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Módulo 3
TIPOS DE VEHÍCULOS EN FUNCIÓN DE SU MOTORIZACIÓN Y
FUNCIONALIDAD
MÓDULO 3: TIPOS DE VEHÍCULOS EN FUNCIÓN DE SU MOTORIZACIÓN Y
FUNCIONALIDAD
¡Hola! Bienvenidos al tercer módulo del curso sobre Movilidad Profesional Sostenible.
En él te explicamos qué tipos de vehículos existen en el mercado en función de la
clase de tecnología que incorporan, y hacemos especial énfasis en aquellos que
utilizan energías alternativas al petróleo. La variedad en este campo es enorme con
la llegada en los últimos años de coches híbridos, eléctricos y de gas, a los que
podemos sumar los que han comenzado ya a emplear hidrógeno. Comenzaremos
refiriéndonos a los modelos tradicionales, de gasolina y diésel, antes de analizar más
en profundidad los Vehículos con Energías Alternativas (VEA).
Han sido los más extendidos desde comienzos del siglo XX hasta el ‘boom’ diésel,
sobre todo europeo, de los años 2000. Utilizan un motor que, en esencia, consiste en
una máquina termodinámica formada por un conjunto de piezas fijas y móviles cuya
función es transformar la energía química que proporciona la combustión, producida
por una mezcla de aire y combustible, en movimiento. A diferencia de los otros
motores de combustión interna, que son los diésel, los de gasolina necesitan
encendido por chispa.
¿Cómo funcionan?
Entre otros componentes, gracias a la presencia de bujías, que hacen saltar la chispa
dentro de la cámara de combustión del cilindro. Esa chispa provoca la explosión de la
mezcla aire‐combustible que pone en movimiento los pistones. Todo motor requiere
una bujía por cada uno de sus cilindros, que habitualmente son cuatro. En los últimos
años han proliferado, sin embargo, los motores de tres cilindros en coches de
pequeño tamaño, y los de seis, ocho, diez y hasta doce cilindros se han montado
tradicionalmente en modelos de lujo (esto es válido también para vehículos diésel).
Los motores de combustión interna pueden ser de dos tiempos o de cuatro tiempos,
siendo estos últimos los más comunes en turismos y vehículos de más tamaño. Los
cuatro tiempos son: admisión, compresión, explosión y escape, y se repiten por igual
en cada cilindro y de forma ininterrumpida mientras no paremos el motor.
Ventajas
Tienen menos incidencia en problemas de salud pública que los diésel. Como
hemos visto en el Módulo 2, emiten sobre todo CO e hidrocarburos sin
quemar. Sin embargo, los fabricantes están comenzando a incluir también
filtros de partículas y en los últimos años sus emisiones se han reducido
considerablemente.
Mayor rango de utilización debido a la capacidad del motor para funcionar a
altas revoluciones. La entrega de potencia a elevado régimen de giro los ha
hecho tradicionalmente más indicados para la competición.
Suavidad y silencio de funcionamiento, ausencia de vibraciones.
Precio de venta menor, reparaciones y mantenimiento más económico.
Sus emisiones de CO2 contribuyen al efecto invernadero, es decir, a la subida
de las temperaturas del planeta.
Requieren más combustible que los diésel para funcionar. En este sentido, su
eficiencia es menor.
Mayor desgaste por funcionar a revoluciones más elevadas.
Precio más alto del combustible.
RECUERDA
Los vehículos de gasolina se caracterizan por la suavidad de funcionamiento, un
mayor rango de utilización y una relativa simplicidad mecánica que se traduce en un
precio menor. Consumen más que los diésel y sus emisiones son menos nocivas para
la salud, pero tienen más incidencia en el cambio climático.
2. VEHÍCULOS DIÉSEL
A diferencia del motor de gasolina, el de gasóleo funciona por autoencendido, es
decir, por la ignición de la mezcla aire‐combustible sin chispa. Mediante el proceso de
compresión se calienta el aire aspirado en los cilindros a una temperatura de entre
700 y 900º C aproximadamente, lo cual provoca un encendido automático al inyectar
combustible. Por lo tanto, los motores diésel necesitan una mayor compresión y una
estructura más estable que los de gasolina. Su bajo consumo, con la consiguiente
mayor autonomía que hacen posible, los ha hecho especialmente indicados para
desplazamientos de larga distancia.
¿Cómo funcionan?
