien-
den también al turismo y a la conservación. Por la escala a la que se está
desarrollando el estudio, la información referente a los intereses y necesida-
des de los pueblos indígenas no podía ser expresada cartográficamente. Así,
536 Del saqueo a la conservación

se optó por dejarla plasmada de manera descriptiva en el estudio técnico y


utilizarla en el diseño de lineamientos y estrategias del programa de ordena-
miento ecológico.
El incluir a los Pueblos Indígenas como un sector de este proceso originó
al interior del equipo de la semarnat cuestionamientos en torno a la repre-
sentatividad. En un inicio la representación de este sector se dio con la parti-
cipación de un miembro del Pueblo Jiakim-Yaqui. Sin embargo, conscientes
de la diversidad indígena que existe en la región, la semarnat decidió tra-
bajar de manera conjunta con la Comisión Nacional para el Desarrollo de
Pueblos Indígenas (cdi) para establecer una estrategia de participación más
representativa. Así, de manera conjunta con la cdi y con representantes de
los pueblos Comca’ac-Seris, Jiakim-Yaquis, Yoreme-Mayos, Cuapaá-Cucapás
y Wixarika-Huicholes, se diseñó la Comisión para la Participación de los
Pueblos Indígenas en el Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de Cali-
fornia. El objetivo de esta comisión es capturar la diversidad de los pueblos
indígenas de la región que realizan alguna actividad en el espacio marino del
Golfo de California. La intención es contar con un espacio de discusión per-
manente donde se puedan discutir la variedad de problemas y necesidades en
torno al uso y protección de los recursos naturales de los cinco pueblos.
En un ordenamiento ecológico marino que involucra la totalidad de la
extensión del Golfo de California los procesos participativos deben diver-
sificarse y extenderse lo más posible. Es imposible involucrar en el proceso
a todos y cada uno de los individuos que forman sectores en la región. Sin
embargo, esto no significa que el gobierno federal no tenga la responsabili-
dad de proveer canales accesibles para que cualquier ciudadano interesado
en participar pueda hacerlo. Por ello existe el comité como instancia plural y
participativa. Para ello se realizaron los talleres sectoriales con una convoca-
toria dirigida directamente por los representantes sectoriales en el coem-gc
y por ello, de manera adicional, se organizaron dos consultas públicas masi-
vas, una para la etapa de caracterización y otra para la propuesta de progra-
ma. Así, los resultados de ambas etapas debieron ser sometidos a un proceso
de escrutinio social durante 60 días hábiles.
Es decir, ambos documentos se ponen a disposición para que puedan ser
revisados por la sociedad en general, dando la opción de que cualquier inte-
resado pueda emitir su opinión. Posteriormente, el coem-gc tiene la obli-
Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 537

gación de integrar aquellas observaciones que enriquezcan los documentos,


o bien, presentar la justificación técnica o jurídica en caso de no considerar
una opinión. En el caso de la consulta de la caracterización, del 23 de sep-
tiembre al 19 de diciembre de 2005 el documento estuvo disponible para su
consulta en la página electrónica de la semarnat, así como en 25 centros
receptores ubicados en los cinco estados y en el Distrito Federal.
¿Por qué someter la caracterización, intermedia en el proceso y netamente
técnica, a un proceso de consulta pública? Esta fue una pregunta que el equipo
de la semarnat se hizo varias veces antes de tomar una postura ante el coem-
gc. Si bien el reglamento es explícito en cuanto a la consulta de la propuesta,
deja el camino abierto en lo que respecta a la de caracterización. En el caso del
Golfo de California se optó por realizar ambas consultas, éste era el camino ló-
gico a seguir después de tener el antecedente de dos procesos fallidos. La aper-
tura al escrutinio social deriva en construcción de confianza ya que permite
que el producto sea generado desde su base por el gobierno y la sociedad.
En retrospectiva, podemos decir que la consulta de la caracterización
cumplió cuatro objetivos: permitió mostrar con transparencia y claridad
la información disponible con la cual se tomarían decisiones a lo largo del
proceso, identificar fuentes alternativas de información que el ot no había
identificado, identificar carencias de información que debían ser atendidas y
empezar a familiarizar a la región con este tipo de procesos.
Al finalizar la consulta, se recibieron quince opiniones. Para la segunda
consulta pública, el coem-gc decidió aumentar la difusión. Finalmente, a
diferencia de la primera, en la segunda consulta pública se trataba de revisar
un programa de gobierno con acciones y responsables explícitos donde la
ciudadanía pudiera sentir de manera más cercana las repercusiones de éste
en su vida cotidiana. La segunda consulta pública tuvo lugar del 19 de junio
al 11 de septiembre de 2006.

3. El Programa de Ordenamiento Ecológico Marino


A raíz de la publicación del Reglamento de la lgeepa en materia de Orde-
namiento Ecológico, este instrumento debe desarrollarse como un proceso.
 Decir en este punto si fue un número bajo o alto es complicado pues no existe un punto de
referencia en la región para comparar.
538 Del saqueo a la conservación

Debe instaurarse como un foro constante de discusión, de encuentros y des-


encuentros entre actores sociales con injerencia en el uso y conservación de
los bienes y servicios ambientales, un foro en el que, en un marco de equidad,
alcancemos una gobernabilidad ambiental democrática y plena a través de la
participación social y de un uso de la mejor información técnica y científica
disponible.
De tal forma, en esta primera etapa del oem-gc el Comité se centró en ge-
nerar y validar las bases técnicas que dieron lugar al Programa de oem-gc y a
su decreto. Así, se identificó la información de cobertura regional disponible
y que cubriera los requisitos señalados por el ot. Dicha información resultó
limitada, tanto en el número de capas base como en la especificidad de la in-
formación. Sin embargo, con esta base de datos en el trabajo del coem-gc, y
con la información de cinco talleres sectoriales, se obtuvo un primer análisis
regional sobre la distribución general de las aptitudes sectoriales.
A partir de este análisis se definieron zonas donde coincide una aptitud
para más de dos sectores y que por lo tanto presentan probabilidades altas
de interacción que pueden generar conflictos ambientales, ya sea por com-
petencia en el uso de un recurso o porque la forma en que se está desarro-
llando la actividad de un sector está afectando directa o indirectamente los
recursos que utiliza otro.
Los análisis de aptitud por sector nos ayudan a la identificación de prio-
ridades de atención de conflictos y de investigación en la región, lo cual es
un avance significativo en una región que carecía de un esquema de planea-
ción ambiental consensado entre la sociedad y los órdenes de gobierno. Sin
embargo, se reconoce que la información de la caracterización únicamente
indica la distribución de los atributos identificados como prioritarios por los
sectores como ausencia o presencia de dichos atributos. Es decir, no conta-
mos con información diferencial del estado de los recursos a nivel regional
que nos permita diferenciar territorialmente acciones en esta etapa del pro-
ceso. Por esto se han planteado acciones generales encaminadas a disminuir
los conflictos en el contexto regional, descritas a continuación:
1) Acciones para la integración de criterios de sustentabilidad en el desa-
rrollo de las actividades sectoriales para evitar el deterioro de los atributos
ambientales que limitan la continuidad de las actividades productivas.
2) Acciones dirigidas a la conservación de especies y hábitats críticos para
Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 539

el desarrollo sustentable en la región.


3) Acciones de planeación e investigación que se requieren realizar en
una segunda etapa del proceso que permitirán generar los elementos ne-
cesarios para el diseño e implementación de estrategias más particulares
para la atención y prevención de los conflictos particulares con énfasis
en las zonas y atributos identificados como prioritarios en esta primera
etapa.
Consecuentemente, considerando el nivel de generalidad de las acciones
planteadas, éstas se aplicarán en todas las uga. En aquellas acciones que se
relacionan con atributos que tienen una distribución identificada y diferen-
ciada regionalmente se especificarán las uga en las cuales es prioritaria su
aplicación. Si bien cuando a esta escala no se pueden definir zonas “exclusi-
vas” para sectores —en otras palabras, no se cuenta con información para
atender los conflictos ambientales mediante la segregación de actividades—,
sí se identificaron las causas de los principales conflictos ambientales, los
cuales se pueden atender mediante las acciones que promuevan actividades
de aprovechamiento sustentable y que se presentan en la propuesta de Pro-
grama de oem-gc.
Por otro lado, las bases técnicas de este programa permiten analizar fenó-
menos aparentemente locales pero que pueden generar impactos y tenden-
cias regionales. Lo anterior se logra al examinar las tendencias de presión,
fragilidad y vulnerabilidad regionales.
La presión marina general incluye dos componentes, la presión que gene-
ran en el medio marino los sectores de pesca industrial, pesca ribereña y tu-
rismo (medida a partir de su aptitud), así como la presión que se genera desde
la tierra hacia el mar, medida por los cambios de uso de suelo y los cambios
en el crecimiento y la densidad poblacional.
El análisis regional de presión nos permite identificar áreas con valores
altos, medios y bajos de presión. Los valores altos se concentran, fundamen-
talmente, en la costa sur de Sonora, Sinaloa y Nayarit. Esto responde a tres
factores: 1) fuertes modificaciones en la vegetación natural para el estable-
cimiento de zonas de agricultura, zonas urbanas y desarrollos acuícolas en
Sonora y Sinaloa, 2) la alta densidad poblacional de Sinaloa con respecto al
resto de la región y 3) a la presencia de las zonas de mayor aptitud para la
pesca de camarón, tanto industrial como ribereña.
540 Del saqueo a la conservación

En términos de planeación ambiental, estas tendencias regionales indi-


can que en las zonas con valores bajos y medios de presión se deberá privi-
legiar un enfoque preventivo que permita mantener los niveles de presión
actuales. Por otro lado, en aquellas zonas con niveles de presión alto, el
enfoque de acción deberá ser correctivo, es decir, tendiente a revertir las
tendencias de presión a través de medidas de restauración y del estableci-
miento de capacidades de carga de los ecosistemas que permitan restringir
las actividades a niveles de sustentabilidad en el corto, mediano y largo
plazo.
De manera complementaria al análisis de presión, la fragilidad nos per-
mite identificar aquellas zonas que en un contexto regional resultan críticas
para la conservación de las especies, los ecosistemas, los bienes y servicios
ambientales así como de los recursos naturales importantes para el mante-
nimiento y desarrollo de actividades productivas.
Retomando las particularidades de la información utilizada en esta etapa
del proceso de oem-gc, la fragilidad se basa en la presencia o ausencia de
atributos ambientales identificados durante la etapa de caracterización; sin
embargo, en etapas posteriores este índice podrá ser ampliado y refinado,
razón por la cual las acciones enfocadas a la investigación tienen evidente
importancia. Actualmente el análisis de fragilidad está constituido por las
siguientes variables: 1) Biodiversidad; 2) Aves; 3) Especies con estatus: vaqui-
ta, totoaba, tortugas, ballena azul, ballena jorobada, delfín nariz de botella,
pepino de mar, tiburón ballena, tiburón blanco y tiburón peregrino; 4) Con-
centración de pigmentos; 5) Especies algas endémicas; 6) Mangle, y 7) Bahías
y lagunas costeras.
El análisis regional de fragilidad nos permite identificar áreas con valores
altos, medios y bajos. Los valores altos se concentran en tres grandes zonas:
1. Alto Golfo de California y región de las Grandes Islas, por la presencia
de especies endémicas y en riesgo de la región —vaquita (Phocoena sinus) y la
totoaba (Cynoscion macdonaldi)—, así como de ecosistemas prioritarios ta-
les como islas y bahías (destacan Bahía de Los Ángeles y Bahía Kino) y final-
mente los sistemas asociados al delta del río Colorado. Consecuentemente,
esta zona es una de las más importantes para la actividad pesquera en el gc.
2. Región Costera Los Cabos-Bahía Concepción, por la presencia de eco-
sistemas prioritarios tales como islas y bahías (destacan San José, La Paz,
Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 541

Loreto, Concepción) así como de sistemas de arrecifes coralinos y rocosos.


Consecuentemente, es una zona estratégica para el turismo, con un fuerte
impulso en la zona de Los Cabos, La Paz y Loreto, y para la pesca ribereña
que se realiza con mayor impulso en la parte norte de esta zona.
3. Región Costera Norte Sinaloa-Sur de Sonora, por la presencia de la ma-
yor concentración de sistemas lagunares del gc más importantes y una zona
estratégica para la acuicultura de camarón, la pesca industrial y ribereña, la
agricultura, el turismo y el desarrollo urbano.
En términos de planeación ambiental, estas tendencias regionales indi-
can que la conservación de las zonas con valores de fragilidad altos es estra-
tégica para el mantenimiento y desarrollo de las actividades productivas en
la región. Su protección integral requiere de la acción coordinada del gobier-
no y la sociedad. Ésta deberá reflejarse en la realización de estudios a mayor
detalle, implementación de buenas prácticas en las actividades productivas,
así como la realización de prospecciones que indiquen los sitios de mayor
aptitud sectorial con el mínimo impacto ambiental.
Como se mencionó con anterioridad, las acciones derivadas del análisis
de conflictos ambientales y de los análisis de presión y fragilidad serán de
aplicación general en todas las Unidades de Gestión Ambiental, las costeras
(ugc) y las oceánicas (ugo), y con atención en aquéllas donde la información
con la que contamos nos permita hacer énfasis. Por otro lado, ambos elemen-
tos darán un marco de referencia para la aplicación de otros instrumentos de
gestión ambiental tales como las manifestaciones de impacto ambiental, la
operación o generación de áreas naturales protegidas o de los instrumentos
derivados de la Ley General de Vida Silvestre.
Adicionalmente, el análisis de vulnerabilidad identifica las áreas con va-
lores altos de fragilidad y de presión. Esta identificación genera un marco de
acción gubernamental, es decir identifica aquellas áreas cuya atención debe
priorizarse. Así, se cuenta con dos aproximaciones, una que identifica las
zonas de interés prioritario a nivel regional (zip-g) y aquellas prioritarias a
nivel estatal (zip-e). De esta manera contamos con una guía de acción que se
ajusta a las necesidades y responsabilidades tanto del gobierno federal como
del estatal.
A partir del análisis de vulnerabilidad se definieron cinco clases de prio-
ridad para la atención a nivel regional. De esta manera, las unidades con
542 Del saqueo a la conservación

prioridad más alta son aquellas que conjuntan los mayores niveles de fragi-
lidad asociados a los mayores niveles de presión, generada tanto por los sec-
tores que desarrollan actividades en el área marina, como por las actividades
que se desarrollan en la zona de influencia terrestre.
De manera consistente con las acciones planteadas en este programa,
el reconocimiento de las unidades de gestión ambiental con mayor prio-
ridad no sólo nos indican qué zonas requieren de atención inmediata por
su vulnerabilidad a nivel regional, sino que nos dan la pauta para realizar
estudios de mayor detalle, que permitan un análisis de los problemas a una
escala más fina y que apoyen la toma de decisiones de las autoridades en
materia de gestión, así como la definición de estrategias de atención más
específicas.
El resultado identifica cuatro unidades de gestión ambiental costeras de
interés prioritario a nivel regional, que presentan una fragilidad muy alta y
niveles muy altos de presión:
ugc 10: Guaymas-Sonora Sur
ugc 11: Sinaloa Norte
ugc 12: Sinaloa Centro-Culiacán
ugc 14: Nayarit Norte
En términos de guiar la planeación territorial a mayor detalle a nivel es-
tatal el resultado arroja que las unidades de gestión ambiental con nivel de
prioridad 1 por estado son:

Estado ugc

Baja California Sur 1 Los Cabos-La Paz


5 San Luis Gonzaga-San Felipe Sur
Baja California 6 Reserva del Alto Golfo

6 Reserva del Alto Golfo;


Sonora 8 Puerto Libertad-Tiburón Norte
10 Guaymas-Sonora Sur
11 Sinaloa Norte y
Sinaloa
12 Sinaloa Centro-Culiacán
Nayarit 14 Nayarit Norte
Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 543

Así, vemos que el hecho de contar con unidades de gestión ambiental per-
mite priorizar de manera espacialmente explícita la acción del gobierno fede-
ral y estatal considerando las tendencias regionales de conflictos sectoriales,
presión y fragilidad. Finalmente se puede afirmar que con el fin de ejercer
una política efectiva de atención a los problemas ambientales del Golfo de
California el proceso de ordenamiento ecológico marino deberá continuar
reivindicando una aproximación regional que en pasos subsiguientes podrá
ser enriquecida y por tanto mejorada.
Al concluir el segundo proceso de consulta pública, todo estará listo para
decretar el Programa del Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de Cali-
fornia. A través de este decreto se fijan las metas a alcanzar a mediano y largo
plazo, así como los compromisos establecidos por las autoridades federales
y estatales para atender los conflictos ambientales del Golfo de California.
Con ello, sociedad y gobierno contarán con los elementos formales para dar
seguimiento a las acciones comprometidas a través de una instancia perma-
nente que se verá institucional y legalmente fortalecida con la concreción de
un programa en decreto: el Comité de Ordenamiento Ecológico Marino del
Golfo de California. El alcanzar el decreto antes de la finalización de 2006
colaborará de manera crítica en la continuidad de este proceso ante el cam-
bio de gobierno federal.
Dichos compromisos estarán expresados en forma de estrategias eco-
lógicas, las cuales contendrán disposiciones en cuatro ejes principales de
acuerdo a las acciones generales descritas anteriormente: agendas de inves-
tigación, alineación de objetivos y programas gubernamentales, acuerdos de
inversión federal y estatal, e identificación de zonas que requieran estudios
de mayor detalle.
El Comité, como instancia responsable de dar seguimiento al cumpli-
miento de las estrategias y lineamientos ecológicos, así como de promover
la participación justa y equitativa de los sectores de la sociedad a lo largo del
proceso, seguirá reuniéndose periódicamente una vez decretado el progra-
ma.
El ordenamiento ecológico al concebirse como un proceso de planeación
adaptativo, debe ser capaz de generar, ejecutar, evaluar y, en caso necesario,
modificar sus estrategias (Semarnat, 2003). Ello le confiere la flexibilidad ne-
cesaria para adecuarse a los cambios del entorno natural, social y económi-
544 Del saqueo a la conservación

co. Sin embargo, el punto crítico de este ciclo es que estas modificaciones no
podrán realizarse de manera arbitraria, sino que siempre tendrán que estar
técnicamente fundamentadas y encaminadas a mejorar el balance entre las
actividades productivas y la protección del ambiente.
En el marco del arreglo institucional en México, el decreto de un orde-
namiento ecológico no genera nuevas atribuciones ni una distribución de
competencias distinta a la establecida en las diversas disposiciones legales.
Simplemente las alinea en una visión compartida e informada de lo que debe
ocurrir en el territorio y la forma en que los sectores pueden hacer uso de él.
Esto adicionalmente da certeza a la inversión al establecer las reglas del juego
y los lineamientos y regulaciones a las que habrán de sujetarse las diversas
actividades que se realicen el territorio (Semarnat, 2006 a).

4. Los pasos a seguir


Probablemente la lección más importante después de dos años de impul-
sar el ordenamiento ecológico marino en la región sea que lo único que no
puede faltar es el optimismo. Sin embargo, si bien el ordenamiento ecológico
tiene gran potencialidad para la gestión sustentable del uso de los recursos
marinos, también presenta algunas limitantes para su efectiva instrumenta-
ción. Estas pueden deberse al escaso tiempo de haberse instituido como un
proceso, así como a otros aspectos de índole técnico, social, político y econó-
mico (Semarnat, 2006 a).
Aún hay camino por andar en la formulación de las preguntas orienta-
doras que permitan discernir la información pertinente, así como la forma
en que ésta se debe manejar para obtener el sustento necesario en la toma
de decisiones. Como sociedad, nos sigue siendo difícil discernir el proceso
metodológico de las políticas, lineamientos y criterios de regulación que en
última instancia generan un programa de gobierno.
Las limitantes sociales tienen su mayor expresión en los procesos de par-
ticipación social que requiere la formulación de un ordenamiento. El punto
crítico aquí es la representatividad, o bien su carencia, que puede cuestionar
severamente todo el proceso de planeación ambiental. Alcanzar un nivel de
legitimidad en la sociedad nos confronta con una realidad compleja. Esto se
debe principalmente a las grandes diferencias que existen entre los sectores
Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 545

sociales en cuanto a organización, peso político y capacidad de movilización.


Como consecuencia, es común observar sectores que en los procesos de par-
ticipación pública están sobre-representados o sub-representados. Este he-
cho puede incidir en la orientación que se le dé a un programa en términos
de los intereses particulares de un sector, lo cual puede propiciar desequili-
brios en la atención equitativa de los diversos sectores sociales y por tanto en
los límites impuestos a sus actividades (Semarnat, 2006).
Cuando el factor político propicia un sesgo en las definiciones que se to-
man durante la formulación de un ordenamiento ecológico, es cuando éste
se materializa en una limitante. Ello puede ocurrir cuando priva en los altos
niveles de gobierno una idea de desarrollo que prevalece de manera no equi-
tativa sobre otras por una concepción propia del estado político o por presio-
nes de grupos de poder. Esta limitante resulta grave cuando el sesgo hacia un
sector se contrapone a la tolerancia, la capacidad de carga y de regeneración
del medio ambiente, por un lado, y por otro en la medida en que disminuya
o anule otro tipo de utilización del territorio que es más compatible con la
aptitud de éste (Semarnat, 2006 a).
Al formular una propuesta de ordenamiento no se parte desde una si-
tuación de neutralidad, ni de equidad entre los sectores, y es precisamente
aquí, en donde el ordenamiento ecológico jugará un papel de arbitraje en la
resolución de los conflictos presentes entre ellos. El fiel de la balanza serán
los análisis de aptitud sectoriales, y demás información que nos indique el
grado de fragilidad, vulnerabilidad e importancia ecológica de la zona, en
tal medida que con esta información pueda establecerse un mecanismo de
mediación que lleve a encontrar el mejor arreglo espacial para las diferentes
actividades sectoriales, con el menor conflicto y perjuicio ambiental. Otra
vez, esto podrá alcanzarse en la medida en que los ordenamientos ecológicos
se instrumenten como procesos permanentes de generación de información,
diálogo y participación, a través de sus comités, y no como estudios técnicos
que pretendan controlar el desarrollo con base en una fotografía estática del
territorio (Semarnat, 2006 a).
Las lecciones aprendidas de este proceso demuestran que no es sim-
plemente un lugar común decir que la complejidad del medio marino se
manifiesta por las tres dimensiones propias del océano. Lo anterior, si consi-
deramos que en el océano no hay una actividad llevándose a cabo en un pun-
546 Del saqueo a la conservación

to determinado, si no un conjunto de ellas teniendo lugar en una “columna”


de puntos.
Una cuestión punzante derivada de esta experiencia y que aún debemos
resolver es que la segregación de actividades incompatibles para la dismi-
nución de conflictos puede no ser el enfoque óptimo para un ordenamiento
marino regional. La actividad que hasta ahora genera mayor presión en el
medio marino, la pesca, se congrega en lugares históricamente utilizados
por los usuarios, evidentemente donde se combinan la facilidad de acceso y
la presencia del recurso. Sin embargo, la reubicación de zonas de pesca pre-
senta dificultades técnicas y sociales que no se comparan con las de otros
sectores productivos. En este sentido, es muy probable que un esquema de
este tipo se deba centrar en la instrumentación de mejores prácticas más que
en la segregación de actividades incompatibles ya que ésta tendrá una mejor
implementación en esquemas locales (Semarnat, 2006 a).
El camino a seguir en el futuro se presenta en tres vías. En primer lugar,
avanzar hacia la consolidación del ordenamiento ecológico como un proce-
so de planeación. Alejarse de la ficción de que un ordenamiento ecológico
empieza y termina con un estudio técnico que determina para un momento
en el tiempo, la “vocación” del territorio. De esta manera, el oem-gc debe
aspirar a constituirse en el instrumento de planeación maestro que com-
patibilice las visiones sectoriales al interior del gobierno y de la sociedad, y
que engarce los instrumentos de gestión ambiental, económica y social. En
segundo lugar, sin lugar a duda, aumentar los esfuerzos de capacitación. Si
bien el reglamento indica claramente la obligatoriedad de ejecutar procedi-
mientos técnicos y rigurosos, las capacidades de los funcionarios y la oferta
de las instituciones académicas continúan siendo fuertes limitantes para el
desarrollo de este instrumento. Se debe aspirar a que éste incorpore en to-
das sus variedades herramientas y técnicas de vanguardia. En particular la
incorporación de términos funcionales como capacidad de carga, umbrales
y relaciones funcionales, entre otros. En tercer lugar, la promoción de una
cultura de participación social que contribuya al logro de procesos represen-
tativos, equitativos y justos es la tercera vía prioritaria que se tendrán que
andar para el fortalecimiento del ordenamiento ecológico (Semarnat, 2006
a). Los mecanismos de información acompañan de manera inevitable a la
participación social. En este sentido se ha avanzado en la conceptualización
Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 547

del mecanismo de transparencia y rendición de cuentas: la bitácora ambien-


tal (Semarnat, 2003). Consagrada en el Reglamento y actualmente en opera-
ción para el Golfo de California, la bitácora ambiental deberá seguir siendo
fortalecida por su impacto en las acciones de evaluación y seguimiento, sin
las cuales difícilmente alcanzaremos la constitución del oem-gc como un
proceso de planeación ambiental transparente, sistemático y participativo.
¿Del conflicto al consenso? Sí. Creemos que en dos años de gestión inten-
sa en la región el ordenamiento ecológico ha colaborado en el acercamiento
entre sectores en la búsqueda de una visión común que reconozca la diversi-
dad y la pluralidad. El éxito de este proceso dependerá de la capacidad y vo-
luntad de los sectores para continuar con el trabajo del comité, fortaleciendo
la legitimidad de este proceso y logrando que éste se mejore y se traduzca en
varios procesos locales, congruentes con una realidad regional. La evalua-
ción completa de este proceso tendrá que darse con los relatos de otros sec-
tores, el éxito será la suma de recuentos positivos y en última (y tal vez mas
importante) instancia, la salud sostenida del Golfo de California.

Epílogo
Cuando terminamos de escribir este capítulo, la segunda consulta públi-
ca —de la Propuesta— estaba por comenzar. Durante los 60 días hábiles de
su duración realizamos cinco foros de presentación de la propuesta con asis-
tencias altas (alrededor de cien asistentes) en todos los casos.
En estos foros, fue el coem-gc, encabezado por la semarnat, el encarga-
do de presentar la propuesta a la sociedad en general. Con ello, por primera
vez en la región gobierno y representantes de sectores productivos y sociales
ofrecieron, para su escrutinio, un producto consensuado de una visión com-
partida de desarrollo sustentable para el Golfo de California. Un producto
que en el reconocimiento de las diferencias y de la diversidad alcanzó su
legitimidad social.
Posterior a la consulta pública y una vez integrados los comentarios y opi-
niones, la semarnat presentó el producto final a la Comisión Federal para
la Mejora Regulatoria (cofemer). En su dictamen final, la cofemer autorizó
la publicación del Programa de Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo
de California (poem-gc) considerando que el proceso que llevó a su creación
548 Del saqueo a la conservación

cumplía con las condiciones legales de transparencia y participación nece-


sarias en un proceso regulatorio, y que los costos de su implementación eran
deseables dados los beneficios para la sociedad derivados de ésta.
El 29 de noviembre de 2006 se publicó en el Diario Oficial de la Federa-
ción el Decreto Presidencial Aprobatorio del poem-gc y el 15 de diciembre
del mismo año se publicó, también en el dof, el Acuerdo Secretarial para la
expedición del poem-gc. Al haber sido decretado por el Titular del Ejecuti-
vo, este programa se vuelve un instrumento de observancia obligatoria para
el Ejecutivo Federal, de tal manera que sus disposiciones deberán expresarse
en el actuar de todas las secretarías con injerencia en el patrón de ocupación
del territorio marino del Golfo de California. Con esto, dicho instrumento
de planeación trasciende del ámbito sectorial ambiental para convertirse en
un instrumento de planeación transversal.
Evidentemente, el hecho de haber logrado el decreto a finales de la admi-
nistración federal saliente implicaba retos para la continuidad del proceso.
Por razones que no se analizan en esta contribución, el ordenamiento ecoló-
gico del territorio se incluyó como uno de los ejes estratégicos del gobierno
entrante de Felipe Calderón.
El 21 de febrero de 2007 el Presidente Calderón anunció, en Mazatlán,
Sin., la Estrategia Nacional para el Ordenamiento Ecológico en Mares y Cos-
tas. En este documento se reconoce la necesidad de actuar integralmente en
las costas y mares mexicanos reconociendo la convergencia de facultades y
atribuciones gubernamentales, el potencial de desarrollo y la necesidad de
proteger los recursos naturales (Semarnat, 2007). Una de las regiones priori-
tarias para esta Estrategia es el Golfo de California. Así, no sólo se reconoce
la necesidad de continuar con la implementación del poem-gc sino además
el potencial de aplicar este proceso en el resto de los mares mexicanos.
El mayor reto a futuro consistirá en consolidar al coem-gc como el espa-
cio de gobernabilidad regional ambiental desde donde se le dé seguimiento
al cumplimiento del poem-gc. Para ello, desde los tres niveles de gobierno
se debe fomentar la integralidad y la transversalidad de las políticas públicas
y, en paralelo, continuar el impulso de la participación crítica, informada y
oportuna de los sectores de la sociedad. El decreto regional debe servir para
originar decretos locales que integren el ámbito costero y marino en escalas
de mayor resolución. Pero sobre todo, se debe privilegiar el dialogo intenso
Capítulo
12. El proceso de ordenamiento ecológico marino en el Golfo de California 549

e informado que permita fortalecer los cimientos de una naciente visión co-
mún del Golfo de California que queremos dejar a las generaciones futuras.

Documentos consultados
Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, 2003. Versión comen-
tada del Reglamento de Ordenamiento Ecológico.
————2006 a. La gestión ambiental en México.
————2006 b. Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de California.
————2007. Estrategia Nacional para el Ordenamiento Ecológico del Terri-
torio en Mares y Costas.
550 Del saqueo a la conservación
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 551

Capítulo 13

Diagnóstico agro-ambiental de
Baja California Sur: estado actual
y alternativas para el desarrollo
agropecuario sostenible

Enrique Troyo Diéguez, Alejandra Nieto Garibay,


José Luis García Hernández, Bernardo Murillo Amador
y Micheline Cariño

L
a sociedad de un país o región que se propone diversificar su agricul-
tura con el fin de producir alimentos para sus habitantes debe obrar
de manera racional, integrando la planeación y administración con
el fomento adecuado y el uso sustentable de sus áreas forestales y tierras
agrícolas. Una agricultura sólida y variada, una nutrición adecuada y una
silvicultura efectiva, son todos componentes del problema substancial que
debe resolverse para mejorar el bienestar humano.
En el contexto del desarrollo agropecuario, la tecnología en la agri-
cultura es una combinación e interacción de conocimiento sobre el ma-
terial genético, procesos, equipos e insumos que permiten el resultado
de características particulares pre-especificadas. Según el estado actual
del conocimiento demográfico es posible pronosticar que la población
mundial se duplicará en los próximos 50 años. En el caso sudcaliforniano
la tendencia es similar o superior. A esto se aúnan los diversos problemas
locales —producto de la circunstancia geográfica y procesos económicos

[551]
552 Del saqueo a la conservación

propios— como la escasez de agua, la deforestación y el ensalitramiento


de los suelos.
Bajo estas consideraciones, es imperativo que se desarrolle una tecnolo-
gía de alto nivel compatible con el ambiente para la producción sostenible
de alimentos y un diseño y aplicación inmediata de medidas de mitigación y
restauración de estos recursos naturales.

1. Contexto geo-climático de Baja California Sur


Baja California Sur se caracteriza principalmente por tener un clima muy
seco semicálido y muy seco y muy cálido y cálido que corresponden al 91.63 por
ciento de la superficie estatal; así mismo, cuenta con clima subhúmedo, con llu-
vias en el verano, en la zona de la Sierra de la Laguna. La temperatura máxima
sobrepasa los 40°C en verano y la mínima, menos de 0°C en invierno, principal-
mente en el norte del estado; sólo en la región de Los Cabos el clima es cálido
subhúmedo, influido por los ciclones; la temperatura media anual es de 23.9°C.
El carácter de la precipitación en las zonas áridas está marcado por su irregu-
lar distribución tanto espacial como temporal; normalmente se presenta en el
verano en forma torrencial, de alta intensidad y corta duración, debido a celdas
convectivas muy localizadas, en radios de 10-50 km, mientras que en el invierno
las lluvias ocurren en forma intermitente, en forma de lloviznas ligeras de mayor
duración, que pueden ser localizadas o bien abarcar una zona más amplia. Este
carácter intermitente de la lluvia hace que las lluvias de invierno sean más efec-
tivas para el crecimiento de las plantas en el desierto.
La dotación anual de agua para uso agrícola asciende a la cantidad de
277.9 millones de metros cúbicos; correspondiendo al Valle de Santo Do-
mingo 170 millones de metros cúbicos, que representa el 61 por ciento de
la dotación total de la entidad. De hecho, en el Valle de Santo Domingo se
ha registrado una sobreexplotación superior al 90 por ciento, estabilizada a
partir del año agrícola 2001, logrando su equilibrio para el año 2004 con ex-
tracción de 167.2 millones de metros cúbicos.

 Troyo-Diéguez et al., 1990.


 Mercado-Mancera, 2006.
 Nicholson, 1999.
 Troyo-Diéguez, 2002.
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 553

2. Caracterización socioeconómica del sector agropecuario


No obstante la naturaleza agreste y árida de Baja California Sur, las con-
diciones de aislamiento geográfico y de sanidad del medio ambiente son ven-
tajas comparativas de suma importancia con respecto a la región y el país,
y representan ventanas de oportunidad comercial en el mercado nacional e
internacional.
Baja California Sur cuenta con áreas subtropicales, semiáridas y extre-
madamente áridas y tiene una superficie con potencial agropecuario de
7’163,082 ha. La superficie que corresponde a la propiedad social, exclusiva-
mente a los ejidos, asciende a 5’375,759, equivalente al 75 por ciento de la su-
perficie agropecuaria total. De ésta solamente el 0.4 por ciento se encuentra
parcelada y el restante 99.6 por ciento se encuentra sin parcela o sin cultivar.
A su vez, 5’353,080 de hectáreas se componen en un 84 por ciento de tierras
de uso común, en tanto que 16 por ciento son explotadas colectivamente. La
superficie de propiedad privada (incluida la de tipo colonia) es de 1’354,968
ha y corresponde al 19.0 por ciento de la superficie agropecuaria total. En
el estado existen 432,355 ha de propiedad pública que representan el 6 por
ciento del total.
En las unidades de producción rural y urbana, así como en las fincas y
rancherías con actividad agropecuaria, se produce parte de los alimentos
que la población requiere y se generan también las materias primas utili-
zadas por las diferentes ramas de la producción industrial. En la entidad
existen 16,222 unidades de producción, de éstas, 7,342 (45.3 por ciento) son
rurales, ya que se caracterizan por disponer de tierras para el desarrollo
de sus actividades y 275 (1.7 por ciento) son unidades de producción urba-
nas, que sólo cuentan con patio-corral para el desarrollo de su actividad
agropecuaria. Del total de unidades de producción rural que existen en el
estado, 4,920 unidades (67.0 por ciento) realizan actividades agropecuarias
o forestales y 2,422 unidades (33.0 por ciento) no realizan este tipo de ac-
tividad.

 veccp, 2006.
 inegi, 2001.
 inegi, 1998; inegi, 2000; inegi, 2005.
554 Del saqueo a la conservación

La superficie total que manejan las unidades de producción rural es de


2’713,485 ha, de las cuales el 73.5 por ciento (1’993,749 ha) corresponde a
las unidades con actividad agropecuaria o forestal; ubicándose éstas prin-
cipalmente en el Valle de Santo Domingo, El Vizcaíno, la Cuenca La Paz-El
Carrizal, Los Planes, Todos Santos-Pescadero y San José del Cabo-Santiago-
Miraflores. El 26.5 por ciento restante no tenían actividad agropecuaria al
momento censal. Las unidades de producción rural con actividad agrope-
cuaria o forestal que cuentan con mayor superficie se localizan en los muni-
cipios de La Paz y Mulegé.
De la superficie que corresponde a las unidades de producción rural
(2’713,485 ha) solamente 3.7 por ciento, equivalente a 99,230 ha, se dedica a
la agricultura y, de ellas, sólo 35.8 por ciento (35,562 ha) se siembra en pro-
medio. En el municipio de Comondú se concentra 73.6 por ciento (26,177
ha) de la superficie sembrada. En el otro extremo de la geografía del estado
el municipio de Los Cabos contribuye con 3.5 por ciento de dicha superficie
(inegi, 2001). La distribución entre la superficie de riego y la de temporal evi-
dencia la aridez del estado: de la superficie dedicada a la agricultura (99,230
ha) 89.4 por ciento es de riego y 10.6 por ciento de temporal. El 69.5 por cien-
to de las unidades de producción tiene sólo tierras de riego, 9.3 por ciento
sólo de temporal y 21.2 por ciento dispone de superficie en la que se combi-
nan riego y temporal. La superficie promedio por unidad de producción ru-
ral con sólo superficie de riego es de 29.0 ha; en las que tienen sólo superficie
de temporal, dicho promedio es de 27.1 ha, y 27.3 ha para las unidades que
cuentan con superficie mixta.
Aunado al acceso al recurso hídrico mediante el riego, a los ejidos en Baja
California Sur también se les dotó de tecnología agrícola. De los 67 ejidos
que cuentan con superficie destinada al cultivo, 62 (92.5 por ciento) utilizan
al menos algún tipo de ésta. Las más comúnmente utilizadas son: fertilizan-
tes químicos en 79.1 por ciento de los ejidos con superficie agrícola; plaguici-
das y tractores 76.1 por ciento; asistencia técnica gratuita en 65.7 por ciento
y semilla mejorada en 64.2 por ciento. Con menores porcentajes se tiene:
asistencia técnica pagada (sólo en 20.9 por ciento de los ejidos), animales de
trabajo (en 44.8 por ciento), fertilizantes orgánicos (en 47.8 por ciento) y ár-
 inegi, 2001; spde-bcs, 2005a; spde-bcs, 2005b.
 veccp, 2006.
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 555

boles injertados (en 49.3 por ciento).10 Por otro lado y ante la débil estructura
financiera de los distritos y unidades de riego en el estado, la difícil situación
económica del país y la participación cada vez menor en los gastos por parte
de los usuarios originó, hacia fines del siglo xx, el deterioro de la infraestruc-
tura de los distritos de riego y la disminución de la eficiencia en el servicio
del mismo, que redundó en una considerable disminución de la producción,
manifiesta en una menor extensión de las áreas cosechadas y el bajo rendi-
miento de los cultivos.11
En el contexto de los distritos y unidades de riego, el uso del tractor es un
indicador importante del grado de mecanización del campo y por ello cabe
destacar que tres de cada cuatro de los ejidos con superficie agrícola de la en-
tidad los emplean. La Paz es el municipio donde un mayor número de ejidos
con superficie agrícola utilizan tractor (17). El Censo Ejidal reporta también
que existen en los ejidos de la entidad un total de 227 tractores en funciona-
miento. El 56.4 por ciento de ellos se localizan en Comondú, 20.3 por ciento
en La Paz, 16.3 por ciento en Mulegé y 7.0 por ciento en Los Cabos.12

3. Diagnóstico prospectivo para el desarrollo sostenible


El principal problema que limita el desarrollo agropecuario de Baja Ca-
lifornia Sur es de tipo regional, que incluye necesariamente su naturaleza
geográfica y climática, así como la lejanía de los principales mercados y pro-
veedores. Lo anterior ocasiona que entre la gama de objetivos que se per-
siguen en el sector agropecuario, sobresalgan los de tipo interinstitucional
(sagarpa, inifap, semarnap, cna, gobierno del estado) para la coordina-
ción de esfuerzos y canalización de apoyos al sector, e incluye los aspectos
prioritarios de escasez de agua y de la incidencia de plagas y enfermedades.
La actual problemática, por tanto, demanda la implementación de progra-
mas eficientes de investigación de métodos de agricultura apropiada y de
transferencia de tecnología compatible con el ambiente, mediante las debi-
das interacciones interinstitucionales, que conduzcan a un mejor uso de los
recursos agua-suelo-planta en Baja California Sur, y a un control fitosanita-

10 inegi. 2001.
11 Palacios-Vélez et al., 2002.
12 inegi, 2001.
556 Del saqueo a la conservación

rio oportuno y eficiente, considerando los aspectos ecológicos e hidro-am-


bientales.13
Las estrategias que se han planteado en los programas de apoyo agríco-
la, ganadero, al desarrollo rural y de transferencia de tecnología (Alianza
para el Campo, Alianza Contigo) han considerado como primera prioridad la
ejecución de un programa anual (corto plazo) de apoyo financiero (parcial),
capacitación, validación y transferencia de tecnología, todo ello debiendo ser
coordinado y promocionado por la Delegación de la sagarpa, de manera
coordinada con el gobierno del estado y con las presidencias municipales.14
En este contexto, los programas y proyectos de transferencia de tecnología
han sido operados por la Fundación Produce. No obstante la concepción e
idea original para la funcionalidad de la mencionada Fundación, escasamen-
te se ha podido lograr una vinculación de la misma con las instituciones de
investigación y desarrollo tecnológico, por lo que los esfuerzos en materia de
transferencia tecnológica no han cristalizado plenamente en los resultados
esperados. Los resultados más importantes de los programas de investiga-
ción agrícola establecidos entre 1940 y 1950 se plasmaron en incrementos
sustanciales en la productividad de algunos cultivos bajo condiciones de rie-
go y acompañadas de un “paquete tecnológico” sentando las bases de la hoy
conocida como “Revolución Verde”. En Baja California Sur, la investigación
agrícola se ha venido realizando desde los años cincuenta, particularmente
en el Valle de Santo Domingo, donde dicha actividad se ha orientado básica-
mente al algodón, trigo, sorgo, maíz y alfalfa, cultivos demandantes de agua,
concretamente sobre las fechas de siembra, la prueba de variedades y niveles
de fertilización.15
El entonces inia (Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas) hoy ini-
fap (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias)
cuenta con edificios, terrenos y laboratorios tanto en La Paz como en Todos
Santos y el Valle de Santo Domingo, B. C. S. En cuanto a la infraestructura
disponible, parte de las instalaciones se han transferido a los agricultores.
Una proporción importante de la investigación en algodón se orientó a estu-
dios de adaptación, rendimiento y calidad de la fibra. Además, con la finali-

13 veccp, 2006.
14 Gobierno del Estado de B.C.S., 2006.
15 Troyo Diéguez et al., 2002.
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 557

dad de controlar las plagas agrícolas y especialmente el gusano bellotero, la


sarh (1976-1994, hoy sagarpa) instaló un centro reproductor al mejora-
miento de variedades que permiten resistir la enfermedad conocida como
“roya”. Por otro lado, desde la segunda mitad de los años setenta existe un
especial énfasis en programas de investigación sobre productos hortícolas,
frutales y forestales (como jojoba, sábila, ciruelo cimarrón y damiana).16
Para la consolidación socioeconómica de la agricultura en Baja Califor-
nia Sur se sugiere el fortalecimiento planificado de los siguientes rubros: (a)
capitalización de las explotaciones agropecuarias con uso de suelo compati-
ble, (b) expansión del cultivo protegido, (c) conservación y desarrollo de la
agricultura orgánica, (d) incremento de la eficiencia económica de las unida-
des de producción rural, (e) revitalización y expansión del cultivo de frutales
tradicionales y/o compatibles con la aptitud y el mercado, (f) transformación
y modernización de la actividad pecuaria, atendiendo a la aptitud de las uni-
dades de paisaje y su viabilidad económica, (g) ordenación y uso racional de
los bosques y matorrales, (h) establecimientos de viveros de cactáceas y otras
especies en peligro de extinción, (i) protección y aprovechamiento racional
de los recursos hídricos, (j) fomento del cultivo de especies acuícolas, con
uso combinado con la agricultura, propias de la región y de alto valor co-
mercial.17
En relación con los servicios de asistencia técnica, hasta antes del 2000
se realizaban por medio del área de extensión agrícola de la sarh, así como
por parte de técnicos de empresas privadas. La cobertura de la asistencia
técnica era hasta antes del 2000 de las más elevadas del país, asesorando a
más del 70 por ciento de los productores. Sin embargo, es claro que la adop-
ción de nuevos paquetes tecnológicos tradicionalmente se ha realizado en las
cercanías de los campos experimentales únicamente. Las principales líneas
de investigación que han generado paquetes tecnológicos son: fitomejora-
miento (validación y ensayo de nuevas variedades) y uso del agua o irrigación
(capacitación en la operación y manejo de sistemas de riego presurizados,
destacando el riego por aspersión, goteo y por microaspersión).18

16 veccp, 2006.
17 González-Sousa, 2006.
18 Troyo-Diéguez et al., 2002.
558 Del saqueo a la conservación

4. Investigación y mejoramiento tecnológico para el desarrollo


sostenible

Las principales líneas de intervención de los programas de transferencia de


tecnología se han basado en la planeación y ejecución de: (a) componente (pro-
yectos o actividades) de capacitación y, (b) componente (proyectos o activida-
des) de apoyos a la transferencia de tecnología. El componente de capacitación
considera que en todo sistema de producción los resultados obtenidos no sólo
son función de los recursos invertidos para tal fin, sino que también lo es de
la capacidad técnica o el nivel de conocimiento que tenga el usuario del com-
portamiento y manejo de dicho sistema. Es por ello que se tuvo la concepción
de que primero era necesario establecer un programa de capacitación a nivel
de tomadores de decisiones, técnicos-extensionistas, usuarios y público, éste
como usuario de tales recursos. Sin embargo, aún cuando se tuvo la idea de
implementar un programa completo de capacitación, la Fundación Produce no
mostró la experiencia suficiente para realizar un programa con estas caracte-
rísticas que fuera realmente efectivo, en opinión de un número importante de
los beneficiarios entrevistados a lo largo de las actividades de evaluación.19
Como acciones a seguir respecto a los apoyos en la transferencia de tec-
nología se han planteado módulos de transferencia tecnológica enfocados
a la conservación de los recursos agua y suelo y a los aspectos fitosanita-
rios, buscando promover una mayor productividad de los cultivos regionales.
También se propusieron actividades de validación de tecnologías que aún se
encontraban durante 1998 en proceso de generación y perfeccionamiento. El
acceso al financiamiento y a los insumos disponibles regionalmente para los
productores ha presentado una amplia gama de problemas, tanto a nivel de
trámite y gestión, como para la operación y evaluación de las actividades pro-
pias del Programa Estatal de Transferencia de Tecnología. Destacan la falta
de promoción a los proyectos de investigación y desarrollo con factibilidad
de ser transferidos al sector productivo, así como la falta de una secuencia
operativa de actividades cronológicas de fácil y expedita realización, dadas
las diversas condiciones contrastantes en las diferentes regiones agroecoló-
gicas características en Baja California Sur.

19 Gobierno del Estado de B.C.S., 2006; Troyo-Diéguez et al., 2002; veccp, 2006.
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 559

Por lo común, la actualización y entrenamiento tecnológicos han sido di-


rigidos a la concepción técnica de la relación agua-suelo-productividad de
los cultivos, enfocándose con prioridad a la capacitación y transferencia de
proyectos y paquetes tecnológicos relacionados con los siguientes temas: (a)
métodos de riego a presión, (b) manejo de suelos y aguas salinas, (c) técnicas
de optimización de recursos e insumos, (d) manejo integrado de plagas y
manejo de insecticidas; y con una menor prioridad a: (e) potencial produc-
tivo de las especies de interés agrícola, pecuario y forestal. En relación con
los eventos y actividades de capacitación, dicha capacitación a técnicos se ha
enfocado más al orden y actualización tecnológica que al perfeccionamiento
de los métodos propiamente de transferencia y extensión agropecuaria.

5. Desafíos de la agricultura hacia el desarrollo sostenible


La agricultura en Baja California Sur se enfrenta a crecientes desafíos: re-
cursos hídricos sumamente limitados, competencia debida a la instauración
de acuerdos internacionales de comercio y lo más importante, la expansión
de la urbanización. Por otro lado, una fracción importante del territorio esta-
tal abarca áreas protegidas en donde la expansión de la agricultura se podrá
realizar únicamente de una manera justificada en las zonas de influencia y
amortiguamiento, aunque la escasez de agua indica claramente que esta ac-
tividad no podrá expandirse de manera significativa.
Actualmente entre 20 y 30 por ciento de la agricultura en el estado ya está
tecnificada. La agricultura se centra en granos, cereales, hortalizas, forrajes
y frutos.20

5.1 Desafíos hacia el manejo sostenible del agua


Existe la tendencia a usar cualquier agua para riego, siempre y cuando
esté disponible, pudiendo ocurrir que después de un tiempo relativamente
corto, debido a la mala calidad del agua cambien las condiciones del suelo
irrigado, con la posibilidad de que se deterioren sus propiedades físicas y quí-
micas en perjuicio de los cultivos y del entorno ambiental. Para determinar
la conveniencia o limitación del agua que se pretende utilizar con fines de

20 veccp, 2006; Gobierno del Estado de B.C.S., 2006.


560 Del saqueo a la conservación

riego, deberá tomarse en cuenta la composición química, la tolerancia de los


cultivos a las sales, las propiedades físicas y químicas del suelo, las prácticas
de manejo de suelos, aguas y cultivo, el método de riego por emplear y las
condiciones de drenaje del suelo. Todo ello para evitar subsecuentes acumu-
laciones de sales y minerales tóxicos en la capa agrícola del perfil del suelo,
problema ambiental complejo que ya está ocurriendo en las aguas subterrá-
neas y suelos de otras cuencas y zonas áridas similares.21

5.2 Desafíos hacia el manejo sostenible del suelo y prevención de la


desertificación
Con la finalidad de motivar el uso sustentable del suelo en las parcelas
agrícolas establecidas en las diferentes regiones productoras de Baja Califor-
nia Sur, deben promoverse técnicas y métodos de agricultura de conserva-
ción. La agricultura de conservación en zonas desérticas tiene tres principios
primordiales: perturbación mínima del suelo y siembra directa, conservación
de una cubierta permanente del suelo y selección racional de la rotación de
los cultivos. Se debe iniciar por aplicar poca labranza (labranza mínima) o
excluirla por completo, lo que elimina la necesidad del arado; esto contribuye
a mantener la materia orgánica en el suelo y disminuye la erosión producida
por el viento o el agua. Las prácticas comunes imponen la labranza de las
tierras para sembrar las semillas, ventilar el suelo, permitir el paso del agua,
eliminar los residuos de la cosecha anterior y exponer y destruir las plagas
y los organismos nocivos. Para el caso de los suelos de las cuencas agrícolas
de Santo Domigo, El Vizcaíno y zonas áridas similares, en lugar de labrar se
pueden utilizar sembradoras en líneas, que forman pequeños depósitos para
las semillas a la vez que se conservan los residuos de los anteriores cultivos.
Estos protegen la tierra de la erosión del viento y promueven la actividad
biológica, que también sirve para oxigenar el suelo.22
Al no labrarse la tierra aumenta la materia orgánica acumulada en el sue-
lo y se crea una estructura porosa que permite filtrar más agua hacia las raí-
ces de los cultivos, en vez de que se escurra sobre la superficie llevándose una
parte valiosa de dicha tierra. El resultado es más producción y menos ero-
sión. En cuanto a las plagas, pueden combatirse mediante el manejo integra-
21 Cortés-Jiménez et al., 2006.
22 (Beltrán-Morales et al., 2005; Beltrán-Morales et al., 2006).
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 561

do de plagas (mip), técnica de lucha contra los organismos nocivos a través de


sus enemigos naturales y reduciendo al mínimo la aplicación de plaguicidas
químicos. Debe evitarse que se sigan aplicando insecticidas a base de car-
bamatos (“Temik” y otros), que se han estado aplicando en algunas parcelas
de frutales en Sto. Domingo, Mulegé y El Vizcaíno. El resultado de aplicar
la agricultura de conservación en combinación con el mip es una resistencia
mucho mayor a la degradación ambiental. Aumentan así la producción y los
ingresos, dejan de necesitarse combustibles y mano de obra para la labranza,
y disminuyen la erosión eólica e hídrica.23

6. Alternativas de producción sostenible


6.1 La agricultura orgánica
El método de agricultura sostenible conocido como agricultura orgánica
o ecológica consiste en la realización de prácticas agrícolas encaminadas a la
producción sostenible, sin el uso de agroquímicos, lo que incluye plaguicidas,
fertilizantes, reguladores del crecimiento o coadyuvantes de síntesis química-
industrial. Lo anterior incluye todo tipo de cultivos, incluyendo fibras, cereales,
leguminosas, frutales y hortalizas, entre otras.24 Para solventar el agotamiento
de nutrimentos por la natural absorción de los mismos por parte de las plantas
o cultivos, el esquema de agricultura orgánica promueve el cultivo e incorpora-
ción al suelo de leguminosas enriquecedoras del suelo, el uso de compostas, abo-
nos orgánicos o extractos nutrimentales elaborados con métodos naturales, que
a su vez provengan de explotaciones o ganado que no hayan sido mantenidos con
productos químicos. Bajo este esquema en las últimas décadas, el uso de abonos
orgánicos ha cobrado cada vez más importancia por diversas razones. Desde el
punto de vista ecológico se ha incrementado la preocupación por fomentar las
prácticas agrícolas que armonicen con el cuidado del ambiente, incluyendo el
suelo, agua, vegetación silvestre y entorno social.25 De hecho, el uso de abonos
orgánicos mejora las condiciones de los suelos que han sido deteriorados ante-
riormente por el uso excesivo de agroquímicos y su sobre-explotación.26

23 Troyo-Diéguez et al., 2006.


24 Kamara-Keita, 2004.
25 Nieto-Garibay et al., 2002.
26 epa, 1999; Gliessman, 1997.
562 Del saqueo a la conservación

Dentro de las regiones productivas más prometedoras para la conso-


lidación de la agricultura orgánica en Baja California Sur destacan especí-
ficamente las zonas de producción orgánica de San José del Cabo (San José
Viejo) y del Valle de Mulegé, donde se han consolidado desde 1990 grupos de
pioneros orgánicos con la experiencia en la siembra y cultivo de hierbas, fru-
tas y verduras de alta calidad. Dichos grupos incluyen al denominado Grupo
Orgánico Mulegé, y al Grupo de Productores Orgánicos del Cabo. Uno de los
problemas que enfrentan los productores del Grupo Orgánico Mulegé, así el
resto de los productores de Baja California Sur, es que no cuentan con in-
formación sobre el estado actual que guarda la fertilidad de los suelos de sus
unidades de producción ni de la calidad del agua para el riego de sus parce-
las. Efectivamente, en fechas recientes se han reportado problemas respecto
a la baja productividad obtenida, a pesar del mejoramiento y regeneración
constante de los suelos mediante el uso de abonos orgánicos y estiércoles de
origen animal.27
Como una de las estrategias operativas indispensables para alcanzar la
sustentabilidad es necesario realizar rutinariamente un análisis de la situa-
ción actual en cuanto a la fertilidad de los suelos agrícolas y la calidad del
agua para riego, para que a partir de dichos análisis se realice un diagnóstico
oportuno y, en su caso, se propongan las medidas correctivas, tanto físicas y
químicas, como de origen natural.28

6.2 La agricultura de conservación: beneficios para la productividad


agropecuaria y conservación ambiental
La “labranza de conservación” o “agricultura de conservación” constituye
un método basado en la mínima aplicación de preparación del suelo y de la-
bores de cultivo, permitiendo la permanencia de los residuos de cosecha con
una consecuente retención de humedad en la capa del suelo aprovechable
por los cultivos. Esta técnica conjuntamente con la siembra directa permiten
un ahorro en el consumo del agua de riego agrícola de hasta 40 por ciento,
una disminución del tiempo y trabajo invertidos en la parcela, además de
mejorar los suelos, lo que se traduce en una reducción de costos de produc-
ción del 20 al 30 por ciento.
27 Beltrán-Morales et al., 2006; Kamara-Keita, 2004.
28 veccp, 2006.
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 563

La agricultura de conservación tiene particular utilidad en las zonas áridas


de Baja California Sur, como en los casos del municipio de La Paz, el Valle de
Sto. Domingo, en Comondú, y la región del desierto de El Vizcaíno, en el mu-
nicipio de Mulegé, donde la principal limitación para producir alimentos es la
falta de lluvias. Con la agricultura de conservación el suelo puede mantener
un mayor volumen del agua de riego o de la lluvia, de modo que el campesino
tiene la posibilidad de hacer rotaciones más intensivas de los cultivos.29
En las zonas áridas de Baja California Sur pueden realizarse, gracias a la
agricultura de conservación, algunas rotaciones no tradicionales de avena, tri-
go, hortalizas y garbanzo, además de girasol, sorgo y alfalfa, con riego racional
según la humedad disponible, dependiendo de la lámina de riego que se reco-
miende en cada localidad en particular. Sin embargo, debe tenerse en cuenta
que la agricultura de conservación exige compromiso. Los agricultores deben
cambiar su equipo de siembra, por lo que en el primer ciclo o primeros dos
años pueden necesitar una mayor cantidad de herbicidas y plaguicidas, siem-
pre y cuando los productos por aplicar estén autorizados, hasta que puedan
iniciar el manejo integral de plagas. Como referencia importante, cabe señalar
que esta técnica ha brindado resultados alentadores en unas 60 millones de
hectáreas en distintas partes del mundo, principalmente en los Estados Uni-
dos y América del Sur. Parte de estas tierras se estaban degradando a una alta
velocidad y de otra manera hoy ya no podrían explotarse. Entre otros atribu-
tos, esta técnica mejora o restablece la capacidad de respiración edáfica del
ecosistema.30 Bajo este esquema siempre es necesario identificar el sistema de
labranza más adecuado para producir un cultivo determinado en los diferen-
tes tipos de suelo, dada la gama de variaciones y posibilidades disponibles.31

6.3 Regiones prioritarias que ameritan la adopción tecnologías


sostenibles
De acuerdo con un análisis realizado sobre la potencialidad que eviden-
cian las microrregiones del estado, es posible agruparlas en las siguientes
regiones prioritarias:32

29 Beltrán-Morales et al., 2006.


30 Beltrán-Morales et al., 2005.
31 Ureste y Campos, 1995.
32 Gobierno del Estado de B.C.S., 2006.
564 Del saqueo a la conservación

Región Prioritaria 1. San José del Cabo.- Línea: agricultura orgánica,


fertilización orgánica;
Región Prioritaria 2. Los Dolores y Las Pocitas.- Línea: Propagación y
manejo de especies agroforestales; y
Región Prioritaria 3. San Miguel y San José de Comondú.- Línea: Manejo
del agua en microcuencas para la sostenibilidad de huertas pequeñas; con-
trol biológico de plagas.
Asimismo, se considera importante establecer las características de los
beneficiarios potenciales de nuevas tecnologías y métodos agropecuarios en
el estado, señalando aspectos como los sistemas de producción y el tama-
ño de las unidades de producción. Los beneficiarios potenciales del mejora-
miento tecnológico a través de una apropiada capacitación y transferencia
de tecnología son los ejidatarios y los pequeños propietarios. De acuerdo con
las características socio-agrícolas del estado, el tamaño de las unidades de
producción oscila entre 10 y 60 hectáreas, en promedio.33

Conclusiones
Las condiciones edáficas y climáticas que caracterizan las zonas áridas y
semiáridas sub-tropicales de Baja California Sur, de manera similar a otras
zonas áridas y semiáridas, las ubican como ecosistemas frágiles y suscepti-
bles a la desertificación. Estas zonas están sujetas a fuertes presiones debido
al incremento poblacional y a cambios climáticos globales.34
Una de las causas principales de la degradación ambiental es la aplicación
de tecnologías agrícolas desarrolladas para áreas con condiciones ecológicas
distintas. Es necesario estudiar sistemáticamente estos ecosistemas en sus
condiciones naturales y analizar los mecanismos que utilizan las especies na-
tivas para su supervivencia, a fin de proponer sistemas de producción funda-
mentados en la información generada. Los modelos deben validarse a través de
experimentos, utilizando la ecología, etno-botánica y socio-economía como
herramientas fundamentales en el proceso de planificación de sistemas de pro-
ducción amigables con el ambiente y que conlleven al desarrollo sostenible.35

33 Troyo Dieguez et al., 2002.


34 Beltrán-Morales et al., 2005)
35 Troyo-Diéguez et al., 2006.
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 565

Para la promoción de una agricultura sustentable, los sistemas de pro-


ducción deseables son la agricultura de riego en pequeño, los sistemas de
cultivo extensivo con riego de precisión (sistemas presurizados), los sistemas
hortícolas de alta eficiencia productiva y los métodos de agricultura soste-
nible, como la agricultura orgánica o ecológica, la agricultura de labranza
mínima y la agricultura bio-intensiva, entre otros.36 La ruta hacia una agri-
cultura sostenible debe tener en cuenta que una profunda comprensión de
las propiedades y fertilidad natural del suelo, y sus interacciones, puede ofre-
cer a los agricultores herramientas conceptuales útiles para la toma de de-
cisiones en el manejo de sus cultivos, que también pueden incorporar a sus
propias experiencias.37 Asimismo, debe considerarse en todo análisis estra-
tégico y diagnóstico del sector que las personas “preparadas” que participan
en la investigación y el desarrollo agrícola entienden muy poco sobre lo que
realmente les interesa a los pequeños productores.38
La suposición de que la tecnología es usada por los productores y empre-
sas, implica como primer concepto que el “conocimiento sobre la tecnología”
permite analizar opciones y tomar una decisión preliminar sobre cual tec-
nología usar, en función de los requerimientos de factores, riesgos, costos y
beneficios esperados. El segundo concepto es la “capacidad de utilización de
la tecnología”, lo cual permite poner en práctica la tecnología. Debe admitir-
se que conocer una tecnología no necesariamente conlleva a tener la capaci-
dad para ponerla en práctica. Calificar la tecnología como “económicamente
aceptable” y “ambientalmente factible” es la siguiente consideración en rela-
ción a su aprovechamiento sostenible. Una tecnología es económicamente
aceptable cuando hace posible lograr productos de calidad y valor agregado
tales que el costo de producir el producto final, permite que sea competitivo
en el mercado de destino. Además de lo anterior, otros factores además de la
tecnología, son importantes para determinar la competitividad a mediano y
largo plazo. Una tecnología es ambientalmente factible, cuando permite lo-
grar los productos finales, sin causar efectos nocivos sobre el medio ambien-
te. Tales efectos pueden no presentarse cuando se usan insumos y prácticas
nocivas; desencadena procesos tóxicos; genera residuos sólidos no degrada-

36 Díaz, 2001.
37 Grossman, 2007.
38 Hailu Araya y Gebre Michael, 2006.
566 Del saqueo a la conservación

bles, y otras consecuencias, lo cual causa efectos indeseables en el agua, los


suelos, la atmósfera, la biodiversidad.
En el contexto de la sustentabilidad es claro que lo deseable es más bien
que la tecnología sea positiva (y no sólo neutra) sobre el medio ambiente o
que permita eliminar los efectos negativos de determinados procesos y mejo-
rar la calidad de los recursos. Las tecnologías que se desarrollan y fomentan
en la agricultura deben ahora valorarse también en función de su contribu-
ción a la generación de servicios ambientales como el secuestro de carbono,
la regularización de la escorrentía en laderas y la mejora de la calidad del
agua. Si bien los mercados para estos servicios aún no están desarrollados, es
posible que se avance en tal sentido.39
La ciencia de la sustentabilidad busca entender el acoplamiento del sis-
tema humanidad-ambiente de tal forma que pueda obtenerse una utilidad
sostenible para las comunidades de usuarios de los recursos naturales. Una
preocupación que predomina en las diferentes comunidades de usuarios y
grupos de productores está directamente relacionada con el entendimiento
y proyección de la vulnerabilidad de la sociedad, lugares, nichos y ecosiste-
mas, dentro del contexto del ambiente cambiante, sea global o de carácter
regional.40 Según el estado actual del conocimiento demográfico es posible
pronosticar que la población mundial se duplicara en los próximos 50 años.
Bajo estas consideraciones es imperativo que los científicos y tecnólogos de
las ciencias agropecuarias, ecológicas y socioeconómicas relacionadas sean
capaces de desarrollar una tecnología de alto nivel para la producción soste-
nible de alimentos. Con la finalidad de alcanzar dicho objetivo, durante los
próximos 50 años, es de trascendental importancia (i) diagnosticar, prever
y, y en su caso, controlar el incremento de la población; (ii) utilizar com-
bustibles fósiles de manera racional y justificada; (iii) encontrar formas más
eficientes de utilizar la energía natural renovable, incluyendo la energía so-
lar; y (iv) desarrollar una agricultura que no sea dependiente de la energía
fósil pero que descanse en las interacciones complejas biológicas dentro del
agroecosistema y en los ciclos naturales de la materia y energía.41

39 Pomareda, 2004.
40 Turner et al., 2003.
41 Shiyomi, 2005.
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 567

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570 Del saqueo a la conservación

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Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 571

Capítulo 14
La paradoja del chimpancé
pensante: trayectoria de impacto
y estrategias de conservación
en el medio marino
Andrea Sáenz-Arroyo

M
icheline Cariño y Mario Monteforte, editores de este importan-
te libro y queridísimos amigos míos, me han puesto sin saberlo
ante una difícil encrucijada: definir procesos de conservación
basados en el uso inteligente de los recursos marinos. Me he dado a la tarea
de pensar acerca de qué es exactamente lo que quieren mis amigos que re-
flexione. Me imagino que buena parte de lo de “inteligente” me lo han puesto
de tarea porque somos la especie de chimpancé con esa capacidad impre-
sionante de invadir todos y cada uno de los rincones del planeta. Que lo de
pensantes nos lo hemos ganado por las características de lo que la botánica
Sandra Knapp denomina una especie de “hierba invasora”, tan exitosa que
ha sido capaz de penetrar en todos los ecosistemas del mundo y que en su
corto paso —no hay que olvidar que nuestros ancestros dejaron África hace
tan sólo 100,000 años— ha transformado todos y cada uno de los ecosiste-

 Nota de los editores: El nombre original de este capítulo era “Procesos de conservación ba-
sados en el uso inteligente de los recursos marinos”, pero debido a la originalidad del texto y
por respeto a la autora, decidimos dejar el título que ella le otorgó.
 S. Knaap, “Dynamic diversity”, Nature, 2003, 422: p. 475.

