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MARCELO SARLINGO
LA
CIUDAD
FRAGMENT
ADA
Marcelo Sarlingo - Instituto de Investigaciones Antropológicas de Olavarría
Marcelo Sarlingo
La Ciudad Fragmentada
INDICE
Prologo
Marcelo Sarlingo - Instituto de Investigaciones Antropológicas de Olavarría
Introducción
¿Cuál es el futuro de las ciudades?.
Consideraciones introductorias.
Primera parte
Elementos de la evolución del espacio urbano
La evolución de los espacios residenciales urbanos.
Espacio y lógica social a nivel local.
Las cuestiones normativas.
Segunda Parte
Gobierno local y gestión urbana
Los antecedentes negativos de los gobiernos locales en América Latina
La gestión de los servicios públicos
I.El problema del agua.
II.Mirando el futuro energético
La cuestión ambiental
I.Situación y perspectivas de la problemática ambiental local.
II.Problemas ambientales y gobierno local.
Los modelos de gestión municipal
I.El modo tecnocrático de gestión de servicios
II.El modo de control político de gestión de servicios
III.El modo participativo de gestión de servicios.
IV. Las necesidades de planificación estratégica.
Tercer Parte
Globalización y ciudad
El problema del crecimiento de la ciudad.
Fragmentación urbana.
Posmodernismo y política urbana local.
La construcción social de la ciudad.
Bibliografia
Notas finales
PROLOGO
Frecuentemente se sostiene que la Humanidad ya es urbana, y que el presente y
futuro hábitat de las personas son las ciudades. Sin embargo, el proceso de urbanización es
un fenómeno reciente en la historia de la humanidad: los primeros homínidos datan de
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entre cuatro y cinco millones de años, el homo sapiens surgió hace entre treinta y cinco y
cuarenta mil años. Las primeras agrupaciones de viviendas sedentarias son de Oriente
Medio, y la antigüedad de los restos de estas aldeas se calculan entre siete mil y ocho mil
años.
Es a partir de este marco de análisis que quiero introducir el presente trabajo sobre
la ciudad de Olavarría. En términos temporales y comparada con los centros urbanos
orientales (de varios miles de años de antigüedad), con las ciudades europeas y con las más
viejas de Latinoamérica (la mayoría de varios siglos), nuestra ciudad es nueva. Casi un
siglo y medio de vida, apenas unas décadas de desarrollo industrial, y todo un futuro de
evolución si sabemos esquivar los procesos destructivos que afectan a la mayoría de las
grandes urbes.
gestión particulares, tendencias que son más o menos exitosas a partir de combinar las
teorías, las recetas técnicas, la complejidad social, la diversidad de actores, la variabilidad
de recursos disponibles y las múltiples opciones políticas.
“La ciudad secundaria”, en cambio, es un ensayo que abre nuevas preguntas sobre
la ciudad, al tiempo que profundiza algunos aspectos de la estructuración urbana. Está
planteado en el marco de la investigación sobre temáticas locales que dirige el Lic. Hugo
E. Ratier desde el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Municipalidad de
Olavarría, y en cierto modo es la complejización de un informe de avance. Sus cinco
capítulos abordan especialmente el proceso de consolidación del noreste de la planta
urbana desde el punto de vista social y las maneras en que se expresan diversas
problemáticas en el espacio urbano, englobadas bajo el concepto de “deseconomías”.
Este texto culmina un proceso de investigación de dos años sobre los procesos de
estructuración urbana de la ciudad de Olavarría. La mirada antropológica sobre la ciudad
aborda los discursos sociales, las maneras en que la gente vive “ la ciudad ” al tiempo que
vive “ en la ciudad ”. No son precisamente trabajos lineales, razonamientos encadenados
uno tras otro y modelos analíticamente pulcros aplicables sobre una realidad que no nos
presenta asperezas ni “rugosidades”. Por el contrario, se nutren de las miradas y conceptos
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de otros actores sociales, se enriquecen con las contradicciones y muchas veces esta
mirada disiente con las modalidades de resolución de las mismas.
Llegado este punto, debo puntualizar que este es un momento difícil para trabajos
de este tipo. No tan difícil como otros, mucho más negros en la historia de nuestro país. Es
difícil porque el pensamiento neoliberal, discurso básico de los grupos que poseen el poder
en el continente, busca obviar toda discusión sobre los problemas, injusticias y defectos
que genera la aplicación de sus recetas. Se niega frecuentemente la posibilidad de debatir
sobre otros modelos de sociedad posibles, invocando desde el poder una relación de
fuerzas internacional y nacional que no da margen para alternativas, para diseñar otras
políticas y para adoptar otros instrumentos.
Es necesario explicitar que este trabajo tiene por objetivos, al mismo tiempo que se
intenta dar cuenta de una serie de aspectos de la realidad urbana local, rescatar aquellos
elementos particulares que nos ayuden a construir nuestro modelo propio de gestión.
Intento marcar elementos que contribuyan a debatir elementos aprovechables de otras
experiencias, y jerarquizar los puntos positivos de la nuestra. Esto implica pensar pasos
iniciales para una planificación estratégica que la ciudad está requiriendo.
.
Introducción
¿Cuál es el futuro de las ciudades?.
Los habitantes de los países del globo viven en un entorno cada vez más
urbanizado y un numero creciente de ellos pasarán toda su existencia viviendo y
trabajando en ciudades, en general sin comprender cómo se las construye y administra, y
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sin una idea clara de cómo su participación y su compromiso podrían mejorar su propio
entorno y el de los demás. Para una alta proporción -que va generalmente en aumento- de
los habitantes de virtualmente todas las ciudades del Tercer Mundo y para un porcentaje
creciente de los habitantes del Primer Mundo, su experiencia cotidiana y permanente es
una vida de pobreza y privaciones.
A pesar de la enorme diversidad existente entre los países del Sur subdesarrollado,
tanto en lo que respecta a sus tamaños, poblaciones, niveles de urbanización y estructuras
económicas, como en lo referido a la magnitud de la crisis generada por la actual recesión
y el creciente endeudamiento, en general las condiciones de vivienda para una alta
proporción de sus habitantes sori extremadamente deficientes. Los problemas resultan más
visibles y más intensos en las ciudades. En las últimas décadas, en virtualmente todos los
países, la población urbana creció mucho más rápidamente que el número de viviendas de
calidad razonable y con servicios básicos tales como agua corriente y desagües cloacales
(u otros métodos para la disposición higiénica de aguas servidas). Ni gobiernos nacionales
ni locales han podido expandir servicios tales como la recolección de basura o asistencia
sanitaria a un ritmo adecuado para mantenerse al nivel de las necesidades, asi como
tampoco han podido dotar a la mayoría de las nuevas áreas residenciales, de caminos,
electricidad, aceras o alcantarillas.
Esto ha dado como resultado un rápido incremento del número de habitantes que
viven hacinados en sitios alquilados de condiciones miserables, denominados
generalmente conventillos, villas de emergencia, favelas, callampas o pueblos j óvenes; o
directamente en urbanizaciones ilegales (ya sean éstas ocupaciones ilegales o
subdivisiones ilegales) . En muchas ciudades hay también miles de personas que carecen
de todo tipo de alojamiento.
Las ciudades del Sur se han ido convirtiendo , cada vez más , en centros de pugna :
se compite por una habitación para alquilar, por una porción de terreno donde construir
una vivienda precaria, por vacantes en una escuela, por el acceso a agua potable, por una
cama en un hospital, por un lugar en un ómnibus o en un tren, por un espacio en una plaza
o en una vereda donde vender mercaderias, todo esto al margen de la enorme competencia
existente para ocupar los pocos puestos de trabajo estables y con salarios adecuados.
Ningun mercado no regulado de bienes o servicios puede ser de utilidad para aquellos que
carecen del poder adquisitivo suficiente para entrar en ese mercado. Y puesto que un alto
porcentaje de la población urbana no percibe los ingresos suficientes para costearse una
vivienda legal o los servicios de salud, e inclusive la alimentación suficiente, ante 1a
ausencia de una acción estatal que les garantice el acceso a ese mercado , tienen sólo dos
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Este es el nudo básico del contexto de las ciudades de toda Latinoamérica. Nuestro
país, como resultado de la aplicación de las políticas neoliberales, camina más hacia una
“latinoamericanización” de sus centros urbanos que hacia la consolidación de las
condiciones de vida que la Modernidad prometió universalmente.
Hay que reconocer especialmente que las ciudades de Europa Occidental, del
mundo islámico, de América del Norte y de los ex-países socialistas en proceso de
desarrollo económico también muestran procesos de pauperización dramáticos. El
deterioro de la calidad en las condiciones de habitabilidad es uno de los indicadores más
visibles de la velocidad de estos procesos. Sin embargo, estos procesos tienen
particularidades que se reflejan en las modalidades de crecimiento, en la estructuración de
sus espacios urbanos, en la organización de los medios de transporte y en sus funciones
urbanas.
Todas estas problemáticas son las centrales de ese vasto terreno que es la política
urbana. El abanico enorme de situaciones sociales, la diversidad cultural y la variabilidad
en las condiciones de vida implica considerar muchas particularidades y relativizar las
generalizaciones. No es lo mismo una metrópoli de millones de habitantes que una ciudad
de poco menos de cien mil personas. Sin embargo, sí son iguales las angustias, las tristezas
y los miedos de los seres humanos. Es igual el sufrimiento de quién busca una casa para su
familia, de quién se queda sin trabajo de un día para otro, de quién se siente condenado a
la miseria mientras contempla la ostentación y el lujo de unos pocos. Si bien no hay
modelos o patrones universales, recetas que aseguren el éxito de las urbanizaciones, es
universal la búsqueda de condiciones de vida acordes a lo que cada cultura entiende como
digno.
Estructuras espaciales y En Europa las ciudades crecen Si bien hay diversidad según
planificación en coronas urbanas alrededor consideremos América Latina,
de un centro histórico, mientras Asia o Africa, predominan las
que en EE.UU dominan los urbanizaciones ilegales, sin
planes geométricos en damero. servicios, con estructuras
En ambos se planifica la desordenadas y contrastes muy
rururbanización del espacio y el marcados entre los barrios de
establecimiento de zonas ricos y pobres. Ausencia casi
residenciales generalizada de planes
directores.
Los ejes que se analizan en este trabajo son básicamente los mismos que se
plantean en este esquema. Sólo que las particularidades de la ciudad le otorgan una riqueza
y un contenido imposible de resumir en pocas páginas.
Más bien puedo sostener una articulación y una estrecha realimentación entre
ambos, dado que veremos en el caso olavarriense cómo la definición de algunas
necesidades colectivas (y las consiguientes respuestas) tienen que ver con las estrategias de
expansión de determinados sectores (por ejemplo, terratenientes urbanos agrupados,
entidades intermedias, etc.). Olavarría es una de las ciudades que contó muy
tempranamente (ya en los años ‘60) con un Plan Director que fue reactualizándose varias
veces. Se conformó también un subsistema de planificación urbana que sirvió de manera
eficaz para conjurar problemas que atenazaron la dinámica urbana de otras ciudades.
Sorprende a muchos investigadores de otras ciudades y de áreas metropolitanas cuando
decimos que en Olavarría no hay villas miseria. Sí hay grupos sociales que poseen
viviendas humildes, pero no existe el hacinamiento, la concentración espacial y el riesgo
sanitario masivo característico de las zonas pobres de las grandes ciudades.
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acerca de los efectos en las cuencas de soporte, en el ámbito material sobre el cual se
despliega el espacio urbano.
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Primera Parte
En la ciudad de Olavarría han sido dos los procesos fundamentales que han
signado la evolución de los espacios residenciales urbanos.
• El primero de estos procesos se relaciona con los elementos superestructurales que van
marcando la expansión y consolidación productiva. Se origina en la expansión
pampeana sobre las tierras indígenas, en las que se utilizaron las ciudades con el doble
objetivo de dominación militar\territorial y espacio de articulación
administrativo\comercial.
Tampoco es una ciudad que se destaque por sus rangos productivos, por haber
escapado a la crisis nacional, o por haber eliminado la pobreza. Sus porcentajes de
desocupación oscilan entre un 20 % de PEA reconocido oficialmente, y un 14 % de la
PEA cuando hay inversiones transitorias y abundancia de trabajo "en negro". Son los
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umbrales normales, en relación a los perfiles que adopta la crisis económica en centros
más poblados (como Bahía Blanca o Rosario, que son varias veces más grandes).
En este sentido es posible plantear que la expansión del espacio urbano, aún
planificada, ha llegado a un umbral económico y financiero de muy difícil superación. En
el caso de algunos recursos naturales, como los hídricos, la superación de este umbral
implica ya entrar en el terreno del desequilibrio financiero (y posiblemente político) total.
Las respuestas que se plantean desde las dirigencias locales tienen que ver con una
combinación de tecnologicismo y economicismo. El tecnologicismo aparece en la
confianza en las posibilidades técnicas que ofrezcan procedimientos más eficientes de
perforación y bombeo, descubrimiento de nuevos acuíferos, etc. . El segundo punto, la
cuestión del economicismo, aparece en la esperanza acerca del mercado como institución
que va a permitir la obtención del capital necesario (14 millones de dólares) para ampliar
las redes de aguas corrientes y volver a tener margen de operación en el sistema cloacal.
