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INSTITUTO
DE
INVESTIGACIONES ANTROPOLOGICAS
DE LA
MUNICIPALIDAD DE OLAVARRIA
LA CIUDAD SECUNDARIA
MARCELO SARLINGO
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La Ciudad Secundaria- Marcelo Sarlingo-IIAO
MARCELO SARLINGO
IIAO, febrero de 1995
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La Ciudad Secundaria- Marcelo Sarlingo-IIAO
SUMARIO
INTRODUCCION...pag.
CAPITULO 1...pag.
CAPITULO 2...pag.
CAPITULO 3...pag.
CAPITULO 4...pag.
Deseconomías urbanas.
Fragmentos de los escenarios del presente.
CAPITULO 5...pag.
NOTAS FINALES...pag.
BIBLIOGRAFIA CITADA
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Los ciudadanos olavarrienses de hoy, fines del Siglo XX, no se encuentran conformes
con su ciudad. Los indicios de esta disconformidad son múltiples y variados. Puede recogerse en
un amplio espectro que va desde los miles de comentarios que se vierten diariamente, hasta las
expresiones más visibles emitidas desde diversos medios de comunicación 1.
El peso de estas representaciones en el imaginario colectivo hace que hoy sea interesante
e importante sumergirse en la problemática urbana local.
Olavarría, sin ser una gran metrópoli, o ni siquiera (desde lo demográfico) una gran
ciudad, evidencia una serie de aspectos que sus habitantes los perciben como muy problemáti-
cos.
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cuestiones energéticas, son problemáticas cuya estructura está integrada de manera predo-
minante por las prácticas y representaciones de actores sociales que viven en la ciudad.
Este trabajo penetra en esta "selva de símbolos" que constituyen tales problemáticas
contemporáneas. Existe también el imperativo de conectar elementos analíticos singulares con
diversos procesos ubicados en el corazón de la cultura occidental.
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Este ensayo tiene, como objetivo esencial, el de ser una síntesis de una investigación en
proceso. Ha sido escrito, en gran parte, en el tranquilo y estimulante ambiente del Instituto de
Investigaciones Antropológicas de Olavarría. Durante casi un año trabajé textos, entrevisté
muchas personas con diversa ubicación en nuestra estratificada sociedad. Consulté técnicos de
diferentes áreas, observé la ciudad y al mismo tiempo me observé yo mismo. Los datos y los
temas de futuras investigaciones aparecieron con gran abundancia, y este producto se me ocurre
totalmente embrionario.
Tal vez esto no podría haber sido sintetizado aún sin la experiencia de trabajo que me
llevó a redactar "LA CIUDAD INCONCLUSA" (1993), mi tesis de grado en Antropología
Social. Sobre esa base, hoy me resulta más prometedor adentrarme en los laberintos de "lo
urbano".
MARCELO SARLINGO
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CAPITULO 1
EVOLUCION URBANA
PROCESOS LOCALES
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1.
El mundo de hoy es un mundo de ciudades. No sólo porque desde el punto de vista
cuantitativo la mayor parte de la población mundial desarrolla su vida en una urbe. También
porque en ellas la producción de símbolos, la producción de cultura, alcanza características
inusitadas en la historia de la humanidad.
Decimos entonces que, si los sociólogos hablan de la ciudad, los antropólogos hacen
hablar a la ciudad. Uno de los objetivos de un acercamiento antropológico como el que aquí se
expone es el de mostrar aspectos de la Ciudad que habitamos. Mostrarlos a través del discurso
de sus habitantes y de sus ciudadanos.
Del discurso de quiénes viven en el medio urbano y de quiénes hacen el medio urbano
que hoy, a pocos años de un fin de siglo dramático, cambia día a día.
Pero como este trabajo está pensado como un ensayo, dado que no es el fruto de una
investigación terminada, pretendo vincular analíticamente otros problemas e interrogantes que
no son específicamente materia de investigación local.
El enfoque holístico nos coloca en la obligación de respetar las relaciones más amplias
que tiene el fenómeno urbano olavarriense. Y en este sentido, trato de analizar sintéticamente la
experiencia urbana local en relación con algunos de los procesos culturales que la enmarcan.
Por eso aparecerán comentarios que tal vez sea difícil traducir empíricamente a "lo
urbano". Sin embargo, no nos estaremos apartando nunca de una Antropología de la Ciudad.
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En ellas, como corolario de una tendencia mundial, la población se reproduce a un ritmo
muy significativo, y ello obliga todo el tiempo a revisar las políticas que buscan limitar el nivel
de conflictos sociales que genera su organización actual.
A comienzos de este siglo, apenas una persona de cada diez vivía en un medio urbano. A
fines del siglo XX, serán más de cinco. Pero en cantidades absolutas, esto representa más de dos
mil quinientos millones de personas viviendo en ciudades.
Este testimonio, extraído de las categorías de una habitante de Olavarría, evidencia una
ciudad con diversos aspectos en movimiento, dinámica y cambiante.
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Pero hay múltiples significados compartidos con las experiencias de vida de otras urbes.
Esta multiplicidad se relaciona especialmente con los aspectos conflictivos que también
caracterizan a diversas experiencias urbanas.
Tales aspectos conflictivos se derivan de la crisis urbana, crisis que es mundial por la
internacionalización de algunos de sus efectos:
* una disconformidad social que enfrenta a los habitantes con su propia ciudad, haciéndola
depositaria de crecientes insatisfacciones.
Olavarría no ha escapado a este último punto, y sus dirigentes han sabido mantener
relativamente controlables los dos primeros. Sin ser todavía una ciudad inhóspita e invivible si
no se posee cierto grado de "locura", Olavarría evidencia gérmenes de procesos de
diferenciación social que la hacen atractiva como unidad de análisis en un abordaje antropo-
lógico.
Más que profundizar en muchos elementos que pueden aparecer como obvios a la
idiosincrasia local, he preferido abordar las relaciones posibles de identificar entre Olavarría y la
dinámica del momento histórico actual. También he tratado de buscar ciertos discursos que, en
boca de diversos actores sociales, me han llevado justamente a encontrar elementos de re-
levancia sociológica que me ayudan a reflexionar sobre la experiencia urbana olavarriense.
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como planteos de orden normativo. Es que no puede dejar de verse que, además de antropólogo,
soy olavarriense. Y que no pretendo lograr una descripción ascéptica, sino un análisis que desate
cierta utilidad práctica.
El conjunto de este trabajo está centrado en tres ejes. El primero de ellos trata de
establecer una ubicación del fenómeno urbano de Olavarría en relación a las principales
características del capitalismo actual. El segundo eje relaciona algunas percepciones acerca de la
crisis local, con un análisis de caso en el que se describe sintéticamente la complejización de un
espacio residencial urbano. El tercero, como está escrito "supra", aborda críticamente instancias
derivadas de la crisis urbana de nuestra sociedad dependiente.
Como se verá en párrafos posteriores, hablar de lo urbano implica analizar la cultura que
"produce" la ciudad. Implica adentrarse en los mecanismos socio-culturales que conllevan a la
estructuración de ambientes definidos como urbanos.
2.
La Antropología se ocupa de estudiar la cultura humana. Aborda entonces toda la gama
de experiencias sociales: desde las sociedades ágrafas, que siguen constituyendo importantes
sujetos de su práctica, hasta las denominadas "sociedades complejas" (WOLF, ERIC Y
DESPRES, LEO; 1968).
En Argentina, una década más tarde, los orígenes son similares. Los antropólogos
desarrollan sus estudios siguiendo a sus informantes desde que son expulsados del medio rural,
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hasta las "villas miseria" características del espacio urbano porteño. Al calor del proceso de
modernización económica y de los complicados momentos políticos, la práctica antropológica
predominante se caracteriza por una relación comprometida con los sujetos de estudio.
En el partido de Olavarría, a fines de los años '80, Federico Neiburg y Ricardo Rosendo
realizan acercamientos antropológicos a Loma Negra y Sierras Bayas, en el marco de un
convenio entre la Universidad de Buenos Aires y el Instituto de Investigaciones Antropológicas
de Olavarría. Estas investigaciones se suman a un conjunto de trabajos en el ámbito arqueo-
lógico, que se desarrollaban tradicionalmente en el mismo instituto.
Las villas obreras, en tanto asentamientos humanos, son vistas por la Antropología como
producto de la estructuración de diversas relaciones sociales de dominación y hegemonía, en el
marco de las relaciones capital/trabajo. Este marco determina también la organización espacial y
sus patrones de representación simbólica, aunque no sea éste el aspecto privilegiado en estos
estudios.
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Utilizar conceptos, marcos teóricos, lenguajes y referencias que provienen de la
Antropología en el estudio de la Ciudad, es lo que caracteriza a este trabajo. Su utilidad es la de
complementar enfoques de geógrafos e historiadores (ARENA, CORTES Y VALVERDE, 1967,
FERNANDEZ, NELIDA ET AL.; 1985), enmarcando a Olavarría en los procesos culturales que
la influyen.
JULIAN ARTURO
Estudios contemporáneos de Cultura y
Antropología Urbana
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3.
No todas las culturas humanas viven y han vivido en ciudades. Ni tampoco todas las
ciudades que han existido poseen las mismas características, tanto estructurales o funcionales, y
mucho menos estéticas.
Los antropólogos, al referirnos a las maneras en que las culturas se relacionan con el
espacio y organizan sus circuitos de apropiación de la naturaleza, hablamos de patrón de
asentamiento.
Las ciudades, como una modalidad que puede tomar el patrón de asentamiento
dominante en una cultura, no es aleatoriamente elegida. La organización de la ciudad está
fuertemente condicionada por la organización social de la cultura que la construye.
Los primeros asentamientos humanos que pueden ser llamados ciudades poseen un
origen ligado a la denominada Revolución Neolítica, por lo que están ligadas directa (pero no
únicamente) a la adopción de la agricultura. Los primeros grupos agrícolas vivían en aldeas que,
como mucho, alcanzaban a pocos cientos de personas.
La función predominante de las primeras ciudades tenía que ver con lo ceremonial, pero
al mismo tiempo la especialización permitió desarrollar funciones administrativas. Algunas de
ellas (como Teotihuacán, Monte Alban y las ciudades mayas de Centroamérica) tenían
complejos trazados que reflejaban símbolos religiosos de orden divino o estaban orientadas
hacia posiciones astronómicas significativas.
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La base ecológica y el excedente alimentario era proporcionado por campesinos
residentes en tierras cercanas, y la elite política y religiosa de la sociedad, junto con los
administradores y artesanos, constituían la población de las ciudades.
Por supuesto que las diferencias culturales hacen al origen de las ciudades una
problemática con muchas variaciones. En el Egipto de las dinastías faraónicas, los campesinos
vivían en pequeñas aldeas en zonas rurales. El mismo esquema se repetía, por ejemplo, en
Esparta, donde la zona central y administrativa de la ciudad guerrera estaba rodeada por asenta-
mientos dispersos de campesinos que alimentaban a la elite militar (MUMFORD, LEWIS;
1966).
Por otra parte, en Mesopotamia y Centroamérica, como parece haber ocurrido en las
ciudades mayas (HARRIS, MARVIN; 1989), la mayor parte de la población parece haberse
trasladado de las zonas rurales a las ciudades y cultivar las zonas circundantes durante el día,
para volver a la noche a sus casas en la ciudad.
Gordon Childe (1950) sintetizó una serie de elementos que caracterizaron a las ciudades
en su origen, dejando en claro que la ciudad es el medio geográfico donde se instala la
superestructura política-administrativa de una sociedad. Sociedad que ha llegado a un
grado de desarrollo técnico y social que permite:
* un grado de complejidad política que asegure una centralización del control político y la
dominación de una clase,
4.
El surgimiento de imperios y el constante crecimiento de la población y el comercio a
pequeña escala condujo a la aparición de lo que se puede llamar ciudades "preindustriales".
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Las ciudades preindustriales tenían una serie de características que las diferenciaban de
las ciudades industriales modernas. Estaban rodeadas por murallas, de funciones defensivas, y
poseían zonas de la ciudad demarcadas para regular el comercio y gravar el intercambio.
"Es precisamente esta especificidad política de la ciudad lo que hace de ella un mundo
en sí mismo y define sus fronteras como sistema social. La ideología de pertenencia a la ciudad,
prolongada incluso hasta ya avanzada la sociedad industrial, se fundamenta históricamente en
este tipo de situación." (CASTELLS, MANUEL; 1974:20).
En China, las grandes ciudades como Nankín datan del siglo II antes de J.C.., y las
ciudades americanas halladas por los españoles eran tan grandes como las europeas de la misma
época.
Lo central para explicar las sucesivas evoluciones en esta ciudades se encuentra en las
nuevas relaciones sociales que surgieron de las transformaciones producidas en el sistema de
distribución del excedente.
"La aparición de una clase mercantil que rompe la verticalidad en la apropiación del
excedente, se vincula de otra manera (como intermediaria) con los campesinos, rebasa la
economía de subsistencia y acumula autonomía suficiente para invertir en la producción
manufacturera..." (PIZZORNO, ALESSANDRO; 1976: 131) es la característica fundamental,
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sobre todo de las ciudades europeas, que les permite supervivencia, consolidación y posterior
expansión.
Pero también otros aspectos originales de la ciudad medieval son los que se
transformarían en fundamentales para posibilitar la expansión europea y el proceso de creación
del Tercer Mundo. En especial, la invención de nuevas formas institucionales que se van
creando, los comportamientos de ahorro y consumo que se cristalizan como valores culturales,
los procesos de identificación espacial (la aparición de distritos que confieren a sus habitantes
criterios de distinción, como los puertos o arrabales, etc.).
Así, por ejemplo, el menor desarrollo de las ciudades comerciales españolas con
respecto a las alemanas y a las italianas durante los siglos XVI y XVII, se explica por su rol de
simple intermediación (sin poder concreto de decisión) entre la Casa Real y los organismos
comerciales de Indias.
Especialmente las ciudades americanas formaron parte integral de las colonias europeas
desde su fundación. Estaban basadas en centros ya existentes, como Ciudad de México o Cuzco,
o eran ciudades nuevas como las norteamericanas. Las relaciones coloniales fueron centrales
para consolidar algunos aspectos estructurales de las ciudades de nuestro continente,
especialmente en la difusión de un modelo de urbanización clave para lo que nos interesa
analizar.
Pero la ciudad americana será objeto de análisis más adelante. Interesa decir en dos
palabras cómo se vivía en la ciudad medieval. El grueso de la población de ésta se componía de
emigrados de zonas rurales, muchos de ellos escapando (cuando podían) de los rigores feudales.
Se integraban a la vida en la ciudad a través del aprendizaje de oficios, comenzando desde los
escalones más bajos de los gremios y sometidos a los intereses de los maestros. Si no conse-
guían insertarse en ningún gremio, se convertían en jornaleros.