[571]
572 Del saqueo a la conservación

Tabla 1. Valor humano de los ecosistemas marinos

Valores de opción y Valor de


Valores de uso directo
de legado existencia

Servicios ambientales Valores de


Valores
Bienes que se obtienen que se obtienen de herencia para
sagrados y de
directamente mar las funciones del las futuras
conocimiento
ecosistema generaciones
Alimento para consumo Energía de las corrientes El legado de Valores asociados
humano o ganado. y el viento. un ecosistema a los valores
Semillas para la Control de la zona y poblaciones “divinos” o
acuacultura costera a inundaciones resistentes y sagrados
Medicinas tormentas y huracanes. flexibles a las Valor para la
Artesanías Control del ciclo de generaciones ciencia
Productos químicos nutrientes, regulación futuras Valor como
para la elaboración de y control en la cadena Innovación reservas libre de
otros productos (E.g. trófica. medicinal de impacto humano
alginatos) Regulación climática, algunos productos para comprender
Minerales, petróleo. asimilación de desechos químicos derivados la transformación
de la tierra, generación de especies evolutiva del ser
de gases absorción de silvestres humano en el
CO2 . planeta.

Fuente: R. Costanza et al., “The value of the world´s ecosystem services and the natural capital”,
Nature, 1997. D. Pearce y D. Moran, The economic value of biodiversity, 1994, Londres: iucn.

mas donde se ha presentado. O por esta facultad para competir y dominar


en las cadenas tróficas de diferentes ecosistemas del mundo que ha provoca-
do también el desplazamiento e incluso la extinción de numerosas especies,
incluyendo la de otros homínidos como el Neandertal. Pero también quiero
pensar que he sido convocada a hablar de esa inteligencia que nos permite
ser la única especie capaz de describir el mundo que nos rodea, de inspirar-
nos por la grandeza de la evolución, de hacer arte cada vez más articulado
que honra la belleza, la geometría y la exactitud de las diferentes expresiones
de vida y, que se impacta ante la diversidad de sus formas.
Puesto que somos la única especie con un cerebro suficientemente gran-
de para darnos cuenta del mundo que nos rodea, somos también los únicos

 M. E. Soulé et al., “Strongly interacting species: conservation policy, management, and eth-
ics”, BioScience, 2005, 55(2): p. 168-176.
 Knaap, op. cit.
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 573

concientes de las huellas que dejamos cuando andamos como grupo a lo lar-
go de la historia evolutiva del planeta. Somos capaces de imaginar el entorno
que deseamos y el que nos disgusta y sí, también somos lo que se denomina
un ser racional, capaz de contar el número de bananas que tenemos para
comer al día siguiente y planear, antes que se agote la última de ellas, qué
haremos para sustituir su ausencia.
Durante mi trayectoria profesional me he dedicado por un lado a dimen-
sionar el tamaño y el efecto de la huella ecológica que ha dejado Homo sa-
piens en su tránsito por los ecosistemas marinos y costeros del mundo y, por
el otro, a promover estrategias de conservación de la diversidad marina a
través de esquemas de participación comunitaria. Este capítulo es un intento
de reflexión sobre cómo podemos ampliar ese concepto de inteligencia a uno
mas vasto del que hasta hora hemos utilizado.. Intento “expandir” esta visión
de inteligencia no sólo a esa gran capacidad que tenemos como especie opor-
tunista para invadir los paisajes de la tierra, sino a esa capacidad para ser
conscientes de lo que dejamos, hemos dejado y queremos dejar en nuestro
tránsito. A esa inteligencia que nos hace capaces de pensar (y en definitiva
incidir) en el curso evolutivo de la vida en el planeta.
Porque soy bióloga marina de formación original (aunque después me
haya dejado seducir por la historia, la economía, la antropología, la psico-
logía social y la filosofía) voy a utilizar ejemplos casi exclusivamente sobre
la relación de las sociedades humanas con sus entornos marinos y coste-
ros. Y como este es un libro sobre Baja California Sur, en México, y aquí he
trabajado principalmente con las comunidades costeras rurales, voy a tratar
de ilustrar algunos ejemplos de lo que me podría parecer una relación más
inteligente con los ecosistemas marinos que nos rodean en este fascinante
territorio.

1. El desmantelamiento de la bella complejidad


Estudiando las pesquerías con una visión histórica de más de cincuenta
años se puede observar un fenómeno extremadamente interesante: de pron-
to aparece una especie que se convierte en una actividad de suma importan-
cia social y económica y al paso del tiempo su importancia desaparece sin
dejar rastro de lo que la sociedad realizó para tratar de dar respuesta a esa
574 Del saqueo a la conservación

“extraña” ausencia. Paralelo a este fenómeno se presenta la abrupta aparición


de un nuevo recurso y su sobresaliente importancia económica temporal.
Ejemplos de pesquerías que quedaron en el olvido en el siglo pasado en la
península de Baja California son las ostras perleras (Pinctada mazatlanica
y Pteria sterna), los tiburones, las garropas o bayas (Mycteroperca jordani),
el abulón negro (Haliotis cracherodii) y el abulón chino (Haliotis sorenseni).
Ejemplos de pesquerías que “aparecieron” en forma repentina también en
el siglo pasado son la cabrilla sardinera (Mycteroperca rosacea), el calamar
gigante (Dosidicus gigas), el caracol panocha (Astrea spp.) y el erizo morado
(Strongylocentrotus purpuratus).
Tal fenómeno no es único en el estado de Baja California Sur. Se presenta
casi en cualquier parte del mundo y a lo largo de la historia de acceso de las
sociedades humanas a los recursos marinos. Hasta el día de hoy los humanos
hemos actuado como depredadores seriales de numerosas especies marinas
y nuestra forma de adaptarnos a este saqueo ha sido generalmente la flexibi-
lidad de nuestro apetito o la migración.
Esto se encuentra descrito en forma muy aguda y simple en un artículo
reciente que explora los límites de la certificación pesquera para promover
la conservación de las especies marinas. En su nueva revisión, los ecólogos
Jennifer Jaquet y Daniel Pauly describen cómo en Norteamérica los gustos
y el mercado se han ido transformando sin que el colapso de un producto y
su posterior escasez en el mercado pueda ayudar como instrumento para
fomentar su restauración. En América, por ejemplo —describen los auto-
res—, el halibut (Hippoglossus hippoglossus), una especie de lenguado gigan-
te, también conocido en español como pez mantequilla o fletán, y el día de
hoy conocido en Estados Unidos como “el pez blanco favorito de América”,
era considerado como poco apetecible a principios de 1800. Sin embargo, el
gusto cambió y para 1830 una fuerte pesquería se desarrolló en la costa de
Nueva Inglaterra y Nueva Escocia, de tal forma que en menos de 20 años las
poblaciones costeras se colapsaron y no se han recuperado desde entonces.
De la misma forma, los filetes o “deditos de pescado” eran originalmente
cocinados con bacalao (Gadus morhua). Cuando el bacalao fue mermado, el
mercado sustituyó su ausencia por el eglefino (Melanogrammus aeglefinus) o
 J. L. Jacquet y D. Pauly, “The rise of seafood awareness campaigns in an era of collapsing
fisheries”, Marine Policy, 2007, 31(3): p. 308-313.
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 575

haddock como se denomina en inglés. Con la merma del eglefino, los pargos
tropicales de la familia Lutjanidae sustituyeron este producto y, por último,
entró a la mesa el abadejo del Pacífico (Pollachius spp. o Pollock), que es el día
de hoy conocido como la última fuente de peces apetecibles en el mundo.
En Baja California Sur tenemos ejemplos exactos de lo que en inglés se
denomina un sistema pesquero de boom and boost, literalmente de “prospe-
ridad y colapso”. En esta sección quiero ilustrar cómo desde que las socieda-
des humanas habitan la península de Baja California hemos ido, poco a poco,
pieza por pieza, desmantelando la complejidad de los ecosistemas sin que
esto tenga repercusión en las economías de cada una de las sociedades en sus
tiempos; y que, por el contrario, desde épocas prehistóricas las sociedades
han sabido adaptarse a estos saqueos, haciendo eco a la primera definición de
inteligencia como esa capacidad humana abrumadora de adaptarse e invadir
sistemas.
Con el relato del desmantelamiento del bosque de sargazo, un ecosistema
que toca las costas del Pacífico Norte en Baja California Sur, quiero ilustrar
el desmoronamiento de lo que en adelante llamaré la “bella complejidad”
para usarlo como muestra de todo lo que las sociedades pierden en este pro-
ceso. Utilizo este ejemplo porque es un ecosistema que compartimos con
Estados Unidos y Canadá y del cual se sabe bastante hasta ahora en relación
a sus impactos no sólo con una visión interdisciplinaria, sino con una com-
prensión transfronteriza e histórica de un ecosistema conectado a lo largo de
toda la corriente de California.
En el bosque de sargazo gigante la historia del saqueo la podemos ir re-
construyendo desde los primeros pobladores que habitaron estas tierras. 
(Figura 1) La historia de la vaca marina de Steller, Hydrodamalis gigas, repre-
senta uno de los ejemplos más impactantes de vulnerabilidad de una especie
marina ante la presencia humana. Descubierta en 1741 cuando el navío Saint
Peter encalló en una isla deshabitada del archipiélago Aleutiano, se extinguió
para siempre en 1768. Dentro de sus tripulantes se encontraba el naturalista
 Ibídem.
 J. B. C Jackson et al., “Historical overfishing and the recent collapse of coastal ecosystems”,
Science, 2001, 293: p. 629 - 637.
M. J. Tegner y P. K. Dayton, “Ecosystem effects of fishing in kelp forest communities”, ices Jour-
nal of Marine Science, 2000, 57(3): p. 579-589.
 Ibídem.
576 Del saqueo a la conservación

que la describiera, George W. Steller, y en honor de quien se nombró como


reconocimiento póstumo de su labor. Steller dibujó con claridad la vulne-
rabilidad de este animal al describirlo como “gentil, confiado e incapaz de
sumergirse”, un animal “que no daba muestras de inteligencia sobresaliente”
y que “no sentía miedo alguno con la presencia humana”. A la víspera de la
llegada de los europeos, este mamífero marino, capaz de crecer hasta ocho
metros y que se alimentaba de las frondas del bosque de sargazo, había sido
extirpado ya por los aborígenes de todo su rango de distribución en las costas
templadas del Pacífico norte y sólo se encontraba en las islas deshabitadas.10
Tan sólo 27 años después de su contacto con los europeos desapareció para
siempre del planeta.
Evidencia arqueológica indica que las poblaciones de aborígenes ameri-
canos de la costa del Pacífico también fueron capaces de extirpar localmen-
te otras especies. Por ejemplo, estudios arqueológicos de la costa de Califor-
nia y Oregon ilustran cómo a su paso los primeros habitantes extirpaban las
poblaciones de mayor riqueza proteica que se encontraban en las costas.11
En su artículo que hace referencia a la “tragedia prehistórica de los comu-
nes” los investigadores relatan cómo especies grandes y ricas en proteínas
fueron cronológicamente siendo sustituidas por especies pequeñas de me-
nor riqueza proteica. El lobo marino de Steller (Eumetopias cubata), el lobo
de California (Zalophus californianus), el lobo fino de Guadalupe (Arc-
tocephalus townsendi) y el lobo fino del norte Callorhinus ursinus, fueron
sustituidas al paso de los aborígenes por especies menores cuyos hábitos
reproductivos oceánicos y hábitos de congregación en números menores
los protegían de la depredación humana, como la nutria (Enhydra lutris) o
la foca vitulina (Phoca vitulina),12 La estrategia que siguieron esas socieda-
des para mitigar el impacto en su propia economía fue migrar, dejando a su
paso el rastro arqueológico de su transformación en el ecosistema. En una
 G.W. Steller, “The beasts of the sea” (traducción del alemán al inglés de W. Miller y J. E.
Miller) en The fur seals and fur seal islands of the North Pacific Ocean, D. S. Jordan Editor,
1751, U.S. Government Printing Office, Washington, D.C., p. 180-201.
10 J. E. Reynolds y D. K. Odell, Manatees and dugongs, Library of Congress Cataloguing in
Publication Data, 1991, 192 pp.
11 J. F. Porcasi, T. L. Jones y L. M. Raab, “Trans-holocene marine mammal exploitation on
Clemente Island, California: a tragedy of the commons revisited”, Journal of Anthropologi-
cal Archaeology, 2000, 19: p. 200-220.
12 Ibídem.
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 577

siguiente ola, una vez desarrollada la tecnología de navegación, los aborí-


genes dejaron el mismo patrón de extinción a su llegada en islas oceánicas
como la de San Clemente.13
Aunque en el estado de Baja California Sur no hemos tenido estudios ar-
queológicos que nos reflejen el impacto humano con ese detalle es muy pro-
bable que, debido a la similitud en las estrategias de caza de las sociedades
de cazadores y recolectores, su impacto hacia los animales marinos-costeros
vulnerables como lobos, marsopas y tortugas debe haber sido semejante.14
La historia del saqueo de los recursos marinos se exacerbó con la llega-
da de los europeos, extirpando otra pieza clave del ecosistema: la nutria. A
finales del siglo xix la distribución de este mamífero fue descrita por el Ca-
pitán Charles M. Scammon hasta el paralelo 28, cercano a la Isla Natividad e
Isla de Cedros.15 La nutria fue extirpada del sur de la corriente de California
dejando poblaciones aisladas sólo en lugares remotos de difícil acceso.16 La
nutria como un elemento del paisaje en el bosque de sargazo no ha regresa-
do desde entonces, e intentos de su restauración en la costa sur del estado
de California no han resultado exitosos.17 Aunque la nutría y en general los
lobos y las focas dejaron de cazarse a mediados del siglo pasado, estudios
indican que probablemente no se ha podido recuperar en el norte del Pa-
cífico por el efecto de la cacería industrial de ballenas a mediados del siglo
xx.18 Esta hipótesis sostiene que la cacería de ballena mermó a tal grado las
poblaciones de grandes ballenas que aparentemente dejaron de ser una im-
portante fuente de alimento para los grandes depredadores como las orcas.19
13 Íd.
14 A. Sáenz-Arroyo, Historical impacts in coastal ecosystems: anecdotes, science and conserva-
tion in the Sea of Cortez . Unpublished PhD. Dissertation, Environment Department, 2005,
York, Reino Unido, University of York, 198 pp.
15 C. M. Scammon, The marine mammals of the north-western coast of North America: De-
scribed and illustrated, together with an account of the american whale-fishery, 1874 (reim-
preso en 1968), Dover Publications Incorporation, 319 pp.
16 J. A. Carlton et al., “Historical extinctions in the sea”, Annual Review of Ecology and System-
atics, 1999, 30: p. 515-538.
17 C. Benz, “Evaluating attempts to reintroduce sea otters along the California coastline”, En-
dangered Species Updated, 1996, 13(12). Disponible en internet en http://www.otterproject.
org/site/pp.asp?c=8pikiymig&b=33801.
18 A. M. Springer et al., “Sequential megafaunal collapse in the North Pacific Ocean: An
ongoing legacy of industrial whaling”, Proceedings of National Academy of Science, 2003,
100(21): p. 12223-12228.
19 Ídem y M. Schrope, “Food chains: Killer in the kelp”, Nature, 2007, 445(7129): p. 703-705.
578 Del saqueo a la conservación

Según dicha teoría, las poblaciones de nutrias y lobos marinos de algunos


sitios costeros del norte de la corriente de California no se han podido recu-
perar sencillamente por que las orcas, al igual que los humanos, en ausencia
de presas de alto contenido proteico como las ballenas, han cambiado sus
hábitos alimenticios hacia presas más pequeñas como las nutrias y los lobos.
Aunque esto es apenas una hipótesis, estas grandes ausencias o pirámides
tróficas “aplastadas”, coinciden con la visión dejada por los viajeros del siglo
xvi al xix, en la cual las ballenas, los tiburones, las tortugas y las orcas eran
innumerables o “imposibles de contar”.20 (Figura 1)
Después de la desaparición de los grandes mamíferos, las sociedades mo-
dernas se han concentrado desde mediados del siglo pasado en los recursos
bentónicos y los grandes peces de los arrecifes costeros, extirpando de la mis-
ma forma una a una las piezas del paisaje del fondo submarino. Por ejemplo,
investigaciones en California indican que una parcela de de tres hectáreas po-
día sostener en la década de 1970 una población de entre 6,120 y 20,600 abu-
lones chinos. Para 1990, el mismo estudio encontró tres abulones en la misma
parcela.21 En México, las capturas de abulón alcanzaron su pico de más de seis
mil toneladas a principios de 1950 y se desplomaron a partir de entonces a un
promedio de 500 toneladas en la década de los 90’s y los primeros años del
2000.22 El abulón chino y el abulón negro, están prácticamente extirpados de
las costas de Baja California y el sur de California. Las poblaciones comerciales
de abulón azul (H. fulgens) y abulón amarillo (H. corrugata) son una fracción
de lo que fueron históricamente y se encuentran prácticamente restringidas a
las zonas concesionadas de las cooperativas de la zona Pacífico Norte (desde
Isla de Cedros a Punta Abreojos) y algunos sitios aislados en los que el manejo
de las cooperativas se ha disciplinado para recuperar las poblaciones. En el

20 A. Saenz-Arroyo et al., “The value of evidence about past abundance: marine fauna of the
Gulf of California through the eyes of 16th to 19th century travelers”, Fish and Fisheries,
2006. 7(2): p. 128-146.
21 M. J. Tegner, L.V. Basch y P. K. Dayton, “Near extinction of an exploited marine inverte-
brate”, Trends in Ecology & Evolution, 1996, 11(7): pp. 278-280.
22 Margarita O. Muciño Díaz, P. S. R., J. Alfonso Vélez Barajas, Edith Zárate Becerra, Jesús Ta-
lavera Maya, José R. Turrubiates Morales, Fidelia Caballero Alegría, Miguel Ángel Reinecke
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tituto Nacional de la Pesca, México, pp. 119-157.
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 579

Figura 1. El desmantelamiento de la “bella complejidad”

Figura traducida de Jackson y colaboradores con permiso del autor (J. B. C Jackson et al., “Histo-
rical overfishing and the recent collapse of coastal ecosystems”, Science, 2001, p. 293).

resto de los lugares, en los que incluso estas poblaciones están casi extirpadas,
las nuevas pesquerías —que por supuesto han encontrado un mercado y se
han convertido en una fuente económica de suma importancia— son el erizo
rojo y morado (Strongylocentrotus franciscanus y S. purpuratus) y el caracol
panocha. En ausencia de depredadores como la nutria y el pez vieja (Semicos-
syphus pulchery) y de competidores por espacio como los abulones, los erizos
dominan ahora el paisaje submarino. Paradójicamente, el erizo morado se ha
encontrado como responsable de la deforestación de los bosques de sargazo
gigante,23 pues se alimenta no sólo de las hojas de esta alga gigante sino de su
raíz, provocando su desprendimiento. En menos de 2000 años el paisaje sub-
marino de la región templada se ha transformado de un sistema poblado por
grandes vertebrados que nadaban en medio del denso bosque de sargazo, a un
sistema con parches de bosques y en el que los grandes animales brillan por su

23 M. J. Tegner y P. K. Dayton, op. cit.


580 Del saqueo a la conservación

ausencia; un paisaje en el cual el fondo submarino es dominado por especies de


rápido crecimiento como el erizo, la langosta y el caracol, y en el que es notoria
la escasez de los herbívoros longevos como el abulón. (Figura 1)
Jamás he visitado la Capilla Sixtina, pero imagino su techo como un enor-
me libro de cuentos donde los pasajes de la historia de Occidente se dibujan
con detalle; imagino cada uno de los frescos realizados por Michelangelo
como una de las piezas que la evolución ha ido colocando en un ecosistema,
haciendo un relato de la historia de la vida del planeta. Michelangelo tardó
13 años en dibujar la historia; la evolución casi cuatro mil millones de años.
Para tratar de ser más clara en mi argumento, imagino que la extirpación
de cada uno de los frescos de ese enorme techo histórico, no solo significa
la ausencia de un cuadro, sino la ruptura de la historia evolutiva de esa obra
de arte. Lo mismo sucede en los ecosistemas. Desgraciadamente la historia
del saqueo —quizá en muchos sentidos irreversible— es solamente la punta
del iceberg de lo que las sociedades humanas han perdido al transformar sus
ambientes naturales. Significa no sólo la pérdida de valores de uso directo
como la pesca, sino la desaparición de funciones y servicios del ecosistema
para la sociedad. (Tabla 1) La nutria, por ejemplo, tenía la función de contro-
lar el crecimiento de las poblaciones de erizos en la misma medida que los
peces viejas. Esto a su vez evitaba la deforestación de los bosques de sargazo.
Las grandes poblaciones de ballenas permitían que las orcas se alimentaran
de estas especies y las poblaciones de mamíferos pequeños se mantuvieran
en buen estado, y así la historia. En ecosistemas altamente degradados, como
en el norte de la península de Baja California o la costa de California, E.U.,
ni nuestra generación, ni las próximas generaciones tendrán la oportunidad
de disfrutar lo que fueron estos ecosistemas excepto en los libros de texto y
en los museos de historia natural. Más allá de esto, y quizá para mí lo más
importante como científica: no tenemos ningún testigo, ningún área ausente
del impacto humano, que nos permita entender la transformación de nuestra
especie en la evolución de la vida en el planeta.

2. La tragedia del rey Midas


En su afán de ayudar a motivar a las sociedades a promover la preservación
de la naturaleza los economistas han hecho intentos de valorar en términos
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 581

monetarios todos los beneficios que la sociedad obtiene de los ecosistemas


naturales. Un intento genial —que yo misma utilicé para ayudar a Greenpea-
ce México a defender la conservación de los manglares en México24 — es el
esfuerzo de hacer un cálculo de los beneficios monetarios que obtiene la so-
ciedad de los bienes y servicios ambientales de la naturaleza.25 Los resultados
de estas síntesis son armas sumamente poderosas para influir a los tomado-
res de decisiones. Sin embargo cuentan con una longevidad extremadamente
corta. Son tan dependientes de la lógica del mercado y de la fluctuación de
preferencias, que la fuerte plusvalía de terrenos para zonas residenciales o tu-
rísticas los convierten en un arma de doble filo: lo mismo pueden ayudar a
ganar una batalla por salvaguardar los ecosistemas que para perderla si los
beneficios privados de la transformación se incrementan a tal grado que los
inversionistas son capaces de pagar gustosamente en dinero los aparentes be-
neficios sociales que arrojaría la conservación del medio natural. (Figura 2)
Los límites de la valoración monetaria para promover la preservación de
los ecosistemas los podemos ilustrar con el impacto y funcionalidad de un
artículo sumamente popular publicado hace tan sólo diez años en la revista
Nature 26 . En este trabajo, el economista Robert Costanza y sus colabo-
radores trajeron cifras a la mesa de discusión, cálculos monetarios nunca
antes vistos, sobre la importancia económica de los servicios ambientales.27
Un ejemplo, precisamente el que utilicé en mi contribución con Greenpeace,
fue el cálculo de que la sociedad obtiene casi diez mil dólares anuales por
hectárea por los servicios ambientales que proporcionan los manglares. En-
tre estos servicios destacan la protección frente a disturbios ambientales, la
crianza y protección de alevines que son importantes para la pesca, la limpie-
za y filtro de aguas residuales provenientes de la tierra al mar. Una revisión
posterior de estos valores estimó que estos servicios se podrían calcular en
más de 18,000 dólares por hectárea al año.28 Cuando estábamos construyen-
24 A.Sáenz-Arroyo, “Servicios ambientales de los manglares. ¿Qué perdemos cuando los transfor-
mamos?”, en Expedientes Ambientales, M. Greenpeace, Editor, 2000, Greenpeace, México, p. 49.
25 A. Balmford et al., “Economic reasons for conserving wild nature”, Science, 2002, 297(5583):
p. 950-953. R.Costanza, et al., “The value of the world´s ecosystem services and the natural
capital”, Nature, 1997, 387: p. 253-260.
26 R. Costanza et al., op. cit.
27 Ídem.
28 P. Ronnback, “The ecological basis for economic value of seafood production supported by
mangrove ecosystems”, Ecological Economics, 1999(29): p. 235 -252.
582 Del saqueo a la conservación

do este argumento para ayudar a detener la destrucción de los manglares por


actividades como la acuacultura, en países en los que el cultivo de camarón
se había convertido en una actividad sumamente popular, el usufructo del
manglar se concesionada en precios ridículos de hasta un dólar por hectárea
por año.29 En ese preciso momento y bajo esas circunstancias, las cuentas ob-
viamente parecían favorecer a la conservación. Pero el mercado y sus valores
económicos son un fenómeno muy caprichoso. Tierras cuyo costo de opor-
tunidad era sumamente bajo y en los que la conservación venía a ofrecer una
alternativa económicamente jugosa, ganan un valor increíble por la presión
del desarrollo costero inmobiliario. Por ejemplo, el día de hoy los terrenos de
las lagunas rodeadas de manglar de la costa de Quintana Roo, especialmente
los que cercan la laguna de Nichupté en Cancún, se valoran entre 750 y 800
dólares americanos por metro cuadrado30. Hace tan sólo treinta años tales
terrenos carecían casi por completo de un valor comercial. Esto hace que
una hectárea sin construcción tenga el día de hoy una valor de entre 7.5 y 8.5
millones de dólares. ¿Imagina usted cuanto valdrá una vez que un gran hotel
esté construido o una vez que esta hectárea se haya deforestado y aplanado
para la construcción de un desarrollo turístico? ¿Y usted cree que el dueño
estaría dispuesto a pagar esos 20,000 dólares anuales que fueron calculados
como valor de los servicios ambientales para promover cuestiones de con-
servación en sus alrededores? Por supuesto que sí.
Los límites de la valuación monetaria y la lógica del mercado para dete-
ner la degradación del medio ambiente han sido abordados agudamente en
un artículo reciente, publicado por los economistas españoles Diego Azque-
ta y Gonzalo de la Cámara.31 En su artículo “Economía, ética y manejo de
medioambiente” los autores discuten tres principales limitantes de la lógica
de mercado que hacen imposible cuantificar todos los valores que la socie-
dad le atribuye a los ecosistemas con cifras monetarias. La primera aborda

29 B. R. Dewal, P. Vergne y M. Hardin, “Shrimp aquaculture development and the environment:


people, mangrove and fisheries on the Gulf of Fonseca, Honduras”, World Development,
1996, 24(7): p. 1193-1208.
30 V. Próspero, “Atrae a inversionistas alta plusvalía”, Novedades de Quintana Roo, 6 de febrero
de 2007, Cancún, http://www.novenet.com.mx/seccion.php?id=35467&sec=3&d=06&m=02
&y=2007 (12.04.07).
31 D. Azqueta y G. Delacámara, “Ethics, economics and environmental management”, Ecologi-
cal Economics, 2006, 56: p. 524-533.
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 583

Figura 2. Apoyo político y capacidad de valuar los valores de un ecosistema


en relación al nivel de conservación del ecosistema

el paradigma económico de que las preferencias son un valor estable. Por el


contrario, éstas evolucionan de una manera muy dinámica y dependen de la
disponibilidad a pagar de su mercado en un preciso momento. Las preferen-
cias son sólo un punto en la gráfica del tiempo. Por ejemplo los terrenos de
laguna Nichupté, que hace tan solo treinta años no contaban con valor co-
mercial, como se ha dicho, y hoy su valor alcanza cifras estratosféricas.
El segundo argumento explica cómo las preferencias individuales para
la conservación de bienes y servicios se comportan “racionalmente” en for-
ma distinta si se piensan optimizar los beneficios sociales o los beneficios
privados. (Figura 2) Mientras que, en general, la cosecha, pesca, cacería o
transformación en el medio silvestre arroja una serie de beneficios privados
interesantes, pensar en la conservación de los ecosistemas para preservar las
funciones del ecosistema, requiere un nivel de conservación mucho mayor
que el de la sumatoria de los beneficios privados. (Figura 2) En el bosque de
sargazo, por ejemplo, preservar la integridad del ecosistema para evitar la
584 Del saqueo a la conservación

deforestación final por las poblaciones de erizos requiere un nivel de conser-


vación de las poblaciones mucho más alto que el se requeriría con una visión
exclusivamente pesquera para que éstas puedan cumplir sus funciones den-
tro de la cadena trófica.
La tercera limitante se refiere a lo que los autores denominan las “prefe-
rencias lexicográficas” y que básicamente describe la imposibilidad de incluir
en la lógica del mercado valores a los que la sociedad asigna un valor infinito
y para los que no existe un bien de intercambio. Este problema se aplica a lo
que los autores denominan los valores superiores (o sagrados) que no cuen-
tan con un bien sustituto y en los cuales la “lógica de mercado” no funcio-
na.32
De hecho la valoración monetaria o los ejercicios de valuación aplicados
por los economistas para bienes o servicios que carecen de un mercado sur-
gen fundamentalmente de una idea de tener una unidad de intercambio. Sin
embargo, para algunas sociedades existen valores asociados al ecosistema
que no tienen ningún bien o valor que los pueda sustituir. Por ejemplo, en
Papúa Nueva Guinea, áreas marinas de manejo completamente protegidas
han sido establecidas por las creencias locales de que esos sitios son sagrados
o “tabu”, como se les llama en su idioma local. En la laguna de Mandag, un
sitio especial por su diversidad, se encuentra una roca en una isla que los lo-
cales consideran que tiene poderes curativos. Cuando alguien se encuentra
enfermo, sencillamente nada alrededor de este lugar para ayudar a su cuerpo
a curarse.33 ¿Es posible asignarle un valor de intercambio a este sitio para
convencernos de su importancia para conservarlo? ¿Realmente esa sociedad
puede encontrar un bien sustituto a esa piedra?
En la siguiente sección profundizaré en esa respuesta al abordar la ne-
cesidad de construir una ética ambiental, pero antes concluyo mi análisis
sobre los límites de la valoración económica con una reflexión de la sabi-
duría ancestral. A pesar de haberse acuñado hace más de dos milenios, la
mitología griega siempre tiene una lección que aportar al mundo moderno;
despabilarlo cuando se duerme en la creencia que su concepto del mundo
moderno le traerá siempre irrefutable felicidad. En recompensa por su gen-

32 Ídem.
33 J. Barbara Wilson, R. Samuel y P. Campredon, “Sacred mpa‘s: Where protected areas hold
spiritual value for stakeholders and how this affects management”, mpa News, 2006, 7(6).
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 585

tileza al rescatar a Sileno, su padre adoptivo, Dionisio, el gran dios del vino y
de la alegría, otorgó a Midas el poder de convertir todo lo que tocaban en oro.
Momentáneamente Midas se alegró con su poder hasta que se dio cuenta
que no podía disfrutar del sabor de la comida, ni de la sensación de abrazar a
su hija. Consternado le suplicó al dios que lo liberara de ese don que se había
convertido en un embrujo. Cuenta la leyenda que para eso tuvo que bañarse
en las aguas del río Pactolo, que desde entonces contuvo arenas auríferas. 34
Parece que la misma tragedia de Midas la estamos experimentando las co-
munidades modernas que tenemos la creencia que sólo lo que tiene un valor
monetario debe ser conservado.

3. Espacio para una ética comunitaria y transdisciplinaria


Llevo aproximadamente diez años (toda mi carrera profesional), juntan-
do piezas de aquí y de allá, leyendo posturas de diferentes disciplinas, tratan-
do de discernir qué significa tener un comportamiento ético que pueda ser
aplicado a cualquier sociedad en su relación con la naturaleza. Debo confe-
sar que ha sido sumamente difícil, pues muchas veces pensamos que lo que
creemos nosotros es lo correcto. Sin la intención de descalificar los intentos
de muchos otros pensadores en el tema, debo dejar plasmado que los argu-
mentos que había leído hasta ahora no me dejaban un cien por ciento con-
vencida. Y no por que no tuvieran validez en su argumentación, sino porque,
ahora entiendo, son el resultado de un conflicto entre diferentes visiones del
universo que proclaman contener “la verdad”.
La mayoría de los argumentos éticos en relación al medio ambiente, o a
los que por lo menos yo he tenido acceso, han sido construidos ya sea por
biólogos o por economistas. Los primeros cuentan con una mezcla muy inte-
resante de valores con aparente contradicción. Por un lado han sido educados
bajo un fuerte rigor científico en el cual sólo las hipótesis que se pueden pro-
bar pueden considerarse científicas y, por otra parte, sienten una profunda
admiración hacía la vida que podrían —en sus propios términos— resultar
un tanto religiosa. En contraparte, los economistas, educados desde el siglo
xviii bajo la lógica de los mercados y el poder de su mano invisible, quisieran
34 Artículo “Midas”, en Wikipedia Enciclopedia Libre, http://es.wikipedia.org/wiki/Midas
(15.04.07).
586 Del saqueo a la conservación

poder aplicar este argumento en todo lo que la sociedad valora de los ecosis-
temas naturales. Los argumentos de los biólogos —criticados poderosamente
por los economistas y algunos conservacionistas por su ambigüedad cuando
se refieren al valor intrínseco de los ecosistemas35— son, sin embargo, argu-
mentos que retumban en los oídos comunitarios. Se acercan más a una idea
de que los ecosistemas tienen un valor infinito —que a muchos de nosotros
nos resuena en el corazón— y que el mercado no tiene ningún poder para
decidir sobre su destino.36 Sin embargo, a pesar de que muchas de estas pos-
turas logran “enchinarnos el cuero”, ninguna ha sido aceptada enteramente
por la comunidad científica. Creo yo que este rechazo es principalmente el
resultado de un problema del lenguaje de las ciencias duras que nos incapa-
cita para plantear hipótesis con una visión amplia que incluya las emociones.
Por ejemplo, la hipótesis de la biofilia, acuñada originalmente por el psicó-
logo social Erich Fromm y que utiliza el biólogo y naturalista Edward Wil-
son37 para proponer que los seres humanos tenemos un lazo natural hacia la
vida y los proceso que llevan a ella, y que parte de esto proviene de nuestro
origen evolutivo que comienza en las sabanas africanas. La hipótesis es tan
fascinante y a su vez tan controversial que ha dejado espacio para la discu-
sión desde diferentes disciplinas en un libro entero.38 Sin embargo, desde mi
punto de vista, por la dificultad de probar (o refutar como diría Karl Popper)
que esa “tendencia natural” en primer término existe y, en segundo, proviene
de nuestro origen evolutivo, la hipótesis ha quedado parcialmente margina-
da. Otros argumentos que cuentan con extrema resonancia social son los
del biólogo Aldo Leopold en su libro sobre “la ética de la tierra”39. Leopold
defiende firmemente la postura del valor intrínseco de la conservación de
la naturaleza al sostener que la “última palabra ignorante la tiene el hombre
que pregunta sobre un animal o una planta: ¿para que sirve?”40. Su argumen-

35 D. J. McCauley, “Selling out on nature”, Nature, 2006, 443(7107): p. 27-28.


W. V. Reid et al., “Nature: the many benefits of ecosystem services”, Nature, 2006, 443(7113): p.
749-749. M. Gorke, The death of our planet’s species. A challenge to Ecology and Ethics, 2003,
Washington DC, pp. 407.
36 McCauley, op. cit.
37 E. O. Wilson, Biophilia: The human bond with other species, 1984, Cambridge: Harvard Uni-
versity Press.
38 S. R. Kellert y E. O. Wilson, The biophilia hypothesis, A Shearwater Book, 1993, Nueva York.
39 A. Leopold, A sand county almanac, 1966, Nueva York: Oxford University Press.
40 Ídem.
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 587

to, aunque hermoso, deja mucho que desear sobre todo cuando se enfren-
tan problemas de extrema pobreza o cuando “servicio” o “valor” se entiende
desde un punto de vista espiritual, como quizá lo entendió él a mediados del
siglo pasado. Muchos otros ejemplos de intentos de propuestas de ética am-
biental se concentran principalmente en la conservación de los sistemas y su
integridad, y el efecto poderosamente transformador del ser humano en el
ecosistema41 que, aunque coincido en que son extremadamente importantes
y empatan con el argumento de los economistas en muchos sentidos, no son
lo único que la sociedad puede apreciar de su entorno natural.
Es de hecho hasta hace unos pocos meses que comencé a ver la luz al fi-
nal del túnel, después de leer a un psicólogo social e incorporando el análisis
de Diego Azqueta y Gonzalo Delacámara sobre los límites de la valoración
monetaria. En su libro La hipótesis de la felicidad,42 el psicólogo de la Univer-
sidad de Virgina, Jonathan Haidt, busca coincidencias en la cultura antigua
y en los experimentos modernos sobre las emociones para entender las va-
riables que hacen a una persona o a una sociedad un ente satisfecho. Dentro
de la capacidad para alcanzar la felicidad de los individuos hay, por supuesto,
las relacionadas a la carga genética con la que nacemos, el ambiente que nos
rodea y otras más que tienen que ver con el sentido de la vida que nos crea-
mos o que nos marca la sociedad como valores éticos a alcanzar. A esto él lo
denomina el sentido de la “divinidad con o sin dios”.43 Haidt enmarca su ar-
gumento con el hecho de que somos la primera cultura secular en la historia
de las civilizaciones. Aunque numerosos grupos sociales cuentan y practican
alguna religión, la mayor parte de las decisiones de Estado no incorporan los
valores éticos o sagrados sencillamente porque el Estado laico se ha conver-
tido en una institución que la mayor parte de nosotros respetamos como la
adecuada. El Estado laico —argumenta Jonathan Haidt— nos ha arrojado
innumerables beneficios, como la tolerancia a la diferencia de credo, prefe-
rencia sexual, sentido de equidad, etcétera. Sin embargo, ha dejado un vacío
en el espacio para los valores sagrados que, en su argumento, el ser humano
requiere para darle un sentido a su vida. Para reforzar su argumento Haidt

41 M. E. Soulé et al., op. cit.; M. Gorke, op. cit.


42 J. Haidt, The happiness hypothesis. Finding modern truth in ancient wisdom, 2006, Cam-
bridge, ma: Basic Books, 297 pp.
43 Ídem.
588 Del saqueo a la conservación

hace referencia al trabajo del historiador sobre religión Mircea Eliade, quien
sostiene a través de sus investigaciones que la percepción de lo sagrado es
universal en los humanos, independientemente de si son religiosos o no. Para
ilustrar su punto sólo voy a traducir un párrafo que dejó tan boquiabierto a
Haidt como a mí:

Sitios privilegiados, diferentes de todos los demás —el lugar de nacimiento de


una persona, o el escenario de su primer amor, o algún lugar en su primer viaje
visitado en su juventud. Incluso para el más franco hombre sin religión, todos
estos lugares aún retienen un valor excepcional y único: son sus sitios sagrados
de su universo privado, como si fuera en esos lugares en los que recibió la re-
velación de la realidad en forma diferente que en la forma que participa en su
vida ordinaria.

Al leer esta frase creo que tuve uno de esos momentos de “¡Eureka, lo en-
contré!” Al igual que a Haidt, Eliade había definido perfectamente el sentido
de espiritualidad que alguien tan secular como yo puede tener y que se limita
a nuestros espacios relacionados al amor, el conocimiento o el contacto con
la naturaleza. Ese es precisamente el sentido holístico y el poder del valor
intrínseco de los ecosistemas que muchos biólogos claman debe ser el fun-
damento de la ética ambiental, el mismo que no ha encontrado aún eco como
una razón de peso para promover la conservación de la naturaleza.
Haidt continúa su argumento dando ejemplos de “sentimientos por lo di-
vino”, uno de ellos el que deja Darwin en su diario al observar el bosque
brasileño; ahí afirma: “no es posible describir las emociones de asombro, ad-
miración y devoción que llenan y elevan la mente”. Haidt termina con un
análisis impactante de cómo la ciencia se convirtió en un conjunto de dis-
ciplinas estériles, y para ello cita el trabajo de las historiadoras de la ciencia
Lorraine Daston y Catherine Park en su libro Maravillas y el orden de la
naturaleza 1150–1750.44 En esta investigación, las historiadoras describen
cómo, hasta antes de la época de la Ilustración, la ciencia y la filosofía te-
nían espacio para incluir la maravilla en sus descripciones. Paulatinamente
la ciencia seria se tomó como aquella que describía hechos y los catalogaba,
44 L. Daston y C. Park, Wonders and the order of nature (1150-1750), 1998, Nueva York: Zone
Books, 511 pp.
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 589

y rígidamente aprendió a separar hechos de valores y emociones (como si las


emociones no fueran un hecho también).45
La ética ambiental planteada de la forma en que Haidt esboza las emocio-
nes, la podemos definir como un conjunto de valores superiores que le dan
el sentido de divinidad a una sociedad. De esta forma lo podemos proponer
sencillamente como hipótesis en relación a las emociones que nos produce la
naturaleza y que se puede probar o refutar y que seguramente evoluciona y
cambia con el paso de la historia y los conocimientos que adquiere el sujeto
sobre la naturaleza que lo rodea. En otras palabras, la biofilia propuesta por
Wilson es probablemente ese sentido de lo sagrado que muchas personas
tenemos por los paisajes naturales, pero que es necesario definir en forma
precisa y explícita para poderlo incluir en la ética ambiental de nuestra co-
munidad. Son emociones que no vienen (o más bien no importa si vienen)
de nuestro origen evolutivo en las sabanas africanas sino que muy probable-
mente varían conforme la cultura ambiental de un pueblo se transforma.
Por ejemplo, tengo la hipótesis de que en la ciudad de La Paz Baja Cali-
fornia Sur hay pocas personas que no vean el día de hoy Balandra —una roca
con una forma muy peculiar que se encuentra a unos 20 km al norte de la
ciudad (Figura 3) — como un símbolo de integración cultural y como un ico-
no sobre la importancia los espacios recreativos populares. Alrededor de la
roca se encuentra una de las únicas playas públicas más hermosas alrededor
de la ciudad de La Paz en las que aún no se encuentra un desarrollo urbano ni
hotelero. Es además una de las zonas en las que queda preservado el manglar
costero. Ante presiones para desarrollar un complejo hotelero, la ciudadanía
paceña ha respondido en forma valiente y ha promovido una campaña para
que esa bahía continúe siendo un ícono de la ciudad de la Paz y se conserve
como una playa pública. La campaña ha logrado más de 18 mil firmas hasta
ahora y se puede visitar en el sitio http://www.balandraesnuestra.org. La hi-
pótesis de que para la ciudadanía de La Paz este sitio cuenta con un valor
superior o sagrado, sensus Haidt, se podría corroborar de una manera más
metódica (con encuestas aleatorias y siguiendo un diseño estadístico por
ejemplo), pero de ser corroborada representaría quizá el argumento más po-
deroso para tratar de preservar este sitio como un espacio natural.

45 Haidt, op. cit.


590 Del saqueo a la conservación

Tratar de asignarle un valor monetario a los beneficios que obtiene el día


de hoy la comunidad de La Paz de Balandra es una lógica que sencillamente
no tiene sentido, porque esta bahía y su piedra icónica es única y no cuenta
con ningún bien sustituto para remplazarla. Esta experiencia indica, por el
contrario, que debemos comenzar a recoger y hacer explícitos los valores
superiores o sagrados que le asigna la sociedad a la naturaleza como un ejer-
cicio necesario para detener la degradación de los paisajes naturales. Otro
ejemplo sumamente exitoso que se ha estado implementando en la penínsu-
la de Baja California es el impulsado en los últimos años por el Grupo Tortu-
guero, quien ha inspirado grupos de conservación de estos reptiles en peligro
en cada una de las comunidades costeras de la región (http://www.grupotor-
tuguero.org). El Grupo Tortuguero ha encontrado un sentido de identidad en
las nuevas generaciones de más de veinte comunidades que se fusiona con el
objetivo de proteger a las tortugas.
Otros ejemplos en el estado de Baja California Sur son por supuesto las
ballenas o incluso el abulón, que se encuentra decorando la mayor parte de
las casas de la región del Pacífico. Obviamente estos sentidos de valores su-
periores nos pueden ayudar a promover una relación más inteligente con el
medio que nos rodea que si sólo pensamos en sus valores comerciales, efí-
meros y cambiantes. Nos permitirá transitar del desarrollo que desmantela
la “bella complejidad” a aquél que lo preserva, sencillamente porque la socie-
dad cosecha de su entorno valores que no tienen ni quizá tendrán precio en
el mercado.

4. Experimentos sociales de conservación y restauración


Comunidad y Biodiversidad A.C. (cobi),46 la organización para la cual
trabajo, nace precisamente del sentimiento de un grupo de jóvenes con fuer-
tes lazos y admiración hacia la diversidad de la vida marina, convencidos de
que la mejor manera para lograr el progreso en la calidad de vida de los habi-
tantes costeros es precisamente a través de la conservación de la integridad
de sus ecosistemas. Somos un grupo que a nuestra manera promovemos esa
relación más inteligente con el entorno natural que me fue requerido expli-

46 Visite nuestro sitio www.cobi.org.mx.


Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 591

car en este capitulo. En esta sección trataré de ejemplificar algunos modelos


que creamos con las comunidades costeras rurales de Baja California Sur.
Por ejemplo, a través de nuestro programa “Fondo Pescador” buscamos
socios comunitarios con quienes construir la perspectiva compartida de
esta visión inteligente. Nuestros socios son comunidades costeras que de-
muestren una actitud excepcional de respeto hacia la vida marina. Que en
su desempeño, o en sus intentos, nos ilustren cómo se puede establecer una
relación de conservación más inteligente con el entorno natural. Por ejem-
plo, con la Sociedad Cooperativa Buzos y Pescadores de isla Natividad en
Baja California Sur —un grupo que se destaca por la relación hacia la con-
servación de los recursos del bosque de sargazo gigante en el que pescan—
diseñamos, aplicamos y estamos evaluando un esquema de recuperación y
manejo de las poblaciones pesqueras más importantes a través de reservas
marinas completamente protegidas. Con nuestros socios comunitarios de la
isla Natividad buscamos evaluar los costos actuales y beneficios potencia-
les de manejar los bosques de sargazo con redes de reservas completamente
protegidas, complementando el sistema de manejo de cuotas para la pesca.
Nuestra apuesta es que estas reservas permitirán potencialmente no sólo
recuperar las especies mermadas por la pesca en la época moderna como el
abulón, sino conservar un ecosistema de sargazo mucho más robusto frente
a las variaciones ambientales. A pesar de que Natividad es una isla minúscu-
la que casi no se percibe en el mapa, si las respuestas de esta evaluación son
positivas, tendrán una relevancia no sólo regional, sino global, iluminando
con ello el conocimiento de problemas de conservación de ecosistemas si-
milares en otros países, como Estados Unidos y Canadá que han enfrentado
problemas de sobrepesca histórica y desmantelamiento de la “bella comple-
jidad”.
Otro ejemplo de nuestro trabajo es el arrecife Cabo Pulmo. En este pe-
queño arrecife, de impactante belleza, la comunidad ha dejado de pescar des-
de 1995 por voluntad propia. En este sitio la relación sociedad-naturaleza se
ha ido transformando de generación en generación a lo largo de los últimos
setenta años en forma por demás interesante: primero, a través de una gene-
ración que dependía francamente de la explotación directa de los recursos
pesqueros; segundo, con una paulatina transformación de la pesca hacia el
turismo basado en la contemplación de la naturaleza, y tercero en una nue-
592 Del saqueo a la conservación

va generación de guardianes que llevan el inventario de la recuperación del


ecosistema. El proyecto que realizamos en conjunto con Amigos para la con-
servación de Cabo Pulmo A.C. consiste en entrenar a las nuevas generaciones
de guías de buceo locales para que hagan el inventario de la recuperación ex-
traordinaria que se ha presentado en el arrecife después de más de diez años
de protección y que ha sido resguardado por sus habitantes locales. En con-
junto con ellos estamos evaluando los beneficios económicos y los valores
que la sociedad local, regional y global le atribuye al arrecife por su recupera-
ción. Intentamos diseñar un modelo en el que los incentivos para conservar
el arrecife, no sólo los absorba la comunidad local, sino otros sectores de la
sociedad como los turistas que gozan del buceo en ese arrecife. A través de
un estudio económico queremos determinar en cuánto debiera aumentar
la cuota por tener el privilegio de bucear ahí y que ello pueda compensar la
inversión que de hecho están haciendo los habitantes de Cabo Pulmo por no
pescar en el arrecife.
Por último, en Loreto en conjunto con el personal del Parque Nacional
llevamos a cabo dos principales experimentos de reconstrucción de los eco-
sistemas. El primero es un experimento social que intenta abrir un espacio
de discusión participativo con los diferentes usuarios sobre el desmantela-
miento de la “bella complejidad” como resultado de la pesca histórica. Con
la creación del programa de manejo del Parque Nacional en el año 2001, la
comunidad cerró a la pesca dos pequeñas áreas —ahora “de no pesca”—, que
han servido como testigos del efecto de la pesca moderna artesanal en las
áreas abiertas. En tan sólo cinco años los sitios se han recuperado de manera
espectacular, mientras que las áreas abiertas a la pesca han perdido muchos
de los atributos del ecosistema.47 Con esta información y la que hemos pro-
ducido con las investigaciones históricas dentro del Golfo de California48 la
47 A. Sáenz-Arroyo et al., “A community-based marine reserve network in Northwestern Mex-
ico”, en Proceedings of the symposium and workshop of the North American marine protected
areas network, documentos completos en http://www.cec.org, 2005, Loreto, Baja California
Sur, México. 1-3 de marzo, North American Commission for Environmental Cooperation.
48 A. Sáenz-Arroyo et al., “The value of evidence about past abundance: marine fauna of the Gulf
of California through the eyes of 16th to 19th century travelers”, op. cit.; idem, “Fishers’ anec-
dotes, naturalists’ observations and grey reports to reassess marine species at risk: the case of
the Gulf grouper in Gulf of California, México”, Fish and Fisheries, 2005, 6: pp. 121-133.; idem,
“Rapidly shifting environmental baselines among fishers of the Gulf of California”, Proceed-
ings of the Royal Society of London Series B-Biological Sciences, 2005, 272: pp. 1957-1962.
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 593

Figura 3. La piedra y la playa de Balandra cerca de la ciudad de La Paz en B.C.S.

La comunidad de esta ciudad emprendió una campaña para que Balandra se conserve como un
icono de la ciudad y una playa pública (fotografía de Peter Patterson).

idea es abrir espacios de discusión con los diferentes actores sobre el valor de
recuperar atributos del ecosistema. Conforme se establezcan los espacios de
diálogo se irá midiendo cómo varía el compromiso de los diferentes actores
en relación a la creación de redes de reservas marinas completamente prote-
gidas. Con apoyo de diferentes fundaciones, queremos hacer de este proceso
un ejemplo de participación en la asignación de valores sociales para la con-
servación. Los resultados de estos foros, positivos o negativos, en relación a la
creación de redes de reservas completamente protegidas, se utilizarán como
parte de la revisión del programa de manejo.
El otro proyecto en Loreto lo realizamos con la cooperativa “Mujeres del
Golfo” y está muy relacionado al proyecto de isla Natividad, pero busca en-
contrar respuestas para las poblaciones de peces de ornato y los arrecifes se-
mitropicales del Golfo de California. Esta cooperativa, singular porque está
594 Del saqueo a la conservación

conformada por once mujeres, se dedicaba tradicionalmente a la explotación


de especies pequeñas de peces de arrecife de interés para los acuaristas. Con
ellas y nuestros socios de Reef Check California intentamos probar un mo-
delo basado en la protección del 30 por ciento de los sitios pesqueros como
refugio de la actividad pesquera. El modelo intenta paralelamente buscar
mercados justos que paguen por el esfuerzo de manejo de la cooperativa de
mujeres y se avalen a través de una certificación internacional Consejo de
Custodia de Acuarios (mac por sus siglas en inglés).49
Con cada comunidad con la que trabajamos, y con los nuevos socios que
encontremos en el futuro, buscamos establecer modelos de interacción entre
las sociedades humanas y los ecosistemas marinos que fomenten por un lado
la preservación de la diversidad de la vida en el mar y por el otro el desarrollo
integral de las comunidades costeras. Nuestras alianzas buscan despertar y
reforzar el interés que existe en las comunidades costeras por conservar los
recursos de los cuales depende su supervivencia y volverlo un modelo que
genere respuestas de interés para nuestros socios locales, con relevancia na-
cional y global. Buscamos diseñar, aplicar y evaluar estos modelos de uso en
los cuales todos los valores que la sociedad atribuye al ecosistema tengan un
lugar en el proceso de planeación.

5. Participación en comunidades locales, regionales, nacionales y


globales: el último detalle para definir inteligencia
Cuando era pequeña me podía reír durante largo tiempo de un chiste
que a continuación detallo. Unas hormiguitas vivían justo en el tránsito en
el que un elefante pasaba muy a menudo y que a su paso destruía todo lo que
las hormiguitas habían construido con cuantiosa labor. Cansadas de recons-
truir una y otra vez su hogar, las hormiguitas decidieron hacer un plan de
ataque para eliminar de una vez por todas a su enemigo. Su plan consistía en
subirse todas a un árbol y al paso del elefante por encima de su hormiguero,
tirársele al cuello y ahorcarlo hasta asfixiarlo. Así lo hicieron. Obviamente
en el momento en el que pasó el elefante, y las hormiguitas lograron brincar
a su cuello, con una sacudida mandó a volar todos esos pequeños seres que le
49 Un articulo interesante para obtener más información se puede ver en http://www.reefcheck.
org/news/news_detail.php?id=224.
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 595

provocaban un débil cosquilleo detrás de las orejas. Tan sólo una de las atre-
vidas quedó colgada del cuello del gran mastodonte. Ingenuas e ilusionadas,
sus compañeras le gritaban desde el suelo “¡ahora sí, ahórcalo, ahórcalo!”
La amenaza del cambio climático sobre el bienestar de las sociedades me
recuerda mucho al chiste del elefante y las hormigas. Paradójicamente todos
los experimentos y los ejercicios de restauración o de hacer explícitos los
valores “sagrados” que tenemos las comunidades sobre los ecosistemas pue-
den perderse si el fenómeno del cambio climático y el calentamiento global
continúan.50 Por ello es importante no sólo participar en la creación de una
visión de desarrollo dentro de nuestro municipio o estado, sino dentro de la
comunidad nacional y global. Sólo de esta forma es posible llevar a las mesas
de negociación la sumatoria de importancias y valores que las sociedades le
atribuyen a los ecosistemas y a la preservación de la naturaleza desde el pun-
to de vista local, regional y global. La llamada tragedia de los comunes51 no
sólo se aplica a las comunidades pequeñas con recursos de acceso abierto;
su lógica ataca a los comunes globales, a todos lo miembros de esta sociedad
planetaria que con nuestro modelo de desarrollo hemos ido transformando
la “bella complejidad” planetaria creada a lo largo de seis mil millones de
años.52
Concluyo con una reflexión sobre la importancia del pensamiento colec-
tivo y la participación a todos los niveles. En un ensayo reciente publicado en
la revista Nature, “Mentes colectivas”53, se relata cómo en 1905 el naturalista
Edmund Selous quedó maravillado del comportamiento de las parvadas de
aves que sincrónicamente volaban para abatir el efecto del viento. Durante
su vida —comenta el autor del artículo— Selous luchó por comprender este
comportamiento y llegó a pensar “deben de pensar colectivamente todos al
mismo tiempo o al menos en parches o yardas de manera que una idea brilla
en todos los cerebros y se coordinan”. El artículo concluye que al explotar la
50 M. Hopkin, “Climate change 2007: Climate sceptics switch focus to economics”, Nature,
2007, 445(7128): pp. 582-583.
51 G. Hardin, “The tragedy of the commons”, Science, 1968, 162: p. 1243-1248; T. Dietz, E. Os-
trom y P.C. Stern, “The struggle to govern the commons”, Science, 2003, 302(5652): pp. 1907-
1912.
52 R. A. Kerr, “No longer willful, Gaia becomes respectable: The Gaia hypothesis, that Earth is
a single huge organism intentionally creating an optimum environment for itself; has been
made more palatable; interesting science is coming of it”, Science, 1988, pp. 393-395.
53 I. Couzin, “Collective minds”, Nature, 2007, 445(7129): p. 715.
596 Del saqueo a la conservación

participación y la comprensión de un fenómeno por muchos cerebros lleva


obviamente a un nivel de análisis mucho más alto y complejo que el que se
obtiene por una sola mente.54 Así pues, pescadores discutiendo con pesca-
dores, pescadores con científicos, funcionarios con empresarios turísticos,
pescadoras con pescadores, científicos con pescadores ilegales, mexicanos
con ecuatorianos, brasileños con suecos y estadounidenses, todos pensando
como establecer una relación más “inteligente” entre las comunidades hu-
manas y el medio silvestre. Quizá así, como las aves que vuelan en forma sin-
crónica y nos resulta todavía el día de hoy difícil y fascinante explicar cómo
lo logran, alcancemos un nivel de análisis tal que nos permita preservar todo
lo que la sociedad humana valora de los ecosistemas que la rodean. Entonces
sí creo que lleguemos a tener una relación inteligente sociedad-naturaleza.