La temperatura que inicia la combustión procede de la elevación de la presión que se
produce durante la compresión. El gasóleo se inyecta en la parte superior de la
cámara de compresión a gran presión, de forma que se atomiza y se mezcla con el
aire a alta temperatura y presión. Como resultado, la mezcla se quema muy
Los cuatro tiempos son los mismos que en un motor de gasolina: admisión,
compresión, explosión y escape, y se repiten por igual en cada cilindro y de forma
ininterrumpida mientras no paremos el motor.
Ventajas
Consumen menos combustible y su eficiencia es mayor que la de un vehículo
de gasolina.
Emiten menos CO2.
Mayor autonomía, de más de 1.000 kilómetros en bastantes modelos.
Empuje superior a bajas revoluciones del motor.
Menor desgaste del motor dado que funciona a menos revoluciones. Por
tanto, tienen una vida útil más larga.
Precio del combustible inferior en numerosos países, a causa de la diferencia
impositiva entre los distintos combustibles.
Inconvenientes
Sus emisiones de NOx y partículas (especialmente las más finas) influyen
decisivamente en enfermedades respiratorias, cardiovasculares y
cancerígenas.
Contribuyen al smog fotoquímico y la lluvia ácida, y tienen efectos negativos
en la capa de ozono.
Presentan más ruido, vibraciones y asperezas de funcionamiento.
Precio de venta más alto, mantenimiento y reparaciones más costosas.
Respuesta más lenta del motor, aunque los modelos diésel modernos han
mitigado mucho dicho efecto.
Menor rango de utilización por su régimen de giro más limitado.
Las medidas más extendidas para reducir las emisiones contaminantes en vehículos
de gasolina y diésel se pueden agrupar en dos conjuntos:
Soluciones activas, que abordan el problema en la fuente, es decir, en el motor. Hoy
se trabaja fundamentalmente en dos campos:
Nuevos modelos de combustión. Existe un conjunto de técnicas concebidas
para extraer las ventajas de los dos tipos de procesos de combustión, de
gasolina y diésel, y evitar sus inconvenientes. Se trata, por ejemplo, de
controlar el encendido y la formación de la mezcla de aire y combustible, así
como de funcionar en condiciones de presión, temperatura y dosado
(proporción aire‐combustible) alejados de la zona en que aparecen las
partículas y los NOx. Los modernos motores de gasolina de inyección directa
son una primera aproximación a este nuevo método para reducir
contaminantes.
Recirculación de gases de escape (EGR). Es un método ampliamente
empleado que consiste en hacer recircular una parte de los gases de escape
hacia la admisión del motor. Puesto que estos gases son inertes en la práctica,
no intervienen en la combustión y la temperatura del proceso disminuye. De
este modo se reduce la formación de NOx.
Soluciones pasivas, que persiguen eliminar los contaminantes una vez que se
encuentran en la línea de escape, lo que se conoce como post‐tratamiento. Los
procedimientos principales en este caso son:
Filtros de partículas. Se aplicaron primero a los motores diésel, pero las
normativas actuales y futuras han llevado a utilizarlos también en motores de
gasolina de inyección directa. Emplean un material que retiene las partículas
de tamaño superior al diámetro de los poros del filtro mediante un sistema de
canales sellados alternativamente.
RECUERDA
Los motores diésel presentan en general un funcionamiento más áspero que los de
gasolina, son más complejos y también más longevos. Consumen menos y generan
menos CO2. Por tanto, tienen una incidencia inferior en el efecto invernadero, pero
sus emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas los hacen especialmente
perjudiciales para la salud.
3. VEHÍCULOS HÍBRIDOS ELÉCTRICOS (HEV)
Combinan un motor eléctrico con otro de combustión, ya sea de gasolina o diésel,
obteniendo las ventajas de ambos: muy bajo consumo en ciudad y la autonomía de
un vehículo convencional, por lo que no tienen limitaciones para realizar trayectos
largos. Ahora bien, hay que tener en cuenta que suelen pesar más debido a las
baterías y pueden gastar más combustible en este tipo de desplazamientos, de modo
que son especialmente eficientes en ciudad y recorridos periféricos. Recordemos, a
su favor, que, como cuentan con un motor convencional y las baterías se recargan
con el propio uso del coche, no se tiene el estrés de buscar un punto de suministro
de electricidad. Dentro de este grupo de vehículos cabe incluir diversas categorías,
dependiendo del grado de hibridación de que se trate.