Pero antes de entrar de lleno en estas instancias veamos aspectos que tienen que
ver con el proceso evolutivo que definió las características generales de la adaptación
urbana local.. Lo que nos permitirá,posteriormente, abordar las instancias que dan sentido
a este análisis.
Por esta razón, la ciudad fue creciendo de manera más o menos equilibrada. La
configuración urbana se fue completando bajo la forma de espacios cerrados. Las
estructuras
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Es en torno a estas dos grandes estructuras axiales que se opera con el desarrollo de
la planta urbana. El proceso de urbanización desatado durante los momentos de mayor
crecimiento poblacional va loteando y ocupando los terrenos adyacentes a estos dos
grandes ejes.
Los compradores de estos lotes son de extremos sociales opuestos: los grupos de
familias que no acceden a niveles de consumo satisfactorios, y los especuladores urbanos
asociados a los mismos agentes inmobiliarios que promueven los loteos.
Este último constituye, para la época en que fue pensado, una idea de avanzada.
Estaba ubicado lejos de la planta urbana para ese entonces, y la radicación de fábricas se
realizaba según las instancias de promoción que el municipio desarrolló intensamente en
los años '60 y '70. Como producto de la planificación de la ciudad por áreas, éste sector
respondió con aceptable éxito en cuanto a las funciones urbanísticas que se esperaban de
él.
Esta fue la razón por la que grandes inversiones públicas cobraron la dimensión de
faraónicas, como por ejemplo el Aeropuerto Provincial. Se mantenía una gran estructura
totalmente ociosa, dado que el movimiento económico no justificaba en absoluto la
presencia de líneas de cabotaje. Durante los primeros años de cabotaje, el Municipio abonó
el valor de pasajes que rara vez eran usados, con la única finalidad de que la empresa
que utilizaba el aeropuerto como cabecera no abandonara la plaza.
A nivel local, por la singularidad del Arroyo Tapalqué‚ que atraviesa la planta
urbana dividiendo la ciudad prácticamente en mitades, los espacios y paseos públicos (en
especial el Parque Mitre) fueron objeto de planificación e intervención a lo largo de todo
el siglo.
En este cambio de modelo de configuración urbana, los espacios que quedan para
ser llenados son los que se encuentran en el Este de la ciudad, por fuera del segundo anillo
de avenidas (Urquiza, Sarmiento, Ituzaingó y Pueyrredón).
Los espacios ubicados entre las avenidas que delimitan el microcentro (Colón,
Pringles, Brown y Del Valle) y el segundo anillo, han sido llenados por la construcción
privada durante los primeros años del boom económico de la minería. Con los recursos del
"Impuesto a la Piedra", el Estado Municipal extiende una serie de beneficios y servicios
solicitados por los conjuntos sociales, y cuya obtención significaba acceder a los más altos
valores en calidad de vida.
Los sectores que rodearon al centro de la ciudad, barrios como Mariano Moreno,
San Vicente, Pueblo Nuevo (separado del centro por el Arroyo Tapalqué‚), Barrio Luján
(separado del centro por las vías del entonces FC General Roca, hoy Ferrosur) y Roca
Merlo, se convirtieron en los espacios residenciales donde se instalaban quienes se
insertaban a los dinámicos procesos de trabajo durante los años 60 y 70.
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Las clases de menor acceso al consumo construían sus viviendas con gran
esfuerzo, pero los niveles salariales de los años 70 permitían cierta solvencia, aún para
quienes tenían bajos ingresos. Accedían también a alquileres, generalmente de edificios
con cierto nivel de deterioro. Los procesos inflacionarios eran apenas incipientes, y el
Rodrigazo de 1975 fue un juego de niños comparado con la hiperinflación de quince años
después.
Por esta razón, tales sectores de la planta urbana poseen una gran diversidad en sus
programas de construcción. A diferencia del centro de la ciudad, donde predomina la "casa
chorizo", la aparición de nuevos materiales y de un programa de vivienda individual más
funcional a los cambios en la composición de las familias (habitaciones para sexos
separados, vinculaciones entre los dormitorios a través de un pasillo y no con aberturas
directas) permite abrir los diseños. El resultado es una heterogeneidad habitacional que
balancea la monótona rectitud del trazado.
operado en los barrios CECO I y en las obras por administración del Barrio PyM, San
Carlos y otros.
Durante los años '80, los mecanismos de mercado hegemonizaron los procesos de
construcción de viviendas para la reducida clase alta local, y para un sector social que
consiguió acumular a partir de ciertas ventajas comparativas, como por ejemplo la
disposición de capital familiar que se derivó a la especulación bancaria.
Comienzan a "rellenarse", como consecuencia del accionar estatal, los espacios que
la planificación municipal definió como urbanos a fines de la década del '70, pero en los
que no se había construido nada. Es que los planificadores locales, al encontrarse con las
restricciones territoriales que la dictadura imponía, fueron previsores en función del ritmo
de crecimiento urbano.
Los terrenos ubicados en zonas cercanas al tercer anillo de avenidas, zonas sin
servicios públicos, son accesibles para matrimonios jóvenes, que obtienen salarios
bajísimos en relación con el valor del metro cuadrado de construcción.
Con las viviendas destinadas a sectores populares que el Estado apoya o impulsa,
con la construcción de la vivienda individual unifamiliar, con los barrios generados por la
política social sindical, y con algunos procesos de valorización simbólica de ciertos
espacios muy particulares de la planta urbana, se ocuparon los espacios periféricos y se
densificaron determinados lugares "vacíos" de la ciudad.
Es que, aún terminando el Plan Director del año 58, el gobierno municipal actual
encuentra que la expansión ha superado en mucho la capacidad de extensión de los
servicios básicos, y esto compromete de diversas maneras las garantías que el Estado
puede dar en relación con las mejoras en las condiciones de vida.
Para los sectores con cierto poder adquisitivo o con un salario estable y por encima
de los 2.000 dólares mensuales, este aumento en las actividades de la construcción tiene
un contexto exclusivamente financiero. Es que en la década del '90, con la recuperación de
cierta confianza en la estabilidad de las variables económicas, reaparecen los créditos
hipotecarios.
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En 1991 la ciudad posee, según los datos del censo nacional de ese año, poco más
de 25.000 viviendas. El número de éstas se incrementa aceleradamente debido a las
acciones que desenvuelve el Estado municipal, cuyo protagonismo se agiganta en tanto
desaparecen del horizonte simbólico una serie de nociones que sustentaban una política
social integradora de los sectores populares.
Se contruyen bajo esta modalidad dos o tres departamentos por lote. Cuando la
empresa adquiere cierta envergadura, incluso inician la construcción de edificios. Este
sector cubre la demanda de viviendas de la clase media que tiene acceso a algún crédito o
a alguna forma de financiación.
La lógica que subyace a la evolución que puede detectarse como tendencia está
exclusivamente basada en el usuario (no en el ciudadano) y en mecanismos de mercado.
Los planificadores del Estado municipal no han podido imponer algún sistema de decisión
basado en sus saberes, a pesar de sus atribuciones de fiscalización y control. El municipio
reconoce la ingobernabilidad de estos procesos, y como medida importante, durante 1995
estableció una moratoria para aquellos propietarios que hubieran desarrollado
construcciones ilegales. A cambio de la declaración de las mismas se les ofrecían
facilidades para el pago de lo adeudado y no se les cobraba nada en concepto de multa. Se
recaudó rápidamente, por este medio, una cifra cercana al medio millón de dólares.
Y en los huecos de estos espacios vacíos, se instala lo no deseado del sistema: los
basurales, los barrios para la gente pobre, a veces simbolizados por la triste reputación de
los FONAVI o "104 viviendas".
En aquel trabajo, el tema del espacio urbano fue mencionado al pasar, pensando en
su estructuración como una variable dependiente de la articulación Sociedad\Naturaleza.
Con este criterio básico, pensado más como avance y superación de las propuestas teóricas
que colocan al espacio urbano como dependiente sólo del modo de producción
(CASTELLS, MANUEL, 1974, LEFEBVRE, HENRY, 1974), es que pretendo culminar
este abordaje embrionario.
No debe entenderse que, en este análisis y como posición teórica, ignoro el papel
que juegan las contradicciones entre el capital y el trabajo en la estructuración de los
procesos evolutivos urbanos. Sólo que preferí no extenderme en estas páginas, buscando
hacer un diagnóstico más descriptivo y no tan estructural.
Es interesante ver el peso que tienen una serie de nociones implícitas en los planes
de desarrollo en toda Latinoamérica y también en nuestra ciudad. Una de estas nociones es
la de zonificación, que proviene, en términos teóricos, del modelo de ciudad consagrado
en la Carta de Atenas y en los trabajos del Congreso Internacional de Arquitectura
Moderna. Sobre estos modelos, y especialmente sobre el criterio de zonificación, se monta
gran parte de la lógica ordenadora del espacio urbano desde el Estado en sus diferentes
niveles.
Se da el caso de que puedo deducir esto por una simple observación impresionista.
Un sector de la planta urbana compuesto por quince manzanas se denomina Barrio Obrero.
Tiene una unidad periférica de atención de la salud, y a través de los relevamientos
demográficos municipales y médicos, aparece claramente el altísimo porcentaje de
jubilados y pensionados que habitan el sector. Obreros parece haber pocos. Muchos de
estos jubilados pertenecen a la caja de la Industria, y las fábricas en las que trabajaban
son las que se ubican a lo largo del eje constituído por la Avenida Del Valle y su
prolongación, la Autopista Luciano Fortabat.
En Olavarría no parece haberse visto, como en las ciudades europeas, las masas de
obreros expulsados y vueltos a tomar y nuevamente expulsados por el capital que se
modernizaba en sucesivas olas.
También existió, como por ejemplo, en el sector denominado “La Loma” lo que
diversos autores denominan “masa marginal”, concepto que designa a los trabajadores en
edad activa que nunca pudieron integrarse a un mercado formal de trabajo. Estos siempre
fueron empíricamente y espacialmente visibles.
Mientras que los integrantes del EIR no lo fueron por la demanda de servicios
informales que durante cierto tiempo les permitió ingresos irregulares pero valorizados
socialmente. Cualquier trabajador que tuviera un mínimo de conocimiento de un oficio
podía independizarse, aún cuando estuviera mal visto que saliera de las fábricas.
públicos. Durante los años florecientes de la economía local, de pleno empleo y niveles
salariales que permitían la reproducción de los grupos domésticos, los pequeños comercios
surgían como complemento de los salarios de los jefes de familia. La clientela estaba
basada en las relaciones barriales, y la institución del “fiado” regulaba los ritmos de
acumulación de estos emprendimientos. Varios de estos circuitos barriales fueron el inicio
de importantes comercios actuales.
Los empleos más valorados fueron los de las fábricas cementeras, porque éstas
pagaban salarios relativamente más altos, superiores inclusive a los de los convenios
nacionales, y en su momento presentaban ciertas posibilidades de ascenso para personas
que no tuvieran un grado alto de calificación laboral. El status asociado a la pertenencia a
un empleo industrial, si bien no se convirtió en un mecanismo de hegemonía tan fuerte
como para el habitante de las villas obreras (NEIBURG, F.; 1989) fue un importante
factor de diferenciación.
Y esta es otra de las ilusiones que se vivieron durante cuatro décadas: la de las
posibilidades ilimitadas de ascenso social a partir de una inserción casi libre en un puesto
de trabajo. Se reeditó a escala local el sueño de “mi hijo el doctor”, tan importante para la
constitución del imaginario de la clase media nacional después de la década del ‘30. En
Olavarría, estaba lleno de ejemplos de familias originarias del medio rural, insertos como
peones, que en una generación llegan a poder hacer ingresar a sus hijos en las carreras
universitarias más tradicionales. Los puntuales casos de ascenso verificaban la pertinencia
de elegir esta inserción.
durante décadas como “abierto a todos los hombres de buena voluntad”, cuando en
realidad sucesivas reconversiones tecnológicas terminaron expulsando a gran cantidad de
operarios de su puesto de trabajo.
Las fábricas cementeras, por tomar las unidades productivas de mayor atracción
simbólica, a principios de los años ‘70 utilizaban a más de mil cuatrocientos obreros
promedio. Tenía la hegemonía del 80 % del mercado nacional y también exportaban.
Este proceso finalizó bien entrados los años noventa. Ya en este momento y
especialmente Loma Negra CIASA ( la empresa cementera propiedad de Amalia
Fortabat), preocupada su dirigencia por las repercusiones del ajuste, mejora su presencia
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grupos enteros de viviendas y así vinieron a tomar entidad los polígonos barriales
salpicados por todo el tercer cinturón de avenidas de la ciudad. Son zonas de fuerte
homogeneidad interna al mismo tiempo que presentan una marcada disparidad social si se
la compara con los conjuntos adyacentes.
Estos efectos de segregación no hacen, a grandes rasgos, otra cosa que reflejar los
procesos generales de distribución de la rentabilidad y de los productos económicos.