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54 Ibídem.
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600 Del saqueo a la conservación
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 601

Capítulo 15

El turismo alternativo o de naturaleza:


un excelente complemento
para fortalecer el sector turístico
en Baja California Sur
José Urciaga García, Micheline Cariño y Jesús Zariñán

C
omo ya se mencionó en el capítulo 8, el desarrollo turístico mexi-
cano se ha centrado fundamentalmente en un producto turístico
de sol y playa con escasa oferta complementaria. Sin embargo,
en respuesta a las exigencias del desarrollo sustentable, a la atención de
otros segmentos de la demanda turística (más diversificada y segmenta-
da) y a la necesidad de establecer mecanismos para reducir los impactos
adversos de los periodos de baja de la afluencia turística, recientemente
se ha impulsado una estrategia diferente. Este cambio se refiere a la di-
versificación de la oferta en México como un elemento esencial para me-
jorar la competitividad de los destinos turísticos, lo que posibilita ofrecer
un abanico más amplio de actividades distintas a las tradicionalmente
asociadas al turismo de sol y playa. Si se consideran los cambios en las
preferencias de los consumidores, ahora más informados y exigentes, es
posible enriquecer la oferta turística con elementos naturales, cultura-
les y patrimoniales que permiten a turistas con inquietudes diferentes al
tradicional ambiente de sol y playa encontrar nuevas formas de entrete-
nimiento en sus vacaciones.

[601]
602 Del saqueo a la conservación

Este capítulo tiene la finalidad de destacar la importancia del turismo alter-


nativo como complemento de las actividades asociadas al turismo tradicional
de sol y playa, para fortalecer el sector turístico en Baja California Sur. Ini-
ciamos con un apartado que pasa revista brevemente a algunas característi-
cas relevantes del turismo tradicional en el estado. En seguida, analizamos
los conceptos y actividades propias del turismo alternativo. Posteriormente
mostramos los atractivos y las posibilidades que existen en la región para el
desarrollo del turismo de naturaleza. Por último, hacemos una revisión sin-
tética de los principales actores que operan en torno al turismo alternativo
en la entidad.

1. El sector turístico tradicional


En la actualidad el turismo desempeña un papel cada vez más importante
en la economía de muchos de los países en desarrollo y se ha convertido en
uno de los principales generadores de empleo. A nivel mundial se calcula que
es responsable del 10 por ciento de la actividad económica y, en los países
en desarrollo, el turismo internacional registra un crecimiento superior a la
media mundial. Para el caso de México, después del petróleo y las remesas,
es la actividad que ingresa más divisas a la economía y una de las que ofrecen
mayores impactos multiplicadores en la creación de empleo, estímulo a la
inversión y crecimiento económico. Baja California Sur ocupa el tercer lugar
como destino turístico nacional (sólo después de Cancún y la Riviera Maya)
y el turismo representa en definitiva su actividad económica más importante
y dinámica.
El impulso reciente del turismo en Baja California Sur se centró en los
corredores turísticos de Los Cabos y Loreto y, con menor importancia, en La
Paz. Los Cabos es uno de los centros turísticos del país de mayor reputación
por su carácter elitista; localizado en la porción sur de la península de Baja
California, a la fecha todas las comunidades localizadas en esa zona están
influenciadas por dicha actividad. Los Cabos fue un centro planeado para
 Eugenio Yunis, “El desarrollo sostenible del turismo: una herramienta para la reducción de
la pobreza”, ponencia presentada en el Coloquio Internacional sobre Desarrollo Sostenible
del Turismo: Un Enfoque Multidisciplinario para la Gestión Local, La Paz, B.C.S., 27-29 de
septiembre de 2005, pp. 1-3.
 Este fenómeno se describe con mayor amplitud en el capítulo 8 de este libro.
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 603

desarrollar el turismo náutico y balneario. Comprende poco más de 35 kiló-


metros de zona costera en un corredor que va de Cabo San Lucas a San José
del Cabo, en el primero predomina el turismo náutico y la pesca deportiva y
en el corredor el de sol y playa. Además, la influencia de Los Cabos tiende a
desbordar considerablemente hacia Todos Santos por la costa del Pacífico y
a Cabo del Este, por la del Golfo.
El corredor de Loreto se localiza en la costa oriental del estado de Baja
California Sur, en la costa del Golfo de California, en el territorio del muni-
cipio de Loreto. Fue concebido desde principio de los setentas para incluir
Loreto, Nopoló y Puerto Escondido. Loreto es la localidad urbana principal,
Nopoló cobija la infraestructura hotelera, inmobiliaria y de campos de golf,
y Puerto Escondido es el centro náutico. Las tendencias actuales muestran
un creciente interés por mejorar el posicionamiento de Loreto y La Paz en el
mercado turístico. El rápido desarrollo de centros inmobiliarios turísticos,
de infraestructura y de servicios, así como la mayor afluencia de turistas
hacia La Paz y Loreto, así lo indica. En La Paz, el desarrollo inmobiliario ha
llegado ya a la barra de arena que crea la ensenada de La Paz, en el Mogote,
con el nombre de Paraíso del Mar, al complejo de Costa Baja –que incluye un
hotel de lujo, zona residencial, condominios en playa y una marina-, al sur de
la costa de Tecolote, y más al sur, pero también en el municipio de La Paz, a
lo que fue Ensenada de Muertos, ahora con el pomposo nombre de Bahía de
Los Sueños.
La demanda turística en la entidad se ubica en poco más de millón y me-
dio de visitantes al año, con mayoría de extranjeros, una ocupación hotelera
promedio cercana al 60 por ciento, una estancia media de tres días y un fuerte
componente estacional en el período de invierno. De acuerdo a los datos más
recientes de 2006, contenidos en el Segundo informe del gobernador Agúndez
Montaño, la oferta hotelera se sitúa en 290 establecimientos con 15,384 ha-
bitaciones de todas las categorías y nueve marinas que brindan resguardo al
turismo náutico. Los Cabos representa el corredor turístico de mayor creci-
miento y cobertura, concentra la mayor parte de la infraestructura portuaria
y marítima, cuenta con una capacidad de alojamiento de 11,449 habitaciones
en 114 hoteles (alrededor de la mitad son de tiempos compartidos) y siete
campos de golf. En ese año visitaron Los Cabos 1,056,523 turistas; de ellos,
un segmento importante considerado de elevados ingresos (casi la mitad de
604 Del saqueo a la conservación

los visitantes), se alberga en 30 resorts de cinco estrellas, clase especial y gran


turismo, que ofrecen poco más de cinco mil habitaciones. En contraste, los
datos del corredor turístico de Loreto indican que este destino se encuentra
en vías de consolidación, con una oferta hotelera de apenas 24 hoteles con
586 habitaciones y una visita de 174,897 turistas. Sin embargo, cabe destacar
que los recursos aplicados por el fonatur en el año 2006 fueron similares a
los aplicados por la misma dependencia gubernamental en Los Cabos (29.1 y
21.3 millones de pesos, respectivamente).
La derrama económica alcanza alrededor de los 60 mil millones de pesos,
con una creación de empleo de aproximadamente 25 mil personas ocupadas,
adicional a los empleos que se generan en otros sectores como el transporte,
operadoras de tours, abastecimiento de alimentos y recreación vinculados
con el turismo.
La inversión extranjera directa es el motor del crecimiento del sector tu-
rístico, con poco más de 1,120 empresas que participan activamente en el
mercado de tierras, en desarrollos inmobiliarios y en servicios colaterales
(de hoteles, viajes y otros servicios recreativos, financieros, seguros y de
alquiler). Esto se refleja en un dinámico sector de bienes raíces asociado al
turismo y tiene importantes efectos sobre el mercado de tierras, ya que mu-
chos de los ejidos y de los ejidatarios, una vez que aseguran los derechos de
propiedad, venden sus tierras a empresas e individuos. En pocos años se ha
configurado así un importante y dinámico mercado de tierras en el que las
empresas extranjeras concentran la mayor parte del territorio con acceso
a playa y con mejores condiciones paisajísticas. Por ejemplo, recientemen-
te la promotora española Hansa Urbana adquirió 3,550 hectáreas con siete
kilómetros de costa en el municipio de Loreto para desarrollar el complejo
Cabo de Cortés, consistente en instalar zonas residenciales, áreas hoteleras,
comerciales, deportivas y de ocio, cuatro campos de golf, una marina de 400
amarres y un aeropuerto. En Los Cabos y La Paz ocurre lo mismo a través
de los proyectos de desarrollo inmobiliario Paraíso del Mar (en El Mogote) y
Bahía de los Sueños (en la Ensenada de Muertos) para La Paz, y los proyectos
de ampliación de la zona hotelera y de nuevas marinas para el municipio de
Los Cabos.

 Narciso Agúndez Montaño, Primer informe de gobierno, La Paz, Baja California Sur, 2006.
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 605

El turismo es una actividad de fuertes impactos económicos, ambientales


y sociales. Hay beneficios económicos que se expresan en ingresos, empleo
y productos derivados del turismo, pero simultáneamente se evidencian los
impactos adversos de los desarrollos turísticos e inmobiliarios. El vertiginoso
crecimiento turístico, que siempre trae aparejada una migración descontro-
lada provoca también la pérdida de identidad local y de las culturas tradi-
cionales. También implica problemas de distribución de los asentamientos
humanos y de localización de la actividad económica, además de problemas
sociales —desintegración familiar, drogadicción, prostitución— y ambienta-
les, como la degradación de los servicios ecológicos de la zona costera. Este
deterioro afecta el desarrollo futuro del turismo debido a los daños, gene-
ralmente irreversibles, al paisaje (que irónicamente representa el principal
insumo de la oferta turística).
De hecho, muchas actividades que se promocionan como turismo de na-
turaleza y sustentable por parte de las empresas prestadoras tienen efectos
de grave degradación. Por ejemplo, los recorridos en cuatrimoto provocan
la compactación de suelo y excesivo pisoteo. Así, en ausencia de procesos
de planeación y manejo, las actividades de turismo de naturaleza pueden
reducir la visita a los sitios y disminuir la propia actividad turística. Se ha
convertido en ejemplo paradigmático el disfrute de los servicios de recrea-
ción mediante esquemas de turismo que por razones asociadas a un manejo
inadecuado se traducen finalmente en el agotamiento de la propia fuente
de belleza paisajística y en el deterioro de los servicios de recreación de ese
ecosistema, derivando prácticamente en el abandono turístico del sitio o la
región.
Es frecuente que los paisajes costeros se degraden como resultado de esta-
blecer obras de infraestructura turística y asentamientos humanos en playas,
dunas, esteros y lagunas costeras. Por ello el sector turístico tiene la necesidad
de adoptar urgentemente los principios y objetivos del desarrollo sostenible,
ya que el medio ambiente representa uno de sus componentes esenciales y
con mayor valor, por lo que degradar o destruir el ambiente —cultural o na-
tural— comprometería inevitablemente al propio sector.

 Z. Mieczkowski, Enviromental issues of tourism and recreation, Lanham, md: University


Press of America, 1995.
 Eugenio Yunis, “Sostenibilidad en el turismo y rol de la certificación”, ponencia presentada
606 Del saqueo a la conservación

El desarrollo futuro de la actividad turística, trátese de turismo tradi-


cional o alternativo, debería estar condicionado a la aplicación de criterios
de desarrollo sustentable y especialmente de planificación económica con
instrumentos como los planes de desarrollo urbano y de ordenamiento eco-
lógico marino y terrestre, que contribuyan no sólo a la conservación, sino
también “a sacar de la pobreza a un número ingente de personas en el mundo
en vías de desarrollo, incluyendo aquí las zonas menos favorecidas de países
con un nivel económico intermedio, como México por ejemplo”.

2. El contenido del turismo alternativo


A efecto de clasificar la actividad turística es necesario considerar sus prin-
cipales atributos. Por una parte, por gustos y preferencias de los que selec-
cionan la aventura versus aquellos que buscan la comodidad, o bien, por el
desarrollo de los mercados de productos temáticos, que tienden a combinar
las denominadas tres “e” (educación, entretenimiento y emociones extremas)
o bien las tres “s” (mar, sol y arena, por sus siglas en inglés).

Las tendencias actuales apuntan a la búsqueda de nuevas formas de turismo, de


destinos nuevos y más auténticos, de entornos culturales diferentes, y de playas y
montañas menos contaminadas. (Los turistas) sienten curiosidad por descubrir
países nuevos y culturas desconocidos para ellos y, lo que es muy importante, la
mayoría de ellos tiene capacidad financiera para llegar a casi cualquier destino del
mundo. Y si esa curiosidad está todavía en una fase latente o incipiente en algunos
segmentos de mercados, los operadores turísticos y los agentes de viajes pueden
sin duda despertarla con una promoción adecuada y con los medios de comunica-
ción de que disponen para influir en las elecciones de los consumidores.

Es por ello que se afirma que el turismo alternativo representa una opción
para personas interesadas en la práctica de actividades que no pueden reali-
zarse en los espacios tradicionales, lo que constituye la base para desarrollar
en el Coloquio Internacional sobre Desarrollo Sostenible del Turismo: Un Enfoque Multidis-
ciplinario para la Gestión Local, La Paz, B.C.S., 27-29 de septiembre de 2005, p.1.
 Eugenio Yunis, “El desarrollo sostenible del turismo: una herramienta para la reducción de la
pobreza”, loc. cit., p. 1.
 Ídem, p. 2.
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 607

estrategias de diversificación de la economía regional, permitiendo a las em-


presas y comunidades locales generar ingresos a través de actividades pro-
ductivas complementarias y mejorar su calidad de vida. El aprovechamiento
con fines de turismo de la rica y variada vida rural permite mejorar los in-
gresos y el empleo como respuesta a la emigración rural, como una forma de
arraigo de la población y de combate a la pobreza. Cubre las actividades en
espacios abiertos de una amplia gama y responde al interés por conservar y
valorar el patrimonio natural y la cultura rural.
La Organización Mundial del Turismo (omt) señala algunas razones
que dan cuenta de por qué el turismo puede atender necesidades de la po-
blación en condición de pobreza: los países en desarrollo poseen ventajas
competitivas en cuanto a singularidad cultural, flora y fauna naturales, cli-
ma, artesanías y paisajes sin contaminar ni antropizar. En ellos puede darse
la atracción turística de espacios naturales en las zonas rurales, la oportuni-
dad de apoyar o complementar otras actividades económicas (la agricultura
tradicional, el transporte de tracción animal y las artesanías) y la posibili-
dad de emplear mucha mano de obra, pudiendo incluir a mujeres y jóvenes,
entre otras.
Las actividades de turismo alternativo permiten potenciar el desempeño
económico del espacio rural con la participación activa de los actores y con
mecanismos distributivos que garanticen la participación de las comunida-
des para mejorar la calidad de vida del medio rural. El propósito es gene-
rar mejores oportunidades de ingreso y calidad de vida a los habitantes del
medio rural mediante la integración de las tradicionales actividades rurales
(agrícolas, ganaderas, avícolas y otras) con el turismo alternativo. En tanto
que un segmento especializado del turismo alternativo, el llamado turismo
de naturaleza permite la puesta en valor de sitios con atractivos naturales,
acontecimientos e identidades, la observación de prácticas para la reducción
del estrés de la vida moderna y de atención al ocio, a la salud física y mental,
así como la valoración de los estilos de vida rural y regional.
Las actividades de turismo alternativo y de naturaleza permiten resaltar
el compromiso y conciencia con el medio natural, social y cultural. Su prác-
tica adopta estilos no convencionales, más activos y de mayor participación
que interactúan con el medio ambiente y con todo tipo de expresiones cultu-
rales que ofrecen los destinos turísticos alternativos.
608 Del saqueo a la conservación

Las instituciones oficiales mexicanas reconocen este tipo de turismo como


una oportunidad para diversificar la oferta de productos turísticos en Méxi-
co y consolidar un modelo de desarrollo sustentable. Las actividades de tu-
rismo alternativo registran un fuerte crecimiento debido a los cambios en
la demanda turística producto de los nuevos intereses, preferencias y gustos
de los turistas, además de la tendencia global a la diversificación de la oferta
turística. Estas tendencias valoran de manera importante el patrimonio na-
tural y cultural. La dinámica turística se orienta hacia nuevos intereses que
muestran una mayor sensibilidad hacia los valores medioambientales y cul-
turales; es decir, hacia el patrimonio que incorpora todo aquello que posee
un valor natural, ambiental, histórico y/o cultural.
Las actividades que integran el turismo alternativo y de naturaleza se
contienen en tres grandes tipos: el ecoturismo, el turismo de aventura y el
turismo rural.
a) El ecoturismo es un segmento de turismo de mínimo impacto sobre el
ambiente, se desarrolla en espacios naturales y aprovecha las motivaciones y
conductas de los turistas interesados en el medio natural y en la singularidad
de los recursos que se identifican con los espacios de alto valor ecológico o
paisajístico. En muchas ocasiones, los espacios adecuados para el desarrollo
del ecoturismo se encuentran sujetos a algún tipo de regulación con la que
se persigue su conservación, como en el caso de las áreas naturales prote-
gidas. Abarca las actividades recreativas de apreciación y conocimiento de
la naturaleza mediante la interacción con la misma: talleres de educación
ambiental, observación de flora, fauna, fósiles, geológica, sideral, fenómenos
naturales y atractivos singulares de la naturaleza, senderismo interpretativo,
participación en programas de rescate de flora y fauna y en proyectos de in-
vestigación biológica.
b) El turismo de aventura se entiende como la realización de actividades
recreativas asociadas a desafíos que impone la naturaleza (en tierra, agua y
aire) y entre las que destacan: caminata, espeleoísmo, escalada en roca, cato-
nismo, ciclismo de montaña, alpinismo, rappel, cabalgata, buceo, descenso
en ríos, kayakismo, pesca deportiva y recreativa, paracaidismo y vuelos en
diversas modalidades (parapente, ala delta, globo, ultraligero, entre otros).
c) El turismo rural agrupa actividades de convivencia e interacción con la
comunidad rural en todas las expresiones sociales, culturales y productivas
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 609

que allí se expresan, y que incluyen agroturismo, etno-turismo, vivencias en


campo, aprendizaje de dialectos, preparación y uso de medicina tradicional,
talleres artesanales y gastronómicos y fotografía rural. El turismo rural es,
en definitiva, un conjunto de actividades recreativas que pretenden valorar la
vida rural y que le brindan al visitante urbano sus atractivos: la participación
en tareas del rancho o la granja, junto con el involucramiento en su cultura,
además del disfrute de la gastronomía y de la hospitalidad de las familias
rurales.
Esta perspectiva incorpora áreas de oportunidad para desarrollar empre-
sas dedicadas al turismo alternativo o de naturaleza, oportunidades comple-
mentarias que pueden ir desde la creación de hoteles, casas de artesanías y
tiendas de regalos, hasta otras actividades que pueden mejorar la cohesión
social. En el desarrollo de esta actividad tiene un papel muy importante la
empresa, en especial la pequeña y mediana empresa, para operar y promover
productos turísticos. Para este tipo de sociedades la innovación y creatividad
como estrategia de competencia y rivalidad es fundamental para permane-
cer en el mercado.
La omt apunta que el “primer reto al que nos enfrentamos es el de seguir
sensibilizando al sector privado del turismo, a las autoridades locales y nacio-
nales, y a las comunidades locales sobre la fuerza del turismo y la necesidad
de encauzarlo sobre rieles sostenibles —social, económica y ambientalmen-
te— para que contribuya efectivamente a la reducción de la pobreza.”

3. Los atractivos y posibilidades de desarrollo del turismo de


naturaleza
Baja California Sur es una entidad con una gran dispersión de su pobla-
ción rural en la ocupación del espacio. Una tercera parte de la población se
distribuye en numerosas rancherías y pequeños asentamientos rurales con
paisajes muy diversos, desde desierto montañoso de difícil acceso, hasta oa-
sis y pequeñas reservas de agua. Son condiciones naturales de privilegio para
desarrollar actividades de turismo alternativo. El territorio comprende es-
pacios abiertos en donde destaca una biodiversidad excepcional asociada a

 Íd., p. 6.
610 Del saqueo a la conservación

una variedad de servicios ecológicos de los ecosistemas costeros, marinos y


de zonas áridas, además de otros importantes valores del entorno, como la
belleza escénica del paisaje y una rica herencia histórica y cultural. Posee
también importantes recursos naturales y valores patrimoniales que pueden
ser considerados como sitios de interés paisajístico, científico y cultural.
Por sus atractivos turísticos resalta el Golfo de California, un ecosistema
marino que registra importantes servicios ecológicos y de elevada producti-
vidad y biodiversidad, de enorme riqueza biológica y composición única de
especies, así como la presencia de áreas importantes de reproducción de aves
marinas migratorias y mamíferos marinos. Las islas del Golfo registran una
serie de atributos de carácter ecológico, económico, social e histórico, dentro
de los cuales destacan la belleza paisajística y su buen estado de conservación;
atributos que han despertado el interés turístico y que atraen año con año a
un creciente número de visitantes. De acuerdo a informes de la Secretaría
de Turismo, Baja California Sur es de los estados de la república con mayor
atractivo para el impulso de actividades de turismo de naturaleza, en especial
el ecoturismo y el turismo de aventura. Destacan las actividades de buceo,
observación de los ecosistemas y de ballenas.10
En el turismo de aventura están adquiriendo mayor importancia las prác-
ticas de buceo, kayakismo, caminatas, cabalgatas y ciclismo de montaña. Sin
embargo, a pesar de los amplios espacios rurales, las actividades caracte-
rísticas del turismo rural, como agroturismo, talleres artesanales y gastro-
nómicos y fotografía rural, aún presentan poco desarrollo. Las prácticas del
senderismo interpretativo contemplan recorridos relacionados con el ambien-
te que, mediante leyendas y señalizaciones, destacan situaciones de interés
con la intención de que el espacio se explique y justifique por sí mismo, de tal
forma que la importancia de la conservación sea evidente tanto para los vi-
sitantes como para los habitantes locales. Por otro lado, el aprovechamiento
de los atractivos turísticos en las rutas y circuitos que ofrecen los oasis puede
mejorar la práctica del senderismo temático e interpretativo.
 Javier Gaitán Morán et al., “Conservación del Patrimonio en Baja California Sur: una
iniciativa de infraestructura profesional transfronteriza”, en S. E. Lewis y K. P. Demaree
(eds.), Proceedings of the Pacific Coast Council on Latin American Studies, The Pacific Coast
Council on Latin American Studies, Vol. 19, 2002, pp. 43-46.
10 sectur, 2001. Estudio Estratégico de Viabilidad del Segmento de Ecoturismo en México.
México.
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 611

En la práctica del ecoturismo existen muchas actividades como las de ob-


servación de ecosistemas, ballenas, tortugas, aves, observación geológica y
de fósiles, entre otras. Si se llevan a cabo mediante una práctica ordenada,
son actividades de mínimo impacto sobre el ambiente. Cuando el turismo se
practica en áreas naturales protegidas es necesario respetar las regulaciones
establecidas para su uso y aprovechamiento en los programas de manejo res-
pectivos. Dichos programas permiten conocer los atributos de estos entornos
y determinan su capacidad de carga turística o sus límites de cambio acepta-
ble, para lograr hacer compatible la conservación y el uso turístico del área.
Existen diversas formas en las que el ecoturismo contribuye en la conser-
vación: 1) con la creación de fondos para las áreas protegidas;11 2) la genera-
ción de empleos para las comunidades; 3) el establecimiento de incentivos
económicos para sostener las áreas protegidas, y 4) al proveer de educación
ambiental a los visitantes; además, los programas de ecoturismo apuntan a
limitar los impactos negativos del turismo. Un aspecto relevante en el mane-
jo de las áreas naturales protegidas es el establecimiento de la capacidad de
carga o de límites de cambio aceptables para las zonas de mayor uso turísti-
co; sin embargo, muchos de los estudios para determinar los indicadores de
soporte del sistema están en proceso. A la fecha existe poca evidencia empí-
rica sobre el orden de magnitud de la capacidad de carga o de los límites de
cambio aceptables en los lugares de mayor demanda turística, indicadores
que permiten orientar las decisiones en materia de control y planificación
del turismo.
En muchas regiones incluidas en las seis anp de Baja California Sur es
viable el desarrollo de actividades de ecoturismo.12 La forma y los sitios en
los que éstas pueden llevarse a cabo deben estar precisados en sus respecti-
vos programas de manejo publicados en el Diario Oficial de la Federación,
lo que representa una gran oportunidad para el desarrollo ordenado del tu-
rismo sustentable. Los programas de manejo consideran como actividades
de ecoturismo aquéllas de bajo impacto que permiten ampliar las oportu-
11 Que en B.C.S. se llama fosanp y existe desde el 2005, impulsado por la Asociación de His-
toria Natural Niparajá, A.C., y la representación de The Nature Conservancy en la región del
Golfo de California. Para saber más al respecto consúltese el capítulo 17 sobre los Procesos
de conservación impulsados por las ong.
12 Las características, orígenes y programas de conservación de las áreas naturales protegidas
de B.C.S. han sido ampliamente tratados en el capítulo 9 de este libro.
612 Del saqueo a la conservación

nidades de desarrollo de las regiones involucradas. Los turistas que prac-


tican turismo de naturaleza encuentran muy atractivas las áreas naturales
protegidas, y entre las razones que explican su preferencia sobresale el que
representan un gran atractivo visual y la importante biodiversidad existente
en estos ecosistemas (especies de flora y fauna muy sensibles a impactos am-
bientales). Además, en el caso particular de las anp del Golfo de California y
de las lagunas de la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, que figuran en la lista
de Patrimonio de la Humanidad, debido a su valor emblemático su atractivo
turístico es incluso mayor.
La Reserva de la Biósfera El Vizcaíno tiene tres atractivos especiales: en
la Sierra de San Francisco, las pinturas rupestres; en las lagunas costeras, el
avistamiento de la ballena gris; y en las planicies, la reserva de berrendo. El
Parque Nacional Bahía de Loreto presenta una gran variedad de ambien-
tes costeros marinos con fondos rocosos, arenosos, playas, cañadas, cañones
submarinos, terrazas marinas con elevado endemismo de especies terrestres
y marinas, así como con un paisaje imponente tanto hacia el mar como hacia
la Sierra de la Giganta. La Reserva de la Biósfera Sierra de la Laguna presen-
ta mucho interés porque alberga la gran mayoría de especies endémicas y la
mayor diversidad biológica del estado; existen diferentes tipos de vegetación,
destacando el bosque tropical, único en el estado.
El Parque Nacional Cabo Pulmo es el único arrecife coralino en el Golfo
de California y el más antiguo del mundo; presenta terrazas marinas fósiles
con importante diversidad biológica, lo que le hace uno de sus principales
atractivos submarinos. Estos servicios se podrán aprovechar (según la zona
del parque) para servicios ecoturísticos, tales como “buceo libre y autónomo,
natación, caminatas de playa, campismo, kayaks, tabla vela y pesca deporti-
va”. En esta región, las actividades ligadas al ecoturismo se han identifica-
do como las de principal potencial económico, lo que ha motivado que los
habitantes “en la última década (hayan) cambiado en parte sus actividades
económicas de la pesca hacia la prestación de servicios turísticos… (siendo)
el buceo es el principal atractivo de la zona”.13
En el Complejo Insular de Espíritu Santo —que forma parte del Área
de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California— la belleza

13 conanp, Programa de trabajo 2001-2006, México, D. F., 2001, p. 36.


Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 613

de las islas y sus atributos de paisaje hacen que el área sea idónea para el
ecoturismo.14 Las actividades de vela, buceo, kayakismo y cruceros natu-
ralistas generan una derrama económica significativa para la ciudad de
La Paz.
Los servicios ecológicos que proveen los ecosistemas de las anp sudcali-
fornianas, como refugio de especies, belleza escénica, recreación, cultura, re-
cursos genéticos, producción de alimentos, son susceptibles de aprovecharse
con fines económicos acompañados de criterios de sustentabilidad. Entre es-
tos, por la singularidad que a escala mundial tienen estos sitios, el turismo
alternativo —ecoturismo y turismo rural—, desarrollado con base en una
planificación seria y permanentemente actualizada, puede representar —a
corto, mediano y largo plazos— uno de los más importantes recursos econó-
micos de Baja California Sur.

Cuadro 1. Aptitud territorial para actividades ecoturísticas en las áreas


naturales protegidas del estado de Baja California Sur

Acuáticas y suba-
Náuticas Terrestres
cuáticas
Velerismo Natación Campismo
Buceo libre y autó-
Kayakismo Senderismo
nomo
Turismo científico Turismo científico Turismo científico
Observación de flora y
Safari fotográfico y
Embarcaciones inflables fauna (principalmente
videográfico
aves)
Cruceros Montañismo (escalada)
Safari fotográfico y
Paisajismo
videográfico
Observación de flora y fauna
Safari fotográfico y
marina (principalmente
videográfico
mamíferos marinos)
Paisajismo
Esquí acuático y parapente
Pesca deportiva
Fuente: Elaboración propia a partir de los planes de manejo de las anp de B.C.S.

14 conanp, Programa de manejo del Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de
California, México, D. F., 2001, p. 37.
614 Del saqueo a la conservación

Las autorizaciones para las actividades de ecoturismo y de usos no con-


suntivos en las anp se concentran en avistamiento de ballena gris, campis-
mo, kayakismo y observación de flora y fauna, viajes científicos y turísticos,
filmación y cruceros para observación de flora y fauna. Cabe señalar que las
actividades que en los últimos dos años han adquirido mucha importancia
son los campamentos en playas y remo en kayaks, que representaron 90 por
ciento de las autorizaciones de usos no consuntivos en 2006.15
A la fecha, un sector del ecoturismo que no se ha desarrollado a pesar de
tener un enorme potencial es el senderismo. Esta situación tal vez se deba al
mayor atractivo que, en general, tiene el turismo en mar y en playa, que en
áreas terrestres; más aún si éstas son agrestes y aisladas. No obstante, es po-
sible diseñar y poner en valor una red de senderos con una belleza escénica
extraordinaria, lleno de hermosos contrastes naturales que surgen de la com-
binación entre desierto y oasis, con gran riqueza cultural, o bien el sendero
interpretativo histórico cultural. En el corredor que atraviesa de Loreto al
Océano Pacífico se puede poner en valor la red de senderos de los jesuitas,
que contempla las localidades de Loreto, San Javier, San José y San Miguel de
Comondú y La Purísima. En el área de El Triunfo, San Antonio y Los Barriles
se pueden mostrar los procesos históricos y culturales ligados a la vida de los
rancheros que se desarrollan en esas regiones, así como destacar la belleza de
sus paisajes naturales de montaña, oasis, arroyos y vistas marinas. El gobierno
del estado tiene desde hace casi diez años el proyecto de establecer y promo-
ver la ruta de las misiones, la ampliación y aprovechamiento del programa de
pueblos mágicos (que hoy sólo tiene Todos Santos), así como el programa de
Regiones Turísticas Integrales y Circuitos Especializados. Pero desafortuna-
damente estos proyectos ni siquiera en papel han tenido un desarrollo siste-
mático y mucho menos acabado.
Por otra parte, los planes estatales y municipales de desarrollo, así como
diversos planes de desarrollo urbano o de ordenamiento ecológico, establecen
la oportunidad de promover diversas actividades de turismo de naturaleza.
La idea es promover un desarrollo turístico diversificado y equilibrado en-
tre los sectores productivos, las regiones y el medio ambiente. Un propósito
siempre presente es consolidar un modelo de desarrollo turístico que integre

15 Narciso Agúndez, op. cit., p. 234.


Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 615

a todas las regiones del estado y reparta los beneficios equitativamente con el
desarrollo de todas las zonas con potencial, ya sea de turismo rural, cultural,
ecoturismo y/o turismo alternativo, siempre buscando la sustentabilidad y el
beneficio de las comunidades.
Los programas de desarrollo regional (2001) resaltan las actividades de
ecoturismo como potencial para diversificar opciones y actividades econó-
micas. El Plan Estatal de Desarrollo 2005-2011 destaca entre las acciones a
realizar las relacionadas con el aprovechamiento turístico de los recursos na-
turales. En este plan el gobierno del estado plantea que “el turismo será eje
fundamental para el desarrollo económico del estado”.

Uno de los principales aspectos por atender es encontrar los mecanismos para
lograr el equilibrio entre el aprovechamiento de los recursos naturales y la ri-
queza que generan; debemos impulsar nuevas formas de hacer turismo, por lo
que se requiere aplicar políticas en esquemas de desarrollo que permitan brin-
dar opciones para el aprovechamiento de las potencialidades de cada una de las
regiones y sus respectivas micro regiones.16

En virtud de que el espacio rural se ha convertido progresivamente en


un importante escenario recreativo, es necesario, para la promoción del
turismo alternativo y del desarrollo endógeno, identificar los sitios con po-
tencial turístico y desarrollar un mapa que represente las diferentes sin-
gularidades, atractivos turísticos y belleza paisajística que permitan crear
rutas turísticas y nuevos productos para implantar o impulsar proyectos
y actividades de turismo de naturaleza. Las comunidades locales tienen
una participación dinámica, ya que ofertan los servicios de la actividad
recreativa y los de consumo de productos locales, lo que representa una
oportunidad de atención a los aspectos relacionados con el bienestar so-
cial y la mejora económica. En regiones desfavorecidas, el turismo rural es
una estrategia de arraigo de la población, de promoción del desarrollo y de
creación de empleos, debido a su efecto multiplicador de empleo, produc-
ción e ingresos, y por su capacidad de creación de sinergias y de aumento
en el bienestar.

16 Gobierno del estado de Baja California Sur, Plan Estatal de Desarrollo 2005-2011, p. 230.
616 Del saqueo a la conservación

No obstante, y como ya señalábamos antes, la práctica de actividades de


turismo de naturaleza no siempre es compatible con criterios de sustentabi-
lidad. Entre las acciones que generan las principales amenazas se encuentran
la sobreexplotación de los recursos naturales, el deterioro ambiental y la falta
de esquemas que guíen el uso, gestión y aprovechamiento sustentable de los
servicios de los ecosistemas. Además de que la participación de las comuni-
dades localizadas en los sitios donde se realizan las actividades es muy baja y
no ha cobrado relevancia, lo que dificulta alcanzar los objetivos del desarrollo
endógeno. La omt establece que hay:

una serie de instrumentos que permiten incorporar los criterios de soste-


nibilidad a la planificación, desarrollo y gestión del turismo: planes de de-
sarrollo sostenible del turismo; procesos de Agenda 21 a nivel local, con
participación multiactores; legislación y normas que regulen el uso del te-
rritorio para fines turísticos, integrando a este sector en el conjunto del
desarrollo regional y local, y haciéndolo compatible con otros sectores de
actividad; normas que regulen el uso de bienes patrimoniales para fines tu-
rísticos; planes de manejo de áreas naturales protegidas y sitios arqueológi-
cos; determinación de capacidades de carga para sitios turísticos y respeto
de las mismas por todos los actores; indicadores para medir periódicamente
una serie de variables que afectan a la sostenibilidad de los destinos turís-
ticos; sistemas obligatorios o voluntarios de certificación de sostenibilidad,
etc.17

Sin embargo, a la fecha, las actividades contempladas como turismo al-


ternativo se caracterizan por su escasa coordinación y poca diversificación
de los productos orientados a crear sinergias entre sitios y actividades, comu-
nidades y empresas. Existen pocas empresas comunitarias en esta actividad
a pesar de la importancia que reviste para la economía de Baja California
Sur.
Desde la perspectiva gubernamental son pocos los programas actuales
y muy escasos los recursos del presupuesto que se destinan al impulso de
estrategias de desarrollo sustentable que contemplen al turismo alternativo.

17 Eugenio Yunis, “Sostenibilidad en el turismo y el rol de la certificación”, loc. cit., p. 1.


Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 617

El esfuerzo de planificación del turismo desde una perspectiva sustentable


para garantizar el equilibrio entre los sectores —de la economía y de la po-
blación—, regiones y medio ambiente, ha sido incorporado en el discurso
oficial, pero de ninguna manera se ha visto reflejado en los hechos de gobier-
no. Los resultados de la aplicación de la política turística en Baja California
Sur más bien permiten constatar el fuerte impulso que se ha concedido des-
de hace años al tradicional turismo de sol y playa, y más recientemente al
turismo náutico y residencial. Esto a pesar de que son bien conocidos, por
la sociedad y el gobierno, los múltiples y graves problemas que este tipo de
turismo trae consigo.
Hasta ahora no ha pasado de nivel de propuesta de planificación
para aprovechar las iniciativas que pongan en valor los atractivos na-
turales y culturales, que aseguren la compatibilidad entre la conserva-
ción, el crecimiento económico y el desarrollo social. Las declaraciones
son muchas y la adopción de la perspectiva sustentable en el lenguaje
político es de uso frecuente, pero no existen recursos comprometidos
en el presupuesto destinados al impulso de esta estrategia. Sólo algunas
empresas privadas y la mayoría de las ong ambientalistas que trabajan
en la entidad han pasado del discurso a los hechos. En el capítulo 17
explicamos la participación que en este sentido han tenido las ong, por
lo que a continuación explicamos sintéticamente el desempeño de la
iniciativa privada.

4. Principales actores de la iniciativa privada que operan en


torno al turismo alternativo
Con base en los padrones municipales de prestadores de servicios turís-
ticos, proporcionados por la Coordinación Estatal de Turismo (cet) en el
2005, organizados en diferentes actividades, se seleccionaron aquellos que se
encontraban registrados dentro de las actividades consideradas como turis-
mo alternativo (buceo, transportadoras turísticas marítimas y ecoturismo).
Sumaron un total de 122 empresas distribuidas en 13 localidades de los cin-
co municipios de la entidad, como a continuación se indica:
618 Del saqueo a la conservación

Municipio Localidad Número Empresas % Total


La Paz La Paz 37 30.3
Cabo San Lucas 36 29.5
San José del Cabo 5 4.1
Los Cabos Cabo Pulmo 2 1.6
Buenavista 2 1.6
Los Barriles 1 0.8
San Ignacio 11 9.0
Mulegé Mulegé 5 4.1
Guerrero Negro 4 3.3
Loreto Loreto 8 6.6
Pto. San Carlos 6 4.9
Comondú Pto. López Mateos 4 3.3
San Miguel de Comondú 1 0.8

Dichas empresas se consideraron como el universo muestra para este es-


tudio. Como se puede observar, el mayor número de empresas registradas
ante la cet se encuentran en el municipio de Los Cabos, es decir, el 37.6 por
ciento, siguiéndole el municipio de La Paz con el 30.3 por ciento, Mulegé con
el 16.4 por ciento, Comondú el 9 por ciento y Loreto con 6.6 por ciento.
A partir de esta muestra se logró entrevistar a 63 de las 122 empresas
seleccionadas, es decir, el 52 por ciento, la mayoría de ellas en el municipio
de Los Cabos, distribuyéndose de la siguiente manera:

Número em- Empresas entrevis-


Municipio Localidad % muestra
presas tadas
La Paz La Paz 37 10 27.0
Cabo San Lucas 36 26 72.2
Los Cabos Cabo Pulmo 2 2 100.0
Los Barriles 1 1 100.0
San Ignacio 11 5 45.5
Mulegé Mulegé 5 2 40.0
Guerrero Negro 4 3 75.0
Loreto Loreto 8 9 112.5
Pto. San Carlos 6 2 33.3
Comondú
Pto. López Mateos 4 3 75.0
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 619

Cabe mencionar que varias de las empresas que se encuentran registra-


das en la cet ya no operan, cambiaron de razón social o tenían registros
duplicados, por lo que se redujo ligeramente el número de entrevistas. Si
consideramos el tamaño de las empresas por el número de empleados18 del
total de empresas entrevistadas, 59 por ciento son microempresas, el 35 por
ciento son pequeñas, el 5 por ciento son medianas y una es gran empresa,
esta última con oficinas en la ciudad de La Paz. En total, estas sociedades dan
empleo directo a 930 personas y generan 628 empleos indirectos, benefician-
do aproximadamente a 1,160 familias.
Es en la década de los noventa cuando se percibe un impulso en la consti-
tución de este tipo de negocios, ya que el 48 por ciento inició operaciones en
dicha década. El 22 por ciento empezó a operar en la década de los ochenta,
el 21 por ciento a partir del año 2000 y apenas el 3 por ciento inició en la dé-
cada de los setenta.
Las empresas ofrecen principalmente servicios de buceo, esnórkel, ka-
yak, paseos en lancha, avistamiento de ballenas, aves, mamíferos marinos
y flora silvestres, campismo, tours a las pinturas rupestres, las misiones y
a las salinas, paseos a islas y pesca deportiva. En menor medida ofrecen
apoyo a documentales y fotografías, turismo científico, hospedaje, ciclismo
de montaña, avistamiento de tortugas y tiburón ballena, petroglifos, motos
acuáticas, veleros y paracaídas.
Como se mencionó anteriormente, la demanda turística se compone fun-
damentalmente por parte de visitantes extranjeros. En este caso, de los clien-
tes atendidos por estas empresas el 86 por ciento son extranjeros y el 14 por
ciento nacionales.
Para la operación de las prestadoras de servicios turísticos, el 97 por
ciento manifestó no recibir apoyos financieros por parte de alguna depen-
dencia o institución gubernamental. Sin embargo, el 56 por ciento declaró
recibir o haber recibido apoyo técnico, fundamentalmente en capacitación,
por parte de alguna dependencia oficial, como la Secretaría de Turismo
(sectur), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (semar-
nat), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (conanp), las
18 Según el D.O.F. del 30 de diciembre de 2002: microempresas (de 1 a 10 empleados), pequeñas
(de 11 a 50 empleados), mediana (de 51 a 100 empleados), grandes (más de 100 empleados).
620 Del saqueo a la conservación

Capitanías de Puerto, el gobierno del estado, los bomberos, la Cruz Roja y


el cibnor.
Para la promoción de sus servicios o para acceder al mercado, la mayoría,
el 71 por ciento, utiliza Internet; 30 por ciento prensa y revistas (fundamen-
talmente extranjeras); 30 por ciento lo hace a través de agencias de viajes in-
ternacionales; 25 por ciento por agencias de viajes nacionales; 19 por ciento
utiliza radio y televisión (básicamente locales), y el 14 por ciento agencia de
viajes locales.
Habría que mencionar que de estas empresas, cinco (4 por ciento) pue-
den ser consideradas del sector social: una sociedad cooperativa y una unión
de lancheros en la localidad de Puerto Adolfo López Mateos; una unión de
lancheros en Puerto San Carlos; una asociación de lancheros prestadores de
servicios turísticos en la ciudad de Loreto, y una Sociedad de Producción Ru-
ral en la Laguna de San Ignacio. El resto son empresas del sector privado, al-
gunas de ellas con socios extranjeros. En este sentido se puede observar que
falta mucho para que el sector social en Baja California Sur (organizaciones
sociales y/o comunidades y ejidos) reciba impulso para crear empresas turís-
ticas dedicadas al aprovechamiento de sus recursos naturales en beneficio
de sus comunidades. Por ello merece especial atención una de las empresas
que operan en la Laguna de San Ignacio que, a pesar de estar constituida
como Sociedad de Producción Rural, se encuentra ligada orgánicamente a
uno de los ejidos de la región y a una sociedad cooperativa. Esta empresa es
Ecoturismo Kuyimá, S.P.R. de R.L.,19 forma parte del ejido Luis Echeverría
en el municipio de Mulegé y sus socios son miembros de la S.C.P.P. 19 de
Septiembre.
A pesar de que el crecimiento del ecoturismo ha sido lento en la entidad
y en el país, algunos proyectos comunitarios, como la empresa Kuyimá, se
han establecido con una presencia importante en el mercado ecoturístico
internacional. El origen de esta empresa se puede encontrar en la necesidad
de idear alternativas productivas para algunos pescadores que operaban en
la Laguna de San Ignacio. Fue a través del avistamiento de la ballena gris

19 En el capítulo 10, dedicado a Procesos de Conservación a través de la protección y el manejo


de la vida silvestre, hemos hecho mención a esta empresa debido a que la razón original por
la cual fue constituida fue el contexto en el que se estableció la nom 131, que regula la pro-
tección y el avistamiento de la ballena gris.
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 621

que se emprende la operación de una empresa que actualmente se dedica a


una de las actividades que mejores perspectivas ofrecen al desarrollo sus-
tentable en Baja California Sur. Adicionalmente ofrece eco-alojamiento a
orillas de la laguna y una amplia gama de servicios y atractivos turísticos
con la finalidad de fomentar la conservación ambiental, así como la respon-
sabilidad social y la interpretación de los recursos naturales y culturales de
esta región.20 La protección y el manejo de la ballena gris le ha permitido
a la región no sólo el incremento de la calidad de vida, sino el desarrolla-
do de nuevas actividades económicas y la construcción de infraestructura
educativa y de salud públicas, “gestándose un círculo virtuoso y de mutuo
beneficio entre ballenas y seres humanos. Esto demuestra que es posible
establecer relaciones equilibradas entre la sociedad y la naturaleza, (y) que
éstas redundan en la concreción del desarrollo sustentable y en el incre-
mento de la calidad de vida de las poblaciones humanas y animales invo-
lucradas.” 21 En la actualidad, la Organización Mundial del Turismo (omt)
plantea que:

una de las respuestas al reconocimiento de la importancia de la sustentabilidad


en el turismo ha sido la creación y adopción de iniciativas voluntarias por parte
de los empresarios, incluyendo códigos de conducta mediombiental y social,
sistemas de eco-certificación, programas de auditoria ambiental, sistemas de
gestión ambiental, y otros códigos o esquemas de auto-regulación vinculados al
ambiente natural o sociocultural.22

En este sentido, la S.P.R. Kuyimá ha alcanzado altos estándares interna-


cionales de calidad en los servicios que ofrece, ya que el 20 de mayo de 2005
le fue otorgado el prestigiado certificado de Benchmarking de Green Glo-
be 21 (siendo la primera empresa en Latinoamérica en obtenerlo) para los
recorridos de observación de ballenas en la Laguna San Ignacio y para las
expediciones guiadas a las pinturas rupestres en la Sierra de San Francisco.
Dicho certificado pertenece al Programa de Certificación de Ecoturismo del

20 Boletín de Prensa, 31 de marzo, 2005, San Ignacio, B.C.S., México.


21 Micheline Cariño et al., “Del saqueo a la conservación: una historia de hombres y ballenas en
Laguna San Ignacio B.C.S., México, siglos xix y xx”, publicación en revisión.
22 Eugenio Yunis, “Sostenibilidad en el turismo y rol de la certificación”, loc. cit., p. 2.
622 Del saqueo a la conservación

programa Green Globe 21, que reconoce el compromiso de la empresa eco-


turística para llevar a cabo sus actividades turísticas y recreativas bajo los
más altos estándares mundiales de sustentabilidad.23
La omt reconoce que las certificaciones, como iniciativas voluntarias,
fueron reconocidas “en la Agenda 21, el programa de acción acordado en la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medioambiente y Desarrollo de
1992. Este reconocimiento está claramente expuesto en el Capítulo 30 (de
dicho documento) que llama a las organizaciones de todo tipo a adoptar có-
digos voluntarios de conducta ambiental como una prioridad para alcanzar
los objetivos de desarrollo sostenible.”24
Otra empresa que oferta servicios de turismo alternativo y que es excep-
cional por su constitución y desenvolvimiento es Cabo Pulmo Divers. Se trata
de una pequeña empresa fundada a principios de 1990 por Mario Castro y An-
tonio Luévanos, el primero nieto de Don Jesús Castro, patriarca de la primera
familia que se asentó en la zona y el segundo pionero del buceo en Los Cabos.
Mario aprendió ahí a ser guía de buceo, se preparó, se entrenó y se convirtió
en dive master. Mientras sus hermanos prefirieron dedicarse a la pesca de-
portiva, Mario aprendió la atención al cliente y el cuidado al medio ambiente.
Al ver que los peces tenían un valor mucho mayor al ser aprovechados en las
actividades de buceo, que en la pesca ribereña e incluso en la deportiva, muy
pronto esta familia, con apoyo de académicos de la uabcs, se convirtió en uno
de los principales impulsores de la conservación del arrecife.25
En 2002, por iniciativa de la comunidad y para apoyar a la conanp en
la vigilancia y el cuidado de esta anp, la familia Castro creó la asociación
civil Amigos para la Conservación de Cabo Pulmo, A.C. (accp). Esta aso-
ciación lucha para sacar adelante proyectos productivos que aprovechen en
forma sustentable los recursos marinos, y su atención no se limita al arrecife,
también se ocupa de la protección de la tortuga marina y de sus nidos. El
presidente de su mesa directiva es Mario Castro, hoy miembro del Consejo
Técnico Asesor del Parque.
23 Boletín de prensa, 31 de marzo, 2005, San Ignacio, B.C.S., México.
24 Eugenio Yunis, “Sostenibilidad en el turismo y rol de la certificación”, op. cit., p. 3.
25 Para leer una explicación detallada de la historia de la creación y los retos que enfrenta esta
anp, referirse al capítulo 9, dedicado a los Procesos de conservación a través de la creación y
manejo de áreas naturales protegidas.
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 623

Actualmente, la presión de los desarrolladores inmobiliarios en la zona es


tan violenta y constante que un trabajo de conservación de casi dos décadas
—una eficaz sinergia entre gobierno, academia, sociedad civil y la comuni-
dad local— se encuentra en entredicho. Cabo Pulmo Divers ya no es la única
empresa que en la localidad ofrece el servicio de buceo, pero sin lugar a du-
das es la que más atención pone en el cuidado del arrecife y en general, en el
cumplimiento de los procesos de conservación del anp.
Con relación al resto de las empresas entrevistadas, casi la totalidad de
ellas hacen uso o realizan sus actividades en alguna de las anp. En la parte
norte de la entidad, todas aprovechan (Guerrero Negro, San Ignacio y Mu-
legé), por su propia ubicación, la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, funda-
mentalmente las lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio para las actividades
de avistamiento de ballenas y la sierra de San Francisco para las visitas a las
pinturas rupestres.
El Parque Nacional Bahía de Loreto se utiliza por la totalidad de las em-
presas entrevistadas de la zona para las actividades de pesca deportiva, ka-
yak, esnórquel, motos acuáticas, buceo, observación de ballenas, mamíferos
marinos y aves, y viajes a las islas.
En el Área de Protección de Flora y Fauna Cabo San Lucas se desarrolla una
serie de actividades y servicios de turismo náutico recreativo cuya base de ope-
ración es la infraestructura instalada en las zonas de mar y tierra del recinto
portuario y con el que comparte una porción de la zona protegida. En este sen-
tido, casi la totalidad de las embarcaciones que entran o salen del puerto pasan
por el Área de Protección pues es la entrada a la Bahía,26 por lo que las rutas
de los prestadores de servicios turísticos y los sitios de uso invariablemente in-
ciden sobre ella. Aunque todas las empresas, como se menciona arriba, hacen
uso del área protegida con una o varias rutas hacia los sitios de recreo, el 65
por ciento de las entrevistadas en Cabo San Lucas la usan para los paseos en
lancha, el buceo, esnórquel, kayak, las motos acuáticas, paracaídas, bananas y
veleros, y la cruzan para la pesca deportiva, el avistamiento de ballenas, leones
marinos y tortugas. El resto se dedica exclusivamente a la pesca deportiva.
Las empresas que operan desde la ciudad de La Paz, hacen uso relativa-
mente intensivo del Archipiélago de Espíritu Santo, que es parte del anp de
26 Ninfa Leticia Cordero Sauceda et al., Caracterización socioeconómica del Área de Protección
de Flora y Fauna Cabo San Lucas, conanp, México, 2005, pp. 183 y 207.
624 Del saqueo a la conservación

las Islas de Golfo de California. Estas empresas organizan viajes a La Isla


para realizar: avistamiento de lobos marinos, buceo, kayak, esnórquel, cam-
pismo y excursiones, y en menor medida para la pesca deportiva y el avis-
tamiento de ballenas de varias especies. Para el avistamiento de la ballena
gris la mayoría de las empresas radicadas en La Paz se trasladan a Puerto
San Carlos. Destaca el hecho de que el 60 por ciento de ellas promueve y
efectúa el avistamiento del tiburón ballena dentro de la zona de la bahía. Con
relación a las preferencias del turismo sobre las actividades que se ofrecen,
el mayor porcentaje del turismo, tanto extranjero como nacional, prefiere el
buceo, el kayak y el esnórquel, y en menor proporción el avistamiento de ba-
llenas y el turismo de aventura. En este último tipo, algunas empresas ofre-
cen el servicio de bicicleta de montaña y, en menor medida, de senderismo;
pero generalmente ambos servicios terrestres culminan un extenuante día
de deporte con tiempo de descanso y comida en alguna playa cercana.
Las empresas que organizan cruceros naturalistas también realizan tu-
rismo en las anp del Golfo de California (así como en las lagunas costeras
del Océano Pacifico); entre las más reconocidas se tiene a Baja Expeditions
y Lindblad Expeditions. Esta última es una empresa que opera desde hace
aproximadamente 25 años y actualmente cuenta ya con una tradición en la
industria de los cruceros en diferentes anp del mundo, como las Galápagos
por ejemplo. Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva
York, lograron mantenerse en el mercado y han recuperado la afluencia de
turistas. Se puede considerar que se enfocan particularmente a la conserva-
ción y al respeto de los lugares y culturas que visitan. En la entidad realizan
viajes de La Paz-San Carlos-La Paz y ofrecen los servicios de kayak, esnór-
quel y buceo, además de pláticas que se llevan a cabo durante el recorrido
sobre temas relacionados con las especies observadas y su conservación.
En términos generales, el uso de las anp por el turismo alternativo, se
concentra en actividades relacionadas con el medio ambiente marino, si
no es que exclusivamente enfocadas a éste. Esto vale la pena subrayarlo
ya que casi todas las anp sudcalifornianas, a excepción de los dos Parques
Nacionales y de la Zona Marina de Espíritu Santo, son anp ubicadas en
tierra y zona costera. Esto nos revela dos situaciones importantes. Por
una parte la ausencia de una oferta de turismo alternativo que se enfoque
al uso de los variados atractivos naturales y culturales diseminados por
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 625

la vasta, hermosa y bien conservada geografía peninsular y, por la otra, la


necesidad de ampliar las anp a su zona de influencia marina. Por ejem-
plo, considerar ampliar el anp de todas las islas del Golfo, y/o proteger
todo el litoral comprendido entre en norte de la bahía de La Paz y Cabo
San Lucas. Esto permitiría proteger uno de los principales atractivos de
las islas y de la costa: el medio ambiente marino costero. Tal situación
permitiría evitar el desarrollo de granjas acuícolas de alto impacto y ele-
var los requerimientos de las manifestaciones de impacto ambiental de
los desarrollos inmobiliarios costeros, entre otras amenazas que hoy día
se ciernen sobre el paisaje costero sudcaliforniano.
Otro aspecto que hemos de considerar es la importancia que cobrará
para el desarrollo del turismo en general y del ecoturismo en particular la
incorporación de las anp del Golfo de California en la lista de Patrimonio
de la Humanidad de la unesco. Como hemos mencionado en este capítulo
y en el octavo, el turismo es una de las actividades económicas de mayor
crecimiento; en ella, el ecoturismo es el sector más dinámico, pero en am-
bos los sitios que cada vez atraen más al turismo son los Patrimonios de la
Humanidad. Tal circunstancia trae consigo dos aspectos a considerar: la
afluencia turística crecerá aún más y ésta debe ser prevista y manejada efi-
cientemente, debido al compromiso internacional contraído por México (al
igual que los demás países firmantes del Convenio de Sitios de Patrimonio
de la Humanidad) y para aprovechar sustentablemente tan valiosa riqueza
patrimonial.

Comentarios finales
El desarrollo económico de Baja California Sur está indisolublemente aso-
ciado a la actividad turística, con la consolidación del turismo de sol y playa
durante los periodos de invierno. El posicionamiento de los centros turísti-
cos de Los Cabos y en menor medida de Loreto y La Paz sugiere que la acti-
vidad turística seguirá como pivote del desarrollo. El cambio en la estrategia
turística para complementar el turismo tradicional con el turismo de natu-
raleza permitirá apoyar el desarrollo local de muchas regiones, lo que está
condicionado a la participación e involucramiento de los actores locales y de
las empresas para generar las sinergias que permitan ampliar las perspecti-
626 Del saqueo a la conservación

vas y encadenamientos económicos y sociales que caracterizan a los círculos


virtuosos del desarrollo.
Las actividades de turismo alternativo no están separadas de aquellas de
sol y playa ni de las comunidades, y se contemplan a la par de otras activi-
dades rurales tradicionales. Exige la integración de los pescadores y los ran-
cheros sudcalifornianos y sus comunidades a los diversos tipos de turismo
de naturaleza. De no ser así, las actividades de turismo alternativo tendrían
la lógica de la ganancia inmediata y no se distinguirían de las actividades
complementarias que ofrecen los grandes hoteles o cadenas comerciales de-
nominadas de turismo alternativo o de aventura, eliminando las ventajas que
tiene el turismo alternativo.
La identificación de sitios y su representación en mapas que permitan
promocionar apropiadamente el turismo alternativo es un primer paso. El
manejo integrado del turismo de naturaleza consiste precisamente en esta-
blecer los programas e instrumentos de política pública que hagan realidad
la diversificación las actividades de ecoturismo, de turismo de aventura y de
turismo rural.
De igual manera, el desarrollo endógeno del espacio rural tiene una im-
portante ventana de oportunidad con la explotación comercial del turismo
de naturaleza, tanto en sus áreas protegidas como de aquellos sitios de singu-
lar belleza que actualmente no cuentan con regulación. Es posible potenciar
el turismo en áreas naturales protegidas ampliando el desarrollo de proyec-
tos de turismo sustentable a todas las áreas que existen en la entidad acom-
pañándolo de claras estrategias territoriales con amplia participación de los
actores involucrados (comunidades, empresas, ong, instituciones de los tres
niveles de gobierno).
A la par, es necesario seguir insistiendo en la valoración económica del
capital natural y de los servicios ecológicos que proveen los ecosistemas para
integrarlos a los planes de manejo y establecer los criterios que permitan
generar los pagos por los servicios ecológicos de recreación que ofrecen los
diversos ecosistemas existentes en el estado. Sería muy conveniente —estra-
tégico para el desarrollo sustentable de Baja California Sur— impulsar la in-
vestigación para fomentar el turismo sustentable, pero también para evaluar
los impactos que éste y otras formas de turismo han tenido, tienen y podrían
tener en la entidad. Carecemos de un estudio efectivo que nos permita valo-
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 627

rar la capacidad de carga, el límite de cambio aceptable y la huella ecológica


o —mejor aún— la huella geográfica de las actividades relacionadas directa e
indirectamente con el turismo.
El senderismo interpretativo, con la correspondiente red de senderos temá-
ticos y/o circuitos ecoturísticos, apoyarían la diversificación de los productos
turísticos y la creación de empresas que permiten fomentar las sinergias en-
tre sitios, comunidades, actividades turísticas y sector privado, si va acom-
pañado de la promoción del turismo rural para poner en valor los diversos
aspectos del agroturismo. Esta es una clara opción en regiones con proble-
mas de alta emigración, elevado desempleo, pobreza y poca diversificación
de ingresos.
Un componente adicional del turismo lo configura el ecoturismo, acti-
vidad que hasta ahora se desarrolla en pequeña escala. Las actividades de
turismo rural y de aventura tienen un gran futuro; destaca el buceo, las visi-
tas a espacios naturales y de patrimonio cultural, lo que apunta a una mayor
diversificación de la oferta turística que valora el patrimonio natural y cul-
tural. Así, el ecoturismo es una actividad que día a día cobra mayor impor-
tancia en general y a la cual en Baja California Sur aún no se le presta ni la
atención ni el apoyo que ameritaría.
Los planes de manejo de las áreas naturales protegidas del estado publi-
cados hasta antes del año 2000 no contemplan la identificación, valoración
y pago por los servicios ecológicos proporcionados por el capital natural.
En contraste, los documentos más recientes reconocen la relevancia de es-
tas herramientas para la toma de decisiones y se incluyen en los planes de
manejo de las anp de Baja California Sur desarrollados de 2006 a la fecha.
El desarrollo de instrumentos económicos para proteger el capital natural y
sus servicios ecológicos sirve para conservar la naturaleza mediante meca-
nismos de mercado por todos entendibles. Por ejemplo, en los servicios de
recreación, la cantidad y calidad de los servicios ecoturísticos que proveen
los ecosistemas depende de su identificación y pago apropiado por parte de
los consumidores, por lo que es de la mayor relevancia entender la íntima
relación entre los servicios ecológicos de los ecosistemas y el turismo de na-
turaleza para poder establecer los mecanismos que permitan garantizar el
uso, preservación y manejo sustentable de los ecosistemas que proveen los
servicios de recreación.
628 Del saqueo a la conservación

En resumen, la entidad cuenta con importantes recursos y servicios de


recreación de alto valor en el mercado internacional. Posee grandes espacios
para realizar diversos tipos de ecoturismo que puede sustentar un importan-
te crecimiento de la demanda turística. Cuenta con un patrimonio histórico
y cultural con sitios singulares de interés turístico susceptibles de brindar
oportunidades de desarrollar turismo cultural. Es posible la promoción de
las actividades vinculadas al turismo alternativo que permita el aumento de
los ingresos de la población rural y la protección de los recursos naturales.
Pero, a este respecto, los esfuerzos efectivos por parte de las instancias de
gobierno, tanto federales, como estatales y municipales no han concedido
ni la atención ni los recursos que fomenten esta actividad como un pilar del
desarrollo sustentable en la entidad.

