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V . RUIZ A G U I L E R A .

L A A R C A D I A MOI)ftRN A
ÉGLOGAS K IDILIOS iü-.U.ISTAS

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MADRID:

ilr YílIviTilr. limii. ll


LA ARCADIA MODERNA.
LA ARCADIA MODERNA,
COLECCIÓN

DE ÉGLOGAS É IDILIOS REALISTAS

Y DE EPIGRAMAS

DE D. VENTURA RUIZ AGUILERA. .

MADRID:
IMPRENTA DE ROJAS Y COMPAÑÍA,
calle de Yalverde, núni- 16-

1867.
Esta obra es propiedad del autor, quien
se reserva todos los derechos, esperando
que le serán respetados más que en otras
ocasiones, con motivo de algunos traba-
ios suyos, por los que á sabiendas tienen
la mala costumbre de faltar á la ley.
L A ARCADIA MODERNA.

La poesía bucólica ó pastoril, á que pertene-


cen la égloga y el idilio, presentada por la an-
tigüedad , por el Renacimiento y por la Edad
moderna, en alguno de sus períodos, como es-
presion artística de la vida del campo constan-
temente serena, apacible y feliz en aquellos
cuadros, formando contraste con la de las ciu-
dades, siempre en los mismos agitada y do-
lorosa, existe aun en la literatura de nuestros
dias, si bien con las modificaciones en su esen-
cia y en su forma correspondientes á las que
han ido esperimentando el modo de ser de los
pueblos en general, las costumbres rurales en
particular, y hasta el aspecto físico de la Na-
turaleza en que aquella poesía se inspiraba.
— VI —

El silencio de la soledad campestre es hoy


turbado por el silbido y el atronador resuello de
la locomotora : el barreno hace temblar y der-
riba montañas con la esplosion de un terremoto
para abrir paso al monstruo: la máquina, agente
poderoso y complicado de la civilización, ocupa
el lugar d«l hombre, y destierra de la choza y
de la aldea los sencillos instrumentos agrícolas
de nuestros antepasados ; y hay naciones en
que el violin, el arpa, el clarinete y aun mú-
sicas enteras (1) todo lo inundan, relegando
desdeñosamente al olvido el rabel y la zampo-
na : la población de la ciudad invade la aldea,
aunque temporalmente, por temor al fastidio,
y> casi siempre obedeciendo unas veces á la
moda, otras á prescripciones higiénicas ó te-
rapéuticas ; y en virtud de una especie de re-
flujo, la población de la aldea invade la ciudad,
sirena que la atrae de un modo irresistible, y
que á menudo es elejida como punto de resi-
dencia fija; y en este movimiento vertiginoso,

(1) Con respecto á España debe citarse á Cataluña, en


donde hasta en las aldeas las sociedades corales, con sus
músicas, comprueban este aserto. (N. del A.)
— VII —

en esta fiebre espansiva, en esta visible y recí-


proca fusión (á que en primer término, quizá,
contribuyen la baratura y la rapidez de las co-
municaciones), vánse borrando de la ciudad y
de la aldea los rasgos verdaderos y aun los
convencionales característicos, la fisonomía in-
dividual que las diferenciaba en otros tiempos.
¿ Q u é p a 8 t o r , qué campesino contemporáneo
oye la voz de las divinidades con que la mito-
logía clásica pobló el encantado retiro de los
bosques y de las aguas , siendo cada una de
ellas la poética personificación de un objeto
real ó de una idea abstracta? Las dríadas y
liamadriadas, las potámides y meliadas, las
nereidas y napeas, discurren por la cima del
Parnaso como sombras de un mundo muerto, á
las que el actual, que presume de piadoso, no
dejará de conceder sepultura para in eternum.
Fuentes que antaño se hallaban, según los
poetas, bajo la custodia tutelar de amables y
graciosas ninfas, y que eran del dominio común
(porque, como Cervantes dice, no habia tuyo
ni mió) pertenecen boy al dominio privado, ga-
rantido con títulos de propiedad, de redacción
prosaica y curialesca, y el dueño confia su
VIII —

guarda, ya á un gañan de aspecto feroz y ás-


pero trato, provisto de escopeta, capaz de cual-
quier desaguisado , ya á un mastín con carlan-
ca , pronto á lanzarse al que , sin permiso com-
petente, pretenda invadir la finca en que el mur-
mullo del agua y la vid cargada de racimos
despierten sus apetitos. Pan no toca ya la flauta
adornaba de primorosas y prolijas labores, cuyo
sonido ablandaba los duros peñascos ; y por lo
que respecta al pellico pastoril y al proverbial
cayado, lleno de curiosos dibujos hechos por
hábil m i m o , en muchas partes han tenido que
ceder á la cachiporra tosca de vulgar encina, y
á la chaqueta con que también cubre su cuerpo
el artesano de los grandes centros.
Acabáronse los dias del Cantar de los can-
tares ,
Mi alma se lia empleado
T todo mi caudal en su servicio:
Ta no guardo ganado,
Ni tengo ya otro oficio,
Que ya sólo en amar es mi ejercicio (1);

y aquellos otros en que las selvas resonaban

(1) San Juan de la Cruz. La noche escura.


— IX —

con el acento del cisne de Mantua, cuyo eco


ha llegado á nosotros y ha de trasmitirse á la
más rtmota posteridad :

Ipse le, Tityre, pintis,


Ipsi te fonles, ipsa liceo arbusta vocabant (1).
¡Olí Tityro, los pinos,
estas fuentes y arbustos te llamaban !

Pasó la Edad de oro y vivimos en una en


que precisamente, si no todo, mucho anda al
revés que en la antigua.
¿ Carecerá, por ventura, del sentimiento de
la Naturaleza nuestro siglo?... No por cierto,
si bien es innegable que la influencia del culto
grosero que las generaciones actuales rinden á
la materia, se refleja, como no podia menos de
suceder, en el arte y en la literatura, salvas las
escepciones que deben hacerse en favor de al-
gunos espíritus privilegiados, en cuyas obras
resplandece el ideal de la Naturaleza compren-
dida bajo un nuevo y superior concepto al que
se notaba en la antigua bucólica, modelo (sobre
todo en la parte descriptiva) y con mayor moti-

(1) Virgilio. Égloga I.


— X —

vo en la pseudo-clásica, la cual nunca ha res-


pondido á las verdaderas interpretaciones que
el arte exije, y aun se entretiene lastimosamente
en reproducir á Virgilio , esto es, la mecánica
y servil imitación esterior de Virgilio. En una
palabra, la verdadera poesía campestre moder-
na ha hallado, sobre la perfección esterna en que
los clásicos sobresalieron , profundos y más
ricos tesoros ; ha hallado el alma, por decirlo
así, de la Naturaleza, que no es ya para el
verdadero poeta un simple teatro de la activi-
dad humana, sino un mundo entero, vivo y
animado, real y sustancial.
El poeta recibe con gratitud la herencia sa-
grada, el patrimonio que las edades que pasa-
ron han ido acumulando durante su curso ; por
eso, cuando todos los hombres callan, él les
consagra recuerdos melancólicos en la epopeya
y en la elegía; pero el poeta, ahora como siem-
pre, se inspira, además de los sentimientos
personales, en los sentimientos, en las ideas,
en las costumbres y en los intereses generosos
de su época, y heraldo del porvenir, marcha
delante de la columna de fuego que alumbra el
camino de la humanidad.
— XI —

Dicen algunos críticos, y es digno de notarse,


que se lia observado constantemente el fenóme-
no de que los más célebres poetas bucólicos han
aparecido en épocas de gran cultura de las na-
ciones en que florecieron ; y que en su conse-
cuencia, los progresos de la civilización no son
motivo suficiente para desterrar de la literatu-
ra el género pastoril, aludiendo sin duda al
clasico-mitológico. Mosco, Bion, Teócrito y
Virgilio, entre los antiguos; el arcipreste de
Hita, Garcilaso, Juan de la Encina, Guarini,
el Tasso, Balbuena, G-essner y Melendez en
siglos posteriores, pueden servir de e^ ampio; y
sin embargo, basta citar estos nombres para
destruir las bases de aquella observación, cuya
exactitud más que real, es aparente. En las
églogas de Virgilio (la gran voz de la musa
latina), modelos de elegancia y de arte, hay ya
menos candor, menos sencillez, menos abandono
que en el Cantar de los cantares, incomparable
égloga Hala, Biblia cristiana, y queenlabucólica
griega, composiciones más inmediatas que aque-
llas á las edades primitivas. Compárese á Garci-
laso y á Balbuena con Guarini, con Gessner y
con Melendez, y se obtendrá idéntico resultado.
— xn—
Pero si la poesía bucólica greco-latina ha
muerto (¡Dios la perdone!) , ó mejor dicho, está
á punto de morir, por más que el galvanismo
aplicado á la moribunda por algunos versifica-
dores simule los fenómenos de la salud y de la
vida, la poesía de la Naturaleza, la poesía del
campo, es eterna é inagotable en sí misma, y
sólo pide hoy , según he manifestado, nuevas
y superiores interpretaciones. Lo que pasa , lo
que se agota , son las maneras de concebirla y
sentirla, y así vemos suceder á los que en su
época la concibieron y la sintieron mejor, los
Schiller, los G-oethe y los Uhland, en Alema-
nia; los Southey y los Burns, en el Eeino-Unido
déla Gran Bretaña; Leopardi, en Italia; Vigny,
en Francia , etc. ¿Quién lee ya á los modernos
representantes de la bucólica clasicista? ¿Qué
interés inspiran los idilios de Martínez de la
Eosa hoy, esto es, cuando su tumba apenas
acaba de cerrarse? ¿Cómo pudo Melendez, cuyo
Batilo tantas bellezas tiene, componer, sin vio-
lentarse ni conocer lo fútil del asunto, vein-
tiocho odas á la palomita de Filis? ¿A quién
no aflijen las simples anacreónticas de Lista,
ilustres varones todos ellos, dignos, por otros
— XIII —

títulos y producciones poéticas, de alto re-


nombre? ¡Qué palidez, qué melosidad, qué
empalagosa y afeminada ficción de sentimien-
tos ! ¡ Qué idea tan errónea de los afectos no
ha echado de ver la crítica racional de nuestros
dias, en muchas obras artificiales que por mo-
numentos de gloriase estimaban!
En general, la bucólica del siglo xvni y co-
mienzo del presente, era falsa, ridicula y pueril:
el romanticismo vino á darle el golpe de gracia
con su piqueta revolucionaria. Sin embargo,
posteriormente, y concretándonos á España, se
ha pretendido resucitarla , suprimiendo los
nombres y el guardaropa clásico-mitológicos y
bautizando á las Amarilis y Amintas, á los Sa-
lidos y Nemorosos, de origen pagano, con
nombres más católicos, digámoslo así: las An-
tonias y las Marujas, los Bartolos y los Pepes,
las Kobustianas y los Toribios, habitantes del
campo, y según es de suponer, llenos de una
virginidad , de una inocencia, de una terneza y
de una dulzura que no se observan todos los
dias en tiempos tan lejanos de los patriarcales
como los que corren , danzan en los romances,
si no al s o n de zamponas y rabeles, al s o n de los
— XIV —

instrumentos ya mencionados ; y vestidos, por


más señas, con faldas de percal y pantalón
de paño.
A esta bucólica, pues, casi tan falsa como la
que salió del Eenacimiento, opongo yo el rea-
lismo de mis cuadros, contraste que hará ver
lo descaminados que andan y distantes de la
verdad real y aun de la artística, los que, por
no caer en el prosaísmo, dan en otro más
censurable estremo, si cabe.
Ya la bucólica de que se trata fué, en compo-
siciones sueltas y sin lazo común que las uniese,
ridiculizada, hallándose en todo su auge, por
algunos ingenios, aunque no con la energía
correspondiente á lo que el interés del arte re-
clamaba. Conocido es el soneto de Bances Can-
damo á la Vida pastoril; pero no resisto á la
tentación de trasladarlo aquí, siquiera para au-
torizar en el ánimo de los que lo ignoren, las
palabras con que la voy juzgando.
Dice así:

Gana me dio, leyendo las estrenas


Cosas que los poetas noveleros
Cuentan de los pastores y cabreros,
De habitar en sus rústicas cabanas.
Pero llegando ayer á estas montañas,
Ajos les TÍ comer, y no pucheros,
Y apenas contra vientos y aguaceros
Eran su abrigo techos de espadañas.
Vflos con una eterna vigilancia,
No les oí canción, en mi conciencia,
A quien la flauta hiciese consonancia.
"¿Esto,—dije,—es vivir con conveniencia?"
¡Ay, amigo Fileno! Gran distancia
Hay desde la ilusión á la esperiencia-

liase querido también hacer didáctico este


género de poesía. Si alguna vez la teoría del
arte por el arte pudo legitimar la intransigen-
cia de sus principios, fué cuando ofreció á la
admiración de la crítica los encantadores mo-
delos que Grecia y Roma nos habían legado.
Efectivamente, en aquellas obras maestras
ningún fin de utilidad práctica para la vida se
descubre: realizar la belleza; hé aquí el pro-
pósito casi f-sclusivo y constante de los poetas
de entonces. Cuando querían enfefiar y correjir
más directamente, apelaban al apólogo, á la
epístola y á la sátira, prestando inteligencia,
moralidad y palabra á cuantos seres y objetes
pueblan el universo. Hoy es mayor el abuso:
hasta en la poesía á que me refiero , y en los
— XVI —

géneros afines, todos los reinos de la Natura-


leza , aun el mineral, filosofizan, y no por es-
oepcion , no por milagro, sino por sistema y
por costumbre, y con tal profundidad y elo-
cuencia, que no es necesario concurrir alas aulas
para graduarse de doctor en las distintas facul-
tades que se conocen.
La poesía lírica , que es de todos los géneros
el más desinteresado, puede y debe enseñar,
enseña de seguro ; pero de otro modo, y huyen-
do de las pretensiones y de las formas didácti-
cas, porque es, como si dijéramos, espejo de
lo bello, porque lo bello educa y es educador
por sí mismo; 1.°, para la fantasía y el senti-
miento ; 2.° y mediante éstos , para el espíritu
en su totalidad: en fin, porque en el arte la be-
lleza de las entidades por él creadas, supone
implícitamente los nobles atributos que la razón
descubre en una criatura real perfecta.
La hermosura , el silencio, la quietud, la so-
ledad del campo , en una palabra, el espectácu-
lo de la Naturaleza, ha sido, es y será siempre
motivo de inspiraciones sublimes; pero el actor,
la figura infeliz y las formas de la bucólica neo •
pagana, que es la que combato, desaparecerán
— XVII —

completamente de la escena , quedando lo


eterno, es decir, el fondo, el paisaje, el templo,
en el cual podrá el poeta dirijir al cielo su ora-
ción , el himno revelador de los esplendores y
maravillas visibles de la vida universal, que
asimismo palpita bajo el manto de nieve , de
rocas ó de flores con que la Naturaleza se cubre.
Veamos cómo.
El poeta contempla, verhi graíia, una mon-
tana, que contiene en sí, con toda la hermo-
sura, todas las imperfecciones de lo temporal.
Reproducida en su espíritu la imagen de
fuera, y no satisfecho todavía con esta visión
mental, para esteriorizarla de un modo artístico
no la desnaturaliza, como equivocadamente se
ha hecho, creyendo aumentar sus atractivos,
sino que la despoja de los accidentes contrarios
á la belleza ideal, según él la siente, le infunde
parte de su propio ser, espresando las relacio-
nes del estado de su alma en aquel momento
con los fenómenos esteriores del mundo mate-
rial y con los que ha descubierto en su seno
misterioso ; y la imagen, producto de esta ope-
ración del espíritu, entra desde luego en el
mundo del arte como una realidad depurada.
2
— XVIII —

Cuando hay repugnancia ó antinomia entre


el ideal del poeta y el objeto sometido á su con-
templación fantástica, el arte la formula por
medio de esas protestas que en las artes plásti-
cas llamamos, por ejemplo , caricaturas y en la
poesía sátiras, composiciones cómicas, etc.
Hé ahí, pues, el origen del humor ó del hu-
morismo, nombre que, según he dicho en otra
parte (1) , bajo un sentido general abarca las
infinitas oposiciones que reinan entre el ideal
subjetivo del artista y la realidad objetiva (2)
en que vive, espresando constantemente esta
última; pei-o con sujeción á la ley esencial, in-
terna, propia de las cosas, imperfectamente
realizada por éstas en el tiempo.

(1) Prólogo á la colección de algunas de mis poesías es-


cojidas, titulada INSPIRACIONES. (¡V. del A.)
(2) Al usar estas palabras, yo, que aborrezco todo
alarde intempestivo de erudición, y que procuro huir de
cuanto se le asemeje, declaro que lo hago porque con ellas
se evitan muchas perífrasis fastidiosas , y porque es ya
hasta una vergüenza que en nuestra patria las ignoren, y
si las comprenden, que las ridiculicen personas que no
carecen de ilustración. La estética, no me cansaré de
repetirlo, es boyuna ciencia con su lenguaje propio, ni
— XIX —

Dedúcese de lo expuesto, que no lia de en-


tenderse, ni por asomo, escluida de la litera-
tura la poesía de la Naturaleza; que en nuestros
dias existen cuadros de felicidad en el seno de
los montes y de los valles; que el campo ofrece
y ofrecerá siempre poderosos encantos (sin que
se entienda que yo le dé preferencia sobre las
ciudades), y que en sus habitantes pueden ha-
llarse agrado, ingenuidad, dulzura en el trato
y pureza de costumbres ; pero de esto á presen-
tarlos como únicos y esclusivos partícipes de
tan preciosos dones y de una bienaventuranza
eterna (tan rara desgraciadamente en toda
clase de personas, y acaso más que en nin-
guna, en los pobres que se dedican á las rudas
faenas agrícolas y á la guarda de los gaña-
nías ni menos que la botánica, la química, la astrono-
mía, la medicina, la jurisprudencia, etc. i Qué más?
Hasta las artes mecánicas tienen su tecnicismo especial; y
sin embargo, á nadie le ha ocurrido censurar, sobretodo
no abusando, al zapatero, al carpintero y ala costurera
que nos hablan respectivamente de la clieira, del berbiquí
y de las bastillas. Al que ridiculice la estética por igno-

rancia , debe aconsejársele uu remedio; que estudie: al


que la ridiculice por malicia, debe compadecérsele.
(N.dclA.)
— XX —

dos) , fundando sobre los frágiles y vanos ci-


mientos de una teoría convencional todo un
sistema de literatura, existe inmensa distancia.
Donde no hay verdad, no hay poesía. El que
quiera formarse una idea de cómo la bucólica
sencilla y espontánea de la antigüedad ha lle-
gado á nosotros, lea á los poetas franceses del
tiempo de Luis X I V , fije los ojos en las nove-
las de Florian, contemple ciertas estampas y
países de abanico iluminados, que representan
escenas pastoriles, y la risa asomará á sus
labios. ¡Qué Naturaleza aquella tan emperejila-
da , tan simétrica, tan uniforme! ¡ Y qué acto-
res los de aquellos cuadros! Cielos sembrados
de colores rabiosos; plantas y árboles trasquila-
dos por la tijera del jardinero; zagalas discre-
tísimas, con sombreritos de paja de Italia, largos
bucles y faldas de bailarinas de la Opera, llenas
de colorete, de cintas, de lazos y de encajes;
pastores declarándolas su atrevido pensamiento
ó tomándose ciertas libertades un tanto peca-
minosas, ataviados de casaquilla, chupa, calzón
corto, peluca empolvada como si saliesen de
manos de un artista en cabellos (que dicen al-
gunos), media de seda y escarpines : palabras,
— XXI —

gestos y actitudes teatrales... Hé ahí, con leves


variantes, según los pueblos, el carácter y la
espresion del género de que se trata.
Fáltame ahora esplicar el título déla presen-
te obra. Dicen los historiadores, refiriéndose á
la Arcadia, «que en los frescos valles del Ladon,
del Enmanto y del Alfeo, y en el delicioso do
Megalópolis, habitaba un pueblo, pastor y
agrícola á un tiempo, y aficionado á la música,
raza de costumbres dulces, que conservaba algo
del carácter pelásgico que no se encontraba ya
en las ciudades; y que á aquel pueblo deben
referirse las tiernas imágenes de la vida pasto-
ril que de él tomaron los poetas antiguos.»
La Academia de los Arcades, fundada en
Roma á fines del siglo x v n , en la que cada
uno de sus miembros se distingue con un nom-
bre raro, y estrambótico á veces, no ha tenido
principalmente otro objeto que conservar la
afición á esta bucólica de doublé, cultivada
asimismo en España por Meleudez, Lista, Jo-
vellanos y otros, llamándose respectivamente
Butilo, Anfriso, Jovino, etc.
Usada en poesía la palabra idilio como sinó-
nima de cuadro de la vida pastoril, en el con-
— XXII —

cepto de vida sosegada y dichosa, el lenguaje


común la usa también hoy con frecuencia, por
estension, punto menos que como sinónima de
ideal realizado, y aun suele localizarse en las
grandes poblaciones el paisaje, bajo la forma
de cuatro paredes sucias, desmanteladas y frias,
con un camaranchón desvencijado y sin una
mala silla en que sentarse. En Los Miserables
de Víctor Hugo hay un capítulo con este epí-
grafe : El idilio de... no recuerdo qué calle. La
escena de este idilio... urbano, pasa en París.
¡ Figúrense mis lectores qué pastorcitos habrá
en la capital del mundo civilizado, según llaman
nuestros vecinos ultrapirenaicos á la populosa
villa, cuyos jardines son Mábille y el Chateau
des Fleurs! Pues bien : el idilio, el ideal con-
temporáneo de muchos, es la realización de los
goces sensuales, y este es el idilio, este el ideal
cuya pintura he tratado de bosquejar á la ma-
nera realista y estilo humorístico, en la pre-
sente obra.