¿Cómo funcionan?
Los híbridos eléctricos (HEV) suman el empuje de un motor térmico y el de uno o
varios motores eléctricos, los cuales se alimentan de una batería que el coche
autorrecarga. Ambos motores se encargan de mover el vehículo y trabajan de forma
conjunta para lograr una conducción lo más eficiente posible. Los primeros híbridos
daban más protagonismo al motor convencional, y en los más modernos, con las
innovaciones introducidas, el eléctrico gana terreno, lo que se traduce en una
reducción aún mayor de las emisiones y un menor consumo de combustible.
El sistema cuenta también con un generador que, movido por el motor de
combustión, alimenta el motor eléctrico o recarga la batería. Cuando dejamos de
acelerar o frenamos, el generador invierte su trabajo y convierte la energía cinética
del coche (la que produce su propio desplazamiento) en energía eléctrica que se
3.1. ¿Cuántos tipos de híbridos existen?
En función del grado hibridación eléctrica, los HEV pueden clasificarse en:
Mild hybrid. Incorporan un motor eléctrico que ayuda en la aceleración, de
manera que el motor de combustión interna puede ser más pequeño y
eficiente. Además, ese motor eléctrico puede actuar de modo inverso como
un generador, en las frenadas, para cargar las baterías. Con este sistema, el
ahorro de combustible puede ser del 15% al 20%. Tampoco en este caso existe
un modo 100% eléctrico de conducción.
Full hybrid. Son la mayoría de los que se comercializan como HEV, y funcionan
como se ha explicado en el apartado correspondiente. Pueden desplazarse en
modo puramente eléctrico, sobre todo en ciudad y alrededores. Gracias a su
autonomía relativa en modo eléctrico, que está continuamente recargándose,
el HEV puede funcionar en un entorno urbano alrededor del 70% del tiempo
como un vehículo sin emisiones.
Ventajas
Contribuyen a reducir la contaminación y los problemas de salud derivados de
ella.
Mitigan el ruido del tráfico en las ciudades.
La mayoría de los modelos están exentos de pagar el Impuesto de
Matriculación ya que sus emisiones de CO2 no llegan a los 120 gramos por
kilómetro recorrido.
Al disponer de la etiqueta ECO de la DGT, pueden disfrutar de algunas ventajas
como: exención a las restricciones de circulación en episodios de alta
contaminación, bonificaciones en las zonas de estacionamiento regulado,
posibilidad de utilizar los carriles VAO (para vehículos de alta ocupación) y las
citadas bonificaciones en el impuesto de circulación (IVTM), entre otros. La
regulación de estas ventajas se lleva a cabo a escala local y autonómica, por lo
que no son homogéneas para toda España.
Son más económicos de mantener al carecer de elementos como embrague,
alternador, motor de arranque o correa de distribución. La recuperación de
energía en las frenadas (frenada regenerativa) implica menor desgaste de las
pastillas y discos de freno.
Inconvenientes
Pueden ser más caros que los vehículos convencionales.
En ocasiones pesan más debido al añadido del motor eléctrico y las baterías.
En ciertos casos, las baterías implican pérdida de capacidad del maletero.
En determinados casos, puede ser mayor la complicación de una avería que se
pueda presentar.
Una conducción poco cuidadosa reduce la eficiencia del vehículo al no
disponer de carga en la batería y funcionar en todo momento, o casi, gracias
al motor térmico.
RECUERDA
Los híbridos combinan un motor de combustión con otro eléctrico para obtener lo
mejor de los coches convencionales, su extensa autonomía, y de los eléctricos, su
bajo consumo en ciudad. Tienen menor impacto ambiental y disfrutan de notables
ventajas por disponer del distintivo ECO de la DGT. En contrapartida, pueden pesar
más, por la incorporación de las baterías, y ser algo más caros que los vehículos
convencionales.
Combinan un motor de combustión interna con uno eléctrico y una batería. Igual que
en los vehículos híbridos eléctricos, ambos propulsores se alternan para ofrecer
mejor rendimiento y mayor eficiencia, y aunque tienen un depósito de combustible,
también están preparados para recargar las baterías enchufándolos a la red eléctrica,
lo que les otorga una autonomía superior en modo 100% eléctrico. A ésta hay que
sumar la que proporciona el motor convencional (en la mayoría de los casos de
gasolina), razón de que sean vehículos igualmente apropiados para la ciudad y para
los desplazamientos de larga distancia.
