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Los principios no son principios absolutos. W. D.

ROSCIO se refería a los "deberes condicionados" o


deberes de obligación imperfecta. Estos prescriben algo, pero sólo en el caso de que no haya otro
deber más significativo. Por tal razón, parecen relevantes las circunstancias propias de la situación,
de tal manera que los principios son necesarios, pero no autosuficientes a la hora de evaluar. El
principio prima facie introducen un enfoque especialmente interesante para las teorías
cognitivistas, ya que permiten sostener que la argumentación práctica es 16 MARÍA TERESA LÓPEZ
DE LA VIEJA racional, que hay analogía entre los criterios de verdad y la corrección práctica 11.Y, al
mismo tiempo, estos principios reducen las pretensiones sobre los casos y sobre los contenidos
concretos. Por tanto, este modelo puede introducir cierto equilibrio entre las expectativas
desmesuradas, que han abierto las éticas especiales, y la aplicabilidad indirecta de Teoría moral,
tan criticada desde el sentido común. Se puede decir, por tanto, que los principios establecen las
condiciones para analizar los casos prácticos a partir de criterios racionales. Sólo las condiciones,
así como un marco flexible, una aplicabilidad mediada por otros factores, etc. Pues las decisiones
sobre el caso conciernen a los individuos o a los grupos. Los principios sólo garantizan un punto de
partida, cierta estabilidad en las razones para la acción. En general, hablamos de no matar, de no
torturar, no privar de libertad; los agentes dirán cuál ha de ser la solución más correcta para cada
situación que afecte a la libertad, la integridad personal, la vida, etc. Los principios, entendidos
como "razones para la acción"12, son entonces un punto de partida, cuya fuerza deriva de no haya
otras razones de tipo superior. En este sentido, se dice que los principios "dibujan líneas" y sirven
para justificar las decisiones. Pero "justificar" no es lo mismo que "aplicar" o tomar decisiones. 2.
Aplicabilidad restringida 1. Narvesori':' ya había llamado la atención sobre el estatuto impreciso de
los principios. (1) Según Nozick, la función codificadora interviene en tres niveles, nivel intelectual,
interpersonal y personal. La función intelectual consiste en aportar justificaciones, guiar las
acciones y las decisiones, para que puedan ser consideradas como decisiones correctas. La función
interpersonal introduce cierta seguridad en la relación de los agentes, ya que los principios definen
un tipo de interacción relativamente independiente o al margen de intereses circunstancial es,
aumentando así la confianza en las relaciones personales. La función personal consiste en definir
la propia identidad, ya que los principios pueden actuar a modo de filtro, aportando estabilidad o
definiendo un comportamiento a largo plazo, hacia el futuro. Por tanto, el rendimiento de los
principios es doble, ya que establecen un marco general para la acción y, además, ofrecen una
información relevante para proceder luego a la deliberación práctica. R. Nozick afirma que los
principios "dibujan la línea", en el sentido de que sistematizan y aportan racionalidad. (2) Los
principios pueden funcionar también como premisas o como punto de partida para la
argumentación práctica. Sin este punto de partida, será imposible sopesar, poner en la balanza las
razones a favor y las razones en contra de una decisión concreta. Por un lado, se puede decir que
los casos constituyen una auténtica prueba para demostrar la aplicabilidad de los principios, de
otro lado, los principios introducen una forma específica de ver los casos, y de hallar soluciones
adecuadas para cada situación. Es más, el punto de partida, el modo según el cual se define una
situación, determinará en buena medida el tipo de respuesta o la conclusión del razonamiento
sobre los casos prácticos a tratar. Por ejemplo, la Ética medioambiental -tanto en su forma más
radical, biocéntrica, como en su forma más moderada o antropocéntrica- apela al principio de
preservación, para favorecer un trato más respetuoso con las otras especies. Sin embargo, la
estrategia y los resultados concretos serán distintos, según sea el principio al que se apele en cada
caso. Al introducir el principio de justicia, se dirá que los LOS PRINCIPIOS MORALES 17 agentes han
de favorecer el trato equitativo entre generaciones y entre especies. Si, por el contrario, lo
decisivo fuese el valor intrínseco de las especies, se dirá que los agentes han de evitar daños a los