Aunque no lo hacen de manera mecánica, sino que hay mezclas y combinaciones
particulares, rasgos simbólicos que operan hasta inclusive modificando los diseños
dominantes de los espacios residenciales.
Entonces, hay que ver que muchas de las características simbólicas deben ser
estudiadas a nivel de los sujetos. No sólo mediante los indicadores clásicos de la movilidad
residencial, sino de aspectos subjetivos de los conjuntos sociales como los plazos
culturales para el ingreso en otras etapas de la vida, las necesidades culturales de nuevos
espacios, los cambios en los modelos de la dimensión de la familia, etc.. Estas
características son importantísimas para la estructuración de determinados espacios
urbanos, casi tanto como la conformación de circuitos económicos que enlazan el Estado
con los habitantes de cada barrio.
Afirmo que el espacio residencial se redefine una y otra vez , a lo largo de la vida
de los sujetos, respondiendo a resignificaciones de la dinámica social. También esto
relativiza la influencia de aspectos físicos como, por ejemplo, la red de transportes, ya que
se vuelve evidente que “...la segregación no es sólo una diferencia de lugares, sino que
conlleva también una capacidad de desplazamiento y de acceso diferencial a los puntos
estratégicos de la trama urbana...” (CASTELLS, MANUEL, op. cit. : 217).
Quisiera terminar la reflexión sobre este punto con una frase que resume lo
que entiendo que es el proceso de construcción de la Olavarría a lo largo de la
primera mitad del siglo veinte: “... el nivel de la lucha de clases ejerce también
una influencia en las formas en los ritmos de la segregación..allí donde existe
subordinación total y en donde las dominación de una clase sobre otra es
aceptada a todos los niveles, puede darse incluso mezcla residencial, con una
especie de paternalismo ecológico en el que las clases dominantes y dominadas
viven en el mismo barrio, aunque en condiciones muy distintas...”
(CASTELLS, MANUEL, op. cit. : 217-218).
lógicas parecen impensables dado el marco simbólico de las clases dirigentes locales.
Por ejemplo, para resolver el tema viviendas, es claro que lo ideal y al mismo tiempo
utópico sería repartir las viviendas que están concentradas en manos de los rentistas
urbanos. Con esta acción se resolvería la penuria de habitación, pero subsisten otras
como las de la provisión de servicios, la de manejo de recursos hídricos y del sistema
cloacal.
• Se requiere el rediseño de un acuerdo entre el Estado y las empresas que hoy son
los capitales hegemónicos de la región. Hasta tanto no se dé una nueva redefinición del
papel de estos capitales en una estrategia de desarrollo regional que contemple a
conjuntos sociales de escasa fuerza en un proceso de negociación, no se revertirán las
tendencias evolutivas de los espacios urbanos.
• Es decir, se requiere una política integrada de uso del suelo, mucho más global.
En principio, una revisión de los controles excluyentes del uso del suelo urbano se
vuelve necesario como posibilidad de impulso a la densificación. El desarrollo de
controles que promuevan la diversidad de viviendas y que establezcan regulaciones
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transitorias al mercado del suelo urbano también aparecen como medidas esenciales. El
Banco de Tierras Municipal es una medida efectiva, pero debe ser integrada más
favorablemente a políticas a mediano plazo y no sólo reactivas a la demanda.
Acá aparecen ciertos órdenes de problemas que llevarían este análisis empírico a
otros planos. Tienen que ver con las modalidades de producción de saberes técnicos y con
los procesos de aprendizaje. Frecuentemente, se les exige a técnicos y planificadores una
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SEGUNDA PARTE.
Gobierno local y gestión urbana
Los años ‘90 trajeron el definitivo estallido de la crisis del modelo de empresas
públicas monopólicas. En su mayoría vaciadas por las dictaduras militares, atadas por los
manejos derivados de la Deuda Externa 4, desbordadas por los cambios mundiales y la
evolución del capitalismo, en toda Latinamérica comenzaron a desguazarse. Lo más
visible de estas operaciones fue el marco político de dependencia que se impuso a los
gobiernos nacionales: el saneamiento y la liquidación de las empresas públicas fue exigido
como condición de la refinanciación de la deuda. Así se liquidaron una serie de
patrimonios sociales y colectivos, que se internacionalizaron y pasaron a manos de otros
estados y de accionistas privados.
Pero esto significó también el fin de todo un modelo de articulación entre el Estado
y los conjuntos sociales. Es decir, no es que solamente se redefinen los actores en la
gestión de los servicios telefónicos, en la provisión de electricidad, en la producción de
agua corriente, la recolección de residuos urbanos y otros sistemas de saneamiento, etc.. Se
opera también una profunda transformación y recomposición de las alianzas sociales que
estuvieron vigentes durante varias décadas.
Es que, para llegar al objetivo del servicio público rentable, influyen totalmente las
particularidades locales y regionales. Dado que el servicio público es indispensable tanto
para la calidad de vida de la población como para el funcionamiento del aparato
productivo y de la economía de toda la sociedad, obliga a redefinir no sólo las maneras
de organizar el sector público, sino las maneras en que la población satisface sus
necesidades más básicas e individuales.
Es en este sentido que el tema se torna un campo de discusión que mezcla no sólo
aspectos técnicos, económicos o financieros. Son los niveles de análisis políticos y
culturales los que enmarcan una propuesta de gestión de un servicio, la concesión de un
recursos natural a explotación privada o cooperativa o las definiciones programáticas de
los controles que debería ejercer el sector público.
La política local de los ‘90 se vió totalmente atravesada por esta temática, y ha sido
uno de los aspectos dominantes de la discusión a nivel. El Estado Municipal ha llevado un
protagonismo realmente importante y con una visión de futuro de la que carecen otros
sectores de las dirigencias locales.
alianzas sociales que no ha terminado todavía de decantarse. Este es uno de los procesos a
estudiar a corto plazo.
Pero más importantes aún son los ejes temáticos que se instalaron a partir de que el
espacio urbano va quedando fragmentado en redes que ahora pertenecen a manos privadas.
El futuro de los bienes y servicios sin privatizar o liquidar se convirtió en el eje de mayor
voltaje político, con una escena dominada por tres temas fundamentales:
Cada uno de los temas tuvo y tiene un tiempo de resolución diferente. Tomaremos
de manera breve y como caso a comentar el tema del servicio de aguas corrientes, en
primer lugar. El fundamento para elegir el análisis de este caso es que la extensión de la
red de aguas corrientes refleja el mayor desfasaje entre la aceleración del proceso de
urbanización y los sucesivos retrocesos financieros del Estado. El segundo punto requiere
una investigación puntual para poder profundizar la “visión interna” de los actores por lo
que me atrevo a plantear una mirada totalmente diferente e inusual sobre aspectos
prospectivos de orden general. Mientras que el tercer punto será analizado en la última
parte de este trabajo.
I.
El problema del agua.
Aquí aparece uno de los aspectos básicos del problema del agua corriente en
Olavarría: sólo el 50 % de los habitantes de la planta urbana accede a agua de red.
Un 30 % tiene servicios cloacales. De este hecho y de su contrapartida, de que el 50 %
de los habitantes que viven en la periferia y en barrios urbanizados tardíamente
consuman agua de la primera napa (con demostrada contaminación bacteriana) derivan
una serie de aspectos epidemiológicos estacionales, como la aparición de botes de
enfermedades de transmisión hídrica: hepatitis, diarreas estivales. Milagrosamente el
cólera no se instaló todavía en los acuíferos locales.
La otra problemática básica toca a los sectores medios y medios altos de la ciudad.
Tiene que ver con la eficiencia en la prestación del servicios del agua, ya que se verifica
una imposibilidad de mantener el ritmo de abastecimiento de la red durante los meses más
calurosos. Este hecho desata una serie de conflictos en los niveles políticos locales, que
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“La ciudad cuenta con muy buena presión a las 6 de la mañana, pero
después entramos, todos los días, en un bajón fuerte, de las 9 de la mañana
en adelante. A las 6 la presión es de 20 metros, a las 11 oscila entre 8 y 10
metros...Esto se debe a que las amas de casa del Centro, de San Vicente y
Pueblo Nuevo salen a la vereda y baldean y limpian, dejando las canillas
abiertas...En verano esto se nota más, porque también aparece el llenado de
las piletas de natación...” (R.F.; 6 - 95)
Este valor es significativo cuando vemos que, durante los últimos años de la
década del ‘80, la crisis de abastecimiento que ya se perfilaba hizo que el Municipio
encargara estudios de prospección satelital en busca de nuevos acuíferos. Estas
prospecciones tuvieron un resultado negativo. Lo que arroja que, ante la ausencia de
reservorios subterráneos sin explotar, el crecimiento irracional del consumo puede superar
los ritmos de recarga del acuífero actual. Esta situación, de hecho se da en tiempos de las
sequías cíclicas de la llanura pampeana. Que se pierdan anualmente más de 2.000.000 de
metros cúblicos de agua potabilizada vuelve ineficiente el incremento productivo logrado.
El tema del cobro del agua es uno de los puntos centrales. Los medidores
colocados por OSN hace tres décadas quedaron inútiles después de la gran inundación de
1980, que cubrió toda la planta urbana. El municipio cobra el agua estimando el gasto a
partir del cálculo de los metros de frente, y se suma a otras tasas como barrido y limpieza.
Esto aumenta la desigualdad: el vecino que tiene un frente de 12 metros sin pileta está
pagando el consumo del frentista con igual terreno pero que posee este equipamiento
individual. Complejas variables culturales se montan en torno a esto. Basta citar la
valorización adicional que se introduce en Olavarría a las casas con piletas, a partir de la
mentalidad segregacionista de los agentes inmobiliarios que tasan mucho más alto una
vivienda con tal equipamiento. El propietario individual se ve alentado a invertir en la
construcción para valorizar su propiedad rápidamente. Estas cuestiones parecen corregirse
únicamente con instrumentos de medición del consumo.
A partir de esta cuestión el sector peronista se vuelca hacia una propuesta centrada
en la concesión directa a la cooperativa de electricidad local, planteada sobre la base de la
eficiencia económica y operativa de esta institución. La eficacia prestadora de la
cooperativa, sumada al carisma fuertemente local que tiene la población, permitió que la
propuesta se pusiera casi en términos de igualdad con la iniciativa del ejecutivo municipal.
En el medio quedó el procesos electoral, en el que el peronismo pierde estrepitosamente
(el intendente en ejercicio consigue un 20 % más que el candidato peronista, a pesar de - o
a raíz de - la visita del Méndez y Duhalde en plena campaña) sus aspiraciones y pierde
también la posibilidad de mantener la mayoría en el Concejo Deliberante.
Aparecen otros actores con argumentos razonables pero sin peso político efectivo
en la discusión. El partido vecinal reflota una propuesta que ya hicieran en 1985 y que no
fue tenida en cuenta: la colocación de medidores (una inversión de un millón de dólares) y
a partir de ahí financiar la inversión gradual para dar respuesta al problema. El planteo
destaca que Obras Sanitarias es muy eficiente, que sólo tiene 29 empleados, que no tiene
carga burocrática y que no se justifica en absoluto su liquidación o su privatización. La
Federación de Sociedades de Fomento plantean su posición favorable a la
descentralización, pero con el desacuerdo de algunos importantes dirigentes vecinales.
Esto tiene que ver con la misma lógica electoralista que signó la escena política
local en las últimas décadas. Las razones por las que los diferentes gobiernos de turno no
Marcelo Sarlingo - Instituto de Investigaciones Antropológicas de Olavarría
invirtieron en obras de aguas corrientes y cloacas tienen que ver con la escasa
rentabilidad electoral que éstas conllevan. Los mismos actores políticos reconocen que
en Olavarría, lo que reditúa electoralmente es el pavimento: el que asfalta las calles es
recordado, las otras obras no se ven. Estos conceptos son coherentes con símbolos
centrales para el imaginario local, y es verificable el papel mítico que juegan los planes de
700 cuadras de pavimento y alumbrado público en la historia política local. Los problemas
ambientales, el uso de los recursos, son todavía percibidos como obstáculos a una
modernidad desarrollista cada vez más esquiva.
II.
Mirando el futuro energético.
Pero éste no sería sólo el aspecto complejo a analizar, sino que también hay que
ver las relaciones históricas de la institución con el municipio, la articulación y
desarticulación de poderes que se han dado en los directorios de las instituciones (aspectos
que a principios de los ‘70 hicieron que Olavarría fuera conocida en el orden nacional
como “la Ciudad Luz”, por la potencia y cobertura de su alumbrado público), y aspectos
más coyunturales como la deuda millonaria en dólares que el Municipio mantiene con la
institución cooperativa (objeto de negociaciones políticas entre cúpulas realmente
interesantes de analizar), la venta de ESEBA (proceso ya sospechado de corrupción y
detenido en la Legislatura Provincial), la discusión sobre las tarifas. Los avatares de esta
temática justifican un desarrollo mucho más extenso y pormenorizado.
Pero quisiera señalar, como paso intermedio para abordar el punto siguiente en el
análisis, que el tema energético posee (al igual que la cuestión de los recursos hídricos), un
flanco no abordado y terriblemente importante para el futuro y la gobernabilidad local.