1867. - V . E. AGUILERA.
IDILIOS Y ÉGLOGAS.
OTRA E D A D DE ORO-
(IDILIO SOCIAL.)

¡ C u á n t o cisne c a n o r o ,
empuñando rabel ó g u i t a r r i l l o ,
n o c e l e b r ó la edad q u e llaman de o r o ,
oro m u c h o m e j o r que el amarillo!
T e n g o y o , sin e m b a r g o , la sospecha
de q u e esa edad es c u e n t o
de la cruz á la f e c h a ;
i n v e n c i ó n peregrina
q u e vino p r o p a g a n d o
tras de la musa g r i e g a la l a t i n a ,
— 26 —

y c o m p i t i e n d o c o n latina y g r i e g a
el Fénix español, L o p e de V e g a ,
sin contar q u e también p a g ó su escote
el q u e al m u n d o a s o m b r ó c o n el Quijote.
M a s , a u n q u e h a y a existido
y á m u c h o s les dé g r i m a
no haberla c o n o c i d o ,
yo d i g o : « N a d i e g i m a ,
«pues de esa dulce e d a d , e d a d - c o n f i t e ,
»la s e g u n d a edición h o y se repite.))
¿ Q u i é n m e da u n a b a n d u r r i a , u n a v i h u e l a ,
y si n o , u n t a m b o r i l ? . . . E s t o y rabiando
p o r cantaros al par las dos e d a d e s ,
en t o n o así..., entre réquiem y zarzuela,
u n paralelo entre las dos f o r m a n d o ;
si b i e n t o d o atestigua
q u e es m e j o r la m o d e r n a q u e la antigua.
Dicen q u e antiguamente
desnuda i b a la g e n t e ,
pues era la inocencia
de Yista corta y de feroz conciencia:
-27 —

h o y , en el mes de J u l i o , p o r q u e s u d a ,
y en D i c i e m b r e , tal \ Q Z p o r q u e t i r i t a ,
sale medio desnuda
á lucirse la hermosa M a r i q u i t a ;
y los tiernos donceles
q u e la persiguen fieles
sin q u e el p u d o r los v e n z a ,
andan también desnudos de v e r g ü e n z a .
E n esta mascarada
la V e r d a d solamente v a t a p a d a ,
p u e s ni en el siglo q u e corriendo v a m o s ,
n i t a m p o c o en los siglos venideros
se v i o , ni se verá jamás en c u e r o s :
¿ d i j e en c u e r o s ? ¡ q u é risa!
V e r l a u n a v e z quisiera y o , en camisa.
A l l á en la edad primera
fué todo primavera;
n o h u b o o t o ñ o , ni e s t í o ;
nadie las uñas se c h u p ó de frió.
E n la presente e d a d , A b r i l eterno
es el rostro de m u c h a s
— 28 —
ciudadanas m a c h u c h a s
q u e de la v i d a están en el i n v i e r n o ,
y q u e a c u d e n , n o en b a l d e ,
á Santa F l o r de A r r o z , m o d e r n a s a n t a ,
pidiéndola el m i l a g r o q u e o b r ó en tanta
c o n San C a r m i n y el b u e n San A l b a y a l d e .
O t r a s , damas g e n t i l e s ,
dándose t o d o el año
de V e n u s c o n el p a ñ o ,
conservan siempre frescos sus A b r i l e s ;
y la q u e largas c u e n t a
navidades c u a r e n t a ,
dando hacia atrás u n b r i n c o ,
se planta en v e i n t i c i n c o ,
y de allí n o la a r r a n c a , ni á c a c h e t e s ,
el c u e r p o de civiles y corchetes.
E l h o m b r e de p e s e t a s , e g o í s t a ,
y el candido optimista
( q u e en dulce calma y b e a t i t u d r e p o s a ,
y a u n q u e el m u n d o r e v i e n t e ,
dice q u e el m u n d o va p e r f e c t a m e n t e ) ,
— 29 —

todo lo encuentran de c o l o r de r o s a ,
color c o n q u e , m o s t r a n d o gusto y c e l o ,
pinta M a y o la tierra y pinta el cielo.
L a tierra era de t o d o s :
limpio de sabandijas
el c a m p o e n t o n c e s , c o n señales fijas
é irresistibles m o d o s ,
q u e obligaran á u n b r u t o ,
b r i n d a b a al transeúnte r i c o f r u t o .
A q u í , un tronco l o z a n o ,
doblándose d e c i a : « C h i c o , t o m a ,
»ó te r o m p o el testuz c o n una poma.»
(ADVERTENCIA: la. poma, en castellano ,
es el fruto sabroso del m a n z a n o ) .
A l l á , chorros de v i n o
b r o t a b a n de las c e p a s , ciento á c i e n t o ,
á orillas del c a m i n o ;
y si falto de aliento
l l e g a b a un p e r e g r i n o ,
c o m o era el licor gratis,
y , á m á s , n o se estilase decir satis,
— 30 —
q u é p a l e ó n o le q u e p a ,
u n cuartillo tras otro se b e b i a
de j a r a b e de c e p a ,
sin faltar al d e c o r o ;
l u e g o , á v e c e s , solia
p e r n o c t a r entre P i n t o y V a l d e m o r o .
N a d i e lo ha visto en l á p i d a s , ni b r o n c e s ,
pero t o d o repito que era e n t o n c e s
c o m ú n : el c a m p o , el r i o ,
el m o n t e , la l l a n u r a ,
la c a z a , la v e r d u r a ;
j a m á s se c o n o c i ó tuyo n i mió;
bien que ogaño t a m p o c o ,
pues lo t u y o y lo m i ó , entre c o n s u m o s ,
el subsidio i n d u s t r i a l , q u e es otro c o c o ,
el c a s e r o , q u e gasta b u e n o s h u m o s ,
la m o z a q u e nos s i r v e , mal p e c a d o ,
y c o m p r a en el m e r c a d o ,
y el perillán q u e v e n d e
y c o n ella se e n t i e n d e ,
practican u n c o m p l e t o c o m u n i s m o ;
— 34 —
m e j o r n o lo soñaba F o u r r i e r mismo.
C o n el l o b o la o v e j a
f o r m a b a antaño fraternal pareja ;
palomas y milanos
parecían h e r m a n o s ;
toda garra y colmillo se e s c o n d í a ,
y a fuera diplomacia ó c o r t e s í a ,
c o m o esconde sus uñas u n tunante
b a j o la piel hipócrita del g u a n t e .
H o y también son ejemplo del c o n s o r c i o
q u e débilmente p i n t o ,
diversos animales
en costumbres é instinto ;
y aun algunos iguales
en instinto y c o s t u m b r e s ,
q u e pudieran causarse p e s a d u m b r e s
( y hasta en furiosa lid q u e d a r d i f u n t o s ) ,
suelo encontrarlos j u n t o s ,
y hacen que aquel proverbio aquí recuerde,
de que u n l o b o á otro l o b o n o le m u e r d e .

E n t o n c e s en el viento
la flauta pastoril sonó á m e n u d o ,
c o n tal p r i m o r , q u e d u d o
q u e le p u e d a igualar la de Sarmiento.
E n coro a c o m p a ñ a r o n á las flautas
c o n v o c e s tiples y c o n tonos g r a v e s
los grillos y las aves
juguetonas é incautas,
y los zagales y m o z u e l a s rubias
sembrando c o l e s , nísperos y alubias.
A h o r a suena el c a ñ ó n , y el clarín suena;
¡ t o d o es sonar! Sollozos y alaridos
s u b e n , s u b e n , y suben á la escena
desde los antros l ó b r e g o s , perdidos
de nuestra sociedad en lo más h o n d o ;
infierno t e r r e n a l , en d o n d e g i m e n
miseria y e s p l e n d o r , v i r t u d y crimen.
Y suenan—otro sí—cuervos y grullas,
y gansos r o n c o s , y parleras r a n a s ,
en figuras h u m a n a s ,
subiéndose á la cima del P a r n a s o
d o n d e cantaron L o p e y Garcilaso.
— 33 —
A n t e s en el P a r n a s o g r a n cosecha
c o g í a s e de g l o r i a ,
y la ambición q u e d a b a s a t i s f e c h a ,
si n o m i e n t e la historia.
A m u c h o s les parece
q u e de entonces acá m e d i a u n a b i s m o ,
p e r o h o y pasa tres cuartos de lo m i s m o ;
sólo q u e , á más de g l o r i a , y a los vates
( a l u d o á los q u e siembran disparates
y alfalfa para el p ú b l i c o i n o c e n t e )
r e c o g e n , aclamados por la g e n t e ,
botas, chalecos, guantes, pantalones,
v i n o , m u e b l e s , perdices y j a m o n e s ,
y a en papel de c o l o r , p a p e l - m o n e d a ,
y a en la forma y metal de la q u e r u e d a :
en tanto, el q u e arrojó sana semilla
a y u n a en su b u h a r d i l l a ,
si es que n o se mantiene de a m a r g u r a s :
y el q u e siembra la l u z , se q u e d a á oscuras.
Sin red y sin anzuelos
el mar daba p e s c a d o en e s c a b e c h e ;
3
— 34-

corrian a r r o y u e l o s
de almíbar y de l e c h e .
E n nuestro s i g l o , arroyos
c o r r e n de i m p u r o c i e n o , sangre y l l a n t o ,
c o n tantísimo sapo y t r u c h a t a n t o ,
q u e , en v e z de apellidarlo de las luces
( p u e s , en v e r d a d , h a y m u c h a s ) ,
llamarse debe siglo de los truchas.
P o s t r á b a s e el león al pié del h o m b r e ;
el t i g r e , el c o c o d r i l o , y la pantera
c o n v e r t i d a en c o r d e r a ,
lamíanle la m a n o ,
sumisos arrastrándose á sus plantas
sin llevar intenciones p o c o santas.
P o s t r a d o s ahora v e o
al artista y al sabio ante u n idiota
q u e debiera c o m e r paja y b e l l o t a ,
y á q u i e n la suerte encaramó á la c u m b r e
de d o n d e el m a n á l l u e v e
q u e a q u í t o d o b r i b ó n ó necio b e b e .
M i r o , a s o m b r a d o , al escritor lamiendo
— 3o —

los pies de q u i e n , el Christus n o sabiendo,


á sus caprichos l o esclaviza y f a l l o s ;
las l e y e s á los pies de los c a b a l l o s ,
y la fé y el h o n o r , rotas las a l a s ,
por el suelo en m e r c a d o s y antesalas.
M i l cosas p r o d u c í a
la tierra por sí sola ;
á nadie trabajar se le o c u r r í a ;
t o d o el m u n d o se echaba á la b a r t o l a ,
pues el q u e más h a c i a ,
n o hacia m á s , sobre t o d o en las E s p a ñ a s ,
q u e extasiado mirar las musarañas.
N a d a la edad presente
á la primera edad envidia en e s o ;
el q u e t r a b a j a , a y u n a y pierde el s e s o ;
el que n ó , c o m e y vive alegremente.
N o se usaban ladrones
en c a m i n o s , en m a r , ni en p o b l a c i o n e s ,
limpios de ellos niejor q u e c o n e s c o b a :
t a m p o c o ahora se r o b a ;
ahora se hacen negocios,
— 36 —

para o c u p a r los o c i o s ;
ó usando otro l e n g u a j e más a m e n o ,
se administra lo ajeno.
¡ D i c h o s a edad aquella,
en q u e el h o m b r e v i v i a
c o n su m e d i a n a r a n j a , h o r r i b l e ó b e l l a ,
y a so el techo de g r u t a h o n d a y s o m b r í a ,
y a v a g a n d o p o r valles y montañas
de t e m p l e tibio y de v e r d o r e t e r n o ,
sin c h o z a s , ni c a b a n a s ,
ni l e y e s , ni g o b i e r n o !
¡ G o b i e r n o !... ¿ p a r a q u é ? ¿ P a r a q u é l e y e s ,
si eran los h o m b r e s mansos c o m o b u e y e s ,
y a u n de ellos el de c ó l e r a más fina
i n c a p a z de hacer daño á u n a g a l l i n a ? . . .
¡ P e r o envidiable e d a d , edad d i c h o s a ,
la e d a d en q u e v i v i m o s
los q u e c o n g r a n p l a c e r de ella escribimos!
¡ F e l i z ¡ oh t ú ! m i l v e c e s , sobre t o d o ,
d e s c e n d i e n t e del árabe y del g o d o ,
español e n v i d i a d o ,
— 37 —

á vivir sin g o b i e r n o a c o s t u m b r a d o ,
sin q u e p o r esto pierdas el consuelo
de engordar y e n g o r d a r c o m o t u a b u e l o !
¡ F e l i z , oh t ú . . . ! M a s y a m i c a n t o c e s a ,
canto q u e n o m e atrevo á llamar o d a ;
y supuesto q u e es m o d a
q u e seguir m e i n t e r e s a ,
me despido p o r h o y á la francesa.
1864.
PASTORES AL NATURAL ( 1 ) .

(ÉGLOGA AMATORIA CAMPESINA).

A I». Gregorio Cruzada "Vlllaaiiill.

L a r g o , flacucho, de c o l o r de m u e r t o ,
c h u p a d o de mofletes y a n g u l o s o ,
m u y p r ó d i g o de h o c i c o , á lo g o l o s o ,
nariz de a p a g a - l u z y pati-tuerto;
estaba u n tal M a m e r t o
( p a s t o r e n a m o r a d o hasta las cachas,

(1) Esta Égloga fué leída por mí en una de las recepciones


literarias del Sr. Cruzada Villaarnil. Hago esta indicación
para la mejor inteligencia del breve diálogo entre EL PÚBLICO y
Yo, que verá el curioso, si lo es tanto, que llega á leerlo.
(¡V. del A.)
— 40 —
p o r su mala v e n t u r a )
en árida llanura
u n caldero z a m p á n d o s e de g a c h a s ;
sin acordarse, a u n q u e el amor le s e c a ,
en el m o m e n t o a q u e l más de su n o v i a
( ¡ t a n t o el h a m b r e le a g o b i a ! )
q u e del q u e asó primero la m a n t e c a .
C o n postizos colores
n o m e atrevo á pintar á los pastores
c o m o se usaba c u a n d o D i o s q u e r í a ,
y c o m o quieren m u c h o s todavía:
á m í , q u e s o y cristiano,
católico-apostólico-romano,
jamás, por vida mia,
m e h a g u s t a d o m e n t i r , ni en poesía.
D e M a m e r t o no l e j o s , y sin s o m b r a ,
claros ríos, ni f u e n t e s ,
u n a tierra espigada, p o r alfombra,
r o y é n d o s e las uñas c o n los dientes
(tijeras naturales
q u e gratis nos dá el cielo á los mortales
— 41 —
otro pastor, C a n u t o ,
limpio, c o m o se v é , pero m u y b r u t o ,
de crecidas orejas,
bizco, panzudo, cbato,
con la cara r e d o n d a c o m o u n p l a t o ,
las ásperas g u e d e j a s
tendidas por la frente y los carrillos
cual espeso m a n o j o de cardillos,
miraba c ó m o el otro c o m p a ñ e r o
iba d e s o c u p a n d o su c a l d e r o ,
sin decirle siquiera ( ¡ c o s a estraña!):
«Arrímate y rebaña;»
q u i z á , quizá se temería el triste
q u e el b u e n C a n u t o lo dejase alpiste;
¡tanto p u e d e en los grandes c o r a z o n e s
el hacerse prudentes reflexiones!
L o s dos m a n c e b o s , p u e s , fieles amigos
c o m o el m o s q u i t o del v a p o r del m o s t o ,
g o z a b a n sin testigos
las dulzuras del sol E r a en A g o s t o
á la h o r a en q u e t u m b a d a s p a n z a arriba
— 42 —
sobre espinosos cardos y pizarras,
sueltan su v o z festiva
c o n entusiasmo d o b l e las chicharras:
n o siempre han de tener los ruiseñores
p r i v i l e g i o e x c l u s i v o de c a n t o r e s ,
q u e , aun en cuestión de arpegios,
repite el siglo: « ¡ A b a j o privilegios!»
F o r m a b a n el c o n c i e r t o v e s p e r t i n o
q u e á describir n o a t i n o ,
relinchos q u e i m i t a r a
el vate R a b a d á n si despertara;
chillones gavilanes d e s t a c a d o s
en pos de palominos a t o n t a d o s ;
el m o s c a r d ó n , q u e z u m b a m o n ó t o n o ,
sochantre de la b á r b a r a capilla:
y en más a g u d o t o n o ,
el cínife t a m b i é n de trompetilla,
q u e clara ampolla en nuestra piel l e v a n t a ;

y l u e g o v u e l a , y la v i c t o r i a canta.
L o s idilistas b u f a r á n de tedio
c u a n d o les d i g a , y f u e r z a m e es d e c i r l o ,
- 4 3 -

q u e allí n o se e n c o n t r a b a u n solo mirlo ;

ni u n solo colorin para u n remedio.


L a frescura del c a m p o deleitosa
(treinta grados mas c i n c o sobre c e r o )
convidaba con goce verdadero
á la turba de moscas p e g a j o s a ,
q u e desde lejos olfateaba el b u l t o
de u n j a m e l g o insepulto
quizá p o r q u e p a c i ó (¡tiempos fatales!)
en pradera de bienes nacionales.
C a b i z b a j o s enmedio á la c a m p i ñ a ,
c u e r p o á c u e r p o arrimado
para evitar sin d u d a u n resfriado,
allí el c o r d e r o lleno de m o r r i ñ a ;
la o v e j a allí, c u y o v e l l ó n se p e l a ,
y q u e , sin alas, al sepulcro vuela;
el cabritillo tísico; la floja
madre enfermiza, derrengada y c o j a ;
los dos hatos, en ím, en q u e dilata
su dominio la t e r c a garrapata,
amenizaban tanto el c u a d r o b e l l o . . . . .
— 44 —

q u e n o h a y n e c e s i d a d de e n c a r e c e l l o .
R o s a s , lirios, j a z m i n e s y c l a v e l e s ,
dalias, c é s p e d e s , nardos y m o s q u e t a s ,
geranios, mirabeles,
j a c i n t o s y violetas
( d e q u e h a c e n g r a n acopio los p o e t a s ,
y c o n s u m e la g e n t e b o n a c h o n a
q u e una v e z á ese pasto se aficiona)
de allí desparecieron c o m o el h u m o ,
p o r lo q u e l l e v o dicho del c o n s u m o .
P e r o xm hijo de A p o l o ,
charlatán y m a l i g n o c o m o él s o l o ,
r e v e l ó al p o b r e p i i b l i c o u n ultraje
de q u e d e n u n c i a autores
á los b a r d o s q u e abusan de las flores,
gritándole c o n v o z semi-salvaje:
« ¡ P ú b l i c o , mira q u e te dan forraje!»
M a s n o p o r esta causa m e n o s vario
resultaba el campestre silabario:
con elocuencia muda
q u e estúpido g a ñ a n c o m p r e n d e r í a ,
— 45 —

enseñaban m o r a l filosofía
del seco prado la extensión desnuda,
i m a g e n de la nada
y de la poesía y a citada;
la zarza i n e x t r i c a b l e ,
símbolo v e r d a d e r o y admirable
de muchas l e y e s — p é s a m e d e c i l l o —
q u e , más q u e l e y e s , son r e v u e l t o o v i l l o ;
el j a r a m a g o v i l , el c a r d o a d u s t o ,
y la retama triste, amarga al g u s t o ,
cual d e s e n g a ñ o al c o r a z ó n q u e llora
en lazos preso de amistad traidora.
Y p o r q u e n a d a falte, u n h e d i o n d o
cenagal c o r r o m p í a s e c e r c a n o ,
trasunto fiel del c o r a z ó n h u m a n o ;
de c u y o n e g r o f o n d o
salían á m o n t o n e s
por sus l ó b r e g o s n i c h o s
( c o m o suelen salir nuestras pasiones),
sapos, ranas, culebras y otros b i c h o s :
además p e r o baste; a q u í h a g o p u n t o ,
— 46 —
y dejo que m o r a l p r e d i q u e enfático
el d i a b l o , q u e b o y se m e t e á c a t e d r á t i c o ;
a u n q u e h a y q u i e n , c o n o c i e n d o su r a l e a ,
le d i c e : « P a r a el diablo q u e te crea.»
M a m e r t o , q u e c o n c l u y e su b a n q u e t e
( a b u n d a n t e , eso sí, c o m i ó p o r s i e t e ) ,
c o n el p u l g a r santigua un g r a n b o s t e z o ;
b o s q u e j a un esperezo
q u e otros en l a r g a c o l e c c i ó n p r o m e t e ;
limpiase c o n las m a n g a s el h o c i c o
q u e u n o suelta y r e c i b e o t r o herrete;
de a g u a turbia se b e b e m e d i a a z u m b r e ;
se acerca al otro c h i c o ,
y s e g ú n es c o s t u m b r e
entre pastores b i e n n a c i d o s , g u a p o s ,
así sacaron á lucir sus t r a p o s ,
r e b u z n a n d o fragmentos de su historia
dignos de conservarse en la memoria.