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Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 631

Capítulo 16

Procesos de conservación a través


de la educación ambiental
Ninfa Leticia Cordero Sauceda, Dennis Nohemí de la Toba,
Gustavo Mercado Mancera y Micheline Cariño

1. Surgimiento del concepto y el contexto de la educación


ambiental

La educación ambiental hace su aparición en el contexto internacional


a partir de 1972 en la Conferencia Internacional de Desarrollo Humano en
Estocolmo, Suecia. A lo largo de su historia, sus principios, objetivos, méto-
dos y estrategias han variado de manera estrecha en relación con las diversas
concepciones sobre el desarrollo en tres décadas. En efecto, vinculada inelu-
diblemente con las definiciones de ambiente y de desarrollo, su construcción
ha venido recorriendo un largo camino en los foros donde estas ideas se dis-
cuten y donde se ven expresados los intereses económicos, políticos y so-
ciales de los actores que participan en esos espacios y momentos históricos.
Este conjunto de intereses y determinantes históricos marcan las tendencias
con que se aborda el papel que la educación ambiental juega en los procesos
de desarrollo.
En la década de los años setenta la educación ambiental se perfiló como
una alternativa urgente para resolver los problemas causados por la devasta-

[631]
632 Del saqueo a la conservación

ción de las actividades humanas, mediante el desarrollo de habilidades para


el manejo ambiental, en el marco de una educación científica y tecnológica
dirigida a jóvenes y adultos, y prestando debida atención al sector de la po-
blación menos privilegiada. En los años ochentas se asoció con una comu-
nidad cambiante que considera las características sociales y culturales de la
gente y el contexto en el que viven.
Algunos de los hechos más relevantes fueron la creación del Programa
Internacional de Educación Ambiental (piea), que consistió en una serie de
reuniones internacionales y regionales que derivaron en la creación de un
Seminario Internacional de Educación Ambiental (Belgrado, 1975) y la de
la Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental (Tbilisi, 1977,
en Georgia, urss), donde se acordaron criterios y directrices comunes de la
Educación Ambiental. Esto permitió una reorientación de las políticas de
la unesco hacia lo que hoy se designa como “educación para el desarrollo
sustentable”, y la innovación de las ideas prevalecientes sobre el ambiente
como un recurso natural, su afirmación como un lugar para vivir y como
un proyecto comunitario. Sin embargo, en ambas décadas la educación am-
biental centró sus tareas en la transmisión de información ambiental, des-
cuidando los procesos de participación y toma de conciencia, y reduciendo
sus métodos a la obtención de datos y al ejercicio de un aprendizaje receptivo
y pasivo.
En la década de los noventas la práctica de la educación ambiental se ca-
racterizó por el despliegue de actividades tendientes a intervenir en la re-
solución de problemas ambientales en el corto plazo, sin una sólida visión
que permitiera entender qué es lo que se necesita hacer, conduciendo a una
“crisis conceptual estrechamente asociada a los numerosos problemas plan-
teados por su práctica”. Fue en junio de 1992, en el seno del Foro Global
Ciudadano de Río 92 —realizado en Río de Janeiro, Brasil, paralelamente a la

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en Ecosistemas, unam, trabajo presentado en el 1er. Encuentro de Educadores Ambientales
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Pátzcuaro, diciembre de 2004, p. 2.
 L. Barraza, op. cit, p. 2.
 Ibídem.
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 633

Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo


(cnumad)—, donde se llegó al consenso respecto a una definición de la edu-
cación ambiental cuyos componentes se mantienen vigentes:

La educación ambiental para una sociedad sustentable es un proceso de apren-


dizaje permanente, basado en el respeto a todas las formas de vida. Tal educa-
ción afirma valores y acciones que contribuyen para la transformación humana
y social y para la preservación ecológica. Ella estimula la formación de socieda-
des socialmente justas y ecológicamente equilibradas, que conserven entre sí
relación de interdependencia y diversidad. Esto requiere responsabilidad indi-
vidual y colectiva en el ámbito local, nacional y planetario. 

Aunque la definición proporcionó una base a los educadores ambien-


tales para el desarrollo de sus tareas, en la práctica educativa existen dife-
rencias de interpretación y alcances ya que, como señala Caride (1998), la
educación ambiental no puede ser reducida con facilidad a un concepto su-
ficientemente comprensivo y consensuado. Pueden identificarse enfoques
ecológicos o biologisistas y conservacionistas de la educación ambiental, que
ponderan la transmisión de información hacia la comunidad de educandos
para que puedan resolver los problemas ambientales involucrados en es-
trategias de conservación de especies, hábitats o ecosistemas particulares,
en la reducción de los desechos y el cuidado de los elementos energéticos,
bajo el supuesto de que tal información propiciaría el cambio de actitud de
la población respecto a la naturaleza. Estos enfoques representan visiones
apolíticas —generalmente desarrolladas en los países del primer mundo—
con una crítica superficial a la sociedad industrial, a sus valores y consumo,
buscando la sustentabilidad de los recursos para la reproducción del modelo
económico.
 Fundación Friederich Ebert y Grupo de Estudios Ambientales (eds.), Educación ambiental:
Desde Río hacia las sociedades sustentables y de responsabilidad global, México, 1983. J. A.
Caride Gómez, y P. A. Meira Cartea, “Educación ambiental y desarrollo: la sustentabilidad y
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época, Universidad de Murcia, Valencia, 1998.
 M. A. Leal Jiménez, Problemática en torno a la práctica educativa ambiental de diez gobier-
634 Del saqueo a la conservación

De acuerdo con la unesco, uno de los principales objetivos de la educa-


ción ambiental consiste en lograr que el ser humano comprenda la naturale-
za compleja del medio ambiente, resultante de la interacción de sus aspectos
biológicos, físicos, sociales y culturales. De ahí se desprende el papel esencial
de la educación ambiental, en términos de facilitarle al educando los medios
que le permitan interpretar la interdependencia de esos diversos elementos
en el espacio y en el tiempo, a fin de promover una utilización más efectiva
y prudente de los recursos del planeta para satisfacción de las necesidades
de la humanidad. Por lo que reducir su función a la mera transmisión de
información o conocimientos especializados para la solución de problemas
ambientales, y suponer su mecánica transformación en conocimientos, sin
considerar los procesos sociales, económicos, políticos y culturales implicados
en la problemática ambiental, dista mucho de los objetivos de crear concien-
cia, crear y modificar actitudes, adquirir habilidades, desarrollar la capaci-
dad de evaluación y garantizar una amplia participación social en la solución
de los problemas enfrentados.
El riesgo de que los educandos más que vivir experiencias de aprendizaje
se sumerjan en un proceso de adoctrinamiento, donde los conceptos reci-
bidos no contienen significados concretos —en tanto no son producto de
su percepción, reflexión, intereses y aspiraciones—, inhiben sus capacidades
individuales y colectivas para la transformación, propiciando el efecto con-
trario: su inmovilidad.

2. Educación ambiental para el desarrollo sustentable


No se puede entender la dinámica ambiental de cualquier región y sus
problemas, sin tratar de comprender el modelo de desarrollo y su política
económica neoliberal, la globalización y la crisis de civilización por la que
atraviesa nuestro planeta. El modelo se basa en el pensamiento capitalista
que persigue la acumulación del capital y que ha buscado la homogeneiza-
ción de la economía de mercado, imponiendo maneras de cómo producir y
nos delegacionales del Distrito Federal, México, tesis para obtener el grado de Maestro en
Educación Ambiental, Universidad de Guadalajara, cucba, diciembre, 2004, México, p. 19.
 unesco, “La educación ambiental; las grandes orientaciones de la Conferencia de
Tbilisi”, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura, París, 1980, p. 15.
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 635

qué producir. Así, se ha venido privilegiando una racionalidad económica y


una tecnología de apropiación de la naturaleza y de producción de bienes de
consumo que, en términos globales, pondera la producción de mercancías de
valor de cambio sobre las de valor de uso (creando necesidades superfluas en
la sociedad), produciéndolas al menor costo posible y vendiéndolas al máxi-
mo precio aceptable para así tener una mayor ganancia. En este proceso in-
corpora ciertos “antivalores” de competencia, excelencia, eficacia, egoísmo y
avaricia para alcanzar los bienes producidos, sin importar las necesidades de
los colectivos y de los pueblos.
Los enfoques de la educación ambiental para el desarrollo sustentable
ponderan la promoción de acciones, individuales y colectivas, que a su vez
promuevan el desarrollo sustentable, entendido éste no sólo desde la pers-
pectiva de la sustentabilidad de los recursos, sino del desarrollo integral del
hombre. Parten de la realidad ambiental de sus destinatarios, analizándo-
la desde la dimensión ambiental, es decir, desde sus componentes ecológi-
co, político, económico y sociocultural. Asumen que las relaciones entre los
factores que conforman una realidad ambiental son complejas, y sólo abor-
dando esta complejidad se puede potenciar un futuro viable, que conlleve a
una mejor calidad de vida de sus destinatarios. Se centra en los valores uni-
versales del hombre; en esencia, en la solidaridad, el amor, la honestidad, la
cooperación y la paz, entre otros. Resalta la resistencia cultural, valorando
conocimientos y creencias de los grupos sociales, y generando o rescatando
el sentido de pertenencia a una comunidad y a un lugar. En concreto busca
generar la participación social, con un amplio sentido político, para mejorar
aquello que afecta directamente al ambiente natural y al medio ambiente
humano.10
Se puede considerar que la educación ambiental es la síntesis de dos ejes
del conocimiento: el ambiental (que es muy complejo, ya que cruza por todos
los ejes de lo social y lo natural) y el educativo (en su sentido más amplio). Si
se comprenden los procesos ambientales —esto es, la naturaleza de los eco-
sistemas y la naturaleza de las sociedades humanas, así como las maneras

 semarnat, “Plan estatal de educación, capacitación y comunicación ambiental para el desa-


rrollo sustentable de Baja California Sur”, borrador en revisión, La Paz, B.C.S., septiembre de
2005, pp. 7-9.
10 Ídem, p. 21.
636 Del saqueo a la conservación

como se articulan—, estos pueden ser abordados desde lo educativo. A dicho


eje corresponde modificar y crear tanto los métodos específicos, como los de
comprensión de la realidad ambiental, las estrategias de participación colec-
tiva y de cambio en la escala de valores (privilegiando los de la democracia,
la solidaridad, la equidad, el respeto a la diversidad cultural y religiosa, la
tolerancia y el respeto entre los individuos) y evaluar el cambio de actitudes,
entre otros.11
Tréllez y Quiroz (1995) mencionan que la definición del término ambien-
te ha variado (y aún varía), tanto en el ámbito comprensivo como en el con-
tenido interpretativo, en función del momento histórico y de los intereses
políticos, sociales, económicos y de estrategias de supervivencia de los pue-
blos.

Ambiente es cualquier espacio de interacción y sus consecuencias, entre la so-


ciedad (elementos sociales) y la naturaleza (elementos naturales), en lugar y
momento determinados. En esta dinámica concepción el hombre es, a la vez, un
elemento natural, en tanto ser biológico y social, en tanto creador de cultura y
desarrollo en su más amplia acepción.12

La llamada dimensión ambiental es la delimitación de los procesos hu-


manos con todas sus características culturales y sociales, que aglutina lo na-
tural en un determinado espacio y tiempo, el cual a su vez está influido por
otros espacios y tiempos. Esta dimensión se conforma por cuatro ejes básicos
que interaccionan constantemente. Tres de ellos son de índole exclusiva-
mente humana: el eje político, el socio-cultural y el económico; el cuarto eje
es el ecológico y atañe a todos los seres vivientes y las relaciones que estable-
cen con el medio abiótico. Novo, menciona que al ambiente hay que “enten-
derlo como un marco significativo que está definido por muchas categorías
y factores, y lo más importante no son los factores que intervienen en sí mis-
mos sino la relación entre estos”.13
11 Ídem, p. 14.
12 E. Tréllez Solís y C. A. Quiroz Peralta, Formación ambiental participativa: Una propuesta
para América Latina, 1ª edición, Centro Ambiental Latinoamericano de Estudios para el
Desarrollo Sostenible y Organización de Estados Americanos, 1995, p. 3.
13 M. A. Leal Jiménez, Problemática en torno a la práctica educativa ambienta…, op. cit., p. v. M.
Novo, La educación ambiental: bases éticas, conceptuales y metodológicas, Editorial Univérsi-
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 637

La complejidad inherente a la dimensión ambiental se ve ampliamente


acrecentada cuando se involucra en los procesos de la educación, que en-
cuentran en aquélla su materia de trabajo y su propósito más amplio: revelar
estos procesos, y el conjunto de relaciones diversas y hasta antagónicas que
entre ellos se entretejen, para explicar la realidad ambiental y apropiarse de
ella. No se trata de reducir la educación ambiental a una materia, sino de esti-
mular y acrecentar un proceso educativo que ocupa un grado de conciencia,
compromiso y organización de la sociedad civil, así como de la correspon-
sabilidad de los tomadores de decisiones. Necesita concebirse y organizarse
como un sistema que se base en un modelo de causa-efecto, que requiere de
la interdisciplina y de los conocimientos populares tradicionales (a cuya ela-
boración la educación misma debe contribuir), como la estrategia que evite
el riesgo de simplificar un proceso vivo, cambiante y contradictorio expresa-
do en coyunturas ambientales.
La educación ambiental se refiere esencialmente a un proceso interacti-
vo de enseñanza-aprendizaje bajo una conducción, o de manera autónoma,
buscando la apropiación de una serie de conceptos, valores, maneras de ver o
interpretar la realidad, que conlleve a la afirmación de actitudes o a la adqui-
sición de aquéllas que se consideran positivas para la relación entre las per-
sonas y la naturaleza. Si se logran los propósitos de la educación ambiental es
muy probable que los educandos busquen ser capacitados para la adquisición
de habilidades técnicas o instrumentales útiles en la práctica de actividades
productivas o adaptativas que disminuyan o nulifiquen impactos negativos
sobre la naturaleza, permitiendo dar una respuesta aplicada a las intencio-
nalidades y actitudes que subyacen en un proceso de educación ambiental,
necesariamente más amplio.14

tas, Madrid, pp. 5-6.


14 H. García-Campos, “Diversidad de actores y educación ambiental en la región Los Tuxtlas-
Sierra de Santa Marta, Veracruz. Un enfoque estratégico”, en: A. Barahona y L. Almeida (co-
ords.), Educación para la conservación, unam, en prensa, circulación restringida, Centro de
Educación para el Desarrollo Sustentable-credes, Pátzcuaro, Michoacán, 6-10 de diciembre
del 2004, p. 8.
638 Del saqueo a la conservación

3. Política de educación ambiental en México

A nivel mundial son innumerables los organismos e instancias ocupadas


en estudiar y proponer mejores formas de convivencia y aprovechamiento de
los recursos naturales, acciones que van más allá de la contención del dete-
rioro ambiental. La gestión mundial a favor del medio ambiente se orienta
hacia la restauración de los ecosistemas terrestres y marinos, y en general a
la protección de áreas naturales, pero sobre todo, a promover en las colecti-
vidades la adopción de nuevas actitudes en su interacción con la naturaleza.
Busca incidir en las políticas públicas para que se enfoque la planeación del
desarrollo social con una manifiesta perspectiva de sustentabilidad, la cual a
su vez se encargue de regular el ejercicio del sector privado.

3.1 Planes y programas nacionales de desarrollo


En México, las recomendaciones efectuadas desde Pekín ‘90 se han puesto
de manifiesto en los instrumentos de planeación mediante los cuales el Eje-
cutivo Federal regula el desarrollo. De hecho, desde 1999 la Constitución es-
tablece que el desarrollo nacional, además de integral, deberá ser sustentable.
En este sentido, el Plan Nacional de Desarrollo 2000-2006 (pnd) hace explíci-
ta la intención de que la política económica proteja y acreciente el capital na-
tural de la nación (crecimiento con calidad),15 recuperando la sustentabilidad
y el desarrollo regional como principio rector para el desarrollo de la nación:

El desarrollo debe ser, de ahora en adelante, limpio, preservador del medio am-
biente y reconstructor de los sistemas ecológicos, hasta lograr la armonía de
los seres humanos consigo mismos y con la naturaleza. Así, el desarrollo debe
sustentarse en la vida.16

La denominada nueva política ambiental va más allá de un enfoque pura-


mente ecológico; considera que los recursos naturales deben ser manejados
en forma conjunta, no aislada, e incorporando las implicaciones sociales y
económicas. En la misma perspectiva asume que la educación, la capacita-

15 semarnat. Programa Nacional de Medio Ambiente y Recursos Naturales 2001-2006. Méxi-


co, 2001. pp. 54 y 117.
16 Plan Nacional de Desarrollo 2000-2006, pp. 41-42.
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 639

ción y la cultura ambiental constituyen herramientas fundamentales en los


procesos de protección, conservación y aprovechamiento racional de los re-
cursos naturales, otorgándoles el carácter de medidas preventivas más que
correctivas. A partir de estas premisas, la Secretaría de Medio Ambiente y
Recursos Naturales (semarnat), vincula su actuación con los sectores sa-
lud, desarrollo social, economía, educación y cultura para impulsar y alcan-
zar el desarrollo sustentable, reconociendo que el medio ambiente incide en
esos ámbitos, pues la calidad de vida de la población está relacionada direc-
tamente con las condiciones ambientales y con el acceso a los recursos. De
este modo los esfuerzos en materia de protección y conservación ambiental
encuentran una sólida base en la articulación de voluntades y competencias,
destacando los compromisos con la Secretaría de Salud y la de Educación
Pública en la organización de estrategias de educación ambiental.
En este marco institucional, corresponde al Centro de Educación y Ca-
pacitación para el Desarrollo Sustentable (cecadesu) articular el esfuerzo
nacional en el fomento y promoción de una cultura ambiental, mediante ac-
ciones que inciden en la educación formal, no formal e informal y en la ca-
pacitación. Por su parte, la Secretaría de Educación Pública (sep) persigue
tres metas en materia de educación ambiental, derivadas de sus objetivos de
calidad del proceso y logros educativos:
a) Establecer convenios de colaboración con la semarnat para impulsar
programas de educación ambiental y de aprovechamiento sustentable de los
recursos naturales en las escuelas de educación básica.
b) Actualizar en el currículum de educación básica los contenidos de edu-
cación ambiental y de desarrollo sustentable.
c) Promover una cultura para el cuidado ambiental y el desarrollo susten-
table, mediante la capacitación de los maestros y el fomento de la participa-
ción social.
Así mismo, la primera estrategia del Plan Nacional de Salud 2001-2006
se vincula directamente con los aspectos ambientales al promover que cual-
quier proyecto de desarrollo tome en cuenta sus efectos sobre la salud, así
como actividades multisectoriales sobre sus determinantes medioambienta-
les. La protección de la salud de la población contra los riesgos ambientales
es deseable por sí misma y conduce al incremento de la competitividad y al
desarrollo sustentable, por lo que el Plan coordina acciones programáticas
640 Del saqueo a la conservación

de educación ambiental con la semarnat y la sep fortaleciendo la capacita-


ción de recursos humanos en salud pública ambiental17.

3.2 Compromiso nacional por la Década de la Educación para el


Desarrollo Sostenible
En diciembre de 2002, la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas (onu) aprobó la Resolución a/res/57/254, que proclama
al periodo decenal iniciado el 1º de enero de 2005 como “El Decenio de las
Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible”. Inscrita en
el Marco de Acción de Dakar de Educación para Todos y en los Objetivos de
la Cumbre del Milenio (Agenda 2015), asume que la sustentabilidad se rela-
ciona no sólo con la política ecológica, sino con la lucha contra la pobreza y
a favor la equidad social, para brindar mayores oportunidades a los grupos
sociales más vulnerables. Derivado de esta resolución, el gobierno mexicano
convocó a los actores clave implicados para establecer alianzas que ayuden
a alcanzar en nuestro país las desafiantes metas del decenio. El llamado se
concretó en marzo de 2005 con el Compromiso Nacional por la Década de
la Educación para el Desarrollo Sustentable, al que se adhirieron 197 ciuda-
danos, gobernadores estatales, miembros del Congreso de la Unión, así como
organizaciones nacionales e internacionales de diversos sectores e institu-
ciones, para actuar sobre tres áreas fundamentales:
a) La reorientación de los actuales programas educativos, desde preesco-
lar hasta la educación superior, a fin de impulsar los principios, conocimien-
tos, habilidades, perspectivas y valores relacionados con la sustentabilidad.
b) El desarrollo de la comprensión y la conciencia pública sobre la impor-
tancia de la sustentabilidad en todos los aspectos de la vida cotidiana.
c) La puesta en marcha de programas de capacitación, como un compo-
nente crítico para asegurar que el personal de todos los sectores productivos
del país posean el conocimiento y las habilidades necesarias para desempe-
ñar su trabajo de una manera sustentable.
Estas tareas deberán concretarse con la celebración de alianzas, conve-
nios o acuerdos particulares, para llevar a cabo acciones y aportaciones con-
cretas, que definirán con mayor precisión las responsabilidades específicas
17 semarnat, Programa Nacional de Medio Ambiente y Recursos Naturales..., op. cit., pp. 72,
94, 96 y 152-154.
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 641

y los plazos para su cumplimiento. Con objeto de dar seguimiento al Com-


promiso Nacional, a las alianzas que de él se deriven, así como de elaborar
reportes periódicos sobre los avances que se obtengan, se integra un Consejo
constituido por todos los sectores representados, asignando a la Secreta-
ría de Educación Pública y a la de Medio Ambiente y Recursos Naturales la
responsabilidad de establecer los mecanismos financieros que fomenten y
promuevan la consecución de los compromisos establecidos y den respaldo a
proyectos estratégicos de las tres áreas de acción, con incidencia en regiones
prioritarias.18

3.3 Plan Estatal de Educación, Capacitación y Comunicación Ambiental


para el Desarrollo Sustentable de Baja California Sur
El Compromiso Nacional por la Década de la Educación para el Desarrollo
Sustentable acordó en su programa de trabajo que durante 2005 se organiza-
ran eventos y campañas, a diferentes niveles, dedicados al tema “Educación
ambiental para la sustentabilidad”. Con este propósito, la Delegación de la
semarnat en Baja California Sur inició acercamientos con la Secretaría de
Educación Pública del Estado (sepe), para sentar las bases de colaboración
que permitieran concretar en la entidad los acuerdos inscritos en el Compro-
miso Nacional. Paralelamente integró, mediante un ejercicio de construc-
ción colectiva con los educadores ambientales que actúan en la localidad, el
Plan Estatal de Educación, Capacitación y Comunicación Ambiental para el
Desarrollo Sustentable de Baja California Sur, como un instrumento articu-
lador de los esfuerzos que se realizan en estas materias.
Los principios en que se fundó la elaboración del Plan se sintetizan en
el reconocimiento de que el desarrollo sustentable debe partir de los con-
sensos democráticos de las comunidades, pueblos y naciones, que deriven
en un cambio de las estructuras actuales de poder —locales, nacionales y
mundiales—, por otras que manejen los recursos naturales y las políticas de
desarrollo en beneficio de los colectivos, respetando su cultura y cubriendo
como mínimo sus necesidades básicas: alimento, vestido, educación, trabajo
digno, recreación y un ambiente ecológico sano. Así mismo, que conserven
en óptimo estado los sistemas sustentadores de vida, manteniendo de esta
18 sep-semarnat, Compromiso Nacional por la Década de la Educación para el Desarrollo
Sustentable, versión digital, México, febrero de 2005, pp. 3-8.
642 Del saqueo a la conservación

forma los procesos productivos que permiten el sustento de Baja California


Sur, México y la humanidad en su conjunto.19
En esta perspectiva, el objetivo del Plan es impulsar una estrategia de
movilización popular que llegue a las conciencias de quienes habitan esta
parte del país, propiciando la modificación de las actitudes, patrones de
consumo, principios, motivaciones, valores, comportamientos individua-
les y colectivos, mediante una adecuada valoración del medio ambiente del
cual se nutre. Es decir, alcanzar el compromiso con el desarrollo que corres-
ponda a sus intereses y sin comprometer los fundamentos materiales de su
existencia presente y futura. Ello plantea la necesidad urgente y permanente
de que la sociedad conozca los riesgos y amenazas que podrían modificar
las condiciones de ventaja ambiental que todavía caracterizan y distinguen
a Baja California Sur y que, con esta información, se involucre en el diseño,
ejecución y valoración de las acciones que permitan incrementar la salud
ambiental.
Los eventos y acciones incluidos en el Plan se asocian con las modali-
dades de la educación formal, no formal e informal, a las que define en los
siguientes términos:20
Educación formal. Presenta una forma organizada, estructurada, siste-
matizada e intencional que, bajo el nombre genérico de “escuela” (escola-
ridad), se ofrece comúnmente en centros especializados, en los niveles de
preescolar, primaria, media, media superior y superior o universitaria. Es
una educación organizada, sistemática y formativa realizada fuera del marco
del sistema oficial, para facilitar determinadas clases de aprendizaje. Algu-
nas veces desarrolla procesos educativos dentro o relacionados con la escue-
la, ya sea por miembros de la propia escuela o como apoyo a los programas
educativos que se realizan en su interior, aunque es extracurricular. No tiene
una evaluación académica que permita al alumno aprobar o reprobar una
materia específica, pero eso no excluye la necesidad de sistematizarla y eva-
luarla para recuperar sus experiencias y buscar cumplir los objetivos que se
propone con los grupos de población a los que se dirige.
Educación informal. No es organizada, ni sistematizada, ni compulsiva
en forma alguna; sin embargo, puede ser intencional. Generalmente se pro-
19 semarnat, Plan Estatal de Educación Ambiental..., op. cit., p. 10.
20 Ídem, p. 12.
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 643

duce a través de los medios de comunicación social y del contacto cotidiano


con las personas y con las circunstancias del entorno.
Sus acciones se relacionan en sus objetivos y contenidos más amplios con
problemas ambientales registrados en zonas rurales y urbanas del estado, los
cuales encuentran las razones de su existencia en factores sociales, económi-
cos, políticos, culturales e históricos, articulando sus respectivas técnicas y
métodos para alcanzar los objetivos específicos que se proponen. Esta trans-
versalidad facilita lograr el propósito esencial de revelar los condicionantes
de la dimensión ambiental implicados en los problemas que abordan, a tra-
vés de procedimientos de la metodología participativa, de manera que los
educandos puedan incidir en ellos.21

4. Actores y procesos de la educación ambiental en Baja


California Sur
Entre los educadores ambientales que más se han esforzado por abrir
espacios de reflexión e intercambio de experiencias, destacan aquellos que
actúan en el marco de las áreas naturales protegidas establecidas en el país.
Su búsqueda por concretar definiciones conceptuales más sólidas sobre la
educación ambiental, sus implicaciones, retos y oportunidades, les ha lle-
vado a repensar su práctica en esos peculiares espacios, de manera que sus
conclusiones contribuyen para acortar el largo trecho que media entre las
intencionalidades y las realidades. Durante el Primer Encuentro de Edu-
cadores Ambientales en Áreas Naturales Protegidas, celebrado en Pátz-
cuaro, Michoacán, en diciembre de 2004, se consideró que toda propuesta
de educación ambiental debe referir, de la manera más eficaz, cómo esta-
blecer una perspectiva suficientemente consistente sobre la realidad social
y ambiental, en la relación ineludible entre las actividades humanas y los
recursos naturales. Esta perspectiva sociedad-naturaleza, con un enfoque
regional, permite la incorporación o el tratamiento de aspectos particu-
lares, como el de la conservación de la biodiversidad, la gestión local y re-
gional, las necesidades de la conversión tecnológica, la organización social
y la planeación participativa, entre otros. Cada sujeto social o individual

21 Ídem, pp. 185 y 188.


644 Del saqueo a la conservación

requiere una propuesta educativa que le sea significativa o cercana a su


realidad, pero que también le permita contemplar otras posiciones o pers-
pectivas del conjunto de actores que inciden en el contexto o el campo que
le corresponde.22
En Baja California Sur la tarea de la educación ambiental se realiza en sus
tres modalidades: formal, no formal e informal. En este trascendente proce-
so se ven involucrados, de una u otra manera, todos los actores del ambien-
talismo sudcaliforniano. De manera organizada, e incluso profesionalizada
se dedican a la educación ambiental las organizaciones de la sociedad civil23
y la conanp, de forma individual cantidad de artistas y miembros compro-
metidos de la sociedad, y de forma institucional académicos y funcionarios
del gobierno. De hecho abundan las acciones de educación ambiental en Baja
California Sur y, sin temor a equivocarnos, podemos asegurar que no pasa
un día en el año sin que alguna de ellas se lleve a cabo. No obstante, la canti-
dad y diversidad de estas acciones no va acompañada de un trabajo sistemá-
tico de organización y menos de un plan que las dirija hacia finalidades más
concretas. Veamos en detalle y en la práctica cuáles con son los procesos de
educación ambiental en el estado.
En sus tres modalidades se han llevado a cabo por las organizaciones de
la sociedad civil ambientalistas que trabajan en la región.24 Entre éstas, la
Sociedad de Historia Natural Niparajá, A.C., actualmente trabaja para con-
solidar la conservación del corredor Agua Verde-Punta Mechudo, una de
las regiones más prístinas del estado, combinando las herramientas del ma-
nejo comunitario, la educación ambiental, la reconversión productiva y las
servidumbres ambientales.25 Niparajá también tiene acciones de educación
ambiental, complementarias al programa de instalación de filtros en comu-
nidades rurales, en el marco de un estudio para analizar la calidad del agua
en 500 pozos a lo largo de la entidad.26 El Grupo Ecologista Antares, A.C.

22 H. García Campos, op. cit., p. 8.


23 Comúnmente conocidas como Organizaciones No Gubernamentales, ong.
24 En este apartado sólo daremos algunos ejemplos del trabajo de las ong de B.C.S., enfatizando
el que realizan en el ámbito de la educación ambiental, ya que el capítulo 16 está dedicado al
análisis de los procesos de conservación impulsados por ellas.
25 Entrevista con Aaron Esliman, director ejecutivo de Niparajá, A.C., La Paz, febrero de 2003.
26 Flor Cassassuse, Estudio de 500 pozos en Baja California Sur, Niparajá, documento digital,
La Paz, B.C.S., junio de 2005.
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 645

(gea), a través del manejo comunitario, la educación ambiental y la gestión


ambiental, contribuyó de manera sustantiva a la creación y operación del
Parque Nacional Bahía Loreto. También puede mencionarse Defensores de
la Bahía, Ángeles del Estero y Ciudadanos Preocupados, que acopian y movi-
lizan recursos para ofrecer resistencia ante los avances del desarrollo turís-
tico e inmobiliario que dañan bahías y esteros, privilegiando entre sus líneas
de trabajo a la educación ambiental.
La educación ambiental no formal es llevada a cabo por una gran varie-
dad de ambientalistas que trabajan individualmente, entre estos se cuentan
fotógrafos, pintores, escultores, cineastas, gente de teatro, comprometidos
con la sociedad regional en tareas de divulgación y concientización, que apo-
yan la labor de los educadores ambientales favoreciendo la integración de
niños y de la sociedad civil a través de la elaboración de obras de arte, la rea-
lización de festivales y la animación de campañas diversas. Los científicos
de la conservación y los académicos ambientalistas también han procurado
impactar permanentemente a la sociedad sudcaliforniana por medio de fo-
ros, talleres, programas de radio y televisión, documentales y publicaciones
de divulgación.
En el ámbito de la educación ambiental formal muchos académicos su-
dcalifornianos están comprometidos en la formación crítica de estudiantes
que continúen y multipliquen sus esfuerzos.27 Recordemos que Baja Cali-
fornia Sur (La Paz fundamentalmente) ostenta la más alta concentración de
investigadores a nivel nacional después del Distrito Federal, ya que la media
nacional es de 0.67 por cada 10,000 habitantes y en el estado tal proporción
es de 1.4.28 Varias carreras a nivel licenciatura y, sobre todo maestría y doc-
torado, relacionados con el estudio del medio ambiente distinguen a los cen-
tros de educación superior e investigación científica ubicados en La Paz.
La Universidad Autónoma de Baja California Sur (uabcs) cuenta con las
licenciaturas de Biólogo Marino, Ingeniero en Pesquerías, Turismo Alterna-
tivo, y con las maestrías en Ciencias Marinas y Costeras, Manejo Sustentable
27 Micheline Cariño, J. S. Aceves, C. Rendón, C. Valiente, Ma. L. Leal y B. Rodríguez, “La po-
lítica ambiental mexicana y la conservación del ambiente en Baja California Sur”, Gaceta
Ecológica, Instituto Nacional de Ecología-semarnat, No. 70, México, 2004, pp. 45-57.
28 Antonina Ivanova-Boncheva, Micheline Cariño Olvera y Osvaldo Ramírez Gómez, Comer-
cio y desarrollo sustentable en Sudcalifornia, siglos xix y xx, uabcs-sep-conacyt, México,
2002, p. 381.
646 Del saqueo a la conservación

de Zonas Costeras, Ciencias en Acuacultura, Economía del Medio Ambiente


y Recursos Naturales y Desarrollo Agropecuario de Zonas Áridas.
Por su parte, en 1994 el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste
(cibnor) instrumentó el programa de estudios de postgrado de nivel docto-
rado en Ciencias en el Uso, Manejo y Preservación de los Recursos Naturales
con las siguientes orientaciones: Acuicultura, Agricultura Sustentable, Biología
Marina, Biotecnología, Ecología, y Pesquerías. A partir de 1998 el cibnor creó
el programa de estudios de postgrado de nivel maestría, con las orientaciones
en Acuicultura, Biotecnología, Biología Marina y Ecología de Zonas Áridas.
En la actualidad, el programa de maestría cuenta con las siguientes orienta-
ciones: Acuicultura, Agricultura Sustentable, Biología Marina, Biotecnología,
Ecología de Zonas Áridas y Pesquerías. Entre los objetivos de este programa se
menciona “promocionar el desarrollo regional a través de la formación de in-
vestigadores y funcionarios expertos en el manejo de los recursos naturales”.29
El Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (cicimar), dependiente
del Instituto Politécnico Nacional, ofrece el grado de Maestro en Ciencias
con especialidad en Manejo de Recursos Marinos y el de Doctor en Ciencias
Marinas, “con el objetivo de formar investigadores con nivel de excelencia
capaces de resolver problemas de prospección, evaluación, manejo y conser-
vación de los recursos marinos”.30
Resulta evidente la marcada orientación de La Paz para ser una ciudad avo-
cada a las ciencias ambientales. Desafortunadamente no todos los científicos
y académicos que trabajan en estas áreas del conocimiento son ambientalis-
tas; es decir, no se han comprometido a contribuir a resolver la problemática
ambiental, a pesar de ser concientes de ella. No obstante, muchos sí lo son
y transmiten a los estudiantes que forman a nivel licenciatura, maestría y
doctorado su ilusión y vocación por la conservación y la sustentabilidad. Por
ello no es raro que La Paz sea una ciudad donde la problemática ambiental
es discutida por una amplia proporción de la población y todos comparten la
utopía ambientalista. Siendo personas con un elevado nivel educativo, de in-
formación y conciencia, debería bastar con mejorar la organización de estos
actores sociales para transformar esa visión en la concreción de la utopística
ambientalista en Baja California Sur.
29 Http://www.cibnor.mx/posgrado/emaestria.php.
30 Http://www.cicimar.ipn.mx/posgrado.htm.
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 647

Las instituciones gubernamentales realizan actividades de educación am-


biental bajo la modalidad no formal, relacionadas directamente con objetivos
inherentes a las funciones, facultades y atribuciones más amplias que les han
sido legalmente conferidas; acciones que a su vez derivan de los planes, estatal
y municipales de desarrollo —sectoriales en el caso del gobierno federal. So-
bresale entre los propósitos gubernamentales una creciente decisión por im-
pulsar el desarrollo de una cultura en la población que redunde en un mejor
aprovechamiento, uso, pago y ahorro del agua. Esta prioridad ha obligado a las
dependencias a confluir en los espacios municipales del agua —coordinados
por los organismos operadores municipales de los Sistemas de Agua Potable
y Alcantarillado (sapa)—, donde realizan junto con los ayuntamientos, la se-
marnat, la Comisión Nacional del Agua (conagua) y con la sepe (Secretaría
de Educación Pública del Estado), diversos acercamientos con la población,
encaminados a lograr el cuidado del agua y el pago oportuno del servicio.
Otras dependencias, desde el ámbito de sus competencias particulares reali-
zan las siguientes acciones vinculadas con la educación ambiental:
a) acciones de divulgación e investigación sobre innovaciones tecnológi-
cas y capacitación de productores —que otorguen mejores condiciones para
la producción y comercialización de los productos agropecuarios, pesqueros
y artesanales—, campañas con participación comunitaria y de centros edu-
cativos, para la prevención y control de la contaminación de ecosistemas ma-
rinos y terrestres, prevención de enfermedades epidemiológicas que afectan
la salud de los escolares, actividades de planeación de proyectos productivos
sustentables, de desarrollo social integral, y con enfoque de género; certáme-
nes, festivales, concursos, talleres, cursos, teatro guiñol y programas relacio-
nados con los temas ambientales y con la formación de maestros y atención
a contingencias ambientales.31

5. Problemática, logros y fracasos de la educación ambiental


en Baja California Sur
Regularmente los programas educativos son elaborados para resolver o
mitigar algunos problemas ambientales, pero por no ser enmarcados desde

31 semarnat, Plan Estatal de Educación Ambiental..., op. cit., pp. 157-162.


648 Del saqueo a la conservación

una visión sistémica no tienen gran impacto. El nivel educativo que concede
mayor relevancia a los aspectos formativos ambientales es el de preescolar;
cuenta con una copiosa y abundante producción de materiales y lineamien-
tos programáticos que comprenden el desarrollo de actividades diversas
(juegos, rondas, canciones, cuentos, dibujo, pintura, escultura, concursos, fe-
rias), abordando un amplio espectro de temas (animales, arte, ciencia, flora,
ambiente, percepciones, sentidos, valores, cuentos, estado del tiempo, cultu-
ra, colores, formas, figuras, juguetes caseros, nutrición, autoestima) y desa-
rrollando competencias para cimentar bases sólidas en la personalidad de los
educandos y para dar continuidad a la formación ambiental.
Pero conforme transcurren los grados de primaria y secundaria, el tiem-
po y las asignaturas que contienen información ambiental —de suyo insufi-
ciente—, van diluyéndose hasta casi su exclusión. En los tres primeros grados
de la primaria la mayor proporción de tiempo de enseñanza se dedica a las
asignaturas de Español y Matemáticas (que sólo mencionan, con carácter
informativo, algunos elementos ambientales) y a un grupo conformado por
Ciencias Naturales, Historia, Geografía y Educación Cívica. Los libros de
texto de primaria que introducen contenidos ambientales son los de Ciencias
Naturales, Geografía, Español, Matemáticas y el Libro Integrado de 1º y 2º
grado. En secundaria los aspectos ambientales se abordan en temas y asig-
naturas afines como Biología, Química y Geografía, promoviendo el conoci-
miento sobre el mundo viviente y estimulando actitudes de responsabilidad
para el cuidado de la salud y del medio ambiente. Quizá el logro más relevan-
te en este nivel de la educación formal (a partir del año 2002) sea una materia
optativa de educación ambiental para el programa de tercer grado.
Por encima de sus esfuerzos parciales, las instituciones educativas —in-
clusive los centros de educación superior e investigación científica antes men-
cionados— todavía no logran orientar sus sistemas y recursos programáticos
hacia los enfoques ambientales que puedan incidir en las conciencias, para
estimular a la población hacia su movilización a favor de los valores ambien-
tales que distinguen a Baja California Sur. Esto hace suponer que su belleza y
riqueza paisajística no es lo suficientemente fuerte e importante para que se
piense en aplicar medidas correctivas y sobre todo preventivas, o peor aún,
se continúe pensando que está lo suficientemente limpio y virgen para que el
concreto y el progreso los alcance.
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 649

La toma de conciencia de que la educación ambiental debe ser parte de


nuestra cultura se ve impedida por construcciones ideológicas que nos lle-
van a creer que somos independientes del ambiente. Aparece como una idea
abstracta, intangible, velada por costumbres generacionales contrarias al
cuidado de sus recursos, que no admite comprensión y olvida la magnitud
del daño que provoca su agotamiento. Pareciera que no hay conciencia his-
tórica. Los primeros pobladores de este territorio pudieron no solamente so-
brevivir utilizando inteligentemente los recursos disponibles, sino creando
estrategias de vida y construyendo culturas prodigiosas, que han merecido
el reconocimiento internacional y que los sudcalifornianos no conocemos ni
valoramos suficientemente. Tales experiencias de la historia pasada, y las de
la historia presente, debieran ser los contenidos concretos, no abstractos, de
la educación ambiental. Recuperándolas podremos apropiarnos del enorme
patrimonio cultural que la naturaleza nos concede y mantener la alerta con-
tra todo aquello que amenace su destrucción.32
El escepticismo de la sociedad se ve fortalecido por la influencia de gru-
pos ecologistas radicales que, desvirtuando los conceptos de conservación y
desarrollo sustentable, provocan que los aspectos ambientales sean conside-
rados como obstáculos para el desarrollo, generando conflictos entre secto-
res productivos y con las políticas que, por lo menos en el discurso, sostienen
la meta del desarrollo sustentable. Se ignora que el aprovechamiento sus-
tentable de los recursos puede ser redituable, como demuestra el reciente
reconocimiento otorgado a Kuyimá por el trabajo turístico desarrollado en la
Laguna de San Ignacio con base en las mejores prácticas de sustentabilidad
avaladas y aceptadas en el mundo. 33
Además, las virtudes y las ventajas de la conservación no han sido
suficientemente ni adecuadamente dadas a conocer. Los logros de la con-
servación son sólo conocidos entre los ambientalistas, mismos que no
han concedido aún la suficiente importancia que tienen la comunicación
y la divulgación orientada hacia la educación ambiental del público en
general. Hasta ahora las acciones de educación ambiental han quedado
circunscritas a algunos sectores, sin lograr penetrar suficiente y adecua-

32 Ídem, pp. 153-154.


33 “Ecoturismo Kuyimá, S. P. R. de R. L., obtiene certificación”, Green Globe, 21, boletín de
prensa, versión digital, México, 2005, pp. 1-2.
650 Del saqueo a la conservación

damente en los ámbitos clave de la actividad productiva, social y cultural


del estado.
En este escenario, los medios de comunicación no muestran políticas edi-
toriales sólidas y claras, hecho que no favorece el fortalecimiento de los valo-
res para la formación de la cultura ambiental. En ello está el desinterés de las
autoridades por dar a conocer la temática, y la falta de recursos para pautar
en medios masivos, ya sean electrónicos o escritos. La inclusión de informa-
ciones y noticias sobre temas y emergencias ambientales desvía la atención
del público hacia lo anecdótico y periférico, produciendo una percepción ses-
gada ya que, una vez pasada la emergencia, no hay una socialización consis-
tente sobre las causas ni sobre los efectos e impactos.
Al carecer de la intencionalidad educativa, la divulgación mediática or-
dena la información que difunde sin un diseño pedagógico adecuado; así,
la ausencia de objetivos educacionales concretos y del rigor metodológico
consecuente propicia que el extraordinario espacio que pueden representar
estos medios en la construcción de la cultura ambiental deseada sea aprove-
chado por los comentaristas y por los invitados para fijar posiciones sin los
fundamentos suficientes y plurales que den oportunidad al público de ha-
cerse una idea u opinión documentada. Sólo los programas estructurados y
coordinados por las Direcciones de las anp y la Delegación de la semarnat
en el estado tienen la continuidad requerida, aunque son emitidos por esta-
ciones radiofónicas de cobertura reducida y en horarios poco afortunados.
Además, los educadores ambientales de éstas y otras organizaciones guber-
namentales, y otras de la sociedad civil, recurren a otros medios de comu-
nicación de mayor efectividad para grupos específicos, porque implican el
acercamiento y la participación directa de los sujetos educativos, como son
la presentación itinerante de videos, las pláticas con grupos escolares o de la
población general, el teatro guiñol, marionetas, las exposiciones fotográficas,
trípticos, carteles, boletines, campañas de limpieza, actividades recreativas,
celebraciones con motivos ambientales, señalización, paquetes de cultura fo-
restal, etc., entre los más recurrentes.34
Por su parte, las organizaciones de la sociedad civil que hacen educación
ambiental en la modalidad no formal enfrentan diferencias de intereses y

34 semarnat, Plan Estatal de Educación.., op. cit., pp. 178-179.


Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 651

severas limitaciones que les impide superar la dispersión y la falta de comu-


nicación. La escasez de sus recursos económicos condiciona la permanencia
en las comunidades y el acompañamiento de ellas, restando continuidad a
las acciones emprendidas y disminuyendo significativamente su impacto en
la solución de los problemas de fondo. Así mismo, los incipientes procesos
organizativos y de profesionalización que caracterizan a la mayoría de estos
grupos limitan sus capacidades para crear proyectos integrales o programas
educativos que modifiquen sustancialmente los patrones de comportamiento
de la población, así como para atraer los recursos suficientes para lograrlo.35
Los aún débiles vínculos y acercamiento entre las organizaciones de la
sociedad civil y las dependencias gubernamentales que actúan en esta mo-
dalidad, también son producto del desconocimiento que éstas tienen sobre la
existencia de las organizaciones, sus objetivos y ámbitos de acción geográfico
y poblacional. Ambas omiten con frecuencia concertar e informar detallada-
mente los propósitos de su quehacer y las implicaciones que tiene en térmi-
nos de su participación activa en el proceso educativo a las autoridades más
próximas de las comunidades que son sujetas de atención. Así mismo, las
diferencias de criterios pulverizan su efectividad e impactos, pues se diverge
en la compactación de compactar regiones, y la caracterización de los atri-
butos o condiciones que los sectores de población destinatarios deben reunir
para acceder a los recursos programáticos que promueven son formulados
separadamente por cada dependencia u organización.
La influencia que ha tenido el conjunto de actores e instancias de la edu-
cación ambiental en la modificación de las prácticas productivas, en las con-
ductas de la población regional en general y de los actores sociales que viven
o trabajan en el medio rural y costero en particular, es todavía incipiente. No
se refleja en el uso responsable de los recursos naturales, en el rechazo de
prácticas que impactan negativamente en el medio ambiente, en la mejora
de la calidad de vida, en una mejor distribución de los beneficios generados
al aprovechar el potencial natural, en una nueva ética, una nueva cultura y
nuevas esperanzas.36

35 En este sentido podríamos mencionar al grupo Conciencia, A.C., que es premio de la Juven-
tud, nacional y local, por su eficiencia para limpiar playas convocando a la población citadina
de La Paz.
36 M. Cariño Olvera, J. S. Aceves Bueno et al., op. cit., p. 27.
652 Del saqueo a la conservación

Un factor clave que incide determinantemente en la mayoría de las expe-


riencias de la educación ambiental desarrolladas en Sudcalifornia tiene que
ver con la formación de los educadores ambientales. Los programas oficiales
de capacitación —particularmente los referidos a la educación ambiental—
solamente despiertan el interés de los profesores de educación básica en la
medida en que les ofrezca puntos de escalafón para promoverse, recategori-
zarse y, en este sentido, aumentar sus ingresos económicos. Esta actitud está
fundada, a decir de los propios actores, en que el programa que debe realizar
el maestro de primaria “es muy cargado” y que adicionalmente deben reali-
zar una serie de actividades intra y extramuros que la sepe exige. Además,
abundan los profesores, “la realidad es que no hay nadie que asesore en esos
cursos de biología y educación ambiental. Uno va por la antología y el libro
de ejercicios que hizo la semarnat y algunos profesores, si quieren, los leen
para responder a un examen de cien preguntas y obtener una calificación”. 37
La insensibilidad y el desinterés de los educadores formales también reflejan
la ausencia de estrategias de transversalidad en los programas formativos —
desde la carrera magisterial—, que escasamente ofrece herramientas que les
faciliten la construcción de programas de actividades de apoyo a las tareas de
educación ambiental. Esta desmotivación se ve aumentada por las limitantes
que los propios directivos de las escuelas les imponen para asistir a los cur-
sos y talleres, ya que se programan en los mismos horarios de trabajo de los
docentes, tanto en el turno matutino como vespertino.

6. Retos y oportunidades para la educación ambiental en la


concreción del desarrollo sustentable
Reconociendo la problemática que los actores de la educación ambiental
enfrentan en su quehacer, así como los principales factores que han condi-
cionado su desarrollo, es indudable que nos enfrentamos a un reto mayús-
culo que trasciende hasta la organización de las sociedades humanas como
parte integrante de esa totalidad orgánica que constituye la dimensión am-
biental. Exige cambios sustanciales en nuestras concepciones sobre la vida,
una comprensión crítica de la estructura y dinámicas de la relación que esta-
37 Foro Taller “Diagnóstico y Perspectivas de la Educación Ambiental en B.C.S.”, Mesa
Educación Formal, La Paz, B.C.S., 2005.
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 653

blecen los grupos humanos con su entorno ambiental y, consecuentemente,


con los patrones culturales de comportamiento individual y en las formas
de organización colectivas. Es decir, se trata de que los esfuerzos educativos
sean congruentes y estén firmemente asociados con la concepción descrita
en el punto número uno de este capítulo, decantando en estrategias, moda-
lidades, procedimientos, objetivos y actores integrados en un todo coherente
para responder a las inquietudes, intereses, necesidades y expectativas de los
sujetos educativos, quienes se constituyen, con su práctica, en el principal
factor de éxito o de fracaso en los procesos de educación ambiental y, tam-
bién, en los procesos de conservación.
Modificar las actividades nocivas al ambiente, practicadas por comunidades y
segmentos de población que hasta hoy han encontrado como única vía de ingreso
el uso irracional de los recursos naturales y servicios ambientales, es un reto que
no puede enfrentarse con medidas coercitivas a las que regularmente se ven redu-
cidos los escasos instrumentos y disposiciones legales. Además, paradójicamente,
enfrentar a grupos organizados que lucran con el saqueo impune de especies de
alto valor comercial requiere de medidas legales que lo impidan con firmeza. Esta
contradicción no ha sido superada hasta ahora, complicando en los hechos la efec-
tividad de las acciones de educación ambiental. Ello plantea la urgencia de cons-
truir un marco jurídico normativo que otorgue mayor certidumbre a sus actores
para emprender un proceso educativo congruente con los postulados pronuncia-
dos en los instrumentos vigentes de la planeación del desarrollo.
Para lograrlo, en Baja California Sur contamos con algunas condiciones
e instrumentos entre los que destacan los siguientes. Existe un cuerpo de
compromisos suscritos por el gobierno mexicano orientados a la adopción
de medidas para movilizar a la sociedad hacia el desarrollo sustentable: la
Agenda 21, el Plan de Aplicación Internacional de la Conferencia de Nacio-
nes Unidas sobre el Desarrollo Sustentable y los Objetivos de Desarrollo del
Milenio para 2015. De igual modo, el 22 de marzo de 2005 entró en vigor la
Resolución a/res/58/217, aprobada por la Asamblea General de la onu, que
declara el “Decenio Internacional para la Acción: ‘El agua, fuente de vida’,
2005-2015”. Además, se cuenta con los resultados del iv Foro Mundial del
Agua, que se llevó a cabo en la Ciudad de México en 2006.38

38 sep-semarnat, Compromiso Nacional por la Década..., op. cit. pp. 3-4.


654 Del saqueo a la conservación

Atender las causas de fondo que originan los problemas en la práctica de


la educación ambiental, significa enfrentar sus dimensiones epistemológicas,
legales, culturales y operativas de manera integral a partir de la búsqueda de
la transversalidad y del estímulo a las sinergias entre los actores que ayuden
a superar el bajo impacto de las acciones parciales, fragmentadas y no siste-
máticas. Esto puede fundamentarse en los cuatro pilares que el Compromiso
Nacional por la Década de la Educación puntualiza para transitar hacia el
desarrollo sustentable por medio de la educación:

a) Reconocimiento del desafío: aprender a conocer.


b) Responsabilidad colectiva y sociedad constructiva: aprender a vivir juntos.
c) Actuar con determinación: aprender a hacer.
d) Indivisibilidad de la dignidad humana: aprender a ser. 39

En este escenario, el Plan Estatal de Educación, Capacitación y Comu-


nicación Ambiental para el Desarrollo Sustentable de Baja California Sur
representa un instrumento articulador de esfuerzos y de estrategias, capaz
de generar una fuerza que trasciende la suma mecánica de sus componentes,
nutrida por la participación de los sujetos educativos a quienes se dirigen sus
acciones y la de los actores estratégicos que pueden operarlas, incluidos los
tomadores de decisiones.
Así, el estado debe exigir que las instituciones de educación superior e
investigación científica tengan un mayor compromiso social, integrando en
sus políticas de desarrollo y en sus programas de estímulos a la productivi-
dad los criterios que permitan al valioso capital humano con el que cuentan
ampliar y mejorar su participación en todas las modalidades de la educación
ambiental. Sería conveniente incluir también, dentro de los programas de
estudio, ya sea de nivel licenciatura o de postgrado, la educación ambiental.
Por otra parte se ha de tomar en cuenta que en Baja California Sur exis-
ten posibilidades para la profesionalización de los educadores ambientales de
las modalidades formal e informal, aprovechando el interés que tienen en la
región los organismos internacionales conservacionistas, lo que abre la posi-
bilidad de derivar recursos hacia esta sentida necesidad.

39 Ídem, pp. 2-3.


Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 655

Complementariamente, es esencial que los actores de la educación ambien-


tal también se apliquen en la sistematización de las experiencias que vayan
generando. La sistematización pretende comprender el proceso que sigue la
experiencia alrededor de cuatro objetos básicos: la práctica de los educado-
res, la práctica del grupo a quien se dirigen los proyectos, la relación o el
método que existió entre ambos y, para abarcar todo el conjunto, las prácti-
cas diversas y sus relaciones.40 Sin embargo, la reflexión y el análisis crítico
sobre la propia experiencia —con vistas a recuperarla como aportaciones a la
construcción de un cuerpo de conocimientos teóricos devenidos de la prác-
tica— se ven limitados por la dinámica de trabajo que la práctica directa les
impone y por la falta de disciplina —que demanda un esfuerzo mayor— para
registrar y evaluar la información que van produciendo, así como por las di-
ferencias metodológicas y los intereses que median entre los distintos acto-
res que suelen resultar en la falta de acceso a las experiencias desarrolladas.
El aprovechamiento inteligente de los instrumentos y condiciones señala-
dos puede redituar en el ejercicio de una educación ambiental que aborde la
dimensión ambiental y que oriente las estrategias del desarrollo sustentable
hacia los puntos más vulnerables y al control de la sociedad sobre los factores
que los amenazan.

Conclusión
En la clasificación de los procesos de conservación que presentamos en la
introducción general de este libro, mencionamos que la educación ambien-
tal es sin lugar a dudas el proceso trascendente de mayor importancia. La
educación ambiental, a final de cuentas es la herramienta fundamental para
formar la cultura de la naturaleza que sustenta los procesos de conservación;
todos ellos, desde la limpieza y el reciclaje hasta la protección y el manejo de
la biodiversidad.
Al analizar la construcción del ambientalismo a nivel internacional, a tra-
vés de los foros y las instituciones que desde los años setenta se han llevado
a cabo, podemos constatar la importancia que se ha otorgado a la educa-

40 Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, “La sistematización de las experiencias


como práctica del educador ambiental”, documento presentado en el 1er Encuentro de Edu-
cadores Ambientales en anp, Pátzcuaro, Mich., diciembre de 2004, pp. 6.
656 Del saqueo a la conservación

ción ambiental. En Estocolmo, Tbilisi, Río y Johannesburgo la constante es


la atención brindada a la educación ambiental. Sin embargo, este aspecto
fundamental de la conservación es junto con el de la divulgación (ambos
entre sí estrechamente ligados) uno de los más faltos de atención en la esfera
de la práctica cotidiana. La educación ambiental adolece de ese síndrome de
indefinición sectorial que le resta fuerza y claridad al momento de planear,
desarrollar y conducir acciones concretas. Es tarea del ámbito educativo y del
sector conservación, pero atañe también a los sectores productivos, salud,
comunicación, etc.
En los últimos años el Centro de Educación y Capacitación para el Desa-
rrollo Sustentable (cecadesu), órgano de la Secretaría de Medio Ambiente y
Recursos Naturales (semarnat), ha sido la institución que mayores esfuer-
zos ha hecho por coordinar los múltiples aspectos y tareas de la educación
ambiental en México. Define su actuar en el marco de los retos que impone
la crisis ambiental actual y considera que la educación ambiental para el de-
sarrollo sustentable es fundamental para superar dichos retos. En este con-
texto, el cecadesu:

(…) trabaja en el diseño de proyectos, programas y estrategias que pro-


mueven acciones para impulsar una cultura de respeto y cuidado del
medio ambiente en la sociedad mexicana, utilizando como herramien-
tas fundamentales la educación ambiental, la capacitación para el de-
sarrollo sustentable y la comunicación educativa. Elabora programas
educativos dirigidos a todos los niveles educativos para promover la
adquisición de capacidades para el cuidado del medio ambiente; pro-
mueve programas de formación y capacitación para diversos públicos,
así como seminarios, talleres, exposiciones, foros, publicaciones y ma-
teriales didácticos.41

La labor del cecadesu es extraordinaria, vasta y diversa. Entre sus múl-


tiples programas estratégicos se cuenta con la elaboración de los Planes Es-
tatales de Educación, Capacitación y Comunicación Ambientales. Desde el
2005 Baja California Sur cuenta con su Plan. En el proceso que condujo a su

41 Http://www.semarnat.gob.mx/educacionambiental/Pages/QuienesCECADESU.aspx.
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 657

elaboración fue posible realizar un diagnóstico bastante certero de la forma


en la que se ha llevado a cabo la educación ambiental, así como de la situa-
ción actual en que se encuentra. En síntesis, en el estado se cuenta con ac-
tores altamente capacitados para llevar a cabo en diferentes trincheras las
acciones de educación ambiental. El apoyo financiero no abunda pero es ac-
cesible, la necesidad es enorme. No obstante, para ver concretados los obje-
tivos del Plan habrá que superar la desorganización que prevalece entre los
diversos actores capaces de conducir al éxito la educación ambiental para
el desarrollo sustentable en la entidad. Afortunadamente, en tanto que un
proceso trascendente, las acciones que hasta la fecha se han llevado a cabo
y los logros alcanzados en materia de educación ambiental son avances su-
mamente valiosos en la construcción de una cultura de la naturaleza de la
conservación en Baja California Sur.

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Capítulo
17. Importancia de la investigación científica en los procesos de conservación 659

Capítulo 17

Importancia de la investigación
científica en los procesos
de conservación

Berenice Hernández Ramírez, Rafael Cervantes Duarte,


Carlos Villavicencio Garayzar y Alfredo Ortega Rubio

L
a investigación desempeña un papel fundamental en la economía, el
desarrollo sustentable, el progreso y el bienestar futuro de un país,
por lo que debe ser capaz de accionar y tener incidencia en aquellos
factores que contribuyen al bienestar familiar, ambiental, económico, so-
cial, cultural y político de una sociedad, así como ser eficiente al proponer
soluciones prácticas a los problemas que enfrenta, para mejorar de la cali-
dad de vida de ésta.
En Baja California Sur la investigación científica desarrollada en el Cen-
tro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (cicimar-ipn), la Universidad
Autónoma de Baja California Sur (uabcs) y el Centro de Investigaciones
Biológicas del Noroeste, A.C., (cibnor) ha tenido profundas repercusio-
nes en la evolución del conocimiento generado, significativa influencia e
implicación en el devenir económico, político, cultural y científico de la
región. A continuación analizaremos todas y cada una de estas repercu-
siones.