¿Cómo funcionan?
Básicamente, como los híbridos convencionales, pero con algunas peculiaridades. Su
batería es mayor, por lo que su autonomía puramente eléctrica puede superar los 40
kilómetros establecidos por la DGT para dotarlos del distintivo Cero Emisiones. Una
sofisticada gestión electrónica hace que el coche pueda recurrir a un modo 100%
eléctrico (si hay batería suficiente), un modo híbrido en el que el motor convencional
y el eléctrico se alternan, y un modo de alta potencia en el que el eléctrico sirve de
apoyo al térmico.
Algunos modelos permiten que el motor de combustión suministre energía a un
generador que puede funcionar tanto con el vehículo en marcha como parado,
aportándole una recarga rápida y permitiéndole acceder a zonas de cero emisiones
siempre que tengan una autonomía eléctrica superior a 40 kilómetros y, por tanto,
estén catalogados por la DGT como vehículos Cero. Otros añaden la posibilidad de
conservar energía eléctrica haciendo uso exclusivamente del motor térmico.
Ventajas
Reducen la contaminación y los problemas de salud pública.
Mitigan el ruido del tráfico en las ciudades.
La mayoría de los modelos están exentos de pagar el Impuesto de
Matriculación ya que sus emisiones de CO2 no llegan a los 120 gramos por
kilómetro recorrido.
Cuentan con bonificaciones en el IVTM, en función de cada ayuntamiento.
Los de autonomía eléctrica inferior a 40 kilómetros son vehículos ECO, con las
ventajas ya mencionadas de un híbrido convencional.
Disponen de incentivos a la compra como los incluidos en el reciente Plan
Movalt, el último aprobado por el Gobierno.
Son más económicos de mantener pues prescinden de componentes que
deben reemplazarse debido al uso y que suelen ser costosos.
Inconvenientes
Su precio de venta es superior al de los vehículos convencionales y al de los
híbridos eléctricos.
Pesan más debido al añadido del motor eléctrico y las baterías. En ciertos
casos, la presencia de baterías supone pérdida de capacidad del maletero.
En determinados casos, puede ser mayor la complicación de una avería que se
pueda presentar.
Una conducción poco cuidadosa y la falta de recarga reducen la eficiencia del
vehículo al no disponer de carga en la batería y funcionar sobre todo con el
motor térmico.
RECUERDA
Los híbridos enchufables combinan un motor convencional o uno o más motores
eléctricos, como cualquier híbrido, pero cuentan además con la posibilidad de
recargarse en la red. Tienen bajo impacto ambiental y disfrutan de importantes
incentivos. Los de autonomía eléctrica superior a 40 km disponen del distintivo Cero,
y los de autonomía inferior a esa cifra, el distintivo ECO. Pesan más y son más caros
que los vehículos tradicionales y que los híbridos eléctricos.
Utilizan uno o varios motores eléctricos, que impulsan el vehículo, y un conjunto de
baterías que los alimentan. Se les llama ‘eléctricos de batería’ (BEV según la
clasificación de la DGT) para distinguirlos de otros con propulsión eléctrica basada,
por ejemplo, en una pila de combustible (hidrógeno) o de los híbridos, que también
disponen de un motor eléctrico y de baterías. Algunos modelos del mercado ofrecen
ya autonomías cercanas a los 400 kilómetros. Sin embargo, hasta ahora han sido
idóneos únicamente para desplazamientos urbanos. La poca autonomía y la ausencia,
aún, de puntos de suministro suficientes, que son sus mayores inconvenientes junto
al tiempo necesario para recargar la batería, provocan un efecto de ansiedad por
miedo a quedarse ‘tirado’. No obstante, la necesidad de promover modos de
automoción más sostenibles hace prever que próximamente se vayan habilitando
más puntos de recarga. Puedes consultar la lista actual de ‘electrolineras’ en esta
web: https://www.electromaps.com/puntos‐de‐recarga/mapa.
5.1. ¿Son un invento reciente?
En absoluto. Esta tecnología tiene bastante más de un siglo, y a comienzos del siglo
XX gozaba de una popularidad que no ha vuelto a recuperar hasta hace unos años.