MAMERTO.

«Denqixe te v i d e antier c o n el tio Churro


— 47 —
m e está e s c a r a b a j e a n d o la c o n c e n c i a :
¿qué p l a t i c a b a c o n t r a y o ese b u r r o ?
P u s mira q u e si apura m i p a c e n c i a ,
le endilgo u n a r a z ó n c o n m i g a r r o t e
que los sesos le m e t o en el c o g o t e .

CANUTO.

E l p r o b é n o p u d í a c o n la m o n a ;
que si n ó , ¿le h a b e r l a p r e m i t í o
m o r m u r a r de la t u y a y m i p r e s o n a ,
sin r o m p e l l e las patas y el sentío?
A más q u e , p r o m e d i a n d o , el p r e g o n e r o
saltó y dijió: « A d o r m i r l a , c a b a l l e r o . »

MAMERTO.

¿ Q u é t u v i ó q u e dicir de m i c o n d u t a
esa sirpiente estuta?

CANUTO.

Mormuraba que ogaño


n o ha de q u e d a r c a b e z a en t u r e b a ñ o ;
— 48 —
q u e son l u e n g o s tus r o b o s
y se los a p r o p í n c u a s á los l o b o s ;
q u e aguas la leche y cántaros escondes
d o naide p u e d a v e l l o s ,
para dempues vendellos,
y ansí m e s m o á tus amos c o r r e s p o n d e s .
P a r a p o s t e y remate
a ñ i d i ó la a ñ i d u r a ,
d e q u e t u e n f e r m e d a d no tiene c u r a
hasta q u e n o te aprieten el g a s n a t e ;
q u e en el p r ó s i m o J u l i o f e n i q u i t o
( n o embargante un cabrito)
faltaron diez o v e j a s .

MAMERTO.

¡ Q u é calunia!
¡ B o r r a c h o ! ¡traidor! ¡leve...!
T ú b i e n sabes q u e sólo c o g í n u e v e .

CANUTO.

P o r esa c e r c u s t a n c i a , en a q u e l auto
m e q u e d é tuplifláuto.
— 49 -

MAMERTO.

¡ A y , C a n u t o , q u é pena!
Y a no p u é ser u n a presona g ü e ñ a .

CANUTO.

A m í m e s m o tamien ese tío p o c h o


me apellidó garrafiñante de o c h o ,
y sólo j u e r o n siete... y u n b o r r e g o
sarnoso, m o r i m u n d o , y t u e r t o . . . y c i e g o .

MAMERTO.

¡ V e l a y c ó m o se p i e r d e n furecidos
más de cuatro e n d i v i d o s !
T o p á r a l e y o a g o r a , y le arrancara
los ojos de la c a r a ,
pus le t e n g o u n a q u e l , q u e si sabieras!
m e faltan pa dicirlo e s p l i c a d e r a s ;
pero s o y p r o p e t a r i o , si m e p o n g o ,
á sacarle el r e d a ñ o p a u n m o n d o n g o . »
A tal p u n t o l l e g a b a n , y en tal p u n t o
4
— 50 —
el i m p o r t a n t e asunto
y plática discreta á cortar v i n o
u n amable v e c i n o ,
iris de p a z en más de u n a c a m o r r a ,
de la c o m a r c a o r á c u l o ,
a p o y a d o en u n b á c u l o
q u e pudiera llamarse cachiporra.
I n f u n d í a respeto
y casi admiración el tal s u g e t o
á las almas sencillas:
su nariz en cuclillas,
a q u e l mirar l a d i n o ,
la calva de c o l o r de p e r g a m i n o ,
los párpados c o n g r a c i a r e m a n g a d o s ,
y b o r d e s sin pestañas,
p e r o en c a m b i o con blancas telarañas
y de r o j o c o r d ó n ribeteados;
d e la escamosa cara las arrugas
( s u r c o s q u e aró la edad sembrando en ellos
garrafales v e r r u g a s )
y los ralos cabellos
— 51 —
atados á manera de c e r q u i l l o
c o n u n o c h a v o escaso de hiladillo,
la m o l l e r a c i ñ é n d o l e cual orla
q u e en la parte anterior c o n c l u y e en b o r l a . . .
t o d o esto y otro t a n t o ,
p r e s t a b a cierto e n c a n t o
al v e n e r a b l e V a r g a s ,
y p o r m a l n o m b r e el tio ZANCASLARGAS.
M a m e r t o le consulta
c ó m o h a de p r o c e d e r c o n q u i e n le insulta,
q u e el p o b r e n o lo sabe;
y obrando con prudencia,
q u i e r e oir la esperiencia
de aquel santo v a r ó n , sesudo y g r a v e .
Zancaslargas vacila,
q u e el caso es p e l i a g u d o ;
y permanece mudo,
mientras c o n s e j o s hila
que y a ensaya su l e n g u a b a l b u c i e n t e
á causa de tres vasos de a g u a r d i e n t e
q u e antes b e b i e r a p o r refresco sano;
— 52 —
¡ c o m o q u e es el m e j o r en el v e r a n o !
T o s e , e s c u p e , se rasca, se relame
el labio t u r b i o de c o l o r de m o s t o
( q u e es t a m b i é n g r a n refresco para A g o s t o ) ,
y antes q u e le reclame
s e g u n d a v e z consejo el o f e n d i d o ,
c o n tal d i c t a m e n lo d e j ó aturdido:

ZANCASLARGAS.

« D i o s m e entiende, r a p a z , y y o mintiendo:
p u s v a m o s al dicir... ¿ q u é i b a diciendo?...
Finalmente, y perúltimo, moehacho,
c u a n d o te sobre u n c a c h o
de o v e j a , m e lo das, y requi-terna
lo c o m e m o s los dos en la taberna.

MAMERTO.

¿ Y q u é t e n g o de hacer c o n ese burro?

ZANCASLARGAS.

¿ C o n q u i é n , c o n el tio C h u r r o ?
-53--

P a m í la c u e n t a es llana;
p u s , h i j o , liarás... lo q u e te d é la g a n a . »
M a m e r t o v á , y p r e g u n t a al otro c h i c o :
« ¿ Y t ú q u e m e consejas, g r a n b o r r i c o ? »
y C a n u t o r e s p o n d e : « ¿ V á de veras...?
Y a sabes m i p i ñ ó n . . . has lo q u e quieras.»

EL PUBLICO.

« S e o r m o s c a , la paciencia se m e apura;
acabe y a , p o r D i o s , mire q u e es hora.

YO.

E s o h a r é , así q u e trace u n a figura


q u e falta en este c u a d r o ; una pastora.

EL PÚBLICO.

D e pastoras prescinda.

YO.

E l se lo p e r d e r á ¡ p o r q u e es tan l i n d a !
— 84 —
EL PÚBLICO.

Si confieso q u e sí, será u n p o r t e n t o ;


( y el ú n i c o será de t o d o el c u e n t o ) .

YO.

E n t i e n d a q u e ini n u m e n se r e p o r t a ;
¿ q u i é n h a visto j a m á s é g l o g a corta?
D i g o , pues, que una joven...

EL PÚBLICO.

¿ V á de veras...?
Ya sabes mi piñón.... has lo que quieras.))

C a r a de c a r a n t o ñ a ;
c u t i s l l e n o de r o ñ a ,
y de c o l o r i n c i e r t o :
ojos en b l a n c o , de b e s u g o m u e r t o ,
c u y a p u p i l a su r e c a t o i n j u r i a
l a n z a n d o a l g ú n destello de l u j u r i a ;
— 58 —
colorada nariz c o m o u n m a d r o ñ o ;
sombrero e n c a s q u e t a d o , a l i c a í d o ,
c o n desiguales rotos y r e c o r t e s ,
p a r d o , sin c o l a y a , n i otros resortes;
honesto, virginal, tímido moño
q u e n u n c a h u b i e r a fácil consentido
trato c o n peine y m e n o s b e r g a m o t a ,
p o r ser de una m u c h a c h a sencillota
q u e n o u s a b a , si acaso, más afeite
q u e de n e g r o candil el n e g r o aceite;
cintura de costal; p e c h o c o n f o r m e
á lo q u e e x i g e la cintura enorme;
fornido b r a z o de o s o ,
c o m o las piernas r í g i d o y c e r d o s o ;
v o z de gallina c l u e c a ;
b o c a torcida p o r eterna m u e c a . . . .
tal era N i c o l a s a ,
y era lo m e j o r c i t o de su casa,
menos su h e r m a n o , el ínclito C a n u t o ,
q u e casi la i g u a l a b a en c u a n t o á b r u t o ,
y M a m e r t o , su amor, q u e era el más b e s t i a ,
üÜ

y la palma les c e d e . . . . p o r modestia:


¡ q u é delicados sentimientos c a b e n
en quienes, por m i l a g r o , aullar no sabení
A u n q u e salud, al parecer, vertía
la hermosa enamorada
por mi pincel sincero retratada,
en su interior sufría,
si no c o n alegria
c o m o sufren los b u e n o s ,
con ejemplar r e s i g n a c i ó n , al m e n o s .
P r á c t i c o afortunado y de principios
q u e e n s a y ó en diferentes m u n i c i p i o s ,
famoso personaje
á quien todos tributan h o m e n a j e ,
sospechaba asimismo, pero s ó l o ,
el albéitar B a r t o l o
q u e aplicaba sus mil conocimientos
ya á bípedos implumes, ya á jumentos,
q u e la m u c h a c h a bella
n o debia andar bien... ¡ P o b r e doncella!
Y era Colasa, pura
— 57 —
virgen silvestre, niña candorosa,
ninfa de la llanura,
pintada mariposa,
ángel, q u e r u b e , diosa;
en fin, era.... y ahorrémonos palabras,
pastora, no de cabras
ni carneros merinos;
era u n a pastorcita de gorrinos ( 1 ) .
L a c u a l , e n j a r r a s puesta
con intención hostil y manifiesta,
dos minutos ó tres q u é d a s e m u d a ;
hasta q u e al fin ( s a c a n d o del retiro
del p e c h o , c u y a c ó l e r a le a y u d a ,
un r u m o r cavernoso que se d u d a
si es r e g ü e l d o ó s u s p i r o ) :
« M a m e r t o ( d i c e f o s c a ) si has piensado
p o r q u e y o y tí en un mes n o hemos p a r l a d o ,
ó p o r q u e tu querer y tus aqueles

(1) 1856.—Lo que sigue hasta el final, 1 compuse en 1866


y ahora lo publico por vez primera- í^- i d A.)
— 58 —
el seso haigan q u i t a d o
á la nieta del tio M i r a b e l e s ,
q u e n a i d e , ni d e n g u n o y a te e m p u j a ,
te e q u i v o c a s t e s , hijo de una b r u j a .
R e z a para q u e y o n o sus encuentre
c o m o antier de tirtulia c o n to el m u n d o
y c o n ella á la puerta de R e i m u n d o ,
ó u n a pata metiéndola en el vientre
á D e m e s i a espanzurro si la t o p o ,
y de otra á tí, g a l o p o .
¿ T e amargan las verdades?...
P a c e n c i a . , . y barajar, q u e y a m e cargas
c o n poner á la b o d a enficultades:
¿no m e sobra r a z ó n , tio Zancaslargas?

ZANCASLABGAS.

C á másima q u e sueltas, hija m i a ,


e l mesmo Salamon envidiaría.

MCOLASA.

O t r a v e z los c o g í cabe unos trillos.


— 59 —

ZANCASLARGAS.

¿ Y q u é hacían? I í o l g á r a m e , en efeito,
el caso oir p a sentenciar el preito.

MAMERTO.

A n d á b a m o s los dos c o g i e n d o grillos.

ZANCASLARGAS.

Y a lo oyes, Neculasa;
y o no e n c u e n t r o m a l d á , p o c a ni m u c h a ,
en el paso q u e pasa:
ahora t ú d e s e m b u c h a ,
y si r a z ó n t u v i e r e s , y o te j u r o
q u e le falta á M a m e r t o de siguro.
¿ Q u é te pide ese c u e r p o ? . . . A b r e la b o c a ;
aquí parciales sernos,
y á todos sus daremos
correspondientemente lo q u e us t o c a .
-60 —
N1COLASA.
¿ Q u i e r e n q u e parle y garle hasta mañana?
N o m e da la real g a n a ;
y a se a c a b ó el desamen,

ZANCASLARGAS.

E n v i d e su ditámen
t u h e r m a n o , q u e n o chista,
y sentencio más p r o n t o q u e la vista;
¡miray si seré p r o n t o !

CANUTO.

P u s m i ditámen es... q u e el q u e sea tonto


se fastidie.

NICOLASA.

¿ Y m i honor?

CANUTO.

Quien tiene tienda,


dice el refrán, que atienda.
— 61 —

NICOLASA.
¡ M o s t o ! ( m o n s t r u o querría
á su hermano llamar la m o z a b r a v a ) .

CANUTO.
¿ Y o mosto?.. N o es el tiempo t o d a v í a .
C u a n d o M a m e r t o andaba
por montes y por trigos á tu a l c a n c e ,
¿no te dije: « C u i d a d o c o n u n lance?»
¿ Y q u é m e respondiste?... « S i él es t u n o ,
»cada u n o es cada u n o ,
»y a u n q u e m e v e n tan n i ñ a ,
» y a sé guardar mi viña
»de ladrones y g a t o s ;
»á m á s , él no es presona de esos tratos.»

NICOLASA.
Equivoquéme.

CANUTO.
E s t a b a s por él loca.
— 62 —

NICOLASA.

U n a v e z , cualisquiera se e q u i v o c a ,
y basta de razones;
no quiero que me tengan por un pingo:
ó sin falta escomienzan el d o m i n g o
las amolestaciones
de y o c o n ese c u c o ,
ó de un par de trancazos lo desnuco.»
C i e r r a el p i c o la v i r g e n campesina,
q u e el suspiro repite (alias, regüeldo)
enarbolando un bieldo
d e m a d e r a de encina
p u e s t o sobre una hacina.
A insinuación tan tierna,
p r e v i a m e n t e rascándose u n a pierna,
levántase M a m e r t o c o n v e n c i d o :
¿y q u é hace?... D e entusiasmo casi v e r d e ,
u n carrillo la m u e r d e
en l u g a r de besarla c o m o se usa:
la d o n c e l l a se atusa
— 63 —

las g r e ñ a s , y s e g u n d a v e z en j a r r a s ,
vá y le d i c e :
« S e t o c a n las g u i t a r r a s ,
pero no las m u j e r e s ;
deprenda á rispetar mis menesteres.»
A c u y a g r a n sentencia,
que r e b o s a i n d u l g e n c i a
pues sin gestos p r o n u n c í a l a y sin v o c e s ,
añade cuatro c o c e s
con la siniestra pata,
como j a m á s las dio m u í a de noria,
y q u e á M a m e r t o , á quien por p o c o m a t a ,
saben á m i e l , á gloria:
esto siempre el amor tiene de b u e n o ,
convertir en antídoto el v e n e n o .
¿ Q u é n o v i o en brazos l l e v a
por escarpado risco y matorrales
la c a r g a de su b e l l a , e n o r m e , suma
( s u p o n i e n d o q u e pese tres q u i n t a l e s ) ,
que no se le figure leve pluma?
A s í las paces hechas
— 64 —

y las dos almas fieles satisfechas,


p r e g u n t a N i c o l a s a á su futuro
( q u e de pelar ha estado un p o c o d u r o ) ,
c u á n d o será la b o d a ;
y é l , c o n u n a sonrisa
q u e n o anuncia gran prisa
y arruga su faz t o d a ,
c o m o quien de u n limón el z u m o c h u p a ,
más q u e c o m o el g o l o s o q u e se o c u p a
de g u s t o h a c i e n d o d e n g u e s
en devorar m e r e n g u e s ,
responde pensativo:
«¿Cuándo? ¿ c u á n d o ?
A l l á . . . p a el tiempo b l a n d o .

NICOLASA.

A c a b a de parir y asin revientes.

MAMERTO.

M a l paras t ú , primero q u e lo cuentes.


— 65 —

Y o cavilo, cavilo...
es u n plan... ¡cosa g r a n d e !

NICOLASA.
A c a b a , dílo.

MAMERTO.
Q u i e r o q u e m i presona
se presente en la I g r e s i a h e c h o u n a mapa.

NICOLASA.
M a s ¿cuándo ñus casemos? y p e r d o n a .

MAMERTO.
¡ E n cuantis t e n g a capa!»
N o b i e n de su p e r e z a
para matrimoniar la causa o y e r o n ,
los otros tres h i c i e r o n
u n e l o c u e n t e signo de c a b e z a ,
demostrando á porfía
q u e se hallaban c o n f o r m e s , y esto es obvio;
5
— 66 —

en b o d a s de este r u m b o y g e r a r q u í a
p o d r á faltar el n o v i o ,
¡pero la capa! ¡horror! ¿ q u é se diria?
L a historia así remata
y los castos amores
de M a m e r t o y su F i l i s , flor y nata
de n o v i o s y pastores;
y y o , el pincel d e j a n d o ,
l l e v o á la Exposición esta o b r a n u e v a .
Se premiará: ¡es tan mala!.. ¿ A q u e la aprueba
la A c a d e m i a R e a l de San F e r n a n d o ?
LOS MAYORAZGOS.

(IDILIO SOCIAL, ENTRE BASTIDORES.)

M u s a de la obstetricia, M u s a i g n o t a
que en sus o p e r a c i o n e s ,
desde la edad más b á r b a r a y r e m o t a ,
sin d u d a han i n v o c a d o
matronas y aturdidos c o m a d r o n e s
c u a n d o el trance es difícil é i n t r i n c a d o
( p o r v e r si inspiración del P i n d ó l l u e v e ) ,
y o te i n v o c o t a m b i é n , pese á las n u e v e ,
para cantar sin el auxilio de ellas
de dos nonatos íntimas querellas.
A r c e , hambriento de fama
— 68-
( n o sé si de otra c o s a ,
pues n o dá pan el v e r s o , ni la p r o s a ) ,
l u z inmensa derrama
de los hombres dejando la b a l u m b a ,
sobre lo q u e sucede en U l t r a - t u m b a ( 1 ) .
C o n o c e t a n t o , y tan al v i v o pinta
sin usar más c o l o r q u e el de la tinta,
las c o s t u m b r e s , los usos y las l e y e s
de vasallos y r e y e s ,
de pobres y de ricos
moradores de u n m u n d o
sólo abierto á su espíritu p r o f u n d o ,
q u e ó b i e n c o m o á unos chicos
i n c a u t o s nos la p e g a ,
ó alguna v e z se ha muerto y nos lo niega.
Y o , t o m a n d o contrario derrotero
al q u e h o y se sigue p o r rutina p u r a ,
u n n u e v o m u n d o descubriros q u i e r o ;

(1) Se alude á unas poesías de mi amigo D- Gaspar Nuñez de


Arce, tituladas Cuentos del otro mundo, cuyos personajes todos,
ó actores, son difuntos. (¡V. del A.)
— 69 —

y , p e ó n caminero
de la literatura,
q u e se halla i n t r a n s i t a b l e , abro un sendero.
A r c e baja al abismo de la muerte
c o n ánima aflijida,
p e r o lo disimula y n o se advierte;
y o en el u m b r a l m e p l a n t o de la v i d a ;
él dedica á los muertos m u c h o s ratos;
y o estudio á los nonatos;
si el n o m b r e de C o l o n A r c e r e c l a m a ,
y o , p o r lo m e n o s , s o y V a s c o de G a m a .
Estaba Doña Leta,
de u n quídam n o b l e y respetable esposa,
en u n sillón antiguo de v a q u e t a
repantigada y g r a v e , pero i n q u i e t a ,
c o m o el q u e espera y teme a l g u n a cosa.
Y a p a r e c e u n a santa
á q u i e n mira su rostro c o m p u n g i d o ;
y a los ojos levanta,
c u l p a n d o , injustamente, á su marido
del caso q u e la espanta;
— 70 —
y a r o m p e en u n chillido
aterrador, siniestro,
y r e z a u n Padre nuestro;
ó histérica, i n d e c i s a ,
c o n f u n d e los sollozos c o n la risa;
mientras q u e su c o n s o r t e , D o n A n t o n i o ,
se hallaba en u n r i n c ó n h e c h o u n b o l o n i o .
B a ñ a d a en s u d o r cálido la frente,
r e m a n g a d o hasta el c o d o
en ademan brioso y r e s o l u t o ,
c o m o adalid valiente
q u e v á á j u g a r el t o d o p o r el t o d o
en r e ñ i d a batalla;
p a n z u d o , nada s e c o ;
d e s a b r o c h a d o á medias el c h a l e c o ;
al h o m b r o u n a toalla,
f ó r c e p s y esponja en m a n o ,
esperaba también y al par temía
cataclismos ó dulces y m e r c e d e s ,
D o n Luis Mendigorría,
el c o m a d r ó n . . . para servir á ustedes.
— 7\ —

Sepa q u i e n el e q u í v o c o repare,
q u e m e o y e g e n t e q u e c o n c i b e y pare ( 1 ) .
C u a n t o más discurría
el práctico sagaz sobre el retraso,
ó llámese t o r p e z a ,
de aquella femenil naturaleza
para salir del p a s o ,
más confusión reinaba en su c a b e z a ;
y hasta l l e g ó á pensar, lleno de bilis,
c o m o si h u b i e r a dado en el busilis:
« S e habrá a h o g a d o , esto es h e c h o : »
y el h o m b r e se q u e d ó tan satisfecho.
¡Gralileo, permite q u e te r o b e ,
esclamando c o n t i g o : E pur si muove!
Y era v e r d a d , si b i e n p a r e c e b o l a ;
pero ¿ q u é c o m a d r ó n n o se atortola,
c u a n d o se halla en presencia
de u n h e c h o n o previsto por la ciencia?