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Por ejemplo, la primera forma de gobierno político institucionalizada que se dio la
ciudad de Olavarría fue la Corporación Municipal, que continuó hasta 1905. Cualquier vecino
podía ser miembro de la Corporación, aclarando que la categoría "vecino" sólo alcanzaba a
aquellos que eran propietarios de tierras.
5.
El desarrollo del capital comercial, la expansión geográfica, los cambios técnicos, el
surgimiento de nuevas concepciones acerca del mundo, son todos factores que modifican
profundamente la ciudad medieval.
Las necesidades de expansión del capital hacen que se pasen de los monopolios
organizados en las ciudades a monopolios que interconectan varias ciudades. Esta es
especialmente la experiencia de las ciudades Hanseáticas, cuya capital era el puerto de
Hamburgo.
Aquí las instituciones de una sola ciudad dejan de ser el centro de relaciones entre la
población urbana y el sistema político y económico global.
Y hay otro aspecto necesario de mencionar que también está en la base de la sociedad
industrial. Se trata del paso del cottage-system al factory system.
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También es una ciudad que dota de mayor centralidad aún al poder político. Una escala
de ciudad donde ya todo empieza a ser gigantesco, donde el transporte es caótico y donde es
imposible una gestión eficiente de los desperdicios y de los subproductos de la actividad.
Esta realidad fue descripta magistralmente por Friedrich Engels, en su libro "La
situación de la clase obrera en Inglaterra", publicado en 1845.
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Pero éste texto también refleja otro elemento característico de las condiciones de vida de
las ciudades industriales: la emergencia de la polución. En 1892, en otra edición del mismo
libro, Engels aclara que la pintoresca imagen del Támesis que describió recién llegado a
Inglaterra "...sucedió hace cincuenta años, en la época de los pintorescos navíos a vela; el que
ahora llega a Londres, a sus docks, ve el Támesis cubierto de sucios vapores..." (cit. en
BALLENT, A. ET AL.; 1993:20). Esta polución, que también afectaba (pero menos) a las clases
dominantes, estallaría varias décadas más tarde dando sentido a importantes corrientes críticas
sobre la ciudad.
La metrópoli industrial europea, articulada a los esquemas coloniales de los cuáles se
obtenía la materia prima para los enclaves fabriles, parece mostrar una imagen caótica.
O sea que hay que distinguir, en el escenario de la urbanización industrial, dos efectos
bien diferentes: la pauperización y segregación espacial de la mano de obra articulada a la
fábrica, por un lado, y la participación de las clases dominantes en una red mundial de
vinculaciones económicas.
Claro que esto no fue un proceso lineal, sino que tuvo muchísimas variaciones en los
diferentes países que pudieron desenvolver su desarrollo capitalista.
Estas imágenes han sido cristalizadas por los urbanistas y arquitectos que la
historiografía agrupó en el denominado Movimiento Moderno (KLINGENDER, F.D.; 1983).
Así "...la Londres de las aguafuertes de Gustavo Doré, multitudinaria, caótica, sucia, yuxtapues-
tos sin orden puentes ferroviarios, arquitectura victoriana y cottages miserables; la París de la
luz de gas, de los pasajes de vidrio y hierro y de los carrés haussmannianos; la grilla flexible
hasta el infinito de la ciudad americana..." (BALLENT ET AL.;Op. cit.:15) fueron los rasgos
imaginarios que permitían diseñar los embriones de los proyectos y legitimar los reclamos y las
propuestas de desarrollos futuros.
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También es posible rastrearlos en anteriores reclamos de "progreso y mayor
sociabilidad", presentes en el discurso de vecinos "notables", como el concejal Abolio o Agapito
Guisasola (SARLINGO, MARCELO; 1993), en el diseño de espacios verdes como el Parque
Mitre, y en la pretensión de mejora constante del pavimento y del alumbrado público, presente
ya desde los primeros años del siglo XX.
6.
Las casas hacen una urbe, pero sólo los ciudadanos hacen una
ciudad. Por lo que se llama urbanos a todos los que viven en la
ciudad, citadinos a aquellos que comprenden los mecanismos de la
organización urbana, y ciudadanos a quienes ejercen sus derechos
políticos.
Pero los enfoques cuantitativos no alcanzaron para explicar las características del
producto actual del subdesarrollo latinoamericano en materia de urbanización.
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Este resultado no es ajeno a la realidad de subdesarrollo de todo el continente. Las
modalidades de urbanización en América no pueden comprenderse sin referirse a las estrategias
coloniales.
Es notable que, cuando no existe población indígena o no es posible fijarla como mano
de obra disponible, las ciudades se fundan igual y se importa de otros continentes la fuerza de
trabajo necesaria.
También Lewis Mumford hace notar que, sobre los límites de varios feudos, los
príncipes creaban ciudades para frenar las invasiones de los bárbaros del Norte (MUMFORD,
LEWIS;op. cit.).
En América Latina, los privilegios concedidos por la Corona y más tarde por los
gobiernos nacionales son mucho más extraordinarios. Y es tanta la diferencia que el campo,
lugar habitado por los "indígenas bárbaros" y después por los "gauchos vagos y mal
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entretenidos" aparece en el imaginario como un lugar desierto (MANDRINI Y ORTELLI,
1992). Sus habitantes son ideológicamente naturalizados (RATIER, HUGO; 1989). El campo
aparece como un paisaje vacío, pero este vacío es, en realidad, un vacío político.
Aparece aquí otra diferencia con Europa. En ésta, el proceso de dominación territorial se
va dando gradualmente a partir de unidades políticas autónomas. Estos municipios luego se
articulan y se forman así las regiones y más tarde las naciones.
Las localidades y pequeñas ciudades autónomas van surgiendo mucho después, como
consecuencia de un planificación a priori, y ya con un modo de producción consolidado sobre
un amplio territorio y grandes distancias.
Estas ciudades fueron pasando, en breve lapso, de puestos fronterizos a centros de relevo
mercantil articulados al espacio económico de Buenos Aires.
Esta diversificación de funciones hace que vayan coexistiendo diversos clases sociales,
estratificación que coloca en su punto más alto a comerciantes y propietarios de tierras.
Esta clase controla la ciudad, excluyendo a los incipientes sectores medios que se vienen
formando a partir de su inserción en las esferas públicas y administrativas. Y excluyendo
también a una cantidad de habitantes, todavía no demasiado numerosa en términos relativos,
que sobrevive en base a tareas artesanales, trabajos no especializados y a la mendicidad.
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Aparece, en los últimos años del siglo, el germen del fenómeno que más tarde se
denominaría "marginalidad" . Su expresión arquitectónica, la "villa miseria", caracteriza el
paisaje de las metrópolis latinoamericanas.
A nivel internacional se estaban dando las condiciones de una expansión del capital sin
precedentes. Luego de la Segunda Guerra Mundial este proceso se aceleraría espectacularmente,
hasta la crisis de los años '70.
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Los espacios urbanos de las ciudades latinoamericanas, por obra de las burguesías
nacionales que se articulan al capital internacional, se vuelven grandes espacios de inversión y
de desarrollo de infraestructura.
Pero estos procesos son tan acelerados que su misma velocidad requiere de instancias de
autoritarismo para imponerse sobre las formas tradicionales de convivencia en la Ciudad.
Así, por debajo de las autopistas, de los edificios supermodernos conectados por satélite
a los centros de decisión internacionales, existen formas de economías informales re-
significadas y adoptadas como estrategia por los pobres excluidos del consumo. Esta pluralidad
y diversidad de la pobreza genera una serie de servicios que son aprovechados por los sectores
dominantes.
En lo espacial, esta exclusión genera vastas zonas ocupadas por asentamientos que se
pensaron como provisorios desde quienes los construían. Las sucesivas crisis económicas, los
procesos de ajuste estatal, los han vuelto permanentes, congelando una aparente dualidad
(concentración de la riqueza/expansión de la pobreza) que periódicamente estalla con inusitado
dinamismo.
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La atracción de las capitales de cada región se ha reforzado, pesar de que los
planificadores han insistido, desde la década del '60, en recomendaciones acerca de la
descentralización poblacional.
En esta disminución intervienen las instancias políticas relacionadas con el peso de las
deudas externas de los países latinoamericanos.
Y además, la falta de fondos del Estado y las consecuencias del ajuste frecuentemente
bloquean las vías de redistribución de salario indirecto, a la cual los recurren los gobiernos
cuando la pauperización masiva amenaza estallar.
Muchas de estas demandas estuvieron reprimidas por décadas, como sucedió en todos
los países del Cono Sur. Alimentados por contingentes de población urbana que se instalaron en
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la ciudad mientras gobernaban las dictaduras militares, los reclamos llegan hoy hasta los más
altos niveles del Estado.
Pero, como no siempre estos reclamos son satisfechos, su rechazo alimenta también una
dinámica que podemos caracterizar como el quinto punto importante para destacar: la
notoriedad del proceso de recomposición de las sociedades civiles, que se consolida
durante los últimos diez años.
7.
Se mencionó ya que la urbanización de la región pampeana, y en especial la
urbanización de Olavarría, está en relación con el modelo de desarrollo que privilegiaron los
grupos hegemónicos nacionales.
Se fueron creando así diversos asentamientos que iban dejando de ser la línea de
frontera a medida que se les ganaba territorio a los grupos indígenas.
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instalación fueron cuatro manzanas espontáneamente pobladas, por el año 1855, y la fundación
efectiva, por acción de Alvaro Barros, se da el 25 de noviembre de 1867.
Más de treinta años antes se había fundado el Fuerte Independencia, importante centro
de operaciones militares, que daría origen a la ciudad de Azul, pero los vaivenes políticos
porteños y las alternativas de la ocupación territorial demoraron las medidas tendientes a la
organización sociopolítica de la región.
Pero desde sus comienzos la ciudad fue, más que pueblo militar, una agrupación de comercios
que acudieron atraídos por el incentivo que les ofrecía la actividad ganadera, actividad a la que
no fue ajena la tribu de Catriel.
Estos viajeros se alimentaban todo el tiempo de especies animales, y los mismos autores
destacan la diversidad.
8.
El objetivo primordial de la ocupación territorial sufre constricciones de
operacionalización sobre muchos aspectos. El aspecto que me interesa en este punto se vincula a
la estructura urbana y a la forma que ésta toma.
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Las ciudades en damero han sido las más aptas para los movimientos de expansión, no
sólo en la llanura pampeana sino también para todo el movimiento urbanizador que se activa
fuera de Europa y Asia en el siglo XIX.
La ciudad de Olavarría tuvo su forma determinada desde antes de nacer. Aunque las
disposiciones de las Leyes de Indias hubieran caducado, la decantación de las experiencias
expansionistas determinó la conveniencia práctica del diseño "tablero de ajedrez".
Esta constricción ambiental funciona uno como de los aspectos de la esfera natural que
más impactaría, poco más de un siglo después, en la experiencia de urbanización local.
Desde una supuesta racionalidad "técnica", habría que cambiar la ciudad de lugar.
Culturalmente sería imposible, dados los complejísimos procesos de construcción de las
identidades que se van dando en esta experiencia urbana.
9.
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La estructuración de la formación social nacional comienza a desarrollarse
especialmente con la afluencia de la inmigración de ultramar.
Los primeros en llegar fueron los vascos, pero grupos de otras nacionalidades
comienzan a instalarse y a ocupar la tierra para destinarla a la producción agroganadera.
El servicio de aguas corrientes y cloacas comienza a construirse desde 1912, con aportes
de dinero provenientes de la Provincia.
La construcción constante de viviendas hace que a fines de la década del '20 la zona de
Pueblo Nuevo, a la que se llega cruzando el Arroyo Tapalqué desde el centro, ya presente una
cantidad de manzanas con viviendas edificadas que ronda la centena.
Hacia 1934, la ciudad ya poseía una imagen arquitectónica propia, basada en el art-decó
(ARABITO, MARIO Y DEMARCO, SUSANA, 1992). Esta imagen continuaría consolidán-
dose hasta la década del '50.
La etapa de la emergencia de las clases populares a la vida política y social del país
genera cambios profundos, reacomodamientos en el tejido social, disputas ideológicas y
violencias sociales.
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También comienza el germen del crecimiento del sector terciario. El impacto nacional
del proceso de sustitución de importaciones y los movimientos de población que genera provo-
can incertidumbres locales.
Hacia mitad de siglo, parecía que la ciudad había logrado eludir las consecuencias
del éxodo rural alarmante que el país vivió en el período 1914-1947, había asimilado la
segunda ola de inmigrantes que llegó en la década del '20, consolidó su infraestructura
edilicia en la década del '30 y del '40, aumentó y diversificó su perfil industrial (hasta ese
momento basado casi totalmente en la minería extractiva) y desarrolló embrionariamente
servicios educativos y sanitarios durante la década del '50.
Todo ello se produjo sin que los sectores dominantes de la ciudad tuvieran que pagar el
precio de la "desorganización" urbanística. La ciudad mantuvo una identidad y una historia ar-
quitectónica consolidadas, sobre todo en la cuestión de los planteos de las viviendas.
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10.
La redefinición histórica de la expresión local del Estado, en tanto motor central del
crecimiento social y económico, no es algo que solamente declamen los políticos desarrollistas.
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Se pensó también que este ritmo generaría innumerables problemas hacia el año 2000,
pero que esos problemas serían resueltos en virtud de la solidez del modelo de desarrollo.
Eran los tiempos del auge del desarrollismo, que no fue solamente un proyecto político,
sino que contó con un sostén teórico y técnico que lo distinguió netamente. Este marco
conceptual fue provisto por las Ciencias Sociales.
11.
Desde principios de los años 80 se percibió el estrangulamiento del mercado de trabajo
local. También se hizo evidente la desocupación ocasionada por la automatización de los
procesos de trabajo de las cementeras.
La economía del partido, tan desestructurada como las arcas del país todo, debió en-
frentar dos grandes inundaciones (año 1980 y 1985) que ocasionaron cuantiosas pérdidas.
Pérdidas que, además de las económicas, sepultaron también por un tiempo las esperan-
zas de reactivación industrial dado que ningún inversor colocaría su dinero en una zona
inundable según la lógica del capital.
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todas las sociedades, la redefinición de relaciones políticas y étnicas, la decadencia del modelo
del Estado-Nación, son ejes que comienzan a atravesar centralmente la cultura occidental.
El discurso que predominaba en los políticos locales durante los años '60 era el del creci-
miento ilimitado, al calor del desarrollismo expansionista que dominaba el imaginario social.
Algunas facetas de ese discurso siguen circulando, como jirones que han quedado de una
ciudad que "... una vez estuvo de pie..." según la expresión de una periodista local 8 .
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un porcentaje de desocupación que oscila entre el 15 y
el 20 % de la población activa.
Fue en torno a este mito que los sectores medios y altos (sin prosapia o aristocracia que
reivindicar) articularon un discurso de signo modernizante.
Clifford Geertz explicó que la política de un país, de una región, de un grupo social,
refleja el sentido de su cultura.