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países como Alemania, Rusia o el mismo EE.UU), ni mucho menos las condiciones
locales de regiones con ecosistemas frágiles y rápidamente expuestos a los impactos de
problemas como el calentamiento global (tal cual es el caso de la llanura pampeana).
Desde el punto de vista del suministro de energía, los recursos renovables originan
más puestos de trabajo que las industrias energéticas convencionales, porque sus
necesidades de mano de obra son mucho mayores, al tiempo que sus necesidades de
capital (especialmente en el caso de la energía eólica) son más modestas. Por ejemplo, la
generación de 1.000 gigavatios-hora de electricidad por año demanda el trabajo de 100
obreros en una planta nuclear, o el de 116 en una planta alimentada por carbón, pero se
precisan 248 trabajadores en una instalación térmica solar, e inclusive 542 en un parque
eólico (RENNER, MICHAEL; 1992: 239).
Se puede afirmar que una ciudad, cualquiera que sea, es altamente dependiente de
los aportes de energía que se efectúan desde otros espacios (otros ecosistemas)
generalmente alejados geográficamente. Aunque en el interior de la ciudad hay enormes
diferencias en cuando a la distribución y al consumo de los volúmenes de energía, el
ecosistema urbano tiene claras características fagocitarias en cuanto al balance de consumo
de energía.
En torno a este punto hay instancias que no pueden crearse, como por ejemplo la
disponibilidad de ciertos recursos naturales y locales. No se puede fabricar un gran río para
luego construir una represa. Pero sí pueden crearse los recursos humanos y las condiciones
organizacionales, lo que potencialmente se revierte sobre las actividades económicas y las
políticas institucionales.
Varios modelos energéticos alternativos desarrollados desde los años '80 intentan
demostrar que, a escala mundial, la satisfacción de las necesidades humanas es posible sin
aumentar el consumo global de energía, e inclusive disminuyéndolo en diversas
actividades.
2020, a partir de cuatro estudios de casos nacionales. Concluyen que, solamente mediante
el ahorro y la eficiencia en el uso final de la energía (y no sólo en la producción) es posible
satisfacer las necesidades del doble de población con sólo un aumento productivo global
del 10%. (RODRIGUEZ MURILLO, J.C.; 1995: 140).
Por último, otro factor importante que nos impulsa a buscar líneas locales de
reconversión energética tienen que ver con instancias políticas a nivel mundial. Nuestra
posición dependiente nos hace ver que las líneas políticas que se definen en organismos
como el Banco Mundial o el FMI se aplican hasta en los últimos rincones de nuestra
nación. El BM recomienda para el futuro rebajar los impuestos sobre el trabajo y la renta y
aumentarlos sobre los flujos de materiales y especialmente sobre los energéticos
(throughput). En el pasado, se solía subsidiar la extracción de recursos para estimular el
crecimiento, pero la crisis ambiental está haciendo reveer esta política, especialmente por
la amenaza que conlleva para el estilo de vida de los países del Norte. La globalización de
estas medidas hará que aumenten los gravámenes sobre la energía, por lo que el
mantenimiento del bajo costo energético es ilusorio.
La cuestión ambiental.
Delimitar la cuestión de la problemática ambiental urbana a nivel local no implica
hablar exclusivamente de los indicadores de la misma. Más bien, éste es el costado más
endeble, podríamos decir: si solucionaríamos uno o varios problemas ambientales
puntuales, su misma solución origina otros. Es la lógica dominante la que nos conlleva a
relacionarnos de determinada manera con el soporte físico de la ciudad y de nuestra
sociedad en general.
Por otro lado, implica también explorar vías para la gestión seria en esta temática,
dentro de la cual se sitúa, específicamente, el aspecto de la formación de recursos humanos
capaces de conocer aquella problemática tanto como intervenir en las instancias de
gestión. Y es especialmente imperativo señalar la imbricación de la problemática con las
estrategias cognoscitivas y pedagógicas en las temáticas ambientales.
I
Situación y perspectivas de la problemática ambiental local.
1.
Para definir el status de "lo ambiental" a nivel local podríamos comenzar
estableciendo un postulado: al hablar de “lo ambiental" , no nos referimos ni a un objeto
( o super-objeto), ni a una estructura de conocimientos formalizados como "ciencia",
(ciencia específica o autónoma, ni interciencia o sistema racional de conocimientos de
índole interdisciplinar) sino simplemente a una “colección de problemas” (FERNANDEZ
Y BENGOA, 1995: 63). La manera más directa de encontrar un eje que permita abarcar
dicha “colección ” es que constituyen fenómenos de irracionalidad en la relación
sociedad/naturaleza.
Aún hay una carencia más grave: la de una serie de directrices o un campo
metodológico para la gestión (modelización de los problemas, identifcación como tales,
establecimiento de interrelaciones, formas de mejoramiento de las condiciones de
irracionalidad) y para la mínima resolución de problemas, aunque sea indiciarios. Hay
problemas urbanos o que estallan a nivel urbano, que son de orden estructural (la
emergencia de la probreza, que también tiene costados ambientales en tanto genera penuria
habitacional y de servicios, etc), en tanto hay otros (desertificación de los espacios rurales
por deficiente manejo técnico, usos de agroquímicos, etc.) en donde se ve mucho más
clara la relación productiva con lo natural.
h) contaminación del aire por polvillo industrial en suspensión, por ruidos y por la
combustión del automotor. El diagnóstico realizado por el IHLLA clasifica al recurso aire
como “ ...uno de los principales recursos contaminados en Olavarría por su actividad
minera o derivada de ella.” (PACTO ECOLOGICO BONAERENSE, 1993: 14). Aunque
se reconoce que no existen evidencias de afectación masiva a la comunidad, se establece la
diferencia con las grandes fábricas: en tanto éstas colocaron electrofiltros para retener el
polvillo, las caleras y canteras lo esparcen sin control a partir de las frecuentes voladuras y
de los procesos técnicos de tratado de mineral. Las urbanizaciones de las zonas serranas
son las más afectadas. La zona céntrica de Olavarría, en cambio, es la más saturada por
ruidos y por la contaminación derivada del transporte público y de los automóviles
particulares.
2.
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Así es que tratamos a los recursos como inagotables, al espacio como si todo fuera
una tabla rasa suceptible de ser urbanizado y homogeneizado como espacio residencial o
productivo, sin atender a los procesos diferenciales de su constitución. No queda rincón
del partido que no haya sido reconvertido a una lógica productiva, y la aspiración es
incrementar esta productividad a niveles insospechados. Los escollos que la Naturaleza
nos presenta son resignificados como problemáticas técnicas o de gestión: si falta el agua,
concesionamos la producción y distribución del recurso; si la basura que generamos es
excesiva y sirve de reservorio para plagas urbanas, la enterramos; si saturamos el aire con
partículas que no pueden ser procesadas eficazmente en otros niveles de los ecosistemas
(como los gases de la combustión de los motores), etc.
localización, como ya vimos en el capítulo 1 (ver: pp. 17, comentario del Director de
Programación Urbana). No es, desde luego, ni el volumen ni la complejidad de las
implantaciones industriales o de los otros usos la que genera problemas ambientales, sino
el descontrol de su instalación, la superposición con otros usos (comerciales o
residenciales) y la afetación de elementos del sistema natural.
II
Problemas ambientales y gobierno local.
1.
La problemática ambiental tiene diversas expresiones. Es posible agrupar
numerosas particularidades en una polarización muy conocida y transitada: es muy
diferente la vida de los habitantes de los países subdesarrollados que la de la gente de los
países del Norte.
Lo que la hace diferente son las condiciones de vida: unos satisfacen totalmente sus
aspiraciones de consumo, hacen lo que desean, y alcanzan a vivir un número de años
impensables hace alguna décadas. Para los habitantes del Sur, en cambio, llegar a las
condiciones de la supervivencia ya es todo un triunfo, agobiados por la pobreza y la
expoliación. En ambos espacios geográfico-simbólicos lo ambiental se presenta como una
verdadera problemática: para los ricos, los residuos del consumo se transforman en
contaminación en todo sentido, mientras que para los más pobres lo ambiental se presenta
como el resultado de la superpoblación, el deterioro de la salud, la insuficiencia de los
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Por los impactos que el discutido proceso de globalización está teniendo en las
economías, la cuestión ambiental se ha transformado en un terreno simbólico en donde se
deciden políticas. En la mayoría de los países del mundo, la política ambiental se ha
constituido en uno de los aspectos prioritarios en todos los niveles del aparato estatal. Pero
también los aparatos financieros, las empresas, las universidades, los sindicatos, etc., están
organizando sus competencias para abordar una temática que implica desde una
reorganización de los conocimientos disponibles hasta la reconversión de recursos
humanos. Se involucran desde niveles nacionales hasta locales y barriales, desde los
espacios urbanos y rurales hasta las cyber-comunidades.
En nuestra ciudad, las cuestiones ecológicas han caído casi siempre bajo el
estereotipo y la falsa ideologización. Por un lado está presente el temor de intereses
económicos a las acciones espontáneas y muy publicitadas de los sectores combativos del
movimiento ambientalista(que, a nivel local, se reduce a expresiones cuasi-personales) .
Por otro lado, la ausencia de propuestas que vayan más allá de lo cosmético han quitado
la posibilidad de construir una verdadera política ambiental a escala local.
2.
Los párrafos precedentes enfatizan la condición"problemática" como terreno de
manifestación de lo que entendemos por cuestión ambiental. Se trata de conocer, actuar y
construir conocimiento que posibilite la resolución de los problemas ambientales, que
pertenecen en su mayoría a la categoría de situaciones sistémicas y complejas.
analizar cuestiones como las propias del desarrollo regional. EI marco adecuado para
situar una dimensión a escala para la consideración de los problemas ambientales es el
marco regíonal, es decir un determinado entorno terrítorial en el que operen los procesos
campo/ciudad, urbe/cuenca de influencia, región/nación, etc.
EI marco central de los fines del conocimiento de los “problemas ambientales" es,
desde luego, la identificación de soluciones, la implementación de alguna clase de
metodología de las denominadas “problem solving" (FALEIROS, 1973, ROBIROSA,
1994). La implementación de "soluciones" ambientales se relaciona, no tanto con los
procedimientos habituales del planeamiento, en tanto técnicas orientadas preferentemente
a modalidades “finalistas": planes, normas, instrumentos de ordenación, etc., sino con la
temática abierta de la gestión, en tanto procedimientos vinculados con la comprensión de
los "problemas" y la instrumentación procesual de soluciones relacionadas con aspectos
derivados de lo ambiental: manejo integrado e interactivo, comprensión de fenómenos de
sistematicidad, etc. (ROBIROSA, M. 1989).
3.
Por lo anterior, es necesario entender que un prerrequisito de cualquier
intervención en la temática requiere un marco de nociones compartidas por diferentes
actores sociales, al mismo tiempo que sea incorporada a diversos procesos de formación.
La formación profesional de la región todavía no ofrece perfiles profesionales con una
visión holística que favorece el acercamiento a lo ambiental, salvo la carrera de
Antropología en su orientación Social y un proyecto en vías de aprobación de una
Licenciatura en Gestión Ambiental en la Facultad de Humanidades de Tandil, ambos
dentro de la UNCPBA.
4.
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La construcción de este modelo pasa por algunos aspectos técnicos, como por
ejemplo el desarrollo de tecnologías energéticas basadas en fuentes no convencionales que
puedan desplegarse por toda la planta urbana y motorizar el desarrollo rural. También la
resignificación de recursos agrícolas y mineros, en tanto se dan articulaciones a los
espacios regionales y macrorregionales (MERCOSUR).
Los aspectos tecnológicos son en realidad la punta del iceberg. El cambio cultural
necesario para lograr una estrategia de desarrollo sustentable que no excluya a los
conjuntos sociales más pobres o con menor poder de negociación en los conflictos urbanos
no pasa por el plano tecnológico sino por las relaciones sociales y la construcción de
consensos. También tienen una influencia central el conocimiento que se pueda desplegar
a escala local, los canales de difusión del mismo y una voluntad política de asumir la
dirección de un proceso de cambio planificado, en vez de correr atrás de los modelos de
gestión propuestos en otras realidades.
Existe también un proceso que es posible verlo a nivel nacional, y del cual aún no
contamos con ejemplos locales, pero no van a faltar en corto tiempo (posiblemente
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aparezca algún discurso en este sentido cuando se presente “en sociedad” la planta de
reciclaje de combustibles usados que Loma Negra montó en Cañuelas). Se trata de la
estrategia de lavado de imagen, mediante políticas comunicacionales, de los principales
grupos económicos contaminadores. Desde empresas petroquímicas hasta productores de
pesticidas, pasando por la industria nuclear, se presentan a través de los medios de
comunicación de masas como enconados defensores de la pureza ambiental. Se aprovecha
la ignorancia sobre el tema para legitimar aún más las estrategias de acumulación 7.
