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DESIGN THINKING

Qué es Design Thinking


Como siempre, no existe una única definición válida para un concepto.

Nuestra definición de Design Thinking es que es una metodología

orientada a la generación de soluciones dentro de un marco

propuesto. Se divide en una serie de etapas, a las que se puede volver de

forma iterativa. Pero por las que siempre ha de pasarse al menos una vez.

Una de las características más importantes de esta herramienta es que

está plenamente orientada al usuario. Por eso, los productos y servicios

generados de forma adecuada a través del Design Thinking aportan valor

a las personas. Ya que han sido diseñados con este fin.

El Design Thinking es una metodología centrada en el usuario. Y

orientada a la acción. Cuyo objetivo es generar soluciones de acuerdo a

problemas detectados en un determinado marco de trabajo.

El auge y popularidad actual del Design Thinking viene por su capacidad

para generar en muy poco tiempo soluciones innovadoras. Ofrecer a

emprendedores y Startups una metodología con la que avanzar y testar

rápidamente sus hipótesis y crear una cultura creativa e innovadora

dentro de las empresas y las aulas.

Etapas en un proceso de Design Thinking

Como antes comentábamos, un proceso de Design Thinking se divide en

distintas etapas. Existen diferentes variaciones y escuelas de

pensamiento a este respecto. En Designthinkingespaña.com partimos de

la división clásica en cinco.


Las flechas marcan el orden del proceso. Una vez completado y llegado a

la validación o test, la flecha viene acompañada de una interrogación. El

motivo es que, dependiendo del feedback que nos de el usuario,

decidiremos a qué punto del circuito debemos volver. A través de un

proceso iterativo que nos acerque cada vez más hacia aquello que

satisface sus necesidades y deseos.

Como comentábamos anteriormente, el proceso ha de pasar por todas las

fases al menos en una ocasión. Sin embargo, podremos sentirnos libres de

volver a una de ellas si consideramos que es importante hacerlo. Siempre

y cuando eso no nos paralice o ralentice demasiado el proceso.


Un proceso de Design Thinking se divide en un total de cinco fases.

Terminado el recorrido, la solución encontrada y validada con el usuario

puede enriquecerse en una nueva iteración.

El facilitador en un proceso de Design Thinking

Un proceso de Design Thinking está dirigido a la generación de una

solución dentro de un marco concreto. Dada su versatilidad y capacidad

para llevar rápidamente a la acción ideas, puede ser utilizado por

cualquier grupo de personas que quieran afrontar un reto.

Cuando se tiene experiencia, el rol de facilitador puede llevarlo a cabo

cualquier persona del grupo de trabajo. Pero cuando no se tiene, el

proceso no resulta tan sencillo. Ser facilitador implica tener

una comprensión profunda de los fundamentos del Design Thinking y

guiar a las personas durante el proceso.

Un facilitador está al servicio del grupo. Tratando de ayudarle a sacar lo

mejor de sus componentes a través de la metodología

El rol del facilitador no es el mismo que el de un participante activo del

grupo de trabajo. Su función es la de sacar el máximo de este último,

ayudándolo en los momentos en los que puede quedar enquistado. Es

importante subrayar que el facilitador no está para elegir qué idea es la

mejor de las propuestas. Tampoco para definir el foco de acción. Su labor

es la de hacer posible que el grupo indague, trabaje con ganas y con los

cinco sentidos. Para que así, desde la comprensión y la inspiración, genere

soluciones potentes que posteriormente serán prototipadas.


Un proceso muy habitual en compañías que quieren generar innovación

es salir del edificio. Cambiar el entorno de trabajo para cambiar también

la perspectiva. Esta dinámica, aconsejada en los procesos de innovación,

suele venida compañada por una sesión de Design Thinking. Se establecen

unos tiempos, se define un reto. Y el facilitador es el encargado de

cumplir con ellos y de hacer que al final del proceso existan soluciones

esperando a ser validadas.

Algunas características del buen facilitador

Facilitar una sesión de Design Thinking no es sencillo. Para ello es

necesario generar mucha confianza en el grupo. Y disponer de habilidades

para potenciarlo. Las características de todo buen facilitador son, entre

otras, las siguientes:

 Capacidad de escucha: Un buen facilitador es capaz de ver qué

está pasando en el grupo y, a partir de ahí, actuar. En unas

ocasiones puede necesitar un ambiente más sosegado. En otras uno

más dinámico. El facilitador está ahí para medir los tiempos y

aportar desde lo que percibe que el grupo necesita para funcionar

mejor.

 Desapego por sus propias opiniones: El trabajo del facilitador no es

dar soluciones. Tampoco decantarse claramente por unas u otras

dentro del grupo. Su labor es la de potenciarlo y crear las

condiciones para que éste trabaje mejor. Dar sus propias opiniones

contribuye precisamente a lo contrario. Por un lado, porque sesga

las de los participantes. Y por otro, porque puede generar

inseguridades entre los miembros del grupo de trabajo, anulando su

iniciativa.
 Amabilidad y buena disposición: Las sesiones de Design Thinking

pueden ser complejas, pero también extremadamente divertidas. La

labor del facilitador es ayudar a crear un buen clima de trabajo.

También la de hacer que todos los participantes se sientan

escuchados e importantes. Por eso es fundamental que se muestre

atento e implicado. Como una referencia que tranquilice y genere

confianza en el grupo para que se suelte y de lo mejor de sí.

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