En los '90, cuando las propuestas urbanas del orden desarrollista (del tipo "La
Máquina de habitar" que propusiera Le Corbusier) terminan de fragmentarse ante el déficit de
vivienda local, ante las dificultades para dar respuesta a las necesidades de obra pública (aún
recortando los programas sociales y ajustando "el excedente de recursos humanos" en la
estructura del Estado), ante el estrangulamiento del mercado de trabajo, el Progreso en una idea
sólo presente en el imaginario colectivo.
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CAPITULO 2
MIRADAS, DISCURSOS y
PROBLEMAS
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14.
La indagación y el rescate de los discursos de diversos actores sociales se convierte en
una instancia de gran riqueza. Frecuentemente despreciados por determinadas corrientes
sociológicas, debido a su ingenuidad, imprecisión y variabilidad, los testimonios orales aportan
interesantes síntesis sobre la realidad que se investiga.
Veamos que explicaciones, que sentidos se vehiculizan, en relación con este estado de
deterioro.
"...Yo llevo viviendo en la ciudad treinta y cinco años, y nunca vi una etapa de
tanto hambre como ahora..., sí, sí, como ahora...pero también hay gran cantidad
de familias separadas, de parejas muy jóvenes que se abren enseguida...Como la
mujer esa del otro día, veinte o veintiún años, y le pega una cuchillada al marido
por los problemas que tenían...Nunca había visto tanta cantidad de mujeres solas,
y eso es porque los maridos no tienen trabajos buenos que puedan sostener la
familia...Y pienso que es muy humillante ver que los hijos se estén muriendo de
hambre, estén desnutridos y no poder hacer nada...Entonces, cualquier laburo,
changa o lo que sea, hay que hacerlo...Y qué pasa cuando no hay nada, ni
changas siquiera?. A mí me han venido a despertar a las tres de la mañana, para
que lleve a alguien al Hospital, y resultó ser una nena débil, ya enferma de debi-
lidad, de muchos días de estar a matecocido... la salita está llena todos los días, y
la gente va al control, sabés porqué?...Porque le dan la leche en polvo...algunos
la cortan para que les alcance un poco más, la rebajan tanto con agua que no
tiene gusto a nada...En el barrio hay algunos casos de desnutrición, y se arreglan
fácil...con buenos trabajos y con buena asistencia..." (E.C., 56 años, 9-93).
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La Ciudad Secundaria- Marcelo Sarlingo-IIAO
De este último testimonio hay que resaltar también la fragilidad de las estrategias
alimentarias de las familias que carecen de ingresos.
Y otro fomentista, coincidiendo en gran parte con el comentario anterior, agrega algunos
elementos:
"...Lo que yo nunca vi, en los veinte años que llevo viviendo en la ciudad, son
tantas iniciativas independientes, gente que se corta sola, en los últimos
años...Con Alfonsín, era imposible pensar un poquito para adelante, se vivía
menos que al día, no alcanzaba nada...Ahora, cuando una familia no tiene tra-
bajo, siempre aparece alguien o alguna institución que le tira un cable...Eso es lo
que estamos organizando nosotros: que parte de las necesidades de la gente, que
tradicionalmente fueron de luz eléctrica, pavimento, gas, o sea obra pública,
sigan pasando por nosotros...Algunos son más movedizos en esto...Como O.,
que ha puesto todo un gran equipo movilizado para cubrir necesidades básicas de
la gente que vive en el barrio...Y yo veo esto cada vez más necesario...Te digo
más, una de las cosas que yo más hice durante estos años, es ir a la Cooperativa
Eléctrica y la Municipalidad para que no le corten la luz a gente que no puede
pagar, que es derecha pero que se ha quedado sin trabajo, y está a la espera de
una changuita, después va y paga...Y la otra cosa importante, ayudar en la
salita...Cuando yo vine acá, la ciudad no era tan grande y había más relaciones
entre gente del centro, con plata, y colaboraban con donaciones, nos compraban
rifas, se los podía invitar a las fiestas del barrio...incluso durante los gobiernos
militares la gente de otros lugares apoyaba más. Hoy, me parece que Olavarría
ha crecido mucho... creció mucho pero hay partes que no progresan y hay mucha
gente que no se conoce, que ya no conoce los barrios, y por eso no hay solidari-
dad..." (P. Ch., 47 años, 9-93).
* las maneras progresivas en que los fomentistas, por un sentido de pertenencia al lugar/barrio
en el que viven, se solidarizan y se van haciendo cargo de la reproducción de familias
fragmentadas y de grupos domésticos.
38
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Parece una referencia, casi de manual, al mecanismo de funcionamiento del cambio
social que Durkheim describiera como el pasaje de la solidaridad mecánica a la solidaridad
orgánica.
15.
Pero el ¿porqué? de esta situación se sintetiza en el testimonio de un agudo observador
de la cotidianeidad local:
39
La Ciudad Secundaria- Marcelo Sarlingo-IIAO
Puede afirmarse que, en el imaginario del ciudadano olavarriense que creció al calor de
la expansión urbana de los años 60 a los 80, el trabajo asalariado tiene un carácter
verdaderamente central. Esta alta valoración hace que el papel social de trabajador fuera
pensado como aspiración por diversos conjuntos sociales.
Pero esta aspiración no se apoyaba sólo en aspectos simbólicos. Los salarios que los
trabajadores obtenían en las industrias eran mucho más altos que los de otras actividades,
especialmente el comercio. La seguridad en el cobro de los salarios era también un ingrediente
que hacía atractivo el trabajo industrial.
En actores sociales que hoy viven en el microcentro, con ingresos que les posibilitaron
acceder a estudios secundarios e insertarse más favorablemente en los mercados de trabajo, es
posible recoger otras visiones de la crisis urbana más desencantadas.
Y este último entrevistado, para mi sorpresa, agrega una pequeña perla discursiva a sus
desencantadas palabras:
40
La Ciudad Secundaria- Marcelo Sarlingo-IIAO
"...Me parece que la mejor idea, es que se reparta, que se reparta bastante
más...algo tipo socialista, no sé...Tal vez en la práctica no funciona, por una
cuestión de corrupción...pero es la mejor idea...Que haya igualdad, y no tanta
gente que se muere de hambre...Y no sé el tema de la libertad, porque los rusos
matan gente, pero los campeones de la libertad también..." (M.P., 34 años).
Qué este comentario sea verbalizado por una persona sin antecedentes de participación
político-partidaria, dedicado a su familia y al trabajo, como él mismo lo explica, no tiene
solamente un valor anecdótico.
16.
Hace quince años (1979-80), cuando este último entrevistado se incorpora al mercado al
trabajo, se encontraban en auge las políticas monetaristas implementadas por la dictadura
militar.
Los viajes a Miami, a Brasil y al Caribe con que la clase "media alta" del país se quitaba
el stress, eran una cosa frecuente en la dinámica de los sectores medios y medios altos locales,
pero no estaban realmente al alcance del salario de un trabajador tipo de ese momento.
41
La Ciudad Secundaria- Marcelo Sarlingo-IIAO
aparecer en los diarios y de ser respetados aquellos que podían pagarse un
viaje...Acá, en Olavarría, tal cosa era todo un acontecimiento: salían en las
sociales, te pasaban el comentario por la radio, se convertía en algo que te distin-
guía: Fulanito fue a Italia, Menganito estuvo en París, en España o en EE-
.UU....Hoy me parece que, como más gente pudo viajar y conocer el mundo, y
se vio que en muchos lugares se vive peor que acá, se cayeron varias cosas..."
(B.M., 11-93)
"...Igual hace diez o quince años cobrábamos más, pero ya la plata alcanzaba
para poco...Yo pude ir a Brasil varias veces, siendo soltero...a Río, que hace unos
años no estaba tan feo...y ahorrábamos bastante para viajar, pero fuera del
paisaje y el Carnaval no había otras cosas,... estaba todo organizado para el gasto
y hasta era aburrido ir a lugares nada más que a comprar remeras...Desde esa vez
no me interesó más viajar así, lo que pude ahorrar lo invertí en un trailer, y ahora
no podría viajar así,...entonces me voy de pesca a la laguna..." (E.P., 37 años, 1-
94).
También en esa época, el consumo de viajes, como elemento de status, tiene un paralelo
con el consumo de cosas importadas, especialmente autos 0 km..
Y como justamente no son los obreros y empleados los que acceden a estos bienes, sino
una clase de profesionales (muchos de ellos "recién llegados" a Olavarría) y los sectores que
siempre tuvieron poder económico, comenzaron a percibirse los efectos de procesos de
acumulación que no estaban ligados a la producción industrial.
En esta época del desarrollo urbano, en que es muy visible el crecimiento del sector
terciario y de los servicios educativos, la ostentación de una creciente capacidad de consumo
aparece como un fenómeno nuevo.
Pero esta ostentación, ilusión creada por la "plata dulce", se daba desde sectores insertos
en servicios, en el aparato financiero, en los esquemas de prestación privada de la salud. Y
también en grupos que habían sido contratistas del Estado.
Y es posible que los signos de tal ostentación fueran los primeros indicios de ciertas
resquebrajaduras en la utopía urbana local.
Esta utopía, que en estos momentos no puedo describir más que provisoriamente, poseía
un aspecto saliente, que está magníficamente sintetizado en el testimonio de un arquitecto que
cumplió funciones en el aparato estatal:
"...Si uno llegaba a Olavarría con un título universitario, sobre todo proveniente
de una ciudad grande como Buenos Aires o Córdoba, se encontraba un
dinamismo interesante...En la época en que Olavarría recibía mucha población, a
fines de los años 60 y durante la década del 70, era fácil insertarse en algún -
lado... los barrios que se van haciendo reflejan esta facilidad, como si el tejido
42
La Ciudad Secundaria- Marcelo Sarlingo-IIAO
social fuese permeable, no había casi zonas o territorios exclusivos...por
ejemplo, la zona que estuvo definida de entrada como residencial, el Barrio San
Vicente, se puede ver que al lado del chalet del médico vive un obrero, un
pequeño productor rural, en la otra casa un maestro y muchos comerciantes,
mecánicos...Y en mayor o menor medida, en la etapa de dinamismo económico
fue así, por eso los barrios que rodean al microcentro son bastante diversos en
actividades ocupacionales, y muy heterogéneos en las características de la
gente...Claro que había diferencias, pero esas eran notables en el centro, lo que
pasa un poco en todas las ciudades, siempre hay diferencias con los que tienen
dinero...pero lo cierto es que la sociedad recibía a mucha gente, por la expansión
del Estado y de las industrias, inclusive la de la construcción..." (E.C., 4-94)
Ser obrero vehiculiza otros significados, entre ellos el de ser parte de grandes
transformaciones en la naturaleza y en la sociedad.
La utopía local tiene que ver con el disfrute de las comodidades de lo que se entiende
por una "vida moderna", con abundancia de servicios y tecnología al alcance de las masas. Pero
también con una sociedad en la que "lo industrial" genera una riqueza que promete un nivel de
integración social que el mundo rural no permitía.
43
La Ciudad Secundaria- Marcelo Sarlingo-IIAO
Esta promesa parece tener anclaje en la realidad a través de ciertos derechos que se
reconocen a los individuos. Aunque este reconocimiento sea más aparente que efectivo en
muchas áreas de la vida, aspectos básicos ligados a la subsistencia estaban resueltos a partir de la
inserción como ciudadanos.
Y aquí aparecen algunos elementos que no están ligados sólo a las cuestiones materiales
que conforman la realidad urbana, sino que ésta forma una parte indisoluble de un proceso más
amplio de producción de sentidos.
17.
La crisis de hoy se vuelve núcleo discursivo en tanto hace evidentes nuevas y
profundas diferenciaciones sociales.
Y tal desigualdad se percibe, justamente, a partir de una realidad concreta, de "lo urbano
vivido" (RAPOPORT, A. 1985) como sentimiento de despojo y de diferenciación. Cuando en
otros momentos históricos del desarrollo de la ciudad, la desigualdad sirvió como un elemento
enriquecedor de la utopía y pudo ser resignificada.
Es claro que las interacciones posibles en la ciudad en que vivimos, en la cual su escala
permite que cualquier individuo pueda ir a tomar un café al mismo lugar al que van los
legisladores provinciales, los ex-intendentes o los concejales, harían pensar a un observador ex-
terno que los espacios urbanos son más igualitarios que en otros lugares.
44
La Ciudad Secundaria- Marcelo Sarlingo-IIAO
En Olavarría parece posible, y esto es parte de la producción simbólica urbana la
coexistencia de las clases en determinados "espacios informales" (ámbitos recreativos, algunos
espacios de consumo relativamente igualitarios, en el uso de los equipamientos urbanos
colectivos) y otros con cierto grado de formalización.
"...Olavarría me parece una ciudad bastante participativa...Yo lo veo acá por las
comisiones de la Cooperativa...Hay de todo tipo de gente, desde pequeños
comerciantes y algunos obreros con algo de experiencia política, hasta
profesionales y gente con dinero...La experiencia del presidente anterior, es un
poco ésa...La de un tipo que sale de un empleo, que sobrevive y que trabaja y
después llega a tener un puesto directivo...Lo que yo conozco me parece así, y
también es en el club Estudiantes...En las comisiones hay de todo, hasta en la de
tenis, que hace un tiempo era un deporte caro, ahora juegan desde hijos de
obreros, carniceros, bancarios, y por supuesto, profesionales..." (D.S., 11-93).
Por ejemplo, en la lista de una de las últimas sub-comisiones de tenis del mencionado
club predominan los pequeños comerciantes, hay empleados bancarios, (uno de ellos jerárquico
de un banco local que ha participado desde hace más de quince años en la misma comisión),
profesores de tenis hijos de empleados fabriles, profesionales.
Pero este aspecto plural e integrativo que distinguió la experiencia ciudadana de los
últimos años puede ser cuestionado. No sólo con referencias particulares a las desigualdades
basadas en mecanismos vistos como "ilegales", sino con elementos que hacen más notable a la
percepción de los embriones de la estratificación.
"...Mientras que hay cada vez más gente que se queda sin trabajo, se puede ver
que la crisis no es igual para todos...Yo veo, todos los días, en la calle y a otros
niveles también, que hay sectores que han crecido y que acumulan aprovechando
la crisis de los demás...Y yo no quiero hacer nombres, pero una de las cuestiones
más decadentes de Olavarría está en que sea el sindicato de la seguridad privada,
de los empleados de las agencias de seguridad, el que más afiliados tiene...Tiene
más de seiscientos, y en su mayoría son ex-policías que votan a Rico...Y los
dueños de estas agencias se aprovechan de la incertidumbre y de la necesidad de
protección, y muchas veces el servicio que brindan no es tanto, es hijo del
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miedo...También hubo gente que se enriqueció al amparo de la esperanza de la
gente que pierde parte de su salario todos los días...como el capitalista de qui-
niela que ahora se blanquea poniendo una radio y haciendo cáscara con una
combi...