(1) Á fin de que se comprenda este equívoco, debe adver-


tirse que este idilio se leyó en casa del Sr. Cruzada Yillaamil,
en donde, como es sabido, se reunían escritores y artistas-
(N. del A.)
¿ A q u é achacar la incomprensible pausa
q u e p r o l o n g a la crisis?... E s t o es serio,
tanto c o m o formar un ministerio.
P r e s t a d m e oido y os diré la causa,
base también de esta é g l o g a difusa,
i n v o c a n d o , y van d o s , mi p o b r e M u s a .
H a y en el Cosmos ( y r e c u r r o al g r i e g o
p o r lo arriesgado q u e es j u g a r c o n f u e g o ,
y es f u e g o el castellano
c u a n d o es sencillo y trasparente y l l a n o ,
a u n q u e h o y m e maravilla
q u e entienda su habla natural C a s t i l l a ;
p e r o — ¡ D i o s me perdone
tan grandes sacrificios!—
quiero escribir en su hoja de servicios:
valor... se le supone:
y cierro esta miseria
de paréntesis r u i n , y entro en materia,
c o n c u y a salvedad creo q u e basta;
además,—recordarlo me conviene,—
c o m o dice u n autor: la ciencia es casta):
— 73 —

hay en el Cosmos femenino interno


un p u n t o q u e se elogia
por su importancia suma en fisiología,
y q u e la misma, c o n p u d o r s u p e r n o ,
llama claustro materno;
en el c u a l los nonatos disertaban
(pues eran d o s , s e ñ o r e s ) ,
con g r a v e d a d y pujos de d o c t o r e s .
¡ Y clamarán algunos papanatas:
mo hay ideas innatas!))
H á y l a s y también actos
que los v a n á dejar estupefactos,
como verá el q u e lea imparciahnente
el diálogo siguiente
entre Castor y P ó l u x , q u e , en cuclillas,
con los codos p e g a n d o en las rodillas,
en las sienes los p u ñ o s ,
la b a r b a contra el p e c h o
y entornados los o j o s ,
tenaces se disputan un derecho
en el idioma superfino y vario
— 74 —

q u e se estila en el m u n d o embrionario.

CASTOS.
« E n t i e n d o b i e n tus tretas;
r e p i t o q u e n o quiero
q u e salgas tú p r i m e r o ,
sacando las pernetas,
p o r más que m e prometas
si a q u í dos horas sin c o m p a ñ a y a z g o
c o n m i g o repartir el m a y o r a z g o ,
c u a n d o á la fiebre, ó la v e j e z , q u e mata,
m a m á estire la pata.

PÓLUX.
¡ N i de su hermano fía!
¿ N o basta y sobra la palabra mia?

CASTOR.
¡Palabras., juramentos!. N o los nombres
cien v e c e s , insensato
¿á ellos n o faltó más de u n nonato?
— 7S —

¡ D e s p u é s nos quejaremos de los h o m b r e s !

PÓLÜX.
¡ A y , no m e apesadumbres,
j u z g á n d o m e tan mal!... Cierra ese p i c o .

CASTOR.
Hablemos claro, chico:
están m u y corrompidas las costumbres.

PÓLUX.
P o r t í y otros e n g e n d r o s insolentes
que de escándalo llenan á las gentes.
Y o te sigo la pista,
te m i r o , te o l f a t e o ,
y con disgusto v e o
tu afición á la escuela socialista.
P o r D i o s , Castor, refrena tus pasiones
feroces, y p e r m í t e m e q u e salga,
que saque la c a b e z a ,
que enseñe m e d i a n a l g a :
— 76 —
sostendré las gloriosas tradiciones,
y el antiguo p o d e r de la n o b l e z a
q u e c u a l q u i e r pelagatos h o y humilla,
y la h o r c a , y la cuchilla,
y el trabajo.... del p r ó j i m o , se entiende,
y demás privilegios d u l c e s , s u a v e s ,
y sobre t o d o , j u s t o s , c o m o sabes,
pues son cosa p r o b a d a ;
por ejemplo: el derecho de pernada.»

E n esto entró u n poeta


descomunal á ver al m a t r i m o n i o ,
diciendo por lo bajo á D o n A n t o n i o :
«¿Despachó D o ñ a Leta?»
Y le responde el c ó n y u g e intranquilo:
« A y , n o ! y e s t o y , amigo Z u r u p e t a ,
c o n el alma en u n hilo.
— P u e s y o serena á la paciente encuentro,
— A l parecer; p e r o lo cierto es q u e anda
la música por dentro.
— 77 —

— L o s i e n t o ; — ( e s c l a m ó el v a t e ,
vate desaforado
que por u n chocolate
celebraría t o d o lo criado;
vate, en u n a palabra,
á quien la suerte perra descalabra;
capaz de acometer al universo
con u n memorialillo en cada v e r s o : )
— l o siento ( r e p i t i ó , fuera de j u i c i o ) ;
¡traia u n natalicio!»

CÁSTOE.
« E n t o d o lo q u e dices
c o n v e n g o , caro h e r m a n o ;
mas o y e , ¿no seríamos felices
si antes q u e t ú sacase y o una m a n o ,
ó, quien dice u n a m a n o , las narices?
C o n t i g o y o gustoso partiría
mi p r i m o g e n i t u r a el m e j o r día.
¡ O h , P ó l u x ! considera
que de otra suerte el m u n d o no prospera:
— 78 —
la civilización se q u e d a manca;
la p r o p i e d a d se estanca;
y siendo desiguales
en derechos c o m o este los mortales,
sin atender á homilías
el o d i o se aclimata en las familias,
b u l l e n pasiones viles,
n a c e n guerras civiles
q u e al m a l o dan deleite,
y es lástima q u e mi ánimo deplora,
p o r q u e es el m u n d o ahora
u n a balsa de aceite.
E v í t a m e , a c e p t a n d o , pesadumbres;
mas si dudas de m í , n o abras el p i c o .

PÓLDX.
Hablemos claro, chico:
están m u y corrompidas las c o s t u m b r e s .

CASTOR.
¿ C u á l era, p u e s , t u intento?....
— 79 —

D e s c u b r o tu m a l i g n a diplomacia:
¡vamos, tendría g r a c i a
q u e , rico tú y c o n t e n t o ,
ocioso, r e g a l a d o , b i e n servido,
de oro y seda v e s t i d o ,
como tigre lanzándose á su presa,
de festin en festín, de mesa en mesa,
pasases u n a vida de Jerónimo,
al par q u e y o h e c h o u n z á n g a n o , y a y u n o ,
fuese u n quídam, u n n a d i e , u n ser a n ó n i m o !
D e la ó p e r a , ni de otras diversiones,
no se h a b l e , pues n o van los segundones
por falta de dinero:
y o trabajar n o q u i e r o ,
que a u n q u e el trabajo es cosa b u e n a y j u s t a ,
hijo m i ó , s o y f r a n c o , n o m e gusta.

PÓLUX.
L o mismo q u e t ú opino;
que trabaje el vecino.»
- 80-
¡ O h ambición nonacida, vicio insano,
c a p a z de dar al traste
c o n la virtud mas sólida! T ú armaste
h e r m a n o c o n t r a hermano.

Castor l i g e r o , mientras P ó l u x tose,


de b u e n a f é á su hermano adelantóse,
y cierta e v o l u c i ó n hábil empieza
p a r a salir al punto de cabeza.
E l pobre, que ignoraba
q u e P ó l u x y a contaba
para tales apuros
c o n dos soberbios dientes p r e m a t u r o s ,
sintiendo á retaguardia u n vil mordisco
lloroso y mustio se v o l v i ó al aprisco.

A l ver Mendigorría
el astro q u e nacia,
d e m e n t e , ebrio de g o z o :
— 81 —
« S e ñ o r a , ¿sabe usted q u e es u n b u e n m o z o ? »
i b a á decir á D o ñ a L e t a , c u a n d o
(sin mirar q u e i n c o m o d a )
apunta u n a g r a n o d a ,
c o n ella a m e n a z a n d o
al p r u d e n t e auditorio p a c i e n z u d o ,
y estrofa y m e d i a dispararle p u d o .

(ZURÜPETA, leyendo).

((Vastago, ilustra, serqfin del cielo,


á quien el mismo guarde
de langosta, de escarchas y de hielo;
que de precoz talento haciendo alarde
anuncias con tus risas inocentes
que serás el asombro de las gentes....))
— « ¿ Y si sale u n z o p e n c o ? »
D o n Antonio pregunta,
sandez tanta y tan g r a n d e o y e n d o j u n t a .
E l vate r e s p o n d i ó c o n desparpajo:
— « S i el cielo se h u n d e , n o s c o j i ó d e b a j o ; »
é impertérrito sigue su l e y e n d a :
6
— 82 —
v,Niña, lucera rutilanta, prenda
de paz y de cariño,...))
— « P e r d o n e usted, es niño,))
r e s p o n d i ó el c o m a d r ó n , y el padre exclama:
— « ¡ N o he visto b o r r a d o r más i n c o n e x o !
— Y bien... ¡y q u é ! ¿no es dama?
( l e replica el autor del n a t a l i c i o ) ;
pues en u n santiamén le m u d o el s e x o .
H a de saber usted q u e en el oficio,
en asuntos c o m o este, d e l i c a d o s ,
en q u e uno marcha á o s c u r a s ,
p r ó d i g o s repartimos
p e r f e c c i o n e s , virtudes á p u ñ a d o s
( p o r supuesto, f u t u r a s ) ;
sexo y n o m b r e elejimos
á la pata la llana,
y l u e g o salga p e z ó s a l g a rana:
c o n variar tres ó cuatro consonantes,
q u e d a m o s tan amigos, tan campantes.»
— 83 —

E n t a n t o , el otro p o b r e p e q u e ñ u e l o
teme quedarse allá, ponerse m o h o s o ;
y haciendo pucheritos,
clamaba sin consuelo
á P ó l u x victorioso
que su triunfo celebra y a c o n g r i t o s :
— « C o m o l l e g u e á salir de esta clausura,
diré q u e tu v e n t u r a ,
no al d e r e c h o , á la fuerza la d e b i s t e ,
ó á la c a s u a l i d a d , q u e es lo más triste.»
Y respondía P ó l u x , h e c h o u n b r a v o :
—lAl asno muerto, la cebada al rabo.))
1857.
PERCANCES DE LA VIDA.

(ÉGLOGA PISCATORIA URBANA.)

A l m a r g e n de u n a r r o y o , q u e encamina
su lánguida corriente ex-cristalina
entre u n c a ñ a v e r a l m e d i o p o d r i d o
por la raíz al cieno mal p r e n d i d o ,
sentóse cierto dia á pescar ranas
Pinini con J u a n Lanas,
invictos pescadores;
y tan b r a v o s c a n t o r e s ,
q u e se esponen á ser, si los atisban,
cual g e n i o s soberanos
ajustados u n dia en Jovellanos.
— 86 —
P i n i n i es g r a n figura,
pues m i d e siete pies desde los suyos
hasta el remate de la cholla d u r a ,
y n o tiene más sal, n i gallardia,
el p e n d ó n de c u a l q u i e r a cofradía.
S u v o z , es v o z de b a j o ;
el t o r o más i n d ó m i t o y marrajo
m e j o r n o b r a m a q u e él; c u a n d o suspira,
y a parece que ronca,
y a que c u e c e u n c a l d e r o en sus p u l m o n e s ,
ó q u e éstos, nidos son de m o s c a r d o n e s :
n o i g u a l a , en fin, la v o z de su g a r g a n t a
el ruiseñor q u e en las p o c i l g a s canta.
R i v a l del q u e os a l a b o ,
famoso del u n c a b o al otro c a b o
del t í m i d o a r r o y u e l o ,
q u e retrata su cara de m o c h u e l o
y su p o r t e g e n t i l , q u e llena el o j o ,
p o r q u e es achaparrado, y tuerto y c o j o , ,
L a n a s ( J u a n ) modestísima persona,
de cierta g r a c i a c o n r a z ó n blasona.
— 87 —
L a d r a c o m o los p e r r o s , y no h a y otro
que el relincho del p o t r o
y el maternal de las salvajes y e g u a s
imite m e j o r q u e él, ni c o n cien l e g u a s ;
g r a z n a c o m o los patos;
m a y a c o m o los g a t o s ;
chirría c o m o el g r i l l o ;
sabe también hacer el o r g a n i l l o ;
y por fin y r e m a t e , c a b a l l e r o s ,
se l u c e en los Espárragos trigueros
q u e o y ó en el Instituto cuatro v e c e s ,
aflojando el p r o d u c t o de unos p e c e s .
¡ A y de más de u n tenor!... S u dicha v u e l a ,
si este genio se lanza á la Z a r z u e l a .
A c u r r u c a d o entre ellos C a n i y i t a s
á m o d o de c o n e j o ,
h o m b r e de edad, m a d u r o en el c o n s e j o ,
archivo de sentencias infinitas,
para é g l o g a s , en fin, cortado v i e j o ;
cuando cuenta cada uno
s u historia respectiva, el varón santo
— 88-

suelta sin escupir ( t e r c i a n d o g r a v e )


u n chaparrón de máximas al c a n t o :
los dos n o siempre q u e d a n c o n v e n c i d o s
de su filosofía en c u a n t o al f o n d o ;
p e r o ¿lo dijo Blas?... p u n t o r e d o n d o ;
le aplauden, c o m o aplauden en el teatro
á m u c h o s Caniyitas más de c u a t r o .
E n la m a r g e n opuesta,
á tiro de ballesta,
tendidos sobre piedras y zarzales,
mantillas y pañales
de p á r v u l o s m a m o n e s ;
sábanas, calzoncillos y camisas
con manchas, y remiendos, y girones;
enaguas y otras prendas de profanáis
llenas de mapa-muñáis,
eran decoraciones
de tan b e l l o escenario,
y forman u n c o n j u n t o alegre y v a r i o ,
q u e acaso envidiaría
más de u n teatro h o y dia.
— 89 —
A nuestros dos cantores forman c o r o ,
al son de la paleta
que azota á la b a n q u e t a ,
y al restregar la p e r c u d i d a r o p a ,
las gargantas cerriles
de c i n c o lavanderas varoniles;
coro tan arreglado
q u e cada v o z emigra p o r su l a d o ,
lo mismo q u e en el Real. ¡ Q u é paso l l e v a n ,
o y é n d o l o las ranas,
hacia d o n d e las c e b a n
P i n i n i y el dulcísimo J u a n L a n a s !
Callaron u n m o m e n t o
las q u e los trapos lavan;
y viendo q u e callaban,
así su v o z al viento
soltó P i n i n i , l a m e n t a n d o mustio
la suerte m a l c o c i d a
( o t r o dijera c r u d a )
q u e persigue su v i d a ;
y así t a m b i é n , mientras el sol se e s c o n d e ,
-90 —
J u a n L a n a s le r e s p o n d e ,
t e r c i a n d o , c o m o siempre, C a n i y i t a s ,
archivo de sentencias infinitas:

PININI.
¡ C u á l la suerte se ensaña,
carísimo c o n s o r t e ,
en q u i e n tan sólo cuenta
en el m a r de la corte
c o n su m o d e s t a c a ñ a
y c o n su p o b r e a n z u e l o ,
a u n q u e v i r t u d y ciencia d e b a al cielo
q u e suplan á gusanos y l o m b r i c e s ,
para engañar la especie bullidora
q u e d e b a j o del agua v i v e y m o r a !

JUAN LANAS.
D í g a l o y o , q u e u n dia
c u a n d o f a v o r tenia,
á m i anzuelo se v i n o
sin dar y o u n solo p a s o ,
— 91 —

y rae hizo abandonar mi b a r b e r í a ,


c o m o p e z u n destino
de sueldo nada escaso,
que c o d i c i a n d o estaban más de o c h e n t a ,
g e n t e , otro sí, de mérito y de cuenta.

CANIYITAS.
L o s destinos son aves,
el f a v o r es u n fruto q u e les g u s t a ,
y el mérito espantajo
que esas aves asusta.

PININI.
Y o , en la m a n o el s o m b r e r o ,
¡oh insigne a m i g o m i ó !
pasé p a p a n d o frió
casi u n invierno entero
en escaleras, calles, y antesalas,
por pescar u n a p l a z a de p o r t e r o ;
y c u a n d o y a creia
q u e la p i e z a al anzuelo se v e n í a
— 92 —

y m e era f a v o r a b l e la f o r t u n a ,
p e s q u é . . . u n a tos p e r r u n a ,
q u e l l e g ó á convertirse en p u l m o n í a !
M e l e v a n t é en a g o s t o ,
c u a n d o se asa la g e n t e
y alegre canta el g r i l l o ;
y otra v e z pretendiente
c o r r í detrás de un n u e v o destinillo...
¡y p e s q u é un tabardillo!

JUAN LANAS.
Y o , c o n el c e b o de m i s u e l d o , u f a n o ,
p e s q u é al p u n t o una n o v i a
natural de S e g o v i a ,
r i c a , r u b i a y de b u s t o s o b e r a n o ,
y le ofrecí mi m a n o ,
q u e en seguida a c e p t ó c o n placer m u c h o ;
como soy hombre ducho
la g u s t é de los pies á la c a b e z a ,
y eso q u e n o es m u y g r a n d e m i b e l l e z a .
— 93 —

CANIYITAS.

E l h o m b r e q u e p a n tiene
á la m u j e r c o n v i e n e ,
a u n q u e , á más de b o l o n i o ,
y de b a j a ralea,
y largo b r i b ó n , sea
feo c o m o el mismísimo d e m o n i o .
Nobleza y hermosura,
y v i r t u d espartana,
son cosas m u y laudables; sin e m b a r g o ,
hacen el c a l d o del p u c h e r o a m a r g o ,
y p o r ellas n o fian ni c o m i n o s
en n i n g ú n almacén de ultramarinos.