[659]
660 Del saqueo a la conservación

1. Evolución del conocimiento generado

La investigación científica en Baja California Sur ha evolucionado por in-


fluencia directa de los investigadores de la uabcs, el cicimar y el cibnor, y
como consecuencia de los siguientes factores:
a) Masa crítica. No existe otra ciudad, en toda la República Mexicana, en
la cual se concentren tantos Biólogos, Ecólogos y Profesionistas en Ciencias
Naturales en relación al número de habitantes.
La densidad per cápita de especialistas dedicados a la investigación cien-
tífica de la Ciudad de La Paz, es indudablemente la más alta de México. Es
precisamente en Baja California Sur que esta masa crítica ha permitido que
el trabajo de los especialistas decante en estudios aplicados para la conser-
vación.
En otras ciudades de nuestro país los investigadores se encuentran ais-
lados entre ellos y desperdiciados en vastos territorios donde escasamente
coinciden. Las investigaciones en lugar de ser puntuales y aisladas, deben ser
complementarias y fácilmente integrables, como es la investigación generada
por cicimar, uabcs y el cibnor, donde existen investigadores con diversas
especialidades que constantemente interactúan en proyectos en común, lo
cual favorece la solución de problemas específicos de la sociedad de una ma-
nera multidisciplinaria, integral e incluyendo a todos los factores o actores
involucrados.
Ejemplo de ello es la Red del Medio Ambiente del ipn (rema-ipn), creada
en cicimar, cuyo objetivo es propiciar un espacio de trabajo en colaboración
para realizar investigación, desarrollo tecnológico e impartir cursos de post-
grado, en el área del medio ambiente, aprovechando de forma eficiente los
recursos humanos y la infraestructura física que posee el ipn.
b) Flexibilidad Académica. Dado que en Baja California Sur fue hasta
hace muy poco una ciudad de profesionistas inmigrantes jóvenes, los biólo-
gos que hace 20 o 30 años llegaron a vivir a nuestro estado eran todos ellos
recién egresados, y muy entusiastas.
Indudablemente tal juventud conllevó la flexibilidad necesaria para adap-
tar sus temas y motivos de investigación tanto a los limitantes propios de
un entorno de aislamiento, como a los desafíos y requerimientos locales y
regionales.
Capítulo
17. Importancia de la investigación científica en los procesos de conservación 661

Gracias a esta flexibilidad los temas de investigación en la uabcs, el cib-


nor y el cicimar han venido actualizándose, desde los primitivos estudios
de elencos taxonómicos, hasta los actuales estudios interdisciplinarios sobre
cambio climático, por ejemplo.

2. Influencia e implicación en el devenir económico


Dada la naturaleza tan aplicada de la investigación científica desarrollada
en el cibnor, el cicimar y la uabcs, los resultados de la misma han tenido
una profunda implicación en el devenir económico del Estado y la Región,
principalmente en las siguientes áreas:
a) Acuacultura. Los proyectos aplicados de investigación se han enfocado
a desarrollar biotecnologías de cultivo para producir, diversificar y mejorar
semillas para la acuacultura de moluscos, peces, crustáceos, optimizar la en-
gorda y crecimiento de las especies, eliminar enfermedades infecciosas de los
cultivos, eficientizar el manejo post-cosecha, así como promover su trans-
ferencia al sector productivo. Esto ha impactado directamente en el creci-
miento y vigor de la acuacultura en la región, y por ende en el crecimiento
y rentabilidad de esta actividad productiva. Otro resultado con impacto en
el sector económico del estado y del país, producto de la investigación en
dichos centros, ha sido la generación de alternativas para la solución de pro-
blemas específicos de la industria de acuacultura, el establecimiento de las
bases normativas para la regulación del cultivo de algunas especies, así como
la generación de modelos de desarrollo de la acuacultura marina y dulceacuí-
cola para incrementar y diversificar la producción nacional.
b) Pesquerías. La activa búsqueda que se ha estado desarrollando por par-
te de la uabcs, el cicimar y el cibnor en relación a nuevas áreas, nuevas
especies, nuevos métodos de extracción sustentables, mejoramiento de siste-
mas de captura, optimización de procesos industriales, así como estrategias
para incrementar el valor económico de los productos marinos a través de
agregar valor, ha tenido profundas implicaciones e incidencias favorables en
el crecimiento y consolidación de esta actividad primaria en la industria pes-
quera nacional.
Algunos estudios que han contribuido a lo anterior son: estudios del im-
pacto de la pesca de arrastre de camarón sobre los ecosistemas del golfo
662 Del saqueo a la conservación

de California, manejo de pesquerías, salud del ecosistema, variación espacio-


temporal de la abundancia relativa del dorado (Coryphaena spp.) en el Pacífico
Mexicano, indicadores ambientales de abundancia de la sardina monterrey
(Sardinops sagax) en el noroeste de México, estudios aplicados al aprovecha-
miento eficiente y sustentable de recursos bentónicos en la costa occidental
de Baja California.
También es importante resaltar las investigaciones que se han llevado a
cabo sobre la pesquería de atún, como lo es la distribución y abundancia del
atún aleta amarilla y barrilete en el océano Pacífico oriental, la determina-
ción de las áreas de concentración, la variabilidad espacio-temporal, la relación
del éxito de pesca con las surgencias costeras, la temperatura superficial del
mar, la estructura térmica, topografía y batimetría, los hábitos alimenticios,
reproducción, las diferencias en el éxito de pesca en los diferentes indicado-
res de esta actividad. Parte del conocimiento generado en esta pesquería ha
quedado plasmado en el libro Desarrollo sustentable de la pesca en México:
Orientaciones Estratégicas.
Otros productos generados a partir investigaciones sobre pesquerías han
sido libros como: Estudios del potencial pesquero y acuícola de Baja California
Sur  , Ambiente y pesquería de pelágicos menores en el Noroeste de México ,
Catálogo de los peces marinos de Baja California Sur, Atlas de localidades
pesqueras en México. Baja California Sur, etcétera.
Algunos científicos de esta especialidad han brindado asesoría a coopera-
tivas pesqueras o grupos de pescadores en La Paz y Loreto.
c) Agricultura de Zonas Áridas. La búsqueda y producción de especies y
variedades de plantas con potencial de comercialización en el mercado regio-
 D. B. Lluch Cota, S. Hernández Vázquez, E. F. Balart Páez, L. F. Beltrán Morales, P. del Monte
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Capítulo
17. Importancia de la investigación científica en los procesos de conservación 663

nal, nacional, e internacional resistentes a condiciones extremas de zonas ári-


das (como lo son: alta irradiación solar, agua salobre, y periodos de sequía), el
desarrollo de sistemas de irrigación que incrementen los rendimientos y me-
joren el uso del agua, la generación de estrategias para el control de plagas
y enfermedades en cultivos y productos agrícolas, así como la generación de
estrategias para incrementar el valor agregado de los productos generados
por el sector agrícola, han sido eficazmente abordados por investigadores
de la uabcs, el cibnor y el cicimar con el fin de transferir los resultados a
la región y dar solución a la problemática que afecta al sector agropecuario.
Esto ha contribuido al desarrollo socio-económico en zonas áridas y semi-
áridas de la zona norte de México afectadas por esa condición.
Entre las propuestas que ha realizado estos centros de investigación a
agricultores y ejidatarios de la zona se encuentra la diversificación de cul-
tivos, ya que en esta región se siembra tradicionalmente trigo, y algodón.
Ahora, se busca introducir especies como nopal y sábila, y productos orgá-
nicos (que han alcanzado una gran demanda internacional), por lo que se
investigan técnicas para incrementar su rentabilidad y así poder ser comer-
cialmente atractivas.
Por otro lado también se están desarrollando fertilizantes biológicos,
como es el uso de las denominadas cianobacterias (capaces de fijar nitrógeno
atmosférico y estabilizar suelos áridos), las cuales han demostrado que su
uso proporciona rendimientos significativos en la germinación de semillas
de chile y tomate.
La generación de tecnologías en estos centros, así como su transferencia
al sector productivo acuícola, pesquero y agropecuario ha contribuido a la
producción de alimento y generación de empleos satisfaciendo las necesida-
des básicas de la sociedad, y mejorando sus condiciones de vida, lo cual es
fundamental para el desarrollo de México, ya que de lo contrario estaríamos
destinados a ser solamente consumidores de ciencia.

3. Implicaciones en el devenir político


Las investigaciones que se realizan en el cicimar; la uabcs y el cibnor
han afectado profundamente el devenir político de la región. Gracias a las in-
vestigaciones de estas 3 instituciones Baja California Sur cuenta con el 42% de
664 Del saqueo a la conservación

su territorio decretado como Área Natural Protegida, representando aproxi-


madamente el 20% de la superficie protegida a nivel nacional. Ello conlleva
profundas implicaciones para las políticas de desarrollo. Baja California Sur
pasó de ser un estado con una política meramente extractiva a uno con una
neta política conservacionista y que apuesta al Desarrollo Sustentable.
Una de las aportaciones más importantes de estos centros de investiga-
ción en el ámbito regional y nacional político del país ha sido la propuesta,
actualización y mejoramiento de normas y leyes que rigen el uso y apro-
vechamiento de los recursos naturales, lo cual contribuye al desarrollo sus-
tentable del país. Dichos centros han participado en la elaboración de la Ley
Federal de Pesca y su Reglamento, en la elaboración de edictos y leyes regla-
mentarias que establecen cuotas de captura, zonas de veda y áreas de pesca,
en la elaboración del Programa Estatal de Desarrollo del Gobierno de Baja
California Sur 1999-2005 y el de 2005-2011, en la conformación y opera-
ción del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de B.C.S., en los debates
de la Comisión de Pesca del Congreso de la Unión sobre la pesca deporti-
va en México, en la revisión del nuevo proyecto de Ley de Pesca (proyecto
aprobado por la Cámara de Diputados y en revisión por la de Senadores), así
como en la asesoría a las Cámaras de Diputados y Senadores sobre aspectos
ambientales. Un ejemplo de lo anterior son los estudios respecto a los ciclos
reproductivos y abundancia de diversas especies de rayas y tiburones en la
costa occidental de Baja California Sur y el golfo de California, y su decli-
nación en su abundancia por pesca. Este conocimiento ha sido fundamental
en el proceso de elaboración de la Norma Oficial Mexicana para la Pesca de
Tiburón y Especies Afines y en la norma respectiva del tiburón ballena.
Otra importante contribución de cicimar, la uabcs y el cibnor es la ge-
neración de instrumentos específicos para regular las actividades humanas
y de igual forma contribuir al aprovechamiento sustentable de los recursos
naturales en el estado como lo son el ordenamiento ecológico y estudios de
impacto ambiental. Estos últimos se han realizado principalmente para el
establecimiento de granjas acuícolas, termoeléctricas, y desarrollos turísti-
cos en el noroeste de México.
Asimismo se elaboró el Ordenamiento Ecológico de la Bahía de La Paz
y todavía esta en proceso Ordenamiento Ecológico Territorial del Estado de
Baja California Sur, cuya necesidad de generación fue planteada por el go-
Capítulo
17. Importancia de la investigación científica en los procesos de conservación 665

bierno estatal y federal. Es un proyecto multidisciplinario en el cual han par-


ticipado varios investigadores del cibnor en diversas disciplinas, tales como
edafología, geología, hidrología, contaminación, climatología, socioecono-
mía, ecología, sistemas de información geográfica, y planeación ambiental.
El documento será muy importante para la conservación y aprovechamiento
sustentable de los recursos, ya que con él puede garantizarse el uso adecua-
do y conservación de los recursos naturales a partir del conocimiento de
su potencial de aprovechamiento presente en el estado, e identificar áreas
importantes para la conservación. Este tipo de estudios también permitirá a
los encargados de la toma de decisiones contar con información que permita
respaldar sus decisiones, y permitir el establecimiento de políticas sustenta-
bles.
Los centros también colaboran directamente con el grupo de revisión de
especies y fichas técnicas de la nom 059, y el grupo de definición de Sitios
Prioritarios para la Conservación de conabio. Asimismo han realizados es-
tudios que justifican la integración de diversas especies y subespecies en la
Norma Oficial Mexicana.
Dichas instituciones de investigación también asesoran técnicamente a
los directores de diversas áreas naturales protegidas para el desarrollo de
los programas de manejo y programas de monitoreo, así como en la genera-
ción de información ecológica, social y económica para justificar el estable-
cimiento de nuevas áreas naturales protegidas.

4. Implicaciones en el devenir cultural y científico


En Baja California Sur y en la Región Noroeste la Investigación Científica
desarrolla por la uabcs, el cibnor y el cicimar han influido radicalmente
en el ambiente cultural y científico de la sociedad transmitiendo los conoci-
mientos generados de manera abierta, creativa y responsable para asegurar
la libertad de pensamiento de las personas.
Gracias a los postgrados desarrollados, todos ellos de excelencia, a las
actividades adicionales de educación ambiental que se desarrollan con ni-
ños y jóvenes con el fin de estimular su interés por la ciencia y promover la
conciencia ecológica, y a la continua presencia de investigadores exponiendo
sus resultados y sus puntos de vista en radio, prensa escrita, televisión local,
666 Del saqueo a la conservación

y eventos culturales locales con el fin de promover la cultura científica en la


comunidad a la fecha terminologías tales como “Especie Endémica”, “Desarro-
llo Sustentable”, “Calentamiento Global”, no son ajenos al público en general.
Investigadores que cantan, investigadores que ganan concursos de poesía
y cuento, investigadores que tocan el violín, investigadores dueños de peque-
ños restaurantes, investigadores que ganan maratones, investigadores que se
acercan a la sociedad. Todo ello ha tenido un sólido impacto cultural en la
ciudad de La Paz y en la región.
En su misión de educar, los centros de investigaciones trabajan muy cer-
canamente con organizaciones no gubernamentales, para llevar a cabo pro-
gramas de educación ambiental exitosamente, ejemplo de ello son:
• Programa para el rescate y rehabilitación de lobos marinos con redes de
enmalle en el Golfo de California, en el cual también participa el Centro
de Mamíferos Marinos de Santa Bárbara, California y el Área Natural
Protegida “Islas del Golfo” en Baja California Sur. El programa incluye
la realización de talleres de entrenamiento para el rescate de lobos ma-
rinos y la elaboración de documentos que abordan esta temática (trípti-
cos, folletos y videos). En esta actividad ha participado tanto compañías
productoras de videos como canales de televisión con videos de difusión
sobre el tema.
• Programa de recuperación de la ballena azul, en el cual se trabaja en
colaboración con la ong “Unidos para la Conservación, A.C.”, cuyo den-
tro de sus principales objetivos están las actividades de difusión para la
conservación de hábitats críticos para la recuperación de la ballena azul
en el golfo de California.
• Programas de conservación del manglar a través de la producción y
divulgación de trípticos, videos, realización de reuniones informativas,
campañas de limpieza, señalización en estas zonas. En dichas actividades
se ha contado con el apoyo de diferentes instituciones de la zona.
• Programa de Acercamiento de la Ciencia a la Educación (pace), el cual
es un proyecto interinstitucional para apoyar a la enseñanza de la ciencia
desde preescolar y primaria, con actividades prácticas y material didácti-
co, y cuyo objetivo es despertar el interés por la ciencia en niños y jóvenes
y promover una cultura científica en la sociedad. Para lograrlo, el progra-
ma integra los esfuerzos de la comunidad científica, de centros de forma-
Capítulo
17. Importancia de la investigación científica en los procesos de conservación 667

ción pedagógica y de maestros de educación básica, media y superior.


En cuanto al impacto científico debemos enfatizar que la investigación
científica en Baja California Sur ha evolucionado por influencia directa de
los investigadores de la uabcs; el cicimar y el cibnor. Ello debido a que la
Investigación Científica desarrollada en estas Instituciones de Baja Califor-
nia Sur ha tenido profundas repercusiones en la evolución del conocimiento
generado en materia de Conservación de la Naturaleza.

Retos y conclusiones
Algunos de los retos que actualmente tienen las instituciones en México en-
cargadas de realizar investigación enfocada a la preservación el ambiente, son:
1. Diseñar técnicas para reciclar y reutilizar materias primas y energéticos.
2. Diseño de técnicas y acciones para disminuir los riesgos del agotamien-
to de los mantos acuíferos y para evitar su contaminación.
3. Diseño de programas de control y disminución de contaminantes at-
mosféricos.
4. Diseño de tecnologías para disminuir los residuos sólidos municipales
e industriales, especialmente peligrosos.
Tanto en evolución del conocimiento generado, influencia e implicacio-
nes en el devenir económico, implicaciones e influencia en el devenir políti-
co, así como influencia e implicaciones en el devenir cultural y científico, la
investigación científica en Baja California Sur ha evolucionado por influencia
directa de los investigadores de la uabcs, el cicimar y el cibnor.
De manera especial se debe destacar el avance en materia de conserva-
ción de la biodiversidad de Baja California Sur, de sus islas adyacentes, del
Golfo de California y en general del Noroeste de México.

Agradecimientos
A la Dra. Micheline Cariño, y al Dr. Mario Monteforte por su atenta in-
vitación y apoyo constante para la redacción de este Capitulo. A un revisor
anónimo del ine, cuyos valiosos comentarios mejoraron significativamente
una versión preliminar de nuestro manuscrito. Al Proyecto conacyt-se-
marnat-2006- co-23449.
668 Del saqueo a la conservación

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672 Del saqueo a la conservación
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 673

Capítulo 18

Procesos de conservación
impulsados por la gestión de las
organizaciones no gubernamentales
que trabajan en Baja California Sur
Micheline Cariño, Ninfa Leticia Cordero Sauceda
y Jesús Zariñán

D
urante los últimos cincuenta años, el número de organizaciones no
gubernamentales (ong) avocadas a la protección de la naturaleza, a
la conservación de ecosistemas y de culturas, así como al fomento
del desarrollo sustentable, ha crecido con gran rapidez. La conciencia gene-
ralizada de la severa amenaza que se cierne sobre la humanidad, la debili-
dad de los Estados y el irresponsable sostenimiento del modo de vida que ha
causado la crisis ecológica actual, explican esa respuesta de la sociedad civil.
Los millones de seres humanos que han decidido organizarse para atender
de frente y en todos los niveles —del mundial al local— el deterioro de nues-
tra calidad de vida (ambiental y social), la pérdida de la biodiversidad y los
efectos negativos de la globalización sobre la diversidad cultural es probable-
mente una de las mayores causas de optimismo que nos permiten arrancar
con cierta esperanza este nuevo milenio.
El trabajo de las ong ambientalistas es sin duda el principal indicador
de que la cultura de la naturaleza está cambiando y de que ese proceso
logra oponerse de manera creativa a los procesos devastadores que ha
causado la crisis ecológica que actualmente nos tiene a la cabeza de la lis-

[673]
674 Del saqueo a la conservación

ta de especies amenazadas. Sin embargo, la complejidad de los problemas


engendrados es tan profunda y dinámica que el trabajo de las ong no sólo
siempre es urgente y limitado, sino que su labor —pese a las mejores in-
tenciones y la buena voluntad— a menudo tiene resultados poco exitosos
e incluso bastante cuestionables en relación con los objetivos planteados.
Suele suceder también que en la desesperación por actuar, los medios y las
estrategias empleadas por las ong para realizar su trabajo pueden carecer
de congruencia en relación con los valores y principios fundamentales de la
conservación. La necesidad de atender cada vez más asuntos, cada vez más
de prisa y siempre con recursos insuficientes, ha permitido a los críticos
de la conservación y a los detractores de la sustentabilidad menospreciar
el trabajo de las ong. Incluso es común que los miembros de estas organi-
zaciones se desanimen tras un tiempo de esfuerzos a menudo percibidos
como vanos.
En este capítulo en especial, y a lo largo de todos los capítulos dedicados
en este libro al análisis de los procesos de conservación, hemos procurado
mostrar que ésa es una percepción errónea. Recordemos que los procesos
de saqueo tienen más de cinco siglos de sostenerse y agudizarse, y que los
procesos de conservación tienen a penas cinco décadas de llevarse a cabo de
forma continua. En perspectiva histórica, el saqueo y sus agentes son longe-
vos, experimentados, astutos y persistentes; la conservación y sus actores se
caracterizan por la inexperiencia, el arrebato, el entusiasmo y la esperanza
de su juventud. Insistimos en la necesidad y la conveniencia de ver los pro-
cesos sociales como son, es decir, como fenómenos históricos de larga dura-
ción; sólo con esta perspectiva correcta podemos valorar la extraordinaria
labor y los contundentes éxitos de los procesos de conservación en general y,
en particular, de aquellos que son impulsados por sus más convencidos pro-
motores: las ong y sus colaboradores.
Como ha sido el caso en los capítulos que anteceden, en éste primero
abordamos brevemente una sintética revisión del surgimiento de las ong
ambientalistas a escala mundial. En seguida nos detendremos a explicar el
marco legal que rige actualmente a las ong —llamadas en dicho marco: or-
ganizaciones de la sociedad civil (osc)— en México y en B.C.S. La tercera
parte está dedicada a un análisis general de las líneas de acción de las ong
que promueven procesos de conservación y desarrollo sustentable. En la úl-
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 675

tima parte hacemos una revisión más detallada del quehacer de aquéllas que
llevan más años trabajando en B.C.S. y/o cuya labor ha tenido mayor éxito.

1. Procesos de conservación impulsados por las ong:


el marco global
La puesta en acción de trabajo solidario y organizado más allá del entor-
no inmediato de los individuos que se avocaron a realizarlo no nació con el
siglo xx. Su genealogía se inscribe, al contrario, dentro de una larga tradi-
ción. Pero antes de ser una práctica representó una idea enraizada progre-
sivamente en la sociedad occidental. Se alimenta con profundas referencias
tanto religiosas como filosóficas que le han otorgado su carácter. La idea se
alimenta del fenómeno de la laicización progresiva de las acciones caritativas
y de auxilio (filantrópicas) que se produce a partir del siglo xvii en el Viejo
Continente y luego en la parte norte del Nuevo Mundo colonizado por los
europeos. El segundo elemento que sustenta dichas acciones es la eferves-
cencia intelectual de la Ilustración, en que por primera vez se plantea la re-
ferencia a la “humanidad” o a la “virtud de humanidad”, lo que condujo, por
ejemplo, al reemplazo en la Enciclopedia de la noción de “caridad”, conside-
rada como demasiado cristianamente connotada por la de “beneficencia”, de
“filantropía” e inclusive de “amor a la humanidad”.
Probablemente una de las primeras acciones de socorro humanitario or-
ganizadas desde el Norte desarrollado hacia los países del Sur, data de 1812,
cuando un convoy marítimo trató de llevar ayuda a los habitantes de Caracas
víctimas de un terremoto. La presencia inesperada de un joven empresario
suizo idealista, Henry Dunant, en el campo de batalla de Solferino el 24 de
junio de 1859 dio nacimiento durante el decenio siguiente a las llamadas
“sociedades de socorro a los heridos” que va a convertirse en las sociedades
nacionales de la Cruz Roja y de la Luna Roja actuales.

 Philippe Ryfman, Les ong, La Découverte, París, 2004, p. 8.


 Ídem, p. 9.
 La batalla de Solferino se llevó a cabo Lombardía en el marco de la guerra entre Napoleón
iii y el ejercito austriaco bajo las órdenes del emperador Francisco José. Esta batalla, aunque
no fue decisiva, resultó ser sumamente sangrienta: murieron 17 mil franco-sardos y 22 mil
austriacos. Michel Mourre, Le petit mourre. Dictionnaire de l’Histoire, Larousse, París, 1998,
p. 1066.
676 Del saqueo a la conservación

Así nacen, primero en Europa y en Estados Unidos, y después en el Impe-


rio Otomano y en Japón, estructuras privadas dedicadas a la atención de las
víctimas de los conflictos armados. En un principio la ayuda estaba destina-
da sólo a los militares, más tarde se extendió a los civiles también. Se formó
así un vasto movimiento internacional de socorro humanitario compuesto
por una parte de sociedades nacionales y, por la otra, de su instancia federa-
tiva. A partir de 1919 se creó la Federación de Sociedades de la Cruz Roja y
de la Luna Roja (ficr) y finalmente del Comité Internacional de la Cruz Roja
(cicr). La iglesia católica al final del siglo xix se inspiró de este modelo para
promover la red de las “Cáritas”, primero nacionales y después también aso-
ciadas en una federación internacional.
Dos contextos complementarios, a fines del siglo xix y principios del xx,
van a contribuir al surgimiento de las ong: la colonización y la medicina co-
lonial. Después la democratización de las sociedades europeas anima el na-
cimiento de las primeras asociaciones específicamente ligadas a la defensa
de los derechos del hombre. Finalmente la preservación de lo que entonces
se llamó “la naturaleza”, comienza a movilizar a algunos individuos. El Sie-
rra Club (futura gran ong del medio ambiente) nace en Estados Unidos en
1892.
La primera guerra mundial y los dos decenios posteriores ven surgir aso-
ciaciones de un tipo totalmente nuevo. Ya no se trata de atender prioritaria-
mente a los soldados heridos o prisioneros, sino a favor de las poblaciones
civiles víctimas de conflictos. Así, en el Reino Unido, Fight the Famine fue
creada en 1919 para ayudar a las mujeres y los niños alemanes —esta aso-
ciación se volverá más tarde Save the Children Fund (scf)— y en Estados
Unidos se funda la American Relief Association (ara) dirigida por el futuro
presidente Herbert Hoover. La segunda guerra mundial va a acentuar este
fenómeno con la creación en 1945 de la American Care.
A partir de 1950 la descolonización conduce a estas primeras ong a am-
pliar sus funciones, pasando de la asistencia a las víctimas de guerra al de-
sarrollo de las sociedades del tercer mundo. En Francia, por iniciativa de la
iglesia católica, en 1961 nace el Comité contra el Hambre, que se transforma
en 1965 en Comité Católico contra el Hambre y para el Desarrollo (ccfg);

 Philippe Ryfman, op. cit., 2004, pp. 10-12.


Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 677

ese mismo año también se crea la fundación Hermanos del Hombre (fdh).
Con un carácter más politizado nace en 1961 Amnistía Internacional (ai)
que se encarga de la defensa y promoción de los derechos del hombre.
Acentuando la tendencia de la solidaridad humanitaria, a partir de los
años 1960 surge una nueva generación de ong que actuarán en los países en
desarrollo ayudando a las víctimas de catástrofes naturales y de conflictos
armados. Estas ong son también conocidas por su designación y vocación
internacional “sin fronteras”, tal como Médicos sin Fronteras, fundada en
Francia en 1971.
Otra innovación de los años 1960 fue el surgimiento de un nuevo tipo de
ong: las ambientalistas. 1961 es el año de fundación de World Wildlife Fund
(wwf) y de reestructuración de la iucn —siglas en inglés de la Internacio-
nal Union for Conservation of Nature and Natural Resources—. Nueve años
después fue fundada Greenpeace, cuyo carácter radical llama la atención res-
pecto a dos fenómenos: el rápido desarrollo de este tipo de ong y su limita-
da eficiencia ante las dimensiones del problema que pretenden combatir: la
crisis ecológica.
No obstante el desarrollo más importante de este tipo de ong se dio a
partir de los años 1980 debido al aumento de la preocupación sobre el medio
ambiente. Con la era de la ecología se popularizaron conceptos reservados
antes a los medios científicos, como ecosistema, biodiversidad y el efecto de
invernadero, y la toma de conciencia respecto a la problemática ambiental
se generalizó a escala mundial. Por ello, a diferencia de los otros sectores
de atención de las ong, el medio ambiente no es dejado sólo en manos de la
acción de las grandes fundaciones internacionales —también llamadas oi,
organizaciones internacionales—. Paralelamente a la creación de las grandes
ong ambientalistas a nivel internacional, surgen de Brasil a África del Sur,
de Bangladesh a Indonesia, poderosas ong ambientalistas nacionales, regio-
nales y locales.
Algunos autores consideran esta efervescencia el principio de una socie-
dad civil internacional constituida por un contrapoder ciudadano frente a los
 Ídem, pp. 13-14.
 En 1943 en Bruselas fue creada la Unión Internacional de Protección de la Naturaleza, que
en 1961 fue reformada en la iucn. Diter Henrich y Manfred Herat, Atlas de l’Écologie, La
Phototheque, Le livre de Poche, París,1993, p. 260.
 Ver comentario al respecto en la Introducción General.
678 Del saqueo a la conservación

Estados —muchas veces debilitados— y las empresas internacionales —cada


vez más poderosas—. De esta manera las ong han especializado su atención
en ciertos dominios principales de acción: ayuda al desarrollo y ayuda huma-
nitaria; medio ambiente y derechos del hombre. En estas áreas el activismo
de las ong ha conocido en las últimas décadas un fuerte crecimiento, tanto
es así que resulta imposible cuantificar las ong que existen a principio del
siglo xxi. Por otra parte, desde el momento en que la creación de asocia-
ciones tiene que ver con el dominio de las libertades fundamentales, está
relativamente poco controlada. El aumento del individualismo democrático
y la reivindicación de un lugar para la sociedad no dominado por el Estado,
acentúan la explosión de formas de auto-organización. Otra razón que expli-
ca el auge de las ong tiene que ver con el desarrollo de la vida internacional
y de los recursos materiales y humanitarios que engendra. Estos permiten
desde luego la multiplicación y la diversificación de las entradas y de los ac-
tores; contribuyendo a globalizar acercamientos, problemas y búsqueda de
soluciones.
En este contexto, las preocupaciones ambientalistas y las ong que se han
especializado en atenderlas, figuran de manera casi permanente, desde hace
ya unos treinta años, tanto nacional como internacionalmente. En las diver-
sas y numerosas conferencias intergubernamentales se les encuentra al lado
de los representantes de los Estados, de las oi y de las empresas transna-
cionales. En la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo, en 2002, estuvieron
acreditadas 3,500 ong, si bien no todas provenían únicamente del mismo
sector ambientalista.
Un análisis a nivel global de las debilidades que caracterizan a las ong
ambientalistas, identifica cinco rasgos comunes:
1) Estas ong tienen una seria dificultad para liberarse del campo político; espe-
cialmente en los países donde existen partidos ecologistas relativamente estructu-
rados ellas sufren un efecto de asimilación. En estos casos la defensa del ambiente
es percibida por el público como una causa más partidaria que asociativa.
2) Algunas son “ferozmente conservacionistas”, lo que produce que sus
acciones sean percibidas por el público menos sensibilizado como una nueva
expresión de cierta imposición radical.

 Philippe Ryfman, op. cit., pp. 44-47.


Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 679

3) Contrariamente a las ong de desarrollo o humanitarias, sus proyectos


no siempre redundan en un trabajo de campo conducido a través de proyec-
tos de gestión; con algunas excepciones como los capítulos nacionales de
wwf. El trabajo de estas ong generalmente está orientado hacia la sensibi-
lización e información del público. A veces también está articulado con la
denuncia.
4) Estas ong han vivido mucho tiempo en un circuito cerrado y han es-
tablecido pocas alianzas con sus congéneres que trabajan en otros dominios.
No obstante, algunas temáticas dejan entrever en este principio del siglo xxi
algunos acercamientos que desembocarían en acciones conjuntas. Esto su-
cede con las acciones en torno al desarrollo sustentable, pero también en
relación a los derechos económicos, sociales y culturales. En algunos países
de Occidente se han hecho esfuerzos para constituir un frente común que
reúna las ong de desarrollo y humanitarias, las ong ambientalistas y las
ong de derechos del hombre a favor de la promoción de este tipo de derechos
para las poblaciones de los países en desarrollo. En fin, la presencia más y
más afirmada tanto de unas como de otras entre la tendencia altermundista
facilita acercamientos y contactos.
5) En relación con otros sectores, los modos de financiamiento y de fun-
cionamiento de algunas ong ambientalistas han pecado de falta de transpa-
rencia.
Para las ong sudcalifornianas observar este tipo de críticas que reciben
a nivel internacional las grandes organizaciones puede resultar orientador,
ya que permitiría superar las debilidades que les son comunes y atender las
líneas de acción que les permitirían reforzarse; por ejemplo, la importancia
de establecer alianzas con las ong de otros dominios pero con las que com-
parten metas y aspiraciones.

2. Marco legal en el que trabajan las ong en México y en Baja


California Sur
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es el marco gene-
ral que permite a los individuos gozar de las garantías que ella misma establece.
En su Título Primero, Capítulo I, “De la Garantías Individuales”, el Artículo 9º
otorga a los ciudadanos el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con
680 Del saqueo a la conservación

cualquier objeto lícito, aclarando que sólo los mexicanos podrán hacerlo para
los asuntos políticos del país. Por su parte, la Constitución Política del Estado
de Baja California Sur, en su Título Segundo, “De las Garantías Individuales y
Sociales”, Artículo 7º, establece que en el estado de Baja California Sur todos
los individuos gozarán de las garantías que otorga la Constitución General de
la República, mismas que no podrán restringirse ni suspenderse, salvo en los
casos y con las condiciones que en ella se determinan.10
Cada entidad federativa y el Distrito Federal cuentan con un Código Ci-
vil, que regula las relaciones entre los particulares, y otorga derechos y obli-
gaciones a las personas físicas y jurídicas (o personas morales), siendo en este
último tipo donde se ubican las organizaciones no gubernamentales (ong) u
organizaciones de la sociedad civil (osc).11
En materia de asociaciones o de organizaciones de la sociedad civil, el Ar-
tículo 25° del Código Civil para el Estado de Baja California Sur establece
que son personas de creación jurídica, entre otras, las sociedades civiles o
mercantiles. En este sentido, las ong incluidas en las fracciones del artículo
arriba señalado, y conforme a los artículos 26°, 27° y 28° de este Código, son
personas jurídicas o personas morales que pueden ejercer los derechos que le
sean necesarios para realizar su objeto social, que obran y se obligan a través
de sus órganos que las representen, sea por disposición de la ley o conforme
a las disposiciones relativas a sus escrituras constitutivas o de sus estatutos, y
que se regirán por las leyes correspondientes.12
De manera específica, este Código establece que una asociación se cons-
tituye cuando varios individuos deciden reunirse para realizar un fin común
que no esté prohibido por la ley, que no tenga carácter preponderantemente
económico y que no sea enteramente transitorio, cuyo contrato de constitu-
ción constará en escritura pública protocolizada ante Notario Público, hecho
que le confiere personalidad jurídica. Sus estatutos serán los que las rijan y se
inscribirán en el Registro Público de la Propiedad para que produzcan efectos
contra tercero.13
 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, versión digital, p. 6.
10 Constitución Política del Estado de Baja California Sur, versión digital, p. 1.
11 Lic. Omar Ernesto Andujo Bitar, Jefe de la Unidad de Asuntos Jurídicos de la Delegación
Federal de la sedesol en B.C.S., entrevista, 21 de mayo de 2007.
12 Código Civil para el Estado de Baja California Sur, versión digital, pp. 2 y 3.
13 Ídem, p. 185.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 681

Fuera de los Códigos Civiles federal y estatales, en México no existía


una ley general que fomentara de manera específica las actividades rea-
lizadas por las ong y que ordenara y transparentara su relación con la
Administración Pública Federal. Fue hasta el mes de abril de 1997 que se
presentó ante la Cámara de Diputados una primera iniciativa de ley para
las agrupaciones y organizaciones de la sociedad civil que, después de ha-
berse turnado a la entonces Comisión de Gobernación y Puntos Consti-
tucionales, quedó sin dictaminar. Posteriormente, en noviembre de 1998,
algunas organizaciones presentaron un proyecto de ley para las organi-
zaciones civiles, pero hasta el mes de abril de 2000 la iniciativa fue reto-
mada y turnada a la denominada Comisión de Gobernación y Seguridad
Pública, sin ser aceptada.
En abril de 2001 la Comisión de Participación Ciudadana recibió una
nueva propuesta de “Ley de Fomento a Actividades de Desarrollo Social
Realizadas por Organizaciones Civiles” y en abril de 2002 esta Comisión la
presentó ante el pleno de la Cámara de Diputados y fue turnada a las comi-
siones unidas de Participación Ciudadana y de Desarrollo Social. Posterior
al análisis y dictamen realizados por la Comisión de Participación Ciuda-
dana y de la Subcomisión de Enlace con las Organizaciones de la Sociedad
Civil, se elaboró un proyecto de dictamen que se aprobó por el pleno de la
Comisión en diciembre de 2002 con la denominación de “Ley Federal de
Fomento a las Actividades Realizadas por Organizaciones de la Sociedad
Civil”. En diciembre del 2003 este dictamen se presentó al pleno de la Cá-
mara de Diputados que lo aprobó, tras algunas adiciones, y lo turnó a la
Cámara de Senadores.
Posteriormente, las comisiones unidas de Gobernación, de Desarrollo
Social, de Relaciones Exteriores-Organizaciones No Gubernamentales In-
ternacionales y de Estudios Legislativos, tras algunos cambios, presentaron
el dictamen ante el pleno de la Cámara de Senadores, el cual lo aprobó en no-
viembre de 2003 con el nombre de “Ley Federal de Fomento a las Actividades
Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil”.
En diciembre de 2003 se aprobó por el pleno de la Cámara de Diputados
el dictamen de la Ley Federal de Fomento a las Actividades Realizadas por
las Organizaciones de la Sociedad Civil y el 30 de enero de 2004 se firmó el
Decreto por el cual se expide la Ley Federal de Fomento a las Actividades
682 Del saqueo a la conservación

Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil, publicándose el 9 de fe-


brero de 2004 en el Diario Oficial de la Federación.14
La Ley establece (artículos 3 y 4) que las agrupaciones u organizaciones
mexicanas, los capítulos nacionales de organizaciones internacionales y las
organizaciones constituidas conforme a las leyes extranjeras (las dos últimas
deberán observar algunos requisitos de representación y de cumplimiento al
Código Civil Federal), legalmente constituidas, podrán acceder a los apoyos y
estímulos definidos en esta Ley, siempre que no persigan fines de lucro ni de
proselitismo partidista, político-electoral o religioso, y que además realicen
una o varias de las actividades (objeto de fomento) que se citan a continua-
ción (artículo 5):

i. Asistencia social;
ii. Apoyo a la alimentación popular;
iii. Cívicas;
iv. Asistencia jurídica;
v. Apoyo para el desarrollo de los pueblos y comunidades indígenas;
vi. Promoción de la equidad de género;
vii. Aportación de servicios para la atención a grupos sociales con capa-
cidades diferentes;
viii. Cooperación para el desarrollo comunitario;
ix. Apoyo en la defensa y promoción de los derechos humanos;
x. Promoción del deporte;
xi. Promoción y aportación de servicios para la atención de la salud y
cuestiones sanitarias;
xii. Apoyo en el aprovechamiento de los recursos naturales, la protección
del ambiente, la flora y la fauna, la preservación y restauración del equi-
librio ecológico, así como la promoción del desarrollo sustentable a nivel
regional y comunitario, de las zonas urbanas y rurales;
xiii. Promoción y fomento educativo, cultural, artístico, científico y tec-
nológico;
xiv. Fomento de acciones para mejorar la economía popular;
xv. Participación en acciones de protección civil;
14 sedesol, http://www.corresponsabilidad.gob.mx/antecedentes.aspx, consultada el 11 de abril
de 2007.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 683

xvi. Prestación de servicios de apoyo a la creación y fortalecimiento de


organizaciones que realicen actividades objeto de fomento por esta ley, y
xvii. Las que determinen otras leyes.15

Para los efectos de esta ley, las organizaciones que se encuentren dentro
de lo establecido anteriormente tienen derecho a inscribirse en el Registro
Federal de Organizaciones; participar en las instancias de consulta y de con-
traloría social; acceder a los apoyos y estímulos públicos previstos; gozar de
los incentivos fiscales y administrativos; recibir donativos y aportaciones;
coadyuvar con las autoridades en la prestación de servicios públicos relacio-
nados con las actividades previstas en esta ley; acceder a los beneficios que
se deriven de los convenios o tratados internacionales; recibir asesoría, capa-
citación y colaboración de dependencias y entidades públicas para el mejor
cumplimiento de su objeto; participar en la planeación, ejecución y segui-
miento de las políticas, programas, proyectos y procesos que se realicen en
relación con las actividades anteriormente señaladas, y ser respetadas en la
toma de decisiones relacionadas con sus asuntos internos.16
El Artículo 7° establece que para acceder a los apoyos y estímulos para el
fomento de las actividades que esta ley establece, las organizaciones tienen la
obligación de inscribirse en el Registro Federal de Organizaciones; constituir
legalmente sus órganos de dirección y representación; contar con un sistema
de contabilidad; proporcionar la información que les sea requerida por auto-
ridad competente; informar a la Comisión de Fomento sobre las actividades
realizadas y del uso y resultados derivados de los apoyos y estímulos otorga-
dos; transmitir los bienes que hayan adquirido con apoyos y estímulos públi-
cos en caso de disolución; promover la profesionalización y capacitación de
sus integrantes; no realizar actividades de proselitismo partidista, electoral
o propaganda con fines religiosos, y ser imparciales y no discriminar en la
determinación de beneficiarios.17
Con la finalidad de facilitar la coordinación en torno al fomento de las
actividades de las organizaciones, se creó la Comisión de Fomento de las Ac-
tividades de las Organizaciones de la Sociedad Civil. El 23 de noviembre de

15 Ídem, pp. 2 y 3.
16 Íd, pp. 3 y 4.
17 Ídem, pp. 4 y 5.
684 Del saqueo a la conservación

2004 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Reglamento Interior


de la Comisión de Fomento de las Actividades de las Organizaciones de la
Sociedad Civil, como un instrumento que tiene por objeto regular la orga-
nización y funcionamiento de la Comisión como un órgano intersecretarial
de carácter permanente y el Reglamento Interno del Registro Federal de las
Organizaciones de la Sociedad Civil.
Finalmente, el 7 de junio de 2005 se publicó en el Diario Oficial de la
Federación el Reglamento de la Ley Federal de Fomento a las Actividades
Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil, cuyo objeto es el de re-
glamentar las disposiciones previstas en la propia Ley.18
Si bien es cierto que los fundamentos legales que sustentan la cons-
titución y rigen el funcionamiento de las ong u osc, así como los que le
confieren personalidad jurídica, se encuentran originariamente en la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en el Código Civil de
cada entidad federativa, hay que mencionar que dependiendo de sus obje-
tos de trabajo, de sus propios intereses y de los proyectos que impulsan, es-
tas organizaciones se relacionan y deben sujetarse a una serie de principios
y condicionantes que emiten los ordenamientos jurídicos e instrumentos
administrativos de la legislación mexicana. Muchas de las leyes federales
y estatales, reglamentarias o suplementarias, sus reglamentos y los instru-
mentos administrativos (planes, programas, convenios) que ellas contem-
plan, ofrecen espacios de participación a la sociedad civil organizada como
coadyuvantes en la definición, planeación, ejecución, seguimiento y eva-
luación de las políticas públicas, además de las inherentes a las de contra-
loría social.
Como ejemplo de lo anterior, y relacionado con la labor de conservación
—con la cual están comprometidas en mayor o menor medida todas las ong
ambientalistas y de desarrollo sustentable—, mencionamos a los Consejos
Consultivos para el Desarrollo Sustentable que la semarnat ha conforman-
do como parte de un sistema de participación social e información que res-
ponde a los distintos niveles de interacción con la sociedad.

18 Diario Oficial de la Federación, “Reglamento de la Ley Federal de Fomento a las Actividades


de las Organizaciones de la Sociedad Civil”, primera sección, 7 de junio de 2005, versión
digital, p. 33.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 685

El Consejo Consultivo es la instancia de participación social que tiene por ob-


jeto el ampliar y consolidar la participación de los diferentes sectores sociales
en la formulación, aplicación y evaluación de la política ambiental; así como
hacer efectivos los derechos que en materia de participación se reconocen para
las instituciones y organizaciones de la sociedad civil, con fundamento en la
Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, en su Título
Quinto, Capítulo I, Artículo 159.19

Los 32 Núcleos de los Consejos Regionales se conforman por dos repre-


sentantes (titular y suplente) de los sectores académico, social y privado, de
organizaciones no gubernamentales, así como por dos representantes del
congreso estatal y del gobierno del estado. Baja California Sur pertenece al
Consejo Regional del Noroeste junto con Baja California, Sinaloa y Sonora.20
Entre los logros alcanzados por los Consejos Consultivos Nacional y Regio-
nales destaca su participación, entre otros, en los procesos de Ordenamiento
Ecológico Marino del Golfo de California. También sobresale su participa-
ción en los procesos de elaboración de la Política Ambiental para el Desarro-
llo Sustentable de Océanos y Costas. En el caso de la Estrategia de Educación
Ambiental para la Sustentabilidad en México, la participación de los Conse-
jos y del proyecto pnud/semarnat fortalecieron el proceso de consulta. En
la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de Johannesburgo, la de-
legación mexicana estuvo compuesta por representantes de los tres órdenes
de gobierno, del Poder Legislativo, integrantes de los Consejos Consultivos y
representantes de ong.
Los Consejos Nacional y Regionales han procurado la participación de
Consejeros en las reuniones de la Junta Ambiental del Buen Vecino de los
Estados Unidos (gneb), del Programa 2012 y de la Comisión para la Coope-
ración Ambiental de América del Norte. Finalmente, las actividades de la
Comisión Técnica de Infraestructura Ambiental y Cambio Climático del Con-
sejo Consultivo Nacional se han centrado en participar en la integración y
consulta de la Estrategia Nacional de Acción Climática.21
19 semarnat, http://www.semarnat.gob.mx/estados/bajacaliforniasur/Pages/participacionsocial-
consejosconsultivos.aspx, actualizada el 12 de abril de 2007 y consultada el 24 de mayo de 2007.
20 semarnat, Diario Oficial de la Federación, octubre de 2006, versión digital consultada el 3
de junio de 2007 en http://consejos.semarnat.gob.mx/pdf/acuerdo_creacion_ccds_v6.pdf.
21 Ídem, pp. 14-39.
686 Del saqueo a la conservación

3. Descripción, situación y problemática de las ong que trabajan


en Baja California Sur para la conservación y el desarrollo
sustentable

Las ong avocadas al trabajo ambiental en Baja California Sur han conoci-
do un desarrollo inusitado a partir del año 2000, en gran medida estimulado
por una respuesta local a la crisis ecológica (como se explica en la Introduc-
ción), así como por el interés prioritario que la comunidad ambientalista in-
ternacional concede a esta región, en virtud de su biodiversidad y del estado
relativamente bien conservado que aún guardan sus ecosistemas y recursos
naturales. Aunque el número total de estas organizaciones es difícil de pre-
cisar —su constante surgimiento sólo es comparable con la velocidad con
la que desaparecen—, durante el periodo del 2000 a 2004 se constituyeron
legalmente (luego de un periodo de actuación e integración) casi la mitad
(48.57 por ciento) de las 172 ong identificadas en la entidad. Entre éstas,
31.39 por ciento atienden diversos aspectos relacionados con la dimensión
ambiental y 68.60 por ciento trabajan en el ámbito del desarrollo social (edu-
cación, salud, derechos humanos, crecimiento económico, atención a secto-
res sociales de alta vulnerabilidad, arte, cultura, servicios).22
El estudio de referencia aporta datos reveladores. Destaca, en primer lu-
gar, la tendencia creciente a la constitución de ong, ya que en la década an-
terior sólo se reconocían 79; así como su distribución concentrada en los
municipios de La Paz (70.5 por ciento) y Los Cabos (15.29 por ciento). Sin
embargo, los resultados consignan que sólo 55 de las organizaciones regis-
tradas en diversos directorios —es decir, el 30.72 por ciento—pudieron de-
mostrar a cabalidad su existencia legal y activa, indicando que el crecimiento
de estas organizaciones es relativo, en tanto no tiene equivalencia con sus
atributos cualitativos.23
Originalmente las ong eran constituidas por miembros del ámbito aca-
démico y de investigación, pero en los últimos años han diversificado su

22 uabcs, icf. Diagnóstico de las organizaciones no gubernamentales de Baja California Sur,


primer borrador final, La Paz, B.C.S., diciembre de 2004, pp. 23, 24 y 28.
23 Ídem, p. 23.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 687

composición integrando actualmente actores desplazados de la adminis-


tración pública. En la entidad existen también organizaciones integradas por
actores comunitarios y están vinculadas con estrategias de conservación y
aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, pero el número de
este tipo de ong es aún reducido. También actúan en el territorio estatal
ong de la región noroeste del país, representaciones de organizaciones nacio-
nales e internacionales, que desempeñan su misión de manera directa o en
asociación con actores locales, individuales o gubernamentales. Esta versátil
composición, que sin duda representa una oportunidad para articular visio-
nes, prácticas y experiencias distintas en materia de conservación, supone al
mismo tiempo un proceso de integración que ha sido influido por intereses
individuales divergentes entre sus miembros, que frecuentemente resultan
en la desintegración de la organización o en el cese de sus actividades.

3.1 Ámbitos de acción


Los objetos de atención de las ong ambientalistas son diversos y oscilan
en un amplio abanico de tareas. Una revisión de sus postulados y agendas
permite identificar sus líneas de trabajo y objetivos.24 En seguida y en las
tablas al final del capítulo presentamos una síntesis de estos vinculando la
delimitación de los objetos de atención con las acciones y los actores, consi-
derando primero (de las tablas y los puntos 1 al 6) las líneas de trabajo vincu-
ladas con el desarrollo sustentable a través de la conservación y, en segunda
instancia (de las tablas y los puntos 7 al 9), aquéllas que se centran más en la
conservación en sí misma.
1. Cultura ambiental. Esta línea tiene por objetivo mantener y fortalecer
las formas tradicionales de vida en Baja California Sur, con base en la valora-
ción de los recursos naturales y mediante el rescate del conocimiento popu-
lar, para asegurar su uso sostenible y reforzar la identidad regional.
2. Investigación y educación ambiental. Esta línea se avoca a estimular la
investigación biológica e histórica como sustento de las estrategias, progra-
mas y modelos de conservación. Procura generar un sentido de identidad y
amor a la región entre los habitantes. Desarrolla procesos formativos y ca-
pacitación ambiental, para fomentar la conservación de los recursos natura-

24 Entrevistas y cuestionarios a osc, 2003-2007.


688 Del saqueo a la conservación

les y el mejoramiento de la calidad de vida de la población sudcaliforniana,


generando su participación activa, sensible, conciente y responsable en los
mencionados procesos.
3. Promoción y gestión para el desarrollo comunitario. Esta línea está
orientada a mejorar la calidad de vida de los habitantes de las comunidades
rurales y urbanas de B.C.S., a través del empoderamiento de las comuni-
dades, propiciando el desarrollo de actividades que favorezcan el cambio
de hábitos y patrones de consumo, como estrategia para el desarrollo sus-
tentable.
4. Proyectos productivos. Con esta línea se pretende impulsar actividades
productivas alternativas que favorezcan el aprovechamiento sustentable de
los recursos naturales aportando beneficios económicos a las poblaciones
locales rurales y urbanas.
5. Planeación participativa estratégica. Esta línea se orienta a promover
la cooperación solidaria, la organización para la autogestión, la definición de
proyectos de desarrollo y la construcción o fortalecimiento de estructuras
sociales que posibiliten el aprovechamiento de los recursos naturales pro-
curando el mayor beneficio a la mayor cantidad de habitantes de la región
durante el mayor tiempo posible.
6. Política ambiental. Esta línea busca fortalecer la participación y capa-
cidades de las ong, para incidir en la gestión de políticas ambientales nacio-
nales para el desarrollo sustentable urbano y rural a partir de una política de
alianzas estratégicas.
7. Áreas prioritarias para la conservación. Esta línea promueve la identi-
ficación de áreas prioritarias para la conservación. Desarrolla estrategias y
proyectos para lograrla.
8. Conservación de la biodiversidad. Promueve la conservación del capi-
tal natural del estado.
9. Estrategias de protección de especies, hábitats y ecosistemas. Fomentar,
diseñar y aplicar esquemas preventivos o de recuperación y protección de
ecosistemas marinos y terrestres en anp, zonas ecológicamente compacta-
das o especialmente vulnerables por el deterioro de sus poblaciones.
Por la naturaleza misma de los procesos de conservación, las organiza-
ciones combinan en la práctica acciones asociadas a más de una de las líneas
descritas. Por ejemplo, las que se concentran en la protección de una especie
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 689

o hábitat especialmente vulnerable (zonas de anidación y crianza de tortugas,


extensiones de playa), intervienen también en procesos de ordenamiento eco-
lógico y/o se suman a actividades gubernamentales desplegadas para fortale-
cer las anp. Este es el caso de la formación y el manejo del Parque Nacional
Cabo Pulmo, de las Reserva de la Biósfera Sierra La Laguna y el Vizcaíno, y
del Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California (que
aglutina a 16 de estas organizaciones). Además las ong suelen divulgar entre
la población los riesgos que implica el agotamiento de los recursos, sensibi-
lizándola mediante su participación en tareas diversas como el desarrollo de
senderos, la realización de monitoreos y la ejecución de diversos eventos y
medios para la educación ambiental.
Sin embargo, son aún excepcionales las ong cuyas acciones trascienden
la inmediatez, el sentido asistencial y el localismo de sus proyectos, plan-
teándose objetivos que involucran todas las dimensiones de la complejidad
ambiental, en función de objetivos y estrategias diseñados en procesos de ar-
ticulación regionales o nacionales y a través de una política de alianzas para
conseguirlos, como se explica más adelante.25 En estos contados casos, las
ong de amplia y profunda visión incorporan en sus amplias metas la promo-
ción de nuevas áreas naturales protegidas, la definición de áreas de conserva-
ción prioritarias y de áreas para la conservación de la biodiversidad.
Es pertinente hacer notar que uno de los rubros menos atendidos por la
política gubernamental y las mismas ong es el de la legislación ambiental.
Además de escasos y usualmente desarticulados, los instrumentos lega-
les y normativos existentes no se actualizan con la periodicidad que exigen
los cambios ambientales —en gran medida favorecidos por el acceso libre o
irregulado a los recursos y servicios ambientales— en el estado y en el mun-
do. Junto a la casi nula aplicación de las sanciones previstas en los ordena-
mientos jurídicos para los delitos ambientales, por cierto apenas tipificados,
el marco legal fomenta la impunidad y dificulta las posibilidades reales para
detener el deterioro ambiental.
Lo que deberíamos tener estructuralmente son leyes e instrumentos
que se revisen constantemente (los que existen no se revisan en 10 años),

25 semarnat-cecadesu. Plan estatal de educación, capacitación y comunicación ambiental


para el desarrollo sustentable de B.C.S., borrador en prensa, versión digital, La Paz, B.C.S.,
2005, p. 155.
690 Del saqueo a la conservación

que sean flexibles y con cumplimiento duro. Lo mismo pasa con todas las
leyes relacionadas con el agua, con la vida silvestre. Ese es un problema
muy grave que está repercutiendo prácticamente en todos los recursos del
estado.26
Pero la incidencia de las ong en este ámbito mayoritariamente se reduce
a participar de manera aislada en los procesos de consulta para dictar nuevas
normas oficiales y en la revisión de leyes sectoriales.
Asimismo, las muy escasas ong especializadas en el ejercicio del dere-
cho ambiental no se dan ni remotamente abasto tanto para apoyar a las de-
más ong ambientalistas en los proyectos que impulsan, como para litigar
con miras de detener el deterioro, los ilícitos y los atropellos ambientales
empleando los medios legales previstos para tal fin. El capítulo estatal del
Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C., (cemda) ofrece asesoría y
defensa legal a sectores de población en relación con delitos ambientales,
también realiza foros y talleres para informar y formar a la ciudadanía en
general sobre los preceptos e instrumentos legales vigentes destinados a la
protección del ambiente. Por ejemplo, en septiembre de 2002 cemda ce-
lebró el taller Aplicación Efectiva de la Legislación Ambiental y Pesquera
en Áreas Naturales, proponiéndose analizar el marco legal aplicable a la
administración de recursos pesqueros en anp y facilitar su comprensión
dentro del territorio jurídicamente protegido a raíz de la declaratoria de
anp, así como la relación que tiene con la regulación pesquera.
Otro esfuerzo es el de la Comisión Estatal de Educación Ambiental,
surgida del proceso integrador del Plan Estatal de Educación Ambiental
para promover el reconocimiento jurídico a este instrumento articulador
de los esfuerzos que en la materia realizan sus actores. En 2007 inició un
acercamiento con la Comisión de Ecología del congreso local, responsable
de coordinar la actualización de la Ley de Equilibrio Ecológico y Protec-
ción del Ambiente de Baja California Sur, estableciendo el compromiso de
elaborar una propuesta para incluir en ésta un capítulo dedicado a la edu-
cación ambiental.

26 Gabriela Anaya, Sociedad de Historia Natural Niparajá, en Taller “Análisis de la Problemáti-


ca y las Oportunidades para la Conservación y el Desarrollo Sustentable en B. C. S”, La Paz,
B.C.S., 3 de junio, 2006, Mesa 3, Problemas.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 691

3.2 Capacidades y problemática


Las capacidades y limitaciones de operación y gestión de las ong sudcali-
fornianas27 están asociadas a tres grandes esferas: legal, económica y organi-
zativa, como a continuación explicamos.
Legal. La formalización jurídica de las organizaciones es una condición
básica exigida por la legislación mexicana para el funcionamiento de las ong
y constituye un factor para atraer recursos financieros y programáticos de
diversas fuentes nacionales e internacionales, en tanto que otorga a las ong
capacidad jurídica para concertarlos y certidumbre a los organismos que las
respaldan respecto al carácter lícito de sus actividades. En el estado, el ­­­­83.05
por ciento de las organizaciones actuantes cuentan con acta constitutiva y el
67.27 por ciento con Registro Federal de Causantes.28
Económica. El presupuesto anual de operaciones se integra por aporta-
ciones de los socios, donaciones nacionales (25 por ciento) e internacionales
(75 por ciento) y recursos convenidos en efectivo y en especie. El volumen
más alto de recursos asciende a $19’369,031 (pesos) anuales, concentrados
por pocas ong de La Paz y derivados en buena medida de donaciones pro-
venientes del extranjero (28.57 por ciento). Solamente el 31.42 por ciento del
total de ong considera que cuenta con recursos relativamente holgados, o
por lo menos suficientes para emprender las acciones que se plantean. Las
limitaciones económicas repercuten en el desempeño general de las organi-
zaciones, pero probablemente entre las más significativas restricciones que
implican destaca la imposibilidad y/o limitación para contratar personal re-
munerado (sólo el 42.85 por ciento lo tiene, el resto recurre al voluntariado
permanente o circunstancial para acercar personal de apoyo sin fines de lu-
cro), así como la posibilidad de contar con servicios que aumenten su poten-
cial para gestionar recursos (sólo 31.42 por ciento tienen página de Internet).
Para compensar sus restricciones económicas y técnicas 74.28 por ciento de
las ong convienen aportaciones con organismos públicos o privados, nacio-
nales e internacionales, o recurren a la intermediación de organizaciones y
dependencias gubernamentales donatarias pues es muy bajo el porcentaje

27 Los porcentajes corresponden a las 35 osc que reportaron información completa en el estu-
dio icf-uabcs, 2004.
28 uabcs-icf. Diagnóstico de las organizaciones no gubernamentales de Baja California Sur,
primer borrador final, La Paz, B.C.S., versión digital, diciembre, 2004, p. 24.
692 Del saqueo a la conservación

(13.55 por ciento) de ong exentas del pago de impuestos por recibir dona-
ciones.29
Organizativa. Aún cuando la mayoría de las ong presentan una cierta
estructura, objetivos y estrategias para lograrlos, sus procesos organizativos
internos son aún poco eficaces —vistos en sus mecanismos de planeación,
discusión, decisión, gestión de recursos y representación, de detección de ne-
cesidades comunitarias y acercamiento a éstas—, volviéndolas más vulne-
rables. El todavía incipiente desarrollo de capacidades les impide superar el
localismo e inmediatismo característico de sus acciones, lo que atomiza sus
impactos en la compleja realidad ambiental del estado; ésta es una de las
debilidades más notorias de las ong sudcalifornianas. Sólo las más exitosas
ong cuentan con estrategias de profesionalización, forman y capacitan a sus
integrantes, promoviendo el intercambio de experiencias, la transferencia
de información y el uso de herramientas metodológicas que articulen sus
prácticas a las necesidades que pretenden atender; es decir, que les permita
efectivamente mejorar su relación con las comunidades objetivo, transfor-
mándose en auténticos instrumentos para atender necesidades comunitarias
y lograr la conservación.30 Así, a las desigualdades —tanto en el número de
organizaciones, como de los recursos de los que disponen—, se agregan las
deficiencias organizativas internas y la discrepancia entre distintas perspec-
tivas que marcan diferencias sustanciales en la capacidad para influir en los
procesos de negociación y toma de decisiones. En el caso del desempeño de
las ong esta situación no se reduce a problemas de estilo y estrategia, sino a
la existencia o desaparición de la organización, así como al éxito o al fracaso
de los procesos que impulsan.
Los problemas que afectan el quehacer de las ong son extensos, variados
y complejos. A estos se suma el escepticismo de la sociedad sobre los aspec-
tos ambientales y sus implicaciones en la vida social, lo que dificulta aún más
el logro de los objetivos de la conservación y el desarrollo sustentable de Baja
California Sur impulsados por las ong y sus demás actores. Entre la pobla-
ción sudcaliforniana no existe una cultura de conservación que se refleje en

29 Ídem, pp. 25-27.