Pero peor aún la cuestión de la especulación, de empresarios locales, pienso en
uno de la construcción, muy respetable, que con los aportes jubilatorios de los
obreros los ponían a plazo fijo y timbeaban...O el dueño del supermercado que
comercializaba el producto de los robos de los piratas del asfalto...todos ellos son
gente de gran prestigio, muy respetados y tratados de usted por la calle...No se
trata con la misma importancia a un obrero honesto, que no puede andar en un O
km....Si uno ostenta que posee dinero, lo ostenta desde la forma de vestirse hasta
en la casa o el auto, ahí sí que es respetado...A mí me parece que me aguanto
más que haya algunos tipos que hacen su negocio por derecha, o algunos
médicos que comenzaron en la pobreza, pero que hicieron dinero enajenando los
fines de semana en guardias y atendiendo pacientes hasta muy tarde, pero no los
que hacen su negocio robándole al Estado, a las Obras Sociales, fundiendo
cooperativas hasta que queden mal vistas, ...que sé yo, todas cosas que cuando
Olavarría crecía, en otros tiempos, hubieran merecido censura o que implican
dejar de ser tratados. Me acuerdo el caso del viejo C., que tenía una frutería y
cobró una herencia, y aprovechó para quedarse con el dinero que les tocaba a los
hermanos, lo aprovechó en su beneficio, compró camiones, pero llevó esa
vergüenza hasta la muerte, hubo gente que dejó de tratarlo y de comprarle cosas,
me acuerdo porque de chico siempre se comentó en mi casa...Hoy, estas cosas
son comunes, no sorprenden a nadie y no hacen que nadie deje de hacer su nego-
cio...Y es que los ejemplos nacionales, desde los guardapolvos de Bauzá hasta lo
de la leche en polvo podrida, nos muestran que hay impunidad...Cualquier
manera de hacer dinero es buena, total después el dinero lava las manchas..." (B.
Z. 12-93).
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Si bien el contenido de estos discursos ubica los elementos salientes de la crisis de la
utopía urbana en elementos pertenecientes al orden de la conducta de los individuos, no se
puede caer en el reduccionismo de pensar que las decisiones individuales de los sujetos
producen la realidad misma.
No existen dudas que la vida urbana olavarriense, especialmente desde la década del 60,
representó un mejoramiento de las condiciones de vida de vastos sectores sociales. Y esto
debido a sus ventajas comparativas respecto a zonas pauperizadas del campo, y también de otras
urbanizaciones de muy pequeña escala, ligada a economías agrarias 10.
18.
Es necesario plantear que no es sólo la Ciudad lo que está en crisis. La emergencia de un
cuerpo de posiciones epistemológicas, intelectuales y políticas denominado Post-Modernidad, es
un intento de racionalizar signos de incertidumbre que se generalizan en muchos órdenes de la
experiencia.
47
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los recursos naturales, y la crisis de identidad de los individuos atrapados en las redes de la
sociedad de consumo.
La apropiación de territorios urbanos, visible sobre todo en las grandes ciudades, desata
un proceso sumamente dinámico de creación de fronteras espaciales y simbólicas.
Los espacios y los lugares van mostrando así un "lenguaje" de la segmentación: vallas de
gran tamaño, accesos restringidos electrónicamente, arquitecturas que privilegian determinados
aspectos (cómo por ejemplo la posesión de veloces automóviles individuales) y arquitecturas
disuasivas (el triunfo de la reja), sistemas de vigilancia supertecnificados, etc.. Cosas totalmente
"naturalizadas" en el sentido común del individuo que habita en una metrópoli.
El Barrio Hipólito Irigoyen es un sector que inicialmente comprendía entre las Avenidas
Colón, Juan B. Justo, Pellegrini y las vías del ex-Ferrocarril Gral. Roca, hoy propiedad de
FerroSur S.A..
La expansión urbana obligó a redefinir sus límites. El territorio se amplió hasta la ruta
226 por el norte, y hasta la Avenida Circunvalación por el este.
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de arquitectura homogénea denominadas también "barrios": el Barrio Jardín, el Barrio San
Carlos, el Barrio PyM, el Barrio La Loma. Quedan también otras unidades de representación
política comprendidas en este territorio, como por ej. la Junta Vecinal Carlos Pellegrini.
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CAPITULO 3
CRECIMIENTO DEMOGRAFICO
Y COMPLEJIZACION:
19.
50
La Ciudad Secundaria- Marcelo Sarlingo-IIAO
El Barrio Hipólito Yrigoyen registra una muy rica experiencia de trabajo barrial desde
mucho antes que se constituyera la Sociedad de Fomento que lleva su nombre.
A mediados de la década del '60 comienza a poblarse toda la zona ubicada al este de las
vías del Ferrocarril General Roca, y especialmente la zona conocida como "Los Mimbres", dado
que por allí corrían las aguas de un afluente del arroyo Tapalqué que tenía las riberas totalmente
cubiertas con mimbres.
Era un sector con terrenos muy bajos en relación a otras zonas de la planta urbana, pero
se fue poblando rápidamente por dos razones.
La segunda razón fue el intenso accionar del Estado en lo que respecta también a la
construcción de viviendas bajo la forma de conjuntos de departamentos o casa fabricadas en
serie.
Ese fue el origen de espacios urbanos con una identidad propia: Barrio Jardín, Barrio
San Carlos, Barrio Provincia y Municipalidad. Y más recientemente los Barrios Pro Casa.
Pero este proceso de crecimiento de las zonas urbanizadas no fue lineal, sino conflictivo.
Al mismo tiempo que se adjudicaban las viviendas construídas por el Estado, aparecían con más
fuerza las demandas del incipiente ejército industrial de reserva que las estructuras económicas
locales estaban generando.
Y las respuestas políticas eran, casi siempre, de tono clientelista. Una de estas respuestas
fue la de ceder el permiso para urbanizar unas cuadras cercanas al antiguo arroyo "Los
Mimbres", a un conjunto de familias cuya inserción laboral y su situación económica era
sumamente precaria.
No existe acuerdo sobre la cantidad de familias que formaron parte del grupo original
del que más tarde sería uno de los sectores más estigmatizados de toda Olavarría.
Lo cierto es que la manera en que el resto de la ciudad veía a estas familias no era
demasiado favorable. Un ex-funcionario de un gobierno municipal, entrevistado en su casa,
resume tal visión en el siguiente fragmento de su relato:
51
La Ciudad Secundaria- Marcelo Sarlingo-IIAO
de la ciudad...Siempre hubo pobres, familias sin oficio, que vivían de la
mendicidad...Claro, para muchos de ellos era imposible acceder a un empleo
cualquiera, menos a un trabajo en la fábrica... la sola mención de su apellido, a
veces injustamente, hacía que se le negaran oportunidades...nunca encontraban a
nadie que los recomendaran,y no podían salir de la changa de albañil o de
ladrillero...además eran terribles los problemas de alcoholismo...a veces para
soportar el ocio y otras veces, para aguantarse el trabajo duro...Entonces estas
personas aparecían como que no querían trabajar... no tenían iniciativa para
hacer otra cosa que no sea pedirle al Estado... en determinado momento todo
Olavarría pensó que vivían del robo, de la mendicidad, y quedaron vistos como
delincuentes...que además, se llenaban de hijos..." (J.G., jubilado, 8-94).
A pesar de la homogeneidad con que el resto de la ciudad percibe a este primer núcleo
de excluidos en el comienzo de la Modernidad local, lo cierto es que el mismo informante
destaca la diferenciación interna del grupo y sus capacidades organizativas, sus estrategias:
Con el acuerdo de palabra, sin ningún documento escrito, se construyó el núcleo original
del Barrio La Loma. El origen de clase y las carencias visibles de su estilo de vida contribuían a
que estas familias fueran percibidas como indolentes y meros receptores de las políticas
oficiales.
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incorporados al mercado formal de trabajo en plena expansión, y "ellos", pobres apáticos que
vivieron siempre de prestado.
20.
Amos Rapaport destaca que los procesos de agrupación social se producen en las
ciudades como respuestas a las crecientes diferenciaciones en los estilos de vida y a las tensiones
que esto genera (RAPAPORT, AMOS, op. cit.).
El mismo autor explica que la relación entre status y hábitat es muy común entre
hombres e inclusive otros animales. A partir de ella es posible localizar físicamente la
pertenencia social.
Sin embargo, desde los momentos iniciales a su asentamiento, los grupos familiares
(generalmente numerosos) del sector desarrollaron diversas estrategias de supervivencia.
Una de ellas fue la de aprovechar esta imagen de pobreza y carencia material tan a
"contramano" de las aspiraciones del resto de la ciudad. La urbanización caótica y desordenada
que mostraban esas ocho manzanas contradecía el orden que el Municipio trataba de implantar.
Loteos con medidas muy diferentes a las que establecían las normativas, pulmones de
manzana ocupados con viviendas, veredas y pisos de tierra. Materiales precarios, muy alejados
de la teja y del techo a dos aguas, del frente revestido con granulado de vidrio, éstos últimos
dotados de alto valor simbólico.
El barrio "mostraba" un aspecto que era resignificado de manera homogénea por el resto
de los habitantes de Olavarría. Mostraba la cara de un atraso material del que la Ciudad toda
intentaba alejarse.
Es en La Loma donde se dan los primeros embriones de un trabajo político y social con
intervención partidaria y con signos claramente clientelistas.
53
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Sobre la base de reivindicaciones de todo tipo, dado que las carencias de los habitantes
del lugar abarcaban desde los servicios elementales (agua corriente, alumbrado público, etc.)
hasta el acceso a la salud y a la educación, la actividad político-partidaria encuentra campo fértil
para desarrollarse.
De esta manera, desde los primeros años de la década del '70 se hace frecuente la
presencia del Partido Justicialista, a través de una Unidad Básica enclavada en el sector, que
desarrolló durante varios años intensa actividad social y recreativa.
Hacia el "afuera" del sector, la cuestión política giraba en torno a la demanda de los
títulos de propiedad de los terrenos sobre los que se asentaron las viviendas. A través de
mediaciones de tipo político, se realizaron innumerables reclamos ante autoridades municipales
y provinciales, gestiones que no dieron resultados durante largos años.
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que constituían parte del salario indirecto con que el Estado frenaba el estallido de
reivindicaciones colectivas.
El estigma negativo hacia el sector persistía. Sólo que ahora, el trabajo de base desde el
peronismo había dejado algunas enseñanzas para que el sector se organizara de otra manera.
A lo largo de la década del '70, la política del Estado permite que los grupos sociales con
un ingreso estable accedan a viviendas. Los barrios mencionados en el párrafo anterior son
construídos de manera homogénea: todas las viviendas casi iguales o directamente iguales
dentro de cada barrio. Y a su vez, el diseño de cada barrio totalmente distinto al de los otros
conglomerados.
Cada barrio va conformando sus circuitos de reunión, sus espacios de tránsito, sus
fronteras (generalmente las avenidas) y sus zonas neutrales.
En las manzanas que limitan con el Barrio La Loma, hay viviendas de gente que
pertenece a otra clase social, generalmente más alta. La urbanización individual y privada de
muchas manzanas del sector otorgó una variabilidad que favoreció bastante el desarrollo de
mecanismos de tolerancia y de cierta convivencia.
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Durante los años de la dictadura militar, muchas familias con problemas económicos y
afectados por el quietismo y la recesión en que empieza a entrar la economía se ven obligados a
consolidar redes de ayuda y solidaridad más estrechas.
Las relaciones de parentesco y vecindad se vuelven aún más importantes. Varios sectores
se vuelven aún más homogéneos, por las alianzas que se han dado entre familias.
A inicios de los '80, estas características particulares facilitan una recuperación de las
experiencias políticas de institucionalización.
No sólo en La Loma, sino también en otro lugar del Barrio Hipólito Yrigoyen, se instala
una Unidad Básica Justicialista. Entre estas dos instituciones partidarias se desarrolla una gran
campaña de afiliación y una serie de tareas asistenciales, entre ellas la entrega diaria de leche y
pan, atención médica y distribución de medicamentos, clases de apoyo escolar a estudiantes con
problemas, etc..
Esta situación de efervescencia se mantuvo durante casi todo el año 1983, hasta las
elecciones generales. La derrota del Partido Justicialista generó una serie de desencuentros y de
fragmentaciones en los ámbitos partidarios locales.
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"...De un día para otro, los compañeros que trabajaban en la Unidad Básica se
borraron...no repartieron más la leche ni el pan que antes entregaban todos los
días...Fue a consecuencia de la derrota, de que perdieron las elecciones contra
Alfonsín...Fue una paliza, y dejaron a toda la gente en banda...Había que darle
de comer a la gente que venía recibiendo cosas, comida que era su único sustento
porque ya se empezaba a ver que no había trabajo, que aparecían comercios y
talleres grandes que estaban al borde del cierre...Y éstos se borraron, no
aparecieron más y quedamos nosotros poniendo la cara...(A.O., 9-94).
21.
Estos inconvenientes de carácter colectivo, sumados a la situación social crítica de algu-
nas familias del barrio, fueron conformando un orden de necesidades que favorecieron el
proceso de institucionalización del Barrio Hipólito Yrigoyen.
Entre los vecinos que componían la primera comisión directiva se encontraban personas
que acreditaban gran experiencia de militancia barrial y sindical, como por ej. Omar Iturregui y
Mario Méndez.
Superadas las turbulencias de las elecciones generales y con la efervescencia del regreso
democrático, la Sociedad de Fomento comienza a trabajar especialmente en el aspecto de la
salud, encarando la construcción de una "sala de primeros auxilios" (así se plantea en ese
momento) en base al esfuerzo de los habitantes de ese sector.
Las relaciones de la institución con otras del "exterior" del espacio urbano, sobre todo
con las nuevas autoridades municipales, no eran demasiado fluidas. El apoyo que se contaba
para emprendimientos como "la salita" era mínimo.
57
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El inicio de la institución se caracterizó por una importante cohesión grupal en torno a
las actividades generadas por la construcción del equipamiento en materia de salud. En este
evento participó voluntariamente un número no determinado de vecinos del barrio, pero dada la
envergadura del proyecto de construcción y las características del uso de la mano de obra
(totalmente voluntaria) se puede inferir que la participación de los vecinos no fue escasa.
Ciertos conflictos internos desatados en torno a la figura del líder barrial que encabezaba
los trabajos de la institución (conflictos ligados a intencionalidades "de orden político" según la
visión de algunos actores implicados en este proceso) modifican las relaciones de la institución
con los diversos subgrupos del barrio.
Lo cierto es que esta alteridad conceptual que se introduce entre fomentistas y políticos
se profundiza rápidamente, y provoca determinados roces y retrocesos grupales en relación con
el liderazgo. Como consecuencia de esta instancia de maduración grupal, hay cambios en la
conducción de la joven Sociedad de Fomento.