En 1900, en EEUU se vendieron 4.200 vehículos, de los cuales un 40% eran de vapor,
un 38% eran eléctricos y el 22% de gasolina. ¿Qué los hizo desaparecer después? Que
la invención del motor de arranque, los avances en la producción en serie de los
vehículos de gasolina, el abaratamiento de ésta y la apertura masiva de carreteras
dejaron al descubierto los que siguen siendo, hoy, sus puntos flacos: autonomía
insuficiente para viajes de larga distancia, infraestructura por mejorar y largo tiempo
de recarga.
5.2. ¿Y qué son los vehículos eléctricos de autonomía extendida?
La DGT incluye entre los vehículos Cero Emisiones los REEV (Range Extender Electric
Vehicles), que son aquellos eléctricos con una autonomía mayor gracias a un pequeño
motor extra, de combustión, destinado a accionar un generador que produce
electricidad para las baterías. Cuando éstas se vacían o van camino de hacerlo, el
conductor puede elegir entre parar en un punto de recarga o dejar que sea ese
pequeño motor el que las cargue, proporcionando un plus de autonomía que
teóricamente llega a los 200 kilómetros. Subrayemos que este motor suplementario
no mueve las ruedas del coche (lo hace el eléctrico), sino que solo acciona el
generador.
Básicamente, la energía química almacenada en las baterías se transforma en energía
eléctrica y se convierte luego, mediante el motor eléctrico, en energía mecánica para
mover el coche. Pero el flujo es capaz de cambiar de dirección, es decir, la energía
cinética del vehículo se transforma en energía eléctrica almacenable mediante un
sistema de frenada regenerativa. Esta regeneración es especialmente significativa en
el tráfico urbano, donde el 60% de la energía se gasta en vencer inercias.
5.3. Tipos de recarga
Existe una notable confusión en la actualidad acerca de los tipos de recarga para
vehículos eléctricos. Varían tanto las denominaciones como las cifras de potencia,
voltaje y amperaje de las instalaciones, de manera que aquí te ofrecemos la
segmentación más sencilla (y la que ha empleado como base el IDAE para conceder
las ayudas del reciente Plan Movalt Infraestructura) en función de la potencia del
punto de recarga.
Recarga convencional: Potencia igual o superior a 7 kW, e inferior a 15 kW.
Recarga semirrápida (en corriente alterna o continua): Potencia igual o
superior a 15 kW, e inferior a 40 kW.
Recarga rápida: Potencia igual o superior a 40 kW e inferior a 100 kW.
Recarga ultrarrápida: Potencia igual o superior a 100 kW. Habrás escuchado
hablar de los ‘supercargadores’ de la empresa californiana especializada en
coches eléctricos Tesla, que en efecto pertenecen a esta categoría.
Recarga inductiva. Aunque menos efectiva, es mucho más cómoda porque
evita ensuciarse con los cables y éstos además ocupan espacio en el maletero:
basta con colocar el coche sobre la placa que proporciona la carga para la
batería. En la actualidad se experimenta también con diversas tecnologías
inalámbricas que permitan realizar la carga mientras se conduce.
5.4. Tipos de conectores
Actualmente existe una notable variedad de enchufes y, también, cierta confusión al
respecto. Difieren su tamaño y sus propiedades, y no están estandarizados a nivel
mundial porque hasta el momento han fracasado los intentos de implantar un
sistema combinado. Es probable que hayas oído hablar, sobre todo, de estos tipos:
Conector Mennekes o Tipo 2. Es un enchufe alemán de tipo industrial.
Proporciona recarga lenta con suministro monofásico y recarga rápida con
trifásico.
Conector CHAdeMO. Es el estándar de los fabricantes japoneses y está
diseñado específicamente para recarga rápida en corriente continua.
Conector único combinado o CCS. Propuesto por las marcas estadounidenses
y alemanas como modelo estándar, admite recarga tanto lenta como rápida.
5.5. Tipos de baterías disponibles y evolución futura
Sobre el papel, existen muchas clases de baterías que pueden funcionar en un coche
eléctrico, pero las más extendidas son:
Baterías de ion‐litio. Parecidas a las de los teléfonos móviles y los ordenadores
portátiles, son con mucho las más comunes en los vehículos eléctricos
actuales. El litio es el más ligero de todos los metales y presenta cualidades
electroquímicas sobresalientes, es decir, produce alta energía y potencia
específicas. Estas baterías apenas requieren mantenimiento y no sufren el
conocido efecto memoria, que se produce cuando la carga se hace a medias y
se daña la capacidad de almacenamiento. Además, sus costes de producción
se van haciendo cada vez más bajos, aunque lentamente.