30 En el año 2000, Niparajá asociada con tnc inició su profesionalización logrando ampliar sus
respectivas plataformas de acción en espacios locales, regionales, nacionales e internaciona-
les, como una forma de incidir en las políticas públicas.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 693

los hábitos diarios de consumo, al usar el agua y la energía en los hogares,


comercios y oficinas, son altos los niveles de desperdicio y contaminación.
Agravando la problemática, y como fue mencionado anteriormente, la legis-
lación sigue siendo escasa y sobre todo blanda en la aplicación de sanciones
que ayuden a corregir esas prácticas sociales.
En general, en Baja California Sur prevalece una sociedad proclive a la
explotación mercantil de sus recursos naturales, con una visión centrada en
el crecimiento económico, 31 que es indiferente al desarrollo integral de los
sectores de la población que la componen y que tiende a fincar toda posibili-
dad de progreso en la utilización de la tierra, el agua y de los recursos bióticos
en función del turismo, de la inmigración y del crecimiento urbano tanto
por nacionales como por extranjeros. El modelo de desarrollo que prevalece
en la mentalidad colectiva regional es aún el que requiere servicios básicos y
recursos naturales de forma ilimitada, abusiva y socialmente desigual. Esta
visión es ampliamente promovida por las autoridades gubernamentales del
estado y del país, y ha limitado la búsqueda de un modelo alternativo que
promueva la conservación.
El turismo de bajo impacto que promueve el arraigo y la calidad de vida de
la población local existe más a nivel del discurso (tanto gubernamental, como
de la iniciativa privada y de los académicos) que en los hechos. El consumo
de productos orgánicos sustentables, la inversión y el uso de energías alterna-
tivas, el reciclaje, la reducción del consumo energético, el desarrollo urbano
sustentable y equitativo, y demás características de una sociedad verde, están
ausentes de la realidad sudcaliforniana actual. El concepto de la conservación
como un modelo de desarrollo y un estilo de vida, basado fundamentalmente
en la salud humana y del medio ambiente que los rodea, desafortunadamente
es aún totalmente ajeno para la mayoría de la población que vive en B.C.S. 32
En este marco, la operación desarticulada entre los actores de la conser-
vación, su dispersión y la falta de comunicación entre grupos, así como la

31 Según datos del Centro Estatal de Información, a fines de 2006 existían 17 mil empresas en
Baja California Sur distribuidas en las actividades de comercio (8 mil), servicios (7 mil) e
industria (con sólo dos mil empresas), dando empleo a 92 mil personas. Reportado por Dr.
Rodrigo Guerrero, entrevista en programa Panorama Informativo, 6 de noviembre de 2006.
32 Gabriela Flores, covyde, A.C., en el taller “Análisis de la Problemática y las Oportunidades
para la Conservación y el Desarrollo Sustentable en B. C. S.”, La Paz, B.C.S., 3 de junio, 2006,
Mesa 3, Problemas.
694 Del saqueo a la conservación

falta de información consistente y estructurada con un sentido pedagógico,


derivada además de la investigación científica sobre los componentes de la
dimensión ambiental sudcaliforniana, no han reportado frutos significati-
vos. Las llamadas emergencias ambientales provocan eventualmente mani-
festaciones y denuncias públicas de algunas ong que contribuyen a revelar
las contradicciones entre las políticas económicas y ambientales guberna-
mentales, particularmente en lo que respecta al auge del desarrollo inmobi-
liario y turístico que las mismas instituciones promueven y fomentan, pero
que en el ámbito del ambientalismo local no trascienden la tímida inmedia-
tez contestataria.
A este contexto desfavorable para el desarrollo de la conservación se
suma la problemática propia que enfrentan la mayoría de las ong. La pérdida
de perspectiva y de sistematización de su trabajo es agravada por la insufi-
ciencia de fondos para costear su legalización, establecer un domicilio social,
adquirir y mantener equipo y servicios básicos (computadoras, teléfono, fax,
correo electrónico, página web). Todos estos factores propician que la mayo-
ría de las ong se mantengan prácticamente en un nivel de sobrevivencia.
En el estudio elaborado por la uabcs-icf, 35 por ciento de las organiza-
ciones inicialmente identificadas habían desaparecido por estas razones, 33
aún cuando en su etapa germinal podían recurrir al Consejo Sudcaliforniano
de Organizaciones de la Sociedad Civil de B.C.S., que brinda asesoría para
facilitar su proceso de integración y capacitación básica (elaboración de pro-
yectos, administración, contabilidad, organización), así como de orientación
para acceder a fondos internacionales.34
Sin embargo, pese a la posible ventaja que este tipo de apoyo puede repre-
sentar en la etapa inicial de una ong, la acentuada dependencia económica
de estas organizaciones respecto a los recursos gubernamentales, representa
un preocupante problema de fondo: restringe su actuación a los ámbitos y
prioridades señalados por dependencias que difieren en información y ámbi-
tos de autoridad, y cuyas decisiones dejan frecuentemente en desventaja los
procesos ecológicos y sistemas naturales de los que dependemos y, en un se-
33 uabcs-icf, op. cit., pp. 30-31.
34 Este Consejo registra alrededor de 200 agrupaciones sudcalifornianas y externas que actúan
en el ámbito estatal, incluyendo osc, empresas, clubes de servicio y organismos humanita-
rios sin fines de lucro. Sergio Morales Polo, Presidente del Consejo Sudcaliforniano de Orga-
nizaciones de la Sociedad Civil de B.C.S., entrevista, 2004.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 695

gundo plano, los intereses de las comunidades. Es así que la política pública
ambiental a la que deben contribuir sigue siendo desarrollada bajo la visión
de los políticos y no sobre los intereses de las comunidades, que se ven inmo-
vilizadas para ejercer la presión política necesaria, en tanto no presentan una
estructura sólida, apropiada a las exigencias de intervención que el desarro-
llo sustentable les impone.
Las coaliciones de ong y los movimientos ciudadanos articulados en la re-
gión, reconocen que la falta de consensos atomiza los liderazgos emergentes
tornándolos indefinidos, lo que unido a las todavía insuficientes e inadecuadas
alianzas con sectores gubernamentales limita la consecución de las metas que
persiguen y que requieren del más alto nivel de consenso político. Los enormes
avances manifestados en los encuentros regionales de las organizaciones aliadas
—como la delimitación, clasificación y mapeo de regiones y redes de reservas
marinas del Golfo de California, de áreas para la conservación de la biodiversi-
dad y las iniciativas para la constitución de fondos que la financien— se ven así li-
mitados por la indefinición de estrategias claras y la ausencia de una perspectiva
de largo plazo, unificada alrededor de concepciones y agendas compartidas.35

4. Las más activas ong de Baja California Sur


Observando la apretada síntesis sobre los objetos de atención de las ong
presentada en el punto apartado anterior, resalta la reiterada presencia de
algunas de ellas. Estas son las que consideramos como las ong más capaces
para incidir en problemas torales que la conservación enfrenta en el estado.
Estas ong comparten ciertas características que en buena medida explican
su mayor capacidad para generar proyectos y llevarlos a buen término. Se trata
principalmente de organizaciones con una importante cantidad de miembros y
antigüedad, y generalmente mantienen vínculos con organizaciones internacio-
nales, lo que les permite incrementar sus capacidades operativas, de gestión y
concertación. De esta manera logran mayor constancia e integración con las co-
munidades o sectores sujetos de su atención y, consecuentemente, mayor logro y
efectividad en la solución de las necesidades que atienden. La profesionalización
que desarrollan ha sido, indudablemente, un factor decisivo para ampliar sus

35 Cumbre de la Conservación, La Paz, B.C.S., 7 de febrero de 2005.


696 Del saqueo a la conservación

plataformas, alcanzar su actual estatus y el reconocimiento de los sectores regio-


nales, nacionales y extranjeros comprometidos con la conservación.
Entre estas ong destaca la Sociedad de Historia Natural Niparajá, A.C.,
que combina las herramientas del manejo comunitario, la reconversión pro-
ductiva y las servidumbres ambientales para la conservación de áreas prio-
ritarias, acompañada con un componente de educación ambiental. También
fomenta la investigación sobre recursos esenciales como la calidad del agua
y su manejo a través de un programa de instalación de filtros en las comuni-
dades rurales, 36 por citar sólo algunas de sus acciones.37
También destaca el Grupo Ecologista Antares, A.C. (gea) cuya misión es
contribuir a la conservación del ambiente con participación de la comunidad,
fomentar la cultura de la conservación y el desarrollo sustentable, así como
participar en políticas públicas para posicionar la agenda ambiental. A través
del manejo comunitario, la educación ambiental y la gestión, gea ha contri-
buido a la creación y operación del Parque Nacional Bahía Loreto, así como a
la protección de la vida silvestre que alberga (cabrillas, tiburones, lobos ma-
rinos, tortugas). Ha impulsado un sistema integral de monitoreo y vigilancia
en el Parque y sus litorales, despliega una importante campaña educativa en
medios de comunicación (sala de exposiciones, biblioteca, sala audiovisual y
servicio de información, celebran el Festival de la Tierra) y mantiene un tra-
bajo permanente de discusión de políticas públicas, creación y mejoramiento
de leyes, reglamentos y disposiciones, así como la unión y el diálogo entre las
ong ambientalistas que trabajan en B.C.S.
Conservación del Territorio Insular Mexicano, A.C. (isla) se ha dedicado
a promover la conservación de ecosistemas y especies, así como el desarrollo
comunitario a través de muy diversas herramientas. Sus programas de orga-
nización implican la vinculación con comunidades de productores rurales
para diagnosticar necesidades y derivar actividades productivas y capacita-
ción para el aprovechamiento de recursos naturales.38 Su participación en la
expropiación concertada de la Isla Espíritu Santo es una de las más impor-
tantes aportaciones de esta ong. También han elaborado manuales sobre
36 Flor Cassassuse, Estudio de 500 pozos en Baja California Sur, Sociedad de Historia Natural
Niparajá, documento digital, La Paz, B.C.S., junio de 2005.
37 Entrevista con Aarón Esliman, Director Ejecutivo de Niparajá, A.C., La Paz, febrero de 2003.
38 María Elena Martínez Delgado, Directora General de Conservación del Territorio Insular
Mexicano, A.C., isla, entrevista, 2005.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 697

buenas prácticas en el manejo de marinas, ha contribuido en el proceso de


ordenamiento ecológico del Golfo de California y ha promovido el manejo
comunitario a través del aprovechamiento sustentable de especies cinegéti-
cas como el borrego cimarrón.
Defensores de la Bahía, Ángeles del Estero y ConCiencia son ong que
acopian y movilizan recursos para ofrecer resistencia ante los avances del
desarrollo turístico e inmobiliario que dañan bahías y esteros, privilegiando
entre sus líneas de trabajo la educación ambiental y la denuncia.
Figura, entre las más recientes y emprendedoras, la asociación civil Co-
munidad, Visión y Desarrollo (covyde). Constituida el 13 de junio de 2005,
su misión es empoderar y apoyar a la comunidad paceña para mejorar la cali-
dad de vida y lograr el desarrollo sustentable e integral. Se propone permane-
cer como agente de cambio en la comunidad para consolidar niveles óptimos
de calidad de vida, promoviendo la participación ciudadana en asuntos de
interés público. Entre sus principales logros cuenta la integración del Grupo
Focal del Agua, constituido por especialistas que monitorean la calidad del
agua, su conservación y aprovechamiento óptimo. También participan en el
grupo Prevencrisis (para la prevención de suicidios en la ciudad de La Paz),
promueven la generación de redes ciudadanas, apoyan la creación de grupos
ambientalistas y promueven sus proyectos (Grupo Tortuguero de las Cali-
fornias, afapem, el Centro Cultural Esperanza Rodríguez y la Asociación
de Músicos y Amigos, el Centro Integral de Cultura y Desarrollo Humano
(cedis) y el Club Náutico. covyde coordina un interesante programa de in-
vestigación y comunicación y divulga sus resultados mediante la inserción de
información en diversos medios (periódico, radio) y en espacios de análisis y
discusión sobre temas concurrentes de interés público, con participación de
especialistas, funcionarios de gobierno y ciudadanos.39 En este sentido, man-
tienen un programa transmitido por radio y televisión, cuyo nombre indica
su orientación Gente de Palabra.
Entre las ong que, dedicadas a un sólo objeto de conservación, también
han logrado un trabajo exitoso en la conservación, destacan:
Amigos para la Conservación de Cabo Pulmo, A.C. (accp), la cual es una
ong formada por la comunidad cabopulmeña con el propósito de promover

39 Francisco González Jáquez, integrante de covyde, entrevista 2007.


698 Del saqueo a la conservación

la conservación de los recursos naturales del Parque Nacional, cruciales para


el bienestar económico del pueblo. Su trabajo central se enfoca en la conser-
vación y monitoreo del estado de salud del arrecife, pero también ha incor-
porado una serie de medidas para la supervisión y conservación de varias
especies de tortugas marinas que anidan y comen en el Parque. Entre estas
medidas destaca la participación de la comunidad creando cuerpos comuni-
tarios voluntarios para la supervisión en agua y en playa, así como acciones
de educación ambiental (Taller del Cuidado del Nido) en escuelas locales y
con la conanp. Han establecido una red de apoyo con ong concurrentes a
través de la península de Baja California (cobi) y en los Estados Unidos (Pro-
Península) y trabajan activamente con instituciones académicas. accp inició
un programa de supervisión de control del arrecife coralino, desarrollada
con un equipo internacional de científicos que trabajan en el Mar Cortés y el
Control Arrecifero de la ucla.40
El Grupo Tortuguero de las Californias, A.C., mantiene programas de
monitoreo y anidación en cinco zonas de importancia en Baja California Sur,
divulgando información sobre su estatus y procesos biológicos mediante pu-
blicaciones como cómics, material audiovisual y disfraces. Con ProPenínsula
realiza actividades colectivas de campo y talleres de reflexión, organizan a
mujeres, niños y jóvenes para mejorar su calidad de vida y fomentar el or-
gullo por su comunidad, centrándose en los problemas de la basura y otros
contaminantes de los cuerpos de agua, así como sus causas y efectos, di-
señando estrategias para poder disminuirlos. Con la población de localida-
des costeras propician que reconozcan a las especies en peligro para poder
disminuir la pesca incidental. El trabajo les ha llevado a establecer amplias
redes de pescadores (300), comunidades (30), científicos, tesistas y ong en
toda la república, con los que logran identificar los sitios de agregación en los
recorridos de las tortugas, de Todos Santos a San Diego y de Cabo Pulmo a
Bahía de Los Ángeles.41
En general, las contribuciones ejemplares de todas las organizaciones
mencionadas a los procesos de conservación en la región han significado un
40 Eréndira Valle Padilla, Presidenta de Amigos para la Conservación de Cabo Pulmo, A.C.,
entrevista, 2005.
41 Joaht Laudino, Presidente del Grupo Tortuguero de las Californias, A.C. / Antonio Avilés
Rocha, Secretario de Pesca del gobierno del estado de B.C.S., entrevista, programa de radio
Panorama Informativo, Promomedios California, emisión 17 de octubre de 2006.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 699

invaluable soporte para avanzar en el largo camino del desarrollo sustenta-


ble. Un aspecto fundamental que se encuentra en la base de estos logros es
la sinergia que se da entre grandes y pequeñas ong, nacionales e internacio-
nales, así como entre ellas y los actores que colaboran desde otros sectores;
por ejemplo, el académico, la conanp, y algunas empresas que comparten la
misma valiosa visión de la conservación.

4.1 Alianzas y sinergias


Tal sinergia ha sido un apoyo invaluable para ong emergentes y en con-
solidación, y contribuye en la realización de diferentes tareas: integración
de fondos para financiar la conservación, impulso y definición de políticas
públicas congruentes con la protección del ambiente, creación y ampliación
de anp, denuncia de atropellos e ilícitos, programas de educación ambiental,
construcción de nuevas estrategias a favor del desarrollo sustentable, entre
otros.
Uno de los antecedentes más destacados de este tipo de sinergia es la in-
tegración de la Coalición del Golfo de California y la Alianza para Conser-
vación del Noroeste (alcosta). El proceso alcosta inició en 1995, a raíz de
la integración del Grupo Ecologista Antares (gea) y la creación del Parque
Nacional Bahía de Loreto. Entonces surgió la Coalición de ong Ambienta-
listas para la Conservación y el Desarrollo Sustentable de Baja California
Sur.42 Reunidas en Loreto, treinta organizaciones analizaron e integraron
una agenda ambiental de la que se desprendieron compromisos concretos;
pero el proceso estuvo marcado por la discontinuidad e intentos fallidos que
no consiguieron reactivar el interés de esta alianza.43 No obstante, el movi-
miento originado por la Coalición repercutió en la contracosta sonorense,
sumándose a sus reuniones otras organizaciones del noroeste del país bajo el
objetivo compartido de obtener recursos e intercambiar apoyos que respal-
daran sus respectivos proyectos. Fue así, en 2002, que se creó alcosta, agru-
pando veinte ong que definieron en conjunto sus estrategias para incidir en
las políticas públicas relacionadas con el ambiente. La agrupación reconoció
que los temas de la agenda integrada en 1996 se mantenían vigentes pero se
encontraban agravados. La fuerza generada permitió incidir determinante-
42 Sergio Morales Polo, entrevista, 2004.
43 Aarón Estiman, entrevista, 2004.
700 Del saqueo a la conservación

mente en la modificación al Proyecto Escalera Náutica (hoy proyecto Mar de


Cortés), suscitada por las preocupaciones sobre la especulación de tierras, la
creación de falsas expectativas en las comunidades y las disputas entre nive-
les de gobierno. alcosta integró un estudio de mercado independiente res-
paldado con cifras puntuales y expectativas más realistas.44 Por otra parte,
su participación en el seno de los Consejos de Desarrollo Sustentable influyó
en la decisión del ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León para negar la
ampliación de la Empresa Exportadora de Sal (essa) a la Laguna de San Ig-
nacio. Sin embargo, los alcances que esta alianza podría lograr, en tanto que
un movimiento amplio, se ven condicionados por la carencia de apoyos y de
consistencia en el trabajo profesional al que no todos sus integrantes están
dispuestos.45 Pese a todos los limitantes, ambas experiencias sentaron bases
para imprimir mayor contundencia a los procesos de conservación y manejo
sustentable de los ecosistemas y recursos del Golfo de California robuste-
ciendo, entre otros, la exigencia al gobierno federal para elaborar programas
de ordenamiento ecológico en las zonas de interés, la realización de talleres
con pescadores, la sustentación para ampliar áreas naturales protegidas y la
divulgación nacional e internacional del enorme valor de ese mar interior.
Un espacio importante de articulación de las ong sudcalifornianas con
los sectores académico, gubernamental, legislativo, social, empresarial y sus
pares de Baja California, Sonora y Sinaloa es el Consejo Consultivo para el
Desarrollo Sustentable de la Región Noroeste. Estos órganos, conformados
desde 1995 en cumplimiento de los acuerdos derivados de la Cumbre de la
Tierra (1992), formulan recomendaciones que se transforman en políticas
públicas en al ámbito nacional y han funcionado como vínculo de comuni-
cación entre la sociedad civil y el gobierno de México. La segunda generación
del Consejo Consultivo para el Desarrollo Sustentable de la Región Noroeste
impulsó, entre 2002 y 2004, la elaboración de un Programa Nacional de Ma-
nejo Integral Costero y la Ley de Costas; la creación de la Comisión Técnica
del Agua, que contenga y aborde los asuntos marinos y costeros, la aproxi-
mación de cuencas, la deforestación e incendios forestales o la extracción
44 Sergio Morales Polo, entrevista, 2004.
45 Por ejemplo: algunos académicos que integran ong desisten ante estas dificultades, pues
ven a las organizaciones como instrumentos para financiar las investigaciones de su interés
estrictamente académico. En el caso de Niparajá, los integrantes académicos han ido des-
prendiéndose, quedando sólo los empresarios. Aarón Estiman, entrevista, 2004.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 701

de arenas de cauces de arroyos; ha recomendado la creación de la Comisión


Técnica de Áreas Naturales Protegidas, para apoyar la eficiente gestión de
las anp decretadas; apoyos fundamentales de los académicos de la región a
conacyt, ine y cecadesu, a través de la Comisión Técnica de Ciencia, Tec-
nología y Educación Ambiental. En general, durante ese periodo el Consejo
Consultivo orientó a la semarnat en la elaboración de políticas públicas sobre
asuntos regionales tan importantes como el Ordenamiento Marino del Golfo
de California y el Proyecto Escalera Náutica, fomentando la participación
pública en la toma de decisiones. Sin embargo, los esfuerzos altruistas de los
consejeros no han logrado detener el crecimiento desordenado, el saqueo, la
contaminación, el deterioro y la pérdida de biodiversidad y de servicios am-
bientales; solamente han logrado que la situación ambiental no empeore más
aceleradamente.46 En su tercera generación, el Consejo Consultivo incluyó la
participación de tres destacadas asociaciones civiles de B.C.S., con una am-
plia trayectoria en el impulso de estrategias conservacionistas en el estado
y en la región: Conservación del Territorio Insular Mexicano A.C. (isla), la
Sociedad de Historia Natural Niparajá y el Centro Mujeres.
En el ámbito estatal, la estrategia de alianzas practicada por las ong para
fortalecer su capacidad de intervenir en políticas públicas y resistir a los cada
vez más numerosos y poderosos embates del desarrollismo económico que
enfrenta Baja California Sur ha implicado, además de integrarse con autori-
dades en comités o consejos de coparticipación, instituidos como órganos
ejecutivos y de consulta para el ejercicio de políticas y recursos públicos, el
impulso a la generación de redes ciudadanas. Organizaciones como covyde,
Niparajá, gea, la Red de Educadores Ambientales, Fundación de Bahía de
Loreto, isla, el Grupo Tortuguero de las Californias, Amigos para la Conser-
vación de Cabo Pulmo, Defensores de la Bahía, Los Ángeles del Estero, entre
otras, dedican gran parte de sus esfuerzos a vincular proyectos con institucio-
nes públicas (conanp, uabcs, cicimar, cibnor, cicese) y con ong externas
nacionales (pronatura Noroeste-Mar de Cortés, Fundación Mexicana para
la Educación Ambiental) e internacionales (The Nature Conservancy, Ho-
meland Foundation, The David and Lucile Packard Foundation, The Sperling

46 pnud-semarnat, Reporte de la participación social en el diseño, evaluación, seguimiento y


difusión de las políticas públicas en el periodo 2002-2004, Consejos Consultivos para el Desa-
rrollo Sustentable, Región Noroeste, Libro Blanco, Segunda Generación, México, pp. 151-155.
702 Del saqueo a la conservación

Foundation, Fundación para las Naciones Unidas, ProPenínsula, Walton Fa-


mily Foundation, la Internacional Community Foundation).
En este esquema, las ong externas canalizan apoyos financieros, técni-
cos, de capacitación, de investigación científica y de gestión, mientras que
las regionales impulsan la reconversión productiva a nivel micro-regional,
estrategias de manejo y aprovechamiento sustentable de los recursos natura-
les, la promoción de estudios científicos para generar instrumentos de con-
servación y manejo apropiados a las zonas y la organización comunitaria.
Las ong externas también fungen como mediadoras entre las diferentes ins-
tancias y sectores que tienen ingerencia en la política y la gestión ambiental
regionales.47
El Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza (fmcn), cobi,
el Fondo Golfo de California de wwf, la Fundación Packard, Internacional
Conservation (ci), icf y tnc, son ong externas que contribuyen a la con-
servación de la biodiversidad en la región aportando metas, estrategias,
instrumentos de manejo, sistema de clasificación de ecorregiones marinas,
plataformas de trabajo para recaudar fondos y trabajo de planeación con las
comunidades.48 Un destacado ejemplo de este tipo de acciones enlazadas en
una sinergia que ha reportado logros significativos en la conservación del
Golfo de California son los talleres para la promoción de “Áreas de No Pesca
como Instrumento de Conservación y Manejo Pesquero en el Golfo de Ca-
lifornia”, promovidas por cobi y wwf, en vinculación con Niparajá. Estos
talleres han acercado a los diferentes grupos regionales que trabajan en el
diseño, implementación y evaluación de áreas de no pesca en el Golfo de Ca-
lifornia para conocer los objetivos y los alcances de cada proyecto, fomentar
la coordinación y planear oportunidades de colaboración entre comunidades
de pescadores.
Otro ejemplo interesante de alianzas establecidas entre diferentes actores
de la conservación es la llamada Iniciativa Oasis. Agrupando ong, investiga-
dores, consultores, académicos e incluso algunos funcionarios públicos, esta
iniciativa surgió en 2004 con el propósito de promover el manejo sustentable
del patrimonio natural y cultural de estos espacios singulares, mediante la

47 Micheline Cariño et al., “La utopía ambientalista sudcaliforniana. Actores, discursos y polí-
ticas”, ponencia, Universidad Autónoma de Baja California Sur, La Paz, B.C.S., 2004, p. 21.
48 Cumbre de la Conservación, La Paz, B.C.S., 7 de febrero de 2005.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 703

participación social, la investigación y la difusión. Sus estrategias delimitan


cuatro campos de acción: inducción de actores comunitarios, concientiza-
ción de los habitantes y usuarios, formación de promotores comunitarios,
así como difusión y vigilancia.49 La organización comunitaria como estrate-
gia para la conservación de los oasis sudcalifornianos ha orientado acciones
de investigación, capacitación, organización y planeación con los pobladores
de los oasis, reconociendo los usos históricos de los recursos naturales y,
a partir de esta percepción, se perfilan alternativas productivas. El proce-
so pone en marcha la transferencia de herramientas teórico metodológicas
hacia individuos de las comunidades como un mecanismo que favorezca la
conversión de estos actores en auténticos promotores de la participación co-
munitaria alrededor de la conservación.

4.2 Algunas de las experiencias exitosas


a) La expropiación concertada de Isla Espíritu Santo
La isla Espíritu Santo es el destino turístico más popular en la Bahía de La
Paz, la más visitada en el Golfo de California y uno de los ecosistemas mejor
conservados de esta zona, con una trayectoria de 30 años de uso naturalista.
Junto con la isla Partida, representa el único caso mexicano de islas dotadas a
un ejido (otorgadas en 1976 al Ejido Alfredo V. Bonfil Batalla, del municipio de
La Paz). Los valores naturales y ambientales de este archipiélago, así como su
espléndida belleza paisajística, estimularon el interés de pequeños propietarios
quienes —una vez obtenido el dominio pleno de 90 hectáreas, desincorpora-
das del régimen ejidal mediante títulos parcelarios, en 1996— construyeron
ocho cabañas en la isla para uso turístico, mismas que fueron derribadas in-
vocando las disposiciones que sobre el uso de suelo establece el decreto de
creación de esta anp publicado en 1978, que prohíbe cualquier modificación o
perturbación a la flora y fauna, controlando la especulación y venta de tierras.
El hecho atrajo el interés de los grupos conservacionistas, quienes iniciaron
un proceso de expropiación concertada —apoyados con aportaciones de aso-
ciaciones privadas mexicanas y estadounidenses— para transferir 36 parcelas
al Estado mexicano con el objetivo de proteger el complejo insular de Espíritu
Santo. Tras cinco años de negociación con los ex propietarios, por primera vez
49 cibnor, uabcs, semarnat, Reunión de análisis de los oasis de Baja California Sur. Impor-
tancia y conservación, La Paz, B.C.S., diciembre de 2004, pp. 128-137.
704 Del saqueo a la conservación

donantes privados contribuyeron para poner bajo tutela estatal un área natu-
ral vulnerable. En los planes de conservación participaron también Niparajá,
la Agrupación Sierra Madre, fundea, tnc, icf y wwf.50 Una vez terminado el
programa de manejo (con recursos aportados por el fmcn), y a solicitud de las
partes, isla se integró como cuarto elemento al grupo central de elaboración
de la propuesta. Su papel fue el de mediar el conflicto de intereses y participar
en la elaboración de las reglas administrativas, con el apoyo del Centro Mexi-
cano de Derecho Ambiental, A.C. (cemda).
El proyecto ejecutado por isla en asociación con tnc y la Reserva de las
Islas del Golfo de California de 1998 al 2000, tuvo el apoyo de la Agencia In-
ternacional de Desarrollo del Gobierno de los Estados Unidos (usaid), el Go-
bierno de Japón, The David and Lucile Packard Foundation y otras fuentes de
financiamiento. Adicionalmente y en forma paralela se obtuvieron aportacio-
nes de Homeland Foundation y Petróleos Mexicanos (pemex), con asesoría
del Coastal Resources Center de la Universidad de Rhode Island, entre otras
instituciones. En la etapa de negociación un factor de éxito fue la clara, estre-
cha, puntual y expedita comunicación entre los gobiernos, instituciones, fun-
daciones y personas involucrados en cada una de las acciones del proceso, con
una visión común sobre los beneficios y oportunidades de la conservación de
los recursos naturales, sin perder de vista la individualidad y los intereses par-
ticulares. Tras la revisión de las figuras legales de arrendamiento financiero,
servidumbre ecológica, promesa de compra-venta, fideicomiso y expropiación
concertada (realizada conjuntamente con las áreas jurídicas de la Procuradu-
ría Agraria, la conanp, cemda, el Ejido Bonfil e isla), se eligió esta última
—por ser la única figura legal que permanece sólida ante la Ley Agraria— por
su adecuación en una perspectiva de conservación a largo plazo. A este proce-
so siguió la decisión de la Asamblea General de Ejidatarios del Ejido Alfredo V.
Bonfil, para iniciar el proceso de negociación a partir de un avalúo bancario.
Esta compleja y exitosa experiencia mostró la gran oportunidad que re-
presenta el reto de construir un proceso participativo en pro de la conserva-
ción y el desarrollo comunitario. Una actividad paralela fue la de asesorar,
diseñar, promover y gestionar una cartera de proyectos productivos susten-
tables, tanto en la isla, como en la península, que permitiera a los ejidatarios

50 Pilar Franco, colaboradora de Tierra América, entrevista 1999.


Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 705

capitalizarse para emprender actividades económicas y, bajo esta perspecti-


va, mejorar su calidad de vida. Con isla los productores plantearon el desa-
rrollo de proyectos productivos de bajo impacto, entre los que se encuentran
el establecimiento de una empresa de servicios ecoturísticos, y el cultivo y
rescate histórico de la ostra perlera en la ensenada San Gabriel. Actualmen-
te, más de 25 compañías de turismo de naturaleza dependen de los valores
naturales del área; desafortunadamente se trata en su mayoría de empresas
privadas y no de empresas formadas por los ejidatarios. Asimismo, a pesar de
que en la región se tenga plenamente disponible la tecnología para la perli-
cultura, ningún actor gubernamental ni no gubernamental se ha interesado
en impulsar esta alternativa de desarrollo sustentable sugerida por los ejida-
tarios en el momento de la expropiación concertada.
No obstante, los esquemas de protección sobre el archipiélago han avan-
zado. En 2005, tras las gestiones y la labor de fundea, este archipiélago, así
como las demás anp del Golfo de California fueron incluidas en la Lista de
Patrimonio de la Humanidad y, en 2007, gracias al trabajo eficiente y expe-
dito de Niparajá, se logró la declaración de protección del área marina que
circunda a este invaluable complejo insular.51

b) El Fondo Sudcaliforniano para las Áreas Naturales Protegidas, fosanp


En cumplimiento de su propósito de estimular la suma de esfuerzos para
la conservación de las anp establecidas en el estado, mediante la integración
de instrumentos financieros que la hagan factible, Niparajá, tnc y fundea
crearon el Fondo Sudcaliforniano para Áreas Naturales Protegidas (fosanp).
Éste tiene la misión de conservar el patrimonio cultural del estado, comple-
mentando los recursos económicos existentes y reforzando las acciones de
conservación en las anp, en beneficio de los habitantes de la región, los visi-
tantes y las generaciones futuras.
Constituido como una estrategia de recaudación de fondos provenientes
del sector turístico para el manejo de las áreas naturales protegidas del es-
tado, este instrumento público-privado es administrado por Niparajá, quien
se encarga de la recaudación, el manejo, la canalización y aplicación de los

51 Antonio Cantú Díaz Barriga / María Elena Martínez Delgado, Planeación y concertación
para el manejo sustentable de la isla Espíritu Santo, Baja California Sur, http://www.isla.org.
mx/espiritusanto.
706 Del saqueo a la conservación

recursos captados. Corresponde a las anp la responsabilidad de la ejecución


de los proyectos, supervisados por un Consejo Directivo representativo de la
sociedad local, en el que también participan tnc, empresarios, académicos
y los directivos de las anp para asegurar la transparencia en el manejo del
Fondo.52 Los recursos de éste han dado soporte al desarrollo de los trabajos
que Niparajá lleva a cabo en el Corredor San Cosme-Punta Mechudo y los
de otras ong con acciones muy puntuales. No obstante, el fosanp enfrenta
dificultades para funcionar, como el mecanismo recaudador de donaciones
particulares y empresariales, propósito que originó su integración.53

4.3 Conflictos entre sectores y ong


En B.C.S., al igual que en el resto del mundo, los conflictos de intere-
ses entre distintos grupos promotores del desarrollo sustentable constituyen
verdaderos retos para el avance de las iniciativas de las ong ambientalistas.
El predominio de la visión neoliberal propicia que las estrategias para la con-
servación sean interpretadas —por los desarrolladores turísticos e inmobi-
liarios, así como por otros sectores productivos del estado— como procesos
contrapuestos al crecimiento económico y al bienestar público.
Las experiencias que al respecto se han suscitado a lo largo del estado son
múltiples y con variaciones en los impactos producidos tanto en la dimen-
sión ambiental como en la social. Para ejemplificar abordaremos dos casos
relevantes, tanto por su fuerte impacto, como por la incapacidad de las ong
ambientalistas para prevenirlos, enfrentarlos y superarlos.

a) El Mogote
En La Paz, uno de los asuntos que más ha preocupado a la población en
general, y al sector ambientalista en particular, es la venta a desarrolladores in-
mobiliarios de El Mogote y la instrumentación en esta península de arena del
desarrollo habitacional turístico “Paraíso del Mar”, impulsado por la empre-
sa Desarrollos Punta La Paz, S. de R. L. de C. V. Éste es uno de los casos más
desafortunados en el que académicos, investigadores, instancias de gobierno
52 The Nature Conservancy, Sociedad de Historia Natural Niparajá, A. C., El Fondo Sudcalifor-
niano para Áreas Naturales Protegidas de Baja California Sur (fosanp), B.C.S., México, pp.
2 y 4.
53 Aarón Eslimán, Director de Proyectos de la Sociedad de Historia Natural Niparajá, A.C.,
entrevista, mayo de 2007.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 707

y ong no encontraron puntos de coincidencia y posibilidades de establecer


alianzas para combatir un proyecto inmobiliario. No obstante, a excepción
de la clase política que se beneficia económicamente con este proyecto, la
mayoría de los actores de la conservación y los paceños en general coinciden
en calificar este proyecto como causante de un fuerte deterioro ambiental,
generador de un crecimiento demográfico desmedido, secuestrador de la ex-
traordinaria belleza escénica de La Paz y agravante de la polarización socio-
económica de la población local, entre otros muchos inconvenientes.
Entre los principales problemas que este proyecto plantea está la destruc-
ción de 1.19 hectáreas de manglar54 y de gran parte de la cubierta vegetal a
lo largo del camino de acceso (14.1 km de largo por 20 m de ancho), frente a
lo cual el cicimar —responsable de la manifestación de impacto ambiental
(mia) particular sobre el Proyecto Camino de Acceso al Mogote— aseguró
que los impactos de su construcción y operación son negativos en su mayo-
ría, pero irrelevantes y mitigables en su mayoría.55 Sobresalen también los
efectos en la calidad del agua de mar, el elevado impacto en el consumo de
agua de la ciudad, las afectaciones a los usuarios tradicionales de El Mogote
(pescadores, recolectores de ciruela y habitantes que gozaban de sus playas)
y a la estabilidad de la zona de dunas. Los empresarios aseguraron que el
proyecto sólo quitaría 1 por ciento del manglar y que el agua para regar el
campo de golf será desalada y tratada. Sin embargo, esto no basta para dis-
minuir la gran reticencia que existe entre la población paceña en torno a este
proyecto.56
El desarrollo inmobiliario implica la construcción de casas y edificios de
tipo habitacional y turístico, en una superficie total de más 504 hectáreas. Si
se considera que esta franja de tierra es una barra arenosa en la cual el relieve
lo forman lomeríos que no tienen una altura superior a los 10 m, cordones
de playa, ganchos y planicies de inundación, es factible prever los impactos
nocivos que provoca la construcción de 3,922 unidades residenciales unifa-
miliares (de 2 niveles) y multifamiliares (de 6 niveles); un conjunto hotelero
54 “Resolutivo a la mia-r del Proyecto ‘Paraíso del Mar’”, oficio sgpa-dgira.-dei.-0397/04,
México, D. F., 9 de marzo de 2004, resolución sobre aspectos ambientales, p. 15.
55 Instituto Politécnico Nacional-Centro de Interdisciplinario de Ciencias Marinas, Manifesta-
ción de impacto ambiental. Modalidad particular, sector vías generales de comunicación del
proyecto camino de acceso al Mogote, versión digital, La Paz, B.C.S., 13 de enero de 2005, p. 4.
56 Noticiero Panorama Informativo, loc. cit., emisión del 16 de febrero de 2004.
708 Del saqueo a la conservación

de 2,050 unidades (de 5 niveles de altura máximo; área comercial —máxi-


mo 2 niveles, 45 por ciento de área verde por lote— (70 locales comerciales,
5 restaurantes), zona hotelera (70 unidades) y residencial multifamiliar (50
unidades); 1 mercado de productos del mar; 1 iglesia; estacionamientos pú-
blicos; 1 parque recreativo; 2 campos de golf con 18 hoyos c/u; 1 corredor
biológico; 1 marina seca; servicios generales (plantas desalinizadoras, áreas
de mantenimiento, almacenes y planta de tratamiento de aguas residuales);
muelles de la marina (535 posiciones de atraque, malecón, rampa de botado
y canal de acceso); muelles para el ferry (plataformas y aqua taxis); área verde
natural; y vialidades internas de tres tipos.57
En febrero-marzo de 2004, el grupo ConCiencia presentó 24 observacio-
nes, 58 comentarios y sugerencias sobre la mia regional del proyecto, a la Di-
rección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la semarnat, solicitando
al mismo tiempo que fuera sometida a consulta pública. La citada Dirección
notificó al grupo la determinación de no iniciar la consulta, enterándolo de
que sus observaciones se incluirían al anexo técnico administrativo del pro-
yecto para considerarlas en la resolución respectiva. Otro grupo, Ciudada-
nos Preocupados (que por cierto surgió a raíz de las protestas ciudadanas
contra este proyecto inmobiliario), colectó una gran cantidad de firmas de
oposición al proyecto y generó en el malecón de La Paz varios debates públi-
cos. Se oyeron cantidad de argumentos opositores en las consultas públicas,
especialmente en la única que se abrió a la participación ciudadana in situ,
que fue la correspondiente a la construcción del camino de acceso. Mucho se
ha escrito y hablado acusando a la clase política, y a los especuladores de tie-
rras, demostrando la ilegalidad e ilegitimidad del proyecto, su arbitrariedad,
el abuso y la corrupción que lo generaron, así como el atropello que engendra
hacia la ciudadanía.
No obstante, a partir del 2007, día con día se ve el avance de las construc-
ciones que para siempre romperán la belleza del horizonte paceño, que pre-
sumió hasta ese año de tener unos de los más bellos atardeceres del mundo.
Ahí están las construcciones de ese proyecto ajeno a la identidad regional
y contrario a todas las aspiraciones de conservación y sustentabilidad. Ahí
está “Paraíso del Mar” para recordar la importancia de las alianzas y las si-
57 “Resolutivo a la mia-r del Proyecto “Paraíso del Mar”, op. cit., pp. 47-48.
58 Ídem, pp. 13-21.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 709

nergias entre ong y demás actores ambientalistas, así como la impotencia


que causa su ausencia al enfrentarse al saqueo.

b) Balandra
El 31 de julio de 2004, por iniciativa del xi Ayuntamiento de La Paz se
publicó en el Boletín Oficial del Gobierno del Estado de Baja California Sur
la Declaratoria para establecer la Zona de Conservación Ecológica y de In-
terés de la Comunidad en el Estero de Balandra, que constituye un atractivo
para la recreación tradicional de la sociedad paceña y visitantes externos.
La superficie total del área declarada (1’917,5723.60 hectáreas) comprendía
la zona núcleo (en una franja de 665 hectáreas, 49 áreas y 09.59 centiáreas)
y una zona de amortiguamiento a la que corresponde el resto de la superfi-
cie total (1252 hectáreas, 08 áreas y 14 centiáreas), quedando en manos de
la Dirección de Fomento Económico y Medio Ambiente del Ayuntamiento
paceño su administración, manejo, preservación y vigilancia.59
La declaratoria fue la respuesta social local ante el proyecto turístico Bahía
de Balandra —que incluye campo de golf, villas, condominios en la modalidad
de tiempo compartido, hotel, una plaza o pueblo marinero, entre sus compo-
nentes más notorios—, impulsado por un grupo de empresarios encabezado por
Miguel Alemán Magnani, quienes durante 2003 y 2004 solicitaron (a través de
la empresa Fraccionadora Balandro) una concesión de la zona federal marítimo
terrestre de Balandra (9,913.76 m2) y 12,909.59 m2 de playas localizadas frente a
la playa principal de Balandra: La Gaviota, El Hongo, El Tecolote y Las Pilitas.
Ambos trámites fueron suspendidos en junio de 2005, por incumplimiento de
los requisitos relativos a la compatibilidad de uso del suelo.60
Aunque desde sus inicios el proyecto obtuvo el respaldo de la autoridad
estatal, el entonces gobernador declaró que “el grupo de inversionistas nos
está dando la realización del proyecto como un hecho y nosotros como au-
toridad debemos de integrar un proyecto de desarrollo turístico que busque
el equilibrio ecológico, como la principal bandera para hacer factible el desa-
rrollo”.61 La Declaratoria para proteger el área procedió sobre las bases his-
59 Gobierno del Estado de Baja California Sur, Boletín Oficial, No. 44, p. 19.
60 semarnat, Trámites de la empresa Fraccionadora Balandro, ficha informativa, versión digi-
tal, La Paz, B.C.S., 2004.
61 Leonel Cota Montaño (gobernador), El Peninsular, diario de circulación estatal, primera sec-
ción, 11 agosto de 2004, p. 3.
710 Del saqueo a la conservación

tóricas, científicas y legales aportadas por los grupos ambientalistas locales


(osc, organismos académicos, de investigación y del xi Ayuntamiento de La
Paz), que se han opuesto a proyectos desarrollistas similares como El Mogo-
te y Bahía de los Sueños. El esfuerzo coordinado concluyó en la factibilidad
del desarrollo sustentable del área, mediante la regulación de los usos que
ha proporcionado a lo largo de la historia y los que a futuro puedan realizar-
se, bajo dos condiciones básicas: la concertación con los propietarios y los
usuarios mediante una minuciosa revisión y construcción de instrumentos
legales apropiados, y la inclusión obligada de un componente de educación
ambiental en el programa de manejo.62
La reacción enérgica de los empresarios no se hizo esperar. En el año 2005,
además de abundar en las bondades económicas y conservacionistas del pro-
yecto, Miguel Alemán Magnani —propietario de 1 mil 500 ha en la zona—
atrajo la voluntad de las nuevas autoridades legales (gobernador del estado y
presidente municipal, semarnat, Secretaría de Turismo), “que ven con bue-
nos ojos el proyecto”, así como el apoyo de algunos investigadores del cibnor
y cicimar, y pidió a los ciudadanos de La Paz no dejarse llevar por “un grupito
de escandalosos que lo único que hacen es frenar el desarrollo de la zona”.63 Es
así que en abril del 2005, mediante una resolución derivada del juicio de ampa-
ro promovido, se derogó el decreto de creación del anp y se declaró inconstitu-
cional la Ley Estatal de Ecología y Protección al Ambiente (leepa).
Tras un año de cerrar filas, los actores ambientalistas concientes de la ne-
cesidad de proteger Balandra y de unirse para tal fin (ong locales y externas,
académicos y algunas autoridades), llevaron a cabo una serie de acciones y
negociaciones, entre las que destaca el impulso a la actualización de la lee-
pa y el replanteamiento de la zonificación del anp Balandra. En septiembre
de 2006, las autoridades del Ayuntamiento de La Paz, en coordinación con
Niparajá, culminaron la elaboración del Estudio Previo Justificativo para la
Creación de la Zona Sujeta a Conservación Ecológica y de Interés de la Co-
munidad Balandra.64

62 “Taller para la construcción de líneas de acción de la Zona de Conservación Ecológica y de


Interés de la Comunidad, Balandra”, La Paz, B.C.S., 24 de agosto de 2004.
63 Miguel Alemán Magnani, entrevista de Humberto Zamora R., El Sudcaliforniano, 26 de sep-
tiembre de 2005, primera plana y p. 8/A
64 Ayuntamiento de La Paz, Estudio previo justificativo para la creación de la zona sujeta a
conservación ecológica y de interés de la comunidad Balandra, resumen ejecutivo, versión di-
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 711

A partir de entonces comenzó a gestarse el movimiento ciudadano “Balandra


es Nuestra”, impulsado por la alianza renovada de las ong regionales —Niparajá,
cemda, covyde— con organizaciones externas (Water Keepers) y ciudadanos
en general, con el propósito de solicitar nuevamente al Ayuntamiento de La Paz
la declaratoria para la protección del área. La estrategia incluía la celebración
de campañas en medios masivos de comunicación, festivales y recaudación de
firmas buscando sensibilizar a los pobladores de La Paz para que se adhirieran
al movimiento (la meta era contar con la firma de 25,000 personas, 10 por ciento
de la población y a mediados de 2007 se contaba ya con 18,000 de ellas).65 Al es-
tar terminando la redacción de este capítulo,66 se contaba ya con las condiciones
favorables para creer que el área pueda decretarse de nuevo y que esto se logre
en una alianza de la conanp con el municipio de La Paz, pero sobre todo con el
impulso y participación de la ciudadanía paceña.

Conclusiones
La conservación, en tanto que modelo de desarrollo capaz de oponerse y
superar el saqueo de los recursos naturales y la exclusión de la sociedad re-
gional de los beneficios y servicios por ellos generados, constituye el punto
nodal donde deben articularse los esfuerzos de la gestión ambiental. Esto
plantea a las organizaciones de la sociedad civil sudcalifornianas dos grandes
retos. Primero, el fortalecimiento de sus alianzas para que sumen esfuer-
zos en la negociación de las estrategias del desarrollo sustentable en los más
altos niveles de toma de decisiones, articulados en perspectivas comunes,
construidas con sentido unitario y que decanten en compromisos firmes y
sostenidos. Por otro lado, las ong ambientalistas, tanto en lo individuacomo
colectivamente, deben buscar alianzas con ong de otras inclinaciones, así
como con otros actores que compartan sus mismos fines (por ejemplo el sec-
tor turístico alternativo). Por último tienen el reto, y han demostrado tener
la capacidad, de promover consensos y participación ciudadana, interesando

gital, Municipio de La Paz, B.C.S., septiembre de 2006, p. 3. La versión en extenso del estudio
puede ser consultado en la Dirección General de Desarrollo del Ayuntamiento de La Paz.
65 Aarón Esliman, Director de Proyectos de la Sociedad de Historia Natural Niparajá, entrevis-
ta, mayo 2007.
66 Octubre del 2007.
712 Del saqueo a la conservación

a la población en general en la necesidad de que se involucren en la gestión


ambiental como herramienta para promover y mejorar las capacidades de la
población para incidir en la toma de decisiones sobre el ambiente, pero tam-
bién sobre el desarrollo urbano y el de las actividades económicas.
Es indispensable desmentir a los detractores de la conservación que in-
sisten en hacer creer que las ong ambientalistas son enemigas del progreso
y del bienestar. Por el contrario, es urgente que estas ong inviertan tiempo
y esfuerzo en hacer llegar a la población el mensaje correcto respecto a lo
que es la conservación y a los beneficios que ésta, en tanto que modelo de
desarrollo alternativo, puede brindarles. También es importante que parale-
lamente se advierta a la población respecto a los muchos inconvenientes que
son inherentes al modelo de desarrollo que hasta ahora ha sido promovido
por el gobierno del estado y por los inversionistas con los que se ha aliado.
Las organizaciones de la sociedad civil tienen en este proceso un papel
determinante: facilitar el acceso de las comunidades y de todos los actores
de la conservación a la información real sobre el desarrollo y a la educación
(en general y en especial ambiental). Sólo la información, la capacitación y la
movilización de la población en general y en particular de sus sectores más
pobres y vulnerables, puede verdaderamente reforzar el movimiento social
que han iniciado las ong ambientalistas sudcalifornianas. Sin esta participa-
ción se suscitarán resistencias hacia las estrategias, modalidades y sistemas
de conservación que impulsen; el costo de esta situación será exacerbar el
conflicto y perder a los mejores aliados que debe tener la conservación: la
población local.
Otra tarea ineludible es incrementar la disposición del gobierno para
aceptar la participación pública y ponderar la suya propia en las tareas de
conservación, a la luz de la posición que ha sostenido, particularmente frente
al creciente avance de desarrolladores turísticos e inmobiliarios.
Sólo en la medida en que las comunidades puedan decidir cómo organi-
zar su espacio vital y cómo disponer de sus recursos naturales, el manejo de
los servicios ambientales de sus ecosistemas, y las actividades productivas
que vale la pena impulsar, así como la distribución equitativa de sus benefi-
cios, estaremos contemplando los albores de una nueva cultura de la natura-
leza fundada en la conservación de sus fuentes naturales de existencia.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 713

Tabla 1. Sobre cultura ambiental

Acciones Actores
• Colectivo Sierra La Laguna, A.C.
• Publicaciones diversas para divulgar
• Sociedad de Historia Natural Niparajá,
valores e información para fomentar
A.C.
la comunicación ambiental.
• Grupo Ecologista Antares, A.C. (gea)
• Promoción ambiental a través de
• Alianza por un Planeta Verde, A. C.
actividades del Museo Regional de
• Tierra, Mar y Desierto, A.C.
Antropología e Historia, en La Paz.
• Centro de Educación Ambiental-Museo
• Proyecto de participación y comuni-
Comunitario de la Ballena “Prof. César
cación ambiental infantil-juvenil para
Piñeda Chacón”, A. C.
el desarrollo sustentable y la conser-
• Comunidad y Biodiversidad, A. C.
vación ambiental.
(cobi).
• Educación ambiental a través del
• Observatorio de las Californias, A. C.
arte, para entender el papel de la cien-
• Amigos del Museo Regional, A.C.
cia y la tecnología en el proceso de
• Observadores de América, A.C.
deterioro y preservación del medio
• Los Ángeles del Estero. A. C.
ambiente, hacia el desarrollo susten-
• Pro Península y Grupo Tortuguero de
table.
las Californias, A.C.
• Visitas guiadas a museos.
• Comunidad, Visión y Desarrollo, AC
• Creación de colecciones científicas
(covyde)
e históricas sobre cetáceos, para con-
• Fundación Comunitaria de La Paz, A. C.
sulta.
• Asociación de Músicos y Amigos, A. C.
• Rescate, propagación y exposición
• Museo Ballenero de Baja California Sur
de cactáceas y cetáceos.
• Patronato de la Cultura de Baja Califor-
• Difusión medioambiental del estero
nia Sur, A.C.
de San José del Cabo a través del arte
• The Palapa Society of Todos Santos,
(funciones de teatro-musical) y de
A.C.
proyectos e información de vida sil-
• Comité Pro Museo de Mulegé, A.C.
vestre en el estero (listas de avifauna
• Centro de Estudios de Humedales, A.C.
actualizadas).
(The sfs Center for Wetland Studies,
• Embellecimiento de la ciudad de La
México)
Paz y remodelación del centro histó-
• Escritores Sudcalifornianos, A.C.
rico.
• Asociación de Oaxaqueños Radicados
• Restauración de monumentos.
en B.C.S., A. C.
• Desarrollo y conservación del patri-
monio histórico, cultural y natural.
714 Del saqueo a la conservación

Tabla 2. Sobre cultura ambiental


Acciones Actores

• Estudios para documentar el manejo de • Sociedad de Historia Natural Niparajá, A.C.


recursos naturales y áreas protegidas, así • Alianza por un Planeta Verde, A. C.
como la generación de normas oficiales. • Red de Educadores Ambientales, A.C.
• Estudios y equipo para mejorar la calidad • The Palapa Society of Todos Santos, A. C.
del agua para consumo humano, contami- • Escualos de México, A. C.
nada por la alta concentración de arsénico, • Amigos para la Conservación de Cabo
sodio, bacterias y salinidad en las fuentes de Pulmo, A.C.
abastecimiento. • Ciudadanos Preocupados, A.C.
• Estudios y monitoreos del estatus pobla- • Comisión Estatal de Educación Ambiental
cional silvestre de especies clave, biología para el Desarrollo Sustentable de B.C.S.
reproductiva y patrones de migración. • Sistemas Naturales y Desarrollo, A. C.
• Generación de planes y modelos para la (sinades)
conservación de la biodiversidad en anp. • Conservación del Territorio Insular Mexi-
• Investigación en educación ambiental. cano, A.C. (isla)
• Elaboración de publicaciones informativas • Observadores de América, A.C.
y formativas (impresos, cortometrajes, cine, • asupmatoma, A. C.
video, revista). • Los Ángeles del Estero. A. C.
• Encuentro de pescadores ribereños del • Centro de Estudios de Humedales, AC.
noroeste de México. (The sfs Center for Wetland Studies, México,
• Desarrollo de instrumentos de planeación A.C.)
para la conservación y el desarrollo susten- • Unión Protectora Eco turística de la Reser-
table. va del Vizcaíno A.C.
• Educación popular ambiental. • Proyecto Bio-regional de Educación Am-
• Diseño de campañas educativas focales y biental. probea
masivas para sensibilizar a la población. • gea, A.C.
• Vinculación entre modalidades educati- • Ambiente, Cultura y Desarrollo, A.C.
vas.
• Actualización y regionalización de conte-
nidos temáticos ambientales.
• Promoción del servicio social en educa-
ción ambiental.
• Vinculación, entre organizaciones de la
sociedad civil, instituciones y con la comu-
nidad.
• Diseño, producción y acopio de recursos
pedagógicos y didácticos apropiados.
• Formación de educadores ambientales.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 715

Tabla 3. Sobre investigación y educación ambiental


Acciones Actores

• Promoción de la participación y organización • Sociedad de Historia Natural Niparajá, A.C.


comunitarias. • Alianza por un Planeta Verde, A.C.
• Creación de comités locales voluntarios de • Proyecto Bio-regional de Educación Am-
vigilancia. biental, A.C. (probea)
• Promoción y gestión ambiental para la con- • The Palapa Society of Todos Santos, A.C.
servación de áreas protegidas, con participa- • Comunidad y Biodiversidad, A.C. (cobi).
ción comunitaria. • Escualos de México, A.C.
• Desarrollo de capacidades técnicas para el • Observatorio de las Californias, A C.
trabajo. • ConCiencia, A.C.
• Organización comunitaria para la gestión • Centro Mexicano de Derecho Ambiental,
ambiental. A.C. (cemda)
• Elaboración de materiales didácticos y publi- • Fundación Comunitaria de La Paz, A. C.
caciones sobre ecosistemas, hábitats y especies. • Sistemas Naturales y Desarrollo, A.C. (si-
• Gestión para el intercambio de profesores, nades)
investigadores y estudiantes. • Conservación del Territorio Insular Mexica-
• Campañas masivas de limpieza y contra la no, A.C. (isla)
contaminación, con participación comunitaria. • Ambiente, Cultura y Desarrollo, AC.
• Elaboración de composta. • Los Ángeles del Estero. A C.
• Separación y manejo de desechos del hogar y • Amigos para la Conservación de Cabo Pul-
residuos sólidos. mo, A.C.
• Creación de red de apoyo con las ong. • Pro Península y Grupo Tortuguero de las
• Formación de promotores comunitarios Californias, A.C.
como gestores ambientales y de la participación • Defensores de la Bahía de Cabo San Lucas, A.C.
comunitaria. • Vigilantes de Bahía Magdalena, A.C.
• Creación de grupos ambientales infantiles y • covyde, A.C.
juveniles que incidan en su realidad cotidiana. • Tierra, Mar y Desierto, AC
• Construcción de albergues, otorgamiento de • Unión Protectora Eco turística de la Reserva
becas y asistencia (servicios de alimentación) del Vizcaíno A.C.
para escolares que viven en áreas remotas. • Asesoría Social Integral, AC
• Capacitación para el trabajo e inserción de • Asociación Náutica de La Paz, A.C.
productores tradicionales en el mercado de (aviva)
trabajo local. • Centro Mujeres, A.C.
• Colonias Unidas para el Progreso, A.C.
• Pumitas unam-bcs, A.C.
• Los Niños del Capitán, A.C.
• Yo Soy Mulegé, A.C.
• Patronato de la Ciudad de los Niños de la
Paz, A.C.
• Ciudades Hermanas de Santa Rosalía, A.C.
• Visión Familiar Internacional, A.C.
• Asistencia y Educación Superior en Ligüí y
Ensenada Blanca, A.C. (asisted)
• Colectivo Sierra La Laguna, A.C.
• Centro de Estudios de Humedales, A.C. (The
sfs Center for Wetland Studies, México, A.C.)
716 Del saqueo a la conservación

Tabla 4. Sobre promoción y gestión para el desarrollo comunitario


Acciones Actores

• Desarrollo de actividades y creación • Sociedad de Historia Natural Niparajá, A.C.


de empresas ecoturísticas, de servicios • gea, A.C.
complementarios al turismo de aventura • Tierra, Mar y Desierto, A.C.
y con menor impacto ambiental (senderis- • The Palapa Society of Todos Santos, A. C.
mo, avistamiento de flora y fauna marina • cobi, A.C.
y terrestre, campamentos, veredas para • Conservación del Territorio Insular Mexica-
caminar, mesas para pick nick, rutas de no, A.C. (isla)
bicicleta de montaña). • Amigos para la Conservación de Cabo Pul-
• Establecimiento de los nuevos modelos mo, A.C.
de pesquerías ribereñas sustentables. • Grupo Tortuguero de las Californias, A.C. y
• Promoción de intercambios entre pesca- Pro Península, A.C.
dores en Latinoamérica. • Unión Nacional de productores de Ganado
• Promoción de proyectos agrícolas, pes- A.C.
queros, artesanales, de servicios com- • Colectivo Sierra La Laguna, A.C.
plementarios al turismo, acuacultura, • Escualos de México, A. C.
comercialización de productos certificados. • Sistemas Naturales y Desarrollo, A.C. (si-
• Reconversión productiva hacia proyec- nades)
tos sustentables (pesca comercial a depor-
tiva o ecoturismo)
• Alternativas económicas basadas en
incentivos de mercado.
• Uso racional de las tortugas, cambiando
la captura por el espectáculo de su avis-
tamiento, generando distintos empleos
dentro de la población y la aportación de
los turistas (agarrar la tortuga, subirla a
la lancha, medirla, pesarla y marcarla; es
una actividad económica sin precedentes
en el mundo).
• Producción de documentales al respecto
que se exhiben en distintos eventos.
• Talleres de saneamiento ambiental enfo-
cado al turismo rural.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 717

Tabla 5. Sobre cultura ambiental


Acciones Actores

• Diagnóstico y autodiagnóstico comunita- • Niparajá, A.C.


rio integral. • gea, A.C.
• Reconocimiento histórico de recursos • Comunidad y Biodiversidad, A. C. (cobi).
naturales, usos y rendimientos. • Ciudadanos Preocupados, A.C.
• Capacitación • Conservación del Territorio Insular Mexi-
• Formación de promotores ambientales cano, A.C. (isla)
comunitarios. • Amigos para la Conservación de Cabo
• Promoción de la defensa de los recursos Pulmo, A.C.
naturales y del paisaje. • Alianza por un Planeta Verde, A.C.
• Creación de red de enlaces para detectar • Tierra, Mar y Desierto, A.C.
las necesidades de la población femenina en • Colectivo Sierra La Laguna, A.C.
todo el estado. • Centro Mujeres, A.C.
• Vinculación con comunidades de produc- • Ambiente, Cultura y Desarrollo, A.C.
tores rurales, para diagnosticar necesidades • Pro Península y Grupo Tortuguero de las
y derivar actividades productivas y capaci- Californias, A.C.
tación para el aprovechamiento de recursos
naturales.
• Actividades colectivas de campo y talleres
de reflexión.