Esto último lleva a ver que la cuestión ambiental no es un tema sólo para los chicos
de la primaria o para los “ecologistas”trasnochados. Involucra empresarios, políticos y
funcionarios, universitarios, dirigentes vecinales, en fin, múltiples actores sociales. Si no
se tiene, por lo menos, información actualizada sobre el tema, lo que sucede es que la
sociedad queda a merced de los conglomerados de poder que organizan muchos procesos
de acumulación a escala mundial e imponen a los gobiernos locales formas y condiciones
de participación en dichos procesos claramente desventajosas para sus gobernados.
Para tratar de cerrar este capítulo, aunque las cuestiones aquí planteadas están
totalmente abiertas y es necesario reconocer que no es posible predecir la dirección en que
van a moverse los argumentos y las prácticas de los conjuntos sociales, es necesario
plantear algunos aspectos de cambio a partir de los cuales el municipio puede posicionarse
más favorablemente.
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Pero, como veremos más adelante, esta mezcla no es una cuestión caótica ni
mucho menos, sino que puede entenderse a partir de relaciones entre los contextos
políticos y las trayectorias históricas de determinados conjuntos e instituciones sociales.
Los conceptos que se vulevan a continuación son la síntesis del análisis de una
serie de estudios de casos acerca de la gestión en ciudades, estudios que van desde las
experiencias en áreas metropolitanas hasta los más recientes trabajos que sintetizan casos
de ciudades intermedias (RODRIGUEZ, A. Y VELAZQUEZ, F. ; 1994), además de
informaciones que pude obtener en diversas instancias de trabajo de campo.
tecnológicos. Los actores técnicos (decisores y operadores) juegan, por tanto, un papel
dominante; sus instrumentos privilegiados son los estudios de diagnóstico y los planes a
mediano plazo. Los actores políticos y su lógica de acumulación se mantienen
subordinados a los imperativos de la racionalidad técnica.
El control del proceso está en manos de los especialistas en el manejo del servicio
en sus distintos componentes (ingenieriles, administrativos y económico - financieros). Es
un control global (sobre todo eI proceso) que da coherencia a las distintas fases de la
gestión y permite la aplicación de mecanismos de seguimiento y evaluación. Como
resultado, se logran altas coberturas cuantitativas y cualitativas del servicio y un buen
acierto en la identificación de sus áreas de expansión y de las poblaciones que deben ser
atendidas. Desde el punto de vista de la innovación, el MT es abierto a la introducción de
cambios en las dimensiones técnicas, económicas y administrativas de la gestión e,
incluso, en las modalidades de relación sociopolítica, en particular cuando se trata de
mejorar la cobertura o de buscar formas de abaratar los costos mediante la participación
ciudadana.
Uno de los rasgos centrales de este modo de gestión es el bajo nivel de presencia
de la sociedad en el manejo del servicio. Pueden existir mecanismos institucionales de
participación, como ocurre en el caso colombiano (VELAZQUEZ, MUÑOZ Y
GONZALEZ; 1995: 271), pero ello no significa que los usuarios tengan una alta
incidencia en las decisiones. En la medida en que las decisiones se atienen a criterios
principalmente técnicos, el sistema de decisión tiende a cerrarse, a volverse autosuficiente
y a no requerir de la intervención de actores diferentes a los especialistas. Cuando dicha
participación existe, como lo revela el estudio de las ciudades colombianas, es redefinica
en función de la racionalidad dominante. En otras palabras, los procesos participativos son
controlados “desde arriba" y su alcance se ve limitado a una eficacia instrumental que se
acomoda a los dictámenes de la racionalidad tecnocrática.
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Los efectos de estas dos derivaciones puede ser diferentes, aunque el control del
proceso técnico pueda ser similar: las coberturas tienden a ser menores en la
modalidad tecno-burocrática, como consecuencia de la introducción de ciertas
racionalidades sociales y políticas en la prestación del servicio. Esta modalidad
tiende también a generar mayores resistencias al cambio.
Como lo define Pírez, los servicios urbanos “tienden . . a ser ofrecidos a los
sectores populares como parte del desarrollo de estrategias partidarias de
acumulación de poder... Por detrás de la respuesta clientelar existe la dificultad,
si no la incapacidad, de las municipalidades para enfrentarlas necesidades
populares con medios que, pudiendo articularse de manera rápida, den respuesta
a largo plazo. Se consolida, entonces, un estilo inmediatista de gestión que
tiende a limitarse a la producción de un reducido espectro de respuestas o
productos en función de demandas puntuales y a cambio de apoyo político”
(PIREZ, P. ; 1991, pp.207 y ss.).
Desde el punto de vista ideológico, hay que reconocer que este modelo funciona
cuando las relaciones de fuerza entre las instituciones representativas de
comunidades de base y los poderes políticos locales son relativamente
equilibradas. En este equilibrio influyen muchísimos aspectos, pero hay uno que
cobra cada vez más importancia en un contexto tecnocratizado: la capacidad de
obtener información, de procesarla y de convertila en insumo de sostén de
argumentos y de posiciones negociadoras.
operatividad. Uno de los aspectos del cambio a nivel simbólico se centra en el nuevo perfil
que deberá formarse el dirigente vecinal o el responsable de la marcha de un proyecto
orientado a sectores populares específicos:
“...la mayoría de las sociedades están paradas por una única razón: ahora
que nadie puede regalar o donar cosas, no tienen ni los recursos ni la
mentalidad para fabricarlos o buscarlos por sí mismos en otro lado...Es que
hace décadas que no hay recambio dirigencial a nivel de base, no sólo
porque los viejos dirigentes se posesionaban de los cargos...es que los
jóvenes no veían que la sociedad de fomento fuera un lugar donde pudieran
estar...las actividades recreativas siempre fueron más familiares y para
gente ya casada, con chicos, son muy pocos los que hicieron algo para
captar jóvenes, algo así como una comisión de juventud...” (J.R. 8-95,
dirigente vecinal).
o la Sociedad de Fomento Hipólito Yrigoyen, se destacan tanto más la escala micro en que
se desenvuelven otras instituciones.
recursos. No hay ni empresarios ni dirigentes con visión que quieran o puedan suplantar el
papel dinamizadores de los circuitos productivos que vino desempeñando el Estado
Tercer parte
Globalización y Ciudad
Actualmente, tanto nuestro país como las demás sociedades del continente se
encuentra sometidas a un complejo proceso de modernización excluyente que atraviesa
todos los niveles.Este proceso tiene complejas modalidades de manifestación, y es
especialmente visible en determinadas políticas públicas y otras medidas que generan
profundas transformaciones en el proceso de reproducción de los espacios urbanos.
A fines del siglo XX, nos encontramos por primera vez con una situación inédita
en la historia de la humanidad:
• los individuos y grupos pueden estructurar una identidad mediante el préstamo cultural,
pero este préstamo puede desarrollarse a partir de eventos que suceden separados por
un espacio de miles de kilómetros. Durante millones de años, las sociedades humanas
definieron de manera dinámica su identidad a partir de una confrontación física y
geográfica, mediante procesos de conquista en los cuales la fuerza era un componente
central. Hoy, determinados procesos se originan en medios electrónicos, virtuales,
procesos simbólicos que operan de manera homogeneizadora en espacios tan
diversificados que vuelven impensables sus derivaciones políticas.
En este sentido, el mundo que nos toca vivir se asemeja bastante a la situación
colonial del siglo XIX, pero hoy está aún más profundamente dividido entre ricos y
pobres. Los primeros, obligados a militarizar el interior de sus sociedades para mantener la
tranquilidad necesaria para consumir; los segundos tratando de invadir los espacios donde
se efectiviza el desarrollo económico y cultural que se les prometió. Se redefinen también
muchos sentidos de las fronteras: lo que antes servía para separar y para diferenciar
naciones, hoy se piensan como espacios comerciales y puntos de cruce entre culturas y
etnias.
También son muy visibles dos grandes rasgos que se complementan en cuanto a las
estrategias de acumulación del Sector Público del aparato estatal y de los sectores privados
de la economía nacional.
se abstiene de definir legalmente el tamaño del trazado urbano y de fijar los límites de su
expansión.
Santiago ha crecido a un ritmo de 1.200 ha. anuales, en las zonas de más bajo valor
del suelo (que coinciden con las zonas más riesgosas debido a aludes y desplazamientos de
tierra). Los efectos concretos son : un incremento en los niveles de polución, por la falta de
servicios en los nuevos espacios, un déficit importante en la calidad y cantidad de las
viviendas, problemas de insuficiencias de transporte y recolección de residuos, y un
fabuloso incremento de la discriminación espacial: la ciudad se dividió en comunas ricas y
comunas pobres, como resultado de un conjunto de medidas (entre las que se contaba la
relocalización de las villas de emergencia, denominadas “callampas”).
Los casos se multiplican, y también hay momentos particulares en que las ciudades
de nuestro país manifiestan en su espacio urbano los procesos conflictivos de su dinámica
sociopolítica. Está claro que no todas las ciudades desarrollan el mismo modelo. El
crecimiento “irracional” y “desordenado”8 del Area Metropolitana de Buenos Aires se
produjo aún teniendo un marco regulatorio que prohibía nuevos loteos y regulaba la
extensión de la periferia (aspecto opuesto al caso anterior). La Ley 8912 fue sancionada en
1977, en plena dictadura militar, y significativamente buscaba favorecer la expansión de
los servicios y la dinámica económica al exigir la totalidad de las infraestructuras de
servicios para cualquier ampliación de las planta urbanas. La estandarización de medidas
de lotes y otras particularidades implicaba una normatización casi total que iban desde las
geometrías microsociales hasta los aspectos macro del espacio urbano.
Esta cita describe una serie de mecanismos que van atravesando la construcción del
espacio urbano, desde el punto de vista de lo físico. En la ciudad de los países
subdesarrollados, el contexto de deterioro económico y de profundización de la
explotación de trabajadores formales y aún más de los agentes movilizadores de la amplia
economía informal genera cuadros críticos. La urbanización latinoamericana fue
conflictiva desde los momentos iniciales de la conquista del continente, porque los
modelos indígenas de ocupación territorial eran muy diferentes. Pero la realidad de este
siglo, la de la modernización neo-colonial dependiente, profundizada en las dos últimas
décadas por la globalización excluyente es terriblemente dramática por la envergadura de
los problemas que genera.
Así es que en el continente hay ciudades que poseen más de la mitad de su espacio
urbano cubierto con urbanizaciones ilegales, desatando una serie de crisis urbanas
interminables y haciendo imposible la gobernabilidad local. El ejemplo de Río de Janeiro
en tanto ciudad militarizada, el de Lima con su fabulosa expansión de “pueblos jóvenes”,
el crecimiento del área metropolitana de Ciudad de México 9 es una de las caras de la
cuestión.
Pero también el proceso denominado “tugurización” es importante para comprender otros
aspectos de la crisis urbana.
También los procesos eran diferentes: en algunos casos (los menos conflictivos) se
ocupaba la vivienda al tiempo que se avisaba al propietario, y sobre los hechos
consumados se procedía a negociar. En casos puntuales, se lograron muy buenos acuerdos,
que más tarde fueron respetados por los ocupantes ilegales. En otros, las tomas de vivienda
eran directas y basadas en la ley del más fuerte.
Las condiciones de habitabilidad del lugar eran pésimas: no había agua, los
servicios sanitarios eran inexistentes, destruidos por el paso del tiempo. No existían
posibilidades de alguna mejora edilicia. Lo más significativo es que la opinión pública
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local condenó el caso no sólo por lo que significaba la ocupación de una propiedad privada
(los actuales dueños no residían en Olavarría y casi nadie sabía realmente como ubicarlos;
por otra parte, nadie se hubiera tomado en serio ese trabajo en aquel contexto) sino por que
la presencia de pobres urbanos en el corazón de la ciudad intranquilizaba a mucha gente 10.
También se condenaron públicamente una serie de conductas (violencia doméstica,
ejercicio callejero de la prostitución, etc.) que no eran en absoluto privativos de los
habitantes del lugar, aspectos que no se generaron cuando se realizó la ocupación sino que
ya estaban presentes desde mucho antes en diversos lugares del espacio urbano
Esta reflexión, y otras que aparecen con sentido similar en diversos trabajos sobre
lo urbano, se desprenden del cambio de enfoque acerca del problema del crecimiento
urbano. Este cambio de visión conceptual se da a mediados de los años ‘70, como
consecuencia de la sistematización de resultados en materia de sociología y antropología
urbana.
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A partir de esto es posible ver que las ciudades americanas son mucho mas
sensibles a los avatares de las coyunturas económicas, existíendo ciudades que emergen y
se hunden en cortos lapsos, como Houston y Chicago, en función de la dinámica de su
producto principal (ciudades petroleras, ciudades automotrices). Esta actitud puede
Ilevarse al extremo, en casos como Silicon Valley, en California, donde la rápida
evolución de las empresas informáticas diluye a tal punto la localízación, que las
aglomeraciones en torno a las fábricas crecen y decrecen al ritmo de transformación de las
empresas.