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Se comienza a contratar mano de obra para realizar las tareas de construcción del efector
de salud. Se intensifican las actividades recreativas para recaudar fondos, y progresivamente
disminuye la integración de vecinos del sector a los trabajos colectivos.
Como resultado práctico y concreto de esta etapa se inauguran las primeras instalaciones
que dieron origen a lo que hoy es la Unidad Periférica nro. 5.
A fines de 1984, el edificio era sólo un pequeño gabinete destinado a una enfermera,
separado por tabiques de madera de un espacio apenas más grande que cumplía funciones de
sala de espera.
La atención del lugar se reducía a una enfermera, rentada por la misma sociedad de
fomento, que atendía urgencias y prestaciones de enfermería como inyecciones, nebulizaciones,
controles de presión arterial, alguna vacunación eventual.
Sobre el inicio de esta etapa, vuelve a la Comisión Directiva Omar Iturregui, el líder
desplazado anteriormente. Con él se vuelve a un estilo de trabajo más intenso, en el sentido de
que se encaran un mayor número de actividades en muchas áreas, sin restringirse las mismas
solamente al tema de la salud.
Este líder tiene la capacidad de movilizar gran cantidad de recursos de otras fuentes
alternativas a la estructura municipal, por lo que es aceptado a pesar de su clara inserción en los
aparatos partidarios justicialistas.
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poniendo las bases de algunos futuros proyectos (que hoy se han concretado definitivamente) y
la cohesión interna de la institución se consolida.
22.
Los procesos electorales del año 1987 llevan al peronismo al gobierno local, y esto
supone una apertura diferente y un acceso más directo a posibilidades de resolución de
problemas barriales.
Durante los dos primeros años de gobierno peronista esta suposición no se realiza. Las
luchas internas de la administración de García Blanco trascienden diversos ámbitos, y uno de
ellos es el de las relaciones entre Municipalidad y entidades intermedias. Diversos reclamos de
los fomentistas se demoraron en su concreción.
Los procedimientos consolidados bajo esta manera de ver y operar con las
problemáticas sociales se pusieron a prueba desde el momento en que la convulsión política y
económica de orden nacional atraviesa la realidad cotidiana del barrio. Las repercusiones de los
procesos hiperinflacionarios de 1989 se vivieron agitadamente en todo Olavarría.
60
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La movilización de la sociedad que se registra en este momento histórico es de una
importancia singular, sólo comparable a la producida en instancias tan excepcionales como las
inundaciones que afectaron la ciudad a principios de la década.
Siendo, por su relación histórica, una institución creíble para los grupos más
desfavorecidos del Barrio Hipólito Yrigoyen, la Sociedad de Fomento se convirtió en el eje arti-
culador de prácticas políticas frente a diversas áreas de disputa.
Tal vez lo más destacable del accionar barrial haya sido la administración del Bono
Solidario, según los recursos provistos por el Estado Nacional primero y más tarde por el
Municipio.
Toda esta enorme fuerza de trabajo, equivalente a una empresa de tamaño mediano para
las clasificaciones locales, se vuelca a trabajos comunitarios: arreglo de escuelas, mantenimiento
del zoológico "La Máxima", construcción de bloques con maquinaria propia que luego son
comercializados para generar ingresos, también limpieza de calles, organización de comedores
populares y roperos comunitarios, etc..
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En el momento en que, desde el liderazgo de la institución barrial se propone trabajar
para que el Bono Solidario no sea ni un regalo ni una dádiva, el trabajo colectivo es aceptado
unánimemente por las casi quinientas personas presentes en la asamblea.
Aún sabiendo que era un salario insuficiente, los habitantes del Barrio aceptan y se
comprometen a trabajar ante la presencia del Intendente y de varios concejales.
Este proceso genera otros, menos visibles para más interesantes todavía. En el orden de
las relaciones barriales entre la gente de los diferentes conglomerados, la coexistencia en lugares
de trabajo permite limar asperezas y posibilita instancias de integración.
Esto último fue importante por cuanto la gente de todo el Barrio Hipólito Yrigoyen vio
trabajar codo a codo a los estigmatizados habitantes de La Loma, quiénes demostraron que ellos
también podían contribuir en tareas de servicios.
Todos estos emprendimientos se cumplieron cinco años más tarde. Hoy la Sociedad de
Fomento Hipólito Yrigoyen ha reforzado sus articulaciones con el aparato estatal. Existen
profundas relaciones de redistribución y de salario indirecto que permiten paliar la crisis a
muchas familias del sector. La guardería funciona a pleno, y con el apoyo municipal han logra-
do reproducir la experiencia de autoconstrucción de viviendas.
Lo más significativo de esta articulación es la cooptación del líder barrial por parte del
aparato estatal, instancia que ha generado reprobación en los cuadros políticos de la fuerza
gobernante y de la oposición.
Este apoyo es clave para la dinámica actual de la entidad barrial. No es posible hablar de
una dependencia institucional total, en relación a las transferencias que hace el Estado.
62
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Más significativo aún que estos aspectos de l realidad material de la institución, aparece
la incorporación del saber barrial en la autoconstrucción de viviendas a la operatoria política
municipal.
Pero también es claro como los controles políticos externos al barrio eran más simples y
más efectivos cuando los habitantes del sector recibían su salario indirecto a través de una
estructura política clientelar.
23.
Lo que se ha descripto hasta aquí es un proceso de complejización social en un espacio
residencial determinado.
Las particularidades de este sector hacen que esta experiencia no sea generalizable a toda
la planta urbana de la ciudad de Olavarría.
Sí quisimos destacar que, frente a los rostros que muestra la crisis local, como
consecuencia de los procesos de ajuste de las economías nacionales y sus articulaciones
internacionales, se van dando procesos de complejización de realidades territoriales específicas
productoras de singularidades.
63
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Esto es importante por lo siguiente:
24.
La utopía de la Ciudad Moderna es la de un espacio urbano cosmopolita, homogéneo
por las oportunidades de disfrute de la vida moderna que estarían al alcance de todos sus
habitantes.
64
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También esta utopía conlleva un componente indisoluble de igualdad ante la ley, de
rechazo al autoritarismo y de libre acceso a al poder político.
Los discursos sobre la ciudad que rescatamos muestran la manera en que algunos actores
sociales perciben el resquebrajamiento de la versión olavarriense de su utopía.
Los procesos urbanos locales interrelacionan variables muy diversas. Tal cual lo hemos
visto en la evolución de la institucionalización del Barrio Hipólito Yrigoyen, que conforma una
problemática compleja (y es sólo una de las cuarenta y dos instituciones de representación
vecinal que se despliegan en el espacio urbano).
Pero hemos visto que una de las mayores incertidumbres de la vida urbana actual es la
imposibilidad de inserción en el mercado de trabajo. Por lo que la necesidad de reproducir
cotidianamente sus energías encuentra a muchos grupos familiares sin los medios de obtención
de un salario.
O en los casos en que este salario se obtenga, no es suficiente para garantizar otros
factores necesarios que van más allá del simple alimento, como la salud, el acceso al sistema
educativo, etc..
La experiencia del Barrio Hipólito Yrigoyen nos muestra de qué manera se van
articulando aspectos diversos (distinciones simbólicas, prácticas particulares de los sujetos,
necesidades colectivas, presencia en el barrio de maquinarias electorales, etc.) que terminan
generando un salario indirecto para los habitantes de determinado territorio urbano.
Tales ejes articulan el dominio simbólico de los sujetos, constituido por un conjunto
de representaciones acerca de las condiciones de vida en la ciudad, y las prácticas
colectivas que se estructuran para enfrentar estas condiciones.
Pero también hay otros aspectos, vinculados a diversas instancias locales, nacional e
internacionales, que son productores de incertidumbre. Abordemos los principales.
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CAPITULO 4
DESECONOMIAS URBANAS
FRAGMENTOS DE LOS ESCENARIOS DEL PRESENTE
25.
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Pero es necesario tratar de entender por qué la dinámica caótica de hoy, en dónde se dan
ciudades que son imposibles de gobernar según las concepciones de legitimidad política
asociadas al capitalismo moderno.
Para los inversores nacionales y extranjeros, la preferencia por las áreas metropolitanas
se apoya en que allí encuentran infraestructura, mano de obra diversificada, mercado consu-
midor, acceso e ingreso a la administración pública, existencia de servicios bancarios, de
comunicaciones, todos ellos factores que facilitan la instalación de nuevas empresas.
Uno de los aspectos esenciales de tal articulación es que los capitales privados consiguen
beneficiarse con lo que se denomina las "economías externas", es decir, con las inversiones
realizadas por el Estado en materia de infraestructura, servicios, vivienda, etc..
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También las acciones de los habitantes de la ciudad (que en términos economicistas son
frecuentemente pensados sólo como fuerza de trabajo) otorgan un gran dinamismo, ante el
pretendido orden monolítico que quieren instaurar ciertos poderes y aparatos.
Pero aún sin entrar a analizar estas reacciones saludables de los conjuntos sociales ante
factores que pretenden reducir lo humano sólo a la dimensión alienante del trabajo o a la triste
dependencia del consumo, es posible recoger análisis que demuestran que existen umbrales a
la expansión del capital en los espacios urbanos.
Este "Costo Teórico", homogéneo para toda la planta urbana, cuando se lleva a la
práctica se ve incrementado por valores extras, o "Costo Adicional".
Este último se genera debido a las condiciones imperantes en el lugar en que se efectuará
el desarrollo urbano. Aparece entonces que construir la misma unidad stándard de vivienda en
una zona no urbanizada es más caro de lo previsto.
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Quienes efectúan esa presión organizada cargan a toda la sociedad el costo de obras que
harán subir el precio de los terrenos en que han invertido, beneficiándose privadamente de la
ganancia de su venta o su usufructo posterior.
Se generan, por éste y por muchos otros mecanismos, una serie de costos sociales que se
mantienen durante un tiempo sin evidenciarse.
Las problemáticas que se originan en la articulación del capital al espacio urbano y que
constituyen inconvenientes originados en la dinámica económica, inconvenientes cuya carga se
procura transferir a terceros, se llaman deseconomías.
26.
La ciudad de Olavarría, ha visto desmoronarse lo que en los años 60 consideraba su
principal motor de crecimiento: la concentración urbano-industrial.
Las razones de ese retroceso, múltiples y complejas, no son ajenas a factores ligados a la
misma ineficiencia interna del modelos de desarrollo urbano global. Factores que se pueden pre-
sentar teóricamente, pero que para los habitantes de la ciudad constituyen tangibles realidades.
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Y también hay aspectos en los cuales el cálculo económico no deja ver variables de
orden sociocultural que son las que realmente explican el origen de estas deseconomías urbanas.
Una de las áreas donde más claramente se presentan estas deseconomías urbanas es en el
ámbito del transporte y la circulación.
Las cifras oficiales de accidentes, los esfuerzos represivos desde la comuna, lo que
puede observarse de la conducta de los automovilistas, lo que se "amplifica" y sintetiza desde
los diversos medios de comunicación, son indicadores de la pertinencia de esta representación.
En los orígenes de esta situación vivida como caótica se encuentra, muy especialmente,
la expansión incontrolada del parque automotor y motociclístico. Más de treinta mil vehículos
motorizados para poco menos de 80.000 habitantes crean la ilusión del libre movimiento.
No es difícil calcular como repercute esta expansión a nivel de otros subsistemas del
Estado: a dos accidentes diarios (por poner un valor caprichoso, pero posible), la cifra anual que
Salud Pública desembolsa es superior de 100.000 dólares solamente de atención de emergencia.
Habría que sumar los costos de internaciones, valores sumamente variables. Para qué
contar las horas de lucro cesante de los accidentados, y los aspectos psicológicos y sociales que
se resienten. U otros datos que no están disponibles simplemente porque no se ha tomado la
decisión política de medir la contaminación.
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en un mes) y un factor de constitución esencial para la estructura psicológica del consumidor
olavarriense, introduce incertidumbres considerables para la escala de la ciudad.
Así, la posesión de un automóvil privado pasa a ser uno de los objetivos importantes de
la vida de los ciudadanos olavarrienses. Aunque (en pocos casos) sea un objeto imprescindible
para las actividades laborales de determinadas personas, para la mayoría es un bien suntuario
que cobra importancia en tanto permite evidenciar la posición social de su dueño.
Pero tal símbolo de status, importante para la identidad individual de su poseedor, tiene
la capacidad de crear su propia demanda. Demanda de tiempo, de espacio, de dedicación
personal. Expulsa a las personas de las calles, despedaza paisajes y obliga a rendirse a la ciudad
frente al hormigón armado.
Por ejemplo, el 25 % del territorio holandés está cubierto del hormigón de las autopistas.
Sin llegar a tales extremos, existe en Olavarría la representación colectiva de que la ausencia de
pavimento es un símbolo de atraso.
La economía local, en los últimos treinta años, se subordinó en gran parte a la expansión
de las cuadras de pavimento. Las 1.700 cuadras de tierra que todavía tiene la ciudad son vividas
como una vergüenza.
Es que, en realidad, éste ha sido uno de los factores dinamizadores de la economía local.
Empresas constructoras, incorporación de mano de obra, circulación de capitales para financiar
los procesos de construcción, etc., son aspectos relevantes de la dinámica económica local que
crecieron en los años 60, cuando se comenzaron los trabajos para un famoso Plan de 700
cuadras de pavimento.
Las infraestructuras locales comienzan a revelarse insuficientes para dar cuenta del
impacto de las transformaciones tecnológicas en los aspectos vehiculares.
72
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Así, aparece como acertada la respuesta municipal de planificar una nueva terminal,
como también se reveló un acierto la transformación del trazado de las principales avenidas (Del
Valle, Pringles y Colón).
Pero el costo de tales obras va con cargo al vecino, que puede ser usuario de transportes
de larga distancia o no. La rentabilidad que genera un mejor servicio se encubre con un discurso
que legitima su atribución a mecanismos de libre empresa.
Pero esta rentabilidad no podría lograrse sin el accionar de un Estado que genera
constantemente un marco de infraestructura y equipamientos.
Las deseconomías urbanas en el tema del transporte y la circulación tienen muchas otras
facetas analizables. Por ejemplo, constantemente rozan el problema de la libertad del individuo
frente a otros aparatos de coacción.
Pero lo que es importante es recordar que no existe una única causa para la aparición de
una deseconomía urbana. En realidad, aparecen como efectos que se van unificando, muchas
veces sin que existan elementos que permitan preveer su articulación.
27.
Cada grupo humano presiona por satisfacer condiciones de un modelo de vida adaptado
a lo urbano. El Estado, en tanto aparato de regulación entre las demandas y los recursos que la
sociedad genera, aparece como la garantía de que pueda realizarse tal modelo de vida.