PININI.
A c o s a d o u n a v e z de la g a z u z a ,
q u e y a en m í se h i z o eterna,
zambullíme cual rana en la taberna
y b o d e g ó n antiguo de la llanca,
sin llevar u n a b l a n c a ,
— 94 —

pensando en escurrirme
á manera de a n g u i l a ,
después- de prevenirme
contra el h a m b r e que el c u e r p o m e aniquila;
p u e s , al fin, dígase l o q u e se q i i i e r a ,
n o tiene el h a m b r e espera.
P e s q u é primero u n plato
de c o n e j o ( a ú n sospecho q u e fué g a t o ) ;
l u e g o , c o n gesto g r a v e ,
apuré dos copitas de lo tinto
de Cariñena ó P i n t o ,
q u e á m i sed i n d e c i b l e s u p o s u a v e ;
y p o r t a n t o , n o apuesto
á si el l í q u i d o estaba ó n ó c o m p u e s t o
de g a t o m u e r t o , y c o b r e , y aun ¡quién sabe!
L u e g o quise aceitunas s e v i l l a n a s ,
y eran tales mis ganas
q u e ni huesos d e j é , las c o m í e n t e r a s ,
y eso q u e estaban todas zapateras,
pues la cuenta m e eché q u e se echa el p o b r e :
más vale reventar, que no que sobre.
— 95 —

P o r ú l t i m o , resuelvo
atracarme de c a l l o s ,
que bien p u d i e r o n ser ( y o n o lo j u r o )
pellejos de b o r r i c o s y caballos.
V i e n d o y o q u e la M a n c a parecía
detrás del mostrador echando u n s u e ñ o ,
abandono la m e s a ,
y , sin m á s , m e despido á la francesa.
L a M a n c a n o dormía,
l l a m a , viene u n señor de p o l i c í a ,
y , aunque éste mi aire v é de caballero,
me pesca y m e c o n d u c e al Saladero,
uniéndosele dos municipales
y t o d o por... ¡por míseros seis reales!
D i o s quiere q u e , en mi oficio desdichado,
s i e m p r e , en v e z de p e s c a r , y o sea p e s c a d o .

JUAN LANAS.
A m í en b a i l e s , b a n q u e t e s y conciertos
me r e c i b i e r o n , c u a n d o en b o g a estuve,
con los brazos abiertos;
- 9 6 -
y mis faltas y enormes desaciertos,
q u e y o mismo n o a b o n o ,
decían q u e eran rasgos de buen tono.
F i ó m e u n prestamista;
m u e b l e s m e adelantó u n almacenista,
sin t e m e r u n desastre;
m e e m p e ñ é c o n el sastre;
el d u e ñ o de u n c a f é , c o n m i g o f r a n c o ,
m e abrió u n a cuenta larga
q u e h o y n o p u e d o saldar c o n este oficio;
p e r o p r o m e t o hacerlo el dia del J u i c i o ,
c u a n d o p a g u e diez pares
de magníficas b o t a s ,
y dos docenas de camisas rotas,
c a d a cual c o n más ojos q u e u n a c r i b a
y remendada y a de abajo arriba.
C o n esta vita bona,
sirviéndome el destino de h i p o t e c a ,
dicen q u e m i persona,
antes flaca y enteca,
era entonces u n rollo de manteca.
— 97 —

CANIY1TAS.
¡ A y del h o m b r e p a c a t o y e n c o g i d o ,
de c o n c i e n c i a de mandria!
V i v i r á c o m o mísera calandria
o l v i d a d o , ó por nada p e r s e g u i d o .
¡ F e l i z el q u e halla m o d o
de llamarse b r i b ó n ó petardista!
P a r a él su país t o d o
es tierra de c o n q u i s t a ,
que corre audaz y b r a v o ;
engorda c o m o u n p a v o
que se c e b a al venir la N o c h e B u e n a ;
no c o n o c e una p e n a ,
ni t e m e , ni se apura;
y cuanto más e n g a ñ a ,
y cuanto más araña,
en lugar de perder en estatura,
tanto más en el m u n d o c r e c e y priva:
n ó , no es esta cuestión de perspectiva.

7
— 98 —

PININI.

U n día, fastidiado,
sin amorosa g u l a ,
declaré m i pasión á D o ñ a T u l a ,
mi p o r v e n i r c r e y e n d o a s e g u r a d o ;
p o r q u e se m e d e c i a
q u e en M ó s t o l e s tenía
u n m o l i n o de aceite,
dos casas en B e c e i t e ,
viñas en P e ñ a r a n d a
y tierras en A r g a n d a ;
todas estas h a c i e n d a s , sin más c e n s o
q u e histéricos y c r ó n i c o s c a t a r r o s ,
la faz llena de b a r r o s ,
l o m b r i c e s q u e la c o m e n ,
u n a t u m e f a c c i ó n en, el a b d o m e n ,
y acaso algunas otras frioleras
c o n sus c i n c u e n t a y c i n c o p r i m a v e r a s .
F u i m o s á San G i n é s ; nos e c h ó el cura
la b e n d i c i ó n n u p c i a l , v i el cielo a b i e r t o ,
— 99 —

y hubo en la boda arroz y gallo muerto.


A fines de u n trimestre,
saliendo á recorrerlas de la c o r t e ,
¡ay! v i q u e las haciendas c o n s a b i d a s
las t e n í a , en e f e c t o , m i consorte;
las tenía... ¡perdidas!
p o r q u e antes de mi ansiado m a t r i m o n i o
ganádolas h a b i a , c o n u n p l e i t o ,
un tal D o n C e l e d o n i o ,
sin q u e dejase para m í otra cosa
que mi esposa... ¡y q u é esposa!
«Sea t o d o p o r D i o s ! b u e n a la hicimos!
( e s c l a m é ; ) n o e c h o pelo!»
P a r a darme c o n s u e l o ,
acosábame T u l a c o n sus m i m o s ,
que me ponían malo
cual si m e sacudiese c o n u n palo;
y a u n q u e ella horrible y vieja
y y o e n c l e n q u e y rabioso,
en seis años, n o m á s , al m u n d o dimos
tres hembras ¡ay de m í ! q u e al mes perdimos;
— 400 —
sin q u e el cielo mis súplicas e s c u c h e ,
muriéronse las tres de c o q u e l u c h e .
Siguióles T u l a pronto,
y y o q u e d é tan aturdido y t o n t o ,
q u e á lo m e j o r faltábame el c a c u m e n . . .
T a l de mi n e g r a historia es el resumen.

JUAN LANAS.
P o r m í la de S e g o v i a
c o n g u s t o deja los paternos lares;
y l l e v á n d o l a al pié de los altares
de la c o r t e de E s p a ñ a ,
c o n dos ó tres amigos
q u e de mi fausta u n i ó n fueron t e s t i g o s ,
c o m e n c é de casado la campaña.
A l principio g r a n l u j o ,
teatro, m u c h o c o c h e ,
p o r el P r a d o y A t o c h a m u c h o p í o ,
y m u c h o c o r r i q u e o dia y n o c h e .
V i e n d o tanto d e r r o c h e ,
y o anunciaba á mi esposa un fin nefasto,
— ¿01 —
y ella solía responder c o n b r í o :
« E l dote ¿es t u y o ó rnio?...
A nadie d e b e nada lo q u e gasto.))
U n a m i g o , constante en p r o t e j e r m e ,
p r o m e t i ó á mi m u j e r p r o n t o a s c e n d e r m e ,
t o c a n d o sin d e m o r a
y o n o sé q u é resorte ó q u é registro:
c o m o sus intenciones eran sanas
y v e r d a d e r o su interés: « J u a n L a n a s ,
( m e d i j e ) de esta, cátate ministro;
¿por q u é t ú has de ser m e n o s , v o t o á c u a n t o s ,
que t a n t o s , y q u e t a n t o s , y q u e tantos?»
E n esto h u b o u n a crisis horrorosa
en las altas r e g i o n e s , j
que á m u c h o s empleados c a u s ó fiebre,
y á m í m e arrebató mis ilusiones; \
m i p r o t e c t o r emigra c o m o l i e b r e ,
m u e r e de s o f o c o n e s ,
y y o de real orden... ¡ A l instante
me dejaron cesante!
A l saber mis r e v e s e s ,
— 402 —
f u r i b u n d o s m e acosan los ingleses;
mi amada c o m p a ñ e r a ,
á la par q u e el metálico sonante
derritiéndoseme i b a c o m o c e r a ,
mostrábase más fiera;
y finjiendo u n a v e z terribles celos
c u a t r o p u ñ a d o s m e arrancó de pelos.
A m a g á n d o m e espaldas y c o g o t e ,
á c a d a paso m e g r i t a b a : « T u n o ,
holgazán, burro, borrachon, ingrato;
¿ q u é has h e c h o de m i dote ?
¿ Q u é has h e c h o , di?... R e s p ó n d e m e ó te mato.
¡ A y ! ( d e s p u é s anadia
c o n trágicos sollozos,
y g e s t o y v o z de h a r p í a ) ;
¡ay de m í , q u e , i n e x p e r t a ,
candida c r i a t u r a ,
c r e í t u pasión p u r a
y las protestas de t u amor, m e n t i d a s ,
c u a n d o te las d i c t a b a n solamente
de esta n i ñ a i n o c e n t e
—103 —

las diez y seis talegas y a perdidas!»


P e r o aun n o c o n c l u í , p o r mi desgracia
oigan ustedes el t r e m e n d o ultraje:
pretestando u n a carta de mi suegra
y á Segovia un viaje,
¡pif!... de g o l p e y p o r r a z o ,
traidora h u y ó s e á F r a n c i a
c o n un p i c a r o n a z o
teniente ó capitán de c a z a d o r e s ,
q u e en situación estaba de r e e m p l a z o .
Y a c e r c a de diez años han corrido
y nada de la p r ó f u g a h e sabido;
desde entonces a c á , v i v o m u r i e n d o :
¡salid sin duelo, lágrimas, corriendo!

CANIYiTAS.
E l q u e b u s q u e dinero
al b u s c a r su f u t u r a ,
no j u v e n t u d , m o d e s t i a , ni h e r m o s u r a ,
vea y t o q u e primero
c o n ojos y con manos
— 104 —
de los maravedises la existencia,
ó tema el caso q u e á P i n i n i apura:
q u i e n se fia e n , «se dice,)) «se asegura,))
quedar suele á la luna de V a l e n c i a .
L a fortuna es veleta giratoria
q u e si á u n lado se m u e v e
anuncia dicha y g l o r i a ,
si á o t r o , plagas mil el cielo l l u e v e .
L a v e r d a d de u n adagio m u y s a b i d o
que damos al o l v i d o ,
J u a n L a n a s c o n su ejemplo nos enseña:
¡ay! del árbol caído
todo el mundo hace leña.))

E n esto el sol, enternecido acaso,


por n o escuchar más lástimas, sepulta
su disco en el ocaso:
en éxtasis las ranas
q u e la o v a espesa o c u l t a ,
o y e n d o los percances de J u a n L a n a s ,
— IOS -

de P i n i n i las cuitas
y el raudal del saber de Ganiyitas,
que les c h o c a b a u n p o c o p o r lo n u e v o ,
habian o l v i d a d o c a ñ a y c e b o ;
de m o d o y de m a n e r a ,
que en una tarde entera
y u n b u e n rato de luna,
no f u é pescada ¡ni una!
M a l d i c i e n d o sus hados e n e m i g o s ,
entrambos pescadores
los chismes r e c o g i e r o n ;
y atravesando trigos
del n o c t u r n o fanal á los f u l g o r e s ,
su regreso enrprendieron
á M a d r i d , donde tienen la h u r o n e r a ;
la g o r r a atrás echada,
la capa casi, casi derribada,
los ojos dormilones,
saliendo las palabras á e m p u j o n e s ,
dando c o n Caniyitas m i l trasvieses
y h a c i e n d o m u c h a s eses;
— 106 —

p o r q u e de una p a n z u d a , enorme b o t a ,
c o n ribetes y honores de p e l l e j o ,
amiga inseparable del b u e n viejo
c u y a sangre alborota,
de tal suerte c h u p a r o n ,
q u e en la marcha apuraron
hasta la última g o t a .
E l v i e j o , en t a n t o , repetido habia:
—«/ Qué tragos en la mísera existencia
se pasan!)) Y ((/ Qué tiempos tan aciagos!))
—«/ Cómo ha de ser! ( P i n i n i respondía,
c o n J u a n L a n a s c o n f o r m e . ) Vengan tragos,
pues lo dispone así la Providencia;
¡todos los pasaremos con paciencia!))

1860.
DETRÁS DE LA CRUZ EL DIABLO.

(IDILIO CAMPESINO CONYUGAL).

D e soslayo m e t i d o hasta la ceja


el sombrero de teja,
quitasol o p o r t u n o , si n o b e l l o ;
en casa el alzacuello;
chaquetilla de c ú b i c a , a l g o añeja;
pantalón de lo m i s m o , r e m a n g a d o ;
de piel de cabra, c ó m o d o c a l z a d o ;
atada á la cintura
con g a l ó n la sotana,
y sin m a n t e o ni otra vestidura
q u e aumentase el calor de la mañana,
— 108 —
de u n m o n t e por la rústica espesura,
la vista en el B r e v i a r i o
por d o n d e h a c i e n d o v á su r e z o diario,
solo y g r a v e pasea
el p á r r o c o e x c e l e n t e
de la vecina a l d e a ,
á quien por b u e n o y sabio ama la g e n t e .
P o b r e , p o r q u e á los pobres
con generosa mano socorría;
sencillo, p o r q u e apenas c o m p r e n d í a
la virtud evangélica adornada
con la p o m p a del m u n d o ,
q u e es h u m o , s o m b r a , nada;
b r e v e en palabras, p r ó d i g o en acciones
q u e c o n sus bendiciones
premia g o z o s o el cielo;
de santidad m o d e l o ;
r o c a firme en su fé perseverante;
á la ambición y á la mentira estraño,
cual pastor vigilante
el cura apacentaba su r e b a ñ o .
—109 —
S i g u i e n d o á p o c o rato otra v e r e d a ,
huella la b l a n d a a l f o m b r a
q u e á u n a v e r d e alameda
c o n d u c e , donde fresca y grata s o m b r a ,
que del sol t e m p l a las ardientes llamas,
árboles mil p o m p o s o s
dan c o n sus troncos y crecidas ramas.
Y allí, c o n tosco aliño
q u e c u b r e mal su c u e r p o d e l i c a d o ,
aparecióse u n niño
de seis años, azules, claros o j o s ,
alta frente espaciosa,
color suave de temprana rosa,
coronadas de rizos naturales
la sien y la mejilla virginales;
el c u a l , corriendo al cura, c o n espanto,
y á la sotana asido
c o m o si de alguien fuera p e r s e g u i d o ,
trémulo esclama y anegado en llanto:
—110 —

EL NIÑO.

V e n , señor c u r a , v e n , q u e padre p e g a
á m a d r e , y madre llora.

EL CURA.

¿ Q u i é n es t u madre?

EL NIÑO.

¿ Q u i é n ? . . . L a tia M e l c h o r a .

EL CURA.

¿ Y t u padre?

EL NIÑO.

E s el tio

Inocente.

EL CURA.

¡ A h ! ¡ya c a i g o ! I r é , hijo m i ó .
— 111 —

¿ Y sabes p o r q u é causa la maltrata?

EL NIÑO.
¡ N o lo sabo!

EL CURA,
Y tu m a d r e ¿ q u é decía,
al pegarla?

EL NIÑO.
«¡Dios m í o , q u e m e mata!»

EL CURA.
¿ Y tu padre?

EL NIÑO.
« L l e g ó tu último dia.»
H a b i a en el acento
del niño espresion tal y sentimiento,
que el ministro de D i o s suspenso q u e d a .
M i r á b a s e al villano
c o m o ejemplar cristiano,
h o m b r e de b i e n , p r u d e n t e y laborioso,
marido fiel y p a d r e cariñoso.
D e s e a n d o tener limpia la c o n c i e n c i a
y dar al m u n d o e j e m p l o ,
i b a u n a v e z en la semana al t e m p l o ;
y de la penitencia
ante el severo t r i b u n a l , los ojos
á la tierra b a j a n d o ,
postrábase de h i n o j o s ,
y unos g o l p e s de p e c h o se p e g a b a
q u e al c o r a z ó n más duro edificaba:
á creer en hablillas,
y a t e n í a , m e r c e d á los porrazos,
rota media d o c e n a de costillas.
A l entrar en la iglesia,
siempre c o n faz d e v o t a y pasos q u e d o s ,
t o m a b a agua b e n d i t a ;
p e r o n o c o n dos dedos
c o m o c u a l q u i e r humilde cristianillo,
sino m e d i o cuartillo
— 113 —
con la mano derecha,
que del rostro cayéndole á la ropa
vez hubo que le puso hecho una sopa.
Verdad es, que señales no conserva
del singular ayuno
que há largo tiempo observa,
como no lo observó prójimo alguno,
ni surcan su semblante hondas arrugas;
pero muchos vecinos
aseguran que come sólo yerba;
otros, aunque sin datos, que lechugas,
berzas y cebollinos:
quién (calumniando su virtud ignota)
supone que se atraca de bellota;
y aun hay quien, con malicia refinada,
diz que le vio roer pan de cebada:
que para inventar menguas ,
nunca en el mundo faltan malas lenguas.
Mas como no está magro,
jura toda la gente
que el bueno de Inocente
8
— 114 —
e n g o r d a sin c o m e r ; q u e es u n m i l a g r o ,
un milagro viviente
de abstinencia... q u e pesa d o c e arrobas
de las q u e llaman bobas.
E l , c o n vagas r a z o n e s ,
q u e tiene apariciones
de santos a s e g u r a ;
pero sospecha el c u r a ,
n o sin dolor p r o f u n d o ,
q u e pretende engañar á D i o s y al m u n d o .
Saliendo del espeso b o s q u e c i l l o
en q u e anidaban pájaros cantores,
p o r u n prado de c é s p e d y de flores
a n c h o , vistoso y f r e s c o ,
llegábase á u n retiro pintoresco
al pié de u n a m o n t a ñ a ,
d o n d e , entre agrestes peñas y raudales
de limpios y sonoros manantiales,
asoma de I n o c e n t e la c a b a n a
de secos troncos y pajiza caña.
L a habitación sencilla
en su interior p a r e c e una capilla,
en q u e el tio I n o c e n t e rinde c u l t o
á unos nenes de b u l t o ,
p r o d u c t o de sus manos p e c a d o r a s
que en ellos o c u p a r o n m u c h a s h o r a s ,
y de papel p i n t a d o
que p e g ó á la pared c o n pan m a s c a d o .
U n n e n e , s e g ú n él, es San A n t o n i o ,
alrededor del c u a l tienden su v u e l o
un m u r c i é l a g o , u n b u h o y u n m o c h u e l o ,
que son las tentaciones del d e m o n i o .
F i g u r a otro á San R o q u e ,
a b o g a d o b e n d i t o de la p e s t e ,
con su calabazuela y p a l i t r o q u e ;
esculpida tan mal la efigie de éste,
q u e , en v e z de faz c e l e s t e ,
el santo cara tiene de b o d o q u e .
A l l í u n altar de c o r c h o sostenía
bajo u n vasillo v e r d e , q u e n o ardia,
de p l o m o u n a custodia
con varias terceduras,
—110 —

en m e d i o de dos ángeles de b a r r o ,
r i d i c u l a parodia
de los bellos que encantan las alturas;
pues lejos de ser g u a p o s ,
compararse p u d i e r a n á dos sapos.
Y allí... pero dejemos
la d e s c r i p c i ó n prolija
de la c a b a n a , y c o n el cura entremos
y el n i ñ o , q u e entró al p a r , de mala g a n a ,
del p á r r o c o agarrado á la sotana.
Q u i e n viese a q u e l asilo
silencioso y tranquilo
c o n ínfulas de ermita,
diria q u e la paz en él habita.
I n o c e n t e repasa en v o z sonora
de rodillas las cuentas de u n rosario;
recostada M e l c h o r a , aparte g i m e ;
p a r e c e q u e la oprime
a l g ú n dolor a g u d o ,
pues la p o b r e á m e n u d o
ambas manos ligeras
— 117 —

se aplica á las caderas.


J u s t o será decir q u e el b u e n m a r i d o ,
c u y a virtud aspira á eternas palmas,
lanzando u n g r a n b o s t e z o
principio dio á su r e z o
en c u a n t o v i o venir al pastor de almas.
«Santos y b u e n o s dias,» dijo el t i o ,
recibiéndolo afable,
y b e s a n d o su m a n o v e n e r a b l e .
« ¡ B u e n o s dias! ( e l cura r e s p o n d i ó l e ) .
¿ Q u é tal v á , tio I n o c e n t e ?

INOCENTE.
A s í . . . tirando.

EL CURA.
¿ Y Melchora?

INOCENTE.
Melchora
anda u n p o c o maleja;
— 118 —

há t i e m p o q u e se q u e j a
de cansancio y dolores;
p e r o p o r más q u e t o m a
lo q u e r e c e t a el sabio d o n T o r i b i o ,
la enfermedad n o d o m a ,
c o n n a d a encuentra alivio.»
O y e n d o este discurso
q u e en c o l e r a la e n c i e n d e ,
la enferma hablar p r e t e n d e ;
pero le p o n e c o t o
el c ó n y u g e d e v o t o ,
mirándola algo b i z c o
sin q u e el cura lo v e a ,
y dándola en u n b r a z o tal pellizco
q u e á la d é b i l m u j e r , á q u i e n espanta,
a h o g ó s e l e la v o z en la garganta.

INOCENTE.
« A los santos, por eso,
mis súplicas dirijo;
( e l tio I n o c e n t e , p r o s i g u i e n d o , dijo:
— 119 —

y a ñ a d i ó , dando u n b e s o
á San R o q u e ) en mi pena
á éste le he p r o m e t i d o u n a n o v e n a
c o n dos misas, cada una de seis reales:
él de M e l c h o r a curará los males.