Las New Towns inglesas y las Villes Nouvelles no fueron concebidas como
grandes obras públicas, al estilo de los suburbios industrializados tipo FONAVI
( por ejemplo, Lugano 1 y Lugano 2 en Buenos Aires) que fueron tan comunes
en la posguerra europea como forma de reactivación de la economía. Por el
contrario, estas ciudades parten de la constatación de la existencia de un
mercado que apunta a cambiar la vida de los sectores que habitan las zonas más
densas de la ciudad:
En el caso de Francia, a nivel urbano hay una nueva asunción, por parte del poder
estatal, de la crisis ambiental en la ciudad:
Con esta planificación se busca fortalecer una serie municipios insertos en áreas
rurales, hasta ahora fuertemente subsidiadas por el ayuntamiento de Madrid para que su
población no se radique en el espacio urbano metropolitano (sobre todo en su zona sur, la
que más carencia de servicios tiene y que es la que ocuparon los inmigrantes de diversos
países subdesarrollados, entre ellos el nuestro). Se potencian los usos agrícolas protegidos
y se construyen varios parques metropolitanos.
La diferencia entre uno y otro modelo es que el francés trata de formar nuevas
ciudades alrededor de París, de manera concéntrica, mientras que el español organiza el
crecimiento de pueblos ya formados utilizando el TGV y las autopistas como inductor de
radicación. Ambos buscan interrumpir el crecimiento tentacular confluyente hacia una
zona metropolitana muy segmentada. Para lograr sus objetivos, ambos planes producen
nuevos intrumentos de gesti;on que articulan de manera bastante creativa el capital, las
oficinas de planeamiento del Estado y otros actores sociales como los políticos locales,
movimientos vecinales, ONG o agrupaciones de base participativas, etc. . Hay una
significativa presencia de obras públicas y una inclusión del sector privado en la
participación financiera, incluyéndolo en los gerenciamientos de proyectos específicos y
en la discusión sobre el trazado del plan.
ejes que ordenen la experiencia de estas ciudades, ¿cómo no va a ser posible intervenir la
dinámica de ciudades como Olavarría?.
Uno de los factores claves parece ser el fortalecimiento del Estado a nivel de
criterios de planificación, pero también ámbitos de concurrencia participativos y no
segregativos. En dónde ésto no existe, el resultado es otro:
“... Los Angeles es la ciudad menos densa, más extensa y con más espacios
verdes entre las ciudades norteamericanas, y es también la que tiene el aire
más contaminado. Es la ciudad con más autopistas, y también la que
padece los peores atranques. Entre los equívocos que alimentaron este
modelo se encuentra aquel de que "los parques son los pulmones de la
ciudad". Sin embargo, como explica Jane Jacobs, "hace falta una hectárea y
media de verdaderos bosques para absorber el dióxido de carbono que
produce diariamente una familia tipo, de manera que son los océanos de
aires que los vientos arrastran a través de la ciudad, no los parques, lo que
nos permiten seguir viviendo". De hecho el exceso de "espacios verdes"
produce el efecto contrario cuando se suma a una densidad escasa (como en
Los Angeles), obligando a la masa de automóviles a circular por la ciudad
más horas diariamente para cubrir distancias mayores. EI éxodo de los
centros de las ciudades es impulsado por el incremento de los automóviles,
cuya presencia congestiva termina por expulsar a los residentes hacia los
suburbios. A medida que este movimiento se acentúa, la necesidad de más
y más lugar de estacionamìento para la creciente masa de autos que arriba
todos los días, termina por demoler los edificios residenciales para construir
playas de estacionamiento. La desaparición de los edificios destruye la
continuidad de las calles, y con ello se destruye también la posibilidad del
control del territorio y la de una calle comercial exitosa.
EI centro de Los Angeles se ha convertido en una zona habitada
por los fantasmas nocturnos del robo y la violencia, pues su población
residencial ha desaparecido, transformándolo en un área exclusivamente
administrativa... Cuanto más gente deja la ciudad central por los suburbios,
más autos congestionan la ciudad, pues estas personas siguen trabajando en
el centro y hoy no es posible proveerles otro medio de transporte
alternativo, en la medida en que la gran dispersión de los suburbios los has
estructuralmente dependientes del automóvil. Nunca son suficientes las
calles de la ciudad para asimilar esta masa de vehículos ni para proveerles
estacionamiento. Consecuentemente, el ciclo se realimenta y cuantas más
personas huyan a los suburbios dormitorio, más contaminado estará el aires
y más congestionadas sus calles...Pero este es sólo uno de los males
emergentes de esta situación: la exclusión social es realimentada por barrios
discriminados (ghettos), donde la distancia es el medio para segregar a los
jóvenes carenciados de la ciudad pública y sus beneficios, privándolos de
modelos de referencia y de oportunidades de progreso dentro de la
sociedad...” (DIEZ, F. , 1994: 62).
Marcelo Sarlingo - Instituto de Investigaciones Antropológicas de Olavarría
Elegí el ejemplo de Los Angeles porque las imágenes sociales que la hacen
reconocibles en los imaginarios colectivos son sus autopistas y el predominio del
automóvil. A nivel local, la posesión de un automóvil particular es una meta social tan
básica como la de la vivienda y los planes de pavimentación del pasado fueron la llave del
liderazgo políticos en décadas anteriores. También en nuestra sociedad la planificación del
espacio urbano y las resistencias de comerciantes y dueños de locales comerciales
muestran el pulso de otro de los aspectos conflictivos de la política urbana local.
Fragmentación urbana
En los años ‘60 se percibió ya la existencia, indiciaria, de un fenómeno que
treinta años más tarde tiene características planetarias. Se trata de la fragmentación de los
espacios urbanos y la introversión obligatoria y compulsiva de conjuntos sociales, como
efecto de los cambios tecnológicos y de la reorganización de la economía mundial.
Se percibió así que los espacios urbanos eran cada vez más influenciados por los
lineamientos de los conglomerados multinacionales, cuya lógica de desarrollo superaba las
capacidades decisionales y ejecutivas de muchos estados nacionales.
York perdió en los últimos diez años el diez por ciento de su población, Detroit el veinte
por ciento, Cleveland el veintitrés por ciento, Saint Louis el veintisiete por ciento. Barrios
enteros se han convertido en pueblos fantasmas, economías basadas en el manejo
automotriz del tiempo y que han quedado obsoletas en un momento en que las decisiones
y transformaciones productivas y especulativas pueden tomarse en tiempo real y se
despliegan por todo el planeta.
Además, las grandes ciudades brasileñas se caracterizaron, durante los años ‘80,
por el retroceso de los procesos de autoconstrucción (responsables de la
expansión de las áreas periféricas de la ciudad brasileña) y el surgimiento de una
nueva segregación socio-espacial, caracterizada por Milton Santos como
“involución urbana” (SANTOS, M.; 1990: 324) y que se da bajo la forma de
una tugurización generalizada de los centros históricos, al tiempo que en otros
lugares de la ciudad se multiplican los barrios reestructurados y rehabilitados:
“...Así es que la mortalidad infantil en ciertos barrios del centro de San Pablo es
también más elevada que la de la periferia pobre: la polución del agua y el deterioro de las
condiciones de habitabilidad son las razones principales.Esta “disminución perversa de la
segregación socioespacial remite en sus causas el modelo de organización centro/periferia.
los autores del Plan Directo de San Pablo prefieren hablar de tejido urbano quebrado...”
(VIDAL,L.; 1995: 162). 11
Marcelo Sarlingo - Instituto de Investigaciones Antropológicas de Olavarría
Al mismo tiempo que esto se da en el mismo corazón de San Pablo, se está viendo
la reestructuración de los barrios que tienen funciones de articulación financiera y
comercial a escala internacional, en el cuadro de inserción de las “ciudades globales” que
se va formando en todo el planeta.
Vemos que es evidente que el concepto puede usarse para explicar algunos
procesos de cambio en el espacio urbano local. Pero también es muy claro que no puede
ser usado de manera mecánica, porque ciertos indicios muestran que el proceso de
fragmentación local no tiene ni la gravedad ni la brutalidad que se le atribuye en otros
espacios del continente.
donde se asientan recursos naturales, etc.) son instancias o procesos que encajan mejor con
una definición descriptiva y que pueden ser objeto de análisis más profundo de las
disciplinas que reivindican el espacio físico como campo de estudio (por ejemplo, la
geografía, la arquitectura si es espacio construído materialmente, etc.).
Existe una fragmentación inicial que tiene que ver con el paso de la esfera del
trabajo a la esfera del consumo como instancia social que jerarquiza a los sujetos y les
permite la construcción de una identidad. La verificación de esta fragmentación tiene
ligazones con la emergencia de una serie de emprendimientos (desde negocios y locales
comerciales especializados hasta centros de diversiones construidos con la lógica
arquitectónica de la “disco” metropolitana, en oposición al tradicional “boliche”) que
denotan la emergencia de los jóvenes como sectores consumidores y a los que se dirigen
constantes mensajes y prácticas sociales que moldean sus conductas.
Del mismo modo se dan complejos movimientos de lógicas y saberes. El papel del
conocimiento especializado parece ser un elemento que permite a determinados centros
urbanos articular un proyecto de reposicionamiento, buscando conectarse a otras ciudades
o incluso regiones, perforando los límites convencionales del estado nacional.
La relativamente corta historia urbana de nuestra ciudad nos muestra que hay
numerosos procesos de continuidad y cambio. No todos estos elementos deben buscarse en
la esfera de lo material o lo tecnológico, ni mucho menos cuando la globalización no
conlleva solamente una reorganización espacial del uso de los recursos, sino una nueva
lógica social.
Una mirada antropológica a este proceso implica rescatar otros elementos teóricos
que tienen relación con lo que plantea Darcy Ribeiro:
También por primera vez en la historia de nuestra ciudad coexisten más de una
generación de desocupados: el padre (migrante o nacido en la ciudad en la década del ‘30
o del ‘40, o aún después) pierde su puesto de trabajo y también pierde casi todas las
posibilidades de reconversión laboral. Y al mismo tiempo su hijo, que egresa del
secundario, no encuentra una inserción formal en el mercado de trabajo, consiguiendo
sólo trabajos en condiciones de precarización abusivas.
A nivel local circulan las resignificaciones de una vasta operación ideológica del
empresariado nacional, visible en los principales medios de comunicación del país, que
aprovecha la emergencia del fenómeno mundial de precarización de las condiciones de
trabajo, para terminar por sepultar los derechos que un movimiento obrero en vías de
obsolescencia (y también totalmente fragmentado) consiguiera tras cuarenta años de
luchas y conflictos. Así verificamos la presencia discursiva de referencias a los sistemas de
Calidad Total y Calidad Total en los Servicios, cuando en los hechos la producción local
tiende a volver a modalidades pre-fordistas.
Señalábamos, en una de las notas finales insertas apenas unos párrafos más arriba,
una característica puntual que tuvieron los debates públicos acerca de algunos de los
hechos más salientes de la política local. Esta característica es que los interlocutores,
voceros y portavoces de los términos del debate no se encontraron nunca cara a cara
en público, sino que sus posiciones fueron expuestas a través de los medios de
comunicación, con el predominio de las convenciones exigidas por los mismos.
Esta es otra de las transformaciones que quiero consignar como importantes, y que
puede sintetizarse de la siguiente manera: durante los años ‘80 han cambiado todos los
rituales de la política pública que tenían expresión en el espacio urbano de la ciudad. Han
desaparecido los debates o mesas redondas con los candidatos a intendentes (que en el año
‘83 se realizaban prácticamente de manera semanal), los discursos en el veredón, etc.. Los
políticos profesionales sólo confrontan cara a cara en la corta campaña preelectoral, y las
reuniones apenas se hacen en casas, porque ni siquiera los salones de las sociedades de
fomento barriales pueden llenarse.
Así es que, aún en una ciudad en donde cualquier caminata respetable nos
posibilita llegar a los límites del trazado urbano, los medios de comunicación juegan un
papel equivalente al de otras experiencias de sociabilidad en la construcción de realidad.
Mencionar esto no implica una valoración negativa, sino destacar que no es posible
desconocer este fenómeno, si hablamos de las claves futuras de la gobernabilidad local.
También es necesario tener conciencia de él para saber que espacios de debate y
profundización tendríamos que recuperar, porque es evidente que una propuesta de cambio
seria no puede resumirse a una página ni a un bloque de dos minutos en un programa
televisivo.
Marcelo Sarlingo - Instituto de Investigaciones Antropológicas de Olavarría
Sin duda es posible conectar la reutilización del Parque Mitre con lo que Vattimo
tan bien resume. Durante años, el magnífico y bello espacio verde que bordea al Arroyo
Tapalqué fue subutilizado en términos recreativos. Solamente era recorrido por atletas
semiprofesionales y por los futbolistas de los clubes Racing y Estudiantes, quienes
entrenaban en horario nocturno. Bastó que el Municipio, a través de la Secretaría de
Deportes, resignificara el lugar con una mínima inversión en equipamientos y denominara
el paseo “El Circuito de la Salud” para que se poblara de jóvenes y no tan jóvenes que
buscan ampliar sus capacidades aeróbicas.
Quienes usan este espacio hoy, cualquier día de la semana, se multiplican por
cientos. También el lugar se ha transformado en una nueva “vitrina urbana”, y la vida
social del lugar tiene un dinamismo impensable hace apenas tres o cuatro años atrás.