Tabla 6. Sobre proyectos productivos


Acciones Actores

• Intervención en las decisiones para el • Niparajá, A.C.


remodelar del centro histórico de la ciudad • gea, A.C.
de La Paz. • Escualos de México, A. C.
• Sensibilización para uso de incentivos • Fundación Comunitaria de La Paz, A. C.
económicos y de mercado a productos orgá- • covyde, A.C.
nicos o de actividades productivas conser- • isla, A. C.
vacionistas. • Fundación de Bahía de Loreto, A.C.
• Apertura y participación en diversos espa- • Comisión Estatal de Educación Ambiental.
cios locales, regionales, nacionales e inter- • ConCiencia, A.C.
nacionales de análisis, diseño, planeación,
seguimiento y evaluación de estrategias
para el desarrollo sustentable, para influir
en la toma de decisiones.
• Creación de redes ciudadanas y de organi-
zaciones civiles.
• Gestión ante medios de comunicación y
tomadores de decisiones.
• Participación en consultas públicas (nom, • Centro Mujeres, A.C.
modalidades y programas de manejo e anp). • isla, A. C.
• Niparaja, A.C.
• Participación en el Consejo Consultivo • Federación Regional de Sociedades Coope-
para el Desarrollo Sustentable de la Región rativas de la Industria Pesquera B.C.S., (por el
Noroeste. Tercera generación. sector social)
718 Del saqueo a la conservación

Tabla 7. Sobre planeación participativa estratégica


Acciones Actores

• Coordinación entre organizaciones para • Colectivo Sierra La Laguna, A.C.


definir criterios y prioridades. • Niparajá, A.C.
• Combinación de herramientas de manejo • gea, A.C.
comunitario, servidumbres ambientales • Comunidad y Biodiversidad, A.C. (cobi)
e instrumentación de una red de reservas • Escualos de México, A.C.
privadas (compra de tierras) y ejidales para • Conservación del Territorio Insular Mexica-
promover la conservación de un corredor no, A.C. (isla)
ecológico en la región Sierra La Giganta, • Los Ángeles del Estero. A.C.
que incluye parte de los municipios de La • Proesteros, A.C.
Paz, Comondú y Loreto. • Amigos para la Conservación de Cabo Pul-
• Procesos de consulta social sobre modali- mo, A.C.
dades e instrumentos en anp. • Grupo Ecológico de Cabo San Lucas. A.C.
• Red de reservas comunitarias marinas, en • Defensores de la Bahía de Cabo San Lucas,
el Golfo de California (áreas de no pesca). A. C.
• Proyectos sustentables para salvaguardar zo- • Centro de Estudios de Humedales, AC. (The
nas en protección y recuperación de especies. sfs Center for Wetland Studies, México, A.C.)
• Detener la construcción de infraestructu- • Movimiento Iniciativa Oasis.
ra portuaria (muelle de cruceros y su ter-
minal) en la Bahía de Cabo San Lucas.
• Denuncias populares sobre irregularida-
des diversas (contaminación por el drenaje
municipal) que ocurren en anp.
• Proyectos de alta prioridad para la con-
servación del Golfo de California.
• Estrategia para la conservación de los
oasis sudcalifornianos.

Tabla 8. Sobre política ambiental


Acciones Actores

• Aplicación de modelos consensuados y con • Niparajá, A.C.


fundamentos científicos, para el manejo de vida • gea, A.C.
silvestre, protección de recursos amenazados • Comunidad y Biodiversidad, A. C.
marinos, costeros y terrestres. (cobi).
• Ordenamiento ecológico territorial. • Escualos de México, A. C.
• Análisis, selección y aplicación de herramientas • Ciudadanos Preocupados, A.C.
para la conservación (tierras privadas, servidum- • isla, A.C.
bres ambientales, manejo comunitario). • Movimiento Iniciativa Oasis.
• Modelos viables de manejo sustentable de la pesca • Amigos para la Conservación de Cabo
ribereña (diseñados con base en las características Pulmo, A.C.
sociales, culturales y económicas de cada comuni- • Defensores de la Bahía de Cabo San
dad) y fortaleciendo la participación comunitaria. Lucas, A. C.
• Estrategias para impulsar la protección de islas • Los Ángeles del Estero, A.C.
(expropiación concertada del archipiélago Espí-
ritu Santo).
• Monitoreo de la biodiversidad en las anp.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 719

Tabla 9. Sobre áreas prioritarias para la conservación

Acciones Actores

• Educación ambiental. • The Palapa Society of Todos Santos, A. C.


• Divulgación de información sobre la ri- • Escualos de México, A. C.
queza y amenazas del capital natural. • Pronatura Noroeste A.C.
• Promoción de uma y proyectos de aprove- • Comunidad y Biodiversidad, A. C. (cobi).
chamiento racional de especies protegidas. • Amigos para la Conservación de Cabo
• Coordinación de campamentos, zonas de Pulmo, A.C.
anidación y crianza, corredor de protección • Observatorio de las Californias, A. C.
de tortugas en el litoral del Pacífico (Cabo • asupmatoma, A.C.
San Lucas-La Paz), extensiones de playa, • Los Ángeles del Estero. A. C.
etc. • Pro Península y Grupo Tortuguero de las
• Programas de supervisión y control de Californias, A.C.
ecosistemas (arrecife coralino Cabo Pulmo, • Defensores de la Bahía de Cabo San Lucas,
con un equipo internacional de científicos A. C.
que trabajan en el Mar Cortés y el Control • gea, A.C.
de Arrecifes de ucla). • isla, A.C.
• Vigilancia y monitoreo de loberas, tortu- • Grupo Tortuguero de Todos Santos, A.C.
gas, mamíferos marinos, borrego cimarrón. • pronatura Noroeste A.C.
• Constitución de comités de vigilancia • Centro de Estudios de Humedales, A.C.
comunitaria. (The sfs Center for Wetland Studies, México,
• Programas para la conservación de hu- A.C.)
medales. • Movimiento Iniciativa Oasis.
• Red de monitoreo de actividades turísti- • Proesteros, A.C.
cas.
• Red de Tiburoneros.
• Red de apoyo con las ong.

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Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 721

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722 Del saqueo a la conservación

Martínez Delgado, María Elena. Directora General de Conservación del Te-


rritorio Insular Mexicano, A.C. (isla), entrevista, 2005.
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Valle Padilla, Eréndira. Presidenta de Amigos para la Conservación de Cabo
Pulmo, A.C., entrevista, 2005.
Varela Galván, José de Jesús. Presidente de Ecoturismo Kuyimá, S. P. R. de R.
L., entrevista, 2007.
Capítulo
19. Creación de áreas de conservación 723

Capítulo 19

Creación de áreas de conservación


en terrenos de propiedad privada,
social o comunal
Miguel Ángel Vargas, Aarón Esliman y Micheline Cariño

L
a fragmentación y pérdida de hábitats naturales son dos de los princi-
pales fenómenos que atentan contra de la diversidad biológica. Una de
las vías más prometedoras que han surgido en los últimos años para
enfrentar estos procesos es la creación de áreas de conservación en terrenos
que actualmente se encuentran tanto en manos de propietarios privados,
como de tipo social o comunal. La idea central de este tipo de iniciativas con-
siste en crear áreas de reservas privadas para la protección de la naturaleza,
las cuales pueden beneficiar económicamente a sus propietarios y contribuir
a que las comunidades alcancen un mayor desarrollo social.
Un elemento que destaca en el horizonte de trabajo de los proyectos de
conservación de tierras es la necesidad de desarrollar y difundir instru-
mentos, tanto formales como no-formales, que logren armonizar las nece-
sidades de protección de los recursos naturales en el mediano y largo plazo
con las demandas concretas de la vida cotidiana de sus propietarios. Como
se ha visto a lo largo de este libro, la protección de áreas que se caracteri-
zan por la riqueza de su biodiversidad forma parte de una valiosa estrategia
para favorecer el equilibrio ambiental de los ecosistemas.

[723]
724 Del saqueo a la conservación

En el ámbito de la protección de regiones biodiversas en México, la mayor


parte de estos esfuerzos han sido dirigidos por el gobierno federal mediante
la creación de 161 áreas naturales protegidas, que hoy en día representan
más del 11 por ciento de la superficie total del país. Estas zonas deben man-
tener un estatuto de excepción que garantiza la preservación de especies de
flora y fauna local, así como la salud ambiental de los ecosistemas regionales.
Sin embargo, existen circunstancias que han dificultado la consolidación de
las áreas naturales. En el capítulo nueve se han expuesto las amenazas que
afectan a las áreas naturales en Baja California Sur y se detectaron como
problemas comunes el uso incongruente del suelo y el uso indiscriminado de
los recursos naturales. En áreas que han sido destinadas a la protección de
los ecosistemas se realizan actividades agrícolas, de ganadería extensiva, ha-
bitacionales e incluso de minería, al mismo tiempo que algunos recursos na-
turales han sido sobreexplotados, en particular por la pesca y la tala ilegales,
y el otorgamiento indiscriminado de permisos por parte de las autoridades.
Esta problemática dentro de las áreas naturales protegidas se ha generado
en gran medida porque el ejercicio de los derechos de propiedad privada se
ve regulado o limitado y los propietarios afectados a menudo no reciben una
compensación o un incentivo a cambio; tampoco se les otorga la informa-
ción y capacitación necesarias para hacer un uso racional y sostenido de los
recursos. Otro factor importante es la falta de políticas de desarrollo con-
gruentes que armonicen los diferentes sectores y niveles gubernamentales
para promover un equilibrio entre conservación y desarrollo sustentable.
En algunos países el decreto de un área natural protegida va acompañado
de estrategias que garantizan su mantenimiento en el largo plazo; por ejem-
plo, las tierras dentro del polígono del decreto son adquiridas por el gobier-
no o por una organización conservacionista, se otorgan incentivos (fiscales
y económicos) a los propietarios que permanecen dentro del polígono, así
como concesiones para uso ecoturístico y recreativo a empresas con expe-
riencia en el ramo. Ejemplos de lo anterior son el Programa de Adquisición
de Tierras del Sistema de Parques de California, E.U., y el Sistema de Áreas
Naturales de Canadá, en donde el 98% del territorio dentro de las áreas pro-
tegidas pertenece a la nación.
 Véase para California: http://www.parks.ca.gov/default.asp?page_id=22305.
 Véase para Canadá: http://www.cws-scf.ec.gc.ca/index_e.cfm.
Capítulo
19. Creación de áreas de conservación 725

Además de lo expuesto anteriormente, es importante considerar que la


creación de áreas especiales de protección ecológica, representa sólo una
parte de la enorme tarea que significa el preservar los recursos naturales
para garantizar un mejor futuro para nuestro país. En realidad, la mayor
parte de nuestros recursos naturales se localiza en las tierras que poseen los
propietarios rurales; en México, cerca del 90 por ciento del territorio nacio-
nal es propiedad de poco menos de cinco millones de individuos. De ahí que
sea necesario plantearse una serie de estrategias de protección de los bienes
y servicios ambientales que refuercen las áreas naturales ya establecidas por
la ley, mediante la creación voluntaria de áreas de conservación privadas, no
sólo en aras de la protección ecológica y la utilización racional de los recur-
sos naturales, sino también teniendo en mente el desarrollo social y econó-
mico de los individuos que las poseen.
Podemos entender las áreas de conservación privadas como aquellos te-
rritorios comprendidos dentro de ciertos límites geográficos que son pro-
piedad de individuos, empresas o comunidades y que ofrecen condiciones
privilegiadas para el desarrollo de programas de manejo de los bienes y ser-
vicios brindados por la naturaleza, a través de instrumentos legales, diseña-
dos con el objeto de lograr la protección a largo plazo de la biodiversidad y
tomando en cuenta la activa participación de sus propietarios.
Toda acción de conservación de tierras parte de un elemento básico: la
relación previa que guardan los individuos con sus terrenos, esto es, la pro-
piedad o el dominio sobre un bien inmueble como lo es una parcela agrícola,
un rancho ganadero, un predio forestal, etcétera.
La propiedad legal sobre la tierra forma parte del patrimonio de un in-
dividuo o grupo de individuos, y este hecho les permite gozar de sus benefi-
cios, ya sea usándola o disponiendo de ella de acuerdo a sus intereses. Debe
existir un título oficial inscrito en el Registro Público de la Propiedad (en el
caso de la pequeña propiedad privada) o en el Registro Agrario Nacional (en
el caso de parcelas y núcleos agrarios). Los propietarios de tierras en México
se constituyen en personas físicas (individuos) o personas morales (empresas
u organizaciones sociales).
La propiedad sobre la tierra otorga a las personas un conjunto de derechos
y también de obligaciones. Entre los primeros podemos señalar el derecho al
uso de la propiedad, el derecho a la disposición de sus frutos, así como a la
726 Del saqueo a la conservación

transferencia de su dominio a través de la venta, la donación y la herencia, el


derecho a imponer gravámenes y el derecho a recibir servicios públicos.
En la parte de las obligaciones, existen las de tipo tributario, esto es, el
pago de impuestos y contribuciones especiales al Estado, tanto a nivel fede-
ral, estatal o municipal, así como otro tipo de obligaciones que tienen que
ver con el respeto de los límites de la propiedad y las disposiciones de orden
público para el bien común.
Precisamente, como parte de este bien común se encuentra el respeto que
es necesario tener hacia la preservación y el cuidado de los recursos natura-
les por parte de los propietarios privados y sociales. Ello es así en el sentido
de que todos los ciudadanos compartimos el derecho a vivir en un ambiente
sano y a disfrutar la biodiversidad que caracteriza a nuestro país.
Así pues, la creación voluntaria de áreas de conservación privadas juega
un papel muy importante tanto para la protección de la riqueza biológica de
las distintas regiones, como en el fortalecimiento de la capacidad de gestión
de los propietarios de tierras. Para la ampliación y consolidación de áreas de
conservación privadas es necesario impulsar la formación de alianzas entre
todos los actores involucrados para la preservación de grandes paisajes a tra-
vés de zonas de amortiguamiento y corredores de conservación, principal-
mente en sitios críticos por su biodiversidad o por representar ecosistemas
amenazados.
No obstante, la implementación de una estrategia de este tipo deberá
estar necesariamente acompañada de un conjunto de estímulos que hagan
atractivo, tanto a los propietarios sociales como a los privados, valorar y op-
tar por las ventajas que ofrecen este tipo de alternativas de uso de sus bienes
patrimoniales.
En distintos países se han venido adoptando diversos mecanismos que
permiten superar las muy loables motivaciones filantrópicas, que hasta hoy
han caracterizado a los propietarios de tierras que desean su protección, para
dar paso a instrumentos que garanticen la adopción de esquemas de conser-
vación sobre la base de compromisos formales, confiables y de largo plazo.
 En los Estados Unidos existen alrededor de 20 millones de hectáreas privadas protegidas,
más de la mitad de las cuales son de carácter voluntario; en Latinoamérica, países como
Costa Rica, Guatemala, Colombia, Chile y Brasil registran activos movimientos en torno a la
creación de modelos de protección de áreas privadas. Fuente: vi Congreso Interamericano de
Conservación Privada, Chile, abril de 2004.
Capítulo
19. Creación de áreas de conservación 727

Para ello, en México existe una amplia gama de instrumentos jurídicos


que permiten el establecimiento de acuerdos claros entre todas las partes. A
continuación presentaremos los principales instrumentos que es posible uti-
lizar para llevar a cabo modelos de conservación de tierras en manos de pro-
pietarios privados y sociales. En México contamos con una extensa gama de
instrumentos legales que pueden ser utilizados por los propietarios de tierras
interesados en conservar los recursos naturales que poseen. La principal vir-
tud que presenta este conjunto de herramientas jurídicas es que garantiza de
manera contractual el cumplimiento de los compromisos establecidos por
todas las partes involucradas, otorgando a los agentes interesados en llevar a
cabo acciones de conservación la formalidad requerida. En especial, gracias
a estos instrumentos las organizaciones conservacionistas adquieren el in-
terés jurídico o el derecho a llevar a cabo acciones jurídicas para proteger y
defender el patrimonio natural de los pobladores. Algunas de estas figuras y
sus características son:
El contrato de arrendamiento, un acuerdo mediante el cual una parte se
obliga a conceder el goce de un bien (no la propiedad), a ejecutar una obra o a
prestar un servicio, mientras que la otra parte se obliga a entregar una pres-
tación económica por el goce, la obra o el servicio pactado. De esta manera,
un propietario de tierras que tenga interés en conservar su propiedad, pero
que no desee o no pueda hacerlo personalmente, puede dar en arrendamien-
to (renta) su tierra siempre y cuando, mediante un contrato, se establezcan
las cláusulas que contengan obligaciones respecto a lo que se da y lo que se
puede hacer y no hacer con fines de conservación ambiental.
El contrato de usufructo con fines de conservación, un contrato en virtud
del cual un propietario otorga a un tercero el derecho de usar y disfrutar de
un terreno con el objeto de conservar, proteger o restaurar los recursos na-
turales que posee, sin perder la propiedad de la tierra. El usufructo debe ser
inscrito en el Registro Público de la Propiedad y del Comercio o bien en el
Registro Agrario Nacional y puede otorgarse en favor de una o varias perso-
nas por toda su vida o por un plazo determinado; en el caso de una asocia-

 tnc-ceda, Opciones de conservación para la biodiversidad, The Nature Conservancy, Cen-


tro de Derecho Ambiental, 2004.
 pronatura, Herramientas legales para la conservación de tierras privadas y sociales en
México, Pronatura, A.C., 2003.
728 Del saqueo a la conservación

ción la duración máxima, para el caso de Baja California Sur podrá ser de
hasta 20 años. Es posible realizar usufructos en terrenos ejidales, tanto a ni-
vel de parcelas (Artículo 70 de la Ley Agraria) como de tierras de uso común,
en este último caso deberá contarse con el acuerdo respectivo de la asamblea
ejidal. En ambos se especificará si el beneficio que reciben los propietarios de
las tierras será de carácter económico o bien a través de algún tipo de mejora
directa que reciban las áreas convenidas.
El fideicomiso de conservación, un contrato mediante el cual un propieta-
rio o un grupo de propietarios, transfiere el dominio de sus predios de manera
irrevocable a un organismo especializado con el fin de realizar actividades de
conservación. La persona o personas que aportan los bienes se llaman fidei-
comitentes, el organismo administrador es llamado fiduciario y la persona
designada para recibir los beneficios o ejercer los derechos del fideicomiso se
le denomina fideicomisario. La fiduciaria será la entidad encargada de reali-
zar las actividades de conservación o bien de entregar la administración de
dichos predios a una organización conservacionista con el fin de que se lleve
a cabo el manejo de los terrenos de la manera más adecuada.
Todos los acuerdos se definen a través de un contrato que se celebra ante
un notario público y es inscrito en el Registro Público de la Propiedad y el
Comercio, pudiendo tener una duración máxima de 50 años, además de ser
renovable, con algunas excepciones.
Con las reformas a la Ley General de Equilibrio Ecológico, en 1996 se
abrió en México la posibilidad de que los propietarios privados y sociales so-
liciten al gobierno que sus terrenos sean reconocidos como una Área Natural
Protegida de carácter privado.
Para crear una Reserva Privada de Conservación, los propietarios de-
ben entregar a la semarnat un Plan de Manejo en el cual se establezca con
toda claridad el tipo de restricciones que se estarán imponiendo, así como
las áreas del predio sobre la cual se aplicarán estas restricciones. Una vez
que se emite el certificado de reconocimiento de la Reserva por parte de la
Secretaría, el propietario se obliga a cumplir lo que de manera voluntaria ha
acordado, estando sujeto a la supervisión de parte de la Procuraduría Federal
de protección del Ambiente.

 pronatura, op. cit.


Capítulo
19. Creación de áreas de conservación 729

Es posible adquirir una propiedad mediante diversos medios, entre los


que tenemos evidentemente la compra, la donación y la permuta. La compra
de tierras para la conservación se realiza mediante el establecimiento de un
contrato de compra-venta, por medio del cual una parte llamada vendedor,
transmite la propiedad de un terreno, un predio o de un derecho a otra, lla-
mada comprador, y recibe a cambio un precio cierto y en dinero.
La compra de tierras por parte de organizaciones conservacionistas ga-
rantiza en buena medida la protección total de los recursos naturales, sin
embargo, tanto la adquisición como la posterior gestión de estas propiedades
suelen demandar una elevada cantidad de recursos económicos, por lo que
generalmente se reserva esta vía como un último recurso para evitar ame-
nazas graves o bien para predios que representen un valor ecológico extraor-
dinario.
La donación de áreas especiales para ser destinadas a fines de conserva-
ción es un procedimiento que, en principio, puede ser realizado por cualquier
persona física o moral que posea títulos de demuestren la legítima propiedad
de sus tierras. Lamentablemente en nuestro país esta ha sido, hasta hoy, una
práctica muy poco común.
Existen especificidades y restricciones muy claras para llevar a cabo actos
de donación de acuerdo con los códigos civiles de cada estado de la república.
En general una donación debe cumplir con todas las formalidades que exige
una escritura pública y pueden ser anuladas si perjudican, dado el caso, a los
beneficiarios alimenticios del donante.
La permuta consiste en el intercambio de un bien inmueble por otro y se
realiza a través de un contrato que transmite el derecho de propiedad, por lo
tanto se rige por todas las reglas de los contratos de compraventa, excepto
en la estipulación del precio. Si bien éste ha sido un mecanismo escasamente
utilizado en la conservación de áreas con valor ecológico, ofrece un potencial
muy interesante dadas las posibilidades que brinda, tanto a los propietarios
privados como a las organizaciones sociales, de intercambiar predios que les
resulten más atractivos desde el punto de vista productivo o comercial, por
terrenos que se consideren estratégicos para la conservación de bienes y ser-
vicios ambientales.
 E. Corcuera, J. L. Pérez, J. Oseguera y A. Azuela, Estrategias de conservación privada para
Baja California y Baja California Sur, borrador, Terra Peninsular, 2001.
730 Del saqueo a la conservación

La servidumbre ecológica es una figura que ha venido recibiendo una espe-


cial atención en los últimos años en México, pero su utilización como meca-
nismo de conservación de tierras se remonta a varias décadas atrás en otros
países. En nuestro país han existido, desde hace mucho tiempo, las llamadas
“servidumbres legales”, las cuales son instrumentos que todos conocemos y
utilizamos (desagües, acueductos o derechos de paso). Más aún, cualquier
particular puede crear a su conveniencia las llamadas “servidumbres volun-
tarias” siempre y cuando no contravenga las leyes ni perjudique los derechos
de otros.
El Código Civil en Baja California Sur (Articulo 1062) define las servidum-
bres como “un gravamen real impuesto sobre un inmueble en beneficio de
otro perteneciente a distinto dueño. El inmueble a cuyo favor está constituida
la servidumbre se llama predio dominante; el que la sufre, predio sirviente”.
El término servidumbre proviene de la palabra latina servit (servicio), la
cual marca el ejercicio de un derecho mediante el cual un predio se sirve de
otro de distinto dueño. Esta relación de servidumbre se establece entre per-
sonas, es decir entre propietarios de dos predios, de los cuales uno sirve a
otro, pero una vez constituida se adhiere al terreno y es transmitida una vez
que los predios cambien de dueño.
Es precisamente aprovechando la flexibilidad de estas figuras que han
empezado a surgir las servidumbres de carácter ecológico en nuestro país,
las cuales se enfocan a proteger la integridad de los bienes y servicios am-
bientales presentes en un determinado lugar. Las servidumbres creadas han
surgido bien sea mediante la compra o donación de terrenos, la utilización
de tierras no adyacentes o el uso de tierras publicas básicamente ubicadas en
áreas naturales protegidas. Así mismo han surgido servidumbres reciprocas
pactadas por varios propietarios interesados en crear condiciones de pro-
tección entre sus predios. Tenemos, pues, una figura legal que consiste en
una limitación de uso, a través de un acto voluntario del propietario de un
predio, sobre la totalidad o parte de dicho predio, en favor de otro predio de
diferente dueño con fines de conservación y protección de especies, ecosiste-
mas, recursos naturales, belleza escénica, valores culturales, socioculturales
o genéticos.

 tnc-cemda, op. cit.


Capítulo
19. Creación de áreas de conservación 731

La creación de una servidumbre ecológica permite al dueño de la tierra


proteger a largo plazo los recursos naturales con los que cuenta, sin perder
los derechos de propiedad sobre sus terrenos. Si un propietario crea una ser-
vidumbre en sus predios puede seguir utilizando la tierra exactamente igual
que en el pasado, mientras este uso no entre en conflicto con los términos
establecidos en el contrato de servidumbre. Así mismo, puede vender o ren-
tar la propiedad, respetando siempre los términos del contrato de servidum-
bre acordados. Todas las responsabilidades y beneficios de la propiedad se
conservan y el dueño de la tierra puede mantener el control total de acceso
público al predio, a menos que en el contrato se especifique de otra manera.
Una servidumbre ecológica se establece pensando siempre en satisfacer las
necesidades de aquellos propietarios que están interesados en proteger sus
tierras —tal como ellos lo deseen— y de permitir las actividades que ellos
quisieran desarrollar. Las servidumbres siempre deben hacerse por escrito,
buscando promover buenas prácticas agrícolas, forestales o ganaderas, así
como prohibir o limitar un uso comercial de la tierra que pudiera venir a
ocasionar la perturbación de las cualidades naturales de la propiedad.
Ahora bien, es importante no perder de vista que las servidumbres eco-
lógicas se deben diseñar de acuerdo con las condiciones específicas que pre-
sentan los diversos sitios y atendiendo las aspiraciones de sus propietarios
y las organizaciones promotoras. Esto quiere decir que no necesariamente
pueden ser apropiadas para cualquier situación.
Los propietarios de tierras que están pensando en establecer una servi-
dumbre ecológica deben consultarlo primero con su núcleo familiar o bien
con sus socios, así como con asesores legales y representantes de organiza-
ciones de conservación de tierras, a fin de determinar con certeza si esta he-
rramienta legal será útil para satisfacer tanto sus propósitos de conservación
de largo plazo, como sus intereses económicos más inmediatos.10.
En un documento de servidumbre, la ley exige que los derechos que se
restringen se hagan en favor de otro predio. Este predio recibe así los bene-
ficios ecológicos del no-hacer. El predio al cual se le restringen los derechos
es el predio sirviente, mientras que el predio que los recibe es el predio do-

 tnc, The landowner´s options handbook, The New Jersey Field Office of The Nature Conser-
vancy and The New Jersey Natural Land Trust, s/f.
10 Texas Park and Wild Life, Conservation easements. A guide for Texas landowners, s/f.
732 Del saqueo a la conservación

minante. La existencia de predios sirvientes y dominantes es un requisito


indispensable para la creación de una servidumbre ecológica.11
Así pues, una servidumbre ecológica es un acuerdo entre dos o más pro-
pietarios, donde al menos uno de ellos está dispuesto a limitar el uso de su
propiedad para preservar la salud ambiental de los recursos comprendidos
dentro de sus tierras. Una servidumbre ecológica puede establecerse a per-
petuidad o bien por un número definido de años, por ello es muy importante
aclarar que un contrato de servidumbre ecológica, una vez inscrito, obliga
a los posteriores propietarios de estos predios a respetar los acuerdos esta-
blecidos, a menos que las partes originales hayan previamente acordado lo
contrario.12
En una servidumbre ecológica la propiedad de la tierra se mantiene en
manos de su dueño, el cual puede realizar contratos de compraventa, divi-
sión o sucesión, conservándose siempre en estos tratos las condiciones de
protección establecidas en el documento legal que dio origen a la creación
de la servidumbre.
El artículo número 1069 del Código Civil para Baja California Sur esta-
blece:

Si el predio sirviente se divide entre muchos dueños, la servidumbre no se mo-


difica, y cada uno de ellos tiene que tolerarla en la parte que le corresponda. Si
es el predio dominante el que se divide entre muchos, cada porcionero puede
usar por entero de la servidumbre, no variando el lugar de su uso, ni agraván-
dolo de otra manera.

En México es posible crear servidumbres ecológicas como mecanismos


de protección de tierras ejidales. En el caso de las tierras comunales es nece-
sario obtener el acuerdo de la asamblea general de ejidatarios para constituir
una servidumbre, mientras que si un miembro del ejido ha obtenido el do-
minio pleno sobre su parcela, ésta ya no corresponde al régimen ejidal, pues
pasa a ser de su propiedad privada y por lo tanto su dueño está facultado para
establecer una servidumbre en su predio.13

11 E. Corcuera et al., op. cit.


12 pronatura, op. cit.
13 E. Corcuera, op. cit.
Capítulo
19. Creación de áreas de conservación 733

Para hacer más efectivos los trabajos de conservación en un predio pro-


tegido por una servidumbre ecológica es recomendable que los propietarios
jueguen un papel activo en las acciones de supervisión o monitoreo estable-
cidas en el plan de manejo. La creación de una servidumbre ecológica requie-
re el cumplimiento de las siguientes condiciones básicas:
1) Deben existir al menos dos predios en manos de diferentes dueños.
2) Voluntad de los propietarios por establecer la servidumbre.
3) Contar con títulos de propiedad legal de los predios, que no cuenten
con gravámenes y estén inscritos en el Registro Público de la Propiedad o, en
el caso de propiedad social, en el Registro Agrario Nacional.
4) Elaboración, firma, protocolización y registro de un contrato legal en
el que se establezcan los alcances del acuerdo de servidumbre, las entidades
que en él participan, sus responsabilidades, las sanciones en caso de incum-
plimiento, así como las causas de disolución del contrato.
5) Los propietarios deben hacer contacto con una organización de con-
servación de tierras que cuente con la experiencia adecuada para gestionar
recursos económicos que les permitan llevar a cabo una negociación conve-
niente del predio que se piensa proteger.
Una modalidad interesante que ha sido implementada en algunos paí-
ses es la adopción de programas de compra de servidumbres ecológicas, en
donde los propietarios venden voluntariamente sus derechos de desarrollo a
cambio de una remuneración económica. Ésta puede ser una forma relativa-
mente económica de garantizar la conservación de terrenos, pues puede ha-
cerse a un menor costo que la adquisición puramente dicha de un terreno.14
En casos donde es crucial que se proteja algún terreno, pero no se tiene
el dinero suficiente para comprarlo, la adquisición de la servidumbre puede
resultar igualmente efectiva a un menor precio.
El modelo de adquisición de servidumbres no sólo promueve la conser-
vación sino el desarrollo sustentable, ya que los propietarios podrán realizar
actividades de bajo impacto ambiental dentro de sus predios, generándose
así el desarrollo económico y social sin la degradación del medio ambiente.
Asimismo, estos beneficios podrán ser heredados, teniendo repercusiones

14 Martín Gutiérrez Lacayo, Aplicación de modelos e incentivos económicos, financieros y de


mercado para los pobladores de las áreas naturales protegidas, gef, conanp, pronatura,
Overbook Foundation México, 2003.
734 Del saqueo a la conservación

positivas en el tiempo ya que la servidumbre continuará sin importar quién


sea el dueño del inmueble.
Éste es un claro ejemplo de una negociación “gana-gana” pues mientras
los propietarios se ven altamente beneficiados por la aplicación de esta he-
rramienta y el pago a que hemos hecho referencia, los donadores podrán
estar seguros de que esos predios serán destinados únicamente a la conser-
vación, ya que en el mismo contrato de servidumbre se faculta a alguna orga-
nización ambientalista para que lleve a cabo un monitoreo biológico y legal,
mismo que dará certeza de que se están cumpliendo los objetivos impuestos
en el contrato.
Asimismo, en el contrato se otorga interés jurídico a dicha organización
para que en caso de que se ponga en riesgo la conservación del predio o el
objetivo de la servidumbre pueda actuar ante las autoridades competentes y
hacer una defensa legal del predio y del contrato. Sin embargo la ventaja más
grande que ofrecen las servidumbres ecológicas es que son derechos reales
(son inseparables del inmueble a que pertenecen, lo que equivale a que las
servidumbres perduran a los cambios de propietarios)15 y se pueden estable-
cer a perpetuidad.
Las fases de negociación se inician a partir de los primeros encuentros
entre las partes (propietarios, organizaciones de conservación de tierras,
fuentes financieras, instituciones de gobierno) y continúan a lo largo de la
existencia misma de la servidumbre. De ahí que sea tan importante tener
presente en todo momento las reglas básicas de la negociación.16 Es indis-
pensable que el propietario otorgue todas las facilidades necesarias con
el fin de que los especialistas puedan llevar a cabo el proceso de recolec-
ción de la información inicial del terreno, a partir de la cual se elaborará
la llamada línea base y posteriormente un plan de manejo de los recursos
existentes.17
15 Martín Gutiérrez Lacayo, A. Bacmeister, G. Ortiz Martínez de Kores, G. Ortiz Reyes y J. A.
Montesinos, Herramientas legales para la conservación de tierras privadas y sociales, pro-
natura, J. P. Morgan, gef, The David and Lucile Packard Foundation, tnc, México, 2002.
16 M. Gutiérrez y C. Ortiz, Ganar-ganar. Manual de negociación con propietarios privados,
pronatura-gef, 2003.
17 La información básica necesaria se compone de: 1) identificación y ubicación del predio, 2)
tipo de tenencia y situación legal de la propiedad, 3) recolección de información biofísica bá-
sica —tipo de suelo y vegetación, hidrología, topografía, clima, inventario de flora y fauna—,
4) mapa de uso del suelo, 5) diagnóstico social y productivo, 6) programa de ordenamiento
Capítulo
19. Creación de áreas de conservación 735

La definición de un plan de manejo debe responder siempre a las condi-


ciones específicas del sitio y estar orientada a atender los objetivos que lle-
varon a crear la servidumbre ecológica. Es necesario conocer con el mayor
detalle posible las características físicas y biológicas de los terrenos a conser-
var, para, a partir de éstas, establecer un programa de actividades que habrá
de ser desarrollado conjuntamente por los especialistas y los propietarios
mismos de los terrenos.18
Es muy importante que los propietarios se mantengan al tanto de todas
las labores de gestión realizadas por la organización u organizaciones de con-
servación que les sirve de apoyo. En algunos casos será necesario que ellos
mismos promuevan ciertas acciones para facilitar la obtención de recursos,
por lo que es conveniente que se exista un proceso efectivo de intercambio
de información entre los propietarios de los terrenos y los gestores.
En todo contrato de servidumbres ecológicas es necesario definir claramen-
te las limitaciones de uso, que se refieren a las atribuciones de comercializa-
ción, de desarrollo residencial o de otro tipo de los terrenos comprometidos
para la protección. Así mismo, señalar las prácticas que es posible realizar
en los predios que quedan fuera del área de la servidumbre y los derechos
de acceso a los sitios de conservación. Se establecerán las sanciones por in-
cumplimiento y las condiciones bajo las cuales será posible transferir tanto
el área de la servidumbre misma, como la superficie total del predio que la
contiene.
Una vez creada la servidumbre es necesario mantener una supervisión
permanente (monitoreo) que garantice la implementación de buenas prácti-
cas de manejo. El cumplimiento de los objetivos de la conservación del sitio
demanda, en primer lugar, un compromiso muy serio por parte de los propie-
tarios de los predios, dado que son ellos quienes se mantendrán en contacto
permanente con los recursos del sitio y, por lo tanto, deberán jugar un papel
activo en la supervisión para el cumplimiento del plan de manejo. La correc-
ta identificación de los dueños de los terrenos con el equipo de especialistas,
garantizará siempre el éxito de un buen programa de conservación.

ecológico territorial y todo tipo de restricciones locales o regionales, 7) delimitación del área
de la servidumbre y zonificación del área de manejo.
18 R Manríquez, Metodología para la definición de línea base para la conservación de propieda-
des privadas, pronatura-gef, 2002.
736 Del saqueo a la conservación

Es en este sentido que un conjunto de organizaciones ambientalistas na-


cionales y extranjeras se han dado a la tarea de impulsar, de manera conjun-
ta con propietarios interesados en la conservación, modelos e instrumentos
para la conservación de tierras, que permitan la preservación de sus recursos
ecológicos y la utilización sustentable de estos. En el capítulo dedicado al
análisis de la participación de las organizaciones civiles en la conservación
explicaremos esta vertiente de sus actividades.
En Baja California Sur, la creación de áreas para conservación en tierras
privadas o sociales es un mecanismo que desafortunadamente cuenta sólo
con dos experiencias concretas. No obstante, es importante narrar el desa-
rrollo de ambos procesos para dar cuenta que han sido el resultado de un
cúmulo de esfuerzos extraordinarios desplegados por dos organizaciones no
gubernamentales en coordinación con propietarios conscientes de la impor-
tancia de los procesos territoriales de conservación.
Una de estas organizaciones es la Sociedad de Historia Natural Niparajá,
A.C. (Niparajá), que lleva siete años trabajando para concretar el desarrollo
sustentable en una de las regiones cuyo ambiente se encuentra en mejor es-
tado de conservación en Baja California Sur. Esta área la han llamado genéri-
camente El corredor San Cosme-Punta Mechudo y se ubica entre la ensenada
de Agua Verde, al sur de Loreto, y la punta norte de la Bahía de La Paz. En
este sitio Niparajá ha logrado concretar algunos mecanismos de conserva-
ción de tierras. La primera de ellas se realizó en el 2001 cuando se logro la
adquisición de un predio costero de 377 hectáreas ubicado al sur de Agua
Verde. Ésta adquisición se realizó con varios objetivos, entre éstos destaca el
establecimiento de un predio dominante en futuros proyectos de servidum-
bres ecológicas en esa zona para conservar sitios importantes del corredor
de borrego cimarrón (Ovis canadensis) y garantizar a largo plazo la integri-
dad ambiental de la costa en perfecto estado de conservación.
Posteriormente, en 2005, y de manera conjunta con la organización The
Nature Conservancy, se adquirieron un grupo de 12 parcelas que en conjun-
to suman 1328 hectáreas, en las inmediaciones de El Bosque (en la Sierra)
y San Evaristo (en la costa) ubicadas al sur del Corredor, con el objetivo de
garantizar la conservación del corredor del borrego cimarrón con énfasis en
la protección de seis oasis y manantiales en esa zona de gran importancia
para la vida silvestre. Debido a que algunas de las parcelas no colindaban
Capítulo
19. Creación de áreas de conservación 737

permitiendo la conectividad ambiental, se inició una negociación con el Eji-


do Tepentu para establecer un Usufructo de Conservación a 20 años en tres
parcelas de uso común, con el fin de lograr la conectividad de las parcelas
adquiridas al mismo tiempo que se lograra expandir el área de conservación
de 1328 hectáreas a 3000 hectáreas en total.
Con ésta expansión bajo conservación, se estableció una zona núcleo para
la conservación del borrego cimarrón (Ovis canadensis) que se distribuye en
esa región y que el ejido Tepentú tiene registrada bajo la figura de Unidad de
Manejo y Conservación de Vida Silvestre (uma) ante la semarnat, esta uma
tiene por objeto la conservación y manejo del borrego cimarrón mediante el
aprovechamiento cinegético. Con ésta combinación de mecanismos se pre-
tende asegurar la conservación del hábitat del borrego cimarrón en el cual
no se permitirá su aprovechamiento extractivo, a la par que las medidas de
manejo de los oasis y manantiales dentro de las parcelas garantizarán la pre-
sencia de agua de manera exclusiva para la vida silvestre de la zona.
Como se menciono en este capítulo el usufructo solo puede establecer-
se por 20 años por lo que se sigue negociando con el ejido para promover la
desincorporación de estas tres parcelas de uso común para que Niparajá las
pueda adquirir y se logre garantizar a perpetuidad el programa de conserva-
ción y manejo que ahí se estableció.
La otra experiencia concreta de conservación en tierras privadas es el esta-
blecimiento de servidumbres ambientales en los terrenos comunales y parce-
las individuales del Ejido Luis Echeverría Álvarez en la Laguna San Ignacio.
El proceso dio inicio en julio de 2003 cuando se contactó al ejido para
desarrollar un proceso de diagnóstico y negociación para la protección de
47,000 hectáreas de tierras de uso común y 10,000 hectáreas de parcelas in-
dividuales.
Después de dos años de negociaciones se llegó en una primera fase a un
acuerdo con la asamblea ejidal para establecer una servidumbre ecológica en
las tierras de uso común. En el contrato los ejidatarios se comprometieron
formalmente a respetar los usos propuestos y a restringir actividades y/o usos
que pudieran alterar o poner en riesgo la integridad de los ecosistemas y los
recursos naturales inmersos en sus tierras. Mientras que pronatura-No-
roeste es el encargado de monitorear que se cumplan con los compromisos
contraídos y que no existan alteraciones o impactos por parte de terceros.
738 Del saqueo a la conservación

Con la colaboración de organizaciones aliadas, como Internacional Com-


munity Foundation y Natural Resource Defense Council, pronatura-No-
roeste logró la creación de un fondo semilla cuyos réditos serán entregados
año con año al ejido, en tanto éste cumpla las obligaciones del contrato. Este
fondo forma parte de un paquete de incentivos que incluye apoyo legal y so-
porte técnico, lo que permitirá promover e implementar proyectos produc-
tivos de bajo impacto que beneficien a la comunidad local sin detrimento de
los recursos naturales.
En cuanto a las parcelas individuales del Ejido Luis Echeverría Álvarez,
en fases subsecuentes se realizaron negociaciones con más de treinta pro-
pietarios para la consolidación de los correspondientes contratos de servi-
dumbre ecológica. Además del paquete de incentivos ofrecido a todos los
miembros del ejido, se ofreció un incentivo económico extra a cada uno de
los propietarios de dichas parcelas. La cantidad ofrecida dependió del núme-
ro de hectáreas puestas a protección y de la ubicación de las propiedades con
respecto a la Laguna San Ignacio y sus áreas más sensibles.
Cabe señalar que todos los contratos fueron firmados a perpetuidad ante
notario público y registrados en el Registro Agrario Nacional o en su caso en
el Registro Público de la Propiedad y del Comercio. Dado lo anterior y consi-
derando que se constituyó un fondo patrimonial para el monitoreo y defensa
de las servidumbres ecológicas, se puede afirmar que se ha garantizado al
largo plazo la protección y uso racional del patrimonio natural que albergan
las tierras del Ejido Luis Echeverría Álvarez.

Conclusión
En México, desde la década de 1990, los instrumentos de la política am-
biental federal se han fortalecido considerablemente permitiendo la creación
de anp y el manejo de la vida silvestre. No obstante, este aparato legal, políti-
co y administrativo no ha logrado frenar los procesos de deterioro de los eco-
sistemas, la pérdida de la biodiversidad ni el deterioro de la calidad de vida de
la mayoría de la población rural. Esta realidad, y la urgencia de su solución,
imponen la necesidad de recurrir a otras formas que aseguren la conserva-
ción del ambiente y el uso sustentable de éste por parte la población local.
En este contexto, las diversas formas aquí expuestas son una alternativa que
Capítulo
19. Creación de áreas de conservación 739

puede reforzar, y eventualmente suplir, los procesos de conservación lleva-


dos a cabo mediante la aplicación de los instrumentos gubernamentales.
Sin embargo, puesto que los procesos que permiten crear tierras priva-
das para la conservación son complejos y generalmente costosos, la sinergia
entre diversos actores, tales como ong, académicos, dependencias guberna-
mentales, productores, y sobretodo los propietarios, es indispensable para
conducir al éxito estos esquemas de conservación.
En Baja California Sur, debido al creciente fenómeno de la especulación
de tierras, que se ha generalizado a partir de la reforma al Artículo 27 Cons-
titucional, la posibilidad de crear tierras privadas para la conservación puede
ser una estrategia a través de la cual las comunidades rurales defiendan su
patrimonio y eviten el desarraigo. Ante la dificultad que implica la creación
de nuevas anp, en un estado cuyo 41 por ciento de su superficie se encuentra
ya bajo este esquema, las servidumbres ecológicas pueden ser una estrategia
de defensa de las comunidades frente a la vorágine de la especulación y la
codicia desmedida del capital. Es aún tiempo para proteger con esta medida
ecosistemas de gran valor y culturas únicas, que se han conservado gracias
al aislamiento y la insularidad; pero esos espacios son ya percibidos como la
última frontera, como los últimos paraísos perdidos, que están ahí dispuestos
para que el mejor postor, el primero en llegar, se adueñe de ellos para transfor-
marlos en resorts o residencias, excluyendo a la población local y despoján-
dola del único bien que poseía, su tierra.
Es en este sentido que los instrumentos privados de conservación cons-
tituyen una opción real como herramientas sólidas para que la sociedad
participe de manera formal en las acciones de conservación del patrimonio
natural de Baja California Sur. En particular para que los actuales propieta-
rios de tierras no sean desposeídos de éstas por la efímera quimera de un pu-
ñado de dólares. Sin embargo, el arraigo difícilmente puede ser promovido
sólo con la conservación de las tierras, esta herramienta debe ser acompaña-
da de una serie de actividades económicas acordes tanto con la capacidad y
vocación de las comunidades, como con la disponibilidad y potencial de los
recursos naturales localizados en esas propiedades. Estas alternativas pue-
den ser propuestas e inclusive impulsadas por las ong que promueven la
creación de servidumbres ecológicas, pero en realidad el fomento al desarro-
llo es una responsabilidad del estado. De ahí, que como en todos los casos
740 Del saqueo a la conservación

de conservación, la sinergia entre los diferentes sectores es necesaria para


potencial las herramientas de manera a lograr concretar un nuevo modelo
de desarrollo.

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742 Del saqueo a la conservación
Conclusión
general. Una mirada a futuro para Baja California Sur 743

Conclusión general

Del saqueo a la conservación:


una mirada a futuro para Baja
California Sur
Micheline Cariño y Mario Monteforte

C
omo hemos discutido en la introducción, y casi en todos los capítu-
los, actualmente se enfrentan dos modelos de desarrollo, dos visio-
nes de mundo, dos culturas de la naturaleza, en Baja California Sur
—al igual que en la mayoría de las regiones del país y del mundo donde aún
existe un mínimo espacio natural—: el saqueo y la conservación. No es una
visión maniquea de la realidad, es la constatación de la problemática social
que marca nuestra vida cotidiana.
Tampoco es una percepción de buenos y malos, pues no se trata de en-
juiciar ni calificar a nadie ni a nada. Es el resultado del análisis, desde la
perspectiva de la historia ambiental, del tipo de relación sociedad/naturaleza
imperante en nuestra región. No obstante, si a este análisis incorporamos
criterios de sustentabilidad (es decir de durabilidad en cuanto a la reproduc-
ción social), de justicia social, de equidad intergeneracional, de calidad de
vida, de distribución de la riqueza, de conservación de la biodiversidad y de
la diversidad cultural, podemos afirmar objetivamente que el saqueo debe
ser superado y que la conservación debe ser un modelo de desarrollo que se
generalice y perfeccione.

[743]
744 Del saqueo a la conservación

El saqueo es la explotación intensiva y exhaustiva de los recursos naturales


y de la sociedad local. Es motivado por la codicia y por el interés económico
de corto plazo. Tiene por lógica la rentabilidad de mercado y la especulación.
Promueve la acumulación de los beneficios para satisfacer fines individuales
y/o de pequeños grupos corporativos. Para disfrazar su esencia mezquina
usa la demagogia, la hipocresía y la corrupción en sus discursos y políticas.
Las actividades que en la región son motivadas por el saqueo están fuerte-
mente vinculadas tanto con los grandes capitales nacionales y extranjeros
que comparten dicha estrategia, como con una importante porción de los
políticos y gobernantes.
El saqueo es una forma de relación sociedad/naturaleza en la que impera la
ignorancia y la falta de perspectiva crítica; por ello, quienes se ven envueltos
y relacionados con sus estrategias y acciones suelen ser dos tipos de actores:
aquellos que lo promueven intencionalmente (es decir con dolo y con total
conocimiento de sus nefastas consecuencias) y aquellos que son engañados
por su doble discurso y sus falsas promesas.
En fin, el saqueo todos lo conocemos bien. Es el modelo de desarrollo im-
perante en nuestra región desde el siglo xix y que se ha agudizado a partir de
mediados del siglo xx. Es el modelo de desarrollo que:
• Promovió la introducción de la agricultura que desgastó los suelos y
agotó el agua en los valles de Santo Domingo, Los Planes y buena parte
del Vizcaíno.
• Impulsó la pesca intensiva y la acuacultura invasora y de alto impacto.
• Destruyó las espectaculares costas sudcalifornianas por abrirlas al tu-
rismo masivo y elitista.
• Ofrece el crecimiento económico como un fin (y no como un medio) sin
prever ni importarle las consecuencias sociales y ambientales que trae con-
sigo.
• Crea empleos sin jamás decir para quién, ni con qué salarios.
• Promueve la inmigración sin crear condiciones de recepción que garan-
ticen una mínima calidad de vida digna a los trabajadores que atrae.
• Cierra las playas y costas a los pescadores ribereños para darlas en uso
exclusivo a los desarrolladores inmobiliarios.
• Permite la destrucción de manglares para la construcción de marinas
donde se resguardan lujosas embarcaciones.
Conclusión
general. Una mirada a futuro para Baja California Sur 745

• Planea el desarrollo urbano favoreciendo a las clases privilegiadas y me-


nospreciando las necesidades populares.
• Promueve la especulación y venta de tierras, especialmente de la zona
costera, despojando a los pobladores de su única y más valiosa riqueza,
su patrimonio.
• Menosprecia la cultura regional, por lo que no le importa en lo más mí-
nimo su pérdida provocada por el desarraigo, la desesperanza y la trans-
culturación.
El modelo de desarrollo que promueve el saqueo no es sustentable porque
usa irresponsablemente los recursos naturales, es injusto porque genera po-
breza y es antidemocrático porque excluye a la mayoría de la población. No
tiene una filiación política definida, ya que es oportunista. También carece
por completo de toda capacidad imaginativa, porque en su cerrazón y ridí-
cula vanagloria, se considera a sí mismo como la única vía posible, no sólo de
desarrollo social, sino, peor aún, de existencia humana.
Ya basta de saqueo, ya son demasiados siglos, ya se le buscaron todas las
virtudes inexistentes a ese engendro que ha caracterizado nuestro sistema-
mundo. Debemos ser críticos, imaginativos, propositivos, sabios y valientes
para armarnos de todas las alternativas posibles que, como sociedad instruida
y consciente, nos conduzcan a superar ese modelo de desarrollo devastador.
Una alternativa posible, por lo menos la que nos parece más viable y ade-
cuada a las características sociales y naturales de Baja California Sur, es la con-
servación. No es nuestra intención hacerle una apología, eso además de ser
irrelevante nos alejaría del propósito de plantear la conservación como un mo-
delo de desarrollo capaz de superar las nefastas consecuencias del saqueo.
Por el contrario, lo que más puede beneficiar a la conservación es tener
una mirada crítica, pero realista también. Mencionamos en la introducción
que la conservación es un proceso histórico porque es impulsada por actores
y conlleva tiempo para su concreción. Esta perspectiva es útil porque per-
mite valorar los logros que ha tenido en su justa dimensión temporal, pero
también porque como todo proceso histórico, nos permite aprender de los
fracasos y errores cometidos.
En la tercera parte de este libro hemos procurado explicar que la con-
servación es impulsada por una gran diversidad de actores que interactúan
en una también amplia variedad de procesos. Mostramos que estos fluyen
746 Del saqueo a la conservación

desde los sectores gubernamentales hasta la iniciativa privada, involucran-


do al sector académico y a la sociedad civil organizada, que son promovidos
desde la esfera internacional hasta la local, y que tienen diferentes niveles de
concreción.
Como ya hemos demostrado esta transversalidad e interacción a lo largo
de muchas páginas, ahora deseamos concluir enfatizando en los principales
desafíos y oportunidades que enfrenta ese modelo de desarrollo alternativo.
La investigación que hemos realizado sobre los diferentes procesos que con-
forman la conservación —e incluye diferentes metodologías, una vasta informa-
ción y una amplia variedad de experiencias— nos aporta una visión de conjunto
sobre los retos que debe superar y las oportunidades que debe enfatizar.
Somos muchos en considerar que el principal problema que enfrenta la
conservación es la comunicación de lo que es y lo que promueve. La falta de
claridad que esta situación engendra ha sido el tendón de Aquiles a través del
cual los actores del saqueo han debilitado y frenado los procesos de conser-
vación; han aprovechado esa mala comunicación para hacer creer, tanto a los
tomadores de decisiones, como a la sociedad en su conjunto, que la conser-
vación se opone al desarrollo, que es un movimiento elitista y que niega cual-
quier forma de progreso. La incapacidad que los actores de la conservación
han demostrado para transmitir el mensaje sobre las ventajas y los beneficios
inherentes al modelo de desarrollo que promueven, ha impedido el diálogo
que sus actores podrían tener con otros movimientos sociales cuyos objeti-
vos son coincidentes, y lograr así construir un frente común.
Divulgar los logros y las metas de la conservación, correcta y oportuna-
mente permitiría a la conservación promover la participación ciudadana y
reforzar el trabajo comunitario; así como desmentir a sus detractores. Esta
es una oportunidad histórica que los actores y los procesos de conservación
deben aprovechar sin dilación.
Es indispensable que los movimientos de los ciudadanos por el acceso a los
servicios, las redes ciudadanas para el cuidado del agua, los esfuerzos comu-
nitarios para resolver el problema que plantea el manejo de los residuos só-
lidos y peligrosos, la lucha por la transparencia, por la rendición de cuentas,
por el reforzamiento de las instituciones democráticas, por mayores oportu-
nidades y canales para la participación ciudadana en la planeación ambiental
y en la toma de decisiones, por mejorar el acceso a la información sobre las
Conclusión
general. Una mirada a futuro para Baja California Sur 747

leyes, etc., sean incorporados en los procesos de conservación y que todos


esos movimientos sociales conciban a la conservación como una opción me-
diante la cual pueden concretar sus metas.
Los actores y los procesos de la conservación deben dotarse de mayor
conocimiento social, económico, político, histórico, antropológico, en tanto
que herramientas que permitan que la conservación se vincule mejor con la
sociedad, con las comunidades, siendo éstas el objetivo central de los afanes
de los procesos de conservación. Qué conservamos, por qué conservamos y
para quién conservamos, son líneas de acción, mensajes y hechos tangibles,
cuya esencia social debe ser y parecer nítida a todos los involucrados.
Esta situación nos conduce a otro problema no menos importante que
enfrenta la conservación: su desvinculación de la mayoría de la población y
respecto de los otros sectores organizados que también combaten al saqueo.
Para concretarse como un modelo de desarrollo alternativo, la conservación
debe constituirse en un movimiento social amplio y antisistémico. Debe sen-
tar su pie de lucha en la sociedad que es víctima de los abusos del saqueo y
que se beneficiaría de las ventajas sociales que promueve. La conservación
necesita ser un movimiento popular y cobrar conciencia de las implicaciones
políticas que esto implica.
No obstante, antes de concretarse como un movimiento social capaz de
atraer cada vez a una mayor cantidad de militantes, los actores de la con-
servación se enfrentan a la necesidad de constituirse como un movimien-
to social. Para tal efecto, y en el ámbito sudcaliforniano, ha habido avances
encabezados por las ong, en alianzas que han sabido establecer entre ellas
y con otros actores de la conservación. Estas alianzas han tenido por funda-
mento una sinergia en la que cada actor ha desempeñado su función y con
esto ha contribuido al éxito del proceso de conservación; logro que sólo es
tal porque es resultado de un esfuerzo colectivo. Esta es una de las oportu-
nidades que los actores de conservación deben aquilatar y potenciar en cada
proceso que aborden.
Para que ello pueda llevarse a cabo hay ciertas acciones que facilitarían
los procesos. Sin duda una de las más importantes es la definición de agendas
compartidas por los actores de la conservación y de éstas con las de los otros
movimientos sociales. Las ong que trabajan en Baja California Sur realizan
desde hace un quinquenio reuniones en Loreto tendientes a este fin, ésta es
748 Del saqueo a la conservación

una iniciativa muy valiosa tanto por su naturaleza como por la continuidad
que ha logrado tener; no obstante es sólo el principio de una ardua e indis-
pensable tarea. En este sentido, y sólo como un ejemplo, sería conveniente
que los actores de la conservación lograran tener su agenda ambiental, so-
cial, económica y de la mayor cantidad posible de sectores, lista para presen-
tarla a cada candidato a gobernador y a cada gobernador electo.
En los capítulos de la tercera parte ha surgido otro obstáculo constante
y cotidiano al que se enfrentan todos los procesos de conservación y que
sufren prácticamente todos sus actores: la falta de recursos, sobre todo ma-
teriales, pero también humanos. La conservación debe encontrar en el desa-
rrollo de actividades económicas alternativas, de bajo impacto ambiental y
de amplios beneficios sociales, la forma de financiar sus afanes.
La mayoría de las acciones e instituciones que promueven la conserva-
ción dependen de la filantropía, esto tiene la ventaja de ser un mecanismo
marginal de redistribución de la riqueza; sin embargo, siendo críticos, vivir
y actuar con base en los donativos (provengan de donde provengan) implica
una profunda vulnerabilidad y una obstaculizadora dependencia.
El potencial económico que conllevan las acciones de conservación debe
ser valorado y potenciado, mediante la aplicación de estrategias creativas y
perspicaces que les permitan ser autofinanciables. En este sentido no sólo nos
referimos al impulso de actividades económicas alternativas a ser desarro-
lladas en las comunidades que viven en los espacios (entendidos como sitios
y culturas) que se desean conservar, sino también nos parece indispensable
considerar el cobro por servicios ambientales —así como otros instrumentos
de valoración de los recursos naturales y los ecosistemas— a las diferentes
empresas que usan y se benefician del espacio regional.
La certificación es otra herramienta útil que debe ser considerada, tanto
en la búsqueda de la generación de recursos para la conservación, como en el
proceso de impulsar el desarrollo de buenas prácticas.
Hemos explicado que la educación ambiental y la investigación científica
son procesos trascendentes en la búsqueda para consolidar a la conserva-
ción como modelo de desarrollo. La educación ambiental es el fundamento
que puede llevar a los actores de la conservación a modificar la cultura de
la naturaleza de la sociedad en su conjunto, permitiéndole entender y com-
partir sus afanes. La investigación científica es la proveedora de información
Conclusión
general. Una mirada a futuro para Baja California Sur 749

que nos permite conocer cada vez mejor los ecosistemas y las sociedades,
así como la evolución de los procesos de manejo, el impacto ambiental de
cualquier actividad y la huella geográfica que vamos dejando tanto en el am-
biente como en la sociedad al hacer y omitir acciones en la incesante relación
sociedad/naturaleza.
Es indiscutible que la educación ambiental y la investigación científica
son piezas clave en cualquier proceso de conservación; sin embargo, aunque
se ha avanzado mucho en ambos procesos no se les ha otorgado ni el enfoque
ni la importancia que requieren para permitir a la conservación avanzar con
la celeridad que la actual crisis ecológica nos demanda.
El trabajo desempeñado en la educación ambiental sigue siendo muy li-
mitado. Los educadores ambientales que se dedican de tiempo completo a
esta actividad son muy escasos y, al igual que sucede en otros proceso de
conservación, carecen permanentemente de recursos. Además, las estrate-
gias de trabajo también son insuficientes, no se han empleado medios masi-
vos de comunicación, en los que se divulguen mensajes contundentes, no se
ha recurrido a establecer alianzas realmente significativas con el sector de
educación pública, no se han dimensionado correctamente los alcances que
este proceso puede y debe tener para lograr que la conservación sea percibi-
da como un modelo de desarrollo alternativo.
En este sentido, los esfuerzos de la educación ambiental deben tender
cada vez más a promover un cambio en la cultura de la naturaleza de la so-
ciedad aludiendo a lo más íntimo y directo de la vida del ser humano como
la salud, el bienestar, la calidad de vida, la justicia intergeneracional, la paz y
la equidad.
Por su parte, la investigación científica no ha sido aún valorada en tanto
que proceso crucial para la conservación. Como explicamos en el capítulo 3,
una de las oportunidades para concretar la conservación en Baja California
Sur es su extraordinaria proporción de académicos en relación con el total de
la población (la media nacional es de 0.67 por cada diez mil habitantes y en
nuestra entidad esta proporción es de 1.4). No obstante, existe una tremen-
da desvinculación entre los resultados del trabajo de investigación —que se
hace tanto en el cibnor, como en el cicimar y la uabcs—, y los requeri-
mientos de información para la toma de decisiones y la promoción de activi-
dades económicas sustentables.
750 Del saqueo a la conservación