MELCKORA.
¡Calla, bribón, taimado,
t r a p a c e r o , h o m b r e endino!
Si á los b o b o s hasta h o y has e n g a ñ a d o ,
habiendo al fin l o g r a d o
q u e c o m u l g u e n c o n ruedas de m o l i n o ,
supuesto q u e lo quieres
y o les diré q u i é n eres;
sí, y o se lo diré, n o m e hagas muecas
para q u e calle, z o r r o ,
ni retuerzas el m o r r o ,
p o r q u e y a se a c a b ó mi sufrimiento,
y si n o d e s e m b u c h o , a q u í reviento.
S e ñ o r c u r a , usté sepa
q u e mi marido há p o c o ,
—í so-
p o r m o r de la tia P e p a
la C h a t a , m e p e g a b a c o m o u n l o c o ,
y si n o viene su m e r c ó , m e m a t a ,
por m o r , c o m o y a he d i c h o , de la C h a t a .
Q u e al pelo de la ropa él n o m e t o q u e ,
y en los cielos en p a z deje á San R o q u e .

EL CUIIA.
¿ Q u i é n es la Chata?

MELCHORA.
L a hija
m a y o r del m o l i n e r o ,
q u e p a e c e u n a lambrija
y tiene u n ojo h u e r o .

EL CURA.
¿ Q u é dice á t o d o esto el tio I n o c e n t e ?

INOCENTE.
D i g o q u e mi m u j e r miente y remiente.
— 121 —

MELCHORA.
A ella le h a c e r e g a l o s ,
y á m í quisiera verme en cueros v i v o s ;
á su m u j e r á palos
las espaldas le m i d e ;
á esa m o z a le da lo q u e le p i d e ,
y dia y n o c h e pasa
con ella en el m o l i n o , q u e es su c a s a :
¿qué estás h i c i e n d o allí?

INOCENTE.
¿ Q u é estoy hiciendo?
( r e s p o n d i ó el tio I n o c e n t e , á t r o p e z o n e s ,
sus m u e c a s r e d o b l a n d o y c o n t o r s i o n e s ) ;
la verdá... estoy m o l i e n d o .

MELCHORA.
¡ V a y a ! ¡ v a y a ! ¡ q u é santo!
Se a c a b ó , lo q u e es h o y t o d o lo c a n t o ;
ó i g a m e usté su historia.
—122 —

Cuando el cura defunto,


(Dios lo tenga en su gloria)
era Inocente sacristán, y el pillo
tan largo de uñas era,
que atrapaba la cera
del altar, y los cuartos del cepillo
donde las limosnitas
echaban pa las ánimas benditas.
El párraco una vez cerca apostado
lo cogió en el fregado,
y siempre desde entonces
le llamó málun puérun,
y algunos, por sospechas, rapavérun.
Como él de todo sisa,
aguaba el vino puro de la misa,
y el vino que sisaba
santamente después se lo empinaba;
pues aunque sefiguranque no bebe
muchísimas presonas...
¡Señor, coge unas monas!
Pero lo que es comer el probecito,
— 123 —
no le viene de casta;
para almorzar h a y v e c e s q u e le basta
con dos cuartos y m e d i o de un cabrito.))
A l llegar á este p u n t o , echando f u e g o
de rabia p o r los o j o s ,
c o m o la g r a n a r o j o s ,
saltó el tio: ((¡Melchora, q u e te p e g o !
Y a sabes q u e s o y manso
lo mismo q u e u n b o r r e g o ;
pero ¡ay de tus costillas si m e canso!»
M e l c h o r a , q u e desprecia
y ve c o n g r a n cachaza
la tempestad q u e arrecia
y el r a y o q u e amenaza,
y q u e se j u z g a fuerte
u n escudo en el p á r r o c o m i r a n d o ,
declara á su marido g u e r r a á m u e r t e ,
é intrépida p r o s i g u e de esta suerte:

MELCHORA.
« P u e s ¿y c u á n d o j u é alcalde?
— 124 —
N u n c a j u s t i c i a amenistró de b a l d e ;
y a u n q u e son cosas á la g e n t e ocultas
¡ y o sé q u e se h a c o m i d o tantas multas!
D e s p i d i ó al p r e g o n e r o
y q u i t ó al secretario,
l o propio q u e al tio H i l a r i o
q u e l l e v a b a diez años d e m o n t e r o ,
todos u n o s b e n d i t o s ,
sin c o m e t e r delitos;
y no oyendo razones,
c o l o c ó , en su l u g a r , á tres b r i b o n e s .
¡ D i o s los cria, s e ñ o r , y ellos se ajuntan!
E n t o n c e s c o n cautelas y misterios,
hicieron y o n o sé q u é g a t u p e r i o s
q u e al p r o n t o los v e c i n o s n o b a r r u n t a n ,
mientras la hacienda escasa
de los cuatro c r e c í a :
y a , al postre, n o faltaba q u i e n decia
malicioso: « A f u l a n o
¿sabéis si se le h a m u e r t o a l g ú n tio indiano?
¿sabéis si le c a y ó la lotería?»
— <I25 —

M a s nadie sospechaba de I n o c e n t e ;
¿quién s o s p e c h a d o hubiera?
pues a u n q u e él r o b ó más q u e cualisquiera,
¡ r o b ó tan santamente!...))
A q u í e x c l a m ó el m a r i d o , en u n tonillo
entre si canta ó l l o r a :
« ¡ Q u e te p e g o , M e l c h o r a ! »
Y c o g i e n d o u n a vara
de fresno m u y flexible,
por sus palabras duras
acaso la sentara
un p o c o las costuras,
si el sacristán entrando
presuroso y s u d a n d o ,

no h u b i e r a d i c h o al cura: « ¡ V e n g o muerto!»

EL CURA.
¿Qué sucede, Perico?

EL SACRISTÁN.
H a n r o b a d o la iglesia.
— 126 —

EL CURA.

¿ E s cierto?

EL SACRISTÁN.

Cierto.

EL CURA»

¿ Q u é falta?

EL SACRISTÁN.

U n a patena...

EL CURA.

A c a b a pronto.

EL SACRISTÁN.

U n c á l i z , las m e j o r e s
vinajeras, aquellas de las flores...
y á m í m e falta el j u i c i o . . . ¡ y o estoy t o n t o !
EL CURA.
N o h a y q u e afligirse, P e d r o ; en el garlito,
si el cielo nos a y u d a ,
caerá, n o t e n g a s d u d a ,
el autor del delito.
V a m o s , pues. T i a M e l c h o r a , y a hablaremos;
I n o c e n t e , hasta l u e g o . ¡ A ver q u é h a c e m o s !

INOCENTE.
P o r m í , sumiso callo;
ya p u é M e l c h o r a levantar el g a l l o ,
y subiendo de t o n o
tirarme de las g r e ñ a s ,
q u e nido llamar suele de c i g ü e ñ a s ;
desde ahora la p e r d o n o ,
repito q u e n o c h i s t o ;
más sufrió p o r nusotros Jesucristo.»
E n esta confianza
párroco y sacristán dejan la c h o z a
y la envidiable paz q u e allí se g o z a ;
— 128 —
mas ¡ay! q u e c o n su ausencia h u b o otra danza,
S a c ó unas disciplinas el m a r i d o ,
d e n e g r o alambre y de c o r d e l de azote;
y v i e n d o la i n t e n c i ó n del hotentote
M e l c h o r a da u n chillido,
r e c ó g e s e las faldas
á la p a r e d v o l v i é n d o s e de espaldas,
y pone por escudo
al n i ñ o , q u e escurrirse hasta ella p u d o ;
p e r o el t i o , q u e tiene ímpetus l o c o s ,
apartóle de allí de u n soplamocos.
P a r a abreviar de su v e n g a n z a el p l a z o ,
las disciplinas, b á r b a r o , enarbola;
mas tanto c o n la furia se atortela,
q u e al levantar el b r a z o
derriba de u n c o d a z o
fuerte, sonoro y seco,
el altar, q u e por dentro estaba h u e c o ,
y de c a j ó n servia ó de alacena
á vinajeras, cáliz y patena.
— « ¡ A h , b r i b ó n ! te cogí,)) M e l c h o r a exclama.
— « ¿ C ó m o es esto, carape?»
el rústico r e s p o n d e ;
pero ella á t o d o e s c a p e ,
cual toro de J a r a m a
que sale del encierro,
corre, y g a n a n d o u n c e r r o ,
con v o c e s tan rabiosas llama al cura,
que p o r p o c o n o arroja la asadura.
E l párroco recela,
al sacristán despide
y hacia la c h o z a v u e l a
unido c o n M e l c h o r a , q u e delata
al q u e r o b ó sacrilego la plata.
E l cual c o n alegria:
«¡Milagro!» repetía;
«¡Milagro!» y sin dejar el estribillo
que á los otros irrita y e n c o c o r a ,
se estuvo milagreando u n cuarto de hor
diciendo p o r contera
el milagro en c u e s t i ó n , de esta manera:

9
— 130-

INOCENTE.
A s í que ustés salieron,
dije á M e l c h o r a yo: «corazón m i ó ,
t o m a estas disciplinas,
y date u n par de tandas de las finas,
c o n antusiasmo y b r i o ;
mientras p i d o á los cielos y o , en un v e r b o ,
c o n santas oraciones,
d e s c u b r a los ladrones,
ó las cosas robadas á este siervo.»
Y n o h u b o más. E n el istante mismo
vinieron de esas lomas
v o l a n d o tres palomas
q u e en el altar de c o r c h o se posaron;
y al decir m i m u j e r : « y a t e n g o cena»
las tres se trasformaron
en vinajeras, cáliz y patena.»

Saliendo el cura a q u í de sus casillas,


caer hizo al villano de rodillas:
— S e l l a ( l e d i j o ) sella el labio i m p u r o ;
—131 —
séllalo, miserable fariseo;
h u n d e en el p o l v o o s c u r o
la t o r p e frente, en q u e g r a b a d a v e o
la p r o f u n d a maldad que hasta h o y cubriste
con hipócrita manto,
c r e y e n d o así engañar al cielo santo.
¡ A y de t í , si de vida
n o mudas!... q u e y a m i r o
t u p o b r e alma p e r d i d a
b a j a r á los infiernos,
y en sus negras regiones
sufrir martirios bárbaros y eternos.
D i o s no p r e m i a , castiga
al q u e en los labios tiene
la v i r t u d c o m o a m i g a ,
siendo su c o r a z ó n sepulcro lleno
de v i c i o s , de maldades y de cieno».
M e l c h o r a c o n el n i ñ o y el anciano
partióse, p o r el santo de su n o m b r e
jurando no vivir con aquel hombre,
q u e p r o m e t i ó matarla c o n su m a n o .
— 132 —
Y el rústico d e v o t o ,
q u e n o quiere el subsidio
de su industria pagar en u n presidio,
mala v i e n d o la cosa
resuelve p o n e r pies en p o l v o r o s a ,
ó tomar ( c u a l t r a d u j o
cierto escritor f r a n c é s , q u e n o era l e g o )
la villa de Don Diego.

D i s c u r r i d , ¡oh lectores!
el fin de este I n o c e n t e d e s g r a c i a d o ,
( ¡ q u é i n i q u i d a d ! ) c u a l j a b a l í acosado:
¿no l o acertáis?... P u e s r e n e g ó , s e ñ o r e s ,
y rotas y a sus religiosas trabas,
contra nosotros sirve á M u l e y - A b a s .
1860.
GANGAS DE LA ÉPOCA.

(ÉGLOGA VENATORIA URBANA).

PRIMERA PARTE.

E l b u e n o de M a r i a n o ,
sencillo p r o v i n c i a n o ,
j o v e n rico y j u i c i o s o , al par q u e apuesto,
de u n a ciudad del N o r t e
v i n o en cierta ocasión á v e r la c o r t e ;
y corno nada a q u í q u e h a c e r t e n í a ,
andaba de j o l g o r i o n o c h e y dia.
U n a herniosa m a ñ a n a
se dirigió á la F u e n t e Castellana,
en hora en q u e no acude á la tal F u e n t e
b i c h o ni alma v i v i e n t e ,
— 134 —
e x c e p t o algún cesante alicaído
de b a r b a sucia y rústica melena:
mas los cesantes son almas en pena.
C a m b i ó s e la m a ñ a n a ( e r a de E n e r o ) ;
y de sus c u m b r e s G u a d a r r a m a a l e v e ,
y a que no lluvia ó nieve,
c o n su soplo sutil, c r u d o y certero
q u e e n d u r e c e los b a r r o s ,
m a n d a b a pulmonías y catarros
q u e en apurados trances
p o n e n al q u e l o reta p o r c a p r i c h o :
c o n s e c u e n c i a : el paseo s u s o d i c h o ,
la v e r d a d , ofrecía p o c o s l a n c e s .
E l mismo p e n s a m i e n t o
d e b i ó ocurrir á nuestro a m i g o , c u a n d o
sobre los pies g i r a n d o
t o r n ó la cara al sol, la espalda al v i e n t o ,
y encaminóse hacia M a d r i d silbando.
M a s hete q u e á la v u e l t a ,
c o n u n placer q u e se asemeja al susto,
u n a m u c h a c h a vio de ojos de c i e l o ,
— 135 —
rubia, gallarda, esbelta,
en fin, cosa de g u s t o ,
barriendo el santo suelo
con profusión de seda y t e r c i o p e l o ;
y al v e r l a , sin saber si es ó n o f a t u a ,
de admiración q u e d ó s e h e c h o una estatua.
M u r i l l o , R a f a e l , insigne A p e l e s ,
Canova, Miguel Á n g e l , Praxitéles,
vuestros cuadros y mármoles divinos
no valen tres c o m i n o s ;
para M a r i a n o sois unos peleles.
V e n u s encantadora
saliendo de la espuma en mar tranquilo
q u e la levanta en v i l o ;
D i a n a , la cazadora,
c r u z a n d o de los b o s q u e s la maleza,
digna rival de V e n u s en belleza;
las hadas de los cuentos orientales,
y la primera y última heroína
de las novelas todas q u e , á quintales,
suda la imprenta en la nación vecina,
— {36 —
comparadas c o n ella en hermosura
damas le parecían de estropajo,
y aun alguna u n d e m o n i o , u n espantajo.
D e cien m i l perfecciones
su entusiasmo la d o t a ,
y discurre, y agota,
y v u e l v e á imaginar c o m p a r a c i o n e s ;
p e r o es aquella u n tipo sin s e g u n d o ,
y n a d a h a y en el m u n d o
q u e le l l e g u e siquiera á los talones.
« C u a n d o c a n t e , si canta,
ó c u a n d o hable ( l e dice su d e s e o ) ,
su v o z será u n g o r j e o ,
u n a orquesta divina su garganta:
si d a n z a , danzará c o m o una p l u m a
q u e agita el aire b l a n d o ,
será u n a flor d a n z a n d o ,
será... ella misma, en suma.
Y en su trato ¡ q u é afable y cariñosa!
P u r a desde la pila del b a u t i s m o ,
n o tendrá su alma u n átomo de prosa,
ni un átomo de vil positivismo.))
L a acalorada m e n t e
un porvenir p r o m é t e l e risueño;
contémplase y a d u e ñ o
de la preciosa joven inocente,
á cuyos pies rendia el alma esclava
y q u e sus dulces sueños realizaba.
Y tanto adelantó su fantasía,
que y a c r e y e n d o á p o c o
arrebatarla u n b e s o , de amor l o c o ,
el bendito de D i o s se relamia.
Y más y más castillos
la propia m e n t e f a b r i c a n d o , padre
( c u á d r e l e ó no le c u a d r e )
lo hacía de u n a t u r b a de chiquillos;
y y a c o n éste j u e g a á la p e l o t a ,
y echa á rodar el aro;
con a q u e l vá á la escuela;
u n o , le enseña la camisa rota;
otro, á llorar á gritos se las pela:
estos cuadros futuros
— 138 —

le p r o p o r c i o n a n g o c e s prematuros;
y c o m o c a d a v e z más se distrae,
la b a b a , sin sentirlo, se le cae.
S i g u i ó l a , p u e s , la pista,
y discurriendo idilio sobre idilio,
y planes sobre planes de c o n q u i s t a ,
M a r i a n o a v e r i g u ó su domicilio;
y a v e r i g u ó q u e se llamaba R o s a
la b l a n c a aparición apetitosa;
q u e su señor papá ( q u e en paz descanse)
fué u n h o m b r e m u y d e c e n t e
( ¡ c o m o q u e fué i n t e n d e n t e ! ) ;
y su m a m á , a q u e l A r g o s
q u e vio de tiros largos
a c o m p a ñ a n d o á la gentil doncella
c u y o r e c u e r d o fiel le h a c e cosquillas,
es persona de m u c h a s campanillas.
E n t r ó en la casa l u e g o ,
y a u n q u e al principio torpe c u a l m a r u s o ,
pues A m o r le tenía tonto y c i e g o ,
sitio á la chica p u s o ,
su tren de batir arrojó f u e g o ;
ero R o s a , á rendirse n o dispuesta,
abale la callada p o r respuesta;
asta q u e al fin los bravos campeones
mtrajeron estrechas relaciones.
A l g o d e s p u é s , n o m u c h o , de este p r ó l o g o ,
ira sí recitaba el p o b r e c h i c o
. siguiente m o n ó l o g o :
Soy u n alma de D i o s ; s o y u n b o r r i c o !
o, que la hubiera puesto
ebajo de u n fanal, ó c o n dos velas
i camarín h o n e s t o ,
encima de u n altar, c o m o una cosa
lorable, sagrada y misteriosa,
a la odio, la detesto;
a rompo mis fantásticos fanales...
Ilí no h a y más q u e instintos animales!
»¡Señor! ¿ S i h a b r é tenido
na v e n d a en los ojos
un c o p o de a l g o d ó n en cada o i d o ,
ara no v e r ni oir lo q u e h o y p r o d u c e
— 140 —
mis querellas y enojos?
« N i d o s pensé q u e habria en su garganta
de ruiseñores dulces y parleros,
mas no h a y tales carneros:
al h a b l a r , n o g r a j e a ,
n o confites su v o z , ni y e m a s vierte;
p a r e c e q u e apedrea;
c u a n d o a y e r sin pasión la e s c u c h é en calma
se m e c a y ó á los pies, de p e n a , el alma.
V i e n d o q u e m u c h o s tontos c o n cien bravos
a c o g e n sus horribles galli-pavos
en soirées ó nocturnas r e u n i o n e s ,
canta sin fin, de vanidad c o n v u l s a ;
y si á las teclas l l e g a , n o las p u l s a ,
les d á de b o f e t o n e s ;
c o m o si les j u r a s e eterna saña,
furiosa las araña.
U n periódico luego,
c o n descaro inaudito,
dice q u e t o d o estuvo m u y b o n i t o ,
q u e R o s i t a c a n t ó . . . c o m o ella sola,
— 141 —
y de uno en o t r o , así, r u e d a la b o l a .
» Q u e sepa u n a m u c h a c h a t u r c o y g r i e g o
no es c r i m e n , y aun es cosa m u y l a u d a b l e ;
pero q u e , á todas h o r a s , hable y hable
(mientras á o l v i d o el español r e l e g a )
eu extranjero idioma
hasta á la t o r p e fámula m a n c h e g a ,
que se q u e d a en a y u n a s ,
merece de la sátira el a z o t e ,
sin que el sexo le sirva de r e p a r o ;
yo á quien tal h a g a ó piense la declaro
tonta de capirote.
« R o s a aprendió francés, y la enamora
á tal p u n t o , q u e p i e n s a , y c o m e , y viste,
y del altar al p i é , q u e es lo más triste,
á D i o s , en f r a n c é s , o r a :
la niña se figura de mal tono
hasta su e x c e l s o trono
subir en alas de oración sencilla,
compuesta en el idioma de Castilla,
el cual, s e g ú n mi a b u e l o ,
— 142 —