Pero lo central de todas estas cuestiones tienen que ver con la posibilidad de
cambiar el eje de la dinámica que relaciona actualmente las políticas públicas con la
ciudadanía, el Estado con la Sociedad Civil. Si hay una esfera, a nivel local, que puede
desarticular el hedonismo posmoderno, es la de la participación colectiva, la de la toma de
partido y la acción directa desde los niveles microsociales.
• el ocaso de los aportes desde el aparato estatal al crecimiento del barrio y el abandono
de los sectores con necesidades postergadas, lo que obliga a los actuales dirigentes
barriales a buscar o generar los recursos por sí mismos, en una tendencia que los obliga
a reconvertirse en gerentes de proyectos populares, con inserción en medios de
comunicación y conocimientos o contactos que les permitan acceso a recursos de otros
niveles de la sociedad.
Así es que la política local muestra un ascenso de aquellos que, en los últimos
años, han tenido una dinámica de gestión de recursos por sus propios medios, efectuando
demandas al Estado apoyados en logros prácticos y en la combinación de recursos propios
con recursos externos al barrio. La formación de la Unión Vecinal, grupo de fomentistas
que se planteron objetivos políticos propios, fue en principio capitalizada por el actual
Intendente, pero al mismo tiempo es el vehículo de posicionamiento político de los
dirigentes vecinales más dinámicos y que buscan otros mecanismos de influencia.
Como esta sí es una verdadera cuestión que atraviesa tanto los aspectos cosméticos
de la estética urbana, la posibilidad de recuperación de los espacios públicos, como
también las cuestiones mucho más profundas que definen la lucha por la construcción y
apropiación de la identidad en determinados espacios de la planta urbana y de las
comunidades satélites de Olavarría, es prioritario que se abran una serie de instancias que
revitalicen la ocupación de espacios por sujetos colectivos.
Desde el punto de vista personal, creo necesario para cerrar este punto, mencionar
una opinión que sintetiza un interesante aspecto, en relación al tema esbozado
superficialmente en este punto.
Desde las esferas técnicas existe una predilección por la dimensión y el reclamo
acerca del ordenamiento espacial y territorial, a manera de simplificar una serie de
procesos complejos reduciéndolos a una racionalidad burocrática. Desde los ámbitos
políticos, se subordinan los criterios técnicos en beneficio de las decisiones rápidas, de la
eficacia derivada de la ejecución y la posterior puesta en escena de lo ejecutado.
Hemos señalado que, con frecuencia, la política urbana está compuesta de las
incertidumbres operativas que generan las diferentes relaciones entre estas lógicas sociales.
Así es que las problemáticas urbanas contemporáneas, muchas de ellas originadas en el
fracaso del modelo de ciudad de la Modernidad, se complejizan en la medida en que las
acciones y decisiones de los actores políticos modifican constantemente determinadas
articulaciones entre relaciones sociales.
Existe todo un orden de interrogantes que aún no han sido respondidos desde las
dirigencias locales, y cuya respuesta ya no puede provenir, como hace un par de décadas,
de un único polo ideológico hegemónico (el Desarrollismo). Tampoco puede venir de su
sucesor, reduccionista y contradictorio (el neo-conservadorismo liberal). Le quedan
grandes al racionalismo socialista, y aún están embrionariamente respondidas desde los
teóricos de la problemática ambiental actual.
Al término de este trabajo, quiero insistir con que es necesario que, a nivel local,
busquemos nosotros mismos las respuestas a este orden de interrogantes sobre el futuro de
la ciudad. Pienso que es necesario la articulación de un proceso de planeamiento
estratégico, que integre a múltiples actores sociales a nivel local regional, que pueda
resolverse en suscesivas instancias de complejidad, y que tenga por objetivos iniciales
crear espacios de consensos que (desde la dirección del Estado Municipal) permitan fijar
objetivos colectivos más allá de los sectoriales.
Es de esta manera que se visualiza un camino posible ante la crisis del modelo
urbano cristalizado por la Modernidad. Teniendo en cuenta que esta crisis no es controlada
por nadie, que sólo hay “ganandores” transitorios y efímeros cuando la desestructuración
urbana va en aumento, pero que aún muchos de los detentadores de capital ven
empobrecida de diversas maneras su calidad de vida (claro está que no al mismo nivel que
los excluidos y desocupados), las decisiones unilaterales poseen cada vez menos garantías
de resultar exitosas a mediano plazo.
• ¿Hasta dónde son recomendables, dadas las características del espacio urbano local, las
recetas de concentración y desconcentración de poderes, usos del suelo, formas urbanas
y otros elementos que estructuran lo urbano de cualquier ciudad?.
Marcelo Sarlingo - Instituto de Investigaciones Antropológicas de Olavarría
Esta cuestión implica una lectura crítica de los grandes proyectos de infraestructura y
equipamiento, como la Playa de Camiones, el Aeropuerto, etc.. Implica una revisión de las
escalas espaciales y al mismo tiempo, una reformulación de las escalas sociales (por
ejemplo, de los tiempos y lugares a partir de los cuales se organiza la vida de los
habitantes, de los espacios funcionales tanto al interior de los barrios como los
interbarriales, etc.).
• Un plano de mayor exigencia de planificación técnica, pero que no está alejado de los
procesos de consenso, se da en lo que respecta a la relación existente ente las redes de
infraestructura e infoestructura. El ideal urbanístico proclamó siempre la relación
armónica entre el sistema de asentamientos y el desenvolvimiento de estas redes. La
realidad que analicé en la segunda parte de este trabajo es prácticamente la cara
opuesta de esta armonía.
• Y en esta breve lista, el ya señalado manejo integral de los recursos naturales es el que
introduce la mayor cantidad de desafíos. No sólo porque, en la actual ecuación política,
estamos condenados a pagar la deuda externa con los recursos del subsuelo, sino
también porque la percepción colectiva es que la temática no es urgente. Y tal vez,
justamente este tema es uno de los prioritarios para el futuro de la ciudad.
aquí por razones de espacio, no es adecuado restringir justamente al final de este trabajo
una serie de aspectos consensuables a nivel político y técnico.
Muchas de las cuestiones que aquí se leen no han sido planteadas por escrito o, por
lo menos, desde una mirada antropológica, en el marco de debates locales. Existe
muchísima mayor información que, por razones de síntesis y brevedad, no he incluido a lo
largo de estas páginas. En este sentido, el valor de este trabajo es necesario ubicarlo en
relación a las instancias iniciales de un tema complejísimo, la Política Urbana, y de una
mirada que no pretende tener el monopolio de la verdad social, porque postula justamente
que esta complejidad surge de la diversidad de miradas.
Marcelo Sarlingo - Instituto de Investigaciones Antropológicas de Olavarría
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Marcelo Sarlingo - Instituto de Investigaciones Antropológicas de Olavarría
NOTAS FINALES
1
El panorama de las ciudades del Primer Mundo dista mucho de ser el ideal. El declive económico de las ciudad,
particularmente en su zona centro, ha provocado inmensas presiones sociales. Las zo nas centro de las grandes ciudades de
Gran Bretaña perdieron más de 500.000 empleos en los años sesenta, Nueva York perdió el 11 por ciento del empleo entre
1969 y 1975, y en muchas ciudades la tendencia ha continuado en las dos últimas décadas. Las personas que viven en la zona
centro de las grandes ciudades han padecido un ambiente urbano degradado, pobreza, crisis económi cas y problemas sociales,
atrapados en un círculo vicioso de continua decadencia. En Nueva York, una cuarta parte de la población tiene unos ingresos
por debajo del umbral de pobreza oficial, más de 100.000 personas duermen en la calle todas las noches, hay 500.000
drogadictos y sólo uno de cada cinco niños nacido en Harlem es considerado legítimo desde el punto de vista legal, lo que de
entrada le quita posibilidades de desarrollo social. En el centro de Indianápolis la situación es muy parecida: el 27 por ciento
de las familias viven en la pobreza, el 22 por ciento está desocupado, el 36 por ciento de las viviendas carece de una higiene
apropiada y dos tercios de las familias no tienen vehículo propio y por tanto dependen de un sistema de transporte público
decadente. EI panorama es muy parecido en el centro de las ciudades británicas: en Islington, en el centro de Londres la mitad
de las familias de mediados de los setenta no tenían agua caliente , baños ni aseos en el interior de su vivienda. En el gueto
negro de en Los Ángeles el número de médicos por habitante es sólo un quinto de la media nacional. En Tokio los transportes
y la vivienda son los dos problemas urbanos principales. Tres millones de personas depende a diario para trasladarse a su
puesto de trabajo de una red de transportes que data de 1940 y que sólo ha tenido ligeras mejoras. En cuanto a la vivienda, la
familia media japonesa vive en bloques de departamentos que tienen sólo una décima parte del espacio de un piso europeo,
muchos de ellos con cocina y baños compartidos.
2
Todos estos factores están relacionados con los significados que vehiculizaba el disciplinamiento que el taylorismo y el
sistema fordista habían impuesto a las masas de trabajadores. Articulados simbólicamente a la imagen trabajadora del
inmigrante, formaban una amalgama que se integraba con valoraciones positivas acerca del papel productivo (el hecho de ser
obrero) y de las actitudes ante la vida que se debían sostener para mantener este papel ( la lealtad, la solidaridad y el
compañerismo, la seriedad en las relaciones, una ética sólida en relación a la palabra empeñada, etc.).
3
Esta centralización proviene de del trasplante colonial de instituciones europeas, sin tener en cuenta los procesos de
construcción de dichas instituciones. Apaecen también los mecanismos de exclusión: los Cabildos no reconocían derechos de
la población mestiza o indígena, de los inmigrados y de las clases más bajas. Era una simple herramienta de la Corona para
transferir riquezas. El municipio español sí era una institución fuerte, y se reveló apta para ir creciendo en la medida en que se
conformaban los primeros burgos. Otras tradiciones de autonomía europea, como las holandesas, alcanzan a varios siglos
manejando grandes obras públicas esenciales y con una experiencia realmente particular en la resolución de problemas
prácticos. Sobre estos elementos compara Borja para sustentar su afirmación.
4
Particularmente tristes fueron los despojos en empresas como YPF y ENTEL, finalmente antregadas a capitales o consorcios
de países del Prrmer Mundo. En muchos momentos de su desarrollo empresarial, estos emprendimientos no arrojaban
pérdidas o déficits operativos. Sin embargo, YPF fue la única empresa del mundo que emergió con una deuda superior a 5.000
millones de dólares a principios de la década de los ‘80. El ejemplo se repite para la mayoría de las empresas estatales,
además de los vaciamientos posteriores en función del inadecuado control político.
5
Pablo Quiroga es un experto en la problemática ambiental de orden nacional, y su conferencia sobre la gestión ambiental en
el municipio tuvo una serie de puntos salientes. A partir de algunos de estos puntos quedó en evidencia la fragmentación
institucional con que el municipio enfrenta la temática, aspecto que se repite una y otra vez con cada presencia pública del
responsable municipal, aún a costa de su irreprochable sinceridad.
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El diagnóstico es totalmente superficial, tal cual lo reconocieron extraoficialmente los mismos autores. Fue realizado en un
contexto de apertura de relaciones entre efectores de la universidad y determinados agentes políticos de la órbita del
parlamento provincial, y fue más bien una imposición externa que el resultado de un genuino interés científico. Aún así, el
trabajo es el único diagnóstico oficial en la región hasta la fecha.
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Veamos el siguiente párrafo que analiza justamente estos mecanismos discursivos:
“...Uno de los principales destructores de la capa de ozono se atribuye el mérito de ser un precursor en su defensa. Una gran
compañía petrolera afirma adoptar un principio de precaución sobre el calentamiento global. Un importante fabricante de
agroquímicos comercializa un pesticida tan peligroso que ha sido prohibido en numerosos países mientras sugiere que la
compañía ayuda a combatir el hambre. Una firma petroquímica utiliza los residuos de un proceso contaminante como materia
prima de otro y lo presenta como una iniciativa de reciclaje. Una compañía corta madera de una selva tropical y la reemplaza
por un monocultivo de una especia exótica, y llama a esto proyecto de desarrollo forestal sostenido....Ultimamente esta táctica
se ha hecho global. Con la cooperación de los gobiernos y de las instituciones internacionales, los imperios industriales
pretenden controlar la definición de ecologismo y la agenda de actuación ambiental...” (NIETO, JOAQUIN; 1995: 152)
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Está claro que lo que es irracional y desordenado para la visión técnica específica del urbanismo moderno y para los
parámetros fijados por el Congreso Internacional de Arquitectura y su Carta de Atenas son prácticas sociales que responden a
la racionalidad de diversos sectores que, en este caso, compiten por la apropiación de un espacio que les permita
mínimamente el desarrollo de sus actividades de reproducción social. Es que el urbanismo de signo modernista plantea una
ciudad en la que no se excluya a ningún grupo de las prerrogativas de la participación ciudadana, y por eso no encaja con los
aspectos empíricos que aparecen como efecto de la modernización excluyente que motoriza el neocapitalismo actual.