Hay dos aspectos en los cuales la realidad local se muestra preocupante. El ritmo de
expansión de las redes de agua potable es mucho menor que el crecimiento espacial de la planta
urbana, por lo que existe un importante porcentaje de habitantes (superior al 35 %) que no están
cubiertos por la red.
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red cloacal es todavía mucho peor que el de la red de aguas corrientes: apenas un poco más de
un 30 % de la ciudad está cubierto con cloacas.
Pero estas insuficiencias, que se resuelven con un rango de inversión mucho más alto
que una simple extensión de redes. La inversión necesaria para dar respuestas a las carencias
actuales ronda los 20 millones de dólares. En un contexto en que el Estado Municipal no accede
a financiación externa, esta suma representa la mitad de su presupuesto actual.
El tema de la vivienda aparece a todas luces como uno de los factores más dinamizantes
de la economía. En los últimos años se han perfeccionado mecanismos de descentralización que
permiten mejores articulaciones entre empresas constructoras, el Estado Municipal, entidades
intermedias y beneficiarios.
Los gobiernos municipales de los últimos treinta se han caracterizado por el impulso
dado a la vivienda. Diferentes instrumentos fueron elegidos para sostener este impulso. Desde
las obras por administración hasta mecanismos verdaderamente novedosos como el Banco de
Tierras Municipal, creación de la primera administración de H. Eseverri (1983/1987).
74
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Sin embargo, en la coyuntura actual, la construcción de un barrio de envergadura, de
gran cantidad de viviendas, más bien tiene los efectos de una "huida hacia adelante" socio-
económica.
Esta manera de proceder genera también deseconomías, que vienen a complicar más aún
el panorama de la reproducción.
Al buscarse solamente la provisión de una vivienda para familias que no pueden acceder
a ella por mecanismos de mercado, no se tienen en cuenta factores ligados a la estratificación
clasista que segmentan nuestra sociedad.
75
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28.
El costo a largo plazo de la segregación espacial, intangible pero siempre creciente, se
realimenta con otros tipos de polarizaciones.
De mayor complejidad (no sólo por las características objetivas del problema sino por
los aspectos ideológicos que involucra) son las cuestiones referidas a la marginalidad, la
desocupación y la exclusión del consumo de sectores particulares de la población.
El tema es mucho más complejo, por cuanto se vinculan elementos ligados a las carac-
terísticas de cada rama de producción, el impacto de las innovaciones tecnológicas y las caracte-
rísticas de sus ciclos de productividad.
Similar circunstancia se da para los servicios, los que sólo pudieron mantenerse en tanto
no hubiera atisbos de competencia. Tal el caso de los dos grandes bancos locales, que hegemo-
nizaron durante décadas los circuitos financieros olavarrienses.
Claro que esta hegemonía no se dio por la eficacia de estas instituciones. Mas bien se
heredó. Es decir, los directorios de estas instituciones estaban compuesto por vecinos que
dominaban los circuitos agrarios locales. Y también por quienes hicieron interesantes
articulaciones entre el auge de la obra pública y el capital acumulado a partir de las
explotaciones agrarias y luego derivado a otras ramas de la producción.
76
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Tal posición social hegemónica les permitió, durante décadas, acumular lo suficiente
para realimentar y sostener una actividad bancaria que comenzó embrionariamente a principios
de siglo.
Tal política de personal, mantenida durante décadas, generó trabajadores sin iniciativa
personal ni creatividad, temerosos de la sanción ante un error humano, poco solidarios y más
proclives a la obsecuencia que al compromiso.
Sin recursos humanos para enfrentar los nuevos cambios y las complejas normativas
técnicas y económicas, las instituciones de servicios locales deben recurrir a técnicos formados
en las universidades. Y desprenderse de los viejos trabajadores que ellos mismos anquilosaron
mentalmente.
Estalla así una de las caras más crueles de las deseconomías urbanas olavarrienses.
Después de años de permanencia en un puesto de trabajo dentro de un sistema que los obligó a
hacer todos los días lo mismo, los trabajadores que fueron estimulados a no incorporar saberes
tecnológicos o específicos quedan expulsados.
77
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Al alto índice de desocupación se debe agregar el nulo crecimiento de las oportunidades
laborales. En el área servicios, el resquebrajamiento del marco regulatorio y el auge de la oferta
selectiva de empleos hace crecer el trabajo del menor, de bajísima productividad y de
equivalente nivel de renta. Este crecimiento es cíclico y esporádico, casi insignificante. Es, en
realidad, sólo un epifenómeno del alcance de la desestructuración, ya que es imposible que estas
modalidades absorban las capacidades de miles de jóvenes cada año.
No están resueltos los cálculos de los valores monetarios que se mueven en torno a la
criminalidad, ya que hay infinidad de robos e intentos que no se denuncian.
Pero, por las cifras que pueden estimarse a partir de lo publicado en el diario local,
solamente el dinero que se mueve en abigeato ya supera el monto anual de varios planes de
promoción de la niñez, de asistencia económica a grupos informales y de capacitación de mano
de obra para tareas de cierta calificación.
29.
Como la deseconomía más difícil de estimar se presentan los costos sociales transferidos
por contaminación del medio ambiente.
La imposibilidad parcial de traducir los daños sufridos en materia ambiental por los
habitantes de la ciudad no está dada por la falta de instrumentos de cálculo, sino por la imposi-
bilidad de disponer diagnósticos sobre este tema.
Los organismos del Estado no han estructurado todavía sus subsistemas de planificación
ambiental, y en Olavarría el tema posee bajo aún bajo perfil.
En este bajo perfil contribuyen fundamentalmente aspectos ideológicos. Parece ser que
cualquiera que lea "Muy Interesante" ya se transforma en autoridad y puede mandar a la gente a
fabricar papel reciclado. Se repiten nociones y conceptos sobre los cuales se ignora totalmente
su significado, y se intenta trasladar experiencias de otras sociedades con sólo copiar un
lenguaje.
78
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Se carece, en esta materia, de recursos formados seriamente. Lo ambiental, en tanto
terreno de cruce de lo social con lo biofísico, muy frecuentemente queda en manos de
ingenieros (profesionales cuya formación no es precisamente fuerte en la comprensión de las
dinámicas sociales, muy diferentes de los fenómenos naturales).
Algunos valores no son difíciles de estimar: si las veinticinco mil viviendas de Olavarría
tuvieran un promedio de 4 habitantes, la producción de basura diaria alcanzaría a 420.000 kg.
( a 500 g. de basura por persona/día, tres veces menos de la basura que se produce por persona
en el Primer Mundo) y en el año 153.300.000 kg.. Los datos reales dicen superar esa cifra: el
promedio diario de basura recolectada ronda las 70 toneladas, y no todos los lugares de la planta
urbana producen basura en igual cantidad, a pesar del enorme impacto de las políticas que
alientan al consumo.
En este tema, solamente al empezar a hablar hay que estimar la corrosión de metales, la
decoloración y debilitamiento de tejidos y mallas de material de construcción, disminución de la
elasticidad y resistencia de los artículos de plástico y goma, aspectos sobre los cuales no se
posee ninguna información y parecen pequeñeces.
79
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Pero sólo en EE.UU se estimaba, para 1949, un costo total de 1.500 millones de dólares
anuales de daños provocados por la contaminación del aire solamente. Y a mediados de la déca-
da del 60, la estimación ya había crecido a 16.500 millones de dólares anuales. Y el costo para
reducir estas pérdidas en un tercio (en equipamientos y planes) alcanzaría a 3.000 millones de
dólares al año. (RATTNER, HENRIQUE; 1976:43).
A nivel local, sólo es necesaria la voluntad política y cierto nivel de organización para
obtener la información necesaria para la planificación de acciones en este terreno.
Pero a los efectos nocivos de la contaminación sobre la salud de los habitantes no es tan
fácil llegar, porque a la voluntad política (que no depende de un solo Intendente o de un par de
concejales, sino de un consenso colectivo) se debe sumar la claridad ideológica y la fuerza
necesaria para mirar de frente al tema.
Ni siquiera existen adecuados sistemas de registro más allá de los aspectos biológicos.
Generalmente las variables sociales aparecen "de relleno" en los estudios epistemológicos, y por
lo tanto se hace mucho más inalcanzable la información.
Pero estos aspectos son abordables con trabajos interdisciplinarios y con adecuados
debates a nivel técnico y político.
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Los satisfactores a nivel estético en relación a espacios verdes y áreas recreativas no han
sido explorados más que bajo procesos electorales.
Los gobiernos municipales se limitan a "cortar el pasto y colocar y pintar los jueguitos",
dado que éstos aparecen como necesidades no prioritarias de la gente, en relación al problema
económico, a la salud, vivienda y educación.
Son todas dimensiones que no están estudiadas en nuestra ciudad, no sabemos todavía el
verdadero impacto económico y socio-cultural, ni mucho menos sus progresiones.
30.
En relación a este último punto, Olavarría presenta una serie de ventajas derivadas de su
carácter de aglomeración de tamaño intermedio.
Los problemas de las deseconomías son atacables con una visión holística y con accio-
nes a pequeña escala. Siempre y cuando se establezcan las relaciones adecuadas con los proce-
sos estructurales que determinan el desenvolvimiento de nuestra sociedad.
Aún cuando muchos políticos y dirigentes se empeñen en ignorar los límites del
crecimiento y los problemas que ésto crea, se está volviendo urgente dejar de emprender
acciones aisladas, que dependen más de la buena voluntad de técnicos y científicos.
81
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Es necesario trabajar para derribar estereotipos. Y abrir canales de participación para que
afectados y responsables de la generación de estas deseconomías puedan resolver los problemas.
Pero las técnicas y la información no lo son todo: se requiere una voluntad social y
política de enfrentar el tema, de convertirlo en eje de debates y de enfrentar los intereses de
manera que impliquen su resolución.
31.
Una de las circunstancias más paradojales de la política urbana contemporánea es que, a
medida que se profundizan los efectos nocivos de la "privatización de la vida" (GRASSI,
ESTELA, 1992) en la calidad de la existencia de los conjuntos sociales, la noción de mercado se
refuerza ideológicamente y se vuelven más hegemónica.
El mercado no puede resolverlo todo, y mucho menos cuando se dan servicios que
dependen de recursos que se piensan como renovables, pero que se los consume más allá de su
posibilidad de reproducción.
Por eso aparece como peligroso una debilidad de controles y la pérdida de participación
comunitaria en temas como la energía y la provisión de agua corriente y servicios sanitarios.
Esto pudo verse a escala internacional, con los recursos pesqueros y la introducción de
tecnología de avanzada en los procesos de producción. Exitosa estrategia capitalista, terminó
agotando los bancos de gran cantidad de especies. Por consiguiente, la rama de producción
enfrenta el "riesgo" de años o décadas de prohibición total de pesca en alta mar para permitir la
reproducción de los recursos.
82
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Empresarios y políticos locales deberán prestar más atención a los procesos sociales de
aprendizaje. Cuando se crea un marco de confianza y de no persecución, se desatan capacidades
insospechadas. Muchas muestras de esto, aunque no las suficientes, se encuentran diseminadas
en el espacio urbano.
83
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32.
Explicar el origen último de las deseconomías locales, desde una visión antropológica,
implica relacionarlo con procesos de cambio de orden mundial.
Este proceso de exclusión agilizó el sistema mundial y redujo los elementos a los
verdaderamente necesarios para funcionar según la lógica de acumulación. Cientos de millones
de personas se volvieron innecesarios como productores, consumidores o gestores.
Este mecanismo se refleja, a nivel concreto, en prácticas que son visibles mes a mes en
Olavarría. Los sindicatos deben aceptar una serie de condiciones y recortes a los derechos
legítimos para que las empresas funcionen, o éstas desaparecen y el capital recrea en otras
condiciones su tasa de ganancia.
Esto último significa que la capacidad de generar y tratar información compleja es uno
de los factores centrales en ester proceso de cambio tecnológico, y uno de los pilares sobre los
que se asienta el llamado Capitalismo Postindustrial.
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La mano de obra local, excluida de los procesos productivos a partir de la incorporación
de nuevas tecnologías en las industrias de la zona, configura una muestra dramática de la
transición local hacia este sistema endurecido.
Estos últimos sectores son el ejemplo más patético de los efectos de los mecanismos de
dominación ideológica. Siempre atentos y temerosos ante las amenazas de las propuestas de las
diversas izquierdas, no supieron reconocer que el factor de su propia disgregación se encontraría
en la dinámica del mismo sistema al que apoyaron visceralmente.
Sin embargo, sabemos cuales son las cosas que es necesario evitar. La copia a-crítica de
sistemas y procesos de los países desarrollados, el abandono del intento de conformar un
pensamiento propio, la admiración ciega por los brillos de otras sociedades.
Y sobre todo, debemos evitar la renuncia a indagar en las claves de nuestra propia
realidad. Lo peor que nos puede pasar es organizar nuestra vida en base a una interpretación
prestada.
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CAPITULO 5
FUTURAS PERSPECTIVAS
DE
CONSTRUCCION
DE
CONOCIMIENTOS
33.
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Parte del trabajo del antropólogo es incursionar en la dimensión normativa. Por lo que
entiendo como necesario un planteo acerca de la dirección que deben tomar futuras inves-
tigaciones.
Lo que aprendemos del pasado nos muestra más cosas sobre nuestra propia sociedad que
lo que nosotros suponemos. Percibir sólo la vastedad de los elementos que se entrelazan en cada
elemento del pasado que logramos re-significar, nos lleva a tomar conciencia de que todo lo que
obtenemos como dato es, en realidad, un fraccionamiento.
Pero, ¿en qué consiste esta idea del fraccionamiento?. Puede ser explicada de muchas
maneras, pero la que me interesa resaltar es la modalidad de explicación que relaciona el
fraccionamiento con una situación de cambio. En este marco, toda vez que ocurre un cambio en
un ecosistema complejo, en una cultura, o aún dentro de determinados estratos de una cultura,
el fraccionamiento es el proceso por el cual un conjunto de elementos resuelve su
adaptación a las nuevas condiciones generadas por el cambio.
En esta resolución, el sistema que resulta es diferente al anterior, dado que sólo se
conservan aquellos elementos que pueden sobrevivir tanto a las viejas condiciones como a las
nuevas.
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Esto implica que los meros datos no son suficientes para justificar un trabajo
antropológico o histórico. Un dato no puede ser despegado de su contexto y reinterpretado
alegremente en base a los valores contemporáneos sin explicitar la intencionalidad de tal
proceso. Lo que aprendemos en la escuela en historia, geografía y lo que se enseña en general
sobre otras culturas, las nociones de nuestro pasado y de nuestra sociedad con las que hemos
crecido, no son más que fraccionamientos ideológicos 14 .
Los antropólogos somos conscientes del fraccionamiento que implica toda situación de
contacto cultural. Así, las sucesivas elaboraciones ideológicas de la figura del "indio pampeano",
por poner un ejemplo, son recortes cuya eficacia debe ser leída en el contexto en que fueron
producidos.