Baterías de estado sólido. Se postulan como la alternativa de futuro por las
mejoras que introducen en autonomía, velocidad de recarga y seguridad; es
decir, acabarían teóricamente con la mayor parte de los inconvenientes de las
baterías actuales.
Las baterías se componen básicamente de dos electrodos (ánodo y cátodo) y un
electrolito que transporta partículas cargadas con electricidad de un electrodo al otro
Las principales ventajas de estas baterías son:
Incremento de la densidad energética de entre un 20% y un 30%.
Aumento de la durabilidad de la batería. Al no existir apenas degradación fruto
de las reacciones químicas del proceso de recarga, las baterías podrían
aumentar sus ciclos de carga y descarga casi hasta el infinito, al menos sobre
el papel.
Mayor seguridad. El electrolito líquido es un material inflamable y, en casos de
sobrecalentamiento, puede provocar incendios. Un electrolito sólido evita
esta posibilidad.
5.6. ¿Y cómo instalo un punto de recarga?
Es la pregunta que se plantea cualquiera que contemple la posibilidad de comprar un
vehículo eléctrico. Lo más común es que el punto de recarga esté en casa, ya sea en
una vivienda unifamiliar o en un garaje comunitario. En este último caso, únicamente
se precisa para instalarlo que informes por escrito al presidente de la comunidad de
vecinos o al administrador de la finca, de acuerdo con una modificación de la Ley de
Propiedad Horizontal realizada en 2009. El coste de la inversión en un ‘wallbox’ se
sitúa en el entorno de los 1.000 euros y en muchas ocasiones está subvencionado
durante la propia compra del vehículo. Los últimos planes de ayudas estatales han
vinculado la instalación del punto de recarga a la adquisición del coche eléctrico.
Si nuestra plaza de garaje se encuentra en el mismo edificio, lo más común es hacer
una derivación desde el contador de la vivienda a la plaza, siempre que las
condiciones lo permitan (que la distancia del contador a la plaza no dispare el precio,
por ejemplo). De esta forma se puede unificar el consumo del hogar y del coche
eléctrico en un mismo contrato para no pagar dos términos de potencia o, lo que es
lo mismo, dos facturas de electricidad.
Partiendo de la base de que cargaremos el coche durante la noche, la mejor opción
es una tarifa de discriminación horaria (antes conocida como tarifa nocturna) que nos
permite pagar por la energía menos de lo que se cobra durante el día.
Con la finalidad de incentivar la implantación del coche eléctrico, el Gobierno aprobó
en 2011 una tarifa específica que se desdobla en tres modalidades con periodos de
consumo y precios diferentes:
Tarifa normal o 2.0 A. Comprende un periodo único y, por tanto, los
kilovatios/hora se facturan todos al mismo precio.
Tarifa valle o 2.0 DHA. La facturación en este caso es diferente en el periodo
punta de 10 horas (de 12.00 a 22.00 en invierno y de 13.00 a 23.00 horas en
verano) y en el periodo valle de 14 horas, de 22.00 a 12.00 en invierno y de
23.00 a 13.00 horas en verano.
Tarifa del coche eléctrico o 2.0 DHS. En este caso se contemplan tres periodos
distintos:
o Periodo punta (10 horas): desde las 13.00 hasta las 23.00 horas.
o Periodo valle (8 horas): de 23.00 a 01.00 horas y de 07.00 a 13.00 horas.
Ventajas del coche eléctrico
Reduce la contaminación y los problemas de salud pública. Sus emisiones son
cero si se utilizan energías renovables.
Funcionamiento suave y totalmente silencioso. Contribuyen a reducir el ruido
del tráfico en las ciudades.
Están exentos de pagar el Impuesto de Matriculación.
Cuentan con bonificaciones en el IVTM, en función de cada ayuntamiento.
Son vehículos Cero Emisiones. En función de la regulación local y autonómica,
pueden aparcar de forma gratuita en zonas de estacionamiento regulado.
Disponen de incentivos a la compra como los incluidos en el reciente Plan
Movalt.
Inconvenientes del coche eléctrico
Alto coste de las baterías y, en consecuencia, del vehículo.
Autonomía aún insuficiente de las baterías.
Tiempo de recarga de las baterías.
En determinados casos, puede ser mayor la complicación de una avería que se
pueda presentar.