Existen muy valiosas excepciones a esta afirmación; entre las que debe-
mos subrayar se encuentran: el apoyo que dichos resultados han brindado a
la creación de las anp del estado, la formación de científicos muy bien capa-
citados y con un arraigado sentido de compromiso social, el desarrollo tec-
nológico tanto de alternativas a la producción del sector primario como de
la generación de energía, y muchas otras que son mencionadas en el capítulo
16. Sin embargo, no existe aún una política institucional en esos centros de
investigación e instituciones de educación superior que favorezca y estimule
el desarrollo de proyectos de investigación directamente vinculados con los
requerimientos de la conservación en tanto que modelo de desarrollo.
La ausencia de esta política se refleja tanto en los programas de estímulos
a la productividad, como en la función de consultoría que algunos grupos de
investigadores desempeñan cuando se realizan estudios para el uso y ser-
vicio de los afanes de la conservación. El voluntariado, el extensionismo, el
compromiso social y la conciencia ecológica, están presentes en gran canti-
dad de académicos e investigadores que trabajan incansablemente para con-
tribuir a un cambio en pro de la conservación, y esto debe ser reconocido,
valorado y estimulado, por la sociedad civil —como a menudo sucede— pero
también —y sobre todo— por las instituciones en las que estos actores de la
conservación trabajan.
Ya que esta conclusión no tiene pretensiones de ser exhaustiva, sino una
síntesis y una reflexión, por último abordaremos algunos de los retos y opor-
tunidades que se presentan en el ámbito de la legislación y de los instrumen-
tos de política ambiental para que la conservación logre concretarse como
un modelo de desarrollo alternativo. En los capítulos 10, 11 y 12 hemos ex-
plicado el impacto positivo que estos han tenido en Baja California Sur. No
obstante, en el capítulo 2 hemos explicado también que debido a la distancia
abismal que separa el potencial teórico de la práctica efectiva, tanto la le-
gislación como los instrumentos de la política ambiental mexicana pueden
aún brindar mucho mayores y mejores frutos de lo que a la fecha podemos
constatar. Existen retos desde el nivel sistémico (inherentes a la estructura
y la cultura políticas mexicanas) hasta el institucional, incluyendo en todos
los niveles la influencia determinante que tienen los intereses de los actores
del saqueo. Estos problemas llegan a ser tan graves y complejos que pueden
desvirtuar en poco tiempo y con relativa facilidad los largos años y muchos
Conclusión
general. Una mirada a futuro para Baja California Sur 751

empeños invertidos en dotar a nuestro país de tan importante andamiaje


para impulsar los procesos de conservación.
No obstante, ahí están esas leyes, reglamentos, instrumentos y herra-
mientas, y están para ser usados hasta sus últimas consecuencias y capa-
cidades por los actores de la conservación. Que esto sea así les demanda
aumentar el conocimiento que tienen al respecto, mantenerse siempre aler-
tas y unir esfuerzos con un espíritu en el que prevalezca la cooperación, la
solidaridad y la confianza.
Así, la sinergia entre los actores de la conservación es una vez más la
clave para que puedan aprovechar en todo su potencial el andamiaje legal y
político que se ha construido para lograr que la conservación se concrete en
la práctica como aparece en el papel. Depende de la capacidad de la organi-
zación y respuesta de la sociedad el uso que se dé a dicho andamiaje. Ante la
debilidad del Estado y la fortaleza de los intereses del saqueo, depende de la
astucia, la convicción y la capacidad de los actores de la conservación, apo-
yados y acompañados por la sociedad en su conjunto, la posibilidad de lograr
que cada proceso de conservación sea contundente.
El saqueo nos daña a todos nosotros ahora y en un futuro sus consecuen-
cias dañarán a nuestros hijos. Nosotros no queremos tener que decir a nues-
tros hijos “antes podíamos entrar a esta playa, era preciosa y nos pertenecía”,
tampoco queremos tener que describir a nuestros nietos el sabor de la comi-
da fresca y sana, nos rehusamos a ver a nuestros estudiantes universitarios
convertidos en servidores de campos de golf, marinas y hoteles de lujo.
Estamos convencidos que el desarrollo en Baja California Sur tiene un fu-
turo y éste es la conservación. El camino, los muchos caminos, por recorrer
son largos y arduos, por ello debemos mantener siempre el optimismo, pero
permanecer siempre alertas. Nunca podemos permitirnos perder la perspec-
tiva crítica, pero debemos estar seguros de que los objetivos de la conserva-
ción no son una utopía, sino que nosotros, sobre las bases de nuestra realidad
histórica podemos concretarlos en una utopística, es decir en una alternativa
factible. Esperamos que la lectura de este libro contribuya para que así sea y
lo sea pronto.
752 Del saqueo a la conservación
Epílogo.
Algunas consideraciones sobre geográf ía, conservación y B.C.S. 753

Epílogo

Algunas consideraciones sobre


geografía, conservación y Baja
California Sur
Christophe Grenier

M
e siento muy honrado de escribir el epílogo de un libro sobre una
región que conozco muy poco. Pero, a pesar de haberme queda-
do sólo tres semanas en Baja California Sur, he observado, escu-
chado y también leído algo: lo que he visto me ha maravillado, asombrado
y, en cierta forma, me ha parecido también extrañamente familiar. Por eso
espero que el tema de este libro, que trata de conservación, me dé un poco
más de legitimidad para participar que mi efímera experiencia regional, pues
estoy convencido de que la geografía puede aportar mucho a los que estudian
cómo preservar la naturaleza y a los que luchan para lograrlo.
La geografía estudia las huellas que la humanidad deja en la Tierra, cómo
las sociedades escriben sobre la superficie del planeta. Esas huellas son visi-
bles en los paisajes, incluso hoy en los que aparentan ser los más naturales,
pero también en la ocupación del suelo y en la organización del espacio. Des-
de un punto de vista geográfico, la historia de la humanidad es la progresiva
transformación de la superficie terrestre en espacio, es decir, en un produc-
to social que refleja el tipo de vida de cada grupo humano, en sus aspectos
tanto ideales como materiales, en su ideología como en su técnica. Se podría

[753]
754 Del saqueo a la conservación

decir así que la geografía estudia cómo la superposición de la historia huma-


na sobre la historia natural transforma la extensión terrestre en espacio, es
decir los ecosistemas en sistemas sociales proyectados sobre la superficie del
planeta.
Durante la mayor parte de su historia, la humanidad ha tratado de adap-
tarse al entorno terrestre, siguiendo estrategias como lo hacen plantas o ani-
males. La variedad de la Tierra ha nutrido la gran diversidad de tipos de
adaptación geográfica; cada sociedad o grupo humano usando su territorio
según su cultura o, más precisamente, según su medio geográfico; es decir,
su tipo de relación con el espacio y la naturaleza. El medio geográfico de una
sociedad depende de su historia, de su nivel técnico, de sus ideas y valores,
y en particular de lo que en su entorno valora como recurso, se representa
como coacción, o simplemente ignora.
Para mí, la ambición de la geografía en el campo de la conservación so-
brepasa el estudio de la crisis ecológica y de las maneras de superarla: su ob-
jetivo es considerar el planeta como el hábitat de la humanidad y analizarlo
como tal. Este hábitat terrestre está en peligro y debe ser preservado, no tan-
to por sí mismo —es ingenuo pretender que tenemos que “salvar el planeta”
o “la naturaleza”, que no nos necesitan para nada y que seguirán en su orbita
y su evolución mucho después de la desaparición de la humanidad—, sino
para nosotros: se trata de preservar un planeta en el cual nos guste vivir, y
ese es un planeta diverso, biológica y culturalmente. Es cierto que podríamos
adaptarnos y vivir en un mundo con un sólo idioma, un sólo medio, sin pá-
jaros, sin flores y sin aire puro (y en realidad, una parte muy importante de
la humanidad ya vive en tales condiciones). ¿Pero, es ése el mundo en el cual
queremos vivir? Entonces se trata más de preservar las distintas formas de
habitabilidad del planeta para la humanidad en su diversidad, que el hábitat
terrestre como tal: mientras el hábitat es una mera noción ecológica, la habi-
tabilidad tiene una connotación cualitativa, cultural; es relativa y diversa.
He propuesto el concepto de geodiversidad  para estructurar una geo-
 A. Berque, Médiance. De milieux en paysages, Montpellier, gip-reclus, 1990, 163 p.
 C. Grenier, Conservación contra natura. Las islas Galápagos, Quito, Corporación Editorial
Nacional, Abya-Yala, ifea, ird, 2007, 463 p. // C. Grenier, “How tourism reduces geodiversity
and how it could be different: the Galápagos Archipelago and Easter Island cases”, en F. di
Castri y V. Balaji (eds.), Tourism, biodiversity and global society, Leiden, Backhuys Publisher,
2002, pp. 233-255. // C. Grenier,  “La gestion de parcs nationaux mondialisés dans des ré-
Epílogo.
Algunas consideraciones sobre geográf ía, conservación y B.C.S. 755

grafía de la conservación que enlaza la variedad de la acción geográfica y la


diversidad terrestre. La geodiversidad permite analizar la adaptación geográ-
fica de las sociedades al entorno según dos criterios principales: el uso que
ellas hacen del entorno sin destruir su diversidad (notablemente biológica) y
la preservación de una habitabilidad del planeta que tenga sentido para las
diferentes culturas.
La geodiversidad es la medida de la variación de las huellas geográficas
en las maneras de habitar la Tierra. Se evalúa a la escala de una región par-
ticular o del mundo: la geodiversidad mundial es la suma de las geodiver-
sidades regionales. Desde el punto de vista de la geodiversidad, la región
se caracteriza por un conjunto de factores ambientales, espaciales y me-
sológicos (de medios geográficos) que la distinguen de otras entidades de
similar escala. La geodiversidad de una región es más o menos fuerte según
las singularidades, a escala mundial, de su biodiversidad o del medio de los
actores geográficos (los que hacen geo-grafía, esto es, los que dejan huellas
en la Tierra) que viven en o usan aquella región. Esas particularidades bio-
lógicas o mesológicas son indicadores de la adaptación de los organismos o
de las sociedades al entorno biofísico de la región. Una región puede tener
una geodiversidad de tipo biológico (una fuerte o singular biodiversidad),
de tipo cultural (una sociedad cuyo medio la adapta de manera sustentable
a su entorno) o de ambos.
La geodiversidad de una región depende de su localización, es decir, a la vez
de su posición en el globo y de su situación en el mundo. La posición de una
región determina a largo plazo —tiempo natural— su entorno biofísico. Su si-
tuación condiciona, a corto plazo —tiempo histórico— los medios de los acto-
res geográficos que se suceden y que viven ahí, lo que influye sobre el entorno.
La geodiversidad es a la vez un estado y un proceso: puede estar evaluada en
un tiempo t pero evoluciona, aumenta o disminuye a escala de las regiones, y
consecuentemente del mundo, a lo largo de la historia de la humanidad o, más
precisamente, de acuerdo a la geografía de las sociedades contemporáneas, a la
evolución de sus relaciones con el entorno y de sus tipos de vida. La humanidad

gions à forte géodiversité. Corcovado (Costa Rica), Galápagos (Equateur), Rapa Nui (Chili)”,
en S. Héritier, S. Tuaz (dirs.), Les parcs nationaux dans le monde, París, Ellipses, 2007. 
 Coordenadas de latitud y longitud, ubicación en la configuración terrestre.
 Los espacios en la cual esta incluida, los territorios que contiene.
756 Del saqueo a la conservación

no puede aumentar la biodiversidad terrestre, pero sí puede crear geodiversi-


dad, hacer el planeta más diverso y, así, preservar a la naturaleza.
La extensión de la península de Baja California sobre más de nueve gra-
dos de latitud, sus sierras elevadas que forman barreras o abrigos, su doble
litoral en el Golfo y el Pacífico, su forma recortada con profundas bahías y
numerosas islas costeras, le dan una gran diversidad de entornos naturales
dentro del marco general de un clima tropical seco, típico de las regiones de
esas latitudes ubicadas en fachadas occidentales de continentes. He podido
ver y apreciar algunos de esos diferentes entornos. Por ejemplo, nadando en
el mar color cobalto de la Bahía Concepción, encerrada entre sierras secas,
con sus pequeñas playas blancas bordeadas de mangle verde oscuro. Igual-
mente, caminando en la meseta que domina a San Ignacio donde, rodeados
por el silencio inmenso bajo la silueta del volcán, los racimos blancos de las
yucas y las flores rosadas de las pitahayitas, lucen un matorral sobrevolado
por buitres inmóviles. Atravesando la Sierra de La Laguna por la carretera
después de las lluvias, viendo cómo el bosque tropical seco, con árboles ya
de una cierta altura, se ha tornado verde tierno, y cómo el agua que chorrean
los anchos arroyos es tan escasa que no logra cavarlos y hacerles verdaderos
ríos. O también jugando en las olas del Pacifico que revientan en la playa de
San Pedrito, separada de las palmas del oasis por un pequeño estero donde
pescan garzas.
Baja California Sur no es uno de los hot spots de la biodiversidad planeta-
ria, como otras regiones donde he vivido o trabajado  (Chile central, Vanua-
tu, Galápagos, Costa Rica, suroeste de Madagascar). No obstante, se parece
a algunas de ellas: el aspecto de sus cerros y llanos tostados, sólo en parte
cubiertos por una flora baja donde dominan los espinos, el azul intenso del
cielo, el ímpetu del Pacifico y los vuelos de pelícanos asemejan Baja Califor-
nia Sur a la costa del “Norte Chico” chileno y al archipiélago de Galápagos;
el calor del sol y del mar de Cortés, al final de la temporada cálida, hacen
además parecer la península al litoral suroeste de Madagascar. Las especies
de plantas de distintas regiones del trópico seco pueden ser endémicas, per-
tenecer a géneros o familias diferentes y tener formas particulares, pero su
adaptación a la aridez les hace parecerse entre ellas. Así por ejemplo, el “to-
rote” es parecido a un arbolito endémico del sur de Madagascar cuyo tronco
dorado igualmente se descorteza como piel quemada, y el “cardón” es un
Epílogo.
Algunas consideraciones sobre geográf ía, conservación y B.C.S. 757

primo de los grandes cactus de Chile central o de los que crecen en las islas
Galápagos. Cada forma de vida es única pues se adapta a un entorno que para
ella es singular, entorno cuyas características generales pueden sin embargo
encontrarse —nunca en totalidad pero sí parcialmente— en otros lugares de
la Tierra.
Entender que la adaptación de la vida en el planeta obedece a ciertas leyes
no minimiza la fascinación que uno puede tener por la diversidad de formas
que toma esa adaptación. Y eso vale tanto por la biodiversidad como por la
diversidad geográfica, es decir, por la variedad de paisajes que revelan los
distintos tipos de adaptación de las sociedades humanas a la diversidad de
los entornos.
Esa escritura de la Tierra, o geo-grafía, primero muy leve, apenas visible
en tiempo de grupos de cazadores-colectores seminómadas como los indí-
genas californios, empezó de manera notable en algunas partes del planeta a
partir del Neolítico, con la transformación de ecosistemas en agrosistemas.
Si en algunas partes del mundo las sociedades agrícolas han creado paisajes
antropizados de gran extensión y miles de años de existencia, este proceso
sólo empezó en el siglo xviii en Baja California y, de manera muy puntual,
con la “creación” de los oasis por los jesuitas.
Los oasis son productos del trabajo de los jesuitas, quienes convirtieron
pozas de agua dulce del matorral de Baja California en islas de “civilización”
en medio del desierto, oponiendo así a las inmensidades “salvajes”, indefini-
das, paganas e incultas, donde vagaban “indios”, esos micro espacios con to-
ponimia española, y por ello apropiados y localizables en el mapa, cultivados
y poblados por cristianos sedentarios. Los rasgos paisajísticos dominantes
de esos oasis —datileras y huertas— son semejantes a los del sur de España y
África del Norte: la creación de paisajes es una acción cultural. Pero la pro-
ducción del espacio geográfico es también un proceso político, pues los oasis
jesuitas, a pesar de su minúscula superficie, lograron absorber la sustancia
humana de la península mediante la sedentarización de unos indígenas cali-
fornios y la extinción de los otros, convirtiéndose esas “islas” en bases terri-
toriales de la colonización española, y luego mexicana, de Baja California.
En ciertos lugares, las huellas geográficas dejadas por sociedades pasa-
das no sólo son visibles en los paisajes actuales sino que siguen formando la
estructura de esos paisajes, y tienen por ello una gran influencia sobre los
758 Del saqueo a la conservación

espacios. Es el caso de los oasis de Baja California Sur: el diseño geográfico


de los jesuitas ha seguido actuando y en parte determinando el espacio de los
rancheros, quienes ocuparon esos mismos lugares a partir del siglo xix. Des-
pués de los indígenas californios, ellos fueron los protagonistas de un tipo de
vida particular, “endémico” a la península, con un medio original, adaptado
de manera sustentable al entorno: los rancheros también crearon geodiver-
sidad en Baja California.
Pero hoy sólo una muy pequeña parte de la población de la península vive
en los oasis e incluso menos conservan el tipo de vida ranchero. Es decir, la
geodiversidad bajacaliforniana ya no es importante pues su biodiversidad no
es tan original y su medio dominante es común a muchas partes del mundo.
¿Qué queda por conservar entonces en Baja California Sur? Un potencial
excepcional de geodiversidad: su superficie, la diversidad de sus entornos, el
estado mediano de su biodiversidad, el hecho de que todavía no tenga gran
población humana y que sólo algunos de sus más lindos sitios hayan sido
destruidos por el turismo y la urbanización salvajes, es algo que será cada vez
más valioso en el mundo globalizado, y que por ello es indispensable preser-
var. ¿Pero de qué? ¿Y cómo?
El ejemplo de los oasis de Baja California permite comprobar que produ-
cir un espacio, organizar a una parte del planeta, aunque sea muy pequeña,
decidir de sus paisajes como de las actividades y de los hombres que acoge,
tiene consecuencias que van más allá del ámbito meramente geográfico para
tocar toda la sociedad. Y eso más aún cuando ese espacio está relacionado
con otros, cuando está integrado a espacios de mayor superficie o cuando
forma parte de una red.
Es por ejemplo el caso del turismo, una actividad económica hoy de ma-
yor importancia en Baja California Sur, actividad que es inseparable de una
organización espacial reticular. Al turismo le interesan sitios espectaculares
y las redes para unirlos a los espacios de la demanda: buena parte de los luga-

 Martha Micheline Cariño Olvera, Historia de las relaciones hombre/naturaleza en Baja Ca-
lifornia Sur 1500-1940, uabcs-sep, México, 1995 (segunda edición, 2000).
 Es decir, con una estructura en redes: espacios discontinuos, compuestos de lugares conecta-
dos entre ellos. La otra estructura espacial, contínua y más común (la de los territorios nacio-
nales, por ejemplo), es “areolar”, en forma de área. Vease J. Bonnemaison, « L’espace réticulé.
Commentaires sur l’idéologie géographique », Tropiques; lieux et liens, París, Orstom, 1989,
p. 500-510.
Epílogo.
Algunas consideraciones sobre geográf ía, conservación y B.C.S. 759

res más bellos de Baja California Sur están integrados a un espacio red por la
carretera transpeninsular y, antes que todo, por aeropuertos internacionales
que los conectan con Estados Unidos, el resto de México y sus turistas. Se
sabe que el turismo de marinas, campos de golf y grandes hoteles, el turis-
mo de estaciones balnearias, centros comerciales y aparcamientos gigantes,
plantas de desalinización, autopistas e inmensas flotas de pesca deportiva
que se observan en varios lugares de Baja California Sur es ecológicamente
dañino. Pero ese tipo de turismo es también insostenible en otro sentido: im-
plica un terrorismo geográfico que, mediante la radical e irreversible trans-
formación de algunos de los más lindos lugares de la península, atenta contra
la geodiversidad de Baja California.
Es una transformación radical pues, por ejemplo, ¿quien cantará el su-
frimiento de los antiguos habitantes de Cabo San Lucas frente al cambio muy
brutal de este lugar en esos últimos 20 años? ¿Qué sentido puede tener para
ellos, pero también para todos los que conocieron —e incluso para los que
imaginan— lo que era antes este sitio, los paisajes de una conurbación tu-
rística que ha convertido un sitio único en un lugar común y vulgar, seme-
jante a lo que se puede ver en Canarias, en el Mediterráneo o en Florida?
¿Qué territorialidad les queda a esos habitantes de Baja California Sur frente
al despojo de sus tierras por empresarios y particulares, cuyo idioma es el
inglés y su divisa el dólar, sean cuales sean sus orígenes nacionales? Y es
también una transformación irreversible a escala humana, la única que nos
importa, pues Cabo San Lucas nunca podrá deshacerse de su pesado mantel
de cemento, el oasis de San José del Cabo no volverá, “Puerto Escondido” no
lo será nunca más, “Loreto Bay” y las otras marinas del Golfo de California
continuarán durante décadas contaminando la vista, ocupando el espacio,
simbolizando de manera arrogante el medio de un capitalismo que, en el cam-
po del turismo, finge apreciar la singularidad geográfica, sea natural o cultu-
ral, para acondicionarla, banalizarla y venderla mejor.
Ese turismo es una de las expresiones más crudas del medio del capita-
lismo, para el cual espacio y naturaleza están definidos exclusivamente en
términos de “costo” o de “beneficio”, en cuanto a su valor monetario en un
mercado que se extiende progresivamente al mundo entero. La expansión
del capitalismo en el mundo se puede explicar geográficamente por tres ra-
zones principales, relacionadas entre ellas.
760 Del saqueo a la conservación

Primero, el capitalismo tiene una formidable eficiencia en el uso del es-


pacio y de la naturaleza a causa de un medio que considera a ambos exclu-
sivamente como productos o factores de producción, sin otra consideración
política, social, cultural o ecológica.
Segundo, se debe a que su estructura espacial es reticular, porque sólo se
preocupa por redes de lugares económicamente interesantes conectados en-
tre ellos, porque sólo considera al espacio y a la naturaleza bajo un enfoque
económico, sin tomar en cuenta los territorios, los medios y los ecosistemas:
es por todo ello que el capitalismo es tan eficiente en su transformación del
planeta.
Y tercero, ese medio capitalista se ha difundido progresivamente en
la civilización europea y luego en el mundo entero gracias al respaldo
de otros potentes actores geográficos, los Estados. Sea bajo el nombre de
“crecimiento” o de “desarrollo” económico, los Estados se han converti-
do en vectores de este medio capitalista. Es cierto que los Estados siguen
teniendo también una relación al espacio y a la naturaleza de tipo políti-
co, es decir territorial: la soberanía nacional, la geopolítica estatal; no han
desaparecido, pero a menudo y a pesar de una retórica nacionalista, están
sometidas a los intereses económicos, muchas veces extranjeros en estos
tiempos de globalización.
Para la biología de la conservación, las principales amenazas ecológicas
actuales son conocidas: crisis de extinción de biodiversidad, calentamiento
global, contaminación generalizada, etc. Desde el punto de vista de la geo-
grafía de la conservación, esas amenazas son en gran parte el producto de la
globalización y resultan de un proceso de homogeneización geográfica del
planeta o, por decirlo de otra manera, de un proceso de pérdida de geodiver-
sidad. Pues además de esa crisis ecológica, lo que se extiende con la globali-
zación es un meta-medio, una relación capitalista con el entorno que se su-
perpone a los diferentes medios existentes si es que no los reemplaza después
de haberlos destruido. Y ese meta-medio se extiende a todo el planeta por las
redes de transporte y de comunicación que estructuran el espacio-mundo,
abriendo las diferentes regiones, volviéndolas accesibles a cualquier tipo de
explotación económica, y difundiendo una relación con el espacio y la natu-
raleza de tipo exclusivamente mercantil.
La cierta familiaridad que he encontrado en la naturaleza de Baja Califor-
Epílogo.
Algunas consideraciones sobre geográf ía, conservación y B.C.S. 761

nia Sur es entonces aún más importante, según este enfoque, con las regiones
que he estudiado: todas son espacios abiertos a las empresas del capitalismo
gracias a la impotencia o la complicidad de sus Estados. Esas regiones geo-
gráficamente marginales dentro de sus respectivos países han sido abiertas
por empresas capitalistas foráneas: en Baja California Sur como en Isla de
Pascua, en Galápagos, en la península de Osa o en la costa Suroeste de Ma-
dagascar, los Estados de México, Chile, Ecuador, Costa Rica y Madagascar,
respectivamente, han dejado empresas nacionales o extranjeras saquear la
naturaleza y explotar a los habitantes locales y a los migrantes estableciendo
como único límite el agotamiento de los recursos.
El costo ecológico de estas aperturas geográficas en aquellas regiones ha
sido y sigue siendo inmenso. No sólo por depredaciones directas —destruc-
ciones de hábitats, extinciones de especies locales e invasiones de especies
foráneas, contaminaciones diversas—, si no también por la difusión, dentro
de las poblaciones locales, del medio capitalista. De tal manera que sus habi-
tantes, cuyos medios buscaban antes una adaptación durable de sus socieda-
des a los entornos, han cambiado su forma de relacionarse con la naturaleza
y el espacio. Este cambio de medio resulta de la doble integración geográfica
de esas regiones a los espacios mundial y nacional, en este orden cronológico:
los empresarios foráneos, los migrantes atraídos por las sucesivas “bonanzas”,
los Estados ávidos de “desarrollo”, y más que todo, las nuevas actividades eco-
nómicas donde trabajan esos habitantes son los vectores de este cambio de
medio.
Pero buena parte de este costo ecológico tiene también como razón una
pérdida de territorialidad por parte de los habitantes locales: la apertura geo-
gráfica de sus regiones significa efectivamente para ellos una desterritoria-
lización. Sus territorios han sido abiertos a la explotación económica por y
para actores foráneos (sean nacionales o extranjeros): sus tierras han sido
confiscadas o compradas; muchas veces ellos mismos las vendieron, conver-
tidos a la nueva fe del dinero fácil; sus paisajes familiares que en ciertos lu-
gares no habían cambiado por siglos pueden estar totalmente modificados
en pocos años, hasta perder todo sentido para ellos; sus espacios fueron in-
vadidos por empresarios y migrantes de otras regiones, organizados por las
empresas y los Estados para maximizar a la rentabilidad económica. La aper-
tura geográfica significa una desterritorialización para los habitantes porque
762 Del saqueo a la conservación

ellos pierden sus medios tradicionales: un medio no puede existir sin territo-
rio donde pueda aplicarse.
La conservación en Baja California Sur, como en otras regiones, enfrenta
actores geográficos potentes para quienes el saqueo de la naturaleza y del
espacio se llama “desarrollo nacional” o “libre empresa”. Los actores de la
conservación tienen entonces que imaginar estrategias para convencer a los
habitantes sudcalifornianos que es de su interés vital cambiar de rumbo, y
que eso va mucho más allá de la mera protección de especies de plantas o de
animales. No hay conservación sustentable de cualquier región sin el apoyo
de su población: hacerlo es difícil, pues esos habitantes están en gran parte
desterritorializados y ya no tienen medio geográfico propio.
Para ser eficiente una política de conservación debe entonces construir
territorios y crear medios geográficos adaptados de manera sustentable a los
entornos. Esto supone imaginar un tipo de vida original, que sea a la vez
particular a cada subregión de la península y comparable a otras regiones del
mundo con entornos y problemas semejantes. El desafío de la conservación,
en Baja California Sur como en otras partes del mundo, es crear geodiversi-
dad y, haciéndolo, contribuir a preservar la diversidad de nuestro hermoso
planeta.
los autores
Sobre 763

Sobre los autores

Aarón Esliman Salgado es egresado de la carrera de Ingeniería en Pesque-


rías de la uabcs (1990-1995). Titulado en 1998 con la tesis “Descripción de la
pesquería de langosta roja en Isla Natividad, B.C.S.”. Cuenta con tres diplo-
mados en temas de gerencia y administración por la Universidad Estatal de
San Diego y dos por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Mon-
terrey. Capacitado en técnicas de conservación de Especies Amenazadas por
la Agencia Española para la Cooperación Internacional y diversos cursos-ta-
lleres de conservación, manejo y resolución de conflictos ambientales por la
Comisión Nacional de Áreas Naturales protegidas. Trabajó de 1996 a febrero
de 2001 en la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno como Subdirector de Área,
en donde coordinó los trabajos de elaboración y consulta de su programa
de manejo. De marzo de 2001 a la fecha se desempeña como Director de
Proyectos de la Sociedad de Historia Natural Niparajá, A.C. Desde 2001 es
responsable del proyecto integral de conservación del Corredor San Cosme-
Punta Mechudo en donde ha dirigido los estudios, diagnósticos y trabajos en
torno a la conservación de los oasis y manantiales de esa región. Participa
como responsable técnico de la uma de borrego cimarrón del Ejido San José

[763]
764 Del saqueo a la conservación

de la Noria. Actualmente se ha especializado en mecanismos legales de con-


servación de tierras privadas con el apoyo de The Nature Conservancy.

Alba E. Gámez es Profesora-Investigadora de tiempo completo definitivo,


Titular B, en el Departamento de Economía de la Universidad Autónoma
de Baja California Sur (uabcs), México. Es licenciada en Economía por la
uabcs (México), Maestra en Estudios Internacionales (uab-cidob, España),
Doctora en Relaciones Internacionales (Universidad de Essex, G.B.), y miem-
bro del Sistema Nacional de Investigadores del conacyt, nivel I. De 2000 a
2003 se desempeñó como responsable académica de la licenciatura en Co-
mercio Exterior la uabcs, y de enero de 2003 a diciembre de 2004 fue Coor-
dinadora de la Maestría en Estudios Sociales y Humanísticos de Frontera de
de esa misma institución. En 2005-I fue profesor visitante en la Universidad
Estatal de San Diego (sdsu, California, eua). Sus líneas de investigación son
liberalización económica y política exterior mexicana, apertura comercial y
sector externo, y estrategias de desarrollo y crecimiento del sector turismo,
de los que ha escrito capítulos en libros y artículos en revistas nacionales y
extranjeras. Correo-e: agamez@uabcs.mx.

Alejandra Nieto Garibay es Dra. en Ciencias en Ecología, Universidad de


Guadalajara. Maestra en Ciencias por la Universidad Nacional Autónoma de
México (unam). Investigadora del Programa de Agricultura en Zonas Áridas
del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (cibnor). Presidenta
de la Academia de Ciencias Agrícolas del cibnor. Autora de 15 artículos
científicos con arbitraje. Autora o coautora de más de 6 libros y 8 capítulos de
libro. Interés en agricultura orgánica, ecofisiología vegetal y en el estudio de
plantas silvestres con potencial económico. Correo-e: anieto04@cibnor.mx.

Alfredo Ortega Rubio es Doctor en Ciencias con especialidad en Ecología


por el Instituto Politécnico Nacional. Premio Nacional Reconocimiento a
la Conservación de la Naturaleza 2003, Categoría Académica y de Investi-
gación. Premio Nacional al Mérito Nacional Forestal y de la Vida Silvestre
1993. Actualmente es Investigador Nacional Nivel iii del Sistema Nacional
de Investigadores de la República Mexicana. Es autor o coautor de 125 artí-
culos de investigación original. Ha editado 13 libros y publicado 45 capítulos
los autores
Sobre 765

de libros. Ortega Rubio ha dirigido 34 proyectos de manejo de recursos, en-


tre ellos los que permitieron crear y desarrollar las Reservas de la Biósfera de
Sierra de la Laguna, Desierto del Vizcaíno e Islas Revillagigedo. Además, ha
dirigido 78 proyectos de Restauración Ecológica e Impacto Ambiental.

Andrea Sáenz Arroyo es Doctora en Ecología y Manejo Ambiental por la


Universidad de York, Inglaterra. Se ha dedicado a entender el impacto his-
tórico de homo sapiens en los ecosistemas marinos y costeros del mundo. Se
ha cautivado por la manera en que las generaciones modernas perciben este
impacto y en la manera en que métodos científicos sofisticadas, pero descon-
textualizadas de su marco histórico, inhiben la inversión de la sociedad en su
patrimonio natural. Cuenta con diez años de experiencia en asuntos de con-
servación marina en el noroeste de México. Comenzó a colaborar con Co-
munidad y Biodiversidad A.C. (cobi) en enero del año 2000 y desde entonces
ha adoptado esta organización para promover su desarrollo a nivel nacional
e internacional. Actualmente, como directora de ciencia de cobi, se dedica
principalmente a desarrollar modelos participativos de conservación y apro-
vechamiento sustentable con las comunidades costeras rurales que puedan
ser evaluados y replicados en cualquier parte del mundo. Sus proyectos de
investigación más importantes tratan del uso de reservas marinas comple-
tamente protegidas como instrumento de restauración de los ecosistemas y
la historia ambiental. Desde el 2006 forma parte del Sistema Nacional de In-
vestigadores con reconocimiento de Investigador Nivel I. Cuenta con diver-
sas publicaciones en revistas arbitradas científicas internacionales, capítulos
de libros y medios mexicanos de divulgación. En el año 2007 fue nombrada
profesora asistente adjunta en el departamento de recursos naturales de la
Universidad de Arizona.

Antonina Ivanova es profesora-investigadora en el Departamento de Eco-


nomía de la Universidad Autónoma de Baja California Sur y coordinado-
ra del Centro de Estudios apec en la misma universidad. Desde marzo de
2007 es Secretaria del Consorcio Mexicano de los Centros de Estudios apec.
Es Doctora en Economía por la unam y tiene maestría en Periodismo Eco-
nómico por la Universidad de Economía Internacional de Sofía, Bulgaria, y
por el Instituto de Integración Europea de Bruselas, Bélgica. En marzo de
766 Del saqueo a la conservación

2007 terminó su Posdoctorado en Estudios de la Paz en la Universidad Bra-


dford, Inglaterra. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y sus
intereses de investigación versan sobre la relación entre el libre comercio,
turismo, medio ambiente y desarrollo sustentable, temas sobre cuales tiene
varias publicaciones a nivel nacional e internacional, entre cuales siete libros
y más de 60 artículos en revistas como Comercio Exterior, Global Economy
y Journal of Social Science. Recientemente concluyó su participación como
autora principal del capitulo “Cooperación internacional para mitigación del
cambio climático” en el iv Informe del Panel Intergubernamental sobre el
Cambio Climático (ippc) de la onu.

Antonio Díaz de León Corral es Doctor (Ph.D) y Diplomado (dic) por el


Centro de Tecnología Ambiental del Imperial College de Londres, Inglate-
rra, Maestro en Ciencias del Centro de Investigación y de Estudios Avanza-
dos Unidad Mérida (cinvestav), Diplomado en Estadística Aplicada por el
Instituto de Investigación en Matemáticas Aplicadas y Sistemas (unam) y
Oceanólogo de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad Autóno-
ma de Baja California en Ensenada. En la Administración Pública ha des-
empeñado diversos cargos, entre los mas recientes están, Director General
de Política Ambiental e Integración Regional y Sectorial, semarnat; Presi-
dente del Instituto Nacional de la Pesca, semarnap y Director de Impacto
Ambiental, semarnap. Fue responsable del diseño y la conducción del pro-
ceso del Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de California.

Aurora Breceda es Doctora en Ciencias, investigadora titular del Centro de


Investigaciones Biológicas del Noroeste. Es especialista en ecología vegetal,
biología de la conservación y manejo de recursos naturales. Es autora de más
de 30 publicaciones científicas y de divulgación, sus estudios se han presen-
tados en múltiples foros nacionales e internacionales. Ha colaborado en la
declaratoria y Programas de Manejo de tres Reservas de Biósfera y, es profe-
sora en el Posgrado del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste y
de la Universidad Autónoma de Baja California Sur. La conservación de los
ecosistemas naturales, el desarrollo sustentable y el manejo de recursos na-
turales, han sido algunas de las motivaciones de su trabajo de investigación.
los autores
Sobre 767

Berenice Hernández Ramírez es Maestra en Ciencias por el Centro de In-


vestigaciones Biológicas del Noroeste (cibnor). Es especialista en Planea-
ción Estratégica Ambiental, específicamente en el desarrollo de indicadores
de vulnerabilidad ambiental en islas y propuestas para su manejo y conser-
vación. Actualmente es estudiante del Programa de Doctorado del mismo
centro.

Bernardo Murillo Amador es Ingeniero Agrónomo egresado de Universi-


dad Autónoma de Baja California Sur; Maestro en Ciencias en Fitomejora-
miento por la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro y Doctorado
en Ciencias en el Uso, Manejo y Preservación de los Recursos Naturales por
el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S.C., donde labora
como Investigador Titular. Es profesor del Posgrado del cibnor y de la Uni-
versidad Autónoma de Baja California Sur. Es miembro del Sistema Nacional
de Investigadores (Nivel ii). Autor de 70 artículos científicos con arbitraje.
Autor o coautor de más de 12 libros y 14 capítulos de libro. Interés en fito-
mejoramiento, estadística y agricultura sostenible en zonas áridas. Correo-e:
bmurillo04@cibnor.mx.

Carlos Villavicencio Garayzar es Doctor en Ciencias Biológicas con espe-


cialidad en Ecología Acuática y Pesca por la Universidad Autónoma de Nue-
vo León. Es profesor investigador de la Universidad Autónoma de Baja Cali-
fornia Sur con una antigüedad de 25 años. Ha producido 32 artículos y capí-
tulos de libros de su especialidad. Ha dirigido 20 tesis de licenciatura, tres de
maestría y una de doctorado. Ha colaborado como asesor de las comisiones
de Pesca y de Medio Ambiente de las Cámaras de Diputado y Senadores.

Carmina Valiente es licenciada en historia por la Universidad Autónoma de


Baja California Sur. Su tesis, Surgimiento y evolución del discurso ambien-
talista de la Organización de Naciones Unidas, 1945 a 1992: Perspectivas,
prioridades y aplicaciones, recibió mención honorífica. Ha colaborado en
proyectos orientados a difundir el patrimonio natural en el estado de Baja
California Sur, publicado algunos artículos y realizado trabajos de guión y
filmación para la televisión local, becada por covyde, A.C. Su interés como
investigadora social está centrado en tópicos sobre el sistema alimentario, la
768 Del saqueo a la conservación

salud, la marginación social, los movimientos sociales, las políticas ambien-


tales y de desarrollo sustentable.

Christophe Grenier, después de haber estudiado historia, economía y geo-


grafía en la Universidad de Jussieu y en la Escuela de Altos Estudios en Cien-
cias Sociales en París, obtuvo su doctorado en la Universidad de París La
Sorbonne en 1996 y es profesor-investigador de geografía en la Universidad
de Nantes desde 1997. Sus temas de investigación son: teoría y práctica de
la conservación, globalización, turismo, migraciones, desarrollo sustentable
y epistemología. Sus campos de investigación están en Galápagos, Isla de
Pascua, Costa Rica y Madagascar. Ganó varios premios científicos en Fran-
cia y obtuvo becas del Centro Nacional de Investigación Científica (cnrs) y
del Instituto de Investigación por el Desarrollo (ird) para largas estadías en
Galápagos (1992-1994) y Madagascar (2002-2004). Entre varias publicacio-
nes en francés, español e inglés sobre esos temas y campos de investigación,
sobresalen Conservación contra natura. Las islas Galápagos, libro editado
en 2007 por Corporación Editorial Nacional e Instituto Francés de Estudios
Andinos (ifea) en Quito, Ecuador.

Daniela Pedroza Páez es Bióloga por la Universidad Nacional Autónoma


de México, donde obtuvo la Medalla Gabino Barreda, otorgada al promedio
más alto en cada generación. Es Maestra en Planeación y Administración
Ambiental por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Mon-
terrey, Campus Ciudad de México. Ha sido consultora ambiental indepen-
diente y desde 2003 es Subdirectora de Coordinación Intrasectorial para el
Diseño de Políticas Ambientales en la semarnat desde donde colaboró en el
diseño y coordinación del proceso que culminó con el decreto del Programa
de Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de California.

David Carruthers es Profesor Asociado de Ciencias Políticas y Estudios


Latinoamericanos en la Universidad Estatal de California, San Diego. Reci-
bió su doctorado en ciencias políticas en la Universidad de Oregon (Estados
Unidos) en 1995. Especialista en la política comparativa y relaciones inter-
nacionales, su enfoque de investigación ha sido la política ambiental, espe-
cialmente en México y América Latina. Sus intereses incluyen las relaciones
los autores
Sobre 769

internacionales interamericanas, la economía política del medioambiente (co-


mercio, globalización, desarrollo sustentable), la agricultura y la política del
campo, los movimientos sociales y las ong, y la justicia ambiental. Es editor
del libro Environmental Justice in Latin America (mit Press, en prensa), y
ha publicado en Environmental Politics, Human Organization, Society and
Natural Resources, Third World Quarterly, entre otras revistas académicas y
colecciones editadas.

Dennis Nohemí de La Toba es Licenciada en Ciencias de la Comunicación


por la Universidad de Occidente, Campus Guasave, Sinaloa. Actualmente
cursa la Maestría en Educación Ambiental en la Universidad de Guadalajara.
Fue Coordinadora de Capacitación en el Instituto Nacional para la Educa-
ción de los Adultos “inea” en Cd. Constitución, B.C.S. Jefa del Departamen-
to de Comunicación y Difusión en el Instituto Tecnológico Superior de Cd.
Constitución, B.C.S. Jefa del Departamento de Comunicación Social en la
Delegación Federal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Natura-
les en el estado de Baja California Sur. Actualmente es Jefa del Departamen-
to de Educación Ambiental en la misma Delegación Federal. Ha trabajado en
medios de comunicación masivos como prensa y radio, de este último pro-
duce y conduce el programa de radio “Cielo, Mar y Tierra” que se transmite
por la xebcs. Coordinadora y editora de material sobre educación ambiental
en el estado, entre los cuales están: Plan Estatal de Educación, Capacitación
y Comunicación Ambiental para el Desarrollo Sustentable de Baja Califor-
nia Sur y del Manual de Manejo de Residuos Sólidos en Baja California Sur.
Ha coordinado e impartido cursos de capacitación en educación ambiental
dirigidos a docentes. Asimismo ha participado y asistido a diversos cursos
sobre educación ambiental a nivel nacional. Diplomada en Gobernabilidad y
Gestión Ambiental, y en Desarrollo Profesional Administrativo. Ha impar-
tido y organizado diversos eventos y talleres sobre educación y conservación
ambiental en el estado de Baja California Sur.

Enrique Troyo Diéguez es Ingeniero Agrónomo del itesm, Unidad Noroes-


te, Cd. Obregón, México. Maestro en Ciencias Esp. en Uso y Conservación
del Agua y Suelo, por el Instituto Tecnol. de Monterrey, México. Dr. en Cien-
cias (Ecología Agrícola) por la Universidad Nacional Autónoma de México,
770 Del saqueo a la conservación

Méx. Es revisor de proyectos del conacyt, miembro del Sistema Nacional


de Investigadores (Nivel ii) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
Investigador Titular en el cibnor, S.C., 23 años en investigación. Autor de
80 artículos científicos con arbitraje. Autor o coautor de más de 12 libros y
15 capítulos de libro. Interés en la conservación y uso sostenible del agua y
suelo, en hidrología y en agroecología de zonas áridas. Correo-e: etroyo04@
cibnor.mx.

Germán Ponce Díaz es Biólogo Marino con Maestría en Ciencias Pesqueras


y Doctorado en Ciencias Marinas por el Instituto Politécnico Nacional. Ha
desarrollado actividad académica en el cibnor y el cicimar-ipn. Pertenece
al Sistema Nacional de Investigadores en el Nivel I. Ha trabajado en el ámbito
legislativo como Secretario Técnico de la Comisión de Pesca del Senado de la
República y también como asesor parlamentario en la Comisión de Pesca en
diversas legislaturas en la H. Cámara de Diputados. También fungió como
subdelegado de Pesca en Baja California Sur y actualmente desempeña labo-
res de docencia e investigación en temas de análisis de pesquerías, bioecono-
mía y dimensión humana en pesquerías.

Gustavo Mercado Mancera es Ingeniero Agrícola, con estudios de Maestría


en el Uso, Manejo y Preservación de los Recursos Naturales y actualmente
cursando el Doctorado en el Centro de Investigaciones Biológicas del No-
roeste, S.C. en La Paz, B.C.S., con el proyecto Desertificación de Cuencas
Agrícolas en Baja California Sur. Profesor Definitivo de Tiempo Completo
en el Departamento de Ciencias Agrícolas de la Facultad de Estudios Supe-
riores Cuautitlán, unam. Profesor de la carrera de Ingeniería Agrícola, en el
área de Climatología Agrícola. Ha impartido los cursos de Agrometeorolo-
gía, Agricultura de Zonas Templadas y Agricultura de Zonas Áridas. Ha sido
Coordinador de la Carrera de Ingeniería Agrícola y fungido como Evaluador
de Proyectos ante la anuies. Ha dirigido tesis de Licenciatura y Maestría, así
como editado material de divulgación y un Manual de Prácticas en la unam.
Presentado diversas ponencias en Congresos Nacionales e Internacionales.
Ganador de concurso de video científico en la unam en 1999. Ha recibido
distinciones como la Mención Honorífica en su examen profesional y en el
Programa Jóvenes hacia la Investigación en la unam. Organizador de Con-
los autores
Sobre 771

gresos y Simposios nacionales. Es instructor nacional del programa globe


que coordina la semarnat. Secretario de la Comisión Estatal de Educación
Ambiental en Baja California Sur.

Jesús Zariñán. Estudió Sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y


Sociales de la unam. Ha desempeñado diversos cargos dentro de la Admi-
nistración Pública Federal en dependencias como la sedesol, la entonces
semarnap y la sagarpa. Actualmente se desempeña como consultor inde-
pendiente.

José Juan Pérez Navarro es Biólogo de la Universidad Nacional Autónoma


de México campus Iztacala en 1995. Obtuvo el grado de Maestro en Cien-
cias (en el uso, manejo y preservación de los recursos naturales) en el 2001
por parte del Programa de Posgrado del cibnor. Ha sido autor y co-autor en
14 trabajos presentados en simposia y congresos; ha publicado 4 artículos
de investigación como co-autor en revistas internacionales, dos en revista
nacional con arbitraje, y es co-autor en 2 capítulos de libros. Ha participado
en más de 20 estudios ambientales (Manifestaciones de Impacto Ambiental,
estudios ecológicos especiales, estudios técnicos justificativos, etc.) y colabo-
rado en 13 proyectos de investigación y ha dirigido 3. Desde 1994 se integró
al equipo de trabajo del Herbario hcib, del que ha manejado de la colec-
ción, como responsable del Laboratorio de Botánica, y Responsable del Área
de Laboratorios Ecológicos y Colecciones adscritos a la Dirección de Apoyo
Técnico del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste en La Paz,
Baja California Sur. Su área de especialidad es Florística y taxonomía vegetal
con interés sobre Anacardiaceae (Cyrtocarpa y Pachycormus) y Burseraceae
de Baja California.

José Luis García Hernández es Doctor en Ciencias en el Uso, Manejo y Pre-


servación de los Recursos Naturales, egresado del Centro de Instigaciones
Biológicas del Noroeste; Maestro en Ciencias en Producción Agronómica,
egresado de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro. Ingeniero
Agrónomo Fitotecnista, egresado de la Universidad Autónoma Agraria An-
tonio Narro. Investigador Nacional Nivel I. Autor de 55 artículos científicos
con arbitraje. Autor o coautor de más de 10 libros y 10 capítulos de libro.
772 Del saqueo a la conservación

Interés en entomología agropecuaria, control biológico y natural de plagas


y en el balance nutrimental en plantas y comunidades vegetales. Correo-e:
jlgarcia04@cibnor.mx.

José Osvaldo Torres es Maestro en Estudios Sociales y Humanísticos de


Frontera por la Universidad Autónoma de Baja California Sur, con licencia-
tura en ciencia política por la Universidad Autónoma Metropolita Unidad
Iztapalapa (uam-i). Ambos trabajos de tesis estuvieron orientados al estudio
de movimientos sociales, en fundamentalismos y movimiento verde, respec-
tivamente. Ha participado con artículos en la revista Matices en el D.F. y
Alternativa de Baja California Sur, además de artículos de opinión en el pe-
riódico El Sudcaliforniano. Actualmente imparte clases en la Universidad de
la Ciudad de México en la unidad Santa María la Rivera.

José Urciaga García es Licenciado en Economía, Maestro en Economía del


Desarrollo por la Universidad Autónoma Chapingo, Magíster en Economía
aplicada y Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universi-
dad Autónoma de Barcelona, Profesor Investigador desde 1985 en el Depar-
tamento de Economía de la Universidad Autónoma de Baja California Sur,
Miembro del Núcleo Básico del Posgrado en Ciencias Marinas y Costeras
de la uabcs, autor de diversas publicaciones en el área de desarrollo, medio
ambiente, econometría aplicada y economía laboral. Sus intereses de inves-
tigación actual se encuentran en el área de economía de la conservación.
Miembro del sni, Nivel ii.

Juan Salvador Aceves. Residente de la ciudad de La Paz desde 1995. Realizó


estudios de Licenciatura en Historia de la Universidad Autónoma de Baja
California Sur, obteniendo el grado con la tesis Historia de las Áreas Na-
turales Protegidas de Baja California Sur 1960-2003 en abril del 2003. Ha
participado en diversos proyectos de investigación con la Doctora Miche-
line Cariño desde el año 2000 y como consultor ambiental para diferentes
proyectos, empresas locales e instituciones públicas como la conanp. Ac-
tualmente es asistente de conservación marina en la Sociedad de Historia
Natural Niparajá A.C. realizando proyectos de desarrollo comunitario con
comunidades pesqueras en el norte de la Bahía de La Paz.
los autores
Sobre 773

Liliana Gutiérrez Mariscal es Bióloga por la Universidad Nacional Autóno-


ma de México. Es Maestra en Ciencias por la State University of New York
y Maestra en Administración Pública por la Maxwell School of Citizenship
and Public Affairs, Syracuse University. Como técnico en el Instituto de Eco-
logía de la unam colaboró en proyectos de conservación y manejo de recur-
sos naturales en el Distrito Federal, Michoacán, Guerrero y Oaxaca. De 2002
a 2007 fue Directora de Políticas Ambientales de la semarnat desde donde
coordinó y diseñó el proceso que culminó con el decreto del Programa de
Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de California.

María José Solares Millán es Bióloga y Maestra en Ciencias por la Universi-


dad Nacional Autónoma de México. Como técnico en el Instituto de Ecolo-
gía de la unam colaboró en proyectos de conservación y manejo de recursos
naturales en el Distrito Federal, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chihuahua,
Sonora y Baja California. De 2002 a 2007 fue Subdirectora de Coordinación
Intersectorial para el Diseño de Políticas Ambientales de la semarnat des-
de donde colaboró en el diseño y coordinación del proceso que culminó con
el decreto del Programa de Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de
California.

Mario Monteforte es Investigador Titular del Centro de Investigaciones


Biológicas del Noroeste, S.C. (cibnor) en La Paz, B.C.S. desde 1985. Ocea-
nólogo por la Escuela Superior de Ciencias Marinas, Universidad Autóno-
ma de Baja California, con especialidad en Oceanografía Biológica. Maestría
en Oceanografía Biológica (Diplôme d’Études Approfondies) en la Facultad
de Oceanografía de la Universidad de París 6. Doctorado de Tercer Ciclo
en Oceanografía Biológica en la misma universidad. Doctorado en Ecolo-
gía Marina por la École Pratique de Hautes Études de París, en el Centre
de l’Environement de Opunohu, Moorea, Polinesia Francesa. Doctorado en
Ciencias Biológicas por la Universidad de La Habana, Cuba. Su principal lí-
nea de investigación se centra en el desarrollo científico y tecnológico del
cultivo de ostras perleras y la perlicultura. Ha realizado varios estudios de
planeación del desarrollo regional sobre la operación de granjas perleras en
La Paz, Ensenada (perlicultura en abulón), Acapulco, Guatemala, Costa Rica,
774 Del saqueo a la conservación

Panamá y Ecuador. Ha participado en estudios de impacto en la costa ma-


rina de Tahití, Moorea y otros atolones Polinesia Francesa, así como en Baja
California Sur. Coautor del “Plan de Developement Touristic pour le Lac Va-
hiria, Tahiti”. Es autor o coautor de 65 artículos indexados, 5 capítulos en
libros, 3 libros, y de un centenar de resúmenes en memorias de congresos
nacionales e internacionales. Ha dirigido 14 proyectos nacionales y 5 inter-
nacionales. Desde 2003 se ha dedicado al estudio del desarrollo sustentable
en torno a la acuacultura en Bahía de La Paz. Es miembro del Sistema Nacio-
nal de Investigadores.

Micheline Cariño tiene una doble formación profesional, obtuvo sus licen-
ciaturas y maestrías en historia y en planeación del desarrollo en Francia en
la Universidad de París vii, Jussieu. En 1998 obtuvo el Doctorado en Historia
de las Civilizaciones en la École des Hautes Études en Sciences Sociales, en
la misma ciudad. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores des-
de 1992, actualmente es Investigador Nacional Nivel ii. Ha dirigido varios
proyectos de investigación sobre dos líneas de investigación principales: las
relaciones sociedad/naturaleza y la conservación en Baja California Sur y la
región del Golfo de California y la historia mundial y regional de la pesca, el
cultivo y el comercio del nácar y las perlas. Estos proyectos han sido finan-
ciados por conacyt, fonca, uabcs, e International Community Fundation.
Se desempeña como profesora-investigadora de la Universidad Autónoma
de Baja California Sur (uabcs), en La Paz, desde 1989, donde imparte clases
a estudiantes de licenciatura y posgrado. También ha impartido clases en
posgrado en universidades de otros estados, en el Colegio de México y en los
años 2006-2007 en el Center for Latin American Studies de San Diego State
University (sdsu), California (Estados Unidos). Es miembro fundador de la
Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental. Ha colabo-
rado con el gobierno del estado y con el municipio de La Paz, así como con
varias ong en procesos de planeación, conservación y desarrollo. En 1995
fue ganadora del vi Concurso de investigadores de B.C.S., por lo que obtuvo
la “Medalla al mérito, Prof. Domingo Carballo Félix”, con el libro Análisis
histórico de las relaciones hombre/naturaleza en Sudcalifornia, 1500-1940
y la investigación que sustentó esa obra, el mismo año le confirió ganar la
Mención Honorífica del Jurado “Premios inah 1994. Francisco Javier Cla-
los autores
Sobre 775

vijero”, inah-conaculta. Es autora y/o editora de 7 libros y de más de 80


artículos.

Miguel Ángel Hernández Vicent obtuvo la Licenciatura en Economía en


el Instituto Tecnológico Autónomo de México; Maestría en Economía en
la Universidad de Kent en Canterbury, Inglaterra; Máster en Conservación
y Gestión del Medio Natural en la Universidad Internacional de Andalucía.
Profesor investigador desde 1983 en el Departamento de Economía de la
Universidad Autónoma de Baja California Sur; Profesor de la Maestría en
Economía del Medio Ambiente y Recursos Naturales de dicha Universidad;
autor de diversas publicaciones en temas relacionados con teoría económica,
planificación ambiental y desarrollo sustentable.

Miguel Ángel Vargas colabora con la Dirección Regional de Pronatura


Noroeste como Director Adjunto con base en la ciudad de Ensenada, Baja
California. Es oceanólogo con especialización en Administración de Recur-
sos Marinos y su experiencia en el sector ambiental incluye actividades de
Asesor Ambiental, Proyectos de inversión en el sector pesquero, Estudios
Regionales, Asesor en Educación Ambiental, y Coordinador de proyectos de
conservación. Ingresó a Pronatura en el 2001 para dar inicio en la región no-
roeste a uno de los programas más exitosos de esta organización: el Progra-
ma Nacional de Conservación de Tierras Privadas. Ha trabajado con propie-
tarios de tierras y comunidades para proteger los ecosistemas prioritarios de
la región a través de una serie de mecanismos legales, sociales y financieros.
Sus principales logros incluyen la coordinación de los procesos para estable-
cer la primera servidumbre ecológica binacional en Tecate, Baja California,
la primera cadena de servidumbres ecológicas costeras en Bahía de Los Án-
geles, Baja California, y la servidumbre ecológica costera más grande en la
Costa del Pacífico (Laguna San Ignacio, Baja California Sur). En los últimos
años ha coordinado y dirigido los esfuerzos de la Alianza para la Conserva-
ción de la Laguna San Ignacio cuya iniciativa es promover la participación de
los actores locales, regionales e internacionales para garantizar al largo plazo
la protección de este hábitat reproductivo de la ballena gris y refugio de miles
de aves acuáticas migratorias de importancia para Norteamérica.
776 Del saqueo a la conservación

Ninfa Leticia Cordero Sauceda es originaria de Chihuahua, Chih., realizó


estudios de licenciatura en Psicología, en la Universidad Nacional Autónoma
de México (unam). Desde el inicio del desempeño profesional se ha dedicado
al diseño, acompañamiento y evaluación de estrategias para formar actores
institucionales y comunitarios involucrados en procesos educativos y de de-
sarrollo en regiones rurales, indígenas y urbanas marginadas de todo el país.
Vive en Baja California Sur desde 1995, donde ha impulsado procesos de
participación y organización social construyendo y refuncionalizando espa-
cios para influir en la decisión de actividades económicas, medidas regulato-
rias y proyectos de desarrollo que correspondan a los intereses comunitarios
y favoreciendo su acceder a los recursos que requieren para lograrlos. Los
cargos que ha ocupado en instituciones del gobierno federal (Subdelegada de
Desarrollo Social y Representante Estatal del Fondo Nacional para Empresas
Sociales, de la Secretaría de Desarrollo Social; Subdelegada de Pesca en la
semarnat y en la sagarpa) le dieron oportunidad de un ejercicio profesio-
nal vinculado con los procesos señalados. Actualmente se desempeña como
consultora apoyando los mismos procesos de acompañamiento a grupos co-
munitarios residentes en oasis y áreas naturales protegidas del estado.

Óscar Arizpe Covarrubias es Profesor-Investigador de tiempo completo en


la uabcs desde 1980 y actualmente jefe del Lab. de Ecología de Sistemas
Costeros. Tiene estudios de Licenciatura en Biología y de posgrado (maes-
tría, doctorado y posdoctorado) en Ecología. Las primeras investigaciones y
artículos publicados fueron sobre dinámica de poblaciones de organismos
sujetos a pesca y acuacultura. Los últimos quince años ha trabajado y publi-
cado en estudios interdisciplinarios de manejo integrado de zonas costeras,
ordenamiento ecológico y análisis de prospectiva, objeto del nombramiento
actual en el sni.

Rafael Cervantes Duarte es Doctor en Ecología Marina por el Centro de


Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (cicese). Es
autor o co-autor de 25 artículos de investigación, y ha dirigido 12 tesis de
posgrado en el área de Oceanología. Actualmente es investigador titular y
director del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (cicimar-ipn).
los autores
Sobre 777

Ricardo Rodríguez Estrella es Doctor en Ciencias, con especialidad en eco-


logía animal, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel ii. La-
bora en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste. Ha dirigido 14
tesis de Licenciatura, 5 de Maestría y 4 de Doctorado. Sus líneas de investiga-
ción son: patrones de distribución y abundancia de especies y factores condi-
cionantes; interacción planta-animal; restauración ecológica; conservación
de especies endémicas y en riesgo; ornitología; Biología de la Conservación;
efectos de actividad humana en poblaciones pequeñas, en especies amena-
zadas y en peligro de extinción; estudios en áreas fragmentadas y humani-
zadas; modelación espacial para determinación de áreas relevantes para la
conservación y ordenamiento ecológico territorial. Tiene más de 50 publi-
caciones.

Salvador Lluch Cota es Biólogo Marino egresado de la uabcs (1992), Maes-


tro en Ciencias por el cibnor-ipn (1995), y Dr. en Ciencias por el cibnor
(2000), donde labora como investigador titular, dentro del programa de
Ecología Pesquera. Su trabajo se ha centrado en el análisis de la variabilidad
climática y sus efectos en recursos marinos. Cuenta con publicaciones nacio-
nales e internacionales en revistas de prestigio, libros editados, conferencias
invitadas en foros internacionales, participa en comités editoriales de revis-
tas internacionales, comités científicos internacionales en materia de cambio
climático, y sirve como presidente de la Sociedad Mexicana de Pesquerías y
Capítulo Mexicano de la Sociedad Americana de Pesquerías. Actualmente es
coordinador por México en un proyecto internacional del programa de Bio-
complejidad de la nfs sobre ligas entre procesos biofísicos y socioeconómi-
cos en pesquerías ribereñas de Baja California y responsable de un proyecto
interinstitucional sobre Vulnerabilidad del Golfo de California ante el Cam-
bio Climático.

Sara Cecilia Díaz Castro es Licenciada en Biología Marina por la uabcs;


Maestría en Ciencias con especialidad en Ecología en la Facultad de Cien-
cias de la unam. Doctorado en Ciencias con especialidad en Ecología en el
Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, cibnor. Ha dirigido una
tesis de Maestría y se encuentra dirigiendo dos de Doctorado. Participó en
3 cursos de posgrado desde 1999. Ha realizado 8 estancias de investigación
778 Del saqueo a la conservación

en el extranjero. Es autor o coautor de 17 artículos de investigación original


publicados en revistas internacionales y nacionales; 3 artículos de divulga-
ción; y 8 capítulos de libro. Ha participado en 31 presentaciones de trabajos
en congresos o reuniones. Actualmente es investigador titular del cibnor
donde labora desde 1989 y miembro del sin nivel I.

Vicente Arriaga Martínez es Biólogo y Maestro en Ciencias por la Uni-


versidad Nacional Autónoma de México. En la Administración Pública ha
desempeñado diversos cargos, entre los mas recientes están, Director de Or-
denamiento Ecológico, semarnat; Director General del Programa Nacional
de Reforestación, semarnap; Director de Restauración de Suelos, semar-
nap y Coordinador Nacional del Programa Bosque Modelo. Fue Premio Na-
cional de Ecología otorgado por la sedue al proyecto Aprovechamiento y
Manejo de los Recursos Naturales Renovables en la Región de la Montaña
de Guerrero, representante de México en la Vigésima Reunión de la Comi-
sión Forestal de América del Norte. St. Andrews, New Bronswick, Canadá y
Presidente de la Junta de Gobierno del Instituto Mexicano de Tecnología del
Agua, semarnat.

Yolanda Maya Delgado es especialista en Suelos. Líneas de investigación:


Conservación de Suelos, Cartografía de Suelos, Clasificación de Suelos y Mi-
crobiología de Suelos. Bióloga egresada de la Escuela Nacional de Ciencias
Biológicas del ipn. Maestra y Doctora en Ciencias por la Facultad de Ciencias
de la unam. Investigadora y docente del Centro de Investigaciones Biológi-
cas del Noroeste, S.C. Ha colaborado en múltiples proyectos de vinculación
académica con agencias federales y con el sector productivo del estado de
Baja California Sur y de varias localidades del Noroeste de México. Es autora
y coautora de varios artículos en revistas indexadas y del padrón de excelen-
cia de conacyt, así como de varios capítulos de libro. Investigadora Nacio-
nal del Sistema Nacional de Investigadores del conacyt.

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