Es necesario destacar hoy que las sucesivas resignificaciones, entre los cuales resalta la
idea de la "naturalización" del indio y de lo indígena (RATIER, HUGO, op.cit.), son también
operaciones ideológicas que intentan resolver problemáticas simbólicas particulares de la etapa
histórica en que se crean.
Un buen ejemplo de esto se encuentra en un párrafo muy citado del Diario de Cristóbal
Colón, quién para el día 24-10-1492 escribió:
"...según lo que entendí de los Indios la isla de Cuba es muy grande, de gran
comercio, muy provista de oro y especies, visitada por grandes navíos...pero yo
no entiendo el idioma de los indios..." (PISCITELLI, ALEJANDRO; 1988: 36).
Diversos antropólogos han destacado que lo que Colón "escucha" es lo que está "escrito"
en los libros de Marco Polo que el Almirante devorara durante sus periplos por Castilla,
Portugal y otras cortes europeas. (TODOROV, TZVETAN, 1988, PISCITELLI, ALEJANDRO,
op. cit.). En este punto se pone en evidencia lo que se llama una estrategia finalista de interpre-
tación: el sentido total del mundo y de la historia están dados desde siempre, y lo único que
queda por hacer es reconstruir el camino que lleva desde el dato o la observación hacia ese
sentido total.
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No sólo porque los signos del agotamiento de la idea de Progreso Ilustrado son
inocultables 15, sino porque los fraccionamientos a partir de los cuales está construída nuestra
historia imposibilitan conocernos a nosotros mismos.
34.
La idea de trabajar una perspectiva ambiental en procesos históricos no es nueva. El
ambiente estuvo muy presente en la reflexión de los científicos que interrogaron la relación
Sociedad\Naturaleza.
Durante varias décadas, tal reflexión estuvo dominada por la idea del determinismo geo-
gráfico. Esta noción caló muy hondo en la producción de trabajos científicos, y su arraigo en el
sentido común occidental permitió la vulgarización y popularización.
Simplificaciones tales como "los negros trabajan poco porque en el trópico hace más
calor, y por eso tienen menos cosas", que hasta hace muy poco eran repetidas por docentes en
las escuelas primarias, son vulgarizaciones de la idea del determinismo geográfico.
"...Respecto de la tierra, los hombres del 37 veían a las pampas argentinas como
una fiera que era preciso domesticar...Sarmiento vio en la tierra argentina la
fuente primordial de los problemas del país. Escribe que [...el mal que aqueja a
la Argentina es la extensión (Facundo, pp.11)].(SHUMWAY, NICOLAS, 1993:
153).
Nociones muy arraigadas acerca de tal alteridad se desarrollan durante todo el siglo
pasado y son la estructura ideológica sobre las que se apoyan las concepciones del presente.
Brailovsky y Foguelman (1991), a un nivel de divulgación pero valioso y atractivo, describen de
qué manera los procesos históricos nacionales pueden ser vistos como una crónica de la
expoliación y el mal uso de los recursos naturales, en nombre de cierto criterio de civilización.
90
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Justamente, para superar estos reduccionismos y fraccionamientos es que propongo una
mirada que incorpore una perspectiva ambiental de la historia urbana de la ciudad, y también de
la región.
Enrolada más en una investigación antropológica sobre aspectos del imaginario urbano,
la problemática ambiental aparece referida en "La ciudad Inconclusa" (SARLINGO, MARCE-
LO;1993), y a nivel educativo, la necesidad de documentar las transformaciones en el ambiente
está claramente fundamentada en el texto "Proyectos Verdes" (HOUSTOUN, HELENA P.;1994)
dirigido a responsables de procesos de educación ambiental.
El fundamento que puedo sostener para esta propuesta, además de la finalidad supe-
radora de fraccionamientos ideológicos, se centra en que entiendo que hay nuevos órdenes de
interrogantes que abordar para dar cuenta de los procesos históricos de la región.
Pienso que no basta con encuadrar nuestra historia social, nuestra historia urbana,
nuestra historia del contacto cultural, en las series de eventos del orden nacional. No basta
simplemente con establecer nexos entre espesas (y a veces frágiles) capas de acontecimientos
dispares, con órdenes cronológicos que integran prolijos edificios documentales.
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encuadrarlo dogmáticamente en un proceso de avance y de apropiación de recursos de los
sectores populares, sin poder ver la génesis de la constitución del concepto del recurso minero?.
Y serían infinitas las preguntas y las hipótesis que podríamos desgranar de ellas, las que
se eclipsarían sucesivamente, las variables que se astillan y los tiempos que son eludidos.
Por un lado, juegan los elementos que produjeron cada movimiento que es hoy para
nosotros significativo. Por otro lado, lo que la sociedad consignó de esos movimientos. Buscar
esta perspectiva implica construir una doble vertiente en la cual, si lo que historiamos es un
recurso natural, vemos qué es lo que ha sucedido y lo que la sociedad dice que ha sucedido.
Llegado este punto es útil referirnos a un proceso muy complejo, que otra vez tiene
como protagonistas a los indígenas de la región.
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El contexto en que fueron escritos estos versos tiene que ver con un momento en que se
estaban planificando y consensuando la Campaña del Desierto y la entrega de tierras para
colonización blanca. Más allá de las percepciones particulares de José Hernandez y sus
apreciaciones en contra del genocidio de los grupos indígenas 16 , el "Martín Fierro" describe lo
que la sociedad porteña necesitaba "ver" de los grupos indígenas.
35.
De esta manera, recurriendo a los contextos, se nos amplían las posibilidades de inter-
pretación de muchos procesos, y de los discursos sobre los mismos. Pero también una
perspectiva ambiental implica ver de que manera la Sociedad traba relación con la Naturaleza.
"...El hombre vive en un mundo muy extraño, con árboles, peces, océanos y todo
lo demás, tiene algún tipo de contacto cultural con ese extraño mundo y trata de
comprenderlo. Lo primero que hace es intentar cuantificarlo, y de eso, como
sabemos, es de lo que se ocupa la ciencia. Pero la ciencia también es un
elemento de contacto cultural espurio entre el hombre y la naturaleza, espurio
porque se simplifican lo más posible las cualidades de la naturaleza
clasificándolas de un modo o de otro, preferiblemente mediante máquinas que
miden pequeñas cosas, y así es como llevamos la cuenta de las tormentas, de las
gotas de agua, de las heladas, de la vegetación, de la altura que alcanza el
césped, etc...." (BATESON, GREGORY; 1993:115).
Pero esta cuantificación conlleva un doble movimiento, no sólo éste que acabamos de
señalar a nivel teórico. Sino que coloca en el centro de los análisis un conjunto de instancias
ligadas a la conceptualización y gestión de lo natural.
De esta manera, las inundaciones en la Pcia. de Bs. As. y las políticas ambientales que se
organizan para controlar sus efectos, no pueden dejar de ser analizadas desde el punto de vista
que nos muestra que toda la Provincia es, en términos conceptuales, un "ecotono", una zona de
borde entre dos ecosistemas perfectamente definidos (MONTENEGRO, RAUL; 1994,
PRUDKIN, NORA; 1994).
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La llanura pampeana es una zona de interfase entre los biomas tropicales y ecosistemas
más áridos, los de la zona patagónica. Esto le confiere a la región una serie de características,
entre las que debemos destacar la alternancia de sequías e inundaciones.
Los efectos más visibles de tal variabilidad eran ampliamente conocidos, e inclusive la
propuesta de Ameghino, realizada hace 109 años, incluye una serie de elementos que
constituyen lo que hoy llamaríamos "abordaje integral". Una propuesta posterior (POSADAS,
CARLOS, 1935) plantea un conjunto de intervenciones a escala regional, y desde la década del
40, "el manejo integrado de cuencas hidrográficas" (CASEY, DANIEL H., 1970) es una
modalidad de gestión que está ampliamente difundida a nivel internacional.
Estas articulaciones actúan condicionando una serie de procesos ubicados en los otros
dos niveles, y en la historia de la región se ven claramente las influencias de la
internacionalización de capitales en lo que va del siglo, ya sea en la construcción de
agrosistemas y otros circuitos productivos, o en el impacto más reciente del paradigma
desarrollista a nivel del imaginario urbano olavarriense (SARLINGO, MARCELO, op. cit.).
94
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Aparece una exigencia de holismo, como requisito metodológico, que se hace necesaria
para abordar períodos de tiempo amplios, que hacen visibles relaciones entre la dinámica natural
y los aspectos socioculturales. Pero esta exigencia no implica sepultar las particularidades,
porque los elementos indiciarios son especialmente fértiles. ¿Acaso podríamos dejar pasar un
comentario como el que sigue?:
Una lectura ambiental nos lleva a un conjunto de relaciones sociales, a preguntas que
pueden iniciar futuras investigaciones, y nos permiten también explicar conductas más cercanas
a nuestro tiempo:
"...Junto con G.D. nosotros estamos viendo a un linyera, uno de los últimos
crotos que viven en la zona y que es posible verlo...Es otra forma de vida, difícil
de comprender...pero es uno de los últimos que queda y por eso vamos a ver
como vive, con un colchón debajo de un puente...Lo interesante es que
sobrevive, y las veces que hemos ido a charlar con él, a la zona de G.L.M., nos
costaba ubicarlo...hasta que en una charla nos dice que él está cerca siempre de
donde hay mimbre, siempre de algún arroyo...no sólo por el agua, sino también
porque puede fabricar algo y venderlo..." (G.M., 6-1994).
Este contexto debe partir del reconocimiento de una racionalidad social total
(GODELIER, MAURICE, 1974), que hegemoniza las relaciones Sociedad\Naturaleza. El
concepto designa sistemas de reglas conscientes e inconscientes que regulan la articulación de
cada sociedad con el mundo natural.
De esta manera, aparece un marco que encuadra las conductas de los actores sociales.
Podemos analizar el comportamiento de determinados sujetos, ya sea en torno a un recurso, a un
proceso de apropiación o a prácticas colectivas de consumo, enmarcándolos como participantes
"racionales".
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Pero, ya sea en una sociedad de cazadores recolectores, en una formación social tribal o
estatal, los sistemas de reglas que pueden identificarse analíticamente no siempre son
respetados. Lo que la gente dice no siempre es lo que la gente hace, y en este sentido la
presencia de lo natural introduce un conjunto de incertidumbres, dado que muchos aspectos de
la esfera natural son insuficientemente conocidos u operan a una escala muy diferente de la
humana.
"...El doctor Alsina no comprendió (por no ser del arte) que el sistema de
participación no es aplicable a una extensión de 300, de 100 ni de 50 leguas, de
suelo llano sobre todo; menos aún para oponer resistencia a un enemigo que no
combate, que huye a la vista y escapa velozmente...Allá en los tiempos de la
invasión de los ingleses, apareció un día fondeado en la rada exterior un buque
de guerra de aquella nación.
Inmediatamente el comandante de nuestra batería, que era un militar especial,
mandó a romper el fuego, y como era de esperarse, el proyectil no alcanzó a la
mitad del camino. En vista de esto, el comandante dispuso que se pusieran dos
balas en el cañón, esperando que donde terminaba el impulso de la primera
empezaría el de la segunda, y contando con echar a pique al inglés...Una
fortificación unida y espesa, de más de 100 leguas de extensión, que cuando
llega a ser perfecta tendrá más de 300 leguas, para resistir a un enemigo que no
pelea, es más notable que aquel primer cañonazo disparado contra el buque
inglés a tres leguas de distancia...Nuestro soldado...no sólo habrá de luchar con
el indio como antes ha luchado sucumbiendo más de una vez sino que habrá de
luchar contra el desamparo del desierto, a larga distancia de su base de
operaciones y centro de recursos..."(BARROS, ALVARO; 1975: 342 y ss.)
Los argumentos de Alvaro Barros relacionan el conocimiento de las prácticas bélicas del
indio y de la naturaleza pampeana, cuyas distancias no podían medirse a escala humana.Toda la
"Memoria especial del Ministro de la Guerra" (BARROS, ALVARO; op. cit.) constituye una
incesante refutación de saberes, y no sólo una muestra de un debate sobre políticas de
ocupación.
El saber que expone Alvaro Barros no es sólo militar. El también demuestra que ha
comprendido que las características naturales de la llanura pampeana obligan a desarrollar una
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racionalidad diferente de la expuesta por Alsina, que representaba a un sector hegemónico que
no se trababa en lucha directa con el indio ni conocía realmente las dimensiones naturales de la
pampa 18 .
36.
Expuestas las cuestiones conceptuales que nos sirven de base para pensar la construcción
de una perspectiva ambiental de la historia, es necesario preguntarnos acerca de sus anclajes
epistemológicos.
¿Por qué puede ser importante hoy una perspectiva ambiental?. ¿Por qué casi a fines de
este siglo y no al principio?. Es que el modelo de sociedad en el cual estamos inmersos ha
desembocado en un conjunto de crisis que se realimentan mutuamente.
Entre ellas, crisis de gobernabilidad política de los estados nacionales, crisis de los sujetos
aplastados por el consumo y la crisis de los cuerpos con la aparición de las nuevas
enfermedades, y especialmente la crisis ambiental.
También hoy es más evidente que nunca que muchos de los elementos que definen
nuestra identidad se generan a miles de kilómetros de distancia, en regiones con otras
características geográficas y culturales. Así van constituyéndose aceleradamente actores
sociales que comparten características específicas de su localidad, al mismo tiempo que
articulan saberes que les permiten interactuar a nivel internacional.
Las marcas de la identidad que nos hacen reconocibles, como sociedad, en el seno de
numerosos procesos sociocomunicacionales son justamente estos elementos que se crean a
partir de síntesis entre aspectos planetarios o globales y particularismos localizados.
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Reconocer de que manera estos elementos impactan y operan en una ciudad como
Olavarría, en una región como la del Centro de la Pcia. de Bs. As. es crucial no sólo para
"historiar el presente". Es crucial porque estos elementos determinarán las futuras derivas
de las interpretaciones históricas y de la producción documental.
En función de las exigencias del proceso de globalización, la historia regional será re-
interpretada para dotar de sentido a muchos procesos actuales. Aunque a algunos les desagrade
esta perspectiva, los problemas que nuestra sociedad enfrenta hoy exigirán la construcción de
otras visiones. El accionar de científicos o de estudiosos apasionados no será ajeno a este
proceso. Aunque hoy resulte difícil saber quiénes tendrán las voces hegemónicas.
No será extraño que no sólo los grupos indígenas cambien su ubicación en el imaginario
cultural. Es que nuestros héroes culturales, transformadores y organizadores de los sistemas
productivos, comerciantes y filántropos son producto de las relaciones sociales de nuestra
cultura. Por lo tanto, cuando emergen los aspectos negativos de ésta se ponen en evidencia las
conductas espúreas de aquellos 19 .