RECUERDA
Los vehículos eléctricos utilizan uno o más motores eléctricos, alimentados por una
batería. Son la apuesta de futuro de la inmensa mayoría de las marcas porque
generan cero emisiones si la energía que usan es de origen renovable. Sus
inconvenientes tienen que ver con la autonomía, aún insuficiente pero cada vez
mayor debido a los avances tecnológicos en el campo de las baterías, y con la escasez
de puntos de recarga, aunque la necesidad de promover una movilidad más
sostenible permite esperar una infraestructura más desarrollada en los próximos
años.
Aunque es técnicamente posible quemarlo como si fuera un combustible al uso, la
manera más eficiente de usar hidrógeno como medio para impulsar un vehículo es a
través de una pila de combustible. En esencia, una pila de combustible es una pila
galvánica en la que la energía química del combustible se convierte directamente en
energía eléctrica a través de un proceso electroquímico. Estos vehículos tienen todas
las ventajas de un eléctrico, pero con una autonomía suficiente, superior a los 500 km
en la mayoría de los modelos, y repostajes cortos, de entre tres y cinco minutos. No
emiten gases, sino tan solo vapor de agua. Eso sí, la red de suministro es muy escasa
en la mayoría de los países, entre ellos España.
¿Cómo funcionan?
Mediante el hidrógeno y el oxígeno suministrados a la pila se obtiene electricidad que
un motor eléctrico como el de cualquier coche eléctrico emplea en mover el vehículo.
Una batería auxiliar proporciona corriente inmediata al motor dando tiempo a que
aumente el flujo de hidrógeno a través de la pila de combustible cuando el conductor
acelera. Esta batería puede también recuperar energía de las frenadas.
Ventajas
‐ Bajo impacto ambiental si la energía de origen es renovable. Recuerda que el
hidrógeno es el elemento químico más abundante en la Tierra y en la
atmósfera, pero no existe en la naturaleza en estado puro, es decir, hay que
extraerlo a partir de hidrocarburos o agua.
‐ Ruido mínimo.
‐ Son vehículos Cero Emisiones y disfrutan de los mismos privilegios que
cualquier eléctrico.
‐ Mantenimiento reducido.
‐ Disponen de incentivos a la compra como los incluidos en el reciente Plan
Movalt.
‐ Elevado coste de fabricación. Los precios de venta al público en los pocos
países donde se comercializan son, de momento, políticos.
‐ El despliegue de esta tecnología está en una fase inicial.
‐ Red de suministro muy escasa en España por el momento.
‐ En determinados casos, puede ser mayor la complicación de una avería que se
pueda presentar.
RECUERDA
El vehículo de pila de combustible (hidrógeno) presenta todas las ventajas de un
eléctrico, comenzando por su bajo impacto ambiental, y todas las de un coche
convencional: autonomía superior en general a los 500 km y repostajes de corta
duración. Eso sí, se trata de una tecnología en su fase inicial de despliegue, por lo que
de momento no existe una red de suministro desarrollada en España.
7. VEHÍCULOS DE GAS
Son aquellos desarrollados expresamente o transformados para moverse gracias a
gas licuado del petróleo o gas natural. En el caso de los turismos y de los vehículos
comerciales ligeros, suelen ser capaces de funcionar tanto con combustible
convencional como con gas. Su autonomía total resulta de la suma de sus dos
depósitos, en torno a 1.200 km, por lo que son ideales en cualquier terreno: en ciudad
por su bajo nivel de emisiones y en carretera por su autonomía. Los tres tipos de gas
para el transporte son:
‐ GNL, gas natural licuado. Está reservado a vehículos de elevado tonelaje,
entre otras razones porque precisa ser almacenado en grandes (y muy caros)
depósitos especiales que puedan conservarlo a temperaturas inferiores a 160
grados bajo cero.
‐ GNC, gas natural comprimido. Se compone mayoritariamente de metano y se
almacena en depósitos a presión dentro del vehículo. En los coches fabricados
de serie para usar este tipo de gas, el depósito de carburante y el de gas se
Puedes consultar las estaciones de servicio con suministro de GNL y GNC aquí:
http://gasnam.es/estaciones‐gas‐natural‐vehicular/
‐ GLP, gas licuado del petróleo. Consiste básicamente en una mezcla de
propano, butano y otros hidrocarburos que pueden manejarse como líquidos
a temperatura ambiente y presiones moderadas. Su estado líquido garantiza
una densidad energética elevada y facilidad de manipulación y repostaje. Se le
llama también autogás, y presenta además diversas denominaciones
comerciales. El depósito donde se almacena el gas suele colocarse dentro del
maletero, en el lugar habitual de la rueda de repuesto. Puedes consultar todas
las estaciones que dispensan GLP aquí: https://www.ircongas.com/donde‐
repostar‐autogas‐glp
¿Cómo funcionan?