es el ú n i c o q u e hablan en el cielo.
« C o m o de artista y genio se las echa,
c o n la solfa el p i n c e l temible t u r n a ,
y lienzos e m b a d u r n a ,
q u e d a n d o siempre alegre y satisfecha.
A q u í , pega un brochazo,
allá, u n chafarrinazo;
y a traza u n edificio
q u e aflige al q u e lo entiende;
y a , de entusiasmo llena y de coraje,
intrépida la emprende
en p o s c o n el paisaje;
y de naturaleza
ultraja de tal m o d o la b e l l e z a ,
q u e , en v e z de convidar á disfrutarla
a q u e l c o n j u n t o frió, insulso, m u e r t o ,
dá ganas de vivir en u n desierto.
» S i á cualquiera retrata,
n o se anda c o n escrúpulos de m o n j a ,
la V e r d a d acuchilla, insulta y mata;
pero siempre en a c e c h o , la L i s o n j a ,
— 143 —
original y copia c o m p a r a n d o :
«¡El es ( d i c e a s o m b r a d a ) si está hablando!»
))¡0h! si hablara, y tan b e l l o su l e n g u a j e
fuera c o m o el retrato de agua-chirle,
habría q u e marcharse p o r n o oirle.
« P o r q u e su educación R o s a complete
la mamá se desvela;
quiere q u e manejar sepa el florete;
ya tira la pistola,
y monta á la alta escuela,
y , cual b u e n a española,
todas las noches al Real concurre,
y se entusiasma con placer e x t r a ñ o ,
y dos veces al año
en el desierto Príncipe se a b u r r e ;
y no falta á los t o r o s ,
ni ( a u n q u e t e n g a y a tísico el p e c u l i o ) ,
nuestras bellas montañas
con elegancia d e s d e ñ a n d o , en J u l i o
á naciones extrañas
deja de dar, p o r n a d a , un mal vistazo,
— 144 —

p a r a venir, después de q u i n c e dias,


á decir de nosotros perrerías,
c o n aquella lindeza
d e q u e El África empieza...
» M i c o r a z ó n de niño
b u s c a b a u n c o r a z ó n tierno y sensible,
tesoro de v i r t u d y de c a r i ñ o ,
b u s c a b a u n ideal, u n i m p o s i b l e ;
mas t a m b i é n , lo confieso,
n o habiéndolo encontrado,
se hubiese c o n t e n t a d o
c o n c u a l q u i e r a m u j e r de carne y h u e s o ,
aplicada, h a c e n d o s a ,
fiel, sencilla y casera,
para emprender la c o n y u g a l carrera;
¡pero si la tal R o s a
( q u e sólo el viento del o r g u l l o m e c e )
n i siente, ni p a d e c e !
¡ C u á n t a , en este b e n d i t o
M a d r i d , c o n sólo su aire y su palmito,
c o l g á n d o s e un g u i ñ a p o
— 145 —

es c a p a z de pegársela al más g u a p o !
» A n t e s de c o n o c e r l a
á f o n d o , c o m o ahora,
llamábala y o perla
de Oriente encantadora,
v i r g e n de ojos azules,
l u c e r o de mis noches;
y ella siempre de cintas y de tules,
de y e g u a s y de c o c h e s ,
de trajes, aderezos y modistas,
de buffets suculentos
me h a b l a b a , y de las fáciles conquistas
q u e tales elementos
proporcionan á muchas,
q u e serán, de s e g u r o , b u e n a s truchas.
» M i e l o c u e n c i a amorosa
á l o m e j o r c o r t a b a (distraída,
q u i z á , m i linda R o s a )
c o n sus eternos treses,
flotante, diferida,
dividendos, acciones,
10
— 146 —
láminas, intereses,
cotización, cupones,
y otras palabras cien y locuciones
de la bursátil j e r i g o n z a o s c u r a ,
q u e b o y t o d a criatura
( n o afirmaré q u e l a d r e )
h a b l a y a desde el vientre de su madre.
» L a s u y a , con sentencias y consejos,
clarísimos espejos
de la c o d i c i a v i l , del ansia de oro
q u e la d e v o r a y la c o n s u m e , b o r r a
en su ú n i c o t e s o r o ,
en la hija q u e salió de sus entrañas,
toda n o b l e pasión é impulso n o b l e ,
y en duro mármol la c o n v i e r t e , ó r o b l e .
» ¿ Q u é candorosa chica
al c a b o n o c l a u d i c a ,
o y e n d o repetir eternamente
la c o l e c c i ó n de máximas siguiente?
—«Hombre sin cuartos y mujer sin galas
son pájaros sin alas.
— 147 —
—Más sustancia dan cuatro cañamones,
que veinte mil quinientas ilusiones.
—Aténgame á la prueba,
que el viento plumas y palabras lleva.
—El que tiene dineros,
como dice el refrán, pinta panderos.
—Aquel que no trae soga,
de sed, otro refrán, diz q u e se ahoga.
—El amor pasa pronto,
más dura un rigodón, un ivals, un tango;
el mundo es un fandango,
quien no lo baila, un tonto.
—Se acaban los amores,
y quedan los dolores.
—En casa rica ó llena
pronto se hace la cena;
en la que no hay harina,
anda todo al revés, todo es mohína.
—¿ Quién dice que los hombres son iguales?
Mentira; tanto tienes, tanto válese—
» C o n esta e d u c a c i ó n , q u e y o a b o m i n o ,
— 148 —

pues en plazos más cortos ó más largos


frutos p r o d u c e insípidos y amargos,
la m a m á , p a l o m i n o
a t o n t a d o , c a b e z a sin a p l o m o ,
entendimiento r o m o ,
p e r o q u e tiene y g u a r d a
Su g r a m á t i c a parda
q u e le sirve de norte y de g o b i e r n o
p a r a cazar u n y e r n o
b u e n m o z o , de r i q u e z a y casa g r a n d e s ,
p r e s u m e q u e una p i c a p o n e en F l a n d e s .
Y c o m o es tan l e c h u z a ,
n o saliéndole u n n o v i o á la d o n c e l l a
c o m o se pinta en sus ensueños e l l a ,
c a p a z es de entregarla al m o r o M u z a ,
si es h o m b r e ( d e años v e r d e s ó m a d u r o s )
q u e n o se deje ahorcar p o r cien m i l duros.
¡ P o b r e del q u e se c l a v e en el anzuelo
y t e n g a q u e c a r g a r c o n el m o c h u e l o ,
c r e y é n d o l o u n a p e s c a de i m p o r t a n c i a !
L o q u e es y o , n o le arriendo la ganancia.
—149 —

» Y a c o n o c i e n d o la m a m á - c u l e b r a
la frialdad c o n q u e mi amor se e x h i b e ,
mis visitas, c o m o antes, n o c e l e b r a ,
y m e h a echado tres v e c e s el quién vive,
así e x c l a m a n d o en tono de c h o r l i t o :
— ¿ V i e n e u s t e d c o n b u e n fin, caballerito?...
— ¡ Señora... usted me ofende!...
— P e r d o n e usted, Mariano...
—¡ Qué prisa!
— ¡ N o es en v a n o !
U s t e d sabe m u y b i e n q u e la p r e t e n d e
el m a r q u é s del J i l g u e r o . . .
— U n v e n e r a b l e anciano.
— E s hombre que venero,
y para m í , sin d u d a , v e n e r a b l e :
por l o d e m á s , s u edad es a c e p t a b l e ;
aun l o hallo fresco...
— S í , c o n la frescura
del q u e está c o n el pié en la sepultura.
— P u e s y o , fuera de varias c i c a t r i c e s ,
efectos de guerreros r i f i - r a f e s ;
— 150 —
de q u e es u n p o c o sordo;
de q u e tiene comidas las n a r i c e s ,
y en fin, de q u e p u d i e r a estar más g o r d o . . .
— ¡ S e ñ o r a , si está lleno de alifafes!
— B i e n ¿y q u é ? . . Y o esas cosas e q u i l i b r o
c o n su c u n a y sus prendas; ¡es g r a n h o m b r e !
¡ C o n d e c i r q u e su n o m b r e
figura d i g n a m e n t e en el G r a n L i b r o ,
y q u e tiene en el B a n c o de I n g l a t e r r a
al pié de dos millones!...
¡ M a r i a n o , y a u s t e d v é , todos los dias
n o salen tan bonitas p r o p o r c i o n e s !
— S e ñ o r a , h a b l a n d o en plata,
eso es l o mismo q u e decir q u e estorbo.
— N o , señor; p e r o tanto se dilata
la e x p l i c a c i ó n v e r a z de sus p r o y e c t o s . . .
•—¡Por el c ó l e r a - m o r b o !
M i h o n r a , mi...
— N o se a p u r e ,
tranquilícese usted, su honra no m a n c h o ,
y sentiré en el alma se figure
— 181 —

q u e preterido c o n m a ñ a echarle el g a n c h o .
P e r o c o m o s o y m a d r e , le repito:
¿ V i e n e usted c o n b u e n fin, caballerito?
— S í ( l a v o y á d e c i r ; y a estoy q u e m a d o ) :
v e n g o c o n fin h o n r a d o ;
la m u c h a c h a m e g u s t a
c o m o al ratón el q u e s o ,
y c o n ella c o n t r a i g o m a t r i m o n i o ,
a u n q u e rabie el demonio...
c u a n d o ella t e n g a c o r a z ó n y seso.»

A q u í de su m o n ó l o g o l l e g a b a
M a r i a n o , c u a n d o el sueño lentamente
posándose en su f r e n t e ,
los p á r p a d o s , y a flojos, le entornaba.
Y y o , lector p r u d e n t e ,
para q u e más paciencia,
s u f r i é n d o m e , y más tiempo n o derroches,
v o y m e á dormir también c o n tu licencia,
pues al remate de mi historia t o c o :
— 1S2 —
¡ v a y a , adiós, b u e n a s n o c h e s ,
salud, y divertirse, y gastar p o c o !
¡ A h ! S a b e q u e la m a d r e de R o s i t a ,
c o n red oculta y c o n reclamo artero
c a z ó al p o b r e J i l g u e r o ,
c u y a sangre infeliz y a tiene frita;
q u e él á la joven desposada a b r u m a
c o n su amor trasnochado, q u e la apesta
más q u e sus toses, flatos y r e ú m a ;
y en fin q u e , cixal vampiros ó alimañas,
hija y m a d r e le c h u p a n las entrañas
c o n ligereza suma:
¡pronto el J i l g u e r o q u e d a r á sin pluma!
1863.
SEGUNDA PARTE (1).

E n t r e tantos j i l g u e r o s
que, c o n picos p a r l e r o s ,
de rústica armonía
llenaban el R e t i r o cierto d i a ,
uno s ó l o , i n f e l i z , mal a f e i t a d o ,
con sucio tapabocas de á seis r e a l e s ,
sombrero apabullado
cuya moda no habrá quien h o y recuerde,
y capa c o n señales
de q u e n o son las capas inmortales
y de q u e t o d o , al fin, se gasta ó p i e r d e ,
lo mismo q u e las b o t a s

(1) Esta parte es inédita.


— 154 —

p o r la s u e l a , el t a c ó n y el corte r o t a s ,
la superficie c o n t e m p l a n d o v e r d e
( c u a l si tomase el f r e s c o )
d e l Estanque chinesco,
m u r m u r a b a miserias de la v i d a
c o n gestos y mirar de suicida.
« ¡ A y de m í ! ¿ Q u i é n d i j e r a ,
tres años M , q u e R o s a ,
a q u e l l a flor galana y o l o r o s a ,
tanta espina t u v i e r a ?
¡ Y q u e n o m e resuelva y o á eximirme
de la pasión b r u t a l q u e m e d o m i n a ,
c u a n d o sintiendo el alma está la e s p i n a !
S í , voy á zambullirme
en el a g u a c o r r u p t a del e s t a n q u e ;
y a la c o p a he b e b i d o hasta las h e c e s ;
u n valeroso a r r a n q u e ,
y acaban mis d o l o r e s ,
y m e e n g u l l e n los peces
q u e al sol m u e s t r a n , s a l t a n d o , sus colores.
« L l á m a m e mi consorte viejo fútil,
— d55 -
momia q u e inspira h o r r o r , marido i n ú t i l ,
cruz de su matrimonio
y falso testimonio
que l e v a n t ó la fama á su albedrio ,
pues n u n c a libremente
hubiera rebajádose á tal e n t e ,
á tan absurdo t i o :
¡este c o n s u e l o ofrece á m i a b a n d o n o !
¿Acaso es c u l p a m i a , ni y o a b o n o
el flato q u e m e a q u e j a ?
¿ P u e d o y o reparar los desperfectos
de esta m á q u i n a v i e j a ,
de esta armazón h u e s o s a ,
ni dar á los afectos
en q u e mi p e c h o asmático r e b o s a ,
el f u e g o aquel y varonil encanto
que gusta á las mujeres tanto y t a n t o ? . . .
¿No j u r ó de s o l t e r a , p o r su v i d a ,
que m i nariz c o m i d a
y la c o l o r del r o s t r o , y e r t a y l a c i a ,
le hacian suma g r a c i a ?
¿ N o hallaba en mi c a b e z a ,
Imérfana de p e l a m b r e ,
( ¡ S e ñ o r , l o q u e es el h a m b r e ! )
r e s p e t a b i l i d a d , esprit, nobleza?...
¿ P u e s c ó m o g o z a dura
de este anciano en la n e g r a desventura?
—«¿ Cómo?)) ( l a estoy o y e n d o ) ;
«¿ Cómo?)) ( d i r á ) «comiendo.))—•
¡ T a n vil es el l e n g u a j e
q u e e s c u c h o en mi a b y e c c i ó n y vasallaje
»Casas y c o c h e s , treses y c o r t i j o s ,
y otros bienes prolijos
q u e f o r m a b a n mi e n o r m e p a t r i m o n i o ,
se los l l e v ó el d e m o n i o :
¡y aun hija y m a d r e , á r a t o s ,
me preguntan con cínica insolencia,
¿por qué mentí opulencia,
s i e n d o , n o m á s , u n triste pelagatos ?
))¡Yo m e tiro al estanque ! ¡ Y a m e g o z o
en m i última a g o n í a !
¡ Y a el a g u a , t u r b i a y f r í a ,
penetra p o r mi b o c a á b o r b o t o n e s !
Con j ú b i l o f e r o z , de ella m e a p i p o ;
me d e s c o y u n t a el h i p o ;
soy t o d o contorsiones ;
buscan los dedos gafos d o n d e a s i r s e ,
y entre ellos siento el l í q u i d o escurrirse ;
turba mis ojos funeraria n u b e ,
y y a invasor a sube
la h i n c h a z ó n p o r el p e c h o y m e estrangula;
no m e salva la b u l a - . .
¡Se acabó!... ¡me asfixié! mi c u e r p o flota
cual ligera p e l o t a
sobre el h ú m e d o abismo...
¡ Y g o r j e a n los pájaros l o m i s m o
que s i e m p r e , del follaje en lo p r o f u n d o !
Haya un cadáver más ¿qué importa al mundo?»
D i s c u r s o tal arranca
el delirio al m a r q u é s , pues p i e r d e el seso;
fatigado en esceso,
aun quiere h a b l a r , p e r o su v o z se a t r a n c a ;
desnúdase de t o c a s ,
— i 38 —
es d e c i r , de la capa y t a p a b o c a s :
y tornando c a r r e r a ,
para salvar de u n b r i n c o la barrera
q u e se o p o n e á su i n t e n t o ,
estas solas palabras echa al v i e n t o :
« C o n c l u y a la p a r t i d a :
¡una!... ¡dos!... ¡á las tres vá la vencida!»
Y c o n arrojo s u m o ,
á realizar se apresta la del h u m o ,
corriendo y a , sin p i z c a de i l u s i o n e s ,
c o m o si alas llevase en los talones ,
c u a n d o u n amigo s u y o , m a l a g u e ñ o ,
á p o c o s pasos grítale risueño:
— « ¡ Q u é ocurrensia! ¡ q u é g r a s i a !
¿ A p r e n d e u z t é gimnasia?
C o n v i e n e el ejersisio,
m a r q u é s , p e r o n o tanto
q u e le z a q u e de quisio
la z a l ú , y ze lo lleve al Campozanto.
¡ B a h ! levante la r o p a
y deje zu m a n í a ;
—159 —
¿qué trizte n o zería
zacarlo del e z t a n q u e h e c h o u n a z o p a ?
— ¡ E s verdad!
— P u e z conose zu l o c u r a ,
obedesca y c h i t o n .
— ¡ A y , Jarabillo,
mi mal no tiene c u r a !
— ¿ N ó ? . . . tendrá m o n a g u i l l o .
—¡Dichoso usted, que á broma
hasta lo serio de la v i d a toma!
— ¿ D e reir n o dá g a n a ,
que intente u n h o m b r e convertirze en rana?
— Y o n o soy h o m b r e y a , s o y u n c o m p e n d i o
de m i s e r i a s !
— ¿ Y qué? ¿ Y ezo le crizpa?...
Z i u z t é , a m i g u i t o , ez c h i z p a ,
otroz zon el insendio.
Otroz t i e n e n , y en g r a n d e , el m o n o p o l i o
del d o l o r : zi en octavo hase el rezumen,
( y lo ez u z t é ) u n v o l u m e n ,
elloz zon la o b r a e n t e r a , la obra en f o l i o .
— 160 —
— ¡ B u e n c o n s u e l o de tripas!
— ¿ B u e n conzuelo?
Z a q u e usté l o z q u e tiene almasenados
y j u r o , p o r el s i e l o ,
q u e le han de bendesir loz dezgrasiados.
¡ E h ! renunsie á zu e z t ú p i d a t r a g e d i a ,
i n d i g n a de u n criztiano y h o m b r e g r a v e .
— ¡ A y , J a r a b i l l o a m a d o , u s t e d n o sabe
d e la misa á la media!»
Y a q u í tose de u n m o d o lastimero
el m a r q u é s del J i l g u e r o ,
á q u i e n n o h a y cosa y a q u e n o constipe.
— « S i este catarro c r u d o , si esta g r i p e ,
y este... t o d o ( p r o s i g u e e n r o n q u e c i d o )
contar las penas mias m e d e j a r a n ,
los mármoles más duros se ablandaran.
— L o v e o algo d i f í s i l ; c a b a l m e n t e
( o b s e r v a J a r a b i l l o , c o n risita)
n o h a y mármol p o r a q u í ; p e r o c o r r i e n t e ,
y a q u e u z t é d e z a h o g a r z e nesesita,
el catarro a l i v i e m o z ,
— 161 —
y o zé lo q u e lo a p l a c a :
¿quiere u z t é q u e tomernoz...
— E l qué?...
— L e c h e de vaca.
— ¡ Si la h u b i e s e de b u r r a !
-—No e v a z i v a z dizcurra.
— E n fin, quizá u n cuartillo...
— A n d a n d o , p u e z , — r e p o n e Jarabillo.»
E n la casa de v a c a s , entre u n sorbo
y o t r o , de l e c h e d u l c e y espumosa,
cuenta lo q u e el lector sabe de R o s a ,
el m a r q u é s , j a d e a n t e ,
á su m e d i t a b u n d o acompañante ,
q u e le o y e c o n paciencia:
así q u e h u b o a c a b a d o ,
— M á r q u e z , en el p e c a d o
( e x c l a m a ) lleva u z t é la penitensia.
— Y o n o he p e c a d o en nada.
— N ó ? ¿ Q u i é n mete
un ansiano á c a d e t e ?
¿ C u á n d o ze a p a g ó el f u e g o de u n a fragua
— 162 —
c o n u n a g o t a de agua ?
P o r q u e fragua ez el p e c h o de una mosa
q u e j u v e n t ú , bellesa y b r í o z gosa.
¿ N i q u é leona h a m b r i e n t a ,
c o n u n h u e z o p e l a d o ze c o n t e n t a ?
Q u e u n m e m o lo p r e z u m a . . . ¡ V a m o z ! p a z e ;
pero que un hombre como uzté, dizcreto,
c o n pretenzion rizible j a l e a z e
el e n d e b l e e z q u e l e t o ,
detráz de u n a m u c h a c h a
q u e , d e l v e z t i d o c o n el aire z ó l o ,
( y n o h a de zer el aire m u y m a n ó l o )
zi q u i e r e , al otro m u n d o le dezpacha;
e z t o , p e r d ó n e m e , n o ze c o n s i b e ;
de m i l a g r o u z t é v i v e .
— ¿ H e o b r a d o torpemente?
confesaré m i y e r r o :
mas, ¿quita lo cortés á l o valiente?
E n v e z de darme u n trato horrible, p e r r o ,
¿no h a p o d i d o esa fiera,
tratarme b i e n , por compasión siquiera?
— ¿ Q u i é n lo d u d a ?
— Y o un dia,
estando mi r i q u e z a y a en sus fines,
dije á R o s a : « H i j a m i a ,
«me tienes q u e z u r c i r los calcetines.»
— Y ella, ¿ q u é r e z p o n d i ó ?
— « N o me rebajo;
» n u n c a , gracias á D i o s , c o s í u n z a n c a j o ;
«oficios tan., así., tan., p u e s ! son b u e n o s
«para g e n t e de p o c o más ó m e n o s . »
Enfermo, y pido un caldo; mi voz flaca
u n ataque de n e r v i o s la ocasiona:
— « ¡ V a m o s , está de h u m o r el v i e j o c h u s c o !
» B u s q u e usted ( m e c o n t e s t a ) u n a f r e g o n a
« q u e , p e g a d a al f o g ó n c o m o u n m o l u s c o ,
«se pase el dia entero
«esclava del p u c h e r o ,
« y el cutis suave se le v u e l v a lija
ȇ fuerza de fregar c a d a vasija;
«que y o mi blanca mano
«para el p i n c e l reservo y el p i a n o ,
«rindiendo á los dos parias,
« c u a l otras á las artes culinarias.»
— ¡ O h , J i l g u e r o infelís!
— S é q u e taladro
el c o r a z ó n de u s t e d , mi d u l c e amigo.
— P r o z i g a uzté.
—Prosigo:
una v e z , delirante, cojo un cuadro
original de R o s a ,
( q u e ella siempre h a tenido p o r g r a n c o s a )
p e n s a n d o q u e el p r o d u c t o
de o b r a tan e s t u p e n d a ,
p o r m u y m a l q u e se v e n d a ,
ó h a de subir á c i n c o , á seis mil p e s o s ,
ó los marchantes son unos camuesos.
J a r a b i l l o , c o r r í de punta á punta
la p o b l a c i ó n , c o r r í l a p o r ensalmo,
( n o m i e n t o ) c o n u n palmo
de l e n g u a fuera de la b o c a , y , m u e r t o ,
de m i chiribitil torné al desierto.
— ¿ Y el c u a d r o ?
— 16o —
— U n o habia dicho
con punzante ironía,
sin mirarlo s i q u i e r a :
« ¡ Q u é l i n d o ! en u n a p u r o , b i e n p o d r í a
«servir para tapar u n a gatera.))
O t r o , c o n ironía más p r o f u n d a ,
soltó u n e l o g i o - t u n d a ,
diciendo: «¡Es acabado!
» ¡ Q u é p e r s p e c t i v a y árboles y ambiente!
)>¡qué c o l o r de paisaje!... propiamente
»no p a r e c e , sino q u e lo han pintado.))
U n c a b a l l e r o , en fin, Caritativo,
según pública fama,
y en c u y o rostro al v i v o
se v é de compasión la dulce l l a m a ,
enterándose á f o n d o de mis m a l e s ,
m e ofreció p o r el c u a d r o . . . ¡siete reales!
— - ¡ F u é una b a r b a r i d á !
— C i e r t a señora
b u s c a b a profesora
de pintura y de canto
— 166 —