Nuestra sociedad requiere hoy que se hagan visibles las dimensiones de la explotación y
el genocidio, las arbitrariedades en el uso de los recursos naturales y en la manipulación política
de los conjuntos sociales, la creación simbólica de la "deuda" para ocultar la expoliación y la
explicitación de la dádiva para enmascarar un derecho.
Son todos aspectos que también conforman nuestra identidad, y por algunos de ellos
somos reconocidos desde las visiones de otras sociedades.
Desde los inicios de la década del '90 asistimos, a nivel local, a multiplicación de cursos,
proliferación de proyectos, festejos del Día de la Tierra, etc.. Instancias muy superadoras de las
primeras acciones aisladas de personas locales con un compromiso muy importante y una
perseverancia notable.
Las generaciones de jóvenes que hoy están en contacto con una gran cantidad de
información generada desde el movimiento ambientalista y también desde sus detractores
tendrán que enfrentar nuevos interrogantes y desarrollar modalidades de gestión del ambiente
muy diferentes a las que hemos desarrollado nosotros.
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espacio urbano por la hegemonía del automóvil, etc., son todos problemas locales que tenemos
que resolver hoy, que nuestra sociedad los oculta o los posterga para más adelante.
Saber cómo hemos usado los recursos, con qué racionalidad los hemos organizado y
distribuido, entender las incertidumbres en nuestra relación con lo natural y como éstas han ido
variando, es necesario para dar respuestas pertinentes tanto a los problemas locales como a los
que se hagan evidentes por el impacto de la globalización.
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Se utilizaron también diversos artículos del Diario "El Popular", "Clarín" y "Ambito
Financiero". Las iniciales de los entrevistados no corresponden a sus nombres verdaderos, en
algunos casos por pedido expreso de anonimato. Los número indican el mes y año en que
fueron entrevistados. Es de destacar que la preocupación por no ser reconocidos en ningún
trabajo es también un indicio de cómo se percibe la libertad de opinión, aún sin llegar a
extremos orwellianos.
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NOTAS FINALES.
106
1
. Desde la aparición de nuevas maneras de producir programas de radio, con líneas telefónicas abiertas y
con constante variación de invitados, la radio en sus diferentes bandas parecen ser una de las arenas de
discusión política más dinámica. Desde el año 1990 hasta ahora, se han desarrollado (sobre todo en la
emisoras de FM) programas de radio muy críticos de las condiciones de vida en la ciudad. La formación
impartida desde la Facultad de Ciencias Sociales contribuyó a esta mejora, ya que los medios de
comunicaciones locales comenzaron a absorber personal con capacidades técnicas y con diferentes
visiones de la realidad local. Esta dinamización obligó al único diario de la ciudad a mejorar también sus
columnas de opinión y una diferente actitud frente a las noticias. Por todo esto, es posible encontrar
interesantes discursos sobre Olavarría en el material que estas instituciones producen.
2
. El problema del tránsito automotor es uno de los emergentes de la década del 90. No porque no
existiera antes, sino porque algunos datos se mantenían ocultos o directamente no se computaban. En el
mes de enero, el diario "Ambito Financiero", insospechable de tendencias izquierdistas y desorgani-
zadoras, publicó una nota en donde afirmaba que la República Argentina posee el récord mundial de
accidentes de automóviles y de muertos por esta causa. La cifra, que superaba a los cinco mil quinientos
decesos anuales, es tan alta que ni siquiera figura en las estadísticas mundiales. El redactor de la nota cita
a varios países africanos, considerados el último eslabón del subdesarrollo, como países de máximo
riesgo automovilístico, y su promedio de accidentes es mucho menor que el de nuestro país ("Ambito
Financiero", 18 de enero de 1995). La OMS consideró a Kenya, con 2.800 muertes al año, como el país
más riesgoso. Por supuesto, estas cifras no significan nada sin ver los aspectos simbólicos que juegan en
la organización de las normativas sociales en torno al tema.
3
. Para quiénes, de diversas maneras, nos dedicábamos a reflexionar y actuar en diferentes ámbitos, los
estallidos periódicos y reclamos de soluciones que circulaban por esa arena de disputas que es la "opinión
pública", la crisis no era novedosa ni mucho menos. Sus indicios eran muy manifiestos ya antes de que
cayera la última dictadura militar. A principios de la década del '80, los militantes de los partidos políticos
locales "ganan la calle". Y esta actividad efervescente permitió transparentar lo que ya se conocía
indiciariamente. La desinversión casi total, el deterioro económico y del nivel adquisitivo de los
trabajadores locales, las pequeñas y medianas empresas al borde de la quiebra, la pobreza inocultable en
ciertos espacios de la planta urbana, eran todos temas frecuentes en reuniones como las del Centro
Juvenil de Estudios Nacionales, creado en 1982 por jóvenes militantes desarrollistas. Este fue el primer
foro de discusión política abierta al público a nivel local. El Centro de Empleados de Comercio cedía un
amplio salón, y las figuras políticas del momento a nivel local (Eugenio Lestelle, Carlos Portarrieu,
Helios Eseverri y otros) se lucían frente a grupos de jóvenes vírgenes en la militancia. Muchos de los
asistentes a esas reuniones serían, pocos años más tarde, quienes engrosarían las filas de centros de
estudiantes, gremios, colegios profesionales, y las juventudes políticas de diferentes partidos.
4
. La experiencia de la megalópolis moderna es la de una militarización creciente. Los disturbios de Los
Angeles en 1992, el acordonamiento de las favelas en Río de Janeiro en 1994 por las Fuerzas Armadas
(de intervención necesaria debido a la corrupción de la policía carioca, según voceros gubernamentales),
la privatización de la seguridad en la casi totalidad de las áreas urbanas, son variables dependientes de
procesos de acumulación económica y de construcción de poder a nivel mundial, y no sólo en los
entornos regionales de estas ciudades.
Pero la mayoría de las urbes argentinas que poseen una población de más de 500.000 habitantes,
ya muestra un grado de segregación espacial los suficientemente alto como para necesitar de sistemas de
vigilancia privada en sus territorios más valorizados culturalmente. Justamente, el atractivo urbanístico
de los countries porteños y su legitimación simbólica se encuentra en la privatización y militarización de
la cotidianeidad. Esta se fue estructurando durante los años de la dictadura militar, y se legitimó
totalmente en el imaginario social luego de los saqueos a supermercados, durante la hiperinflación de
1989.
5
. En un texto muy comentado y citado por historiadores y arquitectos, Dan Stanislawski comparó las
instrucciones de Felipe II en la Legislación de Indias con los textos del urbanista romano Vitrubio,
encontrando que las primeras no se destacaban por su originalidad. El valor de estos cuerpos legales
reside en tanto sistematización de usos y experiencias ordenadas, asentadas no sólo en tradiciones sino
también en conclusiones derivadas de la observación y experimentación. (STANISLAWSKI, DAN, 1947
pp. 94-105).
6
. Como ejemplos hay innumerables, pero es ilustrativo el comentario realizado por un miembro de la
colectividad libanesa en ocasión de ser entrevistado para la realización de un trabajo monográfico durante
la cursada de la materia Antropología Social Argentina. En esa oportunidad, el entrevistado narró el
mecanismo de presidencias rotativas que posee la Asociación que agrupa a todas las colectividades
representadas en Olavarría, y explicó que hasta ahora y a pesar de su desacuerdo personal, los chilenos y
bolivianos no habían podido ser presidentes de dicha institución "...porque algunos los consideran,
injustamente, más primitivos..." (SARLINGO, MARCELO Y GUERCI, MARCELA, 1992)
7
.Las cifras numéricas las consigna Aurora Alonso de Rocha en el Tomo 2 de la publicación del Archivo
Histórico Municipal, sobre datos preparados por la Arquitecta Mirta Cavalieri, de la Dirección de
Planeamiento y Desarrollo de la Municipalidad de Olavarría. Los datos demográficos están consignados
con mucho más detalle de lo que en esta tesis me interesa tratarlos, y una mirada más atenta que la mía
seguramente los "hará hablar" mucho más. Sólo he tomado lo que puede dar a lo descriptivo nada más
que lo necesario para resaltar el dinamismo del proceso de urbanización.
8
. A fines de 1992, el diario local publicó informes periodísticos acerca del mercado de trabajo local,
dando una gran dimensión (totalmente justificada) a los datos provenientes de la Secretaría de Trabajo.
La expresión corresponde a Silvana Melo, joven periodista que hace varios años se desempeña en el
diario local.
9
. Silvia Sigal, discutiendo la categoría de marginalidad, explica que son las imposibilidades real de
entrar en instancias de negociación por derechos colectivos las que definen las situaciones que la
Sociología clasificó como marginales. (SIGAL, SILVIA, 1981).
0
10. Los casos de las urbanizaciones rurales del Partido de Olavarría, como por ejemplo Espigas,
Recalde, 16 de Julio, o las Colonias (Hinojo, San Miguel, Nievas), son interesantísimos para documentar
el cambio social desde una perspectiva antropológica. Algunas de ellas tuvieron una población mucho
mayor durante los momentos de alza de la producción agrícola, hoy expulsan población de manera
constante, hacia la cabecera del Partido.
Y es que, en la mayoría de estos lugares, las condiciones de vida para los asalariados rurales no
son buenas, por el escaso acceso a servicios de todo orden.
1
1. La noción de calidad de vida remite especialmente a factores subjetivos, relacionados con el
imaginario de los conjuntos sociales. Pero es un concepto comodín, utilizado más frecuentemente como
construcción lingüística que vehiculiza sentidos encubridores según las épocas. No posee un sentido
unívoco, varía con quién la formula y tiene que ser entendida en relación con su contexto. En la forma en
que la expresamos en este trabajo, sus indicadores dependen de la lógica que organiza esta sociedad. Por
lo que la calidad de vida se refiere aquí a la satisfacción de estándares consensuados en diversas áreas
como la provisión de servicios, relación espacios verdes por habitante, etc.. Que en definitiva remiten a
signos de bienestar material. Desde diferentes vertientes ideológicas, la calidad de vida puede definirse
mediante otros indicadores. Si, por ejemplo, centraríamos la idea de calidad de vida en la autonomía
individual, la creatividad y expresividad de los ciudadanos, el uso participativo de las opciones culturales,
el disfrute del ocio y del tiempo libre, la participación igualitaria en la creación de bienes de alto valor
simbólico, nuestra calidad de vida mostraría valores realmente vergonzantes.
2
12. La Teoría de los Umbrales ha tenido un uso intenso por planificadores y gestores del desarrollo
urbano. Fue formulada inicialmente por el profesor B. Malisz, al analizar el crecimiento de las áreas
urbanas polacas. La Universidad de Edimburgo, en Escocia, la tomó como teoría central para la
formulación de algunos planes de desarrollo regional y subregional en varios lugares de Europa
(ORTUZAR, SANTIAGO; 1979).
3
13. El concepto de umbral es un concepto formulado estrictamente en términos económicos. Designa los
límites en los costos del desarrollo de las áreas urbanas. Pero conlleva también una carga ideológica muy
fuerte, dado que tales límites están configurados por lo que una sociedad considera aceptable y lo que no.
Y en sociedades complejas como la nuestra, no siempre lo que es aceptable para los grupos dominantes lo
es para el resto. En términos de desarrollo urbano, por ejemplo, si el imaginario colectivo permite valorar
más la expansión del pavimento urbano que el equipamiento cultural, el costo del desarrollo de nuevas
áreas varía: salen más caras pocas cuadras de buen pavimento que la construcción de una escuela
medianamente moderna.
4
14. Esto opera dramáticamente en varios niveles, pero tal vez en ninguno sea tan condicionante cómo en
la propia experiencia de terreno del antropólogo. Quién mejor lo explica es Pierre Bordieu, a quién es
oportuno citar a continuación: "...Invitado por las preguntas del antropólogo a efectuar una vuelta
reflexiva y semiteórica hacia su propia práctica, el informante mejor informado produce un discurso que
contiene dos sistemas de lagunas. En tanto que es un discurso de la familiaridad, deja sin mencionar todo
lo que pasa sin comentario; los comentarios del informante toman por sentado las presuposiciones que
los agentes históricos toman por sentado...Los informantes inevitablemente están sujetos a la censura
inherente en el habitus, un sistema de esquemas de percepción y pensamiento que no pueden dar lo que
da para pensar y percibir sin, ipso facto, producir un impensable y un innombrable" (BORDIEU, P.
1977: 18). Paul Dillon completa esta idea, aclarando que: "...Los comentarios de nuestros informantes no
son datos capaces de ser analizados científicamente hasta el momento en que conocemos lo que dejan de
decir." (DILLON, PAUL;1983: 176).
5
15. Algunos aspectos ligados a los recursos naturales muestran cifras alarmantes, sobre todo en los
ecosistemas de la zona. El INTA (1991) reconoce que los rendimientos de las tareas de labranza en las
tierras pampeanas se hallan seriamente afectados. Algunos datos: 46,7 % de pérdidas de materia orgánica,
estructura y percolación en las tierras agrícolas, erosión superficial caracterizada como severa (hasta 20
cm. de espesor del horizonte A) y una tasa anual de pérdida del suelo que alcanza a 70 toneladas.
6
16. José Hernández era totalmente partidario de un conjunto de modalidades de integración de la
civilización indígena al Estado Nacional, y le repugnaba lo suficiente la idea de un genocidio masivo. Y
esto, a pesar de compartir cierta visión desvalorizadora de los grupos aborígenes, lo que es explicable
dado el etnocentrismo de su sociedad y los marcos culturales o habitus que estructuraban su pensamiento.
7
17.En términos ecológicos, la estabilidad de un ecosistemas puede ser entendida de dos maneras: como
inercia y como elasticidad. En el primer caso, la inercia designa la capacidad de resistir cambios externos
sin modificar la estructura y el funcionamiento. Mientras que la elasticidad refiere a la capacidad de
retornar a un estado de situación semejante al anterior después de haberse producido una perturbación
(PRUDKIN, N.;1994).
8
18. El mismo Alvaro Barros señala a la ignorancia acerca de las dimensiones territoriales y las
características de la pampa como una fuente de ideas y proyectos disparatados. Justamente una idea que
quedó en la memoria popular tiene este origen:
"...Eliseo era lo que suele llamarse un hombre original...Nombrado juez de paz, se
consideró hombre público, y mediante aquellos conocimientos que tenía de los indios y de
la cuestión de las fronteras, resolvió el problema presentando al gobierno un proyecto de
seguridad definitiva, que consistía en una gruesa cadena de fierro, estirada desde Bahía
Blanca hasta el Paraná. El asunto dio mucho que reír...(BARROS, A., op. cit:35).
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19. El mismo comentario puede realizarse a la inversa. Un conocido profesional me comentó
personalmente: "...Santificamos a los doctores y denigramos a los basureros...Pero en una sociedad futura
que deba reciclar la mayor parte de lo que produce, los cirujas son imprescindibles, y tan o más
importantes que los doctores..." (P.B.O.. 11-93).