En los vehículos producidos originalmente para utilizar gas natural, éste es el
combustible prioritario. El coche funciona por defecto con gas hasta que éste se
termina, momento en que pasa al otro combustible de forma automática sin
intervención del conductor.
7.1. ¿Puedo transformar mi vehículo para que funcione con gas?
Lo más habitual hasta ahora ha sido hacerlo en los vehículos de gasolina, siempre que
fueran de inyección indirecta y posteriores al año 2001. Sin embargo, en los últimos
tiempos también es posible en los de gasoil, como demuestran las primeras
furgonetas de reparto transformadas de combustible diésel a GNC e integradas
recientemente en flotas de diversas empresas de distribución. Se trata de una
operativa pionera en España que permite reducir el coste en combustible y las
emisiones de CO2, NOx y partículas.
Un vehículo de gasolina en origen que se pretende transformar debe ser sometido al
estudio de un taller autorizado, que determinará la viabilidad de la operación de
acuerdo con su ficha técnica. Una vez se instala el kit homologado, el usuario del
vehículo puede elegir qué combustible utilizar, aunque nunca puede usar ambos a la
vez. Si elige gas natural, el coche puede funcionar con él hasta que se termina,
momento en que pasa al otro combustible de forma automática.
Ventajas
‐ Son menos contaminantes que los vehículos convencionales.
‐ Algunos ayuntamientos les conceden un 75% de descuento en el IVTM.
‐ Disponen de incentivos a la compra como los incluidos en el reciente Plan
Movalt.
‐ Son vehículos ECO, con las consiguientes ventajas que ello representa en
zonas de aparcamiento regulado, carriles VAO y centro de las ciudades.
‐ Precio más bajo del gas con respecto a la gasolina y el gasóleo (un 40%
aproximadamente), lo que permite una rápida amortización del sobreprecio,
si lo hay, o de la transformación del vehículo.
Inconvenientes
‐ Consumo ligeramente superior y repostaje algo más lento en el caso del GLP
‐ Pérdida de capacidad del maletero.
‐ Infraestructura de repostaje aún por mejorar.
RECUERDA
Los vehículos impulsados por gas son aquellos bien desarrollados específicamente,
bien transformados para moverse gracias a gas licuado del petróleo (GLP) o gas
natural (GNC). Destacan por su bajo nivel de emisiones en ciudad y por su autonomía
en carretera. Tanto los vehículos de gasolina como (ahora también) diésel en origen
pueden transformarse, con excepciones debidas a su antigüedad y a su nivel de
emisiones anterior, y escalar así una categoría dentro de la clasificación ambiental de
la DGT.
8.1. Biocombustibles
Son combustibles de origen renovable obtenidos a partir de biomasa de origen
vegetal, animal o residual, si bien tras su obtención se pueden realizar diversas
transformaciones que mejoran sus propiedades como combustible para motores.
Cabe distinguir entre:
‐Biocombustibles gaseosos, como el biogás, obtenido de la fermentación anaeróbica
de residuos vegetales, animales o urbanos, o aguas residuales, y que se puede
emplear como combustible en motores de gasolina. Su composición irregular se
puede mejorar incrementando su contenido en metano y eliminando impurezas, lo
que da lugar al biometano.
Si el contenido de los biocombustibles fuera totalmente renovable, el CO2 producido
en la combustión no contaría como emisión neta o directa. Sin embargo, la parte no
renovable de la composición del biocombustible o la energía necesaria para su
procesado generan unas ciertas emisiones que deben computarse.
8.2. Combustibles sintéticos
Son aquellos que capturan el CO2 durante el proceso de fabricación para
transformarlo en materia prima a partir de la cual se puede producir gasolina, gasóleo
o un sustituto del gas natural con ayuda de electricidad procedente de fuentes
renovables. Se obtienen mezclando hidrógeno, extraído del agua, con carbono
captado del aire mediante filtros o reciclado de procesos industriales. Al capturar
CO2, se los considera neutros en carbono.
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