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La expansión territorial del área metropolitana de Ciudad de México es impresionante. Entre 1940 y 1980 creció cerca de
nueve veces, pasando de 11.700 ha. a más de 100.000. Pero lo que diferencia esta expansión de la de otras ciudades
latinoamericanas es la particularidad de las formas de tenencia rural de las áreas que la ciudad ocupó. “Por ejemplo, en el
Estado de México, la mancha urbana creció un 21,9 % sobre la tierra ejidal, un 27,5 % sobre sobre la tierra comunal, un 27, 8
% sobre tierra que es directamente del Estado (producto de la desecación del Lago Texcoco) y sólo un 22, 8 % sobre tierra
privada” (Schteingart, Marta, 1987: 11). La apropiación popular e ilegal se dió básicamente sobrte tierra pública.
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Este caso puntual es digno de ser analizado antropológicamente, por todos los significados que se vehiculizaron a través de
los medios de comunicación. Algunas posiciones fueron un buen ejemplo de la imposibilidad de integración social que se
debe a la intolerancia de los sectores conservadores locales: generalmente condenaron sin sugerir en absoluto ninguna
solución. De todos modos, el material periodístico del año 89 y de los dos años posteriores es interesantísimo como “mapa
simbólico” de las concepciones de ciertos sectores sobre la segregación urbana.
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La cita original es la siguiente: “...ainsi la mortalité infantile de certains quartiers du centre de Sao Paulo est-elle aussi
élevée que celle de la périphérie éloignée: la pollution de l’eau et la détérioration des conditions d’habitation en sont les
raisons principales. Cette “disminution perverse de la ségrégation socio-spatiale” remet en cause le modéle d’ organisation
centre-périphérie. Les auteurs du plan directeur de Sao Paulo préferent ainsi parler de tissu urbain éclaté...” (VIDAL, L. ;
1995: 163).
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. Gregory Bateson (1993: 142) explicó que la teoría de los Juegos originalmente propuesta por Von Neumann tiene cuatro
ideas simplificadoras de la complejidad de la realidad, y desde este punto de vista la utilización de la teoría presenta reservas
en su utilización para formalizar fenómenos de la realidad económica y sobre todo, política. Enumero estas ideas de manera
sintética, a los efectos de aclarar que el lenguaje utilizado en el párrafo no es nada más que una metáfora descriptiva.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que la Toería de los Juegos supone que las reglas de un determinado juego
serán estables dentro de los límites de un marco de supuestos culturalmente dado acerca de ese juego. Tanto la política, las
relaciones de pareja o la psicoterapia muestran que la interacción entre sujetos modifica las reglas constantemente.
En segundo lugar, la Teoría se asentaba sobre la premisa de que los recursos para resolver problemas de los
participantes del juego serían análogamente estables. Al mismo tiempo, ningún jugador podría esperar que su adversario se
equivoque por no haber considerado alguna posibilidad en la situación de juego. En nuestra realidad, las desigualdades son
tales y de tal magnitud la incertidumbres que el postulado de la teoría se revela verdaderamente ineficaz.
En tercer lugar, se postula que el comportamiento de los jugadores se basa en una motivación constante y en
preferencias monotónicas y activas. Esto es importante para la teoría económica formal, que se sostiene si únicamente se parte
del pirncipio que los agentes sociales intentan maximizar sus utilidades. Esto no es válido para aquellos organismos u órdenes
de la Naturaleza donde no es posible afirmar la existencia del concepto de “utilidad” o ganancia para los seres vivos.
En cuarto lugar, la idea más importante y que cobra una importancia fundamental en un contexto en que se dan los
efectos visibles de la problemática ambiental, tiene que ver con la incorporación del ambiente como otro jugador,
apareciendo como un antagonista universal de los participantes del juego y suponiendo que éstos operan tomando ganancias
contra él. La objeción fundamental es que la Naturaleza no puede operar de acuerdo con la racionalidad de un jugador
perteneciente a un sistema cultural determinado. El postulado supone que la Naturaleza adaptaría sus reglas de juego para
participar de acuerdo con las reglas supuestamente aceptadas, pero está muy claro que tiene sus propias reglas.
Pidiendo disculpas a Bateson por la simplificación obligada de sus ideas, lo precedente no quiere decir que la Teoría
de los Juegos sea inútil o esté mál formulada. Lo que se plantea aquí es que su utilización no puede volverse dogmática, y
menos aún cuando este dogmatismo justifica políticas excluyentes.
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Ni bien se colocó el cartel de venta al edificio del Correo, se manifestó una disconformidad que no tuvo canales de protesta
organizados, pero que recogida a través de todos los medios de comunicación locales. Algunos discursos espontáneos hicieron
un paralelo en el despojo que significaba para la ciudad la “privatización” de este inmueble, con el sufrido anteriormente por
la venta de la ex-Escuela Normal. El sentido de pertenencia de los habitantes de la ciudad, la centralidad simbólica, la
identificación con algunos de los espacios urbanos, la idea de lo colectivo, etc. eran contenidos discursivos que se vincularon a
partir de la aparición del cartel que legitimaba la venta. Es así que una decisión económica tomada en un espacio
geográficamente alejado de la ciudad puso en movimiento toda una serie de discursos sociales y de prácticas políticas bastante
intensas.
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Desde el punto de vista de los medios de comunicación, particularmente críticos con la figura del mandatario comunal, se
movilizaron una serie de significados que cruzaban aspectos de la historia local, las comparaciones con las diferentes obras de
gobierno, los contextos nacionales de las últimas décadas, etc.. Sin embargo, el grueso del debate se dio a través de los
medios, y muchos protagonistas no tuvieron el espacio abierto para sentarse a debatir cara a cara. Es cierto que influye, en
estas operaciones de producción de significados, la mercantilización de lo cotidiano que constituye el contexto en que trabajan
los comunicadores locales. Pero también es necesario hacer notar que muchos significados circulan por otros canales, y se
transforman en otros discursos sociales, permitiendo re-significar prácticas e incluso, saberes. Por poner un ejemplo, el
intento del Ejecutivo de restaurar el Balneario Municipal (cerrado luego de la inundación del ‘80) fue denostado por varios
medios de comunicación, sobre todo en los primeros intentos de su rehabilitación parcial. Sin embargo, en el momento de su
inauguración, quiénes crecieron en este espacio público hicieron ver lo acertado de su reconstrucción, volcándose
masivamente a re-utilizarlo y apropiarse nuevamente del lugar.
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Dice Lyotard: "...el pensamiento y la acción de los siglos XIX y XX están dominados por la idea de emancipación de la
humanidad. Esta idea es elaborada a finales del siglo XVIII, en la filosofía de las Luces y en la Revolución Francesa. El
progreso de las Ciencias, de las Artes y de las libertades políticas librará a toda la humanidad de la ignorancia, de la pobreza,
de la incultura, del despotismo, y no sólo producirá hombres felices, sino que gracias a la escuela generará ciudadanos
ilustrados dueño de su propio destino. Estos ideales están en declinación en la opinión general en los países llamados
desarrollados. La clase política continúa discurriendo con la retórica de la emancipación pero no consigue cicatrizar las
heridas infringidas al ideal "moderno"durante casi dos siglos de historia. No es la ausencia de progreso, sino, por el contrario,
el desarrollo tecnocientífico, artístico, económico y político lo que ha hecho posible el estallido de las guerras totales, los
totalitarismos, la brecha creciente entre la riqueza del Norte y la pobreza del Sur, el desempleo, y la nueva pobreza, la
deculturación general".
Y el mismo autor completa: "...la Posmodernidad no sería un proyecto o un ideal más, sino, por el contrario, lo que
resta de las crisis de los "grandes relatos", lo que queda de la clausura de las ideologías. De ahí la denominacón de Condición
Posmoderna". La misma tendría la fuerza de los hechos consumados, pero no es unívoca la intepretación y valoración de esos
hechos. La Modernidad había acuñado toda una constelación de palabras que giraban alrededor del término "Futuro", palabras
que sólo tenían sentido por referencia al mismo, tales como Ïdeal", "Proyecto", "Progreso", palabras que habían servido como
nombre de cines, teatros, mueblerías y confiterías. También estas palabras se encuentran en declinación, en su reemplazo se
acuñan otras expresiones más propias de la época, como "reciclaje", "relax", "imagen", "consumo", "final de la historia" etc. .
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A pesar de que los políticos locales todavía no han asumido muchas de las técnicas que implica pararse frente a las cámaras
y articular un discurso claro y con contenido en menos de tres frases. En este sentido, todavía parece que estamos apenas
percibiendo el inicio del proceso y las exigencias de nuevos aprendizajes parecen casi desmedidas.
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El argentino Eliseo Verón ha destacado las distintas conductas del televidente frente al televisor, al señalar cuatro tipos de
comportamientos: el zapping (acto de cambiar el canal cuando llega la tanda publicitaria) , el zipping (que consiste en acelerar
el pasaje de un programa que el individuo ha grabado en video cassete, con el fin de saltar los spots publicitarios) , el flipping
(acto de cambiar los programas durante una emisión, sin que este cambio tenga ninguna relación con la tanda publicitaria) y
por último el grazzing (ida y vuelta permanente entre dos o más programas, y que traduce la voluntad de seguir varias
emisiones voluntariamente).
Este tipo de conductas le permiten al argentino Oscar Landi preguntarse no sólo que es lo que la televisión ha hecho
con la gente, sino que es lo que la gente hace con la televisión, constatando que hay una acción recíproca. Según el mismo
autor, el video clip se constituye en el lenguaje de fin de siglo, predominando las siguientes características técnicas y
formales: collage electrónico, división, simultaneidad y fragmentación de la narración en planos y significados, secuencias en
un tiempo no lineal, manipulación digital de los colores y formas, absoluta artificiosidad de la composición de la imagen,
simulación de escenas, transformaciones geométricas libres, efectos gráficos, fusión, disolución y simultaneidad de imágenes,
superposiciones, montajes rápidos, utilización del dibujo animado, de imágenes computadorizadas y de la danza.
La estética del video clip se traslada al cine, en films como JFK, de Oliver Stone, quien dice: "...JFK es una de las
películas más rápidas, son como esquirlas dirigidas al cerebro, tuvimos unos dos mil quinientos cortes, quizás unos dos mil
doscientos enfoques de cámaras..."(Landi, Oscar: “Devórame Otra Vez”, 1993, Editorial Sudamericana).
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Uno de los escenarios posibles y de los cuales ya hay síntomas claros en la dinámica social local es el del predominio del
individualismo consumista a toda costa, que se evidencia en la conducta de las clases altas locales. Pero, dado que no me
interesa investigar este fenómeno, me parece importante señalar el escaso predicamento que este predominio tiene, aún para
los autores más seducidos por el auge del posmodernismo:
“...Este individuo, aunque establezca vínculos con otros semejantes se halla fundamentalmente solo. Aislado, vive su
existencia como perpetuo presente. En consecuencia, busca el consumo, el confort, los objetos de lujo, el dinero y el poder,
elementos necesarios para dar respuesta a las necesidades que se le plantean y que definen a la sociedad posmoderna como la
apoteosis de la sociedad de consumo. Mientras la modernidad exaltaba el ahorro, ahora se estimula el crédito a través de
tarjetas que con un simple trac-trac todo lo resuelven con un modo casi mágico y facilitan el consumo, porque en la antinomia
tener o ser, para la cultura posmoderna soy lo que tengo. Este sujeto posmoderno se halla muy lejos que hacia de la conciencia
y del cultivo esforzado de una persona su mayor orgullo. Al contrario, la publicidad nos invita a adelgazar sin esfuerzo, a
estudiar un idioma sin esfuerzo, a dejar de fumar sin esfuerzo, y a lograr el colmo de la felicidad en una playa del Caribe, con
la piel tostada, bebiendo un trago, recostado en una reposera, con los ojos cerrados y el walkman colocado...
(BAUDRILLARD, J.1989: 9).
Gilles Lipovetsky resume el programa de vida posmoderno con las siguientes palabras: "...exprese sus preferencias,
sus deseos, sus gustos, hable, llame a la radio, aunque sea a la FM más cercana, vaya a la televisión, o mejor produzca algo,
un vido casero, haga expresión corporal, haga gimnasia o baile, pinte o haga manchones, cante o grite, pues todo sirve...".
Entre los que pueden comer, nadie acepta el menú fijo, todo el mundo quiere comer a la carta.
El mismo autor agrega que la sociedad posmoderna: "...es aquella que reina la indiferencia de masas, donde
predomina el sentimiento de reiteración y estancamiento, en que la autonomía privada no se discute, donde lo nuevo se acoge
como lo antiguo, donde se banaliza la innovación, en la que el futuro no se asimila ya a un proyecto ineluctable. ...Es la era
del vacío en la que los sucesos y las personas pasan y deslizan, en la que no hay ídolos no tabúes definitivos, pero tampoco
tragedia ni apocalipsis... En la Sociedad Posmoderna no hay lugar para la revolución, ni para fuertes compromisos políticos, la
sociedad es como es, y la idea de cambiar radicalmente a la misma no se le ocurre a nadie. La Sociedad Posmoderna es la del
consumo cool, más discreto e íntimo que el consumo ostentoso o hot de una décadas atrás...(LIPOVETSKY, GILLES; 1993:
70 y ss.).