para sus hijas... p u e s , s e ñ o r , mej>lanto


en su casa c o r r i e n d o ,
y á R o s a , q u e lo i g n o r a , r e c o m i e n d o .
« ¿ E s t á usted en su j u i c i o ?
» ( l a señora c o n t e s t a ,
« c o n la faz d e s c o m p u e s t a ,
»sin saber q u e la j o v e n elogiada
« c o n m i g o está c a s a d a ) .
» ¿ P o r d ó n d e se figura
« ( p r o s i g u e ) esa m u j e r , q u e de p i n t u r a
« y de m ú s i c a e n t i e n d e ,
« c u a n d o en las reuniones
«á q u e ella c o n c u r r i a , hará u n trienio,
«sólo.cuatro b u r l o n e s
« e n d e c i r se e m p e ñ a b a n q u e era u n genio?»
E n t o n c e s , bondadoso Jarabillo,
l o estéril c o n o c í d e la e n s e ñ a n z a
m u j e r i l q u e en la c o r t e está en u s a n z a ,
y c o n la c u a l , a p r o v e c h a n d o u n p r o n t o ,
la m o z u e l a más t o n t a , p e s c a u n tonto.»
D e hablar el m a r q u é s d e j a ;
— 167 —

resignación el otro le aconseja,


b u e n r e m e d i o , al alcance
( y a después de c o m i d o , y a en a y u n a s ) ,
de todas las fortunas
en c u a l q u i e r n e g r o t r a n c e ;
pero al q u e apelan p o c o s
por d é b i l e s , p o r necios ó p o r l o c o s ;
y g u e r r a declarando á las m u j e r e s ,
c a d a c u a l se retira á sus q u e h a c e r e s .
E n su casa el m a r q u é s entra d i f u n t o ;
su fealdad sublime l l e g a á u n p u n t o ,
q u e hasta h e r m o s o , á su l a d o ,
pareciera quizá u n d e s e n t e r r a d o ;
y , sin e m b a r g o , R o s a
lo estruja contra el p e c h o c a r i ñ o s a ,
y c o n amante esceso,
¡horror! le estampa en la mejilla u n b e s o ,
delante de R i c a r d o ,
rubio doncel gallardo,
á quien R o s a profesa
una amistad profunda... algo francesa,
— Ití8 —
y q u e en la c a s a , c r e o ,
es una especie... así... de Cirineo.
— « E l corazón ( p r o r u m p e ) se m e p a r t e ,
¡oh d u e ñ o idolatrado de mi v i d a !
P e r d o n a , esposo, m i e s q u i v e z fingida;
he q u e r i d o p r o b a r t e ,
y v e r si tu firmeza
era ó n o superior á mi aspereza,
pues en otros jardines recelaba
q u e mi J i l g u e r o ( ¡ n e c i a ! ) y a cantaba!»
Y antes q u e se r e c o b r e
de su asombro el m a r q u é s , cerrando el p i c o
le dá d e P u e r t o R i c o
u n a carta sin s o b r e ;
en c u y a carta él vé q u e u n su pariente
estando en la a g o n í a ,
ó c e r c a , á su f a v o r testado h a b i a ,
dejándole una herencia m u y d e c e n t e .
— ¿ L o vés? ( l e dice R o s a ) el cielo premia
tu virtud!—
Y él r e s p o n d e : — E l premio admito,
— 169 —

pero pienso g o z a r l o y o sólito.


—¡Cómo!
—¿Cómo?... Comiendo,
y será lo m e j o r , á lo q u e e n t i e n d o ,
aunque con voz me d i g a s , tentadora,
que mi nariz c o m i d a te e n a m o r a ,
y te hace suma g r a c i a
la color de mi rostro, y e r t a y lacia.
¿No has t r u c a d o , b i e n mió?... Y o r e t r u c o ,
y con m u c h o salero.
— E r e s vil y c o b a r d e .
— ¡ Q u i á ! soy c u c o ;
y es el c u c o más c u c o q u e el J i l g u e r o . »
A s í el m a r q u é s h a b l a n d o , t o m a el t o l e ;
súbito su persona r e v e r d e c e ,
y anda c o n aire boleril... parece
que v á á bailar el ole;
tanto, q u e en la escalera, u n tal C l a v i j o ,
persona de confianza,
asi en tono de chanza
« ¡ V i v a lo bueno!» c o n placer le dijo.
— 170 —

M í r e n s e las doncellas y doncellos


e n este m a t r i m o n i o ,
á menos q u e n o quieran ellas y ellos
dar q u e hacer al demonio;
y q u e sin c a r i d a d , la m e j o r n o c h e ,
tras años de consorcio nada b e l l o s ,
se los lleve... y no en c o c h e .

1867-
EPIGRAMAS.
EPÍ GRAMAS-

1.

E l avaro P e d r o A r a ñ a
p e r d i ó un hijo militar;
llóralo á la faz de E s p a ñ a ,
pero p o r más q u e oro apaña
luto n o quiere comprar.
Y aun h i p ó c r i t a y astuto,
á t o d o el q u e , c o n r a z ó n ,
le r e c u e r d a a q u e l t r i b u t o ,
suele responder: — Y o el l u t o
lo l l e v o en el c o r a z ó n .
— 174 —
2.
D e embajador v á M a r c i a l
á r e g i o n e s apartadas,
y p o r D i o s , n o lo hará m a l ,
p u e s n o c o n o c e rival
en materia de embajadas.

3.

A Lenguada (hombre profundo,


s e g ú n é l ) en u n café
p r e g u n t ó u n dia J o s é :
— ¿ C u á n t a s partes tiene el m u n d o ?
¿ A q u e n o lo sabe usté?
— ¿ A q u e sí? ( d i j o L e n g u a d a ,
c o n presunción r e m a t a d a ) :
aire, tierra, mar y f u e g o . —
Y J o s é repuso l u e g o ,
sin d e t e n e r s e : — Y c e b a d a .

4.

J u g a n d o á la b a n c a , A n t ó n
— 175 —

dobló u n caballo en el gallo;


d i j o : — E n t r e s ! — y don Simón
e x c l a m ó : — Y o soy c a b a l l o ; —
y le sobraba razón.

5.

Q u e r i e n d o v a g a r u n dia.
H i e r r o s , poeta n o v e l ,
fué á visitar á M i g u e l ,
crítico atroz de alma fría,
q u e , por tinta, gasta hiél.
— ¿ A q u é d e b o tanto h o n o r ? —
dijo éste, y repuso H i e r r o s :
— V i el tiempo tan s e d u c t o r ,
que m e d i j e : « p u e s s e ñ o r ,
v o y á echar la tarde á perros».

6.

D e u n solemne b o f e t ó n
satisfacción pide E s t r a d a ,
y se la dá M e l i t o n
— 176 —

c o n una b u e n a estocada...
¡ N o es mala satisfacción!

7.

— ¡ F u e g o ! ¡fuego! ¡ f u e g o ! — b r a m a
N a v a r r o , viejo impaciente,
q u e , constipado en la cama,
c u a n d o una cosa reclama
j a m á s lentitud consiente.
C o r r e , c r e y é n d o l o frito,
la familia de N a v a r r o ;
mas v é , con g o z o infinito,
q u e lo q u e pide el maldito
es f u e g o . . . para el cigarro.

8.

T o m á n d o l o casi, A b d o n
u n beso pide á C o n s u e l o ,
y ella c e d e á su pasión,
pues le dá, de u n b o f e t ó n ,
á besar... el santo suelo.
— 177 —

9.
D e s c r i b i e n d o bailes d a d o s ,
h o y refiere La Verdad
q u e la señora de E s t r a d o s
recibe á los c o n v i d a d o s
con mucha amabilidad.
L o s o s p e c h é , francamente;
q u e , a u n q u e impulsos levantiscos
dicen q u e esa dama siente,
¿ha de o b s e q u i a r á la g e n t e
con trancazos y mordiscos?

10. <*>

D e n o c h e , en d i c i e m b r e , y tarde,
retirándose á su casa
un c h u s c o , amigo de g u a s a ,
llamó en la de u n tal V e l a r d e
dispuesto á dormir sin tasa.
— ¿ Q u é h a y ? — d i j o en son de reproche

(*) El pensamiento de este epigrama está tomado de un s¡<'


cedidoque el vulgo refiere. (¡V. del A.)
12
— 178 —

é s t e , y a en el b a l c ó n frió;
y a q u e l : — N a d a , señor m i ó ;
pase usted m u y b u e n a n o c h e
y guárdese del r o c í o .

11.

A los pies de u n mal autor


echaron coronas tres;
fué justicia, no favor,
pues la o b r a , q u e hace f u r o r ,
está escrita c o n los pies.

12.

D o ñ a T e c l a , la de Y e c l a ,
es T e c l a m u y singular.
— P o r q u é ? — P o r q u e es u n a t e c l a
q u e n o se deja tocar.

13.

A n d r é s , c u y o lujo espanta,
es t i p o de cortesanos,
— 179 —
p e r o sobre t o d o encanta
la p u l c r i t u d de sus m a n o s .
Y esto es lo raro en A n d r é s ,
pues te dirá, si á él te acercas,
q u e tan sólo tiene al mes
dos onzas... y manos p u e r c a s .

14.

Y a á f a v o r de R o s a a r g u y o ,
m e n t í , n o es tacaña R o s a ;
es m u j e r tan generosa
que n o tiene nada s u y o .

15.

E l mastuerzo de C a n u t o
u n hijo tiene estudiante;
él dice q u e es u n diamante,
y añaden otros: en bruto.

16.

U n h o m b r e de g r a n descaro
— 180 —
amenazó á otro sugeto
c o n revelar u n secreto ,
d i c i e n d o : — Y o soy muy claro.—
Y no m i n t i ó , por mi cuenta,
p u e s , a u n q u e a l g u n o se asombre,
está de a y u n a r el h o m b r e
q u e t o d o se trasparenta.

17.

D i j o á P e p e u n tal R o d a j a s ,
l a m e n t a n d o sus l a c e r i a s :
— ¿ Q u i e r e salir de miserias?
P u e s n o se duerma en las pajas.
— ¡ O h , será mi dicha s u m a !
( r e s p o n d i ó al p u n t o J o s é ) :
señor, regáleme usté
unos colchones de pluma.

18.

— ¿ S a b e usted, d o ñ a N a r c i s a ,
lo q u e dice L ú e a s H u e r t a ?
— 181 —
Q u e p o r él está usted muerta.
— S í s e ñ o r , muerta... de risa.

19.

—¡Ay! ¡Ay!—repitió Graray


en sus instantes p o s t r e r o s ,
y alegres los herederos
d i j e r o n : — ¡ H a dicho q u e h a y ! —
Y era v e r d a d , pues sin d o l o ,
y c o n testamento en m a n o ,
así e x c l a m ó el e s c r i b a n o :
— H a y . . . p e r o deudas tan sólo.

20.

Despidiéndose Bautista,
dijo á F e r n a n d e z L a m e g o :
— ¡ V a y a , adiós, hasta la v i s t a ! —
y F e r n a n d e z era c i e g o .

21.

Mosca me llama V e r d e j o ,
— ÍS2-

q u e está, del vicio l a c r a d o ,


p o r q u e , cual mosca pesado,
v i d a m e j o r le aconsejo.
M a s he de v e r si le h a l a g a ,
q u e u n a v e z , con cara f o s c a ,
le d i g a : — S i y o la mosca,
V e r d e j o , t ú eres la llaga.

22.

A c e p t a n d o u n a cartera,
el p o l í t i c o Solís
j u r a que h a c e u n sacrificio;
y es verdad... el del país.

23.

P o r casar á I r e n e pronto
con F a b i o , d o ñ a E s p e r a n z a
de e l l a dijo en alabanza:
— N o tiene p e l o de t o n t o . —
M a s c o m o y a ostenta F a b i o
g r a n c a l v a , respondió I r e n e :
— 183 —

— P e l o de tonto n o t i e n e ,
p e r o t a m p o c o de sabio.

24.

C o n sus obras detestables,


hace B l a s g e m i r las p r e n s a s ;
n o es lo malo q u e ellas g i m a n ,
sino que g i m a n las letras.

25.

A l bajar I n é s de u n c o c h e ,
¡cielo santo, l o q u e v i ! . . .
P e r o eres, l e c t o r , curioso
y n o te lo he de decir.

26.

J u a n el p e d a n t e , al SIMPLÓN ,
( q u e de E s p a ñ a está l e j a n o )
en cuanto empiece el verano
v á á h a c e r una espedicion.
Y o su v o l u n t a d r e s p e t o ,
- 184 —

pero le cliria a s í :
— J u a n , hazla dentro de t í ,
y conseguirás tu objeto.

27.

D e honrada c u n a y brillante
q u e desciende j u r a B l a s ,
aristócrata t u n a n t e :
c i e r t o , desciende b a s t a n t e ,
no p u e d e descender más.

28.

Q u e esté raso ú enemiga


tormenta furiosa e s t a l l e ,
ha de ir L o l a p o r la calle
enseñando hasta la liga.
D e salud quiere hacer g a l a ,
y , en e f e c t o , la m o r e n a
tiene una pierna m u y b u e n a . . .
el d o c t o r dice q u e mala.
— 185 —

29.
U n chato m u y p r e s u m i d o
llamó á u n h o m b r e narizotas,
y éste d i j o : — ¡ Y a quisieras
tener las q u e á m í m e s o b r a n !

30.

U n envidioso m u r i ó ,
pero en su n i c h o , d e s p i e r t o ,
el saber q u e estaba m u e r t o
no f u é lo q u e más sintió.
T a m p o c o , si mal n o a r g u y o ,
f u é su a g u j e r o m e z q u i n o ,
sino el v e r q u e el del v e c i n o
era más ancho q u e el s u y o .

31.

— ¡ A n d a c o n D i o s , vida mial—
dijo u n viejo á L o l a b e l l a ;
y estaba q u e se moria
el p o b r e , p o r causa de ella.
— 186 —

32.

S a b e q u e p a ñ o le quita
el sastre F é l i x M o n t a n o ,
y c o n t o d o le dá p a ñ o
F r a g a , para u n a levita.
— ¡ Q u é t o n t o ( d i r á n ) es F r a g a ! —
y y o respondo:—¡Qué tuno!
p u e s si p a ñ o sisa el u n o ,
el otro hechuras no paga.

S3.

Olivenza ( D o n Cenon)
q u e p o r ser visto y m e d r a r
r e n e g ó , siendo u n p e l g a r ,
o b t u v o u n a posición.
Y tan alta, q u e O l i v e n z a
en b r e v e f u é , p o r sus artes,
visto desde todas partes...
c o m o su p o c a v e r g ü e n z a .
— 187 —

34.

J u a n dijo al hortera A n t ó n
q u e a c a b a b a de e x t e n d e r
el debe c o n el haber:
— S u m a , y el l í q u i d o p o n . —
Y c r e y e n d o obrar c o n t i n o ,
puso A n t ó n , no sin deleite:
— D o s grandes zafras de aceite
y diez arrobas de v i n o .

35.

C o n las obras q u e á destajo


dá cierto m o z o á la prensa,
á su gloria erijir piensa
u n pedestal, y no b a j o .
O i g a la p u r a v e r d a d
y t é n g a l a en la memoria:
n o lo erije, n o , á su gloria,
lo erije á su necedad.
— 188 —

36.

D i j o á u n astur N i c o l á s ,
v i e n d o c u á n t o resistía
j u g a r á la lotería:
— P o n , tontu, que cogerás.—
N o fueron anuncios v a n o s ,
p u e s , a u n q u e el astur p e r d i ó ,
de la rabia q u e le dio
c o g i ó . . . el cielo c o n las m a n o s .

37.

B l a s , c o n ojos de malicia,
u n cartel mirando estaba
q u e u n libro n u e v o anunciaba
titulado La Justicia.
L e y ó l o , y n o dijo amén;
p e r o al ver: Se vende aquí,
t o r c i e n d o el g e s t o , h a b l ó así:
— Y en otras partes también.
— 189 —

38.

A h o r a a c a b o de saber
q u e en los thés q u e dá Sarasa,
h a c e su linda m u j e r
los honores de la casa.
A u n q u e la n u e v a m e p l a c e ,
mi g o z o será m a y o r
si q u i e n los honores hace
consigue hacer el honor.

39.

H o y , tras u n año corrido


sin verlo en parte n i n g u n a ,
á P a r e d e s las de M u ñ a
dijeron:—¡Hola, perdido ! —
A c u y a frase P a r e d e s ,
p o r causa i g u a l , á su v e z ,
r e s p o n d i ó c o n sencillez:
— L a s perdidas son ustedes.
— 190 —

40.

D i j o Zarasas p r u d e n t e :
— S i a l g ú n dia busco esposa,
h e de buscarla j u i c i o s a ,
y casera especialmente.—r
Y en e f e c t o , el b u e n Zarasas
á p o c o halló compañera
en u n a m u j e r c a s e r a ,
es d e c i r , que tiene casas.

41.

A J u a n a , q u e es u n c a r t ó n
bien algodonado á t r e c h o s ,
dice E v a r i s t o M o r q u e c h o s
q u e de p e c h o s vio al b a l c ó n :
n o d i g a : (da v i de pechos,»
sino: (da v i de algodón.))

FIN.
ÍNDICE.

Págs.

PRÓLOGO v

IDILIOS Y ÉGLOGAS.
Otra Edad de Oro 25
Pastores al natural 39
Los Mayorazgos 67
Percances de la vida 85
Detrás de la cruz el diablo 107
Gangas de la época 133

EPIGRAMAS.
Epigramas 173
OBRAS DEL AUTOR.

Reales.

ELEGÍAS, 1 vol., edición elegante, con un pre-


cioso retrato 8
ARMONÍAS Y CANTARES, 1 vol., edición igual
á la de L A ARCADIA MODERNA 8
INSPIRACIONES, 1 v o l . , igual al de L A A R C A -
DIA MODERNA, edición elzeviriana con un
retrato del autor, grabado en acero. . . . 10
PROVERBIOS EJEMPLARES, 1. a
y 2 . series.
a

Cuadros y novelas de costumbres, 2 vols. . 20


E L MUNDO AL REVÉS, edición ilustrada con
abundancia de grabados, 2 grandes vols. . 36
LIMONES AGRIOS. Novelas, cuentos, cuadros de
costumbres. 1 vol 14
EN PRENSA.
PROVERBIOS EJEMPLARES. Está en prensa la
3. y última serie. .
a
. 10

Se venden en las principales librerías. Las ELE-


G Í A S , las INSPIRACIONES y L A ARCADIA MODERNA,
pueden adquirirse también por las personas de pro-
vincias , haciendo el pedido directamente al autor,
calle del Carmen, núm. 42, cuarto tercero, con la
circunstancia precisa de incluir el importe en sellos
de correos ó en libranzas del Giro mutuo, sin cuyo
requisito no se servirá.

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