seres vivos, como seres valiosos por sí mismos, más allá de una consideración instrumental, etc. A
lo largo de los últimos años, el interés por los casos prácticos ha propiciado el crecimiento de las
éticas especiales, como disciplinas con un desarrollo independiente -como sucede con la Ética
rnedioambiental-, e incluso con un desarrollo opuesto al de la Filosofía moral contemporánea.
Algunos autores, como S. Toulmin'J, han llegado a pensar que la Medicina había "salvado la vida" a
la Ética. ¡Otros, como A. Maclntyre!", han llegado a la conclusión opuesta, que no hay una "nueva"
Ética, sino bastantes malentendidos sobre los resultados de las disciplinas especiales. ¿Por tanto,
el rechazo de la teoría y la excesiva valoración de las éticas aplicadas podría derivar de una
apreciación equivocada de lo que significa “aplicabilidad”, cuando no la consolidación de intereses
profesionales-? restringidos. En definitiva, no resulta plausible una división del trabajo entre Ética
general y éticas aplicadas.": es más, el papel central de la teoría destaca más cuanto más se
desarrollan estas éticas especiales. Pues las cuestiones prácticas exigen claridad y precisión
teórica. Desde una perspectiva externa, el "hecho del pluralismo'S? tampoco conduce a una
proliferación de éticas especiales, de códigos de conducta, de soluciones para el caso, etc., sino
que muestra las ventajas de una Ética con pretensiones reducidas, en beneficio de agentes
competentes y con autonomía para tomar decisiones. 3. Normas flexibles Las críticas sobre el
carácter abstracto de la Ética y de los principios aciertan sólo en parte. Ni los principios pueden
dejar de ser abstractos-' -como razones para la acción-v- ni tiene sentido buscar un algoritmo para
los casos prácticos. Los principios prima Jacie muestran distintos grados de obligación y, por tanto,
favorecen el ajuste con los casos. Esto es, el argumento de R. Posner contra el "moralista
académico" resultó ser menos demoledor de lo que aparentaba. En cambio, las observaciones de
C. Sunstein sobre la función positiva de los desacuerdos en las sociedades heterogéneas pueden
debilitar el papel central de las reglas en los argumentos prácticos. Por un motivo análogo al que
se acaba de mencionar, algunas veces importa más lo que aún queda por decir, las circunstancias
cambiantes y las necesidades del individuo que los acuerdos y las teorías completas. l. El hecho de
que se produzcan habitualmente serios desacuerdos sobre los valores fundamentales puede ser
una buena señal. Una señal de apertura, de sensibilidad hacia lo particular, actitudes tolerantes,
respeto por formas de vida y por los juicios morales, etc. Está claro que el énfasis sobre lo
particular no es compatible con regias demasiado rígidas, pero tampoco con reglas demasiado
generales, que fuesen inaplicables o irrelevantes. En este contexto de rechazo de teorías y de
principios de alto nivel, C. Sunstein propone que empecemos a "teorizar de forma incompleta'<'.
Justamente para no renunciar a regias y principios, haciéndolos flexibles pero no ciegos hacia lo
particular. Este autor admite tanto las ventajas de situaciones donde ya existen regias claras,
imparciales -pues minimizan los costes en el proceso de toma de decisiones, reducen la
incertidumbre en los casos particulares, evitan situaciones desagradables a los ciudadanos, al
definir el marco de sus derechos, permiten planificar, identificar responsabilidades, etc.-, como a
las ventajas de la analogía entre casos similares. C. Sunstein defiende la adaptación de las reglas a
los casos, para reducir los posibles riesgos, derivados tanto de la ausencia de reglas como de lo
contrario, reglas ciegas e impersonales. 2. La mayoría de las teorías normativas han estado
buscando algo parecido, una estrategia para ajustar las necesidades reales y las normas
imparciales. Por tanto, se interesan por un modelo tan alejado de los principios dogmáticos como
de los casos atípicos. ¿Puede haber un procedimiento lo suficientemente amplio como para
recoger ambos elementos? El concepto de "aplicabilidad reducida" y los principios prima Jacie
forman parte de una idea de reflexión moral, entendida 18 MARÍA TERESA LÓPEZ DE LA VIEJA
como equilibrio y ajuste entre lo universal y lo particular. También sirven para consolidar= la
Teoría moral postradicional, pero no posmodernao Los argumentos de D. Ross, R. Dworkin, R.
Nozick, C. Sunstein ayudan a explicar por qué conviene optar por un modelo de principios: desde
el momento en que las sociedades valoran tanto la cooperación como las preferencias individuales

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