Tipos de telas y tejidos naturales, el algodón, el lino, la lana y la seda

Los accesorios para el mobiliario de la casa, como las telas y los tejidos, nos proporcionan una
sensación de comodidad y calidez, al mismo tiempo que resultan agradables al tacto. Todos
tenemos alguna tela en nuestra casa, aunque sólo sea en la ropa de cama o en el baño. Las telas
no son sólo elementos decorativos, sino que también resultan muy interesantes desde el punto
de vista del acondicionamiento térmico de nuestras casa. Las alfombras, las moquetas y en
general, cualquier tejido son muy buenos aislantes térmicos y amortiguan las ondas sonoras.
Por otro lado, las cortinas y visillos nos protegen de la excesiva radiación solar en los meses más
calurosos del año.

Tejidos y telas naturales más comunes: el algodón, el lino, y la lana.

El algodón. El algodón es una fibra natural derivada de la planta de algodón. A diferencia de los
materiales sintéticos, cuyo roce puede resultar incomodo, el algodón respira y absorbe la
humedad, por lo que mantiene constante la temperatura corporal, motivo por el que las ropas
que se confeccionan con él resultan cómodas para la piel.
La planta de algodón está sometida a plagas, fungicidas y fertilizantes que son empleados con
profusión en los cultivos, lo que conlleva que los residuos puedan permanecer en los tejidos. La
mayoría del algodón es sometido a un proceso químico de blanqueo, aunque también se puede
teñir o incorporar fijadores químicos.

Algunas empresas han comenzado a comercializar ropa de cama y ropas con algodón orgánico
sin blanquear, existen también técnicas que permiten colorear el algodón sin necesidad de
utilizar tintes.

El lino. El lino proviene de la planta homónima. Como el algodón, es muy absorbente, fresco y
extremadamente resistente. En el cultivo del lino se emplean pesticidas, pero en menor medida
que el algodón. En la actualidad, la mayor parte del lino se blanquea químicamente y suelen
usarse aditivos químicos ignífugos. Escoja el lino natural, sin color o no blanqueado. Si lo desea,
puede blanquear las telas al sol y aplicarles tintes vegetales.
La lana. La lana procede de varias fuentes, como las cabras, las alpacas y las vicuñas, además
de las ovejas; el fieltro se fabrica con fibras de lana. La lana es absorbente, abriga y es más
resistente al fuego que el algodón y el lino, y se fabrica con pocas
sustancias químicas. Sin embargo, a menudo se le aplica un pesticida
para protegerla de la polilla. En la actualidad, una proporción
importante de la lana viene de Australia, lo que significa que el
transporte desde ese lugar del mundo hasta otras partes genera grandes
costes energéticos. Si desea proteger el medio ambiente, busque la lana sin tratar, sin blanquear
o a la que se han aplicado tintes naturales. Las pieles de oveja permiten que el aire circule en
torno al cuerpo y, por lo tanto, resultan excelentes como mantas, especialmente en el caso de
bebés, niños y enfermos.
La seda. La seda nació en China. Codiciada tanto por los emperadores, los reyes y los altos
dignatarios, estos preciosos hilos mágicos, que daban lugar a vestimentas y a estandartes, vestían
el poder de las grandes dinastías chinas desde los
Kin hasta los Han. La seda era un material de muy
alto valor, cuyo secreto de fabricación estaba
guardado por los artesanos imperiales. China tenía
una importante actividad comercial orientada hacia
el exterior, desde Asia central y Asia occidental,
pasando por Persia, Turquía e Irán. La seda natural
se fabrica con hilos devanados del capullo del
gusano de seda. Este tejido se arruga fácilmente y
es frágil, por lo tanto, hay que tratarlo con sumo
cuidado. Sus propiedades principales es que
mantiene el calor en invierno y es fresca en verano,
se tiñe fácilmente y se pega al cuerpo. El agua puede
dejarle marcas y se decolora si se expone mucho al
sol.